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La Atalaya.

Anunciando el Reino de Jehová 1974


w74 15/8 págs. 502-508

Prescindiendo de lo que haga...


¡predique!
“Al ir, prediquen.”—Mat. 10:7.

1. ¿Por qué es tan esencial que se efectúe la predicación de las buenas nuevas en este tiempo, y
qué pregunta surge en cuanto a la predicación?

CUANDO miramos a nuestro alrededor a las condiciones dificultosas en el


mundo, el aumento del crimen, el desasosiego entre los jóvenes, la infelicidad
entre las familias, es dolorosamente evidente que la mayoría de la humanidad
necesita saber acerca de las buenas cosas que Jehová registró en su Palabra, la
Biblia. Sin embargo, la pregunta que se hizo hace más de mil novecientos años
todavía resuena hoy día: “¿Cómo, a su vez, oirán sin alguien que predique?”
(Rom. 10:14) Cuando usted lee estas palabras inspiradas en las Santas
Escrituras, ¿quién considera usted que sea el predicador a quien se hace
referencia? ¿Cree usted que aplica a los clérigos u otros con educación o
habilidad especial?
2. ¿Qué excelente ejemplo pusieron los cristianos primitivos, y está restringida la predicación a
cierta clase de personas?

2 Cada uno de los cristianos primitivos se sentía personalmente envuelto en la


respuesta a esta pregunta, y es por eso que cada uno de ellos se hizo
predicador. Prescindiendo de que algunos “eran hombres iletrados y del vulgo,”
todos sabían algo acerca de las “buenas nuevas” y tenían un deseo ardiente de
compartirlas con alguien, con cualquiera con quien se pusieran en contacto.
(Hech. 4:13) The History of the Christian Religion and Church, During the Three First
Centuries (Nueva York; 1848, por el Dr. Augustus Neander, traducida del alemán
por Henry John Rose, página 41) dice esto: “Celso, el primer escritor contra el
cristianismo, convierte en asunto de mofa el que obreros, zapateros,
agricultores, los hombres menos informados y bufonescos, fuesen celosos
predicadores del Evangelio.” De modo que la predicación en el cristianismo
primitivo no estaba restringida a una clase especial, sino que todos los
cristianos sentían la obligación de ser predicadores. Será interesante analizar
cómo más de un millón ochocientas mil personas de todo ramo de actividad,
de todo antecedente educativo, con una variedad de habilidades han llegado a
ser predicadores de las buenas nuevas hoy día.—1 Cor. 1:26-29.

LO QUE HACE A UN PREDICADOR


LO QUE HACE A UN PREDICADOR
3. ¿Qué cambios ha habido en la vida de la gente debido a la obra de predicación?
3 Aquí hablamos de los predicadores cristianos que hoy se conocen alrededor
de todo el mundo como testigos de Jehová. Antes de aprender acerca de las
“buenas nuevas del reino de Dios,” muchos de éstos habían estado envueltos
en el abuso de las drogas, borrachera y otros modos de vida degradados. Otros
estaban entrampados en empresas arriesgadas comerciales y estaban llenos
de tensión y ansiedad debido a la inestabilidad de la economía y su búsqueda
de seguridad financiera. Todavía otros llevaban vidas monótonas, faltas de
logro y se preguntaban constantemente: “¿Qué propósito hay en vivir? ¿Es esto
todo lo que hay en la vida?” Todo esto cambió porque alguien tuvo suficiente
amor a su prójimo para predicarle la verdad de la palabra de Dios. Una
existencia sin objeto, dificultosa, adquirió propósito. La frustración y la
ansiedad cedieron a la esperanza. Con este recién hallado sentido de dirección
en la vida, ahora tienen deleite en vivir.—1 Cor. 6:9-11.
4, 5. (a) ¿Qué condición de la humanidad mueve a los cristianos a compartir con otros las buenas
nuevas? (b) ¿De qué manera afecta el amor a Dios nuestra obligación de predicar?

4 ¿Es usted uno de los que se han beneficiado así? ¿Qué le hace sentir a usted
esto? Entre otras cosas, sin duda usted tiene un sentido de obligación, una
obligación de ayudar a otra persona de la misma manera en que se le ayudó a
usted. Pero más que simplemente sentir un deber duro, frío, ¿no ha sido
afectado su mismísimo corazón? Sí, usted ve a tantas personas en la misma
condición en la que usted se hallaba anteriormente, y siente hacia ellas lo
mismo que Jesús sintió para con la gente de su día: “Al ver las muchedumbres
se compadeció de ellas, porque estaban desolladas y desparramadas como
ovejas sin pastor.” (Mat. 9:36) Los testigos cristianos de Jehová se sienten
movidos por una compasión como ésta a querer ayudar a la humanidad hoy
día.—1 Juan 3:16; 4:11.
5 Aun más que amor al prójimo, es amor a Dios lo que mueve a los cristianos
verdaderos a predicar “las buenas nuevas del reino de Dios.” De hecho, por su
Hijo les ha mandado que lo hagan. (Mat. 24:14; Hech. 10:42) Todos los que
verdaderamente aman a Dios están predicando. No podemos pagar a un
“predicador” para que predique por nosotros así como no podemos pagar a
alguien para que lleve una vida buena, limpia, recta por nosotros mientras que
nosotros desobedecemos las leyes morales de Dios. Cada uno tiene que llevar
su propia carga de responsabilidad. No hay nada que pueda sustituir a nuestra
predicación personal. Es una expresión esencial de nuestro amor a Dios.—
1 Juan 5:3; Gál. 6:5.
6. ¿Cómo debemos considerar nuestro privilegio de predicar, y con qué provecho para nosotros
mismos?

6 El observar los mandamientos de Dios en cuanto a predicar, o cualquier otra


cosa, no es gravoso. El comer, beber, dormir y respirar no son gravosos, y
no obstante la obediencia a estas leyes naturales de Dios es vital ya que
no obstante la obediencia a estas leyes naturales de Dios es vital, ya que
nuestra vida depende de ello. Para el cristiano, el predicar es igual de vital. Es

algo que queremos hacer, ¡y qué placer produce! ¡Qué satisfacción,


contentamiento y gozo tenemos después de un período de predicar! El saber
que uno puede hacer lo que Cristo Jesús hizo y lo que Dios ha mandado para
nuestro día produce una sensación interior de paz y contentamiento sin par. Y
pensar que, aunque uno no lo sepa, quizás se haya plantado una semilla que
posiblemente abra el camino para que otra persona aprenda la verdad... ¡qué
gozo produce esto! La predicación fiel también contribuye a una conciencia
limpia, lo cual no es un factor de poco valor en nuestra presente felicidad y
tranquilidad de ánimo.
7. ¿Qué puede hacer que uno se abstenga de predicar, y sin embargo qué punto de vista positivo se
necesita?

7 Entre los que participan activamente en la obra de predicar hoy día hay
personas de educación limitada, individuos con impedimentos físicos y otros
problemas que algunos considerarían desventajas, pero no han permitido que
estas cosas los detengan de obedecer a Dios y mostrar amor a su prójimo. Una
testigo de Jehová que había vivido en una comunidad rural toda su vida solía
ser tan tímida y vergonzosa que ni siquiera hacía sus propias compras de
abarrotes debido a que tenía miedo de encontrar a la gente. Andaba en sus
cincuentas cuando aprendió la verdad bíblica. Ahora va de casa en casa
hablando a personas completamente extrañas acerca de las buenas nuevas
que ha aprendido. Ahora para ella eso simplemente es la cosa natural que
hacer. Si amamos a Dios y a nuestro prójimo, si nos olvidamos en cuanto a
nuestras cualidades desde un punto de vista humano y simplemente
confiamos en Dios, podemos llegar a ser predicadores de las buenas nuevas y
participar con buen éxito en el ministerio.—2 Cor. 3:5; Fili. 4:13.
8. ¿Qué cualidad se necesita para predicar, y por qué?

8 Por supuesto, se requiere verdadera fe para hablar denodadamente acerca


de la verdad de la Palabra de Dios, porque, aunque es buenas nuevas, es
impopular para muchos. A menudo este mensaje requiere cambios drásticos
en el modo de vida de uno, y a muchos no les gusta cambiar su modo de vida
tradicional. Quizás se mofen del mensaje o sean indiferentes. Sin fe
pudiéramos dejar de hablar. Sin embargo, los cristianos verdaderos son
movidos por la misma fe que movió al apóstol Pablo, quien escribió: “Ahora
bien, porque tenemos el mismo espíritu de fe como aquel del cual está escrito:
‘Ejercí fe, por eso hablé,’ nosotros también ejercemos fe y por eso hablamos.”
(2 Cor. 4:13) Los cristianos verdaderos necesitan ejercer cuidado para jamás
descuidar las muchas oportunidades que tienen disponibles para mantener
fuerte su fe, comprendiendo que una fe que se debilita resulta en la
disminución de sus actividades de predicar.
9. ¿Qué tiene que ver el corazón con que sirvamos apropiadamente a Jehová?
9 Así pues, hemos visto que la educación seglar y la habilidad natural no son
requisitos previos para llegar a ser un predicador; más bien, uno tiene que

amar a Dios, amar a su prójimo, y tener fe verdadera que se basa en


conocimiento exacto de la Palabra de Dios. Pero ahora surgen las preguntas:
“¿A quiénes predicamos, cuándo, dónde y cómo?” El apóstol Pablo, que escribió
una carta a algunos predicadores cristianos en Roma, indicó la clave de estas
preguntas. Les dijo: “Se hicieron obedientes de corazón.” (Rom. 6:17) Sí, el
corazón es la clave del asunto. Por esta razón Pablo no tuvo que darles muchas
instrucciones específicas en cuanto a cuándo, dónde y cómo deberían predicar.
Así mismo hoy día, si simplemente hacemos lo que nuestro corazón nos mueve
a hacer, vamos a empezar a hablarle a alguien en cuanto a las cosas que
estamos aprendiendo de la Biblia, y así nos habremos hecho predicadores de
las buenas nuevas.

LLEGANDO A TODOS
10. ¿Qué método eficaz y superior de hacer que el mensaje llegara a la gente usaban los cristianos
primitivos?

10 Como predicadores de las buenas nuevas, nuestro deseo debe ser hacer que
el mensaje llegue a todos los que quieran oír. En los días de los apóstoles todos
los cristianos, jóvenes y viejos, ricos y pobres, agricultores y moradores de la
ciudad, predicaban las buenas nuevas. Lo que esos seguidores de los pasos de
Cristo sabían acerca de Jesús, su ministerio, su muerte y su resurrección, lo
decían a otros. De hecho, utilizaban toda oportunidad que se les presentaba
para hacer que este mensaje de vida eterna llegara a la gente a su alrededor.
Predicaban en los campos, en las ciudades, en las plazas de mercado, en los
hogares y en todas partes donde hallaban un oído dispuesto a oír. No se
ocultaban en algún monasterio, ni esperaban algún tiempo programado para
predicar en cierto día, como lo hacen los clérigos en tiempos modernos. Los
cristianos primitivos eran movidos desde el corazón a hacer proclamación de
las buenas nuevas en toda circunstancia. Se dice del apóstol Pablo: “En
consecuencia se puso a razonar en la sinagoga con los judíos y con las otras
personas que adoraban a Dios y todos los días en la plaza de mercado con los
que se hallaban por casualidad allí.” (Hech. 17:17) De modo similar hoy, el amor
a la gente nos ayuda a estar alerta a las muchas oportunidades que se
presentan para dar el mensaje a la gente.—Mar. 1:39; 6:56; Luc. 8:1; 13:26; Juan
18:20.
11. ¿Por qué método de predicar a la gente son famosos mundialmente los testigos de Jehová?

11 Los testigos cristianos de Jehová están usando bien el método de predicar de


casa en casa. En grupos o como individuos, en cualquier día de la semana y casi
a cualquier hora del día, los testigos de Jehová participan en este rasgo de su
ministerio. Cuando los individuos no están en casa tienen cuidado de apuntar
la dirección para que puedan hacerse esfuerzos adicionales por hallar a cada
amo de casa Donde se muestra interés en la Biblia se hacen revisitas y si es
amo de casa. Donde se muestra interés en la Biblia, se hacen revisitas y, si es
posible, se establece el programa de estudio bíblico de casa.

12. ¿Qué bien adicional puede lograrse a menudo al mantenerse alerta en los estudios bíblicos?

12 Cuando se conducen estudios bíblicos en los hogares de las personas


interesadas, se aprovechan oportunidades para invitar a otros miembros de la
familia a participar. Quizás haya un visitante en el hogar, de modo que en vez
de demorar el estudio hasta que se vaya el visitante, lo invitamos a que
participe en el estudio. En muchos casos los visitantes están esperando que se
les invite o están interesados en lo que pasa, de modo que aceptan la
invitación.
13. (a) Al testificar a conocidos y parientes, ¿qué ventaja tenemos? (b) ¿Por qué es importante la
prudencia a fin de presentar eficazmente las buenas nuevas a estas personas?

13 Los testigos de Jehová saben que si mantienen a la mano alguna literatura


bíblica a todo tiempo, y si están alerta y toman la iniciativa denodada pero
prudentemente, están disponibles muchas otras ocasiones en las cuales
pueden compartir las buenas nuevas. Por ejemplo, tenemos conocidos y
parientes que posiblemente veamos de vez en cuando, y a menudo nos
escucharán más fácilmente a nosotros que a un extraño. Por supuesto, en tales
situaciones siempre está presente el peligro de ser demasiado enérgico y tratar
de decirles demasiado en una sola ocasión. Aunque los conozcamos bien, no es
prudente tomarse libertades que puedan cerrar su mente al mensaje.
Necesitamos ser tan prudentes y considerados con ellos como lo somos con los
extraños que encontramos cuando hacemos visitas de casa en casa. Podemos
empezar con pequeñas dosis de los aspectos positivos de las buenas nuevas. Si
la respuesta inicial es fría, no hay por qué aislarnos de ellos, sino, más bien, nos
esforzamos por mantener abiertas las líneas de comunicación para que pueda
darse un testimonio adicional en algún tiempo futuro. Por medio del interés
amoroso de amigos y parientes muchos han llegado a aprender las buenas
nuevas.
14. ¿Podemos predicar a conciencia en nuestro lugar de empleo? Explique.

14 En nuestro lugar de empleo a menudo se presentan oportunidades en que


se puede presentar el mensaje del Reino. Por ejemplo, a la hora del almuerzo
puede que el testigo cristiano tome el tiempo para leer la Biblia. Podría tomar
la iniciativa para entablar una conversación con un compañero de trabajo y
mencionar un texto interesante, como el Salmo 37:10, 11, que dice que en poco
tiempo los inicuos serán eliminados y los mansos vivirán en la Tierra en paz.
Preguntas como: “¿Le parece a usted que verá alguna vez ese día?” o, “¿Le
gustaría a usted y a su familia vivir en ese tiempo?” fácilmente pueden dirigir la
conversación a la esperanza del Reino. Por supuesto, no debemos efectuar esta
predicación cuando deberíamos estar trabajando en nuestro empleo seglar,
sino debemos comprender que nuestro ejemplo como buenos trabajadores es
muy importante.
15, 16. (a) ¿Cómo podemos mezclar la predicación con el viajar? (b) ¿Qué oportunidades tenemos
de predicar en nuestros hogares?

15 Se presentan otras ocasiones para compartir las buenas nuevas cuando


viajamos. Los administradores de hoteles y moteles, despachadores de
gasolineras y los trabajadores de los restaurantes todos necesitan lo que usted
tiene... las buenas nuevas. Cuando viaje uno a una asamblea cristiana
fácilmente podría explicar el propósito del viaje y quizás dejar ejemplares de las
revistas La Atalaya y ¡Despertad!, o, posiblemente, un libro como La verdad que
lleva a vida eterna. Al viajar en los transportes públicos uno podría leer alguna
literatura cristiana. Con frecuencia la persona que se sienta junto a uno
mostrará algo de interés. O usted puede ofrecer a la persona que se sienta
junto a usted algo para que lea en el viaje. Muchas personas han llegado a
conocer las buenas nuevas de esta manera. Por supuesto, se requiere algo de
iniciativa y preparación con anterioridad para usar estas ocasiones para
predicar y esparcir literatura cristiana.—Juan 4:6, 7, 13, 14.
16 Posiblemente vendedores visiten su hogar de vez en cuando. Usted pudiera
hacer una pregunta como: “¿Lo han confundido a usted alguna vez con un
testigo de Jehová?” Esto pudiera iniciar una conversación que pudiera utilizarse
para predicar las buenas nuevas. Otros que hacen visitas pueden recibir de
modo similar la oportunidad de aprender la verdad. Pudiéramos preguntar:
“¿Le parece a usted que alguna vez veremos paz?” o, “¿Por qué cree usted que
haya tanto crimen?”
17. Niños y niñas de edad escolar, ¿por qué son tan extraordinarias las oportunidades que ustedes
tienen para predicar en la escuela?

17 Los jovencitos en la escuela tienen una excelente oportunidad para esparcir


las buenas nuevas a un auditorio casi cautivo. Tienen un campo que
relativamente no se ha tocado, y uno en el cual a menudo se hallan mentes
receptivas. Sea que estés estudiando en cuanto al futuro, el pasado o el
presente, la Biblia dice algo que, de vez en cuando, puede enlazarse en
consideraciones en el salón de clases y conversaciones privadas. La literatura
de la Sociedad Watch Tower abarca un extenso alcance de temas, y si estás
alerta, tanto maestros como condiscípulos pueden llegar a conocer las buenas
nuevas por medio de ella.
18. ¿Cómo es posible que los que tienen algún impedimento físico participen en la obra de
predicación, y quién hace que nuestros esfuerzos tengan buen éxito?

18 Quizás el presentar las buenas nuevas sea un desafío mayor para los que
están enfermos o impedidos físicamente; sin embargo, comparten con sus
compañeros cristianos el mismo privilegio de ser predicadores. Muchos de
éstos escriben cartas, utilizan el teléfono, y nunca pasan por alto la
oportunidad de hablarle a un visitante acerca de las promesas de Dios.
Mientras están en el hospital, con discreción pueden hacer que compañeros
pacientes, enfermeras y doctores lleguen a conocer las buenas nuevas. Los
Testigos cuya actividad está limitada así quizás no siempre vean resultados
Testigos cuya actividad está limitada así quizás no siempre vean resultados
inmediatos, y sin embargo su ‘plantar y regar’ está haciendo la misma

contribución a la obra de predicación que la de sus hermanos cristianos.


Ambos grupos tienen que confiar en que Dios lo haga crecer. Y siempre
comprenda que, prescindiendo de quién escuche, estamos haciendo lo que
Dios nos dice que hagamos. Estamos siendo fieles.—1 Cor. 3:6, 7.

PREDICANDO POR EJEMPLO


19, 20. (a) ¿Es posible que Jehová sea alabado sin que se hable una sola palabra? ¿Por qué contesta
usted así? (b) ¿Cómo podemos alabar a Jehová mediante nuestra conducta en nuestro propio
vecindario?

19 Es posible que la gente aprenda mucho acerca de las buenas nuevas de


parte de nosotros sin que nosotros jamás digamos una sola palabra. El Salmo
19:1-3 muestra cómo es posible esto. Los Sal. 19 versículos uno y dos dicen:
“Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la
expansión está informando. Un día tras otro día hace salir burbujeando el
habla, y una noche tras otra noche manifiesta conocimiento.” De esto parece
que los cielos literalmente hablaran acerca de Dios, pero como dice el Sal. 19
versículo tres: “No hay habla, y no hay palabras; no está oyéndose ninguna voz
de parte suya.”
20 El testimonio sin habla de los cielos dice tanto acerca de la majestad de
nuestro Creador, y, así mismo, nuestro buen ejemplo en la comunidad puede
lograr mucho para realzar la obra de predicación. No ha de pasarse por alto
este aspecto de esparcir las buenas nuevas. Quizás nuestros vecinos no sean
compañeros creyentes, pero son congéneres y merecen debida consideración.
Una palabra bondadosa o una sonrisa agradable contribuye mucho. En tiempo
de necesidad quizás hasta podamos rendirles alguna ayuda, tal como Jesús
mostró compasión humana a los necesitados en su día. Nuestro interés
genuino en su tiempo de necesidad quizás los haga tomar nota de que hay un
pueblo en la Tierra que sigue el consejo de Jesús: “Por lo tanto, todas las cosas
que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera
tienen que hacérselas a ellos.” (Mat. 7:12) Además de nuestra bondad humana,
quizás tomen nota de que en nuestra casa somos especialmente nítidos y
limpios. Quizás observan que hacemos las cosas como familia, y siempre
estamos tan felices. En nuestro lugar de empleo la aplicación de los principios
bíblicos nos hace resaltar como trabajadores honrados, concienzudos. Al
ocuparnos de nuestra vida diaria estamos predicando silenciosamente a los de
la comunidad. Ahora bien, cuando nosotros o uno de nuestros hermanos
cristianos visita los hogares en esa zona con el mensaje de la esperanza
cristiana, la respuesta que obtengamos a cierto grado será un reflejo del
ejemplo que se haya puesto. ¿Qué ha hecho usted recientemente por un vecino
que lo haría prestar atención al siguiente testigo de Jehová que llegara a su
puerta?—Gál. 6:10; Mar. 10:13-16.
RESULTADOS DE SU PREDICACIÓN
21. ¿A qué prueba positiva podemos señalar para mostrar que Jehová está bendiciendo la
predicación de su pueblo?

21 Podemos leer el Anuario de los testigos de Jehová y notar que decenas de


millares de personas responden anualmente a la obra de predicación, y quizás
nos preguntemos: “¿Por qué no vemos crecimiento más rápido en nuestra
congregación?” Pero si usted examina los hechos, ¿qué halla? Averigüe lo que
sucedía hace cinco, diez o veinte años. ¿No hay más congregaciones, más
predicadores de las buenas nuevas en su zona ahora que los que había
entonces? ¿No está usted visitando a la gente en el ministerio más a menudo
ahora? Tenemos que ejercer paciencia como el agricultor. Quizás no notemos
crecimiento de día en día, pero lo hay. Como organización se nos está
bendiciendo, y se ha realizado con el pueblo de Jehová lo que profetizó Isaías:
“El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa. Yo mismo,
Jehová, lo aceleraré a su propio tiempo.”—Isa. 60:22; Sant. 5:7, 8.
22. Explique por qué no debemos desanimarnos si después de nuestra predicación no podemos
señalar directamente a una ‘carta de recomendación.’

22 Pero, ¿qué hay de nosotros como individuos? ¿Significa el hecho de que


no podemos señalar a alguien en la congregación y decir que personalmente
fuimos usados para ayudar a esa persona a entrar en el camino de la verdad
que Dios no está bendiciendo nuestro ministerio? ¡No! Realmente, ¿cuántos de
nosotros podemos señalar a alguien y decir que lo introdujimos en el camino
de la verdad? Realmente se requieren los esfuerzos de todos los hermanos al
cultivar el campo mediante su predicación fiel y mediante el buen ejemplo que
ponen en la comunidad, y, finalmente, es Jehová quien produce el aumento.
¿Quién sabe a cuántas personas usted habrá ayudado a aprender las buenas
nuevas? Quizás fue su buen ejemplo, su visita a la puerta de ellas o la carta que
escribió lo que inicialmente despertó el interés de ellas. Puede que otra
persona realmente haya conducido el estudio bíblico para adelantar su interés
y conocimiento, pero usted comparte esa ‘carta de recomendación.’ Realmente,
todo el pueblo de Dios puede señalar a los centenares de miles que han
llegado a ser cristianos bautizados en años recientes como prueba de que los
testigos de Jehová están adecuadamente capacitados para ser ministros.—
1 Cor. 3:7; 2 Cor. 3:1-6.
23. ¿Por qué dan a la obra de predicación tan elevada prioridad en su vida los testigos de Jehová, y
cuál es el secreto de su buen éxito al predicar?

23 Hemos visto que es un mandato procedente de Dios el que todos los


cristianos prediquen, prescindiendo de edad, sexo o antecedentes educativos.
También se ha notado que nuestro buen éxito como predicadores depende de
la intensidad de nuestro amor a Dios, la calidad de nuestra fe y la profundidad
de nuestro amor a nuestros semejantes. También hemos observado que hay
muchas oportunidades que se presentan para predicar y que uno no debe
desanimarse si parece que no hay resultados inmediatos. Nuestra
perseverancia y nuestro ejemplo fiel en la comunidad segarán fruto. Los

resultados de la predicación que han efectuado los testigos de Jehová a través


de los años pasados han sido un estímulo para ellos y una honra para el
nombre de Jehová. Por eso, sea lo que sea lo que usted esté haciendo al
predicar las buenas nuevas, persista en la obra excelente.

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