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Predica los Salmos

Steven J. Lawson

Impreso: 978-1-946584-03-8

ePub: 978-1-946584-36-6

Mobi: 978-1-946584-37-3

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Traducido por Elvis Castro del libro Preaching the Psalms © Steven J. Lawson 2012

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1997 por The Lockman Foundation.
La transformación a libro digital de este título fue realizada por Nord Compo.
A una nueva generación de
pastores reformados,
que deben predicar con pasión
las gloriosas verdades del tesoro de David y el antiguo himnario de
Israel, los Salmos,
para que por medio de esa ferviente proclamación,
podamos ver la aurora
de una nueva Reforma.
CONTENIDO

Prólogo - Recuperación de los salmos

Prefacio - Salmos para una nueva reforma

Unidad I - Fase de preparación


1 - Preparar el corazón

2 - Asumir la tarea

3 - Adquirir las herramientas

Unidad II - Fase de exploración


4 - Panorama de los salmos

5 - Escoger el enfoque

6 - Entender los tipos de salmos (I)

7 - Entender los tipos de salmos (II)


8 - Tomar en cuenta el título

9 - Hacer observaciones

Unidad III - Fase de interpretación

10 - Entender las leyes

11 - Examinar el lenguaje

12 - Encontrar el paralelismo

13 - Estudiar la gramática

14 - Investigar la historia

15 - Estudiar la geografía
16 - Investigar la cultura

17 - Discernir las figuras retóricas

Unidad IV - Fase de asimilación


18 - Conectar las referencias

19 - Preparar el bosquejo

20 - Reunir los hallazgos

21 - Integrar la aplicación

22 - Escribir la introducción

23 - Escribir la conclusión

Unidad V - Fase de proclamación

24 - Evaluar el manuscrito

25 - Entregar el mensaje

Epílogo - Predicación que conecta

Notas
PRÓLOGO

Recuperación de los salmos

En la primera década del siglo XXI hemos sido testigos de un renacer


de la predicación en la adoración de la iglesia cristiana. En esta obra, Steven
Lawson sin duda nos guiará en este resurgimiento bíblico en el púlpito.

Fue en 1985 que comencé a escribir una historia de la predicación


1
cristiana . Hasta ese momento llevaba casi veinte años predicando domingo
tras domingo a través de gran parte del Antiguo y Nuevo Testamento. Dios
había bendecido ese ministerio. Por lo tanto, fue una sorpresa escuchar a
varios de mis colegas decir que estaban decepcionados del escaso fruto de
su propio ministerio de predicación. Con frecuencia se escuchaba a los
líderes denominacionales quejarse de que la época de la predicación había
pasado. Había llegado la época en que los asistentes a la iglesia querían
algo más cautivador.
James I. McCord, quien era en ese momento rector de Princeton
Theological Seminary, me comentó que estaba extremadamente preocupado
debido a lo intrascendente da la predicación proveniente de tantos púlpitos
en Estados Unidos. Incluso llegó a decir que la iglesia había descubierto,
con vergüenza, que no era capaz de encontrar dignos sucesores para los
principales púlpitos. Parecía que afamados predicadores como George
Buttrick, Peter Marshall y Donald Barnhouse no habían dejado herederos.
Si es cierto que a fines del siglo XX vimos un generalizado deterioro en los
púlpitos estadounidenses, es aún más lamentable que la vida devocional del
protestantismo norteamericano al parecer se está marchitando. Las
principales iglesias de esta nación no son líderes inspiradores en la oración
comunitaria. Nuestros ministros dedican escaso tiempo al desarrollo de la
vida devocional. Descansan en libros de oración y fórmulas litúrgicas. Peor
aún, le prestan poca atención el domingo por la mañana, cinco minutos
quizás; rara vez más que eso.

Claramente, una de las facetas más interesantes de la obra de Steven


Lawson es el descubrimiento del libro de los Salmos como manantial de la
vida devocional de la iglesia cristiana actual. Basta con dar una mirada a la
historia de la iglesia para darse cuenta de que los grandes avivamientos y
reformas de impacto continental estuvieron marcados por un
redescubrimiento de las Sagradas Escrituras y en especial de los Salmos.
Lawson apunta específicamente a la importancia de los Salmos en la vida
devocional del renombrado reformador alemán, Martín Lutero. Las clases
de Lutero sobre los Salmos en la Universidad de Wittenberg fueron las
primicias de su ministerio de predicación y el impulso detrás de la idea de
sola scriptura. No solo eso, durante siglos los Salmos han ocupado un lugar
central en la vida de la iglesia, siendo predicados, leídos o cantados. Desde
la Reforma protestante del siglo XVI, incluso se han generado varios
grandes libros de himnos basados en los Salmos como el Salterio hugonote,
el Salterio escocés y el Salterio de Massachusetts.

Algo que también vemos con suma claridad en el mensaje del autor es que
Lawson cree firmemente en la predicación de la lectio continua, es decir, la
predicación consecutiva, versículo a versículo, exponiendo el texto bíblico.
Me habría encantado escuchar su prolongada serie de sermones sobre los
Salmos que tuvieron la notoria y fuerte influencia de la obra magna de
Charles Haddon Spurgeon, El tesoro de David. En total, Lawson predicó
más de doscientos sermones sobre los Salmos. En lo personal, durante poco
más de cincuenta años de ministerio, he predicado cuatro o cinco series
sobre los Salmos, prestando atención a los variados géneros literarios del
libro. Pero nunca he intentado predicar a través de todo el libro, de principio
a fin. Para encontrar ejemplos de tal hazaña homilética hay que remontarse
casi cien años hasta la época de Alexander Whyte, quien predicó los Salmos
durante tres años en la iglesia St. Georges West, en Edimburgo.

Ciertamente, el redescubrimiento de la lectio continua ha sido clave en el


renacer de la predicación que estamos comenzando a ver. Hoy en día vemos
que los predicadores están descubriendo esta disciplina, recogiendo el
manto de la predicación que ha sido traspasado desde el siglo XIX por
predicadores como Alexander Maclaren, Joseph Parker y B. H. Carroll.
Desde J. Vernon McGee y su programa radial A través de la Biblia a James
Montgomery Boice y su renombrado púlpito en la Décima Iglesia
Presbiteriana de Filadelfia, el siglo XX ha sido testigo de una creciente ola
de avivamientos en los púlpitos alrededor del mundo. Estas olas de cambio
o reforma han servido para influir fuertemente a la nueva generación de
expositores bíblicos en la actualidad.

Podría decirse que uno de los más exitosos predicadores de la lectio


continua en el siglo XX fue John Stott, en Londres. Stott era un anglicano
evangélico que, sin lugar a duda, tomaba la Biblia muy en serio. Con el
mismo entusiasmo, Kim Sang Bok, en Corea, practicaba la lectio continua.
Otro ejemplo es el africano Conrad Mbewe en Zambia. Por último, pero no
menos importante, está John MacArthur quien durante cuarenta años se ha
dedicado a la predicación consecutiva de la Biblia, en el púlpito de Grace
Community Church, en Los Angeles, California. Al ver esta lista, es
imposible no darse cuenta de la importancia de la predicación sistemática y
expositiva.
Debemos prestar cuidadosa atención a lo que Steven Lawson tiene que
decir acerca de cómo el predicador debe trabajar la predicación consecutiva,
expositiva. Dicho de manera simple, hay maneras de hacerlo y maneras en
que no debemos hacerlo. La clave se encuentra en el cuidadoso estudio de
las Sagradas Escrituras como la Palabra de Dios con autoridad. Es cuando
el predicador escucha la Palabra al estudiarla que se vuelve potente al
predicarla. Esto es precisamente lo que ha ocurrido en el renacer de la
predicación. La Palabra de Dios ha sido elevada a su lugar de preeminencia
en el púlpito.

Uno de los mejores aspectos de la obra de Lawson es la manera en que


equilibra la teología de la gracia, que encuentra en Romanos, con la
disciplina espiritual, que encuentra en los Salmos. Sin una vida de oración,
las especulaciones de la teología son inútiles. Lawson se cuida de cumplir
ambas.

Steven Lawson nos ha dado un detallado manual para predicar los Salmos,
un importante libro que combina la vida devocional con un énfasis en la
alabanza y la oración por un lado y las verdades del evangelio por otro.
Leerlo cuidadosamente será de gran beneficio.

1
Hughes Oliphant Old
Erskine Theological Seminary
Diciembre, 2011
PREFACIO

Salmos para una nueva reforma

En los periodos críticos de la iglesia, ciertos libros bíblicos han


desempeñado un rol clave para dar dirección espiritual en esas épocas de
gran cambio histórico. Estos libros bíblicos claves han sido usados por Dios
para iniciar reformas y desencadenar avivamientos. Dichos libros han
definido, de manera estratégica, el curso de las épocas y han dado a luz
movimientos en la iglesia. Uno de esos libros es la epístola a los Romanos,
en el Nuevo Testamento. Otro es el antiguo himnario de Israel, el libro de
los Salmos del Antiguo Testamento. Estos dos monumentales libros de las
Escrituras, Romanos y Salmos, se unieron, de manera única, en una figura
central en la historia de la iglesia. Esa figura fue Martín Lutero.

Desde la época de la reforma protestante, en el siglo XVI, este afamado


reformador alemán ha sido vinculado al libro de Romanos. En particular, se
lo vincula a un versículo, Romanos 1:17 —“el justo por la fe vivirá”— que
fue el texto que Dios usó para la conversión de Martín Lutero. En su famosa
“experiencia en la torre” se encuentra con la verdad contenida en este texto
y que revoluciona su vida y a la larga desencadena la Reforma. Este
versículo se transformó en el cimiento teológico de este potente
movimiento. Esta doctrina, conocida como la justificación solo por fe,
definió la sustancia del evangelio durante este movimiento histórico. En
suma, sola fide es el medio por el cual un pecador profano puede ser
reconciliado con un Dios santo.
El primer libro que enseñó lutero
No obstante, a menudo olvidamos que antes de que Lutero se convirtiera
por medio de la lectura del libro de Romanos, enseñó acerca del libro de los
Salmos. Como profesor de Biblia en la Universidad de Wittenberg,
comenzó a exponer en la sala de clases este inspirado libro de alabanza el
16 de agosto de 1513. Luego, en 1517, Lutero publicó su primer libro, una
exposición de siete salmos penitenciales. Sin duda, el estudio de los Salmos
infundió a su alma una visión trascendente de Dios, tan grande que, una vez
convertido, dio fortaleza a este reformador alemán para enfrentar al mundo
si era necesario, por el bien del mensaje del evangelio de gracia.

Fueron estos dos estratégicos libros, Salmos y Romanos, los que Lutero
estudió y enseñó de manera preponderante en los años previos a las
1
Noventa y Cinco Tesis . Estos dos libros de las Escrituras tuvieron un
efecto radical en Lutero y con ello cambiaron el curso de la historia
humana. En Romanos encontró la ayuda para formular su doctrina mientras
que en los Salmos encontró la valentía para proclamar el mensaje de Dios al
mundo. Dicho de otro modo, Romanos le dio a Lutero su teología, pero
fueron los Salmos lo que le dieron su fragor. Los Salmos le dieron a Lutero
una visión elevada e imponente de Dios, tanto así que al predicar el
evangelio estaba dispuesto a luchar con el diablo mismo. De este modo,
estos dos libros de la Biblia colocaron el fundamento escritural de la
2
Reforma protestante .
La biblia en miniatura
El 31 de octubre de 1517, Lutero publicó las históricas 95 Tesis, dando así
inicio a su desafiante protesta en contra de las viles perversiones y graves
abusos de la iglesia de Roma. Este decisivo acto se transformó en el punto
de inflexión en la historia. Al centro mismo de este movimiento protestante
se encontraban los Salmos, que siguieron desempeñando un rol decisivo en
la vida y ministerio de Lutero. Mientras sus adeptos lo refugiaban en el
Castillo de Wartburg, el reformador alemán tradujo la Biblia al idioma
alemán. En este trabajo estaban incluidos los Salmos, los que Lutero
describía como “la Biblia en miniatura”.

En años posteriores, Lutero se volcaba a los Salmos reiteradamente para


encontrar solaz y fortaleza. Mientras el continente europeo se encontraba
agitado, Lutero hallaba consuelo en las verdades inspiradoras de los
Salmos. En particular, en 1527, Lutero se enfrentó a una de las mayores
dificultades en su vida cuando la Peste Negra azotó Alemania, junto a
buena parte de Europa. Durante ese periodo, el hijo de Lutero casi murió y
él mismo desfallecía a causa de las enormes presiones. En medio de este
conflicto personal, Lutero se halló contemplando las promesas del Salmo
46, un alentador Salmo de confianza en la invencibilidad del Señor.
Habiendo encontrado fortaleza en esta antigua canción, Lutero compuso lo
que quizás sea su más famoso himno, “Castillo fuerte”. En medio de la
adversidad, este golpeado discípulo descubrió que Dios era su “defensa y
buen escudo”. Aunque anteriormente ya había enseñado e incluso traducido
los Salmos, ahora Lutero se hallaba viviendo esas verdades como nunca
antes. Muchas veces durante este oscuro y tumultuoso período y
encontrándose sumamente desanimado, Lutero acudía a su colaborador,
Felipe Melanchton y le decía: “Vamos Felipe, cantemos juntos el Salmo
cuarenta y seis”. Entonces, juntos cantaban:

Nuestra fortaleza es el Señor,


un oportuno escudo y fuerza;
él será nuestro ayudador y nos librará
3
de todo lo que pueda ocurrir.
Contra las puertas del infierno
Con una confianza en Dios inquebrantable, Lutero reflexionaba sobre este
Salmo y encontraba fuerzas en él:

Cantamos este salmo para alabar a Dios, porque está con nosotros.
Poderosa y milagrosamente nos preserva y defiende su iglesia y su
palabra contra todos los espíritus fanáticos, contra las puertas del
infierno, contra el implacable odio del diablo y contra los ataques
4
del mundo, la carne y el pecado .

A pesar de sus intensas luchas internas, este valiente reformador se aferraba


a las sólidas verdades de este vetusto himnario de Israel. Cuatro años antes
de morir, Lutero escribió en su Biblia el texto del Salmo 119:92: “Si Tu ley
no hubiera sido mi deleite, entonces habría perecido en mi aflicción”
(NBLH). Esta verdad bíblica dio fuerzas a este líder espiritual y eso le
permitió perseverar en medio de sus muchas batallas para reformar la
iglesia. Hasta el final, este osado líder de la Reforma se aferró tenazmente a
las gloriosas revelaciones de los Salmos.
El llamado a una nueva reforma
A lo largo de los siglos, esta ha sido la experiencia fortalecedora de
incontables creyentes. Las verdades constantes e inmutables de los Salmos
han sido su mayor fuente de fortaleza en la hora de la dificultad. Sin duda
alguna, los Salmos han dado aliento y consuelo, apoyo y estabilidad a
nuestras vidas en los momentos de mayor necesidad. Este libro canónico de
alabanza ha ministrado abundante gracia a un incalculable número de
creyentes durante siglos y ha demostrado ser una roca inamovible en las
épocas de mayor avance para la iglesia.

Si la iglesia ha de ver otra reforma en esta época, primero debe haber una
reforma del púlpito de esta época. No se trata sólo de que haya más
predicación. Más bien, se debe recuperar un cierto tipo de predicación, y
esa es la predicación expositiva. Al acercarse al púlpito de esta manera
sistemática, el predicador primeramente lee, explica y aplica lo que la
Biblia enseña, y todo de manera persuasiva. En la verdadera predicación,
comenta Philip Ryken, “los principales puntos del sermón son los
principales puntos que el texto bíblico en cuestión presenta. El ministerio
no solo comienza con la Biblia, sino que permite que la Biblia determine el
5
contexto y el contenido para el sermón completo” . En su sentido más puro,
la predicación expositiva es predicación bíblica. Esto exalta a Dios y
cambia vidas.

Este tipo de reforma en la predicación fue precisamente lo que ocurrió en la


época de Lutero. Solo la Biblia —sola scriptura— se transformó en el grito
de batalla del movimiento protestante. Para que ocurra una nueva reforma
en estos tiempos, será necesario que primero exista un regreso a la
predicación pura, sin adornos, de las Escrituras. Un avivamiento así
implicaría que una vez más los hombres de Dios predicaran sobre las
insondables riquezas de la Palabra inspirada por Dios. Esto sin duda
resaltaría los Salmos. Con el renovado fervor de las generaciones pasadas,
los expositores de hoy deberían comprometerse una vez más a exponer los
escritos sagrados de los antiguos salmistas. En esta generación, los pastores
deberían predicar y enseñar apasionadamente el tan amado libro de los
Salmos y deben hacerlo con creciente confianza y valiente convicción.
Predicación de los salmos
Pero surge la pregunta: ¿cuántos predicadores saben cómo predicar los
Salmos? Debemos reconocer que existen claras diferencias entre los Salmos
y las secciones narrativas de la Escritura. Además, existen rasgos que
distinguen a los Salmos y son evidentemente diferentes a las epístolas del
Nuevo Testamento. Esta variedad literaria presenta desafíos reales para todo
expositor. El resultado de esto, lamentablemente, es que los Salmos quedan
relegados de muchos púlpitos. Es decir, a menudo se leen los Salmos, pero
rara vez se predica de ellos. Por lo tanto, este libro es un intento de ofrecer
una manera útil de develar las inagotables riquezas de este enorme depósito
de verdades que Spurgeon llamó “el tesoro de David”.

Una de las experiencias más gratificantes de mi ministerio en el púlpito ha


sido el privilegio de predicar de forma consecutiva todo el Salterio. En
total, dicha serie de sermones tomó seis años, avanzando salmo a salmo,
versículo a versículo, frase a frase, línea a línea. Al completar la serie, tuve
la alegría extra de escribir un comentario de dos volúmenes sobre los
Salmos, como parte de la serie de comentarios del Antiguo Testamento
6
Holman Old Testament Commentary Series . Ese proyecto me otorgó la
oportunidad de re-estudiar, re-explicar y re-aplicar cada uno de estos cantos
de alabanza. Producir esos dos volúmenes requirió volver a estudiar cada
salmo, de manera cuidadosa y precisa, examinando el mensaje central de
cada uno. En este estudio, he prestado aún más atención a los Salmos,
estudiando las verdades que comunican y contemplando su belleza. Más
aun, he predicado muchos de estos salmos en otras iglesias y conferencias
alrededor del mundo, lo que ha significado una oportunidad extra de
exponerlos.
Mirada al proceso completo
Como resultado de predicar los Salmos y escribir un comentario de dos
volúmenes de esta destacada porción de la Escritura, he querido ofrecer un
guía de ayuda para predicar este trascendental libro de adoración. Quiero
describir todo el proceso de preparación y entrega de un sermón expositivo
basado en los Salmos. Es mi intención examinar el método expositivo
completo, del estudio al púlpito. Con esto busco que la predicación
expositiva de los Salmos llegue a ser parte esencial de nuestro ministerio de
predicación y enseñanza.

La primera vez que presenté este material fue en las conferencias


’Distinguished Lecture Series’ de Master’s Seminary en Sun Valley,
California. Desde entonces, he seguido desarrollando el material al
enseñarlo en múltiples ocasiones en Samara, Rusia, en el Instituto Bíblico
Samara y el Instituto de Predicadores de Samara. Es mi plan presentar aquí
una estrategia para predicar este libro tan valorado. Junto con eso, mi
esperanza es que, a través de este estudio, Dios ponga amor por los Salmos,
específicamente para predicar los Salmos, en esta nueva generación de
predicadores.

Dios permita que este libro encienda una nueva reforma en la iglesia, y lo
mismo ocurra en ti y en tu ministerio.
Steven J. Lawson
Mobile, Alabama
Febrero, 2012
UNIDAD I

FASE DE PREPARACIÓN

1. PREPARAR EL CORAZÓN
2. ASUMIR LA TAREA
3. ADQUIRIR LAS HERRAMIENTAS
1

Preparar el corazón
Humíllate delante de Dios, quien ilumina la mente
y enciende el corazón

Martin Lloyd-Jones, el connotado expositor bíblico de Westminster


Chapel en Londres, estaba en lo correcto cuando afirmó: “La tarea de
1
predicar es el llamado más alto y más glorioso que alguien puede recibir” .
Esto es verdad, no porque el mensajero tenga algo especial, sino por lo
glorioso que es el Soberano Señor que convoca y envía a sus mensajeros a
predicar la Palabra. Puesto que la Biblia es lo que afirma ser, es decir, la
Palabra de Dios inspirada, inerrante e infalible, el llamado a proclamar la
Palabra es el más alto llamado que exista. Como heraldos de la sagrada
Escritura, los expositores reciben la mayor responsabilidad de todas, ser los
voceros a través de quienes Dios ha escogido hablar. Por lo tanto, todos los
que predican deben estar firmemente comprometidos a interpretar
correctamente su Palabra y a aplicarla de manera apropiada.

Cuando el expositor se aproxima a los Salmos es como un escalador que


contempla desde el pie de la montaña la elevación de la cima, listo para
escalar a las grandes alturas. El formidable desafío que está por delante
parece abrumador, pero el esfuerzo del ascenso bien vale la pena. El libro
de los Salmos es el Monte Everest de la Escritura, el libro más grande de la
Biblia. A pesar del tamaño del desafío, estoy convencido de que un
predicador promedio puede llegar a ser un buen predicador, y un buen
predicador puede llegar a ser un gran predicador al aprender a predicar este
libro. En mi opinión, lo que ocurre de hecho es que se convierte en mejor
predicador de otros libros de la Biblia al aprender a predicar los Salmos.
Las capacidades del expositor pueden aumentar de manera considerable
cuando investiga estas verdades trascendentales, la espléndida literatura y el
vívido lenguaje.
El punto de partida
El tema principal de este libro es cómo predicar los Salmos. ¿Dónde se
debe comenzar una tarea tan enorme? Debemos comenzar al nivel más
básico, con el predicador mismo. Una comprensión estratégica de los
Salmos comienza antes de que el expositor siquiera abra el inspirado libro
de los Salmos. Antes de que un siervo de Dios comience su exégesis y
preparación del sermón, se deben dar algunos pasos iniciales para que su
vida esté en orden de modo que su viaje llegue al destino correcto. En
cuanto a la vida personal del predicador, el lugar para comenzar son los
siguientes requisitos.

CONVERTIDO

En primer lugar, aquellos que prediquen de los Salmos deben haber primero
experimentado una conversión personal a Jesucristo. El principal requisito
para predicar la Palabra es el conocimiento salvífico de Cristo. El
predicador debe haber sido regenerado por el Espíritu de Dios para que
Dios lo use de manera efectiva. Debe ser alguien que haya creído en
Jesucristo verdaderamente. Antes de llamar a otros a arrepentirse y creer, él
mismo debe haberlo hecho. El apóstol Pablo dijo a Timoteo: “Ten cuidado
de tu conducta y de tu enseñanza. Persevera en todo ello, porque así te
salvarás a ti mismo y a los que te escuchen” (1 Timoteo 4:16). Dicho de
otro modo, todo predicador debe primero prestar atención a su propia
salvación y estar seguro de tener una relación correcta con Dios.
Gracia en el alma
En su obra clásica El Pastor Reformado, el puritano Richard Baxter se
dirige a los ministros de su época en la Inglaterra del siglo XVII, muchos de
2
los cuales no eran convertidos . Baxter comienza su urgente mensaje
llamando a sus colegas pastores a que se aseguren de que han nacido de
nuevo:

Cuida que la obra de gracia salvadora llegue a tu propia alma. Cuida


de ti mismo, para que no te falte de esa gracia salvadora de Dios que
ofreces a otros y desconozcas la obra eficaz del evangelio que
predicas; para que no anuncies al mundo la necesidad de un
Salvador cuando tu propio corazón no lo recibe y no se interesa en
él y sus bendiciones salvadoras. Ten cuidado, no sea que tú perezcas
3
mientras llamas a otros a no perecer .

En esta cita, Baxter advierte que un ministro no convertido es el máximo


hipócrita. Un hombre así llama a otros a beber del manantial de vida, pero
él nunca bebe. Invita a otros a comer del pan de vida, pero él nunca
participa. Pretende compartir lo que no tiene. Intenta guiar a las personas a
dónde él no ha ido. De manera trágica, un predicador no convertido se
esfuerza por enseñar lo que no ha vivido. Predica sin la ayuda del Espíritu
Santo, lo que ciertamente es un esfuerzo inútil.

Acerca de ese acto fútil, Charles Spurgeon escribió:

Un pastor que no ha recibido gracia es un ciego nombrado profesor


de óptica, para filosofar sobre la luz y la vista, para hablar de… las
bellas sombras y los delicados matices de los colores del prisma,
¡mientras él mismo está en la absoluta oscuridad! Es un mudo
enseñando música; un sordo hablando de sinfonías y armonías. Es
4
un topo tratando de enseñar a volar a las águilas .
El justo por la fe vivirá
Fue Martín Lutero quien ejemplificó de la manera más notable esta
aleccionadora realidad. El gran reformador era profesor de Biblia en la
Universidad de Wittenberg sin ser convertido aún. En 1519, seguía sin
convertirse mientras traducía los Salmos, línea a línea, palabra por palabra.
En las propias palabras de Lutero:

En ese año de 1519, había comenzado a interpretar los Salmos


nuevamente…Tenía un ardiente deseo de comprender lo que Pablo
quiso decir en su carta a los Romanos, pero hasta ahora se había
interpuesto en el camino, no la sangre fría en mi corazón, sino una
palabra en el capítulo uno: “En él se revela la justicia de Dios”.
Detestaba ese término “la justicia de Dios”, porque según la usaban
y enseñaban mis maestros era un significado filosófico que se
refería a la justicia formal o activa, como la llaman. Es decir, la
justicia por medio de la cual Dios es justo y castiga a los pecadores
y al injusto… Meditaba noche y día en esas palabras hasta que, por
fin, por la misericordia de Dios, puse atención al contexto. “Porque
en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como
está escrito:
Mas el justo por la fe vivirá”. Comencé a comprender que en este
versículo la justicia de Dios es aquello por medio de lo cual una
persona vive, un regalo de Dios, es decir por fe. Comencé a
entender que este versículo significa que la justicia de Dios se revela
a través del evangelio, pero es una justicia pasiva, es decir, es el
medio por el que Dios nos justifica por fe. Como está escrito: “El
justo por la fe vivirá”. De pronto sentí que había nacido de nuevo y
5
había entrado al paraíso porque las puertas estaban abiertas .

Cada expositor debe haber experimentado esta realidad salvadora en su


alma. Como lo dijo Lutero, se debe haber “entrado al paraíso”. Permíteme
hacer una pregunta personal: ¿te has convertido tú a Jesucristo de manera
personal? ¿Has muerto tú para que él viva en ti? ¿Te has arrepentido de tu
6
pecado y has sometido tu vida a Jesucristo como Señor? Nadie puede ser
un expositor eficaz a menos que esté en un estado de gracia, convertido.

LLAMADO SOBERANO
En segundo lugar, aquel que predique los Salmos debe haber sido escogido
soberanamente y llamado por Dios para hacerlo. Este llamado sagrado es
una designación divina por medio de la cual la persona es apartada desde el
vientre de la madre con el fin de predicar las Escrituras. Tal mandato
soberano fue algo que experimentó el profeta Jeremías (Jer 1:5), Juan el
Bautista (Lc 1:159 y el apóstol Pablo (Gá 1:15-16). Antes de nacer, cada
uno de estos hombres fue señalado por Dios para predicar su Palabra. Así
ocurre con todos los predicadores de Dios. Este encargo de predicar es,
como dice James M. Garretson, “la obra especial del Espíritu de Dios en el
7
corazón, quien llama específicamente a la persona al ministerio” . Al emitir
este llamado eficaz a predicar, “Dios comunica su intención a los hombres
8
que llama a su servicio” . Por indicación divina, el hombre debe
encontrarse profundamente convencido de que Dios lo llama al ministerio.
Nadie debe asumir este puesto por iniciativa propia. Más bien, debe ser
Dios quien aparta al hombre para predicar su Palabra.
Señales distintivas del llamado
¿Cómo puede uno saber si Dios lo ha llamado a predicar? En Discurso a
9
mis estudiantes , Charles Haddon Spurgeon describe las señales que
distinguen a un verdadero llamado al ministerio. Cada capítulo de su libro
fue presentado como una clase, un viernes por la tarde, de las que Spurgeon
presentaba a sus estudiantes en su Pastors’ College, en relación a la obra del
ministerio. En el capítulo titulado “El llamado al ministerio”, Spurgeon
afirma que deben existir los siguientes elementos:

1. Compulsión

Antes que todo, debe haber lo que Spurgeon llama “un intenso y
10
consumidor deseo por ese trabajo” . Debe existir un “irresistible,
11
incontenible anhelo e insaciable sed” de enseñar la Palabra de Dios. Este
intenso deseo no es un impulso repentino que viene de pronto y se va de la
misma manera. En lugar de eso, este impulso interior de predicar crece con
el paso del tiempo. Un hombre de Dios siente lo que Pablo sintió cuando
declaró: “¡Ay de mí si no predico el evangelio!” (1Co 9:16).

2. Ser competente
Además, Spurgeon sostenía que debía existir “una aptitud para enseñar y
cierta medida de otras cualidades necesarias para el oficio de maestro
12
público” . Esto incluye tener conciencia de que se está capacitado para
enseñar la Escritura.

3. Conversiones

A continuación, Spurgeon aseguraba que debía haber conversiones. El


príncipe de los predicadores afirmó que “debe ver algunas conversiones
13
como resultado de sus esfuerzos” . Debe ser posible ver conversiones
como fruto del ministerio de un hombre si es que va a tener la seguridad de
que ha sido llamado a predicar. Dios validará su llamado al ver almas que
acuden a Cristo. Spurgeon además afirmó que “para el hombre apartado
para el ministerio, su cargo no es ratificado hasta que, por medio de él, haya
14
almas que lleguen al conocimiento de Jesús” .

4. Confirmación

Finalmente, Spurgeon insistió en que “la predicación debe ser aceptable al


15
pueblo de Dios” . Eso quiere decir que el cuerpo de Cristo debe confirmar
al hombre que ha sido apartado y enviado por Dios. En relación a quienes
han sido verdaderamente llamados por Dios, Spurgeon explica: “Las ovejas
conocerán al pastor enviado por Dios; el cuidador del rebaño te abrirá la
16
puerta y las ovejas reconocerán tu voz” . Otros deben confirmar este
llamado divino.
Reclutado por dios para predicar
Lo que es claro es que ningún predicador debe autodesignarse. El púlpito no
debe ser ocupado por soldados voluntarios. En lugar de eso, debe estar
reservado para hombres que hayan sido reclutados soberanamente por Dios
mismo. Solo estos embajadores designados divinamente tienen permiso de
representarlo. A fin de cuentas, ningún seminario, ninguna denominación y
ninguna iglesia puede producir un predicador, solo Dios puede hacer uno.
La formación bíblica y la capacitación ministerial ciertamente pueden
ayudar a adquirir herramientas necesarias para la predicación. Pero, solo
Dios puede llamar y designar hombres para que sean heraldos de la
revelación divina. Teniendo esto presente, a todos los que él llama al
ministerio de la proclamación de la Escritura, él también los dota
sobrenaturalmente con la capacidad de enseñar y predicar su Palabra. Cada
predicador debiera hacerse esta pregunta: ¿he sido yo apartado por Dios con
el propósito de predicar? ¿Ha puesto él su mano sobre mí y me ha guiado a
este ministerio de exponer la Biblia?

COMPLETAMENTE CONSAGRADO

En tercer lugar, aquel que va a predicar los Salmos debe estar


completamente consagrado a Dios. Su vida debe ser presentada como un
sacrificio vivo y santo (Ro 12:1). Debe ser alguien comprometido con la
santidad personal. La capacidad de cada predicador debe ir acompañada de
su propia santidad (1Ti 3:1-7; Tit 1:5-9). Dicho progreso hacia la madurez
espiritual debería ser evidente para todos (1Ti 4:16). Pablo dijo: “Más bien,
golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a
otros, yo mismo quede descalificado” (1Co 9:27). Eso quiere decir que si
uno no disciplina su vida espiritual queda descalificado para usar el púlpito.
Dicho de manera simple, la espiritualidad del expositor es la base sólida
sobre la cual se para a predicar.
Modelar el mensaje
La santidad del expositor implica “el hábito en la mente, el corazón y la
17
voluntad de procurar amar a Dios con todo el ser” . El predicador debe
querer ser formado a la imagen de Jesús, tener “esa disposición del espíritu
por medio de la cual el hijo de Dios procura caminar en obediencia a la fe,
en el temor del Señor, creciendo en la gracia y el conocimiento de
18
Cristo” . Archibald Alexander, rector fundador del Seminario Princeton,
comentó que tal piedad personal “siempre es forjada en el corazón del que
es llamado por Dios, y aquellos que no tienen evidencia satisfactoria de ser
objeto de la gracia renovadora pueden tener la seguridad de que no han sido
19
llamados a predicar” . Tal carácter intachable debe estar presente en todos
los que prediquen la Palabra. El predicador debe modelar el mensaje.

La santidad personal por esencia es algo que tiene su raíz en el amor de la


persona por Cristo. El predicador debe tener un profundo afecto por el Dios
de la Palabra antes de que pueda predicar la Palabra de Dios. En referencia
a este punto, Alexander afirmó:

El amor por Cristo, el supremo amor por Cristo, es el requisito más


importante para un pastor del rebaño de Cristo… Nada excepto el
amor de Cristo puede hacerte un pastor o un evangelista realmente
fiel, diligente al servirle, incansable en las tareas más privadas y
sacrificadas de su oficio. Otras motivaciones pueden empujar a un
hombre a ser muy diligente en su preparación para el púlpito, donde
la elocuencia recibe más aplauso que en ningún otro lugar. Otras
motivaciones también pueden estimular al ministro a esforzarse y
con eso dar la apariencia de celo y devoción a Dios a los ojos de los
hombres; pero si falta ese amor supremo por Cristo, al final él no es
nada, es un mero “címbalo que resuena”. La genialidad, el
conocimiento, la elocuencia, el celo, el esfuerzo y los grandes
sacrificios, aunque sacrifiquemos todo, incluso nuestra vida, no
tendrán valor alguno a los ojos del Señor, si falta el amor por
20
Cristo .

Baxter hacer referencia a la prioridad de esta virtud espiritual cuando


comenta sobre la necesidad de que cada predicador viva de manera santa en
su libro El pastor reformado:

No se conformen con encontrarse en un estado de gracia, sino que


cuiden también de que esa gracia se mantenga viva y se ejercite, y
que se prediquen a sí mismos los sermones que preparen, antes de
predicarlos a otros…Oh hermanos, vigilen sus corazones: alejen los
malos deseos y las pasiones, las tentaciones del mundo; vivan según
la fe y el amor y el celo: pasen tiempo en casa y tiempo con Dios. Si
no es su tarea diaria vigilar su corazón, derrotar la corrupción y
caminar con Dios; si no hacen de esto una tarea constante, todo
21
saldrá mal, y sus oyentes pasarán hambre .
La necesidad de la santidad personal
Ningún predicador puede avanzar más allá de su devoción personal a
Jesucristo. No importa cuánto se estudie, el mensaje debe fluir de la
persona. Cada expositor debe cultivar su amor por Dios. Teniendo esto
presente fue que el connotado puritano inglés John Owen escribió: “Un
ministro puede atraer gente, aumentar el número de miembros, hacerse
famoso, pero el ministro es lo que es de rodillas, en secreto ante Dios
22
Todopoderoso, eso y nada más” . O como comentó Robert Murray
M’Cheyne en cierta ocasión: “La mayor necesidad de mi gente es mi
23
santidad personal” .
Dicho de otro modo, lo que uno sea en el púlpito nunca será más de lo que
seamos en privado, ante Dios. Por eso la santidad personal del expositor es
necesaria.
Spurgeon escribió lo siguiente en referencia a la preparación del corazón de
cada predicador de la Palabra:

En vano acumularé libros… si descuido cuidar de mí; porque los


libros… son solo apenas instrumentos para mi santo llamado; mi
espíritu, alma y cuerpo son mis herramientas más importantes para
el servicio sagrado; mi vida espiritual, mi vida interior es mi arma
24
de batalla .
Sin lugar a dudas, procurar la santidad individual es de la mayor
importancia en la predicación.

EMPAPADO DE LA BIBLIA
En cuarto lugar, todo el que predique de los Salmos debe estar
completamente empapado de la Biblia, lo que implica tener una
comprensión general de toda la Biblia. Ningún otro libro requiere el mismo
nivel de comprensión de toda la Biblia. Por esto mismo fue que Pablo
encargó a Timoteo que se esforzara por presentarse “a Dios aprobado, como
obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la
palabra de verdad” (2Ti 2:15). Eso se aplica a todo predicador de los
Salmos. Debe operar rigurosamente con la Palabra y hacer incisiones
precisas al interpretar el texto bíblico.
Una comprensión global de la verdad
Esta comprensión global de la Escritura abarca un entendimiento amplio de
sus principales etapas y verdades doctrinales. El expositor debe poseer un
sólido conocimiento y estar cimentado en todo el consejo de Dios (Hch
20:27). John Stott comentó: “Puesto que el pastor cristiano está
primordialmente llamado al ministerio de la Palabra, el estudio de la
25
Escritura es una de sus principales responsabilidades” . Su conocimiento
de la Palabra de Dios debe ser integral. Para reafirmar que el predicador
debe ser diestro con las Escrituras, Stott declara:

La predicación sistemática de la Palabra es imposible sin el estudio


sistemático de la misma. No es suficiente echar un vistazo a unos
pocos versículos en la lectura diaria de la Biblia; tampoco será
suficiente estudiar un texto solo cuando tenemos que predicarlo. No.
Debemos sumergirnos diariamente en las Escrituras. No se trata solo
de estudiar, como con un microscopio, los detalles lingüísticos de
unos pocos versículos, sino que se debe usar un telescopio para
explorar la inmensidad de la Palabra de Dios, conocer el gran tema
26
de la soberanía divina en la redención de la humanidad .
Martin Loyd-Jones comenta que, para poder dominar las Escrituras, se debe
leer toda la Escritura, de tapa a tapa de forma regular:

Lean su Biblia de manera sistemática… no puedo enfatizar lo


suficiente cuán importante es leer toda la Biblia… Luego de haberlo
hecho, estamos en condiciones de estudiar un libro especifico con la
ayuda de comentarios y otras herramientas… No lean la Biblia para
encontrar textos para un sermón. Léanla porque es el alimento que
Dios ha provisto para su alma, porque es la Palabra de Dios, porque
es el medio por el cual podemos conocer a Dios. Léanla porque es el
27
pan de vida, el maná provisto para nutrir y cuidar nuestras almas .
Empapado de la escritura
Si un hombre ha de predicar los Salmos poderosamente, sus pensamientos y
palabras deben ser los de la Escritura. Debe sumergirse en la Palabra. C. H.
Spurgeon dijo: “Es una bendición adentrarse al corazón de la Biblia hasta
que uno llegue a hablar el idioma de la Escritura, nuestro estilo mismo
llegue a ser el que la Biblia modela, y lo que es aún mejor, que el espíritu se
28
sazone con las palabras del Señor” . Así debe ser con el que predique los
Salmos. Debe estar empapado de la verdad bíblica presente en toda la
Escritura.

Martín Lutero, también un gran predicador, llegó a ser un apasionado


estudiante de la Palabra de Dios. Eso era algo presente no solo cuando
preparaba sus clases de Biblia sino también en su estudio personal cuando
se preparaba para predicar y escribir. Lutero escribió: “Durante varios años
he leído toda la Biblia, dos veces, cada año. Si la Biblia fuera un enorme y
robusto árbol y todas las palabras fueran pequeñas ramas, entonces he
29
tocado todas las ramas, ansioso de saber qué había ahí y qué me ofrecía” .
El reformador alemán concluyó lo siguiente: “El que esté bien familiarizado
con el texto de la Escritura será un distinguido teólogo. Porque un texto
30
bíblico es de mayor valor que los comentarios de cuatro autores” . Un
hambre así por la Palabra deja una marca en todo expositor.
No obstante, Lutero entendía claramente la urgente necesidad de que el
Espíritu Santo fuera su Maestro infalible cuando estudiaba la Biblia. El
hombre de Dios debe recibir esta enseñanza de parte de Dios continuamente
para poder predicar desde el púlpito. Por esto mismo es que Lutero dijo:
“Hay que asegurarse de que nadie forme maestros de la Santa Escritura
31
salvo únicamente el Espíritu Santo del cielo” . En el púlpito, el Espíritu
continúa iluminando la mente y el corazón del predicador al abrir la Biblia.

ESTE SEGURO FUNDAMENTO

Este capítulo inicial afirma que la vida personal del predicador, su


espiritualidad y su santidad, constituye el fundamento sobre el que descansa
su predicación pública. Debe haber madurez antes de que su mensaje sea
efectivo. Para que Dios hable a través de un hombre, el mensajero debe ser
convertido, llamado, consagrado y apasionado por la Escritura. Solo puede
llegar a estudiar y entender correctamente la Palabra si va en busca de la
santidad personal. Y solo en ese mismo estado espiritual puede subirse al
púlpito y ofrecer de manera correcta un mensaje bíblico en el poder del
Espíritu Santo.

La espiritualidad del expositor es el cimiento indispensable de su


predicación. Como afirmó el conocido puritano inglés Thomas Watson:
“Hay dos cosas en todo ministro de Cristo que se usan mucho, la mente y el
32
corazón. Su mente con el trabajo y su corazón con el amor” . Eso quiere
decir que la predicación expositiva involucra la cabeza y el corazón del
expositor, es decir su trabajo y su amor. De manera específica, es el amor
que el expositor tenga por Cristo lo que lo impulsa en su labor en la
Palabra. Todo se sostiene o se derrumba según su relación personal con
Cristo. A fin de cuentas, su piedad personal es el fundamento necesario
sobre el cual descansa su habilidad.

George Whitefield, el famoso evangelista inglés del siglo XVIII, dijo una
vez:

Ya que no hay mayor bendición que Dios pueda enviar a una nación
que ministros rectos, sinceros y fieles, entonces la mayor maldición
que Dios puede enviar a un pueblo en este mundo es entregarlo a
guías que no hayan sido regenerados y que sean ciegos, carnales,
33
tibios e incompetentes .

Whitefield está en lo correcto. No puede venir mayor bendición a un pueblo


que ser guiados por hombres espirituales quienes a su vez crecen
espiritualmente. Al mismo tiempo, no hay mayor maldición para una tierra
que estar en manos de líderes religiosos que sean “ciegos guiando a ciegos”.

Que en esta hora Jesucristo dé a su iglesia hombres piadosos que sean


instrumentos santos en las manos del Maestro, expositores aptos para toda
obra buena.
2

Asumir la tarea
Entrégate por entero a ser un predicador expositivo
de los Salmos

Ya hemos dejado en claro los requisitos necesarios en la vida personal


del predicador. Ahora nos enfocaremos en lo que es la predicación
expositiva. Muchos hablan de la predicación expositiva, pero pocos
comprenden lo que conlleva. Menos aún son los que la practican. Hay
tantos ministros que se limitan a filosofar desde el púlpito, otros a
moralizar, politizar o incluso contar historias. La razón de eso es muy
simple, o no saben lo que Dios requiere de ellos cuando predican su
Palabra, o bien lo saben, pero han perdido confianza en el poder de la
Palabra para cumplir su tarea. Ante cualquiera de las dos situaciones, Philip
Ryken advierte: “Sus congregaciones rara vez oyen la voz del Espíritu de
Dios a través de la Escritura. La iglesia post-cristiana ya no cree en el poder
1
de la predicación bíblica, clara y simple” . En una época donde la
predicación bíblica es una práctica olvidada, es importante aclarar en qué
consiste realmente, si es que hemos de recuperarla.

Entonces, ¿qué es la predicación expositiva? La palabra “expositiva” es un


adjetivo que describe una cierta clase de predicación. La palabra misma
quiere decir “algo que explica o interpreta”, o que es un “comentario” o es
2
“explicativo” . Eso quiere decir que la predicación expositiva es
mayormente predicación explicativa; se refiere al ministerio de predicación
que interpreta el texto bíblico. Consiste en la predicación basada en la
Biblia que entrega una cuidadosa explicación del texto de la Escritura,
interpreta el texto y lo presenta de una manera persuasiva acompañada de
una aplicación relevante. Este enfoque en la predicación es notoriamente
bíblico.
Compromiso con la escritura
La predicación expositiva ofrece un comentario secuencial sobre un texto
bíblico, entretejido con aplicaciones prácticas que procuran llevar al oyente
a glorificar a Dios y asumir una conducta específica. Este tipo de
predicación presenta el significado del texto de la Escritura que refleja la
intención de Dios con el fin de cambiar vidas. Dicho de manera sencilla,
todo predicador, como afirmó Martin Lloyd-Jones, “debe ser siempre
3
expositivo. Siempre expositivo” .

Ahora que hemos clarificado lo que significa “expositivo”, consideremos lo


que no significa. Existen muchos errores conceptuales acerca de la
predicación expositiva que debemos rechazar. Lo que está claro es que la
predicación expositiva no quiere decir “descargar información” por medio
de observaciones inconexas del texto, sin un tema central o un argumento
persuasivo. No es una “lluvia” de peroratas sobre un texto bíblico, carentes
de un orden lógico o razonamiento secuencial. Tampoco es un “compendio”
de hallazgos exegéticos sin un mensaje convincente o interesante.

La predicación expositiva tampoco es una “serie” de estudios sobre


palabras y referencias cruzadas sin una conexión evidente o un tema central
que no poseen una potente motivación. La predicación expositiva no es una
“secuencia” de títulos desvinculados sin un argumento unificador y una
síntesis de cierre. No es una “charla motivacional” religiosa sin un anclaje
bíblico o sin fundamento exegético. Tampoco es una “charla devocional”
desprovista de contenido teológico. La predicación expositiva no es
ninguna de estas cosas.
Lo que es la predicación expositiva
La predicación expositiva es aquella que ofrece una interpretación
razonable del texto bíblico, que entrega el significado apropiado de un texto
de manera lógica y unificadora mostrando la relevancia práctica del texto
para la vida diaria. Esta clase de predicación es trinitaria, es decir, está
centrada en la gloria de Dios, engrandece la supremacía de su Hijo
Jesucristo, y es potenciado por el Espíritu Santo. Es la clase de predicación
que ordena y presenta las verdades en una secuencia organizada y
vinculadas a la vida cotidiana del oyente. El que quiera ser un expositor
debe estar comprometido con estos elementos esenciales del sermón.

En suma, la verdadera predicación expositiva está fundada en la Biblia, está


centrada en Dios y es relevante en lo práctico. Esta predicación proviene de
un hombre apasionado por Dios, a quien el Espíritu Santo enciende de
manera soberana. Acerca de esto, Lloyd-Jones escribió: “¿Qué es la
predicación? ¡Es lógica con fuego!… Es teología con fuego. En mi opinión,
una teología que no enciende es teología defectuosa… La predicación es
4
teología que proviene de un hombre con fuego” . Haciendo uso del mismo
simbolismo, los puritanos afirmaron que la predicación expositiva enciende
un fuego desde el púlpito. John Owen escribió: “La palabra es como el sol
5
en el firmamento”, que entrega “luz y calor espirituales” . Eso quiere decir
que un púlpito encendido entrega luz y calor, la luz de la enseñanza e
iluminación combinados con el calor de la convicción de pecado y la
transformación.

Este capítulo se referirá a lo que implica prepararse para el púlpito de


manera disciplinada. ¿Cuáles son los componentes de la predicación
expositiva? Para responder eso es necesario comprender los seis elementos
básicos que conforman la verdadera predicación expositiva.

EXPOSICIÓN BASADA EN LA BIBLIA

En primer lugar, la predicación expositiva es primordialmente bíblica. Es


una predicación que mayormente expone y explica el texto de la Escritura.
Con este enfoque, el expositor es un mero vocero del texto de los Salmos
que dice lo que el salmo dice. El mensaje surge del texto bíblico. Él va
donde el salmo lo lleva.
La genialidad de la predicación expositiva
Merrill Unger se refiere a esta clase de compromiso con la Escritura cuando
dice que la predicación expositiva “definitivamente no es predicar acerca de
la Biblia, sino que es predicar la Biblia. ’Lo que dijo el Señor’ es el alfa y
omega de la predicación expositiva. Comienza con la Biblia y termina con
la Biblia y todo lo que surge de la Biblia. Dicho de otro modo, la
6
predicación expositiva es predicación centrada en la Biblia” . Esa es la
genialidad de la predicación expositiva. No comienza con la necesidad
humana y a partir de ahí busca un texto bíblico para apoyar las ideas. Por el
contrario, la predicación expositiva comienza con un texto de la Escritura,
trabaja con el texto y a través de él para luego aplicarlo a la vida de los
creyentes.
La predicación expositiva se debe distinguir de manera única de todos los
otros estilos de predicación. Walter C. Kaiser, Jr., escribió:

Lo que distingue a la predicación temática de la predicación


expositiva… es que la predicación y enseñanza expositiva comienza
con el texto y permanece en el texto a lo largo del todo el sermón.
En lugar de comenzar con una necesidad o preocupación humana
como impulso para el sermón, el sermón expositivo funciona
deliberadamente a la inversa y el sermón nace de la exposición
misma del texto bíblico. La exposición comienza con el texto
7
bíblico y se aferra a ese texto a lo largo del sermón .

Dicho de otro modo, la predicación expositiva es, como comenta J. I.


8
Packer, simplemente “dejar que el texto hable” . Es decir lo que la
Escritura dice, ni más ni menos. Se basa en la convicción fundamental de
que cuando la Biblia habla es Dios el que habla.
La inspiración de la escritura
Toda predicación expositiva de los Salmos se basa en un compromiso
inquebrantable de que la Escritura es lo que afirma ser. La doctrina de la
inspiración divina de la Escritura es la razón por la que predicamos los
Salmos. Lo hacemos porque es la palabra escrita del Dios viviente. Al
predicar los Salmos, la sustancia del sermón se deriva del texto de un
salmo. El libro de los Salmos hace la misma afirmación sobre sí mismo, es
decir que el Salterio proviene de Dios. Esto quiere decir que es la
mismísima Palabra de Dios. Esta convicción fundamental es el cimiento de
la predicación expositiva: la inspiración de la Escritura.

Está claro que la Escritura afirma provenir de Dios mismo y no del hombre.
Aunque fue registrada por autores humanos, existe, no obstante, solo un
Autor primordial, Dios el Señor. Dios supervisó a los autores de la
Escritura, incluidos los salmistas, de modo que, por medio de sus
personalidades individuales, esos hombres registraron y redactaron, sin
errores, el mensaje de Dios para el hombre. Por esto la Biblia es “la ley del
Señor” (1:2), no la ley del hombre. La fuente original es Dios. Es la ley que
Dios ha establecido. La Biblia es el registro escrito de la verdad y sabiduría
de Dios. La predicación expositiva tiene su raíz y fundamento en esta
realidad.
La inerrancia de la escritura
Dado que la Biblia es divinamente inspirada, es completamente pura, sin
ningún error. Es perfectamente confiable en todo lo que declara. La pureza
sin defecto del carácter de Dios mismo asegura la perfecta pureza de su
Palabra. Por lo tanto, la inerrancia quiere decir que la Escritura es:

1. Completamente pura

Las palabras de Dios están purificadas como la plata es refinada en un


horno, siete veces. Siete es el número de plenitud y perfección. Por lo tanto,
la Escritura es sin defecto, como la plata perfectamente refinada. Se ha
quitado toda impureza o error. El salmista dice “Las palabras del Señor son
puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol” (12:6).
Una vez más, “la palabra del Señor es intachable” (18:30) y “La suma de
tus palabras es la verdad” (119:160). Su Palabra solo contiene la verdad
pura de Dios. Dios no tiene pecado y su palabra no contiene impurezas.

2. Perfectamente verdadera

Puesto que la Biblia es completamente pura, cada predicador tiene un


mandato de predicar sus verdades. El Salmista escribió: “He visto que aun
la perfección tiene sus límites; ¡sólo tus mandamientos son infinitos!”
(119:96). Eso quiero decir que nada en este mundo alcanza la perfección
excepto la plena revelación de la Palabra de Dios. El salmista declara: “Tu
ley es la verdad” (119:142). También dice: “… todos tus mandamientos son
verdad” (119: 151). La Biblia es verdad, afirma el salmista, lo que significa
que dice las cosas como son. Cada vez que Dios dice algo, es lo que es. La
verdad es realidad. Es la manera en que las cosas son realmente. El pecado
es lo que Dios dice que es. La salvación es lo que Dios dice que es. El cielo
y el infierno son lo que Dios dice que son. Todo lo que la Biblia afirma es
verdad.
La autoridad de la escritura
Además de lo dicho, la Escritura es el mensaje autoritativo de Dios al
hombre. No nos ofrece meras opciones ni sugerencias. En lugar de eso,
contiene los mandamientos que dirigen la conciencia de toda vida humana.
No creer la palabra de Dios o desobedecerla es no creer en Dios mismo o
desobedecerle a él. En el libro de Salmos, existen varios sinónimos para
referirse a la Palabra de Dios, cada uno de ellos describe la multiforme
perfección de la revelación divina. Algunos de esos sinónimos son:

1. La ley de Dios

Este es el principal término para referirse a la Palabra de Dios. La “ley”


(torah) del Señor viene de la raíz hebrea que significa “enseñar”, “dirigir”,
“trasmitir”. Esta palabra se refiere a cualquier instrucción o indicación que
proviene de la Palabra de Dios y que no apunta o señala la voluntad de Dios
para el hombre. Se puede referir a un mandamiento único o a la completa
enseñanza, instrucción o doctrina de la Escritura. “Ley” nos recuerda que la
revelación divina no es solo para el interés del hombre, sino para que
obedezca.

2. Los testimonios de Dios


La palabra para referirse a los “testimonios” (edut) del Señor se deriva de la
raíz que quiere decir “ser testigo” y, por lo tanto, da testimonio de su Autor
divino. Esto alude a la franqueza de la Escritura, con sus altos estándares y
advertencias directas. Es una declaración solemne de la voluntad de Dios,
las ordenanzas que se transformaron en el estándar de conducta que Dios
requiere. En palabras simples, este término quiere decir que la Escritura
contiene la verdad y Dios mismo da testimonio de ella. Es una palabra para
referirse a las declaraciones de su pacto. Por lo mismo, se usaba para
referirse a las dos tablas de la ley, los Diez Mandamientos, que fueron
colocados en el arca como un testimonio del carácter santo de Dios. David
afirmó que la Escritura es “la ley del Señor”, lo que quiere decir que
contiene la perfecta enseñanza de Dios sobre los diversos temas de la vida y
la eternidad.

3. Los estatutos de Dios

La palabra “estatutos” (huqqim) apunta a la eterna estabilidad de la


Escritura. Estas irrevocables leyes del Señor están “grabadas” o “inscritas”,
como cinceladas en piedra. Este sinónimo para la Palabra de Dios describe
su carácter inmutable, autoridad vinculante y permanencia. Dicho de otra
manera, sus estatutos duran para siempre y nunca serán anulados,
reemplazados o quitados.

4. Los preceptos de Dios

El término “preceptos” (piqqudim) es una palabra poética para referirse a


los requerimientos divinos que solo se encuentra en los Salmos. Es un
término que usaría un oficial, un supervisor o alguien responsable de vigilar
una situación o tomar acciones precisas. Del mismo modo, esta palabra
apunta a las instrucciones particulares del Señor como alguien que se
preocupa de que se cumplan los detalles de su voluntad. Literalmente, se
refiere a un encargo de alguien con autoridad, una orden que es vinculante
para el que la recibe. En esta instancia, es la divina Palabra del soberano
Señor del universo que dirige y gobierna a su pueblo.

5. Los mandamientos de Dios

La palabra “mandamientos” (miswa) se refiere a una orden definida y


autoritativa, o a cualquier cosa que el Señor ordene. Enfatiza la autoridad
directa de lo que Dios dice. Conlleva no solo la capacidad de convencer o
persuadir, sino el derecho de mandar a su pueblo. Este término designa el
conjunto general de órdenes imperativas contenidas en la ley de Dios.
Nunca se debe tomar la Palabra de Dios como si él pusiera ante su pueblo
una sugerencia o una opción. En lugar de eso, siempre debe ser recibida
como una orden divina para la conciencia.

6. Las ordenanzas de Dios

La Palabra “ordenanzas” (mishpat) describe una decisión judicial que


constituye prioridad moral y legal. Se refiere a las decisiones juez más
grande y sabio que ninguno otros acerca de la situación humana. Apunta a
decisiones judiciales de autoridad divina acerca de toda clase de asuntos en
lo que podría llamarse ’ley casuística’ que es aplicable a situaciones
específicas de la vida humana. En resumen, es el estándar divino que se le
presenta al hombre. En el Pentateuco, este término se refiere a las
ordenanzas de la ley ceremonial y civil. La palabra también se refiere a los
juicios de Dios sobre los malvados.

7. El temor de Dios

El “temor” (yira) se refiere a aquellas porciones de la ley de Dios que


causan temor y reverencia. Esto incluye los textos que revelan la santidad
de Dios y juicios asombrosos. Este término se usa como sinónimo de ley,
dado que su propósito era infundir un saludable temor en el corazón
humano (Dt 4:10). Por lo tanto, la Escritura es el manual de Dios para la
adoración. Debe infundir reverencia a Dios, contemplándolo con el mayor
asombro. La Palabra de Dios también declara juicio divino sobre aquellos
que desobedecen su mensaje, mostrando que Dios detesta el pecado. Esto
textos deben infundir el apropiado temor de Dios.
La suficiencia de la escritura
Además, la predicación bíblica de los Salmos se construye sobre la absoluta
suficiencia de la Escritura. Al ir acompañada del ministerio del Espíritu
Santo, la Biblia es más que capaz de lograr todo lo que Dios desea hacer
sobre la tierra (Is 55:10-11). La verdad de la suficiencia de la Escritura
forma uno de los cimientos esenciales de la predicación bíblica. Lo vemos
claramente en el Salmo 19:7-9, donde vemos seis descripciones de su
palabra: ’perfecta,’ ’digno de confianza,’ ’recta,’ ’pura,’ ’clara’ ’verdadera’,
junto con los efectos que produce en el que la recibe: ’restaura,’ ’hace
sabio,’ ’alegran,’ ’alumbran’, infundiendo de este modo el “temor del
Señor”. Estos versículos describen la naturaleza multifacética de la
suficiencia de la Escritura. Esto es lo que los Salmos son capaces de lograr.

1. Restaurar el alma

La Escritura es “perfecta”, es decir, completa, abarcadora y suficiente. El


efecto de la Palabra al ser explicada y aplicada a la vida se aprecia en su
capacidad sobrenatural de “restaurar el alma” (19:7 NBLH). La Escritura es
tan poderosa, nos dice David, que convierte y transforma todo el ser interior
de la persona. Este cambio radical opera desde dentro hacia afuera,
restaurando al ser humano en el nivel más profundo de su existencia.
2. Instruir al sencillo

La Escritura es descrita como “el testimonio del Señor” (19:7) lo que


significa que contiene el testimonio directo de Dios al hombre. La Biblia
habla de manera franca, abierta y directa. La Palabra es “segura”, lo que
indica que es completamente confiable, fiable, inquebrantable e inamovible.
La Escritura siempre hace “sabio al sencillo”. Dicho de otra manera, otorga
una percepción de parte de Dios a los que no han madurado aún en su juicio
y comprensión: “Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos
porque me pertenecen para siempre. Tengo más discernimiento que todos
mis maestros porque medito en tus estatutos. Tengo más entendimiento que
los ancianos porque obedezco tus preceptos” (119:98-100).

La Escritura nos hace sabios, sin importar la edad, lo que nos capacita para
que vivamos de manera piadosa.

3. Regocijar el corazón

La palabra es “recta”, lo que quiere decir que nos enseña el camino recto, la
senda apropiada para la vida. Esto tiene como efecto traer “regocijo en el
corazón”, provocando gran alegría (19:8). La verdad bíblica es suficiente al
punto de que hace que el corazón temeroso o deprimido se alegre. Da
verdadera felicidad y un contentamiento duradero, algo que solo Dios puede
dar.

4. Alumbrar los ojos

Estos mandamientos del Señor son “puros”, lo que quiere decir que
alumbran. Hacen que lo oscuro salga a la luz, trayendo las realidades
eternas al primer plano. La Escritura alumbra a los que están en oscuridad
en relación a los caminos de Dios. El salmista escribió: “Tu palabra es una
lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero” (119:105). “He optado por el
camino de la fidelidad, he escogido tus juicios” (119:30). Dios guía a su
pueblo por medio de su Palabra iluminadora.

5. Durar para siempre

La ley es “limpia”, es decir, sin impureza, libre de cualquier imperfección.


Cada faceta de la Escritura “dura para siempre”, lo que significa que es
permanente y eterna; perdura a lo largo del tiempo y las eras por venir. “Tu
palabra, Señor, es eterna, y está firme en los cielos” (119:89). “Desde hace
mucho conozco tus estatutos, los cuales estableciste para siempre”
(119:152). “La suma de tus palabras es la verdad; tus rectos juicios
permanecen para siempre” (119:160).

6. Siempre justa

La Escritura es “siempre justa” por lo que contiene la revelación para el


hombre acerca de la justicia divina y eso produce justicia en aquellos que la
obedecen: “Tu justicia es siempre justa; tu ley es la verdad” (119:142). La
escritura es justa, habla, dice lo que es justo y produce lo que es justo.

Estas admirables características de los Salmos: su inspiración, inerrancia,


autoridad y suficiencia, son el fundamento sobre el cual descansa toda la
predicación expositiva de este sagrado libro. La predicación de los Salmos
es la proclamación pública que explica un salmo exponiéndolo ante el
oyente, presentando su significado con claridad y haciendo una aplicación
relevante. La verdadera predicación es siempre predicación bíblica, siempre
presentando el mensaje que Dios tuvo la intención de comunicar y siempre
vinculándolo con la vida cotidiana. En cuanto a los Salmos se refiere, este
tipo de predicaciones descubre el significado de un Salmo, estrofa a estrofa,
versículo a versículo, línea por línea, incluso palabra por palabra a veces,
todo como una unidad literaria divinamente inspirada, permitiendo así que
Dios hable por medio de su Palabra.

UNA PROCLAMACIÓN QUE EXALTA A DIOS


En segundo lugar, la predicación expositiva de los Salmos exalta a Dios y
resalta la grandeza y gloria de Dios. La proclamación de un salmo desde el
púlpito presenta una visión suprema de Dios a los oyentes. Enaltece a Dios
en su asombrosa santidad, a Dios en su majestad incomparable, a Dios en su
esplendor infinito. Es una predicación bíblica exaltadora que se centra en la
grandeza de Dios. John Piper se refirió a este tipo de predicación cuando
dijo:

Mi anhelo es presentar la supremacía de Dios en la predicación, que


la melodía principal sea la libertad de la gracia soberana de Dios,
que el tema unificador sea el celo que Dios tiene por su propia
gloria, que el gran tema de la predicación sea el infinito e inagotable
9
ser de Dios, y que la atmósfera expansiva sea la santidad de Dios .

Este el trueno y el relámpago de toda la predicación expositiva de los


Salmos, es decir, que Dios sea magnificado.

Esta proclamación centrada en Dios sin duda es la clase de predicación


expositiva que Martyn Lloyd-Jones demostró en Westminster Chapel en
Londres durante el siglo XX. Al escuchar a Lloyd-Jones predicar, J. I.
Packer comentó: “Nunca he oído a otro predicador con tanto de Dios en
él… el mensaje de los sermones de Jones siempre apunta a mostrar que el
10
hombre es pequeño y Dios es grande” . Respecto a esta predicación, Iain
Murray concluye: “Lo que quedaba en la memoria no era el predicador, sino
11
Dios mismo” . Lloyd-Jones consideraba que la predicación es “mucho
más que enseñar afirmaciones ortodoxas. En su opinión, la predicación
requiere la percepción y experiencia de Dios por parte del predicador así
12
como de los oyentes, si estos han de ser salvos” . Así debe ser cuando se
predican los Salmos.
Proclamación de los atributos de dios
Los Salmos despliegan la vasta gama de atributos de Dios, los que
constituyen las perfecciones divinas de su carácter y esencia que lo
distinguen como Dios. La suma total del glorioso ser de Dios puede
expresarse en los muchos atributos divinos que posee. Teniendo esto
presente, la predicación del expositor debe ser un reflejo directo de su
propia visión de Dios. Tal como se decía de los puritanos: “La manera en
que veían a Dios determinaba la manera en que se veían a sí mismos en sus
13
púlpitos” . Estas características divinas son las cualidades intrínsecas que
identifican, distinguen y revelan la gloria de Dios al hombre. Considera los
14
siguientes atributos que revelan los Salmos .

1. Eternidad

Como el ser auto-existente que es, los Salmos declaran que Dios no tiene
principio ni fin. Él es el Creador no creado que hizo el universo, que
precede al tiempo y permanece en todo tiempo: “Desde antes que nacieran
los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y
hasta los tiempos postreros, tú eres Dios” (90:2; ver 102:25-27; 106:48).

2. Bondad
El carácter moral de Dios hace que se destaque su amor eterno y su bondad
que permanecen fieles con su pueblo para siempre: “Ciertamente el bien y
la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor
moraré por largos días” (23:6; ver 25:8; 31:19; 33:5; 34:8; 52:1; 65:4;
68:10; 86:5;104:24; 107:8; 119:68; 145:9).

3. Compasión y clemencia

Dios no trata al hombre conforme a lo que este merece, sino de acuerdo a su


generosidad: “Clemente y justo es el Señor; sí, compasivo es nuestro Dios”
(116:5).

4. Santidad

Dios es trascendente y majestuoso, apartado del pecado, moralmente


perfecto en su ser. Es moralmente intachable sin ningún defecto en su ser,
que es puro: “Pero tú eres santo, tú eres rey, ¡tú eres la alabanza de Israel!”
(22:3; ver 30:4; 47:8; 48:1; 60:6; 68:17; 89:35; 93:5; 99:3, 5, 9; 145:17).

5. Inmutabilidad

Dios es inmutable en su ser, atributos, propósitos y promesas. Es imposible


que Dios cambie ni para mejor ni peor. Es el mismo por siempre: “Ellos
perecerán, pero tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como un vestido.
Y como ropa los cambiarás, y los dejarás de lado. Pero tú eres siempre el
mismo, y tus años no tienen fin” (102:26-27).

6. Justicia

Dios siempre actúa de acuerdo con lo que es correcto, administra justicia


con equidad y perfección. Castiga al malvado y recompensa al justo:
“Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos;
por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable” (51:4; ver 89:14;
98:9; 99:3-4).

7. Amor inmenso

Dios toma en cuenta la condición caída de la humanidad y se dispone a


ofrecer amor incondicional a quienes no se lo merecen. Este es el
perdurable y fiel pacto de amor de Dios con su pueblo: “Tú, que salvas con
tu diestra a los que buscan escapar de sus adversarios, dame una muestra de
tu gran amor” (17:7; 23:6; 25:6; 26:3; 31:21; 36:7, 10; 40:10, 11; 42:8;
48:9; 63:3; 89:33, 49; 92:2; 103:4; 107:43; 117:2; 119:76,88, 149; 138:2;
143:8).

8. Paciencia

Dios es lento para la ira y paciente con sus criaturas. Es generoso en bondad
y amor eternos: “Pero tú, Señor, eres Dios clemente y compasivo, lento para
la ira, y grande en amor y verdad” (86:15; ver 78:38).

9. Misericordia

Dios es compasivo con su pueblo. Trata a los necesitados con bondad: “El
Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. El Señor
es bueno con todos; él se compadece de toda su creación” (145:8-9; ver 6:2,
4; 25:6; 31:7; 32:5; 36:5; 51:1; 52:8; 62:12; 86:5, 15; 89:28; 103:4, 8, 11,
17; 106:1; 107:1; 115:1; 118:1-4; 119:64; 130:7; 147:11).

10. Omnipresencia
Todo el ser de Dios está presente en todas partes. No existe lugar en el que
la plenitud de Dios no esté presente: “¿A dónde podría alejarme de tu
Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia?” (139:7).

11. Omnisciencia

Dios todo lo sabe, tiene plena conciencia de sí mismo y conoce todo lo real
y lo posible. Él ve a través de la fachada externa de las situaciones y las
personas y observa con una mirada penetrante en los corazones de los
hombres: “Señor, tú me examinas, tú me conoces. Sabes cuándo me siento y
cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. Mis trajines
y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares. No me llega
aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda” (139:1-4; ver
44:21; 139:12; 142:3; 147:5).

12. Omnipotencia

Dios tiene todo poder y es capaz de lograr todas las cosas de acuerdo a su
infinito poder. Nada es imposible para Dios, quien puede cumplir todo lo
que le plazca: “Enaltécete, Señor, con tu poder, y con salmos celebraremos
tus proezas” (21:13; ver 29:4-5; 37:17; 62:11; 63:1-2; 65:6; 66:7; 68:33, 35;
79:11-16; 89:8, 13; 106:8; 136:12).

13. Rectitud

Dios es el estándar perfecto a partir del cual se miden todas las cosas y las
personas. Él recompensa según su voluntad y castiga a todo el que no
cumple con su Palabra: “Señor, por causa de mis enemigos, dirígeme en tu
justicia; empareja delante de mí tu senda” (5:8; ver 7:9, 17; 11:7; 19:9;
22:31; 31:1; 35:24, 28; 36:6, 10; 40:10; 48:10; 50:6, 51:14; 69:27; 71:2, 15,
16, 19, 24; 73:12-17; 85:10; 96:13; 97:2, 6; 98:2, 9; 103:17; 111:3; 116:5;
119:7, 40, 62, 123, 137, 138, 142, 144, 172; 143:1, 11; 145:7, 17).

14. Soberanía

Dios posee y ejerce completa autoridad sobre todo lo que ha creado. Por
medio de su control supremo gobierna sobre todos. Hace todo lo que le
place, cuando le place, a quien le place: “El Señor ha establecido su trono
en el cielo; su reinado domina sobre todos” (103:19; ver 2:4-5; 47:2, 8;
93:1; 96:10; 97:1; 99:1; 115:3; 135:6).

15. Verdad

Dios es inquebrantable en su veracidad puesto que siempre representa las


cosas tal como son en la realidad. Todo el conocimiento de Dios es
verdadero y sus palabras son la medida final de la realidad: “Todas las
sendas del Señor son amor y verdad para quienes cumplen los preceptos de
su pacto” (25:10; ver 31:5; 33:4; 57:3, 10; 71:22; 85:10; 86:15; 89:14, 49;
96:13; 98:3; 100:5; 119:160; 139:2; 146:6).

16. Sabiduría

Dios es completamente sabio y siempre actúa con conocimiento pleno.


Conoce de manera perfecta el mejor camino a seguir con el fin de lograr el
supremo propósito: “¡Oh Señor, cuán numerosas son tus obras! ¡Todas ellas
las hiciste con sabiduría! ¡Rebosa la tierra con todas tus criaturas!” (104:24;
ver 136:5).

17. Ira
Dios detesta intensamente todo lo malo e impone perfecto castigo sobre el
malvado que transgrede su Palabra. Su ira se muestra en juicio eterno y
castigo divino: “Honren al Hijo para que no se enoje y perezcan en el
camino, pues puede inflamarse de repente Su ira. ¡Cuán bienaventurados
son todos los que en él se refugian!” (2:12 NBLH; ver 6:1; 7:11-12; 21:8-9;
30:5; 38:1; 39:10; 58:10-11; 74:1-2; 76:6-7; 78:21-22, 49-51, 58-59; 79:5;
80:4; 89:30-32; 90:7-9, 11; 99:8; 102:9-10).
Proclamación de los nombres de dios
El libro de los Salmos también expresa la grandeza de Dios a través de sus
diferentes nombres. Cada nombre expresa una faceta única de su infinita
grandeza. Cada uno de los nombres divinos revela una verdad única acerca
de su carácter supremo. A continuación, veremos cómo se describe a sí
mismo, descripción que nos da a conocer aspectos particulares de su ser
divino. Incluso el “nombre” del Señor (8:1, 9; 18:49) busca revelar su
carácter santo. El nombre divino describe su carácter, su identidad: quién es
y qué es. Los nombres de Dios equivalen a la suma y sustancia de su
perfección divina. Entre los nombres divinos que encontramos en los
Salmos vemos los siguientes:

1. Elohim

El nombre Elohim viene de la raíz que significa “fuerte” y enfatiza el poder


de Dios. En ocasiones, esta palabra se usa como un término genérico para
referirse a lo divino (86:8) y los ángeles (8:5; 97:7), pero mayormente
identifica al único y verdadero Dios (7:10). Es importante notar que Elohim
es la forma plural y de hecho un plural de majestad lo que denota la
grandeza exponencial del poder de Dios. Dios es el Fuerte, el Dios de
grandeza y supremacía sin límites.
2. Elyon

Este es otro nombre divino. Elyon quiere decir “Altísimo” y enfatiza la


soberanía y supremacía de Dios sobre todas las personas, seres y
situaciones. David afirma: “Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar
salmos a tu nombre, oh Altísimo [Elyon]” (9:2). Todas las personas, las
huestes angelicales, las naciones y las circunstancias están bajo y la
autoridad y el control de Elyon.

3. El Olam

Otro nombre, El Olam, quiere decir “Dios eterno” y viene de una forma
original en hebreo que quiere decir “Dios de eternidad”. El salmista
proclama: “Porque el Señor [El Olam] es bueno y su gran amor es eterno;
su fidelidad permanece para siempre” (100:5). Este nombre de Dios
enfatiza su inmutabilidad a lo largo de todas las generaciones. Es el mismo
siempre.

4. Yahvé o Jehová

El nombre de Dios más frecuente en los Salmos y en todo el Antiguo


Testamento. Aparece 6.823 veces en el Antiguo Testamento. Este nombre,
YHWH en su forma literal (quizás se pronuncia Yavé o Yawé) se deriva
estrechamente del verbo hebreo “ser” (Éx 3:14). David escribió: “Oh Señor
[Yahvé], soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!”
(8:1). Este nombre quiere decir que es activo y auto-existente. Es
absolutamente inmutable, independiente y autónomo, aunque todos
dependemos de él.

5. Adonai
El nombre divino Adonai es también un plural de majestad. La forma
singular quiere decir “señor”, “amo” o “dueño”. El plural intensifica el
significado cuando se trata de Dios, indicando que Dios es el amo supremo,
con absoluta autoridad y soberanía sin par. De ese modo, el salmista afirma:
“El rey de los cielos se ríe; el Señor [Adonai] se burla de ellos” (2:4).
Proclamación de las imágenes acerca
de dios
Los salmistas usan muchas imágenes para referirse a Dios, de las cuales
cada una busca revelar un aspecto diferente de la persona y obra de Dios.
Una imagen vale mil palabras. Con abundante simbolismo, cada una de
estas imágenes acerca de Dios comunica un aspecto específico de su gloria
15
y sus obras. A continuación se enumeran algunas .

1. Escudo

Los músicos de Israel a menudo describían a Dios como un escudo que


protege a su pueblo del peligro y de los enemigos que acechaban: “Pero tú,
Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi
cabeza!” (3:3; ver 28:7; 119:114).

2. Rey

Los antiguos poetas también presentaban a Dios como Rey, gobernando


soberanamente la obra de sus manos. Eso quiere decir que él está sobre el
trono, ejerciendo autoridad, gobernando a todos los pueblos, eventos y
circunstancias para su gloria y el bien de su pueblo: “Escucha mis súplicas,
rey mío y Dios mío, porque a ti elevo mi plegaria” (5:2; ver 44:4; 74:12).

3. Juez

Muchos salmos se refieren a Dios como el Juez justo que juzga toda vida
humana. Todo ser creado finalmente rinde cuentas directamente a él y se
deberá someter a su dictamen que discierne todas las cosas. Ciertamente
Dios castigará todo el mal y premiará todo el bien: “Dios es un juez justo,
un Dios que en todo tiempo manifiesta su enojo” (7:11; ver 50:6).

4. Roca

Este emblema divino nos presenta a Dios como la defensa segura e


inexpugnable, inamovible en tiempos cambiantes, una base sólida y fuerte
que nos protege: “El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi
Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva,
¡mi más alto escondite!” (18:2; ver 18:31, 46; 28:1; 31:3; 42:9; 71:3;
78:35).

5. Pastor

Una imagen muy presente en el antiguo Israel que nos habla del dulce
liderazgo de Dios y su heroica protección de los creyentes: “El Señor es mi
pastor, nada me falta” (23:1; ver 80:1).

6. Fortaleza

Aquí los salmistas presentan a Dios como un lugar elevado que protege del
peligro. Así como David encontró protección en las montañas de Judea,
Dios fue su guía, pues era su roca y fortaleza, su máximo bastión. Esta
imagen nos habla de un lugar de ventaja superior sobre los enemigos,
disponible para todos los que creen en Dios: “Guíame, pues eres mi roca y
mi fortaleza, dirígeme por amor a tu nombre” (31:3; ver 18:2; 71:3; 144:2).

7. Refugio

Muchos salmos describen a Dios como refugio ante el peligro, un escondite


y lugar de descanso: “Del consejo del afligido ustedes se burlarían, pero el
Señor es su refugio” (14:6 NBLH; ver 46:1; 61:3; 62:7-8; 71:7; 73:28; 91:2,
9).

8. Cuerno

Los cuernos de un animal representaban su fuerza, y posteriormente


describía a seres humanos, especialmente gobernantes: “El ensalzó el
cuerno de su pueblo; alábenle todos sus santos, los hijos de Israel, el pueblo
á él cercano. Aleluya” (148:14 RVA; ver 18:2). Esto nos habla de fuerza y
potencia del gobierno de Dios.

PREDICACIÓN CENTRADA EN CRISTO


En tercer lugar, la predicación expositiva de los Salmos debe ser
inequívocamente cristocéntrica, que exalte la persona y la obra del Señor
Jesús. El Hijo de Dios es el corazón del Antiguo y el Nuevo Testamento.
Este es ciertamente el caso en los Salmos. Por lo tanto, quien predique los
Salmos debe hacerlo con un enfoque centrado en Cristo. Sería un error
concluir que el Salterio no nos revela a Cristo. Muy por el contrario, la
auténtica predicación de los Salmos presenta de manera única la majestuosa
gloria del Hijo de Dios. Exponer este libro implica reconocer su legítimo
lugar de preeminencia sobre toda la creación. La proclamación de los
Salmos tiene su máxima expresión al declarar las excelencias de Jesucristo,
el único Salvador del mundo. El expositor debe develar la perfección de
Cristo en los Salmos de la siguiente manera.
Profecías mesiánicas
A lo largo de los Salmos, existen muchas profecías que apuntan a la venida
de Cristo. Eso no quiere decir que al momento de ser escritos se sabía que
eran proféticos. Pero cuando los escritores del Nuevo Testamento hacen
referencia a estas afirmaciones en los Salmos, se hace evidente que
expandieron o aumentaron esas afirmaciones más allá de su contexto
histórico original para referirse a Cristo. El registro de los Salmos fue
destacado en el Nuevo Testamento para hablar de Cristo. Las referencias del
Nuevo Testamento no contradicen los textos de los Salmos que citan, sino
que son expresiones de verdades relacionadas.
PROFECÍA SALMO CUMPLIMIENTO

Dios anunciará que Cristo es Mateo. 3:17; Hechos


2:7
su Hijo 13:33; Hebreos 1:5

Cristo será alabado por sus


8:2 Mateo 21:16
hijos

Marcos 12:36; 1
Todas las cosas caerán a los Corintios 15:27;
8:6
pies de Cristo Efesios
1:22; Hebreos 2:8

Marcos 16:6-7;
Cristo resucitará de la
16:8-11 Hechos
muerte
2:25-28; 13:35

Mateo 27:46;
Dios abandonará a Cristo en
22:1 Marcos
su momento de agonía
15:34

Mateo 27:39-43;
Cristo sufrirá burla y
22:7, 8 Lucas
ridiculización
23:35

Juan 20:25, 27;


Las manos y pies de Cristo
22:16 Hechos
serán traspasados
2:23

Echarán suertes por la ropa


22:18 Mateo 27:35-36
de Cristo

Cristo tendrá muchos 22:22 Hechos 4:11;


hermanos espirituales Hebreos
2:12

Cristo encomendará su
31:5 Lucas 23:46
Espíritu al Padre

Ninguno de los huesos de


34:20 Juan 19:32-33, 36
Cristo será fracturado

Cristo será odiado


35:19 Juan 15:25
injustamente

Cristo vendrá a hacer la


40:7-8; Hebreos 10:7
voluntad de Dios

Cristo será traicionado por


41:9 Juan 13:18
un amigo

El trono de Cristo será


45:6-7 Hebreos 1:8-9
eterno

Cristo ascenderá al cielo 68:18 Efesios 4:8

Cristo será odiado sin razón 69:4 Juan 15:25

Cristo será consumido por el


69:9 Juan 2:17
celo por el Templo de Dios

PROFECÍA SALMO CUMPLIMIENTO

A Cristo le ofrecerán vinagre Mateo 27:34; Juan


69:21
y hiel 19:28-30

El traidor de Cristo se sentirá


69:25 Hechos 1:20
desconsolado

Cristo hablará en parábolas 78:2 Mateo 13:35


Cristo será adorado por los 97:7 Hebreos 1:6
ángeles

Cristo es el Creador de todo 102:25-27 Hebreos 1:10-12

El traidor de Cristo será


109:8 Hechos 1:20
reemplazado por otro

Mateo 22:44;
Marcos 12:36; Lucas
Los enemigos de Cristo se 20:42-43;
110:1
inclinarán ante él 22:69; Hechos 2:34-
35;
Hebreos 1:13

Cristo será un sacerdote Hebreos 5:6; 6:20;


110:4
como Melquisedec 7:17

Mateo 21:42;
Cristo será la piedra angular 118:22-23 Hechos
4:11

Cristo vendrá en el nombre


118:25-26 Mateo 21:9
del Señor

Cristo se sentará en el trono


132:11 Hechos 2:30
de David
Predicación mesiánica
En la predicación del apóstol Pedro el día de Pentecostés (Hechos 2:14-36)
tenemos un excelente ejemplo de cómo predicar sobre Cristo desde el libro
de Salmos. En aquel día, Pedro predicó valientemente a miles de personas
sobre la persona y la obra de Cristo. Este sermón, que terminó con 3.000
almas convertidas, tenía como centro la proclamación de Cristo,
específicamente desde los Salmos. Luego de citar al profeta Joel, Pedro se
puso a predicar, por medio del libro de Salmos, acerca de Cristo y de él
crucificado. El primer sermón en la historia de la iglesia fue un sermón de
los Salmos que exaltó a Cristo.
Después de declarar que Cristo fue entregado según la presciencia de Dios
y como parte de un plan predeterminado por él, Pedro expuso primero el
Salmo 16:8-11. Luego, el apóstol proclamó el Salmo 132:11 en el que Dios
había prometido, por medio de un juramento, que uno de sus descendientes
se sentaría en su trono. A continuación, Pedro reafirmó la absoluta certeza
de la resurrección de Cristo al referirse al Salmo 16:10 citándolo
nuevamente. Finalmente, Pedro anunció valientemente la triunfante
exaltación de Cristo a la diestra de Dios el Padre, citando el Salmo 110:1.

Así ocurre con cada predicador de los Salmos. El corazón de su predicación


siempre es la persona y obra del Señor Jesucristo. Cristo es el cumplimiento
y realización final del Salterio, es el más grandioso hijo de David. Previo a
su ascenso, cuando hizo sus apariciones post-resurrección, Jesús se presentó
como el cumplimiento de todo el Antiguo Testamento, como la sustancia de
todas las profecías mesiánicas y el perfecto logro del sistema de sacrificios.
El expositor debe acercarse a los Salmos teniendo en mente este
cumplimiento centrado en Cristo si es que desea exponer la Palabra
correctamente.

PREDICACIÓN LLENA DEL ESPÍRITU


En cuarto lugar, la predicación expositiva de los Salmos debe ser una
predicación en el poder del Espíritu. El Espíritu Santo debe iluminar la
mente del expositor, encender su corazón y potenciar su entrega. John Knox
afirmó correctamente: “La verdadera predicación es la obra del Espíritu, de
16
principio a fin” . El mismo Espíritu que fue el autor de cada salmo debe
capacitar al predicador para que los proclame. En la predicación auténtica,
Dios da poder sobrenatural a los hombres a quienes ha llamado y de ese
modo energiza sus mentes y aviva sus almas. El Espíritu Santo debe
impulsar cada aspecto de la predicación expositiva, desde la preparación a
la entrega. De no ser así, el sermón será un fracaso.
Iluminación del estudio del predicador
Al predicar los Salmos, el Espíritu Santo debe iluminar el estudio del
predicador para que reciba comprensión espiritual del significado correcto
del texto bíblico. Él requiere luz espiritual para poder entender el mensaje
espiritual de la Biblia. En el camino a Emaús, Jesús abrió los ojos
espirituales de los dos discípulos para que entendieran de qué manera había
tenido que sufrir para entrar en la gloria (Lucas 24:26, 32). Del mismo
modo, el Espíritu debe iluminarnos para que podamos discernir la
enseñanza de la Escritura. Spurgeon comentó:

Nadie, excepto el Espíritu Santo puede darle a un hombre la llave


del Tesoro de David…Que el Espíritu iluminador repose sobre todos
los estudiantes de los Salmos y les otorgue una comprensión más
profunda del significado escondido de estos sagrados himnos que la
17
que nosotros hemos tenido .

Esta debe ser la experiencia de todo expositor en la que el Espíritu los


ilumina y les abre los ojos.

Con esto en mente, el salmista oró: “Ábreme los ojos, para que contemple
las maravillas de tu ley” (119:18). Este abrir de los ojos implica remover un
velo o una cubierta. Esto no quiere decir que la Palabra no sea clara. Sin
duda la Escritura tiene la cualidad de la perspicuidad, es decir, la Palabra es
clara y coherente. No hay nada oscuro en la Palabra de Dios. Su mensaje
central es notoriamente claro. Más bien, el salmista quiere decir que
cualquier velo está en el lector de la Escritura, no en la Escritura misma.
Por lo tanto, es necesario quitar esa cubierta de los ojos del expositor.
Cuando es quitado, el expositor puede ver “las maravillas” en la Palabra. Al
estudiar los Salmos, el Espíritu debe iluminar la mente del expositor,
otorgándole una comprensión penetrante de las verdades.
Capacitación para hablar
Además, el Espíritu debe capacitar al expositor para predicar “en poder y en
el Espíritu Santo y con plena convicción” (1Ts 1:5 NBLH). En tanto que los
Salmos se abren ante él, debe decir junto con David: “…no me quites tu
Santo Espíritu…Así enseñaré a los transgresores tus caminos, y los
pecadores se volverán a ti” (51:11, 13).

Así debe ser con todo predicador de los Salmos. Debe tener el poder del
Espíritu Santo al proclamar el himnario sagrado, para que lo pecadores se
conviertan a Dios. Como dijimos anteriormente, esta fue la experiencia de
Pedro el día de Pentecostés al predicar los Salmos. El apóstol estaba lleno
del Espíritu Santo. El resultado de eso fue que 3.000 personas se salvaron.
Este mismo Espíritu Santo debe dar poder a la predicación de los Salmos
hoy en día, y al hacerlo, las almas se convertirán a Cristo. Se ofrecerán
voluntariamente en el día de su poder (110:3 NBLH).

UN SERMÓN BIEN DESARROLLADO

En quinto lugar, la predicación expositiva de los Salmos debe ser ordenada


de forma lógica y bien estructurada al presentarla. Una predicación así debe
estar organizada cuidadosamente en torno al tema central con títulos
principales que deben surgir del texto mismo. La predicación bíblica
requiere una secuencia coherente de ideas convincentes comunicadas de
manera altamente racional y con un desarrollo bien organizado. La
auténtica predicación combina exégesis y sana doctrina en un sermón bien
pensado que incluye una introducción, con transiciones fluidas, una
estructura, ilustraciones, aplicación, y una conclusión cautivadora. En el
arte de la predicación expositiva todas estas partes se entretejen hábilmente
para formar un todo cohesivo.
Hablar con un pensamiento ordenado
Este orden debe estar presente en la predicación de los Salmos. Con una
genialidad incomparable, Dios ha ordenado la composición de cada canción
inspirada en el Salterio. Cada uno de estos himnos de adoración
divinamente inspirados posee una estructura intrínseca con ideas
correlativas y un cuidadoso razonamiento. Si el expositor predica versículo
a versículo, estrofa por estrofa, a lo largo de un salmo completo, presentará
un sermón organizado. Cualquier predicador que predique un salmo
completo reconociendo que Dios es el autor, complementado por una
introducción, aplicación y conclusión bien pensadas, logrará un sermón
bien estructurado.

Por ejemplo, el Salmo 1 tiene un pensamiento coherente que es fácil


identificar. La primera estrofa del salmo (v. 1-3) posee un tema central y
una progresión de ideas evidente. Si el expositor predica del primer salmo,
línea por línea, el sermón necesariamente resultará bien estructurado.
Luego, en la segunda estrofa (v. 4-6) contiene un marcado contraste con la
primera estrofa. Al predicar este salmo de forma consecutiva, versículo a
versículo, el predicador automáticamente organizará sus ideas y las
presentará de manera ordenada.
Sin embargo, la predicación expositiva no es un mero comentario disperso
sobre la Biblia. No es una explicación desbocada carente de un tema central
o un desarrollo lógico. Tampoco es una colección vaga de observaciones
inconexas, ideas desconectadas y comentarios improvisados sin un orden
lógico. En lugar de eso, la predicación expositiva presenta las principales
secciones de la idea de una manera claramente estructurada y se despliega
según un claro desarrollo de las ideas.

UN MENSAJE QUE CAMBIA VIDAS


En sexto lugar, la predicación expositiva de los Salmos escudriña el corazón
y cambia vidas. Ningún libro de la Biblia tiene una conexión tan práctica
con la vida cotidiana del cristiano como los Salmos. Pocos libros son tan
evangelistas. Juan Calvino se refirió a los Salmos como “una anatomía de
18
todas las partes del alma” . John MacArthur comenta: “Los Salmos en
verdad son un reflejo de la vida” y “cubren todos los ámbitos de la
19
experiencia humana” . Luego añade: “Hay un salmo para casi todo tipo de
20
día” . Es decir, el libro de los Salmos presenta la vida de manera auténtica.
Gordon Fee y Douglas Stuart nos explican: “Puesto que la Biblia es la
Palabra de Dios, tiene relevancia eterna; tiene un mensaje para todo ser
21
humano, de cualquier edad y en cualquier cultura” . En este libro están
representados los estimulantes momentos altos y los deprimentes momentos
bajos de la vida.
Efectos multifacéticos
El Salterio produce un efecto múltiple cuando se predica. Esto quiere decir
que abarca el amplio espectro de la vida. Habla de los momentos
espirituales altos y los momentos emocionales bajos de la vida. En relación
a esto, Charles Haddon Spurgeon acotó: “Cada vez que uno se adentra en
los Salmos de David, en algún momento y de alguna manera se ve uno
mismo. Uno nunca termina en un rincón, sino que encuentra a David en ese
rincón. Creo que nunca ha ocurrido que estando desanimado no haya
descubierto que David lo estuvo más. Nunca he estado tan animado que no
22
pudiera descubrir que David lo estuvo aún más” . Reflexiona sobre los
siguientes efectos de la predicación de los Salmos.

1. Evangeliza las almas

Desde el primer salmo, los Salmos contrastan dos caminos en la vida: uno
que lleva a la vida, otro que lleva a la destrucción. En el segundo salmo, el
salmista llama a los pecadores a actuar con discernimiento y a confiar en el
Hijo de Dios. Predicar los Salmos ofrece una oportunidad de potente
predicación evangelística, llamando a un compromiso decisivo por parte de
los oyentes. Anuncia salvación y destrucción, cielo e infierno, bendición y
maldición, misericordia y miseria. El expositor se sitúa ante una bifurcación
en el camino y llama a todos a decidir qué camino seguir.

2. Enciende la adoración

Predicar los Salmos enciende la alabanza a Dios en los corazones de los


creyentes. Este el más alto propósito por el cual Dios ha redimido a
pecadores perdidos. Cada salmo fue escrito para impulsar los corazones de
los creyentes para que magnifiquen el nombre del Señor. Cuando se predica
a corazones receptivos, se enciende una ferviente alabanza a Dios.

3. Purifica vidas

Cada salmo tiene una capacidad única para convencer de pecado y llevar al
verdadero arrepentimiento. Al exponer estos salmos el corazón es
escudriñado, convencido y purificado de pecado.

4. Fortalece los corazones

Predicar los Salmos infunde fuerza espiritual a los corazones de los


creyentes. Cada vez que los creyentes enfrentan oposición por causa de la
justicia, estas verdades trascendentales dan fuerza a los corazones
receptivos. Al exponer este libro, los creyentes reciben aliento para seguir
adelante a pesar de la creciente persecución. El libro de los Salmos ofrece
gran consuelo a los corazones atribulados.

LA GENIALIDAD DE LA PREDICACIÓN EXPOSITIVA


En suma, la predicación expositiva es la clase de predicación que explica y
expone un texto de la Escritura, presenta al oyente el verdadero significado
de su mensaje junto con apuntar a la relevancia práctica de sus verdades
para el día de hoy. En referencia a esto, J. I. Packer escribió: “La verdadera
idea de la predicación es que el predicador sea un vocero del texto,
abriéndolo y aplicándolo como un mensaje de Dios a los oyentes, y solo
hable para que el texto mismo comunique y sea oído”. Esto quiere decir que
el predicador debe presentar cada punto del texto de manera que los oyentes
puedan discernir los que Dios les enseña en su Palabra.

Que el Señor dé a su iglesia esta clase de expositores para hoy.


3

Adquirir las herramientas


Adquiere las herramientas necesarias para estudiar
y predica los Salmos de manera eficaz

La predicación expositiva de los Salmos ciertamente requiere arduo


trabajo, esfuerzo y dedicación para adentrarse en el texto bíblico. Esa clase
de estudio requiere un aprendizaje profundo y una comprensión penetrante
del texto. Este enfoque en la predicación pide “sangre, sudor y lágrimas” a
todo el que se aventure en el púlpito. A decir verdad, la predicación bíblica
de los Salmos requiere tanto transpiración como iluminación, esfuerzo
humano y asistencia divina. El estudio riguroso de un salmo demanda un
estudio meticuloso para comprender los muchos detalles y eso incluye los
idiomas originales, el trasfondo histórico, el contexto cultural y geográfico,
y mucho más. Para poder explorar un salmo, es absolutamente necesario
contar con las herramientas de estudio adecuadas a fin de captar el
significado.

Al predicar los Salmos, la tarea es muy desafiante. Eso se debe mayormente


al hecho de que es el libro más extenso y diverso de toda la Biblia. Esta
colección de antiguos himnos de adoración cubre un mayor período de
tiempo que cualquier otro libro de la Biblia, una gama de temas más amplia,
incluyendo la creación del mundo, la catástrofe del diluvio, el nacimiento
de la nación de Israel, el Éxodo desde Egipto, el viaje por el desierto, la
conquista de la tierra, el exilio babilónico y el regreso a la tierra prometida.
La enorme cantidad de información que el expositor debe manejar para
poder predicar el libro de los Salmos presenta un desafío considerable y
requiere un amplio conocimiento de los temas culturales, históricos,
lingüísticos, religiosos y geográficos, por nombrar algunos. La verdad es
que es una aventura de formidables proporciones.
Herramientas útiles para el estudio
Para poder interpretar los Salmos de forma correcta, es esencial que el
predicador cuente con una biblioteca bien provista. Sobre este punto,
Spurgeon declaró: “Para poder exponer las Escrituras, y como una ayuda
para la preparación de sermones, uno debe estar familiarizado con los
comentaristas: un glorioso ejército, déjenme decirles, cuya compañía será
1
un deleite y un beneficio” . Esto quiere decir que debemos tener acceso a
una amplia cantidad de información para que el predicador pueda explicar
el correcto significado de cada salmo. Para poder predicar los Salmos con
destreza, el expositor debe acumular una “caja de herramientas” que
contenga libros y otros recursos para consultar. A pesar de que algunos
piensan que los comentarios son como una muleta que se debe evitar, en
realidad son completamente necesarios como ayuda para todo predicador
para el apropiado uso de la Palabra de Dios.

Todo expositor debe acumular una sólida biblioteca en la que cada libro
haga una contribución única. Por lo tanto, el expositor necesitará de las
siguientes categorías generales de libros.

BIBLIAS DE CONSULTA Y ESTUDIO


Una prioridad del expositor de los Salmos será disponer de varias y buenas
traducciones de la Biblia para estudiar los Salmos y por supuesto una buena
traducción para la predicación. Esto debe incluir:
Biblias de consulta
El predicador debe poder consultar varias traducciones de la Biblia para
complementar su estudio. Deben ser fieles al texto en hebreo, idioma
original de los Salmos. Deben estar escritas en un lenguaje accesible.
(En inglés)

New American Standard Bible (Lockman Foundation)


New King James Version (Thomas Nelson)
English Standard Version (Crossway Publishing)
King James (Authorized) Version (various publishers)
Holman Christian Standard Bible (Holman Publishing)
Biblias de estudio
Además, el expositor necesitará disponer de varias Biblias de estudio. Estas
Biblias de consulta contienen útiles notas a pie de página en cada salmo,
además de una introducción al libro de Salmos en su totalidad. Contienen
un breve resumen de cada salmo y útiles cuadros. Estas herramientas
pedagógicas serán de mucha ayuda para darle al predicador una visión
panorámica de cada salmo.

En inglés existen las siguientes:

MacArthur Study Bible (Word Publishing) Ryrie Study Bible


(Moody Publishing) NASB Study Bible (Zondervan Publishing)
The Reformation Study Bible (Thomas Nelson)
The Nelson Study Bible (Thomas Nelson)
Holman Christian Standard Study Bible (Holman Publishing)

INTRODUCCIONES AL ANTIGUO TESTAMENTO

Un expositor bien preparado tendrá una colección de libros que ofrezcan


una introducción general a los Salmos y ayuden a identificar el estilo de
cada salmo. Estos recursos son indispensables y el predicador debe leerlos
cuidadosamente si quiere ser fiel a la Palabra.
Panoramas del antiguo testamento
De gran ayuda son los libros que nos dan una introducción al Antiguo
Testamento, porque le proporcionan al predicador una mirada general de los
Salmos. Estos libros explican los muchos rasgos distintivos de los Salmos y
poesía hebrea. Todos los expositores necesitan ayuda para comprender las
formas literarias, identificar al autor, conocer el trasfondo histórico y tipos
poéticos de los Salmos.

En inglés están disponibles los siguientes:

C. Hassell Bullock, An Introduction to the Old Testament (Moody


Publishing)
Gleason Archer, A Survey of Old Testament Introduction
(Moody Publishing)
Irving Jensen, Jensen’s Survey of the Old Testament
(Moody Publishing)
C. Hassell Bullock, An Introduction to the Old Testament Poetic
Books (Moody Publishing)
Andrew E. Hill and John H. Walton, A Survey of the Old Testament
(Grand Rapids, MI: Zondervan, 2000)
Mark Dever, Promises Made: The Message of the Old Testament
(Wheaton, IL: Crossway Books, 2006)
Introducciones a los salmos
Hay otros libros que darán al predicador una introducción más específica a
los Salmos. Estas obras ofrecen una mirada en detalle a las complejidades
de los Salmos. Son de especial importancia para el expositor aquellos libros
que ofrecen una introducción general a la poesía hebrea y las características
del lenguaje retórico.

En inglés se pueden usar los siguientes:

Richard P. Belcher, Jr., The Messiah and the Psalms (Mentor)


C. Hassell Bullock, Encountering the Book of Psalms (Baker)
Tremper Longman, III, Cómo leer los salmos (Clie)
C. S. Lewis, Harcourt & Brace, Reflections on the Psalms
(Word)
William Binne, A Pathway into the Psalter (Solid Ground)
Geoffrey Grogan, Prayer, Praise and Prophecy (Mentor)
W. Graham Scroggie, A Guide to the Psalms (Kregel) Jamieson,
Fausset, Brown, Comentario exegético y explicativo de la Biblia,
Tomo I, EL Antiguo Testamento (Casa Bautista de
Publicaciones).
COMENTARIOS DE LOS SALMOS
El predicador necesitará diversos comentarios que le ayuden a descubrir el
mensaje del texto bíblico. Estos libros, de un modo u otro, ayudarán a
obtener una visión general de cada salmo. Algunos comentarios ofrecen un
análisis completo de cada salmo. Estos textos técnicos prestan atención al
texto hebreo, estudios de palabras, sintaxis y el trasfondo histórico del
oriente antiguo. También hay comentarios que analizan cada salmo
versículo a versículo, párrafo a párrafo. Al hacer esto nos entregan
resúmenes concisos, palabras claves en hebreo, trasfondo histórico y
referencias cruzadas que serán inmensamente útiles para el expositor.
Igualmente, hay comentarios que serán de ayuda para armar el sermón.
Comentarios exegéticos
En primer lugar, se debe comenzar con comentarios esenciales que
contengan un análisis exegético detallado de los Salmos. Estos textos
técnicos entregan una comprensión vital acerca del texto hebreo, estudios
de palabras, sintaxis, el trasfondo del oriente antiguo, las formas críticas y
otros. Ofrecen resúmenes concisos, palabras clave en hebreo, trasfondo
histórico, referencias cruzadas, etc.

En inglés se encuentras los siguientes:

Peter C. Craige, Marvin E. Tate, Leslie C. Allen, Word Biblical


Commentary, volumes 19, 20, 21 (Word)
Willem VanGemeren, The Bible Expositor’s Commentary,
volume 5: Psalms (Zondervan)
Franz Delitzsch, Keil–Delitzsch Commentary on the Old
Testament, volume 5 (Eerdmans)
John Calvin, Calvin’s Commentaries, volumes 4-6 (Baker)
Robert Davidson, The Vitality of Worship (Eerdmans) Allan
Harman, Psalms (Mentor)
J. J. Stewart Perowne, The Book of Psalms (Zondervan)
Merrill Unger, Unger’s Commentary on the Old Testament:
Psalms (Moody)
Derek Kidner, Psalms (InterVarsity, 2 volumes)
David Dickson, Psalms, Geneva Series of Commentaries
(Banner of Truth)
H. C. Leupold, Exposition on the Psalms (Baker)
G. A. F. Knight, Psalms (Westminster, 2 volumes) Michael
Wilcock, Salmos 1-72 (Andamio) Michael Wilcock, Salmos 73-
150 (Andamio) Samuel Terrien, The Psalms (Eerdmans)
Matthew Henry, Comentario Matthew Henry (Clie) Albert
Barnes, Psalms (Baker)
John Gill, Exposition of the Old & New Testaments, volumes 3
and 4 (The Baptist Standard Bearer)
Comentarios expositivos
El predicador de los Salmos debe disponer de comentarios expositivos que
incluyan lo que hombres capacitados hayan predicado sobre los Salmos.
Estos recursos son valiosos para conocer diferentes estilos de sermones en
la predicación de los Salmos.

El expositor también debe disponer de otros comentarios de los Salmos que


tengan un enfoque más devocional. Estos libros aportan citas, aplicaciones
prácticas, vívidos ejemplos y perceptivas miradas del texto.

Finalmente, el predicador necesitará libros que se enfoquen en Salmos


específicos, como el Salmo 23 o el Salmo 119. Estos libros ayudan a
comprender de qué manera el predicador puede extender un salmo para una
serie de predicaciones. Estos recursos son útiles para una detallada
enseñanza de estos salmos.

En inglés podemos usar:

James Montgomery Boice, Psalms (Baker, 3 volumes)


H. A. Ironside, Psalms (Zoizeaux)
G.Alexander Maclaren, Expositions of Holy Scripture, volume 4
(Baker)
Allan P. Ross, Bible Knowledge Commentary: Psalms
(Victor)
Charles Swindoll, Daily Grind (Word, 2 volumes)
John Phillips, Exploring the Psalms (Loizeaux, 2 volumes)
Calvin Beisner, Psalms of Promise (NavPress)
John Stott, Favorite Psalms, Selected and Expounded
(Moody)
Warren Wiersbe, Meet Yourself in the Psalms (Victor) Ray
Stedman, Psalms of Faith (Regal)
Ronald Allen, And I Will Praise Him (Nelson)
Gerald H. Wilson, The NIV Application Commentary: Psalms
(Zondervan, 2 volumes)
Charles H. Spurgeon, Treasury of David (Baker)
J. M. Flanigan, What the Bible Teaches: Psalms (John Ritchie
Ltd.)
Steven J. Lawson, Holman Old Testament Commentary: Psalms
1-75 (Broadman & Holman)
Steven J. Lawson, Holman Old Testament Commentary: Psalms
76-150 (Broadman & Holman)

HERRAMIENTAS PARA EL HEBREO

El expositor de los Salmos además necesitará herramientas lingüísticas


básicas que le permitan interactuar con el texto hebreo. Según sus
habilidades para el idioma original, necesitará una Biblia en hebreo y
debería comenzar a reunir libros acerca del texto hebreo reuniendo libros de
consulta que le ayuden a comprender la etimología y el significado de
términos hebreos que se usan en los Salmos. Es indispensable usar libros de
consulta como diccionarios y gramáticas para poder descubrir el significado
de las palabras y las estructuras gramaticales del texto bíblico. Los
diccionarios de hebreo nos dan el significado en el idioma original y nos
darán su uso en diversos contextos. Una vez que se ha encontrado la
definición básica es importante descubrir los diferentes usos del término a
lo largo del Antiguo Testamento. Puesto que los verbos en hebreo
frecuentemente poseen importancia exegética, el predicador necesitará
ayuda para analizar los verbos y la sintaxis para determinar la función de
los verbos clave. Es necesario aprender suficiente hebreo para lograr
precisión, credibilidad y confianza en la predicación.
Diccionarios hebreos
Comienza a reunir libros sobre el idioma hebreo y obras de consulta que
contengan explicaciones, definiciones, la etimología y significado de las
palabras hebreas que usa el Antiguo Testamento.

En inglés tenemos:

J. W. VanGemeren, New International Dictionary of Old


Testament Theology & Exegesis (Zondervan, 5 volumes)
John J. Owen, Analytical Key to the Old Testament, volume 3
(Baker)
Botterweck and Ringgren, Theological Dictionary of the Old
Testament (Eerdmans, 9 volumes)
W. E. Vine, Vine’s Complete Expository Dictionary of Old and
New Testament Words (Thomas Nelson)
Lawrence Richards, Expository Dictionary of Bible Words
(Zondervan)
Concordancias y lexicones en hebreo
Una vez que tenemos el significado básico en hebreo usando un
diccionario, es importante descubrir el rango de uso de la palabra en el
contexto del Antiguo Testamento. Puede ser muy útil para nuestra
comprensión del uso de una palabra en un texto en particular de los Salmos
si sabemos dónde y cómo se usa en otros lugares, en los Salmos en
particular y a lo largo del Antiguo Testamento.

Robert Young, Analytical Concordance to the Bible


(Eerdmans)
Benjamin Davidson, The Analytical Hebrew and Chaldean
Lexicon (Hendrickson)
Brown, Driver, Briggs, Hebrew Lexicon (Moody) William
Holladay, A Concise Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old
Testament (Eerdmans)
Gramáticas hebreas
Dado que el significado no solo se expresa con palabras, sino por medio de
la gramática, una gramática del hebreo nos ayudará a entender la
importancia y significado de las estructuras gramaticales del idioma hebreo.

Jay Green, The Interlinear Hebrew/Greek English Bible, volume


3 (Assoc. Pub.)
E. W. Bullinger, Figures of Speech Used in the Bible
(Baker)
Leland Ryken, Words of Delight (Baker)
Othmar Keel, The Symbolism of the Biblical World
(Eisenbrauns)
Wilfred Watson, Classical Hebrew Poetry (Sheffield Academic
Press)
R. B. Girdlestone, Synonyms of the Old Testament
(Hendrickson)

HERRAMIENTAS HISTÓRICAS
Hay otros libros que también se necesitan para comprender el mundo
antiguo en el que vivía el salmista. Estas herramientas de estudio nos
ayudan con los diversos aspectos del trasfondo histórico, incluyendo las
costumbres, la cultura, la política, la religión, la literatura y la geografía.
Trasfondo bíblico
Es invaluable contar con libros que aborden el trasfondo y las costumbres
del mundo antiguo. Proveen la necesaria comprensión del mundo oriental
antiguo y la cultura hebrea, y además nos explican las referencias y
alusiones de la época del Antiguo Testamento.

William L. Coleman, Today’s Handbook of Bible Times and


Customs (Bethany)
Madeline and J. Lane Miller, Harper’s Encyclopedia of Bible
Life, revised edition (Harper and Row)
Ralph Gower &Fred Wight, The New Manners and Customs of
Bible Times, revised edition (Moody)
J. A. Thompson, Handbook of Life in Bible Times
(InterVarsity Press)
Alfred Edersheim, Bible History (Hendrickson) Charles F.
Pfeiffer, Old Testament History (Baker) Leon Wood, A Survey of
Israel’s History (Zondervan)
Jack P. Lewis, Historical Backgrounds of Bible History
(Baker)
Walter Kaiser, A History of Israel (Broadman& Holman) Alfred
Hoerth, Gerald Mattingly and Edwin Yamauchi, Peoples of the
Old Testament World (Baker)
John Walton, Chronological and Background Charts of the Old
Testament (Zondervan)
Mapas y atlas
También es útil contar con mapas que nos muestren la geografía del mundo
antiguo de la época bíblica. Estas obras nos dan un panorama de la
geografía del mundo antiguo del Medio Oriente.

J. I. Packer, Merrill Tenney, William White, eds., The Bible


Almanac (Thomas Nelson)
Harry Thomas Frank, Atlas of the Bible Lands (Holman) Thomas
Brisco, Bible Atlas (Holman)

RECURSOS PARA EL SERMÓN


Finalmente, el expositor necesita hacerse de libros que le ayuden a pulir el
sermón. Esos recursos contienen ejemplos y bosquejos que son de mucha
ayuda para que el manuscrito del sermón pase de la exégesis a la
exposición.
Libros con ilustraciones
Una exposición fiel de un salmo requiere ilustraciones que infundan vida al
sermón y ayuden a la gente a ver la verdad. Las ilustraciones también
pueden ayudar a que el sermón inspire y sea fácil de recordar.

Paul Lee Tan, Encyclopedia of 15,000 Illustrations


(Assurance)
Michael P. Green, Illustrations for Biblical Preaching
(Baker)
Kent Hughes (comp.), 1001 Great Stories and Quotes
(Tyndale)
Charles Swindoll, The Tale of the Tardy Oxcart (Word) Charles
Swindoll, 1,501 Other Stories (Word)
Clifton Fadiman, The Little Brown Book of Anecdotes
(Hachette Digital, Inc.)
Libros de citas
Al predicador también le resultará útil dar énfasis a su sermón con citas
concisas y estimulantes. A veces pueden ayudar a dar un buen comienzo al
sermón; un libro de citas es buen amigo del expositor.

Roy Zuck, The Speaker’s Quote Book (Victor) Martin H.


Manser, The Westminster Collection of Christian Quotations
(Westminster John Knox Press) Mark Water, The New
Encyclopedia of Christian
Quotations (Baker)
John Blanchard, Gathered Gold (Evangelical Press)
John Blanchard, More Gathered Gold (Evangelical Press)
I. D. E. Thomas, The Golden Treasury of Puritan Quotations
(Moody)
Tom Carter, 2,200 Quotations from the Writings of Charles H.
Spurgeon (Baker)

LAS HERRAMIENTAS NECESARIAS


Este capítulo se centró en mostrar diferentes tipos de herramientas o
recursos que son esenciales para la exposición cuidadosa de los Salmos. El
Cristo resucitado ha dado personas con dones a su iglesia (Ef 4:7-11) para
ayudar a que entendamos el significado y el mensaje los Salmos. Es
responsabilidad del expositor hacerse de estos recursos invaluables. Lo
cierto es que ningún hombre es una isla. Todo creyente, y eso incluye al
predicador, está conectado con el resto del cuerpo de Cristo y depende de él.
Por lo tanto, cada expositor necesita el apoyo del ministerio de otros a su
alrededor para poder tener éxito en su ministerio de predicación. Necesita lo
que otros maestros en la iglesia han escrito, estudios que han sido
publicados para el mayor bien de los demás.

Cada expositor de los Salmos debe ser un estudiante diligente de las


Escrituras y un fiel lector de aquellos libros que le ayuden para comprender
lo que Dios dice en los Salmos. Cada predicador de este antiguo himnario
debe perseverar en el estudio haciendo uso de estas herramientas.
UNIDAD II

FASE DE EXPLORACIÓN

4. PANORAMA DE LOS SALMOS


5. ESCOGER EL ENFOQUE
6. ENTENDER LOS TIPOS DE SALMOS (I)
7. ENTENDER LOS TIPOS DE SALMOS (II)
8. TOMAR EN CUENTA EL TITULO
9. HACER OBSERVACIONES
4

Panorama de los salmos


Es necesario tener una visión panorámica
de las características literarias particulares
de los Salmos

Cada vez que el expositor expone un salmo de manera fiel, el poder


espiritual de Dios actúa en el predicador y la congregación. Este “himnario”
del antiguo Templo de Israel, divinamente inspirado, infunde santa pasión
por Dios en los corazones humanos. Quizás como con ningún otro libro, la
predicación de los Salmos conecta a las personas con Dios al más profundo
nivel. Este libro monumental nos presenta una majestuosa revelación del
asombroso y santo carácter de Dios. A través de todo el Salterio, se nos
describe a Dios como quien gobierna las vidas de su pueblo de manera
soberana pero íntimamente cercana.

Acerca de esta perspectiva, James Montgomery Boice afirma:

No hay sección más maravillosa de la Escritura que los Salmos.


Han sido una bendición para el pueblo de Dios a lo largo de
muchas generaciones, primero en la época del Antiguo
Testamento cuando el pueblo de Israel los cantaba al adorar en el
templo en Jerusalén y ahora en la época del Nuevo Testamento
en el que los cristianos los cantan, recitan, memorizan y
1
atesoran .

Boice está en lo correcto. Esta colección de canciones sagradas es una


exaltación de Dios en cada página. El perfecto carácter de Dios se despliega
de manera imponente cuando el salmista constantemente apunta hacia Dios
y nos lleva a contemplar y adorar su infinita gloria.
Consuelo para el afligido
Asimismo, quizás ninguno de los libros inspirados de la sagrada Escritura
consuela los corazones afligidos como los Salmos. Boice también comenta:

Siempre he considerado los Salmos la sección más profunda y


espiritual de la Palabra de Dios… Los salmos calan hondo hasta
los sufrimientos, alegrías y aspiraciones espirituales del pueblo
de Dios… nunca pierden su foco en Dios o la fe en él como el
2
Dios grande, soberano, sabio y amoroso que es .
Renovación del alma
La predicación de los Salmos restaura y renueva los corazones acongojados
del pueblo de Dios. Aquí no hay nada filosóficamente abstracto o
teóricamente distante. En estas páginas vivificantes no hay ideas que surjan
de una torre de marfil o que estén desconectados de la vida real. Por el
contrario, este libro de adoración es de suma relevancia para la vida
cotidiana. Contiene todos los altibajos de la experiencia humana auténtica,
con sus victorias y derrotas, las experiencias en la cima de la montaña o en
los profundos valles. Del pináculo de la alabanza al pozo de la
desesperación, este libro evoca la gama completa de emociones humanas.
No es de extrañar que sea favorito entre el pueblo de Dios en todas partes.
Engrandecer al señor
Por sobre todo, los Salmos guiaban al antiguo pueblo de Dios en adoración.
¿Debería sorprendernos que los Salmos inspiren los corazones del pueblo
de Dios a la alabanza? La predicación de los Salmos lleva al pueblo de Dios
a adorar al que es digno de toda alabanza. Esta es la máxima prioridad de
cada creyente y el libro de los Salmos nos asiste de manera única. Cuando
se expone un salmo de manera auténtica, el vigor espiritual del salmista se
contagia y esparce del texto al estudio, al púlpito y luego a las personas.

Al prepararse para predicar los Salmos, el expositor debe primero leer


material introductorio. Antes de poder interpretar correctamente un salmo,
el predicador debe poseer una idea básica del trasfondo histórico, del estilo
literario y las diferentes categorías del libro. Este requiere conocer las
características específicas de los Salmos, incluyendo El mensaje, estructura,
estilos literarios y la cultura en la que fue escrito. Todo predicador de los
Salmos debe tener una perspectiva global del libro para poder comprender y
predicar bien un salmo especifico. Esto quiere decir que el predicador debe
estar familiarizado con los siguientes aspectos de los Salmos.

TÍTULO DESCRIPTIVO
La palabra “salmos” tiene varios significados, ya sea en la versión hebrea,
griega o en los sobrescritos. A pesar de los diversos significados, en lo
esencial se refieren al libro como himnario de alabanza, diseñado para guiar
al pueblo de Dios en la adoración.
Libro de alabanzas
En un comienzo, el libro de alabanza que conocemos como los Salmos no
tenía nombre. Esto se debe a la amplia diversidad de estos himnos o
canciones. Finalmente, los antiguos hebreos llamaron a esta colección de
salmos “Libro de Alabanzas” o simplemente “Alabanzas”. Este título
original reflejaba el propósito principal del libro, ayudar a los creyentes
para alabar a Dios de manera apropiada. Posteriormente, en la traducción al
griego del Antiguo Testamento en el siglo II a. C., la Septuaginta (LXX),
pasó a llamarse “libro de Salmos”. De hecho, así lo llamó Jesús (Lc 20:42),
y lo mismo hicieron los apóstoles (Hch 1:20).
Acompañamiento musical
La palabra “salmos” proviene de una palabra griega que quiere decir
“pulsar cuerdas”. En un comienzo, al cantar los salmos para alabar a Dios, a
menudo eran acompañados por un instrumento de cuerdas como el arpa o la
lira. Como lo indica el título, los Salmos son una colección de canciones de
adoración para cantar con acompañamiento musical.
Sonido de júbilo
El título hebreo para el libro de Salmos es tehillim, que quiere decir “hacer
sonidos de júbilo” o “alabanzas”. Por lo mismo, al reunir 150 salmos en un
solo libro, el Salterio sirvió como el primer himnario del pueblo de Dios
para ayudarlos a hacer ruidos de júbilo en adoración a él.

MÚLTIPLES AUTORES

Hay varios salmos que identifican al autor: Moisés (1), David (73),
Salomón (2), los hijos de Coré (10), Hemán (1), Etán (1), Asaf (12), Hageo
(1), Zacarías (1) y Esdras (1). Los cuarenta y siete salmos restantes tienen
autores anónimos. Ese número podría reducirse a treinta y cuatro. No
obstante, a menudo nos referimos al libro de Salmos como los escritos de
David porque es el autor de la mayoría. David compuso aproximadamente
setenta y cinco salmos. Es el autor, o se hace referencia a él, en la mitad de
los salmos y es la persona responsable de organizar la música del Templo (1
Crónicas 25).
Un conjunto de autores
La mayoría de los otros libros de la Biblia fueron escritos por un solo
hombre. Solo unos pocos indican múltiples autores. Un ejemplo de ello es
el libro de Proverbios, que reconoce a Salomón y Ezequías como autores de
los dichos de sabiduría. Sin embargo, el libro de Salmos es un caso
excepcional en la Biblia al haber sido escritos por varios hombres. Fue un
esfuerzo concertado de muchos autores que escribieron a partir de diversas
experiencias en la vida.

1. David

Este notable hombre de Dios fue el segundo rey de Israel y el “dulce cantor
de Israel” (2S 23:1). Conocido como el hombre conforme al corazón de
Dios, fue el autor de exactamente la mitad de los Salmos (3-9; 11-32; 34-
41; 51-65; 68-70; 86; 101; 103; 108-110; 122; 124;131; 133; 138-145).
Hechos 4:25 identifica a David como autor del Salmo 2. También el autor
de Hebreos (Heb 4:7) atribuye el salmo 95 a David. En la Septuaginta, los
Salmos 9 y 10 fueron combinados en uno solo e indicando que David es el
autor de ambos.

2. Asaf
Asaf fue un sacerdote levita a quien David puso a cargo de la adoración en
Israel (1Cr 16:4-5). Se reconoce a Asaf como autor de doce salmos (50; 73-
83). Era el cantor principal cuando el arca fue llevada a Israel luego de un
largo exilio (1Cr 15.17-19).

3. Los hijos de Coré

Esto hombres son una cofradía de cantantes y compositores. Los hijos de


Coré se reconocen como autores de diez salmos (42; 44-49; 84–85; 87).
Algunos eruditos sugieren que los sobrescritos podrían indicar que los del
clan de Coré eran intérpretes musicales levitas más que autores de los
salmos en cuestión. En tales casos, el título sería “Para los hijos de Coré”.

4. Salomón

Salomón, hijo de David, es el tercer rey de Israel, autor de dos salmos (72;
127). Él fue quien construyó el Templo para adorar a Dios donde se
cantaban estos salmos. También es posible, como sugieren algunos
comentaristas bíblicos, que el sobrescrito del Salmo 72 indica que ese
cántico fue dedicado a Salomón al comienzo de su reinado.

5. Moisés

Este profeta de Dios fue un potente líder del pueblo de Israel durante el
Éxodo desde Egipto. Moisés fue el autor del Pentateuco. También escribió
un salmo durante el paso por el desierto (Salmo 90).

6. Hemán

Un sabio y músico ezraíta, Hemán era hijo de Coré y fundador del coro del
clan de Coré (2Cr 5:12; 35:15). Este director de adoración escribió un
salmo (88).

7. Etán

Un sabio ezraíta, Etán probablemente fue un cantor levita (1Cr 6:42; 15:17,
19) y autor de un salmo (89).

8. Anónimo

Los otros cuarenta y ocho salmos tienen variados autores. Algunos piensan
que Esdras, el escriba post-exílico y sacerdote de Israel puede haber sido el
autor de algunos de estos cantos anónimos.

EXTENSO PERÍODO
Puesto que los Salmos tienen muchos autores diferentes, estos cantos
sagrados fueron escritos en épocas diferentes. En total, eso duró entre 900 y
1000 años. El salmo más antiguo, Salmo 90, fue compuesto por Moisés
durante los cuarenta años de Israel en el desierto (1445–1405 a. C.). Lo más
probable es que haya sido hacia el final de este periodo, próximo al 1410
a.C. El último salmo compuesto, el Salmo 126, se cree que fue escrito en el
período de exilio de Israel en Babilonia, en la época en que retornaron a
Judá, alrededor del año 500 a.C. o quizás antes, alrededor del año 430 a.C.
si es que el Salmo fue escrito por Esdras.
Un proyecto de mil años
Se sabe muy poco acerca del proceso de compilación del Salterio. Puesto
que David compuso casi la mitad de los salmos, parece razonable suponer
que la mayoría de aquellos fueron compuestos durante su reinado (1010-
970 a.C.) y antes de la monarquía dividida (931 a.C.). Aquellos que
claramente fueron escritos más tarde, pueden haber sido compilados y
ordenados por los hombres de Ezequías (siglo XVIII a.C.) y la escuela de
escribas de Esdras (siglo quinto a.C.). Es por esto que las fechas del Salterio
es tema abierto y van desde Moisés (1410 a.C.) hasta Esdras (430 a.c.).

1. El Salmo más antiguo

El primer salmo que fue escrito, el Salmo 90, fue compuesto por Moisés
durante los cuarenta años que Israel vagó en el desierto (1445-1405 a. C.),
probablemente hacia el fin de ese período de severas pruebas, quizás
alrededor del año 1410 a. C.

2. La vasta mayoría

La vasta mayoría de los salmos fueron escritos durante el reinado de David


(1020-970 a. C.) y el de Salomón (970-931 a. C.), aproximadamente mil
años antes de Cristo.
3. El último salmo

El último salmo compuesto, el Salmo 126, fue escrito después del exilio
babilónico de Israel, quizás durante la etapa del retorno a la tierra de Judá,
alrededor del año 500 a. C. o quizás posterior a eso (430 a C) si fue escrito
por Esdras.

CINCO LIBROS
Igualmente, el predicador debe considerar que toda la colección de 150
salmos, que llamamos el Salterio, fue compilada en cinco etapas sucesivas
durante un extenso período de tiempo. Los antiguos escribas agruparon los
salmos en una serie de cinco libros más pequeños, donde cada libro
incrementa al anterior. El Salmo 72:20 deja esto en claro al afirmar: “Aquí
terminan las oraciones de David hijo de Isaí”. Este versículo en un
momento indicaba el final de una edición anterior más corta de los Salmos.
Los libros posteriores fueron complementados con los salmos restantes.
Estos cinco libros son claramente distinguibles, puesto que cada sección
concluye con una doxología (Salmos 41:13; 72:18-19; 89:52; 106:48;
150:6).
Cinco libros en uno
El libro de Salmos se divide en cinco libros. Los primeros tres concluyen
con un doble “amén”; el cuarto termina con un “Amén” y un “Aleluya”. El
último libro concluye la colección completa con un “Aleluya”.El libro de
Salmos creció con los años según el Espíritu Santo dirigía a diferentes
escritores y editores para componer y compilar nuevos cantos de adoración.
Estos cinco libros al interior de los Salmos son los siguientes: Salmos 1-41;
42-72; 73-89; 90-106; 107-150. Los Salmos 1 y 2 están colocados de
manera estratégica como entrada al santuario de los Salmos y los últimos
cinco Salmos 146-150 concluyen todo el libro con una larga doxología.
Aunque el orden al interior del Salterio no es inspirado, algunos sostienen
que los cinco libros de Salmos corresponden a los primeros cinco libros de
la Biblia, Génesis a Deuteronomio. Es por ello que algunos llaman al libro
de los Salmos “El Pentateuco de David” porque refleja los libros de la Ley
conocidos como el Pentateuco de Moisés. Estos cinco libros se dividen de
la siguiente manera:
Libro I: salmos 1-41
Los primeros cuarenta y un salmos forman el Libro I y probablemente
fueron compilados durante la primera época de la monarquía judía de David
o Salomón. Todo el contenido del Libro I se atribuye a David mayormente,
dado que el Salmo I es anónimo. El Salmo 2 se atribuye a David más tarde
(Hch 4:25). Los Salmos 9 y 10 probablemente fueron un solo salmo en un
principio. La Septuaginta identifica a David como el autor del Salmo 33.
Hay que poner atención a la ubicación de los dos primeros salmos como
apertura del libro. No fueron escritos primero, ese honor le corresponde al
Salmo 90. Más bien fueron ubicados en ese lugar, juntos, para conformar
una unidad, y operar como guardianes de la entrada a este templo de la
verdad que es el Salterio. Este par de salmos se dirigen a todo el que se
acerque al libro exigiendo que se refugien en el Señor.

Dado que el Libro I destaca el poder de Dios en la creación (Salmo 8; 19) y


predomina el tema del pecado y la redención es fácil ver cómo se relaciona
con el libro de Génesis. Dicho de otro modo, los salmos del primer libro
parecieran tener las características del libro de Génesis puesto que se
enfocan bastante en el hombre. Por un lado, está el hombre como Dios lo
planeó, por otro lado, el hombre como es en realidad. En el Salmo 1 vemos
al hombre piadoso y en el Salmo 2 al hombre impío. En el Salmo 8 tenemos
al Primer Hombre que ejerce dominio en la creación de Dios y cuyo
cumplimiento es Jesucristo, el Segundo Hombre. El Libro I concluye con la
doxología, una bendición y un doble “Amén y Amén”:

Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, Por los siglos de los


siglos.
Amén y amén (41:43).
Libro II: salmos 42-72
Los siguientes treinta y nueve salmos (42-72) fueron compilados cerca de
300 años después, durante el reinado de Ezequías (715-686 a. C.), el
décimo tercer rey. Los “hombres de Ezequías”, el comité bíblico que
compiló los proverbios de Salomón (Proverbios 25:1), probablemente
organizaron estos salmos y los añadieron al Libro I (3-41). Esto concuerda
con los esfuerzos de Ezequías de traer un avivamiento a Judá (2Cr 29:30;
32:36) al resaltar la olvidada sabiduría de David y Salomón (2Cr 29:31;
30:26). También es posible que estos salmos hayan sido compilados durante
el reinado de Josías (640-609 a. C.).

Se ha observado que este segundo libro se enfoca en la ruina y la redención


de Israel. Por lo tanto, podemos afirmar que se relaciona con el libro de
Éxodo, que registra la redención de Israel de la tiranía egipcia. El segundo
libro concluye con el Salmo 72 en el que la gloria del rey davídico llena la
tierra, de manera muy parecida al final de Éxodo, cuando la gloria de Dios
llena el tabernáculo. En última instancia, apunta hacia la gloria venidera del
Mesías que llenará la tierra. El Libro II concluye con la siguiente doxología:

Bendito sea por siempre su glorioso nombre;


¡que toda la tierra se llene de su gloria!
Amén y amén.
Aquí terminan las oraciones de David hijo de Isaí (72:19-20).
Libro III: salmos 73-89
Los siguientes diecisiete salmos, 73-89, constituyen el Libro III. Es
probable que esta compilación se haya hecho en la misma época que el
Libro II, por parte de los hombres de Ezequías o por Josías. El tercer libro
comienza con once salmos consecutivos escritos por Asaf (73-83) e incluye
uno escrito por David (86).

El tercer libro es comparado con el libro de Levítico porque se enfoca en el


santuario (ver Salmo 73). Más adelante hay numerosas referencias a la
santidad de Dios, tal como ocurre en Levítico, y acerca de la necesidad de
la santidad personal entre el pueblo. Esta tercera sección concluye con la
doxología:

¡Bendito sea el Señor por siempre!


Amén y amén (89:52).
Libro IV: salmos 90-106
Este tercer grupo de salmos, 90-106, fue recopilado casi 300 años después.
Tal vez durante los días posteriores al exilio cuando Israel regresó a su
tierra dirigidos por Esdras (458 a. C.) y Nehemías (445 a. C.). El cuarto
libro se enfoca en la recaída de Israel en el desierto y su recuperación,
haciendo eco de lo que plantea Números. Consecuentemente, el Libro IV
comienza con el Salmo 90, el único del Salterio escrito por Moisés durante
los cuarenta años que Israel vagó en el desierto. Este duro tiempo de prueba
documentado en Números tiene como paralelo la experiencia de
humillación de Israel en sus desérticos años de cautividad en Babilonia.

De ese modo, el Libro IV conecta perfectamente con Números e incluye


referencias al desierto (95:8) y anhela la tierra prometida (105:8-11).
Además, registra la relación de Israel con las naciones a su alrededor. Junto
con eso, presenta el tema recurrente del reino de Dios y la sumisión de los
otros reinos. Este cuarto libro concluye con una doxología similar:

¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, eternamente y para


siempre!
¡Que todo el pueblo diga: “Amén”!
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! (106:48).
Salmo V: salmos 107-150
Estos últimos cuarenta y cuatro salmos forman el Libro V y, al igual que el
Libro IV, fue probablemente recopilado e incluido en el Salterio durante los
años posteriores al exilio de Esdras, casi 600 años después de que se
formara el Libro I. En el centro del quinto libro predomina el foco en la
suficiencia de la Palabra de Dios (Salmo 119), donde se menciona su
perfección casi en cada versículo.

Este énfasis es análogo al libro de Deuteronomio, en el que se entrega la ley


por segunda vez. Junto con eso, los cinco salmos del cierre llaman a la
alabanza universal por causa del nombre del Señor (146-150), muy parecido
al libro de Deuteronomio que re-enfatiza la Ley. Al mirar con mayor
detención, se ven con claridad las similitudes entre el quinto libro y
Deuteronomio. Esta sección completa los paralelos entre Salmos y el
Pentateuco. El Libro V concluye con una apasionada doxología que sirve
como clímax para todo el Salterio con un dramático crescendo:

¡Que todo lo que respira alabe al Señor!


¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! (150:6).
Poder distinguir estos cinco libros dentro de los Salmos es de suma
importancia para comprender el mensaje del libro. Por causa de ellos los
Salmos se conocen como “El Pentateuco de David”. Se debe prestar
atención al momento en que cada salmo fue escrito, pero también al
momento en que fue recopilado. Se debe entender las circunstancias de la
nación de Israel, lo mejor que se pueda, en el momento en que fue
recopilado el salmo. El primer y el último salmo de cada uno de los cincos
libros están ubicados ahí de forma estratégica.

RASGOS ÚNICOS
El libro de los Salmos es, sin lugar a dudas, el más singular de toda la
Biblia. Destaca como único en su clase por sus muchos interesantes rasgos.
No hay otro libro come este en la Biblia.
De lo más pequeño a lo más grande
De manera única, los Salmos cubren todo el rango de estructuras literarias.
Ya sea en términos del tamaño del libro, el período de tiempo que tomó
recopilarlo o el tamaño del capítulo más largo o el más pequeño. El Salterio
es un libro de extremos. Además, este antiguo himnario contiene el
versículo que se ubica al centro de la Biblia. Por estas razones, el libro de
Salmos es único en su clase.
El proyecto más largo
Como ya hemos comentado, el libro de Salmos fue un largo proyecto de
escritura, el más largo en la Biblia, que requirió entre 900 a 1000 años para
su composición. A la vez, la recopilación de los Salmos fue un largo
proyecto, un esfuerzo que tardó siglos. La formación del Salterio
probablemente comenzó en los primeros días del Templo de Salomón, o
quizás incluso en la época de David. Más tarde, quienes trabajaban en el
Templo le dieron forma a la última etapa de este trabajo de compilación, tal
vez en el siglo tercero a. C. Eso quiere decir que tomó casi 700 años
compilar el libro de Salmos.
El libro más grande
El libro de Salmos es fácilmente el más extenso de la Biblia, compuesto por
150 salmos. Si cada salmos se considera como un capítulo, los Salmos, con
150 unidades literarias, contiene más capítulos que cualquier otro libro en la
Biblia. El más cercano de los otros libros es Isaías, que contiene menos de
la mitad de esa cifra, con sesenta y seis capítulos.
El capítulo más largo
Salmo 119 es el capítulo más largo de la Biblia y contiene 176 versículos.
Este salmo contiene más versículos que otros treinta libros completos en la
Biblia: Rut, Ester, Cantar de Salomón, Lamentaciones, Joel, Amós, Abdías,
Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Malaquías, Gálatas,
Efesios, Colosenses, Filemón, 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, Tito,
Santiago, 1 y 2 Pedro, 1, 2, y 3 Juan, y Judas.
El capítulo más corto
Por otro lado, el Salmo 117 es el capítulo más corto de la Biblia y contiene
apenas dos versículos. Es interesante que el Salmo 117 es el capítulo central
de la Biblia (en la versión en inglés) justo en medio de 1.189 capítulos
desde Génesis a Apocalipsis.
El versículo central
El Salmo 118:8 es el versículo que se ubica justo al centro de los 31.173
versículos y 1.189 capítulos que componen la Biblia.
La mayor Cantidad dE autorEs
El libro de Salmos presenta el mayor número de autores que cualquier otro
libro de la Biblia. El Salterio es en sí una biblioteca, una magnífica
colección literaria, en la que participó el mayor número de contribuyentes.
Entre ellos, como ya hemos mencionado, se encuentran David, Asaf, los
hijos de Coré, Salomón, Moisés, Hemán, Etán y otros.
El más citado
Los escritores del Nuevo Testamento citan el libro de Salmos más que
cualquier otro libro del Antiguo Testamento. De las 360 citas del Antiguo
Testamento o alusiones a éste presentes en el Nuevo Testamento, 112
corresponden a los Salmos. Además de eso, 97 de los 150 salmos (lo que
corresponde a casi dos tercios) son citados en veintitrés de los veintisiete
libros del Nuevo Testamento. No hay otro libro de la Biblia que esté tan
entretejido con el resto de la Biblia.
El mayor número de profecías
El libro de los Salmos contiene más profecías mesiánicas, acerca de la
venida del Señor Jesucristo, que cualquier otro libro del Antiguo
Testamento. Los salmos nos muestran al Hijo de Dios (2) y al Hijo del
Hombre (8), su perfecta obediencia (40:6-8), la despreciable traición (41:9),
la violenta crucifixión (22), su triunfante resurrección (16), la victoriosa
ascensión (68:18) y entronización (110). Él es la piedra angular para
aquellos que creen, pero es una piedra de tropiezo para los que rehúsan
creer (118:22-23).

MIRADA GENERAL

En este capítulo hemos enfatizado que el expositor debe tener claro el


panorama de los Salmos, como un todo, para poder predicar diestramente
cualquier salmo. Es un requisito poseer una mirada general del Salterio para
poder entender y explicar correctamente el significado de un salmo
específico. Dicho de otra manera, hay que sobrevolar el bosque antes de
subirse a alguno de los árboles. Será de gran ayuda para el expositor
entender acerca de los autores, géneros literarios, características y
divisiones de los Salmos. Así podrá captar los matices y todo esto lo asistirá
al momento de predicar este libro inspirado.
Todo expositor de los Salmos debe asegurarse de poseer esta comprensión
panorámica de este libro al comenzar la travesía de predicar de su
abundante riqueza. Cada predicador de este inspirado himnario debe tener
una comprensión amplia de todo el Salterio. Solo entonces podrá acercarse
con una mirada específica a cada salmo.
5

Escoger el enfoque
Decide en oración qué salmo o serie de salmos
se debe predicar

Cuando el expositor se prepara para predicar los Salmos, debe tomar


una decisión estratégica acerca de qué salmo o serie de salmos se debe
predicar. Lo mejor sería predicar una serie de sermones que le permita
exponer muchos salmos. Por otro lado, puede escoger un enfoque de mayor
profundidad y predicar varios sermones de un mismo salmo. Cualquiera que
sea el enfoque que se escoja, una de las decisiones más importante que el
expositor tomará será cuáles salmos predicará y, junto con esto, cuántos
otros salmos mencionar.
Sinclair Ferguson hace notar la importancia de escoger el texto o serie
correctos cuando se trata de predicar. Él escribe:

A menos que el predicador esté dispuesto a hacer una serie que


dure años, la exposición siempre requiere una selección. Esto
ocurre con menor frecuencia cuando se expone un libro
completo…La decisión de qué libro o texto predicar es de suma
importancia para el predicador, y, en un sentido profundo, para el
carácter general de la vida de la congregación. ¡Una serie que
“fracase” puede tener consecuencias mucho más desastrosas
para la congregación que si se trata de un sermón que fracasa!
1
Por lo tanto, es de vital importancia escoger bien .

Aquí Ferguson subraya la vital importancia de elegir correctamente un texto


para predicar.
Un desafío único.
El proceso de elegir un texto de los Salmos para predicar es un verdadero
desafío, tal vez mayor que en relación con cualquier otro libro de la Biblia.
La razón es simple. El expositor se enfrenta a muchas opciones cuando
predica un salmo, mucho más que con otros libros de la Biblia. Esto es así
por el solo tamaño del Salterio. A menos que uno decida predicar los 150
salmos, hay que tomar decisiones cruciales para saber qué salmos predicar.
Para comenzar hay que tener claras las opciones que se tiene.

¿Cómo escoger? ¿Cómo puede el expositor seleccionar correctamente?


¿Cuáles son las opciones que se le presentan? ¿Cuáles son los factores que
debe tomar en cuenta para tal decisión? En este capítulo investigaremos las
diferentes estrategias que hay y de entre las cuales se puede escoger cuando
para predicar los Salmos. También veremos cómo tomar estas decisiones.

DIFERENTES ENFOQUES

Para poder saber qué enfoque adoptar, el predicador de los Salmos debe
conocer cuáles son las opciones con las que cuenta. Cualquiera de los
siguientes enfoques básicos puede ser posible. Puede predicar: (1) salmos
aleatorios; (2) salmos consecutivos; (3) salmos similares; (4) grupos de
salmos o (6) todos los salmos.
Salmos escogidos
En primer lugar, el predicador puede decidir tratar ciertos salmos de
diferentes secciones del libro. Este enfoque le permite a la congregación
recibir una muestra de los diferentes tipos de salmos. Este enfoque puede
percibirse como desordenado, pero el predicador tiene buenas razones al
decidir. Algunos salmos parecen destacar entre otros y eso es una invitación
a predicarlos. El expositor puede priorizar estos salmos clave y predicarlos
por lo que representan (1; 2; 8;15; 19; 22; 23; 24; 25; 30; 32; 34; 40; 42; 46;
51; 53; 63; 71; 72, etc.). Por ejemplo, algunos predicadores que han
2 3
adoptado este enfoque son Charles Swindoll , Warren Wiersbe , Ray
4 5 6
Stedman , Ronald Allen , y Calvin Beisner . Estos expositores, cuyos
sermones han sido publicados, han predicado series de salmos escogidos.
Grupos de salmos
En segundo lugar, el expositor podría escoger un grupo de salmos según
como se agrupan en el Salterio. Estos notables bloques de salmos, que han
sido compilados y ordenados consecutivamente, están conectados por temas
o experiencias similares. Por ejemplo, uno podría predicar una serie corta
con los siguientes salmos:
Salmos 3-7 Las luchas de la persona piadosa
Salmos 9-15 El piadoso y el impío
Salmos 42-49 Tribulación y triunfo
Salmos 73-83 Salmos de Asaf acerca de la adoración
Salmos 93-99 Salmos de coronación
Salmos 120-134 Salmos de ascenso o graduales
Salmos 146-150 Salmos de aleluya
Salmos similares
En tercer lugar, los salmos se pueden clasificar según estilos u otras
características. Esto lo trataremos en el capítulo 7. Para nuestros fines en
este capítulo, podemos decir que las series de sermones deben basarse en
salmos con características similares:
1. Los salmos reales que anuncian a Cristo como Rey (2; 18; 20; 21;
45; 72; 89; 101; 110; 144);
2. Los salmos de penitencia que expresan profunda contrición y
arrepentimiento del pecado, junto con la gracia y el perdón de Dios
que restaura al pecador (6; 25; 30; 32; 38;39; 40; 51; 102; 130);
3. Los salmos aleluya que emplean de manera reiterativa el término
“aleluya” como expresión de un alma absorta en adoración a Dios
(111-113; 115-117; 146-150);
4. Los salmos imprecatorios que imploran a Dios por la vindicación de
los santos perseguidos y por el justo castigo de los impíos
perseguidores.
Trabajar con cualquiera de estas clasificaciones ciertamente generará una
serie de sermones potentes y sumamente prácticos que enriquecerán
significativamente al pueblo de Dios.
Salmos consecutivos
En cuarto lugar, el expositor puede decidir predicar de manera consecutiva
una importante sección de los salmos, en orden secuencial, sin importar el
estilo literario. Por ejemplo, se puede predicar diez sermones de los salmos
1-10 para luego tener un descanso y predicar otra serie de una parte distinta
de la Biblia. Posteriormente, podría volver a predicar otros diez sermones
de los salmos 11-20, y así sucesivamente. De ese modo se puede cubrir todo
el Salterio con quince series. Si bien es cierto que tanto para el predicador
como para la congregación puede ser una exigencia demasiado grande
cubrir los 150 salmos de manera consecutiva, tal vez será posible tener la
meta de cubrirlos de diez salmos a la vez en un período de tiempo
prolongado.
Un salmo
En quinto lugar, es posible predicar múltiples sermones a partir de un solo
salmo. Muchos de los salmos se pueden desglosar de modo de acomodar
una serie de sermones, y una muy buena serie de hecho. Algunos de los
salmos que se prestan para una serie de sermones son los salmos 23; 32; 51;
119 and 139 por nombrar algunos. Muchos connotados predicadores han
predicado series extensas a partir de un solo salmo. Entre ellos se cuenta a
7 8
Martyn Lloyd-Jones, Salmo 42 y a F. B. Meyer, Salmo 23 . Otros
expositores han predicado series extensas del Salmo 119, tales como
9 10 11
Charles Bridges , Thomas Manton , Juan Calvino , James Montgomery
12 13
Boice y Jay Adams .
Todos los salmos
En sexto lugar, el predicador puede decidir predicar consecutivamente todo
el Salterio. Esta estrategia demandará varios años. Para este enfoque se
deben tomar en cuenta varios aspectos como la destreza del predicador y la
madurez de la congregación. James Montgomery Boice predicó todo el
libro de los Salmos, capítulo a capítulo, en la Décima Iglesia Presbiteriana
de Filadelfia. John MacArthur enseñó los primeros setenta y cinco salmos
al comienzo de su ministerio pastoral en la iglesia Grace Community
Church de Los Angeles.

UNA ELECCIÓN INTENCIONAL

Luego de sopesar los diferentes enfoques para predicar los Salmos, el


expositor debe escoger cuál será el mejor para su ministerio o, más
específicamente, para los que tendrán que escucharlo. Hay que considerar
varios factores para poder seleccionar bien los salmos. Algunos son:
Guía espiritual
Por sobre todo, quien va a predicar los Salmos debe orar fervientemente
para que Dios lo guíe. Solo Dios conoce las verdaderas necesidades de
cualquier congregación y solo él sabe cuál es la manera más apropiada de
atender esas necesidades. Sin lugar a dudas, Dios desea guiar a su siervo en
aquello que predica al pueblo de Dios. Él pondrá en la mente y corazón de
su siervo aquello que desea que proclame.
Un enfoque equilibrado
El deseo de todo predicador debe ser ofrecer a su congregación una dieta
espiritual equilibrada. Esto debe incluir una amplia variedad de las verdades
espirituales y estas expresadas con diferentes modos y contrastes. Será
necesario tomar en cuenta la adecuada proporción de Antiguo y Nuevo
Testamento. Si la congregación ya ha recibido una dieta regular de libros
del Nuevo Testamento, puede ser el momento de una serie prolongada de
Salmos.
Madurez de la congregación
La duración de una serie dependerá también de si la congregación ha
desarrollado apetito por la predicación expositiva. Una congregación que
recién se enfrenta a la predicación expositiva puede no estar lista para oír
los 150 salmos de una tirada. Lo razonable será una serie más breve. Al
mismo tiempo, una congregación que ha recibido una dieta regular de
predicación expositiva puede estar lista y dispuesta para una prolongada
serie de los Salmos.
Necesidades individuales
El predicador debe considerar cuidadosamente las necesidades espirituales
de la congregación. ¿Cuáles son los temas urgentes?
¿Qué corazones adoloridos necesitan aliento? ¿Qué conceptos acerca de
Dios están débiles y deben ser fortalecidos? ¿Qué pecados hay que
confrontar? ¿Qué corazones altivos hay que bajar? Sinclair Ferguson
escribió:

Nuestra predicación no debe estar determinada por las


necesidades, sino que deben estar orientada a las personas. El
predicador opera con dos horizontes: (1) el texto de la Escritura
y (2) el pueblo de Dios y su entorno en el mundo. Normalmente
no debe decidir sin buscar unir conscientemente estos dos
14
horizontes .

Esto no se refiere a lo que la gente percibe como necesidades, que son


superficiales, sino a las necesidades reales que en general no se perciben
hasta que la predicación de la Palabra las saca a la superficie.
Destreza personal
El número de salmos a predicar y la duración de la serie dependen, en gran
parte, de la madurez personal, la capacidad y disciplina del predicador. La
verdad es que se requiere un predicador eficaz para mantener el interés de
una congregación durante una prolongada serie. El predicador debe evaluar
con honestidad su aptitud y evaluar si es capaz de mantener el interés de su
congregación.

PENSAMIENTOS FINALES

En este capítulo hemos presentado el proceso de selección que debe


recorrer todo expositor. Por otro lado, este proceso no es necesario si es que
uno va a predicar Efesios o Filipenses, por ejemplo. Las epístolas son lo
suficientemente breves como para cubrirlas en una serie, ya que tienen solo
seis o cuatro capítulos respectivamente.
Pero el libro de Salmos consiste en 150 canciones de adoración
individuales, por lo que plantea un desafío mayúsculo para todo expositor,
independientemente de la capacidad o madurez del expositor. Por lo tanto,
es necesario que el predicador tome ciertas decisiones determinantes.
¿Predicará solo algunos? De ser así, ¿cuáles? ¿O predicará los 150 salmos?
Estas son las inquietudes reales que enfrenta cada predicador de los Salmos.
Un mensaje para el sabio
Como un mensaje de prudencia y cautela, Ferguson nuevamente nos ofrece
un pensamiento final acerca de la convicción y determinación de cómo
predicar los salmos. Él comenta:

En circunstancias normales, una serie de sermones no se debe


prolongar más allá de lo debido. En esto, las preferencias y
dones de los hombres difieren considerablemente. Hay hombres
que tienen mucha capacidad como predicadores y se encuentran
en circunstancias tales que ameritan una larga serie de sermones.
Pero tales hombres y tales circunstancias son escasos. A la luz de
esto, debemos recordar que las grandes series de sermones
predicadas por Crisóstomo, Lutero, Calvino y otros incluían
varios sermones durante la semana, así que las largas series no
tomaban tantos años. La gente necesita amplitud y variedad en
15
su dieta espiritual .

En este capítulo hemos abordado los factores que se deben considerar a la


hora de decidir qué predicar cuando se trata de los Salmos. Que el Señor
guíe a cada predicador al decidir qué exponer de este imponente libro de
Salmos.
6

Entender los tipos de salmos (I)


Reconoce los principales tipos literarios
de los Salmos

Una vez que se ha escogido el salmo, el expositor debe prestar atención


a la clasificación del salmo que va a predicar. En el mundo de la música
existen diferentes tipos de canciones: clásicas, populares, opera, baladas,
folclóricas, rock, cristianas. Del mismo modo, en los Salmos hay varias
clases de canciones de alabanza. Cada clasificación tiene su propio estilo y
textura, lo que lo diferencia del resto. Es útil e incluso necesario discernir la
clasificación literaria para que el predicador se aproxime adecuadamente al
texto e interprete correctamente los Salmos. Los intérpretes de la Biblia han
identificado hasta diez clases de salmos. Conocer estos géneros literarios es
de gran ayuda para interpretar el texto. Entre la variedad de salmos, los
siguientes se consideran como categorías básicas: salmos de lamento
individual, lamento comunitario, acción de gracias individual, acción de
gracias comunitaria, alabanza general, alabanza descriptiva, coronación,
peregrinaje, reales, imprecatorios, sapienciales o didácticos.
Reconocer la clasificación
En este punto, James Montgomery Boice señala: “Existen varios tipos de
salmos, que los eruditos llaman géneros literarios, y…a menudo es útil
1
recordar a qué tipo nos enfrentamos en un salmo determinado” . Cuanto
más se familiariza el expositor con los Salmos, tanto más fácil le resultará
reconocer estas clasificaciones.

Cada género literario tiene un patrón y personalidad distintivos. Cada


clasificación avanza de un nivel al siguiente de manera predecible. Si uno
2
está familiarizado con los componentes básicos de cada clase de salmo ,
puede interactuar de mejor manera con los rasgos distintivos de cada clase.
¿Cuáles son esos rasgos distintivos que hacen que un salmo se asigne a
determinado grupo literario?

En este capítulo analizaremos los diversos tipos de salmos que contiene el


Salterio. La lista es tan larga que continuaremos en el siguiente capítulo.
Por el momento, cubriremos las categorías principales que se usan
comúnmente. Esta lista comienza con la categoría que se conoce como:

LAMENTO
En el Salterio, el grupo más grande es el de salmos de lamento. Existen más
de sesenta salmos de lamento y eso incluye lamento individual y
comunitario. En el lamento, el salmista abre su corazón a Dios con
completa honestidad. Es un corazón que a menudo está cargado de tristeza,
temor o incluso enojo. Estos cantos con una alta carga emotiva registran la
desesperación del salmista por que Dios lo libere de sus sufrimientos
personales. Aquí el corazón del salmista clama a Dios pidiendo ser
rescatado en el día de sumo dolor y tribulación (3-7; 12-13;22; 25-28; 35;
38-40; 42-44; 51; 54-57; 59-61; 63-64; 69-71; 74;79-83; 85-86; 88; 90; 102;
109; 120; 123; 130; 140-143). Como ocurre en la mayoría de los salmos, el
lamento concluye volviéndose al Señor con confianza.
Lamento individual: el perseguido
Estos salmos de lamento individual surgen de circunstancias personales
cuando los enemigos del salmista lo persiguen (3-5; 7; 11; 17; 23; 27; 57;
63) con la intención de causarle mucho daño. Estas son oraciones pidiendo
ayuda en momentos de angustia insoportable. El desarrollo del salmo sigue
un patrón predecible que, usando al Salmo 3 como ejemplo, normalmente
es el siguiente:

1. Se presenta el problema

Estos salmos de lamento individual normalmente comienzan con un clamor


inicial a Dios. En su angustia, el salmista acude a Dios y derrama su
corazón. Estas palabras iniciales dirigidas a Dios son una queja del salmista
hacia sus enemigos (3:1-2; 4:2; 5:9-10; 7:6, 14-16; 11:1b-3; 17:7-12; 23:5;
27:2-3, 6, 12; 57:4, 6; 63:9-10):

Muchos son, Señor, mis enemigos;


muchos son los que se me oponen,
y muchos los que de mí aseguran:
“Dios no lo salvará” (3:1-2).
2. Confianza en Dios

Una vez que ha expresado su problema ante Dios, el salmista expresa su


inquebrantable confianza en Dios. Pasa de expresar su queja a declarar su
plena confianza en Dios. En medio de su sufrimiento, el salmista decide
descansar en la seguridad de la protección y liberación de Dios (3:3-6; 4:3b,
8; 5:3-7; 7:1, 9-11; 11:1, 4-7; 17:6-8, 14b-15; 23:1-6; 27:1-3, 5, 13-14;
57:1-3, 10; 63:3-5). El Salmo 3 se desarrolla de esta manera:

Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo;


tú eres mi gloria;
¡tú mantienes en alto mi cabeza!
Clamo al Señor a voz en cuello,
y desde su monte santo él me responde.
Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar,
porque el Señor me sostiene.
No me asustan los numerosos escuadrones
que me acosan por doquier. (3:4-6).

3. Petición a Dios

Con confianza en Dios, el salmista pide a Dios que intervenga por él y lo


rescate. El salmo registra la petición a Dios de intervención divina y
liberación (3:7-8; 4:1, 6b; 5:1-3, 8, 10-11; 7:1-9; 17:1-2, 6-9, 13-14a; 27:4,
7-12; 57:1). El Salmo 3 termina así:

¡Levántate, Señor!
¡Ponme a salvo, Dios mío!
¡Rómpeles la quijada a mis enemigos!
¡Rómpeles los dientes a los malvados! (3:7).
4. Alabanza a Dios

Este salmo de lamento individual concluye con una emocionada expresión


de alabanza a Dios por su liberación.

Tuya es, Señor, la salvación;


¡envía tu bendición sobre tu pueblo! (3:8).
Lamento individual: el enfermo
En esta clasificación de los salmos, el salmista se encuentra plagado de
enfermedades físicas. La consecuencia de esto es un tiempo intenso de
angustia espiritual y de ahí su lamento. Se queja por la disciplina de Dios
que usa a sus enemigos como vara divina de corrección. Pero el salmista
confía en Dios y le pide que quite su enfermedad y sufrimiento. Cree que en
el momento adecuado Dios lo liberará (6; 13; 22; 30-32; 35; 38; 39; 41;51;
69; 71; 88; 91; 102; 103; 130).

1. Se expresa el problema

En la mayoría de los casos estos salmos comienzan identificando la prueba


que el salmista enfrenta. Puede ser sufrimiento físico y que conlleva
angustia emocional, tal vez debido al pecado (6:1; 13:1-2; 22:14-15, 17-18;
30:1-3, 8-9; 31:7, 9b-10; 32:3, 5-6; 35:1, 3, 20-21; 30:7, 11, 17-18; 39:2-3,
13; 41:3-5; 51:1-14; 69:2-3, 5, 19; 71:9, 19-21; 88:3-5; 91:3-7; 102:2-11,
13-17; 103:3-4, 10; 130:3-4). Del mismo modo, el Salmo 6 comienza
presentando el problema:

No me reprendas, Señor, en tu ira;


no me castigues en tu furor (6:1).
2. Confianza en Dios

Luego, en medio del intenso lamento emocional, el salmista clama a Dios y


pone su confianza en él, quien es fiel para librarle (6:4, 10; 13:5-6; 22:3-5,
9-10, 24, 26-31; 30:2, 5, 6a, 10; 31:1, 6, 9,14-20, 21-24; 32:1-2, 5, 10; 35:4-
10, 24; 39:4-6, 7-8; 51:1-12, 17;69:13-18, 33; 71:1, 6, 7b-8, 14-21; 91:1-13;
102:1-2, 12-22, 25-28;103:7-18; 130:3-8). El Salmo 6 avanza para expresar
su confianza:

Tenme compasión, Señor, porque desfallezco;


sáname, Señor, que un frío de muerte recorre mis
huesos.
Angustiada está mi alma;
¿hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?
Vuélvete, Señor, y sálvame la vida;
por tu gran amor, ¡ponme a salvo!…
Todos mis enemigos quedarán avergonzados y
confundidos;
¡su repentina vergüenza los hará retroceder! (6:2-4, 10).

3. Expresión de perplejidad

Después de expresar su lamento a Dios, el salmista se queja con Dios. Estas


expresiones reconocen lo doloroso de su disciplina divina. Esto a menudo
se expresa con el conocido estribillo “¿hasta cuándo?” (6:5; 13:1; 22:1-2,
15; 30:5, 7; 32:4; 35:13-14; 38:2-3; 39:9-11; 71:20; 88:6-9, 14-18; 102:9-
11, 23). En el salmo 6 esta perplejidad la expresa David:

En la muerte nadie te recuerda;


en el sepulcro, ¿quién te alabará? (6:5).
4. Expresión de dolor

A continuación, el salmista procede a quejarse en contra de los enemigos


que Dios ha usado para castigarlo (6:7, 10; 13:2b, 4; 22:7-8,12-13, 16;
30:1c; 31:1b, 11-13, 18; 35:1, 3-8, 11-17; 38:11, 12,19-20; 41:5-9; 69:4-5,
14, 18-19, 21; 71:10-11; 91:8; 102:8). El Salmo 6 es un ejemplo de esta
conclusión:

Desfallecen mis ojos por causa del dolor;


desfallecen por culpa de mis enemigos….
Todos mis enemigos quedarán avergonzados y
confundidos;
¡su repentina vergüenza los hará retroceder! (6:7, 10).
Lamento comunitario
Dentro de los salmos de lamento, también existen los lamentos
comunitarios del pueblo. Estas expresiones de dolor siguen el mismo patrón
que los lamentos individuales. En estos salmos, el salmista está alarmado
por una crisis nacional, por lo que se acerca a Dios en nombre del pueblo.
Los lamentos comunitarios se caracterizan por los pronombres plurales
dada su naturaleza representativa (44; 60; 74; 77; 79; 80; 83; 85; 90; 94;
123; 126;137). En la mayoría de los casos, el salmo de lamento nacional es
más corto que el de lamento individual. El Salmo 79 es un buen ejemplo:

1. Se expresa el problema

En estos lamentos comunitarios, el salmista habla en nombre de la nación y


le presenta a Dios el problema. En estos salmos, es común que se mencione
una devastadora derrota en batalla (44:9-16; 60:1-3, 10; 74:1, 3-8; 77:1-2,
5-9; 79:1-4; 80:13-17; 83:2-8; 85:4-7; 90:7-10; 94:4-7; 123:3-4; 126:1-2a;
137:1-4). El Salmo 79 comienza expresando el problema:

Oh Dios, los pueblos paganos han invadido tu herencia;


han profanado tu santo templo,
han dejado en ruinas a Jerusalén.
Han entregado los cadáveres de tus siervos
como alimento de las aves del cielo;
han destinado los cuerpos de tus fieles
para comida de los animales salvajes.
Por toda Jerusalén han derramado su sangre,
como si derramaran agua,
y no hay quien entierre a los muertos.
Nuestros vecinos hacen mofa de nosotros;
somos blanco de las burlas de quienes nos rodean
(79:1-4).

2. Expresión de perplejidad

Aquí el salmista acude a Dios con una solemne consternación y expresa


solemnemente: “¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar enojado para
siempre?” (44:9-14, 23-24; 60:1-3, 10; 74:1, 10-11; 77:7-9; 79:5-6,12-13;
80:4-17; 85:4-7; 90:7-10). El Salmo 79 es un ejemplo de esta expresión de
perplejidad:

¿Hasta cuándo, Señor?


¿Vas a estar enojado para siempre?
¿Arderá tu celo como el fuego? (79:5).

3. Petición a Dios

Una vez que el salmista ha dado a conocer su queja ante Dios, procede a
pedir a Dios que los libere de su pesada mano sobre ellos. Solicita que sus
enemigos ya no tengan éxito en sus maliciosas amenazas y ataques (44:23-
26; 60:5, 11; 74:2-3, 18-23; 79:6-12; 80:1-3, 7, 14-15, 19; 83:1-3, 9-18;
85:4, 6; 90:12-17; 94:1-3; 123:3-4; 126:4; 137:7). Una petición a Dios
como esta está registrada en el Salmo 79:
¡Enójate con las naciones que no te reconocen,
con los reinos que no invocan tu nombre!
Porque a Jacob se lo han devorado,
y al país lo han dejado en ruinas.
No nos tomes en cuenta los pecados de ayer;
¡venga pronto tu misericordia a nuestro encuentro,
porque estamos totalmente abatidos!
Oh Dios y salvador nuestro,
por la gloria de tu nombre, ayúdanos;
por tu nombre, líbranos y perdona nuestros pecados.
¿Por qué van a decir las naciones: “¿Dónde está su Dios?”
Permítenos ver, y muéstrales a los pueblos paganos
cómo tomas venganza de la sangre de tus siervos.
Que lleguen a tu presencia
los gemidos de los cautivos,
y por la fuerza de tu brazo
salva a los condenados a muerte.
Señor, haz que sientan nuestros vecinos,
siete veces y en carne propia,
el oprobio que han lanzado contra ti (79:6-12).

4. Se promete alabanza

Estos lamentos comunitarios a menudo concluyen con un voto de alabanza


a Dios. El salmista se propone declarar la grandeza de Dios porque
ciertamente los liberará del impacto de sus enemigos. En dicho voto va
implícita una declaración de confianza en Dios (44:1-8; 60:4, 12; 74:12-17;
77:10-20; 79:13; 80:1-2a, 3, 7,19; 83:18; 85:1-3, 8-13; 90:1-2; 94:9-14, 18-
19, 22-23; 123:2). El Salmo 79 concluye con el siguiente voto de alabanza:
Y nosotros, tu pueblo y ovejas de tu prado,
te alabaremos por siempre;
de generación en generación
cantaremos tus alabanzas (79:13).

ACCIÓN DE GRACIAS
La siguiente categoría destacada en los salmos es la de acción de gracias.
En estos cantos de adoración, el salmista expresa una profunda conciencia
de las abundantes bendiciones de Dios. Estos salmos a menudo se usaban
cuando Dios respondía la oración y registran la gratitud por sus generosas
misericordias. Algunos son salmos de gratitud individual, otros de gratitud
nacional. Estos salmos a veces se denominan salmos de alabanza
declarativa, porque expresan gozo a Dios debido a su bondad, fidelidad y
protección. Hay diez salmos de gratitud individual (18; 30; 32; 34; 40; 66;
92; 116; 118; 138) y seis salmos de gratitud comunitaria (65; 67; 75; 107;
124; 136).
Gratitud individual
El salmista expresa su profunda gratitud a Dios y da gracias por las
bendiciones divinas otorgadas a él personalmente (18, 30, 31, 32, 40, 66,
92, 116, 118, 120). Estos salmos siguen un orden un poco diferente e
incluyen cinco elementos clave.

1. Expresión de gratitud

Con frecuencia, estos salmos de acción de gracias individual comienzan con


un estallido de entusiasmo. Al comienzo el salmista declara las cosas
buenas que el Señor ha hecho (18:1-3, 6; 30:1; 32:1-2; 40:1; 66:17; 116:1-2;
118:1-4; 120:1). Así comienza el salmista el Salmo 32:

Dichoso aquel
a quien se le perdonan sus transgresiones,
a quien se le borran sus pecados.
Dichoso aquel
a quien el Señor no toma en cuenta su maldad
y en cuyo espíritu no hay engaño (32:1-2).

2. Se presenta el problema
A continuación, el salmista presenta el trasfondo para comprender cuál es
su problema. Es necesario que Dios actúe ante esta dificultad (18:3-5, 7-19,
47-48; 30:2-3, 6-9, 11-12a; 31:8-13, 21-22; 32:3-4; 40:2-3, 12, 14; 66:5-12,
14 16-19; 92:9-11; 116:3, 8-9; 118:5, 7, 10-13, 18; 120:1-3, 6, 7). El Salmo
32 nos muestra cómo avanza para presentar el problema:

Mientras guardé silencio,


mis huesos se fueron consumiendo
por mi gemir de todo el día.
Mi fuerza se fue debilitando
como al calor del verano,
porque día y noche
tu mano pesaba sobre mí (32:3-4).

3. Anuncio de liberación

Luego de presentar el problema, el salmista reconoce la realidad de la


liberación divina (18:6, 16-24, 43; 30:2-3, 10; 31:7-8, 19,21-22; 32:5; 40:2-
3, 11; 66:9, 19, 20; 92:2, 11; 116:1-2, 5-8, 12,16; 118:1, 5, 13, 18, 21, 23,
29). Muy a menudo, cuenta que cuando clamó al Señor, él oyó y lo rescató.
El Salmo 32 avanza al siguiente paso:

Pero te confesé mi pecado,


y no te oculté mi maldad.
Me dije: “Voy a confesar mis transgresiones al Señor”,
y tú perdonaste mi maldad y mi pecado (32:5).

4. Se comparte sabiduría

El salmista con frecuencia reflexiona sobre la liberación experimentada y


comparte una lección de vida con los que lo escuchan (48:25-26; 32:8-10;
66:20; 118:25-29). El Salmo 32 representa lo anterior cuando afirma:

El Señor dice:
“Yo te instruiré,
yo te mostraré el camino que debes seguir;
yo te daré consejos y velaré por ti.
No seas como el mulo o el caballo,
que no tienen discernimiento,
y cuyo brío hay que domar con brida y freno,
para acercarlos a ti”.
Muchas son las calamidades de los malvados,
pero el gran amor del Señor
envuelve a los que en él confían (32:8-10).

5. Llamado a alabar

Para concluir, el salmista promete alabar a Dios. También invita a otros a


que se le unan en alabanza a Dios (18:46-49; 30:4-5, 12; 31:21-23; 32:11;
66:1-9, 13-15, 20; 92:1-5, 8, 15; 116:13-14; 118:1-4, 17, 19, 21, 26-28). En
el Salmo 32, versículo 11, el salmista concluye llamando a otros a alabar a
Dios:

¡Alégrense, ustedes los justos;


regocíjense en el Señor!
¡canten todos ustedes,
los rectos de corazón!
Gratitud comunitaria
En estos salmos, se expresa la gratitud de la comunidad a Dios. Hay dos
elementos que definen estos salmos: una crisis nacional y el alivio de la
crisis. El aspecto comunitario se expresa por el uso de los pronombres en
plural: nosotros, nuestro (65; 66; 107; 118; 124; 129).

1. Se rinde alabanza

Cinco de los seis salmos de gratitud comunitaria comienzan con una abierta
declaración de alabanza. Aquí se expresa una invitación a dar gracias a Dios
(65:1-2; 66:1-2; 107:1-3; 118:1-4; 124:1-2). El Salmo 65 comienza con este
elemento:

A ti, oh Dios de Sión,


te pertenece la alabanza.
A ti se te deben cumplir los votos,
porque escuchas la oración.
A ti acude todo mortal (65:1-2).

2. Se presenta el problema
El salmista luego presenta el problema que ha causado la crisis. Sea cual
sea el problema nacional, y que normalmente es la amenaza extranjera con
posibilidad de muerte, lo que yace en el centro del problema es el pecado
del pueblo (65:3; 66:10-12; 107:4-5, 10-12, 17-20,25-27; 118:7, 10-13, 18;
124:2-3; 129:13). Ahora el Salmo 65 expresa:

Nuestros delitos nos abruman (65:3a).

3. Relato de la gracia

El salmista da un recuento inicial acerca de lo que Dios ha hecho por ellos.


Su liberación es un hecho realizado. Esto respalda los fundados motivos
para dar gracias a Dios (65:3; 66:5-12; 107:4-7, 10-14, 17-20, 23-30; 118:5,
10-13; 124:2-3; 129:2-3). El Salmo 65 explica:

…pero tú los perdonaste [nuestros delitos] (65:3b)

4. Apelación al pasado

A continuación, el salmista apela a la historia y recuerda los portentos de


Dios y su poder salvador (65:3-8; 66:5-12; 107:33-41; 124:8). El salmo 65,
por ejemplo, muestra este paso:

Tú, oh Dios y Salvador nuestro,


nos respondes con imponentes obras de justicia;
tú eres la esperanza de los confines de la tierra
y de los más lejanos mares.
Tú, con tu poder, formaste las montañas,
desplegando tu potencia.
Tú calmaste el rugido de los mares,
el estruendo de sus olas,
y el tumulto de los pueblos.
Los que viven en remotos lugares
se asombran ante tus prodigios;
del oriente al occidente
tú inspiras canciones de alegría (65:5-8).

5. Se explica la liberación

La razón de que Dios libere a su pueblo no se encuentra en la bondad de


ellos sino en la gracia de Dios. El amor incondicional de Dios por su pueblo
está detrás de sus actos de liberación (65:9-13; 66:20; 107:1, 43; 118:1, 29;
124:1-2, 8; 129:4). En el Salmo 65 se aprecia claramente la siguiente etapa:

Con tus cuidados fecundas la tierra,


y la colmas de abundancia.
Los arroyos de Dios se llenan de agua,
para asegurarle trigo al pueblo.
¡Así preparas el campo!
Empapas los surcos, nivelas sus terrones,
reblandeces la tierra con las lluvias
y bendices sus renuevos.
Tú coronas el año con tus bondades,
y tus carretas se desbordan de abundancia.
Rebosan los prados del desierto;
las colinas se visten de alegría.
Pobladas de rebaños las praderas,
y cubiertos los valles de trigales (65:9-13b).

6. Alabanza fervorosa
Finalmente, estos salmos de gratitud comunitaria contienen una declaración
de alabanza, un voto de alabanza, o una invitación a alabar (65:13; 66:3-4,
20; 107:1-3, 8, 15, 21, 31-32, 43; 118:1-4, 17, 19,21, 28-29). Asimismo, el
Salmo 65 concluye: “Cantan y lanzan voces de alegría” (65:13).

ALABANZA
La siguiente categoría de salmos que debemos considerar es la de los
salmos de alabanza, que se reconocen con facilidad por su exuberante
alabanza a Dios. Esta clase de salmo expresa adoración a Dios por lo que él
es y por su grandeza hacia su pueblo. Aquí, se debe alabar a Dios como
Creador del universo (8; 19; 104; 148). Además, se lo debe alabar como el
protector y proveedor de su pueblo (66; 100; 111; 114; 149). Asimismo, se
alaba a Dios como Señor de la historia (33; 103; 113; 117; 145-147).
Alabanza a dios el creador
En estos salmos, el salmista alaba a Dios por su asombrosa creación que
marcó el comienzo de la historia del mundo. Por este acto creador, el
mundo le pertenece a Dios por derecho y eso le da prerrogativas y
privilegios irrestrictos sobre el universo que él creó solo. (8; 19; 33; 104;
136).

1. Declaración de alabanza

Al considerar la grandeza de Dios, el salmista no puede contenerse y canta


alabanzas a Dios. Adora a Dios porque es majestuoso y merece ser alabado.
El Salmo 8 comienza, entonces, con un canto de alabanza:

Oh Señor, soberano nuestro,


¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!
¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! (8:1).

2. Razón de la alabanza

Luego el salmista da las razones específicas de su alabanza a Dios. La razón


por la que magnifica el nombre de Dios es que, desde los bebés de pecho a
los cuerpos celestes, Dios es Señor de todos ellos. Su obra creadora, desde
objetos en el firmamento a seres humanos, provocan alabanza a Dios. La
razón de la adoración siempre es la grandeza de Dios. El Salmo 8 explica
las razones que impulsan dicha alabanza:

Por causa de tus adversarios


has hecho que brote la alabanza
de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho,
para silenciar al enemigo y al rebelde.
Cuando contemplo tus cielos,
obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que allí fijaste,
me pregunto:
“¿Qué es el hombre, para que en él pienses?
¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?”
Pues lo hiciste poco menos que un dios,
y lo coronaste de gloria y de honra:
lo entronizaste sobre la obra de tus manos,
todo lo sometiste a su dominio;
todas las ovejas, todos los bueyes,
todos los animales del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
y todo lo que surca los senderos del mar (8:2-8).

3. Se repite la alabanza

El salmista concluye con una exhortación final a alabar a Dios. El clímax


del salmo es similar al comienzo, ofreciendo alabanza a Dios. Este debe ser
también el comienzo y el fin de nuestra existencia.

Oh Señor, soberano nuestro,


¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! (8:9).
Alabanza al dios proveedor
Otros salmos de alabanza magnifican el nombre de Dios por la gran
protección que provee para su pueblo. Dios ha escogido a los suyos y nunca
los abandonará en este mundo (66; 100; 111; 114; 149). El Salmo 100 es un
excelente ejemplo de esta categoría.

1. Se expresa alabanza

Estos salmos de alabanza comienzan con un llamado ferviente del salmista


para que toda la tierra venga y alabe a Dios. Todos los hombres debieran
alabar a Dios en todo lugar. El Salmo 100 comienza así:

Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra;


adoren al Señor con regocijo.
Preséntense ante él con cánticos de júbilo…

Entren por sus puertas con acción de gracias;


vengan a sus atrios con himnos de alabanza;
denle gracias, alaben su nombre (100:1-2, 4).

2. Razón de la alabanza
En esta sección final aparece una explicación completa de la razón de la
alabanza. El salmista dice que se debe alabar a Dios por que solo él es Dios.
Él es el Pastor de su pueblo y los protege de todo peligro junto con proveer
para sus necesidades. Dios es bueno, amoroso y fiel. Por lo tanto, todos los
pueblos deben alabarle. El Salmo 100 explica las razones de la alabanza del
salmista.

Reconozcan que el Señor es Dios;


él nos hizo,y somos suyos.
Somos su pueblo, ovejas de su prado…
Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno;
su fidelidad permanece para siempre (100:3, 5).
Alabanza al dios soberano
Además, hay otros salmos de alabanza que dan gloria a Dios porque es el
Señor Soberano de la historia (33, 103, 113, 117, 145-147). El gobierno
activo de Dios sobre la historia debería ser motivo de gran celebración de
parte de aquellos que lo conocen.

1. Expresión de alabanza

En estos salmos en particular, se exhorta a todos los hombres a que alaben a


Dios. Se debe ofrecer alabanza a Dios con el acompañamiento de
instrumentos. Así comienza el Salmo 33:

Canten al Señor con alegría, ustedes los justos;


es propio de los íntegros alabar al Señor.
Alaben al Señor al son del arpa;
entonen alabanzas con el decacordio.
Cántenle una canción nueva;
toquen con destreza,
y den voces de alegría.

La palabra del Señor es justa;


fieles son todas sus obras (33:1-4).

2. Razón de la alabanza

En la siguiente fase, el salmista da razón de su exuberante alabanza a Dios:


es porque él gobierna las naciones. Su propósito eterno no puede ser
frustrado. Su consejo divino está por sobre el consejo de las naciones. Por
lo tanto, en estos salmos vemos que la potente razón de alabar a Dios es su
absoluta supremacía. No hay obstáculos para el gobierno soberano de Dios
(33:10-17):

El Señor frustra los planes de las naciones;


desbarata los designios de los pueblos.
Pero los planes del Señor quedan firmes para siempre;
los designios de su mente son eternos.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,


el pueblo que escogió por su heredad.
El Señor observa desde el cielo
y ve a toda la humanidad;
él contempla desde su trono
a todos los habitantes de la tierra.
Él es quien formó el corazón de todos,
y quien conoce a fondo todas sus acciones

No se salva el rey por sus muchos soldados,


ni por su mucha fuerza se libra el valiente.
Vana esperanza de victoria es el caballo;
a pesar de su mucha fuerza no puede salvar
(33:10-17).
3. Expresión de confianza

Finalmente, el salmista expresa completa confianza en Dios, quien reina en


lo alto. Puesto que Dios está en control de todo, los creyentes pueden
esperar pacientemente en él. No es necesario que se apresuren de manera
imprudente, sino que pueden confiar en Dios. En consecuencia, estos
salmos concluyen con valientes declaraciones de confianza, como ocurre en
el Salmo 33:

Pero el Señor cuida de los que le temen,


de los que esperan en su gran amor;
él los libra de la muerte,
y en épocas de hambre los mantiene con vida.

Esperamos confiados en el Señor;


él es nuestro socorro y nuestro escudo.
En él se regocija nuestro corazón,
porque confiamos en su santo nombre.
Que tu gran amor, Señor, nos acompañe,
tal como lo esperamos de ti (33:18-22).

DIDÁCTICOS
Otro tipo de salmos son aquellos que se conocen como salmos didácticos
por su contenido altamente instructivo. Estos salmos entregan pautas
prácticas acerca de la voluntad de Dios. Son cantos de adoración que
ofrecen una guía práctica para la vida diaria en los caminos de Dios (1; 36;
37; 49; 73; 112; 127; 128; 133). En ellos vemos cómo quiere Dios que
vivamos. Con frecuencia, estas instrucciones divinas se encuentran en la
Torá, o la Ley de Dios escrita (1; 19; 119).
Enseñanza de sabiduría
En los salmos sapienciales, el salmista enseña una cosmovisión que sitúa en
un marcado contraste los polos opuestos de la vida y la muerte, la sabiduría
y la necedad, el camino de la rectitud y el camino de la maldad, la
bendición y la destrucción (32; 34, 37; 49; 73; 112; 127; 128; 133).

1. Amonestaciones de la sabiduría

Estos salmos sapienciales se caracterizan por sus muchas amonestaciones


que desafían al lector para que camine con rectitud (32:9; 34:11-14; 37:1, 3,
4, 5, 8; 49:16-19). En el Salmo 37, estas amonestaciones a prestar atención
a la sabiduría divina dan comienzo al salmo:

No te irrites a causa de los impíos


ni envidies a los que cometen injusticias…

Confía en el Señor y haz el bien;


establécete en la tierra y mantente fiel.
Deléitate en el Señor,
y él te concederá los deseos de tu corazón.
Encomienda al Señor tu camino;
confía en él, y él actuará…

Refrena tu enojo, abandona la ira;


no te irrites, pues esto conduce al mal (37:1, 3-5, 8).

2. Proverbios concisos

Además, los salmos sapienciales incluyen el uso de expresiones


proverbiales, dichos condensados y concisos que contienen máximas o
refranes para la vida (34:6-8; 37:1-2, 16, 21; 49:20; 127:2, 3; 133:1). El
Salmo 37 contiene este tipo de proverbios:

Porque pronto se marchitan, como la hierba;


pronto se secan, como el verdor del pasto (37:2).

3. Símiles comparativos

Estos salmos sapienciales también se conocen por su uso de símiles, donde


se hace una comparación marcada con la palabra “como”. Muchos de estos
símiles provienen del mundo animal y el mundo de la naturaleza, pero su
uso no se limita a los salmos sapienciales (32:9; 37:2, 6, 20, 35; 49:14, 20;
73:20; 127:4; 128:3; 133:2, 3). El Salmo 37 hace uso de muchos símiles
comparativos:

Porque pronto se marchitan, como la hierba;


pronto se secan, como el verdor del pasto…

Hará que tu justicia resplandezca como el alba;


tu justa causa, como el sol de mediodía…
Los malvados, los enemigos del Señor, acabarán por ser
destruidos;
desaparecerán como las flores silvestres…

He visto al déspota y malvado


extenderse como cedro frondoso (37:2, 6, 20, 35).

4. Caminos antitéticos

Junto con eso, los salmos sapienciales plantean un marcado contraste entre
dos caminos en la vida. Muestran la gran discrepancia entre el sabio y el
necio, el justo y el malvado (34:14-15; 37:7, 9-22,32-34, 37-38; 73:3-12,
13, 27-28; 127:1-2). El Salmo 37 contiene muchos de estos contrastes entre
los justos y los injustos:

Guarda silencio ante el Señor,


y espera en él con paciencia;
no te irrites ante el éxito de otros,
de los que maquinan planes malvados…

Porque los impíos serán exterminados,


pero los que esperan en el Señor heredarán la tierra.
Dentro de poco los malvados dejarán de existir;
por más que los busques, no los encontrarás.
Pero los desposeídos heredarán la tierra
y disfrutarán de gran bienestar.
Los malvados conspiran contra los justos
y crujen los dientes contra ellos;
pero el Señor se ríe de los malvados,
pues sabe que les llegará su hora.
Los malvados sacan la espada y tensan el arco
para abatir al pobre y al necesitado,
para matar a los que viven con rectitud.
Pero su propia espada les atravesará el corazón,
y su arco quedará hecho pedazos.
Más vale lo poco de un justo
que lo mucho de innumerables malvados;
porque el brazo de los impíos será quebrado,
pero el Señor sostendrá a los justos.
El Señor protege la vida de los íntegros,
y su herencia perdura por siempre.
En tiempos difíciles serán prosperados;
en épocas de hambre tendrán abundancia.
Los malvados, los enemigos del Señor,
acabarán por ser destruidos;
desaparecerán como las flores silvestres,
se desvanecerán como el humo.
Los malvados piden prestado y no pagan,
pero los justos dan con generosidad.
Los benditos del Señor heredarán la tierra,
pero los que él maldice serán destruidos…
Los malvados acechan a los justos
con la intención de matarlos,
pero el Señor no los dejará caer en sus manos
ni permitirá que los condenen en el juicio.
Pero tú, espera en el Señor,
y vive según su voluntad,
que él te exaltará para que heredes la tierra.
Cuando los malvados sean destruidos,
tú lo verás con tus propios ojos…

Observa a los que son íntegros y rectos:


hay porvenir para quien busca la paz.
Pero todos los pecadores serán destruidos;
el porvenir de los malvados será el exterminio.
(37:7, 9-22, 32-34, 37-38).

5. Cualidades del justo

Estos salmos sapienciales también detallan muchas de las cualidades del


justo que camina según la sabiduría divina. Su integridad personal y
acciones se conforman notoriamente a la ley de Dios (32:11; 37:21, 26, 30-
31):

Los malvados piden prestado y no pagan,


pero los justos dan con generosidad…

Prestan siempre con generosidad;


sus hijos son una bendición…

La boca del justo imparte sabiduría,


y su lengua emite justicia…

La ley de Dios está en su corazón,


y sus pies jamás resbalan (37:21, 26, 30-31).

6. Recompensas del justo

Otro rasgo de los salmos sapienciales es el énfasis en los muchos beneficios


que tiene el justo. Muchas cosas buenas vienen del Señor para los que viven
según su sabiduría divina (34:15, 17, 19; 37:6, 16, 17, 25, 29, 30-31, 39-
40).
Hará que tu justicia resplandezca como el alba;
tu justa causa, como el sol de mediodía…

Más vale lo poco de un justo


que lo mucho de innumerables malvados;
porque el brazo de los impíos será quebrado,
pero el Señor sostendrá a los justos…

He sido joven y ahora soy viejo,


pero nunca he visto justos en la miseria,
ni que sus hijos mendiguen pan…

Los justos heredarán la tierra,


y por siempre vivirán en ella.

La boca del justo imparte sabiduría,


y su lengua emite justicia.
La ley de Dios está en su corazón,
y sus pies jamás resbalan…

La salvación de los justos viene del Señor;


él es su fortaleza en tiempos de angustia.
El Señor los ayuda y los libra;
los libras de los malvados y los salva,
porque en él ponen su confianza
(37:6, 16-17, 25, 29-31, 39-40).
Enseñanza de la torá
Otro tipo de salmos de enseñanza es el salmo de la Torá que se enfoca en la
Ley. En el corazón del Pentateuco se encuentra la Ley que fue dada a Israel
en el Monte Sinaí para gobernar todos los aspectos de la vida de Israel. En
estricto rigor, solo tres salmos se pueden designar como salmos de la Torá
en un sentido primario (1; 19; 119). Aunque otros salmos hablan de la Torá,
la Ley no es su foco principal (18; 25; 33; 68; 78;81; 89; 93; 94; 99; 103;
105; 111; 112; 147; 148), por lo que en un sentido estricto no se les
considera salmos de la Torá.

1. Promesa de bendición

En estos salmos de la Torá, el salmista comienza reconociendo la


aprobación divina a aquellos que siguen el camino de vida según manda la
Ley (1:1; 119:1-2). Estos salmos comienzan como el Salmo 1, con una
promesa de bendición. Se trata de una promesa de favor divino que incluye
una relación correcta con Dios. Esto conlleva felicidad, paz, satisfacción y
gozo: “Dichoso el hombre” (1:1a).

2. Caminos antitéticos
Al igual que los salmos sapienciales, estos salmos de la Torá contrastan dos
maneras de vivir. Hacen un marcado contraste entre el camino del justo y el
camino del malvado. El Salmo 1 plantea estos antónimos con claridad:

…que no sigue el consejo de los malvados,


ni se detiene en la senda de los pecadores
ni cultiva la amistad de los blasfemos,
sino que en la ley del Señor se deleita,
y día y noche medita en ella…

En cambio, los malvados


son como paja arrastrada por el viento.
Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio,
ni los pecadores en la asamblea de los justos.

Porque el Señor cuida el camino de los justos,


mas la senda de los malos lleva a la perdición
(1:1-2, 4-6).

3. Símiles comparativos

Estos salmos de la Torá también son conocidos por el uso de símiles. Estas
comparaciones, también tomadas a menudo de la naturaleza, usan la palabra
“como” para pintar el cuadro de cómo luce el hombre que se deleita en la
Ley de Dios. También nos muestra cómo es el que se aparta de su Palabra.
El Salmo 1 usa dos símiles comparativos principales para describir al
hombre justo y al injusto. El primero es como un árbol plantado junto a un
rio, el segundo es como un arbusto en el desierto:

Es como el árbol
plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
¡Todo cuanto hace prospera! (1:3).
7

Entender los tipos de salmos (II)


Reconoce los demás tipos literarios de los Salmos

En el capítulo anterior comenzamos a estudiar los diversos tipos


literarios de Salmos. Es importante que cada expositor esté familiarizado
con estas diferentes categorías para poder entender correctamente el
desarrollo de las ideas de cada salmo. Tener claridad ayudará a discernir el
tono y trayectoria que suele darse según el tipo de salmo. Cada categoría
tiene sus rasgos distintivos que permiten que tanto el predicador como el
oyente los reconozcan. Será un expositor sabio aquel que conozca los
diferentes tipos de salmos.
No hay otro libro en la Biblia que tenga tanta variedad de tipos literarios
como el libro de Salmos. Por esto se hace imperativo que el expositor
identifique correctamente el tipo de salmo. Pero, ¿cómo puede el predicador
discernir qué clase de salmo es el que pretende predicar? ¿Qué pistas debe
buscar en los salmos? ¿Cuáles son las consideraciones que debe tener en
cuenta? Al reconocer estas pistas vitales se comienzan a desenterrar las
vastas riquezas que componen el tesoro de David. A continuación,
encontrarán criterios generales útiles para identificar cualquier tipo de
salmo.
Determinación el tipo de salmo
Primero, hay que considerar el tema de fondo. Lo diferentes tipos de salmos
se pueden identificar por el contenido del mensaje del salmo en cuestión,
como la enseñanza didáctica de los salmos sapienciales, la esperanza
mesiánica de los salmos reales, las crisis personales de los salmos de
lamento, la justicia divina de los salmos imprecatorios, la expresión de
gratitud de los salmos de acción de gracias, la adoración de los salmos de
peregrinaje, la gloria trascendente de los salmos de coronación.

Segundo, hay que notar el tono autoral. Los diferentes tipos de salmos
también se pueden reconocer por su ánimo, que puede ir desde la dolorosa
desesperación que vemos en los salmos de lamento a la fervorosa intensidad
de los salmos imprecatorios. También se puede observar una diversidad
entre la humilde contrición de los salmos de acción de gracias a la
celebración gozosa de los salmos de peregrinaje. Además, se aprecian otros
ejemplos de estas variaciones en la majestad de los salmos de coronación.

Tercero, se debe determinar la estructura literaria. Ciertos tipos de salmos


asumen patrones predecibles y que son una indicación de la categoría a la
que pertenecen. Por ejemplo, un salmo de lamento tiene los siguientes
elementos: llamado, lamento, confesión, petición, promesa, alabanza. Los
otros tipos de salmos tienen su propio patrón de elementos que se repiten.
Mayor análisis de los tipos
En este capítulo queremos continuar identificando de manera específica los
diversos tipos literarios en los Salmos y los rasgos distintivos de cada uno:
Una vez más, se debe reconocer que existe cierta variación y superposición
entre distintas categorías de salmos. Las siguientes son otras clasificaciones
de tipos de salmos:

REINADO

Otro tipo prominente de salmo es el de reinado. Esta categoría se enfoca en


el rey terrenal de Israel, el rey davídico, o en el rey celestial del universo,
Jehová. Estos salmos nos hablan del rey terrenal, miran hacia la venida final
del Cristo que reinará en la tierra (2; 18; 20;21; 45; 47; 72; 89; 93; 95-99;
101; 110; 132; 144). El énfasis está puesto en el Dios soberano en la
creación, en la providencia y la salvación.
Realeza
Los salmos de realeza destacan el reinado del rey ungido de Israel y sus
muchas conquistas ante fuerzas extranjeras que amenazan la seguridad
nacional. Estos puntos altos en el reinado del monarca se atribuyen a Dios,
quien ha establecido al rey davídico en el trono de Israel para gobernar con
justicia y rectitud. Además, estos salmos de realeza anticipan la venida del
Mesías, el gran Rey Davídico que triunfará donde los reyes terrenales han
fallado (2; 18; 20; 21; 45; 72; 89; 101; 110; 132; 144). Los elementos
comunes de estos salmos son los siguientes:

1. Los enemigos de Dios

Como monarca de Israel, el rey davídico enfrenta oposición de muchas


potencias extranjeras. El foco está en el rey de Israel, el ungido de Dios, el
rey Davídico. Finalmente, anuncian al Señor Jesucristo. En el Salmo 2, las
naciones alrededor se alzan oponiéndose al rey terrenal. De manera
profética, esto anticipa la venida del Mesías y la oposición que enfrentará
de parte de los poderes terrenales (Hch 4:25-26; 13:33):

¿Por qué se sublevan las naciones,


y en vano conspiran los pueblos?
Los reyes de la tierra se rebelan;
los gobernantes se confabulan contra él
y contra su ungido.
Y dicen: “¡Hagamos pedazos sus cadenas!
¡Librémonos de su yugo!” (2:1-3).

2. La soberanía de Dios

Ante esa oposición, los salmos de realeza dan testimonio de la absoluta


soberanía de Dios sobre las naciones. Ninguna potencia extranjera puede
frustrar la autoridad suprema de Dios sobre toda la humanidad. Es inútil
resistirse al Rey del cielo (2:4-6; 18:1-3, 7-15, 45-50; 20:6; 45:6-9; 89:11-
14, 17-37; 110:1-2, 4; 132:11-13; 144:3). El Salmo 2 continúa:

El rey de los cielos se ríe;


el Señor se burla de ellos.
En su enojo los reprende,
en su furor los intimida y dice:
“He establecido a mi rey
sobre Sión, mi santo monte” (2:4-6).

3. La victoria de Dios

Puesto que Dios es soberano y tiene toda autoridad en el cielo y la tierra, la


victoria sobre todos los poderes extranjeros es exclusiva de él. Solo Dios
otorga la victoria a los reyes de Israel. La liberación no se consigue con
caballos y carros. El éxito del reinado del rey depende de su relación con
Dios. Esta relación Dios/rey es tan estrecha que a menudo se describe como
la relación de Padre e hijo. El Salmo 2 en última instancia anuncia la
victoria que Dios le dará al Mesías, su propio Hijo divino (2:7-9, 12; 18:16-
45; 20:1-9; 21:2-12; 45:5; 72:12-15; 89:38-45; 1210:3, 5-7;132: 13-18):
Yo proclamaré el decreto del Señor:

“Tú eres mi hijo”, me ha dicho;


“hoy mismo te he engendrado.
Pídeme,
y como herencia te entregaré las naciones;
¡tuyos serán los confines de la tierra!
Las gobernarás con puño de hierro;
las harás pedazos como a vasijas de barro”…

Bésenle los pies, no sea que se enoje


y sean ustedes destruidos en el camino,
pues su ira se inflama de repente.
¡Dichosos los que en él buscan refugio! (2:7-9, 12)

4. Llamado final

A la luz de la irresistible autoridad de Dios, el salmista aconseja con tono


urgente que todos los pueblos confíen en el Señor.
Las naciones, y en especial sus gobernantes, debe cesar en sus intentos de
autonomía y deben someterse a Jehová, que es el verdadero Dios (2:10-12;
18:43-50; 20:1-5, 7-9; 21:1-13; 45:1-4, 10-17; 72:1-10, 16-20; 89:1-10, 15-
16, 46-52; 101:1-8;132:1-10; 144:1-2, 5-15). El Salmo 2 concluye así:

Ustedes, los reyes, sean prudentes;


déjense enseñar, gobernantes de la tierra.
Sirvan al Señorcon temor;
con temblor ríndanle alabanza.
Bésenle los pies, no sea que se enoje
y sean ustedes destruidos en el camino,
pues su ira se inflama de repente.
¡Dichosos los que en él buscan refugio! (2:10-12)
Coronación
Los salmos de coronación son una clase de salmos de realeza que se
caracterizan por la expresión “el Señor reina”. Esta declaración de fe
sucinta pero profunda subraya la soberanía de Dios sobre toda la creación.
Un rey terrenal se sentaba en el trono de Israel, pero era una mera
representación de un rey más grande y con más autoridad, Jehová, quien
reina en lo alto. A la luz de los reiterados fracasos de los reyes davídicos, el
pueblo de Dios necesita recordar que el Señor reina en todo el mundo con
perfecta justicia (47; 93; 95; 96; 97; 98; 99).

1. La soberanía de Dios

Estos salmos de coronación se identifican por el conocido estribillo “el


Señor reina”. Esta declaración de fe reconoce la absoluta y sin par soberanía
de Dios sobre todo pueblo y lugar. A pesar de los fracasos de los reyes
terrenales y la inestabilidad de Israel, el Señor reina (47:8; 93:1; 96:10;
97:1; 99:1). Por ejemplo, el Salmo 93 comienza con esta osada afirmación
fundacional, “el Señor reina”:

El Señor reina, revestido de esplendor;


el Señor se ha revestido de grandeza
y ha desplegado su poder (93:1).

2. Sobre la creación

Dios no está ajeno a su creación, sino que gobierna de manera constante


todo lo que ha creado. Es Señor de toda la tierra, el único Creador y
Controlador de la tierra y todo lo que hay en ella. Toda la creación y
providencia están bajo la mano omnipotente de su gobierno teocrático
(93:1; 95:4-6; 96:1-5, 10-13; 97:6, 9; 98:7-9). Con este fin, el Salmo 93
afirma:

Ha establecido el mundo con firmeza;


jamás será removido (93:1c).

3. A lo largo del tiempo

Como Dios ha existido eternamente desde antes de la creación, él ha sido


soberano desde la eternidad. Dios no ha asumido el ejercicio de suprema
autoridad recientemente. Su trono omnipotente existe desde antes que
existieran todos los reinos terrenales. El Salmo 93 da testimonio de este
reino eterno y pre-existente:

Desde el principio se estableció tu trono,


y tú desde siempre has existido (93:2)

4. Sobre las naciones

Desde su trono en lo alto Dios reina sobre todas las naciones. Designa, de
manera soberana, los tiempos en la historia y los destinos futuros. El Señor
usa incluso opresores extranjeros para cumplir sus propósitos eternos.
Nadie puede estorbar su decreto soberano (47:2-3, 7-9; 93:3-4; 96:1, 3, 9;
97:1, 5-7; 98:2-9; 99:1-3). El Salmo 93 añade:

Se levantan las aguas,Señor;


se levantan las aguas con estruendo;
se levantan las aguas y sus batientes olas.
Pero el Señor, en las alturas, se muestra poderoso:
más poderoso que el estruendo de las muchas aguas,
más poderoso que los embates del mar (93:3-4).

5. Sobre su pueblo

Finalmente, el salmista declara que Dios reina sobre su pueblo escogido con
absoluta santidad. Este gobierno soberano está mediado por su Palabra. Los
testimonios divinos de Dios registrados de manera infalible en la Escritura
producen santidad en la vida de los miembros de su pueblo. El poder
santificador de su Palabra hace que su pueblo adorne su casa con su carácter
santo (47:4; 93:5; 95:6-11; 96:9; 97:12; 98:1, 3; 99:3, 5, 9). El Salmo 93
concluye con este énfasis:

Dignos de confianza son,Señor, tus estatutos;


¡la santidad es para siempre el adorno de tu casa!
(93:5).

IMPRECACIÓN
Los salmos imprecatorios invocan la ira y el juicio de Dios sobre sus
enemigos, motivados por el celo ardiente por la gloria de Dios. Estos
salmos claman para que los justos sean vindicados por Dios al castigar al
malvado. En estas provocadoras obras se encuentra una súplica para que las
maldiciones de Dios caigan sobre los que se alzan en su contra. El salmista
clama a Dios para que castigue al malvado y lo defienda mientras cumple la
tarea de Dios en medio de sus perseguidores (7; 35; 40; 55; 58-59; 69; 79;
109; 137;139; 140; 144).
Reconocer los propósitos
Los salmos imprecatorios cumplen los siguientes propósitos: (1) demostrar
el santo rechazo de Dios hacia el pecado y su recto juicio del malvado:
“Dirá entonces la gente: ’Ciertamente los justos son recompensados;
ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra’” (58:11); (2) mostrar la
autoridad de Dios sobre el malvado: “Consúmelos en tu enojo; ¡consúmelos
hasta que dejen de existir! Así todos sabrán que Dios gobierna en Jacob, y
hasta los confines de la tierra” (59:13); (3) llevar al malvado a ver a Dios:
“Señor, cúbreles el rostro de ignominia, para que busquen tu nombre”
(83:16); (4) hacer que los justos alaben a Dios: “¡Alabaré al Señorpor su
justicia! ¡Al nombre delSeñoraltísimo cantaré salmos!” (7:17).

Por lo tanto, a causa del celo por Dios y por aborrecer el pecado, el salmista
pide que Dios castigue al malvado y vindique al justo. Hay que recordar
que todos estos salmos imprecatorios, con excepción de dos, provienen de
David en su rol de rey de Israel, protector de la nación, comandante en jefe
de los ejércitos de Israel. Él ora por victoria en una guerra justa. También
son oraciones que actualmente se oran en el cielo.
Imprecación individual
En estos “salmos de ira”, el salmista le pide a Dios que traiga juicio divino
sobre sus propios enemigos. Estos enemigos impíos buscan hacerle mucho
daño y él pide a Dios que haga justicia con ellos (35; 55; 59; 79; 109).

1. Petición de ayuda

Cuando el salmista está rodeado de enemigos, suplica a Dios que intervenga


y los derrote. Le pide a Dios que luche por él y derrote a sus enemigos
(35:1-3, 19-25; 55:1-3, 16-21; 59:1-4; 59:1-3, 13-15; 79:1-5, 8-9; 109:1-5,
26-29). El Salmo 35 comienza con esta petición y más adelante la reitera:

Defiéndeme,Señor, de los que me atacan;


combate a los que me combaten.
Toma tu adarga, tu escudo,
y acude en mi ayuda.
Empuña la lanza y el hacha,
y haz frente a los que me persiguen.
Quiero oírte decir:
“Yo soy tu salvación”.
No dejes que de mí se burlen
mis enemigos traicioneros;
no dejes que se guiñen el ojo
los que me odian sin motivo.
Porque no vienen en son de paz,
sino que urden mentiras
contra la gente apacible del país.
De mí se ríen a carcajadas, y exclaman:
“¡Miren en lo que vino a parar!”

Señor, tú has visto todo esto;


no te quedes callado.
¡Señor, no te alejes de mí!
¡Despierta, Dios mío, levántate!
¡Hazme justicia, Señor, defiéndeme!
Júzgame según tu justicia,Señormi Dios;
no dejes que se burlen de mí.
No permitas que piensen: “¡Así queríamos verlo!”.
No permitas que digan: “Nos lo hemos tragado vivo”.
(35:1-3, 19-25).

2. Expresión imprecatoria

El punto central de estos salmos imprecatorios individuales es la súplica del


salmista para que Dios juzgue a sus enemigos (35:4-8; 55:9-11; 59:5-8, 12-
15; 69:22-28; 79:6-7, 10-12; 109:6-20). El Salmo 35 ruega que el juicio
divino caiga sobre los enemigos del salmista:

Queden confundidos y avergonzados


los que procuran matarme;
retrocedan humillados
los que traman mi ruina.
Sean como la paja en el viento,
acosados por el ángel delSeñor;
sea su senda oscura y resbalosa,
perseguidos por el ángel del Señor.

Ya que sin motivo me tendieron una trampa,


y sin motivo cavaron una fosa para mí,
que la ruina los tome por sorpresa;
que caigan en su propia trampa,
en la fosa que ellos mismos cavaron (35:4-8).

3. Promesa de alabanza

Además, el salmista promete, en medio de los crecientes peligros, que


alabará a Dios porque él oirá su clamor (35:9-10, 18,27-28). El salmo 35
expresa esto con confianza.

Así mi alma se alegrará en el Señor


y se deleitará en su salvación;
así todo mi ser exclamará:
“¿Quién como tú,Señor?
Tú libras de los poderosos a los pobres;
a los pobres y necesitados libras
de aquellos que los explotan”…

Yo te daré gracias en la gran asamblea;


ante una multitud te alabaré…
Pero lancen voces de alegría y regocijo
los que apoyan mi causa,
y digan siempre: “Exaltado sea el Señor,
quien se deleita en el bienestar de su siervo”.
Con mi lengua proclamaré tu justicia,
y todo el día te alabaré (35:9-10, 18, 27-28).

4. Se detalla la crisis

Luego, el salmista detalla el daño que le han causado sus enemigos. El


salmista ha sufrido un perjuicio personal considerable (35:11-16; 55:12-15;
59:3, 6-7, 14-15).El salmo 35 detalla el daño personal causado al escritor:

Se presentan testigos despiadados


y me preguntan cosas que yo ignoro.
Me devuelven mal por bien,
y eso me hiere en el alma;
pues cuando ellos enfermaban
yo me vestía de luto,
me afligía y ayunaba.
¡Ay, si pudiera retractarme de mis oraciones!
Me vestía yo de luto,
como por un amigo o un hermano.
Afligido, inclinaba la cabeza,
como si llorara por mi madre.
Pero yo tropecé, y ellos se alegraron,
y a una se juntaron contra mí.
Gente extraña, que yo no conocía,
me calumniaba sin cesar.
Me atormentaban, se burlaban de mí,
y contra mí rechinaban los dientes (35:11-16).
Imprecación comunitaria
De manera muy similar a las imprecaciones individuales, existe un salmo,
el Salmo 137, que habla en nombre de toda la comunidad de creyentes. Es
una petición de justicia divina y castigo para los enemigos de Israel, los
babilonios. Este salmo fue escrito mientras el pueblo de Dios languidecía
cautivo en Babilonia. El Salmo 137 se desarrolla de la siguiente manera:

1. Expresión de angustia

Estando en profunda angustia, el salmista habla en nombre de todo el


pueblo de Dios durante la penosa prueba del exilio babilonio. Derrama su
adolorido corazón ante Dios puesto que ya no pueden cantar a Dios. El
Salmo 137 expresa así el triste lamento:

Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos,


y llorábamos al acordarnos de Sión.
En los álamos que había en la ciudad
colgábamos nuestras arpas.
Allí, los que nos tenían cautivos
nos pedían que entonáramos canciones;
nuestros opresores nos pedían estar alegres;
nos decían: “¡Cántennos un cántico de Sión!”

¿Cómo cantar las canciones del


en una tierra extraña? (137:1-4).

2. Promesa de alabanza

Habiendo expresado la causa de su angustia, ahora el salmista hace votos de


alabanza a Dios. Aunque el pueblo de Dios sufra grandemente, de todos
modos anunciarán la grandeza de Dios con gran gozo. El Salmo 137
declara:

Ah, Jerusalén, Jerusalén,


si llegara yo a olvidarte,
¡que la mano derecha se me seque!
Si de ti no me acordara,
ni te pusiera por encima de mi propia alegría,
¡que la lengua se me pegue al paladar! (137:5-6).

3. Expresión imprecatoria

Finalmente, el salmista, en representación de todo el pueblo de Dios cautivo


en Babilonia, pide que Dios trate con sus enemigos, con quienes oprimen al
pueblo de Dios, tal como ellos lo han tratado a él y que los devaste. El
Salmo 137 concluye:

Señor, acuérdate de los edomitas


el día en que cayó Jerusalén.
“¡Arrásenla —gritaban—,
arrásenla hasta sus cimientos!”.
Hija de Babilonia, que has de ser destruida,
¡dichoso el que te haga pagar
por todo lo que nos has hecho!
¡Dichoso el que agarre a tus pequeños
y los estrelle contra las rocas! (137:7-9).

CONFIANZA

Hay otra categoría importante en los salmos y es la de los salmos de


confianza. Estos cantos de adoración expresan la seguridad del salmista de
que se puede confiar en Dios en tiempos de dificultad y desesperanza.
Aunque la tierra tambalee y las circunstancias sean turbulentas, el cuidado
providencial de Dios es algo que debemos reconocer y en lo que debemos
confiar decididamente. Aquellos que creen en él deben expresar su fe
inamovible en él con la totalidad de su vida (11; 16; 23; 27; 62; 63; 91; 121;
125; 131).
Confianza individual
En estos salmos de confianza, el salmista declara su confianza personal en
el Señor. En sus momentos más oscuros y de mayor dificultad, su decisión
será permanecer en Dios. Al hacerlo, llama a otros que hagan lo mismo.
Esta confianza individual en Dios va acompañada de lamento. El lamento y
la confianza están interconectados (4; 16; 23; 27; 62; 73). La fe del salmista
es refinada por el fuego de la prueba. En general, las distintas partes se
presentan de esta manera:

1. Declaración de confianza

El rasgo predominante de este tipo de salmo es la declaración de confianza


en Dios. Su fe personal en el Señor es fuerte y firme (4:3, 8; 16:1, 2, 7b-10;
23:1-3; 27:1, 2, 3, 5-6, 8, 9,10, 13; 62:1-2, 5-7, 11-12; 73:1, 17, 18-20, 23-
28). Estos salmos comienzan expresando esta confianza en Dios, la cual se
mantiene a lo largo del salmo. El Salmo 62 comienza expresando esta
confianza en Dios, y este tema continúa a través del salmo:

Sólo en Dios halla descanso mi alma;


de él viene mi salvación.
Sólo él es mi roca y mi salvación;
él es mi protector.
¡Jamás habré de caer!

Sólo en Dios halla descanso mi alma;


de él viene mi esperanza.
Sólo él es mi roca y mi salvación;
él es mi protector y no habré de caer.
Dios es mi salvación y mi gloria;
es la roca que me fortalece;
¡mi refugio está en Dios!

Una cosa ha dicho Dios,


y dos veces lo he escuchado:
Que tú, oh Dios, eres poderoso;
que tú, Señor, eres todo amor;
que tú pagarás a cada uno
según lo que merezcan sus obras (62:1-2, 5-7, 11-12).

2. Expresión de lamento

En cada uno de estos salmos de confianza, se menciona la crisis en la que se


encuentra el salmista. Él describe las duras circunstancias desde las cuales
clama a Dios con esta confianza (4:1, 2; 16:4; 23:4-5; 27:1, 2-3, 5, 11, 12;
62:3-4; 73:3-15,21-22). El Salmo 62 contiene este lamento:

¿Hasta cuándo atacarán todos ustedes


a un hombre para derribarlo?
Es como un muro inclinado,
¡como una cerca a punto de derrumbarse!
Sólo quieren derribarlo
de su lugar de preeminencia.
Se complacen en la mentira:
bendicen con la boca,
pero maldicen con el corazón (62:3-4).

3. Invitación a otros

Una vez que ha declarado su confianza en Dios, el salmista invita a otros a


que hagan lo mismo (4:4-5; 27:14; 62:8, 10). Insta a todos a seguir su
ejemplo y descansar en el Señor. El Salmo 62 invita a todos los que
escuchan:

Confía siempre en él, pueblo mío;


ábrele tu corazón cuando estés ante él.
¡Dios es nuestro refugio!…
No confíen en la extorsión
ni se hagan ilusiones con sus rapiñas;
y aunque se multipliquen sus riquezas,
no pongan el corazón en ellas (62:8, 10).

4. Razón de la confianza

La razón de esta confianza en Dios descansa sobre un sólido fundamento: la


bondad y la grandeza de Dios (4:7; 16:5-6, 11; 23:1; 62:11-12). El Salmo 62
concluye declarando de manera enfática su confianza en Dios:

Una cosa ha dicho Dios,


y dos veces lo he escuchado:
Que tú, oh Dios, eres poderoso;
que tú, Señor, eres todo amor (62:11-12).
Confianza comunitaria
Estos salmos comunitarios de confianza son muy similares a los
individuales, excepto que estos cantos usan el plural “nosotros” o “nuestro”
(90; 115; 123; 124; 125; 126). En otras palabras, la confianza es
comunitaria, algo que todo el pueblo expresaba.

1. Expresión de confianza

Estos salmos comienzan con una firme e inamovible declaración de fe y


confianza en Dios (90:1-2; 115:1, 9, 10, 11; 123:2-3; 124:6; 125:1-2; 126:1-
3). Todos los que confían en Dios permanecerán firmes. El Salmo 125
comienza de esta manera:

Los que confían en el


son como el monte Sión,
que jamás será conmovido,
que permanecerá para siempre (125:1).

2. Confianza fortalecida

El firme fundamento de la confianza de los creyentes en Dios es el


inmutable carácter de Dios y sus irrevocables propósitos que no pueden
alterarse (115:12-13; 123:1; 124:8; 125:2). El Salmo 125 expresa esta
confianza:

Como rodean las colinas a Jerusalén,


así rodea el Señor a su pueblo,
desde ahora y para siempre (125:2).

3. Crisis personal

La razón de fondo de su necesidad de confiar en Dios es la invasiva


presencia del malvado que amenaza la estabilidad y prosperidad de la
nación (90:3-11; 115:2; 123:3-4; 124:1-5, 7; 125:3). El Salmo 125 expresa
esta crisis:

No prevalecerá el cetro de los impíos


sobre la heredad asignada a los justos,
para que nunca los justos extiendan
sus manos hacia la maldad (125:3).

4. Petición a Dios

Ante la inminente crisis, el salmista ruega a Dios que intervenga y haga el


bien (90:12-15, 17; 115:14-15; 123:3; 125:4-5; 126:4). Apela al Señor para
que intervenga y sostenga al pueblo de Dios. El Salmo 125 concluye de este
modo:

Haz bien, Señor, a los que son buenos,


a los de recto corazón.
Pero a los que van por caminos torcidos
deséchalos, Señor, junto con los malhechores
(125:4-5).

ACRÓSTICOS

Varios salmos emplean un recurso literario popular conocido como


acróstico alfabético. En este formato, la primera letra de la primera palabra
en una línea, versículo o estrofa comienza con la siguiente letra hebrea en el
alfabeto y así sucesivamente avanza ocupando las veintidós consonantes del
alfabeto hebreo. Sin duda este método ayudaba a memorizar los salmos,
especialmente cuando iban acompañados de música. Esto igualmente
determina la estructura del salmo y la organización de las ideas que usó el
autor. También es un indicio de la amplitud del tema que se expresa de
manera exhaustiva, de la A a la Z por así decirlo.

Salmos 9 y 10: estos salmos contienen un acróstico irregular a lo


largo de los versículos.

Salmos 25 y 34: estos son los únicos dos salmos que contienen
un acróstico con el alfabeto hebreo completo, las veintidós
letras.

Salmos 111 y 112: cada uno de estos salmos tiene diez


versículos con veintidós líneas en los que se ocupa cada letra.

Salmo 119: este es el salmo más avanzado, con veintidós


estrofas de ocho versos, y cada estrofa comienza con la siguiente
letra del alfabeto hebreo para enfatizar la perfección de la
Palabra de Dios.
Salmo 145: el salmo tiene veintiún versículos y se omite la letra
“nun” entre el versículo 13 y el 14.

MISCELÁNEOS
Existen otras categorías menores de salmos que, a partir de algunas
similares, se pueden agrupar de varias maneras. Si se clasifican de manera
más específica, según el tema y la actitud del escritor, surgen muchos tipos
diferentes de salmos como hemos visto. Además, se pueden distinguir
clasificaciones adicionales, incluyendo:

Salmos de Salvación: estos salmos, aunque son pocos, repasan


la historia de los actos de salvación de Dios entre su pueblo. En
estos actos él los rescata del peligro y las amenazas. Se destaca
de manera especial el momento en que Dios liberó a Israel de la
esclavitud en Egipto (78; 105; 106; 135; 136).

Salmos de Sión: estos salmos se enfocan en la ciudad santa,


Jerusalén, el lugar donde se construyó el Templo y donde el rey
davídico ejerce autoridad (46; 48; 76; 84; 87; 122).

Salmos del Peregrino: estos salmos festivos estimulan una


actitud de alabanza a Dios mientras Israel viaja a Jerusalén para
celebrar las tres fiestas anuales (43; 46; 48; 76; 84; 87; 120-
134).Todos estos tienen el título “cántico de los peregrinos” o
“cántico gradual” y se refiere al ascenso de Israel hacia
Jerusalén. El contenido de estos salmos describe el viaje a
Jerusalén realizado por los peregrinos que van a adorar.
LA NECESIDAD DEL MOMENTO
En este momento crítico de la historia de la iglesia, los pastores deben
recuperar la centralidad y la sagacidad de la predicación bíblica como
cuando tuvo un lugar de preeminencia en la Reforma y en otras épocas
doradas de la iglesia. La necesidad del momento es la predicación
expositiva centrada en el texto, impulsada por la Palabra, sensible a los
géneros literarios y que exalte a Dios. Permita el Señor de la iglesia que
surja una nueva generación de expositores armados con la espada del
Espíritu y capaces de manejar la gama completa de géneros bíblicos.
Permita Dios que la súplica de Charles Haddon Spurgeon, que fue testigo
del deterioro de la predicación dinámica en su época, sea escuchada y
respondida en estos tiempos:

Queremos que haya nuevos Luteros, Calvinos, Bunyans y


Whitefields; hombres que marquen épocas, cuyos nombres
inspiren terror en los oídos de los enemigos. Los necesitamos
con suma urgencia. ¿De dónde saldrán? Son dones de Jesucristo
a la iglesia, y llegarán a su debido tiempo. Él tiene poder para
devolvernos a la era dorada de los predicadores. Cuando la
buena y antigua verdad sea predicada una vez más por hombres
cuyos labios han sido tocados como con una brasa ardiente del
altar, será el instrumento en la mano del Espíritu para provocar
un gran y completo avivamiento de la religión en la tierra. No
busco ningún otro medio para convertir a los hombres que no sea
la sencilla predicación del evangelio que puede abrir los oídos de
los hombres que escuchen. El momento en que la iglesia
desprecie el púlpito será el momento en que Dios desprecie a la
iglesia. El Señor siempre se ha complacido en reanimar y
1
bendecir a sus iglesias a través del ministerio .
Permita Dios que esta oración sea respondida en nuestro tiempo.
8

Tomar en cuenta el título


Determina la relevancia del título para el salmo

Hasta ahora, ya hemos trazado los pasos preparatorios que el expositor


debe dar para exponer un salmo de manera eficaz. Se ha escogido un salmo
específico, y se ha determinado su clasificación. Ahora el expositor está
listo para examinar el salmo en cuestión. Esta tarea comienza poniendo
atención al sobrescrito, en caso de haber uno. Muchos salmos poseen uno
de estos títulos descriptivos. Estos encabezamientos nos entregan
información útil para comprender el salmo.
Más de tres cuartos de los salmos incluyen un sobrescrito. Eso hace un total
de 116 salmos para ser exactos. Aunque muchos títulos, tal vez la mayoría,
han sido una adición posterior a la escritura del salmo, hay que tomarlos en
cuenta de todos modos. Estas anotaciones contienen información valiosa
para comprender correctamente el contexto histórico y literario. Los títulos
de los salmos indican la autoría, categoría literaria y el contexto histórico.
Estas importantes inscripciones apuntan a quién escribió el salmo y las
circunstancias específicas en las que se encontraba el autor.
Títulos introductorios
Hay solo treinta y cuatro salmos sin un título introductorio. A veces se les
llama salmos “huérfanos” por no tener un encabezamiento. Se encuentran
mayormente en los Libros III y V. Estos cantos de adoración anónimos
tienden a aparecer agrupados: Salmos 91; 93-97; 99; 104-107; 111-119;
135-137; 146-150. En los Libros I y II solo los Salmos 1-2; 10; 33; 43; 71
carecen de título. Aunque el Salmo 10 y el 43 no tienen título, en realidad
son una continuación del salmo que los precede. Además, algunos
encabezamientos funcionan como final del salmo e indican instrucciones
musicales, pero solo eso. Por ejemplo, el título en el Salmo 55 dice: “Al
director musical. Acompáñese con instrumentos de cuerda”. Estas
inscripciones eran de ayuda, para el director y la congregación, para
comprender y cantar estos himnos.

Los títulos de los salmos se deben considerar válidos y exactos, aunque


entre los comentaristas no hay acuerdo acerca de su inspiración. Muchos
respaldan la antigüedad y autenticidad de los encabezamientos de los
1
salmos . Los expositores aceptan gustosos la inspiración de los
encabezamientos y los finales que acompañan al Salterio (por ejemplo 2S
22:1; Is 38:9; Hab 3:1, 19), por lo tanto, deberíamos aceptar los títulos y
finales del Salterio. De este modo, los expositores deben prestar atención a
los siguientes aspectos de estos sobrescritos iniciales:

AUTOR BÍBLICO
Primero, los sobrescritos ayudan a identificar al autor en muchos salmos.
Los salmistas incluyen a: 1) David (75 salmos); 2) Asaf (50; 73; 74-83); 3)
los hijos de Coré (42; 44; 45; 47-49; 84; 85; 87); 4) Salomón (72; 127); 5)
Moisés (90); 6) Hemán (88); 7) Etán (89) y 8) otros autores anónimos.
Como vemos, estos títulos ayudan a determinar el autor de muchos salmos.
Un tema de debate
Es necesario comprender que lograr determinar el autor de un salmo puede
ser tema de debate. La controversia se centra en torno al uso de la
preposición hebrea le que se traduce como “de” o “para” en el sobrescrito.
La pregunta es entonces si es que debiera traducirse “de”, “por”, “para” o
“a”. En el último caso, la preposición indicaría que el salmo está dedicado a
la persona que se menciona y no que fue escrito por esa persona. Sin
embargo, lo más apropiado es asumir que la preposición apunta al autor a
menos que algo indique lo contrario.

Un ejemplo de esto es el familiar título “Salmo de David”. Willem A.


VanGemeren comenta:

La dificultad de cómo comprender la preposición le (“para”,


“perteneciente a” o “acerca de”) es crucial para determinar la
autoría… Esencial en el tema de la autenticidad es la cuestión
exegética del significado de la preposición “de” en los
encabezamientos, por ejemplo “Salmo de David”. La
preposición plantea dos preguntas: la ambigüedad del
significado y la ambigüedad del uso. En primer lugar, el
significado de la preposición le es mayormente determinante. Se
puede traducir de varias maneras: “a”, “de”, “acerca de”, “en
relación con”, “dedicado a”. Es claro que la traducción “de
David” es notablemente diferente a la versión “acerca de David”.
2
En segundo lugar, su uso en el Salterio es igualmente ambiguo .
Sentido autoral
Al determinar quién es el escritor de un salmo, el acuerdo general es que lo
mejor es tomar la preposición le (“de”) como indicación de autoría. C.
Hassell Bullock escribió: “Sugiero que tomemos el término en un sentido
autoral a menos que haya algo que indique lo contrario, ya sea en el
sobrescrito o en el contenido del poema mismo. Esta es la postura de
Calvino. Esta preposición aparece como prefijo en los nombres de David,
Salomón, Moisés, Asaf, los hijos de Coré y los dos ezraitas. Es difícil no
prestar atención a todas las asociaciones y negar que sean indicación de
3
autoría” . Por ejemplo, el contenido del Salmo 51 confirma que David
escribió el Salmo 51 como lo indica el título “salmo de David”.

CONTEXTO HISTÓRICO
En Segundo lugar, los sobrescritos a menudo nos informan sobre el
contexto histórico del salmo. Al examinar el título, el expositor deberá
preguntar: ¿cuándo se escribió este salmo? ¿Por qué fue escrito? ¿En qué
ocasión se escribió este salmo?
Sucesos en la vida de david
Hay trece salmos que están directamente relacionados con incidentes en la
vida de David (3; 7; 18; 34; 51; 52; 54; 56; 57; 59; 60; 63; 142). Al predicar
los salmos, todo expositor deberá estar familiarizado con la vida de David,
para lo cual será útil releer los sucesos de su historia como el ungido rey de
Israel (1S 16-31; 2 Sam. 1-24; 1Cr 1-29). Los sobrescritos que se relacionan
con la vida de David nos comunican el trasfondo histórico de los salmos
nombrados a continuación e identifican importantes sucesos en la vida de
David:

Salmo 3: cuando David huyó de su hijo Absalón (2S 15:13-17).

Salmo 7: acerca de las palabras de Cus el benjaminita (2S 16:5;


19:16).

Salmo 18: el día en que el Señor salvó a David de sus


enemigos/Saúl (2S 22:1-51).

Salmo 29: en la dedicación de la casa de David (2S 5:11, 12; 6:17).

Salmo 34: cuando David fingió locura delante de Abimelec (1S


21:10-15).
Salmo 51: cuando Natán confronta a David por su pecado con
Betsabé (2S 12:1-14).

Salmo 52: cuando Doeg el edomita advirtió a Saúl acerca de David


(1Sa 22:9, 10).

Salmo 54: cuando los zifitas advierten a Saúl acerca de David (1S
23:19).

Salmo 56: cuando los filisteos capturaron a David en Gat (1S 21:10,
11).

Salmo 57: cuando David huyó de Saúl hacia una cueva (1S 22:1;
24:3).

Salmo 59: cuando Saúl envió hombres a vigilar la casa para matar a
David (1S 19:11).

Salmo 60: cuando David luchó contra Mesopotamia y Siria (2S 8:3,
13).

Salmo 63: cuando David estaba en el desierto de Judea (1S 23:14; o


2S 15:23-28).

Salmo 142: cuando David se encontraba en una cueva (1S 22:1;


24:3).
LOS SALMOS DE DAVID

1er Período (juventud): Salmos 7; 8; 11-13; 16; 17; 22; 23; 34;
35;52; 54; 56-57; 59

2° Período (del ascenso al trono hasta el gran pecado): Salmos 8;


9;10; 15; 16; 17; 18; 19; 20; 21; 23; 24; 26; 29; 36; 58;
60; 68; 101;108; 110

3er Período (desde la caída hasta la huida): Salmos 5; 6; 32;


29; 40; 41; 51; 55;60; 64

4° Período (desde la huida hasta la restauración): Salmos 3;


4; 27; 28; 31;61; 63; 69; 70; 143

5° Período (último período de la vida de David): Salmo 139

INSTRUCCIONES MUSICALES
En tercer lugar, hay varios salmos que llevan anotaciones respecto a la
música para el director de adoración y nos entregan pistas acerca del
contexto. Estas inscripciones indican por qué el salmo era usado en la
adoración pública (Gitit y Sosanim), algun propósito especial (Mut-laben,
Mahalat, Nehilot, Al tasjith); el tema (Ajelet hasahar y Yonath ’élem
rejokim); coros especiales que lo acompañan (Seminit, Alamot y Jedutun).
Algunos sostienen que las instrucciones sobre la música corresponden al
4
final del salmo anterior y no es parte del título del salmo . Hay cincuenta y
cinco salmos que llevan estas indicaciones musicales, “Para el músico
principal”. El músico principal era el director del coro del Templo.
Preparaba al coro y dirigía el canto de los salmos en los servicios en el
Templo
Coros especiales
Algunas de las indicaciones musicales se refieren al canto de coros
especiales:

1. Alamot

Este término solo aparece en el Salmo 46 [45]. Se traduce “para (la voz de)
las jóvenes”, lo que indicaba que este salmo debía ser cantado por mujeres
jóvenes (ver almah, Is 7:14). Este salmo era cantado por un coro femenino.

2. Seminit

Este término aparece en el Salmo 6 y el 12. Se relaciona con la palabra


hebrea que quiere decir “ocho” aunque su significado exacto no se sabe.
Quizás se refiere a un instrumento musical conocido como la lira de ocho
cuerdas. En 1 Crónicas 15:20-21, alamot (coro femenino) es paralelo a
seminit, lo que indica que el Salmo 6 y el 12 debían ser cantado por
hombres.

3. Jedutún
Este término aparece en los Salmos 39, 61 y 77 y se refieren a uno de los
tres directores de coro de David (1Cr 16:41-42; 25:1, 6; 2Cr 5:12). Es
posible que se refiera a un tercer coro conocido como jedutún, o coro de
alabanza. Este coro cantaba canciones de alabanza y acción de gracias (ver
1Cr 25:3).
Épocas especiales
Hay otras instrucciones musicales que corresponden al canto de los salmos
en épocas especiales.

1. Sosanim

Este término aparece en los Salmos 45 y 69 y se traduce como “lirios” o


“flores”. Israel cantaba estos salmos para la Fiesta de la Pascua en la
primavera y así recordaban que Dios los había liberado en el Éxodo. El
expositor debe estar familiarizado con la primera Pascua y la celebración de
la Pascua para poder exponer con precisión estos salmos.

2. Susan-edut y el sosanim

Estas expresiones las encontramos en el Salmo 60, en forma singular, y en


el Salmo 80, en forma plural. Se traducen como “lirio del pacto” o “lirio:
testimonios” y “lirios: testimonios. Estos eran salmos para “una segunda
Pascua”.

3. Gitit
Esta palabra se encuentra en los Salmos 8, 81 y 84 y se traduce como
“lagar” (ver Neh 13:15). Estos tres salmos se cantaban en la Fiesta de los
Tabernáculos. “Gittit”= “lagar”, alude a la Fiesta de los Tabernáculos cuyo
objeto era conmemorar la gran bondad de Dios hacia Israel en su travesía
por el desierto. Tal como la Pascua recordaba a Israel que Jehová era su
Redentor, la fiesta de los Tabernáculos les recordaba que era su Sustentador.
Por eso es que los salmos describen la confianza en Dios en tiempos de
5
adversidad con mucha claridad .
Cantos de david
Hay otras anotaciones musicales en torno a la vida de David. Estas
incluyen:

1. Mut-laben

Este término aparece en el Salmo 9 y se traduce como “la muerte del hijo”.
Los expositores no pueden identificar con certeza de qué hijo se trata.
Algunos sugieren que es Ben (el levita de 1Cr 15:18), otros que es un
príncipe desconocido, otros que es Absalón. No se sabe con certeza. Hay
otra anotación que dice “por la muerte del campeón (Goliat)” en vez de
6
decir “la muerte del hijo” . David escribió el Salmo 8 poco después de
derrotar a Goliat, para conmemorar dicho evento. Dios claramente había
“tomado en cuenta” a David en aquel día (8:4) e Israel había coronado a
David “de gloria y de honra” (8:5). Dios había puesto a Goliat y las bestias
del campo “a su dominio” (8:6, 7; 1 Sam 17:46). De este modo, David
expresa en el Salmo 8 que Dios le dio dominio en la tierra, aunque es algo
pequeño e insignificante comparado con la majestad de Dios.

2. Mahalat
Este término aparece en el Salmo 53 y se traduce como “danzas”. Israel
danzó mucho después de la victoria de David ante Goliat y los filisteos (1S
18:6-7). “Es fácil imaginar a David sosteniendo en su mano la espada del
7
gigante derrotado y escribiendo este salmo” . En el Salmo 88, mahalat se
ubica junto a leanot, que quiere decir “danzas y gritos”. La ocasión en que
hubo danzas y gritos fue cuando David trajo el Arca a Jerusalén (2S 6:5; 14,
15; 1Cr 13:8, 15, 16, 28).

3. Ajelet-hasahar

Esta anotación aparece en el salmo 22 y se traduce como “la cierva de la


aurora”. “La ’cierva de la aurora’ es una imagen verbal oriental que
describe el sol cuando emana sus rayos matinales. El viajero observa
ansioso los primeros rayos de luz del alba y recibe con gusto a la ’cierva de
8
la aurora’ al verla bailar en el horizonte” .

4. Jonat elem rehoquim

Esta expresión del Salmo 56 se traduce como “paloma de robles lejanos”.


David soñaba con tener alas como paloma para volar y escapar de los
problemas que trajo la rebelión de Absalón (2S 15-19) y la traición de su
amigo Ahitofel (55:13). En su angustia exclama: “¡Quién me diera alas
como de paloma! Volaría y hallaría reposo” (55:6).
Humillación
Otra anotación musical que aparece tiene que ver con la humillación
personal en la vida del salmista.

1.Al-tashet

Este término aparece en el título de los Salmos 57, 58, 59 y 75. Se traduce
como “No destruyas”. En tiempos de angustia, sufrimiento y problemas,
Israel suplica a Dios que tenga misericordia y traiga liberación.
Otros títulos
Hay otras anotaciones musicales que tienen que ver con el uso de un
instrumento musical:

1. Nehilot

Este término aparece en el Salmo 5 [4] en el Salterio. Porque este término


no lleva la preposición bet, no se refiere a “flautas”, sino a “herencias” (en
el sentido de conmemoración). Por lo tanto, el Salmo 5 es una
“conmemoración de la obligación perpetua de Israel hacia Dios por la
9
herencia que las tribus habían recibido” .

2. Neginot

Este término aparece en los Salmos 4, 6, 54, 55, 61, 67, 76 (y en Hab 3:19).
Se traduce como “instrumentos de cuerdas”. Estos salmos eran
acompañados por dos instrumentos de cuerdas, el arpa y la lira.

3. Selah

La última anotación musical que debemos mencionar es la que se encuentra


a lo largo del Salterio: Selah. Esta palabra aparece setenta y una veces en
los Salmos, en especial en los primeros tres libros, y funciona como un
indicador musical. “La palabra SELAH (“elevar”) da aviso al comienzo de
una sección o estrofa en un himno o un poema diseñado para cantar. Lo
10
apropiado es que se ubique al comienzo de esa sección o estrofa” . Esta
palabra puede ser una indicación a que se eleve la voz en un potente
crescendo. También puede indicar que se eleve la mente para reflexionar o
contemplar lo que se ha dicho. En este sentido, es una indicación para hacer
una pausa y meditar.

CATEGORÍA LITERARIA

En cuarto lugar, otros encabezamientos en los salmos se refieren al tipo o


categoría literaria a la que corresponde el salmo. Estas son:

1. Salmo

Un salmo (mizmor) aparece en cincuenta y siete sobrescritos y describe una


canción de alabanza (3-6; 8-9; 12-13; 15; 17-24; 29-31; 38-41;47-51; 62-
68; 73; 75-77; 79-80; 82-85; 87-88; 92; 98; 100-101;108-110; 139-141;
143). La raíz (z-m-r) a menudo se usa para denotar cantos con
acompañamiento musical (33:2; 71:22; 98:5; 147:7; 149:3), o alabanzas
acompañadas por instrumentos musicales (30:12; 47:6-7; 68:4, 32).

2. Sigaion

Este término solo aparece en el Salmo 7 e indica un himno de alabanza

3. Mictam
Este título aparece en seis títulos (16, 56-60) y puede referirse a una oración
privada o meditación personal.

4. Masquil

Este encabezamiento se encuentra en trece salmos (32; 42; 44; 45; 52-
55;74; 78; 88; 89; 142) y viene de la raíz (s-k-l, “ser sabio, instruir”) y
probablemente significa que es un salmo didáctico (ver 32:8).

5. Cántico o canto

Este sobrescrito (sir) aparece más de treinta veces (30;45-46; 48; 65-69; 75-
76; 83; 87-88; 92; 108; 120-134) y simplemente se refiere a una canción (
1Cr 6:31-32). A veces sir se combina con otros títulos como “un canto, un
salmo” (48, 66, 83, 88, 108); “un salmo, un canto” (30; 65; 67; 68; 75; 76;
87; 92); “un canto de bodas” (45); o “un canto. Un salmo de los hijos de
Coré… Un masquil de Hemán el izraita” (88).

6. Salmo de petición

Esta inscripción (tehilah) solo aparece en el Salmo 145 y se deriva de la


raíz (h-l-l) de donde se deriva “aleluya”.

7. Petición

Esta palabra (lehazkir) significa “recordar” y se describe un llamado


ferviente del Salmista para que Dios se acuerde de él.

8. Enseñanza
Esta palabra se refiere al propósito del salmo, solo en el Salmo 60, que es
instruir a los guerreros de David a relacionarse entre sí.

9. Para el sábado

Este título quiere decir que el uso del salmo (92) se relaciona con el día de
reposo.

10. Dar gracias

Esta inscripción solo aparece en el Salmo 100 e indica que se usa para
expresar gratitud.

11. Oración

Este sobrescrito solo aparece en el Salmo 90 y subraya una importante


súplica a Dios.

EL MUNDO DEL SALMISTA

Antes de que el expositor aplique su salmo a la congregación, debe


descubrir todo lo que pueda del contexto original del salmo. Una manera de
descubrir el contexto original es investigar los títulos y los finales. Acerca
de este punto, Derek Kidner comenta: “Puede parecer innecesario darle
mucha importancia a ’la letra chica’ de los salmos [títulos]… Si se supone
que debemos compartir las meditaciones de un hombre tan excepcional y
tan probado como David, perderemos mucho si tratamos su obra como si
11
fuera anónima, sin conectarla con su azarosa vida” . Los títulos de los
salmos y los finales dan pistas al predicador acerca del contexto que el
lector casual a menudo pasa por alto.
Los títulos históricos y literarios de los salmos y los finales musicales nos
dan una gran vista del mundo antiguo en el que vivía el salmista. A los que
estudian la hermenéutica gramático-histórica les aportan significativa
historia.
9

Hacer observaciones
Lee el salmo muchas veces y examina el texto
del salmo

La siguiente fase crucial del proceso expositivo se conoce como la fase


de observación. Por lógica, esta etapa antecede a la etapa de interpretación.
La fase de observación dice consiste en la pregunta básica: “¿Qué dice la
Biblia?”. La interpretación se enfoca en “¿Qué significa el texto?”.
Debemos saber qué dice el texto antes de poder determinar con precisión lo
que significa. Esta etapa es fundamental en el proceso investigativo. No es
posible determinar lo que la Escritura significa mientras no sepamos lo que
la Escritura dice.
Respecto a este punto, el connotado expositor John MacArthur afirma: “La
observación implica tener un manejo general de los términos, estructura y
1
forma literaria del texto” . Esas agudas observaciones del texto bíblico
deben hacerse con cuidado y persistencia. Cada parte del texto debe ser
examinada. Martín Lutero comparó este crucial paso de la observación con
el esfuerzo que se hace cuando se recogen manzanas de un árbol: “Primero
sacudo el árbol para que caigan las más maduras. Luego me subo al árbol y
2
sacudo cada rama, luego cada gajo, y después busco debajo de cada hoja” .
Dicho de otro modo, el reformador alemán sabía que, para estudiar la
verdad de la Escritura de manera adecuada, era necesario observar cada
aspecto del texto bíblico, buscando debajo de cada hoja de cada rama.
Profundizar en el texto
Al leer cualquier salmo, el expositor debe tener sus ojos bien abiertos. Debe
leer el texto repetidas veces, prestando mucha atención al contenido básico,
el mensaje y las partes del salmo. Deberá observar repetidamente hasta que
esté íntimamente familiarizado con los rasgos importantes y los detalles
específicos. Al hacerlo, el expositor debe identificar el contexto bíblico,
3
personajes clave, circunstancias históricas e idea central .

Quizás J. C. Ryle fue quien mejor lo dijera: “Debemos leer nuestra Biblia
4
como si estuviéramos cavando en busca de un tesoro” . Esto quiere decir
que los expositores deben indagar en el texto como un minero en búsqueda
del preciado oro, y deben hacerlo hasta extraer las riquezas. Martyn Lloyd-
Jones añade: “Hay que inquirir en el texto, hacerle preguntas, y en
particular esta pregunta: ¿qué dice aquí? ¿Cuál es la doctrina específica, el
mensaje especial? Nada es más importante que esto en la preparación del
5
sermón” . En otras palabras, el expositor debe cavar hacia las
profundidades del pasaje hasta que descubra las pepitas de verdad
enterradas que yacen bajo de la superficie.

CONTEXTO BÍBLICO
En primer lugar, el expositor debe tomar nota del lugar que ocupa un salmo
particular en la estructura amplia de los salmos. Se ha dicho acertadamente
que un texto sin contexto es un pretexto. Un salmo sin contexto no estimula
nuestro pensamiento. Se debe tomar en consideración:
Un libro individual
Como ya hemos planteado en el capítulo 4, la compilación de los Salmos
fue un largo proceso que tomó cerca de 1.000 años. El Salterio se ordenó en
cinco libros, que son Salmos 1-41; 42-72; 73-89; 90-106; y 107-150. Cada
libro individual tiene su tema primario. Muchos consideran que la idea
central se relaciona con los cincos libros de Moisés, de Génesis a
Deuteronomio, respectivamente. Por lo tanto, cuando el expositor se
aproxima a un salmo se debe preguntar: ¿en cuál de estos cinco libros se
encuentra el salmo? ¿Cuál el tema global de este libro? ¿Cómo encaja este
salmo dentro del tema general? ¿Qué salmo antecede? ¿Qué salmo sucede?
¿Esa ubicación implica algún significado?
El salterio completo
Cuando los compiladores del Salterio hicieron su trabajo lo hicieron dentro
del contexto de su tiempo. Por ejemplo, el Salmo 89 registra la caída de
Jerusalén a manos de los babilonios. De manera apropiada se ubica al
concluir el Libro III por su paralelo con lo ocurrido en Israel al concluir ese
triste período en la historia de Israel. El Salmo 90, escrito por Moisés
después de la cautividad en Egipto y durante el paso de Israel por el
desierto, comienza el Libro IV. Esto es sorprendente dado el interesante
paralelo con el momento en que el Salmo 90 se incluye en el Salterio, justo
cuando Israel regresa de la cautividad babilónica, después de su paso por el
desierto entre Babilonia y Jerusalén.

PERSONAJES CLAVES

Segundo, el expositor deberá hacer observaciones generales dentro del


salmo. Específicamente, deberá comenzar estas observaciones con los
personajes clave. ¿Quién es el que habla? ¿A quién está dirigido?
Narradores principales
El primer paso en las observaciones debe hacer la pregunta: ¿quién está
hablando? ¿David? ¿Los hijos de Coré? ¿Hemán? ¿Etán? ¿Un autor
anónimo? ¿Israel? ¿Habla Dios mismo? ¿Un enemigo del salmista? En
general, los salmistas hablan en nombre propio. Estos salmos hablan en
primera persona singular (89:1-2, 19-20).Sin embargo, ocurre a menudo que
al interior de estos salmos existe también un aspecto comunitario y se
refleja en el uso de la primera persona plural (89:17-18). Otras oraciones
individuales concluyen con un llamado a Israel (131:3).

En otras ocasiones el salmista habla en nombre de Israel. Los Cánticos


Graduales (120-134), por ejemplo, son salmos comunitarios en los que el
salmista no habla solo en nombre propio, sino de parte de toda la nación,
como lo indica el uso plural de los pronombres (124:1, 7-8). En ocasiones el
salmista hace una oración individual en nombre de toda la nación (25:22).
El expositor debe prestar atención a este cambio del enfoque individual
(51:16-17) al enfoque comunitario (v. 18-19).

En algunos salmos, Dios mismo habla a su pueblo a través del salmista. Por
ejemplo, el Salmo 50 contiene declaraciones de parte de Dios en primera
persona. Esto es característico de los Salmos de Asaf (50; 73-83):
“Reúnanme a los consagrados, a los que pactaron conmigo mediante un
sacrificio” (50:3-5). En otras ocasiones el salmista describe los ataques
verbales de sus enemigos. En otros momentos, el que habla es uno de los
enemigos de Dios que se burla del salmista: “Los reyes de la tierra se
rebelan; los gobernantes se confabulan contra él y contra su ungido. Y
dicen: “¡Hagamos pedazos sus cadenas! ¡Librémonos de su yugo!” (2:2-3).
Por lo tanto, el expositor debe estar atento a los cambios de narrador.
¿A quién está dirigido?
A su vez, el expositor debe preguntarse: ¿A quién está dirigido? ¿El autor se
dirige a Dios? ¿A Israel? ¿A sus enemigos? ¿A sí mismo? ¿A los lectores
en general? Aunque cada participante recibe atención, el salmista se dirige
en primer lugar a Dios: “Atiende, Señor, a mis palabras; toma en cuenta mis
gemidos” (5:1). Esto es lo que hace del Salterio algo tan único. En todo otro
libro de la Biblia Dios se dirige al hombre, pero en el salterio, en general, el
hombre se dirige a Dios.

En otras ocasiones, el salmista se dirige a Israel: “Sepan que el Señor honra


al que le es fiel; el Señor me escucha cuando lo llamo” (4:3). También:
“Israel, pon tu esperanza en el Señor desde ahora y para siempre” (131:3).
Por momentos se dirige a sus enemigos: “Y ustedes, señores, ¿hasta cuándo
cambiarán mi gloria en vergüenza? ¿Hasta cuándo amarán ídolos vanos e
irán en pos de lo ilusorio? Selah’ (4:2). O en otra ocasión: “Pero lo has
hecho tú, un hombre como yo, mi compañero, mi mejor amigo” (55:13-14).
Hay veces que el poeta se aconseja a sí mismo: “Alaba, alma mía, al Señor;
alabe todo mi ser su santo nombre” (103:1). Con frecuencia, tiene en cuenta
a sus lectores: ’El Señor es mi pastor, nada me faltará” (23:1).

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS
Tercero, el expositor debe prestar atención a las circunstancias generales
que acompañan al salmo. La evidencia se puede ver en el sobrescrito o en la
anotación final, un rasgo que analizamos en el capítulo 7. Además, hay
importantes pistas que surgen con una primera lectura del salmo.
Motivaciones del corazón
El expositor debe investigar la razón por la que fue escrito el salmo. ¿Fue
como expresión de alabanza o acción de gracias? ¿Es una enseñanza de
sabiduría divina? ¿Un lamento del corazón? ¿Un dilema del alma? ¿Una
súplica por liberación? ¿Una confesión de pecado? ¿Un reconocimiento de
bendición divina? ¿Una declaración de la majestad de Dios? ¿Una áspera
imprecación? ¿Una declaración de firme confianza?

Los títulos de los salmos son de gran ayuda para determinar el propósito, en
especial en el caso de los salmos de David. Por ejemplo, el encabezamiento
del Salmo 51 dice: “Salmo de David, cuando el profeta Natán fue a verlo
por haber cometido David adulterio con Betsabé”. Este título dirige al lector
hacia el pasaje de 2 Samuel 11-12 que registra la trágica caída de David y la
valiente reprensión de Natán. El final del Salmo 8, ’por la muerte del
campeón Goliat’ dirige al predicador al texto de 1 Samuel 17 para descubrir
la motivación de David al escribir el salmo: su victoria sin precedentes ante
el filisteo incircunciso.

Sin embargo, la mayoría de los salmos omiten información sobre el


trasfondo, lo que deja la responsabilidad en el expositor de hacer las
preguntas de diagnóstico: ¿cuál es el problema de fondo? ¿Qué llevó al
salmista a escribir? Por ejemplo, en el Salmo 117, el amor de Dios en su
pacto y la verdad permanente (v. 2) fue lo que motivó al salmista a escribir.
El Salmo 1 no da indicios históricos, de modo que el expositor puede
concluir que la motivación del salmista viene del deseo de que los lectores
vayan por el camino próspero del sabio en lugar de seguir el camino
destructivo del necio.
Expresión de emociones
El expositor debe también considerar la actitud del salmista: ¿cuál es el
tono del salmo? Distinguir el tono del salmista ayuda a la interpretación.
¿Es un tono de júbilo? ¿Es triste?
¿Hay temor? ¿Hay un tono triunfante? ¿Es un tono de derrota? La manera
en que el salmista habla es tan importante como su mensaje. Las alabanzas
son alegres, los lamentos son profundos, las enseñanzas son con los pies en
la tierra y las imprecaciones son apasionadas e intensas. El tono señala el
género literario.

Muchos salmos, como el Salmo 13, pasan del desaliento extremo (v. 1-2) a
un gran deleite (v. 5-6). En el Salmo 87, los hijos de Coré rebosan de gozo
(por ejemplo 87:7), lo cual se confirma en el final musical: “Cántico. Salmo
de los hijos de Coré. Al director musical. Según majalat leannot [danzas y
gritos]”.

Por otro lado, el Salmo 88, es el más triste de todo el Salterio. Aquí Hemán
el ezraíta se lamenta por ’calamidades’ (v. 3), estar “desvalido” (v. 4), ’el
foso’ (v. 6), ser ’aborrecible’ (v. 8), ’tristeza’ (v. 9), and ’sufrimientos’ (v.
15). En el Salmo 108:8-9, David pronuncia una apasionada imprecación
hacia su enemigo: “Que se acorten sus días, y que otro se haga cargo de su
oficio. Que se queden huérfanos sus hijos; que se quede viuda su esposa”.
IDEA CENTRAL
Cuarto, cada salmo se debe leer como una unidad literaria teniendo en
cuenta el flujo del mensaje y el patrón de desarrollo. El expositor no debe
desconectar los versículos ni aislar las ideas de su contexto. Con el fin de
captar las ideas clave, el expositor debe identificar las repeticiones, trazar el
progreso de las ideas, distinguir las estrofas y resumir el salmo:
Ideas recurrentes
El predicador debe poner atención a las palabras o frases que se repiten. Por
ejemplo, el Salmo 8 comienza y termina con un estribillo que resume el
salmo con alabanza y asombro: “Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué
imponente es tu nombre en toda la tierra!” (vv. 1, 9). También se debe
examinar el salmo anterior y posterior con el fin de observar si los mismos
estribillos, palabras o frases están presente. El Salmo 42 y 43 están
obviamente conectados dado el estribillo que se repite: “¿Por qué voy a
inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar?” (42:5, 11; 43:5). Lo mismo se
puede decir del Salmo 1 y 2 que comienzan y terminan con las idénticas
palabras “dichoso” o “bendito” (1:1; 2:12). Del mismo modo, el Salmo 119:
“Dichosos los que van por caminos perfectos, los que andan conforme a la
ley del Señor. Dichosos los que guardan sus estatutos y de todo corazón lo
buscan (119:1-2).
Desarrollo del tema
El predicador debe hacer la siguiente pregunta: ¿De qué manera se
desarrolla el salmo? ¿Comienza en el valle de la desesperanza y termina en
la cima de la montaña del triunfo? ¿Comienza con alabanza a Dios y luego
da la razón de esa alabanza? ¿Comienza con un estado de ánimo bajo y
concluye del mismo modo? Cada uno de los salmos se caracteriza por su
forma. Es decir, cada salmo tendrá ciertas características estructurales en
común con otros salmos de la misma clase. Por lo tanto, la categoría de
cada salmo presenta un patrón predecible que es común a los salmos que
componen esa categoría. En el salmo 6, el rey David expresa el problema
(6:1), expresa confianza en Dios (6:5) y presenta su queja en contra de sus
enemigos (6:7, 10). En el Salmo 126, la tristeza se convierte en canto
cuando el salmista pasa del exilio a la restauración.
Divisiones en estrofas
Cualquier observación inicial de un salmo siempre debe incluir un análisis
de las estrofas. ¿Cuántas estrofas hay? ¿Cómo se relacionan las estrofas?
¿Cuál es el punto alto en el desarrollo de las estrofas? ¿Cuál es el punto
bajo? Cada estrofa contiene un tema central. Luego de distinguir las
estrofas, el predicador debería redactar una oración sucinta que resuma la
idea principal de la estrofa. Esta oración debe ser breve, una declaración
concisa que cristalice la idea central de la estrofa.

Para poder determinar cuál es el punto de la estrofa, hay tres preguntas que
merecen atención: 1) ¿Quién? ¿Quién habla a quién? 2) ¿Qué? ¿Qué dice el
que habla? ¿Está alabando? ¿Se lamenta? ¿Está confesando pecado? ¿Pide
ayuda? ¿Expresa una queja? 3) ¿Por qué? ¿Por qué dice lo que dice? ¿Es
gratitud por la grandeza de Dios? ¿Expresa dolor por las dificultades? 4)
¿Dónde? ¿Dónde está el que habla? ¿En el desierto? ¿En el palacio? ¿En
Sión? 5) ¿Cuándo? ¿Cuándo escribe? ¿En tiempos de adversidad? ¿Después
de una victoria ante los enemigos? ¿Durante un largo tiempo de silencio de
Dios? 6) ¿Cómo? ¿Cómo se expresa el que habla? ¿Con celebración? ¿En
angustia? ¿Expresa anhelo? ¿Hay urgencia?

Por ejemplo, en la obra maestra literaria que es el Salmo 23, David presenta
la hermosa alegoría (una metáfora extensa) del pastor (v. 1-4). Haciendo
uso de las seis preguntas para identificar la ubicación (el campo), los
instrumentos (la vara y el cayado), la escena (pastos, agua, restauración) y
la adversidad (“el valle de sombra de muerte”), el expositor puede
identificar la idea clave de los versículos 1-4, es decir: “El Señor es mi
pastor” (v. 1). En los versículos 5-6, David introduce una segunda metáfora:
el Señor es mi anfitrión. Si el predicador usa las seis preguntas, encontrará
que la metáfora del anfitrión es paralela a la metáfora del pastor en cuanto
al lugar (tienda), instrumentos (bondad y amor de pacto), la escena (mesa,
ungimiento, vino) y la adversidad (“mis enemigos”). Como vemos, el uso
de esas seis preguntas ayuda al expositor a captar la idea clave de cada
sección.
Oración resumen
Después de escribir una frase que resuma cada estrofa, el expositor debe
redactar una oración que resuma todo el salmo. Cada oración que resuma
una estrofa se debe unir y comprimir en una oración que resuma el salmo
completo. En cada salmo, poder identificar el tema central requiere que el
predicador considere lo siguiente:

¿Cuál es el tema predominante de todo el salmo? El tema dominante no


necesariamente tiene que ir de versículo en versículo. Tampoco surgirá de
una sola estrofa. La idea central es algo que está presente en el salmo
completo. Además, el tema central a menudo se puede identificar a partir de
palabras clave o ciertas verdades que se reiteran en todo el salmo. La idea
principal puede ser planteada en los primeros versículos del salmo y no
reaparecer hasta los últimos versículos. La gran idea de un salmo a menudo
se presenta hacia el final del salmo en una ubicación culminante. Dicho de
otro modo, todo el salmo es el desarrollo de una idea que no se revela por
completo hasta el final. También es cierto que, aunque la mayoría de los
salmos no están conectados entre sí, algunos sí lo están. Hay salmos que
están unidos como una unidad con dos partes que contienen una idea
central. De ese modo, la idea central de un salmo se puede descubrir viendo
cómo se relaciona con el salmo anterior o con el salmo siguiente. Por
ejemplo, los Salmos 3 y 4 parecen formar una expresión de devoción de
6
mañana y noche. Los Salmos 9 y 10 forman un acróstico . Por otro lado,
los Salmos 127 y 128 se enfocan en el tema de la familia.

La oración resumen debe captar la esencia del salmo. Ningún salmo está
listo para predicarse mientras su mensaje central no se exprese en una
oración sucinta y clara. Stephen F. Olford escribió: “El tema dominante es
la verdad que proclama el texto. Es la idea central del texto. Es la ’gran
idea’ y el elemento unificador del sermón. Un mensaje se realza con la
unidad y la unidad se fortalece si la idea central (también llamada el tema,
la proposición, el sermón en una frase, la idea central o el tema
7
predominante) se expresa con claridad .

EMPAPADO DE ALABANZA
La clave en esta etapa de la preparación del sermón es leer y releer y volver
a leer el pasaje bíblico. El expositor debe adentrarse en el salmo que
predicará. En este punto, el expositor debe familiarizarse con todos los
pormenores del salmo. Antes de consultar comentarios y hacer estudios de
palabras, debe leer y releer el salmo escogido, una y otra vez, hasta que esté
grabado en su mente.

Debería leer el salmo en oración, con su corazón abierto a Dios. También


debería leerlo cuidadosamente, con papel y lápiz a mano, subrayando y
destacando lo que es importante. Además, debe leer de manera devocional,
aplicando el mensaje a su propio corazón. También debe leer atentamente,
con la mente alerta a las partes esenciales del texto.

Los expositores deben ser lectores cuidadosos del texto, absorbiendo como
una esponja el texto bíblico y empapándose de sus verdades.
UNIDAD III

FASE DE INTERPRETACIÓN

10 ENTENDER LAS LEYES


11 EXAMINAR EL LENGUAJE
12 ENCONTRAR EL PARALELISMO
13 ESTUDIAR LA GRAMÁTICA
14 INVESTIGAR LA HISTORIA
15 ESTUDIAR LA GEOGRAFÍA
16 INVESTIGAR LA CULTURA
17 DISCERNIR LAS FIGURAS HISTÓRICAS
10

Entender las leyes


Conoce las leyes de interpretación que gobiernan
el significado de las palabras y el mensaje del salmo

Después de examinar lo que dice el salmo, el expositor debe


determinar lo que en realidad significa. Respecto a este punto, John
MacArthur afirma:

Dado que toda verdadera predicación debe ser expositiva, el


predicador debe dedicarse al estudio en su preparación…La
Biblia es el terreno que deberá arar toda su vida. Es la mina
donde excavará toda su vida. Eso requiere un compromiso
radical con la diligencia. Se debe predicar el verdadero sentido
de la Escritura…El significado de la Escritura es la Escritura.
Hay que predicar el sentido que Dios le dio y él tuvo la intención
1
de decir una sola cosa. Hay que discernir cuál es .

Dicho de otro modo, como dice MacArthur a menudo, el significado del


texto es el texto. Mientras no tengas el significado del texto, no tienes el
texto. Lo único que se tiene, argumenta, es tinta negra sobre papel blanco.
Descubrir el significado correcto del salmo es el mayor desafío del
expositor. Debe discernir el significado preciso de lo que Dios dice en el
texto antes de poder predicarlo. Por lo tanto, el predicador debe conocer las
leyes de la sana interpretación y ser capaz de aplicarlas en su dedicado
estudio y cuidadosa investigación del pasaje. Descubrir el significado del
texto requiere que implemente un método de interpretación que, en su nivel
más básico, se conoce como el enfoque literal, histórico y gramatical a la
interpretación. Hablaremos de estos aspectos centrales en mayor detalle
más adelante en este capítulo, pero por ahora introduzcámonos a los tres
principales.
El significado literal, histórico
y gramatical
Primero, el enfoque literal asume el sentido básico de las palabras y el
sentido natural. Esto difiere del enfoque espiritual o alegórico que les
asigna un sentido figurado a algunos textos, inventado de la nada, sujeto a
la caprichosa imaginación del predicador. Claramente, una hermenéutica
literal reconoce el uso de figuras en el lenguaje como modismos o lenguaje
poético, algo que es común en los salmos. Pero en esos casos, el expositor
simplemente determina lo que significa la figura del lenguaje y lo enseña de
manera literal.

Segundo, el enfoque histórico identifica el trasfondo histórico en el que


escribió el autor para su público original. ¿Cuál es el contexto histórico de
aquellos a quienes está dirigido el salmo? ¿Cuál es el contexto histórico del
autor? ¿Cuál es el trasfondo histórico que se describe?

Tercero, el enfoque gramatical acota el significado de un texto según las


reglas precisas de la gramática y la sintaxis. Al hacer uso de estos
principios, el predicador está “interpretando rectamente la palabra de
verdad” (2Ti 2:15) y es capaz de “darle sentido” (Neh 8:8 NBLH) al texto.
Se debe prestar atención a la relación de las palabras al interior de la
oración. ¿Cuál es el verbo principal? ¿Cuáles son las frases o cláusulas
subordinadas? ¿Qué modifica qué?
Leyes fijas de interpretación
La hermenéutica es la ciencia de la interpretación bíblica. La correcta
interpretación de la Biblia posee leyes fijas, como la ciencia; o reglas, como
en los deportes. La hermenéutica consiste en las reglas del juego cuando se
trata de determinar el significado de un texto. El que quiera ganar debe
jugar según las reglas, o será descalificado. Las diferentes interpretaciones
surgen cuando no se presta atención a esas reglas o porque se juega con
reglas diferentes. ¿Cuáles son las reglas básicas de la hermenéutica? ¿Qué
leyes de interpretación debe usar el predicador para los Salmos? El
expositor debe descubrir:

EL SIGNIFICADO LITERAL

En primer lugar, como ocurre con cualquier porción de la Escritura, se debe


entender primero en su sentido más literal. Esto quiere decir que se debe dar
primera importancia a determinar el significado normal o natural de las
palabras en una oración. En general, el salmista se expresa en términos
claros, por lo que lo que escribe se debe asumir según su significado
directo. Solo si el significado literal es imposible, absurdo, inmoral o existe
alguna potente razón para plantear lo contrario, se debe buscar un sentido
figurado.
El sentido común y corriente
Es cierto que los Salmos contienen mucho lenguaje retórico y símbolos
literarios. Pero el esfuerzo inicial siempre debe estar orientado a determinar
el significado literal de todo texto bíblico. Ciertamente este debe ser el
enfoque al trabajar con los Salmos. Las palabras, las frases, las cláusulas y
oraciones, deben comprenderse, ante todo, según su sentido más normal. Es
decir, se debe buscar el significado más simple y directo. Ningún expositor
tiene libertad de insertar el significado de su preferencia en el texto. En
lugar de eso, debe extraer del texto el significado más directo y claro.

En cuanto al significado del sentido literal de la Escritura, Merril Unger


escribió: “Cuando el sentido básico de la Escritura tiene sentido común, no
hay que buscarle otro sentido. Por lo tanto, se debe asumir cada palabra a
partir de su significado primario, usual y literal, a menos que sea evidente
que se trata de un recurso retórico, o a menos que el contexto inmediato
claramente apunte a otro significado al ser analizado cuidadosamente a la
2
luz de textos relacionados y verdades axiomáticas fundamentales” .
Bernard Ramm añade: “Cada vez que leemos un libro, un ensayo o un
poema, asumimos el sentido literal del documento a menos que la
naturaleza de la literatura nos obligue a pasar a otro nivel. Este es el único
método concebible para comenzar a entender literatura de cualquier
3
género” . Lo mismo ocurre con los Salmos. El expositor siempre debe
buscar el significado más literal.
El significado natural, evidente
En la introducción al comentario sobre los Salmos Calvin’s Commentary on
the Psalms, James Anderson explica que este principio literal de la
interpretación subyace al enfoque fundamental que Juan Calvino usaba para
encontrar el significado correcto de cualquier texto de la Escritura. Esto era
evidentemente cierto en el enfoque de los reformadores de Ginebra hacia
los Salmos. Anderson explica:

Hasta ese momento, lo que prevalecía era el método místico y


alegórico para explicar las Escrituras. Según ese método, el
intérprete, ya sea que prestara o no atención al sentido literal,
debía buscar el significado alegórico escondido. Pero al rechazar
esta manera de interpretar, que aportaba muy poco a la correcta
comprensión de la Palabra de Dios, ya que según este método, el
significado dependía completamente de la imaginación del
intérprete, Calvino se dedicó a la investigación del sentido literal
y gramatical por medio del estudio minucioso del texto hebreo y
prestando cuidadosa atención al discurso del escritor…[Él tenía]
gran aversión hacia el método místico de interpretación y los
extremos absurdos y extravagantes a los que los Padres llevaron
4
este método .
Este enfoque literal a la Escritura llegó a ser el motor de la reforma
protestante. De igual modo, ese mismo compromiso debe gobernar la
interpretación en el día de hoy. El expositor nunca tiene libertad para jugar
con un texto bíblico. No tiene licencia para imponer sus ideas al significado
de un texto. La eiségesis —la práctica de leer en el texto lo que nunca
estuvo en la intención del autor— es algo que viola la sana interpretación.
En lugar de eso, Juan Calvino afirmó que “el verdadero significado de la
5
Escritura es el significado natural y evidente” . Esta debe ser la meta del
expositor. Debe limitarse a descubrir el significado literal del texto.

INTENCIÓN AUTORAL

En segundo lugar, el expositor que quiera interpretar correctamente


cualquier salmo debe hacer esta pregunta crucial: “¿Qué quiso decir el
salmista cuando escribió esto para su público original?”. Esto se llama
descubrir la intención autoral del texto bíblico, a diferencia de imponer
algún significado alegórico inventado por el intérprete y que el autor nunca
pretendió.
¿Qué quiso decir el autor?
Walter Kaiser comenta: “La única meta del expositor es explicar, con la
mayor claridad posible, lo que el escritor quiso decir cuando escribió el
6
texto que examina” . Para responder esto, el predicador debe determinar la
intención del salmista. Debe preguntarse: ¿Qué quiso decir el salmista con
lo que escribió? Kaiser afirma: “El exégeta descansa sobre la base más
7
sólida cuando el autor mismo define los términos que utiliza” . Un estudio
cuidadoso del contexto inmediato, junto con una comparación con textos
paralelos en otros salmos, puede ayudar mucho al predicador a descubrir la
intención del salmista.
Entender la manera de pensar del salmista
Al afirmar esta ley de la intención autoral, Juan Calvino explicó.

Puesto que prácticamente su única tarea (la del intérprete) es


entender la manera de pensar del autor cuyos escritos busca
exponer, yerra el blanco, o al menos se sale de los límites, en la
medida que aleje a sus lectores del significado del autor. Es…
presuntuoso y casi blasfemo torcer el significado de la Escritura
sin el debido cuidado, como si estuviéramos jugando. Sin
8
embargo, muchos eruditos lo han hecho alguna vez .

John Broadus, respetado profesor de predicación en el Southern Baptist


Theological Seminary en el siglo diecinueve, hizo la misma advertencia:
“Si damos al texto un sentido completamente ajeno a lo que el escritor
sagrado quiso decir, entonces la frase deja de ser por completo un texto de
9
la Escritura” . Dicho de otro modo, el expositor debe siempre buscar el
significado preciso de lo que quiso decir el autor al escribir.

PRINCIPIO LÉXICO
En tercer lugar, el expositor debe dedicarse a descubrir el significado de las
palabras en el salmo. Hablaremos de este principio en mayor detalle en el
capítulo 11, “Examinar el lenguaje”. Teniendo en cuenta la crítica textual y
la traducción bíblica, debe dedicarse al estudio cuidadoso de las palabras
clave del salmo. Hasta donde sea posible, esto se logra mejor recurriendo al
idioma hebreo.
El significado de las palabras
En relación a esto, el exégeta debe apuntar a palabras específicas en el
salmo que sean clave, repetidas, no claras, y enfáticas. Esto implica hacer
estudios de palabras, investigando la etimología de los vocablos y sus
diversos usos. Para poder determinar el significado de una palabra, el
expositor debe compararla con sinónimos y antónimos. Además, deberá
examinar la conjugación de los verbos clave, prestando atención a los
matices del tiempo verbal. Para esto será necesario consultar diccionarios
de hebreo, concordancias, diccionarios teológicos y comentarios.

Todo expositor debe responder la pregunta clave: ¿de qué manera cada
palabra contribuye a la comprensión del texto? Las palabras tienen
diferentes significados según el contexto. Se deben tomar en cuenta los
recursos literarios, modismos, estructura y género literario. Del mismo
modo, se debe estar alerta a los peligros que acompañan un estudio de
palabras. Las falacias relacionadas con el estudio de palabras abundan en la
exégesis. Además, si se descuida el análisis sintáctico en favor de un
análisis de palabras, eso puede indicar que el trabajo del predicador es
incompleto. Aunque son importantes, los análisis de palabras por sí solos no
nos dan una visión profunda del texto bíblico. El análisis de palabras se
debe combinar con las observaciones de la sintaxis y el contexto.
ESTRUCTURA GRAMATICAL
En cuarto lugar, el predicador debe poner atención a la gramática del salmo.
Analizaremos este principio en extenso en el Capítulo 13, “Estudiar la
gramática”. Esto requiere que el expositor entienda la estructura gramatical
básica de cada oración. Si al hacerlo puede trabajar en el idioma original,
mejor aún.
Las relaciones entre las palabras
En este punto, el expositor debe preguntarse: ¿cuál es el verbo principal?
¿Cuál es el sujeto? ¿Cuáles son los modificadores? ¿Qué están modificando
las cláusulas y frases? ¿De qué manera están conectadas con el resto de la
oración? ¿Qué es primario? ¿Qué está subordinado? ¿Qué es enfático? En
los Salmos también se debe prestar atención al paralelismo, tema tratado en
el capítulo 12 “Encontrar el paralelismo”, y sus estrofas poéticas.

Todo intérprete debe plantearse la pregunta básica: ¿de qué manera


contribuye cada estructura gramatical al planteamiento del salmista? Debe
examinar la macro sintaxis (oraciones, párrafos y discursos completos)
además de la micro sintaxis (palabras, frases y cláusulas). Es decir, debe
descubrir el propósito de las secciones de mayor tamaño del texto junto con
examinar las secciones de menor tamaño. Debe estar atento a los contornos
estructurales. Difícilmente podemos exagerar al hablar de la importancia de
la interpretación gramatical cuando se trata de descubrir el significado
correcto de un salmo.

TRASFONDO HISTÓRICO
En quinto lugar, el expositor debe determinar el trasfondo histórico del
salmo. Este principio hermenéutico será tratado con mayor detalle en el
Capítulo 14, “Investigar la historia”. Esta clave interpretativa implica que el
predicador debe interpretar cada salmo según los hechos históricos que
subyacen.
Descubrir el telón de fondo
Aquí, el expositor debe hacer las preguntas básicas: ¿cuál era el trasfondo
original del salmo? ¿En qué circunstancias fue escrito? ¿Cuál era el entorno
histórico de las personas y eventos a los que hace referencia el salmista?
¿Qué quería decir este salmo para su público original? La respuesta a estas
preguntas servirá para descubrir la intención original del salmo.

Todo expositor debe dedicarse al estudio del trasfondo histórico del texto.
Aparte de la Escritura, debe recopilar información relevante en los
hallazgos arqueológicos y las fuentes extra-bíblicas. Si están disponibles,
arrojarán luz al significado del texto. La hermenéutica gramático-histórica
presupone la precisión histórica de la Biblia. Parte importante de la
interpretación bíblica errónea se debe a que se transgrede este principio
histórico.

UBICACIÓN GEOGRÁFICA

En sexto lugar, el expositor debe tomar en cuenta el entorno geográfico del


salmo en estudio. Este principio interpretativo se verá en mayor detalle en
el Capítulo 16, “Estudiar la geografía”. El estudio de la geografía del
entorno del salmo en cuestión es absolutamente necesario para comprender
correctamente su significado. Muchos salmos contienen nombres
específicos de lugares que facilitan la interpretación del texto. La geografía
le añade una dimensión más a la interpretación bíblica y acerca al
predicador a la perspectiva de la vida en el antiguo Oriente Medio.
Conocimiento del territorio
En específico, el predicador debe estudiar acerca de las ciudades, pueblos,
regiones, montañas, valles, arroyos, ríos, mares, territorios tribales y
naciones colindantes mencionadas en el salmo. Es de suma importancia
saber acerca de la ubicación, topografía, elevación, clima y condiciones de
estos lugares para comprender lo que dice el salmista. Una parte importante
del Salterio presenta profecías predictivas en torno a la primera y segunda
venida de Jesucristo. Estas profecías están íntimamente ligadas a
ubicaciones geográficas específicas, como Jerusalén, Sión, el Templo y el
valle de Meguido. El principio geográfico respalda una interpretación
correcta de la profecía que sea consistente con la metodología gramático-
histórica. Respetar el principio geográfico capacita al expositor para
entender el sentido literal del salmo.

CONTEXTO CULTURAL

En séptimo lugar, quien estudie la Escritura debe investigar el trasfondo


cultural del salmo. Este principio hermenéutico se abordará en mayor
detalle en el Capítulo 15, “Investigar la cultura”. En suma, el entorno
cultural del antiguo Israel entrega un telón de fondo para los Salmos. Cada
salmo debe ser examinado desde la perspectiva de la cultura en la que fue
escrito.
Investiga la cultura
En el libro de los Salmos, esto incluye una amplia gama de categorías
culturales. Involucra al mundo de la política, la agricultura, la sociedad, las
religiones, el sistema legal, la economía, lo militar, la meteorología, la
variedad de la flora, los metales preciosos, el pastoreo de ganado, la fauna,
la cacería y otros. Esto requiere un conocimiento amplio de muchas áreas
de la cultura hebrea en tiempos antiguos. El expositor siempre debe plantear
la pregunta: ¿qué quiso decir esto en la cultura de aquel entonces?

RECURSOS LITERARIOS

En octavo lugar, el predicador bíblico debe identificar la forma literaria del


salmo con el que trabaja. La forma del lenguaje, también llamado género
literario, indica qué tipo de literatura empleó el autor bíblico. El Antiguo
Testamento presenta dos géneros básicos: prosa y poesía. La prosa incluye
narrativa, historia y leyes. La poesía incluye salmos y literatura sapiencial.
El libro de salmos calza en la categoría de poesía, específicamente poesía
hebrea.
Rasgos de la poesía hebrea
El expositor debe estar al tanto de los rasgos distintivos de la poesía hebrea
en los Salmos. Esto incluye rasgos como el paralelismo hebreo, las estrofas,
refranes o estribillos, figuras retóricas y otros. La poesía en los Salmos se
divide a su vez en dos géneros básicos, el lamento y la alabanza. El lamento
presenta una súplica de ayuda, una expresión de arrepentimiento o una
petición de que Dios haga justicia. La alabanza exalta a Dios por quién es y
10
por lo que ha hecho . El predicador que maneje correctamente la Palabra
debe estar al tanto de los aspectos que rigen los diferentes géneros literarios.

Por lo tanto, el predicador debe plantear la pregunta: ¿qué género literario


estoy leyendo? ¿Cómo funcionaba este género para los primeros lectores?
Ronald Giese observa: “El género, aunque a menudo completamente
pasado por alto, es en realidad el nivel del contexto al que el intérprete debe
11
prestar mayor atención” . Si no se reconoce correctamente el género
literario se puede terminar fácilmente en una interpretación incorrecta. Hay
que determinar la forma comunicativa usada en los Salmos y los rasgos que
la acompañan, en lugar de imponer sobre el texto un género del lenguaje
actual. Debemos pensar como el salmista piensa, según el estilo literario
que utiliza.
Figuras retóricas
En noveno lugar, el expositor debe procurar comprender el significado del
texto haciendo uso del principio retórico de interpretación. Este punto lo
veremos en mayor detalle en el Capítulo 17, “Discernir las figuras
retóricas”. Este principio es de suma importancia para comprender
correctamente los Salmos dado su alto uso de figuras retóricas. El lenguaje
figurado o figuras retóricas es un recurso en el que una palabra o frase tiene
un significado más allá del literal o natural y que es una imagen vívida,
interesante y fácil de recordar.
Una comunicación colorida
Como regla general, el expositor debe tomar el texto en su sentido literal a
menos que haya una buena razón para tomarlo en sentido figurado. En los
Salmos se usan muchas figuras retóricas, tales como el legítimo uso de
símiles, metáforas, alegorías, metonimia, sinécdoque, hipérbole,
personificación, apóstrofe, antropomorfismo, apocatástasis, merismos,
zoomorfismo y epónimos. Estas figuras retóricas expresan el significado
normal de la verdad bíblica de manera colorida y descriptiva.
El lenguaje poético
Los Salmos, por ser poesía, utilizan una cantidad sorprendente de figuras
retóricas. Los salmistas se dirigen a sus lectores con imágenes dramáticas y
gráficas que impactan. Las figuras retóricas ayudan al lector a palpar lo que
el salmista está diciendo. El Señor sabía que la manera más efectiva de
comunicar su verdad no era por medio de un lenguaje abstracto y estéril,
sino que por medio de términos gráficos y descriptivos que capten la
atención y estimulen la reflexión. Por lo tanto, el intérprete debe estar
atento a las figuras retóricas que pueblan la poesía.

UNIDAD SINTÉTICA

En décimo lugar, el expositor de los Salmos debe tener en cuenta el


principio sintético, o lo que los reformadores llamaban la analogía de la
Escritura (analogía scriptura). No es posible interpretar correctamente los
Salmos sin tomar en cuenta el resto de la Biblia. Este principio asume que
la Biblia nunca se contradice a sí misma. Más bien, la Escritura interpreta a
la Escritura. Es un libro en que todas sus partes están entrelazadas. Acerca
de este principio interpretativo, John MacArthur dice: “La Escritura no se
12
contradice a sí misma, sino que es consistente en su enseñanza” . Dicho de
otro modo, la Escritura es su mejor intérprete y a menudo nos entrega su
propio comentario acerca del texto.
A una voz
Este principio de la analogía de la Escritura se basa en la suposición
fundamental de que toda la Escritura habla a una voz. Es decir, la Biblia
enseña una verdad y en ninguna parte se contradice a sí misma. Establece
una norma doctrinal, un camino de salvación, una ética moral, un plan para
la historia del hombre, un diseño para la familia, etc. Roy Zuck escribió:
“Ninguna interpretación es aceptable si es contraria al tenor general del
13
resto de la Escritura” . Por lo tanto, ningún texto individual contradice la
analogía de fe.

En relación a la analogía de la Escritura, Milton Terry identifica dos grados


de analogía: 1) el positivo, que es cuando la verdad se expresa con claridad
en numerosos textos de modo que no existe duda acerca del significado (por
ejemplo: pecado, redención, omnipotencia), 2) el general, que es cuando
una verdad no es dicha de manera explícita pero su significado es evidente e
14
importante en la Escritura en general . Según este principio, cada doctrina
de la Biblia está en armonía con el resto de la enseñanza de la Escritura y
todo concuerda. Dicho de otra manera, la Escritura solo enseña un sistema
doctrinal. Cuando el expositor interpreta los Salmos, debe respetar, con
mucho cuidado, este principio sintético.
MENSAJE ÚNICO
En undécimo lugar, solo existe una interpretación correcta para cada salmo.
No puede haber un significado para un predicador y otra interpretación
diferente para otro predicador. En lugar de eso, esto presupone que existe
un significado único para cada texto de la Escritura. Esa interpretación debe
ser la misma para todos los hombres que se suban al púlpito. Martín Lutero
lo expresó de esta manera: “El Espíritu Santo es el escritor más claro que
hay en el cielo y en la tierra. Por lo tanto, sus palabras no pueden tener más
de un mensaje y ese mensaje es claro. Lo llamamos el sentido escritural o
15
literal” .
Un significado original
Para el exégeta fiel, comenta Walter Kaiser, “solo existe ’un sentido’ o
16
significado en cada texto, si es que el intérprete va a ser fiel a su misión” .
No es la tarea del expositor leer en el texto lo que ahí no se encuentra.
Tampoco es su responsabilidad descubrir múltiples niveles de significados
ocultos, siendo el primero el literal, seguido de otros significados alegóricos
ocultos bajo la superficie. En lugar de eso, debe encontrar el único y
verdadero significado del texto. La intención del autor conlleva solo un
significado. Robert Mounce observa: “Una interpretación es literal solo si
17
concuerda con lo que el autor busca comunicar con sus palabras” . El
principio singular para la correcta interpretación de un salmo se puede
resumir en el axioma popular “un significado, muchas aplicaciones”.
Múltiples implicaciones relacionadas
De igual modo, los escritores del Nuevo Testamento a menudo se refirieron
a afirmaciones en el Antiguo Testamento y extendieron lo que estaba escrito
más allá del contexto original, para hacer referencia a Cristo. Así ocurre a
menudo en el Nuevo Testamento respecto a los Salmos. A veces, un pasaje
de los Salmos se destaca en el Nuevo Testamento para hablar de Cristo. En
eso, los autores del Nuevo Testamento no están contradiciendo al Salmo,
sino que expanden su significado y lo aplican a Cristo.

Por ejemplo, el Salmo 78:2 afirma que Asaf habló en parábolas, sin
embargo, Mateo 13:35-36 lo aplica a Cristo y a su ministerio público en el
que dijo parábolas. En el Salmo 41:9, David se refiere a “mi mejor amigo,
en quien yo confiaba y que compartía el pan conmigo, me ha puesto la
zancadilla”, que era un contemporáneo. No obstante, en Juan 13:18, Jesús
dijo que la traición de Judas iba a cumplir este versículo del Antiguo
Testamento. La traición a David por parte de un falso amigo describe la
traición de Judas a Cristo.

En el Salmo 35:19, David oró que a “aquellos que me odian” Dios no les
permita seguir actuando maliciosamente. No obstante, más allá de David,
Jesús más adelante dijo a sus discípulos, en Juan 15:25, que el odio de los
incrédulos hacia él era “para que se cumpla lo que está escrito en la ley”,
citando ese salmo. Una vez más, David habló en el Salmo 22:18 acerca de
sus enemigos, y los llamó, figuradamente, toros, leones, perros y personas
que “echan suertes por su ropa”. Sin embargo, en Juan 19:24, se considera
que estas palabras se “cumplen” cuando los soldados echan suertes por la
ropa de Jesús: “Se repartieron entre ellos mi manto, y sobre mi ropa
echaron suertes”. El mismo cumplimiento, ahora del Salmo 34:20 se
aprecia en Juan 19:36, que “el justo”, aunque “pasa muchas tribulaciones”
es librado por el Señor y “no le quebraron ningún hueso”. Esto se cumplió
en Cristo cuando los soldados no quebraron las piernas de Jesús en la cruz.
El significado extendido en cristo
Hay que dejar en claro que inicialmente estos salmos no fueron escritos
como predicciones directas acerca de Jesús. El contexto en cada caso revela
que estos versículos no hacían referencia, en principio, a Jesús. Pero se
“cumplieron” en Cristo en el sentido de que en él se encuentra un
significado expandido en el Nuevo Testamento. Esto no quiere decir que los
escritores del Nuevo Testamento veían significados ocultos en el salmo.
Más bien, los escritores del Nuevo Testamento, e incluso Jesús mismo,
tuvieron propósitos proféticos legítimos al citar los Salmos.

Hay que reconocer que el salmista no comprendía plenamente todo lo que


escribió, aunque ciertamente Dios tenía más propósitos que los que el
salmista lograba ver. Por lo tanto, algunos textos de los Salmos no eran
reconocidos como proféticos hasta que se cumplieron. La enseñanza del
Nuevo Testamento confirma y clarifica nuestra comprensión de los Salmos.

CUMPLIMIENTO PROFÉTICO

En duodécimo lugar, el predicador debe tener una clara comprensión de


cómo utiliza los Salmos el Nuevo Testamento. Jesús reprendió a sus
seguidores por no comprender las profecías básicas del Antiguo
Testamento, en particular las profecías mesiánicas (Lc 24:25-27, 44). Esto
también se refería a la naturaleza profética de muchos salmos.

Para determinar si una frase o un pasaje constituye profecía, el expositor


debe determinar si el texto refleja una circunstancia o suceso en la vida del
salmista. Debe investigar los libros históricos en busca de pistas. Si no
existe un vínculo directo entre el texto y alguna situación contemporánea
del salmista hay que considerar la posibilidad de que tenga implicaciones
proféticas y mesiánicas. Debe hacer la pregunta: ¿hay alguien aparte del
Mesías que podría cumplir ese texto de la Escritura?

Luego, el expositor debe determinar de qué manera el escritor del Nuevo


Testamento hace uso de la cita, alusión o paráfrasis del salmo. ¿Apunta el
escritor del Nuevo Testamento a un cumplimiento directo o lo aplica a
alguna situación? ¿Compara el escritor del Nuevo Testamento una situación
de su época con algún suceso que se cumplirá al fin de los tiempos? Eso
sería algo que involucra el principio literal y el principio geográfico, entre
otros. ¿Se cumplió la profecía en la primera venida de Jesucristo? ¿Se
cumplirá la profecía en la segunda venida, lo cual aún es futuro?

REVELACIÓN PROGRESIVA
En decimotercer lugar, el expositor debe interpretar los Salmos consciente
de que toda la Biblia fue escrita durante un período de 1.600 años.
Asimismo, el libro de Salmos tardó cerca de 1.000 años en ser escrito.
Mientras se escribían y compilaban los cinco libros de los Salmos, Dios fue
revelando paulatinamente muchas de sus verdades. Una presentación
gradual de la verdad a lo largo de un período prolongado es algo que hay
que tomar en cuenta.
El despliegue de la verdad
Esto no quiere decir que lo Biblia dice previamente estuviera incorrecto.
Tampoco quiere decir que el Antiguo Testamento sea menos inspirado o
menos claro que el Nuevo Testamento. Más bien significa que lo que se
escribió primero estaba incompleto. Es decir, a menudo lo que se escribió
en un principio era solo una revelación parcial en la Biblia. Más adelante,
esa revelación era expandida por el mismo autor u otro posterior. Esto
significa que, en el estudio progresivo de la Biblia, Dios añadió a lo que ya
había dado en secciones anteriores. Es decir, lo que fue revelado en forma
parcial en el Antiguo Testamento, incluyendo los Salmos, fue ampliado por
autores posteriores de modo que la revelación en el Nuevo Testamento es
más completa.

Este principio de la revelación progresiva es de suma importancia para


comprender los Salmos adecuadamente, según su lugar en el desarrollo del
Antiguo Testamento. Se debe recordar que el Salterio fue escrito para Israel
bajo el Antiguo Pacto. La Ley de Moisés predominaba y dirigía la
adoración. La adoración comunitaria giraba en torno al sistema de
sacrificios que se indica en el libro de Levítico, en el que los sacerdotes
ofrecían sacrificios de animales y ofrendas de alimentos en el tabernáculo o
en el Templo. Esta manera de acercase a Dios estaba sumamente regulada.
Pero todo lo que esto representaba se cumplió en la muerte de Cristo. El
sistema de sacrificios era la sombra y la expiación de Cristo es la sustancia.
No fue sino hasta el Nuevo Testamento que el Señor instituyó su iglesia. La
iglesia en el Antiguo Testamento era un misterio para los creyentes de ese
periodo. Por lo tanto, quien interprete los Salmos debe actuar con discreción
y reconocer estas diferencias en la economía de Dios.

MANEJAR CORRECTAMENTE LA PALABRA

En este capítulo, hemos cubierto trece principios básicos para la


interpretación bíblica que el expositor debe seguir en su estudio de los
Salmos. Analizaremos cinco de estos principios interpretativos en mayor
detalle en capítulos posteriores. Estas secciones tratarán el tema de la tarea
del expositor de reducir la brecha del 1) idioma, 2) la gramática, 3) la
historia, 4) la cultura y (5) el lenguaje retórico. Cada una de estas reglas de
interpretación es necesaria para manejar correctamente la Palabra. Todo
pastor debe presentarse como un obrero que trabaja con diligencia en los
Salmos y en toda la Palabra de Dios. Debe interpretar correctamente el
texto bíblico sin ser víctima de las interpretaciones novedosas o inestables
que muchos hacen. Un obrero aprobado debe estudiar los Salmos con
diligencia.

La hermenéutica es uno de los temas más importantes que estudiará un


expositor de la Biblia. Puesto que es una disciplina fundacional, los
métodos de estudio bíblico y nuestra interpretación configuran todo. Lo que
el texto significa es más importante que cómo lo voy a presentar. La
sustancia siempre tendrá más peso que el estilo. Pero un pastor descuidado
manejará la Escritura incorrectamente, a menudo haciendo que la Biblia
diga lo que él quiere que diga. Para lograr interpretar bien un salmo, el
expositor debe presentarse a Dios como sacrificio vivo y santo, aplicando
bien las reglas de la hermenéutica para interpretar correctamente la Palabra.
El predicador debe hacer “incisiones precisas” en los Salmos, es decir, debe
ser meticuloso en la manera de extraer el significado del texto bíblico,
porque está tratando con la Palabra divina y no con un simple mensaje del
propio predicador.
11

Examinar el lenguaje
Interactúa con el idioma hebreo

El libro de los Salmos es un texto antiguo, escrito en el lejano mundo


del Medio Oriente de hace varios miles de años (de 2.400 a 3.500 años).
Este himnario compuesto hace tanto tiempo fue además escrito en un
idioma distinto, para un pueblo distinto, rodeados de una cultura distinta
que vivía en una tierra distinta. Para que el lector moderno pueda entender
lo que Dios quiso decir con sus palabras siglos atrás, hay que cruzar varios
puentes. Una de las mayores brechas es la del idioma. Como dijera John
MacArthur: “La Biblia fue escrita en hebreo, arameo y griego. Por lo tanto,
para interpretarla correctamente es necesario entender los idiomas
1
originales” . Los Salmos fueron escritos en hebreo y para que el expositor
capte el significado del texto debe aprender a usar el idioma hebreo.

Claro está que las destrezas lingüísticas variarán entre un predicador y otro.
Algunos han tenido muchos más estudios de hebreo antiguo que otros. Del
mismo modo, algunos tienen mayor aptitud para el hebreo que otros.
También ocurre que algunos disponen de mayor tiempo para trabajar en el
uso del idioma original. Hay hombres que por su realidad bi-vocacional,
tienen tiempo limitado para trabajar en la brecha lingüística. Pero según la
educación, capacidad y tiempo que cada uno haya recibido, el predicador
debe trabajar a partir del idioma original hasta donde pueda.
Reducir la brecha lingüística
Al predicar de los Salmos, mientras más acceso tenga el expositor al idioma
hebreo, mayor acceso tendrá al significado preciso del texto. MacArthur
añade: “A menudo comprender el significado de una palabra o frase en el
idioma original puede ser la clave para interpretar un texto de la Escritura
2
de manera correcta” . Dada la abundancia de herramientas lingüísticas para
el hebreo hoy en día, el predicador debiera ser capaz de trabajar, en algún
grado, con el texto original en sus esfuerzos de interpretarlo correctamente.

Este capítulo se enfoca en reducir la brecha lingüística entre el texto hebreo


de los Salmos y la lengua materna del expositor, con el fin de determinar el
verdadero significado del texto. Cuando el expositor se aproxima al salmo
que va a predicar, debe tener presentes varias consideraciones que son
clave: la crítica textual, el trabajo de traducción, las palabras clave y el
análisis de palabras. Apreciar la riqueza de las palabras hebreas en el texto
aumentará la comprensión de su significado.
De bienaventurado a aleluya
Desde la primera palabra del Salterio, en el Salmo 1:1: “Bienaventurado” (o
“dichoso”, asher) a la última palabra del Salmo 150, en el versículo 6:
“¡Alabado sea el Señor! (Aleluya)”, cada vocablo de este libro inspirado
requiere investigación, explicación y proclamación. Consideremos a
continuación cuatro aspectos necesarios para reducir la brecha lingüística:
la crítica textual, el trabajo de traducción, las palabras claves y el análisis de
palabras:

CONSIDERACIONES TEXTUALES

En primer lugar, el expositor debe comenzar su interacción con el texto


hebreo de un salmo haciendo la pregunta más básica de todas: “¿Qué texto
es este?”. Este es el punto de partida lógico en todo trabajo de exégesis a
partir del texto hebreo.
Diferentes variantes
Al aproximarse al pasaje, es necesario estar consciente de las
consideraciones textuales, especialmente si la variante textual afecta el
significado del texto. El trabajo de la crítica textual demanda mucha
preparación y conocimiento de parte del predicador, pero claramente trae
grandes beneficios. Para mayor ayuda, el expositor deberá consultar los
mejores comentarios técnicos y críticos. Respecto a este punto, James
Montgomery Boice escribió:

¿Cuál es el texto verdadero? ¿Hasta qué punto debemos


reconocer y trabajar con las variantes? Por lo general no
prestamos ninguna atención a las variantes. De hecho, el
predicador ni siquiera necesita considerar las variantes. No es
necesario que el predicador pase mucho tiempo estudiándolas en
privado, porque no son de mayor trascendencia. Tienen que ver
con el orden de palabras, ortografía, o adiciones u omisiones sin
importancia. Pero de vez en cuando, aparecen variantes que
afectan al significado del texto y deben ser tomadas en cuenta si
3
es que vamos a trabajar con el texto de manera honesta.
Un resumen breve de los principios más básicos de la crítica textual sería el
siguiente: primero, la crítica textual debe comparar las lecturas del texto
antiguo, que son el texto masorético, el pentateuco samaritano, los
manuscritos de Qumrán, la Septuaginta griega y las versiones que
provienen de ella, el Tárgum arameo, el Peshita sirio, latín antiguo, la
Vulgata latina, y varias versiones tempranas (p. ej., sahídica, cóptica, etíope,
árabe y armenia). Sin embargo, la identificación de la lectura preferible no
se puede hacer solo sobre la base de evidencia externa. Segundo, el crítico
textual debería evaluar factores internos tales como consideraciones
4
gráficas, léxicas, sintácticas y contextuales. Esto implica considerar qué
lectura textual podría haber dado origen a las demás. Tercero, el crítico
textual debe entonces seleccionar la mejor lectura y dar razón de su
decisión basado en evidencia interna y externa. Se debe explicar por qué se
prefiere una lectura específica a otra.
El texto correcto
Algunos ejemplos de lo útil que puede ser la crítica textual para el expositor
se encuentran, primero, en el Salmo 49:11 (Heb 12) donde qrbm posee una
potencial transposición, o un reordenamiento de las letras. Pareciera ser que
5
el texto hebreo “tal como está no ofrece solución razonable” . Hay que
determinar si es que la versión hebrea es correcta (’su ser interior’ o
’pensamientos’), o si la Septuaginta, la Peshita y el Targum están en lo
correcto (“sus tumbas”).

En el Salmo 18 y 2 Samuel 22 encontramos otro ejemplo en el que el


mismo salmo contiene leves variaciones. 2 Samuel 22:33 (NBLH) dice
’fortaleza poderosa,’ mientras que el pasaje paralelo, Salmo 18:32 dice “me
ciñe de poder”. Hay que decidir si es necesario armonizar los dos salmos o
si hay que conservar las diferencias. Se podrían citar muchos otros
ejemplos, cada uno de los cuales debería ser suficiente para incentivar al
predicador a ser más cuidadoso en su estudio de esta disciplina académica.

EL TRABAJO DE TRADUCCIÓN

Segundo, el expositor debería traducir del hebreo a su idioma materno el


salmo que planea predicar. Después de varios años estudiando hebreo, un
predicador es capaz de leer con facilidad la mayoría de los textos. Un
diestro exegeta del hebreo puede reconocer la mayoría de las palabras sin
recurrir a un diccionario. Además, puede analizar la mayoría de los verbos
sin tener que consultar una clave analítica.
La tarea de traducir
No obstante, no todos tienen la capacidad para hacerlo. El pastor que no
sabe hebreo no se debe desanimar. Puede consultar diversas herramientas
lingüísticas disponibles que le ayudarán a reducir la brecha para entender el
idioma original. Incluso el pastor que no haya tomado ningún curso de
hebreo puede hacer un esfuerzo para interactuar con el idioma original.
Puede usar un Antiguo Testamento paralelo para intentar traducir. El punto
es que, hasta donde sea posible, debe hacer el intento de traducir el texto.

Respecto a este trabajo de traducción inicial, William Barrick escribió:


“Este paso debe ser acompañado por una comparación diligente entre el
idioma original y cualquier traducción literal, como ocurre en inglés con las
versiones English Standard Version (ESV), New American Standard Bible
*
(NASB) o la New King James Version (NKJV) . Se debe poner atención a
cualquier diferencia entre la traducción y el idioma original. Se debe
determinar la razón por la que una traducción opta por una variante textual
en particular o la sugiere al margen. Debemos recordar que ninguna
6
traducción es perfecta” . El expositor debe hacer lo que pueda en cuanto al
trabajo de traducción. Al menos, debe estar al tanto de las cuestiones
lingüísticas que juegan en cada texto.
Sintaxis y gramática
Kaiser comenta que el verdadero beneficio del trabajo de traducción es que
se toma “consciencia de la sintaxis y la gramática en las frases, cláusulas y
7
oraciones” . Es de enorme valor apreciar las relaciones entre las palabras
hebreas en una oración para determinar qué es primordial y qué actúa como
apoyo o modificador. Además, el predicador puede observar el orden de las
palabras en la oración y así detectar si hay algún énfasis.

PALABRAS CLAVE
En tercer lugar, será necesario que el predicador lea todo el salmo con
atención en busca de palabras clave en el texto. Debe identificar las
palabras estratégicas que usa el salmista. El movimiento y el significado de
un salmo se enriquece al captar la etimología y el significado de ciertas
palabras clave.
Palabras estratégicas
Dado que los salmos fueron escritos originalmente en hebreo, leer el texto
en el idioma original aumentará la compresión del texto. El estudioso del
Antiguo Testamento, Robert Chishom escribió: “Debemos examinar el uso
bíblico de las palabras, observando con cuidado los diversos factores
lingüísticos y situacionales que nos advierten sobre los matices en el
8
significado según el contexto” . Si el predicador no posee conocimientos
en hebreo, deberá apoyarse en buenas traducciones, concordancias y
diccionarios que hagan uso del hebreo. Según la extensión del salmo,
deberá fijarse en ciertas palabras clave que requieran atención:

1. Palabras clave

Cada salmo contiene ciertos términos significativos cargados de relevancia


teológica. Desempeñará un rol muy importante poder comprender el
significado preciso de estos vocablos para poder determinar la intención
autoral del pasaje. Por ejemplo, el salmo 46:1 compara a Dios con
“amparo” y “fortaleza”. Estas son palabras clave que debemos investigar en
profundidad para captar el sentido pleno y el impacto del salmo. En este
texto hay tres palabras clave: “amparo”, “fortaleza” y “auxilio”, que deben
invitar al expositor a ponerles atención e investigarlas. La buena
predicación requiere comprensión y explicación del significado de estas
palabras.

2. Palabras repetidas

Además, la repetición de una palabra o grupos de palabras normalmente


sirve para subrayar su importancia. Un expositor cuidadoso debe prestar
atención a las palabras que aparecen dos, tres o más veces, ya sea en una
única estrofa o a lo largo de todo el salmo. El Salmo 103 es un excelente
ejemplo de este principio de repetición. La repetición de la palabra “alaba”
o “bendice”) debe captar la atención del predicador y ser estudiada. Tanto
los primeros versículos como los finales repiten esta palabra. Esta
repetición intencional de “bendecir” debe ser una invitación para que el
predicador examine su significado.

3. Palabras poco claras

Junto con lo anterior, si queda alguna palabra cuyo significado no es claro,


el expositor deberá profundizar para examinarla con mayor atención. En
lugar de pasarla por alto, debe hacer una pausa y hacer la pregunta: ¿Qué
quiere decir en realidad esta palabra? ¿Entenderán mis oyentes su
significado? Por ejemplo, el Salmo 66:3 usa la palabra “fingir” (LBA), cuyo
significado no es del todo claro. Un análisis de la palabra revelará que
“fingir” se refiere a “inclinarse ante otro servilmente”. El mensaje es que
cuando Dios aparezca como guerrero, sus enemigos sin duda temerán ser
destruidos. Le obedecerán servilmente o temblando, pero por cierto no será
una genuina obediencia de corazón.
En esta búsqueda, el predicador puede que descubra que hay diferencias
entre las traducciones de la Biblia cuando se trata de ciertos términos. Por
esta razón debe plantear la pregunta: ¿por qué los traductores de la Biblia
escogieron una palabra diferente para esta traducción? ¿Qué sinónimos han
usado que puedan ayudar a aclarar esto? Cuando se requiere mayor
clarificación, debe estudiar la palabra con cuidado e intentar determinar:
¿por qué se usa una palabra diferente? ¿Qué sinónimo es el mejor?

4. Palabras enfáticas

Con el fin de destacar la importancia de una palabra, el salmista a veces la


ubica al comienzo de la oración. Esta posición indica énfasis y debe
hacernos poner atención en esa palabra. En tales casos, el predicador deberá
indagar más profundo acerca del significado de esa palabra. La palabra
“dichoso” o “bienaventurado” en el Salmo 1:1 se ubica en una posición que
indica énfasis y eso demanda atención. Su ubicación es como si el salmista
apuntara a esta palabra con el dedo para resaltar su importancia.
Contexto bíblico
A continuación, el predicador debe estudiar todas esas palabras clave.
Deberá analizar el contexto inmediato, comparar diccionarios
lexicográficos, concordancias, diccionarios teológicos y comentarios
bíblicos. El expositor deberá examinar:

1. El contexto inmediato

Un análisis de la palabra debe comenzar mirando el contexto inmediato y el


contexto más amplio. El expositor debería preguntarse: ¿qué está justo antes
de la palabra en estudio? ¿Qué viene después? ¿Hay presencia de
paralelismo con algún sinónimo alrededor? El estudio del contexto implica
muchas cosas, como identificar estructuras gramaticales, contrastes
contextuales, paralelismo poético, estilo literario, recursos retóricos,
lenguaje figurado, modismos comunes, distinciones dialectales.
Investigar el contexto de una palabra es esencial por varias razones. Por
ejemplo, un mismo término puede tener diferentes significados en
diferentes contextos. Además, el expositor deberá tener en cuenta de qué
manera el mismo salmista usa la palabra en cuestión al interior del salmo.

Junto con esto, debe considerar el mensaje teológico del contexto. Las
falsas interpretaciones a menudo surgen cuando se ignora el tema central
del pasaje. Por ejemplo, hay quienes toman el Salmo 2:8-9 como un texto
que se puede usar en conferencias sobre misiones. Pero un examen más
cuidadoso revela que el contexto inmediato habla de juicio divino sobre los
pecadores rebeldes. Por lo tanto, “herencia” no se refiere a que Cristo reciba
hombres y mujeres para salvación, sino todo lo contrario. Se refiere a que
Cristo heredará las naciones para juzgarlas.

2. El contexto amplio

Luego, se debe poner atención a cómo otros autores usan la palabra en otros
salmos. Además, se debe observar de qué manera otros autores bíblicos
usan la misma palabra en otros libros del Antiguo Testamento. Junto con
esto, hay que considerar de qué manera otros autores, fuera del texto
bíblico, usan el término. Esto se hace necesario en especial cuando se trata
de palabras en hebreo que solo se usan una o dos veces en el Antiguo
Testamento. Hay aproximadamente 1.300 palabras que solo aparecen una
vez en el Antiguo Testamento. Estas se llaman hapax legomena, que
significa una palabra que solo se usa una vez en la Biblia hebrea. Hay cerca
de 500 palabras en hebreo que solo se usan dos veces en el Antiguo
Testamento. En dichos casos, el uso de estas palabras en material extra
bíblico puede ayudar a determinar el significado.
Herramientas lingüísticas
Para determinar el significado de las palabras en hebreo, el expositor deberá
consultar concordancias y diccionarios teológicos en hebreo, y comentarios
confiables de los Salmos.

1. Diccionarios de hebreo

Además, el predicador deberá consultar diccionarios de hebreo durante su


estudio del texto. Luego de ubicar el término hebreo en el diccionario, se
debe leer la definición completa y poner atención a la información
gramatical. Los diccionarios lexicográficos presentan la gama de
significados que tiene una palabra. A menudo entrega referencias de
versículos junto con la información gramatical. Cuando el predicador
consulta un diccionario de hebreo, debe preguntar: ¿cuál es el significado
posible de la palabra? ¿Dónde aparecen esos significados en el Antiguo
Testamento? ¿Cuál es el género y número, si es un sustantivo? ¿Cuál es la
raíz, si es un verbo?

2. Concordancias en hebreo

También será necesario consultar una concordancia en hebreo. Las


concordancias entregan información sobre el uso estadístico de la palabra.
Apunta a la presencia de formas idénticas, muestra la distribución de las
palabras y da referencias de pasajes paralelos. El predicador debe preguntar:
¿con qué frecuencia aparece esta palabra? ¿De qué manera se usa? ¿Con
qué frecuencia se usan formas idénticas? ¿Se usa esta palabra en poesía,
narrativa o ambos?

3. Diccionarios teológicos

Del mismo modo, el expositor deberá consultar diccionarios teológicos,


fijándose en las fuentes, los sinónimos, antónimos y textos problemáticos
conectados a la palabra en estudio. Al hacer esto, será necesario determinar
de qué manera un término se diferencia de sus sinónimos. Esta distinción
puede ayudar al expositor a determinar el significado de la palabra. De esta
manera, el expositor debe estudiar de qué modo las palabras estrechamente
relacionadas presentan matices en el significado.

Al usar un diccionario teológico para comparar y contrastar diferentes


sinónimos, el expositor puede captar matices en el significado de una
palabra. Por ejemplo, en el Salmo 32:1-2, cada palabra que se refiere a
pecado – “transgresión”, “pecado”, “iniquidad” y “engaño” – aporta su
propio énfasis sobre su naturaleza letal. Investigar muchos sinónimos de
otras palabras puede aumentar enormemente nuestra compresión de los
Salmos.

4. Comentarios sobre los salmos

Es igualmente importante que el predicador consulte comentarios bíblicos


sobre el texto. Hay que ver qué explican connotados maestros y teólogos
acerca del significado del pasaje. Se debe prestar atención a las diferencias
en la interpretación entre comentarios. El expositor debe preguntarse:
¿están de acuerdo los diferentes comentaristas en el uso de una palabra?
¿De qué manera la traducción de una palabra afecta su interpretación? El
predicador debe resumir sus hallazgos e incorporarlos a los apuntes de su
sermón.

INCISIONES PRECISAS
Nada reemplaza a las incisiones precisas cuando se trata de la Palabra de
Dios. Ningún expositor puede explicar adecuadamente el significado de un
salmo si no logra reducir la brecha lingüística. Muchos predicadores hoy en
día se preocupan de lo histriónico en la predicación cuando lo que más
debiera preocuparles es manejar bien la palabra de verdad (2Ti 2:15). A fin
de cuentas, en la predicación es más importante la sustancia que el estilo.
La precisión con el texto es más importante que el envoltorio del sermón.
Esto no quiere decir que la entrega del sermón no tenga importancia.
Hablaremos de lo crucial que es la entrega desde el púlpito más adelante.
Lo cierto es que tanto la sustancia como el estilo son vitales. Debemos
procurar ser precisos e interesantes. Pero la interpretación correcta del texto
es la base sólida sobre la que se apoya la entrega del sermón. Ninguna casa
puede permanecer sin un fundamento firme. Tampoco un sermón.

Todos los predicadores deben esforzarse para manejar la Biblia con


precisión, según las habilidades que Dios les haya dado. Deben trabajar con
diligencia para descubrir el verdadero significado del texto bíblico. Deben
recordar que es la Palabra de Dios lo que enseñan. No es su propio mensaje,
no es un mensaje humano. Deben hacer su mejor esfuerzo para descubrir el
significado correcto de un texto. Cada expositor debe estudiar la Biblia con
sumo cuidado, sabiendo que el significado de la Escritura es la Escritura.
* Jeff, avez-vous la version anglaise de Family at Church?
12

Encontrar el paralelismo
Pon atención a las estrofas, coplas y paralelismos.

Los Salmos se ubican en el corazón de la Escritura, y para llegar al


corazón de los Salmos hay que conocer el recurso literario conocido como
paralelismo. Esta forma de comunicación es un rasgo distintivo de la poesía
hebrea. En este antiguo género, los versos sucesivos de una poesía sirven
como un potente medio para expresar un mensaje divino. Para destacar este
punto, C. Hassell Bullock afirma: “En el corazón de la poesía hebrea se
1
ubica un recurso llamado paralelismo” . En él, la primera línea, seguida de
una o dos más, presentan notorias similitudes o disimilitudes entre sí. El
paralelismo es más que mera repetición. Más bien consiste en expandir o
desarrollar la idea o significado de la primera línea por medio de
semejanzas o contrastes con las líneas sucesivas.

Siendo ese el caso, los Salmos, en términos generales, fueron escritos en un


estilo literario que se llama poesía hebrea. Esta forma de comunicación es
bastante diferente a otros géneros presentes en la Escritura. Robert
Davidson observa: “La poesía es el lenguaje de la emoción y la
2
imaginación” . Se diferencia de la narrativa, los escritos legales, la
profecía, el discurso, la parábola y la epístola. La poesía hebrea hace uso de
un lenguaje lleno de imágenes. Comunica el mensaje de Dios por medio de
expresiones vívidas, coloridas, emotivas y pintorescas. A diferencia de la
poesía en inglés, que se basa en la rima y el ritmo, la poesía hebrea se basa
en el paralelismo y la métrica. Según este género, el paralelismo poético
afirma una idea en la primera línea y luego la reafirma con un conjunto de
3
recursos literarios en la segunda línea o las siguientes .
Un estilo distintivo
Respecto a este estilo de comunicación, John MacArthur explica: “A
diferencia de la mayor parte de la poesía inglesa, que se basa en la rima y la
métrica, la poesía hebrea se caracteriza esencialmente por el paralelismo
4
lógico” . C. Hassell Bullock agrega: “Es un patrón literario que plantea una
idea en una línea y se enfoca en esa idea en la línea siguiente, ya sea
5
repitiendo la idea con otras palabas o dando más detalles acerca de ella” .
Como Gerald H. Wilson afirma: “La característica más distintiva de la
poesía hebrea se aprecia en la frecuente vinculación entre las líneas
sucesivas de un modo que enfatiza las similitudes gramaticales,
estructurales y temáticas entre ellas. Esta relación entre las líneas
6
tradicionalmente se ha llamado paralelismo” .

El paralelismo introduce una idea para luego expresarla con palabras


diferentes. En este estilo literario el contenido de las dos líneas tiene una
correspondencia directa. La relación entre las líneas paralelas determina el
significado y énfasis de un texto. Este capítulo considera los principales
tipos de paralelismo hebreo en los Salmos. El expositor de los Salmos debe
estar familiarizado con esos diferentes tipos, entre los que se incluyen:
SINÓNIMO
El tipo de paralelismo más común en hebreo es el paralelismo sinónimo que
repite la idea de la primera línea en la segunda. Es decir, la segunda línea
solo reafirma la idea central de la primera línea por medio de sinónimos.
Las expresiones sinónimas de la línea que sigue ayuda a la claridad, el
énfasis y el efecto principal de la línea principal. Leland Ryke lo explica
así: “El paralelismo sinónimo consiste en repetir un contenido similar en las
líneas consecutivas con una forma gramatical o estructura de la oración
también similar. A menudo, la segunda línea solo repite la idea por medio
7 8
de un contraste” . Por ejemplo :

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los malvados, [A]
ni se detiene en la senda de los pecadores [B]
ni cultiva la amistad de los blasfemos, [C]
(1:1)

¿Por qué se sublevan las naciones, [A]


y en vano conspiran los pueblos? [B] (2:1)

ANTITÉTICO

El paralelismo antitético contrasta la segunda línea con la primera. La idea


opuesta subraya el punto y agrega efecto. A menudo, la palara “pero” marca
el contraste de la primera línea con la segunda. Ryken lo explica así: “En el
paralelismo antitético la segunda línea declara la verdad de la primera por
medio de un contraste. A veces una línea plantea la idea de manera positiva
9
mientras que la otra lo hace de manera negativa” . Algunos ejemplos son:
Porque el Señor cuida el camino de los justos, [A]
mas la senda de los malos lleva a la perdición. [B]
(1:6)

Porque no fue su espada la que conquistó la tierra, [A]


ni fue su brazo el que les dio la victoria:
fue tu brazo, tu mano derecha;
fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas. [B]
(44:3)

SINTÉTICO
El paralelismo sintético desarrolla la idea de la primera línea por medio de
la segunda. Aquí la proposición planteada en la primera línea se expande y
desarrolla aún más en la segunda. Como observa Ryke: “El paralelismo
sintético (paralelismo creciente)…consiste en un par de líneas que juntas
forman una unidad completa en la que la segunda línea completa o expande
10
la idea presentada en la primera línea” . Por lo tanto, la segunda línea
desarrolla o extiende la idea central de la primera y no solo la repite. Aquí
hay dos importantes ejemplos:

Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; [A]


ya no queda gente sincera en este mundo [B]
(12:1)

La ley del Señor es perfecta:


infunde nuevo aliento. [A]
El mandato del Señor es digno de confianza:
da sabiduría al sencillo.
Los preceptos del Señor son rectos: [B]
traen alegría al corazón. [C]
El mandamiento del Señor es claro:
da luz a los ojos. [D]
El temor del Señor es puro:
permanece para siempre. [E]
Las sentencias del Señor son verdaderas:
todas ellas son justas. [F]
(19:7-9)

EMBLEMÁTICO

El paralelismo emblemático une una expresión literal con una figurada. Es


decir, la primera línea usa un símil o metáfora para expresar un concepto
análogo. Allen P. Ross afirma: “El paralelismo emblemático ocurre cuando
una de las unidades paralelas es una metáfora que arroja luz sobre la
11
otra” . Esta forma de paralelismo es muy potente porque los emblemas y
símbolos son poderosas herramientas de comunicación. Pintan un cuadro
vívido de la verdad tratada. Los salmistas con frecuencia usan un lenguaje
figurado porque transforman la verdad abstracta en términos concretos y
describen las ideas de maneras gráficas, vívidas y memorables. Los Salmos
42 y 44 son un ejemplo de esto:

Cual ciervo jadeante en busca del agua, [A]


así te busca, oh Dios, todo mi ser. [B]
(42:1)

Pero tú nos arrojaste a una cueva de chacales; [A]


¡nos envolviste en la más densa oscuridad! [B]

Por tu causa, siempre nos llevan a la muerte; [A]


¡nos tratan como a ovejas para el matadero [B]
(44:19, 22)

CULMINANTE
El paralelismo culminante, también llamado paralelismo escalonado,
comienza con una palabra, frase o verdad crucial en la primera línea y luego
la expande en la segunda línea hasta un clímax dramático. Ryken lo explica
así: “En el paralelismo culminante, la segunda línea completa la primera
12
línea repitiendo una parte de esta para luego añadirle algo” . Es decir, las
líneas sucesivas continúan la idea de la primera. El Salmo 29 es un ejemplo
de esto:

Tributen al Señor, seres celestiales,


tributen al Señor la gloria y el poder.
Tributen al Señor la gloria que merece su nombre;
póstrense ante el Señor en su santuario majestuoso
(29:1-2)

La voz del Señor está sobre las aguas;


resuena el trueno del Dios de la gloria;
el Señor está sobre las aguas impetuosas.
La voz del Señor resuena potente;
la voz del Señor resuena majestuosa.
La voz del Señor desgaja los cedros,
desgaja el Señor los cedros del Líbano;
hace que el Líbano salte como becerro,
y que el Hermón salte cual toro salvaje.
La voz del Señor lanza ráfagas de fuego;
la voz del Señor sacude al desierto;
el Señor sacude al desierto de Cades.
La voz del Señor retuerce los robles
y deja desnudos los bosques;
en su templo todos gritan: “¡Gloria!” (29:3-9)

ALTERNADO
En esta forma de paralelismo, la tercera línea repite la idea de la primera y
la cuarta repite la idea de la segunda siguiendo un patrón A…B…A…B.
Por ejemplo, en el Salmo 103 el salmista describe la inmensurable distancia
que hay entre el cielo y la tierra (línea uno) y luego repite la misma idea al
mencionar la distancia entre el este y el oeste (línea tres). En las líneas dos
y cuatro, el salmista hace un paralelo entre el amor de Dios y su perdón de
pecados:

Tan grande es su amor por los que le temen [A]


como alto es el cielo sobre la tierra. [B]
Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones [A]
como lejos del oriente está el occidente. [B]
(103:11-12)

QUIASMO

Este tipo de paralelismo sigue el patrón A…B…B…A en el cual la segunda


línea es la continuación de la primera, la tercera línea reafirma la segunda,
para luego terminar con la cuarta línea que vuelve a la idea de la primera
línea. Es decir, la segunda parte de la estructura es un espejo de la primera
parte, de manera invertida. El énfasis de un quiasmo radica en los
elementos que se ubican al centro, por lo tanto, la explicación del
predicador debe poner énfasis donde el quiasmo lo pone. El quiasmo lleva
la atención a ese punto, como si fuera una lupa. El ejemplo a continuación
atrae la atención hacia las porciones [C]:

Señor, tú has sido un refugio para nosotros [A]


de generación en generación. [B]
Antes que los montes fueran engendrados, [C]
y nacieran la tierra y el mundo, [C]
desde la eternidad y hasta la eternidad, [B]
tú eres Dios. [A]
(90:1-2)

EXTERNO

Esta forma de paralelismo se refiere a los segmentos exteriores de la


estructura a diferencia de los internos. Por ejemplo, los segmentos [A] en el
Salmo 30:8, 10 forman el paralelo externo mientras que [B] y [C] forman el
paralelo interno. El paralelismo externo a menudo se extiende más allá de
los límites del versículo. Por lo tanto, cuando el expositor identifica el
paralelismo debe fijarse en los versículos alrededor, en caso de que hubiera
paralelos externos.

A ti, oh Señor, clamé,


y al Señor dirigí mi súplica: [A]
¿Qué provecho hay en mi sangre [B]
si desciendo al sepulcro? [B]
¿Acaso te alabará el polvo? [C]
¿Anunciará tu fidelidad? [C]
Escucha, oh Señor, y ten piedad de mí;
oh Señor, sé tú mi socorro. [A]
(30.8-10)
COMUNICACIÓN GRÁFICA

Este capítulo ha mostrado de qué manera el paralelismo añade un efecto de


brillo y color a las cualidades literarias de los Salmos. Los patrones
estructurales de este recurso literario resaltan la belleza artística de los
Salmos y comunican, por medio de imágenes robustas, lo que el salmista
busca expresar. La ventaja del paralelismo es que es una forma de
comunicación fácil de recordar y enseña la verdad de manera eficaz.

Todo expositor debe imitar en su predicación el uso que el salmista hace del
paralelismo. Reiterar la verdad de diversas maneras permite que la verdad
se exprese de forma vívida. La repetición permite comunicar la verdad
desde el púlpito de modo eficaz. No solo debiera reconocer el paralelismo
en el texto, también debiera usarlo para anunciar lo que Dios dice. Por lo
tanto, es importante no solo decir lo que Dios dice sino también la manera
en que lo dice. El mensaje es primordial, pero la manera en la que se
expresa es de gran importancia. Ese es el valor de aprender sobre el
paralelismo y también de usarlo.
13

Estudiar la gramática
Investiga la estructura gramatical del salmo

Uno de los elementos de mayor importancia al preparar un sermón es


el estudio de la gramática. Al analizar el texto bíblico del salmo, el
expositor debe considerar con mucho cuidado los rasgos gramaticales del
texto. Teniendo esto en mente, Roy Zuck comenta: “Dado que los
instrumentos humanos usaron lenguaje humano al escribir los libros de la
Biblia… debemos poner mucha atención a las reglas comunes de la
gramática y la sintaxis. La gramática es el estudio de las palabras y su
función en las oraciones, la sintaxis…se trata de cómo se arma una
1
oración” . Esta clase de análisis de un texto requiere comprender la
estructura básica de cada oración.

Puesto que cada punto y tilde de un salmo es infalible, se debe prestar


atención a cada sección del texto inspirado divinamente. Esto incluye las
relaciones internas de cada palaba con otras palabras. En particular, la
gramática se trata de la manera en que las palabras se relacionan entre sí en
una oración. Este tipo de estudio requiere aplicar las reglas básicas de la
gramática para entender con claridad la función específica de cada parte de
la oración. Dicho análisis es importante porque el salmista preservó la
revelación divina por medio de la gramática y la sintaxis del idioma original
en el que escribió.
Reducir la brecha gramatical
En este capítulo nos enfocaremos en lo que se necesita para reducir la
brecha gramatical. Esto implica indagar cada palabra de cada oración para
poder descubrir el significado de las relaciones entre las palabras. Esta
investigación requiere que cada expositor le preste mucha atención a: (1) la
estructura interna, (2) las coplas poéticas y (3) las estrofas poéticas. La
mejor manera para que el exegeta pueda visualizar estas estructuras es un
(4) diagrama de bloque. El expositor debe poder ver y entender las
relaciones internas del salmo antes de poder predicarlo con claridad y
convicción. Cuanto más clara sea su percepción de las conexiones internas
de las palabras de su texto, tanto más clara será su exposición.

Veamos cada uno de estas características en la estructura gramatical de los


salmos. Entre ellas están las siguientes:

ESTRUCTURA INTERNA

El expositor debe determinar de qué manera cada parte del salmo se


relaciona con las otras. Comprender la relación entre palabras y cláusulas
otorga una percepción esencial para entender la intención original de lo que
dijo el salmista. Estudiar la relación entre las palabras al interior de una
oración obliga al expositor a considerar con precisión y exactitud lo que el
autor en realidad dijo. En este respecto, el predicador debería tomar nota de:
Sustantivos
Un exegeta de los salmos debe examinar las características y el uso de los
sustantivos, pronombres, adjetivos y frases. Al hacer esto, debe hacer al
texto las preguntas claves: ¿cuál es el sujeto gramatical del versículo? ¿Es
el sustantivo definido o indefinido? ¿El sustantivo va acompañado de un
artículo? ¿Cuál es el número del sustantivo, singular o plural? ¿El
pronombre se encuentra en la primera, segunda o tercera persona? Una
mirada atenta irá en busca de descubrimientos gramaticales de este tipo.

1. Sustantivos

Estas palabras identifican cosas, ya un lugar (“monte” 3:4), una cosa


(“árbol”, “fruto”, “hoja” 1:3), un concepto o idea (“salvación”, “bendición”,
3:8), una acción (“liberación”). Un sustantivo común se refiere a cosas
generales, como “heredad” (1:8), mientras que un sustantivo propio
identifica a una persona específica (“Jacob”, 81:1) o lugar (“Hermón”
42:6). Los sustantivos colectivos se refieren a grupos de personas o cosas
(“naciones” 2:1; “generaciones”, 14:5). Un sustantivo verbal es un verbo no
conjugado (infinitivo) que asume el rol de sustantivo (“gemir”, 5:1 RV95).

2. Pronombres
Estas palabras sustituyen a los sustantivos. El exegeta deberá preguntarse:
¿es este un pronombre personal (“yo”, 3:4), pronombre demostrativo
(“este”, 44:18), un pronombre interrogativo (“quién”, 15:1), un pronombre
relativo (“que”, 3:6) o un pronombre reflexivo (se)? Los pronombres como
cualquiera o ninguno se llaman pronombres indefinidos.

3. Adjetivos

Estas palabras describen a los sustantivos. En hebreo, el adjetivo atributivo,


al igual que en español, se ubica después del sustantivo que modifica. Los
adjetivos predicativos (complemento predicativo) normalmente preceden al
sustantivo y no llevan artículo (“el Señor es bueno”, 34:8). Los adjetivos
predicativos hacen una afirmación acerca del sustantivo que modifican,
poniendo la atención en el sustantivo. Puesto que los adjetivos son escasos
en hebreo, lo normal es que los sustantivos se modifiquen con frases en
aposición.

4. Frases nominativas (grupos de sustantivos)

Estos son sustantivos encadenados, donde dos o más sustantivos se


yuxtaponen (esto ocurre 1.896 veces en el Salterio); en aposición donde dos
sustantivos se ubican juntos y el primero actúa como adjetivo modificando
al otro (660 veces); y la menos frecuente endíadis, donde dos o más
sustantivos se conectan con la palabra “y” para intensificar su significado.
Cada categoría de sustantivo merece un análisis considerado ya que aporta
un significado exegético y expositivo.

Además, el expositor debe poner atención a la concordancia de persona,


género y número. Esta concordancia revela la relación que existe entre las
palabras. Por ejemplo, la clave para comprender el Salmo 110:1 reside en la
concordancia de persona, género y número. Lo que se aprecia es que la
palabra “mi” es primera persona, masculino, singular en relación a “David”
(también primera persona, masculino, singular). ¿Quién era el Señor de
David? El Mesías, la segunda persona de la trinidad. De eso modo, David
transmite una conversación intra-trinitaria entre el Padre (“el Señor”) y el
Hijo (“mi Señor”).
Verbos
El expositor también debe fijarse en los verbos en el salmo. Los verbos
describen una acción (“salvar”, “librar”, “buscar”, 7:1) o un estado (“es”,
“ser”, 1:1, 3). La función multidimensional de los verbos en hebreo se
aprecia en el hecho de que cumplen al menos nueve funciones diferentes.
Revelan: (1) la acción, (2) el sujeto, (3) el complemento, (4) la voz, (5) el
caso, (6) tipo de acción, (7) tiempo de la acción en relación al momento en
que se habla, (8) la calidad de la acción y (9) el modo. Cada función puede
acarrear un significado interpretativo. Los verbos son ricos en pistas
exegéticas.

El expositor que desee adentrarse en las profundidades del salmo debe


trabajar con la sintaxis verbal, lo que significa analizar la raíz verbal en
hebreo y la conjugación. La raíz indica la voz, es decir la relación entre el
sujeto del verbo y la acción o estado. La raíz del verbo puede incluir:

1. Verbos activos

En el caso de verbos activos, el sujeto es la persona o cosa que realiza la


acción. En el idioma hebreo, la raíz activa puede ser qal, piel y hifil. Verbos
de la raíz qal aparecen 3.411 veces en el Salterio y expresan un estado o
acción. Verbos piel aparecen 873 veces en los Salmos y primordialmente
indican la causa de un estado y se enfocan en el resultado de la acción.
“¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!” (19:12). Los verbos
hifil aparecen 882 veces en los Salmos e indican la causa de una acción y se
enfocan en el proceso de la acción. El Señor “envía la lluvia sobre la tierra”
(147:8); “hace crecer la hierba en los montes” (147:8); “hace que el viento
sople” (147:18).

2. Verbos pasivos

En la voz pasiva, los verbos se acompañan del verbo ser y la persona o cosa
que realiza la acción lleva la preposición por. Aquí el sujeto es pasivo, es
decir, recibe la acción. La raíz pasiva puede ser pual, hofal, nifal, y qal en
pasivo. Los verbos qal en pasivo son los menos comunes en los Salmos y
aparecen solo seis veces (44:23; 73:2; 87:4, 5, 6, 90:2). Los verbos nifal
aparecen 312 veces en el Salterio y se refieren a acciones pasivas (106:22;
dos veces, 25, 28, 30, 31, 42,45). El salmista emplea verbos pual cuarenta y
una veces en el Salterio (144:12, 13, 14). El verbo hofal se usa nueve veces
en el Salterio (22:11, 16; 37:24; 45:3, 15 dos veces; 45:16; 69:9; 102:5).
Cada uno indica una acción pasiva en la que el sujeto recibe la acción.

3. Verbos reflexivos

A partir de una raíz reflexiva, el sujeto realiza y recibe la acción. Esto lo


marca la raíz hitpael que ocurre setenta y cinco veces en el Salterio. “Te
muestras íntegro” (18:25 NBLH); “limpio te mostrarás” (18:26 RV95);
“deléitate en el Señor” (37:4 RV60); “¿te esconderás para siempre?” (89:46
RV60).

4. Conjugaciones
La conjugación indica el modo y la función discursiva, no el tiempo verbal.
En rigor, el tiempo verbal se indica por medio del contexto y solo el
contexto. La conjugación qatal aparece 1.411 veces en los Salmos. Presenta
la acción desde afuera, como una totalidad, sin considerar la duración. La
conjugación yiqtol aparece 2.704 veces en los Salmos. Presenta la accione
desde dentro, tomando en cuenta sus fases. “Bienaventurado el varón que
no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en
silla de escarnecedores se ha sentado” (1:1 RV95). Aquí el salmista observa
los verbos qatal “andar”, “estar” y “sentarse” desde el exterior, como un
todo, sin considerar las etapas internas de la acción. El versículo siguiente
cambia a un verbo yiqtol: “Sino que en la ley del Señor se deleita y día y
noche medita en ella” (1:2). El verbo yiqtol “medita” observa la acción
desde dentro, toma en cuenta las etapas o la duración de la meditación,
meditación constante y habitual. Por lo tanto, un hombre piadoso piensa en
la Escritura de forma habitual y reiterada, como lo indica la gramática y lo
confirma el contexto (“día y noche”).

5. Participios

Un participio es un verbo que puede funcionar como adjetivo o sustantivo o


puede ser parte de una forma verbal compuesta (“ha sido”). Esta forma
verbal aparece 797 veces en los Salmos e indica una acción o característica
continua. Como ocurre con muchos rasgos en hebreo, es el contexto lo que
determina el uso. “Dios ha plantado en los cielos un pabellón para el sol”
(19:4b).

6. Construcción infinitiva

Un infinitivo es la forma básica de un verbo. Esta forma verbal aparece 290


veces en el Salterio con una amplia gama de usos. Algunos indican
propósito, modo o tiempo. “Los malvados sacan la espada y tensan el arco
para abatir al pobre y al necesitado, para matar a los que viven con
rectitud” (37:14).
Frases
El expositor también debe estar consciente de las frases que aparecen al
interior de un texto. Una frase es un grupo de palabras interconectadas que
forma una unidad dentro de una cláusula. Una frase no posee verbo y por lo
tanto no pude existir por sí sola. Existen tres tipos básicos de frases que el
2
predicador debe conocer :

1. Frases preposicionales

Este tipo de frase consiste en una preposición y un complemento,


normalmente un sustantivo. Es decir, una frase preposicional es un grupo de
palabras, sin verbos, y que comienza con una preposición: “en su
santuario”, “en su poderoso firmamento”, “por sus proezas”, “con sonido de
trompeta”, “con el arpa y la lira” (150:1-2).

2. Frase de participio

Este tipo de frase consiste de un grupo de palabras que comienza con un


participio que funciona como adjetivo, modificando un sustantivo. Ellas
comunican una acción continua o una acción descriptiva.
3. Frase infinitiva

Este tipo de frase es un grupo de palabras que comienzan con un infinitivo.


Este infinitivo puede ser una frase adverbial que modifique un verbo o una
frase adjetival que modifique un sustantivo.
Cláusulas
Además, el expositor debe investigar las cláusulas en el texto. Las cláusulas
son un grupo coherente de palabras con un sujeto y un verbo. Estas palabras
3
forman parte de una oración . Existen tres tipos de cláusulas:

1. Cláusulas independientes

Este tipo de cláusulas se conoce como cláusula principal y funciona como


la columna vertebral de la oración. Expresa una idea completa y puede
4
funcionar por sí sola . Para una oración compleja se pueden agregar otras
frases o cláusulas. “Tributen al Señor la gloria que merece su nombre,
póstrense ante el Señor en su santuario majestuoso” (29:2).

2. Cláusulas coordinadas
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Este tipo de cláusula forman parte de una oración compuesta . Es decir, una
cláusula es un grupo coherente de palabras que forma parte de una oración
mayor. Cada unidad se une a la otra para formar ideas paralelas que juntas
expresan una idea total. “Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi
pecado” (51:2); Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y
quedaré más blanco que la nieve” (51:7).
3. Cláusula dependiente

También se describe como cláusula subordinada, es cualquier cláusula que


6.
no expresa una idea completa y que no puede funcionar por sí sola Dicho
de otra manera, una cláusula subordinada se adjunta a una independiente.
“Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a
mi lado; tu vara de pastor me reconforta” (23:4).
Conjunciones
El expositor también debe estar atento a los diferentes tipos de palabra que
introducen una cláusula. Las siguientes conjunciones serán una pista para el
predicador acerca de la relación entre las cláusulas:

1. Coordinantes

Las conjunciones coordinantes operan como conectores que revelan de qué


manera el autor conecta ideas. Esta categoría incluye: y, o, no, por, para,
pero, ni, tanto/como, sino. El expositor debe poner atención a la manera en
que el salmista conecta sus ideas. ¿Cómo fluye de idea a idea? Esas
observaciones le permiten al predicador trazar y seguir el argumento del
escritor. “Así mi alma se alegrará en él y se deleitará en su salvación; así
todo mi ser exclamará: ¿quién como tú, Señor? Tú libras de los poderosos a
los pobres; a los pobres y necesitados libras de aquellos que los explotan”
(35:9-10); “Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? ¡Mi esperanza he
puesto en ti! Líbrame de todas mis transgresiones. Que los necios no se
burlen de mí” (39:7-8).

2. Coordinantes adversativas
Las conjunciones adversativas contrastan una situación o las acciones de
dos personajes. Funcionan como un eje que permite que el autor bíblico
distinga ideas diferentes. Estas palabras marcan un cambio en el flujo de
ideas: pero, excepto. El salmista con frecuencia distingue al piadoso del
malvado, la sabiduría de la necedad y la fragilidad del hombre con la
grandeza de Dios. “Aborrezco a los que confían en ídolos vanos; pero yo
confío en el Señor” (31:6, NBLH).

3. Coordinantes enfáticas

Estas palabras sirven para resaltar lo dicho. Muchas de estas conjunciones,


si no se colocaran, no tienen un efecto adverso en la estructura de la
oración. Más bien, su función principal es la de dar énfasis. “Ciertamente
los reyes de la tierra se reunieron; pasaron todos. Y viéndola ellos así, se
maravillaron, se turbaron, se apresuraron a huir” (48.4-6, RV95).

4. Coordinantes ilativas

Estas palabras expanden el significado al añadir algo. A menudo indican


propósito (lo que debería suceder) o resultado (lo que en realidad sucedió).
Son palabras como: ahora, por lo tanto, entonces, por cual, pues, así que.
“Ahora, pues, reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la
tierra.” (2:10, RV95).

5. Coordinantes transicionales

Estas conjunciones operan como articulaciones en un cuerpo o costuras en


un vestido, actuando como una bisagra que une dos ideas. Sirven como
transición entre una idea y la siguiente: y, además, luego. “Además, tu
siervo es amonestado por ellos; en guardarlos hay gran recompensa” (19:11
NBLH).
6. Subordinantes

Estas conjunciones introducen las ideas que por lógica se subordinan a la


idea principal. Introducen ideas secundarias o de apoyo: cuando, porque, si,
ya que, aunque, que. “¡Óyeme y respóndeme, porque mis angustias me
perturban! Me aterran las amenazas del enemigo y la opresión de los
impíos, pues me causan sufrimiento y en su enojo me insultan” (55:2-3).

COPLAS POÉTICAS
Luego de que el expositor se familiarice con la gramática, debe enfocarse
en la estructura de cada estrofa. Estas subdivisiones o secciones menores las
identificamos como coplas. En la poesía hebrea, la copla se compone de
una unidad corta, de una o más líneas y es de gran importancia al momento
de interpretar los salmos. Walter C. Kaiser, Jr., señala: “Para el exegeta no
es una cuestión optativa el detectar o no las coplas. Así como el párrafo [en
la prosa] presenta la idea central para luego ser desarrollada u organizada en
torno a un tema o proposición, así también podemos decir que la copla
plantea el punto central a partir del cual se desarrolla y organiza su
7
contenido” . Por lo mismo, poder identificar las coplas es de gran ayuda
para comprender el texto bíblico en este estilo literario único.
Clasificaciones
Al buscar las coplas hay que estar conscientes de que se presentan en
diferentes extensiones. La copla más corta es de una línea, y la más larga es
de ocho líneas. El largo de la copla se presenta según estos criterios:

1. Monocolon (verso aislado)

Una copla de una sola línea se conoce como monocolon. A menudo un


monocolon se encuentra al comienzo o al final de un salmo. Por ejemplo, en
la última línea del Salmo 2 y la primera línea del Salmo 18.

¡Dichosos los que en él buscan refugio! (2:12)

Yo te amo, Señor, fortaleza mía. (18:1 NBLH)

2. Dístico

Una copla de dos líneas es un dístico, algo que se presenta con frecuencia
en la estructura de la copla. Algunos calculan que 70 a 75 por ciento de
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todas las coplas en los Salmos son dísticos . En los Salmos 2 y 4 vemos
algunos ejemplos:
Por qué se sublevan las naciones, [1]
y en vano conspiran los pueblos? [2]
(2:1)

Y ustedes, señores, ¿hasta cuándo cambiarán


mi gloria en vergüenza? [1]
¿Hasta cuándo amarán ídolos vanos
e irán en pos de lo ilusorio? [2]
(4:2)

3. Triada

Es una estructura de tres líneas, menos frecuente que un dístico. Se añade


una tercera línea para expandir o profundizar la idea de las primeras dos. En
Salmo 1:1 tenemos un ejemplo:

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los malvados, [1]
ni se detiene en la senda de los pecadores [2]
ni cultiva la amistad de los blasfemos [3]

4. Cuarteto

Esta clase de copla se compone de cuatro líneas y es muy inusual, a


diferencia del dístico o la triada. En el Salmo 1:3 vemos un ejemplo.

Es como el árbol
plantado a la orilla de un río [1]
que, cuando llega su tiempo, da fruto [2]
y sus hojas jamás se marchitan. [3]
¡Todo cuanto hace prospera! [4]
5. Pentacolon

Esta es una estructura de copla más compleja y usa cinco líneas. Es una
forma más rápida de expresión, al estilo staccato. Notemos cómo el Salmo
104:29-30 utiliza esta importante herramienta.

Si escondes tu rostro, se aterran; [1]


si les quitas el aliento, mueren [2]
y vuelven al polvo. [3]
Pero si envías tu Espíritu, son creados, [4]
y así renuevas la faz de la tierra. [5]

6. Hexacolon

Esta es una copla de seis líneas, y por lo mismo muy poco común. Uno de
los mejores ejemplos aparece en el Salmo 19:7-9, en el que se mencionan
seis títulos para referirse a la Palabra de Dios junto con seis características y
seis efectos.

La ley del Señor es perfecta:


infunde nuevo aliento. [1]
El mandato del Señor es digno de confianza:
da sabiduría al sencillo. [2]
Los preceptos del Señor son rectos:
traen alegría al corazón. [3]
El mandamiento del Señor es claro:
da luz a los ojos. [4]
El temor del Señor es puro:
permanece para siempre. [5]
Las sentencias del Señor son verdaderas:
todas ellas son justas. [6]
7. Heptacolon

Esta estructura de siete líneas, heptacolon, aparece rara vez, pero destaca
una idea y la resalta siete veces como si se golpeara un clavo en una tabla.
Aparece por primera vez en este antiguo himnario en el Salmo 12:4-5
donde la idea planteada es la arrogancia de las palabras del impío.

A los que han dicho: “Con nuestra lengua


prevaleceremos, [1]
Nuestros labios nos defienden; [2]
¿quién es señor sobre nosotros?” [3]
“Por la desolación del afligido, [4]
por los gemidos del menesteroso, [5]
Me levantaré ahora,” dice el Señor; [6]
“lo pondré en la seguridad que anhela.” [7]
(NBLH)
Identificación
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¿De qué manera el expositor indica e identifica cada copla?

1. Estribillos

En primer lugar, debemos buscar los estribillos que se repiten y


normalmente marcan el final de una copla. Hay diecinueve salmos que
contienen estos estribillos (39; 42-44; 46; 49; 56; 57; 59; 62; 67; 78; 80; 99;
107; 114;136; 144; 145). Por ejemplo, el Salmo 42:5, 11 contiene un refrán
fácilmente reconocible. El refrán marca la conclusión de la copla y el
comienzo de la siguiente:

¿Por qué voy a inquietarme?


¿Por qué me voy a angustiar?
En Dios pondré mi esperanza
y todavía lo alabaré.
¡Él es mi Salvador y mi Dios! (42:5)
¿Por qué voy a inquietarme?
¿Por qué me voy a angustiar?
En Dios pondré mi esperanza,
y todavía lo alabaré.
¡Él es mi Salvador y mi Dios! (42:11)

2. Selah

El predicador debe estar atento a “selah”. Selah aparece setenta y un veces


en treinta y nueve salmos (por ejemplo, 3:2; 24:10; 39:11; 47:4; 60:4; 76:3;
88:10; 140:3). Aunque su significado exacto es debatible, muchos ven una
conexión con la raíz hebrea salal que quiere decir “alzar, levantar”. La
pregunta obvia es: ¿alzar qué? Es posible que sea una instrucción musical
que indique un aumento del volumen de la voz o un crescendo de los
instrumentos con el fin de resaltar, de manera potente, el mensaje del salmo.
También es posible que indique una pausa para meditar, una especie de
interludio musical, una pausa o un cambio de clave, para que los
participantes eleven sus pensamientos a Dios.
Muchos dicen de mí:

“Para él no hay salvación en Dios”. Selah. (3:2)

Con mi voz clamé al Señor,


Y El me respondió desde Su santo monte. Selah. (3:4)

La salvación es del Señor.


¡Sea sobre tu pueblo tu bendición! Selah. (3:8 NBLH)

3. Paralelismo introvertido

El expositor debe estar atento a la aparición de un recurso literario llamado


paralelismo introvertido o paralelismo quiástico. Según este patrón, las
unidades lógicas se presentan en un patrón A… B… B’… A’. Esto se
aprecia en el Salmo 1:3:
Es como el árbol plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
¡Todo cuanto hace prospera!

4. Interrogativo/exclamativo

Otro indicador de que podemos estar en presencia de una copla son las
expresiones exclamativas o interrogativas. Este es un recurso poético en el
que una palabra (como “porque”) o palabras (“Oh Señor”, “Oh Dios mío”)
se ubican justo fuera del patrón básico de la copla. En el Salmo 26:8 y 33:9
vemos un par de ejemplos:

Señor, yo amo la casa donde vives,


el lugar donde reside tu gloria. (26:8)
…porque él habló, y todo fue creado;
dio una orden, y todo quedó firme. (33:9)

5. Paralelismo distante

Otro indicador es cuando términos paralelos se ubican a distancia entre


ellos. Una leve distancia entre términos paralelos indica los parámetros de
la copla. Por ejemplo, en el Salmo 18 ’exterminé’ (v. 40) y ’desmenucé’ (v.
42) están separados por cuatro líneas.

Hiciste retroceder a mis enemigos,


y así exterminé a los que me odiaban.
Pedían ayuda; no hubo quien los salvara.
Al Señor clamaron, pero no les respondió.
Los desmenucé. Parecían polvo disperso por el viento.
¡Los pisoteé como al lodo de las calles! (18:40-42).
6. Partículas

Además de los recursos literarios ya mencionados, el expositor también


debe estar alerta a la presencia de partículas micro sintácticas, palabras
enfáticas que indican la presencia de una copla. Dichas partículas permiten
identificar unidades dentro del mensaje. A menudo se traducen como
ahora, por lo tanto, he aquí, si, entonces. Por ejemplo, una partícula puede
indicar el comienzo de una nueva sección. En el Salmo 2:10 vemos un
ejemplo de este tipo:

Ahora pues, oh reyes, muestren discernimiento;


reciban amonestación, oh jueces de la tierra.

Además, en el Salmo 73:10 se ocupa una partícula diferente a nivel de


discurso y se traduce como “por eso” o “por lo tanto”. Esta partícula inicia
una nueva sección y marca el comienzo de una nueva porción de texto.

Por eso la gente acude a ellos


y cree todo lo que afirman

7. Fórmulas introductorias

El predicador expositivo de los Salmos debe estar también familiarizado


con las fórmulas introductorias como wayhi cuando indica el comienzo de
un contexto.

La palabra wayhi a menudo no tiene traducción, pero sí tiene importancia


exegética. En el Salmo 94, el poeta relata la corrupción de sus enemigos (v.
21), pero declara la protección de Dios, de ese modo marca la transición a
una nueva copla con el uso del término wayhi (v. 22). Otra fórmula
introductoria son las afirmaciones como “Dios ha dicho en su santuario”
(60:6), lo que indica al lector que está comenzando una nueva sección.

¿… que conspiran contra la gente honrada


y condenan a muerte al inocente?
Pero el Señores mi protector,
es mi Dios y la roca en que me refugio. (94:21-22)

8. Cambio de narrador

Es posible identificar las coplas por los cambios en el narrador. Los


cambios más frecuentes de narrador ocurren entre el salmista y Dios. Por
ejemplo, el Salmo 50:4-6 cambia de Asaf a Dios a Asaf.
El Señor convoca a los cielos y a la tierra,
para que presencien el juicio de su pueblo:

“Reúnanme a los consagrados,


a los que pactaron conmigo mediante un sacrificio”.
El cielo proclama la justicia divina:
¡Dios mismo es el juez!

9. Cambio de destinatario

El expositor debe fijarse en las transiciones entre un destinatario y otro.


Debe preguntar: ¿a quién le habla el narrador? Por ejemplo, el Salmo 43:3-4
nos presenta al salmista pidiendo a Dios que lo libere, pero en el versículo 5
cambia y se dirige a sí mismo. Eso señala un cambio o quiebre.

Envía tu luz y tu verdad;


que ellas me guíen a tu monte santo,
que me lleven al lugar donde tú habitas.
Llegaré entonces al altar de Dios,
del Dios de mi alegría y mi deleite,
y allí, oh Dios, mi Dios,
te alabaré al son del arpa.

¿Por qué voy a inquietarme?


¿Por qué me voy a angustiar?
En Dios pondré mi esperanza,
y todavía lo alabaré.
¡Él es mi Salvador y mi Dios! (43:3-5)

10. Cambio de tema

El exegeta también debe estar atento a los cambios en el tema. El paso de


un tema a otro puede indicar que son diferentes coplas. El Salmo 36, por
ejemplo, pasa de hablar de la corrupción del malvado (v. 3-4) a la lealtad de
Dios (v. 5-6) y con eso marca una nueva copla.
Sus palabras son inicuas y engañosas;
ha perdido el buen juicio
y la capacidad de hacer el bien.
Aun en su lecho trama hacer el mal;
se aferra a su mal camino
y persiste en la maldad.

Tu amor,Señor, llega hasta los cielos;


tu fidelidad alcanza las nubes.
Tu justicia es como las altas montañas;
tus juicios, como el gran océano.
Tú, Señor, cuidas de hombres y animales (36:3-6).
11. Cambios en la forma

Los cambios en el tipo literario también revelan las divisiones en el texto.


Muchos salmos van de la tribulación al triunfo, de la queja a la acción de
gracias, de la angustia a la confianza. Esas transiciones son indicaciones de
coplas. El Salmo 28, por ejemplo, presenta una transición que va de la
imprecación (v. 4-5) a la alabanza (v.6-7):

Págales conforme a sus obras,


conforme a sus malas acciones.
Págales conforme a las obras de sus manos;
¡dales su merecido!

Ya que no toman en cuenta las obras del


y lo que él ha hecho con sus manos,
él los derribará
y nunca más volverá a levantarlos.

Bendito sea el Señor,


que ha oído mi voz suplicante.
El Señor es mi fuerza y mi escudo;
mi corazón en él confía;
de él recibo ayuda.
Mi corazón salta de alegría,
y con cánticos le daré gracias. (28:4-7)

ESTROFAS POÉTICAS

Junto con esto, el expositor debe identificar las estrofas o las divisiones
mayores en un salmo. Lo que el párrafo es a la prosa, la estrofa es a la
poesía. En términos técnicos, un salmo puede consistir de una sola estrofa,
como es el caso del Salmo 117, aunque esto es inusual. Casi todos los
salmos se dividen en múltiples estrofas que representan una serie de líneas
unidas en un patrón recurrente. Por lo tanto, en los Salmos, la estrofa
consiste en uno o más versículos que se enfocan en una idea o en un tema.
Algunas traducciones insertan espacios entre las estrofas. El poema es la
10
casa, la estrofa es la habitación y la copla es el amoblado . Para identificar
las estrofas o párrafos se debe poner atención a:
Los cambios de tema
Cada estrofa comunica una idea básica. Si hay un cambio de tema puede ser
porque hay un cambio de estrofa. Por ejemplo, el Salmo 19 contiene dos
estrofas: los versículos 1-6 hablan de la revelación natural de Dios en la
creación, mientras que los versículos 7-14 se refieren a la revelación
especial de Dios en la Escritura.
Repetición de estribillos
El expositor debe estar atento a las frases recurrentes que normalmente se
encuentran al final de una estrofa (por ejemplo 42:5, 11; 43:5; 46:7, 11;
107:1, 8, 15,21, 31, 43). Los estribillos marcan la división entre estrofas y
permiten que la audiencia participe. Un claro ejemplo es el Salmo 46. Ahí
el mismo refrán se repite seis versículos más adelante. Finalmente, el
salmista reitera el refrán en el salmo siguiente. Esto indica que esto dos
salmos van juntos.

El Señor de los ejércitos está con nosotros;


Nuestro baluarte es el Dios de Jacob. Selah.
(46:7 NBLH)

El Señor de los ejércitos está con nosotros;


Nuestro baluarte es el Dios de Jacob. Selah.
(46:11 NBLH)
Inclusiones
El expositor debe fijarse en las estructuras envolventes en las que una
palabra o frase del principio se repite al final del párrafo. Este recurso
literario se conoce como inclusión. Esta repetición funciona como
paréntesis en torno a una estrofa. Por ejemplo, el Salmo 8 comienza y
termina con una declaración idéntica:

Oh Señor, soberano nuestro,


¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! (8:1)

Oh Señor, soberano nuestro,


¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! (8:9)
Patrones internos
Otros recursos literarios indican cambios en las estrofas, como el
paralelismo introvertido (6:9), el paralelismo distante (18:39-41), o un
quiasmo, un patrón A… B… B… A. Aquí tenemos un ejemplo de
paralelismo distante:

Tú me armaste de valor para el combate;


bajo mi planta sometiste a los rebeldes.
Hiciste retroceder a mis enemigos,
y así exterminé a los que me odiaban.
Pedían ayuda; no hubo quien los salvara.
Al Señor clamaron, pero no les respondió. (18:39-41)
Cambio de narrador
El expositor también debe poner atención a los cambios de narrador de
estrofa en estrofa. El Salmo 2:3 es un buen ejemplo. Aquí, primero hablan
los enemigos de Dios, burlándose de Dios (2:3). Luego habla Dios (2:6). A
continuación, habla el Hijo de Dios (2:7-9).

Y dicen: “¡Hagamos pedazos sus cadenas!


¡Librémonos de su yugo!” (2:3)

“He establecido a mi rey


sobre Sión, mi santo monte”. (2:6)

Pídeme,
y como herencia te entregaré las naciones;
¡tuyos serán los confines de la tierra! (2:8)

Ustedes, los reyes, sean prudentes;


déjense enseñar, gobernantes de la tierra. (2:10)
Selah
Al igual que con la división en coplas, el predicador debe fijarse en la
aparición de “selah”. Esto puede indicar el final de una estrofa y anunciar al
lector que comienza una nueva estrofa. En el Salmo 7:5 vemos cómo
“selah” concluye una estrofa:

Que el enemigo me persiga y me alcance;


que pisotee en tierra mi vida
y eche en el polvo mi gloria. Selah. (7:5)
Acrósticos
La estructura de ocho líneas del Salmo 119 marca las estrofas debido a la
repetición de la primera letra de cada palabra. La primera letra de las
veintidós estrofas con ocho versos cada una compone todo el alfabeto
hebreo:

(1) Versos 1-8 (Aleph); (2) Versos 9-16 (Beth); (3) Versos 17-24(Gimel); (4)
Versos 25-32 (Daleth); (5) Versos 33-40 (He); (6) Versos 41-48 (Vav); (7)
Versos 49-56 (Zayin); (8) Versos 57-64(Heth); (9) Versos 65-72 (Teth); (10)
Versos 73-80 (Yodh); (11) Versos 81-88 (Kaph); (12) Versos 89-96
(Lamedh); (13) Versos97-104 (Mem); (14) Versos 105-112 (Nuu); (15)
Versos 113-120(Samekh); (16) Versos 121-128 (Ayin); (17) Versos 129-136
(Pe); (18) Versos 137-144 (Tsadhe); (19) Versos 145-152 (Qoph); (20)
Versos 153-160 (Resh); (21) Versos 161-168 (Shin); y (22) Versos 169-176
(Tav).

DIAGRAMAS DE BLOQUE

En su análisis de los rasgos básicos, el expositor debe volcar su atención a


escribir un diagrama sintáctico. Este paso, que se llama “diagrama de
bloque”, ofrece un bosquejo visual del texto. El diagrama de bloque permite
que el predicador visualice con un solo vistazo la relación entre palabras y
oraciones. El diagrama ofrece un vistazo panorámico del texto junto con
una mirada en detalle a fin de ver cómo cada parte se relaciona con el todo.
La idea es reescribir el texto de manera visual, frase por frase, en el orden
exacto. Este diagrama permite que el predicador siga el flujo de ideas
inspiradas. Permite descubrir la proposición del sermón y da un bosquejo,
revelando lo que es central y lo que es secundario.

Hay que hacer notar que el diagrama de bloque es muy diferente a los
diagramas de líneas que se enseña en muchas clases de idiomas. El
diagrama de líneas esconde el orden de las palabras mientras que el
diagrama de bloque mantiene el orden original. Es recomendable leer el
libro de Walter Kaiser Towardan Exegetical Theology y Malachi: God’s
11
Unchanging Love para ver ejemplos de diagramas de bloque .

Cada unidad sintáctica, que equivale a una línea en la poesía hebrea, debe
ubicarse sola en una línea aparte del diagrama de bloque. Estos diagramas
no separan ni subordinan los adjetivos ni los complementos directos. No
obstante, sí subordinan las frases adverbiales y los segmentos internos de
los quiasmos. Se debe insertar un cuadro de diálogo cuando se trata de
discurso directo para evitar las confusiones, se debe buscar las partículas
macrosintácticas que marcan una nueva sección y se debe intentar expresar
de manera visual la repetición y juegos de palabras. El propósito al tener un
diagrama de bloque para cada estrofa en el salmo es mostrar las
interrelaciones de las oraciones completas, prestando especial atención al
paralelismo.

COMPRENSIÓN DE LA GRAMÁTICA
La Biblia afirma ser inspirada en sus palabras, aun la letra y el guión más
pequeños (Mt 5:18; 2Ti 3:16). Es decir, cada palabra de la Escritura es
inspirada por Dios y, por lo tanto, es de importancia y beneficio vitales.
Solo la interpretación gramatical respeta la inspiración verbal de la
Escritura. Esto significa que el expositor debe prestar especial atención a la
gramática de la Escritura para poder comprender correctamente el
significado del texto bíblico.

Como hemos visto en este capítulo, la gramática trata con el significado de


las palabras y la relación de estas palabras en una oración. La interpretación
gramatical pone especial atención en cada palabra de la Escritura y en la
manera en que se usan. Por lo tanto, esta rigurosa disciplina es
absolutamente necesaria para que el predicador comprenda la Biblia
correctamente, y en particular, pueda estudiar y predicar los Salmos. Todos
los expositores deben investigar este texto divinamente inspirado,
manejándolo adecuadamente a fin de extraer el significado que Dios le
confirió.
14

Investigar la historia
Indaga sobre el contexto histórico del salmo

Para interpretar un salmo correctamente hay que estudiarlo dentro del


contexto de su escenario histórico. Es absolutamente crucial comprender el
trasfondo histórico de un texto bíblico para poder determinar el verdadero
significado. La fe cristiana no es una religión basada solo en proposiciones
filosóficas desconectadas del tiempo y el espacio en el que se plantearon
por primera vez. El registro bíblico incluye personas reales en lugares
específicas, individuos que participaron en eventos históricos auténticos.
Para comprender adecuadamente el mensaje de la Biblia se debe investigar
el trasfondo histórico cuidadosamente. John MacArthur se refiere a esto:
“Conocer el contexto histórico de un texto a menudo es de incalculable
ayuda para comprender el significado. El esfuerzo que se invierta para
identificar el trasfondo del texto a menudo será la clave para
1
interpretarlo” . Es decir, disminuir la brecha histórica es crucial para
interpretar el texto bíblico de manera precisa. El cristianismo es una fe
histórica, con raíces y fundamentos en el suelo de la historia de la
redención.
Revisar el contexto histórico
Esto subraya lo necesario que es comprender la historia del salmo. Stephen
Olford nos dice: “Asegúrate que puedas ubicar el texto de manera
cronológica, geográfica, situacional y generacional dentro de las realidades
históricas de su entorno… ¿De qué manera la “ocasión” del libro bíblico
como un todo impacta en el texto que se va a estudiar? ¿Qué factores
históricos, internos o externos al libro, son relevantes para comprender el
2
texto en estudio?” . Siendo este el caso, para que el predicador capte el
contexto histórico del texto bíblico debe recurrir a las herramientas
necesarias, como los diccionarios bíblicos o enciclopedias.

Esto se aplica en particular a la predicación de los Salmos. Para interpretar


este antiguo libro de manera correcta, se debe invertir una gran cantidad de
esfuerzo investigando el trasfondo histórico. En el caso de algunos salmos,
el contexto histórico aparece en el sobrescrito al comienzo del texto. En
otros casos, se alude o explica el contexto histórico a lo largo del salmo
mismo. Para poder predicar los Salmos de manera efectiva, el predicador
debe lograr una comprensión general de toda la historia de la redención.
Esto incluye saber algo acerca del gran plan de Dios que va desde la
eternidad pasada a la eternidad futura.
Se requiere una comprensión amplia
Más que con cualquier otro libro, al predicar los Salmos se necesita una
amplia comprensión del trasfondo histórico de la Biblia completa. El
conocimiento requerido va desde antes de la creación a la nueva creación y
más allá. Se remonta hasta antes de la fundación del mundo y se extiende
hasta el futuro infinito de la era venidera. Los períodos básicos de las
historias que mencionan los Salmos requieren conocer lo siguiente:

LA ETERNIDAD PASADA

Comprender los Salmos requiere una comprensión teológica de la eternidad


de Dios. Esto incluye saber algo acerca de su decreto eterno expresado
antes de la fundación del mundo (Ef 1:11). Al aproximarse al libro, el
expositor debe estar muy atento a este decreto divino al momento de
trabajar con los versículos que ha escogido.
La preexistencia de dios
Dios es un Dios eterno, sin un comienzo. Es el Creador no creado, la
primera causa de todo lo que existe. Antes de la creación del mundo, solo
Dios existía. Antes de la fundación del mundo, solo había Dios. Nunca
hubo un momento en el que Dios no existiera. “Desde antes que nacieran
los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y
hasta los tiempos postreros, tú eres Dios” (90:2). “Desde el principio se
estableció tu trono, y tú desde siempre has existido” (93:2).
Decreto eterno
En el libro de Dios, él ha registrado el número exacto de días que cada
persona vivirá, un número permanente escrito mucho antes de que el
individuo nazca. “Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya
escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía
uno solo de ellos” (139:16). Este decreto de Dios expresa su propósito
eterno, de acuerdo al consejo de su propia voluntad según la cual ha
predestinado, para su gloria, todo lo que ha de ocurrir. Solo existe un
decreto eterno, un plan predeterminado y abarcador que contiene todo lo
que ocurrirá, incluyendo lo bueno y lo malo. No obstante, Dios no es el
autor del pecado. Hay una distinción entre su decreto permisivo y su
decreto activo, o entre lo que Dios permite y lo que Dios provoca. El mayor
fin del decreto divino es su gloria. Por lo tanto, antes del comienzo del
tiempo, Dios predestinó todo lo que sucederá y lo registró en su libro, en su
decreto eterno.

EL COMIENZO

Disminuir la brecha histórica implica retroceder al comienzo de la


civilización, hasta la creación (Gen 1-2), luego avanzar a la caída (Gen 3),
el diluvio (Gen 6-8) y la lista de naciones (Gen 10). Los diferentes salmistas
hacen referencia a cada uno de estos cuatro sucesos fundacionales al
comienzo de la historia del hombre. Estos sucesos registran cómo Dios creó
todo de la nada por la palabra de su poder. El salmista se refiere a la caída
del hombre en pecado, el catastrófico diluvio universal y a los ancestros y
naciones de la humanidad.
La creación
Los Salmos enseñan que Dios creó los cielos y la tierra. Creó todo con su
palabra, de la nada. Los salmistas dan cuenta de cada día de la creación,
comenzando con el primero, cuando Dios creó la luz y dio comienzo al día
y la noche (118:27); describen el segundo día, cuando el Señor hizo el
firmamento y separó las aguas (104:2;136:6); el tercer día, cuando el Señor
hizo la tierra seca, los mares, ríos y la vegetación (24:1-2; 33:7; 95:5; 104:3,
5-9; 136:5-6); cuarto día, cuando el Señor hizo el sol, la luna y las estrellas
(8:3-4; 74:16-17; 104:19-20; 136:7-9; 148:3, 6); quinto día, cuando el Señor
hizo las criaturas del mar y las que vuelan (104:24-26; 148:10); sexto día,
cuando el Señor hizo los animales terrestres (104:14-15, 27-28) y al hombre
(100:3; 149:2) a su imagen (Gn 1:27; Sal 139:14) para que dominara la
tierra (Gn 1:26; Sal 8:4-8; 104:20-24; 115:16). Toda la creación está
diseñada para resaltar la grandeza de Dios. Todo el universo es como un
gran escenario que despliega la gloria de Dios (19:1-6; 8:1; 50:6).
La Caída
Interpretar los Salmos correctamente también requiere una comprensión
teológica de la doctrina del pecado original y de la caída de la raza humana
en Adán. Cuando el primer hombre pecó, toda la raza humana pecó. Por la
desobediencia de un hombre, muchos pasaron a ser injustos. Por medio del
pecado de Adán, la naturaleza de pecado se ha transmitido a toda la
humanidad causando la depravación total que afecta todos los aspectos del
ser humano. “Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi
madre” (51:5). “Los malvados se pervierten desde que nacen; desde el
vientre materno se desvían los mentirosos” (58:3). La consecuencia de esto
es que cada ser humano escoge rebelarse ante Dios y escoge alejarse de él.
El alcance de la pecaminosidad del hombre es total:

Desde el cielo el Señor contempla a los mortales,


para ver si hay alguien
que sea sensato y busque a Dios.
Pero todos se han descarriado,
a una se han corrompido.
No hay nadie que haga lo bueno;
¡no hay uno solo! (14:2-3; ver 104:29).
El diluvio
Los Salmos se refieren al diluvio universal que ocurrió en la época de Noé.
David, el salmista, plantea claramente que la soberanía de Dios es la causa
del diluvio. “El Señor se sentó como Rey durante el diluvio; sí, como Rey se
sienta el Señor para siempre” (29:10 NBLH). Este diluvio universal es el
resultado directo del ejercicio que Dios hace de su autoridad suprema en la
tierra.

PERÍODO PATRIARCAL

Predicar de los Salmos requiere una aguda comprensión del período


patriarcal. El salmista hace referencias al período histórico en el que
Abraham salió de Ur a la tierra que Dios le mostraría. A través de este
mandato, nace una nación, Israel, para ser su pueblo especial, el pueblo del
pacto. Más adelante, Israel termina en Egipto, donde el pueblo escogido de
Dios estuvo cautivo y sometido. Para que el expositor explique
adecuadamente muchos de los salmos debe estar familiarizado con este
período de la historia bíblica.
Pacto abrahámico
El salmista que escribió el Salmo 105 menciona el pacto abrahámico y la
promesa a Abraham de una tierra. “Es el pacto que hizo con Abraham, el
juramento que le hizo a Isaac. Se lo confirmó a Jacob como un decreto, a
Israel como un pacto eterno” (105:8-9). Dios confirmó su pacto con Isaac:
“El juramento que le hizo a Isaac” (105:9); y a Jacob: “Se lo confirmó a
Jacob como un decreto, a Israel como un pacto eterno” (105:10). Este pacto
prometía la tierra de Canaán para el pueblo de Dios: “Te daré la tierra de
Canaán como la herencia que te toca” (105:11).
Cautividad en egipto
Para entender los Salmos también se requiere comprender el período de
esclavitud y sufrimiento que Israel pasó en Egipto. El Señor llevó, de
manera providencial, a los Israelitas hasta Egipto, donde permitió que José
fuera exaltado (105:16-22). Dios en su soberanía utilizó a Egipto para
mostrar su grandeza y para juzgar a Israel: “Entonces Israel vino a Egipto;
Jacob fue extranjero en el país de Cam” (105:23). Varios salmos tienen
como cortina de fondo la liberación de Israel desde Egipto, en el Éxodo.
Estos salmistas hacen alusión al cruce del Mar Rojo y a la destrucción del
ejército del Faraón en sus aguas (74:12-17). Además, estos salmistas
mencionan al viaje de Israel por el desierto.
El éxodo
El expositor debe además poseer conocimientos acerca de los eventos en
torno a la liberación de Israel de la esclavitud en Egipto. Hay cinco salmos
(78, 105, 106, 114, 136) que hablan del éxodo de Israel desde Egipto, bajo
el liderazgo de Moisés y Aarón (105:26). El expositor debe saber acerca de
las severas plagas que Dios envió a Egipto (78:44-51; 103:6-7; 105:28-36).
Este énfasis especial en las diez plagas muestra la soberanía de Dios sobre
el Faraón (105:26-36). El Éxodo provee liberación espiritual por medio de
la cual Dios redimió a su pueblo para que fuera su herencia a través del
sacrificio del cordero (74:2). Cuando Israel salió de Egipto, Dios suplió sus
necesidades económicas y físicas (105:37-41).
El mar rojo
Junto con esto, el expositor debe comprender los eventos históricos en torno
al momento en que se abre el Mar Rojo: “Reprendió al Mar Rojo, y éste
quedó seco; los condujo por las profundidades del mar como si cruzaran el
desierto” (106:9). Esto permitió que Israel caminara por un terreno seco:
“Por medio de Moisés y de Aarón guiaste como un rebaño a tu pueblo”
(77:20; ver 77:16-19; 106:7-12; 114:3, 5; 136:11-12). Este dramático cruce,
cuando Dios abre el Mar Rojo, es descrito por el salmista:

Al ver esto, el mar huyó;


el Jordán se volvió atrás.
¿Qué te pasó, mar, que huiste,
y a ti, Jordán, que te volviste atrás? (114:3, 5)
Monte Sinaí
El predicador también deberá comprender las circunstancias y los temas
teológicos presentes en la entrega de la Ley a Moisés en Sinaí (68:7-10, 16-
18; 99:6-7). Sinaí, el lugar donde se establece la Ley, aparece con el nombre
de Horeb (106:16-23). Sinaí es el monte al que Moisés sube y al que Dios
desciende. En ese lugar, el Dios de Israel se presentó en abrasadora santidad
para entregar su Ley (“La tierra se estremeció, los cielos se vaciaron,
delante de Dios, el Dios de Sinaí, delante de Dios, el Dios de Israel” [68:8;
ver 68:17]). Después de que Israel adorara ídolos y cometiera
inmoralidades, el salmista comenta que Moisés suplicó a Dios que no
destruyera a la nación (106:23).
El Desierto
Además, el expositor debe conocer los eventos centrales, la ruta y los temas
en torno a la experiencia de Israel en el desierto. Este triste período de
pruebas sirve como cortina de fondo para varios salmos (78:14-72; 95:10-
11; 99:7; 105:39-41; 106:13-15, 26-31). Israel rechazó el positivo informe
de Josué y Caleb acerca de la tierra prometida y escogieron regresar a
Egipto provocando el juicio de Dios (106:24-27). Israel se encontró con el
profeta Balaam que aconsejó a Balac para que los sedujera con inmoralidad
e idolatría (106:28-31). Cuando Israel cayó en pecado, Dios los juzgó con
severidad. Al final, Moisés se impacientó con Israel y golpeó la roca con ira
(106:32-33; 95:10-11).

LA TIERRA PROMETIDA

Los Salmos también apelan a los relatos históricos de la entrada de Israel a


la tierra prometida, incluyendo la victoria ante los enemigos. Esto fue para
cumplir el pacto que Dios había hecho con Abraham y sus descendientes.
La Llegada a la Tierra
El salmista se refiere al cruce del río Jordán, cuando Dios separó las aguas
del río para que los judíos entraran a la tierra prometida. Las aguas del
Jordán no se pudieron resistir a su voluntad soberana ni a su poder. La
abertura del Jordán fue una potente demostración de la incomparable
autoridad de Dios sobre Israel y sobre este mundo junto con su
preocupación por Israel (Convirtió el mar en tierra seca, y el pueblo cruzó
el río a pie. ¡Regocijémonos en él!” [66:6; ver 114:3, 5]). Sin embargo,
aunque Israel entró en la tierra nunca la heredó completamente.
Conquista
Para interpretar los Salmos correctamente, se requiere estar al tanto de la
conquista de la tierra prometida (“Con tu mano echaste fuera a las
naciones” [44:2; ver 44:3, 20-22; 78:54-64; 80:8-14; 105:11]). Muchos
salmos reflexionan acerca de las victorias israelitas ante los cananeos.
Algunos de los mejores momentos de Israel, militarmente hablando,
ocurrieron en la época de los Jueces (78:56-58; 83:9-12; 106:34-43). No
obstante, la rebeldía siguió siendo el estilo de vida de Israel en la tierra
prometida. El pecado de desobediencia a Dios es un tema recurrente en el
tiempo de los Jueces. Israel estableció lugares de culto a dioses falsos en la
nueva tierra y Dios respondió con celo ante esa deslealtad (106:34-39).

MONARQUÍA DAVÍDICA

Después del período de los Jueces, Israel nombró reyes para que los
gobernaran; primero se trató de una monarquía unida en Saúl, David y
Salomón, luego fue una monarquía dividida con dos reyes, uno en el reino
del norte y otro en el sur. Fue con David que Dios hizo un pacto, según el
cual establecería un rey eterno sobre su pueblo. No hay otra área del
trasfondo histórico que sea más necesaria para el expositor de los Salmos
que el período de la monarquía en Israel.
David en el trono
David, el segundo rey de Israel, es el autor de la mitad de los salmos, lo que
lo convierte en la figura humana clave (2; 34-41; 51-65; 68-70; 86;95; 101;
103; 108-110; 122; 124; 131; 138-145). El salmista Asaf enfatizó la
decisión de Dios al escoger a David desde la tribu de Judá: “Más bien,
escogió a la tribu de Judá… Escogió a su siervo David, al que sacó de los
apriscos de las ovejas (78:68, 70). El salmista Etán subrayó el pacto
davídico que Dios estableció con David: “Una sola vez he jurado por mi
santidad, y no voy a mentirle a David” (89:35; cf. 89:37-51; 132:11-12).
Este pacto que Dios estableció con su gobernante ungido elevó a David y a
sus descendientes hasta un lugar especial ante él (89:26-27). Mediante el
pacto davídico, la promesa de Dios acerca de un reino terrenal fue
reafirmada a sus descendientes (89:35-36).
Se establece Jerusalén
A estas alturas, Dios ha exaltado a Jerusalén haciéndola el lugar de su
presencia. “Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, la santa
habitación del Altísimo. Dios está en ella, la ciudad no caerá; al rayar el
alba Dios le brindará su ayuda” (46:4-5). Como capital del reino de Dios,
Sión disfrutaba de la protección y la bendición de Dios. La presencia de
Dios en la ciudad santa la hizo inmune a las amenazas de las naciones al
otro lado de la muralla (46:1-11). Cuando los enemigos de Israel se
acercaban para atacar la ciudad de Dios, eran rápidamente destruidos por su
poder devastador (48:3-8; 76:3-6). Dios suplió las necesidades básicas de
los residentes de la ciudad (132:15-16). Sus abundantes bendiciones eran
como arroyos que daban vida fluyendo por la ciudad. Salomón construyó el
Templo en Jerusalén y se transformó en un lugar de bendición única donde
la gente podía ir a adorar (84:1-12).
Fiestas religiosas
Los peregrinos hacían el viaje hasta Jerusalén para encontrar gran consuelo
y deleite (“Caminen alrededor de Sión, caminen en torno suyo y cuenten
sus torres. Observen bien sus murallas y examinen sus fortificaciones, para
que se lo cuenten a las generaciones futuras” [48:12-13; ver 84:1; 122:3]).
El expositor también debe estar informado acerca del trasfondo histórico
del Templo, eso incluye saber acerca de los hijos de Coré (42, 44-49, 84-85,
87) y Asaf (50, 73-83) y la adoración que ellos dirigían.
Cautiverio Babilónico
El trasfondo histórico de los Salmos también incluye el período del exilio
babilónico hasta el regreso de Israel, setenta años más tarde. Una vez que
los judíos recién retornados estuvieron en la tierra, llevaron a cabo la tarea
de reconstruir el Templo y los muros de Jerusalén. Pero, a pesar de la
restauración, el pueblo pronto recayó en los muchos pecados que los
llevaron al exilio: codicia, idolatría, corazones duros, descuido de los
pobres, opresión a las viudas y los huérfanos.
El exilio
Exponer los Salmos implica saber acerca del exilio, que fue como una
segunda cautividad en Egipto. Durante este período de cautividad, Dios
sometió a su pueblo a trabajos pesados a causa de sus pecados. En la
invasión de los babilonios, la ciudad de Jerusalén sufrió ataques violentos y
quedó en ruinas. El salmista se lamenta de que los soldados babilonios
hayan ingresado al Templo y lo hayan destruido con hachas para luego
quemarlo (“Dirige tus pasos hacia estas ruinas eternas; ¡todo en el santuario
lo ha destruido el enemigo! Tus adversarios rugen en el lugar de tus
asambleas y plantan sus banderas en señal de victoria” [74:3-4]). Durante
este oscuro período, Israel fue llevado hasta Babilonia donde sufrieron
escarnio y humillaciones por parte de sus captores, a causa de su fe (“Junto
a los ríos de Babilonia nos sentábamos, y llorábamos al acordarnos de Sión”
[137:1]).
El regreso
También será necesario que el expositor tenga conocimiento de los eventos
históricos, las fechas y los personajes involucrados en el regreso de Israel
desde la cautividad en Babilonia hacia la tierra prometida, bajo el liderazgo
de Zorobabel, Esdras y Nehemías (Sálvanos, Señor, Dios nuestro; vuelve a
reunirnos de entre las naciones” (106:47; ver 107:2-5, 10-12, 17-18). El
pueblo clamó al Señor y él los liberó del exilio en tierras extranjeras (“En
su angustia clamaron al Señor, y él los libró de su aflicción” 107:6; ver
107:13-16, 19-22, 28-42). De regreso en su tierra, Israel reconstruyó el
Templo en la ciudad santa, Jerusalén. Los Cánticos de los Peregrinos se
usaron en este tiempo, durante el período post-exílico en el que Israel hacía
peregrinajes anuales para adorar en el Tempo en Jerusalén. El pueblo de
Dios experimentó un gozo indescriptible al retornar a Judá, incluso hubo
risas y cantos (126:1-2).

LA LLEGADA DEL MESÍAS

El Salterio tiene mucho que decir acerca de la primera venida de Jesucristo.


Como historia pre-escrita, muchos de los salmos anuncian el punto central
de lo historia, la venida del Mesías que sufriría y moriría en la cruz por los
pecadores. Como lo indicara Jesús, “Cuando todavía estaba yo con ustedes,
les decía que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la
ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24:44). El expositor
debe primero interpretar cada salmo mesiánico dentro de su contexto
histórico inmediato en el Antiguo Testamento. Eso entrega suficiente
información para interpretar y comprender el significado del salmo.
Conocer los eventos históricos en torno a la primera venida de Jesús
permitirá que el expositor vea de qué manera Jesús y los apóstoles
comprendieron y aplicaron los Salmos y de qué manera Jesús cumplió las
profecías predictivas.
La Encarnación
Los Salmos claramente tratan el tema de la encarnación de Cristo en su
primera venida. David, el salmista, dijo que Dios tiene un Hijo, quien
vendrá al mundo para gobernarlo y juzgarlo: “’’Tú eres mi hijo’, me ha
dicho; ’hoy mismo te he engendrado’” (2:7). El autor de Hebreos cita el
Salmo 40:7 (“Por eso dije: ’Aquí me tienes —como el libro dice de mí’)
palabras que se cumplen en Jesucristo (Heb 10:5-7). Como tal, Cristo nació
de la simiente de David (“El Señor le ha hecho a David un firme juramento
que no revocará: ’A uno de tus propios descendientes lo pondré en tu
trono’” [132:11; ver Hechos 13:23]). Luego de su nacimiento, Salomón
profetizó que grandes personas vendrían a adorarlo (“Que le paguen tributo
los reyes de Tarsis y de las costas remotas; que los reyes de Sabá y de
Sebale traigan presentes” [72:10; ver Mat. 2:1-11]). Jesús vivió una vida
perfecta sin pecado que se caracterizó por su disposición a oír y obedecer lo
que Dios dice en su Palabra. Esta obediencia a la Escritura nació de su
corazón dispuesto y de la activa obediencia a la Ley. Esto lo capacitó para
ser el cordero sustitutivo que murió por los pecadores, expiando sus
pecados (40:6, 8).
Ministerio público
Del mismo modo, los Salmos se refieren al ministerio público de Cristo.
Múltiples salmistas se refieren reiteradamente a que el mundo lo rechazaría,
a la purificación del Templo y la predicación de las parábolas. Cuando Jesús
comenzó su ministerio público expulsó a los cambistas del Templo. Sus
discípulos más tarde recordarían las palabras del salmista que se aplican
directamente a Cristo (“El celo por tu casa me consume; sobre mí han
recaído los insultos de tus detractores” [69:9; ver Jn 2:17]). Fue el celo por
la gloria de Dios lo que lo llevó a purificar el Templo. La predicación de
Jesús incluyó las parábolas (“Mis labios pronunciarán parábolas y evocarán
misterios de antaño” [78:2; ver Mt 13:34-35]). Usó las parábolas, historias
terrenales con un significado celestial, con el fin de enseñar verdades
morales y espirituales. No obstante, fue rechazado por sus hermanos,
incluso por su propia familia (69:8; Jn 1:11; 7:3). Los judíos lo odiaron
(69:4; Jn 15:24-25) y los líderes religiosos lo rechazaron (118:22; Mt 21:42;
Jn 7:48).
Ministerio de la pasión
Un salmista anunció que Jesús se reuniría con sus discípulos en el aposento
alto la noche antes de su crucifixión. Cristo les explicaría acerca del
injustificado odio del mundo hacia él, cumpliendo las palabras de otro
salmo (35:19; 69:4; Jn 15:25). Jesús predijo que uno de los doce lo
traicionaría, aplicando las palabras del salmista a sí mismo (41:9; Jn 13:10-
11, 18). Pedro luego observa que la Escritura ya había hablado de un traidor
(69:25; 109:8; Hch 1:20).
La violenta crucifixión
El salmista de David registró muchos de los detalles específicos de la
crucifixión de Cristo. Sus manos y pies fueron clavados en la cruz (“Me han
traspasado las manos y los pies” [22:16; ver Jn 19:18; 20:25]). Jesús fue
abandonado por Dios. Sus palabras en la cruz al experimentar el abandono
extremo en la cruz fueron las palabras de uno de los salmos de David
(“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” [22:1; ver Mt 27:46;
Mr 15:34]). David menciona que Cristo soportó el despreció (“Pero yo,
gusano soy y no hombre; la gente se burla de mí, el pueblo me desprecia”
[22:6; ver 69:7, 9, 20; Ro 15:3]).
Varios salmistas también predijeron que en la cruz Cristo sufriría intenso
dolor (“Como agua he sido derramado; dislocados están todos mis huesos.
Mi corazón se ha vuelto como cera, y se derrite en mis entrañas. Se ha
secado mi vigor como una teja; la lengua se me pega al paladar. ¡Me has
hundido en el polvo de la muerte!” [22:14-15; ver Lc 22:42, 44]). Le
ofrecieron hiel con vinagre (“En mi comida pusieron hiel; para calmar mi
sed me dieron vinagre” [69:21; ver Mt 27:34, 48; Mr 15:23, 36; Lc 23:36;
Jn 19:28-30]). Se repartieron sus vestiduras echando suertes (“Se reparten
entre ellos mis vestidos y sobre mi ropa echan suertes” [22:18; ver Mt
27:35]). No quebraron ni un solo hueso de su cuerpo (34:20; Jn 19:33, 36).
En su muerte, Jesús fue el sacerdote según la orden de Melquisedec (110:4;
Heb 5:5-6), y ofreció un perfecto sacrifico por los pecadores.
Resurrección corporal
David el salmista también profetizó acerca de la resurrección corporal de
Jesucristo (16:10). Pedro aplica estas palabras al gran Hijo de David, el
Señor Jesucristo (Hch 2:25-28) tal como lo hace Pablo (Hch 13:35). La
resurrección de Cristo es la prueba definitiva de que Jesús es el Hijo de
Dios.
La triunfante ascensión
El salmista también predijo la triunfante ascensión del Señor Jesucristo
hacia las alturas celestiales (“Cuando tú, Dios y Señor, ascendiste a las
alturas, te llevaste contigo a los cautivos; tomaste tributo de los hombres,
aun de los rebeldes, para establecer tu morada” [68:18]). Pablo más
adelante cita este texto en Efesios 4:8, donde el apóstol ve el cumplimiento
en la ascensión de Cristo a los cielos. Pablo describe a Cristo regresando
desde una batalla en la tierra llevando el botín de la victoria en la cruz y
entregándolo a su pueblo.
Entronización soberana
El salmista David también describe la entronización de Cristo en el cielo a
la diestra de Dios el Padre. Sentarse a la “diestra” del Señor se refiere a la
presencia del Hijo en el cielo junto al Padre compartiendo su autoridad y
esplendor. El que Jesús esté sentado representa su obra terminada en la cruz
(“Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus
pies” [110:1]). Los enemigos del Mesías serán el estrado de sus pies bajo su
gobierno soberano en la historia (Heb. 10:13).

CONSUMACIÓN FINAL

Predicar los Salmos requiere estar familiarizado con el fin de los tiempos.
El Salterio contiene profecías predictivas acerca de los últimos días y la
consumación de los tiempos. Por lo tanto, se debe entender la cronología
básica de los acontecimientos finales, como la ira de Dios, el día del Señor,
la segunda venida de Jesucristo y su reinado venidero.
JuiCio final
Los Salmos predicen la venida del gran juez que juzgará al mundo con
justicia. Cuando él venga, toda la tierra se presentará delante de él (96:13).
Este juez que vendrá ha sido designado por Dios para juzgar a todos.
Derramará su ira sobre las naciones, infundiendo terror. Los romperá con
vara de hierro y los aplastará como si fueran uvas (2:8-9). El salmista dice
que el Señor quemará a sus adversarios y derretirá las montañas como si
fueran cera (97:3, 5; 2:4-5).
Reinado futuro
Durante el reinado mesiánico, las naciones y los reyes se inclinarán ante el
Hijo (2:12) y recibirán una bendición por buscar “refugio en él” (2:12). Los
enemigos del Señor serán el estrado de sus pies (110:1, 5, 6). El futuro
gobierno de Dios será un gobierno recto y perfecto en el que la justicia
reinará a lo largo de toda la edad por venir (45:6-7; Jn 5:30; Ap 19:11). En
aquel día, Dios ejercerá dominio universal (72:11; ver Fil 2:9, 11). Muchos
salmistas también predijeron que Dios ejecutaría juicio y justicia en Jacob y
que su pueblo lo adoraría en su estrado (99:4, 5; 110:5-6).

UN MARCO DE REFERENCIA PARA LA HISTORIA

Debería ser evidente que para predicar los Salmos es necesario un


conocimiento estratégico de la historia mundial e incluso de la eternidad
pasada. Se requiere que el expositor se capacite logrando un conocimiento
bíblico tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento de modo que sea
capaz de ver de qué manera el amor del pacto de Dios y la reiterada
rebelión del hombre se expresan en el escenario de la historia humana. El
final de la historia recapitula el comienzo de la historia teniendo la cruz de
Cristo como el centro.
Desde la creación hasta el futuro reinado mesiánico de Cristo, el expositor
debe tener un conocimiento funcional del desarrollo del drama de la historia
de la redención. Del paraíso a los patriarcas, de Egipto a Canaán, del exilio
babilónico al regreso de Israel, de Belén hasta Sión, aquel que exponga los
Salmos debe ser capaz de trazar el flujo de la historia de la redención y
encontrar aplicaciones cotidianas que produzcan cambios de vida.

El autor del Salmo 33 nos entrega una definición bíblica de la soberanía de


Dios en la historia humana: “El Señor frustra los planes de las naciones;
desbarata los designios de los pueblos. Pero los planes del Señor quedan
firmes para siempre; los designios de su mente son eternos” (33:10-11).
Esto quiere decir que toda la historia humana es el desarrollo del eterno
propósito y soberano plan de Dios. Para poder predicar los Salmos
adecuadamente hay que tener presente estas diferentes etapas de la historia
de la redención, tal como hemos bosquejado en este capítulo. El hecho es
que la historia es su historia.
15

Estudiar la geografía
Explora el contexto geográfico del salmo

on el fin de poder descubrir el significado de los Salmos, hay una brecha


interpretativa más que debemos intentar reducir, la brecha geográfica. El
telón de fondo de cada salmo es un lugar real en el planeta y eso afecta, en
mayor o menor grado, la interpretación del texto bíblico. Por esta razón,
John Broadus afirma que “debemos observar regularmente los datos
1
geográficos que arrojen luz al texto” . El Libro de los Salmos no es
excepción. Los lugares geográficos del Salterio incluyen diversas
ubicaciones en Babilonia, en lo que hoy es Irak, al este de Israel; en Egipto
y Etiopía, hacia el sur; Tarsis en lo que hoy es España, hacia el occidente, y
en el Monte Hebrón, hacia el norte. El mundo antiguo de la época de los
Salmos era un gran escenario que incluía tres continentes, Asia, África y
Europa; esto debe tomarse en cuenta al momento de interpretar un texto en
particular.
El trasfondo geográfico presenta un desafío para el predicador moderno
porque la mayoría vivimos a miles de kilómetros de los territorios bíblicos
y muchos siglos después. Por esto, se requiere una clara comprensión de la
geografía de esta parte del mundo, el antiguo Israel, Egipto, Babilonia,
Asiria y la costa del Mediterráneo. Esto es de vital importancia para
interpretar muchos textos. Conocer el territorio del medio oriente y los
alrededores permite acercarnos mejor a la Escritura. Para poder reducir la
brecha geográfica, será de ayuda contar con mapas bíblicos, diccionarios
bíblicos y enciclopedias. Esto mejorará nuestra comprensión de algunos
Salmos.
¿Por qué estudiar geografía?
La geografía es de gran importancia para comprender los Salmos. El
principal escenario del drama redentor descrito en el Salterio es la angosta
franja de tierra en Israel junto con las naciones alrededor. Los Salmos
fueron compilados para guiar al pueblo en su adoración a Dios, en
particular en la ciudad santa, Jerusalén, que era el lugar adonde el pueblo
iba para alabarlo. Por todo esto, es esencial conocer acerca del territorio,
tanto la tierra prometida como los alrededores, para comprender los Salmos.

Los sólidos principios hermenéuticos permiten reducir la brecha geográfica


y ayudan a descubrir el significado teológico de los sucesos reales en
lugares concretos. Saber acerca del territorio de la Biblia permite
comprender con más claridad la Escritura. La geografía añade color y
aumenta el impacto emocional de los Salmos. Además, conocer la geografía
nos protege de las interpretaciones alegóricas de los Salmos. Este capítulo
cubre tres áreas geográficas básicas que mencionan los Salmos: Jerusalén,
Israel y las regiones alrededor.

JERUSALÉN
La ciudad santa, Jerusalén, es el principal escenario para el mensaje del
libro de Salmos. Se ubica a veinticuatro kilómetros al poniente de la punta
norte del Mar Muerto y a cincuenta y tres kilómetros al oriente del Mar
Mediterráneo. Jerusalén es el foco de la historia de la redención. La ciudad
santa está a 823 metros sobre el nivel del mar, lo que hace que llegar desde
cualquier dirección sea un viaje de subida. Originalmente, Jerusalén era un
terreno rocoso y escarpado, una zona elevada entre el valle de Cedrón o
Kidrón y el valle del Tiropeón.
Jerusalén
Jerusalén es donde se ubicaba el tabernáculo, donde estaba el Templo y era
el lugar de muchas de las profecías acerca del ministerio del Mesías. Fue en
Jerusalén donde los líderes judíos rechazaron a Jesús (118:2), donde los
judíos y gentiles se coludieron en su contra (2:1-2), donde Jesús fue
traicionado (41:9; 55:12-14), donde fue crucificado (22:16), donde lo
abandonó el Padre (22:1), donde sufrió burlas (22:7-8), donde le ofrecieron
hiel y vinagre (69:21), donde se repartieron sus ropas echando suertes
(22:18), donde fue sepultado (22:15), donde se levantó de los muertos
(16:10) y donde ascendió a los cielos (68:18).
Sión
Las diferentes culturas e idiomas suelen tener múltiples nombres para un
mismo lugar y Jerusalén no es la excepción. Sión es otro nombre para la
ciudad santa, Jerusalén. Originalmente era una ciudad cananea y fue
conquistada por David (2S 5:7). Dios mismo fue el fundador de la ciudad
de Sión cuando se transformó en una posesión de su pueblo (Sal 87:5; Is
14:32). Más tarde, Sión pasó a ser sinónimo del área del Templo y luego de
toda la ciudad de David (126:1). Así fue que se transformó en una
formidable fortaleza natural para sus habitantes, un refugio para el pueblo
de Dios (46:1). Dios tiene un gran futuro para la ciudad de Sión (102:13,
16). El término Sión aparece treinta y nueve veces en el libro de Salmos.
Monte Sión
Jerusalén también es llamada Monte Sión (125:1). El monte en el que se
ubica Sión es un cerro relativamente bajo comparado con montañas más
grandes, como la cordillera del Líbano cuya cima a veces se ve nevada. La
propia Jerusalén está hacia el sureste del Monte Sión (48:2). Hablando de la
estabilidad del Monte Sión, el salmista escribió:

Los que confían en el Señor


son como el monte Sión,
que jamás será conmovido,
que permanecerá para siempre. (125:1)
La ciudad de dios
A Jerusalén también se la conoce como la “ciudad de Dios” (46:4; 48:1-2;
48:8;:3). Este nombre enfatiza el especial amor de Dios por esta ciudad, el
lugar dónde escogió habitar. Agustín tomó esta expresión como título de su
libro La Ciudad de Dios.
El monte del Señor
Jerusalén también es llamada “el monte del Señor” (24:3). Este nombre
designa el lugar único donde Dios prometió habitar entre su pueblo y ser su
Dios.
El monte Santo
El término “mi monte santo” es sinónimo del área o monte donde se ubica
el Templo en Jerusalén (2:6; 3:4; 15:1; 24:3; 48:1; 78:54). Este era el cerro
más prominente de Jerusalén, donde el Hijo de Dios será entronado a su
regreso. El Señor ha apartado este monte para cumplir sus propósitos
divinos. El salmista usa expresiones similares como “tu monte santo” (43:3)
para referirse a Jerusalén.

ISRAEL

Jerusalén está dentro del territorio de Israel, que es el escenario mayor para
el libro de Salmos. Israel es un puente estratégico donde convergen Europa,
Asia y África. Todo el tráfico tenía que pasar a través de Israel y la gente
que ocupaba el territorio de Israel a menudo tenía influencia en el destino
de otras naciones. No hay otro territorio más estratégico que la tierra
prometida.
La tierra prometida
Al identificar los límites de la tierra prometida, el expositor debe poner
atención a la extensión geográfica de Israel y cómo esta variaba a lo largo
2.
de la historia de Israel La tierra prometida era considerablemente más
grande que el terreno que Israel llegó a ocupar. La conquista y posesión de
la tierra prometida no llegó a la totalidad del territorio que Dios le dio a
Israel en el pacto abrahámico. La tierra santa que ocupó Josué se dividía,
longitudinalmente, en cuatro regiones geográficas distintas, de oeste a este:
la costa del Mediterráneo, las colinas, el Valle Rift, y las alturas de
Transjordania.

1. Canaán

Este nombre se refiere a la tierra prometida (105:11; 106:38; 135:11). Dios


dio este territorio fenicio a Josué y a Israel, algo que Dios ya le había
prometido a Abraham. El salmista dice:

“Te daré la tierra de Canaán como la herencia que te toca”


(105:11)

2. La tierra
Los Salmos también se refieren a Israel simplemente como “la tierra”
(25:13; 37:3, 9, 11, 22, 29, 34; 44:3; 74:8, 20; 105:11, 44).
Este título enfatiza el hecho de que Dios había prometido esta tierra a Israel.
Fiel a su promesa, les dio la tierra.
Costa del mediterráneo
Este límite occidental de Israel y las regiones occidentales colindantes es la
costa del Mediterráneo. Esta región tiene cuatro divisiones naturales, de
norte a sur: la llanura de Aser, la costa de Dor, la llanura de Sarón y la
llanura de Filistea.

1. La llanura de aser

Junto a la llanura de Aser estaba Tiro. Tiro era una ciudad-estado fenicia en
la costa mediterránea, situada al noroeste de Israel, treinta y dos kilómetros
al norte de la ciudad de Acre (45:12; 83:7; 87:4; 83:7; 87:4). Tiro era el
centro de la adoración cananea y la idolatría a Baal, y era el hogar de
Jezabel, la malvada reina de Israel, casada con Acab, el malvado rey.

2. Líbano

También se ubicaba junto a la llanura la región del Líbano, la cordillera más


alta y más conocida de Siria y que conformaba el límite norte de Palestina.
La cadena montañosa comienza a la altura del gran valle que conecta el
Mediterráneo con la llanura de Hamat. Los Salmos se refieren al más
grande de todos los árboles que crecía en el Líbano (29:5; 104:16).
3. La costa de dor

Endor era un pueblo ubicado a cerca de seis kilómetros del Monte Tabor. Se
ubicababa en la tierra de Isacar, asignada a Manasés, el lugar donde Gedeón
derrotó a los madianitas. Era un lugar con muchas cuevas en la ladera, apto
como escondite (83:10).

4. Llanura de filistea

Filistea es “la tierra de los filisteos” (60:8; 87:4; 108:9). Era una fértil zona
costera que se extendía desde El-Arish hacia el norte, hasta Ecrón
Zona montañosa
La zona montañosa se divide de manera natural en cinco áreas: alta Galilea,
baja Galilea, zona montañosa de Efraín, zona montañosa de Benjamín y la
zona montañosa de Judá. Josefo dividió a Galilea en alta Galilea y baja
Galilea según la elevación de la loma conocida como Esh-Shagur. En el
lado sur de los cerros se ubica el Neguev.

1. Alta galilea

Zabulón (68:27), ubicada cerca de Nazaret o Caná, al norte de Isacar, al sur


de Aser y Neftalí (Jos 19:10-16), al este del Mediterráneo y al oeste del Mar
de Galilea. Neftalí (68:27) se ubicaba en el ángulo norte de Palestina y
limitaba con Zabulón (al sur), Aser (oeste) y Manasés (este). El territorio
tenía más de 1.300 kilómetros cuadrados, el doble de Isacar. Se ubicaba en
el lado norte de la Tienda del Encuentro.

2. Baja galilea

El Monte Tabor aparece una vez en los Salmos. Se ubica en el límite norte
de Isacar, en la zona noreste del valle de Jezreel. En algunas partes se eleva
600 metros sobre el nivel del mar. En cuanto al Salmo 89:12, el expositor
debe preguntar, ¿está Etán el ezraíta hablando de los cuatro puntos
cardinales, norte, sur, este (Hermón) y oeste (Tabor), es decir todo el
territorio? ¿O está haciendo uso de un quiasmo, norte, sur, sur (Tabor),
norte (Hermón)?

3. Efraín

Al sur de baja Galilea se encuentra la zona montañosa de Efraín. Efraín era


una gran porción de territorio ubicada en la zona central de Israel (60:7;
78:9, 67; 80:2, 108:8). Era la primera fuente de defensa al norte de Israel.
Efraín y Manasés, originalmente llamada “los hijos de José” (Jos 16:4).
Juntos ocupaban el área central entre Jerusalén y la planicie de Esdrelón. La
porción de Efraín se ubicaba al sur de Manasés. Los montes y valles
abiertos de Efraín ayudaban a la agricultura, pero entorpecían la defensa
nacional.

4. Siquén

Este territorio de ubicación estratégica se ubica en la ladera oriental del


Monte Ebal (60:6; 108:7). De ahí proviene el nombre Siquén que significa
“hombro”, en alusión a la ladera. Este territorio controla todos los caminos
que pasan por el terreno montañoso central de Israel, aunque no poseía
defensas naturales. Estaba al oeste del río Jordán, muy cerca del río mismo.

5. Siloé

Uno de los primeros lugares de adoración desde el tiempo de Josué. Siloé


estaba entre Betel y Siquén (Jer 7:12-14; 26:6, 9). Al parecer fue destruido
por los filisteos cuando capturaron el arca o poco después (78:60).

6. Zalmón
Este lugar era un monte teñido de negro (literalmente se llamaba “el
oscuro”) cerca de Siquén (Jue 9:48). El expositor debe hacer la pregunta:
¿de qué manera la frase “estaba nevando en Zalmón” (68:14) ¿contribuye a
la interpretación?

7. Benjamín

Al sur de la zona montañosa de Efraín se encontraba la zona montañosa de


Benjamín. Este pequeño territorio pertenecía a la tribu de Benjamín y se
ubicaba justo al sur de Efraín (68:27). Cubría un terreno de cuarenta y dos
kilómetros de este a oeste y 19 kilómetros de norte a sur. Al sur limitaba
con el Jordán. Dan estaba entre Benjamín y los Filisteos. Es interesante
notar que Benjamín funcionaba como el punto de acceso principal hacia
Jerusalén desde la llanura costera.

8. Judá

Al sur de la zona montañosa de Benjamín se ubica la zona montañosa de


Judá. Judá era un territorio de mil seiscientos kilómetros cuadrados y del
cual provenía David y sus descendientes (48:11; 60:7; 63:1; 68:27; 69:35;
76:1; 78:68; 97:8; 108:8; 114:2). Judá se extendía desde Geba hasta
Beerseba y ocupaba una franja de terreno montañoso en la parte central del
sur de Israel, más o menos 80 kilómetros de norte a sur y 32 kilómetros de
este a oeste. Jerusalén también se ubica dentro del territorio de Judá como
ya mencionamos.

9. Neguev

Entre otras cosas, el Neguev fue donde los amalecitas vivían. David luchó
contra los amalecitas en la región de Siclag que Aquis, el rey de Gat le
había dado (83:7; 1S 27:6; 30:1-20).
Con el tiempo, los amalecitas decayeron y el territorio de Amalec fue
ocupado por nómades, al sureste del río Jordán. En el Neguev también se
ubicaban los Arroyos del Sur. Este término se refería a arroyos estacionales
en la árida región al sur de Beerseba, llamada Neguev o desierto al sur de
Judá (126:4-6). En la temporada seca, estos arroyos tenían poco y nada de
agua, pero rebalsaban en la época lluviosa.
Zona de Valles
La zona de valles divide de manera natural el territorio de Israel en cinco
regiones: el Valle de Hule, Mar de Kineret, Valle del Jordán, Mar Muerto y
el Arabá.

1. Valle del Jordán

El río Jordán recibe su caudal del Mar de Galilea y se vacía en el Mar


Muerto. “El Jordán se volvió atrás” (114:3, 5) cuando Dios llevó a Israel a
través del río Jordán (Jos 3:16; 4:23-24). Todos los rasgos geográficos
mencionados en el Salmo 114:3-6, mar… Jordán…monte…cerros, están
bajo el control soberano de Dios durante el Éxodo y la conquista de la tierra
santa.

2. Arabá

Al interior de Arabá se ubica Edom. Edom aparece siete veces en los


Salmos (60:1, 8, 9; 83:6; 198:9, 10; 137:7). Zered era la frontera norte de
Edom y el principal enemigo de Israel en la frontera sureste de Palestina
(60:8). Se ubicaba a lo largo de la ruta usada por los israelitas desde Sinaí a
Cades-barnea. “sobre Edom arrojo mi sandalia” (60:8), que probablemente
se refiere al acto simbólico y tradicional por medio del cual se reclamaba
posesión de un terreno (Rut 4:7).

3. Gebal

Al interior del territorio de Edom estaba Gebal. Lo más probable es que


Gebal haya sido una comunidad al sur del mar Muerto, cerca de Petra. Los
gebalitas hicieron un pacto con Moab, Amón, Amalec y otros en contra de
Israel (83:7). El término también se refiere a la región montañosa cuyos
habitantes se aliaron con los otros vecinos de Israel en su contra.
Alturas de transjordania
El área conocida como las alturas de Transjordania era el territorio ocupado
por Israel al este del río Jordán. La carretera del rey (Nm 20:17; 21:22), una
ruta comercial que iba de norte a sur en Transjordania, fue de enorme
importancia para la cultura y la economía. Cuatro cañones laterales dividen
Transjordania en cinco zonas geográficas. Las cinco zonas de Transjordania
de norte a sur incluyen:

1. Basán

Basán aparece cinco veces en los Salmos (22:12; 68:15, 22; 135:11;
136:20). Se ubica al norte del arroyo Yarmuk y el este del Mar de Galilea.
Las montañas de Basán son los cerros que la rodean incluyendo el
imponente monte Hermón. El Señor dijo: “De Basán los regresaré; de las
profundidades del mar los haré volver” (68:22). Por lo tanto, “Basán… las
profundidades del mar” (68:22) son opuestos, las alturas y las
profundidades, refiriéndose a la totalidad.

2. Monte Hermón

Esta alta montaña se eleva 2.800 metros sobre el nivel del mar en el
extremo norte del Israel actual (24:6; 89:12; 133:3). También se le conoce
como Sirión (29:6) y es el punto más elevado del territorio de Israel. Los
glaciares de Hermón son la mayor fuente de agua del Jordán. Según el
salmista, la unidad fraternal es “como el rocío de Hermón que va
descendiendo sobre los montes de Sión”. (133:3). Incluso el potente Sirión
(Deut 3:9), teme a la “voz del Señor” (29:6).

3. Gileá

Aparece dos veces en los Salmos (60:7; 108:8). Incluía el territorio entre los
arroyos Yarmuky y Jabboc. Gileá significa “escarpado”, lo que describe
bien a esa zona montañosa. Gileá era el hogar de la mitad de la tribu de
Manasés. Manasés ocupaba territorio en ambas riberas del Jordán, lo que lo
hacía único en el sentido de tener dos territorios y la mitad de la tribu en
cada uno (60:7; 80:2; 108:8). En términos geográficos, Manasés era la tribu
más grande.

4. Amón

Amón es mencionado una vez en los Salmos (83:7). El arroyo Jaboc era la
frontera norte y el Arnón la frontera sur. Gad y Rubén ocupaban esta zona.
En Gad se ubicaba “el valle de Sucot” (60:6; 108:7).

5. Moab

Los Salmos mencionan a Moab tres veces (60:8; 83:6; 108:9). Arnón era la
frontera norte y el arroyo Zered la frontera sur mientras que el Mar Muerto
era la frontera occidental. ¿Qué quiere decir “en Moab me lavo las manos”
(60:8; 108:9)?

6. Valle de Bacá
El Salmo 84:6 menciona “el valle de Bacá” y su ubicación e identidad son
inciertos. Algunos lo consideran “el valle del llanto” porque en hebreo
suena muy parecido a “llorar”, aunque se deletrea diferente. Bacá podría
referirse a un tipo de árbol o a un lugar seco.

7. Lodo cenagoso

“Lodo cenagoso” aparece en dos salmos (40:2; 69:2, 14). Estas traicioneras
ciénagas podían atrapar a los viajeros como a prisioneros en un foso: “Me
sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano. Puso mis pies sobre
una roca, y me plantó en terreno firme” (40:2).

LAS NACIONES CIRCUNDANTES


Al alejarnos, encontramos las regiones alrededor de Israel. Israel
funcionaba como un puente entre los continentes de Europa, Asia y África.
Por lo tanto, el tráfico tenía que pasar a través de Israel y quienes ocupaban
el territorio de Israel a menudo podían influir en el destino de otras
naciones. Al exponer los Salmos es necesario comprender la geografía de la
zona que va desde Etiopía en el suroeste a la península de Sinaí en el sur; de
Babilonia en el este hasta Siria en el norte. Entre las naciones que se
mencionan en los Salmos encontramos:
África
Cada vez que se menciona un lugar es porque hay algún significado
exegético. El expositor debe tomar en cuenta los siguientes lugares en
África y considerar cómo impactan en la interpretación.

1. Egipto

Egipto se refiere a la antigua dinastía en el sector noreste de África y que se


extiende del Mar Mediterráneo en el norte hasta la primera cascada en el río
Nilo hacia el sur (68:31; 78:12,43, 51; 80:8; 81:5, 10; 105:23; 105:38;
106:7, 21; 114:1; 135:8, 9). En la época antigua, Egipto era mayormente
una angosta franja regada por el Nilo y que iba desde el Cairo o Menfis
hasta la primera catarata del Nilo.

2. Rahab

Rahab aparece dos veces en los Salmos (87:4; 89:10; Is 30:7), y es otro
nombre para referirse a Egipto. Este término se refiere a alguien que es
arrogante y orgulloso. Se usaba para describir a Egipto como una nación
orgullosa.
3. Ham

Este es otro nombre para referirse a la región de Egipto donde se asentó


parte de los descendientes de Ham (78:51; 105:23, 27; 106:22).

4. Seba

Seba era una nación en el norte de África que también se denomina Cus. Es
posible que sea el Sudán moderno, al sur de Egipto (72:10).

5. Zoán

Este término se refiere tanto a una región en Egipto como a una ciudad
egipcia: “Los milagros que hizo a la vista de sus padres en la tierra de
Egipto, en la región de Zoán” (78:12).

6. Etiopía

Etiopía era un país al sur de Egipto habitado por los descendientes de Ham
(68:31; 87:4). Se le conocía como el país de los rostros quemados por la
apariencia de la gente.
Asia
La región al este de Israel es Asia. Esta enorme área posee información
exegética clave; la más destacable es la que tiene que ver con el exilio de
Israel en Babilonia y Asiria.

1. Babilonia

Los Salmos hacen referencia a Babilonia, o los ríos de Babilonia, tres veces
(87:4; 137:1, 8). Esta antigua nación se ubicaba al noreste de Israel, entre
los ríos Tigris y Éufrates. Los babilonios ocuparon este territorio y se
transformaron en enconados enemigos de Israel después de 500 años de
desobediencia, Judá fue llevado al cautiverio en Babilonia donde
permaneció en exilio.

El Salmo 37 se refiere al momento de pleno cautiverio en Babilonia cuando


habla de “los ríos de Babilonia”, y describe los ríos Tigris y Éufrates que
fluyen a través del reino babilónico. Allí, los judíos cautivos se sentaban y
lloraban al recordar a Sión (137:1). Después de soportar setenta años de
cautiverio, se les permitió retornar a la tierra prometida en lo que parecía
ser un segundo éxodo.
2. Asiria

Los Salmos también mencionan a Asiria, Salmo 83:8. Asiria era un país al
noreste de Israel, un reino poderoso que capturó a las diez tribus del norte
en Israel obligándolos a ir al exilio a esa tierra pagana.

3. Mesec

Mesec se situaba en las montañas en la frontera norte con Asiria, al borde


de Tabal y Tubal (120:5).
Europa
El libro de Salmos incluso se refiere al continente europeo, a Tarsis en
particular.

1. Tarsis

Era un notorio puerto en el Mediterráneo de ubicación incierta,


posiblemente en España: “Con un viento huracanado destruiste las naves de
Tarsis” (48:7). Los barcos de Tarsis eran de gran tamaño, aptos para
altamar. “Cada tres años, la flota comercial que el rey tenía en el mar, junto
con la flota de Hiram, regresaba de Tarsis trayendo oro, plata y marfil,
monos y mandriles” (1R 10:22; ver 1R 22:28; 2Cr 20:37).
Arabia
Aunque algunos debaten acerca de Arabia, los geógrafos clásicos
consideraban a la Península del Sinaí como parte de Arabia. Se ubica al sur
de Israel. Las zonas de Arabia que mencionan los Salmos son:

1. Sinaí

Este es el lugar en el desierto donde Moisés recibió la Ley de Dios (68:17).

2. Mar Rojo

También se le conoce como el Mar de las Cañas, Mar de Papiro o


simplemente el Mar. El Mar Rojo baña la Península del Sinaí (66:6; 74:13;
78:13, 53; 106:7, 9, 22, 25; 114:3, 5 136:13, 15). Dios abrió el Mar Rojo
para que Israel pasara de manera milagrosa (106:7, 9).

3. Horeb

Lo más probable es que sea otro nombre para referirse al Monte Sinaí
donde Moisés recibió los mandamientos de Dios (106:9).

4. Meribá
Este lugar en el desierto significa “contienda” o “disputa” y fue donde
Israel tentó a Dios (81:7; 95:8; 106:32).

5. Desierto de Cades

Cades Barnea está en la zona desértica del sur (29:8) donde David se
escondió cuando huía de Saúl (1S 23) y Absalón (2S 15). El salmista lo
describió como “tierra seca, extenuada y sedienta” (63.1).

6. Sabá

Sabá era el antiguo reino en el sur de Arabia, actualmente Yemen (72:10).

7. Cedar

Cedar era la tierra que hoy se conoce como Arabia (120:5; Gn 25:13-14; Is
21:17). Los habitantes de Cedar tenían fama de bárbaros agresivos y
belicosos. El salmista que escribió el Salmo 120 vivía entre gente pagana y
hostil

¡Ay de mí, que soy extranjero en Mésec,


que he acampado entre las tiendas de Cedar! (120:5)

ATENCIÓN A LOS DETALLES

Es indispensable tener nociones de la geografía de Israel y de las regiones


colindantes para poder interpretar y predicar los Salmos. El Salterio, quizás
más que cualquier otro libro, requiere un conocimiento amplio de la zona
del Medio Oriente y alrededores. El expositor debe poseer una comprensión
clara de las ciudades, regiones, territorios, montañas, valles, desiertos,
arroyos, ríos y mares. Para poder reducir la brecha geográfica y topográfica,
el expositor requerirá de mapas bíblicos y de enciclopedias para aumentar
su comprensión de los Salmos. Al igual que cualquier área de interpretación
este paso requiere estudio disciplinado, detallado y diligente.

Pidamos a Dios que dé a su iglesia hombres que sean diligentes en el


estudio de estos lugares en preparación para predicar este inspirado libro de
los Salmos.
16

Investigar la cultura
Investiga el trasfondo cultural del salmo

Los salmistas escribieron dentro de la antigua historia de la redención,


varios milenios atrás, en un período que abarca cerca de mil años. Este
milenio en particular duró desde los días de Moisés y el paso de Israel en el
desierto (alrededor de 1445-1405 a. C.) hasta el período post-exílico en
Jerusalén (alrededor del 400 a. de C.). Para poder entender lo que
escribieron los salmistas, el expositor debe reducir varias brechas en su
estudio y en el ministerio del púlpito. Una de esas brechas es la brecha
cultural. Esto quiere decir que para poder entender el texto se debe
comprender algo acerca de las diversas costumbres de la vida de la
antigüedad en el Medio Oriente.

Si no comprendemos cómo era la vida en Israel en ese tiempo, mil años


antes de la primera venida de Cristo, será difícil comprender muchas partes
de este antiguo himnario. En consecuencia, le corresponde al expositor
apreciar la Escritura en el contexto cultural de la época en que fue escrita.
En referencia a esto, John Stott escribió: “Un verdadero sermón es un
puente entre el mundo bíblico y el mundo moderno y debe tener los pies
1
bien puestos en ambos” . El antiguo mundo de los Salmos difiere mucho de
la vida actual de las personas de hoy. Por lo tanto, el intérprete primero debe
apreciar cada salmo dentro de la cultura original.
Conocer las costumbres de la antigüedad
Para comprender los Salmos se necesita conocer las muchas facetas del
antiguo judaísmo. Esto implica conocer acerca de la política, la agricultura,
la religión, las leyes, el dinero, las guerras, el comercio, los animales y las
plantas. También es esencial saber acerca de las culturas paganas. El
expositor debe conocer también algo acerca de las costumbres antiguas de
los egipcios, cananeos, asirios, babilonios y otros. Perderemos de vista el
verdadero significado si intentamos explicar el texto sin saber acerca de la
cultura.

Acerca de este punto, John Broadus dijo: “Siempre se debe poner atención
a…las costumbres de los judíos y otras naciones presentes en la historia
sagrada. Pocas veces se les presta la debida importancia a estos elementos.
Pero hay mucho que aprender al tomar en cuenta las opiniones y el estado
de ánimo de las personas presentes en el texto. Hay que tener presente la
2
relación entre el narrador o el escritor y aquellos a quienes se dirige” . Para
comprender correctamente los Salmos hay que reducir la brecha cultural en
varias áreas de importancia:

LA VIDA DEL PAÍS


En primer lugar, el expositor debe saber acerca de la vida en Israel y en las
naciones alrededor, partiendo con información acerca de las prácticas
sociales y políticas de la época.
Ambiente político
El expositor debe estudiar el trasfondo político de la época, nacional e
internacional y la vida civil del mundo en el que se escribieron los Salmos.
Por ejemplo, el Salmo 89:27 afirma que a un descendiente de David Dios le
dará los derechos de primogenitura, la primacía sobre los reyes de la tierra.
¿Cómo es posible que Cristo sea el “primogénito”? ¿Significa que Cristo
fue creado? Al contrario, primogénito quiere decir que es el heredero de
toda la creación. Como indica el contexto político de la época, el
primogénito recibía un honor especial y una doble porción de la herencia
3
familiar . Sin embargo, en el contexto de un pacto real, la persona escogida
podía ser elevada al nivel de primogénito y con eso recibe el derecho
4
perpetuo de sucesión dinástica (2:7) . Por lo tanto, para interpretar este
pasaje correctamente se requiere entender el entorno político.
Costumbres sociales
El predicador debe tener presente las prácticas sociales de esa antigua
sociedad. Eso requiere comprender, por ejemplo, acerca de las bodas,
vestimenta, el cabello, la barba y otros similares. No prestar atención a estas
costumbres puede resultar en errores acerca del significado del texto. Hay
que estar atentos a las costumbres y a lo que significaban en el entorno
original. Por ejemplo, el Salmo 45 describe la ceremonia de una boda real
entre un novio-rey y su novia-princesa (v. 8-15). Es necesario estar
consciente de las costumbres de las bodas en la antigüedad para entender el
significado pleno y su impacto.
Políticas económicas
Además, una interpretación sólida requiere comprender las antiguas
prácticas económicas. El exegeta debe saber acerca de las prácticas de usura
o intereses exorbitantes en relación a los préstamos en dinero. Según la ley
mosaica, estaba prohibida la usura en los préstamos en dinero, alimentos o
cualquier otra cosa a los hermanos. No se debía exigir nada más una vez
devuelto el préstamo. Sin embargo, a los extranjeros se podían cobrar
intereses. No debía existir usura a cambio de ayuda al asistir al pobre que
necesitaba desesperadamente pero no podía adquirirla. Hay que saber
acerca de la usura y las tasas de interés (15:5). Algunas tasas de interés
llegaban al cincuenta por ciento a pesar de que la ley de Dios lo prohibía
(Dt 23:19-20; 24:10-13).
Guerra militare
Una interpretación precisa requiere saber acerca de las prácticas y equipos
militares de la época. Antes de ir a la guerra, Israel ofrecía un sacrificio y el
rey o el sumo sacerdote daba un mensaje de ánimo. Luego, al dar la señal,
venia el combate mano a mano. Las montañas ofrecían seguridad y
escondite de los enemigos. Por lo tanto, el que estudie los Salmos debe
saber acerca de las fortalezas (18:2; 144:2), escudos (18:2), fortificaciones
(18:2), banderas (20:5; 60:4), carruajes (20:7), caballos (20:7; 33:17),
flechas (7:12; 38:2; 45:52; 64:7), ejércitos (44:9; 60:10; 108:11), arcos
(44:6), espadas (44:6; 45:3-5; 59:7) y cascos (60:7).

VIDA ESPIRITUAL

El expositor también deberá estar informado acerca de las prácticas


religiosas en Israel. Esto implica saber acerca de los hábitos religiosos de
Israel y saber acerca de las religiones falsas. Para esto es necesario saber
algo acerca de los pactos de la antigüedad en su calidad de documentos
legales.
Hábitos religiosos
Es también importante comprender las prácticas religiosas del Israel antiguo
bajo el sistema mosaico de adoración. Hay que estar informado acerca de la
falsa adoración en torno a Baal y otros similares (106:28). El expositor debe
saber acerca del tabernáculo en Jerusalén (11:4; 15:1; ver 2S 6:12-17), la
ofrenda de alimento (20:3), la ofrenda de acción de gracias (50:14), otros
sacrificios y ofrendas (40:6; 51:16), tales como las ofrendas de holocausto
(20:3). Hay que estar atento a ciertos tipos como Melquisedec (110:4; Heb
7:3, 15-17), Aarón (77:20; 99:6; 105:26; 106:16; 115:10, 12; 118:3; Heb
5:4-5) y el tabernáculo (23:6; 26:8 27:5; 76:2; Heb 8:5; 9:23-24).
Acuerdos de pacto
Otra brecha cultural que hay que reducir tiene que ver con el contexto legal
antiguo. Esto implica saber acerca de la formación de pactos entre dos
personas, los testigos involucrados y las estipulaciones o términos. El
expositor deberá saber acerca de la manera en que cada parte se
comprometía a cumplir con ciertas condiciones y recibía promesas de
ciertos beneficios. Al establecer un pacto, Dios se involucra solemnemente
como testigo, y se hace un juramento. Como es de esperar, violar el pacto
era considerado como un grave pecado. Para comprender el significado de
algunos salmos se requiere saber acerca del pacto legal entre dos partes
(25:10; 50:5; 55:20; 103:18).

VIDA NATURAL

El predicador debe saber acerca de las condiciones naturales en Israel, eso


incluye temas como el clima, la agricultura, la botánica y la geología. Cada
una de estas áreas se menciona en los Salmos.
Condiciones climáticas
El expositor debe también poseer al menos conocimientos básicos sobre la
naturaleza, la creación y el clima en el Medio Oriente. Debe saber acerca de
las densas nubes (18:12), el granizo (18:12), el trueno (18:13), los cielos
5
(19:1), el firmamento (19:1) y el sol (19:2-6) . Por ejemplo, el Salmo 29
describe cómo se cierne una tormenta sobre el Mar Mediterráneo que luego
azota a Israel hasta el desierto (v. 3-7).
Procedimientos agrícolas
Otra importante brecha que se debe reducir es lo que tiene que ver con la
agricultura. Por ejemplo, el Salmo 1:3-4 dice: “Es como el árbol plantado a
la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se
marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera! En cambio, los malvados son como
paja arrastrada por el viento”. El hombre piadoso, como un árbol, da fruto
espiritual porque está cerca de la fuente de vida, el Espíritu del Dios
viviente. El malvado por otro lado, es comparado con la paja. Por esta
razón, el agricultor no intenta conservarla. Así es el malvado, sin valor y sin
seguridad. Otros salmistas también se refieren a las plantas que echan raíces
(44:22; 80:8-11) y las carretas que desbordan su abundancia por el camino
(65:11).
Flores nativas
Es importante también saber algo acerca de las diversas flores nativas de
Israel. Saber acerca de las flores nativas, como la mirra, el aloe y la casia,
enriquece nuestra comprensión de ciertos textos. Por ejemplo, el salmista
dijo: “Aroma de mirra, áloe y canela exhalan todas tus vestiduras; desde los
palacios adornados con marfil te alegra la música de cuerdas” (45:8). La
gloria del rey se aprecia en estos costosos perfumes y aromas que provienen
de estas flores.
Minerales locales
El libro de Salmos menciona muchos minerales por lo que es importante
que el predicador esté familiarizado con esto. Los minerales que se
mencionan incluyen: 1) azufre, que a menudo se asocia con el Mar Muerto
(11:6); 2) lodo cenagoso (40:2), un tipo de arcilla usado para la cerámica,
pero que produce artículos frágiles y quebradizos (2:9); 3) cieno o fango
(69:14); 4) escoria, las impurezas que se sacan de los metales (119:119; ver
12:6); 5) pedernal, una roca muy compacta (114:8); 6) oro, un metal
precioso comúnmente usado en el mundo antiguo (19:10;21:3; 45:9; 68:13;
119:27); 7) hierro, usado en cadenas o grilletes (105:18; 107:10; 149:8), o
para una vara o cetro, capaz de romper objetos frágiles (2:9); y 8) plata, un
metal precioso usado como medio de cambio y para fabricar ídolos (115:4),
siendo fundida y refinada en un horno (12:6). Por ejemplo, el Salmo 66:10
dice: “Tú, oh Dios, nos has puesto a prueba; nos has purificado como a la
plata”. ¿Cuál es el proceso de refinación (119:119; ver 12:6)? ¿Cuál es la
temperatura del horno en que se refina? ¿Cómo purifica a su pueblo el
Refinador?

VIDA ANIMAL
Por último, el expositor debe tener un conocimiento básico acerca de los
animales en el Israel antiguo. Esto implica saber acerca del cuidado o
pastoreo de animales de la época.
Especies animales
Los Salmos mencionan animales con frecuencia, quizás más que otros
libros de la Biblia e incluyen referencias o alusiones a los siguientes
animales: 1) abejas, que producen dulce miel (19:10; 81:16); 2) sefanim, o
tejones, animales que vivían en madrigueras en las rocas (104:18); 3)
perros, que circulaban por las calles (22:16, 20), comiendo basura y
animales muertos (59:6, 14); de conducta traicionera y violenta (22:16; 20);
4) palomas, que viajan grandes distancias (55:6-8); 5) monstruos marinos,
que viven en las profundidades del mar (148:7), como las ballenas, los
tiburones y otras criaturas de gran tamaño, incluyendo dinosaurios, lo que
se usa como una descripción poética de los orgullosos egipcios de la época
del Éxodo (74:13); 6) águilas, aves veloces que vuelan alto y con gran
facilidad (103:5); 7) moscas, que llegan en enjambres (78:45); 8) aves, que
hacen nidos en el santuario (84:3) y en los arboles (104:17), y cantan
(104:12); 9) zorros, o chacales carroñeros (63:10); 10) caballos, que tiraban
carruajes para la batalla.

El predicador debe también saber algo acerca de: 11) leviatán, una criatura
poderosa, monstruo marino o dinosaurio, que puede intimidar al hombre,
pero no a Dios (74:14; 104:26); 12) leones, la criatura terrestre más potente
(7:2); 13) mulas, animales obstinados que carecen de dirección (32:9); 14)
búhos, que viven en vertederos (102:6); 15) bueyes salvajes, el animal más
obstinado (22:21); 16) toros, animales bien alimentados y engordados
(22:12); 17) pelícanos, que viven en lugares desolados (102:6); 18) cuervos,
que graznan para ser alimentados cuando pequeños (147:9); 19) ovejas,
animales tontos e indefensos que requieren mucha dirección y protección
(23:1-3; 100:3); 20) golondrinas, pequeñas aves que vuelan a ras del suelo
y se elevan con gran velocidad (84:3); 21) víboras, la cobra egipcia, una de
las serpientes más venenosas (140:3); 22) chacales, el terror de las ovejas,
pero huye al ver al pastor (44:19) y 23) gusanos, indefensos y sin valor,
también larvas que crecen en las heridas (22:6).
Prácticas ganaderas
Muchos salmos requieren cierto conocimiento acerca del pastoreo de
animales en el antiguo Israel. Entre sus muchos deberes, el pastor guiaba a
su rebaño en la mañana caminando delante de ellos. Al llegar a los
pastizales estaba vigilante, cuidando el rebaño. Si alguna oveja se perdía,
iba en busca de ella hasta que la encontraba. Las guiaba hasta donde
hubiera agua, como un arroyo por ejemplo (23:2). En la noche, las traía de
vuelta al redil y se aseguraba de que no faltara ninguna pasándolas bajo su
cayado (23:3). El pastor debía estar dispuesto a soportar el frio y el calor.
Pero lo hacía siempre vigilante, preocupándose en especial de los animales
jóvenes en el viaje a pastar y en el regreso. Enfrentaba muchos peligros,
como animales salvajes, pero usaba su vara como arma ante esas amenazas
y el cayado para guiar al rebaño (23:4). El Salmo 23 se refiere a Dios como
pastor de su pueblo, que son como ovejas. Hay que entender cómo era la
vida pastoril en el antiguo Israel para comprender adecuadamente este
salmo y otros que hacen uso de esas ilustraciones (28:9; 49:14; 74:1; 77:20;
78:52; 79:13; 80:1; 95:7; 100:3). Esta imagen también se usaba para
referirse a los reyes que pastoreaban a su pueblo, en especial el Rey de
reyes, Dios mismo y su Hijo, Jesucristo (Jn 10: Heb 13:20; 1P 2:25; 5:4).
Cacerías
Finalmente, el expositor debe saber algo acerca de la cacería de animales
salvajes en el mundo antiguo. La cacería, que ofrecía sustento y placer, se
hacía con arco y flecha (11:1-2), honda y trampas (119:110), redes (57:6) y
fosas (7:15; 35:7), sobre todo si se trataba de animales grandes. Es útil saber
algo acerca de cómo el cazador ponía la trampa y usaba una red para
capturar un animal (66:11; 69:22).

EL MUNDO ANTIGUO

En resumen, la tarea del predicador es ofrecer una ventana al mundo de la


cultura del Medio Oriente. El expositor debe estar familiarizado con la
cultura bíblica de modo que pueda explicar lo que el salmista está diciendo
al escribir. Para exponer el salmo de manera efectiva, debe ayudar a la
congregación a sentir como si estuvieran en la cultura y las costumbres del
mundo antiguo.
17

Discernir las figuras retóricas


Identifica el lenguaje figurado

Como un hábil artista, el salmista pinta imágenes en la mente de sus


oyentes con gran destreza, usando un pincel llamado lenguaje retórico. Este
uso del lenguaje va más allá del significado literal u obvio de las palabras.
El lenguaje figurado permite expresar de manera vívida verdades
espirituales. El salmista hace uso de este lenguaje, imágenes y figuras que
sirven como una herramienta comunicativa potente que permite que el
oyente perciba la verdad con la imaginación. Dado que el Salterio usa
mucho lenguaje retórico, es importante poder identificarlos para discernir el
significado.
El lenguaje figurado aporta calidez, vivacidad, y vitalidad a cualquier
escrito o discurso. Es como añadir colores a lo que de otro modo sería un
cuadro en blanco y negro. Además, el lenguaje retorico es una manera de
atraer la atención y permite, con pocas palabras, dar un mensaje claro. Es
decir, ayuda a que lo abstracto sea más concreto. No solo eso, el lenguaje
retórico ayuda a la memoria, grabando la verdad en la mente del lector. Al
mismo tiempo, estimula la reflexión dada su forma comunicativa tan
1
gráfica .
Vale más que mil palabras
Se dice que una imagen vale más que mil palabras. Claramente este es el
caso de los potentes recursos literarios del lenguaje figurado. Son los trazos
del pincel con el que el poeta pinta una imagen en la mente de sus lectores.
En cuanto a este punto, Leland Ryken comenta: “Los poetas piensan con
imágenes. Cuando la imaginación poética describe la realidad, lo hace por
medio de imágenes… Determinar la lógica de las imágenes es la principal
2
tarea que enfrenta el que lee poesía bíblica” . Dicho de otro modo, la meta
del poeta es pintar una imagen clara y vívida en la menta del lector y en el
oído del oyente, para ayudarle a ver lo que se comunica. Lo mismo se
puede decir del lenguaje poético de los salmistas.

En lugar de usar áridos conceptos teológicos y vocabulario especializado,


los poetas de Israel apelaban a los sentidos de sus oyentes con cautivantes
imágenes verbales. Haciendo uso de lenguaje retórico, hablaban el idioma
emotivo del corazón. Esta comunicación visual permite pintar imágenes
coloridas de la verdad, y ayuda a captar la atención, a aumentar la
comprensión y la retención en el lector.
Un medio de expresión gráfico
Como regla general, siempre se debe tomar un pasaje de manera literal, al
menos que haya alguna buena razón para hacer lo contrario. Como ya
vimos anteriormente, Merril Unger escribió: “Cuando el sentido natural es
razonable, no hay que buscar otro sentido; por lo tanto, se debe tomar cada
palabra según su significado normal, literal, a menos que claramente sea
una figura retórica o a menos que el contexto inmediato, al estudiarlo a la
luz de textos relacionados y de verdades axiomáticas y fundamentales,
3
apunte claramente en otra dirección” .

Por esta razón, se debe preferir una interpretación retórica si el significado


literal se contrapone al tema del que habla. Una lectura simbólica es mejor
si una literal es imposible, absurda o inmoral. En ocasiones, una expresión
retórica es seguida por una afirmación literal y explicativa. También puede
ocurrir que una imagen retorica vaya acompañada de un adjetivo
calificativo o una frase preposicional que indique que el texto no debe ser
4
tomado de manera literal . Algunas de las figuras retóricas comunes en los
Salmos son:

SÍMIL
Un símil hace una comparación directa entre dos realidades usando la
palabra “como”. El desafío con un símil es determinar la manera en que los
dos objetos se parecen. Aquí hay algunos ejemplos:
Como un Árbol
Por ejemplo, el Salmo 1:3-4 indica que el hombre piadoso será “como un
árbol”. Es decir, será trasplantado desde un lugar desierto a un lugar cerca
del río. Por lo tanto, en términos espirituales, será saludable y crecerá hasta
dar fruto. Del mismo modo, un hombre impío será “como la paja”. Será
vacío, liviano, sin valor, llevado por el viento y quemado en el fuego. ¿En
qué sentido el creyente es como un árbol y el malvado como la paja?
Como el ciervo
En otro ejemplo, el salmista compara su alma a “un ciervo” que brama por
agua. Es decir, tiene sed de Dios. Su alma está sedienta. Necesita
desesperadamente el refrescante oasis espiritual que solo Dios puede dar. El
salmista está pasando por una grave sequía divina (42:1).
Como una Navaja
En otro lugar, David dice que la lengua es como una navaja, capaz de
dividir y destruir (52:2). Es más afilada que una navaja y capaz de cortar y
quitar la vida.

METÁFORA

Una metáfora compara dos realidades sin usar la palabra “como”. En lugar
de eso, usa formas del verbo “ser o estar”. En las metáforas, una acción
representa otra, de manera implícita o explícita. Leland Ryke dijo: “Una
metáfora o símil tiene doble foco, una afirmación en dos niveles, una forma
5
lógica, y resulta provechoso analizarla como tal” . ¿Por qué los poetas usan
metáforas?

Ryken agrega: “Hay varias ventajas. Una es que apela a la imaginación del
6
lector de manera concreta y vívida” . Luego añade: “Por, sobre todo, el
poeta usa metáforas…con el fin de ser preciso, usando un área de la
7
experiencia humana para arrojar luz en otra” . A continuación, hay algunos
ejemplos:
Mi roca
En el Salmo 18:2, David usa metáforas militares y compara a Dios con una
“roca”, una “fortaleza”, un “libertador”, un “escudo”, un “cuerno” y un
“escondite”. Cada una de estas metáforas compara a Dios usando el verbo
“ser”.
Mi pastor
En otro salmo (23:1), David compara a Dios con un pastor. Cuando dice
que el Señor es su pastor, quiere decir que Dios es como un pastor. Es más
enfático decir que es un pastor. Esta imagen enfatiza el liderazgo amoroso
del Señor y la manera en que cuida y protege a su pueblo.
Sol
De igual modo, y en sentido figurado, el salmista compara a Dios con el
“sol” y un “escudo”, aludiendo a la provisión y protección de Dios (84:11).
Dios es un “sol” que provee vida y energía para el crecimiento y un
“escudo” que provee defensa ante el peligro.
Lámpara
Asimismo, la Escritura es comparada con una “lámpara” (119:105). Esto
quiere decir que la Palabra es una fuente de luz, que permite que los que
van por el camino angosto vean su camino en la vida. El camino que deben
recorrer está iluminado. Este texto claramente no está diciendo que la Biblia
es una lámpara en un sentido literal. Más bien, la Palabra de Dios es como
una lámpara, que emite la luz de la verdad.

ALEGORÍA

Una alegoría es una serie de metáforas extensas en torno a un tema central.


El Salterio contiene dos alegorías: Salmo 23:1-4 y el Salmo 80:8-16. En
cuanto al segundo, el salmista describe a Israel como una “vid” que fue
“plantada” y “echó raíces”. Otra parte de esta extensa metáfora incluye
imágenes sobre allanar el camino, rellenar el terreno, montañas, sombras,
cedros, ramas, mar, brotes, setos, fruta, bosques, fuego, derribar.

METONIMIA

La metonimia plantea un significado por asociación. Este tipo de discurso


sustituye una imagen por otra en una relación estrecha, por ejemplo “boca”
en lugar de “lengua”.
Boca y lengua
Por ejemplo, el Salmo 73:9 usa la palabra “boca”, pero luego la cambia por
“lengua”. La metonimia aquí es significada por asociación. “Bocas” y
“lenguas” se usan de manera intercambiable y una representa a la otra. El
mensaje es más claro si variamos el vocabulario. Además, ayuda a
mantener la atención del lector.

SINÉCDOQUE

Una sinécdoque es un recurso literario en la que una parte representa el


todo, o el todo representa una parte. Dicho de otro modo, se toma a una de
las partes en representación del todo y viceversa. Por ejemplo, se puede
reemplazar “lengua” por “palabras”. Roy Zuck escribió: “Una sinécdoque
es cuando se sustituye una parte de algo por el todo o el todo por una
8
parte” . Aquí hay algunos ejemplos de sinécdoque:
Manos y corazón
Lo vemos en el Salmo 24:4 donde las “manos” y el “corazón” de un
hombre representan la totalidad de su vida.
Mano y señor
Otro ejemplo es el Salmo 109, donde el salmista dice que la “mano” de
Dios ha logrado algo, pero eso representa a todo el ser de Dios (109:27).

HIPÉRBOLE

La hipérbole es una forma de comunicación que transmite un concepto


usando una exageración intencional para lograr un efecto dramático. Los
antiguos poetas utilizaban las hipérboles para captar la atención del lector.
Por ejemplo, “mi cama nada en mis lágrimas”. Lelan Ryke dijo: “La
hipérbole es una exageración consciente para lograr un efecto. No afirma
9
ser la verdad, sino que transmite una verdad por medio de la emoción” .
Podemos ver las siguientes hipérboles:
Una cama inundada
Por ejemplo, el salmista David nos dice que sus lágrimas inundaron su
cama y sus ojos se secaron. La idea no es literal, sino que comunica la idea
de grandes “suspiros” y “lágrimas” por parte de David (6:6-7).
Comer lágrimas
En otro lugar, vemos que el salmista está agobiado por la tristeza al punto
de no poder comer. Ha perdido su apetito. Su único “alimento” son sus
“lágrimas” (42:3).
Personificación
La personificación es una figura que atribuye cualidades humanas, como la
inteligencia o el habla, a objetos inanimados o ideas abstractas. Ryken
define la personificación como “una figura idiomática en la que el poeta
trata algo que no es humano (y quizás inanimado) como si fuera una
10
persona” . Aquí tenemos dos ejemplos de personificación:
Los huesos hablan
Por ejemplo, en el Salmo 35:10, David dice que sus “huesos” hablan. Esto
simplemente representa la profundidad de sus pensamientos hacia a Dios.
Los ríos aplauden
En el Salmo 98:8 dice que los “ríos” aplauden y las montañas cantan para
expresar el gozo en el pueblo.

APÓSTROFE

El apóstrofe es una expresión que se dirige a los objetos inanimados como


si fueran personas vivas, destacando la intensidad de la comunicación. “Un
apóstrofe es un mensaje directo a alguien o algo que está ausente pero como
si estuviera presente. Con frecuencia se combina con la personificación en
la que una cualidad abstracta o un objeto físico es tratado como si fuera una
11
persona” . El apóstrofe es una de las formas de comunicación más
potentes y pintorescas. Aquí hay algunos ejemplos:
Oh puertas
Por ejemplo, en el Salmo 24:7, el salmista habla a las “puertas” de Jerusalén
como si estuvieran vivas.
Oh montañas
Vemos otro ejemplo en el Salmo 68 cuando una “montaña” al otro lado del
Jordán es descrita como celosa del monte Sión que ha sido escogido por
Dios para ser el lugar especial donde sería adorado (68:15-16).
Oh ciudad
Hay otra instancia, los hijos de Coré se refieren a Jerusalén como si fuera
una persona. Cuando se le habla a una “ciudad” en realidad se está
hablando a los habitantes de la “ciudad” (87:3).
Oh mar
El salmista describe al Mar Rojo y al Río Jordán como seres vivos y se les
ordena “huir” o “retirarse”. Esto se refiere a cuando el Mar Rojo se abrió,
con Moisés, y lo mismo en el caso de Josué en el Jordán (114:5).

ANTROPOMORFISMO

El antropomorfismo es un medio de comunicación que describe a Dios


como si tuviera cuerpo con el fin de comunicar verdades acerca de su
carácter o conducta. Usa expresiones familiares y humanas que describen
las cualidades menos familiares y los actos de Dios que es espíritu y por lo
tanto no tiene cuerpo. “Un antropomorfismo es cuando se le atribuye
12
acciones o características humanas a Dios” . Algunos ejemplos son:
Los dedos de dios
Por ejemplo, el Salmo 8:3 describe a Dios como si poseyera “dedos”. Esta
imagen retórica solo tiene la intención de mostrar la precisión de Dios en la
omnipotente creación.
La mano de dios
También dice que Dios tiene una “mano”, que no es literal. Más bien, esta
referencia a la “mano” apunta a su disposición a ayudar. Dios está dispuesto
a dar una mano a los necesitados (10:12).
El oído de dios
El rey David también describe a Dios como si tuviera “oídos”. Pero eso
intenta comunicar que él escucha a su pueblo y no quiere decir que tengas
orejas, como sus criaturas (31:2).
El rostro de dios
A Dios también se le describe como si tuviera “rostro”. Esta figura describe
la atención que le presta a su pueblo. En el Salmo 44:24 parece que Dios ha
escondido su rostro.
Los ojos de dios
Dios también tiene “ojos”. Esto expresa, con términos humanos, que Dios
ve todas las cosas. El lenguaje se acomoda para expresar que Dios se da a
conocer de maneras que podamos comprender (34:15-16).

APOCATÁSTASIS

La apocatástasis es un recurso menos utilizado y que hace comparaciones


13
con nombramientos directos . Dicho de otro modo, es una comparación
sin usar las palabras “como” o “es”. Se nombra directamente al sujeto. Se
puede apreciar las diferencias entre un símil, una metáfora y una
apocatástasis en las siguientes oraciones: un símil dirá “ustedes gente
perversa son como perros”; una metáfora dirá “ustedes gente malvada son
perros”; una apocatástasis dirá “ustedes perros” (22:16).

MARISMO

El marismo sustituye la totalidad o el todo por partes contrastantes u


opuestas. Roy Zuck observa: “Un marismo es una forma de sinécdoque en
que la totalidad o el todo se reemplaza por dos partes en contraste o partes
14
opuestas” . Estos son algunos ejemplos:
De mar a mar
Por ejemplo, en el Salmo 72:8, “de mar a mar” representa todo el territorio.
Reyes y hombre
En el Salmo 105:14, “hombre” y “reyes” se refiere a todo el pueblo, desde
el palacio hasta el hogar del hombre común.
Cielo y tierra
Otro ejemplo es la referencia al “cielo y la tierra”, que es una manera
figurada para decir “todo el orden creado” o “el universo entero” (121:2).
Sentarse y levantarse
Por ejemplo, cuando el salmista David dice “cuando me siento”, “cuando
me levanto”. Estas acciones opuestas, sentarse y levantase, representan
todas sus acciones (139:2).
Día y noche
El último ejemplo tiene que ver con la expresión “día y noche” que indica
todo el tiempo. Los dos extremos representan el todo (1:2).

ZOOMORFISMO

El zoomorfismo le atribuye a Dios cualidades animales con el fin de


explicar alguna verdad sobre sus atributos divinos. “Por un lado el
antropomorfismo atribuye características humanas a Dios; el zoomorfismo
por otro lado, le atribuye a Dios (o a otros) características animales. Este
lenguaje expresivo apunta a ciertas acciones o atributos del Señor de
15
manera pintoresca” . Así, se habla de:
Sombra de las alas
El salmista describe a Dios como si tuviera “alas”. Pero esto es solo
lenguaje metafórico para referirse al cuidado protector de Dios. Como un
ave madre que vigila a sus crías, así también Dios protege a su pueblo
refugiado bajo la sombra de sus alas.
Plumas y alas
El salmista describe a Dios como si tuviera “plumas” y “alas”, solo para
referirse al cuidado protector con el que vela por su pueblo. Similar a las
aves, pero más intenso (91:4).

ELIPSIS

La elipsis es cuando se omite algo en el texto para que el oyente o lector lo


16
deduzca a partir del contexto. La omisión obliga al lector a involucrarse
con el texto. Eso quiere decir que la elipsis omite una palabra o frase que
hay que agregar para completar el contexto. Un ejemplo es:
Omisión de “Señor” y “Cómo”
En ocasiones, los salmistas omiten intencionalmente una parte del texto
cuyo significado se sugiere más adelante. Dos ejemplos pueden ser el
Salmo 12:3 y 36:6.

ENDÍADIS

La endíadis expresa una idea por medio de dos palabas. Roy Zuck explica:
“Una endíadis es cuando con dos términos coordinados (unidos por “y”) se
17
expresa un solo concepto, en el que cada elemento define al otro” . Esto se
aprecia en los términos “infantes” y “niños” (8:2 LBA), “luz” y “salvación”
(27:1), temor y temblor (55:5), gloria y poder (96:7), miseria y cadenas
(107:10).

INCLUSIÓN
La inclusión es una forma de repetición al comienzo y al final del versículo,
copla, sección o salmo. Zuck explica: “Una inclusión es un patrón en el cual
un párrafo o una sección más larga termina de manera muy parecida a como
18
empezó” . Esto quiere decir que una inclusión es como un paréntesis que
encapsula una sección de la Escritura (8:1, 9; 118:1, 29; 70:1, 5).

EPÓNIMO

Un epónimo se presenta cuando un individuo representa a un grupo; es un


significado por asociación. Por ejemplo, uno hijo de Jacob representa a toda
la nación de Israel (24:6; 135:4; 147:19).

EL TESORO DE LA VERDAD
Los Salmos sin duda son un abundante tesoro en el que se puede encontrar
multitud de figuras retóricas. El salmista es un poeta que a menudo habla en
sentido figurado. El expositor debe estar atento a estos recursos literarios a
fin de poder trabajar adecuadamente con el significado del texto. Hay que
dejar en claro que el lenguaje retórico no se contrapone a la interpretación
literal. Se debe determinar el significado del lenguaje figurado y para luego
asumirlo de manera literal.
Todo expositor de los Salmos debe tratar esto con cuidado y destreza. Para
ser un buen intérprete de este libro lleno de figuras retóricas, debe aprender
a identificarlas y debe ser hábil para descubrir su significado en el texto que
va a estudiar y predicar. Martín Lutero resaltaba el valor de la enseñanza de
estas figuras retóricas y recursos literarios a la gente joven en la iglesia:
“Ciertamente es mi deseo que haya muchos poetas porque veo que, de esta
manera, mejor que cualquier otra, la gente puede capacitarse
extraordinariamente para comprender la verdad sagrada y usarla
19
aptamente” . Dios permita que haya muchos poetas y oradores hábiles
para que hablen como el salmista, de manera vívida y potente.
UNIDAD IV

FASE DE ASIMILACIÓN

18 CONECTAR LAS REFERENCIAS


19 PREPARAR EL BOSQUEJO
20 REUNIR LOS HALLAZGOS
21 INTEGRAR LA APLICACIÓN
22 ESCRIBIR LA INTRODUCCIÓN
23 ESCRIBIR LA CONCLUSIÓN
18

Conectar las referencias


Estudia las referencias cruzadas a partir de otros
pasajes

Una de los pasos más importantes para comprender un salmo es el uso


adecuado de las referencias cruzadas. Estos versos interconectados ayudan
a interpretar y respaldar el salmo que se va a estudiar y predicar. Las
referencias cruzadas sirven para que la Escritura interprete la Escritura.
Thomas Watson escribió: “Nada puede cortar un diamante excepto otro
1
diamante; nada puede interpretar a la Escritura, excepto la Escritura” . Esto
quiere decir que es un importante ejercicio el consultar otros textos en la
Palabra de Dios para confirmar el verdadero significado de un pasaje
bíblico. Esto quiere decir que es importante evaluar cada salmo a la luz del
resto del consejo de la Escritura. Cada texto debe ser comparado con el
resto de la Escritura para revisar y clarificar el correcto significado.

Si bien este proceso es de vital importancia, el expositor solo debe


dedicarse a las referencias cruzadas una vez que haya trabajado para llegar
a las profundidades del salmo en cuestión. A partir del texto que tenga por
delante debe procurar captar el significado de las palabras en su contexto
inmediato antes de lanzarse a buscar en otras partes de la Escritura.
La escritura habla a una sola voz
En cuanto a la importancia de las referencias cruzadas, John Broadus dijo:
“Debemos interpretar en concordancia con y no en contra de la enseñanza
general de la Escritura. Estas enseñanzas son armónicas y se mezclan en un
todo simétrico. Si un texto pareciera tener dos significados… entonces
debemos escoger el que concuerda con la enseñanza clara de la Biblia en
lugar de decir algo que hiciera que la Biblia se contradijera a sí misma…
Pero cuando hay varios significados gramaticales posibles, estamos
obligados a escoger a partir de algún principio, y está claro que un principio
2
importante es que la enseñanza de la Biblia debe ser congruente entre sí” .
Dicho de otra manera, debemos usar textos que son fáciles de comprender
para interpretar textos menos claros.

Acerca de esto, la Confesión de Westminster nos presenta una guía útil: “La
regla infalible de la interpretación de la Escritura es la Escritura misma. Por
tanto, cuando hay duda acerca del total y verdadero sentido de algún texto
(el cual no es múltiple sino único), debe investigarse y entenderse mediante
3
otras partes que hablen más claramente” . Esto quiere decir que a menudo
el resto de la Escritura arroja luz al pasaje que el expositor está estudiando.
Cada texto debe ser visto a la luz del todo, del sistema completo de verdad
revelada. Armar toda una doctrina a partir de un solo texto, dice A. A.
4
Hodges, “es como equilibrar una silla sobre una sola pata” . Este es el
principio que dice que cada verdad debe ser confirmada por el testimonio
de dos o tres testigos (Dt 19:15; Mt 18:16). Esta multiplicidad de testigos es
vital al comprender el significado de la Escritura.
Toda la escritura es igualmente inspirada
El resultado de esto es que el expositor deberá buscar otros textos que
enseñen acerca de la misma verdad. Dada la perfecta unidad de la Biblia,
los textos más difíciles se deben interpretar a la luz de textos menos
difíciles. Los textos controvertibles se deben evaluar a la luz de los que son
incontrovertibles. Esto se basa en el hecho de que toda la Escritura es
igualmente inspirada y sumamente importante para cada generación.
Levítico es tan inspirado e instructivo como Romanos. Por lo tanto, toda la
Escritura es igualmente relevante y “útil” (2Ti 3:16). Las referencias
cruzadas pueden implicar que tengamos que trazar el significado de una
palabra o una doctrina a lo largo de toda la Escritura. No obstante, hay que
ser extremadamente cuidadosos con las referencias cruzadas evitando sacar
versículos de contexto para hacerlos decir lo que uno quiere que digan.

En el caso de cualquier salmo, el predicador debe seguir las referencias


cruzadas en orden lógico. Es como arrojar un guijarro al agua y observar el
efecto de ondas. Las referencias cruzadas deben comenzar en el salmo que
se está estudiando para luego avanzar a partir de ahí, primero hacia otros
salmos, luego a otros libros sapienciales en el Antiguo Testamento, luego a
otras narrativas y libros proféticos en el Antiguo Testamento, hasta llegar al
Nuevo Testamento.
SALMOS
Al predicar un salmo, todas las referencias cruzadas deben comenzar en los
propios Salmos. Antes de ampliar la investigación y buscar en otras partes
en la Escrituras, se debe estudiar con diligencia en salmo mismo y luego en
otros salmos. Dentro de los Salmos, el orden de la progresión debe ser:
El mismo salmo
Como ya hemos dicho, el trabajo de las referencias cruzadas debe comenzar
con el salmo en estudio. El expositor deberá preguntar: ¿De qué manera
este salmista desarrolla el mensaje de este versículo o palabra en otras
partes del mismo salmo? ¿Qué palabras, frases o temas repite este salmo?
¿Qué sinónimos usa el salmista que podrían arrojar luz? ¿Qué frases
paralelas se usan? El expositor debe permanecer alerta al hecho de que
muchas traducciones esconden la repetición de palabras y en lugar de eso
usan sinónimos por razones de estilo. ¿Ofrece el contexto inmediato alguna
pista acerca del uso de las palabras o de la interpretación? Las referencias
cruzadas al interior de un salmo funcionan como la primera instancia de
búsqueda cuando investigamos las verdades que se correspondan.
Otros salmos, el mismo salmista
Luego el expositor deberá consultar otros salmos escritos por el mismo
salmista. ¿De qué manera el mismo salmista hace afirmaciones parecidas en
relación al mismo tema? El predicador deberá considerar: ¿de qué otra
manera usa David esta palabra o frase en otros salmos escritos por él? Por
ejemplo, ¿de qué manera un autor como Asaf trata el mismo tema en otras
partes del libro? ¿O de qué manera los hijos de Coré usan frases similares
en otro salmo? Cada salmista tiene ciertas preferencias y escoge ciertas
palabras y frases al escribir que hay que tomar en cuenta. Las similitudes en
los escritos de un salmista pueden ofrecer pistas acerca del texto que se
estudia.
Otros salmos, otros salmistas
A continuación, el predicador deberá considerar textos paralelos escritos
por otros salmistas. Debe comenzar por el mismo libro de Salmos. Hay que
recordar que los Salmos fueron compilados y ordenados en cinco libros,
Salmos 1-41; 42-72; 73-89; 90-106; 107-150. Entonces será necesario
buscar en las otras secciones de los salmos. ¿De qué manera usa este
salmista palabras similares o trata el mismo tema en otras partes del
Salterio? ¿De qué manera otros salmistas tratan el mismo tema?

ANTIGUO TESTAMENTO

Luego de revisar las referencias cruzadas al interior de los Salmos, el


expositor deberá seguir su búsqueda en otros libros del Antiguo
Testamento.
Otros libros sapienciales
Las referencias cruzadas deben luego extenderse a otros libros sapienciales:
Job, Proverbios, Eclesiastés y Cantares de Salomón. Salmos es un libro
sapiencial de poesía en el Antiguo Testamento y debe compararse con otros
libros sapienciales similares. El expositor debe preguntarse: ¿qué dice
Salomón y otros sabios en Proverbios? ¿Qué dice Salomón en Eclesiastés?
¿Qué dice en Cantares acerca de una misma verdad? ¿Cómo se compara lo
que el salmista dice con lo que dice el autor de Job?

Un ejemplo es el estudio del “temor del Señor” que se repite a lo largo de


los Salmos (25:14; 33:8; 34:7, 9, 11; 96:4; 102:15; 103:13; 111:10; 112:1;
128:1; 145:19). Para investigar el significado del “temor del Señor” es
necesario expandir el estudio para investigar su uso en otros libros
sapienciales del Antiguo Testamento. Estas referencias cruzadas incluyen
Job 28:28; Proverbios 1:7; 9:10; y Eclesiastés 12:13. En estos textos
similares descubrimos que el “temor del Señor” requiere ser humilde ante el
Señor, alejarse de la maldad y cumplir los mandamientos del Señor.
Además, nos da verdadero conocimiento de Dios y buen entendimiento.
Pero los que rechazan el “temor del Señor” son necios que desprecian la
sabiduría y la instrucción divinas. Cada una de estas referencias cruzadas
ofrece una mirada única acerca del significado y características del temor a
Dios por lo que hay que tomarlas en cuenta.
Otros libros del antiguo testamento
El siguiente paso es comparar lo que el resto del Antiguo Testamento dice
acerca de la verdad contenida en el versículo que estamos considerando. El
expositor debe preguntar: ¿qué dice el Pentateuco acerca de este tema?
Luego, el expositor debe hacer esta pregunta: ¿qué dicen las secciones
narrativas del Antiguo Testamento? Finalmente: ¿qué dicen los profetas?
¿Tratan el mismo tema? Si es así, ¿qué pueden añadir a la comprensión del
tema que menciona el salmista?

Por ejemplo, en el Salmo 23:6, “habitar en la casa del Señor por siempre”,
¿se refiere al cielo o al tabernáculo? Las referencias cruzadas confirman que
es el tabernáculo. La “casa del Señor” en la época de David solo se refería
al tabernáculo. “Por siempre” (literalmente “por el largo de los días”) solo
aparece tres veces en el Antiguo Testamento. Los otros dos textos son
Salmo 9:35 y Lamentaciones 5:20. En Lamentaciones 5:20, “por siempre”
quiere decir setenta años o lo que se consideraba al largo de una vida. Por lo
tanto, puesto que su Pastor proveía con abundancia (23:1-5), David decide
regresar con frecuencia al tabernáculo para adorar, el resto de su vida, o
“por el largo de sus días”.

Otro ejemplo de este principio interpretativo se puede apreciar en la palabra


“bendito” o “bienaventurado” en el Salmo 1:1; 112:1; 119:1-2; y 128.
¿Significa ese término (asher) simplemente “felicidad, dicha, alegría”, o
algo más? Al consultar otros textos del Antiguo Testamento descubrimos
que hay un significado mayor. La referencia a la Ley en Deuteronomio 28
revela que la bendición es lo contrario a la maldición. El significado de la
bendición tiene profundas raíces en un estado de gracia o la condición de
ser salvo. Jeremías 17 confirma que la bendición y la maldición se
yuxtaponen contrastando la salvación con la condenación.

EL NUEVO TESTAMENTO
Finalmente, el expositor deberá expandir su estudio a otras partes de la
Escritura. Lo siguiente será preguntar: ¿qué luz arrojan los autores del
Nuevo Testamento a este texto de los Salmos?
Revelación progresiva
Dada la unidad de la Biblia, la revelación progresiva debe tomarse en
cuenta. Esto no quiere decir que la verdad evolucione. Tampoco quiere
decir que la verdad que enseña el Antiguo Testamento sea imperfecta o
errónea. Muchos menos que el Antiguo Testamento sea menos inspirado
que el Nuevo Testamento. Más bien quiere decir que el Nuevo Testamento
expande lo que el Antiguo Testamento enseña. Esto quiere decir que ha
habido un desarrollo gradual del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento
en la manera en que la verdad se presenta. La revelación parcial que vemos
al comienzo del Antiguo Testamento se hizo más clara y brillante con cada
autor que se fue agregando a la Escritura. Además, más tarde algunos
mandamientos cambiaron cuando la Escritura avanzó del antiguo al nuevo
pacto.

Por ejemplo, la instrucción a Abraham de circuncidar (Gn 17:10) luego se


rescinde en el Nuevo Testamento (Gal 5:2). La ley ceremonial de Moisés
con su sistema levítico de sacrificios ha sido cumplida en la muerte de
Cristo (Heb 7:11-19). Los creyentes del Nuevo Testamento ya no ofrecen
toros o corderos en sacrificio. Tampoco es necesario que haya adoración
pública en el Templo de Jerusalén. Hay que ser cuidadoso al apelar a las
referencias cruzadas tomando en cuenta el lugar en el desarrollo de la
historia de la redención en que se ubican. El expositor debe prestar atención
al carácter progresivo de la revelación.
Salmos mesiánicos
Las referencias cruzadas requerirán que el expositor evalúe pasajes
específicos del Nuevo Testamento que citan los Salmos de manera directa o
indirecta. Salmo 2:7 (Hch 13:33); Salmo 8:2 (Mt 21:16; Mr 12:36); Salmo
8:4-6 (Heb 2:6-8; Mr 14:62); Salmo 8:6 (1Co 15:27; Lc 20:42-43); Sal
16:8-11 (Hch 2:25-28; Lc 22:69); Salmo 16:10 (Hch 13:35; Hch 2:34-35);
Salmo 22:1 (Mt 27:46; Mr 15:34; Heb 1:13); Salmo 22:18 (Lc 20:17; Jn
19:24); Salmo 22:22 (Hch 4:11; Heb 2:12); Salmo 31:5 (Lc 23:46); Salmo
35:19 (Jn 15:25); Salmo 40:6-8(Heb. 10:5-7); Salmo 41:9 (Jn 13:18); Salmo
45:6-7 (Heb 1:8-9); Salmo 68:18 (Mr 12:10-11; Ef 4:8); Salmo 69:4 (Jn
15:25); Salmo 69:9 (Mr 11:9-10; Jn 2:17; 12:13; Ro 15:3); Salmo 69:25
(Hch 1:20); Sal 78:2 (Mt 13:35); Salmo 89:20 (Lc 13:35; Hch 13:22);
Salmo 102:25-27 (Heb 1:10-12); Salmo 109:8 (Lc 19:38; Hch 1:20); Salmo
110:1 (Mt 22:44; 26:64; Heb 1:5; 5:5); Salmo 110:4 (Heb 5:6; 7:17, 21);
Salmo 118:22-23 (Mt 21:42; 1P 2:7); Salmo 118:25-26 (Mt 21:9); Salmo
118:26 (Mt 23:39); Salmo 132:11 (Hch 2:30). Cada vez que se predique
alguno de estos salmos se debe hacer la conexión con el Nuevo Testamento.
Las mismas verdades
Asimismo, las verdades que enseñan los Salmos, ya sean principios
doctrinales o preceptos morales, pueden ser reafirmados o clarificados con
citas del Nuevo Testamento. Estas verdades esenciales pueden ser
verificadas con las palabras de Jesucristo, los apóstoles y otros escritores
del Nuevo Testamento. Una Biblia con referencias puede ser de ayuda
estratégica en la búsqueda de los versículos relacionados. También puede
ser útil una concordancia detallada, una Biblia temática u otras herramientas
como The Treasury of Scripture Knowledge (Revell, 1973).

LA ANALOGÍA DE LA ESCRITURA

Como ya hemos dicho en este capítulo, la Escritura interpreta a la Escritura.


Este principio interpretativo es la analogia scriptura —analogía de la
Escritura— y se sostiene sobre el sólido fundamento de la unidad de la
Palabra de Dios. La premisa cierta sobre la que descansa este axioma es que
la Biblia habla con usa sola voz. La Biblia nunca se contradice. Todas las
referencias cruzadas enseñan y afirman el mismo estándar de verdad. La
Biblia posee perfecta unidad de doctrina dentro de sus muchas partes.
La coherencia del mensaje en toda la Escritura es la premisa sobre la cual
descansan todas las referencias cruzadas. Cuando estamos en la búsqueda
del significado, cada texto debe ser interpretado siempre a la luz del todo.
Cada interpretación debe estar en armonía con toda la Escritura. En
consecuencia, el expositor siempre debe tomar en cuenta toda la Biblia al
examinar cualquier sección de los Salmos.
19

Preparar el bosquejo
Reordena el bosquejo sintáctico para convertirlo
en un bosquejo de sermón

Aestas alturas, ya se habrá concluido la exégesis del salmo y la


interpretación del texto está clara. En muchos niveles distintos, el salmo ha
sido sometido a un acucioso estudio por parte del expositor. Este se ha
adentrado en las profundidades del texto, en el aspecto léxico, gramatical,
contextual, histórico, cultural y geográfico. Se ha buscado en todos los
rincones. Ninguna parte del texto ha quedado fuera. Ahora tiene una sólida
comprensión de lo que significa el pasaje. Esta comprensión aumentará y se
profundizará aún más a lo largo de todo el proceso expositivo. A medida
que medita y reflexiona acerca del texto, su entendimiento aumentará. De
hecho, hasta el momento en que se pare tras el púlpito, el expositor bíblico
estará adentrándose cada vez más en el texto. Incluso en ese momento
detrás del púlpito cuando abra la Biblia y predique la Palabra, seguirá
recibiendo la penetrante iluminación del Espíritu Santo.

En esta siguiente etapa, el manuscrito del sermón final comenzará a tomar


forma. Una de los pasos más importantes en la preparación de un sermón
será el bosquejo del sermón. El bosquejo homilético es como el esqueleto
de un cuerpo en el que se colocan todos los músculos y tejidos. El bosque
del sermón funciona como un marco o armazón sobre el cual se colocará la
exégesis, la aplicación y las ilustraciones. Como tal, el bosquejo no provee
la sustancia del sermón, sino la estructura del sermón.
Dar forma al sermón
Otra manera de verlo es pensar que el bosquejo del sermón es como el
armazón de una casa en construcción. Sobre ese marco se sostiene todo el
yeso, los cielos rasos, el piso, etc. Ese marco determina cuántas
habitaciones habrá y dónde estarán ubicadas. La definición del marco
establece en muchas formas los parámetros de la casa. Así funciona un
bosquejo de sermón. Es el marco para el salmo sobre el cual se afirmará el
sermón final.

Acerca de este punto, John MacArthur señala: “Los puntos del bosquejo
son como ganchos sobre los cuales cuelgan las ideas. Son luces a lo largo
del corredor que permiten que los oyentes se mantengan en el camino.
1
Mantienen la atención del oyente y facilitan la comprensión” . El bosquejo
homilético determina cuántas partes tendrá el sermón. Determina cómo se
ubicará la exégesis y además influirá en la ubicación de la aplicación y las
ilustraciones. En este sentido, el sermón se construye a partir del bosquejo
del sermón y en torno a él.
Dicho de otro modo, el bosquejo del sermón se puede comparar con un
mapa de ruta. El mapa no es el camino, tampoco es el trayecto mismo ni el
destino final. Solo es un trozo de papel que muestra por dónde viajaremos,
es un documento que debemos seguir para lograr un viaje completo y
exitoso. Así funciona el bosquejo del sermón.
La ayuda de un bosquejo
Todo esto quiere decir que el bosquejo del sermón es de gran valor porque
ayudará al oyente a seguir el sermón y al predicador le ayudará a mantener
el foco de su presentación. Dado que la mayoría de la gente piensa en
términos de unidades lógicas, el bosquejo del sermón ayudará al oyente a
captar el contenido del mensaje. La estructura de un sermón mantiene a las
mentes en el trayecto del sermón. Esta organización perceptible es
especialmente necesaria en los Salmos. Un orden reconocible en el flujo de
ideas puede ser de gran ayuda al momento de presentar el salmo a los
oyentes. Un bosquejo claro del sermón le confiere a este una estructura
discernible, y además le otorga una clara dirección al predicador. Hace más
comprensible el mensaje para el oyente y le da coherencia al sermón.

Por lo tanto, en este estudio nos dedicaremos a esta fase de la tarea de


predicar, es decir a los primeros pasos para preparar el manuscrito del
sermón. En esta cuarta unidad es donde tomará forma el manuscrito a
medida que el expositor asimila sus hallazgos. En este punto del proceso, se
debe trabajar un bosquejo que reúna los hallazgos exegéticos. También se
debe preparar transiciones que entrelacen el manuscrito para que sea como
una tela sin costuras. Ahora consideremos los siguientes aspectos:
BOSQUEJO HOMILÉTICO
Con el fin de ayudar al predicador a enfocar su presentación y ayudar a los
oyentes a seguir el sermón, el bosquejo de la predicación será muy
necesario. Dado que en las iglesias en occidente se suele pensar a partir de
unidades lógicas, un bosquejo homilético permitirá que las personas capten
el texto y sigan al predicador. A menudo para el oyente es un verdadero
desafío detectar un flujo de ideas ordenadas en un salmo. Por lo tanto, un
bosquejo de sermón que sea claro le da estructura al sermón, le da dirección
al predicador, aumenta la comprensión del oyente y le da unidad al mensaje.
Para convertir el bosquejo exegético en un bosquejo homilético el
predicador deberá:
Escribir títulos principales
Al continuar su estudio, el predicador debe establecer un número razonable
de puntos homiléticos principales basados en la estructura del sermón y la
cantidad de versículos. Los puntos principales del bosquejo del sermón
ayudarán al expositor, al igual que a la congregación, a comprender el
salmo que estudien. En general, los puntos principales deben reflejar la
manera en que están agrupadas las verdades en el salmo. El expositor debe
lograr que los puntos principales del salmista sean los puntos principales o
títulos de su bosquejo. Dicho de otro modo, el bosquejo del sermón debe
identificar y reflejar las secciones del sermón. Estos títulos principales
deben ser:

1. Relativamente pocos

Al considerar cuál debe ser la cantidad de puntos, el predicador debe resistir


la tentación de tener demasiados puntos principales. Un sermón con
demasiados puntos principales al final no tiene ningún punto. El salmo
mismo debe dictar la cantidad de títulos que se pongan. En la mayoría de
los casos, el bosquejo seguirá la división en estrofas. El número de estrofas
determinará cuántos títulos o encabezamientos se pongan. Un bosquejo con
dos puntos ayuda a enfocarse, un bosquejo con tres puntos es lo
acostumbrado, pero bosquejos con cinco o seis puntos puede ser demasiado
para el oyente.

Por ejemplo, el Salmo 23 tiene dos estrofas y se divide de manera clara en


dos puntos homiléticos. Cada punto tiene un sustantivo y un adjetivo,
precedidos por un artículo definido:
I. El Buen Pastor (1-4)
II. El Anfitrión bondadoso (5-6)
El Salmo 100 se podría dividir con facilidad de la siguiente manera, usando
un sustantivo, una preposición y el nombre “Dios”:
I. Acercamiento a Dios (1-2)
II. Comprensión de Dios (3)
III. Adoración a Dios (4-5)

2.Evidentemente claro

Los puntos o secciones principales deben ser sumamente claros tanto para
el predicador como para el oyente. Aquí, a menudo ayuda hacer uso de
aliteración o palabras que suenen parecido. Obviamente en ambos casos es
posible exagerar. Si se lleva a un extremo, el bosquejo puede atraer
demasiada atención y distraer del texto. Por otro lado, un bosquejo mal
desarrollado entorpece el flujo de ideas y deja al oyente confundido y
buscando a tientas. La práctica y la experiencia serán de ayuda para el
predicador. A continuación, tenemos un sencillo y claro bosquejo para el
Salmo 49:
I. El llamado del salmista (1-4)
II. El consejo del salmista (5-15)
III. La advertencia del salmista (16-20)
Un claro bosquejo del Salmo 93 podría ser un sustantivo con un
modificador, seguidos de una preposición y “Dios”:
I. El reinado soberano de Dios (1-2)
II. La pecaminosa rebelión contra Dios (3-4)
III. La segura revelación de Dios (5)

3. Lógicamente coherente

Un bosquejo eficaz será lógico, coherente, persuasivo. Cada punto principal


apoya el tema central del salmo y la idea central del sermón. La repetición
de una palabra o frase a lo largo del bosquejo puede ayudar a dar
continuidad al sermón. Además, un bosquejo bien organizado ayuda a evitar
planteamientos abstractos y a usar más bien un lenguaje concreto. Por
ejemplo, el Salmo 147 nos da tres razones para alabar a Dios:
I. Alabanza por la restauración de Dios (1-6)
II. Alabanza por la provisión de Dios (7-11)
III. Alabanza por la protección de Dios (12-20)
El siguiente bosquejo del Salmo 150 ofrece otro ejemplo de
encabezamientos principales bien organizados. Este bosquejo se distingue
por los adverbios, el uso de las palabras “dónde”, “por qué” y “cómo”:
I. Dónde adorar a Dios (1)
II. Por qué adorar a Dios (2)
III. Cómo adorar a Dios (3-6)

4.Preciso y conciso

Como regla general, cuanto más breve sea el bosquejo, tanto mejor. Un
bosquejo con encabezamientos concisos ayuda al que desea tomar notas y
alienta a la congregación a escribir el punto en el margen de sus Biblias.
Asimismo, un punto “más corto” es más fácil de repetir más adelante en el
sermón cuando se haga un repaso de los encabezamientos. Además, si son
pocas palabras es más fácil que el predicador lo recuerde. En un bosquejo
homilético, menos es más. El siguiente bosquejo del Salmo 55 va directo al
punto del salmo:
I. La angustia de David (1-8)
II. El enojo de David (9-15)
III. La seguridad de David (16-23)
Un bosquejo conciso se puede parecer a este del Salmo 117. La última
palabra “alabanza” es una constante, mientras que el primer sustantivo va
cambiando:
I. El llamado a la alabanza (1)
II. Las razones de la alabanza (2 a-b)
III. El crescendo de la alabanza (2 c)

5. Simétricamente equilibrado

Cuando el pastor prepara el bosquejo, debe ordenarlo de manera simétrica,


de manera equlibrada y proporcional. Por ejemplo, un salmo que tenga diez
versículos y tres estrofas no debe tener cuatro puntos homiléticos para los
primeros dos versículos y solo un encabezamiento para los ocho versículos
restantes. Un bosquejo homilético, al igual que un esqueleto, es la
estructura donde se afirma la carne. El sermón puede recargarse de
información sin la simetría y equilibrio que otorga un buen bosquejo. El
siguiente bosquejo del Salmo 43 muestra una distribución equilibrada por
medio de los títulos o encabezamientos:
I. Una oración de vindicación (1)
II. Una oración de lamento (2)
III. Una oración para la restauración (3-4)
IV. Una oración de introspección (5)
Un bosquejo equilibrado es importante, especialmente en el caso de salmos
más largos. El siguiente es un ejemplo a partir del Salmo 51. Se cambia el
primer y el último sustantivo:
I. Una súplica de perdón (1-2)
II. Un reconocimiento del pecado (3-6)
III. Una petición de purificación (7-)
IV. Un compromiso con la santidad (10-12)
V. Una consagración de vida (13-17)
VI. Una preocupación por la gloria de Dios (18-19)
Usar Estilos variados

1. Simple observación

Este tipo de bosquejo homilético presenta de manera sucinta la verdad que


contiene cada sección principal de un salmo. Cada punto del bosquejo se
presenta como una oración incompleta, usualmente es un sustantivo
acompañado de un modificador. Por ejemplo, el predicador podría armar un
bosquejo para el Salmo 3 usando el sencillo método de la observación.
I. La dificultad de David (1-2)
II. La confianza de David (3-6)
III. El triunfo de David (7-8)
Otro ejemplo es el Salmo 34. “David” es la constante y el sustantivo que lo
acompaña varía:
I. La adoración de David (1-3)
II. El testimonio de David (4-7)
III. La sabiduría de David (8-14)
IV. El asombro de David (15-22)
El Salmo 44 nos ofrece otro ejemplo. Tanto el sustantivo como el adjetivo
van cambiando:
I. Un próspero pasado (1-8)
II. Un doloroso presente (9-22)
III. Una positiva posibilidad (23-26)
También otro ejemplo lo tenemos en el Salmo 75. El primer sustantivo se
mantiene, seguido de una frase preposicional donde la última palabra
cambia:
I. Una palabra de gratitud (1)
II. Una palabra de triunfo (2-3)
III. Una palabra de amenaza (4-5)
IV. Una palabra de confianza (6-8)

2. En primera persona

Otro estilo de bosquejo homilético es el bosquejo en primera persona que


permite que el salmista, en cierto modo, hable directamente por medio de
los puntos homiléticos. Por lo tanto, esta clase de bosquejo repetirá palabras
como “yo” o “mí, me”.
Un ejemplo de esto lo vemos en este bosquejo del Salmo 17 usando la
primera persona:
I. ¡Mírame! (1-2)
II. ¡Sondéame! (3-5)
III. ¡Muéstrame! (6-7)
IV. ¡Protégeme! (8-12)
V. ¡Sálvame! (13-14 a)
VI. ¡Satisfáceme! (14b – 15)

3. Aplicación práctica

Un ejemplo de bosquejo homilético es el bosquejo de aplicación práctica.


En este tipo de estructura, la aplicación principal de cada sección se destaca
y se transforma en un encabezamiento. De este modo, el bosquejo se
plantea como puntos de acción, haciendo un llamado al oyente a actuar
según indica el punto principal. Hace uso de la segunda persona “tú”. En el
Salmo 65 encontramos un ejemplo de este tipo de bosquejo:
I. Alaba a Dios por su gracia (1-4)
II. Alaba a Dios por su grandeza (5-8)
III. Alaba a Dios por su bondad (9-13)
El Salmo 66 nos ofrece otro modelo para un bosquejo de aplicación
práctica. El verbo que indica la acción va cambiando y lo que sigue, “a
Dios” queda igual:
I. Canta a Dios (1-4)
II. Mira a Dios (5-7)
III. Aclama a Dios (8-12)
IV. Sacrifica para Dios (13-15)
V. Saborea a Dios (16-20)

4. Oración completa

Otra alternativa es plantear cada punto principal como una oración


completa. Aquí el bosquejo, en lugar de ser un sustantivo y un modificador,
o una simple frase, contiene un sujeto y un verbo y quizás un complemento.
En dichos casos, menos, es más. Una oración así debe ser corta, compacta y
concisa. Con el Salmo 36 podemos ejemplificar este estilo:
I. El hombre es pecador (1-4)
II. Dios es supremo (5-12)
Sigue las estrofas
Al preparar el bosquejo del sermón, el expositor debe seguir la estructura de
las estrofas. Cada estrofa contiene una verdad principal. Del mismo modo,
cada punto homilético debe contener esa verdad. La mayoría de los salmos
contienen relativamente pocas estrofas, lo que simplifica el proceso. Por lo
tanto, un salmo de tres estrofas se divide fácilmente en tres
encabezamientos para el bosquejo. Sin embargo, los salmos más largos, con
muchas estrofas, requieren que el predicador las agrupe. Para este efecto, el
predicador necesitará:

1. Comparar traducciones

Los traductores bíblicos deciden dónde dividir las estrofas. Las


separaciones se indican con un espacio en blanco. En general, las diferentes
traducciones concuerdan con las divisiones en el texto, pero hay casos en
los que difieren. Un expositor bien preparado consultará varias traducciones
de la Biblia y observará si hay discrepancias en cuanto a las divisiones. Para
aquellos a quienes les interesa el hebreo, pueden consultar las divisiones en
el texto masorético y así poder determinar los párrafos según el propio texto
hebreo.
2. Consultar comentarios

Igualmente, los comentarios exegéticos confiables son de ayuda al


momento de resolver discrepancias acerca de las divisiones principales del
texto. Los buenos comentaristas presentan evidencia para poder identificar
los grupos de versículos. El predicador puede seguir el argumento de
eruditos competentes para captar cómo hicieron para colocar las divisiones
en el texto.
En este punto también puede ser de gran ayuda consultar una Biblia de
estudio confiable.

3. Condensar o comprimir las divisiones

Algunos salmos son notoriamente más largos que otros y contienen muchas
estrofas (Sal 18, 22, 31, 33, 34, 35, 37, 37, 44, 68,69, 71,73, 74, 78, 89, 94,
102, 103, 104, 105, 106, 107, 109, 118, 119,136, 139, 145). En estos casos,
si el expositor desea predicar el salmo completo en un solo sermón,
probablemente un bosquejo de ocho puntos no sea aconsejable, aunque sí es
posible. Es la destreza del predicador lo que determinará la cantidad de
puntos. En el caso de un salmo con múltiples estrofas, un expositor eficaz
comprimirá varias estrofas juntas en un encabezado homilético. El
expositor puede plantear un bosquejo como este del Salmo 109:
I. El lamento de David (1-5)
II. La imprecación de David (6-20)
III. La desesperación de David (21-25)
IV. La petición de David (26-29)
V. La adoración de David (30-31)
En consideración a lo extenso, los puntos homiléticos para los salmos largos
pueden abarcar varios versículos. Un buen bosquejo para el Salmo 136
podría ser así:
I. Gratitud por la creación de Dios (1-9)
II. Gratitud por las victorias de Dios (10-22)
III. Gratitud por el cuidado de Dios (23-26)
Escribir subtítulos
Cada punto principal puede requerir sub-puntos, dependiendo de la cantidad
de versículos y del contenido. Si el predicador decide usar sub-puntos, no es
necesario que los anuncie a la congregación. Eso dependerá de la cantidad
de encabezamientos o puntos principales. Lo que se aplica al
encabezamiento principal, es verdad acerca de los subtítulos, es decir, que
sean claros, concisos y cubran una porción de texto razonable. Es vital que
los puntos de apoyo realmente apoyen al punto principal que acompañan.
Un expositor hábil usará la menor cantidad posible de sub-puntos. Es fácil
sobrecargar un sermón con sub-puntos y eso termina confundiendo al
oyente. No todo punto principal necesita sub-puntos. De hecho, no es
necesario que un sermón los tenga. El predicador debe usar su discreción al
momento de usar subtítulos y solo debe ser en caso de que realce lo que se
quiere comunicar acerca del texto.

Si se usan sub-puntos, deben ser lo más breves posible. Los subtítulos con
una palabra son los mejores. Se puede resumir un sub-punto de manera
eficaz con un adjetivo o un adverbio. A veces, una frase preposicional
puede ser clara y directa. Por ejemplo, en el Salmo 93, la primera estrofa
tiene 2 versículos. Los subtítulos pueden describir el reinado de Dios como
se sugiere a continuación. El Señor reina:
A. Exclusivamente (1 a)
B. Constantemente (1 a)
C. Activamente (1 a)
D. Infinitamente (1 a)
E. Majestuosamente (1 a)
F. Poderosamente (1 b)
G. Inmutablemente (1 c)
H. Eternamente (2)
En otras ocasiones, los sub-puntos pueden ser frases preposicionales, donde
el sustantivo va cambiando. Por ejemplo, en el Salmo 47:2-4, Dios llama a
su pueblo a adorarle porque él reina:
A. Sobre la tierra (2)
B. Sobre las naciones (3)
C. Sobre Israel (4)
El predicador también puede cambiar una palabra en una oración corta,
como el verbo, por ejemplo. Con el Salmo 46:4-7 se podría plantear que los
hijos de Coré declaran que:
A. Dios satisface a su pueblo (4)
B. Dios sostiene a su pueblo (5-6)
C. Dios salva a su pueblo (7)

PENSAMIENTO FINAL
Al preparar el bosquejo para un salmo, hay que tener presente algo. El
predicador no debe forzar el bosquejo, sino que más bien debe descubrirlo.
Jamás debe imponer su bosquejo sobre el texto, creando divisiones
artificiales o haciendo énfasis que no corresponden. En lugar de eso, el
bosquejo debe fluir de manera natural desde el pasaje. El expositor siempre
debe seguir el flujo de ideas o el flujo del argumento que el autor bíblico
estableció. Nunca debe torcer el texto para acomodarlo en su bosquejo. Hay
que dejar que el pasaje dirija al bosquejo.
En cuanto al bosquejo del sermón, Eric Alexander comenta: “La estructura
nunca debe imponerse con el fin de causar admiración por su ingenio u
originalidad. Debe reflejar el contenido del texto y nunca debe ser una caja
deforme en la que se busca encajar la verdad como si estuviéramos más
preocupados del envase que del contenido. Lo que las personas quieren ver
2
es el edificio terminado y no el andamiaje del constructor” .
Nunca se debe permitir que el bosquejo mande sobre el texto. Mejor ser fiel
al mensaje del texto a costa del bosquejo que imponer el bosquejo sobre el
pasaje. Si tenemos esto en cuenta, un bosquejo puede ser una útil guía para
una comunicación clara y fácil de recordar.
20

Reunir los hallazgos


Condensa y une la exégesis con el bosquejo
del sermón

Una vez que se ha definido el bosquejo del sermón, surge una


importante pregunta para el expositor. La pregunta que debe hacerse es,
¿debo preparar un manuscrito? ¿Qué debo usar en el púlpito? ¿Debo
predicar a partir de un manuscrito? ¿O solo de un bosquejo con los puntos
principales? ¿O ninguno? En cuanto a un manuscrito, ¿menos es más?
Ningún versículo en la Biblia indica lo que es lo acertado para el expositor.
Dios ha creado a cada predicador diferente y ninguna respuesta sirve para
todos. Este capítulo está pensado para ayudar a pensar de qué manera
plasmar los hallazgos exegéticos en un manuscrito de sermón.
Un principio básico es que es mejor que el predicador prepare un
manuscrito, ya sea que lo use o no en el púlpito. La disciplina que requiere
preparar y escribir un sermón completo es un saludable ejercicio. En
general, preparar un manuscrito claro mejora tanto la sustancia como el
estilo del predicador. Los buenos predicadores son los que entienden la
importancia de un lenguaje claro, conciso y persuasivo; comprenden lo que
es esencial para que haya una lógica clara e ideas organizadas ordenadas.
Como comentara Martin Lloyd-Jones: “Si mi sermón no es claro ni
1
ordenado, no se lo puedo predicar a otros” . Se debe comenzar plasmando
esa claridad en las ideas al escribir el manuscrito. Lo normal es que si uno
puede escribir bien entonces es capaz de pensar claramente al preparar las
notas del sermón.
Los beneficios de un manuscrito
Preparar un manuscrito del sermón nos obliga a ser precisos con las
palabras. También expande nuestro vocabulario y capacidad de expresión.
Además, escribir el sermón nos ayuda a acumular recursos para futuras
referencias o predicaciones. La disciplina de escribir un manuscrito del
sermón asegura que el predicador se prepare cuidadosamente, algo que le
ayuda a internalizar el mensaje. Estos y otros beneficios hacen que el
tiempo dedicado bien valga la pena.

Sin embargo, no es obligatorio usar un manuscrito en el púlpito. Muchos


grandes predicadores no hacen uso de extensas notas al momento de
predicar. Por ejemplo, Juan Calvino no usaba manuscrito ni notas en el
púlpito. Nadie osaría decir que la capacidad expositiva del reformador de
Ginebra se veía entorpecida por la falta de un manuscrito. Charles Spurgeon
solo usaba breves notas, las que ubicaba junto a su Biblia, y sigue siendo el
príncipe de los predicadores. Jonathan Edwards usaba un manuscrito
completo en los comienzos de su prolífico ministerio, pero más adelante
comenzó a predicar solo con un breve bosquejo. R. C. Sproul no usa ningún
tipo de notas, mucho menos un manuscrito y sigue siendo uno de los más
grandes predicadores de nuestra época. Por otra parte, John MacArthur
continúa predicando con un manuscrito completo. Cada predicador tiene su
propio estilo y no hay respuesta correcta o incorrecta. La clave es, ¿qué te
funciona a ti?
Las ventajas superan las desventajas
Personalmente creo que las ventajas de escribir un manuscrito completo y
de usarlo en el púlpito superan la opción de no usar un manuscrito. ¿Por qué
lo digo? En primer lugar, un sermón escrito ayuda al predicador que expone
versículo a versículo a tener a la mano gran cantidad de información
mientras está en el púlpito. Esta práctica permite que el predicador pueda
abordar las observaciones gramaticales, el trasfondo histórico, referencias
cruzadas, citas, oraciones cuidadosamente redactadas, y hablar con
precisión, profundidad y confianza. En segundo lugar, un manuscrito
asegura que haya preocupación por la estructura homilética, la secuencia de
ideas y la simetría. En tercer lugar, un manuscrito ayuda al predicador a
mantenerse enfocado en el mensaje y no irse por las ramas. También evita
que haga repeticiones innecesarias. Por lo tanto, en mi opinión, usar notas
extensas para el sermón no es un lujo, sino una necesidad, en la mayoría de
los casos.

Sin embargo, existen riesgos al usar un manuscrito completo. El uso de


copiosas notas puede disminuir el contacto visual con la congregación y con
eso limitar la compenetración con los oyentes. Puede estorbar la
espontaneidad del predicador e inducirlo a hablar como si estuviera
leyendo. Puede hacer que el predicador hable con un tono frío o indiferente.
No obstante, las ventajas de usar un manuscrito son muchas. Estimula una
preparación sólida y una buena estructura. Asegura que haya una
introducción bien desarrollada, transiciones fluidas, amplio vocabulario,
entre otras cosas.

Habiendo dicho esto, es claramente posible predicar con notas breves, o sin
notas. Sin embargo, esto requiere dominio del texto bíblico, de la teología
sistemática junto con un lenguaje persuasivo. Además, el predicador debe
tener a la mano la aplicación pastoral, las transiciones fluidas, los ejemplos
cautivantes y otros. Hay que admitir, claro, que existen excelentes
predicadores que usan breves notas y aun así entregan mensajes de peso.
Todo depende de cada predicador.
Excepciones a estas reglas
Spurgeon, a quien mencionamos anteriormente, predicaba con un breve
bosquejo. No usaba un manuscrito en el púlpito ni al preparar el sermón.
Pero hay que tener presentes dos cosas. Una es que Spurgeon tenía la
bendición de una memoria fotográfica, a diferencia de la mayoría de
nosotros. Eran un prolífico lector veloz con una mente capaz de retener y
recordar más información de lo que nosotros somos capaces. Además,
Spurgeon no era el expositor clásico que va versículo por versículo,
predicando a través de toda la Biblia. Más bien, exponía extensamente
sobre un versículo o a veces una frase de un texto. Spurgeon no entregaba
mucha información de apoyo en sus sermones como predicador de
sermones consecutivos. La verdad es que predicaba con pocas notas porque
tenía acceso a un profundo pozo. Todo esto quiere decir que la mayoría de
los expositores deberían usar notas completas, a diferencia de Spurgeon.

HALLAZGOS EXEGÉTICOS

Después de que el predicador ha escrito el bosquejo, debe comenzar el


proceso de incorporar sus exégesis en el lugar apropiado del bosquejo.
Como dijimos anteriormente, el bosquejo homilético actúa como un
esqueleto sobre el cual el predicador coloca la carne, el resultado de su
estudio. Ahora es el momento para que el predicador integre al bosquejo
mismo los hallazgos de su estudio del texto bíblico. Esto requiere del
predicador:
Consolidación
En esta fase el predicador debe ubicar sus hallazgos exegéticos en el
bosquejo de su sermón. Debe reunir lo que ha escrito acerca de la
explicación del texto. Debe repasar lo que ha estudiado sobre las palabras,
la conjugación de los verbos, la gramática y sintaxis, la historia y el
trasfondo cultural, las referencias cruzadas, el contexto, el tema del libro, la
geografía y otros. Es el momento de decidir qué usará en el manuscrito
final. No todo debe aparecer en el documento para el púlpito. Solo se debe
colocar lo que es esencial para comunicar en el mensaje. El fruto del
estudio exegético debe calzar de manera lógica con el nuevo bosquejo
homilético.

Al hacer esto, el expositor debe redactar sus hallazgos de manera concisa y


fácil de comprender. Los predicadores deben tamizar su trabajo como se
separa al trigo de la paja. Al resumir los hallazgos exegéticos el predicador
debe orar y preguntarse, ¿qué tan relevante es esta información para el
sermón? Luego de este proceso de comprimir, el expositor incorpora sus
hallazgos exegéticos al bosquejo homilético. Es vital que los detalles
secundarios no estorben la fluidez del sermón. Los temas secundarios o
periféricos no deben distraer del mensaje central del sermón.
Clarificación
Una vez que el expositor ha depurado su exégesis y ha puesto la materia
prima donde corresponde, necesita redactar sus hallazgos de manera clara y
fácil de comprender manteniéndose apegado a la Biblia y a la precisión
teológica. Esta era una de las fortalezas de la predicación expositiva de Juan
Calvino, quien intencionalmente predicaba en un lenguaje “familiar”. Esto
es algo que debiera practicar todo predicador. Deberíamos preparar el
sermón usando un lenguaje contemporáneo que las personas comunes y
corrientes puedan entender. No hay nada virtuoso en hablar con palabras
que pasan por encima de la gente. No se debería usar palabras anticuadas,
términos arcaicas de letrados teólogos o de antiguos puritanos, por mucho
que nos gusten o los admiremos. Las palabras vagas o pasadas de moda
pueden entorpecer la comunicación eficaz de la verdad porque carecen de
significado para los oyentes. En el otro extremo, se deben evitar las
expresiones coloquiales o la jerga que trivialice el mensaje.

Del mismo modo, el expositor debe esforzarse para que la verdad bíblica
sea fácil de comprender, de recordar y de aplicar. Con eso en mente, se
deben evitar también las vulgaridades y los modismos inapropiados en el
púlpito. Además, la jerga especializada se debe quedar en el despacho,
aunque el predicador debe utilizar algunas palabras teológicas que aparecen
en la Escritura, como propiciación, justificación y santificación. Hay
términos teológicos comunes que no aparecen en la Escritura que también
tienen cabida en el púlpito; palabras como encarnación o Trinidad. En
cualquier caso, las congregaciones comprenden menos de lo que los
predicadores piensan. Por lo tanto, deben explicar, ya sea de manera breve o
extensa, los términos que no son familiares cada vez que sea posible.

PUENTES DE TRANSICIÓN

Luego de que la exegesis del pasaje se ha incorporado al bosquejo del


sermón, se deben unir las distintas partes con los sedosos hilos de las sutiles
transiciones. Los cambios bruscos en las ideas a menudo hacen que el
oyente se pierda. Las transiciones operan como un punto de inflexión
natural en el que el predicador pasa de un punto a otro, de una verdad a
otra. Por lo tanto, a medida que el sermón se desarrolla, los oyentes
caminan junto con el predicador. Además, las transiciones son de ayuda
tanto para el predicador como para la congregación porque desmenuzan el
mensaje en trozos de información digeribles. Permiten que haya conexiones
claras, concisas, lógicas, razonadas entre un punto del argumento y el
siguiente.

Según John Broadus: “La transición se define, en términos formales, como


el acto y la forma de pasar de una parte del sermón a la siguiente, de una
sección a la siguiente, de una idea a la siguiente. Las transiciones en el
sermón son como las articulaciones en los huesos del cuerpo. Son puentes
2
en el discurso que el predicador usa para pasar de un punto al siguiente” .
Como ocurre con cualquier camino, estos puentes son útiles y necesarios
para poder avanzar y llegar a destino.
Conexiones
El expositor debe prestar mucha atención a la mejor forma de pasar de un
encabezamiento al siguiente. Estas transiciones son necesarias porque guían
al oyente a lo largo del sermón, lo que les permite seguir el argumento del
predicador. A medida que el predicador presenta su argumento, deberá usar
palabras claves para las transiciones y así pasar de un punto a otro en el
desarrollo del mensaje.

1. Palabras de transición

El predicador debe usar palabras que ayuden a la transición y que indiquen


que hay un orden. Esas palabras pueden ser términos como “primero”,
“segundo”, “tercero”, “finalmente”, “nuevamente”, “además”, “luego”.
Para que el mensaje fluya, lo mejor será que el predicador use frases cortas
que indiquen que se está avanzando de un punto a otro en el bosquejo. Esto
ayuda a que el oyente vea la relación entre las partes y avance junto con el
predicador. Otras frases de transición útiles son: “a continuación”, “es más”,
“David añade”, “la siguiente cualidad que vemos”, “otra característica es”,
“ahora consideremos”, “también quiero que se fijen”, “no solo, sino
también”.
2. Afirmaciones explicativas

Luego de anunciar su siguiente punto, el predicador puede resumir lo que


sigue con unas breves frases. Antes de leer y explicar los siguientes
versículos puede hacer una transición diciendo algo como: “A continuación
Asaf, el salmista, nos abre una ventana a la lucha interior de su alma al
describir…”, o, “en los siguientes versículos vemos una sorprendente
afirmación que nos ayuda a entender mejor esta importante verdad”. Estas
afirmaciones preliminares ayudan a una transición eficaz.

3. Puntos de repetición

Otra manera de avisar al oyente que el predicador va a pasar de una sección


a otra de las partes principales (encabezamientos) del sermón es la
repetición. Esto puede servir como un repaso. El predicador puede decir:
“No solo podemos ver las dificultades de David en los versículos uno y dos,
y la confianza de David en los versículos tres al seis, sino que también
podemos ver, a continuación, el triunfo de David en los dos versículos
finales”. Un resumen breve avisa a los oyentes que se va a avanzar a la
siguiente idea.

4. Preguntas

Del mismo modo, el predicador puede avisar al oyente que va a avanzar al


siguiente punto al hacer sencillas preguntas. El predicador puede decir:
“¿Entonces, cómo respondería David en medio de la prueba? Los siguientes
versículos nos dicen cómo”. Una pregunta también sirve para generar
atención acerca de lo que viene. Las preguntas pueden servir de guía para
que el oyente se suba al carro antes de avanzar a la siguiente parada. Por
ejemplo, en el Salmo 15, David mismo nos da la pregunta guía al decir:
“¿Quién, Señor, puede habitar en tu santuario? ¿Quién puede vivir en tu
santo monte?” (v. 1). David mismo ofrece una transición natural para que el
predicador avance de una idea a la siguiente. Por lo tanto, el predicador
podría preguntar a la congregación: “¿Cómo debe ser un hombre piadoso?
¿Se puede saber si alguien es una persona espiritual? ¿Cómo se puede
avanzar espiritualmente?”.
Continuidad
Las transiciones entre los puntos principales ayudan a avanzar de una
afirmación a la siguiente. De esa manera el mensaje se entreteje de forma
eficaz. Luego de que se afirma una verdad puede ser útil reiterar o clarificar
lo dicho. Por lo tanto, el expositor debe usar frases como “eso quiere decir”,
“eso significa”, “en otras palabras”, “dicho de otro modo”, “se podría decir
que”. Del mismo modo, a medida que el mensaje se desarrolla, hay otras
frases que pueden ser útiles para impulsar las ideas. El predicador puede
tener en su arsenal frases como “Es más”, “junto con esto”, “pero eso no es
todo”, “eso implica que”. También hay otras fases enfáticas como
“ciertamente” “en palabras simples”, “con este fin”, “fíjense en esto”.

ANDAR LA MILLA EXTRA

En este capítulo consideraremos los pasos iniciales para armar el


manuscrito de un sermón. Hay que reconocer que es arduo trabajo y toma
bastante tiempo (1Ti 5:17). Precisamente por esto es que muchos no logran
llegar a ser grandes predicadores. No es porque no posean los dones, sino
porque muy pocos están dispuestos a pagar el costo. Se conforman con un
bajo nivel de excelencia para el ministerio en el púlpito. En resumidas
cuentas, predicar con excelencia requiere hacer el máximo esfuerzo.
Una preparación minuciosa implica un arduo esfuerzo. Muchos toman
atajos al preparar sermones y el resultado trágico es que las congregaciones
se ven afectadas. Si se camina la milla extra a menudo se puede apreciar la
diferencia entre un sermón bueno y uno excelente. Cuando se trata de lo
bueno, lo mejor y lo óptimo, esforcémonos siempre por alcanzar lo óptimo
para la gloria de Dios.

¿Estás dispuesto a pagar el precio de la excelencia en el púlpito? ¿Estás


listo para hacer los sacrificios necesarios y prepararte debidamente para
predicar? La Palabra de Dios merece lo mejor de nosotros. En esto no
podemos ser ahorrativos. Debemos estudiar, practicar y predicar como si
hubiera vidas en juego. La verdad es que las hay.
21

Integrar la aplicación
Escribe los principios eternos que se deben aplicar
al oyente

Un sermón nunca está completo sino cuando el predicador ha aplicado


el texto de manera práctica a la vida de los oyentes. Esto es tan cierto acerca
de la exposición de un salmo como acerca del resto de la Escritura. El
predicador debe mostrar y dar a conocer al oyente la relevancia de texto.
Respecto a esto, John Broadus dijo: “La predicación es básicamente un
encuentro personal donde la voluntad del predicador interpela la voluntad
1
del oyente a través de la verdad. Si no hay un llamado no hay sermón” .
Esto quiere decir que el predicador debe exhortar a la congregación durante
el mensaje para que caminen por el sendero que traza el texto predicado.

Dicho de otra manera, el predicador siempre debe preguntarse: ¿de qué


manera se relaciona esta verdad con la vida del oyente? ¿Qué nos está
pidiendo Dios? ¿Qué acciones específicas espera Dios de los oyentes a
partir de esta verdad? Este es el punto en el que la predicación se distingue
de la enseñanza. La aplicación es uno de los rasgos que separa un sermón
de una clase. Lloyd-Jones dijo:
No se debe confundir predicar un sermón con dar una clase…
Una clase comienza con un tema y su meta es impartir
conocimiento e información acerca de ese tema. Apela básica y
casi exclusivamente a la mente; su meta es instruir y entregar
datos. Esa es su función y propósito principales. Por lo tanto, una
clase carece, y debe carecer, del elemento de ataque, de la
preocupación de lograr que el oyente haga algo. Ese es un
2
elemento vital de la predicación .
Predicación y enseñanza
En una anécdota relacionada, en una ocasión un joven ministro se acercó a
Lloyd-Jones y le pregunto: “¿Cuál es la diferencia entre predicar y
enseñar?” El Doctor Lloyd-Jones dio una respuesta memorable y dijo: “Si
me preguntas por la diferencia entre la predicación y la enseñanza queda
claro que nunca has escuchado una predicación. Si hubieras escuchado una
predicación no me preguntarías la diferencia entre ambos”. Una de las cosas
que distingue a la predicación de la enseñanza es justamente el área de la
aplicación. La predicación va acompañada de aplicación y demanda algo
del oyente.

La aplicación responde la pregunta: ¿de qué manera se relaciona conmigo


esta verdad? Las siguientes preguntas pueden ayudar a aplicar las verdades
3
descubiertas en el estudio bíblico:
1. ¿Hay ejemplos que debamos imitar?
2. ¿Hay mandamientos que debamos obedecer?
3. ¿Hay errores que debamos evitar?
4. ¿Hay pecados que debamos abandonar?
5. ¿Hay promesas en las que debamos confiar?
6. ¿Hay nueva información acerca de Dios?
7. ¿Hay principios que seguir?
Con el fin de responder estas preguntas de manera precisa el expositor debe
prestar atención a estos principios:

PRINCIPIOS ETERNOS
Cada salmo contiene principios teológicos clave y verdades eternas. Estas
proposiciones y doctrinas se aplican a cada creyente en todo lugar en el
tiempo actual. Estos principios eternos son afirmaciones, contenidas en una
sola oración, sobre la verdad relevante en un texto bíblico. Deben ser
descubiertos, declarados y aplicados. El expositor debe determinar qué
implicaciones del salmo son relevantes para la vida de los oyentes. Debe
encontrar las verdades eternas que el salmo enseña.
Arraigado en el texto
Todos los principios teológicos deben tener su raíz y fundamento en el
salmo que se estudia. El principio nunca debe ser algo que se le agrega al
texto, sino que debe venir de la Escritura misma. No es tarea del expositor
hacer que la Biblia sea relevante; la Biblia es relevante. El predicador solo
muestra esa relevancia. La pregunta que debe hacerse es: ¿qué exige este
salmo del que oye la exposición? ¿Qué pide este texto del que escucha?
¿Cuáles son las implicaciones lógicas de lo que dice? ¿Cuál es la aplicación
para la vida? ¿Cuál es su relevancia? ¿Qué enseña este salmo acerca de
Dios, el hombre, la salvación y la eternidad? ¿Qué verdades prácticas
enseña este salmo?
Más allá de una época
Los principios teológicos que se extraen de los Salmos son eternos. Esto
quiere decir que no se limitan al mundo en el que vivía el salmista. No se
limitan a una época pasada, sino que trascienden los tiempos y se aplican a
todos en todo lugar. Estos principios eternos son lo suficientemente amplios
como para aplicarse al pasado y al presente. Por lo tanto, el expositor debe
preguntarse: ¿cuáles son esos principios eternos y permanentes que se
aplican a cada generación? ¿De qué manera se aplican y se viven?
Trascienden las culturas
Además, los principios relevantes que se encuentran en cualquier salmo van
más allá de los rasgos característicos de la cultura antigua. Su relevancia no
está atada a alguna civilización o sociedad en particular. En lugar de eso, la
relevancia práctica del texto va más allá de las costumbres del mundo
antiguo y por lo tanto es igualmente relevante para personas modernas que
vivan en una cultura completamente diferente.
Consistente con toda la escritura
Un principio eterno que se extrae de un texto bíblico debe ser lo bastante
amplio como para que armonice con el resto del consejo de Dios. Al
descubrir un principio, el expositor debe prestar atención al desarrollo de la
revelación progresiva desde el Antiguo Testamento hacia el Nuevo
Testamento. Debe reconocer las diferencias entre el antiguo y el nuevo
pacto. En este proceso, debe plantear una aplicación que no contradiga
ningún otro texto de la Escritura que se refiera al mismo tema.

NECESIDADES PERSONALES

El expositor no debe estudiar la Biblia solo para preparar un sermón. Si lo


hace, pronto se transformará en un “profesional” en el peor sentido de la
palabra y su predicación decaerá para ser un mero trabajo en lugar de ser un
llamado divino. Cuando el expositor estudie la Biblia debe hacerlo ante
todo para crecer en la gracia y el conocimiento del Señor Jesucristo. Antes
de pensar cómo aplicar la Biblia a otros debe aplicarla a su propio corazón.
Debe preguntarse: ¿qué me dice este texto a mí? ¿Cuál es el impacto para
mi vida? Para responder estas preguntas será necesario:
Autenticidad personal
Cada expositor debe ser trasparente y auténtico ante el salmo que estudia.
Debe desnudar su alma ante la Palabra de Dios. Debe aplicar el texto
bíblico a su necesitada vida con profunda humildad y sinceridad. Debe
examinar su pasaje a la luz de su propia vida. Debe exponer su corazón ante
Dios según lo que el texto diga acerca de su propia condición espiritual.
Esta honestidad y vulnerabilidad de su alma ante el texto que estudia es
completamente necesaria. Ningún predicador puede pedir de otros lo que él
no busca para su vida primero.
Aplicación interior
Una vez que se ha humillado ante el texto, el expositor debe aplicarlo
cuidadosamente a su propia vida. ¿De qué manera se relaciona este texto
con su caminar espiritual? ¿Qué pecados debe confesar, arrepentirse? ¿Qué
palabras de aliento y consuelo puede encontrar? ¿En qué promesas debe
confiar? ¿Qué ejemplos debe imitar? ¿Qué camino debe seguir? ¿Qué
actitud debe corregir? ¿Qué prácticas debe implementar? ¿Por qué debe
alabar a Dios? ¿Por qué debe darle gracias? Es decir, el expositor primero
debe aplicar el texto a sí mismo antes de llevarlo a otros.

LAS NECESIDADES DEL OYENTE

Luego de haber aplicado el salmo a sí mismo, interiormente, el predicador


debe anticiparse a las necesidades de los que recibirán el mensaje. Debe
pensar en personas que sean representativas del grupo o congregación que
lo oirá. Para esto es necesario saber algo acerca de:
La naturaleza humana
El expositor debe saber algo acerca de la naturaleza humana, de sus
tendencias, de sus debilidades y de sus luchas. Debe saber acerca de las
necesidades básicas y los conflictos básicos de la gente. Debe estar
familiarizado con sus tentaciones, desalientos y pecados. Esto requiere estar
“conectado” con la congregación. Es muy difícil aplicar el texto en el aire,
en el vacío. Del mismo modo, a través de libros, revistas, periódicos y
programas de televisión podemos captar las tendencias y tensiones del
mundo en el que vive la congregación a la que hablará el predicador.
Oyentes de muestra
Puede ser de ayuda que el predicador piense en cinco o seis miembros de la
congregación que estarán presentes. Cada una de esas personas debe
representar a un segmento de aquellos a quienes predicará. ¿De qué manera
la verdad del mensaje se conecta con sus vidas? Se debe preguntar: ¿qué le
dice este texto a un empresario? ¿A un padre o madre sin pareja? ¿A un
universitario? ¿A un abuelo jubilado? ¿A una pareja joven que está
pensando en un cambio? ¿De qué manera este texto de la Escritura impacta
sus vidas?

TEMAS CONTINGENTES

Otro paso necesario es conocer las grandes preocupaciones y presiones


externas que afectan la vida de las personas en la congregación, o que
pronto lo harán. Debe estar informado sobre los tiempos en que vive su
rebaño. En respuesta, debe pronunciarse sobre los temas pertinentes del
momento. Debe aplicar la Palabra de Dios a los muchos problemas y a las
crecientes presiones que enfrenta la iglesia. Como un vigilante sobre el
muro, el expositor debe sonar fielmente la trompeta cuando vea que el
enemigo se aproxima. Debe advertir a los que están bajo su cuidado. Esto
implica:
Entender los tiempos:
El expositor no solo debe entender la época del mundo antiguo de la Biblia,
sino que debe entender el mundo en el que viven sus oyentes. Debe conocer
las falsas ideologías actuales que pretenden presionar y amoldar a la
congregación. Para esto debe conocer la literatura actual con el fin de
discernir la relevancia del texto para el oyente. ¿Qué filosofías seculares
influyen la manera de pensar de su gente? ¿Qué cosmovisión busca captar
la atención del rebaño?
Hablar a los tiempos
Más que conocer los tiempos, el expositor debe hablar a los tiempos. Debe
referirse a las amenazas actuales con la Palabra de Dios. Tal como un
profeta de tiempos antiguos, debe declarar: “Así dice el Señor”. Debe
confrontar la cosmovisión secular y las ideologías falsas que atacan la
verdad. El predicador debe saber lo que Dios dice acerca de las falsas
creencias de este tiempo. Debe advertir acerca de las filosofías peligrosas
que intentan captar la atención y atrapar la vida de sus oyentes. Además,
debe explicar de qué manera se contraponen a la norma bíblica. Este es el
rol del predicador de la Palabra de Dios. Debe dejar que la Biblia aborde
estos temas actuales.

APLICACIÓN ESCRITA

En lugar de considerar esto como una sección espontánea del sermón, el


predicador debe incluir la aplicación en su manuscrito. La disciplina de
escribirlo obliga al predicador a ser preciso y reflexivo al momento de
conectar el sermón con el oyente. Lo mejor es no improvisar la aplicación,
así como no se debe improvisar la interpretación. Con esto en mente, la
aplicación debe:
Apuntar a la persona
La aplicación debe apuntar directamente al corazón y la vida de la persona.
A veces se debe plantear por medio de un “nosotros” o más vagamente con
un “algunos”. Pero a menudo la aplicación debe ser más directa. A veces
deberá decir “tú” o “ustedes”. En esos casos, la aplicación no debe ser como
un disparo de escopeta sino más bien como un rifle que dispara a un
objetivo específico. Lo mejor es combinar los pronombres de primera
persona con los de segunda persona. Hablar de “nosotros” indica humildad
de parte del predicador porque se incluye en la aplicación. Hablar de “tú” o
“ustedes” plantea el punto de manera directa y personal.
Ubicarse estratégicamente
La aplicación del salmo debe ubicarse de manera estratégica en el
manuscrito, en el lugar apropiado. Como regla general, se debe explicar a lo
largo del mensaje lo que el texto demanda del oyente. Preferentemente se
debe ubicar justo después del versículo que se ha predicado. Lo normal es
moldear el fierro mientras aún está caliente. Esto quiere decir que el
predicador debe martillar la aplicación inmediatamente después de explicar
un versículo o una sección. Por lo general, no debe haber demasiado
espacio entre la explicación del texto y su aplicación. Lo normal es ubicar
la aplicación al final de cada punto homilético principal. Se debe aplicar la
sección antes de pasar a la siguiente. Claro está que también es muy
apropiado dejar parte de la aplicación para el final del sermón como punto
de acción final.
Estar distribuida
El mejor lugar para la aplicación es a lo largo del mensaje. Cada sección
principal del sermón debe verse a la luz de la relevancia que tenga para los
oyentes. Si el predicador junta toda la aplicación al final del sermón, puede
que los oyentes aprendan a desconectarse mientras él presenta el contenido
del sermón. También está el riesgo de que se le acabe el tiempo y deje fuera
toda la aplicación. En lugar de esto, el predicador puede entretejer los
“puntos de acción” a lo largo del sermón. Es cierto que los puritanos solían
dejar toda la aplicación para el final del sermón, pero, yo diría que hoy es
mejor aplicar la verdad inmediatamente después de explicarla.

DIRECCIÓN ESPECÍFICA

Si la aplicación es lo que le dice a la gente qué deben hacer, la


implementación les dice cómo hacerlo. La aplicación sin implementación
produce frustración. Entonces, ¿qué se debe considerar para mostrar cómo
implementar el texto?
Medidas concretas
Una de las razones de que algunos miembros de la congregación lleven
pesadas cargas sobre sus hombros es porque saben lo que Dios requiere
después de haber escuchado cada semana los sermones que interpretan,
aplican y explican correctamente el texto, pero no saben cómo o por dónde
empezar. Al no saber qué pasos específicos dar, a menudo sienten culpa y
frustración. Si no hay implementación, el servicio dominical con una
enseñanza potente se puede transformar en un lugar donde los oyentes
acumulen culpa. Los pastores deben mostrar a la gente cómo poner sus
cargas en el Señor. Las congregaciones necesitan indicaciones específicas
para la implementación personal y práctica.
Consideraciones prácticas
Aquí es donde deben estar las indicaciones prácticas para implementar la
verdad. Por ejemplo, si la aplicación es “que habite en ustedes la palabra de
Cristo” (Col 3:16), hay que mostrar a la gente de qué manera hay que
vencer los obstáculos como agendas ocupadas, exigencias que se
contraponen, la familia y el cansancio físico. Se pueden sugerir pasos
positivos como llevar tarjetas con versículos bíblicos en el bolsillo,
escuchar audios con el texto bíblico mientras conducimos, seguir un plan de
lectura de la Biblia, y otros.

EL LIBRO MÁS RELEVANTE

Con frecuencia, los predicadores modernos se auto-imponen la presión de


hacer que la Biblia sea relevante para los oyentes. Perciben erróneamente
que este antiguo libro está fuera de sintonía con esta época y hay que
ayudar a modernizarlo. Con ese fin, buscan agregar al mensaje de la Biblia
ideas que vienen de filósofos contemporáneos con el objetivo de que la
Biblia sea más aplicable a los oyentes. De ese modo le añaden ideologías a
la Biblia, como teorías y descubrimientos de la psicología secular, el
movimiento de auto-ayuda, la junta de empresarios, y del mercado
controlado por los medios de comunicación. Suponen que la Biblia no es
relevante para este mundo actual si no se complementa el mensaje.
Vivo y activo
Pero la realidad es que la Biblia es el libro más relevante del mundo. Como
ya hemos dicho, el predicador no necesita hacerlo relevante, ya es
relevante. La Biblia es un libro vivo y activo, lleno del poder de Dios. Es un
libro que cambia vidas y no hay otro que tenga esa capacidad de
transformar a los que reciben su mensaje. He leído muchos libros, pero solo
este libro me lee a mí. Penetra hasta la médula de mi ser y revela lo que soy
en realidad. Me permite verme tal como Dios me ve. Me muestra lo que
debo llegar a ser por la gracia de Dios. Ningún otro libro en el mundo es
capaz de hacer esto. Ningún libro, excepto la Biblia, puede actuar en los
niveles más profundos de mi ser y provocar cambios de dentro hacia afuera.
Ningún otro libro puede re-direccionar mi destino eterno, desde las
profundidades del infierno a las alturas del cielo. Ningún otro libro puede
cambiar mi carácter para que se parezca al de Cristo.

El rol que Dios le ha dado al expositor es conectar este libro vivo y activo
con su rebaño, en la medida que exponga la Palabra de Dios. Es su deber
mostrar la relevancia práctica del texto y aplicarlo pastoralmente a las vidas
de la gente. R. W. Dale comenta lo siguiente acerca de los sermones de
Jonathan Edwards: “En las secciones de los sermones en las que Jonathan
Edwards elaboraba la doctrina, el gran predicador solo estaba alineando los
cañones; pero al llegar a la ’aplicación’ era cuando abría fuego sobre el
4
enemigo” . Esto es lo que debe hacer el predicador de hoy. Una vez que ha
explicado el texto de la Escritura, el expositor debe llevar a cabo un efecto
transformador en las vidas del pueblo de Dios.
Un cambio en la persona completa
El expositor debe procurar constantemente que la gente cambie su manera
de pensar. Debe trabajar para que la gente amolde sus pensamientos a los
pensamientos de Dios. Debe ayudarlos a ver toda la vida desde la
perspectiva de Dios. Debe presentar la cosmovisión cristiana para llevarlos
a ver todo desde el punto de vista de Dios. Para que haya cambios de vida,
el predicador debe buscar cambios en la manera de pensar. La Biblia logra
esto al presentarnos el punto de vista de Dios acerca del tiempo y la
eternidad.
Por sobre todo eso, la Biblia cambia el corazón. Modifica lo que una
persona siente acerca del mundo que le rodea. La Escritura lleva a las
personas a amar lo que Dios ama y a detestar lo que Dios detesta. Hace que
las emociones se conformen al corazón de Dios. Más aun, la Biblia desafía
y cuestiona la voluntad de las personas. Cambia los criterios con los cuales
las personas toman decisiones. Modifica los impulsos de la voluntad de la
persona, la cual cambia radicalmente de rumbo y es transformada.

Este es el poder transformador de los Salmos. Ese es el efecto que provoca


el expositor cuando predica este antiguo himnario en el poder del Espíritu
Santo. Dicho de manera simple, la predicación expositiva cambia vidas
porque la Biblia cambia vidas. Es innegable que la Escritura es el libro más
relevante que se haya escrito, lleno de cambio para la vida. Esta fase de la
aplicación es un elemento clave en el arsenal del predicador porque
predicamos para cambiar vidas.
22

Escribir la introducción
Escribe una apertura que sea una eficaz presentación
del sermón

Las primeras impresiones son impresiones duraderas. Esta afirmación


se aplica a varios aspectos de la vida, incluida la predicación. Cada sermón
necesita un comienzo potente y estimulante. Al empezar el sermón, el
predicador desea que los oyentes lo sigan. Deberá captar su atención y
lograr que quieran viajar con él por el texto bíblico. Si no se logra captar la
atención del oyente al comienzo del sermón, puede que no se logre más
adelante. Por lo tanto, es de vital importancia partir bien el sermón. Pocos
predicadores son tan hábiles como para superar un comienzo débil.
Hay que pensar en la introducción como si fuera el lanzamiento de un
cohete. Se necesita un impulso de energía inicial para que el cohete se
eleve. Si falla el lanzamiento, la nave espacial no va a ninguna parte. Pero
con un despegue correcto, el cohete logrará tomar rumbo a una travesía
exitosa. Lo mismo se aplica al sermón. Cada mensaje requiere un
lanzamiento potente para despegar y volar con fuerza. Un comienzo débil
no cautiva a la gente y a veces eso no se puede revertir. Pero un comienzo
llamativo puede llevarnos a un sermón sólido.
La entrada de la casa
Podemos pensar en la introducción como la entrada a una casa. La entrada
es proporcionalmente más pequeña que la casa misma. Aun así, sirve para
dar acceso de modo que los invitados puedan entrar a la estructura
principal. Se vería muy extraño si la entrada fuera demasiado grande o
incluso más grande que el resto de la casa. Una entrada demasiado grande
atrae demasiada atención. En lugar de eso, la entrada debe ser un
complemento a la belleza de la casa. Del mismo modo, la introducción debe
ser lo suficientemente grande como para generar interés en el oyente, pero a
la vez no tan grande que distraiga del corazón del mensaje. Esa proporción
es crucial. Una introducción demasiado grande o demasiado larga puede
arruinar un sermón antes de que comience.

Las tres “I” para una buena introducción son: interesarse, involucrarse,
identificarse. Idealmente, la introducción debe hacer que el oyente se
interese, se involucre y se identifique de manera personal con el tema. Se
dice que con la introducción el predicador debiera estimular a la
congregación al punto de que si volviera a su asiento le pedirían que
regresara al púlpito para terminar el sermón.

Esto claramente se aplica a la predicación de los Salmos. Como ocurre al


exponer cualquier parte de la Escritura, el expositor debe comenzar su
sermón con una introducción que oriente al oyente hacia el salmo que será
expuesto. A pesar de las abundantes verdades y el vívido lenguaje de los
Salmos, se requiere que cada sermón de este inspirado libro tenga una
introducción bien planteada. Se debe tomar en cuenta lo siguiente.

LEER LOS VERSÍCULOS


En la introducción, el expositor debe leer el salmo que predicará. Según 1
Timoteo 4:13, es preferible que esta lectura vaya en algún punto al
comienzo del mensaje. Claramente la lectura del texto debe preceder a la
explicación y aplicación. De este modo presentamos el salmo a los oyentes
indicando los versículos que serán expuestos en el sermón. Lo sola lectura
del texto subraya la importancia y autoridad que tiene. Hay que reconocer
que algunos salmos son muy largos por lo que leerlos completos no sería
práctico. En esos casos, basta con leer una parte del salmo, de preferencia,
las primeras estrofas. Al leer el texto, el predicador debe:
Leer claramente
El predicador debe leer el salmo con claridad para que se entienda con
facilidad. Debe pronunciar las palabras cuidadosamente. Debe practicar las
palabras difíciles. Además, no debe leer el texto con rapidez, impidiendo
que se entienda con claridad, como si estuviera apurado para seguir con el
sermón. Es mejor leer el texto con cuidado. Además, debe variar el ritmo y
el tono de la voz al leer. Una lectura monótona resulta aburrida. Un libro en
el que cada línea está resaltada con un marcador amarillo, nada destaca. En
lugar de eso, el predicador debe leer el texto de un modo que las palabras y
frases claves se distingan con claridad. A menudo, una voz suave puede ser
más dramática que una voz fuerte. Y a veces, una lectura lenta puede ser
más potente que una rápida.
Leer con pasión
Además, el salmo no debe ser leído de manera rutinaria, clínica, como si
fuera el directorio telefónico. En lugar de eso, se debe leer con profunda
convicción. La lectura debe provenir de un corazón encendido que ama el
texto y cree el texto. De un corazón apasionado por Dios y por su palabra,
que desea que se escuche fuerte y claro, por medio de la voz del predicador
al leer la Escritura. Debiera ser, por un momento, como si estuviera casado
con ese pasaje de la Escritura, porque ese texto en particular ha cautivado
su corazón y su alma. Esto se debe notar al leer. Tristemente, en algunas
iglesias los avisos se leen con más entusiasmo que la Biblia.
Leer con reverencia
Como dijo Agustín en una ocasión, cuando la Biblia habla, Dios habla. La
lectura del salmo se convierte en el portavoz directo de Dios en el sermón.
Por lo tanto, el predicador debe leer el texto con reverencia, como si Dios
estuviera hablando a través de él porque, de hecho, así es. La actitud del
corazón del predicador debería ser como la de Moisés delante de la zarza
ardiente. Al acercarse a leer la Palabra de Dios, debería quitarse las
sandalias. Se debería leer la Palabra con un corazón cautivado por el temor
a Dios

CAPTAR EL INTERÉS

De un modo u otro, la introducción debe captar la atención del oyente. La


apertura del sermón debe producir oyentes atentos y alerta. El comienzo
debe atraerlos al mensaje. Esta es la meta de la introducción del sermón. Se
pude captar la atención de varias maneras:
Temas de actualidad
Una manera de “tender puentes” entre el texto bíblico y la congregación es
comenzar la introducción con algún suceso reciente del mundo moderno.
Esto puede ser algún tema de actualidad. Una noticia reciente que esté
fresca en la mente de la gente puede ayudar a enfocarse en el texto. Luego
el predicador puede pasar de una situación actual al mundo antiguo del
texto bíblico.
Relato histórico
Otra manera de captar la atención del oyente es comenzar con algún
incidente histórico. Puede ser de historia mundial, historia nacional, historia
del deporte, etc. Una introducción a partir de un evento histórico le puede
dar peso al mensaje, un peso que trasciende el momento presente. Este peso
muy a menudo trasciende el momento actual. Además, una referencia a la
historia de la iglesia tiene la ventaja extra de enseñar verdades que los
oyentes necesitan aprender bien.
Una cita llamativa
Otra manera de comenzar la introducción es el uso de una cita emotiva.
Esto puede ser muy eficaz si proviene de alguien que sea conocido para los
oyentes. Sin embargo, es vital que la cita sea corta, concisa y directa. Una
cita larga distrae. El predicador debe acotarla a una o dos oraciones.
Además, la cita debe ser llamativa. Mejor aún si se convierte en dicho,
especialmente si es fácil de recordar. La cita debe ir seguida de alguna
afirmación llamativa que indique de qué manera el texto bíblico se
relaciona con la cita.
Hacer preguntas
También se puede generar interés y conectar con el oyente por medio de
preguntas que den que pensar. A veces una serie de preguntas rápidas puede
ser muy efectiva. Plantear preguntas claras e interesantes puede cautivar al
oyente y hacerlo pensar.
Anécdotas
Otra manera de partir el sermón con fuerza es contando una anécdota. Es un
hecho universal que a todos les gusta oír una historia. Cualquier predicador
promedio puede relatar bien una experiencia personal. Una historia
llamativa puede involucrar rápidamente al oyente en el sermón. Una vez
más, la anécdota debe ir seguida de una afirmación que la conecte con el
pasaje y el tema del sermón.
Problemas comunes
Otra manera de captar la atención es referirse o crear una crisis en la
introducción. Esto puede tener un efecto dramático. Al referirse a alguna
controversia o problema relevante para el oyente se puede lograr que la
congregación preste atención al mensaje con el fin de conocer la solución
propuesta. Esto también se puede lograr si se hace referencia a alguna
necesidad percibida que sea común para el oyente.

PLANTEAR LA IMPORTANCIA

En la introducción el predicador también puede mostrar al oyente la


relevancia práctica del salmo que se va a exponer. Dicho de otro modo,
debe demostrar la importancia evidente del texto para la congregación. ¿Por
qué motivo debieran oír la explicación y aplicación de esta parte de la
verdad de Dios? Se puede plantear la importancia por medio de:
Desafíos personales
La importancia de lo que se va a decir en el sermón debe llegar profundo a
cada miembro de la congregación. Se debe percibir con claridad que el
mensaje es relevante para todos. Esto puede requerir que el predicador
hable al oyente en segunda persona singular (“tú”). Al menos debe lograr
que la conexión personal de sus vidas con el texto sea sumamente clara. Se
debe indicar la importancia del tema y la manera en que este se aplica a las
personas de la congregación.
Impacto comunitario
Del mismo modo, el texto bíblico requiere que el predicador presente una
aplicación para toda la familia de la iglesia. ¿De qué manera se relaciona el
texto con todo el cuerpo de Cristo al cual pertenecen los oyentes? Esto
también puede implicar que el predicador haga algún vínculo específico con
el oyente en su rol, por ejemplo, de padre, o ciudadano en la comunidad o
nación.

SEÑALAR LA DIRECCIÓN

Junto con lo anterior, la introducción debe anunciar el tema que viene a


continuación. No debe haber confusión respecto a de qué se tratará el texto
o el sermón. Es más probable que las personas te sigan si les dices a dónde
te diriges. En la entrada, el expositor debe decirles hacia dónde va el
sermón y qué se va a enseñar. La introducción debe revelar la “idea
general” del salmo. Esto quiere decir que debe plantear la esencia del
mensaje.
Tema central
El predicador deberá expresar en claros términos la idea central del salmo
que predicará. Este mensaje central también se conoce como la idea
exegética, la esencia del texto, o el tema dominante. El predicador debe
expresar claramente su proposición en la introducción al sermón. Esto viene
a ser el marco estructural anunciado para el sermón. Eso ofrece un orden en
las ideas que guía tanto al predicador como al oyente. ¿Cuál es la idea
central? ¿Cuál es la verdad central? El predicador debe dar a conocer a sus
oyentes cuál es la proposición central del sermón. Más importante aún, esa
idea principal debe surgir del texto mismo, debe ser fiel a la Palabra. Nunca
debe ser algo que el predicador imponga al texto.
Puntos principales
El predicador incluso puede dar un resumen del salmo que va a predicar
anunciando los puntos homiléticos principales. Este era el recurso que muy
a menudo usaba Charles Spurgeon, el príncipe de los predicadores, para
cerrar la introducción a sus sermones. Solía plantear tres o cuatro puntos
homiléticos al iniciar el sermón. Esto le avisa al oyente hacia dónde se
dirige el mensaje. Al mismo tiempo, es un indicio de organización y eso
ayuda al tomar notas, lo que genera interés.

UN LANZAMIENTO POTENTE

Este capítulo se enfoca en el importante paso de escribir la introducción.


Quizás Spurgeon lo dijo mejor que nadie: “Hay que atraer el pez al anzuelo.
Si no vienen la culpa es del pescador y no del pez. Oblígalos a quedarse
quietos por un momento para oír lo que Dios, el Señor quiere decir a sus
1
almas” . Al añadir una potente introducción el resultado es más que un
mero comentario de versículos consecutivos. El resultado es más que un
mero estudio bíblico. El resultado es la forma más poderosa de comunicar
la Palabra de Dios: un sermón expositivo.
Hay solo dos cosas que durarán más allá de este mundo: la Palabra de Dios
y las almas de los hombres. Sabio es el predicador que dedica su vida a
ambos. Su vida debe estar dedicada primordialmente a la proclamación de
la Palabra de Dios, aplicándola de manera fiel a las almas de los hombres.
En diez mil años más, mucho de lo que preocupa a los ministros ya no
importará. La tiranía de lo urgente es lo que a menudo impulsa a los
pastores, en lugar de lo eterno. Pero en la edad venidera lo que sin duda será
de máxima importancia es lo que se haya invertido de la Palabra de Dios en
las almas de hombres y mujeres. Aquí hay sabiduría.

Lo principal es mantener lo principal como lo principal, y ¿qué es lo


principal? Para el predicador a quien Dios ha llamado y dotado para el
ministerio de la proclamación, lo principal es predicar la Palabra a los
santos y pecadores por igual. Proclamar la Escritura es el trabajo número
uno. Por lo tanto, seamos fieles en esto que está muy por encima de todo lo
demás.
23

Escribir la conclusión
Escribe una conclusión clara y concisa del sermón
que selle el mensaje e invite a una decisión

Las palabras finales son palabras duraderas. Eso quiere decir que el
final del mensaje es de gran importancia. La conclusión del sermón ha sido
1
llamada la “parte más vital del sermón” . El final del mensaje nunca debe
consistir solo en reducir la velocidad hasta detenerse. Más bien debe
presentarse la verdad y lo que demanda ante los oyentes hasta llegar a un
clímax potente. Es algo muy parecido al crescendo final de una orquesta.
Al acercarse el final, el sermón debe actuar como una bifurcación en el
camino, donde hay que escoger entre dos opciones. Escogemos seguir
viviendo como estamos o seguimos el camino que la Biblia nos presenta en
el pasaje que se predicó. Estos dos caminos, uno angosto y otro ancho,
deben estar claramente indicados para el oyente. La congregación debe ser
instada a seguir el camino correcto, el camino que presenta la Escritura. La
conclusión del sermón debe llevar al oyente a responder la pregunta:
“Después de este mensaje, ¿qué quiere Dios que haga?”
Terminar con un clímax
Una conclusión eficaz debe permitir que el sermón termine con un impacto
dramático ante los oyentes. Debe ser algo que los motive a decidir moverse
y abrazar lo que nos presenta el pasaje. Martin Lloyd-Jones afirmó de
manera enfática: “Se debe terminar en un clímax y todo debe anticiparlo de
modo que la verdad destaque y domine todo lo que se haya dicho y los
2
oyentes se vayan con eso en sus mentes” . Es decir que un final potente
debe resumir las verdades centrales, especificar la aplicación, motivar el
corazón, consolar el alma y desafiar la voluntad. Todos estos elementos son
importantes para un final persuasivo.

Se debe pensar en la conclusión como un piloto que aterriza un avión


grande en la pista. Cuando el vuelo llega a destino, el piloto no puede
quedarse volando en círculos. El vuelo no es exitoso sino cuando aterriza.
Un sermón tampoco es efectivo sino cuando concluye de manera adecuada.
El predicador debe aterrizar el sermón en el corazón del oyente de manera
exitosa. Al hacerlo, debe tener en cuenta dos tipos básicos de personas: los
creyentes y los incrédulos. Cada sermón debe concluir con un llamado
emotivo y motivador para ambos grupos.
Llamado a la acción
La Palabra de Dios siempre demanda una respuesta decisiva y debe
culminar con un llamado a la acción. Es en este punto que el mensaje llega
a término. Lamentablemente este final muchas veces está ausente. Muchos
estudiantes de predicación concuerdan en que esta es la parte que más suele
descuidarse en la preparación del sermón. Walter Kaiser nos ofrece una
palabra de ayuda: “Cada… sermón debe incluir uno o dos párrafos que
hagan un llamado a la acción, un desafío a cambiar, un mensaje a la
conciencia, consuelo para el presente y el futuro o una reprimenda por la
falta de arrepentimiento. La pregunta que se debe hacer es: ’¿Qué quiere
Dios que hagamos, que digamos, o de qué debemos arrepentirnos según
3
este texto?" . Este siempre debería ser el foco principal de una conclusión
sólida.

Lo que se aplica a los sermones en general se aplica a un mensaje de los


Salmos. La exposición debe terminar con una conclusión llamativa. Al
redactar la conclusión, el expositor debe considerar de qué manera el
llamado final afectará tanto a creyentes como a incrédulos. Se debe
considerar el siguiente doble impacto:
IMPACTO EN LOS CREYENTES
El texto de la mayoría de los salmos está dirigido a creyentes. Por lo tanto,
la mayoría de los sermones de los salmos deben incluir un llamado a los
creyentes. Tal como lo haría un abogado al presentar los argumentos finales
del caso ante el jurado apelando al veredicto, el predicador debe emplazar al
creyente para que responda positivamente a lo que Dios requiere. Basado en
la verdad presentada, el llamado final del sermón debe exhortar al oyente a:
Saber algo
En la conclusión, el expositor debe recordar a los creyentes el mensaje
central del salmo. El predicador deberá repasar la idea principal del mensaje
para reforzar su relevancia. Debe haber un resumen sucinto de la verdad
central. Del mismo modo, se debe presentar el mensaje central de lo que el
oyente debe hacer a partir de lo que ha oído.

Al repasar y resumir el mensaje, es vital no añadir nueva información. G.


Campbell Morgan nos aconseja sabiamente: “Una conclusión debe incluir
lo que ya se ha dicho acerca del impacto espiritual y moral; debe eliminar,
en la medida de lo posible, la posibilidad de que los que escuchen evadan el
4
mensaje” . La conclusión tampoco debe ser larga o extensa. El cierre debe
ser claro y específico, directo y breve. Una conclusión prolongada puede ser
letal para la eficacia del sermón.
Sentir algo
El predicador debe concluir el mensaje estimulando los afectos del creyente
por Dios, Jesucristo y la verdad. Deberá concluir con un elemento de
sincera y legítima inspiración. Debe motivar a su congregación a amar y a
obedecer a Dios con renovada determinación. En este caso se deben evitar
las motivaciones carnales. Nunca se debe apelar a medios ruines como la
manipulación, intimidación, o culpa. Estos son medios ilegítimos. La
predicación dinámica depende de que el Espíritu Santo toque los corazones
de los creyentes. Confiando en ese poder sobre-natural, el predicador debe
concluir alentando, apoyando y estimulando a los creyentes.

Para que la verdad se sienta, el predicador debe evaluar la posibilidad de


concluir el mensaje con un ejemplo emotivo que haga llegar el mensaje al
corazón. Se puede usar una cita llamativa para concluir. Quizás se pueden
escoger algunas preguntas que ayuden al oyente a captar el impacto del
sermón más profundamente. Este es el momento para “alentar, consolar o
5
edificar al rebaño” . Finaliza con emociones; es el momento apropiado para
dar un empuje a la congregación.
Hacer algo
El predicador debe también llamar a sus oyentes a tomar acciones decisivas
siguiendo los pasos de aplicación prescritos que plantea el salmo y que el
sermón ha clarificado. Debe apelarse a una respuesta inmediata. El
predicador debe instar y exhortar a la congregación para que actúe. La idea
es que el creyente escoja vivir en la verdad a partir del llamado del
predicador.

La conclusión debe indicar una dirección y llamar a la gente para que


cambie sus creencias y conducta. La meta del sermón es que el oyente
“haga” algo como resultado. Richard Mayhue, dijo: “Haz un llamado a
6
tomar decisiones que indiquen el comienzo de la obediencia” . Mayhue
añade que el predicador debe “exhortar a su público a obedecer el llamado
7
del sermón” . Hay que tener cuidado de no repetir el sermón, sino mirar
adelante a la manera de implementar las verdades contenidas en el mensaje.

IMPACTO EN LOS INCRÉDULOS

El predicador también debe hacer un llamado a los oyentes que están


perdidos espiritualmente para que se arrepientan y crean en Cristo. Tal
como Pablo encargó a Timoteo, el expositor debe hacer “obra de
evangelista” (2Ti 4:5). Esto debe comenzar en su propia congregación,
instando a los incrédulos para que se reconcilien con Dios (2Co 5:19). El
pináculo de la predicación expositiva debe ser la predicación acerca de
Jesucristo crucificado (1Co 1:23). Se dice que todos los caminos llegan a
Roma. Del mismo modo, todos los textos bíblicos y sermones deben llevar
a Cristo. Puede que no todos los pasajes contengan a Cristo, pero todos los
sermones deben contener a Cristo; a la persona y obra de Jesucristo: quién
es él y qué hizo. Este debe ser el corazón de la predicación expositiva (1Co
1:26-2:5; Col 1:28). Esto implica que el predicador llame a los incrédulos a:
Saber algo
En la conclusión, el expositor debe presentar el evangelio de salvación de
Jesucristo a los oyentes incrédulos. Aunque el texto no contenga el
evangelio, estará relacionado con las buenas noticas de Jesucristo, de
alguna manera u otra. Un predicador fiel debe explicar en su sermón qué es
el evangelio y qué se requiere del oyente como respuesta. Esto implica
presentar un resumen del mensaje del evangelio (1Co 15:3-4). Spurgeon
8
dijo: “Tomo el texto y trazo una línea recta hacia la cruz” . De modo que
cada expositor debe estar enfocado en el evangelio y centrado en la cruz.

Esta inserción final de la verdad y condiciones del evangelio son


particularmente importantes si el pasaje predicado no contiene el evangelio.
No todos los textos explican el evangelio, pero es importante que el
mensaje de salvación de Jesucristo esté presente en cada sermón. Todo
predicador es un ministro del nuevo pacto, apartado para el evangelio de
Dios. Si las buenas noticias no han sido explicadas en el resto del mensaje,
este es lugar para presentarlas de manera clara y sucinta. Si el evangelio no
está presente en el sermón, el predicador ha fracasado en su tarea ante Dios.
Hasta cierto punto, hay sangre en sus manos (Hch 18:6; 20:26).
Sentir algo
Además, el predicador debe llamar al incrédulo a arrepentirse de su pecado
y sentir pesar. Debemos decirles que confiesen su iniquidad a Dios y
cambien de rumbo. Hay que exhortarlos a morir a sí mismos para que
Cristo pueda vivir en ellos. Deben llegar al fin de sí mismos para que Cristo
comience en ellos. Esa es la realidad del arrepentimiento verdadero. Solo el
Espíritu Santo puede provocar en los incrédulos pesar por el pecado y el
deseo desesperado de arrepentirse y la capacidad de tener fe. Toda
predicación expositiva debe buscar hacer llegar la verdad del evangelio al
corazón de los incrédulos presentes. En lugar de buscar calmar al incrédulo,
el predicador debe intentar provocarlo al punto de que haya verdadero
arrepentimiento donde deseen una fe salvadora.
Hacer algo
El predicador debe mostrar a Cristo con el fin de llamar a los oyentes
incrédulos a que confíen en el Señor Jesús. Todos lo que están sin Cristo
deben colocarse bajo el señorío de Cristo. Deben rendir sus vidas a él. El
expositor debe hacer un llamado final en el clímax de su sermón para que el
incrédulo se comprometa con la verdad ahora. El evangelio es un mandato
a obedecer, no es una sugerencia para que consideremos. El incrédulo debe
responder inmediatamente a lo que Cristo ofrece por gracia. En
consecuencia, el predicador debe ordenar a los oyentes incrédulos que
miren a Cristo y entreguen sus vidas. Hay que instarlos a confiar en el
Señor Jesús para ser salvos. La proclamación de la verdad del evangelio
exige una decisión inmediata en respuesta a Cristo.

Si el predicador quiere verdaderamente predicar el evangelio, debe ir más


allá de solo presentar las verdades centrales del evangelio de Jesucristo.
Debe ir más allá. Debe llamar a los pecadores a que se arrepientan y crean
en él. Debe exhortar y persuadir porque están en peligro. Es por eso que
Lloyd-Jones nos advierte que “el mayor peligro en el púlpito es asumir que
todos los que dicen ser cristianos y se creen cristianos y los que son
miembros de la iglesia son necesariamente cristianos verdaderos. Para mí,
9
esta es la equivocación más fatal de todas” . Esto quiere decir que el
predicador nunca debe suponer que todos los que lo oyen se han convertido
personalmente a Cristo. Todos los sermones deben llevarnos al Señor Jesús,
quien es el corazón y la esencia del evangelio (1Co 1:26-2:5; Col 1:28).

Charles Spurgeon, al dirigirse a los estudiantes que se preparaban para el


ministerio, se refirió a la necesidad de incluir un llamado del evangelio en
los sermones:

Dios nos ha enviado a predicar para que por medio del evangelio
de Jesucristo los hijos de los hombres se reconcilien con él… La
tarea de predicar es principalmente para que los que oigan se
salven… La gloria de Dios es nuestro principal objetivo, y
apuntamos a él al edificar a los santos y anunciar la salvación a
los pecadores… El gran objetivo, que es la gloria de Dios, se
logra, sin embargo, cuando las almas se convierten. Debemos ver
almas que nazcan para Dios. De no ser así, debemos suplicar
como Raquel: “Dame hijos o moriré”. Si no ganamos almas
debemos hacer lamento como el agricultor que se queda sin
cosecha, o el pescador que regresa a cabaña con una red vacía, o
el cazador que recorre los montes y valles en vano. Debemos
hacer nuestras las palabras de Isaías, con suspiros y gemidos:
“¿Quién ha creído a nuestro mensaje y a quién se le ha revelado
el poder del Señor?”. Los embajadores de la paz no debemos
cesar de clamar intensamente hasta que los pecadores lloren por
10
su pecado .

Esta pasión por alcanzar las almas para Cristo y ver conversiones debe
caracterizar nuestra predicación.
ESTO HAGO
El énfasis de esta sección ha sido la preparación final del manuscrito del
sermón. Ya hemos añadido la aplicación. Las ilustraciones están incluidas.
La introducción ha sido preparada y la conclusión ha sido redactada. El
resultado es más que un comentario al pasar de versículos consecutivos de
un salmo. El resultado es más que un estudio bíblico. El resultado es la
forma más potente de comunicar la Palabra de Dios, es un sermón
expositivo.

Como se ha dicho, hay solo dos cosas que van más allá de este mundo: la
Palabra de Dios y las almas de los hombres. Sabio es el predicador que
derrama su alma en ambos. Su vida debe estar primordialmente dedicada el
estudio diligente y a la proclamación de la Palabra de Dios, aplicándola
fielmente a las almas de los hombres. Dentro de diez mil años más, mucho
de lo que nos preocupa hoy nos parecerá sin importancia. La tiranía de lo
urgente, en lugar de lo eterno, es lo que nos empuja muchas veces. Pero en
la edad venidera lo que sin duda será de máxima importancia es lo que se
haya invertido de la Palabra de Dios en las almas de hombres y mujeres.
Aquí hay sabiduría.

Lo principal es mantener lo principal como lo principal. ¿Y qué es lo


principal? Para el predicador llamado y capacitado por Dios al ministerio de
la proclamación, lo principal es predicar la Palabra a los santos y a los
pecadores por igual. Proclamar la Escritura es la tarea número uno. Por esto
debemos ser fieles en cumplir esta suprema tarea por sobre todo lo demás.
Digamos: “Esto hago”.
UNIDAD V

FASE DE PROCLAMACIÓN

24 EVALUAR EL MANUSCRITO
25 ENTREGAR EL MENSAJE
24

Evaluar el manuscrito
Revisa el manuscrito para que esté equilibrado
y completo

¿Cuál es la diferencia entre un buen sermón y un excelente sermón?


¿En qué se diferencia normalmente un sermón aceptable de un sermón
excepcional? ¿Qué es lo que a menudo diferencia a un mensaje que se
limita a ser correcto en la información de uno que además posee autoridad
divina y sustancia al momento de entregarlo? La respuesta te puede
sorprender.

Hace algún tiempo estaba conversando con John MacArthur acerca un


conocido predicador actual. Durante la conversación, MacArthur explicó
que la última vez que lo escuchó predicar el sermón se desinfló. Al mensaje
le faltaba poder sobrenatural, comentó. “¿Por qué?”, pregunté. “Porque no
dominaba el manuscrito”, respondió MacArthur. Dicho de otro modo, este
connotado predicador simplemente había tomado el manuscrito de un
mensaje que en el pasado le había funcionado, lo puso en su maletín y luego
se subió al púlpito con él, sin revisarlo ni dominarlo en su mente y corazón.
Nunca he olvidado ese comentario. MacArthur luego explicó lo fácil que es
sacar los apuntes de un sermón desde el archivo y asumir que servirán de
nuevo. Pero si el predicador no se mantiene familiarizado ni conmovido por
ese mensaje, lo probable es que no logre ser una demostración del poder del
Espíritu Santo.
Una gran diferencia
La diferencia entre un sermón potente y uno mediocre a menudo depende
de si el predicador domina sus notas. Con esto quiero decir que debe
conocer profundamente el texto bíblico y también el texto que lleve al
púlpito. Además, debe sentir de manera profunda la verdad que va a
predicar. No puede estar desconectado emocionalmente del contenido y a la
vez predicar con poder y autoridad. Del mismo modo, debe haber un
vínculo estrecho entre lo que predica y lo que vive. Debe ser una epístola
viviente del sermón. Eso es lo que quiere decir que realmente domine el
manuscrito.

Claro está, una cosa es dominar el manuscrito y otra es que el manuscrito


domine al predicador. Para que esté compenetrado en las verdades que
predicará, debe invertir tiempo extra para evaluar y abrazar el mensaje. Con
frecuencia son ese par de horas adicionales que el predicador invierte a
solas en el estudio del manuscrito lo que hace la diferencia en el éxito del
sermón. Hay un mundo de diferencia entre tener las notas en el cuaderno y
tenerlas en la mente y el corazón.
Teniendo esto presente, ahora prestaremos atención al paso final en el
proceso de preparación del sermón expositivo. Este es el paso de revisar e
internalizar el manuscrito.
EVALUACIÓN FINAL
A estas alturas, el predicador ya ha completado el manuscrito, o al menos
tiene un borrador. Ya ha escrito una introducción, la sección central, la
conclusión, las aplicaciones, los ejemplos y transiciones. Ahora el
predicador debe evaluar si el mensaje fluye bien. Un manuscrito que no se
haya revisado quizás no valga la pena predicarlo.
Extensión adecuada
En primer lugar, a la luz del tiempo que se haya apartado para el sermón, el
predicador debe revisar el largo de su manuscrito. Debe preguntarse,
¿cuánto tiempo tengo para el sermón? Según esto, ¿qué partes del sermón
debo recortar? ¿Qué secciones hay que fortalecer e intensificar? ¿Hay
demasiada explicación? ¿Hace falta más explicación? ¿Hay demasiados
ejemplos? ¿Hacen falta más ejemplo? ¿Hacen falta más aplicaciones? ¿Le
falta aliento para los desalentados al mensaje?

Martín Lloyd Jones hace referencia a la extensión adecuada del sermón y


observa que varía de un predicador a otro y de una congregación a otra.

¿Qué determina el largo de un sermón? Ante todo, el predicador.


El tiempo es algo muy relativo. Diez minutos para algunos son
como un año, mientras que para otros una hora se siente como
minutos…por lo tanto, no tiene sentido plantear una regla para
todos los predicadores en cuanto al largo del sermón…La
capacidad de la congregación, como hemos visto, varía
enormemente… Si algunas congregaciones decidieran, el
sermón duraría solo diez minutos. El predicador no debe prestar
atención a ese tipo de “adoradores”, sino que debe hacer su
1
propia evaluación de ellos .

Cada expositor debe conocerse a sí mismo y el contexto en el que sirve.


Según la capacidad del predicador y la capacidad de la congregación debe
decidir qué es apropiado en cuanto al largo del sermón. Pero revisar el largo
del manuscrito para el sermón es una disciplina necesaria. Esto quiere decir
que debe buscar tener el largo adecuado de notas, según su estilo.
Claridad suficiente
En segundo lugar, el expositor debe revisar que el manuscrito sea claro.
¿Son legibles las notas y están claras para el uso en el púlpito? ¿Son
demasiado densas? ¿Sobrecargadas? Hay un antiguo refrán que dice: “Que
el río sea turbio no significa que sea hondo”. Las notas para el sermón
deben ser simples, ordenadas, claras, no complejas, ni confusas o
enredadas. El expositor debe ordenar sus notas de manera clara de modo
que su uso en el púlpito sea fácil. Las notas deben ayudar al predicador a
ver las secciones importantes con un solo vistazo. A fin de cuentas, el
predicador debe recordar que se trata de un sermón para gente común y
corriente, no una clase magistral. Lloyd-Jones nos insta:

Siempre recuerda, de principio a fin, que lo que haces es para las


personas, para toda clase de personas. No estás preparando un
sermón para una congregación de académicos o expertos. Estás
preparando un sermón para una congregación diversa. Es tu
tarea, y la mía, ser de ayuda a todos en la congregación. Si no
hacemos eso, fracasaremos. De modo que hay que evitar los
enfoques puramente teóricos o académicos. Hay que ser
2
práctico. Recuerda a la gente: les predicas a ellos .
Simetría correcta
El predicador debe revisar el equilibrio de la presentación en su manuscrito
del sermón. Al repasar las notas, debe preguntarse: ¿Repartí el material de
forma pareja? ¿Le di la importancia correcta a cada punto? ¿Es simétrico y
equilibrado el mensaje en su totalidad? ¿Hay alguna sección que sea
demasiado larga? ¿Hay demasiados puntos? ¿Hay alguna sección
demasiado cargada que necesite resumirse? ¿Distribuí los ejemplos de
manera uniforme? ¿Ubiqué la aplicación de manera estratégica? Hay que
tomar en cuenta todos estos factores.

En general, el sermón debe tener más explicación que aplicación. Esto


quiere decir que el manuscrito debe contener más explicación del texto
bíblico que elementos de aplicación. Lo que el pasaje dice es el fundamento
para lo que demanda. El manuscrito del sermón debiera reflejar una
pirámide, ancho en la base y angosto en la punta. Es decir, debe ser amplio
en la explicación del pasaje y disminuir de a poco hacia la aplicación. La
explicación sostiene la aplicación. La doctrina determina el deber; el
principio precede a la práctica. Así que la instrucción y la aplicación deben
ir de acuerdo a esta proporción.
Calidad adecuada
Finalmente, el predicador debe revisar el manuscrito aspirando a la
excelencia. Debe preguntarse: ¿está clara la idea principal? ¿Expresé bien
los puntos centrales? ¿Los sub-puntos ayudan o distraen? ¿La explicación
de cada versículo es precisa y correcta? ¿Son los ejemplos un respaldo para
cada punto? ¿Las citas son pertinentes? ¿Quedan claras las implicaciones?
¿Hay aplicación? ¿La conclusión es fuerte y persuasiva? ¿La introducción
está bien planteada; capta el interés? ¿Qué áreas necesitan mejoras?

He notado que aquí está muchas veces la diferencia entre un sermón bueno
y uno excelente. Esta revisión final del manuscrito es vital. Es de
importancia estratégica en este punto invertir tiempo para evaluar la calidad
de las notas del sermón. ¿Se necesita algún análisis final del texto bíblico?
¿Hay que mejorar alguna parte del manuscrito? ¿Qué otras palabras puedo
usar para evitar la repetición innecesaria? ¿Qué frases debieran ser más
enfáticas? ¿Qué transiciones debieran ser más fluidas? ¿Qué conclusiones
debieran ser más evidentes? Esto y más es lo que hay que revisar en esta
etapa.

INTERNALIZACIÓN PERSONAL
Después de terminar el manuscrito, el predicador debe internalizar el
mensaje. Debe dejar que penetre profundo en su mente y corazón. Por
supuesto, esto es algo que va ocurriendo a lo largo de toda la preparación
del sermón. Pero en este momento debe ser más intensa una vez que el
manuscrito está completo. Las semillas que han sido sembradas en sus
notas, por medio del estudio personal, ahora deben echar raíces en su propia
vida. El expositor debe ser uno con su sermón. Debe, por decirlo de alguna
manera, estar casado con su mensaje. Debe conocer, sentir y vivir la verdad
para que su sermón sea eficaz. Todo su ser, mente, emociones y voluntad
deben unirse al sermón. A fin de cuentas, el mejor método de internalizar el
manuscrito es orarlo. El predicador debe presentar cada verdad ante Dios
para que la apruebe. Antes de mirar de frente a los hombres, debe mirar de
frente a Dios.
Conocer el mensaje
Para que esto ocurra, el predicador debe estar íntimamente familiarizado
con el manuscrito. Debe mantener el salmo fresco en la memoria
repasándolo en la Biblia y repasando el manuscrito del sermón. Cada
persona tiene su método para absorber y recordar el mensaje antes de
subirse al púlpito. Orar el salmo y el manuscrito ayuda a grabar el mensaje
en la mente del predicador. Fuera de esto, cada predicador debe descubrir lo
que mejor le funciona. Aquí hay algunas sugerencias:

1. La Biblia para sermones

Es recomendable que en la Biblia que use para predicar el predicador


vuelva a leer el salmo con una mirada fresca para ubicarse bien en la página
y formato. Además, puede anotar el bosquejo en el margen para ayudarle a
ver las secciones principales y el flujo general del salmo. Después de
enfocarse en los “árboles” en el texto, debe volver a mirar “el bosque”.
Además, es útil marcar las palabras clave para verlas con facilidad. El
predicador puede subrayar las palabras repetidas, encerrar en círculos,
dibujar flechas para indicar causa y efecto. Finalmente, escribir ideas clave
en los márgenes nos ayuda a recordar las ideas clave. Es sorprendente lo
que una sola palabra en el margen puede ayudar a la memoria e impulsar a
la mente en la dirección correcta.

2. El manuscrito del sermón

En cuanto al manuscrito, el predicador debe considerar destacar algunas


partes para reforzar el contenido y orden. Puede destacar con amarillo,
subrayar con rojo o dibujar flechas. Junto con esto, puede repasar la
predicación del sermón en su mente mientras revisa las notas. Mientras se
lee el manuscrito, se puede ensayar cómo se escuchará al presentarlo a la
congregación. Al repasar las notas en la mente se debe prever el tono y la
fuerza del sermón.
Sentir el mensaje
Además, el predicador debe sentir profundamente la verdad que va a
predicar. En lo profundo de su alma, debe ser uno con el pasaje. El salmo
debe transformarse en su salmo. Debe sentirse dueño del salmo. Debe
abrazar el texto interiormente. Debe haber una conexión emocional con el
salmo, sopesando la magnitud del mensaje. Debe sentirse impulsado a
hablar, impulsado por sus convicciones basado en el texto. La mejor manera
de encender la iglesia es que el fuego comience en el púlpito. La mejor
manera de encender el fuego en el púlpito es que comience en el despacho
del pastor. El fuego se esparce rápidamente al púlpito y de ahí salta a la
iglesia. El mensaje debe ser un fuego en su interior. ¿Es la verdad lo que
enciende tu pasión?
En cuanto a la necesidad de esta pasión en la predicación, Lloyd-Jones
indica que el expositor debe sentirse profundamente conmovido. El salmo
debe asaltar su corazón para que sea de beneficio para la congregación:

¿Es posible que un hombre se dé cuenta de que es un miserable


pecador sin sentir emoción? ¿Es posible que un hombre
contemple el infierno sin emoción? ¿Puede un hombre escuchar
las exigencias de la Ley y no sentir nada? Por otro lado, ¿es
posible que un hombre contemple el amor de Dios en Cristo
Jesús sin sentir nada? Eso sería completamente ridículo. Me
temo que muchos hoy en día reaccionan ante los excesos y el
emocionalismo tomando una posición que prácticamente niega
la verdad. El Evangelio de Jesucristo afecta al ser completo, y si
no es así, entonces no es el Evangelio. Se espera que el
3
Evangelio provoque eso, y lo hace. Afecta a toda la persona .

Lloyd-Jones agrega que el predicador que no se conmueve por estas


verdades en realidad no las conoce como debiera. Él escribe:

Sostengo que un hombre que no se siente conmovido por estas


cosas en realidad no las ha comprendido. Un hombre no es solo
intelecto aislado; es una persona completa. También tiene un
corazón y una mente, y si su mente realmente comprende, su
corazón se conmoverá…
¿Dónde está la pasión en la predicación que ha siempre ha
caracterizado los grandes sermones del pasado? ¿Por qué los
predicadores modernos no se conmueven ni se entusiasman
como solían hacer los grandes predicadores del pasado? La
verdad no ha cambiado. ¿Creemos en esa verdad? ¿Estamos
cautivados y somos humildes ante esa verdad? ¿No sentimos
emocionados hasta estar “inmersos en asombro, amor y
4
alabanza?” .

Al prepararse para subir al púlpito, el expositor debe estar plenamente


consciente de que lo hace con la aprobación de Dios. Debe estar convencido
de que Dios está con él. Sin importar la manera en que los hombres reciban
el mensaje, debe tener la seguridad de que tiene la aprobación de Dios (1Co
4:3-4). De igual manera debe estar consciente de que cumplir su tarea tiene
un impacto eterno. Este salmo predicado es la Palabra de Dios para
salvación. Este mensaje es capaz de convertir el alma (Sal 19:7). Este
sermón es “el camino de justicia”. Expone el “camino del malvado” (Sal
1:6). El predicador debe luchar con Dios en oración por las almas de los que
recibirán su sermón. Debe interceder en favor de ellos suplicando por su
salvación. El peso de esta tarea debe conmover el corazón del expositor.
Vivir el mensaje
En tercer lugar, el predicador debe vivir el mensaje. Antes de llamar a otros
a obedecer, debe, primero, obedecer él. Debe, de todo corazón, llegar a ser
la encarnación viva de su mensaje. Eso requiere un diligente examen e
introspección personales. Aquí la oración es la clave. Un predicador
humilde debe orar el salmo que predicará y pedir a Dios que le muestre las
áreas de su vida que no se conforman al mensaje. ¿Necesita revivir su amor
a Dios? ¿Debe renovar su compromiso al llamado ministerial? ¿Debe
arrepentirse de alguna actitud dañina? ¿Hay algún pecado que deba
confesar? ¿Plantea el salmista alguna perspectiva eterna que el predicador
deba recuperar? ¿Hay alguna carga en su vida o ministerio que el
predicador deba encomendar al Señor?

En la medida que el salmo ilumine el alma del predicador, el Espíritu puede


revelar pecado, actitudes y conductas dañinas. Ante ese examen, debe
reconocer su iniquidad y dar la espalda al pecado. En la medida de lo
posible, su corazón debe estar limpio y puro al momento de pararse en el
púlpito. Un mensaje puro en una vasija impura no funciona. En lugar de
eso, el predicador debe buscar la santidad según lo instruye y ejemplifica el
salmo. Debe desear, con una santa consagración, encarnar el mensaje del
salmo. La confianza del salmista debe convertirse en su confianza. La
pasión del salmista debe convertirse en su pasión. El enfoque centrado en
Dios del salmista debe convertirse en su mirada fija.

EXPECTATIVA CONCENTRADA
Ya se ha estudiado el texto bíblico, el manuscrito del sermón está escrito,
revisado, ajustado y aprendido. En este punto, como observa John
MacArthur: “Un expositor es como un atleta que ha concluido su
entrenamiento y ahora debe soportar la tediosa espera hasta la carrera. Los
verdaderos campeones mantienen la concentración y la fuerza; los demás
atletas no. El mejor expositor, tal como el atleta ganador, no debe olvidar
por qué se ha preparado: para una exposición de la Escritura que venga con
toda la autoridad y poder de un portavoz de Dios, y que escudriña los
5
corazones y cambia las vidas” .

A medida que se acerca el momento del sermón, el predicador debe enfocar


su mente y corazón en la gloria de Dios. El sermón será predicado coram
Deo, es decir, en la presencia de Dios. El Señor mismo juzgará el mensaje.
Todos los pensamientos y emociones del expositor deben estar puestos en
él, que está por sobre todo.

EL ANHELO DE TODA UNA VIDA


¿Cuánto toma preparar un sermón expositivo excepcional? ¿Diez horas?
¿Quince horas? ¿Veinte horas? La realidad es que preparar un sermón
excepcional toma toda una vida. Cada hora de estudio en el pasado se suma
y se transforma en una parte dinámica de la preparación del sermón
presente. Cada vez que el predicador se prepara para predicar, hace uso de
toda una vida de estudio de la Palabra. Cada vez que sube al púlpito,
predica de lo acumulado en sus muchos años de preparación. En cada
sermón, toda su vida ha sido una preparación para ese momento. Como
siempre, el sermón más importante es el que se tiene por delante.

Todo este estudio tiene un impacto acumulativo. Cada vez que el predicador
se aproxima a un nuevo pasaje, extrae del profundo pozo que se ha
acumulado en la preparación de los sermones anteriores. Cada sermón
agudiza la mente, desarrolla sus habilidades y mejora su manejo de la
Escritura. El crepúsculo de sus años en el ministerio debiera ser la etapa
más fructífera, más profunda, más penetrante y más aguda. Los atletas
llegan a su cima a los treinta, pero el predicador es diferente. Con el tiempo,
el expositor avanza a niveles más profundos en los años finales de su
ministerio. Mientras más maneje la Escritura, más la Escritura lo maneja a
él. El resultado es un hombre bien preparado en la predicación producto de
la experiencia.

Por la gracia de Dios, entreguémonos por entero a esta tarea de la


predicación expositiva a la que hemos sido llamados.
25

Entregar el mensaje
Predica el salmo en el poder del Espíritu de Dios

El exigente proceso de preparar un sermón expositivo ya ha concluido.


El momento de predicar el mensaje finalmente ha llegado. “No basta con
tener un mensaje” dijo John MacArthur, “también hay que entregarlo
1
poderosamente” . John Stott nos recuerda que el predicador se para en el
púlpito “con la palabra de Dios en sus manos, el Espíritu de Dios en su
corazón, el pueblo de Dios ante sus ojos, esperando expectantes la voz de
2
Dios para oírla y obedecerla” . Pararse con una Biblia abierta significa que
el predicador comunica verdades sagradas de lo alto. Al abrir la boca para
predicar la Palabra está hablando lo que salió de la boca de Dios. En ese
momento el expositor se transforma en portavoz de Dios, quien habla a
través de él. Al declarar “así dice el Señor”, debe complacer a una
congregación compuesta de una persona, a saber, Dios mismo.

El expositor debe estar consciente de que hay dos personas en el púlpito.


Nunca está solo. El expositor y aquel que lo llamó a predicar, Dios mismo,
están juntos. Así como el Hijo del Hombre apareció en el horno de fuego
junto a Sadrac, Mesac y Abednego (Dan 3:25), Dios se acerca a sus siervos
en el púlpito. Mientras ellos enseñan todo lo que Cristo mandó, él prometió:
“Estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mat 28:20). Spurgeon
creía que el momento de mayor cercanía al Señor es cuando un hombre se
para detrás del sagrado púlpito para predicar. El gran predicador bautista
afirmó: “Dibuja un círculo en torno a mi púlpito y habrás dado con el lugar
en que estoy más cerca del cielo. Ahí la presencia de Dios ha sido más
3
palpable que en ningún otro lugar” . En esta cercanía con Dios, es decir
Dios en el predicador, es donde él habla.
Listo para predicar
Puesto que cada expositor es único, cada hombre tendrá su propio estilo y
método para entregar el sermón. Debe desarrollar su estilo. Debe decidir si
leerá las notas, las memorizará, las usará como una guía o predicará sin
notas. Probablemente, los últimos dos métodos son los mejores. En lo
personal, llevo el manuscrito al púlpito y lo uso como una plataforma para
lo que digo. Al hacerlo, confío en que Dios me ayudará a “ir más allá” de
mis notas para el sermón. Esto permite que el Espíritu Santo use al máximo
mi preparación. Con esa libertad, él me guía de manera espontánea a través
del sermón. Con la ayuda del Espíritu, el predicador debe caracterizarse
por:

AUTORIDAD DIVINA

En primer lugar, el expositor debe predicar con autoridad divina. Desde


luego, esa autoridad no reside en él mismo, sino que Dios se la delega y se
encuentra en su Palabra. Esta autoridad se aprecia en la predicación de
Jesús. Después del Sermón del Monte, se observa que así fue cómo Jesús
predicó. Nos dice que habló, no como los escribas y fariseos, sino “con
autoridad” (Mt 7:29). En relación a este mandato, MacArthur observa: “La
autoridad proviene del mandato de proclamar la Palabra del Rey como
heraldo, con el respaldo de toda la autoridad del trono (2Ti 4:2). Un heraldo
es alguien enviado por la autoridad real del soberano, en la medida que
representa de manera fiel el mensaje del Rey. Asimismo, la autoridad del
predicador depende de que entregue el mensaje de la Palabra de Dios con
4
exactitud” . De este modo, la predicación expositiva requiere que se
predique con esa autoridad.
Así dice el señor
Por la naturaleza de esta autoridad dada por Dios, el expositor debe predicar
con profunda convicción en la verdad. Acerca de este punto, MacArthur no
insta: “Predica con convicción. La Biblia es la Palabra autoritativa de Dios
para el hombre. Como alguien dijo: ’Dios no nos dio Diez Sugerencias; nos
dio Diez Mandamientos’. Podemos definir la autoridad como una
’confianza blanda’. Si creemos que lo que decimos es verdad, debemos
decirlo con confianza y autoridad. Decimos que es confianza blanda porque
no podemos actuar como un sargento instructor espiritual que ladra
5
instrucciones a nuestro pueblo” . Más bien el predicador debe decir la
verdad como un pastor que ama a su rebaño, pero sin vacilar cuando se trata
de la verdad esencial de Jesucristo. Juan Calvino dice que cada predicador
debe hablar con dos voces, una que es tierna, para el rebaño, otra que es
fuerte, para los lobos.

Cuando el expositor predica, debe hacerlo con “valor” o confianza (1Ts


2:2). La palabra “valor” quiere decir “discurso completo”. La idea es que el
predicador diga “toda” la verdad a todo el que oiga, sin guardarse nada,
presentando el texto y entregando toda la verdad. Los siervos de Dios deben
proclamar y declarar abiertamente la Palabra, con valentía y convicción. No
debemos balbucear el mensaje, como si estuviéramos inseguros. Tampoco
se debe susurrar, como si tuviéramos vergüenza. En lugar de eso, debemos
declararlo como si estuviéramos compelidos a hablar. Charles Spurgeon
afirmó: “No puedo dejar de pensar que el hombre que predica la Palabra de
6
Dios se pone de pie, no en un mero escenario, sino en un trono” . Debe
tener fuego en sus huesos, y una carga en su alma que debe entregar.
Todo el consejo de dios
Ejercer esta autoridad implica decir toda la verdad de la Palabra de Dios, es
decir todo el consejo de Dios (Hch 20:27). Si se va a hablar con autoridad,
no hay que guardarse nada de la verdad. No hay que suavizarla. Las
palabras difíciles no hay que endulzarlas. No hay que esconder lo que
incomoda. En la Reforma, el grito de guerra sola scriptura, solo la
Escritura, resume la esencia de la época. Los reformadores también estaban
comprometidos con la doctrina de tota scriptura, toda la Escritura.
Predicaban toda la verdad de la Biblia, sin dejar nada de lado. Por lo tanto,
cada predicador debe comprometerse a predicar toda la verdad de los
Salmos, salvación y destrucción, bendición y maldición, cielo e infierno.
Una presentación completa de la verdad en el púlpito es la esencia del
“valor”.

MANSEDUMBRE Y HUMILDAD

En segundo lugar, aunque el expositor hable con autoridad, debe estar


revestido de humildad. Debe ser valiente como un león y manso como una
paloma. El apóstol Pedro afirma que “Dios se opone a los orgullosos, pero
da gracia a los humildes” (1P 5:5). Esto quiere decir que cada predicador
que se para en el púlpito, debe humillarse ante Dios. Dios es soberano y el
expositor es solo el siervo. Esa es la humildad que todo predicador debe
tener. Debe darse cuenta de que no tiene nada que decir aparte de la Palabra
de Dios. Dios es el autor, y él, el predicador, no es más que el mensajero. El
mensaje completo pertenece a Dios.
Promover la gloria de dios
Para poder hablar con humildad, cada predicador debe hablar teniendo la
gloria de Dios como meta. Solo Dios debe atraer la atención, nunca el
predicador. Nuestro Dios es un Dios celoso y no compartirá su gloria con
otros, ni siquiera con uno de sus dotados predicadores. El vocero en el
púlpito no debe eclipsar al Hijo. El mejor de los predicadores no es más que
una lámpara y la Palabra de Dios es la única luz verdadera. Cada predicador
debe acercarse al púlpito tal como Moisés se acercó a la zarza ardiente,
quitándose el calzado porque el suelo que pisaba era santo.

En una ocasión, un joven predicador escocés, muy seguro de sí mismo y


confiado, literalmente subió brincando al púlpito un domingo, lleno de
autoestima. Al pararse a predicar, perdió el hilo de su mensaje mientras
hablaba y se sintió confundido y desorientado porque la fallaba la memoria.
Olvidó el resto del mensaje, lo que fue una experiencia muy humillante. Al
bajar del púlpito, completamente humillado, era un hombre muy diferente
al que había subido al púlpito. Un anciano escocés de avanzada edad se
acercó, puso la mano sobre su hombro y dijo: “Hijo, si hubieras subido al
púlpito como bajaste, habrías bajado como subiste”. Esto se aplica para
todo predicador. El que se exalte será humillado y el que se humille será
exaltado (Lc 18:14).
Morir al yo
George Whitefield, el gran evangelista inglés del siglo XVIII que predicó
en ambos lados del Atlántico, era un hombre verdaderamente humilde.
Cuando sintió el deseo de ser famoso, Whitefield dijo muchas veces: “Que
perezca el nombre de Whitefield, pero que el nombre de Cristo sea
glorificado”. O: “Que el nombre de Whitefield muera para que la causa de
Cristo viva”. “Que el nombre de George Whitefield sea borrado con tal de
que el nombre del Señor Jesucristo sea conocido”. Del mismo modo, cada
predicador debe vestirse con esa humildad. El orgullo es el principal pecado
de los grandes predicadores. Por lo tanto, la humildad es la principal virtud.

DEPENDENCIA TOTAL

En tercer lugar, el expositor debe predicar dependiendo totalmente de Dios.


No importa lo bien redactado que esté el manuscrito, el predicador nunca
debe confiar en la fuerza de la carne. Debe depender del Señor
completamente. Cuando Jesús estaba a punto de enviar a sus discípulos,
consideró necesario recordarles: “Separados de mí no pueden ustedes hacer
nada” (Jn 15:5). Si no permanecían en él, su predicación fracasaría. Pero si
se humillaban, recibirían poder para entregar el mensaje. Grande es el poder
del Espíritu en aquel que permanece en Cristo. En el púlpito, el Espíritu
Santo está presente para dar la plenitud de su poder.
Suficientemente débil
El expositor debe depender del poder de Dios para que avive su mente,
encienda su corazón y dirija sus palabras al predicar. Hablando acerca del
poder del Espíritu Santo, Lloyd-Jones dijo:

“Es el Espíritu Santo que desciende sobre el predicador de


manera especial. De esa manera se recibe poder. Dios da el
poder, y capacita al predicador por medio del Espíritu a fin de
que cumpla su labor de una manera que va más allá de los
esfuerzos e intentos humanos, donde el predicador es usado por
7
el Espíritu como canal a través del cual el Espíritu actúa” .

Lloyd-Jones también describe el ministerio del Espíritu Santo en un


predicador bajo su influencia:

Tú eres un hombre “poseído”, tomado, capturado. Me gusta


decirlo de esta manera —y no conozco nada en este mundo que
sea comparable con esa sensación—: cuando esto ocurre, se
siente como si no fuera uno el que predica, es como si uno solo
observara. Uno se ve a sí mismo con sorpresa mientras todo
ocurre. No es el esfuerzo propio; uno solo es el instrumento, el
canal, el vehículo: y el Espíritu lo usa, y uno observa con gran
8
gozo y sorpresa.
Entregarse al señor
En relación con esta dependencia total, Lloyd-Jones afirma que cada
predicador debe actuar con el poder sobrenatural del Espíritu:

Busca este poder, espera este poder, anhela este poder; y cuando
este poder venga, entrégate a él… Deja que te use, que se
manifieste su poder en ti y a través de ti… Nada sino la
presencia del poder del Espíritu en nuestra predicación traerá
beneficio. Esto es lo que hace la verdadera predicación y es lo
que más se necesita hoy en día, más que nunca antes. Nada
9
puede reemplazar esto .

SENCILLA CLARIDAD

En cuarto lugar, la claridad del mensaje es indispensable y clave para el


éxito. Aunque el predicador esté diciendo profundas verdades, debe hacerlo
de una manera fácil de entender. Sus sermones deben ser claros y
coherentes. No hay nada virtuoso en plantear enigmas desde el púlpito.
Philip Ryken observa: “La predicación expositiva implica que la Palabra de
10
Dios sea clara” . Los reformadores hablaban de la perspicuidad de la
Escritura, es decir, que la enseñanza de la Biblia sea coherente y clara al
afirmar las verdades básicas. Siendo este el caso, la predicación de la
Palabra también debe caracterizarse por la sencilla claridad.
Mientras más sencillo, mejor
William Perkins, el talentoso puritano, escribió en su obra clásica sobre la
predicación, El arte de profetizar: “La predicación debe ser sencilla… Es
un dicho común entre nosotros: ’Fue un sermón muy sencillo’ y, sostengo,
11
mientras más sencillo, mejor” . Tal claridad en la predicación es
indispensable para que un sermón sea eficaz. El evangelio es un mensaje
sencillo y su claridad debe ser notoria en la predicación expositiva.

En referencia a la necesidad de ser claro, MacArthur comenta: “La buena


predicación comienza con un contenido claro, y la claridad comienza con
12
un tema único, fácil de reconocer” . Esto requiere una estructura sencilla
para el sermón con una fluida progresión de las ideas. MacArthur añade:
“Evita los bosquejos complejos porque hacen que los oyentes no distingan
los puntos principales. La manera más útil de enfatizar el tema y que se note
la estructura es usar la repetición. Al pasar de un punto a otro, hay que usar
breves frases de transición para repasar los puntos ya cubiertos. Se debe
13
reiterar la idea central del mensaje cada vez que sea apropiado” . Dicho de
otro modo, una característica de la predicación eficaz es que sea fácil de
seguir y entender.
Un lenguaje claro
Luego MacArthur lo resume de esta manera: “Usa un lenguaje claro. Hay
que comunicar las ideas claras de maneras fáciles de comprender. Si hay
diez personas en tu congregación que no entiendan la palabra ’júbilo’,
entonces usa la palabra ’alegría’. Es contraproducente impresionar con
14
erudición a expensas de la comprensión del oyente” . Hay que usar las
palabras bíblicas, pero también hay que explicarlas. Por lo demás, se deben
usar palabras comunes y corrientes.

PASIÓN INTENSA

En quinto lugar, el expositor debe entregar el mensaje con ardiente pasión y


con toda su alma. Debe estar profundamente convencido de la verdad que
comunica. Hablar con pasión se trata de hablar con el corazón, lleno de
entusiasmo por la gloria de Dios y la supremacía de Cristo. La pasión se
manifiesta en un intenso entusiasmo por la verdad. Esa pasión surge de
profundas convicciones acerca de Dios, de Cristo y del evangelio. Hablar
con pasión es algo que no es transable en la predicación. Sin pasión no hay
predicación.
La necesidad de pasión
Walter Kaiser explica lo indispensable que es la pasión en la predicación.
Cuando hay pasión en el sermón, la verdad es contagiosa. Kaiser observa:

Del comienzo hasta el fin del sermón, la envolvente fuerza del


texto, y de Dios que habla a través de ese texto, debe ser algo
que domine todo nuestro ser. Con la ardiente fuerza de esa
verdad en nuestro corazón y en nuestros labios, cada
pensamiento, emoción y acto de la voluntad debe ser cautivo de
esa verdad y debe proyectarse con entusiasmo, gozo, sinceridad
y autenticidad pues son evidencia de que el Espíritu de Dios está
en el mensaje. A un lado deben quedar las expresiones
mediocres, insípidas y apagadas que son un pobre sustituto de la
potente Palabra del Dios vivo. Si esa Palabra de Dios no
conmueve al que la proclama y no lo llena… de un intenso deseo
de glorificar a Dios y de hacer su voluntad, ¿cómo esperamos
15
que tenga efecto alguno en los oyentes?

URGENCIA APREMIANTE
En sexto lugar, el expositor debe caracterizarse por un sentido de urgencia
espiritual que lo empuja a predicar. Debe hablar convencido de que los
hombres deben escuchar, y además de escucharlo deben responder ahora.
Debe dar a entender que la verdad de su mensaje requiere una respuesta
inmediata. Por lo tanto, debe ser intenso e insistente al predicar. Los
profetas lo llamaban “la carga del Señor” (Zac 9:1 RVA). Esta solemnidad
es una intensidad que nace de una adecuada comprensión de que el mensaje
de Dios requiere una respuesta ahora.
La perspectiva eterna
El predicador debe comunicar este sentido de urgencia al entender que la
vida, la eternidad, el cielo y el infierno están en juego. El predicador debe
predicar como dijo Richard Baxter en una ocasión: “Prediqué como si fuera
mi último sermón. Prediqué como un hombre al borde de la muerte a
16
hombres al borde de la muerte” . Esta intensidad es quizás es lo que más
falta en los púlpitos modernos. Acerca de esta urgencia, John MacArthur
comenta: “Hay que estar convencido de la verdad que se va a predicar. Si se
tratara de la reseña de un libro o una anécdota personal, sería diferente.
Recuerda que el expositor recibe de Dios el mandato de predicar la verdad y
que lo que está en juego tiene consecuencias eternas”.

John Sttot hace sonar la alarma y advierte acerca de la predicación insípida:


“Hablar de temas que tienen que ver con la vida eterna y la muerte eterna
como si estuviéramos hablando de algo no más serio que el clima, con tono
apático e indiferente es una frivolidad inexcusable… Porque una cosa es
cierta: si nos quedamos dormidos con nuestro propio mensaje, no podemos
esperar que nuestro público permanezca despierto”. Por el contrario,
debemos predicar con urgencia.
Un sentido de urgencia
Martyn Lloyd-Jones se refiere a este sentido de urgencia en la predicación y
plantea que, si no se habla con pasión, no hay predicación:

Si el predicador no comunica el sentido de urgencia, si no da a


entender que él es un canal entre Dios y los hombres al hablar
del ahora y de la eternidad, entonces no debería estar en el
púlpito. No hay cabida para el desapego relajado, frío y
científico en estos temas. Eso es posible para el filósofo, pero es
impensable para el predicador… Ciertamente la meta es
persuadir a las personas. El predicador no habla como si se
tratara de “tómalo o déjalo”. Su deseo es convencerlos de que el
mensaje es verdad; quiere que los demás se den cuenta; trata de
influenciarlos. No está ofreciendo una disquisición erudita sobre
el texto, no está dando muestras de su conocimiento; está
tratando con personas, con sus almas y quiere conmoverlos,
quiere que le sigan para que vean la verdad… Si esto no está
presente, será cualquier cosa menos predicación. Es esto lo que
hace la diferencia entre dar una clase y una predicación, o entre
17
un ensayo y un sermón .
UNA PRESENTACIÓN DIVERSA
En séptimo lugar, el expositor debe ser variado en la manera en que entrega
el mensaje. Su tono debe variar según lo que dice el texto. Debe haber
variaciones para que sea natural, como la marea que sube y baja. El
expositor debe expresarse de manera variada y equilibrada. Cuando
Nehemías se paró en el muro, lo hizo con una espada en una mano y una
pala en la otra. Con una construía el muro, con la otra alejaba a los
enemigos. Así debe ser con el predicador en el púlpito. Debe edificar al
pueblo de Dios y alejar a los enemigos de Dios. Debe edificar y derribar,
consolar y acusar, ofrecer misericordia y advertir del juicio.
Doble impacto
La palabra de Dios es una aguda espada de doble filo que tiene un doble
impacto. Al desenvainar esta espada, el predicador debe blandirla en dos
direcciones. Debe arrancar y plantar, derribar y edificar. Debe consolar al
afligido y afligir al que está cómodo. Claramente el libro de Salmos hace
ambas cosas. Alienta al decaído, fortalece al débil, consuela al que sufre,
restaura al quebrantado y anima al temeroso. Sus reconfortantes palabras
dan esperanza al golpeado por la vida. La predicación de este libro perturba
al malvado y da consuelo pastoral al justo. De este modo, cuando el
predicador presenta los salmos, puede animar, alentar y fortalecer al que lo
escucha.

El libro de Salmos reprende al desobediente, advierte al malvado y condena


al corrupto. Pero el texto y el tono de los Salmos también incomodan el que
se siente cómodo en este mundo. El salmista suena una trompeta en los
oídos de los perezosos espirituales, aplicando un bálsamo sanador a los que
sufren. Esto es lo que hace el predicador que anuncia este libro.

LA PERSONALIDAD ÚNICA
En octavo lugar, el expositor ha recibido de parte de Dios una personalidad
única y la capacidad de predicar. Es imperativo que predique con su propio
estilo. Este carácter individual debe notarse en el púlpito. Un error que los
predicadores, especialmente los jóvenes, suelen cometer, es tratar de imitar
o copiar a predicadores famosos. Es cierto que aprendemos de hombres
dotados, pero cada expositor debe desarrollar su propio estilo y debe ser
consecuente con lo que Dios le ha dado.
La verdad a través de la personalidad
En sus famosas Conferencias sobre Predicación en 1877, Phillip Brooks
definió la “verdadera predicación” como “la verdad divina que se comunica
18
a través de la personalidad” . Cada expositor debe evitar tratar de ser en el
púlpito alguien que no es. No debe tratar de ser otra persona, con otra
personalidad. Por supuesto que hay características en otros predicadores
que vale la pena notar. Hay algunos rasgos en otros hombres que son
transferibles y vale la pena emular. Pero a fin de cuentas, cada predicador
debe ser el hombre que Dios creó; ¡debe ser él mismo!
Olvídate de ti mismo, por completo
Siendo un hábil expositor, Lloyd-Jones instaba a todos los predicadores a
predicar de manera natural. Por un lado, no hay que enfocarse demasiado en
otros predicadores; por otro lado, tampoco hay que enfocarse en uno
mismo. Es más importante enfocarse en la grandeza y la gloria de Dios. El
predicador debe enfocarse en Cristo y no en sí mismo. Dicho de otro modo:
“Sé tú mismo sin pensar en ti”.

Sé natural; olvídate de ti mismo. Concéntrate en lo que estás


haciendo, consciente de la presencia de Dios y de la gloria y
grandeza de la verdad que predicas… de modo que te olvides
completamente de ti mismo… El yo es el mayor enemigo del
predicador, más que para otras personas en la sociedad. La única
manera de lidiar con el yo es enfocarse y concentrarse en lo
glorioso de la tarea de modo que uno se olvide de sí mismo
19
completamente .

¡TODO PARA LA GLORIA DE DIOS!

Todo lo que el expositor haga, ya sea en su oficina o en el púlpito, lo debe


hacer para la gloria de Dios. Este debe ser su claro norte, lo que dirija su
rumbo al exponer la Palabra. No predicamos buscando la aprobación de los
hombres, sino la de Dios. No exponemos la Palabra buscando el aplauso
humano, sino el amén del cielo. Esto es lo que nos empuja. Esta es nuestra
pasión y motivación. Al llegar al fin de nuestra vida, que podamos decir
como el apóstol Pablo: “He peleado la buena batalla, he terminado la
carrera, me he mantenido en la fe” (2Ti 4:7). ¡Todo para la gloria de Dios!
El espectro completo
Con esta lección, hemos concluido nuestro breve panorama acerca de los
pasos estratégicos necesarios para la predicación expositiva de los Salmos.
Hemos repasado el espectro completo de este proceso, desde la
consagración del predicador a la proclamación de los salmos. Obviamente
se podría decir mucho más acerca de esta importante materia. Pero con esto
hemos ofrecido un marco para que el predicador pueda desarrollar su propio
método de preparación.

En muchos sentidos, predicar es una tarea individual y personal. Requiere


que cada hombre busque a Dios por sí mismo. Al fin y al cabo, ninguna
clase o escuela puede hacer predicadores. Solo Dios puede hacer
predicadores. No obstante, él ha decidido usar instrumentos como este para
afinar nuestras capacidades. “El hierro se afila con el hierro, y el hombre en
el trato con el hombre” (Pr 27:17). Cuando el hierro entra en contacto con el
hierro, se produce fricción, calor, chirrido, humo y fuerte ruido. El resultado
final es que el hierro se afila.

Debemos acudir a Dios en esta gran tarea y santo llamado que es la


predicación de los Salmos. Que el que nos ha llamado a este ministerio de
proclamación de los Salmos infunda aún más gracia en nuestros corazones
para cumplir la tarea que nos ha encomendado. Debemos predicar su
Palabra de tal modo que recibamos la aprobación de Dios: bien hecho
siervo bueno y fiel.
EPÍLOGO

Predicación que conecta

En conclusión, deseamos reiterar que cada vez que el predicador


expone el libro de Salmos de manera fiel, se libera una dinámica potente y
transformadora. La verdad es que cada libro de la Biblia tiene un impacto
único en los oyentes y los Salmos no son la excepción. Este es un libro
pensado para conectar el alma humana con el corazón de Dios de modo que
el alma de la persona se amolde al corazón de Dios. Tan grande es la
influencia espiritual que el que se deja enseñar por los Salmos pronto se
vuelve como David, un hombre conforme al corazón de Dios. Esa es la
predicación que conecta.

Entonces, ¿Cuáles es el potente efecto de la predicación de los Salmos? Se


puede observar lo siguiente cuando se predica de los Salmos:
Primero, la predicación expositiva de los Salmos glorifica a Dios. Quizás
más que cualquier otro libro de la Biblia, los Salmos nos dan una mirada
majestuosa e imponente de la abrasadora gloria de Dios. Cada Salmo nos
lleva a exaltar a Dios. El carácter infinito de Dios está presente en este libro
con un estilo teocéntrico y grandioso cuando el salmista apunta hacia lo
alto, hacia Dios, el creador del cielo y la tierra, el Señor soberano de la
historia, el que acompaña a su pueblo de manera irrevocable. El expositor
siempre debe magnificar a Dios ante sus oyentes. Esto es lo que promueven
los Salmos de manera asombrosa.

Tributen al Señor, pueblos todos,


tributen al Señorla gloria y el poder.
Tributen al Señorla gloria que merece su nombre;
traigan sus ofrendas y entren en sus atrios.
Póstrense ante elSeñoren la majestad de su santuario;
¡tiemble delante de él toda la tierra!
Que se diga entre las naciones:
“¡El Señores rey!”.
Ha establecido el mundo con firmeza;
jamás será removido.
Él juzga a los pueblos con equidad. (96:7-10)

Segundo, la predicación expositiva de los Salmos inspira asombro. Los


Salmos se escribieron y compilaron para guiar a Israel, el pueblo escogido
de Dios, en la adoración a Dios. ¿Nos debería entonces sorprender que los
Salmos inspiren alabanza a Dios en el corazón de su pueblo? La exposición
de los Salmos impulsa al pueblo de Dios a adorarlo porque es él el único
digno de nuestra alabanza. Esta es nuestra prioridad última y los Salmos
nos ayudan a cumplirlo de manera única.

El Señores rey:
que tiemblen las naciones.
Él tiene su trono entre querubines:
que se estremezca la tierra.
Grande es elSeñoren Sión,
¡excelso sobre todos los pueblos!
Sea alabado su nombre grandioso e imponente:
¡él es santo! (99:1-3)

Tercero, la predicación expositiva de los Salmos enciende nuestra pasión.


La pasión en el predicador es completamente necesaria para que la
exposición sea eficaz. Los Salmos expresan un gran celo e intensidad
emocional por parte del salmista hacia Dios. Por lo tanto, en la predicación
expositiva el expositor debe, de manera vicaria, embarcarse en la misma
búsqueda espiritual del autor bíblico. Las fuertes emociones del salmo
deben llegar a ser el impulso del predicador. De este modo, los Salmos,
llenos de pasión por Dios, se inyectan al alma del predicador. El latido
espiritual del salmista es contagioso. El fervor se esparce fácilmente en el
estudio del predicador y luego, inevitablemente, llega al púlpito.

Atiende,Señor, a mis palabras;


toma en cuenta mis gemidos.
Escucha mis súplicas, rey mío y Dios mío,
porque a ti elevo mi plegaria.

Por la mañana,Señor, escuchas mi clamor;


por la mañana te presento mis ruegos,
y quedo a la espera de tu respuesta. (5:1-3)

Cuarto, la predicación expositiva de los Salmos escudriña el corazón.


Cuando el pecado y la hipocresía quedan al descubierto en la vida del
salmista, también queda al descubierto en los que escuchan la predicación
de este penetrante libro. Esta es una colección de cantos que examina el
corazón de la congregación, purificando y limpiando la vida espiritual de
los oyentes.

¿Quién,Señor, puede habitar en tu santuario?


¿Quién puede vivir en tu santo monte?

Sólo el de conducta intachable,


que practica la justicia
y de corazón dice la verdad. (15:1-2)

Quinto, la predicación expositiva de los Salmos es práctica y relevante.


No hay nada, en absoluto, que sea abstracto, distante o teórico en este libro.
No proviene de una torre de marfil, desconectada de la vida diaria. Este
antiguo libro más bien es relevante y aplicable porque contiene los altos y
bajos de la experiencia humana, las victorias y derrotas de la vida humana,
los montes y valles del peregrinaje espiritual. Desde el pináculo de la
alabanza al pozo de la desesperación, el espectro completo de emociones
humanas es lo que los Salmos describen y expresan. No es extraño que sea
el favorito de personas de todo lugar.

Vuelve a mí tu rostro y tenme compasión,


pues me encuentro solo y afligido.
Crecen las angustias de mi corazón;
líbrame de mis tribulaciones.
Fíjate en mi aflicción y en mis penurias,
y borra todos mis pecados. (25:16-18)

Sexto, la predicación expositiva de los Salmos consuela el alma. Ningún


libro consuela el corazón adolorido como lo hace el libro de Salmos. Este
libro es un bálsamo sanador para el espíritu quebrantado y ofrece aliento al
alma abatida. De este modo, la predicación de los Salmos restaura y
renueva el corazón que sufre. El antiguo refrán está en lo cierto: predica a
los corazones quebrantados y nunca te faltará una congregación. En todo
lugar hay gente que sufre. Al final hay un solo gran remedio para sanar el
corazón herido y es Dios mismo.

¿Por qué voy a inquietarme?


¿Por qué me voy a angustiar?
En Dios pondré mi esperanza
y todavía lo alabaré.
¡Él es mi Salvador y mi Dios! (42:5)

DIOS BENDICE SU PALABRA

Que Dios bendiga abundantemente tu predicación de este inspirado


himnario, el libro de Salmos. No olvides que es la palabra de Dios. Dios ha
prometido que no volverá a él vacía. Él honrará al que honre su Palabra.
Preparará los corazones para que la reciban. Su presencia estará con sus
siervos al proclamarla. Él usará su Palabra al ser predicada. Y la respaldará
para que tenga éxito y logre todo aquello que él desea.

Seamos fieles a la Palabra.


Soli Deo Gloria.
Notas
Prólogo: Recuperación de los salmos
1. Hughes Oliphant Old, The Reading and Preaching of the Scriptures in the Worship of the
Christian Church, 7 volumes (Grand Rapids, MI, and Cambridge, England: Eerdmans
Publishing Co., 1998, 1999, 2002, 2004, 2007, 2010).
Prefacio: Salmos para una nueva reforma
1. James Montgomery Boice, Psalms: Volume 1, Psalms 1-41 (Grand Rapids, MI: Baker Books,
1994), p.9.
2. Ibíd., p.10.
3. Según cita de Boice. Psalms, Vol. 1, p. 388. Traducción para este libro.
4. Según cita de C. H. Spurgeon, The Treasury of David, Vol. 1b, Psalms 25-27 (Grand Rapids,
MI: Zondervan, 1968), p. 344. Traducción para este libro.
5. Philip Graham Ryken, City on a Hill: Reclaiming the Biblical Pattern for the Church in the
21st Century (Chicago, IL: Moody Publishers, 2003), p. 48. Traducción para este libro.
6. Steven Lawson, Holman Old Testament Commentary, Psalms 1-75, Volume 1 and Psalms 76-
150, Volume II (Nashville, TN: Broadman & Holman Publishers, 2003/2006).
Capítulo 1 — Preparar el corazón
1. D. Martyn Lloyd-Jones, Preaching and Preachers (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1971), p.
9. Traducción para este libro.
2. Richard Baxter, The Reformed Pastor, edited by William Brown (Edinburgh/Carlisle, PA: The
Banner of Truth Trust, 1979 [first published 1656]).
3. Baxter, The Reformed Pastor, p. 53. Traducción para este libro.
4. Charles H. Spurgeon, ’The Minister’s Self-Watch,’ Lectures to My Students, First Series
(Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1977), p.
4. Traducción para este libro.
5. Martín Lutero, extracto del ’Preface to the Complete Edition of Luther’s Latin Works’ (1545),
traducido por Andrew Thornton de ’Vorrede zu Band I der Opera Latina der Wittenberger
Ausgabe. 1545’ en el vol. 4 de Luthers Werke in Auswahl, ed. Otto Clemen, 6a ed. (Berlin: de
Gruyter, 1967), pp. 421-28. Traducción para este libro.
6. Para mayor reflexión sobre el tema recomiendo leer Matthew Mead, The Almost Christian
Discovered (Morgan, PA: Soli Deo Gloria, 1996).
7. James M. Garretson, Princeton and Preaching: Archibald Alexander and the Christian
Ministry (Edinburgh, England/Carlisle, PA: The Banner of Truth, 2005) p. 33.
8. Ibíd.
9. Charles Haddon Spurgeon, Lectures to My Students (Pasadena, TX: Pilgrim Publications,
1990), pp.18-39.
10. Ibíd., p.23.
11. Ibíd.
12. Ibíd., p.25.
13. Ibíd., p.28.
14. Ibíd.
15. Ibíd., p.29.
16. Ibíd., p.30.
17. Garretson, Princeton and Preaching, p. 39.
18. Ibíd.
19. Manuscrito de Conferencia sobre Teología Pastoral dada en Princeton Theological Seminary
(en adelante llamado L Pstl T), ’Call to Ministry,’ vol. 11, p. 50.
20. Archibald Alexander, ’The Most Important Qualification for a Pastor,’ The Banner of Truth
Magazine, Issue 574, July 2011, pp. 3-4. Traducción para este libro.
21. Baxter, The Reformed Pastor, pp. 61-62. Traducción para este libro.
22. John Owen, citado por John MacArthur en The MacArthur New Testament Commentary, 2
Corinthians (Chicago, IL: Moody Press, 2003), p. 40. (Edimburgo: Banner of Truth, 1977), p.
192. Traducción para este libro.
23. Según cita de Philip Ryken in Exodus: Saved for God’s Glory (Wheaton, IL: Good News
Publishers, 2005), p. 893. Traducción para este libro.
24. Spurgeon, Lectures to My Students, pp. 7-8. Traducción para este libro.
25. John Stott, Between Two Worlds (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1982), p. 181. Traducción
para este libro.
26. John Stott, The Preacher’s Portrait (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1961), pp. 30-31.
Traducción para este libro.
27. Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, pp. 171-3. Traducción para este libro.
28. C. H. Spurgeon, C. H. Spurgeon’s Autobiography (Pasadena, TX: Pilgrim Publications,
1992), p. 268.
29. Ewald M. Plass, comp., What Luther Says: An Anthology (St. Louis: Concordia, 1959), vol.
3, p. 1359. Traducción para este libro.
30. Ibíd., vol. 3, p. 1355. Traducción para este libro.
31. Ibíd., vol. 3, pp. 1354-55.Traducción para este libro.
32. Thomas Watson, Farewell Sermons of Some of the Most Eminent of the Nonconformist
Ministers Delivered at the Period of Their Ejection by the Act of Uniformity in August 1662 to
which is Prefixed a Historical and Biographical Preface (Birmingham, AL: Solid Ground
Christian Books, 2011), p. 191
33. John Gillies, George Whitefield, Memoirs of Rev. George Whitefield (Connecticut:
Whitmore & Buckingham & H. Mansfield, 1834), p.
474. Traducción para este libro.
Capítulo 2 — Asumir la tarea
1. Ryken, City on a Hill, p. 36.
2. ’Expository’, The New Shorter Oxford English Dictionary on Historical Principles, ed. Leslie
Brown, vol. I: A-M (Oxford: Clarendon Press, 1993), p. 890.
3. Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, p. 196.
4. Ibíd., p. 97. Traducción para este libro.
5. John Owen, The Works of John Owen, vol. VI, ed. William H. Goold (Carlisle, PA/Edinburgh:
Banner of Truth Trust, 1977), p.2 45. Traducción para este libro.
6. Merrill F. Unger, Principles of Expository Preaching (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1955),
p. 33.
7. Walter C. Kaiser, Jr., Preaching and Teaching from the Old Testament (Grand Rapids, MI:
Baker, 2003), p. 50. Traducción para este libro.
8. Según cita de Alistair Begg, Preaching for God’s Glory (Wheaton, IL:Crossway, 1999), p. 9.
9. John Piper, The Supremacy of God in Preaching (Grand Rapids, MI: Baker, 1990), pp. 9, 20.
Traducción para este libro.
10. J. I. Packer, citado por Iain H. Murray, David Martyn Lloyd-Jones: The Fight of Faith 1939–
1981 (Edinburgh/Carlisle, PA: The Banner of Truth Trust, 1990), p. 325. Traducción para este
libro.
11. Murray, David Martyn Lloyd-Jones: The Fight of Faith, p. 325.
12. Ibíd.
13. R. Bruce Bickel, Light and Heat: The Puritan View of the Pulpit (Morgan, PA: Soli Deo
Gloria Pub., 1999), p. 19.
14. Las siguientes citas provienen de The MacArthur Bible Handbook (Nashville, TN: Nelson,
2003), p. 156.Traducción para este libro.
15. Ver cuadro ’Images of God in the Psalms,’ The MacArthur Study Bible, p.762.
16. John Knox, The Integrity of Preaching (Nashville, TN: Abingdon, 1957), p. 89.
17. Charles Spurgeon, ’Preface,’ Psalms Volume I (Wheaton, IL: Crossway Books, 1993), pp.
xiv, xvi. Traducción para este libro.
18. John Calvin, Commentary on the Book of Psalms, trans. Henry Beveridge (Grand Rapids,
MI: Baker, 1971), pp. xliv, xxxvii.
19. John MacArthur, The MacArthur Bible Handbook, p. 159.
20. Ibíd.
21. Gordon Fee and Douglas Stuart, How to Read the Bible for All Its Worth (Grand Rapids, MI:
Zondervan, 2nd ed., 1981), p. 17.
22. Charles H. Spurgeon, ’Howling Changed to Singing,’ Metropolitan Tabernacle Pulpit, vol.
39 (Pasadena, TX: Pilgrim Pub., 1975), p. 235. Traducción para este libro.
Capítulo 3 — Adquirir las herramientas
1. Charles H. Spurgeon, Commenting and Commentaries (reimp. Edimburgo: Banner of Truth,
1969), p. 1. Traducción para este libro.
Capítulo 4 — Panorama de los salmos
1. J ames Montgomery Boice, Psalms: Vol. 1, p.9. Traducción para este libro.
2. James Montgomery Boice, Psalms: Volume 2, Psalms 42-106 (GrandRapids, MI: Baker
Books, 1996), pp.ix-x. Traducción para este libro.
Capítulo 5 — Escoger el enfoque
1. Sinclair Ferguson, ’Exegesis,’ The Preacher and Preaching, p.196. Traducción para este
libro.
2. Charles Swindoll, Daily Grind, 2 vols. (Dallas, TX: Word, 1988).
3. Warren Wiersbe, Meet Yourself in the Psalms (Wheaton, IL: 1986).
4. Ray Stedman, Psalms of Faith (Ventura, CA: 1988).
5. Ronald B. Allen, And I Will Praise Him (Nashville, TN: Thomas Nelson, 1992).
6. E. Calvin Beisner, Psalms of Promise (Colorado Springs, CO: NavPress, 1988).
7. D. Martyn Lloyd-Jones, Spiritual Depression (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1965, 1922).
8. F. B. Meyer, The Shepherd Psalm (Whitefish, MT: Kessinger Publishing, 2005).
9. Charles Bridges, Psalm 119: An Exposition (Carlisle, PA: Banner of Truth, 1977).
10. Thomas Manton, Psalm 119, 3 vols. (Carlisle, PA: Banner of Truth, 1990).
11. John Calvin, Sermons on Psalm 119 (Audubon, NJ: Old Paths Publications, 1996).
12. James Montgomery Boice, Living by the Book (Grand Rapids, MI: Baker, 1997).
13. Jay E. Adams, Counsel from Psalm 119 (Woodruff, SC: Timeless Texts, 1998).
14. Sinclair Ferguson, The Preacher and Preaching, (Phillipsburg, N.J.: Presbyterian and
Reformed, 1986), pp.197-98. Traducción para este libro.
15. Ibíd., p.198. Traducción para este libro.
Capítulo 6 — Entender los tipos de salmos (I)
1. James Montgomery Boice, Psalms, Vol. 1, p.261.
2. Estoy muy agradecido de C. Hassell Bullock por su libro Encountering the Book of Psalms
(Grand Rapids, MI: Baker, 2001), que he usado ampliamente en este capítulo. Para investigar
más sobre género literario, ver Gordon D. Fee y Douglas Stuart, How to Read the Bible for All
Its Worth, pp.194-97; Bernard Anderson, Out of the Depths: The Psalms Speak for Us Today,
2nd ed. (Louisville, KY: Westminster John Knox, 1983); y D. Brent Sandy and Ronald L. Giese,
Jr., eds. Cracking Old Testament Codes: A Guide to Interpreting the Literary Genres of the Old
Testament (Nashville, TN: Broadman & Holman, 1995).
Capítulo 7 — Entender los tipos de salmos (II)
1. Charles Haddon Spurgeon, The Early Years, C. H. Spurgeon Autobiography, Volume 1
(London: Banner of Truth, 1962). Traducción para este libro.
Capítulo 8 — Tomar en cuenta el título
1. Ver James William Thirtle, The Titles of the Psalms: Their Nature and Meaning Explained
(Londres: Henry Froude, 1904).
2. Willem A. VanGemeren, ’Psalms,’ Expositor’s Bible Commentary, ed. Frank E. Gaebelein
(Grand Rapids, MI: Zondervan, 1991), pp.34, 19. Traducción para este libro.
3. C. Hassell Bullock, Encountering the Psalms (Grand Rapids, MI: Baker, 2001), p.25.
Traducción para este libro.
4. Thirtle, The Titles of the Psalms, p.16.
5. Ibíd., p.66.
6. Ibíd., pp.70-74.
7. Ibíd., p.78.
8. Ibíd., p.86.
9. Ibíd., pp.126-27.
10. Ibíd., 172.
11. Derek Kidner, Psalms 1-72. An Introduction and Commentary on Books I and II of the
Psalms, Tyndale Old Testament Commentaries (Londres: InterVarsity, 1973), p.17. Traducción
para este libro.
Capítulo 9 — Hacer observaciones
1. John MacArthur, Rediscovering Expository Preaching (Dallas, TX:
Word Publishing, 1992), p.172. Traducción para este libro.
2. Citado por Richard Mayhue, How to Interpret the Bible for Yourself (Ross-shire, Great
Britain: Christian Focus, 1997), p.61. Traducción para este libro.
3. Para más información, leer C. Hassell Bullock, Encountering the Book of Psalms: A Literary
and Theological Introduction (Grand Rapids, MI: Baker, 2001), pp.50-56.
4. J. C. Ryle, Expository Thoughts on the Gospels (Edinburgh: Banner of Truth, 1987), Juan
6:22.
5. D. Martyn Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, p.76. Traducción para este libro.
6. La Septuaginta (300 a. C.) y la Vulgata latina (400 d. C.) consideran el 9 y 10 como un solo
salmo.
7. Stephen F. Olford, Anointed Expository Preaching (Nashville, TN: Broadman & Holman,
1998), p.141.
Capítulo 10 — Entender las leyes
1. John MacArthur, ’Insights into a Pastor’s Heart — Part 1’ (unpublished audio series).
Transcripción online: http://www.biblebb. com/ files/MAC/gty71.htm.
2. Merrill F. Unger, Principles of Expository Preaching, pp.164-65. Traducción para este libro.
3. Bernard Ramm, Protestant Biblical Interpretation, 3rd rev. ed. (GrandRapids, MI: Baker
Books, 1970), p.123. Traducción para este libro.
4. James Anderson, ’Introductory Notice,’ in Commentary on the Book of Psalms by John
Calvin (Grand Rapids, MI: Baker Books, 2003), pp.vii-viii.
5. John Calvin, John Calvin’s Sermons on Galatians, trans. Kathy Childress (1563; repr.,
Edinburgh: Banner of Truth, 1997), p.136.
6. Walter C. Kaiser, Jr., Toward an Exegetical Theology (Grand Rapids, MI: Baker Book House,
1981), p.45.
7. Ibíd., p.106. Traducción para este libro.
8. John Calvin, The Epistle of Paul the Apostle to the Romans, ed. David W. Torrance and
Thomas F. Torrance (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1973), p.1. Traducción para este libro.
9. John Broadus, A Treatise on the Preparation and Delivery of Sermons (New York: Harper
and Brothers, 1926), p.33. Traducción para este libro.
10. Para más información ver Ronald L. Giese, Jr., ’Literary Forms of the Old Testament,’ in
Cracking Old Testament Codes: A Guide to Interpreting the Literary Genres of the Old
Testament, edited by D. Brent Sandy and Ronald L. Giese, Jr. (Nashville, TN: Broadman &
Holman, 1995), pp.18-24.
11. Ibíd., 23. Traducción para este libro.
12. John MacArthur, Jr., ’Moving from Exegesis to Exposition,’ Rediscovering Expository
Preaching (Nashville, TN: W Publishing Group, 1992), p.293. Traducción para este libro.
13. Roy B. Zuck, Basic Bible Interpretation: A Practical Guide to Discovering Biblical Truth
(Colorado Springs, Colo.: Victor Books, 1991), p.39. Traducción para este libro.
14. Milton S. Terry, Biblical Hermeneutics: A Treatise on the Interpretation of the Old and New
Testaments (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing, 1947), p.580.
15. Frederic W. Farrar, History of Interpretation, Bampton Lectures, 1885 (Grand Rapids, MI:
Baker Books, 1961), p.329. Traducción para este libro.
16. Kaiser, Toward An Exegetical Theology, pp.44-45. Traducción para este libro.
17. Robert Mounce, ’How to Interpret the Bible,’ Eternity (May 1963), p.21. Traducción para
este libro.
Capítulo 11 — Examinar el lenguaje
1. John MacArthur, Rediscovering Expository Preaching (Dallas, TX), pp.176-77. Traducción
para este libro.
2. John MacArthur, ’How to Study the Bible,’ The MacArthur Study Bible, John MacArthur,
author and general editor (Nashville, TN: Nelson Bibles, 2006), p.xxviii. Traducción para este
libro.
3. James Montgomery Boice, ’The Preacher and Scholarship’, The Preacher and Preaching:
Reviving the Art in the Twentieth Century, ed. Samuel T. Logan, Jr. (Phillipsburg, NJ:
Presbyterian & Reformed Publishing, 1986), pp. 100-101. Traducción para este libro.
4. P. Kyle McCarter, Jr., Textual Criticism (Philadelphia, PA: Fortress, 1986), pp. 72-74.
5. Carl Armerding, The Old Testament and Criticism (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans,
1983), 122.
6. N del T. En español también existen buenas traducciones literales como la LBA y NBLH.
7. William D. Barrick, 2005. ’Exegetical Procedure.’ Paper presented at the Shepherds’
Conference, Sun Valley, CA.
8. Kaiser, Toward an Exegetical Theology, p.49. Traducción para este libro.
Capítulo 12 — Encontrar el paralelismo
1. C. Hassell Bullock, Encountering the Book of Psalms: A Literary and Theological
Introduction (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2001),
p.36. Traducciónparaestelibro.
2. Robert Davidson, The Vitality of Worship (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1998), p.5.
Traducción para este libro.
3. ’La poesía bíblica consiste de un tipo de estructura en la oración que es distintiva… se llama
paralelismo y es el formato de los versículos en el que está escrita la poesía bíblica…el
paralelismo se define como dos o más líneas que usan diferentes palabras, pero con una forma
gramatical parecida para expresar la misma idea’. Leland Ryken, TheDelight of Words, 181. C.
S. Lewis describe el paralelismo como “decir lo mismo dos veces con diferentes palabras”
(Reflections on the Psalms [New York, N.Y.: Harcourt, Brace and World, 1985], p.63).
4. John MacArthur, ’The Book of Psalms,’ The MacArthur Study Bible, p.730.
5. Bullock, Encountering the Book of Psalms, p.36.
6. Gerald H. Wilson, Psalms Volume I, The NIV Application Commentary (Grand Rapids, MI:
Zondervan, 2002), p.39.
7. Leland Ryken, Words of Delight: A Literary Introduction to the Bible, 2nd ed. (Grand Rapids,
MI: Baker Books, 1992), p.181. Traducción para este libro.
8. Estoy en deuda con Willem A. Van Gemeren en ’Psalms,’ The Expositor’s Bible
Commentary, p.53., por el material para los ejemplos siguientes.
9. Ryken, Words of Delight, p.181. Traducción para este libro.
10. Ibíd., p.182.
11. Allen P. Ross, ’Psalms,’ Bible Knowledge Commentary (Wheaton, IL: Victor Press, 1985),
p.781.
12. Ryken, Words of Delight, p.181. Traducción para este libro.
Capítulo 13 — Estudiar la gramática
1. Roy B. Zuck, Basic Bible Interpretation, p.68. Traducción para este libro.
2. Kaiser, Toward An Exegetical Theology, p.98.
3. Ibíd., p.97.
4. Ibíd.
5. Ibíd.
6. Ibíd.
7. Ibíd., pp.215, 217.
8. Ibid., p.271; Charles Franklin Kraft, ’Some Further Observations Concerning the Strophic
Structure of Hebrew Poetry,’ in A Stubborn Faith: Papers on Old Testament and Related
Subjects Presented to Honor William Andrew Irwin, ed. by Edward C. Hobbs (Dallas, TX:
Southern Methodist University, 1956), p.71.
9. Algunos indicadores son los que indica Kaiser, Toward An Exegetical Theology, 214-17. Ver
también R. K. Harrison, ’Hebrew Poetry,’ in Zondervan Pictorial Encyclopedia of the Bible, ed.
Merrill C. Tenney, 5 vols. (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing, 1975), 3:82
10. Wilfred G. E. Watson, Classical Hebrew Poetry: A Guide to Its Techniques, 2nd ed., rev.,
Journal for the Study of the Old Testament Supplement Series, 26 (Sheffield, England: Sheffield
Academic, 1995), p.162.
11. Kaiser, Toward an Exegetical Theology, pp.99-104, 165-81; Malachi: God’s Unchanging
Love (Grand Rapids: Baker Books, 1984); Preaching and Teaching from the Old Testament,
pp.179-89.
Capítulo 14 — Investigar la historia
1. John MacArthur, Rediscovering Expository Preaching (Dallas, TX), p.178. Traducción para
este libro.
2. Stephen Olford, Anointed Expository Preaching (Nashville, TN: Broadman & Holman,
1998), p.113. Traducción para este libro.
Capítulo 15 — Estudiar la geografía
1. John Broadus, On the Preparation and Delivery of Sermons (1870; repr., New York: Harper
and Row, 1979), p.71.
2. Frederick J. Mabie, ’Geographical Extent of Israel,’ en Dictionary of the Old Testament:
Historical Books, editado por Bill T. Arnold y H. G. M. Williamson, pp.316-28 (Downers
Grove, IL: InterVarsity Press, 2005).
Capítulo 16 — Investigar la cultura
1. John Stott, Between Two Worlds, p.10. Traducción para este libro.
2. John Broadus, On the Preparation and Delivery of Sermons (1870; reimp., New York: Harper
and Row, 1979), p.25.
3. Philip J. King y Lawrence E. Stager, Life in Biblical Israel, Library of Ancient Israel
(Louisville, Kent.: Westminster John Knox, 2001), p.37.
4. John MacArthur, MacArthur Study Bible, p.822.
5. Ver Othmar Keel, The Symbolism of the Biblical World: Ancient Near Eastern Iconography
and the Book of Psalms, trans. by Timothy J. Hallett (New York, N.Y.: Seabury, 1978), pp.15-56
(Chapter 1, ’Conceptions of the Cosmos’).
Capítulo 17 — Discernir las figuras históricas
1. Zuck, Basic Bible Interpretation, pp.144-45.
2. Ryken, Words of Delight, p.160. Traducción para este libro.
3. Merrill F. Unger, Principles of ExpositoryPreaching, p.176. Traducción para este libro.
4. Zuck, Basic BibleInterpretation, pp.145-46.
5. Ryken, Words of Delight, pp.166-68. Traducción para este libro.
6. Ibíd., pp.166-8. Traducción para este libro.
7. Ibíd.
8. Zuck dice: “Una sinécdoque es cuando se sustituye una parte por el todo o el todo por una
parte”.
(Basic BibleInterpretation,p.151). Traducción para este libro.
9. Ryken, Words of Delight, p.177. Traducción para este libro.
10. Ibíd., p.178.
11. Ibíd., p.177.
12. Zuck, Basic Bible Interpretation, pp.151-52.
13. Ibíd., p.149.
14. Ibíd., p.151.
15. Ibíd., p.152.
16. VanGemeren in ’Psalms,’ The Expositor’s Bible Commentary, p.25.
17. Zuck, Basic Bible Interpretation, p.151. Traducción para este libro.
18. Ibíd., p.140.
19. Martín Lutero a Eoban Hess (29 de marzo, 1523) en Preserved Smith y Charles M. Jacobs,
eds. y trad., Luther’s Correspondence, 2 vols (Philadelphia, PA: Lutheran Publication Society,
1918), 2:177. Traducción para este libro.
Capítulo 18 — Conectar las referencias
1. Thomas Watson, A Body of Divinity: Contained in Sermons Upon the Westminster Assembly’s
Catechism (Londres: Banner of Truth, 1958), 3.2; John Blanchard, comp. Gathered Gold: A
Treasury of Quotations for Christians (Welwyn: Evangelical Press, 1984), p.25. Traducción para
este libro.
2. John Broadus, On the Preparation and Delivery of Sermons (1870; repr., New York, NY:
Harper and Brothers, 1979), p.73. Traducción para este libro.
3. Confesión de Westminster 1.9.
4. Citado por C. A. Salmond, Princetoniana: Charles and A. A. Hodge With Class and Table
Talk of Hodge the Young. Traducción para este libro.
Capítulo 19 — Preparar el bosquejo
1. John MacArthur, ’Moving from Exegesis to Exposition,’ Rediscovering Expository Preaching
(Nashville, TN: W Publishing Group, 1992), p.295. Traducción para este libro.
2. ’Plainly Teaching the Word,’ unpublished message delivered to the Toronto Spiritual Life
Conference, January 10, 1989. Traducción para este libro.
Capítulo 20 — Reunir los hallazgos
1. D. Martyn Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, p.211. Traducción para este libro.
2. John Broadus, On the Preparation and Delivery of Sermons (1870; repr., San Francisco, CA:
Harper Collins, 1979), p.120. Traducción para este libro.
Capítulo 21 — Integrar la aplicación
1. John A. Broadus, On the Preparation and Delivery of Sermons, 4th ed., rev. by Vernon L.
Stanfield (New York: HarperSanFrancisco, 1979), p.165. Traducción para este libro.
2. Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, p.71.
3. John MacArthur, Jr., ’A Study Method for Expository Preaching,’ in Rediscovering
Expository Preaching (Dallas, TX), pp.217-18
4. R. W. Dale citado por John R. W. Stott, Between Two Worlds, p.250. Traducción para este
libro.
Capítulo 22 — Escribir la introducción
1. C. H. Spurgeon, Lectures to My Students (1875, reimp.; Grand Rapids, MI: Baker Book
House, 1977), p.128. Traducción para este libro.
Capítulo 23 — Escribir la conclusión
1. John A. Broadus, On the Preparation and Delivery of Sermons (1870, repr.; New York, NY:
Harper SanFrancisco, 1979), pp.108-109.
2. Martyn Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, p.77. Traducción para este libro.
3. Walter Kaiser, Preaching and Teaching From the Old Testament, p.188. 4. G. Campbell
Morgan, Preaching (Grand Rapids, MI: Baker Publishing, 1974), p.87.
4. G. Campbell Morgan, Preaching (Grand Rapids, MI: Baker Publishing, 1974), p.87.
Traducción para este libro.
5. Richard Mayhue, ’Introductions, Illustrations, and Conclusions,’ Rediscovering Expository
Preaching (Nashville, TN), p.252. Traducción para este libro.
6. Ibíd., p.252.
7. Ibíd.
8. Según cita de Lewis A. Drummond, Spurgeon: Prince of Preachers(Grand Rapids: Kregel,
1992), p.223. Traducción para este libro.
9. Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, p.146. Traducción para este libro.
10. Charles Spurgeon, Lectures to My Students, Book Two (Pasadena, TX: Pilgrim Publications,
1990), pp.179-80. Traducción para este libro.
Capítulo 24 — Evaluar el manuscrito
1. Martyn Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, pp.241-42. Traducción para este libro.
2. Ibíd., p. 223.
3. Ibíd., p. 95.
4. Ibíd., p. 90.
5. John MacArthur, Jr., ’Delivering the Exposition’, Rediscovering Expository Preaching
(Dallas, TX), p.322.
Capítulo 25 — Entregar el mensaje
1. John MacArthur, Rediscovering Expository Preaching (Dallas, TX), p.321.
2. John R. W. Stott, ’Christian Preaching in the Contemporary World,’
Bibliotheca Sacra 145, no. 580 (October-December 1988), p.370.
3. Charles H. Spurgeon, ’Take Away the Frogs,’ Metropolitan Tabernacle Pulpit, Volume 59
(Pasadena, TX: Pilgrim Publications, 1979), p.82. Traducción para este libro.
4. MacArthur, Rediscovering Expository Preaching, p.327.
5. Ibíd., p.299.
6. Charles H. Spurgeon, The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Vol. 34 (Pasadena, TX: Pilgrim
Publications, 1974), p.114. Traducción para este libro.
7. Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, p.305. Traducción para este libro.
8. Ibíd., p.324.
9. Ibíd., p.325.
10. Ryken, City on a Hill, p.48.
11. William Perkins, según cita de Philip Ryken, City on a Hill, p.35. Traducción para este libro.
12. John MacArthur, Rediscovering Expository Preaching, p.324. Traducción para este libro.
13. Ibíd., p.325.
14. Ibíd.
15. Kaiser, Toward An Exegetical Theology, p.239. Traducción para este libro.
16. Richard Baxter, Poetical Fragments, ’Love Breathing Thanks & Praise’ (New York: Gregg
Division of McGraw-Hill, 1971), p.30. Traducción para este libro.
17. Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, pp.91-92. Traducción para este libro.
18. Phillip Brooks, Lectures on Preaching (New York, NY: Dutton, 1907), p.8.
19. Lloyd-Jones, Preaching and Preachers, 331.

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