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Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades

Programa Comunicación Social Comunitaria

Las cosas que son vulgares y chillonas en la novela funcionan maravillosamente en el periodismo
porque son ciertas. Por eso hay que tener cuidado de no compendiarlas, porque se trata del poder
fundamental que uno tiene en sus manos. Hay que disponerlo y presentarlo. Hay en ello mucho de
habilidad artística. Pero no se debe inventar

John McPhee
IDENTIFICACIÓN DEL CURSO ACADÉMICO

FICHA TÉCNICA
Nombre del Curso: GÉNEROS PERDÍSTICOS

Palabras Claves: Historia del periodismo, noticia, crónica, reportaje,


periodismo cívico o público, periodismo electrónico
Institución: Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD
Ciudad: Bogotá- Colombia
Autor del Protocolo Académico: Yully Muñoz Valencia
Año: 2009
Unidad Académica: Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades
Coordinadora de curso Yully Muñoz Valencia
yully.munoz@unad.edu.co
Campo de Formación: Disciplinar
Área del Conocimiento:
Ciencias Humanas y Sociales, periodismo
Créditos Académicos: Tres (3) créditos
Tipo de Curso: Teórico
Destinatarios: Estudiantes del programa de
Comunicación Social
Competencia General El estudiante comprende el periodismo como un hecho
de Aprendizaje: moderno y contemporáneo, y redacta productos
periodísticos acudiendo a las diversas herramientas
estilísticas e investigativas de los géneros del periodismo
y el lenguaje digital.
Metodología de la oferta A distancia

Formato de circulación: Documentos impresos en papel, con mediaciones


pedagógicas en multimedia CD y ambiente web.

Denominación de las 1. Historia, conceptos y aproximaciones 2. Los Géneros


Unidades Didácticas periodísticos 3. La era digital y el periodismo cívico
INTRODUCCION

El curso de Géneros Periodísticos corresponde al componente disciplinar del Programa de


Comunicación de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD. Desde la mirada del Nuevo
Periodismo y el Periodismo Público, este curso académico trabaja los principales géneros y formas
de hacer periodismo que demanda la sociedad contemporánea desde un énfasis estético y ético

Esta intencionalidad implica un recorrido por la historia del periodismo, las definiciones, estilos y
características de sus géneros, analizar el proceso narrativo en los principales géneros como la
crónica y el reportaje, y, especialmente, comprender las dimensiones del uso de la tecnologías
digitales sociales desde la óptica del periodismo cívico

Las unidades didácticas en las que se divide el curso corresponden tres escenarios definidos así: 1.
Historia del periodismo y sus géneros 2. La narración en los géneros mayores del periodismo 3. La
era digital y el periodismo cívico

El desarrollo del curso propone estrategias que responden al trabajo independiente del estudiante en
donde se realizarán actividades como trabajo personal y en grupos colaborativos de aprendizaje, los
cuales llevarán al estudiante a una interacción -estudiante–estudiante- donde el trabajo individual
será el punto de partida. Existe un segundo momento de interacción tutor–estudiante, que responde
al acompañamiento tutorial y que se desarrolla en actividades como la tutoría individual, tutoría a
pequeños grupos colaborativos y tutoría en grupo de curso.

JUSTIFICACIÓN

Este curso es importante en tanto ofrece al estudiante, los elementos necesarios para conocer las
herramientas investigativas y estilísticas del periodismo como uno de los campos profesionales de la
comunicación. Para ello es relevante la realización de ejercicio de reportería y redacción periodística,
con el propósito de que los estudiantes desarrollen su propio estilo periodístico y las competencias
que demanda el uso de las TIC en la era digital

Un elemento que distingue la formación profesional, de otros procesos educativos, es precisamente


el dar a los estudiantes horizontes históricos y teóricos que les permitan estructurar, de una mejor
manera, las reflexiones en torno a los procesos comunicativos dentro del periodismo. De esta
manera el curso contribuye a fortalecer esos aspectos histórico- teóricos desde la perspectiva del
periodismo público.
INTENCIONALIDAD FORMATIVA

Propósitos:

Comprender el periodismo y sus géneros como un fenómeno social de la modernidad

Desarrollar en los estudiantes las competencias necesarias para analizar y utilizar los elementos
estilísticos de los diversos géneros periodísticos como una forma de interpretar la realidad desde el
mundo simbólico

Objetivos

Reconocer la historia del periodismo y las características sus principales géneros

Analizar la relación entre periodismo y literatura con una perspectiva ética y estética

Comprender las nuevas tendencias del periodismo desde la ciudadanía, el sentido de lo público y el
uso de las nuevas tecnologías de información y la comunicación

Competencias a desarrollar por los estudiantes

Cognitiva: Comprende y aplica las definiciones, herramientas y características estilísticas de los


diversos géneros periodísticos y generar nuevas argumentaciones, hipótesis y escritos narrativos e
informativos originales y pertinentes con la visión moderna y contemporánea del periodismo

Comunicativa: interpreta, argumenta y construye nuevos significados y sentidos sobre los el


periodismo de su entorno local y global

Contextual: ubica, en espacio y tiempo, problemas, historias y conocimientos relacionados con el


periodismo de su contexto y establece relaciones entre lo local y lo global

Socioafectivas: participa con responsabilidad, tolerancia y entusiasmos en las actividades


colaborativas de aprendizaje en la construcción de productos periodísticos y muestra liderazgo y
compromiso social en su formación profesional

Meta de aprendizaje

Al finalizar el presente curso el estudiante tendrá las competencias necesarias para comprender el
periodismo como un hecho moderno y contemporáneo, y podrá redactar productos periodísticos
acudiendo a las diversas herramientas estilísticas e investigativas de los géneros del periodismo y el
lenguaje digital.
UNIDADES DIDÁCTICAS

De esta forma, la Unidad Uno que trata sobre la Historia del periodismo y sus géneros, tiene
como objetivo reconocer la historia del periodismo y las características sus principales géneros

Con la Unidad Dos, Los Géneros Periodísticos, se pretende analizar la relación entre periodismo y
literatura con una perspectiva ética y estética

Y la tercera y última unidad, que aborda La era digital y el periodismo, busca comprender las
nuevas tendencias del periodismo desde la ciudadanía, el sentido de lo público y el uso de las
nuevas tecnologías de información y la comunicación

Primera Unidad Capítulos Temas


1.Breve historia del • Orígenes del periodismo en la cultura
Historia del periodismo occidental
periodismo y sus
géneros 2. Tecnología y prensa • Definiciones
• Características

3. Redacción y estilo • Estilos


• Fuentes
• Titulares
Segunda Unidad Capítulos Temas
Los Géneros 1. Géneros Informativos • La noticia
Periodísticos • Elementos de la noticia

2. Géneros • Antecedentes del reportaje


Interpretativos • Influencia de la retórica judicial en la entrevista
3 Géneros de Opinión • Entrevista a German Castro Caicedo
• Características históricas, estilísticas e
investigativas de la crónica
Tercera Unidad Capítulos Temas
La era digital y el 1. Qué es el periodismo • Conceptos y enfoques teóricos de periodismo
periodismo cívico cívico? y lo público
• Periodismo público y desarrollo local
2. Periodismo • Uso de los blog con fines periodísticos
electrónico.
MAPA CONCEPTUAL

CONTEXTO TEÓRICO

Este curso disciplinar del programa de comunicación social con énfasis en los comunitario, se
concibe al periodismo, en primera instancia, como la actividad y práctica de recolectar y publicar
información relativa a la actualidad local, regional, nacional y global, especialmente de hechos de
interés para un colectivo determinado. La difusión de noticias se realiza a través de distintos medios
o "soportes" técnicos; así, hay periodismo gráfico (escrito), oral (radio), visual (televisión) y
multimedia (Internet). Comprende diversos géneros, entre ellos la crónica, el reportaje, la entrevista,
el documental y el artículo de opinión1.

Desde la perspectiva del nuevo periodismo o periodismo literario y una combinación con el
periodismo cívico o público, este curso trasciende esta primera definición ligada a la difusión, para
presentarlo como un ejercicio de debate e incidencia de la construcción de lo público2 en donde la
manera, estética y narrativa, debe sustentarse en un fuerte ejercicio investigativo y de participación.

Permitir la participación implica el deber constitucional de informar para formar, por ende los
periodistas deben tener concepciones claras frente a lo público, el poder, los grupos sociales y el
gobierno. Esto implica tener una concepción crítica y ética del ejercicio periodístico, como campo de

1
http://es.geocities.com/conocer_el_periodismo/
2
Ana Maria Miralles: ¿Qué es el periodismo cívico?
la comunicación social. En este curso los estudiantes podrán explorar las herramientas conceptuales
e investigativas para ganar veracidad, estilo y pertinencia política en sus labores profesionales

METODOLOGÍA GENERAL

El modelo pedagógico a distancia es un modelo que rompe con la forma en la que quizás muchos de
nosotros aprendimos. Por eso quizás lo más importante de la propuesta es ofrecer pistas que abran
posibilidades investigativas, de trabajo y de aprendizaje fundamentales para el proceso. De alguna
manera se convierten en los dispositivos pedagógicos capaces de generar en los estudiantes
interrogantes que a la vez conduzcan a las respuestas. Cada duda, cada pregunta se convierte en
un nuevo terreno investigativo que produce conocimiento.

Sin embargo, con el propósito de dar cumplimiento a las intencionalidades formativas del curso, es
importante que se planifique de manera responsable el proceso de aprendizaje por medio de fases
teniendo en cuenta las características de la metodología de educación a distancia, por tal razón, este
proceso comprende las siguientes fases:

• Reconocimiento: Experiencias previas de aprendizaje en determinado campo del conocimiento o


en actividades de otro orden. Consiste en crear contextos, condiciones y ambientes para que el
estudiante pueda objetivar las significaciones de sus experiencias previas y dotarlo de métodos,
técnicas y herramientas que le faciliten este proceso.

• Profundización: Se refiere al conjunto de actividades previamente planificadas de manera


didáctica, conducentes al dominio de conceptos y competencias de órdenes diferentes, según
los propósitos, objetivos, competencias y metas de aprendizaje establecidos en el curso.

• Transferencia: Todo conocimiento, habilidad, destreza o competencia puede permitir la


transferencia de situaciones conocidas a situaciones desconocidas. Es decir, las actividades de
aprendizaje planeadas en la guía didáctica deben agregar valores de recontextualización y
productividad al conocimiento que se aprende a las competencias derivadas.

Teniendo en cuenta las fases anteriormente descritas, el trabajo académico según el sistema de
créditos académicos comprende:

• Estudio Independiente

Se desarrolla a través del:

- Trabajo personal: Es la fuente básica del aprendizaje y de la formación e implica


responsabilidades específicas del estudiante con respecto al estudio del curso
académico, corresponde a las actividades de identificación de los propósitos del curso,
sus intencionalidades, del plan analítico, guía didáctica, estudio del material sugerido por
la UNAD, consulta de fuentes documentales (bibliografía de documentos impresos en
papel: libros y revistas; bibliografía de documentos situados en Internet; direcciones de
sitios Web de información especializada, bibliotecas y hemerotecas virtuales), desarrollo
de actividades programadas en la guía de actividades, elaboración de informes,
realización de ejercicios de autoevaluación, presentación de evaluaciones.

- Trabajo en pequeños grupos colaborativos de aprendizaje: es parte del estudio


independiente y tiene como propósito el aprendizaje del trabajo en equipo, la
socialización de los resultados del trabajo personal, desarrollo de actividades en equipo,
elaboración de informes según actividades programadas en la guía didáctica. La
participación en un pequeño grupo colaborativo de aprendizaje tiene un carácter
obligatorio en el curso académico.

• Acompañamiento tutorial

Es el apoyo que la institución y el programa brindan al estudiante para potenciar el aprendizaje y


la formación. Esta dado por:

- Tutoría Individual: es el acompañamiento que el tutor hace al estudiante con carácter de


asesoría al aprendizaje de los contenidos temáticos, consejería sobre pertinencia de
métodos, técnicas y herramientas para potenciar los procesos de aprendizaje, interlocución
sobre criterios para la valoración de los conocimientos aprendidos, revisión de informes,
evaluación de las actividades y seguimiento de su proceso formativo y de aprendizaje.

- Tutoría a pequeños grupos colaborativos: es el acompañamiento que el tutor realiza a las


actividades desarrolladas en pequeños grupos, interlocución sobre criterios utilizados,
revisión de informes, consejería sobre métodos, técnicas y herramientas para
potenciamiento del aprendizaje colaborativo, sugerencia sobre escenarios productivos de
aprendizaje, valoración de actividades y evaluación de informes.

- Tutoría en grupo de curso: es el acompañamiento que el tutor realiza al conjunto de los


estudiantes a su cargo a través de procesos de socialización de las actividades
desarrolladas en el trabajo personal y en los pequeños grupos colaborativos de aprendizaje,
valoración de informes, intercambio de criterios en el aprendizaje y tratamiento de las
temáticas. El encuentro en grupo de curso puede ser presencial, virtual o mixto, según las
posibilidades tecnológicas incorporadas por la institución.

La virtualidad del sistema le proporciona varias herramientas como los chat, los foros virtuales, las
salas de conversación, el mural virtual, para atender inquietudes y necesidades específicas en
relación con los diferentes temas trabajados; por lo tanto, una herramienta vital es la de su correo
electrónico que se convierte en un mecanismo clave de comunicación. No olvide que las distintas
herramientas con que cuenta el aula virtual se ofrecen para que usted acceda, de diferentes formas,
a la información y orientaciones que en un momento determinado necesite.

El estudiante deberá leer las fuentes documentales que corresponden a cada sesión antes del
trabajo directo con el tutor y haber realizado las preguntas que le surjan, utilizando para ello el
tiempo asincrónico, ya que aquí el estudiante debe presentar los planteamientos de cada uno de los
autores y explicar la lógica de argumentación que utilizan los autores para dar cuenta de sus
planteamientos, además el estudiante debe presentar su postura frente a los planteamientos que
manejan los autores, todos estos deben aparecer en las entregas que el estudiante debe hacer en
las fechas propuestas en la guía de actividades. De la misma manera el estudiante podrá utilizar las
preguntas frecuentes, que aparecen el Guía de actividades, como punto de partida para su reflexión.

SISTEMA DE EVALUACIÓN

Para lograr el propósito de este curso la evaluación de los productos que el estudiante presentará,
están determinados por tres momentos la autoevaluación, coevaluación y la heteroevaluación en las
cuales se busca que el estudiante desarrolle las competencias cognitiva, contextual, comunicativa y
valorativa, a continuación describiremos como se aplicaran cada uno de los momentos de la
evaluación y como tanto el estudiante como el tutor pueden medir el alcance de estas competencias.

Momentos de la Evaluación

“La autoevaluación, esta se entiende como una oportunidad para hacer la revisión y reflexión
autocrítica de procesos, aprendizajes y productos del proyecto de formación que está llevando a
cabo el estudiante. Tiene por objeto que el estudiante juzgue objetiva y constructivamente sus
propios esfuerzos, resultados y productos con base en las metas trazadas por él mismo. Con esta se
espera identificar los procesos alcanzados por el estudiante y las necesidades aspiraciones y metas
para aprendizajes futuros. En cada una de las actividades de aprendizaje, el estudiante podrá
realizar su autoevaluación en el momento de enfretarse a las actividades como el debate de
conceptos y planteamientos propios del estudiante con el tutor, la realización de los ensayos,
resumenes y la producción del material audiovisual; al realizar estas actividades el estudiante deberá
reflexionar sobre los diferentes conceptos, identificar el hilo conductor de las discusiones que se
plantean en los textos leídos de tal forma que el estudiante pueda construir conocimiento. El
estudiante podrá hacer consciente su aprendizaje al momento de enfrentarse con la realización y
análisis de los productos que presenta.

La coevaluación es un proceso colaborativo que pretende poner en común evidencias o productos


de aprendizaje, identificar fortalezas, estrategias exitosas, posibles errores o limitaciones para
convertirlos en situaciones de aprendizaje mediante la valoración y el reconocimiento del trabajo del
otro poniendo en juego la equidad, honestidad y la ética para contribuir al crecimiento solidario del
grupo. Este momento se hará evidente en las interacciones entre estudiante-estudiante y estudiante-
tutor, ya que a partir de la socialización de los productos realizados se presenta un proceso de
retroalimentación bidireccional donde el estudiante por intermedio del comentario de los otros
evidencia sus aciertos, cuestiona sus planteamientos, y reconoce sus dificultades en el proceso de
aprendizaje. acompañamiento, seguimiento y valoración del desempeño académico del estudiante.

La heteroevaluación tiene por objeto la verificación de competencias y logros de aprendizajes


exigidos por la sociedad del conocimiento con fines de acreditación, certificación y promoción. Se
realizará mediante pruebas orales o escritas, trabajos de investigación, ensayos, informe de
prácticas, estudios de caso, foros, paneles, sustentación de trabajos o cualquier otro procedimiento
que se considere adecuado para realizar el acompañamiento, seguimiento y valoración del
desempeño académico del estudiante”. Desde esta perspectiva se evidenciará la capacidad del
estudiante para demostrar su capacidad comunicativa, sus logros frente a lo eficiente y su capacidad
de pensar en la complejidad del proceso para una organización.

Políticas Evaluativas del Curso

La evaluación del curso está propuesta en la Guía de actividades que acompaña el curso y de los
productos que de ella se generan para cada una de las Unidades Didácticas, se espera como
mínimo la realización de tres avances que serán evaluados numéricamente en una escala entre Uno
(1.0) a Cinco (5.0). El trabajo final debe ser el de mayor compromiso para los estudiantes. El tutor
seleccionará tanto de los trabajos audiovisuales, como de los ensayos, así como de la participación
interactiva (foros, chat, debates, talleres, etc.) los trabajos que se calificarán.

Es de vital importancia para el desarrollo del proceso de evaluación seguir el cronograma de


actividades propuesto por el tutor y cumplir con las fechas para la entrega de avances o productos.

BIBLIOGRAFÍA

Menéndez Gómez, Patricia Isabel. Breve historia del periodismo EN:


http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lco/menendez_g_pi/indice.html

Mapa Mental Historia del Periodismo elaborado por las estudiantes de Comuniación Gilma Serna y
Elizabeth Torres. CEAD Turbo, 2007

Video Historia del Periodismo EN: http://www.youtube.com/watch?v=L4Yu46f0N0o

Cosgaya, Juan A. Redacción y estilo periodístico EN: http://www.rrppnet.com.ar/redaccionyestilo.htm

Yanes Mesa, Rafael. La crónica, un género del periodismo literario equidistante entre la información
y la interpretación EN: http://www.calasanz-
pereira.edu.co/prueba/html/modules/humanidades/cronica.htm

Periodismo y literatura EN www.monografias,com

Cortázar, Julio. Algunos aspectos del cuento EN: http://www.literatura.us/cortazar/aspectos.html

Aristizabal, Luis H. Etal. Germán Castro Caycedo, del periodismo a la literatura EN: Boletín
Cultural y Bibliográfico , Número 24-25, Volumen XXVII, 1990
http://www.lablaa.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti5/bol2425/german1.htm
Miralles Castellanos, Ana María. ¿Que es el periodismo cívico?.
www.infoamerica.org/documentos_word/rosen01.doc

Miralles Castellanos, Ana María, El periodismo publico en el ámbito del desarrollo municipal y local
En: www.c3fes.net/docs/periodismopublicopanama.pdf

Díaz Noci, Javier. Tendencias del periodismo electrónico. Una aproximación a la investigación sobre
medios de comunicación en Internet EN http://www.ehu.es/zer/zer2/6artdiaz.html

4. Martín Herrera, Inma. Ciber redacción periodística: Nuevo lenguaje para un nuevo medio EN:
http://chasqui.comunica.org/content/view/421/127/

5. Blogs y periodismo ciudadano


http://www.youtube.com/watch?v=uHFKYSEWmDA&feature=related

6. Presidente de la EFE, Alex Grijelmo, habla sobre el periodismo ciudadano


http://www.youtube.com/watch?v=BbCCdKAWBak

7. El periodismo ciudadano: ¿Uso o abuso?


http://www.youtube.com/watch?v=UVtf5mTwftE
Unidad 1 : Historia Conceptos y Aproximaciones.
Lección 1: Historia de la prensa

La escritura se inventa en Mesopotamia aunque, en una primera fase, es ideográfica. Los primeros
documentos escritos que se conservan se atribuyen a los sumerios y son anteriores al 3000 a.C. y,
aunque se conoce escritura protoalfabética en torno a los años 1000 o 1300 a.C., habrá que esperar
al 800 a.C. para que los griegos separen las vocales de las consonantes y establezcan las bases del
alfabeto que utilizas hoy.

Con el alfabeto el hombre aprende a plasmar su creatividad por escrito y se empiezan a escribir los
primeros grandes relatos de la historia, muchos de ellos considerados como los antecedentes del
reporterismo actual (La Iliada, Homero, siglo IX a. C.) Con los grandes relatos se produce entre los
griegos el auge del libro copiado (siglo V a. C.), que era un papiro enrollado. Ptolomeo, que gobernó
Egipto, con la ayuda de los grandes intelectuales helénicos, logró reunir la que se dice "la mayor
biblioteca del mundo", que fue la gran biblioteca de Alejandría.

Desde el siglo III a. C. en Roma comienzan a imitarse las obras griegas. El tráfico de libros y escritos
pasa a obtener tal desarrollo que es en esta época cuando surgen los primeros libreros, se hacen
lecturas públicas y se anuncian publicaciones en los pórticos del Foro. En la época de Julio Cesar
existían las llamadas Crónica Oficial que son derivaciones del Calendario y las Actas diurna, populi
romani, donde participaron Cicerón, Plinio, Tácito, etc., y que recogían el día a día de la Urbe: si
había un acusado famoso, las defunciones y los nacimientos, las listas de procesados, y sobre todo
el relato de los éxitos bélicos. Además existían los enterados que eran noticias recitadas a cambio
de dinero, una forma de divulgación muy aprovechada para la implantación del cristianismo por todo
el imperio romano. Posteriormente, las invasiones bárbaras romperán esta estructura de
comunicación y la harán cambiar de manos con la invasión de Egipto por los árabes en el 639 d. C.

El uso del papiro y del pergamino pasa a ser casi un monopolio del mundo árabe, de tal forma que el
sistema comunicacional de Occidente tuvo que vincularse a la jerarquía cristiana. A la misma hora,
domingos y días festivos, la totalidad de la población de Europa celebraba el mismo ritual, el de la
misa, que se utilizaba para transmitir todo tipo de mensajes. Cualquier documento escrito quedó
reservado al ámbito de los monasterios.

Llegada la Edad Media empieza a florecer el comercio, con él los juglares y los trovadores, y con las
rutas de la seda se introduce el papel en Europa a través de España, más o menos en el siglo X (en
el Monasterio de Silos se conserva el Misal Toledano que es de papel) Durante los siguientes siglos
seguirán proliferando los documentos escritos gracias a las universidades, y en el S. XIV la
transmisión de noticias dio otro gran salto, también de la mano de España, con el dominio de las
rutas marítimas. El descubrimiento de América (1492) generó una gran necesidad de conocimiento:
se recuperó la tradición china de imprimir libros con tablas de madera entintadas, se revitalizó el
sistema de correo que habían creado los romanos, con lo que se impone el género epistolar no sólo
para comunicar, sino también para la divulgación científica, y comenzaron a circular las hojas
volantes. En este ambiente surgió la figura del copista, un oficio determinante para la historia de la
prensa.

Ya en el Renacimiento se manejaban cuatro tipos de documentos: las crónicas, narraciones


históricas propagandísticas e institucionales muy parecidas a las Actas diurna; las cartas-diario, que
realizaban las casas comerciales para comunicar cualquier asunto relacionado con los negocios y
terminaron dando información política y militar; los almanaques, muy populares, incluían
predicciones astrales, avances del tiempo, consejos... fueron un gran vehículo culturizador de las
amplias capas analfabetas de la población; los avvisi, que surgieron en los focos comerciales
italianos y que se extendieron por toda Europa con diferentes nombres. Eran unos folios plegados
con noticias relacionadas con el tráfico de mercancías, precios y sucesos curiosos. Salían una vez
por semana y su precio era una moneda conocida como gazzetta, que al final terminó dándole el
nombre. Las gacetas son el mejor ejemplo del "noticierismo manuscrito". Se vendían en las plazas y
a través del correo regular. Llegó un momento en el que los copistas no eran capaces de satisfacer
la demanda y como el papel ya se había instalado en Europa se investigaba continuamente en
sistemas de impresión rápidos. Johann Gensfleich zum Gutenberg fue uno de esos investigadores.
Alrededor de 1434 residía en Estrasburgo y trabajaba en su invento perfeccionándolo hasta terminar,
en 1456, una Biblia de cuarenta y dos líneas (también llamada la Biblia de Gutenberg) con una
imprenta de tipos móviles tan perfeccionada que no se modificó hasta el siglo XVIII.

Con el florecimiento de las ciudades en el s. XVI, las noticias de los descubrimientos y los viajes se
amplía la visión del mundo que se tenía hasta ese momento y se produce una demanda de
información desconocida hasta entonces que sólo podía cubrir el nuevo sistema de impresión rápida
inventado por Gutenberg en 1450: la imprenta. En los años siguientes, el nuevo sistema se extendió
rápidamente por toda Europa porque permitía reproducir de forma sencilla los libros que antes eran
manuscritos (entre 1450 y 1500 se imprimieron más de 6.000 obras diferentes), así es que del
noticierismo manuscrito de los orígenes, se pasó paulatinamente al noticierismo impreso.

Al principio, se hacen publicaciones ocasionales (fueron muy famosas las "hojas volanderas"
alemanas conocidas como Newe Zeitung) de cuatro a ocho páginas plegadas, sin cabecera ni
anuncios, que se ocupaban cada vez de un único tema. Los más comunes eran las guerras contra
los turcos, los viajes, los descubrimientos, la rebelión de Lutero, la división religiosa en Europa, etc.
Se vendían en las imprentas, en las librerías o en puestos ambulantes. A lo largo de todo el siglo XVI
los "ocasionales" van dando lugar a impresos periódicos que comienzan a ser regulares en el s. XVII
que es cuando se considera el comienzo de la historia del periodismo en su sentido estricto, aunque
ya se encuentran publicaciones periódicas antes: a parte de los almanaques o los Price currents
ingleses que ofrecían información comercial, estaban los anuales y semestrales que resumían las
principales noticias del año como los Messrelationen que se vendían en la feria de Frankfurt.

Las hojas informativas tenían gran aceptación por parte del público, lo que las convertía en un medio
influyente y, por esta razón, los gobernantes comenzaron a prohibir su distribución y a crear
publicaciones oficiales para evitar las críticas a sus gobiernos. Así, llegó el nacimiento y la
estabilización de las primeras gacetas semanales en el s. XVII. Las pioneras se encuentran en
Alemania y los Países Bajos. En 1609 en Estrasburgo salía un semanal con el nombre genérico de
Relation y en Wolfenbütel (Alemania) otro con el de Aviso Relation oder Zeitung. Pero la más
importante fue la Gazette, fundada en París en 1631 por Théophraste Renaudot, considerado el
primer periodista de la historia.

La Gazette era un semanal, de pequeño formato y con cuatro páginas de noticias breves y sin
opinión, próximo al poder y que se vendía principalmente mediante suscripción. París también es
cuna de los primeros periódicos literarios y científicos, como Le Journal des Savants (1665), y de la
prensa de sociedad (Mercure Galant, 1672). Hasta el s. XVIII no se publicó el primer diario francés,
se le llamó Le Journal de París (1777) y salió sólo con cuatro páginas.

En Italia, la imprenta tuvo una implantación algo más tardía. Las primeras gacetas semanales
italianas surgen en Florencia y Génova, sobre los años 1636 y 1639, aunque aún persisten La
Gazzetta di Mantova
(1664) y Gazzetta di Parma (1734) como diarios de información general.

A lo largo del XVII se imponen grandes restricciones a la prensa mediante concesión de licencias y
otras limitaciones relacionadas con la censura civil y religiosa, aunque eso no impide que a principios
del XVIII la prensa semanal sea ya un fenómeno generalizado en toda Europa. En estas gacetas
aparecen formas rudimentarias de publicidad comercial y son el embrión de publicaciones de
carácter literario, satírico y científico muy importantes en los siglos siguientes.

Con pequeños matices, el nacimiento de las primeras publicaciones periódicas semanales fue muy
similar en toda Europa, salvo en el caso de Gran Bretaña, que merece un especial tratamiento por
ser pionera en establecer las primeras normas de regulación y censura, con el famoso decreto de la
"Star Chamber" de 1637, y el primer régimen de libertad de prensa tras la revolución de 1688. Se
abolió la censura previa y, en 1702 en un clima de gran libertad aunque con restricciones para la
crítica al gobierno, se fundó el primer diario del Reino Unido, el Daily Courant.
Lección 2 : Orígenes de los géneros periodísticos

Uno de los primeros estudiosos de alcance internacional en utilizar el concepto de “género


periodístico” fue Jacques Kayser, quien, en los últimos años de la década de los cincuenta, veía en
este concepto uno de los criterios para la clasificación de los textos de los periódicos. La teoría
clasificadora de los géneros periodísticos no se creó inicialmente con una preocupación filológica o
literaria, sino más bien como una técnica de trabajo para el análisis sociológico de carácter
cuantitativo de los mensajes que aparecían en la prensa, perfilándose posteriormente como una
doctrina filológica propia de la Sociolingüística, de gran utilidad para hacer valoraciones críticas de
carácter literario y lingüístico. Por último, y de acuerdo con los principios del profesor Llorenç Gomis
(1989: 129-141), la teoría de los géneros se presentó como un método seguro para la organización
pedagógica de los estudios universitarios sobre Periodismo. En el Estado español, fue la
Universidad de Navarra uno de los primeros centros de investigación occidentales donde se empezó
a trabajar con la teoría de los géneros periodísticos a partir de un enfoque filológico, y

Desde comienzos del curso 1959-60 ... se explicó en el plan de estudios la asignatura Redacción
Periodística con el enunciado añadido de “Los géneros periodísticos”. El encargado de esta materia
en aquellos primeros años fue el profesor Martínez Albertos. Pero él confiesa que la decisión sobre
este enfoque y el diseño primitivo del esquema clasificatorio de los géneros y de sus funciones fue
idea inicial del profesor Antonio Fontán, director entonces de dicho centro universitario. (Santamaría,
1991)

El propio Gomis (1989: 129-141), aún admitiendo el origen literario de la teoría de los géneros,
establece una clara distinción entre géneros literarios y géneros periodísticos. Aunque los géneros
periodísticos son, como los literarios, principios de orden y clasificación de textos, Gomis considera
que existe una serie de diferencias que hacen que el concepto de género periodístico sea aún más
necesario al Periodismo y a la Periodística de lo que el género literario es a la Literatura y a la teoría
literaria. Una de esas diferencias es que mientras que la literatura imita acciones de la realidad
construyendo ficciones semejantes y creando personajes, la función principal del periodismo es
hacer saber y hacer entender hechos reales, explicando lo que pasa realmente a personajes
conocidos y lo que les puede pasar a los lectores como consecuencia de los hechos que se están
comunicando. De ahí que los géneros periodísticos tengan menos libertad que los literarios.

También Josep María Casasús (1995: 37-42) alude a los géneros periodísticos al hablar de géneros
literarios, manteniendo que precisamente la característica más destacable del periodismo moderno
es que sus géneros textuales fueron emancipándose con el tiempo de las actividades que dominaron
el ejercicio del mismo hasta bien entrado el siglo veinte, como la literatura, el derecho o la política.

Antes de entrar a conocer la situación actual de la cuestión de los géneros, conviene recordar
brevemente las líneas básicas que dieron lugar a las principales clasificaciones a nivel internacional.
La aparición de los diferentes géneros se vincula normalmente a la evolución histórica,
estableciéndose una correspondencia entre los géneros básicos del periodismo y las distintas etapas
en la historia de la humanidad. Así, la primera etapa, la del periodismo informativo, correspondería al
período que va hasta la Primera Guerra Mundial; la segunda, la del periodismo interpretativo –
también denominada “edad de oro de la prensa”- iría desde 1870 hasta 1920; la tercera, la del
periodismo de opinión, abarcaría desde 1945 hasta nuestros días.

La supremacía de los periódicos anglo-americanos sobre los diarios franceses en el campo de la


información -más completa, objetiva, neutral y fáctica- todavía era evidente en muchos aspectos
hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial. En la tradición anglosajona, a diferencia del resto de
Europa, se aplicaba muy rigurosamente el postulado “facts are sacred, comments are free”1 y en
muchos manuales de enseñanza periodística de Estados Unidos se señalaban exlusivamente los
géneros story y comment, es decir, relato de hechos y exposición de ideas.

En contraste, y a pesar de que inicialmente la tradición periodística francesa impuso las divisiones
de periodismo informativo y periodismo de opinión, los periodistas franceses tendían más a
interpretar y “reprocesar” la información en base a la doctrina política defendida por el periódico y
acostumbraban a comentar las informaciones que ellos mismos facilitaban. No fue hasta el período
de entreguerras que consiguieron la legitimidad periodística y el reconocimiento social de sus
colegas anglo-americanos (Chalaby, 1996). Aun así, un gran número de periodistas franceses
continuaron trabajando en la tradición de los publicistas, escribiendo para propagar doctrinas
políticas y defender los intereses de un grupo político determinado, y la opinión y el comentario
prevalecieron en Francia sobre la información hasta finales del siglo veinte.

Así pues, el concepto y la práctica de la noticia, al igual que el resto de las prácticas periodísticas,
fueron inventados y desarrollados en Estados Unidos y Gran Bretaña. Hacia las últimas décadas del
siglo diecinueve, estas prácticas se importaron y se adaptaron en Francia, con frecuencia por los
propios anglosajones.

A comienzos del siglo veinte diversos manualistas norteamericanos coincidían en unir el concepto de
noticia al término story (relato), una expresión que se extendió en el ámbito anglosajón y que en un
principio se refería no sólo a relatos de incendios, crímenes o muertes, sino también a entrevistas y
discursos, que realmente tenían poco de relatos. En realidad, cuando se hablaba de las noticias
como relatos, se pensaba en la narración de acciones a pesar de incluir en esta modalidad textos
con poco valor narrativo-descriptivo, y las “news stories” acogían noticias no consideradas relatos ni
narración de acciones (López Pan, 1998:15-36).

En el Estado español, la existencia de una variedad de géneros como la información, el reportaje, la


crónica y el artículo o comentario, se debe al hecho de que hasta 1936 se mantuvo el periodismo
ideológico y el informativo tenía poca aceptación, dando lugar a ciertas modalidades de géneros
periodísticos situados entre el relato impersonal de los hechos y la interpretación subjetiva.

En Latinoamérica influyó tradicionalmente el esquema europeo -español o francés-, pero en las


últimas décadas se ha ido introduciendo cada vez más la fórmula anglosajona, de inspiración
norteamericana.
Lección 3 : Los géneros literarios y los géneros periodísticos.

La teoría de los géneros periodísticos es, evidentemente, una construcción teórica que surge por
extrapolación de la teoría clásica de los géneros literarios. Desde este punto de vista, los teóricos de
los géneros periodísticos reconocen gustosamente el vasallaje debido a los estudios de Poética
sobre los estilos y los géneros literarios y se consideran a si mismos como sujetos obligados a pagar
un legitimo feudo a los grandes señores naturales de este campo científico. A partir de este
reconocimiento de dependencia doctrinal, los principios inspiradores del mecanisrno productor de la
teoría de los géneros y estilos literarios es perfectamente aplicable al campo de los géneros
periodísticos. De forma muy esquemática, este mecanisrno se explica de la siguiente manera.

La realidad cotidiana de la creación literaria ofrece unos textos concretos y palpables a la


consideración valorativa de los lectores, cualesquiera que según las características psicológicas y
culturales de estos lectores. A su vez, los lectores críticos y 1os estudiosos de los fenómenos
literarios acaban descubriendo en diferentes textos un conjunto de rasgos comunes o afinidades
literarias muy marcadas y relevantes: estos lectores críticos agrupan los diferentes textos por razón
de las afinidades lingüísticas y literarias advertidas y aparecen entonces los diversos géneros
literarios. Pero en el intento de encontrar rasgos comunes y razones explicativas para el fenómeno
de la creación literaria, los estudiosos de estas materias proceden a una nueva agrupación, en un
segundo nivel de complejidad conceptual, por razón de determinadas afinidades ideológicas o
rasgos de ideación: en este momento los estilos literarios entraron decididamente en el panorama de
una teoría descriptiva de los fenómenos propios de la capacidad creadora del hombre en Literatura.

De acuerdo con esta secuencia de actos específicos para la construcción de la teoría literaria, en el
principio están los textos que, previamente agrupados por sus rasgos literarios, dan pie al concepto
de géneros, los cuales a su vez -y llevando hasta el final este proceso de mirada progresivamente
más profunda sobre el tejido intimo del acto humano producen como resultado ultimo de esta teoría
literaria el concepto científico de estilos. Los textos, evidentemente, son lo que son, lo que aparece
como secuencias concretas de signos inteligibles a los ojos de toda clase de lectores.

Los géneros son ya abstracciones teóricas que se manifiestan como entidades o modalidades
históricas no permanentes. Y, finalmente, los estilos son unas nuevas abstracciones teóricas que
reflejan estructuras históricas y disposiciones anímicas colectivas (es decir, vinculadas a una época,
a un grupo de personas, a una escuela, a una mentalidad cultural, a un país, etc.). "La teoría de los
géneros literarios -dicen Wellek y Warren- es un principio de orden: no clasifica la literatura y la
historia literaria por el tiempo o el lugar, sino por tipos de organización o estructura específicarnente
literarias. Todo estudio critico y valorativo implica de algún modo la referencia a tales estructuras"

Si realizamos aquí la extrapolación anteriormente indicada y nos situamos en el campo del


periodismo, todo lo dicho sobre textos, géneros y estilos literarios puede ser aplicable al caso de 10s
textos, géneros y estilos periodísticos. Los géneros son, por consiguiente, modalidades históricas
especificas y particulares de la creación literaria, modalidades concebidas para lograr unos fines
sociales muy determinados. Los estilos periodísticos, por su parte, son aquellos conjuntos de rasgos
de ideación (o disposiciones anímicas colectivas de cierta base ideológica) a partir de los cuales
podemos agrupar los diferentes géneros. Géneros y estilos nos sirven de piedra de toque para
clasificar y valorar los textos periodísticos.

Conviene, no obstante, hacer aquí una aclaración de carácter histórico, en relación con los estudios
e investigaciones sobre la Comunicación Periodística. Uno de los primeros estudiosos de alcance
internacional que utilizó el concepto de genero periodístico fue Jacques Kayser, en los últimos años
de la década de los 50. En 1961 recogió, en una modesta edición en ciclostil, su trabajo El Periódico.
Estudios de morfología. de metodología y de prensa comparada, editado en Quito por la CIESPAL
(Centro Internacional para la Enseñanza Superior del Periodismo en América Latina). Su método de
análisis de los periódicos tuvo en aquellos años una amplia difusión por todo el mundo occidental
(Europa y América), como consecuencia de seminarios y cursos organizados por la UNESCO.
Jacques Kayser, efectivamente utilizó el concepto de géneros periodísticos como uno de los criterios
para la clasificación de los textos de los periódicos, de acuerdo con una técnica de disección
valorativa del material impreso que el venia explicando por todo el mundo por lo menos desde unos
cinco años antes de la publicación de su trabajo en Quito -es decir, desde 1955, aproximadamente.

La aclaración precisa, a mi juicio, es que en el panorama internacional de los estudios sobre


Periodismo la teoría clasificatoria de los géneros periodísticos no se hizo inicialmente con una
preocupación filológica o literaria, sino descaradamente sociológica. El criterio clasificatorio de 1os
géneros periodísticos es uno de los procedimientos descriptivos que utiliza Kayser para proceder a
una valoración cuantitativa de los mensajes que aparecen en 1os diarios. El planteamiento de la
teoría de 1os géneros como una cuestión básicamente filológica o relacionada con la creación
literaria no hay que buscarla, por tanto, ni en Kayser ni en trabajos similares patrocinados en
aquellos años por la UNESCO, -como, por ejemplo, Une semaine dans lemonde, del mismo J.
Kayser, o One Dav in the World's Press, de Wilbur Schramm.

De acuerdo con los datos que he podido reunir, fue la Universidad de Navarra uno de los primeros
centros de investigación en el mundo occidental -y que puede que, tal vez, el primero- donde se
empezó a trabajar sistemáticamente con la teoría de los géneros periodísticos a partir de un enfoque
filológico . Desde comienzos del curso 1959-60, en el Instituto de Periodismo de la Universidad de
Navarra se explico en el plan de estudios la asignatura Redacción Periodística con el enunciado
añadido de "Los géneros periodísticos". El encargado de esta materia en aquellos primeros años fue
el profesor Martínez Albertos. Pero e1 confiesa que la decisión sobre este enfoque y el diseño
primitivo del esquema clasificatorio de 1os géneros y de sus funciones fueron idea inicial del profesor
Antonio Fontán, director entonces de dicho centro universitario.

Llegamos pues a la conclusión final siguiente: la teoría de los géneros periodísticos se formula en un
primer momento como una técnica de trabajo para el análisis sociológico de inspiración
rigurosamente cuantitativa; posteriormente, sin embargo, ha quedado perfilada como una doctrina
filológica propia de la Sociolingüística, que sime como eficaz instrumento no solo para el análisis
cualitativo y cuantitativo en el campo de las Ciencias Sociales, sino también para valoraciones
críticas de carácter literario y lingüístico; finalmente, de acuerdo con la tesis del profesor Lorenzo
Gomis, la teoría de los géneros es el método mas seguro para la organización pedagógica de los
estudios universitarios sobre periodismo
Lección 4 : Qué son los géneros periodísticos

Un género periodístico es una forma literaria que se emplea para contar cosas de actualidad a través
de un periódico. Estos géneros tienen su origen en la historia del periodismo y existen varias etapas.
Si te pones a leer un periódico verás que contiene noticias, artículos, fotografías, anuncios, etc.

En la prensa se diferencian tres tipos de géneros periodísticos: informativo, opinión e interpretativo.


No es fácil diferenciar unos de otros.

El género informativo se fundamenta en las noticias y en los reportajes objetivos. La noticia es el


relato de un acontecimiento de actualidad que suscita interés público. El reportaje objetivo es un
relato que describe un hecho sin incluir opinión o valoración del periodista.

El género de opinión en los editoriales y los artículos de opinión. El editorial es el artículo de opinión
del periódico. Los artículos o comentarios de opinión, cada vez con más presencia, como habrás
observado, constituyen el planteamiento personal de quien lo escribe sobre un tema de actualidad.

El género interpretativo combina la información con la opinión y de ese cóctel surgen las crónicas,
los reportajes interpretativos, las entrevistas.
Lección 5 : Información y Opinión

En la prensa podemos diferenciar tres tipos de géneros periodísticos: género informativo, género de
opinión y género interpretativo. Este último surge como género híbrido entre la información y la
opinión y adopta distintas formas periodísticas.

No te preocupes si en un principio te cuesta diferenciar unos géneros de otros. Pero si quieres ser
un buen lector de prensa (e incluso un futuro periodista) debes saber distinguir con claridad la
información y la opinión que aparecen en las páginas de los periódicos.

Los diarios y las revistas incluyen entre sus contenidos páginas reservadas a la información
(noticias, reportajes objetivos); otras se reservan para ofrecer opiniones sobre las noticias de
actualidad (editoriales, columnas, artículos de opinión); también podemos encontrar fórmulas
periodísticas que interpretan la realidad, combinando los datos informativos con determinados
enfoques y juicios personales del propio periodista (crónicas, reportajes interpretativos, entrevistas).
En la prensa se pueden distinguir tres actitudes diferentes: informar, opinar e interpretar.

Todas ellas son válidas desde un punto de vista periodístico. Si bien el lector no debe encontrar
ninguna dificultad para distinguir cuándo se encuentra ante una información o noticia y cuándo ante
un artículo de opinión. Los géneros periodísticos, los estilos lingüísticos utilizados, tienen como una
de sus finalidades que el lector de prensa pueda diferenciar estas actitudes.

Los periódicos y revistas, generalmente para diferenciar con mayor claridad la información de la
opinión, dedican unas páginas específicas para agrupar todos los contenidos que podríamos
clasificar como opinión. Si estás leyendo una de esas páginas, sabes que se te ofrecen unos puntos
de vista determinados sobre diversas noticias, siempre con una finalidad implícita por parte del
articulista de convencer al lector de lo acertado de su postura. Sin embargo, se supone que el resto
del espacio del periódico o revista se destina a la información y, en todo caso, a la interpretación.

En ocasiones, artículos de opinión y noticias comparten una misma página, pero en esos casos se
pueden distinguir tipográficamente con claridad: se utilizan tipos de letra diferentes, se enmarcan los
artículos, etc.

Si prestas un poco de atención, cuando leas un periódico puedes darte cuenta de que el periodista
tiene una actitud esencialmente informativa, de carácter explicativo, cuando escribe una noticia. Sin
embargo, el editorialista o columnista de opinión lo que hace es abogar por unos principios o
planteamientos empresariales, por lo que tratará de convencernos de sus propias ideas.

La información, la interpretación y la opinión que encontramos en la prensa enriquecen nuestra


visión de la actualidad. Son actitudes y géneros que se complementan pues cada uno desempeña
sus propias funciones. El problema surge si el lector confunde una opinión personal de un
colaborador del periódico con un dato informativo que se supone objetivo y veraz.
Capítulo 2: Tecnología y prensa.

Lección 6 :

La utilización de las piedras para sellar quizá sea la forma más antigua conocida de impresión. Se
usaban en la antigua Babilonia y en otros pueblos para firmar documentos y como símbolo religioso.
Las piedras tenían dibujos tallados o grabados en la superficie y se usaban de forma muy parecida a
los sellos y tampones actuales, con los que se imprimía sobre arcilla. Para conseguir su objetivo la
piedra, engastada a menudo con un anillo, se coloreaba con pigmento o barro y se prensaba contra
una superficie elástica y dúctil.

La evolución de la imprenta desde el método sencillo del tampón hasta el proceso de imprimir en
prensa parece que se produjo de forma independiente en diferentes épocas y en distintos lugares
del mundo. Los libros que se copiaban a mano con tinta aplicada con pluma o pincel constituyen una
característica notable de las civilizaciones egipcia, griega y romana. Estos manuscritos también se
confeccionaban en los monasterios medievales y tenían gran valor. En la antigua Roma, los editores
de libros comerciales lanzaron ediciones de hasta 5000 ejemplares de ciertos manuscritos
coloreados, como los epigramas del poeta romano Marcial. Las tareas de copia corrían a cargo de
esclavos ilustrados.

Ya en el siglo II d.C. los chinos habían desarrollado e implantado con carácter general el arte de
imprimir textos. Igual que con muchos inventos, no era del todo novedoso, ya que la impresión de
dibujos e imágenes sobre tejidos, en China, le sacaba al menos un siglo de ventaja a la impresión de
palabras.

Dos factores que influyeron favorablemente en el desarrollo de la imprenta en China fueron la


invención del papel en 105 d.C. y la difusión de la religión budista en este país. Los materiales de
escritura comunes del antiguo mundo occidental, el papiro y el pergamino, no resultaban apropiados
para imprimir. El papiro era demasiado frágil como superficie de impresión y el pergamino, un tejido
fino extraído de la piel de animales recién desarrollados, resultaba un material caro. El papel, por el
contrario, era, y es, bastante resistente y económico. La práctica budista de confeccionar copias de
las oraciones y los textos sagrados favorecieron los métodos mecánicos de reproducción.

Los primeros ejemplos conocidos de impresión en China, producidos antes de 200 d.C. se
obtuvieron a base de letras e imágenes talladas en relieve en bloques de madera. En 972 se
imprimieron de esta forma los Tripitaka, que son los escritos sagrados budistas que constan de más
de 130.000 páginas. Un inventor chino de esta época pasó de los bloques de madera al concepto de
la impresión mediante tipos móviles, es decir, caracteres sueltos dispuestos en fila, igual que en las
técnicas actuales. Sin embargo, dado que el idioma chino exige entre 2.000 y 40.000 caracteres
diferentes, los antiguos chinos no consideraron útil dicha técnica y abandonaron el invento. Los tipos
móviles, fundidos en moldes, fueron inventados independientemente por los coreanos en el siglo
XIV, pero también los consideraron menos útiles que la impresión tradicional a base de bloques.

A partir de una planta llamada papiro los egipcios descubrieron un material para escribir. El papiro
egipcio se fabricaba partiendo de capas celulares de la médula dispuestas de forma longitudinal
sobre las que se disponían otras orientadas en sentido transversal. Todo ello se impregnaba en
agua, se prensaba y secaba y se frotaba suavemente con marfil o con una concha lisa. El tamaño de
las hojas de papiro oscilaba entre 12,5 por 12,5 cm y 22,5 por 37,5 cm, y se unían una a otras para
formar rollos que tenían entre 6 y 9 m de longitud.

Los egipcios escribían en el papiro en columnas regulares que, en la prosa literaria superaban en
raras ocasiones los 7,6 cm de ancho. Los griegos conocían el papiro egipcio desde principios de
siglo V a.C., si bien el papiro griego más antiguo que se conserva es el Persae, del poeta Timoteo,
que vivió a finales del siglo V y principios del IV a.C. El uso del papiro para escribir textos literarios
pasó de la civilización griega a la romana y se mantuvo hasta el siglo IV d.C, momento en que se
inventó el pergamino, que se obtenía preparando las dos caras de una tira de piel animal. No
obstante, se siguió utilizando el papiro hasta los siglos VIII o IX, sobre todo para redactar
documentos oficiales y privados. Y en China, hacia el año 105 d.C. se descubrió el papel.

El papel, material en forma de hojas delgadas que se fabrica entretejiendo fibras de celulosa vegetal,
se emplea para la escritura y la impresión, para el embalaje y el empaquetado. Es un material básico
para la civilización del siglo XX y el desarrollo de maquinaria para su producción a gran escala ha
sido, en gran medida, responsable del aumento en los niveles de alfabetización y educación en todo
el mundo.
Lección 7: La Revolución de la Imprenta.

La primera fundición de tipos móviles de metal se realizó en Europa hacia mediados del XV. Se
imprimía sobre papel con una prensa. Parece ser que las diferencias principales entre la utilización
en Extremo Oriente y Occidente de estas técnicas son las siguientes:

• Los impresores orientales utilizaban tintas solubles en agua


• En Occidente se emplearon desde un principio tintas diluidas en aceites.

En Oriente las impresiones se conseguían sencillamente oprimiendo el papel con un trozo de


madera contra el bloque entintado. Los primeros impresores occidentales utilizaban prensas
mecánicas de madera cuyo diseño recordaba el de las prensas de vino. Los impresores orientales
que utilizaron tipos móviles los mantenían unidos con barro o con una varilla a través de los tipos.

En Occidente se desarrolló una técnica de fundición de tipos de tal precisión que se mantenían
unidos por simple presión aplicada a los extremos del soporte de la página. Con este sistema,
cualquier letra que sobresaliera una fracción de milímetro sobre las demás, podía hacer que las
letras de su alrededor quedaran sin imprimir. El desarrollo de un método que permitiera fundir letras
con dimensiones precisas constituye la contribución principal del invento occidental.

A mediados del siglo XV, el inventor Johann Gutemberg utilizó tipos móviles por primera vez en
Europa para imprimir la Biblia. La imprenta, consecuencia de la aplicación de esta técnica, provocó
grandes cambios en la forma de vivir de los pueblos y supuso una ruptura con todas las épocas
anteriores. Contribuyó al desarrollo de un mayor individualismo, del racionalismo, y de la
investigación científica. Significó una auténtica revolución tecnológica aplicada al arte de la escritura,
de la comunicación escrita y fue la semilla del periodismo, tal y como lo entendemos hoy, al facilitar
la multiplicación de escritos que hicieron posible que se redujera el precio del producto impreso y
que éste llegara a un número mayor de lectores.

Con la imprenta se rompe el monopolio de la reproducción de textos en manos de la Iglesia que,


junto con artesanos y tenedores de libros, controlaban la industria, y apareció la figura del autor. La
imprenta originó una sociedad nueva, en la que los súbditos iban a pasar, poco a poco, a ser
ciudadanos.

En el XVII surgieron en Europa los Corantos, que fueron evolucionando hasta convertirse en lo que
conoces como periódicos y revistas. Las técnicas y aplicaciones de impresión se desarrollaron con
gran rapidez en los siglos siguientes debido sobre todo a la introducción de las maquinas de vapor
en las imprentas, a principios del XIX, y posteriormente a la invención de las maquinas tipográficas.

La historia de la imprenta es prácticamente idéntica a la de la impresión en relieve o impresión


tipográfica (impresión desde una superficie elevada). La mayor parte de la obra impresa se ha
producido con este método totalmente mecánico. Sin embargo, las técnicas de impresión modernas
cada vez se basan más en los procesos de tipo fotomecánico y químico
Lección 8 : Las prensa de imprimir

La prensa es una máquina que se utiliza para transferir la tinta desde la plancha de impresión a la
página impresa. Y las primeras prensas de imprimir que se conocen, allá por el siglo XVI e incluso
anteriores, eran de tornillo, y estaban pensadas para transmitir una cierta presión al elemento
impresor o molde, que se colocaba hacia arriba sobre una superficie plana. El papel, que se solía
humedecer, se presionaba contra los tipos con ayuda de la superficie plana o platina. Así, las partes
superiores de la imprenta frecuentemente iban sujetas al techo, y una vez que el molde se había
estintado, la platina se iba atornillando hacia abajo contra el mismo. La prensa iba equipada con
raíles que permitían expulsar el molde, volviendo a su posición original, de modo que no fuera
necesario levantar mucho la platina. Aunque te puede parecer un mecanismo complejo, lo peor era
que toda la operación resultaba lenta y trabajosa; estas prensas sólo producían unas 250
impresiones a la hora y, para mayor desesperación, sólo imprimían una cara cada vez.

En las primeras prensas de imprimir, los tipos o letras había que colocarlos de forma manual. Para
llevar a cabo este trabajo, el oficial de imprenta o cajista componía las palabras juntando y
ordenando las letras, de izquierda a derecha, sobre un soporte denominado componedor. A
continuación, cada tipo se sujetaba en un marco metálico creándose la forma o molde que se
colocaba en la prensa para su impresión.

A lo largo del siglo XVII se añadieron muelles a la prensa para que se pudiera levantar la platina más
deprisa. Durante el siglo XVIII, la calidad de las prensas de impresión y del papel mejoró, lo que hizo
posible fundir tipos con detalles impensables hasta entonces.

A principios del XIX surgieron las prensas de hierro y acero, y se sustituyeron los tornillos por
palancas que permitían descender a la platina. Las palancas eran muy complicadas, pues primero
tenían que hacer bajar la platina lo máximo posible para, al final, conseguir el contacto mediante una
presión considerable.

Las mejores prensas manuales de la época producían unas 300 impresiones a la hora, aunque con
las prensas de hierro, como permitían utilizar moldes mucho más grandes que los de madera, con
cada impresión se conseguían muchas más páginas. Para que te hagas una idea, la impresión de
libros realizaba cuatro, ocho, dieciséis y más páginas en cada pliego.
trata de una máquina que se utiliza para transferir la tinta desde la plancha de impresión a la página
impresa. Y las primeras prensas de imprimir que se conocen, allá por el siglo XVI e incluso
anteriores, eran de tornillo, y estaban pensadas para transmitir una cierta presión al elemento
impresor o molde, que se colocaba hacia arriba sobre una superficie plana. El papel, que se solía
humedecer, se presionaba contra los tipos con ayuda de la superficie plana o platina. Así, las partes
superiores de la imprenta frecuentemente iban sujetas al techo, y una vez que el molde se había
estintado, la platina se iba atornillando hacia abajo contra el mismo. La prensa iba equipada con
raíles que permitían expulsar el molde, volviendo a su posición original, de modo que no fuera
necesario levantar mucho la platina. Aunque te puede parecer un mecanismo complejo, lo peor era
que toda la operación resultaba lenta y trabajosa; estas prensas sólo producían unas 250
impresiones a la hora y, para mayor desesperación, sólo imprimían una cara cada vez.
En las primeras prensas de imprimir, los tipos o letras había que colocarlos de forma manual. Para
llevar a cabo este trabajo, el oficial de imprenta o cajista componía las palabras juntando y
ordenando las letras, de izquierda a derecha, sobre un soporte denominado componedor. A
continuación, cada tipo se sujetaba en un marco metálico creándose la forma o molde que se
colocaba en la prensa para su impresión.

A lo largo del siglo XVII se añadieron muelles a la prensa para que se pudiera levantar la platina más
deprisa. Durante el siglo XVIII, la calidad de las prensas de impresión y del papel mejoró, lo que hizo
posible fundir tipos con detalles impensables hasta entonces.

A principios del XIX surgieron las prensas de hierro y acero, y se sustituyeron los tornillos por
palancas que permitían descender a la platina. Las palancas eran muy complicadas, pues primero
tenían que hacer bajar la platina lo máximo posible para, al final, conseguir el contacto mediante una
presión considerable.

Las mejores prensas manuales de la época producían unas 300 impresiones a la hora, aunque con
las prensas de hierro, como permitían utilizar moldes mucho más grandes que los de madera, con
cada impresión se conseguían muchas más páginas. Para que te hagas una idea, la impresión de
libros realizaba cuatro, ocho, dieciséis y más páginas en cada pliego.

Los avances en el mundo de la impresión tienen como objetivo aumentar la velocidad, y fue durante
el siglo XIX cuando se van a producir las mejoras necesarias para el desarrollo de la prensa. Gracias
a Friedrich König (1814), que inventó la prensa accionada por vapor que revolucionó toda la industria
de la impresión. Una de las consecuencias fue la prensa de cilindro, que utilizaba un rodillo giratorio
para prensar el papel contra una superficie plana. Con la rotativa, unos años más tarde, se iba a
permitir la impresión simultánea por ambas caras del papel. Cuando en 1829 surgen los
estereotipos, que permiten fabricar duplicados de planchas de impresión ya compuestas, se
incrementaron las ediciones de las publicaciones. En 1863, el inventor William Bullock patentó la
primera prensa de periódicos que se alimentaba por bobinas, que permitía imprimir los periódicos en
rollos en lugar de hojas sueltas. Y en 1871, el impresor Richard March Hoe perfeccionó la prensa de
bovina o papel continuo, lo que facilitaba la impresión de 18.000 periódicos a la hora.

Con la fotografía, en pleno siglo XX, se desarrollaron, aún más, los modernos procesos de
impresión, al surgir la fotomecánica. En los años cincuenta aparecieron las primeras máquinas de
fotocomposición, que facilitaban la impresión de imágenes fotográficas de los tipos en lugar de
fundirlos en plomo.

Estas imágenes se fotografían con una cámara de artes gráficas para generar unos negativos en
película que sirven para obtener las planchas litográficas. Los avances de la tecnología de planchas
a partir de la mitad del siglo XX, junto con la fotocomposición, iban a poner fin a los quinientos años
de la tipografía como principal proceso de impresión. La composición tipográfica con tipos de
fundición, en nuestros días, prácticamente ha desaparecido, aunque el huecograbado se continúa
utilizando de forma habitual. La mayoría de las planchas en relieve se fabrican en la actualidad
mediante procesos fotomecánicos directos.
Los avances en el mundo de la impresión tienen como objetivo aumentar la velocidad, y fue durante
el siglo XIX cuando se van a producir las mejoras necesarias para el desarrollo de la prensa. Gracias
a Friedrich König (1814), que inventó la prensa accionada por vapor que revolucionó toda la industria
de la impresión. Una de las consecuencias fue la prensa de cilindro, que utilizaba un rodillo giratorio
para prensar el papel contra una superficie plana. Con la rotativa, unos años más tarde, se iba a
permitir la impresión simultánea por ambas caras del papel. Cuando en 1829 surgen los
estereotipos, que permiten fabricar duplicados de planchas de impresión ya compuestas, se
incrementaron las ediciones de las publicaciones. En 1863, el inventor William Bullock patentó la
primera prensa de periódicos que se alimentaba por bobinas, que permitía imprimir los periódicos en
rollos en lugar de hojas sueltas. Y en 1871, el impresor Richard March Hoe perfeccionó la prensa de
bovina o papel continuo, lo que facilitaba la impresión de 18.000 periódicos a la hora.

Con la fotografía, en pleno siglo XX, se desarrollaron, aún más, los modernos procesos de
impresión, al surgir la fotomecánica. En los años cincuenta aparecieron las primeras máquinas de
fotocomposición, que facilitaban la impresión de imágenes fotográficas de los tipos en lugar de
fundirlos en plomo.

Estas imágenes se fotografían con una cámara de artes gráficas para generar unos negativos en
película que sirven para obtener las planchas litográficas. Los avances de la tecnología de planchas
a partir de la mitad del siglo XX, junto con la fotocomposición, iban a poner fin a los quinientos años
de la tipografía como principal proceso de impresión. La composición tipográfica con tipos de
fundición, en nuestros días, prácticamente ha desaparecido, aunque el huecograbado se continúa
utilizando de forma habitual. La mayoría de las planchas en relieve se fabrican en la actualidad
mediante procesos fotomecánicos directos.
Lección 9 : De la tipografía al offset

Con el desarrollo del cine y, sobre todo, desde el nacimiento de la televisión, la imagen iba
adquiriendo una mayor importancia informativa. Mientras tanto, ¿qué le pasaba a la prensa diaria?
Que ofrecía unos niveles de calidad gráfica muy bajos, limitada por la capacidad reproductora del
sistema de impresión tipográfica. Cuando a mediados del siglo XX una serie de periódicos
americanos comenzaron a utilizar el procedimiento offset, se dieron cuenta que ganaron en la
calidad final, tanto en los tonos fotográficos en blanco y negro como en las reproducciones en color.
Se va a producir una dura batalla por parte de los defensores de las rotativas tipográficas, sobre todo
a raíz de los primeros problemas que ocasionaron las primeras máquinas de offset: problemas de
secado, pérdidas de papel, limitada vida de las planchas o la menor velocidad de las primeras
impresoras, planteaban muchos problemas para su aplicación en diarios de gran tirada.

Ante la incertidumbre, Estados Unidos apuesta en 1961 por la producción industrial de periódicos
impresos en offset, adelantándose a Europa y erigiéndose en el principal defensor del cambio
tecnológico. Los editores norteamericanos buscan dos objetivos: reducción del tiempo de producción
y de los costes industriales. Años más tarde, la transformación tuvo reflejo en Europa. Los primeros
fueron los diarios británicos a finales de los años sesenta. Pero fueron los países escandinavos y
ciertas empresas informativas europeas quienes iniciaron la primera oleada de transformación
industrial del sector prensa.

La penetración del offset, tanto en Estados Unidos como en Europa se inició por los pequeños
diarios, con tiradas inferiores a los 50.000 ejemplares. En 1969, se imprimían en tipografía 1.066
diarios norteamericanos y en offset 494 (el 30%). Entre este año y 1985 se realizará la mayor
implantación del sistema offset en los diarios estadounidenses, alcanzando el 84% de los periódicos,
entre los que se cuentan diarios con tiradas intermedias y las ediciones descentralizadas de los
principales rotativos del país.

Los sistemas de composición en frío que ayudaron a la implantación y consolidación del offset
fueron mejor aceptados y su expansión fue mayor, a pesar de que la tipografía, composición en
caliente, evolucionó también con una cierta automatización, mediante el empleo de cintas perforadas
en la alimentación de las linotipias, lo que facilitó una mayor rapidez en la producción. Incluso se
buscaron soluciones como aplicar sistemas de telecomposición o composición remota mediante la
transmisión telegráfica. De estos intentos surgieron dos ideas que fueron claves para la industria
periodística actual: la descentralización de la producción y el concepto de composición por "primer
impulso", por el que no era necesaria la reescritura de un artículo para conseguir su representación
en caracteres tipográficos. Para que puedas entenderlo mejor, significa que un periodista puede
picar su artículo en un teclado similar al de una máquina de escribir y así obtener la cinta perforada,
que lleva a la linotipia y, sin intervención humana, se produce la composición mecánica del trabajo.

La fotocomposición supuso un enorme progreso, no sólo por la mayor velocidad, sino por la
racionalización general del proceso de pre-impresión, que incluía la redacción, el diseño gráfico, la
composición, la fotografía creativa, la reproducción gráfica, la puesta en página, el montaje y la
elaboración de las formas impresoras.
La composición mecánica que se basaba en el sistema de tipos en relieve que ideó Gutemberg tenía
los días contados. El offset aportaba ventajas en el producto final, sobre todo en la reproducción
fotográfica y en la adaptación natural de la fotocomposición a la grabación de planchas. Las ventajas
de la fotocomposición en frío permitieron que la reconversión girase en torno a la pre-impresión, con
una clara y progresiva tendencia a la utilización del offset en los periódicos. Los diarios de gran
difusión eran los más necesitados en reducir los tiempos de producción, por lo que apostaron por las
ventajas de la fotocomposición. ¿Qué hicieron? Reciclaron sus impresoras tipográficas y adaptaron
la obtención de las formas en relieve a los procedimientos de composición en frío.

Cuando se empezaron a utilizar los ordenadores para ciertas tareas como el procesado de textos
(para justificar anchos de columna y una partición silábica correcta) en las unidades óptico-
mecánicas, que se basaban en el mismo sistema productivo de la linotipia, las ventajas de la
electrónica aceleraban la velocidad de la composición, que pasó de cien a mil líneas de periódico al
minuto, además de disminuir el coste del mantenimiento del sistema. En poco tiempo, se imponía la
configuración óptico-electrónica, o composición de los tipos mediante la pantalla (tubos de rayos
catódicos de alta precisión) que se proyectaban sobre la superficie de papel fotosensible.

En Europa no se comercializaron las fotocomponedoras hasta los años setenta, de tipo electrónico,
muy perfeccionadas y más baratas que las primeras, lo que revolucionó el mercado de las
imprentas, constituyéndose en el centro de la reconversión de los talleres de prensa.
Lección 10: Impresión descentralizada

A finales del siglo XX, la situación económica internacional mejoró y permitió a la prensa escrita
iniciar una nueva etapa. La reconversión industrial del sector supuso unos costes más bajos y una
mayor productividad, lo que sumado a un mayor consumo, terminó con un incremento de la
rentabilidad empresarial. El cambio de imagen de la mayoría de las empresas editoras de periódicos,
provocado por la inclusión del color, los nuevos formatos, el cambio de diseño, tiene su antecedente
en las nuevas políticas de pre-impresión, en la mayor calidad de la impresión y en los nuevos
sistemas de distribución y comercialización.

Los proyectos de modernas fábricas de impresión, altamente automatizadas, se producen en esos


últimos años del siglo veinte. Pero esto requería grandes inversiones para renovar las instalaciones,
para la adquisición de nuevas rotativas de última generación, para potenciar el desarrollo de la
distribución mediante la utilización de satélites y la impresión descentralizada.

En los años sesenta del siglo XX se dieron los primeros pasos de la impresión descentralizada o
multilocacional, por parte de aquellos periódicos que tenían una distribución muy amplia y con unos
puntos de suscripción o venta muy distantes. Para que puedas entender la necesidad de la
descentralización en la impresión, que fue el primer paso para la multiedición actual, es conveniente
que tengas en cuenta que, por ejemplo, en los Estados Unidos, hasta hace pocos años, no existían
periódicos de distribución nacional porque no podían cubrir, con una información de calidad (en la
que prima la actualidad), las grandes poblaciones o Estados separados por 3.000, 4.000 ó 5.000
kilómetros.

¿Y cómo se soluciona este grave problema en una sociedad universalizada? Mediante circuitos
telefónicos, enlaces de microondas y, principalmente, con los satélites. Con estos sistemas que la
tecnología ofrece, las ediciones diarias se enviaban, página a página, a las plantas remotas, que, de
forma simultánea, recibían el facsímil del periódico para ser impreso y distribuido en un área
geográfica determinada. El rápido desarrollo del primer diario de información general que se vendía
en todo el territorio norteamericano, el USA Today, no habría sido posible sin la impresión vía
satélite de treinta plantas distintas.

La impresión descentralizada ha favorecido el desarrollo de la prensa nacional, por su ámbito de


distribución, en el Reino Unido, Francia, Italia, Japón, China e incluso España. Pero, además de
favorecer a este tipos de prensa, ha sido el factor definitivo para la expansión de los grupos
empresariales dominantes, para la diversificación de su producción y, en definitiva, ha servido para
que se reforzaran las diferentes estrategias de concentración. Incluso, supuso el principio de la
transnacionalización de la prensa, pues The Wall Street Journal se imprime en 17 plantas
impresoras de los Estados Unidos y en tres extranjeras (Alemania, Hong Kong y Tokio).

La descentralización ha favorecido la utilización del offset en las plantas satélites, dado que la copia
facsimilar recibida, y que se reproducía en soporte fotográfico, era la idónea para su traslación sobre
la plancha impresora. Durante los años setenta, muchos diarios que se editaban en tipografía en la
fábrica central, utilizaban el offset en los talleres remotos.
Este tipo de impresión multilocacional ha hecho posible la descentralización informativa y, según las
diferentes condiciones geográficas y por los intereses políticos, económicos y culturales, se han
creado ediciones especiales o las multiediciones, con un cuerpo común dominante y una páginas
específicas de información y publicidad diferenciadas. Por ejemplo, un diario que se vende en toda
España, como el Marca, mantiene la misma información tanto en Madrid como en A Coruña, pero la
portada en la capital llevará una imagen y un texto sobre un equipo de la ciudad (Real Madrid o
Rayo Vallecano) y el de la edición gallega sobre el Deportivo de la Coruña (incluso en su lengua, el
gallego). Además, para Madrid, se puede incluir un especial del Atlético de Madrid, y en la edición
gallega el encarte puede ser del Racing de Ferrol. Pero aún hay más. Si en el cuerpo principal del
diario se ofrece una información y una publicidad para todos los lectores de España (nacional), en
cada edición local o regional podrán aparecer anuncios publicitarios de las zonas de influencia.
Capítulo 3 : Redacción y Estilo

Lección 11: Estilo periodístico

El estilo periodístico es la utilización del lenguaje para construir una realidad. No hay una
definición exacta del concepto "Estilo Periodístico" porque hay tantos estilos como periodistas.
Lo que tenemos que tener claro es que vamos a utilizar nuestro estilo para cautivar al lector y
para hacer que se lea toda nuestra noticia. En nuestra tarea como redactores, la palabra tiene
un papel fundamental. Por ello, nuestro trabajo requerirá de un esfuerzo expresivo para
encontrar la frase o la palabra más correcta en cada uno de los casos.

Éstas son unas pautas a seguir para la correcta redacción periodística:

(Consejo: toma una noticia de un periódico para observar en ella las pautas que se explican a
continuación)

a) Cuestiones sintácticas:

- Mejor las frases cortas que las largas. La construcción sintáctica preferente será la de
Sujeto-Verbo-Complementos.

- Los complementos circunstanciales de tiempo tienen que comenzar la frase.

Ej.: A los concejales, el alcalde les mandó ayer un telegrama. (MAL)

Ayer, el alcalde mandó un telegrama a los concejales. (BIEN)

- Los complementos se redactarán del más corto al más largo.

Ej.: Ayer el equipo técnico salió hacia la India con el avión para preparar la expedición con
tiempo con todo el material. (MAL)

Ayer, el equipo técnico salió en avión hacia la India con todo el material para preparar la
expedición con tiempo. (BIEN)

- Suprimir los incisos. Es preferible redactar frases simples que frases con
subordinadas.

- Usar preferiblemente estructuras con verbo.

Ej.: Han llegado a un acuerdo para la construcción de un parque. (MAL)

Han acordado construir un parque. (BIEN)


- Es preferible usar frases afirmativas que negativas.

Ej.: El Presidente no quiso hablar. (MAL)

El Presidente se negó a hablar. (BIEN)

- Es preferible usar la voz activa que la pasiva.

Ej.: La noticia fue difundida por la radio. (MAL)

La radio difundió la noticia. (BIEN)

- Es preferible utilizar los tiempos presentes que los pasados (especialmente en el


titular) porque es aquello que actualiza la noticia.

Ej.: Alzira ha pedido más subvenciones. (MAL)

Alzira pide más subvenciones. (BIEN)

- Utilizar el estilo directo en las citas porque da vivacidad al texto.

Ej.: Barberá afirma que si son ciertos los rumores "dimitiré". (MAL)

Barberá afirma: "si son ciertos los rumores dimitiré". (BIEN)

- Mejor los verbos de acción que de estado.

- Hay que personalizar la información. No debemos esconder el sujeto de las oraciones.

- Hay que evitar las palabras que no aporten información.

Hay que tener en cuenta que éstas no son unas normas universales. Sólo son una serie de
pautas a seguir para mejorar la redacción.

b) Cuestiones léxicas:

- Debemos utilizar las palabras más comunes para que el lector lo entienda. Hay que tener
cuidado con los tecnicismos porque los periodistas debemos explicar la información al lector
para que resulte de su comprensión. En todo caso, no podemos caer en coloquialismos o
vulgarismos.

- Evitar e ir con cuidado con los neologismos y los extranjerismos. Debemos consultar el
diccionario para saber si la palabra extranjera está adaptada a nuestra lengua. En todo caso,
debemos buscar la palabra en castellano. Si no la hubiera o no estuviera adaptada deberíamos
ponerle comillas.

- Hay que limitar el uso de los adverbios acabados en -mente.

- Tenemos que explicar siempre las siglas, sobretodo las que no son muy conocidas.
Explicaremos la sigla la primera vez que salga. A lo largo del texto la podremos usar sin
explicar.

Ej.: El Fondo Monetario Internacional (FMI)....

- Siempre pondremos antes el cargo que el nombre del sujeto de la oración.

Ej.: El Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero...

c) Cuestiones de puntuación:

- El punto: separa las frases y los párrafos, los cuales han de ser breves.

- Punto y coma: separa elementos de una frase muy larga. No debemos hacer mucho uso de
ellos.

- Dos puntos: introducen enumeraciones o citas directas.

- Coma: separa elementos yuxtapuestos y sustituye verbos que se sobreentienden. No


debemos abusar de éste último uso.
Lección 12: Forma y estilo

En principio, noticia es todo acto de comunicación de un acontecimiento dentro de un tiempo y en


un espacio territorial determinados. Si no hay comunicación, si no se hace notar un acontecimiento,
no hay noticia.

Sin embargo, no todos los acontecimientos son noticia. No son noticia aquellos acontecimientos que
no tienen interés para los sectores, clases y grupos sociales o la sociedad entera, que está
acostumbrada a la "cotidianeidad" de determinados hechos o aconteceres. Pero esto que sucede en
un lugar y que allí no interesa, puede ser de extraordinario valor "por lo inusitado", en otro lugar.

Lo mismo sucede en el manejo del tiempo, de la "actualidad noticiosa", del "uso del ayer, hoy y
mañana" que debe tener en cuenta todo profesional de la comunicación de masas.

La noticia es la publicación -hacer público o notorio- del acontecimiento actual en el lugar preciso
que interesa. Ayer, hoy y mañana, son las únicas instancias de tiempo que valen en el periodismo
moderno. Otro tipo de información es eso, información, pero no noticia. Los corresponsales de
Excelsior deben manejar estos conceptos con agilidad. Esto se logra, claro, sólo con el "cultivo".

EL ESTILO

El estilo es el conjunto de características o cualidad que diferencian y distinguen una forma de


escribir de otra. El estilo es el sentido vital, la personalidad transferida al desarrollo oral o escrito del
tema.

En tanto que la redacción y la gramática son instrumentos que sirven para lograr la mejor manera de
expresar una idea, el estilo indica el modo -personal e intransferible- de hacerlo.

El estilo, por otra parte, exige la delimitación previa del tema a desarrollarse. Así, el informador, el
reportero, el corresponsal, deben darse una respuesta previa a cada una de estas preguntas:

¿Qué se expresa?

¿Cómo se expresa?

¿Para qué se expresa?

¿A quién se expresa?

Las respuestas nos llevarán a la delimitación de dos situaciones:

1.- El canal mediante el cual se transmitirá la información y,


2.- El medio al cual se transmite la información: si es individual o colectivo, rico o pobre, intelectual o
poco instruido, alfabetizado o semialfabetizado.

ESTRUCTURA Y CONTENIDO DEL TEMA

Se entiende que la estructura del tema no se refiere sino a la forma en que habrá de emprenderse
su desarrollo, en tanto que el contenido es el asunto, la parte cualitativa del tema por desarrollar.

El desarrollo interno del tema tiene sólo una forma clásica de emprenderse:

1.- PREÁMBULO

2.- DESARROLLO

3.- CONCLUSIÓN

En su aspecto cualitativo, el desarrollo interno de un tema admite un tratamiento dialéctico:

1.- TESIS

2.- ANTITESIS O CONTRADICCIÓN, Y

3.- SÍNTESIS Ello, expresado de una manera más clara, implica responder a las preguntas: Qué,
Cómo y Para Qué se describe algo.

Sin embargo, estas maneras de describir o de narrar corresponden más a las necesidades de la
literatura que del periodismo escrito.

Para el periodismo escrito, el desarrollo de técnicas ha permitido elaborar un sistema: el 6WH, que
da a la información periodística características que permiten al reportero elaborar su nota conforme a
las siguientes condiciones:

1.- COMPLETA: Dar toda la información necesaria para cumplir un propósito.

2.- CONCISA: Decir lo que se deba con el menor número de palabras compatibles con la claridad, lo
completo y lo cortés de un texto.

3.- CLARA: Toda comunicación escrita debe hacerse de tal modo que no sólo pueda interpretarse
sino que no pueda interpretarse mal.

4.- CORRECTA: Una información no debe contener ninguna deformación de los hechos por el uso
indebido del lenguaje. Debe estar bien escrita desde el punto de vista de la sintaxis, la ortografía y la
tipografía o caligrafía.
5.- CORTÉS: Una comunicación debe estar escrita en el tono adecuado, preferentemente cortés,
pues es muy importante cómo se dicen las cosas.

6.- LIMPIA: Toda comunicación escrita debe crear en el lector una impresión de agrado. El texto
debe estar bien distribuido en la página, sin tachaduras, raspaduras, escritura desigual ni puntuación
defectuosa.

7.- COMPRENSIBLE: Las frases cortas, las palabras breves y el interés humano contribuyen a una
comprensión más fácil del texto.

INTERÉS: La narración se inicia en la cúspide del interés de una información. Por ello, el lead o
entrada de una nota debe iniciarse con el hecho de mayor interés. La literatura, la novela
específicamente, utiliza la culminación de una trama, al final. Así se mantiene vivo el interés del
lector, a través del desarrollo de la narración, hasta el final.

El periodismo no es demostrativo, es simplemente una narración o una relación de hechos.

AUXILIARES DEL CORRESPONSAL

Señalamos por su utilidad, como auxiliares del corresponsal en el desempeño de su labor, los
siguientes:

1.- Archivo (anexo)

2.- Directorio telefónico local

3.- Brevario de tarifas de publicidad

Realice un breve directorio telefónico de su ciudad y de su Estado, con los nombres y domicilios de
los principales personajes de la política, las finanzas, los deportes, la iglesia, los comerciales, los
dirigentes de obreros, estudiantes, etc., que le pueden dar información en casos de emergencia.

ARCHIVO

Un buen periodista nunca se fía de su memoria. Por ello es recomendable tener a la mano los
antecedentes de asuntos pendientes y datos o relaciones exactas que ayuden a conformar las
informaciones del día.

La noticia de un accidente en la carretera, por ejemplo, cobra significado si se adereza con los datos
de los últimos accidentes -para subrayar su frecuencia o su rareza-, o si se tienen los elementos
para precisar que ha sido el más grave en determinado lapso o si, por el contrario, hubo otro
accidente peor en tal fecha.
Es muy fácil organizar un archivo de esta naturaleza. Basta designar una hoja de papel a cada
asunto y reducir la expresión de éste a los datos esenciales: quién, qué, dónde, cómo, cuándo, por
qué, para qué. Unas cuantas líneas son suficientes pero hay que registrar el asunto cada vez que
ocurre un suceso que lo amerite.

Una relación de asuntos podría ser la siguiente: Accidentes, Agricultura, Avionazos, Camionazos,
Industria y Comercio, Crímenes, Cultura, Arte y Educación, Créditos, Deportes, Economía, Ejército y
Armada, Estudiantes, Electricidad, Escándalos y Disturbios, Explosiones, Ganadería, Iglesia,
Incendios, Naufragios, Temporales, Visitas de Personakes, Obras Públicas y Privadas, Obreros,
Política, Secuestros, Tierras, Trenazos y el característico de cada lugar: Minería en Parral, Pesca en
Mazatlán, Turismo en Acapulco, Henequén en Mérida, Algodón en Torreón, Trigo en Hermosillo,
Ciclones en Tampico, etcétera. (Excelsior).
Lección 13: Apuntes del buen periodista

EN EL PRINCIPIO

* Para ser un buen reportero o periodista hay una regla sencilla: se debe estudiar y aplicar lo
aprendido.

*Calcule que cometerá algunos errores y prepárese para aprender de ellos. El periodista que no se
arrepiente de sus errores está en el camino del éxito. Pregúntese a sí mismo: "¿Esto es realmente
lo que quiero hacer?".

* Cuando escriba cuestiónese: "¿Qué supe verdadera y responsablemente de todo ésto?".

* Los editores generalmente respetan a un reportero que puede escribir a máquina con facilidad y
rapidez.

* Para obtener un puesto, usted necesitará organizar muy bien sus ideas y presentarse a sí mismo.
¿Tres condiciones indispensables?:

1).- Un resumen de sus actividades académicas y laborales.

2).- Una colección de recortes fotocopiados de sus notas publicadas, junto con cualquier premio
que haya obtenido

3).- Una lista de personas que puedan dar buenas referencias de usted. Especifique las metas que
desea alcanzar y, en general, lo que ha aprendido, pero resista la tentación de presentar TODOS
los trabajos que le han publicado, seleccione los mejores, quizá seis u ocho de sus mejores
artículos o reportajes.

* Para lograr buenas primeras impresiones al editor, hay que ser puntual, vestir correctamente y
escuchar con atención (se puede tomar nota de todo lo que le diga su jefe)

* Es conveniente llevar un diario o un libro de notas. Allì puede registrar impresiones, dudas,
experiencias, advertencias de editore y reporteros, nombres de nuevos contactos, números de
oficinas y residencias. También puede anotar las diversas órdenes de trabajo.

* Hay que tener además iniciativa propia. Las órdenes de trabajo no vendrán solas hacia usted, hay
que pedirlas.

* Cada experiencia cuenta mucho para su progreso personal.

* Tenga cuidado con los boletines de prensa, pueden ser engañosos.

CONDICIONES DE TRABAJO
* El periodismo es una profesión fascinante.

* La prensa es el "cuarto poder".

* La prensa es plural.

* La firma o crédito (byline) es una recompensa por su labor.

* Los periodistas son muy indivualistas.

* En reportajes, exhaltar el aspecto más sobresaliente del conflicto humano y piense: ¿Es un tema
que los lectores recordarán, meditarán y discutirán? ¿El argumento está relacionado con los
intereses del público? ¿El contenido es lo suficientemente atractivo para perdurar largo tiempo en
la mente de los destinatarios?

* No sea ingenuo. Usted no tiene por qué creer algo simplemente porque lo dice el alcalde, el
gobernador o inclusive el propio Presidente.

* Aprenda a escribir sobre una simple frase declarativa.

PROBLEMAS DIARIOS Y QUIEN LOS RESUELVE

* En información general hay que tener agudeza mental, curiosidad sobre todas las cosas y rapidez.
Se puede echar mano de lo que se ha escrito al respecto en días anteriores. Hay que formular un
plan, mantenerse constantemente en contacto con el periódico. El reportero de información general
empieza el día sin saber dónde va a estar o sobre qué va a escribir. El editor le puede llamar sin
previo aviso para escribir sobre cualquier asunto que surja.

* En notas de color, tome apuntes de lo que crea relevante. No se detenga nunca y hable con más
de una persona.

* Aprenda a formar la entrada (o lead) de su nota en la mente.

* Atienda su propio "olfato" periodístico.

* El reportero de planta necesita reaccionar a tiempo ante cualquier cambio imprevisto en sus
fuentes; debe buscar constantemente, además, algo excepcional. Usted sabrá dónde va a estar,
pero no sabrá qué va a reportear.

* El reportero de asuntos especiales o en misión especial, debe empezar su trabajo ¡lo más pronto
posible! Tendrá la ventaja de saber por adelantado dónde va a estar y el tema sobre el que va a
escribir. Tiene tiempo para formular un plan de trabajo y escribir mejor su reportaje.

* Hay que saber cuándo mantener en secreto las fuentes de información.


* Recuerde: "Para cada problema hay una solución. Espere obstáculos y dificultades".

IDEAS Y MISIONES

* La mayoría de las noticias son consecuencia de las propias noticias, de allí la importancia del
seguimiento.

* Debe tener la habilidad para "interesarse" en algo que media hora antes no tenía el menor interés
noticioso.

* Entusiásmese por el oficio.

* Para realizar sus budgets (presupuestos o comisiones) los editores deben mantener al día sus
archivos con recortes de prensa o datos que les permitan volver sobre un asunto después de seis
meses o un año. Cada periódico debe tener uno.

* Para desarrollar y presentar sus ideas, aquí tiene ochos pasos:

1).- Enliste 50 ideas sobre historias que le gustaría escribir.

2).- Subraye aquellas que conozca y le interesen.

3).- Reduzca la lista a 10. ¿Se pueden desarrollar a tiempo? ¿Algunas de ellas pueden ser
obsoletas si no se trabajan de inmediato?

4).- Escoja las tres mejores.

5).- Formule una lista de contactos para cada una de las tres ideas: enliste a la gente que le puede
ayudar con información o referencias. Asegúrese de llamarles para saber con oportunidad los
ángulos noticiosos de cada una de las tres ideas. Por supuesto, si descubre una exclusiva, dele
prioriodad.

6).- Escriba un breve memorándum a su jefe de información. Dele un nombre clave a su nota y
después una o dos frases cortas explicando la información.

7).- Trate de escribir algunos encabezados para sus historias.

8).- Importante: No presione demasiado a su jefe en busca de una respuesta inmediata.

* Siempre conserve copias de sus memorandos.

* El reportero nunca debe ignorar a un contacto o a una fuente que luzca y habla como un tonto.
Lección 14 : Fuentes y recursos

Una fuente periodística es una persona, entidad, medio, grupo o documento que provee de
información al periodista para que éste tenga los elementos suficientes para elaborar una noticia o
cualquier otro género periodístico. Hay fuentes primarias y secundarias. Las primeras son las que
son directas, las que suministran de primera mano la información, ya sea porque son los
protagonistas de los hechos o porque estuvieron presentes en los acontecimientos. Las fuentes
secundarias son, entonces, aquéllas que pueden dar información sobre algo específico de lo que
tuvieron conocimiento por medios diferentes a los de protagonizar o presenciar los hechos que
conocen (este tipo de fuente nunca produce, por sí mismo, una noticia, pues su información nace, en
realidad, de fuentes primarias).

La fuente periodística se divide también en fuente permanente y fuente circunstancial. La


permanente es la que siempre esta ahí para suministrar información sobre cuestiones particulares,
puntuales y específicas (habitualmente se consideran como fuentes permanentes a las entidades,
las instituciones y las ONG, pues son fuentes especializadas en temas concretos ?la salud, por
ejemplo? que siempre están en capacidad de proveer al periodista de datos importantes para su
trabajo). Como fuente circunstancial se considera, habitualmente, a las personas, aunque también
las instituciones, entidades y ONG pueden llegar a serlo. Se las llama así porque suministran
información de hechos y acontecimientos concretos que protagonizaron o presenciaron, o porque la
materia sobre la cual versa una noticia o cualquier otro trabajo periodístico exige de la intervención
especializada de una persona o de una entidad conocedoras de dicho tema.

También existen las fuentes directas y las documentales. Las primeras están muy relacionadas con
las fuentes primarias y secundarias, pues tienen que ver, especialmente, con los lugares donde
ocurrieron los hechos o con las personas que los protagonizaron o presenciaron; es decir, cuando se
utilizan o se habla de las fuentes directas, se hace alusión a que no se buscan datos que no sean
suministrados por personas, independientemente de si éstas son o no quienes protagonizaron los
hechos; lo importante es que conozcan sobre el tema o el suceso sobre el cual se habla. Un ejemplo
son los historiadores, ya que cuando a éstos se les consulta sobre un hecho del pasado se
convierten en fuentes directas a pesar de que no hayan vivido en la época sobre la cual hablan.

Siguiendo con el anterior ejemplo, podemos referirnos ahora a las fuentes documentales, las cuales
serían, de acuerdo con nuestro ejemplo, los libros y documentos de los cuales se vale un periodista
o escritor para hacer una investigación. Como su nombre lo indica, las fuentes documentales son las
que se basan en documentos o en información archivada, no importa que se trate de documentos
escritos, fonográficos, audiovisuales, digitales, etc.

* El juicio o la valoración de las fuentes es la piedra angular en la carrera de un periodista y la


habilidad no siempre se consigue sin cometer algún error. Una cosa es clara: el periodista que no
cuestiona los motivos de las fuentes puede caer en la trampa.

* Usted puede manipular a sus fuentes, he aquí algunas sugerencias:


1).- Use las fuentes como punto de partida para conseguir la noticia. Asegúrese y compruebe y
vuelva a comprobar con otras fuentes públicas o privadas. Investigue lo suficiente para encontrar
los hechos que den soporte a la noticia.

2).- Mantenga una actitud escéptica. No dude en descartar los avisos de sus fuentes si no tienen
fundamento.

3).- Tenga cuidado con las fuentes confidenciales. Una vez comprometido a revelar la identidad de
su informante, mantenga su compromiso. Tenga cuidado de no presentar su información de tal
forma que pueda deducirse quién fue su fuente.

* Cómo desarrollar sus fuentes:

1).- Consígase un tarjetero en el que cada tarjeta es para un informante, con teléfonos de oficina y
casa.

2).- Revise su agenda de vez en cuando.

3).- Proteja las fuentes confidenciales. Lo mejor sería tener un archivero aparte de las fuentes que
insisten en permanecer en el anonimato.

4).- No se olvide de las secretarias. Apunte sus nombres y números de teléfono.

* La regla básica es: mientras más información obtenga, sus juicios serán más sólidos y su trabajo
más verídico.

* Procure no publicar una información errónea, consulte con su editor o jefe de redacción. No corra
el riesgo por sí solo y, en cualquier caso, será mejor no publicar la información.

* Un buen trabajo de reportero se caracteriza por una buena investigación.

* Juzgue cada trabajo por sí mismo.

* Para que tengas fuentes de investigación, aquí tienes algunos recursos básicos:

1).- Fotocopias.

2).- Busque en el archivo las noticias que se hayan publicado ya acerca del mismo asunto.

3).- Los artículos de revistas y los libros pueden ser de mucha utilidad.

4).- Las agencias gubernamentales también tienen biblioteca, recuérdelo.


* La combinación de fuentes confiables y una buena investigación en revistas, archivo y biblioteca
del periódico, es lo que da solidez al periodismo.

* Una de las herramientas principales del periodista es su libreta de notas. No la deseche,


consérvela por un tiempo. Otra de sus herramientas es la agenda de actos, ceremonias o
reuniones por ocurrir.

• Si la fuente que le ha sido asignada no cuenta con un directorio, debe formularlo con
nombres y teléfonos. No dude en pedir a su jefe de redacción y a otros reporteros
intercambiar directorios o algunos números telefónicos.

Atribución de fuentes

El suministro de información siempre se realiza pactando unas condiciones. Pocas veces la fuente
autoriza al periodista a identificarla. En este caso se denomina información con atribución directa. En
los casos en los que la fuente prefiere permanecer en el anonimato se llama atribución reservada.
Otras veces, la fuente suministra información solo para uso del periodista, y se denomina off the
record.

• Información con atribución directa: el periodista tiene autorización para nombrar la fuente.
Esta es la situación ideal porque se gana en credibilidad y tendrá un mayor valor informativo.
• Información con atribución reservada: es lo más frecuente. El periodista enmascara la
identidad a través de las fuentes gubernamentales... Esta fórmula es muy utilizada por las
fuentes que ponen en circulación información intoxicada, de ahí que sea necesario acogerla
con reservas. Hay investigadores que sostienen que no se debería poner una información si
la fuente no se deja identificar.
• Off the record: cuando el periodista recibe un información confidencial no publicable. Es una
información para uso exclusivo de él, sin embargo no significa que no pueda hacer uso de
esa información si ha sido verificada por otras fuentes. Hay muchos investigadores que no
aplican esto porque no lo consideran bueno y prefieren realizar investigaciones más
costosas o más incompletas, y no usar el off the record. Ricardo Arqués dice que a él esto
no le gusta porque a veces una fuente pone el punto principal de una investigación y luego
no se puede publicar. El off the record proporciona las pistas necesarias para una
investigación. El off the record no tiene un carácter retrospectivo.
Lección 15: Redacción.

* Los periódicos tienen mil formas de complicar una simple noticia.

* Un reportero debe ser también un redactor. Mientras mejor escriba, mejor le irá en este oficio.

* La redacción periodística es breve, concisa, sencilla y rápida. Para lograrlo, escriba párrafos cortos,
vaya al punto de inmediato, utilice palabras activas; seleccione detalles, no los registre como una
secretaria.

* Noticia es todo aquello que es actual, verdadero y de interés público.

* Para redactar use el qué, quién, cómo, cuándo, dónde y porqué.

* La mayoría de los nombres tienen sinónimos. Úselos generosamente.

* El reportaje especial, es el reportaje de color, en donde anotará los detalles que den colorido a la
nota.

* El reportaje interpretativo, conocido por su intención de explicar y analizar las cosas, normalmente
tiene que vercon algún asunto intrincado para el lector común y que tienden a que todo el mundo
entienda el tema.

* Hay dos tipos básicos de editoriales: sin forma, que representan la opinión del periódico, y las
columnas, que llevan firma y la identificación del periodista que las escribe, que son pequeños
ensayos personales.

* Las columnas especiales magnifican algunos asuntos que quizás han sido ignorados en las
páginas de información general.

* El analista y el crítico son más creativos que destructivos, aunque un analista es más considerado
que un crítico al tratar asuntos tales como un concierto o un programa de televisión. El crítico está
pronto a ridiculizar y ocasionalmente a alabar. Pero, a los dueños de periódicos y a los editores, no
les gustan los editores que les causan problemas.

* Las noticias deportivas son generalmente noticias de acción.

* Cuando dude, atribuya (muletillas), pero no permita que las atribuciones se conviertan en una
continua interrupción para el hilo de su información.

ESCRIBIENDO (EL ESTILO)

* "En nuestra búsqueda de la objetividad, hemos hechado a perder nuestras informaciones.


Igualmente, las hemos vuelto aburridas, llenas de datos, en las cuales las palabras, como los
cables de los electricistas, fueron enredadas de tal forma que parecen bolsas de lodo cuando
pudieron haber sido perlas". (Ralph McGill).

* Escriba con sentido de la historia. Hay un viejo chiste en periodismo: un reportero cubrió una
inundación y empezó su nota describiendo a Dios parado en unas montañas viendo los estragos de
la inundación. Su jefe, después de leerla, le dijo al reportero: "Olvídese de la inundación. Consiga
una entrevista con Dios".

* 1).- Evite el uso de los adjetivos.

2).- Evite las palabras que terminan en "ando, iendo y mente".

3).- Evite el uso de cláusulas dependientes.

4).- Una idea por cada oración.

5).- Evite cualquier forma del verbo Ser o Estar.

6).- Ponga material enfático al principio y al final de un párrafo.

7).- Redacte de tal forma que sea muy difícil cortar la nota en cualquier parte

* Antes de escribir piense qué ángulo de la historia escogerá, qué citas debe utilizar y, lo más
importante, qué es lo que le interesa del tema central.

* Absorba lo que es interesante y úselo.

* Cuando el primer párrafo es bueno, el lector siempre ve algo que lo atrapa. Para eso sirve
básicamente la "pirámide invertida", es decir, colocar los hechos más importantes a la entrada
(lead) de la nota e ir desarrollándola en el cuerpo y finalizar con lo menos indispensable.

* La garrafa es lo contrario de la pirámide, presente los acontecimientos en forma narrativa o


cronológica, como si la noticia se diera como cuando se sirve de una botella.

* La narrativa directa casi no se usa en periodismo pues tiene la forma de una novela.

* El diamante es una de las formas de redactar más difíciles. Básicamente tiene una introducción
narrativa que conduce al punto clave en donde se revela el tema principal, que a su vez lleva a la
vieja "pirámide invertida".

* El huevo de ganso, es una historia que puede comenzar con una premisa a la que se puede
regresar al final. Inclusive, el reportero, si tiene habilidad, puede colarse él mismo en la historia, sin
entrometerse.
* No olvide que nada es peor que caer en los sobados formulismos o clichés. Sea original, aun con
lo que no lo es.

* Un buen final es la forma que tiene el reportero de compensar al lector por haber leído toda la
información.

* Un editor está dispuesto a sacrificar otros espacios para que una nota BIEN ESCRITA sea
publicada completa.

* Simplifique, si no puede hacerlo, no podrá entender nada. Siempre hay palabras que pueden ser
eliminadas e ideas que pueden ser condensadas.

* Teja el drama, no lo despedace. Idealmente, cada párrafo debe estar ligado al siguiente. No
despedace la nota, que el lector no tenga que estar buscando en todos lados las diferentes ideas
que le presente.

* La buena redacción es 20% instinto, el cual nace con usted al saber cómo hacer las cosas; 20%
alma, sentimiento, pasión, sensibilidad; 10% experiencia, algo que tomará mucho tiempo conseguir,
pero que será necesario para redondear una carrera, y 50% muchas ganas. Escribir, dijo alguien,
es un acto de arrogancia.

* No distorsione los hechos. Las cosas pasan como pasan.

* Casi nunca debe utilizar el yo en sus informaciones periodísticas, a menos que cite a alguien más.

* Una de las formas de escribir con un sentido de la historia requiere que usted haga algo que sus
lectores tengan una vista en cinemascope de los eventos que suceden a su alrededor. El lector
debe comprender que lo que está pasando está muy lejos de ser algo trivial.

* Recuerde: cada persona tiene por lo menos una buena historia que contar y quizá la mejor manera
de decir cualquier historia -desde terremotos hasta peleas urbanas- es a través de la gente
involucrada en ellas.

* Al escribir, mantenga su objetividad, pero no redacte una nota tan suavemente que no sea leída.
Usted es reportero, no secretaria.

* No se involucre con los sujetos de la historia, pero dígale a sus lectores lo que vio que ellos
hicieron.

* La vida es interesante por naturaleza. La apatía es algo que a veces nos envuelve. Los periódicos
no deben ser la fuerza de la apatía.
* Las mejores historias suelen comenzar con una escena, pero cuidado, no se deje llevar por su
"maravillosa" prosa y olvide los puntos que trata de establecer. Explique, pero no se sobrepase al
hacerlo.

* El buen redactor periodístico es aquel o aquella que puede escribir una gran historia al igual que un
asunto trivial e inclusive bobo.

* La clave para escribir intrépidamente es lanzarse. Vea lo que puede hacer y si lo puede lograr.
Prepárese para fallar.

* Escuche con atención a sus editores. Los buenos editores respetan a los buenos reporteros.
UNIDAD 2: Los géneros periodísticos

Lección 16 : Género Informativo

El estilo informativo

Los géneros periodísticos que consideramos dentro del periodismo informativo, con la función única
de informar, tienen unas características propias que no son las del periodismo en general. En primer
lugar, responden a la realidad de lo que ha ocurrido, y no es producto de la fantasía de su autor,
pues se trata de comunicar algo concreto de forma directa, y sin ningún añadido que pudiera
distorsionar la interpretación del hecho acontecido por parte del receptor.

En un género de periodismo informativo tampoco se incluye la opinión del periodista, aunque autores
como Lester Markel19 creen que la interpretación es un elemento básico en las tareas informativas,
y que esta función debe ser considerada como un juicio objetivo basado en los antecedentes del
hecho noticiable. De esta forma, la interpretación, y no la opinión, sería parte esencial del periodismo
informativo, y, por tanto, siempre se incluiría. Lo mismo piensa Luis Núñez Ladevéze, quien afirma
que en todo género periodístico informativo implícitamente siempre hay interpretación, ya que el
modo de presentar una noticia implica una previa valoración de su importancia social.

La revista Time estima que la interpretación periodística tiene una función informativa, y debe
cumplir cuatro requisitos básicos21: Clarificación, en cuanto deben incorporarse detalles de la
personalidad del sujeto y ambiente protagonistas de la noticia; Perspectiva, que sitúa el suceso en
su contexto temporal; Significación, en cuanto a la importancia con respecto a otras situaciones; y
Consecuencia, que valora los posibles efectos que a raíz de este suceso se pueden producir. Son
mensajes que están dirigidos al gran público, por lo que el uso de un vocabulario sencillo es
fundamental. Pero sencillez no significa vulgaridad. Se trata de utilizar términos comunes que sean
asequibles para la gran mayoría, no de palabras “populacheras”, que además no añaden
comprensión. Como consecuencia de ello, su lenguaje puede ser, en ocasiones, pobre desde el
punto de vista estético, ya que su objetivo es que resulte siempre enormemente claro para su rápido
entendimiento. Por ello, la riqueza de vocabulario es limitada, con el consiguiente riesgo de perder
exactitud.

Núñez Ladevéze opina que es la sencillez el objetivo al que debe orientarse todo mensaje
informativo para lograr una correcta comunicación. Para este autor, la claridad y la corrección no se
encuentran en lo más fácil, en lo más simple, ni tampoco en el término medio entre lo fácil y lo difícil,
sino en “el modo más fácil de expresar lo más difícil” 22. También Octavio Aguilera23 hace hincapié
en que el objetivo del periodismo informativo es lograr la comprensión del mensaje para el
gran público, cuando afirma que el periodista trabaja contrarreloj para que el mensaje interese a
todos, llegue a todos, y sea lo más útil, fácil, directo y comprensible para todos. Si el texto está
redactado con la suficiente claridad, consigue su verdadero fin, pues, como dice Núñez Ladevéze, la
comprensión es el premio que se concede a quienes se esfuerzan por alcanzarla24, y es la
adecuación del mensaje informativo lo que puede otorgar la debida comprensión.
En palabras de Tobías Peucer25, autor de la primera Tesis Doctoral sobre periodismo (De
relationibus novellis, Leipzig, 1690), el estilo de los periódicos no ha de ser oratorio ni poético,
porque aquél aleja al lector apasionado por la novedad que tiene la actualidad, y éste le causa
confusión y no expone las cosas con la suficiente claridad. El periodista, si desea ser eficaz, tiene
que ser entendido en el acto. Si es necesario una relectura, es que no ha sido elaborado con la
suficiente claridad, y que el léxico utilizado no es el adecuado, por culteranismo, o el mensaje
inapropiado, por conceptismo. Joaquín Garrido afirma que para conseguir que el lector comprenda el
mensaje, la clave es la idea maestra de la retórica, que no es otra que la adecuación del mensaje
informativo.

Son muchos lo autores que afirman que el periodismo informativo debe estar construido con claridad
y sencillez. Luis Alberto Hernando Cuadrado considera que el discurso periodístico, para lograr sus
objetivos, debe caracterizarse por la claridad, precisión, fluidez, y poder de captación del lector, al
igual que Fernando García Núñez, para quien el estilo informativo es la modalidad periodística por
excelencia, y considera que las tres características que debe cumplir son: concisión, claridad y
captación del lector28. En la misma línea se muestran Susana González Reyna, quien plantea tres
condiciones para el buen estilo informativo periodístico: brevedad, claridad y sencillez, y Emil
Dovifat30 al sintetizar las características que debe cumplir el estilo periodístico informativo en tres
aspectos: concisión, claridad y una construcción que capte la atención del lector.

Sebastiá Bernal y Lluis Albert Chillón señalan tres propiedades que debe cumplir un texto para ser
considerado como género del periodismo informativo: que sea un relato de no ficción, que carezca
de innovación formal y expresiva, y que no tenga carácter argumentativo31. Son géneros cuyo texto
refleja lo que ha sucedido exactamente, aunque ello suponga una limitación expresiva, y la
argumentación, tan propia de algunos géneros periodísticos, como la crónica o el reportaje, no tiene
cabida en el periodismo informativo. Debe aproximarse a lo que Víctor Rodríguez denomina “estilo
expositivo”, que es la forma de expresar unos conocimientos como si se tratara de un examen, de
manera que el texto contenga todo lo que queremos transmitir, sin añadidos innecesarios.

Pero esto no significa que el estilo propio del periodismo informativo tenga que ser monótono y
aburrido. Debe expresarse con un lenguaje ágil, variado y con ritmo, de manera que el lector se vea
atraído por el texto hasta el final del relato. Y, por supuesto, siempre debe estar construido
correctamente desde el punto de vista gramatical. El buen periodista tiene que dominar con bastante
corrección las reglas del idioma. El exacto cumplimiento de las estructuras formales de la lengua
tiene que ser una máxima irrenunciable, y que posiblemente debiera estar recogido en los códigos
deontológicos del periodismo. López García afirma que cuanto más depurado sea el estilo de un
texto periodístico de cualquier género, más se adecuará a la finalidad para la que fue concebido, y
mejor logrará sus objetivos. José R. Vilamor considera que el lenguaje periodístico tiene unas
características que lo diferencian de otros géneros literarios. Enumera diecisiete condiciones que
debe reunir todo mensaje informativo34: brevedad, claridad, concisión, una sola idea, transición
lógica, no ser erudito, precisión, originalidad, ironía, diálogo y sinceridad, persuasión, variedad,
atracción, ritmo, color, detallismo y optimismo.

La claridad se caracteriza por el uso de verbos activos y dinámicos en forma activa, pero, además, el
texto tiene que estar construido con un lenguaje sencillo, y esto nos lleva a otra condición
indispensable: la exactitud. Se deben evitar los términos con amplio significado, y emplear las
palabras justas para comunicar los conceptos concretos. Para Núñez Ladevéze, la claridad depende
del uso de palabras de poca densidad porque son las más comprensibles para los hablantes y las
que menor esfuerzo interpretativo exigen. Gonzalo Martín Vivaldi manifiesta que hay cuatro
características fundamentales en el buen estilo periodístico: claridad, que no es superficialidad;
concisión, pero no laconismo; sencillez, no vulgaridad; y naturalidad, pero no ordinariez.

Pero este mismo autor se extiende en detallar hasta dieciséis características, que en su opinión
definen el estilo periodístico informativo38: claridad, concisión, densidad, exactitud, precisión,
sencillez, naturalidad, originalidad, brevedad, variedad, atracción, ritmo, color, sonoridad, detallismo,
corrección y propiedad. Son condiciones que se podrían mencionar, en negativo, con los defectos
que deben ser evitados. Son lo contrario a lo manifestado, que el mismo autor nos los resume así:
la oscuridad de pensamiento y de expresión; la verborrea poco significante; la inexactitud y la
vaguedad en la expresión; la imprecisión en la estructura de la frase; lo artificioso y rebuscado, en la
elección de la palabra y construcción de la frase; la afectación; la vulgaridad; la innecesaria amplitud;
la monotonía; la torpeza expresiva; el tono gris o incoloro; la arritmia; la cacofonía y la incorrección
gramatical.

En los géneros de periodismo informativo es necesario que el lenguaje sea conciso. Deben utilizarse
sólo las palabras estrictamente necesarias, y evitar a toda costa la repetición de conceptos que no
aporten mayor claridad al texto. La concisión se consigue con las palabras indispensables para
expresar lo que se quiere decir sin posibilidad de equívocos, por lo que es conveniente el uso de
frases cortas apoyadas en el núcleo nominal en lugar del verbal, para imprimir el carácter objetivo
del discurso con claridad expositiva.

José Javier Muñoz señala seis cualidades que considera imprescindibles para un adecuado texto
periodístico de carácter informativo40: claridad, fluidez, equilibrio, expresividad, corrección
gramatical y adecuación al género; y el profesor Martínez Albertos menciona otras seis que
coinciden, en parte, con las anteriores41: concisión, con el uso de sintagmas nominales para lograr
frases cortas; corrección, al utilizar un lenguaje próximo a la lengua coloquial culta; claridad, con el
uso de verbos en forma activa; captación del interés del lector, ya que es objetivo primordial atraer la
atención desde la primera línea; lenguaje de producción colectiva, por ser textos en los que
colaboran diferentes profesionales; y lenguaje mixto, al concurrir distintas partes que responden a
una diversidad de códigos. Este autor, siete años más tarde, en una obra conjunta con Luisa
Santamaría, sustituye las dos últimas características por rigor informativo, quetiene que ver con la
exactitud de los datos utilizados en el texto, y rapidez, que justifica por la urgencia con la que se
trabaja en el periodismo, algo en lo que incide también Miguel Delibes43, para quien el periodismo
es la literatura “con el agobio del cierre”.

En todos los casos está presente la claridad como condición necesaria para una adecuada
comunicación. Álex Grijelmo llega a afirmar que “el estilo periodístico es la claridad”, pues todo texto
informativo debe esculpirse sin ambigüedades, y en la misma línea se muestra Mauricio Gallardo
Mendoza cuando dice que la única exigencia imprescindible que debe cumplir un escrito con estilo
periodístico es la claridad.
En opinión de Julio del Río, en los géneros informativos el periodista se limita a relatar sin
comentarios propios o ajenos. Sólo se dedica a describir con fidelidad el objeto de la información. La
noticia y la entrevista son los dos géneros que se ofrecen al lector como textos imparciales, al menos
sin interpretación explícita. Están redactados con una calculada apariencia objetivadora, pues el uso
de un determinado estilo periodístico no implica necesariamente la imparcialidad de quien lo utiliza.
La dualidad entre el estilo y el mensaje, o, lo que es lo mismo, entre la forma y el fondo, es confusa
para el lector, que puede encontrar un texto con formalismo aséptico pero con un fondo persuasivo
que se dirige de forma sutil hacia una forma de entender lo sucedido. Pero persuadir no es lo mismo
que manipular. Para Susana González Reyna, la diferencia está en el campo de la ética:
la persuasión es un proceso de convencimiento hecho con honestidad, mientras que la manipulación
es un razonamiento que busca la emotividad para modificar la conducta de un individuo en favor de
unos intereses ajenos. Para esta autora, además de diferenciarse por su estilo, los géneros del
periodismo informativo lo hacen por su discurso, y considera que éste es el criterio que los define, y
distingue los textos con discurso expositivo, como la nota informativa; el descriptivo narrativo, como
la entrevista; el narrativo, como la crónica; y el que combina las formas narrativa y descriptiva, como
el reportaje.

Pero los géneros que más identificados con el periodismo informativo, con las características
descritas en este apartado, son dos: la noticia y la entrevista. Antonio López Hidalgo coincide al
afirmar que la noticia y la entrevista son los géneros más genuinamente informativos, y considera
que son los que más están obligados a responder a las seis cuestiones de rigor: qué, quién, dónde,
cómo, cuándo y por qué49, además de respetar la estructura de la pirámide invertida, que en opinión
del profesor Martínez Albertos, es uno de los rasgos diferenciales del periodismo informativo. Sin
embargo, como veremos más adelante, la entrevista no cumple esta segunda condición. El
periodismo informativo se construye con lo más importante en la primera línea para luego descender
gradualmente en importancia sólo en la noticia, e incluso, en algunos medios, ni siquiera en ésta.
Lección 17: La noticia

Van Dijk considera que en el uso cotidiano de la palabra noticia se observan tres conceptos
diferenciados: como una nueva información sobre sucesos, objetos o personas; como un programa
tipo (de televisión o radio) en el cual se presentan ítems periodísticos; y como un ítem o informe
periodístico, como por ejemplo un texto o discurso en la radio, en la televisión o en el diario, en el
cual se ofrece una nueva información sobre sucesos recientes. En el presente apartado
estudiaremos la noticia en su tercera acepción, es decir, como información sobre sucesos de
actualidad, y, más concretamente, la noticia en prensa, es decir, los escritos publicados en los
periódicos sobre hechos de interés público sin que contengan opinión ni interpretación.

Gonzalo Martín Vivaldi prefiere el término noticia, mientras que González Reyna lo llama nota
informativa, y José Luis Martínez Albertos se inclina por denominarlo información, aunque la define
como la noticia de un hecho con la explicación de sus circunstancias y detalles expuestos en orden
inverso a su interés. María Pilar Diezhandino y Fernando García Núñez también prefieren llamarlo
información, género al que éste último define como la transmisión de una noticia. Para estos autores,
la noticia es el hecho noticiable, mientras que la comunicación a los lectores es la información. En
cualquier caso, el nombre más aceptado es el primero, y, aunque David Randall54 dice que
definiciones de noticia hay tantas como noticias, sin incorporar demasiadas vamos a reflejar aquí lo
que piensan de este género algunos de los autores que más lo han estudiado.

Julio del Río considera que la noticia es el núcleo de la información, y aporta una definición lacónica,
y, posiblemente bastante acertada si se refiere al periodismo informativo, al definirla como “la célula
del periodismo”. Una idea que Gonzalo Martín Vivaldi comparte al afirmar que el periodismo es un
nuevo género literario que nace alrededor de la noticia. Guillermina Baena Paz, en la misma línea, la
define como la materia prima con que se hace el periodismo, y Jesús González Requena ajusta un
poco más esta definición al considerar que la noticia es la unidad narrativa nuclear de un relato
informativo, al igual que María Pilar Diezhandino, quien añade que la noticia, a su vez, tiene una
materia prima compuesta por cuatro elementos distintos que a menudo son utilizados como
sinónimos: hechos que implican novedad informativa, pero no necesariamente son de actualidad;
sucesos que se refieren a la actualidad del momento; asuntos que dependen de la iniciativa del
periodista, pero no están condicionados por la novedad ni por la actualidad; y acontecimientos, que
son hechos de gran trascendencia.

Quilis señala dos condiciones para que un texto pueda considerarse noticia como género
periodístico: que sea de actualidad y tenga interés social, mientras que Baena Paz afirma que debe
reunir cuatro: novedad, actualidad, proximidad e interés general. Para esta autora, noticia es un
acontecimiento actual que interesa a un gran número de personas que no tienen conexión con el
suceso que es objeto de la información, mientras que para Vilamor es el género más periodístico, e
insiste en el necesario interés social al definirla como el texto informativo por excelencia que da
cuenta de un hecho actual o actualizado, o de un hecho futuro razonadamente previsto y de
innegable interés público. Julio del Río piensa que noticia no es lo que acontece, sino que se
produce cuando el periodista cuenta lo que ha sucedido. Afirma que el suceso con valor de noticia
es aquel que rompe o altera el statu quo, y la noticia es un relato de ese suceso.
José Javier Muñoz coincide en que es la información de los hechos la integrante real de este género,
al afirmar que la noticia es el conjunto de datos esenciales de cualquier acontecimiento o ideas
actuales o actualizados que posean factores de interés periodístico y proyección pública.

Pero además, la noticia es un texto que posee características propias que lo definen como género
diferenciado. Fernando Martínez Vallvey considera que no es la información de lo sucedido, sino un
escrito que tiene unas singularidades que lo distinguen de los demás géneros. Es un determinado
tipo de texto, no el hecho de que un acontecimiento sea publicado en un medio informativo65. Para
este autor, la noticia es el relato que posee un modelo textual diferenciado, que se difunde a través
de los medios de comunicación, que narra o expone hechos o ideas novedosas de actualidad y que
presuntamente pueden interesar a la población.

En la misma línea se muestra Luis Núñez Ladevéze, que considera que la noticia no sólo es un
conjunto de datos, pues para comunicarlos a otras personas es necesario que sean tratados,
elaborados y ordenados de acuerdo a unas reglas textuales que conforman el género. Josep María
Casasús integra todos los factores mencionados por los anteriores, y ofrece una definición que
posiblemente es la más completa. En su opinión, la noticia como género periodístico es la
manifestación última más frecuente del proceso de semantización aplicado a la información de
hechos reales y actuales con interés público, y que son susceptibles por sus características de ser
incorporados a los medios de comunicación social.

Pero además, como género periodístico informativo, se caracteriza por el estilo lingüístico con el que
está confeccionado. Fernando Lázaro Carreter afirma que el lenguaje periodístico debe aspirar a ser
el que utiliza una comunidad de hablantes de un nivel culto, y debe estar construido con unos
elementos característicos que lo diferencian de los textos literarios. Este autor determina los tres
errores principales del lenguaje periodístico que alejan al texto del fin informativo que debe
perseguir: el lenguaje literario, el lenguaje administrativo y el lenguajede base oral.

Para Víctor Rodríguez, la noticia es el género que cumple unas determinadas cualidades que
perfilan su estilo periodístico70. En su opinión, la noticia debe cumplir siete características: verdad,
actualidad, interés, curiosidad, novedad, claridad y brevedad, y Carl N. Warren71 también aporta
como definición la enumeración de elementos característicos que componen la sustancia de este
género periodístico: actualidad, proximidad, prominencia, curiosidad, conflicto, suspense, emoción y
consecuencias. Luis Alberto Hernando Cuadrado las reduce a cinco: actualidad, novedad, veracidad,
periodicidad e interés público72, mientras que Gonzalo Martín Vivaldi señala que la noticia debe ser
veraz, exacta, interesante, completa, clara y breve.

Van Dijk afirma que el discurso periodístico utilizado en la noticia se caracteriza por cinco
condiciones básicas en su estilo:
1. Existe una distancia entre su autor, un periodista que actúa como mediador, y el lector, que se
traduce en evitar el uso de la primera persona.
2. La elección del vocabulario está preestablecida por el tema, que a veces implica palabras técnicas
o jergas, por lo que no depende del autor.
3. El estilo periodístico es formal y se evitan los coloquialismos, por lo que se utilizan con profusión
oraciones largas y complejas. Este estilo es consecuencia, en parte, de la reproducción de
declaraciones de figuras públicas, como parlamentarios o magistrados, que usan un registro muy
formal.
4. La sintaxis y el léxico periodístico están estandarizados para evitar impropiedades.
5. El estilo de la escritura debe ser compacto para ahorrar tiempo y espacio. A fin de contener la
mayor información en el menor espacio, la densidad léxica, la ratio entre palabras y elementos
léxicos, es muy alta, y se utilizan frecuentemente oraciones relativas y nominalizaciones.

Debemos entender la noticia como un modelo de texto autónomo dentro del periodismo informativo,
ya que tiene unas singularidades que lo definen como tal. Es el género periodístico por excelencia,
pues la información que transmite es el punto más importante de atracción para el lector. Pero
además, es lo que antecede a todos los demás géneros, tanto de información como de opinión, pues
incluso las entrevistas que no están originadas por la actualidad informativa, las llamadas de
personalidad, también tienen su implicación en alguna noticia anterior en la que se da a conocer el
personaje que ahora tiene relevancia social.

La noticia es la antesala de los géneros de opinión. Provoca las distintas interpretaciones de sus
antecedentes y consecuencias, que son analizadas por periodistas en los artículos firmados, y por
las empresas propietarias de los medios en los editoriales. Y lo mismo sucede con la crónica y la
crítica de arte, que son textos interpretativos de hechos que han sido noticia, pues están
necesariamente relacionados con la actualidad y la novedad.

Es un género que no debe contener la opinión del redactor. No es un texto con interpretación,
aunque pueda tenerla de forma implícita, ya que el hecho mismo de informar de un suceso con un
determinado tratamiento, es ya una valoración sobre su mayor o menor importancia. Pero la
interpretación explícita, la que incorpora elementos de valoración subjetiva, no tiene cabida en este
género periodístico. Ana Francisca Aldunate y María José Lecaros consideran que en la noticia hay
interpretación porque se da a conocer hechos, opiniones de protagonistas y posibles consecuencias,
y se da a conocer procesos que han dado lugar a la actual información, aunque estos datos
realmente son una contextualización de los hechos y no una verdadera interpretación sobre su
trascendencia.

Su texto debe limitarse a los criterios de estilo del periodismo informativo ya estudiado, donde la
brevedad, la claridad y la exactitud son sus características fundamentales. Y, pese a que en la
actualidad comienza a discutirse su idoneidad, la estructura de pirámide invertida es la que más se
adecua a este género. Desde la titulación, el lead, y el cuerpo, el interés informativo va en orden
decreciente a su importancia.

Con estas notas características, podemos definir la noticia como género periodístico de la siguiente
forma: es un texto que trata sobre asuntos de la actualidad informativa de interés general, con el fin
de informar de forma objetiva, y cuyo texto se caracteriza por la claridad, sencillez y exactitud.
Lección 18: Características de la noticia

CARACTERÍSTICA DESCRIPCIÓN

Los hechos deben ser presentados brevemente, sin


Veracidad
reiteraciones o datos irrelevantes.
La noticia provoca mayor interés si las personas
Objetividad
involucradas son importantes y conocidas
La noticia debe ser capaz de producir una respuesta
Claridad
afectiva o emocional en los receptores.
Una noticia puede percibirse como tal en función del
Brevedad servicio que me preste. Que me ayude a tomar
decisiones
Los sucesos entregados provocan mayor interés si
Generalidad
son cercanos al receptor.
Tiene interés noticioso todo lo que afecte a la vida
Actualidad
de las personas.
Mientras más rápido se dé a conocer un hecho
Novedad
noticioso mayor valor posee.
Algunas noticias mantienen el interés del público en
Desenlace espera del desenlace que puede resultar
sorprendente.
Las noticias relacionadas con ciertos ámbitos del
Tema quehacer humano resultan atractivas en sí mismas:
avances científicos
El periodista no debe verse reflejado en ella
Servicio mediante la introducción de ninguna opinión o juicio
de valor
Interés humano Los hechos deben ser actuales o recientes.
Los hechos o sucesos deben ser verdaderos y, por
Prominencia
lo tanto, verificables
Los hechos deben ser expuestos de forma ordenada
Consecuencia
y lógicamente.
Oportunidad La noticia debe ser de interés social y no particular
Los sucesos deben ser nuevos, desacostumbrados
Proximidad
y raros.
Lección 19 : Estructura de la noticia.

La noticia es un género con una estructura formal que también la distingue como género autónomo.
Víctor Rodríguez ofrece la más sencilla, en la que distingue dos partes76: el encabezamiento y el
cuerpo. La primera, compuesta por los titulares y el lead, debe contener el resumen total de toda la
información, por lo que tiene que responder a las cinco, o seis, W. De acuerdo con este modelo se
manifiesta Fernando García Núñez, quien considera que la información, que es como denomina a
este género, sólo consta de dos partes: el lead o entradilla, que considera el alma de la noticia, y que
debe contestar a las seis preguntas clásicas; y el cuerpo o desarrollo, que incluye una exposición
detallada del suceso con el resto de datos no ofrecidos en la primera parte.

Los detalles del acontecimiento que es objeto de la información suelen ir en orden decreciente al de
la importancia de los mismos. Es el denominado diagrama de la pirámide invertida, en el que los
detalles más notables e importantes van al principio, y el resto del contenido se redacta de forma
descendente a su interés. Un esquema que es defendido por autores como Guillermina Baena Paz,
o María Pilar Diezhandino, quien señala cuatro ventajas desde el punto de vista práctico de la
estructura de la pirámide invertida, basadas en los estudios de MacDougall:
1. Facilita la lectura.
2. Satisface la curiosidad.
3. Facilita la composición.
4. Facilita escribir el titular.

Sin embargo, en la actualidad se ha puesto en duda por parte de algunos autores al entender que
debido a la inmediatez con la que trabajan los medios audiovisuales, los lectores ya conocen la
información, y los periódicos se convierten cada día más en recursos que ofrecen un papel
interpretativo de las noticias.

La pirámide invertida comienza a dejar de ser una estructura aceptada por todos. Álex Grijelmo
opina que ha quedado obsoleta, ya que tuvo su razón de ser cuando los periódicos se componían en
plomo y siempre era posible la eliminación de una parte del texto en el momento de la maquetación.
Es una época en la que no podía preverse con exactitud el espacio que podría dedicarse a un
determinado escrito, por lo que el periodista dejaba para el final lo menos importante, que era lo que
posiblemente se le quitaría en caso de necesidad. Hoy, con la informatización, se sabe exactamente
el espacio con el que se cuenta para una información o un artículo, por lo que se tiene la seguridad
de que no se va a suprimir parte del trabajo, y, cuando excepcionalmente hay que recortar un texto,
puede reelaborarse en el ordenador y quitar lo menos interesante, que no necesariamente está al
final del trabajo. Además, algunos autores proponen estructuras alternativas para los géneros
informativos. Ana Francisca Aldunate y María José Lecaros plantean la pirámide de citas, en la que
se comienza por una que sea atractiva para el lector; o la pirámide cronológica, donde prima la
secuencia temporal sobre la importancia de los ítems informativos.

Núñez Ladevéze propone un modelo de estructura para la noticia con tres partes claramente
diferenciadas: el título, el párrafo de entrada, y el texto informativo. Equivale a la ya comentada de
Víctor Rodríguez, aunque separa dentro del encabezamiento las dos partes que lo componen: el
título y el lead, y aclara que entre los diferentes componentes del texto debe existir una coherencia
temática, aunque cada párrafo debe constituir una unidad segregable de las demás sin que peligre
su gramaticalidad interna83. Un modelo similar propone Luis Alberto Hernando Cuadrado, para
quien la noticia tiene también tres partes con los mismos contenidos, aunque con una terminología
diferente: el titular, que puede contener título, subtítulo y antetítulo; la entrada, o lead, que contiene
lo esencial de la noticia; y el cuerpo, que desarrolla y completa la información.

En una noticia es necesario identificar en primer lugar la macroestructura semántica, o asunto del
que trata. A continuación debemos distinguir las proposiciones informativas que contiene el texto,
que deberán estar ordenadas por la importancia de las mismas, si responden al esquema de la
pirámide invertida, y que están funcionalmente relacionadas con la macroestructura para lograr la
coherencia necesaria85. Fernando Martínez Vallvey hace una clasificación de los párrafos que
integran una noticia, a modo de una estructura compuesta por seis partes: entradilla, datos
principales, datos secundarios, de citas, párrafo de cuello y datos explicativos.

Pero en la noticia, realmente se distinguen tres partes con unas funciones específicas perfectamente
identificables: la titulación, el lead y el cuerpo. La titulación, que puede estar formada por antetítulo,
título y subtítulo, resume lo más importante del contenido de la información. En el título se debe
concentrar en pocas palabras el núcleo principal de la noticia, con una redacción que atraiga la
atención del lector. El lead, también separado del cuerpo y con una tipografía diferenciada, debe
complementar la titulación con la esencia de lo sucedido, una función que puede ejercerla el primer
párrafo del texto en caso de ausencia de aquél. En el cuerpo se pueden distinguir varios
componentes -el hecho principal, los comentarios y los antecedentes-, aunque es difícil
determinarlos con carácter general, pues no siempre aparecen. En esta parte, lo más destacable es
su estructura de pirámide invertida, ya que, al margen del debate que ello suscita, el lector prefiere
encontrar lo más importante al comienzo del texto, pues no siempre concluye su lectura.

2.1.1. La titulación
El primer elemento de la noticia está dirigido a atraer la atención del lector. Para Van Dijk, la
titulación, que denomina resumen, está compuesto por el titular, el antetítulo, uno o varios subtítulos,
y la entradilla, o lead87, mientras que José R. Vilamor afirma que el resumen, o encabezamiento,
está compuesto por el titular y la entradilla, y deben bastar al lector para darse por enterado de
manera concisa de lo esencial de la información.

Es necesario destacar que la noticia está encabezada principalmente por el título, que debe contener
lo más importante de la información, y constituir el principal punto de atracción hacia la lectura del
texto. Para Álex Grijelmo, cuanto más breve es el titular, mejor es la noticia89, por lo que siempre
deberá elaborarse con tres condiciones indispensables: ha de ser claro, breve y atractivo. El titular,
en ocasiones, está acompañado de un antetítulo, que puede situar geográfica o ambientalmente la
noticia, y de un subtítulo que puede complementar la informacióny la captación del lector. Josep
Lluis Gómez Mompart considera que, además del título, el subtítulo y el antetítulo, son también
partes de la titulación los ladillos, o intertítulos, que se insertan en el texto para aligerar su lectura, y
la catenaccio, que sirve para hacer resaltar una información que no está contenida en la titulación,
pero que aparece dentro del texto.
Martínez Albertos y Luisa Santamaría resaltan la importancia del título como elemento destinado a
atraer lectores, y lo definen como el párrafo inicial del encabezamiento destinado a llamar la atención
sobre una información o sobre un conjunto de textos periodísticos92. Además, determinan las tres
funciones periodísticas que a su juicio corresponden a los títulos: identificar los textos que
encabezan, distinguir los géneros entre sí, y despertar el interés de los lectores. Los titulares son,
para Martínez Vallvey, el conjunto de elementos que en un texto periodístico indican cuál es el
contenido e importancia del escrito informativo.

El título es una parte esencial de la noticia, y su tipografía diferenciada con respecto al cuerpo de la
información pretende captar el interés de los receptores. Juan Gutiérrez Palacio afirma que la
titulación en la noticia tiene tal importancia que puede llegar a ser considerada como una parte de la
interpretación95. Para lograr atraer al lector se redacta con unas características gramaticales muy
particulares, como el hecho de omitir formas verbales, o utilizarlas en presente, en lugar del uso de
participios.

Luis Alberto Hernando Cuadrado propone una clasificación de titulares muy sencilla: indicativos y
explicativos, aunque es Karl Bühler97 quien propone la que posiblemente es la más aceptada hasta
el momento: titulares informativos, apelativos y expresivos. Los primeros tienen como función
principal identificar los datos de la unidad a que se refiere el texto informativo, y son los más
comunes.

El titular apelativo posee gran impacto, y es el más utilizado en la prensa sensacionalista, ya que se
dirige al lector para movilizarlo en favor de una determinada opinión de forma persuasiva. En este
caso, se hace referencia a la macroestructura semántica, pero no se refleja lo más importante de la
información. El titular expresivo es muy breve y está elaborado con gran fuerza, ya que intenta
reproducir los sentimientos que la noticia va a suscitar en los lectores. José Javier Muñoz cree que
toda titulación debe ser98: adecuada, sugestiva, concisa, directa, informativa y proporcionada a la
importancia de la noticia, mientras que Josep Lluis Gómez Mompart considera que debe cumplir con
cinco criterios fundamentales: actualidad, concisión, claridad, veracidad y garra99. Para Vilamor, el
titular es una especie de escaparate que sirve de reclamo para que el lector se anime y entre dentro
del establecimiento, es decir, lea la información completa.

La titulación en la noticia se diferencia de la de otros textos periodísticos. Núñez Ladevéze considera


que en este género debe ser un resumen informativo, mientras que en los géneros del periodismo de
opinión son más expresivos y estéticos. Gonzalo Martín Vivaldi coincide con este planteamiento en
la titulación de los géneros informativos, donde estima que no se deben superar las once o doce
palabras, mientras que en los géneros de opinión hay plena libertad, y su autor tiene como único
límite hacerlo sugestivo102. Para Josep Lluis Gómez Mompart, la titulación de la noticia tiene una
función informativa que obliga a resumir lo más destacado de la información, pero posee una
segunda función no menos importante, que es la de atracción a los lectores.

Si analizamos la titulación de las noticias que nos ofrecen los periódicos, podemos llegar a la
conclusión de que se diferencian principalmente por dos criterios: su composición gráfica, y su
mayor o menor grado informativo. No es igual la que tiene solamente un título, que la formada,
además, por un antetítulo -que puede situar la información en un determinado contexto-, y un
subtítulo –que facilita complementar lo esencial de la noticia-. Pero también se distinguen por su
contenido, pues hay titulaciones que informan plenamente con un solo título, y otras que, pese a
tener antetítulo o subtítulo, no lo hacen de forma efectiva. Por ello, podríamos clasificar las
titulaciones de la noticia en los siguientes tipos:
1. Por su composición:
1.1. Simple: si está formada solamente por un título.
1.2. Compuesta: si contiene, además del título, algún otro componente (antetítulo o subtítulo).
2. Por su grado de información:
2.1. Informativa: si condensa lo esencial de la noticia.
2.2. Apelativa: cuando menciona el asunto del que trata, pero no dice
exactamente lo que ha sucedido.
2.3. De impacto: la que no ofrece ningún dato de la información, y contiene en pocas palabras, un
mensaje llamativo.

2.1.2. El lead
El lead, la entradilla, o el párrafo de entrada, es, después del título, el segundo punto de enganche
de la noticia, para lo que se destaca tipográficamente con un tamaño menor que el titular pero mayor
que el resto del texto. Si el título atrae, el lead debe confirmar el interés, por lo que es aquí donde
deben estar resumidos los hechos de mayor relevancia, y expresar una o varias macroproposiciones
temáticas del cuerpo informativo. Debe contener la mayor cantidad de información utilizando el
menor número posible de palabras. En ocasiones se resume lo importante, pero se dejan
conscientemente algunas incógnitas con el propósito de obligar al lector a leer todo el texto. La
entradilla debe incluir lo que Van Dijk denomina “información pragmática acerca del hecho principal”,
es decir, contestar, en lo posible, a las “cinco W” (who, what, when, where, why), con el orden
gramatical apropiado: sujeto, verbo y complementos. En contra de esta opinión se muestra Álex
Grijelmo, quien afirma que la entradilla no tiene que responder a estas interrogantes, y pueden ir
desgranadas a lo largo del texto.

Mientras algunos autores hablan indistintamente de lead o entradilla, Martínez Aguinagalde sostiene
que no son lo mismo, ya que, mientras el primero es conciso y atrae en pocas palabras al lector con
una tipografía diferenciada, la entradilla, o primer párrafo del cuerpo de la noticia, condensa lo más
importante dentro de la información y complementa la titulación, por lo que cumple la función
informativa del lead cuando éste falta. La raíz etimológica de lead es la misma que líder, y nos indica
qué es lo que va al principio de la noticia. Si el primer párrafo tiene mucha importancia en cualquier
género periodístico, en la noticia es aún mayor, ya que debe incluir las proposiciones esenciales del
contenido informativo, y decir al lector qué es lo que va a encontrar en el texto. Por tanto, la
entradilla debe relatar de forma clara y con exactitud lo más importante de lo que ha sucedido y el
tono general de lo relatado. Sin embargo, debe ser breve, y nunca superar las treinta o treinta y
cinco palabras. Pero, aunque es un resumen, no debe tener el estilo telegráfico propio del título.

Para el profesor Martínez Albertos, el lead -que en su opinión debe traducirse al castellano por
“arranque”, “entrada” o “comienzo”- de la noticia es diferente al de los demás textos periodísticos. En
cualquier trabajo publicado en prensa, el párrafo inicial es muy importante, pero mientras en todos
los géneros periodísticos el único objetivo es atraer la atención de los lectores, en la noticia, sin
olvidar éste, su función principal es la informativa. Para Núñez Ladevéze, la entradilla es la parte
principal del texto de la noticia, que luego ha de ser complementada con detalles informativos en el
cuerpo de la misma.

El lead, o entradilla, tiene que ser riguroso, claro, preciso y exacto. Debe evitar el sensacionalismo y
la espectacularidad fácil, y su redacción está en función de los intereses de los lectores de un
determinado periódico. De esta forma cumplirá la función de atraer al receptor, como complemento
de los titulares.

2.1.3. El cuerpo
El desarrollo del texto informativo es denominado episodio por Teun A. Van Dijk, que considera,
junto al comentario, la parte más importante de la información, pues relata en todos sus detalles
cada uno de los hechos integrantes de la noticia anunciados en el resumen o encabezamiento. El
episodio está compuesto de tres partes: el contexto (las circunstancias sociales y culturales del
momento en que se produce el hecho noticiable), los antecedentes (los datos del pasado que
pudieran estar relacionados con la información), y la historia (los hechos del pasado que han podido
originar de forma directa o indirecta lo que ahora es noticia). En ocasiones, las distintas partes del
episodio son difíciles de distinguir entre ellas, al expresarse de forma conjunta. Martínez Albertos y
Luisa Santamaría prefieren denominarlo cuerpo, que abarca el grueso de la información con la
estructura de la conocida pirámide invertida, por lo que deberá contener una exposición ordenada de
los datos que se ofrecen.

Las consecuencias aparecen, o pueden aparecer, a continuación del episodio. Son los efectos que
se originan a raíz de lo informado, así como la trascendencia del suceso. La última parte está
formada por los comentarios, que son las reacciones verbales que la noticia provoca. El orden en el
que aparecen estas partes puede cambiar en función de la importancia de cada una de ellas dentro
de la información. En ocasiones, los comentarios son de tal relevancia que no van al final de la
noticia, sino que pueden aparecer en la entradilla, e incluso en los titulares. Por ello, la ordenación
de las proposiciones informativas está en función no sólo de la estructura temática de cada una de
ellas, sino también hay que tener en cuenta la relevance structure, es decir, la importancia de cada
ítem informativo dentro de la noticia.

Para Daniel Jorques, las propiedades que definen la textualidad nacen en la gestación interna del
mensaje informativo: adecuación, coherencia y cohesión.

La adecuación es la adaptación del texto al contexto comunicativo, la coherencia es la propiedad por


la que el texto se interpreta como una construcción de unidades, y la cohesión es la que establece
relaciones entre las distintas unidades del trabajo. Este autor considera que el texto de una noticia
se conforma como un agrupamiento de codificaciones (la tarea del periodista), comprensiones (la
labor decodificante del lector), y percepciones (la estructura del titular como impacto nicial de la
noticia). Así, el texto es una unidad psíquica formada por datos para representar conceptos
almacenados en la memoria de los lectores.

En el cuerpo de la noticia, normalmente, hay tres componentes perfectamente diferenciables: el


hecho principal, los comentarios y los antecedentes. Aunque no todos los medios informativos
utilizan la pirámide invertida, el hecho principal de la información suele estar al comienzo del cuerpo,
al que le siguen los comentarios-reacciones verbales de los protagonistas directos, personas
relacionadas con los hechos, o expertos cuya opinión ayuda al lector a entender lo sucedido-; y los
antecedentes -que no tienen ubicación fija, y que en algunas ocasiones aparecen en los titulares-.

2.2. Tipología
Fernando Martínez Vallvey hace una pormenorizada clasificación de las noticias según diferentes
puntos de vista:
1. En función de cómo se conoce la noticia: fortuitas, previsibles y programadas.
2. Según su contenido: de interés humano y de interés sustantivo.
3. Por la identidad de las fuentes: oficiales, oficiosas y extraoficiales.
4. Según la proximidad de la fuente: de un nivel o de varios niveles.
5. En función de los asuntos que tratan: simples o múltiples.
6. Por su función informativa: directas y de creación.
7. Según su estructura redaccional: cronológicas, citas, de pirámide invertida y guías.
8. Por su extensión: cuñas, breves, fotonoticias, noticias habituales, y noticias reportajeadas.

Luis Núñez Ladevéze estima que se pueden distinguir tres clases de noticias según la importancia
que tienen para los periodistas:
1. Noticias de información común, que son las menos importantes, y de las que disponen todos los
medios.
2. Noticias de información exclusiva, que son las conseguidas por un solo medio informativo, por lo
que tienen gran importancia periodística, no por el asunto del que trata sino porque ningún otro
medio la conoce.
3. Noticias de información temática, que son las relativas a determinados asuntos que para el medio
informativo en particular son de especial trascendencia.

Para Guillermina Baena Paz, las noticias se deben clasificar por su contenido, y distingue las
políticas, económicas, agropecuarias, científicas, educativas, deportivas, culturales, artísticas,
policíacas, sociales y de interés humano.

Pero además de su contenido, es necesario distinguirlas por su ámbito, de manera que las
informaciones políticas del Ayuntamiento de un pueblo de Castilla no deben ser contempladas en el
mismo grupo que una noticia sobre las últimas decisiones de la Unión Europea en cuanto a la
incorporación de nuevos países. Por tanto, es necesario hacer una doble clasificación, según ambos
aspectos:
1. Por su ámbito: locales, nacionales e internacionales.
2. Por su contenido: políticas, económicas, deportivas y sociales.
Lección 20: La entrevista.

El diálogo entre un periodista y el entrevistado puede tener tres objetivos: obtener alguna
información sobre un hecho presencial, conocer sus comentarios sobre algo sucedido, o hacer una
semblanza del personaje. En este apartado nos referiremos a las dos últimas acepciones, y,
concretamente, las publicadas en un medio informativo escrito. La entrevista, como género
periodístico, la entendemos como el texto resultante de esta conversación, que puede estar
redactado en primera persona -con las palabras textuales de ambos-, o como un artículo basado
en las declaraciones de un determinado personaje, es decir, una entrevista creativa.

Antonio López Hidalgo considera que la entrevista es un género auxiliar de otros, como la crónica o
el reportaje, y Gabriel García Márquez opina que la entrevista es el “género maestro”, porque en ella
está la fuente de la cual se nutren todos los géneros periodísticos. Montserrat Quesada la define
como un método mediante el cual un periodista entra en contacto con un personaje que despierta
interés público por su personalidad o el cargo que ocupa, aunque diez años más tarde, esta autora,
en una obra conjunta con Eric Frattini, le añade un condicionante a esta definición que le otorga
mayor exactitud, al concretar que se trata de un “texto especializado”.

Para Fernando Martínez Vallvey es el género más auténticamente periodístico, aunque también
considera que es el que menos se ha estudiado, y parece ser la hermana pobre de las Ciencias de
la Información. Todo lo contrario opina Antonio López Hidalgo, quien afirma que es el género que
más se ha investigado y uno de los que más monografías han originado. Aunque, como dice
Waldrop las definiciones “suelen ser aburridas además de incompletas”, vamos a analizar lo que de
este género han dicho varios estudiosos. Manuel del Arco nos ofrece la definición más breve, y que
puede servirnos para iniciar su estudio: es una conversación llevada a letra impresa.

La entrevista es un género periodístico eminentemente informativo, aunque puede incluir alguna


apreciación del periodista en forma de comentario de forma explícita sobre el contexto, pero nunca
sobre sus respuestas, ya que su fin es informar objetivamente de las opiniones expresadas por el
entrevistado. Sin embargo, Antonio López Hidalgo, de acuerdo con Fernando Martínez Vallvey,
considera que la entrevista tiene una función persuasiva, porque las opiniones del entrevistado son
ya una subjetividad, por lo que estima que puede ser catalogado como un género periodístico de
opinión, aunque el mismo autor aclara a continuación que la subjetividad de estas opiniones está
ligada a la persona, y no al periodista ni al texto que finalmente se publica. Ana Francisca Aldunate y
María José Lecaros afirman que una entrevista es, sencillamente, un intercambio oral o escrito sobre
un tema con una persona de relevancia que despierta interés en la opinión pública.

La mayoría de las definiciones insisten en dos elementos ineludibles: el diálogo y el antagonismo de


los que hablan. Núñez Ladevéze profundiza un poco más al considerar que la entrevista es un
género principalmente informativo, aunque también existen distintas modalidades de ésta que no lo
son estrictamente, mientras que Víctor Rodríguez afirma que es un subgénero dentro del reportaje
cuando el texto se redacta en tercera persona y no reproduce literalmente las palabras del
entrevistado. Para este autor, la entrevista es una forma de reportaje que se le supone de máximo
interés porque nos sitúa en contacto directo con el mundo particular y privado de unas personas que
destacan por sus cualidades intelectuales, artísticas, humanas, o el cargo que ostentan. Juan
Gutiérrez Palacio y María Pilar Diezhandino consideran también que la entrevista es una modalidad
particular del reportaje objetivo, mientras que Montserrat Quesada afirma que la entrevista es un
género autónomo perfectamente diferenciado del reportaje por sus particularidades estilísticas y su
estructura formal.
El profesor Martínez Albertos considera que la entrevista es un subgénero dentro de los géneros
periodísticos informativos, y afirma que es muy corriente en los periódicos sensacionalistas por el
sentimiento de proximidad que da al lector. Este autor asegura que si aceptamos que hay dos
modelos de periodismo –el anglosajón y el latino-, es en este último donde más se utiliza la
entrevista como medio sensacionalista132, afirmación con la que Antonio López Hidalgo discrepa, y
califica de “falsa realidad”, pues si bien es verdad que en el periodismo no riguroso abundan las
entrevistas, también es cierto que el sensacionalismo es un invento anglosajón. Además, afirma que
la entrevista que más gusta en el periodismo latino es la creativa.

José R. Vilamor ofrece una definición extensa en la que incluye los distintos tipos de este género
periodístico. En su opinión, la entrevista es la consecuencia del diálogo entre un periodista y un
personaje, el resultado de una conversación formal con una persona a la que se acude para que dé
su opinión autorizada sobre un hecho noticioso o para conocer distintos aspectos de su
personalidad, e incluso para que comunique alguna novedad que puede originar una noticia. Héctor
Borrat contempla la entrevista también como una conversación, aunque considera que realmente es
el relato resultante de ella. Se trata de un texto que se publica en un periódico en el que se da
cuenta del diálogo sostenido entre un periodista y otra persona de la que interesa su opinión sobre
algún asunto. José Julio Perlado también destaca en la entrevista el diálogo entendido como una
apertura del entrevistado hacia el lector. De esta forma, el periodista sería el puente de relación
entre las opiniones del personaje y las inquietudes culturales del receptor.

Martínez Vallvey incorpora en su definición el concepto de ser un género periodístico diferenciado.


Para este autor, la entrevista es un tipo de texto en el que se refleja un diálogo entre dos personas,
una de las cuales, el periodista, plantea sus intervenciones en un nivel distinto al entrevistado, ya
que procura motivarle para que hable en una determinada dirección. Karl Warren también habla de
texto con características propias, y la define como un artículo especializado basado en un diálogo
con una persona cuyo nombre, actividad u opinión interesa a los demás.

Leonor Arfuch opina que la entrevista es, ante todo, una narración, porque nos acerca a los
personajes entrevistados a través de sus opiniones personales, y en la misma línea se manifiesta
David Vidal, quien basado en los estudios del teórico ruso Mijail Batjin, prefiere definir la entrevista
no como un género específicamente periodístico, sino como un texto discursivo debido a que es una
comunicación oral, es decir, enunciativa.

José Javier Muñoz plantea cuatro condiciones que debe cumplir toda entrevista: interés real por su
protagonista o por la calidad de sus respuestas, primera condición sin la cual no merece ser
publicada; justeza en la transcripción, pues, aunque no se publique lo contestado literalmente, tiene
que reflejar la intención de cada respuesta; naturalidad en lo escrito, que debe transmitir al lector el
tono en el que se desarrolló la conversación; y amenidad, que son las aportaciones del periodista en
la descripción del ambiente para lograr un texto agradable. Y Martínez Vallvey señala otras cuatro
características fundamentales que considera definitorias de este género periodístico. En primer lugar
es un tipo de texto difundido en cualquier medio de comunicación en el que se refleja la verdad del
contenido de una conversación. La segunda condición es que este diálogo ha tenido que ser
necesariamente planificado y programado. También, debe reflejarse el texto con la máxima claridad
para que sea entendido por el receptor. Por último, la entrevista tiene el doble objetivo de informar y
de formar culturalmente a la población.

Podemos concluir que la entrevista es un género del periodismo informativo que refleja las
respuestas de un personaje, cuyas opiniones, debido a su relevancia social, al cargo que ocupa, o a
su implicación en hechos de la actualidad informativa, son de interés general. Por todo ello, las
características esenciales podrían resumirse en cuatro puntos:
1.La entrevista es un género autónomo dentro del periodismo informativo.
2. Su texto refleja una conversación basada en preguntas y respuestas para conocer las opiniones
de un personaje.
3. Puede reproducir las palabras del periodista y del entrevistado en primera persona, o integrar las
respuestas obtenidas entre comillas dentro de un texto creativo.
4. Su objetivo es obtener información de hechos y de opiniones que interesan al lector.

3.1. Algunas notas para su realización


José Francisco Sánchez afirma que en una entrevista coinciden cuatro integrantes: el entrevistador,
el entrevistado, el asunto y el contexto. De ellos, sólo uno permanece en el tiempo, mientras los
otros cambian. Sólo el periodista continúa a través de las entrevistas de su vida. Es necesario
señalar que también existen otros elementos, como el medio de comunicación para el que se hace,
con sus especificidades, y el público al que está dirigido, especializado o no. En el presente apartado
trataremos de la entrevista en prensa no especializada.

La entrevista tiene tres momentos: la preparación del trabajo, la entrevista propiamente dicha, y la
transcripción del texto. El primero es muy importante, y aunque en el periodismo se trabaja
normalmente con urgencia, una buena preparación con datos sobre el personaje es imprescindible.
Ésta es la fase en la que se determina si va a tener éxito el trabajo. Disponer de abundante
documentación, y hablar con personas próximas al entrevistado puede ser el secreto para un buen
resultado. Con este material se confecciona un cuestionario, que será una herramienta útil, aunque
no debe ser considerado como un documento fijo, ya que durante la conversación pueden surgir
nuevos asuntos de interés que no estaban previstos.

En general, las preguntas que se hacen en una entrevista pueden ser clasificadas en abiertas y
cerradas. Antonio López Hidalgo distingue, además, las extensas y las monosilábicas; y las
generales y concretas. Las abiertas son aquéllas en las que el entrevistado tiene la posibilidad de
responder como considere oportuno, mientras que las preguntas cerradas sólo admiten un
monosílabo, aunque puede estar acompañado por una explicación. Guillermina Baena Paz distingue
también las abiertas, con la definición anterior; las cerradas, que son aquéllas que ofrecen varias
posibilidades de respuesta entre las que debe elegir el entrevistado, y las literales, que son las que
requieren una respuesta concreta.

Pero una clasificación de preguntas en cuanto al objetivo que persiguen dentro de la entrevista nos
la aporta José Francisco Sánchez, quien considera que el éxito en ocasiones depende de cosas tan
sencillas como el orden de las preguntas que se plantean, y recomienda una secuenciación bien
planificada para lograr un buen trabajo:

En primer lugar, y para ganar la confianza del entrevistado, se hacen las preguntas cómodas, fáciles
de contestar, que aportan un ambiente distendido, apropiado para una conversación amistosa. Son
cuestiones gratas de recordar para el personaje cuyas respuestas no van a aparecer en el texto que
se publica, pero son el comienzo adecuado para una charla íntima en la que se establece un clima
apropiado que posibilita obtener algunas confidencias. Es una fase de aproximación entre las dos
partes, con el único objetivo de establecer un clima cordial que facilite la conversación posterior.

A continuación se plantean las preguntas examen, que se hacen para comprobar la sinceridad del
personaje, y, por tanto, el grado de fiabilidad de sus palabras. Las respuestas ya las conoce el
periodista, pero se hacen para saber si existe una actitud a la defensiva por parte del entrevistado o
no. Aquí, la imaginación del periodista es la pieza clave.

Las preguntas ordinarias en orden creciente de dificultad van a continuación.


Es la fase más importante de la entrevista. Por medio de preguntas auxiliares, se pretende llevar al
entrevistado a las cuestiones más comprometedoras. Se trata de preguntar cosas que incluso
pueden ya conocerse parcialmente, pero se hacen con el objetivo de obligar al personaje a
manifestarse sobre algo que, si no es de esta forma, evadiría con facilidad. Es un procedimiento
denominado por algunos periodistas como “la técnica del embudo”, aunque no es una regla
aceptada por todos.

Las preguntas de humo se utilizan a lo largo de la entrevista con el objetivo de ganar tiempo ante
respuestas inesperadas. Son preguntas abiertas que plantean cuestiones poco importantes que no
interesan al periodista, para que en ese intervalo pueda meditar sobre un nuevo replanteamiento de
alguna circunstancia imprevista que aparece en la conversación, y repreguntar algún aspecto
concreto.

Una vez terminada la entrevista formal, vienen las preguntas finales sin grabadora ni bloc de notas.
En estos momentos, el entrevistado se relaja y puede hacer alguna manifestación importante que en
el transcurso de la entrevista no había hecho por estar a la defensiva. Es una fase que en ocasiones
se convierte en la más importante de la conversación, pues en ella pueden aparecer respuestas
sorprendentes, aunque las limitaciones éticas deben estar presentes. Siempre debe respetarse el
“off the record” previamente pactado. Nos referimos a respuestas que se producen en los instantes
finales, pero dentro de la conversación, cuando el entrevistado puede hacernos una confesión que
hasta ese momento no había hecho.

Finalmente llega el momento de redactar lo que se va a publicar, es decir, a todo lo grabado y


anotado hay que darle forma. Para Núñez Ladevéze, la transcripción al papel de la entrevista puede
hacerse de acuerdo a tres estilos: el directo, con la utilización de la primera persona, el indirecto,
redactada en tercera persona, y el interpretativo, que se asemeja a un artículo en el que se incluyen
las opiniones del entrevistado.
Julio del Río también señala un modelo de entrevista redactada en tercera persona, dentro de la que
se introducen algunas palabras entrecomilladas de las respuestas del entrevistado, sin la pregunta
directa que las motivó. Es la entrevista que denomina narrativo-descriptiva, también llamada de
semblanza o de personalidad, y que se parece a un artículo, ya que la frontera entre ambos géneros
periodísticos en este caso es difusa. Se centra en los aspectos biográficos y de personalidad del
entrevistado a través de sus respuestas, y permite de forma más abierta el uso de recursos literarios,
aunque siempre debe prevalecer la función informativa.

También pueden combinarse los dos modelos, el de pregunta-respuesta y el narrativo-descriptivo,


con un extenso sumario en el que se incluyen las palabras de mayor relevancia del entrevistado, y al
que se añade a continuación el texto completo de las preguntas y respuestas, aunque no debe
confundirse con la semblanza, en la que sólo se utiliza la tercera persona. David Vidal considera que
hay que distinguir entre ambas, ya que la semblanza es un género de carácter biográfico que se
centra en la personalidad del entrevistado, mientras que la entrevista con el modelo mixto antes
explicado contiene algunas preguntas y respuestas en primera persona.

3.2. Estructura
Aunque Antonio López Hidalgo opina que la estructura formal propia de este género es libre,
especialmente en la entrevista creativa153, la mayoría de los autores que lo han estudiado coinciden
en proponer un esquema muy similar. Susana González Reyna considera que la entrevista consta
de tres partes: la entrada, que sirve para la presentación del personaje; el cuerpo, que contiene las
preguntas y las respuestas; y la conclusión, que puede ser la última respuesta, un comentario del
periodista o el final del relato. Una estructura similar propone Guillermina Baena Paz: la entrada, que
tiene como objetivo la atracción del lector; el cuerpo, con las preguntas y respuestas; y el final, con
una frase significativa o la reflexión personal del periodista. También en la misma línea se encuentra
la propuesta de Montserrat Quesada156: la entradilla, donde se presenta al personaje con una
tipografía diferente al resto del texto; la introducción, en la que se describe al entrevistado y el
ambiente que reina en la conversación; y la coletilla, que es donde el entrevistador puede añadir un
gesto creativo al texto a modo de conclusión sin incorporar juicio de valor. Esta autora, diez años
más tarde, en una obra conjunta con Eric Frattini, sustituye la coletilla por el cuerpo, que es la
entrevista propiamente dicha.

Son muchos los autores que proponen una estructura dividida en tres partes:la presentación, donde
se esboza el perfil del personaje con un pequeño currículo personal, aunque cuando se trata de una
persona muy conocida se puede sustituir por una descripción sobre el ambiente que existe en el
diálogo; las preguntas y respuestas, que aparecen de forma directa y en primera persona, tal y como
se produjo en la conversación; y por último, el final, que puede ser un comentario personal como
conclusión del periodista. El modelo de José Francisco Sánchez, va en esta línea: entrada, cierre y
comentarios marginales158; y lo mismo sucede con el que ofrece Martínez Vallvey: entradilla,
introducción, cuerpo y cierre. Para este autor, la entradilla es todo el encabezamiento de la
entrevista, y su función también es atraer al lector, por lo que destacan sus mismos dos objetivos: el
informativo y el estético. La introducción va a continuación, y es donde se presenta al entrevistado
con un estilo muy creativo, y redactado en tercera persona.
El cuerpo está formado por las preguntas y las respuestas, que se reflejarán en primera persona.
Por último, la entrevista termina con el cierre, que nunca debe ser una frase del periodista, aunque
en ocasiones es admisible un toque literario personal al final del texto.

La titulación, como en todo género periodístico, es importante para atraer la atención del lector, por
lo que debe contener información acerca del contenido del texto. El modelo más corriente del título
suele ser el nombre del entrevistado con una frase suya entrecomillada, y un subtítulo con otras
declaraciones, aunque David Vidal opina que la titulación depende del tipo de entrevista, pues
cuando se trata de una informativa lo adecuado es una frase que a juicio del periodista sea lo más
importante de las declaraciones, pero en la entrevista de personalidad es más aconsejable un titular
apelativo en tercera persona.En opinión de Martínez Aguinagalde, la entradilla, como complemento
de la titulación, debe contener como mínimo tres datos del entrevistado: nombre, actividad habitual,
y motivo concreto de la entrevista.

Para Antonio López Hidalgo, el estilo de este género es libre, por lo que su función informativa no
debe impedir un lenguaje creativo163, y José Julio Perlado afirma que el estilo en toda entrevista
debe respetar un escrupuloso equilibrio entre la profundidad y la amenidad, es decir, debe tener
calidad informativa sin olvidar la belleza expresiva. Es un género del periodismo informativo, pero no
tiene que contestar las cinco W, como en el caso de la noticia. Montserrat Quesada opina que en la
entrevista se debe responder sólo a cuatro de ellas: quién es el entrevistado, qué es, cómo opina y
dónde se realiza la entrevista.

En la estructura de la entrevista informativa se pueden distinguir claramente tres partes, que los
distintos autores denominan de forma diferente:
1. Presentación, que consta de titulación y entradilla, que junto a la fotografía y pie de foto nos
muestran el personaje y el motivo de la entrevista. En el titular se refleja una frase importante de las
contestaciones que recoge el texto, mientras que en la entradilla se ofrece un perfil del entrevistado,
aunque cuando se trata de un personaje muy conocido se sustituye por un comienzo atractivo para
el lector que explica el ambiente de la conversación.
2. Cuerpo, en el que se plasman las preguntas y respuestas en primera persona, con la mayor
fidelidad posible a las palabras pronunciadas por el entrevistado -entrevista directa-, o está integrado
por un texto más literario con algunas respuestas entrecomilladas del personaje -entrevista creativa-.
3. Final, o cierre, en el que se admite una frase final del periodista o una respuesta significativa del
entrevistado.

3.3. Tipología
Sigfried Mendel166 afirma que “las entrevistas son tan variadas como las personas que las
conceden, los reporteros que las hacen y las noticias que las suscitan”, y Montserrat Quesada
asegura que hay casi tantos tipos de entrevistas como periodistas entrevistadores. Dejando al
margen la posible exageración de ambas aseveraciones, son varios los autores que clasifican las
entrevistas en dos grupos. Antonio López Hidalgo distingue las de declaraciones, que son de
contenido fundamentalmente informativo; y las de creación, con aportaciones más literarias, y David
Vidal comparte esta idea con una propuesta casi coincidente:
la informativa/temática objetiva/de declaraciones, que es la relacionada con la actualidad; y la de
personaje/literaria/creativa, que tiene un tinte más subjetivo. Ésta segunda, que Montserrat Quesada
denomina creativa o literaria, se centra en la personalidad del entrevistado y todo aquello que lo
identifica, por lo que responde principalmente a “quién es”. Martínez Aguinagalde también distingue
solamente dos tipos de entrevistas, que diferencia por los motivos que llevan al periodista a
realizarla: por la actualidad de unos hechos de interés social, y por la personalidad del entrevistado,
sin que ningún hecho noticiable se haya producido en su inmediatez171. Son clasificaciones
similares aunque proponen una terminología diferente, ya que en todas se distingue un modelo que
se centra en un personaje de forma objetiva, y otro en el que se aprecia un texto más creativo. Pero
otros autores consideran que entre las entrevistas hay suficientes factores que pueden hacer
diversificar más los tipos de entrevistas. Veamos algunos de ellos.

Martínez Albertos distingue tres modalidades: las declaraciones, que son aquellas en las que se
reflejan las opiniones de un personaje sobre un asunto que tiene interés colectivo en ese momento;
la entrevista de personalidad, que está motivada principalmente por la importancia de la persona
entrevistada, y no por la oportunidad; y la entrevista con fórmulas ya establecidas, también llamada
“cuestionario Marcel Proust”, que es un modelo en el que el entrevistado contesta a un formulario de
preguntas ya preparado como si fuera un test psicológico, y que puede servir para revelar su
personalidad. Martínez Vallvey coincide en parte con esta clasificación, aunque añade una más al
distinguir, dentro de las que Martínez Albertos denomina declaraciones, las informativas o noticiosas
y las de opinión o declaraciones. Su propuesta tiene cuatro tipos: las de personalidad, que se
centran en la vida del entrevistado; la informativas, cuyo eje principal es interpretar un
acontecimiento; las de opinión, que son las que recogen declaraciones en general; y las de
cuestionario Marcel Proust, que serían las que tienen forma de test.

José Acosta Montoro considera que siempre una entrevista está provocada por la actualidad, por lo
que éste no puede ser el factor que las diferencie. En su propuesta señala cinco tipos, según la
naturaleza de la información que la origina.

No acepta el cuestionario Marcel Proust, y aporta una novedad al considerar la encuesta y la


conferencia de prensa como modelos diferenciados de entrevista.

Su clasificación es: la informativa, la de opinión, la de personalidad, las encuestas, y la conferencia


de prensa. De ellas, la de personalidad es motivada por la relevancia social del entrevistado, y es la
que Núñez Ladevéze considera con más valor literario y psicológico que informativo. La informativa
es, según Montserrat Quesada, la que está centrada en el interés que despierta la opinión de un
determinado personaje, por lo que debe someterse a las mismas normas de actualidad que en los
demás géneros informativos, mientras la entrevista de creación tiene otros componentes aportados
por el periodista y se acercan a la estructura de un artículo.

José Javier Muñoz hace una clasificación de las entrevistas según su contenido
y su realización:
1. Por su contenido, las entrevistas pueden ser: de personaje, que son las que tienen como primer
factor la figura del entrevistado; las entrevistas de actualidad, cuyo tema central es el desarrollo de
una información concreta; y las entrevistas de opinión, que son aquéllas donde lo importante son los
puntos de vista de determinados personajes sobre asuntos de actualidad.

2. Por su realización, pueden ser urgentes, si se produce en un diálogo improvisado, y preparadas,


cuando son formalmente solicitadas y preparadas. Luis Núñez Ladevéze plantea una tipología de las
entrevistas según la forma de preguntar, entre las que distingue las preparadas y las realizadas de
forma espontánea, aunque su clasificación más interesante es la que propone en cuanto a las
personas entrevistada:
1. Entrevista a persona idónea: la que se hace sobre un asunto a quien es su responsable, dentro de
la que incluye la rueda de prensa.
2. Entrevista de autoridad: la que se hace sobre cualquier asunto a una persona por su prestigio
social o su responsabilidad pública.
3. Encuesta periodística: la que se realiza con una muestra de la población para conocer la opinión
pública.
4. Entrevista de personaje popular: cuando se hace a una persona conocida sobre asuntos que nada
tienen que ver con la razón de su popularidad.
Otros autores hacen clasificaciones más amplias, como Jorge Halperín que distingue seis tipos de
entrevistas teniendo en cuenta lo que busca el periodista y también el grado de presencia del
entrevistado, o Guillermina Baena Paz, que propone una clasificación teniendo en cuenta su
estructura y su origen:

Las entrevistas que se enmarcan dentro del periodismo informativo se distinguen, en primer lugar,
por el motivo que las originan. Bajo esta perspectiva, hay dos tipos de entrevistas: las de
personalidad y las de actualidad, aunque dentro de ellas se pueden distinguir varias modalidades.
Las primeras tienen interés por parte del público por la persona entrevistada, independientemente de
las cuestiones planteadas por el periodista o la actualidad informativa. Dentro de éstas se incluyen
las del “cuestionario Marcel Proust”, y las conferencias de prensa, pues es el personaje el motivo de
la entrevista. En la de actualidad, lo atractivo para el lector es lo sucedido recientemente, y no la
persona que realiza las declaraciones. Sin embargo, la clasificación más importante es por la forma
en que están redactadas. En relación con el modelo de texto, pueden ser entrevistas directas, en las
que figuran las preguntas y las respuestas redactadas en primera persona; y las entrevistas
creativas, que incorporan en su texto algunas respuestas obtenidas, pero se intercalan dentro de un
texto que se aproxima al artículo. Un modelo en el que Montserrat Quesada considera que debe
cumplir los dos objetivos principales que la caracterizan: la información, y la estética.
Capítulo 5 : Géneros interpretativos

Lección 21: La crónica, un género del periodismo literario equidistante entre la información y la
interpretación

Dr. Rafael Yanes Mesa

1. El periodismo literario

Las relaciones entre la literatura y el periodismo son objeto de numerosos trabajos de investigación.
Algunos autores consideran que son dos mundos completamente diferenciados, con objetivos y
métodos muy distantes, mientras que otros matizan al afirmar que, si bien es verdad que el
periodismo informativo expresado en la noticia tiene unas características propias muy distintas a las
de una obra literaria, no es menos cierto que determinados géneros periodísticos se acercan
claramente a lo que podríamos definir como una obra de creación con elementos próximos a la
literatura.
En el periodismo en sentido estricto destaca la función informativa con un lenguaje asequible para el
lector medio, y donde lo importante es que lo escrito sea entendido con inmediatez por el
consumidor de prensa. En la literatura, sin embargo, lo que importa es la forma, la belleza de
expresión, y no que se comprenda desde una primera lectura. La obra literaria está dirigida a un
público concreto, mientras que el periodismo es para toda la sociedad. Se podría afirmar que el
lector de periódicos busca información veraz sobre la actualidad, y la quiere conseguir en un corto
espacio de tiempo, mientras que el lector de libros lee sin prisas por el placer de la lectura, para
disfrutar de la forma con la que está escrito y sin buscar ninguna novedad.
Las diferencias entre ambos se difuminan en el periodismo literario. Son trabajos periodísticos con
elementos propios de la literatura, o, dicho de otra forma, escritos literarios con una función
informativa. Los lectores de los artículos que hoy proliferan en la prensa diaria buscan el placer de
leer trabajos creativos en los que abundan recursos lingüísticos propios de una obra literaria,
aunque informan sobre asuntos de candente actualidad. Es literatura, pues lo importante es la
belleza del texto, pero también es periodismo, ya que no abandona su función informativa, por lo
que no es adecuado afirmar que un escrito es periodístico o es literario pero no ambas cosas a la
vez, ya que hay textos en los que la literatura y el periodismo “se abrazan” (López Pan, 1996: 123).
Gonzalo Martín Vivaldi (1998: 249) cree que la diferencia entre periodismo y literatura no es que el
primero represente la objetividad y la segunda la subjetividad. En su opinión, el buen periodismo es
también literatura. Son dos disciplinas que hoy se solapan, pues la literatura es, o debería ser, un
mensaje comprometido, un reflejo fiel del mundo en que se vive, y el periodismo supone, además de
comunicación, revelación, descubrimiento de esa realidad. Es decir, la literatura tiene mucho de
comunicación, y el periodismo también es subjetivismo sobre la propia realidad. Este autor concluye
con la afirmación de que el periodismo no es un arte literario menor, sino un arte literario diferente.
Además, la literatura y el periodismo aparecen unidos desde los inicios de éste: el periodismo tiene
sus raíces en la literatura, especialmente en España, donde los primeros periódicos contienen gran
cantidad de colaboraciones de escritores de prestigio. Manuel Vicent (Vilamor, 2000: 67) afirma que
el periodismo es un género literario autónomo nuevo, ya que es el gran género literario nacido
durante el siglo XX, del mismo modo que la novela lo fue en el XIX, el ensayo en el XVIII, el teatro
en el XVII, o la poesía en el XVI. En su opinión, el siglo XX no podría entenderse sin el periodismo.
Hay textos periodísticos elaborados con multitud de elementos lingüísticos literarios, al igual que
también aparecen en prensa escritos literarios que contienen elementos informativos sobre la
realidad del momento. Es el periodismo literario. Escritos que son Periodismo porque en ellos
prevalece la actualidad, el interés y la comunicabilidad, y porque están escritos con el triple
propósito de informar, orientar o distraer, pero también son Literatura porque contienen algo más
que comunicación, interés y actualidad, y están escritos con un estilo muy personal (Abril, 1999:
137).

2. La crónica, entre la información y la interpretación

Algunos autores consideran que la crónica es un género claramente identificado dentro del
periodismo informativo por el hecho de basarse en la noticia, ya que sin ésta pasaría a ser un relato
histórico o un artículo valorativo (García, 1985: 60). Otros, como Martínez Aguinagalde (1997: 70),
afirman que la crónica es el más interpretativo de los géneros periodísticos. Ninguna de las dos
visiones es completa. Aunque es un género que contiene una inequívoca faceta informativa, tiene
algo más que pura información, ya que su identidad está determinada por la interpretación y
valoración de lo narrado. Por ello puede considerarse un género ambivalente, en tanto que es
información, pero también interpretación, es decir, un género mixto entre el periodismo informativo y
el periodismo de opinión.
En cierta forma, la crónica es un género que existe antes que el propio periodismo. El relato
interpretativo contado desde el lugar donde sucede un hecho noticioso aparece pronto en la historia
de la humanidad. Su nombre tiene el antecedente etimológico “cronos”, que significa “tiempo”, por lo
que hace referencia a una narración ligada a la secuencia temporal. Sin embargo, mucho más que
la información, lo importante de este género es su función interpretativa, ya que la crónica es un
texto que narra los hechos en un medio informativo con una valoración de su autor (Martín, 1998:
123). Se puede definir como una noticia interpretada, valorada, comentada y enjuiciada (Vilamor,
2000: 341), es decir, un género híbrido entre los interpretativos y los informativos (Hernando, 2000:
21) o que se encuentra en el límite entre los informativos y los de opinión (Gutiérrez, 1984: 114).
Para el profesor Martínez Albertos (1983: 361), la crónica tiene esta doble finalidad, pues además de
ser el texto narrativo de unos hechos, contiene también la valoración interpretativa de los mismos,
ya que se trata de un género que, particularmente en España, está redactado con un estilo ambiguo
entre el propio de un periodismo informativo y el de solicitación de opinión. En su opinión, la crónica
es la narración de una noticia con ciertos elementos valorativos, que siempre deben ser secundarios
respecto al relato del hecho que la origina. Se trata de un texto que intenta reflejar lo acaecido entre
dos fechas, de ahí le viene su origen etimológico, y además forma parte de un grupo de géneros que
él denomina para la interpretación periodística por encuadrarse dentro del marco referencial del
“mundo del relato”.
Gabriel García Márquez (2001: 2) tampoco cree que las fronteras de este género estén bien
definidas, y estima que nunca se aprenderá a distinguir a primera vista entre géneros tan diferentes
como el reportaje y la crónica, e incluso entre estos géneros periodísticos y el cuento o la novela. La
crónica está a caballo entre la información pura, en cuanto aporta datos de actualidad, y el
periodismo de interpretación, ya que incluye valoraciones personales (Muñoz, 1994: 133).
Es necesario precisar la separación clara entre la crónica y el reportaje. Mientras una crónica la
realiza un periodista desde el lugar de los hechos, en el caso del reportaje su autor puede estar
ausente. Esta es la diferencia fundamental entre ambos géneros periodísticos. Si se hace una
crónica de una sesión parlamentaria, de la guerra de Irak o de un partido de fútbol, la condición sine
qua non es que el cronista se encuentre en el Parlamento, en el frente de batalla o en el estadio. Sin
embargo, puede hacerse un reportaje sobre la Luna sin que el periodista la visite. Pero además, hay
un elemento esencial que marca la estructura de la crónica: la secuencia temporal, que aunque en el
reportaje se puede contemplar como elemento anexo, no conforma el centro del texto (Elías, 2003:
220).
Pero posiblemente, la principal confusión con este género está producida desde el propio
periodismo. Algunos periódicos anuncian una “crónica de nuestro corresponsal”, cuando se trata
realmente de una noticia sin ningún componente interpretativo. El cronista tiene la misión de
informar sobre lo sucedido, de contarlo, pero, a diferencia de la noticia, lo comenta desde su punto
de vista. Es un relato sobre un hecho noticiable, pero en el que se incluye la valoración parcial de su
autor. Se trata de una interpretación subjetiva de los hechos ocurridos, contados desde el lugar en el
que se producen y con una implicación clara de su cronología.
Por esta condición, son varios estudiosos los que apuestan por considerar que la crónica es un texto
estrictamente informativo. Ana Francisca Aldunate y María José Lecaros (1989: 13) afirman que lo
importante de este género es la función narrativa, y lo definen como un relato directo e inmediato de
una noticia, una narración de los sucesos de actualidad con un esquema poco rígido. En su opinión,
la crónica es un género esencialmente informativo, y lo definen como un relato desapasionado que
muestra uno o varios hechos ordenados, con lead y en una estructura de pirámide invertida, es
decir, se relata lo sucedido jerarquizando en forma decreciente las distintas partes teniendo en
cuenta el interés informativo, como en la noticia.
Sin embargo, dentro de este género, la información y la interpretación son dos componentes
inseparables. Juntas forman la esencia de la crónica. Mientras que en el artículo, la noticia no forma
parte del texto y sólo es su pretexto, en la crónica destaca la función informativa sobre un hecho que
es interpretado por su autor. Es algo más que noticia y no llega a un género estrictamente de
opinión.
Además, su estilo creativo la acerca a la literatura. El profesor Martínez Albertos (1983: 360) afirma
que la crónica puede ser considerada un género literario muy desarrollado en el periodismo latino, y
desconocido, al menos con estas características, en el periodismo anglosajón. Cercano a una obra
literaria también lo considera Héctor Borrat (1989: 122), quien asegura que la crónica es un texto
redactado con estilo libre, firmado por su autor, y que se caracteriza principalmente por el uso de
recursos propios de la literatura.
Es un género de autor. Aunque el hecho relatado en la crónica es rigurosamente objetivo, está
elaborado con una riqueza de vocabulario y con una interpretación personal que lo alejan del
periodismo estrictamente informativo. Martínez Vallvey (1996: 109) destaca su carácter
eminentemente literario, al afirmar que la crónica es un texto con sello personal no sólo porque suele
ir firmado, sino porque el cronista comenta, amplía y ordena los hechos a su manera, y lo hace con
estilo literario sin dejar de ser periodístico.

3. Un género de periodismo literario


En la crónica destaca su estilo creativo. No es la simple interpretación de un acontecimiento, sino la
narración valorada de lo sucedido recientemente contado de forma amena. Según Manuel Graña, lo
que distingue la verdadera crónica es precisamente el sello personal que se advierte, porque va
firmada, y su autor, además de enjuiciar, prioriza los hechos a su manera (Martín Vivaldi, 1998:
139). El cronista es un testigo presencial que da fe de lo que ocurre, y lo hace con su particular
forma de expresarse.
El estilo personal de quien lo firma es lo que caracteriza a este género periodístico. La crónica se
distingue por el sello de su autor, y esto forma la esencia misma del texto. Se trata de un relato
informativo, es decir, la unión del relato y el comentario subjetivo de lo noticiable, ya que es un
trabajo en el que se da cuenta de un suceso de actualidad a través de la visión personal de su autor.
Es información, aunque por la subjetividad que supone la interpretación del cronista y por el estilo
ameno con el que está escrito, se aleja del periodismo estrictamente informativo.
Si quisiéramos delimitar el estilo de la crónica, por tanto, llegaríamos a la conclusión de que es
fundamentalmente libre. Los elementos creativos que le dan la autoría del cronista conforman su
esencia como texto diferenciado. Por ello, la firma es un dato importante para el lector por su triple
función noticiosa-informativa-valorativa, aunque esa libertad está condicionada por el hecho que se
narra, y que consiste en el núcleo informativo que la origina.
Pero además, la crónica tiene los límites éticos del periodismo en general, que impiden la
deformación de lo que realmente ha sucedido. Se plasma la visión personal del cronista, aunque sin
desvirtuar los hechos noticiables objetivos. La interpretación subjetiva del periodista nunca puede
significar una distorsión de lo ocurrido, ya que por encima de las preferencias ideológicas del
cronista está la objetividad de lo acontecido. Después, el periodista ofrece su particular visión sobre
las causas que lo han motivado o las consecuencias que en el futuro pueden haberse originado. En
resumen, el hecho de firmar la crónica otorga a su autor toda la libertad expresiva en su estilo
personal, pero este principio siempre debe contemplar las limitaciones deontológicas de la veracidad
de los hechos narrados.
Aunque dispone de total libertad de estilo, el cronista, como en todo trabajo periodístico, tiene la
obligación de dirigirse al gran público, por lo que debe elaborar un texto claro, conciso y
transparente. Es aconsejable la oración simple y el párrafo no demasiado extenso. Las frases no
deberán exceder de las dieciséis o diecisiete palabras, y los párrafos de setenta a ochenta para
facilitar la lectura. Para el profesor Martínez Albertos (1983: 363), el estilo de la crónica debe ser
directo y llano, esencialmente objetivo, pero, al mismo tiempo, tiene que plasmar la personalidad
literaria del periodista que la firma. Según este autor, aunque la crónica es un género que admite la
forma expresiva del estilo literario, no debe aceptarse un exceso de estilo editorializante, es decir, de
juicios de valor que dejen en un segundo plano la función informativa.
La crónica tiene, además, el propósito de orientar, por lo que esta libertad de estilo también deberá
combinarse con el conocimiento previo del acontecimiento del que se habla, de forma que el lector
adquiera un conocimiento global desde un determinado punto de vista, pero siempre con la belleza
expresiva propia de un género del periodismo literario. Teniendo en cuenta todo ello, puede definirse
la crónica como “un texto del periodismo literario redactado desde el lugar en el que han ocurrido
unos hechos noticiables, y donde es imprescindible la interpretación de su autor”.

4. Un modelo estructural libre

La crónica es un género informativo-narrativo con absoluta libertad expresiva, por lo que permite no
ceñirse a la estructura formal de la pirámide invertida, que es una característica del periodismo
exclusivamente informativo. No obstante, como en todo trabajo periodístico, la titulación es el
principal medio para atraer al lector. En el título debe quedar claro que no es una noticia. Para ello
es necesario que la titulación tenga elementos interpretativos. Un titular frío e imparcial hace que el
lector se acerque a su texto sin percibir que se trata de una valoración de lo que ha sucedido. Nunca
debe comenzarse con una titulación eminentemente informativa. Álex Grijelmo (2001: 482)
considera que los titulares de las crónicas pueden ser de tres tipos: como cualquier otra noticia, es
decir, con importancia en el contenido informativo; con cierta carga de interpretación, que es el titular
más específico de este género; y con una opinión, bastante utilizado en las crónicas taurinas y
deportivas. El primer tipo no parece adecuado para este género, ya que una crónica no es “como
cualquier otra noticia”.
El primer párrafo, además, tiene la función de captar un mayor interés por parte del lector. Para ello,
se debe comenzar con un juicio acertado y original, o con una apelación a lo sucedido por medio de
una frase impactante. El objetivo es que el receptor se sienta atraído por su lectura hasta el final del
texto. Es corriente una técnica que consiste en dejar algún interrogante de cierta importancia en la
entradilla para obligar a buscar la respuesta en el cuerpo, pero es necesario hacerlo con precaución,
ya que el interés suscitado debe verse finalmente compensado.
En opinión de Susana González Reyna (1991: 37), la crónica es un género que recurre a la forma
narrativa para el relato de lo sucedido, por lo que le corresponde la estructura de un texto unitario.
En su opinión, este género tiene unas características en su redacción basadas en cuatro
condiciones: Evocar el suceso que se quiere destacar, ordenar los datos importantes, dar el tono
adecuado para atraer al lector y agregar un comentario personal del periodista de forma discreta y
elegante. Esta autora propone una estructura sencilla de tres partes que considera igualmente
importantes: La entrada, que debe tener fuerza y resultar atractiva, el relato, que incluye los detalles
importantes de lo sucedido y la conclusión, que es el final del relato, aunque no un juicio.
Pero en la crónica se distinguen claramente sólo dos partes: la titulación y el cuerpo. Como
componentes de la primera se pueden contemplar el título -que puede tener antetítulo y subtítulo-, y
el lead -que en su defecto hace su función el primer párrafo-. El lead, aunque con la función de
atraer al lector que lo caracteriza en todo género, no debe incidir en el hecho noticioso, y es
aconsejable que contenga recursos literarios originales.
El cuerpo de la crónica tiene un estilo libre, por lo que es difícil prever si el cronista va a dar más o
menos importancia al hecho noticiable, o, por el contrario, es la valoración lo más destacado de su
trabajo. Además, no parece adecuado especificar una composición con una presentación,
argumentación y conclusión, pues el orden de las partes que lo componen es diferente en cada una
dependiendo de su autor. La conclusión no está siempre al final del relato, pues muchos cronistas
prefieren hacer la valoración al principio, e incluso en los titulares, mientras que la argumentación
normalmente va a lo largo de todo el texto. Es un género con una estructura formal absolutamente
libre.

5. Sólo dos modalidades

Las crónicas son tan variadas como los estilos de sus autores. Cada cronista imprime su sello
personal, por lo que intentar hacer una clasificación válida para todos los casos es una misión algo
complicada. Por ello, algunos autores prefieren distinguirlas teniendo en cuenta el asunto del que
tratan -crónica de sucesos, crónica deportiva, crónica taurina…- o el lugar desde el que se realizan -
crónica de corresponsal en el extranjero, crónica de corresponsal en provincias, crónica de enviado
especial…- (García Núñez, 1985: 63). Lorenzo Gomis prefiere diferenciarlas en sólo dos tipos: la
crónica que cubre un lugar, y la crónica que cubre un suceso. Para este autor, mientras que en el
primer grupo el periodista relata y valora cualquier asunto que se presente en el sitio desde donde la
realiza, en el segundo caso lo normal es que se trate de un especialista en crónicas judiciales,
deportivas o parlamentarias.

Pero además de estos criterios, lo que define a una crónica es su estilo. Se trata de un texto que
siempre debe estar elaborado con recursos creativos, ya que es el rasgo característico de su
esencia como género periodístico diferenciado. En palabras de Martín Vivaldi (1998: 139), todo buen
cronista debe “informar literariamente”. Pero también es un texto informativo, por lo que debe estar
redactado con claridad, sencillez y precisión. Son textos que informan sobre acontecimientos
políticos, sociales, deportivos o taurinos desde el lugar en el que se han producido, pero el cronista
imprime su propio estilo en un género que podemos considerar “de autor”. Y esta dualidad es la que
permite diferenciarlas en dos grupos. Cuando su estilo le da un contenido preferentemente centrado
en la función informativa sin llegar a ser una noticia, tenemos la crónica informativa; y cuando
principalmente está inclinado hacia una valoración de lo sucedido sin olvidar la información, se trata
de una crónica valorativa.
Lección 22: La crónica periodística : evolución, desarrollo y nueva perspectiva

Juan Carlos Gil González


Licenciado en Periodismo y superado el período de docencia e investigación del doctorado en
Periodismo; Diploma de Estudios Avanzados (DEA). Redacción periodística y políticas de
comunicación. Investigador del "Grupo de Investigación en Comunicación y Cultura." Sevilla,
España. Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Sevilla

El presente estudio pretende demostrar características peculiares de la crónica periodística, un


género poco estudiado por la periodística. Procura, además, desvelar la forma en que se han
moldeado influencias a dicho género por parte de disciplinas tan disímiles como la historia y la
literatura. Esto con la finalidad de ver cuáles son las exigencias que estipula la profesión, para definir
acorde y útilmente a la crónica sin desentonar con los nuevos tiempos. Como se observará, será
inexcusable ir deshaciendo algunos errores conceptuales que han tenido larga pervivencia en la
doctrina.

1.- Aproximación a los inicios de la crónica: género compartido.

1. a) La crónica y la historia.

La crónica se utilizó desde muy pronto como herramienta narrativa más adecuada para que una
persona intelectualmente relevante relatara a un determinado público lo que sucedía en un lugar
estipulado. Con lo cual, la crónica, entre otras muchas fórmulas, ha sido uno de los mecanismos
más idóneos que se ha manejado para la transmisión del conocimiento histórico a las generaciones
futuras.

Así pues la crónica es considerada como forma embrionaria de la historiografía. En este sentido en
el diccionario de Covarrubias se afirma: "vulgarmente llamamos crónica a la historia que trata de la
vida de algún rey o vidas de reyes dispuestas por sus años y discurso de tiempo". Ahora bien, la
consideración de la crónica como género de la Historia no se circunscribe a unas fronteras
claramente definidas , sino que es un fenómeno muy común en todo el occidente cristiano medieval
como prueban Carlos Alvar, José Mainer y Rosa Navarro:

La proliferación de crónicas y obras historiográficas de todo tipo, que se dan el occidente medieval
desde principios del siglo XII, encuentra su cabal réplica en la Península Ibérica cien años más
tarde: el Chronicon Villarense, redactado en riojano muy a comienzos del siglo XIII, constituye la
primera muestra de la utilización de una lengua romance peninsular y de un género en la redacción
de obras históricas

Con el mismo matiz histórico, Corominas documenta que fue hacia 1275 la fecha en la que se utiliza
este término con dicho carácter histórico en la Primera Crónica General. La influencia de este matiz
histórico ha permanecido en la actualidad y si nos acercamos al Diccionario de la Academia,
observamos que su primera acepción es "historia en la que se observa el orden del tiempo".
La Historia fue tomando forma de crónica de muy variada temática. Las hay que relatan el
nacimiento de un príncipe, el matrimonio real entre miembros de distintas monarquías, las
defunciones de las familias más sobresalientes... de lo que se deduce fácilmente que el gran
desarrollo de la crónica como fuente de conocimiento histórico se produjo entre los siglos IX y XIV,
siendo los monjes los encargados de su cultivo.

Una cosa es la utilización de la crónica como primera forma de contar la historia y otra muy distinta
el servilismo al que fue sometida, puesto que no es una sorpresa el afirmar que la crónica también
fue manejada como relato propagandístico puesto al servicio de una causa. Como botón de muestra
citamos la Crónica de España dada a la imprenta en 1483, de Diego de Valera, en la que se
defiende a ultranza la causa católica y se ensalza la laboriosidad de la reina Isabel la Católica en
conseguir echar a los árabes de la Península. Así pues, Bernal afirma que "las relaciones y crónicas
no se limitan al relato objetivo de los hechos de actualidad, sino que la pura información convive con
la interpretación hasta, en ocasiones, con la propaganda, especialmente cuando el relato gira
entorno a personas regias o grandes señores."

Tener cronista y que la crónica defienda con vehemencia una causa, familia noble o doctrina
eclesiástica era un hecho común en toda la Europa medieval. De todas formas conviene no olvidar
que en la Baja Edad Media e inicios del Renacimiento existían otros modos de difusión de los
acontecimientos. Todavía pervivían las formas orales de comunicación, herencia de los juglares, los
escritos poéticos, como los romances, la novela pastoril... Pero como el género apropiado para la
transmisión de los hechos históricos no es ni el romance ni la transmisión oral, los historiadores y
cronistas deciden pasar el contenido histórico de esas formas de comunicación al género idóneo, es
decir, a la crónica. "Tan ciertos están algunos cronistas e historiadores del valor histórico de algunos
hechos relatados en forma poética, que trasladan su contenido a la crónica."

Rastreando en la génesis de la crónica no debe perderse de vista el desarrollo y evolución de la vida


urbana. Cuando en algunas ciudades, principalmente las costeras, el florecimiento de los negocios
mercantiles empieza a ser una práctica habitual y no excepcional, surge como fenómeno peculiar y
característico la publicación de crónicas ciudadanas, cuyo primordial objetivo es difundir a los
foráneos los beneficios que ofrece dicha ciudad. "Los gobernantes municipales, por su parte,
patrocinaron las apologéticas crónicas cívicas con el deseo de propagar la reputación de la urbe."

Si me interesan estos escritos es por una razón: casi todos se caracterizan porque están redactados
por una persona versada en letras, que tiene soltura escribiendo, que está atenta a la actualidad de
una zona más o menos amplia y que recibe una remuneración a cambio de su trabajo.
Con esta relación entre Historia y crónica hemos conseguido, al menos, rescatar dos aspectos
fundamentales del género que posteriormente se convertirán en uno de los signos de identidad
clave:

a) La crónica es un relato que secuencia los acontecimientos según un orden cronológico, de ahí
que sea utilizada como utensilio de transmisión del conocimiento historia.
A partir de Alfonso X la historiografía en lengua romance adquiere un desarrollo extraordinario, entre
otras razones porque constituye uno de los pilares de la formación de los nobles, que buscan en las
crónicas ejemplos del pasado, justificaciones del presente y, en algunos casos, entretenimientos
dignos.
b) Destacamos la importancia que para tal fin adquiere el autor del texto. Testigo privilegiado de los
hechos, que, con independencia de los fines ideológicos que defienda, es el encargado de
estructurar los sucesos según dictamina su creatividad, siempre y cuando obedezca a una serie de
características impuesta por la historiografía.

Además, sobre él recae la crucial labor de seleccionar los hechos, interpretarlos, acomodarlos a sus
receptores... en definitiva, labores propias, no sólo del historiador sino también, en buena medida,
del ámbito del periodismo. Con toda la cautela imaginable y dentro de unos límites razonables, se
puede afirmar que este cronista de la historia, ya está haciendo funciones si no periodísticas, al
menos, sí preperiodísticas.

1.b) La crónica y la literatura:

No hizo falta mucho tiempo para que la crónica sobrepasara los escuetos límites históricos a los que
se circunscribía. Si hasta estos momentos hemos sostenido que el género guardaba una íntima
relación con la historia, su imbricación con la literatura hizo posible que agrandase su campo
semántico.

Pronto se empezaron a utilizar en el género crónica formas típicas del relato de ficción. Además de
las dos características ya mencionadas, la crónicas dedicadas a difundir los viajes de los
aventureros renacentistas, las tomas heroicas de ciudades, los descubrimientos del Nuevo Mundo...
introducen narraciones, descripciones, creación de mundos imaginarios y alternativos, diálogos,
retratos de personajes, comparaciones... más propios de la ficción literaria que de la rigurosidad
histórica.

En estas crónicas de tema histórico aparecen relacionados elementos históricos junto con otros
claramente inventados y fabulosos. Son narraciones que tratan un tema concreto, caso por ejemplo
de Las Cruzadas, que se fueron enriqueciendo con abundantes materiales alejados de las fuentes y
cercanos a la imaginación de sus autores. La literatura medieval española está salpicada de
ejemplos en los que se repiten estas características, pongamos por caso, Crónica del condestable
Miguel Lucas de Iranzo, Crónica del famoso cavallero Cid Ruy Díaz Campeador Crónica Serracina,
de Pedro del Corral... entre un amplio abanico de posibilidades. En estas crónicas la ficción
constituye una forma de representación gracias a la cual el autor plasma en el texto mundos que,
globalmente considerados, no tienen consistencia en la realidad objetiva, ya que su existencia es
puramente intencional. Son pues textos que se escapan a los criterios habituales de verdad/falsedad
y responden a la lógica de la ficción ajustándose como criterio vertebrador a la coherencia interna.
Teóricos, no sólo de la moderna Periodística sino también historiadores de la literatura, han
señalado que la génesis de la novela como género literario, encuentra sus primeros retazos en este
tipo de relatos en los que se combinan los datos históricos con la tradición oral más un generoso
barniz imaginativo. En esta línea Bernal defiende que "se puede imaginar un hilo conductor que nos
lleve desde la crónica histórica medieval (narración de acontecimientos por un testigo) pasando por
la historia y los cronicones hasta las primeras manifestaciones de la novela moderna (libros de
caballería, novelas de espacio)."
También Baquero Goyanes nos explica que "a consecuencia del éxito de los llamados documentos
del tiempo -reportajes, memorias, relatos de guerras, crónicas etc,- no pocas novelas presentan sus
mismas características, llegando a ser difícil, en algún caso, precisar a cuál de los dos géneros
pertenece los que estamos leyendo."

A los rasgos ya apuntados, hay que añadir uno más y sin duda matizar otro. Del maridaje de la
crónica con la literatura destacamos la pasión por la palabra que demuestra el cronista. Es un
artesano que dibuja en letra impresa el suceso que está viendo, del que es testigo e incluso, en
ocasiones, del que es partícipe. En la crónica novelística el lenguaje es un elemento esencial y no
promocional. No es sólo un recurso retórico sino un modo distinto de enfrentarse a los hechos. La
peculiaridad es que esa forma peculiar, singular y diferente de crear mundos alternativos sorprende
y se sitúa en un limbo literario muy cercano al periodismo.

El mensaje se adapta al estilo del autor y no a la inversa. El talento del escritor consiste en describir
con minuciosidad de orfebre el rasgo seleccionado sin aburrir al lector. El cronista literario o el
literato cronista emplea la retórica como artilugio para embellecer el mensaje coloreándolo. Escribir
con regusto, saboreando las palabras, es superar la monotonía de un hecho; es ampliarlo con
matices nuevos. El lenguaje así entendido no es sólo vehículo de comunicación sino también un
artificio de deleitación.

Con este mimo hacia el lenguaje se consigue que la suma de significados de las proposiciones sea
inferior al sentido total del texto. Es decir, como proponía Hegel, que la Totalidad sea superior a la
suma de las partes que la componen. El testimonio de González Ruano, maestro del articulismo es
esclarecedor:

A nosotros, generación universitaria, no nos gusta la miseria. Por primera vez, la literatura entró en
el periódico por necesidad económica, pero sin querer renunciar a sus derechos y a sus esperanzas.
Este es el secreto de una espléndida generación de cronistas, que es una auténtica generación de
escritores "en periódicos." (González, 1996, pp. 402-403).

También debemos matizar la preponderancia del firmante. Éste como ya dijimos no es una persona
cualquiera, sino que es un creador nato. El orden cronológico del suceso, la selección ajustada a la
verosimilitud y la explotación de las múltiples variables del lenguaje deben florecer en la pluma del
autor del texto.

El que firma, es el que debe dar consistencia y coherencia a los materiales narrativos. Se le pide que
revele y manifieste el sentido de los hechos, porque gracias a su experiencia personal, literaria,
histórica, periodística... los receptores consideran que es la persona pertinente para cumplir con
éxito la función de comunicar.

El autor, considerado no como individuo anónimo sino como persona que escribe e inventa, tiene
una gran trascendencia en la composición de la historia difundida en papel impreso. La firma de un
texto significa que tenemos un responsable que es el encargado de reflexionar, enjuiciar o deleitar a
los receptores con su mensaje. Como bien dice Foucault, "hay que entender al autor como principio
de agrupación del discurso, como unidad y origen de sus significaciones, como foco de su
coherencia."

Habrá que considerar pues, que el autor particular y conocido es una exigencia inherente al género
crónica. Desde sus relaciones con la historia, pasando por la literatura hasta desembocar en el
periodismo, el cronista ha sido siempre un sujeto que ha firmado sus escritos, hecho que conlleva
una responsabilidad añadida: esta identificación del texto con su autor facilita el nacimiento de un
compromiso, de un vínculo simbólico entre emisor y receptor.

Así pues, aunque Acosta Montoro, apueste por el reportaje, es preferible defender que el nexo de
unión entre la literatura y el periodismo es la crónica. Ésta "es, entre todos los géneros periodísticos,
el que más ha contribuido a mantener la conexión entre literatura y periodismo. Tanto que puede ser
considerada como el eslabón que ilustra el proceso evolutivo que lleva desde el terreno exclusivo de
la literatura al de la pura información."

Es más que evidente que el reportaje comparte no pocas características con la crónica, pero no es
menos cierto que este género es una invención genuinamente periodística y por tanto dicha
exclusividad impide que sea considerado como instrumento de unión entre el relato de ficción
(literario) y el factual (de hechos). De lo que se deduce, que él no puede ser considerado el enlace
entre la literatura y el periodismo.

Este razonamiento no echa por tierra la comunión entre el reportaje y los relatos de no ficción. A
partir del denominado Nuevo Periodismo empezaron a surgir novelas en las que predominaban las
técnicas del reportaje informativo, es decir, contar una historia impregnada de la retórica de la
objetividad, con acercamiento crítico a las fuentes...
Gracias a este plural legado, tanto histórico como literario, se han conformando los rasgos peculiares
de este género, hoy fundamental en el periodismo tanto escrito como audiovisual.

2) La crónica periodística: concepto y peculiaridades.

2.a) Peaje impuesto por el periodismo.

Todavía hoy el sustento de la prensa diaria es el mismo que hace cien años, es decir, que por muy
notables que hayan sido los avances producios en la técnica profesional de rellenar diarios, el
soporte sigue siendo el papel. Por eso, el periodismo impreso ha sometido a la crónica a un tiempo
de realización y a un espacio regular, controlado, fijo continuo e impreso y por ende caduco.
Conviene en este punto analizar cuáles han sido las rutinas periodísticas para ver como éstas han
afectado a la crónica.

1) Finalidades. En las sociedades actuales el periodismo exige a la crónica: a) comunicación


periódica por esencia, es decir, voluntad de compartir y poner en comunidad un mensaje,
independientemente de los diversos canales por los que se ofrezca; b) información por necesidad, lo
que se pone en común, lo que nos forma -en, lo que nos inicia en cualquier materia; c) orientación a
los receptores, deseo de darles los argumentos suficientes para que se enfrenten a la difícil tarea de
comprender política y socialmente la realidad que les envuelve y finalmente d) entretenimiento.
2) Producción. Estas finalidades periodísticas que se imponen a la crónica también están
sometidas, de un lado, a las condiciones de producción y de otro, al resto de elementos informativos
que componen el periódico. El cronista está sujeto a una línea editorial que se le impone y que viene
principalmente marcada por los intereses económicos de la empresa a la que sirve. Y su texto está
completado tanto por elementos no verbales (fotografías, gráficos, infografías) como por elementos
paralingüísticos (sección en la que está ubicada, página, titular, despiece).

3) La actualidad. Así pues, aunque las crónica periodísticas traten los temas más diversos
(deportes, política, tribunales, toros...) el punto de unión que las identifica es la actualidad,
característica, que como propone José Francisco Sánchez "mezcla dos ingredientes fundamentales
para el periodismos: interés y tiempo." (1992, p. 159).
El valor temporal en el ámbito periodístico es de vital importancia puesto que los medios suelen
informar de los acontecimientos del presente más inmediato. La crónica periodística es el relato de
un acontecimiento pasado pero que se toma como presente informativo debido al reducido lapso de
tiempo que media entre lo ocurrido y lo publicado.
Dentro del periodismo impreso el concepto de inmediatez ha tenido que ser redefinido. Debido a que
los medios audiovisuales son más rápidos en la transmisión de información que los editados en
papel, la crónica periodística impresa se centra más en dar respuesta al porqué y al cómo sobrevino
el hecho seleccionado que ha ofrecer novedades sobre lo ocurrido. Esta última necesidad ya está
satisfecha por otros canales.

4) El referente. Si la premisa anterior imponía a la crónica una finalidad instrumental; el referente


(de lo que se habla) es el centro neurálgico del texto, es decir, la guía que marca las pautas y a la
que el autor debe ajustarse. El discurso informativo debe dar conocimiento de ciertos hechos y
comunicar dichos conocimientos a alguien.
La interpretación acerca de un hecho ocurrido y trascendente para el ideario colectivo es el material
que encuentra hueco en los medios. En el relato periodístico el acontecimiento del que se habla
adquiere una importancia decisiva: la información se juzgará a partir de su correspondencia o su
desajuste con aquello de lo que da cuenta.

5) Los receptores. Por otro lado, hay que tener en cuenta la importancia que en los nuevos
paradigmas comunicativos ha alcanzado el receptor. Tanto los actores de la información como los
dueños de los diferentes medios de comunicación conocen, gracias a los estudios sobre las
audiencias, a sus receptores potenciales. Este hecho influye de forma implícita (aunque cada vez es
más explícita) en la redacción de los textos periodísticos y determina el sentido del mensaje.
A lo que debe aspirar un buen cronista periodístico es a reanudar cada mañana el contacto con sus
seguidores. Si finalidad última es que el vínculo simbólico que une al autor con su público no se
resquebraje por cualquier turbulencia comunicativa. "El periodista y sus lectores viven por fuerzan en
unas mismas circunstancias de espacio y tiempo."(Lázaro, 1977, p. 11).
Si hacemos en breve balance de lo expuesto hasta estos momentos será fácil concluir que la crónica
periodística es el resultado de la composición entre lo ocurrido (referente), la personalidad del
cronistas y las particularidades de la audiencia, a lo que debe añadirse las condiciones de
producción y organizativas.

6) La interpretación. La primera interpretación que sobresale en la crónica periodística procede de


la imperiosa necesidad de reducir el hecho que se quiere narrar a lenguaje. Por eso Malmberg
proponía que "cualquier percepción implica la interpretación de un continuum que puede y debe ser
transformado en unidades discretas, esto es, separadas, distintas, sólo gracias a un procedimiento
lingüístico." (Malmberg, 1991, p. 41). Esta operación lingüística debe, además, encajar en el espacio
periodístico previamente elegido.

El cronista también tiene como labor hacer una interpretación sucesiva de la realidad, es decir, debe
ser capaz de interconectar unos sucesos con otros, de posicionarse ante ellos y sobre todo, tener el
ingenio suficiente para poder prever las posibles repercusiones de los hechos en la sociedad en
general y en comunidad de lectores en particular.

Si el cronista capta bien el sentido de los hechos se ofrecerá una útil interpretación, en caso
contrario errará en su intento. Por tanto debemos saber que "la interpretación es siempre algo que
tiene dos caras o aspectos: comprender y expresar." (Gomis, 1991, p. 36).

2.b) La crónica periodística: un concepto esquivo y equívoco.

Consideramos que todo intento tendente a encerrar a la crónica en unos límites fijos, no sólo sería
un error sino también un ataque a su polivalente esencia. Uno de sus rasgos definitorio es
precisamente esa polisemia inherente, es decir, la versatilidad que muestra para adaptarse a las
diferentes formas de contar un hecho, bien sea histórico, literario o periodístico.
Tampoco se ha conseguido que dentro del campo informativo la crónica tenga un sentido unívoco.
La relativa indeterminación del concepto, debido a los usos que de ella ha hecho la profesión, es
causa de la brumosidad de sus fronteras y consecuentemente de que la controversia haya
aumentado.

De todas formas, no es inoportuno que se recuerde que esta pluralidad de significados y usos hunde
sus raíces en un pasado bastante remoto. Prueba de ello es que Manuel Gaña, a principios del siglo
XX, argumentaba que "el término crónica tiene una significación tan vaga y genérica en el
periodismo, que no es posible fijar sus límites."(1984, p. 120).
La complejidad y la confusión se agudiza cuando acudimos a los diccionarios y analizamos las
definiciones. Por ejemplo se defina 'crónica' de la siguiente manera: "un artículo periodístico en el
que se comenta algún tema de actualidad.// sección de un periódico en la se trata una determinada
clase de noticias" (Gran Enciclopedia Larousse, 1987).
Definición bastante errada y desafortunada. En primer lugar porque se equipara a la crónica con el
artículo, género que, aunque comparte con él alguna que otra similitud, se inserta en otro nivel
discursivo y con funciones totalmente diferentes. Si bien es cierto que los dos interpretan un
acontecimiento, la crónica tiene como referente la realidad (los hechos, lo fáctico) y el artículo parte
de la idea que el articulista se ha conformado del hecho.

Además, cualquier persona que tenga un leve contacto con los periódicos sabe que los artículos
tienen como finalidad convencer al receptor de una determinada actitud ante la vida, para lo que se
ponen en juego distintas técnicas persuasivas, mientras que la crónica, al interpretar, busca valorar,
enjuiciar, criticar argumentando.
Otro error evidente de esta definición, bastante común por otro lado en los círculos periodísticos, es
la identificación de la crónica con la sección de un periódico. Sección proviene de seccionar, es
decir, cortar, fragmentar.

Este corte o ruptura sí tiene sentido en los periódicos, puesto que el ordenamiento consecutivo en
secciones, con su estudiada disposición interna, se ha convertido en una práctica con la que los
lectores se han familiarizado. Este acuerdo tácito permite que la lectura del periódico pueda iniciarse
por cualquier punto sin alterar la estructura de las otras partes y sin afectar a la comprensión de lo
narrado.

La justificación a esta necesidad la defiende Bastenier con el siguiente argumento: "hallamos una
estructura de secciones de cuya suma debe deducirse la capacidad de representar todo lo que
ocurre en el mundo, desde lo más grande y lejano a lo más pequeño y próximo." (Abstener, 2000, p.
81). Por tanto, la fragmentación de la realidad en diversos discurso temáticos (política, cultura,
sociedad, economía...) no es más que una estrategia comunicativa para brindar a los receptores un
relato finito de los hechos. En este sentido Gomis expone que "la realidad puede fragmentarse en
unidades completas e independientes (hechos), capaces de interpretarse en forma de textos breves
y autónomos."

La sección de Internacional, por ejemplo, se presenta como un cajón de sastre en el que cabe una
multitud de géneros periodísticos (desde noticias hasta crónicas por artículos de opinión, perfiles...)
que abordan distintos temas.

Esta pluralidad de géneros aparece esparcida por todas las páginas que conforman el periódico, con
lo cual es un error sostener que la crónica puede constituirse como una sección propia equiparable a
las convencionales (Economía, Cultura, Deportes, Política...). Sí puede estar en varias lugares y
afrontando distintos temas, hecho que no justifica, en modo alguno, que se la pueda denominar
como sección.

Si nos aproximamos a la definición de Martínez de Sousa, el galimatías se acrecienta. Propone:


"artículo narrativo, valorativo, interpretativo e informativo, de extensión variable y sobre temas de
actualidad, generalmente narrado según un orden cronológico de los acontecimientos, que aparecen
regularmente bajo un mismo titular o viñeta, normalmente escrito por el mismo periodista."

Vuelve a poner en paralelo a la crónica con el artículo, que como ya hemos comprobado es un
desatino, máxime cuando todos los teórico de la clásica concepción de los géneros periodísticos los
ubicaban en planos diferentes.

Si continuamos leyendo la definición, el equívoco no acaba en ese párrafo. Después de haber citado
a Martínez Albertos, continúa diciendo: "la crónica es un género difícil. Hay reglas para su redacción,
que en líneas generales suelen resumirse así: síntesis (generalmente suele ocupar poco mas de
media columna), objetividad, neutralidad, fuerza expresiva, humanidad y belleza; pero no debe
olvidarse que la crónica es, también, un arte. El cronista debe ser capaz, cuando menos, de hacer
pensar al lector, de conmoverlo, de hacerle vivir y sentir." .
Bien, las contradicciones saltan a la vista. El artículo narrativo, valorativo, interpretativo... del primer
párrafo tiene que escribirse con objetividad, neutralidad y fuerza expresiva ¿Cómo? La extensión
variable que caracterizaba a la crónica se reduce generalmente a poco más de media columna. Y
finalmente el orden cronológico del relato, sin el más mínimo espacio para el ingenio del cronista,
tiene que hacer pensar al lector, conmoverlo, hacerle vivir y sentir. Con estas proposiciones, me
cabe duda de que alguien supiese escribir correctamente una crónica.
Con lo que es imposible no estar de acuerdo es con la afirmación: la crónica es un género difícil.
Con esta breve cala, queda demostrado que la crónica es un género ambiguo, polifónico que lo
mismo se esgrime para designar la sección de un periódico, como para referirse a las noticias que
envía un corresponsal a la redacción.

2.c) El distintivo de la crónica periodística: la información personal.

La clásica división de géneros que se implantó en España con la llegada de las primeras facultades
y escuelas de periodismo fue aquella que distinguía entre: a) relato informativo de un hecho (noticia)
con todas sus ramificaciones (reportaje, informativo, informe, crónica...) y b) los comentarios
personales sobre lo ocurrido, en los que destacaban el artículo, la columna, el reportaje, el perfil, el
editorial... Esto no era más que el resultado de la asimilación de la práctica anglosajona que
diferenciaba entre story y comments.

Con el paso del tiempo no pocos teóricos han cuestionado la validez de dicha fragmentación binaria
y han ofrecido propuestas diferentes, quizá no tan encaminadas a resaltar las diferencias entre los
géneros y sí centrándose más en las funciones que desempeñan los géneros periodísticos en el
proceso comunicativo. Para Núñez Ladeveze (1979), por ejemplo, éstos deben adecuarse a los
campos del medio, que son: el determinativo o descriptivo, el evaluativo o valorativo y el
argumentativo o retórico.

Por su parte, Miguel Ángel Bastenier, después de reflexiona sobre la conveniencia e inconveniencia
de la existencia de los géneros, propone que el centro neurálgico para superar la vieja taxonomía
debe estar en la consideración del autor como centro de la diferenciación. "El punto de vista que yo
he adoptado para establecer una parcelación en géneros del trabajo periodístico es el de la
perspectiva del autor, de forma que su relación, llamémosle de propiedad, con los textos, sea el
principal criterios para determinar qué es lo que tenemos entre manos. Establecemos así tres
géneros troncales: seco o informativo puro, crónica y reportaje." Con esta nueva perspectiva todos
los géneros hasta ahora conocidos se ven profundamente afectados, ya que éstos son meras
variaciones de su matriz. Así, propone que la entrevista, con todas sus múltiples variedades, es hija
del reportaje en tanto que el análisis es una variante de la crónica.

Para Héctor Borrat una nueva clasificación tendría que abandonar la denominación tradicional
tomando como punto de arranque lo que él denomina "sistema de textos." En su tesis defiende la
existencia de tres tipos de textos: narrativos, descriptivos y argumentativos. Siguiendo a Ducrot y
Todorov, el profesor catalán propugna que el texto narrativo puede bastarse así mismo; el
argumentativo y el descriptivo, en cambio, tienen que referirse a una secuencia que pueda narrarse
En los géneros narrativos predominarán las respuestas a las preguntas qué ha sucedido, quién ha
sido el protagonista y cuándo ha ocurrido; en los géneros descriptivos las respuestas serán a qué
ha sucedido, quién ha sido el protagonista y dónde ha ocurrido; y finalmente en los argumentativos
las respuestas principales serán el porqué ha sucedido y cómo ha ocurrido.

Finalmente hemos seleccionado la propuesta defendida por ofrece José Francisco Sánchez, quien
sostiene que la alternativa a los géneros debe fundamentarse en las necesidades informativas que
éstos satisfacen y lo útil que son para los receptores. Con lo cual, formula que los textos publicados
en los periódicos se pueden dividir en tres categorías: a) textos periodísticos de divertimento
(gacetillas, noticias curiosas); b) textos periodísticos prácticos inmediatos (farmacias de guardia,
cartelera de cine, previsiones meteorológicas, horarios, bolsa...) y c) textos periodísticos retórico-
políticos (todos los demás).

Este tercer estadio se subdivide a su vez, en dos categorías. "Dentro de los textos clasificados como
retórico-políticos se pueden distinguir: 1) los textos implícitamente argumentativos, aquéllos que
parece que no argumentan pero sí lo hacen por el modo de presentar y determinar el referente real
(narratio) y 2) los explícitamente argumentativos, es decir, los que operan sobre datos
supuestamente conocidos o que se han narrado en otros textos y en los que las estrategias retóricas
se reconocen con facilidad (narratio+argumentatio)."
Esta teoría fraguada en la diferenciación entre la argumentación explícita e implícita coincide, en lo
esencial, con la propuesta de Lorenzo Gomis (el periodismo como método de interpretación sucesiva
de la realidad) y con la de Héctor Borrat, en tanto en cuanto, la determinación elemental del
referente en los textos descriptivos así como en los evaluativos y argumentativos tienden a llevar al
lector hacia un juicio o a suministrar los datos respecto de un juicio.
Con estas posibilidades se pretende superar la división convencional de los géneros instaurada en
España por Martínez Albertos que siguiendo la tradición anglosajona, entendía que los géneros
periodísticos se fragmentaban en géneros informativos, géneros interpretativos y géneros para la
interpretación y el comentario.

Una vez acabado este breve recorrido sobre los planteamientos de los géneros periodísticos,
nuestra reflexión comienza afirmando que todos los géneros tienen como misión informar e
interpretar, con lo cual, la crónica periodística comparte las necesidades inherentes a la naturaleza
de cualquier género.

La crónica es en esencia una información. Además dicho carácter informativo lo arrastra, como
hemos demostrado, desde sus orígenes preperiodísiticos. El rasgo que la diferencia de los otros
géneros es el marcado protagonismo que adquiere el cronista en la ordenación de los tempos del
acontecimiento del que se da cuenta, la especificidad del tema tratado, la riqueza léxica que la
atraviesa, además de la mezcolanza de las técnicas periodísticas (claridad expositiva, rapidez,
viveza) con las literarias (personajes inventados, diálogos, recreación de anécdotas, monólogos).
La particularidad de la información que ofrece la crónica está en su carácter personal. Se trata de
narrar los hechos a través de una subjetividad, es decir, el cronista es el encargado de conectar a
sus lectores con los hechos, los acontecimientos y en su caso con las obras de arte. Como
acertadamente afirma Diezhandino, la función que cumple la crónica va "más allá de la información,
que también forma parte de ésta; su esencialidad está en el juicio, el comentario, las
recomendaciones que aporta el cronista" (1994, p. 86). Si estamos de acuerdo con estas
proposiciones es difícil salvaguardar los supuestos de Mar de Foncuberta, cuando asevera que "la
crónica es la narración directa e inmediata de una noticia con ciertos elementos valorativos, que
siempre deben ser secundarios respecto de la narración del hecho en sí."
En nuestra opinión es todo lo contrario. Si coincidimos en que sobre el cronista recae la
responsabilidad de seleccionar algún hecho de la realidad, de ordenarlo y de comunicarlo para no
quebrantar el pacto de lectura simbólico entre emisor y receptor, los elementos valorativos nunca
podrán ser secundarios respecto del hecho en sí. Son precisamente esos dispositivos enjuiciadores
los que dan el sentido concreto al texto, los que vehiculan las partes en las que se divide y, en
definitiva, los que dan consistencia y relevancia al mensaje.

Ese singular lenguaje, esos juicios de valor, esas expresiones de sentimientos o actitudes, aunque
no sean verificables, no son fruto del capricho del cronista sino de su saber y experiencia y por tanto,
el autor del texto pone en juego su prestigio y credibilidad cada día en cada crónica.
La valía del periodista como escritor y como conocedor de la materia que se trata se perfecciona con
la presencia in situ en los hechos como testigo privilegiado. Podrá manejar las fuentes que estima
oportunas, pero lo primordial es que el narrador se codea con los hechos, los manosea, los interroga
directamente sin intermediarios, los coteja con su cosmovisión personal del mundo... y
posteriormente, cuando ha madurado la idea la transforma en mensaje y lo difunde.
"El cronista es un observador excepcional que otea los hechos desde un lugar privilegiado, desde el
conocimiento de los antecedentes y da su visión personal sin engañarse a sí mismo" . Crónica y
cronista conocido, género y firma que lo identifique son elementos indisociables. Una crónica
anónima sería una contradicción difícil de explicar puesto que el cronista forma parte del texto.

Ahora bien, sería un error, identificar lo personal de la crónica con la opinión de los géneros
argumentativos. Personal en la crónica es la presencia efectiva del autor tanto en los hechos como
en el texto, mientras que en los géneros argumentativos, lo personal tiene que ver con la
imaginación y con el estilo principalmente.
Los artículos firmados, los editoriales, las columnas expresan una valoración sobre una idea, un
hecho, un concepto.... y apuestan por poner en práctica una serie de técnicas persuasivas, siendo el
receptor el encargado de decidir si son equivocadas o aceptadas.
Sin embargo, en las crónicas, la fragmentación de la realidad en diversos hechos, la selección de lo
que entra y de lo que no, su redacción.... son los elementos que conforman la parte subjetiva de la
crónica, que debe combinarse con la objetiva, es decir, con el referente de la realidad, que se
presenta en los medios como narración.

2.d) Definición del género.

La crónica está pertrechada de herencias, tanto históricas como literarias. Todas esas esquirlas han
dado lugar a la formación de un género periodístico sui generis, propio, auténtico, autónomo y
genuinamente latino, ya que no tiene correspondencia con ningún género del periodismo anglosajón
(story y comments).

La crónica es una desviación del modelo canónico del periodismo. Esta singularidad y no
homologación con los textos anglosajones es una ventaja más que un inconveniente, puesto que
resalta su ambigüedad y ambivalencia. En una época de acelerados cambios y en una etapa
eminentemente crucial del periodismo, necesitamos un género dúctil, maleable, con capacidad para
adaptarse a todas las circunstancias imaginables sin perder su sello característico.
No es que el género esté sin definir, pero es preciso ampliar el concepto, manidamente encasillado
en ser una noticia comentada. Las porciones de información y comentario deben estar
perfectamente equilibradas, pudiendo prevalecer una en detrimento de la otra si el cronista lo
considera oportuno.

La finalidad es unir al lector con los hechos, con lo cual el texto debe desprender razón y sentimiento
y no debe provocar perplejidad alguna que datos contingentes se oculten, o que se altere el tiempo
de los sucesos, o que se coloree el texto con una buena dosis de literatura.
A pesar de que el cronista goza de este amplio margen de libertad, tiene el deber moral para con sus
receptores de justificar se forma de enjuiciar, para que éstos conozcan el porqué se ha actuado de
una manera y no de otra, por qué se ha realizado un desgarramiento de los hechos tan premeditado
o fortuito. Este mandato es imperativo porque lo que no es admisible es que el cronista falsee la
realidad, narre hechos que no ocurrieron o invente cifras y datos. Si se diese ese fraudulento uso del
género, no nos encontraríamos ante una crónica periodística sino ante un ejercicio de propaganda.
Científicamente la crónica es una interpretación personal e informativa de un acontecimiento
determinado, narrado por un cronista testigo, que para mantener ese vínculo simbólico que le une
con sus receptores, debe demostrar un amplio manejo del lenguaje además de ser un experto en la
materia.

El cronistas ve, oye, fragmenta, toma contacto con los hechos, los mezcla con su sapiencia y
experiencia, a veces participa en ellos otras se mantiene en la orilla, se acerca a las fuentes, las
interroga, armoniza los datos y cuando ha reunido todo ese material informativo, interpreta, escribe y
publica.

La crónica representa una nueva filosofía periodística. Es cultura y pensamiento expresado en


tipografía. Es la síntesis y mixtura de todo los géneros, ruptura de la división tradicional entre story y
comments. Conjunción de opiniones e interpretaciones y comentarios, ofrece información
repensada, visiones sesgadas de las cosas, erudición en la exposición de argumentos. "La crónica
es, en esencia, una información interpretativa y valorativa de los hechos noticiosos, actuales o
actualizados, donde se narra algo al propio tiempo que se juzga lo narrado"

A pesar de esta aparente mezcolanza de géneros, todas las crónicas, cualquiera que sea su tema
(tribunales, política, deportiva, taurina) deben entenderse como unidad, como una totalidad
compacta, superior a la simple suma de los juicios vertidos en ella. Texto completo, autosuficiente y
en el que se dejan los intersticios necesarios para que el receptor la complete, porque precisamente
de la unión entre autor y lector brota la fuerza expresiva de este género periodístico.

3) Deliberación final.

Dentro del periodismo interpretativo (etapa en la que nos encontramos) la crónica es un género de
vital importancia que paradójicamente adolece de estudios monográficos que la indaguen en
profundidad. Hay que reconocer que Manuel Bernal ha sido de los pocos investigadores que le han
dedicado tiempo y generosidad intelectual al estudio de dicho género.
La crónica es la estampa del tiempo en letra impresa. Es la obra del dios Cronos condensada en un
espacio previamente determinado. Si la vida está trabada por lo que nos acontece en un tiempo, la
crónica, sería la narración ordenada de esos hechos en secuencias temporales. Por tanto, este
género histórico, literario y periodístico se caracteriza por ser una forma inconfundible de narrar. La
crónica reconstruye la realidad, trozo a trozo, fragmento a fragmento, ordenando y desordenando el
tempo de los acontecimientos, erigiéndose en testimonio directo de una época.

Del mismo modo que la fotografía inmoviliza una imagen que representa la parte de un todo, la
crónica, traduciendo en palabras ese acontecimiento, ofrece una radiografía personal e interior de la
totalidad. A veces es formal y solemne, en ocasiones trasgresora y desenfadada. En una página se
tiñe de seriedad y rigor y en la siguiente destila jovialidad y ambigüedad, por lo que se debe
proponer que la crónica sólo está sujeta al ingenio del cronista.
Es el autor el que va añadiendo los matices a la estructura general y a los convencionalismos
propios del género, así cuando es impresionista nos sumerge en la pincelada suave de los hechos,
en cambio, cuando es expresionista el nervio principal que la atraviesa es la crítica, argumentada
pero feroz.

Con lo cual su misión es explicar la historia psicológicamente pero también ofrecer la psicología de
la historia. Es la relación de un hecho con muchas ideas o viceversa. En ella aparece entremezclado
el comentario más sabroso (lo subjetivo) con el dato más inexpresivo (lo objetivo). La crónica nos
propone, nos introduce en una senda diferente, nos ofrece la interpretación informativa junto a la
opinión como información.

Por ser el vehículo más íntimo de la información, es el punto de reunión de diversas intenciones
narrativas y por tanto uno de los géneros que tiene los límites más difusos. Puede haber ocasiones
en que la similitud con la noticia impida ver las diferencias, también puede ocurrir que exista un
razonable equilibrio entre opinión e información y no es raro que la crónica utilice el referente real
para que el autor exponga su punto de vista propio, singular y comprometido sobre algún tema de
actualidad.

Esta miscelánea de texturas, de colores literarios, de matices informativos supone la convergencia


de todos los géneros en uno, así al menos lo propone Haro Tecglen, cuando afirma que "hoy está
todo despiezado: lo que a veces era una línea continua de narración ha estallado y se encuentran
trozos aquí y allá. Metido lo personal entre lo general; la vida propia entre los datos de la historia.
Esto es una crónica."
Lección 23 : El reportaje

El primer medio que incursionó en el género reportaje, en Latinoamérica, fue la revista brasileña
O'Cruceiro Internacional, mientras que en Estados Unidos, el reportaje se inició con los periodistas
Britton Haddney y Henry Luce, quienes realizaron las primeras publicaciones en la revista Time. Ya
a principios de la década de los años 50 el género reportaje era utilizado en varios países de
América Latina, y algunos periódicos se esmeraron por publicar este género pero desde un ámbito
mucho más periodístico. Lo cierto es que a principios de los años 60, el género reportaje era ya
manejado de forma usual y muy profesional en los principales medios escritos de nuestro continente.
Y comenzaba a incursionar en los medios de radio y televisión, claro está, como un género más
centrado hacia la máxima información objetiva.

¿Qué es el reportaje?

Martín Vivaldi dice: "El término reportaje es una voz francesa con raíces inglesas, que realmente
proviene del latín y que llevado al español es "Reportare": que significa traer o llevar una noticia. Y
según la voz francesa Compte réude, se describe como la información recabada de algún hecho,
situación o viaje escrito por un reportero.

El reportaje es una información con carácter profundo; divulga un acontecimiento de actualidad pero
amplia e investiga mucho más que la noticia. Narra lo que sucede, así lo señala el estudioso sobre
este género, Eduardo Ulibarri. El licenciado Rigoberto Amaya, gerente de Radio Mensabé, en la
ciudad de Las Tablas, indica que en radio el género reportaje se basa en la mayor extensión de un
tema, se profundiza mucho más, una investigación más abarcadora y de la capacidad de análisis
que tenga el reportero, sin caer en la parcialidad de opinión.

Según el manual de estilo del diario La Prensa de Panamá, el reportaje es el género periodístico que
intercala la información con descripciones, introduciendo algunos aspectos literarios de interés para
el consumidor informativo. Después de proporcionar algunas definiciones acerca de reportaje,
entonces podemos demarcar que el reportaje es un trabajo informativo que requiere una ardua
investigación acerca del tema a publicar. Igualmente profundiza mucho más que la noticia con
respecto al desarrollo y contenido del hecho que se está tratando. Todo esto con un seguimiento
lógico y coherente.

¿Cómo se debe hacer un reportaje?

Es ineludible que un buen periodista deba seguir una guía progresiva para los efectos de buscar el
tema, las investigaciones correspondientes, selección de información, construcción del reportaje, la
revisión de éste y su publicación. Primeramente, debe disponer de un tema, ya sea asignado o
buscarlo si es por agenda libre. Dicho tema debe ser interesante y preferiblemente actual, aunque no
es obligatorio. Seguidamente, el periodista inicia la búsqueda de las fuentes (ya sea humanas,
documentales o electrónicas), que puedan guiarnos directamente a la investigación profunda del
tema.
De inmediato se empieza el trabajo de investigar sobre el hecho en cuestión. Se realizan las
entrevistas correspondientes.

Al poseer ya el material correspondiente a la búsqueda, se procede entonces a la selección


minuciosa de la información a utilizar en la construcción del reportaje. En este caso se escogerá lo
más importante, pero sin obviar ningún punto sobre el tema.

Dada la selección de la información, se comienza escribir la entrada para el reportaje. Por la


amplitud y profundidad de este género, la entrada o entradilla tiene que ser llamativa e interesante
para que capte la atención de quien la lea. De inmediato se empieza a la redacción lógica y
estructurada del reportaje. Concluida la redacción se revisa la información escrita y se publica
finalmente. Éste es el procedimiento adecuado para la redacción de un reportaje.

El reportaje es más amplio que la noticia

Muchas personas no comprenden o no diferencian al género reportaje del género noticia.


Sencillamente lo observan como una simple información. Si conocemos que la noticia es definida
como una publicación de un suceso actual y de interés social, y que el reportaje es un género que
busca una información de manera amplia y profunda, entonces percibimos que sí existe una
diferencia. Aunque el reportaje y la noticia tengan similitud en cuanto a que los dos informan sobre
un hecho y deben redactarse de acuerdo a una estructura lógica y coherente; el reportaje es más
abarcador y extenso que la noticia. La noticia sólo se encarga de presentar lo esencial del suceso
ocurrido. Un aspecto más que distingue al reportaje de la noticia es la capacidad de análisis, claro,
imparcial, en que el periodista puede inferir. En la noticia no se permite el análisis. Además, el
tiempo para una noticia es sumamente corto, ya que la información se desvanece rápidamente. El
reportaje, debido a su extensión investigativa, requiere de más tiempo para la publicación.

Diferentes formas del género reportaje

El reportaje se puede redactar de diferentes formas, atendiendo al tipo de tema investigado, lo


extraordinario del mismo y por supuesto el estilo y creatividad que posea el periodista. Las formas
más usuales que se utilizan en este género son el descriptivo y el demostrativo. El primero, como su
nombre lo especifica, describe cada aspecto del tema investigado. Es llamado también gran
reportaje o reportaje clásico o tradicional. Con respecto al demostrativo, es menos usado que el
descriptivo; se utiliza con mayor frecuencia en el periodismo investigativo. Su función, comprobar
algo dentro de la investigación. Para Elvia Tejada, periodista de profesión, son dos las formas en
que se puede presentar el género reportaje; el ya conocido gran reportaje y el reportaje
personalizado; este último se instituyó hace algunos años en medios audiovisuales e impresos de
Estados Unidos. En este tipo de reportaje "el periodista es parte de la historia", presentando
anécdotas, esbozando opiniones sobre el tema y presentando sus vivencias durante la investigación.

Funciones y características del reportaje

El género reportaje como elemento periodístico debe responder a funciones y características para
completar el ciclo del buen trabajo periodístico; en otras palabras, que el reportaje sea captado por
quien lo recibe. , el reportaje responde a cuatro funciones principales, la primera de ellas es, sin
duda alguna, la de informar. Es la función elemental de la profesión periodística, debemos informar
sobre todo hecho de interés para nuestra sociedad. La segunda función a que responde el género
reportaje es describir; de nada sirve la información si no se describe el suceso. Otra de las funciones
del reportaje y que se liga mucho a la de describir es la narración, el acontecimiento se debe narrar
de forma detallada. Y finalmente la última función es investigar, es simple si no hay investigación no
hay reportaje. En cuanto a las características de un reportaje podemos destacar la descripción del
suceso, en este género periodístico la descripción es elemental, también está el interés y la
importancia de dicho reportaje. Una característica muy importante es la veracidad y credibilidad que
tenga el reportaje, en el trabajo investigativo no debe caber la duda, la información presentada debe
ser cierta y con fundamento. Por último, el periodista puede hacer observaciones u opinar, pero
desde un ámbito muy profesional. Es importante que el reportero tenga la suficiente habilidad para
buscar correctamente la información; además, su investigación debe abarcar todos los aspectos
sobresalientes del tema. Sus fuentes tanto humanas como documentales y electrónicas deben
acercarse lo más posible al eje del asunto. Con respecto a la estructura, no debemos olvidar la
coherencia y seguimiento oportuno de los parámetros para redactar un reportaje: la entrada, los
antecedentes al tema, desarrollo del tema, el análisis profesional del reportero y la conclusión; esto,
más que todo en el medio impreso, pero no se puede olvidar para los otros medios de comunicación.
Muchas veces, el periodista devanea su imparcialidad en el trabajo que realiza e introduce su
opinión personal, lo que confunde y resta importancia y credibilidad al reportaje. En éste, las
opiniones son las más objetivas posibles. El periodista de nuestro tiempo tiene la responsabilidad de
informar correctamente un hecho. Ya sea mediante una noticia o un reportaje y este último requiere
de una ardua labor de investigación aunada a la creatividad y responsabilidad del reportero par
publicar un excelente trabajo periodístico
Lección 24 : Tipos de reportaje

Se pueden distinguir dos tipos de reportajes: el reportaje objetivo y el reportaje interpretativo. Cada
uno de ellos pertenece a un género periodístico. El reportaje objetivo es considerado un género
informativo, mientras que el reportaje interpretativo se clasifica como género interpretativo.

El reportaje objetivo cumple en gran parte las mismas funciones que la noticia. Presenta bastantes
elementos comunes, sobre todo que el periodista mantiene la objetividad en la presentación de los
hechos. Es un relato descriptivo que no debe incluir opiniones personales o valoraciones del
periodista, si bien este tipo de reportaje tiene sus propios rasgos característicos que le diferencian de
la noticia. Quizá el más evidente es que su extensión generalmente es mayor. El reportaje, por tanto,
permite al periodista ofrecer un mayor número de datos complementarios que cuando redacta una
noticia en la que debe ceñirse a los elementos esenciales, dada la limitación de espacio con la que
trabaja.

También encontramos diferencias en lo que se refiere al lenguaje. En el caso de la noticia ya sabes


que se aplican unas normas estrictas y un lenguaje bastante definido. En el reportaje el periodista
disfruta de una mayor libertad expresiva siempre limitada por la función de informar. Si escribes un
reportaje, podrás utilizar algunas estructuras sintácticas poco frecuentes en las noticias, o elaborar
descripciones más creativas, pero no se te puede olvidar que lo que pretendes ante todo es informar
con profundidad al lector de unos hechos determinados. Si nuestra creatividad supone una dificultad
añadida para que el lector pueda recibir esos datos informativos de un modo claro y directo, nos
habremos equivocado en el planteamiento. Siguen siendo válidas para el reportaje las siguientes
normas que rigen la noticia: objetividad, claridad y precisión.

El reportaje objetivo consta de dos partes: el lead y el cuerpo del mismo. El lead del reportaje
pretende ganar la atención del lector desde la primera frase, a diferencia del lead de la noticia que
tiene como función prioritaria condensar la esencia de la noticia. No es necesario que el lead del
reportaje reúna los datos esenciales de los acontecimientos o hechos que se describen. Pretende
atrapar el interés del lector para que continúe la lectura del reportaje. Para ello puede aplicar
distintas fórmulas de lead utilizando: la ironía, el contraste o la sorpresa. Cuando el periodista lo
considere oportuno podrá utilizar también el lead informativo característico de la noticia.

En el cuerpo del reportaje el periodista tampoco tiene que ceñirse a la estructura de la pirámide
invertida casi obligatoria en las noticias. Además de aplicar esta estructura cuando la estime
conveniente, el periodista puede combinar datos esenciales con datos complementarios para
mantener el interés del lector y la intensidad del relato. Recuerda entonces que en el reportaje no es
obligatoria la exposición de los datos en estricto orden decreciente de importancia.

Dentro del reportaje objetivo distintos autores diferencian distintos tipos de modalidades como
pueden ser: el reportaje de acontecimiento, el reportaje de acción, el reportaje corto, etc.

El otro gran tipo de reportaje es el reportaje interpretativo que sí presenta unas diferencias muy
significativas frente al objetivo. El reportaje interpretativo pertenece a los llamados géneros híbridos
o interpretativos, combinando componentes propios de los géneros informativos con otros utilizados
en los géneros de opinión.

En el reportaje interpretativo el periodista relata un hecho de actualidad pero introduce también


determinados juicios de valor. El periodista se permite abandonar la estricta objetividad utilizando
elementos subjetivos. El movimiento llamado "Nuevo periodismo", que surgió en EEUU en los años
60, desarrolló este tipo de reportajes rompiendo muchos de los tabúes y normas que regían el
periodismo.

Los reportajes interpretativos suelen tener una gran creatividad: la libertad lingüística es total, la
estructura del relato es libre. El autor puede llegar a recrearse con su propio estilo literario buscando
la originalidad. Todo, o casi todo, le está permitido siempre y cuando interese al lector.
Lección 25: Periodismo y Literatura

El periodismo puede ser encuadrado dentro de los aspectos básicos de la comunicación, pero
también, desde un enfoque sistémico, se lo puede estudiar para establecer un acercamiento entre
periodismo y literatura.

El periodista utiliza el término “literatura” como sinónimo de bibliografía. También, por regla general,
establece que podría encuadrarse dentro de un aspecto mucho más amplio: la opinión,
contraponiéndolo al concepto de objetividad.

Pero lejos de esta sutil interpretación, lo literario tiene bases mucho más profundas y significativas:
1) Desde un aspecto comunicacional, es posible hallar una ubicación del periodismo con relación a
la literatura. 2) Mediante un análisis exhaustivo de los géneros, un orden donde se ubica el
periodismo literario y la literatura periodística en torno a la noticia y la información, como modos de
enunciación y discurso. 3) La historia, por su parte, refleja la discusión de los escritores ante la Real
Academia Española, con el surgimiento del periodismo vinculado con la literatura. 4) Otro aspecto a
considerar es la existencia de un periodista escritor y un escritor periodista. 5) En el estudio
lingüístico, diversos autores establecen factores comunes entre literatura y periodismo, con un
esquema de la problemática. 6) Otro aspecto sería interpretar la ambigüedad de géneros,
principalmente, en el reportaje novelado. 7) Como último punto, se ofrece un punto de vista
interesante en cuanto a la “búsqueda de una verdad” tanto en el periodismo como en la literatura.
Planteada la problemática, es preciso hallar una correspondencia entre los distintos aspectos que
conforman el ámbito de la discusión.

Aspecto comunicacional
Si se quiere diseñar un símbolo que represente la ubicación del periodismo entre la literatura y la
comunicación, se elegiría a un árbol: las raíces, la comunicación (oral y escrita), el tronco, la
literatura y las ramas el periodismo. (Ver gráfico nº 1) Esta idea surge de las palabras de José
Acosta Montoro, quien afirma que el periodismo y la literatura “son como la rama y el tronco, que no
pueden vivir por separado”. (Acosta Montoro, 1973:51) Tanto la literatura como el periodismo se
alimentan a su vez de la comunicación, ya que desde este punto de vista toda creación (periodística
o literaria) puede ser considerada como una palabra global, que el lector llena de sentido, según su
conocimiento de la lengua y su experiencia personal.
Desde sus orígenes, la literatura siempre alimentó al periodismo, puesto que las noticias constituían
un pequeño centro de la información que ofrecían los periódicos.
Se pueden separar ambos lenguajes, en donde no es fácil encuadrar satisfactoriamente a la
literatura o lo que se entiende por ella, o bien, al periodismo propiamente dicho. Aunque parezcan
disímiles, tienen muchos puntos en común.

Acerca del periodismo

Si bien se puede incluir al periodismo dentro de los cánones básicos de la comunicación, entendido
únicamente como el acto de “comunicar información”, sería minimizar su función, trascendencia e
importancia.
Por periodismo se entiende la función social de recopilar, procesar y difundir por cualquier medio de
comunicación (mass media) una noticia de interés público, con la finalidad de informar y formar, así
como también la de persuadir y entretener. El mensaje periodístico, aparte de ser un hecho
comunicable en el más amplio sentido, cumple con la función formativa por los juicios de valor que
se emiten. Otra finalidad es la recreación, abarcando diversos géneros: humorismo, costumbres,
viajes, ensayos, etcétera. “Así, pues, el periodismo incluye comunicación por esencia, información
por necesidad; formación por deseo de orientar; entretenimiento por naturaleza; y todo ello dentro de
una área envolvente que incluye estilo, técnica y representación adecuada”. (Acosta Montoro,
1973:54)

Los matices presentados demuestran que el periodismo ha surgido como una necesidad
comunicacional, y su trascendencia, hoy día, hace que no se pueda concebir una historia futura sin
periodismo.

“El periodismo es la historia del presente y la literatura es el periodismo del pasado. Es lógico que,
dentro del campo de la comunicación histórica, antes de investigar lo que hicieron los antepasados,
interesen al hombre saber lo que hacen sus contemporáneos. El tiempo convierte en historia lo que
en ‘otrora’ fue ‘periodismo’”. (Acosta Montoro, 1973:73)

“Sin el periodismo el hombre conocería su realidad únicamente a través de versiones orales,


resúmenes e interpretaciones históricas y anecdotarios”. (Leñero, 1992:35)

Acerca de la literatura

En literatura, por regla general, se descuenta lo obvio: un poema, un cuento, una novela o una pieza
teatral escrita; pero, ¿qué clasificación tendría un ensayo, una columna o un chimento de la
farándula?
En las tradicionales definiciones de literatura: “compromiso”, (Sartré, 1962) “búsqueda de la
subjetividad”, (Eliot, 1959) “de la imitación de la realidad–mímesis”, (Aristóteles, 1982) se sumaría la
propuesta de Graciela Montes: un acercamiento entre la realidad y la fantasía. “La literatura es una
búsqueda nueva, ni un sueñismo de fantasía divagante, ni el realismo mentiroso. Más bien
exploración de la palabra, que es exploración del mundo y que incluye en un solo abrazo lo que
suele llamarse realidad y lo que suele llamarse fantasía”, ya que no sólo el mundo del escritor estará
lleno de sutilezas y belleza, sino que mediante la “exploración de la palabra” puede fomentar en los
lectores “nuevas búsquedas internas”. (Montes, 1990:25)
La magnitud del trabajo artístico del escritor estará dado por la sola circunstancia de recrear la
fantasía dentro de lo literario para que el lector pueda disfrutar de un goce estético, renovado en
cada lectura.

Periodismo y literatura
Tanto el periodismo como la literatura comparten aspectos en común. Se ha rescatado a la fantasía
como elemento principal de la literatura, comprobando de esta manera lo expresado por Martín
Vivaldi: “El literato, el artista creador, puede deformar la realidad exagerándola (en toda creación hay
hipérbole)”. El lector “puede pasar de la realidad a la fantasía, yéndose más allá o quedándose más
acá del mundo circundante...” En cuanto a la creación periodística se establece como regla general
que lo que mueve a la sociedad de hoy es la necesidad de transmitir un conocimiento integral,
formativo y a veces de entretenimiento. El periodismo, aún el más profundo y revelador, tiene que
someterse a la realidad con la mayor honradez y objetividad. “La literatura, la creación literaria, es un
lujo, el periodismo es una necesidad”. (Martín Vivaldi, 1986:249)
En gran medida, sería impreciso hablar de que el periodismo pueda aparecer como el hermano
menor de la literatura, porque el periodismo es también literatura. Este nuevo género nacido de las
crónicas, reportajes, artículos, entrevistas, semblanzas, etcétera, tiene matices especiales: todo
escrito puede estar presentado con calidad y si es posible con belleza, ya que “el periodista escritor
o el escritor periodista, presta dignidad literaria a cuanto informe toca con su pluma”. (Martín Vivaldi,
1986:248)
En casi todos los casos, la literatura puede acercarse al periodismo o alejarse en un doble
movimiento para marcar distancias o aprovechar coincidencias. La función de la literatura es distinta
a la del periodismo, pero el lector puede ser el mismo, incluso el autor. Cabe afirmar que tanto el
periodismo y la literatura se presentan como aliados inseparables.

Periodismo literario y literatura periodística

Por el momento, se ha incursionado en cada género por separado, pero se pueden fusionar tal como
aparecen en la realidad.
Se habla de un periodismo literario, cuando el género predominante es el periodístico secundado por
la literatura, o bien, si se toma a la inversa, lo literario predomina ante lo periodístico. Un cuento o un
poema pueden ser publicados en un diario; un artículo o una crónica pueden tener su lugar en un
libro. En esta materia no existen reglas fijas, lo mismo que para la fusión entre ambos géneros.

Para analizar esquemáticamente una clasificación de géneros periodísticos, Amando de Miguel (1982)
presenta como propuesta la integración entre periodismo y literatura. (Ver gráfico nº 2) El periodismo
informativo puede abarcar la noticia, su análisis e investigación; el periodismo literario puede ser
clasificado como un género ambiguo, ya que puede presentarse a la información en primera persona
(reportaje, entrevista, crónica) o muchas formas de opinión como ser: editorial, columna,
colaboraciones espontáneas y la crítica, según sea el caso. En cuanto a la literatura periodística, el
propósito principal es deleitar, entretener y por qué no persuadir y divulgar el conocimiento científico
y la creación literaria. Corresponden en este caso las formas de ensayo, humor, costumbrismo,
narrativa, tiras cómicas, etcétera.
Aquí no se concluye con la polémica, la historia dirá lo suyo.

Una discusión histórica


En el siglo XIV, ante la Real Academia Española, los folletinistas formularon una polémica en torno
al rol del periodista y su vinculación con la literatura.
En 1845, Joaquín Rodríguez Pacheco lleva su discurso ante la Real Academia Española,
defendiendo los derechos literarios del nuevo género: el periodismo.

Cincuenta años después, Eugenio Sellés leía su discurso de ingreso a la Academia y se refería al
periodismo como un género literario comparándolo con la historia, la novela, la crítica y la dramática.
Decía: “Es género literario la oratoria que prende los espíritus con la palabra y remueve los pueblos
con la voz; es género literario la poesía, que aloja la lengua de los ángeles en la boca de los
hombres; es género literario la historia, enemiga triunfante de la destrucción y del tiempo, porque
hace volver lo que pasó y resucita el alma de las edades muertas; es género literario la novela, que
narra lo que nadie ha visto, de suerte que a todos nos parece verlo; es género literario la crítica, que
pesa y mide la belleza y tasa el valor y contrasta la verdad y las mentiras artísticas; es género
literario la dramática, que crea de la nada hombres mejores que los vivos y hechos más verosímiles
que los reales; no ha de serlo el periodismo, que lo es todo en una pieza: arenga escrita, historia que
va haciéndose, efemérides instantáneas, crítica de lo actual y, por turno pacífico, poesía idílica
cuando se escribe en la abastada mesa del poder y novela espantable cuando se escribe en la mesa
vacía de la oposición?” (Acosta Montoro, 1973:82)

Tres años después, Juan Valera no veía tan claro el planteo. Afirmaba: “Ser periodista es, si duda,
profesión u oficio, como ser ingeniero, abogado o médico. Es evidente, asimismo, que el periodista
debe ser literato, un literato de cierta y determinada clase. Pero se infiere aquí, que haya un género
de literatura, distinto de los otros, que pueda y deba ser llamado género periodístico? Sobre esto es
lo que no estoy muy seguro aunque si me inclino a algo es a negar que haya tal género. Lo que
distingue al periodista de cualquier otro escritor, poco o nada tiene que ver con la literatura”. (Acosta
Montoro, 1973:83)

En 1898, Isidoro Fernández Flores (Fernanflor), contestando al discurso de recepción en la


Academia, argumentaba: “Se llama periodista al literato que escribe con frecuencia o casi a diario en
un pliego o grande hoja volante, que se estampa periódicamente y se difunde entre el público, a
veces por centenares de miles de ejemplares. Cuando se logra que estos centenares de miles de
ejemplares sean comprados y leídos, el periodista que dispone de ellos y escribe, dicta o inspira su
contenido, no puede negarse que posee un instrumento poderosísimo para influir en la opinión, para
modificarla. El libro es un medio de publicidad y el periódico es otro. De ambos medios se vale o
puede valerse el escritor, pero hay, en realidad, diferencia literaria entre ambos medios. De una serie
de artículos se forma a menudo un libro y de fragmentos o pedazos de un libro se hacen a menudo
también unos pocos artículos de periódicos. Tan cierto es lo dicho, que no hay arte de escribir o de
hablar donde, entre los diversos géneros de discursos escritos o hablados, se califique al periódico
como género aparte. Hay poesía y prosa. La poesía es o puede ser lírica, épica y dramática, con no
pocas subdivisiones o especies híbridas como elegías, sátiras, epístolas y fábulas. La prosa puede
ser didáctica o no didáctica, dirigirse a enseñar, a deleitar o ambos fines; puede ser narración
verdadera o fingida, y llamarse historia, novela o cuento. En suma, y para no fatigar a nadie, ¿quién
desconoce o ignora los diferentes géneros en que pueden dividirse los escritos, ya por los asuntos
de que se trata, ya por la manera en que son tratados los asuntos? ¿Hay entre estos géneros modos
de calificar, distinguir y separar de los otros y determinar un género especial que llamamos
periódico? Yo creo que no lo hay. Al contrario, cuantos son los tonos, géneros y maneras de escribir,
caben en el periodismo. Y nada hay que no puede insertarse con éxito en los periódicos, cuando la
inserción es oportuna y atinada. La cuestión está en que venga a cuenta o a pelo lo que se inserta,
presuponiendo que no es malo o tonto, sino que es ameno o instructivo.” (Acosta Montoro, 1973:85)

Genial precursor de esta polémica fue Mariano José de Larra, quien en su conocido artículo: Ya soy
redactor, escribiera: “El hecho es que me acosté una noche autor de folletos y de comedias ajenas y
amanecí periodista; míreme de alto a bajo, sorteando un espejo que a la sazón tenía, no tan grande
como mi persona, que es hacer elogio de su pequeñez, y vine a escudriñar detenidamente si alguna
alteración notable se habría verificado en mí físico; pero por fortuna eché de ver que como no fuese
en la parte moral lo que es en la exterior y palpable tan persona es un periodista como el autor de
folletos”. (Acosta Montoro, 1973:88)

En definitiva, la Academia se pronunció ante la polémica cuando permitió el ingreso del periodista
Mariano de Cavia.

El escritor periodista y el periodista escritor


La imagen del periodista se lo confunde con la del escritor; ambas pueden tener puntos encontrados,
ya que participan de un mismo medio. También, al periodista se lo confunde con el articulista el
ensayista, el reportero, el cronista y, en muchos casos, estos términos son utilizados como
sinónimos.
Pero, ¿qué es ser periodista?
Gonzalo Martín Vivaldi, por su parte, define al periodista como un escritor que habitualmente escribe
en un periódico, diario, seminario o revista. “Para ser periodista, desde un punto de vista psicológico
o caracterológico, se necesitan especiales condiciones, entre las que se destacan la vocación y una
sólida preparación cultural básica, con especialización posterior en cualquiera de las actividades
fundamentales del periodismo moderno. Según Verpraet el periodista debe poseer un triple sentido:
sentido del tiempo, de la actualidad y del público. Y según la fórmula clásica de Rivarol, todo el oficio
del periodista se resume en la siguiente afirmación: ver y saber, hacer ver y saber hacer. Para
Ortego Costales ser periodista no es escribir en los periódicos. “Aquí –escribe– como en el
manicomio, no son todos los que están ni están todos los que son”. Y afirma: “Son periodistas los
que traba directa y racionalmente la noticia, quienes la buscan, escriben, seleccionan o titulan, pero
no quienes se reducen a una simple manipulación de la misma: el taquígrafo que la recibe por
teléfono, el que la envía y/o repite por teletipo, el linotipista que la compone, el corrector de pruebas”.
(Martín Vivaldi, 1986:87)

En primer término, se puede afirmar que el periodista es ante todo un escritor. Este aspecto se ha
visto en el análisis presentado por los articulistas ante la Real Academia Española, en donde se
señalaban fundamentalmente la visión futura del periodista, no siendo ajena su tarea a la de
cualquier escritor.

Es difícil o casi imposible encerrar en una definición la misión de periodista o por la que se entiende
como tal. Al exponer los distintos puntos de vista se puede presumir que, más allá de los mitos y
prejuicios, el periodista es esencialmente un profesional que investiga y divulga acontecimientos de
trascendencia social y de actualidad ante los medios de comunicación.
A diferencia con el escritor (literato), al periodista le urge el tiempo, ya que la noticia hoy, debe ser
publicada, porque mañana perderá su vigencia y será simplemente una información. En cambio, el
escritor puede disponer de todo su tiempo para escribir una obra.

“El creador literario goza de absoluta libertad y hasta puede permitiese el lujo de escribir para él
mismo para su propia y única satisfacción. El periodista trabaja contra reloj para que el mensaje
interese a todos, llegue a todos y sea lo más útil, fácil, directo y comprensible para todos, como
aplicación práctica de unas técnicas profesionales separadoras de la prehistoria de su oficio”.
(Aguilera, 1992:25)
José Luis Martínez Albertos, por su parte, hace una clara diferenciación entre un escritor y un
periodista, expresando:
1. Siempre debe existir una relación, porque escritores y periodistas comparten un mismo
instrumento de trabajo, que es el lenguaje, aunque sea con las profundas diferencias y los
distintos objetivos que hemos visto en líneas generales.
2. Dentro de los complementos del periodismo … (estilo ameno); cabrían siempre los escritores.
3. Muchos escritores tendrán que hacer sus primeras armas en los medios de comunicación social,
en el periodismo, como una escuela de estilo y de los gustos de hoy, sobre todo, en el terreno
lingüístico. Según Alberto Moravia “todo escritor contemporáneo debe pasar por el periodismo”.
(Citado por Aguilera, 1992: 20)

Amando de Miguel, por su parte, refleja en la postura psicológica que tiene un escritor, en el
siguiente enunciado: “La primera condición para escribir bien es leer bien. Los que mejores han
escrito eran ante todo omnívoros lectores. Hay algo de caníbal en el oficio de escribir. Si no se
deglute letra impresa no se vomita letra impresa. Claro que el proceso digestivo produce también
excrementos”. (De Miguel, 1982:39) Por ello, para hablar del escritor será necesario referirse en
términos de lector.

Si se toma por caso a Gabriel García Márquez, se puede afirmar que está enrolado en las dos
profesiones: escritor–periodista o periodista–escritor. Comenzó la profesión de periodista en el diario
El Espectador y luego en El Heraldo, fue cronista de guerra y visitó París y otras ciudades del
mundo. Su vocación siempre fue la escritura, incluso había abandonado casi por completo sus
estudios de abogacía para reunirse con sus amigos y discutir temas afines: política, literatura… y
hacer comentarios de las obras que aparecían publicadas en suplementos literarios, de autores que,
con el tiempo, llegarían a ser considerados innovadores en el ámbito de la creación literaria mundial.
Se considera un omnívoro lector, procaz y constante, analítico en cuanto al estilo que empleaban los
escritores contemporáneos para descubrir sus secretos y llevarlo a la práctica. Incluso, asegura que
comenzó a escribir “por casualidad” sólo para demostrarle a un amigo que su “generación era capaz
de producir escritores”. Para el escritor colombiano, el punto de partida es una “imagen visual”. En
otros escritores “creo un libro, una idea, o un concepto. Yo siempre parto de un imagen”. Para su
obra maestra Cien años de soledad, ha utilizado como imagen la de un “viejo que lleva a un niño a
conocer el hielo exhibido como curiosidad de circo” (García Márquez, 1993:81), y a partir de allí las
escenas se van sucediendo, y por que no, el tiempo de producción. Tardó diez años para estructurar
esta novela.

Carácter lingüístico
Desde el punto de vista lingüístico, el periodismo se interrelaciona con la literatura. La historia de
ambos se encuentran plagadas de ejemplos. Periodistas que dejaron o alteraron su oficio por el de
literatos y novelistas. Hay periodistas que utilizan a la literatura para revivir y transformar en arte los
hechos que testifican la realidad. Por otro lado, se busca un sentido a la realidad y un acercamiento
hacia la literatura. Por ello, algunos novelistas incursionan en el campo de la información para
orientar con sus ideas y observaciones acerca de los sucesos de actualidad. Ernest Hemingway es
un claro ejemplo, porque siempre reconoció que la técnica periodística le puede ayudar a un literato
joven a mejorar su estilo.

Gabriel García Márquez, en su obra Crónica de una muerte anunciada, trata de ser objetiva en lo
literario, porque está relatada como una novela que parodia un suceso real. Gabriel García Márquez
comenta que la historia de esta ficción parte de un hecho real. “Cuando ocurrieron los hechos, en
1951, no me interesaron como material de novela sino como reportaje. Pero aquel era un género
poco desarrollado en Colombia en una época, y yo era un periodista de provincia en un periódico
local que tal vez no le hubiera interesado el asunto. Empecé a pensar el caso en términos literarios
varios años después, pero siempre tuve en cuenta la contrariedad que le causaba a mi madre la sola
idea de ver a tanta gente amiga, e inclusive a algunos parientes, metidos en un libro escrito por un
hijo suyo. Sin embargo, la verdad de fondo es que el tema no me arrastró de veras sino cuando
descubrí, después de pensarlo muchos años, lo que me pareció el elemento esencial, que los dos
homicidas no querían cometer el crimen y habían hecho todo lo posible para que alguien se lo
impidiera y no lo consiguieron. Es eso, en última instancia, lo único real en América Latina. Una
causa posterior de la demora fue de carácter estructural. En realidad, la historia termina casi
veinticinco años después del crimen, cuando el esposo regresa con la esposa repudiada, pero para
mi fue siempre evidente que el final del libro tenía que ser la descripción minuciosa del crimen. La
solución fue introducir un narrador –que por primera vez soy yo mismo– que tuviera en condiciones
de pasearse a su gusto al derecho y al revés en el tiempo estructural de la novela. Es decir, al cabo
de treinta años, descubrí algo que muchas veces se nos olvida a los novelistas: que la mejor fórmula
literaria es siempre la verdad”. (García Márquez, 1996–a–:89)

Otro caso notable es el de John Dos Passos, quien utilizó la técnica periodística para escribir una de
sus principales novelas. Jean Paul Sartre, al efectuar un análisis de la obra de Dos Passos, en 1919,
escribe que “se vive en el tiempo, se cuenta en el tiempo. La novela se desarrolla en el presente
como la vida”. Luego afirma que el escritor habla de hechos, lo que escribe de sus protagonistas
“toma el aspecto de informaciones solamente publicitarias”. Y agrega: “Dos Passos informa de todas
las palabras que pronuncian sus personajes en el estilo de las declaraciones de prensa”, relata las
vidas de sus personajes “con la técnica del periodismo norteamericano”. (Sartré, 1960:69)

Para clarificar la cuestión, Henry Edgardo Ríos organiza una síntesis acerca de las diferencias
sustanciales. (Ver Gráfico nº 3) Determina que en el periodismo será preciso informar y para la
literatura un goce estético; para el contenido periodístico: la realidad, y para lo literario: lo real y a
veces lo irreal, formulando otras consideraciones en cuanto al lector, la realización, el tiempo, la
periodicidad, el espacio y el uso del idioma. (Henry Ríos, 1983:51)
Tanto el lenguaje periodístico como el literario tienen diferencias conceptuales, “que permiten afirmar
que los textos periodísticos, incluso en sus aspectos más rigurosamente lingüísticos, son distintos
del común de los textos literarios usuales, tal como éstos aparecen en la perceptiva literaria”.
(Santamaría, 1990:21)

Fernando Lázaro Carreter realiza una clasificación de rasgos diferenciales, entre los que enuncia:
1. Al escritor no le urgen, generalmente, unas necesidades prácticas inmediatas, mientras que al
periodista le acucian.
2. El escritor se dirige a un receptor universal, mientras que el periodista sabe a quién escribe,
conoce y debe conocer el sector del público al que se dirige, que es el que tiene una forma de
pensar acorde con la ideología del periódico.
3. El mensaje literario actúa sin limitaciones de espacio y de tiempo, mientras que el periodista, por
el contrario, disfruta de un espacio limitadísimo: el propio marco del periódico.
4. Además, el lector de un libro no suele tener urgencias utilitarias inmediatas como el lector del
periódico.
5. El propio libro actúa en situación distinta para cada lector, es susceptible de múltiples
interpretaciones. El periodista, por el contrario, es responsable de la interpretación diáfana e
inmediata de sus obras, que no pueden ser críticas, herméticas y oscurantistas.
6. La soledad, a veces dramática, es primordial para el escritor, mientras que el periodista ha de ser
consciente de que forma parte de un cuerpo de redacción, al que compromete cuando escribe, y
que comparte con sus compañeros y coordinadores la responsabilidad de la unidad que es el
periódico”. (Citado por Santamaría, 1990:22)

A esta interpretación puede sumarse un esquema comparativo entre ambos lenguajes, obteniendo
como resultado una comparación sustancial de lo literario, que se ubica en el ámbito de la creación
lingüística, mientras que lo periodístico lo hace con un lenguaje conciso, enmarcado en una realidad.
(Ver Gráfico nº 4)

Estas características constituyen el motivo fundamental para el análisis del contexto estructural, que
servirá de base para argumentar los significantes de una verdad en el relato, cuyos alcances se
transforman por la sola presentación del discurso. La combinación de ambos lenguajes ha generado
dudas en torno a su valoración, ya que en muchos casos como la noticia–comentario, por ejemplo,
entra en conflicto cuando hace su aparición lo novelado en la presentación narrativa, desplazando al
lenguaje objetivo hacia lo ideológico, convirtiéndolo en un elemento distinto.

Dada las características intrínsecas de los géneros se argumenta una transposición de lenguajes:
por momentos, el discurso pretende ser netamente informativo (periodístico), por momentos,
literario. Este trasvase lo convierte en ambiguo, y es difícil o casi imposible tomar a ultranza un
concepto para llevarlo a la práctica. A este fenómeno, Oscar Steimberg lo denominó “transposición”
y sus rasgos son muy particulares. “Hay transposición cuando un género o un producto textual
particular cambia de soporte o de lenguaje...” agregando: “vivimos en una cultura de transposiciones:
los relatos cinematográficos, los distintos géneros televisivos; los géneros que insisten en la radio,
los nuevos que se van creando en ella, y también los viejos y nuevos de la comunicación impresa,
hablan de un juego entre la insistencia de los transgéneros que recorren medios diversos, así como
distintas épocas y espacios culturales, y la de aquellos que aparecen en cada medio y le son
específicos”. (Steimberg, 1993:84)

Un caso intermedio sería vincular al discurso y al texto en un estudio global para reubicarlo en una
contextualización que se aproxima al concepto de género, por la cual, analizando este último, se
puede observar los efectos que provoca la materialización del primero.
Los géneros periodísticos
En el periodismo, los géneros ocupan un lugar fundamental, ya que permiten reordenar un mensaje
para trasmitir noticias, comentarios y opinión. Han heredado ciertas características, siendo más
“inmediata y urgente que en la literatura. La literatura es obra de un autor que firma, mientras que en
el periodismo se combina en un mismo ejemplar de diario o el mismo telediario la labor de muchas
personas, de las que unas aparecen y otras no. Un texto ha sido elaborado y reelaborado por varias
manos, que permanecen anónimas. Y unas personas sustituyen a otras por vacaciones, enfermedad
o simplemente necesidades de servicio. Le informa que ha preparado uno, otro tiene que editarlo y
ajustarlo al espacio o al tiempo, cortando allá y quizás añadiendo acá, datos que el primero no
conocía. Hay que saber por lo tanto no sólo qué se está diciendo, sino qué se está haciendo: si se
está tratando una noticia, un reportaje, una crónica, un editorial. Los géneros facilitan el trabajo en
común. Cuanto más se respeten las convenciones propias del género –nacidas de una peculiar
relación entre el contenido y la forma– más homogéneo resultará el trabajo de redacción y más
confianza adquirirá el receptor en el mensaje que llega”. (Gómez, 1991:144)

Hacia un definición integral

El periodismo centra la comunicación en la noticia y, en su entorno, nacen los géneros periodísticos


con diferentes modalidades de creación lingüística, que están destinadas a cualquier medio de
difusión colectiva, con miras a que se cumplieran con los dos objetivos de la información: relato de
acontecimientos y juicio de valor. La interpretación de la realidad que puede ofrecer un periódico
estará dada por una amplia gama. Lo fundamental, sin embargo, es que cada uno cumpla con una
función distinta y cubra una determinada necesidad.

Los distintos géneros: noticia, editorial, reportaje, crónica, critica, etcétera, en el periodismo se
conjugan en una interpretación amplia. “Comunica lo que pasa (noticia), acerca a todo ello y lo hace
ver, sentir y comprender (reportaje), abre ventanas para que lleguen impresiones de lo que ocurre en
diversos lugares del espacio y en diversos sectores de la vida social, da cuenta del desarrollo de los
actos y analiza y enjuicia las obras que se ofrecen al público (críticas) y recoge las diversas
opiniones y puntos de vista bien especializados (comentarios firmados), o aquellos con los que la
opinión reacciona ante los hechos que pasan y las noticias y comentarios que se publican (cartas y
chistes), y completa el ciclo con la opinión misma del periódico (editorial). Todo es interpretación, de
la noticia al editorial, pero interpretación en diversos grados y por distintos medios. Y cada forma de
interpretación tiene su estilo peculiar y su función propia en el conjunto del periódico, que abarca
desde la información sobre lo que pasa hasta la opinión sobre lo que se debería hacer”. (Gutiérrez
Palacio, 1984:17)

Hoy, con el auge de las especializaciones se afirma que existen géneros en el periodismo
televisado, cinematográfico, ecológico, radiofónico, etcétera, a pesar de que muchos autores opinen
que este tipo de esquemas es aplicable desde lo gráfico a las distintas especializaciones.
Por ello, José Luis Martínez Albertos amplía el concepto de género periodístico, expresando que son
“las diferentes modalidades de la creación literaria, destinadas a ser divulgadas a través de cualquier
modo de difusión colectiva”. (Martínez Albertos, 1982:188)
Clasificación de periodismo

Para agrupar los géneros en un contexto histórico, es posible hallar una clasificación convencional
de periodismo, desde el ideológico hasta el entretenimiento.
El periodismo ideológico se centra, en todo el mundo, desde mediados del siglo XIX hasta finales de
la Primera Guerra Mundial. Es un periodismo doctrinal y moralizador, con ánimo proselitista, al
servicio de las ideas políticas y religiosas; se lo puede denominar “opinante”, ya que se trata de una
prensa con muy pocas informaciones y muchos comentarios, predominando una cierta mentalidad
por sermonear.

El periodismo informativo, en una segunda etapa, aparece hacia 1870 como un fenómeno definido y
coexistente durante cierto tiempo con el periodismo ideológico. Entre 1870 y 1914, va perfilándose
primero en Inglaterra y luego en los Estados Unidos. Este periodismo, que se apoya en la narración
o relato de los hechos, es una etapa en que Georges Weill la denominó “edad de oro de la prensa”.
En Europa, mientras tanto, se mantiene la contienda ideológica hasta finales de la primera guerra,
pero a partir de 1920, la prensa de información logra imponerse en todo el mundo occidental.
Básicamente, es un periodismo de hechos y no de comentarios. La modalidad literaria predominante
es la de redactar acontecimientos con una amplia gama de especialidades que dan origen a otros
géneros periodísticos informativos: el reportaje, la información y la crónica con sus variantes.

Hacia 1945, la prensa logra un nuevo carácter: la profundidad. Históricamente, puede hablarse de un
periodismo de explicación. “Como su nombre lo indica busca explicar, es decir, encontrar las causas
y los efectos de los acontecimientos de la información. Este periodismo trata de constatar, de
manera exhaustiva, el por qué y para qué de los hechos. Investiga el hecho de la noticia, pero con
profundidad, así como su trascendencia. Lo analiza y lo interpreta, sin llegar necesariamente al
comentario”. (Del Río Reynaga, 1991:41) Surge como una necesidad básica de las sociedades
afectadas de manera directa o indirecta de las confrontaciones, ya que se les requería una
explicación a los fenómenos sociales que influyeron en los orígenes y perspectivas de los conflictos
en particular. No se conformaban que se les informe de manera fragmentada e inconexa, puesto que
sólo les podía producir cierto desconcierto y como consecuencia directa la desinformación,
desorientación y angustia. Su evolución es marcada y se hace necesario destacar que los géneros,
como el reportaje, aparecen aquí en forma intensificada, dando origen al reportaje de profundidad o
interpretativo.
La crónica, en cambio, se perfila como un género híbrido. Está a mitad de camino entre lo objetivo
de los hechos y el comentario.

El periodismo de entretenimiento es diferente. Se ha internalizado en la sociedad actual como una


necesidad. Julio Del Río Reynaga lo ha calificado como un periodismo que ocupa “un lugar
secundario, pero constante en todos los medios”. (Del Río Reynaga, 1991:54) En la actualidad,
surgen con gran auge las revistas de modas, de alimentación, literarias, etcétera. En el periodismo
han aparecido secciones fijas donde tienen un lugar las tiras cómicas, crucigramas, horóscopos,
recetas de cocina, belleza, etcétera. Todo pareciera indicar que esta nueva etapa marcaría la
necesidad de una evasión, aunque pasajera, de los problemas cotidianos.
Cabe destacar que se convive con todos los periodismos señalados. La opinión, por caso, se refleja
en un comentario, una estadística, una caricatura, o quizás puede darse el caso de que ésta última
sea una marcada editorial de un diario.

De esta manera, no se puede hablar de una clase de periodismo propiamente dicho ni de un


determinado punto de vista. A grandes rasgos, se diferencian uno de otros. Si los elementos que se
presentan son datos, cifras y en un grado mayor la objetividad, se está en presencia de un
periodismo informativo. Si son juicios, críticas o evaluaciones, prevalecerá la opinión. Si tiene un
cierto grado de humorismo, imaginación o fantasía, se estaría en presencia de un periodismo de
entretenimiento.

Dentro de la amplia gama de géneros, se elegirá el reportaje para analizar la ambigüedad, ya que
incluye la variante del reportaje novelado.

El reportaje

Al interrogante: ¿qué es el reportaje?, tendría que haber por lógica una sola respuesta, pero la más
adecuada no encerraría la dimensión que realmente adquiere.
Julio del Río Reynaga sostiene que “el reportaje no es una noticia, pero es su coyuntura. Es su
fundamento y por lo mismo se rige por los factores que determinan el valor de la noticia y los
elementos de interés noticioso. A partir de una noticia, trasciende el suceso. Busca lo que hay detrás
de la noticia (sus causas) y más adelante (su proyección). Así, más que tratar un acontecimiento,
estudia una situación, el hecho y su contexto. De allí que en este género se haga una real
investigación, que es social, porque su objetivo de estudio es la realidad social con sus instituciones,
grupos, comunidades, movimientos, patologías y las relaciones que establecen (conflictivos o no) de
carácter político, económico, cultural, etcétera”. (Del Río Reynaga, 1991:54)

Gonzalo Martín Vivaldi lo define como un “relato periodístico, esencialmente informativo, libre en
cuanto al tema, objetivo en cuanto al modo y redactado preferentemente en estilo directo, en el que
se da cuenta de un hecho o suceso de interés actual o humano; o también: una narración
informativa, de vuelo más o menos literario, concebida y realizada según la personalidad del escritor
periodista”. (Martín Vivaldi, 1986:65)

José Acosta Montoro expresa que, académicamente, es una “información periodística o


cinematográfica sobre una persona o materia determinada”, agregando que “puede hacerse a través
de otros medios de comunicación” y “que el problema se reduzca a la actualidad”. (Acosta Montoro,
1973:123)

José Luis Martínez Albertos es partidario en afirmar que es “el relato periodístico –descrito o
narrativo– de una cierta extensión y estilo literario muy personal en el que se intenta explicar cómo
han sucedido unos hechos actuales o recientes, aunque estos hechos no sean noticia en un sentido
riguroso del concepto”. (Martínez Albertos, 1982:314)

Al analizar las opiniones, cabe afirmar que si la noticia en la escala informativa constituye la célula
inicial, el reportaje ocupa sin duda el peldaño superior; en una relación creativa, el periodista no
debe ceñirse tan estrictamente a la narración de los hechos como en la crónica, sino que puede
pensarlos, recrearlos y redactarlos con mayor libertad. Esa recreación y ese vuelo de la imaginación
no incluye ficciones, debe manejarse con realidades. El tema puede ser temporal o atemporal, o
bien, el interés no se pierde si no es publicado inmediatamente. La extensión varía con su contenido
y admite técnicas descriptivas estilísticas que incluye, a su vez, la combinación con otros géneros.

El reportaje aparece en el periodismo informativo y en el interpretativo. Sus diferencias están


marcadas por la mayor o menor profundidad y las posibilidades de explicación o interpretación que
permitan los temas abordados.

Formas del reportaje


En cuanto a su estructura técnica, Gonzalo Martín Vivaldi (1986:65/72) señala cuatro tipos de
reportajes:
• El standard que es el más común: escribir, relatar o contar sin editorializar.
• El factory story o relato objetivo de hechos, que se redacta mediante el modelo de la pirámide
invertida.
• El action story o relato más o menos movido o animado que comienza siempre por lo más
atractivo, llamativo o impresionante para ir descendiendo, poco a poco, en el interés de los actos.
• El quote story o relato documentado que describe a la información con más detalles objetivos,
acompañando citas que se complementan o aclaran los hechos.
En cuanto a los reportajes especiales, siguiendo los lineamientos de José Luis Martínez
Albertos (1982:319 y sigtes.), se enumeran tres tipos:
• El gran reportaje o reportaje profundo
• Las conferencias, cómo un modo de interpretación analítico de los hechos.
• Las ruedas de prensa y encuestas.
Otra variante la constituye el reportaje novelado.

Reportaje novelado
Tom Wolfe, en su obra El nuevo periodismo, (1998. Todas las citas se remiten a esta edición.)
transita en un mundo que caracteriza a esta nueva corriente, nacida a fines de 1945, y lo sitúa en un
ámbito comparable con la literatura: más precisamente con la novela realista.

La idea era reunir material periodístico y luego ir más allá. “Parecía primordial estar allí cuando
tenían lugar las escenas dramáticas para captar el diálogo, los gestos, las expresiones faciales, los
detalles del ambiente [y] ofrecer una descripción objetiva completa [con aquello] que los lectores
tenían que buscar en las novelas o en los relatos breves: esto es, la vida subjetiva o emocional de
los personajes”. ( 35)

Es así que el nuevo periodismo ofrece el enfoque impresionista para explicar la verdad y lograr una
participación activa del lector. Por ello, la literatura es el mecanismo por la cual logró crear el clima
apropiado, ya que la base de todo argumento consiste en reflejar el realismo.
El reportaje, utilizado por Hemingway, Ludwing, Steinbeck, Malaparte y Perifitte, los grandes
maestros de esta técnica y que se citan como cultores de un género periodístico (literario), sigue
encontrando renovadas expresiones.
A esta lista debe agregarse otros ejemplos extraliterarios: “Desde el teatro de Arthur Miller en
Incidente en Vicky (con la reacción de diversos individuos más o menos representativos ante la
persecución de los judíos por parte de los nazis), al de Peter Weiss, en la puesta en escena de La
muerte de Marat y en Indagación (en que pone en pie el proceso que sobre Auschwitz tuvo lugar en
Frankfurt en 1964–1965, proceso al que asistieron, además de Weiss, Arthur Miller, Max Frisch y
Martín Walser); desde los relatos históricos sobre la muerte de Kennedy, a las denuncias de la
guerra vietnamita; desde las películas de Pietro Germi, al nuevo cine sudamericano o africano... En
todos los casos se adopta el método de la representación de la realidad utilizado por el reportaje,
aunque en las obras de creación literaria, dramática, histórica y cinematográfica, los personajes de
ficción añadan aspectos que, si bien tienen base real, no responden a una realidad física concreta
en nombres apellidos y lugares exactos. En la narrativa, el reportaje ha venido a sustituir a medios
tradicionales, a los que ha puesto fuera de moda. Quien conozca obras de Upton, Sinclair, Ilia,
Herenburg, Ernest Hemingway, Uwe Johnson, Albertine Sarrazín, Goytisolo, García Hortelano,
Grosso y tantos otros, sabe cómo utilizan los novelistas el género del reportaje”. (Gutiérrez Palacio,
1984:62)
Gabriel García Márquez, por caso, se ha enrolado en las filas de El nuevo periodismo con la obra
Relato de un náufrago, cuando se publicó como crónica novelada.

Otra obra que merece destacarse es La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile. (García
Márquez, 1986) Narra la historia del cineasta que en el gobierno de Pinochet fuera exiliado a Europa
y regresara a su país, después de siete años, con la cara cambiada y documentos falsos para filmar
el documental de la dictadura. Esta historia fue narrada por su protagonista, respetándose el uso de
la primera persona. La organización estructural estuvo a cargo del escritor colombiano y el reportaje
fue publicado en formato libro.

Tom Wolfe también se pregunta: ¿El nuevo periodismo es realmente nuevo? Considera que hay
antecedentes literarios en las obras de Defoe, Richarson y Fielding. En este caso, al igual que
Truman Capote, quien considerara a su obra A sangre fría como un nuevo género: “la novela de la
no ficción”, (59) también podría decirse que el nuevo periodismo puede constituirse en un nuevo
género con antecedentes literarios, que está a mitad de camino entre la ficción y la realidad, que
puede ser diferenciado de la novela realista, el ensayo, las biografías y autobiografías, y el artículo:
géneros ambiguos que también pueden incluirse en un reportaje, prevaleciendo éste último en su
estructura organizacional.

“Wolfe veía que la literatura no renovaba sus contenidos ya que el nuevo periodismo podía
aprovechar sus recursos para referirse a una realidad que se presentaba como realmente rica (el
cambio de las costumbres después de la posguerra, el hippismo, la contracultura, la conciencia
negra, etc.). En síntesis: cambios en el punto de vista de narrador, monólogos interiores, ironías,
humor, etc., todo es válido como recurso para este nuevo periodismo.” (Atorresi, 1996:45)

La búsqueda de la verdad
Al plantear la problemática entre literatura y periodismo, se ha podido comprobar que ambos
comparten premisas, y establecen una transposición de lenguajes.
Sólo faltaría enunciar: ¿Existe una verdad literaria y otra periodística? ¿En qué se diferencian?
La verdad periodística

La realidad social está supeditada, en gran medida, a la influencia de los medios masivos de
comunicación (mass media), que se consideran como instrumentos que posibilitan una referencia
ineludible en torno a la función política y repercusión masiva.
La realidad objetivada puede percibirse en la medida que el hecho trasciende y se defina en un
contexto social.
La imagen, en el sentido antropológico del término, que se obtiene del otro, lo otro y los otros, llega a
tomar los alcances de una interacción activa del sujeto–objeto–de–la–relación, es decir que el
suceso que trasciende como noticia debe responder a los alcances de un interés público. Alfonso
Albala señala, en tal sentido, que es el “condicionamiento expresivo del medio que hace cauce al
mensaje y la vía del conocimiento que, para el término objeto de la relación periodística, supone el
mensaje. Contrariamente a lo que ocurre en cualquier otro tipo de comunicación, en la que aquí nos
ocupa es el término objeto, quien condiciona, de un modo absoluto, la relación periodística. El medio
natural –el habla– es prácticamente el mismo. Cambia la intencionalidad como iniciativa y cambia,
sobre todo, su receptor humano, dada la situación sociológica, desde la que condiciona este modo
peculiar de comunicación”. (Albala, 1970:26)

La transferencia de signos, en tal sentido, es multifacética, abarcativa en una integridad planetaria,


que obliga al hombre de hoy a un cuestionamiento profundo en cuanto a su realidad contemporánea.
La visión del mundo ha cambiado y también su propia imagen.

En este amplio contexto, es posible hallar principios teóricos que permiten estudiar al periodismo
como una compleja estructura. Lorenzo Gomis remarca los siguientes presupuestos básicos:
1. La realidad puede fragmentarse en períodos. El único período que se trata de interpretar es el
actual, y ése es precisamente el que no había sido interpretado todavía por el medio. Al unificar
un período, el medio define el presente social.
2. La realidad puede fragmentarse en unidades completas e independientes (hechos), capaces de
interpretarse en forma de textos breves y autónomos (noticias).
3. La realidad interpretada debe poder asimilarse en tiempos variables por un público homogéneo.
4. La realidad interpretada debe encajar en un espacio (periódico) o tiempo (programación de radio
y televisión) dados.
5. Para que el público capte la realidad y tome parte en ella, los medios se valen de una gama de
filtros o formas convencionales (géneros periodísticos) que van de la información pura al
comentario polémico”. (Gomiz, 1991:191/92)
Este enunciado teórico es un mapa geográfico de coordenadas que intenta incursionar en el ritual
cotidiano con instrumentos de comunicación activa en la vida de relación. Sin descartar la presencia
de distintos medios y niveles de transmisión, para los fines del presente ensayo, se analizará el perfil
del lector de un diario:
• El medio se masifica hacia un público heterogéneo en un amplio contexto, sin que exista la
selección previa de contenidos.
• El lector centra su atención en todo aquello que el medio le ofrece: noticias, actualidad, cultura,
entretenimientos, etcétera. Su mirada se focaliza en distintas secciones que guían su lectura.
• La lectura no requiere de una experiencia estética previa, sino que se formula con un alcance
ilimitado, de fácil comprensión en su estructuración lingüística.
• El lenguaje periodístico cumple con normas básicas limitativas de enunciación.
• El periódico centra su atención en la noticia, sin descartar la opinión en dos grados de
interpretación: por un lado, se establece el acontecimiento en un ámbito próximo (lugar, y las
personas intervinientes); por el otro, sitúa al hecho como noticia y lo circunscribe a una realidad
social. En este último caso, el lector conoce la realidad y la evalúa de acuerdo con la opinión
manifiesta. “La interpretación de primer grado nos dice qué ha pasado: es descriptiva. La
interpretación de segundo grado nos dice qué significa lo que ha pasado: es evaluativa”. (Gomiz,
1974:13)
Su percepción individual y su interés por la información estará regido por las normas que establecen
los géneros periodísticos para hallar la verdad en este ámbito.
• INFORMATIVO: El suceso trasciende por su carácter público dada la objetividad imperante como
esquema interpretativo.
• PERIODÍSTICO–LITERARIO: En un amplio contexto, la ambigüedad prevalece. La objetividad de
un suceso queda remarcada y la opinión (subjetiva) moviliza al lector en una búsqueda plurívoca
de significantes.
• LITERARIO–PERIODÍSTICO: La realidad fluctúa en el teleorema estético poético. Si bien la
información periodística esta presente, la “verdad” queda supeditada a los cánones que rigen en
primera instancia.
En esta compleja trama, el lector toma conciencia de su rol, satisface sus expectativas informándose
del suceso, tomando como “verdad” ciertos aspectos que provoquen en él un cambio. En otros
casos, la indiferencia se acentúa, quedando al margen de su influencia.

LA VERDAD DE LA FICCIÓN

Aunque parezca paradójico, el tema de la verdad en la ficción es tratado desde múltiples aspectos
por el profesor Roberto Ferro, en su obra La ficción: un caso de sonambulismo teórico. (1998. Todas
las citas se remiten a esta edición.)
Establece como puntos en el discurso:
1. Caracterizar la especificidad ficcional, ya que carece de marco teórico real, es decir que no
cuenta con una referencia enunciativa. Siempre se consideró a la ficción como algo ajeno a la
realidad, y desde este ámbito, posee una carencia implícita.
2. En la narración de una historia, se definen dos aspectos: el temporal, espacio en que transcurre
la acción, y la dimensión configurativa, donde se ordenan los hechos en un ámbito geográfico de
representación. “La narración articula la representación temporal como un intervalo en el que el
tiempo es figurado como si tuviera un comienzo, un medio y un final, lo que implica otorgarle una
determinada dirección y un orden específico, además de aceptar, sea cual fuese la tipología
genérica y la pertenencia discursiva, la figuración de una concepción lineal del tiempo. La
afirmación de que el tiempo es lineal está en íntima relación con la insoslayable sucesión del
lenguaje, con el encadenamiento sitagmático de los enunciados, que no tiene otra alternativa
más que la linealidad”. (59)
3. En la enunciación del discurso, el aporte lingüístico conlleva una base teórica para enmarcar los
aspectos del hablante y su operancia en el mundo: “La narración es una exhibición desaforada de
que el sentido constituye la referencia; la narración aparece, entonces, como un ejemplo
paradigmático de que la condición de posibilidad de producción de sentido del lenguaje sólo es
concebible sobre el presupuesto de un mundo, cuya inteligibilidad está siempre dada y es
compartida por aquellos que, sobre ese presupuesto, se comunican. Las aperturas lingüísticas al
mundo son inconmensurables, lo que convierte la verdad en una magnitud relativa, dependiente
de una configuración de sentido previa que las hace posible en cada ocurrencia”. (72/73)
4. El discurso que va más allá de la ficción se instaura en una realidad concreta, genera un ámbito
de interpretación fallida en cuanto al esquema retórico. Lo que designa la apelación de lo real, en
la ficción, es un mero recurso estético con una base verosímil. Los casos reales que se
ficcionalizan pierden su esencia, se transforman en un discurso que puede ser analizado desde lo
irreal.

En este caso, la verdad de la ficción transita en un nuevo orden comunicacional. La verosimilitud,


cuyos enunciados intentan parecerse a la realidad en una sucesión de imágenes que se materializan
desde el propio texto literario y que el lector conjugará en el plano de lo probable, hace que lo
imposible surja y la fantasía se torne creíble: un mundo paradójico de un presupuesto de integridad.
Los discursos, hoy día, se multiplican en voces y es posible un intercambio de facetas donde lo
extraño adquiere matices y lo verosímil conforma un ámbito real para que el lector crea en la ficción
con alcances limitados.

Hasta el propio realismo tiene rasgos ficcionales y visos de parecerse a una verdad, mediando la
creación de un escritor que lo lleva hacia un mundo en el que se identifica plenamente. “Los textos
literarios son esceno-grafías de sentido, en los que la escritura despliega una dimensión del
componente semántico abierto en todo su espesor a las travesías de la ambigüedad puestas en
juego por la paradoja pragmática que lo constituye: una cinta de Moebius en la que la escisión
enunciativa mostrada se desliza en la insistencia inestable de la repetición”. (81)
Estos tópicos también pueden hallarse “más allá de la ficción”, cuando lo real se instala y es
imperioso su reconocimiento, más aún en esta época donde el mundo se globaliza y una verdad
integra un discurso ficcional (novela), recreado desde un testimonio.
Lo verosímil se impone ante una verdad sin concesiones: falsea la realidad.

EL TESTIMONIO

El testimonio, figura jurídica por excelencia, ha incursionado en los ámbitos periodístico y literario,
cuya formulación teórica está delimitada por los alcances que enuncia en su discurso la verdad de
un hecho.
Es posible hallar en la posible definición de Roberto Ferro sus alcances: “El testimonio adquiere todo
su valor en el espacio de un debate entre posiciones adversas. Es así como toma su sentido más
amplio y corriente no configurando una categoría específica del discurso jurídico sino en términos de
una transposición analógica, puesto que sus características constitutivas le otorgan su poder de
generalización”. (Ferro, 1998:87)
Si bien se establece su legitimidad, existe un testimonio siempre y cuando se genere una
comunicación entre el entrevistado, el entrevistador y el público, del cual corresponde precisar sus
roles:
1. El entrevistado comenta lo que vio, así como también es posible subrayar que su información
puede ser precisa y contradictoria al mismo tiempo.
2. El entrevistador toma el discurso oral, estableciendo con buen criterio un orden argumental.
3. El lector tomará como verdad la formulación del discurso, prevaleciendo el ánimo de satisfacer su
interés personal.
Este criterio, lejos de ser ideal, está presente en todo un contenido periodístico o literario: desde los
reportajes hasta la novelas, en una amplia variedad temática: denuncias, biografías, investigación
periodística, etcétera.
Sobre esta base, Roberto Ferro considera que es imperioso una revisión de enunciados, que es
imposible encuadrarlo y delimitarlo como un género, a pesar del fragoso intento del Diccionario de la
literatura cubana que delimita cuatro aspectos específicos. (Consultar la obra de Ferro, 1998:
98/100)
Las dudas que genera son aceptables: la predisposición del informante para la entrevista, sus
miedos, su análisis crítico y opinión personal por el suceso acaecido. Los condicionamientos en este
orden implican ver parcialmente una realidad: una aprehensión globalizada, pero no definitiva.

El periodista o escritor (el entrevistador) debe tomar conciencia acerca de lo ocurrido, deberá
investigar minuciosamente los hechos, y el testimonio se presenta como una alternativa discursiva
que podrá utilizar como referente para hallar la verdad de un hecho.
El trabajo de “desgrabar” un testimonio, o de reubicar las notas escritas, supone una ardua tarea. No
siempre se dialoga con una persona que pueda reunir un amplio criterio, que recuerde
minuciosamente los detalles, o bien que esté dispuesta hablar con entera libertad.

Tomando el caso de Gabriel García Márquez, en Relato de un náufrago comenta el hecho entre el
entrevistador y el entrevistado: “En veinte secciones de seis horas diarias, durante las cuales yo
tomaba nota y soltaba preguntas tramposas, para detectar sus contradicciones, logramos reconstruir
el relato compacto y verídico de sus diez días en el mar”. (García Márquez, 1987:9)
En La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile, la tensión estuvo sujeta a un “interrogatorio
agotador de casi una semana, cuya versión magnetofónica, duraba dieciocho horas. Allí quedó
completa la aventura humana, con todas sus implicaciones profesionales y políticas, que yo he
vuelto a contar condensada en esta serie de diez capítulos. Algunos nombres han sido cambiados y
muchas circunstancias alteradas para proteger a los protagonistas que siguen viviendo dentro de
Chile. He preferido conservar el relato en primera persona, tal como Littín me lo contó, tratando de
preservar en esa forma su tono personal –y a veces confidencial–, sin dramatismos fáciles ni
pretensiones históricas. El estilo del texto final es mío, desde luego, pues la voz de un escritor no es
intercambiable, y menos cuando ha tenido que comprimir casi seiscientas páginas en menos de
ciento cincuenta. Sin embargo, he procurado en muchos casos conservar los modismos chilenos del
relato original, y respetar en todos el pensamiento del narrador, que no siempre coincide con el
mío...” (García Márquez, 1986:7/8)

En Noticia de un secuestro, Gabriel García Márquez comenta una situación parecida. El testimonio
de Maruja Pachón y su esposo Alberto Villamizar fue la base para realizar el primer borrador, cuando
se habían dado cuenta de “que era imposible desvincular aquel secuestro de los otros nueve que
ocurrieron al mismo tiempo en el país. En realidad, no eran diez secuestros distintos –como nos
pareció a primera vista–, sino un solo secuestro colectivo de diez personas muy bien escogidas, y
efectuado por una misma empresa con una misma y única finalidad. Esta comprobación tardía nos
obligó a empezar otra vez con una estructura y un estilo diferentes para que todos los protagonistas
tuvieran su identidad bien definida y su ámbito propio. Fue una solución técnica para una narración
laberíntica que en el primer formato hubiera sido fragorosa e interminable. De este modo, sin
embargo, el trabajo previsto para un año se prolongó por casi tres, siempre con la colaboración
cuidadosa y oportuna de Maruja y Alberto, cuyos relatos personales son el eje central y el hilo
conductor de este libro. Entrevisté a cuantos protagonistas me fue posible, y en todos encontré la
misma disposición generosa de perturbar la paz de su memoria y reabrir para mí las heridas que
quizás querían olvidar. Su dolor, su paciencia y su rabia me dieron el coraje para persistir en esta
tarea otoñal, la más difícil y triste de mi vida...” (García Márquez, 1996–b–:7)
Dada las características que ofrece el testimonio como discurso, es dable realizar los alcances de
una “verdad” como fundamento intrínseco de la cuestión planteada.
1. En periodismo, el testimonio se constituye en la base enunciativa de una verdad, dada su
legitimidad, ya que se enmarcan en el discurso los alcances de una realidad. En caso de la
literatura–periodística, la ambigüedad prevalece y está sujeta a una creencia por parte del lector.
2. En literatura, todo testimonio está sujeto a un comparendo discursivo (género) que se presupone
verosímil, es decir que la verdad tiene otros alcances, toda vez que en el enunciado teórico
implica un orden ficcional.

BREVES CONSIDERACIONES
El enfoque sistémico se consigna como una alternativa discursiva, ya que el tema así lo exige. En
cada caso, las opiniones fueron fundamentadas con una bibliografía que sirvió de base para
esclarecer la constante dicotomía existente entre periodismo y literatura.

También es lógico hallar posturas disímiles, como el caso de Octavio Aguilera, quien considera que
“el periodismo no tiene nada que ver con la literatura” (Aguilera, 1992:18), o bien la propuesta de
José Acosta Montoro: “El periodismo, medio de comunicación que se obliga por esencia al
acercamiento a las masas, a su educación, a su formación, en la cultura que tiene como texto los
periódicos, ha creado sus propios géneros directos, claros, terminantes, que son literatura en cuanto
que propagan su estilo a las obras propiamente literarias, y sobre todo, en cuanto que se erigen en
métodos formidables para reflejar la realidad humana”. (Acosta Montoro, 1973:126) En toda creación
estética –el periodismo no es la excepción–, hay opiniones discordantes: no pretende ser una
ciencia exacta.

En todos los casos planteados, se ha podido observar que en el periodismo, la literatura se halla
presente no sólo en aspectos que conforman los géneros, sino también en la preocupación por
determinar su origen, su correspondencia y análisis que ofrece estos modelos discursivos. Dada sus
características intrínsecas, se argumenta una transposición de lenguajes: por momentos, el discurso
pretende ser netamente informativo (periodístico), por momentos, literario. Este trasvase lo convierte
en ambiguo, y es difícil o casi imposible tomar a ultranza un concepto para llevarlo a la práctica.

También, se ha puesto de manifiesto que la visión del periodismo en la literatura no es analógica, ni


se puede realizar mediante comparaciones estilísticas. Más bien, se sumerge en una estructura
integral, como si fueran las dos caras de la moneda, inseparables desde todo punto de vista.
A pesar de que el periodismo es considerado como una disciplina autónoma, independiente, que
incursiona en la sociedad con una fuerte influencia, lo cierto es que la literatura cumple un rol
fundamental para diferenciar los distintos aspectos, cuyos principios han sido reflejados desde la
óptica propia del periodismo.

La polémica no termina con la enunciación del presente ensayo. Sólo faltaría esquematizar la visión
de la literatura con relación al periodismo.
Capítulo 6 : Géneros de opinión.

Se caracterizan por presentar puntos de vista, comentarios o juicios de valor del redactor. En estos
se utiliza un lenguaje subjetivo q revela los sentimientos o valores del autor del articulo. Los géneros
de opinión en la prensa tienen la función de analizar, desde el punto de vista del redactor del medio
de comunicación, los acontecimientos q tuvieron repercusión en la sociedad.

Lección 26 : El editorial

El editorial es un artículo de opinión que no va firmado por ninguna persona pero que recoge la
opinión institucional y colectiva del periódico o revista. Ese carácter institucional otorga a este tipo de
artículos una gran trascendencia pública. Los lectores pueden conocer la opinión abierta y directa
del medio sobre distintos temas de actualidad, así como sus planteamientos ideológicos implícitos.

Todos los editoriales opinan acerca de noticias aparecidas en ese mismo número o en números
recientes. Los temas de actualidad tratados en un editorial suelen ser aquellos que entrañan una
mayor trascendencia y una gran importancia. Pueden versar sobre asuntos políticos, económicos,
sociales, etc.

Se pueden encontrar editoriales más polémicos, más fríos, más contundentes, más explicativos, más
expositivos o más combativos, según sea la postura sostenida por el medio.

Los periodistas que elaboran los editoriales suelen estar especializados en esa tarea y gozan de la
absoluta confianza del Director. Los periódicos cuentan con un Consejo editorial que debate, perfila
y decide cuáles van a ser las opiniones institucionales que se van a defender ante la opinión pública
mediante los editoriales. Los editoriales del día están agrupados en la que se denomina página
editorial.

El editorialista goza de gran libertad expresiva sin olvidar la necesidad de ser claro y preciso. El
estilo suele ser grave y digno, acorde con la importancia del tema tratado. Nunca se utiliza el yo
personal del periodista que lo escribe ya que se expresa la opinión colectiva del periódico o revista.

En el editorial no se utilizan los párrafos introductorios, el espacio disponible es limitado y se afronta


desde la primera frase el tema sobre el que se pretende opinar. Cualquier editorial suele contener:
una primera parte que enuncia y recuerda el tema, una segunda en la que se desarrolla el análisis y
la interpretación que suscita y se finaliza con una tercera con la presentación de una postura y una
opinión concreta. Esta opinión puede formularse a modo de solución, pronóstico o crítica. En este
tipo de artículos resultan especialmente decisivos, para conseguir el propósito editorializante, el
primer y último párrafo.

Para redactar un editorial, el periodista debe conocer con profundidad el tema sobre el que se va a
opinar a fin de que la opinión del periódico nunca resulte contradictoria, incoherente o con escasa
argumentación ya que esto dañaría la credibilidad general de la publicación.
Los periódicos reservan los editoriales para opinar sobre los temas más importantes, pero cuentan
con otras fórmulas para emitir opiniones institucionales sobre temas de menor calado o para hacerlo
de un modo un tanto más ligero y menos profundo sobre asuntos de gran interés. Entre estas
modalidades podemos citar los sueltos o los breves, artículos al estilo de aguijones, y laureles, en
los que el periódico premia o castiga determinados comportamientos de personas o instituciones.
Lección 27 : El artículo de opinión

Las funciones del artículo son similares a las del editorial. En él se ofrecen valoraciones, opiniones y
análisis sobre diversas noticias. A diferencia del editorial, el artículo va firmado y representa la
opinión particular de su autor. En ocasiones, incluso esta opinión puede disentir manifiestamente de
la postura institucional del periódico expresada en sus editoriales. Otra diferencia que debes tener en
cuenta es que los temas tratados en los artículos pueden ser mucho más variados puesto que los
editoriales sólo abordan noticias que poseen una gran relevancia.

La libertad expresiva de la que gozan los articulistas es casi total, desde luego mucho mayor que la
de los editorialistas. El articulista puede elegir el tono, la perspectiva, la seriedad, etc, con la que
piensa dirigirse a sus lectores, mientras que el editorialista siempre está sometido en su escritura a
cierta solemnidad.

El artículo de opinión está estrechamente ligado al autor, por ello su credibilidad y capacidad de
influencia dependen del prestigio y autoridad que merezca esa firma a los lectores.

Los artículos suelen tener una extensión entre las quinientas y las ochocientas palabras y no tienen
por qué ser escritos por periodistas. Cualquier otro profesional puede expresarse mediante un
artículo de opinión. Pero sean periodistas o no, los articulistas suelen ser profesionales contrastados
con muchos años de experiencia y una trayectoria conocida por la opinión pública.

Podemos distinguir dos tipos de articulistas: los que abordan cualquier tema o asunto de actualidad y
publican sus artículos con una determinada periodicidad, y los que publican, de forma periódica u
ocasional, artículos referidos a aquellos asuntos que pertenecen a su especialidad.

Martín Vivaldi explica los tres momentos que se dan en todo trabajo literario aplicado al artículo
periodístico, estudiado ya desde la Retórica:

ESTILO Y TÉCNICA DEL ARTÍCULO

 INVENTIO (invención). Extracción de temas de la realidad, de las ideas. Temas vigentes, que
tengan relevancia. Como resultado de una especialización y de una reflexión.

 DISPOSITIO. Estructuración del tema, desarrollo del esquema. Dar un planteamiento estructural y
para darle una estructura coherente hay que tener en cuenta una unidad lingüística y al desarrollar el
texto hay que buscar una cohesión interna entre cada parte de ese texto.

 ELOCUTIO (elocución, expresión). Expresión escrita de las ideas ya planificadas. El articulista


tiene que tener un dominio de la expresión, de la palabra, para hacer llegar al lector, lo más
claramente posible, sus planteamientos.
ESTILO. Corresponde al autor. Pero se puede hablar de una claridad en las ideas, texto rico en el
desarrollo de las mismas, léxico elevado. Riqueza en la expresión, en las ideas; invención poética
sin perder el sentido de la realidad y el sentido de actualidad.

TIPOS DE ARTÍCULOS

TRIBUNA LIBRE, PÚBLICA O ABIERTA. Es un espacio abierto a disposición del público, invitado
por el periódico, para que exprese sus ideas, sus planteamientos. Se dedica a personajes de la
política, asociaciones laborales, colectivos económicos y generalmente lo que hace es invitar en
fechas seguidas a personalidades diferentes, pero dentro de un mismo ángulo.

ENSAYO. La relación del ensayo con la noticia es nula o escasa, pero a menudo si que trata y se
relaciona con los grandes temas de la actualidad sin que sea una noticia concreta lo que genera el
artículo. Publicado con más asiduidad en revistas especializadas.

ARTÍCULO COSTUMBRISTA. Retrata las costumbres de una época o un país. Pintar lo ya


descubierto. Se adapta al estilo del que lo cultiva.

ARTÍCULO RETROSPECTIVO. Género híbrido entre el reportaje y el artículo de investigación.


Suele publicarse con motivo de un aniversario o de una conmemoración que pone ese tema de
nuevo de actualidad.
Lección 28: La columna de opinión

Texto argumentativo que valora temas de más o menos actualidad, de cualquier índole. Se puede
publicar en cualquier sección. Siempre ocupa el mismo lugar y con una periocidad concreta. Esto
hace que el lector pueda y sepa donde está lo que quiere leer.

Puede ser periodista o no el autor. Puede ser colaborador o estar en plantilla. Se le paga por
columna publicada. Redactada con libertad expresiva.

TIPOS

1.- Cercana al comentario: texto muy analítico de situaciones actuales. Prima la opinión del autor y el
análisis que hace para llegar a esas conclusiones. Textos muy asépticos.

2.- Corta más personal: el autor es libre en cuanto al estilo y lenguaje. Los temas más o menos
actuales aunque vigentes, son abordados desde el punto de vista que elige el autor. El autor tiene
más libertad en el análisis.

CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA

*Cualidades fijas: extensión, tratamiento tipográfico especial, mayor libertad en la expresión (si la
comparamos con el comentario), brillante en estilo. Su ubicación y periocidad fijas, contribuyen a su
aceptación al igual que la constancia de la firma.

Características del buen columnista: contar con una cultura propia, cuanto más amplia y más
profunda mejor. Necesitará estar bien informado acerca de los acontecimientos más recientes sobre
los cuales tiene que opinar. Contacto directo con las fuentes informativas. Riqueza de lenguaje para
exponer con claridad, con gancho, con belleza sus ideas.

*Riqueza léxica. El lenguaje de la columna es de lo más variado. Rica en recursos retóricos,


adjetivos, interjecciones y admiraciones. Suele ser colorista, de expresión brillante y con periocidad
propia.

*Variedad temática. En el caso de la columna, los temas van desde el más serio al más cotidiano.
La columna lo hace de manera personal, más ligera, con un modo más de andar por casa.

PRESTIGIO DE LA FIRMA. Es muy importante. Esto hace que se personalice el texto. Se hace un
seguimiento del autor a través de lo que dice y valoramos su estilo, proximidad, tipo de análisis.
Desde el punto de vista de la firma, el autor pone en cuestión su prestigio en cada columna. En su
texto expresa ideas, planteamientos…

En general, existe cierta coherencia entre los planteamientos del autor y de la publicación. Sin
embargo, en muchos periódicos, no se suele exigir un mimetismo total a nivel ideológico a los
autores. El periódico elige a sus firmas y las firmas “eligen” el medio en el que trabajan. El autor
posee un cierto margen de libertad con respecto a la ideología del medio.

La columna va siempre por delante del editorial. El periódico, a veces, muestra su talante
permitiendo mucha libertad al periodista e incluso le permite un choque frontal de sus ideas. A
veces, si el columnista no se siente cómodo abandona la publicación por no escribir algo que va en
contra de sus ideas.
Lección 29 : La crítica

La crítica periodística cumple tres funciones simultaneas: informa, orienta y educa a los lectores. La
sección cultural y de espectáculos concentra la mayor parte de las críticas que aparecen en el
periódico, aunque dentro de esta sección encontramos todos los géneros periodísticos: noticias (un
ejemplo son las reseñas culturales), reportajes, entrevistas, crónicas y también críticas.

Hoy en día la producción cultural y artística es altísima, al menos analizada desde valores
estrictamente cuantitativos. Los estrenos cinematográficos semanales desbordan incluso a los
propios cinéfilos. Las empresas editoriales ofrecen mensualmente cientos de novedades que están
disponibles en las librerías en un corto espacio de tiempo. El número de exposiciones que pueden
ser visitadas en cualquier capital de provincia es muy abundante. Desde luego esta gran oferta
cultural es enriquecedora para la sociedad pero también conlleva una serie de riesgos,
probablemente el más importante sea el de la confusión. La crítica adquiere cada vez una mayor
importancia, precisamente porque su principal tarea es la de orientar al público y filtrar, en cierto
modo, aquellas obras que reúnen unas mínimas cualidades artísticas.

La tarea del crítico es siempre controvertida y no debes olvidar que se mueve en el territorio de la
opinión personal, de la valoración subjetiva. Puedes leer dos críticas distintas sobre un mismo libro
con juicios contrapuestos. Mientras que para un critico un texto puede ser una obra menor de un
gran escritor, para el otro merece la calificación de obra maestra. Esta libertad del crítico a la hora de
aplicar sus propios criterios artísticos a la obra analizada beneficia a los lectores que así pueden
elegir aquellos críticos que merecen su credibilidad y que se adecúan a sus propios gustos.

Resulta imprescindible, para el periodista que se dedica a la crítica, una gran especialización en
aquella temática que trata. El crítico es un especialista, o al menos debería serlo, en la materia que
analiza. Debe fundamentar y probar aquello que afirma, sin caer en el dogmatismo ni en la opinión
totalitaria.

La crítica periodística es un género diferenciado del periodismo por las funciones específicas que
cumple y también por una serie de características propias: debe ser breve pero no superficial, ágil y
rápida pero al mismo tiempo reflexiva, profunda y argumentada. Su tono cultural es elevado pero
obligatoriamente debe ser inteligible, comprensible para cualquier lector: el crítico no debe olvidar
que no escribe para especialistas.

El crítico debe ser fiel a elevadas exigencias en cuanto a su ética profesional, no puede dejarse
influir por sus propios intereses o debilidades personales a la hora de realizar su interpretación y
juicio sobre la obra artística. Ni para elogiar gratuitamente, actuando más de propagandista que de
crítico, ni atacando injustificadamente con la intención de ridiculizar y perjudicar a la obra y a su
autor. Su actitud debe partir de la ecuanimidad y el respeto a aquello que juzga, aunque exprese las
carencias y defectos que bajo su criterio presenta. Debe ser positivo, resaltando las cualidades de lo
que juzga en primer lugar y después referirse a las carencias y las valoraciones negativas.
Las páginas dedicadas a la cultura y los espectáculos, así como los suplementos culturales
semanales, son los espacios donde la crítica se desarrolla con una mayor intensidad. También
abundan en cualquier tipo de revistas, especialmente en aquellas especializadas en el arte y la
cultura.

Existen distintos tipos de críticas en función de la temática que abordan: crítica literaria, crítica
cinematográfica, crítica teatral, crítica musical, crítica de arte (pintura, escultura y arquitectura). En
último lugar debemos destacar la crítica de radio y televisión, que se encarga de valorar sus
respectivos programas.
Lección 30 : Otros géneros de opinión.

1. Defensor del lector

También llamado Ombudsman, se dedica a asuntos y contenidos del periódico. Junto con las
CARTAS AL DIRECTOR suponen el contacto directo prensa-lector, mediante quejas y valoraciones.

El Ombudsman (defensor del lector) del País: se refiere tanto al espacio como a la persona que
ostenta ese cargo. Lo nombra el director por consejo de la redacción. Su actividad la limita el libro de
estilo del periódico y un estatuto específico.

El público expone una carta por carta o e-mail sus quejas o ideas y el defensor le contesta en el
espacio del mismo nombre. De la carta que recibe el defensor recoge lo más esencial. Además el
defensor hace de intermediario entre el lector y el redactor publica la conversación y la explicación.
Por último, expone las conclusiones y da los consejos pertinentes.

El Ombudsman responde a quejas y sugerencias del público por teléfono a través de un texto
publicado en el diario cada domingo, día de máxima difusión del periódico, siempre que se trate de
casos de interés general.

En España los periódicos que tienen el Ombudsman son: El País y La Vanguardia.

Estructura del texto que responde al lector:

1.- Se refiere brevemente al contenido de cierta noticia que el lector ha cuestionado en la carta.

2.- Incluye los argumentos que el lector defiende en contra de un determinado asunto.

3.- Da la opinión del lector

4.- Expone las conclusiones a las que ha llegado.

Sin embargo no puede interferir en el secreto profesional, aunque todo periodista debe contestarle
de acuerdo con los Estatutos de Redacción.

2. Suelto o glosa: texto breve, con un toque de humor que algunos consideran breves editoriales.
Es una variedad del editorial, suelen ser trabajos anónimos como los editoriales, o firmados con
iniciales personales o seudónimos que engloban un equipo de editorialistas del periódico.

Su estilo es más suelto y desenfadado. Puede ir firmado o no. Brevedad e intención. Para que el
suelto sea efectivo deberá tratar el tema sin agotarlo, deteniéndose en un aspecto concreto y
delimitado. Frase breve, párrafos cortos, lenguaje muy sencillo, claridad, ironía, humor, con un tono
de charla coloquial, sin retoricismos.
3. Comentario: puede ir en cualquier sección, en relación con el tema que trate. Hace relación a
temas de máxima actualidad con un estilo comedido y contenido, añadiendo valoraciones
después del análisis. El autor, que además firma el comentario, es un experto en el tema que
comenta y lo conoce bien. También puede ser el jefe de sección.

4. Opinión iconográfica

El humor y la opinión. La opinión también puede darse a conocer a través de las ilustraciones. En las
páginas de opinión de un diario las ilustraciones son bien de carácter iconográfico o viñetas de
humor con o sin texto.

Son unas viñetas que generalmente reposan a los pies de los editoriales o haciendo compañía a
otros artículos de opinión en unas páginas fundamentales para conocer el posicionamiento de un
periódico sobre los más variados acontecimientos: aportar opinión. Viñetas, que en muchas
ocasiones, no necesitan incluir texto alguno para dejar bien clara la opinión de su autor sobre temas
de máxima actualidad.

Ilustraciones: viñetas y caricaturas. Con o sin humor las ilustraciones de cualquier tipo generalmente
aportan opinión y pueden tener o no entidad propia, es decir, pueden limitarse a acompañar, a
ilustrar un texto aligerando formalmente la página, o pueden convertirse en “un artículo de opinión”,
eso sí, dibujado.

El humor gráfico español lo sitúa Iván Tubau entre los más interesantes del mundo:

a. La caricatura. La deformación deliberada de las facciones de una persona con propósitos de burla
es una técnica satírica conocida desde la Antigüedad Clásica, la Edad Media y el Renacimiento.

La caricatura deforma las apariencias en pro de una verdad más profunda; el artista penetra en la
esencia del carácter de una persona. Es una irreverente forma de expresión, particularmente apta
para burlarse del poder.
Unidad 3 : Las era digital y el periodismo cívico

Capitulo 7 : La redacción digital

Lección 31: La redacción digital

La adaptación de la informática a la industria periodística se inicia en la "trastienda" de los periódicos


durante la primera mitad de los años sesenta del siglo XX. Surge la composición tipográfica
informatizada, la justificación de textos, se informatiza también la facturación y el control de datos.
Todo son novedades, adelantos tecnológicos que, como en el caso del ordenador, forman parte de
la estructura de la empresa informativa y alcanzan el centro principal del trabajo periodístico: la
redacción. Y en esos momentos de la historia será concebida en los Estados Unidos la "redacción
electrónica", promocionada por los editores debido a las múltiples ventajas que podía facilitarles: una
mayor integración en la cadena de producción, una reducción de costes y tiempos de elaboración,
etc. Te estarás preguntado qué quiere decir todo esto. Muy sencillo: ha llegado el momento de
buscar economizar, aún más, en la empresa informativa. Como las materias primas son difíciles de
rebajar, los editores y empresarios de la prensa han pensado que se puede reducir lo que cuesta la
mano de obra. ¿Cómo? Gracias a la notable disminución de trabajo que la renovación tecnológica
aportó en el proceso de pre-impresión.

En 1967 se realizan las primeras pruebas en un nuevo diario, el actual Florida Today, y el 1970, la
ANPA (American Newspaper Publishers’ Association) en colaboración con la Escuela de Periodismo
de la Universidad de Missouri, inició una serie de encuentros técnicos para la implantación de los
sistemas redaccionales integrados. La fotocomposición había utilizado diferentes sistemas de carga
de textos: teclados ciegos de perforación de cintas, lectores ópticos, teclados con pantallas de
visualización. Precisamente, éstos últimos, se utilizaron de forma habitual para corregir textos y para
componer anuncios clasificados o por palabras.

Cuando surgen los sistemas OCR (Optical character reader), que permitían la entrada en el
ordenador, para la posterior fotocomposición, de textos que antes se habían escrito en máquinas
eléctricas por los redactores, se dio un paso muy importante para poder aprovechar el "primer
impulso" y evitar la reescritura. Pero a este procedimiento de exploración de textos le sustituyó muy
pronto los VDTs (video display terminal), pantallas de visualización mucho más eficaces en el
tratamiento de las entradas informativas, que superaban las dificultades que para las correcciones
presentaban los lectores ópticos.

Los diarios norteamericanos comenzaron a sustituir sus máquinas de escribir por un videoterminal,
su nueva herramienta de trabajo compuesta por un teclado y una pantalla, conectados a un sistema
central. Se escribe directamente sobre un teclado informático, on line o no, capaz de generar
entradas informativas básicas que no van a requerir reescritura. En principio se introducen de forma
experimental en las secciones de composición de los talleres, para terminar instalándose en las
redacciones. Se busca la mayor eficacia para hacer un periódico de mejor calidad.

El primer gran periódico que instaló una redacción electrónica fue el The Detroit News (600.000
ejemplares de tirada diaria), que en 1973 cunplió cien años. Diseñó una configuración con 72 vídeo
terminales o puestos de trabajo. Dos años más tarde, en 1975, el Newsday de Long Island (New
York), con una tirada de 500.000 ejemplares diarios, instaló 224 puestos. Poco a poco, todos los
diarios importantes de Norteamérica fueron implantando la "redacción electrónica". En muy pocos
años, la prensa norteamericana fue generalizando los sistemas integrados y el número de terminales
fue aumentando hasta alcanzar, en nuestros días, el cien por cien de las redacciones de
prácticamente todas las publicaciones periódicas norteamericanas. Los sistemas redaccionales
electrónicos llegaron a Europa en la década de los años ochenta, principalmente en Alemania,
Holanda y Finlandia.

En nuestros días las redacciones han cambiado. Se han impuesto los modernos sistemas de
transmisión y de recepción de noticias, se titula desde el propio ordenador, se reciben los teletipos
de las agencias de información. Se recuperan los artículos instantáneamente, se pueden hacer
modificaciones sin afectar al cierre y el control de accesos garantiza en cualquier momento la
privacidad de la información. Se trabaja con programas informáticos que facilitan, incluso, la
autoedición, ya sea en Macintosh o en PC. Los principales programas con los que se trabaja en la
redacción de los periódicos son el PageMaker, el QuarkXpress o el Corel Ventura aunque se van
sumando otros como Indesign.
Lección 32: ENSAYOSCiber redacción periodística: Nuevo lenguaje para un nuevo medio, Inma
Martín Herrera

La prensa electrónica es el cuarto medio de comunicación porque es un medio nuevo, distinto y aún
en evolución, que se está consolidando a buen ritmo en el panorama mediático de los países
desarrollados, donde ya convive democráticamente con los tres soportes anteriores: prensa, radio y
televisión.

Respecto a su origen, el periodismo electrónico ha nacido en el seno de la Sociedad de la


Información. A su vez, el uso generalizado de las nuevas tecnologías en esta Sociedad Red, como la
denomina el profesor Castells, está cambiando las formas de consumo de la información; de emitir
noticias y de recibirlas. Actualmente, el público quiere y necesita estar al día de lo último, tener
acceso a cualquier materia nueva, desea acceder sin esfuerzo a los datos que le interesan, sin
desplazarse físicamente, es decir, por sus propios medios y de una manera inmediata. Y este
servicio lo proporciona el Internet a través de productos informativos concretos, que constituyen la
llamada prensa electrónica.

El periodismo electrónico surge, por tanto, para dar respuesta y satisfacer las nuevas y más
exigentes necesidades informativas surgidas en la Sociedad del Conocimiento. Para lograr su
cometido, este nuevo periodismo cuenta con su propio canal: Internet, y soporte: la pantalla de un
ordenador, sus propias características, así como sus propias ventajas e inconvenientes; una serie de
factores que lo convierten en un medio de comunicación diferente, y al mismo tiempo
complementario, de la prensa, la radio y la televisión.

Precisamente, estas peculiaridades son las que han propiciado la aparición de una nueva redacción
periodística para medios on-line, de un nuevo lenguaje para Internet, y de unos nuevos hábitos de
lectura. Y en este sentido, el análisis de las principales características de la prensa digital sirven de
hilo conductor para conocer las reglas y el estilo de la Ciber Redacción.

Mas difícil leer en la pantalla

En primer lugar, y en relación al soporte, cabe destacar que es más difícil y cansino leer en la
pantalla de un ordenador que en el papel. Por este motivo, y también debido a la rapidez con la que
el lector on-line pretende informarse, en el Internet se tiende a acortar los textos. Se trata de
sintetizar y resumir las noticias. El objetivo es describir correctamente todos los detalles importantes
del acontecimiento, pero evitando redactar artículos excesivamente largos que, sin embargo, sí
tendrían cabida y sentido en la prensa analógica. Estas exigencias obligan, más que nunca, a
apostar por el estilo sencillo, claro, conciso y directo sobre el que tanto insisten los manuales de
Redacción Periodística.

La sencillez se logra empleando el lenguaje periodístico, intermedio entre el culto y el coloquial, pero
siempre correcto, preciso y directo. Hablamos de un lenguaje asequible al lector, pero nunca vulgar,
que emplea, en cada caso y contexto, las palabras, los conceptos y los verbos apropiados para
narrar la noticia.

Respecto a la claridad en la exposición de las ideas, se aconseja que las frases, breves y concisas,
respondan a la estructura sujeto-verbo-predicado, porque dicho orden favorece la comprensión del
mensaje informativo por parte del receptor.

A los estudiantes de Periodismo, que comienzan a hacer sus primeros pinitos en la materia, se les
enseña que el ritmo en un texto periodístico se logra alternando frases cortas con otras más largas.
En cualquier caso, y especialmente en los medios digitales, hay que evitar las frases interminables,
con perífrasis verbales, que contengan dos o más oraciones subordinadas, y que abusen del uso de
la coma y del punto y coma, porque aburren y confunden al usuario, quien, muy probablemente, y
una vez perdido el interés, decidirá abandonar la lectura del artículo. De igual manera, y con el
mismo objetivo de facilitar y aligerar la lectura, se aconseja escribir párrafos breves que no excedan
las 12 líneas.

La redacción de titulares en la prensa electrónica merece una especial atención. Predominan los
titulares informativos, claros y directos. Ejemplo. ‘Muere un hombre de 70 años tras ser arrollado
por un camión’ (título) ‘El conductor se dio a la fuga tras el accidente ocurrido en el centro de
Valencia’ (subtítulo)

Se evitan los títulos libres, literarios y los juegos de palabras que exigen que el lector reflexione y se
tome su tiempo para captar el significado del titular, especialmente en los casos en los que no existe
un apoyo escrito o gráfico que ayude a contextualizar y comprender el encabezado de la noticia,
impidiendo, así, la rapidez que caracteriza al Internet.

Por otro lado, la red ha rescatado el empleo de antetítulos, bastante en desuso en la prensa
impresa. Estos antetítulos son frases breves (algunos se reducen a una palabra), que actúan como
contextualizadores temáticos (ej. Sucesos/Atropello mortal), geográficos (ej. En el centro de
Valencia), ambientales (ej. El cruce carecía de visibilidad) y temporales (ej. Durante la madrugada);
aligeran la lectura de la página, y sirven de gancho para llamar la atención del lector sobre la noticia.
Algunos diarios electrónicos de lengua hispana que emplean antetítulos son: www.larazon.com.ar,
www.elpais.es y www.foliha.uol.com.br

Interactividad y atomización de los contenidos

La prensa electrónica carece de limitación espacial. El espacio de un medio digital no está sujeto a
un determinado número de páginas; una ventaja que se traduce en un mayor volumen informativo, lo
que a su vez significa una oferta más completa de contenidos. Esta ausencia de límite físico (que sí
sufre la prensa analógica) compensa la necesidad de redactar textos breves gracias a una técnica
característica de los medios on-line: la atomización de la información. Es decir, los amplios
contenidos de la prensa electrónica se fragmentan en distintas informaciones con sentido propio,
que se pueden enlazar entre sí a través del hipertexto. A su vez, cada una de estas unidades
informativas es una sugerencia de lectura que el medio hace al lector, de manera que el usuario, al
abrir un diario digital, no accede de golpe a todo el volumen informativo sino que tiene la capacidad
de decidir qué desea leer y cuánto quiere profundizar sobre un determinado tema.

Los portales www.eluniverso.com (Ecuador), www.elmundo.es (España), www.nytimes.com (EEUU)


y www.lemonde.fr (Francia) son, entre muchos otros, algunos de los medios digitales en los que
puede apreciarse esta fragmentación de los contenidos periodísticos.

Veamos, a continuación, un caso concreto:

DESASTRE NATURAL (antetítulo)

• Un incendio destruye 20.000 hectáreas de bosque en Galicia (título de la noticia


principal)
• Los incendios en España aumentan un 30% respecto al año pasado (Información adicional o
sugerencia de lectura)
• Así se propaga el fuego (infografía multimedia)
• Mapa de la zona (gráficos)
• ‘Malos humos’ (artículo de opinión)
• Entrevista con el jefe de Bomberos de la Xunta de Galicia (archivo sonoro)

Esta fragmentación de los contenidos es posible gracias a una de las peculiaridades más
importantes del periodismo electrónico: la interactividad. La interactividad es el concepto clave de la
era digital. Este término se define como la capacidad que tiene el usuario de preguntar y recuperar
información de esa enorme base de datos que es Internet. También es la capacidad que tiene el
cibernauta para navegar por la red, pasando de uno a otro nivel informativo a través de los enlaces
de hipertexto o hipermedia; así como la posibilidad de convertirse en emisor al interactuar con el
medio y transmitir sus propias ideas.

Los públicos y los periodistas

La interactividad permite al público fabricarse un periódico a la carta, pues el usuario dispone de


distintos itinerarios de lectura y solo selecciona y accede a la información que le interesa. A su vez,
esta novedad a la hora de presentar los contenidos obliga al reciclaje profesional y a la modificación
y modernización de los planes de estudios en las facultades de Comunicación para formar a:

-Periodistas que sepan trabajar en un entorno multimedia: formados y acostumbrados a manejar


archivos de texto, de sonido y de imagen.

-Periodistas rápidos y ágiles para adaptarse a la actualidad informativa que caracteriza al nuevo
medio.Periodistas que elaboren contenidos periodísticos que sean flexibles (para poder ser
fácilmente modificados a medida que se desarrolla la noticia), ampliables y actualizables casi a
tiempo real, e interactivos; de manera que se aprovechen al máximo los recursos que nos brinda
Internet, lo cual supone una importante ventaja comparativa y competitiva frente a la prensa
tradicional.
-Periodistas que sean capaces de fragmentar la información, atendiendo a criterios de división
correctos, sensatos, interesantes y atractivos para el lector.

-Y todo ello teniendo en cuenta las virtudes del periodista tradicional: un profesional responsable,
honesto, curioso, que sepa moverse en el ambiente de la noticia y que distinga claramente la
información objetiva de la interpretación y de la opinión.

Sin olvidar la importancia y la demanda laboral de la que goza la especialización en este oficio, se
trata de preparar a periodistas todoterreno que no solo busquen y elaboren la información sino que,
además, la gestionen. Hoy día, esa primera etapa en el desarrollo de la prensa electrónica, durante
la cual se volcaban literalmente los contenidos de la versión papel al soporte digital, carece de
sentido. Actualmente, muchos medios digitales se encuentran en una etapa de transición, donde los
contenidos informativos se transforman para adaptarlos a las características de Internet. Y el futuro
mira hacia una etapa definitiva, en la que la versión electrónica se desliga por completo de la edición
en papel, de modo que existen redacciones digitales integradas por periodistas adecuadamente
formados para trabajar en el cuarto medio de comunicación, porque saben escribir textos que están
pensados, redactados y estructurados para su publicación en Internet.

El diseño también comunica

Todo texto periodístico tiene un fondo (los contenidos) y una forma (el diseño). Respecto al diseño,
el nuevo soporte digital reivindica sus propias pautas. La tipografía elegida debe garantizar la
comodidad de lectura, una cuestión importante teniendo en cuenta que es difícil y molesto leer en
la pantalla de un ordenador. En este sentido, vale recordar que determinadas fuentes se leen mejor
que otras, por lo que se aconseja el uso de Times, Arial, Helvética o similares en un tamaño
adecuado. Por ejemplo, el diario ABC (www.abc.es) emplea para el cuerpo de las noticias una fuente
Verdana, en estilo redonda o regular, con un tamaño de 10 puntos. Y en México, periódicos como
Reforma (www.reforma.com) optan por la Arial también a una altura de 10 puntos.

Por su parte, el uso de las negritas y cursivas debe limitarse al máximo, especialmente
la cursiva porque es muy difícil de leer en un monitor. Sin embargo, hay diarios digitales, como
www.elmundo.es, que emplean positivamente la negrita para destacar datos importantes de la
noticia, o bien llamar la atención del lector sobre el nombre propio de los protagonistas y de las
fuentes informativas que en ella se citan.

Otro dato importante es el color. Los diseñadores pueden jugar con el color de la página, pero
respetando en todo momento la legibilidad del texto, y en este sentido la mejor opción es fuente
negra sobre fondo blanco.

El diseño también comunica. Así, los medios digitales recurren a la combinación de distintos estilos y
cuerpos de fuente para llamar la atención del lector sobre los titulares y las noticias más relevantes;
y para favorecer la identificación de cada una de las partes que integran un artículo. Por ejemplo, los
titulares se escriben con una letra mayor que la del cuerpo de la noticia, y concretamente los títulos
de portadas y portadillas de sección se editan en un color diferente que los identifican y los
distinguen del resto de la información. Además, al pasar el cursor sobre un encabezado éste cambia
de aspecto indicando así al lector que se trata de un enlace que remite al texto íntegro de la noticia.

Importantísima es, también, la presentación de los contenidos, respetando un orden lógico de


secciones, procurando un diseño cómodo y atractivo, y evitando la saturación de la página, que es
totalmente contraproducente para la lectura de un medio digital.

Los nuevos géneros: la infografía interactiva y el reportaje multimedia

En Internet a los géneros periodísticos tradicionales: Informativos (noticia, reportaje objetivo y


entrevista), Interpretativos (crónica y reportaje interpretativo) y de Opinión (artículo, editorial, crítica,
humor gráfico, opinión de los lectores) se suman los nuevos géneros creados por y para Internet.

En su libro Redacción periodística en Internet, el profesor Ramón Salaverría describe los rasgos
de los principales tipos de textos alumbrados por los medios digitales durante los últimos años. Hace
referencia a la infografía interactiva; los reportajes multimedia; los nuevos formatos de noticia; la
entrevista digital, que permite la intervención, incluso en tiempo real, de los lectores; y los foros,
entre otras novedades.

La infografía digital destaca por el impacto visual que provoca en el lector. Las imágenes (estáticas y
en movimiento), que se complementan con archivos de texto y sonido, constituyen una nueva forma
de representar, reproducir y contar las noticias que, además, y gracias a la interactividad, involucra
al lector haciéndole partícipe del acontecimiento. De la misma manera, el reportaje multimedia es un
género versátil y muy completo que aprovecha las ventajas de la red para intercalar información
escrita, videos, infografías y sonido sobre un mismo tema actual y de interés social.

Finalmente, los foros, chats, debates, etc., han supuesto toda una revolución, pues rompen el
concepto tradicional de comunicación unidireccional (de uno a varios), que ahora se convierte en
una comunicación pluridireccional (de muchos a muchos), y permiten el feedback o
retroalimentación informativa; pues, gracias a estas herramientas, el usuario pasa de ser un
receptor pasivo de contenidos a un emisor activo que también participa en el proceso periodístico.

Estas nuevas formas de redactar, contar, diseñar y presentar la información en Internet exigen unos
nuevos hábitos de lectura por parte de la audiencia. Y esto significa que el lector debe tomar
conciencia de que se encuentra frente a un medio nuevo y diferente con el que debe familiarizarse,
porque solo así hará un correcto uso del soporte digital, se informará adecuadamente y disfrutará de
todas las ventajas que ofrece este innovador medio al que ya se le conoce como Nuevo Periodismo
o Periodismo de Servicios.
Lección 33: Periodismo electrónico : conceptos

El periodista digital Quim Gil, en su articulo ¿Que es un periodista digital? distingue no solo
periodismo electrónico (equiparable a la si no periodismo en linea de peridismo en red.

Por ello, según sus artículos el primero seria simplemente trasladar los usos y contenidos de la
prensa tradicional a Internet. El verdadero periodismo digital seria el periodismo en red ya que este
nuevo tipo de periodismo "rompe con la comunicación lineal y unidireccional" e implica una serie de
cambios fundamentales respecto a las rutinas del periodismo tradicional (en papel, radio, tv o
trasladado a la red.

Por su parte, Concha Edo Bolós, en su artículo: El lenguaje periodístico en la red: del texto al
hipertexto y del multimedia al hipermedia (Estudios sobre el mensaje periodístico), señala que "el
elemento básico de todo sistema de trabajo es el enlace o, mejor, el conjunto de enlaces. Todos
deben de estar integrados en una secuencia lógica y accesible, jerarquizada o basadaen la
asociación de ideas, que invite a completar el recorrido previamente estructurado por el periodista
con todas las facetas que se conocen hasta ese momento del acontecimiento relatado".

Por otro lado, es preciso señalar unos aspectos básicos.

-La información no es un bien escaso, se procesa en información que sobreabunda. La pantalla de


ordenador admite más texto que la página de papel.

-Tambien importa la información fuera de la red. Por ello, el periodista digital puede ofrecer un gran
servicio a la comunidad

-El periodista digital puede dar el acesso a las fuentes originales si es es necesario

-El periodista digital ha de valorar la información, si selecciona opina, y tambien cuenta la opinión de
los lectores

-El periodista digital ha de actualizar los contenidos

-Internet es interactivo, todo el mundo puede contactar con todo el mundo.

El periódico electrónico, ese que definimos como producto interactivo y multimedia, integra
diferentes recursos como el texto, la imagen, el vídeo y el sonido; y está revolucionando los
conceptos básicos del periodismo impreso. El periodismo en Internet no solamente lo encontramos
en las páginas de periódicos on line, televisión on line o radio on line, también está presente en
otros sitios. La recepción de información en los móviles nos presenta un nuevo desafío. Algunos
conflictos legales dan muestra de que el periódico on line es un nuevo medio. “El uso de Internet ha
de ser considerado como la aparición de un nuevo medio. La prensa, que en un principio sólo busca
un nuevo soporte de distribución, ha de adaptarse rápidamente a esta competencia entrando en la
red con nuevos productos. La prensa y el nuevo medio, son complementarios. La aparición de uno
no tiene por qué suponer la desaparición del otro, ya que el negocio no es el soporte sino la
información”.[1]

Hay que considerar que en sus inicios cada nuevo medio de comunicación ha imitado patrones
anteriores. La radio hubo de renunciar a la mera lectura de noticias de los periódicos y buscar
nuevas reglas de emisión. La televisión, que en un principio se definió como una “radio con
imágenes”, descubrió su propio camino.

Por ello, entre las características principales del nuevo medio, -aún después de no haber recogido
otras muchas-, son las siguientes:

1.- Producto digital: El producto llega por medio de bytes en una pantalla electrónica y no sobre el
papel. Se transmite por redes telemáticas. Los costos se reducen considerablemente respecto a las
ediciones impresas. Esta es una ventaja considerable, sobre todo para aquellos que no cuentan con
capital suficiente para iniciar un negocio. Es accesible en cualquier circunstancia, siempre y cuando
se cuente con un ordenador y una línea telefónica. Los avances tecnológicos permiten que los
periódicos se puedan recibir en cuadernos de papel electrónico. Llegarán las noticias de última hora
a medida que se vayan produciendo y las fotos estáticas de la prensa escrita están dejando paso a
imágenes animadas, tal como pudímos ver el pasado 11 de septiembre, con el atentado a las Torres
Gemelas , en el periódico El País, edición del día 13 de septiembre, con un trabajo realizado en
Flash, que visualizaba el choque de los aviones sobre las torres.

2.- Hipertexto: El hipertexto, término acuñado, para reflejar la arquitectura de la WWW que permite
pasar de página a página, acceder a los textos, imágenes fijas o en movimiento, y sonidos no es
secuencial. El periódico electrónico se acerca más a la forma de pensamiento, las estructuras de las
ideas no son lineales. “Una de las novedades más útiles que aportó desde el principio la red es, sin
duda, la posibilidad de utilizar el hipertexto,que no es secuencial, no responde a las claves
tradicionales de la lectura, sino que se apoya en la capacidad de la mente humana para relacionar
ideas, hechos y datos diferentes. Así a través de links o enlaces incluidos en el texto principal, se
facilita el acceso a archivos conectados entre sí”.2]

3.- Instantáneo: El acceso es instantáneo. Se obtienen las informaciones de manera más inmediata.
Se consulta la información casi en tiempo real, con lo que la distancia respecto a la inmediatez de
acceso a la información, comparado con otros medios como la radio y la televisión, se acorta. “A
diferencia del periódico de papel, el electrónico no se ve obligado a esperar a la siguiente edición
para poner a disposición de los lectores las últimas noticias o los aspectos más novedosos de dichas
informaciones. Esta característica equipara en la práctica al nuevo medio con la radio y la televisión.”
[3]

4.- Actualizable: Ha entrado en crisis el concepto de periodicidad de los medios en línea. El periódico
electrónico renovará la información conforme se vaya generando la noticia y las informaciones de
interés. Para ello, está característica se puede considerar como fundamental. De poco valdrá un
medio que no actualiza al instante las noticias más importante porque corre el peligro que nadie
vuelva a sus páginas si su competencia ha aportado todo lujo de detalles, ante una noticia de
impacto. El problema es que esta tarea en muchos periódicos la llega a hacer 1 o 2 personas
insertando muchas veces las noticias que llegan de las agencias informativas.

Cuando el famoso periódico San Jose Mercury Center, -uno de los que abrió brecha- se puso en
línea renovaba la información cada día al igual que el periódico impreso. Quienes han considerado el
periódico on line. Lo importante es que la información cumpla con todos los requisitos periodísticos
de la comprobación y de la veracidad de los hechos. En la mayoría de los periódicos actuales que
viajan en las redes telemáticas la actualización de la información es una constante. Generalmente en
la página principal aparece un recuadro que contiene las principales informaciones que en el día han
acontecido. “The Washington Post y The New York Times, medios siempre a la vanguardia del
periodismo, renuevan constantemente su información y sus imágenes. En España, El País actualiza
la información, sin embargo la fuente de ésta son las agencias internacionales de noticias. El Clarín
Digital de Argentina es un medio a la vanguardia, ya que actualiza su información nacional, local e
internacional de manera continua. Servicios como CNN Interactive, o los servicios informativos de la
empresa Dow Jones ofrecen a sus usuarios la oportunidad de consultar información
permanentemente actualizada” 4]. Como en la radio o la televisión, se llegará a decir; pero se trata
de información escrita, con las ventajas de seguridad y posibilidad de profundidad que ello ofrece.

5.- Personales contenidos: Con las posibilidades que ofrece Internet en cuanto a la capacidad de
transmisión, ninguna información puede quedarse sin difundir, a no ser que el periodista decida
rechazarla. Una web puede contar con la capacidad de servir amplitud de páginas, con sus
respectivas noticias. Internet es un medio perfecto para la distribución de noticias e información. Un
volumen infinito de ellas y documentos pertinentes como legislación, información estadística,
discursos, entre otros, pueden ser incluidos. Al personalizarse el diario on line, cada usuario
seleccionará la información que quiere conocer. Esto hace que se pueda segmentar el tipo de
lectores. Incluso algunas empresas han aprendido esta lección y ofrecen banners o anuncios
publictarios de determinadas características en función del lector habitual de esos temas. En algunos
casos se establecee el único inconveniente de pagar una cuota, es el caso de The Washington Post.
Por ello, el tema de pagar o no los contenidos es objeto de debate en muchos foros de discusión y
en congresos de expertos. “Algunos medios son capaces de personalizar las noticias y diseminarlas
a través de áreas geográficas. Además, no necesita de papel y tinta”.[5]

6.- Mundial: Llega a todas las partes del planeta, siempre y cuando estén conectadas a Internet. El
periódico en línea no tendrá un mercado local, estatal o nacional, sino que su mercado será global,
aunque sean sus pretensiones. Esto es realmente diferente en comparación con el periódico
impreso que para tener alcance local, nacional e internacional, los miles o millones de dólares se
multiplican.

7.- Accesibilidad: Es posible tener el periódico en cualquier momento, en todo lugar, siempre y
cuando tengamos un ordenador, un módem y una línea telefónica. Esa disponibilidad de estar en el
lugar de los hechos y transmitir en vivo desde cualquier lugar del mundo, es lo que caracteriza a la
televisión; pero esa ventaja ya la tiene el periódico on line. En teoría, un acontecimiento que ocurra
en cualquier sitio del mundo lo podemos conocer en el periódico de nuestra preferencia y en el
momento que nosotros queramos. No obstante, este apartado relacionado con la accesibilidad se
comprobó que contaba con gran importancia el mismo día de los sucesos de las Torres Gemelas.
Todos nos lanzamos a la web, después de haber visto la televisión, para ampliar las noticias y la
escena que pudímos comprobar era que muchos diarios digitales americanos, incluso la CNN
estaban colapsadas.

8.- Interactividad. Internet tiene retroalimentación que se denomina Interactividad. De hecho el éxito
de la red se debe a las amplias posibilidades que ofrece el medio para comunicarse con él. La
retroalimentación es casi inmediata. Todo depende del servidor que se tenga para que la opinión,
información o respuesta llegue a quien nosotros deseemos. Se presenta una bidirección donde el
emisor y el receptor se encuentran en el mismo plano. La ventaja de la interactividad es que permite
al lector ser algo más que un receptor pasivo, y actuar por sí mismo en el producto.

Si hacemos un recorrido por los más importantes, en números de lectores, caso de El País o El
Mundo, podemos ver que todavía se priman los contenidos. Se abren foros de participación, pero
sigue siendo muy baja.

El articulista que orienta y expone su tesis sobre un tema determinado podría abrir la interactividad
con contactos directos, todo el que se interese podría participar. Pero ni siquiera muchos de ellos
insertan su correo electrónico para que el lector puede remitirle una queja, una pregunta. La
interactividad, en mi opinión, todavía está por ver.

El lector no tendrá que esperar a enviar una carta por correo. Internet ofrece la posibilidad que el
contacto sea mucho más directo, puede argumentar o reforzar las ideas de manera instantánea. Las
encuestas de opinión y el perfil del lector se puede determinar de manera inmediata sobre los temas
de actualidad. Otros incorporan un formulario para conocer determinados datos sobre los lectores
como la edad, ocupación, aficiones, procedencia etc. que les ayuden a confeccionar un perfil lo más
exacto posible de su clientela, así como para hacer encuestas sobre determinados temas de
actualidad en tiempo real de forma inmediata. “El consumidor de información de hoy demanda de
los medios una información cada vez más profunda y actualizada sobre aquello que le interesa.
Reclama imágenes que se lo muestren, sonidos que se lo cuenten, textos que se lo expliquen. Y, los
reclama al instante de haberse producido la noticia.”[6]

9.- Personalización: El periódico electrónico ofrece la posibilidad de que cada uno de los usuarios del
servicio reciba y escoja de una amplia gama de posibilidades solamente lo que a él le interesa.
Gracias a la interactividad, el periódico conocerá cuáles son las necesidades de cada uno de sus
lectores y de forma automática le hará llegar las informaciones más importantes que él desee. “El
diario The San José Mercury fue pionero lanzando la idea de que empleando los medios telemáticos,
sus lectores podían tener las noticias que previamente hayan solicitad, creándose entonces el
proyecto Mercury Center. El periódico inglés, The Evening Standar siguió la misma línea creando su
proyecto News Box”[7] Es un producto más individualizado, un producto que no indique un solo
camino a seguir, sino que propone una serie de senderos por los que cada lector, en función de
todas sus características propias, elija la mejor vía. “Un público masivo para un nuevo producto no
masivo, sino individualizado.”[8]

10.- Multimedia: El periódico on line es la suma de los tres medios masivos de comunicación: radio,
televisión y prensa escrita, con la ventaja de cada uno. Lo que hoy conocemos como el periódico en
línea se convertirá en un medio de comunicación que reúna la profundidad de la prensa escrita, la
simultaneidad de la radio y la imagen de la televisión. Es la suma del texto, la voz, la música, la
imagen fija, el vídeo, los recursos de la infografía. En cualquier momento y en cualquier lugar el
lector puede satisfacer su necesidad de información y encontrar la imagen con deseada, así como
audio, cuando las condiciones físicas le impidan una lectura. “Textos multimedia interrelacionados
entre sí, con niveles de profundidad a veces de gran complejidad funcional, pero de gran facilidad
para su lectura o recuperación.”[9]

11.- Confiable: La importancia de los periódicos en Internet radica en el prestigio que tienen. En la
confiabilidad que el usuario deposita en ellos. El cibernauta no puede consultar la totalidad de
páginas web, ni tampoco puede confiar en la veracidad de la información que proporcionan. Los
medios de comunicación ya conocidos serán fuentes fidedignas, más que el resto de las páginas. No
obstante, en palabras del periodista Brock Meeks, www.msnbc.com, mantiene que en su trabajo
cada vez se siente menos periodista y más agregador de contenidos. Para Luis Angel Fernández
Hermana, director de la publicación EnRedAndo, “la mayor parte de la información actual de la red
es redundante, poco contrastada, poco verificada, poco referenciada y poco fiable”. También hay
que reflexionar sobre esta opinión. “Hoy en día no se puede confiar en la integridad de la información
si no es en los nombres de marca; pero en el futuro, será posible utilizar el boca a oído electrónico
para calificar los contenidos de la red.”[10]
12.- Nueva retorica: La utilización de las redes telemáticas para poner a disposición del usuario el
periódico on line, la lectura no secuencial, la inmediatez, la interactividad, la profundidad, la
personalización y la actualización, entre otras características, de lo que se considera un nuevo
medio informativo y que en la actualidad se le designa con el nombre de periódico on line, han
conformado una nueva retórica con las siguientes características.

a) Páginas en lugar de secciones: “El concepto de página deja de tener el sentido de un espacio
físico limitado y se asimila al concepto de sección. Es decir, en el nuevo periódico on line se
habla de la página de nacional, la página de deportes, o de la página de opinión. En ese caso
se incluye la totalidad de las noticias de cada sección, condensadas en una página electrónica
con sus textos íntegros.

b) No existe la noticia de cinco columnas. La importancia de una noticia con respecto a otra se
observa en su colocación, si es en la primera, segunda, tercer pantalla o según las que tenga el
periódico on line. Se puede analizar si se valoran más las fotografías respecto al texto, el
grafismo frente a las palabras, el color frente al blanco y negro. La noticia más importante se
presenta en la parte superior, generalmente ocupa todo el ancho de la pantalla o de la parte que
le corresponde al contenido. La valorización de las informaciones también se determina por su
tipografía. Al abrir un periódico o revista, la atención de un lector se atrae inmediatamente a los
elementos gráficos en la página en lugar de los elementos textuales. En Internet no sólo
convence al usuario la calidad de información, también su presentación. La página principal o
home page es la puerta de entrada al servicio. Hay una gran flexibilidad del formato. Los
textos, imágenes, sonidos y vídeo se interrelacionan dando al usuario la máxima capacidad de
navegación.sea en potencia en estos momentos.

c) La fotografía y el color son elementos destacados en Internet “La prensa on line puede ganar
no solamente en contenidos, sino también en dinamicidad visual, si juega con la imagen
fotográfica como materia visual. Probablemente, no sea necesario rizar el rizo y mostrar la
entrevista del personaje de actualidad a través del periódico online, como si se tratase de un
sucedáneo televisivo”. [11]

13.- Gratuito: La mayoría de los servicios que proporcionan los periódicos en línea son gratuitos.
Internet es información y si no se pone mucha información a un costo muy bajo e incluso gratuito, la
gente no va a entrar a las páginas y no se va a vender publicidad. La gratuidad de los periódicos on
line favorece la consulta del usuario. Hay algunos títulos que exigen suscripciones para su consulta,
pero afortunadamente son muy pocos.
RELACION DE CITAS

[1] CANGA LAREQUI, Jesús: Periodismo e Internet: nuevo medio, vieja profesión. En Estudios sobre
el Mensaje Periodístico. Número 7. Universidad Complutense, pág. 35.

[2] EDO BOLOS Concha. El lenguaje periodístico en la red: del texto al hipertexto y del multimedia
al hipermedia. Estudios sobre el mensaje periodístico. Número 7. 2001. Edita Universidad
Complutense. Pag 91

[3] MARTINEZ VEGA, José Antonio: El periódico electrónico: un nuevo medio de comunicación para
el tercer milenio. Madrid: Departamento de Publicaciones e Intercambio Científico de la Universidad
Europea, 1998, pág. 20.

[4] En: http://www.el-mundo.es/delatarde/

[5] Nuevos Conceptos de Comunicación, 2º Ciclo de otoño de comunicación. Madrid: Ed.


Universidad Complutense de Madrid, 1999, pág. 15.

[6] SALAVERRIA, Ramón. Aproximaciones al concepto de multimedia desde los planos


comunicativo e instrumental. Estudios sobre el mensaje periodístico. Número 7. 2001. Edita
Universidad Complutense Pag 393.

[7] FLORES VIVAR, Jesús; MIGUEL ARRUTI, Alberto: Ciberperiodismo. Barcelona: Noriega
Editores, 2001, pág. 168.

[8] ARMAÑANZAS, Emy; DIAZ NOCI, Javier y MESO, Koldo: El periodismo electrónico. Barcelona:
Editorial Ariel, 1996., pág. 127.

[9] ARMAÑANZAS, Emy; DIAZ NOCI, Javier y MESO, Koldo, op. cit., pág. 189.

[10] En: Ciberp@ís, 21 de octubre de 1999, pág. 12. [16] En: El Mundo, 3 de mayo de 1996, pág.
C7.

[11] ARMENTIA, José Ignacio; CAMINOS, José María, ELEXGARAY, Jon, Marín Flora, MERCHAN
Iker. El Diario Digital: Editorial Bosch. Septiembre del 2000. Pag 95.
Lección 34: Tendencias del periodismo electrónico. Una aproximación a la investigación sobre
medios de comunicación en Internet

Por Javier Díaz Noci

Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación. Universidad del País


Vasco. Leioa (Bizkaia)
pdpdino@lg.ehu.es

Resumen:
Los medios de comunicación electrónicos, multimedia e interactivos, son ya desde hace unos años
una realidad. Desde 1993-1994 hasta hoy, miles de medios de comunicación, versiones virtuales de
periódicos, radios o televisiones convencionales, y también nuevos medios informativos pensados
expresamente para el ciberespacio, son accesibles en la red Internet. En su corta existencia, el
periodismo electrónico ha apuntado ya ciertas tendencias que permiten hablar de nuevos medios de
comunicación. La presente nota sólo pretende dar cuenta de las características propias que estos
medios de comunicación electrónicos están desarrollando, de los campos de investigación
académicos que pueden aplicarse y se aplican de hecho al periodismo electrónico, y facilitar algunas
referencias bibliográficas (tanto físicas, libros y artículos impresos, como virtuales, direcciones
electrónicas donde hallar información al respecto) con que ayudar a quienes estén interesados sobre
el tema. En definitiva, un mero "estado de la cuestión" con el que adentrarse en el periodismo del
ciberespacio.

Abstract:
There are, from several years on, electronic media, multimedia and interactive. Since 1993-1994 just
to our day, thousands of media, virtual versions of pre-existant journals, magazines, radios or
televisions, and also new media made only for ciberspace can be read in our computer through
Internet. In such short life, electronic journalism has shown some trends that allow us to talk about
real new media. We will try to explain, in this note, which are those new characteristics that electronic
media are developing, what the research lines that can be applied -and that are being applied- to
electronic journalism and, finally, we will offer some references, both conventional books and articles,
and also electronic addresses in which some information about this topic can be found.

Introducción. Internet y los medios de comunicación social

A estas alturas, pocas personas discuten que la extensión de las redes telemáticas es ya un
fenómeno que afecta, o está a punto de hacerlo, a la vida cotidiana de millones de personas en todo
el mundo, o al menos en el primer mundo. Se cumplen así las previsiones que hace casi diez años
hicieron Simon Nora y Alain Minc en su informe L'informatisation de la société (La Documentation
Française, París, 1978). Está por ver si la extensión y mundialización de las redes telemáticas, en
especial de Internet como red de redes y paradigma por excelencia de la comunicación entre
ordenadores es, como pretenden algunos, una revolución comparable a la que en su día produjo la
imprenta. También acerca de este tema se producen lo que, por seguir una muy conocida y ya un
tanto manida (pero seguramente aún válida) dicotomía, planteada por Eco en su libro de igual
nombre, se denominan posiciones apocalípticas o integradas. Denominamos apocalípticas a
aquellas personas y tendencias que -y no faltan ejemplos en la prensa casi continuamente- no ven
en la red sino peligros: extensión indiscriminada de la pornografía, perversión de menores,
imposibilidad de persecución de determinados delitos, caos legal, pérdida de la capacidad crítica,
saturación informativa, etc. Existen, por supuesto, críticos hacia las nuevas tecnologías (Postman,
1996: 24-33) sin caer en posturas de ofuscación. Serían, por el contrario, integrados, todos aquellos
que predican con la buena nueva de la revolución de Internet.

Sea cual sea la postura que se adopte al respecto, es un hecho evidente que el crecimiento de
Internet, y por tanto de la información que a su través se ofrece, crece exponencialmente, como
aumenta en igual proporción el número de sus usuarios. También en España, aunque aquí el
crecimiento en la utilización de la red telemática por excelencia no sea tan alto como, por ejemplo,
en los Estados Unidos, donde uno de cada cinco norteamericanos está conectado a Internet, según
un reciente estudio del Centro Pew de Investigación (datos citados en El País, Madrid, 2 de enero de
1997). Cifras que contrastan con la encuesta llevada a cabo por la Asociación para la Investigación
de Medios de Comunicación (AIMC), antes Estudio General de Medios, que asegura que menos del
3 por ciento de la población española tiene acceso a Internet (datos accesibles en la dirección de la
AIMC: http://www.arroba.es/aimc/html/inter/net.html)1.

Otro hecho evidente -y en él se basa la presente introducción y todo el texto siguiente- es la


proliferaciÛón de medios de comunicación social en Internet. Tanto versiones digitales de medios
preexistentes, fundamentalmente medios escritos -porque la red, a pesar de su multimedialidad, es
an b—sicamente textual-, es decir, diarios o revistas de todo tipo, aunque también existen -a pesar de
la dificultad de transmitir con velocidad y calidad aceptables sonidos y, sobre todo, imágenes,
especialmente si son en movimiento- medios audiovisuales, como, por otro lado, medios
especialmente pensados para las nuevas características de la red telemática, que inciden en
características como la multimedialidad, las capacidades hipertextuales, la interactividad, etc. El
periodismo electrónico, si es que el término "periodismo" es apropiado para un medio que puede
renovarse no periódica sino constantemente, es por tanto una realidad, si bien una realidad en fase
de desarrollo y establecimiento. Y puesto que estamos con seguridad ante la aparición de un nuevo
fenómeno comunicativo, de una nueva manera de transmitir la información, sin duda merece la pena
que quienes nos dedicamos en el campo académico a la investigación y la docencia de la
información volvamos nuestros ojos hacia esos nuevos medios. Dicho de otro modo: nos hallamos
ante un nuevo objeto de estudio sobre el que ya ha comenzado a reflexionarse, y no sólo de modo
general sobre Internet, sino en particular sobre el periodismo electrónico, cuya investigación de
alguna manera se ha emancipado de ese manto más amplio que es la reflexión sobre la red de
redes.
Pretendemos con el presente texto tres objetivos:

1º) Dar a conocer cuál es el estado de la cuestión del periodismo electrónico, cuál ha sido su
desarrollo y cuál es su situación, sobre todo en España.

2º) Hacer referencia a cuáles son algunos de los temas, líneas y tendencias que se apuntan en el
estudio y la investigación del periodismo electrónico.

3º) Ofrecer un aporte bibliográfico y de fuentes, tanto "tradicionales", es decir, impresas, como
electrónicas que, si bien no se pretende exhaustivo -cualquier intento de compleción en el proceloso
mar de información que es la actividad editorial actual, y aún más la edición electrónica en línea,
sería vano-, sí pretende al menos ser un buen punto de partida para los investigadores que se
decidan a adentrarse en este campo.

1. Desarrollo del periodismo electrónico

1.1. Los inicios del periodismo electrónico

Stricto sensu considerado, el periodismo electrónico englobaría formas diferentes a las que son
ahora objeto fundamental de nuestro estudio. Así, podríamos citar el videotex, el audiotext, el
periódico por fax o el teletexto, que, como sabemos, se recibe en las televisiones.

Sin desdeñar estos servicios basados en el texto, y con un margen de interactividad muy limitado, el
periodismo electrónico al que hacemos referencia es el que se transmite por las redes telemáticas,
en especial Internet, y que definimos en base a dos de sus características fundamentales: la
multimedialidad y la interactividad. En función de la primera característica, el aspecto textual, aunque
predominante aún en la mayoría de los servicios informativos, entre otras razones por facilidad
técnica de transmisión, ha dado paso a la integración en un único discurso de elementos
audiovisuales, de manera que se está construyendo una retórica que el francés Jean Cloutier ha
denominado "audioescritovisual" (Cloutier, 1994: 43). Con la segunda característica apuntada, la
interactividad, se pretende superar las limitaciones de los medios de comunicación de masas (un
único emisor, un único receptor, masivo y, por tanto, compuesto por personalidades muy diferentes)
y permitir, por una parte, el acceso a un volumen mayor de información, de una manera
personalizada y creando lo que se han denominado "nichos de audiencia", en función de los
intereses de grupos muy pequeños o incluso de personas individuales, que difícilmente podía
atender con eficacia el esquema de la comunicación masiva de los medios tradicionales.

Será a estos medios de comunicación, cuya idiosincrasia aún no se ha definido completamente, a


los que prestaremos nuestra atención. Dejando a un lado aquellos medios electrónicos en soporte
físico (especialmente en CD-ROM), que sí permiten llevar al extremo las características de la
multimedialidad y la interactividad, pero no las otras a que haremos referencia más adelante (la
renovación constante y el acceso desde cualquier lugar a la información), lo que ha sido
determinante para su muy limitado éxito, está claro que es la invención de la World Wide Web, en
1989, la que marca un salto cualitativo también para el periodismo electrónico. Las potencialidades
del hipertexto, primero, y del hipermedia, después, se desarrollan completamente con el lenguaje
HTML (Hypertext Markup Language), base de la WWW.

Es en la década de los 90 cuando nacen los primeros periódicos electrónicos multimedia e


interactivos. Aunque hay focos interesantes en Europa (los proyectos del INES-IFRA son algunos de
ellos), las primeras empresas interesadas en dar el salto al ciberespacio son estadounidenses. La
compañía Knight-Ridder, que tuvo a Roger Fidler en la década anterior investigando en las
capacidades de un sistema de videotex llamado Viewtron (que fue un fracaso comercial), lanzó una
versión de un pequeño periódico de Silicon Valley (California), el San Jose Mercury News, al que
denominó San José Mercury Center, todavía hoy uno de los más influyentes periódicos electrónicos.
Este medio ha marcado pautas, como por ejemplo la convivencia de zonas de libre acceso -similares
a la información que suministra la edición en papel- con otras de pago, para segmentos más
especializados, el facilitar servicios a la población, la búsqueda de anuncios clasificados, etc., que
marcan la diferencia respecto al tradicional periódico impreso. Otras iniciativas estadounidenses
dignas de mención son NandoNet, toda un área de servicios informativos de todo tipo, puesta en
marcha por una empresa de tipo medio, el Wall Street Journal en versión electrónica, un informativo
de pago que explora a fondo las posibilidades de la transmisión inmediata de información sensible
como es la económica, el servicio (renovado y actualizado constantemente, y cada vez con más
elementos multimedia) de la cadena de televisión CNN, CNN Interactive, o el recientemente
galardonado por la revista Editor &Publisher como el mejor entre 1530 periódicos electrónicos, el
New York Times. Por cierto que, en la Conferencia de Periódicos Interactivos organizada por la
citada revista este año 1997, se ha puesto de manifiesto lo que, a nuestro juicio, será una tendencia
que se fortalecerá en los próximos años. Ese estudio "revela cómo las publicaciones digitales
empiezan a superar el proceso inicial de servir como medio de promoción vía Internet de sus
ediciones en papel para convertirse en unidades de negocio propio" (Ruiz de Elvira, 1997). Dicho de
otro modo, la autonomía respecto a las versiones impresas va a ser la tónica dominante en el futuro,
si no lo es la constitución de empresas directamente digiridas a la producción electrónica, sin
dependencia previa con las empresas de noticias impresas.

Así las cosas, hoy en día se cuentan por cientos de miles las publicaciones periódicas (diarios,
revistas, fanzines o, en la jerga de Internet, digizines), e incluso las radios y televisiones que han
dado el salto a Internet en todo el mundo. Con seguridad, se impone la necesidad de una
catalogación y archivo de todo este inmenso material. Los métodos tradicionales de catalogación
(por ejemplo, el método más utilizado entre nosotros, el de Jacques Kayser), pensados para otro tipo
de medios, han comenzado a evidenciar sus carencias. Una de las primeras tareas de investigador
del periodismo electrónico es, evidentemente, censar las unidades de estudio. Seguramente un
catálogo de estas publicaciones electrónicas permitiría una primera aproximación científica a las
diversas tendencias (temática, morfología, periodicidad, continuidad, volumen, inclusión de
información textual, visual, sonora, bases de datos, servicios, etc.) que apuntan.

1.2. El caso español

En lo que se refiere al caso español, sí disponemos de un catálogo de estas características, en el


que se recogen, con toda la exhaustividad que la cambiante estructura de esta nueva forma de
comunicación impone, todas las publicaciones periódicas presentes en Internet desde 1994, en que
la revista cultural El Temps de Valencia decidió poner una versión electrónica en la red. Ese
catálogo, que ha tomado como base, con algunas modificaciones, el modelo de Kayser (no por otra
razón que ser el más utilizado, aunque obviamente no se trate, probablemente, de mejor de los
posibles), está accesible en Internet, en el servidor del departamento de Periodismo II de la Facultad
de Ciencias Sociales y de la Comunicación
(http://www.pd.lp.ehu.es/Website/Revistas/Propia/index.html), del que es responsable quien suscribe
estas líneas. El catálogo ha sido confeccionado y es actualizado periódicamente por el becario de la
Facultad y doctorando del departamento citado Koldo Meso Ayerdi. Una parte de ese catálogo se
halla, a la hora de escribir estas líneas, en imprenta (Díaz Noci y Meso, 1997), en la editorial Anaya.
Aunque el libro no recoge todas las publicaciones periódicas electrónicas que existen en España -
aunque sí su inmensa mayoría-, y se limita a ofrecer la dirección y algún somero apunte respecto a
cada una de ellas, sí ofrece una idea de lo que ha progresado, desde 1994 hasta la primera mitad de
1997, el periodismo electrónico en nuestro país. Al menos, en lo que a cantidad se refiere.

En efecto, los autores del citado volumen hemos llegado a detectar más de doscientas publicaciones
españolas en línea. A las pioneras El Temps y, una vez más (la historia se repite), el Boletin Oficial
del Estado, se unieron pronto varios diarios de Barcelona: Avui, La Vanguardia y El Periódico de
Catalunya. Este último, por otra parte, lidera una investigación en el seno de la Unión Europea, junto
con otras empresas del continente, sobre el desarrollo de un periódico electrónico accesible
mediante una tableta portátil. De los de Madrid, el primero fue ABC, que ya había editado su
suplemento cultural en CD-ROM, que ha sabido además combinar un diseño atractivo, un servicio
hemerográfico semanal cuyo modelo han seguido otros diarios, un servicio de búsqueda y otras
iniciativas que dan valor añadido a lo que en principio era un mero volcado digital de la información
impresa. Le siguieron El Mundo y, el mismo día que cumplía 20 años (en mayo de 1996) El País
Digital, el que mayor número de accesos tiene de todos los periódicos electrónicos españoles.

También la prensa regional se incorporó a las ventajas de la edición electrónica. Bien que, en la
mayoría de las ocasiones, y no viendo el posible negocio, se han limitado con timidez a versiones
más o menos completas del producto impreso. Uno de los pioneros fue precisamente un periódico
de San Sebastián, el Diario Vasco, que en agosto de 1995 lanzó una edición semanal para, más
tarde, a principios de 1996, ofrecer una versión resumida del ejemplar diario impreso. Encontró una
audiencia inesperada entre los vascos emigrados a América. En cambio, el diario más poderoso del
Grupo Correo, al que pertenece el Diario Vasco, El Correo de Bilbao, tardó en sacar su anunciada
versión electrónica, que ha aparecido en 1997. Se trata de una versión casi completa de las noticias
del diario impreso, junto con algunos servicios complementarios como la inclusión de tomas de
sonido junto a algunos textos, provenientes de Radio Correo. Otros periódicos regionales y locales
de toda la Península se han lanzado también a Internet.

No han sido únicamente los diarios españoles los que han accedido a la red. Los bajos costes de la
edición en HTML han hecho que muchas empresas, algunas muy pequeñas, se hayan decidido a
poner sus revistas, boletines y servicios en la red. Las hay de todo tipo: locales (por ejemplo, la
navarra Ttipi-ttapa, redactada íntegramente en euskera), culturales, literarias, científicas (por ejemplo
y sin ir más lejos, aquella en la que se publica este texto), de pasatiempos, de anuncios clasificados,
etc. Común denominador a la mayoría de ellas es su gratuidad (precisamente por ser concebidas
por grupos sin ánimo de lucro o, cuando lo son por empresas, por tratarse de productos pensados
para complementar y, en muchos casos, publicitar el producto impreso). A nuestro juicio -y ésta es
una tendencia lógica que se da en todo el mundo- éso es lo que impide la eclosión de productos
electrónicos más originales, que vendrán seguramente de la constitución de empresas dedicadas
exclusivamente a la producción de estos informativos -nos resistimos a que sean llamados
indefinidamente "periódicos", término que remite a un producto cuyas características precisamente
se trata de superar- y de la formación de profesionales conocedores del nuevo medio. Algunos
existen ya, sin embargo, en nuestro país: citemos el servicio de pago My News, un resumen
personalizado de noticias de otros periódicos, Ecoprensa, una idea similar referida a la información
económica, o EfeNet, servicio de la agencia Efe con unos motores de búsqueda realmente útiles.
2. Líneas de investigación

El periodismo electrónico es, ya lo hemos visto, un producto nuevo, que ofrece rasgos definitorios
que hacen de él un campo de estudio con características propias, sobre las cuales puede
reflexionarse ampliamente. En la mayoría de los casos los campos de estudio son los mismos que
aquellos de los medios tradicionales, si bien el objeto de estudio impone sus propias
particularidades. A una primera fase de estudios generales sobre los nuevos medios (Armañanzas,
Díaz Noci y Meso, 1996; Guérin, 1996; Champignac, 1995) o sobre utilización de Internet como
fuente de información (Gach, 1994; Reddick y King, 1995) habrán de suceder estudios específicos
sobre aspectos concretos del periodismo electrónico.

A pesar de su juventud, es obvio que puede trazarse ya una historia de los nuevos medios
electrónicos. No, claro está, un simple listado de títulos y fechas, sino una explicación y una
interpretación, mirando al pasado (de momento muy reciente) de lo que el nuevo fenómeno
informativo y tecnológico trae consigo. A este respecto es muy sugerente el texto de Gerhard
Schulze (1996). Quienes creen que Internet es una revolución comparable a la de la imprenta, y
también quienes creen que no lo es porque no sustituye inmediatamente a los medios tradicionales,
tienen en este texto y en su comparación con una magnífica historia social de los inicios de la
imprenta como es la de Elizabeth Eisenstein (The Printing Revolution in Early Modern Europe,
Cambridge University Press, 1983; traducción española: La revolución de la imprenta en la edad
moderna europea, Akal, Madrid, 1994) suficiente motivo de análisis y reflexión. No está de más
releer el magnífico trabajo de Anthony Smith sobre la primera fase de esta "revolución" del
periodismo electrónico para comprobar hasta qué punto sus previsiones se van cumpliendo (Smith,
1980), asi como sus trabajos posteriores (Smith, 1985 y 1991) en esa misma línea.

La producción de estos nuevos informativos electrónicos (Paul, 1995) ofrece varias vertientes a la
investigación y a la docencia, las dos funciones de la Universidad. Los aspectos generales de la
publicación de periódicos electrónicos en Internet es el tema de un artículo de J. Fowler (1996). El
diseño de estos nuevos productos ha comenzado ya a estudiarse (por ejemplo, Wilson, 1995),
aunque, por una parte, la muy extensa bibliografía acerca de diseño de páginas web suele detenerse
en exceso en explicar el lenguaje HTML, y poco en cuestiones estilísticas. Es lógico que los
aspectos técnicos sean preponderantes en una primera etapa. La última generación de programas
editores de páginas web, al igual que ocurrió con los programas de tratamiento de texto o de
autoedición en el caso de los medios impresos, no exige al usuario que conozca, porque ni siquiera
lo va a ver, el código que se esconde tras lo que se ve en pantalla y lo que va a ser el resultado final.
Es decir, son programas WYSIWYG (what you see is what you get, "lo que ve es lo que tendrá"). Eso
permite la emancipación del diseño de los aspectos más meramente técnicos, para elevarse al
estudio de lo conceptual. Sin duda, ése será un primer paso, al que inmediatamente habrá de seguir
otro: del diseño electrónico en general al diseño periodístico en particular, con sus especiales
características.

La redacción de textos para documentos electrónicos es otro de los campos en que ha comenzado a
investigarse. Muchos profesionales (Nelson, 1996) ya han comenzado a interrogarse sobre los
cambios en la escritura de los nuevos medios. Ya hemos hecho referencia al concepto de hipertexto,
con lo que ello conlleva de ruptura de la secuencialidad, de nuevas estrategias retóricas, etc. Esta
fase es, a nuestro entender, un escalón desde al que acceder al que debe ser el verdadero estudio
del discurso multimedia (e hipermedia) como verdadera retórica del nuevo producto electrónico (Díaz
Noci, 1994). A menudo se ha recordado cómo cuando nació la radio se dijo que los informativos
serían la mera lectura de textos de periódicos, y como luego, cuando se inventó la televisión, no faltó
quien la definió como una "radio con imágenes". Pues bien, tras unos primeros momentos en que,
como es lógico, se basaron en los medios precedentes, pronto la radio se emancipó de la retórica
textual del periodismo escrito y la televisión se convirtió en algo más que una radio con imágenes.
Ambos medios configuraron su propia idiosincrasia y construyeron su propia retórica. Aunque
dependientes en muchos casos (por razones, entre otras, empresariales) del periódico impreso, los
productos informativos electrónicos han comenzado su emancipación del modelo textual (Lobietti,
1996). Existen ya estudios sobre determinados medios electrónicos (Collins y Berge, 1994) o sobre
aspectos del nuevo discurso (Donovan, 1995; Dubie, 1994) que merecen ser tenidos en cuenta. Es
indispensable que en el terreno académico se investigue sobre las nuevas estrategias retóricas del
discurso informativo electrónico, y se apliquen a la docencia del periodismo (Berge y Collins, 1995;
Krause, 1995; Harper, 1996).

Naturalmente, ello provocará nuevos hábitos de lectura (Chaptal, 1993; Homolka, 1996: 115-117;
Harter y Kim, 1996). Hay autores que ya han puesto de manifiesto algunas de las características,
algunas de ellas desventajosas, de los nuevos medios. Por ejemplo, el aislamiento (Caldwell y Taha,
1993). En todo caso, parece claro que el nuevo medio impone al lector un nuevo método de
recuperar la información, "navegando" por ella (Rodríguez de las Heras, 1991).

En el campo de la empresa, y también desde el punto de vista del profesional, de periodista, existe
toda una línea de investigación que se centrará en los cambios que tanto en la organización del
trabajo como en la profesión sin duda se sucederán. Existen ya reflexiones como la de Borrell (1995)
sobre el nuevo papel de los periodistas, y sobre la actitud que las empresas deberían adoptar frente
a los nuevos medios (Katz, 1995).

Por supuesto, y sin intentar en absoluto agotar los posibles campos de investigación que se abren
acerca del periodismo electrónico, es obligado citar el Derecho, tanto aspectos de Derecho público
como privado. La transnacionalización de los productos electrónicos, que se producen en un lugar
pero son accesibles desde cualquier otro punto del globo, y las características antes apuntadas (en
particular la multimedialidad) han planteado algunas interrogantes. Por ejemplo, cómo hacer frente a
los abusos y delitos que puedan cometerse a través de Internet. En lo que respecta al periodismo
electrónico, son de aplicación las cuestiones sobre límites de la libertad de expresión, sobre la que
ya hay abundante literatura. La decisión de la juez Dolores Sloviter, de la Corte Suprema de
Filadelfia, declarando inconstitucional la Communications Decency Act, por la que el Congreso de
los Estados Unidos pretendía censurar los contenidos pornográficos en Internet (a instancias de un
recurso presentado, entre otras empresas y organizaciones, por varias asociaciones de periodistas y
editores de periódicos estadounidenses) es significativa al respecto. Otro aspecto de Derecho
público que incide especialmente en el periodismo electrónico es el de los delitos contra el honor
cometidos mediante publicidad (que se hace internacional en este caso), lo que en algunas
legislaciones se llama "libelo", por ejemplo, y en España se denomina injurias y calumnias. En
realidad, se trata de problemas viejos, que se renuevan y saltan a la palestra cada vez que el
advenimiento de una nueva tecnología provoca una mayor posibilidad de difusión de las ideas (y a
este respecto, las peticiones de censura y las posiciones alarmistas no son tan diferentes de las que
se plantearon hace cinco siglos, cuando Gutenberg inventó la imprenta). Existen abundantes
artículos ya al respecto, incluso alguno en España (p.e., O'Callaghan, 1996).

En cuanto al Derecho privado, los derechos de autor y la propiedad intelectual de las obras
multimedia y la protección de esos derechos a través de tecnologías digitales, fáciles de reproducir y
modificar ilegalmente, y de difusiones casi instántaneas a nivel mundial, han provocado la reflexión
de los juristas. Existe una cierta bibliografía sobre el tema, sobre todo norteamericana (Cavazos y
Morin, 1994: 47-66; Hoffman-Riem, 1996) y francesa (Bensoussan, 1996; Demnard-Tellier, 1996;
Huet, 1996), así como foros internacionales en que se debaten todos estos temas. La última reunión
de la WIPO (World Intellectual Property Organization) en Ginebra, en diciembre de 1996, ha puesto
sobre la mesa muchas cuestiones relacionadas con los derechos de autor y la propiedad intelectual
con el advenimiento de las nuevas tecnologías (Samuelson & Browning, 1997: 61 ss.), e incluso en
España (VV.AA., 1996: 51-70 y 71-110) hay ya textos sobre estas cuestiones. Este somero repaso
por los diferentes aspectos del todavía incipiente periodismo electrónico ha pretendido poner de
manifiesto cómo éste se configura ya como tema de estudio, como objeto de investigación que
puede ser abordado desde los múltiples puntos de vista de la actividad académica. Tanto en la
vertiente investigadora como en la docente son necesarios más estudios que se unan a los ya
existentes, y aborden los diferentes aspectos de la producción y recepción de los nuevos productos
electrónicos. Como vemos, se abren al investigador de la Comunicación y del Periodismo suficientes
líneas que seguir y sobre las que reflexionar.

Por último, ofrecemos una relación bibliográfica y de direcciones electrónicas que creemos pueden
ser interesantes a quien decida adentrarse en cualquiera de esos aspectos de estudio del
periodismo electrónico. No pretende ser, como decíamos, una relación exhaustiva, pero sí lo
suficientemente completa como para que exista un buen punto de partida sobre el que comenzar a
interesarse por los diferentes puntos de vista de este nuevo fenómeno informativo.
Lección 35: Periódico digital

En el mundo de la industria de la comunicación los dos conceptos claves son: interactividad y


multimedia. La comunicación se hace interactiva (es una conexión en doble sentido) y multimedia,
pues te habrás dado cuenta de que todo está integrado: sonido, imágenes en movimiento, imágenes
fijas, escritura, datos, etc. Ya puedes, a través de la misma línea, solicitar un programa de televisión,
una película, hacer la compra del supermercado o adquirir una entrada para ir al cine, y todo a través
de la pantalla del televisor. Estás en el futuro.

En este entorno surge el periódico electrónico o digital. El pionero, ya hace unos años (1963), fue el
diario norteamericano Daily Oklahoma. Tuvo tal éxito que pronto se incorporan a este sistema el
New York Times y el Daily News. Es el principio de la que algunos han denominado "Galaxia
Internet".

El 9 de junio de 1994, el New York Times inauguró su servicio on line. Unos días antes lo habían
hecho la revista norteamericana Time y la revista alemana Der Spiegel. El servicio on line consistía
en recibir el periódico en casa vía línea telefónica a un ordenador. Por lo tanto, es esta la primera
versión electrónica del periódico impreso, en la que se sustituye el papel por la pantalla del
ordenador. Además, es suficiente un ordenador y un módem que conecte con la línea de teléfono,
para poder acceder a las informaciones de los periódicos.

¿Qué ventajas tiene el periódico digital, aparte de no ensuciarme las manos con la tinta del periódico
impreso? Pues la capacidad para almacenar un gran volumen de información, la búsqueda
automática de esa información y la actualización constante de la noticia. En nuestros días, todos los
grandes periódicos del mundo tienen este servicio, que refuerza la relación entre el lector y su
periódico.

¿Qué beneficio supone, te preguntarás, para la empresa que realiza este periódico on line? En
realidad promocionar sus cabeceras, obtener prestigio entre los cibernautas, aunque también se
trata de un servicio que incluye publicidad. En principio, a pesar de que no hay excesivas
repercusiones sobre las tiradas del periódico tradicional, la AEDE (Asociación de Editores de Diarios
Españoles) ha reunido a los empresarios de la prensa para que se planteen la posibilidad de cobrar
por este servicio electrónico.

También debes conocer que los periódicos electrónicos no aparecen con la misma estructura y
diseño que el periódico impreso. Existen múltiples diferencias con respecto a los contenidos y a la
presentación. Se aprecian nuevos estilos informativos, un nuevo lenguaje, lo que ha requerido de
periodistas especializados e, incluso, de ciberperiodistas.

En España, el primer periódico digital ha sido La estrella digital, editado y dirigido por Pablo
Sebastián, que inició su navegación a las 23:00 horas del 9 de junio de 1998. Es un periódico on line
gratuito, en Internet, que elabora tres ediciones diarias de lunes a viernes. Está estructurado como
un diario tradicional de papel, con sus secciones, su publicidad, etc.
La inmediatez que aporta Internet es una de las principales claves para este tipo de periódicos. De
momento son complementarios con los de papel.
Capítulo 8: Periodismo cívico

Lección 36: ¿Qué es periodismo cívico?

Unos hacen la historia y otros la cuentan. Así funcionan las cosas, al menos para el periodismo : su
función principal ha sido relatar los acontecimientos de actualidad. Y aunque es indudable el valor
social que tiene la información escueta, no se puede negar que con el culto a lo fáctico, el
periodismo no ha hecho más que alejarse de aquella idea de que la información es vital para el
funcionamiento de la democracia, porque el modelo es insuficiente hoy, especialmente para
aquellos ámbitos en los que se pretende fortalecer el papel de la sociedad civil y revitalizar el sentido
de lo público.

Desde hace 10 años comenzó en Estados Unidos algo que los académicos y periodistas
norteamericanos asumieron en principio como un experimento y que denominaron periodismo cívico.
Varios periódicos, incluidos de manera particular algunos de la cadena Knight Ridder, se lanzaron a
ensayar un nuevo tipo de relación de los medios con sus audiencias. El principal ingrediente de esa
nueva relación ha sido tener más en cuenta el punto de vista de los ciudadanos para hacer la
agenda informativa y ofrecer elementos para que esos temas de iniciativa ciudadana encuentren
canales hacia la acción a partir de la información y la convocatoria de los medios a la deliberación
pública. El experimento, que tras 10 años ya no lo es tanto y que hasta 1996 había involucrado a
más de 150 organizaciones periodísticas (prensa, radio, televisión, centros de investigación en
periodismo), tiene en los Estados Unidos otra particularidad : retoma mucho de aquel
asociacionismo cívico del que Alexis de Tocqueville hizo una descripción tan apasionada en “La
democracia en América”. Esa manera particular de asociarse la gente en Estados Unidos, en donde
proliferan organizaciones para las causas más disímiles, le ha dado indudablemente una forma
específica allí.

El periodismo cívico o periodismo público es más que una nueva modalidad profesional para el
tratamiento de la información. No se le puede confundir con un método o con una de tantas
innovaciones que de vez en cuando se dan en el campo periodístico, ni entenderlo como una
estrategia para captar audiencias. Sus propósitos son mucho más de fondo. En realidad, se trata de
una sugestiva invitación a traspasar las fronteras del periodismo tradicional y a involucrarse en la
esfera de la deliberación pública, en vez de quedarse en el registro de los hechos que otros
producen. Como dice Jay Rosen : ya tenemos información, ahora lo que nos hace falta es
democracia. En este sentido, hace una pregunta clave : ¿para qué nos ocupamos de informar a un
público que quizás ni siquiera existe ? Lo primero que se debe hacer es construir el público. El
periodismo informativo presupone la existencia de una esfera pública funcionando, en la cual los
asuntos comunes son continuamente reconocidos y discutidos. Por ello se piensa que es suficiente
con presentar noticias, añadir algunos testimonios, publicar editoriales y hacer entrevistas a los
funcionario.3[1]

3[1]
Rosen,Jay. “Getting the connections right”. Twentieth Century Fund Press. 1996. New York.. pág. 83. Y
en “Making Journalism More Public. New York University. 1995. New York. Pág. 12.
El periodismo exclusivamente informativo está basado en el modelo filosófico liberal. Sobre la
premisa de que la información es vital para el funcionamiento de la democracia, se crearon los mitos
de la objetividad, el distanciamiento, la ausencia de un modelo político explícito, la falta de
compromiso y demás rasgos de la formula liberal de la información que desde hace ya casi dos
siglos han sido considerados “principios sagrados” del periodismo. Y sí. La información es vital para
la democracia, pero no sólo es insuficiente sino que los procedimientos para recabarla y difundirla
pueden llegar a producir el efecto contrario al de la causa democrática : cinismo, indiferencia,
confusión, abstencionismo, privatización, apatía.

Subsidiaria de las concepciones de la filosofía política, la idea de interés público informativo, por
ejemplo, no se construyó dentro de una cultura profesional periodística, que en el siglo XVIII no
existía, y por lo tanto aunque la naciente prensa de carácter marcadamente político, en la época de
la ruptura con el poder absolutista jugó un papel importante, no puede pensarse que se constituyó
como una esfera autónoma de la política, así como tampoco hoy se puede admitir que la
profesionalización de las labores informativas exime al periodismo de responder por un modelo de
vida en sociedad, cualquiera que éste sea.

El periodista liberal trató de dar respuesta a ciertas demandas que en el campo informativo se
tradujeron inicialmente en la libertad de pensamiento y de opinión. De ahí la proliferación, en el siglo
XVIII, de pequeños periódicos, gacetas y hojas informativas que estaban atravesados por la idea de
sacar los asuntos públicos de los palacios y comenzar a construir aquello que algunos filósofos
políticos han llamado el uso público de la razón desde ámbitos privados.

La libertad en el periodismo tuvo que ver con la posibilidad de dar cauces a una naciente razón
pública a partir de la posibilidad de fundar periódicos y por lo tanto al pluralismo de tendencias
ideológicas. Sin embargo, esa idea de libertad, vista desde la segunda mitad del siglo XX , es más
procedimental que sustantiva. En las legislaciones de la mayoría de los países del mundo ya están
incorporadas la libertad de prensa y de empresa (la más fuerte, quizás), así como la de opinión,
aunque desde luego persistan algunas interferencias al trabajo periodístico, que hoy más que del
poder de los gobernantes viene del poder económico y de los propios compromisos ideológicos de
los medios. Ahora lo que falta es compromiso social, algo que ni la formulación posterior del derecho
a la Información ha contribuido a crear.

Pero quizás lo más significativo es que el periodismo siguiera el modelo general de la teoría liberal
de la ciudadanía, cuya crítica profunda hace Margaret Somers,4[2] al igual que del concepto de
cultura política, porque excluye la participación del ciudadano en la toma de decisiones y porque
coloca la opinión pública en el ámbito privado. Somers reclama la construcción de un tercer espacio
que no ha sido teorizado : el ámbito de la ciudadanía. El trabajo de los movimientos sociales en los
años 80 no fue aprovechado, según esta autora, con el fin de desmontar lo que ella llama el
“metarrelato” de la teoría liberal de la ciudadanía y construir una desde la cual se piense a un
ciudadano activo.

4[2]
Somers, Margaret. “Narrando y naturalizando la sociedad civil y la teoría de la ciudadanía : el lugar de la
cultura política y de la esfera pública”. En : “Zona Abierta”. # 77-78. 1996-1997. Madrid. Pág. 255-337.
Esta crítica nos permite entender por qué desde los medios también se le apuesta a la figura del
espectador más que a la del actor, descrita en forma detallada por Richard Sennett 5[3]. Por eso
Somers acaba remitiéndonos al republicanismo cívico como la opción más cercana a ese ciudadano
participativo, aunque lo que ella propone realmente es una tercera esfera (diferente a la del mercado
y a la del Estado), “que se centre en la participación y en las solidaridades y en un fuerte discurso
sobre los derechos”, como la posibilidad real de desmontar el metarrelato de la teoría liberal de la
ciudadanía y para crear un nueva cultura política.6[4] La crítica de fondo que Somers tiene para la
teoría liberal es el desfase entre la construcción teórica y el mundo empírico, cuestión sumamente
aplicable a la reflexión sobre el periodismo, que justamente se ocupa del relato de los
acontecimientos. ¿Cómo construir desde el periodismo ese ciudadano si lo hace sobre el modelo de
semejante teoría ?

Si la opinión pública está en el ámbito privado según este pensamiento, no es extraño tampoco que
no se haya resuelto la dicotomía fundamental en el campo de los medios de comunicación : el
dilema del servicio público que deben prestar y el sistema de propiedad privada sobre los medios.
Históricamente se garantizaron la libertad de prensa y de empresa y este es un derecho que recae
fundamentalmente sobre los periódicos, que han sido y son de propiedad privada, problema que se
amplía ahora con la privatización sustancial de la televisión. Era justamente en la prensa en donde
debía configurarse el concepto de interés común, entendiendo la información como un bien público y
ligando su difusión con el objetivo de hacer transparente lo público.

El énfasis del modelo liberal de la información en la fiscalización y la crítica del poder político como
privilegiado -si no único- sentido de lo público desde los medios, creó un esquema de oposición
sistemática, de desconfianza en las funciones públicas del Estado. Si bien es cierto que en
ocasiones esa desconfianza ha permitido la defensa de la transparencia de lo público, también lo es
que la figura del “watchdog”, como la llaman los norteamericanos, y en general la propia figura de la
fiscalización no están exentas de la expectativa frente a unos resultados de esa postura, ya sea
renuncias políticas, acciones judiciales o legislativas. Esta es una de las razones por las cuales no
se puede afirmar que el periodismo que se cree depositario de la “objetividad” trabaje sin un modelo
del buen gobierno y del buen ciudadano, así como del bien común. Como si esto fuera poco, ese
esquema no sería defendible ni siquiera desde el punto de vista de un distanciamiento frente al
poder político, ya que en las sociedades contemporáneas y con el desarrollo que ha alcanzado el
sector de las comunicaciones, habría que marcar esas distancias frente al poder económico,
expresado principalmente por la vía de los monopolios de la información. 7[5].

Crítica al objetivismo

Tal vez, de todos los elementos de la construcción teórica del sistema informativo liberal, el de la
objetividad, es el que más profunda influencia ha tenido y sigue teniendo en la definición de las

5[3]
Sennet, Richard. “El declive del hombre público”. Ediciones Península. 1978. Barcelona. Págs. 255-271.
6[4]
Somers. Ibd. Pág. 258
7[5]
Por eso es que Jay Rosen, profesor de la Universidad de Nueva York, pide que se abra la discusión sobre
las diferentes visiones del ciudadano y los diversos modelos de periodismo a los que conducen. En : “Getting
the connections right”. Twentieth Century Fund Press. 1996. New York. Pág 16.
funciones públicas de la información en los medios de comunicación. Criticada por los periodistas
cívicos y definida como objetivismo, esta idea que adquirió el carácter de doctrina, moldeó de
manera contundente las labores de los periodistas y permeó la formación de periodistas en las
universidades. De ahí surgió aquel dogma de la información como “espejo de la realidad” y la
necesidad de crear unos moldes informativos llamados géneros periodísticos que dieran buena
cuenta de ella. De esos géneros, a no dudarlo, el que adquirió mayor importancia fue la noticia y
sobre ella gravita aún la actividad informativa.

La definición de la noticia , que usualmente se toma en la academia como una cuestión mecánica (a
escribir se aprende escribiendo), representa la columna dorsal de la doctrina liberal de la
información. Estructurada en un modelo montado sobre los 6 interrogantes, qué, quién, dónde,
cuándo, cómo, por qué (conocidas como las 6 W), muy pronto quedó aún más recortado al qué,
dónde y quiénes. El cómo y sus posibilidades narrativas y explicativas sobre los sucesos fue
aplazado, bien sea porque realmente no interesaba o bien por la falta de suficiente cultura en los
periodistas para dotar a su trabajo de los componentes que lo harían más profundo, si bien quizás
menos “objetivo”.

El esquema de la pirámide invertida - dar las informaciones jerarquizando de mayor a menor


importancia-, pronto se convirtió no sólo en dogma sino en ritual. Hay que encajar la realidad en el
esquema . Basta con eso para informar. Esa es la que Manuel Martin Serrano ha llamado la
mediación estructural 8[6] y en la que está focalizada la idea de la objetividad. El ritual consiste en
homologar todas las informaciones, por disímiles que sean, bajo un mismo formato. Así, el
acontecimiento, que en realidad es una ruptura del orden social, aparece siempre bajo la misma
cara. Si el acontecimiento es considerable como una ruptura, esto se debe a lo que se considera
noticia : es lo novedoso, lo inédito, lo que tiene interés colectivo y hoy algunos estarían dispuestos a
añadir, que noticia son los hechos negativos, pues es evidente que predominan las noticias de este
tipo en los medios. Por ello no es extraña esta “normalización” de las informaciones en el formato
noticioso : hasta las más terribles masacres pueden convertirse en frías estadísticas, en relatos
estandarizados.

La noticia tradicional le da un lugar privilegiado a ciertas fuentes de información, las relacionadas


con los poderes político y económico. Ellos son los que por lo general ocupan los espacios y funjen
como actores de la noticia. El ciudadano común no aparece en los medios más que como víctima.
Sus papeles centrales están definidos en términos del consumo de informaciones y de su posición
de espectadores.

La asepsia , el distanciamiento de los periodistas con los hechos y la redacción en forma expositiva,
son los otros elementos que dan forma a la objetividad del discurso periodístico. Esta ausencia de
compromiso frente a los hechos, al menos en apariencia, ha creado la sensación de que tras el
modelo liberal de la información no hay un proyecto político, que se trata de un modelo neutral,
cuando en realidad no lo es. En primer lugar, hay que decirlo a las claras : la objetividad es
imposible, más si se tiene en cuenta que el periodismo se ocupa de hechos sociales que son
dinámicos y que se leen con más acierto como procesos. En segundo término, el modelo liberal de

8[6]
Martin Serrano, Manuel. “La producción social de la comunicación”. Alianza Universidad. 1986. Madrid.
la información sí está comprometido con la teoría liberal de la ciudadanía, con una esfera pública de
expertos, con un esquema representativo y con una opinión pública anclada en el ámbito privado,
debido a la radical separación de lo público/privado que supone esta teoría. Pero, además, la
objetividad se ha presentado como una estructura narrativa diseñada para mostrar la realidad y al
mismo tiempo para ocultarla, en el sentido de hacerla inaccesible a una visión pública.

Con honrosas excepciones desde formatos más narrativos como la crónica o el gran reportaje, en la
noticia está centrado todo el peso del trabajo de los medios informativos y en ella queda
representado lo más importante del modelo, especialmente porque la agenda informativa se
construye a partir de los criterios con los que desde una sala de redacción se considera que algo es
noticia.

Justamente, el replanteamiento de los temas de la agenda informativa está en el centro de la


discusión de la concepción que de lo público existe en el periodismo y es hoy una de las principales
preocupaciones de los periodistas cívicos. A partir de los años 70, la sociología de la comunicación y
la ciencia política en Estados Unidos se preocuparon por el tema de la agenda setting, entendida
como la agenda de la opinión pública, a diferencia de la agenda que se ocupa de las políticas
públicas y de las relaciones con los medios y con la ciudadanía.

La orientación de los estudios de la agenda setting puede resumirse en lo dicho por B. Cohen 9[7]:
“La prensa puede no ser exitosa la mayor parte del tiempo para decirle a la gente qué pensar, pero
es sorprendentemente exitosa para decirle a sus lectores acerca de qué pensar”. A partir de ahí se
pueden destacar dos ideas : 1)La agenda no orienta particularmente la intensidad de las actitudes de
las audiencias hacia los temas seleccionados del acontecer y 2) La preocupación central son los
efectos que produce la selección del espectro de temas posibles, sobre la mente de las audiencias.

Aunque no es del todo desdeñable el hecho de que los enfoques puedan producir cambios de
actitud sobre los temas, es evidente que la principal influencia comienza por el señalamiento de los
temas de interés público. Bregman 10[8] abre una perspectiva interesante cuando dice que los
procesos de agenda se basan en “la localización de las interacciones recíprocas que rigen las
relaciones entre tres tipos de agenda : la agenda de los medios, la de los ciudadanos y la de los
actores políticos” Aunque probablemente este sea el aspecto nodal en las reflexiones sobre la
agenda de los medios para los periodistas cívicos, es necesario dejar de momento un interrogante
sobre el hecho de si existe o no como tal una agenda ciudadana o si es parte del proceso mismo
que el periodismo cívico quiere desencadenar.

No obstante, la visibilidad o no de los acontecimientos de la realidad social es indudablemente una


de las más poderosas funciones de los medios y , al mismo tiempo, una de sus tareas más
complejas, ya que debe partir de la percepción del interés general, que no tiene reglas pre-
establecidas ni recetas tan mecánicas como las que se dan a veces en clase de periodismo y que
tampoco es un asunto que se resuelva teóricamente. Victoria Camps sitúa muy bien el problema :

9[7]
Bregman, Dorine. “La función de agenda : una problemática en transformación”. En : El nuevo espacio
público. Jean-Marc Ferry, Dominique Woltoon y otros. Gedisa. 1992. Barcelona. Pág. 212.
10[8]
Bregman. Ibid. Pág. 212.
“...el interés común no posee un contenido previamente fijado y definido con precisión. Es la
actividad política, el reconocimiento de los problemas sociales, el consenso sobre unos
presupuestos, lo que va determinando el contenido del interés común”11[9] . Así, cada día los medios
participan en la construcción de legitimidad según hagan visibles o invisibles algunos temas en la
configuración de su agenda. Por ello es que no puede reducirse esto a un asunto técnico, típico del
perfil del que ha sido considerado buen periodista, que tiene olfato para saber dónde está la noticia.

En síntesis, a pesar de que los aportes de la filosofía política son invaluables, al periodismo le quedó
una asignatura pendiente. A ello puede deberse el extrañamiento que a menudo suele mostrar frente
a lo público. Aunque de manera genérica se atribuyeran en el pasado vitales funciones a los medios
en el ámbito de lo público, hoy podemos afirmar que no haber construido el concepto de interés
público informativo y que la formación de públicos en el sentido de grupos conscientes y con cultura
política, quedara al acaso y posteriormente se viera obnubilada por las técnicas periodísticas cuyos
formatos fueron constituyéndose en el mensaje principal, contribuyó, sin duda, a la creación de
espectadores más que de ciudadanos : el lector consumidor pasivo de información, aunque no tan
esclavo de la influencia de los medios como pretendieron los primeros estudios sobre los efectos de
los mensajes.

Construcción de ciudadanía

La principal idea que está en juego con el periodismo cívico es la del proyecto político que lo
sustenta. En este caso sí se reconocen funciones explícitas en torno a un modelo de democracia
que se acerca más a la participación ciudadana que el inconfesado sistema liberal, el cual se
pretendía neutral. Aunque se trate de una propuesta que aún se está construyendo, se reconoce en
el periodismo cívico un perfil que no sólo se ocupa del concepto de interés público informativo sino
que amplía su ámbito al de la concepción general de la vida en sociedad.

El movimiento que surgió hace 10 años en Estados Unidos fue planteado desde la perspectiva de
las responsabilidades que le competen al periodismo en la creación o en la revitalización de la vida
pública. Las ideas de Dewey, Habermas, Arendt y Rorty, entre otros, sirvieron para configurar la
filosofía del periodismo cívico. El ciudadano de esta construcción es de corte clásico, en el sentido
de que se define políticamente y guarda reminiscencias de un pasado en que se tenía mayor
claridad de las responsabilidades cívicas. Parte de la premisa de que no es suficiente con una buena
información para reanimar el debate público : al ciudadano hay que interpelarlo para que participe.

Una de las primeras preguntas que podría plantearse es si el periodismo cívico trata de revivir las
funciones originarias del periodismo, aquellas que el propio Habermas señala como uno de los
momentos de coincidencia en el espacio público burgués entre los intereses públicos de una
naciente prensa privada en una sociedad toda emancipada del poder absolutista, o si estamos frente
a un cambio radical de los principios liberales sobre los cuales se ha sustentado la teoría de la
información y la actividad periodística, la vigencia de los cuales podría estar obstaculizando la
existencia de una verdadera esfera pública a partir de unos modelos informativos que no contribuyen

11[9]
Camps, Victoria. “El malestar de la vida pública”. Grijalbo. 1996. Barcelona. Pág. 151.
a potenciar la capacidad deliberativa de los ciudadanos. Dejando a un lado si el ciudadano
realmente tiene esas capacidades o si está siquiera interesado en explorarlas, el punto es que
parece que estamos frente a un interrogante que se enraiza en los grandes temas de la filosofía
política y que deberá pensarse en las profundas, aunque tanto tiempo negadas, relaciones entre
política y periodismo.

En principio, es grande la tentación de inclinarse a creer que el periodismo cívico constituye una
especie de revitalización de esas funciones asignadas al periodismo desde la filosofía liberal,
promoviendo la clase de diálogo social y de ciudadano propios de este modelo, pretendidamente
participativo, pero a la postre espectador y consumidor pasivo de información. Pero, ¿por qué esta
inclinación ? En principio, porque al menos tiene una tradición teórica. Desmontar los principios
liberales de la información en favor de unos que favorezcan otro tipo de relaciones con las
audiencias, fomentadas por un periodismo cuya agenda sea participativa, que promueva la
deliberación y la acción pública, que admita que el periodismo es un actor y no solamente un relator
de la vida social, nos llevaría a caminos aún poco explorados, que quizás tendrían más que ver con
la sociedad de la comunicación que con la de la información o con posturas epistemológicas tan
exigentes como la emprendida por Margaret Somers.

Christopher Lasch 12[10] dice que la argumentación es más importante que la información, que
generar debate público es de mayor trascendencia que simplemente ofrecer datos. Pero lo que el
periodismo cívico pone de relieve es que hemos tenido una especie de complejo histórico al querer
tapar el pasado político del momento de creación de los periódicos. De ese “oscuro” pasado se
quiere olvidar la formidable dimensión política que tuvieron los periódicos, sus niveles de
compromiso y el dinamismo que pudieron imprimirle al diálogo social que después se convirtió en
palabras huecas. Es posible que la no muy lejana partidización de los periódicos y posteriormente
del conjunto de los medios de comunicación (de eso sí que sabemos aquí en Colombia) haya
incidido en la deliberada opacidad que se le ha dado a ese aspecto. Pero negar esa parte de la
historia ha contribuido a un tiempo a reforzar el objetivismo con todo su potencial ideológico, y ha
debilitado las relaciones de fondo entre política y periodismo, que por el contrario, deberían ser más
visibles y objeto de permanente discusión pública.

No deja de resultar paradójico el hecho de que ocupándose de lo que , también en la categoría casi
de slogan hoy se llama “interés público informativo”, al mismo tiempo se insista en negar que ese
mismo concepto es y debe ser construido desde un modelo político de sociedad, que ahí no entra en
juego la “objetividad”, que por sí solos los hechos como materia prima del modelo informativo no
son asépticos y que en términos de ética pública justamente se trata de hacer visibles los actores
que inciden , las razones desde las cuales se construye y los modos en que se manifiesta ese
interés público. Jay Rosen hace a los periodistas la pregunta crucial : “Como constructores de esfera
pública, ¿pueden los periodistas continuar operando sin una filosofía pública ?” 13[11]

12[10]
Lasch, Christopher. “Journalism,Publicity, and the Lost Art of Argument”. En : Kettering Review.
Spring 1995. Dayton. Pág. 44.
13[11]
Rosen,Jay. “No Content : The Press, Politics, and Public Philosophy”. En : Tikkun. Vol. 7. #3. Mayo-
Junio de 1992. Pág. 78.
Lo que verdaderamente resulta inquietante es que se haya sepultado esa dimensión política
mientras de hecho se ha reforzado la partidización de los medios, que deriva en un empobrecimiento
de la información misma y obviamente del debate público en general. Con partidización hacemos
referencia no a que sean periódicos de propiedad de los partidos políticos sino a las ideas que
defienden aún a veces en contra del debate público de las ideas, especialmente en momentos en
que ese debate debería ser más abierto a todos los sectores, pero de modo enfático para los
ciudadanos : el momento electoral. No en vano la mayoría de los proyectos de periodismo cívico en
Estados Unidos son de carácter electoral y han pretendido cambiar la ecuación : de temas de
campaña a temas de gobierno, con lo cual se intenta la democracia más como contenido que como
forma y se pretende involucrar al ciudadano en un debate público sobre los temas importantes para
la ciudad y no sobre lo que los conductores de campaña quieren que los ciudadanos piensen en
términos de rentabilidad electoral.

¿Por qué hacer semejantes cambios en los valores tradicionales del periodismo tales como la
distancia frente a los temas, la falta de compromiso con los hechos, la “objetividad” perseguida aún
como meta ? Hay varias razones que lo justifican, entre ellas una de las más importantes es la de la
brecha entre el mundo de los periodistas y el mundo de los ciudadanos en términos de agendas. Los
medios, en el supuesto de estar representando los intereses de sus lectores, no han hecho más que
alejarse de ellos por la selección de temas que no los tocan en sus intereses cotidianos y los temas
seleccionados no se están enmarcando desde el punto de vista de las preocupaciones ciudadanas
sino desde el ángulo de los expertos y de la otra agenda dominante : la agenda de los políticos, que
incluye de manera particular a los funcionarios públicos (tecnocracia informativa). Esto ha producido
indiferencia, alejamiento, cinismo y la conciencia de que los ciudadanos no pueden hacer nada.

Otra de las razones tiene que ver con la inconveniencias del sistema bipolar usado para informar,
criticado por Daniel Yankelovich 14[12] y que ha hecho carrera aún como slogan promocional de
algunos medios informativos : suponer que las informaciones solamente tienen dos caras. Una
versión y otra que la contradice. Esa es la “objetividad”. Y así se sigue enseñando en algunas
universidades. La buena información no es la que atiende a la complejidad sino la que es
simplificada en solamente dos versiones contradictorias. Este sería el papel reservado al debate en
los medios. Para Yankelovich este esquema deja por fuera las posiciones intermedias que son las
de la mayoría de los ciudadanos. La polarización es la que se da entre funcionarios y políticos que
defienden sus propias tesis. Ello no contribuye a la formación de lo que él ha llamado “juicio público”,
en la cual los testimonios y la descripción de los hechos ocupan solamente una parte y las
interpretaciones y argumentos ganan espacios. En la formación del juicio público tienen un mayor
peso los valores y la ética que lo estrictamente fáctico o informativo.

Uno de los interrogantes en torno al periodismo cívico tiene que ver con si su papel debe llegar solo
hasta la promoción de la deliberación o si debe animar a sus públicos a la acción, en el marco del
paradigma de la democracia participativa. Quizás la pregunta lleve en sí mismo un engaño :
¿deliberar no es ya una forma de participación ? La respuesta a esta pregunta nos lleva de alguna
manera a intentar definir el modelo de democracia que sustenta al periodismo cívico.

14[12]
Yankelovich,Daniel. “Coming to public judgment. Making Democracy Work in a Complex World”.
Syracuse University Press. 1991. New York. Pág.
Lo más cercano de la filosofía política a la idea del periodismo cívico es la construcción de la
democracia deliberativa. “La noción de una democracia deliberativa está enraizada en el ideal
intuitivo de una asociación democrática en la que la justificación de los términos y condiciones de la
asociación procede mediante la argumentación y el razonamiento públicos entre ciudadanos iguales.
Los ciudadanos en un orden de este tipo comparten un compromiso hacia la resolución de
problemas de elección colectiva mediante razonamiento público, y contemplan sus instituciones
básicas como legítimas en tanto establecen un marco para la libre deliberación pública”15[13]. El
periodismo cívico correspondería a lo que el propio Habermas denomina “la organización de una
praxis argumentativa pública”.

Recogiendo algunos debates de filosofía política, Anthony Giddens 16[14] distingue entre la
democracia deliberativa y la democracia liberal, de tal manera que parece hacer las mismas
diferencias que hay entre el periodismo cívico y el periodismo liberal. Giddens prefiere la expresión
de “democracias dialogantes” y se opone a Habermas , en una idea más próxima al periodismo
cívico, porque según él en la democracia dialogante no está implícito el propio acto de habla. “Por el
contrario, el potencial de la democracia dialogante está en la difusión de la capacidad social de
reflexión, como requisito de las actividades cotidianas y la persistencia de formas más amplias de
organización colectiva”.17[15] La capacidad comunicativa del periodismo cívico tiene un carácter
mucho más abierto y menos rígido que el de la comunidad de dialogantes de Habermas, aunque en
el prólogo a la edición alemana de 1990 de Historia y crítica de la opinión pública, Habermas corrige
en algo esta posición.

El que el periodismo cívico se base en los principios de una democracia deliberativa abierta,
considerada por algunos como parte de la democracia liberal, y el que los procesos de re-fundación
de la política en el mundo contemporáneo tengan su eje en la dimensión comunicativa, son dos
buenos soportes para seguir considerando que más que ante unas nuevas herramientas, estamos
frente a una racionalidad periodística diferente. El peso de la comunicación en la construcción de la
democracia va siendo reconocido cada vez entre los escritores de filosofía política, así como de
modo especial los investigadores de la mediología francesa admiten que la transformación del
espacio público político se dio por el advenimiento de los medios y posteriormente por la
consolidación de la democracia de masas, aunque en este enfoque es necesario tener cuidado de
no reducir la vida pública a los asuntos que pasan por los medios.

Por otra parte, en el periodismo cívico se atenúa la tensión sobre la no necesaria articulación entre
deliberación y acción, tensión más propia de la escena política que del escenario de los medios, ya
que el compromiso mayor del periodismo cívico es con la deliberación pública. Si ella lleva a los
ciudadanos a la acción, es un resultado importante. Para esto hay otras instituciones sociales que,
como las organizaciones sociales y cívicas, desarrollan su trabajo en el campo de la acción
15[13]
Habermas,Jürgen. “Historia y crítica de la opinión pública”. Prefacio a la edición alemana de 1990.
Gustavo Gili. 1990. Barcelona. Pág 26. Habermas cita esa definición de la democracia deliberativa, de Joshua
Cohen : ‘Deliberation and Democratic Legitimacy’.
16[14]
Giddens,Anthony. “Más allá de la izquierda y la derecha”. Cátedra.. 1994. Madrid. Pp. 120-121.
17[15]
Ibid. Pág. 121.
mediante la introducción de proyectos de todo tipo, en la línea de la construcción de la democracia.
El activismo del periodista cívico consiste en promover el diálogo público con estrategias diferentes a
la información.

Los propósitos del periodismo cívico giran en torno a la idea de reconectar a los ciudadanos a la vida
pública, potenciar la capacidad de deliberación de la ciudadanía, ofrecer información con miras a la
participación, apoyar los procesos ciudadanos con un buen cubrimiento y especialmente un
adecuado seguimiento, dar elementos para la creación de capital social, al tiempo que pone a los
medios en calidad de actores y promotores del diálogo social. Todo ello sin favorecer una solución o
un interés particular. De forma particular, distingue entre audiencias y públicos, entre lectores y
ciudadanos.

En la idea del periodismo como constructor de públicos, con Peter Dahlgren tendríamos que
hacernos algunas preguntas que sólo análisis más a fondo y el desarrollo de experiencias de
periodismo cívico, nos podrán ayudar a contestar : “¿Cómo se constituyen los públicos ?¿Cuál es el
papel que los medios juegan en este proceso ? ¿Cuál es la naturaleza de los vínculos sociales entre
los miembros del público ? ¿Cómo el periodismo y los demás medios logran favorecer o excluir la
posibilidad del diálogo y del debate ?”.18[16] Aunque las respuestas a estas preguntas aún no hayan
sido formuladas con claridad, lo cierto es que muy seguramente tendrán distintas respuestas en
Estados Unidos y en América Latina.

En lo que no parece haber dudas es en que la tarea fundamental del periodismo cívico puede
resumirse en la construcción de ciudadanía. No son la filosofía política liberal, ni el comunitarismo
los que dan forma al ciudadano del periodismo cívico. En la perspectiva política que ha predominado
en el planteamiento del periodismo cívico es desde el republicanismo cívico que hay más
coincidencias : un ciudadano participativo, políticamente consciente, probablemente capacitado para
el autogobierno, pero aún inscrito en la esfera pública liberal.

El hecho de que la deliberación sea considerada como participación ciudadana es claro en el


republicanismo cívico . La idea de bien común se construye por medio de la deliberación. Es decir,
no se parte del supuesto de un bien común pre-establecido y por eso de cierto modo se trata de una
búsqueda abierta de los consensos básicos, la misma en que está empeñada el periodismo cívico,
que no busca imponer los contenidos de la agenda ciudadana sino facilitar su configuración,
cualquiera que sea la orientación que tenga.

Buscando el perfil del ciudadano

El ciudadano que se deriva de esta propuesta es un ciudadano participativo, de perfil marcadamente


político. La duda que abriga el periodismo cívico frente a esta propuesta es doble. Por un lado, que
así descrito el proceso de la construcción de los consensos básicos, el ciudadano que acceda a la
deliberación pública debe tener una evidente capacidad argumentativa y ahí estaríamos cerca de
Rawls y de Habermas, entre otros, en un modelo que acabaría siendo excluyente o que por lo

18[16]
Dahlgren,Peter. “El espacio público y los medios. ¿Una nueva era ?”. En : Espacios públicos en
imágenes. Gedisa. 1994. Barcelona. Pág. 262.
menos difícilmente coincidiría con los públicos que el periodismo cívico podría construir,
especialmente desde la radio y la televisión. Aunque el periodismo cívico busca que la voz
ciudadana se vaya decantando en el proceso deliberativo, por la relación con sus audiencias debe
admitir de entrada lo que algunos podrían considerar voces poco autorizadas para participar del
espacio público político, tal como lo describen los autores de la mediología francesa, entre ellos Jean
Marc Ferry y Dominique Wolton.

La otra incógnita tiene que ver con que este enfoque no ofrece mayores alternativas para pensar al
ciudadano desde lo cultural, particularmente frente al tema de las identidades que en este caso tiene
mucha proximidad con la construcción de los intereses colectivos. Los modos en que los ciudadanos
se articulan a los procesos públicos tienen una innegable conexión con la forma en que se conectan
a procesos más cotidianos, incluso del ámbito privado. Los aportes que una teoría cultural de la
ciudadanía debe hacer al tema más explícito de la participación política, son insoslayables si se trata
de sintonizar desde el periodismo cívico la perspectiva de la ciudadanía. Aunque ciertos autores
pueden reconocer, como lo hace Habermas, la necesidad de que existan algunas condiciones del
contexto cultural para poder adelantar procesos argumentativos, lo que el periodismo cívico debería
explorar con mucha mayor intensidad, al menos para el caso de América Latina, es el peso que tiene
la variable cultural en la construcción de la agenda ciudadana. Partir del supuesto de que el
ciudadano comparte una visión clásica de la política y de la condición de ciudadanía, es hoy un
riesgo muy grande que el periodismo cívico no estaría dispuesto a correr.

Por este camino también es posible el reconocimiento de la heterogeneidad de los supuestos


culturales y éticos, lo que deriva en sociedades pluralistas en sus valores. Aunque en el prefacio a la
edición de 1990 de Historia y crítica de la opinión pública Habermas ya admite las limitaciones de
hablar de esfera pública en singular y reconoce la existencia de otros públicos, en el fondo sigue con
la idea de unos públicos subordinados . Es Nancy Fraser19[17] la que se encarga de abrir el ángulo :
“El problema, además no es sólo que Habermas idealice la esfera pública burguesa, sino que deja
de examinar otras esferas públicas no liberales, no burguesas, que compiten con ella”. Y más
adelante añade : “Ya no podemos suponer que el modelo liberal de la esfera pública burguesa era
sencillamente un ideal utópico no realizado ; era también una noción ideológica que sirvió para
legitimar el dominio emergente de una clase (y de una raza)”. 20[18]

La interacción de públicos en competencia, es para Fraser la posibilidad de construir realmente la


igualdad participativa en los procesos de deliberación, que teniendo como telón de fondo una única
esfera pública porque no habría públicos subordinados. Esa confrontación discursiva entre públicos
con diferente fuerza puede, según esta autora, derivar en procesos deliberativos o de confrontación.
De aquí se entiende por qué quienes han intentado construir la filosofía del periodismo cívico en
Estados Unidos han preferido optar por la idea de una esfera pública a lo Habermas, ya que quieren
evitar a toda costa el escenario de la confrontación a la que tan ligada está la práctica tradicional del
periodismo que le apuesta a “las dos caras de la noticia”, consigna que pone el énfasis en el
conflicto.

19[17]
Fraser,Nancy. “Iustitia Interrupta. Reflexiones críticas desde la posición post-socialista”.Universidad de
Los Andes. Facultad de Derecho. 1997. Bogotá. Pág. 103.
20[18]
Ibid. Págs. 105-106.
Lo que habría que admitir desde el periodismo cívico es un nuevo tipo de confrontación de carácter
constructivo, que nos presenta un panorama no solamente más pluralista sino más conectado con la
realidad que busca el periodismo cívico. La confrontación de diferentes discursos estaría en la base
de la polifonía de voces que busca poner a sonar, para lo cual es indispensable que los diversos
públicos no sean subsumidos por un público hegemónico. Esto no significa que se renuncie a la
construcción de algunos consensos básicos. Se trata de partir de supuestos que faciliten la
búsqueda más abierta de esas otras voces y la construcción de públicos tan diversos como las
audiencias mediáticas. Así, la deliberación y la confrontación de diferentes posiciones podrían tener
escenario en los medios de comunicación y poner un matiz importante en las concepciones de
opinión pública que a nuestro juicio poco servicio le han prestado a la democracia que se puede
intentar construir desde el periodismo.

Si el periodismo cívico supone re-pensar sus funciones en la construcción de lo público, entonces


una idea clave es considerar los medios como escenarios de debates públicos, más que como
suministros de información. El periodismo cívico es una invitación a replantear el concepto clásico de
opinión pública, ya que no solamente hace posible la polifonía de voces sino que admite a los
procesos argumentativos un papel mucho más allá de las páginas de opinión y de los llamados
líderes de opinión. En suma, considera la deliberación y la posible búsqueda de consensos como
parte central del trabajo del periodista. Lo que ofrece es hacer visibles otras voces en los procesos
de deliberación y en la figura de la polifonía encontrar la voz pública o , si se quiere las voces
públicas. La des-elitización de las discusiones interpela al concepto predominante de opinión pública
de modo que sitúa a los ciudadanos en la posibilidad de asumir su propia agenda sin que sean
excluídos por los discursos de los expertos o de los funcionarios oficiales.

La posible reducción de los espacios para los expertos y la voz oficial en el periodismo cívico no
quiere decir que ahora el público deba ser definido por oposición a las élites. No se trata de
discriminar a favor de la gente corriente, sino de permitirle a esta última una presencia negada en el
espectro de discursos de la vida pública. Es que el problema no está en un público probablemente
impreparado para el diálogo público, sino en que lo público no ha sido asumido como tal por
periodistas, líderes políticos, funcionarios, intelectuales y lo que los norteamericanos llaman
“ciudadanos destacados”. El concepto de los expertos es necesario en el paquete informativo del
periodismo cívico, pero no para enmarcar todo el cubrimiento.

Todo esto contribuiría a la formación de verdaderos foros mediáticos en los que se materializa
masivamente el proceso deliberativo. Aunque muchos no admitirían que se emplee el término
“deliberación” para procesos que no se hagan cara a cara, es pensable que la polifonía de voces en
los medios puede permitir la deliberación, consistente en la forma en que previamente se
construyeron esas voces (a partir de foros deliberativos convocados en asocio con organizaciones
sociales o cívicas) y al colocarlas juntas, concluir un proceso más amplio, quizás este sí de
confrontación de posiciones. “Si la idea de la soberanía popular puede todavía encontrar una
aplicación realista en las sociedades altamente complejas, entonces debe desprenderse de la
interpretación demasiado concreta de una encarnación en los miembros de un colectivo que
(físicamente) asisten, participan y deciden en conjunto”.21[19]

El periodismo cívico lo hace, pero para ello no le declara la guerra a muerte al periodismo
informativo. Es más. Todo buen periodismo cívico tiene un fuerte componente de lo mejor del
periodismo informativo : investigación bien hecha, tratamiento del detalle, perspectivas creativas
para el tratamiento de los temas de forma tal que los procesos deliberativos no agoten a las
audiencias y buena presentación desde el punto de vista de los formatos. Porque desde el punto de
vista metodológico, el periodismo cívico es un juego de ritmos entre informaciones y procesos de
participación ciudadana canalizados por líneas telefónicas, foros deliberativos, conversaciones
ciudadanas, cartas y paneles de ciudadanos.

La participación ciudadana en la construcción de la agenda informativa de los medios es una de las


formas del periodismo cívico. Se trata de establecer anticipadamente los temas de interés público
con la gente, por la vía de las encuestas o por medio de la configuración de paneles de ciudadanos
que trabajen con editores y periodistas en el establecimiento de prioridades informativas y enfoques
para los trabajos periodísticos, además de dar elementos para introducir de manera central el punto
de vista ciudadano en esas historias. Esto también se ha hecho con focus groups.

La otra forma visible del periodismo cívico es la de la formulación de proyectos que pueden ir de dos
a seis meses y hasta un año (que no deben confundirse con las “campañas” paternalisas que a
veces se hacen en los medios para resolver algún asunto puntual), en los cuales hay unos objetivos
claros de promoción de la deliberación y que giran en torno a la construcción de la visión ciudadana
sobre los temas de interés colectivo.

Tras dos experiencias sistemáticas e importantes de periodismo cívico en Colombia,22[20] es más


importante que nunca clarificar sus bases filosóficas, pensar lo que significa en nuestro contexto, sus
posibilidades, sus métodos y, sobre todo, su proyecto político. En una forma arendtiana, las
experiencias se han ido ocupando de darle más cuerpo a estas ideas. No sorprende que esto sea
así, pues esencialmente el periodismo es un hacer y el periodismo cívico, al inscribirse directamente
en la esfera de la acción cívica mediante la deliberación, es un modelo de periodismo que se va
construyendo en una práctica que retroalimenta al concepto.

Claro que hay que seguir siendo creativos también a la hora de introducir el periodismo cívico, por lo
que comporta de reprogramación de los espacios para los discursos de los poderes políticos y
económicos, al igual que para la agenda de los propios medios de comunicación. Esta
recomposición de los espacios y de los énfasis en los medios dependerá de un planteamiento
adecuado de las premisas filosóficas del periodismo cívico y de su lectura desde metodologías
apropiadas para interpretarlas.
21[19]
Habermas. op.cit. pág. 31
22[20]
En 1997, la Especialización en Periodismo Urbano de la Universidad Pontificia Bolivariana y el
periódico El Tiempo desarrollaron en Bogotá el proyecto “Voz y voto, participe y elija”, para las elecciones a
la alcaldía Mayor de Bogotá. El proyecto duró 4 meses. En 1998, el mismo programa académico en asocio
con la Universidad de Los Andes, desarrolló con cinco medios de comunicación en Medellín, un proyecto de
4 meses llamado “Voces ciudadanas por la seguridad y la convivencia”.
Lección 37: Periodismo público

Periodismo público en el ámbito del desarrollo municipal y local

En este artículo se presentarán las bases filosóficas y metodológicas del periodismo público a través
de la experiencia del proyecto Voces Ciudadanas (Colombia), pionero en América Latina. Esto se
hará por medio del análisis de la experiencia de Voces Ciudadanas después de cinco años de
trabajo en el campo del periodismo público, con una filosofía de periodismo que se plantea
seriamente la construcción de lo público como un problema de comunicación y creador de cultura
ciudadana, al incluir a las personas en la deliberación de lo colectivo a partir de un modelo de
periodismo que más que informativo es comunicativo.

Casi todas las formulaciones de la democracia deliberativa se han hecho pensando en la idea de la
ciudadanía organizada, en la acción de grupos o en los procedimientos parlamentarios que deliberan
sobre el bien común. Yo quisiera referirme aquí al ejercicio deliberativo entre una categoría de
ciudadanos a los que podríamos denominar ciudadanos del común, los seres individuales que pese
a que no están organizados tienen un sentido de lo público.

No es posible tratar el tema de la deliberación en relación en la práctica del periodismo público sin
discutir los diversos sentidos que sobre lo público han predominado en América Latina, en donde
hay un evidente déficit de esfera pública (Santana :2000, 6) que está relacionado con la debilidad de
la sociedad civil y la excesiva presencia del Estado que precede a la nación, pero al mismo tiempo
con un Estado muy frágil que incluso ha perdido el control sobre los bienes colectivos puros como la
seguridad y la justicia.

(Rabotnikof: 1993) resume en tres las vetas que ha tenido lo público en Latinoamérica. Lo público
como demanda de comunidad, que consiste centralmente en la reacción a una modernización sin
modernidad. La gran demanda es de sentido de lo colectivo, de valores comunes y de certezas
compartidas, que realmente son el corazón de los consensos básicos en una sociedad democrática.
Esta demanda existe porque hay fragmentación y exclusión y se impone una especie de integración
compensatoria. Las dos demandas más fuertes son la de la identidad y lo colectivo.

Lo público como vigencia del Estado de Derecho: el debilitamiento de lo público pone en peligro la
noción misma de ciudadanía. Las políticas neoliberales como la desregulación, el adelgazamiento
del Estado y la ausencia de garantías legales, además de la privatización de lo público suponen el
desmantelamiento del Estado. La máxima expresión de la crisis es no poder invocar con éxito el
principio de legalidad. El Estado debe ser el garante de la dimensión pública y el ciudadano es
entendido como un sujeto no solamente de derechos políticos sino sociales y económicos. La noción
de lo público está vinculada al fortalecimiento de las instituciones del Estado y a la efectividad del
poder judicial.
Lo público como parte de una cultura política ciudadana: una de las debilidades más grandes del
tejido social en América Latina es la ausencia de una verdadera cultura política entre sus
ciudadanos. En una visión paternalista, el Estado lo ha sido todo y al mismo tiempo no ha sido nada.
Es decir, es identificado como el gran proveedor, pero ha fracasado en esa tarea y en el camino no
ha fortalecido sino antes bien, debilitado a la sociedad civil. EN esta noción de lo público se busca
poner en relación las instituciones y la vida cotidiana ( ), los principios generales y las relaciones
interpersonales. Se cita la idea de Tocqueville sobre los “hábitos del corazón” que por encima de las
circunstancias y por debajo de las leyes animan la vida pública de una sociedad.

Daniel Pécaut (2001) describe un modelo más poroso y denominado por él como un modelo
“interaccionista o pragmático” en el que los debates públicos no están dados de antemano, no son
estables ni trascendentes (subrayado mío). Esto supone una alianza entre individuos y grupos. No
están en juego factores identitarios ni la idea de una suerte de “hogar público” que de sentido a la
idea de una “comunidad”, sino el reconocimiento de que lo público se debate y acuerda para cortos
períodos de tiempo y sobre unos temas determinados.

Un panorama fáctico de lo público en América Latina muestra graves problemas de exclusión social
no solamente en términos raciales, étnicos religiosos y de género, sino que tiene expresión también
en la inequidad de oportunidades de ingreso, de acceso al conocimiento, a la cultura y ahora hasta a
la tecnología, por la cual parece que pasará en el futuro inmediato la línea entre incluidos y
excluidos.

Igualmente, la crisis de lo político que está signado por el descrédito y ha dejado de ser entendido
como el espacio constructor de los intereses comunes. La ilegitima identificación de lo político con
las prácticas de la clase política en lugar de ser un mecanismo de defensa de la ciudadanía se ha
convertido en su verdadera fuente de debilidad y ha abierto el campo para que los fenómenos de la
personalización de la política, los proyectos políticos de corto plazo y la mediatización de lo político
sustituyan al verdadero sentido de la política como el espacio de lo colectivo. “Lo que está en crisis
en Colombia es la noción misma de la política, entendida como ese ámbito donde se tramitan y
deciden las cuestiones claves de la colectividad” Garay (2002:85).

¿Cómo esas nociones de lo público, que están traslapadas, inciden en la deliberación?.


Indudablemente, la reflexión sobre el modelo deliberativo no puede estar disociada de una
determinada concepción de lo público que acaba dándole forma en la práctica. De ahí que uno de
los temas más importantes al pensar la deliberación, sea el de lo público. Para el caso
latinoamericano, en la idea de lo público como demanda de comunidad, la deliberación resulta
obstaculizada porque la búsqueda de identidad en el “hogar público” no contempla el pluralismo y las
asimetrías necesarias para la deliberación. La comunidad está más interesada en los lazos de unión
que en el abierto debate de las discrepancias.

Por otra parte, la demanda de un Estado más fuerte es, en mi concepto, una idea de lo público que
tendería a reforzar la deliberación porque establecería un sistema de garantías a la ciudadanía que
puede favorecer un ambiente deliberativo en términos de libertad de expresión, pero también de
seguridad y protección y especialmente la idea de poder recurrir al Estado y encontrar respuesta
cuando se le necesita.

Sin embargo, la idea de lo público como ,la necesidad de tener una cultura política fuerte de la
ciudadanía es la que tal vez más directamente está relacionada con la idea de la deliberación. Es
donde las debilidades de lo público afectan más a la deliberación y esa precariedad es más
imperceptible porque obedece a una cultura, a una forma de relacionarse con los otros y con el
mundo. Problemas como el del clientelismo y el patrimonialismo, que son parte del tejido relacional
en América Latina, impiden la verdadera inclusión en la participación y deliberación ciudadana y
posterga aún más la construcción de una ciudadanía autónoma y responsable.

Nancy Fraser ( 1997), quizás la más aguda crítica de Habermas, proporciona una base más sólida y
realista para la deliberación, especialmente en sociedades estratificadas como las latinoamericanas.
Fraser hace cuatro críticas centrales al modelo habermasiano:

1.No es posible hacer deliberación dejando a un lado las diferencias sociales. Se debe discutir desde
las diferencias e incluso acerca de esas diferencias. El “hacer como si” las diferencias no existieran
no convierte a los deliberantes en pares, sino que produce fenómenos de discriminación en el acto
deliberativo mismo, por los protocolos de estilo, los códigos de comunicación que se imponen por
algunos de los integrantes de la deliberación sobre los que más débiles códigos culturales
convencionales tienen;2.La ausencia, en el planteamiento habermasiano, de la idea de una esfera
pública compuesta por públicos diversos, lo cual es visto por Habermas como un retroceso. La idea
de una única esfera pública niega el pluralismo y, la diversidad y las asimetrías existentes
socialmente. Para Fraser en las sociedades estratificadas los acuerdos deben llegar de la
confrontación entre una multiplicidad de públicos1, lo cual promueve mejor el ideal de la paridad en
la participación que la de un público único , comprehensivo y abarcante. 3. La idea de que la
deliberación debe restringirse a la búsqueda del bien común y que es indeseable prestar atención a
los intereses públicos, acaba favoreciendo a los públicos dominantes que imponen, sin que medie
discusión, un sentido a priori de lo público vinculado a intereses que son privados. Para Fraser los
intereses privados son el punto de partida prepolítico para que por medio de la deliberación los
miembros del público puedan llegar a descubrir el bien común. En definitiva, el bien común debe ser
objeto de deliberación y no punto de partida; 4.La radical separación entre lo público y lo privado
promueve lo que Fraser llama “públicos débiles” porque no le es posible al ciudadano participar
efectivamente en los procesos de toma de decisión sino solamente discutir para la formación de la
opinión, lo cual en mi criterio no es poco, pero acaba desestimulando la práctica misma de la
deliberación. Font (2001) ha demostrado, en sus estudios de casos prácticos en Europa y América
Latina, que los procesos deliberativos más fuertes dentro de la ciudadanía son aquellos que reúnen
los dos requisitos: son formadores de opinión y conducen a mecanismos concretos de toma de
decisión, como en el caso mundialmente conocido del presupuesto participativo del Brasil, con la
experiencia de Porto Alégre.

Entre el modelo republicano cívico, el modelo liberal, el comunitario y un modelo más pragmático, el
periodismo público tal como se ha ejercido por medio del proyecto Voces Ciudadanas en Colombia,
muestra una clara tendencia hacia un modelo post habermasiano, que reconoce la pluralidad de
públicos y que hace de los disensos y no del consenso su principal fortaleza deliberativa. Los
públicos vinculados a esta deliberación motivada por los medios de comunicación, responderán más
claramente al modelo pragmático, de equilibrios frágiles e inestables descrito por Pecaut.

1 Precisamente de ahí surge la idea de Fraser de los contra-públicos, que con discursos paralelos y
opuestos a los hegemónicos formulan contra discursos sobre si mismos y sobre asuntos de interés
colectivo. Los contrapúblicos corresponderían a públicos subalternos que tienen discurso en la
esfera pública y estrategias comunicativas para hacerse visibles.

La deliberación en el periodismo público


El periodismo público debe ser entendido como un método y una filosofía de trabajo el periodismo
orientado a la construcción de esfera pública, a partir de la extensión de la deliberación (GIDDENS :
1994) al ciudadano del común, a través de estrategias de participación ciudadana en debates
convocados por los medios de comunicación Vamos por partes: la primera idea es la de extender la
práctica deliberativa al ciudadano del común. Para el periodismo público esto es lo que los
norteamericanos llaman la “ordinary people”, es decir, sujetos no organizados, espectadores de los
medios que en un momento dado están dispuestos a convertirse en lo que Price denomina “públicos
activos” . Esto quiere decir que las personas que escuchan radio, ven televisión y leen periódicos
potencialmente son miembros de un público activo. Price (44) entiende que los públicos se
construyen por el desacuerdo y la discusión sobre un asunto concreto. Por eso estamos hablando
centralmente de un problema de opinión pública, ya que implica que un asunto polémico activa a los
públicos para el debate y quizás para la búsqueda del consenso.

El segundo comentario tiene qué ver con que la deliberación entre ciudadanos tiene por objeto
asuntos y no necesariamente se refiere a la solución de problemas, como algunos críticos han
querido identificar la estrategia vinculante del periodismo público.

En tercer lugar, son los asuntos más concretos los que permiten una activación de esos individuos
en calidad de públicos deliberantes, temas que , como bien lo ha señalado Joan Font, le permiten
ver al ciudadano la utilidad del tiempo invertido en pensar con otros los temas, bajo la idea de una
mirada compleja.

Y por último, en el periodismo público se busca la articulación de la filosofía política a las prácticas
de la deliberación: más allá del registro del debate público, que es lo que hace el periodismo
tradicional, se preocupa por la calidad de ese debate (MERRITT: 1995). Las 8 experiencias que en
cinco años ha desarrollado la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín (Colombia), en los
últimos cinco años por medio del proyecto Voces Ciudadanas2, puedo afirmar que la deliberación
con ciudadanos del común articulados a debates sobre temas de interés colectivo tiene las
siguientes particularidades
• Se parte de las asimetrías de la ciudadanía, lejos de la idea habermasiana de dejar las diferencias
a un lado para poder hacer la deliberación
• Se toma al ciudadano tal como es, con sus experiencias de vida y sus percepciones. La
deliberación de ciudadanos del común, con su “saber” de vida cotidiana en el ámbito local será una
de las ocho rupturas (MIRALLES : 2002) que el periodismo público planteará a la concepción clásica
de opinión pública (se argumentarán las otras 7 rupturas).
• Los ciudadanos si bien no compiten de manera directa con el discurso de los expertos – no podrían
ni deberían hacerlo-, a veces en sus consideraciones no se preocupan demasiado por la viabilidad
de las propuestas que hacen. Más bien diría que hay una construcción argumentativa que obvia los
aspectos técnicos ortodoxos y pasa por el diseño , por parte de los ciudadanos, de la totalidad de las
propuestas.

2 Las deliberaciones se han hecho entre 1998 y 2003 sobre los siguientes temas: seguridad y
convivencia, el centro de la ciudad, el sistema de estacionamiento en la vía pública, la
reconstrucción de la ciudad de Armenia después del terremoto de 1999, las elecciones municipales,
la violencia en el fútbol y la planeación municipal.

• El tipo de argumentación es pragmático. Aunque discuten sobre valores y hay debate para
establecer la jerarquía en términos de importancia o de preferencia en las acciones, los ciudadanos
se centran más en los aspectos prácticos de las cuestiones. Tienden a pasar de la deliberación a la
proposición casi sin transición, es decir, no hay suficiente deliberación. Esa insuficiencia se debe
probablemente a que no cuentan con los niveles de información necesarios para continuar
deliberando.
• Hay un notorio compromiso con lo público. Lo público ni el bien común son temas explícitos de
debate, pero en las posiciones asumidas por los ciudadanos se percibe claramente que desde sus
visiones particulares están orientados a que se haga lo que más convenga, en este caso, a la
ciudad.
• Falta una mayor información en las posiciones asumidas. En ese sentido las visiones son bastante
primarias y recuerdan la principal crítica de Lippmann sobre la incompetencia de los ciudadanos
acerca de los asuntos públicos, que proviene de la mala calidad de la información periodística que
es el alimento central de la mayoría de la población sobre los asuntos públicos. Sartori (1994 )nos
recuerda que este problema no tiene qué ver con el acceso a la educación formal sino con la
formación del criterio sobre los asuntos públicos. ¿Desde dónde se forman centralmente hoy esos
criterios? ¡Desde los medios de comunicación! Esos criterios se construyen sobre una precaria base
informativa que es la que proporciona el discurso periodístico.
• Hay buenos niveles de escucha entre los ciudadanos pero también la idea de esperar el turno para
decir lo que tengo qué decir. No hay todavía una cultura de la deliberación, aunque sí de la
participación. Las debilidades frente a la deliberación tienen qué ver con que hay cortos circuitos
entre la intervención de unos y otros, no siempre la escucha se traduce en la construcción conjunta.
• El ejercicio como públicos activos convertidos en “tribunal de opinión” , es decir, en instancia crítica
del poder quedan reflejados en algo que no estaba previsto inicialmente en el proyecto y es la parte
crítica que precede a los aspectos propositivos de la agenda ciudadana.
• Hay disparidades en la comunicación del discurso e incluso en la solidez del discurso.
Pero mientras más se acerca la intervención a la experiencia vivida, más fuertes se hacen los de
argumentos abstractos débiles.
¿Cuáles son los procedimientos de la deliberación en Voces Ciudadanas? Básicamente provienen
de la articulación entre las tendencias de opinión alimentadas desde las opiniones individuales y la
información periodística. Los ciudadanos hablan desde sus propias expectativas y posiciones. Lo
individual es incorporado en lo público y no excluido. El proceso se puede describir de la siguiente
manera:
• Los ciudadanos se conectan voluntariamente a los temas a partir de las preguntas que los
periodistas de Voces Ciudadanas les formulan desde los medios. No es el procedimiento de
encuesta. Es la pregunta que vincula a partir de respuestas abiertas.
• Dan su posición brevemente
• Luego , a través de los medios de comunicación descubren que hacen parte de una tendencia de
opinión
3 Por ello es que el periodismo público contempla entre sus estrategias la información con fines de
participación, lo cual le da otro enfoque, otros datos y otra estructura narrativa
4 La agenda ciudadana es un documento que recoge todo el proceso de deliberación entre los
públicos de cada proyecto de Voces Ciudadanas y cuya pretensión inicial fue solamente proponer
líneas de acción al poder local sobre asuntos de interés público.
Pero los propios ciudadanos comenzaron en cada proyecto con el examen crítico de la actuación del
alcalde en los asuntos discutidos.

• Son invitados por Voces Ciudadanas, a discutirlas cara a cara con otros ciudadanos como ellos,
que aunque con diferencias sociales, comparten lo que dice Pecaut que es definitivo para la esfera
pública: las mismas condiciones para participar..
• En la deliberación cara a cara se perciben claramente las disparidades en la participación
discursiva
• La moderación permite que esas disparidades se queden en el terreno de la forma y no del fondo.
• No siempre se llega a consensos pero sí se jerarquizan los asuntos discutidos
• Sus miembros son parte de un público inestable y cambiante: hoy se ven en un grupo, mañana no
se verán y probablemente serán parte de otro grupo diferente para discutir otro asunto. Una idea
clave es que se trata de la formación de públicos que surgen de la atención a unos temas (MONZON
:1997) y que transitan de su condición de individuos a colectivos no formalmente organizados y
corresponden a una idea dinámica de públicos deliberantes (PRICE: 1994) y (FONT: 2001)

En la opinión pública Ilustrada la deliberación era aceptada solamente para las elites y su lenguaje
único era la razón. ¿Qué pensar de esto en la era de la tv y de internet? ¿Es posible contener la
demanda de participación ciudadana? Y ¿cómo darle solidez a esa participación?

Dentro de las tres funciones básicas que se le han reconocido a la deliberación, contribuir al examen
de problemas, descubrir diversas soluciones posibles y modificar las preferencias de los
participantes con propósitos más políticos como la legitimidad y la formación de ciudadanía (Urfalino
1999:167), el periodismo público conjuga las tres perspectivas, que están relacionadas con la forma
en que es ejercido el poder político a nombre del interés público y recupera la idea sustantiva de la
democracia que defiende Cohen ( 2001:236 ).

Yankelovich (1991 : 160-175) ha servido de guía para el periodismo público, en especial en la difícil
tarea de justificar y promover la deliberación, vinculada a la formación del juicio público teniendo en
el centro a la ciudadanía del común, para superar el abismo entre las decisiones de los líderes y las
expectativas ciudadanas. Los líderes y expertos deben comenzar a aprender a partir de las
perspectivas de los ciudadanos, los periodistas no deben depender tanto de las visiones de los
expertos para la presentación de las informaciones y de los temas de discusión, identificar las
preocupaciones de la gente del común porque si no la deliberación no va a ser realmente posible,
incentivar al público al mostrarle que alguien está poniendo atención, limitar el número de temas a
los cuales se les puede prestar atención al mismo tiempo, plantear la discusión en torno a opciones,
discutir sobre los valores involucrados, evitar la pereza en la confrontación de las ideas y dedicar un
tiempo generoso a la reflexión y discusión sobre los temas.

El proyecto de Voces Ciudadanas (MIRALLES : 2000 y 2002) ha sido un modelo de debate público a
partir de la articulación de varias piezas que llevan al ciudadano de lo individual a lo colectivo a partir
de la deliberación haciendo un seguimiento a las siguientes fases:

Apertura del debate / focalización: en medio de la fragmentación del discurso periodístico y por
ende de las percepciones de las audiencias, uno de los principales retos en la actualidad en lograr
llamar la atención sobre algunos temas de interés colectivo que requieren ser debatidos. Los medios
de comunicación asociados al proyecto Voces Ciudadanas posicionan el tema mediante estrategias
conjuntas de apertura del debate con noticias, preguntas e informaciones.

Pregunta a la ciudadanía/ Participación (propuestas): los ciudadanos responden a las preguntas


abiertas formuladas por los medios de comunicación. El giro de las preguntas conduce hacia el
ciudadano reflexivo que está interesado y es capaz de identificar propuestas sobre los temas. Para
la deliberación ha sido vital pasar de la formulación de problemas a la formulación de temas de
discusión.

Análisis de corrientes de opinión y visibilidad en el espacio público: una vez recibidas las
reflexiones y propuestas de los ciudadanos, se clasifican en tendencias de opinión que van son
objeto de análisis y cuyas ideas se publican en los medios de comunicación de forma cualitativa y
cuantitativa, esto es, mediante testimonios de los propios ciudadanos y la exhibición de los
resultados en porcentajes para cada categoría de respuestas.

Información permanente sobre el proceso: el hilo conductor de toda la propuesta de Voces


Ciudadanas es la información periodística. Si bien los ejes de la participación y la deliberación son
centrales, todo ello transcurre gracias a la información que ofrece insumos para esas discusiones y
al mismo tiempo las visibiliza de forma permanente a manea de espacio público ampliado.

Debate: las conversaciones ciudadanas desde la deliberación: la muestra de ciudadanos


autoseleccionada por medio de la llamada a la línea telefónica y de acuerdo con el análisis de las
tendencias de opinión, grupos de ciudadanos son llamados a deliberar desde sus propias visiones
en la profundización de esas tendencias de opinión

Agenda ciudadana: de las conversaciones surgen los temas de la Agenda Ciudadana, aquella que
en términos de Dominique Wolton ( 1998) entraría a competir con la de los políticos y la de los
propios medios para conquistas espacios en términos de agenda pública. Es un documento en
donde se decanta todo el proceso de opinión.

Interlocución con el poder: en un acto público los ciudadanos hacen entrega formal de la agenda a
las autoridades respectivas.
Seguimiento: a partir de ahí el rol del periodismo consiste en hacer seguimiento noticioso sobre los
avances y retrocesos de los contenidos de la agenda ciudadana en el marco de la Administración
Pública.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Santana, Pedro. La formación de una opinión pública democrática. En: Voces Ciudadanas, Una
idea de periodismo público. Editorial UPB. Medellín, Colombia. 2000.
Rabotnikof, Nora. Lo público y sus problemas: notas para una reconsideración. En: Revista
Internacional de Filosofía Política. # 2. Madrid. 1993.
Miralles, Ana María. Periodismo, Opinión Pública y Agenda Ciudadana. Editorial Norma.
Bogotá. 2001.
Voces Ciudadanas, Una idea de Periodismo Público. Editorial UPB.
Medellín, 2000.
Giddens, Anthony. Más allá de la izquierda y la derecha. Cátedra. Madrid. 1994.
Yankelovich, Daniel..Coming to public judgement. Making democracy work in a complex
world. New York. Siracuse University Press.1991.
Urfalino, Philippe. La déliberation et la dimension normative de la decisión collective. EN
Recherches et travaux du REDES a la maison des sciences de l´homme, vol. 7 . París. 1999.
Cohen, Joshua. Democracia y libertad. En: Jon Elster (comp.) La democracia deliberativa.
Gedisa. Barcelona. 2001.
Price, Vincent. Opinión Publica. Paidós. Barcelona. 1994.
Font, Joan. Ciudadanos y decisiones públicas. (coord.). Ariel. Barcelona. 2001.
Monzón, Cándido. Opinión pública, comunicación y política. Paidós. Barcelona. 1997.
Sartori, Giovanni. ¿Qué es la democracia? Altamir ediciones. Bogotá. 1994.
Merritt, Davis. Public journalism and public life.Lawrence Erlbaum Associates. New Jersey.
1995
Pecaut, Daniel. Crisis y construcción de lo público. En: Lo público, un apregunta desde la
sociedad civil. Memorias V Encuentro Iberoamericano del tercer sector. Bogotá. 2001.
Fraser, Nancy. Reflexiones críticas desde la posición post socialista . En : Iustitia Interrupta.
Universidad de los Andes. Bogotá. 1997.
Wolton, Dominique. Las contradicciones de la comunicación política. En: Comunicación y
política. Gilles Gauthier, et. al. Barcelona. 1998.
Garay, Luis Jorge. Repensar a Colombia.Talleres del Milenio. Bogotá. 2001
Lección 38: Del periodismo cívico al participativo: nuevos medios, viejas inquietudes

Por:José María García de Madariaga1

Resumen
Las experiencias de periodismo digital ciudadano revelan de manera clara la profundidad de los
efectos que las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) están provocando en
la esencia de la comunicación social. Son efectos que ya nadie rechaza como síntomas
contrastables de un marco teórico basado en los nuevos paradigmas comunicacionales, que
plantean redefiniciones conceptuales en la comunicación periodística y en la mediación social
ejercida hasta ahora por los periodistas. Con esta perspectiva, el GEAC (Grupo de Estudios
Avanzados de Comunicación) está actualmente orientando parte de su potencial investigador al
estudio de la incidencia de los nuevos recursos interactivos –especialmente los que favorecen la
participación de la audiencia- en las redacciones de los medios on-line y en los contenidos que éstos
publican.

Introducción
En este cambio de siglo, de milenio y de era, el factor tecnológico cobra especial relevancia por su
carácter convergente. Hasta ahora los nuevos medios y las nuevas herramientas de cada etapa
podían provocar cambios más o menos aislados en los usos y formas de ejercer el periodismo, e
incluso causar modificaciones estructurales en el desarrollo de las profesiones periodísticas.

Conforme la digitalización ha ido empapando los procesos de trabajo y la globalización ha hecho


más reducido el escenario económico mundial, los efectos de la tecnología no se producen de
manera separada o estanca, sino convergente, tanto como la propia confluencia técnica de
herramientas y codificaciones que permite lo digital. Con la misma compatibilidad con la que en
Internet concurren diferentes sistemas operativos, soportes y formatos documentales y, por
supuesto, los elementos del multimedia, la convergencia tecnológica encuentra su mejor escenario
en los super-entramados empresariales y multimediáticos.

Las incesantes fusiones y absorciones que han ido formando las poderosas y modernas industrias
culturales han alimentado la creciente convergencia tecnológica que caracteriza a los enormes
conglomerados mediáticos que hoy dominan el mercado cultural, marcado por los efectos de esta
tendencia de integración tecnológica, multidimensional, transnacional, intersectorial y totalizante en
la labor informativa.

1. El Periodismo Cívico, antecedente del periodismo participativo en red


Como señala Howard Tumber, éste es el contexto en el que surge desde finales de los ochenta en
Estados Unidos el llamado periodismo cívico como respuesta al creciente vacío entre los ciudadanos
y los gobiernos, y al fracaso de los medios de comunicación como promotores del debate y la
participación públicas (Tumber, 2001). Sin embargo, este “Nuevo Periodismo” no resulta una
verdadera novedad, más bien un retorno al periodismo premasivo.

A lo largo del siglo XX, el papel del periodista como representante social se empezó a ver reforzado
conforme fueron ampliándose las posibilidades informativas de los medios audiovisuales. El cine, la
radio y, por supuesto, la televisión se presentaron como escenarios cada vez más propicios para que
el periodista se convirtiera en un actor cuyo protagonismo se alimentaba de un reconocimiento social
creciente. La transformación del sistema de comunicación social concedía al periodista el papel de
notario de los acontecimientos y le confiaba el difuso mandato de registrar y transmitir todo aquello
que pudiera interesar a la sociedad. Así era el prototipo de periodista que se impuso tras la II Guerra
Mundial en Occidente, un vigilante que se presentaba como protector de la democracia frente a los
posibles abusos del poder enarbolando el estandarte de la objetividad. Pero el modelo del
gatekeeper o del “perro guardián” pronto se vio cuestionado por un modelo profesional mucho más
comprometido que retomaba los valores reformistas de los mukraker2, y que dio origen a todas las
aportaciones de lo que se ha dado en llamar “Nuevo Periodismo”.

En medio de este proceso de crisis, surge a comienzos de los noventa una concepción alternativa al
periodismo objetivista y neutral, y que apuesta por la implicación de la ciudadanía. La irrupción del
Periodismo Cívico enlaza pocos años después de sus inicios con el desarrollo popular de Internet a
través de la World Wide Web y las profundas transformaciones que ello supone para la información
periodística. Paradójicamente, las mismas tecnologías digitales que han contribuido de manera tan
significativa a la configuración de un escenario comunicacional tan concentrado y mercantilizado han
sido también las que han favorecido el desarrollo de nuevos formatos y soportes que, entre muchas
otras cualidades, brindan diferentes oportunidades para la incorporación de las inquietudes de los
ciudadanos en los discursos dominantes de los medios mediante su participación directa en la
producción informativa. El periodismo del siglo XXI se encuadra en un entorno mucho más complejo
que el de hace apenas diez años, un escenario en el que los pasivos y silenciosos ciudadanos se
convierten en potenciales productores de información.

2. El ciudadano como productor de noticias


El impacto más profundo de la colaboración digital no es el que se deja ver en los movimientos
sociales ya formados y consolidados, sino el que abre un camino muy sugestivo para la participación
ciudadana y la formación de nuevas iniciativas. El propio desarrollo comercial de Internet facilita
opciones, como los grupos de Yahoo o de Google, que pueden ser aprovechadas para establecer
todo tipo de relaciones humanas que, si bien se caracterizan habitualmente por la fugacidad, la
irrelevancia social y la ausencia de compromiso, en no pocos casos sirven para poner de relieve
inquietudes globales y locales de gran calado, al margen de su pequeña o nula repercusión en las
agendas oficiales.

Aparte de las múltiples formas de participación en foros, chats y listas de correo, quizás uno de los
modelos que más han impactado en la comunicación social es el de los weblogs, diarios personales
o colectivos publicados en la Red que han proliferado de manera imparable desde 2002, muy
particularmente durante las semanas previas al inicio de los ataques a Irak y mientras duraron los
bombardeos (Meso, 2004). A través de ellos, millones de internautas publican sus inquietudes sobre
cualquier asunto que se pueda imaginar. Durante la invasión de Irak, muchos corresponsales de
guerra compaginaron su labor profesional con el mantenimiento diario de sus blogs personales, en
los que presentaban versiones más heterodoxas de sus crónicas y reportajes. La CNN llegó a
censurar a su reportero Kevin Sites3, prohibiéndole la publicación de su diario en Internet. Otras
cadenas adoptaron posturas más inteligentes ante tal bifurcación narrativa: la BBC no sólo consintió
que sus enviados desarrollaran sus diarios personales de guerra4 o warlogs, sino que lo alentaron
facilitándoles espacio en su servidor para alojarlos.

Los blogs se han convertido en muy pocos años en fórmula popular de expresión y comunicación
social, especialmente en su vertiente personal y en forma de diario, fórmula que cada vez se ve más
dotada de recursos y posibilidades, como demuestra el llamado podcasting5. Gracias a la multitud
de servidores que ofrecen gratuitamente la posibilidad de crear y mantener de una bitácora, la
presencia de blogs en el ciberespacio ha crecido exponencialmente. Según un estudio de Pew
Internet & American Life Project6 publicado en julio de 2006, más del 8% de los usuarios adultos de
Internet en Estados Unidos –es decir, 12 millones de personas–, han creado blogs para publicar sus
pensamientos, responder a otros, enviar fotos, compartir archivos y otras formas de creación de
contenido online. Casi el 40% lee habitualmente blogs, esto es, 57 millones de personas, y un 11% –
más de 16 millones–, siguen las bitácoras de contenido político.

Los datos de Technorati7 sobre este capítulo corroboran la magnitud del fenómeno blog:
actualmente, hay más de 50 millones de bitácoras alojadas en servidores de todo el mundo, cuando
a comienzos de 2000 sólo se contaban 29.000 blogs. The Blog Herald8 llegaba a calcular una
cantidad superior a 60 millones ya en 2005. No obstante, hasta el momento y mientras los
buscadores no alcancen métodos de búsqueda más sofisticados, es difícil aproximarse a una cifra
real puesto que gran parte de los weblogs no están alojados en servidores gratuitos, sino que son
instalados por los usuarios en su propio servidor con aplicaciones de software libre en algunos
casos.
Además, como advertía la consultora Perseus en otro estudio9, más del 66% de las bitácoras dejan
de actualizarse durante dos meses o más, llegando a más de una tercera parte aquellos que sólo
son flor de un día. No faltan los bloggers que ven este abandonismo con cierta nostalgia10.

4. El poder de la Blogosfera
Los artículos publicados en un blog, distribuidos o no en secciones temáticas, permiten además la
incorporación de nuevos comentarios de los lectores, pudiendo dar lugar a un participado debate.
Pero eso no es todo: la interactividad que puede suscitar un blog tiene su máxima expresión en la
posibilidad de enviar los comentarios que hacen mención a un apartado de otra u otras webs o blogs
a las direcciones precisas de estos espacios. Estas notificaciones, llamadas trackbacks, aparecerán
en la lista de comentarios del artículo referido, como si se hubieran hecho desde el web mencionado,
estableciendo así un vínculo inverso que permite saber que alguien ha enlazado nuestro post, y
avisar a otro weblog de que estamos citando uno de sus artículos. Todos los trackbacks aparecen
automáticamente a continuación del artículo, junto con los comentarios11.

Otra cualidad interesante de los blogs es su capacidad de suscripción: cualquier internauta puede
hacer seguimiento constante de cada actualización de sus webs preferidos, sin necesidad de
acceder a las direcciones donde se alojan para comprobar si recogen novedades. Para ello tendrá
que sindicarse a cada sitio web utilizando el código XML (eXtensible Markup Language)12 que
normalmente éstos generan y que permiten compartir la información publicada y usarla en otros
sitios web o programas. Los sistemas más extendidos se basan en el sistema RSS (Really Simple
Sindication) y Atom, ambos basados en XML. Así, una vez sindicado a un weblog, el usuario puede
incluir de manera automática hiperenlaces con los titulares de los artículos en una página web propia
o recibir notificaciones de cada actualización mediante programas de gestión y envío de códigos
XML, llamados agregadores. Estas aplicaciones funcionan como agendas donde los usuarios reúnen
todas sus suscripciones, a las que pueden acceder a través de los titulares recogidos en ellas.

Los agregadores y los buscadores especializados en weblogs se convierten así en espacios básicos
para la configuración de la blogosfera, tanto como ésta lo puede llegar a ser para Internet. Ya hemos
mencionado la importancia que tuvieron los debates surgidos y desarrollados en blogs
estadounidenses durante la campaña presidencial de 2004 y los de todo el mundo durante los
primeros meses de la invasión de Irak, cuando empezaron a proliferar los warlogs. Se trata de
episodios especialmente convulsos en los que los discursos alternativos de la blogosfera consiguen
penetrar en la agenda de los medios e incluso intervenir en la orientación de determinados debates
políticos y sociales. Sin embargo, hay casos más cercanos y menos agitados que pueden suscitar
una reacción inesperada e inmediata en los “mentideros”
de la blogosfera con consecuencias aún más inesperadas en la línea editorial de los medios. Algo
así ocurrió cuando El País lanzó una campaña publicitaria para promover la suscripción a su versión
digital basándose en imágenes del 11S y en un lema muy poco afortunado (“Un día da para
mucho”); un weblogger que casualmente era una reconocida pluma del periódico, Arcadi Espada,
denunció el mal gusto de la campaña en su bitácora, generando una avalancha de descontento que
acabó por provocar la retirada de la misma y la petición de disculpas por parte de El País13.

5. Incorporación de los blogs al periodismo profesional: los jblogs


Casos como el de Arcadi Espada ilustran el efecto que puede suponer el desarrollo de la blogosfera
no sólo para el periodismo, de manera indirecta, como acabamos de ver, sino de manera directa, a
través de sus agentes profesionales.
Si muchos de los blogs que nacen se dedican al periodismo amateur o cuasi profesional, no resulta
extraño que los propios periodistas se conviertan en uno de los colectivos de bitacoreros más
significativos. Al margen de que los webloggers puedan facturar algún ingreso en función de su
popularidad a través del sistema de Google AdSense14, lo cual podría convertir a más de uno en
una nueva clase de profesional de la información, los blogs de periodistas han proliferado
llamativamente tanto por iniciativa particular15, como a través de los medios en los que trabajan.
Aunque basta con echar una ojeada para comprobar que la esencia de muchos de los llamado j-
blogs no es la misma que la de los pioneros, rebelde e informal, será interesante comprobar cómo
evolucionan y hasta qué punto pueden suponer una cooptación del genuino blog o, por el contrario,
promover divergencias conla línea editorial del medio en el que se publican. Se abre ante nosotros
un interesante debate sobre la capacidad de los medios para publicar bitácoras en condiciones de
plena libertad y de ausencia de ánimo de lucro (Salaverría, 2005: 73 y ss) especialmente cuando la
propia blogosfera desvela las debilidades de la incipiente labor “bloguística” de estos16.

6. Medios participativos de naturaleza contrainformativa


Asumiendo la dificultad de que Internet sirva por sí sola para convocar y estimular inquietudes
sociales, la colaboración social mediante fórmulas digitales encuentra caminos prometedores y
resultados palpables. Son experiencias colectivas como la de Indymedia las que plantean las
alternativas comunicativas más consolidadas al modelo unidireccional y vertical que predomina en
los medios de comunicación convencionales. Esta red cuenta con servidores locales en múltiples
enclaves del planeta que sirven de nodos para garantizar su principal objetivo: potenciar una forma
de comunicación lo menos mediada posible, interactiva, comunitaria y transversal, mediante la
construcción colectiva y permanente de la noticia. Aunque cada nodo tiene sus procedimientos,
cualquier internauta puede publicar su información en el servidor de Indymedia que escoja, pasando
por el único filtro de las votaciones de los lectores, que son las que determinan la ubicación más o
menos destacada de los artículos bajo la supervisión de un equipo supervisor que no puede
censurar nada. En definitiva, se trata de una apuesta por lo que se conoce por inteligencia colectiva
o distribuida.

El modelo de Indymedia ha calado hondo en la Red y ha inspirado diferentes iniciativas técnicas


para canalizar las contribuciones informativas de los miembros de un determinado grupo social en
una publicación digital. Los llamados Sistemas de Gestión de Contenidos, en inglés, Content
Management System (CMS) son aplicaciones de software para la administración distribuida de los
contenidos de un web. Un CMS ofrece las herramientas necesarias para que los creadores sin
conocimientos técnicos puedan concentrarse en el contenido y limitarse a redactar. El resultado es la
generación de una publicación que se alimenta desde diferentes puestos a partir de formularios
prediseñados. La mayoría de las publicaciones digitales funciona con este tipo de software. Entre las
aplicaciones CMS de código abierto, la más extendida es PHP Nuke.

7. Incorporación del ciudadano como proveedor de contenidos


Resultan especialmente valiosas las experiencias periodísticas que no se conforman con producir
material informativo al margen o contra los discursos dominantes –tal como sucede con la mayoría
de los weblogs–, sino que apuestan por fórmulas de integración que aspiran a incorporar en los
medios convencionales las aportaciones de la ciudadanía y los movimientos sociales a través de los
nuevos recursos tecnológicos. Son medios que reconocen y aplican la máxima de Dan Gillmor, uno
de los máximos defensores del periodismo participativo desde el ámbito profesional: "Mis lectores,
colectivamente, saben más que yo” (Gillmor, 2004). En la misma línea Shayne Bowman y Chris
Willis (2003) presentan en su informe We Media las valiosas ventajas de incorporar a los ciudadanos
en la producción periodística: La posibilidad para los lectores de que hagan comentarios. La función
de un filtro de noticias para noticias encontradas en la web a través de enlaces. El control de
exactitud en la información publicada. El enriquecimiento de fuentes e ideas para periodistas gracias
a las sugerencias e historias presentadas por los lectores. La posibilidad para que los periodistas le
pidan sugerencias y correcciones al público.

En los últimos diez años ha habido muchas experiencias continuadoras del periodismo ciudadano17,
pero Jane's Intelligence Review fue la primera publicación que puso en marcha en 1999 una
iniciativa inspirada en el código abierto de Linux cuando sometió a la crítica de los usuarios expertos
de Slashdot, antes de publicarlo, un artículo sobre ciberterrorismo y una lista de preguntas sobre sus
contenidos. La respuesta fue tan contundente que el editor de Jane´s decidió desechar el texto
original y construir uno nuevo con los comentarios aparecidos en Slashdot y las clarificaciones y los
datos que a continuación se solicitarían a algunos de los expertos de este sitio web. Con ello se
inauguraba, no sin polémica, lo que Javier Villate dio en llamar “Periodismo de ‘fuente abierta’"
(Villate, 1999), una nueva forma de hacer periodismo en la que la redacción informativa se
asemejaba al proceso en el que los programadores de Linux analizan, critican y retocan una versión
beta de software.
A pesar de los ataques de algunos sectores profesionales a la concesión que suponía este
experimento, la semilla de Jane´s y Slashdot ha germinado de diversas maneras en diferentes
medios digitales. En las mismas fechas nacía en Corea del Sur OhMyNews18, un sitio de noticias
que basa su estructura productiva en una inmensa red de corresponsales, formada hoy por más de
40.000 ciudadanos-periodistas de todo el mundo que nutren tres cuartas partes de sus páginas de
todo tipo de informaciones y opiniones por las que reciben una pequeña remuneración. Unos 50
redactores profesionales se encargan de revisar y editar los artículos y cubren el resto de los
contenidos.

Este medio participativo se ha convertido en uno de los diarios digitales más influyentes del país con
más de dos millones de lectores, es decir, un 35% de la población surcoreana. De manera similar
funcionan la publicación japonesa JanJan19, que también se ha erigido en serio competidor de los
principales medios convencionales; o GetLocalNews20, una red de sitios web desplegada por todos
los Estados Unidos que recoge mediante una infraestructura de edición sencilla las inquietudes más
presentes entre la ciudadanía local. Con la misma filosofía ha surgido en 2006 la red de
BackFence.com21.

Otros ejemplos más localizados son los de Santa Fe New Mexican22, The Northwest Voice23 o The
Dallas Morning News24, diarios realizados por los vecinos de California y Texas, que se han
convertido en puntos de referencia inevitables siguiendo el modelo de OhMyNews.
Recientemente25, la Wikipedia, una enciclopedia construida a partir de la colaboración planetaria de
miles de usuarios, ha abierto su sección de noticias, Wikinews26.

Otro experimento de periodismo participativo es el que Jason Calacanis inició en 2003 con
Weblogsinc.com27, una adaptación del código abierto al periodismo especializado que reúne a más
de cien socios webloggers expertos en diferentes áreas temáticas para superar los problemas de
credibilidad y autonomía que padece el periodismo tradicional. Este proyecto supone una
sistematización de lo que algunos medios convencionales como la BBC han empezado a asumir con
la incorporación de espacios de publicación personal en sus páginas web. Más reciente es el caso
de Current TV28, un canal de televisión por cable que emite los vídeos producidos y seleccionados
por la audiencia, compuesta ya por 28 millones de hogares estadounidenses. La cadena CNN ha
sido la siguiente en subirse al carro de la participación ciudadana para la producción informativa: en
agosto de 2006 presentaba

CNN.com/Exchange29, una plataforma para que cualquier ciudadano publique fotografías, vídeos,
archivos sonoros o textos tras pasar el mismo filtro editorial que los reportajes de producción propia.
Y seguro que no será la última: MSNBC.com30 y AOL ya han anunciado su intención de seguir el
mismo camino. En España, la apuesta por el periodismo ciudadano ha llegado de la mano de
Gennio Calle31, un periódico especializado en tecnología cuya información es suministrada por los
propios internautas.

8. Nuevos soportes para nuevos formatos


Si ya son muchos los precedentes en lo que se refiere a aportación de materiales audiovisuales y
testimonios por parte de la ciudadanía para la producción informativa convencional en sus diferentes
vertientes (no sólo en Internet), no son menores las expectativas que se abren en el desarrollo de
nuevas líneas de colaboración a través de los cada vez más sofisticados y asequibles teléfonos
celulares, que ponen en las manos de cualquier ciudadano una verdadera unidad móvil multimedia.
Siguiendo la estela de la eclosión de la blogosfera, aparecieron a mediados de 2003 los primeros
moblogs, también conocidos como photoblogs, es decir, bitácoras que se actualizan desde un
teléfono celular dotado de cámara fotográfica. Un ejemplo ilustrativo es el cuaderno digital The
Border: Where Two Worlds Meet32, en el que el periodista-ciudadano Louie Villalobos recoge
información gráfica sobre los problemas de inmigración y narcotráfico en la frontera de Arizona
conMéxico.

La creciente progresión de Internet en la sociedad sólo ha sido superada por la imparable


sofisticación y difusión de los teléfonos móviles entre la población, que en muchas ocasiones les ha
dado un uso muy diferente de aquél para el que fueron concebidos. Lo constatamos de manera
ejemplar con los mensajes cortos del 13 de marzo de 2004 en la jornada de reflexión de las
elecciones generales en España. El fenómeno SMS (Short Message System), como explican
Kasesniemi y Rautiainen, “es la historia de cómo una tecnología de la información se torna en
dispositivo de comunicación" (Kasesniemi & Rautiainen, 2002: 171). Los servicios concernientes a la
telefonía móvil se han concebido en términos de personalización. "Sus concepciones se
concentraban en las necesidades del individuo más que en la idea de una comunidad móvil. El
objetivo es la diferenciación, no la unificación...

Sin embargo, los mensajes de texto cuestionan esta imagen de la comunicación por móvil como un
canal de comunicación individualista" (ídem, p. 181). Lo que inicialmente fue un gadget de lujo para
yuppies y luego una pasión de adolescentes, adopta también hoy un destacado papel para la
coordinaciónde acciones políticas entre los jóvenes, como se comprobó durante el 13-M .
Del mismo modo, uno de los usos de los móviles que han empezado ha desarrollarse proyecta sobre
los medios de comunicación una nueva dimensión periodística33. La nueva era del periodismo móvil
ofrece dos vertientes igualmente prometedoras. Por un lado, la de la difusión de la información
periodística a través de nuevos soportes y canales supone una nueva adaptación de los contenidos
periodísticos a diferentes contextos de recepción, así como el desarrollo de nuevos usos y
lenguajes.

Gracias a los nuevos sistemas de conectividad, como GRPS y UMTS, el periodismo encuentra ya
una opción técnicamente viable en dispositivos móviles como teléfonos inteligentes (smartphones),
agendas electrónicas (PDAs), ordenadores del tipo tabletPC, o incluso para soportes que todavía
están en desarrollo, como el papel electrónico34, uno de los proyectos más ambiciosos proyectos
del MIT (Massachussetts Institute of Technology) y que ya empieza a tener sus primeros prototipos.

Después del reducido uso del SMS Premium para la difusión de titulares por suscripción, la aparición
del MMS estrena una nueva forma de emisión de noticias con iniciativas de periodismo de servicios
como la de Cinco imágenes de La Vanguardia o el servicio Alertas de El Mundo. La gran
transformación comunicacional llegará, sin embargo, cuando los soportes móviles y portátiles se
conviertan en los principales receptores de televisión, una vez que el apagón analógico se haya
consumado.
Por otro lado, la creciente presencia del teléfono móvil y de otros dispositivos inalámbricos puede
influir considerablemente en la configuración de los contenidos de los medios de comunicación. Ya
hemos visto cómo los moblogs pueden servir para ampliar los recursos de los periodistas y
facilitarles la autonomía operativa fuera de las redacciones. Igualmente, tan significativa puede ser la
aportación informativa que pueden hacer los ciudadanos a través de sus dispositivos móviles35,
como ya ha podido comprobarse en acontecimientos como el tsunami del sudeste asiático en 2004 o
los atentados de Londres en 2005, entre otros muchos ejemplos.

Los nuevos hábitos comunicativos surgidos de la digitalización constituyen un factor fundamental en


las transformaciones que han empezado a experimentar los medios de comunicación
convencionales en los últimos años.Por ello el Grupo de Estudios Avanzados de Comunicación
(GEAC) de la Universidad Rey Juan Carlos ha considerado primordial este campo de investigación,
más concretamente en el modo o modos en que estas prácticas están afectando a la configuración
de las rutinas y valores profesionales en las redacciones, así como en las características de los
contenidos y en las formas de recepción de los mismos. Ambos objetivos perfilan los dos proyectos
de investigación que el GEAC desarrolla en la actualidad a partir del marco teórico de lo que se ha
dado en llamar democracia digital (Martínez- Nicolás et al, 2005). La cultura del código abierto se
está extendiendo con el avance de las TIC y, a pesar de los obstáculos socioculturales para que ese
avance sea verdaderamente universal, surgen iniciativas de todo tipo animadas por la liberación de
conocimiento frente a la mera liberalización de los contenidos.

Referencias
BOWMAN, Shayne; WILLIS, Chris (2003). We Media. How the audiences are
shaping the future of news and information. The Media Center at the
American Press Institute <http://www.hypergene.net/wemedia> [Consulta:
13/2/2004].
CASACUBERTA SEVILLA, David (2003). Creación colectiva. En Internet el
creador es el público. Barcelona: Gedisa.
CERVERA, José et al., (2006). La blogosfera hispana: pioneros de la cultura
digital. Fundacion France Telecom España.
<http://www.fundacionauna.com/areas/25_publicaciones/la_blogosfera_
hispana.pdf> [Consulta 07/2006].
35 http://www.ojr.org/ojr/technology/1058998393.php
Del periodismo cívico al participativo
Zer, 21, 2006, p. 203-217 217
HIMANEN, Pekka (2002). La ética del hacker y el espíritu de la era de la
información; prólogo de Linus Torvalds; epílogo de Manuel Castells.
Barcelona: Destino.
GILLMOR, Dan (2004). We the Media. Sebastopol, CA: O’Reilly
<http://wethemedia.oreilly.com/> [Consulta: 12/2004].
KASESNIEMI, E.; P. RAUTIAINEN (2002). Mobile culture of children and
teenagers in Finland. En: Katz, J.; Aakhus, M. Perpetual Contact. Mobile
Communication, Private Talk, Public Performance, Cambridge,
Cambridge University Press, p. 170-192.
Lección 39: Replantear el proceso de la información pública

Intervención de Carlos Alberto Vélez en la tertulia promovida por la Veeduría Distrital sobre el tema
Periodismo, ética y ciudadanía. Bogotá, 13 agosto de 2002.

“Ciudadano es aquel que conoce sus derechos individuales y sus deberes públicos y no renuncia a
su intervención en la gestión política de la comunidad” Fernando Savater

La tripleta Ética , Periodismo y Ciudadanía puede ser considerado un buen laboratorio social para
replantear el proceso de la información pública que conduzca a una nueva relación entre los
ciudadanos y los medios de comunicación. Es decir , volver a recuperar el diálogo ciudadano y la
credibilidad de quien emite la información y de quien la procesa.

La realidad hoy en el país nos muestra unos medios de comunicación que producen registros
informativos y en la mayoría de los casos, presentan informaciones a la comunidad, que adolecen
del contexto y de la comprobación necesaria de las fuentes informativas , materia prima para el
periodista, quién edita y emite la información pública.

Nos preguntamos entonces ¿Cómo hacer visible en los medios de comunicación una cultura de los
derechos de los ciudadanos que propicie desarrollo social? ¿Cómo hacer periodismo cívico y
ciudadano que involucre la participación de las comunidades locales? ¿Qué nos interesa , como
periodistas comunicarle a los ciudadanos cuando los informadores son víctimas de amenazas y de
asesinatos?

Preguntas complejas y cuyas respuestas es necesario construirlas socialmente y desde la práctica


periodística replantear el sentido de la información pública y el quehacer de los comunicadores en
sus rutinas diarias de cubrimiento informativo.

En otras palabras, queremos preguntarnos por el significado de informar en una ciudad como Bogotá
que esta fuertemente atravesada por profundas fracturas sociales y donde la labor silenciosa de
sectores sociales que están construyendo ciudad, no son prioridad en la agenda noticiosa.

En una sociedad democrática los periodistas están llamados a facilitar y a contribuir al desarrollo del
ejercicio ciudadano con equidad informativa y desde luego social. Son y pueden ser gestores de
iniciativas cívicas, tienen la responsabilidad de vigilar, denunciar y proponer informaciones que
lleven a que los ciudadanos estén mejor informados sobre el acontecer diario y a participar de las
innovaciones ciudadanas.

Necesitamos que la vida pública de una ciudad funcione. Es decir mayor compromiso de los
periodistas por su ciudad y abrir las compuertas de los medios a los ciudadanos puede ser un
laboratorio importante en las nuevas dinámicas de relación entre ciudadanía y medios de
información.

Entre tanto, los medios de los que dispone la administración de la ciudad deben ser orientados para
fortalecer los espacios de diálogo comunitario, para que la gente se encuentre a través de la
comunicación, gestando procesos de doble vía donde ellos sean gestores y emisores de la
información pública de la ciudad.

En la practica lo que estamos viendo en la ciudad es una intensa promoción y divulgación de hechos
de la administración de la ciudad , descuidando aquellos espacios de comunicación comunitaria
donde el ciudadano tiene mucho que decir. Un ejemplo desaprovechado totalmente y ausencia de
sentido comunicativo y ciudadano es el Canal Capital sumido en la más absoluta pobreza de su
programación.

Hoy tenemos que decir a manera de autoevaluación, que los medios y sus periodistas están bajando
la guardia frente al compromiso y la responsabilidad de informar con sentido de construir ciudadanía.
Poco importa para los medios los niños y las niñas, los jóvenes y las mujeres , poblaciones de alta
vulnerabilidad social.

La relación entre periodismo y ciudadanía no se ha estudiado con profundidad. Hablamos de un


periodismo cívico capaz de acercar las salas de redacción de los medios a los grupos comunitarios.
Existen algunas experiencias aisladas de proponer modelos informativos interesantes a través del
esfuerzo de foros públicos convocados por los medios, en alianza con organizaciones no
gubernamentales para indagar sobre la marcha en educación y en otros temas de interés ciudadano.

No se puede confundir el periodismo cívico o ciudadano con los espectáculos bochornosos a lo que
estamos acostumbrados a ver cuando los periodistas anuncian productos publicitarios, animan
reinados de belleza o “lagartean” pauta publicitaria. Estas acciones dejan en las audiencias y en los
ciudadanos un vacío de credibilidad. Esta última no es negociable, porque es ella la esencia
fundamental para un ejercicio periodístico responsable y ético.

El planteamiento ético debe atravesar el ejercicio de la profesión del periodista, pero además se
debe trabajar por la dignificación de este oficio. Esto quiere decir, la urgente necesidad de establecer
programas de formación continuada , de reformar los pénsum de las carreras de comunicación
social , escuelas que por demás requieren de indicadores de calidad y supervisión estricta de las
autoridades educativas y por otra parte, avanzar en una cohesión gremial de periodistas , que a
pesar de la dispersión en que se encuentran , tendría entre sus tareas proponer modelos o pautas
de calidad informativa.

El periodismo cívico o ciudadano surge como una forma de construir procesos de participación con
la comunidad, es decir buscar y proponer canales de información ciudadana , donde periodistas y
ciudadanos asimilan y procesan una información para la toma de decisiones y resolver así los
problemas que afectan el devenir comunitario.

Creo oportuno mencionar a continuación algunas de las características que pueden ser claves para
comprender mejor lo que se llama periodismo cívico o ciudadano.

— Debe propiciar espacios de interlocución o diálogo ciudadano sobre aspectos de interés público
como acontecimientos que directa o indirectamente estén afectando la vida ciudadana en materia de
violación de derechos colectivos, intereses, y aspiraciones de los ciudadanos en cargos de política
local o municipal.
— Es necesario acompañar los procesos sociopolíticos, educativos o ecológicos de una ciudad, cuyo
conocimiento público debe favorecer la participación y la deliberación ciudadana.
— Promover una cultura de los derechos de los niños y las niñas como sujetos prevalentes en una
localidad haciendo prevalecer el interés superior de los niños por encima de los adultos.
— Sugerir y proponer nuevos lenguajes de comunicación entre los administradores públicos de la
ciudad y los habitantes con el fin de fomentar nuevas relaciones de control social.
— Exigir que la administración pública de la ciudad , reporte e informe permanentemente sobre la vida
de la ciudad en materia de contratación, presupuestos ejecutados a la fecha, debilidades
encontradas en los procesos administrativos en la gestión publica y acciones desarrolladas dentro
de los programas y planes de desarrollo formulados.
— Fomentar y fortalecer las organizaciones sociales de la ciudad jóvenes, mujeres , niños entre otros
y vincularlas como aliados estratégicos en los programas de bienestar y desarrollo humano.
— Se debe asumir una función mediadora para dirimir los conflictos de los barrios y de las
comunidades entre ellos con la administración que gobierna la ciudad. Es decir, mediar en la
solución acertada de los problemas comunitarios, a través de una amplia divulgación de los hechos
coyunturales.

Es necesario pasar de un periodismo de ‘precipitud’ hacia un periodismo de calidad informativa


teniendo siempre presente la excelencia y el compromiso por la ciudad y los ciudadanos.

Dicha excelencia debe ser potenciada por las empresas periodísticas comunitarias o no
comunitarias, pero que deben converger hacia el principio de la responsabilidad social, y aquí vale la
pena recordar a Victoria Camps cuando afirma :
“ No es lícito, en una democracia, informar chapucera o marrulleramente, como no es lícito-aunque
cueste entenderlo – entretener a cualquier precio. Sobre todo ,no es lícito hacer una u otra cosa sin
el respeto debido a la dignidad de cada cual sea su rango o lugar en una sociedad. No todo se
puede convertir en mercancía, por alto que sea el precio que se ofrezca por ello”.
Lección 40: Periodismo cívico: Pasado, presente y futuro

¿Pueden los medios de comunicación, al difundir acontecimientos que supuestamente tienen interés
para la colectividad, restar importancia a las actividades y programas que se proponen contribuir
para la mejora de la vida de esta misma comunidad? Si la respuesta es positiva, ¿deben los medios
notificar en forma destacada tales proyectos y, también, proveer la infraestructura para la realización
de esos acontecimientos? Si la respuesta también es sí, ¿lo hacen sin irse en contra de algunos de
los pilares contemporáneos de la prensa occidental, como la precisión e independencia? Estas son
algunas de las preguntas que tienen interés cuando se habla acerca de los conceptos y las prácticas
del periodismo cívico.

Las noticias recientes acerca del periodismo cívico, sobre todo en los Estados Unidos, han sido
vistas por los estudiosos y profesionales de los medios como una solución excelente para lograr una
participación mayor de la sociedad en las causas colectivas, sin daño evidente para los otros
sectores implicados.

Por periodismo cívico, comunitario, de contacto con la comunidad o de interés público, se entiende la
acción de "retomar contacto con la comunidad, descubriendo lo que los lectores quieren y abriendo
espacios para charlas de temas del interés público", sostiene el periodista brasileño Carlos Castilho.

Periodismo que ayuda

El editor americano Jan Schaffer, por su parte, afirma que es un periodismo "que ayuda a la gente a
sobrepasar su sensación de impotencia y de enajenación, desafiándola para llegar a estar implicada
en las cuestiones sociales y para tomar, para sí mismo, la responsabilidad en problemas
comunitarios".

Según palabras del periodista americano Doug Clifton, citado por Steele, "los periódicos que
ejercitan el periodismo cívico buscan ayudar en la resolución de los problemas de educación pública,
de salud colectiva y en el área criminal, pero no solucionándolos sino facilitando debates,
proponiendo caminos, celebrando acuerdos, diagnosticando fallas e impulsando a los ciudadanos a
implicarse en los asuntos comunitarios".

La rápida y bien fundada evolución de los conceptos, de las prácticas y de los resultados del
periodismo cívico es lo que podría justificar un mayor interés en la prensa de América Latina por el
tema. Lo que pasa es que el periodismo cívico contradice a muchos pensadores, para quienes la
prensa es un camino de una sola mano, sin espacios suficientes para charlas. El filósofo francés
Jean Baudrillard, citado por Armand Mattelart y Michèle Mattelard en el libro Historia de las teorías
de la comunicación, dice que lo "que caracteriza a los mass media es que son antimediadores,
intransitivos, fabricantes de la no-comunicación, si aceptamos la comunicación como intercambio,
como espacio recíproco de decir y de contestar".

Pero el periodismo cívico, acuñado en los Estados Unidos cuando empezó la década del 90,
favorece exactamente lo contrario. Sustenta que el esquema "emisor-canal/mensaje-receptor",
concebido por el pensador americano Harold Lasswell, no funciona solamente en una dirección, sino
que es en una interacción constante, principalmente por iniciativa del receptor. De esta manera, el
apoyo y el cambio de los comportamientos, de los mass media y la gente, son parte esencial del
periodismo cívico.

Orígenes del periodismo cívico

Las investigaciones efectuadas en la década pasada en los Estados Unidos indicaban que la gente
había perdido, cada vez más, interés por la política nacional, al tiempo que desarrollaba un interés
que se encaminaba a cuestiones locales, según lo comprobaron institutos de estudios en
comunicación muy respectados, como Harwood Group, Nieman Fundation, Freedom Forum, Times
Mirror Center for the People and the Press y Kettering Foundation.

Especialistas como Guy Debord también se ocuparon de la cuestión. Debord, por ejemplo, escribió
La sociedad del espectáculo. La decisión, en 1994, de Pew Charitable Trust Fund, de crear un
centro de estudios y desarrollo del periodismo cívico, contribuyó a reforzar esa modalidad que
incorporó, en los Estados Unidos, por lo menos 650 programas entre los años 1994 y 2002, según
datos divulgados en septiembre de 2002 por Lewis Friedland, profesor de la University of Wisconsin-
Madison.

En porcentaje, dice Friedland, el 20% de los periódicos americanos estuvo, de alguna manera,
envuelto en las prácticas cívicas en este período. En América Latina, hubo pocos casos. En
Fortaleza (Brasil), por ejemplo, existió uno: hace seis años ocurrió un proyecto editorial del diario El
Pueblo, para la cobertura periodística en temas infantiles sin tener los asuntos obvios como destino.
En una ciudad afectada por los bajos indicadores sociales, la trivialidad en la cobertura habría sido
fácil de alcanzar. El Pueblo fue por el camino contrario.

También en el Brasil hay pocas entidades como el Observatorio da la Prensa y el Instituto


Gutenberg, que hacen con regularidad el papel de fiscales, en nombre de la gente, una actitud que,
más adelante, puede cambiar en una práctica firme de periodismo de contacto con la comunidad.
Hace poco, los investigadores brasileños Jacques Wainberg y Manuel Luís Pereira señalaron que
solamente el 4,55% de los trabajos publicados acerca del periodismo en Brasil entre 1983 y 1997
giró en torno a la ética en la prensa. En valores absolutos, eran 20 trabajos (libros, artículos, tesis y
disertaciones) en un universo de 436. Como ha dicho el profesor universitario Luiz Martins da Silva,
de la Universidad de Brasilia: "el Brasil queda, para algunos de los aspectos de la vida social, como
la Tierra para algunas de las estrellas que ya no viven, pero cuya luz finalmente llega hasta nosotros.

"En el área de la comunicación social, un asunto cabe para esa analogía. Tratase del civic
journalism, un movimiento que tuvo su lanzamiento hace más de una década y que, por Brasil ni
siquiera ha sido traducido".

Pocas o ninguna referencia

Como refuerzo a las palabras de Silva, la literatura en lenguas portuguesa y española acerca del
periodismo cívico es risible y en Brasil, hay una sola investigación en marcha, aunque en fase inicial,
en la misma Universidad de Brasilia (UnB). Pero aun hay más: en el Ministerio de Educación del
Brasil no hay registrada la entrada, en su banco de dados, de ninguna disertación o tesis acerca del
tema, en el periodo de 1996 a 2002, en un universo de 125.000 trabajos. En cuanto al resto de
América Latina, también existe poco interés, aunque se dan excepciones, como los estudios del
profesor Frederico Rey Lennon, de la Universidad Austral de Buenos Aires.

Por esto, hacer investigaciones para implantar el civic journalism en los países latinoamericanos es
esencial, a fin de incitar cambios de determinadas políticas públicas, tal como ocurre en los Estados
Unidos, como ilustran los pensadores Frank Denton y Esther Thorson, siempre a favor de las
poblaciones menos informadas, haciendo que la política, por ejemplo, deje cada vez más de ser un
ejercicio para pocos, para derramarse en "las personas comunes", presentándolas como a quienes
"los negocios públicos los afectan y pueden tener impacto en sus negocios".

En última instancia, la búsqueda de parámetros más cercanos a la realidad latinoamericana puede


dar origen a una generación de hombres de prensa que, "diciendo siempre la verdad, sean capaces
de cambiar la cara de una nación", como sostenía el editor italiano Giulio de Benedetti, del diario La
Stampa.

Otra definición de noticiero

Incitar a cambios es el objetivo básico del periodismo cívico. Davies Merritt, editor americano y
considerado como el padre del concepto de civic journalism, dice que la prensa contemporánea
necesita ser capaz de trascender la "misión limitada de contar las noticias, hasta una misión más
amplia, de ayudar para que la vida pública funcione bien y de actuar fundándose en este imperativo".

Steele recurrió a un humorista, Finley Dunne, para describir la nueva misión de los diarios como la
de confortar los afligidos y afligir a los ufanos. Marshall MacLuhan también se puede citar aquí, como
a uno de los teóricos que influenciaron indirectamente en el periodismo público, cuando creó la
división de los mass media en "calientes", en los que el receptor es pasivo, y "fríos", donde es
posible el intercambio de datos.

Proyectos de la década pasada atestiguan lo que se escribe aquí, relatados por Carlos Castilho:
"Una experiencia original es la del The Spokesman Review, un periódico de la ciudad de Spoke, en
el Estado de Washington, que eliminó la sección de los editoriales y designó dos editores, llamados
interactivos, para ayudar a los lectores a colocar sus opiniones en formato periodístico.

Otro ejemplo es el de Tallahasse Democrat en el Internet. El periódico, de la capital del Estado de la


Florida, organizó debates entre los lectores y los miembros de la Cámara de los Diputados, y colocó
el contenido de las discusiones en la red pública y gratuita de las computadoras, para que la gente
pudiera seguir las discusiones en casa. El número de personas interesadas creció 200 veces en tres
meses".

Jan Schaffer cuenta que "una de las experiencias más ambiciosas se realizó en 1999, cuando el
periódico The Spokesman Review utilizó las herramientas de evaluación del periodismo cívico para
determinar cuáles eran los momentos básicos de la vida de los jóvenes, a fin de establecer si
tendrían éxito o fracasarían al llegar a adultos, acabando posiblemente en la cárcel. La investigación
identificó algunos momentos interesantes, como el primer día de clase en cuarto grado, en el que se
sabe si a un niño le va a gustar la escuela o no, o el primer día de clase del séptimo grado, en el que
se determina si puede ser "nerd" o miembro del grupo influyente. La idea no fue solamente la de
cubrir ese asunto, sino también la de descubrir algunos puntos de intervención para las agencia de
la asistencia social a la comunidad. Esto es un desarrollo muy distinto de la noticia".

Esta clase de noticia también la siguió el The Orange County Register, diario del Estado de la
California, que, según Schaffer, "realizó experiencias con una nueva técnica narrativa, para contar la
historia de los Niños de motel, chicos dolorosamente pobres que vivían en moteles residenciales,
frente al parque temático de Disneylandia. Contó la historia en forma de diálogos, usando las
mismas palabras de los niños.

La reacción provocó sorpresa. Consiguió 200.000 dólares en donativos, 50 toneladas de alimentos,


8.000 juguetes y millares de horas de trabajo de voluntarios interesados en ayudar a los niños de
moteles. Se destinó 1 millón de dólares para un programa residencial para retirar a las familias de
los moteles. Una agencia sin fines de lucro lanzó una campaña de US$ 5 millones para tratar a las
familias de moteles con problemas de drogas. La reportera Laura Saari afirmó más adelante que se
impresionó mientras trabajaba en búsqueda de una solución. "Un reportaje similar, escrito de modo
convencional, hubiera ubicado a las agencias del gobierno a la defensiva. Pero, debido a la forma
cómo se produjo la cobertura, ninguna si sintió acusada. Así, en vez de gastar energía en la
defensa, ellas fueron a las calles a ayudar", dijo Saari.

Los logros

Por fin, en un escenario como ese, se puede concluir que el beneficio para la comunidad es que los
diarios vinculados con el periodismo cívico provean a los lectores más formas de actuar a favor de la
colectividad. Y ellos, los lectores, actúan más cuando son invitados a ello. Y, como también dice Jan
Schaffer, otro beneficio es que el civic journalism ayuda a elevar considerablemente los
conocimientos de los lectores acerca de temas específicos. Otro beneficio: las comunidades acaban
por adoptar el modelo de vinculación con lo cívico, sea por los círculos de estudios o por los equipos
de voluntarios para la acción.

Y, para la prensa, ¿cuáles fueron los logros? Schaffer responde: "Vimos que creció el periodismo de
profundidad con resonancia más auténtica para la comunidad, en vez de un periodismo que
solamente repite los dos lados de una cuestión; vemos periodistas redescubriendo a sus gentes y
rompiendo algunos viejos estereotipos; vemos todo tipo de innovaciones en las redacciones. Nuevas
páginas, nuevos empleos, nuevos criterios, nuevas declaraciones de misión (...); por fin, el
periodismo cívico creó un ambiente que permitió a los editores asumir nuevos retos".

A fin de cuentas, al practicar el periodismo público, está el periodista siendo un profesional ético en
alto grado, en favor del ciudadano, que puede ser él también. Es trascender el mito del "periodista
Watergate", siempre sólo, en búsqueda de un error para delatar. Es colaborar por una prensa más
ciudadana, en el sentido que ella también sea responsable por los errores y aciertos y no apenas
apunte las fallas y se auto-felicite por las conquistas.
Capítulo 9: Periodismo investigativo

Lección 41: Qué es el periodismo investigativo

Para el común de sus cultivadores, éste se distingue del resto de las rutinas profesionales
tradicionales fundamentalmente por la selección de determinados temas y su mayor profundidad en
el tratamiento del objeto o asunto que se aborda, lo cual supone o es el resultado a su vez del
empleo combinado de métodos y técnicas rigurosas de indagación en la búsqueda de los datos y,
por supuesto, de un consumo de tiempo y otros recursos superior a la media del reportaje
convencional. Autores como Robert W. Greene y Gerardo Reyes, entre otros, en un intento de
definición, precisan que el periodismo de investigación es la reportería que se realiza a través de la
iniciativa y el trabajo del periodista, sobre asuntos de importancia que algunas personas u
organizaciones desean mantener en secreto. Los tres elementos básicos son: que la investigación
sea el trabajo del reportero, no un informe sobre una investigación hecha por alguien más; que el
tema de la información trate algo de razonable importancia para el lector o televidente, y que haya
quienes se empeñen en esconder esos asuntos al público.
También William Gaines lo plantea en similares términos, cuando señala en su obra que "se
considera historia investigativa: 1) aquella que es producto original del periodista, en contraposición
a un informe sobre la investigación de una entidad pública; 2) aquella en la que haya existido algún
intento de ocultar la información; 3) aquella que sea de importancia para el público."
Aunque la experiencia relatada por éstos y otros autores ( Scanella, Quesada, etc.) que han
abordado el tema reconocen las ventajas de un trabajo en equipo y del empleo de distintas técnicas
de investigación, la mayoría de ellos asume como válido el papel predominante del reportero
individual y la condición de que los datos a manejar deben ser un resultado del esfuerzo propio. Ello
podría llevar a la idea de excluir importantes procedimientos indagatorios que se apoyan en el
trabajo y la opinión de expertos u otros investigadores que a menudo suelen constituirse en valiosas
fuentes de información para el reportero, dispuestas por lo general a colaborar en forma
desinteresada con éste.
El interés social del tema, condición inobjetable, no puede conducir sin embargo al criterio de que
todo lo que atrae la curiosidad y atención del público debe ser tratado por la prensa. No podemos
coincidir con Reyes cuando admite como idea generalizadora que
La gente busca información para satisfacer una amplia variedad de necesidades. Una de ellas es la
de conocer las acciones u omisiones de sus gobernantes, legisladores, jueces y militares, de los
comerciantes e industriales que dominan el sector económico de la nación, de los banqueros que
tienen en sus manos el dinero de miles de familias y empresas y, en general, de las personas que
participan de algunas maneras en el manejo de los destinos de su ciudad o país.
El público quiere saber qué pasa con sus impuestos, a dónde va a parar el dinero de las
privatizaciones y de las bonanzas, y cómo está cuidando el Estado los recursos naturales; quiere
enterarse sobre la integridad moral de sus gobernantes, si tienen relaciones con narcotraficantes o
mafias de juego y el contrabando y, sobre todo, quiere saber quién lo engaña. Al mismo tiempo, el
lector busca chismes en el periódico para satisfacer su curiosidad personal sobre la vida privada de
artistas, comediantes, grandes empresarios, deportistas y delincuentes famosos.
Por supuesto que hay límites que sitúan la ética, los intereses del país, la intimidad de las personas,
y otros factores de política editorial, que no pueden dejarse de tener en cuenta, y que a la corta o a
la larga podrían dar al traste con las posibilidades de que muchos temas abordados sin una
valoración previa vean la luz pública.
Por último, suponer la existencia de intereses antagónicos con la fuente como condición de toda
investigación periodística convierte en esencial un rasgo que puede ser y es sin duda ocasional,
dependiente más bien de las características de determinados sistemas sociales y temas que de las
complejidades de muchos asuntos que la prensa debe abordar con enfoque científico, y en los
cuales a menudo sus principales fuentes de información podrían estar tan interesadas como el
reportero en un buen tratamiento periodístico.
En síntesis, al valorar de conjunto el Periodismo de Investigación podemos subrayar como rasgos
positivos los siguientes:

• La necesidad de un despliegue constante de iniciativas y habilidades profesionales para la


búsqueda y solución de nuevos temas o aspectos de determinados temas en ocasiones
desconocidos, pero esenciales.
• Una concepción integral y estratégica del trabajo con las fuentes de información y ulterior
presentación de los resultados, a través de una serie o conjunto de trabajos periodísticos.
• Un aprovechamiento adecuado de las amplias posibilidades que se abren al periodista con
la introducción de las modernas tecnologías de la comunicación e información.

A su cuenta negativa se ubicarían, por el contrario:

• El énfasis en los lados obscuros de la vida, las personas y los hechos.


• La incursión frecuente en facetas de la vida íntima de las personas y adopción de una
postura hipercrítica de la actividad de las instituciones públicas, asumiendo papeles de jueces y
fiscales de la conducta ciudadana.
• Una concepción antagónica de las relaciones entre el periodista y las fuentes y
protagonistas de muchos hechos que trata.

De todo ello se desprende que asumimos el Periodismo de Investigación como una propuesta válida,
es decir, como una posible actitud y acción profesional ante los hechos, con rasgos específicos
propios que lo separan del trabajo de reportaje convencional, apremiado por la inmediatez y
facilitado por los necesarios lugares comunes de la cotidianeidad. Sería un error, sin embargo,
asumirlo sin una posición crítica ante sus lados opuestos a toda ética y deontología profesional.
Lección 41 : Los desafíos del periodismo investigativo

El uso de técnicas computarizadas en el periodismo de investigación contribuye a erosionar el


monopolio oficial de la información. Los reporteros pueden encontrar en Internet fuentes alternativas
para llegar a lo que los funcionarios pretenden ocultar, analizar esa información mediante el uso de
hojas de cálculo, administradores de bases de datos, etc., y compararla con los comunicados de
prensa oficiales. Publicados los reportajes, los funcionarios se ven obligados a responder y, muchas
veces, a liberar la información que antes limitaban u ocultaban. El autor expone y ejemplifica la
experiencia desarrollada en América Latina por el Centro de Periodistas de Investigación, con sede
en México, que realiza actividades en Periodismo Asistido por Computador.

El Centro de Periodistas de Investigación inició sus actividades en 1996, como un proyecto de la


organización Investigative Reporters and Editors (IRE), con sede en Estados Unidos. La idea fue la
de construir una red de apoyo y colaboración entre periodistas mexicanos interesados en la
investigación periodística y en el periodismo, asistido por computadora (PAC), tal como lo ha hecho
IRE durante más de veinte años en Estados Unidos y otros países.

El momento para lanzar el nuevo proyecto no podía ser más oportuno. En la última década, México
ha experimentado grandes cambios y el país pasa por una incierta transición política no exenta de
sobresaltos. La transformación económica ha ido acompañada por constantes disputas electorales,
el ascenso de la oposición de izquierda y derecha que amenaza el dominio del gobernante Partido
Revolucionario Institucional (PRI), asesinatos políticos y hasta el surgimiento de movimientos
guerrilleros campesinos en el sur del país.

Este proceso es seguido de cerca por una sociedad cada vez más consciente y participativa y, sobre
todo, cada vez más dispuesta a llamar a cuentas a su clase política. En este contexto, la situación de
los medios también es muy diferente en un país en el que la calidad periodística ha enfrentado una
batalla desigual contra los demonios gemelos de la cooptación y de la censura. El mismo gobernante
que sabía ser sumamente generoso con los subsidios abiertos o encubiertos, podía convertirse en
un enemigo mortal cuando algún medio publicaba reportajes "incómodos".

Ahora, si bien el gobierno sigue ejerciendo una influencia inapropiada sobre los diarios, muchos de
ellos dependen cada vez más de la preferencia de los lectores y anunciantes y menos de los
subsidios oficiales. La censura oficial, mientras tanto, ha disminuido a un nivel que asombra a los
más escépticos.

Todo ello es propicio para el periodismo de investigación el cual, si bien no es nuevo en México,
tampoco se ha desarrollado al nivel que requiere la opinión pública. Lo mismo ocurre, aún en mayor
medida, con la investigación periodística computarizada.

Cuando iniciamos nuestras actividades en México, la respuesta fue muy positiva y nos llevamos una
sorpresa: a pesar del marcado centralismo que padece el país, o quizás por ello mismo, nuestro
proyecto despertó un mayor interés en otras ciudades distintas a la capital. Más aún, pronto
empezamos a recibir preguntas y solicitudes de talleres y seminarios en otros países de América
Latina, y pronto el Centro se convirtió en un proyecto continental con actividades en Colombia,
Brasil, Argentina, Perú, Panamá, Puerto Rico, Guatemala y Nicaragua.

Tanto interés como escepticismo

Nuestra llegada a las redacciones latinoamericanas, por lo general, provocaba una curiosa mezcla
de interés y escepticismo. Los colegas reconocían la importancia del periodismo de investigación y
algunos lo practicaban ya con resultados notables, pero pocos habían utilizado las herramientas
como Internet, hojas de cálculo y administradores de bases de datos.

Más aún, cuando mostrábamos algunos ejemplos de PAC hechos en Estados Unidos, muchos
reaccionaban con una especie de "envidia de la computadora": los reportajes les parecían
excelentes, pero esgrimían todo tipo de argumentos para explicar por qué este tipo de periodismo no
se puede practicar en América Latina. Algunos decían que en nuestros países no existe información
en formato electrónico o que las estadísticas oficiales no son confiables, mientras que otros insistían
en que pocos reporteros de la región tienen acceso a computadoras modernas y acceso a Internet.

En lo que todos coincidían, y por supuesto es un obstáculo considerable, es que, dada la cultura
política tradicional que persiste en América Latina, los políticos y burócratas tienden a considerar la
información pública como un recurso personal y asumen el derecho de compartirla o no con la
prensa y con la sociedad en general. Este problema es particularmente serio en países como
México, donde la ley de acceso a la información es ambigua y casi inútil, y en países con un pasado
autoritario reciente, en los que las restricciones ilegítimas a la investigación periodística aún se
disfrazan como "consideraciones de seguridad nacional".

En estos tres años, sin embargo, hemos confirmado que la investigación periodística por medio de
técnicas computarizadas no solo es posible en América Latina, sino que su uso puede contribuir a
erosionar el monopolio oficial de la información. Por ejemplo, los reporteros pueden encontrar en
Internet fuentes alternativas para llegar a lo que algunos funcionarios pretenden ocultar, y después
analizar esa información mediante hojas de cálculo o administradores de bases de datos y después
compararla con los comunicados de prensa oficiales. Una vez que se publican los reportajes esos
mismos funcionarios se ven obligados a responder, y en ocasiones el resultado es la liberación de la
información que antes limitaban. No es un proceso automático ni demasiado frecuente, pero ocurre.

Al mismo tiempo, los reporteros latinoamericanos están constatando que gran parte de la
información oficial que sí está disponible -incluyendo censos, estadísticas de salud y datos
electorales- no solo es confiable, sino que representa un tesoro periodístico que hasta la fecha no ha
sido suficientemente explotado.

También es curioso comprobar cómo muchas dependencias gubernamentales, en su afán por


aparecer modernas, mantienen sitios muy completos en Internet en los que puede obtenerse con
rapidez la información que un reportero tardaría días o semanas en conseguir en las oficinas de
prensa tradicionales, debido a la mala organización o al retraso burócratico intencional.
Los reporteros latinoamericanos también recurren cada vez más a la información producida en el
sector privado, incluyendo por supuesto la información financiera y económica. Aquí es más común
que los administradores de la información estén dispuestos a compartir sus archivos y, además, que
estén disponibles en formato electrónico y listos para ser analizados.

Algunos ejemplos, algunos resultados

Nuestros talleres son bastante interactivos y muchos colegas que participan en ellos empiezan de
inmediato a aplicar las técnicas que aprenden. Por ejemplo, durante un taller sobre el
programa Access que impartimos en Brasil, utilizamos como ejemplo datos del Servicio de
Inmigración y Naturalización de Estados Unidos, sobre inmigrantes latinoamericanos a este país.
Pocos días después uno de los reporteros participantes en el taller publicó una nota de primera
plana sobre la "fuga" de ejecutivos brasileños a Estados Unidos, atraídos por la economía del país.
Es cierto que no era un novicio en el PAC, pero hemos visto a muchos otros colegas, sin
capacitación previa en estas herramientas, que aun antes de que terminara el taller empiezan a
utilizarlas en su trabajo o por lo menos sacan las empolvadas cajas de recortes para empezar a
modernizar sus archivos.

Algunos colegas están haciendo trabajos muy interesantes mediante la creación de bases de datos
propias, a partir de información que logran obtener en formato impreso. Por ejemplo, tanto en México
(diario Público de Guadalajara) como en Venezuela (Carlos Subero, de El Universal de Caracas) han
aparecido reportajes sobre el perfil y las historias humanas de las personas sentenciadas por delitos
de narcotráfico.

En ambos casos los reporteros obtuvieron la información de fuentes judiciales -en Venezuela fue
relativamente fácil, en México fue una verdadera batalla- para después diseñar su base de datos,
captar la información y analizarla mediante la computadora. El reportaje de Público, por ejemplo,
demostró que tan solo el 5% de los arrestos había sido resultado de la investigación policiaca. El
resto de los sentenciados cayó en manos de la justicia debido a cateos al azar, delaciones o incluso
accidentes de tráfico.

Los reporteros latinoamericanos también están sacando provecho de aquellos campos en los que
está mejorando el acceso a la información, incluyendo la información oficial en formato digital. Jose
Roberto Toledo, del diario Folha de Sao Paulo, ha utilizado información estadística producida por
dependencias del gobierno para hacer retratos, con frecuencia estremecedores, de su sociedad. El
año pasado usó datos del Ministerio de Salud para informar a los lectores de Sao Paulo que en esa
ciudad el homicidio es la causa de muerte entre niños de 10 a 14 años de edad, y que en un gran
número de casos los asesinos son los padres.

Otro terreno fértil es el de la cobertura electoral. En muchos países latinoamericanos existen


abundantes datos electorales, compilados tanto por el gobierno como por organismos privados, y
que con frecuencia pueden obtenerse en Internet. Tomemos el ejemplo de México: en las
controvertidas elecciones de 1988, los resultados de algunas casillas rurales tardaron varios días en
llegar a la ciudad de México. Seis años después, en las elecciones de 1994, las autoridades
electorales empezaron a subir a Internet los conteos iniciales en la noche misma de las elecciones, y
para la madrugada siguiente los reporteros mexicanos y extranjeros tenían resultados extraoficiales
muy completos.

Hay otra veta potencial que no hemos explotado plenamente, quizás porque las leyes al respecto
son nuevas en muchos países: el financiamiento de las campañas políticas y la relación entre los
intereses privados y el comportamiento de los funcionarios electos. La información no es tan
abundante como en otras regiones, pero está mejorando y la que existe en algunos países se presta
ya para seguimientos periodísticos avanzados.

Mientras tanto, los periodistas latinoamericanos han encontrado nuevas formas para burlar los
obstáculos al acceso a la información; una de ellas es buscar en otros países lo que se trata de
ocultar en los suyos. Para ello Internet es particularmente útil, ya que permite identificar y hacer
contacto con fuentes internacionales -académicas, periodísticas, no gubernamentales y aun sitios de
otros gobiernos- que ofrecen información relevante para los países latinoamericanos.

Gerardo Reyes, reportero del diario The Miami Herald, narra una anécdota significativa. Durante un
taller de Internet para periodistas centroamericanos utilizó como ejemplo el sitio de la General
Accounting Office, una dependencia que evalúa las actividades del Congreso de Estados Unidos. De
pronto un participante saltó de su asiento, ya que navegando al azar había dado con datos sobre la
ayuda militar de Estados Unidos a su país. Corrió entusiasmado al teléfono para notificar a su diario
del hallazgo porque, según explicó, a nivel doméstico su gobierno aún oculta esa información por
"razones de seguridad nacional".

El fin de la guerra fría también contribuye a abrir nuevas vetas. La reportera mexicana Claudia
Fernández utilizó Internet -y mucha paciencia- para hacer un interesante reportaje sobre el papel de
la KGB en México durante los años 50, cuando la capital de este país era una especie de Viena
latinoamericana en la que pululaban espías estadounidenses, soviéticos y de otros países de la
OTAN y del Pacto de Varsovia.

Claudia recurrió a la página de National Security Archives, una ONG estadounidense que obtiene,
clasifica y distribuye documentos desclasificados por Washington, para consultar centenares de
cables enviados a Moscú por la embajada soviética en México. Con esa información pudo describir
las actividades, los sobrenombres e incluso la identidad real de muchos mexicanos -incluyendo
militantes, artistas y gente de la calle-quienes colaboraron con la KGB en esa época.

Algunos problemas

Un problema real es que si bien hay carencias técnicas en muchas redacciones, cuando los medios
hacen esfuerzos por dotar de equipo moderno a los reporteros es frecuente que estos se resistan a
capacitarse para utilizarlos, bien por temor a la tecnología o bien porque consideran que su tiempo
es demasiado "valioso" para perderlo aprendiendo a usar las computadoras.

Hemos visto, en demasiadas redacciones, computadoras modernas reducidas a máquinas de


escribir electrónicas, y con frecuencia los reporteros ni siquiera sospechan los recursos que se
esconden en un directorio de Office que quizás nunca han abierto. Consideran que es más fácil
acudir al centro de información de su medio, cuando existe, o al boletín oficial.

Por su parte, muchas empresas periodísticas tampoco parecen demasiado interesadas en invertir en
la capacitación de sus reporteros para promover el uso del PAC. Su leitmotiv es la recurrente crisis
económica, pero en realidad muchos medios de la región aún no están convencidos del potencial
que representan el periodismo de investigación y el PAC para competir con sus rivales.

Y también hay riesgos. Por ejemplo, algunos colegas se entusiasman con la información obtenida en
Internet o con los datos duros propios del análisis mediante hojas de cálculo y administradores de
bases de datos, y se olvidan de lo básico, incluyendo la obligación de usar la información para
escribir un reportaje interesante. Con frecuencia se publican notas que no son más que párrafos
áridos alrededor de varias tablas y gráficos, o reportajes fallidos que se desfallecen unas líneas
abajo de la entrada.

Esto, confiamos, es algo que irá desapareciendo a medida que se termine la novedad para los
reporteros y para los lectores, y en especial cuando los editores, que actualmente están
deslumbrados con las posibilidades del PAC, retomen los lápices y vuelvan a hacer su trabajo.

Puede surgir un problema cuando quienes se inician en el PAC no tienen también una comprensión
apropiada de los temas que cubren o carecen incluso de conocimientos básicos de estadística. Por
ello, la creciente facilidad de uso de los nuevos programas puede provocar que los reporteros
inexpertos manipulen los datos de manera que arrojen conclusiones sesgadas o de plano
incorrectas, las que pueden aparecer en el diario como "noticia". La computadora permite hacer
miles de operaciones por segundo, pero también se presta a cometer miles de errores por segundo.

Sin embargo, estos y otros problemas tenderán a disminuir a medida que los reporteros y, por
supuesto, los lectores, sean más refinados y exigentes. A ello puede contribuir la expansión de una
red de periodistas dedicados al PAC quienes, además de ampliar sus habilidades, estén dispuestos
a compartirlas con colegas recién llegados a este campo.

Pero, además, el conocimiento y el uso del PAC en América Latina puede ayudar a superar el
antiguo debate sobre si el periodismo de investigación es una especialidad en sí misma o si, como
afirma Gabriel García Márquez, se trata de una expresión redundante. Es común que muchos
egresados de las escuelas de periodismo tengan sueños de convertirse en estrellas del periodismo
de investigación, y también es claro que ese tipo de vacantes son muy escasas. Pero lo que sí es
posible es que todos los jóvenes periodistas conozcan la metodología del periodismo de
investigación y se capaciten en las técnicas y herramientas del PAC, y apliquen esos conocimientos
en su trabajo cotidiano. De esa manera, si bien no tendremos legiones de periodistas investigadores,
sí habrá un creciente número de reporteros rigurosos y sofisticados quienes contribuirán a
incrementar la calidad del periodismo en general.
Capítulo 43: Principios y pasos para la realización del Periodismo de Investigación

Teniendo estas observaciones en cuenta, una concepción propia del Periodismo de Investigación
podría partir a nuestro juicio de los siguientes criterios:

1. Selección y enfoque: de temas o problemas complejos, que requieren el conocimiento y la


atención y participación de la opinión pública y las instituciones, partiendo del interés social.
2. Intencionalidad: supone como premisas determinado grado de esclarecimiento previo acerca
de la comunicabilidad de los resultados y su impacto en la opinión pública, con fines que pueden
ir desde la información o explicación esclarecedora y la corrección o rectificación de deficiencias
o irregularidades cometidas, hasta la orientación y movilización colectiva hacia determinadas
acciones institucionales o masivas, encaminadas a la solución parcial o total del problema.
3. Objetividad: es decir, la búsqueda de la verdad objetiva que subyace a veces bajo el
aspecto superficial o la primera impresión que nos producen --o se nos propone sobre-- los
hechos. Ello supone ir a las esencias con incansable actitud analítica y crítica.
4. Enfoque científico integral y estratégico: del trabajo con las fuentes de información y en la
aplicación de los diversos métodos y técnicas para la obtención de los datos que necesitamos.
Incluye por supuesto las amplias posibilidades de la observación directa y participante, abierta o
encubierta, en dependencia de las circunstancias; así como la consulta a todo tipo de fuentes
que nos aporten referencias o datos útiles.
5. Normas y principios éticos: previstos por nuestro Código Profesional, en el cual se
encuentran claramente definidos deberes y derechos del periodista y sus órganos de prensa en
la sociedad, así como el tipo de relaciones a desarrollar entre éstos y las demás personas e
instituciones.
6. Enfoque integral y sistémico de la estrategia comunicativa, partiendo de una adecuada
comprensión de los procesos de comunicación en su cotidianeidad y continuidad de una parte, y
de las potencialidades creadoras, el papel complementario y las características de los diferentes
géneros periodísticos, de la otra.

Tomando como base estos criterios, no a manera de recetario, sino como normas que la experiencia
aconseja asumir con toda flexibilidad, podrían resumirse los principales pasos a dar para llevar a la
práctica el periodismo investigativo en nuestras condiciones particulares:
Primero : Concebir y elaborar un proyecto o plan previo, a partir de la selección del tema o problema
a abordar, esclarecer sus premisas y precisar los objetivos o finalidad investigativa y comunicativa.
En dicho proyecto quedarán previstas las principales técnicas de investigación a emplear, tiempo y
recursos materiales y humanos necesarios, incluyendo su costo en determinados casos.
Segundo: Desarrollo de la investigación, aplicando las técnicas requeridas y combinando, en
dependencia de las necesidades previstas u otras situaciones que pudieran presentarse:
observación, entrevistas individuales, encuestas, consulta a expertos, trabajo en grupos, estudio
documental y bibliográfico, consulta a fuentes informáticas, etc.
La obtención de información, por otra parte, en el caso de la investigación periodística tiene una
doble condición: a) conduce a los resultados perseguidos en el orden indagatorio, tal y como ocurre
en todo proyecto de esta naturaleza, b) aporta todo el material fáctico y de referencia, así como
ilustraciones a emplear en los diferentes géneros, lo cual supone una elaboración sobre la marcha
de la posible estrategia comunicativa a emplear en la presentación periodística de los resultados.
Tercero: Realizar un balance final de los resultados y proceder al ajuste definitivo de la estrategia
comunicativa. Este paso pudiera dar lugar al criterio de que el material recolectado, contrariamente a
las premisas definidas, no aconseja su publicación desde el punto de vista periodístico. En tal caso,
quizás se recomiende su archivo definitivo o su entrega a determinadas instituciones, en cuyas
manos pudiera tener alguna utilidad.
Cuarto: Elaborar el o los trabajos periodísticos empleando distintos géneros, teniendo en cuenta las
posibilidades de su publicación en una o más ediciones o emisiones del órgano de prensa, según el
caso. La estrategia debe prever el lugar que ocuparían posibles respuestas emitidas por
instituciones o personas individualmente, como efecto o repercusión de los primeros trabajos;
hechos de los cuales es muy importante mantenerse atentos, e incluso provocarlos en ocasiones en
que sea recomendable.
Naturalmente que la polémica es también una posibilidad en esta etapa, debido al surgimiento de
criterios o datos opuestos o parcialmente diferentes a los expresados por el periodista o por alguna
otra opinión vertida públicamente. Deberá estarse al tanto de todo y definirse oportunamente qué
lugar darle o no dentro de la estrategia de comunicación.
Quinto: Controlar y evaluar parcial y finalmente los efectos o resultados logrados o promovidos por
las acciones comunicativas en su conjunto, haciéndolo evidente en ocasiones de manera expresa y
objetiva. Aquí es importante reconocer la actitud receptiva y el papel positivo de personas e
instituciones en la solución de los problemas, extrayendo finalmente las mejores lecciones de todo el
proceso.
De ello se desprende que, aunque en ocasiones pudiera haber casos de personas negligentes o
responsables de algunos hechos o situaciones criticados por la prensa, lo fundamental es ir a las
causas esenciales que le dieron lugar, sus consecuencias sociales y el papel de la opinión pública y
la participación ciudadana e institucional, tanto en su origen como, sobre todo, en sus posibles vías
de solución y esclarecimiento.
Tales pasos quedarían plasmados, como diseño de la investigación periodística, de acuerdo con los
diferentes elementos que aconseja William Gaines en su obra, y que podemos resumir de la manera
siguiente:

• Título: una idea básica y totalizadora del tema a abordar


• Tema: precisión sobre el problema que será objeto de investigación
• Necesidad: importancia o trascendencia e interés social del problema y significación posible
de su publicación
• Alcance del estudio: delimitación de los marcos en que se desarrollará la investigación
• Métodos y técnicas que se pondrán en práctica para la investigación
• Fuentes: Relación de fuentes personales, documentales o institucionales
• Producción: géneros, ediciones, materiales a conseguir, etc.

No se trata, por supuesto, de un esquema rígido, sino todo lo contrario. Partiendo de su papel básico
como proyecto a valorar y decidir por el equipo de redacción, los promotores le harán las
adecuaciones requeridas en cada situación, a fin de que sirva como sistema argumental y guía
práctica de todo el proceso de realización de la indagación periodística y sus diferentes variantes de
géneros como propuesta de estrategia comunicativa.
Como podrá apreciarse de todo lo antes dicho, al reconocer la existencia de un llamado "Periodismo
de Investigación", no estamos hablando de un género periodístico específico; sino de una actitud,
métodos y acciones profesionales ante determinados temas que por su complejidad e implicaciones
deben ser objeto de una investigación más acabada y rigurosa; así como del empleo casi siempre
combinado de variadas formas de presentación del material periodístico.
Es obvio, por otra parte, que la realidad no identifica cuándo corresponde tal actitud; sino que ese
deslinde incumbe al periodista. Y vale decir que para el buen periodista, toda realidad siempre es
compleja y requiere, por tanto, el máximo de rigor profesional. De ahí que por ello estemos de
acuerdo con el principio planteado por el novel colombiano.
Lección 44: El papel del periodismo de investigación en la sociedad democrática

1. Ampliación de la agenda mediática

La tarea de "perro guardián" que el sistema democrático le asigna a la prensa se ve potenciada


cuando hablamos de periodismo de investigación. Consideramos que ninguna otra forma de
periodismo cumple esta misión con más idoneidad.

El director del diario ABC, Luis María Ansón, lo explica claramente:

"El periodismo de investigación asume la parte más delicada y difícil en esa misión
de defensa de la transparencia democrática, al sacar a luz los casos, a menudo
ocultos e invisibles por su propia naturaleza".

1.1. El periodismo de investigación agrega información


Si los medios de comunicación de masas construyen la realidad social e inciden en lo que la opinión
pública conoce, el periodismo de investigación colabora en esa tarea aportando nuevos temas para
la agenda mediática y ampliando el espectro de los acontecimientos noticiosos.
Como veíamos hacia el final del capítulo anterior, la producción noticiosa habitualmente se inicia con
acontecimientos, que son la materia prima de la noticia.
Sin embargo, el periodismo de investigación se separa del resto de las prácticas periodísticas de los
mass media porque, en su caso, acontecimiento y noticia son lo mismo.
Una investigación periodística, por su naturaleza de ir a buscar aquello que se resiste a ser revelado,
descubre o crea el acontecimiento.
La publicación de una historia de investigación es un acontecimiento en sí misma y normalmente
introduce, agrega o revive un tema en la agenda mediática. De esta manera, no hace más que
enriquecer el debate público, agregándole temas y argumentos.

2. El periodismo de investigación, perro guardián de la sociedad


Pero el periodismo de investigación no solamente agrega cantidad de temas al marco cognitivo
democrático. Sobre todo, agrega calidad.
Javier del Rey plantea que "la calidad de la democracia depende de la calidad de la comunicación
que se produzca en la democracia" (Del Rey, 1989, p. 229), y afirma que "sólo se consigue una
efectiva democratización, o una mayor democratización en una sociedad democrática, en razón de
sus instituciones, mediante un aumento de la calidad y de la racionalidad de la comunicación social
que en ella se produce" (ibid., p. 33) y que "un incremento en la calidad de la comunicación supone
siempre perfeccionamiento y consolidación de la convivencia en democracia" (ibid., p. 215).
Y, como lo indicaban los periodistas de investigación españoles, con expresiones como "es
periodismo puro" (Eduardo Martín de Pozuelo), "es periodismo en estado puro" (Francisco Mercado)
o "cualquier labor periodística debería ser de investigación" (Ramón Tijeras), el periodismo alcanza
su mayor grado de calidad y profesionalismo justamente con el periodismo de investigación.
Mayoritariamente, los reporteros y la bibliografía actual sobre periodismo coinciden en que
solamente el periodismo de investigación logra efectivamente iluminar las zonas oscuras de la
sociedad, conquistar el conocimiento a propósito de algo y reducir la incertidumbre.
En las modernas y complejas democracias modernas, es precisamente en el periodismo de
investigación donde se produce una comunicación social de mayor racionalidad y calidad.
El profesor Ted J. Smith, publicó en 1991 un artículo en el que criticaba el trabajo de los periodistas
en general y decía que no estaban cumpliendo su rol de perro guardián, entre otras cosas, porque:

• el ejercicio periodístico es básicamente una actividad de escaso rigor intelectual y con


marcada tendencia a la simplificación;
• los periodistas suelen carecer de conocimientos técnicos adecuados para la mayor parte de
las cuestiones complejas de la vida actual;
• el trabajo periodístico se ejecuta sin la reflexión y el sosiego que son deseables en una
adecuada labor crítica (Martínez Albertos, 1994, p. 18).

Precisamente, esos defectos anotados por Smith son los que pretende solucionar el periodismo de
investigación. Ese vacío que puede presentar, en algunos casos, la prensa que no investiga, es
justamente el que la investigación seria logra llenar.
Los formatos informativos habituales no dan la posibilidad de reflexionar, de buscar más allá de lo
evidente, de explicar complejidades.
Como lo plantea James Deaking:

"Los noticieros vespertinos de la TV disponen de unos 21 minutos para cubrir un


mundo inmenso, desordenado y complicado. Las consecuencias son la
superficialidad e incomprensión" (Deaking, 1991, p. 31).

Eugene Roberts, por su parte, lo resume así:

"La sociedad -especialmente nuestra sociedad democrática- empieza a fallar


cuando no es adecuadamente informada. ¿Informa a sus lectores un periódico que
se niega a hacer periodismo en profundidad, periodismo de investigación? La
respuesta es, enfáticamente, no. Sin el deseo de llevar a cabo periodismo de
investigación, un periódico falla a sus lectores. Les da cobertura incompleta"
(Roberts, 1988, p. 12).

Según Philip Meyer, el punto débil del tradicional periodismo de actualidad es:

"que el periodista carece de una certeza de criterio para calibrar las fuentes en
conflicto y se ve forzado a utilizar el tradicional objetivismo, el cual implica la
temeraria suposición de que todas las voces profesan un equivalente afán por la
verdad" (Meyer, 1993, p. 37).

Por eso, Martínez Albertos asegura que:

"El papel del 'watch-dog' se materializa justamente mediante la elaboración de los


'reportajes de investigación" (Martínez Albertos, 1994, p. 24).
Y agrega:

"Por consiguiente, preguntarnos sobre la vigencia de las tesis del perro guardián es
preguntarse sobre la utilidad práctica, en la vida de las comunidades políticas, del
reportaje investigativo. Más aún, podríamos concluir que la revisión y puesta al día
de la tesis del perro guardián viene condicionada por la consideración de cuáles son
los requisitos técnicos y deontológicos para la preparación y redacción última de un
correcto reportaje de investigación" (Martínez Albertos, ibid., p. 24).

John Suart Mill, al ligar su concepto de libertad al de verdad y hablar de la utilidad de la heterodoxia,
hace una descripción que goza de especial significación, aplicada al análisis del periodismo de
investigación:

"revelar al mundo algo que le interesa profundamente y que hasta entonces


ignoraba, demostrarle que ha sido engañado en algún punto vital para sus intereses
temporales o espirituales, es el mayor servicio que un ser humano puede prestar a
sus semejantes" (Stuart Mill, 1979, p. 77)

Al fin y al cabo, todo se reduce a la necesidad de una prensa libre en las sociedades democráticas.
Y creemos que el lugar donde dicha libertad se demuestra más patentemente es precisamente en el
periodismo de investigación.
Esta práctica periodística supone el extremo más osado de la libertad de expresión: una prensa que
investiga y denuncia a las propias instituciones que garantizan su libertad.

3. El periodismo de investigación enriquece el debate


Como vimos previamente, Robert Dahl identificaba el grado de riqueza del debate público como un
elemento fundamental para medir la democratización.
Y precisamente, mediante la ampliación de la agenda de temas y a través de una mayor calidad y
racionalidad en la comunicación, las revelaciones de los periodistas de investigación no hacen más
que enriquecer ese debate.
El debate público no solamente se potencia a través de la presentación de todas las partes, de todos
los puntos de vista, de todas las caras de la moneda.
Es más, en sociedades tan complejas como las actuales, ese embotellamientos de mensajes a
veces simplemente aumenta la confusión del público y, contradictoriamente, puede dar lugar a un
deterioro en la comunicación.
El periodismo de investigación independiente intenta solucionar ese problema. Intenta desenmarañar
y captar más claramente la compleja realidad que nos rodea.
Javier del Rey lo explica de la siguiente manera:

"No es suficiente la pluridad de emisores y no es suficiente la libertad que para


todas las opiniones quería y propugnaba el filósofo inglés (Stuart Mill): al periodista
se le supone amplia formación porque su tema es, en definitiva, hurgar en la
sociedad, distinguir entre medios y fines, priorizar, y conseguir racionalidad en el
tratamiento de los temas socialmente relevantes" (Del Rey, 1989, p. 47).
La simple presentación de versiones antagónicas de los hechos ya dejó de ser efectiva. Hoy, cada
vez más, el poder político, social, privado y/o cultural tiende a inmunizarse contra la falsación y la
crítica.
Por eso, los medios de comunicación independientes tienen la función de contestar las versiones
promulgadas por el poder con la versión, contrastada y verificada, más cercana a la verdad.
Montserrat Quesada afirma que:

"las sociedades modernas y los tiempos actuales exigen que la libertad de


información y la crítica pública del poder no se construyan solamente a partir de
simples opiniones de los más atrevidos. Es necesario que tales opiniones vayan
respaldadas por la solidez de los hechos y para ello el trabajo de investigación es
tarea ineludible" (Rodríguez, 1994, p. 11).

Hagan o no hagan periodismo de investigación, los medios cumplen la función de construir la


realidad social. Esta realidad será más o menos cercana a la verdad, más o menos completa, más o
menos diáfana, dependiendo de la calidad del periodismo al que acceda la sociedad. Y ni el
periodismo de actualidad, ni el periodismo de declaraciones, ni las filtraciones interesadas y ni
siquiera el periodismo de denuncia logran la claridad, la profundidad y la certeza que sí puede lograr
el periodismo de investigación.
Ninguna de esas prácticas periodísticas cumple tan acertadamente la tarea de perro guardián de las
instituciones democráticas. En todos estos casos, el producto periodístico simplemente refleja
versiones interesadas de la realidad que no colaboran a la racionalidad ni aclaran tan eficientemente
aquellos aspectos de la realidad que permanecen en la penumbra.
Como nos dijo Philip Meyer, el padre del periodismo de precisión:

"Una sociedad democrática necesita modos de poner a prueba la realidad. Los


políticos y los grupos de interés definen la realidad para que ésta se amolde a sus
necesidades. Los periodistas de investigación pueden poner a prueba sus versiones
de la realidad acumulando hechos que puedan crear una realidad más objetiva".

Además de controlar a las instituciones y enriquecer el debate público, el periodismo de


investigación tiene como función justamente cuidar a la propia democracia, denunciando a aquellos
que subvierten las reglas del juego democrático.
Y así como las investigaciones pueden abarcar todo el espectro de la realidad que va desde lo
individual a lo institucional o desde lo social a lo político, su papel de control, de sacar temas a luz,
de desentrañar lo oculto, lo ocultado y lo olvidado, de aclarar lo complejo, se cumple también a lo
largo y ancho de la sociedad y no se reduce solamente a los aspectos electorales.
3.1. Combate contra la complejidad
Volvamos una vez más a Robert Dahl, quien, como ya vimos, argumentaba que el tamaño de las
sociedades modernas, dinámicas y pluralistas
convertían a estas sociedades en entramados cada vez más complejos y generaban instituciones y
gobiernos cada vez más inabarcables.
Ante esta situación ineludible, el periodismo de investigación cumple la función de ayudar a los
ciudadanos a participar en las decisiones que afectan a sus vidas, desenredarles y llevarles de
manera lo más clara posible una síntesis de la realidad que los rodea.
En otras palabras, tal como afirma la hipótesis de partida, construir un marco cognitivo más rico y
adecuado a la creciente complejidad de las sociedades democráticas o en proceso de
democratización.
No solamente es un hecho que los ciudadanos no tienen prácticamente otra forma de acceder a las
decisiones de las instituciones que rigen su vida que a través de los medios masivos, sino que, ante
la complejidad de la sociedad y el gobierno, no pueden hacerlo sin un tipo de periodismo de calidad
que logre racionalizar y organizar ese mundo.
A estas alturas seguramente sería ocioso repetir que ese es uno de los fines del correcto periodismo
de investigación.
Dice Eugene Roberts:

"A medida que el gobierno se vuelve más grande y más complejo, lo mismo que la
sociedad, a medida que la ciencia y la tecnología explota, a medida que los temas
se vuelven más opacos y arrolladores, el periodismo convencional se vuelve cada
vez más inadecuado" (Roberts, 1988, p. 12).

Por eso, Philip Meyer sostiene que, para los periodistas:

"hubo un tiempo en que todo lo que hacía falta era amor a la verdad, vigor físico y
cierta gracia literaria. Todavía el periodista necesita esos recursos, pero ya han
dejado de ser suficientes. El mundo se ha vuelto tan complicado, el incremento de
información disponible tan ingente, que el periodista tiene que ser alguien que
investiga y no sólo que transmite, un organizador y no sólo un intérprete, así como
alguien que reúne y hace accesibles los hechos" (Meyer, 1993, p. 25).
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