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PRESENTADO POR:
Luis Alberto Lozada Rubiano
Iván Ricardo Perilla Rodríguez
Martha Yanneth Valenzuela Rodríguez
1
APROXIMACIÓN A LA REFLEXIÓN SOBRE LA CONFIGURACIÓN Y
RECONFIGURACIÓN DE LAS MASCULINIDADES Y LAS FEMINIDADES A
PARTIR DE LAS NARRATIVAS QUE PRODUCEN LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN. Propuesta pedagógica de formación política para la
discusión de los lugares sociales asignados a hombres y a mujeres
2
RESUMEN ANALÍTICO
(RAE)
3
construcción del género en un espacio escolar, en el cual se desarrollan los
principales análisis de las implicaciones formativas de la propuesta pedagógica en
los y las estudiantes de 704 de la IED Altamira Sur Oriental. CAPITULO IV. La
experiencia de la práctica como experiencia de sí desde la construcción de
sujetos/as maestros/as, donde se realiza un análisis de nuestras implicaciones,
posicionamientos y reflexiones en torno a la práctica pedagógica que
desarrollamos en el años de 2007 y primer semestre de 2008.
FUENTES:
Ver Bibliografía.
CONTENIDOS:
El documento se divide en cuatro capítulos.
CAPITULO I: La sistematización de experiencias
CAPITULO II: Fundamentación del problema social desde el campo disciplinar: el
género desde la perspectiva sociológica y antropológica
CAPITULO III: Narrativas escolares y narrativas mediáticas, en el marco del
análisis de la construcción del género en un espacio escolar
CAPITULO IV: La experiencia de la práctica como experiencia de sí desde la
construcción de sujetos/as maestros/as.
METODOLOGÍA:
El presente documento articula la investigación Social de Primer y Segundo orden,
con el diseño de sistematización de experiencias, a través de los cuales se da
cuenta de tres ámbitos de análisis, como: la fundamentación disciplinar del
problema social que guió la propuesta pedagógica, las Ciencias sociales escolares
y la práctica como experiencia pedagógica.
CONCLUSIONES:
1. La presente sistematización de experiencia pedagógica que tuvo lugar en el
2007 y primer semestre de 2008, mediante la articulación de la
investigación social de primer y segundo orden, nos van posibilitando la
construcción de sujetos/a maestros/a, gracias a las diversas reflexiones que
se fueron elaborando a lo largo de la experiencia.
4
3. La Antropología y la Sociología, como disciplinas sociales privilegiadas e
influyentes en el desarrollo e implementación de la propuesta pedagógica,
aportan de forma interdisciplinar a los Estudios de Género, a través de la
articulación de dos de sus métodos: Genealogía y Etnografía, los cuales de
manera interrelacionada, van ayudando a la misma construcción del objeto
de estudio, en este caso las relaciones de género.
5
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………. 9
CAPÍTULO I
SISTEMATIZACIÓN DE EXPERIENCIAS……………………………………….. 19
1.1. Aproximación conceptual a la “sistematización de
experiencias”…………………………………………………………………… 21
1.2.Aproximación conceptual a la Investigación Social
de Segundo orden……………………………………………………………… 28
1.3. Ruta Metodológica del proceso de Sistematización de nuestra
experiencia……………………………………………………………………… 30
CAPÍTULO II
FUNDAMENTACIÓN DEL PROBLEMA SOCIAL DESDE EL CAMPO
DISCIPLINAR: EL GÉNERO DESDE LA PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA Y
ANTROPOLÓGICA…………………………………………………………………. 37
2.1. La antropología y la Sociología en relación con los estudios de género.
Hacía un balance………………………………………………………………… 38
2.1.2. La Antropología y su aporte a los estudios de género……………….. 38
2.1.2.1. Los estudios antropológicos del género en América Latina y
Colombia………………………………………………………………………….. 52
2.1.3. La Sociología y su aporte a los estudios sobre el género……………. 57
2.1.4. Estudios de Género en Colombia. El caso de la Escuela de Estudios de
mujer y género de la Universidad Nacional de Colombia…………………... 68
2.1.5. Hacia una articulación: el género desde la Sociología y la
Antropología……………………………………………………………………… 72
2.2. Aporte de las disciplinas sociales a la construcción del problema social.
Aporte de la propuesta al campo de los estudios de género………………. 75
2.2.1. Síntesis del problema social: “La construcción de los géneros a partir de
tres ámbitos de análisis: familia, escuela y medios masivos de
comunicación”…………………………………………………………………… 76
2.2.2. Apuesta política de la propuesta pedagógica. “Narrativas mediáticas y
construcción de narrativas escolares, desde la configuración y reconfiguración
de la masculinidad y la feminidad”……………………………………………. 82
CAPÍTULO III
NARRATIVAS ESCOLARES Y NARRATIVAS MEDIÁTICAS, EN EL MARCO DEL
ANÁLISIS DE LA CONSTRUCCIÓN DEL GÉNERO EN UN ESPACIO ESCOLAR.
………………………………………………………………………….. 87
6
3.1. Síntesis de la Propuesta pedagógica “Narrativas mediáticas y construcción
de narrativas escolares, desde la configuración y reconfiguración de la
masculinidad y la feminidad”………………………………………………….. 89
3.2. Pregunta Investigativa: ¿Cómo a partir del análisis de las narrativas
mediáticas y su papel en la construcción de los géneros, los y las estudiantes
del curso 704 de la IED Altamira SO narran su experiencia con los medios de
comunicación a través de la reflexión sobre los supuestos de lo femenino y lo
masculino, constituidos culturalmente?.......................................................... 94
3.2.1. Narrativas mediáticas…………………………………………………….. 94
3.2.2. Construcción de los géneros……………………………………………. 103
3.2.2.1. La construcción socio cultural de la Feminidad……………………… 104
3.2.2.2. La construcción socio-cultural de la Masculinidad…………………… 110
3.2.3. Desarrollo de la pregunta Investigativa………………………………… 117
3.2.3.1. Análisis de la información de campo. Hacia una interpretación de los
medios de comunicación estudiados: publicidad, televisión y video
clip/cine……………………………………………………………………………. 124
3.2.3.1.1. ¿Cómo se manifiestan las representaciones, estereotipos y
valoraciones de género en algunas películas y videos clip?.......................... 125
3.2.3.1.2. ¿De qué manera los estereotipos, las valoraciones y las
representaciones de elabora la publicidad del género, va construyendo los
estilos de vida de los hombres y las mujeres?.............................................. 138
3.2.3.1.3. ¿Qué transformaciones en la feminidad y en la masculinidad
tradicional nos muestran las telenovelas?.................................................... 150
3.3. Pregunta formativa: ¿Cuáles son las narrativas y la posición política que
los y las estudiantes de grado séptimo de la IED Altamira SO producen en torno
a los análisis sobre las narrativas mediáticas y su papel en la configuración y
reconfiguración de los géneros?................................................................... 166
3.3.1 Narrativas escolares……………………………………………………… 166
3.3.2. Posición Política como aspecto importante en la formación
política…………………………………………………………………………… 170
3.3.3. Desarrollo de la pregunta formativa…………………………………... 174
3.3.3.1. Análisis de la información producida en torno a los objetivos formativos.
¿Qué pasó con los y las estudiantes, a partir de la implementación de la
propuesta pedagógica?............................................................................... 177
3.4. Reflexión sobre la didáctica de las ciencias sociales, que intervinieron en la
implementación de la propuesta……………………………………………... 194
CAPÍTULO IV
LA EXPERIENCIA DE LA PRÁCTICA COMO EXPERIENCIA DE SÍ DESDE LA
CONSTRUCCIÓN DE SUJETOS/AS MAESTROS/AS……………………….. 202
4.1. Aproximación al contexto educativo de la IED Altamira SO………….. 204
4.2. Dispositivos de práctica pedagógica…………………………………….. 214
7
4.3. Experiencia de sí…………………………………………………………... 219
4.4. Sujetos maestros…………………………………………………………... 223
4.5. Los dispositivos de la práctica pedagógica en nuestra experiencia en la IED
Altamira SO……………………………………………………………………… 235
4.5.1. Inicia la experiencia………………………………………………….. 235
4.5.2. De los primeros acercamientos a la escuela a las reflexiones sobre
nuestra posición de maestros/a……………………………………………. 247
4.5.3. ¿Qué pasó y cómo nos fue pasando, lo vivido en el colegio durante la
implementación de nuestra propuesta pedagógica?................................ 261
CONCLUSIONES……………………………………………………………….. 277
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………… 279
TABLA DE ESQUEMAS
ESQUEMA 1. CARACTERÍSTICAS DE LA SISTEMATIZACIÓN DE
EXPERIENCIAS…………………………………………………………………………26
ESQUEMA 2. ELABORACIÓN DE PREGUNTAS DE
SISTEMATIZACIÓN…………………………………………………………………….34
ESQUEMA 3. PROCESO INTERPRETATIVO………………………………………35
ESQUEMA 4. APORTES DE LA SOCIOLOGÍA Y LA ANTROPOLOGÍA A LOS
ESTUDIOS DE GÉNERO………………………………………………………………75
ESQUEMA 5. RUTA METODOLÓGICA DE LA INVESTIGACIÓN EN EL AULA 93
ESQUEMA 6. LAS CIENCIAS SOCIALES ESCOLARES………………………… 93
ESQUEMA 7. RELACIÓN ENTRE NARRATIVAS MEDIÁTICAS Y
CONSTRUCCIÓN DE LOS GÉNEROS……………………………………………..117
ESQUEMA 8. RUTA METODOLÓGICA DEL PROCESO INVESTIGATIVO……118
ESQUEMA 9. RELACIÓN ENTRE NARRATIVAS ESCOLARES Y POSICIÓN
POLÍTICA……………………………………………………………………………… 174
ESQUEMA 10. RUTA METODOLÓGICA ENCAMINADA AL DESARROLLO DEL
PROCESO FORMATIVO……………………………………………………………. 175
ESQUEMA 11. RUTA PEDAGÓGICA ELABORADA A PARTIR DEL
DESARROLLO DE LA PROPUESTA PEDAGÓGICA …………………………… 200
8
INTRODUCCIÓN
9
Al mismo tiempo, las fases anteriores se desarrollan a partir de una ruta
metodológica establecida por la línea de investigación FPYRMS, la cual articula
los ámbitos definidos como de formación política. Estos ámbitos, que son,
Acontecimiento Educativo Escolar, la Práctica como Experiencia Pedagógica y las
Ciencias Sociales Escolares, se desarrollan en correspondencia con las etapas
descritas en el párrafo anterior, y tienen como ejes articuladores la investigación
social de segundo orden y la memoria social. Éstos últimos resultan componentes
precisos para potenciar la formación política o el sentido político de la
investigación educativa y pedagógica, y para servir de escenario de reflexión,
intervención y producción para la formación política1. Además, el ejercicio de
segundo orden genera la reflexión y confrontación sobre cada uno de los procesos
llevados a cabo, y por ende, posibles análisis sobre lo qué se reflexiona y el por
qué se reflexiona, lo que permite, no solo ampliar mucho más los elementos de
análisis, sino también comprender el tipo de involucramiento e incidencia en
nuestro posicionamiento como maestros-investigadores.
1
MENDOZA, Nidia y RODRÍGUEZ, Sandra. Documento. Línea de investigación: Formación Política y
reconstrucción de la memoria social. Propuesta para la formación integral de docentes.
10
Ciudadanía2. En la elaboración de este ejercicio se conceptualizan y analizan tales
categorías a la luz de las situaciones o momentos en la escuela, así como en lo
establecido en los documentos institucionales; por tanto, se requirió de un trabajo
riguroso sobre varias fuentes, como la revisión de documentos institucionales, la
observación de clases, el diálogo con maestros, maestras y directivos, para
comprender y analizar algunos de los elementos configurativos que identifican y
caracterizan a la institución educativa.
Analizar la práctica docente nos permite no solo la reflexión sobre su práctica, sino
también considerar y cuestionar varios elementos que ayudan en la configuración
de nuestra propia experiencia, incluso como docentes de ciencias sociales. Este
ejercicio, igualmente, posibilita la comprensión de las particularidades propias de
la escuela, incluso de los contextos en los que ella se halla inmersa, tanto locales
y nacionales, así como las apuestas formativas y la coherencia con sus
2
Las 12 categorías son Orden Social, Currículo, Aprendizaje, Regulación, Tipo de ciudadanía, Proyecto
educativo, Proyecto escolar, Institucionalización, Integración social, División del trabajo, Identidad y
Horizonte de sentido. En: Colectivo: Sociedad Colombiana de Pedagogía. “Hacia una concepción de escuela”.
www.socolpe.org. Documento sin paginación.
11
posicionamientos. El segundo momento en esta etapa se desarrolla en torno al
diseño de la propuesta pedagógica. En este proceso se realiza un trabajo de
acopio y análisis de información teórica y conceptual sobre la problemática social,
que para este caso, se trata de la construcción y las relaciones de género; la
pertinencia de este problema social –pero sobre todo cultural- se daba en razón de
la presencia e impacto de este problema en los y las estudiantes de la institución,
y del interés que despertó en nosotros el abordarlo como problemática pocas
veces trabajada en contextos escolares.
12
como problemática cultural, cuestión evidente en las diferentes investigaciones
estudiadas en el marco de la elaboración del problema social.
Este proceso se llevo a cabo en la institución con los y las estudiantes de 704; el
mismo curso de 604 el año anterior, con quienes se tuvo la oportunidad de trabajar
en el informe del análisis de la práctica del profesor Fernel. La experiencia de
trabajo con ellos y ellas nos posibilita un sinnúmero de reflexiones y discusiones
13
sobre el rol del maestro, puesto que es una de las primeras oportunidades en las
que tenemos la orientación y acompañamiento en la clase de ciencias sociales
durante todo un semestre, lo que corresponde para ellos en la mitad de un año
lectivo. Nuestra apuesta formativa también pretende, en ese momento, otorgarle
un espacio importante a la investigación, no solamente porque nuestro ejercicio
así lo requiere, sino porque además se propone como actividad propia de los y la
estudiantes.
14
realiza bajo una de las nuevas opciones en la elaboración de la “Sistematización
de experiencias”, propuesta por la Línea Formación Política y Reconstrucción de
la Memoria Social, en la cual, se pasa de elaborar un análisis sobre tres ámbitos –
Acontecimiento educativo escolar, la práctica como experiencia pedagógica y las
ciencias sociales escolares-, los cuales se trabajan en los tres semestres de la
práctica pedagógica, a un trabajo que incluirá una discusión en torno a la
propuesta pedagógica, que se implementó durante el tercer semestre de proyecto
pedagógico, y su fundamentación desde las disciplinas sociales.
Este cambio, no implica solo el anexo de un capítulo más, sino que reconstituye la
misma manera de articular y cohesionar el documento síntesis de la
sistematización, en tanto, desaparece el apartado “Acontecimiento educativo
escolar”, para pasar a dar énfasis en la fundamentación disciplinar del problema
social, el cual permite reconstruir los diversos diálogos que se establecieron entre
la elaboración de la propuesta pedagógica y las disciplinas sociales que entran en
juego, para poder entender nuestro posicionamiento teórico y metodológico con
respecto a la construcción del género como objeto de estudio de la antropología y
la sociología3.
3
Es necesario aclarar, que el hecho de trabajar en torno a estas dos disciplinas nos permitió implementar la
propuesta desde los Estudios de género, como un campo interdisciplinar, en el cual los saberes en diálogo son
antropológicos y sociológicos, para nuestro caso, sobre todo en lo concerniente a los aportes metodológicos,
epistemológicos y científicos.
15
género a partir de una perspectiva de género, la cual permite visualizar en los
ámbitos de socialización en que los y las estudiantes tienen más cercanía, para
que éstos y éstas logren interpretar y analizar la configuración de los elementos
que construyen las relaciones entre personas, entre mujeres y hombres. De ahí
que se nos plantea como relevante analizar las narrativas que los y las estudiantes
producen a partir de los medios masivos de comunicación -de su experiencia con
los medios de comunicación-, para comprender las mediaciones que se generan
con los mensajes de éstos, las cuales, pretendemos, se expondrán otras
realidades.
16
América Latina y Colombia4. Posteriormente, se intenta proponer una articulación
de los aportes de dichas disciplinas, para entender la constitución de los Estudios
del Género o de los géneros, como un campo interdisciplinar, que es donde se
fundamenta la propuesta pedagógica. En la parte final del capítulo, se intenta
realizar una aproximación al aporte de la propuesta al campo de los estudios de
género, develando los elementos conceptuales y teóricos de la propuesta
pedagógica, al mismo tiempo de reconocer la importancia de la apuesta política de
la misma.
4
Sin duda resulta importante aclarar que, a pesar de la importancia que tienen los estudios que en Europa y en
Estados Unidos se desarrollan en cuanto a los Estudios de Género, de alguna manera también son relevantes y
referentes significativos la producción teórica que se realiza en América Latina.
17
cual se analizan los momentos y las situaciones más importantes y que nos
provocaron inquietudes, desazones y constantes reflexiones y cuestionamientos.
18
CAPÍTULO I
SISTEMATIZACIÓN DE EXPERIENCIAS
19
constante sobre ese actuar, lo que implica una construcción y transformación
consciente y reflexionada, de los sujetos y las practicas que desarrollan.
20
1.1. Aproximación conceptual a la “sistematización de experiencias”
21
acciones realizadas, para luego ser comunicadas y debatidas en una serie de
congresos o publicaciones7. Así, estas dos concepciones simplistas, están más
cercanas a un nivel básico de entendimiento y producción de conocimiento, en
tanto, la importancia de tal diseño, radica en la reconstrucción ordenada de la
experiencia.
22
Hasta aquí, hemos estado definiendo lo que se puede entender como
sistematización de experiencias y cómo, al interior del presente informe, la
asumimos nosotros. Ahora, nos adentraremos a analizar cuáles son las
características9 que configuran este diseño y que, de alguna manera, van a influir
en la producción de los saberes sobre las experiencias educativas o sociales, en
particular en nuestro caso. Estas son:
9
TORRES, Alfonso. “La sistematización de experiencias educativas: Reflexiones sobre una práctica
reciente”. En: Pedagogía y Saberes. No. 13 Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá 1999.
23
C. Reconoce la complejidad de las prácticas de acción social
Cuando se hace referencia al reconocimiento de la complejidad de las prácticas de
la acción social, se pretende analizar la experiencia concreta en el marco de una
serie de prácticas y realidades que van ayudando a la configuración de la misma;
es decir, la experiencia concreta que se pretende sistematizar, está influida y de
alguna manera, determinada por una serie de contextos de tipo político,
económico, cultural, social y educativo. Por ello, en el proceso de sistematización,
es necesario reconocer que tales contextos van complejizando y van dando una
forma particular al desarrollo de la experiencia.
24
imposibilidad de tener esa mirada compleja, contradictoria y tensionante de los
diferentes miembros de la comunidad escolar.
10
MENDOZA, Constanza. Op. Cit. Pág. 3
25
Esquema 1. Características de la Sistematización de experiencias
Ahora bien, ya vistas cuáles son las características que reviste un proceso de
sistematización, es necesario ahora adentrarnos a reflexionar para qué sirve
sistematizar una experiencia pedagógica. Esto, en tanto sistematizamos para algo,
pues no investigamos por cualquier cosa o por simplemente hacerlo. Cuando
estamos preguntándonos por el para qué sistematizar, inevitablemente estamos
haciendo referencia a pensar los objetivos de la presente sistematización de
nuestra experiencia.
26
En cuanto al primer objetivo de la sistematización, aquel que tiene que ver con la
comprensión más profunda de la propia experiencia, éste tiene que ver con la
posibilidad de entender por qué la experiencia se dio de una manera y no de otra y
cómo las condiciones y los marcos generales de una práctica o acción social,
fueron determinando diversos tipos de acción y decisión durante del proceso de
experiencia. Así, a través de este entendimiento, es posible ir sintetizando y
agrupando los diferentes aprendizajes de la experiencia que se está
sistematizando, con el fin de ir transformando la misma práctica, en pro de
mejorarla.
27
de sistematización de experiencias, podemos analizar y elaborar los objetivos de
la presente sistematización. Tales son:
12
IBÁÑEZ, Jesús. El regreso del sujeto. La investigación social de segundo orden. Siglo XXI Editores.
Madrid, 1994. Pág. 11
28
manera decisiva en la forma de ver y comprender el proceso y el resultado
investigativo.
13
IBÁÑEZ, Jesús. “Investigación Social de Segundo Orden”. En IBÁÑEZ, Jesús (Coord.) “Nuevos avances
en la investigación social II. Proyecto a Ediciones. Barcelona, 1988. Pág. 184.
29
Así, mediante sistemas reflexivos, se empiezan a evidenciar aspectos que se
empiezan a comprender, pero esta comprensión no llega sino hasta que los
vemos. De tal manera, no es posible hablar de postulados verdaderos o falsos, en
tanto hacemos alusión a la referencia del autor, como condicionante del segundo
orden; más bien es posible hablar de componente de pensamiento complejo, en
una investigación con estas características.
Esta fase del proceso se llevó a cabo desde la iniciación de décimo semestre de la
licenciatura, cuando se elaboraron una serie de documentos reflexivo-narrativos,
que dieran cuanta de nuestra experiencia durante el proceso de práctica
pedagógica, desarrollada en el marco de la Línea de Formación Política y
reconstrucción de la Memoria Social, con el fin de ir focalizando los énfasis y las
14
BONILLA, Elsy y RODRÍGUEZ, Penélope. “La investigación en ciencias sociales. Más allá del dilema de
los métodos”. CEDE Facultad de economía, Universidad de Los Andes. Bogotá 1995.
30
posibles problematizaciones que podíamos hacer, para luego construir las
preguntas de sistematización. Así, se presentaron tres documentos narrativos en
donde se iban especificando experiencias a sistematizar desde los tres ámbitos de
formación que propone la línea: Acontecimiento educativo escolar, las Ciencias
sociales escolares y la práctica como experiencia pedagógica. Sin embargo,
cuando ya estábamos trabajando el primer ámbito de formación, se presentó al
interior de la línea la posibilidad de cambiar el documento y análisis de
sistematización, dejando de lado el Acontecimiento educativo escolar y
profundizando en la fundamentación del problema social. Con este cambio,
procedimos a pensarnos este apartado, por lo que el segundo capítulo del
presente documento se elaboró primero.
31
C. Definición de preguntas que orientaron el proceso de sistematización
32
Tabla 1. Matriz Capítulo "La práctica como experiencia pedagógica"
PREGUNTA DE CATEGORÍAS DE INFORMACIÓN BIBLIOGRAFÍA
INVESTIGACIÓN ANÁLISIS
¿Qué dispositivos de Dispositivos de Diarios de campo, en Larrosa, Jorge.
la práctica pedagógica práctica pedagógica. el primer y segundo Escuela, poder y
nos han configurado Experiencia de sí. orden. subjetivación.
en la experiencia de Formación de sujetos Documentos Cuesta, Raimundo.
formación como maestros narrativos Clío en las Aulas
sujetos maestros? Caracterización Saldarriaga, Oscar. Del
Evaluación de los y las oficio de maestro
estudiantes Foucault, Michel. Las
tecnologías del yo.
D. Análisis de la Información
33
Esquema 2. Elaboración de preguntas de sistematización
34
E. Interpretación crítica de la experiencia
Esta fase se complementa con la anterior, pues para poder realizar una
interpretación de la experiencia es necesario elaborar primero una descripción
detallada de dicho proceso. A partir de tal descripción, se empezó a elaborar una
serie de reflexiones conceptuales y personales, que fueron configurando la
interpretación; la cual, en el caso de la sistematización, “Se entiende como el
conjunto de procedimientos a través de los cuales se construyen nuevas lecturas
explicativas sobre la información analizada, a partir del establecimiento de una red
de relaciones que es confrontada con referentes conceptuales y que permiten
explicar el por qué de los resultados obtenidos”15
La interpretación, se consolida al realizar una red de relaciones entre los tres focos
de la investigación social, tales focos son: la realidad, materializada en la
información producida y analizada, a través de un texto descriptivo; la teoría
acumulada, como la conceptualización que profundiza la comprensión de la
situación estudiada; y por último, el/la observador/as investigador/a, como aquel
sujeto ubicado en un horizonte histórico y social específico, que porta
experiencias, saberes, prejuicios y conocimientos.
Teoría acumulada
15
MENDOZA, Constanza. Op. Cit. Pág. 9
35
F. Elaboración del informe final y socialización de resultados
36
CAPÍTULO II
FUNDAMENTACIÓN DEL PROBLEMA SOCIAL DESDE EL CAMPO
DISCIPLINAR: EL GÉNERO DESDE LA PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA Y
ANTROPOLÓGICA
Por ello, afirmamos que el objetivo de este capítulo es sistematizar las discusiones
teórico-metodológicas que tuvieron lugar dentro de nuestra experiencia
pedagógica de construcción e implementación de la propuesta, fundamentados en
los debates que cada disciplina produce en torno al trabajo sobre los géneros, con
los cuales fuimos dilucidando nuestra apuesta teórica, epistemológica y
metodológica para abordar el tema del género. Todo ello para poder dar cuenta,
explícitamente, de cómo las disciplinas sociales –Antropología y Sociología-, van
configurando el problema social, en este caso la construcción y las relaciones de
género; así como para analizar cómo nuestra propuesta pedagógica, va aportando
al campo de los estudios de género en relación con las dos disciplinas sociales
acá privilegiadas.
37
2.1. La antropología y la Sociología en relación con los estudios de
género. Hacía un balance
Para poder escribir sobre esta parte, vamos a dividirlo en dos sub apartados en los
cuales vamos a realizar un análisis sobre cómo el problema de género se va
constituyendo como objeto de estudio de las dos disciplinas –Antropología y
Sociología-, intentando evidenciar los énfasis en las formas de abordar el
problema y los métodos usados para estudiarlo. Con ello, luego, se da paso a la
aproximación a un balance de las actuales problemáticas que están siendo
abordadas por estas disciplinas en tres contextos: En el ámbito mundial, regional,
local o nacional, puesto que este balance nos permitió decantar los problemas
susceptibles de abordar; y, por último, adentrarnos a una posible articulación de
estas dos disciplinas en cuanto al estudio de las relaciones y construcciones del
género.
38
través del aprendizaje, y que guían las creencias y el comportamiento de las
personas de éstos grupos. Esto es lo que podría denominarse como cultura, es
decir, la forma duradera de pensar y de ordenar la vida en la lucha por la
existencia16 dotando de cierto grado de consistencia al pensamiento y el
comportamiento de las personas que viven en una sociedad determinada 17. La
cultura es importante en el estudio antropológico en tanto ofrece un campo de
estudio ampliado de los grupos o sociedades.
El género, el tema que aquí nos cita, como lente de análisis nos permite evidenciar
algunas de las formas de desigualdad existentes en la sociedad. La antropología
posee una perspectiva importante para definir y analizar este tema y su
construcción social y cultural, puesto que los antropólogos(as) frecuentemente se
acercan a la biología, la psicología, la sociedad y la cultura, para lograr una
16
PEACOCK, J. L. La Lente Antropológica. Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2005. p. 26
17
KOTTAK, C. P. Antropología Cultural. The McGraw-Hill Companies, Inc., Madrid, 2006. p. 4
18
CARRANZA, María Eugenia. Antropología y Género. Breve revisión de algunas ideas antropológicas
sobre las mujeres. En: www.usc.es/smucea/IMG/pdf/Eugenia2.pdf. p. 1
19
KOTTAK, C. P. Op cit. p. 18
39
posición única y tratar aspectos como la naturaleza –predisposiciones biológicas-
y la educación –entorno- como fundamentales del comportamiento humano.
Como relación dicotómica, es decir, que implica una relación desigual, el género
también le ha permitido a los análisis antropológicos captar las fuerzas o
dispositivos que determinan a las culturas en los ámbitos locales o universales. Ha
sido preciso, por tanto, tomar por separado las desigualdades y las diferencias de
acceso al poder existentes entre los miembros de un grupo cultural, para así
mismo observar cómo participan en la producción de la cultura20.
20
PEACOCK, J. L. Op cit. p. 137
21
CARRANZA, M.E. Op cit. p. 3
40
establecer una explicación unicausal economicista de la opresión de género,
porque otros factores, ideológicos y simbólicos contribuyen a que exista22.
22
Ibíd. p. 4
23
COMAS, Dolors. La división sexual del trabajo Aportaciones desde la Antropología Social. En Trabajo,
Género, Cultura La construcción de desigualdades entre hombres y mujeres. Icaria Editores. Barcelona, 1995.
p. 19
24
STOLCKE, Verene. Antropología del Género. El cómo y el por qué de las mujeres. En:
www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/Stolcke%20V.pdf. p. 2
25
CARRANZA, M.E. Op cit. p. 2
41
mujeres, y lo hizo como hijas, hermanas o madres26. Al mismo tiempo, esto
evidenciaba en estos trabajos un sesgo etnocéntrico, en tanto buscaban lo
equivalente de su cultura occidental en las sociedades no occidentales que
estudiaban.
El debate lo amplió el evolucionista Lewis Morgan, quien vio que las mujeres
amerindias iroquesas detentaban el control sobre la economía cuya base es la
horticultura. Aquí no puede hablarse de matriarcado porque luego se comprobaría
que el poder político recaía sobre varones, lo que les otorgaba decidir sobre
asuntos que conciernen a toda la sociedad. El debate sobre la existencia del
matriarcado lo cierra Malinowski, que aclara la confusión evolucionista entre
matriarcado y matrifocalidad (descendencia perteneciente a la línea materna de
26
Para Carranza, el interés antropológico en las mujeres hasta la segunda mitad del siglo XX se limitó a los
temas de parentesco , es decir, no las estudió como sujetos con valor en sí mismas, sino como madres, en
tanto generadoras de hijos y como agentes que equilibran las dialécticas de poder entre grupos e individuos a
través de su intercambio. Ibíd. p. 2
27
BACHOFEN, citado en CARRANZA, M.E. Op cit. p. 4
28
PULEO, citada en CARRANZA, M.E. Op. Cit. p. 5
42
manera exclusiva y residencia del matrimonio en el lugar de nacimiento de la
mujer). Posteriormente, la antropología de Género retoma la polémica sobre la
existencia del matriarcado. Según Carranza, nunca se ha podido demostrar la
existencia de dicho sistema de organización socio-política aunque tampoco hay
evidencias suficientes para negar categóricamente que en alguna etapa de la
historia humana haya existido el matriarcado29.
Con Mead, comienza a ser evidente que los componentes culturales son más
básicos que los biológicos en la construcción de lo que cada sociedad entiende
por feminidad o por masculinidad, aunque por esta época no se entiendan todavía
las formas y causas de la opresión de las mujeres. Esta autora propicia la idea de
que la mayor parte de las sociedades divide los rasgos humanos del carácter en
29
CARRANZA, M.E. Op. cit. p. 8
30
ROSALDO, M.Z. Citada en KOTTAK, C. P. Op. cit. p. 211
31
STOLCKE, V. Op. cit. p. 3
32
COMAS, D. Op. cit. p. 18
43
dos, los especializa para constituir las actividades y la conducta apropiadas para
cada uno de los sexos33.
33
VIVEROS, Mara. El concepto de “Género” y sus avatares: interrogantes en torno a algunas viejas y nuevas
controversias. En MILLÁN, Carmen y ESTRADA, Ángela M. (editoras) Pensar (en) Género. Teoría y
práctica para nuevas cartografías del cuerpo. Editorial Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2004. p. 171
34
Ibíd. p. 172
35
COMAS, D. Op. cit. p. 22
44
botánicos- y capacidad organizativa, pero sobre todo requiere la capacidad de
transmisión cultural, o sea de enseñanza36.
Por esta época Linton y varias antropólogas más, dotaron a la disciplina de una
perspectiva crítica de género. Así surge lo que se puede denominar Antropología
Feminista, la cual incorporaba la visión femenina a la antropología, y colocaba
especial acento en la discusión sobre la universalidad de la opresión de las
mujeres, dando por sentado su universalidad, pero no apelando a explicaciones
esencialistas37.
Entre los elementos analíticos más importantes de esta época está el no hacer
generalizaciones sobre poblaciones diversas, partiendo de conclusiones relativas
a los primeros proyectos de investigación sobre el género. El desarrollo
investigativo de la antropología en torno al género ha tratado de, progresivamente,
distanciarse del esencialismo; por el contrario, lo que trata es captar con mayor
profundidad la construcción social de las identidades de género.
45
Importantes en esta corriente son los aportes de Sherry Ortner y Michelle Rosaldo.
Ambas autoras elaboran sus trabajos a partir de establecimiento de categorías
dicotómicas, las cuales expresarían la oposición asimétrica entre los sexos.
Naturaleza/Cultura (Ortner) y Doméstico/Público (Rosaldo) influirían en las
investigaciones sobre estos temas durante años. Ortner, para explicar la
subordinación femenina asocia simbólicamente a las mujeres con la naturaleza y
los hombres con la cultura39.
46
a actividades económicas, políticas o militares en el orden social. Este modelo de
persona se perpetuaría a través de la socialización; es decir, los niños se
identifican con los varones adultos y con el ámbito público, y las niñas se
identifican con las mujeres adultas y con el ámbito doméstico42.
En esta misma década, el feminismo fue enfático al rechazar la tesis de que las
desigualdades sociales entre hombres y mujeres partían de diferencias biológicas.
La distinción entre sexo y género significó acentuar la separación entre quienes
estudiarían el sexo biológico y quienes se centrarían en las construcciones
sociales atribuidas a hombres y mujeres. La ciencia biomédica se posicionó en el
análisis del sexo y las ciencias sociales al estudio del género46.
42
CHODOROW, citada en CARRANZA, M.E. Op. cit. p. 19
43
MACCORMACK y STRATHERN, citadas en CARRANZA, M. E. Op. cit. p. 18
44
COMAS, D. Op. cit. p. 24
45
La tesis de Ortner ha sido uno de los pilares teóricos del ecofeminismo, porque pone en relación el estatus
inferior de las mujeres y de la naturaleza, demostrando que lo que hacen los varones se considera
automáticamente cultural y lo que hacen las mujeres es percibido como instintivo, natural, como algo que no
trasciende la animalidad. PULEO, citada en CARRANZA, M.E. Op. cit. p. 18
46
VIVEROS, M. Op. cit. p. 175
47
A principios de la década de los años ochenta se introduce el género como
concepto analítico, para trascender el reduccionismo biológico al centrar el análisis
en las relaciones entre mujeres y hombres entendidas como construcciones
culturales47. La teoría de género enfatiza en que las identidades de género se
constituyen recíprocamente; es decir, para comprender la experiencia de ser
mujer, en un contexto histórico concreto, es imprescindible tener en cuenta los
atributos del ser hombre48.
47
STOLCKE, V. Op. cit. p. 11
48
Ibíd. p. 9
49
COMAS, D. Op. cit. p. 29
48
para el estatus: las grandes teorías no pueden explicar la situación de un
colectivo, el de las mujeres, que no es homogéneo50.
De ahí que uno de los problemas teóricos recientes tenga que ver con la reflexión
de mujeres negras en EE.UU., que denuncian la falta de sensibilidad de las
feministas blancas ante la opresión específica que padecen las primeras. Esto,
unido con el auge general de un diferencialismo cultural, rompió con la idea
indiferenciada que se tenía de la ‘mujer’. Durante mucho tiempo el feminismo
planteaba explicaciones de tipo universal, ocultando importantes diferencias entre
las mujeres y múltiples formas de subordinación de las que eran objeto ellas
(mujeres ‘de color’, de clase trabajadora, lesbianas, etc.)
La idea para esta corriente relativista es salirse del modelo ‘esencialista’ que
señala que todas las mujeres tienen deseos similares y aceptan soluciones
parecidas para sus problemas. Para las investigaciones con este talante, las
mujeres ya están definidas, generalmente como seres indefensos, el trabajo de
campo no hace más que proporcionar datos que corroboran ese hecho. Sin
50
MOORE, citada en CARRANZA, M.E. Op. cit. p. 20
51
CARRANZA, M.E. Op. cit. p. 20
49
embargo, luego de haber criticado la idea de que existe una relación entre la
identidad sexual y los roles de género, las feministas están retomando el concepto
de esencialismo por su utilidad política. Por ejemplo, ¿cómo se puede defender la
liberación de la mujer si no existe lo ‘femenino’?52. En la actualidad, algunos
investigadores postulan que ese ‘esencialismo estratégico’ es una técnica
necesaria para luchar contra el sexismo. Para Carranza, la necesidad sigue siendo
no intentar reducir a las mujeres a una sola categoría, pero si entender que todas
tienen algo en común: les corresponde un estatus de género inferior, con respecto
a un varón de su misma sociedad y de su mismo estrato social. Las mujeres no
son un grupo homogéneo, pero son un grupo que, estadísticamente, tiene menor
acceso a los recursos y ocupa posiciones de menor poder y prestigio53.
Es evidente, por otro lado, el curso que ha tenido el estudio antropológico sobre el
género, sobre todo en cuanto al cambio en los significados de la diferencia. Se
pasó de la diferencia de género a la diferencia entre mujeres, y luego a diferencias
múltiples y entrecruzadas. Para Moore y Stolcke, esta última perspectiva trajo
beneficios tanto teóricos como políticos al integrar el género a otros tipos de
subordinación54. Sin embargo, para Viveros, estas consideraciones, por demás
justas, se establecieron más en términos de variaciones culturales y no como
diferencias arraigadas en las estructuras socio-económicas y políticas55.
52
PEACOCK, J. L. Op cit. p. 114
53
CARRANZA, M.E. Op. cit. p. 21
54
VIVEROS, M. Op. cit. p. 181
55
Ibíd. p. 183
50
expresiones públicas que representen la pluralidad humana como algo valioso-
surge la crítica de que ambas se restringen al plano de la cultura, ignorando las
injusticias sociales asociadas a una distribución político-económica inequitativa.
Por tanto es necesario relacionar igualdad social y reconocimiento cultural,
pensados como nociones que se entrelazan y apoyan mutuamente56.
56
Ibíd. p. 183
57
SUBIRATS. Marina. Notas para la búsqueda de una metodología de cambio desde los estereotipos de
género. En AA.VV. Ensayos de Pedagogía Crítica. Editorial Laboratorio Educativo. Caracas, 1997. p. 20
51
2.1.2.1. Los estudios antropológicos del género en América Latina y
Colombia
Para empezar, es necesario advertir que un recorrido por los estudios de Género
desde la Antropología en la región, se ha elaborado a partir de reuniones o
simposios donde se sintetizan las principales investigaciones sobre el tema en
particular, sobre las temáticas que atraviesan los estudios de género desde la
disciplina antropológica y los distintos aportes que se han venido dando. Así, la
principal reunión de este tipo, se llevó a cabo en el año de 1990 en la ciudad de
México, bajo el nombre de “Primera Reunión Latinoamericana de Antropología de
la Mujer”, el cual dio a conocer una trayectoria investigativa sobre género en la
región de América Latina58.
52
popular o a diferentes culturas no occidentales, por ejemplo grupos indígenas.
Aunque los estudios de género en la región, hayan sido en su mayoría
influenciados por los anglosajones, hay un elemento importante que va a marcar la
producción de dichos escritos con respecto a los latinos; este elemento, es la no
presencia de un centro fuerte de investigación y docencia sobre la temática en la
región, lo que ocasiona que los estudios en el campo de la antropología de género
no aporten mucho a las discusiones sobre el tema en el ámbito mundial. Sin
embargo, a partir de la década de los años ochenta, empiezan a surgir diversas
cátedras de pre o postgrado, sobre la temática en la cual interviene una fuerte
visión y trabajo interdisciplinar60.
Hay que decir que, cuando se habla del trabajo femenino y, por ende, el
incremento de la participación femenina en la economía doméstica, en un principio
se hizo desde una perspectiva integracionista, en tanto se empezó a analizar los
procesos de feminización del trabajo en distintas regiones, como una forma de
superar la desigualdad de género; es decir, con este tipo de investigaciones en un
primer momento se evidenció una teoría que circulaba en los estudios
60
Ibíd. Pág. 20.
53
antropológicos del género en América Latina y era que el problema de la
desigualdad de los géneros estaba dada por la imposibilidad de que la mujer
entrara al desarrollo económico de una nación. En esta perspectiva, es importante
el trabajo de León y Deere “Trabajo femenino en el sector rural”, publicado en
1982, que aterrizó la teoría de la no entrada al desarrollo al estudio de la mujer
campesina y agricultora en América Latina61.
61
Ibíd. Pág. 22
62
Ibíd. Pág. 22
54
es que la identidad femenina no se puede entender sin relación con la identidad
masculina y que está dada, o mejor se puede observar y analizar, en las diferentes
posiciones que la mujer o el hombre asumen en determinadas estructuras
sociales63.
Por último, existe al interior de los estudios antropológicos del género en América
Latina, otro tipo de investigaciones que tienen que ver con la construcción y
configuración de las masculinidades. En este campo, resulta significativo el
estudio que hace Norma Fuller al respecto, titulado “Identidades masculinas”65,
que recoge aspectos importantes sobre la configuración de la masculinidad en la
clase media del Perú, haciendo hincapié en los sistemas de género de las
63
SEGATO, Rita Laura. “Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género entre la
Antropología, el Psicoanálisis y los derechos Humanos”. Universidad Nacional de Quilmes, Argentina, 2003.
Pág. 76.
64
GONZÁLEZ, Soledad. Op. Cit. Pág. 35.
65
FULLER, Norma; “Identidades masculinas”. Pontificia Universidad Católica del Perú Fondo Editorial,
1997.
55
sociedades mestizas urbanas, en tanto presenta especificidades histórico-
culturales de las sociedades latinoamericanas y, específicamente, de la peruana.
56
Con este balance sobre lo que han sido los estudios de género desde una
perspectiva Antropológica en países de habla inglesa, europeos y
latinoamericanos, damos paso, ahora a la elaboración de un balance sobre
sociología de género, la cual no se plantea estructuralmente de la misma manera
que la Antropología del género, anteriormente expuesta; es decir, que si en la
antropología damos cuenta de un trabajo más sistemático y quizás global, con el
balance sobre la sociología del género se plantea una multifocalidad temática en
la producción académica, que gracias a ello, hace difícil la elaboración de un
recorrido como el presentado anteriormente; para luego acercarnos a los puntos
en común que desde las dos disciplinas aportaron al estudio de las relaciones de
género.
57
La Sociología del Género es un saber que aún está en proceso de consolidación,
sin embargo, especialmente en algunos países europeos y anglosajones, este
campo de estudio ha venido agenciando paulatinamente un estado de madurez
científico, que lo ha llevado a una institucionalización en el marco de los diversos
entes académicos y de investigación. En la actualidad se pone de manifiesto el
sólido interés por indagar y conocer las relaciones sociales del género;
recordemos que para la sociología es relevante la totalidad de la sociedad, en
tanto ésta se manifiesta en las relaciones sociales, por ende las relaciones entre
los géneros y por tanto su objeto no puede entenderse lejos de la constante
reflexión sobre un/a sujeto colectivo, que nos permita saber de la sociedad y sus
procesos, mejor dicho de la organización de la sociedad.
58
subordinación de la mujer; como una explicación de sus causas y consecuencias
y la prescripción de estrategias para su superación, ya que su objetivo es
transformar la posición de la mujer en la sociedad”67.
Los diversos estudios que se agencian desde la sociología del género, registran
preocupación por la comprensión de las fuentes originarias de la construcción de
los géneros femenino y masculino, y las posibilidades de transformación y
cambios de los estereotipos dominantes. Entre estos estudios e investigaciones
encontramos por ejemplo: los estudios que se interesan por los trabajos de las
mujeres, la relación “género” y “poder”, la configuración de la identidad de género,
procesos múltiples de socialización del género, mujer y participación política, etc.
En espacios académicos europeos, norteamericanos y latinoamericanos, se
propone construir como disciplina la sociología del género, que continua la línea
de investigación de los “Estudios de la mujer”, pero se dispone
epistemológicamente en una dimensión más amplia con una visión que destaca el
aspecto bilateral de las relaciones de género, haciendo principal hincapié en sus
implicaciones socio históricas.
Desde mediados del siglo XX, diversos factores de carácter social, teórico,
empírico trasformaron el estudio de los sexos, revolucionando la conceptualización
de la masculinidad y la feminidad, gracias a los avances que tuvieron lugar en las
ciencias sociales como la antropología, la sociología, entre otras, que con sus
estudios desde finales de la década de los ochenta se comenzó a distinguir una
gran variedad de realidades que hasta entonces habían quedado ocultas bajo el
término “sexo”, entre estas la categoría “género”.
59
existentes entre los géneros, en tanto ésta recoge, desde un componente
sociocultural, los diferentes componentes que integran la multidimensionalidad de
los modelos de masculinidad y de feminidad representados en atributos, roles,
comportamientos. La importancia del contexto de interacción social, las relaciones
de poder jerarquizadas entre varones y mujeres, así como los procesos de
socialización a través de los cuales se transmiten estos sistemas normativos, son
unos de los objetivos primordiales de indagación desde la aproximación
sociológica al estudio del género.
68
SUBIRATS, Marina; GALLEGO, Maite; GARCIA De León, María Antonia. Debate: “Sobre la especificad
y situación actual de la sociología del género”. En: “Sociología de las relaciones de género. Congreso
sociología Granada, 1995” Cristina Brullet y Pilar Carrasquer Oto (Compiladoras). Editorial Instituto de la
mujer. España, 1995. Pág. 21.
60
proceden de las influencias sociales, al respecto Anthony Giddens reflexiona:
“Aunque los datos biológicos contribuyen a nuestra comprensión del origen de las
diferencias de género, también se puede seguir otro camino, que es el estudio de
la socialización en el género: el aprendizaje de los roles de género mediante
factores sociales como la familia y los medios de comunicación”69.
69
GIDDENS, Anthony; “Sociología”, Alianza editorial, Madrid, Tercera edición, 2000. Pág. 135.
70
SUBIRATS, Marina; GALLEGO, Maite; GARCIA De León, María Antonia. Op. Cit. Pág. 28.
61
Magdalena León, socióloga y profesora de esta universidad en la maestría en
mención, afirma que para avanzar en el proceso de institucionalización se requiere
consensuar un proyecto feminista para la academia “el cual pasa entre otras
discusiones por el debate de la interdisciplinariedad. Es necesario salir del ghetto
e integrarse transversalmente al circulo de todas las carreras...”71.
62
ejemplo, se concentraron más en áreas como la filosofía, la literatura o los
estudios culturales, mientras en el ámbito latinoamericano los estudios de género/
mujer han tenido un impacto importante en las ciencias sociales que vienen
acumulando un significativo bagaje de diagnóstico y análisis sobre la situación de
la mujer y de las relaciones de género en la región.
En este sentido, podemos ubicar una serie de temas nuevos que se encuentran en
auge en el marco de los estudios sociológicos del género, tal es el caso de los
trabajos que se interesan por conceptuar las masculinidades, tarea que ha
avanzado significativamente en deconstruir los fundamentos de la dominación
72
Sobre los movimientos de mujeres , se destaca, entre otros, el trabajo de Anita Cañizares “Movimientos de
mujeres en América Latina” también se puede revisar, para el caso de Colombia el trabajo de Luz Jaramillo
“Feminismo y luchas políticas: anotaciones sobre la doble militancia”; en cuanto a la tipificación de los
sistemas de género en el ámbito local se recomienda ver el texto de Luz Gabriela Arango “Género, trabajo e
identidad en los estudios latinoamericanos”; y para ampliar sobre los estudios de las masculinidades desde la
sociología es importante el aporte de Carlos Lomas “¿todos los hombres son iguales?”.
63
masculina que caracterizan la organización social y las estructuras mentales de
las sociedades humanas. Al respecto podemos mencionar a Pierre Bourdieu en
“La dominación masculina”, quién es uno de los pioneros desde la sociología en
interesarse por la masculinidad y sus efectos en las sociedades; sin embargo, el
autor no aborda la masculinidad desde la teoría del género y se pierde esta
dimensión al no analizar las producciones culturales en las cuales se plasman y
reinventan las definiciones de masculinidad en la sociedad.
73
OLAVARRÍA, José, “Invisibilidad y poder. Varones de Santiago de Chile” En: Hombres e identidades de
género. Investigaciones desde América Latina”. CES. Universidad Nacional. Colombia julio de 2001.
64
tanto resulta ser un lugar especial desde el punto de vista ideológico, al
encontrarse en un ámbito público que modela la masculinidad, obligando al varón
a adquirir un comportamiento especifico que lo sustente y mantenga en su
posición, o con el cual pueda obtener recursos de poder.
Resulta acertado recoger éstos análisis sociológicos con lente de género que nos
muestran referentes sobre la masculinidad, la cual es imposible de definir fuera del
contexto económico, cultural e histórico en el que se encuentran insertos los
hombres, siendo la masculinidad un constructo cultural que se reproduce
socialmente. Por tanto, los aportes de estos trabajos para las transformación de
las relaciones entre los géneros no es menor en palabras de Olavaria: “Hacer
visible el referente de masculinidad posibilita trasformar ese malestar en crítica a
aquellos/as que desean relaciones más equitativas, al reconocer conscientemente
que es una construcción cultural que ha generado relaciones sociales autoritarias,
jerárquicas y una distribución inequitativa entre hombres y mujeres. Significa,
asimismo, visibilizar la ideologización que hay detrás de ciertas explicaciones
pseudocientíficas que lo sindican como parte de la naturaleza. Permitirán avanzar
por el camino de la equidad, con relaciones más igualitarias y democráticas, de
mayor intimidad entre hombres y mujeres y entre los propios hombres,
reconociendo y respetando las diferencias”.74
Los trabajos sobre las masculinidades en el ámbito regional han venido cobrando
gran importancia, en tanto explicitan cómo “las identidades de género no solo
expresan las concepciones propias de una cultura y de una época, sino que
actúan como legitimadoras de cierto tipo de relaciones sociales de poder” 75. Es
así, como los estudios acerca de la masculinidad en América Latina se han
74
Ibíd. Pág. 257.
75
FULLER, Norma; “Identidades masculinas”. Pontificia Universidad Católica del Perú Fondo Editorial,
1997. Pág. 20.
65
centrado principalmente en el llamado machismo, que según Evelyn Stevens76, a
pesar de que se origina en las antiguas culturas se encuentra completamente
desarrollado en latinoamericana.
Siguiendo los planteamiento de Magdalena León, al señalar los desafíos para los
estudios de género en el siglo XXI en Latinoamérica, hace referencia a la
necesidad de indagar en los procesos de integración en la región, ya que éstos
tienen efectos significativos en las diferentes esferas de la vida económica social y
cultural, tal es el caso de investigaciones como “Mujeres derechos a la tierra y
76
STEVENS, citada en: FULLER, Norma; “Identidades masculinas”. Op. cit. Pág. 36.
66
contrarreforma en América Latina”∗ que hace hincapié y plantea interrogantes
sobre la influencia ejercida por las tres últimas décadas de investigación y
activismo feminista sobre la intervención estatal en el sector agrario y el acceso de
las mujeres rurales a la tierra, “durante los periodos de intervención estatal en la
agricultura, la estrategia feminista debe concentrarse en asegurar que tanto los
hombres como las mujeres se beneficien de las reformas o contrarreformas
agrarias, ya sea mediante titulación conjunta de la tierra de modo que la unidad
familiar sea beneficiada en la práctica, o exigiendo que se titule la tierra
individualmente tanto a los hombres como a las mujeres”77.
67
es así, como esta nueva perspectiva ha traído una transformación fundamental del
espacio intelectual tanto en la esfera pública como en la lucha teórica en la
academia.
68
posibilidades que están definidos por la interpelación de sesgos androcéntricos de
las disciplinas académicas∗.
69
comunicación y cultura. 6. Conflicto, violencia y ciudades incluyentes. 7. Políticas
públicas, derechos humanos y movimientos sociales80. La Escuela fue invitada a
diseñar e impulsar el área de Género, Cultura y Sociedad, fortaleciéndose así la
incorporación de las teorías feministas y de género en los programas disciplinares
de la facultad de Ciencias Humanas y permitiendo que se fortifique el grupo
interdisciplinario de Estudios de Género.
80
Documento: “Propuesta área trasversal: Género, cultura y sociedad” Facultad de Ciencias Humanas.
Escuela de estudios de Género. Universidad Nacional de Colombia.
70
internacional y los recursos intrainstitucionales estatales, con el peligro de que
condicionamientos externos definan las agendas81, ya que se involucran
compromisos de organismos gubernamentales y no gubernamentales en la
promoción y delineación de los sesgos de dichos estudios.
81
LEÓN, M. “Reflexiones para un debate sobre los estudios de género” Op. cit Pág. 358.
1
En una entrevista que se hizo a Florence Thomas, ella decía que falta incursionar en los efectos de los
medios de comunicación sobre las identidades femeninas y masculinas, es decir, aún queda entre otras cosas,
incursionar en el campo de lo simbólico y sus efectos subjetivos sobre hombres y mujeres en el contexto
colombiano. Entrevista hecha en el programa televisivo “La Sub 30” de Señal Colombia. Octubre de 2008.
71
2.1.5. Hacia una articulación: el género desde la Sociología y la Antropología
Para ello, vamos a sintetizar, en primer lugar, cuál es el aporte de cada una de
estas dos ciencias al estudio del campo del género, que indudablemente tiene que
ver con una serie de concepciones teóricas, metodológicas y epistemológicas.
Vamos a comenzar con la Sociología; ésta se ha ocupado del género, en cuanto a
las formas en que tal concepto aparece en la cotidianidad de las relaciones de
hombres y mujeres, y cómo ésta cotidianidad, que se va naturalizando en el
tiempo, va impregnando cada vez más las instituciones y organizaciones de la
vida en sociedad, hasta fortalecer y estructurar todo un sistema de desigualdad en
las relaciones de género, donde lo que media son fuertes relaciones de poder,
donde el varón lo detenta y la mujer lo sufre.
72
estereotipos de género, las valoraciones desiguales y, en última instancia la
desigualdad entre los géneros.
Atendiendo a este posible acercamiento entre estas dos disciplinas, es que los
estudios de género se van complejizando en lo que tiene que ver con las
producciones académicas y con los métodos de investigación que se van
construyendo para dicho análisis. En este caso, nos interesa analizar, que le
aporta la sociología y la antropología al campo de la investigación en género.
73
con el método etnográfico** (de la antropología) a través de los cuales se puede
empezar a problematizar distintos aspectos de la temática abordada, lo cual nos
posibilita pensar estos dos métodos no solo en función de la producción y análisis
de la información, sino también como unos elementos que van configurando una
perspectiva epistemológica, en tanto, nos permite ir objetivando los problemas en
el campo de los estudios de género, el cual ha pasado de una perspectiva
universalista, que generaliza la opresión de las mujeres, a un enfoque relativista,
que aboga porque el género sea analizado desde una visión contextual, en cuanto
la construcción de las relaciones de género, se dan por unas determinadas causas
y condiciones que dependen de la sociedad y cultura estudiada. Sin embargo, no
hay que dividir los estudios en universales o relativos, en tanto estas dos posturas
se relacionan entre sí para poder analizar las construcciones particulares de los
géneros, pero con el fin de concretar puntos en común que puedan generalizar la
explicación de las causas y modos de ser de la desigualdad entre los géneros,
pues esta generalización es la que dota de carácter político a los movimientos de
mujeres que exigen un cambio en la sociedad y en la cultura para mejorar las
condiciones de subordinación.
colocando en cuestión la supuesta naturalidad del mismo. Un ejemplo de ello, es el referente a los estudios de
la desigualdad de los género, que al ser analizados desde una perspectiva genealógica, se va cuestionando o
desnaturalizando tales relaciones de desigualdad. Para este caso ver: VARELA, Julia. “El nacimiento de la
mujer Burguesa. El cambiante desequilibrio de poder entre los sexos”. Editorial La piqueta, Madrid, 1997. O
ENGELS, Fedriech. “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. En: Carlos Marx y Federico
Engels, Obras escogidas en dos tomos. Tomo II, Editorial Progreso, Moscú 1995.
**
Por etnografía se entiende un método propio de la Antropología que produce conocimientos a partir del
trabajo de campo y la observación participante del o la sujeto/a investigador/a, a partir del cual se articulan
procesos reflexivos de los mismos sujetos sobre los objetos a investigar, con el fin de comprender las
relaciones de sentido y significado que se dan al interior de un grupo social. Ver: GUBER, Rosana. La
etnografía, Método, campo y reflexividad. Enciclopedia Latinoamericana de sociocultura y comunicación.
Editorial Norma. Bogotá, 2001.
74
Esquema 4. Aportes de la Sociología y la Antropología a los Estudios de Género
75
social que guió la propuesta pedagógica. Para ello, vamos a dividir este segmento
en dos: el primero, en el cual se sintetiza el problema social y, el segundo, en
donde se muestra la apuesta política de la propuesta.
Las relaciones sociales entre los géneros están determinadas por una serie de
dispositivos de poder, que asignan a feminidades y masculinidades características
dicotómicas –opuestas- y jerárquicas. La tesis más aceptada que justifica esto, y
que es compartida por la Ciencias Sociales, sobre todo por la Teoría de Género,
es que las características biológicas, que son distintivas de la mujer y del hombre,
hacen derivar características culturales, y a partir de ella, atribuyen de manera
inmutable roles diferenciados84.
83
En Propuesta Pedagógica “Narrativas Mediáticas Y Construcción De Narrativas Escolares, Desde La
Configuración Y Reconfiguración De La Masculinidad Y La Feminidad”. (ver anexos).
84
SALINAS B. Laura. Derecho, género e infancia. Universidad Nacional de Bogotá. UNICEF. Bogotá, 2002.
Pág. 17
76
Es decir, las relaciones de género, que se agencian cultural y socialmente,
generalmente son desiguales, y lo son porque le otorgan un papel secundario e
inferior a las mujeres en los diferentes ámbitos de socialización. Como ya se
observó en el apartado anterior, tanto la antropología como la sociología, y más
concretamente los Estudios de Género, son los que más elementos de análisis
han aportado para entender tal problemática social.
Es por esto que la intención de abordar el Género como problema social implica
acercarse a los ámbitos de socialización más relevantes en la construcción de las
identidades de Género, para lograr una mayor comprensión del problema. El
rastreo realizado en el tema permitió establecer que tales ámbitos son los medios
de comunicación, la familia y la escuela. Por tal razón, la propuesta pedagógica
retoma los tres ámbitos por ser los más cercanos a los niños y niñas en edad de
escolarización. Sin embargo, se hace más énfasis en los medios de comunicación
como ámbito de análisis, y en especial, en las narrativas de estos medios, puesto
que, por un lado, ofrecen un sinnúmero de miradas analíticas, así como porque los
medios, en la construcción o reconstrucción de los géneros, han sido pocas veces
tenido en cuenta en los estudios al respecto, y menos aún en contextos
educativos. Por otro lado, los mismos medios de comunicación refuerzan y
estabilizan toda una serie de significados y representaciones sociales, culturales y
políticas sobre algunas realidades sociales como la juventud, la feminidad, etc. 85.
Por esto, el análisis sobre los medios permite identificar las formas de
construcción de la subjetividad-identidad, que para este caso, corresponde a la de
los géneros86
85
RINCÓN, Omar. RINCÓN, Omar. Narrativas mediáticas o cómo se cuenta la sociedad del entretenimiento.
Editorial Gedisa, Barcelona, 2006.
86
Nos interesó, entonces, revisar las investigaciones que se han realizado entorno a estos tres ámbitos de
análisis –medios, familia y escuela- y que elementos aportan a la comprensión de las relaciones de género.
Las preguntas que guiaron tal revisión fueron ¿Qué problemas se han investigado? ¿Cómo se han definido
esos problemas?, ¿cuáles son los aspectos metodológicos que guiaron tales problemas? Y ¿Cuáles son los
77
Los medios de comunicación pueden asumirse como ámbito de análisis a partir de
su reproducción de patrones culturales que se establecen socialmente. Son
importantes en tanto cada vez hacen mayor presencia en los hogares, imponiendo
estilos de vida, modas, costumbres, lenguajes, etc. Como los medios están
presentes en la vida de la sociedad, se hace necesario acercarse a las lecturas
que hombres y mujeres hacen de la información que los medios presentan, para
así evidenciar sus formas de recepción o resistencia y los usos que las personas
hacen, así como del tipo de discurso del cual se apropian.
78
De este modo, podemos analizar a la familia como un ámbito de socialización
primaria. Desde el funcionalismo de Talcott Parsons, la familia es un elemento
esencial en la reproducción y mantenimiento de la sociedad. En tal sentido, a
través de la socialización de niños y niñas, se acomoda culturalmente y adecua
una serie de tradiciones y pautas para que las nuevas generaciones internalicen
unos roles sexuales87, a través de la creación de modelos dentro del hogar: papá,
mamá, abuelo, abuela, etc.
Allí es claro una serie de valores, símbolos y prácticas de poder, que a parte de
incidir en la construcción e internacionalización del género, evidencian la
diferenciación entre hombres y mujeres, que a diferencia de cómo los concibe el
funcionalismo –como procesos consensuados- son impuestos por un grupo o
miembro de la familia que maneja el poder, es decir, los hombres88. De ahí que la
situación de subordinación y discriminación de la mujer es consecuencia del
mantenimiento de las jerarquías y relaciones desiguales de poder entre los
miembros de la familia, que imponen unas actividades propias para cada género, y
que a través de estas relaciones de poder, se mantienen los límites entre cada
Género, asociándose lo masculino con la autoridad89 y la función instrumental,
mientras que la feminidad se toma como subordinada a la función emotiva.
79
determinados por el género; todo enmarcado en el análisis del establecimiento de
los dispositivos de género hallados en la escuela y los impactos específicos sobre
los individuos.
80
escarnio público- que a la estudiante mujer –el cual es mucho más sutil o en
privado-. En otras situaciones, la figura femenina es empleada para ridiculizar el
mal comportamiento de los varones, por ejemplo cuando a los niños se les llama
la atención bajo apelativos de ‘nena’ o de ‘niñita’91.
91
Ver Propuesta Pedagógica
92
Ver propuesta pedagógica
93
El término ‘coeducación’ es utilizado comúnmente para referirse a la educación conjunta de dos o más
grupos de población netamente distintos: aun cuando ha sido a veces aplicado a la educación conjunta de
grupos formados sobre la base de características de diversos tipos -clase social, etnia, etc.-, su uso habitual
hace referencia a la educación conjunta de dos colectivos humanos específicos: los hombres y las mujeres.
Esta es la acepción considerada para este trabajo. SUBIRATS, Marina. Conquistar la igualdad: la coeducación
hoy. Revista Iberoamericana de Educación. Número 6. Género y Educación. Septiembre - diciembre 1994.
En: http://www.rieoei.org/oeivirt/rie06a02.htm
81
elaboración de la propuesta, que se consolidó a partir de las diversas lecturas y
aportes de los estudios de género.
82
narrativas escolares que den cuenta de las mediaciones que se efectúan con los
mensajes de los medios masivos, se expondrán otras realidades, que se
configuran a partir de la relación que se establece en el ámbito simbólico entre el
discurso y la narrativa mediática y el /la sujeto; poniéndose así en evidencia el
estatus de ese/a sujeto en la producción de sentido de lo que consideramos
masculino y femenino y en la representación social y mediática de ser mujer o de
ser hombre.
Por ello, nos ubicamos desde una perspectiva feminista a la hora de afrontar el
sistema sexo género, porque encontramos la posibilidad de interpretar las
construcciones de los sujetos femeninos, en tanto estas subjetividades se
construyen desde la totalidad de las concepciones sociales y culturales del propio
ser mujer; es decir, cuando hablamos de la totalidad hacemos referencia a una
idea de lo político como interrelación de la vida individual y colectiva, en tanto en la
reflexión sobre la política debe incluirse la familia, la reproducción y la sexualidad,
83
para que se “abogue por la idea de igualdad que no excluya la consideración de la
importancia de la diferencia, por una noción de autonomía que reconozca e
integre la interdependencia entre los seres humanos y, por último, por un
concepto de razón que no se contrapone la emoción 94”: esto lo entendemos como
un pensamiento alternativo, ante el social y culturalmente agenciado pensamiento
occidental de corte androcéntrico.
Por ello, adentrarnos en el develamiento de aquellas narrativas junto con los y las
estudiantes, nos acerca a nuevas formas de vernos en relación con otros/as
sujetos, ad portas de un proceso de construcción en la escuela de sujeto político
crítico, una/un sujeto consciente de su individualidad y comprometido con su
comunidad, en tanto se quiere gestar una propuesta de construcción de la propia
subjetividad que implica el reconocimiento del valor cultural y económico de cada
mujer. De tal manera el género cómo categoría de análisis nos interesa para
94
CASTELLS, Carme. “Perspectivas feministas en teoría política” Ediciones Paidós Ibérica S.A. Barcelona
1996. Pág. 25.
84
escudriñar las formas de la opresión y la subordinación social de las mujeres, para
dilucidar la forma en que la desautorización, interiorización, minimización femenina
-que es una de la estrategias del colectivo masculino- tienen efectos materiales en
los ámbitos de la vida como lo son en el empleo, la salud, el poder político.
85
A partir de ello, podríamos afirmar que nuestro problema social, y propuesta
pedagógica, le aportan al campo de los estudios de género, no desde las
disciplinas sociales puestas en juego, sino desde el campo de la educación
escolar. Así, con esta propuesta, se llevo al plano de los saberes escolares,
problemáticas de tipo social que son cotidianas a los y las miembros de la escuela,
problemas que incluso no son evidentes ni se constituyen como tales para los y
las estudiantes, por ejemplo. El mayor aporte, está en re significar el espacio de la
escuela, como un lugar importante, configurado por una serie de tensiones
contradictorias, pero que ayuda a la transformación de las relaciones entre
estudiantes hombres y mujeres; claro está, que dichas transformaciones se dan de
manera muy lenta atendiendo, precisamente a dichas tensiones constitutivas de la
escuela y a los supuestos sobre cada género que tiene cada sujeto o sujeta
escolar, constituida culturalmente.
86
CAPÍTULO III
NARRATIVAS ESCOLARES Y NARRATIVAS MEDIÁTICAS, EN EL MARCO
DEL ANÁLISIS DE LA CONSTRUCCIÓN DEL GÉNERO EN UN ESPACIO
ESCOLAR.
87
una serie de herramientas que permiten enseñar un cierto saber 95, pero que
carece de una permanente reflexión.
Además de esta perspectiva, existe otra que se coloca en boga sobre todo a partir
del año 199896, que tiene que ver con el privilegio de una postura meramente
pedagógica, que reformula los programas curriculares de los pregrados de las
licenciaturas, en los cuales se fortalecen las reflexiones de tipo pedagógico,
curricular, didáctico e incluso psicológico. Este cambio, se realiza con el fin de
permitir a los estudiantes de los programas de educación, fortalecer sus niveles de
reflexión docente y sobre todo para que se vayan perfilando como maestros. Esta
división entre estos dos enfoques, ocasiona que solo se enfatice en una de las dos
cosas, pero no en una articulación entre las dos.
95
MENDOZA, Constanza y RODRÍGUEZ, Sandra. Formación política y reconstrucción de la memoria
social. Propuesta para la formación profesional de docentes. En: Proyecto pedagógico, LEBECS, UPN,
Bogotá 2007. Documento sin paginación.
96
Ibíd.
88
De esta manera, el presente capítulo pretende dar cuenta de las reflexiones
pedagógicas y didácticas en torno a la propuesta pedagógica, y más aún analizar
por qué tal propuesta se constituye en una apuesta disciplinar. Para ello, este
capítulo lo dividiremos en cuatro partes, a saber: en la primera, presentaremos la
propuesta pedagógica, con la intención de comprender en qué consistía y cuáles
eran los objetivos de la misma; en la segunda parte, se realizan los análisis y
reflexiones en torno a la pregunta investigativa que se planteó en la propuesta; en
tercer lugar, se pretende analizar la pregunta formativa, para por último, realizar
una reflexión del lugar de la pedagogía y la didáctica de las ciencias sociales, que
se fue desarrollando dentro de la implementación.
97
Este momento tuvo lugar en el segundo semestre del año 2007, en el cual se desarrolló la propuesta
pedagógica, en el marco de la observación de clase de ciencias sociales de los niños y las niñas del curso 604.
89
saberes académicos, etc., pero que a su vez, eran objeto de reflexión en algunas
asignaturas y actividades de la profesora Adriana Corredor que en ese momento
fue nuestra tutora, pero que no tenía una profundidad en torno a las condiciones
sociales, históricas, políticas, etc., del origen de tales desigualdades98.
De esta manera, se concretó que la propuesta iba a estar encaminada sobre todo
al análisis de las narrativas mediáticas en torno a cómo representan los dos
géneros acá estudiados (feminidad y masculinidad). Esto, se planteó para que los
y las estudiantes, a medida que fueran elaborando análisis de medios, fueran
colocando en cuestión sus supuestos de masculinidad y feminidad. Así, surge
entonces la pregunta investigativa que guió una parte de la propuesta y su
posterior implementación. Tal pregunta se presenta a continuación:
98
LOZADA, Luis, PERILLA Iván y VALENZUELA, Martha. Proceso de caracterización institucional de la
IED Altamira SO. Primer semestre de 2007, UPN, Bogotá.
90
PREGUNTA INVESTIGATIVA:
¿Cómo a partir del análisis de las narrativas mediáticas y su papel en la
construcción de los géneros, los y las estudiantes del curso 704 de la IED
Altamira SO narran su experiencia con los medios de comunicación a través
de la reflexión sobre los supuestos de lo femenino y lo masculino,
constituidos culturalmente?
Sin embargo, la propuesta no acaba allí, pues ésta también está atravesada por
una apuesta de tipo formativa, o en otras palabras la propuesta pedagógica
planteó lo que quería desarrollar en los y las estudiantes. Esta apuesta, está dada
a partir de la necesidad de incentivar en ellos/as una reflexión de tipo político (que
tenga que ver con su posición como sujetos o sujetas, según sea el caso), que
permitiera colocar en juego diferentes cuestionamientos sobre lo que significa ser
hombre o mujer, en el actual estado de cosas y en su particular contexto de clase
y de formación, a partir de la reflexión de las narrativas mediáticas y de la auto
reflexión que ellos y ellas iban elaborando. Así se planteó la pregunta formativa
que presentamos a continuación:
PREGUNTA FORMATIVA:
¿Cuáles son las narrativas y la posición política que los y las estudiantes del
curso 704 de la IED Altamira SO producen en torno a los análisis sobre las
narrativas mediáticas y su papel en la configuración y reconfiguración de los
géneros?
91
en pro de relaciones entre individuos más igualitarias. Por ello, la apuesta
didáctica, se fue dando alrededor de la práctica, como un elemento muy
importante dotado de constantes reflexiones, que se van dando sobre la acción, es
decir, reflexiones que se fueron suscitando durante la implementación de la
propuesta. A su vez, la reflexión pedagógica, está dada a partir de lo que
llamamos pedagogías narrativas, las cuales ubican en un lugar central las
narrativas que se colocan en uso y que se van produciendo a lo largo de la
experiencia, con las cuales se apunta al logro del objetivo formativo. Así, la
narrativa se toma desde dos perspectivas: la primera de ellas, tiene que ver con el
uso como herramienta didáctica y como elemento de análisis de investigación, es
el caso de las narrativas mediáticas; y el segundo, es aquel que toma la narrativa
como un elemento importante, ya que devela las particularidades del proceso
formativo, en tanto nos permite evidenciar las transformaciones que en los/as
sujetos/as se van dando.
92
Esquema 5. Ruta metodológica de la investigación en el aula
93
3.2. Pregunta Investigativa: ¿Cómo a partir del análisis de las narrativas
mediáticas y su papel en la construcción de los géneros, los y las
estudiantes del curso 704 de la IED Altamira SO narran su experiencia con
los medios de comunicación a través de la reflexión sobre los supuestos de
lo femenino y lo masculino, constituidos culturalmente?
99
Esta categoría se realiza a partir del texto de Omar Rincón, Narrativas Mediáticas, o Cómo se cuenta la
sociedad del entretenimiento. En RINCÓN, Omar. Op. cit. Pág. 10
94
la vivencia de la narración100. En este orden de ideas, resultaría indispensable,
para el mundo, relatar, lo cual se puede entender en su necesidad de acudir a los
éxitos de los medios de comunicación de masas, como el cine y la televisión, en
descrédito de la razón y la ciencia101, para contar historias.
Mircea Eliade afirma que desde siempre, gran parte de las sociedades, en
especial las occidentales, han buscado la creación e identificación con héroes y
mitos, y precisamente son los mass-media los que actualmente imponen
estructuras míticas y comportamientos a las colectividades. La invención o
producción de estos héroes busca reprimir o satisfacer varios deseos o angustias
de las personas: por ejemplo, el mito de Superman, el cual satisface las nostalgias
secretas del hombre moderno que, sabiéndose frustrado y limitado, sueña con
revelarse un día como un “un personaje excepcional”, como un “héroe” 102. Aquí es
posible entender un aspecto clave en la narrativa, que es cuando se ubica desde
la dicotomía o dualidad.
100
Para Rincón, ha sido notorio el crecimiento narrativo frente al argumentativo o informativo. RINCÓN,
Omar. Op. cit. Pág. 10
101
Ibíd. Pág. 92
102
Igual sucede con la novela policíaca, en donde hace presencia la lucha ejemplar entre el Bien y el Mal,
entre el héroe –el detective- y el criminal –encarnación moderna del demonio-. Aquí se presenta un proceso
inconsciente de proyección y de identificación, en el que el lector participa del misterio y del drama, tiene la
sensación de participar personalmente en una acción paradigmática, es decir, peligrosa y heroica. En
ELIADE, Mircea. Mito y realidad. Editorial Labor. Barcelona, 1992. Pág. 86-87
95
Es latente, por esto, la necesidad para los medios de comunicación de fabular el
mundo de la vida; por encontrar el sentido en el mundo. En la narrativa se busca
producir sentido, significar, y se hace desde las intervenciones mediáticas. Según
Rincón, la dificultad se encuentra en que los medios no saben narrar, y de ahí los
fracasos industriales y culturales. Y lo que es peor: la sociedad mediática tiene
una gran variedad de entretenimiento, incentivando una vacía conciencia política.
La actual época está caracterizada porque se estimula el gusto marcado por el
exceso, emergiendo el pensamiento leve, las celebridades mediáticas y actitudes
facilistas de felicidad, lo que trae consigo para la sociedad la pérdida de la
capacidad de argumentar, el disenso y la reflexión.
No obstante, no hay que dejar de lado que los medios, sin ninguna duda marcan,
notablemente, algunas tendencias de la sociedad en que vivimos. Como ya se
dijo, son narradores de mundo; en ellos, el entretenimiento es el horizonte de
sentido mediático. Por eso es importante entender que los medios de
comunicación generan sentidos para la vida y el que más interviene los modos
que toma el sentido colectivo, puesto que poseen un potencial enorme para
comprender cómo estamos produciendo y viviendo las identidades, las culturas y
las sensibilidades103. En otras palabras, los medios de comunicación han
construido sus propias culturas o modos de significar, vincular y ritualizar el mundo
de la vida104. Por eso, se comprenden los textos de las culturas y los mundos de la
vida desde los modos narrativos en los que se habita105.
103
RINCÓN, O. Op. Cit. Pág. 12
104
Es lo que Rincón denomina como ‘Culturas mediáticas’, las cuales se entienden a partir de las condiciones
de la narración; esto es, los modos mediáticos de producción de referentes de encuentro, sentires colectivos y
encantos por la vida. Ibíd. Pág. 14
105
Ibíd. Pág. 15
96
comunicabilidad e intervención social, deben contar de nuevo la vida desde lo
emocional; la gran promesa de los medios de comunicación de masas es contar,
fabulando el mundo de la vida, y lo hacen desde el entretenimiento 106. El poder
mismo de la narración –que es un poder de interpelación- radica en una estrategia
de seducción; esto es, al proponer una relación emocional y comprensible desde y
en el hecho de contar historias. Entonces, es significativa la narrativa de estos
medios en tanto emergen como dispositivo de fabulación, de encantamiento, una
estrategia de buscar la forma de la experiencia de la vida; o mejor, la
comunicabilidad de los medios está más en los modos de narrar que en los
contenidos propiamente dichos107.
Las narrativas mediáticas permiten entender que los seres humanos son los
relatos que ellos mismos producen de sí mismos como sujetos y culturas, para
sobrevivir, resistir e imaginar la vida; en otras palabras, los humanos tienen relatos
para explicarse e imaginarse. Se narra a partir de la experimentación de la vida
misma, para mantenerse vivos -o mantener vivo lo cultural y lo comunicativo-. Las
personas narran para darle significado y legitimidad a la realidad cultural; narran
en cuanto buscan conocer-se; narran inscritos en una tradición y narran como
106
Ibíd. Pág. 13
107
Ibíd. Pág. 15
97
colectivo, para conectarse con los otros y crear comunidades de sentido108. Así
mismo se puede pensar los medios como una intervención cultural.
98
son estrategias no solo de contar sino de representar. Los modos de narración son
los que le permiten a la narración lograr ser una imaginación, pero reglada; es
decir, que parte de unos modos de creación sometida a reglas, compartidas entre
productores y audiencias para comprender e imaginar historias.
La narrativa, por tanto, puede entenderse como una perspectiva para captar el
significado o el funcionamiento de los fenómenos comunicativos; es una matriz de
comprensión y explicación de las obras de comunicación. Cuando la narrativa
mediática intenta representar, expresa modelos de colocación del sujeto en
ideologías, estrategias para estabilizar los significados respecto a temas clave
como la mujer, los inmigrantes, los jóvenes. La comunicación resulta, pues, un
modo de producir sentido social, de afirmar o transformar percepciones y
representaciones. La narrativa es acto de hacer-relato, e interviene en la acción de
elaboración de la trama, que es su efecto, y produce dispositivos de comprensión
social
114
Son unos modos de entender el acto de narrar que reflejan las obsesiones y los deseos, las agresiones y los
posibles puntos de equilibrio; se narra diferente en Irán, en Japón y en Colombia, por ejemplo. RINCÓN, O.
Ibíd. Pág. 107
99
En las narrativas mediáticas son visibles los modos en que cualquier mediación
comunicativa establece referentes respecto a determinadas realidades o
sensibilidades, como lo femenino, lo étnico, lo juvenil, lo marginal115; por ejemplo,
la narrativa de lo femenino –como representación- en la televisión española. De
esta manera, los medios son referentes colectivos de los modos legítimos de ser
en la sociedad que participan de la producción de la realidad hasta reproducirla en
toda su densidad y consistencia116.
115
Ibíd. Pág. 96
116
Ibíd. Pág. 96
117
SUBIRATS. Marina. “Notas para la búsqueda de una metodología de cambio desde los estereotipos de
género”. En AA.VV. Ensayos de Pedagogía Crítica. Editorial Laboratorio Educativo. Caracas, 1997. Pág. 126
118
FULLER, Norma. “Dilemas de la Femineidad. Mujeres de clase media en Perú”. Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, 1998. Pág. 18
100
uno de los agentes de socialización que transmiten y reproducen patrones
socioculturales.
119
Eva, como primer personaje mítico representante de lo femenino en nuestra cultura, carga la
responsabilidad de las desgracias, implicando que se asuma como modelo moral negativo, puesto que enseña
el precio que hay que pagar por transgredir las leyes patriarcales. En WOLFENSBERGER; Lilly. “Cuerpo de
mujer, campo de batalla”. Plaza y Valdés Editores. México D.F. 2001
120
RINCÓN, O. Op. Cit. Pág. 96
121
CHILUN, citado en RINCÓN, O. Ibíd. Pág. 96
101
Los medios de comunicación parten de un ideal comunicativo, que es la acción
simbólica de éstos: la competencia para producir vínculo y conexión entre los
seres humanos, para imaginar relatos en los que puedan caber todos. De ahí el
potencial de conexión e identificación que generan los relatos mediáticos. Esto no
implica evadirse de la realidad, sino ir al encuentro de las experiencias de la vida.
Las narrativas mediáticas, en este sentido, son los dispositivos de producción y
dispositivos de análisis de la actuación de los medios de comunicación.
Las intervenciones narrativas visibilizan a las narrativas de los medios más como
modos de interpelación comunicativa, que como difusión de contenidos, al cumplir
tres condiciones básicas; a saber, actualiza rituales, en donde los medios son
experiencias de ceremonias, celebración y juego mediático las cuales se inscriben
en la vida cotidiana; se presentan como promesa de expresión social, inscritas en
prácticas de seducción (publicidad), prácticas de encantamiento (tele y cine); y por
último, son producción de significado, desde la intencionalidad de producción y las
comunidades interpretativas.
122
Ibíd. Pág. 103
123
Ibíd. Pág. 103
102
3.2.2. Construcción de los géneros
103
hombres y a mujeres, llevándonos a una mirada que abarque lo social, lo político y
la complejidad de las representaciones de género.
104
Pero cuando se menciona que las relaciones de poder intervienen en la
construcción de los géneros, no quiere decir que todos los análisis sustentan esta
tesis como paradigma explicativo. Lo anterior nos lleva a entender que aunque en
las relaciones de género se plantee relaciones de jerarquía, este no es el único
aspecto que nos permite visibilizar la construcción de feminidad o masculinidad,
aunque si sea un elemento clave. Se realiza esta aclaración, para entender por
qué, desde la teoría funcionalista de Parsons, se estima que las identidades de
género se dan a partir de las funciones que hombres y mujeres desempeñaban,
en especial en la familia, la cual se valida en tanto sea familia nuclear, puesto que
es el tipo ideal de familia, el cual representaba el ajuste real a los cambios de la
sociedad occidental industrial; es decir, el esquema de familia nuclear es el único
que logra adaptarse a las exigencias de la movilidad ocupacional y geográfica,
consideradas como inherentes a las sociedad industrial moderna. En este tipo
ideal de familia, el varón adulto en su rol de esposo y padre es quien brinda el
ingreso familiar, y por ello en las sociedades industriales es quien se desplaza
espacialmente para participar en forma activa en el mercado laboral126.
Siguiendo tal postura, la teoría de los roles sexuales señala que la familia es la
encargada de socializar a los menores, según patrones de roles de género. Así, a
los hombres les corresponde los roles instrumentales –fuerte, activo, racional, etc.-
y entre ellos el más importante es el trabajo. A la mujer le corresponden los roles
expresivos -criar y educar a los hijos; debilidad, emotividad, etc.-. Estas son los
denominados tipos de masculinidad y feminidad hegemónicas, en donde las
diferencias de edad están asignadas por la capacidad funcional asociada a la
edad. Esta teoría aporta un elemento clave, y es que la adquisición de las
126
LEÓN, Magdalena. “La familia nuclear: Origen de las identidades hegemónicas femenina y masculina”.
En ARANGO, L., LEÓN, M. y VIVEROS, M (comps.) Género e identidad Ensayos sobre lo femenino y lo
masculino. Tercer mundo editores, ediciones Uniandes y programa de estudios de género, mujer y desarrollo,
Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 1995. Pág. 173.
105
identidades de género se dan por medio de un aprendizaje social y de
conformidad con las normas de un modelo dado; sin embargo, no da espacio a
resistencia al modelo, ni tampoco a los aspectos específicos de conflicto y
violencia que hombres y mujeres experimentan para someterse o desviarse de las
normas127.
127
La teoría del rol desconoce el poder, las relaciones desiguales de los géneros, y las desigualdades como la
violencia familiar y callejera, el acoso sexual en el trabajo y la pornografía de las mujeres en los medios. Ibíd.
Pág. 182.
128
Ibíd. Pág. 175.
129
Ibíd. Pág. 176.
130
Lo es en tanto, aunque se enfoca en lo disfuncional y tensionante de la incongruencia de roles, en ella
subyace un modelo idealizado de familia, tal como sucede en el funcionalismo parsoniano. Ibíd. Pág. 177.
106
la industrialización, procesos que incentivaron la entrada de la mujer al mercado
de trabajo y su participación activa en la sociedad. Para León, la entrada de la
mujer a la esfera pública y su presencia en el mercado laboral llevaron a plantear
la tesis reduccionista de considerar la participación extra domestica de la mujer
como una condición, no solo necesaria sino suficiente, para lograr la redefinición
de su identidad femenina131. Ello explica porque varios análisis posteriores han
demostrado que el trabajo de las mujeres en el mercado laboral constituye una
extensión de su trabajo domestico. Tanto la teoría de la modernización como la
teoría de roles entienden que el cambio viene de factores externos, pero no
diferencian la heterogeneidad por clase, etnia, edad y otras variables. Asumen
también que el trabajo domestico es un trabajo invisible que no constituye un
aporte a la acumulación de capital.
131
Ibíd. Pág. 177.
132
RUBIN citada en LEÓN, M. Ibíd. Pág. 178.
107
De esta y otras posturas aparece la perspectiva de género para definir la
masculinidad y la feminidad. Cuando se habla de género, se menciona que este
envuelve una graduación de rasgos y actividades de manera que las asociadas
con el hombre tienen mayor valor. De esta forma, es el acceso estructuralmente
asimétrico a los recursos, lo cual lleva a generar el privilegio y dominación del
varón y la subordinación de la mujer133. Al mismo tiempo, hay que ver que la
identidad de género está mezclada por diferentes aspectos. Para el caso de las
mujeres, su identidad estará marcada no solo por su posición subordinada en la
sociedad, sino por la afectación que le podría dar las demás variables sociales –
edad, etnicidad y clase-.
Desde la perspectiva de genero, los roles no son dados y aceptados por la fuerza
del consenso, sino que son, en formas diferentes, impuestos sobre los individuos y
las colectividades por otros individuos y por el colectivo. La familia no se
conceptualiza como una unidad armoniosa y consensual, sino más bien como un
sistema de relaciones de poder. Es de esta forma, como la identidad individual y
social de cada uno de los miembros de la familia va a definir la direccionalidad,
grado e intensidad de los conflictos, la posición desventajosa de las mujeres, los
niños y los jóvenes los coloca en el polo débil del poder134.
133
Ibíd. Pág. 179.
134
Ibíd. Pág. 184.
108
algunos patrones culturales, de manera que puedan desarrollarse identidades de
género femenino que trasciendan la exclusividad de madres y esposas135.
135
Hay que ver que las parejas de homosexuales, tanto femeninas como masculinas, representan un quiebre
muy profundo a las visiones de sexualidad, maternidad y paternidad sobre las cuales se ha construido
tradicionalmente la identidad hegemónica masculina y femenina. Ibíd. Pág. 185.
136
Es lo que la antropóloga peruana Norma Fuller denomina como el modelo mariano. Para ella, el
marianismo es importante analizarlo en tanto emerge como un complejo natural que expresa el símbolo
central de la feminidad en Latinoamérica. Ver FULLER, Norma. En torno a la polaridad Marianismo-
Machismo. En ARANGO, L., LEÓN, M. y VIVEROS, M (comps.) Género e identidad Ensayos sobre lo
femenino y lo masculino. Tercer mundo editores, ediciones Uniandes y programa de estudios de género,
mujer y desarrollo, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 1995. Pág. 241.
109
Siguiendo a esta autora, la ecuación mujer igual madre, igual encierro domestico
esta siendo cuestionada, al mismo tiempo que se valora la identidad femenina
anclada en una maternidad renovada137. Para Norma Fuller, otra estudiosa de las
identidades de genero, el hecho de que la mujer ocupe espacio publico –mediante
la adquisición de derechos ciudadanos, participación en el espacio laboral, etc.- y
controle su capacidad reproductora, cuestiona la organización tradicional de la
familia, y con ello, la concepción del lugar que ocupan las mujeres en el mundo,
su finalidad en la vida y las cualidades que la distinguen138
Es así, como durante las últimas décadas, los estudios sobre las masculinidades
han ganado creciente presencia e interés académico; el nuevo interés en las
masculinidades ha tomado lugar dentro de un amplio contexto entre los que
137
LEÓN, M. Op. cit. Pág. 188.
138
FULLER, Norma. “Dilemas de la Femineidad. Mujeres de clase media en Perú”. Op. Cit. Pág. 15.
1
Ellas empezaron mucho antes que los hombres a descubrir que no hay sólo una forma de ser ellas, que hay
diferentes formas de ser mujer; para los hombres hasta fechas recientes se ha admitido que hay otras formas
de ser de la masculinidad que son válidas, aunque no correspondan al modelo homofóbico predominante en
la actualidad.
110
encontramos temas como los cambios en las formas de familia y un rango
creciente de representaciones contradictorias de los hombres y la masculinidad139.
De tal manera, la crítica feminista acerca de las injusticias y los privilegios de los
hombres, necesita reconocerse ampliamente en la teorización de los hombres y
las masculinidades, este cambio conceptual de las mujeres∗ hacia el género ha
brindado razones estratégicas y prácticas para incorporar la otra mitad olvidada en
los estudios de género. Para Pineda se presenta como un cambio hacia la
consideración de las identidades y relaciones de los hombres como sujetos con
identidad de género, que plantea por supuesto nuevos retos a los enfoques de
género140, así las cosas, simultáneamente con el concepto de género, se
necesitan especificar otros conceptos como el de hombre, entendido como una
categoría social (al igual que el concepto de mujer), que se presta para problemas
conceptuales cuando se confunden con aquellas como varón y macho.
139
PINEDA, Duque Javier. “Masculinidades Género y Desarrollo. Sociedad civil, machismo y microempresa
en Colombia”, Ediciones Uniandes, Marzo de 2003. Pág. 17.
1∗
No obstante, encontramos una creciente literatura de los estudios sobre los hombres realizados por
hombres, desarrollando una crítica desde una orientación profeminista y antisexista. Así, tanto los estudios
feministas y gay, como los profeministas, son las fuentes más importantes de teorización de los hombres y las
masculinidades.
140
Ibíd. Pág. 17.
111
limita un entendimiento de cómo el cuerpo es socialmente construido en sí mismo
y es una expresión de las relaciones sociales y de género, sino que también limita
y oscurece el grado en que los atributos asociados con los hombres y las mujeres
en unas condiciones específicas, se superponen y son construidas
mutuamente141”.
141
CORNWALL y LINDISFARME, citados en: PINEDA, Duque Javier. “Masculinidades Género y
Desarrollo. Sociedad civil, machismo y microempresa en Colombia”, Op. Cit. Pág. 18.
142
ANDRADE, Xavier y HERRERA, Gioconda, (Editores) “Masculinidades en Ecuador”, FLACSO sede
Ecuador, 2001. Pág. 14.
112
Es así, como encontramos que a lo largo de la historia de la humanidad se ha
aceptado la idea del eterno masculino, ya que ante la dificultad de aceptar una
realidad inconstante, se ha preferido creer que la masculinidad es un principio
universal, permanente e intacto, que está por encima del tiempo, del espacio y de
las edades de la vida. Sin embargo, el lenguaje cotidiano refleja dudas e inquietud
al referirse a la masculinidad como un objetivo, como un deber ser; ser hombre es
una expresión que se usa más en imperativo que en indicativo 143, la orden a la que
se tienen que enfrentar desde niños “sé un hombre”, implica que no es algo que se
dé por sentado y que la virilidad no es tan natural como se pretende. La
masculinidad, como un estereotipo, va siempre unida a determinadas cualidades,
sobre todo asociadas con la fuerza, la violencia, la agresividad y la idea de que es
necesario estar probando y probándose continuamente de que se “es un hombre”.
113
identidad de género es un proceso inacabado que atraviesa por variados
momentos a lo largo de la vida, redefiniéndose en las diferentes relaciones con
los/as demás y en los variados ámbitos institucionales y de socialización, en
palabras de Fuller, “No se trata pues de un cuerpo fijo y acabado de
representaciones acerca del yo que cada sujeto actualiza en la práctica sino de
una construcción histórica que cada persona va reajustando a lo largo de las
diferentes etapas de su vida y de acuerdo al contexto en el que actúa 145”, por tanto
debe hablarse de múltiples masculinidades, que señalan la importancia del control
de la sexualidad femenina así como el reconocimiento de otros varones y de la
paternidad, entre otras características que aportan para reafirmar la masculinidad
en términos hegemónicos.
114
con un complejo vínculo afectivo del niño con la madre, siendo ésta su objeto de
deseo, y su posterior desprendimiento de ella a través de un vínculo con el padre,
en donde la identificación del niño con el padre hace que éste participe en el poder
que el padre representa, en donde el elemento clave es el símbolo fálico, símbolo
de poder y superioridad.
115
carácter histórico concreto para el estudio de los procesos de construcción de las
identidades de género en la constelación familiar, en tanto esta última se ha
venido transformando y en la actualidad asistimos a una estructura familiar
flexible, en algunos casos con definiciones de roles de género abiertas.
116
Esquema 7. Relación entre Narrativas mediáticas y construcción de los géneros
117
Esquema 8. Ruta metodológica del proceso investigativo
Construcción de Construcción de
Sensibilización preguntas de información de
investigación campo
Conceptualización de
Análisis de la
representaciones, Conclusiones
estereotipos y valoraciones información
Para poder llevar a cabo el desarrollo investigativo, fue necesario realizar una fase
de sensibilización, en la cual se pretendió colocar en cuestión los supuestos que
los y las estudiantes tenían sobre lo femenino y lo masculino, con lo cual era
posible empezar a problematizar dichos supuestos y así, construir las preguntas
de investigación. Para la etapa de la sensibilización, se planteó, en el proceso
investigativo, el siguiente ejercicio:
118
intrafamiliar, Mujer en la familia y en el trabajo, El hombre en la familia y en el
trabajo, los deportes y el juego. Como la idea de este primer ejercicio, era
evidenciar los supuestos que los/as niños/as tienen acerca de los géneros, la
actividad se guió a partir de tres preguntas, a saber: ¿Cuáles fueron los referentes
para construir los personajes?, ¿En qué se parecen las situaciones representadas
a la vida real? y ¿En qué se parecen las dramatizaciones con las historias que nos
muestra la televisión?
En esta actividad, es de destacar algunas de las respuestas que dieron los grupos
a las preguntas y que posteriormente nos permitieron ir agrupando posibles temas
de indagación. A continuación presentamos unas respuestas que se dieron desde
los grupos que desarrollaron el juego de roles:
“¿Cuáles fueron los referentes para construir los personajes?: Nosotros nos
basamos en un caso como el de mi tía, el esposo le pega y ella trabaja sola y
se tiene que encargar de todo lo de la casa, ella tiene que hacer todo lo que
él diga. (…) ¿En qué se parecen las situaciones representadas a la vida
real? Que los papás toman a las hijas como empleadas, pero si tienen hijos
no los dejan hacer nada porque son hombres, además que la mayoría de las
veces los hombres toman como objetos a las mujeres tanto en el hogar como
en la pareja”. Actividad de juego de roles, Duvian López, Cristian Vega, Carlos
Quintero, Luis Aguirre, Jhon Astudillo, Brayan Acosta, Angie Costes, Viviana
Rodríguez y Karen Beltrán. Tema: Mujer en la familia y en el trabajo.
119
se dio paso a la identificación de los diferentes temas que podían ser susceptibles
de investigación. Estos temas que se sacaron a partir de esta primera actividad de
sensibilización, fueron: Roles masculinos-Padre base del sustento, Roles
femeninos-Madre encargada del hogar; golpeada, sometida al poder masculino y
mujeres-como objetos que se extienden a la familia, pareja, medios de
comunicación.
147
La metodología de microcomunidades investigativas, se retomo de: MAUSSA, Julieth y PIRAQUIVE,
Diana. “Reconstruyendo la experiencia: formación de identidades y constitución de sujetos sociales a partir de
la investigación en el aula, la narrativa y la resignificación de las memorias sobre los procesos de
urbanización de Usme”. Sistematización, elaborada en 2007, para optar al título de licenciadas en ciencias
120
investigación, junto con nosotros/a. Para el caso de nuestro trabajo, cada
microcomunidad investigaría un tema de su interés con relación a los medios de
comunicación; y cada uno de los miembros del grupo de practicantes asumirían la
tutoría de uno de estos grupos, que como ya se dijo, son tres grandes grupos –de
acuerdo con el medio de comunicación- pero se subdividían cada uno en tres
subgrupos, para hacer un total de nueve en todo el curso.
121
Jimmy Gómez
Los Maicol Ibla
Tiburones Angie Cortes
Xiomara Arcila
John Carlos Quintero
Luny tuns Luis Aguirre Zea
Duvian López ¿Cómo se manifiestan
Angélica Millán
las representaciones,
María Isabel González
F.M.K.A. estereotipos y
Cine Luis Francia Maribel Álvarez
valoraciones de
Kevin Marulanda
Jair Qinchanegua género en algunas
El paso siguiente al elaborar las preguntas, fue intensificar los registros de los
diversos programas, de los comerciales televisivos, sobre todo, y de los diversos
videos clip y películas. Paralelamente a este trabajo, en las clases fuimos
desarrollando la observación de algunos videos y comerciales, y fuimos
analizando estos registros desde las categorías de análisis de los medios de
122
comunicación: representaciones, estereotipos y valoraciones148. A partir de este
hecho, se inicia la fase de construcción de análisis de la información.
123
posibilitar los análisis de las mismas; así, a cada estudiante se le entregó una
lectura donde estaba explicada cada categoría, con el fin de que las leyeran y
pudiéramos empezar a elaborar el análisis de la información.
De esta manera, y con todo este acumulado que se fue desarrollando a lo largo de
la implementación, se dio paso al desarrollo del análisis de la información de
campo, que ayudó a contestar las preguntas de investigación que los y las
estudiantes en cada grupo se plantearon y que nos ayudarían a contestar la
pregunta investigativa de nuestra propuesta. Cabe aclarar, que la fase de “análisis
de la información”, se llevó a cabo en dos partes, la primera se dio en los análisis
parciales que los y las estudiantes elaboraron y la segunda, que está dada por el
análisis que nosotros realizamos de lo que los/as niños/as, escribieron y
analizaron. Ésta última, se procuró con un doble objetivo: contestar las preguntas
que se formularon en las microcomunidades investigativas y, resolver la pregunta
que guió nuestra propuesta pedagógica. Sobre los análisis, volvemos más
adelante.
124
investigativa formuló. A partir de estas respuestas, nos aproximaremos a la
solución de la pregunta investigativa, que nos planteamos en la propuesta
pedagógica.
El análisis realizado por el curso 704, de la IED Altamira SO, sobre el papel de los
medios de comunicación cine y video, en cuanto a la imagen que estos
proyectaban de los géneros, es decir, cómo estos representaban, estereotipaban y
valoraban o incentivaban una valoración de la masculinidad y la feminidad, nos
permite comprender y entender la importancia de estos medios en la imposición o
afianzamiento de tendencias predominantes, a través de dispositivos que
desempeñen el papel de atraer o motivar a las audiencias; en palabras de Omar
Rincón, esto se podría definir en el afán de los medios por narrar desde el
entretenimiento149. El cine y los videos, sin duda, como productos industriales, no
se alejan de esta prescripción, puesto que hoy en día vemos cómo ambos medios
audiovisuales se insertan cada vez más en lógicas mercantiles, y son pocos los
trabajos que se desligan o se orientan al margen de tal aspecto.
149
RINCÓN, Omar. Narrativas mediáticas o cómo se cuenta la sociedad del entretenimiento. Editorial Gedisa,
Barcelona, 2006. Pág. 83
150
Hay que aclarar que nosotros, como maestros-practicantes, escogimos algunos títulos para analizar, pero
también los estudiantes, como trabajo extra clase, podían escoger las películas o videos según su preferencia,
a partir de lo que ofrecían los canales de televisión a los que tenía acceso.
125
intencionalidad de quienes elaboran las narrativas de estos medios, lo que nos
podría ofrecer un primer punto de análisis. A simple vista, se puede decir que
cualquier medio de comunicación busca llegar a varias audiencias en tanto logre
convencerlas de que su producto los entretiene, y en esto es pertinente la
afirmación de Rincón de que los medios narran a partir de proyectar imágenes que
se relacionan con la cotidianidad de las personas, es decir, con su experiencia151.
-Acerca del video musical “el camionero”: “Un hombre tiene un camión y
que esa vida era mejor que cualquiera que carga plata y que el pasa al
151
RINCÓN, Omar. Op. Cit. Pág. 10
126
frontera, y que él gasta la plata en mujeres y bebidas y que deja a una
mujer al amanecer. Cuaderno de Cristian Dorado.
En ambos casos -videos clip de música popular, los cuales generalmente manejan
este tipo de situaciones-, se representa a la mujer como individuo instrumental,
que complementa exclusivamente al hombre; y lo hace siendo compañía de éste.
En estos videos se intenta reflejar, que una parte importante de la vida de las
mujeres es la de ser la compañía de los hombres, ya sea en una relación de
pareja estable, o solamente como compañía amorosa por un rato. La mujer es
importante para el hombre, en tanto le ofrezca únicamente amor o compañía; esto
caracteriza los valores que predominan en las relaciones de género, que para este
caso, son los valores esenciales de una mujer en una relación de pareja; es decir,
ella se debe caracterizar según valores privados; es decir, presentes en la esfera
de lo privado, como el de ofrecer amor, compañía, afecto, los cuales son
reclamados por el hombre, quien no los tiene que brindar, o si pero en solo en
situaciones que lo requieran –por ejemplo, cuando engañan a su esposa o pareja-.
El hombre requiere de estos valores para demostrar actitudes a alcanzar como la
hombría, el poder de conquista, etc. Según Lauretis, en este tipo de situaciones, la
mujer carece de autonomía, porque ella es, en tanto, compañía del hombre -deseo
masculino- o lugar de sexualidad152, lo cual incita a mantener a la mujer en ‘su
lugar’, según lo que establece los discursos hegemónicos de la cultura dominante.
Es claro el reduccionismo al que se somete el ser mujer. Otro ejemplo ilustrara tal
reduccionismo.
Describir los tipos de feminidad que muestra a película “El laberinto del
fauno”; Ser mama: la esposa del capitán sufrió mucho por tener un bebe
152
LAURETIS, Teresa de. “Alicia ya no. Feminismo, Semiótica y Cine”. Ediciones Cátedra, S.A. Madrid,
1992. Pág. 13
127
con él. Ser valiente: porque Ofelia cumplía todo lo que le decía el fauno.
Cuaderno de Cristian Dorado
“Cine y videos musicales pues hay algunas mujeres que se dejan manejar
por plata y placer como no lo muestran en el video y eso me ha enseñado a
respetar a las mujeres”. Segundo documento narrativo de Kevin Tenjo.
-“Masculinidad: Agresivo, salvaje, asesino. Feminidad: Creencia en hadas,
inocente.” Análisis de cine de Angie Cortéz
128
mujer inocente, afectiva, ubicada en espacios privados, pero al mismo tiempo
aquella que mediante algunas prácticas, busca atraer al hombre; y el hombre
representado como agresivo, protagonista de la acción, que busca a la mujer para
su satisfacción. Diríamos que la estrategia de los medios es estabilizar los
significados que el androcentrismo impone, mediante los modelos de colocación
de los sujetos. Esta estabilización se logra también mediante la utilización de
estereotipos –hombre agresivo, mujer inocente-, los cuales, al fijar las identidades
o los comportamientos, consiguen que se naturalicen en las audiencias. La
imposición de estereotipos se hace, precisamente, para consolidar ese orden
naturalizado. Estos estereotipos o fijaciones, marcan la manera cómo cada
hombre o mujer deben concebirse a si mismos y a los demás. Siguiendo el
análisis anteriormente planteado, podemos ver en los siguientes casos, la
necesidad de resaltar en las mujeres los valores de la atracción y la seducción,
puesto que ellas necesitan conseguir la aprobación de los hombres.
-“Al que mas acudimos en este caso es a la TV o a los videos donde vemos
la vanidad de las mujeres, la moda y demás”. Análisis de Video de
Yessika Jiménez
“En cine y videos musicales, son las mujeres las que muestran su cuerpo
para seducir a los hombres con su cuerpo y sus bailes”. Segundo
documento narrativo de Maicol Ibla
129
familia153. Al mismo tiempo, se tergiversa la invitación de la mujer a que se oriente
por el cuidado de su imagen y la figura de su cuerpo, porque así es la mejor forma
de expresión social. Esto, de alguna manera, le impide a la mujer que se piense
como sujeto de poder, puesto que por un lado, ser así le implica buscar otros
espacio –espacios de poder relacionados con lo publico-, y por otro, está
subordinada al hombre y sus deseos. En palabras de Ana Jorge Alonso, la
representación de las mujeres prevalece en un segundo plano, cuando no
inexistente, en todos los espacios prestigiados como el laboral, el económico, el
científico, etc. (…) de un modo que denota una escasa evolución histórica del
papel que se les ha asignado tradicionalmente154. La representación de los
hombres, sí representa una ubicación privilegiada, de poder, tanto así que en el es
permitido cualquier tipo de prácticas excesivas, como el derroche de dinero,
incluso afuera del margen de la moral y de lo socialmente permitido.
-Acerca del video musical “el camionero”: Valoración: que las mujeres son
fáciles de manejar. Estereotipos: que la plata puede controlara a las
mujeres. Representación: tipo de masculinidad tienen poder de plata, bebe
y mujeriego”. Cuaderno de Cristian Dorado.
130
permitido a los hombres, más no a las mujeres, quienes sí se muestran como
personajes infieles o promiscuos, suelen llevar consigo el peso moral y la
desaprobación social de las personas, incluso como parte de la misma historia
narrada por los medios.
155
WOLFENSBERGER; Lilly. “Cuerpo de mujer, campo de batalla”. Plaza y Valdés Editores. México D.F.
2001. Pág. 23
131
“Hombre que muestra su masculinidad como escudo protector ante las
mujeres y se iguala a ellos y aprueba que es mejor que una dama.” Cuadro
de Análisis. Cuaderno de John Herrera.
132
comunicación de masas, pero si lo hacen, que son pocos los casos, no se generan
espacios suficientes o necesarios para lograr objetivos claros en cuanto a la
búsqueda de la equidad de genero. El objetivo de los mass media es entretener, lo
cual no permite creer que se vuelva un paradigma al interior de la intencionalidad
mediática, la promoción de masculinidades o feminidades alternativas. Lo anterior
supone la desvalorización o valorización desigual de hombres cuando son
sensibles, afectivos, sentimentales, etc., y si estos llegan a comportarse así, son
valorados con adjetivos como débiles, incapaces, e impedidos socialmente. Pero
cuando una mujer llega a actuar bajo roles propios del hombre, ésta es
sobrevalorada, pero se interpreta como un caso sui generis, poco común, aun
cuando sirva como ejemplo para la feminidad.
133
representar y perpetuar roles y practicas androcéntricos que caracterizan a la
sociedad.
Esto privilegia o hacen exclusivas ciertas prácticas para los hombres, como el
juego del fútbol, que es un deporte, por demás, bastante valorado socialmente. Lo
anterior conlleva el dominio, en ciertos espacios, de la presencia masculina –
parques de recreación, patios de los colegios, extensas zonas verdes, etc.-.
Resulta entonces valida la consideración de que los medios de comunicación
buscan estabilizar y reproducir patrones culturales socialmente establecidos,
puesto que al pretender interpelar a los y las sujetos por medio del entretenimiento
y la seducción, lo hacen para expresar cómo son y viven los y las sujetos, porque
así se encuentran, tanto productores como audiencias, en situaciones cotidianas a
las que se ven identificados o impelidos a identificarse, lo que provoca el consumo
de sus productos. No solo por esto resultan importantes los análisis realizados por
los y las estudiantes, sino también por su posicionamiento frente a las
prescripciones mediáticas. Algunos ejemplos, reconociendo la representación de
las identidades de género que tradicionalmente agencian los medios, y el impacto
que en las audiencias conlleva, demuestran el distanciamiento de tal prescripción
social, y se ubican en el reconocimiento de la resistencia a estos modelos.
134
también pero las mujeres que salen en esas películas somos pocas (…) los
hombres también creen que pueden mandarnos pero tanto los hombres y
las mujeres tenemos derecho hay mujeres cantantes no solo hombres, y
las mujeres cantantes son estrellas como: Shakira y muchas más. También
hay mujeres policías, bomberas, empresarias. Etc. Las mujeres también
podemos si no lo proponemos, porque los hombres no mandan a las
mujeres”. Primer documento narrativo. Angélica Millán.
“La mujer tiene derecho a ser libre y muchos hombres creen que la mujer
debe estar en la casa, y no trabajar aunque muchas mujeres no se quedan
atrás y siguen adelante porque muchas mujeres son mejores que unos
hombres, eso es lo que yo pienso de la igualdad de género”. Segundo
documento narrativo de Jimmy Gómez
156
LEÓN, Magdalena. “La familia nuclear: Origen de las identidades hegemónicas femenina y masculina”.
En ARANGO, L., LEÓN, M. y VIVEROS, M (comps.). Op. Cit. Pág.177
135
tradicionalmente se someten tanto a hombres como a mujeres, o a los valores que
habitualmente los determinan, mas cuando se piensa desde la posibilidad de
lograr reproducir valores opuestos a las masculinidades o a las feminidades
hegemónicas; esto en tanto genera en algunos estudiantes la necesidad de
transgredir estos modelos cuando su presencia va en detrimento de la convivencia
entre géneros.
He comprendido que no hay tanta diferencia y que se debe tratar a ella con
la misma igualdad que se trata a mi género y que nadie sobrepasa a este
proyecto; veo y comprendo todos los medios de comunicación de otra
forma. Segundo documento narrativo de John Herrera.
Yo creía que todos los niños eran todos unos machistas y ahora he
cambiado un poco mi visión sobre ellos y aprendí sobre ellos que también
son cariñosos, comprensivos y amables. Ellos también comparten.
Segundo documento narrativo de María González
136
- Escribe varios ejemplos de valoración desigual de la mujer y luego haz un
análisis con tus propias palabras (mínimo 10 reglones): “Que el hombre es
el sexo fuerte y la mujer el sexo débil. Esto sucede porque los hombres le
pueden pegar a las mujeres tienen músculos hacen ejercicios de fuerza,
pueden alzar cosas fuertes y las mujeres no pueden hacer nada de esto,
porque se les parten las uñas, se les daña el pediquiur y se les rompe las
manos, estos son los estereotipos planteados por el momento, pero yo no
creo que la mujer sea el sexo débil, porque hay muchas mujeres fuertes no
solo en fuerza sino en verraquera en pocas palabras echadas pa’ lante.
Cuaderno de Cristian Dorado
Por tanto, los análisis e interpretaciones que los y las estudiantes le dan a la
revisión de los medios de comunicación, permiten entender la lógica rectora que
predomina en los medios de comunicación, aunque no pueda hablarse de que su
intención explicita sea la de mantener y reproducir la hegemonía social masculina
en la sociedad. Lo que sí es objeto de discusión es la reproducción automática y
sin reflexión que llevan a cabo los medios a partir de las prescripciones
fuertemente arraigadas en la cultura. Sin embargo, el espacio de discusión
generado con los y las estudiantes del grado 704 de la IED Altamira SO, permitió
lograr en ellos y ellas un cuestionamiento a los mensajes que los medios suelen
transmitir, creando en ellos la atención sobre este tipo de imágenes de las
relaciones de género. Al mismo tiempo les permite pensar en posibles fisuras al
condicionamiento en que se ven sometidos(as) por parte de los medios en el
afianzamiento de la identidades de género hegemónicas.
A mi familia yo les digo cómo debemos tratar a las mujeres, porque ellas
pueden hacer casi lo mismo que nosotros los hombres, como trabajar, y los
hombres como mi hermano, ellos pueden cuidar, lavar, cocinar como todas
las mujeres Segundo documento narrativo de Maicol Ibla
137
Con la aplicación de la propuesta pedagógica se puede llegar a concebir el tipo de
resistencia que los y las estudiantes realizan alrededor de los patrones
hegemónicos culturalmente agenciados, y esta resistencia se puede analizar en
varios niveles; según el grado de aprehensión que los y las estudiantes hayan
realizado de los contenidos, el tipo de contenidos trabajados y la dinámica y
orientación que se le dio a las clases –esto será objeto de análisis de los
siguientes apartados-.
157
Aunque la publicidad se suela reducir a la forma o el medio para la promoción de productos, estos se
pueden ubicar en una amplia gama de presentaciones: objetos para el uso individual o colectivo; eventos
culturales, sociales, políticos, deportivos; productos culturales o de entretenimiento; incluso animales o
recursos naturales, entre muchos mas. La propuesta pedagógica se inscribe en el análisis de la publicidad de
productos ubicados en el grupo de objetos o espacios para el uso para las personas –elementos de aseo
personal, bebidas, bancos, automotores, productos culturales, etc.; es decir, en la publicidad que comúnmente
se ofrece en la televisión y en las revistas.
138
Por eso, la forma más cómoda de la publicidad para ganar público es mediante el
divertimento, la provocación, la promesa de distinción, ya que así se prescribe que
las personas deben, no solo poder negociar su aceptación social, sino también
alcancen su felicidad. De esta forma, la publicidad, al necesitar convencer, impele
a la creación de una idea de mundo donde reina el bienestar, la belleza y el
confort.
Sin duda, se puede ver, con este ejemplo, la reproducción del supuesto legitimado
socialmente que afirma que los espacios de trabajo le corresponden generalmente
a los hombres, y en cambio, los gastos que realizan las mujeres son para su
entretenimiento. Así, se genera, por un lado, el reconocimiento de la exclusividad
de los hombres como sujetos públicos, en tanto ejercen un trabajo, en detrimento
139
de la ubicación de las mujeres en espacios privados158. Por otro lado, se banaliza
el gusto femenino en cuanto se orienta a la diversión o el esparcimiento, creando
de este modo, la reducción o generalización de prácticas para pensar –o asumirse
desde- lo femenino. Siguiendo el ejemplo del comercial, las inclinaciones o
preferencias de las mujeres no tendrían la misma importancia social que si lo
tienen las de los hombres; esto se puede ver en la inversión del crédito por parte
del hombre, y del gasto de la mujer. Otros ejemplos demuestran la posición
tradicional con las que se suele representar a la mujer; esto es, el tipo de
productos que se diseñan para las mujeres.
“Representan a una mujer muy aficionada por la ropa y a los esposos que
ya están cansados de que ellas compren mucha ropa”. Análisis de
comerciales de T.V. y radio de Cristian Dorado
“Se tiene que quedar todo un fin de semana lavando la ropa, mientras el
esposo y los hijos se van al parque o a divertirse”. Análisis de comerciales de
T.V. de Cristian Dorado
140
“Un vecindario y 4 personas (mujeres) llegan y dicen: que es lo que está
usando la vecina y la vecina dice el nuevo Rindex con olor a limón”. Análisis
de comerciales de T.V. de Cristian Dorado
“Las mujeres son las únicas que cocinan y ellas saben qué hacer por eso
tienen que agregarle un condimento especial (Doña Gallina, Ricostilla…) y
todo les queda rico”. Análisis de comerciales de T.V. de Cristian Dorado
141
“Se ve a 5 amas de casa buscando un mejor producto para lavar la ropa y
satisfacer las necesidades de su familia.” Análisis de comerciales de T.V. de
Cristian Dorado
“Que solo las mujeres son las únicas que pueden lavar ropa y ellas saben
escoger los mejores productos para la ropa”. Análisis de comerciales de T.V. de
Cristian Dorado
142
seducción159. La publicidad seduce mediante la utilización de estereotipos como la
mujer exhibicionista, la cual debe mostrar su cuerpo lo mas descubierto posible.
Esto genera un impacto visible, y es la aceptación de los hombres por este tipo de
propuestas, o al menos el no rechazo, y en las mujeres pueden presentarse, ya
sea el rechazo o adopción de estas estéticas. Sucede distinto cuando no se
exaltan los cuerpos femeninos, sino su rostro y sus ademanes.
“La tomo como bueno porque estos celulares y la modelo son buenos (…)
que la modelo sexi (sic) Carolina Cruz muestra la feminidad”. Cuadro de
análisis de la información Jair Quinchanegua.
159
RINCÓN, Omar. Narrativas mediáticas o cómo se cuenta la sociedad del entretenimiento. Editorial Gedisa,
Barcelona, 2006. Pág. 138.
160
OSPINA, citado en RINCÓN, Omar. Op. Cit. Pág. 132
143
Como no es explicita la exhibición exuberante de cuerpos femeninos, es posible
encontrar menos resistencias por parte de las mujeres receptoras del comercial.
En el comercial prima más el estilo que promueve la modelo, además porque es
una de las más reconocidas en el público del país. Como ya se dijo anteriormente,
la publicidad para estos productos tiene que generarse a partir de mundos ideales,
donde el aspecto estético, tanto de los paisajes como de las personas, tiene que
ser objeto de aceptación.
161
RINCÓN, Omar. Op. Cit. Pág. 142
144
productos que tenga una persona. Nuestros tiempos están marcados (…) por la
felicidad promovida por el consumo162.
“Pues algunos o todos dijeron que estaba muy buena que tenía buenas
tetas y todos se excitaron, son bonitas, exóticas y tienen buen cuerpo”.
Cuadro de análisis de Luisa Londoño
“La profe Patricia Suarez (dice que las mujeres salen en los comerciales)
porque el cuerpo de la mujer es armonioso, segundo porque la mujer era
más vanidosa que el hombre”. Cuadro de análisis de la información elaborado
por Karen Beltrán
162
Ibíd. Pág. 132
145
“La moto (de marca) Auteco tiene que ser más deseada por todos los
hombres (…) es más importante que la esposa”. Análisis de comerciales de
T.V. y radio de Cristian Dorado
“Que los hombres esperan a que las mujeres los atiendan bien como
merecen”. Análisis de comerciales de T.V. de Cristian Dorado
146
tradicionales, sino que va al encuentro de nuevas propuestas. Para convencer a
las personas, utiliza aquello que tenga sentido y significación para la gente.
163
Ibíd. Pág. 143
164
Ibíd. Pág. 146
147
toma realmente al hombre [y la mujer] tal cual es, procurando estimular solamente
la sed de consumo que ya existe165. La publicidad sugiere unos estilos de vida
inscrito en los marcos culturales socialmente aceptados. Por esto, resultan
interesantes los cuestionamientos que algunos y algunas estudiantes puedan
realizar a tales agenciamientos.
Son, entonces, validas e importantes las reflexiones que se hacen sobre el lugar
social que los medios les asignan a hombres y a mujeres, en tanto les ofrece los
elementos con los que tienen que asumir, cada uno, su identidad, y por ende, la
aceptación de sus otros. Diríamos entonces que la construcción de las identidades
de género se ven atravesadas por los dictámenes de los medios en la medida en
que estos son capaces de orientar su acción hacia la satisfacción de varias de las
necesidades de los seres humanos: el entretenimiento, la transmisión de
conocimiento y de novedades, entre otros. En esa necesidad social es que los
medios se incrustan en la vida de las personas, asumiéndose como
indispensables en la vida de éstas. Cada vez se hacen más importantes, al punto
de que modelan la sociedad y modelan su consumo. Al convertirse en necesidad,
los medios se venden como productos, lo cual implica la entrada en la esfera
comercial. Ubicados allí, estos buscan llegar a muchas personas, ofreciendo todo
tipo de productos –incluso creando nuevas necesidades-. Esto les impele a ir
renovándose, ir actualizándose, en la medida del gusto de las audiencias o
receptores, quienes han tenido que negociar su gusto ante los medios; incluso, en
algunos casos, los medios imponen gustos. En esa renovación no hay espacio
165
LIPOVETSKY, citado en RINCÓN, O. Op. cit. Pág. 153
148
para la reflexión política, o para la preocupación por los medios que se utilicen o
los mensajes que se transmitan en su trabajo, siempre y cuando seduzcan. Por
eso, la critica a medios de comunicación como la publicidad, es que promocionan
la superficialidad y la levedad del mundo que representa. Tales valores están
implícitos en los estereotipos que se promueven en algunos mensajes mediáticos
y publicitarios.
Ahora bien, son importantes los posicionamientos frente este tipo de mensajes
mediáticos, en cuanto señalan la existencia de mensajes implícitos de los medios,
o mejor, la presencia de reproducción de valores hegemónicos que perjudican la
autonomía en la construcción de las identidades de género.
Los estilos de vida que imponen los medios como la publicidad sin duda están
marcados por la tradición cultural de la sociedad y por el reforzamiento y
reproducción que hace la misma publicidad de los valores que la cultura agencia
socialmente. Hay que, de todas formas, entender que la publicidad no reproduce
imágenes estáticas de ser hombre o de ser mujer, pero si mantiene la
jerarquización presente en los géneros que caracteriza la cultura androcéntrica
que influye a la sociedad. De este modo, es posible ubicar la poderosa influencia
de los medios sobre la construcción de los géneros, en tanto los coloca en los
lugares a los que socialmente están asignados166.
166
Al respecto revisar los trabajos de Ana Jorge, “Mujeres en los Medios, Mujeres de los medios. Imagen y
presencia femenina en las telenovelas publicas: Canal sur TV”; Teresa de Lauretis, “Alicia ya no”; María
García de León, “Los medios de comunicación de masas y sus imágenes femeninas”, entre otros.
149
3.2.3.1.3. ¿Qué transformaciones en la feminidad y en la masculinidad
tradicional nos muestran las telenovelas?
167
RINCÓN, Omar, “Narrativas mediáticas. O cómo se cuenta la sociedad del entretenimiento” Op. Cit. Pág.
186.
150
estudiantes y sus respectivos familiares que implementamos en el momento de la
elaboración de la propuesta pedagógica; además esta inclinación o constante en
los gustos televisivos se iba haciendo evidente en los registros que ellos y ellas
traían a clase y, por lo tanto en torno a los cuales se perfilaron las temáticas a
indagar y la información de campo que nos fueran presentando pistas analíticas
para construir y resolver la pregunta en cuestión.
168
Ibíd. Pág. 191.
169
FULLER, Norma. “Identidades masculinas”. Op. Cit. Pág. 62.
151
femenino; sin embargo, el público masculino ha venido accediendo
crecientemente a estos programas como nos lo demostraron los niños de 704.
152
Como podemos darnos cuenta, la percepción del entrevistado y de la entrevistada
respecto a las telenovelas se enmarca en la imagen desigual con respecto a los
hombres que se transmite de las mujeres, presentándolas a estas como víctimas;
al respecto, podríamos seguir al dramaturgo venezolano José Cabrujas170 quien
explica que una telenovela es “una mujer que recibe doscientas noticias, dos de
ellas buenas, una cuando conoce al hombre de su vida y otra cuando se casa con
él, las restantes 198 noticias son malas”. En este sentido, podemos observar que
la tele nos muestra a la mujer que sigue anclada en roles tradicionales, y su
representación sigue persistiendo en no reflejar la realidad actual, de unas
mujeres con metas diferentes a la casarse y tener hijos, como lo podemos ver en
el siguiente ejemplo:
153
Estas producciones de sentido colectivo se despliegan discursivamente
produciendo y reproduciendo en el imaginario social mitos, que regulan, organizan
y estipulan el obrar de las personas. De las narrativas televisivas surgen unos
efectos socializadores específicos en cuanto al tema de las identidades de género
masculino y femenino para los/as sujetos; con los siguientes ejemplos podríamos
comprender esta afirmación.
“Es de una mujer que es traicionada y la valoran como una persona dedicada
a su hogar y a su familia y en cambio a la amante la valoran como una
persona fácil”. Análisis de Programa de T.V. de Angie Cortez.
154
Estos ejemplos nos muestran cómo las narrativas televisivas actualmente
organizan un universo de significaciones en relación con la maternidad alrededor
de la idea: mujer igual a madre, que reza que la maternidad es la función de la
mujer y a través de ella la mujer no solo alcanza su realización sino también su
adultez; bajo este presupuesto que las telenovelas ayudan a legitimar, la
maternidad le da sentido a la feminidad, es decir, la esencia de la mujer es ser
madre; y así encuentre infidelidad por parte de su esposo su deber se inscribe en
seguirse manteniendo en su papel de mamá que se dedica al hogar y a la familia.
Lo interesante de los ejemplos que nos muestran esta relación intrínseca entre
mujer y madre, es que nos permiten debatir esta idea y pensar la maternidad más
como una función social que como un fenómeno natural inherente a las mujeres.
Es así, como la narrativa televisiva organiza un conjunto de prescripciones, que
marcan las acciones de nuestro tiempo, legalizando para la mujer y sus diferentes
acciones en el concebir, parir y criar la descendencia, estos como los proyectos de
vida posibles de las mujeres171, y efectivamente las encontramos en los discursos
sobre la Mujer que las telenovelas nos muestran. Entendemos entonces, que
estos discursos lejos de ser neutros, se cristalizan en un relato cuya repetición
hace posible los efectos de su eficacia simbólica.
“La quiero a morir es una nueva novela donde se presenta a una familia en
pocas palabras perfecta, pero su marido le es infiel con su mejor amiga, una
mujer más bonita, joven e inteligente; (al marido) no le importó los 20 años de
su matrimonio que tenían, las abandono, pero su madre estuvo con sus hijos
en el tiempo que más lo necesitaba.” Cuadro de análisis de la información
elaborado por Yessika Jiménez.
171
FERNANDEZ, Ana María “La mujer de la ilusión. Pactos y contratos entre hombres y mujeres” Editorial:
PAIDÓS. Argentina 1993. Pág. 161.
155
Así, sobresale en la narrativa televisiva la búsqueda y la creación de mitos, o
como en el caso de la maternidad, el reforzamiento de otros, que imponen
comportamientos a las colectividades y sin lugar a dudas, marcan tendencias en la
sociedad en que vivimos. Se hace visible en el ejemplo anterior que el discurso de
la telenovela opera bajo un modelo diferencial en torno a los géneros masculino y
femenino; no obstante vemos un constante cuestionamiento de algunos aspectos
de la masculinidad tradicional, por ejemplo el abandono del hogar por parte del
hombre, en donde se visibilizan algunos argumentos que desarrollan temas
directamente relacionados con la masculinidad y las relaciones de género, como
son el doble estándar de moral masculina que se presenta en la infidelidad.
Decimos doble estándar de moral masculina, en tanto, una de las cualidades para
la fundamentación de la virilidad resulta ser la dominación de la sexualidad
femenina y mayor grado de hombría si no sólo domina a una mujer y su
sexualidad sino a dos; pero encontramos que la familia y el lugar de poder que el
hombre ocupa dentro de ella, ratifica también su masculinidad, en tanto, una
probatoria de masculinidad resulta ser la paternidad biológica y mayor grado de
jerarquía en la virilidad si su descendencia es de varoncitos. La paternidad ocupa
un lugar importante y adquiere un valor positivo en la construcción de
masculinidad.
La narrativa mediática distingue dos distintos roles de los hombres como padres:
el padre biológico y el proveedor económico; por tanto encontramos la presencia
de la doble moral de masculinidad por llamarlo de alguna manera, ya que como
vemos en los ejemplos que representan masculinidades en las telenovelas, los
hombres se muestran ambivalentes y transitando por los diferentes modos de
probatoria de masculinidad.
156
Con el siguiente ejemplo, ubicamos la masculinidad entendiéndola más que una
esencia, como una ideología que tiende a justificar la dominación masculina,
dominación que a lo largo del tiempo ha ido cambiando de forma, pero que sigue
subsistiendo en el poder del hombre sobre la mujer; se evidencia entonces en los
discursos sobre masculinidad que nos muestran algunas telenovelas, en donde los
hombres, para serlo, deben maltratar a las mujeres y tener dos a la vez.
“Yo veo mi masculinidad en las novelas que muestran que los hombres
tienen que ser mas rudos que las mujeres, decirles mentiras, maltratarlas y
tener dos a la vez (montecristo, cómplices y pura sangre)”. Primer documento
narrativo de Cristian Andrés Dorado.
172
PINEDA, Duque Javier. “Masculinidades género y desarrollo. Sociedad civil, machismo y microempresa
en Colombia” Op. Cit. Pág. 20.
157
Sin embargo, aunque de forma mínima los discursos sobre masculinidad en la
televisión han venido incluyendo masculinidades no hegemónicas o tradicionales,
éstas masculinidades en la sociedad son continuamente subvertidas, en tanto, los
hombres pueden rechazar o aceptar roles culturalmente hegemónicos o incluso
crear discursos que le den vida a nuevas expresiones, como se ve en la telenovela
“Pocholo”.
158
otras muchas categorías. Como es el caso de la homosexualidad masculina y la
discriminación que ésta sufre como lo vemos en el siguiente ejemplo.
“Está caminando por el colegio Luís con su novio porque nadie sabe que el
es gay, pero sus novias están enteradas de lo ocurrido y por venganza (lo)
hacen saber a todo el colegio”. Trabajo de análisis de programas de T.V. de Angie
Cortes.
159
otras; entendiendo que, así como unas mujeres por su edad o posición en la
familia pueden beneficiarse de ésta en una sociedad patriarcal, algunos hombres
están en desventaja.
Ahora bien, sabemos que la televisión se caracteriza por darle un valor máximo al
entretenimiento, y por medio de éste vemos que los conflictos tradicionales que
guían las telenovelas según Rincón se ubican en seis historias fuente de las
cuales se desprenden los argumentos, una de esas historias fuente es el relato de
la cenicienta; aquí según el autor en mención, además de ser una historia de
amor, se retrata la lucha de clases en donde una mujer pobre se casa con el
príncipe y se vuelve rica173, el siguiente fragmento nos ilustra lo recurrente de este
tipo de historias que la tele nos presenta.
“Esta historia es sobre una mujer que fue muy pobre y se casa con un rico
empresario y todos la discriminan. La valoración que le dan a esa mujer es
que es una aprovechada”. Análisis de Programa de T.V. de Angie Cortez.
160
clásicos del melodrama, en tanto el discurso se convierte en tajante y decisivo
operando con estereotipos diferentes según el género, es decir, la narrativa
televisiva transcurre de manera diferente para hombres y mujeres.
“Cierta vez había una mujer que era muy millonaria, salía en revistas,
periódicos y farándula. Su esposo un rico empresario y empresario hombre
quería tener a su esposa como millonaria y porcelana (sic) La mujer le
insistía que quería superarse porque ella no tenía ninguna clase de
estudio”. Análisis de programas de T.V. de Angie Cortez
161
deseo de igualdad con él, sin comprender que no es pidiendo permiso como se
adquieren las autonomías que anhela.
162
una manera de liberación de la Mujer, lo que no se pone en entredicho son las
condiciones en las cuales las mujeres se insertan al mercado laboral. Es evidente
que un impacto negativo sobre las mujeres, es lo que se ha denominado “la
sobrecarga de trabajo a las mujeres”, esto lo decimos porque además del trabajo
de sus hogares y las connotaciones de éste, se suma las cargas y obligaciones
propias del Trabajo. Además las mujeres no suelen ser consultadas sobre el tipo
de integración laboral que buscan; se da una integración en el mundo de los
hombres sin un cambio en las relaciones de poder que atraviesan este tipo de
espacios. Se han impulsado estudios y evaluaciones que muestran los escasos,
cuando no negativos, efectos sobre los proyectos en la vida de las mujeres.
Las mujeres de bajos recursos, tienen que asumir un doble trabajo como lo
venimos diciendo: salir a buscar ingresos para el sostén de su familia y la
manutención y cuidado del hogar, la casa y su familia. En el ámbito laboral las
mujeres reciben menos ingresos que los hombres, en el mundo un promedio de
71.6% del ingreso mensual de los hombres174. Las mujeres generalmente trabajan
en áreas separadas de los hombres y ejecutan tareas definidas explícitamente por
razón de su sexo. La búsqueda de las mujeres de un lugar par con los hombres
generalmente circula por el mundo público, por el mundo laboral, y como lo
evidencian los ejemplos, está circulación afirma los obstáculos del doble
posicionamiento y lo que es menos visible las dificultades subjetivas de la
autonomía, que se desencadena en la desigualdad de oportunidades y logros de y
para las mujeres.
163
tecnológico, por medio del cual se convierte en relato un flujo de imágenes en
donde nada es fijo, todo pasa más rápido, todo se mezcla de información,
entretenimiento, publicidad175.
No obstante, y a pesar de ser una maquina narrativa potente, la tele no nos brinda
vehementemente ni mucho menos de forma crítica la historia de los repartos del
poder, la distribución de sus jerarquías, las prácticas ni los sistemas de valores
que las legitiman; generando lazos sociales y formas de relacionarse entre los
géneros que ocupan un lugar central en el cuadro de la vida social. La importancia
de esto radica en que estas legitimaciones naturalizan diferentes estructuras
materiales de hombres y de mujeres, que más allá de las condiciones objetivas
que imprime el transitar por el mundo público y/o el mundo privado, pueden
observarse limitaciones que operan desde la subjetividad176.
En estas mediaciones se encuentran los niñas y las niñas de 704 que nos han
facilitado las herramientas para la interpretación del significado mediático,
demostrando que los discursos de la televisión, el cine, el videoclip y la publicidad,
inducen en la construcción de la realidad social circundante, permitiéndonos, por
tanto establecer una interrelación género – medios, en palabras de Rincón, para
175
RINCÓN, Omar, “Narrativas mediáticas. O cómo se cuenta la sociedad del entretenimiento” Op. Cit. Pág.
169.
176
Sobre la producción de subjetividades, ver: FERNANDEZ, Ana María. “La Mujer de la Ilusión. Pactos y
contratos entre hombres y mujeres”.
164
seguir interrogando la pantalla, convencidos/as de que su acción es ante todo
política.
165
3.3. Pregunta formativa: ¿Cuáles son las narrativas y la posición política
que los y las estudiantes de grado séptimo de la IED Altamira SO
producen en torno a los análisis sobre las narrativas mediáticas y su
papel en la configuración y reconfiguración de los géneros?
166
Teniendo en cuenta esto, lo primero que habría que decir, es que por narrativas
escolares estamos entendiendo aquellos discursos narrativos, que los y las
estudiantes produjeron en un contexto específico: La IED Altamira SO, el curso
704 y en el marco de una propuesta pedagógica, que analizó e indagó por la
construcción de los géneros al interior de los medios de comunicación. Así, queda
enmarcada este tipo de narrativa por su contexto, característica principal de todo
discurso narrativo que no podría existir sin un referente contextual177. Por ello, se
podría decir que la narrativa existe según el lugar y el tiempo en el cual se
produce, además de los actores que la producen y que la reciben o interpretan.
Ahora bien, entendiendo que la narrativa escolar es aquel discurso que está
enmarcado en un contexto escolar y más en una propuesta pedagógica, es
necesario acercarnos ahora a revisar qué entendemos por narrativa o narración.
Ésta, la podemos entender como un texto, que puede ser escrito, hablado, visto o
escuchado, etc., en el cual un agente o una persona relata o cuenta una historia,
una en la cual va dando cuenta de los diversos cambios que van sucediendo a los
personajes y a las cosas, a lo largo de un tiempo finito178.
177
CONTURSI, María Eugenia y FERRO, Fabiola. La narración. Usos y teorías. Enciclopedia
Latinoamericana de Sociología y comunicación. Editorial Norma, Bogotá, 2000. Pág. 34.
178
Ibíd. Pág. 12.
179
Ibíd. Pág. 12.
167
humanos, le atribuimos significado a nuestra experiencia, puesto que reúne y
articula tres dimensiones importantes del desarrollo del ser humano, como lo es el
lenguaje, el tiempo y los acontecimientos de otros y los nuestros.
Así las cosas, se puede entender un acto narrativo desde dos grandes
perspectivas, que varían según el énfasis del relato y más aún lo que cuenta el
mismo; esta distinción, es de gran utilidad puesto que nos permite ubicar eso que
hemos llamado narrativas escolares. Estas dos perspectivas, son las que tienen
que ver con la historia que se cuenta, que puede ser un relato ficcional, en el cual
hay una invención de personajes, acontecimientos y transformaciones de los
mismo actores; este tipo de relato lo podríamos llamar, de acuerdo con María
Eugenia Contursi y Fabiola Ferro180, como un relato artificial, propio de los medios
de comunicación, por ejemplo.
168
sí mismo y de los otros”181, a través del cual se va dando sentido al mundo pero
también al sujeto narrador y a los otros que intervienen en el acto de narrar. Así
las cosas, las narrativas escolares, entonces suponen un acto de dar sentido a la
propuesta pedagógica y a las relaciones de tipo social que se fueron dando o
transformando, según sea el caso, con la misma implementación y, en tal sentido,
van dando cuenta de cómo ellos y ellas, se van transformando como sujetos/as,
en pro de una subjetivación cada vez más consciente.
169
el narrador, es la persona externa al relato, que cuenta la historia y las
focalizaciones del actor. Si tenemos en cuenta que el narrador y el actor, dentro de
las narrativas escolares, es el mismo sujeto, es posible afirmar que una
característica de las mismas narrativas de tipo escolar, está el desdoblamiento del
sujeto, para que pueda observar sus propios acontecimientos y experiencias y
pueda contarlas.
Por último, la otra perspectiva que nos ayuda a analizar las narrativas escolares,
es la que se podría denominar el tiempo de la narración, que no es sólo la
cronología de la historia que se cuenta, sino que tiene que ver con los tiempos y
espacios en los cuales se cuenta una historia o relato. Es decir, que las narrativas
escolares que se fueron elaborando a partir de la implementación y trabajo de la
propuesta pedagógica, estuvieron mediadas por un tiempo y por un momento
dentro de las fases del desarrollo de la misma. Esto supone, que el tiempo al no
ser el mismo ni único, la narración tampoco es única ni la misma a lo largo del
proceso formativo, en tanto los énfasis cambian. Esta aclaración, es importante en
el sentido en que nos permite elaborar una comparación entre documentos de tipo
narrativo, permitiéndonos comprender las transformaciones y acontecimientos que
se dieron en los procesos formativos.
170
política orientada a la formación y construcción de sujetos sociales, que es posible
potenciar en espacios educativos y escolares, donde los sujetos que intervienen
no solo son los y las estudiantes sino los/as maestros/as.
Para poder acercarnos a definir esta categoría, es necesario empezar por decir
qué entendemos, en el marco de la presente sistematización, por sujetos sociales,
para luego adentrarnos en un análisis de cómo se llega a eso que se llama sujeto.
Los/as sujetos/as sociales, los podemos entender como una categoría que
representa de alguna manera toda una serie de reflexiones que se van suscitando
en los y las individuos a medida que van interactuando con una serie de
instituciones, actores, etc. Esto significa, que la posibilidad de hablar de un Sujeto,
o mejor de formar un sujeto, parte de la idea, en principio de formar una
representación de sí, con la cual vamos dando sentido a nosotros mismos y al
mundo en que habitamos.
171
que puede y debe ser pensado. La experiencia de sí, históricamente
constituida, es aquello respecto a lo que el sujeto se da su ser propio cuando
se observa, se descifra, se interpreta, se describe, se juzga, se narra, se
domina, cuando hace determinadas cosas consigo mismo, etc...”184
184
LARROSA, Jorge. Tecnologías del yo y educación. Notas sobre la construcción y la mediación pedagógica
de la experiencia de sí. En: LARROSA, J. (Ed.) Escuela, poder y subjetivación. Ediciones la Piqueta, Madrid,
1995. Pág. 270
185
Ibíd. Pág. 323.
172
posibilidad analítica de evidenciar como se transforman los mismos dependiendo
del género al que pertenezcan, esto, en el sentido en el que un sujeto, no se
puede pensar sin género. Esto, pensando en que el sujeto al ser una
representación de la realidad del individuo, pues también tiene un lugar el
género186, pues no es igual la narración de un sujeto masculino que uno femenino.
Por ello, en el momento de analizar la información desde las tecnologías del yo,
como lo es la narración (que ya se conceptualizaron anteriormente) y la auto
expresión, se realizaran bajo una perspectiva de género. Teniendo en cuenta eso,
podemos decir que cuando se elabora la representación del sujeto, desde la
puesta en marcha de las tecnologías del yo, se potencia una formación política, en
tanto a partir de la ocupación de sí, que implica la construcción de una
representación del sujeto, permite a su vez, que el sujeto trabaje sobre sí mismo,
tomando postura o posición frente a situaciones o mejor, frente a sí mismo; por
ello, cuando se habla de posición política estamos entendiéndola como la forma
en que los y las estudiantes, a partir de una representación de sí mismos, van
tomando postura sobre los supuestos y los roles naturalizados de la masculinidad
y la feminidad. Por esta razón, es que esta categoría se relaciona con la pregunta
investigativa que analizamos en el apartado anterior.
186
LAURETIS, Teresa de. La tecnología del género. En: ESTRADA, A. y MILLÁN, C. (Ed.) “Pensar en
género. Teoría y práctica para nuevas cartografías del cuerpo”. Editorial Pontificia Universidad Javeriana,
Bogotá, 2004. Pág. 213
173
Esquema 9. Relación entre narrativas escolares y posición política
174
pregunta de tipo formativo. Así las cosas, vamos a presentar el esquema de la ruta
metodológica que se encamina al desarrollo de la pregunta formativa:
Elaboración de
Elaboración de primer
Sensibilización segundo documento
documento narrativo
narrativo
175
sí y sus propias vivencias, para que se vaya explicitando el lugar en el que se
encuentran con respecto a los géneros. Para esto, se solicitó que cada
autobiografía fuera explicita con cada momento de sus vidas y que dieran cuenta
del tipo de relaciones que se establecen entre ellos/as y la familia, la escuela y los
grupos de pares. El contenido de estas narrativas, se analizará posteriormente en
función de la respuesta a la pregunta Formativa.
176
televisión, la publicidad, el cine y los videos musicales? ¿Por qué? De ejemplos. A
partir de este documento, y tomando en cuenta una comparación con el anterior,
se pretende dar respuesta a la pregunta formativa. A continuación, presentamos el
análisis de dicha pregunta.
Teniendo en cuenta los anteriores productos, vamos a dar paso al análisis de los
discursos narrativos de cada producto.
177
• Autobiografías
La realización de las autobiografías, se planteó como uno de los ejercicios de
sensibilización, que estaba destinado a dos cosas: por un lado, a dar cuenta del
proceso de la construcción que como sujetos y sujetas van teniendo a lo largo de
la vida, hasta el día que se solicitó; por ello, se solicitó que dichos relatos, se
construyeran con un nivel de profundidad contando los hechos más característicos
de sus vidas, además de ir evidenciando las relaciones que se han establecido
entre ellos/as y las diferentes instituciones a las cuales pertenecen -familia,
escuela, grupos de amigos-. Y por otro lado, los relatos autobiográficos, estuvieron
encaminados al análisis de cómo se iba construyendo el género en ellos/as a
través de sus propias historias de vida.
Teniendo en cuenta lo anterior, podríamos decir que los textos narrativos de tipo
autobiográficos, se dieron con un referente temporal, donde hay una secuencia
desde un pasado preciso, que es el nacimiento de cada uno/a de los y las
estudiantes, para terminar en los que están haciendo hoy. Este hoy, esta dado por
178
el momento en el cual se elaboran las autobiografías, mediado por la solicitud del
grupo de práctica. A continuación, presentaremos en un listado, los rasgos
característicos de los relatos autobiográficos de los y las estudiantes:
179
KEVIN NICOLÁS TENJO GAVIRIA X X X X
LUIS ANDRÉS AGUIRRE ZEA X X X X
LUISA FERNANDA LONDOÑO CULMA NP NP NP NP NP
LUISA FERNANDA MERCADO IZACIGA NP NP NP NP NP
LUZ ANGÉLICA MILLÁN GARCÍA NP NP NP NP NP
MARIA ISABEL GONZÁLEZ X X X X
MICHAEL JAIR IBLA DAZA X X X
MIGUEL ESNEIDER MEJÍA VARGAS X X X
PAULA DANIELA GONZÁLEZ X X X
VERGARA
VIVIANA JESSEL RODRÍGUEZ PINEDA X X X X X
XIOMARA ASTRID ARCILA ROJAS X X X
Estructura básica:
I: Inicio del texto
ST: Secuencia narrativa, mediada por la superación de niveles de escolarización,
F: Finalización.
Estructura compleja:
AP: Profundidad en acontecimientos que no tengan que ver con la escolarización,
sino con otras experiencias de vida.
EN: Énfasis Narrativos, que propician el análisis de ciertas relaciones.
NP: No Presentó.
180
compleja”, que es aquella que profundiza en la explicitación de acontecimientos
realmente importantes para los y las estudiantes y que tiene o evidencia uno o
más énfasis narrativos, con los cuales se van perfilando estilos narrativos.
Si volvemos sobre la tabla anterior, podemos observar que son pocos los y las
estudiantes que desarrollan uno o los dos elementos que nos ayudan a analizar la
estructura compleja de los documentos narrativos. Estos dos elementos no se dan
en orden, sino que se puede presentar uno u otro en un texto, lo cual nos ayuda a
afirmar que la producción de los documentos narrativos, en este caso las
autobiografías, no son secuenciales y no tienen niveles de producción que se
superan, sino que se pueden dar en desorden según el momento en el que se
desarrolla tal texto.
181
grados de implicación de los y las sujetos/as, en el texto y en el contexto que
permiten analizar qué pasa con los y las estudiantes a lo largo de la intervención
de la propuesta.
Los horizontes de elaboración del discurso, nos constituyen una serie de etapas
que se van superando, sino que se encuentran en el desarrollo del discurso que
se escribe en cada documento. Estos niveles, también dependen de una serie de
condiciones que en el momento de producir el texto intervienen; así, podemos
encontrar textos, que no dan cuenta de lo planteado para este ejercicio por el
grupo de práctica, o no aparecen implicaciones del sujeto, porque en muchos
casos los ejercicios planteados para los y las estudiantes fueron innecesarios, e
incluso cansones. Los horizontes son:
182
siente. Siguiendo a Larrosa podríamos decir que en este horizonte se
fabrican los “espejos”, las imágenes de uno mismo.
Cabe aclarar, que en los dos documentos narrativos todos los textos de los y las
estudiantes, presentan el Horizonte número 1, en tanto, los ejercicios se
plantearon para que se diera una fase descriptiva a la vez que se plantaba ir
planteando análisis y posiciones de sujeto con respecto a dichas descripciones.
Sin embargo, si difiere en los mismos documentos el desarrollo de los otros
horizontes restantes. A continuación, se presenta una tabla en la cual se
esquematiza los horizontes desarrollados, según cada documento.
183
FIGUEROA
JESSIKA ALEXANDRA JIMÉNEZ ROA X X
JIMMY ANDRÉS GÓMEZ MALDONADO X X
JOHN CARLOS QUINTERO X X
CUERVO
JOHN FREDY ASTUDILLO X X X X
PINZÓN
JOHN FREDY HERRERA X X
PÉREZ
JOSÉ RAÚL GUEVARA PARRA X X
JUAN SEBASTIÁN CRUZ RINCÓN X X
KAREN ANDREA BOJACÁ ROA X X
KAREN TATIANA BELTRÁN MARTÍNEZ X X X
KEVIN DANIEL MARULANDA BERNAL X X
KEVIN NICOLÁS TENJO GAVIRIA X X X X
LUIS ANDRÉS AGUIRRE ZEA X X
LUISA FERNANDA LONDOÑO CULMA X X X
LUISA FERNANDA MERCADO X X
IZACIGA
LUZ ANGÉLICA MILLÁN GARCÍA X X X X
MARIA ISABEL GONZÁLEZ GUEVARA X X X
MICHAEL JAIR IBLA DAZA X X
MIGUEL ESNEIDER MEJÍA X X
VARGAS
PAULA DANIELA GONZÁLEZ X X
VERGARA
VIVIANA JESSEL RODRÍGUEZ X X X X
PINEDA
XIOMARA ASTRID ARCILA ROJAS X X
184
lo encontramos en una parte del texto de la estudiante Francia Álvarez, cuando
analiza el video clip de la canción “De rodillas te pido”:
Sin embargo, este horizonte, es necesario que se presente en tanto éste permite
avanzar en los demás horizontes, con lo cual se van a poder encontrar textos con
distintos niveles de profundidad y con cierta complejidad en el discurso. En cuanto
al horizonte número 2, encontramos que son menos los y las estudiantes que
elaboran sus documentos narrativos con este horizonte. Éste, nos permite analizar
cómo los estudiantes van estableciendo algunas relaciones entre lo que narran y
lo que va siendo su masculinidad o feminidad. Para este caso, a continuación
presentamos dos ejemplos:
“yo veo mi masculinidad en las novelas que muestran que los hombres
tienen que ser mas rudos que las mujeres, decirle mentiras, maltratarlas y
tener dos a la vez (Montecristo) y (cómplices)” Primer Documento narrativo de
Cristian Dorado.
185
mandarnos pero tanto los hombres y las mujeres tenemos derecho”. Primer
documento narrativo de Luz Angélica Millán.
186
argumento este que va entrelazando con el papel que juega su madre en la
crianza y en la socialización del género, desde el ser mujer de bien. Luego de esta
exposición de argumentos que se van interrelacionando, la estudiante va
colocando o va mostrando ciertas posiciones con respecto a las relaciones de
género, que están dadas a partir de la enunciación de la igualdad de derechos y
actividades.
“yo soy del género masculino porque tengo rasgos físicos característicos
del hombre, mis comportamientos y pensamientos se identifican con el
género masculino al igual que mis gustos e inclinaciones culturales y
musicales. La masculinidad es el mejor regalo que en la vida me pudo dar
dios, es la oportunidad de vivir como un hombre con las características
físicas y mentales, los comportamientos normales de respeto y admiración
por la figura femenina… otra cualidad de mi masculinidad que soy o tengo
muy mal genio porque lo herede de mi papa por eso yo digo que ya muy
masculino porque yo soy muy machista me gusta ser muy rudo con los
demás hombres y con las mujeres me gusta ser muy cariñoso…” Primer
documento narrativo, Daniel Castañeda.
187
En cuanto al segundo documento narrativo, también podemos observar una serie
de elementos en lo concerniente a la aparición de los horizontes de la elaboración
del discurso, que van dando luces de cómo los y las estudiantes fueron
produciendo sus narrativas de tipo escolar y cuáles eran los contenidos de las
mismas, lo cual nos aproxima a la respuesta de la pregunta formativa que guía
estos análisis. En este documento, se presenta en la generalidad de los casos el
desarrollo del horizonte 1 y en algunos textos, se encuentra el horizonte numero 4,
puesto que la especificidad de este documento, era realizar una autorevisión y
reflexión. Por ello, podríamos afirmar que el segundo documento narrativo, está
más próximo a ser analizado desde la categoría de posicionamiento político. Esto
no quiere decir, que haya otros que sean susceptibles de análisis para esta
categoría
• Posición política
188
En primer lugar, la posición política dentro de la propuesta pedagógica se fue
potenciando en la realización de varios ejercicios que apuntaban a que los y las
estudiantes fueran desnaturalizando los supuestos de las relaciones de género,
como la lectura y análisis de la cartilla “La mujer en la historia” de Dimensión
educativa, que se fueron poniendo en evidencia a lo largo de la implementación y,
sobretodo, en los ejercicios iníciales. A continuación mostraremos un ejemplo que
nos ayudan a analizar, cómo los niños y las niñas van interiorizando que el
problema de la desigualdad de género, no está dado desde siempre sino que se
fue produciendo a lo largo de la historia de la humanidad:
189
tanto a las personas en la forma que caminen, se visten o hablen”. Segundo
documento narrativo, Angie Agudelo.
188
SEGATO, Rita Laura. “Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género entre la
Antropología, el Psicoanálisis y los derechos humanos”. Universidad Nacional de Quilmes, Argentina 2003.
Pág. 76
190
Ahora bien, podríamos afirmar que dentro de la posición política que los y las
estudiantes van asumiendo alrededor de la puesta en marcha de la propuesta,
encontramos un segundo momento en el potenciamiento de esta posición en otros
fragmentos de algunos documentos narrativos de los/as niños/as. Este momento,
lo podríamos denominar como aquel que dio las transformaciones de sujeto o
sujeta, que implicó en los y las estudiantes un proceso del ver-se, expresar-se y
narrar-se, con el cual se fueron dando los cambios como sujetos, que le permiten,
si se quiere, ir construyendo su doble en términos de Larrosa. A continuación
mostramos algunos ejemplos de este proceso:
191
que el shampoo que la ropa entre otras cosas.” Segundo documento narrativo
Cristian Dorado
En cuanto al ejemplo de la estudiante, aquí hay una transformación que ella nos
cuenta y es dejar de ser “marimacha” a ser más “femenina”. Este cambio, implica
que para la estudiante el objeto de cambio era su “gran parecido al género
masculino”, por lo cual era necesario empezar a ser más femenina para apartarse
de ello. Cabe mencionar, que la propuesta además de propiciar un
cuestionamiento de los y las estudiantes hacia los roles y estereotipos de género,
192
era tratar de superar los mismos para poder llegar a una androginia entendida,
como la circulación de los sujetos y las sujetas por las distintas posiciones del
género, es decir para que las mujeres, por ejemplo puedan pasar por diferentes
característica, roles y ejercicios de los hombres y viceversa. Atendiendo a ello, si
se quiere, en el caso de la estudiante, lo que se propició fue un volver hacia las
características femeninas dejando de lado lo masculino, sin tener en cuenta que la
otra posibilidad también es válida.
Ahora bien, en este mismo orden de ideas, se puede observar también que hubo
casos de estudiantes que hicieron evidente en sus escritos los cambios en la
visión que tenían de los y las compañeros/as. El siguiente ejemplo da cuenta de
eso que acabamos de anotar:
“Mi visión respetuosa hacia las mujeres es un poco mal porque yo les
tocaba la cola pero ahora no hay veces que les pego porque no se lo que
estoy haciendo pero yo se que voy a cambiar”. Segundo documento narrativo
de Jairo Andrés Torres
Como podemos observar, este ejemplo muestra en alguna media los cambios
acaecidos en los estudiantes de género masculino, que para este caso se
manifiesta en el dejar de hacer una actividad que él hacía con frecuencia, como lo
era el tocarle la cola a las compañeras. Sin embargo, el estudiante también afirma
que también les pega, aludiendo a un sin razón del por qué lo hace, con una
característica interesante y es que es consciente de que tiene que cambiar este
hecho, aunque hasta ahora no lo haya podido llevar a cabo. Esto es importante,
porque en este caso el estudiante, lleva a cabo un proceso de autorreflexión y
auto observación, que le permitieron ir contando o narrando que le hacía al otro
género, y además que era necesario cambiar, por ejemplo el hecho de pegarles a
las niñas. Sin embargo, lo que hay que resaltar, es que el estudiante se da cuenta
193
y plantea que tiene un problema en cuanto a la relación con las compañeras, pero
que aún no se ha podido cambiar en la práctica.
Para comenzar, es necesario antes que nada realizar un recorrido por lo que los y
las estudiantes entienden por ciencias sociales, puesto que dichos acercamientos,
nos permiten analizar cómo se configura el código disciplinar de estas disciplinas
en el seno de la escuela y en particular de los/as niños/as del curo 704 de la IED
Altamira SO. Por código disciplinar, podemos entender aquella construcción socio
histórica que se compone de supuestos, ideas, valores, suposiciones,
194
reglamentaciones y rutinas prácticas, que van configurando una manera particular
de entender una disciplina escolar, en este caso las ciencias sociales189.
Esta aproximación que Raimundo Cuesta realiza a las ciencias sociales reviste
cierta importancia, en tanto permite analizar cuáles son las ideas, los supuestos y
los valores que los y las estudiantes y, por supuesto, los/as maestros/as les dan a
las ciencias sociales. Para comenzar, vamos a colocar un ejemplo a continuación,
de lo que los y las estudiantes del curso 704 toman por ciencias sociales:
“Sólo dos estudiantes dijeron que querían saber más de las culturas del
pasado y de la evolución de la tierra.”. Diario de campo No. 1 Iván Perilla
189
CUESTA FERNANDEZ, Raimundo. Sociogénesis de una disciplina escolar: la historia. Ediciones,
Pomares-Corredor, Barcelona 1997.
190
Ver: LOZADA, Luis, PERILLA, Iván y VALENZUELA, Martha. Análisis de la práctica pedagógica del
profesor Fernell Vergel -Titular de la clase de ciencias sociales del cursos 604 y 704-. Segundo semestre de
2007, UPN Bogotá. (Ver Anexos)
195
Ahora bien, aunque se puede observar en el anterior ejemplo lo que los y las
estudiantes suponen por ciencias sociales, también a lo largo de la
implementación se pudo ir evidenciando las ideas que los/as niños/as tienen sobre
la enseñanza de dichas disciplinas que si bien al inicio de la implementación se
quiso que fueran “más divertidas” y “más alegres”, en lo recorrido de la
implementación se exigía la presencia del profesor titular de la clase y los métodos
llevados a cabo por él, como lo era el dictado y los dibujos. A continuación,
presentamos dos citas de dos diarios de campo, que ejemplifican tales ideas y
exigencias de los y las estudiantes hacia la enseñanza de las ciencias sociales.
“Al finalizar esto, Martha les propuso a los y las estudiantes que dijeran
cuáles eran las perspectivas que tenían para las ciencias sociales en este
año y para el proyecto que estábamos proponiendo. Así, los niños y las
niñas empezaron a decir, que querían clases más alegres, más divertidas y
más didácticas”. Diario de Campo No. 1 Iván Perilla.
“Ella [Karen Beltrán] se coloca de pie y dice que lo que pasa es que ellos y
ellas están haciendo lo posible para que nosotros nos aburramos y nos
vallamos del colegio y así el profe vuelva a dar la clase, porque a ellos no
les gustaban las clases de nosotros porque molestábamos mucho y
hacíamos muchos cuadros y nunca dictábamos”. Diario de campo No. 3, Iván
Perilla.
En estos dos ejemplos, además de evidenciar los supuestos e ideas que los y las
estudiantes tienen en cuanto a la enseñanza de las ciencias sociales, también se
puede ver el cambio que existe entre los dos ejemplos. En cuanto al primero,
podemos observar que se están exigiendo clases más divertidas y más didácticas,
para que sean menos aburridos para los y las estudiantes; con ello, se evidencia
que para éstos, lo didáctico es igual a una serie de estrategias que permitan
196
divertir a los/as niños/as, para que aprendan alegres y no aburridos; aunque esta
sea una visión muy generalizada y aceptada de lo que significa didáctica y más de
ciencias sociales, nosotros como grupo de práctica nos apartamos de tales
concepciones, puesto que consideramos a la didáctica de las ciencias sociales
como un cuerpo teórico-práctico, que se va reflexionando en la práctica.
En el segundo ejemplo, hay que destacar una situación que es que en el momento
de esta discusión, se había presentado cierto descontento de los y las estudiantes
hacia las clases de ciencias sociales, en lo referente a la manera de enseñar estas
disciplinas, por ello, es que la estudiante cuando se dirige a sus compañeros/as y
a nosotros/a, se refiere a que somos aburridos porque no dictamos. Esto, reviste
gran importancia en tanto, en los y las estudiantes se fue configurando ciertas
prácticas y estrategias como las adecuadas y las realmente importantes para la
enseñanza de un saber como lo es el de las ciencias sociales, por ejemplo el
dictado y el realizar dibujos por cada dictado. Así se va configurando el código
disciplinar de las ciencias sociales, en la IED Altamira So y más propiamente dicho
en los/as niños/as del curso 704, que está atravesado por la concepción de que
las ciencias sociales son solo la historia y la geografía y que éstas se enseñan a
partir de los dictados y los dibujos de las temáticas abordadas.
197
“Martha dicta: -Las Ciencias Sociales que queremos promover es una
ciencia de la realidad. Punto seguido. Comprender la realidad de la vida
que nos rodea, y en la cual estamos inmersos- se presenta un poco de
desorden en clase. Martha escribe en el tablero las palabras de difícil
ortografía, y las va aclarando. Sigue: -en la que estamos inmersos, con
nuestras particularidades-. ¿Qué es lo que dice esa parte que les dicté?
(…) Que las Ciencias Sociales son unas ciencias que van a estudiar la
realidad de la vida de cada uno de nosotros. No estudiará fenómenos que
ni siquiera ustedes están enterados. Diario de campo No. 3. Luis Lozada
A partir de este párrafo que dictamos*, se empieza a hacer evidente otro tipo de
concepción de las ciencias sociales como aquellas que son más cercanas a la
realidad social y cultural de los y las estudiantes y que analizan los problemas y
situaciones que vivimos a diario y que por lo mismo, pueden ayudarnos a
comprender nuestra realidad y nuestro entorno. Con esta concepción, se pretendió
acercar a los y las estudiantes a otro tipo de ciencias sociales que no solo eran la
historia y la geografía, sino también –y sobre todo- la Sociología y la Antropología,
que no solo estudiaban las culturas del pasado y de otros pueblos, sino nuestra
cultura y en el presente. Es allí donde se inscribe nuestra propuesta.
Por ello, a partir de este primer acercamiento de lo que queríamos apostarle como
ciencias sociales, empezamos a aproximarnos a lo que estudian estas disciplinas,
en contraste con las ciencias naturales, para luego adentrarse a lo que estudiaban
y cómo lo hacían la Antropología y la sociología. A continuación, mostramos un
primer cuadro sobre la diferencia entre las ciencias sociales y naturales:
*
Hay que aclarar que la propuesta se alejó del uso del dictado, sin embargo, en esta ocasión y para conservar
la idea planteada por Jürgen Habermas, en cuanto a las Ciencias Sociales, decidimos optar por él, aunque
profundizando junto con los y las estudiantes el sentido del texto.
198
Cuaderno de Jhon Freddy Astudillo
Luego de este cuadro conceptual, donde se exponen los objetos de estudio de las
ciencias sociales seguimos con el acercamiento conceptual a las dos disciplinas
acá privilegiadas, que fueron la Antropología y la Sociología. Es aquí donde
comienza la escolarización de estas ciencias, en tanto a partir de la
conceptualización que se empiezan a usar también en el desarrollo del ejercicio de
la implementación de la propuesta. Esta escolarización, se dio a través del uso de
los diferentes métodos y apuestas epistemológicas que las dos ciencias nos
daban, como: desde la antropología, el uso de la etnografía como método, pero
también como una apuesta epistemológica que junto con la genealogía, propia de
la sociología, nos aportó para la construcción de las preguntas de investigación y
el desarrollo de todo el proceso investigativo*.
Para finalizar, hay que decir, que el desarrollo de la pregunta investigativa, a partir
de las preguntas de investigación que se plantearon los grupos de los y las
*
Para profundizar en los aspectos epistemológicos y metodológicos de éstas disciplinas, ver el primer
capítulo, “Fundamentación disciplinar del problema social desde el campo disciplinar: el Género desde la
perspectiva sociológica y antropológica”.
199
estudiantes, junto con el desarrollo de la pregunta formativa, se dio
simultáneamente a las reflexiones didácticas de las ciencias sociales y la
progresiva escolarización de la Antropología y la sociología, a través de lo que
nosotros llamamos, siguiendo a Mary Prieto y Marlene Sánchez191, la ruta
pedagógica. A continuación mostraremos dicha ruta, que resulta de la articulación
de las dos rutas acá planteadas: la investigativa y formativa:
Esquema 11. Ruta pedagógica elaborada a partir del desarrollo de la propuesta pedagógica
Realización de Acercamiento a la
Primer documento
autobiografías y juego Antropología y la
narrativo
de roles Sociología
Segundo Documento
narrativo
Con esta ruta pedagógica, finalizamos este capítulo en el cual dimos cuenta de lo
qué pasó con la propuesta pedagógica, en los ámbitos investigativo, formativo y
didáctico, y de lo que sucedió a partir de la escolarización de la Antropología y la
Sociología como disciplinas privilegiadas para el estudio del género y su
construcción en los medios de comunicación. Cabe mencionar que el problema del
género, en la configuración del código disciplinar de la enseñanza de las ciencias
sociales, no ha sido objeto de problematización, haciendo que una propuesta de
191
PRIETO, Mary y SÁNCHEZ, Marlene. La Historia viva del Bajo Sumapaz. En: Instituto para la
investigación educativa y el desarrollo pedagógico –IDEP-. Rutas pedagógicas en ciencias sociales. De los
textos a los contextos socioculturales. Bogotá, 2004.
200
este tipo produzca en los y las sujetos un extrañamiento e incluso, resistencias
hacia el tema, por considerarlo un saber no legitimado; sin embargo, con esta
propuesta y a través de las dos disciplinas sociales, se pudo transformar este
código en ésta escuela, propiciando la escolarización del género y los medios de
comunicación, posibilitando la transformación del código disciplinar de esta
escuela A continuación, vamos ahora a abordar el tercer ámbito de análisis, en
cual nos preguntaremos por nuestra experiencia pedagógica durante todo el
proceso de práctica en la IED Altamira So.
201
CAPÍTULO IV
LA EXPERIENCIA DE LA PRÁCTICA COMO EXPERIENCIA DE SÍ DESDE LA
CONSTRUCCIÓN DE SUJETOS/AS MAESTROS/AS
202
proceso de práctica que se fueron dando. Por ello, en el presente capítulo,
sistematizaremos todas las discusiones que se han venido presentando al interior
del grupo y con los y las profesoras que han venido acompañando nuestro
proceso formativo y así, poder dar cuenta de cómo nuestra práctica se va
transformando en experiencia pedagógica.
Para poder dar cuenta de este proceso, al interior del grupo nos hemos venido
formulando una serie de cuestiones, como la forma en que se construyen los
sujetos maestros al interior de las prácticas pedagógicas que observan y realizan.
Por ello, la pregunta que guía el presente capitulo, pretende dar cuenta de cómo la
práctica pedagógica nos fue formando como sujetos maestros. El problema que
presentamos en esta parte de la construcción de este escrito, fue plantear dicha
pregunta, pues en nuestro caso fue difícil colocarnos de acuerdo, en primer lugar y
tratar de articular primer y segundo orden de investigación, en segundo. Por ello,
al iniciar la escritura, presentamos cinco preguntas, que al final decidimos
transformar alguna de ellas y consolidar la siguiente:
203
nos pasó durante el proceso de práctica pedagógica en la IED Altamira So,
presentaremos una aproximación al contexto educativo a partir de una síntesis de
la caracterización institucional que se dio en el primer semestre de práctica, es
decir en 7° semestre.
193
El ejercicio analítico consistió en un proceso de elaboración y conceptualización -a partir de referentes
teóricos-, de las categorías de Socolpe –regulación, identidad y tipo de ciudadanía- para luego realizar un
balance en lo concerniente a las tensiones que constituyen tales categorías en la IED Altamira SO. Ver:
Colectivo: Sociedad Colombiana de Pedagogía. “Hacia una concepción de escuela”. www.socolpe.org.
Documento sin paginación.
194
LOZADA, Luis; PERILLA, Iván; y VALENZUELA, Martha. Proceso de caracterización de la Institución
Educativa Distrital Altamira Sur Oriental. Pág. 6-7
204
Este proceso se desarrolló a partir, de la indagación rigurosa de varias fuentes,
como la revisión de documentos institucionales, la observación de clases, el
diálogo con maestros, maestras y directivos, entre otros. El espacio que le
otorgamos en este capitulo a este proceso se debe a que vemos necesario asumir
como punto de partida la caracterización de la institución educativa, en tanto nos
devela, los diversos lineamientos o contingencias presentes en esta escuela, los
cuales influyeron, orientaron e intervinieron en nuestra experiencia en esta
institución. De tal manera, este acercamiento a la IED Altamira SO lo hicimos bajo
tres de las doce categorías que propone la rejilla de análisis de SOCOLPE, las
cuales, para la caracterización de esta escuela, fueron Regulación, Tipo de
Ciudadanía e Identidad. Cada una de estas categorías fueron analizadas a partir
de las tensiones que en cada una se presenta, generadas por tres ejes
componentes de la cotidianidad escolar desde la modernidad: el eje de las
funciones, el eje de los saberes y el eje de las condiciones; estos ejes representan
las tensiones constitutivas de la escuela evidenciándonos la complejización del
funcionamiento y organización de la institución escolar195.
195
Ibíd. Pág. 13. Para ampliar, ver el documento de Socolpe: Sociedad Colombia de Pedagogía SOCOLPE.
Op. Cit. (Documento sin paginación)
205
La primera categoría de la rejilla de SOCOLPE que se trabajo fue la de
Regulación, la cual la conceptualizamos a partir de reconocer a la escuela como
espacio cerrado, que normaliza, reglamenta, con la pretensión de lograr sujetos
dóciles útiles o sujetos autorregulados. De este modo, allí se hallan mecanismos
de normalización y de formación de sujetos como la disciplina o el control que se
despliegan en momentos históricos específicos196. El proceso de conceptualización
y análisis de la información llevado a cabo en la IED Altamira SO, supuso ampliar
el análisis a partir de trabajar una serie de subcategorías, tales como Vigilancia,
castigo, autorregulación. Como se menciona en el informe de caracterización, las
categorías –Emic y Etic- no están separadas entre sí sino que conforman un todo
que hace posible el mecanismo regulativo197.
196
Para ampliación de estas subcategorías, ver LOZADA, Luis; PERILLA, Iván; y VALENZUELA, Martha.
Op. cit. Pág. 17-23
197
Ibíd. Pág. 24
198
VARELA y ÁLVAREZ, citados en LOZADA, Luis; PERILLA, Iván; y VALENZUELA, Martha. Op. cit.
Pág. 28
206
Al mismo tiempo, este tipo de mecanismos se asumen, en la IED Altamira SO
como dispositivos disciplinares, que coexisten a la vez con dispositivos de control,
tales como la regulación del tiempo y el espacio de la escuela. Así, se determinan
cuáles deben ser las actividades a realizar y los espacios y los tiempos donde se
deben hacer. A partir de esta regulación de tiempos y espacios, los sujetos/as
internalizan la normalidad de la escuela para que la naturalicen y así, no la
cuestionen.
207
También era evidente un tipo de regulación por vía de notas y/o calificación, la
cual permitió analizar que la vigilancia y el castigo siguen existiendo, aunque ya no
son materializadas en el cuerpo, sino, en este caso, en la nota o la evaluación. La
nota, según como se analizó, regula, normaliza, manipula los comportamientos de
los estudiantes, convirtiéndolos progresivamente en sujetos dóciles, capaces de
auto controlarse. De este modo, la autorregulación fue también elemento de
análisis, en cuanto aparece, no solo como internalización de normas por parte de
estudiantes y docentes, sino también a través de la conformidad con quienes son
los sujetos de poder.
208
La sub categoría atributos se entendió como los aspectos característicos que
diferenciaban a los actores escolares; por tanto, se analiza la figura de maestro,
en torno a lo que se le exige a éste para serlo; por eso, una de las cualidades que
se le requería era la autoridad, en cuanto fuera capaz de regular. Se reflexionó,
por tanto, sobre cómo tenía que proceder, esto es, según el modo tradicional de
regular y moralizar las masas. El ejercicio analítico permitió discutir que en la
escuela la labor docente sobrepase su elemental función en la enseñanza. Del
mismo modo, en la escuela son visibles algunos mecanismos que permiten que
los estudiantes desarrollen procesos de personalización - sujetos preocupados por
sí mismos y por vivir libremente sin coacciones-, mediante espacios de relaciones
interpersonales, de libertades, etc., para formar sujetos comunicativos, creativos y
expresivos199. Lo anterior lo relacionamos con el neoliberalismo de tipo
consumista, el cual requiere de identidades moldeables y diversificadas, en un
mercado de trabajo cambiante y flexible200, aunque fueron posibles algunas
reflexiones en torno a esta problemática, sobre todo por parte de los y las
profesores/as.
Valoración es una categoría que, entendida como el valor -positivo o negativo- que
los sujetos tienen de sí y sobre los demás, permitió entender la presencia en el
escenario escolar de múltiples actores; en ese sentido, fueron evidentes
problemáticas de género y lo que se denomina como tribus urbanas. Al mismo
tiempo fueron objeto de discusión y constante reflexión la valoración que se tenían
sobre los profesores, en cuanto quienes no recurrían a prácticas de autoritarismo,
menor valoración social les correspondía.
199
Ibíd. Pág. 52
200
VARELA, citada en LOZADA, Luis; PERILLA, Iván; y VALENZUELA, Martha. Op. cit. Pág. 53
209
La categoría Practicas involucra el análisis de las relaciones de género, debido a
que algunas situaciones se desarrollaban a partir de como cada sujeto se asumía
desde las identidades de género, y por ende, las problemáticas que se
ocasionaban. A esto hay que agregarle la presencia de estereotipos de género
que en la escuela perviven, y su notable influencia sobre las relaciones que en ella
se desarrollan. La discusión referente a esto y otros aspectos determinó, por un
lado, la naturalización de ciertos supuestos, como la posición autoritaria del
docente, o la jerarquización promovida desde la temática del género, y por otro, la
fuerte influencia, para la configuración de identidades, de los medios de
comunicación, determinada por una cultura dominante. Lo que podríamos decir es
que lo que se evidenció fue una inclinación más fuerte hacia lo que predisponían
las condiciones globales, aun cuando eran visibles algunos posicionamientos de
resistencia.
201
Ibíd. Pág. 75
202
LEWCOWICZ, citado en LOZADA, Luis; PERILLA, Iván; y VALENZUELA, Martha. Op. cit. Pág. 76
210
Estos requerimientos de la escuela no se exigen, solamente, desde los contenidos
de las clases, sino que también son apuestas emanadas desde documentos
institucionales. Se entiende, por tanto, que paralelamente a la demanda de la
escuela, ubicada en unos contextos histórico y geográfico específicos, por una
postura enmarcada en lo que se denomina como cultura ciudadana, se presenta la
internalización de tales apuestas por parte de los y las estudiantes. Emergen, no
solo la apuesta formativa de “el deber”, sino unas escalas valorativas que
comparan el “deber” de los/as estudiantes y maestros/as, ocasionando que se
pueda llegar a una “autorregulación y heterorregulación desde la ley y la norma. Al
mismo tiempo, son normas también la preservación y el cumplimiento de las
reglas.
211
curriculares203. Así mismo, se presentaron diferentes tipos de liderazgos, inscritos
en apuestas orientadas hacia la búsqueda de cambios y transformaciones, no solo
en la escuela sino también en la localidad, como por ejemplo el trabajo en
comunidad. Se entiende esto como la posibilidad de formación de un líder, no
desde el tipo ideal liberal.
203
Ibíd. Pág. 83
212
Otra categoría analiza lo atinente a Formación en valores, de alguna manera
relacionada con la formación de una conciencia moral. Asumiendo los valores
como creación social, la escuela incide en la promoción de valores sociales como
la autorregulación y heterorregulación ciudadana, orientados hacia la convivencia
pacífica en pro del bien común, lo que conlleva a entender que se está formando
en valores destinados a la “convivencia sana y pacífica” de los/as escolares, como
objetivo institucional. Así mismo, no solo el respeto por la vida sobresale como
aspecto elemental en la formación, sino también la autoestima y el autorespeto, lo
que nos permite entender el énfasis de los fundamentos de las pedagogías
psicológicas en la escuela.
213
fomentando un tipo de ciudadanía informal, pues prevalece en ella discursos
globales.
De este modo, quedan expuestas las reflexiones teóricas que sobre la IED
Altamira se realizaron, permitiendo una visión de esta escuela en particular con
sus singularidades, que atravesaron el desarrollo de nuestra práctica pedagógica,
en tanto a partir de esta caracterización, se fueron desnaturalizando algunos
supuestos que nosotros como practicantes teníamos sobre la escuela, haciendo
que nuestro acercamiento a este espacio fuera de modo más complejo. Teniendo
en cuenta este pequeño acercamiento a lo que fue el proceso de caracterización,
a continuación nos adentraremos a la conceptualización de las tres categorías que
articulan el desarrollo del presente capitulo, para proseguir con el respectivo
análisis.
214
administrativas, enunciados filosóficos y científicos204. Cabe aclarar que estos
componentes, no se ven como una agregado de características, sino que están
interrelacionados entre sí de una manera dialéctica y compleja, en palabras de
Deleuze:
204
ACOSTA, Nelson. Dispositivos simbólicos e identidades políticas en Venezuela. 2007. En:
http://www.naya.org.ar/congreso2000/ponencias/Nelson_Acosta.htm
205
DELEUZE, Guilles. ¿Qué es un dispositivo? En: Michel Foucault Filósofo, Barcelona, Editorial Gedisa.
España, 1989. Pág. 155.
206
Ibíd. Pág. 172.
215
Atendiendo a que los dispositivos, cualquiera que estos sean (en nuestro caso de
la práctica pedagógica) están insertos en una cultura local, los dispositivos
culturales articulan de manera compleja tres órdenes diversos de una cultura
específica, a saber: El primero de ellos, el orden de la imaginería, es decir,
representaciones, creencias y supuestos arraigados fuertemente en una cultura,
los cuales pueden estar mediados por diferentes discursos científicos y filosóficos;
el segundo, tiene que ver con el orden de la acción y la interacción, en el cual se
configuran patrones de acción social y colectiva en un determinado espacio, que
esta mediado por las concepciones que los sujetos y las sujetas tienen acerca del
proceder o actuar en la vida social; y tercero, acciones y estrategias de
autorregulación de la subjetivación207, lo que implica un proceso de configuración
de lo que Foucault llama el gobierno de sí.
Hay que tener en cuenta que estas características de los dispositivos, no son
estáticas, sino que se van dando a medida en que se van colocando en cuestión
tales componentes; es decir, en la medida en que los componentes que configuran
los dispositivos, van siendo desnaturalizados, estos van cambiando y se van
resignificando, con lo que los dispositivos también se van transformando y
resignificándose. Esto reviste cierta importancia, en tanto a medida que se van
transformando los dispositivos culturales de algo (en nuestro caso la práctica
pedagógica), se van dando cambios en los sujetos o, mejor, se van dando
procesos de subjetivación.
Hasta aquí hemos hablado y nos hemos aproximado a lo que se puede entender
por dispositivo, esto lo retomaremos más adelante. Ahora, nos adentraremos a lo
que se puede entender por práctica pedagógica. Generalmente se ha asociado
este término como el último proceso en la formación de maestro que está
207
ESTRADA, Ángela María. Dispositivos y disposiciones de género en escenarios escolares. En: Millán C. y
Estrada A. (Editoras) “Pensar en Género. Teoría y práctica para nuevas cartografías del cuerpo”. Editorial
pontifica Universidad Javeriana, Bogotá 2004. Pág. 23
216
asociado con la puesta en práctica de todos los conceptos que se vieron y
aprendieron durante el proceso de fundamentación en la carrera, o como solo la
preparación de las clases de unas temáticas para enseñar pero nada más. Sin
embargo, en nuestro proceso de práctica, entendemos a la práctica pedagógica
como un proceso reflexivo que nos va ayudando a nuestra configuración como
sujetos maestros, y en el cual se va articulando los aspectos teóricos y prácticos
de la acción educativa.
En este sentido, y atendiendo a esta concepción, lo primero que hay que decir es
que el proceso de práctica pedagógica se desarrolla en un contexto especifico, en
nuestro caso la escuela. Esto es importante porque las condiciones de la escuela,
son las que van a configurar un tipo de práctica pedagógica. Así, a partir del
contexto escolar, es posible evidenciar ciertos supuestos y acciones del actuar de
los y las docentes. Así, un elemento que es necesario tener en cuenta para el
análisis de la práctica pedagógica cualquiera que esta sea, es el contexto escolar
en el cual se desarrolla, pero también el análisis de otras dos características, que
son: la primera los ejes que configuran la practica pedagógica y segundo, la
cultura docente que se va configurando alrededor de un colectivo docente.
217
de las cuales se van modificando las representaciones que se tiene acerca de la
profesión y actuar docente208.
Ahora bien, estos ejes articulados entre sí, van construyendo una serie de factores
que van conformando la cultura docente. Esta, la podemos entender como un
“Conjunto de creencias, valores, hábitos y normas dominantes que determinan lo
que dicho grupo social (el profesorado) considera valioso en su contexto
profesional”209, que va consolidando formas de actuar, formas de relación y
concepciones sobre un hecho en especifico, por ejemplo la educación, los niños y
las niñas, la enseñanza, etc. Ahora bien, este conjunto de elementos, se
materializan en distintos discursos pedagógicos de los maestros, pero además en
los diferentes ritos, historias, métodos de enseñanza, en las formas de relación,
etc., que a su vez, configuran y dan sentido a su identidad como maestro.
208
MORENO, Amanda de. "Concepciones de práctica pedagógica". En: Revista Folios, Segunda época.
Segundo semestre de 2002, No. 16. Bogotá. Universidad Pedagógica Nacional. Pág. 108.
209
PÉREZ, Ángel. La cultura escolar en la sociedad neoliberal. Ediciones Morata, S.L. Madrid, 1998. pag 162
210
Ibíd. Pág. 165
218
práctica pedagógica. Estos, los podemos entender como una serie de elementos
que se construyen en el tiempo, que van ayudando a la construcción de un marco
de enunciación, que media en los contenidos y formas de práctica pedagógica; es
decir, los dispositivos como una compleja interrelación entre diferentes elementos,
como los discursos filosóficos y científicos sobre la educación y la pedagogía, para
este caso, van configurando los supuestos, las ideas y las creencias más
arraigadas en un grupo de docentes, los cuales van siendo transformados o
ratificados en la misma relación entre maestros y estudiantes y que están
atravesadas por el marco de la escuela en donde se desarrolla la práctica.
Teniendo claro, lo que significa los dispositivos de práctica pedagógica, vamos
adentrarnos ahora en lo que se entiende por experiencia de sí y formación de
sujetos maestros, puesto que estas dos categorías también ayudan a la
configuración de ciertos dispositivos de práctica pedagógica.
4.3. Experiencia de sí
219
entendida tradicionalmente como fija y establecida, para abordar la experiencia
que las personas tienen de sí mismas en el espacio escolar, como aquella que se
produce y se transforma en medio de las prácticas pedagógicas, o mejor, las
prácticas pedagógicas a través de sus mecanismos y dispositivos trasforman a los
individuos en sujetos.
Como decíamos, las características propias del espacio escolar, adscriben a las
personas a una serie de normas y reglas propias y distintivas de la cultura escolar,
que propicia el vincularse y tener interacción en medio de la convivencia con un
grupo social más amplio que la familia, por ejemplo. De tal forma, vemos que en el
escenario escolar se establecen formas de relacionamiento, que construye y
reconstruye formas de relación reflexiva de los sujetos, vinculados en las prácticas
pedagógicas, consigo mismos, claros ejemplos son los mencionados en el párrafo
anterior. Así la escuela a través de sus mecanismos, nos vislumbra a los y las
sujetos capaces de establecer ciertas relaciones reflexivas consigo mismas, en
211
LARROSA, Jorge. “Tecnologías del yo en educación (Notas sobre la construcción y la mediación
pedagógica de la experiencia de sí)” En: LARROSA, J. (Editor) “Escuela, poder y subjetivación” Ediciones,
La Piqueta. Madrid. Pág. 263.
220
tanto, la escuela recrea ciertos aparatos pedagógicos de subjetivación, en donde
se construye y se media la experiencia de sí.
Ahora bien, las maneras como el/a sujeto se relaciona consigo mismo, están
caracterizadas por ciertas formas normativas del escenario escolar, es decir, los
procesos de subjetivación se enmarcan en un contexto especifico y de acuerdo
con las demandas que la sociedad y sus parámetros de lo que es ser una
persona “sana”, le imprime al accionar pedagógico, en palabras de Larrosa “la
idea de lo que es ser una persona, o un yo, o un sujeto, es histórica y
culturalmente contingente aunque a nosotros, nativos de una determinada cultura
y constituidos en ella, nos parezca evidente y casi natural ese modo peculiar de
entendernos a nosotros mismos”212.
Ésta autointerpretación de las personas, debe ser leída como un producto de las
relaciones sociales con otras personas y con el contexto; la personalidad de una
212
Ibíd. Pág. 267.
221
persona depende de la situación en la que se encuentre y de las personas con las
que esta213; es en este sentido, en el que se habla de la contingencia de los
procesos de subjetivación que llevan a los/as sujetos a reflexionar sobre ellos/as
mismos/as, y por tanto a definirse de múltiples formas de acuerdo con la situación
social en la que se encuentre y de las demandas a las que se vea sometido/a.
Esto nos permite observar que el self, resulta ser un producto de múltiples
relaciones, en tanto, la subjetivación debe centrarse en las relaciones que las
personas establecen con otras, consigo mismas y con su entorno, además de las
explicaciones o interpretaciones que estas personas dan a situaciones
específicas.
222
formatos narrativos, pero no en el sentido de una especie de inflexión, en el que
solo me relaciono yo con migo mismo/a, sino como un dialogo entre narrativas, en
palabras de Larrosa La constitución narrativa de la experiencia de sí no es algo
que se produzca en un coloquio, en un dialogo íntimo del yo consigo mismo, sino
en un dialogo entre narrativas entre textos216.
Maestro es aquella persona dedicada al oficio de enseñar; de tal suerte, hablar del
oficio de maestro como trabajo histórico sobre la práctica pedagógica en
Colombia, implica reconocerlo como una construcción de un saber destinado al
empoderamiento del maestro como sujeto de su saber. Para Saldarriaga, el oficio
como trabajo pedagógico, rastreado históricamente, necesariamente implica
ubicar tres distintos tipos de efectuar el oficio del maestro en nuestro país; tres
modos determinados por polos tensionales: las características del saber
pedagógico y las características de las prácticas culturales. Estos tres modos de
concebir el oficio del Maestro se refleja en tres posturas intelectuales, a saber: el
primer modelo o modo clásico, se relaciona con la postura el hombre será lo que
sean sus maestros; el modo moderno con la sociedad será lo que sean sus
maestros; y, por último, el modo contemporáneo, relacionado con el ciudadano
será lo que sean sus maestros. Por ende, son tres los tipos de sujetos a formar: el
hombre, la sociedad y el ciudadano, los cuales requieren de tres tipos de maestros
para hacerlo.
223
está cargado, por tanto, de sentidos culturales y referentes intelectuales bastante
diferenciados. Los tres conviven entremezclados, se confunden y se superponen,
y es posible la presencia de hibridaciones, supervivencias, continuidades y
fragmentaciones. Por su lado, las prácticas pedagógicas nunca dejaran de estar
hechas de fragmentos variados y heterogéneos de las matrices que cada modo
establece.
La pedagogía se define como ciencia y como arte, y era el camino hacia la cultura.
El ideal de formación de maestros en este modo parte de conseguir más
pedagogos que eruditos, es decir, mas artesanos artistas que teóricos. El
pedagogo, entonces, tiene como funciones formar una elite distinguida por su
carácter letrado, distinguida del vulgo no-culto; formar sujetos con individualidades
fuertes, con vocación heroica, individualista y competidora; formar en los grupos
escolarizados un sentido común, unos principios universales evidentes por sí
mismos. El maestro no puede ver sino lo que la teoría le dice que debe ver. El
lema es si el maestro sigue la teoría, todo debería ir bien.
224
concibe como inculto; se trata ahora de buscar integrarlo al reconocerlo como
sujeto poseedor de una cultura, así sea popular, el cual hay que educar e ilustrar.
Por eso se dice que en este modo, el foco de atención se desplaza desde lo que
debe hacer el maestro hacia lo que cómo aprenden los sujetos. Como todos los
sujetos sociales tienen cultura, aunque esté escindida entre cultura alta y cultura
popular, la educación es el camino para ascender por los escalones de la cultura.
El saber que se exige al maestro se ha ampliado, porque las ciencias generales y
los saberes específicos que debe manejar son mucho más amplios.
225
Por último, está el oficio de maestro al modo contemporáneo, en el cual es
importante la idea de multiculturalismo, en donde se parte de que todos los
colombianos no tienen una cultura, sino varias, pero ya no se considera una alta y
una baja, sino que todas son igualmente valoradas y toleradas. En otras palabras,
la cultura no es concebida más como un privilegio elitista sino como forma
colectiva de producción social de símbolos y valores. En el modo contemporáneo
se habla ya de la presencia de la sociedad del conocimiento, o sociedad
pedagógica; en ella se da el surgimiento pujante del trabajo intelectual de
profesores universitarios e investigadores dedicados al estudio y producción de
teoría pedagógica en muchos niveles. Emergen los denominados intelectuales
específicos de la educación. El referente aquí es la ciudad educadora, y ya no la
sociedad como en el primer modo, ni la el Estado-nación del segundo, y la relación
teoría/práctica es por definición, por su estructuración epistemológica y política,
una relación conflictiva y tensional.
De igual forma, resulta válido el análisis que realiza Saldarriaga sobre los roles
que se le asignan al maestro a partir de la historia de los modelos pedagógicos en
la escuela moderna en Colombia, atravesada por la teoría sobre las tecnologías
de formación de sujetos, que al mismo tiempo ha repercutido el saber pedagógico
en la formación de la subjetividad de la infancia colombiana como individualidad
moderna. En tales modelos se han presentado discontinuidades estructurales
entre los fines formativos explícitos de cada uno y los procedimientos disciplinarios
prácticos, lo cual ha conllevado a que sea compleja –o tensional, más no causal-
la relación entre los modelos pedagógicos y los resultados formativos o éticos. En
cada modelo pedagógico, el saber pedagógico –principios, conceptos, finalidades-
y las tecnologías de organización –técnicas, mecanismos, procedimientos para
efectuar tales conceptos y fines- no puede entenderse como una relación de teoría
a práctica, sino como una relación tensional de contenido a forma.
226
Desde los inicios de la escuela moderna –s. XVII-, el problema organizativo de
tener encerrados a los niños fuera del hogar, es decir, de vigilarlos y ocuparse de
todos, ha implicado la aplicación de las tecnologías disciplinarias inventadas para
el convento, el cuartel, la prisión y la fabrica; todo dentro de la lógica de la
invención moderna de las instituciones de normalización, esto es, adiestrar
cuerpos, formando individualidades a partir de la medida normal. Esto explica la
pervivencia en la escuela de sus formas arquitecturales, de las formas de examen
y/o auto examen, y de los instrumentos de vigilancia y/u observación219. Sin
embargo, estos mecanismos organizativos o tecnologías disciplinarias no se han
dado paralelamente a los fines formadores de las innovaciones teóricas, los cuales
sin han fluido con cierta velocidad. Esto ha provocado, por un lado, salidas
incoherentes y tensiones que agotan a la escuela y al oficio de maestros en
múltiples dilemas, pero por otro, la posibilidad de pensar en soluciones creativas,
de riqueza de sentidos y posibilidades de fluidez.
227
Por el lado de los efectos éticos, ha tenido que formar sujetos capaces de
autogobierno al mismo tiempo de formar sujetos al orden social, respetuosos de la
ley, la moral y la normalidad. Se aclara, entonces, que cada modelo pedagógico le
da sentido tanto al componente de la autonomía como al de la heteronomía. Así,
los puntos de tensión son las tecnologías disciplinarias/tecnologías pedagógicas y
los fines colectivizantes/fines individualizantes.
Ahora bien, dentro de los dilemas presentes para los maestros, esta la exigencia
de unificar los métodos y los conocimientos, pero a la vez intensificar la
participación y la creatividad personal; también dentro de las funciones, resulta
conflictiva la función de autoridad y control frente a la función de guía y
acompañamiento personal.
220
Las cuales le permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con ayuda de otros, cierto numero de
operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta o cualquier forma de ser, obteniendo así una
transformación de si mismo con el fin de alcanzar cierto grado de felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad.
FOUCAULT, citado en SALDARRIAGA, O. Op. Cit. Pág. 146
228
El esquema propuesto por Saldarriaga se esquematiza en una matriz ética, la
cual, dependiendo del modelo pedagógico, señala unos principios organizativos de
la percepción y del comportamiento, a partir de las respectivas tecnologías de
formación. Estos modelos, retomados de Restrepo Mejía para establecer los
sistemas de formación moral en Colombia, parten de una propia tecnología de
formación, y son el antiguo –temor al castigo-, el jesuítico –deseo de honor- y el
moderno –interés natural de realizar y aprender-. En estos modelos se presenta el
proceso en el cual, con la complejización del concepto de infancia, la
humanización de la penalidad escolar –castigo físico- se pasa a sanciones
morales –recompensas y privaciones- para terminar con la sanción normalizadora
de la Escuela Activa. Para mayor comprensión, a continuación se profundiza en
cada uno de ellos.
229
fuera amable y justo, y sus castigos tendrían que ser impersonales y estrictamente
retributivos. No se le solicitaba saber mucho sobre la naturaleza de la infancia, ni
menos sobre el niño como individuo. Al maestro le bastaba aprender a usar el
manual para poner en marcha la organización, y tener el mínimo de conocimientos
que iba a enseñar. El autogobierno se gestaba a partir de hábitos de quietud y
orden. Los fines y tecnologías disciplinarias hegemonizan sobre el saber
pedagógico, reduciéndolo a lo necesario para el adiestramiento y la instrucción de
unos cuerpos dóciles. Lograr que niño fuera dócil, siguiendo a Saldarriaga,
implicaba que la subjetividad infantil fuera formada por una tecnología ética
constituida por un dispositivo donde la represión/vigilancia era parte de un
régimen de retribución inserto en una mecánica de repetición para formar hábitos.
El deseo infantil es canalizado por dos mecanismos, la emulación y el deseo de
autoridad221.
Lo que más se le criticó a este modelo era que consideraba que el temor generaba
sumisión, y por ende, disciplina superficial, incapacidad de interiorizar el deber por
sí mismos. La subordinación producía efectos de servilismo, además de rebeldía;
la autoridad produciría arbitrariedad o corrupción; el orden «maquinal» podía
generar rutina, aprendizaje mecánico o pereza. Aunque los contra efectos en este
modelo eran la pereza y el desorden, éstos también hay que entenderlos, no solo
a partir de este modelo, sino que son también históricos y culturales. Otros eran
las reconversiones estratégicas y resistencias, las cuales no eran resultado de una
221
SALDARRIAGA, O. Op. cit. Pág. 156
230
mala aplicación, puesto que mientras mejor se aplique el modelo, más notorias
serán las disfunciones y efectos no deseados.
222
Ibíd. Pág. 159
223
ZERDA, citado en SALDARRIAGA, O. Op. Cit. Pág. 161
231
La eliminación de los castigos físicos forjó nuevas representaciones de la
subjetividad infantil y nuevas tecnologías de formación. Fueron propuestas -por las
comunidades religiosas- sanciones morales, como reconvenciones públicas,
privación de recreos, aislamiento o el encierro, malas notas de conducta, listados
públicos de delincuentes; no obstante, todas eran administradas con trato
personal. La práctica de las sanciones morales incidían en la construcción del arte
o el poder de gobernar del maestro, no solo para conseguir el orden por si mismo,
sino obtenerlo a partir de un gobierno paternal, con el objetivo pedagógico de
lograr la alegría en la escuela.
232
moralizaban, pues, las pequeñas conductas cotidianas, las cuales eran objeto de
vigilancia y corrección.
224
Ibíd. Pág. 170
233
consecuencias naturales, en la disciplina de los intereses o disciplina de
confianza.
234
subjetividad, las técnicas disciplinarias conservan las viejas maneras225. Según
Saldarriaga, en la cotidianidad de la escuela colombiana ocurre la coexistencia
práctica de las tres matrices éticas, en lugar de haber un desplazamiento de las
más viejas por las más nuevas. Los maestros, los más acuciosos, reúnen
elementos de los tres tipos de tecnologías de formación, y podría decidirse que
debieron haber acogido los elementos más racionales de cada una de ellas.
Emergen, en este caso, efectos múltiples y contradictorios producidos por la
sobresaturación y el escalonamiento de éticas practicas dispares pero atadas
entre sí. También es posible la aparición de nuevas matrices éticas, disparadas,
mudas, sin discurso para nombrarse y nombrar sus exclusiones y contra efectos.
225
Ibíd. Pág. 182
235
trabajo realizado y el proceso de aprendizaje con la Profe, nos fueron involucrando
a tal punto de decir, oiga, yo como que me voy a meter en la línea de Constanza.
Ese mismo día, nos organizamos en grupo para escoger institución u organización
para el desarrollo de nuestro proceso formativo, y lo curioso de ese día fue que
muchos más o menos 8 o 10 personas escogimos ir a Altamira, pues a muchos
nos quedaba cerca o fácil de llegar (excepto Martha, que tuvo que transportarse
en dos buses de ida al colegio y dos de ida a su casa, porque no había ruta
directa), además que nuestra tutora Adriana, había dado la posibilidad de ir mas o
menos 8 o 10 personas a la institución. Esta reunión fue importante porque allí se
decidió de alguna manera, nuestras relaciones entre maestros y nosotros, y
nuestra toma de decisiones y reflexiones en torno a la práctica pedagógica, la
escuela y la educación.
236
Después de hablar con la profesora Adriana y ya tener lista la cita para el siguiente
lunes para ir a la escuela, es innegable que pensamos que íbamos a ser
aceptados, importantes y hasta queridos por la institución, gracias al trabajo que
íbamos a realizar, pues pensábamos que una caracterización iba a ser algo
interesante para la escuela, ya que esta puede cambiar gracias a la visión de otros
y mejorar la educación que brindan. Sin embargo, esto no fue así. Tal vez este
supuesto de que los practicantes íbamos a hacer cosas interesantes y bien vistas
por la institución, se había venido gestando durante el proceso de formación y
fundamentación de la carrera, gracias a los dispositivos pedagógicos que en la
universidad se habían venido configurando. Tales dispositivos, se podrían
evidenciar en comentarios, ideas y énfasis de los profesores y profesoras sobre el
proceso de profundización en el cual cada uno/a de nosotros entrábamos a la
institución, a cambiar el mundo.
Ese día lunes llegamos a la escuela Altamira y antes de iniciar la jornada dimos un
recorrido por las instalaciones de la escuela para luego empezar a relacionarnos
con los/as estudiantes que nuestra tutora tenía a su cargo. Un aspecto interesante
que guió este primer acercamiento y la posterior visita a las clases de los y las
docentes, fue el hecho de sentarnos junto con los muchachos y las muchachas.
Este hecho, puede verse como algo sin significado o producto de las
circunstancias, pero no fue así. La idea de sentarnos junto con los estudiantes,
deja ver nuestros supuestos acerca de la idea de la relación entre docente-
estudiante, que a lo largo de la historia de la escuela estuvo mediada por una
relación vertical y que gracias a ello, se van presentando, por lo menos en
Altamira una serie de mecanismos, actuares e ideas que legitiman la regulación
hacia los y las estudiantes por parte del profesorado 226. Atendiendo a esto y a la
necesidad en nosotros, de ir desnaturalizando y por qué no cambiando tales
226
Ver: LOZADA, Luis, PERILLA, Iván y VALENZUELA, Martha. Caracterización institucional de la IED
Altamira SO. Bogotá, 2007. UPN. (Ver Anexos)
237
concepciones, empezamos a acercarnos más a los y las estudiantes, de todos los
cursos en general, a hablar con ellos y ellas y a participar en sus actividades.
Ese mismo día, fuimos presentados al coordinador, quien solo advierte a los
practicantes hombres no involucrarse con las estudiantes, para que así
pudiéramos seguir nuestro trabajo con éxito y sin ningún problema. Este
comentario, tal vez se hizo en vista que en la mayoría del grupo de práctica estaba
conformado por hombres y solo había dos mujeres, pero además este comentario
dejaba ver que el coordinador tiene una idea del practicante, que está asociado
con el proceso de formación y que por ello puede “cometer cualquier error”, por lo
que es necesario advertirlos. Esto, además se hace visible en las distintas
conversaciones que llevamos a cabo con él y sobre todo en la entrevista que le
realizamos, en donde nos deja ver que está muy cercano con la postura e idea de
educación y escuela de Juan Bosco, en tanto el coordinador Elber había trabajado
en un colegio de esta orden. En este sentido, escuchamos muchas veces
comentarios como que la práctica es una cosa y la teoría es otra, que la escuela
está para la inserción de los estudiantes en la sociedad y que por ello, no puede
formar vándalos, ni rateros, etc. Esta clase de comentarios, nos ayudaron a la
comprensión del pensamiento y actuar del profe Elber con respecto a los y las
estudiantes, pero además nos posibilitaron ir tomando ciertas decisiones y
posiciones con respecto a la educación. Así, a medida que íbamos hablando con
él en la institución y entre nosotros mismos, en la “oficina” (Panadería cercana a la
institución, en donde nos la pasábamos, cuando no teníamos una actividad en el
colegio), íbamos tomando ciertas decisiones y posiciones en lo concerniente a la
educación y la escuela.
238
lugar de socialización para la buena inserción de los muchachos en la sociedad227,
sino un espacio de relación, de construcción constante y de liberación. Esta idea
de escuela que en nosotros se fue ratificando a través de las reflexiones que en el
grupo suscitaron las conversaciones con el profesor Elber, coordinador de
convivencia, empieza a operar en nosotros como una creencia que guía nuestra
práctica y, que de alguna manera, nos empujó a la realización de un problema
social que pudiera hacer pensar críticamente nuestra sociedad y cultura en lo
referente con el género, que fue posicionando nuestras concepciones acerca del
educar, enseñar y el ser maestro/a; sobre esto volveremos más adelante.
239
sensaciones que se fueron despertando en las clases estuvieron mediados, por la
constante reflexión y dialogo que en muchas ocasiones y a manera de chiste,
íbamos realizando en el grupo y que estaban focalizadas sobre todo, en los
comentarios y participaciones que los y las estudiantes hacían en clase,
encaminados a realizar una crítica a la sociedad actual, pero que en muchas
ocasiones se convirtieron en un juzgamiento de los y las demás compañeros/as a
causa de la ropa que usaban o lo que tomaban, por lo que nos cuestionamos
bastante por cuál era el pensamiento crítico en el cual se les estaba formando.
De esta manera, y atendiendo a las reflexiones que nos suscitaron varias de las
clases de la profesora Adriana, nos fuimos acercando a espacios de clase de
otros/as profesores/as, en su mayoría de ciencias sociales y la profesora Stella, de
ciencias naturales. Ahí fue, cuando empezaron nuestros conflictos, si se quiere,
con la institución, pues cabe recordar que el énfasis de trabajo de séptimo
semestre corresponde a realizar la caracterización institucional, para lo cual, en la
mayor parte del tiempo, el grupo de práctica iba a estar observando las dinámicas
240
de la escuela, además de intervenir cuando fuera meramente necesario. Sin duda
alguna, este tipo de trabajo empezó a generar cierto disgusto con el coordinador,
principalmente, y con los demás profesores/as, sobre todo de otras áreas y
algunos de ciencias sociales.
Es por ello, que a partir de entender esto e ir modificando nuestro supuesto de que
la escuela iba a ver en nosotros una buena forma o mejor, una ayuda, para la auto
241
transformación, nos fue aterrizando al contexto de la escuela y fuimos entendiendo
que debíamos empezar a establecer ciertas negociaciones con los miembros de
Altamira, para poder llevar a cabo nuestro trabajo. Estas negociaciones, se dieron
con los maestros principalmente, y se fueron haciendo evidentes en algunas
actividades como el día de los deportes, o en hacer ciertas labores de clase como
evaluar algunas actividades, o ayudar a los y las estudiantes a realizar el trabajo
de clase. Y sin embargo, la escuela en su conjunto nos seguía in visibilizando y
seguía cuestionando nuestro trabajo.
242
intervención y todo el proceso de sistematización. Y así ha sido hasta hoy, lo que
nos ha venido ayudando en la configuración de maestros/a, que si se quiere es
más cercana a la concepción de maestro intelectual, en tanto, pudimos establecer
diálogos constantes que fueron de vital importancia para la realización de la
investigación-caracterización, y que sigue siendo importante para poder llevar a
cabo la presente sistematización.
Tal suceso, se originó en una salida de campo del colegio, a la que los tres no
pudimos ir debido a los compromisos académicos con otros espacios de clase en
la universidad, en la cual algunos de nuestros compañeros, según la información
de nuestra tutora y de algunos estudiantes, habían ingerido alcohol con los y las
estudiantes, lo que en el marco de la institución y, sobre todo, para el coordinador
era inaceptable, debido a la misma concepción de escuela que se tiene, aquella
que está encargada de insertar a los sujetos en la sociedad y que por ello, una
actitud de estas es moralmente mal vista. Aunque en ese momento la mayoría del
grupo haya tenido una actitud de rechazo frente a esta situación, mediada sobre
todo por la angustia de perder el espacio de práctica pedagógica, ahora que
volvemos sobre este incidente, nos posicionamos frente a este hecho comentando
que no debimos juzgar a nuestros compañeros por lo que no habíamos visto y
menos, cuando en aquel instante ni siquiera se les dejó hablar porque los calores
de la discusión ya se habían subido. Por ello, consideramos en el presente que
243
nuestro actuar, en ese momento, no fue el más adecuado porque no hubo una
posibilidad de escuchar las varias versiones acerca de este asunto.
Lo que pasó después de este hecho, fue que el grupo de práctica en la IED
Altamira SO., se redujo a cuatro en total. Por ello, dentro del grupo, pensamos y
decidimos entre los tres integrar en el grupo al otro compañero que se había
quedado solo realizando la caracterización, debido a este hecho. Antes de
continuar, es necesario hacer una aclaración. Dentro del grupo de los tres, a
medida que fuimos enfrentándonos a situaciones como la de integrar a un
compañero en el proceso de práctica de séptimo semestre, o escoger un problema
social para trabajar, siempre lo hicimos de manera dialogal, lo que llevó a la toma
de decisiones en conjunto y como grupo, con las cuales no podíamos echarle la
culpa a nadie por alguna cosa que pasara. Este hecho, nos fue configurando como
sujetos/a maestros/a, capaces de establecer diálogos entre sí desde una posición
de horizontalidad, puesto que ninguno de nosotros era el líder o tuvo una posición
más que otro. Por ello, las propuestas de cada uno, se sometieron a discusión, y a
decisión entre los tres con una característica, y era que si uno no estaba de
acuerdo, se volvía a conversar y a dialogar hasta que llegáramos a un consenso.
244
íbamos reuniendo, conversando y tomando decisiones, entre los tres, nuestro
compañero no se iba integrando y no iba presentándose a las reuniones que como
grupo organizábamos para el trabajo.
245
siguiente semestre de 2007 y nosotros, empezamos a apoyar las marchas,
protestas y paros de la Universidad, ocasionando que hubiésemos faltado a la
institución en algunas ocasiones.
Todos estos comentarios, nos fueron intrigando pues pensamos que cuando
dimos paso al debate era para eso, para discutir los resultados del trabajo de
caracterización, su forma de elaboración y sus sesgos metodológicos y analíticos,
pero lo que se dio, fue una escena en la que nos juzgaban por no haber
desarrollado la práctica como ellos y ellas querían, que se acercaba más a la de
José, pues así no lo hicieron saber. En ese momento, nos tomamos un espacio
como grupo y acordamos que íbamos a responder. Así, dijimos que la elaboración
de la caracterización exigía observar y analizar otras clases, otros maestros, etc.,
que nos permitieran un acercamiento más complejo a las dinámicas de la
246
institución, porque si no, tendríamos una visión más parcializada, de la que
teníamos hasta ese momento, y terminamos diciendo, que este informe por
supuesto no era la verdad absoluta, sino que era una forma de ver a la escuela
por un grupo de estudiantes en práctica pedagógica. Este hecho, generó que los y
las estudiantes de grado undécimo, en su mayoría, empezaran a distanciarse de
nosotros, a no hablarnos y juzgar nuestra estadía en la institución. Así, si en un
primer momento los/as estudiantes habían sido un apoyo para nosotros, a partir
de ahí, pasarían a ser otros evaluadores de nuestra práctica y presencia allí.
Este recorrido por lo que fue nuestro primer acercamiento a la institución y primer
trabajo allí, nos fueron ayudando, a partir de la observación de otros maestros y a
partir de lo que nos iba pasando, o lo que íbamos experimentando a configurar
ciertas ideas, valores y creencias de la educación y de la escuela. De esta
manera, nos fuimos consolidando como un grupo de profesionales que
privilegiamos el dialogo y la reflexión individual y colectiva ante todo, lo que nos
acercó a una concepción y actuar como maestros a modo contemporáneo,
ayudándonos a la toma de decisiones y a asumir posturas con respecto a ciertas
ideas y valores de la institución, como el apartarnos de la idea de la escuela de
limpieza e inserción de los y las muchachos a la sociedad, para hacerlos
funcionales o ir analizando ciertos supuestos morales que la institución tiene sobre
el supuesto formativo, que acerca a sus docentes más a una configuración como
apóstoles, los cuales tienen que salvar a sus estudiantes de caer en el mal.
247
identificación de maestro, esto es, maestro reconocido por su labor, la cual está
regida no solo por los posicionamientos que tal maestro crea como más
convenientes, sino por la orientación histórica que señala una concepción de lo
que es ser persona y maestro. De este modo, el ejercicio da cuenta, pues, de cuál
es la interpretación que tenemos de lo que somos, o mejor, de lo que fuimos
siendo durante el semestre en el que diseñamos la propuesta y el análisis de la
práctica del profesor –el periodo en el que realizamos el proceso analítico e
investigativo de octavo semestre, es decir, en el segundo semestre de 2007-, y
que nos posicionó, o nos posiciona, como sujetos maestros/a.
248
curso 604 de esta institución, obviamente implicó que ambos procesos tuvieran
puntos de encuentro.
Estos puntos de encuentro pudieron ser la necesaria relación que habría que tener
en cuenta entre la propuesta que se realizaba y los/as niños/as con quienes
íbamos a implementar la propuesta, en tanto se tenía que justificar la pertinencia
que implicaba trabajar el tema de género con este grupo de estudiantes. No nos
detendremos acá, sino que más bien vamos a intentar mencionar que tipo de
expectativas o apuestas estábamos pensando al inicio del proceso. Lo anterior
sirve para entender que si nosotros, como grupo de trabajo, decidimos trabajar tal
problema, fue porque era un tema que entendimos, luego de varias discusiones,
incluso desacuerdos, como conveniente trabajarlo con estos niños y niñas, a
quienes comenzábamos a conocer228. Antes de hablar de la experiencia de trabajo
con los estudiantes, es preciso ubicar el tipo de relaciones presentes entre
nosotros y el profesor Fernel Vergel.
249
social; cuestión que le criticaba a la institución, porque constantemente le venía
reclamando, tanto a ella como a sus estudiantes, el trabajo constante sobre esto.
Sin embargo, ocurre algo poco esperado en este proceso, y es que gradualmente,
se fueron desnaturalizando algunos supuestos frente a este profesor, por ejemplo,
sobre la concepción que éste tenía de maestro, en tanto él le apostaba, como ya
se dijo, a la formación de sujetos críticos a través de la enseñanza de las Ciencias
Sociales; supuesto que hicimos verdaderos, a través de nuestro procesos de
formación, como por ejemplo considerar que la enseñanza de la historia debe ser
para la formación del pensamiento crítico, innovando las formas de enseñanza.
Logramos, pues, un proceso en el que evidenciamos tensiones entre los
supuestos configurados en la experiencia y la desnaturalización de éstos en la
reflexión practica. Ha sido valioso, y en eso nosotros como grupo estamos muy de
acuerdo, el ejercicio de análisis de segundo orden que propone la línea FPYRMS,
ya que este ejercicio implica reflexiones que le abren espacios más amplios,
complejos y de discusión analítica a los procesos y vivencias estudiadas.
250
Esta desnaturalización es acerca del alejamiento del profesor Fernel de los
requerimientos escolares -asumidos por él como condicionamientos-, como la
planeación curricular, pero precisamente el distanciarse de tal práctica exigida, sin
proponer algo alternativo que justifique, en algún modo, su desacuerdo. Con lo
anterior, no estamos negando los espacios que el profesor abría para el trabajo
sobre procesos de formación política, puesto que en sus clases era también
evidente la reflexión que el incitaba alrededor de los problemas cotidianos de los y
las estudiantes. Todo lo anterior se menciona porque es una experiencia que
conlleva a evidenciar las primeras tomas de decisiones o posicionamientos que la
práctica de otros maestros suscitaron en nosotros, en la medida en que era la
primera vez, desde que iniciamos el proceso de trabajo en la IED Altamira SO, que
nos centrábamos en la práctica de un profesor y observábamos y analizábamos
tan solo una de sus clases, en este caso la de ciencias sociales del curso 604.
Como se viene mencionando, este fue uno de los semestres en el que más nos
involucramos con los y las estudiantes de 604, en tanto esta vez trabajamos con
un curso definido, lo que nos permitió conocerles mejor. Desde el semestre
anterior, en el que se trabajó alrededor del proceso de caracterización
institucional, algunos miembros de la institución, como el coordinador Elber
Villalobos, nos invitaba constantemente a regular estudiantes, como paso
251
necesario en la configuración como maestros229; este elemento, es decir, la
construcción de supuestos alrededor con la regulación de estudiantes como medio
de relación de nosotros como practicantes con los y las estudiantes, era analizado
constantemente en nuestras reflexiones y discusiones al interior del grupo.
Esto, al mismo tiempo, también configuró algunos roles con respecto a los
maestros de la institución y concepciones de practica pedagógica, con respecto a
valores y formas de actuar, o a los supuestos sobre las condiciones necesarias
para la realización de las clases, como la atención y disposición de los
estudiantes, esto ligado a la regulación. Sin embargo, lo que nos posibilitó
entender nuestra posición como practicantes, no fue solamente el rol de
practicantes que de antemano asumimos, ni tampoco fue la exigencia de la
comunidad para que reguláramos a los estudiantes –aunque no era un exigencia
solamente del coordinador, también de algunos y algunas docentes, así como de
algunos y algunas estudiantes-, sino también el margen de flexibilidad que tenia
nuestra maniobra de acción en la escuela, ya que como maestros-practicantes no
estábamos impelidos tan estrictamente, como los maestros de la escuela, quienes
si tenían que cumplir con horarios, asistencias a reuniones, y demás labores
administrativas.
Hay que decir que tal situación no solo nos distanció de la posición de autoridad
en la institución, sino que también fue reconocido en nosotros, por parte de
profesores y estudiantes, un no rol de maestros, en tanto éramos simplemente
practicantes, y para el caso de los y las estudiantes de 604, cercanos a ellos. Por
eso, dentro de la percepción que los estudiantes tenían de nosotros, hay que
229
La posición de este directivo se puede inscribir el lo que Saldarriaga denomina como Maestro según el
modelo antiguo, puesto que en éste, una de las características necesaria que debe asumir el maestro es su
poder como regulador de cuerpos dóciles. De hecho, en ocasiones este directivo entendía y aceptaba nuestra
práctica solo en la medida en que reguláramos. Incluso, esa fue una exigencia, no solo de este directivo, sino
también de los estudiantes, en el semestre en que implementamos la propuesta (noveno semestre)
252
ubicar y dividir los momentos de la experiencia del trabajo con ellos y ellas, porque
la relación que se logró con ellos/as primero, en octavo semestre, fue de aprecio
mutuo y el trato fue amistoso, pero después, en noveno, las cosas tuvieron otra
lógica. Los y las estudiantes, acostumbrados a la presencia de la relación histórica
de maestro-estudiante, no nos ubican en ninguno de éstos, y si en cambio se
dieron, entre ellos(as) y nosotros, situaciones de cercanía y confianza, tanto que
cuando realizábamos el proceso de análisis de la práctica del profesor Fernel, y
asistíamos a sus clases a observar y analizar las situaciones y prácticas que allí
ocurrían, durante todo este proceso, incluso en el siguiente, en noveno semestre,
cuando ejercíamos como sus docentes, nos llamaban por nuestros nombres. Esto
reflejaba el grado de confianza logrado en nuestra relación230.
De igual forma, así como teníamos de los estudiantes su afecto y simpatía, esto
también implicaba mantener una relación de confianza. De hecho, la confianza
con ellos y ellas, para nosotros, igualmente era importante, en tanto nos permitía
sentir familiaridad e interés de trabajar en sus clases. En ocasiones, nuestra
presencia en el aula promovía la facilidad de algunos/as estudiantes por contarnos
cosas que tal vez no se la contarían a otros/as profesores/as, como el no traer las
tareas propuestas, así como contarnos cosas que les pasaba en sus vidas.
A pesar de la cercanía que teníamos con ellos y ellas, y por ende, la supuesta
situación ideal en el aula, en el curso se propiciaban, con frecuencia, momentos
de indisciplina231. Pero esto es una situación diferente a la que se va a analizar en
el apartado de noveno semestre, puesto que acá, poco era lo que podíamos hacer
como maestros/a, ya que nuestra presencia en el aula a veces solo se limitaba a
230
No obstante, fue desde el comienzo en séptimo, y en octavo también, cuestionada nuestra posición de
observadores, en tanto era poca nuestra intervención y participación en el desarrollo de la clase.
231
Cuando hablamos de situación ideal, partimos de la idea de la escuela centrada en los intereses de los
estudiantes –escuela activa-, en donde es necesario propiciar espacios en los que éstos logren sentir agrado de
realizar las actividades escolares. Estas situaciones parten de la disposición del maestro por crear tales
espacios en el aula, mediante su alejamiento del modelo antiguo de coerción.
253
la observación de las situaciones. Desde este momento, fue objeto de análisis el
supuesto de los estudiantes sobre el deber ser de los maestros en caso de
situaciones de indisciplina en clase. En resumidas cuentas, aunque la indisciplina
la ocasionaban ellos y ellas –las razones o motivaciones no es algo que vaya a ser
analizado en este apartado- para éstos y éstas, el profesor es quien tiene que
operar con represión para lograr corregirla. La regulación era una de las prácticas
que los y las estudiantes le exigían al profesor Fernel, y a nosotros, cuando
implementamos la propuesta pedagógica.
254
Por otro lado, otro elemento para analizar los dispositivos de practica fue la
relación con los y las profesores/as de la institución, y el dialogo profesional que
se estableció con ellos/as, incluso el dialogo profesional establecido entre
nosotros, como grupo de trabajo. Como la relación con los profesores de la
institución era distante y poco relevante para nuestra experiencia, no vamos a
analizar las pocas situaciones en las que nos involucramos con ellos/as, incluso
porque fueron escasas, y se dieron más para solicitar el préstamo de materiales, o
para resolver cuestiones logísticas.
Lo que resulta clave analizar es, entonces, el por qué no fue posible lograr una
relación más estrecha entre colegas; y precisamente, el elemento de no
reconocernos como colegas fue lo que no permitió una mejor relación, o mejor, el
no asumirnos como sujetos que también teníamos un bagaje y un acumulado en
materia de pedagogía y enseñanza. Este y otros factores, como los problemas que
se dieron con algunos de nuestros compañeros el semestre anterior, y la
generación de pocos espacios para involucrarnos con la institución, conllevaron a
que, por un lado, no fuéramos asumidos como miembros de la institución, y por
otro, que nosotros mismos no nos asumiéramos como tales. De cualquier modo, si
sentíamos que necesitábamos ser asumidos así, porque esto posiblemente
generaría muchos más espacios y diálogos con los miembros de la institución,
para desarrollar con mayor comodidad las actividades que allí íbamos a realizar.
Para nosotros era común la sensación de estar en un lugar que no nos convocaba
y ni en el que fuera satisfactorio realizar nuestro trabajo. La institución, para
nosotros, era un no lugar, debido a que no éramos actores importantes, y si
teníamos la mirada de la institución, ante cualquier acción que realizáramos o
dejáramos de realizar232. Entrábamos a la institución para asistir a las clases del
232
La mirada vigilante de la institución era visible, no solo cuando el coordinador nos mencionaba que era
poco lo que estábamos realizando en la institución, sobre todo en séptimo semestre, cuando únicamente
asistíamos a las clases a observar, sino también cuando los y las docentes de alguna manera se sentían
255
profesor Fernel, pero cuando necesitábamos aprovechar el tiempo en el diseño de
actividades, o en las discusiones, casi siempre solíamos salir de las instalaciones
de la escuela y realizar tales tareas fuera de ella, en panaderías o cafeterías
aledañas. Incluso, cuando estábamos en las clases, se podría decir que
asumíamos comportamientos de estudiantes, puesto que hacíamos silencio,
cuando correspondía, y teníamos la disposición de escuchar al profesor.
alertados y evaluados con nuestra presencia. También porque, tanto la profesora Adriana Corredor, como el
profesor Fernel Verjel, nos manifestaban que, ante la vigilante mirada de la institución, teníamos que ser mas
visibles, a través de actividades.
233
No obstante, aunque con los docentes no había una estrecha relación, para el caso de nuestra experiencia en
este semestre, con los y las estudiantes de 604 si se logró una relación de cercanía,
256
Un ejemplo evidente fue el proceso de selección del problema social. Trabajar un
tema como las relaciones de género no se definió tan fácilmente. Como ya se
mencionó, no fue un tema en el que, al comienzo, todos tuviéramos el mismo nivel
de interés. Sin embargo, pudimos ponernos de acuerdo, a partir de comprender la
importancia de desarrollar una propuesta pedagógica alrededor de esta
problemática, sobre todo con los niños y niñas de este curso, con quienes era de
alguna manera necesario e incluso interesante. No obstante, al comienzo, en la
etapa de escoger la problemática, pesaba la importancia y el impulso que plantaba
Martha, quien fue quién más abogó por este tema. Digamos que a Iván le parecía
un tema interesante, pero a Luis no le convencía del todo, sobre todo porque él no
lo veía como un contenido tradicional de las ciencias sociales, además porque no
era un tema que lo convenciera totalmente.
Es posible entender que quienes más se interesan por esto, generalmente son
mujeres, u hombres cuando ven la dicotomía en las relaciones de género, es
decir, ven la relación como una problemática en la que corresponde reflexiones
analíticas serias y complejas. La decisión por trabajar el género se tomó cuando
los tres nos pusimos de acuerdo en que era una problemática válida y urgente
para escolarizarla, es decir, después de un proceso de desnaturalización de
supuestos y de intensa exploración e identificación de ésta como problema social,
además porque entendimos que afecta directamente a los y las estudiantes con
quienes se iba a implementar234.
257
Además, también implica reconocer, en cada miembro del grupo, una
personalidad específica, con una experiencia y unas apuestas singulares.
Podemos decir que se logra, finalmente, elaborar un ejercicio juicioso y elaborado,
logrado mediante un proceso que tuvo dificultades, no solo en el plano académico,
sino también en el operativo, en tanto, aunque trabajábamos con el mismo nivel de
compromiso y dedicación, en ocasiones se presentaban situaciones que
desnivelaban tales ejercicios.
Ahora bien, aunque se analizaba la práctica del profesor Fernel, a partir de lo que
en sus clases se observaba, el ejercicio que como grupo íbamos realizando,
manifestaba discusiones y nuestra adhesión, distanciamiento o negociación frente
a dicha práctica235. Nuestra apuesta era que, a partir del acumulado teórico y
conceptual que de alguna manera teníamos a partir de la formación en la
universidad, necesitábamos adquirir elementos que nos permitieran realizar
nuestra práctica docente y nuestra futura labor profesional, y que tal vez la
experiencia en la escuela nos iba a develar.
235
Obviamente que no era solo la práctica lo que se analizaba, sino también las conversaciones que
sosteníamos con él y con los y las estudiantes.
258
también generando en nosotros la reflexión y discusión en torno a algunos
discursos, y la desnaturalización de algunos supuestos en la escuela, lo que nos
permitió una Apuesta Formativa –en mayúsculas- sobre la cual queríamos orientar
nuestra práctica.
Por tal motivo, una de los aspectos de los que no podemos relegar, es entender a
la escuela como ente que, atravesado por una serie de prácticas, discursos y
códigos, construidos históricamente, regula la misma práctica del maestro,
estableciendo algunas dificultades en las apuestas del mismo, sobre todo en
aquellos que pretenden, mediante su práctica, formar en pensamiento crítico,
puesto que, en la mayoría de los casos, buscan revertir la reproducción del orden
social vigente. De hecho, los mismos discursos académicos presentes en las
disciplinas escolares, nos otorgaron nuevas perspectivas de análisis, lo que
también nos permitió entender el lugar histórico de la escuela, las disciplinas y sus
posibilidades en la transformación social.
259
colombiana se han presentado unos modos y unos modelos históricos que han
caracterizado el oficio del maestro en el país, aunque también permite ubicar
ciertas tensiones alrededor de la configuración actual de sujetos maestros. Por lo
observado anteriormente, es posible hallar la repercusión en nuestros énfasis de
los mecanismos de regulación, debido a que en nuestra experiencia, es un tema
que suele ser constantemente reflexionado y analizado.
Sin embargo, pese a considerarse como un énfasis propio del modelo antiguo, no
quiere decir que nos inscribamos en este modelo pedagógico, sino que más bien,
lo que se puede decir al respecto, es que es un tema que sigue siendo objeto de
análisis, claro que se analiza desde diferentes enfoques. Incluso, coherentemente
con el discurso al que en ese momento nos inscribíamos, no teníamos aun la
proyección de la necesidad de regular, cuestión que fue reflexionada, en especial,
en el siguiente semestre. Digamos que en ese momento, aunque no incidía en
nuestras angustias, si preveíamos que podría llegar a ser objeto de constantes
discusiones, o mejor, la posibilidad de asumir como necesidad la regulación.
Por otro lado, ese tipo de relación que establecimos con los y las estudiantes,
generó en nosotros la importancia de lograr un trabajo basado en las buenas
relaciones con ellos y ellas, lo cual puede ser analizado desde el amor
pedagógico, en tanto reflexionábamos y discutíamos al interior del grupo sobre las
implicaciones que tenía el hecho de estar cerca de los y las estudiantes y
conocerlos/as, porque por un lado nos agradaba este tipo de relación, y por otro,
propiciábamos los espacios para que se siguiera presentando.
260
configuraba un ‘deber ser’ del maestro, que nos permitía guiar nuestra práctica
pedagógica, que lograra el análisis y la reflexión sobre ésta y nuestro
posicionamiento como maestros. Podríamos encontrar la tensión entre el modelo
antiguo, puesto que frecuentemente éramos inducidos a regular, pero, en el otro
polo de la tensión, nos ubicábamos en una posición en la que partíamos de la
reflexión intelectual para analizar las situaciones presentes en el escenario
escolar.
Lo que por último podemos decir es que, según lo planteado, es posible ubicarnos
en un modo de maestro en medio de tensiones, que fueron constituyendo nuestra
práctica y nuestra experiencia de manera particular y singular. Es decir, aunque no
seamos reconocidos como tales, si procedemos como maestros, en tanto nos
asumimos y reflexionamos alrededor de nuestra práctica. Por eso, para
comprender en qué medida nos asumimos como tales, el análisis del siguiente
apartado, encargado de considerar la implementación de la propuesta, ampliará
mucho más nuestro posicionamiento como maestros/a.
4.5.3. ¿Qué pasó y cómo nos fue pasando, lo vivido en el colegio durante
la implementación de nuestra propuesta pedagógica?
261
propiciar un acercamiento con este tipo de dinámicas, en donde finalmente se
tomarían decisiones para todo el año, entre ellas los horarios de clase.
Cabe aclarar que aunque nuestra intención por participar en estos encuentros
entre profesores/as y directivas lo hacíamos con el fin de poder intervenir en las
decisiones que nos afectaran como efectivamente podrían ser los horarios de
clase del grupo 704; nuestra intención de fondo era acercarnos de alguna manera
al quehacer docente no siempre en el espacio del aula de clase, pretendíamos
incursionar en la cultura docente que se vive durante estas semanas de
planificación de todo un año escolar y divisar las discusiones y las temáticas de
éstas, que se deben dar en tales espacios, saber cuáles eran las preocupaciones
académicas en general de esta institución en particular y como se planteaba su
posible solución; en fin, pretendíamos empezar a hacer parte de ese grupo de
docentes, en tanto este semestre creíamos que ese iba a ser nuestro rol.
El día que decidimos dejar de esperar a que se comunicaran con nosotros para
saber los tiempos y los espacios de estas actividades, llegamos al colegio así no
mas, sin ser invitados/a; hablamos con la profesora Adriana Corredor quien nos
dijo que en realidad no era necesario que estuviéramos presentes por esos días
en el colegio y nos indicó cuando iban a comenzar las clases; además nos dijo
que el profesor Fernel aún no llegaba de Argentina, pero que la otra semana ya
estaría con nosotros. Salimos un poco desilusionados/a respecto a nuestras
expectativas, comprendimos que lo último que querían en aquellas actividades era
que estuviéramos nosotros la y los practicantes, sabiendo que para muchos de los
y las docentes de Altamira no fue del todo aceptada nuestra labor en la institución
y menos después de la socialización de la caracterización a comienzos del
segundo semestre de 2007. Podemos comprender esta reacción, en tanto, resulta
propio el rechazo de los y las docentes a los mecanismos que persiguen explicar y
caracterizar su práctica, ya que siguiendo a Raimundo Cuesta se trata de una
262
profesión profundamente apegada al prejuicio que idealiza la acción en el aula,
éste como el principal y exclusivo espacio de referencia profesional237.
A partir de allí, fuimos comprendiendo que por más que nosotros quisiéramos
participar en algunas actividades, esto no iba a suceder, nuestro lugar en la
institución ya estaba claro desde la perspectiva de los y las docentes del colegio, y
seguía siendo la de personas externas que simplemente se tienen que acoger a
las disposiciones que los y las demás designen, en sentido estricto nos seguían
ubicando en el papel de practicantes que no tienen una función clara dentro de la
institución. En medio de estos acontecimientos se fue configurando nuestra
experiencia durante toda nuestra práctica, en tanto se fue produciendo o se fue
transformando la experiencia que teníamos de nosotros mismos; es decir, si bien
en un principio pensamos que en este semestre nuestra practica nos posibilitaría
posicionarnos además de practicantes como maestros/a al incursionar en otros
espacios de reflexión pedagógica, la imposibilidad de tal, nos fue configurando
como un grupo cerrado que discutía entre sí, y en algunas ocasiones con los
profesores Fernel y Elber.
La semana de inicio de clases nos encontramos con la sorpresa de que las clases
de Ciencias Sociales no tendrían bloques, sino que sus cinco horas semanales se
repartirían diariamente, quedando una hora diaria; además que los horarios de
clases no iban a seguir guiándose por los días de la semana sino que empezaría
un horario rotativo, y se hablaría de día uno, dos, tres, cuatro y cinco; la razón de
esta decisión, que nos la manifestó el profesor Elber, era que se dejara de perder
tanta clase especialmente los días viernes que son los que más se usan para
actividades extraacadémicas o culturales.
237
CUESTA, Raimundo. “Clío en las aulas, la enseñanza de la historia en España. Entre reformas, ilusiones y
rutinas”. Ediciones Akal. España 1998.
263
Trabajar la clase de ciencias sociales con una hora de cincuenta minutos diaria,
fue problemático para nosotros, en la medida en que, en primer lugar dos días a la
semana, los lunes y los viernes teníamos clases en la universidad, y en segundo,
la propuesta pedagógica que empezaríamos a implementar, en su mayoría
necesitaría mínimo un bloque a la semana, ya que teníamos previsto la
presentación de películas y programas televisivos con su posterior análisis. La
insatisfacción por parte del grupo por estas modificaciones no se hizo esperar, a la
primera que le manifestamos nuestra inconformidad por los problemas que
acarreaba fue a la profesora Adriana, quien nos dijo que ella tampoco estaba de
acuerdo con el horario que se dejó a las ciencias sociales, pero que tendríamos
que acomodarnos, nos sugirió que ya que éramos tres nos rotáramos para que
siempre no falláramos los mismos a las mismas clases de la universidad y
respecto a la planeación de las clases que miráramos como las podríamos
acomodar.
Vimos entonces que si bien existió inconformidad por parte de los y las docentes
de ciencias sociales por el horario estipulado, lo que primó fue la aceptación y la
pasividad en general de los y las profesores/as. Entonces se evidencia el estatuto
disciplinar de esta asignatura para la institución, en tanto las ciencias sociales se
ponen en un estado inferior respecto a las otras disciplinas escolares como las
matemáticas, la física o la química. Esta manera de relegar las ciencias sociales
en la escuela nos hizo pensar que se las trata como un comodín para organizar
los horarios de clase, y cómo esto hace parte de la poca discusión que se puede
presentar en el área de sociales, en tanto, a las implicaciones formativas y
académicas de esta disciplina. Más allá de las sensaciones que nos pudo suscitar
este hecho, hay que decir que fue un choque para nosotros ya que le apostamos
al sentido social y político que debe tener esta disciplina en la escuela.
264
Nos cuestionamos y preguntamos en dónde está el maestro/a que pelea por su
disciplina. Supimos que fueron pocos los maestros que se acercaron a reclamar
ante coordinación por el horario de clases, y la respuesta de parte de esta
instancia fue que si querían cambios debían entonces diseñar la carga horaria de
todo el colegio, pero con toda la carga académica, organizativa y administrativa
que cada docente tiene, nadie se hizo cargo de esto. Entonces nos dimos cuenta
de las pocas armas con las que cuentan los y las docentes en una institución con
estas características, puesto que ante el extenuante trabajo, muy pocas veces
pueden diseñar soluciones a diversos problemas; además de la poca articulación
entre docentes, que nos muestran la formación de individualidades fuertes en
medio de la cultura docente, quizás si no primara esta vocación individualista
propia del oficio del maestro a modo clásico, creemos que se hubiera conformado
un grupo que probablemente propondría una solución, al que creemos fue un
atropello para las ciencias sociales escolares.
265
No podemos negar los desazones que fueron produciendo en nosotros tales
maneras de concebir a las ciencias sociales, en tanto una asignatura relegada por
otras “más importantes”, por ello el comodín para ajustar el horario de clases;
inconvenientes como estos nos hicieron pensar seriamente la posibilidad de
cambiarnos de institución escolar, y empezamos a buscar otras opciones en
donde pudiéramos implementar nuestra propuesta pedagógica. No obstante,
sentimos la necesidad de buscar alternativas antes de tomar una decisión como
ésta, ya que la propuesta fue diseñada para los y las niñas de 704, porque fue en
ellos y en ellas en donde centramos nuestra observación el segundo semestre del
proyecto pedagógico y a partir de la cual diseñamos tal propuesta. Por tanto,
pedimos la malla del horario de clases del grupo 704 y empezamos la tarea de
pedir docente por docente el favor de cambiar algunas horas, a pesar de que esta
fue una tarea muy dispendiosa, logramos ajustar el horario, que no pudo quedar
de mejor manera, clases de ciencias sociales los martes, miércoles y jueves,
distribuidas en dos bloques y una clase de una hora. En cuanto al horario rotativo,
fue una iniciativa que duro muy poco porque se le estaba complicando cumplir con
sus actividades a varios docentes que trabajan en otras instituciones educativas.
266
Este nuevo rol -el de maestro/a- no era tan evidente como ahora; en este
momento cumplíamos los requisitos que, según algunas personas del colegio,
deben tener los y las docentes: el de estar a cargo de un curso o más, dar clases y
regular. Aunque creemos que durante toda nuestra práctica íbamos incursionando
en diferentes prácticas propias de los y las docentes -no necesariamente las
descritas anteriormente-, no es sino hasta este semestre en que somos vistos/a
como tal en la institución; no obstante, creemos que la constante reflexión tanto
individual, como en grupo sobre éste quehacer, fue constituyendo un nuevo yo,
que iba configurando nuestra experiencia, suponiendo de esta manera unas
transformaciones decisivas, sobre algunos supuestos que habíamos venido
configurando en cuanto al quehacer docente.
Las constantes llamadas de atención por parte del profesor Fernel a los y las
estudiantes por su comportamiento e indisposición para la clase, se hicieron en un
marco en el que siempre recalcó que la clase de ciencias sociales era de amistad,
y que brindar amistad significa apoyo y respeto, no desconocimiento. No en pocas
267
ocasiones debido a que las condiciones mínimas para el desarrollo de la clase no
se daban por parte de ellos/as, el profesor Fernel, quizás en muestra de apoyo
hacia nosotros, entraba a normalizar; desde Saldarriaga podemos ver que siempre
desde un punto de vista moralizante, en tanto no buscaba la sumisión de parte de
los y las niñas a un orden exterior, sino la aceptación de la norma a partir del
interior. Lo anterior se deja ver en la amistad que el profesor Fernel reclamaba
para la clase, la cual parte de un pacto que inicialmente se hizo, pero dadas las
condiciones y el marco disciplinar de la escuela no se pudo siempre sostener.
Nosotros aunque éramos los/a que estábamos al frente de la clase, no fuimos
vistos como docentes; la experiencia que veníamos teniendo con este grupo en
particular obstaculizó este reconocimiento, a tal punto que en una de aquellas
conversaciones con los y las estudiantes que se propicio por la dificultad de
avanzar en algún contenido por las pocas condiciones para tal, una estudiante nos
confesó que lo que estaban buscando con su forma de comportarse era que
nosotros nos aburriéramos para que el profe Fernel volviera a dictar la clase de
ciencias sociales, porque nosotros éramos muy estrictos y poníamos actividades
muy difíciles.
No podemos decir, que nuestra relación con los y las estudiantes de este curso se
transformó del todo, al contrario al reflexionar como grupo fuimos haciendo visible,
que mucho de lo que habíamos construido el semestre anterior dejaba sus
reminiscencias en esta nueva relación que planteábamos; no es gratuito que ellos/
as no nos veían en un principio como docentes a pesar de que cumplíamos con tal
función en el aula de clase, para ellos y ellas seguimos siendo los y la practicante
a los cuales se podían dirigir de manera diferente a la relación históricamente
constituida entre estudiante y docente.
268
ahora creemos que fue algo ingenuo de nuestra parte, ya que el mismo cambio de
posición de nosotros implicó, también y necesariamente un cambio en la
percepción que ellos/as tenían de nosotros y por supuesto un cambio en la forma
de relacionarnos. Desde Larrosa podemos comprender que en medio de las
prácticas pedagógicas se construye y modifica la experiencia que los individuos
tienen de sí mismos, en este caso se fue modificando la experiencia tanto de los y
las estudiantes como la de los/a practicantes, en tanto estas prácticas se
enmarcan en dispositivos que como se dijo en la conceptualización, permiten
configurar unas maneras de ver, de ser, de enunciar, que van cambiando en el
tiempo a medida que se fueron transformando los dispositivos pedagógicos que
mediaron las formas de relacionarnos entre ellos/as y nosotros.
Ahora bien, las intervenciones del profesor Fernel siempre se dieron en medio de
las imposibilidades para seguir la clase que caracterizó el principio de la
implementación, esto nos da para relacionar estos sucesos en alguna medida con
el sistema de enseñanza mutua que nos menciona Saldarriaga, en tanto, nosotros
éramos pensados por parte de los y las estudiantes como los/a monitores/a del
profesor, en donde el maestro era concebido como el último elemento del sistema,
como un vigilante distante del mecanismo de enseñanza; decimos esto, porque las
intervenciones del profesor Fernel se quedaron en llamarles la atención a los niños
y las niñas por su comportamiento, pero cuando se daba cuenta de tal; el
acompañamiento del profesor fue mínimo y fueron en pocas clases en las que
estuvo presente aunque nunca en una clase completa, por eso cuando el profesor
entraba al salón la disposición para la clase parecía la mejor, con esto los y las
estudiantes nos decían simbólicamente a quien concebían como su profesor, en
tanto con su presencia salían a flote, en términos de Cuesta, las rutinas que fueron
incorporadas en la acción cotidiana por los y las estudiantes durante su historia
escolar, como por ejemplo sentarse en su respectivo puesto y estar en silencio
cuando esta un profesor observándolos/as.
269
Podemos ver entonces y siguiendo a Foucault que se fue desarrollando
históricamente en la escuela la tecnología del yo a partir de la obediencia, que
resulta ser el control completo de la conducta por parte del maestro, y no un
estado final de autonomía, que a final de cuentas era lo que no solo perseguimos
nosotros durante la implementación, sino, y tendríamos que decirlo, en alguna
medida también el profesor Fernel. De tal manera, nos ceñimos aquí a la
problematización foucaultiana sobre la construcción y la mediación pedagógica de
la experiencia de sí, en tanto, el análisis que presentamos aquí de algunas
prácticas pedagógicas, y de acuerdo con Larrosa fueron mediando y construyendo
la relación del sujeto consigo mismo; relación en la que se establece, se regula y
se modifica la experiencia que uno/a tiene de sí mismo/a, la experiencia de sí.
270
Tenemos que decir que si bien no era todo el curso el que presentaba
indisposición, si generalmente era la mayoría, claro está, con las peculiaridades de
cada estudiante. A medida que nos íbamos dando cuenta que estos mecanismos
adoptados por el grupo no estaban funcionando del todo, empezamos a
incursionar en otros tipos de prácticas regulativas que, siguiendo a Saldarriaga las
podríamos relacionar con el modelo de enseñanza mutua, como por ejemplo:
sanciones morales, como pedir que permitan que los y las compañeras que si
quieren estar en clase se les respete esta opción con el silencio, entre otras cosas;
con la privación de recreos, sí aunque cueste creerlo incluso para nosotros
mismos es difícil hacer este reconocimiento, en alguna ocasión procedimos con
este castigo, y a todo el grupo, se podría decir, que en medio de algún grado de
desesperación optamos por ir disminuyendo minutos del descanso a medida que
no fuera posible avanzar en la clase, hasta que se consumieron los veinte minutos
de descanso y los tomamos para terminar la actividad propuesta para este día;
malas notas de conducta, en varias ocasiones hicimos uso del observador del
alumno, generalmente para hacer anotaciones que tuvieran que ver con la
interrupción y sabotaje de la clase.
Este tipo de prácticas regulativas fueron siendo objeto de reflexión por parte
nuestra, de alguna manera fueron transformando nuestra experiencia y también la
de ellos y ellas, en tanto, se establecían parámetros que hacían esta relación
conflictiva y tensional y con posiciones de sujeto tanto en ellos/as como en
nosotros. No obstante, este tipo de prácticas regulativas fueron perdiendo su valor,
es decir, si en un principio nos “funcionaron” a medida que pasaba el tiempo
dejaron de ser eficaces, puede parecer paradójico pero, en el caso especifico del
uso del observador del alumno, este en vez de ir recrudeciendo su función, se iba
deslegitimando; es decir, el uso que le dábamos a este mecanismo se centró en
escribir una anotación y que él o la estudiante la firmara y ya, hay paraba el
castigo; con esto los y las niñas empezaron, diríamos un proceso de
271
desnaturalización o extrañamiento sobre los efectos que podía traer el firmar el
observador, se dieron cuenta que podían firma varias veces y no pasaba nada,
esto porque la deslegitimidad de tal mecanismo venia también de parte nuestra,
en tanto no hacíamos un uso “correcto” de tal, por ejemplo: a la tercera firma se
procedía a otra instancia como la llamada de acudiente, caso que nunca sucedió a
pesar de que las pruebas pudieran dar para tal.
De tal forma, vemos que tanto las niñas y los niños como nosotros, fuimos
transformando nuestra experiencia, en tanto correlacionaron tipos de
normatividad, dominios de saber y formas de subjetividad. En este sentido
encontramos que nuestra preocupación por la disposición para la clase fue
disminuyendo, es decir y a pesar de que el comportamiento de los y las
estudiantes no haya cambiado del todo, en nosotros surgió una preocupación
mayor que le resto importancia al comportamiento y a la disciplina. La entrega o
no de algunos trabajos por parte de ellos/as nos hicieron ver que nuestros
objetivos formativos no estaban haciendo mella en varios de los y las estudiantes;
esto nos empezó a preocupar y nos hizo reflexionar sobre el tipo de contenidos
que proponíamos para la clase. De esta manera, nos dimos cuenta que una
272
posible explicación para que los y las estudiantes no se interesaran por la clase,
era porque les parecía muy difícil lo que veníamos tratando, y es aquí en donde
debemos reconocer que nosotros como grupo no contamos con la historicidad
escolar de ellos/as, en medio de las contingencias que trae consigo el
neoliberalismo educativo, como por ejemplo las consecuencias del decreto 230 de
2002.
Decimos que fue difícil para ellos/as estas Ciencia Sociales que les proponíamos,
ya que en varias ocasiones nos reclamaban, porque no hacíamos dictados ni
poníamos a hacer dibujos, además de que las actividades para la casa no eran de
consulta en Internet o un libro de texto. Así, fue difícil la incursión de ellos/as en la
producción de textos propios, ya que sus hábitos escolares no eran de este tipo.
Además nuestra pretensión de curricularizar la Antropología y la Sociología
dificultó aún más esta relación, en tanto se trata de dos disciplinas que
generalmente no se encuentran en el saber escolar, recordemos que el
conocimiento escolar es históricamente construido y para el caso de las ciencias
sociales escolares lo que ha primado es la historia y la geografía.
Cabe aclarar, que creemos que con dos periodos escolares no es posible hablar
de la curricularización total de alguna de estas dos disciplinas, lo que si podemos
decir es que este fue un intento de parte nuestra y de los y las estudiantes por
incursionar en una idea diferente de conocimiento social escolar y por romper con
los duros imperativos de la realidad escolar. A este respecto, encontramos por
ejemplo algunas resistencias de parte especialmente de algunos niños por la
temática del género, aunque esta se dio al principio de la implementación, cuando
nos adentrábamos a las cuestiones teóricas, no la podemos dejar de lado en la
presente reflexión, en tanto le apunta al tema central de nuestra propuesta.
273
Dadas las características propias del espacio escolar, vemos que las personas se
encuentran ante la necesidad de adscribirse a unas normas y reglamentaciones
peculiares, que nos permitieron observar algunas acciones e intercambios sociales
de los y las estudiantes, en tanto en medio de estas acciones fue posible visualizar
una construcción de la subjetividad masculina y femenina. En este sentido, vemos
que para el estudiante que en un principio no estaba de acuerdo con la temática
referida, era porque esta no constituía un problema para él, ni mucho menos un
problema de las sociales, sin embargo es posible evidenciar algunas
transformaciones en la posición de sujeto de varios estudiantes, en ciertas
elaboraciones que a nuestro juicio son importantes y nos muestran como se
fueron implicando con esta problemática.
Desde los aportes del proyecto de investigación dirigida por Ángela María Estrada,
denominado Arco Iris: “Una mirada transformadora a las relaciones de género en
la escuela” podemos comprender que las maneras de relacionarse las profesoras
con sus estudiantes, difiere en alguna medida de la manera de relacionarse los
profesores con sus estudiantes, y estas relaciones están mediadas por
274
dispositivos pedagógicos que en ocasiones los encontramos con sesgo de género;
teniendo en cuenta esto, los y las estudiantes internalizan también este tipo de
relación y esperan de sus docentes ser tratados de acuerdo con el género de su
profe, y acorde con el género propio.
275
Pero en nosotros, también se propiciaron reflexiones en medio de la
implementación y en general durante todo el proceso investigativo, en tanto, el
trabajo sobre el género, nos fue situando como mujer y como hombres, como
personas genéricamente determinadas, con identidades, cuerpos y sentimientos
histórica y específicamente construidos. Esta experiencia, nos hizo tomar
conciencia acerca de nuestra identidad, y en la exploración de las identidades de
los otros y las otras, evidenciando cómo estas exploraciones constituyeron
también un viaje a través de nosotros mismos/a, -a través de nuestro self- que nos
hace pensar que se trató también de una reflexión y de una etnografía de sí
mismo.
276
CONCLUSIONES
277
manera interrelacionada, van ayudando a la misma construcción del objeto
de estudio, en este caso las relaciones de género.
278
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