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LA ENEIDA. RESUMEN
 
Eneas, príncipe de Dardania, huye de Troya tras haber sido quemada ésta por el ejército aqueo, llevándose a su
esposa Creúsa, a su padre Anquises y a su hijo Ascanio. En el camino Creúsa se pierde definitivamente y el
fantasma del difunto príncipe Héctor le dice a Eneas que no vierta amargas lágrimas por ella, pues le estaba
aparejado por el destino una esposa de sangre real.
Juno, rencorosa todavía con toda la estirpe troyana, trata de desviar por todos los medios a la flota de
supervivientes de su destino inevitable, Italia. Las peregrinaciones de Eneas duran siete años, hasta que llegado el
último es acogido en el reino emergente de Cartago, gobernado por Dido o Elisa de Tiro. Por un ardid de Venus y
Cupido, Dido se enamora perdidamente de Eneas y tras la partida de éste por orden de Júpiter, se quita la vida,
maldiciendo antes a toda la estirpe venidera de Eneas y clamando el surgimiento de un héroe vengador: de esta
forma se crea el cuadro que justifica la eterna enemistad entre dos pueblos hermanos, el de Cartago y el de Roma,
lo que devendría en las guerras púnicas.
En su camino hacia Italia se le aparece el alma de su padre Anquises que le pide que vaya a verlo al Averno: Eneas
cede y acompañado de la Sibila de Cumas recorre los reinos de Plutón y Anquises le muestra toda la gloria y pompa
de su futura estirpe, los romanos.
Llegados por fin los troyanos a Italia contactan con el rey Latino, quien los recibe pacíficamente, y recordando
una antigua profecía sobre que su hija Lavinia se casaría con un extranjero, decide aliarse con Eneas y darle a
Lavinia por esposa.
Turno, rey de los rútulos, primo y pretendiente de Lavinia, trastornado por las Furias, declara la guerra a Eneas.
Los dos ejércitos adquieren aliados y se enfrentan fieramente, ayudados los troyanos por Venus y los rútulos por
Juno, sin que Júpiter intervenga. Se producen muertes en ambos bandos y finalmente Eneas mata a Turno.
Libro I
Juno, sabedora del destino de gloria que les viene a los troyanos – quienes fundarían el Imperio Romano-, intenta
impedir que lleguen a Italia. Para ello pide a Eolo que con sus vientos, les haga naufragar. A cambio le ofrece una
ninfa por esposa. Éste acepta y los troyanos terminan dispersándose en el mar. Neptuno percibe lo que Eolo ha
hecho, y se siente injuriado, pues el océano es su imperio. Entonces ayuda a los troyanos a llegar a las playas de
Libia, pero no llegan todos juntos, sino en dos grupos.
Mientras tanto Venus, madre de Eneas, interviene presentándose bajo la figura de una virgen espartana y les
informa de que las tierras donde están son de la reinaDido. Su esposo Siqueo había sido asesinado por su hermano
Pigmalión y entonces ella huyó y formó una ciudad en esas tierras que compró.
Eneas se dirige a la ciudad y cuando llega ve a los compañeros que había perdido que también llegaron a pedir
hospitalidad a Dido y que les ayude a buscar a su caudillo Eneas. Entonces éste se presenta y la reina Dido los
acoge. Venus, buscando que Dido trate bien a Eneas, pide a su hijo Cupido que reemplace a Ascanio y produzca en
Dido amor por Eneas. Éste accede. En la reunión, Dido pide a Eneas que cuente sus desgracias.
Libro II
Los libros II y III son relatos dentro del relato. Eneas, a petición de Dido, cuenta la caída y el saqueo de Troya
(libro II) y las tribulaciones por él mismo sufridas desde ese evento (libro III).
El relato de la toma de Troya se abre con el episodio del caballo: Ulises, junto con otros soldados griegos, se
oculta en un caballo de madera "alto como un monte" (instar montis equum) mientras que el resto de las tropas
griegas se oculta en la isla de Ténedos, frente a Troya. Los troyanos, ignorando el engaño, entienden que los
griegos han huido y hacen entrar el caballo en su ciudad. Piensan que se trata de una ofrenda a los dioses, a pesar de
las advertencias de Laocoonte, que es asesinado por dos monstruos marinos junto a sus dos hijos. Llegada la noche,
Ulises y sus hombres salen del caballo, abren las puertas de la ciudad y someten a Troya al fuego y el terror. En el
momento del asalto, Eneas, dormido, ve a Héctor, que en sus sueños le anuncia el fin de Troya y le ordena salvar a
los penates y huir.
Los ruidos del combate terminan por despertar a Eneas, que viendo a su ciudad en llamas y librada a manos de
los griegos, decide al principio luchar hasta morir, junto con sus compañeros. Visita el palacio de Príamo y
contempla la muerte del hijo de éste, Polites, en manos de Pirro, que luego decapita al rey de Troya. En medio del
caos ve a Helena y se dispone lleno de ira a castigar a la culpable de la guerra. Venus, su madre, se le aparece y lo
conmina a contenerse: los verdaderos culpables son los dioses, no Helena. Lo insta luego a buscar a los dioses
Penates y a su familia, para huir de Troya. Eneas busca a su padre Anquises y a su hijo Julo. Anquises se rehúsa
inicialmente a partir, hasta que un presagio divino lo convence. Parten entonces de la ciudad en llamas. Habiendo
perdido de vista a su mujer, Creúsa, regresa a Troya. Finalmente, tras encontrar a la aparición de Creúsa, vuelve con
los suyos a las afueras de Troya, donde prepara lo necesario para la partida.
Libro III
Eneas huye con los suyos primero hacia la ciudad de los Tracios, que eran sus amigos. Sin embargo, el alma de
Polidoro les dice que el Rey de Tracia estaba a favor de los griegos. Se dirigen entonces donde el rey Anio. Allí
escuchan de los oráculos de Apolo que han de fundar una nueva ciudad donde vivieron sus ascendientes. Anquises
piensa que se refiere a Creta, donde nació su ascendiente Jove, y allí se dirigen. Allí fundan la ciudad de Pérgamo.
Sobrevino una peste y Anquises pide a Eneas que escuche nuevamente el oráculo de Apolo. Sin embargo, esto no
fue necesario, pues en sueños se le dijo a Eneas que las tierras a las que se refería Apolo eran las de Italia o Lacio.
Anquises recuerda que allí nació su ascendiente Dárdano y deciden viajar a esos lugares.
Se dirigen a las islas del mar Jónico. Allí tienen un encuentro con Celeno y otras arpías. Los troyanos comen de sus
rebaños y entonces ellas les atacan. Ellos se defienden fieramente y por ello Celeno le vaticina que sufrirá hambre
cuando llegue a Roma. Tras unos viajes, Eneas se entera que Heleno, hijo de Príamo, reinaba en una ciudad cercana
– pues se había casado con la viuda de Pirro – y hacia allí se dirigen. Ven allí también a Andrómaca. Heleno le
predice que llegará a Italia, pero para entrar en ella tendrá que sufrir un poco, pues allí habitaban griegos. Le dice
que debe cuidarse también de Caribdis y Escila. Le aconseja que implore el numen de Juno y que escuche los
oráculos de la Sibila.
Continuando su viaje, pasaron por el promontorio de Ceraunio y llegaron pronto a Italia. Se dirigen, sin embargo,
a las costas de los cíclopes. Allí se encuentran con un griego, Aqueménides, que Ulises había abandonado quien les
pide que lo lleven con él y les aconseja escapar pronto. Ya venían los cíclopes a atacarlos, pero no fueron
alcanzados. Pasan por Ortigia y luego por el puerto de Drépano, donde llega la muerte a Anquises. Eneas termina su
relato.
Libro IV
La Reina Dido, gracias a la acción de Cupido, se enamora de Eneas y esos sentimientos se los cuenta a su
hermana Ana. Ella le recomienda dejar fluir ese amor, pero ella aún recuerda a su difunto esposo Siqueo. Cuando
Juno se dio cuenta de todo ello, se alió con Venus para conseguir que Eneas se enamore también de ella. Su
objetivo era que Eneas se quedara allí para siempre. Venus accede. Cuando Eneas y Dido salen de caza, hay una
lluvia y ellos se esconden en la misma cueva y allí hacen el amor.
Llega esto a los oídos de Júpiter y, temiendo que Eneas detenga su viaje, envía a Mercurio para que le recuerde al
troyano que su destino es fundar Roma. Ya Eneas estaba armando una gran ciudad con Dido y al recibir este
mensaje no sabe cómo decírselo a Dido. Atina a mandar a Sergesto, Seresto y Mnesteo que preparen sigilosamente
la escuadra. Dido se entera y enfrenta a Eneas. Éste se defiende hablando de su destino, pero ella no acepta esa
excusa. Con todo, le permite irse.
Mercurio se le presenta nuevamente al troyano para que apure su partida. Eneas, entonces, parte inmediatamente
con sus hombres. Dido, engañando a los suyos diciendo que hacía unas libaciones, se suicida.
Libro V
Se dirigen los troyanos a las tierras de su amigo Acestes. Éste los recibe bien. Se cumplía ya un año de la muerte
de Anquises y entonces Eneas realizó sus funerales. Luego de ello, hubo juegos. Cloanto vence en navegación. En
la carrera, Niso y Salio tropiezan y entonces vence Euríalo, pero los tres reciben premios. En la lucha nadie quiere
enfrentarse Dares, hasta que el anciano Entelo accede a hacerlo y lo vence. En el tiro con arco vence Acestes.
Luego Iulo hizo una representación de la guerra con sus amigos.
Juno envía a Iris a que promueva en las mujeres troyanas el deseo de no viajar más. Toma Iris la forma de la
anciana Beroe y realiza lo encargado, iniciando el incendio de las naves. Descubren la divinidad del personaje, pero
aún así continúan las mujeres con el incendio. Eumelo informa a Eneas, quien acude al lugar inmediatamente.
Entonces ruega a Júpiter que lo ayude y éste detiene el incendio. Nautes le recomienda que permita que se queden
en esa ciudad quienes ya no quieran viajar.
Eneas está aún indeciso, cuando en la noche se le aparece su padre Anquises y le recomienda que haga lo que
Nautes dice y le pide que lo visite en el Averno. Para llegar debía visitar a Sibila y ofrecer sacrificios. Eneas
comunica todo ello a sus hombres y apresuran la partida. Entretanto, Venus ruega a Neptuno que los troyanos ya no
sufran males. Éste le promete que llegarán a las puertas del Averno sólo con un hombre menos. Precisamente, el
Sueño hace que Palinuro, el piloto de la nave, caiga de la misma y muera.
Libro VI
Arriban a las playas de Cumas y visitan a Sibila en su caverna acompañados de la sacerdotisa Delfobe. Apolo se
apodera de la Sibila y entonces Eneas le pide que permita que los troyanos se establezcan en el Lacio y les confíe
sus oráculos. Le profetiza guerras a causa de una mujer, pero que saldrá victorioso. Luego Eneas le pide que le
instruya cómo entrar en el infierno. La Sibila le dice que debe presentar cierto ramo y que, además, primero debe
enterrar a un amigo suyo insepulto.
Eneas sale de la cueva y se entera de la muerte de Miseno. Realiza sus funerales. Venus entonces envía dos
palomas para que lleven a Eneas al árbol que tiene aquel mágico ramo. Eneas lo toma y lo lleva a la cueva de la
Sibila. Ella le instruye que se dirija a un bosque. Así llega el troyano al Averno y arriban al río del barquero
Caronte, quien transporta las almas al otro mundo a través del mismo. Ve Eneas a Palinuro, quien le pide que
busque su cuerpo en el puerto de Velia y lo sepulte, para que así pueda ir en el barco de Caronte. Eneas lo promete.
Para poder subir al barco de Caronte, le presentan la rama mágica. Ven en el camino la cueva de Cerbero, los jueces
de los muertos, los campos llorosos, etc. En eso, Eneas ve a Dido y le pide perdón, pero ella no responde. Ve
también muchas almas de grandes guerreros de otros tiempos, como a Deífobo, quien se casó con Helena cuando
Paris murió. Llegan a donde el camino se divide en dos: hacia el palacio de Plutón o hacia el Tártaro. Arriban a los
bosques afortunados y buscan a Anquises.
Tras un nostálgico encuentro, Anquises le cuenta a Eneas que las almas buenas, después de mil años, se les borra
la memoria y se les manda nuevamente a la tierra en otros cuerpos. Así le predice su gran linaje: su hijo Silvio –
que nacería de su esposa Lavinia –, César, Camilo, Máximo, Serrano, Romano, Marcelo, etc. También le cuenta las
guerras a las que está destinado sustentar y cómo resistir a ellas. Luego Eneas regresa donde sus amigos por una
puerta de marfil del Sueño. En seguida se dirigen al puerto de Cayeta.
Libro VII
Finalmente se dirigen a un bosque del Lacio, por donde pasa el río Tíber. Vivía en esas tierras Latino, esposo de
Amata. Éste tenía una hija, Lavinia, quien estaba comprometida con Turno. Sin embargo, se había predicho que ella
se casaría con un extranjero y no con él. Eneas come con los suyos y se quedan hambrientos. Entonces recuerda que
se le había predicho que cuando eso suceda, sería el fin de sus males. Manda Eneas cien emisarios donde el rey
Latino. Éste los recibe e Ilioneo le pide, en nombre de Eneas, unas tierras donde asentarse, sustentándose en los
oráculos. Latino reconoce en Eneas aquel yerno prometido y les pide que vaya a visitarlo.
Mientras tanto, Juno, planeando levantar una guerra negativa a los troyanos, envía a Alecto a producir la
discordia. Ella inyecta mediante una de sus serpientes las furias en Amata, quien entonces se enfrenta a su esposo
para que no dé la mano de Lavinia a Eneas, sino a Turno. Al ver que Latino no cambiaba de parecer, esconde a su
hija y promueve sus ideas entre las otras mujeres. Luego, Alecto se dirige a Árdea, ciudad de Turno, y promueve en
él el odio por Eneas, quien sería un usurpador. Le hinca, entonces, una de sus serpientes, llena de furias. Turno se
decide a enfrentarse a Latino por la mano de Lavinia.
Luego, se dirige Alecto a los perros cazadores de Iulo. Así estos llevan a Iulo a cazar un ciervo, que era
propiedad de Tirreo, un latino. Cuando ello es descubierto, estalla una batalla y surgen las primeras víctimas.
Entonces Alecto se siente satisfecha y con ella también Juno. Todos piden a Latino que declare la guerra a los
troyanos, pero éste aún no accede. Llegan mientras tanto los aliados, como Lauso, Aventino, Catilo, Camila, etc.
Libro VIII
El río Tíber le habla a Eneas, quien le recomienda busque la alianza con los Palanteos, cuya ciudad estaba
siguiendo el curso del río. Eneas prepara el viaje y ve entonces un buen augurio. Se acompaña de Acates. Llega a la
ciudad cuando el rey Evandro y su hijo Palante ofrecía sacrificios a Hércules, y le piden alianza para enfrentar a los
rútulos. Evandro se la da, viendo que eran ambas naciones descendientes de Atlante. Lo invita a participar de los
sacrificios a Hércules. Mientras tanto, Venus pide a su esposo Vulcano que fabrique armas para Eneas y él accede.
Entonces, Venus le informa a su hijo que le llegarán armas divinas. Luego, Evandro envía a Eneas con su hijo
Palante a buscar más alianzas. Posteriormente, ya Eneas recibe las armas prometidas por su madre y todos se
maravillan de ellas.
Libro IX
Juno envía a Iris para que lleve a Turno prontamente a la batalla. Ella le informa que los troyanos están sin su
caudillo. Eneas había dicho que si los atacaban, se refugiasen en su empalizada. Turno intenta incendiar todo.
Entonces la Madre de Júpiter aparta las naves troyanas del incendio convirtiéndolas en ninfas. Turno pensó que así
los troyanos ya no podrían escapar y entonces descansó sus tropas, regocijándose con vino. Percibieron esto Niso y
Eurialo y entonces solicitaron permiso a los que Eneas había comedido la dirección de la guerra, Mnesteo y Seresto,
para ir en busca de Eneas, ya que los rútulos desprevenidos estaban. Lulo les promete muchos premios por esa
hazaña y ellos parten inmediatamente. Niso abre el camino dando muerte a algunos rútulos. En el camino, Eurialo
se rezaga y es alcanzado por Volscente. Niso percibe ello y regresa a rescatar a su amigo. Se encomienda a Apolo y
da muerte a varios. Con todo, mueren Eurialo, Volscente y Niso. Las cabezas de los troyanos son exhibidas por los
rútulos.
Mesapo logra abrir la empalizada y se inicia una sangrienta batalla. Ascanio entra en la batalla y la neutraliza
dando muerte a Numano. Marte infunde fuerza en los latinos. Luego Turno queda cercado por los troyanos, sin que
Juno le pueda ayudar, pero se arroja al río y se salva.
Libro X
Júpiter prohíbe a los otros dioses que participen en la batalla. Venus le pide clemencia para sus troyanos,
entonces Juno se hace la desentendida. Entonces Júpiter decide a nadie favorecer en la batalla.
Ya Eneas llegaba por mar con alianzas firmadas. Le seguían guerreros como Másico, Abante, Asilas, Astur, etc.
Cuando, se le acercan sus antiguas naves, que ya eran ninfas, y le informan de la batalla. Llegan y Turno no cesa su
ataque. Empieza así un fiero combate. Turno pide a su hermana diosa Iuturna que le ayude en la batalla. Tras haber
hecho grandes estragos, Palante es muerto por Turno, tomando éste algunas de sus armas. Eneas se enfada y da
muerte a muchos rútulos.
En tanto, Júpiter provoca a Juno y esta le pide que demore la muerte de Turno. Ella misma toma la figura de
Eneas y, confundiendo a Turno, hace que le siga y así lleva a Turno a salvo. Él, cuando tomó cuenta, intentó
regresar, pero la diosa no se lo permitió. Mecencio toma el lugar de Turno en la batalla, mientras los dioses
observaban la batalla. Eneas hiere a Mecencio, pero su hijo Lauso le ayuda a huir. Sin embargo, Eneas da muerte a
éste último. Mecencio regresa a la batalla y es muerto por Eneas.
Libro XI
Eneas envía el cuerpo de Palante a su padre. Llegan luego emisarios latinos pidiendo paz para poder enterrar a
sus muertos, a lo que accede Eneas. Mientras tanto, Evandro se lamenta por la muerte de su hijo, pero no retira su
apoyo a Eneas. En el reino de Latino, algunos se muestran aún a favor de Turno, pero otros piden que se entregue la
mano de Lavinia al troyano Eneas. Unos emisarios llegan de la ciudad de Diómedes, quien recomienda a los latinos
tener mucha cautela con Eneas.
Latino quiere ya detener la guerra dando a los troyanos tierras. Drances recomienda también darle la mano de
Lavinia. Turno se opone y promueve nuevas batallas. La reina Camila lo apoya. Diana pide a Opis que proteja a
esta guerrera y le da un arco para dicho fin. Los troyanos se acercan a las murallas latinas y se produce nueva lid.
Camila destaca por sus hazañas. Júpiter infunde valor en Tarcón. Arruntes, encomendándose a Apolo, dispara una
flecha contra Camila, logrando su objetivo de darle muerte. Opis se lamenta entonces. Huyen los rútulos, pero
Turno, enterado de los hechos, no abandona la batalla. Llegó la noche y se detienen las actividades.
Libro XII
Latino y Amata piden a Turno que detenga la guerra, pero éste, enamorado de Lavinia, manda a Eneas un pedido
para dirimir los dos solos la batalla. Eneas acepta. Juno planea un nuevo ardid: envía a la hermana de Turno,
Iuturna – a quien Júpiter le dio divinidad a cambio de su virginidad –, a promover que se rompan los pactos que se
hiciesen, pues sabe que Turno es menos diestro que Eneas con las armas.
Mientras tanto, a los ojos de Júpiter se hacen los juramentos para que el fin de la guerra se reduzca al
enfrentamiento directo de Eneas y Turno. Sin embargo, Iuturna tomó la figura del guerrero Camerto, promoviendo
la intervención de los rútulos en la batalla. En eso, un augurio es interpretado por Tolumnio a favor de lo que pedía
Iuturna y se rompen los pactos. Sin embargo, Eneas no estaba de acuerdo y buscaba el enfrentamiento sólo con
Turno. Repentinamente, una saeta que nunca se supo de quién provino, le hiere. Turno hace entonces grandes
estragos.
Iulo lleva a su padre a un lugar seguro. Venus inspira al anciano Iapis para curar a Eneas. Éste recupera sus
fuerzas y regresa a la batalla. Los rútulos huyen, pero Eneas sólo busca a Turno. Éste también quería enfrentarlo,
pero Iuturna no se lo permite. Venus inspira a Eneas que se dirija a la ciudad. La reina Amata, viéndolos venir,
piensa que Turno ha muerto y se suicida. El rey Latino se entera y sufre mucho. Le llegan noticias a Turno y
entonces se desprende de su hermana para luchar. Eneas escucha que Turno llegaba ya y se dirige a su encuentro.
Turno hiere levemente a Eneas, pero su espada se rompe, pues no era la suya – que por su padre Dauno heredó y
que había sido hecha por Vulcano – sino una que había tomado por error de uno de sus compañeros. Apela,
entonces, a la fuga buscando su espada y Eneas lo persigue. Sin embargo, la lanza del troyano se atascó en las
raíces de un árbol divino, Rauno. Venus la arranca. Turno recibe su espada y se reinicia la lucha. Mientras tanto,
Júpiter pregunta a Juno qué espera de la guerra y le prohíbe participar nuevamente en ella. Juno acepta que había
persuadido a Iuturna de ayudar a Turno y cede a abandonar la guerra. Sin embargo, pide que cuando los troyanos se
unan a los latinos, desparezca el nombre de los primeros. Júpiter accede y envía una furia a retirar a Iuturna de la
batalla.
Eneas acosa a Turno y éste comienza a sentir temor. Eneas le hiere con la lanza. Turno atina a tirarle una enorme
piedra, pero ésta no llega a su objetivo. Entonces pide que le perdone la vida tomando a Lavinia. Eneas estaba
indeciso cuando ve que Turno tenía armas de Palante. Lleno de furia, le da el ataque final. 
 
RESUMEN DE LA ENEIDA
 
1. La obra comienza con el desembarco de los troyanos en Cartago, tras una terrible tempestad propiciada por la
diosa Juno, y su recibimiento por la reina Dido, que rápidamente se enamora del apuesto Eneas. 
    2. Este le cuenta las peripecias que hasta entonces han sufrido, cómo los griegos penetraron en Troya mediante el
ardid del caballo, cómo el sacerdote Laocoonte fue devorado por unas serpientes al intentar advertirles y cómo
escapó Eneas con su padre Anquises, su hijo Ascanio (o Iulo) y un puñado de supervivientes. 
    3. Acuden después a Delfos, donde un oráculo mal interpretado les hace creer que deben establecerse en Creta.
Allí pasan hambre y grandes penurias hasta que los penates, dioses troyanos, le dicen en sueños a Eneas que busque
asilo en Ausonia (Italia). Embarcan de nuevo y una tempestad les conduce a las Estrófadas, donde luchan contra las
arpías, y una de ellas, Celeno, les augura que no podrán fundar la nueva ciudad de Troya hasta que no se hayan
visto obligados por el hambre a devorar sus propias mesas. También llegan a la isla de los Cíclopes, como Ulises, y
escapan rápidamente. En Sicilia muere Anquises, el padre de Eneas.
    4. Cuando acaba su relato, Dido está ya henchida de pasión por el héroe troyano y al día siguiente, durante una
cacería, estalla una tormenta que hace refugiarse a la joven pareja en una gruta, donde consuman su amor. Sin
embargo, Júpiter se impacienta al ver que la estancia de los troyanos en Cartago dilata el cumplimiento de su deseo
de ver fundada la futura Roma, y manda a Mercurio para que obligue a Eneas a ponerse de nuevo en camino. Éste
así lo hace y Dido al verse abandonada se da muerte. 
    5. El siguiente destino es de nuevo Sicilia, donde son espléndidamente recibidos por el rey Acestes, celebrando
allí los ritos funerarios de Anquises con varias competiciones deportivas. Entonces las mujeres troyanas, cansadas
de vagar por los mares y enloquecidas por orden de Juno, queman las naves, aunque en el último momento, Eneas
suplica a Júpiter y éste hace derramarse una lluvia que salva los barcos. Así decide dejar una pequeña colonia con
los supervivientes más débiles en la isla y se embarca con los demás hacia Italia. 
    6. En Cumas, Eneas conoce a la Sibila, la sacerdotisa que le conducirá hasta los infiernos para que pueda hablar
con su padre. Anquises le muestra a su vástago las generaciones de ilustres romanos que esperan para nacer si él
consigue llevar a cabo su misión. 
    7. Finalmente llegan a Italia, a la tierra de los latinos, donde se cumple la profecía que les obligaba a comerse las
mesas, revelándose simbólica, ya que lo que devoran son galletas duras sobre las que habían puesto los alimentos.
Latino, el rey de aquellas tierras, les recibe con gran contento e incluso ofrece su hija en matrimonio a Eneas, pero
no podrá evitar que el pretendiente de la joven y líder de los vecinos rútulos, Turno, espoleado por Juno y la furia
Alecto, luche para expulsar a los troyanos de las costas ausonias. 
    8. Eneas buscará nuevos aliados por consejo del río Tiberino, el rey Evandro y su hijo Palante, y también los
etruscos, que deseaban librarse del yugo de su cruel tirano, Mecencio. También se instala en una fortaleza, donde
luego se construirá la ciudad de Lavinia, que lleva el mismo nombre que la hija del rey Latino. 
    9. Antes de que Eneas llegue con los refuerzos, los troyanos sufren el primer ataque de Turno, quien quema sus
naves para que no puedan escapar, sorprendentemente éstas se transforman en diosas marinas, que acuden a avisar
al líder troyano y lo alientan. 
   10. Comienza el asedio del campamento troyano, y mientras los dioses disputan entre sí, decidiendo finalmente
no intervenir para nada en la batalla. Tiene lugar la aristeia del joven Ascanio, Turno mata a Palante y Eneas a
Mecencio y a su hijo. 
   11. Luego se acuerda una tregua para quemar a los muertos en combate y seguidamente la fuerza troyana ataca el
fuerte rútulo de Laurento. En el combate se destaca la joven Camila, que muere en el combate, y finalmente el
ejército de Turno debe retirarse.
  12. Una vez en el reducto, los rútulos se vuelven contra Turno y el rey Latino le reconviene, así que se ve obligado
a desafiar a Eneas a un combate singular. Cuando ya todo está preparado, la hermana de Turno, Juturna, dispara una
flecha a Eneas hiriéndole y rompiendo así la tregua. Cuando finalmente se enfrentan los dos héroes, Turno queda
desarmado e intenta arrojarle al otro una enorme piedra, pero falla y pide clemencia. Eneas duda, pero ve que su
enemigo lleva un cinturón del que había despojado a Palante, y lo mata en venganza. Juno y Júpiter acuerdan que
los troyanos fundarán junto a los latinos el futuro linaje de Roma, pero que los Itálicos conservarán sus costumbres
y usos religiosos. 
 

Virgilio

Para otros usos de este término, véase Virgilio (desambiguación).


Virgilio

Busto de Virgilio, Parque Virgiliano, Nápoles.

Nombre de Publio Virgilio Marón (Publius


nacimiento Vergilius Maro)

Nacimiento 15 de octubre de 70 a. C.
Andes, actual Virgilio, cerca
de Mantua, en la Región X,Venetia,
hoy Lombardíaitaliana

Defunción 21 de septiembre de 19 a. C.
Brundisium, actual Brindisi

Nacionalidad Romana

Seudónimo Virgilio

Ocupación Poesía

Género Poesía épica, poesía didáctica, poesía


pastoral

Movimientos Poesía augusta

Publio Virgilio Marón1 (Andes, actual Virgilio, cerca de Mantua, en la Región X, Venetia,


hoy Lombardía italiana, 15 de octubre de 70 a. C. – Brundisium, actualBrindisi, 21 de septiembre de 19 a. C.), más
conocido por su nomen, Virgilio, fue un poeta romano, autor de la Eneida, las Bucólicas y las Geórgicas. En la obra
deDante Alighieri, La Divina Comedia, fue su guía a través del Infierno y del Purgatorio.

Formado en las escuelas de Mantua, Cremona, Milán, Roma y Nápoles, se mantuvo siempre en contacto con los


círculos culturales más notables. Estudió filosofía, matemáticas y retórica, y se interesó por la astrología, medicina,
zoología y botánica. De una primera etapa influido por el epicureísmo, evolucionó hacia un platonismomístico, por
lo que su producción se considera una de las más perfectas síntesis de las corrientes espirituales de Roma.

Fue el creador de una grandiosa obra en la que se muestra como un fiel reflejo del hombre de su época, con sus
ilusiones y sus sufrimientos, a través de una forma de gran perfección estilística.

Índice

 1 Biografía
 2 Obras
 3 Referencias
 4 Bibliografía
 5 Enlaces externos

Biografía[editar]

Hijo de campesinos, Virgilio nació en Andes, actual Virgilio, una aldea próxima a Mantua, en la región italiana
de Venetia et Histria. Recibió una esmerada educación y pudo estudiar retórica y poesía gracias a la protección del
político Cayo Mecenas (de éste proviene el término "mecenas" aplicado a quienes protegen y estimulan las artes).
Sus primeros años los pasó en su ciudad natal, pero al llegar a la adolescencia se trasladó a Cremona, Milán y Roma
para completar su formación. En Roma se introdujo en el círculo de los poetae novi. A esta época pertenecen sus
primeras composiciones poéticas, recogidas bajo la denominación de Apéndice Virgiliano.

Llegó a Nápoles en el 48 a. C. para estudiar con el maestro epicúreo Sirón. Por entonces estalló la guerra civil tras
el asesinato de César, lo que afectó a Virgilio, quien incluso vio peligrar su patrimonio. Pasó gran parte de su vida
en Nápoles y Nola. Fue amigo del poeta Horacio y de Octavio, desde antes de que éste se convirtiera en el
emperador Augusto.

Entre el año 42 a. C. y el 39 a. C. escribió las Églogas o Bucólicas, que dejan entrever los deseos de pacificación de
Virgilio en unos poemas que exaltan la vida pastoril, a imitación de los Idilios del poeta griego Teócrito. Aunque
estilizados e idealizadores de los personajes campesinos, incluyen referencias a hechos y personas de su tiempo. En
la famosa égloga IV, se canta la llegada de un niño que traerá una nueva edad dorada a Roma. La cultura posterior
encontró aquí un vaticinio del nacimiento de Cristo.
Entre el 36 a. C. y el 29 a. C., compuso, a instancia de Mecenas, las Geórgicas, poema que es un tratado de la
agricultura, destinado a proclamar la necesidad de restablecer el mundo campesino tradicional en Italia.

A partir del año 29 a. C., inicia la composición de su obra más ambiciosa, la Eneida, cuya redacción lo ocupó once
años, un poema en doce libros que relata las peripecias del troyano Eneas desde su fuga de Troyahasta su victoria
militar en Italia. La intención evidente de la obra era la de dotar de una épica a su patria, y vincular su cultura con la
tradición griega. Eneas lleva a su padre Anquises sobre sus hombros y su hijo Ascanio de la mano. En Cartago, en
la costa de África, se enamora de él la reina Dido, quien se suicida tras la partida del héroe. En Italia, Eneas vence a
Turno, rey de rútulos. El hijo de Eneas, Ascanio, funda Alba Longa, ciudad que más tarde se convertiría en Roma.
Según Virgilio, los romanos eran descendientes de Ascanio, y por lo tanto del propio Eneas. El estilo de la obra es
más refinado que el de los cantos griegos en los que se inspiró.

Había ya escrito la Eneida, cuando realizó un viaje por Asia Menor y Grecia, con el fin de constatar la información
que había volcado en su poema más famoso. En Atenas se encontró con Augusto y regresó con él a Italia, ya
enfermo. A su llegada a Brindisi, pidió al emperador antes de morir que destruyera la Eneida. Augusto se opuso
rotundamente y no cumplió la petición, para gloria de la literatura latina.

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