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Auto-control 

  
                                                       

 
La mayoría de nosotros tenemos actitudes en la vida formadas por estímulos que producen un
proceso cognitivo, afectivo y conductual. Estas respuestas pueden ser sentimientos que expresamos
con conductas aceptables o reprochables. Pero, ante estos estímulos podemos escoger lo que
deseamos sentir. ¿Nos damos cuenta de lo que elegimos? ¿tenemos control de nuestros
pensamientos, emociones y acciones?   Checa este magnífico VIDEO:  https://youtu.be/v2r_93lecyI  

La autodisciplona no es nada sencilla.  El “autocontrol” viene a ser una respuesta más sencilla si
iniciamos poniendo en juego nuestra fuerza de voluntad con retos pequeños, como no tomar agua
cuando tenemos sed, hasta que nos indiquemos el momento que realmente decidamos tomar el vaso
de agua.  La voluntad, el control o la auto disciplina son como un músculo que sólo crece con el
ejercicio frecuente. Como en un gimnasio de la disciplina.

Regular la conducta propia es orientar mis competencias para afrontar adversidades. El autocontrol
hace de ti una mejor persona, además de lograr para ti un mayor bienestar. El Autocontrol evita
dejarnos llevar por nuestros impulsos, de forma irracional. Sin autocontrol actuaríamos
irresponsablemente y arrepintiéndonos por ello.

Todos somos distintos. La forma de reaccionar de cada quien es única. Lo importante y valioso es
conocerse a si mismo y reconocer tus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas.

¿Por qué a algunos les falta ese control de sí mismos?  La respuesta es realmente sencilla. Desde
pequeños nuestros papás, generalmente, se dedicaron a controlarnos en casi todo. Haz esto, no
hagas aquello, apaga la tele, lávate los dientes, deja de llorar, etc. Hasta quieren controlar nuestras
emociones. Ese locus de control es externo. A veces vamos internalizando ciertos controles. Otras
veces lo que queremos hacer se nos escapa de las manos.

No podemos andar haciendo o dejando de hacer las cosas, sólo porque siempre nos las hacían o nos
decían que las hiciéramos. Algunos pueden decir esta pregunta constantemente: ¿Por qué hago lo
que no quiero hacer y lo que quiero hacer no lo hago? No todos tenemos las riendas de nuestras
vidas en nuestras manos. No todos tenemos fuerza de voluntad suficiente para controlar nuestro
actuar, cuando queremos y como queremos. No todos tenemos la firmeza con los demás para decir
¡no! cuando queremos decir ¡no! ó ¡sí¡ cuando queremos decir ¡sí!  Ni todos tenemos la firmeza con
nosotros mismos.  La autofirmeza implica autocontrol y el autocontrol implica autofirmeza.  El
autocontrol implica controlar nuestras emociones y que estas no nos controlen a nosotros. Eres tan
“maduro emocionalmente” como para saber ¿en qué momento reír o en cuál llorar?

 
Al manejar nuestras emociones e impulsos, contribuimos al desarrollo de nuestra inteligencia
emocional. La IE se puede expresar mediante la "madurez psicológica". En los adolescentes forma
un clima familiar aceptable.

Un adecuado autocontrol emocional se refiere al control de enojo y de la calma al reconocer


nuestros errores. El autocontrol de los sentimientos evita los cambios emocionales bruscos,
permitiendo el uso de la razón.

                                              ¡Pasa ahora a la lectura sobre la ASERTIVIDAD!

         

     
   

                La IE se puede expresar mediante la "madurez psicológica". 


                En los adolescentes forma un clima familiar aceptable.

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