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LA DEPENDENCIA COLONIAL LATINOAMERICANA

La dependencia comenzó históricamente bajo la forma colonial, con control político


administrativo a cargo de la metrópoli y una pauta económica clásica: proporcionar
materias primas e importar productos industriales terminados bajo un régimen de
monopolio. Ese colonialismo significaba para la metrópoli gastos y responsabilidades
administrativas que con el tiempo se mostraron innecesarios. La "independencia" (tanto la
conquistada por las armas en América en el siglo XIX como la concedida por las potencias
europeas en Asia y África después de la Segunda Guerra Mundial) lejos de expresar un
proceso de descolonización, solo significó un cambio en las formas de explotación. En el
caso de los países latinoamericanos también significó un cambio de metrópoli: de las
manos del decadente imperio español pasamos a las manos del imperio británico, que
entraba en la culminación de su trayectoria histórica.
Cabe considerar por otra parte que todo el territorio americano al sur de Estados Unidos,
comprende Latinoamérica, que fueron los países colonias de España, Portugal y Francia.
Dado que los idiomas de estos países provienen del latín, de ahí el término Latinoamérica.
La cual ha sido el tránsito de una subordinación a otra. De colonia española por tres siglos,
accedimos a la condición de semicolonia inglesa, siglo XIX, para rematar en la órbita
norteamericana, siglo XX y lo corrido de éste. La realidad de la dependencia -ahora
neocolonial- después de las independencias nacionales de las colonias europeas, es un
momento constitutivo que nos une a todos en la periferia, más allá de las diferencias
propias de nuestras culturas continentales.

ESCOLASTICA EUROPEA Y SU INFLUENCIA EN LATINOAMERICA


En principio, Escolástica es el movimiento teológico y filosófico que intentó utilizar la
filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo.
Dominó en las escuelas (en latín scholae) catedralicias y en los estudios generales que
dieron lugar a las universidades medievales europeas, en especial entre mediados del siglo
XI y mediados del siglo XV.

Su formación fue, sin embargo, heterogénea, ya que acogió en su seno corrientes filosóficas
no sólo grecolatinas, sino árabes y judaísmo. Esto causó en este movimiento una
fundamental preocupación por consolidar y crear grandes sistemas sin contradicción interna
que asimilasen toda la tradición filosófica antigua. Por otra parte, se ha achacado a la
escolástica una excesiva dependencia del argumento de autoridad y el abandono de las
ciencias naturales y la experiencia empírica.
La escolástica pasó sin embargo por una evolución en tres fases, a partir de la inicial
identificación entre razón y fe, ya que para los religiosos el mismo Dios es la fuente de
ambos tipos de conocimiento y la verdad es uno de Sus principales atributos, de forma que
Dios no podía contradecirse en estos dos caminos a la verdad y en última instancia, si había
algún conflicto, la fe debía prevalecer siempre sobre la razón, así como la teología sobre la
filosofía. De ahí se pasó a una segunda fase en que existía la conciencia de que la razón y la
fe tenían sólo una zona en común y, por último, ya a fines del siglo XIII y comienzos del
XIV, a una tercera fase en que la separación y divorcio entre razón y fe fueron absolutos,
así como entre filosofía y teología.

Cronológicamente pueden distinguirse fundamentalmente tres épocas:


Desde el comienzo del XI al fin del XII la escolástica está marcado por la polémica
cuestión de los universales, que opone a los realistas encabezados por Guillaume de
Chapeaux a los nominalistas representados por Roscelin y a los conceptualistas (Pedro
Abelardo).
Del siglo XII al fin del XIII tiene lugar la entrada de Aristóteles primero indirectamente a
través de los filósofos judíos y árabes, especialmente Averroes, pero en seguida
directamente traducido del griego al latín por San Alberto Magno y por Guillaume de
Moerbeke, secretario de Santo Tomás de Aquino.
La tercera abarca todo el siglo XIV: Guillermo de Occam se decanta por los nominalistas y
funda una vía moderna que se opone al Tomismo y distingue la filosofía de la teología
Se denomina "alta escolástica" la que tuvo lugar durante los siglos XI y XV, periodo
caracterizado por las grandes cruzadas, el resurgimiento de las ciudades y por un
centralismo del poder papal que desembocó en una lucha por las investiduras.

La figura más descollante de esta época fue san Anselmo de Cantérbury (1033-1109).
Considerado el primer escolástico, sus obras Monologion y Proslogion tendrán una gran
repercusión posterior, centrada sobre todo en su tan debatido argumento ontológico para
probar la existencia de Dios, que fue refutado definitivamente por Kant.

Pedro Abelardo (1079-1142) renovará la lógica y la dialéctica y creará el método


escolástico de la quaestio -un problema dialécticum- con su obra Sic et non.

En el siglo XII, la escuela de Chartres se renueva con las figuras de san Bernardo (muerto
en 1124), Thierry de Chartres, Bernardo Silvestre y Juan de Salisbury. Influenciados por el
platonismo, el estoicismo y la ciencia árabe y judía, su interés se centró fundamentalmente
en el estudio de la naturaleza y en el desarrollo de un humanismo que entrará en pico
conflicto con las tendencias místicas de la época representadas por Bernardo de Claraval
(1091-1153).

Pensamiento Político de Garcilaso de la Vega: Los teóricos renacentistas recusaron, pero


no anularon, la proposición medieval de que la preservación de la libertad, del derecho y de
la justicia constituía el objetivo fundamental de la vida política. Los renacentistas
aseveraron que la misión central del gobernante era mantener la seguridad y la paz.
Maquiavelo sostenía que la virtú (la fuerza creativa) del gobernante era la clave para el
mantenimiento de su propia posición y el bienestar de sus súbditos, idea consonante con la
política de la época.

Durante el renacimiento, las ciudades italianas se convirtieron en estados territoriales que


buscaban expandirse a costa de otros. La unificación territorial tuvo lugar también en
España, Francia e Inglaterra, lo que condujo a la formación del Estado nacional moderno.
Este proceso contó con la ayuda de la moderna diplomacia, configurada, al tiempo que las
nuevas tácticas militares, cuando las ciudades-estado italianas establecieron embajadas
permanentes en cortes extranjeras. En el siglo XVI la institución de la embajada estable se
hallaba extendida por el norte del continente, en Francia, Inglaterra y en el Sacro Imperio
Romano Germánico.

FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS VS. FRAY GINÉS DE SEPÚLVEDA:


Las Casas condenaba la conquista mientras que Sepúlveda era un defensor a ultranza de la
misma. Sepúlveda como aristotélico defendía la naturaleza esclava de los indios y la
superioridad de las razas occidentales.
Se partía de la tesis de los Reyes católicos de que había que respetar la vida de los indios.
Para Sepúlveda era lícito la esclavitud porque los indios están un escalón por debajo de la
jerarquía. Las casas se mueve en una concepción cristiana y demócrata, todos los hombres
son libres e iguales en derechos y deberes.
En 1550 el emperador convoca una junta de teólogos que dirimieron en un comunicado tan
ambiguo que tanto de las Casas como Sepúlveda se declararon vencedores del debate.

PENSAMIENTO POLITICO DE SOR JUANA INES DE LA CRUZ: No quiso o no


pudo comprender que el régimen político y espiritual en el cual vivía, era contrario a la
justicia que ella reclamaba "para todos por igual". También llega a declararse, inútilmente,
en favor de la libertad de pensamiento, cuando escribe:
"Para el alma no hay encierro
ni prisiones que la impidan
porque sólo la emprisionan
los que forma ella misma".
Pensaba así que la conciencia era la que determinaba la realidad material y social,
ignorando que el estado político-teológico de su tiempo era insuperable obstáculo a la
libertad espiritual y a la justicia.
Se rebela ante el comercio y el tratamiento inicuo de los negros. Se advierte también en su
pensamiento cierta heterodoxia que hubo de preocupar a aquellos que censuraron
duramente su afán de sabiduría y de cultura. Su saber fue visto pronto con recelo, y su
inteligencia extraordinaria con desconfianza. En su juventud fue flor de sabiduría en un
ambiente de cortesanos ignorantes y egoístas. Era también una doncella pobre, en una
atmósfera de lujo, de elegancia, de vanidades y de prejuicios. Pero lo más peligroso era su
talento y su cultura. Además, se sabe que el siglo en que vivió fue un siglo de tumultos y de
inquietudes populares.
La fe de Sor Juana estaba respaldada por su razonamiento, por la intuición y sensibilidad
ante la vida y la presencia de la naturaleza en ella. Ante el conocimiento Sor Juana se
muestra honesta y humilde, tenía conciencia de las limitaciones de la razón ante la totalidad
de la existencia, es por eso que también era una mujer de fe. La conciencia de saber que su
vida es pasajera y que la muerte espera al final, funda la paradoja de la fe y la razón fue
algo con lo que lidio, y dio causa dentro de las posibilidades en las que se permitió
filosofar.
La apuesta de Sor Juana por la libertad de acción era, si no radical, sí arriesgada, aun dentro
de la polémica que suscitó el tema en su época. Para su posición de mujer (monja) e
intelectual en el siglo XVII novohispano, lugar que requería un precario equilibrio entre
obediencia debida y vocación librepensadora, proponer que el regalo más grande que nos
hace Dios es sacrificar su propia libertad para dejarnos libres y poder manejar así nuestro
propio destino era exponerse a reproches como los de Fernández de Santa Cruz, e incluso
más serios. La perspectiva femenina de Sor Juana no se apropia del discurso pedagógico y
escolástico para producir una epistemología exclusivamente feminista, sino que se
incorpora en este lenguaje educativo para acceder y difundir un conocimiento dentro de los
vínculos oficiales e institucionales que irradiaban y sostenían el saber secular y religioso en
la época. De este modo, los textos urden una subjetividad racional que se inserta en un
corpus de saber existente y que añade, con su experiencia y su parcialidad, nuevas
inflexiones a temas centrales para la epistemología de la época. Estos temas son modulados
literariamente a partir de la figura o postergación del cuerpo en el saber, y a partir de la
reformulación de debates filosóficos ya tradicionales como la caducidad de la vida material
y física. También ocurren transformaciones conceptuales y teológicas en la constitución de
figuras femeninas, que ostentan una capacidad racional de origen divino, y que ejercen esta
capacidad intelectual del mismo modo que los hombres. Pero estos conocimientos
teológicos ocurren en el espacio alternativo de la ficción, donde su impacto no es menos
contundente, pero sí menos aprehensible para las instituciones que regulaban la formación
y circulación de conocimientos en la sociedad novohispana. Por último, estos textos
cuestionan el conocimiento como categoría parcial y contextual que también participa de
toda una red institucional, tanto secular como religiosa, que lo produce, transforma y
posibilita. Quizá fue sólo historizando esta noción del saber que Sor Juana pudo -aún
cuando era mujer, y precisamente porque estaba ausente- redefinir algunas de las nociones
seculares y religiosas, metropolitanas y novohispanas, del saber de su época.

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