Está en la página 1de 3

Durante el transcurso de nuestra vida nos han enseñado a respetar, valorar, considerar al otro; en una

palabra, nos han instruido sobre el amor hacia los demás. Por esto surge el dilema ¿cómo poder
amar, si no hemos desarrollado el amor por nosotros mismos o amor propio?

El amor propio es un ingrediente muy importante para gozar de bienestar psicológico y lo podemos
definir como la aceptación de los sentimientos que tenemos por nosotros mismos, hacia nuestro
físico, personalidad, carácter, actitudes y comportamientos. Es el respeto, las percepciones, el valor,
los pensamientos positivos y consideraciones que tenemos y depende de nuestra voluntad y no de las
demás personas, ni de las situaciones o entornos en que nos desenvolvemos.

Las personas que tienen amor propio se identifican por ser amigables, respetuosas, amorosas,
independientes, siempre se preocupan por su crecimiento personal, su salud, su formación y por dar
lo mejor de sí en todo aquello que realizan.

Es importante tener en cuenta que amor propio no es sinónimo de egoísmo y que carecer del
primero, nos lleva a tener una débil o baja autoestima, tener sentimientos de tristeza, dependencia,
inseguridad, desvalorización, irrespeto por sí mismo; generando desconocimiento de quiénes somos
y qué es lo que queremos.

El amor propio se debe mantener y fomentar con felicidad para poder sentirnos bien con nosotros
mismos. En este sentido, el amor propio es importante para vivir bien e influye en la forma en que
nos relacionamos con los demás, en la imagen que proyectamos, en la forma como elijamos a las
personas que comparten nuestra vida. Implica, además, que podamos enfrentarnos con mejores
recursos a cualquier desafío y en el modo en que hacemos frente a los problemas.
 
¿Qué podemos hacer para fortalecer el amor propio?
Para empezar, debemos tener en cuenta que el amor propio es un aspecto psicológico que forma
parte de la dimensión emocional de toda persona y para fortalecerlo entre las recomendaciones más
frecuentes y más pertinentes podemos mencionar tareas como:
 

1. Permanecer atento de sí mismo. Cuando se tiene amor propio se sabe que se piensa, siente y
desea. Esto nos ayuda a ser conscientes de quienes somos y cuanto valemos.

2. Actuar en función de nuestras necesidades: Cuando se ama se procura dar al otro lo que
necesita, no se puede confundir con cumplir todos sus caprichos. Igual pasa con nosotros
mismos, debemos centrarnos en nuestras necesidades, esto nos mantendrá apartados de
comportamientos que no son saludables.

3. Mantener hábitos adecuados de cuidado personal: Debemos dedicar tiempo a cuidar de


nosotros mismos teniendo una alimentación balanceada, realizando ejercicio, descansando y
durmiendo el tiempo necesario, compartiendo con amigos, pareja y familia. No obstante, no
debemos pensar que somos egoístas al cuidarnos porque el amor propio es un ejercicio
saludable para tener un buen equilibrio físico, mental y emocional.

4. Establecer límites: Amarse implica tener el valor para establecer límites y para decir NO a
todo aquello que le afecta física, emocional o espiritualmente. Los límites nos ayudan a
mejorar la calidad de las relaciones que establecemos y aumentar el amor propio 

5. Revisar el grupo de referencia: Es normal que las personas elijamos los grupos y personas
con las que queremos socializar, lo que nos obliga a tener un marco de referencia a partir del
cual empezamos a valorar nuestras propias competencias. Por tanto, somos influenciados
por el grupo de referencia de acuerdo a la valoración que recibimos y está en nuestras
manos valorar si ese grupo de referencia nos satisface o no y cuidar así nuestro amor propio.
6. Conocer gente: Cuantas más personas conozcamos, más fácil nos será conocer a aquellas
con las que conectamos, y que ven en nosotros cualidades que otros no veían. Esto fortalece
haciendo crecer nuestro amor propio.

7. Evitar las personas negativas o tóxicas: Una persona que se ama evita las personas negativas
o tóxicas y no pierde el tiempo con aquellas que intentan dañar su espíritu y ante todo
protege su autoestima. Para cultivar nuestro amor propio debemos aprender a
desenvolvernos ante las situaciones más complejas sabiendo imponer nuestros derechos y
necesidades.

8. Perdonarse a sí mismo: Es muy común que seamos exigentes y muy duros con nosotros
mismos, castigándonos frecuentemente deteriorando así nuestra autoestima. Por el contrario,
para fortalecer nuestro amor propio debemos aprender de nuestros errores, aceptar nuestra
humanidad y perdonarnos. 

9. Valorar nuestras fortalezas y debilidades: Identificar nuestras fortalezas y debilidades es un


aspecto fundamental en nuestra vida porque nos ayuda a conocernos mejor, explotar
nuestras fortalezas y corregir nuestras debilidades mejorado así nuestro amor propio.
10. Vivir con intención: Para aceptarnos es necesario tener consciencia de lo que sucede nuestra
vida. Para vivir una vida significativa y saludable debemos tomar decisiones que nos dirija a
lograr nuestros propósitos. Esto nos hará sentirnos exitoso fortaleciendo nuestro amor
propio.  

En conclusión, debemos tener en cuenta que amarnos a si mismo debe ser una filosofía de vida y es
una responsabilidad individual que debemos procurar en nuestra cotidianidad, procurando las
mejores cosas para nosotros mismos y evitando todo aquello que nos dañe como victimizarse,
exigirse más de la cuenta, descalificarse, hablar mal de sí mismo.
Autoestima:

Autoestima es la valoración, percepción o juicio positivo o negativo que una persona hace de sí
misma en función de la evaluación de sus pensamientos, sentimientos y experiencias.
Es un término de Psicología estudiado por diversos expertos en el área, sin embargo, se utiliza
en el habla cotidiana para referirse, de un modo general, al valor que una persona se da a sí
misma.

La autoestima está relacionada con la autoimagen, que es el concepto que se tiene de uno
propio, y con la autoaceptación, que se trata del reconocimiento propio de las cualidades y los
defectos.

La forma en que una persona se valora está influenciada en muchas ocasiones por los agentes
externos o el contexto en el que se encuentra el individuo, por ello puede cambiar a lo largo del
tiempo.

En este sentido, la autoestima puede aumentar o disminuir a partir de situaciones emocionales,


familiares, sociales o laborales, incluso, por nuestra autocrítica positiva o negativa.

Tipos:

De un modo general, se puede hablar de dos tipos de autoestima, aunque no son ideas
excluyentes, ya que pueden referirse a distintos aspectos del ser humano.

Es decir, una persona puede tener, por ejemplo, una alta autoestima en términos de capacidades
intelectuales ʽsoy muy listo en matemáticasʼ, pero una baja autoestima en otros ámbitos como,
por ejemplo, ʽsoy muy torpe en los deportesʼ.
Alta autoestima:

Las personas con una alta autoestima se caracterizan por tener mucha confianza en sus
capacidades. De este modo, pueden tomar decisiones, asumir riesgos y enfrentarse a tareas con
una alta expectativa de éxito, esto se debe a que se ven a sí mismas de un modo positivo.

A medida que nuestra alta autoestima sea mayor nos sentiremos mejor preparados, con mayor
capacidad y disposición para realizar diversas actividades, tendremos mayor entusiasmo y ganas
de compartir con los demás.

Baja autoestima:

Las personas con baja autoestima se pueden sentir inseguras, insatisfechas y sensibles a las
críticas. Otra característica de las personas con baja autoestima puede ser la dificultad de
mostrarse asertivas, es decir, de reclamar sus derechos de una manera adecuada.

La baja autoestima puede derivar por diversas razones como, por ejemplo, la valorización que
hacemos hacia nosotros mismos, la opinión que tenemos de nuestra personalidad, nuestras
creencias, entre otros.

Del mismo modo, en ocasiones pueden tratar de agradar a los demás para recibir un refuerzo
positivo y, de esta manera, aumentar su autoestima.

También podría gustarte