HABLA, TU SIERVO OYE
“Pues tus palabras son mis delicias”
Septiembre 2021
“Esta enfermedad no es para muerte,
sino para la gloria de Dios, para que el
Hijo de Dios sea glorificado por ella.”
(Juan 11:4).
La gloria de Dios sugiere Su
grandeza, Su poder, Su majestad, Su
esplendor y Su santidad. “Tuya es, oh
Jehová, la magnificencia y el poder, la
gloria, la victoria y el honor; porque
todas las cosas que están en los
cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo,
oh Jehová, es el reino, y tú eres
excelso sobre todos.” (1 Crónicas
29:11). También encontramos en los
Salmos lo siguiente: “Los cielos
cuentan la gloria de Dios, y el
firmamento anuncia la obra de sus
manos”. (Salmo 19:1).
Lo primero que vemos en el versículo
que encabeza este escrito es que
Dios es glorificado cuando el Hijo es
glorificado. Quiere decir que la gloria
de Dios manifestada en la
resurrección de Lázaro, vendría a
manifestarse como la gloria personal
e inmediata del Hijo, “Porque Dios,
que mandó que de las tinieblas
resplandeciese la luz, es el que
resplandeció en nuestros corazones,
para iluminación del conocimiento de
la gloria de Dios en la faz de
Jesucristo.” (2 Corintios 4:6).
La segunda cosa que vemos es que la
gloria de Dios es Jesucristo mismo,
nos dice Juan 1:9-14 “Aquella luz
verdadera, que alumbra a todo
hombre, venía a este mundo. En el
mundo estaba, y el mundo por él fue
hecho; pero el mundo no le conoció. A
lo suyo vino, y los suyos no le
recibieron. Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios; los cuales no
son engendrados de sangre, ni de
voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios. Y aquel Verbo fue
hecho carne, y habitó entre nosotros
(y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre), lleno de gracia y
de verdad.”
Aunque Lázaro iba a recibir la
bendición de parte de Dios volviendo
a la vida, este hecho en sí no era el
que iba a traer la gloria a Dios, sino la
propia persona de Su Hijo que en
obediencia estaba haciendo todo
conforme a la voluntad del que le
había enviado. Más adelante cuando
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LA GLORIA DE DIOS
Jesús estaba frente de Lázaro dijo:
“…Padre, gracias te doy por
haberme oído. Yo sabía que siempre
me oyes; pero lo dije por causa de la
multitud que está alrededor, para
que crean que tú me has enviado.”
(Juan 11:41,42).
En base a esto podemos decir que el
propósito de la venida de Cristo al
mundo fue para mostrar la gloria de
Dios, como el cordero perfecto que
expió nuestros pecados. Hemos
sido enseñados y tantas veces
hemos oído que Cristo vino por
nosotros, para salvarnos de
nuestros pecados y la verdad es que
sí, pero, aunque sea difícil de
asimilar, nosotros recibimos toda
esta bendición por medio de la
obediencia absoluta de Su Hijo. La
encarnación de Cristo en la tierra
mostró la gloria de Dios, que es Él
mismo. Se expresa claramente en
Juan 14:7-11 “Si me conocieseis,
también a mi Padre conoceríais; y
desde ahora le conocéis, y le habéis
v i s t o . F e l i p e l e d i j o : S e ñ o r,
muéstranos el Padre, y nos basta.
Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace
que estoy con vosotros, y no me has
conocido, Felipe? El que me ha visto
a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues,
dices tú: ¿Muéstranos el Padre?
¿No crees que yo soy en el Padre, y
el Padre en mí? Las palabras que yo
os hablo, no las hablo por mi propia
cuenta, sino que el Padre que mora
en mí, él hace las obras. Creedme
que yo soy en el Padre, y el Padre en
“despojémonos
de todo peso
y del pecado
que nos asedia”
Hebreos 12:1
Nº 79
mí; de otra manera, creedme por las
mismas obras.”
Él es la Resurrección y la Vida. Todo el
que ve a Cristo por fe, ve al Padre en
Él. A la luz de la doctrina de Cristo
vieron a Dios como Padre de las luces
y en los milagros de Cristo vieron a
Dios como el Dios de poder. La
santidad de Dios brilló en la pureza
inmaculada de la vida de Cristo.
Tenemos, entonces, que creer la
revelación de Dios al hombre en
Cristo, porque las obras del Redentor
muestran su gloria y a Dios.
Para terminar esta pequeña reflexión,
Jesús le dijo a Marta: “Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en
mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo
aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto?” (Juan
11:25,26), la respuesta de Marta no se
hizo esperar: “Sí, Señor; yo he creído
que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios,
que has venido al mundo.” (Juan
11:27). En una segunda ocasión,
ahora delante de la tumba donde
habían puesto a Lázaro, el Señor
Jesús manda que quiten la piedra y
Marta responde que es de cuatro días
y hiede ya, Jesús tuvo que recordarle
a Marta que si verdaderamente había
creído en Él, lo único que tenía que
hacer era confiar para poder ver la
gloria de Dios, ¿No te he dicho que si
crees verás la gloria de Dios?, que es
él mismo. Lo que iba a suceder en ese
momento era una demostración más
de que el Hijo de Dios y el Padre son
uno solo. JOAB CERVINI
“Apártese de iniquidad
todo aquel que invoca
el nombre de Cristo.
...Porque si alguno
se limpia de estas cosas,
será instrumento
para honra,
santificado,
útil al Señor,
y dispuesto
para toda buena obra.”
2 Timoteo 2:19,21
ANA RUIZ
 HABLA, TU SIERVO OYE
“Pues tus palabras son mis delicias”
Septiembre 2021
Él sabe lo que necesitamos, lo que
deseamos y los que nos conviene.
Aun así, somos exhortados por el
apóstol “a que se hagan rogativas,
oraciones, peticiones y acciones de
gracias” (1Timoteo 2:1), porque “si
sabemos que él nos oye en
cualquiera cosa que pidamos,
sabemos que tenemos las peticiones
que le hayamos hecho.” (1Juan 5:15).
SABE LO QUE NECESITAMOS.
Hace poco leí una historia de una
mujer que, al verse ante una gran
necesidad de alimentos, tuvo que
pedir crédito a una tienda. El dueño
no solo se negó, sino que se burló de
ella diciéndole que colocara la lista de
la compra en una balanza y todo lo
que pesare el dichoso papel, él se lo
daría en insumos. Para su sorpresa la
balanza no tardó en desplomarse a
favor de la lista y no le quedó de otra
que surtir a la mujer con todo lo que
pedía. Finalmente supo lo que estaba
escrito en el trozo de papel: “Señor,
TU CONOCES MI NECESIDAD, me
dejo en tus manos”. Ella hizo un
ejercicio de fe, se dejó en los brazos
de aquel que la sustenta y la
respuesta fue grande.
Más que una historia es una verdad
absoluta. ¿Cómo no va a saber el que
nos creó que necesitamos comer,
beber, vestirnos, dormir? ¿Cómo no
verá el Omnipresente nuestra
escasez? ¿Cómo no asistirá nuestra
necesidad el Todopoderoso? Cuando
creímos en Cristo como nuestro
sustituto ante el juicio divino, Dios
pasó a ser nuestro Padre amoroso y
como Padre, vela por nosotros
proveyendo para cada necesidad.
Somos muchos los hijos de Dios que
alzamos nuestra voz para proclamar
que nunca nos ha faltado nada, más
bien, recibimos en abundancia. Total,
el Señor sabe que vivimos en este
mundo, pero no rogó que fuésemos
quitados, sino guardados de él (Juan
17:15).
No convirtamos nuestra oración,
rogativa o petición en un
convencimiento a Dios. Él no está allí
arriba en los cielos, sentado en su
trono, con los brazos cruzados
esperando ser convencido por
nuestro buen hablar o nuestro llanto.
Él está atento al clamor de los suyos,
como dice el Salmo 35:15, “los ojos
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ÉL LO SABE TODO
de Jehová están sobre los justos, Y
atentos sus oídos al clamor de ellos”.
Está primero que nosotros cuando
nos presentamos al trono de la
gracia. No hay que pedirle audiencia,
no está ocupado en otros asuntos, no
le da más importancia a las
necesidades de unos y de otros. Su
deseo es atendernos con premura.
Le importamos a Dios y se goza
cuando un corazón rendido acude a
él con sencilla fe y dependencia.
“Por nada estéis afanosos, sino sean
conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y
ruego, con acción de gracias.”
(Filipenses 4:6).
SABE LO QUE DESEAMOS. Si
desde que creíste te ha parecido que
las oraciones elevadas al cielo solo
deben estar relacionadas con la obra
de Dios, estás equivocado. Recuerda
que uno de los privilegios de la
salvación es poder llamar a Dios
Padre, ese es nuestro vínculo con él.
Cuando Jesús enseñó a orar a sus
discípulos, puso como ilustración la
relación de un padre con su hijo.
¿Qué hace el menor? Pedir. ¿Qué
hace el padre? Le da buenas
dádivas… “¿cuánto más vuestro
Padre que está en los cielos dará
buenas cosas a los que le pidan?”
(Mateo 7:11).
Todos nuestros deseos y suspiros
están -de antemano- delante de él
(Salmo 38:9), no solo cuando se lo
decimos en oración, sino mucho más
por lo que él es, Omnisciente, “Oh
Jehová, tú me has examinado y
conocido. Tú has conocido mi
sentarme y mi levantarme; Has
entendido desde lejos mis
pensamientos. Has escudriñado mi
andar y mi reposo, Y todos mis
caminos te son conocidos. Pues aún
no está la palabra en mi lengua, Y he
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aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.”
(Salmo 139:1-4).
Estamos desnudos ante sus ojos. Lo
que desea nuestro corazón no
escapa de su conocimiento y de su
dádiva. Él quiere otorgarnos
bendición espiritual y eterna, y
nuestros deseos más personales
están dentro de esa concesión.
¿Anhelas casarte, tener hijos,
determinado trabajo? ¿Anhelas
también que se haga su voluntad?
Pues, no dudes en pedir por ello.
Somos además criaturas provistas
de sentimientos y emociones, y lo
cumbre es que Dios hecho hombre se
identificó con nosotros por
Jesucristo, quien lloró, se conmovió,
se entristeció, se angustió, pero
también clamó “Padre mío, si es
posible, pase de mí esta copa; pero
no sea como yo quiero, sino como tú.”
(Mateo 26:39).
Deleitémonos en Jehová, que él se
deleita en concedernos las peticiones
del corazón (Salmo 37:4).
SABE LO QUE NOS CONVIENE.
Sus pensamientos acerca de
nosotros son de paz y no de mal
(Jeremías 29:11). Tiene cuidado de
cada uno (1Pedro 5:7), del más
mínimo detalle, aunque a nuestra
vista parezca insignificante. Ha
puesto sus ojos sobre los suyos para
bien (Jeremías 24:6). Él da y él quita
según su gran sabiduría, “sea el
nombre de Jehová bendito.” (Job
1:21). Su deseo es “que todos los
hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad.”
(1Timoteo 2:4) y así mismo, que
seamos guardados del mal (Juan
17:15). Quiere darnos riquezas,
fortaleza (Efesios 3:16). Tiene
preparado galardón, dicho por el
mismo Señor (Mateo 5:12), por lo
cual podemos alegrarnos y gozarnos
(Apocalipsis 22:12).
El buen Dios solo puede actuar en
bondad, es uno de sus atributos. La
longanimidad divina es la extensión
inmensurable de su benignidad
(Romanos 2:4). Todo en él es para
bendición, “La mano de nuestro Dios
es para bien sobre todos los que le
buscan” (Esdras 8:22) y para
eternidad, ningún dios “creado” deja
la mejor parte de sus promesas para
la vida eterna.
 HABLA, TU SIERVO OYE
“Pues tus palabras son mis delicias”
Septiembre 2021
Por tanto, pidamos “con fe, no
dudando nada…” él sabe lo que
necesitamos, lo que deseamos y lo
que conviene, descansemos en sus
manos, seguros y convencidos, sin
titubear, “…No piense, pues, quien tal
haga, que recibirá cosa alguna del
Señor.” (Santiago 1:6,7).
ANA RUIZ
Que lo sabe todo el Padre,
Es mi certitud,
Y que en gracia él por mí vela,
Con solicitud.
Todo cuanto Dios permita
Obra para bien,
Y deseo solamente
Responderle “Amén.”
Bien sé yo que lo futuro
En su mano está;
Con desvelo permanente
El me guiará;
Aunque en mi camino encuentre,
Penas y dolor,
Siempre tras las fuertes pruebas,
Veo su favor.
Gusto de contarle cuanto
Me sucede aquí,
Cierto que su buen cuidado
Lega aun a mí,
Y después con buen agrado
De su amor gozar,
Gracias le daré por cuanto
Él me quiera dar.
Confiadamente entonces
Puedo aquí vivir,
Sin recelos ni cuidados
Por mi porvenir;
Pues mi Padre Dios me asiste
Con divino amor,
Siendo aquel que me sostiene
Cristo el Salvador.
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EL PESO DEL PECADO
“Al salir de la sinagoga, vinieron a
casa de Simón y Andrés, con Jacobo
y Juan. Y la suegra de Simón estaba
acostada con fiebre; y en seguida le
hablaron de ella. Entonces él se
acercó, y la tomó de la mano y la
levantó; e inmediatamente le dejó la
fiebre, y ella les servía.”
(Marcos1:29-31)
Si leemos este acontecimiento del
Señor y la suegra de Pedro en los
tres evangelios, encontramos que
cada uno de ellos aporta riqueza,
perlas de gran valor para hacer de
esta lectura un tesoro espiritual.
Por un lado veamos la situación de
esta mujer enferma. Encontramos
en Mateo 8:14 que estaba postrada
y Lucas nos dice el motivo, una gran
fiebre (4:38). Esa situación es
exactamente igual a estar sin ánimo,
sin fuerzas, sin poder hacer nada.
Examinemos por un momento
nuestro corazón y nuestro caminar,
meditemos de forma sincera y
honesta delante del Señor qué
puede haber en nuestra vida que
nos lleva a estar en la misma
condición, postrados. En el caso de
la suegra de Pedro una enfermedad
la mantenía “inútil”, pero en nuestro
caso, ¿qué puede llegar a tenernos
de esa manera? ¿somos
conscientes de ello o no?
Pereza, doble ánimo, inconstancia,
falta de disciplina, gritería, enojo,
demasiadas horas de trabajo, rencor
o amargura del alma, indiferencia,
dureza de corazón y un gran etc.
Pues sepamos que todas estas
cosas tienen un nombre, esto es el
peso del pecado que nos asedia
cada día.
No podemos estar corriendo nuestra
carrera como creyentes en Cristo,
llevando encima todo ese peso.
Imaginemos por un momento a un
atleta en plena competencia con una
mochila llena de cosas. Esto lo único
que hace es estorbar, hace más
pesada y sufrida la carrera, le hace
estar encorvado, ir lento,
tambaleándose, tropezar, caer y le
impide estar al cien por cien dándolo
todo.
De la misma manera, cuando no nos
despojamos del pecado que hay en
nosotros, resulta imposible ser libres
para darle el lugar a Dios en nuestra
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vida, en nuestro corazón. Todo esto a
cuesta también impide que el Espíritu
Santo obre en nosotros con poder.
¡Recordemos que somos nuevas
criaturas! Desde el momento en que
creímos en Cristo y en su obra de
salvación, fuimos justificados,
redimidos, limpiados por su sangre y
el pecado ya no define nuestra vida ni
nuestras acciones, sino la nueva ley
de Cristo. Por eso, cuando el pecado
aparece, debería hacerlo de forma
accidental, no se queda con nosotros,
no habita con los hijos de Dios, “Hijitos
míos, estas cosas os escribo para que
no pequéis; y si alguno hubiere
pecado, abogado tenemos para con el
Padre, a Jesucristo el justo.” (Jn. 2:1).
Así pues, despojémonos de todo
peso, derramemos nuestra vida como
olor fragante delante del Padre; de lo
contrario, el negarnos a reconocer
nuestro pecado solo nos llevará a una
vida de fracaso y estancamiento
espiritual con terribles consecuencias.
En nuestro relato de la suegra de
Pedro vemos cómo el Señor se acerca
a ella, luego se inclina, la toma de la
mano, reprende la fiebre y la levanta;
al instante la mujer es sanada y pasa
de estar postrada, a servirle.
Con ello aprendo del amor y la
cercanía del Señor hacia nosotros. Él
está siempre dispuesto, conoce muy
bien nuestro corazón, nuestros
pensamientos, la intención con la que
hacemos cada cosa, nuestras
necesidades, carencias,
enfermedades, nuestros dolores.
Nada hay que podamos ocultarle.
Vayamos a él tal cual somos,
derramemos nuestro corazón y
nuestra alma delante nuestro amado
Padre para ser limpiados, sanados,
fortalecidos, santificados. Corramos
la carrera que está por delante libres,
gozosos, firmes, fortalecidos, puestos
los ojos únicamente en Jesús.
Recuerda siempre que Dios responde
ante un corazón que se humilla y
confiesa su pecado. Responde al que
le reconoce como suficiente, al que le
da el lugar que le corresponde. Él está
muy cerca, listo para inclinarse,
cogerte de la mano, limpiarte, sanarte
y levantarte, con el único propósito de
que seas un siervo obediente a su
palabra y sus mandatos de amor.
ALEXA CASTRO
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“Pues tus palabras son mis delicias”
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NUESTRO GOZO EN DIOS

“Con todo yo me alegraré en Jehová y (Efesios1:11), nuestra alma se goza
me gozaré en el Dios de mi salvación. aún a pesar de los eventos tristes de
Jehová el Señor es mi fortaleza, el un mundo corrompido por el pecado.
cual hace mis pies como de ciervas y No obstante, también será la
en mis alturas me hace andar.” consecuencia de una relación
(Habacuc 3:18-19). correcta con nuestro Señor, “Si
A esta determinación llegó Habacuc guardareis mis mandamientos,
tras sufrir las consecuencias del permaneceréis en mi amor; así como
pecado de su pueblo. “Destrucción y yo he guardado los mandamientos de
violencia están delante de mí, y pleito mi Padre, y permanezco en su amor.
y contienda se levantan.” (1:3). Estas cosas os he hablado, para que
El pueblo escogido por Dios en aquel mi gozo esté en vosotros, y vuestro
momento había apartado su mirada gozo sea cumplido.” (Juan 15:10-11).
Señor. La revelación divina, en este
de tal manera que ya no se conducían Cristo mismo es nuestro ejemplo de
caso, fue necesaria y al profeta le
bajo los mandamientos divinos, sino uno que siempre buscó agradar al
correspondía confiar en lo que se le
según el deseo de su corazón y Padre mirando más allá de las
dijo.
“Engañoso es el corazón más que circunstancias y haciendo la voluntad
Pablo vivió algunas experiencias no
todas las cosas, y perverso” del que le envió… “el cual por el gozo
agradables en su servicio al Señor,
(Jeremías 17:9). puesto delante de él sufrió la cruz,
pero expresó: “como entristecidos,
Las circunstancias del profeta no menospreciando el oprobio, y se
mas siempre gozosos”; no negaba
eran favorables pues no solo debía sentó a la diestra del trono de Dios.”
las aflicciones, pero en medio de
lidiar con la injusticia de su propio (Juan 5:30; Hebreos 12:2).
estos sin sabores experimentaba el
pueblo sino también con la noticia de Entonces, confiado en Dios, el
gozo porque al igual que el profeta no
un inminente cautiverio a manos de profeta puede decir aun cuando la
estaba fundamentado en las
un enemigo terriblemente escasez material se haga presente:
circunstancias sino en Dios, que obra
despiadado al cual se describe como: “Con todo, yo me alegraré en Jehová,
siempre para nuestro bien, “Porque
“cruel ... Sus caballos serán más Y me gozaré en el Dios de mi
yo sé los pensamientos que tengo
ligeros que leopardos, y más feroces salvación”. Su alegría no dependería
acerca de vosotros, dice Jehová,
que lobos nocturnos... y volarán de los eventos que lleguen a
pensamientos de paz, y no de mal,
como águilas que se apresuran a manifestarse, sino en el Dueño y
para daros el fin que esperáis.”
devorar... pasará como el huracán” Sustentador que obra conforme a Su
(Jeremías 29-11).
(1:5-11), arrasando con todo a su voluntad y su regocijo en el que salva,
Tanto el profeta como el apóstol
paso. libra y guarda del mal a los que
miraban con esperanza el
Desde luego uno no se alegra de las confían en él. Dejó de poner toda su
cumplimiento de las promesas del
aflicciones, más bien son causa de atención en las circunstancias para
Señor Todopoderoso. La promesa
tristeza. Sin embargo, las respuestas colocarla en el Dios fiel. Convencido
para el pueblo fue que: “Cuando en
de Dios a las preguntas del profeta que las fuerzas necesarias vendrían
Babilonia se cumplan los setenta
renovaron su perspectiva. de cielo al igual que la capacidad para
años, yo os visitaré, y despertaré
Comprendió que Dios está atento a dar pasos ligeros aún en las cumbres
sobre vosotros mi buena palabra,
todo lo que sucede debajo del cielo, más altas. DIANA ZAMBRANO
para haceros volver a este lugar.”
de su pueblo y, como es el caso, de la
(Jeremías 29:10). Dios cuidaría de su
necesidad de su siervo.
pueblo y los traería de vuelta a su
El juicio sobre Judá por su pecado ya Gozo da servir a Cristo
tierra. Para nosotros es que nada
estaba determinado con el fin de en la vida diaria aquí;
“nos podrá separar del amor de Dios,
corregirlo usando como instrumento gozo y grande alegría,
que es en Cristo Jesús Señor
a Babilonia. ¿Cómo fue, entonces, siempre él me da a mí.
nuestro.” (Romanos 8:35-39).
que el profeta pasó de un estado de
Dios le declaró a Habacuc que: “el
perplejidad y tristeza, a la confianza y Coro:
justo vivirá por fe”, lo cual también es
seguridad aún a pesar de no vivir Gozo hay, sí, en servir a Cristo,
el fundamento del evangelio en el que
literalmente la salvación de Dios? gozo en el corazón.
creemos y somos participantes
Tiene que ver con escuchar a Dios y Cada día él da poder,
gracias a la obra de salvación que
recibir su palabra, es una actitud de me ayuda a vencer
Cristo hizo a nuestro favor.
sumisión a sus planes aun cuando a y da gozo, gozo en el corazón.
Cuando ejercitamos la fe y miramos
nosotros nos parezcan “no tener
las promesas y bendiciones que
sentido”. Gozo da servir a Cristo,
tenemos en Cristo nuestro Salvador
En el capítulo tres observamos una gozo que triunfante está
sin ser merecedores de ellas y que
oración que luego se usaría como en la pena o tristeza:
han sido preparadas por Aquel “que
cántico en la que se resalta la Cristo en todo vence ya.
hace todas las cosas según el
soberanía, grandeza y el poder del
designio de su voluntad.”
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