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METALES PESADOS:

UNA MINA DE ENFERMEDADES.


METALES PESADOS: UNA MINA DE ENFERMEDADES.

En nuestra evolución siempre hemos estado expuestos a los materiales


tóxicos del medio ambiente. Estos siempre han estado presentes en cierto grado
en la tierra y en el agua. Por este motivo, hemos desarrollado mecanismos de
defensa para protegernos de la entrada de dichas toxinas en nuestro organismo y,
en caso de que estos mecanismos no sean lo bastante eficaces, hemos
desarrollado sistemas para eliminar estos materiales una vez dentro de nosotros.

El problema es que este fabuloso sistema de defensa que la naturaleza nos


ha proporcionado no es capaz de lidiar con la enorme variedad y concentraciones
de metales tóxicos a los que estamos expuestos hoy en día.

Desde la Revolución Industrial el vertido de grandes cantidades de


materiales tóxicos al medio ambiente ha ascendido vertiginosamente, sin que
nuestro sistema de defensa haya tenido tiempo de adaptarse. Se necesitan miles
de años para que las adaptaciones evolutivas se establezcan a través de
generaciones, y tan sólo hemos tenido un siglo de exposición masiva a esas
sustancias tóxicas. Es nuestra responsabilidad aprender cómo limitar esta
exposición y protegernos contra los efectos de estos tóxicos. En el gráfico
siguiente podemos observar el aumento alarmante de emisiones de metales
pesados desde 1850.
Producción en millones de toneladas
Fuente: J.O Nriagu, "History of Global Metal Polution" Science, vol. 272 (12 de abril de 1996), pp. 223-224.
Entre 1850 y 1990 la producción de metales pesados se multiplicó por diez,
con el correspondiente incremento de sus emisiones. La toxicidad de estos
metales ha quedado documentada a lo largo de la Historia. Los antiguos médicos
griegos y romanos diagnosticaron síntomas de envenenamientos agudos mucho
antes de que la toxicología se convirtiera en ciencia. Hoy en día se conoce mucho
más sobre el efecto de los metales pesados, cuya exposición está relacionada con
retrasos en el desarrollo, varios tipos de cáncer, daños en el riñón, e incluso con
casos de muerte cuando la exposición ha sido excesiva. La exposición a niveles
elevados de mercurio y plomo ha estado asociada al desarrollo de la
autoinmunidad, en la que el sistema inmunológico comienza a atacar a sus
propias células tomándolas por invasores ajenos a ellas. La autoinmunidad puede
derivar en el desarrollo de dolencias en las articulaciones y riñón, tales como la
artritis reumatoidea y en enfermedades de los sistemas circulatorio o nervioso
central.
A pesar de las abundantes pruebas de estos efectos nocivos para la salud,
la exposición a los metales pesados continúa y puede incrementarse a falta de
una política consensuada y concreta. El mercurio todavía se utiliza profusamente
en las minas de oro de América Latina. El arsénico, junto con los compuestos de
cobre y cromo, es un ingrediente muy común en los conservantes de la madera. El
plomo se usa como aditivo para la gasolina. El mayor uso del carbón en el futuro
incrementará la exposición a los metales porque las cenizas contienen muchos
metales tóxicos y pueden ser aspiradas hasta el interior de los pulmones. Estas
implicaciones resultan obvias en países como China o la India, donde el carbón
constituye aún la primera fuente de energía.
Los metales, una vez emitidos, pueden permanecer en el ambiente durante
cientos de años o más. Muestras de explotaciones de metales pesados han sido
halladas en el interior de los hielos de Groenlandia y en el agua de mar de la
Antártida. El contenido de plomo de las capas de hielo depositadas anualmente en
Groenlandia evidencia un aumento continuado que corre parejo con el renacer de
la minería en Europa, alcanzando valores 100 veces superiores al nivel natural.

¿Qué son los metales pesados?

Son elementos metálicos de mayor tamaño y peso que los elementos que
componen los nutrientes. La mayor parte de ellos no tiene función biológica
conocida. Son considerados tóxicos y actúan como antinutrientes, es decir,
interfieren con la absorción y utilización de nutrientes y/o favorecen su eliminación.
Los metales pesados se unen a enzimas compitiendo por el lugar en el que
debería unirse un metal fisiológico, perturbando de esta manera la función
enzimática y alterando el metabolismo.

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Por ejemplo, el plomo se une a ciertas enzimas y tejidos con facilidad,
sustituyendo a los minerales zinc, hierro, calcio, magnesio y cobre. De esta forma,
los síntomas de un exceso de plomo son muy similares a los de una deficiencia de
dichos minerales. Los metales pesados más característicos e investigados son el
mercurio, el plomo, el cadmio, el arsénico y el aluminio.
Fuentes de contaminación.

Mercurio: Empastes dentales de amalgamas, fungicidas, insecticidas, productos


de limpieza y fotografía, papel...

Plomo: Vegetales y fruta cultivados cerca de lugares transitados por vehículos,


minería y fundición, gasolina con plomo, pintura, tuberías del agua, cerámica
barnizada, soldaduras, pilas y algunos cosméticos como los tintes del cabello...

Cadmio: Cigarrillos, marisco, atún, hígado, riñones, trigo, arroz, tomates y patatas,
deshechos industriales quemados, minería y fundición de zinc, fertilizantes altos
en fosfatos, fabricación de pilas, plásticos de color, gasolina, pilas...

Arsénico: Marisco contaminado por aguas costeras, insecticidas, deshechos de la


construcción que han sido quemados, combustión de carbón y fundiciones...

Aluminio: Utensilios de cocina, papel de aluminio, antiácidos, desodorantes y


antitranspirantes, cierta medicación...

El daño que ocasionan los metales pesados.

Los metales pesados son extraños en los sistemas biológicos y afectan los
niveles de minerales, lo cual puede disminuir los procesos antioxidantes y
desintoxicantes, entre otros perjuicios. Cuando nuestro organismo no puede
desintoxicarse adecuadamente aparecen síntomas relacionados con el
envejecimiento prematuro: dolores de las articulaciones, pérdida de la visión, falta
de memoria y concentración. A menudo, los metales pesados desplazan los
nutrientes cofactores, interrumpiendo los procesos metabólicos. Así pues, los
metales pesados pueden activar la producción de radicales libres y provocar la
destrucción de las membranas celulares y sus componentes.

Cuando esto ocurre, los tejidos pierden elasticidad y agua, lo cual puede
disminuir su vitalidad y la de los órganos.

Aun en bajas concentraciones, estos metales pueden presentar problemas,


ya que alteran los mecanismos de señalización de las células, afectando las
funciones celulares, como la diferenciación y la proliferación, además de afectar
directamente los tejidos (incluido el cerebro, riñones, la médula ósea y el sistema
cardiovascular) en los cuales queda acumulado.

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La presencia de metales pesados en el organismo desgasta las reservas de
ciertos nutrientes en el proceso de desintoxicación, a la vez que inhibe la entrada
de minerales esenciales a las células.

Los metales pesados tienen una naturaleza antagonista y una distribución


electrónica en la capa de valencia similar a los metales fisiológicos, lo cual les
proporciona ventaja para habitar los espacios destinados a estos metales ligeros,
dejando al organismo expuesto a una desnutrición mineral.

Así pues, el mercurio es antagonista del cobre, del hierro, del selenio, del cinc y
del anión sulfuro.
El plomo es antagonista del anión sulfuro, del calcio, del selenio, del cromo, del
hierro, del cobre, del manganeso y del magnesio.
El cadmio, del manganeso, del sulfuro, del cobre, del hierro y del selenio.
El arsénico, del selenio, del aluminio y del hierro.

Síntomas y signos causados por toxicidad de metales pesados.

Mercurio
Fatiga crónica
Depresión
Falta de memoria y función cognitiva
Inestabilidad emocional
Hormigueo y cosquilleo en las extremidades
Disminución del tacto, oído y visión
Hipersensibilidad y alergias
Infecciones recurrentes (incluida candidiasis)
Deficiencia de la función inmunitaria
Afecciones del sistema respiratorio
Problemas cardiovasculares
Anemia
Lengua irritada
Poco apetito
Náuseas
Hipertensión
Poco sentido del gusto u olfato
Acné o piel grasa
Infertilidad

Plomo
Fatiga e insomnio
Falta de apetito
Dolores de cabeza
Falta de memoria o concentración
Pérdida de coordinación
Irritabilidad

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Dolores de músculos
Dolores de huesos
Dolores de abdomen
Gota
Anemia
Infecciones frecuentes
Hipertensión
Estreñimiento
Hiperactividad
Depresión
Espasmos musculares
Mareo o poco sentido del equilibrio
Adicción a lo dulce
Sensación de somnolencia
Manos frías
Excesiva sudoración o sudor frío
Cáncer de riñón

Cadmio
Hipertensión
Enfermedades vasculares
Bronquitis
Enfisema
Infertilidad
Cáncer de próstata
Fatiga
Dolores de huesos
Dolores de músculos
Anemia
Dolor lumbar
Arteriosclerosis
Lengua irritada
Náuseas
Poco apetito
Problemas de riñones, asociados a pérdida de minerales, aminoácidos y proteínas
en la orina

Arsénico
Malestar general
Bronquitis
Cáncer de esófago, laringe, pulmón y vejiga
Enfermedades vasculares
Debilidad muscular
Eczema
Dermatitis
Aumento de la salivación
Aliento con olor a ajo (sin haberlo comido)

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Cataratas
Hipertensión
Infecciones frecuentes

Aluminio
Deterioro de la función mental
Problema de huesos
Hiperactividad
Problemas de comportamiento
Palidez
Anemia
Lengua irritada
Fatiga o agotamiento
Poco apetito
Náuseas

Diagnóstico. Espectroscopía de absorción atómica.

El mejor diagnóstico es el que resulta de un análisis de pelo en el que se


reflejan los niveles de metales pesados y de minerales. La ventaja de este
análisis, frente al de orina, es que, en lugar de reflejar el proceso correctivo del
organismo, refleja directamente el estado de contaminación.
Para analizar la cantidad de metales pesados en el pelo se recurre a la
técnica de espectroscopía de absorción atómica. Esta técnica análitica es
interesante ya que, como hemos dicho nos proporciona datos cuantitativos de la
exposición del organismo a los metales pesados. Veamos en qué consiste:
Si sobre un átomo libre en estado fundamental incide una radiación de una
determinada longitud de onda, el átomo puede absorber energía y pasar a un
estado excitado en un proceso conocido como absorción atómica. El parámetro de
mayor interés en las medidas por absorción atómica es la cantidad de luz, a la
longitud de onda resonante, que es absorbida cuando la luz pasa a través de una
nube atómica. El uso de fuentes específicas de luz y la selección cuidadosa de la
longitud de onda permiten la determinación cuantitativa específica de elementos
individuales en presencia de otros. La nube de átomos requerida para las
mediciones por absorción atómica es producida por la adición de suficiente
energía térmica para disociar los compuestos químicos en átomos libres. La
aspiración de una solución de la muestra dentro de una llama alineada con el rayo
de luz sirve para este propósito. Bajo condiciones apropiadas de llama, muchos
de los átomos permanecerán en su estado fundamental. La detección de luz
absorbida se podrá relacionar proporcionalmente con la cantidad del elemento a
analizar presente en la muestra. La velocidad y facilidad a la cual se pueden hacer
determinaciones exactas y precisas han hecho que la absorción atómica sea uno
de los métodos más utilizados para la determinación de metales.

Por otro lado, ciertos dentistas bioenergéticos pueden medir la magnitud de


la polaridad de la corriente eléctrica en los empastes. Una medición eléctrica da

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idea de la velocidad de las reacciones químicas en la superficie del empaste. A
mayor medición eléctrica, mayor velocidad de reacción. Así se pone de manifiesto
si el empaste está “goteando” mercurio e intoxicando el cuerpo.

Desintoxicación y tratamiento.

Mediante la desintoxicación, el organismo elimina sustancias nocivas de


desecho. El proceso biológico de desintoxicación de metales pesados implica
síntesis en vez de degradación. En otras palabras, si el cuerpo quiere deshacerse
de ciertos cationes metálicos, se combinarán químicamente a estos metales otras
moléculas en un proceso de quelación, haciéndolas más grandes, pero menos
tóxicas y fácilmente eliminables. La palabra quelación proviene del griego y
significa "pinza". Un símil ilustrativo sería una mano envolviendo una bola. La
mano sería la molécula quelante y la bola sería el metal pesado. Por ejemplo, el
selenio se une al mercurio, resultando una disminución en la toxicidad de este
metal pesado. Así pues, al selenio se le denomina agente quelador. Esta
combinación hace que la molécula resultante sea eliminada del organismo desde
el hígado a través de dos rutas de deshecho: por un lado el intestino y las heces
vía bilis, y por otro lado por la orina a través de los riñones.

Así, el primer paso para la desintoxicación es identificar los metales


pesados que causan daño en el organismo y limitar su exposición. Por ejemplo, si
es el plomo el que causa problemas de salud, es imposible no respirar aire
contaminado. Sin embargo, sí es posible evitar hacer ejercicio en lugares con
tráfico excesivo, evitar tintes para el cabello y evitar comprar frutas y verduras
expuestas en la calle. El siguiente paso es reducir los niveles de metales pesados
con la ayuda de agentes queladores, y finalmente, proteger el organismo con
antioxidantes y otros nutrientes.

Los nutrientes que trabajan como queladores y, por otro lado, los que
ayudan a mantener el organismo sano y protegido del efecto negativo de los
metales pesados son:

Vitaminas B6 y B12: ayudan en la eliminación de metales pesados en el tracto


intestinal.
Vitaminas B, C y A: actúan como antioxidantes.
Aminoácidos que contienen sulfuro, como son la metionina, taurina y cisteína:
funcionan como agentes queladores.
Pectina: se encuentra en la piel de las manzanas y las peras, principalmente, y
ayuda a eliminar los metales pesados a través del intestino.
Ácido algínico: lo contienen las algas y ayuda como agente quelador.
Lecitina: protege la membrana de las células del daño causado por los metales
pesados.
N-Acetil-Cisteína (NAC): funciona como agente quelador y antioxidante.
Sesquióxido de carboxietil germanio (Ge 132): actúa también como quelador.
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Nutrientes específicos para combatir cada metal pesado.

Mercurio
Vitamina A – Antioxidante.
Vitamina C – Quelador, antioxidante y reforzante del sistema inmune.
Vitamina E – Trabaja en sinergia con el selenio para neutralizar el mercurio.
Selenio – Neutraliza los efectos del mercurio.
Complejo de Vitamina B – Importante para combatir los efectos del mercurio en la
función cerebral.
Lecitina – Protege las células del daño del mercurio.
Rutina – Ayuda a eliminar los metales pesados.
N-Acetil-Cisteína – Agente quelador y antioxidante.
Silimarín – Ayuda al hígado en su función desintoxicante.
Alfalfa – Asiste a la eliminación de metales pesados.

Cadmio
Vitaminas A, C, E y selenio – Antioxidantes.
Calcio y Magnesio – Ayudan a eliminar el cadmio.
Cinc – Antagonista del cadmio.
Hierro – Antagonista del cadmio.
Lecitina – Importante para la función cerebral.
Cobre – Trabaja en sinergia con el cinc para eliminar el cadmio.
Silimarín – Ayuda al hígado en su función desintoxicante.
Alfalfa – Asiste a la eliminación de metales pesados.

Plomo
Vitamina A, C, E y selenio – Antioxidantes.
Calcio – Previene que el plomo sea depositado en los tejidos.
Magnesio – Necesario para el equilibrio del calcio.
Manganeso – Actúa como agente quelador.
Cinc – Agente quelador.
Vitaminas B1 y B6 – Ayudan a eliminar el plomo del cerebro.
Silimarín – Ayuda al hígado en su función desintoxicante.
Alfalfa – Asiste a la eliminación de metales pesados.

Aluminio
Vitamina A, C, E y selenio – Antioxidantes.
Calcio y Magnesio – Funcionan como queladores.
Vitaminas B6 y B12 - Eliminan los metales pesados del tracto intestinal.
Silimarín – Ayuda al hígado en su función desintoxicante.
Alfalfa – Asiste a la eliminación de metales pesados.

Arsénico
Vitamina A, C, E y selenio – Antioxidantes.
Superóxido dismutasa – Poderoso desintoxicante y antioxidante.
Cinc – Protege contra los radicales libres formados por el arsénico.

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N-Acetil-Cisteína – Agente quelador y antioxidante.
Silimarín – Ayuda al hígado en su función desintoxicante.
Alfalfa – Asiste a la eliminación de metales pesados.

Todos estos nutrientes deben tomarse siempre junto con un suplemento de


multivitaminas y minerales.

Las dosis óptimas de estos nutrientes son las que se muestran a


continuación y sirven para proteger al organismo día a día de la exposición media
a los metales pesados. Sin embargo cuando el cuerpo presenta niveles altos de
estos tóxicos, se requieren dosis terapéuticas que deben ser supervisadas por un
terapeuta cualificado.

NUTRIENTES DOSIS ÓPTIMAS DOSIS TERAPÉUTICAS

Vitaminas
A 7500 u.i. 20000 u.i.
E 100 u.i. 1000 u.i.
C 1000 mg 4000 mg
B1 25-100 mg 100 mg
B6 25-100 mg 250 mg
B12 5-100 mcg 300 mcg

Minerales
Calcio 400-800 mg 3000 mg
Magnesio 300-500 mg 1000 mg
Hierro 10-25 mg 50 mg
Cinc 15-30 mg 60 mg
Selenio 25-100 mcg 500 mcg
Manganeso 2,50-15 mg 100 mg

Aminoácidos
Cisteína 200 mg 1000 mg
Metionina 200 mg 1000 mg
Taurina 100 mg 1000 mg
NAC 600 mg 1800 mg

Fosfolípidos

Lecitina 1200 mg 3600 mg

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Etapas para una correcta desintoxicación.

1) Averiguar a través de un análisis de pelo, el nivel de acumulación de


metales pesados.

2) Seguir un tratamiento de suplementos nutricionales (vitaminas, minerales,


etc.) acorde con los resultados de los análisis.

3) Eliminar posibles fuentes de contaminación. Por ejemplo, lavar los


vegetales y las frutas con agua y vinagre, o mejor aún, consumir los de
cultivo biológico; evitar el uso de desodorantes que contengan aluminio;
beber agua mineral embotellada, a ser posible envasada en vidrio, evitar los
antiácidos y otras drogas farmacéuticas; utilizar sartenes y ollas de acero
inoxidable o bien esmaltadas; protegerse al manipular productos de
limpieza, pintura... evitar los empastes de amalgama de mercurio o
consultar con un dentista experto en ese tema (dentistas bioenergéticos)
para que, poco a poco, se vayan sustituyendo ese tipo de empastes; dejar
de fumar...

4) Eliminar el azúcar, alcohol, café, granos refinados, refrescos, margarina, y


alimentos en lata, ya que todos actúan como antinutrientes en el organismo.

5) Aumentar el consumo de los siguientes alimentos desintoxicantes de


metales pesados:
- Ajos, cebollas, puerros, huevos, bróculi, col, coliflor, coles de
Bruselas, rabanillos. Contienen ciertas moléculas azufradas que
ayudan a desintoxicar el hígado de metales pesados.
- Alimentos ricos en fibra, como frutas, vegetales, legumbres y granos,
ya que asisten a la extracción de metales pesados a través del tracto
gastrointestinal.
- Frutas y sus pepitas. Éstas ayudan a desintoxicar. Además, algunas
frutas como las manzanas, peras, naranjas y pomelos contienen
niveles altos de pectina, que previene la absorción intestinal de los
metales pesados y actúa como quelante.
- Zumos vegetales biológicos, particularmente hechos de vegetales
ricos en clorofila como los de hoja verde. Estos pueden reducir la
acidez metabólica y ayudar a los sistemas enzimáticos a funcionar
eficientemente. Además, ayudan a eliminar metales pesados del
cuerpo.
- Miso. Es rico en ácido dipicolónico, el cual se une a los metales
pesados ayudando a eliminarlos del organismo.
- Algas. Son ricas en ácido algínico, que actúa como agente quelador,
limpiando el organismo de metales pesados.

6) Aumentar el consumo de alimentos ricos en nutrientes necesarios para


eliminar metales pesados.

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Nutrientes que contienen sustancias protectoras del efecto negativo de los
metales pesados.

Vitamina A y beta caroteno (precursor de la Vitamina A):


Huevos, vegetales y fruta amarilla, rosada, naranja y roja (tomates, melón,
albaricoques, melocotones, pimientos rojos y amarillos, zanahorias, nabos,
plátanos, limones, naranjas, pomelos, mandarinas, sandía, etc.), vegetales verde
oscuro (berros, canónigos, espinacas, bróculi, etc.),...

Vitamina C:
Germinados, coliflor, perejil, melón, pomelo, bróculi, espinacas, limones, col,
pimientos, berros, tomates, patatas con piel, fresas, acerola...

Vitamina B1:
Arroz de grano entero, frutos secos, legumbres, soja, patatas, granos germinados.

Vitamina B6:
Huevos, puerros, vegetales verdes, legumbres, frutos secos, arroz integral,
patatas...

Vitamina E:
Frutos secos y semillas, vegetales verdes, huevos, legumbres, lechuga,
germinados...

Cinc:
Pepino, frutos secos, huevos, lechuga, trigo sarraceno, patatas, coliflor,
zanahorias, avena, centeno...

Calcio:
Huevos, frutos secos y semillas, legumbres, vegetales de hoja verde, algas...

Magnesio:
Almendras, bróculi, col, ajo, cebollas, tomates, berenjenas, zanahorias, judías
verdes, perejil, uvas, manzanas, apio, champiñones, maíz (mazorca), cacahuetes,
guisante, patatas con piel...

Manganeso:
Frutos secos, legumbres, fruta tropical, vegetales de hoja verde, tubérculos...

Hierro:

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Cocoa, harina de soja, perejil, cereales y granos sin refinar, fresas, pasas,
plátanos, higos, aguacate, apio, patatas, nueces, bróculi, champiñones, col roja,
alcachofas, zanahorias, tomates, berenjenas, coliflor, naranjas...

Selenio:
Granos integrales, vegetales...

Cobre:
Legumbres y frutos secos...

Desintoxicación homeopática.

Existen gran cantidad de estudios toxicológicos en animales que prueban el


efecto desintoxicante de metales pesados de las diluciones homeopáticas. La
doctora Wurmser reeditó en 1984 una comunicación que resume los trabajos
realizados por ella y por el doctor Lapp en la Universidad de Estrasburgo. En estas
experimentaciones se intoxicaron cobayas con dosis de arseniato de sodio
equivalentes a 1000 gammas de arsénico. En menos de una semana, el arsénico
quedó fijado en el hígado, la médula ósea y faneras. A continuación se administró
una solución de arseniato sódico a la 7 CH a un grupo y a otro grupo agua
dinamizada a la 7CH. Se pudo comprobar la capacidad de la solución
homeopática de arseniato de movilizador y eliminar el arsénico.

Se repitió el experimento con bismuto y la solución homeopática de bismuto


a la 7CH consiguió movilizar y eliminar la mayor parte del bismuto fijado. Se
comprobó también que las diluciones homeopáticas de arseniato no provocaban
ninguna eliminación de bismuto.

El doctor Moriquand preparó un estudio algo diferente. Eligió palomas para


su trabajo y no sólo midió la excreción del arsénico administrado, sino también la
cronaxia vestibular, que es una medida de la excitabilidad nerviosa producida por
dicha intoxicación. En este caso, constató el aumento de eliminación de arsénico y
la recuperación de los valores normales de la cronaxia vestibular. Obtuvo valores
similares usando diluciones 7 CH, 9 CH y 15 CH.

Existen estudios análogos con plomo y mercurio con los mismos resultados.
Por otro lado, se han hecho estudios de intoxicación hepática producida por
tetracloruro de carbono y se ha podido comprobar su eliminación con diluciones
homeopáticas drenadoras de hígado pero diferentes al tetracloruro de carbono;
nos referimos a diluciones homeopatizadas de Phosphorus.

Así pues, cuando se sospecha de la intoxicación por algún metal pesado es


interesante combinar la terapia nutricional con remedios homeopáticos.

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Prevención de la intoxicación de metales pesados.

- Seguir una dieta sana.

- Beber siempre agua mineral embotellada o filtrada. Si se usa filtro del agua,
cambiarlo regularmente, siguiendo las recomendaciones del fabricante.

- En caso de beber agua del grifo, dejar correr el agua un par de minutos por
la mañana antes de beberla, y nunca beber agua del grifo caliente.

- Cepillarse los dientes y usar hilo dental regularmente.

- Evitar comprar frutas y verduras expuestas al tráfico de la calle. Si es


inevitable, comprar sólo aquello que se pueda pelar. Lavar las frutas y
verduras, preferentemente en un recipiente de agua con unas cucharaditas
de vinagre. Éste acidifica el agua y ayuda a eliminar toxinas.

- Quitar las hojas externas de vegetales como la col y la lechuga.

- Seleccionar frutas y verduras biológicas, siempre que sea posible, y


escoger las de temporada.

- Evitar la comida empaquetada en aluminio.

- Evitar el café instantáneo.

- Evitar el uso de antitranspirantes que contengan aluminio.

- Evitar el tabaco y los lugares cargados de humo.

- Evitar el uso de productos farmacéuticos para la acidez estomacal (la


mayoría contienen aluminio).

- Evitar hacer ejercicio o caminar por calles con mucho tráfico.

El cuerpo humano es muy vulnerable a los efectos de los metales pesados.


Sin embargo, disponer de información y conocimientos nos permite adoptar un
papel activo, tanto para reducir la exposición a estos elementos tóxicos, como
para restablecer la salud en los casos en que no ha sido posible evitar el contacto
con ellos.

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R.D. Beaty, "Conceptos, instrumentación y técnicas en espectrofotometría por
absorción atómica". Perkin-Elmer, 1979.

J.C. Avilés, "Prontuario de homeopatía y terapias biológicas". Edaf, 1996.

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