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lunes, 28 de octubre de 2019

ARCO DEL TRIUNFO A LAS GLORIAS DE ATACAMA: EL


CURIOSO CASO DE UN MONUMENTO CONMEMORATIVO
FALLIDO

El Arco de l Triunfo a las Glorias de Copiapó, poco de spué s de se r inaugurado. Fue nte image n: "El Diario de Atacama", 19 de e ne ro de 2011.

Coorden adas: 27°21'43.6"S 70°20'28.5"W (exu bi caci ón )

Son raros los casos en donde un monumento o pieza conmemorativa deba ser retirada de su sitio por
razones que no tengan que ver con motivaciones políticas o con revisión histórica, como ha sucedido ya
con algunos ejemplos en Chile. El llamado Arco Triunfal de Copiapó, Portal de Atacama o Arco del
Triunfo a las Glorias de Atacama, que estaba situado hacia el final de la Alameda de la ciudad de
Copiapó, representa un caso de aquellos: una obra conmemorativa que no cumplió con los estándares
y, por lo mismo debió ser removida en medio de una gran polémica al respecto.
De 11 metros de alto y 16 de largo, el arco estuvo por sólo siete años en la conjunción de la vía recta de
las calles Juan Martínez y Atacama, en el cruce con la Alameda Manuel Antonio Matta, a metros de la
ex Casa de Empleados del Ferrocarril de Copiapó. Poco más al poniente, además, está la vieja Estación
de Copiapó. Del otro lado de la Alameda, da inicio de uno de los barrios más bohemios de la ciudad.

Los vehículos pasaban por aquel amplio arco tipo escarzano, en el inicio de Atacama, yendo en
dirección hacia el centro urbano. En su parte más alta estaban los postes con las banderas de Chile, de
la Región de Atacama y de la Ilustre Municipalidad de Copiapó, flameando como orgullos locales.

En su falsamente macizo aspecto, sin embargo, era una estructura más bien ligera en cuanto a
materialidad, tan simple que podríamos asegurar, sin exagerar, que todo comenzó mal para el
monumento desde la misma economía con el que fuera concebida su construcción: un armazón de
andamios metálicos verdes al interior, cubiertos totalmente por chapas de planchas de madera
prensada y ésta, a su vez, revestida de un revoque que imitaba en color y textura al concreto o la roca,
por lo que realmente parecía sólido hasta que alguien se aventurara a percutir encima del mismo con
los nudillos. Sólo las bases de los arranques en cada extremo del arco, uno a cada lado de calle
Atacama, correspondían a materiales más resistentes de concreto.

El monumento fue el resultado de una iniciativa de la Municipalidad de Copiapó para las celebraciones
del Bicentenario Nacional, dirigido a las glorias del célebre Batallón Atacama de la Guerra del Pacífico,
tradicional unidad militar ligada al mundo de la minería y el Ejército en la Región de Atacama, que ya
cuenta también con un antiguo monumento escultórico y una cripta de héroes en la misma Alameda de
Copiapó, a sólo pasos del arco y en el mismo cruce de calles. Por esta razón, en su cara poniente, por
donde ingresaban los vehículos rumbo al centro, se leía "1810 Glorias de Atacama 2010", mientras
que en la oriente quedaba a espaldas de los conductores la divisa "En la guerra y en la paz", ambas en
el arquitrabe encima del extradós del arco.
Propue sta inicial de l dise ño de l arco. Fue nte image n: Portal Re d Digital.

Noche inaugural de l Arco de l Triunfo. Fue nte image n: "El Diario de Atacama".
Monume nto a los Hé roe s de Atacama e n la Alame da, a poca distancia de la Cripta de los Hé roe s. Atrás, e l polé mico Arco Triunfal de 2010.

La gestación del monumento tuvo lugar durante la alcaldía de Maglio Circardini Neyra, exmilitante
socialista reclutado en las filas del Partido Regionalista Independiente al momento de ganar las
elecciones comunales de 2008. Una de las características de su administración -quizá por el mismo
contexto de las fiestas del Bicentenario- fue dar especial relevancia a los aspectos históricos y
conmemorativos de Copiapó, en los que se destaca la Revolución de los Constituyentes de 1859 y la
participación de los mineros en la Guerra de 1879, ambos eventos vinculados a la semblanza de los
Batallones de Atacama.

A mayor abundamiento, el Atacama había sido fundado sobre la base del Batallón Cívico de Copiapó,
los mismos del Ejército Revolucionario de los Constituyentes que dio a la provincia, entre otras
identidades muy propias, la tradicional bandera regional de estrella amarillas sobre paño azul.  En
realidad fueron varios batallones los que llevaban el nombre y acabaron siendo fusionados ya en la
Guerra del Pacífico, en donde sus integrantes fueron apodados "los curitas" por sus uniformes oscuros,
participando en las acciones de Pisagua, Dolores, Tacna, Chorrillos y Miraflores hasta la ocupación de
Lima, tras lo que vino su regreso a Chile y la disolución de la unidad.

La portada triunfal que impulsó el alcalde Cicardini, entonces, pretendía evocar a uno de los 14 arcos
de la victoria que se levantaron para la gloriosa llegada de los veteranos del Batallón Atacama a la
ciudad, con vítores de todos sus habitantes a fines de marzo de 1881. Aquella apoteósica recepción
había sido preparada por una Comisión especial integrada por influyentes personajes, como Santiago
Toro Lorca, Manuel Antonio Matta, Manuel Antonio Torreblanca, Luis Vicente Larrahona, Olegario
Olivares, Hilarión Marconi, Andrés S. Ossa, Lupercio Rodríguez, Olegario Arancibia, José Pérez
Herrera y Liborio Sierralta.

Había sido tal la cantidad de bajas en el heroico regimiento hasta la caída de Lima (sólo en Chorrillos
habían perdido cerca de la mitad de sus hombres), que aquella vez sólo volvieron a Copiapó 52
soldados sobrevivientes de la generación fundadora. Y aunque el batallón fue disuelto a inicios del mes
siguiente, fueron considerados en su época verdaderos tesoros vivientes de la historia, participando
como celebridades en muchos actos públicos después de la guerra. Estos veteranos solían usar una
letra "A" en sus quepís, una cinta blanca en el brazo izquierdo e insignias propias con su coronela, como
distintivos.

Los arcos de 1881, en tanto, habían estado ubicados al paso de los héroes en la Plazoleta de la Estación
del Ferrocarril en Juan Martínez, en calle Atacama y calle Colipí hasta llegar a la Plaza de Armas. Se
recuerda que, todavía hacia 1894, quedaban algunos de ellos en pie, a pesar de haber sido levantados
sólo de forma provisoria, en su sentido original. Uno de ellos estuvo, precisamente, en donde se
construiría el nuevo de 2010: en calle Atacama con la actual Alameda, y había sido levantado por la
colonia británico-francesa.
El Arco del Triunfo de las Glorias de Atacama comenzó a ser levantado con apoyo de un grupo de
expertos, involucrando modificaciones de líneas de servicio, la iluminación y el pavimento de la
Alameda. Fue concluido hacia la quincena de diciembre de 2010, y la Municipalidad de Copiapó
organizó la inauguración para la noche del 30 siguiente, con un gran acto en el que participaron como
oradores el propio alcalde y el comandante del Regimiento de Infantería N° 23 de Copiapó, Coronel
Jorge Castro. Se entonaron por la muchedumbre la Canción Nacional y el Himno de Copiapó, y se
presentó el grupo musical Las Voces del Checo, además del paso de las marionetas gigantes llamadas
Leonor y Anselmo, que transitaron lentamente bajo el flamante arco. Fue uno de los últimos actos
relacionados en aquel período con los festejos del Bicentenario Nacional.

Quedaron algunas nebulosas sobre la gestión municipal que condujo a la construcción del arco, sin
embargo. Ya antes de iniciadas las obras, había vecinos reacios a la colocación del monumento,
principalmente por el gasto de recursos. Se ha dicho en tiempos posteriores, además, que desde un
inicio fue concebido como una estructura provisoria, sólo para las fiestas de 2010, y que después
tendría una versión definitiva más sólida. Sin embargo, pasó el tiempo y Cicardini quiso dejarlo como
un monumento permanente. Tampoco está claro por qué la administración municipal no realizó la
tramitación correspondiente a la colocación de esta clase de monumentos, omisión que, en pocos años,
iba a condenar el destino del mismo.

Sin entrar en minucias estéticas o patrimoniales, y haciendo un ejercicio exigente de tolerancia urbana
a los falsos históricos, el arco quizá no desentonaba mucho del entorno de este barrio tan determinado
por la presencia de varios monumentos y edificios de valor arquitectónico, al menos en apariencias y
obviando su fantasía material. Creemos que existen otros casos mucho más viciosos y poco
afortunados en el país con relación a este punto. Además, era uno de los pocos ejemplos de arcos del
triunfo que hay en Chile, con contados casos como el Arco Británico de Valparaíso o la Portada del
Escudo Español en el Cerro Santa Lucía de Santiago.

Sin embargo, hubo un grave problema de fondo: sucedía que el Barrio Estación de Copiapó había sido
declarado Zona Típica por Decreto Nº 268 del 31 de julio de 1991, por lo que la elevación de este
monumento en una zona de conservación histórica fue un acto casi de impostura que no iba a pasar
inadvertido.

El arco, en definitiva, jamás fue tramitado con permisos ni presentaciones de proyectos, por lo que
nunca fue formalmente autorizado por el Consejo de Monumentos Nacionales ni por la Secretaría
Regional Ministerial de Vivienda y Urbanismo, organismos que ni siquiera fueron consultados. Era
obvio que la reacción contra el monumento no se haría esperar.
Por la descrita razón, sólo unos días después de entregado el arco y antes de su acto inaugural, el
Consejo de Monumentos Nacionales presentó su primer reclamo de diciembre de 2010, procediendo a
pedir su demolición. Los principales argumentos por los que no aprobaba al monumento, se
relacionaban con la falta de continuidad del mismo en aquel contexto urbano y su ausencia de
coherencia con el entorno, dadas sus dimensiones y su diseño, además de lo precario de sus materiales 
definidos como "poco nobles" para un auténtico monumento histórico.
Muchos expertos manifestaron opiniones muy parecidas a las del Consejo sobre el mismo monumento,
por cierto. Sirva de ejemplo el caso de Pablo Allard, decano de la Facultad de Arquitectura de la de la
Universidad del Desarrollo y Doctor en Diseño Urbano de la Universidad de Harvard, quien definió al
arco como "arquitectura de cartón, de una especie de escenografía que carece de los valores del
lenguaje arquitectónico actual". Algunos vecinos de Copiapó mantenían similares juicios al respecto.

Cicardini, alegando contar con el apoyo de los concejales y de algunos dirigentes sociales, no tardó en
acusar recibo y manifestó su profunda molestia con la petición del Consejo, intentando bloquear la
demolición del arco. Como era previsible, el caso fue a parar así a la justicia, en donde estuvo un
tiempo siendo tironeado de ambos lados.

El alcalde manifestó reiteradamente, además, que no destruiría la obra y hasta acusó una intención de
dañar el patrimonio regional. El Consejo de Monumentos Nacionales, entonces, llevó a la justicia el
asunto con una contundente acción judicial contra la Municipalidad, presentada en el Tercer Juzgado
de Letras de Copiapó el 29 de septiembre de 2015, a la que se dio curso el 5 de octubre. La
Municipalidad comenzó a quedar cada vez más cercada y solitaria en su deseo de mantener el arco en
pie.

Cabe recordar que no fue la única controversia que involucró a Cicardini en asuntos de conmemoración
en espacios públicos: tras instalación del Monumento por la Paz Mundial en Plaza Cacique Colipí, en
2011, obra obsequiada por la Fundación China de Esculturas para La Paz Mundial (a propósito del
rescate de los 33 mineros de la Mina San José), se realizaron convenios municipales con las industrias
metalúrgicas fabricantes de la Provincia de Panyú, de las que resultaron las nuevas estatuas de níquel
para próceres regionales como Pedro León Gallo, el Obispo Fernando Ariztía o Fray Crisógono Sierra
Velásquez, que poco y nada han gustado a la ciudadanía copiapina y que también se ha pedido retirar,
además de haber generado un millonario desembolso municipal por pleitos aduaneros. Y para
empeorar las cosas, Cicardini concluyó su alcaldía en 2016 con varias acusaciones de abandono de
deberes y de irregularidades.
De molición de l arco, e n marzo de 2018. Fue nte image n: Portal S oy Copiapó.

Re nde rización de l proye cto de próximo arco. Fue nte image n: Portal S oy Copiapó.

Vista actual de l inicio de calle Atacama, sin e l arco.

Después de años de conflictos en los tribunales, entonces, el Tercer Juzgado de Letras de Copiapó, que
tenía ya la última palabra, a través del fallo ordenó a la Municipalidad demoler el monumento en un
plazo perentorio. El Consejo de Monumentos Nacionales notificó a la Municipalidad en julio de 2017,
dándole 70 días de plazo para licitar y concretar la demolición. En caso de no cumplirse la obligación, el
Fisco ejecutaría la medida cobrando los gastos a las arcas municipales.

A pesar de todas las dilaciones y resistencias que extendieron artificialmente la corta vida del intento
de monumento, sin embargo, Cicardini había cumplido para entonces su promesa no negociable de no
botar el monumento, dejando ya la alcaldía de Copiapó y heredando el problema a la siguiente
administración. Recién en febrero de 2018, la Municipalidad anunciaba la inminente demolición de la
obra, fijada para el mes siguiente.

Poco más de dos semanas costó al personal de la empresa Calbistur el trabajo de desmantelar
completamente el Arco del Triunfo de Atacama en marzo de 2018, por encargo municipal. Casi no
quedó huella de lo que fue su controvertida presencia en la Alameda de Copiapó, dejando la alameda y
el cruce totalmente despejados. 13 millones de pesos se gastaron en remover la estructura, de la que
sólo quedó el recuerdo de un caso notablemente curioso e inédito para la historia urbana y
conmemorativa de la ciudad atacameña.

Aunque el fallo del tribunal daba la posibilidad a la Municipalidad de cambiarlo de lugar, el entonces
alcalde Marcos López Rivera, sucesor de Cicardini en el asiendo edilicio y su exrival al seno del Partido
Socialista años antes, optó por desarmarlo. Al mismo tiempo, evaluó la posibilidad de construir ahí un
monumento más contundente y sólido, también en disposición de arco. El proyecto preliminar ya había
sido presentado en enero anterior a los vecinos e involucraría unos 300 millones de pesos, de diseño
mucho más moderno que, por ahora, sólo vive en los diseños y los renders simulando su aspecto.

Criss Salazar

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