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ISSN 1514-3465

El 'triatlón' de Barcelona de 1914, primero de España


The Barcelona 'Triathlon' of 1914: the First in Spain
O 'triatlo' de Barcelona de 1914, o primeiro na Espanha

Xavier Torrebadella-Flix*
xtorreba@gmail.com
Fernando Arrechea Rivas**
farrechea@gmail.com

*Licenciado en Educación Física por la Universidad de Barcelona


Doctor por la Universidad de Lérida
Profesor en el Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica
y Corporal de la Universidad Autónoma de Barcelona
Miembro del Grupo de Investigación en Pensamiento Pedagógico y Social (GREPPS)
de la Universidad de Barcelona. Actualmente investiga en torno a la Historia Social
y Documental de la Educación Física y el Deporte en España entre 1800 a 1939.
**Licenciado en Historia por la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona)
Máster en Historia Contemporánea y Mundo Actual por la Universidad de Barcelona
Doctor por la Universidad Católica San Antonio de Murcia
Vocal del Centro de Investigación de Historia y Estadística del Fútbol Español (CIHEFE)
Historiador experto en el olimpismo e historia del deporte español
(España)

Recepción: 09/04/2021 - Aceptación: 17/07/2021


1ª Revisión: 12/06/2021 - 2ª Revisión: 14/07/2021

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Esta obra está bajo licencia Creative Commons


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https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.es

Cita sugerida: Torrebadella Flix, X., y Arrechea Rivas, F. (2021). El 'triatlón' de Barcelona de 1914, primero de España. Lecturas: Educación Física y Deportes, 26(280), 2-22. https://doi.org/10.46642/efd.v26i280.2963
Resumen
El pujante desarrollo del deporte en la Barcelona de principios del siglo XX facilitó una infinidad de iniciativas o ensayos deportivos y algunos de ellos, aunque no tuvieron repercusión alguna, podrían considerarse entre las efemérides del nacimiento de algunos de los actuales deportes. De aquí que el objetivo de
este artículo se centre en el triatlón como una de estas originarias prácticas que quedaron olvidadas, y que hoy pueden rescatarse a través de la prensa histórica digitalizada de Barcelona. Obviamente, el relato de corte histórico y de revisión documental que se presenta interpela para que se considere a Barcelona
como la ciudad pionera en España en este deporte olímpico.
Palabras clave: Barcelona. Historia del deporte. Triatlón. Efemérides.

Abstract
The vigorous development of sport in early 20th century Barcelona gave rise to a stream of sporting initiatives and experiments, and some of these, despite having no impact at all, could be regarded as ephemerides in the birth of some of today's sports. The objective this article deals with the triathlon: one of
these early, soon-forgotten practices that can now be relived through the digitalised historical records of the Barcelona press. Obviously, as a result of re‑examining these records, a case emerges for regarding Barcelona as the city that historically pioneered this Olympic sport in Spain.
Keywords: Barcelona. History of sport. Triathlon. Ephemerides.

Resumo
O vigoroso desenvolvimento do esporte em Barcelona no início do século XX facilitou uma infinidade de iniciativas ou provas esportivas e algumas delas, embora sem repercussão, puderam ser consideradas entre as efemérides do nascimento de alguns dos esportes atuais. . Assim, o objetivo deste artigo centra-se
no triatlo como uma dessas práticas originais que foram esquecidas e que hoje podem ser resgatadas através da imprensa histórica digitalizada de Barcelona. Obviamente, a história da revisão histórica e documental que se apresenta pede que Barcelona seja considerada a cidade pioneira na Espanha neste esporte
olímpico.
Unitermos: Barcelona. História do esporte. Triatlo. Efemérides.

Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 26, Núm. 280, Sep. (2021)

Introducción

Los anales deportivos tienen una capital importancia en cuanto son susceptibles de recordar y de interpretar en el presente el nivel de desarrollo y de socialización que han alcanzado a lo largo de la historia los diferentes deportes. El deporte es un fenómeno inmanentemente urbano surgido al crisol de la revolución industrial y el
estilo de vida ocioso de una clase burguesa en constante transformación. Consecuentemente, este estilo de vida buscó su expansión al aire libre y en los espacios naturales limpios. Una vez más, el deporte se impregnó con la identificación etimología de su raíz latina ( deportare), es decir, salir de puertas a fuera o extramuros de la
ciudad para recrearse (Olivera-Betrán, y Torrebadella-Flix, 2015). Es el sentido que conserva la palabra “ deport” que todavía se conserva para la lengua catalana: “Recreació, esbarjo, comunament a l’airelliure” (Torrebadella, y Planas, 2011, p. 28). No obstante, la popularización y democratización de las prácticas deportivas conllevó la
necesidad de congeniar con espacios e instalaciones en el mismo entorno urbano, ya para facilitar la práctica o para conquistar su faceta de espectáculo (Pujadas, 2012). Recreación, competición y espectáculo son los elementos distintivos que han transformado el deporte en un fenómeno social universal estrechamente ligado al
desarrollo del capitalismo.

En España el desarrollo del deporte tiene que buscarse en las principales ciudades industrializadas, sin embargo, a excepción del fútbol, como menciona Bahamonde (2011, p. 122), Barcelona fue la principal entrada de los nuevos deportes extranjeros a España. Además “Cataluña actuó como foco pionero y casi homogéneo en la
valoración del deporte como signo y síntoma de la modernidad, al menos hasta 1915, haciendo visible la ecuación entre progreso económico y deportivo”. Y es, efectivamente, en Cataluña donde la pujanza del deporte encontró un alto nivel de expresión asociativa, que ya venía fraguándose desde finales del siglo XIX (Torrebadella-Flix,
Olivera-Betrán, y M-Bou, 2015), alcanzando en los años veinte del siglo pasado una verdadera y singular movilización popular (Pujadas, y Santacana, 1995). Si bien es verdad que a principios del siglo muchas de las iniciativas deportivas entraron por Barcelona, como menciona Torrebadella-Flix (2014), no todos los ensayos de los
nuevos deportes encontraron el ambiente favorable o las condiciones necesarias para aclimatarse entre los aficionados al deporte.

El objeto de este estudio es diáfano y no tiene más intención que la de presentar una de aquellas noticias perdidas en los anales de la historia. De cualquier modo, somos conscientes que ello contribuye en parte a construir la génesis de los deportes, puesto que este campo histórico, como apunta Daniel Esparza, los deportes,

No son casos aislados y sin importancia, como algunos nos quieren hacer creer, sino que son fenómenos complejos, síntomas sociales de cambio. La génesis de un deporte, por minoritario que sea, siempre es un síntoma de cambio dentro de una sociedad, generador de nuevas identidades e identificaciones, y
como tal su estudio es muy relevante, pues al compararlo e insertarlo en el estudio general de la época en el que surge, nos da vías para explicar la sociedad en su conjunto. (Esparza, 2019, p. 119)

Concretamente se trata de hacer pública la noticia de lo que podría ser considerado el antecedente del primer “triatlón” disputado en España, una prueba deportiva que se realizó en Barcelona en 1914. De aquí se construye el relato de la noticia en concreto, contemplando el momento histórico en el que se produce, tanto en el
marco de la coyuntura local e internacional. Por lo tanto, la metodología está delimitada por el enfoque histórico positivista en cuanto al relato mismo de la noticia, pero también abonada a una interpretación social sobre el deporte “puesto que como producto histórico lleva las marcas del entramado social que los construye” (Almeida,
Los Deportes (1898-1910), Stadium (1911-1931) y El Mundo Deportivo (1906-1936), además de la prensa local y de las noticias
2004, p. 178). Así se ha procedido a la revisión bibliográfica de las aportaciones más significativas en cuanto a la historia del deporte, la revisión de la prensa histórica publica en Barcelona, como las revistas
aparecidas en La Vanguardia, La Publicidad y El Poble Català, y otros periódicos del periodo histórico que contribuyen a sustentar el contexto. Por otro lado, se han seleccionado noticias de la prensa francesa a través del buscador avanzado de la plataforma Gallica de la Biblioteca Nacional de Francia (BNF).
Por consiguiente, este artículo se ha dividido en tres partes. La primera aborda el contexto histórico-social del deporte en Barcelona en la coyuntura española y europea; la segunda aporta algunas de las noticias sobre la embrionaria gestación del triatlón en Francia y, la tercera, documenta la noticia objeto de estudio, es decir, lo que
pudiera ser la primera prueba de triatlón en España.

1914 y el deporte en Barcelona

En 1914, España todavía no había participado en unos Juegos Olímpicos (JJ.OO.) -con la excepción especial de los Concursos de Ejercicios Físicos y Deportes de la Exposición Universal de París 1900, considerados parcialmente y de forma retrospectiva como los JJ.OO. de 1900- (Arrechea, 2018) y el nivel del asociacionismo deportivo
era muy inferior al de otros países (Torrebadella, y Arrechea, 2016). Según el profesor Marcelo Sanz Romo (1914, p. 1), existían alrededor de cuatrocientas asociaciones deportivas en nuestro país y al respecto, afirmaba: “España, el último país, triste signo el suyo, siempre el último, no en adherirse, sino en dar señales de vida”.

Desde otra posición interior, los poderes fácticos próximos a la monarquía publicitaban una imagen de Alfonso XIII como el “primer deportista español” (El Mundo Deportivo, 1913, p. 4). Estas campañas de propaganda contrastaban notablemente con las declaraciones de José María Salaverría (1914), al señalar que la raza española,
a excepción de la población de zonas del norte y de Cataluña, no tenía el suficiente músculo y la condición física para rivalizar con el deporte extranjero. La culminación de la propaganda se produjo cuando el mismo Comité Olímpico Internacional premió con un Diploma Olímpico al monarca español, “en reconocimiento de su trayectoria
deportiva”. (El Mundo Deportivo, 1914a, p. 1)

Durante la primera década del siglo XX en Barcelona habían germinado las bases para la confluencia de una institucionalización del deporte (Torrebadella-Flix, 2015). Así, en 1911, se constituyeron el Sindicato de Periodistas Deportivos (SPD) y la Federación de Sociedades Deportivas de Barcelona (FSD) (Navarro, 1917), pero,
además, en una amplia campaña deportiva se implicaron emblemáticos gimnasios como los de Francisco Solé, Jaime Vilao Fidel Bricall. También crecía un deporte de clases medias vinculado al Ateneo Enciclopédico Popular –AEP, 1903-1939– y al Centre Autonomista de Dependents del Comerç i de la Industria -CADCI, 1903-1939-
(Pujadas, y Santacana, 1995). El ambiente deportivo de Barcelona en 1914 ya mostraba toda una efervescencia que contrastaba con la mayoría del país, en un momento en el que el fútbol prácticamente ya se había extendido por toda España (Torrebadella, y Arrechea, 2019). Aun así, en Barcelona existía una moderada pujanza de los
deportes, entre los cuales se encontraba el atletismo, y, asimismo, la halterofilia, el boxeo o la lucha grecorromana. En la mayoría de las ocasiones eran los mismos jugadores de fútbol los que practicaban estas modalidades, una vez había terminado la temporada. Hay que destacar el “Concurso Olímpico” que se celebró el 5 de julio de
1914 en las instalaciones del Real Polo Jockey Club organizado por el Sindicato de Periodistas Deportivos, cuyo principal objetivo era preparar la futura participación de los atletas catalanes en los JJ.OO. de Berlín de 1916. De todos modos, no fue hasta1915 cuando nacería la Federación Atlética Catalana (FAC), que inicialmente
agrupaba a aquellos deportes en boga que aún no disponían de federación propia. (Santacana, y Pujadas, 2012)

En cuanto a la organización federativa aún quedaba mucho por hacer; solamente existían la Unión Velocipédica Española, la Real Asociación Nacional de Lawn-Tennis –ubicada en Barcelona y creada en 1909 (Tey, 1914)– y la recién constituida Federación de Foot-ball.

En este año también aparecían Foot-ball (Elias, 1914), Atletismo (Blasco, 1914) y Lawn-Tennis (Tey, 1914), los tres primeros números de la popular biblioteca deportiva “Los Sports” (Balius, 1998) que dirigió Josep Elias i Juncosa, redactor deportivo de La Veu de Catalunya –periódico vinculado a la Lliga Regionalista– a la postre,
principal paladín del Olimpismo en España (Balius, 1982; Elias, 1992; Pujadas, 2006; Torrebadella, y Arrechea, 2017). En enero de 1914 existían en Barcelona cuatro semanarios deportivos ( El Mundo Deportivo, Eco de Sports, Gaceta Sportiva y Vida Moderna), además de Stadium (quincenal). También en este año aparecen Tarrasa
Deportiva y Sabadell Deportiu y la revista monográfica Foot-ball (Pujadas, y Santacana, 1997). Finalmente, ante la crisis que se avecinaba se decidió la unificación de Stadium y El Mundo Deportivo bajo una única firma: Editorial Deportiva S. A. (1914-1920). Las dos cabeceras reestructuraron su formato y se modernizaron adaptándose
a un público más amplio. (Pujadas y Santacana, 2012)

En Barcelona y en las poblaciones de su área de influencia se produjeron ensayos deportivos de diversa índole (Torrebadella-Flix, 2014). Algunos de estos deportes decayeron y otros tardaron algunos años en consolidar su apogeo. Así, por ejemplo, el 20 de diciembre de 1914 se organizó la primera subida a la Mola de Sant Llorenç
del Munt –montaña cercana a Terrassa–; una carrera pedestre que puede ser considerada el inicio de las carreras de montaña, hoy tan populares. (Planas, y Torrebadella, 2017)

En este momento se iniciaban las labores de nacionalización de las instituciones catalanas con la Mancomunitat (1914-1925) y los proyectos políticos y regeneracionistas de la Lliga Regionalista, liderados por Enric Prat de la Riba y su idealización de Cataluña en un marco ideológico y cultural propio como era el Noucentisme (Pujadas,
y Santacana, 1995; Santacana, 2019). En cuanto a la coyuntura internacional, no hay duda de que el momento estaba muy marcado por el escenario de crisis de la Primera Guerra Mundial; aunque España fuese neutral, el giro conceptual del deporte en guerra también influía en el deporte español. (Torrebadella, 2016)

Volviendo al contexto español, en este año aparecía la controvertida obra de Julián Juderías (1914), La Leyenda negra y la verdad histórica, es decir, “la leyenda de la España inquisitorial, ignorante, fanática, incapaz de figurar entre los pueblos cultos lo mismo ahora que antes, dispuesta siempre a las represiones violentas; enemiga
del progreso y de las innovaciones” (Juderías, 1914, pp. 14-15). Naturalmente, esta mención también estaba marcada por el discurso que ponía en evidencia el atraso y la inmovilidad del deporte, en unos momentos en los que se intentaba constituir la Federación Atlética Catalana (FAC). En este sentido, las declaraciones de Narciso
Masferrer (1914) en el prólogo de Atletismo de Blasco Cirera son significativas, al mencionar los malogrados e incomprendidos esfuerzos titánicos del pasado. Por esto nuevamente se continuaba con la labor desde Barcelona para coadyuvar con las iniciativas de Bilbao y Madrid, “los centros más deportivos de nuestra nación” (Masferrer,
1914, p. 13), y emprender, como se había indicado (El Mundo Deportivo, 1914b), las primeras competiciones atléticas que habían de preparara los españoles a los JJ.OO. de Berlín. Por lo tanto, desde Barcelona se tomaba el liderazgo de los deportes atléticos en España, y así se intentaba el propósito de equiparar el país al desarrollo,
que en este campo, demostraban los países europeos, pero también, como así se mencionaba: “Para que no nos avergoncemos cuando el extranjero nos pregunta por qué no contamos con una federación atlética, porque no tenemos estadios, por qué no celebramos frecuentemente concursos olímpicos”, en los que poner de manifiesto
“los triunfos atléticos de la nueva raza hispana”. (Masferrer, 1915, p. 1)
Todo ello explica que Barcelona respondiese a las suplicas del marqués de Villamejor, presidente de un inactivo Comité Olímpico Español (COE), pidiendo la colaboración al deporte catalán para liderar un proyecto atlético nacional que garantizase la presencia del deporte español en los JJ.OO. de Berlín 1916 (Masferrer, 1913).
Paralelamente, como es conocido, el marqués de Villamejor también lanzaba acusaciones al deporte catalán de “escondidas intenciones secesionistas”. (Arrechea, y Torrebadella, 2020)

No obstante, en Barcelona se estaba liderando una amplia campaña a través del SPD y la delegación catalana del COE –o Comité Olímpico de Catalunya (COC)– para que España dejara de ser la excepción en el Olimpismo internacional. Evidentemente sobre este protagonismo aparecían recelos, pero nadie podía discutir la
supremacía deportiva de la capital catalana.

Sobre los orígenes del triatlón en Francia y su reflejo en España

En España, mientras se desataba la crisis de 1898 y se ponía en evidencia la degeneración física de la “raza española”, la iniciativa regeneracionista del momento se implicaba en la creación de la Federación Gimnástica Española (1898-1909), que trataba de seguir el modelo de la Union des Sociétés Françaises de Sports Athlétiques
(USFSA) (Torrebadella, 2014). No obstante, en el país galo la dilatada tradición del movimiento gimnástico y deportivo también estaba vinculada a la humillación de la derrota de 1870 en Sedán contra los alemanes.

En Francia, en junio de 1898, mientras la prensa se hacía eco del “Desastre” español en la Guerra Hispanoamericana, también era noticia la inauguración, para el domingo 3 de julio, de una nueva modalidad deportiva llamada Course des «Trois Sports», que comprendía las especialidades de una carrera pedestre de 500 metros, una
carrera en bicicleta de 10 km, y una regata de 1.200 metros (De Lafreté, 1898, p. 3). En pocos días la noticia se divulgó en toda la prensa de París ( Le Radical, Le Matin, Le Figaro, Le Soir, La Presse, La Justice, Le Voltaire…).
El responsable de esta original iniciativa era Gustave de Lafreté (1866-1933), miembro de la Association Velocipédique d’Amateurs y redactor de L’Écho de Paris, medio que junto al Journal des Sports organizaban la prueba. Lafreté hacía un llamamiento a todos los miembros de la USFSA para inscribirse en la prueba previo pago de
cinco francos (G. de L, 1898a). La idea de la original distracción deportiva fue al parecer de Edmond Lepellitier (1846-1913). La prueba, que estuvo organizada en Longchamp y en Bougival alrededor del lago Vésinet, contó asimismo con una gran fiesta con banquete y excursión por el lago para las damas, así como con una carrera de
tándems mixtos (hombres y mujeres). Se mencionaba que esta iniciativa trataba de buscar el atleta completo en estos tres deportes que los franceses consideraban nacionales “ la triplice sportive”. Finalmente terminaron la prueba trece atletas. (G. de L., 1898a, 1898b)
De 1899 a 1901 la prueba no se celebró, pero el domingo 12 de octubre de 1902 Lafreté, redactor de La Presse, reanudó la organización de esta singular competición hasta 1905 con la colaboración del Racing Club de France en el bosque de Bologne, modificando la antigua reglamentación (De Lafreté, 1902a, 1902b; Manaud, 1902,
1905a, 1905b). (Figura 1)

Figura 1.Paul Meyer, ganador en 1902 (Le Petit Parissien, 1902, p. 4)


y Marcel Dohis y Gastón Delaplane en 1904 (H. du H. 1904, p. 424)

Fuente: BNF

Posteriormente, la nueva modalidad deportiva siguió realizándose y fue conocida desde 1906 con el nombre de “ Tour de Marne”, siendo organizada por el Círculo de Sports de Marne. Consistía en 5.000 metros en bicicleta, 3.500 metros a pie y 4.000 metros de remo. De 1905 a 1909 el ganador fue M. Gastón Delaplane (1882-1977),
de aquí que se dijese que era el “atleta perfecto” ( La course de trois sports, 1909; Manaud, 1905b, p. 1). (Figura 2)

Figura 2. La Vie au Grand Air (1909, p. 388)

Fuente: BNF

La noticia de los tres Sports del «Tour de Marne» fue publicada en la revista ilustrada Los Deportes de Barcelona (1898-1919), aunque sin mostrar opinión alguna por parte de la redacción. Parece ser que la noticia no fue más que uno de los habituales ecos del deporte en Francia (Figura 3).

Figura 3. Los Deportes (1907, p. 780)

En estos años Pierre de Coubertin (1902) –inspirado en las ideas de Francisco Amorós–fundamentó un proyecto de alcance público al que llamó “gimnástica utilitaria”; un plan para extender y democratizar el ejercicio físico o, mejor dicho, para lograr un deporte para todos y para las capas sociales populares. Ahora bien, su intención
era la idealización del hombre “ débrouillard”, es decir, del hombre ingenioso, hábil o de recursos; aquel hombre que siempre dispone de las mejores aptitudes para sortear con éxito los obstáculos de la vida.
El débrouillard [ingenioso] que necesita el tiempo no será un luron [una persona gozosa y despreocupada] ni un arribista sino, simplemente, un hábil muchacho con sus manos, rápido para esforzarse, de músculos flexibles, resistente a la fatiga, capaz de echar un vistazo rápido, de decisión firme y capacitado con
anticipación a estos cambios de ambiente, profesión, situación, hábitos e ideas que necesita la inestabilidad fértil de las sociedades modernas. (Coubertin, 1902, p. 3)

De esta idea surgió la creación en 1903 del Comité de la Gimnástica Utilitaria que presidió el mismo barón de Coubertin y que en 1906 se transformó en Société des Sports Populaires. Si bien este proyecto se agotó ante la cristalización de la Fédération Sportive et Athlétique Socialiste (FSAS), creada en 1908, y la movilización del
deporte obrero (Solar, 2003), la propaganda que desplegó coadyuvó significativamente a propagar otra manera de ejercitarse, como así expuso en algunos escritos al respecto: La Gymnastique Utilitaire (Coubertin, 1905) y Leçons de Gymnastique Utilitaire. (Coubertin, 1916)
En estas obras Coubertín ideó un programa de entrenamiento y de competición para jóvenes estudiantes entre catorce y veinte años. El objetivo era instruirlos y seleccionar a aquellos más aptos para la vida. El programa de instrucción consistía en un conjunto de prácticas gimnásticas y deportivas –ejercicios de salvamento,
natación, desplazamientos, marcha, equitación, remo y navegación, patinaje, ciclismo, defensa (lucha, esgrima, boxeo, tiro) conocimientos de higiene, manualidades…– dirigidas a formar un carácter y el dominio de la voluntad a través de una completa y esperada preparación gimnástico-deportiva. Naturalmente, se pretendía buscar
esos jóvenes de recursos, es decir, los más valerosos y preparados físicamente para adaptarse mejor a todos los trabajos en un espíritu de compromiso social y democrático. Se trataba pues de crear las elites intermedias de jóvenes que necesitaba el país para destacar en el mundo moderno y, para lograrlo, Coubertin consideró que
estos tenían que ser reconocidos públicamente por su ejemplo con el “Diploma de Débrouillards”. Este diploma se otorgaba a todos aquellos que superaban las doce pruebas correspondientes. (Clastres, 2005; Clastres, y Duval, 2003; Coubertin, 1905, 1906)
La intención trascendental del programa pedagógico de Coubertin gravitaba en torno a un objetivo: la preocupación por el declive de la raza francesa y, por tanto, el deporte como elemento regenerador: forjar unas élites más viriles y competitivas, también más virtuosas y morales (Clastres, 2005). Este discurso, también se
presentaba en España, sobre todo a raíz del “Desastre” de 1898. (Torrebadella, 2014)

Ahora bien, tanto en Francia como en España, la entrada de los “ Éclaireurs de France” y de los “Exploradores de España” modeló un nuevo marco de acción para la educación física y moral de las futuras generaciones. En el caso francés, el movimiento inglés de Baden-Powell bloqueó los proyectos populares y utilitarios de Coubertin.
El “Tour de Marne” continuó celebrándose durante 1910 y 1911, no obstante, otras entidades también organizaron esta competición. Entre ellas, la Union Sportive Rennaise, aunque esta dividió el circuito en un tramo de 300 metros de natación, 2.000 metros pedestres y 5.000 metros de ciclismo (L’Ouest-Éclair, 1910, p. 2). El 12 de
Trois Sports”, pero empezó con una prueba de natación de 1.000 metros, luego 1.000 metros de remo y1.000 metros de carrera pedestre. La competición se realizó en el marco de la Exposición Internacional de Sports y de Higiene, y los premios eran en metálico; el ganador
agosto de 1912, el Círculo Atlético de Jonville organizó los “
Societé Nautique du Loiret organizó el 15 de septiembre de 1912 esta competición, siguiendo el formato original de 1898. (Champ, 1912, p. 5)
recibió cuarenta francos (L’Aéro, 1912, p. 5). También en Orleans, la

En España las noticias de este tipo de pruebas no despertaron interés, si bien se publicaron algunas notas de prensa, entre las noticias varias del deporte parisino. (Figura 4)

Figura 4. “La Vuelta del Marne”, El Mundo Deportivo, 29 de junio de 1911, p. 3


Durante los años de la Iª Guerra Mundial hubo un receso de la competición de los “ Trois Sports”, pero después se emprendió nuevamente. Ahora bien, experimentó substanciales variaciones. Así, el 1 de octubre de 1919, organizaba una de estas pruebas el Club Náutico de Lyon (L’Auto, 1919) y, más tarde, organizaba otra la Unión
Náutica de Lyon (L’Auto, 1920a). El 13 de septiembre de 1920, por quinta vez, se disputaba en Orleans, por la Societé Nautique du Loiret, los “trois sports” – ciclismo, carrera pedestre y remo– (L’Auto, 1920b).
En estas fechas, Edmond Desbonnet (1867-1953) interpelaba a la sociedad francesa a redefinir la educación física escolar y la militar. Este demandaba un sistema dirigido verdaderamente a robustecer el cuerpo mediante un sistema de desarrollo físico fundamentado en la fuerza, la resistencia y la lucha; deseaba formar soldados de
élite y disponer de hombres valerosos al servicio de la patria. (Desbonnet, 1920)

El Club Náutico de Niza organizó también la Copa Paul Nave “ des trois sports”, pero esta consistía en una regata de remo de 1.000 metros, una carrera pedestre de 1.000 metros y una prueba de natación de 100 metros. (C. J.,1921, p. 10)
Así, tras ensayar diferentes formas de competición en 1921, el club de natación Petit Perillon de Marsella, organizó nuevamente otra carrera de “ Les Trois Sports”, pero esta vez, ya con un formato muy parecido al actual triatlón. Consistía en una ruta ciclista de 7 km, una carrera pedestre de 5 km, y un tramo final a nado de 200
metros. (Ruiz Tendero, 2013)

El domingo 19 de junio de 1921 el periódico deportivo L’Auto, de Henri Desgrange –el fundador del Tour de Francia– organizó –por primera vez– “Le Tour de Marne” en Joinville-le-Pont –suburbios de París–una competición de “trois sports” que estaba reservada solamente para amateurs. Ahora bien, en esta ocasión, la organización
decidió substituir el deporte de remo por la natación, puesto que así se hacía más accesible. (L’Auto, 1921a)

parcour” –circuito– de 15 kilómetros: 3 km de carrera a pie, 12 km en bicicleta y, finalmente, un corto tramo de natación en el que se había de cruzar un brazo del Marne –en el puente de la
Efectivamente, la idea era la de recuperar la vieja prueba en la que se buscaba a los atletas más completos (L’Auto, 192b). Consistía en un “
Isla de Fanac– (L’Auto, 1921d). En esta primera edición participaron cincuenta y nueve atletas y la terminaron cincuenta y dos. El vencedor fue G. Wambst (L’Auto, 1921c, 1921e). L’Auto organizó la prueba durante varias ediciones, pero realizó cambios de escenario y también el tipo de parcour. En la segunda edición, en junio de 1922,
se corrían 2 km, luego 12 km en bicicleta, y otros 2 km a pie para finalizar cruzando a nado el Sena (L’Auto, 1922). En la tercera edición –el 10 de junio de 1923– L’Auto emplazó la carrera de «Trois Sports» en La Varenne. En esta ocasión consistía en 4 km a pie, 15 en bicicleta y 30 metros de natación. Se decía que esta prueba
representaba un “Championat des Débrouillards” (L’Auto, 1923, p. 1). En la cuarta edición –el domingo 8 de junio de 1924– participaron ciento cuarenta y siete atletas, de los cuales ciento cinco concluyeron la competición –con el triunfo de Delbart, campeón de la edición anterior–. En esta edición se acordó conceder el “Diploma de
Débrouillards” a todos aquellos que completaban el circuito en un tiempo inferior a 1 hora y 11 minutos. (L’Auto, 1924a, p. 4; L'Auto, 1924b)

A partir de 1925 este tipo de competiciones fueron tomando mucha más visibilidad. La idea del deportista no especializado y auténticamente amateur que defendió George Hébert (1925), entró en una idealización de la cultura física en búsqueda del atleta o deportista completo. Así, se puede afirmar que este tipo de pruebas
organizadas por L’Auto empezaron a ser muy populares llegando a celebrarse anualmente hasta los años cuarenta (L’Auto, 1932, 1934). No obstante, cambió de nombre y empezó a llamarse la “Course des Débrouillards” o “Championat des Débrouillards” y el escenario se trasladó a Poissy. Entonces era un parcour que consistía en una
carrera de 3 km, 15 km en bicicleta, otros 3 km de carrera a pie y otras pruebas que consistían en salto de un muro de 3 metros, 40 metro de marcha a cuatro patas, 30 metros de reptación y 30 metros nadando en un brazo del Sena, en la isla de Migneaux.

Durante los años treinta estas pruebas, además de en París, son organizadas por diferentes entidades y ciudades (Nantes, Lyon, Limoges, La Rochelle…) y varían el formato de la competición, mientras algunas incorporan la natación, otras continúan con la prueba de remo. Pueden encontrarse noticias de estas pruebas en la prensa
deParis-Soir (2/07/1934, p. 9), La Liberté (30/06/1934, p. 5), Excelsior (30/07/1934, p. 6), L’Ouest-Éclair (3/10/1934, p. 12), Le Petit Courrier, (15/10/1934, p. 2). En 1933 se destaca la que, probablemente, fue la primera organización femenina, dividida en tres días para “no fatigar a las concursantes”. La prueba consistía en 50
metros de natación, 500 metros de carrera pedestre y 700 metros de remo (Le Matin, 1934, p. 4). La prueba en Nantes, del 27 de mayo de 1934, se estructuraba de 800 metros de carrera, 15 km de bicicleta y 250 metros de natación (L’Ouest-Éclair, 1934). En La Rochelle, « La course des Trois Sports» organizada por la Union Sportive
Rochelaise presentaba un formato diferente, empezando por unos 100 metros de natación, luego 10 km de ciclismo y, para finalizar, una carrera pedestre de 1.000 metros (L’Écho Rochelais, 1934, p. 3). Por lo tanto, en esta ocasión, las pruebas y el orden de estas ya se habían estructurado tal y como son en la actualidad el triatlón.
Todas estas noticias parece que no tuvieron ninguna repercusión en España. La prensa española no prestó atención a estos eventos. Una excepción son las breves referencias de Los Deportes de 1907 y El Mundo Deportivo de 1911. Con lo cual, parece poco probable que alguien se aventurase en ensayar este tipo de prácticas,
cuando en España el deporte, a excepción del fútbol, todavía no había alcanzado siquiera una identidad auténticamente popular.

Otra primera referencia localizada es de 1928 en El Diluvio de Barcelona, a través de una “Crónica de Perpiñán”:
En la carrera de “Trois sports”, organizada por el Meridional Sportif, en la que tomaron parte ochenta corredores, ganó Enrique Gandol, del Athletic Club del Centro Español. Los detalles generales de la carrera fueron los siguientes: a las cinco de la tarde recorrido a pie desde la estación de Perpiñán hasta el paseo
de plátanos centenarios, montando cada uno en su bicicleta hasta Canet-Village (unos once kilómetros) y desde aquí a pie hasta Canet-Plage (tres kilómetros), teniendo que nadar unos dos cientos metros. (Crónica de Perpiñán, 1928, p. 23)

Una original carrera “Pedestre-Náutica-Ciclista”

En cualquier caso, y tal y como exponía la prensa deportiva de la época, el domingo 29 de noviembre de 1914 se celebró en Barcelona una carrera “Pedestre-Náutica-Ciclista”. En otras noticias se denominada carrera “ciclo-pedestre-acuática”, “pedestre, ciclista y acuática” o “náutica-ciclo-pedestre”. Por lo tanto, no había una
uniformidad con el nombre de la originalidad deportiva que se deseaba presentar.

La primera noticia del evento se publicó en La Vanguardia el 24 de noviembre de 1914. Se hablaba de una “concurso original” o “cursa original” (La Publicidad, 1914, p. 5; El Poble Català, 1914, p. 3); una creación deportiva que al parecer no tenía ningún precedente en España. Así, con cinco días previos al evento se convocaba para
que se inscribieran todos aquellos que quisieran participar en esta novedosa prueba deportiva. La organización solicitaba a los inscritos disponer de bicicleta propia; en el caso del bote para la actividad náutica este sería facilitado por la organización. Sobre los organizadores del evento no tenemos constancia.

La salida estaba programada para las diez de la mañana y se pedía la presencia de los deportistas media hora antes con el traje deportivo adecuado. La salida tuvo lugar en la Plaza de Cataluña, siguiendo por las Ramblas hasta la puerta de la Paz, allí un control en la Barceloneta indicaba el bote con el cual se emprendía la travesía
por el puerto, para luego llegar a otro control y emprender un tramo o recorrido en bicicleta. Este recorrido ciclista transitaba por Paseo Nacional-Plaza del Palacio-Paseo Isabel II-Paseo de Colón, luego dejaban las bicicletas en otro control y proseguían con una carrera final a pie por las Ramblas de regreso a la Plaza Cataluña, pasando
frente al Café de Colón, hasta llegar nuevamente al punto de salida. Todos los corredores iban identificados con un dorsal, tanto por delante como por detrás. Las inscripciones se realizaban en Casa de José Planas, en la Ronda San Antonio, previo pago de cincuenta céntimos.

El anuncio de la carrera despertó los reparos de quienes no creían que fuese conveniente realizar esta prueba por los puntos más céntricos de la ciudad, como la Plaza Cataluña y las Ramblas. Se temía que el acto fuese una simple y ridícula escenificación deportiva. De aquí que se propusiesen recorridos alternativos a los previstos,
como el Paseo Paralelo o el Paseo de San Juan y se aconsejaba a la organización que se asesorasen por personas peritas de la viabilidad real del evento en tales condiciones. (La Vanguardia, 1914b)

Como nota característica, se permitía la participación de “entrenadores”, estos podían ofrecer indicaciones a los deportistas y llevarles la bicicleta –también numerada– con el dorsal del corredor a los puestos de control indicados.

Tanto o más sorprendente y novedoso era que el evento sería filmado: “La casa Pathé Frères, impresionará una importante película, que se proyectará en los principales cines de esta ciudad para que todo Barcelona se entere del resultado de la importante carrera Cros Country Ciclo Náutica Pedestre”. (La Vanguardia, 1914a, p. 5)

De los diez atletas inscritos participaron ocho, terminando todo el circuito. Sus nombres: Pedro Prat, Alcalde, Coll, Alegret, Travería, Artigas, Rebellat y Badía. Los resultados de la carrera “pedestre-acuática-cíclica” fueron: “Primero, P. Prat. en 26 m. Segundo, Alcalde, en 27m. Tercero, Coll, en 27m.30s. Cuarto, Alegret, en 28m.
Quinto, Travería, en 29m. Sexto, Artigas, en 36m. Séptimo, Rabellat, en 37m. Octavo, Badía, en 38 m.” (La Vanguardia, 1914c, p. 3). (Figura 5)

Finalmente, El Mundo Deportivo, es decir Narciso Masferrer, celebraba que la carrera tuviera lugar en lugares céntricos y concurridos de la ciudad, sin duda alguna la mejor decisión, sin dejarse arrastrar por la costumbre de realizar este tipo de pruebas en puntos alejados del centro en horas intempestivas, teniendo que avisar a la
gente de que allí había una carrera atlética.

Sin embargo, se lamentaba que la organización no pudiera dotar a cada participante de un bote propio, un aspecto que hubiera lucido más la prueba. (El Mundo Deportivo, 1914c, p. 3)

Figura 5. “Carrera pedestre-náutica-ciclista”. Fuente: (Stadium, 1914, p. 795)

Fuente: Archivo Revistas Catalanas Antiguas (ARCA)

El ganador de la prueba fue Pedro Prat, un joven vaquero nacido en Vallcarca en 1891, que durante una década (1912-1922) se consagró entre los mejores atletas del país –entrenado por José Antonio Trabal (1896-1980)–. Prat fue fundador en 1912 del Sport Atlético Barcelonés y ganó los dos primeros campeonatos de España de
Cross Country en 1916 y 1917 (Planas, y Torrebadella, 2017). En 1922 en Barcelona se disputó la I Challenge Internacional Pedro Prat, en honor de este magnífico corredor. (Figura 6)

Figura 6. Pedro Prat del FC Barcelona


Fuente: Archivo Fotográfico de Barcelona

Puede afirmarse que la noticia del evento no tuvo impacto alguno fuera de Barcelona, aunque los resultados fueron publicados en Madrid con el nombre “Carrera ciclo-marítimo pedestre”. (La Correspondencia de España, 1914, p. 6)

Conclusiones

En primer lugar, hay que destacar la originalidad de la competición disputada en Barcelona en 1914, que venía propiciada por una iniciativa particular sin apoyo institucional alguno. Asimismo, la novedad y el desconocimiento de la prensa comportó una dificultad en denominar una actividad deportiva que se presentaba novedosa sin
mencionar, excepto con algún caso, los precedentes franceses. No obstante, hay que reconocer que se trataba de una “triatlón” deportiva, es decir, consistía en una prueba en la que primero se corría a pie, luego se remaba en bote, para seguir en bicicleta y terminar, otra vez corriendo a pie hasta el lugar de salida. Otro aspecto
significativo fue que la prueba se realizó en el centro urbano dando lugar a una situación también novedosa en la ciudad de Barcelona, una competición deportiva nueva pudo ser contemplada por el público en general, que no pagó entrada.

El evento fue un hecho aislado, pero indica la vitalidad de aquellos jóvenes, ansiosos por ensayar y aportar experiencias nuevas; aunque parece que no existió continuidad.

Estos jóvenes trataron de imitar, aunque no se indicara en la mayoría de las notas de prensa, el modelo parisino; efectivamente no se trataba de una iniciativa original, como así se expuso en una nota de El Poble Català (1914, p. 3). De cualquier modo, la sociedad barcelonesa de entonces todavía no estaba preparada para
desarrollar y consolidar este tipo de pruebas; aún no se había constituido la FAC y el deporte se reducía a un pequeño número de aficionados. También, la irrupción de la Gran Guerra y la crisis que provocó pudo afectar su continuidad. Por consiguiente, este primer triatlón de la historia del deporte en España debería considerarse como
una anécdota aislada y sin trascendencia alguna.

Finalmente, hay que destacar el interés de que la competición fuese filmada por una productora de cine; una iniciativa que desconocemos si se efectuó y, de ser así, el posible destino de la película. En los archivos digitalizados Gaumont Pathé no aparece (aunque sí disponen de filmaciones de otras competiciones deportivas
disputadas en Barcelona en la época: natación, saltos, atletismo, remo, vela, tiro, fútbol, ciclismo a motor, motocicletas, gimnasia, hípica…).

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