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Hoy, como nunca antes, se les pide a los cristianos que den razón de la

esperanza que está en ellos. A menudo, en el contexto evangélico los


buscadores plantean preguntas acerca de la validez del mensaje del evangelio.
El hecho de quitar las objeciones intelectuales no hará que uno se convierta en
cristiano; es necesario también un cambio de corazón provocado por el
Espíritu. Pero, aunque la actividad intelectual sea insuficiente para traer a otra
persona a Cristo, no se deduce de aquí que también sea innecesaria. En este
ensayo vamos a examinar el lugar y el propósito de la apologética al compartir
nuestra fe con otros.

La palabra "apologética" en realidad nunca aparece en la Biblia. Pero hay un


versículo que contiene su significado:

Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre


preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el
que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros (1 Pedro 3:15).

La palabra griega apologia significa "respuesta," o "defensa razonable." No


significa disculparse, ni significa entrar simplemente en un diálogo intelectual.
Significa proveer respuestas razonables a preguntas honestas y hacerlo con
humildad, respeto y reverencia.

El versículo, por lo tanto, sugiere que la forma en que uno hace apologética es
tan importante como las palabras expresadas. Y Pedro nos dice en este pasaje
que los cristianos deben estar siempre listos con las respuestas para aquellos
que nos pregunten acerca de nuestra fe. La mayoría de los cristianos tienen
una gran cantidad de estudio por delante antes que este versículo sea una
realidad práctica en sus esfuerzos evangelísticos.

Otra pregunta que surge frecuentemente en una discusión acerca de los


méritos y el lugar de la apologética es, "¿Cuál es la relación de la mente con el
evangelismo?" "¿Juega la mente algún papel en el proceso?" "¿Y qué ocurre
con los efectos de la caída?" "¿No está el hombre muerto en sus delitos y
pecados?" "¿Acaso no dice la Biblia que no debemos saber cosa alguna sino a
Jesucristo, y a éste crucificado?" "¿Por qué tenemos que involucrarnos en la
apologética si el Espíritu es Quien en realidad provoca el Nuevo Nacimiento?"

Creo que estarán de acuerdo conmigo en que hoy hay muchos cristianos que
están firmemente convencidos que contestar preguntas intelectuales de los
incrédulos es una pérdida ineficaz de tiempo. Sienten que cualquier
participación de la mente en el intercambio del evangelio huele demasiado a
esfuerzo humano y en realidad sólo diluye la obra del Espíritu.

Pero el cristianismo prospera con la inteligencia, no con la ignorancia. Si ha


de haber una verdadera Reforma que acompañe el avivamiento por el cual
muchos de nosotros oramos, debe ser algo de la mente además del corazón.
Fue Jesús que dijo, "Ven y ve." Él nos invita a escudriñar y a investigar, tanto
antes como después de la conversión.

Debemos amar a Dios con la mente además de con el corazón y el alma. De


hecho, la iglesia primitiva fue poderosa y exitosa porque pensaba y amaba
más y mejor que el mundo antiguo. No estamos haciendo ninguna de estas
cosas demasiado bien hoy día.

Razonando y Persuadiendo

La mayoría de los cristianos hoy prefieren experimentar el cristianismo a


pensarlo o explicarlo. Pero considere estos versículos:

Mateo 13:23: "Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye
y entiende la palabra, y da fruto." Todos la oyeron, pero sólo la "buena tierra"
la comprendió.

Hechos 8:29-31: "Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate al carro.


Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo
que lees? El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?"

Hechos 18:4: Pablo en Corinto "discutía en la sinagoga todos los días de


reposo, y persuadía a judíos y a griegos."

Hechos 19:8: Pablo en Éfeso, "entrando en la sinagoga, habló con denuedo


por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de
Dios."

Romanos 10:17: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios."
Nuevamente el énfasis está en oír con percepción.

2 Corintios 5:11: "Persuadimos a los hombres," dice Pablo. Vine’s Expository


Dictionary describe la palabra griega de la siguiente forma: "aplicar
persuasión, prevalecer sobre o convencer, provocando un cambio de mente a
través de la influencia de la razón o por consideraciones morales."

Todas estas palabras – persuasión, diálogo, discurso, disputa, argumentar,


presentar evidencia, razonar con – son vehículos de comunicación y están en
el corazón del modelo evangelístico clásico de Pablo. ¿Puede haber una fe
salvadora sin comprensión? ¿Puede haber comprensión sin razonamiento? La
Biblia parece decir que no. Pablo estimula a los creyentes en 2 Timoteo 2:15 a
estudiar para presentarnos a Dios aprobados, como obreros que no tengamos
de qué avergonzarnos.
J. Gresham Machen, un gran erudito cristiano, dijo las siguientes palabras en
1912 a un grupo de jóvenes en Princeton Seminary:

Sería un gran error suponer que todos los hombres están igualmente
preparados para recibir el evangelio. Es cierto que el tema decisivo es el
poder regenerativo en relación con ciertas condiciones anteriores para la
recepción del evangelio . . . No quiero decir que la remoción de objeciones
intelectuales hará que un hombre se vuelva cristiano. Ninguna conversión
jamás fue producida por una discusión. Es necesario también un cambio de
corazón . . . pero debido a que la labor intelectual es insuficiente no se
deduce de esto que sea innecesario. Dios puede, es cierto, vencer los
obstáculos intelectuales mediante un ejercicio inmediato de Su poder
regenerativo. A veces lo hace. Pero lo hace muy raramente. Usualmente Él
ejerce Su poder en conexión con ciertas condiciones de la mente humana.
Usualmente Él no conduce al reino, completamente sin preparación, a
aquellos cuya mente e imaginación están completamente contaminados con
ideas que hacen que la aceptación del Evangelio sea lógicamente imposible.

Si estas palabras eran ciertas en 1912, ¿cuánto más necesarias son hoy?

Respuestas Individuales

Las personas responden al evangelio por varias razones – algunas a partir del
dolor o de una crisis, otras a partir de una necesidad emocional como la
soledad, la culpa, la inseguridad, etc. Algunos lo hacen por temor al juicio
divino. Y el llegar a conocer a Cristo trae un proceso de sanidad y esperanza a
la experiencia humana. Conocer a Cristo es encontrar consuelo para el dolor,
aceptación para la inseguridad y la baja autoestima, y perdón para el pecado y
la culpa.

Y otros parecen tener cuestiones intelectuales que bloquean su apertura a


aceptar la credibilidad del mensaje cristiano. Estos finalmente encuentran en
Cristo las respuestas a sus dudas y preguntas intelectuales.

Quienes hoy están involucrados activamente en el evangelismo reconocen


fácilmente la necesidad de este tipo de información para testificar a ciertas
personas, y hoy hay muchas más personas que dudan y escépticos ahí afuera
que lo que había veinte años atrás.

Podemos ver más claramente dónde estamos como cultura mirando


detenidamente el mundo de Pablo en el primer siglo. Los primeros comienzos
del cristianismo florecieron en una cultura grecorromana más pornográfica y
brutal que la nuestra. Y encontramos que Pablo adaptaba su enfoque de grupo
en grupo.

Por ejemplo, él esperaba que algunas cosas estuvieran en su lugar cuando se


acercaba a comunidades y sinagogas judías de pueblo en pueblo. Él sabía que
encontraría un grupo que ya tenía ciertas creencias que no estaban en
contradicción con el evangelio que él predicaba. Eran monoteístas. Creían en
un Dios. También creían que este Dios les había hablado en sus Escrituras y
les había dado pautas morales de comportamiento (los Diez Mandamientos).

Pero cuando Pablo iba a la comunidad de los gentiles, no tenía las mismas
expectativas. Ahí él sabía que se encontraría con una cultura que era politeísta
(muchos dioses), bíblicamente ignorante, y que vivía todo tipo de estilos de
vida pervertidos y malvados. Y en la colina de Marte en Atenas, cuando
predicó el evangelio, modificó bastante su enfoque.

Habló de Dios más en términos de Su presencia y poder, y hasta citó una


verdad de un poeta griego a fin de conectarse con estos "paganos" y hacerse
entender: "Porque linaje suyo somos" (Hechos 17:28).

Cien años atrás, la gran mayoría de los estadounidenses reflejaba la


mentalidad judía, creyendo en Dios, teniendo un respeto básico por la Biblia,
y con fuertes convicciones acerca de los que estaba bien y lo que estaba mal.

Ese tipo de estadounidense todavía puede encontrarse en la década del 90,


pero George Gallup dice que no están teniendo mucho impacto en la
comunidad pagana o gentil, que hoy sostiene pocas creencias que sean
compatibles con el cristianismo histórico.

A fin de evangelizar a tales personas, tenemos un trabajo por delante. Y


tendremos que usar tanto nuestras mentes como nuestros corazones para "a
todos hacernos de todo, para que de todos modos salvemos a algunos."

Una Variedad de Enfoques

Al considerar cómo nosotros, como cristianos, podemos tener un impacto en


nuestra sociedad cada vez más fragmentada, necesitamos tener presente que
muchos no comparten nuestra visión cristiana del mundo, y algunos son
abiertamente hostiles a ella.

De hecho, un profesor universitario comentó recientemente que él creía que el


principal impedimento al progreso social actualmente era lo que él llamaba la
comunidad intolerante y dogmática cristiana. Esos somos tú y yo, ¿sabes?

Si tan sólo pudiéramos "aflojarnos un poco," y transigir en algunos temas, los


Estados Unidos sería un lugar más feliz. Lo que se quiere decir con esto no es
sólo un pedido de tolerancia . . . ¡sino la aceptación total del estilo de vida y
las elecciones personales de cualquier persona!

Pero la Biblia nos llama a ser "sal y luz" en nuestro mundo. ¿Cómo podemos
serlo efectivamente? Yo no tengo una respuesta completa, pero les diré,
después de un ministerio de más de 30 años, lo que no está funcionando. Y,
según mi observación, hay demasiados cristianos que están tratando de
abordar los temas horrorosos de nuestro día con uno de tres enfoques muy
poco efectivos.

Enfoque Defensivo

Muchos cristianos allá afuera básicamente están haciendo la siguiente


pregunta, "¿Cuán fuertes son nuestras defensas?" "¿Qué tan altas son nuestros
muros?" Esta actitud de barricada ha producido gran parte de la subcultura
cristiana. Tenemos nuestro propio idioma, literatura, héroes, música,
costumbres y sistemas educativos.

Por supuesto, necesitamos lugares de apoyo y de comunión. Pero cuando


Pablo describe la guerra espiritual en 2 Corintios 10, en realidad invierte el
cuadro. Es el enemigo el que está detrás de los muros, adentro de las fortalezas
de error y de maldad.

Y Pablo describe a los cristianos como aquellos que deberían estar montando
la ofensiva contra estas paredes para derribar las cosas altas que se han
exaltado por encima del conocimiento de Dios. Debemos tomar el terreno y
no solamente mantenerlo.

Enfoque Derrotista

Otros cristianos ya se han dado por vencidos. Las cosas están tan mal, dicen,
que mis esfuerzos insignificantes no van a cambiar nada. "Después de todo,
estamos viviendo en los últimos días, y Jesús dijo que las cosas simplemente
se volverían cada vez peores."

Esto puede ser cierto, pero tal vez no. Jesús dijo que nadie sabe el día o la
hora de Su venida. Martín Lutero tenía la idea correcta cuando dijo, "Si Jesús
fuera a venir mañana, plantaría un árbol hoy y pagaría mis deudas." Puede ser
que el Señor esté cerca, y también podría demorarse un tiempo. Dado que no
lo sabemos con certeza, deberíamos estar tratando de prepararnos, nosotros y
nuestros hijos, para vivir para Él en el mundo del microchip del siglo XXI.
Enfoque Devocional

Otros cristianos están tratando de decir algo acerca de su fe, pero


lamentablemente sólo pueden compartir su experiencia religiosa. Es cierto que
Pablo habla de nosotros como "cartas conocidas y leídas" por todos los
hombres. Nuestra vida y experiencia con Cristo son un testimonio válido. Pero
hay otros allá afuera en la cultura con vidas "cambiadas" . . . ¡y no fue Jesús
quien hizo el cambio! El evangelismo hoy debe ser algo más que
"intercambiar" experiencias. Debemos aprender cómo fundar nuestra fe en los
hechos de la historia y en las afirmaciones de Cristo. Debemos lograr que
otros luchen con Jesucristo y no sólo con nuestra experiencia.

La Apologética y el Evangelismo

Quiero concluir este ensayo con algunos principios muy importantes a tener
en cuenta si queremos ser eficaces en conseguir que otros lleguen a conocer a
Cristo a través del testimonio individual.

1. Vaya hacia las personas. El corazón del evangelismo consiste en cristianos tomando la
iniciativa para efectivamente salir y "pescar hombres." Hechos 17:17 describe para
nosotros cómo era efectivo Pablo en su tiempo: "Así que discutía en la sinagoga con
los judíos y los piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían."
2. Comuníquese con las personas. Relaciónese con ellas. Compartir el Evangelio involucra
comunicación. La gente debe concentrarse y luego debe entender el Evangelio para
responder a él. Es nuestra responsabilidad como cristianos hacer que sea lo más claro
posible para todos los que quieran oír. "Conociendo, pues, el temor del Señor,
persuadimos a los hombres" (2 Cor. 5:11).
3. Relaciónese con la personas. El testimonio efectivo involucra no sólo la transmisión de
información bíblica; también incluye el establecimiento de una relación con la otra
persona. Los corazones, además de las mentes, deben encontrarse. "Tan grande es
nuestro afecto por vosotros," decía Pablo a los Tesalonicenses, "que hubiéramos
querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas;
porque habéis llegado a sernos muy queridos" (1 Tes. 2:8).
4. Quite las barreras. Parte de nuestra responsabilidad involucra tener las habilidades
para eliminar obstáculos, reales o imaginados, que impiden a un individuo tomar en
serio el mensaje cristiano. Cuando Dios envió al profeta Jeremías, le dijo, "He aquí he
puesto mis palabras en tu boca . . . te he puesto . . . para arrancar y para destruir, para
arruinar y para derribar, para edificar y para plantar." A veces nuestra tarea es también
una de "demolición espiritual," de quitar lo falso para que las semillas de la verdad
puedan echar raíces. La apologética a veces cumple ese propósito, el de preparar el
camino para Dios en la vida de una persona.
5. Explique el evangelio a otros. Necesitamos un ejército de cristianos hoy que puedan
presentar consistente y claramente el mensaje a la mayor cantidad de personas
posible. Lucas dice de Lidia, "El Señor abrió el corazón de ella para que estuviese
atenta a lo que Pablo decía" (Hechos 16:14). Hay cuatro elementos esenciales al
compartir el evangelio:
o alguien que habla (Pablo)
o algo dicho (el evangelio)
o alguien que escucha (Lidia)
o el Señor abriendo el corazón
6. Invite a otros a recibir a Cristo. Podemos ser claros en nuestra presentación, pero
ineficaces porque no llegamos a darle a alguien la oportunidad y el aliento para que
tome ese primer paso de fe. "Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como
si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos
con Dios" (2 Cor. 5:20).
7. Haga todo esfuerzo y por todos los medios para establecerlos en la fe. Quédese con
ellos, Arráiguelos en las Escrituras, ayúdelos a ganar confianza de su salvación, y haga
que sean activos en una comunidad o iglesia vital.

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