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LAs CAMPAÑAS LIBERTADORAS DE SAN MARTIN

Puntuales consultas se han realizado a la Con referencia a la campaña naval, se han


muy valiosa colección del INSTITUTO NACIONAL consultado los aspectos específicos en las
SANMARTINIANO, Documentos para la Historia obras antes anotadas sobre las campañas san­
del Libertador General San Martín, Buenos Ai­ martinianas y a las correspondientes citadas
res, 1953-1997, l7 tomos. en la orientación bibliográfica del capítulo 9.

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1 1. DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS
POLÍTICOS (1810-1828)

Carlos S. A. Segreti

Los PRINCIPIOS BÁSICOS los confines del Virreinato del Río de la Pla­
ta. Y, por supuesto, moviéndose en un mar
LA TOMA DEL PODER de confusiones, de situaciones problemáticas
en su definición, propias de la época de cri­
La confirmación oficial de las noticias sis, también están quienes quieren mantener
que anunciaban la disolución de la Iunta Su­ la situación existente. A pesar de lo limitado
prema de España e Indias se esperaba con del escenario, las soluciones, meditadas o
verdadera ansiedad y se tiene en Buenos Ai­ impuestas bajo la vigencia de la coyuntura,
res el 17 de mayo de 1810. Ella pone en mo­ son varias. De todos esos grupos —más me­
vimiento a quienes, desde hace tiempo y a la nos consolidados, unos; sin conformación
sombra de la crisis del gobierno colonial, só­ externa, otros- interesa el que tiene por fin
lo esperan el momento oportuno para ac­ la independencia republicana, que es el que
tuar. Pero no todos tienen por meta el mis­ habrá de imponerse y triunfar definitiva­
mo objetivo ni los une igual o parecido pro­ mente. La complejidad del cuadro se agudi­
cedimiento. Unos sentirían colmados sus de­ za cuando se piensa en la vasta extensión te­
seos si lograsen, dentro del Imperio Hispa­ rritorial desigualmente poblada por comu­
noindiano, una modernización del vínculo nidades entretenidas en hallar solución a los
colonial y una mejora en la administración respectivos problemas locales y poco acos­
local. Pero otros piensan —para tomar sólo tumbradas a visualizar los generales que, en
las posiciones extremas- en una nítida rup­ oportunidades, parecieran no existir o que
tura con España y con el Rey también. La son de difícil determinación. Hacer Patria
mayoría de la población acompaña a éstos; será tarea insoslayable de la Revolución en
unos, por haberlo meditado y los más, por marcha.
sentimiento inconsciente pero explicable del A partir de aquella fecha antes señalada,
lazo afectivo y magnético que los une a la todo entra en ebullición en Buenos Aires, sin
madre tierra. Esto es, a lo que en la época se que esta verdad importe afirmar participación
llama patria. Claro que en éstos de lo que se activa mayoritaria por la muy sencilla razón
trata es de crear una Patria omnicomprensi­ de que esto se conseguirá con el paso del tiem­
va que alcance, en todas direcciones, hasta po. La Revolución también lleva implícita esta 349
LA DIMENSIÓN PoLmcA

tarea que habrá de chocar con la herencia re­ siempre imaginados o esperados. Y en medio
cibida, con la falta cierta de educación cívica y del cúmulo de tareas —porque es necesario
con los intereses particulares que se sentirán atender a la organización política, reestruc­
lesionados. turar lo social y reacomodar lo económico
Dos son los ámbitos que los grupos esco­ según lo vaya posibilitando la variable co­
gerán como respectivos escenarios de acción yuntura inmediata y la estructura recibida—,
para prevalecer en el poder, pero sin que deba hacer frente a una desgastante guerra que
entenderse que existe idea de exclusividad; el consume las contadas disponibilidades que
grupo revolucionario se desempeñará en am­ debieran ser empleadas en la solución de
bos. Uno es el cabildo abierto; otro, la plaza. aquellos problemas. Todo esto habrá de su­
En aquél se desenvuelven las ideas reacciona­ ministrar materia para la persistencia y mo­
rias, las reformistas y las revolucionarias; en la dificación de las facciones y para la aparición
plaza sólo tienen cabida las últimas, como la de otras nuevas.
que se impone el 25 de mayo de 1810 al lograr El hecho de que los sucesivos gobiemos de
que se acepte la lista de los integrantes de la la Revolución no declaren la Independencia
nueva junta de gobierno o Primera Iunta Pa­ hasta el 9 de julio de 1816 crea una situación
tria. Todo parece indicar que esos nombres muy particular: ninguna medida —se entiende
importan una transacción entre las distintas de las de entidad- es tomada con carácter de­
facciones revolucionarias, pero también re­ finitivo; todo es provisorio menos la guerra
presentan a las actividades más importantes contra el godo. Así aparece lo que se puede de­
de la sociedad (abogados, militares, burócra­ nominar el período del provisoriato. Y como el
tas, comerciantes, clero); de todos modos, la peso de las grandes monarquías europeas jue­
marcha de la Revolución producirá una espe­ ga su papel de contención en cuanto a procla­
cie de polarización que, es necesario advertir­ mar la forma republicana de gobierno, la de­
lo, no será absoluta. /
nominada máscara de la monarquía hace su
obligada aparición desde antes de la instala­
LOS PROBLEMAS POR RESOLVER ción de la Iunta —en plena conspiración hasta
1820-. Lo cierto es que ni lo uno ni la otra
Instalada la Iunta en el poder, son varios -provisoriato y máscara de la monarquía- im­
los problemas de grave resolución a que tie­ piden que en la realidad de los hechos se bus­
ne que hacer frente. Unos hacen al orden in­ que definir problemas que son preocupación
terior; otros, al externo, hecho que significa generalizada y que dan nacimiento a alianzas
que es el gobierno de un Estado soberano in­ como a lacerantes enfrentamientos. Tanto que
dependiente aunque haya jurado por sobera­ algtmas veces cuesta percibir con claridad la
no a Fernando VII y no declare la Indepen­ causa común que entrelaza las esperanzas de
dencia de España y de aquél. Existen algunos la mayoría en un destino común.
que son de resolución más o menos próxi­ Si bien se mira, los problemas a resolver
ma; otros que se prolongarán en el tiempo serán, en buena medida, los de siempre en to­
más de lo que hubiera sido de desear. Pero da sociedad política y, por cierto, los propios
350 también se presentarán otros nuevos no de los tiempos fundacionales.
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍ'l'lCOS (1810-182 8)

EL PACTO IMPLICITO concluido Virreinato del Río de la Plata debe


seguir siéndola del nuevo Estado; se cuenta
Una de las características de la etapa de la con reconocimientos explícitos de esta capita­
década incial es la concreción del pacto implí­ lidad —realizados más o menos tempranamen­
cito de 1810 de erección del Estado. Pacto que te- por algunas jurisdicciones; no existen mo­
será ratificado explícitamente por los congre­ tivos para negar el mismo reconocimiento im­
sos de 1816 y de 1825 y reconocida su existen­ plícito por las demás.
cia ya por la Primera Iunta que, en las instruc­ Por ninguno de dichos enunciados básicos
ciones al vocal representante Castelli en su tienen lugar los problemas; éstos se generan
misión al Norte, expresa que éste tiene facul­ apenas se quiere avanzar —porque es necesario
tades “para reglar la organización de los pue­ y aun insoslayable- en la mejor caracteriza­
blos que se asocien a la capital”. Por supuesto, ción del Estado y de su gobierno. Entonces ha­
esta asociación es la que surge del Pacto en brá desencuentros y enfrentamientos que al­
funcionamiento. En verdad, es posible soste­ canzarán inusitada gravedad: para 1814, la
ner que, cada vez que un integrante ‘de las guerra civil es ya una realidad dentro de las
“Provincias Unidas del Río de la Plata” muere Provincias Unidas del Río de la Plata.
en el campo de batalla, lo ratifica indubitable­ Otra verdad que no se discute -indepen­
mente con la ofrenda de su vida y también en dientemente de la opinión local en algunos ca­
toda oportunidad en que se desprende de un sos— es que el Estado tiene por territorio toda
bien para ofrendarlo a la realidad naciente; la extensión del ex Virreinato; sin embargo, se
ambas afirmaciones dichas sin eufemismo al­ producirán la separación del Paraguay en
guno. Por ello pudo escribirse en plena guerra 1811 por voluntad de sus habitantes y con in­
de la Independencia que “sin soldados no hay terrupciones, pero estable desde 1815, la del
ejército y sin éste no hay Patria, no hay leyes, Alto Perú por la suerte de las armas godas. En
no hay libertad”. la consideración del problema territorial es
Instalada la Primera Junta en el poder necesario tener presente que la entidad Virrei­
convoca a las ciudades sin distinción jerárqui­ nato del Río de la Plata no había podido cua­
ca alguna —sean capitales de intendencia o de jar interiormente en los contados años que
delegación- a que envíen el respectivo diputa­ tienen lugar a partir de 1776 y hasta 1810. Sin
do para que, reunidos en congreso en Buenos embargo, será un error considerar siempre al
Aires, dicten la constitución que debe regir al tiempo como único determinante; suficiente
Estado y elijan gobernante. En esta forma, el es recordar la mayor vigencia del sistema in­
gobierno revolucionario produce una iguala­ tendencial, en determinadas materias, a pesar
ción entre las distintas ciudades —en la que no de ser más moderno.
se demorará en dar marcha atrás—; además, no Un nombre caracteriza al nuevo Estado
se tarda en proclamar la teoría de que los de­ desde fines de 1811, cual es el de Provincias
rechos del rey son ahora del pueblo, nuevo so­ Unidas del Río de la Plata, derivado de “pro­
berano. Ninguna de las partes componentes vincias unidas a esta capital” que aparece antes
hace oposición a estos enunciados básicos ya en el curso de aquel año. Los nombres que
que todas reconocen que lo que fue capital del adoptará sucesivamente el país a través de su 351
LA DIMENSIÓN POLÍTICA

historia señalan muy nítidamente la significa­ esta personalidad se afirmará más cuando ca­
ción política de cada uno; por ellos hubo de­ da porteño crea -y no sin motivos- que su ciu­
sacuerdos y enfrentamientos. Bien se puede dad se ha transformado en el antemural de
afirmar que el drama argentino está presente América por el rechazo del atacante inglés en
en cada denominación usada. 1806-1807. El éxito de las armas le confiere a
Buenos Aires -y, por lo tanto, a sus habitantes­
PROVINCIANOS Y PORTEÑOS la sensación de una seguridad en sí misma sin
posibilidad de discusión; casi se podría decir
Para fines del siglo XVIII, la rivalidad entre que se siente superior a la misma metrópoli
provincianos y porteños es una realidad con que no fue capaz de arbitrar las oportunas me­
historia. Comenzó a fines del siglo XVI como didas de seguridad y que la obligó a irnprovi­
una manifestación más de las características sarlas. Y si -irnprovisación de por medio- ha­
que afirman a una ciudad frente a otra dentro bía logrado concretar tal hazaña, qué no podrá
de, preferentemente, cada una de las grandes realizar mediante una acción previamente me­
divisiones de entonces; esto es, de las goberna­ ditada. Así se autodimensiona el porteño por
ciones. Pero con el crecimiento de Buenos Ai­ sobre los demás. Y esto con la consiguiente ca­
res y del Litoral frente al Interior, que se mani­ racterística: que la calificada autodimensión la
fiesta especialmente desde el último tercio del extiende a todo cuanto es posible imaginar. La
siglo XVIII, la rivalidad entre provincianos y asimilación interior de tal convencimiento lo
porteños se define sin que desaparezca la de lleva a adoptar posiciones y posturas -incons­
los provincianos entre sí, agudizada por la ins­ cientes en buena parte, lo que da la medida de
tauración del ordenamiento intendencia]. In­ hasta dónde las ha internalizado- que provo­
dudablemente, la política metropolitana para can reacciones condignas. Esta actitud en as­
esta región del Imperio Hispanoindiano favo­ censo hace que, al promediar la tercera década
rece el crecimiento antes anotado y, en espe­ del siglo XIX, un notorio hijo de Buenos Aires
cial, el de Buenos Aires; la política metropoli­ pueda reconocer públicamente —aunque como
tana, sin duda ningtma, pero también las pre­ político exagere la realidad a la medida de su
ferencias de las potencias adversarias de Espa­ ocasional conveniencia- que el porteño es re­
ña por los géneros y frutos que ofrece Buenos chazado en las provincias de manera tal que
Aires, en especial los metales preciosos que, “para transitar [por ellas] tenía uno que negar
aunque no los produce, tienen salida por su su patria y no iba con seguridad si no lo hacía
puerto. La importancia de éste es de tal inten­ o, cuando menos, había que guardar silencio a
sidad como para que su nombre se imponga al los epítetos degradantes con que se les trataba”.
de la ciudad. Además, las guerras internacio­ Si es posible discutir que Buenos Aires sea
nales que irnpedirán el paso de los “retornos" a -por lo menos con exclusividad- la iniciadora
España permitirán su inversión en Buenos Ai­ de la marcha hacia la toma del poder, no cabe
res, con positivas consecuencias para el habi­ duda que le corresponde su efectivización con
tante de la ciudad que, así, adquiere —cons­ éxito el 25 de mayo de 1810. Pero tampoco se
ciente e inconscientemente, según su naturale­ puede poner en duda que, al dar ese paso, no
za y condición— una personalidad particular. Y haya pensado en que sería acompañada por
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (1810-1828)

los pueblos que componen hasta ese momen­ los inconvenientes que deben sortearse y que,
to el Virreinato del Río de la Plata. Si inmedia­ necesariamente, dificultan la adopción de me­
tamente se preocupa por destacar expedicio­ didas urgentes. Para peor, si cada pueblo está
nes militares no es para que marchen contra representado por un diputado, Buenos Aires
aquellos sino contra las autoridades godas. Es­ lo es por la Primera Iunta in totum. La mejor.
to no quiere desconocer, bajo ningún concep­ prueba de que cada diputado y la Primera
to, alguna reacción de sentido opuesto susten­ Iunta asesoran los asuntos de la respectiva ju­
tada en la oposición entre provincianos y por­ risdicción está dada por el hecho siguiente: só­
teños. Por otra parte, la extensión territorial lo los integrantes de ésta eligen al remplazan­
por abarcar conspira de manera especial con­ te del secretario Moreno. El lamentable pri­
tra una respuesta uniforme, por mucho que se mer golpe de Estado —de abril de 1811- tiene
aspire que así sea. como objetivo provocar cambios dentro del
No es posible, por razones de espacio, seno de la Primera Iunta -se separa a los
marcar con detalle el camino por donde se miembros que no responden a Saavedra- pe­
deslizan -sordamente en oportunidades, con ro bajo ningún concepto a diputados de los
énfasis en otras, pero siempre permanentes en pueblos que forman la Iunta Grande y que
sus altibajos a través del tiempo- las diferen­ han demostrado su disconformidad con el
cias entre provincianos y porteños. El gobier­ presidente de ésta que lo es, como se sabe,
no de la Primera Iunta es visto como una también de aquélla. Es que el pueblo de Bue­
oportunidad esperanzada, por lo que aquella nos Aires -al que se lo usa como telón de fon­
realidad se presenta como desvaída; sin em­ do en las infaustas jornadas de abril- carece de
bargo, no puede decirse que suceda lo mismo facultades y de jurisdicción para producir mo­
en su última etapa. En efecto, la discusión in­ dificaciones en la representación de las ciuda­
troducida casi de improviso sobre si los dipu­ des. Es ésta una motivación formal ya que no
tados de los pueblos (ciudades) deben incor­ de convencimiento que, sin embargo, en la
porarse al gobierno —no a la Primera Iunta- o oportunidad importa afirmar la idea de respe­
aguardar a que se haga presente la mayoría de to por las jurisdicciones. A esta altura, el go­
los que faltan para inaugurar el congreso, real­ bierno nacional tiene más de una prueba de la
za el consabido problema. Es bien conocido reacción de los pueblos entre sí y de todos
que el triunfo pertenece a quienes sostienen lo contra Buenos Aires.
primero; los representantes de los pueblos se­ Dichas reacciones, si bien en la mayoría de
rán —a partir del 19 de diciembre, fecha de in­ los casos no adquieren gravedad, se procuran
corporación al gobierno- responsables de la paliar con el decreto del lO de febrero de 1811,
conducción nacional integrando ese órgano que establece juntas principales y subordina­
híbrido que se llama Iunta Grande. Cada di­ das; aquéllas en las capitales de intendencias o
putado asesora en los asuntos de su jurisdic­ provincias, éstas en las subdelegaciones o te­
ción que después se resuelven en conjunto por nencias. La Iunta Grande se reserva el nom­
mayoría de votos. Como existen diferencias bramiento de los respectivos presidentes en
entre los pueblos subordinados y las respecti­ unas y otras. En las principales, los vocales
vas capitales de intendencia, son de imaginar electos por la respectiva ciudad son cuatro; en 353
LA DIMENSIÓN POLITICA

las subordinadas, dos. Presidente y vocales tie­ propia voluntad a aquellas jurisdicciones aho­
nen el poder in solídum en la jurisdicción. El ra sometidas al dominio sarraceno. Entonces
decreto procura satisfacer el deseo de gobier­ procurar un tratado con Paraguay y otro con
no local por parte de las jurisdicciones sin lo­ el virrey Elío son actos claudicantes de la Iun­
grarlo, pues el presidente es de designación ta Grande. Y si a todo ello se agrega el odio de­
por la Junta Grande y, además, depende de és­ satado por ésta con sus persecuciones a los
ta por las instrucciones que le imparte. Por el “morenistas” después del golpe de Estado de
distinto origen de los presidentes y vocales, se abril, se comprenderá que Buenos Aires se
autoriza a que las jurisdicciones se pronuncien proponga la desaparición del “saavedrismo” y
si están de acuerdo con aquéllos cuando no del “gobierno de los provincianos”. Como
son naturales de ellas; los conflictos que sur­ reacción, la dimensión porteña renacerá con
gen a raíz de la medida obligan a la Junta más fuerza en las jornadas de septiembre de
Grande a dejarla de lado casi inmediatamente. 1811 que rematarán en el surgimiento del Pri­
Gobierno local, no gobierno propio o autóno­ mer Triunvirato. Cintas azul-celestes y blancas
mo, porque la subordinación del orden inten­ distinguen a sus partidarios.
dencia] sigue vigente. Pero si Iujuy —como ju­ Si no se acepta que el Triunvirato es la ma­
risdicción subordinada- continúa sufriendo nifestación exteriorizada del sentimiento por­
“el yugo” de Salta, la capital de la intendencia, teño, no se comprenderán varias de sus medí­
Buenos Aires experimenta esa misma sensa­ das que parecen dictadas adrede para herir al
ción con respecto a la Junta Grande. De aquí provinciano. Compárese aquella actitud pru­
que el sentir porteño no se demore en calificar dente del nefasto golpe de abril para respetar a
—injustamente- al gobierno de la Iunta Gran­ los representantes del Interior con la disposi­
de, como gobierno de los provincianos. Para ción triunviral que se arbitra para la composi­
peor, Saavedra es provinciano y perteneciente ción de la asamblea que debe elegir al triunvi­
a una jurisdicción que, después de la derrota ro entrante, integrada por el cabildo de Buenos
patriota de Huaqui (20 de junio de 1811), Aires, por cien -que después se disminuyen a
queda bajo dominio godo. Entonces el “heri­ treinta y tres- representantes por Buenos Aires
do” sentimiento porteño -por tal lo tiene, se y un representante por cada jurisdicción pero
puede suponer, cada habitante de Buenos Ai­ que debe vivir o estar de paso en la capital. Pe­
res— empieza a preparar su revancha. ro esto, en todo caso, no es lo peor. Lo que en
Aunque no sea directamente responsable verdad más sensibiliza al Interior es la disolu­
de todo, sobre la Junta Grande recaen, con ción de la Iunta Grande -que a partir del 23 de
ajuste casi cronométrico, la derrota en Para­ septiembre se denomina Junta Conservadora y
guay y su inmediata revolución propia, la in­ sin la participación de la Primera Junta que de­
vasión lusitana a la Banda Oriental -voces in­ saparece en la jornada- y la posterior resolu­
teresadas dejan correr que es propósito de ción de que los diputados de los pueblos vuel­
Saavedra entregar el país a la princesa Carlota van a sus jurisdicciones. El fastidio de las juris­
Joaquina, lo que equivale decir al odiado Por­ dicciones tiene, además, una causa fundada: el
tugal-, la derrota en el Norte y la respuesta de diputado en Buenos Aires le había costado a
354 la Iunta Grande, por la que deja librada a su cada una de ellas la suma de 8 pesos diarios en
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (1810-1828)

concepto de viáticos y no todas pudieron sol­ Triunvirato para nombrar al frente de las ju­
ventarlos sin problemas. Entonces, a la mayo­ risdiciones a porteños con exclusividad, con lo
ría de los provincianos nada ni nadie podrá que da a entender, en primera instancia, que
convencerla de la voluntad de imperio absolu­ sólo el hijo de Buenos Aires le inspira confian­
to de todo porteño. Así tiene explicación que za y, en última, que sólo éste es patriota. Al di­
todo el proceso de ahí en más pueda ofrecer rector supremo Gervasio Antonio Posadas se
como una de sus aristas la diferencia -o rivali­ debe el intento de una prudente reacción en
dad en muchos casos- entre provincianos y contra de realidades como la recién citada al
porteños sin que necesariamente sea su causa disponer, el 13 de abril de 1814, que en los car­
determinante. Lo que interesa hacer notar es gos por llenar en las jurisdicciones se tengan
su continuidad, su presencia indiscutida, ya en cuenta a los hijos del lugar; de todos mo­
que no la intensidad con que obra en los dis­ dos, la medida no rige para todos los casos -y
tintos procesos. Es la presencia de esa diferen­ se explica: no comprende a los cargos de pri­
cia entre provincianos y porteños la que _subya­ mera jerarquía cuando lo exijan “la seguridad
ce en la división de poderes que establece el y el orden interior del Estado”-. La irnportan­
Reglamento Orgánico —redactado por el deán cia de la medida para las jurisdicciones —sobre
Gregorio Funes con la colaboración del doctor todo para las de menos recursos- se compren­
Juan Ignacio Gorriti—, del 22 de octubre de de, por ejemplo, al conocer el reclamo de Ca­
181 l, que el Triunvirato habrá de rechazar am­ tamarca para conservar para sus hijos los con­
parándose en el cabildo de Buenos Aires. ¿Por tados cargos rentados con fondos nacionales.
qué no somete el análisis de aquel documento De esa manera se explica que, cuando el
a los cabildos de todas las jurisdicciones? ¿Aca­ Triunvirato eleva la divisa que caracteriza a
so no es tal actitud la que debe corresponder? sus partidarios a la categoría de escarapela na­
Pero tiempos de revolución son los que se vi­ cional, se la rechace en el Interior, nada más
ven. A los provincianos —la Junta Conservado­ que por venir del representante del porteñis­
ra- les es reservado el ejercicio del poder legis­ mo —porque así se lo tiene-. En todo caso, só­
lativo y el control sobre el ejecutivo; a éste -ór­ lo la aceptan los partidarios de aquél que inte­
gano en manos porteñas- le queda cumplir las gran el círculo gobernante en cada jurisdic­
disposiciones que aquélla dicte y las contadas ción y sus allegados. Por algo Juan Martín de
que le confiere el Estatuto como propias. La di­ Pueyrredón —que irá desde el Norte a Buenos
visión de poderes aparece así como reaseguro Aires a incorporarse al gobierno como rem­
del Interior frente al avance de Buenos Aires; plazante de Paso- aconsejará que no se com­
muy lejos de los principios que informan el plique más la situación con el uso de la escara­
nacimiento de la institución en Europa y Esta­ pela. Esto constituye simplemente otro ejem­
dos Unidos. La acción del Triunvirato ofrece plo de la realidad anotada. Hasta Belgrano de­
ejemplos nítidos para el estudio de tan intere­ ja escapar su sentimiento de hijo de Buenos
sante problema. Aires cuando escribe: “confieso a usted que
Una medida que no pasa desapercibida detesto al [Alto] Perú y todo lo que no es Bue­
bajo ningún concepto es la desaparición de las nos Aires y sus alrededores”.
juntas provinciales y subordinadas que sirve al Es claro que hay gobernantes que tienen la 355
LA DIMENSIÓN POLITICA

mejor intención para acallar las protestas de


los provincianos con medidas que estiman W

(-7! la ÑMMÜIMJ muy ¿tqm (‘inhó a: indigna! 3d ‘ ¡ranura Jun-n


adecuadas -ya se recordó la resolución del di­
Ha H nm mu!» u ¡gil adrdmbr Muay: ‘mama- L. kim
rector Posadas—, mas no siempre lo son y esto Hill ¡"WAI NMÍMÚ mranhian; Nk-Itnbna dnd
resulta así por falta de capacidad para apreciar ¿punk 33:19am 061m Ma ¡»unitaria árlrvhóln gti la fuman: ¡nu
IHÍVNIILMIJIIIÜJ; han» (l dannrñzlïnfihvh mu: yan; rnmrijnuh
debidamente el fenómeno o, en todo caso, por num. ¡J pañahfilim az la mg, n» ¿pain la: «ñqflaftbflaflnmfiyy.
desconocimiento de la realidad. Pero, en mu­ ‘y. mfqum a" ¡un ¡row «mi! nou la km hlmhv. la mii­
hú br m: brindan/j ¡nina qu! armnün h: ¡nation kh ¡mir agan, fir­
chas oportunidades, las características de la lrla nyrrmrmby ymkflm: Jn fmrrira ¿‘unan pvgwmrüw: ¿ I: rpm‘­
coyuntura obligan al Ejecutivo nacional a la lu Ïmindm k la ¡’irían ‘¡km una J/oabn libn l’ Ünlrytrúiflirk

adopción de medidas que, desde un punto de la Jïáqu ¡t ¿gw-Egg Iummóydu‘? Jrinmm ¡rima "mw PJ ¡anver­
¡ofbrla jnnícigywm a' una rrflmmluifahmnttrflínmmk III unir!!!»
vista de los pueblos, parecen inspiradas en un ¿j (¡pantano ¡(«ibm m ¡un h Ínüyvnünáa 3d hi1. jimmba m ¡n dm)’
exclusivo voluntarismo porteño y, por supues­ la Htkmfimám
Mi: la: flrynanunk: Mu human; unan m JnLhn-‘nra. rm­
to, no siempre es así.
níbal m Cbgmmtqcnaal, ¡»mambo al ¿rm qu} yniik al Unirv m. m d
Son pues innegables las diferencias y en­ unix ¡”m la plurnÑfl ¡(la Pnruw qui Irprmnhmv. jnclralrmnalu _
frentamientos entre provincíanos y porteños cm, ¡tu Jam y mmm han M su», tajante-n que‘ ¡ya nue/na»
‘NN: kdammw Inlrmncmmlr ¡{la fu: 3: lnqïnn qu; ó ndunlnïhmi
que, para 1810, reconocen una antigüedad de 1mm Í MNÜÍHH: Wim: Pravmria: rumyn la vinfmh ¡mula la;
significación. Aquellos no mostraron dema­ 19.5.» .' wmgauayaa, ncIymHPc-nhaatfífirmlktpvfiñq
siada predisposición a comprender las venta­ ¡iiumrtrhrl al) muela k una Más» ¡ión Í ¡Iüyaiïatüdflg-filïvñ
sïytbm, JIII Suenwvajj Jlhúyflr: hide» m klxclvj kg
jas que otorga una privilegiada posición en el ‘¡mb pan “f! 10h!!! qu‘ añ: lafivfidt.
concierto nacional; éstos, en la mayoría de los 47mm ¿cúmulo .‘. .:.'-..'.. rírrmnhnáu. Toni; m3: mkflu
casos, esgrirniendo excusas para mejor apro­
vecharla en su beneficio. Sin embargo, el país
se hará a pesar de esas diferencias y divergen­ Copia de la primera página del Acta de declaración de la
Independencia. firmada por el diputado secretario Iosé
cias y ello significa que la vocación por la ac­
Mariano Serrano el 9 de julio de l8l6. Archivo General de
ción en común será siempre más fuerte. la Nación. Buenos Aires.

UNITARIOS, CONFEDERALES YFFDERALES es la forma tradicional. Por eso, los sucesivos


gobiernos del Estado procuran mantenerla,
De las tres expresiones del acápite, sólo la convencidos de que en ello va, en definitiva, la
primera resulta anacrónica para la primera salvación de la Revolución. Desde este punto
década revolucionaria; sin embargo, será usa­ de vista, no existen mayores diferencias entre
da aquí porque es cómoda y porque evita las los gobiernos de la Primera Junta, de la Junta
confusiones a que puede dar lugar el término Grande, del Triunvirato -prirnero y segundo­
directoriales. y del Directorio —Posadas, Alvear, Álvarez
Que la forma de Estado unitario se im­ Thomas, González Balcarce (se deja de lado el
ponga con la llegada de la Revolución al poder muy breve de la Comisión Gubernativa), de
no tiene nada de extraño, por la muy sencilla Pueyrredón, de Rondeau-, que se suceden en
razón de que es la forma que se recibe con la el lapso que va del 25 de mayo de 1810 al ll de
organización heredada del ordenamiento in­ febrero de 1820.
356 tendencial. Ningún trabajo cuesta admitir que La Constitución de 1819 -dictada por el
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (1810-1828)

Congreso de Tucumán aunque ya tasladado a del gobierno nacional en los primeros años se
Buenos Aires— se puede decir que corona to­ advierte, sin duda, en materias de recaudación
das las aspiraciones de los unitarios de la dé­ de fondos, de inversiones que se consideran
cada. Únicamente nada tienen que hacer con nacionales -algunas de éstas se pueden discu­
ella Corrientes, Entre Ríos —en verdad, no tir-, de guerra, de control de los enemigos, de
existe aún como provincia- y Santa Fe. El ele­ relaciones exteriores, de comercio exterior,
mento que complica la intelección del proble­ nombramientos en los cargos principales de
ma es el centralismo porteño, del que después las distintas jurisdicciones; aun dentro de és­
se hablará porque no es sólo atributo de la for­ tas, muchas realizaciones quedan en la esfera
ma de Estado unitario. de las autoridades subordinadas a menos que,
La forma de Estado unitario tiene general por ser el ejercicio de alguna de ellas capaz de
aceptación en el Interior, con la única excepción afectar la armonía interior, requiera la inter­
de Córdoba. Y la explicación de aquella mani­ vención de aquélla. Así, pues, cabe sostener
festación no es complicada con sólo pensar que que no todo es puro gobierno nacional; mu­
el Estado unitario provee de seguridad a las te­ chos asuntos siguen en mano de los goberna­
nencias con respecto a sus respectivas capitales dores intendentes -o tenientes gobernadores—,
de intendencias y a éstas y a aquéllas frente al tal como lo prescribe la Real Ordenanza de In­
peligro militar que representa el ejército godo. tendentes cuya vigencia se prolongará en el
Quizá corresponda decir que si la guerra diaria, tiempo aunque con algunas modificaciones
la que no tiene otro objeto que la defensa del según las necesidades de la Revolución. En
restringido paraje local, puede llevarse a cabo otras palabras, el Estado unitario en esta pri­
con los recursos propios -vestimenta, caballo, mera década no se insinúa en todo momento
lanza y aun alimento esencial—, la pensada en como negando desarrollos sectoriales si es que
más vasta escala es imposible emprenderla sin pueden lograrse por el propio esfuerzo y el
un ejército respaldado en el Estado. particular ahorro; es decir, que los gobiernos
Por otra parte —y esto es de fundamental del Estado unitario para nada coartan el de­
importancia—, el Estado unitario -como here­ senvolvimiento de los localismos existentes,
dero del sistema intendencial- no agobia con que siempre se manifiestan vigorosamente.
las facultades de sus gobiernos nacionales a Tal como se presenta el problema del Esta­
gobernaciones y tenencias. Nada más claro al do unitario aquí, es un error denominar al es­
respecto que la simple enumeración de los te­ tallido general de 1815 como revolución fede­
mas tratados en la correspondencia con las ral; en verdad nada tiene de esto sino de una
gobernaciones y nada más errado que ciertas reacción frente a una dictadura y gobierno
afirmacionesque se hacen sobre los gobiernos centralistas. Pero el centralismo es una forma
de este tipo de Estado. La administración na­ de administración que poco tiene que hacer
cional se manifiesta en determinados asuntos. con la forma de Estado como es la unitaria.
Preferentemente en el manejo del producido Aquel estallido, si un propósito tiene es res­
de las recaudaciones, la guerra y la diplomacia tablecer el Estado unitario; de lo contrario, se­
que, desde ya, se las reserva exclusivamente rá difícil explicar el general deseo de llegar
para sí. Se puede decir, entonces, que la acción cuanto antes a la reorganización general -que­ 357
LA DIMENSIÓN POLITICA

da excluido de esta afirmación el mundo arti­ la destrucción de la provincia-metrópoli.


guista, como se verá-. El choque entre el gobierno nacional y el
Es dentro del Estado unitario —-forma tra­ de Artigas se presenta como inevitable. Sobre
dicional— donde aparecen en la primera déca­ la base de tres jurisdicciones distintas, Artigas
da revolucionaria la confederación de estados construye la Provincia de la Banda Oriental y
y se insinúa el Estado federal -ambas formas lo malo es que, para ello, se queda con muy
comprendidas bajo las equivocas voces de buenas tierras que Buenos Aires siente como
confederal, federal y federalismo—. Si se deja suyas. El grado peor se alcanza cuando los
de lado el caso del Paraguay, porque usa la pa­ principios artiguistas ganan las territorios de
labra confederación como sinónimo de liga o la intendencia de Buenos Aires situados de
alianza, la confederación de estados aparece este lado del río Uruguay. De todos modos, la
con el primer caudillo que surge con la Revo­ guerra civil que ya había tenido señales de
lución de Mayo; esto es, José Gervasio Artigas. iniciación un poco antes no se le podrá poner
En verdad, es una confederación de estados sui fin —extendida a otras tierras- por más de
generis porque hay momentos en que el enun­ medio siglo. Efectivamente, Artigas abando­
ciado teórico que se hace parece referirse más na el sitio de Montevideo a comienzos de
al Estado federal; en la existencia, por ejemplo, 1814 y, como reacción, el director Posadas
de una Constitución Nacional o de los tres po­ dicta el bando, el 11 de febrero, que lo decla­
deres nacionales que se conciben también pa­ ra infame, privado de sus empleos, fuera de la
ra cada ente integrante. Su elemento primario ley y enemigo de la Patria; además, gratifica
es el Estado constitutivo, con la voz tradicional con 6.000 pesos a quien lo entregue vivo o
de Provincia, pero con un contenido renovado muerto. El bando enfurece al caudillo orien­
en su totalidad, como que se puede presentar tal y, a aquel error, suma el de comenzar a
como manifiestamente revolucionario; de to­ hostilizar a las fuerzas nacionales. Así, a la
dos modos, constituyen Estados particulares o guerra se llega dentro de un proceso que no
provincias, en alguna medida castrados en reconoce solución de continuidad y sin que
ciertos elementos que caracterizan al Estado la mayoría pensara que la lucha armada sólo
sin ninguna limitación. Ahora bien, si existe se puede justificar si se lleva contra el godo
algo que es necesario tener en claro es que, in­ pero no dentro del escenario de la Revolu­
dependientemente de lo que surge de enun­ ción. En la serie de enfrentamientos armados
ciados que quedan plasmados en la documen­ de los tiempos primeros de la guerra civil,
tación, en la realidad de lo logrado, Artigas no tiene importancia la victoria artiguista de
puede superar la Confederación entendida Guayabos, de 10 del enero de 1815.
como liga o alianza. Bueno es distinguir lo di­ Aquella victoria le posibilita a Artigas el
cho en documentos de lo hecho en verdad. Es cruce del río Paraná. Sus ideas —que ya habían
que —tampoco es menos cierto- el federalismo ganado la Mesopotamia- se verán reforzadas
de Artigas -como será el de Litoral en su por su presencia en Santa Fe. Entonces su úni­
momento- es a la defensiva, en tanto se pre­ co propósito es acabar con el gobierno direc­
senta como reacción a la actitud porteña o, torial, previa invasión a Buenos Aires. Pero
358 mejor aún, porque necesariamente importa aquí se hace necesario comprender que la ex­
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (1810-1828)

tensión del ideario artiguista a la Mesopota­ sario acostumbrarse a observar que Buenos
mia y Santa Fe -que importó la destrucción Aires acude -y acudirá- a las formas federales
territorial de la intendencia de Buenos Aires, -preferentemente a la confederación- para
con todo lo que ello desarrolla de resentirnien­ mantener incólume sus privilegios, que nada
to y aun de odio para ésta- no implica aceptar tienen de caprichosos en tanto derivan de su
su liderazgo incondicional. El puerto de Mon­ particular posición en el concierto argentino y
tevideo —en poder revolucionario desde el 20 de la acumulación histórica. Es claro que ante
de junio de 1814- podía servir como sucedá­ tanta manifestación pública de fe federal y an­
neo del de Buenos Aires para circunstancias te tanto elogio al caudillo oriental, éste queda
especiales, mas no en forma permanente. Las convencido, detiene el avance y repasa el Para­
relaciones de intereses de Corrientes, Entre ná. No bien Alvarez Thomas -nombrado di­
Ríos y Santa Fe están anudadas con Buenos rector sustituto- se afirma en el poder, lo pri­
Aires y no con Montevideo; he aquí porqué mero que hace es destacar la invasión militar a
aquellas zonas van a aceptar a Artigas en tan­ Santa Fe para reíncorporarla al seno de la in­
to les ayude a sacudir el “yugo” de la capital de tendencia, porque a Artigas o a su ideario, en
intendencia, pero nunca para reemplazarlo todo caso, podía tolerárseles que cruzasen el
por el de Montevideo; esto es, por Artigas. río Uruguay pero jamás el Paraná.
Porque, es claro, el federalismo de ellas es tam­ Tanta es la obsesionante resistencia que
bién un federalismo a la defensiva; a la defen­ desata Artigas en Buenos Aires que el sucesor
siva de Buenos Aires. Artigas, entonces, es de Alvarez Thomas -el director González Bal­
buscado como eficaz aliado ya que no como carce— no titubea en solicitar a los portugue­
jefe. En otras palabras, que dichas zonas son ses del Brasil que muevan sus tropas sobre la
parte integrante de la región litoral y en ésta, Banda Oriental y ayuden a acabar con aquél.
en todo caso, no tiene cabida como elemento Pero esta resolución de González Balcarce
preponderante la Banda Oriental. —por más injustificada e inexplicable que se
Ante la amenaza que para Buenos Aires re­ pueda tener, dada la conocida agresividad lu­
presenta la descontada invasión de Artigas, es sitana— no se debe tergiversar afirmando que
necesario adoptar rápidamente una medida pidió la “invasión”. Lo que hace González Bal­
que lo contenga. Así tiene explicación el pro­ carce es solicitar que fuerzas lusitanas entren
nunciamiento de Fontezuelas, el 3 de abril de a la Banda Oriental como “auxiliares o alia­
1815, por obra de la avanzada militar destaca­ das” de las fuerzas nacionales, que es algo to­
da para enfrentar la arremetida de aquél. Alva­ talmente distinto a aquella forzada afirma­
rez Thomas, el jefe militar protagonista del he­ ción. De todos modos, de este irresponsable
cho, triunfa en toda la línea al intirnar al direc­ pedido resultará la invasion lusitana a la Ban­
tor Alvear a que abandone el poder. La revolu­ da Oriental en la segunda mitad de 1816, que
ción porteña, que culmina el día 17 y que pro­ a comienzos del año siguiente se apodera
tagoniza el pueblo, se viste con ropaje federal también de Montevideo.
nada más que para evitar la invasión que des­ Si en la Banda Oriental, en el Litoral y en
cuenta de efectos devastadores y terribles para Buenos Aires las formas confederales tienen
la provincia. Porque a partir de ahora es nece­ preferencia, en Córdoba, en esta primera dé­
LA DIMENSIÓN POLÍTICA

cada revolucionaria, se echan las bases que esta elección constituye la independencia de
darán respaldo al Estado federal. Este Estado, Córdoba, por eso se la comunica al director
cuando pueda plasmarse en la realidad, esta­ Alvear. En oficio a Artigas, de la misma fecha,
rá compuesto por provincias autónomas; la se lo reconoce como “protector de la libertad”
soberanía exterior sólo será atributo de aquél; de Córdoba, pero nada más. Córdoba se man­
el Estado federal -nacional—, por una parte y, tiene, entonces, dentro del ordenamiento tra­
por otra, las provincias, organizarán sus go­ dicional; todo lo que ha hecho es darse su “go­
biernos que actuarán coordinada y concu­ bernador intendente” y hace bien en proceder
rrentemente, según corresponda. Esta concu­ con prudencia, pues Alvear aún está al frente
rrencia y las reservas que hagan las provincias del Directorio. Además, Díaz bien sabe que
son los elementos que sirven para caracteri­ San Martín observa, desde Mendoza, atenta­
zar el tipo de Estado federal de que se trata, mente su proceder.
con lo que se quiere decir que no existe un Conocidos en Córdoba el pronunciamien­
único tipo. En la década siguiente, el federa­ to de Fontezuelas y la carta de Artigas al cabil­
lismo de Córdoba quedará plasmado en do­ do, del 8 de abril, en la que le dice que la juris­
cumentos indubitables y que permiten su dicción debe decidir “de su suerte para dar el
acabada comprensión. lleno a mis determinaciones y grandes deseos”,
La independencia de Córdoba en 1815 ilu­ dicho cuerpo y los “apoderados del pueblo”
mina mejor la anterior afirmación de que declaran la independencia el 16 de abril, según
Santa Fe y la Mesopotamia se sirven del idea­ dicen “bajo los auspicios y protección del ge­
rio artiguista pero que no están de acuerdo en neral de los Orientales que se constituye en ga­
elevar al caudillo oriental a la categoría de jefe rante de su libertad”. ¿De quién se declara la
indiscutido. Los federales cordobeses están independencia? La respuesta es de fundamen­
atentos a los acontecimientos del este, pues tal importancia para la cabal comprensión del
bien saben que según sea su curso podrán lan­ proceso. Bajo ningún concepto se la declara
zarse a la toma del poder local. Piensan —y del Estado o de la Nación o de las Provincias
piensan bien- que la acción de Artigas posibi­ Unidas del Río de la Plata sino, simplemente,
litará la realización de sus aspiraciones y, por del directorio que es una cosa muy distinta. Y
lo tanto, nada mejor que buscar su alianza. Es­ este mismo alcance tienen las independencias
to sin desconocer la existencia de federales que en este año —y aún en el siguiente, como
cordobeses que se muestran sus dilectos segui­ ocurre en La Rioja- declaran otras jurisdiccio­
dores, pero son los menos. Artigas poca ayuda nes. El 17 de abril, Córdoba se transforma de
militar puede ofrecer, por lo que se limita, des­ provincia del ordeniintendencial en provincia
de Santa Fe, a escribir al gobernador intenden­ federal al resolver que el gobernador Díaz ten­
te de Córdoba y al cabildo exhortándolos a ga, dentro de la jurisdicción, las mismas facul­
que la dejen en libertad para que pueda expre­ tades que tiene el director supremo en el or­
sarse sin inconveniente alguno. Así tiene lugar den nacional.
el 29 de marzo un cabildo abierto donde resul­ ¿Integra Córdoba el mundo artiguista? La
ta elegido por mayoría como gobernador el fe­ respuesta es concluyentemente negativa. Esto
360 deral Iosé Iavier Díaz. Bajo ningún concepto no quiere decir que la estrategia política no
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (1810-1828)

lleve a la provincia a aceptar la invitación del res dentro del concierto argentino y la acu­
caudillo oriental a enviar su representación al mulación de los acontecimientos a través del
Congreso de Oriente. Las instrucciones que tiempo —sobre todo a partir del último tercio
lleva el diputado le prescriben remover las de siglo XVIII- le confieren la característica
causas que impiden la reunión del congreso señalada, que el devenir habrá de fortificar.
general en Tucumán, poner fin a las diferen­ Así se acrecientan los privilegios de Buenos
cias existentes entre el gobierno nacional y Ar­ Aires en tal medida que terminan por parecer
tigas y acordar con éste las bases sobre las que a todo porteño —consciente o inconsciente­
se producirá el reconocimiento a la autoridad mente- un don al que no puede renunciar.
nacional —director titular y sustituto- y Esta­ Nada más que por esto -como síntesis, claro
tuto de 1815. Así es evidente que Córdoba es- habrá de luchar, de ser necesario, para
asistirá a una reunión dentro de las Provincias mantenerlo. En este sentido, el recortado pa­
Unidas y no fuera de ellas para dar solución a pel de Buenos Aires dentro de la Argentina se
los problemas internos que obstaculizan la parece bastante al de Castilla dentro de la his­
obra común. Pero la prueba cabal y conclu­ toria de España. Por esto, cualquiera sea la
yente de que la provincia tiene a Artigas como forma de Estado —unitaria o federal—, el cen­
el hombre que, por su acción, puede posibili­ tralismo se mantendrá impoluto, con las mis­
tar la realización del proyecto cordobés, pero mas tendencias aunque con características
que no pasa de ser un aliado —a pesar de las acordes a la forma de Estado del momento.
declaraciones que pueden hacer pensar lo Confederación de estados, Estado federal o
contrario-, está en las instrucciones secretas Estado unitario no podrán obviar la situación
que lleva el diputado al Congreso de Oriente: de privilegio que da vigor y permanencia al
en caso de diferencias insuperables entre el centralismo porteño. Pero lo curioso, en cier­
gobierno nacional —o, si se quiere, Buenos Ai­ ta medida, es que no sólo Buenos Aires adole­
res— y Artigas, deberá pronunciarse indubita­ ce de él; también lo muestran todas las capita­
blemente por aquél. Es que Córdoba está pre­ les de intendencia con respecto a sus pueblos
parando la fórmula federal argentina que subordinados. Esto hace que las subdelega­
enunciará a comienzos de la década siguiente. ciones, como reacción, busquen protección
No se puede perder de vista que si Díaz hubie­ en las autoridades de mayor jerarquía que re­
se sido artiguista, el congreso general jamás se siden en Buenos Aires dentro de los últimos
hubiera podido reunir en Tucumán. La posi­ tiempos de la época colonial —ordenamiento
ción de Córdoba es la que posibilitó esta solu­ intendencial de por medio- y en el gobierno
ción de tanta importancia. nacional a partir de la Revolución. Y como en
la primera década revolucionaria el gobierno
EL CENTRALISMO nacional lo es de un Estado unitario, se expli­
ca que los distritos inferiores sean sus fervo­
Quedó expresado que el centralismo no es rosos partidarios. Claro está que dicha adhe­
una forma de Estado sino una forma de ad­ sión no tiene lugar dentro de la intendencia
ministración y, por lo tanto, propia del go­ de Buenos Aires, porque aquí las subdelega­
bierno. La posición particular de Buenos Ai­ ciones dependen de ésta; la reacción debe ma­ 361
LA DIMENSIÓN POLÍTICA

nifestarse así poco menos que necesariamen­


te partidaria de la confederación de estados o
del Estado federal donde las partes compo­
nentes gocen de suficiente autonomía como
para reaccionar con eficacia frente al avasalla­
dor centralismo porteño. Esto se observa con
más claridad en la siguiente década y más
adelante.
La reacción contra el centralismo porteño
se manifiesta en distintas jurisdicciones del
Interior —por ejemplo, en Santiago del Estero
con Iuan Francisco Borges— que bajo ningún
concepto deben calificarse como artiguistas,
aunque así no se canse de publicar a los cuatro
vientos Buenos Aires. ¿Qué hace el centralista
gobierno nacional? Pues para prevenir cuanto
conceptúa de catastrófico y para castigar lo
que considera un crimen no encuentra mejor
recurso que situar al Ejército del Norte en Tu­
cumán —restándolo a la guerra contra el go­ El gobernador de Santa Fe. Estanislao López. Litografia de
Hipólito Bácle.
do— para que desde allí destaque comisiones
para reprimir toda reacción. Así irán colum­
nas de sus efectivos a La Rioja, a Santiago del auxilio al Ejército de los Andes y al del Norte.
Estero o a Córdoba. No en vano los pueblos San Martín decide no acudir al llamado del
guardarán un amargo recuerdo de estas actua­ director supremo, mientras el Ejército del Nor­
ciones. Pero si ahora procede así un gobierno te -al mando accidental del general Francisco
del Estado unitario, llegará un tiempo en que Femández de la Cruz- se pone en camino a la
dichas órdenes se dictarán dentro de la confe­ convocatoria. En los cuadros de este ejército, de
deración de estados, siempre al servicio del jefes y oficiales a soldados, predominan los pro­
privilegio porteño. vincianos. Es, pues, una fuerza de combate do­
Como en 1815, una vez más está Artigas minada por ese espíritu; de esta manera nada
en condiciones, a fines de 1819, de invadir tiene de extraño que la cúpula -con excepción
Buenos Aires para acabar con el gobierno del de su comandante y de algún oficial como
Directorio y Congreso. En esta oportunidad Aráoz de Lamadrid- haya decidido no conti­
lo hará por intermedio de su subordinado nuar al servicio de un gobierno que se identifi­
Francisco Ramírez y por el gobernador de ca como el representante del porteñismo. El
Santa Fe, general Estanislao López. Ante el elemento provinciano toma aquí una decisión
final lleno de malos augurios que prevé, el de trascendencia, cual es la de realizar un pro­
director supremo Rondeau cree que la de­ nunciamiento al alcanzar la posta de Arequito
362 fensa del sistema consiste en convocar en su el 8 de enero; decisión que será completada al
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (1810-1828)

dia siguiente en la de Desmochados. El pronun­ de la provincia y el primer acto que realiza es


ciamiento tiene un objetivo muy claro: volver al la declaración de la independencia de la pro­
teatro de la guerra contra el godo en el Norte. vincia del gobierno nacional que, por otra
Es suficiente recordar el destino que el gobier­ parte, ya no existe. El 21, se lo elige a Bustos
no directorial le había asignado, para compren­ gobernador y lo primero que se advierte en su
der el éxito del Pronunciamiento bajo la jefatu­ administración es que trabaja con hombres de
ra del coronel mayor Iuan Bautista Bustos. Ha­ todas las ideas políticas: unitarios, confedera­
bía sido hasta entonces un oficial reconocido les y federales.
por el orden directorial; a partir de ahora se ga­ ¿En qué consiste el plan de Bustos enun­
na toda la inquina de los partidarios de éste. ciado en su circular a los gobernadores inten­
Triunfante el movimiento, Bustos ordena diri­ dentes del Interior, y que no envía al Litoral y
girse a Córdoba, adonde llega a fin de mes y es a Buenos Aires ante la falta de noticias de có­
triunfalmente recibido. mo marchan allí los acontecimientos milita­
La negativa de San Martín y el Pronuncia­ res y políticos? En primer lugar, constituye
miento de Arequito constituyen la pena de una crítica al centralismo porteño de todos
muerte para el orden unitario; la derrota del los gobiernos nacionales que se sucedieron
director Rondeau en los campos de Cepeda desde el 25 de mayo de 1810 y, después de lo
—el 1° de febrero de 1820-, por obra de López dicho, se explica este juicio; debe pensarse
y Ramírez, es el certero tiro de gracia. Una que Bustos se dirige, en definitiva, a las pro­
época toca, así, a su irremediable fin. vincias. Las armas de la Patria, continúa, ya
no se emplean contra los godos sino en des­
potizar a las provincias. A continuación, fija
LA INDEFINICIÓN el propósito del Pronunciamiento, cual es
salvar al país de la guerra civil y volver las ar­
EL PLAN DE JUAN BAUTISTA BUSTOS mas contra los godos. Pero como no sería ja­
más honroso, ni tendría el respeto de las na­
Triunfante el pronunciamiento, Bustos di­ ciones, ser exclusivamente independientes de
rige una orden al gobernador intendente de los españoles, vivir sin constitución, sin leyes,
Córdoba, ordenándole depositar el mando en sin gobierno general y justicia, clama al Ejér­
el cabildo y que se nombre a quien debe susti­ cito por la reunión de un congreso general
tuirlo. Pero Iosé Iavier Díaz y sus federales, en que elija al gobernante que le de’ impulso pa­
unión con los artiguistas, en el cabildo abierto ra marchar contra el enemigo, organice el
de 19 de febrero nombran a aquél gobernador país y ponga fin a la guerra de Santa Fe con
interino. Cuando Bustos llega a Córdoba no Buenos Aires. Este congreso se reunirá por la
tiene duda de que deberá enfrentarse con Díaz primera vez en Córdoba con un diputado por
por la gobernación titular. No es caprichosa la cada gobernación.
pretensión de Bustos; tiene un plan de que ha Tal es el programa organizador de Bustos y
dado cuenta en la circular a los gobernadores en el que ha de empeñar sus mejores desvelos
intendentes del Interior del 3 de febrero. y afanes. Si existe algo en que Bustos se preo­
El 18 de marzo, se reúne la representación cupa, es hacer conocer la iniciativa a López y a 363
LA DIMENSIÓN POLÍTICA

que se presenta no puede denominarse “anar­


quía” —según suele afirmarse-, tampoco debe
recibir el nombre de “federalismo” —como se
acotumbra insistir- sencillamente porque éste
se tiene que plasmar en un Estado federal o en
una confederación de estados.
El 16 de febrero de 1820, se constituye una
irregular junta de representantes en Buenos
Aires con lo que nace la “Provincia de Buenos
Aires". Elegido gobernador esa noche, Manuel
de Sarratea sale matando caballos rumbo al
encuentro con López y Ramírez, cuyo avance
sobre la provincia debe detener a todo trance.
El 23 de febrero, los tres firman el Pacto del Pi­
lar, pacto que está muy lejos de ser uno de los
pilares fimdamentales como siempre se lo pre­
senta; lo único que significa es que la región
del Litoral y Buenos Aires funcionan de acuer­
do y sin tener mucho en cuenta a la Nación.
El general luan Bautista Bustos encabezó la sublevación del En primer lugar, coinciden los respectivos
Ejército del Norte y luego fue gobernador de Córdoba.
intereses de los tres signatarios. Si Sarratea
quiere prevalecer políticamente en Buenos Ai­
Ramírez, vencedores en Cepeda y en marcha res —así lo piensa—, debe mostrar que es capaz
hacia la gran urbe. de detener el avance, que se supone devasta­
dor, de los caudillos López y Ramírez y de sus
EL PACTO DEL PILAR hambrientas huestes. López, que ya aspira a
ejercer un liderazgo nacional, se siente muy
La derrota de Rondeau en Cepeda con­ conforme con que el congreso general que se
mueve tanto a Buenos Aires que, el l 1 de febre­ comprometen a reunir lo haga en San Loren­
ro, director y Congreso dejan de existir bajo la zo pues eso habrá de permitirle la concreción
presión del porteño general Miguel Estanislao de ese sueño. Tal conducta regional constituye
Soler. El cabildo reasume el poder y, el 12, co­ una abierta y decidida oposición al programa
munica a las provincias que todas quedan en de Bustos de reunir un congreso general en
“hacer por sí mismo lo que más convenga a sus Córdoba. Es importante señalar que cierta
intereses y régimen interior”. La disolución del historiografía no se pronuncia negativamente
Estado de las Provincias Unidas del Río de la contra el Pacto del Pilar -por no apoyar el
Plata es de toda evidencia, así como la desapa­ congreso de Córdoba- como lo hará contra
rición del gobierno nacional; lo que queda, en Rivadavia cuando adopte igual actitud. Final­
todo caso, es la aspiración general a constituir mente, Ramírez —cuando se firma el pacto, ya
364 una nación. Si bien es cierto que la realidad se conoce la derrota de Artigas en Tacuarembó
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (1810-1828)

en manos lusitanas-, que desea sacudír el esta­ cuales habían hecho eclosión en la década an­
do de subordinación, aparece como goberna­ terior, y a un cambio de naturaleza. En primer
dor de Entre Ríos y consigue que Sarratea, en lugar, la separación de las jurisdicciones me­
forma secreta y oral, le prometa auxiliarlo con nores de las gobernaciones intendencias; estos
los medios para abatir al caudilo oriental. movimientos se producen en primer lugar co­
Cuando Artigas se entera del Pacto del Pilar mo mecanismos de defensa ante las antiguas
habla de la traición de Ramírez; es que Artigas cabeceras. Así, San Juan y San Luis se separan
nunca entendió lo que significan los anudados de Mendoza, La Rioja lo hace de Córdoba, y
intereses del Litoral y Buenos Aires y segura­ Santiago del Estero, de Tucumán. Catamarca
mente nunca se detuvo a pensar que, por lo deberá esperar hasta agosto del año siguiente;
menos, tenían lugar desde comienzos del siglo cuando una parte de sus habitantes se dirigen
XVII cuando se creó la gobernación. En un ro­ a Bustos para que los auxilie a separarse de Tu­
sario de derrotas, Ramírez habrá de vencerlo cumán, el gobernador les responde que, ni en
hasta que, en septiembre, consiga obligarlo a la época de los Incas, se han visto tantas tribus
ganar el Paraguay, de donde nunca regresará. sueltas. Iujuy, a su vez, tendrá que aguardar
En su artículo 1°, el Pacto afirma que el hasta fines de 1834 para separarse de Salta.
“voto de la Nación” se ha pronunciado “en fa­ Ahora bien, tan importante como este proce­
vor de la federación que de hecho admiten”. so es el de la transformación de todos los dis­
¿Qué se quiere decir con esta fórmula? Desde tritos en provincias del orden federal. ¿A qué
ya, con ella para nada se hace alusión a la for­ otro recurso pueden acudir en una indigencia
ma de Estado federal que el país adoptará en de medios, generalizada en la mayor parte?
1853, sino más bien a las formas confederales Por obvias razones, ninguna de ellas adopta la
sui generis. Es que Buenos Aires necesita resta­ forma federal en su organización interna, ni
ñar las heridas en su cuerpo social para, una siquiera la descentralización de su gobierno;
vez solucionadas y en condiciones de dirigir el algunas ni experimentan la necesidad de dic­
proceso, encabezarlo sin duda alguna. Enton­ tar su reglamento o constitución.
ces dispondrá de todo para hacerlo. El poder ejecutivo es la institución mejor
perfilada; la legislatura también aparece, aun­
LA ASPIRACIÓN GENERAL que su funcionamiento no siempre sea el de
desear. El poder judicial es el de organización
Quedó dicha la protección que presta a to­ más primitiva. Lo cierto es que, a casi todas las
dos la organización nacional; desaparecida és­ provincias, la vida independiente les cuesta
ta, las jurisdicciones quedan libradas a su pro­ grandes sacrificios que no pueden llenar debí­
pia suerte y a sus contados recursos. Al recon­ damente. Por eso, nada tiene de extraordina­
centrarse Buenos Aires sobre sí, las jurisdic­ rio que se desee la reorganización general y
ciones deben inclinarse a lo que equivocada­ que, desde algunas provincias, se lancen ini­
mente se denomina “anarquía” o “federalis­ ciativas concretas al respecto.
mo”. Paralelamente, las jurisdicciones sufren No debe despreciarse este clamor general
un proceso de desintegración interna; proceso -explícita o implícitamente manifestado­
que responde a viejas fuerzas, algunas de las porque no mucho después sabrá ser aprove­ 365
LA DIMENSION POLÍTICA

chado. Pero será un error creer que las provin­ Aires —por boca y mano de Rivadavia, que se
cias aguardan en paz la llegada de esta época. ha incorporado al gobierno como ministro­
Lamentablemente, algunas se enfrentan en rechaza la asistencia al congreso convocado
cruentas luchas: Santa Fe con Buenos Aires; por Bustos. El hombre público, en este caso,
Salta y Santiago del Estero contra Tucumán. no cumple otro papel que el de fiel intérprete
Bustos, que desde la segunda mitad del año de de la voluntad mayoritaria de la provincia. Es
1820 retoma con empeño su plan, destaca me­ que Buenos Aires no puede permitir que la
diadores al Litoral y al Norte con cierto buen reorganización se haga fuera de su influencia;
resultado permanente, allá más que acá. además, la organización del país propiciada
Buenos Aires habrá de comenzar por con­ por Córdoba —que será la que se adopte en
tradecir esas voces generales de reorganiza­ 1853- no es la que mejor cree convenir a las
ción apenas desaparecen los peligros que para circunstancias. Y como en la negativa no quie­
ella significaban Ramírez y el general chileno re aparecer sola, consigue la adhesión a su po­
José Miguel Carrera. Si Buenos Aires y Santa lítica de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, for­
Fe —sobre todo aquélla- firman el Pacto de Be­ mulada en el Pacto del Cuadrilátero a fines de
negas, bajo la mediación de la provincia medi­ enero de 1822. La región del Litoral y Buenos
terránea, y donde se prometió la asistencia de Aires, con la continuidad ‘que es de imaginar,
ambas provincias al Congreso de Córdoba, es se impone sin mayor problema. Por cierto, el
por pura conveniencia coyuntura] para am­ dinero porteño irá en ayuda —bajo distintos
bas. En primer lugar, las desconfianzas de medios- a aquellas tres provincias.
Buenos Aires hacia López quedan patentiza- / Así se explica que varios observadores
das en la muy cuidada dosificación de la entre­ —equivocándose en la apreciación- no titubeen
ga de armas para enfrentar a Ramírez y Carre­ en afirmar que Rivadavia (primus inter pares
ra; en segundo lugar, la promesa de asistir al en la administración porteña) sea federal. No
Congreso de Córdoba es nada más que de bo­ lo es ni el ministro ni la provincia —lo que no
ca para fuera. Por último, conviene saber que significa negar que no haya sostenedores de esa
si Rosas aparece asegurando la paz mediante causa—; lo que ocurre es que Buenos Aires ne­
la entrega a Santa Fe de 25.000 cabezas de ga­ cesita aislarse momentáneamente del concier­
nado, es sólo porque no puede trascender al to nacional para restañar heridas, poner en
público que la entrega la haría la provincia de movimiento su economía y ordenar su marcha
Buenos Aires, ya que es de calcular la reacción política para ganar otra vez la delantera y regir
que produciría el herido sentimiento porteño. el proceso ansiado de reorganización general.
De esta manera, la posterior conducta de Ro­
sas en el tema encuentra su explicación co­ La REORGANIZACION GENERAL

rrecta y no como se la suele interpretar. No se­


rá éste el único pacto en el que no consten Mientras las provincias quedan libradas a
cláusulas que una o más signatarias conside­ su suerte -en algunas, siguen los desentendi­
ren inconvenientes por la reacción que produ­ mientos internos y las luchas fratricidas con
cirían en sus pueblos. las vecinas—, mientras no todas pueden reali­
366 Desaparecidos aquellos peligros, Buenos zar una obra de gobierno medianamente
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (1810-1828)

aceptable, mientras no pueden restaurar su tan extraviados que, entonces y más adelante,
economía como no sea gravando el comercio piensen que Buenos Aires debe transformarse
interprovincial mas no incentivando la pro­ en una especie de ciudad hanseática.
ducción, mientras en algunas de ellas comien­ El gran acierto de Rivadavia consiste en
zan a aparecer significativas medidas que res­ pensar que a la reorganización debe llegarse
tringen la actividad comercial a los hijos del luego de una obra cuidadosa que borre en las
lugar, mientras en otras la adulteración y fal­ provincias la mala imagen que Buenos Aires se
sificación de la moneda se presenta como el ha ganado con su conducta. Existe particular
síntoma más evidente de la inestabilidad por interés en que se tenga confianza, como que se
la que atraviesa su economía, la única que debe decir a quienes están al frente de las pro­
muestra indicios evidentes de haber superado vincias que no habrá de prescindirse ellos; con
el mal momento es la provincia de Buenos Ai­ ello, caudillos y familias gobernantes pueden
res. Por cierto, en aquéllas el panorama no ad­ permanecer tranquilos. Y ésta no es una tarea
quiere el mismo grado de padecimientos; que pueda llevarse a cabo de un día para otro
Córdoba, Mendoza y Salta alcanzan un nivel ni que pueda estar confiada a cualquiera. Por
mejor. otra parte, el gobiemo de Buenos Aires cuen­
Indudablemente, la recuperación de Bue­ ta con algimos puntos a favor del plan que
nos Aires no se puede ignorar. Organiza su go­ quiere poner en marcha: indudablemente
bierno, al que da estabilidad; sanea su econo­ ejerce de hecho desde 1820 la representación
mía y los recursos le alcanzan para realizar de todas las provincias frente al extranjero y
una obra pública que no pasa desapercibida y las provincias han tenido suficiente tiempo
que puede ofrecer como ejemplo. El ministro hasta 1823 para experimentar que la vida en
de Gobierno y Relaciones Exteriores —Bernar­ aislamiento no las favorece para nada. Rivada­
dino Rivadavia- asistido por el de Hacienda via invita a las provincias a reunir un congre­
-Manuel Iosé García-, realiza una obra de go­ so general mediante diputados cuyo número
bierno que se destaca. El gobemador Martín estará en proporción a la población de cada
Rodríguez y el ministro de Guerra —general una de ellas. ¡Y todas aceptan, a pesar de que
Francisco Fernández de la Cruz- están total­ el sistema es propio de una organización fede­
mente dedicados al problema de la guerra con ral! Si primero pensó que una misión no hace
el indígena y a ganar tierras fértiles mediante falta en el Litoral, por el vínculo establecido
la ampliación de la frontera interna. por el Pacto del Cuadrilátero, después, al deci­
Esa posición relativamente desahogada dirse a invitar también a Paraguay, la cree ne­
que consigue Buenos Aires impulsa a Rivada­ cesaria. Otro de los puntos que las provincias
via —como al grupo dirigente- a pensar en la aceptan —excepto tres- es que el congreso ge­
reorganización nacional. Porque una cosa es neral se reúna en Buenos Aires.
realmente cierta: que Buenos Aires se crea en Todo marcha a las mil maravillas —lo que
inmejorables condiciones en el concierto ar­ no quiere negar que no existan dificultades y
gentino, que se tenga -y es cierto- por la pro­ algunas de irnportancia— cuando, de pronto,
vincia primera, no quiere decir que desee ante la posibilidad de la guerra contra el Bra­
prescindir de sus hermanas. Por cierto, no fal­ sil por el problema de la Banda Oriental y por
LA DIMENSIÓN POLITICA

la situación europea, debe acelerarse la mar­ instituciones; dicha Constitución no será obli­
cha. Reunir el congreso general cuando las di­ gatoria ni quedará establecida hasta que no
ferencias y resentirnientos no habían sido su­ haya sido aprobada por las provincias. El artí­
perados, necesariamente debe generar conse­ culo 7° establece que hasta la elección del titu­
cuencias negativas. Como quiera que sea, el lar del Poder Ejecutivo Nacional, éste queda
Congreso General inaugura sus sesiones en provisoriamente encomendado al titular del
Buenos Aires, el 16 de diciembre de 1824. ejecutivo de Buenos Aires, con las facultades
de desempeñar lo pertinente a relaciones exte­
EL CONGRESO GENERAL CONSTITUYENÏIE riores, nombramiento y recepción de minis­
tros extranjeros; celebrar tratados que no po­
Un moderado optimismo se refleja en el drá ratificar sin la autorización previa del
semblante de todos los diputados; en unos Congreso; comunicar las resoluciones que és­
más, en otros menos. Pero lo que no falta en te dicte a las provincias y elevar proyectos al
ninguno es la conciencia de la gran responsa­ cuerpo para la mejor expedición de los nego­
bilidad que les aguarda. ¿Están todos capacita­ cios del Estado. Es, pues, una ley que no avan­
dos para llevar la obra a buen fin? Aún más: za demasiado sobre la situación preexistente.
¿todos tienen la preparación suficiente para El gobernador de Buenos ‘Aires es el general
solucionar los problemas que se les habrán de Juan Gregorio de Las Heras, quien se desem­
presentar? Lamentablemente, no es posible peñará en el encargo con eficacia. Pero si la ley
dar una respuesta satisfactoria que involucre a es prudente con respecto a las provincias, ten­
todos los diputados. En varios es posible seña- / drá efectos no deseados al posibilitar, por
lar que cuanto les interesa son las preocupa­ ejemplo, la pérdida del Alto Perú.
ciones lugareñas por sobre las generales o que No corresponde a esta síntesis detenerse
en ellos pesa demasiado el pasado. en todas las medidas arbitradas por el Congre­
El primer problema que concita la aten­ so, pero no se puede prescindir de algimas, co­
ción es la necesidad de dotar al país de una or­ mo la ley de creación del Ejército Nacional, en
ganización general aunque sea precaria. Des­ mayo de 1825. Si algo pone de manifiesto de
pués de mucho discutir, se dicta la Ley Funda­ manera evidente su cuidadosa discusión en el
mental, el 23 de enero de 1825. La ley organi­ seno del cuerpo, es cómo afloran las descon­
za una especie de confederación de estados fianzas hacia el gobierno nacional —por muy
que, por la prudencia de sus términos, será precario que sea- al quedar a cargo de dicha
acatada por todos y merece ser conocida en fuerza; es indudable que, de pronto, vuelven a
sus puntos principales. En primer lugar, por la mente de las provincias y de sus represen­
ella, las Provincias Unidas del Río de la Plata tantes los malos recuerdos despertados por el
renuevan el pacto de 1810; se declara constitu­ Ejército del Norte en su última etapa. Pero lo
yente al Congreso, aunque también podrá dic­ cierto es que no se puede prescindir del Ejér­
tar leyes que hagan a la integridad, seguridad, cito Nacional porque la situación con el Brasil
defensa y prosperidad nacionales; hasta la san­ se pone cada vez más tirante. Triunfante la ex­
ción de la Constitución Nacional, las provin­ pedición del jefe oriental Juan Antonio de La­
368 cias se regirán interinamente por sus propias valleja y sus Treinta y Tres Orientales, en agos­
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (18 10-1828)

to se reúne el Congreso de la Florida que, el to conocido con la denominación de “Carta de


día 25, sacude la dominación brasileña y se Mayo”, que establece, entre otras cosas, la liber­
reincorpora al seno de las Provincias Unidas, tad de cultos. Inmediatamente, una revolución
eligiendo la diputación que debe sumarse al encabezada por varios clérigos, con apoyo de la
Congreso. Hecho tan auspicioso, no siempre guarnición, obliga al gobierno —presidido por
es recibido con plácemes en Buenos Aires. el joven doctor Salvador María del Carríl- a
¿Por qué tan incomprensible actitud? ¿Es efec­ abandonar el poder; sus integrantes y acólitos
tivamente así, por muy extraña que pueda pa­ parten en dirección a Mendoza, cuyo goberna­
recer? Se teme que la tierra oriental quede ba­ dor decide prestarles apoyo efectivo. Este he­
jo el control de Lavalleja y de Frucuoso Rive­ cho permite la restauración de del Carril en
ra, herederos de Artigas. El temor a un renaci­ San Iuan después de un encuentro armado el 9
miento de las ideas que éste había representa­ de septiembre. De todos modos, del Carril re­
do —y, sobre todo, a su conducta- da razón de nuncia y, en su lugar, es elegido por la legisla­
ser a aquella actitud. Felizmente, la cordura se tura don José Navarro, que no tardará en asu­
impone y en octubre se acepta la incorpora­ mir la dictadura. Suma del poder público en
ción de la diputación oriental; de todos mo­ Córdoba, dictadura en Mendoza, y Rivadavia
dos, la publicación se demora un poco, pues se estaba convencido de que el afianzamiento del
tiene la seguridad de que, apenas sea conocida orden en Buenos Aires casi necesariamente de­
por Brasil, éste declarará la guerra, como efec­ bía servir de ejemplo a las demás provincias
tivamente sucede. La verdad es que el país aún para afirmar el respectivo en cada una de ellas.
no está preparado para afrontarla. Ahora le toca el turno a Tucumán, provincia
Por mucho que cueste creerlo, continúan donde la inestabilidad de sus ejecutivos altera
las situaciones de inestabilidad en las provin­ el ritmo normal de su vida. El general Grego­
cias. Poco bien le hacen a un país que debe en­ rio Aráoz de Lamadrid, al frente de los contin­
frentar por las armas a un enemigo obsesivo gentes que las provincias de Catamarca, La
por las tierras que constituyen la Banda Orien­ Rioja y Tucumán entregaron para la confor­
tal. Los asuntos en el interior no son nada ha­ mación del Ejército Nacional, derroca a fines
lagüeños. En el mes de febrero de 1825, termi­ del mes de noviembre al gobemador Javier Ló­
na el mandato del gobernador Bustos y como pez —que tres meses antes, a su vez, había des­
éste no resulta reelecto, una pueblada especial­ tituido a Bernabé Aráoz, a quien fusiló-. El
mente preparada lo impone en el cargo; deci­ Congreso General califica la conducta del tu­
sión que es legitimada por una posterior asam­ cumano como tumultuaria y anárquica, y au­
blea de notables. Bustos será el primer gober­ toriza a Las Heras a poner remedio a la situa­
nador en gozar de la suma del poder público. ción. Ante esto, ordena a Lamadrid restituir
La intromisión del Congreso General en un en el gobierno a López y presentarse en Bue­
asunto interno -protegida, además, la inmuni­ nos Aires; mas aquél nada acata, al parecer
dad de la provincia por la Ley Fundamental­ instigado a la desobediencia desde esta ciu­
comienza por indisponer a Bustos con la sobe­ dad. No son estos los únicos hechos que seña­
ranía. Al promediar el año, se sanciona en San lan lo endeble de la reorganización empren­
Juan la constitución de la provincia, documen­ dida. 369
LA DIMENSIÓN POLITICA

que su titular no tendría más facultades que


las que la Ley Fundamental había otorgado a
la magistratura, ahora transformada porque
ya no sería ejercida provisoriarnente por el go­
bernador de Buenos Aires. Algunos de los di­
putados que se oponían a la creación, por cier­
to que querían conocer la razón del apuro, so­
bre todo cuando se había resuelto la duplica­
ción de la diputación y el proceso no estaba
concluido. Desde este punto de vista, la vota­
ción del día 7 resulta en buena medida una
sorpresa porque, de los 37 diputados presen­
tes, 34 votaron por Rivadavia. Forzosamente
se debe concluir que la endeble situación in­
terna del país y la guerra avalan el paso dado.
Por otra parte, no es menos cierto que la fama
ganada por Rivadavia, fundamentalmente en
la gobernación de Martín Rodríguez, respalda
la confianza depositada en él.
El presidente Bernardino Rivadavia. Óleo de Prilidiano Dos anuncios hace Rivadavia luego de
Pueyrredón. Casa de Gobierno de la Nación.
asumir el poder el día 8: uno es que la Repú­
blica, para tener existencia real y posibilidad
LA PRESIDENCIA de desarrollarse, necesita de una capital nacio­
nal; el otro es que el Río de la Plata debe ser ín­
Rivadavia regresa de Inglaterra en octubre tegramente del país, como es privativo su
de 1825. Durante su ausencia, y más ahora que nombre. Si aquél comienza por generar algu­
ha vuelto, se oyen con insistencia voces que lo na preocupación, éste es aplaudido por todos.
quieren ver en la presidencia de la República. Con respecto a la presidencia de Rivadavia
Se confía en él como la única persona capaz de existen dos juicios que gozan de general acepta­
restablecer el orden en el país y llevarlo al ción y que no será fácil hacer desaparecer, a pe­
triunfo en el conflicto bélico con el Brasil. Por sar de la notoria injusticia que encierran y que
cierto, tiene opositores, pero por ahora pare­ puede descubrir cualquiera que estudie el pro­
cen ser los menos. Así es como, el 6 de febrero blema. El primero está constituido por las pala­
de 1826, el Congreso aprueba que la Presiden­ bras de Valentín Alsina cuando aseveró que Ri­
cia de la República sea desempeñada por un vadavia debió recorrer el país y no ir a Europa,
ciudadano cuyo mandato durará según lo que como queriendo significar que no lo conocía.
establezca la constitución por dictarse. No es Parece que Alsina jamás meditó todo lo que Eu­
fácil encontrar una explicación que dé plena ropa dio a Rivadavia e ignoró supinamente que
razón a lo que se denomina, con error, la pre­ éste tuvo el arraigado convencimiento de que
370 sidencia permanente, por la sencilla razón de no se podía hacer transplante alguno directo,
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (1810-1828)

sino que debía adecuarse a la realidad del país, cular; pero que la rechacen las provincias que
según lo expresó. Por otra parte, que no hubie­ se habían pasado clamando contra aquélla
ra estado en las provincias no quiere decir que -sobre todo, por las consecuencias que su po­
no conociese a sus hombres y las posibilidades der tenía sobre ellas de negativo que, además,
que cada una ofrecía como lo demostró en más siempre tuvieron por injusto- no parece cohe­
de una oportunidad. Sarmiento -valga la com­ rente y da a entender que se está en medio de
paración, salvada toda la distancia existente­ una crisis; esto es, de una indefinición.
no había recorrido la pampa y la describió ma­ Poco interesan las demás leyes dictadas
gistralmente en el Facundo. por el Congreso y los decretos del poder ejecu­
El otro juicio es el de Vicente Fidel López, tivo —que, por otra parte, salvo en lo que hace
cuando al capítulo IX del tomo IX de su His­ a guerra y relaciones exteriores, se centran
toria de la República Argentina lo titula “Aven­ preferentemente en Buenos Aires, como dan­
tura presidencial de don Bernardino Rivada­ do a entender lo reducido del ámbito nacional
via”. No sólo no da razón del calificativo sino en la realidad presidencial- porque las provin­
que ni siquiera se ocupa de la Presidencia más cias no hacen caso de ellas.
allá de la ley capital de la República y de la de­ La reacción contra la Presidencia la inicia
saparición de las autoridades de la provincia Córdoba, que comienza por desconocer una a
de Buenos Aires. una las leyes nacionales, para coronar con la
Existe en el Congreso un proyecto encar­ provincial del 3 de octubre de 1826, por la que
petado, presentado por el presidente Las He­ se separa del pacto general de asociación, au­
ras, que tiene por fin la consolidación de la toriza al ejecutivo a convocar las tropas que
deuda pública, la consiguiente hipoteca de las crea necesarias y a ponerse en comunicación
tierras públicas en las provincias y de la que con los generales Sucre y Bolívar. En un gesto
resulta prohibida su enajenación. Con Rivada­ que no debe obviarse, la ley establece que la
via en la presidencia, el cuerpo entiende que provincia continúa ofreciendo su cooperación
puede tratarlo. Por cierto, sancionada la ley, en la guerra contra el Brasil y a la seguridad,
habrá de levantar quejas en las provincias, me­ defensa, integridad e independencia del terri­
nos porque la ley afecta bienes de éstas que torio de la Nación; por último, asegura que so­
porque lesiona los intereses de los particulares brellevará gustosa cuantos sacrificios deman­
propietarios. Elevado por el presidente Riva­ den las necesidades de la Patria y la felicidad
davia, el proyecto de ley que declara a Buenos pública del Estado.
Aires y a una parte del territorio de la provin­ Muy difícil resulta, en verdad, precisar si la
cia capital de la República y nacionales los es­ mayoría de las provincias está por el Estado
tablecimientos existentes dentro de ella, resul­ unitario, por el Estado federal o por la confe­
ta aprobado el 4 de marzo. La capital queda deración de estados. Esto por dos sencillas
bajo la exclusiva dirección del Congreso y del razones. Una primera es de muy fácil com­
presidente. Que en Buenos Aires se haya desa­ prensión: no todas las provincias gozan de es­
tado una gran polémica —sobre todo cuando, tabilidad interna; por lo tanto, una consulta
con lo que queda de la provincia, se proyecta que hoy tiene un resultado, mañana puede
la creación de otras dos-, nada tiene de parti­ arrojar otro. Además, ¿es efectivamente la opi­
LA DIMENSION PoLmcA

nión del pueblo o de las autoridades? En Cór­ no lo había sido la de 1819- recibe un general
doba, una legislatura se pronuncia por una rechazo. A este elemento verdaderamente alar­
forma y la siguiente, por otra. La otra razón es mante se suma otro no menos desalentador,
que la opinión de los diputados no necesaria­ cual es la reaparición de Lamadrid en Tucu­
mente refleja la de sus poderdantes. Córdoba mán -que recibe armas que el Presidente le en­
es nuevamente ejemplo de la afirmación. vía, convencido de que ésa puede ser la solu­
Cuando el Congreso consultó sobre la ción—. Iuan Facundo Quiroga marcha en su
forma de Estado, las respuestas que llegan, sin búsqueda y lo vence en El Tala (27 de octubre),
poner de manifiesto mucho apuro, arrojan el dejándolo por muerto, y pasa a reorganizar las
siguiente resultado: por la Federación, Entre situaciones en Tucumán y Catamarca para re­
Ríos, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, San Juan gresar a asegurar Cuyo. Pero como no le ha lle­
y Santiago del Estero; por la Unitaria, La Rio­ gado la hora, el tucumano, apoyado por el go­
ja —la tierra de Facundo—, Tucumán, Salta, Iu­ bernador de Salta, logra retomar la situación
juy, Banda Oriental y Buenos Aires —no se lo en Tucumán. Otra vez Quiroga va en su bús­
hace público-; por lo que resuelva el Congre­ queda para derrotarlo en El Rincón (6 de ju­
so, Corrientes, San Luis, Catamarca, Misiones lio), campaña del caudillo riojano que cuenta
y Tarija. Pero estos pronunciamientos, por las con el decidido apoyo de Bustos y que termi­
razones expuestas, sólo se pueden tomar co­ nará por convencer a aquél de que el Norte es
mo un indicio; lo contrario significa conce­ un buen mercado de colocación para los pro­
der ala consulta un rigor que no podía tener. ductos riojanos. Bien puede preguntarse si, en
La mejor prueba es que el Congreso sanciona tal situación, el país existe y, lo que es más im­
a fines de 1826 una Constitución Nacional portante, a quién atribuir la responsabilidad.
que establece la República consolidada en El 1° de abril, las provincias cuyanas firman
unidad de régimen. Y a propósito de la forma el Pacto de Huanacache que sirve de estímulo a
unitaria, conviene repetir aquí el juicio certe­ Bustos para lanzarse una vez más a la obra de la
ro del doctor Enrique M. Barba: que dicha reorganización general. Con tal motivo, circula
Constitucion Nacional no es tan unitaria. No un pacto entre las provincias —con excepción de
lo es porque, en verdad, no lo es el país mis­ Catamarca, Tucumán, Salta y Buenos Aires—,
mo; para esto sólo es necesario tener presen­ invitándolas a la formación de una liga ofensi­
te lo afirmado antes y lo dicho sobre las facul­ va-defensiva para luchar contra todo enemigo
tades del gobierno de dicho Estado. Es que, interno (la Presidencia) y externo, a reunir un
por otra parte, la confusión en los términos congreso cuyo único objeto sea constituir al
se presenta en un momento dado como alar­ país bajo la forma federal —según se entiende en
mante y es, precisamente, cuando la politiza­ Córdoba—; el primer lugar de reunión de los di­
ción alcanza un punto máximo. Como el putados será Santa Fe y aquí se pondrán de
nombre del país tiene una gran significación, acuerdo sobre cuál será la sede definitiva; cual­
según quedó afirmado, de acuerdo al texto quier lugar puede ser elegido, menos Buenos
constitucional recibirá —y no por nada- el de Aires. No explicar la razón de esta exigencia a
República Argentina. esta altura parece obvio, pues ya se sabe a qué
372 La Constitución Nacional de 1826 -como obedeceycon lo que es necesario pensar que,
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (1810-1828)

cho territorio en un Estado separado, libre e


independiente”. Con la primera parte de esta
condición, Rivadavia se mantiene fiel a sus ín­
timas convicciones; con la segunda, parece ha­
ber olvidado que el Río de la Plata es privati­
vamente propio como la denominación del
país. ¿A qué atribuir este cambio? Será casi irn­
posible no relacionarlo con la situación inter­
na que presenta el país y que agravaría aún
más la continuación de la guerra. Por eso afir­
man las instrucciones que si el Brasil se nega­
se a toda transacción honorable y digna, Gar­
cía regresará. Este, con una conducta muy ex­
plicable en él, firma la Convención Preliminar
de Paz el 24 de mayo, y por la que “las Provin­
cias Unidas del Río de la Plata” reconocen que
la Banda Oriental -0 Provincia Cisplatina pa­
ra los brasileños- pertenece al Brasil.
Manuel Iosé Garcia. firmante del acuerdo preliminar de
paz con el lmperio del Brasil. Litografía de Desmadryl. Cuando el texto llega a Buenos Aires, cae
1857. como una bomba; Rivadavia lo rechaza sin he­
sitación e, inmediatamente, el 27 de junio,
además de Rivadavia, son otros los que tam­ presenta al Congreso su renuncia, reconocien­
bién desconocen el país. El pacto -que en total do en ella que no pudo superar las dificultades
está compuesto por veinte artículos- se halla en que se le presentaron a cada paso. Lo que debe
plena tramitación para su aceptación cuando quedar en claro es que renuncia, no por la paz
se produce un hecho de importancia. firmada por García —que, en todo caso, obra
La guerra contra el Brasil es ganada por la como la última gota que desborda el recipien­
República; sin embargo y sin explicación, el 19 te—, sino por razones de orden interno, como
de abril de 1827, Rivadavia nombra al doctor lo reconoce en el texto.
Manuel Iosé García -a quien antes tentó con
otras designaciones y siempre las rechazó— en­ LA RIVALIDAD BUSTOS-DORREGO
viado extraordinario y ministro plenipoten­
ciario en la corte de Río de Janeiro, para que En el aspecto por abordar ahora, pareciera
acelere la terminación de la guerra y el resta­ que el tiempo no ha pasado -y si pasó, que lo
blecimiento de la paz entre ambas naciones. hubiera hecho en vano-; todo es como si se es­
Las instrucciones dicen que ambos objetivos tuviera en los comienzos de 1820, con la circu­
debe obtenerlos en términos honorables “y lar de Bustos del 3 de febrero y la firma del
con recíprocas garantías a ambos países y que Pacto del Pilar. Nada más representativo de es­
tenga por base la devolución de la Banda to que el proceso que tiene lugar.
Oriental o la erección y reconocimiento de di­ Aceptada la renuncia de Rivadavia, se en­ 373
LA DIMENSIÓN PoLmcA

comienda la presidencia provisoria al doctor


Vicente López y Planes; pero, además, la ley
establece que será una de sus obligaciones in­
vitar a las provincias a la reunión de una con­
vención nacional. No se debe ignorar -por lo
que significa— que el diputadoManuel Dorre­
go también presenta un proyecto de ley con­
vocando a una convención nacional. Se con­
vendrá que el federal Dorrego no puede igno­
rar que las provincias están casi todas com­
prometidas con el gobernador de Córdoba,
para reunir un congreso general. Una vez más
-como en 1820-, Buenos Aires se cruza en el
camino de la provincia mediterránea. Pero
ahora el problema no está desprovisto de gra­
vedad, porque son dos federales quienes man­
tienen la diferencia.
Dejando de lado que queda patentizado,
una vez más, que Buenos Aires no puede ad­
mitir que un congreso reorganizador sesione El gobernador de Buenos Aires, coronel Manuel Dorrego.
Óleo de autor anónimo (C1828).
fuera de su territorio, porque ello importa que
no podrá manejarlo según sus deseos y conve­
niencias, corresponde preguntar: ¿por qué que, en definitiva, renacerá la provincia de
convención y no congreso? La respuesta es Buenos Aires, cuya legislatura elige, el 12 de
simple: porque la convención es siempre una agosto, gobernador a Dorrego. Su política
reunión previa al congreso, lo que otorgará ahora se centra en conseguir que las provin­
tiempo a Buenos Aires para rehacerse interior­ cias acepten la idea de acudir, por medio de
mente y, rehecha en su influencia, le posibili­ sus representantes, a una convención nacional
tará ocupar sin duda el primer lugar en el con­ y a que le deleguen el manejo de las relaciones
cierto provincial. Esto, en primer lugar. En se­ exteriores y de los negocios de paz y guerra. Ya
gundo, ya tiene experiencia al respecto, por­ se sabe todo lo que esto importa, sobre todo
que se le reconocerá el manejo de las relacio­ porque así queda en claro que Dorrego, antes
nes exteriores y de los negocios generales, par­ que federal, es porteño.
ticularmente los de paz y guerra, y es evidente ¿Qué hace Córdoba? Su ley del 20 de julio
que, con ello, liderará el proceso reorganizati­ dispone que la provincia se abstenga de pro­
vo. Dorrego está en comunicación con los go­ nunciarse sobre los últimos acontecimientos
bernadores, los que han depositado su con­ de Buenos Aires y la ley nacional del 3 de ese
fianza en él. Enseguida se verá la clara política mes; autoriza al gobernador a invitar a las pro­
que sigue éste y a qué apunta. vincias a un congreso general, que se reunirá
374 Es en virtud de la citada ley del 3 de julio donde la mayoría lo señale, y que el ejecutivo
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (1810-1828)

empeñe todos sus esfuerzos para poner fin a la ¿Qué Estado podría erigirse sobre tales bases?
guerra civil. Elegido Dorrego gobernador, El lugar de reunión se había acordado que
Córdoba ratifica su ley del 20 de julio e insiste fuese Santa Fe; la diputación de Córdoba es la
para que Bustos invite a las provincias a reu­ primera en arribar y aquí ve transcurrir inútil­
nirse en congreso general. Es la clara respues­ mente el tiempo.
ta al deseo de Dorrego de reunir una conven­ Es indudable que el enfrentamiento Bus­
ción por las razones expuestas. tos-Dorrego tiene bastante que ver; además, se
Para imponer su idea, el gobemador de ignora si los diputados van a reunirse en con­
Buenos Aires despacha una serie de misiones a vención o en congreso. Es que lo que se está
las provincias, convenciéndolas de que abando­ jugando también es la presidencia provisoria a
nen el plan de Bustos y sigan el suyo. Para esto la que aquellos aspiran, por cierto. En un mo­
les solicita que se pronuncien por la conven­ mento dado, Dorrego teme por su éxito y
ción y que deleguen en él el manejo de las rela­ piensa que el congreso o convención debe abs­
ciones exteriores y los negocios de paz y guerra. tenerse de tratar tal tema.
La verdad es que un éxito más que relativo lo El 1° de mayo de 1828, los diputados que
acompañó: Santiago del Estero, Entre Ríos, La están en Santa Fe —que no son todos- comien­
Rioja, Catamarca, Banda Oriental y Misiones se zan una serie de reuniones informales y, el 29,
pronuncian por la convención —las tres prirne­ deciden dar comienzo a las sesiones prepara­
ras se habían antes comprometido con Bustos a torias. Todo esto con la oposición de la dipu­
reunir un congreso—; San Iuan, Santa Fe y San tación cordobesa, que se ha abstenido de asis­
Luis, a lo que determine la mayoría —con Bus­ tir a ellas. Así están las cosas y así habrán de se­
tos habían acordado antes la concurrencia al guir. Pero, firmada la paz con el Brasil el 28 de
congreso—; Corrientes, Mendoza y, por cierto, agosto, urge que el cuerpo se reúna para auto­
Córdoba, al congreso —a pesar de que su envia­ rizar a Dorrego a ratificarla. El 25 de septiem­
do para firmar un tratado con Dorrego, halaga­ bre, el cuerpo se instala —por cierto, sin la pre­
do y envuelto por éste, comprometa la presen­ sencia cordobesa, ni la catamarqueña, punta­
cia de la provincia a la convención—. na, correntina y tucumana (Salta no aceptó la
En las discusiones habidas en la legislatu­ invitación a enviar diputados)— y autoriza a
ra de Buenos Aires para suministrar las ins­ Dorrego a ratificar la paz. Inmediatamente, el
trucciones a los diputados a la convención, no cuerpo entra en receso.
se duda que las provincias querían sobrepo­ El 30 de octubre, los diputados catamar­
nerse a Buenos Aires por la tradicional rivali­ queños llegan a Santa Fe y como si se partiera
dad de provincianos y porteños —hecho que de la nada, la diputación cordobesa invita a los
no es posible admitir porque no están en un diputados a reunirse en congreso. Nada de in­
mismo pie de igualdad- y que, en definitiva, definicion, nada deconvención nacional —co­
el gobierno nacional -cualquiera fuese- ten­ mo insistentemente machaca Dorrego-; con­
dría siempre que residir en Buenos Aires y, greso y nada más que congreso, como Córdoba
por lo tanto, no podrá eludir la influencia de lo propuso el año anterior. La invitación es re­
la provincia. He aquí el más puro porteñis­ chazada de plano. ¿Qué otra cosa podía pasar?
mo, expresado con la convicción de siempre. El 4 de noviembre de 1828, el cuerpo reini­
LA DIMENSIÓN POLITICA

cia sus sesiones. Es un organismo indefinido, monarquía, en la que creyeron muy pocos
porque no ha declarado si se instaló como con­ -una restringida elite, podría muy bien afir­
vención o como congreso. Es que no podía marse- que jamás se atrevieron a dar pasos
pronunciarse en ninguno de esos sentidos: si lo precisos para hacerla realidad porque sabían,
hubiera hecho como convención, el disgusto sin duda, que contrariaba un sentimiento ge­
de Bustos sería total; si por congreso, entonces neralizado. Y no se atrevieron a caminar con
el disgustado sería Dorrego. Por eso, en su mo­ paso firme —a pesar de que tenían a su favor
mento, adoptará el de Cuerpo Nacional. Nada la presión europea—, es conveniente insistir,
más impropio, como suele hacerse por la his­ porque tuvieron conciencia de que la senda
toriografía, siguiendo la conveniencia irnpues­ era equivocada desde el punto de vista de la
ta por Dorrego, que denominarlo Convención mayoría. Quedó sin resolver, en cambio, el
Nacional. Como quiera que sea, lo cierto -y problema muy importante de la forma de Es­
dramático hasta el extremo- es que los federa­ tado, herencia dejada a la década siguiente,
les llevan más de un año predominando en el que no fue capaz de encararla con decisión
escenario nacional y no han podido entender­ porque el endeble país no tenía aún la prepa­
se. Aprovechando esta situación, el 1° de d.i­ ración suficiente. La verdad es, que salvo el
ciembre de 1828, una intromisión militar en la muy breve lapso de la república rivadaviana
vida política inicia una nueva etapa. ' -para darle algún nombre- todo fue indefini­
ción. Los tiempos que vendrán serán muy
/
duros y por sobre los enfrentamientos de co­
De los problemas fundamentales, en la yimtura que tendrán lugar se podrá percibir
primera década revolucionaria se había podi­ la vigencia de fuerzas arraigadas que parecie­
do superar la época del provisoriato median­ ron fortalecerse en las desinteligencias de las
te la Declaración de la Independencia y, a su dos décadas fenecidas.
término, se impuso la república por sobre la

ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA

La reproducción de fuentes documentales LA NACIÓN, Acuerdos del extinguido cabildo de


para el estudio del período 1810-1828 es muy Buenos Aires. Años 1810-1821, Buenos Aires,
rica, aunque desigual -y aun discontinua- pa­ 1927-1934. Poco será todo elogio que se haga
ra abarcarlo en su totalidad. La enumeración de la recopilación realizada por el doctor EMI­
que sigue no es, por cierto, completa. LIO RAVIGNANI que, a documentos hábilmente
El Archivo General de la Nación publicó seleccionados, unió las actas y diarios de sesio­
hace años las actas capitulares del cabildo de nes de los cuerpos legislativos; su nombre da
Buenos Aires, material inapreciable para el pe­ idea exacta del contenido: INSTITUTO DE INVES­
ríodo por la importancia que adquiere la ins­ TIGACIONES HISTÓRICAS, Asambleas Constitu­
titución desde unos años antes de 1810 y has­ yentes Argentinas, seguidas de los textos consti­
376 ta desaparecer en 1821. ARCHIVO GENERAL DE tucionales, Iegislaivos y pactos interprovinciales
DESACUERDOS Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS (1810-1823)

que organizaron políticamente la Nación (fuen­ Para la Revolución de Mayo, entendida co­
tes seleccionadas, coordinadas y anotadas en mo proceso que va de los antecedentes hasta
cumplimiento de la Ley N“ 11.857, por Emilio finalizar el año de 1810, RICARDO LEVENE, En­
Ravignani), Buenos Aires, 1937-1937. La ter­ sayo histórico sobre la Revoución de Mayo y
cera obra de esta naturaleza que no se puede Mariano Moreno. Contribución al estudio de
omitir de mencionar es la que publicó el Sena­ los aspectos jurídico, político y económico de la
do de la Nación y que reúne en sus diecinueve Revolución de 1810, Buenos Aires, 1960. Del
tomos, documentos, memorias y autobiogra­ mismo autor, Las Provincias Unidas del Sud en
fías y reproducción de periódicos: SENADO DE 1811. (Consecuencias inmediatas de la Revolu­
LA NACION ARGENTINA, Biblioteca de Mayo. Co­ vión de Mayo), Buenos Aires, 1941; el libro eS
lección de obras y documentos para la Historia importante, sobre todo, por el rico apéndice
Argentina, Buenos Aires, 1960-1968. La Aca­ donde se transcriben importantes documen­
demia Nacional de la Historia reeditó algunos tos para conocer el estado del Interior. Una vi­
periódicos de la época de la Revolución; cuan­ sión de conjunto del proceso revolucionario
do era IUNTA DE HISTORIA Y NUMISMATICA puede verse en TULIO HALPERIN DONGHI, Revo­
AMERICANA, Gaceta de Buenos Aires, 1810­ lución y guerra. Formación de una élite dirigen­
1821. Reimpresión facsimilar, Buenos Aires, te en la Argntina criolla, Buenos Aires, 1972
1910-1915; con aquel nombre, la institución (hay varias ediciones posteriores). Tres mono­
comenzó una publicación a la que puso fin grafías completísirnas de Iuan Cánter cubren
siendo ya ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, el período 1811-1815, suministrando una se­
El Argos de Buenos Aires, 1821 -1825, Buenos rie infinita de datos que la hacen de imposible
Aires, 1931-1942. Finalmente, para conocer prescindencia para distintos temas del lapso
los enfrentamientos bélicos resulta de utilidad: abarcado; JUAN CANTER, “El Año XII, las asam­
ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Partes de bleas generales y la revolución del 8 de octu­
batallas de las guerras civiles. (Introducción, re­ bre”, en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA,
copilación y notas de Julio Arturo Benencia), to­ Historia de la Nación Argentina (desde los orí­
mo I, 1814-1821; tomo II, 1822-1840 y tomo genes hasta la organiación definitiva en 1862),
III, 1840-1852, Buenos Aires, 1970-1973. Buenos Aires, 1940, vol. V, segunda Sección. En
En materia de libros, folletos y artículos, el el tomo siguiente, primera sección de la mis­
material imprescindible es el Siguiente. Como ma obra, “La Asamblea General Costituyente”,
obras de base para adentrarse en la época, con y en este mismo tomo y sección, “La Revolu­
una visión panorámica, resultan siempre de ción de abril de 1815 y la organización del
interés —aunque muchos de sus conceptos, nuevo Directorio”, Buenos Aires, 1944. Dos
afirmaciones y juicios estén superados-, BAR­ obras del doctor DIEGO LUIS MOLINARI estu­
TOLOMÉ MITRE, Historia de Belgrano y de la In­ dian con originalidad el período 1812 a marzo
dependencia Argentina, Buenos Aires, 1858 de 1820; es la primera la titulada “El gobierno
(hay varias ediciones posteriores), y VICENTE de los pueblos”, en MUSEO MITRE, El Redactor
FIDEL LOPEZ, Historia de la República Argenti­ del Congreso Nacional, 1816, reimpresión fac­
na, su origen, su revolución y su desarrollo polí­ similar, Buenos Aires, 1916, y la segunda, ¡Vi­
tico, Buenos Aires, 1913. va Ramírezl, El despotismo en las Provincias de
LA DIMENSIÓN POLÍTICA

la Unón del Sur (1816-1820). La batalla de un 1972. En el libro de C. S. A. SEGRETI, Federalis­


minuto: Cepeda ( 1° de febrero de 1820). La de­ mo rioplatense y federalismo argentino. (Elfe­
finición de un siglo: el tratado del Pilar (23 de deralismo de Córdoba en los comienzos de la
febrero de 1820), Buenos Aires, 1938. Para la época independiente, 1810-1829), Córdoba,
época posterior y hasta 1827, pueden leerse 1995, se establecen las diferencias existentes
con provecho estos libros: RICARDO PICCIRJLLI, entre las distintas formas federales. Sobre el
Rivadavia y su tiempo, Buenos Aires, 1960, y unitarismo, quedó ya citada la contribución
ALBERTO PALCOS, Rivadavia ejecutor del pensa­ de SEGRETI al tema y, además, pueden verse del
miento de Mayo, La Plata, 1960. mismo autor los artículos “La Constitución de
Sobre el pacto implícito de 1810, puede 1819 (aportes para su estudio)”, Investigacio­
verse CARLOS S. A. SEGRETI, El unitarismo ar­ nes y Ensayos, n° 36, Buenos Aires, 1988 y “Cu­
gentino, notas para su estudio en la etapa 1810­ yo y la forma de Estado”, en la misma publica­
1819, Buenos Aires, 1991. El tema de provin­ ción, n° 37, 1988. Sobre el desarrollo histórico
cianos y porteños, siempre aludido en la bi­ del Estado argentino a partir de 1820, existe
bliografía, la verdad es que carece de un estu­ un libro de sólida factura, cuya lectura no se
dio en profundidad que lo analice en toda su puede obviar, VICTOR TAU ANZOATEGUI, For­
riqueza temática, y lo mismo sucede con el mación del Estado federal argentino, 1820­
problema del centralismo porteño que, al 1852. El gobierno de Buenos Aires y los asuntos
igual que el anterior, nunca deja de mencio­ nacionales, 2° edición, Buenos Aires, 1996.
narse. Un libro cuya lectura podrá aprovecha­ Para los años 1820 y 1821, la aspiración de
se es el de BONIFACIO DEL CARRIL, Buenos Aires los pueblos a la reorganización y el proyecto
frente al pais, Buenos Aires, 1946. El tema de de Bustos -a pesar de que, en algún tema, el
unitarios, confederales y federales cuenta con pensamiento del autor fue posteriormente
un material de importancia. En primer lugar, otro—, C. S. A. SEGRETI, El país disuelto, el esta­
para el federalismo, el libro ya clásico del doc­ llido de 1820 y los esfuerzos organizativos, Bue­
tor RICARDO ZORRAQUIN BECÚ, El federalismo nos Aires, 1982. Para la rivalidad Bustos-Do­
argentino, Buenos Aires, 1953. Es muy suge­ rrego, del mismo autor, Iuan Bautista Bustos
rente el ensayo de ENRIQUE M. BARBA, Unita­ en el escenario nacional y provincial, Córdoba,
rismo, federalismo, rosismo, Buenos Aires, 1970.

378
12. LA HEGEMONÍA DE RosAs. ORDEN
Y ENFRENTAMIENTOS POLÍTICOS
(1829-1852)

Carlos S. A. Segreti, Ana Inés Ferreyra y Beatriz M0reyra*

LAS LIGAS INTERIOR Y LITORAL guerra en el mes de enero de 1829. La revolu­


ción del 1° de diciembre de 1828, cual nuevo
LA REVOLUCIÓN BIFRONÏIF dios Jano, presenta dos caras, una que mira a
Buenos Aires y otra al Interior, con la signifi­
Firmada la Convención Preliminar de Paz cativa particularidad que protagonizarán dos
con Brasil -27 de agosto de 1828-, las fuerzas salidas distintas.
argentinas se aprestan a regresar a Buenos Ai­
res. Los primeros contingentes llegan a fines EL FUSILAMIENT O DE DORREGO

del mes de noviembre y sus jefes —al mando de


todos está el joven y prestigioso general Iuan El insólito atropello al orden constituido
Galo de Lavalle— están decididos a poner fin al se impone sin problema alguno, pues el go­
gobierno de Dorrego. Es indudable que la in­ bernador Dorrego sale a la campaña tras la
definición demostrada por los jefes federales búsqueda del apoyo que pueda prestarle su
para sustituir la fracasada organización riva­ comandante general de las milicias -nombra­
daviana del país por una estable, les presenta do en la presidencia de Vicente López y Pla­
una coyuntura favorable. Pero lo más curioso nes— Iuan Manuel de Rosas. Una muy reduci­
es que por su plan revolucionario, si así se da asamblea de ciudadanos —presidída por
pueden llamar las especulaciones hechas al Agüero-, reunida en la capilla de San Roque
respecto, la fracturación del país en Buenos nombra a Lavalle gobernador provisorio de la
Aires y el Interior será una realidad. Por su­ provincia de Buenos Aires; como escribirá el
puesto, Buenos Aires tiene por campo de ac­ almirante Brown días después, fire el “pro­
ción propio al Litoral, por lo menos a Santa nunciamiento de la clase distinguida de esta
Fe. Y si Lavalle será el protagonista en aquella ciudad”.
importante provincia, en el Interior los hechos Ahora bien, ¿cuál es la finalidad de la revo­
quedarán a cargo del general José María Paz, lución? los documentos de los primeros días
que regresará a Buenos Aires del teatro de la permiten establecerla sin duda alguna. Por lo

' Este capitulo. comenzado a redactar por el profesor Segreti, ha sido continuado después de su fallecimiento por sus dis­
cipulas. Ana Inés Ferreyra y Beatriz Moreyra. 379
LA DIMENSION POLÍTICA

pronto, en la proclama que dirige Lavalle al lítica del gobierno derrocado dependió, des­
pueblo de Buenos Aires el 1° de diciembre de sus primeros pasos, de la dirección que
apela a los “porteños" para decirles que es ne­ quisieron darle “los enemigos más encarniza­
cesario hacer feliz “a nuestra querida patria" y dos de la provincia de Buenos Aires”, señalan­
ésta no es otra que Buenos Aires. Y una vez do de esta manera el papel subordinado a
elegido gobernador, en otra proclama de la que se relegó la provincia. Es decir, muy cla­
misma fecha dirigida a iguales destinatarios, ro se advierte el halago a.l espíritu porteño de
les pide que lo ayuden a consumar la obra de siempre y que sigue vigente con particular lo­
la regeneración de la provincia. Pero lo más zanía. No advertir esto o no tomarlo en cuen­
explícito en cuanto a su finalidad es el “Mani­ ta para la explicación de cuanto aconteció,
fiesto” que firma el gobernador provisorio el 5 sucede y ocurrirá es castrar burdamente la
de diciembre y de cuyo comentario no se pue­ pertinente explicación histórica.
de prescindir para evitar toda equivocación. Reunido Dorrego a Rosas es, para éste,
En primer lugar, hace el elogio de la posi­ más un factor de perturbación que de apoyo
ción reconocida a que llevaron a la provincia a la resistencia que está procurando armar; el
de Buenos Aires los gobiernos que se sucedie­ 9 de diciembre aquél es derrotado en la bata­
ron a partir del de Martín Rodríguez; por lo lla de Navarro. Mientras ‘Rosas se dirige a
tanto, el estado de postración al que la arrojó Santa Fe para buscar el apoyo de López y del
el gobierno derrocado es la causa que legiti­ inoperante Cuerpo Nacional, Dorrego es to­
ma la revolución. Por lo demás, el texto de/l mado preso —inesperadamente para él- y el
mensaje es la mejor prueba de que el senti­ jefe militar lo envía detenido a Buenos Aires.
miento porteño había sido herido por la ad­ Como Liniers en 1810, el gobernador de­
ministración de Dorrego, de aquí que se afir­ puesto no debe Hegar a la gran ciudad -lugar
me con interesada exageración -porque Do­ en que le sobran adictos y, por lo tanto, capa­
rrego nunca dejó de ser porteño- que el teso­ ces de provocar una seria alteración- por lo
ro de la provincia se empleó a cada momen­ que, quienes acompañan a Lavalle en la revo­
to para enviar dinero metálico a los goberna­ lución -Salvador María del Carril, Juan Cruz
dores de las provincias. No se le perdona a Varela- aconsejan a éste que lo fusile y así lo
Juan Bautista Bustos que hubiera circulado hace el general, aunque asumiendo la res­
un proyecto de pacto convocando a congreso ponsabilidad del gravísimo acto como pro­
con la precisa condición de que no se reunie­ pio. El 13, Dorrego es fusilado en Navarro y
ra en Buenos Aires. Pero, además, el gobierno ello despertará una reacción de consecuen­
derrocado violó todo derecho y se rodeó pú­ cias imprevisibles. Muerte injusta que no ser­
blicamente “de la hez del pueblo”. Esto, ade­ virá —ni mucho menos- para restañar las he­
más de acusarlo de especulaciones y ganan­ ridas que, según afirmación de los autores de
cias ilícitas que se han hecho con el tesoro la revolución, había provocado aquél en el al­
provincial. La proclama de los jefes militares ma porteña. Y como todo es presentado de
a sus compatriotas, del 6 de diciembre, tam­ esa manera, el fusilamiento encuentra su
bién deja ver iguales sentimientos; así, por mejor justificación en las apariencias de una
380 ejemplo, en un párrafo se habla de que la po­ ficticia realidad.
LA HEGEMONIA DE ROSAS

Cuerpo Nacional para fortalecer el orden na­


cional, dicta una ley otorgando al gobernador
la suma del poder público. Con este arbitrio
en sus manos, le corresponde a Bustos la de­
signación de los diputados; mas todo lo que se
le ocurre hacer es invitar a los gobernadores a
una reunión en San Luis o Río Cuarto. Buscar
esta reunión cuando está en pleno funciona­
miento el Cuerpo Nacional es introducir un
elemento anárquico, sin duda alguna. Y aun­
que más adelante promete que Córdoba esta­
rá representada en él, la verdad es que termina
desconociendo sus resoluciones. Así le irá en
poco tiempo más.
La revolución y posterior fusilamiento de
Dorrego también impactan en el Cuerpo Na­
cional que, de pronto, parece asumir mayor
actividad —demás está decir que el gobierno
General Juan Lavalle. Litografia de Desmadryl, 1857. EI
revolucionario ha retirado la diputación de
cuadro existente en la Academia Nacional de la Historia.
Buenos Aires. conserva el crespón negro colocado al ser
Buenos Aires-. El Cuerpo Nacional comunica
devueltas sus cenizas al país. a las provincias que, entre otros actos, se dis­
pone a nombrar un Jefe para la República. La
LA INOPERANTF REACCIÓN NACIONAL respuesta de López no deja margen a nada: no
cree oportuno y conveniente tal designación.
Mientras en la campaña bonaerense las Indudablemente teme -y no sin razón— que
fuerzas de ambas facciones se enfrentan con ello puede enfrentarlo con Bustos.
suerte varia, procurando superar la una a la El 12 de febrero, Estanislao López anuncia
otra, yen la ciudad se buscan canales que per­ al Cuerpo que considera de absoluta necesi­
mitan alcanzar un mínimo entendimiento, dad ponerse a la cabeza de todas las tropas
Rosas llega a Santa Fe. reunidas en el Rosario y que, desde aquí, verá
El orden nacional marcha a los tumbos sin lo que deba hacer de acuerdo a las circunstan­
definirse, a pesar de las noticias alarmantes cias. El 20 se aprueba una ley que establece que
que importan la revolución y el fusilamiento el Cuerpo Nacional inviste la autoridad sobe­
de Dorrego. Bustos -totalmente desoríenta­ rana de la República en materia de asuntos ge­
do— piensa que el vacío dejado por aquél nerales; que arbitrará las medidas necesarias
obrará positivamente para que las provincias para nombrar poder ejecutivo nacional y se
asientan a cuanto él les proponga para la con­ encarga al gobernador de Santa Fe comunicar
creción de un frente común. Pero lo cierto es la disposición a los ministros extranjeros. El
que la legislatura cordobesa, en lugar de nom­ mismo día, además de otras resoluciones de
brar los diputados que deben incorporarse al no menor interés, se nombra a López “general
LA DIMENSIÓN POLITICA

en jefe de las fuerzas protectoras de los dere­ acepta tratar con el segundo únicamente co­
chos de los pueblos”. El 25 se le autoriza a reu­ mo gobernador de Santa Fe, ya que nada le in­
nir fondos sobre el crédito de la Nación para teresa del gobernador de Córdoba contra el
agrupar y mantener el ejército. Al promediar que se dirigirá en pocos días más el general
el mes -y después de mucho discutir sus tér­ Paz. López consulta al Cuerpo Nacional que
minos-, el Cuerpo Nacional dirige un “Mani­ sostiene que Lavalle debe entenderse con él,
fiesto” a los pueblos, de texto verdaderamente una manera en la que se piensa para que lo re­
inocuo que ni siquiera es firmado por sus in­ conozca. Mas he aquí que el jefe porteño debe
tegrantes por ser pocos quienes lo componen. regresar a Buenos Aires, noticia recibida como
Si existe algo que confiere a la “soberanía” una buena nueva por López que, ahora, se dis­
cierta inoperancia son las interminables dis­ pone a invadir Buenos Aires. Es, en verdad, a
cusiones que se producen en su seno. partir de este momento cuando más se advier­
De ahora en más el Cuerpo Nacional co­ te que ya nada importante hace prácticamen­
mienza a transitar el camino de su evidente te el Cuerpo Nacional y que cada vez cuenta
fracaso. Los pueblos no colaboran en la medi­ con menos aceptación. Facundo Quiroga po­
da de lo esperado y nunca les faltan razones co caso hace de la “soberanía” al decidir su ac­
para esgrirnir oportunamente; esto, además de ción en apoyo de Bustos yen contra del gene­
como queda dicho, de no estar todos repre­ ral Paz, pues no lo consulta para nada. Un as­
sentados (Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, / pecto curioso —que más adelante hará escuela
Tucumán, Salta), aunque lo esté Misiones. Pa­ con Rosas- es que en su seno por primera vez
ra peor, en marzo Lavalle invade Santa Fe, se se usa el calificativo “unitario” -en verdad se
intenta un golpe porteño sobre Entre Ríos y la afirma que la administración correntina del
escuadrilla de Buenos Aires domina el río Pa­ gobernador Cabral “daba una idea de unitaris­
rana; de aquí que López se vea obligado a re­ mo ”- para denostar al adversario sin que así
plegarse. Los acontecimientos que se suceden lo sea, por cierto.
en Buenos Aires imponen, a su vez, al general La situación del Cuerpo Nacional es com­
porteño también el repliegue. Ahora López prometida: Paz derrota a Bustos y se hace del
—que tiene como segundo a Rosas- avanzará gobierno de Córdoba y López se repliega en
sobre la rica provincia. Santa Fe. Es, pues, un momento difícil. Sólo
Aquel avance de Lavalle sobre Santa Fe re­ así se explica que se crea que el general Paz
percute negativamente sobre el Cuerpo Nacio­ puede llegar a la paz con Quiroga, que aquél
nal: comienza a meditarse sobre a dónde tras­ no coopera con Lavalle y que mantiene a Cór­
ladarse para salvarse de caer en poder del in­ doba dentro del mundo de las provincias en él
vasor. Así se resuelve que sea Paraná, mas ocu­ representada; de aquí que ofrezca su media­
rre que las autoridades de la provincia nada ción por escrito a aquellos generales próxi­
quieren saber con que los diputados Mansilla mos a enfrentarse. Y para aumentar la preo­
y Leiva pisen Entre Ríos, sobre todo el segun­ cupación, el 25 de mayo, López renuncia a la
do. Mientras tanto, Lavalle y López inician tra­ jefatura del ejército nacional pues las provin­
tativas en las que no creen, por lo que a nada cias no cooperan a su integración según la
382 llegarán, pues el primero, por ejemplo, sólo convocatoria que había lanzado el 28 de fe­
LA HEGEMONÍA DE ROSAS

brero. En otras palabras, es evidente que las Aires. Pretensión inútil, claro es, como lo fue­
llamadas provincias federales siguen sin en­ ra en 1820.
tenderse. Actitud suicida, demás está decirlo, y El 13 de agosto, como expresión evidente
sobre todo porque no todas pertenecen a ese de la exasperante situación por la que atravie­
ideario. El Cuerpo Nacional rechaza la renun­ sa, el Cuerpo Nacional se declara sin el carác­
cia de López porque su aceptación importa la ter que asumiera el 20 de febrero. Por otra
disolución del ejército nacional y con éste la disposición del 14 se resuelve requerir a las
de la misma “soberanía”; razones que el go­ provincias representadas que expliquen su
bernador de Santa Fe acepta y la retira aunque voluntad con respecto a él en las presentes
la Patria esté luchando “con las agonías de la circunstancias y, luego que éste se haya expre­
muerte”, según afirma; sin embargo, por el sado sobre dicha materia, entrará en receso
conducto de don Domingo Oro, le hace saber por cuatro meses, redactando previamente
que la desempeñará por dos meses más. Ló­ una circular donde quede explicada dicha
pez decide despachar dos comisiones: una al medida. Nadie ignora que esto último impor­
país hermano del Uruguay, que ofreció su me­ ta, en verdad, una directa y abierta disolución;
diación para tratar con Lavalle, y otra a Cór­ es que, como alguien se atreve a afirmar en la
doba, que son aprobadas por el Cuerpo Na­ discusión, es mucho el odio de algunas pro­
cional cuando llega la noticia que Quiroga fue vincias hacia el Cuerpo Nacional. Las provin­
derrotado en La Tablada por Paz. Aquél, poco cias deben dirigir a sus diputados la respuesta
antes, con las fuerzas de La Rioja, Catamarca a la circular.
y San Luis se puso a las órdenes de López, que El 31 de agosto, como aún se discute el tex­
lo nombra general del segundo cuerpo del to de la circular, Seguí mociona para que se
ejército; su influencia, además de las provin­ suspenda su envío por el estado crítico del país
cias citadas, se extiende por Catamarca, a lo y los males que resultarían del aislamiento e
que cabe agregar que tiene también prédica incomunicación en que quedarán las provin­
en el oeste de la propia campaña cordobesa. cias durante el receso. El optimismo del dipu­
Al conocimiento de la derrota de Quiroga se tado se debe a que se incorporará el diputado
suma la de que Rosas y Lavalle llegaron a la por Corrientes y ello permitirá contar con los
paz en el Convenio de Cañuelas, por lo que recursos de esta provincia. Los empates son
López eleva su renuncia nuevamente el 25 de tres y dan idea de las diferencias; el presidente
julio, que le es aceptada el 3 de agosto. López se pronuncia por la moción de Leiva, mas to­
cree ingenuamente que, ahora, desprendido do es inútil porque el Cuerpo Nacional ya se
de todo cargo nacional, el general Paz se aven­ desmorona. Llueven sobre la “soberanía” los
drá a tratar con él. Y para tener más peso, as­ pedidos de licencia de los diputados: Mansilla,
pira a respaldarse en el Cuerpo Nacional; por Baldomero García, Oro, Benítez, Benito Gar­
eso piensa que las provincias que no están re­ cía, Corvalán. A la última sesión —el 14 de oc­
presentadas en él deben nombrar su diputa­ tubre— sólo asisten cuatro diputados. Pasados
ción. En otras palabras, aspira a ser figura na­ los cuatro meses del receso aprobado, nadie se
cional en el Interior y el Litoral, ya que se da presenta; por lo que Leiva, depositario del ar­
cuenta que nada tiene que hacer en Buenos chivo del Cuerpo Nacional, lo entrega. 383
LA DIMENSIÓN POLÍTICA

LA PAZ ENTRE PORTEÑOS ta que responda a un molde de pensamiento,


Y sus CONSECUENCIAS precisamente porque cuanto interesa es el irn­
perio de aquélla. Como escribió Enrique M.
Quedó ya dicho que la revolución del 1° de Barba, el triunfo de Rosas residirá “en su ma­
diciembre tiene dos frentes; el de Buenos Aires ciza concepción práctica de los hechos. Si en el
habrá de resolverse a la porteña. Se sabe tam­ orden teórico su ideario aparece contradicto­
bién que el comandante general de campaña rio y confuso, en el terreno de la política prác­
apresura sus pasos en dirección a Santa Fe tica nadie pisó con más seguridad”.
donde cuenta con simpatías indudables. Al Lavalle decide invadir Santa Fe, pero a fi­
hacerlo, deja sentado -en carta a López- que nes de marzo tendrá que abandonarla porque
nada hará sin conocer la opinión de éste y del los acontecimientos de Buenos Aires reclaman
Cuerpo Nacional que, como todo porteño, no su presencia; además, ha rechazado la paz a
hesita en denominar Convención Nacional. que lo invitó López mientras éste no abando­
No es necesario esforzarse demasiado para ad­ nara toda investidura nacional. El repliegue _da
vertir que este político nato que es Rosas, si así ocasión a López para invadir Buenos Aires,
dijo es, nada más, porque sabe hablar al desti­ quien lleva como segundo a Rosas. Aquí tiene
natario con palabras que éste quiere oír. lugar un proceso singular-e-pero no extraño ni
Rosas acude a Santa Fe en un momento desconocido- y sin cuyo cabal conocimiento
difícil en donde sólo advierte que, sin el apoyo no tiene explicación el desarrollo del proceso
de López, poco o nada podrá hacer. Sin em­ que sigue. Si algo había temido Buenos Aires
bargo, con esto no debe entenderse que Rosas una década antes, había sido que los “libres fe­
esté totalmente falto de confianza; simple­ derales” avanzasen sobre su rico territorio
mente quiere decir que necesita entrar a la porque, sin duda alguna, se apoderarían de
provincia de Buenos Aires porque sabe que allí tan deseado botín. Por eso, López y Ramírez
sus partidarios no tardarán en apoyarlo con -como un lustro antes Artigas- fueron deteni­
todas sus fuerzas, por lo menos con absoluta dos por Sarratea en el Pilar sin pensar en cos­
seguridad en la campaña, y así no tarda en tos. Pues bien, como en aquellos años, los es­
conseguirlo. En cuanto a la ciudad, ya verá có­ tancieros sienten temor al avance de López.
mo se las arregla. En verdad, el general revolu­ ¿Puede Rosas legitimar con su presencia la de­
cionario no está en situación más desahogada; vastación de la riqueza porteña, como queda
por algo le ofrece el mando a San Martín que demasido rápidamente probado en los asaltos
ha regresado de Europa. Un mando que no y saqueos de Arrecifes y Areco, para no decir
acepta, convencido de que, para que impere la palmo a palmo del territorio porteño? Como
paz, necesariamente un bando político debe lo ha expuesto Barba, el porteño Lavalle y el
lograr la desaparición violenta del otro. En to­ porteñísirno Rosas, mediante el acuerdo, sal­
do caso, no ve claro que para que la paz sea varán a su provincia natal.
una realidad, cuanto se tiene que imponer es Por cierto, Lavalle está obligado a intentar
una voluntad y no un partido, aunque esa vo­ la paz con López pero eso sin dejar de preferir,
luntad necesite expresarse esgrimiendo una por las razones expuestas, la que pueda alcan­
384 idea política que, por otra parte, poco irnpor­ zar con Rosas. No hacen al proceso en desen­
LA HEGEMONIA DE ROSAS

volvimiento aquellas gestiones sino éstas, que


son las que se impondrán. Y se impondrán a
pesar del asombro de los unitarios de la ciu­
dad. ¿Qué dice Rosas en documentos que se
pueden denominar su carta de presentación?
Que ama a su patria —esto es, Buenos Aires—,
que es decente, que no tiene otra aspiración
que la tranquilidad y felicidad de Buenos Ai­
res, que desea retirarse a una vida oscura pues
es lo más acomodado a su temperamento, que
deben vivir persuadidos de sus buenas inten­
ciones, de su educación y cuna, que única­
mente desea el cambio de Lavalle y que se re­
ponga la legislatura de la época del goberna­
dor Dorrego para que elija el gobernador que
quiera, etc. Pero a modo de eficaz escudo pro­
tector —del que no es posible dudar- anota
que es unitario por principios, aunque la ex­ Retrato al óleo de Juan Manuel de Rosas realizado en
Londres por el pintor Onslow. sobre la base de una
periencia le demostró que es imposible adop­
miniatura en poder de Manuelita Rosas de Terrero.
tar esa forma de Estado en el día porque las
provincias no están de acuerdo y las masas en
general lo detestan; por otra parte, “al fin es res en el concierto de los principales países. Pa­
sólo mudar de nombre”. rish no titubea en ofrecer su mediación. Mien­
Las partidas de Rosas establecen un severo tras tanto, Lavalle comienza a debilitarse en las
cerco a Buenos Aires; como consecuencia de . convicciones que lo impulsaron a tomar el po­
esto, todo empieza a escasear, en especial la der y aun piensa, en un momento, en dejárselo
came y, para peor, las deserciones en dirección a Guido. Comprende, por otra parte, que es
a la campaña aumentan sin cesar, llevando los preferible pactar con Rosas y guerrear con Ló­
huidos toda clase de elementos bélicos que en­ pez, pues este conflicto bélico siempre tendrá
grosan las disponibilidades de los sitiadores. apoyo en Buenos Aires, dada la opinión que el
Para completar la escena, la escuadra francesa gobernador de Santa Fe goza en el medio por­
se apodera de la que está en poder de la revo­ teño desde siempre. Y como López, una vez en­
lución y no por esto menos argentina, y el co­ terado de las tratativas -aunque comienza por
mandante agresor es alentado por Rosas. El no conocer los detalles- que su segundo lleva a
muy lamentable incidente tiene lugar el 2l de cabo con Lavalle sin informarle, decide regre­
mayo. Por su parte, los ingleses muestran una sar a Santa Fe, la paz entre porteños es un he­
clara predilección por la solución propuesta cho pues, como escribe éste, López es el más
por Rosas y no disimulan su opinión en contra tenaz y encarnizado enemigo de Buenos Aires.
de los unitarios, a quienes acusan de haber he­ Después de conversar personalmente,
cho perder el prestigio ganado por Buenos Ai­ Lavalle y Rosas acuerdan la paz mediante el 385
LA DIMENSIÓN POLITICA

Pacto de Cañuelas —con un texto público y acuerdan nombrar gobernador provisorio al


otro secreto-. Por varias razones no puede general Iuan Iosé Viamonte —nombre indu­
ser definitivo el arreglo. Rosas —si bien obtie­ dablemente sugerido por Rosas aunque, qui­
ne más de un artículo favorable a él— no con­ zá, no a su total satisfacción, porque no ha­
sigue cuanto íntimamente desea como fun­ brán de pasar muchos años sin que se refiera
damental: que Lavalle deje el poder inmedia­ a “los barros” en que incurriera el impuesto­
tamente y no después del procedimiento que con facultades extraordinarias y con la obli­
el Pacto señala. Como el juego no es entre gación de cumplir con el Pacto de Cañuelas y
inocentes, también Lavalle aspira a quitarle proteger los derechos fundamentales de los
toda significación política a Rosas. Por su ciudadanos; además deberá erigir un senado
parte, tampoco los unitarios están confor­ consultivo. El 26 de agosto, Viamonte asume
mes. En el texto secreto convienen quiénes como gobernador; con este acto la revolu­
debían ser elegidos representantes y, a su vez, ción del 1° de diciembre de 1828 toca a su fin
que éstos elegirían como gobernador a Félix en Buenos Aires. Los vencidos toman el ca­
de Álzaga y éste a los ministros de Gobierno mino del exilio que, más de uno, había con­
y Hacienda, cuyos nombres se acuerdan; al cretado con anterioridad al imaginar el fin
gobernador sólo le queda la designación del del proceso. u.’
de Guerra. La preponderancia adquirida por Rosas
Las elecciones de representantes se reali» queda de manifiesto en los miembros que
zan el 26 de julio —con lo que Rosas abando­ componen el Senado Consultivo; de su lista
na su primera idea al respecto; ya volverá a la propuesta, no todos aceptan desempeñarse
concepción primitiva- y los unitarios hacen porque no están de acuerdo en el tiempo y
de las suyas para no cumplir con el acuerdo forma en que se debe instalar el poder legisla­
de Lavalle y Rosas en cuanto a los elegibles. tivo. ¿Se debe proceder a la elección de nuevos
Esto importa la caída de los demás puntos y, representantes o sencillamente restaurar la le­
consiguientemente, la descontada ruptura de gislatura que actuó en la gobernación de Do­
la paz. Dentro de la muy difícil situación rrego? Ya se sabe que se acordó cumplir con el
planteada, Rosas ve claro que ahora podrá Pacto de Cañuelas, lo que importa afirmar que
imponer su criterio sin mayores inconve­ se elegirán nuevos representantes y a favor de
nientes; en verdad, es el único que se orienta esta solución está Rosas, después de haber sos­
en el mar de vacilaciones de que todos ado­ tenido la otra.
lecen, aun sus mismos partidarios. Sabe ar­ La discusión entre los vencedores no es
mar lo que tiene que hacer ante las variantes sólo por la elección o restauración de la legis­
que presenta sucesivamente la casi inasible latura, también se mezcla el delicado proble­
realidad. ma de si el gobernador que se elija lo será con
Reunidos nuevamente Lavalle y Rosas en facultades extraordinarias. Y como Rosas sabe
Barracas, un nuevo Pacto es signado el 24 de dar el significado inmediato a dichas discu­
agosto. El Pacto de Barracas es un firme pilar siones, piensa con buena lógica que de un
en el camino de Rosas a la gobernación de la proceso como el que se está viviendo es posi­
386 provincia de Buenos Aires. En éste, ambos ble que no se suceda la solución acorde que le
LA HEGEMONÍA DE ROSAS

y"
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conviene a su aspiración. Entonces, si aceptó a i‘i,Í’
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ï-‘wfl,
pronunciándose por la realización de eleccio­ Í
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nes, terminará apoyando la restauración de la


legislatura de Dorrego. Con esta solución
—que le asegura la gobernación- evita toda
peligrosa complicación en el convulsionado
mundo político de Buenos Aires. Como escri­
be el comandante general de campaña —ad­
viértase la persistencia en el cargo mientras
todos se han renovado por uno u otro moti­
vo—: “El tiempo es borrascoso y el timonel no
debe distraerse”.
La legislatura se reinstala el 1° de diciem­
bre y la primera discusión significativa es la de
si el gobernador por elegir tendrá o no facul­
tades extraordinarias; resuelto que gobernará
con ellas, el 6 de diciembre, se lige a Rosas go­
bernador y capitán general. El proceso de nor­ Miniatura con la efigie del general Juan Facundo Quiroga.
Museo Histórico Nacional. Buenos Aires.
malización -por lo menos desde el punto de
vista formal- queda cumplido.
El general Iosé María Paz regresa del Uru­
guay a Buenos Aires al frente de su división de
LA REVOLUCIÓN DECEMBRISTA EN EL ORDEN ejército el 1° de enero de 1829. El gobierno de
NACIONAL la revolución —en la que no participó, ni en su
planeamiento ni en la toma del poder— lo
En Buenos Aires la revolución se resolvió nombra ministro de guerra. En verdad, la fun­
de una manera porque sus hijos, antes de per­ ción le sirve para preparar la fuerza con que
tenecer a una facción política, eran porteños irá a Córdoba a derrocar a su coprovinciano
por sobre todas las cosas. En el resto del país Juan Bautista Bustos. Esto quiere decir que los
todo ocurre de manera distinta porque la en­ fines de su acción se moverán por carriles dis­
tidad “provincianos” sólo existe por su signifi­ tintos a los que transcurren en Buenos Aires;
cación opuesta a Buenos Aires y no como una es posible afirmar esto aunque fuera llamado
unión activa. Es decir que antes se es cordobés, por Lavalle pues, como ya se sabe, este general
puntano, correntino, santiagueño, santafesino, sólo ve el proceso por la visión porteña. En
riojano, salteño, etc. No es que no puedan te­ otras palabras, si el jefe de la revolución cree
ner una causa en común -abstracción hecha que ésta debe necesariamente adquirir una di­
ahora de si pertenecen al Interior o al Litoral—, mensión nacional se equivoca cuando la deja
pero si la tienen es débil porque siempre se es­ librada a Paz. Mejor aún, el general cordobés
tá pensando antes en función de la provincia tiene una visión particular de cuanto se debe
en que se nació. alcanzar en el orden nacional: se propone la 387
LA DIMENSION POLÍTICA

reorganización general del país con base en Tablada. A Bustos no le queda otro camino
Córdoba. En la posta de Los Desmochados, que dirigir ‘sus pasos a Santa Fe, desde donde
conversan Lavalle y Paz a comienzos del mes organizará movimientos en la campaña en
de abril; desde allí éste se pone en marcha ha­ contra de Paz. Allí fallecerá al año siguiente. El
cia Córdoba y —como recordará en sus Memo­ 26 de agosto, la legislatura elige al general ven­
rias- a partir de entonces sólo le preocupa el cedor gobernador titular de Córdoba. Dos
éxito de esta campaña. problemas perturban al gobierno de Paz: por
A su paso por la campaña cordobesa, el un lado, la constante crisis económica en que
general Paz puede advertir que, en realidad, le se debate la provincia y, por otro, el perma­
es adversa. Ante el avance, Bustos se repliega a nente estado de alzamiento en la campaña,
la Capilla de Pedernera y deja libre el paso a que la indiada coadyuva asediando las pobla­
Córdoba, en la que Paz entra el 12 de abril. Un ciones limítrofes a las fronteras y en más de
hecho parece importante señalar y es que Paz una oportunidad, en cooperación con los mo­
trabajará con federales pero también con uni­ vimientos montoneros.
tarios; es decir que aplica una política similar El 25 de febrero de 1830, Paz vuelve a ven­
a la seguida por Bustos cuando se hizo cargo cer a Quiroga en Oncativo. Y a partir de esta
del poder en Córdoba. Luego de varias trata­ circunstancia es obvio que ‘el general cordobés
tivas destinadas al fracaso, porque ni Paz ni cambia de actitud hacia sus vecinos. Porque
Bustos proceden con sinceridad, aquél vence a hasta el momento y cuando aún le restaba
éste el 29 de abril en San Roque. Antes de es­ afianzarse en su provincia, sobre todo en los
te hecho de armas, Bustos -que está excedido departamentos del oeste donde Quiroga tiene
en el tiempo de su gobernación- delega el reconocida prédica, había intentado un acer­
mando provisorio de la provincia en manos camiento con López, con quien intercambio
del invasor. comisionados en el curso de 1829. Desde julio
Bustos acude al socorro que le pueda pres­ a octubre, Joaquín de la Torre y Iosé María Be­
tar Iuan Facundo Quiroga, que lidera el blo­ doya representaron a Córdoba ante el gobier­
que hegemónico de mayor peso en el Interior, no de Santa Fe y, por su parte, Iosé Amenábar
conformado por las provincias de Cuyo. Sabe y Domingo de Oro a Santa Fe ante el de Cór­
que el riojano no aceptará pacíficamente la doba; estos últimos tenían el doble objetivo de
pérdida de Córdoba en manos de un hombre procurar la incorporación de aquella provin­
como Paz, que no parece estar dispuesto a cia -y de sus aliadas Tucumán y Salta- al
compartir jurisdicciones con nadie. Por lo Cuerpo Nacional y de mediar en el conflicto
tanto, el enfrentamiento entre ambos será des­ con Quiroga. Es el momento en que Córdoba
de el comienzo inevitable y, finalmente, de esa procura penetrar en el Litoral captando a San­
guerra surgirá un bloque capaz de ordenar ba­ ta Fe y, por su parte, López precisa del Interior
jo su signo a todo el Interior. tanto para oponerse a los porteños —con quie­
Efectivamente, Iuan Facundo Quiroga, nes está disgustado porque lo han dejado de
con fuerzas de La Rioja, Catamarca y San Luis, lado en los acuerdos de Cañuelas y Barracas­
invade Córdoba. Los días 22 y 23 de junio, Paz como para rescatar al desfalleciente Cuerpo
388 derrota a ambos adversarios en la batalla de La Nacional de Santa Fe. Precisamente, en cono­
LA HEGEMONÍA DE ROSAS

cimiento de las necesidades de su vecino, en sión que había mandado a Santa Fe con el
mayo de 1829, Paz había dado instrucciones a aparente fin de mediar en el conflicto porteño.
Domingo Mendilaharzú para que, si fuera ne­ No obstante, no es mucho lo que consigue con
cesario, prometiera a López que Córdoba en­ el Litoral; con Buenos Aires, porque llega tar­
viaría representantes al Cuerpo Nacional con de para mediar en el conflicto que ya se había
tal que le asegurara su neutralidad ante el in­ definido en Barracas y sólo consigue en octu­
minente enfrentamiento con Quiroga. Prome­ bre firmar un tratado muy general de amistad.
sa que llegado el momento no cumple, escu­ Pero ambas provincias conocen que la amistad
dándose en el pronunciamiento negativo de la acordada no es sincera, a tal punto que en no­
legislatura cordobesa. Las demás provincias viembre Buenos Aires prohíbe la exportación
tampoco contestan la convocatoria de Santa de armas al Interior. Los representantes Pedro
Fe, dejando supeditadas sus decisiones finales Cavia y Iuan Iosé Cernadas que envía a Cór­
a la actitud de Córdoba. doba, hacia finales de 1829, bajo la aparente
Como Paz necesita armonizar con todos, intención de mediar en el conflicto que la pro­
también solicita a Felipe Ibarra —con quien vincia mantiene con Quiroga, no tienen otro
guarda una vieja amistad forjada en los años fin que medir las fuerzas de uno y otro bando.
en que compartieron las vicisitudes del Ejérci­ Y cuando Quiroga es derrotado, olvidando su
to Auxiliar del Norte- su neutralidad frente al papel de mediadores, le ofrecen asilo y lo con­
conflicto con Quiroga y que se acerque a Esta­ ducen a Buenos Aires.
nislao López y al Cuerpo Nacional enviando Tampoco consiguió mucho con Santa Fe,
un diputado, quien deberá dar seguridades so­ con la que apenas logró un tratado amistoso
bre las buenas intenciones que guarda Paz. para mejorar la comunicación entre ambas
Ibarra acata la sugerencia y designa a Elías Ga­ por la ruta del Quebracho Herrado y para una
listeo. Pocos gobernadores existen más segu­ acción conjunta contra los indios. Y mientras
ros dentro de su provincia que Felipe Ibarra, las comisiones se suceden, Quiroga había sido
pero también pocos más inseguros fuera de abandonado a su suerte por los hombres del
ella. Su poder no va más allá de los límites de Litoral; solo frente a la habilidad y estrategia
la provincia y por esa misma falta de peso en de Paz, sus fuerzas parecían no contar.
el concierto provincial es que debe empeñarse Si bien López estuvo tentado por la amis­
por conservar el equilibrio con sus vecinos y tad con Paz en 1829, después de Oncativo te­
de ahí también su postura tan proclive a mu­ me por el peso que el cordobés adquiere en el
dar de alianzas. El peligro es casi permanente Interior, una zona en la que también él está in­
y viene de las fronteras con Tucumán, Salta y teresado por extender su injerencia. La nueva
Catamarca, cuyos gobiernos lo acusan de que relación de fuerzas pone en desequilibrio a su
tolera y fomenta la acción de las montoneras incuestionable liderazgo federal, por eso pre­
en sus provincias. También el peligro viene de fiere inclinarse por Buenos Aires y entenderse
la frontera con Córdoba, y menos aún puede con Rosas. Es indudable que los resquemores,
ignorar el respetable poder de Quiroga. basados más en las ambiciones personales e
La política de buen vecino de Paz llega intereses locales que en las ideas contrapues­
hasta Buenos Aires, a donde extiende la mi­ tas, entorpecieron un entendimiento durade­ 389
LA DIMENSION POLÍTICA

ro entre los hombres de las “provincias”, pero cayendo bajo la órbita de su política, habiendo
no cabe duda que, para Santa Fe, la asistencia realizado previamente cambios en la adminis­
financiera y los auxilios militares de Buenos tración de la mayor parte de ellas. Algunos, in­
Aires, que se suceden casi regularmente desde ducidos por la presión de las armas de sus alia­
Benegas, terminaron por inclinar la balanza a dos —como en el caso de Santiago del Estero­
su favor en más de una ocasión. Pero más allá y otros, por las de sus lugartenientes —como en
del conflicto entre jurisdicciones locales, tam­ los casos de Mendoza, San Iuan y La Rioja—,
poco Buenos Aires está dispuesto a permitir el con la excepción de Salta y Tucumán que lo
surgimiento de un bloque sólido en el Interior apoyaron desde un primer momento.
que incluya, a la vez, un liderazgo federal. La política de" no compromiso de Ibarra lo
Paz también abre relaciones diplomáticas había colocado en un difícil equilibrio, a lo
con Bolivia, Chile y Uruguay. En agosto de 1829 que, sin dudas, se agrega una más que defi­
ofrece al gobiemo chileno intercambio de re­ ciente situación económica de la provincia
presentantes diplomáticos, busca encontrar en que no le permite instrumentar una adecuada
Chile las armas y el empréstito que no obtuvo defensa. Conocedores de la situación, tucuma­
en Buenos Aires, sin mayor éxito. Recién en ju­ nos y salteños se lanzan a derrocar a Ibarra,
lio de 1830, firma una Convención Provisional alentados por la actitud peli-misiva de Paz. De
por la que se afirman las relaciones de amistad modo que, en mayo de 1830, Ibarra es remo­
entre ambos gobiemos y como aún no están vido del cargo y debe refugiarse en Santa Fe,
nombradas las autoridades definitivas de la Re­ no sin antes acusar al gobernador cordobés de
pública, tiene el carácter de provisional, por lo fomentar la invasión. Bajo la presión de las
tanto; sólo tendrá vigencia hasta que se insta­ provincias del norte, la legislatura santiagüeña
len. Esto revela no sólo un prudente manejo de elige gobernador provisorio a Manuel Alcorta
las relaciones exteriores sino la intención ex­ quien, el 3 junio del mismo año, pone a la pro­
presa de no separarse del resto de las Provincias vincia bajo la protección de Paz. Pero como
Unidas. Chile, por su parte, ofrece su media­ Alcorta no desea permanecer en el cargo, dele­
ción pacífica ante la situación de inminente ga el mando en el coronel Deheza, un oficial
guerra civil. Córdoba acepta inmediatamente, del ejército de Paz. En tanto, en Catamarca es­
pero Buenos Aires, en setiembre de 1830, adu­ talla una revolución y el gobierno cordobés
ce que en las circunstancias no es aplicable di­ ofrece de mediador a Vicente Agüero con la
cho ofrecimiento, actitud que es seguida por los aparente misión de interceder en el conflicto,
demás gobiemos del Litoral. pero con instrucciones secretas de presionar
sobre la legislatura catamarqueña para que eli­
EL PAIS DIVIDIDO EN nos BLOQUES: LAS LIGAS ja a un sirnpatizante del orden cordobés. Bajo
DEL INTERIOR Y DEL LITORAL estas circunstancias, en mayo de 1830, Miguel
Díaz de la Peña es el nuevo gobernador de Ca­
El triunfo sobre Quiroga permite a Paz ex­ tamarca y, al poco tiempo, envía un represen­
tender su influencia no sólo por Cuyo -la zo­ tante ante el gobierno de Córdoba.
na de mayor influencia del riojano- sino por Mendoza, San Iuan y San Luis fueron el
390 el resto de las provincias del Interior, que van apoyo fundamental de Quiroga, por lo que,
LA HEGEMONÍA DE ROSAS

tras su derrota, sufren inmediatas consecuen­ alianzas en ambos bloques. El primero que lo
cias. Los simpatizantes de Paz fomentan revo­ logra es Paz; desde mediados de 1830 está en
luciones en cada una de ellas con el objeto de condiciones de concretar el aglutinamiento de
deponer a sus gobiernos. El ejército de Paz pe­ las fuerzas del Interior. Surgen entonces los
netra en Mendoza con el aparente objetivo de tratados del 5 de julio y 31 de agosto de 1830.
poner orden, pero la presencia de dichas tro­ El primero de ellos, conocido con el nombre
pas apresura la decisión de la legislatura men­ de Liga del Interior, se firma entre las provin­
docina que termina por elegir a Videla del cias de Catamarca, Córdoba, San Luis, Men­
Castillo, oficial del regimiento invasor. A San doza y La Rioja.
Juan, Paz envía al comandante Albarracín con Es conveniente advertir aquí que gran par­
idéntico objetivo de poner orden y el gobierno te de la historiografía, sin un análisis detenido
que resulta electo en esas condiciones es, ob­ de dicho tratado, lo ha denominado equivoca­
viamente, partidario del régimen cordobés. En damente pacto unitario. Calificación por de­
San Luis, la transición será menos trágica que más inexacta pues en su articulado no se en­
en Mendoza pero por ello no menos firme y cuentra un solo elemento que pueda identifi­
en La Rioja, sólo una aventura de conquista de carse como unitario. Por el contrario, se trata
otro de los oficiales del ejército de Córdoba, el de una alianza ofensiva-defensiva entre las
coronel Gregorio Aráoz de Lamadrid, quien al cinco provincias mencionadas bajo condicio­
poco tiempo de haber entrado en la provincia nes de perfecta igualdad jurídica y donde la
se hace elegir gobernador y, como consecuen­ etapa militar pasa a segundo plano ante el
cia de ello, La Rioja también termina por en­ planteo político de fondo. Es más, el tratado
viar diputado a Córdoba. no se inclina por ningún sistema en particular
Estas circunstancias aumentan los resque­ y, por el contrario, obliga a las partes contra­
mores hacia el poder de Paz y precipitan la de­ tantes a “recibir la constitución que diere el
cisión de las provincias del Litoral de inclinar­ Congreso nacional, siguiendo en todo la vo­
se por Buenos Aires. Pedro Ferré inicia las ges­ luntad y el sistema que prevalezca en el con­
tiones conducentes a una unión más estrecha greso de las provincias que se reúna”. En el
entre las provincias del Litoral desde comien­ tiempo que media entre el 5 de julio y el 31 de
zos de 1830, en San Nicolás de los Arroyos. Paz agosto, en que se crea el Supremo Poder Mili­
envía a un federal reconocido, Manuel de Isa­ tar, se fueron adhiriendo a la Liga las demás
sa, a Santa Fe y Corrientes para tratar de intro­ provincias interiores; esto es, Santiago del Es­
ducir una cuña entre las provincias del Litoral tero, Tucumán, Salta y San Iuan.
ofreciendo garantías de paz pero, a la vez, exi­ Si en el Interior se ha llegado a un acuer­
giendo que Buenos Aires revoque el decreto de do, en el Litoral, por el contrario, cada día
prohibición de exportación de armas. Pero nuevas dificultades alejan la posibilidad de
Rosas declara que las garantías de Paz no son concretarlo. Paz, que conoce muy bien aque­
suficientes y que no revocará la medida en tal llos desencuentros, aprovecha para tentar una
sentido. vez más a López haciendo jugar las noticias
Es evidente que la paz es sólo un juego de que el propio Buenos Aires ha difundido sobre
estrategias para ganar tiempo y concretar las las intenciones de los gabinetes europeos y el 391
LA DIMENSIÓN POLÍTICA

conducción las fuerzas de las provincias liga­


das. De este modo, se crea a fines de agosto de
1830 el Supremo Poder Militar que tendrá ca­
rácter provisorio, durará hasta la instalación
de las autoridades nacionales y se limitará a
preservar la integridad de las provincias con­
tratantes.
Buenos Aires ahora no tiene frente a sí un
conjunto disperso sino, como ya se ha visto, a
un organizado bloque militar. El choque pare­
ce inevitable y desde Salta toda la República se
prepara para la guerra.
Pero por el momento y para el bloque del
Litoral, lo que había comenzado bien en San
Iosé María Paz, con uniforme de diario. Litografía de El Nicolás de los Arroyos pronto cae en punto
Plata Ilustrada, 1872. según daguerrotipo tomado poco
muerto por los recelos que despierta Buenos
antes de su muerte en 1854.
Aires. A mediados de año, presionado por la
consiguiente peligro que ello significa para la urgencia de concretar una alianza con la cual
libertad de la República. Paz le asegura qule oponerse al poder en aumento de Paz, Rosas
frente a ese trance es mejor constituir el país; designa a Rojas y Patrón en calidad de diputa­
por lo tanto y de acuerdo a los tratados firma­ do de Buenos Aires para que se traslade a San­
dos entre Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe en ta Fe. Las negociaciones tienen dos etapas. En
el año anterior, debe invitar a los demás go­ la primera, Corrientes está representada por
biernos a enviar diputados al congreso que se Pedro Ferré; Santa Fe, por Estanislao López y
reunirá en el lugar que designe la mayoría. Paz Entre Ríos, por Diego Miranda; pero todo ter­
habla de congreso y constitución a López por­ mina en rotundo fracaso cuando las provin­
que es lo que siempre ha manifestado y desea­ cias proponen a Buenos Aires la formación de
do el santafesino. Pero Rosas sabe cómo con­ una comisión compuesta por un diputado por
vencer a López y el 16 de agosto de 1830, cada uno de los gobiernos litorales que ten­
mientras refuerza las asignaciones a Santa Fe, dría, entre otras, la atribución de invitar a las
le escribe advirtiéndole que no se puede con­ demás provincias a la reunión de un congreso
fiar en un general que acaba de subyugar a los nacional para organizar el país, arreglar el co­
pueblos del Interior; además, el congreso no es mercio extranjero y la navegación del Paraná y
una solución; “desengañémonos —le advierte-, Uruguay. El diputado por Buenos Aires aduce
todo lo que no se haga pacíficamente por tra­ carecer de instrucciones al respecto, por lo que
tados amistosos... será siempre efímero”. En solicita consultar a su gobierno. Ferré ante es­
consecuencia, la contestación de López nunca to se retira y Corrientes se aparta en forma de­
llega a Córdoba. Fracasada la vía pacífica, el finitiva de las negociaciones. La segunda etapa
general cordobés fortalece la alianza con las se desarrolla en Buenos Aires donde Domingo
392 provincias del Interior, centralizando bajo su Cullen representa a Santa Fe, en tanto Tomás
LA HEGEMONIA DE ROSAS

de Anchorena, a Buenos Aires. El arreglo que­


da sellado con Santa Fe en noviembre y en él
Rosas ha tenido que ceder algunas cosas en ra­
zón de la premura que tiene por formar el
pacto; no obstante, la liga recién se plasma el 4
de enero de 1831, porque en Entre Ríos estalla
una revolución que impide al gobierno ocu­
parse del pacto.
Si algo ha quedado claro de esas engorro­
sas negociaciones y de las expresiones vertidas
en el nutrido intercambio epistolar de sus pro­
tagonistas, es la existencia de dos líneas diver­
gentes y antagonistas dentro del bloque deno­
minado federal. Una, que busca la organiza­
ción nacional y la apertura de los ríos al co­
mercio exterior, que comparten Estanislao Ló­
pez y Pedro Ferré, con el agregado proteccio­
nista de este último. La otra, sostenida por los ,,-,—.-¿“
hombres de Buenos Aires, que sólo considera
¡«J/L.)
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f ,14 «C34? ' (j/¿a fi,“
posible la unión amistosa por medio de ligas o
pactos interprovinciales que conduzcan a una
í «S .. «N-.-»

confederación de hecho pues no es aún el mo­


mento para la organización a través de un
congreso constituyente, ni menos aún para in­ Retrato y firma del gobernador Pedro Ferré que ilustra la
primera edición de sus importantes Memorias.
novar en lo relativo al monopolio comercial
porteño y a la política librecambista.
Con el pacto del 4 de enero de 1831 —de­ firmado entre Santa Fe y Corrientes que esta­
nominado Pacto Federal- se cierra un ciclo blece que cualquier provincia que quiera en­
político institucional y comienza otro que se trar en la liga que forman las litorales, será ad­
extenderá hasta que se dicte la Constitución mitida si su voto es por el sistema federal. Por
Nacional en 1853. Dicho pacto será, por más último, los artículos 15 y 16 motivarán las ma­
de veinte años, el único vínculo de unión en­ yores polémicas; el primero instituye “mien­
tre las provincias bajo la hegemonía porteña tras no se establezca la paz pública” una Comi­
disimulada bajo la forma de la llamada Confe­ sión Representativa que residirá en Santa Fe,
deración Argentina. Forma una liga ofensiva­ compuesta de un diputado por cada una de las
defensiva con alusión directa al Supremo Po­ tres signatarias y el segundo, fija sus atribucio­
der Militar, por cuanto va contra toda agre­ nes. La más importante es la del inciso 5° que
sión de parte de cualquiera de las demás pro­ la faculta “a invitar a todas las demás provin­
vincias que no entran en pacto. El artículo 12 cias, cuando estén en plena libertad y tranqui­
introduce los términos del pacto preliminar lidad a reunirse en federación con las tres lito­ 393
LA DIMENSION POLITICA

rales y a que por medio de un congreso fede­ como con Rosas, porque lo habían dejado solo
rativo se arregle la administración general del en la lucha con Paz. Pero Rosas supo suavizar
país bajo el sistema federal, su comercio inte­ lo ocurrido y terminó también por convencer­
rior y exterior, su navegación, el cobro y distri­ lo, a tal punto que lo puso al frente de la divi­
bución de las rentas generales”. sión Auxiliar de los Andes.
Este último compromiso que Buenos Aires Mientras se miden las fuerzas de un bando
asume como signataria, sólo se explica ante la y el otro, un suceso fortuito apresura el desen­
imperiosa necesidad de concretar una alianza lace del conflicto. El 10 de mayo de 1831,
para hacer frente a un Interior que cada día se mientras Estanislao López, consciente de la
muestra más aglutinado, no sólo porque ha habilidad estratégica de Paz, trata de evitar la
centralizado sus fuerzas sino porque, además, batalla decisiva, accidentalmente una partida
ha creado un sistema para su abastecimiento de su ejército bolea el caballo del general cor­
por medio de la denominada Compañía Pro­ dobés en las proximidades de El Tío. La Liga
veedora del Ejército. La tensión entre los dos del Interior recibe con esto un rudo golpe, ca­
bloques ha Hegado a su punto máximo. De si decisivo, porque el general que lo reempla­
nuevo la guerra civil aparece en el horizonte za, Gregorio Aráoz de la Lamadrid, no tiene
de un país que parece no poder encontrar el las singulares condicionesilmilitares del jefe
camino apropiado para vivir unido pero que cordobés. Pronto se ve obligado a retirarse y
tampoco puede hacerlo dividido, por eso per­ López, sin mayores inconvenientes, entra en
siste una y otra vez. Córdoba. Lamadrid busca refugio en las pro­
vincias del norte, pero en Tucumán lo vence
UN INESPERADO TRIUNFO DEL LITORAL Quiroga en noviembre de 1831, en la Ciuda­
SOBRE EL INTERIOR dela. Con esto, prácticamente, concluye la ac­
ción del bloque del Interior. Las provincias del
La guerra civil se enciende nuevamente en Interior saldrán del lance con un serio deterio­
1831 en tres puntos, en el norte, oeste y Litoral, ro, no sólo en lo político sino en lo económi­
entre la frontera entre Santa Fe y Córdoba y en co y financiero.
Entre Ríos. Durante todo el año 1830, Buenos Las provincias del norte, aliadas desde la
Aires se empeñó en pertrechar un considerable primera hora al proyecto de Paz, son las que
ejército que inmediatamente movilizó hacia la más van a sufrir la derrota. El 2 de diciembre
frontera con Santa Fe. A esta provincia tam­ de 1831, Quiroga impone a Salta un tratado
bién abasteció de todo lo necesario para la gue­ por el cual no sólo debe pagar inderrmización
rra; hasta el propio Felipe Ibarra, refugiado en de guerra sino, además, facilitar la colocación
Santa Fe desde que fuera desplazado de su go­ de los caldos cuyanos en el mercado del norte.
biemo, fue provisto de las armas necesarias pa­ El triunfo extiende la influencia del riojano en
ra intentar recuperar el mando de su provin­ la región, a tal punto que, bajo la presión de las
cia. Otro tanto ocurrió con Quiroga, cuyas armas, en enero de 1832 la legislatura tucuma­
fuerzas habían sido diezmadas en Oncativo y, na elige gobernador a Alejandro Heredia, otro
al respecto, se deben recordar los resentimien­ hombre del Ejército Auxiliar del Norte. Esta
394 tos que guardaba el riojano tanto con López decisión resultará demasiado cara, no sólo pa­
LA HEGEMONÍA DE ROSAS

ra la provincia sino para todo el norte, al que Constitución Nacional habrán de terminarse
arrastrará tras su aventura del Protectorado. todos sus padecimientos y desigualdades.
Pero no sólo Quiroga extiende su influen­ Creen en ella porque alientan la esperanza de
cia con el fracaso de Paz. El involuntario retiro que si en su texto escrito terminan las causas
del jefe cordobés deja vacante una zona estra­ de sus males también desaparecerán en la rea­
tégica en el centro del país, codiciada por la lidad. Sólo se oponen los hombres que se en­
mayor parte de los hombres que participan del cuentran al frente de la administración de
escenario político del momento. López es uno Buenos Aires y lo hacen en aras del más crudo
de ellos; para imponerse a Buenos Aires nece­ provincialismo porque temen que con la carta
sita ampliar su órbita de influencia, por eso no constitucional no puedan garantizar su hege­
descansará hasta lograr colocar en el gobierno monía. Por ello sostienen que antes de convo­
de Córdoba a un hombre de su confianza. El 5 car a congreso constituyente, cada provincia
de agosto de 1831, la legislatura cordobesa eli­ debía organizarse interiormente y luego recién
ge gobemador a Iosé Vicente Reynafé y con buscar la federación con las demás mediante
ello deja atrás a Quiroga, que se habíaimovili­ el sistema de pactos y alianzas que garanticen
zado con las mismas intenciones. Esta circuns­ la unión de las provincias.
tancia puso a su disposición la llave de las co­
municaciones con el Interior, a lo que luego se LA CONFORMACIÓN DE UN PODER. PRIMER

sumará la elección de Pascual Echagüe en En­ GOBIERNO DE JUAN MANUEL DE Rosas


tre Ríos, en febrero de 1832, reforzando su po­
sición con otro aliado en el Litoral. Sin dudas, en lo que falta para completar el
López centró el objetivo de su política en medio siglo, la figura dominante en la escena
dos puntos fundamentales, el tratado del Lito­ política del país es Juan Manuel de Rosas. Par­
ral con la Comisión Representativa y la orga­ te de su éxito se debe a que, como estanciero y
nización constitucional del país. No obstante, comandante, comparte con la población de
se equivocó al buscar sólo en la solución cons­ campaña un mismo estilo de vida y de cultura.
titucional las bases del afianzamiento de su Por cierto, interactúan otros elementos que
política, descuidando los intereses económi­ sirven de coyuntura favorable a esa identidad.
cos de Santa Fe, sin dudas vinculados a la na­ Basta recordar las diversas tensiones sociales
vegación del Paraná. Ferré, en cambio, fue más que operaron en la provincia de Buenos Aires
lejos y comprendió la necesidad de un federa­ entre 1828 y 1829, desde las secuelas de crisis
lismo que protegiese las producciones del In­ que provoca el conflicto con Brasil, agravadas
terior, nacionalizara las aduanas y abriese los por la sublevación del 1° de diciembre de 1828,
ríos al comercio exterior quebrando, de ese hasta las diversas reacciones de la campaña y el
modo, el monopolio tan celosamente defendi­ fusilamiento de Dorrego. Esta última circuns­
do por Buenos Aires. tancia brindó la oportunidad a Rosas de acce­
Paradójicamente, en esta era plena de pro­ der a la jefatura del sector federal.
vincialismos, la mayoría de los pueblos desean El caos producido por los conflictos polí­
la reorganización definitiva porque están con­ ticos provoca un deseo generalizado de res­
vencidos que mediante la vigencia de una taurar el “orden” perdido y una necesidad ur­ 395
LA DIMENSIÓN POLÍTICA

gente de protección. Y si bien no existe un para gobernar en los momentos de guerra. El


acuerdo en la sociedad sobre cuál es el orden éxito de la política rosista parecía descansar en
por restablecer, hay sí coincidencia en la ela­ el uso de las facultades extraordinarias y para
boración de una imagen del “Restaurador” conseguirlas, se puso como argumento las di­
que, para muchos, ya se ajusta bastante a la versas complicaciones que afectaban a la pro­
carismática figura de Rosas. Y si desde un vincia.
primer momento pudo conformar el imagi­ Como se ha visto, la Sala de Representan­
nario social de los habitantes de la campaña, tes es uno de los ámbitos donde se evidencia
pronto logrará penetrar en el imaginario po­ con mayor claridad la brecha que separa a los
lítico de casi toda la sociedad. De tal suerte federales partidarios del funcionamiento ins­
que el 6 de diciembre de 1829, en que la Sala titucional, de los defensores de prolongar el
debe elegir gobernador, Rosas ya se proyecta poder excepcional asegurado por las faculta­
como una figura capaz de sintetizar las ex­ des extraordinarias. En mayo de 1830, Rosas
pectativas políticas de la mayor parte de la debe devolver las facultades otorgadas a su
sociedad provincial. Electo gobernador, asu­ asunción, pero ante el avance de Paz, el 2 de
me el cargo libre de compromisos políticos, agosto, nuevamente se las otorgan, esta vez,
lo que le permite confesar al agente uruguayo dejando librado el uso de esos poderes a su
Santiago Vázquez: “Creen que soy federal, no ciencia y conciencia, sin establecer un plazo.
señor, no soy de partido alguno, sino de lá Esto provoca una nueva tensión en la Sala,
patria”. Y tiempo más tarde —el 28 de febrero donde se pone en evidencia la oposición tenaz
de 1832- se lo dará a entender también a Fa­ de los representantes doctrinarios.
cundo Quiroga. Consciente de las limitaciones que aún en­
Antes de elegir gobernador, el 5 de diciem­ cierra su poder, Rosas ordena la organización
bre, la Sala legislativa había acordado faculta­ de una apoteótica ceremonia de funeral para
des extraordinarias al que resultase electo. El el general inmolado en Navarro. Y no precisa­
representante Tomás de Anchorena, acérrirno mente porque sea un federal convencido. La
defensor de un poder fuerte, fue quien sostu­ ceremonia, además de una justa y sentida res­
vo el proyecto de concesión bajo los argumen­ titución de honores, cubre otros objetivos co­
tos de que eran necesarias en el estado de mo el de identificar a su régimen con la popu­
conspiración y conflicto que se vivía en esos lar figura de Dorrego, redimensionada tras su
momentos. Y si bien la decisión se tomó por trágica muerte. Por este medio, no sólo amplía
mayoría, en el seno de la Sala comenzó a ma­ su popularidad sino el número de adeptos por
nifestarse la oposición de los representantes la posibilidad de captar a los simpatizantes del
del sector doctrinario. Manuel Aguirre, perte­ jefe federal desaparecido. Pero ésta no será la
neciente a esta corriente, observó que después única ceremonia con la cual procura generar­
de tanta lucha para lograr el estado de derecho se consenso; Rosas emplea estos mecanismos a
era lamentable el proyecto porque pretendía lo largo de toda su gestión, sobre todo en la
designar un gobierno por encima de la ley y época en que aún se producen en el seno de la
García Valdez, para reforzar el argumento de Sala los enfrentamientos entre las distintas
396 Aguirre, señaló que las leyes también sirven facciones. De tal suerte que se dispuso cere­
LA HEGEMONÍA DE ROSAS

Cintillos federales, con leyendas contrarias a los “salvajes unitarios". Complejo Museográfico "Enrique Udaondo”. Luján.

monias y monumentos para Cornelio Saave­ dad a su régimen institucionalizando el uso


dra, Feliciano Chiclana, Miguel Matheu, Gre­ de los símbolos que ha tomado para que lo
gorio Funes, Perdriel, Marcos Balcarce, Iuan representen. El 3 de febrero de 1832, deter­
Iosé Paso. De este modo y ante el pueblo de la mina que todos los empleados del Estado
provincia, Rosas aparece restituyendo vigencia provincial deben llevar en el lado izquierdo,
a las figuras recordadas. Con ello pretende re­ sobre el pecho, un distintivo color punzó. Y
presentar una imagen de síntesis del pasado si, además, se trata de empleados militares,
político. deben llevar en la cinta la inscripción Fede­
A medida que van desapareciendo los pe­ ración o muerte. La disposición contempla
ligros que acechan, se hacen más nítidos las castigos para los contraventores, que iban
voces a favor de un orden legal. Y a fines de desde la pérdida del empleo hasta la prisión
1831, Aguirre vuelve a luchar en contra de las de los reincidentes. Pero quizá lo más intere­
facultades extraordinarias. La discusión sale sante está en los considerandos de la disposi­
de la Sala y llega hasta la prensa, que comien­ ción, que dejan entrever una clara finalidad,
za a tratar el problema cada vez más apasiona­ al expresar que “el gobierno ha considerado
damente. La Gaceta Mercantil, prensa oficial, conveniente gravar en el corazón de los hijos
sostiene la necesidad de otorgarlas en tanto de Buenos Aires consagrando del mismo
duren las especiales condiciones por las que modo que los colores nacionales, el distinti­
atraviesa la provincia; en cambio, otros perió­ vo federal en esta provincia”. Como se podrá
dicos como El Cometa y el Nuevo Tribuno, las observar, no sólo determina su uso forzoso
critican empeñosamente. En enero de 1832, el sino que lo integra al ritual patrio. Ese sim­
gobierno responde a la prensa con un decreto bolismo sirvió también de eficaz control
de mordaza y suspensión. social porque facilitó la filiación de los in­
En ese año de mayor tensión con el sec­ dividuos, a la vez que cumplió un papel de
tor opositor y en uso de las facultades ex­ activo y eficiente medio de propaganda por­
traordinarias, Rosas trata de dar uniformi­ que monopolizó el espacio público con la 397
LA DIMENSIÓN PoLmcA

imagen del régimen, uniformada tras una ro nadie deja de reconocer, por el momento,
misma forma y color. sus condiciones para gobernar. Hacia 1832,
Este decreto de la divisa punzó se comple­ también algunos federales doctrinarios lo vi­
menta con otra medida, emitida en noviem­ sualizan como una figura de síntesis. No obs­
bre del año anterior, tendiente a homogenei­ tante, a Rosas no le atrae gobernar en las con­
zar internamente al régimen. Por medio de un diciones que ha resuelto la Sala, por eso recha­
decreto se exigía, para acceder a cualquier em­ za en dos oportunidades el ofrecimiento y
pleo público, poseer la calidad de “buen fede­ presenta su renuncia en forma indeclinable,
ral”. Con ello, el régimen fijó modelos forma­ en diciembre de 1832.
dores que otorgaban la calidad de “federal ne­ Pero no sólo las facultades extraordinarias
to” o “buen federal” al que apoyaba la causa y agitaron el ambiente político durante el pri­
el modelo opuesto para el que no acordaba mer gobierno de Rosas, sino que la férrea dis­
con el sistema, el que era diferenciado con la posición de los caudillos del Interior de orga­
calidad de “salvaje unitario”. Obviamente, es­ nizar el país, puso otra nota de clara discordia._
tas calidades nada tenían que ver con el aspec­
to doctrinario de ambas corrientes de pensa­ LA COMISION REPRESENTAHVA

miento, sino que dependían de su situación Y

con respecto al régimen rosista. De este modo, Si bien la Comisión Representativa se ins­
todos los opositores a Rosas o a cualquiera de” tala en febrero de 1831, no es mucho lo que se
sus aliados, fueron calificados genéricamente puede pretender de ella hasta que no finalice
como unitarios. la guerra. Es entonces cuando López cree que
Hacia finales de 1832, Rosas ha tratado es el momento oportuno para exigir a Rosas el
por todos los medios de convencer a sus ami­ cumplimiento de lo pactado en enero de 183 l.
gos sobre la conveniencia de las facultades ex­ Pero en realidad, con una economía acotada a
traordinarias hasta que, finalmente, apremia­ una estrecha franja de territorio próJdmo al
do por el tiempo, las devuelve. En el mensaje Paraná, condicionada por la clausura fluvial y
de devolución, argumenta que se ve en la obli­ dependiente de la asistencia porteña, su poder
gación de advertir a la Sala sobre los peligros es más aparente que real.
que siguen amenazando a la provincia. Los di­ Entre los años 1831 y 1832, el resto de las
putados opositores Diego Alcorta y Argerich provincias va adhiriendo al tratado del 4 de
contestan que la única forma de asegurar a la enero de 1831. Con esto queda sellado el pac­
provincia consiste en darle una constitución y to de la Confederación Argentina con catego­
Felipe Senillosa agrega que el proyecto traba el ría nacional. Si bien este paso ha sido relativa­
orden representativo. Finalmente, el 15 de no­ mente fácil, quedan aún por resolver cuestio­
viembre de 1832, el proyecto es rechazado. No nes de muy difícil solución, entre ellas, el ca­
obstante, en los primeros días de diciembre, la rácter y alcance de las atribuciones de la Co­
legislatura porteña vuelve a elegir gobernador misión Representativa que debe funcionar en
a Rosas pero sin facultades extraordinarias. La Santa Fe y la convocatoria a un congreso gene­
diferencia con Rosas pasa por el sistema per­ ral federativo. Tanto una como otra cuestión
398 sonal que pretende imponer a su gobierno pe­ encerraban el complejo problema del poder
LA HEGEMONÍA DE ROSAS

nacional. Hasta entonces las provincias se ha­ ciones de cuantos han firmado el pacto. El
bían limitado a proveer a los más urgentes primero en reaccionar es Rosas que, enterado
problemas, delegando el manejo de las rela­ de la invitación, desautoriza al diputado por­
ciones exteriores en el gobierno de Buenos Ai­ teño, Ramón Olavarrieta y le ordena que se
res y esto no es un principio federal sino más retire. El 28 de marzo escribe a López tratan­
bien de centralismo. do de convencerlo de que la invitación for­
No obstante que se le ha reconocido el ma­ mulada significa un avance de atribuciones
nejo de las relaciones exteriores, el gobierno incompatible con el tratado y que la Comi­
de Buenos Aires no puede estar satisfecho por­ sión Representativa sólo debió existir el tiem­
que tiene sobre sí la permanente asechanza de po que duró la guerra, disolviéndose después.
la Comisión Representativa. De ahí que el go­ Le aclara que la Comisión “está usando una
bernador Rosas se empeñe constantemente en facultad que no tenía y fuera del tiempo seña­
disminuir el carácter de la Comisión, conside­ lado por los gobiernos contratantes a su dura­
rándola como una simple reunión diplomáti­ ción, pretende seguir existiendo y obrando en
ca de reducidas facultades. Por eso, el4 de oc­ nombre de ellos”.
tubre de 1831, escribe a Quiroga diciéndole Con la misma urgencia, el 24 de abril, Ló­
que, una vez lograda la paz en las provincias, pez le responde indignado que la Comisión ha
debe cesar la Comisión Representativa, pues obrado en uso de sus atribuciones y que nin­
cree que si la provincia de Buenos Aires se en­ gún gobierno de la liga “ha podido ni puede
carga de las Relaciones Exteriores se tendrá solicitar la disolución de la Comisión Repre­
provista la primera necesidad general. La per­ sentativa sin infringir el tratado mismo [...]
manencia de dicha Comisión significa dar pues no habría cosa más risible que la Comi­
motivos para que las provincias exijan la orga­ sión hubiera dicho a los gobiemos del Inte­
nización del país, aunque éstas sean un con­ rior: vengan señores a federarse con nosotros
junto de provincias soberanas e independien­ [...] pero vengan en la inteligencia que en el
tes, unidas sólo por la representación de rela­ momento que firmemos esta nota, nos vamos
ciones exteriores. a disolver”.
Planteada la lucha entre quienes quieren Cierto es que por el artículo 15 del Pacto
la organización del país y Buenos Aires, que es Federal, la Comisión Representativa debía
la única en oponerse, el sitio de discusión en­ funcionar mientras no se estableciera la paz
tre las partes es el seno mismo de la Comi­ pública entre las provincias. Pero ese carácter
sión. En la sesión del 22 de febrero de 1832, el provisional se completaba con la atribución 5°
representante de Corrientes, Manuel Leiva que señalaba el artículo 16, que la facultaba
propone que se dé cumplimiento a la cláusu­ para invitar a las demás provincias a reunirse
la 5° del artículo 16 del citado tratado del 4 de en congreso federativo. Lo cierto es que cada
enero de 1831. Aprobada la moción de Leiva, una de las tendencias, que ya se habían puesto
la Comisión se dirige a las provincias recor­ de manifiesto en las sesiones preliminares del
dándoles la cláusula que se refería a la reu­ pacto, defendería la interpretación de los ar­
nión del congreso general federativo. Éste es tículos que más favoreciera a sus objetivos. Por
el detonante que revela las verdaderas inten­ otro lado, en el inválido cuerpo de la Comi­ 399
LA DIMENSIÓN POLÍTICA

sión, sólo seis de las trece provincias de aquel una vez más, los resquemores y las rivalidades
momento estaban representadas. Pero más locales trabaron la unión del Interior.
allá de la representatividad, era el problema de Rosas explota inteligentemente la ocasión
la organización nacional lo que separaba en­ que se le presenta y protesta airadamente ante
tonces a federales porteños y a confederales, de todos los gobiernos del ataque inferido a Bue­
federales del Litoral e Interior. Se advertirá, nos Aires. El 17 de mayo, comunica a López su
entonces, que el problema del poder nacional inquebrantable decisión de retirar su diputa­
significaba una lucha interregional, en la cual do. Apartada Buenos Aires de la Comisión Re­
los intereses políticos y económicos de Buenos presentativa, a mediados de julio de 1832, ésta
Aires eran de tanta fuerza que por sí solos po­ celebra su última reunión y se disuelve.
dían oponerse triunfalmente a las aspiraciones Los sucesos de 1831 y 1832, que induda­
del Interior. blemente significan un triunfo para Buenos
En medio de la disputa entablada, un su­ Aires, darán una peculiar estructura al país en
ceso da pie a Buenos Aires para que insista en las dos décadas posteriores, caracterizada por
sus reclamos. El 9 y el 20 de marzo de 1832, los la existencia de una Confederación, más teóri­
representantes de Corrientes y de Córdoba, ca que real, nucleada en torno a la provincia
Leiva y Marín, se dirigen a Tadeo Acuña, hom­ más fuerte y dirigida por la,» mano férrea de
bre fuerte de Catamarca, y a Orihuela, de La Rosas.
Rioja. En dichas comunicaciones la invitación
a participar de la Comisión Representativa y
las noticias sobre congreso general no son si­ HACIA LA HEGEMONÍA DE RosAs
no las excusas para difundir la actitud reticen­
te de Buenos Aires y avivar, en hombres califi­ EL GOBIERNO DE BALcARcE, LA CAMPAÑA
cados del Interior, el espíritu antiporteño. Lei­ AL DESIERTO Y LA DIVISIÓN DEL PARTIDO

va le expresa a Acuña que “Buenos Aires es FEDERAL

quien únicamente resistirá a la formación del


congreso porque en la organización y arreglos Sin dudas, la opinión de Rosas ha sido de­
que se mediten, pierde el manejo de nuestro cisiva en la elección de su sucesor. El general
tesoro, con que nos ha hecho la guerra”. Otro Iuan Ramón González Balcarce representa la
tanto expresa Marín: “No creamos que Buenos seguridad que necesita para marcharse a la
Aires jamás nos proporcionará sino grillos y campaña confiado de que sus indicaciones se­
cadenas de miseria”. La correspondencia cayó rán tomadas en cuenta, aunque, como se verá,
en poder de Quiroga, quien en esos momentos luego no resultará tan así.
se encontraba disgustado con López, y de in­ Balcarce asumió el 17 de diciembre de
mediato se la giró a Rosas. Al parecer, el rioja­ 1832, consciente que debía enfrentar un arn­
no prefirió la alianza con Rosas frente a la dis­ biente político complicado y una crisis econó­
yuntiva de tolerar las tratativas de unir el Lito­ mica no resuelta aún, producto de la pasada
ral con el Interior que, de concretarse, termi­ guerra civil y de la acción de factores naturales
narían exaltando la figura del santafesino, con negativos como fueron los años de sequía se­
400 quien competía en la región. De este modo, guidos por inundaciones. El nuevo gobernan­
LA HEGEMONIA DE ROSAS

te goza de buen prestigio como militar por su por su evidente falta de interés. De acuerdo a
destacado papel tanto en la guerra de la inde­ la planificación inicial, Rosas debía comandar
pendencia como en las guerras civiles. La in­ el ala izquierda; José Ruiz Huidobro, la cen­
fluencia del gobernante saliente se refleja en la tral, y Félix Aldao, la derecha. Sólo pudo cum­
composición de su gabinete, formado por plirse acabadamente la que correspondía a
hombres de origen rosista como Victorio Gar­ Buenos Aires, la única que dispuso de los re­
cía de Zúñiga en Gobierno, Manuel Maza en cursos necesarios para llevar adelante la em­
Justicia y Relaciones Exteriores y Iosé María presa. No obstante haber logrado alcanzar la
Rojas y Patrón en Hacienda —quien al poco isla Choele-Choel en el río Negro, el objetivo
tiempo renunciará, y será reemplazado por principal de la campaña ha sido asegurar me­
García de Zúñiga- y por último, en el Minis­ diante una expedición militar, la pacífica po­
terio de Guerra, su primo, Enrique Martínez, sesión de las tierras ganadas al indio en la dé­
un hombre que se había mostrado muy sensi­ cada anterior. Esta campaña contribuyó a am­
ble a la autoridad de Rosas en la gestión pasa­ pliar la base de apoyo de Rosas porque le su­
da. Toda esta influencia del gobernador salien­ mó un sector de propietarios que, si bien no
te en los nuevos cuadros administrativos hace habían estado antes de su parte, se habían fa­
de Balcarce una ficción de gobernador. vorecido de la expedición, que aseguró de ma­
Pero contrariamente a lo que todos imagi­ nera definitiva sus tierras. El 25 de mayo de
nan, el ministro Martínez, cuya base política 1834, a orillas del Napostá, Rosas despidió a
se reparte entre la oficialidad federal y un gru­ sus tropas. La campaña al desierto concluyó
po próximo al dorreguismo, será la piedra del con un éxito rotundo que obligó tanto al go­
escándalo. Martínez comienza por retacearle bernador como a la Sala a reconocer sus méri­
el apoyo a Rosas que, como comandante de tos. En consecuencia, se otorgaron medallas y
campaña, resulta ahora su subordinado. premios a los jefes que habían intervenido en
A pesar de los inconvenientes, en otoño de la expedición y a Rosas se le concedió la isla
1833, Rosas inició la marcha de su expedición Choele-Choel, que luego cambió por 60 le­
al desierto, largamente planeada desde tiempo guas cuadradas de terrenos de pastoreo.
antes de su alejamiento del gobiemo. Los ob­ Si el cambio producido en la dirección de
jetivos eran claros: robustecer su prestigio en la provincia hacia 1832 significó, a breve pla­
la campaña, adquirir tierras, extender la gana­ zo, modificaciones serias en la política interna,
dería y disponer de un ejército considerable. también lo será en las relaciones con las demás
La expedición había sido concebida como un provincias. Al parecer, a Balcarce le falta la ha­
esfuerzo conjunto de las provincias afectadas bilidad política que le sobra a su predecesor y
por el accionar de los indios e inclusive hasta las provincias aprovechan para tratar de igual
el propio Chile se había comprometido en la a igual con Buenos Aires. Esta cuestión se ma­
empresa pero luego sus conflictos internos se nifiesta claramente en la discusión acerca del
lo impidieron. Tampoco Facundo Quiroga derecho de Buenos Aires a juzgar en asuntos
que había sido nombrado jefe de las fuerzas nacionales y con respecto a las ideas de orga­
combinadas, pudo hacerse cargo de la direc­ nizar constitucionalmente el país. En relación
ción, un poco por su enfermedad y otro poco a la primera, tanto para el episodio de Lecocq, 401
LA DIMENSIÓN POLITICA

agente de Fructuoso Rivera detenido en Entre ces en el viejo partido federal. La cismática re­
Ríos acusado de intentar un movimiento se­ pudia el absolutismo y el gobierno personal; la
paratista, como en el de Toribio Salvadores, apostólica, en cambio, sigue dogmáticamente
cuya correspondencia a emigrados fue inter­ las indicaciones del “Restaurador de las leyes”.
ceptada por el gobierno de Tucumán, Buenos Las dos listas presentadas están encabezadas
Aires termina reconociendo, por boca de su por Rosas y ambas incluyen a Gregorio Tagle.
fiscal Agrelo, la soberanía de cada provincia La lista oficialista pertenece a la primera ten­
para entender en causas nacionales. En rela­ dencia y es la que logra la mayor cantidad de
ción a la segimda, cuando en 1833 Bolivia re­ votos, hecho que provoca la virulenta reacción
chaza la delegación argentina, los gobernado­ del sector rosista o de los apostólicos. El artífi­
res de Santa Fe y de Entre Ríos aprovechan pa­ ce de esta elección es el ministro de Guerra, el
ra escribir a Balcarce y reclamar sobre la nece­ general Martínez, quien no trepida en utilizar
sidad de organizar constitucionalmente el país todos los métodos para persuadir a los votan­
como único medio para que no vuelvan a ocu­ tes. Pero si esta elección ha sido violenta más
rrir episodios como el sucedido. En ambas lo serán las complementarias del 16 de junio.
ocasiones, Balcarce contesta poniendo de re­ En ellas, Encarnación Ezcurra actúa del lado
lieve la complacencia del gobierno de Buenos rosista, movilizando a los futuros mazorque­
Aires por los deseos expresados de organizar ros Cuitiño y Parra y a varios militares. Esta
constitucionalmente el país. Su respuesta es vez, la balanza se inclina para el lado rosista.
sincera y no expresa otra cosa que el pensa­ Pero la elección adquiere tal cariz que debe ser
miento del grupo que en esos momentos con­ suspendida por el gobernador Balcarce. Este
trola la situación política de Buenos Aires. acto agudiza aún más las tensiones, cuya vio­
En otro orden de cosas, cabe destacar dos lenta resolución culmina en la denominada
elementos caracterizados de la facción que “Revolución de los Restauradores”.
responde a Rosas: la mazorca y la guerra pro­ La crisis se traslada al seno del ministerio,
pagandística. La primera, integrada por secto­ donde se ven compelidos a renunciar los mi­
res populares, cumple un papel específico co­ nistros rosistas, García de Zúñiga y Manuel
mo grupo de choque para amedrentar a los Vicente Maza, que son reemplazados por José
opositores; su máxima inspiradora es la espo­ Franciso de Ugarteche y Gregorio Tagle. Este
sa de Rosas, doña Encarnación Ezcurra, quien último propugna un acuerdo entre ambas fac­
dirige durante la ausencia de su marido al sec­ ciones, posición a la que adhieren los rosistas
tor más virulento de sus partidarios. La segun­ Tomás Guido, Lucio Mansilla, García de Zúñi­
da procura catalogar a enemigos y amigos a ga e incluso los Anchorena. En realidad, los
través de una hábil propaganda. únicos que no acuerdan con esta solución son
El 28 de abril de 1833, tienen lugar en Bue­ Encarnación Ezcurra y el propio ministro
nos Aires las elecciones de representantes para Martínez. Pero la disputa se agrava con una
renovar la legislatura provincial. En dicha oca­ agresiva campaña propagandística llevada a
sión, el partido federal presenta dos listas, pro­ cabo por los periódicos, que se amparan en las
ducto de las dos tendencias en pugna que se recientes medidas liberales dispuestas por el
402 van perfilando, aunque ambas tienen sus raí­ gobierno, que van desde una relativa libertad
LA HEGEMONIA DE ROSAS

de prensa hasta la suspensión del uso obliga­ ción de los federales doctrinarios, quienes ju­
torio de la divisa punzó. Cuando la polémica garon su última carta impidiendo que triunfa­
desatada en la prensa setorna insoportable, el ra el candidato de la fracción apostólica, Ma­
gobierno decide intervenir enjuiciando en pri­ nuel Guillermo Pinto.
mer lugar al periódico El Restaurador de las Si bien Rosas públicamente muestra su
Leyes. Esta situación es aprovechada por los aceptación al gobierno, privadamente lo hos­
rosistas, quienes empapelan la ciudad hacien­ tiliza debido a la política de conciliación hacia
do pasar este episodio como un enjuiciamien­ las facciones en que Viamonte se empeña des­
to ala persona de Rosas. El ll de octubre, tras de un comienzo. En consecuencia, su gobier­
un fallido intento de iniciar el proceso previs­ no se ve hostilizado por un creciente clima de
to al periódico, se produce un tumulto en la violencia por parte de los rosistas, a cuyo fren­
Plaza de la Victoria. El movimiento provoca te se halla la esposa de Rosas, quien con sus
graves enfrentamientos y pone en crisis a todo parientes y amigos ha formado la Sociedad Pa­
el gobierno de Balcarce. Durante varios días se triótica y Restauradora que provoca la emigra­
suceden negociaciones y enfrentamientos, ción de federales doctrinarios o liberales hacia
mientras en la ciudad comienzan a faltar las Uruguay y el Interior. Tras ser baleadas sus ca­
provisiones y los alzados aumentan en su nú­ sas, salen de Buenos Aires con diferentes rum­
mero. Sin el apoyo militar de la campaña, el 30 bos, Tomás de Iriarte, Félix Olazábal, Ugarte­
de octubre, Martínez renuncia, seguido por che, Balcarce, Martínez. No obstante, la fac­
Ugarteche. Pocos días más tarde, el 3 de no­ ción liberal del partido federal tarda algím
viembre de 1833, convencido de su soledad, tiempo en ser eliminada definitivamente y el
Balcarce también presenta su dimisión, no sin 19 de diciembre de 1833, juega la última carta
antes asegurar en puestos claves a algunos en su lucha contra el poder absoluto. Los
allegados. miembros de la Comisión de Negocios Cons­
titucionales presentan a la Sala un proyecto de
GOBIERNOS DE VIAMONTE Y MAZA Constitución en la que se limitan las atribu­
ciones del Poder Ejecutivo, se garantizan las li­
El mismo día 3, la Sala eligió gobernador bertades individuales y la división de poderes,
al general Juan Iosé Viamonte quien nombra además de fijar un término de tres años para
ministro de Gobierno y Hacienda a Manuel el desempeño del gobernador, quien no puede
García y a Tomás Guido en Relaciones Exte­ ser reelegido sino al cabo de seis años. Pero el
riores. Pero la elección de la Sala no conformó proyecto no logra ser sancionado.
a Rosas y Encarnación Ezcurra es la primera Hacia fines de 1833, el ambiente político
en advertírlo, cuando le escribió diciéndole de Buenos Aires está más que enrarecido. Ru­
que Viamonte “no es amigo, ni jamás podrá mores de complot unitario, supuestamente
serlo; así es que a mi ver, sólo hemos ganado preparado por los emigrados, llegan cada vez
en quitar una porción de malvados para poner con más detalles desde Europa. Esto exaspera
a otros menos malos”. En realidad, esta oposi­ a los rosistas que creen ver en cada acto del go­
ción obedecía a que Viamonte había sido elec­ bierno de Viamonte un retorno a la época de
to con el voto de los representantes de la frac­ los unitarios. Para colmo, el 28 de abril de 403
LA DIMENSIÓN POLITICA

1834, retorna a Buenos Aires Bernardino Ri­ guarda una actitud pragmática frente a la polí­
vadavia, lo que motiva más hechos de violen­ tica de Rosas. Hacia 1834, Heredia ya es una fi­
cia de parte de los sectores duros del rosismo. gura hegemónica en el norte y sus intereses cho­
A tal punto llegan los desórdenes, que el mi­ can con los de Pablo Latorre, gobemador de
nistro García -que había integrado su gabine­ Salta. Las tensiones entre ambos van en aumen­
te y, en alguna medida, había sido responsable to, agravadas por las mutuas acusaciones de
de su caída- firma la orden de su expulsión. A connivencia con los unitarios que tratan de ane­
diferencia de esta particular acción de García, xar territorios a Bolivia. Heredia solicita un me­
Facundo Quiroga, su antiguo opositor, se diador a Buenos Aires mientras trabaja para lo­
ofrece como garante de su persona. grar la renuncia de Latorre y moviliza sus fuer­
Pero ni Viamonte ni los actos desacertados zas hacia Salta. En esta última, la situación se
de su ministro García pueden contener los ex­ complica a mediados de año, cuando Jujuy pro­
cesos de los “restauradores” y desde ese mo­ voca un alzamiento que concluye, el 18 de no­
mento hasta comienzos de junio de 1834, el viembre, en su independencia; constituyéndose.
gobierno no será más que una ficción de tal. a partir de ese momento en provincia autóno­
Por último, el 5 de aquel mes, el gobernador ma. Tras la revuelta, en un confuso episodio
Viamonte renuncia. El camino de Rosas hacia asesinan a Latorre, el 30 de diciembre de 1834.
el poder está expedito. En Buenos Aires, las desavenencias entre
En esa situación, la legislatura decide ele­ x los gobernadores del norte y la casi seguridad
gir gobernador a Rosas, aunque sin otorgarle de un próximo enfrentamiento entre ambos
facultades extraordinarias, lo que motiva otras mandatarios federales, deciden al gobemador
sucesivas renuncias de su parte. Se busca sin interino, doctor Maza, a enviar al general Qui­
éxito elegir a otras figuras, por lo que debe roga en misión mediadora. Obviamente, esta
asumir interinamente el presidente de la Sala, decisión de Maza cuenta con la previa acepta­
Manuel Maza. Rosas prepara pacientemente ción de Rosas, lo mismo ocurre con las ins­
su vuelta al gobierno en las condiciones que él trucciones que recibe antes de partir que, si
exige, pero la suave transición se ve apresura­ bien llevan la firma del gobernador, fueron ela­
da por la conflictiva situación en las provin­ boradas en una reunión conjunta, el 18 de di­
cias del norte. ciembre. Al día siguiente, Quiroga parte y Ro­
sas lo alcanza en San Antonio de Areco y con­
CONFLICTOS EN EL INTERIOR DEL PAIS. ferencian en la hacienda de Mauricio Figueroa.
ASESINATO DE QUIROGA La presencia del riojano en el norte no se
busca sin fundamento; como se sabe, Quiroga
Mientras en Buenos Aires todo parece enca­ había reorganizado aquella región luego de
minarse, en el noroeste del país la agitación po­ Ciudadela, y en definitiva, tanto Heredia como
lítica pone al descubierto el profundo disenso Latorre alcanzaron las respectivas gobernació­
entre los gobiemos de la región. Desde enero de nes con su asentimiento. Quiroga acepta la mi­
1832, Alejandro Heredia está al frente de la pro­ sión convencido de que podrá restablecer el en­
vincia de Tucumán. Su adhesión al Pacto Fede­ tendimiento entre ambos gobiernos y que la
ral no ha sido espontánea y, por el contrario, paz beneficiará a todos. Conoce muy bien lo
LA HEGEMONÍA DE ROSAS

que piensan los hombres del norte y sabe que, CONSOLIDACIÓN Y CRISIS DE UN PODER
sean unitarios, federales o confederales, todos
están urgidos por la organización constitucio­ ROSAS ACCEDE POR SEGUNDA vEz
nal del país. Porque conoce esto, pide a Rosas AL GOBIERNO DE LA PROVINCIA
que le escriba la carta del 20 de diciembre don­ DE BUENOS AIRES
de le sintetiza lo conversado en la hacienda de
Figueroa, que no es otra cosa que la posición de Los conflictos politicos que precedieron la
Rosas frente al problema de la organización del elección de Rosas habían aumentado su con­
país. Por lo tanto, la carta no es —como se ha senso y creado la necesidad de su retorno. La
sostenido- para que Quiroga fije conceptos o le Sala, sin oposición e interpretando la opinión
sirva de ayuda-memoria. La carta debe servirle generalizada, lo elige con la suma del poder pú­
al riojano para que los hombres del norte no se blico. Pero es tal el cúmulo de poderes que con­
engañen acerca de lo que piensa el grupo diri­ centra en su persona, que antes de aceptar, con­
gente porteño, encabezado por Rosas. Y éste no sidera necesario que una consulta popular a los
es otra cosa que la expresión de un descarnado habitantes de Buenos Aires ratifique la ley que
porteñismo que los hombre del Interior ya ha­ se los otorga. Aunque el número de votantes no
bían conocido en varias oportunidades. es muy amplio, por los votos emitidos se puede
Lo que Rosas solicita a Quiroga, en esta decir que el plebiscito lo favorece unánirne­
ocasión, es que utilice su influencia para di­ mente. El 13 de abril de 1835, Rosas retoma el
fundir en el Interior la opinión sobre la incon­ gobiemo de la província de Buenos Aires con
veniencia de sancionar una constitución un poder redimensionado. La solemnidad de la
mientras no se aplaquen las luchas y las pro­ ceremonia de asunción, que sorprende a sim­
vincias no tengan una organización apropia­ patizantes y opositores, adelanta el resultado de
da. Pero cuando Quiroga llega a Santiago del su gestión. Dentro de un peculiar marco “repu­
Estero, se entera de la sangrienta resolución blicano”, más formal que real y en ejercicio de
del conflicto, por lo que se debe limitar a me­ un poder que concentra en su persona a todos
diar entre Heredia y las nuevas autoridades los demás, Rosas se ocupa de darle a su sistema
salteñas. Pero a su regreso, el 16 de febrero de un alcance nacional. En aras de este objetivo, en
1835, es asesinado en Barranca Yaco, provincia el segundo período de gobierno extiende su in­
de Córdoba, por una partida que respondía, fluencia hacia las demás provincias. Si bien es
aparentemente, al gobernador Reynafé, aliado cierto que su poder real va más allá del que le
de Estanislao López. otorgan las normas, no es menos cierto que su
La muerte de Quiroga es aprovechada há­ poder formal es legalizado, porque ha sido
bilmente por Rosas para demostrar las condi­ otorgado por las instituciones y legitimado por
ciones especiales de inseguridad que vive el el consenso de gran parte de la ciudadanía.
país. Precisamente, por esa falta de paz — entre La proclama que lee a su ascenso proyecta
otras cosas- obtiene el gobierno de la provin­ una imagen anticipada de lo que vendrá; pro­
cia de Buenos Aires en las condiciones que de­ mete persecución y muerte al impío, al sacri­
sea. El 6 de marzo de 1835, la Sala lo nombra lego, al ladrón y al “traidor”. La “restauración
gobernador de la provincia por cinco años. del orden” exige unanimidad de opiniones y 405
LA DIMENSIÓN l’0l,l"l'l(Ï.‘\

Sello que se aplicaba en documentos publicos y expedientes judiciales de distintos puntos del país.

guerra a los opositores. Por eso vuelve a sus­ la necesidad de su uso. En julio de 1835, al go­
pender las libertades que el breve gobierno de bernador Pedro Molina de Mendoza y a Ale­
Balcarce alcanzó a garantizar y retoma la obli­ jandro Heredia, en julio de 1837, les reco­
gación del uso de divisa punzó, de la calidad mienda que es de absoluta necesidad que en
de federal decidido para ejercer los cargos pú­ sus oficios y proclamas y en todos los actos
blicos y de ciertos controles sociales como la oficiales suene siempre la Federación con co­
papeleta del conchabo y la licencia para circular lor. Representado a través de incripciones y de
por el territorio provincial. Retorna al control símbolos de uso obligatorio, el régimen rosis­
sobre la prensa y las comunicaciones y agrega, ta logra imponer su presencia tanto en el espa­
desde el 22 de mayo de 1835, la obligación de cio público como en el privado.
encabezar los documentos oficiales y la co­ Estas estrategias de poder utilizadas por el
rrespondencia particular con el lema Viva la gobernante porteño, para presionar sobre al­
santa federación, a lo que luego se suma Mue­ gunos mandatarios provinciales poco dóciles
ran los salvajes unitarios. Estas disposiciones y decidirlos por una “identidad de miras”, son
son muy pronto legitimadas por un acata­ también esgrimidas por ciertos jefes provin­
miento general en la provincia de Buenos Ai­ ciales, algo inseguros en su provincia, para os­
res y en las demás provincias, que con ellas de­ tentar una identidad política con Rosas, con la
muestran su unanimidad de miras con el régi­ que fortalecen sus posiciones locales. De tal
men de Rosas. Y cuando esto no sucede por la manera que quien se oponga a su gestión lo
reticencia de algún gobernador díscolo, el En­ hace también con el propio Rosas. Esta identi­
cargado de las Relaciones Exteriores, en uso de dad, más utílitaria que ideológica, explica en
406 mayores atribuciones, se encarga de sugerirle gran medida el cambio de discurso y de repre­
LA HEGEMONÍA DE ROSAS

sentaciones que estos mandatarios demostra­ aciertos y trata de contrarrestar la crítica de


rán después de Caseros. los opositores en el exilio. Desde un costado
Si bien las prácticas políticas del sistema más popular, periódicos como El Restaurador
de Rosas fueron excluyentes y no permitieron de las Leyes excitan a la población a desenmas­
manifestación contraria, las de la oposición no carar y denunciar a los unitarios.
fueron menos; los levantamientos contra Ro­ Listas de “unitarios”, o simplemente de
sas se representaron con el lema de Libertad, opositores al régimen, confeccionadas por los
Constitución o muerte. La revolución de 1840 jueces de paz, circulan entre los distintos juz­
en Córdoba también puso su cuota de intole­ gados. Los incluidos en ellas quedan sujetos a
rancia con exilios y confiscaciones. todo tipo de medidas, que van desde el exilio
Descreído de los instrumentos formales, hasta la prisión, confiscación de los bienes o
sobre la base de la Confederación, el goberna­ muerte. Aunque después de 1839 buena parte
dor de Buenos Aires estrecha filas en torno a de los opositores buscan el exilio y a pesar de
su persona. La relación entre ideología federa­ las prohibiciones y los controles existentes, en
lista y discurso rosista es casi siempre contra­ ámbitos tan diversos como el de los salones o
dictoría en los hechos. Por un lado, se observa los cafés y las pulperías, se escuchan severas
un discurso político que enfatiza la autonomía críticas a1 régimen rosista.
de los gobiernos provinciales mientras que, El terror ejercido desde el Estado creó un
por el otro, opera con una cerrada centraliza­ clima de miedo en toda la sociedad, mientras
ción. El federalismo funciona más como un la Sociedad Popular Restauradora se encar­
dispositivo legitimador del régimen que como gaba de las investigaciones e identificación de
una ideología coherente, en torno a la cual se los opositores, la Mazorca cumplía con las
articule un programa de gobierno. ejecuciones. El terror tuvo sus épocas de exal­
tación y de calma, que coincidieron con las
LA PRENSA Y EL TERROR crisis políticas y los momentos de peligro pa­
ra el régimen. Buenos Aires vivió su período
La exclusión y la intolerancia política for­ de mayor terror entre los años 1838 y 1842;
man parte del “federalismo rosista”. Los perió­ los momentos más álgidos se produjeron por
dicos opositores son escasos y ocasionales co­ la caída del gobierno de Oribe en 1838, la
mo consecuencia de la censura impuesta nue­ conspiración de Maza en junio de 1839, la re­
vamente sobre la prensa. En la medida que el belión del sur en octubre del mismo año y la
terror se acrecienta, emigran. Algunos lo ha­ invasión de Lavalle del año siguiente. En este
cen a Montevideo, desde donde se destacan clima de complicaciones internas, culminó el
por la crítica al régimen rosista periodicos co­ período de cinco años de mandato de Rosas y
mo El Comercio del Plata y El Iniciador; otros la legislatura lo volvió a elegir. Como había
lo hacen desde Santiago o Valparaíso, como El sucedido antes, y como sucederá después,
Nacional, El Progreso y El Mercurio. No obs­ Rosas renunció y la legislatura insistió en vol­
tante, Rosas tiene publícistas que difunden su ver a nombrarlo. Rosas aceptó, pero sólo por
gestión. Desde el Archivo Americano y La Ga­ seis meses, al cabo de los cuales y ante la in­
ceta Mercantil, Pedro de Angelis defiende los sistencia dela Sala legislativa, aceptó por otro 407
LA DIMENSIÓN POLITICA

período. Pero, más allá de la ficción que po­ presión. No obstante, el fusilamiento de Ca­
dían encerrar las renuncias y las reiteradas mila O'Gorman y de su enamorado, el sacer­
designaciones por parte de la legislatura, na­ dote Ladislao Gutiérrez, en agosto de 1848,
die dudaba que entre tanta complicación, el volvió a recordar la dureza del régimen. Aun­
único indicado para gobernar seguía siendo que éste, en un principio, no había puesto
Rosas. mayor atención en el caso, los emigrados
Para endurecer más el clima de terror, se aprovecharon la oportunidad de despresti­
produjeron dos sucesos, el atentado contra el giar a Rosas acusándolo de permitir, y aún
Restaurador, conocido como la “máquina in­ fomentar, ciertos excesos en la sociedad, con­
fernal”, y las supuestas sospechas contra los virtiendo el caso en una cuestión política que
jesuitas. El primero, descubierto el 28 de abril desembocó en el final ya señalado.
de 1841, sirvió a los “fieles” de Rosas para es­
grimir la necesidad de crear un gobierno he­
reditario, señalando como posible sucesora a DEL ENcARao DE LAs RELACIONES
la hija del gobernador. En el segundo, pesó la EXTERIORES A IA MAGISTRATURA NACIONAL

diferencia de actitud que guardó la Orden


con respecto a1 resto del clero, por demás dó­ En la medida que las próvincias adhieren
cil a la presión del jefe de la Federación. El xal Pacto de 1831, delegan las relaciones exte­
propio obispo de Buenos Aires había accedi­ riores, más o menos, en similares términos.
do a exigir que sus párrocos predicaran des­ Las delegaciones comprenden los negocios ge­
de el púlpito la conveniencia del sistema ro­ nerales de paz, guerra y relaciones exteriores y
sista y exigieran a sus fieles la concurrencia al algunas lo hacen hasta la reunión del congre­
templo con la divisa punzó. Como los jesui­ so general como Mendoza y San Luis; otras, en
tas no se avinieron a ser elementos de propa­ cambio, hasta la Constitución Nacional, como
ganda del régimen, fueron sospechados de San Juan y Catamarca, y otras, sin términos,
“unitarios” y debieron emigrar en octubre de como Santiago y Córdoba. Lo que es común es
1841 a Montevideo. que ninguna impone al gobierno de Buenos
Después de 1842, lentamente los asesina­ Aires condiciones para su ejercicio, ni siquiera
tos y las prisiones disminuyeron hasta que para rendir cuenta periódicamente; es más, no
Rosas, en 1846, sin perspectiva de peligro in­ se preocupan mayormente de tan importante
mediato, desmanteló la Mazorca y absorbió a problema. En cambio, Buenos Aires las ejerce
sus miembros en las milicias. Dos hechos plenamente.
posteriores dieron a Rosas mayor sensación El Encargo de las Relaciones Exteriores sir­
de seguridad, el triunfo del ejército rosista en ve a Rosas para construir una verdadera ma­
el Litoral, en la batalla en Vences, en noviem­ gistratura nacional. Los asuntos de orden na­
bre de 1847, y el fin del bloqueo anglo-fran­ cional, atomizados hasta entonces en las juris­
cés al año siguiente. Estos hechos posibilita­ dicciones locales, van de facto o de jure entran­
ron un clima más permisivo que implicó el do en las atribuciones de ese funcionario. El
retorno de algunos emigrados, la devolución derecho de intervención federal es uno de los
408 de bienes confiscados y cierta libertad de ex­ primeros que anexa, ante la inexistencia de un
LA HEGEMONÍA DE ROSAS

órgano o autoridad nacional con facultades


para decidir sobre él. Para realizar un acto de
intervención, se debería contar con el acuerdo
de las provincias confederadas. Pero en la
práctica, los gobernadores de Santa Fe y Bue­
nos Aires deciden exclusivamente en relación
a la posición política del funcionario cuestio­
nado. La intervención puede producirse por
presión política y, por lo general, esto ocurre
cuando un gobernador electo asume el mando
o bien, cuando ha sido renovado por un nue­
vo período. En cualquiera de las dos ocasio­
nes, es costumbre que el mandatario entrante
circule la noticia a los demás gobernadores
para que estos acusen recibo y felicitaciones
en señal de conformidad. Cuando esto sucede,
el conjunto de gobernadores aguarda la señal
de sus referentes, López y Rosas. Si éstos res­ luan Manuel de Rosas. Litografía aparecida en la obra de
Auguste Bourguignat, Le Général Rosas. París, 1850.
ponden, en señal de conformidad, los demás
comienzan a pronunciarse. Si, por el contra­
rio, guardan silencio como muestra de recha­ sión de las armas del comandante Manuel Ló­
zo, ningún gobernador se atreve a romperlo y pez, la Sala cordobesa eligiera a éste como go­
por lo tanto, nadie contesta. bernador interino. La designación significó el
El caso de Córdoba, luego del asesinato de ingreso definitivo de la provincia de Córdoba
Quiroga, es un claro ejemplo de presión polí­ en la órbita rosista, en la que cumplió el papel
tica. Como el hecho se produjo en territorio de custodia del orden confederal en el norte y
cordobés y se trataba del comisionado de Bue­ oeste del país.
nos Aires, correspondía al encargado de las re­ Pero, según se presente la ocasión, Rosas
laciones exteriores la iniciativa de intimidar al utiliza diferentes métodos de intervención,
gobierno de Córdoba —sindicado como insti­ desde la paciente persuasión con algún jefe
gador— para que abandonase su cargo y com­ provincial “descarriado”, hasta la intervención
pareciera ante un tribunal confederal. Coinci­ armada, si la urgencia del momento lo exige.
dió el momento con la expiración del término El caso de Salta, en 1836, es un típico ejemplo
legal del gobierno de Reynafé y ambos gobier­ de intervención armada, cuando se lo sindica
nos no reconocieron a ninguno de los gober­ al gobernador José Fernández Cornejo como
nadores que la Sala cordobesa eligió, ni Pedro “unitario” y el gobierno de Buenos Aires ayu­
Nolasco Rodríguez, ni Mariano Lozano, ni da militarmente a Alejandro Heredia para que
Sixto Casanova. Rosas utilizó la influencia que lo derroque. Distinto es el procedimiento uti­
Estanislao López tenía en los círculos políticos lizado con el coronel Martín Yanzón, goberna­
de Córdoba para que, finalmente, bajo la pre­ dor de San Iuan desde 1834, también acusado 409
LA DIMENSION POLI’I'ICA

de unitario por tener como ministro a Do­ Encargado de las Relaciones Exteriores no
mingo de Oro. Rosas utiliza primero la per­ queda reducida a la función de juzgar, tam­
suasión epistolar y recién cuando ésta fracasa, bién dicta normas de naturaleza sustancial.
decide movilizarse con las armas a comienzos En algunas oportunidades crea figuras delic­
de 1836; pero para ese tiempo, Yanzón es de­ tivas sobre las cuales dicta condena, como en
puesto tras un intento fallido de invadir La febrero de 1837, cuando por medio de un de­
Rioja. creto se cierra la comunicación entre los ha­
Las funciones nacionales del gobierno de bitantes de la Confederación y los de Perú y
Buenos Aires se incrementaron con la delega­ Bolivia; en dicha ocasión se prescribe que el
ción de las provincias para juzgar a los acusa­ infractor será castigado como “reo de la pa­
dos de crímenes políticos contra la Nación. tria” por traición al Estado. Otro tanto ocurre
Se trataba de un rudimentario derecho fede­ en 1842, con las comunicaciones entre la
ral y sus orígenes se remontaban hasta 1830, Confederación y la Banda Oriental, con simi­
cuando Tucumán reclamó al gobierno de lares condenas para los infractores. Esto sig­
Buenos Aires que enviase a Córdoba al gene­ nifica que al gobernador de Buenos Aires se
ral Quiroga, para que fuese juzgado ante un le ha agregado, de hecho, la función de justi­
tribunal nacional. Otro tanto ocurrió con cia federal. ‘z
Paz, cuando Santa Fe, que se hizo cargo de su a Desde aquel simple encargo de los años
prisión, consideró que debía ser remitido a 1831 y 1832 hasta fines de 1835, ha logrado
Buenos Aires, para que fuese tratado como trabajosamente reunir ciertas funciones na­
un problema nacional. Pero Buenos Aires, cionales que no exceden en mucho a las dí­
hasta 1835, se negó a recibirlo porque temía plomáticas. Pero de ahí en adelante, la institu­
que el prestigio de Paz, ganado en la guerra ción adquiere de hecho un incremento tal de
con el Brasil, pudiese servir para agitar los facultades, que la transforman en una magis­
ánimos de la oposición, que aún era fuerte en tratura federal con poderes externos e inter­
Buenos Aires. Otra fue la opinión en 1835, nos que exceden las atribuciones que la doc­
cuando Rosas había eliminado a la oposi­ trina constitucional suele otorgar a un poder
ción. En cambio, la mayoría de las provincias ejecutivo. A las funciones ya señaladas se van
sostenían que correspondía al gobierno de agregando el derecho de resolver sobre las
Buenos Aires juzgar este tipo de delitos, no cuestiones de límites provinciales, el ejercicio
sólo por estar encargado de las relaciones ex­ del Patronato Nacional, el derecho de dar in­
teriores, sino porque aquéllas lo habían auto­ dulto, el de control sobre el tráfico fluvial por
rizado especialmente. los ríos Paraná y Uruguay, la concesión de
Fortalecida la autoridad de Rosas en el se­ _permisos de ingreso al país y la jefatura de los
gundo gobierno, no sólo acepta que las auto­ ejércitos federales de todo el país. Y como una
ridades de Buenos Aires ejerzan la función de forma de legitimar esta verdadera magistratu­
juzgar a los responsables del asesinato del ge­ ra federal, algunos jefes provinciales identifi­
neral Quiroga, sino que busca con interés la cados con su régimen, comienzan a denomi­
delegación de facultades para aplicar una narlo [efe Supremo del Estado o Iefe Ilustre de
410 sanción. Pero la actividad del encargado del Ia República.
LA HEGEMONIA DE ROSAS

Las PROVINCIAS DEL INTERIOR hermano Felipe Heredia. Otro tanto ocurre en
Y LAS REACCIONES CONTRA EL CENTRALISMO Iujuy, donde el tucumano logra colocar al coro­
PORTEÑO nel Pablo Alemán. Desde 1836, lentamente, He­
redia va extendiendo su “Protectorado” prirne­
Si bien Rosas pudo transformar sin mayo­ ro, por Salta y Iujuy y luego, por Catamarca. Y
res inconvenientes el Encargo de las Relacio­ aunque el papel del “Protector” se limita a ga­
nes Exteriores en una magistratura nacional, rantizar la paz de cada provincia, los ministros
no tuvo el mismo correlato con respecto a que asisten a los gobemadores de las provincias
otros aspectos sustanciales de su sistema. Una integrantes son curiosamente tucumanos; esta
serie de sucesivos planteamientos en torno a la circunstancia aumenta las desconfianzas que,
necesidad de organizar el país y al modo de desde hace tiempo, Rosas alienta del díscolo
concebir la unión bajo esa particular forma caudillo norteño. Pero el “Protectorado” no va
que se denominaba “Confederación”, puso en a durar más de dos años y esto será una de las
peligro al régimen en varias oportunidades. causas de debilidad intrínseca de la futura Coa­
Una parte importante de los hombres de las lición del Norte.
provincias percibían al sistema impuesto por Heredia insiste ante Rosas en declarar la
Rosas como una nueva manifestación del cen­ guerra al mariscal Andrés de Santa Cruz, jefe
tralismo porteño y lo cuestionaron con una de la Confederación Peruano-boliviana, indu­
serie de sublevaciones. Algunas de éstas se cido por una serie de motivos bastante com­
transformaron en rebeliones generalizadas co­ plejos. Necesita precipitar el desenlace para
mo la de 1840, y otras buscaron la alianza con fortificar su imagen dentro del Protectorado y
potencias extranjeras que pusieron en riesgo a Rosas no le resultan ajenas tales especulacio­
la soberanía general y provocaron profundas nes. No obstante, es indudable que la cuestión
crisis económicas con sendos bloqueos al de la recuperación de Tarija y la Puna, recla­
puerto de Buenos Aires, mantenido afanosa­ mada por Salta y retenida por Bolivia, consti­
mente por el régimen como único contacto tuye uno de los detonantes. Por otra parte, los
con el extranjero. distritos del norte argentino están ligados eco­
nómicamente a Bolivia desde siempre, pero
Las provincias del none. Santa Cruz comienza a instrumentar una serie
Del “Protectorado” a la Coalición de trabas a la importación de artículos de ul­
del Norte tramar vía Salta o Jujuy. A lo que se suma la
sospecha bastante probada de que Santa Cruz
El norte sigue convulsionado tras el trágico continúa brindando ayuda militar a los unita­
fin del comisionado Quiroga; hecho que facili­ rios, como ya lo ha hecho en años anteriores.
ta el afianzamiento hegemónico del gobema­ Por otra parte, la misma creación de aquella
dor de Tucumán en la región. Sin fuerzas para Confederación rompe el equilibrio alcanzado
irnpedirlo, Felipe Ibarra observa inquieto cómo después de la independencia y esto afecta por
Heredia coloca en el gobiemo de Salta a sus pa­ igual a Chile y a la Confederación Argentina.
rientes; primero, a Fernández Cornejo —sospe­ Por lo mismo, Chile declara la guerra a Santa
chado de unitario- y más tarde, a su propio Cruz y busca la alianza con Rosas. 411
LA DIMENSIÓN POLÍTICA

Heredia cuenta con que la guerra se va a por el “Protector” y, a su vez, La Rioja se com­
resolver rápidamente, que el mayor peso va a promete a hacerle reintegrar a Catamarca los
caer sobre Chile y que Rosas va a contribuir departamentos que Tucumán ha anexado. El
efectivamente. Pero nada de ello ocurre; Rosas 14 de noviembre, Catamarca se separa del
delega la responsabilidad de la guerra sobre las protectorado. Dos días antes, tras haber sido
provincias de Tucumán, Salta y Jujuy, y desig­ reelecto en su provincia por un nuevo período
na a Heredia comandante en jefe del ejército. y mientras se marchaba a su estancia La Arca­
Las demás provincias demuestran falta de dia, Alejandro Heredia es asesinado en Lules
cooperación y, además, se presentan graves por una partida de Gavino Robles.
problemas dentro del Protectorado. Frente a Desaparecido Heredia, Ibarra cree que ha
las desinteligencias internas de Catamarca, llegado su momento para sentar hegemonía
Heredia no titubea en incorporar a Tucumán en el norte. Por eso trata de presionar sobre la
los departamentos catamarqueños de Santa legislatura tucumana advirtiendo que está li­
María, Belén y Tinogasta. A su vez, los choya­ gado con La Rioja y Catamarca. Luego de su-­
nos santiagüeños invaden territorio tucuma­ cesivos intentos, la Sala tucumana elige a Ber­
no. Todo esto demora y distrae al ejército de nabé Piedrabuena, que cuenta con la simpatía
Heredia que, finalmente, tiene un resultado de Ibarra. En tanto, Felipe Heredia es depues­
desfavorable en el frente de guerra y las tropas ‘to en Salta, tras una prolongada crisis provo­
bolivianas ocupan la Quebrada. La guerra en cada, en gran parte, por el levantamiento de
el norte argentino termina en abril de 1838, los departamentos de la frontera. En esta su­
cuando Santa Cruz declara finalizada la cam­ blevación está presente el desagrado por la
paña por la dispersión de las tropas argenti­ guerra contra Santa Cruz que, por otra parte,
nas. A su vez, en enero de 1839, Chile vence en ha sido común a todo el norte. El conflicto bé­
Yungay a las tropas bolivianas y, finalmente, lico resulta irnpopular debido —entre otras ra­
se disuelve la Confederación Peruano-boli­ zones- a las consecuencias económicas y los
viana. Rosas festeja la victoria como propia y mayores esfuerzos recayeron sobre los depar­
determina que se rinda honores a los “valero­ tamentos de la frontera, dedicados a la gana­
sos federales” que han liberado a Bolivia del dería. Los daños ocasionados crearon un pro­
dictador. fundo resentimiento contra los Heredia. Fi­
Luego del resultado adverso en la guerra, nalmente, la crisis política en Salta termina
Heredia queda desprestigiado y los goberna­ con la elección, el 10 de diciembre de 1838, de
dores de La Rioja y de Santiago del Estero, To­ Juan Manuel Solá quien cuenta con el inme­
más Brizuela e Ibarra, aprovechan para arre­ diato reconocimiento de Tucumán y Santiago
meter contra su hegemonía en el norte. Como del Estero. No ocurre lo mismo con Córdoba,
Cubas, gobernador de Catamarca, tiene moti­ que se mantiene a la espera de lo que decida
vos para estar disgustado con el “Protector”, Buenos Aires; pero Rosas nunca los reconoce­
también se suma a aquéllos. La Rioja y Cata­ rá porque desconfía de ambos y así se lo hace
marca firman el 10 de noviembre de 1838 un saber a Ibarra. Tampoco siente simpatías por
convenio por el cual forman una alianza ofen­ los gobernadores de Catamarca y La Rioja, es­
412 siva-defensiva para el caso de ser invadidas to es, hacia Cubas y Brizuela.
LA HEGEMONÍA DE ROSAS

En Jujuy, los nuevos administradores, Pablo 1836 porque Rosas rechazó su proyecto de na­
Alemán y Mariano Iturbe, son simpatizantes cionalización de la moneda riojana. Y no pu­
del régimen rosista. Pero más allá de las simpa­ do haber sido de otra manera, porque el pro­
tías o antipatías, la situación entre los goberna­ yecto del riojano escondía la finalidad de la
dores del norte y Rosas se complica hacia fines reorganización constitucional que, precisa­
de 1838, por causas de la Confederación Perua­ mente, el porteño rechaza con tanta habilidad.
no-boliviana y las gestiones de paz procuradas Ese sentimiento antiporteñista, que tiene
por Santa Cruz y por su sucesor, el general Ve­ múltiples expresiones según los intereses de
lazco. Como Rosas no se ocupa de la situación, cada región, impulsa a las provincias del nor­
Solá e Ibarra le escriben solicitándole su inter­ te lideradas por Solá y Piedrabuena a que pro­
vención ya que corresponde al Encargado de las curen concretar un pacto interprovincial que
Relaciones Exteriores ocuparse del problema. garantice la seguridad de las partes contratan­
Pero nada responde aquél, ocupado desde mar­ tes y proteja el orden interior hasta que pueda
zo con el bloqueo al puerto de Buenos Aires llegar la organización nacional.
por parte de Francia, y a esa desatención se su­ Pero si el sentimiento antiporteño —o si se
ma un real sentimiento antiporteño en la re­ prefiere, anticentralista- es común a todas las
gión, que toma la forma de antirrosismo. Las provincias del norte, los problemas locales po­
provincias están cansadas de tanta desatención nen profundas notas de discordia entre ellas y
por parte de quien tiene obligaciones y medios dificultan el acuerdo que comienza a discutir­
para hacerlo. Por estos momentos, Cubas y Bri­ se el 25 de noviembre de 1839. Salta no termi­
zuela ya están dispuestos a no ser más instru­ na de asimilar la independencia de Iujuy y, en
mentos delos porteños, más aún cuando Velaz­ consecuencia, el gobernador Iturbe demuestra
co ofrece devolver los territorios de la Puna, renuencia hacia el tratado, lo que significa que
Iruya y Santa Victoria, firmar la paz por separa­ prefiere inclinarse por Rosas; este hecho le
do y restablecer el comercio. Este comercio es costará el cargo poco tiempo después. A su
vital para Salta y Iujuy porque de allí obtiene el vez, Piedrabuena, de Tucumán, no puede en­
metálico que luego emplea para pagar las im­ tenderse con Ibarra que termina por decidirse
portaciones de ultramar ingresadas por los por el jefe de la Confederación Argentina.
puertos de Buenos Aires y Valparaíso; por esta Otro problema, al parecer insalvable, es cómo
razón, tanto los particulares como el Estado es­ se integran los recursos materiales. Finalmen­
tán ansiosos por reabrir las relaciones. Pero Ro­ te, Tucumán con Salta constituyen en febrero
sas recién dispone el cese de la incomunicación de 1840 el acuerdo sobre las bases de lo con­
con Bolivia en octubre de 1839. versado el año anterior. Ambas provincias se
Tanto Salta como Tucumán aceptan fir­ comprometen a retirar a Rosas el Encargo de
mar la paz por separado, conscientes de la vio­ los Negocios Generales y de las Relaciones Ex­
lación al pacto de 1831 que esto significa y ex­ teriores y cuando se anuncie su nueva reelec­
tienden la invitación a Ibarra, que no acepta y ción, se levantarán contra Rosas, tras invadir
le pasa la comunicación a Rosas. También Bri­ Santiago del Estero y Córdoba. Se constituye
zuela, en La Rioja, guarda sentimientos anti­ así la Coalición del Norte, a la que adhieren las
porteños desde tiempo atrás, agravados desde provincias de Catamarca, La Rioja y Iujuy. 413
LA DIMENSIÓN POLITICA

En toda esta acción de conspiración, in­ como Cayetano y Francisco Lozano y Gaspar
dudablemente cumplen un papel importante Bravo. La rebelión derroca a Manuel López,
los jóvenes de la Nueva Generación. En Tucu­ disuelve la Sala legislativa y elige gobernador
mán, los amigos de Iuan Bautista Alberdi y provisorio al presidente de la Sala, Francisco
Félix Frías, entre los que se destaca Marco Alvarez. Pero en los primeros días de diciem­
Avellaneda, ocupan posiciones espectables en bre, entran a la provincia las tropas de Bue­
la legislatura y en la administración. En La nos Aires al mando del general Manuel Oribe
Rioja no encuentran inconveniente para acer­ y Angel Pacheco con los refuerzos que envía
carse al “Zarco” Brizuela y en Córdoba se ins­ Rosas y reponen a López en el gobierno pro­
tala Vicente Fidel López y funda, a comienzos vincial. La presencia del ejército de Oribe
de 1840, una filial de la Ioven Generación Ar­ produjo en la provincia desolación y serios
gentina junto a un grupo de conocidas figuras perjuicios económicos, tanto para las finan­
del ambiente político cordobés, como los re­ zas públicas cordobesas como para la econo­
presentantes Enrique Rodríguez, Paulino Paz, mía provincial. Además, la derrota de los re­
Ramón Ferreyra y Francisco Álvarez, que van volucionarios de octubre significa exilios y
a tener activa participación en la revolución confiscacíones para los comprometidos en el
de octubre. movimiento aunque, también los sublevados
Pese a su endeble base económica y mili­ procedieron en forma similar cuando depu­
tar y a la desinteligencia entre sus jefes, la sieron al gobierno de Manuel López. La se­
Coalición pudo extenderse por el Interior a mejanza se repite con respecto a los símbolos
excepción de Cuyo que, bajo la influencia de y lemas que identifican a cada grupos con­
Félix Aldao, permanece fiel a Rosas y, entre tendiente; como ocurre en el resto de las pro­
noviembre de 1840 y enero de 1841, los adic­ vincias, unos y otros son totalizadores y ex­
tos a la Coalición son fácilmente reducidos. cluyentes. Viva la Santa Federación, mueran
Solá invade Santiago del Estero sin obtener los salvajes unitarios, para el régimen identifi­
mayores logros, pero Lamadrid contiene en cado con la unanimidad de miras que exige
La Rioja el avance de Aldao y de allí pasa a Rosas; Libertad, Constitución o Muerte, para
Córdoba donde estalla, el lO de octubre de los que se oponen a él.
1840, una revolución. El fin del conflicto con Francia en octu­
Bajo el lema Libertad y Constitución, se bre de 1840 y la retirada de Lavalle permiten
subleva el regimiento de Cívicos, encabezado a Rosas dirigir sobre el Interior la mayor par­
por su comandante Agustín Gigena, al que se te de su poderío militar y sellan la suerte de la
suman los integrantes de la filial de la Joven Coalición del Norte. Entre 1841 y 1842, las
Generación y numerosas figuras políticas, al­ fuerzas porteñas al mando del general Ma­
gunas de las cuales forman parte del gobier­ nuel Oribe realizan una metódica conquista
no de Manuel López, como Iosé Norberto de del Interior. El fracaso de la Coalición del
Allende, prestigioso profesional y funciona­ norte marca el fin del Interior como región
rio del régimen depuesto, lo mismo que capaz de elaborar propuestas autónomas; a
Francisco y Mariano González, reconocidos partir de ese momento y hasta la segunda mi­
414 docentes universitarios, varios comerciantes tad del siglo XIX, sólo actuará en un plano
LA HEGEMONIA DE ROSAS

secundario en los conflictos de las provincias los cambios en la política santafesina


del Litoral.
La represión es memorable; en retirada El año 1838 presenta dos problemas graves
hacia Córdoba, las tropas de Lavalle ya no son para Santa Fe: el bloqueo que imponen los
un obstáculo para los ejércitos porteños. En franceses a los puertos argentinos y la muerte
Tucumán y en las provincias andinas los disi­ de Estanislao López. El 28 de marzo, el almi­
dentes son reducidos y exterminados por Ori­ rante Leblanc declara el bloqueo al puerto de
be, Pacheco, Aldao y Nazario Benavides de San Buenos Aires por no haber satisfecho Rosas las
Iuan, uno de los pocos gobernadores del Inte­ reclamaciones del vicecónsul de Francia, Aimé
rior que se mantuvo fiel a Rosas. Los jefes po­ Roger. Si bien éste es un problema exclusiva­
líticos o militares de la Coalición del Norte, mente de la provincia de Buenos Aires, Rosas
como Avellaneda, de Tucumán; Cubas, de Ca­ hace del bloqueo una cuestión nacional y soli­
tamarca y Acha, de Cuyo, caen víctimas de la cita un pronunciamiento de las provincias.
represión. En tanto, Lamadrid es vencido en Como el bloqueo produce importantes
Rodeo del Medio, en la provincia de Mendoza, perjuicios económicos y políticos a todas las
y se refugia en Chile. provincias de la Confederación y, en especial,
a las del Litoral, Santa Fe y Corrientes inter­
LAS REACCIONES EN EL LITORAL pretan que se están lesionando sus intereses
Y EN BUENOS AIRES en una contienda en la que no son parte. Ló­
pez, poco antes de morir, envía a su ministro
Entre 1838 y 1841 se produce una serie de Domingo Cullen a Buenos Aires para que ex­
cuestionamientos al poder de Rosas prove­ ponga ante Rosas la opinión de Santa Fe. El
nientes del Litoral o desde el propio interior comisionado le expresará a Rosas que no
de su provincia. Razones económicas y pro­ puede comprometer a toda la Nación por
fundas divergencias con respecto a la organi­ conflictos que son exclusivos de la provincia
zación del Estado llevan a Santa Fe y a Co­ de Buenos Aires. López está tan convencido
rrientes a disentir y hasta oponerse seriamen­ de su planteo que inmediatamente informa
te, aunque sin mayores éxitos, con el Encar­ al gobernador de Corrientes, Genaro Berón
gado de las Relaciones Exteriores. Los estan­ de Astrada, sobre el tenor de la misión de
cieros del sur bonaerense, por su parte, reac­ Cullen.
cionan contra la política de tierras y los abu­ El comisionado de López habla con Rosas,
sos de poder del gobierno de Rosas. Lavalle, el 26 de mayo de 1838, sin obtener nada defi­
con el apoyo de la escuadra francesa, lanza nitivo de su interlocutor. Cullen tiene instruc­
una invasión infructuosa sobre la provincia ciones para que, si fracasa con Rosas, debe tra­
de Buenos Aires para derrocar al régimen. tar de hablar con el jefe de la fuerza bloquea­
Pero todos estos intentos fracasan por la fal­ dora. Es así como Cullen se entrevista con el
ta de coordinación entre ellos, los desacuer­ comandante francés y obtiene la promesa de
dos entre los responsables de cada movi­ que el bloqueo se levantará, si Buenos Aires
miento y la notable falta de recursos materia­ suspende la aplicación de la ley de 1821 de
les y militares. prestación de servicio militar. En consecuen­ 415
LA DIMENSION POLITICA

cia, presenta al ministro Felipe Arana un Oroño en Coronda, que formaba parte de un
apunte confidencial sobre las bases de la solu­ movimiento más amplio de reacción contra
ción del conflicto para que lo resuelva el go­ el centralismo porteño. En este movimiento,
bierno de Buenos Aires. Pero la noticia de la Cullen tiene una parte considerable de res­
muerte de López, el 15 de junio de 1838, inte­ ponsabilidad puesto que ha conseguido la
rrumpe las gestiones de Cullen. El fin sorpren­ adhesión de su protector Ibarra; de Cubas, de
de a López cuando parece estar resuelto a irn­ Catamarca y Brizuela, de La Rioja. Esta liga se
ponerse en la cuestión del bloqueo. Con mu­ forma a la par que Corrientes se alía con
cha fortuna, una vez más, Rosas se ha librado Francia y el gobierno oriental de Rivera. Co­
de una figura de gran prestigio que puede mo la reacción tiene por objetivo terminar
oponerse a su sistema. El vacío de poder que con el régimen de Rosas, deben combatir
provoca la muerte de López genera un clima también a sus aliados. De modo que pene­
de inestabilidad que favorece la consolidación tran por el este, en febrero de 1839, a territo­
de la hegemonía porteña. Si López resulta una rio cordobés en combinación con Pedro No­
figura incuestionable dentro del federalismo, lasco Rodríguez, que lo hace por el norte. La
los demás actores políticos son más vulnera­ sublevación fracasa porque el gobernador
bles. De modo que quienes intenten seguir su López derrota a los sublevqdos en marzo de
senda podrán ser cuestionados por el gober­ 1339, en Las Cañas, y casi simultáneamente
nador de Buenos Aires, esto es, sindicados co­ son derrotados los correntinos. En conse­
mo salvajes unitarios. cuencia, Rosas presiona sobre Ibarra para
La legislatura santafesina elige en su reem­ que entregue a Cullen. Luego de algunos titu­
plazo a Cullen, quien, conocedor de la situa­ beos pero demasiado comprometido, el go­
ción en que ha quedado luego de su frustrada bernador santiaguaño termina por entregar­
misión en Buenos Aires, de inmediato procu­ lo. De camino a Buenos Aires, Cullen es fusi­
ra una alianza con el gobernador de Corrien­ lado por orden del gobernador porteño, en
tes, Berón de Astrada. Rosas, continuando con junio. El fracaso decide a Ibarra a cambiar de
su vieja estrategia, empieza por no reconocer­ alianzas y, de ahí en más, se ocupará por ma­
lo y tampoco lo hace Echagüe, de Entre Ríos. nifestar su acuerdo con Rosas.
En tanto, al amparo de ambos gobiernos, Juan El saldo de los sucesos en Santa Fe no es
Pablo López, hermano de Estanislao, invade otro que la consagración de la injerencia rosis­
Santa Fe. Cullen, sospechado de “unitario”, re­ ta en detrimento de su autonomía y, en el con­
nuncia y la legislatura elige a Galisteo en su texto regional, la pérdida de su preponderan­
reemplazo. Pero Rosas tampoco lo reconoce, y cia en el Litoral, que a partir de esta etapa, pa­
la Sala santafesina continúa eligiendo hasta sa a Entre Ríos, convertida primero con Echa­
que se decide por Juan Pablo López que, por el güe y luego con Urquiza, en la principal aliada
momento, aún presenta todas las garantías pa­ de Buenos Aires en el Litoral. En Santa Fe, la
ra Rosas. adhesión a la “unanimidad” con Rosas que os­
Cullen huye de Santa Fe y se refugia en tenta el gobernador Juan Pablo López, trae
Santiago del Estero. Poco tiempo después, es aparejados los embargos, las persecuciones y
416 abortada la asonada del coronel Santiago las deportaciones y sus habitantes se ven obli­
LA HEGEMONÍA DE ROSAS

gados a demostrar su “decisión por la santa “unanimidad e identidad de miras” con Rosas
causa federal”, exhibiendo el cintillo —o los hasta el final, pero se conduce con cierta mo­
moños- punzó, los lemas excluyentes en los deración que lo diferencia de su aliado. Si bien
documentos oficiales y privados y los emplea­ Rosario es el puerto a donde acude una buena
dos públicos, el luto por la muerte de la “he­ parte del comercio interior, la citada unanimi­
roína de la federación”, Encarnación Ezcurra, dad obliga a Echagüe, en 1847, a decretar el
esposa de Rosas. Pero tras todos estos inconve­ cierre de los puertos de la provincia con el de
nientes, retornan las remesas de dinero desde Montevideo y cualquier otro del Estado Orien­
Buenos Aires, aunque hacia finales del año tal. Por eso, no resulta extraño que Rosario, en
1841, en coincidencia con la inclinación del 1851, sea el primer punto de la provincia que
gobernador López a concretar una alianza con adhiere al pronunciamiento de Urquiza.
Pedro Ferré y el general Paz, las partidas co­
mienzan a espaciarse nuevamente hasta que El conflicto con Berón deAstrada
son suspendidas. En noviembre de 1841, se
concreta la alianza con un tratado cuyaibase es Como se ha visto, luego de la muerte de
la unión contra el “tirano” Rosas y su objeto la Estanislao López en 1838, Corrientes queda
paz, la libertad y la organización de la Repú­ sola para soportar la reacción porteña. El go­
blica por el voto de los pueblos; en consecuen­ bernador correntino, Berón de Astrada busca
cia, Santa Fe retira a Buenos Aires el manejo la alianza de Rivera y de Francia y, en febrero
de las relaciones exteriores. Pero las desave­ de 1839, se pronuncia contra Rosas. Retoma
nencias entre Paz, Ferré y Rivera frustran las posiciones que no son nuevas para Corrientes,
veleidades contestatarias de Iuan Pablo López, como son el reclamo por los perjuicios econó­
quien sucumbe ante el aplastante peso de los micos que produce la aduana de Buenos Aires
ejércitos de Oribe y Echagüe, en abril de 1842. al comercio correntino, la exigencia de la libre
López se refugia en Corrientes y, en 1845, in­ navegación de los ríos, la habilitación de los
tenta la reconquista de Santa Fe desde el Cha­ puertos interiores al comercio de ultramar y la
co, en una acción planeada por el general Paz, organización definitiva del país por la sanción
frustrada por la impericia del santafesino. de una constitución. El encargado de reprimir
Echagüe es el nuevo gobernador de Santa el levantamiento correntino es Pascual Echa­
Fe y con él, las partidas de dinero porteño re­ güe, quien vence a Berón de Astrada, el 31 de
tornan hasta 1852. A pesar de ello, la economía marzo de 1839, en la batalla de Pago Largo. El
provincial sigue en bancarrota, agotadas sus gobernador correntino muere en la fallida
posibilidades a una escasa franja de territorio, empresa y Echagüe penetra en Corrientes,
al cierre de su río al comercio directo con el ex­ donde establece un gobierno adicto a Rosas.
tranjero y asolada permanentemente por inva­
siones indígenas que incursionan por sus tie­ Alzamiento en Buenos Aires
rras. Esta falta de perspectivas económicas ex­
plica, en cierta medida, la actitud política asu­ Desde fines de 1838, crecen en la capital
mida por algunos de sus gobernantes. Echagüe los cuestionamientos al autoritarismo de Ro­
gobierna con la suma del porder público y en sas. En virtud de ello, miembros de la Asocia­ 417
LA DIMENSION POLITICA

ción de Mayo deciden un alzamiento militar Chascomús y Tuyú, encabezados por el ma­
en la ciudad, encabezado por el teniente coro­ yor Pedro Castelli y el comandante Manuel
nel de milicias Ramón Maza y en el que están Rico, se levantan contra el gobernador de
comprometidos algunos jóvenes oficiales e Buenos Aires. Las desinteligencias con Lava­
importantes jefes militares. La conspiración lle, que en vez de entrar por la campaña bo­
está lista para junio de 1839, pero una denun­ naerense invade Entre Ríos, y el temor a ser
cia permite a Rosas arrestar a los cabecillas: el descubiertos obligan a precipitar el movi­
coronel Maza, Albarracín, Tejedor. Este hecho miento, que estalla en Dolores el 29 de octu­
causa una desproporcionada reacción popu­ bre de 1839. Se le agregan fuerzas milicianas
lar, agitada convenientemente por miembros provenientes de Chascomús, Monte Grande
de la Sociedad Patriótica y Restauradora que y Magdalena. Pero, en realidad, son ejércitos
denuncian la existencia de una supuesta cons­ improvisados de peones capitaneados por los
piración para asesinar a Rosas, inspirada por hacendados y por ello son fácilmente domi­
el padre del coronel Maza, el presidente de la nados por los regimientos de la frontera, me­
Sala legislativa, doctor Manuel Vicente Maza. jor equipados y disciplinados. Luego de la
A fines de junio, este último es asesinado en batalla de Chascomús, el 7 de noviembre, la
su despacho por los mazorqueros y su hijo, rebelión queda prácticamente dominada.
fusilado. El régimen aprovecha para mante­ Castelli es muerto, pero Rico logra huir con
ner la movilización de los sectores populares, un grupo importante de rebeldes y se refugia
lo que demuestra que el imaginario político en la Banda Oriental, donde se suman a la
de este grupo social está centrado en la glori­ campaña de Lavalle. Las propiedades de los
ficación de la persona de Rosas, cuestión rebeldes son confiscadas y distribuidas como
esencial para mantener y aun ampliar su ca­ premio entre los federales que reprimieron la
risma. No obstante, el hecho de que la mayor rebelión.
parte de los que intervienen en esas reaccio­ Estos problemas muestran la profundidad
nes proviene de las filas federales deja entre­ de la crisis que afecta el predominio rosista
ver las profundas contradicciones que se per­ por estos años; no obstante, el gobierno de
filan en ese bloque. Rosas hábilmente los transforma en proble­
mas nacionales. Las reacciones contra Rosas
La rebelión en el sur bonaerense pasan a ser sublevaciones “contra la patria” y
sus ejecutores condenados como “traidores a
Cuatro meses después de los sucesos en la la Nación". Por el contrario, hay premios para
capital, se produce un levantamiento en la quienes permanecen “fieles a la patria”. Una
campaña bonaerense, precisamente, en el só­ ley de la legislatura de Buenos Aires, del 9 de
lido feudo rosista que es el sur ganadero. noviembre de 1839, declara “que el motín de
Aprovechando el descontento que la política Dolores y Monsalvo es un crirnem de alta
de tierras de Rosas provoca entre los hacen­ traición” y acuerda una recompensa a los fun­
dados sureños y las expectativas generadas cionarios públicos que permanecieron “fieles
por las noticias de la pronta invasión de La­ a la patria”.
418 valle, un grupo de hacendados de Dolores,
LA HEGEMONÍA DE Rosas

La invasión de Lavalle defensa de Montevideo, sitiada por Oribe. El


paso de Paz por Entre Ríos no sólo sirve para
La tan ansiada invasión de Lavalle se pro­ desplazar a Echagüe del mando provincial si­
duce en julio de 1840, aunque el ataque del no para abrir el camino a Iusto Iosé de Urqui­
ejército —que se denominó libertador- fue za, quien continúa la guerra al frente de las
planeado desde el año anterior. Con el apoyo tropas entrerrianas.
francés, parte de la Banda Oriental y penetra Otro cambio importante se produce en
en Entre Ríos, donde libra algunos combates Corrientes cuando Ferré debe abandonar la
sin mayor trascendencia; ocupa Santa Fe y en provincia y concluir el levantamiento, tras la
agosto, invade la provincia de Buenos Aires. derrota de Rivera en Arroyo Grande, en di­
En Santa Fe espera en vano una sublevación ciembre de 1842. Con esto, el mapa político
de la población, que tampoco se produce. En­ del Litoral sufre cambios de consideración. No
tonces decide marchar hacia el norte. En reti­ obstante, entre 1843 y 1847, se producen nue­
rada hacia Córdoba, sus tropas son derrotadas vos levantamientos. Una incursión de emigra­
por Oribe y Pacheco, en Quebracho I-‘Ierrado. dos, dirigida por los hermanos Madariaga,
El jefe vencido emprende la huida hacia el desplaza al gobernador correntino, simpati­
norte, pero es muerto en Iujuy el 8 de octubre zante del régimen rosista. Allí comienza un d.í­
de 1841. fícil equilibrio entre los partidarios de Ferré y
los simpatizantes de Rosas. Pero, en enero ‘cle
Nuevamente Conientes 1846, Urquiza abre la lucha contra Corrientes,
captura al hermano del gobernador e inicia
A comienzos de 1840, el general José Ma­ con éste una afanosa negociación que se pare­
ría Paz, prisionero en la ciudad de Buenos Ai­ ce a una nueva coalición en el Litoral, con la
res, aprovecha un momento de confusión pa­ consabida hegemonía del jefe entrerriano. Se
ra huir. Si bien Rosas durante los años de esta­ trata del tratado de Alcaraz que, como es ob­
día en Buenos Aires trata infructuosarnente de vio, Rosas se niega a reconocer. Como conse­
atraerlo a sus filas, nadie le puede garantizar la cuencia, la guerra en el Litoral continúa y se
vida en momentos represivos. Su primer des­ define a favor de Urquiza en la batalla de Ven­
tino en libertad es Corrientes, donde se pone ces, en noviembre de 1847. De esta contienda,
al servicio del gobernador Pedro Ferré, quien Urquiza sale reforzado, no sólo porque se afir­
le confía el mando de las fuerzas provinciales ma en Entre Ríos, sino porque logra colocar a
y con ellas derrota a Echagüe en Caaguazú, en Ioaquin Virasoro en Corrientes.
noviembre de 1841. Desplaza al vencido del
mando provincial y es nombrado gobernador LAS INTERVENCIONES EXTRANJERAS

de Entre Ríos pero los recelos de Ferré, suma­


dos a sus desinteligencias con Rivera, lo colo­ El bloqueo fiancés
can en una difícil situación y lo obligan a re­
nunciar, tanto al mando de las fuerzas rebeldes El bloqueo frances al puerto de Buenos
como al gobierno provincial. Su próximo des­ Aires y al litoral del Río de la Plata se extiende
tino es la Banda Oriental, donde organiza la de marzo de 1838 hasta octubre de 1840 y pro­
LA DIMENSIÓN POLITICA

duce un evidente debilitamiento en las relacio­ Rosas como defensor de la independencia y


nes del federalismo. En el Litoral, como se ha soberanía de la República y decide denominar
visto, Santa Fe y Corrientes reprochan a Rosas al de octubre, “mes de Rosas”.
porque el incidente se origina en una ley pro­
vincial pero sus consecuencias recaen sobre to­ La intervención anglafrancesa
da la Confederación. En Buenos Aires, el blo­
queo hace sentir sus efectos negativos sobre la El año 1845 se presenta cargado de proble­
aduana porteña y el gobierno se ve en la obli­ mas para Rosas y al parecer todo se conjura
gación de disponer una mayor presión fiscal. Y contra su sistema. Paraguay firma un tratado
en el Interior, el cierre del puerto disminuye el con Corrientes, el “Chacho” Ángel Vicente Pe­
comercio con las provincias y la reducción de ñaloza invade desde Chile y entra por el oeste
los ingresos aduaneros, una significativa fuen­ produciendo algunas acciones. El fin de la
te de recursos para las finanzas públicas. Es guerra riogranderise devuelve a Brasil su plena
más, el propio gobiemo de Buenos Aires se ve capacidad para actuar en el Río de la Plata
obligado a tolerar que Mendoza comercie con El 11 de enero de 1845, Rosas ordena al al­
Chile, lo que en los hechos significa aceptar mirante Brown el bloqueo riguroso de Monte­
una prórroga del convenio de 1835, que Rosas video, que se extenderá hasta que el ejército sí­
tan hábilmente ha tratado de desestimar. tiador, al mando de Oribe, logre entrar en la
En la medida que se dilata su resolución, el ciudad. Rosas busca precipitar la toma de
conflicto pierde el sentido de la causa que lo Montevideo antes que llegue la triple inter­
originó, para transformarse en un problema vención anglo-franco-brasileña que, por esos
entre sectores locales, en los que Francia se días, todos descuentan. Es necesario que sea
muestra demasiado permeable. Rosas necesita antes que Corrientes triunfe en su empresa y
tiempo para resistir porque confía que Gran que Mandeville se aleje de Buenos Aires. Sólo
Bretaña terminará por incidir sobre París, por la caída de Montevideo en esas circunstancias,
eso cultiva sin respiro la amistad con Londres permitirá la concentración de esfuerzos sobre
que, si bien no le evitará los conflictos, por lo Corrientes, hacia donde se había dirigido Iosé
menos le servirá para hacer acuerdos más o María Paz. Pero el bloqueo riguroso perjudica
menos honorables. a las naciones neutrales que mantienen rela­
Durante 1839, la situación cambia y el en­ ciones comerciales con Montevideo y los ofi­
tendimiento de ingleses con franceses se dete­ ciales de los buques extranjeros reclaman a sus
riora. Gran Bretaña está cada vez menos dis­ encargados de negocios.
puesta a contemplar en silencio la acción de Ante la negativa de Rosas, de levantar el
Francia en el Plata. La misma política de Fran­ bloqueo riguroso a Montevideo y retirar sus
cia es vacilante en la medida que pasa el tiem­ fuerzas del territorio oriental el 29 de setiem­
po y cambian los funcionarios. El 29 de octu­ bre de 1845, la flota anglo-francesa declara el
bre de 1849 se firma el acuerdo Mackau-Ara­ bloqueo de Buenos Aires. La declaración tiene
na. La conclusión del tratado es celebrada con un impacto contundente sobre el público y
fiestas y la Sala de Representantes concede provoca un estrechamiento de las filas en tor­
420 nuevos honores, títulos, medallas y premios a no a Rosas.
LA HEGEMONIA DE ROSAS

El sitio se prolongó por espacio de tres Echagüe por Urquiza. Hacia fines de la década
largos años, en que se redujo notablemente el de 1840, Urquiza es ya una figura fuerte en el
comercio exterior, los ingresos aduaneros y, Litoral. Rosas, ante esta hegemonía en ascen­
en general, el comercio de todas las provin­ so, prohíbe la exportación a Entre Ríos de me­
cias. No obstante, las naciones bloqueadoras tálico y pólvora, esta última imprescindible
no avanzaron con su invasión y por el contra­ para la explotación de las caleras de la Bajada
rio, la política de los gabinetes europeos en el del Paraná. Exige, además, un apartamiento
curso de 1846, tuvo una gran variación; triun­ comercial con Montevideo y Brasil, a pesar de
faron las tendencias de conciliación en cuya que ambos son necesarios para la prosperidad
virtud se realizaron diversas gestiones diplo­ ganadera de Entre Ríos y Corrientes. Con sólo
máticas a los efectos de lograr un arreglo pa­ esas circunstancias, sobran las razones en el
cífico sobre la base del libre comercio, la inde­ Litoral para oponerse a la política de Rosas.
pendencia de Uruguay y la seguridad de los Pero no sólo el frente interno es complica­
extranjeros. do hacia mediados de siglo, sino también las
Gran Bretaña es la que primero levanta relaciones con los países vecinos. El problema
unilateralmente el bloqueo, en marzo de 1848, de la Banda Oriental lleva al rompimiento de
motivada por las diferencias de criterios con las relaciones entre la Confederación y el Bra­
su aliada y por la presión de los comerciantes sil y, a comienzos de 1851, la guerra parece in­
británicos residentes en Buenos Aires, a quie­ minente
nes afecta la inactividad del puerto. Pero re­ El 1° de mayo de 1851, el genera] Urquiza
cién el 24 de noviembre de 1849, gracias a la da a conocer un manifiesto en el que expresa
habilidad de Enrique Southern, el tratado que su provincia reasume el ejercicio de las fa­
Southern-Arana pone fin a la intervención in­ cultades delegadas en Buenos Aires. De esta
glesa en el Río de la Plata, con evidente rédito forma se excluía de la federación rosista. Ade­
político para la Confederación. más, declara que ha llegado el tiempo de poner
Con Francia, en cambio, recién el 31 de fin a las guerras civiles y que es necesario orga­
agosto de 1850 se firma el tratado de paz, sin nizar el país constitucionalmente. Por último,
llenar por completo las pretensiones france­ extiende la invitación a las demás provincias.
sas. Los tratados son enviados a París pero, co­ Pero la única que sigue a Entre Ríos es Co­
mo nuevamente se producen cambios políti­ rrientes. Por el contrario, las demás reiteran su
cos de consideración, se posterga su trata­ confianza en Rosas ante el inminente peligro
miento hasta 1851, en que la situación en el de guerra con Brasil. Las provincias de Entre
Plata cambia sustancialmente. Ríos y Corrientes carecen de los recursos para
mantener un ejército capaz de enfrentar a las
LA GRAN ALIANZA Y EL HN DEL RÉGIMEN tropas de Buenos Aires. Deben, por lo tanto,
ROSISTA contar con alguna adhesión de peso que les
otorgue las fuerzas necesarias. En este sentido,
A la muerte de Estanislao López, la hege­ la brasileña es esencial para cualquier reacción,
monía en el Litoral había pasado de Santa Fe a aunque deba resignar parte del control de las
Entre Ríos, en especial luego del reemplazo de operaciones militares. El gobierno de Monte­ 421
LA DIMENSION POLITICA

video, opuesto a Oribe, también forma parte ridad de Echagüe se derrumba; Rosario se
de la alianza que termina por concretarse el 29 pronuncia contra Rosas y, ya en territorio de
de mayo de 1851. Buenos Aires, San Nicolás se pliega al pronun­
Nadie en el mundo federal daba mucho ciamiento. La defensa de la ciudad de Buenos
crédito a Urquiza; los más pensaban en su fra­ Aires es tardía y no hay mayor resistencia al
caso, en tanto que otros se apresuraban a con­ desembarco de los aliados.
denarlo con los epítetos que acostumbraba el Finalmente, el 3 de febrero de 1852, las
lenguaje rosista, “loco”, “traidor”,“salvaje uni­ tropas aliadas y las federales se enfrentan en
tario”. El propio Rosas no creía que Urquiza los campos de Caseros, con el resultado favo­
representara una amenaza importante a tal rable para los primeros. Este encuentro pone
punto que no ordena ningún movimiento fin al régimen rosista, un particular experi­
hasta mediados de noviembre. Confiaba en mento político liderado por Buenos Aires
que Pacheco lo podría detener sin problemas. que, bajo el discurso y las representaciones fe­
Pero a fines de 1851, el Ejército Grande derales, impuso al país una nueva forma de
Aliado cruza el Paraná y en Santa Fe, la auto­ centralización.

ORIENTACIÓN BLBLIOGRÁFICA

Para el estudio del período 1829-1852 nen las comunicaciones oficiales y privadas,
existe una buena cantidad de reproducciones circulares y demás disposiciones y los pactos,
documentales, aunque bastante dispar y hasta tratados o alianzas que se realizaron en el pe­
disconünua. En primer lugar, resulta irnpres­ ríodo. Los discursos de los gobernadores de
cindible la consulta de UNIVERSIDAD DE BUE­ dos provincias centrales en el período están
Nos AIRES. FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS. recopilados en ARCHIVO HISTÓRICO DE LA PRO­
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS, VINCIA DE BuENos AIRES “RICARDO LEvENE”,
Documentos para la Historia Argentina, con Mensajes de los gobernadores de la provincia de
introducción de Emilo Ravignani, tomo XV: Buenos Aires, volúmenes I y II: 1822- 1849, sex­
Relaciones interprovinciales. La Liga del Litoral ta serie, La Plata, 1976; CENTRO DE ESTUDIOS
(1829-1833), Buenos Aires, 1942; Asambleas HISTÓRICOS, Mensajes de los gobernadores de
Constituyentes Argentinas, seguidas de los tex­ Córdoba a Ia legislatura, advertencia de Carlos
tos constitucionales, legislativos y pactos inter­ S. A. Segreti, introducción y recopilación de
provinciales que organizaron políticamente la Ana Inés Ferreyra, tomo I: 1828-1847, serie
Nación, fuentes seleccionadas, coordinadas y documental N° II, Córdoba, 1980, y tomo II,
anotadas en cumplimiento de la Ley 11.857, 1850-1870, serie documental N° VI, Córdoba,
por Emilio Ravignani, Buenos Aires, 1937, y 1996.
Leyes y Decretos promulgados en la Provincia de En segtmdo lugar, existen trabajos que re­
Buenos Aires desde 1810 a 1876, recopilados y copilan los documentos de los principales ac­
concordados por Aurelio Prado y Rojas, to­ tores del período, algunos precedidos de exce­
422 mos II, III, IV, Buenos Aires, 1877, que contie­ lentes elaboraciones explicativas; entre otros:
LA HEGEMONIA DE ROsAs

GREGORIO ARAoz DE LA MADRID, Memorias del metido citado, entre otras, ACADEMIA NACIO­
general Gregorio Aráoz de La Madrid, volúme­ NAL DE LA HISTORIA, Historia de la Nación Ar­
nes I y II, Buenos Aires, 1968; ENRIQUE BARBA, gentina (Desde los orígenes hasta la organiza­
Correspondencia entre Rosas, Quiroga y López, ción definitiva en 1862), volumen VII, Buenos
Buenos Aires, 1975; del mismo autor, “La Aires, 1949; TULIO HALPERIN DONGHI (dir.),
campaña libertadora del general Lavalle Historia Argentina, Buenos Aires, 1972; NOEMI
(1838-1842)”, en ARCHIVO HISTORICO DE LA GOLMAN (dir.), Nueva Historia Argentina, to­
PROVINCIA DE BUENOS AIRES “RICARDO LEVE­ mo 3: Revolución, República, Confederación
NE”, Documentos del Archivo, tomo XI, La Pla­ (1806-1852), Buenos Aires 1998. Con el mis­
ta, 1944; ERNESTO H. CELESIA, Rosas. Aportes mo sentido de visión general, pero para las
para su estudio, tomos I y II, Buenos Aires, provincias: de Entre Rios, BEATRIZ BOSCH, His­
1968; PEDRO FERRE, Memorias, Buenos Aires, toria de Entre Ríos, Buenos Aires, 1978; de La
1921; ANDRES FIGUEROA, Los papeles de Ibarra, Rioja, ARMANDO R. BAZAN, Historia de La Rio­
Santiago del Estero, 1941; ARCHIVO HISTORICO ja, Buenos Aires, 1979; de Tucumán, CARLOS
DE SANTA FE, Papeles de Rosas 1821-1850, San­ PAEZ DE LA TORRE (h.), Historia de Tucumán,
ta Fe, 1928; IOSE MARIA PAZ, Memorias póstu­ Buenos Aires, 1987; de Santa Fe, MIGUEL AN­
mas, Buenos Aires, 1957; MANUEL SOLA, La li­ GEL DE MARCO, MIGUEL DE MARCO (H), PATRI­
ga del norte contra Rosas 1839-1840, Salta, CIA PASQUALI, PATRICIA TICA, Historia de Santa
1898. Fe, Rosario 1992, aportan una actualización
Por último, las reimpresiones de impor­ del papel santafesino en la historia nacional;
tantes períódicos de la época, Oficialistas u de Catamarca, ARMANDO R. BAZAN, Historia de
opositores, ofrecen la visión del papel que de­ Catamarca, Buenos Aires,l996.
sempeñó la prensa en la época. Entre otras, Como el período ha ejercido, y aún ejerce,
véanse las reimpresiones facsimilares realiza­ una particular atracción Sobre los estudiosos
das por la ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, de la historia argentina, el resultado Se advier­
La Moda. Gacetín semanal de música, de poe­ te en la existencia de una profusa bibliografía.
sía, de literatura de costumbres, Buenos Aires, De ahí que no resulta fácil realizar una apro­
1938, y El Iniciador, de Montevideo, Buenos Ai­ piada selección definitiva. Quedan sin mencio­
res, l94l; Archivo Americano y espiritu de la nar otros excelentes estudios, cuyo contenido
prensa del mundo, primera reimpresión del exceden los objetivos de esta orientación bi­
texto español conforme a la edición original bliográfica. Aquí sólo se presenta la considera­
de 1843-1851, con estudio preliminar de Igna­ da recomendable para una ulterior instancia
cio Weis, tomo I, Buenos Aires, 1946; ANTONIO de consulta. Desde la visión que Ravignani de­
ZINNY, La Gaceta Mercantil de Buenos Aires, jó sobre Rosas, compilada en EMILIO RAvIGNA­
1823-1852. Resumen de su contenido con rela­ NI, Rosas. Interpretación real y moderna, Bue­
ción a la parte americana y con especialidad a la nos Aires, 1970, hasta trabajos que se ocupan
Historia Argentina, Buenos Aires, 1912, 3 to­ en forma central de la acción de Rosas en todo
mos. el período, muy completos y de consulta obli­
Como obras de base para alcanzar una vi­ gada, como los de ENRIQUE BARBA, “El primer
i) (t
sión general del período, cumplen con el co­ gobierno de Rosas , Gobiemos de Balcarce,
c
423
LA DIMENSION POLITICA

Viamonte y Maza”; “Formación de la tiranía”; político, como el trabajo de IORGE MIERS, Or­
“Las reacciones contra Rosas”, en ACADEMIA den y virtud. El discurso republicano en el orden
NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia de la Nación rosista, Buenos Aires, 1995; de los aspectos
Argentina cit., volumen VII, Buenos Aires, simbólicos del poder y de los rituales públicos,
1949, que se complementan con los libros de como el estudio de ANA INES FERREYRA, “La re­
este último autor, Cómo llegó Rosas al poder, presentación del poder en la época de la Con­
Buenos Aires, 1972; Unitarismo, federalismo, federación, 1829-1835”, en VARIOS AUTORES,
rosismo, Buenos Aires,l982; y JULIO IRAZUSTA, Enrique M. Barba. In Memoriam. Estudios de
Vida política de Iuan Manuel de Rosas a través Historia, Buenos Aires, 1994; de las prácticas
de su correspondencia, Buenos Aires, 1975. Otra políticas, el artículo de RICARDO SALVATORE,
versión de este tipo de estudios, algo más sirn­ “Consolidación del régimen rosista (1835­
plificado, es el trabajo de IOHN LYNCH, Iuan 1852)”, en GOLMAN (dir), op. cit. Para ahondar
Manuel de Rosas, Buenos Aires, 1985. Otro en el conocimiento del movimiento de 1829
análisis sobre la división del partido federal es en la campaña bonaerense, PILAR GONZALEZ
el de GABRIEL/ PUENTES, El gobierno de Balcar­ BERNALDO, “Levantamiento de 1829: el imagi­
ce. División del partido federal (1832-1833), nario social y sus implicancias políticas en un
Buenos Aires, 1946. Para el tema de la oposi­ conflicto rural”, Anuario IEHS, N° 2, Tandil,
ción a la política de Rosas, MIRTA ZAIDA LOBA­ 1987. Resulta novedosa la reinterpretación
TO, La revolución de los restauradores, 1833, que CARLOS S. A SEGRETI ofrece de “La carta de
Buenos Aires, 1983, ofrece un tratamiento más la hacienda de Figueroa (estudio histórico-crí­
amplio del tema. Desde el campo de la biogra­ tico)”, en Cuadernos del Centro de Estudios
fia histórica, PATRICIA PASQUALI, [uan Lavalle. Históricos, N° 26, Córdoba, 1996, sobre un
Un guerrero en tiempos de revolución y dictadu­ viejo problema que hasta el momento se creía
ra, Buenos Aires, 1996, aporta un estudio mi­ resuelto.
nucioso sobre la acción y el pensamiento de Para profundizar en el estudio del pensa­
Lavalle, un protagonista de indudable peso. miento de la generación de 1837, DARDO PE­
Para el estudio de la magistratura nacional REZ GUILHOU, “Pensamiento y proyecto políti­
que se estructura en el período, un excelente co de la generación de 1837. La iniciación con
análisis en VICTOR TAU ANZOATEGUI, Forma­ Esteban Echeverría”, en VARIOS AUTORES, Anto­
ción del Estado Federal Argentino (1820-1852). nio I. Pérez Amuchástegui. In Memoriam. La
El gobierno de Buenos Aires y los asuntos nacio­ Historia como cuestión, Buenos Aires, 1995,
nales, 2° edición, Buenos Aires, 1996. Para contribuye con renovado enfoque desde las
profimdizar en la relación de la política con el ideas políticas.
problema de la moneda, resulta central el es­ En relación a Santa Fe y Estanislao López,
tudio de CARLOS S. A. SEGRETI, Moneda y polí­ resultan básicos la consulta de los trabajos de
tica en la primera mitad del siglo XIX. Contri­ LEONCIO GIANELLO, Estanislao López, Santa Fe,
bución al estudio de la historia de la moneda ar­ 1955, y MANUEL M. CERVERA, Historia de Ia
gentina, Tucumán, 1975. ciudad y provincia de Santa Fe, 2° edición, to­
Estudios más recientes ofrecen nuevos mo III, Santa Fe, 1982. Desde otro enfoque,
424 aportes provenientes del análisis del discurso orientado a la relación entre política y finan­
LA HEGEMONIA DE RosAs

zas públicas, ]osE CARLOs CHIARAMONTE, GUI­ de la elite dirigente, los cambios en el sistema
LLERMO ERNESTO CUSSIANOVICH, SONIA TEDEs­ de alianzas y las manifestaciones en el diario
CHI DE BRUNET, “Finanzas públicas y política vivir de sociedad; de la misma autora, “Símbo­
interprovinical: Santa Fe y su dependencia de los, lemas y poder político en la provincia de
Buenos Aires en tiempos de Estanislao López”, Córdoba (1845-1852)”, en América Latina
Boletín del Instituto de Historia Argentina y Contemporánea: Desafios e Perpectiva, Río de
Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Tercera se­ Ianeiro, 1996, analiza las estrategias de poder
ríe, N° 8, Buenos Aires, 1993, págs. 77-117. del régimen prorrosista en Córdoba a partir
Dentro de esta línea, CHIARAMONTE analiza la de los aspectos simbólicos del poder y de los
situación en Entre Ríos y Corrientes en su ar­ rituales políticos. Véase también NORMA L. PA­
tículo “Finanzas públicas de las provincias del voNI, Córdoba y el gobierno nacional. Una eta­
Litoral, 1821-1841”, Anuario IEHS, N° l, Tan­ pa en el proceso fundacional del Estado argenti­
d.il, 1986, y en su libro Mercaderes del Litoral, no 1852-1862, Córdoba, 1993, 2 tomos.
economía y sociedad de la provincia de Corrien­ Con respecto a las provincias del norte,
tes en la primera mitad del siglo XIX,‘ Buenos además de las obras generales señaladas, un
Aires, 1991. Para Entre Ríos, además del cita­ estudio básico de consulta es el de JUAN B.
do trabajo de Chiaramonte, un estudio más TERAN, Tucumán y el norte argentino (1820­
clásico, que analiza con detenimiento la políti­ 1840), Buenos Aires, 1910; más recientes son
ca entrerriana a partir de la actuación de Ur­ los estudios de CARLOs PAEZ DE LA TORRE (H),
quiza, es el de BEATRIZ BOSCH, Urquiza y su “Formación de la Liga del Norte contra Rosas
tiempo, Buenos Aires, 1971. (del asesinato de Heredia a la firma del pacto
Para ampliar el estudio del período 1829­ de 1840)”, en MUSEO DE LA CAsA DE LA INDE­
1852 en la provincia de Córdoba, ANA INES FE­ PENDENCIA, Investigaciones, I, 3, Tucumán,
RREYRA y BEATRIZ MOREYRA, “El gobierno del 1986; del mismo autor, “Gobierno de Celedo­
General Iosé María Paz en Córdoba y su ac­ nio Gutiérrez (1841-1852)”, en MUSEO DE LA
ción nacional, 1828-1831”, Cuadernos de la CAsA DE LA INDEPENDENCIA, Investigaciones, I,
Cátedra de Historia Argentina, Serie l, N° 11, 4, Tucumán, 1987. Para el problema con Boli­
Córdoba 1974, ofrecen un análisis renovado via, TAYLOR PARKENSON F., Andrés de Santa
de la Liga provincial de 1830 -tradicional­ Cruz y la Confederación Peruano-Boliviana,
mente denominada unitaria- y el proyecto na­ 1835-1839, La PaZ,1984.
cional ejecutado por Paz. Para ahondar en el El tema de los caudillos es recurrente en
tema de la provisión del ejército de la Liga del la historia argentina, de manera que existe
Interior, BEATRIZ MOREYRA, “La compañía pro­ una más que abundante producción. Dentro
veedora del ejército nacional ( 1830-1831)”, en de los trabajos clásicos y desde una visión
ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Primer sarmientina, RAMON CARCANO, Iuan Facundo
Congreso de Historia Argentina y Regional, Quiroga, Buenos Aires, 1933. Este modelo de
Buenos Aires, 1973. Para el período que se interpretación es revisado, a partir de una
abre a partir de 1835, ANA INÉS FERREYRA, Elite posición reinvindicatoria, por DAVID PENA,
dirigente y vida cotidiana en Córdoba, 1835­ [uan Facundo Quiroga, Buenos Aires, 1968; el
1852, Córdoba, 1994, estudia la conformación trabajo de BARBA, Correspondencia entre Ro­ 425
LA DIMENSIÓN POLÍTICA

sas cit.; COMISIÓN DE HOMENAJE, Ángel Vicen­ XIX”, Desarrollo Económico, Vol. 26, N° 102,
te Peñaloza, Buenos Aires ,l969, y FELIX LU­ Buenos Aires, julio-septiembre 1986, propo­
NA, Los caudillos, Buenos Aires, 1988. Con ne una reinterpretación global del caudillis­
premisas diferentes, Tuuo HALPERN DONGHI, mo con el propósito de encontrar nuevas
“El surgimiento de los caudillos en el cuadro perspectivas de análisis.
de la sociedad rioplatense posrrevoluciona­ Dentro de esta última línea interpretativa,
ria”, Estudios de Historia Social, Año I, N°l, NOEMI GOLMAN, “Legalidad y legitimidad en el
Buenos Aires, Buenos Aires, 1965, analiza la caudillismo. Juan Facundo Quiroga y La Rioja
relación entre militarización y democratiza­ en el interior rioplatense(l8l0-l835)”, Boletín
ción que se encuentra en la base del ascenso del Instituto de Historia Argentina yAmericana
al poder de los caudillos. En tanto, RUBEN “Dr. Emilio Ravignani”, Buenos Aires, Tercera
ZORILLA, Extracción social de los caudillos, serie, N° 7, Buenos Aires, 1993; NOEMI GOL­
1810-1870, Buenos Aires, 1972, estudia al MAN y RICARDO SALVAToRE (comp), caudillis­
caudillismo desde la perspectiva de una pro­ mo rioplatense. Nuevas miradas a un viejo pro­
blemática de clases. Con el caudillismo del blema, Buenos Aires, 1998, compilan los tra­
Litoral como base de análisis, IosE C. CHIA­ bajos de varios autores que se ocupan del tema
RAMONTE, “Legalidad constitucional o caudi­ de los liderazgos políticos desde perspectivas
llismo: el problema del orden social en el asociadas al análisis del discurso, a los rituales
surgimiento de los Estados autónomos del li­ públicos, a las prácticas electorales y al proble­
toral argentino en la primera mitad del siglo ma de la legalidad y legitimidad.

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