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Cita:
RC D 1107/2014
Encabezado:
Sumario:
Legislación
La compensación económica y su incorporación a la legislación civil: un avance que hace a la
perspectiva y equidad de género
I. Introducción
Desde hace décadas se demanda su recepción en la legislación civil, como remedio frente al
desequilibrio económico que puede padecer uno de los cónyuges (generalmente la mujer, por
eso su sostenimiento desde la perspectiva y activismo de género) al momento de la disolución
del vínculo matrimonial o unión convivencial cuando su desenvolvimiento dentro de la pareja
se desarrolló en las tareas no remuneradas, es decir, el trabajo de cuidado que hace a la
reproducción de las personas en el ámbito privado familiar.
En este contexto, la posibilidad de que alguno de los cónyuges pueda reclamar una
compensación económica[2], que de manera objetiva -lo cual es coherente con un sistema de
divorcio incausado- remedie la injusticia que apareja el desequilibrio económico provocado
por la ruptura de la unión, es a todas luces un avance en materia de derechos fundamentales.
Por lo expresado, la nueva legislación viene a saldar una deuda pendiente; la existencia de un
instrumento jurídico que de manera objetiva, sin indagar en cuestiones de índole íntima o
privada[3], pueda compensar y remediar económicamente los esfuerzos realizados en post del
desarrollo personal y familiar del otro cónyuge al momento del divorcio, cuando dicha ruptura
representa un desequilibrio en relación a cuando se ingresó al matrimonio o unión.
II. La compensación económica y su demanda desde el aporte de las teorías de género
Hace ya una década Harari y Costa sostenían "otro caso de discriminación por ausencia de
normas es la falta de regulación de las prestaciones económicas. Ellas, vendrían a paliar el
desequilibrio económico entre los cónyuges, provocado por la ruptura del vínculo en la
relación con el modelo imperante de distribución de tareas dentro del matrimonio y durante
su vigencia"[4].
Así, comprender que el trabajo reproductivo en el fuero íntimo de las familias impacta en la
economía personal del/la compañero/a y en el aspecto macro de las economías es clave, ya
que la compensación se alza como un remedio o solución para aquellas personas que
abdicaron de su actividad laboral-profesional proyectado en la esfera pública, a fin de hacerse
cargo de las tareas domésticas y de cuidado de los integrantes de la familia.
Por ello, "esta división del trabajo -acordada implícita o explícitamente- durante la convivencia
familiar, puede funcionar adecuadamente (incluso a pesar del estrés que acompaña a toda
situación de cambio) en la medida en que responde a un proyecto familiar común. Pero,
cuando sobreviene el divorcio, el proyecto se frustra y el equilibrio se rompe. Aquí el cónyuge
que tuvo a su cuidado las funciones vinculadas a 'lo doméstico' y que generalmente se hace
cargo pos divorcio de los hijos menores de edad del matrimonio, se ve doblemente
sobrecargado de exigencias"[6].
A raíz de esta desigualdad o desequilibrio que puede sufrir uno de los cónyuges, quien al
momento de la ruptura se encuentra en evidente desventaja a fin de insertarse nuevamente
en el espacio público y productivo, la compensación económica se erige como una solución de
evidente equidad.
Cuando dicha compensación deba ser fijada judicialmente se tendrán en cuenta una serie de
pautas y circunstancias que hacen a la procedencia o no de la misma, tales como el estado
patrimonial de los cónyuges al inicio y al final del matrimonio, la dedicación que cada cónyuge
brindó a la familia, crianza y educación de los hijos; la edad y estado de salud de los cónyuges,
la atribución de la vivienda y la capacitación laboral y la posibilidad de acceder a un empleo
por parte del cónyuge o conviviente que solicita la compensación.
Asimismo, el Código prevé un plazo de caducidad de seis meses -desde la sentencia de divorcio
o cese de la convivencia- a fin de solicitar la compensación económica enrolada en una
perspectiva pacificadora de los conflictos familiares, tendiente a una resolución ágil y
breve[14].
En este contexto se enrola el divorcio incausado y sin plazos de espera, haciéndose eco no solo
de la praxis tribunalicia (solicitudes de inconstitucionalidad de las normas que establecían
plazos a fin de acceder al divorcio como también del trámite procesal prescripto en el art. 236,
entre otros aspectos endebles del sistema anterior) sino también de las mandas
constitucionales cuyo baluarte es el respeto al proyecto auto referencial de vida y el derecho
de intimidad.
Dentro de esta lógica se regulan las compensaciones económicas, figura que tiende a
salvaguardar al cónyuge que por razones internas de la pareja se encuentra en una situación
de desventaja o desequilibrio económico comparando su situación pos divorcio o pos unión
convivencial con el posicionamiento originario antes de ingresar a la vida en común.
Costa, Patricia M. - Harari, Sofia, "Las normas del derecho de familia y la discriminación en
razón del género", en Birgin, Haydee (compiladora), "El Derecho en el Género y el Género en el
Derecho", Ed. Biblos, Bs. As. 2000, p. 21.
Se ha definido al cuidado como "... acción de cuidar a un niño o persona adulta o anciana
dependiente para el desarrollo y el bienestar de su vida cotidiana. Si bien implica un trabajo
material también se reconoce el aspecto afectivo y emocional que conlleva. La actividad puede
ser realizada en la familia o puede ser delegada en otras personas ajenas a ella y puede ser
remunerada o no. El trabajo de cuidados familiares se refiere al cuidado de niños, enfermos y
adultos mayores dependientes. En el primer caso se incluyen las tareas materiales de cuidado
y también el juego, llevarlos a pasear, ayudarlos con los deberes y socializarlos. En el segundo
las tareas vinculadas a la atención de las necesidades fisiológicas, médicas y sociales (pasear,
hacerles compañía), en Aguirre, Rosario "Una nueva mirada sobre las desigualdades de
género: el trabajo no remunerado y el uso del tiempo", en Aguirre, Rosario (editora) "Las bases
invisibles del bienestar social. El trabajo no remunerado en Uruguay", UNIFEM, Ed. Doble Clic-
Editoras, Uruguay 2009, publicado on line
http://www.ine.gub.uy/biblioteca/libro%20las%20bases%20invisibles.pdf, última compulsa
9/11/14. A su vez, Grosman refiere "se ha conceptualizado el cuidado como un trabajo, porque
implica tiempo, desgaste de energía y porque genera valor. El trabajo que las personas (en su
mayoría, mujeres) realizan en sus hogares, como las tareas de cocina, de la limpieza y el
cuidado de otras personas que viven con ellas, se efectúa sin remuneración y sin que medie un
contrato que establezca un valor y que determine las responsabilidades y beneficios que
dichas tareas conllevan", Grosman, Cecilia P., "El derecho de los adultos mayores a ser
cuidados: perspectiva socio jurídica", en Pautassi, Laura - Zibecchi, Carla (coordinadoras), "Las
fronteras del cuidado. Agenda, derechos e infraestructura", ed. Biblos, Bs. As. 2013, p. 232.
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Art. 442: Fijación judicial de la compensación económica. Caducidad. A falta de acuerdo de los
cónyuges en el convenio regulador, el juez debe determinar la procedencia y el monto de la
compensación económica sobre la base de diversas circunstancias, entre otras: a) el estado
patrimonial de cada uno de los cónyuges al inicio y a la finalización de la vida matrimonial; b) la
dedicación que cada cónyuge brindó a la familia y a la crianza y educación de los hijos durante
la convivencia y la que debe prestar con posterioridad al divorcio; c) la edad y el estado de
salud de los cónyuges y de los hijos; d) la capacitación laboral y la posibilidad de acceder a un
empleo del cónyuge que solicita la compensación económica; e) la colaboración prestada a las
actividades mercantiles, industriales o profesionales del otro cónyuge; f) la atribución de la
vivienda familiar, y si recae sobre un bien ganancial, un bien propio, o un inmueble arrendado.
En este último caso, quién abona el canon locativo. La acción para reclamar la compensación
económica caduca a los seis meses de haberse dictado la sentencia de divorcio.
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Krasnow, Adriana, "Las Uniones Convivenciales en el Proyecto de Reforma del Código Civil y
Comercial de la Nación", en Rivera, Julio Cesar (Director) - Medina, Graciela (Coordinadora),
"Comentarios al Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación 2012", Ed. L. L., Bs. As. 2012,
p. 385.
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En este sentido, en la ciudad de Córdoba se llevó a cabo una investigación de donde surge que
los divorcios contenciosos inculpatorios se dan en un mínimo porcentaje, ver Bertoldi de
Fourcade, María Virgina, "El impacto judicial de la crisis familiar. Divorcio vincular y separación
personal", en Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia, nro. 44,
noviembre/diciembre 2009, Abeledo Perrot, p. 288. A su vez, desde la praxis y experiencia en
el litigio familiar, la mayoría de la estrategia judicial tiene como causa inmediata la necesidad
de que se establezcan alimentos en atención a la imposibilidad real de insertarse en el
mercado laboral por parte del/la cónyuge que se avocó a las tareas reproductivas en el seno
familiar.