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David Alvargonzález
University of Oviedo
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El sistema de
clasificación de Linñeo
PENTALFA
C. Linneo (1707-1778) ocupa, sin duda, un lugar des-
tacado entre los clásicos de la historia de la biología, y
continúa siendo una referencia inexcusable a la hora
de discutir los problemas relativos a las clasificacio-
nes biológicas. Tradicionalmente se ha considerado a
Linneo como el paradigma de la biología esencialista
y fijista, anclada firmemente en el aristotelismo y en
la escolástica: efectivamente las obras de Linneo ante-
riores a 1753 ofrecen gran cantidad de textos que ex-
plícitamente avalan esta intepretación, de modo que
no es difícil entender las razones por las que el célebre
botánico sueco ha llevado siempre asociada la etique-
ta del fijisnio.
A nosotros nos parece posible, sin embargo, hablar de
una evolución del pensamiento de Linneo, evolución
que habría venido, de algún modo, forzada por los
propios materiales con los que tuvo la oportunidad de
trabajar. Las obras de Linneo posteriores a 1753 se
habrían ido alejando de los planteamientos escolásti-
cos que, sin duda, estaban presentes con anterioridad:
los géneros anteriores, propios de un sistema de clasi-
ficación descendente (que va de lo general a lo espe-
cial), habrían dejado paso a géneros posteriores, aso-
ciados a una vía de clasificación ascendente (que parte
de las especies para construir los géneros); el sistema
de denominación esencialista porfiriano habría resul-
tado desbordado por la propia variedad de los especí-
menes, y habría conducido a la nomenclatura bino-
mial; por último, las tesis sobre el carácter primitivo y
fijo de las especies habrían dejado paso a concepcio-
nes en las que la hibridación, gobernada por las leyes
de la Naturaleza, sería la responsable de las especies
actualmente presentes. Nos proponemos, en este ensa-
yo, estudiar las condiciones que llevaron al propio
Linneo a desbordar el marco conceptual tradicional,
con el objeto de rectificar el tópico simplista de un
Linneo fijista escolástico, y hacer así mayor justicia a
la complejidad de su obra. De este modo, creemos
también estar contribuyendo a hacer más inteligible el
hiato entre las taxonomías de inspiración escolástica y
el transformismo y evolucionismo ulteriores.
PENTALFA EDICIONES
Apartado 360 ¡ 33080 Oviedo (España)
Biblioteca de Historia Natural
Dirigida por Alvaro Bueno Sánchez
'2
El sistema de clasificación de Linneo
Reservados todos los derechos. Queda terminantemente
prohibido reproducir este libro, total o parcialmente, sin
la previa y expresa autorización escrita del editor.
El sistema de clasificación
de Linneo
PENTALFA EDICIONES
OVIEDO, 1992
Nota preliminar
un facsímil (Londres, Ray Society, 1957, vols. 140 142) con in-
troducción y apéndice de W.T. Stearn. Nosotros, aparte de este
facsímil, hemos tenido a la vista la versión española de D. Anto-
nio Palau Verdera (Madrid, Imprenta Real, 1788).
Ordines naturales. Esta es una pequeña obra de cuatro pági-
nas editada en 1764 y que, a partir de esa fecha, se introdujo en
la sexta edición del Genera plantarum. Tiene importancia aquí
por su tema. Se encuentra también reproducida en las notas de
W.T. Stearn a la edición facsímil del Species plantarum citada
más arriba.
Systema vegetabilium secundum classes, ordines, genera, spe-
cies cum characteribus et differentiis (Gotingae et Gothae, 1744),
i a ed. 844 pp. Hemos tenido también presente la traducción es-
pañola de Antonio Palau Verdera (Madrid, Imprenta Real, 1788),
713 pp.
JO David Alvargonzález
un facsímil (Londres, Ray Society, 1957, vols. 140 y 142) con in-
troducción y apéndice de W.T. Stearn. Nosotros, aparte de este
facsímil, hemos tenido a la vista la versión española de D. Anto-
nio Palau Verdera (Madrid, Imprenta Real, 1788).
Ordines naturales. Esta es una pequeña obra de cuatro pági-
nas editada en 1764 y que, a partir de esa fecha, se introdujo en
la sexta edición del Genera plantarum. Tiene importancia aquí
por su tema. Se encuentra también reproducida en las notas de
W.T. Stearn a la edición facsímil del Species plantarum citada
más arriba.
Systema vegetabilium secundum classes, ordines, genera, spe-
cies cum characteribus et differentiis (Gotingae et Gothae, 1744),
i a ed. 844 pp. Hemos tenido también presente la traducción es-
pañola de Antonio Palau Verdera (Madrid, Imprenta Real, 1788),
713 pp.
Abreviaturas
zat (Croizat, Leon, «History and Nomenclature of the Higher Units of Classifi-
cation», en Bulletin Torrey Botanic Club, n.72, enero 1945, p. 57), nosotros sólo
hacemos alusión aquí al sistema sexual, ya que el método del cáliz era, por lo
que parece, exclusivamente pedagógico, y en cuanto al método llamado «natu-
ral», el propio Linneo admite que, aurf siendo el mejor, está muy lejano el tiem-
po en que sea factible.
16 David Alvargonzález
tes por tener lugar dentro de la propia obra linneana): las primi-
tivas intenciones de Linneo de construir unas especies y unos gé-
neros invariables, finitos, y cerrados, que pudieran ser ordena-
dos de una vez para siempre, chocaron con evidencias materiales
que condujeron al propio Linneo a una reconsideración del fijis-
mo. Podrá quizás pensarse, ateniéndonse a las obras anteriores
al Species plantarum (1753), que hay razones más que sobradas
para defender el fijismo dogmático de Linneo. Pero, en todo caso,
en el Speciesplantarum, Linneo se dio cuenta de que algunas es-
pecies tenían que ser necesariamente derivadas de otras, y en la
Disquisitio de sexuplantarum (1760), en la Fundumentafructifi-
cationis (1762), y en la sexta edición del Generaplantarum (1764),
Linneo ya no defendió el fijismo de las especies sino que admitió
explícitamente la existencia de especies surgidas por derivación
de otras. Y es que los monstruos y los híbridos interespecíficos,
negados en principio como relevantes para la clasificación bioló-
gica con el fin de mantener la coherencia de un sistema estático
fijista, cobran cada vez mayor importancia en la construcción de
la clasificación, hasta el punto de que Linneo revisa sus teorías
acerca del fijismo de las especies. Observamos, por otra parte,
que la noción de género monotípico (género con una sola espe-
cie), introducida por Linneo profusamente en estas obras de ma-
durez, entra en contradicción con el esquema esencialista de cla-
sificación biológica, lo cual abunda en nuestro argumento sobre
el progresivo abandono de la tradición aristotélica por parte de
Linneo. Efectivamente, en los géneros monotípicos, el género y
la especie coinciden, y así una relación de inclusión entre clases
se convierte en una relación de pertenencia de un individuo a una
clase. Linneo se ve en la necesidad de apuntalar esta noción me-
diante consideraciones exteriores a la lógica de la clasificación,
procedentes de la Teología, y llega a decir que Dios habría crea-
do unos protogéneros monotípicos que por hibridación habrían
dado lugar a los géneros y las especies actuales; los géneros mo-
notípicos actuales serían aquellos protogéneros monotípicos que
no hubieran hibridado. Como fácilmente puede suponerse, estos
géneros y especies que se hibridan y que pueden coincidir (me-
diante la noción de género monotípico) ya tienen muy poco que
ver con los géneros y las espeGies de Aristóteles o de Porfirio, o
de la propia obra de Linneo anterior a 1753.
Capítulo primero
Louis Prosper Roux, en 1847, recreó de este modo la imagen de Linneo a la edad
de veinte años cuando ya desarrollaba su pasión por la botánica.
El sistema de clasificación de Linneo 23
HORTUS
CLIFFOR`FIANUS
Plantas exhibens
Q UAS
VIRNOBILISSIMUS& GENEROSISSJ1I4US
GEORGIUS CLIFFORD
7UR!S UTRIUS.QCTE DOCTOR,
AU CTORE
AMSTEL.DAMI. x''.
Pl. 8.
Feuillet inifial dii Hortijs CHffoetianus
re
o n
n
co
—
S.
fi-
re
colectores (58)
I
Cuadro 1: Clasificación de los sifitólogos» en la
padres (9)
comentadores (10)
iconógrafos o retratistas (It)
descriptores (12)
monógrafos (13)
curiosos (14)
adonistas(15)
Philosophia Botanica
(los números que aparecen entre paréntesis hacen referencia a los aforismos de la Philosophia Botanica donde se trata cada apartado)
&stas
(54 y 59)
1
1
1
Cesalpino
Morison
Hermanno
Knaucio
Boerhaave
Rayo
1
metódicos (18) sistemáticos (24)
<Dr fructificación) de las umbela.das (71)1
1 Morison
Arledi
5'
o heterodoxos (25)
o fi.
re
fi
anat micos (44) nomencladores (38)
s inonimistas (39)
crílicos (40)
parciales (32)
(componen el
11
ó Secheuchzer
Rayo
Monli
de las gramas (72)
I
jnrdinerosv.i elimologislas (41) sistema de una Micheli
1 astrólogos (47)
° bolanófilos hortelanos (45)
signadores (47) lexicógrafos (42) sola clase) 1
L~0 fi
(43) chímicos (48) fi
fi médicos (46) de los musgos (73) - Dileno co
observadores (49) o
dietéticos (50) de tos hongos (74) ........J1 Dileno
misceláneos (52) botánico—sistemáticos (51) Micheli
40 David Alvargonzález
Las clases del sistema sexual de clasificación de Linneo. El dibujo original hecho
por Georg Dionys Ehret (1708-1770) se conserva en el Departamento de Botánica
del Museo Británico de Londres. Fue publicado por primera vez por el propio
Ehret en Leiden en 1736. De esta publicación se conservan dos copias, una en
Uppsala, y la otra está incluida en un ejemplar del Systema Naturae de Sir Hans
Sloane y ahora se encuentra en el Museo Británico. Las letras de la «A» a la «Z»
corresponden a las 24 clases del sistema sexual. Durante su estancia en Holanda
Linneo conoció a Ehret, quien también trabajo en Hartekamp bajo los auspicios
de George Clifford (1685-1760), y le enseñó el sistema sexual. Posteriormente,
Linneo muy mal dibujante por lo que se deduce de sus apuntes de viaje utilizaría
este dibujo de Ehret sin citarle: el segundo grabado corresponde a esta ilustra-
ción tal como apareció en la segunda edición del Generaplantarum: Linneo cambió
el encabezamiento y en vez de letras puso números. Como dijo el propio Ehret
en su autobiografía: «cuando él [Linneo] era un principiante se apropiaba de todo
lo que tenía noticia con el objeto de hacerse famoso» (Ehret, G.D., «A Memoir
of George Dyonisus Ehret ... Written by Himself (in 1758) and Translated with
Notes by E.S. Barton», Proceedings of the Linnaean Society of London, ses.
1894-95, pp. 41-58). Esta lámina volvería a aparecer sin ningún agradecimiento
en otras obras de Linneo.
El sistema de clasificación de Linneo 41
Ctarisí LNNI.M.D.
METHODUS plantarum SEXUALIS
¡u SLÇTEMATE NATURJ€
defc ri f1a
i 1
1
19 IL
Vjj¿-l f
-
El sistema de clasificación de Linneo 43
tritiva, que sostiene las funciones básicas de todo ser vivo (nutri-
ción, crecimiento y reproduccción), y que es propia de las plan-
tas, y un alma sensitiva 61, que percibe y siente, y de la que sur-
gen las facultades de la imaginación y la memoria, así como el
movimiento. Los animales, además de tener alma nutritiva, tie-
nen alma sensitiva. También habla Aristóteles, por último, del
alma racional que es específica del hombre. El alma y el cuerpo,
en Aristóteles, son inseparables 62 y, puesto que los animales y las
plantas también tienen alma, debemos suponer que este criterio
taxonómico utilizado para distinguir los reinos animal y vegetal
(y para poner al hombre en lugar aparte) no es metafísico ni psi-
cológico, sino que más rectamente podría ser interpretado como
un criterio fisiológico, tal como hace Schiller 63 . Linneo, por su
parte, en su Philosophia BotanicaM, dice: «Lapides crescunt. Ve-
getabilia crescunt et vivunt. Animalia crescunt, vivunt et sentiunt».
Este aforismo guardaría un claro paralelismo con Aristóteles en
los siguientes aspectos: en primer lugar, llama la atención que el
criterio de clasificación de los tres reinos de la naturaleza sea fi-
siológico (en un sentido amplio). Una segunda semejanza con la
clasificación del estagirita sería que los animales se diferencian
de los vegetales en el hecho de que sienten. Linneo, lo mismo que
Aristóteles, aceptó las zoofitas dentro del reino animal ya que,
aunque morfológicamente son plantas, sin embargo, tienen sen-
sibilidad, cosa que pone de manifiesto que el criterio morfológi-
co usado por Linneo para la determinación de órdenes, clases,
géneros, especies y variedades no es pertinente en la delimitación
de los reinos. Otro paralelismo entre Aristóteles y Linneo se en-
contraría en las características que se conceden a los vegetales.
Veíamos antes que el alma nutritiva se caracterizaba por la nutri-
ción, el crecimiento y la reproducción. En términos parecidos se
expresa Linneo cuando explica las razones por las que podemos
considerar los vegetales como seres vivientes 65•
Un estudio comparado de las clasificaciones de Aristóteles
61 vid. Aristóteles, De anima, 413 y SS.
62 vid. Aristóteles, De anima, 403a, 5, 412b, 6-9, y 413a, 4-9.
63 Schiller, J., P/isyologie et class,fication, París, Maloine, S.A., 1980,
pp.3 y 4.
vid. Ph.B., afor. 3.
65 vid. Ph.B., afor. 133.
Cuadro II: Clasificación zoológica de Aristóteles
SANGUINEOS (vertebrados)
u.
oc
Vivíparos (con calor suficiente 1.—Hombre o
para producir crías parecidas a 2.—Cuadrúpedos peludos (mamíferos terrestres) o
(-JI
sus padres) 3.—Cetáceos (mamíferos marinos)
en
00
con huevo perfecto
I 4.—Pájaros
5.—Cuadrúpedos escamosos y ápodos (reptiles y anfibios)
6 .—Peces
Ovíparos
con huevo imperfecto
(pasan por el estado NO SANGUINEOS (invertebrados)
de larva)
7.—Malacodemos (cefalópodos)
8.—Malacostráceos (crustáceos)
Vermíparos 9.—Insectos
Producidos por limo generador, brote
o generación espontánea 10.—Ostracodermos (moluscos distintos de los cefalopodos)
nada más cercano al hombre que las razas de monos; sus caras,
sus manos y pies, brazos y piernas, pechos y espaldas, son como
los nuestros; incluso sus cientos de cabriolas, haciéndose los lo-
cos o divirtiéndose, imitando todo lo que ven, se nos parecen tanto
que es difícilmente posible definir una línea divisoria [ ... ]. Mu-
cha gente quisiera pensar que hubiera una diferencia mayor en-
tre el hombre y los monos que entre el día y la noche; pero si
uno pone juntos a un educadísimo primer ministro de Europa y
a un hotentote [ ... ] sería difícil creer que tuvieron un ancestro
común, o si uno compara una dama elegantísima de corte con
una silvestre y solitaria salvaje difícilmente adivinaría que perte-
necen a la misma especie». Este texto linneano sería digno de El
origen de las especies si no fuera porque el mismo Darwin fue
muy prudente a la hora de referirse en dicho libro al parentesco
del hombre con los primates. Incluso, nos consta que, en su Te-
sis sobre los antropomorfos, Linneo proponía, en un principio,
que los hotentotes eran un híbrido entre el hombre y el mono,
pero esta frase probablemente le pareció excesivamente arriesga-
da, y fué retirada antes de su impresión. De cualquier forma,
la inclusión del hombre en el grupo de los antropomorfos, al lado
del resto de los primates, supone un cambio importante con res-
pecto a la tradición aristotélica. El hombre pasa de ser un grupo
singular, separado del resto de los animales en la clasificación de
Aristóteles, a ser un género dentro de los antropomorfos, en com-
pañía de otros primates, en la clasificación de Linneo. Claro que
la Tesis sobre los antropomorfos es, como ya hemos dicho, una
obra de madurez (fue publicada en 1760), posterior a la generali-
zación del sistema de nomenclatura binomial (1753), y contem-
poránea de otras obras de Linneo (como la Disquisitio de si
plantarum de 1760 y el Fundamenta fructificationis de 1762) en
las que ya es muy problemático hablar del aristotelismo de Liii-
neo. El capítulo segundo de este ensayo tratará precisamente de
estudiar la reorganización llevada a cabo por Linneo en el cam-
po de la biología sistemática.
alumnos y no de él. El detallado estudio de W.T. Stearn («Introducción a la edi-
ción facsímil del Speciesplantarum de Linneo», en Speciesplanrarum, fá. de
la Ray Society, Londres, 1957, PP. 54-64) pone de manifiesto que estas obras pueden
considerarse como auténticamente linileanas.
75 vid. Horstadius, S., op.cit., p.257.
50 David Alvargonzález
Linneo en 1738 regresa del extranjero y se encuentra con su novia Sara Lisa Mo-
raea. Así nos los presenta el libro de Florence Caddy, de 1887, Through theFields
with Linnaeus.
Capítulo segundo
fication», en el Bulletin Torrey Botanic Club, n.72, enero 1945, pp. 52-75.
3 Álvarez López, E., «De la Philosophia Botanica de Linneo a algunos te-
mas fundamentales de la biología», en Anales del Real Jardín Botanico de Ma-
drid, t.VIII, 1945, pp. 47-49.
Rádi, J., Historia de las teorías biológicas, Madrid, Galo Sáez, 1931, .
254-255.
52 David Alvargonzález
Linneo a sus cuarenta años de edad según un bosquejo en sepia de Juan Ex Rdi
60 David Alvargonzález
to, necesitaría tener determinados todos los valores que puede to-
mar el número, la figura, la situación y la proporción de cada
carácter, para luego empezar a combinarlos. Pero es que, ade-
más, aunque el cálculo linneano fuera completo, dicho cálculo
es, de todas formas, erróneo, ya que la matriz tridimensional que
él propone no tiene ningún significado combinatorio claro apli-
cada a ese caso 35. Por otra parte, Linneo no cuenta con la posi-
bilidad, existente de hecho, de que alguno de esos caracteres puede
no aparecer en algunas ocasiones, con lo cual habría que calcu-
lar también el caso en que se combinen sólo 37, 36, 35, 34,
de esos caracteres dando, por tanto, lugar a otra larga lista de
géneros. Hay indicios que harían posible interpretar la clasifica-
ción linneana de los géneros como si estos fuesen parte de una
totalidad atributiva susceptible de ser dividida de un modo ex-
haustivo. Para Linneo los géneros existentes no podían ser tan-
tos como se creía ya que los caracteres esenciales eran relativa-
mente pocos, y permitían una variabilidad desde luego finita, y
33 vid. Ceñal, R. (S.J.), La combinatoria de Sebastian Izquierdo, Madrid,
Instituto de España. 1974. En la época de Linneo ya estaban perfectamente re-
sueltos los problemas que implicaran variaciones, permutaciones y combinacio-
nes con o sin repetición de elementos así como el cálculo de la suma de los térmi-
nos de una combinación dada.
34 vid. PII.B., afor. 167, y S.P., «Prefacio».
35 Linneo nos tiene ya acostumbrados a sus torpezas y equivocaciones no
sólo referentes al arte de la combinatoria sino también relativas a los más senci-
llos cálculos aritméticos: vid., por ejemplo, Or., nums. 55 y 60.
El sistema de clasificación de Linneo 61
unas normas rígidas para determinar los géneros, sino más bien
una serie de consejos prácticos 41 : ninguna parte de la fructifica-
ción es perfectamente constante dentro de un género 42, y un de-
terminado carácter genérico irá adquiriendo mayor valor confor-
me aparezca más asiduamente dentro de ese género en las dife-
rentes especies 43 . Como Penneli ha puesto de manifiesto en su
estudio del género scrophulanaceae en el Species plantarum 44, el
procedimiento que usaba Linneo para determinar los géneros no
era de tipo apriorístico, como se podría deducir quiza de sus pre-
visiones basadas en la combinatoria. Linneo hacía un estudio de
la que pareciera ser la principal especie de un género y la compa-
raba luego con otras especies de ese género para quitar de la des-
cripción genérica todos los caracteres que no estuviesen de acuerdo
con el conjunto de las especies estudiadas. W.T. Stearn 45 consi-
dera también que era éste el procedimiento seguido por Linneo
para la determinación de los géneros. Por otra parte, como he-
mos visto, el número de caracteres que es preciso tener en cuenta
para la definición del género es significativamente grande, y la
ponderación de su importancia (incluso de su ausencia) en cada
caso resulta ser bastante discrecional. Esta discrecionalidad pa-
rece estar basada (según Penneli y Stearn 46) en el análisis com-
parativo de las especies incluidas en el género ya que no hay nin-
gún carácter que, tomado aisladamente, pueda ser considerado
determinante a la hora de clasificar y definir el género.
La utilización de este procedimiento para la construcción de
los géneros tiene que ver, según creemos, con una transición des-
de los géneros porfirianos, que son anteriores a las especies, has-
ta los géneros modulantes, posteriores a las especies. En los gé-
neros anteriores, las especies se definen a partir del género por
el procedimiento de añadir a éste una diferencia: las especies reí-
41 vid. Ph.B., afors. 170-193.
42 vid. Ph.B., afor. 175.
vid. Ph.B., afor. 174.
Penneli, F.W., «Genotypes of the Scrophulanaceae in the First Edition
of the Species plan tarum», en Proceedings of the A cademy of Natural Sciences
of Philadelphia, n° 82, 1939, pp. 9-26,
45 Stearn, W.T., «Notes on Linnaeus's Generaplantarum», en la edición
facsímil del Genera plantarum de Winhem, Cramer, 1960, en la p. XI.
46 vid. loc. cit.
El sistema de clasificación de Linneo 63
dad del género era llevada en la práctica hasta el extremo (ese ex-
tremo donde empieza a ser ella misma problemática). Vistas así
las cosas, de acuerdo con lo estudiado en este capítulo, resulta
obligado concluir que la aportación más sobresaliente de Linneo
(sobre todo a la luz de la biología posterior) fue la reestructura-
ción del concepto de especie. Puede decirse que en el proceder
clasificatorio del Linneo de madurez las especies son anteriores
al género, y que no se clasifican ni definen a partir del género.
También puede afirmarse que las especies son hijas del tiempo,
fruto de la hibridación (efectuada por la naturaleza) de ciertos
individuos protogenéricos (que, evidentemente, no se identifican
aún con especies previas). Se admite explícitamente la aparición
de variedades por hibridación y se establece una continuidad en-
tre las operaciones de los jardineros y horticultores y las opera-
ciones de una naturaleza que mezcla las especies según leyes (no
hace falta encarecer la importancia que ulteriormente tendría esta
continuidad como uno de los cursos operatorios más fértiles que
condujeron a Darwin al modelo de la selección natural, modelo
importado de la práctica fenomenológica de la selección artifi-
cial). Esta es la situación en la que queda el concepto de especie
tras la muerte de Linneo. Indudablemente no puede afirmarse que
Linneo sea un evolucionista avant la lettre. Es más, no puede de-
cirse que sea un evolucionista en absoluto porque el evolucionis-
mo incluye una serie de presupuestos ausentes de la obra linnea-
na (la idea de selección natural, la idea de lucha por la supervi-
vencia, el concepto de ecosistema). Sin embargo, tampoco pode-
mos caracterizar el concepto linneano de especie (este concepto
que aparece en su obra de madurez) como un concepto esencia-
lista ya que, aun concediendo que lo fuera intencionalmente (cosa
que también es discutible), no lo era en el ejercicio al incluir va-
riabilidad individual y variabilidad en el tiempo. Naturalmente,
el único mecanismo de que disponía Linneo para explicar la va-
riabilidad en el tiempo era la hibridación y ésta, a su vez, inter-
sectada por contenidos que hoy llamaríamos ideológicos (esta-
mos pensando en el postulado de existencia de una suerte de pro-
togéneros creados por Dios y más tarde hibridados). Desde la pers-
pectiva de la teoría sintética de la evolución, con sus mutaciones
genéticas y su constante proceso de selección, la hibridación pue-
de parecer un procedimiento explicativo demasiado tosco para
El sistema de clasificación de Linneo 81
Introducción . 13
Bibliografía .....................................83
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788478 484515