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GonzalezH - Border Frontier
GonzalezH - Border Frontier
"IIIIC México y Estados Unidos, y así salvar los pocos metros que
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',1\ lUCINll',UA ~..,l,111" \'INf) 111-1. N«IUII'
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Desde Estados Unidos, el puesto fronterizo de I'J Paso, Texas, I111 pITO mayúsculo, SOIl absolutamente inútiles cuando se busca
se convirtió en un laboratorio para las afirmacione-s de su carácter i nu-riorizarlos en la conciencia de los ciudadanos "de a pie". La
imperial y de un nacionalismo basado en la exclusión. Fue un es uuplantación de la frontera, como espacio para la construcción
pacio política y simbólicamente importante para terminar de afi d,' la diferencia y la legitimación de prácticas excluyentes, requie
nar el dominio sobre la barbarie de la frontier, con la finalidad de 1,- de mucho más escenografías y coreografías apropiadas para el
convertirlo en un lugar "políticamente correcto": la border. El Paso despliegue del poder del Estado y de la sociedad dominante; una
Juárez fue el escenario de la mezcla de políticas de Estado, com Il'IlIología de escrutinio y examen que permita clasificar y poner
portamientos y talantes populares para hacerle evidente a los .uljr-rivo -de etnicidad, género, nacionalidad, ciudadanía, cultura
mexicanos de ambos lados de la frontera que ese punto era un v 1)( isición económica- a hombres y mujeres que participan en la
resguardo de la civilización y la democracia occidentales, de las I H usta en escena de la vida en frontera.
que evidentemente ellos no formaban parte.' Desde Juárez, la au El suroeste estadounidense fue, todavía durante la primera mi
sencia de una política de Estado clara y continua fue sustituida con L"I del siglo XIX, una región de identidades diferentes de la anglo
otros elementos de gran importancia para la comprensión y cons ·;.Ijolla: unas indígenas, despreciadas y semidestruidas por siglos de
trucción del espacio fronterizo mexicano y el diseño de estrategias I H esencia europea y mestiza producida primero por la Nueva Espa
populares para enfrentar el poderío estadounidense. 1 ¡;¡ Yluego por el México independiente; otra hispánica, que por
Al emprender este examen renuncié a la idea de un enfoque .I\IOS pudo ufanarse de ser la cultura "civilizada" y dominante de
macro que siguiera la tradición de la historia diplomática o del •-sI as regiones. El crecimiento y dominio arrollador que los anglo
análisis de las relaciones bilaterales; de igual manera, decidí no ''''iolles estadounidenses lograron en esta porción del territorio les
centrarme en un estudio general de toda la línea fronteriza entre (\"Iuandó continuar la cruzada civilizatoria que Tumer había enun
los dos países. Consideré que la selección de un estudio de caso ( 1;,,10 describiendo el avance hacia el oeste de Estados Unidos.
me permitiría una aproximación antropológica a una historia so Durante toda la segunda mitad del siglo XIX el Estado y una
cial y cultural de esta zona fronteriza. !'.,rte de la sociedad estadounidenses se empeñaron en convertir
Este abordaje de un escenario, como el de El Paso-Iuárez, me l., leg-ión de una gran zona de difusas fronteras culturales (frontier)
permitió entender las prácticas concretas con las que una socie '-11 un auténtico límite de su soberanía nacional-territorial e iden
dad, el Estado y sus agencias elaboran la ruta para la construcción 1i,I;,,1 étnico-cultural (borden. Esa nueva frontera no podía ser cons
de una frontera, de un límite; en otras palabras, la forma en que n uicla y luego asegurada sólo con la presencia de fuerzas militares,
codifican las diferencias y construyen la "otredad". En una fronte .ixun to que por otro lado hubiese resultado más que imposible. La
ra se tratan de afirmar los límites propios de una nación y procesar , oustrucción de la frontera con México fue ejecutada sobre dos
las diferencias que la separan de otra. 1llI'lllisas: la primera exigía considerar al país del sur como fuente
Los procedimientos para lograr lo anterior nunca serán sua '1ue consideraban inagotable- de fuerza de trabajo barata, no
ves, sencillos ni espontáneos. Siempre implicarán dosis de violen , .rlific.ada y a la que se podía expulsar de nuevo gracias a la conti
cia física y simbólica, y de ejercicios de exclusión de unos seres ",úidad física; la segunda resultó de una ejecución más compleja y
humanos sobre otros. La construcción de esa "otredad" nacional ';lI'llIpre imperfecta, pues sin dejar de atraer a los mexicanos como
no se hace en el aire ni sobre la otra nación en general; el marco 1IIITza de trabajo para asegurar la competitividad del suroeste en
jurídico, los tratados internacionales y todo el cuerpo regulato ,-1 coucierto dI' la ccouomía de Estados Unidos, había que cons
rio que Estados Unidos elaboró para distinguir al alien-otro-extra I1 11 i r ('SC(' 11a r ios, pr;Í<' I iras, i nst i turionr-s de Estado y ambientes so
ño pueden ser entendidos por g-obernantes y huu'lCralas, illcluso , ¡:d,'s '111(' as('g-UI;ILIII su i(!<-lItilicaciúlI COlJlO UII alien-otro-cxtrruio
por ciertos seg-mentos "ilustrados" de las socied;,des !I''I'O; v ,'s 1)('1111:111,'111.,
El reto 110 era uu-uor: linear IIl1a Ironrcra de pOiosidacl din.i 1111.\ 1;,11, jI ,1 (1 ;,11"1('1 C Ile.; 1.11 11 l" le C) Sllpl 1I11" lelllll.l.' dc' C'SCLI\'lllleI, sel
mica, adaptada a los grandes intereses de la ecououua regional \'Idllllllll(' () v.rx.rll.r]«: ilH'lC' 110 ddH' 11;IIH'r cluda l, c"1 las íroun-rns
que, al mismo tiempo, fuera inflexible en su afán de marcar las .,('l'I;,hor;1 C'!c'ctivalllc'llle IIl1a 1I111'Va lúnll,1 de pC'In:pciúlI del cuer
diferencias y vigilar la seguridad de la nación y el Estado. Por ello, po: p;1I;1 ser explotado o patologizado. De lluevo Foucault:
no podía ser vigilada indiscriminadamente y con la presencia ma
siva de ejércitos. Al arrancar el siglo xx, se aceleró la sofisticación 1'.1 C'llC'rpo humano entra en un mecanismo de poder que lo explo
de la vigilancia. La frontera con México, no obstante sus caracte 'a, lo desarticula y lo recompone. U na "anatomía política", que es
rísticas únicas, sería monitoreada y vigilada según las experiencias igllahllcnte una "mecánica del poder", está naciendo: define cómo
adquiridas en los puertos marítimos que administraban los flujos se puede hacer presa en el cuerpo de los demás, no simplemente
p;na que ellos hagan lo que se desea, sino para que operen como se
de inmigrantes a Estados Unidos en Ellis Island, en Nueva York, y
Angel Island, en California; asimismo, se aprovecharía el conoci quiere, con las técnicas, según la rapidez y la eficacia que se deter
miento médico-científico acumulado en las grandes ciudades del mina. La disciplina fabrica así [, .. ] cuerpos dóciles.f
este, donde se concentraban los inmigrantes europeos, yel del es
tablecimiento de cordones sanitarios contra enfermedades trans 1'.,'0,1('periodo de vida fronteriza tiene como novedad la aparición
misibles, como en Texas, Puerto Rico, Cuba y Filipinas. Ello exigía dc' 1111 sistema articulado de vigilancia de los movimientos de per
que las técnicas de vigilancia tuvieran una escala adecuada. Ésta 'UlIlas de sur a norte que, además de registrarlas y convertirlas en
sería la del cuerpo humano. I'.'ILlllísticas, las clasifica y las nombra de acuerdo con una red de
La burocracia estadounidense que administró la frontera con valores." Doy por sentado que la frontera entre Estados Unidos y
México centró su vigilancia en los cuerpos de los mexicanos aten Mr-xico, entendida sólo como una línea imaginaria trazada en un
diendo a la doble premisa recién mencionada; por ello fueron su 1I1;ll'a y reconocida como un hecho político y diplomático, es mu
jetos a una constante elaboración dicotómica: necesidad-rechazo, ( 110 más antigua. Ese monitoreo sobre lo que cruzaba desde Mé
aceptación-contención, simpatía-antipatía, aprobación-discrimina "i('( 1 exigió que el punto de cruce fronterizo en el que se instalaban
ción, inclusión-exclusión. Para sustentar legal y culturalmente esa las .nuoridades de las diferentes agencias del Estado, el Servicio de
dicotomía debió proveerse una lectura que permitiera ubicar los Illllligración (INS, por sus siglas en inglés) yel Servicio de Salud
dos polos de valoración. El positivo señalaba al cuerpo mexicano I'lIhlica de los Estados Unidos (USPHS, por sus siglas en inglés),
como una oportunidad: fuerza de trabajo abundante, barata, hábil, I'rillcipalmente, se convirtiera en el teatro de escrutinios y exáme
dócil y aguantadora; el negativo confeccionó la idea del cuerpo III'S para permitir o no la entrada a Estados Unidos.
mexicano como ajeno, no apto para las virtudes ciudadanas, inca I .as técnicas de reconocimiento de los que cruzaban el puente
paz de asimilación y como un reto para la salud pública estadou illt('l'lIacional se iniciaban con revisiones oculares que, frecuente
nidense. A este juego de polos opuestos se dedica la mayor parte nu-utc, eran seguidas por otras de tipo verbal y físico. Cruzar bajo
de este texto. ('snlllil1io tenía como objetivo ritualizar la conversión de la perso
El ritual de "cruce" con el que inicié esta introducción no es ni 11;1 ('11 un alien-otro-extraño. Si la guerra de 1846-1848 y la firma de
fue producto de coerciones abiertas aplicadas con lujo de violencia. tuu.ulos internacionales entre los dos países no habían convencido
Se trata, al decir de Foucault, de ejercicios de "coerción débil", aun .1 I( lS habitantes mexicanos de la región de que a partir del puente
que efectiva. El escrutinio en esta frontera ha sido un asunto similar illlnllaciollal se pasaba a otro país soberano, lo harían esas medi
a la mecánica del sentido de la vista y de la percepción: se vigilan das a las que se sOllletían cada vez que cruzaban "ese límite".
movimientos, gestos, actitudes, rapidez de respuesta y ap;lI"jellcia, 1,;1 i111 port;llIcia de las iIIspccciol\es y Sil parafernalia reside en
El paso por 1111 puesto migr;ltorio 110 es el ingreso a 1111 CIIII\'C'lIlo, 1"1 hecho elc' uu pl.uu.u ('11 los c'l1l'l1)()S y 1I11'II1es de LIs pc'rsollas un
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f'l· nuevo sistema de identidades y de relaciones de podcr. I ,as accio
nes de inspección fronteriza son mucho más útiles para entender ¡I la lIovedad rq)n'sl'lItada por Allu'Tica, el pensamiento europeo se
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11 la dominación de un país sobre otro que la lectura de las diferen
halla!>a ante la tarea de definir y delimitar lo nuevo para establecer
111\ orden que eliminara la confusión e inseguridad que habían sur
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cias en los productos internos brutos respectivos. Sostengo que,
e le los teólogos y teóricos del Viejo Mundo frente al reto que había
tadounidense creó esa frontera basándose en la imposición paula
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tina de una disciplina sobre los cuerpos de los mexicanos. Observar, representado el descubrimiento de un mundo desconocido.
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preguntar, tocar, bañar, desinfectar y vacunar son parte de un en
garzamiento de técnicas que van sofisticándose y volviéndose cada SilJ,ll)S después, los poderes neocoloniales se enfrentaban -en uno
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vez más intrusivas y violentas. de' los tontinuum de angustia de la cultura occidental- a la nece
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La administración de la frontera con México se convirtió, sin _leI;ul de identificar y clasificar a los "otros" para poder ejercer su
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II'¡ exagerar, en "microfísica del poder", mediante la cual México y e10lll i nio a "plenitud". El gran antropólogo Bernard Cohn ha mos
'III! los mexicanos eran "legal y científicamente" jerarquizados a tra "ado, con el ejemplo del régimen Raj en la India, que los domi
vés de lIios del modelo colonial tuvieron que crear sistemas de categorías
il !1 IHIla definir las identidades que permitieran trazar las líneas para
111 una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, cla 1I1 illl'1usión o exclusión: los británicos y los indios en ese caso par
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1 sificar y castigar [y establecer] sobre los individuos una visibilidad a ur ular,"
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través de la cual se los diferencia y se los sanciona. A esto se debe En el siglo XIX, estos regímenes habían sustituido a los teólogos
pUl nuevos teóricos que, basados en la "ciencia", se integrarían a
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que, en todos los dispositivos de disciplina, el examen se halle alta
III,'! grandes burocracias coloniales y se ocuparían de dar sustento
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men te ritualizado. En él vienen a unirse la ceremonia del poder y la
I1 forma de la experiencia, el despliegue de la fuerza y el estableci "ohjctivo" al saqueo de inmensas regiones de la tierra no occidental
('1\ la India, África u Oriente: clasificando a los pueblos, "descu
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plina manifiesta el sometimiento de aquellos que se persiguen como IlIicndo" sus atributos, potencialidades y debilidades, con la finali
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objetos y la objetivación de aquellos que están sometidos. La super dilel ele "otorgarles" su lugar en el mundo; para ello, se crearon
III! posición de las relaciones de poder y de las relaciones de saber ad ('/ipccialidades como censos, estudios prospectivos, etnografías. Se
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La administración del movimiento de personas entre dos puntos l'i(')II, se confeccionaron estadísticas que facilitaron disciplinar a
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físicamente tan cercanos,juárez y El Paso, permitió fincar la verda IlIs cuerpos mediante el establecimiento de rutinas y la estandari
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dera frontera entre las dos naciones al volver culturalmente com taC'iún de prácticas cotidianas.
prensibles los límites y las asimetrías entre ambas. La sofisticación I )urante la segunda mitad del siglo XIX, los distintos sistemas
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de los procesos de esa administración de cuerpos, identidades, espa Illlperiales impulsaron aún más la ampliación y especialización de
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cios y movimientos, es una clara relación de la intrínseca correspon la I lase científica de su sistema de dominación. Si bien es cierto
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,,'t! 1 dencia que hay entre conocimiento y poder. Desde los escenarios qtll' las ideas de estas operaciones de conocimiento-poder-domi
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I1II1 coloniales del siglo XVI hasta los poscoloniales de los siglos XIX Y lIaCiÚII provienen, generalmente, de estudios del comportamiento
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r ckl colollialisl\lo I\orte-enropeo en Asia, África y el subcontinente
111:'1 1 XX, la necesidad de definir al "otro" crea ese vínculo.
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España, frente a la conmoción causada por el "surgimir-nro" l l im lú, 1111' (>an'cc <JI\<' dchen se-r col(:jadas COII las formas de com
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:1 de América, tuvo qne inventar la manera de aproxim.u:«: (>0' t;l\lIielllo de 1'·,:-;t;lIlo:-; l IlIidos ('11 AIII(', r ica I ,alilla, de mane-ra
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'"I1Y ¡JI omct cuora, para el cutc udimicnt.o de LI regioll I"rontcriz;1 1"lCl~ ~ni('\os .sociales y los csp;lcios P;II;\ SIl .uru.« j(I" y ('I\(IWlllro
con México. La ausencia de estudios poscoloniales de las relaciones tll('I(tll ('ollstilllidos por re\;\ciol}(',S y discllrsos c/e 1I;\('ioll;t1idad,
entre Estados Unidos con México y el resto de América Latina sc 1 t.1.'W. ('lllicidad, ('lIl1l1ra, rcligiúlI y g<'llc['(). Estos pais;~jcs, relacio
empieza a reconocer." pero aún es muy largo el camino antes de 111'" \' discllrsos alillcados on <:ic con la formación de la identidad
llegar a comprender la riqueza que estas aproximaciones podrían '1l1C iOllal, la cOllsolidación del Estado-nación-imperio estadouni
aportar a una nueva etapa de las ciencias sociales en México. t1rww. dan, dclillitivamente, carácter a la frontera con México. El
Por mucho tiempo, el enfoque tradicional que la academia I IlItr' lronterizo entre Juárez y El Paso es un mirador extraordina
mexicana ha aplicado a la economía política ha significado el ol do pll<'S es una "zona de contacto" donde no sólo se han produci
vido de las dimensiones culturales de las prácticas que pretende lIt 1 I II()<) \lCS entre culturas, historias, lenguas y religiones diferentes,
explicar." Tampoco se trata de justificar los estudios culturales que, ..1110 <JI\(' desde el poder se han modelado métodos para su clasifi-
moviéndose al otro polo, han olvidado las prácticas económicas I 11« j(11l Ytratamiento,lO
y sus complejas redes de implicaciones político-culturales y pare ( )1 ro de los argumentos que este libro sostiene se relaciona
cen esmerarse en fragmentar la historia, Coincido con Fernando '"11 1'\ mundo de las migraciones, Los traslados de poblaciones o
Coronil en que no hay razón para polarizar y que la crítica al mo 1'11111',., de ellas del lugar donde consideran que están el hogar, la
dernismo debería llevar a una aproximación más lúcida a la com h11llilia y 10 propio, a sitios alejados física o culturalmente se han
plejidad de la historia y no a la proliferación de "viñetas y cuentos ,1¡Hlo durante muchísimos años, El siglo XIX llevó esa experiencia
desunidos" .9 111 11lIa 11<1 a proporciones nuevas Yen el xx las migraciones redefi
La frontera que vino del norte está animado por la idea de que es 1I1c-[,()1I las antiguas relaciones metrópoli-colonia, centro-periferia,
posible hacer dialogar a la historia y a la antropología mexicanas 1" imc-r Illundo-tercer mundo, por un aquí y allá que se había so
con el trabajo académico de otras latitudes, que pueden encontrar 111 <'1 )II<'Sto a las distancias; las "zonas de contacto" entre esos mun
escenarios históricos y vivencias humanas compartidas: los encuen "o~ asimétricos dejaron de estar en la seguridad de los alejados
tros imperiales de manera preponderante, El movimiento en el rlepacios coloniales africanos, asiáticos o indostaníes.
puente internacional sobre el río Bravo y entre estas dos poblacio I,as corrientes migratorias de los últimos cien años son pro
nes, que una vez fueron la misma, conlleva interacciones culturales ,hUlO del desdoblamiento de las realidades coloniales, de la des
entre actores locales y extranjeros; entre gente común e institucio I lllllposición de los legados de siglos de colonialismo y dominios
nes del Estado; entre seres humanos que empiezan a usar la raza, 11I'lH'riales, La migración masiva y descontrolada pareciera ser la
la nacionalidad, la ciudadanía y el discurso de la superioridad de VI'II J.!:;\ liza no planeada, "el tiro por la culata" del despotismo y
cierto stock genético para ejercer el poder o defenderse de él. Todo la Ellla de sensibilidad metropolitanos. Esta migración, producto
ello en condiciones de transformaciones históricas profundas, como de'! desanudado de los remedos de sociedad civil que se dejaron
las que vivieron ambos países desde el último tercio del siglo XIX y "11 las colonias o continuación de proyectos de extracción de ma
los primeros decenios del pasado. llo de obra de un país hacia otro (como en el caso de México y
Las descripciones e ideas que vendrán a continuación ubica F~I;ldos Unidos), mueven las "zonas de contacto" al traspatio de
rán este punto de la geografía binacional en un tiempo determi Itl~ potencias:
nado y buscarán desdoblar las apariencias físicas en los paisajes
sociales en que se sucedieron encuentros imperial-subalternos, ( :1l;lIU!O el "tercer mundo" no puede mantenerse ya en un remoto
lijados por ciertos modos de explotación de las riquezas de la na "u ll.i" SitIO <¡ll(' elllpic:r,a a ap'IIT(Cr "aquí"; cuando el choque entre
urrulcza y del trabajo del hombre (el modelo económico del su (1I\II1I;1S, hisloli;l, 1l'lig-ioll(',S y lell!!;l\as dil'clelll('s ya no ocurre en la
rocsll' esladollllic/cll,'w); i nu-nrar.iu explicar cómo esos p;lis;ljcs, IWlill,!'I;I. \.,.1 sillo qllc ur mu p« ('11 c\ (1'11110 dc 1IIII'sIIa vida co(i
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IIUIIS\llllll;lIl(lo la c'xl)('ric'lll"ia dI' los illllltgl;III\I'S qlle l'.-e\c·II(II<l1I
diana, 1'11 las ciudades y culturas dd ll.uu.u l«. "'>1 iuu-r 1I11l11<!O o
mundo desarrollado".' ,'1111,11 a ¡':sl<1<1os 1Il1idos.
SI' I'0dr,¡ observar cómo estos sistelllas de escrutinio migrato
II¡I
1\11 IlIlIciollaroll COlI tal oportunismo y cinismo, que no sorpren
La inmigración impactó de manera profunda la historia del siglo
tlc'l <l 'lile, con todo el discurso sanitarista ya pesar de las voces
XIX estadounidense, pero no fue sino hasta finales de siglo que,
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olle i,des y científicas de alarma sobre el peligro infeccioso que re
con la aprobación de la Ley de Inmigración de 1891, la llegada de
1" c'selltaban los migrantes mexicanos, el número de retenidos,
personas a ese país se convirtió en un "rito de pasaje", cada vez más
I .k'lc <llilieados o rechazados en las fronteras estrictamente por mo
definido por el conocimiento científico de especialistas en medi
III[ lIvos cle- salud fue mínimo. Ello se debió, además de las presiones
cina, patología y salud pública." "De Ellis Island a Angel Island, las
1'11I C'xc'1Iciones promovidas por los grandes empleadores de mano
11111 manos, los ojos y los instrumentos de los funcionarios de salud pú
,h' IIhl'a mexicana, a que ese complicadísimo sistema de observa
blica pusieron bajo escrutinio la condición física de los futuros
[ ,\c'lII. c'xamen Yclasificación que montaron el USPHS yel INS tenía
1 ciudadanos de la nación" .13
,
,., )J,I<l1l objetivo de definir al alien-otro-extraño para definir la fron
Iji La frontera estadounidense con México no tuvo la intención
1"'<1, ( :C uno veremos, más importantes que la salud fueron las evi
inicial de impedir que los mexicanos cruzaran a Estados Unidos.
1'1 ,lt'lIc ias visuales de pobreza, aspecto criminal o inmoral, debilidad
'[1 Como se mostrará, esa frontera primero funcionó como puesto de
II\c'II(;1I o, sencillamente, la sospecha de ser agente de ideas polí
1 embarque para la importación, selección y distribución de miles y
1,
lle liS suhversivas de tufillo comunista, anarquista o sindicalista;
miles de trabajadores que apuntalaron el boom económico del su
"III'I'('(OS todos inconvenientes para forjar el rostro de la nación-
I roeste; luego se pretendió que funcionara como filtro de la inmi
II gración clandestina de las razas y nacionalidades consideradas IlIq u-rio. H
No tengo duda de que las elaboraciones sobre México y lo
II:, riesgosas para la pureza racial de la nación. La "otredad" de los
IIlC'xil'allo -como mano de obra o riesgo de salud- son una clara
l' mexicanos llevó más tiempo en ser elaborada: hasta la segunda
""I"c'siún del pensamiento occidental y de la burguesía en particu
década del siglo XX, cuando la violencia de la Revolución Mexica
I1 hu, illlJledida para otorgar el estatus de racionalidad a ese amplio
I na y el trabajo de clasificación de eugenistas y médicos lograron
hOl'il,ollte de "otros" que en diferentes momentos ha enfrentado,
11 acumular evidencia suficiente para considerar a los mexicanos o
11I t 0111 tillado o destruido: indios, negros, mexicanos, mujeres, locos,
, mexicoamericanos como riesgos para la salud pública, los merca
t IlllIl'esinos, trabajadores. En palabras de Guy Rozat:
dos laborales y la integridad genético-racial de Estados Unidos.
I Los siguientes cinco ensayos trazan el curso de esa transfor
1".1 llevo anthropos, Homo economicus, encuentra su propio motor en
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mación de la concepción de los mexicanos en la conciencia del
sí mismo y en el intercambio generalizado, Así, sólo es poseedor de
III,,!II Estado y la conciencia popular estadounidenses. Observaremos
:I I ;lcionalidad verdadera el hombre blanco, varón, burgués, dueño
1I
cómo durante la era progresiva, además de que se revolucionó lic' medios de producción, amo de la vida y de la muerte sobre este
1: la comprensión de las etiologías de muchas enfermedades infec
plallda. Es ese anthropos fundamentalmente etnocentrista y racista,
ciosas, emergieron con fuerza teorías que se autonombraban de nacido de las "luces burguesas", que impregnan aún totalmente
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por la eugencsia- alcanzaron su ru.iximo <1(' iu ll ucuci.t \' poder,
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I"Cc!I;I/,lí o se ad;lp«'1 ;\ ('sa nl1tlll"OI de dixcriuuu.u ion C(llIstl"uida, 1I.ll1slllllll.11 IC "1.1 \1.11111 ((("11111" " " " " ' " ,
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BORDER, FRONTIER
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de sus lectores, sobre todo con las de aquellos que tenían una fe
notable en la excepcionalidad de Estados Unidos.18 En las pasadas
dos décadas, los estudios de la frontera han sido incluidos en pers-
pectivas teóricas19 amplias y en combinación con otros elementos
como identidad, género, nacionalismo y el propio estudio de los
procesos de construcción de lo nacional (nation-building).20
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