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¿Qué es la dirección administrativa?

En administración de empresas, se conoce como dirección (o directamente como


dirección administrativa), a una de las etapas más importantes del proceso
administrativo, en la que se aplica el conocimiento adquirido para llevar a cabo
una toma de decisiones pertinentes. Dicho en términos más simples, la dirección
administrativa equivale al capitaneo de un barco.

La dirección administrativa es una labor complicada y de alta responsabilidad,


que generalmente llevan a cabo gerentes y otras figuras de liderazgo y autoridad
dentro de las organizaciones, y que tiene como objetivo garantizar que
los objetivos trazados de antemano se cumplan, lo cual significa lidiar con
imprevistos, corregir sobre la marcha el funcionamiento de la organización y a
menudo tomar decisiones estratégicas.

Por esta razón, la dirección está muy emparentada con el control y


la retroalimentación dentro del proceso administrativo: únicamente
manejando la información necesaria y surgida de la evaluación del funcionamiento
de una organización, se podrán tomar decisiones informadas y sensatas que
tengan una mayor probabilidad de éxito. Es por eso que la conducción empresarial
no es demasiado distinta de la conducción política de una nación, aunque ambas
cosas manejen elementos muy diferentes y tengan principios distintos.

Importancia de la dirección administrativa


La dirección es vital para el correcto funcionamiento administrativo. Ella se
ocupa de ejecutar los lineamientos proyectados en fases previas (planeación y
organización) para obtener de la estructura organizacional el mejor desempeño
posible.

Una buena dirección es clave no sólo en la previsión y anticipación


empresarial, sino en la motivación del capital humano, a través de una
comunicación eficiente, de una conducción sensata y de un espíritu alejado de la
tiranía y otros defectos humanos.

Una buena conducción administrativa, de hecho, comprende el proceso


administrativo como un todo organizado y jerarquizado, y está capacitada para
llevar a cabo los cambios oportunos que lo hagan perdurar o que lo aproximen al
cumplimiento de sus objetivos concretos. Cualquier proceso administrativo sin
dirección es propenso al desorden y a la desintegración.
Principios de la dirección administrativa
El ejercicio de la dirección se sostiene en base a una serie de principios
fundamentales, que son:

 Coordinación de intereses. Dado que una organización implica un


conjunto organizado de seres humanos trabajando en torno a un objetivo
común, la dirección debe hacer que el foco se mantenga en este último,
haciendo converger los objetivos individuales o sectoriales en un
macroproyecto común.
 Impersonalidad del mando. Las organizaciones tienen estructuras y
jerarquías que no deben depender de quién las ejerce, sino que deben ser
impersonales, objetivas, es decir, no dependen de simpatías y
consideraciones, sino de la lógica interna de la organización.
 Supervisión directa e indirecta. La dirección puede ser ejercida, al mismo
tiempo, en comunicación estrecha con los subordinados, o sea,
brindándoles las directrices y la información que requieren para estar
motivados y productivos; y en comunicación jerárquica, a través de una
estructura jerárquica o burocrática que permita el uso eficiente de la
información y la toma oportuna de decisiones, sin que absolutamente todo
deba llegar hasta la gerencia para aprobarse.
 Aprovechamiento y resolución de los conflictos. La dirección de toda
organización enfrentará situaciones conflictivas a las que debe poder dar
solución o, mejor aún, que deberá reconvertir en situaciones ventajosas o
provechosas, a través de una gestión del cambio y de la variabilidad, en
lugar de un apego excesivo a la norma.

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