Está en la página 1de 17

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/263222677

Breve Revisión Sobre los Estudios Contemporáneos Sobre las Causas de la


Procrastinación Académica.

Article · January 2013

CITATIONS READS

5 8,405

1 author:

Carlos Amadeo García-Ayala


Instituto Moaj Lev
24 PUBLICATIONS   29 CITATIONS   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Neurocognitive bases of procrastination and psychotherapeutic intervention techniques View project

Organizational strategic management View project

All content following this page was uploaded by Carlos Amadeo García-Ayala on 19 June 2014.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

MEDICINA
BREVE REVISIÓN SOBRE LOS ESTUDIOS CONTEMPORÁNEOS DE
LAS CAUSAS DE LA PROCRASTINACIÓN ACADÉMICA
Dr. en C. Carlos Amadeo García Ayala
cgarcia@ujsierra.com.mx
RESUMEN
Procrastinación (del latín: pro=a favor de y crastinare=relativo al día de mañana), es
la postergación en el inicio o conclusión de una actividad específica, mediante la
realización de una actividad innecesaria o menos importante, acompañada de un
estado de ansiedad. La procrastinación es un problema distribuido mundialmente, no
es holgazanería ni un defecto en la capacidad de organización personal. En el
ámbito educativo la procrastinación académica es extremadamente común y
deletérea para el desempeño académico, la integridad física y emocional del
estudiante, su familia y los docentes involucrados en su formación. Son
consecuencias de la procrastinación las calificaciones más bajas, ausentismo a
clase, reprobación de cursos, ansiedad, ira, frustración, tristeza, vergüenza y culpa.
El presente artículo hace una revisión de la investigación contemporánea sobre las
causas de la procrastinación: estudios genético-biológicos, neuropsicológicos, de
personalidad, y derivados del conductismo moderno. En particular, se describe la
ecuación de la procrastinación y su capacidad para explicar la procrastinación.
Finalmente se abordan algunas propuestas de tratamiento de la procrastinación
desde una perspectiva cognitivo-conductual.

PALABRAS CLAVE: Procrastinación, postergación, educación, conductismo.

ABSTRACT

Procrastination (from Latin words: pro=in favor to and crastinare=relating to


tomorrow), is the postponement of begin or mconclusion of a specific activity, by
Procrastination is a worldwide problem, is not laziness neither a defect in the
capacity of personal organization. In the educational environment the academic

_______________________
Coordinador Académico de la Licenciatura en Médico Cirujano de la Universidad Justo Sierra.
Campus Ticomán.

38
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

procrastination is extremely common and deleterious for the academic performance,


the emotional and physical integrity of the student, their family and the teachers
involved in their formation. The consequences related with procrastination are the
lowest qualifications, absenteeism to class, failure to approve courses, anxiety,
anger, frustration, sadness, shame and blame. The present paper reviews the
contemporary research about procrastination causes: genetic-biological,
neuropsychological, personality traits and modern behaviorism studies. Particularly, it
is described the procrastination equation and their reliability for explain
procrastination. Finally there are suggested some treatment techniques for
procrastination management with a cognitive-behavioral approach.

KEYWORDS: Procrastination, postponement, education, behaviorism.


INTRODUCCIÓN.

Rafael es un estudiante que cursa el primer semestre de la universidad al que con


un mes de anticipación se le indica realizar un trabajo. Mientras Rafael destina una
buena parte de su tiempo de todos los días para navegar indefinidamente en internet
y para reunirse con sus amigos, se dice a si mismo que el trabajo “lo empezará
después, al fin que está fácil y todavía tiene tiempo de sobra”, que tan solo “necesita
relajarse o estar inspirado antes de comenzar a trabajar”. De manera que “sin darse
cuenta” pasan los días y las semanas (no sin el “recurrente y molesto pensamiento”
de lo que tiene que hacer) hasta que justo la tarde previa a la fecha de entrega,
Rafael comienza a desarrollar el trabajo preestablecido porque en ese momento
creé que “trabaja mejor bajo presión”. El resultado a la mañana siguiente: Rafael
está desvelado, cansado, “angustiado”, con autocríticas hacia su persona, con un
trabajo de baja calidad (tipo bajar-copiar-pegar) y “atemorizado” ante lo que
pronostica será una inminente nota reprobatoria. Pero la historia no termina ahí, una
vez que el profesor emite su calificación y hace notar la baja calidad del trabajo,
Rafael se autodenigra más aún, se culpa por lo pésimo de su desempeño e incluso
“enfurece” ante la “injusticia del profesor” y lo que van a decirle sus padres al final
del semestre. Más tarde, tranquilo, Rafael se promete a si mismo que no volverá a
ocurrir ni una más de tales tragedias. No obstante, vuelve a procrastinar una y otra
vez.

39
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

¿Qué es lo que provoca que Rafael postergue la realización de sus tareas


escolares? ¿Por qué repite una y otra vez esa conducta? ¿Será posible dejar de
procrastinar? Estas son algunas de las principales interrogantes para las que
desearíamos tener respuesta con la finalidad de apoyar a nuestros alumnos para
que tengan un desarrollo académico óptimo y logren sus objetivos profesionales.

El objetivo del presente artículo es presentar concretamente algunos de los


principales hallazgos derivados de la investigación actual sobre los factores causales
de la procrastinación. Sin embargo, antes de abordar el tema plenamente es
conveniente presentar algunas generalidades para quienes se acercan a la materia
por primera vez.

DEFINICIÓN DE PROCRASTINACIÓN
La vigésimo segunda edición del diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española indica que la palabra procrastinación se forma a partir de dos términos que
provienen del latín: pro (a favor de) y crastinare (relativo al día de mañana), por lo
que literalmente significa posponer, diferir, aplazar o dejar para mañana (García,
2008; Steel, 2011).

Uno de los grupos líderes en investigación sobre procrastinación (Ferrari et al.,


1995) la define como postergación en el inicio o conclusión de una actividad
específica, mediante la realización de una actividad innecesaria o menos importante,
acompañada de un estado de ansiedad.

Por otro lado, es importante diferenciar la procrastinación de la postergación


planeada cuando existen razones legítimas para aplazar la acción, como el recabar
más información antes tomar una decisión importante. Neenan (2008) propone que
es un error considerar a la procrastinación como simple holgazanería o pereza
porque ésta última es la resistencia a emprender una acción, mientras que la
procrastinación implica estar ocupado, realizando una actividad substituta o trivial
(p.e., navegar ociosamente en internet), para evitar seguir adelante con la actividad
prioritaria que requiere de acción en el momento presente (p.e., preparar una
exposición para presentarla frente al grupo en la próxima clase).

40
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

PROCRASTINACIÓN ACADÉMICA

Una de las primera definiciones técnicas de procrastinación académica la


propusieron Rothblum, Solomon y Murakami (1986): “La conducta de casi siempre o
siempre postergar el inicio o conclusión de las tareas académicas y casi siempre o
siempre sentir ansiedad asociada a esa postergación” (p. 387). En general esta
definición de procrastinación académica sigue vigente, como lo manifiesta
Onwuegbuzie (2004): “Postergación innecesaria y a propósito en el inicio o
conclusión de las tareas académicas hasta el punto de experimentar incomodidad”
(p. 5).

EPIDEMIOLOGÍA DE LA PROCRASTINACIÓN ACADÉMICA

La procrastinación académica tiene una prevalencia alarmante. Diversos estudios


norteamericanos indican que al menos el 95% de los estudiantes universitarios
procrastina en mayor o menor medida y que el 50% lo hace sistemáticamente y de
manera problemática (Solomon y Rothblum, 1984; Day et al., 2000). Otros reportes
indican que algunos estudiantes invierten más de la tercera parte de sus actividades
diarias en procrastinar (Pychyl et al., 2000).

Es de suma importancia aclarar que el problema de la procrastinación es ubicuo


dado que se ha evidenciado su presencia, magnitud y consecuencias en
poblaciones de todo el orbe, como por ejemplo en individuos españoles (Díaz-
Morales et al., 2006), franco-canadienses (Senecal et al., 1995), alemanes (Dietz et
al., 2007), australianos y japoneses (Radford et al., 1993), por mencionar solo
algunos.

CONSECUENCIAS DE LA PROCRASTINACIÓN ACADÉMICA

Entre las consecuencias académicas más comunes que presentan los estudiantes
que procrastinan están las calificaciones más bajas, el mayor ausentismo a clase y
la mayor incidencia de reprobación, así como también tasas de deserción más altas,
en comparación con aquellos estudiantes que solo procrastinan de manera
esporádica (Ferrari et al., 1995). Tice y Baumeister (1997) indican que los
estudiantes procrastinadores presentan los niveles de estrés más altos, se enferman

41
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

más y obtienen las calificaciones más bajas en su desempeño académico cotidiano


y en sus exámenes.

La procrastinación académica también conlleva a consecuencias emocionales


importantes. Por ejemplo, una vez que los individuos toman conciencia de que
procrastinan, llegan a experimentar diferentes estados emocionales asociados con
inadecuación personal, autodesprecio, vergüenza, culpa, frustración, hostilidad,
ansiedad e incluso depresión (Neenan, 2008; García, 2009).

CAUSAS DE LA PROCRASTINACIÓN.

Desde una perspectiva epistemológica sabemos que en el terreno de la


investigación en ciencias sociales se han generado importantes controversias al
hablar de “causas” del comportamiento, se ha recomendado el uso de términos
menos positivistas y más descriptivos, más aceptados entre la comunidad de
investigadores en ciencias sociales, como los términos de “factores relacionados”,
“asociación de variables”, “correlación estadística”, entre otros (Kerlinger y Lee,
2000; García, 2010).

En ese sentido, hay diferentes líneas de investigación que tienen el objetivo de


aportar elementos sobre los posibles factores que contribuyen a que las personas
procrastinen. Entre los trabajos pioneros llevados a cabo en este campo fueron
algunas teorías psicoanalíticas (MacIntyre, 1964), conductistas (Bijou et al., 1976) y
cognitivo-conductuales (Ellis y Knaus, 1977) que intentaron explicar los orígenes de
la procrastinación.

No obstante, han surgido líneas de investigación contemporáneas novedosas como


los estudios genético-biológicos, neuropsicológicos, y de personalidad, así como
nuevos enfoques conductistas que han logrado avances sustanciales en la
comprensión de las causas de la procrastinación.

ESTUDIOS GENÉTICO-BIOLÓGICOS

Arvey y colaboradores (citado en Steel, 2007) realizaron un estudio con 118 varones
gemelos idénticos (monocigóticos) y 93 gemelos fraternos (dicigóticos), criados en
las mismas familias de origen, en los que midieron sus niveles de procrastinación y
obtuvieron una correlación intraclase de 0.13 para los gemelos fraternos y 0.24 para
42
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

los gemelos idénticos, con lo que concluyeron que aproximadamente un 22% de la


correlación observada se debía a factores genéticos.

En la misma línea de trabajo, Elliot (citado en Steel, 2007) midió la estabilidad de la


procrastinación en pruebas de tipo test-retest en 281 participantes, con un lapso de
10 años entre las mediciones, en las que obtuvo una correlación de 0.77, es decir,
muy estable con el paso del tiempo.

Si bien este tipo de estudios evidencian que la procrastinación tiene un componente


genético claramente identificable a través de los estudios llevados a cabo en
gemelos idénticos y fraternos, es importante tener presente que la influencia
genética directa es aproximadamente del 22%, pero que los factores ambientales
(sociales, interpersonales, educativos, etc.) tienen una contribución
considerablemente mayor (78%).

ESTUDIOS NEUROPSICOLÓGICOS

Hosseini y Khayyer (2009) estudiaron 199 estudiantes universitarios para determinar


hasta que punto los procesos de metacognición, es decir, pensar sobre lo que se
piensa, pueden predecir procrastinación académica. Usaron un modelo de regresión
múltiple y concluyeron que el pensar sobre la posibilidad de sufrir daño e
incontrolabilidad de los hechos (p<0.001) y baja autoconsciencia cognitiva (p<0.001)
predicen confiablemente que los estudiantes procrastinarán.

Rabin y colaboradores (2011) llegaron a conclusiones similares para postular que la


procrastinación se debe a fallas en las denominadas funciones cerebrales
ejecutivas, como la volición y la auto-regulación. Estos autores realizaron un estudio
neuropsicológico en 212 estudiantes universitarios con procrastinación académica.
Midieron las variables de iniciación, inhibición, planeación, organización, memoria de
trabajo, automonitoreo, monitoreo del desarrollo de tareas y la organización de
materiales. Con fundamento en sus resultados concluyeron que las alteraciones en
estos componentes de las funciones cerebrales ejecutivas son predictores
significativos (p<0.001) de procrastinación académica.

Los estudios neuropsicológicos han permitido identificar de qué manera se


desarrollan los procesos de atención, pensamiento, juicio y creencias asociados a la

43
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

conducta de procrastinar. Han contribuido a probar que un procrastinador no es un


sujeto pasivo, víctima de algo desconocido que no puede comprender. Al contrario,
evidencian que un procrastinador es un procesador activo de información, que
puede modificar procesos de pensamiento para modificar sus conductas (Ozer et al.,
2013).

ESTUDIOS SOBRE PERSONALIDAD

Van Eerde (2003) realizó un meta-análisis de 121 estudios en los que se exploró la
correlación entre procrastinación y variables de personalidad, motivación, emociones
y desempeño. Los resultados del estudio evidenciaron que la relación negativa más
importante se presentó entre procrastinación y responsabilidad (-0.63), y
autoeficacia (-0.44); la relación positiva más alta se presentó con el autosabotaje
(0.46); la emocionalidad presentó una relación moderada (0.26); la motivación y el
desempeño estuvieron débilmente relacionados (-0.12).

El estudio de Van Verde (2003) evidenció que la procrastinación tiene una clara
relación negativa con la responsabilidad y la autoeficacia, esto es, que las personas
más concienzudas o meticulosas con lo que tienen que hacer, así como las que se
perciben más eficaces para solventar las tareas que se les encomienden, tienden a
procrastinar menos.

Steel (2007) amplió las observaciones de Van Eerde (2003) porque llevó a cabo un
meta-análisis más detallado con 691 estudios sobre procrastinación y diferentes
facetas de las variables de personalidad de la teoría de los cinco grandes rasgos de
personalidad (Five-factor model): apertura a nuevas experiencias, responsabilidad
(meticulosidad o concienzudes), extraversión, amabilidad y neuroticismo.

El trabajo de Steel (2007) rebeló que la procrastinación tiene una correlación baja
con la apertura a nuevas experiencias (0.03), extraversión (-0.12) amabilidad (-0.12)
y neuroticismo (0.24). Los factores predictivos positivos más fuertes y consistentes
de procrastinación fueron la aversión a las tareas (0.40) y la impulsividad (0.41). La
correlación negativa más importante fue entre procrastinación y responsabilidad (-
0.62), con sus facetas de autocontrol (-0.58), distraccionabilidad (0.45), organización
(-0.36) y motivación para el logro (-0-35).

44
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

Los meta-análisis de Van Eerde (2003) y Steel (2007) proporcionan evidencias


sólidas y consistentes del hecho de que la procrastinación en general, y la
procrastinación académica en particular, tienen relación con variables de
personalidad. Y si aceptamos que la personalidad es el resultado de la combinación
de factores genético-biológicos y ambientales (Steel, 2011), estamos ante un
escenario en el que parece razonable considerar que la procrastinación es una
conducta fuertemente arraigada en nuestras vidas y que cambiarla, al menos en
principio, no es tarea fácil, pero tampoco imposible, como lo han comprobado
estudios recientes (Ozer et al., 2013).

ESTUDIOS CONDUCTUALES

Las investigaciones que relacionan procrastinación con variables de personalidad


han hecho contribuciones importantes al estado actual del conocimiento sobre la
conducta de procrastinar y han abierto líneas de estudio con mayor solidez
metodológica y conceptual, como el caso de las investigaciones en psicología
conductual (conductismo contemporáneo), que son las que aportan elementos para
una teoría fundamentada en investigación experimental sobre las causas y
tratamiento de la procrastinación.

Los estudios de psicología conductual en humanos procrastinadores tuvieron sus


antecedentes en investigaciones llevadas a cabo en animales de laboratorio,
particularmente en pichones (Mazur, 1996), ratones (Deluty et al., 1983) y
chimpancés (Heyes, 1998). Estos trabajos evidenciaron que la conducta de
procrastinar no es inherente al ser humano, y que de hecho, los hallazgos obtenidos
en estudios realizados con animales de experimentación eventualmente tienen su
confirmación en estudios con humanos, casi sin diferencias sustanciales (Ainslie y
Monterosso, 2003; Steel, 2011).

Una de las áreas de mayor desarrollo en investigación conductual relacionada con


procrastinación proviene de teorías del comportamiento económico o economía
conductual. Por ejemplo, la propuesta por George Akerlof, Premio Nobel de
Economía 2001, sobre la teoría de la utilidad esperada (Akerlof, 1991).

45
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

A raíz de los estudios sobre conductas de procrastinación relacionadas con los


comportamientos financieros de las personas surgió la teoría de la utilidad esperada
y la teoría de la expectativa y descuento hiperbólico (Herrnstein, 1970; Steel, 2007,
2011). Estas teorías se refieren a que tan deseable es una determinada opción o
tarea para un individuo cuando tiene que tomar una decisión. Su formulación más
sencilla es:

Expectativa (E) x Valoración (V)


(Ecuación 1)
Demora de la satisfacción (D)

Donde (E) hace referencia a la probabilidad que percibe un sujeto de recibir lo que
espera (reforzamiento). (V) representa la importancia que le asigna un individuo a un
objeto o actividad determinada. (D) significa el tiempo que infiere un sujeto que
transcurrirá antes de recibir lo que espera.

De manera que con base en esta ecuación, de la utilidad esperada, podríamos decir
que cuanto menos valor tenga una tarea para usted, más difícil le resultará ponerse
a hacerla. Asimismo, como el producto de la expectativa por la valoración se divide
por la demora de la satisfacción, cuanto mayor sea la demora, menor será la
motivación asociada a esa actividad y por lo tanto que usted desee hacerla.

Estudiar la conducta de elección es fundamental para comprender la procrastinación


académica, porque como dice Steel (2011): “No todo puede suceder al mismo
tiempo; en la elección de qué hará ahora y qué dejará para después es donde radica
la procrastinación, no en la postergación en si” (p.21).

La ley de la igualación y la ecuación de la utilidad esperada (Herrnstein, 1970; Steel,


2007, 2011) han permitido estudiar la conducta de elección y tienen como objetivo
principal describir las variables que determinan cómo la conducta de un organismo
se distribuye entre dos o más opciones a través del tiempo. Por ejemplo, qué
factores participan en la decisión de un sujeto por ir al cine en lugar de estudiar para
su examen o viceversa.

Otra área de estudios importantes es la que combina el análisis de factores de


personalidad con conductas de elección. Los resultados más importantes son los

46
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

que asocian un rasgo de personalidad específico (la impulsividad) con


procrastinación, incluso como factor predictivo positivo de procrastinación crónica
(Whiteside y Lynam, 2001; Steel, 2011).

Con base en varios estudios experimentales Steel (2011) propone que “la
impulsividad es el talón de Aquiles del procrastinador, es decir, vivir
impacientemente en el momento y quererlo todo ahora mismo” (p. 32). Esto debido a
que a los impulsivos les resulta difícil tener autocontrol o diferir la satisfacción. Una
persona impulsiva tienen una capacidad muy baja para soportar una incomodidad a
corto plazo a cambio de un beneficio mayor a largo plazo (Arce y Santisteban, 2006).

De hecho, la impulsividad determina en parte la reacción ante la ansiedad que


provoca tener que realizar una tarea. Por ejemplo, para los menos impulsivos la
ansiedad es una señal interna que les conduce a empezar pronto una tarea, pero
para los más impulsivos el proceso es diferente: la ansiedad causada por la fecha de
entrega de una tarea provoca que intenten librarse o apartar de su atención eso que
les genera ansiedad, y por lo tanto, procrastinan (Bui, 2007).

Steel (2011) recientemente ha incluido el factor impulsividad en la formulación de la


ley de la igualación y la ecuación de la utilidad esperada para dar lugar a la ecuación
de la procrastinación:

Expectativa (E) x Valoración (V)______


(Ecuación 2) Impulsividad (I) x Demora de la satisfacción (D)

Donde (E), (V) y (D) simbolizan los mismos factores que en la ecuación (1). En
cambio, (I) representa la incapacidad de un sujeto para tolerar la incomodidad.

La impulsividad dentro de la ecuación de la procrastinación proporciona una


comprensión más detallada de la forma particular en la que percibe el tiempo un
determinado sujeto, al provocar que los efectos de la demora de la satisfacción sean
mayores o menores (Steel, 2007, 2011). Cuanto más impulsivo sea usted, más
sensible será a la demora y más querrá descontar el futuro, dando como resultado
que usted pretenda tener lo que desea inmediatamente.

47
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

La ecuación de la procrastinación (2) resume los hallazgos más importantes de la


investigación del conductismo moderno sobre procrastinación en general y
procrastinación académica en particular. Si ponemos en palabras la ecuación de la
procrastinación podríamos decir que cuanto más distante esté la fecha de
terminación de cualquier tarea, tanto mayor será la variable demora (D), y nuestra
motivación para abordar la tarea disminuirá correspondientemente. La impulsividad
(I) multiplica el efecto de la demora, así que los impulsivos perciben lo que el tiempo
traerá consigo con una intensidad mucho menor, al menos al principio.

Las consecuencias tendrán que estar muy cerca en el tiempo para que los
impulsivos empiecen a prestarles atención, excepto cuando son particularmente
grandes. ¿Y qué factores amplifican la percepción de las consecuencias?: las
expectativas (E) y la valoración (V). Cuanto mayor sea la retribución y mayor sea la
probabilidad de recibirla, tanto antes le llamarán la atención (Steel, 2007, 2011).

Es crucial mencionar que para algunas personas los modelos matemáticos del
comportamiento humano, como la ecuación de la procrastinación, les desagrada
porque consideran que reducen a la humanidad a una simple y fría fórmula (Skinner,
1981; Richelle, 1981). Esta postura es comprensible y respetable, porque
aparentemente somos más complicados y tenemos más matices personales que lo
que cualquier ecuación puede expresar. No obstante, hasta el día de hoy, las
investigaciones sobre personalidad y los estudios del conductismo moderno, son las
que han aportado la evidencia más sólida y sistemáticamente replicable para
comprender las causas de la procrastinación y el desarrollo de programas de
intervención para tratar la procrastinación general y académica.

Ejemplos de las investigaciones sobre el tratamiento de la procrastinación desde una


perspectiva conductista son los desarrollados por Ziesat y colaboradores (1978),
Mulry y colaboradores (1994), Van Eerde (2003) y Ozer y colaboradores (2013), por
citar algunos de los más representativos. Estos estudios recurrieron a diseños
experimentales comparados contra grupo control para evaluar la eficacia de los
programas de intervención en el manejo de la procrastinación general y académica.
Algunas de las estrategias de intervención aplicadas fueron el control de estímulos y
el autorreforzamiento (Ziesat et al., 1978), técnicas paradójicas o de autocontrol

48
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

(Mulry et al., 1994), el entrenamiento en habilidades para manejo del tiempo (Van
Eerde, 2003) y la reestructuración cognitiva con entrenamiento en habilidades (Ozer
et al., 2013). En todos hubo una reducción significativa de la procrastinación y un
incremento considerable en el logro de los objetivos personales y profesionales que
se propusieron los participantes.

CONCLUSIONES

Uno de los principales factores limitantes de nuestro desarrollo personal y


profesional es la procrastinación. Es indispensable considerar que la procrastinación
no es simple holgazanería ni un defecto en la capacidad de organización personal.
También es importante tomar en cuenta que la procrastinación es un problema
ubicuo, inherente al ser humano, independiente de la cultura en la que se encuentra
inmerso, y que la persona que procrastina lo puede hacer de diferentes maneras y
niveles de gravedad.

En el ámbito educativo la evidencia es contundente: la procrastinación académica es


extremadamente común y deletérea, no solo para el desempeño académico, sino
también para la integridad física y emocional del estudiante, y eventualmente para la
familia del estudiante y los docentes que lo conducen en su formación. Esto se
infiere a partir de las consecuencias que acompañan al problema de procrastinar:
calificaciones más bajas, mayor ausentismo a clase, mayor incidencia de
reprobación; emociones destructivas como el autodesprecio, vergüenza, culpa,
depresión, frustración, ira, ansiedad, entre otras; consecuencias que interaccionan
de tal manera que se autorefuerzan y consolidan dando lugar al círculo vicioso de la
procrastinación.

La procrastinación tiene un componente genético claramente identificable, pero que


no contribuye más del 22% a generar la conducta de procrastinación, de manera que
los factores ambientales (sociales, interpersonales, educativos, etc.) son los que
tienen un peso específico mayor (78%). Esto es una buena noticia porque quiere
decir que la mayor parte de los factores causales de la procrastinación son
aprendidos o condicionados socialmente, y por lo tanto, que se pueden desaprender
o modificar.

49
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

Los trabajos sobre variables de personalidad y los estudios neuropsicológicos han


permitido identificar de qué manera contribuyen los procesos biológicos de
predisposición, atención, pensamiento, juicio y creencias a la conducta de
procrastinar. Han permitido comprobar que un procrastinador tiene predisposición
para pensar y actuar de maneras más o menos rígidas, pero también que es un
procesador activo de información, que puede modificar sus procesos de
pensamiento (metacognición) y concomitantemente modificar sus conductas.

Las investigaciones sobre procrastinación general y académica provenientes del


conductismo contemporáneo han generado evidencias experimentales replicables
con una solidez metodológica y conceptual inigualables. Ameritan una consideración
importante y un análisis detallado a la hora de comprender qué es lo que impele a un
estudiante a procrastinar y a derrochar su tiempo y su vida en detrimento de su
propio desarrollo personal y académico.

La ecuación de la procrastinación relaciona las principales variables implicadas en la


conducta de procrastinar (Expectativa, Valoración, Impulsividad y Demora de la
satisfacción), de manera que sintetiza los hallazgos más importantes de la
investigación del conductismo moderno sobre procrastinación. La ecuación de la
procrastinación es un elemento que con toda seguridad seguirá contribuyendo a
generar más conocimiento sobre los factores asociados a la procrastinación y el
desarrollo de programas de intervención, puesto que hay una enorme cantidad de
estudiantes de todo el mundo que aguardan la posibilidad de dejar de procrastinar.

Una muestra del impacto positivo que ejerce la investigación de la procrastinación


general y académica son los reportes de éxito en el tratamiento de personas que
procrastinan en las que se han aplicado eficazmente técnicas como el control de
estímulos, autorreforzamiento, técnicas paradójicas, entrenamiento en habilidades
para manejo del tiempo y la reestructuración cognitiva con entrenamiento en
habilidades.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Ainslie, G and Monterosso, J. (2003). “Building Blocks of Self-Control: Increased


Tolerance for Delay with Bundled Rewards.” Journal of the Experimental
Analysis of Behavior 79: 83-94.

50
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

Arce, E., & Santisteban, C. (2006). Impulsivity: a review. Psicothema, 18(2), 213-220.

Akerlof, G. A. (1991). Procrastination and obedience. American Economic Review,


81(2), 1–19.

Bijou, S., Morris, E., & Parsons, J. (1976). A PSI course in child development with a
procedure for reducing student procrastination. Journal of Personalized
Instruction, 1, 36-40.

Bui, N. H. (2007). Effect of evaluation threat on procrastination behavior. The Journal


of social psychology, 147(3), 197-209.

Day, V., Mensink, D., & O'Sullivan, M. (2000). Patterns of academic procrastination.
Journal of College Reading and Learning, 30, 120-134.

Deluty, Z. Martin. Whitehouse, G. Wayne. Millitz, Mark. and Hineline, N. Phillip. 1983.
“Selfcontrol and Commitment Involving Aversive Events.” Behavior
Analysis Letters 3: 213-219.

Díaz-Morales, J. F., Ferrari, J. R., Díaz, K., Argumedo, D. (2006) Factorial Structure
of Three Procrastination Scales with a Spanish Adult Population.
European Journal of Psychological Assessment Volume 22, Number 2
132-137.

Dietz, F., Hofer, M., & Fries, S. (2007). Individual values, learning routines and
academic procrastination. British Journal of Educational Psychology,
77(4), 893‐906.

Ellis, A., & Knaus, W. J. (1977). Overcoming procrastination. New York: Signet
Books.

Van Eerde, W. (2003). Procrastination at work and time management training. The
Journal of psychology, 137(5), 421-434.

--------------------- (2003). A meta-analytically derived nomological network of


procrastination. Personality and Individual Differences, 35(6), 1401-1418.

Ferrari, J. R., Johnson, J. L., & McCown, W. G. (1995). Procrastination and task
avoidance: Theory, research, and treatment. New York: Plenum Press.

García, C. A. (2008). Si eres de los que deja todo para “mañana”, probablemente
sufres de procrastinación. Gaceta de la Escuela de Medicina Justo Sierra,
año 1, número 1.

García, C. A. (2009). Comprendiendo la procrastinación con el modelo ABC de


Albert Ellis. Gaceta de la Escuela de Medicina Justo Sierra, año 2, número
1.

García, CB. (2010). Manual de métodos de investigación para la ciencias sociales.


Manual Moderno.

51
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

Herrnstein, R. J. (1970). On the law of effect. Journal of the experimental analysis of


behavior, 13(2), 243-266.

Heyes, C.M. “Apes Ape” Behavioral and Brain Sciences 21 (1998): 118.

Hosseini, F. Khayyer, M. (2009). Prediction of Behavioral and Decisional


Procrastination Considering Meta-Cognition Beliefs in University Students.
Iranian Journal of Psychiatry and Clinical Psychology, Vol. 15, No. 3, 265-
273.

Kerlinger, F. y Lee, H. (2000) Investigación del comportamiento: métodos de


investigación en ciencias sociales. McGraw Hill.

Maclntyre, P. (1964). Dynamics and treatment of passive aggressive underachievers.


American Journal of Psychotherapy, 18, 95- 108.

Mazur, J. E. (1996). Procrastination by pigeons: Preferences for larger, more delayed


work requirements. Journal of the Experimental Analysis of Behavior, 65,
159–171.

Mulry, G., Fleming, R., & Gottschalk, A. C. (1994). Psychological reactance and brief
treatment of academic procrastination. Journal of College Student
Psychotherapy, 9(1), 41-56.

Neenan, M. (2008). Tackling Procrastination: An REBT Perspective for Coaches.


Journal of Rational Emotive Cognitive Behavioral Therapy, 26, 53–62.
Onwuegbuzie, A. J. (2004). Academic procrastination and statistics anxiety.
Assessment & Evaluation in Higher Education, 29(1), 3-19.

Ozer, B. U., Demir, A., & Ferrari, J. R. (2013). Reducing Academic Procrastination
Through a Group Treatment Program: A Pilot Study. Journal of Rational-
Emotive & Cognitive-Behavior Therapy, 1-9.

Pychyl, T. A., Lee, J. M., Thibodeau, R., & Blunt, A. (2000). Five days of emotion: An
experience sampling study of undergraduate student procrastination.
Journal of Social Behavior and Personality, 15, 3-13.

Radford, M. H. B., Mann, L., Ohta, Y., Nakane, Y. (1993) Differences between
Australian and Japanese Students in Decisional Self-Esteem. Journal of
Cross-Cultural Psychology; 24: 284-297.

Rabin, L. A., Fogel, J., & Nutter-Upham, K. E. (2011). Academic procrastination in


college students: The role of self-reported executive function. Journal of
clinical and experimental neuropsychology, 33(3), 344-357.

Rothblum, E. D., Solomon, L. J., & Murakami, J. (1986). Affective, cognitive, and
behavioral differences between high and low procrastinators. Journal of
counseling psychology, 33(4), 387.

Richelle, M. (1981). Skinner o el peligro behaviorista. Herder. España.

52
ECOS DESDE LAS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO.
REVISTA ELECTRÓNICA DE DIFUSIÓN CIENTÍFICA.
Vol. 2, Año 9, Número 11 ISSN: 2007-2848

Senecal, C., Koestner, R., & Vallerand, R. (1995). Self‐Regulation and Academic
Procrastination. Journal of Social Psychology, 135(5), 607‐619.

Skinner, BF. (1981). Reflexiones sobre conductismo y sociedad. Trillas. México.


Solomon, L. J., & Rothblum, E. D. (1984). Academic procrastination: Frequency and
cognitive-behavioral correlates. Journal of Counseling Psychology, 31, 503-
509.

Steel, P. (2007). The Nature of Procrastination: A Meta-Analytic and Theoretical


Review of Quintessential Self-Regulatory Failure. Psychological Bulletin.
Vol. 133, No. 1, 65–94.

Steel, P. (2011). Procrastinación. Por qué dejamos para mañana lo que podemos
hacer hoy. Grijalbo. México.

Tice, D.M., & Baumeister, R.F. (1997). Longitudinal study of procrastination,


performance, stress, and health: The costs and benefits of dawdling.
Psychological Science, 8, 454-458.

Whiteside, S. P., & Lynam, D. R. (2001). The five factor model and impulsivity: Using
a structural model of personality to understand impulsivity. Personality and
individual differences, 30(4), 669-689.

Ziesat Jr, H. A., Rosenthal, T. L., & White, G. M. (1978). Behavioral self-control in
treating procrastination of studying. Psychological Reports, 42(1), 59-69.

53

View publication stats

También podría gustarte