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El único remedio para tu mal

El sol de mediodía castiga la carretera con la fuerza del verano. Un hombre


humilde carga un bulto muy pesado sobre sus hombros. Todos lo conocen, en la
ciudad, por su espíritu de servicio y su fidelidad a Dios. Al cruzarse en el camino
con un muchacho incrédulo, oye la voz socarrona:

-¿Cómo sabes que eres salvo?

El cristiano sigue unos pasos adelante, y deja caer la carga. Entonces, dice:

-¿Cómo sé que se me cayó el bulto? No he mirado atrás.

-No -replica el muchacho-, no has mirado atrás, pero ya no sientes el peso.

-¡Exactamente! -respondió el hombre-. Es por esa misma razón que sé que soy
salvo: ya no siento la carga de pecado y de tristeza, y he encontrado paz y
satisfacción en el Señor.

No hay medicina para tu quebradura; tu herida es incurable; todos los que


oigan tu fama batirán las manos sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó
continuamente tu maldad? Nahúm 3:19.
El texto anterior habla de una imposibilidad: “No hay medicina para tu
quebradura“, afirma el profeta. Se está refiriendo al pecado: cuando el pecado
toca una vida, la anula poco a poco. Los estragos del pecado no aparecen
intempestivamente; en la mayoría de los casos, no. Son como los efectos que
causa la lepra: en los tiempos bíblicos, el leproso solo percibía su mal cuando su
carne empezaba a caer en pedazos; entonces, ya era demasiado tarde. El pobre
hombre tenía que abandonar a la familia, a los amigos, el trabajo, en fin. Su futuro
era confinarse, con los otros enfermos, en el valle de los leprosos.

En aquellos tiempos, no había remedio para la lepra. Hoy, ayer y para siempre,
nunca habrá remedio humano para el pecado. No es solo un asunto de conducta o
de comportamiento: es un asunto del corazón. Acompaña al pecador por
dondequiera que vaya. La única solución es Jesús. Y él no empieza trabajando
por fuera; la fachada es lo último que él restaura. Su maravilloso trabajo de
salvación empieza donde está el nido del pecado: en la mente. Él te brinda una
nueva mente, nuevas motivaciones, nuevos horizontes. Las cosas pasadas
quedan enterradas para siempre, y la vida empieza a partir del encuentro con
Jesús.

Recuerda bien esto, a lo largo del día. Y piensa en el planteo del profeta: “ No hay
medicina para tu quebradura; tu herida es incurable“.

Alejandro B. (“Plenitud en Cristo”)

¿Quieres ser mi vecino?


Una vez pregunté en clase si les gustaría tener a Jesús de vecino. —A mí no me
gustaría —admitió Dan—. ¿Cómo podría divertirme si me observara todo el
tiempo?

—Yo me sentiría culpable cada vez que encendiera la televisión o me pelease con
mi hermana —dijo Jenny. La mayoría de los demás alumnos estuvieron de
acuerdo con los dos que habían hablado.

Por alguna razón pensaban que una persona tendría que ser casi perfecta para
sentirse cómoda en presencia de Jesús. Pero, ¿es esa la manera en que la gente
se sentía cuando Jesús vivía en la tierra? Muchos de los seguidores más cercanos
de Jesús pertenecían a la clase de personas que no gustan a tus papás. Eran lo
que se llamaría mala gente. Pero les encantaba estar con él.

Un hombre estaba tan controlado por Satanás que tenía asustado a todo su
pueblo, pero después de que Jesús lo liberó del control de Satanás, el hombre no
quiso separarse de Jesús. En lugar de sentirse culpable en presencia de Jesús, se
sentía satisfecho y seguro.

Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, en el


amor que les tengo. Juan 15:9
¿Y qué decir de María Magdalena? En los tiempos bíblicos, las mujeres tenían
muy poco valor en la sociedad. Pero las mujeres como María, bueno, eran lo peor
de lo peor. Si alguien hubiese querido vivir lejos de Jesús, esa debería haber sido
María. Aunque le costaba horrores separarse de él.
¿Recuerdas cuando Marta se quejaba a Jesús de que María descuidaba sus
obligaciones en la cocina? Jesús lo sabía todo de María pero, a diferencia de todo
el mundo, no la miraba con desprecio. Ella nunca vio que la mirase con espíritu de
crítica. De él solo recibía amor, aceptación y esperanza. ¿No es eso lo que
andamos buscando?

En lugar de huir de Jesús cuando hacemos algo que está mal, deberíamos correr
hacia él. Ya murió por nuestros pecados. Espera para perdonarnos y liberarnos
del control de Satanás.

Creo que me gustaría un vecino como Jesús.

Renee Coffee (“El viaje increíble”)

Jesús se preocupa por nosotras


Jesús tiene a las mujeres en alta estima; y hay numerosas evidencias en la Biblia
que confirman esta idea.

La mujer que teme a Jehová, esta será alabada —Proverbios 31:30.


Cuando Cristo se levantó del sepulcro, a la primera persona que se le apareció fue
a una mujer, y le pidió que llevara las buenas nuevas de su resurrección a los
discípulos. ¡Qué misión! ¡Qué hermoso privilegio!

Jesús utilizó a la valiente reina Ester para libertar a su pueblo en un momento en


que parecía no haber otra salida. Y qué coraje tuvo para presentarse ante el rey:
“Y si perezco, que perezca”.

Ante la muerte de Lázaro, Jesús consoló a María y a Marta, confundiendo sus


lágrimas con las de ellas. Luego, les devolvió a su hermano.

Piensa en la mujer sorprendida en adulterio. Cuando todos los demás se volvieron


contra ella gritando que fuera apedreada, Jesús no la condenó; la perdonó y la
libertó.
Cuando la viuda de Naín lloraba por la pérdida de su único hijo -el único que podía
sustentarla-, Jesús tuvo compasión de ella y con amor le devolvió la vida al
muchacho.

Jesús se preocupa grandemente por las mujeres. Es muy compasivo con


nosotras. Nos comprende, nos ama incondicionalmente y conoce nuestra
estructura, porque él nos formó. En la Creación, cuando el Creador vio cuan solo
estaba el hombre, le dio una compañera: Eva, que fue tomada de un hueso del
costado de Adán. Dios eligió cuidadosamente ese hueso del costado; no de la
cabeza, porque él no sería su gobernante, ni de su pie, porque nunca debía
pisotearla. Tomó el hueso del lugar más cercano al corazón del hombre -el lugar
de los afectos-, y creó a la mujer. El hombre debe conservar a la mujer cerca de
su corazón. La mujer debe estar al lado del hombre como su compañera, su amiga
y su igual. Ese es el plan de Dios.

Es una pena que esta bendición se haya manchado por el pecado. No obstante,
Jesús todavía se preocupa por nosotras. Su amor hacia nosotras no ha cambiado.
Desea restaurarnos a nuestro estado original y Jesús ya hizo provisión para eso.
Quiere restaurar nuestros caracteres, nuestras vidas y nuestros hogares a lo que
una vez fuera la familia edénica.

Toda mujer alcanzará su potencial máximo. ¿No añoras ese día? ¡Yo sí!
¡Preparémonos!

Por Ardis Stenbkke

Una belleza diferente


Cuando Adán disfrutaba del paraíso junto a la compañía de miles de animales
hermosísimos, sintió que le faltaba algo, algo que no sabía qué era, pues aún no
lo había encontrado, algo que lograra deslumbrar sus ojos, ya de por sí
acostumbrados a deleitarse en la belleza. Dios era consciente de la necesidad de
Adán, y en su plan estaba prevista la creación de la mujer.

La tierra fue testigo de la llegada de una obra maestra de contornos perfectos, de


piel fina, de cabellos suaves y voz delicada. En el mundo animal, por lo general el
macho es más hermoso que la hembra, pero no sucedería así con la humanidad.
Eva fue dotada por Dios mismo de características de gran belleza para agradar
completamente a Adán.

El pecado ha degradado esta belleza que Dios concedió a la mujer cuando salió
de sus manos. No obstante, la mujer sigue siendo bella actualmente. Para un
bebé, no hay persona más bella que su madre. Para un novio, no hay ser más
deslumbrante que su amada. Para un hijo, no hay persona más hermosa que
aquella que, castigada por el paso los años y peinando canas, está siempre
presente para consolarlo y apoyarlo.

Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna
debajo de sus pies y sobre su cabeza una corona de doce
estrellas. Apocalipsis 12:1
Detente a pensar por un momento: ¿Cuál es el «vestido de sol» que Dios ha
preparado para ti? ¿Será tu físico, sujeto a cambios con el pasar del tiempo, o tu
alma, tu interior, que puede ser moldeada por el Espíritu Santo? Tener el sol como
vestimenta significa alumbrar en todo momento. Brindar ese calor humano,
colmado de amor, que solo una mujer es capaz de entregar. Llevar la luna bajo de
tus pies bien pudiera representar tu hogar, cuidado y protegido con tu vida,
reflejando siempre la luz del Sol de justicia, que es Cristo.

Si Jesucristo se convierte cada día en tu vestimenta, en el generador de tu amor y


de tus acciones, tu hogar nunca perderá su brillo y aportarás grandes cosas al
mundo que te rodea. Ruega hoy: «Señor, sé tú el sol que embellece mi vida».

Por Ruth Herrera (“De la Mano del Señor”)

La hermosura de su gracia
Una pequeña aldea en el continente africano tiene entre sus innumerables
costumbres una en la que cada vez que una joven es pedida en matrimonio, ella
se tiene que someter a un “período de belleza”. La joven novia comienza esa fase
con varios días de anticipación a la boda. Ese largo período consiste en pasar el
tiempo encerrada en una casa, comiendo, y tomando leche de vaca, siendo
atendida por una mujer de su familia.

La meta de ese extraño tratamiento de belleza es lograr que la joven suba de


peso, porque para ellos una mujer con mucho peso es mucho más hermosa que
una de un cuerpo delgado. El motivo de esa rara tradición es que si un hombre
tiene una esposa delgada demuestra que tiene miseria y pobreza en su hogar. En
cambio, cuando un hombre tiene como esposa a una mujer de mucho peso, da a
conocer que tiene suficientes recursos para sostener su hogar.

Parece algo inconcebible para nuestras ideas de belleza física.

Entre las muchas culturas y sociedades de nuestro mundo, hay muchas


diferencias de conceptos y pensamientos.

Eso nos ayudará a entender que el pensamiento de Dios es en ocasiones muy


diferente al pensamiento humano.

“Pero el Señor dijo a Samuel: No te dejes impresionar por su apariencia ni


por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias,
pero yo me fijo en el corazón.” 1 Samuel 16:7 (NVI)
Él nos mira como la mejor obra de arte, su mayor inspiración por sobre toda la
creación y sobre nosotros ha depositado su gracia.

Si tu apariencia física no es la que quisieras tener o crees que tu vida no vale


mucho, lo más seguro es que te estas dejando llevar por las ideas que los demás
tienen sobre ti.

No menosprecies al Artista, al Creador y Dador de Vida. Él te ha dado el más


grande valor y eso es lo que importa. Tú eres su creación perfecta.

Por: Huellas Divinas

Dios puede restaurar un hogar roto


Tras la ruptura de su matrimonio Antonieta, sentía que su vida se terminaba, no
habían palabras para consolarla. El hombre que un día le prometió serle fiel, había
tomado la decisión de dejarla con sus hijos e irse con otra mujer.
Por más que ella quisiera ocultar su tristeza, para no demostrarla a sus dos
pequeños hijos, se notaba el pesar y el llanto que ella llevaba dentro. Parecía que
el único motivo para vivir era sus hijos.

Una mañana Antonieta recibió una visita sorpresiva de una de sus amigas de
infancia. Tenía muchos años de no verla y había muchas cosas que conversar.

El día pasó entre pláticas, tazas de café y pequeños bocadillos. Entre la


conversación su amiga le preguntó sobre su matrimonio. Antonieta rompió en
llanto, la herida de su matrimonio estaba abierta aún. Su amiga comenzó a
consolarla y testificar sobre como ella había vivido un caso similar y Dios con su
poder había restaurado su matrimonio.

Al llegar la tarde su amiga se retiró, pero antes le obsequió una Biblia. Antonieta
comenzó a leer aquella Biblia y comprendió que era momento para poner en las
manos de Dios su matrimonio y que Dios tenía el poder para restaurarlo.

Varios días después, Antonieta recibió una nueva visita, era su esposo que le
pedía hablar con ella. Él estaba arrepentido de haber dejado su familia y le pedía
que lo perdonara. Antonieta comprendió que era el poder de Dios que estaba
obrando en su matrimonio luego de ponerlo en sus manos.

Con el pasar de los días aquel matrimonio fue restaurado completamente por Dios
y todo caminó mucho mejor que años anteriores. Ambos comenzaron a asistir a la
iglesia y aquella Biblia que su amiga le regaló, la leían todas las noches reunidos
en familia en su humilde hogar.

“Así que no dejamos de dar gracias a Dios, porque al oír ustedes la palabra
de Dios que les predicamos, la aceptaron no como palabra humana sino
como lo que realmente es, palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los
creyentes.” 1 Tesalonicenses 2:13
Al haber leído la historia de Antonieta posiblemente te sientes identificada. Pueda
ser que tu matrimonio se encuentre al borde del colapso, quizás todo está
marchando mal. Pero recuerda que Dios tiene el poder para restaurarlo. Su
palabra nos dice que ella actúa en los que creen.
¿Has creído fielmente en la palabra de Dios? ¿Crees con convicción que Dios
tiene ese poder?, si tus respuestas son “si” en ambas, cree ahora en lo imposible
que Dios lo hará posible mediante su palabra y la fe puesta en él.

Hoy te quiero invitar a poner en las manos de Dios tu matrimonio y tu familia y él


será fiel en restaurar y conservarlos unidos.

Por Huellas Divinas

La construcción de tu vida
En el año 2,150 A.C. en el imperio Babilónico, el hecho de saber construir una
casa era ya fundamental, todo era regido por el código de Hammurabi, cuya ley
numero 229 declaraba: Si un constructor construye una casa y no lo hace con
buena resistencia y la casa se derrumba y mata a los ocupantes, el constructor
debe ser ejecutado inmediatamente.

Parecía muy drástica y mortal dicha ley, pero para los gobernantes ésta ayudaba a
controlar los accidentes y tener mejores construcciones, de calidad y resistentes a
cualquier tipo de clima y desastres naturales.

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un


hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y
vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó,
porque estaba fundada sobre la roca. S. Mateo 24-25
Jesús al venir a la tierra y vivir en medio de los hombres de su época, comprendió
lo indispensable que era el tener una buena casa para la protección de la familia y
sabía que toda buena construcción dependía del fundamento o cimiento.

Pero él iba más allá, usando el ejemplo de la construcción para hablar del corazón
del ser humano y la vida, comparando la casa que se construye sobre la roca con
la que se construye sobre la arena. Las dos casas fueron probadas por las
mismas tempestades, pero los resultados fueron notablemente diferentes: una
resistió y la otra cayó.
A diario podemos encontrarnos con personas cuyas vidas están fundamentadas
en cosas vanas y pasajeras, las cuales les produce una falsa paz y tranquilidad,
que se desvanece casi inmediatamente. Pero también hay personas que aseguran
su vida sobre lo eterno y verdadero, eso les produce una paz y tranquilidad
permanente.

¿Cuál ha sido el fundamento en tu vida? ¿Has construido sabiamente?

Si ha sido todo lo contrario y tu vida a caído a causa de las tempestades, hoy


puedes acercarte a Dios y asegurar tu vida sobre un fundamento seguro y eterno.

Por Huellas Divinas

¡Vivir de verdad!
Una de las buenas historias que cuenta Tony Campolo tuvo lugar mientras
enseñaba una de sus clases.

—¿Cuánto tiempo han vivido? —pregunta a sus estudiantes.

Nadie se atreve a responder. Entonces el profesor se dirige a un estudiante en


particular.

—¿Cuánto tiempo has vivido?

—Veinticuatro años —responde el joven.

—No quiero saber cuánto tiempo has existido, sino cuánto tiempo has estado
verdaderamente vivo.

La mirada perdida del joven revela que aún no ha entendido. Entonces el profesor
les cuenta la experiencia que vivió cuando, junto con sus compañeros de estudios,
subió por primera vez al mirador del edificio Empire State, en Nueva York.
—Jugaba con mis compañeros de clase —les contó— cuando, de repente, me
encontré mirando el imponente paisaje. Sin darme cuenta, olvidé lo que estaba
haciendo, admirado por la majestuosidad de la vista que estaba ante mis ojos.

La inmensa ciudad, con sus torres de concreto y de vidrio por doquier, parecía una
gran maqueta de juguete. Me quedé paralizado, maravillado ante aquel
espectáculo. Nunca olvidaré ese momento, porque lo viví plenamente.

Y dicho esto, se vuelve hacia el mismo estudiante.

—Entonces, ¿cuánto tiempo has vivido?

—Si se trata de esa clase de experiencias, diría que he vivido solo uno o dos
minutos. La mayor parte de mi vida ha transcurrido sin significado, con la
excepción de unos pocos momentos en los que he estado verdaderamente vivo.

Y tú, ¿has experimentado momentos en los que te sentiste verdaderamente vivo?


Momentos en los que disfrutaste plenamente al lado de la gente que amas; al
contemplar las maravillas de la creación de Dios; al practicar tu deporte preferido;
al hacer una buena obra a favor de alguien necesitado; al besar al ser que más
quieres…

“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
— Juan 10:10
¿Captas la idea? En este mundo hay gente que solo se preocupa por existir. Pero,
alabado sea Dios, ¡Cristo vino para darnos vida de la mejor calidad! Vida
verdadera, abundante, plena.

Hoy tienes la oportunidad de vivir plenamente. Mira a tu alrededor. Todavía hay


mucha belleza. Todavía hay gente maravillosa. Y hay muchas cosas buenas de
las que puedes disfrutar sana y plenamente.

Y cuando al final de este día te acuestes para descansar, no olvides dar gracias a
tu Padre Celestial.
Fernando Zabala (“Dímelo de frente”)

Los días en que él me llevó en sus


brazos
Me casé, y al poco tiempo quedé embarazada. Faltaba poco para el parto y mi
esposo y yo estábamos muy felices. Íbamos a tener una niña. Me preparé para ir
al médico, pero en el camino hubo un accidente. No me lastimé, pero estaba en un
gran estado de shock. Me llevaron rápidamente a la sala de partos, donde el
médico nos dijo que mi presión sanguínea estaba tan alta que si querían salvar mi
vida tendrían que romper la placenta y dejar morir a mi hija. Di a luz a una
hermosa beba, pero había muerto. Fue la experiencia más triste que viví. Estaba
pasando por las aguas, pero Dios estaba conmigo y me acompañó durante las
muchas noches de dolor, angustia y lágrimas.

El tiempo pasó, y dos años más tarde me encontraba nuevamente en el mismo


hospital para dar a luz a nuestra segunda hija. Un nuevo médico y una partera
aprendiz vinieron a hacerme un control, y me dijeron que estaba lista para dar a
luz. Les pedí que esperaran hasta que mi médico y mi esposo llegaran, pero no lo
hicieron. En vez de esto, indujeron el trabajo de parto, y cuando no pudieron sacar
la cabeza de la beba de manera rápida, usaron la ayuda de una aspiradora. En el
proceso, dañaron el cerebro de mi niña. En los días y las noches que siguieron
pasé por los ríos, por momentos parecía que me ahogaría, pero Dios no permitió
que esto ocurriera.

Diez años más tarde, mi hija fue hospitalizada y murió poco tiempo después. El
día antes de su funeral, sentí que me moriría. Nunca antes había sentido un dolor
tan profundo en mí. Estaba pasando por el fuego de la aflicción. Entonces, dos de
mis hermanos, que son médicos, me animaron a llorar. Cuando logré hacer esto,
me sentí mucho más aliviada y con fuerzas para continuar. En el sueño profundo
que Dios me suministró, sentí su presencia cerca de mí. Fue entonces que Dios
me llevó en sus brazos y me permitió asistir al funeral de mi hija al día siguiente. Él
trajo paz a mi mente.

Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te
anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en
ti. Isaías 43: 2.
Desde aquel entonces, Dios me ha recompensado. Me permitió dar a luz con éxito
a dos hijos varones; uno de ellos es pastor, como su padre. El otro es un piloto.
Puedo cantar de las bondades del Señor, porque en verdad él cumple todas sus
promesas.
Shirnet Wellington (Mi refugio)

Promesas Bíblicas: Isaías 40:10


No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes porque yo soy tu Dios que
te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia. —Isaías 40:10
¿Tienes miedo? Parece normal sentir miedo de aquellas cosas que nos harán
sufrir, pero en muchas ocasiones, este miedo es resultado únicamente de
nuestros pensamientos, sin que haya un verdadero peligro a nuestro alrededor. O
tal vez estamos aterrados por las noticias desalentadoras.

De cualquier modo, aún si el peligro es muy real, sentir miedo no es la solución, al


contrario, nos volvemos más vulnerables. Hay una frase que dice “El que teme
sufrir ya sufre el temor”. Es así, muchas veces sufrimos más por el miedo y la
ansiedad que nos producen nuestros pesares que por los problemas en sí.

Es por eso, que la promesa de Dios para ti es: No temas… yo soy tu Dios,
siempre te ayudaré.

Es fácil pedirte que no tengas miedo, que confíes. Pero es muy difícil cuando toca
ponerlo en práctica, cuando el problema es real y está encima de nosotros. Pero la
vida de un cristiano es así. Nadie dijo que sería fácil, nadie dijo que la enfermedad,
el desempleo, la incertidumbre no llegaría a los cristianos. Estamos en un mundo
lleno de miseria a causa del pecado. Pero tranquilo(a), nadie dijo que estas
solo(a).

Lo único que necesitas es fe. “La fe es estar seguro de lo que esperamos y


convencidos de lo que aún no vemos”. —Hebreos 11:1

No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que
el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada.
—EUD

Esperanza en medio del desánimo


Todos perdemos la esperanza de vez en cuando, especialmente cuando las cosas
no salen bien. Naturalmente, nos cansamos más cuando nadamos contra la
corriente y lidiamos con oposiciones.

Es mucho mejor cuando alguien que amamos camina con nosotros en esos
momentos difíciles y nos dice: ¡tú me importas a mí…! Ayuda mucho saber que no
estamos solos en la vida.

En cierta ocasión Jesús dijo a Simón: pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte…
(Lucas 22:32). Es un consuelo saber que Jesús ora para que mantengamos
nuestra fe, a pesar del pecado que nos ha llevado a los problemas que podemos
estar viviendo.

La fe no es solo una cuestión individual, ella encierra también nuestra relación con
Dios. Y Dios quiere que nuestra relación crezca.

“puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe; el cual por el


gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se
sentó a la diestra del trono de Dios.” Hebreos 12:2
Cuando tenemos que caminar sobre un puente que se tambalea y abajo tenemos
un abismo, es mejor fijar los ojos en algo inmóvil que este al final, del otro lado.
Mirar hacia atrás o hacia abajo implica un riesgo mortal para nuestra vida
espiritual. El miedo se apodera de nosotros, perdemos el equilibrio y nos caemos.

Ante los abismos y peligros de la vida, Dios nos dice que miremos fijamente a
Jesús y prosigamos. Él, que intercede por nosotros, nos llenará de valor y
esperanza y hará que triunfe nuestra fe.

Por Huellas Divinas

Promesas bíblicas: Deuteronomio


31:8
El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni
te abandonará. No temas ni te desanimes — Deut. 31:8 NVI
La promesa de este versículo fue dada a Josué, cuando recibió la responsabilidad
de guiar al pueblo de Dios hasta la tierra prometida.

La tarea que se le asignó no era nada fácil. Para llegar al destino prometido tenían
que cruzar naciones enemigas, tierras de gigantes y guerreros que estaban
preparados para atacarlos.

Pero eso no era todo. Josué tenía que lidiar con su propio pueblo. Acababan de
cruzar el desierto, la gente estaba fatigada, muchos tenían miedo, otros eran
rebeldes y murmuraban continuamente en contra de los líderes puestos por Dios.

Sin embargo, Josué creyó la promesa de Dios, de que él estaría al frente y nunca
lo dejaría solo. Y después de un camino arduo, lleno de pruebas y dificultades,
cumplió su misión. El pueblo llegó a Canaán.

Haz tuya esta promesa. No importa si el panorama en tu vida no se ve alentador.


Tal vez tus enemigos parecen gigantes invencibles, las enfermedades, los
problemas económicos, etc. A lo mejor las personas más cercanas no te dan el
apoyo que tú esperas. O quizás la lucha es contigo mismo, con tus adicciones, tus
debilidades, tus miedos o pecados.

No olvides que Dios estará ahí, al frente. Nunca te abandonará, siempre que le
permitas guiar tu vida y mantengas la fe en sus promesas. Cree y espera en el
Señor, la tierra prometida está cerca, pero el camino no es fácil.

Que Dios te bendiga hoy y te llene de fe y esperanza.

No olvides compartir esta promesa con otras personas, posiblemente alguien esté
a punto de rendirse y necesita recordar que Dios está al frente.

Por Huellas Divinas

Personajes Bíblicos: Noé


Ciento veinte años predicando, para que nadie se convierta. No hay duda: como
evangelista, Noé era un buen carpintero.
Absolutamente nadie, fuera de los miembros de su familia directa (esposa, hijos y
nueras) entró en el arca. Si Noé hubiera tenido un administrador humano en su
“empresa espiritual”, seguramente habría sido despedido.

Podrás decirme, y es cierto, que muchos hombres de Dios creyeron en la


predicación de Noé, ayudaron en la construcción del arca y murieron antes de que
el diluvio comenzara. Pero, ante los resultados fríos, cuando llegó el diluvio, en el
arca solo entraron él y su familia.

Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor
reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al
mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. — Hebreos
11:7
Un desastre. ¿Un desastre? ¿Cuánto tiempo estarías dispuesto a predicar para
que una persona que tú amas acepte a Cristo y a su salvación? La historia de Noé
es un ejemplo de la preocupación que Dios tiene por la familia. Tanto trabajo para
que se salve solo una familia. Pero Dios ordenó que el trabajo se realice. Todas
las esperanzas divinas están cifradas en la familia.

No sé si ya estás de novio, casado o pensando en casarte. Pero, de cualquier


manera piensa en este asunto: todas las esperanzas de Dios están cifradas en la
familia. Y, diciéndolo del modo más claro posible, todas las esperanzas de Dios
están centradas en tu familia.

Debes hacer todo lo que esté a tu alcance para que tu familia (la que tienes, la que
tú formes o la que formaste) sea digna de ese honor, de ese privilegio, de esa
responsabilidad. La mejor forma de hacerlo es orar cada día y pedir a Dios que te
muestre el camino a recorrer durante ese día. Si él quiere que los resultados se
vean de aquí a ciento veinte años, tú sigue orando, sigue clamando, sigue
pidiendo, sigue trabajando…

Tu familia (actual o futura) merece todo ese esfuerzo, y más. No tengo dudas:
Dios quiere darte la alegría de una familia salva. No hay arca. No hay animales.
Pero, sigue habiendo entrega humana y dirección divina, para que las cosas
salgan de acuerdo con los planes del Cielo, que siempre son mejores que los
nuestros.

Por Milton Betancor


Riqueza y abundancia en el hogar
Un hombre rico tenía un hijo, el cual era soberbio y mal agradecido, todo el tiempo
el muchacho humillaba a quien se le pusiera enfrente y no aceptaba ningún tipo de
consejo, él siempre creía tener la razón en todo.

El hombre al ver la actitud de su hijo tomó la decisión de enviarlo a vivir al hogar


de un humilde agricultor. Al pasar un mes el hijo regresó a su hogar. El hombre
rico le preguntó a su hijo: ¿acaso ahora aprecias todas las comodidades y
riquezas que tienes aquí? A lo que el muchacho respondió: La familia con la cual
estuve, es mucho más rica que nosotros, ellos disfrutan comiendo juntos lo que
han plantado. Y siempre parecen tener tiempo los unos para los otros, a pesar de
su pobreza todo el tiempo viven felices y sobre todo ellos se aman y lo
demuestran a diario.

Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada; hay quienes pretenden
ser pobres, y tienen muchas riquezas.  Proverbios 13:7
Una de las peores crisis que están viviendo las familias es la pobreza de amor. A
diario podemos ver casos de familias en las cuales los padres tratan de sustentar
el aprecio y amor que necesitan sus hijos, con regalos o satisfaciendo sus
caprichos, cometiendo un grave error, pues no llenan ese vacío. Como resultado
vemos jóvenes y adultos desorientados, que no encuentran un sentido a su vida,
tratando de llenar ese amor que les fue negado en sus hogares con adicciones y
vidas desenfrenadas, no sabiendo valorarse a sí mismos.

El deseo de Dios siempre ha sido que los hijos crezcan dentro de una familia sana
donde sea rica en amor, comprensión, disciplina y aprecio, en la cual su amor sea
el pan diario. Lastimosamente la familia ha sido distorsionada por diferentes
aspectos que han llevado a su deformación parcial o total y el amor se pierde poco
a poco.

Pero no todo está perdido, Dios quiere que ahora tú como padre o madre de
familia o hijo puedas traer riqueza eterna para tu hogar, para eso debes sembrar la
pequeña semilla del amor y permitirle germinar con pequeños detalles de afecto,
comprensión y perdón hasta que su follaje crezca y proteja a tu familia de todo lo
que intente destruirla.
Busca en Dios la verdadera riqueza y abundancia para tu hogar, no de bienes sino
de amor.

Por Huellas Divinas

Encuentra el verdadero amor


La vida de Clara no había sido nada fácil. A los cinco años la abandonó su padre y
quedó sola con su madre. A los pocos años su madre se casó nuevamente. El
padrastro de Clara la violó cuando tenía catorce años y quedó embarazada, a tan
corta edad.

Clara guardó silencio, no quiso contarle a su madre de la violación por miedo a las
amenazas de muerte que su padrastro le hizo. Inventó una falsa historia sobre su
embarazo, le dijo a su madre que era producto de un amorío con un chico de la
escuela, ella se molestó y la echó de su casa.

Al encontrarse sola y en la calle, el hambre la llevó a mendigar. Cuando llegó el


tiempo del parto, Clara tuvo complicaciones, lo que puso en riesgo su vida y la del
bebé, al final perdió a su hijo y ella quedó muy mal de salud.

En aquel momento de desamparo alguien llegó a visitarla al hospital, no era nadie


que ella conociera, se trataba de una anciana, que era parte del grupo de
evangelismo de una iglesia local.

Clara se mostraba indiferente a lo que la anciana le decía, pensaba que Dios no la


amaba por todo lo que ella había sufrido.

Aquella anciana sintió un gran amor por la joven, al verla sola y triste. Procuraba ir
a visitarla al hospital todas las tardes, mientras ella se recuperaba y le hablaba del
amor de Dios, aunque Clara siempre parecía ignorar lo que la anciana le hablaba.

El día que le dieron el alta en el hospital, nadie llegó a recogerla y la señora la


convenció de que fuera a su casa. Ella vivía sola en una zona exclusiva de la
ciudad, era viuda y nunca había podido tener hijos.
Clara, al ver el amor que le mostraba, le preguntó: ¿Por qué hace esto conmigo?
Ella respondió: solo hago lo mismo que Jesús ha hecho por mí.

La vida de Clara cambió totalmente, el amor de Jesús llenó su corazón y la sanó


de todo el sufrimiento que había vivido.

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en


mi amor. Juan 15:9
Las heridas del sufrimiento son muy difíciles de sanar y olvidar, se puede pasar
años con ese dolor, que cada vez que recordamos nos hace soltar lágrimas.
Pareciera como si no logramos ver la luz al final del camino y en lugar de eso
viene más dolor, acompañado de incertidumbre y tristeza.

Es posible que tú misma lo hayas vivido y has buscado sanar ese dolor buscando
el amor de una pareja, y en muchas ocasiones quizás te has encontrado con la
persona equivocada, que en lugar de darte amor te ha producido más sufrimiento.

Te animo a buscar el amor verdadero, el amor de Dios, acércate a él y te aseguro


que sanará por completo tu corazón del dolor y el sufrimiento y lo llenará de amor
y paz.

La gente te puede fallar, tu familia, tus amigos, tu pareja, pero ten por seguro que
Dios nunca te fallará. Él es el verdadero amor.

Por Huellas Divinas

Recibes lo que das


Una mañana de culto, un orador invitado y su hijo llegaron a una pequeña iglesia.
Después de la oración final, el predicador salió a despedir a la gente mientras esta
se iba a casa.

Cuando hubo terminado, el predicador recordó que no se había recogido ninguna


ofrenda. Buscando en el bolsillo, sacó una moneda de diez centavos y lo depositó
en el cepillo junto a la puerta de entrada.
Fuera, puso a su hijo sobre el lomo del caballo. Ya estaba a punto de montar
cuando el tesorero de la iglesia lo detuvo.

—Pastor, queremos agradecerle que hoy haya venido a darnos un mensaje. Es


costumbre de nuestra iglesia que entreguemos al orador todas las ofrendas que se
hayan recogido en el cepillo después del culto.

Y con esto, el tesorero le entregó una moneda de diez centavos.

El hijo del hombre miró a su papá y le dijo:

—Papá, si hubieses dado más, te habrían dado más, ¿verdad?

Lo que ponemos en la vida es mucho más de lo que recibimos de ella. Si somos


amables, tendremos amigos. Si estudiamos tendremos mejores notas. Si
participamos en actividades de la iglesia y de la escuela, sentiremos más que
somos parte del grupo. Si buscamos a Dios, lo encontraremos.

Pero deseamos que cada uno de ustedes siga mostrando hasta el fin ese
mismo entusiasmo, para que se realice completamente su esperanza. No
queremos que se vuelvan perezosos. Hebreros 6:11,12.
Las personas que recibirán más de la vida son aquellas que pusieron más.

Tomado de: “El Viaje Increíble” (Renee Coffee)

Personajes bíblicos: Nimrod


Cus fue el padre de Nimrod, conocido como el primer hombre fuerte de la
tierra. —Génesis 10:8.
Hay gente que nace para oponerse a Dios. Le hace la guerra todo el tiempo.
Personalmente, los siento más rebeldes que aquellos que simplemente ignoran la
existencia divina. Estos últimos hasta pueden sufrir un enorme vacío en sus vidas,
pero siguen caminando por las calles de este mundo en su soledad, sin saber, sin
entender o, incluso, sin querer tener un encuentro con Dios.
Los primeros no. Los primeros, como Nimrod, se paran en la vereda de enfrente y
gritan. Desafían. Buscan herir algún corazón (tal vez el nuestro). No los puedo
llamar “ateos”, porque estos niegan la existencia de un Ser celestial. Los “Nimrod”,
tanto los antiguos como los modernos, saben que existe; en algunos casos hasta
conocen la voluntad que él tiene para con ellos, pero deciden construir sus torres
de Babel para llegar al cielo, desafiando abiertamente la orden divina.

Es posible que cuando te mires en el espejo no consigas verte como un


constructor de torres de Babel. Pero (siempre aparece esta palabrita) ¿cuántas
veces te has encontrado colocando los cimientos de alguna pequeña “choza” para
guardar tu pecado?

La torre de Babel es el desafío abierto, claro e irreverente a Dios. Nuestras chozas


están más escondidas, no son tan claras y hasta tienen apariencia de
espiritualidad… pero, en el fondo, estamos en la misma situación: estamos
haciendo lo que Dios dijo que no debemos hacer.

Desafiar a Dios no significa que vamos –necesariamente– a embriagarnos cada fin


de semana, robar un banco o matar a alguien. Lo desafiamos en cosas más
“pequeñas”: una mentira, una comida prohibida, un chismecito.

El gran problema es que las “proporciones divinas” son diferentes de las nuestras.
Mientras nosotros rechazamos “proporcionalmente” a las personas por sus
pecados (cuanto más grande, grave o escandaloso el pecado, más lejos
queremos estar de ellos), Dios se maneja desde una óptica diferente: rechaza al
pecado, sin importar lo “grande” o “pequeño” que sea, y ama al pecador. No deja
de dar oportunidad de salvación eterna al constructor de torres de Babel que se
arrepiente, pero no tiene ninguna opción frente al pequeño constructor de “chozas”
que sigue practicando su diminuto pecado acariciado.

¿Sabes? No es cuestión de tamaños, es cuestión de hacer (o no) lo que Dios


desea y manda.

Por Milton Betancor

Piensa en el precio
¿Te has fijado cómo los anuncios publicitarios usan la palabra “gratis”? «Compre
uno y lleve el segundo artículo “gratis”». «Por un tiempo limitado, obtenga tres
meses de servicio de Internet “gratis”, si se inscribe por un año».

En ambos casos, tienes que comprar algo antes de obtener el producto “gratis”.
Siempre hay cuerdas atadas.

Lo mismo sucede con el pecado. Satanás nos dice que podemos chapotear en el


pecado sin consecuencias. Pero nunca es gratis. Siempre hay que pagar un gran
precio.

Cuando sientas la tentación de hacer algo mal, piensa en el precio que deberás
pagar. ¿Mentir vale más que el sentimiento de culpa por haberlo hecho? ¿Ver una
película inmoral compensa la marca que deja en el carácter? ¿Fumar un cigarrillo
es mejor que una adicción de por vida?

Dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos


enreda. Hebreos 12:1
Teri y su mamá miraban las rebajas de vuelta a la escuela en un centro Comercial.
Un montón de pantalones cortos llamó la atención de Teri. Tomó tres.

—¡Mamá, mira qué ganga! Solo cuestan 20 dólares cada uno. ¿Me los compras?

Su madre le dijo que si quería los pantalones debería pagarlos con su propio
dinero.

Teri se detuvo para calcular cuánto tiempo tendría que trabajar para ganar ese
dinero. El trabajo de verano en la tienda de jardinería era muy duro. Para ganar
suficiente dinero para pagar los pantalones tendría que trabajar trasplantando
flores en un invernadero húmedo y bochornoso. Teri los devolvió al mostrados. Al
fin y al cabo no eran ninguna ganga.

Cuando el pecado parezca atractivo y te sientas tentado a ceder a sus encantos,


párate a considerar el precio. El pecado nunca es gratuito. Siempre hay que pagar
un precio muy, muy grande.
Renee Coffee (“El viaje increíble”)

Ten cuidado con lo que piensas


El hermano de mi mejor amiga se graduó en el instituto y fue a la universidad.
Cuando volvió a casa por Navidad, dijo a su familia qué hacían los veteranos para
iniciar a los alumnos que querían unirse a su hermandad. Los novatos eran
llevados a una sala y sentados de uno en uno frente a una chimenea. El cabecilla
de la hermandad sacaba un acero al rojo de las brasas.

Después de darse la vuelta, se dirigía al candidato. Cuando estaba cerca,


alargaba el pedazo de metal. Al mismo tiempo, otro miembro de la hermandad
tocaba el cuello del novato con un pedazo de hielo.

—No se lo van a creer —dijo Fred—, pero cuando sacaban el hielo debajo había
una ampolla.

Si tomas un pedazo de hielo y te lo pones sobre la piel, la piel se te enfriará, pero


no le saldrán ampollas. ¿Por qué les sucedía a los jóvenes que reunían a la
fraternidad?

Cuando sentían el hielo en el cuello y veían el acero incandescente el cerebro


enviaba un mensaje a la piel: «Te acaban de quemar. Protégete». Y el cuerpo
respondía con una ampolla.

Esta historia demuestra la estrecha conexión que existe entre el cuerpo y la


mente, todo lo que pensamos tiene un efecto directo en el cuerpo.

Buen remedio es el corazón alegre, pero el ánimo triste resta


energías. proverbios 17:22
Si permites que el enfado y los pensamientos negativos acampen en tu cerebro
serás una víctima más fácil para las enfermedades. Pero si piensas en positivo y
albergas pensamientos alegres estarás mejor protegido contra las enfermedades.
Hazte un favor y vigila tus pensamientos.
Tomado de “El Viaje Increíble” (Renee Coffee)

Personajes bíblicos: Cam


Cam, el padre de Canaán, vio a su padre desnudo y fue a contárselo a sus
hermanos, que estaban afuera. —Génesis 9:22.
Un error puede marcar tu vida. Hay mucha gente que tiene una memoria de
elefante para recordar cada uno de nuestros errores. Supongo que también
sufrirán con su propia conciencia, martillándoles constantemente sus propias
equivocaciones.

A veces. para nosotros mismos es difícil perdonarnos nuestro error. Lo


recordamos constantemente, sin “ayudas extranjeras”.

Frente a esta realidad, quiero mostrarte un par de elementos que me parecen


interesantes, importantes y (sinceramente) vitales.

Primero. Dios tiene una memoria diferente de la nuestra. Cuando él perdona, no


queda dando vueltas sobre el asunto. No aprovecha cualquier momento de
“debilidad” o ninguna discusión para recordarte tu error. Ese no es el perfil del Dios
bíblico. Él lanza tus pecados a lo profundo del mar… y no es buzo para ir a
buscarlos.

Segundo. A quien le encanta mojarse y practicar ese deporte es al enemigo de


Dios; aquel que te acusa de día y de noche. Al mismo tiempo, cuando tu
conciencia te “invita” a dar una vuelta por el fondo del océano, ya sabes que la
idea no vino del Cielo.

Tercero. También es un juego del enemigo de Dios el hacerte pecar, y cuando


arrepentido buscas el perdón divino (que siempre está a tu disposición), te
comienza a “explicar” que esta es la decimoquinta vez que estás pidiendo perdón
en la semana; que no puedes ser tan atrevido de volver ante la presencia de Dios,
que es santo, para presentarle –una vez más– tu necesidad de perdón. Por si te
habías olvidado, además de ser el enemigo de Dios, es el padre de toda mentira.

El Dios a quien amamos nos extiende su perdón constantemente, sin límites. Si


nos arrepentimos, él nos perdona. Delante de él, si mostramos el más mínimo
intento de buscarlo, no hay posibilidad de quedar “marcado” negativamente.
A Dios no le importa si tu pecado es nuevo o viejo, original o repetido, consciente
o inconsciente.Solo le interesa saber si tú, como pecador, estás arrepentido o no.
Es más, frente a tu debilidad, él te da fuerzas para arrepentirte de verdad.

Cam vio la desnudez de su padre. Tú y yo nos equivocamos, también. Agradécele


a Dios por su inmenso poder de perdonar y olvidar.

Por Milton Betancor

El perdón que tanto necesitas


Corría el día 7 de Mayo del año 1986, María tenía escasos 30 días de haber
nacido en un país centro americano llamado El Salvador. Por su corta edad
ignoraba todo lo que sucedía a su alrededor.

Ese día su madre, una joven de 19 años de edad, la transportaba hacia un


hospital para hacer su debido chequeo de salud. Al llegar ella, como todas las
pacientes que esperaban su turno con su bebé en brazos, tomó asiento a la
espera de ser atendida. Pasaban los minutos, la bebé se desesperó y comenzó a
llorar.

De pronto una mujer desconocida, de aspecto joven, se mostró amigable con ella
y se ofreció a llevar la niña afuera para consolarla, ella accedió y la entregó en sus
brazos.

Pasaron cinco minutos y la mujer que se ofreció a ayudarle no regresó. La madre


comenzó a sospechar que algo estaba mal y salió a buscarla. Para su gran
sorpresa descubrió que aquella mujer con su pequeña bebé habían desaparecido.
El llanto y desconsuelo comenzaron a invadir su corazón, ella había sido una más
de las víctimas del tráfico de menores en su país, bajo la sombra de la guerra civil
que sucedía en esa década.

Como toda madre no pudo reponerse de la pérdida de su niña. Pasaron años y


nunca se perdonó el hecho, culpándose, día tras día, por su ignorancia.

A 30 años del suceso, aconteció lo que menos se esperaba. En un medio de


comunicación local se relataba la historia de una joven de nacionalidad francesa
pero origen salvadoreño que había regresado en búsqueda de su madre, ya que
como ella describía, sus padres adoptivos le habían relatado de sus orígenes
salvadoreños. Justamente ese día uno de sus hermanos se encontraba viendo el
reportaje televisivo y por las características que detallaban concluyó que era la
bebé que habían robado de los brazos de su madre.

La madre con su hija se reencontraron nuevamente. Una mezcla de llanto y


alegría invadió el momento. Aquella madre, después de aclarar a su hija lo que
sucedió hace 30 años, recibió el perdón y la paz que por tanto tiempo había
necesitado.

Al igual que aquella madre, tú puedes haber cometido errores que te hacen sentir
cada día miserable y triste. Pero debes saber que el perdón es la mejor medicina
que puedes recibir.

“Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros y perdónense


mutuamente, así como Dios los perdono a ustedes en Cristo.”    Efesios 4:32
(NVI)
Dios ofrece su perdón incontables veces al ser humano, muchas veces lo
tomamos como algo insignificante o irrelevante. Pero cuando tenemos el perdón
nuestra alma vive en paz y la tristeza desaparece. Deja que el perdón eterno de
Dios llene tu alma y te enseñará también a perdonar a los demás como él nos ha
perdonado de nuestros pecados.

Y entonces recibirás la verdadera paz en tu corazón.

Por Huellas Divinas

¡Tranquilo, Dios no está muerto!


Hace un tiempo vi un cuadro de una vieja cabaña en las montañas que había sido
destruida por el fuego. Lo único que quedaba en pie era la chimenea […] entre los
escombros achicharronados de lo que había sido la única posesión de una familia.

Frente a ese hogar destruido se hallaba un anciano con cara de abuelo que
estaba vestido solo con su ropa interior, y junto a él un muchachito que se
aferraba a un sobretodo remendado. Era evidente que el niño estaba llorando.
Debajo de la fotografía estaban las palabras que, según el artista, el anciano le
estaba dirigiendo al niño. Eran palabras simples, y sin embargo, contenían una
profunda teología y filosofía de vida. Decía:

“¡Tranquilo, niño; Dios no está muerto!”.

Esa representación vívida de la cabaña destruida por el fuego, del anciano, del
niño lloroso, y de las palabras “Dios no está muerto”, llegan una y otra vez a mi
mente. En lugar de ser un recordatorio de la desesperación de la vida, se han
convertido en un recordatorio de esperanza.

Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en


momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la
tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar. Salmo 46:1-2 (NVI)
Necesitamos recordar que hay esperanza en este mundo. En medio de todos los
problemas y fracasos de la vida, necesitamos contar con imágenes mentales que
nos recuerden que mientras Dios esté vivo y en control de este mundo, no todo
está perdido.

Historia: Los clavos en la puerta


Juan era un niño como todos, aparentemente con una vida normal, acorde a su
edad, pero tenía un problema con su mal carácter. Sus padres habían notado la
gravedad de ese problema.

Todos los días Juan se peleaba con sus hermanos, amigos, compañeros del
colegio o cualquier otra persona que le rodeaba.

Una mañana su padre le entregó un paquete. Juan con inmensa curiosidad lo


desenvolvió y se sorprendió mucho al ver el contenido de ese extraño regalo: Era
una caja de clavos.

El padre lo miró fijamente y le dijo: Hijo te daré un consejo. Cada vez que pierdas
el control de tu carácter y te enojes o contestes mal a alguien y discutas, clava uno
de estos clavos en la puerta de tu habitación.
El niño obedeció las indicaciones de su padre. El primer día clavó más de 10 y
pronto su puerta estaba casi llena de clavos.

Con el paso del tiempo, el niño fue aprendiendo a controlar su mal carácter, por
consiguiente, la cantidad de clavos por día comenzó a ser menor. Juan descubrió
que era más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos. Finalmente
llegó el día en que Juan ya no clavó ninguno, porque había aprendido a ser más
tolerante con los demás. Ese día su padre orgulloso, le sugirió que hiciese lo
contrario en la puerta, que por cada vez que pudiera controlar su mal carácter,
sacase un clavo.

Los días transcurrieron y Juan logró quitar todos los clavos. El padre notó que el
niño había aprendido muy bien la lección.

Entonces lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta, y con mucha tranquilidad le


dijo: Haz hecho bien, pero mira los agujeros que tiene la puerta, provocados por
los clavos. La puerta nunca volverá a ser la misma.

Cuando dices cosas con enojo, dejas una cicatriz en las personas igual que en la
puerta. Y no importa cuántas veces pidas perdón, las marcas muchas veces
seguirán ahí. Una herida verbal puede ser incluso más dañina que una física.

También recuerda que los amigos son joyas muy escasas que llegan a tu vida.
Debes conservarlos, cuidarlos, amarlos y no lastimarlos.

No te dejes llevar por el enojo que solo abriga el corazón del


necio.  Eclesiastés 7:9 NVI
Todos tenemos malos momentos y a veces actuamos con enojo. Esa conducta
nos puede llevar a decir cosas equivocadas, aún a aquellos con quienes tenemos
mayor confianza, provocando daños verbales, sin medir las graves heridas que
pueden provocar esas palabras. Eso puede alejar a los que nos rodean.

Hoy puedes acercarte a Dios y con sinceridad, orar y pedir que su perdón cubra tu
vida y que te enseñe no solo a pedir perdón a los demás sino a amarlos y
cuidarlos para evitar esos daños constantes y así mismo puedas perdonar a
aquellos que te han herido.
Solo el perdón de Dios tiene el poder de sanar toda herida y quitar toda cicatriz del
corazón, ese perdón sin igual que puede hacer una restauración total en tu forma
de pensar y de actuar con los demás.

Por Huellas Divinas 

Personajes bíblicos: Eva


Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los
dos se funden en un solo ser. — Génesis 2:24.
Imagino la alegría de Adán cuando descubrió a Eva. Imagino la alegría de Dios
cuando los presentó. Eva era todo lo que Adán quería, era su sueño hecho
realidad.

Cuando esta mujer llegó con el fruto prohibido en la mano, por la mente de Adán
debieron haber pasado mil ideas en apenas unas décimas de segundo. Eligió
quedarse con ella y desobedecer a Dios.

Hay cosas en tu vida que son realmente importantes, tan importantes que te
modifican. Hay personas en tu vida que son así de importantes; y no es ningún
pecado que esto suceda. El problema surge cuando estas personas, comúnmente
del sexo opuesto y con algún encanto personal que te fascina, ocupan un lugar
que solo Dios debe ocupar: el primero.

¿Por qué un ser tan inteligente como Adán tomó una elección tan extraña? Por la
misma razón que personas tan inteligentes como tú toman decisiones tan extrañas
como las de él: amamos más al pecado que a Dios.

Eva era todo lo que Adán había soñado. Por eso, en el momento de la decisión
pesó más la relación que había establecido con ella que la que tenía con Dios.

Igual nos sucede a nosotros. Cuando optamos por el pecado, por separarnos de
Dios, elegimos a la persona, a la acción o a la palabra que sentimos más real que
Dios en nuestras vidas, porque amamos o deseamos eso más que a él.
Es simple. El pecado nos gusta porque, en apariencia, nos satisface. Nos gusta la
primera sensación que sentimos (la última; a veces, no tanto).

Si Dios para ti no es un ser real, cuando la tentación se presente, tendrás graves


problemas para elegirlo; nadie elige una idea.

Si para ti Dios se resume en una serie de normas éticas, morales y algunos ritos
básicos, es absolutamente natural que no lo elijas. Nadie elige un comportamiento.

Si, por el contrario, Dios es tu amigo real, con quien conversas diariamente, a
quien le das la última palabra en tus decisiones (¡en todas!), tus chances de
victoria aumentan.

Elígelo hoy a él.

Por Milton Betancor

Planear los movimientos adecuados


Los campistas y el personal de Camp Au Sable se alineaban a lo largo del muelle
mientras Chuck Knorr, el saltador olímpico, avanzaba hacia el extremo del
trampolín. Se dio la vuelta y quedó de pie sobre el borde del trampolín, dando la
espalda al agua. Estiró los brazos y cerró los ojos. Durante unos segundos
permaneció inmóvil. De repente, saltó del trampolín, se dobló y se enderezó de
nuevo antes de entrar en el agua sin ninguna salpicadura.

Cuando se le preguntó por qué había cerrado los ojos antes de saltar, Chuck
explicó que practicaba los saltos mentalmente antes de dejar el trampolín.

-Programo el cerebro para que cuando empiece el salto mi cuerpo haga


automáticamente los movimientos adecuados-.

El éxito de Chuck dependía de la preparación que hacía antes de saltar del


trampolín.
Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio,
pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará. 1 pedro 1;
13, NVI
Los jóvenes también deben prepararse. No para saltar desde un trampolín, sino
para las cosas que lo inciten a hacer los chicos de su edad.

¿Sabes qué harías si:

 alguien te ofreciese un cigarrillo o una bebida alcohólica?


 un amigo te invitase a ver una película indecente?
 un compañero de clase te pidiese que lo ayudases a copiar en un examen?
Sin una planificación previa, será casi imposible que hagas lo
correcto. Harás lo más fácil y no lo que es correcto.

Pero si, previamente, has decidido cómo te enfrentarás a la tentación, puedes
estar preparado, como Chuck. Para hacer los movimientos adecuados.

Renee Coffee (“El viaje increíble”)

Una llamada importante


Gabriela, anhelaba con todo su corazón vivir en pureza sexual y permanecer
virgen hasta el día de su matrimonio. Durante sus años de noviazgo fue tentada
en distintas oportunidades a olvidar esta promesa y tener intimidad sexual con su
novio, pero nunca se dio por vencida y jamás cedió a la tentación. Se casó y logró
cumplir su promesa delante de Dios. Una persona se acercó a ella y le preguntó:
¿Después de 5 años de noviazgo, como lo lograste? La respuesta de Gabriela fue:
“Aprendí a hacer una llamada importante”. Gabriela contó como en esos
momentos de estar al borde del abismo, clamaba a Dios desesperadamente para
buscar fortaleza, “no importa donde estuviera, el asunto es que solo tenía unos
segundos y llamaba al único que podía sacarme de allí”. Cuando tu vida de
oración es activa y constante, logras ese nivel de conexión con Dios como para
ser sacudida en un momento de debilidad y volver al camino.

Siempre estoy cerca de quienes me llaman con sinceridad. Salmo 145:18.


Todos saben, que orar es parte de seguir a Jesús, pero ¿Hemos entendido
realmente lo que significa orar? Quizá siempre has escuchado que orar es hablar
con Dios, y sí, es cierto, pero no se queda allí, orar es mucho más que eso. A
través de la oración he librado las batallas más grandes de mi vida, he aprendido
las lecciones más importantes, he sido fortalecida en los peores tiempos, y sobre
todo he conocido a un Dios que no se parecía al que me habían presentado.
Muchas personas han aprendido a dirigirse a Dios de manera constante pero de
forma muy distante, hablan con Dios con palabras complicadas y muy
extravagantes como si él fuese un simple extraño. A lo largo de mi vida con Dios,
he aprendido que Dios es un Dios cercano, que él desea que lo veas como tú más
íntimo amigo o papá, y no como ¡un ser supremo distante! A Dios no le interesa
que tan apoteósicas sean tus palabras, le interesa un corazón humilde deseoso
por conversar con él de tú a tú.

Cuando oro, no solo le expreso a Dios lo que siento, o deseo. También recibo una
llenura tan indescriptible que no recibo de ninguna otra fuente. Él anhela que le
pidamos, anhela fortalecernos, que le contemos como nos va aunque todo lo
sepa, que le digamos que lo necesitamos, pero sobre todo quiere conquistarnos y
enamorarnos de él con su amor, infinito e incondicional. Este amor puedes
experimentarlo si lo buscas en oración.

Qué tal si en adelante, imaginas la oración como una llamada importante que
necesitas hacer cada día. Dios quiere conversar con nosotros todos los días, el
problema está en que nuestro teléfono está casi siempre colgado.

No cuelgues la llamada…permanece en constante conversación con Dios.

Por Huellas Divinas

Personajes bíblicos: Enoc


En total, Enoc vivió trescientos sesenta y cinco años, y como anduvo
fielmente con Dios, un día desapareció porque Dios se lo llevó. —Génesis
5:24.
Enoc vivió de tal manera que Dios lo llevó a vivir con él, al cielo. ¿Cómo lo
consiguió? ¿Cómo hizo para vivir una vida así?

Que Jesús, que no pecó, lo haya conseguido no cuesta tanto entenderlo. No


ocurre lo mismo con Enoc. Él era un hombre común y corriente, con exactamente
las mismas características que tú y yo. Tal vez, nos gustaría que este patriarca no
hubiera tenido tendencia al mal, a fin de poder seguir justificando nuestro gusto
por el pecado. Allí está la raíz de todos nuestros problemas. Nosotros no tenemos,
tan solo, la tendencia al mal: a nosotros nos gusta pecar.

Comúnmente, elegimos pecar cuando nadie nos ve. Lejos de los ojos
“acusadores” de nuestros padres, maestros y líderes espirituales. La cuestión es
que (y tú lo sabes) Dios te ve todo el tiempo. Pero, a veces, no nos importa
mucho. Nuestra vida espiritual suele ser tan mediocre que Cristo significa poco en
la práctican y continuamos pecando, con el cuidado de que no nos vean los
demás. El satisfacernos hoy, ahora y aquí nos maneja de tal manera que, con tal
de pecar, dejamos de lado todo nuestro conocimiento (teórico) de Dios.

Enoc pensaba diferente. Pasaba tanto tiempo con Dios que tenía plena
consciencia de su presencia constante. Pero esta situación no era una carga; era
un placer estar todo el tiempo con este Amigo. El ejemplo clásico: cuando
comiences a salir con aquel chico o aquella chica que te gusta, no sentirás que es
complicado pasar tanto tiempo con él (o ella); al contrario, cuanto más, mejor.

Enoc estaba enamorado de Dios, la pasaba realmente bien con él. Eso no
significa que vivió su vida en un monasterio. La Biblia dice que tuvo hijos e hijas; el
más conocido de ellos es Matusalén. Si tuvo familia, no sería descabellado pensar
que se enamoró de una chica, se puso de novio con ella, se casó… en fin, la vida
familiar normal.

Caminar con Dios no significa separarse del mundo, significa entender que
nuestro Dios es real y nos ama tanto que desea estar cada día a nuestro lado.

Déjalo hacer su caminata contigo hoy.

Por Milton Betancor

Un esqueleto en el armario
El 24 de marzo de 2013, la coalición rebelde Séléka dio un golpe de estado en la
República Centroafricana, apoderándose del palacio presidencial. El entonces
presidente, Franyois Bozizé, no tuvo más alternativa que procurar asilo político en
la República Democrática del Congo.
Los rebeldes revisaron todos los rincones de la mansión presidencial. Un grupo
corrió hacia la habitación de Bozizé con la esperanza de encontrar allí algún
tesoro valioso. Mientras buscaban, uno de ellos supuso que si había algún objeto
de valor habría de estar guardado en el clóset. Ilusionado, abrió las puertas del
armario, pero ¡qué sorpresa se llevó al ver que en el clóset no había ningún
tesoro, sino dos horribles esqueletos! Bozizé sí que conocía muy bien el dicho:
“Tiene un esqueleto en el armario”.

Aunque nos parezca un tanto aberrante el secreto de Bozizé, la verdad es que, de


una u otra manera, todos tenemos algún “esqueleto” escondido. ¿Qué quiero decir
con esto? Que tanto tú como yo abrigamos secretos, pecados, vicios, debilidades,
que permanecen ocultos ante los ojos de los demás, bien guardados en el interior
de nuestras almas. ¿Cuál es tu esqueleto? ¿Hay algo en tu vida que no quisieras
que nadie descubriera nunca?

Parafraseando a Jesús, podríamos decir: “El que no tenga un esqueleto en el


clóset que tire la primera piedra”. No tiene sentido que critiquemos a Bozizé; lo
que hemos de hacer es liberarnos de nuestro esqueleto antes de que alguien lo
descubra. La pregunta clave aquí es: ¿Cómo puedo sacarlo de mi vida?

La mejor manera es seguir este sabio consejo de uno que tuvo que lidiar con
varios esqueletos en su vida: el rey David. He aquí sus palabras:

Te confesé sin reservas mi pecado y mi maldad; decidí confesarte mis


pecados, y tú, Señor, los perdonaste —Salmo 32:5
¿Qué es una confesión “sin reservas”? Es aquella en la que se cuenta todo a Dios,
que “es siempre de carácter específico y reconoce pecados concretos” (CC. 59).

¿Alguna vez has hecho este tipo de confesión? ¿Alguna vez le has dicho a Dios
que saque ese esqueleto de tu armario? ¿Qué te parece si lo haces ahora?

Por Vladimir Polanco

Confía, a tu lado está el Dios


verdadero
En una aldea remota de África, aún no había llegado el cristianismo, era una parte
tan oculta y boscosa que nadie se atrevía a ir. Un misionero que se dio cuenta de
la necesidad espiritual que existía entre las personas de la aldea, decidió
aventurarse en compañía de dos amigos.

Al llegar a la aldea solicitaron al jefe de la tribu, permiso para poder hablar a las
personas del amor del Dios y de La Biblia, en un lugar público, pero el jefe se lo
negó, ya que en esa semana la tribu iba hacer ceremonias a sus dioses para que
lloviera. Llevaban ya seis meses que no llovía, lo que había provocado una grave
sequía, el ganado, los sembradíos y toda la vegetación estaba muriendo.

Al darse cuenta el misionero de la necesidad que existía entre la tribu, por la falta
de lluvia, insistió de nuevo al jefe de la tribu que le diera permiso, pero con la
propuesta de que si el Dios verdadero, el Dios de La Biblia, el Dios creador, hacía
que lloviera al día siguiente a las seis de la tarde, pudieran hablar del amor del
Dios a la tribu. El jefe aceptó con la condición de que, si su Dios no hacía que
lloviera, el misionero y sus amigos irían presos durante seis meses.

Al salir de la casa del jefe de la tribu, lograron encontrar un lugar donde poner una
carpa para orar. Toda esa noche pasaron orando a Dios para que el día siguiente
lloviera a las seis de la tarde. Al llegar el siguiente día todas las personas
esperaban que fueran las seis de la tarde para ver si el Dios del misionero haría
que lloviera. Se llegaron las seis de la tarde y el cielo se oscureció y comenzaron a
caer unas gotas de lluvia, luego más, hasta que llovió durante dos horas en
aquella aldea. Al terminar la lluvia muchas personas reconocieron que el Dios del
misionero era el Dios verdadero y los demás eran dioses sin poder.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,
esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28
Aunque parezca irónico, cuando pasamos las mayores necesidades, es en cuando
más buscamos de Dios y en los tiempos de bonanza nos olvidamos de buscarle o
de agradecer por sus bendiciones. Pero a pesar de todo eso, cuando la necesidad
o la crisis llega, es para que el nombre de Dios sea glorificado en nuestras vidas.
Por medio de la oración y una búsqueda insaciable por obtener la respuesta divina
aprenderemos a madurar espiritualmente y a comprender los planes de Dios en
nuestras vidas.

Pueda ser que en este día tú te encuentras atravesando enfermedades,


problemas económicos o diversas necesidades y tu esperanza y confianza la has
puesto en Dios. Has hecho lo correcto, pero debes recordar que después de la
tempestad viene la calma. En los tiempos de calma y bendiciones debemos ser
agradecidos y reconocer quien es nuestro Dios.

No olvides que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.

Por Huellas Divinas

¿Cuánto pesan tus problemas?


Un profesor de psicología alzó un vaso con agua en su mano frente a la clase. Los
alumnos esperaban la típica pregunta que si el vaso estaba medio vacío o medio
lleno. Sin embargo, la pregunta del maestro fue: ¿Cuánto pesa este vaso con
agua?

Los alumnos mencionaban diferentes cantidades de peso, tratando de adivinarlo.

El profesor continuó: Yo creo que el peso absoluto no importa. Todo depende de


cuánto tiempo lo sostenga en mi mano. Si lo levanto por uno o dos minutos, el
vaso es bastante liviano. Si lo sostengo por una hora lo sentiré más pesado y hará
que mi brazo duela un poco. Si lo levanto durante todo un día, hará que mi brazo
se entumezca y se paralice al punto que me sentiré obligado a soltar el vaso.

Los problemas y las preocupaciones son como el vaso con agua. Su peso
depende de cuánto tiempo los sostengas. Si piensas un poco en ellos
probablemente sentirás que puedes manejarlos. Si piensas más, sentirás que te
duele un poco. Pero si los sostienes todo el día dando vueltas en tu cabeza,
pueden llegar a paralizarte y te causarán mucho daño, si no los sueltas.

Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré
descansar. Mateo 11:28
Es inevitable que sucedan cosas en tu vida que te preocupen, pero es importante
que aprendas a confiar en Dios y dejar que él te ayude y puedas así, tener
tranquilidad.

Si tienes un problema que sabes que puedes solucionar, ¿por qué te preocupas?
después de todo lo solucionarás. Y si tienes un problema que sabes que no
puedes solventar, ¿por qué te preocupas? solo empeorarás la situación.
Aprende a confiar en el Dios de lo imposible. Deja que él tome tus cargas, tus
problemas y preocupaciones y sentirás la paz y la tranquilidad que él te puede dar.

Por Huellas Divinas

Esperanza en medio del desánimo


Todos perdemos la esperanza de vez en cuando, especialmente cuando las cosas
no salen bien. Naturalmente, nos cansamos más cuando nadamos contra la
corriente y lidiamos con oposiciones.

Es mucho mejor cuando alguien que amamos camina con nosotros en esos
momentos difíciles y nos dice: ¡tú me importas a mí…! Ayuda mucho saber que no
estamos solos en la vida.

En cierta ocasión Jesús dijo a Simón: pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte…
(Lucas 22:32). Es un consuelo saber que Jesús ora para que mantengamos
nuestra fe, a pesar del pecado que nos ha llevado a los problemas que podemos
estar viviendo.

La fe no es solo una cuestión individual, ella encierra también nuestra relación con
Dios. Y Dios quiere que nuestra relación crezca.

“puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe; el cual por el


gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se
sentó a la diestra del trono de Dios.” Hebreos 12:2
Cuando tenemos que caminar sobre un puente que se tambalea y abajo tenemos
un abismo, es mejor fijar los ojos en algo inmóvil que este al final, del otro lado.
Mirar hacia atrás o hacia abajo implica un riesgo mortal para nuestra vida
espiritual. El miedo se apodera de nosotros, perdemos el equilibrio y nos caemos.

Ante los abismos y peligros de la vida, Dios nos dice que miremos fijamente a
Jesús y prosigamos. Él, que intercede por nosotros, nos llenará de valor y
esperanza y hará que triunfe nuestra fe.

Por Huellas Divinas


Creadas para vivir
Una hermana de una iglesia a la que yo asistía era conocida por sus achaques y
enfermedades. La llamaban “Doña Dolores”, ya que siempre la oíamos hablar de
todos los males que la aquejaban. Era anciana, y le quedaban pocos años de vida.
Sus padecimientos le habían restado años de existencia, pero algunos, por no
decir todos, eran producto de su imaginación (aunque más tarde se hicieron
realidad debido al poder de la mente). Su actitud contribuyo muchísimo a su falta
de salud y bienestar.

Por otro lado, tuve el privilegio de conocer a una mujer que, enferma de cáncer,
era capaz de vivir en medio del dolor; y proyectaba fuerza y salud a quienes la
conocíamos. Mientras estaba en su lecho de muerte, pedía a diario que le llevaran
un espejo y un cepillo; luego ensayaba su mejor sonrisa y arreglaba su cabello
para recibir a las visitas. Mientras algunas escuchábamos sus mensajes
inspiradores con nuestros ojos humedecidos por las lágrimas, ella se mantenía
erguida, planificando todos los detalles de su funeral. Lo último que nos dijo fue:
“Estoy lista para ir al encuentro de mi Señor”. Aunque ya hace algún tiempo que
murió, muchas de quienes la conocimos la recordamos con cariño, y procuramos
mostrar la misma actitud hacia la vida que mostró ella frente a la muerte. Fue una
gran maestra en el arte de saber vivir.

Amiga, no olvides que has sido creada para vivir eternamente, y que la existencia
terrenal es tan solo un compás de espera para la vida que nos aguarda en el
hogar eterno. Haz que tu estancia en este planeta no se cuente en anos, sino mas
bien en plenitud. !Vive, vive plenamente! Valora la vida que Dios te da, tanto en la
salud como en la enfermedad, en los tiempos buenos y durante la adversidad,
entre risas o cuando lleguen las lágrimas, con la certeza de que no morirás para
siempre, pues Cristo Jesús murió en la cruz para que tu un día despiertes en el
hogar de Dios.

Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que
creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu
Santo. Romanos 15:13
Hoy es un buen día para sembrar vida y para colocar una semilla de esperanza en
los surcos vacíos del corazón de quienes sufren y lloran. El Señor te dice: “Hoy te
doy a elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Hoy te ordeno que
ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus
mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicaras, y el Señor tu Dios
te bendecirá” (Deut. 30:15-16).
Tomado de: “Aliento para cada día” (Erna Alvarado)

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