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CONOCIMIENTO
Es el entendimiento, inteligencia, razón natural. Aprehensión intelectual de la realidad o de una
relación entre los objetos, facultad con la que nos relacionamos con el mundo exterior. Conjunto de
saberse sobre un tema o sobre una ciencia.
La adquisición del conocimiento está en los medios intelectuales de un hombre (observación, memoria,
capacidad de juicio, etc...) A medida que crece el conocimiento se da tanto el cambio cualitativo por
haber en ello un incremento de reorganización del conjunto y de adquisición de los mismos.
Parte de la filosofía que analiza las facultades cognoscitivas del hombre y su capacidad de captar la
realidad en sus diversas manifestaciones es más que una disciplina filosófica general, esta no se ocupa
de una vedad particular de algún campo de la ciencia sino que se ocupa del cuerpo de las verdades
cognoscibles. Es el conjunto de principio que por su explicación sistemática, se determina el modo de
conocer los aspectos de la realidad el cual abarca desde su reflejo superficial hasta el dominio de las
leyes que rigen sus fenómenos.
* ORIGEN DEL CONOCIMIENTO
El Racionalismo.
Plantea que el origen del conocimiento está en la razón, la cual es considerada como la fuente principal
de éste, tal circunstancia determinada que esta posición sea considerada como exclusiva.
El Empirismo.
Considera que el origen está en la experiencia. Parte de los hechos concretos y es una posición cuyo
origen se encuentra fundamentalmente en las ciencias naturales.
Intelectualidad.
Es una posición entre el racionalismo y el empirismo la cual considera el conocimiento como producto
de la razón y la experiencia.
El Apriorismo.
Al igual que intelectualidad, es también una posición intermedia entre el racionalismo y el empirismo
ya que considera la razón y a la experiencia frente del conocimiento.
* CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
Llamado Conocimiento Crítico, no guarda una diferencia tajante, absoluta, con el conocimiento de la
vida cotidiana y su objeto puede ser el mismo. Intenta relacionar de manera sistemática todos los
conocimientos adquiridos acerca de un determinado ámbito de la realidad. Es aquel que se obtiene
mediante procedimientos con pretensión de validez, utilizando la reflexión, los razonamientos lógicos y
respondiendo una búsqueda intencional por la cual se delimita a los objetos y se previenen los métodos
de indagación. Es el método que nos permite satisfacer la necesidad de lograr un conocimiento
verdadero.
Características del Conocimiento Científico
Racional
No se limita a describir los hechos y fenómenos de la realidad, sino que explica mediante su análisis
para la cual elabora conjeturas, fórmulas, enunciados, conceptos, etc
Fáctico
Inicializa los hechos, los análisis y luego regresa a éstos.
Objetivo
Los hechos se describen y se presentan cual es, independiente de su valor emocional y de su modo de
pensar y de sentir quien los observa. A pesar de estar basado también en la experiencia, es verificables
por otros y concuerda con la realidad del objeto tal cual es y no como nosotros desearíamos que fuese.
Metódico
Responde a una búsqueda intencionada, obedeciendo a un planteamiento donde se utilizan
procedimientos metódicos con pretensión de validez.
Auto-Correctivo o Progresivo
Es de esta forma porque mediante la lucha de las conjeturas sobre un hecho con la realidad y el análisis
del hecho en si, que se ajustan y rechazan las conclusiones.
General
Porque ubica los hechos singulares en puntas generales llamadas "Leyes". Se preocupa por lograr que
cada conocimiento parcial sirva como enlace para alcanzar una comprensión de mayor alcance.
Sistemático
Ya que el conocimiento está constituido por ideas conectadas entre sí, que forman sistemas. Es
adquirido por procedimientos metódicos y es organizado en su búsqueda y resultados, que tienden a la
construcción de ideas racionalmente ordenadas dentro de una totalidad.
Acumulativo
Ya que parte del conocimiento establecido previamente y sirve de base a otro.
2. La ciencia
Gracias a la ciencia el hombre ha alcanzado una detallada reconstrucción del mundo a su manera más
amplia perfecta e íntimamente. Por medio a ella el hombre somete a la naturaleza a sus necesidades
transformándola así a un ambiente creado por el a la vez artificial en la cual actividades como
investigación y la creación.
La ciencia, (del latín scientĭa ‘conocimiento’), es el conjunto de conocimientos estructurados
sistemáticamente. La ciencia es el conocimiento obtenido mediante la observación de patrones
regulares, de razonamientos y de experimentación en ámbitos específicos, a partir de los cuales se
generan preguntas, se construyen hipótesis, se deducen principios y se elaboran leyes generales y
sistemas organizados por medio de un método científico
Los conocimientos científicos se obtienen mediante observaciones y experimentaciones en ámbitos
específicos, dichos conocimientos deben ser organizados y clasificados sobre la base de principios
explicativos ya sean de forma teórica o práctica. A partir de estos se generan preguntas y
razonamientos, se construyen hipótesis, se deducen principios y se formulan teorías, leyes generales y
sistemas organizados por medio de un método científico.2
La ciencia considera y tiene como fundamento las observaciones experimentales. Estas observaciones
se organizan por medio de métodos, modelos y teorías con el fin de generar nuevos conocimientos.
Para ello se establecen previamente unos criterios de verdad y un método de investigación. La
aplicación de esos métodos y conocimientos conduce a la generación de nuevos conocimientos en
forma de predicciones concretas, cuantitativas y comprobables referidas a observaciones pasadas,
presentes y futuras. Con frecuencia esas predicciones pueden formularse mediante razonamientos y
estructurarse como reglas o leyes generales, que dan cuenta del comportamiento de un sistema y
predicen cómo actuará dicho sistema en determinadas circunstancias.
La ciencia es el conjunto de saberes que a lo largo del tiempo han contribuido a que el hombre
alcance el conocimiento del mundo que lo rodea, y también de su propia individualidad. El desarrollo
científico es indudablemente el más importante de los que ha experimentado la humanidad, y le ha
permitido al hombre dar respuesta a muchísimas inquietudes que han surgido y a emprender el camino
hacia la resolución de distintos problemas.
La ciencia es reconocida como la mayor fuente de conocimientos en el mundo moderno, tal vez
ganando un lugar que en otros tiempos estaba ocupado por la teología y por la explicación de los
fenómenos por el accionar de los dioses. En la actualidad existe un consenso generalizado acerca de
que un conocimiento se vuelve válido en la medida que puede ser probado científicamente, pasando a
ser, de esta manera, una teoría.
Sí, la ciencia es lo que nos distingue de otras especies en nuestro planeta, es la que hace que los
países sean poderosos, es la que permite ganar dinero con aplicaciones tecnológicas derivadas del
desarrollo científco. La ciencia nos permite conocernos, la que explica que es la vida, cómo
funciona nuestro cerebro y el resto de nuestro organismo
CIENCIA EN LA UNIVERSIDAD
INTRODUCCIÓN
Una de las funciones fundamentales de la universidad es propiciar la creación de nuevos conocimientos
a través de la investigación científica, tecnológica, humanística y social. Esta función se ha convertido
en el centro de la evaluación de las universidades en muchos países del mundo y en Venezuela.
Sin embargo, la fusión universidad e investigación básica, que ha predominado por muchos años,
comienza a ser cuestionada por los elevados costos y porque para muchos, ésta no aporta resultados
"útiles", "rentables", capaces de producir recursos para las universidades. La constante presión sobre
los investigadores para que realicen investigación aplicada ha influido para que muchos científicos de
elevado nivel se dediquen a actividades que responden sólo a la necesidad de una investigación
rentable y a la producción de ingresos en trabajos rutinarios, la mayor parte de las veces relacionadas
con la prestación de servicios (Mayz, 1997).
La creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología (por Decreto 253 del 10 de agosto de 1999), si bien
puede transformarse en una valiosa iniciativa, puede conducir también a acentuar lo anteriormente
descrito. En el Decreto 297 del 30 de agosto se expone:
corresponde al Ministerio de Ciencia y Tecnología, crear políticas, estrategias y planes
que conduzcan a la concreción de un verdadero sistema científico y tecnológico,
orientando las investigaciones científicas y tecnológicas de manera tal que contribuyan
en forma determinante a satisfacer los requerimientos de la población y a dinamizar todo
el sistema productivo nacional.
Como lo señala Romano (1999), el mencionado decreto le da a las actividades científicas una finalidad
utilitaria.
Es innegable que el camino de la ciencia en Venezuela tiene mucho terreno que recorrer. Por ello se
hace una necesidad acentuar en este artículo el derecho a investigar sin la eterna presión de hacer
ciencia "útil". Y valdría la pena preguntarse ¿llegará el día en que en Venezuela se reconozca el papel
de la ciencia y de los científicos simplemente como creadores de conocimientos?, ¿llegará el día de
hacer ciencia sin apellidos, de crear con libertad, de valorizar el conocimiento en su expresión más
genérica y con el único compromiso de que sea ciencia de calidad?. Corresponde a los investigadores
luchar por alcanzar el reconocimiento necesario a nuestra labor. Nadie más lo hará.
Es común cuestionar la importancia de la investigación científica básica, muchas veces de un elevado
nivel que busca satisfacer las necesidades de los países en vías de desarrollo. Es preciso, por ello,
demostrar siempre la relevancia de las investigaciones. No se trata de negar que una investigación
conducente a solucionar problemas económicos y sociales no tenga importancia. La tiene. Se trata de
no aceptar el desconocimiento que se hace del estudio que no es útil de manera inmediata.
La investigación científica en la universidad venezolana
Es conveniente preguntarse, además, si los profesores de las universidades realizan investigación
científica acorde con lo que pudiéramos llamar una universidad. La respuesta parece ser no. La mayoría
de los docentes universitarios no investigan. De unos 30.000 docentes que trabajan en las universidades
del país, apenas 2084, para el año 2002 han sido incorporados al Programa de Promoción del
Investigador (PPI).
En Latinoamérica, con pocas excepciones, las universidades dedican sus esfuerzos a la docencia. La
creación excesiva de universidades privadas en países como Venezuela y Chile ha aumentado el
número de universidades de "tiza y pizarrón", universidades que no desarrollan investigación, que sólo
transmiten conocimientos. Como lo señalan Lemansson y Chiappe (1999), en Venezuela existe un
número insuficiente de universidades en las cuales se practican actividades de investigación.
Sin embargo, y a pesar de lo expresado, también se debe señalar que con recursos modestos, las
universidades e institutos de investigación públicos aportan un elevado porcentaje, más del 95% de los
productos de investigación (Pérez, 1996) (especialmente publicaciones y algunas patentes) en la
producción nacional de ciencia. El aporte de las universidades privadas y de las empresas es muy bajo
y demuestra el poco interés por las actividades de investigación, en contraste con lo que sucede en los
países desarrollados capitalistas donde las empresas privadas realizan grandes inversiones traducidas en
publicaciones y, especialmente, en patentes (Pérez, 1996).
Afortunadamente, en las universidades los presupuestos para investigación, otorgados por el CNU,
dependen en parte de la productividad. Ello ha determinado que las autoridades de algunas
universidades hayan comenzado a ser más exigentes con el plantel de profesores y más estimulantes
con aquellos que realmente quieran realizar labores de investigación. Gracias al PPI y a otros sistemas
de estímulo, la calidad y la cantidad de trabajos científicos en Venezuela ha aumentado en forma
significativa; pero aún así, la productividad científica por profesor a dedicación exclusiva es
insuficiente. Mucho más se podría lograr si la burocracia universitaria disminuyera sustancialmente
(Pérez, 1999; Pérez et al. 1999; Pérez y Bashirullah, 2000) y se pusiera al servicio de la academia.
Pero, regresando al título y al propósito del presente artículo valdría la pena preguntarse: ¿para qué
hacer investigación científica en las universidades venezolanas? A continuación una serie de razones
que la justifican.
La investigación científica y la formación de recursos humanos. El postgrado
La investigación es la que estimula el pensamiento crítico y la creatividad tanto en los docentes como
en los alumnos. Es a través de la investigación que el proceso de aprendizaje se vitaliza y se combate la
memorización que tanto ha contribuido a formar profesionales pasivos, poco amantes de la innovación,
con escasa curiosidad e iniciativa personal. En referencia, Gardié (1997) señaló que el perfil general de
estilo del docente venezolano contrasta considerablemente con el que la Ley Orgánica de Educación
(1980) y varios documentos establecen, especialmente, en cuanto al grado de criticidad y creatividad
que debería caracterizarlo. Por supuesto, mientras se forme este tipo de profesionales, habrá siempre
una brecha que dejará a los países subdesarrollados cada vez más a la zaga de los países desarrollados.
Uslar Pietri (1996) acotó que el sistema educativo sigue siendo inadecuado ya que condena a la
perpetuación del subdesarrollo y a la marginalidad intelectual y científica.
La razón que justifica la necesidad de investigar en las universidades es la de preparar individuos con
habilidades y conocimientos nuevos que tengan una formación académica adecuada en un mundo en
acelerado desarrollo. Y esto es así porque la sociedad requiere capital humano para resolver sus
problemas más inmediatos; contribuir a acrecentar ese capital es una de las misiones más importantes
de las universidades. La herramienta fundamental para lograrlo es la ciencia; por eso es necesario
cultivarla. El insumo más valioso hoy en día es el conocimiento y no resulta aventurado decir que es la
única inversión segura. Lo importante, entonces, no es distinguir entre conocimiento básico o aplicado,
universal o local, útil o inútil, pertinente o impertinente, sino entre civilización y barbarie (Scharifker,
1998). Hoy, más que nunca, moral y luces son nuestras primeras necesidades tal como lo señalara
nuestro Libertador.
Es importante recordar que sólo mediante la investigación se podrá formar el recurso humano, a nivel
de especialistas, con la alta calidad que el país requiere. Del mismo modo se debe reconocer que la
investigación es de importancia vital en los estudios de postgrado; no es posible tener egresados de alto
nivel si no se investiga. ¿Cómo entender entonces que se permita la creación de postgrados en
universidades sin trayectoria en la investigación?.
Para crear un postgrado, la investigación debe estar consolidada, ésta debe ser el eje del curriculum ya
que permite enriquecer la discusión y la creación de conocimientos para generar un cambio de actitud
en el individuo. Es posible, además, diferenciar dos etapas en el proceso de formación del estudiante.
La primera, de ampliación de los conocimientos, mediante cursos. La segunda, de iniciación en la
investigación científica, especialmente en el desarrollo de la tesis.
La tesis es fundamental y la presencia de un buen tutor es esencial. Como lo señala Di Prisco (1991),
un buen tutor enseña más con su ejemplo que con clases o conferencias. Éste es uno de los aspectos de
la actividad creativa en la ciencia que vale la pena tener siempre presente, ya que la investigación es un
oficio que se aprende al lado de un maestro. Es imposible convertirse en un investigador leyendo sobre
cómo se hace ciencia; la existencia de un solo método científico es un mito creado por los que no hacen
ciencia. En realidad, cada investigador tiene su "método", que trasmite mediante la práctica a sus
alumnos, quienes lo modifican, lo mejoran y lo actualizan.
En un interesante estudio sobre la relación entre estudiantes doctorales adultos y el tutor de la tesis,
Provonost y Danis (1997) encontraron que la experiencia de la tesis ejerció una gran influencia en los
estudiantes. Todos consideraron esta relación educativa como un hecho que los marcó. Los sujetos
parecen haber integrado un modelo de relación transferible, en muchos casos, a sus vidas personales y
profesionales.
Por otra parte, Pérez-García (1997) se plantea una serie de preguntas, de las cuales se han querido
resaltar dos. La primera es si se está inculcando de verdad el espíritu científico a los jóvenes de
nuestras universidades. La segunda, si es el ambiente de las universidades verdaderamente participativo
y desafiante para el intelecto. Desdichadamente, se cree que en ambos casos la respuesta es negativa.
La investigación científica, la ciencia y la cultura
Todo país tiene la obligación de desarrollar su propia cultura. Un país culto y civilizado se enorgullece
de sus orquestas sinfónicas, de sus pinacotecas y museos, de sus escritores. Pero en contadas ocasiones,
se considera el valor de los científicos. No se percatan de que la ciencia se está convirtiendo en el
núcleo de la cultura moderna. Tampoco suele estimarse que para filosofar con sentido y rigor en pleno
siglo XXI es necesario estar al corriente de las grandes conquistas y de los grandes problemas de la
ciencia, así como adoptar una actividad científica ante los problemas filosóficos (Bunge, 1981).
Generalmente se señala como inculto al que no sabe de Mozart, de Shakespeare o de Miguel Ángel
pero ¿preocupa quiénes fueron Mendel o Pasteur, y en América, Houssey o Convit?
El no reconocer el valor cultural de la ciencia conduce a esperar de ella milagros tecnológicos y no
conquistas del intelecto. Sólo cuando esto sea comprendido, y no antes, darán los países
subdesarrollados su primer paso para dejar de serlo (Cori, 1978). La ciencia es lo que distingue a la
cultura contemporánea de las anteriores. La ciencia no sólo es el fundamento de la tecnología que está
dando una nueva fisonomía a nuestra cultura material, sino que de continuo absorbe disciplinas que
otrora fueron artísticas y filosóficas: ayer, la antropología, la psicología y la economía; hoy, la
sociología y la historia, mañana, quizá, la estética y la ética (Bunge, 1981). Además, la concepción del
mundo del hombre contemporáneo se funda, en medida creciente, sobre los resultados de la ciencia: el
dato reemplaza al mito, la teoría a la fantasía, la predicción a la profecía. La cultura social y la personal
se tornan, en suma, cada vez más científicas. Hace un siglo, quien ignoraba La Ilíada era tildado de
ignorante; hoy lo es, con igual justicia, quien ignora los rudimentos de la física, de la biología, de la
economía y de las ciencias formales (Bunge, 1981).
La investigación científica y el desarrollo tecnológico
La investigación básica que predomina en las universidades es necesaria en los países subdesarrollados
tal vez incluso en mayor medida que en los países avanzados, precisamente porque es allí de donde sale
la inspiración creativa para lo tecnológico. Contrariamente a lo que piensan los que están ajenos al
devenir de la ciencia, el progreso de la investigación aplicada o tecnológica no se logra distrayendo
recursos de la ciencia básica, sino reforzándola. Cuando ésta logra una proyección crítica, su actividad
transfiere talento debidamente adiestrado hacia el campo de la tecnología. Y en esto no se pueden
quemar etapas (Cori, 1978).
Algo que llama poderosamente la atención es que organismos como el Banco Mundial y el Banco
Interamericano de Desarrollo, con notable influencia en la política científica de los países
latinoamericanos, han propiciado un mayor énfasis en el desarrollo tecnológico y menos en la
investigación científica, idea que fue desestimada en los Estado Unidos, donde la investigación básica
es la mayor prioridad para el gobierno (Macllwain, 1999).
En Venezuela, un examen a la economía revela que la participación de la industria manufacturera en el
Producto Interno Bruto ha disminuido del 28% en 1989 al 16% en 1997 (Esqueda, 1999). Para revertir
esta tendencia la conducta general ha sido dirigida a actuar con medidas a corto plazo en relación con
precios, costos, producción y otros factores, descuidando las inversiones orientadas al fortalecimiento
de la capacidad tecnológica, la capacidad de innovación para lograr la generación de productos o
servicios mejorados y así mantener y captar nuevos mercados (Esqueda, 1999).
Es importante destacar que, en países como Estados Unidos, las iniciativas empresariales más exitosas
de las últimas décadas se han originado por trabajos de investigación básica y de relativa larga
maduración en universidades y centros de investigación y desarrollo público y privado. Los promotores
originales de estas empresas son hombres del mundo académico que se apoyan en esa formación para,
en un ámbito de negocios, buscar productos y procesos novedosos a través de la mejora y el
aprendizaje continuo (Esqueda, 1999).
La investigación científica y la información
No se puede olvidar que, en el mundo actual, el verdadero ejercicio de la libertad y la soberanía está en
el conocimiento. El desvanecimiento de una ciencia y una tecnología propia contribuiría a un
empobrecimiento social con consecuencias insospechadas y a una mayor dependencia de los países
desarrollados. En el futuro, las sociedades avanzarán sobre la base del acceso al conocimiento (Pérez et
al., 1999).
La información es poder. Ahora bien, ¿quiénes son realmente los que pueden establecer cuál es la
tecnología medular en un paquete tecnológico? Lógicamente, es el investigador quien detecta ese tipo
de tecnología. Carbonell (1979) relata una interesante experiencia en el establecimiento de una fábrica
de bioproteínas con la British Petroleum. Se estudió con mucho cuidado la parte de la tecnología que se
nos estaba vendiendo y la conclusión importante fue que la mayor parte de la millonaria inversión se
centraba en un solo punto importante: una cepa de hongos que se usaba. Era sencillo. Ésa era la
tecnología medular, las condiciones de la cepa, si era genéticamente estable, entre otros aspectos. Un
ingeniero probablemente hubiese pasado esto por alto y hubiese podido pensar que lo verdaderamente
importante era mover ese millón de metros cúbicos encerrados en un fermentador. Pero eso no era lo
más importante. ¿Quién lo puede diferenciar? Esencialmente, el investigador básico. En el ejemplo de
la British Petroleum la inversión para comprar esa tecnología se redujo en un 70% gracias a la labor de
investigadores básicos.
Por otro lado, el Proyecto Genoma Humano es uno de los más ambiciosos emprendidos por el hombre,
pero la elevada inversión hace imposible que Venezuela participe activamente. Sin embargo, para el
Proyecto de Diversidad Genética Humana, las poblaciones indígenas de Venezuela son de gran
importancia pues se intenta colectar y analizar el ADN que represente la diversidad étnica mundial;
estas poblaciones indígenas, genéticamente únicas, pudieran aportar muestras útiles en el avance del
Proyecto. Por ello se necesita tener personal entrenado capaz de delinear los controles apropiados para
este tipo de investigaciones y absorber los beneficios posibles que obtendrían estas poblaciones y el
país, en caso de lograrse avances. Se debe recordar que los logros prácticos y las posibilidades
económicas del Proyecto Genoma serán inmensos, quien domine estos conocimientos dominará el
mercado del diagnóstico y del tratamiento. Entonces, ¿se puede ignorar este Proyecto?
Las naciones que venden tecnología no lo hacen por razones filantrópicas. Según las reglas del
mercado, el comprador debe saber lo que compra y el problema es que frecuentemente los
negociadores carecen de la experiencia para desglosar el paquete tecnológico y para pagar precios
adecuados por lo que realmente se necesita. El conocimiento de estos negociadores se limita,
generalmente, a una especialidad en la que pueden ser sobresalientes. Por ello, la asesoría del científico
básico que ve más la perspectiva que el detalle de la tecnología moderna es indispensable para esta fase
de la transferencia de tecnología. No quiere decir esto que el científico sea necesariamente un buen
negociador, pues no tiene la experiencia del detalle, pero su visión totalizadora no puede faltar en estas
transacciones (Cori, 1978).
El profesional debe ser capaz de decidir cuál es la tecnología que desea adquirir o generar para su país,
luego debe separar el grano de la paja en los paquetes de tecnología y, finalmente, debe innovar
rápidamente la adquirida. La única manera de adiestrar a este tipo de profesional para que se aleje de la
copia ciega y la rutina es mantenerlo en continuo contacto con la investigación científica avanzada.
La investigación científica para tener un mejor país
Sin lugar a dudas, el principal problema que enfrenta Venezuela es la pobreza. Todos los demás, incluso
el de la inseguridad personal, son consecuencias de ésta. La causa principal de la pobreza es la
ignorancia. Es evidente que más de cuarenta años de democracia y de derechos a la educación
consagrados en la Constitución Nacional, no se han traducido en el desarrollo de una mejor sociedad
que dependa exclusivamente de las riquezas naturales del país. ¿Cómo explicar entonces la existencia
de países adelantados, pobres en recursos naturales? La respuesta está en la gente y en la educación de
esos pueblos. Sin lugar a dudas que la mayor parte de los graves problemas que afectan a un país se
aliviarían si la creciente población dispusiera de mecanismos para generar los recursos que necesita y
asegurar, así, su subsistencia y bienestar. Se necesita la ciencia para disminuir los límites de la
ignorancia y aumentar la capacidad para resolver los problemas. Un mejor estándar de vida puede
lograrse en un país que disponga de recursos humanos altamente adiestrados formados en centros
capaces de crear conocimientos y de formar profesionales imaginativos que puedan innovar y crear.
Pérez-García (1997), por su parte, señala que es común pensar que los éxitos de un país se deben sólo
al buen manejo de las políticas macroeconómicas, a decisiones empresariales adecuadas o a
oportunidades del mercado nacional e internacional. Se obvia que las condiciones para que este
escenario sea posible son el conocimiento de las tecnologías pertinentes y el de un personal técnico
bien entrenado. Es decir, es fundamental disponer de una capacidad científica y tecnológica actualizada
que permita desarrollar y solucionar las mejores tecnologías disponibles, preparar los profesionales
necesarios y tener un conocimiento profundo de nuestros recursos y posibilidades.
Conclusiones
Existen suficientes razones para justificar la investigación científica en las universidades. Ésta debe ser
la base de la educación, pues enseña a pensar, a comprender y a crear nueva información,
conocimientos y tecnologías. Permite, además, formar profesionales con creatividad, dispuestos a
innovar, curiosos. Es importante resaltar que el conocimiento, la información y las tecnologías
generados a través de la investigación juegan un gran papel en el desarrollo integral del país; por lo
tanto, debería existir una mayor articulación entre los organismos de ciencia y tecnología y las
universidades.
Es innegable que la investigación permite vincular más el sistema educativo con los sistemas científico-
tecnológicos. Se hace necesario, entonces, la renovación de los objetivos y curricula de los pregrados
que permitan sentar las bases que aseguren, posteriormente, una mayor integración entre la
investigación y los estudios de postgrado.
La investigación aplicada y la tecnología, por su parte, permiten dar respuesta a problemas
confrontados no sólo por el país, sino también por la comunidad latinoamericana. Son los pilares de la
cultura actual. La investigación, la ciencia y
la tecnología hacen la diferencia entre la cultura pasada y la contemporánea.
La investigación, en general, se ha convertido en una de las bases para evaluar las universidades. Debe
estimularse y valorizarse, sin presionar a los investigadores a hacer ciencia "útil" o rentable.
Referencias
1. Bunge, M. (1981). La ciencia, su método y su filosofía. Buenos Aires, Argentina: Siglo
Veinte. [ Links ]
2. Carbonell, L. (1979). La investigación básica yo sus logros en el país. Ponencia presentada en el
Primer Seminario Nacional sobre la Importancia de la Investigación en las Universidades Venezolanas.
Maracaibo, Venezuela. [ Links ]
3. Cori, O. (1978). Ciencia básica y trasferencia de tecnología. Interciencia, 3, 38-43. [ Links ]
4. Di Prisco, C.A. (1991). El papel del tutor. Interciencia, 16, 117. [ Links ]
5. Esqueda, P. (1999). El negocio de la ciencia y la tecnología. [Boletín AsoVAC], 38, pp. 22-25.