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Poética y retórica latinas -JFZ

Antología para
Poética y Retórica
latinas

Prof. Dra. Dª Josefa Fernández Zambudio

Cicerón denuncia a catilina, grabado de B. Barloccini, 1849. De C.C Perkins / Getty Images

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Poética y retórica latinas -JFZ

índice

Retórica
1. Catón...............................................................................................................................3
2. Varrón.............................................................................................................................5
3. Tito Livio.........................................................................................................................5
4. Retórica a Herenio......................................................................................................6
5. Cicerón............................................................................................................................9
SOBRE EL ORADOR..........................................................................................................9
EL ORADOR.......................................................................................................................16
6. Séneca el Viejo...........................................................................................................18
7. Tácito.............................................................................................................................20
8. Quintiliano...................................................................................................................22
Poética

FRAGMENTOS DE LA EPÍSTOLA A LOS PISONES DE HORACIO.......................26

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1. Catón
Scio solere plerisque hominibus rebus secundis atque prolixis atque prosperis animum
excellere atque superbiam atque ferociam augescere atque crescere. quod mihi nunc magnae
curae est, quod haec res tam secunde processit, ne quid in consulendo aduorsi eueniat, quod
nostras secundas res confutet, neue haec laetitia nimis luxuriose eueniat. aduorsae res
edomant et docent, quid opus siet facto. secundae res laetitia transuorsum trudere solent a
recte consulendo atque intellegendo. quo maiore opere dico suadeoque, uti haec res aliquot
dies proferatur, dum ex tanto gaudio in potestatem nostram redeamus. Atque ego quidem
arbitror, Rhodienses noluisse nos ita depugnare, uti depugnatum est, neque regem Persen
uinci. sed non Rhodienses modo id noluere sed multos populos atque multas nationes idem
noluisse arbitror. atque haut scio, an partim eorum fuerint, qui non nostrae contumeliae causa
id noluerint euenire. sed enim id metuere, si nemo esset homo quem uereremur, quidquid
luberet faceremus, ne sub solo imperio nostro in seruitute nostra essent. libertatis suae causa
in ea sententia fuisse arbitror. atque Rhodienses tamen Persen publice numquam adiuuere.
cogitate, quanto nos inter nos priuatim cautius facimus. nam unus quisque nostrum, si quis
aduorsus rem suam quid fieri arbitrantur, summa ui contra nititur, ne aduorsus eam fiat: quod
illi tamen perpessi. (Origines V 3a-b, frag. 163-164)

Sé que a menudo el espíritu de muchos hombres se enardece en medio de circunstancias propicias,


beneficiosas y felices, y que su orgullo y su insolencia crecen y se multiplican. Lo que ahora me provoca
una gran inquietud es el hecho de que, en vista de que este asunto ha transcurrido tan provechosamente,
en la deliberación no suceda nada desfavorable que desbarate nuestra prosperidad, o bien que esta euforia
no sobrevenga con excesiva intemperancia. Las circunstancias adversas a menudo aleccionan y enseñan
qué hay que hacer; las propicias, a causa de la euforia, suelen inducir a desviarse de una deliberación y un
juicio cabal. Por ello, tanto más encarecidamente digo y recomiendo que semejante asunto se aplace
algunos días, hasta que recobremos nuestro propio control después de tan gran regocijo. y yo, por mi
parte, creo que los rodios no querían que nosotros combatiéramos de la forma en que lo hicimos, ni que el

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rey Perseo fuera derrotado. Pero no sólo no lo quisieron los rodios, sino que creo que tampoco lo querían
muchos pueblos y muchas naciones, y no sé si hubo una parte de ellos que no quiso que esto sucediera no
a causa de nuestra afrenta, sino por temor, en efecto, a quedar sometidos a la esclavitud bajo nuestra única
autoridad en caso de que no hubiera ningún dirigente al que respetásemos e hiciésemos todo lo que nos
apeteciera. Creo que se han situado en esta posición por mor de su libertad. Sin embargo, los rodios nunca
han apoyado oficialmente a Perseo. Pensad en qué medida nosotros, entre nosotros mismos, actuamos
más precavidamente en privado. En efecto, cada uno de nosotros, en caso de sospechar que alguien ha
perpetrado cualquier acción en contra de su propiedad, se esfuerza con todo su empeño para que no se
haga nada en contra de ella; los rodios, por su parte, esto lo han padecido (trad. Marcos Casquero).

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2. Varrón
Omnis oratio cum debeat dirigi ad utilitatem, ad quam tum denique pervenit, si est aperta
et brevis, quae petimus, quod obscurus et longior orator est odio; et cum efficiat aperta, ut
intellegatur, brevis, ut cito intellegatur, et apertam consuetudo, brevem temperantia
loquentis, et utrumque fieri possit sine analogia, nihil ea opus est. Neque enim, utrum
Herculi an Herculis clavam dici oporteat, si doceat analogia, cum utrumque sit in
consuetudine, non neglegendum, quod aeque sunt et brevia et aperta. (De Lingua Latina
VIII 12/26).

Todo discurso debe tener como meta la utilidad, a la que llega cuando es claro y breve,
cualidades que exigimos porque el orador obscuro y extenso resulta odioso: que logre decir las
cosas claras, para que se le entienda, y que las diga de manera breve, para que se le entienda
antes. La costumbre oratoria es la que hace claro un discurso; la discreción lo que lo hace breve:
ambas cosas pueden lograrse sin recurrir a la analogía, por lo que no tenemos ninguna necesidad
de ella. Aunque la analogía enseñe si debe decirse clava Herculi o clava Herculis (la maza de
Hércules), dado que ambos giros son de uso corriente, no hay por qué descalificar a ninguno de
ellos, porque ambos son igualmente breves y claros (trad. Marcos Casquero).

3. Tito Livio
Entonces, cuando el heraldo pidió silencio, comenzó a hablar así: «Jamás pensé que me faltarían
las palabras para dirigir- me a mis tropas, no porque me haya ejercitado más en pala- bras que
en obras, sino porque criado casi desde mi niñez en un campamento estaba acostumbrado al
talante militar; en- tre vosotros no hay consejos ni palabras que me orienten so- bre cómo os
debo hablar a vosotros a los que ni siquiera sé con qué nombre llamaros: ¿ciudadanos, los que
os separas- teis de vuestra patria?, ¿acaso soldados, quienes rechazasteis la autoridad militar y
los auspicios y rompisteis los vínculos sagrados?, ¿enemigos? Reconozco los cuerpos, rostros,
ropas yel aspecto de los conciudadanos, veo los comportamientos, las palabras, los proyectos y
el talante de enemigos. ¿Qué queríais o esperabais vosotros distinto de lo que querían
yesperaban los ilergetes y lacetanos? Ellos, sin embargo, siguieron a los jefes de su locura,
Indíbil y Mandonio, varones de estirpe real; vosotros entregasteis los auspicios y el mando a
Umbro Atrio y Caleno Albio. Negad vosotros que todos esta- bais implicados o que
participasteis en los hechos, soldados; de buen grado creeré de ellos que fue locura y sinrazón
de unos pocos; y se ha consumado lo que, si se hubiera extendi- do por todo el ejército, no se
hubiera podido expiar sino con grandes castigos. A mi pesar toco esta especie de heridas, pero
sin ser tocadas y vueltas a tocar no pueden curarse. Ciertamente, una vez expulsados los
cartagineses de Hispa- nia, creía que no había hombre ni lugar alguno en toda la provincia,
donde mi vida fuera odiosa; de tal manera me ha- bía comportado no sólo con los aliados, sino
también con los enemigos; en mi campamento -¡qué gran error!- el rumor de mi muerte no sólo
fue admitido, sino también esperado. No es que yo quiera que el crimen sea compartido por
todos: sin duda alguna si creyera que todo mi ejército desea mi muerte, aquí inmediatamente
ante vuestros ojos moriría, no me merecería la pena una vida odiosa para mis conciudadanos y
soldados. Pero toda multitud, de igual manera que la mar, es inmutable por sí misma, los vientos
y las brisas la agitan; de igual manera la calma o las tempestades se producen entre vosotros;
tanto la causa como la ocasión de toda locura está en los instigadores, perdéis el juicio por
contagio. Todavía hoy no me parece que sepáis hasta dónde habéis llegado en vuestra insania,

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qué crimen habéis cometido contra mí, cuál contra la patria, familiares e hijos vuestros, cuál
contra los dioses testigos de vuestro juramento, cuál contra los auspicios, bajo los cuales
militáis, cuál contra la tradición militar y la disciplina de los antepasados, a qué os habéis
atrevido contra la venerabilidad del mando supremo. Voy a guardar silencio sobre mí -con
ligereza más que con avidez creísteis la noticia; a fin de cuentas soy de tal manera que no es de
extrañar que el ejército se canse de mi mando-o Pero, ¿qué os había hecho la patria, a la que
traicionabais al asociar vuestros proyectos con los de Indíbil y Mandonio?, ¿qué, el pueblo
romano, cuando concedisteis a particulares el mando arrebatado a los tribunos elegidos por
sufragio popular, cuando no satisfechos con esto, como si los hubierais puesto en lugar de los
tribunos; entregasteis las fasces de vuestro general a aquellos que nunca tuvieron un siervo al
que mandar, vosotros, el ejército romano? Albio y Atrio se aposentaron en el pretorio; a su lado
sonó la trompeta; se les pidió la consigna; se sentaron en el tribunal de Publio Escipión; ellictor
estuvo a su lado; pasaron por el espacio abierto para ellos; las fasces junto con las segures
fueron por delante. Pensáis que las lluvias de piedras y los rayos del cielo y que los animales
alumbren fetos extraños son portentos; un portento es vuestra conducta, que no pueda expiarse
sin víctimas, súplicas y sin la sangre de aquellos que a tan gran crimen se atrevieron. ( Historia
de Roma XXVIII 27) (trad. Solís y Gascó).

4. Retórica a Herenio
Etsi [in] negotiis familiaribus inpediti vix satis otium studio suppeditare possumus et id ipsum,
quod datur otii, libentius in philosophia consumere consuevimus, tamem tua nos, Gai Herenni,
voluntas commovit, ut de ratione dicendi conscriberemus, ne aut tua causa noluisse aut
fugisse nos laborem putares.  Et eo studiosius hoc negotium suscepimus, quod te non sine
causa velle cognoscere rhetoricam intellegebamus: non enim in se parum fructus habet copia
dicendi et commoditas orationis, si recta intellegentia et definita animi moderatione
gubernetur.  Quas ob res illa, quae Graeci scriptores inanis adrogantiae causa sibi
adsumpserunt, reliquimus.  Nam illi, ne parum multa scisse viderentur, ea conquisierunt, quae
nihil adtinebant, ut ars difficilior cognitu putaretur, nos autem ea, quae videbantur ad
rationem dicendi pertinere, sumpsimus.  Non enim spe quaestus aut gloria commoti venimus
ad scribendum, quemadmodum ceteri, sed ut industria nostra tuae morem geramus voluntati. 
Nunc, ne nimium longa sumatur oratio, de re dicere incipiemus, [sed] si te unum illud
monuerimus, artem sine adsiduitate dicendi non multum iuvare, ut intellegas hanc rationem
praeceptionis ad exercitationem adcommodari oportere.

Ocupado en mis asuntos privados apenas puedo dedicar al estudio el tiempo suficiente y el
poco del que dispongo prefiero emplearlo habitualmente en la filosofía. Pese a ello, Cayo
Herenio, tus deseos me han movido a escribir sobre el arte de hablar; no pienses, pues, que
rechazaba hacerlo por ti o que rehuía el esfuerzo. Y con mayor interés aún me he entregado a
esta tarea cuando vi que tu deseo de conocer la retórica tenía fundados motivos; en efecto, la
habilidad para hablar y la facilidad de expresión comportan no pocos beneficios si son dirigidas
por una fírme inteligencia y una estricta disciplina del carácter. Es éste el motivo de que haya
dejado de lado aquellos temas que los rétores griegos han tratado con inútil arrogancia. Por
miedo a parecer que saben poco, han investigado materias que no tenían nada que ver con su
ciencia para que así se creyera que es más difícil de aprender; yo, por el contrario, he incluido
lo que me parecía propio del arte de la oratoria, pues no son ni el interés económico ni el deseo
de gloria, como a otros, los que me han conducido a escribir; con mi esfuerzo sólo pretendo
cumplir tus deseos. Y ahora, para no prolongar en exceso mis palabras, comenzaré la ex
posición de la materia. Sólo quiero recordarte antes una cosa importante: la teoría sin una

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práctica constante no sirve de mucho; comprenderás, por tanto, que el estudio de estos preceptos
debe ir unido al ejercicio.

[2] Oratoris officium est de iis rebus posse dicere, quae res ad usum civilem moribus et
legibus constitutae sunt, cum adsensione auditorum, quoad eius fieri poterit. Tria
genera sunt causarum, quae recipere debet orator: demonstrativum, deliberativum,
iudiciale. Demonstrativum est, quod tribuitur in alicuius certae personae laudem vel
vituperationem. Deliberativum est in consultatione, quod habet in se suasionem et
dissuasionem. Iudiciale est, quod positum est in controversia et quod habet
accusationem aut petitionem cum defensione.

Nunc quas res oratorem habere oporteat, docebimus, deinde quo modo has causas
tractari conveniat, ostendemus.

La función del orador es poder hablar de todo aquello que las costumbres y las leyes han
fijado para el uso de los ciudadanos y obtener en la medida de lo posible la aprobación de los
oyentes. Hay tres clases de causas que el orador debe saber tratar: la demostrativa, la
deliberativa y la judicial. La demostrativa es la que se realiza como elogio o censura de una
persona determinada. La deliberativa se centra en la discusión política y comprende la
persuasión y la disuasión. La judicial se basa en una controversia e incluye la acusación, penal o
civil, y la defensa.

Mostraré ahora las cualidades que debe tener el orador; luego señalaré la manera en que
conviene tratar estas causas.

[3] Oportet igitur esse in oratore inventionem, dispositionem, elocutionem, memoriam,


pronuntiationem. Inventio est excogitatio rerum verarum aut veri similium, quae causam
probabilem reddant. Dispositio est ordo et distributio rerum, quae demonstrat, quid quibus locis
sit conlocandum. Elocutio est idoneorum verborum et sententiarum ad inventionem
adcommodatio. Memoria est firma animi rerum et verborum et dispositionis perceptio.
Pronuntiatio est vocis, vultus, gestus moderatio cum venustate.

Haec omnia tribus rebus adsequi poterimus: arte, imitatione, exercitatione.(I 1)

El orador debe tener las cualidades de invención, disposición, estilo, memoria y


representación. La invención es la capacidad de encontrar argumentos verdaderos o
verosímiles que hagan convincente la causa. La disposición ordena y distribuye
losargumentos y muestra el lugar en que debe ser situado cada uno de ellos. El estilo sirve para
adaptar a los argumentos de la invención las palabras y frases apropiadas. La memoria consiste
en retener con seguridad en la mente las ideas y palabras y su disposición. La representación es
la capacidad de regular de manera agradable la voz, el rostro y los gestos. Podremos conseguir
todas estas cualidades por tres medios: la teoría, la imitación y el ejercicio.

(…)

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Omnes rationes honestandae studiose collegimus elocutionis: in quibus, Herenni, si te


diligentius exercueris, et gravitatem et dignitatem et suavitatem habere in dicundo poteris, ut
oratorie plane loquaris, ne nuda atque inornata inventio vulgari sermone efferatur.   Nunc
identidem nosmet ipsi nobis instemus - res enim communis agetur -, ut frequenter et adsidue
consequamur artis rationem studio et exercitatione; quod alii cum molestia tribus de causis
maxime faciunt: aut si quicum libenter exerceantur non habent, aut si diffidunt sibi, aut
nesciunt, quam viam sequi debeant; quae ab nobis absunt omnes difficultates.  Nam et simul
libenter exerceamur propter amicitiam, cuius initium cognatio facit, cetera philosophiae ratio
confirmabit: et nobis non diffidimus, propterea quod et aliquantum processimus, et alia sunt
meliora, quae multo intentius petimus in vita, ut, etiamsi non pervenerimus in dicendo quo
volumus, parva pars vitae perfectissimae desideretur; et viam quam sequamur, habemus,
propterea quod in his libris nihil praeteritum est rhetoricae praeceptionis.  Demonstratum est
enim, quomodo res in omnibus generibus causarum invenire oporteat; dictum est, quo pacto
eas disponere conveniat; traditum est, qua ratione esset pronuntiandum; praeceptum est, qua
via meminisse possemus; demonstratum est, quibus modis perfecta elocutio conpararetur. 
Qua si sequimur, acute et cito reperiemus, distincte et ordinate disponemus, graviter et
venuste pronuntiabimus, firme et perpetue meminerimus, ornate et suaviter eloquemur.  Ergo
amplius in arte rhetorica nihil est.  Haec omnia adipiscemur, si rationes praeceptionis diligentia
consequemur exercitationis. (IV 56)

He reunido cuidadosamente todos los recursos para embellecer el estilo. Si los practicas con
diligencia, Herenio, podrás expresarte con tanta autoridad, distinción y elegancia que hablarás
como un verdadero orador, sin presentar ideas descuidadas y sin ornato, en un estilo vulgar.
Pero ahora —insisto, ya que se trata de algo que nos afecta a los dos—, debemos exhortamos
mutuamente a practicar con constancia y asiduidad las reglas de la oratoria mediante el estudio
y el ejercicio. Otros tienen dificultades para hacerlo por tres motivos: no tienen con quién
practicar libremente, no confían en sí mismos, o desconocen el método que deben seguir.
Nosotros no tenemos ninguno de estos inconvenientes, pues nos ejercitamos gustosamente por
esa amistad que surge de los lazos de parentesco y que además va a reafirmar el estudio de la
filosofía. Tampoco nos falta confianza en nosotros mismos, pues ya hemos realizado algunos
progresos y existen metas más altas a las que aspiramos en nuestra vida, de manera que, aunque
no alcancemos nuestro objetivo en la elocuencia, sólo nos faltará una pequeña parte de una vida
perfecta. Por último, conocemos el camino a seguir, puesto que no se ha omitido en estos libros
ninguno de los preceptos de la retórica.

He mostrado, en efecto, cómo se deben encontrar los argumentos para cada tipo de causa. He
dicho de qué manera conviene disponerlos. He indicado los medios para pronunciar el discurso.
Te he instruido en los recursos para memo- rizarlo y he mostrado cómo se consigue un estilo
perfecto. Si seguimos estos preceptos, encontraremos los argumentos con perspicacia y rapidez,
su disposición será clara y orde nada, los expondremos de manera digna y agradable, nuestra

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memoria será segura y fiel y el estilo brillante y atractivo. No hay nada más en el arte de la
retórica y todo esto lo conseguiremos si acompañamos con un ejercicio continuo el aprendizaje
de la teoría (trad. Núñez).

5. Cicerón

SOBRE EL ORADOR
[XXV] "Sic igitur" inquit "sentio," Crassus "naturam primum atque ingenium ad
dicendum vim adferre maximam; neque vero istis, de quibus paulo ante dixit Antonius,
scriptoribus artis rationem dicendi et viam, sed naturam defuisse; nam et animi atque
ingeni celeres quidam motus esse debent, qui et ad excogitandum acuti et ad
explicandum ornandumque sint uberes et ad memoriam firmi atque diuturni; [114] et
si quis est qui haec putet arte accipi posse, - quod falsum est; praeclare enim res se
habeat, si haec accendi aut commoveri arte possint; inseri quidem et donari ab arte
non possunt; omnia sunt enim illa dona naturae - quid de illis dicam, quae certe cum
ipso homine nascuntur, linguae solutio, vocis sonus, latera, vires, conformatio
quaedam et figura totius oris et corporis? [115] Neque enim haec ita dico, ut ars
aliquos limare non possit - neque enim ignoro, et quae bona sint, fieri meliora posse
doctrina, et, quae non optima, aliquo modo acui tamen et corrigi posse -, sed sunt
quidam aut ita lingua haesitantes aut ita voce absoni aut ita vultu motuque corporis
vasti atque agrestes, ut, etiam si ingeniis atque arte valeant, tamen in oratorum
numerum venire non possint.

Pienso, pues, dijo Craso, que la naturaleza y el ingenio son la primera condición para la
elocuencia, y que a esos preceptistas del arte de que antes hablaba Antonio, no les faltó
el arte ni el método, sino la naturaleza. Porque los movimientos del arte y el ingenio
deben ser rápidos, y es menester que el orador se muestre agudo en la invención, rico en
la amplificación y en el ornato, firme y tenaz en la memoria, y si alguno piensa que con
el arte se puede aprender esto (lo cual es falso, ¡ojalá que el arte bastara para inflamar y
conmover los ánimos! pero el arte no puede comunicarlo todo, ni menos lo que es don
de la naturaleza),¿qué dirá de aquellas facultades que nacen ciertamente con, el mismo
hombre; la soltura de lengua, la voz sonora, la amplitud de pecho, y el buen aire y

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disposición de todo el cuerpo? Y no digo que el arte no pueda animar algo, pues bien sé
que la enseñanza puede hacer mejor lo que es bueno, y aguzar y corregir de algún modo
lo que no es; pero hay algunos tan titubeantes de lengua, o tan desapacibles de voz, o
tan toscos y agrestes en gestos y ademanes, que aunque sobresalgan por el ingenio y el
arte, nunca pueden contarse en el número de los oradores (…).

[119] Est igitur oratori diligenter providendum, non uti eis satis faciat, quibus necesse
est, sed ut eis admirabilis esse videatur, quibus libere liceat iudicare; ac, si quaeritis,
plane quid sentiam enuntiabo apud homines familiarissimos, quod adhuc semper tacui
et tacendum putavi: mihi etiam qui optime dicunt quique id facillime atque
ornatissime facere possunt, tamen, nisi timide ad dicendum accedunt et in ordienda
oratione perturbantur, paene impudentes videntur, - [120] tametsi id accidere non
potest; ut enim quisque optime dicit, ita maxime dicendi difficultatem variosque
eventus orationis exspectationemque hominum pertimescit; - qui vero nihil potest
dignum re, dignum nomine oratoris, dignum hominum auribus efficere atque edere, is
mihi, etiam si commovetur in dicendo, tamen impudens videtur; non enim pudendo,
sed non faciendo id, quod non decet, impudentiae nomen effugere debemus; [121]
quem vero non pudet, - id quod in plerisque video hunc ego non reprehensione solum,
sed etiam poena dignum puto.

Ha de procurar el orador no sólo satisfacer a los clientes, sino atraerse la admiración de


los que pueden juzgar libremente. Y si queréis que os diga con franqueza lo que siento,
os diré lo que siempre tuve y creí que debía tener oculto. En mi concepto, los que
hablan mejor y pueden hacerlo con más facilidad y ornato, si no empiezan con cierta
timidez, y en el exordio no se perturban algo, casi me parecen atrevidos e inmodestos,
aunque puede no ser así, pues cuanto mejor se expresa el orador, tanto más conoce las
dificultades y teme la varia fortuna del discurso y el juicio de los hombres. Pero el que
nada puede decir digno del asunto, ni del nombre de orador, ni de los oídos del público,
aunque se conmueva al hablar, me parecerá atrevido. Pues no por avergonzarnos, sino
por no hacer nada indecoroso, podremos librarnos de la tacha de impudencia. Al que no
se ruboriza (y conozco muchos) le tengo no sólo por digno de reprensión, sino de pena.
(..)

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[128] in oratore autem acumen dialecticorum, sententiae philosophorum, verba prope


poetarum, memoria iuris consultorum, voX] tragoedorum, gestus paene summorum
actorum est requirendus; quam ob rem nihil in hominum genere rarius perfecto
oratore inveniri potest; quae enim, singularum rerum artifices singula si mediocriter
adepti sunt, probantur, ea nisi omnia sunt in oratore summa, probari non
possunt. [129] Tum Crassus "atqui vide" inquit "in artificio perquam tenui et levi
quanto plus adhibeatur diligentiae, quam in hac re, is quam constat esse maximam…

(Habla Antonio) En el orador se pide la agudeza de los dialécticos, las sentencias de los
filósofos, el estilo de los poetas, la memoria de los jurisconsultos, la voz de los trágicos
y el gesto de los mejores actores. Por eso nada más raro y difícil de hallar en el género
humano que un orador perfecto. Y si en las demás artes basta una tolerable medianía, en
el orador es necesario que estén reunidas en grado sumo todas las cualidades.»
Entonces dijo Craso: «Ya ves cuánta más diligencia se pone en las demás artes, aunque
sean ligeras y de poca monta que en esta de la elocuencia, que es más importante que
todas (…)

[XXX] [134] Tum Crassus adridens "quid censes," inquit "Cotta, nisi studium et ardorem
quendam amoris? sine quo cum in vita nihil quisquam egregium, tum certe hoc, quod
tu expetis, nemo umquam adsequetur. Neque vero vos ad eam rem video esse
cohortandos, quos, cum mihi quoque sitis molesti, nimis etiam flagrare intellego
cupiditate. [135] Sed profecto studia nihil prosunt perveniendi aliquo, nisi illud, quo eo,
quo intendas, ferat deducatque, cognoris. 

Entonces dijo Craso sonriéndose: «¿Piensas, oh Cota, que para la elocuencia no se requiere un
estudio y vehemente ardor, sin el cual nada egregio se hace en la vida ni nadie puede conseguir
lo que tanto deseas? Aunque vosotros no necesitáis de estímulo, y en vuestras mismas porfiadas
instancias conozco vuestra vehemente afición. Pero no basta el deseo para llegar a ninguna
parte, si no se sabe y conoce el camino.

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Qua re quoniam mihi levius quoddam onus imponitis neque ex me de oratoris arte, sed
de hac mea, quantulacumque est, facultate quaeritis, exponam vobis non quandam
aut perreconditam aut valde difficilem aut magnificam aut gravem orationem
consuetudinis meae, qua quondam solitus sum uti, cum mihi in isto studio versari
adulescenti licebat." [136] Tum Sulpicius "o diem, Cotta, nobis" inquit "optatum! Quod
enim neque precibus umquam nec insidiando nec speculando adsequi potui, ut, quid
Crassus ageret meditandi aut is dicendi causa, non modo videre mihi, sed ex eius
scriptore et lectore Diphilo suspicari liceret, id spero nos esse adeptos omniaque iam
ex ipso, quae diu cupimus, cognituros."
Y como no me imponéis una carga muy pesada, ni me preguntáis en general sobre el
arte oratoria, sino sobre esta facultad mía como quiera que ella sea, os daré una razón,
no muy recóndita, difícil, magnífica ni grave, del método que yo solía usar cuando en
mi adolescencia ejercitaba estos estudios.» Entonces dijo Sulpicio: «¡Oh día feliz para
nosotros, Cota! Lo que nunca con ruegos, ni insinuaciones, ni por medio de Difilo, su
lector y copista, pudimos lograr que nos dijera Craso, es decir, cómo medita y escribe
sus discursos, ahora vamos a conseguirlo, y a saber lo que por tanto tiempo hemos
estado deseando.
[XXXI] [137] Tum Crassus "atqui arbitror, Sulpici, cum audieris, non tam te haec
admiraturum, quae dixero, quam existimaturum tum, cum ea audire cupiebas, causam
cur cuperes non fuisse nihil enim dicam reconditum, nihil exspectatione vestra dignum,
nihil aut inauditum vobis aut cuiquam novum. Iam principio, id quod est homine
ingenuo liberaliterque educato dignum, non negabo me ista omnium communia et
contrita praecepta didicisse: [138] primum oratoris officium esse dicere ad
persuadendum accommodate; deinde esse omnem orationem aut de infinitae rei
quaestione sine designatione personarum et temporum aut de re certis in personis ac
temporibus locata; 
Antes pienso, oh Sulpicio, dijo Craso, que no te admirarás tanto de lo que yo diga, como
de la curiosidad que has tenido de oírme. Nada diré recóndito, nada digno de vuestra
expectación, nada inaudito o nuevo para ninguno de vosotros. No he de negar que en un
principio, como conviene a todo hombre de buena familia y liberalmente educado,
aprendí esos preceptos triviales y comunes: 1º, que el oficio del orador es decir de una
manera acomodada a la persuasión; 2º, que todo discurso es o de cuestión ilimitada sin
designación de tiempo ni perso nas, o de cuestión limitada a ciertas personas y tiempos.
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[139] in utraque autem re quicquid in controversiam veniat, in eo quaeri solere aut


factumne sit aut, si est factum, quale sit aut etiam quo nomine vocetur aut, quod non
nulli addunt, rectene factum esse videatur; [140] exsistere autem controversias etiam
ex scripti interpretatione, in quo aut ambigue quid sit scriptum aut contrarie aut ita, ut
a sententia scriptura dissentiat; his autem omnibus partibus subiecta quaedam esse
argumenta propria. 

Aprendí también que en uno y otro caso, y sea cualquiera la controversia, se pregunta si la cosa
se hizo o no; y si se hizo, cómo es y qué nombre ha de dársele, y aun algunos añaden si se hizo
justa o injustamente. Que existen controversias sobre la interpretación de un escrito en que haya
ambigüedad, o contradicción o discordancia entre el sentido y la letra, y que cada uno de estos
casos tiene sus argumentos propios. Que de las causas que son remotas de la cuestión general,
unas son judiciales, otras deliberativas, y hay un tercer género de causas, que consisten en la
alabanza o en el vituperio. Y que existen ciertos lugares comunes, fundados en la equidad, de
los cuales nos valemos para los juicios; y otros en las deliberaciones, donde todo se dirige a la
utilidad y buen consejo; y otros, finalmente, en el género demostrativo, en que todo se refiere a
la dignidad de las personas. Y que como toda el arte oratoria está dividida en cinco partes, lo
primero que ha de hacer el orador es inventar lo que ha de decir; lo segundo, ordenar lo
inventado, y pesarlo y componerlo; lo tercero, vestir y adornar el discurso; lo cuarto, guardarlo
en la memoria; lo quinto, recitarlo con dignidad y gracia. También aprendí que en el exordio se
debe conciliar el ánimo de los oyentes, y luego hacer la exposición, establecer la controversia,
confirmar nuestro parecer, refutar el del contrario; y en el epílogo, amplificar y poner de bulto
todo lo que nos favorece, y debilitar y menoscabar lo que favorezca a nuestros adversarios.
Aprendí también todo lo que enseñan sobre el ornato del discurso: primero, que se hable con
pureza de latinidad; segundo, clara y tersamente; tercero con elegancia; cuarto, con decoro y
según la dignidad del argumento. Supe los defectos de cada cosa, y vi que querían dar reglas
hasta a las cualidades que más dependen de la naturaleza. Sobre la acción y la memoria recibí
pocos preceptos, pero luego los fecundé con el ejercicio. Aprendí también que en uno y otro
caso, y sea cualquiera la controversia, se pregunta si la cosa se hizo o no; y si se hizo, cómo es y
qué nombre ha de dársele, y aun algunos añaden si se hizo justa o injustamente. Que existen
controversias sobre la interpretación de un escrito en que haya ambigüedad, o contradicción o
discordancia entre el sentido y la letra, y que cada uno de estos casos tiene sus argumentos
propios

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Poética y retórica latinas -JFZ

[141] Sed causarum, quae sint a communi quaestione seiunctae, partim in iudiciis
versari, partim in deliberationibus; esse etiam genus tertium, quod in laudandis aut
vituperandis hominibus poneretur; certosque esse locos, quibus in iudiciis uteremur, in
quibus aequitas quaereretur; alios in deliberationibus, quae omnes ad utilitatem
dirigerentur eorum quibus consilium daremus; alios item in laudationibus, in quibus ad
personarum dignitatem omnia referrentur; [142] cumque esset omnis oratoris vis ac
facultas in quinque partis distributa, ut deberet reperire primum quid diceret, deinde
inventa non solum ordine, sed etiam momento quodam atque iudicio dispensare
atque componere; tum ea denique vestire atque ornare oratione; post memoria
saepire; ad extremum agere cum dignitate ac venustate. [143] Etiam illa cognoram et
acceperam, ante quam de re diceremus, initio conciliandos eorum esse animos, qui
audirent; deinde rem demonstrandam; postea controversiam constituendam; tum id,
quod nos intenderemus, confirmandum; post, quae contra dicerentur, refellenda;
extrema autem oratione ea, quae pro nobis essent, amplificanda et augenda, quaeque
essent pro adversariis, infirmanda atque frangenda.

Que de las causas que son remotas de la cuestión general, unas son judiciales, otras
deliberativas, y hay un tercer género de causas, que consisten en la alabanza o en el
vituperio. Y que existen ciertos lugares comunes, fundados en la equidad, de los cuales
nos valemos para los juicios; y otros en las deliberaciones, donde todo se dirige a la
utilidad y buen consejo; y otros, finalmente, en el género demostrativo, en que todo se
refiere a la dignidad de las personas. Y que como toda el arte oratoria está dividida en
cinco partes, lo primero que ha de hacer el orador es inventar lo que ha de decir; lo
segundo, ordenar lo inventado, y pesarlo y componerlo; lo tercero, vestir y adornar el
discurso; lo cuarto, guardarlo en la memoria; lo quinto, recitarlo con dignidad y gracia.
También aprendí que en el exordio se debe conciliar el ánimo de los oyentes, y luego
hacer la exposición, establecer la controversia, confirmar nuestro parecer, refutar el del
contrario; y en el epílogo, amplificar y poner de bulto todo lo que nos favorece, y
debilitar y menoscabar lo que favorezca a nuestros adversarios.

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Poética y retórica latinas -JFZ

[XXXII] [144] Audieram etiam quae de orationis ipsius ornamentis traderentur, in qua


praecipitur primum, ut pure et Latine loquamur, deinde ut plane et dilucide, tum ut
ornate, post ad rerum dignitatem apte et quasi decore; singularumque rerum
praecepta cognoram. [145] Quin etiam, quae maxime propria essent naturae, tamen
his ipsis artem adhiberi videram; nam de actione et de memoria quaedam brevia, sed
magna cum exercitatione praecepta gustaram. In his enim fere rebus omnis istorum
artificum doctrina versatur, quam ego si nihil dicam adiuvare, mentiar; habet enim
quaedam quasi ad commonendum oratorem, quo quidque referat et quo intuens ab
eo, quodcumque sibi proposuerit, minus aberret. [146] Verum ego hanc vim intellego
esse in praeceptis omnibus, non ut ea secuti oratores eloquentiae laudem sint adepti,
sed, quae sua sponte homines eloquentes facerent. ea quosdam observasse atque
collegisse; sic esse non eloquentiam ex artificio, sed artificium ex eloquentia natum;
quod tamen, ut ante dixi, non eicio; est enim, etiam si minus necessarium ad bene
dicendum, tamen ad cognoscendum non inliberale. [147] Et exercitatio quaedam
suscipienda vobis est; quamquam vos quidem iam pridem estis in cursu: sed eis, qui
ingrediuntur in stadium, quique ea, quae agenda sunt in foro tamquam in acie, possunt
etiam nunc exercitatione quasi ludicra praediscere ac meditari.
Aprendí también todo lo que enseñan sobre el ornato del discurso: primero, que se hable
con pureza de latinidad; segundo, clara y tersamente; tercero con elegancia; cuarto, con
decoro y según la dignidad del argumento. Supe los defectos de cada cosa, y vi que
querían dar reglas hasta a las cualidades que más dependen de la naturaleza. Sobre la
acción y la memoria recibí pocos preceptos, pero luego los fecundé con el ejercicio.
A esto se reduce casi la doctrina de los retóricos, que yo no tengo por inútil, dicho sea
con verdad, porque tiene ciertos preceptos que advierten al orador dónde ha de fijar el
pie, y a dónde ha de mirar para apartarse menos del fin que se propone. Pero creo que el
valor de los preceptos no está en que, siguiéndolos, consiga el orador la palma de la
elocuencia, sino en que son observaciones nacidas de la práctica espontánea de los
grandes oradores, habiendo nacido así la elocuencia del arte, y no el arte de la
elocuencia, sin que por esto rechace yo el arte, pues aunque es menos necesario para el
buen decir, no por eso hemos de tener por inútil su conocimiento. Hay ciertos ejercicios
en que debéis entrar, aunque estáis ya bastante adelantados en la carrera; pero a los que
ingresan en el estadio puede serles muy útil este ejercicio casi festivo, para adiestrarse y
disponerse a la palestra del foro. 

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Poética y retórica latinas -JFZ

EL ORADOR
XIX. [61] Sed iam illius perfecti oratoris et 35 summae eloquentiae species exprimenda
est. Quem hoc uno excellere [id est oratione], cetera in eo latere indicat nomen ipsum;
non enim inventor aut compositor aut actor qui haec complexus est omnia, sed et
Graece ab eloquendo rhetor et Latine eloquens dictus est; ceterarum enim rerum quae
sunt in oratore partem aliquam sibi quisque vindicat, dicendi autem, id est eloquendi,
maxima vis soli huic conceditur.
Lleguemos ya a la idea del consumado orador Marco Tulio Cicerón El orador (a Marco Bruto) y
de la perfecta elocuencia. El nombre mismo indica que la elocución ha de ser su principal
mérito. No se te llama inventor, compositor o actor, sino en griego rhetor, y en latín elocuente.
De todas las demás condiciones que en el orador hay, todos pueden reclamar alguna parte; pero
solo a él se concede el lauro de la elocuencia (…)

XXI. [69] Erit igitur eloquens—hunc enim auctore Antonio quaerimus—is qui in foro
causisque civilibus ita dicet, ut probet, ut delectet, ut flectat. Probare necessitatis est,
delectare suavitatis, flectere victoriae: nam id unum ex omnibus ad obtinendas causas
potest plurimum. Sed quot officia oratoris, tot sunt genera dicendi: subtile in
probando, modicum in delectando, vehemens in flectendo; in quo uno vis omnis
oratoris est. [70] Magni igitur iudici, summae etiam facultatis esse debebit moderator
ille et quasi temperator huius tripertitae varietatis; nam et iudicabit quid cuique opus
sit et poterit quocumque modo postulabit causa dicere. Sed est eloquentiae sicut
reliquarum rerum fundamentum sapientia. Vt enim in vita sic in oratione nihil est
difficilius quam quid deceat videre. Prepon appellant hoc Graeci, nos dicamus sane
decorum.
Será elocuente, pues (ya que buscamos al orador perfecto siguiendo las huellas de Antonio) el
que en el foro y en las causas civiles hable de tal manera que pruebe, deleite y convenza. El
probar es de necesidad; el deleitar de utilidad. En el convencer está la victoria final de toda
causa. Cuantos son los oficios del orador, tantos son los modos de decir. Sutil en el probar,
templado en el deleitar, vehemente en el persuadir: aquí está toda la fuerza del orador. Grande
ingenio, maravillosas facultades ha de tener el que modere y temple esta triple variedad. Sólo él
juzgará lo que es oportuno en cada circunstancia, y podrá hablar del modo más acomodado a la
causa. El fundamento de la elocuencia es la sabiduría. Así en la vida como en el discurso, nada
es más difícil que atinar con lo que conviene. Llaman a esto los griegos Prepon nosotros
podemos llamarlo decoro (….)

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Poética y retórica latinas -JFZ

XXXII. [113] Esse igitur perfecte eloquentis puto non eam tantum facultatem habere
quae sit eius propria, fuse lateque dicendi, sed etiam vicinam eius ac finitimam
dialecticorum scientiam adsumere. Quamquam aliud videtur oratio esse aliud
disputatio, nec idem loqui esse quod dicere, ac tamen utrumque in disserendo est:
disputandi ratio et loquendi dialecticorum sit, oratorum autem dicendi et ornandi.

El ser perfecto orador consiste, no sólo en tener las facultades propias del bien decir,
sino también la ciencia de los dialécticos, que es vecina y hermana del arte oratorio.
Aunque una cosa parezca la oración y otra la disputa, y no sea lo mismo hablar que
decir, sin embargo, una y otra cosa estriban en el razonamiento. Pertenezca en buen
hora a los dialécticos el arte de la disputa; pertenezca a los oradores el de bien decir y
adornar (…)

[118] Nec vero a dialecticis modo sit instructus et habeat omnis philosophiae notos ac
tractatos locos. Nihil enim de religione, nihil de morte, nihil de pietate, nihil de caritate
patriae, nihil de bonis rebus aut malis, nihil de virtutibus aut vitiis, nihil de officio, nihil
de dolore, nihil de voluptate, nihil de perturbationibus animi et erroribus, quae saepe
cadunt in causas et ieiunius aguntur, nihil, inquam, sine ea scientia quam dixi graviter
ample copiose dici et explicari potest.

Y no solo quiero que esté instruido en la dialéctica, sino que conozca todas las partes de
la filosofía. Porque sin esta ciencia, nada de lo que pertenece a la religión, a la muerte, a
la sociedad, al amor de la patria, a las virtudes o a los vicios, a las obligaciones, al dolor,
al deleite, a las pasiones y afectos del alma, puede tratarse con majestad, amplitud y
riqueza (trad. Iso).

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Poética y retórica latinas -JFZ

6. Séneca el Viejo
DIVISIO.
LATRO sic hanc diuisit suasoriam: etiamsi impetrare uitam ab Antonio potes, non est
tanti rogare; deinde: impetrare non potes. In priore illa parte posuit turpe esse cuilibet
Romano, nedum Ciceroni, uitam rogare: hoc loco omnium qui ultro mortem
adprehendissent exempla posuit. deinde: inutilis uita futura et morte grauior detracta
libertate. hic omnem acerbitatem seruitutis futurae descripsit. deinde: non futuram
fidem impetranti beneficium. hic cum dixisset: aliquid erit quod Antonium offendat aut
factum tuum aut dictum aut silentium aut uultus, adiecit sententiam: haut enim
placiturus es.

(Varios declamadores deliberan sobre si Cicerón debe solicitar el perdón a Antonio)


Latrón dividió así la suasoria: aunque puedas conseguir de Antonio la vida, no vale la
pena pedírsela. En segundo lugar: no puedes conseguida. En la primera parte expuso
que era vergonzoso para cualquier romano, y más todavía para Cicerón, rogar por su
vida. En este lugar incluyó ejemplos de hombres que habían buscado la muerte
voluntariamente. Después: que la vida no iba a serle valiosa y más grave que la muerte
si se le privaba de la libertad. Aquí describió la amargura inmensa de la esclavitud
futura. Después: que el favor no le daba garantías de que se mantendría siempre.
Habiendo dicho: «algo habrá que moleste a Antonio, alguna acción, alguna palabra,un
silencio, un gesto», añadió esta reflexión: «... gustarás».

ALBVCIVS aliter diuisit: primam partem fecit moriendum esse Ciceroni, etiamsi nemo
proscriberet eum: hic insectatio temporum fuit. Deinde: moriendum esse illi sua
sponte, quom moriendum esset etiamsi mori noluisset: graues odiorum causas esse;
maximam causam proscriptionis ipsum esse Ciceronem. Et solus de declamatoribus
temptauit dicere non unum illi esse Antonium infestum. hoc loco dixit illam
sententiam: si cui ex triumuiris non es inuisus, grauis es. et illam sententiam quae
ualde excepta est: roga, Cicero, exoraunum, ut tribus seruias.

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Poética y retórica latinas -JFZ

Albucio dividió el discurso de otro modo; la primera parte era que Cicerón debía morir,
aunque nadie lo declarara proscrito. Aquí venía un áspero ataque contra los malos
tiempos que corrían. Después: que él debía morir de buen grado, dado que se veía
obligado a morir a la fuerza. Que había poderosos motivos para el odio; y que la causa
más importante de la proscripción era el propio Cicerón. y fue el único de los
declamadores que se atrevió a decir que Antonio no era el único que lo odiaba. En este
lugar intercaló aquel pensamiento: «si a alguno de los triunviros no le resultas odioso, al
menos leer es molesto», y aquella otra frase, que fue muy recordada: «ruega,
Cicerón,ruégale a uno solo, para ser esclavo de tres».

CESTIVS sic diuisit: mori tibi utile est, honestum est, necesse est, ut liber et inlibatae
dignitatis consummes uitam. hic illam sententiam dixit audacem: ut numereris cum
Catone qui seruire ne Antonio quidem nondum domino potuit.

Cestio dividió así: morir es útil para ti, honorable, una necesidad, para que termines tu
vida libre y con la dignidad intacta. Aquí dijo aquella atrevida frase: «para que te
pongan al lado de Catón, que no quiso ser esclavo ni siquiera cuando Antonio aún no
era dueño».

MARCELLVS hunc sensum de Catone melius: usque eone omnia cum fortuna populi
Romani conuersa sunt, ut aliquis deliberet, utrum satius sit uiuere cum Antonio, an
mori cum Catone? Sed ad diuisionem CESTI reuertamur. Dixit utile esse, ne etiam
cruciatus corporis pateretur: non simplici illum modo periturum, si in Antonii manibus
incidisset. in hac parte cum descripsisset contumelias insultantium Ciceroni et uerbera
et tormenta, dixit illam multum laudatam sententiam: tum mehercules, Cicero, cum
ueneris ad Antonium, mortem rogabis.

Marcelo expresó este pensamiento sobre Catón aún mejor: «¿Tanto ha cambiado la
fortuna del pueblo romano y todo lo demás para que haya que preguntarse si es mejor
vivir con Antonio o morir con Catón!». Pero volvamos a la división de Cestio. Dijo que
morir le era útil también para no padecer tormentos físicos; que no iba a morir de una
manera rápida, si caía en manos de Antonio. En esta parte, mientras describía las
injurias, los azotes y tormentos contra Cicerón, pronunció esta celebrada frase: «Por
Hércules, Cicerón, cuando llegues junto a Antonio, lo que le pedirás será la muerte».

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Poética y retórica latinas -JFZ

VARIVS GEMINVS sic diuisit: hortarer te, si nunc alterutrum utique faciendum esset,
aut moriendum aut rogandum, ut morereris potius quam rogares; et omnia conplexus
est quae a ceteris dicta erant. Addidit et tertium: adhortatus est illum ad fugam. illic
esse M. Brutum, illic C. Cassium, illic Sex. Pompeium. et adiecit illam sententiam quam
Cassius Seuerus unice mirabatur: qui deficimus? et respublica suos triumuiros habet.
Deinde etiam quas petere posset regiones percucurrit: Siciliam dixit uindicatam esse
ab illo, 6 Ciliciam a proconsule egregie administratam, familiares studiis eius et
Achaiam et Asiam, Deiotari regnum obligatum beneficiis, Aegyptum et habere beneficii
memoriam et agere perfidiae paenitentiam. sed maxime illum in Asiam et in
Macedoniam hortatus est in Cassi et in Bruti castra. Itaque CASSIVS SEVERVS aiebat
alios declamasse, Varium Geminum uiuum consilium dedisse. (Suasoriae VI 8-11)

Vario Gémino dividió así: «Si ahora mismo hubiera que hacer únicamente una de estas
dos cosas, o morir o rogar por tu vida, te aconsejaría que murieras antes de rogar», y
abarcó todos los argumentos que habían sido avanzados por los demás. Pero añadió un
tercero: le aconsejó la huida. Que en un sitio estaba Marco Bruto, en otro Cayo Casio,
más allá Sexto Pompeyo. Y añadió aquella frase que Casio Severo admiraba
sobremanera: «¿Por qué desfallecemos? También la República tiene sus propios
triunviros», Después también pasó revista a todas las regiones a donde podía dirigirse:
dijo que Sicilia había sido rescatada por él de la esclavitud, que Cilicia había sido muy
bien administrada en su proconsulado, que le eran familiares por sus estudios Acaya y
Asia, que el reino de Deyotaro le estaba muy obligado por los favores que le había
hecho, que también Egipto conservaba en el recuerdo estos favores y estaba arrepentido
de su perfidia. Pero sobre todo le animó a que fuera a Asia y a Macedonia, a los
campamentos de Bruto y de Casio. Así pues,Casio Severo decía que los demás habían
declamado, mientras que Vario Gémino le había dado un consejo real como la vida
misma (trad. Fernández Corte).

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Poética y retórica latinas -JFZ

7. Tácito
Nemora vero et luci et secretum ipsum, quod Aper increpabat, tantam mihi adferunt
voluptatem, ut inter praecipuos carminum fructus numerem, quod non in strepitu nec
sedente ante ostium litigatore nec inter sordes ac lacrimas reorum componuntur, sed
secedit animus in loca pura atque innocentia fruiturque sedibus sacris. Haec
eloquentiae primordia, haec penetralia; hoc primum habitu cultuque commoda
mortalibus in illa casta et nullis contacta vitiis pectora influxit: sic oracula loquebantur.
Nam lucrosae huius et sanguinantis eloquentiae usus recens et ex malis moribus natus,
atque, ut tu dicebas, Aper, in locum teli repertus. Ceterum felix illud et, ut more nostro
loquar, aureum saeculum, et oratorum et criminum inops, poetis et vatibus
abundabat, qui bene facta canerent, non qui male admissa defenderent. Nec ullis aut
gloria maior aut augustior honor, primum apud deos, quorum proferre responsa et
interesse epulis ferebantur, deinde apud illos dis genitos sacrosque reges, inter quos
neminem causidicum, sed Orphea ac Linum ac, si introspicere altius velis, ipsum
Apollinem accepimus. vel si haec fabulosa nimis et composita videntur, illud certe mihi
concedes, Aper, non minorem honorem Homero quam Demostheni apud posteros,
nec angustioribus terminis famam Euripidis aut Sophoclis quam Lysiae aut Hyperidis
includi. Pluris hodie reperies, qui Ciceronis gloriam quam qui Virgilii detrectent: nec
ullus Asinii aut Messallae liber tam inlustris est quam Medea Ovidii aut Varii Thyestes.

Aquel afortunado siglo, y para hablar a nuestro estilo, aquel tiempo áureo, desprovisto de
oradores y acusaciones, era abundante en poetas y vates para cantar los hechos gloriosos, no
para defender las acciones nefastas. Nadie tenía una mayor gloria o un puesto de privilegio
más elevado que ellos; primeramente, ante los dioses, cuyas respuestas, se decía,
interpretaban, y también que asistían a sus banquetes; después, ante aquellos famosos hijos
de dioses y ante los reyes santos, entre los que no hemos oído nombrar a ningún causídico,
sino a Orfeo y a Lino y, si quieres remontarte más lejos, al mismo Apolo. Pero si esto te
parece legendario e imaginario en exceso, me concederás, Apro, que Homero obtiene entre
la posteridad un puesto no menor que Demóstenes, y que la fama de Eurípides o Sófocles
no se encuentra en unos límites más estrechos que la de Lisias o Hipérides. Hoy por hoy,
encontrarás más detractores de la gloria de Cicerón que de la de Virgilio; y ningún libro de
Asinio o Mesala es tan célebre como la Medea de Ovidio o el Tiestes de Vario.

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Poética y retórica latinas -JFZ

Ac ne fortunam quidem vatum et illud felix contubernium comparare timuerim cum


inquieta et anxia oratorum vita. licet illos certamina et pericula sua ad consulatus
evexerint, malo securum et quietum Virgilii secessum, in quo tamen neque apud divum
Augustum gratia caruit neque apud populum Romanum notitia.
Tampoco temería comparar la suerte de los poetas y aquel su afortunado trato con las
Musas con la vida desasosegada y tensa de los oradores. Puede que las luchas y sus
propios peligros los promuevan hasta el consulado; yo prefiero el retiro tranquilo y
seguro de Virgilio, situación en que no careció, sin embargo, de ascendiente a los ojos
del divino Augusto ni de fama entre el pueblo de Roma.

Testes Augusti epistulae, testis ipse populus, qui auditis in theatro Virgilii versibus
surrexit universus et forte praesentem spectantemque Virgilium veneratus est sic
quasi Augustum. Ne nostris quidem temporibus Secundus Pomponius Afro Domitio vel
dignitate vitae vel perpetuitate famae cesserit. Nam Crispus iste et Marcellus, ad
quorum exempla me vocas, quid habent in hac sua fortuna concupiscendum? Quod
timent, an quod timentur? Quod, cum cotidie aliquid rogentur, ii quibus praestant
indignantur? Quod adligati omni adulatione nec imperantibus umquam satis servi
videntur nec nobis satis liberi? Quae haec summa eorum potentia est? tantum posse
liberti solent.
Testimonio de ello son las cartas de Augusto, testigo también el mismo pueblo, que, al
escuchar unos versos de Virgilio en el teatro, se levantó como un solo hombre y,
hallándose a la sazón presenciando el espectáculo, le rindió homenaje, como podría
hacerlo con Augusto. Ni tampoco, en nuestra época, Segundo Pomponio cedería a Afro
Domicio en consideración social ni en la solidez de su fama. Pues ese Crispo y ese
Marcelo, cuyos ejemplos me propones, ¿qué tienen de apetecible en su suerte?; ¿qué
temen o se les teme; que siendo objeto de súplicas diariamente, les odian los mismos a
los que favorecen; que, obligados por toda clase de adulaciones, nunca aparecen
suficientemente siervos a los ojos de los que mandan ni suficientemente libres a los
nuestros? ¿Qué clase de supremo poder es el suyo? El de los libertos imperiales suele
estar al mismo nivel.

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Poética y retórica latinas -JFZ

Ne vero "dulces," ut Virgilius ait, "Musae," remotum a sollicitudinibus et curis et


necessitate cotidie aliquid contra animum faciendi, in illa sacra illosque fontis ferant; nec
insanum ultra et lubricum forum famamque pallentem trepidus experiar.
En cambio a mí, alejado de las angustias, de las preocupaciones y de la obligación de hacer
a diario algo contra mi voluntad, llévenme las “dulces Musas”, como dice Virgilio, a
aquellas moradas santas, a aquellas fuentes, donde no tenga que afrontar por más tiempo,
tembloroso, el foro insensato y resbaladizo y la popularidad agotadora .
Non me fremitus salutantium nec anhelans libertus excitet, nec incertus futuri
testamentum pro pignore scribam, nec plus habeam quam quod possim cui velim
relinquere; quandoque enim fatalis et meus dies veniet: statuarque tumulo non maestus
et atrox, sed hilaris et coronatus, et pro memoria mei nec consulat quisquam nec roget."
(Dialogus de oratoribus 12-13)
. No me perturbará el griterío de los que van a saludarme, ni tampoco el liber to jadeante; ni
intranquilo por el futuro, tendré que otorgar testamento como garantía; ni quiero poseer más
de lo que pueda dejar a quien yo quiera; y “cuando me llegue el día señalado por el
destino”, me gustará que mi imagen en el túmulo no sea triste ni siniestra, sino alegre y
coronada de flores; y que nadie presente propuesta alguna en el Senado ni suplique al
emperador para perpetuar mi memoria (trad. Requejo).

8. Quintiliano
I. Omnis autem orandi ratio, ut plurimi maximique auctores tradiderunt, quinque partibus
constat: inventione, dispositione, elocutione, memoria, pronuntiatione sive actione
(utroque enim modo dicitur). Omnis vero sermo, quo quidem voluntas aliqua enuntiatur,
habeat necesse est rem et verba. II. Ac si est brevis et una conclusione finitus, nihil fortasse
ultra desideret: at oratio longior plura exigit. Non enim tantum refert quid et quo modo
dicamus, sed etiam quo loco: opus ergo est et dispositione.
El sistema completo de la oratoria, como han transmitido la mayoría de los autores más
sobresalientes, consta de cinco partes: la búsqueda de argumentos (inuentio), la organiza
ción (dispositio), el estilo (elocutio), la memoria (memoria) yla representación
(pronuntiatio) o puesta en escena(actio) -pues de ambas formas se dice-. Todo enunciado, a
través del cual se expresa alguna intención, es preciso que tenga contenido, tema (rem) y
expresión formal, palabras (uerba). En caso de que sea breve y limitado a un único período,
acaso no exigiría ninguna otra cosa; pero un discurso más extenso requiere mucho más. En
efecto, no importa sólo qué decimos y cómo, sino también en qué lugar; hay necesidad, por
tanto, de una organización.

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Poética y retórica latinas -JFZ

Sed neque omnia quae res postulat dicere neque suo quaeque loco poterimus nisi
adiuvante memoria, quapropter ea quoque pars quarta erit. III. Verum haec cuncta
corrumpit ac propemodum perdit indecora vel voce vel gestu pronuntiatio: huic
quoque igitur tribuendus est necessario quintus locus. (Institutio III 3, 1)
Mas no podremos decir todo lo que demanda cada tema ni en su posición adecuada si
no es con el apoyo de la memoria. Por consiguiente, ésta será a su vez la cuarta parte de
la oratoria. Todo este conjunto, sin embargo, lo desvirtúa y lo echa prácticamente a
perder una representación inconveniente por la voz o por el gesto; por ello, se debe
asignar a la puesta en escena el quinto lugar.

Ex his ceterisque lectione dignis auctoribus et verborum sumenda copia est et varietas
figurarum et componendi ratio, tum ad exemplum virtutum omnium mens derigenda.
Neque enim dubitari potest quin artis pars magna contineatur imitatione.

De estos escritores y de los demás que son merecedores de lectura se tiene que adoptar
la riqueza del vocabulario, la diversidad de las figuras y el procedimiento de
composición, y sobre todo la razón debe orientarse a seguir el modelo de todas las
virtudes. Pues no puede dudarse de que una parte sustancial del arte se funda en la
imitación.

Nam ut invenire primum fuit estque praecipuum, sic ea quae bene inventa sunt utile
sequi. II. Atque omnis vitae ratio sic constat, ut quae probamus in aliis facere ipsi
velimus. Sic litterarum ductus, ut scribendi fiat usus, pueri secuntur, sic musici vocem
docentium, pictores opera priorum, rustici probatam experimento culturam in
exemplum intuentur, omnis denique disciplinae initia ad propositum sibi praescriptum
formari videmus.
En efecto, al igual que la invención fue lo primero y principal, del mismo modo es
provechoso ir tras aquello que se ha inventado felizmente. De hecho, todo
planteamiento vital pasa porque nosotros mismos queremos hacer lo que apreciamos en
los demás. Los niños imitan los trazos de las letras al objeto de ejercitar la escritura del
mismo modo que los músicos toman como guía la voz de los maestros, los pintores las
obras de los antiguos, los campesinos tienen como referencia los cultivos acreditados
por la experiencia, vemos, en fin,que los comienzos de cualquier disciplina se han
configurado siguiendo un modelo que se ha fijado previamente.

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Poética y retórica latinas -JFZ

III. Et hercule necesse est aut similes aut dissimiles bonis simus. Similem raro natura praestat,
frequenter imitatio. Sed hoc ipsum, quod tanto faciliorem nobis rationem rerum omnium facit
quam fuit iis qui nihil quod sequerentur habuerunt, nisi caute et cum iudicio adprehenditur
nocet. IV. Ante omnia igitur imitatio per se ipsa non sufficit, vel quia pigri est ingenii contentum
esse iis quae sint ab aliis inventa. Quid enim futurum erat temporibus illis quae sine exemplo
fuerunt si homines nihil nisi quod iam cognovissent faciendum sibi aut cogitandum putassent?
Nempe nihil fuisset inventum. V. cur igitur nefas est reperiri aliquid a nobis quod ante non
fuerit? An illi rudes sola mentis natura ducti sunt in hoc, ut tam multa generarent: nos ad
quaerendum non eo ipso concitemur, quod certe scimus invenisse eos qui quaesierunt?

Sin duda es preciso que nos parezcamos a los buenos o que seamos distintos a ellos. Rara vez la
naturaleza hace a uno igual a otro, mientras que es frecuente que lo consiga la imitación Pero
esto mismo, que nos procura una comprensión de todo más sencilla que la que existió para
aquellos que no tuvieron nada que imitar, resulta pernicioso si no se asimila con pre caución y
prudencia. Antes que nada, en efecto, la imitación no basta por si misma, puesto que es propio
de una inteligencia perezosa contentarse con lo que ha sido ideado por otros. Pues ¿qué habría
sucedido en las épocas que transcurrieron sin un modelo, si los hombres hubieran creído que no
tenían que hacer o pensar nada que no existiera previamente? Sin duda no se habría inventado
nada. Entonces, ¿por qué es un crimen que nosotros descubramos algo que antes no existía? Si
aquellos hombres rudos se dejaron guiar tan sólo por la capacidad natural de su razón para
descubrir tantas cosas, ¿no nos veríamos nosotros impulsados a descubrir por esto mismo,
porque sabemos a ciencia cierta que los que se pusieron a indagar son los que han descubierto
algo?.

(…)

I. Parata, sicut superiore libro continetur, facultate scribendi cogitandique et ex tempore


etiam, cum res poscet, orandi, proxima est cura ut dicamus apte, quam virtutem quartam
elocutionis Cicero demonstrat, quaeque est meo quidem iudicio maxime necessaria.

Tras haber alcanzado, como se expone en el libro anterior, la capacidad de escribir y de


pensar y de hablar improvisadamente cuando el caso lo requiera, el paso siguiente es la
preocupación por hablar convenientemente, facultad que Cicerón demuestra que es la
cuarta cualidad, el estilo, y que a mi modo de ver es la más necesaria.

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Poética y retórica latinas -JFZ

II. Nam cum sit ornatus orationis varius et multiplex conveniatque alius alii, nisi fuerit
accommodatus rebus atque personis non modo non inlustrabit eam, sed etiam destruet
et vim rerum in contrarium vertet. Quid enim prodest esse verba et Latina et significantia
et nitida, figuris etiam numerisque elaborata, nisi cum iis in quae iudicem duci formarique
volumus consentiant: III. si genus sublime dicendi parvis in causis, pressum limatumque
grandibus, laetum tristibus, lene asperis, minax supplicibus, summissum concitatis, trux
atque violentum iucundis adhibeamus? - ut monilibus et margaritis ac veste longa, quae
sunt ornamenta feminarum, deformentur viri, nec habitus triumphalis, quo nihil excogitari
potest augustius, feminas deceat. (Institutio XI 1, 1-3)

Pues, aunque el ornato del discurso sea variado, rico y en consonancia uno con otro, si
no está acomodado a los temas y a las personas, no sólo no le dará brillo, sino que
incluso lo desvirtuará y transformará en su contrario el significado de las cuestiones.
Entonces ¿de qué sirve que las palabras sean latinas, expresivas y elegantes, cinceladas
con figuras y ritmos, si no conectan con aquello hacia lo cual queremos conducir y
conformar la opinión del juez; si recurrimos a un estilo elevado de discurso en las
causas de escasa entidad, a uno lacónico y sencillo en los procesos importantes, a uno
alegre en los tristes, a uno moderado en los brutales, a uno amenazador en los
suplicantes, a uno tranquilo en los exaltados, a uno severo y violento en los alegres? -del
mismo modo que los hombres se afearían con los collares, las perlas y el vestido talar,
que son aderezos femeninos, mientras que el atavío triunfal, el más majestuoso de todos
los ropajes, le sentaría mal a las mujeres.

I. Pronuntiatio a plerisque actio dicitur, sed prius nomen a voce, sequens a gestu videtur
accipere. Namque actionem Cicero alias "quasi sermonem", alias "eloquentiam quandam
corporis" dicit. Idem tamen duas eius partis facit, quae sunt eaedem pronuntiationis,
vocem atque motum: quapropter utraque appellatione indifferenter uti licet .

La representación (pronuntiatio) es denominada por la ma yoría «puesta en escena»


(actio), pero parece que adopta el primer nombre en virtud de la voz y el segundo por el
ademán. En efecto, Cicerón se refiere a la puesta en escena unas veces «como si fuera
una conversación», y otras como «una cierta elocuencia del cuerpo». No en balde, él
mismo distingue dos partes en ella, la voz y el movimiento, que son las mismas de la
representación; por ello se puede usar una u otra designación indistintamente.

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Poética y retórica latinas -JFZ

II. Habet autem res ipsa miram quandam in orationibus vim ac potestatem: neque enim
tam refert qualia sint quae intra nosmet ipsos composuimus quam quo modo efferantur:
nam ita quisque ut audit movetur.

La puesta en escena tiene en sí misma una admirable fuerza y eficacia en los discursos: en
efecto, no importa tanto la naturaleza de las cosas que concebimos dentro de nosotros
mismos como de qué forma se revelan

Quare neque probatio ulla, quae modo venit ab oratore, tam firma est ut non perdat vires
suas nisi adiuvatur adseveratione dicentis: adfectus omnes languescant necesse est, nisi
voce, vultu, totius prope habitu corporis inardescunt. III. Nam cum haec omnia fecerimus,
felices tamen si nostrum illum ignem iudex conceperit, nedum eum supini securique
moveamus ac non et ipse nostra oscitatione solvatur. . IV. Documento sunt vel scaenici
actores, qui et optimis poetarum tantum adiciunt gratiae ut nos infinite magis eadem illa
audita quam lecta delectent, et vilissimis etiam quibusdam impetrant aures, ut quibus
nullus est in bibliothecis locus sit etiam frequens in theatris. V. Quod si in rebus quas fictas
esse scimus et inanes tantum pronuntiatio potest ut iram lacrimas sollicitudinem adferat,
quanto plus valeat necesse est ubi et credimus? Equidem vel mediocrem orationem
commendatam viribus actionis adfirmarim plus habituram esse momenti quam optimam
eadem illa destitutam: (Institutio XI 3, 1-5)

Pues así cada uno reacciona según lo que escucha. Por ello ningún testimonio probatorio
concebido por el orador es tan sólido que no se desmorone si no se ve sustentado por la
energía del que lo expone. Es inevitable que todos los afectos languidezcan, a no ser que
se inflamen gracias a la voz, a la expresión del rostro o a la actitud del cuerpo casi entero.
En efecto, aun después de haber hecho todo esto, nosotros estaríamos satisfechos, sin
embargo, si el juez se ha prendido de nuestro ardor, pero difícilmente lo conmoveríamos si
estamos despreocupados y apáticos, y él mismo no se libraría de nuestra indiferencia.
Prueba de ello son los actores del teatro, los cuales añaden tanta gracia a los mejores poetas
que nos deleitan mucho más las mismas cosas cuando se oyen que cuando se leen, y atraen
incluso la atención de los más infames, hasta el punto de que acuden frecuentemente a los
teatros pero nunca a las bibliotecas. Pero si en cuestiones que nos consta que son ficticias y
vanas la declamación tiene tal fuerza que provoca la ira, el llanto o la zozobra, ¿cuánto más
eficaz no será cuando llegamos a creérnoslo? Ciertamente me atrevería a afirmar que un
discurso mediocre, si está avalado por las energías de una puesta en escena, llega a tener
más influencia que uno muy bueno, pero carente de ella (trad. Rodríguez)

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Poética y retórica latinas -JFZ

EPÍSTOLA A LOS PISONES DE HORACIO (ARTE POÉTICA)


Sumite materiam uestris, qui scribitis, aequam / uiribus et uersate diu quid ferre
recusent,/ quid ualeant umeri. Cui lecta potenter erit res, 40 / nec facundia deseret
hunc, nec lucidus ordo. (38-41)

Vosotros, escritores, escoged materia a la altura de vuestras fuerzas y sopesad qué


rehúsan, con qué pueden vuestros hombros. Al que elija un asunto a su medida ni la
facundia le abandonará ni un orden brillante.

In uerbis etiam tenuis cautusque serendis / dixeris egregie, notum si callida uerbum
/reddiderit iunctura nouum. Si forte necesse est / indiciis monstrare recentibus abdita
rerum, et / fingere cinctutis non exaudita Cethegis 50 / continget dabiturque licentia
sumpta pudenter/ et noua fictaque nuper habebunt uerba fidem, si /Graeco fonte
cadent parce detorta. (46-53)

En la trabazón de palabras, sutil y cauto, también acertarás, si con originalidad la


mañosa composición (callida iunctura) vuelve inaudita la palabra conocida. Si fuere
necesario desvelar lo recóndito con nuevos términos, algo inaudito para los fajudos
Cetegos habrá que moldear y se dará permiso, si se usa discretamente; es más, palabras
nuevas y recién moldeadas tendrán crédito, si salen de fuente griega, derivadas sin
derroche.

Multa renascentur quae iam cecidere, cadentque 70 / quae nunc sunt in honore
uocabula, si uolet usus, /quem penes arbitrium est et ius et norma loquendi. /Res
gestae regumque ducumque et tristia bella /quo scribi possent numero, monstrauit
Homerus./ Versibus impariter iunctis querimonia primum, 75 / post etiam inclusa est
uoti sententia compos;/ quis tamen exiguos elegos emiserit auctor/, grammatici
certant et adhuc sub iudice lis est. /(70-77)

Muchas palabras que cayeron renacerán y caerán las que ahora tienen prestigio, si lo
quiere el uso: en cuyo poder están albedrío, autoridad y norma de habla. Gestas de reyes
y caudillos y tristes guerras con qué metro podían escribirse mostró Homero. En versos
desparejadamente juntos el lamento primero, luego se incluyó la expresión del deseo
cumplido. Ahora bien, los eruditos disputan qué autor difundió los exiguos versos
elegiacos y aún la lid está sub iúdice

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Poética y retórica latinas -JFZ

Archilochum proprio rabies armauit iambo;/ hunc socci cepere pedem grandesque
coturni, 80 / alternis aptum sermonibus et popularis / uincentem strepitus et natum
rebus agendis / Musa dedit fidibus diuos puerosque deorum / et pugilem uictorem et
equom certamine primum / et iuuenum curas et libera uina referre . 85 / Discriptas
seruare uices operumque colores /cur ego, si nequeo ignoroque, poeta salutor? /Cur
nescire pudens praue quam discere malo? / Versibus exponi tragicis res comica non
uult; (78-89)

A Arquíloco lo armó la rabia con su genuino yambo; este pie lo calzaron zuecos y
elevados coturnos, apto para las charlas alternas y vencedor del alboroto popular y
nacido para la acción. A la lira otorgó la Musa celebrara dioses, hijos de dioses, el púgil
vencedor y el caballo primero en el certamen, y las cuitas de los jóvenes y los liberales
vinos. ¿Por qué si yo no puedo ni sé observar géneros y estilos según las reglas, se me
saluda como poeta? ¿Por qué prefiero, por falsa vergüenza, no saber a aprender? Un
tema cómico no puede ser tratado en versos trágicos.

Non satis est pulchra esse poemata; dulcia sunto / et, quocumque uolent, animum
auditoris agunto. 100 / Vt ridentibus adrident, ita flentibus adsunt / humani uoltus; si
uis me flere, dolendum est /primum ipsi tibi; 35 (99-103)

No basta que sean bellos los poemas: sean atrayentes y lleven el ánimo del oyente
adonde quieran. Así como sonríen a los que ríen, los rostros humanos lloran con los que
lloran. Si quieres que llore, tú mismo tienes que dolerte primero.

Si dicentis erunt fortunis absona dicta, /Romani tollent equites peditesque cachinnum.
(112-113)

Si las palabras del que habla disuenan de su condición, los romanos soltarán la
carcajada en palcos y graderías.

Aut famam sequere aut sibi conuenientia finge / scriptor. Honoratum si forte reponis
Achillem, 120 / impiger, iracundus, inexorabilis, acer /iura neget sibi nata, nihil non
arroget armis. / (119-122)

Escritor, sigue la tradición o crea algo que tenga coherencia. Si se te ocurre retratar al
famoso Aquiles, que sea incansable, irascible, inexorable, duro, diga que las leyes no
van con él y actúe por las bravas.

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Poética y retórica latinas -JFZ

Siquid inexpertum scaenae committis et audes 125 / personam formare nouam,


seruetur ad imum / qualis ab incepto processerit et sibi constet./ Difficile est proprie
communia dicere, tuque / rectius Iliacum carmen deducis in actus / quam si proferres
ignota indictaque primus. 130 / Publica materies priuati iuris erit, si non circa uilem
patulumque moraberis orbem, nec uerbo uerbum curabis reddere fidus interpres nec
desilies imitator in artum, unde pedem proferre pudor uetet aut operis lex. 135 36
Nec sic incipies, ut scriptor cyclicus olim: "Fortunam Priami cantabo et nobile bellum".
Quid dignum tanto feret hic promissor hiatu? Parturient montes, nascetur ridiculus
mus. (…) (124-139)
Si encomiendas a la escena algo original y te atreves a crear un personaje nuevo, que se
mantenga hasta el fin igual que cuando hizo su entrada y sea consistente. Es difícil decir
con propiedad lo que es común; así tú harás mejor si hilas tu drama a partir del cantar de
Troya que si ofreces en primicia temas ignotos e inauditos. La pública materia de tu
derecho privado será, si no te quedas dando vueltas a un ciclo vil y pateado, ni te
preocupas por reproducir palabra por palabra, cual fiel intérprete, ni te lanzas a un
callejón de donde el apocamiento impida salir o la ley de la obra, y no empiezas como
antaño el escritor cíclico: “Cantaré la fortuna de Príamo y una noble contienda”. ¿Qué
producirá digno de boca tan abierta este farolero? Se pondrán de parto los montes,
nacerá un ridículo ratón.
Aut agitur res in scaenis aut acta refertur. / Segnius inritant animos demissa per aurem
180 / quam quae sunt oculis subiecta fidelibus et quae /ipse sibi tradit spectator; non
tamen intus / digna geri promes in scaenam multaque tolles / ex oculis, quae mox
narret facundia praesens. Ne pueros coram populo Medea trucidet, 185 / aut humana
palam coquat exta nefarius Atreus,/ aut in auem Procne uertatur, Cadmus in
anguem. / Quodcumque ostendis mihi sic, incredulus odi. (179-188)
O la acción ocurre en escena o se relata lo ocurrido. Las mentes tardan más en
impresionarse con lo oído que con lo que está sujeto a los fieles ojos y lo que el propio
espectador se cuenta así mismo. Ahora bien, no saques a escena lo que debería pasar
fuera, y aparta de la vista bastante lo que luego sea narrado vívidamente; que Medea no
degüelle a sus hijos ante el pueblo ni el impío Atreo cocine a la vista entrañas humanas,
ni Procne se convierta en ave, Cadmo en culebra. No me creo exhibiciones de esa clase
y me repugnan.

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Poética y retórica latinas -JFZ

Neue minor neu sit quinto productior actu / fabula, quae posci uolt et spectanda
reponi; 190 / nec deus intersit, nisi dignus uindice nodus / inciderit; nec quarta loqui
persona laboret./ Actoris partis chorus officiumque uirile / defendat, neu quid medios
intercinat actus, / quod non proposito conducat et haereat apte. 195 / Ille bonis
faueatque et consilietur amice / et regat iratos et amet peccare timentis; / ille dapes
laudet mensae breuis, ille salubrem/ iustitiam legesque et apertis otia portis;/ ille
tegat commissa deosque precetur et oret, 200 / ut redeat miseris, abeat Fortuna
superbis. (189-201)

Ni menor ni más larga que el quinto acto será la a obra que aspire a ser repuesta “a
petición del respetable” y que no intervenga un dios, si no ocurre un nudo que precise
valedor. Ni falta hace que habla el cuarto actor. El coro defienda como un hombre su
papel y tarea de ser un actor más y no cante entre los actos nada que no contribuya y se
adapte coherentemente al argumento. Que ayude a los buenos y les aconseje
amistosamente, contenga a los airados y guste de animar a los temerosos. Que elogie los
banquetes de mesa breve, la saludable justicia y las leyes y la paz de las puertas abiertas.
Que guarde secretos, suplique y a los dioses ruegue, que torne la suerte a los míseros y
deje a los soberbios.

Ignotum tragicae genus inuenisse Camenae 275 / dicitur et plaustris uexisse poemata
Thespis / quae canerent agerentque peruncti faecibus ora. / Post hunc personae
pallaeque repertor honestae / Aeschylus et modicis instrauit pulpita tignis / et docuit
magnumque loqui nitique coturno. 280 /Successit uetus his comoedia, non sine
multa / laude; sed in uitium libertas excidit et uim / dignam lege regi; lex est accepta
chorusque / turpiter obticuit sublato iure nocendi. /(275-283)

Se dice que Tespis ideó el género ignoto de la trágica Camena y en carretas llevó sus
obras para ser cantadas y representadas por unos con cara tiznada de heces de vino. Tras
éste, el inventor de la máscara y el vestido ceremonial, Esquilo, instaló el tablado sobre
pequeñas vigas y enseñó a hablar solemnemente y a apoyarse en el coturno. A éstos
sucedió la Comedia Antigua, también con gran éxito; pero su libertad degeneró en vicio
y violencia que tuvo que moderar una ley. Se aceptó la ley y el coro, para su desgracia,
calló, privado del derecho de injuriar.

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Poética y retórica latinas -JFZ

Nil intemptatum nostri liquere poetae, 285 /nec minimum meruere decus uestigia
Graeca/ ausi deserere et celebrare domestica facta, / uel qui praetextas uel qui
docuere togatas./ Nec uirtute foret clarisue potentius armis &quam lingua Latium, si
non offenderet unum 290/ quemque poetarum limae labor et mora. Vos, o / Pompilius
sanguis, carmen reprehendite quod non / multa dies et multa litura coercuit atque /
praesectum deciens non castigauit ad unguem. (285-294)

Nada sin intentar dejaron nuestros poetas ni menor gloria merecieron cuando se
atrevieron a abandonar las huellas griegas y a celebrar los hechos domésticos con
tragedias o comedias de traje romano. Y el Lacio no sería más poderoso por su valor y
gloriosas armas que por su lengua, si no ofendiera a cada uno de sus poetas la paciente
labor de lima. Vosotros, oh sangre de Numa, censurad la obra que muchos días y mucha
corrección no hayan reducido y enmendado diez veces hasta dejarla más pulida que una
estatua.

Aut prodesse uolunt aut delectare poetae / aut simul et iucunda et idonea dicere
uitae./Quicquid praecipies, esto breuis, ut cito dicta 335 / percipiant animi dociles
teneantque fideles./ Omne superuacuum pleno de pectore manat./ Ficta uoluptatis
causa sint proxima ueris,/ ne quodcumque uolet poscat sibi fabula credi,/ neu pransae
Lamiae uiuum puerum extrahat aluo. 340 / Centuriae seniorum agitant expertia
frugis,/ celsi praetereunt austera poemata Ramnes./ Omne tulit punctum qui miscuit
utile dulci,/ lectorem delectando pariterque monendo;/ hic meret aera liber Sosiis, hic
et mare transit 345 / et longum noto scriptori prorogat aeuum. (333-346)

Los poetas quieren ser útiles o deleitar, o al mismo tiempo decir lo que es ameno e
idóneo para la vida. Sé breve en tus consejos, para que los espíritus rápido perciban
dóciles tus palabras y las retengan fielmente. Todo lo superfluo rebosa de mente llena.
Las ficciones para deleite que sean muy cercanas a la verdad, para que la obra no
pretenda que se crea cualquier cosa, como “niño devorado por un ogro sale vivo de su
tripa”. Las centurias de mayores rechazan lo carente de mensaje, los estirados Ramnes
desechan poemas austeros; pero todos los votos se lleva quien mezcla utilidad con
interés deleitando al lector y a la par haciéndole pensar. Este es el libro que hace ganar a
los Sosios, surca mares y al famoso escritor le prolonga la vida en la posteridad.

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Poética y retórica latinas -JFZ

Sunt delicta tamen quibus ignouisse uelimus;/ nam neque chorda sonum reddit quem
uolt manus et mens,/ poscentique grauem persaepe remittit acutum,/ nec semper
feriet quodcumque minabitur arcus. 350 / Verum ubi plura nitent in carmine, non ego
paucis/ offendar maculis, quas aut incuria fudit,/ aut humana parum cauit natura. Quid
ergo est?/ Vt scriptor si peccat idem librarius usque,/ quamuis est monitus, uenia
caret, et Citharoedus 355 / ridetur, chorda qui semper oberrat eadem,/ sic mihi, qui
multum cessat, fit Choerilus ille,/ quem bis terque bonum cum risu miror; et idem /
indignor quandoque bonus dormitat Homerus;/ uerum operi longo fas est obrepere
somnum. 360 / Vt pictura poesis; erit quae, si propius stes,/ te capiat magis, et
quaedam, si longius abstes;/ haec amat obscurum, uolet haec sub luce uideri,/ iudicis
argutum quae non formidat acumen;/ haec placuit semel, haec deciens repetita
placebit. (347-365)

Hay, sin embargo, faltas que perdonar querríamos, pues ni la cuerda devuelve el sonido
que quiere mano y mente ni siempre herirá todo lo que amenace el arco. Mas, cuando un
poema destaque por su brillo, no me ofenderán unas manchas caídas por descuido, o no
precavvidas por el hombre. ¿Y entonces= así como un copista, si comete la misma falta
sin cesar, aunque se le advierta, no tiene disculpa y el citaredo que siempre falla en la
misma cuerda es objeto de risa: así para mí quien mucho falla se convierte en un
Quérilo, cuyos raros aciertos me sorprenden y me hacen reír; e igualmente me indigno
cuando el buen Homero sestea. Aunque a obra larga es natural que le entre sueño. La
poesía igual que la pintura: la habrá que, si estás cerca, te capte más, y otra, si estás
alejado; una gusta de la oscuridad, quiere ser vista a la luz la que no teme al agudo
acumen del crítico; ésta gustó una vez, aquella gustará, aunque se vea diez veces.

Natura fieret laudabile carmen an arte,/ quaesitum est; ego nec studium sine diuite
uena /nec rude quid prosit uideo ingenium; alterius sic 410 / altera poscit opem res et
coniurat amice./ (408-411)

¿Hace loable un poema la naturaleza o el arte? He ahí la cuestión. Yo no veo en qué


aprovecha el estudio sin rica vena o ingenio en bruto; ambas cosas se piden ayuda
mutua y se conjuran amistosamente.

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Poética y retórica latinas -JFZ

Qui studet optatam cursu contingere metam,/ multa tulit fecitque puer, sudauit et
alsit,/ abstinuit uenere et uino; qui Pythia cantat / tibicen, didicit prius extimuitque
magistrum. 415/ Nunc satis est dixisse: "Ego mira poemata pango;/ occupet extremum
scabies; mihi turpe relinqui est/ et, quod non didici, sane nescire fateri./" Vt praeco, ad
merces turbam qui cogit emendas,/ adsentatores iubet ad lucrum ire poeta 420/ diues
agris, diues positis in fenore nummis. Si uero est unctum qui recte ponere possit / et
spondere leui pro paupere et eripere atris/ litibus implicitum, mirabor si sciet inter&
noscere mendacem uerumque beatus amicum. 425/ Tu seu donaris seu quid donare
uoles cui,/ nolito ad uersus tibi factos ducere plenum/ laetitiae; clamabit enim:
"Pulchre, bene, recte",/ pallescet super his, etiam stillabit amicis/ ex oculis rorem,
saliet, tundet pede terram. 430/ Vt qui conducti plorant in funere dicunt/ et faciunt
prope plura dolentibus ex animo, sic/ derisor uero plus laudatore mouetur./ Reges
dicuntur multis urgere culillis/ et torquere mero, quem perspexisse laborent 435 / an
sit amicitia dignus; si carmina condes,/ numquam te fallent animi sub uolpe latentes.

El atleta que se afana por alcanzar la ansiada meta corriendo de niño sufrió y trabajó,
sudó y pasó frío, se abstuvo de Venus y de vino. El flautista que toca el himno pítico
aprendió y respetó a su maestro. Y no basta con decir: “Yo modulo maravillosos
poemas (¡Sarnoso el último! ¡Qué fastidio quedarse atrás y confesar que simplemente
no sé lo que no he aprendido!)”. A pregonero que congrega gente para vender
mercancía igual es el poeta rico en tierras y capital mobiliario: anima a los asentidores
a que vayan a ganancia segura. Y si es de los que puede servir una buena comida y
avalar a un pobre insolvente, y sacar de pleitos a quien está metido hasta el cuello, me
extrañaría que distinguir supiera, feliz, amigo mendaz de verdadero. Tú, si has hecho a
alguien un regalo o piensas hacerlo, no le lleves, lleno de alegría como está, a oír
versos hechos por ti; pues gritará: “¡Qué bonito! ¡Qué bien!¡Olé!”. Además, se pondrá
pálido y destilará como rocío de sus leales ojos, saltará, golpeará la tierra con el pie.
Igual que quienes contratados lloran en un funeral dicen y hacen más casi que los que
se duelen de corazón, así el fingido admirador se conmueve más que el verdadero. Se
dice que los reyes agasajan con muchas copichuelas e interrogan con vino puro a quien
desean probar si es digno de su confianza: si compones poemas, que nunca te engañen
espíritus escondidos bajo piel de zorra.

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