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GUAMAN POMA

rolena adorno

SIGLO VEINTIUNO AM ERICA


NUESTRA
36

COLECCIÓN AMÉRICA NUESTRA


■ américa colonizada

AMERICA NUESTRA es una nueva colección


que Siglo XXI proyecta como una
expresión coherente del examen de la realidad
que nuestros países viven desde siglos: tierra
colonizada que no logra liberarse.
Queremos difundir, con sistema, textos que exhiban
tanto la grandeza de las culturas destruidas
por la Conquista como los testimonios de la
lucha por la liberación que llega hasta nuestros
días y que tiene expresión en la obra y las ideas
de los hombres que las orientan. Nada
mejor para definir esa intención que las
palabras que escribió José Martí: "... la
historia de América, de los incas acá,
ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe
la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia
es preferible a la Grecia que no es nuestra,
nos es más necesaria... Injértese en nuestras
repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser
de nuestras repúblicas..."
traducción de
MARTÍN MUR U.
GUAMAN POMA
LITERATURA DE RESISTENCIA
EN EL PERÚ COLONIAL

por
rolena adorno

SIGLO VEINTIUNO m T K í
siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.
CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN. 04310 MÉXICO D F

siglo veintiuno de españa editores, s.a.


CALLE PLAZA 5. 28043 MADRID. ESPAÑA

s ig lo veintiuno argentina e d ito res


siglo veintiuno editores de Colombia, s.a.
C A LLE 55 NÚM 16 44. BOGOTÁ. D E . COLOMBIA

portada de marta luisa martínez passarge

primera edición en español, 1991


© siglo xxi editores, s.a. de c.v.
primera edición en inglés, 1986
© university of texas press
título original: guarnan poma, writings and resistance in colonial perú

isbn 968-23-1764-9

derechos reservados conforme a la ley


impreso y hecho en méxico / printed and made in mexico
ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS

INTRODUCCIÓN
Literatura histórica y polémica sobre la Historia, 11; Retos al canon,
19

1. GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA


Forma en que Guarnan Poma explota las historias escritas, 23; El
respeto por la historia, 33; La filosofía lascasiana de la Conquista,
35; Dramatización de ufia hipótesis, 42; El presente arrolla al pasado,
48

2. EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA


Verdad histórica y visión moral, 53; Biografías de Incas y reyes, 58;
El prólogo siempre aparece al final, 67; La Nueva coránica como
narración épica, 72

3. DE LA NARRATIVA AL SERMÓN
Estrategias granadinas, 81; Acerca de cómo mover los afectos del
lector, 87; La literatura de la conversión, 91; Una teoría de la
comunicación entre culturas, 94; El papel privilegiado que desem­
peña la invención, 97; El símil de Lucifer, 99; La voz del predicador,
101; El sermón se apodera de la narración, 105

4. LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO


Las sensibilidades barrocas, 11Q; Representación y supresión visua­
les, 114; Los valores simbólicos del espacio pictórico, 121; Líneas
de autoridad y de jerarquía, 134; Desorden en el eje horizontal, 142;
Los paradigmas perdidos: la diagonal invertida y el centro vacío,
149

5. MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS


Alegoría, sátira y el sermón, 160; Sobre caciques y Coyas, 169; En
6 ÍNDICE

los aposentos de la Coya, 169; El presente en el pasado, 174; El autor


como héroe, 180; La crítica final de Guarnan Poma, 181

BIBLIOGRAFÍA 187

ÍNDICE DE ILUSTRACIONES 203

ÍNDICE ANALÍTICO Y DE NOMBRES 205


A G R A D E C IM IE N T O S

Quisiera expresar mi agradecimiento a varios colegas cuyos cono­


cimientos me han sido de gran utilidad para la elaboración de este
proyecto: a John V. Murra, con quien tengo la mayor deuda de
gratitud, y también a Lucille Kerr, Roberto González-Echevarría,
Walter Mignolo, Ciríaco Morón Arroyo, Frank Salomón y David I.
Grossvogel. Tengo igualmente una deuda de gratitud con otras
personas cuya dedicación a las culturas hispanoamericanas y andi­
nas ha acrecentado la que yo misma les profeso: Sara Castro-Kla-
rén, Raquel Chang-Rodríguez, Pierre Duviols, Regina Harrison,
Mercedes López-Baralt, Julio Ortega, Juan Ossio, Franklin Pease y
Jorge L. Urioste. Van mis gracias especiales a una colega de la
Universidad de Syracuse, Joann Cannon, por la lectura de una
versión anterior del manuscrito.
Debo agradecer a Siglo XXI Editores, de la ciudad de México,
el haberme otorgado permiso para reproducir ciertas partes de la
edición de 1980, de la Nueva coránica y buen gobiernor que coedita­
mos John Murra y yo. Una versión anterior del capítulo 4, apareció
previamente en Studies in íhe Anthropology of Visual Communication
(vol. 5, núm. 2, pp. 78-96), y ciertas secciones de los capítulos 3 y 5
se publicaron por vez primera en Dispositio, Revista Hispánica de
Semiótica Literaria (vol. 4, núm. 10, pp. 27-47). Deseo agradecer a
los editores de esas revistas, la oportunidad que me dieron de
utilizar dichos materiales.
Le agradezco a la Universidad de Syracuse, y en especial a Louis
W. Roberts, el aliento y apoyo que recibí para la elaboración de
este libro.
Dedico la obra a mi esposo, David S. Adorno, quien me ha
acompañado en los largos viajes desde las bibliotecas de la realeza
europea hasta los pueblos mineros del Perú de la Colonia, en mi
búsqueda de wel autor Ayala”.

17]
INTRODUCCIÓN

En las páginas que siguen he tratado de efectuar un acto de


descolonización en el terreno de la historia y de la crítica literaria
histórica. El comienzo de mi trabajo fue una forma de responder
a los escritores y comentaristas que, de manera sumaria, desecha­
ban los escritos del escaso puñado de americanos étnicos, por más
que de hecho hayan sido éstos quienes constituyeron la primera
generación de escritores latinoamericanos. Este rechazo se debía
por completo al hecho de que tales autores de las primeras épocas
eran americanos nativos, cuyas raíces étnicas ahondaban grande­
mente en el suelo precolombino del Nuevo Mundo. Marginalizados
política y socialmente durante la época en que vivieron, en ocasio­
nes tomaron la pluma para lanzar una contraofensiva. Sus culturas
nativas tradicionales, que eran orales, no los habían preparado para
expresarse por escrito en lenguas europeas, y su autointerés polí­
tico con frecuencia distorsionó las narraciones que hicieron de la
historia antigua. En consecuencia, estas voces autóctonas fueron
marginalizadas una segunda vez por el mundo de la crítica litera­
ria.1 Y sin embargo, estos individuos orgullosos y desesperados
habían vivido en carne propia los primeros y críticos momentos de
la historia cultural y política hispanoamericana, y se habían ya
comprometido en un proceso de descolonización en el que los
terrenos que se tenían que recuperar eran de índole no sólo
geográfica, sino también espiritual e histórica.12 Lo que tenían que

1 He examinado en otra parte (1974b) los sesgos raciales y críticos a que fueron
sometidos los escritos de los primeros autores amerindios bajo el régimen colonial
español; tal tipo de juicios se debieron, en gran medida, a los intereses políticos de los
críticos —ya estuvieran orientados al mestizaje o se revelasen como indigenistas—, o bien, a
la aplicación rígida de las normas estéticas del canon literario tradicional.
2 “El colonialismo no sólo destruye a partir del momento en que se instala
violentamente en territorios subyugados, sino que arrasa y rehace en beneficio de su
propia empresa imperial, la historia previa de esos territorios. Los mecanismos de esa
destrucción y reescritura interesada son visibles, con una claridad que nunca deja de
sorprender, en la literatura hispanoamericana. Por ello, el proceso de descolonización
implica siempre una contraofensiva en la que se rescatan no sólo territorios geográficos,
sino mentales; no sólo espacio sino tiempo. Es decir: historia” (González Echevarría, 1976,
P- 21).
[9]
10 INTRODUCCIÓN

decir —y especialmente la forma que escogían para decirlo—cons­


tituye un fascinante capítulo en la historia de la confrontación del
mundo occidental con el resto del mundo.
La exposición que quiero hacer se refiere al enfrentamiento de
una persona con la lengua europea del conquistador extranjero, y
particularmente con las muchas formaciones discursivas que con­
formaban el mundo de las letras europeas en esa época. Mi
proyecto es el de reconstruir las formas en que un autor americano
autóctono (en este caso, andino) del siglo XVI y principios del XVII,
Felipe Guarnan Poma de Ayala,3 tradujcr su experiencia al lenguaje
del “otro”. Lo que deseo averiguar es la forma en que la materia
literaria aceptó el reto de la comunicación intercultural durante los
primeros cien años posteriores a la invasión y conquista del Nuevo
Mundo por parte de los españoles.
Una de las consideraciones que son fundamentales por lo que
toca a los esfuerzos de Guarnan Poma, así como para mi propio
estudio, la constituye el hecho de que su Nueva coránica y buen
gobierno [1615] la escribió explícitamente para el rey Felipe III de
España.4 El autor peruano estaba dolorosamente consciente de las
dificultades que planteaba la comunicación a través de las barreras
lingüística y cultural. Daban forma a la retórica de su discurso, sus
experiencias con la literatura jurídica, Histórica y religiosa de la
España del siglo XVI, así como las expectativas que abrigaba acerca
del lector o destinatario que se tenía propuesto.

3 En cuanto a los intentos que se han realizado por estructurar una biografía de
Guarnan Poma a partir de evidencias internas y externas a su obra, véanse Adorno
(1979-80, 1980, 1981b) y Varallanos (1959, 1979).
4 Todas las citas del texto de la Nueva coránica y buen gobierno están lomadas de la
edición Murra-Adorno de 1980, y se reproducen mediante el permiso de la casa editorial.
Cuando cito el propio texto de Guarnan Poma, utilizo sus números de página originales,
según los corregimos y reprodujimos en la edición. Pero cuando hago referencia al
dispositivo crítico que lo acompaña uso el número de volumen y de página de la edición
de 1980 en tres volúmenes. Las traducciones al español que se encuentran entre
paréntesis, de citas del quechua, son de Jorge L. Urioste.
El español de Guarnan Poma presenta dificultades tales como la falta de concordan­
cia en número entre las frases nominales y las verbales (véase Urioste, en Guarnan Poma
[1615] 1980, vol. 1, pp. xxviii-xxxi). Uno de los rasgos particulares de su prosa en español
es el uso que hace de las frases pronominales “el dicho”, “los dichos” o “los susodichos”.
Su utilización de este tipo de expresiones en español proviene del quechua ñisqa, que en
esta lengua se usa de manera convencional para hacer referencia a una frase nominal ya
mencionada en el discurso (ibid., p. xxx). El uso exagerado que hace de este rasgo en
español le recordará al lector el grado hasta el cual el quechua, lengua materna del autor,
influía en su español.
INTRODUCCIÓN 11

Literatura histórica y polémica sobre la historia

Antes de entrar en materia en cuanto a la literatura étnica andina,


son precisas unas cuantas palabras acerca del contexto histórico e
historiográfico en el que apareció su obra. En el momento en que
se produce la segunda oleada de Crónicas de Indias en el siglo XVII,
la historiografía, al igual que la propia historia, ya había cambiado
su orientación. Los esfuerzos de la Conquista habían perdido
ímpetu, dejando que los acontecimientos fantásticos e históricos se
entremezclaran en la imaginación popular. A consecuencia de ello,
las crónicas de la historia del Nuevo Mundo que en ese entonces
se escribían eran reelaboraciones, e incluso plagios, de crónicas
previas, o bien remembranzas oblicuas de las hazañas de un lejano
pasado (Esteve Barba, 1964, p. 19). No obstante, prevalecía la
aspiración —o la pretensión—de descubrir y comunicar verdades
objetivas de la historia. La norma de la verdad histórica del Rena­
cimiento, la res gestee a la que pretendían ajustarse las Crónicas de
Indias, consistía en “informar sin adornos acerca de las cosas que
habían sucedido, sin distorsiones, agregados u omisiones, como si
en verdad fuese posible registrar los actos humanos tan fielmente
como podría un fonógrafo infalible registrar una interpretáción
musical” (Nelson, 1973, p. 40).
Por más que se adhiera a esta ilusión, a la mayor parte de la
literatura de crónicas del Nuevo Mundo se la puede llamar alegó­
rica, en el sentido que da a esto Hayden White (1973b, p. 261), por
cuanto tales obras fueron escritas al servicio de “poderes compul­
sivos” tales como la religión o ideologías específicas, y, de manera
típica, se apoyaron en las implicaciones morales de hechos históri­
cos o de acontecimientos históricos reducidos al estatus de las
manifestaciones de fuerzas morales que supuestamente domina­
ban el universo. Las crónicas del Nuevo Mundo eran “alegóricas”
en este sentido, porque, típicamente, constituían la elaboración de
versiones providencialistas e imperialistas de la historia de la con­
quista española, basadas en las filosofías de la guerra justa. Se
hallaban entretejidas en las narraciones los principales problemas
filosóficos y prácticos que generó el descubrimiento y la coloniza­
ción del Nuevo Mundo. En primer lugar, las pretensiones legales
mediante las cuales justificar la conquista europea de los
pueblos indígenas americanos; y, en segundo, los medios a través
de los cuales se pudiera controlar y gobernar a las recién halladas
12 INTRODUCCIÓN

poblaciones (Zavala [1947] 1972, p. 19).


En los tratados historiográficos, las justificaciones de la conquis­
ta y la colonización aparecían a veces como aspectos de controver­
sia, pero lo más frecuente era que representaran la destilación de
posturas ideológicas particulares, que los autores trataban de im­
poner a sus lectores. Atendiendo a sus motivaciones pragmáticas,
las crónicas del siglo XVI sobre el Perú se pueden dividir en dos
categorías: las que defendían los intereses privados de los conquis­
tadores y sus descendientes (como las relaciones de méritos y servicios
—que eran peticiones de ciertos individuos para obtener del mo­
narca reconocimiento y recompensas—), y aquellas que estaban al
servicio del interés político de administradores que se ocupaban
de gobernar a las poblaciones autóctonas, así como de dejar
establecidos los derechos y las estrategias mediante los cuales
ejercían tal gobierno (Ossio, 1976-1977, p. 193). Los autores más
famosos del segundo grupo fueron Pedro Sarmiento de Gamboa
y su mentor, Francisco de Toledo. Entre los muchos escritores de
esa época, que se han identificado con el periodo en funciones del
virrey Toledo (1569-1581), son Sarmiento y el propio Toledo
quienes mejor se recuerdan, por el uso que hicieron de la litera­
tura historiográfica y documental como campo de batalla en el que
pudieran hacer valer sus juicios políticos contra la autonomía
autóctona (Means, 1928, p. 519; véanse también las pp. 462-497).
De manera similar, los escritores amerindios presentaban sus
argumentaciones bajo el aspecto de informes sin adornos. Su
forma de recoger la historia se veía plagada de motivos personales
y de autointerés colectivo, del mismo modo que lo estaban las obras
historiográficas que habían producido los cronistas europeos —sol­
dados, amanuenses y clérigos—de las generaciones anteriores a la
suya.
Guarnan Poma sobresale como uno de los individuos que se
metieron con vigor al debate.5Su punto de vista particular respecto
de las cuestiones políticas se puede resumir fácilmente: oponién­

5 Entre los pocos nativos andinos de ese periodo que alcanzaron renombre por los
testimonios transcritos o por las obras que escribieron y que han llegado hasta nosotros
(Titu C u s í Yupanqui,Juan de Santacruz Pachaculi Yamqui Salcamayhua, El Inca Garcilaso
de la Vega), Guarnan Poma presenta la singularidad de ser el único que ofrece comen­
tarios extensos y directos sobre la vida de los andinos nativos bajo el virreinato español.
Al parecer, su vocación literaria le vino tras un aprendizaje en la lectura de obras religiosas,
tales como las de fray Luis de Granada, que constituían los puntales de la cultura literaria
INTRODUCCIÓN 13

dose al gobierno directo de los extranjeros, Guarnan Poma abogaba


por la restitución de las tierras y por el retorno a la forma de
gobierno tradicional andina. Puesto que su pertenencia a la noble­
za incaica le venía por línea materna, prefería fundamentar su
pretensión a la aristocracia basándose en su linaje paterno, el
Yarovilca Allauca Huanoco, que antecedía al de los incas “usurpa­
dores” de las épocas más recientes (véanse Tello, 1942; Varallanos,
1959, pp. 59-68). Rabiosamente anticlerical, vituperaba la voraci­
dad de todos aquellos que ocupaban puestos administrativos de la
Colonia, ya fuesen civiles o eclesiásticos. Defendía a los andinos
como cristianos civilizados y atacaba a los españoles como pecado­
res descarriados. Al mismo tiempo, fomentaba la institucionaliza-
ción de la religión cristiana y la creación de un Estado andino
soberano que formara parte de un imperio, cristiano universal, al
frente del cual estuviera el rey español. En pocas palabras, su
postura era compleja pero coherente, y siempre inequívoca: en
favor del gobierno autóctono y opuesta al colonialismo; Guarnan
Poma era antiinca pero pro andino, anticlerical pero pro católico.
En la articulación de sus puntos de vista, Guarnan Poma emplea­
ba una forma de habla que es la que predomina en toda su obra y
que tiene el carácter de una polémica disimulada. En este tipo de
discurso, tal como lo define Bajtín, el hablante alude a las palabras
de otra persona, o implica que sus palabras son de otro —sin
referirse específicamente a ese acto de habla previo—para expresar
sus propias intenciones. La polémica disimulada es igual a cual­
quier línea aislada de un diálogo, por cuanto responde a un acto
de habla previo, sin referirse explícitamente a él.6 El hecho de quq
Guarnan Poma se enfrascara en la polémica oculta tuvo dos conse­
cuencias: en el plano inmediato, le permitió integrar a su propioi
discurso innumerables ataques contra supuestos que nunca espe-

hispánica del siglo xvi. Guarnan Poma afirmaba que había sido su hermanastro, un cura
mestizo al que identificaba como “Padre Martín de Ayala”, quien originalmente le había
enseñado a leer y escribir {ibid., pp. 15-16).
6 “Mediante una polémica disfrazada... el discurso del autor endereza un ataque
polémico contra otro acto de habla, contra otra aseveración, sobre el mismo tema. En
este caso, una expresión centrada sobre su objeto de referencia choca contra otra
expresión, basándose en el propio referente. Esa otra expresión no es reproducida; se la
sobreentiende únicamente por su sentido; pero la estructura total del discurso del autor
sería completamente distinta, de no ser por esta reacción ante un acto de habla de otra
persona, que no ha sido expresado” (Bajtin [1929] 1978, p. 187).
14 INTRODUCCIÓN

cificaba, y comentarios acerca de autores a quienes jamás mencio­


naba. La identificación de estos actos de habla ajenos, una vez que
se desenmarañan y se separan de sus observaciones propias, hace
que su discurso resulte más inteligible. En segundo lugar, la pre­
sencia de la polémica disimulada da forma interna y explicación a
los principios composicionales de su discurso; es la causa de los
papeles respectivos que desempeñan en la estructuración de su
obra la redacción histórica, la oratoria y la ficción.
La fuerza polémica del libro de Guarnan Poma —e incluso sus
métodos de articulación específicos—encuentran precedentes en
escritos anteriores del siglo XVI, tales como los de José de Acosta y
Bartolomé de Las Casas, con los cuales Guarnan Poma estaba
familiarizado. Tanto Acosta como Las Casas emplearon estrategias
de composición en las que la descripción de los fenómenos y la
narración de los acontecimientos pasaban a ser prueba de la
demostración dialéctica (Mignolo, 1982, p. 86). En tanto que
Acosta, en su Historia natural y moral de las Indias limitaba su
estructura argumentativa al examen de los efectos de la naturaleza
sobre el hombre, en la Historia apologética Las Casas ofrecía argu­
mentos dialécticos persuasivos y retóricos, al igual que demostrati­
vos, al estudiar las obras del libre arbitrio de la humanidad (ibid.f
p. 87). Aun cuando Guarnan Poma no siguió la pauta de demostrar
las causas y describir los efectos a la manera docta de Acosta y Las
Casas, rápidamente descubrió el potencial que poseía un discurso
de la historia aparentemente neutro, para hacer que contuviera
argumentos retóricos de persuasión.
Guarnan Poma enmascaraba sus intenciones presentando sus
aseveraciones persuasivas como si fuesen afirmaciones de hechos;
su empeño polémico lo escondía y disfrazaba a guisa de simple
narración historiográfica. La explicación que da sobre la aparición
de los primeros andinos en las Indias, por ejemplo, así como de la
proveniencia de su tronco racial y étnico y del origen del Inca
imperial, son aspectos que se abordan como acontecimientos
históricos que simplemente se están narrando. Raras veces admitió
el autor que tales cuestiones eran objeto de un apasionado debate.
En ninguna parte dio la explicación de por qué llamó a su libro la
“primera de las nuevas crónicas”, y sin embargo, al igual que
Acosta, intentó hacer lo que el jesuíta consideraba una empresa
novedosa: explicar la presencia andina en el “Nuevo Mundo”
antiguo y escribir la historia moral de la humanidad civilizada de
INTRODUCCIÓN 15

América.7 Más audaz que Acosta, quien se aventuró a llamar


“nueva” a su propia obra únicamente en su prólogo, Guarnan Poma
proclamaba la novedad de su obra en el propio título de la misma.
Para Guarnan Poma, el concepto de historia incluía que ésta se
preservara de alguna forma; así, lamentaba que el registro de la
antigua civilización andina consistiera en “unas historias cin escrip-
tura nenguna” ([1615] 1980, p. 8).8 Su labor, sugería, era la de
traducir de la modalidad oral a la escrita; su trabajo era el de pasar
el registro de un medio a otro, trasponer, y no inventar o siquiera
interpretar. Al autodenominarse un cronista,9 Guarnan Poma aspi­
raba a la prerrogativa de que lo que hacía era por el bien público
y de que se hallaba por encima del autointerés. El mismo se
declaraba idóneo para la labor de historiador, al proclamar su
devoción religiosa cristiana y al afirmar que su historia efectuaría
el mismo servicio que toda buena historia, a saber, proporcionar
la doctrina y el ejemplo mediante los cuales todos los mortales
debieran vivir. Sus declaraciones en cuanto a la utilidad (“utilidad
y provecho”) de su libro se apegaban, de manera general, a la meta
ética y pública de la redacción de la historia.
Al igual que en su postura narrativa como guardián del bien
público, los esfuerzos de Guarnan Poma como peticionario privado
se apoyaban en la ilusión de verdad histórica que él había creado
para disfrazar sus supuestos polémicos. La idea de una probanza de
méritos, esto es, de una petición personal al rey para tratar de

7 En su Proemio a la Historia natural y moni! de las Indias, Acosta señalaba: “Así que
aunque el Mundo Nuevo ya no es nuevo sino viejo, según hay mucho dicho y escrito de
él, todavía me parece que en alguna manera se podrá tener esta Historia por nueva, por
ser juntamente historia y en parte filosofía y por ser no sólo de las obras de naturaleza
sino también de las del libre albedrío, que son los hechos y costumbres de los hombres”
([1590] 1962, p. 13). Es decir. Acosta consideraba que su historia era “nueva” porque
trataba de los asuntos humanos al igual que sobre los fenómenos naturales, y
porque intentaba estudiar las causas (labor del filósofo) a la vez que narraba los efectos
(labor del historiador). Esta última era una distinción que había formulado el teórico
italiano de la historia Francisco Patrizi (véase Mignolo, 1982, pp. 86-87).
HGuarnan Poma esbozaba como cuestiones aparte, pero que guardaban relación
entre sí, el hecho de que existiera la historia y el de que se la registrara. Afirmaba la validez
de una gran variedad de fuentes historiograficas, entre las que figuraban los quipos, esto
es, el sistema de cuerdas con nudos que los andinos utilizaban para preservar información,
así como los recuerdos y relatos orales de los ancianos y testigos oculares andinos (“los
quipos y memorias y relaciones de los yndios antigos de muy biejos y biejas sabios testigos
de uista”) ([1615] 1980, p. 8).
9 En la época de Guarnan Poma las palabras “historia”/ “historiador” y “cróni-
ca"/“cionisia” se utilizaban indistintamente (véase Mignolo, 1982, pp. 75-77 y 82).
16 INTRODUCCIÓN

obtener una recompensa por servicios efectuados, estaba explícita


en el llamamiento que Guarnan Poma le hacía al rey Felipe III:
“Agradéscame este seruicio de treinta años y de andar tan pobre,
dejando mi casa y hijos y haziendas para seruir a vuestra Magestad”
(ibid.t p. 976). Es en este plano y en este contexto de carta relatoria,
que a la obra de Guarnan Poma se lo puede denominar con
propiedad una “carta al rey”, epíteto que con mucha frecuencia se
ha utilizado para describirlo.10
Fue también en la categoría general de la relación como dio
forma al capítulo de su libro que lleva el encabezado de “Pregunta
su Magestad” —diálogo imaginario con el rey de España—, a la
manera del tipo formal y oficial de informe que supuestamente
solicitaba el monarca:

Pregunta Sacra Católica M agestad al au to r Ayala para sauer todo lo que


ay en el rreyno de las Yndias del Pirú para el buen g o b iern o y justicia y
rrem ediallo de los trauajos y m ala u en tu ra y que m u ltip liq u e los pobres
yndios del dicho rreyno... . A la p reg u n ta de su M agestad rresp o n d e el
au to r y habla con su M agestad (ibid., p. 974).

Aquí, Guarnan Poma imita la fórmula de la relación tipificada en


las Relaciones geográficas de Indias (1586) (véase Jiménez de Ja
Espada, 1965). Los informes de esta índole cumplían una función
oficial obligatoria, puesto que con ellos se satisfacían las solicitudes
gubernamentales en cuanto a información. Con frecuencia bajo la
forma de respuestas a cuestionarios, este tipo de relación no se
apegaba a ningún modelo literario tradicional, sino más bien a las
exigencias de proporcionar datos, de manera ordenada, acerca de
las tierras recién descubiertas, así como de sus pobladores (Migno-
lo, 1982, pp. 70-71).
Inventando no sólo su propio cumplimiento, sino también la
solicitud oficial, Guarnan Poma elaboraba sus respuestas e invertía

10 Desde que John Murra acuñó esta expresión en el artículo que elaboró para
Natural History en 1961, ha sido repetida por casi todos los que han escrito sobre \a Nueva
coránica. Como probanza de méritos, el llamamiento que Guarnan Poma le hacía al rey
sobresalía entre las peticiones que de manera típica escribían los conquistadores y otros
europeos. Él fundamentaba sus pretensiones, no en una serie de hazañas (por lo común
militares) personales previas, de las cuales el relato escrito simplemente constituía una
verificación, sino más bien en aquellos esfuerzos y sacrificios personales cuya finalidad
misma fue la redacción del libro. El Inca Garcilaso y otros cronistas indígenas y mestizos
hicieron lo mismo.
INTRODUCCIÓN 17

e! carácter formal de la relación. En la novela y en la crónica, la


oratoria forense normalmente se utilizaba para legitimar el estatus
del testigo como persona de calidad y confiable (véase González
Echevarría, 1976, pp. 28-29); puesto que el testigo creaba una
relación con una autoridad externa, la presencia ficticia de esa
autoridad daba, a su vez, autoridad al testigo. Pero Guarnan Poma
subvirtió la fórmula al crear el personaje ficticio del rey como
inquiridor ingenuo y carente de información. Así, aun cuando
Guarnan Poma creó la figura del soberano, le arrebató a ésta un
prestigio que, en vez de darle, se confirió a sí mismo; hizo que M el
autor Ayala” fuese la fuente de los conocimientos y, por ende, la
autoridad.
La carta relatoria y la relación, por un lado, y la crónica y la historia,
por el otro, constituyen dos categorías opuestas, pero complemen­
tarias, dentro del discurso historiográfico. El propósito de los
autores difería considerablemente entre ellas: la carta y la relación
se escribían por un sentimiento de la obligación de testimoniar e
informar, en tanto que en la historia y la crónica se aspiraba a
elaborar, a partir de aquellos datos que las relaciones pudieran
proporcionar, las complejas relaciones que existían entre los acon­
tecimientos históricos. Si a estos trabajos se los puede considerar
como pertenecientes a una sola categoría (Mignolo, 1982, p. 59),
ello únicamente es factible desde la perspectiva de la recepción que
han tenido todos los de esa índole durante el presente siglo, y no
a partir de la que tuvo su^producción original en el siglo XVI. A
pesar de que Guarnan Poma manifestaba que solamente tenía la
intención de informar, y no la de interpretar, se contradecía a sí
mismo con aquellas declaraciones que revelan que su obra la
consideraba una crónica, y no una carta. Por más que en una ocasión
haya dicho que su obra era una carta ([1615] 1980, p. 975), por lo
común la llamaba un “libro y coránica”, y en dos ocasiones solicitó
su publicación:

Y la dicha m erced pide y suplica para cienpre de la dicha ynpreción a su


Magestad, del dicho libro com puesto por el dicho autor, do n Felipe
(•uam an Pom a de Ayala, señor y capac apo, ques préncipes, pues que lo
mcrese de la dicha auibilidad y trauajo ( ibid., p. 11; véase tam bién la p. 7).

Así, Guarnan Poma se alejaba del concepto del testimonio externa­


mente motivado y dado como respuesta (la carta relatoria), y se
18 INTRODUCCIÓN

acercaba al del discurso aseverativo y formalmente elaborado (la


crónica).
Por más que Guarnan Poma obviamente aspiraba a que su
trabajo fuese un tratado formal, resulta difícil colocar definitiva­
mente su libro en el terreno ya de la empresa historiográfica
pública, o ya en el de la relación informal del ciudadano privado.
Esto es así, porque su trabajo está organizado en una sucesión de
tres partes distintas. Su Nueva coránica contiene la historia del Perú
antiguo, desde la creación bíblica hasta el reinado del Inca Huayna
Capac (ibid.ypp. 1-369). Subsiguientemente, el capítulo denomina­
do “Conquista”, que comienza con la llegada de los primeros
españoles al Perú y termina con la conclusión de las guerras civiles
de los españoles después de la conquista, constituye una unidad
aparte ( ibid.y pp. 370-437; véase su índice, en la p. 1182). Los dos
tercios restantes del libro, el Buen gobiemoy son una descripción
sincrónica y exhaustiva de la vida en el virreinato del Perú (ibid.t
pp. 438-1189). Esta parte del libro no consiste en el registro de las
grandes y memorables hazañas, sino más bien en la narración de
los sucesos cotidianos, de los cuales Guarnan Poma afirma que es
testigo presencial.
En el Buen gobierno Guarnan Poma recurre al concepto conven­
cional de que la verdad histórica es la narración literal de los
acontecimientos que en realidad acaecieron. La noción de verdad
histórica pertenecía a “el tipo de correspondencia que debe darse
entre lo que declara un testigo ante un tribunal y los acontecimien­
tos que describe” (Nelson, 1973, p. 1). De esta manera, Guarnan
Poma materializó el espíritu del tribunal y el espectáculo del testigo
que se presenta ante una autoridad superior. Esto ocurre no
solamente en el diálogo con el rey, sino también a todo lo largo de
las detalladas descripciones que hace de la explotación de la
población autóctona por parte de los colonizadores. Con la misma!
actitud, el autor andino copió cartas y documentos legales y los
insertó en su trabajo. Halla aplicación aquí la definición jurídica de?
la relación como aquel “informe breve y sucinto que se hace
públicamente ante un juez, de palabra o por escrito, tocante a los
hechos de un caso particular” (véase el Diccionario de autoridades
[1726-1737] 1964, pp. 3 y 556).
Por otro lado, ni la Nueva coránica ([1615] 1980, pp. 1-369) ni el
capítulo denominado “Conquista” (ibid.y pp. 370-437) cumplen con
los requisitos para ser llamados una relación. Guarnan Poma no
INTRODUCCIÓN 19

podía atestiguar personalmente sobre las experiencias que había


vivido su pueblo desde la época de la legendaria llegada a las Indias
de uno de los hijos de Noé, ni tampoco había experimentado en
carne propia la invasión española y la conquista del Tawantinsu-
yu.11 Además, no se apegaba a los criterios establecidos para la
determinación de la verdad histórica. Lo que sucedió en cambio,
como voy a demostrar más adelante, es que los acontecimientos de
la historia pasaron a ser los elementos inestables tanto en la
narración de la Nueva coránica como en la de la “Conquista”. Los
relatos factuales iban desapareciendo conforme Guarnan Poma
abandonaba la exégesis de la historia y se desplazaba en otra
dirección. Poniendo en tela de juicio las dimensiones teleológicas
y éticas de los acaecimientos históricós, examinó el significado y la
moralidad de éstos, y estructuró su propia respuesta literaria.

Retos al canon

\j¿l pretensión por parte de Guarnan Poma, de darle a su ob^a la


definición genérica de crónica resulta significativa cuando se
la considera a la luz de su intención política. Y sin embargo, el
problema del género saca a relucir cuestiones que van más allá de
su propia experiencia literaria inmediata y que se centran en los
actos creativos que constituyeron y asistieron al nacimiento de la
toma de conciencia literaria hispanoamericana. Expresada del
modo más general, la pregunta que me trato de responder es: ¿Qué
aspectos del canon y la convención literarios pasaron a ser las
condiciones que hicieron posibles los primeros pasos de una
materia literaria que era, de manera singular y autoconsciente,
tanto hispánica como americana?
Las implicaciones del estudio que hago del libro de Guarnan
Poma se refieren a la literatura, pero a la literatura conforme a la
relación que guarda con la sociedad. El enfrentamiento de Guarnan
Poma con el mundo de las letras, al que al principio consideró1

11 Guarnan Poma indicaba que él nació después de la caída de los Incas: “Porque
yo no nací en tienpo de los Yngas para sauer todo que destas cordilleras lo supe y lo fue
escriuiendo; adonde estube más tienpos fue aquí" ([1615] 1980, p. 860). La forma en que
vincula la categoría espacial con la temporal refleja el concepto andino de la convergencia
del tiempo y el espacio; véase Wachtel (1973) para un análisis sobre el intento que hace
Guarnan Poma por coordinar los sistemas espacio-temporales andino y occidental.
20 INTRODUCCIÓN

como una puerta de entrada para la intervención política en los


asuntos coloniales, cuando se le habían cerrado todos los canales
tradicionales para la participación social, a la postre pasó a ser una
causa perdida. Esto queda de manifiesto en la manera, tan deses­
perada que hasta da vértigo, en que se desplaza de una forma
genérica a otra para narrar la historia y presentar argumentos en
favor de la reforma colonial. El resultado de ello es una exposición
que voltea de cabeza los discursos del Siglo de Oro, quitándoles el
acento que ponen en las cualidades estéticas y centrando la aten­
ción en las implicaciones sociales que tienen como instrumentos
de poder político. Al Final de mi examen, deberá ser evidente que
Guarnan Poma ofreció implícitamente una crítica de las formacio­
nes discursivas europeas, puesto que puso de manifiesto la incapa­
cidad que poseían para representar plenamente la realidad social
o para colocarlas al servicio de la justicia.
El estudio que sigue se inicia con el problema de la versión que
da Guarnan Poma sobre la conquista española del Perú, en vista de
las historias escritas con las que estaba familiarizado. Contradijo a
sus fuentes documentales y elaboró una narración ficcionalizada
de los acontecimientos, que tenía mucho más que ver con sus
propias argumentaciones políticas que con las exigencias rigurosas
del oficio de escribir historia. Mi investigación de la crónica de
Guarnan Poma, comparada ésta con los tratados jurídicos sobre los
derechos de conquista, me lleva a argumentar que su razón para
volver a redactar la historia tuvo las bases en la expresión, primor­
dialmente lascasiana, de la filosofía de la guerra justa.
En el capítulo 2^se explora más a fondo la forma en que Guarnan
Poma aborda las cuestiones historiográficas, examinando el uso
que hace de la biografía literaria para narrar la vida de los Incas
imperiales. En vez de escribir una crónica de la historia andina, lo
que hizo fue tejer, a través de las biografías de los doce Incas y de
su versión de la conquista, una narración épica sobre la experiencia
andina. Puesto que en la Nueva coránica se siguió la fórmula épica
como una “imitación de historia”, esta primera parte de su libro
figura entre los primeros intentos por crear una saga épica de
la América hispana. Y sin embargo, entre la biografía ejemplar
y la literatura moralista no mediaba más que un corto paso, y la
consideración de los diecinueve “prólogos” con que concluyen
muchos de los capítulos del libro, saca a relucir la cuestión de la
literatura religiosa.
INTRODUCCIÓN 21

En el capítulo 3, abordo lo que considero el resultado más


importante de esta investigación, a saber, el descubrimiento de lo
prominente que fue el papel que desempeñó la literatura de la
conversión religiosa en la obra de Guarnan Poma y, por analogía,
lo grande que ha de haber sido la influencia de tales catecismos y
sermones en el horizonte literario de los indios ladinos, es decir, de
los americanos étnicos que estaban versados en el castellano.
Explorando el grado hasta el cual la retórica eclesiástica entraba en
la articulación de la nueva voz americana, abrigo la esperanza de
haber arrojado luz sobre aquel momento en que la élite nativa se
enfrentó por vez primera con la literatura de los conquistadores.
Tengo la convicción de que fueron esos escritos religiosos —y no
los tratados jurídicos ni los historiográficos—los que provocaron
que Guarnan Poma entrara a la polémica sobre el origen de las
personas autóctonas del Nuevo Mundo y de los derechos gracias a
los cuales se los podía gobernar; fueron los catecismos y los
sermonarios las fuentes inmediatas de los supuestos contra los cuales
consideró necesario defender a su raza.
A medida que me adentraba en el problema de la identificación
del género de su obra, me resultó obvio que la cuestión principal
no era historia frente a ficción, sino más bien, retórica eclesiástica
frente a poética. Al seguir el hilo de la forma en que se desbarata
la teleología interna que anima la Nueva coránica como estructura
épica, mi argumentación es en el sentido de que el sermón se
entromete, y finalmente anonada, los esfuerzos de Guarnan Poma
por crear una historia épica.
En los capítulos 4 y 5, examino los diversos grados en que los
dibujos de Guarnan Poma corroboran y contradicen los textos
escritos a los que acompañan. La pregunta a la que trato de dar
respuesta es la de si la representación visual libera al autor/artista
de las convenciones historiográficas y literarias europeas que él
manipula al escribir. Al analizar la composición espacial en el
campo pictórico, y al examinar ciertos códigos de representación
iconográfica como portadores de significado pictórico alegórico,
sostengo que estos dibujos corroboran las implicaciones que a la
postre tiene el texto escrito. A través de las imágenes y la prosa,
Guarnan Poma declara que no hay ningún punto de contacto
productivo entre la cultura europea y la andina; que cada una
permanece separada de la otra, sin que haya esperanzas de unirlas,
y que la comprensión entre las dos es imposible. El examen del
22 INTRODUCCIÓN

punto de vista narrativo con el que concluye el presente estudio


nos sirve para resumir la postura de Guarnan Poma: éste se yergue
orgulloso pero aislado, dentro de su propia esfera cultural; el autor,
quijotescamente se presenta a sí mismo como el héroe en un
encuentro en el que su oponente no entiende las reglas del
enfrentamiento, ni todo lo que está enjuego en el desafío.
El reto que aquí se nos presenta es el de describir la excursión
de Guarnan Poma por el mundo de las letras, recordando siempre
que se trata únicamente de una parte, por más que sea muy
importante, de su historia.
1

GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA


CONQUISTA

Guarnan Poma sostenía que uno de sus objetivos principales al


escribir la Nueva coránica y buen gobierno había sido el de volver a
narrar la historia de la invasión y conquista del Perú por parte de
los españoles. Él conocía este periodo de la historia gracias a dos
fuentes: las tradiciones orales de su propio pueblo, y las narracio­
nes escritas de los historiadores españoles, que ya se habían publi­
cado en Europa. A su nueva redacción de los acontecimientos le
daba forma no sólo su perspectiva étnica andina, sino también, y
de manera significativa, una filosofía de la conquista que le permi­
tía expresar sus puntos de vista de modo tal que resultasen inteli­
gibles y aceptables para los lectores europeos. Para evaluar las
aseveraciones clave que hace Guarnan Poma acerca de la conquista
española del Perú, es preciso reinsertar lo que sostiene sobre
la historia peruana en la corriente del diálogo historiográfico de la
cual se alimentó originalmente. Aun cuando he situado las exposi­
ciones de Guarnan Poma en el contexto de la filosofía política
española, no me preocupan tanto sus aportaciones a la polémica
de su época —puesto que en sí, éstas son predecibles—, como el
hecho de montar un escenario para una exposición subsiguiente
acerca de la formulación teleológica de su obra. Guarnan Poma
ficcionaliza la historia de la conquista del Perú mediante una
estructura verbal más hipotética que historiográfica; a través de su
empresa literaria intenta darle sentido a un pasado muy remoto y
a un presente que parece negar la existencia misma de esa época
perdida.

Forma en que Guarnan Poma explota las historias escritas

“En un escritor, el deseo de escribir sólo puede surgir gracias a la


experiencia que previamente haya tenido con la literatura”, afirma
[23]
24 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

Northrop Frye, y el novato “comenzará por imitar cualquier cosa


que haya leído, lo cual generalmente significa que será aquello que
estén escribiendo los que le rodean” (1964, p. 40). Se debe añadir
que, a pesar de la falta de experiencia del aspirante a autor —o
quizás a causa de esta inexperiencia—tal individuo también exami­
nará sus alrededores para evaluar cuál es el auditorio potencial o
cuáles son los lectores indicados. Si la imitación de lo que se está
escribiendo en su ámbito les proporciona a los autores convencio­
nes literarias, la evaluación de su auditorio potencial les ayuda a
escoger entre esos modelos posibles. Guarnan Poma buscó aquellos
códigos literarios a través de los cuales pudiera comunicarse mejor
con el lector que le interesaba, esto es, el rey Felipe III; y halló los
modelos en las obras más serias que estaban a su disposición,
particularmente la historiografía y la literatura de la devoción
religiosa.
Son los modelos contradictorios que utilizó Guarnan Poma los
que ayudan a producir los efectos también contradictorios. El
datum histórico es el que genera su preocupación en cuanto a la
precisión de los hechos, en tanto que es el mandato bíblico, en el
que se recalca no el acontecimiento particular o específico, sino
más bien el “acontecimiento típico, recurrente, o el que Aristóteles
denomina universal”, el que inspira la calidad ahistórica de la figura
ejemplar (ibid., p. 64). En el primer caso, los modelos de Guarnan
Poma son, por ejemplo, la Historia del descubrimiento y conquista del
Perú [1555], de Agustín de Zárate, que le proporciona la cantidad
exacta de “gente de a caballo y de enfantería y arcabuseros”, para
mencionarla en la narración que hace del alzamiento de Gonzalo
Pizarro; en el segundo, figura entre dichos modelos el Memorial de
la vida cristiana [1566], de fray Luis de Granada, cuyos héroes y
profetas bíblicos, ejemplares e independientes del tiempo, repre­
sentan ya no la historia, sino la quintaesencia de la experiencia
moral humana.
Al principio, la pretensión por parte de Guarnan Poma en el
sentido de que su obra es histórica se recibe con escepticismo.
Ciertos acontecimientos de la historia de la conquista del Perú, por
ejemplo, no provienen de las crónicas españolas, sino de las tradi­
ciones orales andinas: la recepción que les dio su padre a Pizarro
y Almagro, junto con sus hombres, en Túmbez, y la buena disposi­
ción con que fue aceptada la autoridad de Carlos V sobre la tierra;
el hecho de que los andinos no hayan tratado de oponer resistencia
GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA 25

a los españoles en las batallas que se intentaron; y la finalización


de las guerras civiles entre los españoles con la derrota y captura
de Hernández Girón por parte de los señores andinos. El coronesta
peruano borda estos episodios para que encajen en una narración
tomada sólo en parte de las crónicas españolas de la conquista del
Perú. Al dividir estas narraciones en las categorías de verdad y
mentira según los criterios europeos de la época, uno podría llegar
a la misma conclusión que han expresado Porras Barrenechea
(1948) y otros; a saber, que Guarnan Poma es un historiador que
miente.1
Sin embargo, al observar la vinculación que existe entre la
verdad histórica y la ejemplar, según se entendían en la época de
Guarnan Poma, surge otra forma de examinar las implicaciones del
capítulo de la “Conquista”. En ese entonces la historiografía se
asociaba con la poética y las artes retóricas y, por lo común, se
reconocía su naturaleza “fingida” (White, 1976, pp. 23-24). “La
‘verdad’ se equiparaba, no con el ‘hecho’, sino con una conjunción
de éste y la matriz conceptual dentro de la cual se situara adecua­
damente en el discurso”; había muchas clases de verdad que
desempeñaban un papel en la historia, y estas verdades se le
presentaban al lector a través de técnicas de representación ficcio-
nal (ibid., p. 24). Para iniciar la discusión del discurso de Guarnan
Poma, bien podríamos planteamos la siguiente pregunta: ¿Cuáles
son los “hechos” que se presentan y cuáles las hipótesis, esto es, la
matriz conceptual en la que se basa su exposición?
En la Nueva coránica, los hechos se refieren a la administración
social, política y económica de un enorme imperio precolombino,12
La hipótesis en que se basa la exposición de estos hechos es en el
sentido de que la organización de aquella sociedad era superior a
la que trajeron de España los invasores conquistadores ([1615]
1980, p. 890). En el capítulo “Conquista”, los hechos son que el
Estado inca fue invadido y conquistado por los españoles alrededor
de 1532; la matriz conceptual está conformada por la convicción
1 En su estudio, El cronista indio Felipe Huamán Poma de Ayala, Porras señala los
errores sobre hechos históricos y geográficos que se encuentran en los relatos de Guarnan
Poma. Repitiendo estas evaluaciones, los historiadores de la literatura y otros comentaris­
tas han denigrado la obra de Guarnan Poma.
2 Ésta es la parte de la obra que ha ofrecido y sigue ofreciendo una enorme cantidad
de información sobre las prácticas de los andinos; desde su publicación en 1936, la Nueva
coránica no ha tenido rival como fuente de información sobre las instituciones andinas
(Murra, 1970, p. 6).
26 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

de que los españoles no tenían derecho alguno a hacer tal cosa. En


el Buen gobierno, Guarnan Poma presenta hechos concernientes a
los trabajos forzados que se le imponían a la población autóctona,
especialmente en las minas, así como respecto de las vidas que
cobraron las campañas de extirpación de idolatrías al inicio del
siglo XVII, acompañadas, además, por confiscación de bienes y
propiedades. Tras estas narraciones está el supuesto de que los
españoles hicieron todo esto sin justificación, violando todo pre­
cepto de justicia, e incluso sus propias leyes.
Para Guarnan Poma, primero encolerizado y a la postre derro­
tado por todo lo que ve a su alrededor, el mundo de las ideas pasa
a tener cuando menos la misma importancia que el mundo de los
hechos. Su “nueva crónica” de la historia peruana y su relato
de la conquista no son tanto una letanía de detalles históricos,
como la dramatización de una hipótesis intrincada. Lo que parece
ser la narración de acontecimientos históricos es meramente la
materia prima a partir de la cual construye su argumentación en
defensa de los derechos del pueblo andino. Cuando pretende
informar, en realidad está efectuando un debate; cuando se supone
que está explicando, de hecho intenta persuadir. La mejor forma
de elucidar la integración que hace de los diversos elementos con
los que trabaja, es a la luz de las crónicas que lee, y que contradice,
así como teniendo en cuenta que explota la filosofía de la conquis­
ta, que es de índole política y escolástica.
Puesto que se halla bien versado en las Crónicas de Indias que
se han publicado, Guarnan Poma utiliza los tratados filosóficos
sobre la guerra justa para darle forma a su “historia”. Por más que
copia de las obras de Zárate y de Diego Fernández, El Palentino,
como cronistas, su inspiración proviene principalmente de Las
Casas como político teórico y polemista. El epígrafe de la “historia”
de la conquista de Guarnan Poma bien podría ser “y no ubo
conquista”, puesto que él mismo declaraba insistentemente que no
había ocurrido una conquista militar del Perú: “Y ancí fue conquis­
tado y no se defendió” (ibid., p. 388; véanse también las pp. 164,
377, 564, 573, 971 y 972). Aislando su narración de la conquista
del Perú, tanto respecto de la Nueva coránica como del Buen
gobierno, establece una distinción que incide directamente en el
papel que desempeña el capítulo “Conquista” en el designio teleo-
lógico global de la obra.
En su historia de la conquista española, Guarnan Poma mezcla
GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA 27

fuentes historiográficas europeas con relatos tomados de las tradi­


ciones orales andinas, que indudablemente recordaban aquellos
informantes suyos que habían “comido con el Inca” (ibid., pp.
1088-1089). La descripción que hace de los primeros conquistado­
res españoles y el sentimiento de asombro que trasmite en cuanto
a su apariencia y comportamiento, únicamente pudieron provenir
de su propia herencia de tradiciones orales. Nos dice la forma en
que los españóleseles hablaban” a sus libros y papeles, el modo en
que su indumentaria les cubría el cuerpo como mortaja, y mencio­
na que todos parecían ser de un rango social idéntico, debido a
que su vestimenta no mostraba diferencias.8 Al mismo tiempo, y
aun cuando acusa a Agustín de Zárate y a Diego Fernández de
carecer de información verificada “acerca de acontecimientos so­
bre los cuales todavía quedaban testigos vivientes” (p. 1088), Gua­
rnan Poma copia y parafrasea la cita anterior acerca de ellos,
tomándola del Symbolo cathólico indiano, del autor franciscano Luis
Jerónimo de Oré (cf. Oré, 1598, f37v, y Guarnan Poma [1615] 1980,
p. 1088).
Resultan sumamente notables, entre tales plagios, los relatos que
hace Guarnan Poma de los acontecimientos que tuvieron lugar
desde la llegada al Perú del presidente de la Audiencia Pedro de la
Gasea, hasta la victoria de éste sobre el rebelde Gonzalo Pizarro.4*

* Este pasaje revela algunas de las observaciones que se hacían los andinos acerca
de los que venían del extranjero: “Cómo tubo noticia Alagulpa Ynga y los señores
prencipales y capitanes y los demás yndios de la uida de los españoles: Se espantaron de
que los cristianos no dormiese. Es que decía por que uelauan y que comía plata y oro,
ellos como sus caballos. Y que trayya ojotas [sandalias] de plata, decía de los frenos y
herraduras y de las armas de hierro y de bonetes colorados. Y que de día y de noche
hablauan cada uno con sus papeles, quilca [representación gráfica]. Y que todos eran
amortajados, toda la cara cubierta de lana, y que se le parecía sólo los ojos. Y en la cauesa
trayya unas ollitas colorado, ari manca [olla sin estrenar], y suri uayta [adorno de pluma
de avestruz]. Y que trayyan las pixas colgadas atrás larguícimos, decían de las espadas, y
que estauan bes tidos todo de plata fina. Y que no tenía señor mayor, que todos parecían
ermanos en el trage y hablar y conucrsar, comer y bestir. Y una cara sólo le pareció que
tenía, un señor mayor de una cara prieta y dientes y ojo blanco, que éste sólo hablaua
mucho con todos” ([1615] 1980, p. 383).
Para una narración similar, basada también en las tradiciones orales andinas, véase
Titu C u s í Yupanqui ([1570] 1973, p. 15).
4 Compárese Guarnan Poma ([1615] 1980, pp. 420-429) con Zárate ([1555] 1947,
libro 6, cap. 7; libro 7, cap. 8, pp. 547-569).
Ramiro Condarco Morales (1967) fue el primero en observar la correspondencia
entre el texto de Guarnan Poma y el de Zárate; se dio cuenta también de la similitud entre
el capítulo del peruano que trata sobre las leyes de los incas (las “hordenansas”) y la
exposición que hace fray Martín de Murúa sobre el mismo tema en su Historia del origen
28 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

En contraste con su narración de sucesos anteriores, Guarnan


Poma da prominencia (cuatro dibujos y cuatro páginas de prosa)
al alzamiento de Gonzalo, así como al de Hernández Girón. Sigue
el texto de Zárate para el enfrentamiento entre De la Gasea y
Pizarro, y la obra de Fernández para dar orientación a su relato de
la insurrección de Hernández Girón.5Aun cuando se apega a estas
dos fuentes para aspectos particulares, las abandona en momentos
decisivos de la narración, con objeto de dar realce al papel heroico
que atribuye a su padre, junto con otros curacas (señores étnicos).
Específicamente, Guarnan Poma repite la Historia del descubri­
miento y conquista del Perú ([1555] 1947), de Zárate, en lo tocante a
los enfrentamientos entre Gonzalo y De la Gasea, que se encuen­
tran en los libros sexto y séptimo de la crónica de Zárate.0 Cuando
se aparta del texto de este último, como al narrar el esfuerzo que

y genealogía de los Reyes Incas del Perú ([1590] 1946). En el primer caso, no hay duda de
que Guarnan Poma copió a Zárate, y los ejemplos son más prolífíeos que los que indicó
Condarco Morales. En cuanto a la coincidencia entre Guarnan Poma y Muñía, sin
embargo, no resulta claro quién fue el que le copió al otro. Según su propio testimonio,
Guarnan Poma consideraba a Murúa su enemigo declarado ([1615] 1980, p. 920), lo tenía
por un bribón (ibid., pp. 521, 625 y 661-663), y, al mismo tiempo, por un hombre erudito
(“un gran letrado") (ibid., p. 521).
5 Véanse Guarnan Poma ([1615] 1980, pp. 430-434), y Fernández ([1571] 1963,
Segunda parte, libro 2, caps. 24-25 y 43-45; vol. 164, pp. 327-333; vol. 165, pp. 10-20).
6 Guarnan Poma comienza en el libro 6, cap. 7, de Zárate, parafraseando la carta de
Carlos V a Gonzalo Pizarro; la versión que da Guarnan Poma del documento es un reflejo,
y a la vez una forma expurgada del texto de Zárate. En tanto que en la transcripción que
Zárate hace de la carta se reconoce la “lealtad” de Gonzalo y se anuncia el nombramiento
de De la Gasea como presidente del Perú, Guarnan Poma convierte la carta en un
documento en el que exclusivamente se trata del perdón que se le otorga a Pizarro. Sólo
en su último párrafo se hace una alusión a De la Gasea, puesto que ahí se expresa la
exigencia del emperador en el sentido de que Gonzalo obedezca al recién nombrado
funcionario real (cf. Zárate [1555] 1947, libro 6, cap. 7, p. 547, y Guarnan Poma [1615]
1980, p. 420). Guarnan Poma ilustra este suceso con un dibujo en el que Carlos V le
entrega al presidente De la Gasea la carta para Gonzalo ([1615] 1980, p. 419).
Guarnan Poma también se apega al texto de Zárate en lo concerniente al hecho de
que Gonzalo se hallaba reuniendo a sus fuerzas en los momentos en que De la Gasea
llegaba a Trujillo y organizaba el ejército realista. Una vez más, Guarnan Poma ilustra el
relato tomado de Zárate* pintando la recepción que Gonzalo le hace al capitán Carvajal
a la llegada de éste a Lima (ibid., p. 421) (cf. Zárate, libro 6, cap. 10, p. 553, y Guarnan
Poma [1615] 1980, p. 422).
Guarnan Poma se apega cuidadosamente al texto de Zárate en la narración de la
forma en que Gonzalo organiza sus tropas y nombra a sus oficiales (véanse Zárate, libro
6 ,cap. 11, p. 554, yGuaman Poma [1615] 1980, p. 422). Y finalmente, cuando losoficiales
de Gonzalo preparan los gallardetes ceremoniales que los van a acompañar en la batalla,
Guarnan Poma de nuevo repite el texto de Zárate (cf. Zárate, libro 6, cap. 11, p.
554, y Guarnan Poma [1615] 1980, p. 422).
GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA 29

hizo Pizarro por quemar el asentamiento de Huánuco, lo hace con


el propósito de elogiar el valor de los andinos. Por más que esté
parafraseando a Zárate, no por ello deja de insertar el nombre de
su padre como el héroe de la defensa de Huánuco. Además, recalca
la valentía que mostraron los guerreros andinos en la batalla,
incrementando el número de españoles que en cierto momento
llegaron a reforzar las fuerzas que ya estaban atacando la ciudad
(treinta, en Zárate; trescientos, en Guarnan Poma) y después redu­
ciendo el número de aquellos que abandonaron las filas del líder
rebelde para reincorporarse a las del bando realista, de cuarenta a
cuatro. Al exagerar el número restante de españoles que cometie­
ron un acto de traición hacia su monarca, Guarnan Poma trata de
indicar que más lealtad hada el rey existía entre los andinos que
entre los ibéricos (cf. Zárate [1555] 1947, libro 6, cap. 12, pp.
555-556, y Guarnan Poma [1615] 1980, p. 423).
Tras la narración de estos hechos, Guarnan Poma regresa al
mismo capítulo 12 del texto de Zárate para relatar el éxito de Diego
Centeno al apoderarse del Cuzco,7 así como la derrota definitiva y
ejecución de Gonzalo.8 Los agregados que hace Guarnan Poma a
la narración del español reflejan las preocupadones del autor
andino y su deseo de elevar la importancia del capitán español Luis
de Avalos de Ayala, a quien le atribuye el otorgamiento de su
propio apellido español. Por ejemplo, cuando Guarnan Poma habla
de la sangrienta batalla de Huarina Pampa, la caracteriza como “la
gran batalla que fue mayor en este rreino entre cristianos, que no
con los yndios” ([1615] 1980, p. 425; las cursivas son mías). Al
describir los preparativos de la batalla de De la Gasea en el Valle
de Jauja, comenta que el presidente “yua haziendo más gente y
maltratando a los yndios” (ibid., p. 427).9 Cuando narra la forma
en que De la Gasea organizó las fuerzas reales, de nuevo parafrasea

7 Esta comparación textual ya había sido hecha por Condarco Morales (1967, pp.
307-308).
HCompárese Zarate, libro 6, cap. 14 y libro 7, caps. 6-8, con Guarnan Poma ([1615]
1980, pp. 423-429).
9 Aun cuando el contexto inmediato de esta cita sugiere que la referencia podría
ser a Gonzalo, en vez de a De la Gasea, en este relato en particular se describe el acopio
de tropas que estaba efectuando el presidente (“Yua haziendo más gente”) mientras
Gonzalo se había regresado a Cuzco (“Tornó al Cuzco con quatrocientos soldados”)
(Guarnan Poma [1615] 1980, p. 427; véase Zárate [1555] 1947, libró 7, cap. 3 y cap. 4, p.
565).
30 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

a Zárate, salvo que a la lista de oficiales que da éste, le agrega el


nombre de Avalos de Ayala.10
Guarnan Poma concluye su narración de las guerras civiles entre
los conquistadores, que trastornaron la vida del Perú desde 1538
hasta 1550, con el relato de la rebelión y derrota de Francisco
Hernández Girón. Utiliza como fuente la Segunda parte de la
Historia del Peni ([1571] 1963), de Diego Fernández. A diferencia
del cuidado con que copió y parafraseó el libro de Zárate, Guarnan
Poma sigue la narración de El Palentino únicamente en sus trazos
más generales. La parte más importante en que se aparta del texto
de Fernández se refiere al papel que les atribuye a los caciques
andinos al oponerse y vencer al rebelde; este asunto resulta de
importancia medular para su argumentación polémica.
Según Porras Barrenechea (1948, pp. 16-17), El Palentino y otras
fuentes documentales indican que las tropas nativas no solamente
atacaron a las fuerzas rebeldes de Hernández Girón, sino también
al ejército de la Corona. Guarnan Poma es el único, dice Porras,
que convierte estos actos de represalia por parte de los indígenas
contra todos los extranjeros, en ún acto de lealtad y en un servicio
al rey de España. De hecho, Guarnan Poma abandona el texto de
El Palentino cuando este último narra la forma en que los seguido­
res de Hernández Girón fueron capturados y castigados en el
Cuzco ([1571] 1963, Segunda parte, libro 2, cap. 56, v. 165, pp. 56-57)
y la manera en que el propio Hernández Girón fue capturado por
Miguel de la Serna yjuan Tello, y llevado a Lima para ser ejecutado
(;ibid., cap. 58, v. 165, pp. 59-62). En vez de ello, a partir de la batalla
de las fuerzas reales contra Hernández Girón, Guarnan Poma
sostiene que su padre, “don Martín de Ayala” y don León Apo
Guasca y don Juan Guarnan Uachaca, caciques de Changa, se
encontraban entre “los dichos prencipales yndios capitanes” que
participaron en la lucha contra el rebelde ([1615] 1980, p. 433).
Según Guarnan Poma, fueron ellos quienes lograron la derrota y
huida de Hernández Girón, a pesar de hallarse en grave inferiori­
dad numérica respecto de los españoles y los aliados nativos de
éstos {ibid., p. 435). El acontecimiento se introduce en la narración

10 Zarate ([1555] 1947, libro 7, cap. 4, p. 566) ofrece una lista de los oficiales del
ejército realista, que Guarnan Poma reproduce, agregando a ésta el nombre del benefac­
tor de su padre ([1615] 1980, p. 427). Aun cuando Zarate no menciona al capitán Luis
de Ávalos de Ayala, todo parece indicar que éste efectivamente se hallaba en el Perú en
los momentos de este encuentro (Porras Barrenechea, 1948, p. 14).
COHQYÍST&

COtk
Una batalla librada al servicio de Su Majestad por Don M artín Guarnan
Malqui de Ayala [(1615) 1980:400]
2. A po Alanya y Chuqui Llanqui capturan a Francisco H ernández G irón
[(1615) 1980:402]
GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA 33

mediante un dibujo en el que se muestra al “Capac Apo don Martín


Guarnan Malqui” y otros señores étnicos persiguiendo a los espa­
ñoles que huyen (lámina 1). Uno puede darse cuenta de la obvia
sátira visual de Guarnan Poma, al observar que únicamente se ven
las ancas de los caballos que están desapa-reciendo al galope (ibid.,
p. 434; véase también la p. 426).
En estos relatos, el autor andino hace caso omiso de la batalla
de Pucara, en la que el rebelde fue definitivamente desbaratado,
según El Palentino (Porras Barrenechea, 1948, p. 17). En cambio,
proclama la veracidad de su propia narración respecto de la victoria
de don Martín de Ayala y Apo Alanya sobre Hernández Girón, y
confinna visualmente la captura de este último por parte de los
señores andinos {ibid., p. 436; lámina*2).
A todo lo largo del capítulo “Conquista”, Guarnan Poma en­
treteje los datos de las historias impresas, con relatos que, o bien
se hallan vivos en las tradiciones orales, o son de su propia
invención. Cualquiera que sea la variedad de sus fuentes, y sea cual
fuere la veracidad de los acontecimientos que narra, el capítulo
entero gira en torno a la lealtad y el valor de los señores andinos
en cuanto a servir al rey de España. En general, las historias escritas
tienen un importante papel. Son las que proporcionan la secuencia
de los sucesos y los detalles pertinentes, tales como los nombres de
los capitanes españoles, como trasfondo sobre el cual Guarnan
Poma hace un relato de las guerras civiles posteriores a la conquis­
ta, en las cuales los únicos héroes son los andinos.

El respeto por la historia

A pesar de que utiliza narraciones escritas y orales y las mezcla con


episodios quizás inventados por él, Guarnan Poma usa sus fuentes
con discriminación. El respeto que tiene por la verdad histórica
basada en los hechos puede demostrarse a través del tratamiento
que da a los acontecimientos milagrosos, tales como las apariciones
de la Virgen María y del apóstol Santiago (santo patrón de España),
de las que hubo noticia durante la conquista del Perú. Por más que
a estos sucesos les atribuya un significado político, la manera en
que da cuenta de ellos se apega a la práctica historiográfica normal.
Como historiador, a Guarnan Poma no le estaba permitido
inventar personajes o sucesos, esto es, las “mentiras” y la “imita­
34 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

ción” de la poesía, como las llamaba el teórico de la historiografía


Luis Cabrera de Córdoba (1611, f 11 r). Lo que sí podía “inventar”,
no obstante, eran las relaciones formales que se daban entre estos
elementos (Wliite, 1973b, p. 262). La labor del historiador sería la
de describir y verificar los acontecimientos; sobre él recaería la
responsabilidad de dar cuenta de los hechos (Krieger, 1974, p. 56).
En el caso de las visiones milagrosas y de las visitas de los apóstoles
a las Indias, es posible que Guarnan Poma esté tratando con sucesos
que ya habían quedado consagrados como históricos por la fuerza
de la tradición oral. Por la manera en que enmarca estos relatos,
resulta claro que los trata como lo haría cualquier otro historiador.
En imágenes y por escrito, Guarnan Poma narra tres milagros:
el fracaso de Manco Inca al tratar de incendiar un palacio inca (el
de Cuyus Mango) que ya había pasado a ser templo cristiano, y las
apariciones de la Virgen María y del apóstol Santiago, que hicieron
que los guerreros incas se postraran maravillados y se sometieran
a las tropas españolas ([1615] 1980, pp. 402-407; lámina 3). Guarnan
Poma inserta cuidadosamente la frase “dizen que...”, en los mo­
mentos críticos de estas narraciones; es decir, les pone un parén­
tesis a los aspectos más fantásticos de dichos sucesos, negándose a
aceptar la responsabilidad personal en cuanto a su veracidad y
protegiendo así su credibilidad como historiador.
A este respecto, Guarnan Poma se adhiere a los preceptos
historiográficos del siglo XVI. Las más altas autoridades de la época,
a saber, los intérpretes de Aristóteles, aceptaban el uso de aquellos
elementos que concordaban con las creencias populares; ángeles y
santos eran entidades sobrenaturales que habían venido a rempla­
zar a las antiguas deidades paganas (Riley, 1962, p. 191). Lo único
que se estipulaba era que tales sucesos se manejaran a través de la
narración por parte de una tercera persona; así, el autor o narrador
evitaban tener que emitir un juicio personal sobre el asunto (ibid.,
pp. 192-193). El uso constante que hace Guarnan Poma del modi­
ficador “dizen que” salvaguarda su propia imparcialidad, no sólo
acerca de los milagros legendarios, sino también respecto de sus
descripciones de los sistemas rituales y de creencias tradicionales
andinos.11 El cuidado con el que trata la narración de los milagros
H “Dizen que" puede ser uno de los medios lingüísticos de que dispone el español
para desconocer la responsabilidad o la autoridad del autor en lo tocante a las obser­
vaciones que vengan a continuación. Sin embargo, también puede ser la traducción al
español del marcador de discurso o de oración en quechua, el sufijo si, que significa que
GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA 35

y el que pone en la exposición de las creencias andinas, sugiere que


no es indiferente a la búsqueda de la verdad factual en la historia,
sino más bien que posee un profundo respeto por ella. Al mismo
tiempo, se protege de las posibles acusaciones en el sentido de que
se adhiere a las creencias indígenas.
Por otro lado, al presentar aquellos episodios de la historia de
la conquista que explícitamente contradicen a sus fuentes escritas
(el papel heroico que desempeñaron los señores andinos, que
acabamos de examinar), Guarnan Poma no califica ni su versión ni
las otras, como tampoco identifica los relatos que está contradicien­
do. No utiliza ningún recurso historiográfico que pudiese indicar
que su propósito es el de corregir el registro histórico. Y sin
embargo, el respeto que muestra por la historia como género
retórico, por un lado, y la indiferencia que manifiesta hacia sus
preceptos, por el otro, dejan muchas cuestiones por resolver.

La filosofía lascasiana de la Conquista

Con objeto de dar bases a su argumentación en el sentido de que


los andinos debieran estar exentos de pagarles tributos a los
españoles, Guarnan Poma hace una recapitulación de los aspectos
principales de su historia andina. Afirma que los antiguos andinos
eran “blancos”, es decir, descendientes de los hijos de Adán, y que
en épocas anteriores a la cristiana seguían la “ley de cristiano”, aun
cuando posteriormente los incas obligaron a los andinos a conver­
tirse en idólatras ([1615] 1980, pp. 80, 87, 119). En el siglo XVI se
sometieron a la autoridad del rey de España y del papa católico y
romano, convirtiéndose así en cristianos bautizados y en “servido­
res” de Dios y del rey español. Cuando concluye su argumentación
afirmando que los andinos “no son esclabos, ciño libres por Dios”
(ibid., p. 901), lo que hace es, de hecho, rechazar la teoría aristoté­
lica de la esclavitud natural, que defendían muchos de quienes
consideraban que las guerras de conquista eranjustas (véase Hanke
[1959] 1975).

el hablante ha adquirido la información a través de terceras personas y que, por ende,


no puede garantizarla con certidumbre como testigo ocular (Uriosle, 1973, p. 49). El
validador de lo que se sabe de oídas, esto es, de lo no presenciado, y el validador
testimonial son rasgos característicos del quechua (ibid., p. 45).
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3. “Milagro de Santa M aría” [(1615) 1980:374]
GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA 37

Sin embargo, los elogios que expresa Guarnan Poma por algunos
de los miembros de la orden dominica, sugieren de qué lado está
su lealtad en particular:

Pero ellos algunos son grandes cristianos y grandes letrados y predicadores


y lo fueron desde sus antepasados. Q ue po r ellos m uchos ereges se
co n uertieron a la fe en el m undo ( ibid., p. 660).

Probablemente se está refiriendo a fray Bartolomé de Las Casas, o


al colega de éste en el Perú —autor de la primera gramática y
diccionario en quechua—, fray Domingo de Santo Tomás. Los
argumentos de Las Casas en favor de que España les restituyera las
propiedades a los andinos influyeron grandemente en la articula­
ción de los puntos de vista de Guarnan Poma, y resulta interesante
especular sobre cuáles pudieron haber sido sus vínculos con la
orden a la que éste pertenecía. Según su propio relato (ibid.,
p. 660), los dominicos se hallaban activos en la diócesis de Hua-
manga (“en las dichas dotrinas de Xauxa, de los Yauyos, de Gua-
manga, Parinacocha”) en la época de su vida. De hecho, su devo­
ción a Santa María de la Peña de Francia es un indicio indirecto de
la presencia de los dominicos en Huamanga y Castrovirreina.12

12 Este título en particular de la Virgen María, que tiene sus orígenes cerca de
Salamanca, en España (Chcvalicr, 1944, pp. 531-532), representa una devoción dominica.
En la comedia hagiográfica de Tirso de Molina titulada “1.a Peña de Francia" y publicada
en la Parte cuarta (Madrid, 1635), se narra la forma en que esta devoción se originó durante
el reinado de donjuán II de Castilla, cuando un estudiante universitario francés descubrió
la imagen de la Virgen escondida en los escabrosos riscos de la Peña de Francia, al sur
de Salamanca. Al desenterrar la imagen, que había permanecido oculta desde que el rey
Rodrigo perdió España ante el embate de los moros, el rey de Castilla prometió construir
un santuario en ese sitio; mientras el estudiante, Simón Vela, se halla en su lecho de
muerte, ya realizada su misión de encontrar la imagen de la Virgen Sagrada, hace el
resumen de la historia de la Virgen de la Peña de Francia (Téllcz [1635] 1970, Acto tercero,
vols. 1028-1039, p. 174): “Rey Donjuán, sol de Castilla, esta imagen soberana está aquí
desde los tiempos que Rodrigo perdió a España; haz, pues, que aquí se fabrique una
generosa casa, y que su gobierno tengan los Padres de la Orden sacra del grande español
Domingo; porque ya el Cielo me llama para darme en dulce muerte hallazgos de tal
ganancia.”
Santa María de la Peña de Francia es la devoción favorita de Guarnan Poma; a
menudo menciona sus milagros, el día que se la festeja y la fidelidad que personalmente
le tiene ([1615] 1980, pp. 405, 654-655, 665, 922, 947, 1115, 1117). En varias ocasiones
dibuja su imagen (ibid., pp. 404,653,841, 933, 946), y atribuye su nombre a una parroquia
y asentamiento en Suntunlo, Huamanga (ibid., pp. 745, 833), así como a ciertas capillas
de Chocllococha, Castrovirreina (ibid., 1110,1119), y de la iglesia de Santa Clara, en Lima.
38 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

En las cuestiones prácticas, Guarnan Poma comparte la modali­


dad y el método de los dominicos que abogaban por que se
devolviera el dominio del Perú a los andinos. Por ejemplo, el
memorial en que figuran como autores Domingo de Santo Tomás
y Las Casas en 1560, y que se le mandó a Felipe II en defensa de
los derechos de los caciques del Perú contra los encomenderos
españoles, encuentra eco en las aseveraciones del propio Guarnan
Poma. Éste hace suyos los argumentos centrales de los dos domi­
nicos. En primer lugar, la encomienda se debería abolir, porque
no hay ninguna justificación legal para la misma.18 (Sobre este
aspecto, Guarnan Poma va a hacer su propia defensa, que muestra
creatividad.) En segundo, a los encomenderos y a todos los demás
no andinos se les debería prohibir la entrada a los asentamientos
de los nativos. En tercer lugar, el rey debería reimplantar y respetar
los privilegios tradicionales de los señores étnicos del Perú.1314
En tanto que los defensores europeos de los andinos le advier­
ten al rey que sus fortunas en el Perú (así como la suerte de este
país) van a declinar si no se protege a los nativos (Las Casas [1560]
1958, vol. 5, p. 466), Guarnan Poma lo expresa de una manera más
directa: la raza andina va a desaparecer—y no meramente a declinar
en cuanto a número—y la Corona se quedará en la pobreza:

Desde aquí en ueynte años no abrá yndio en este rreyno d e que se cirua
su co ro n a rreal y defensa de nuestra santa fe católica. Porque cin los
yndios, vuestra Magestad no uale cosa porque se acuerde Castilla es
Castilla p o r los yndios ([1615] 1980, p. 982).

Uno de los pocos autores dominicos a los que Guarnan Poma se


refiere expresamente es Domingo de Santo Tomás. Sin embargo,
a partir de comparaciones textuales se puede deducir que el
cronista peruano estaba también familiarizado con las obras de Las
Casas.15 El hecho de que se encuentre a Las Casas en la obra de

13 Aun cuando la encomienda se abolió oficialmente en 1542 (Ots Capdequí [1941]


1975, pp. 25-26), para el andino étnico continuó siendo una odiosa forma de servidumbre.
Las frecuentes quejas de Guarnan Poma contra la encomienda y el hecho de que dedique
un capítulo completo al problema del encomendero ([1615] 1980, pp. 561-574) dan fe de
la existencia de esta institución colonial a principios del siglo xvu.
14Compárese Las Casas ([1560] 1958, vol. 5, pp. 465-468) con Guarnan Poma ([1615]
1980, pp. 510,514, 563,972).
15 Dados los tiempos que corrían, no debe sorprendernos el silencio que gtiarda
Guarnan Poma respecto del nombre de Las Gasas. Luis López, un hermano jesuíta de
GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA 39

Guarnan Poma indica que los tratados del fraile efectivamente


reverberaron entre la población indígena del Perú en las décadas
siguientes a su fallecimiento. De mi exposición se desprenderá que
sit Tratado de las doce dudas {[ 1564] 1958), le proporcionó a Guarnan
Poma una importante fuente de conceptualización para suar-
gumentación retórica. Y ello confirma que el Tratado circuló entre
los dominicos del virreinato del Perú y seguramente entre los
miembros de la orden en Huamanga (véase Lohmann Villena,
1966, p. 67).
Guarnan Poma jamás sigue a ciegas estos otros textos, sino que
los manipula conforme a sus propios propósitos. Puesto que carece
del respeto reflexivo que tienen los europeos por la palabra escrita,
trata los demás textos —desde los de Acosta hasta los de Zárate, y
centrándose en los de Las Casas— con un frío desapego. De la
misma manera que sigue a historiadores como Fernández y Zárate
al pie de la letra, y luego los contradice claramente, igual repite el
argumento de Las Casas en cuanto a la injusticia de la conquista,
para después rebasar la aseveración de éste en cuanto a devolverles
a los andinos la soberanía sobre su territorio.
Es decir, Guarnan Poma no está en favor del retorno al gobierno
dinástico de la hegemonía estrictamente inca en que pensaba Las
Casas (véase Adorno, 1978a, 1978b). Éste escribió las Doce dudas
varios años antes de que fallecieran Titu C usí Yupanqui y Tupac
Amaru, que fueron los últimos príncipes incas; junto con ellos,
desapareció la postrera esperanza para el Estado neoinca que
habían tratado de establecer y mantener en Vilcabamba. Por la
época en que Guarnan Poma estaba terminando su proyecto, las
puestas del juego habían cambiado: Titu C usí y Tupac Amaru
habían desaparecido desde hacía aproximadamente cuarenta años,
y la situación de los nativos andinos se hallaba deteriorada hasta
más allá de toda esperanza. En consecuencia, Guarnan Poma no
entra al debate acerca de cuál grupo étnico o político andino deba
gobernar, sino que más bien trata de indagar si a la totalidad de
los ciudadanos andinos no se les han negado unos derechos del
tipo más fundamental. Hacia 1615, la perspectiva del cronista

José de Acosta, en el P^rú, fue llevado ante un tribunal de la Inquisición por sostener
opiniones similares a las de Las Casas. Esto ayuda también a explicar por qué Acosta, aun
cuando en De procurando, indorum salute ([ 1588] 1954) sigue las doctrinas de Las Casas, ni
usa el nombre de éste ni cita sus libros (Hanke [1959] 1975, p. 90).
40 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

peruano es más pro andina y panandina, que antiincaica; conforme


a este espíritu, no sólo renueva la propuesta de Las Casas en cuanto
a la restauración del gobierno incaico, sino que nombra como
nuevo gobernante de las “Yndias del Pirú” a su propio hijo, que
representa a la dinastía Yarovilca ([1615] 1980, p. 963). Es así como
les da un giro nuevo y creativo a los argumentos que Las Casas
había presentado en defensa de la sucesión inca, en su tratado de
1564.
En un capítulo en el que Guarnan Poma imita el estilo retórico
de la prosa eclesiástica (“Conzedera, ermanos míos”), una de sus
meditaciones reitera las propuestas de Las Casas; este texto se
puede desglosar, enunciado por enunciado, para demostrar que su
fuente son las Doce dudas:

Q ue aués de conzederar que todo el m undo es de Dios y ancí Castilla es


d e los españoles y las Yndias es de los yndios y G uenea es de los negros.
Q ue cada déstos son lexítimos propietarios, no tan solam ente p o r la ley,
com o lo escriuió San Pablo, que de dies años estaua de pocición y se
llamaua rrom ano (ibid.y p. 929).

Este pasaje se refiere ai primer principio (Principio í) del tratado


de Las Casas: todos los infieles tienen jurisdicción soberana sobre
sus propios territorios y posesiones; este derecho a jurisdicción
viene mandado no solamente por la legislación humana (el “no tan
solamente por la ley” de Guarnan Poma), sino también por la ley
natural y la divina (Las Casas [1564] 1958, p. 486). La referencia
que hace Guarnan Poma a San Pablo tiene su origen en el mismo
Principio /. En ese pasaje, Las Casas cita la referencia que hace
Agustín a la epístola de Pablo a los romanos (capítulo 13, verso 1),
en la cual el apóstol insiste en que la comunidad cristiana debe
obedecer al monarca bajo cuya jurisdicción viva, aun cuando ese
gobernante sea un pagano. Así, pues, dice Guarnan Poma, San
Pablo “se llamó a sí mismo un romano”. De la misma manera, según
deja implícito Guarnan Poma, los españoles debieran obedecer a
las autoridades andinas, mientras se encuentren en el reino sobe­
rano del Perú.
En el pasaje que sigue, Guarnan Poma señala que los nativos de
Castilla, ya sean judíos o moros, están sujetos a las leyes de esa
tierra. De manera análoga, aquellos españoles que viven en el Perú
son considerados extranjeros, mitmaq, “en la lengua de los indios”;
GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA 41

es decir, son personas a quienes se ha enviado fuera de su terruño


para que atiendan intereses en sitios lejanos. Como los españoles
se encuentran en esta misma situación, tienen que obedecer las
leyes andinas, y no las de su país ([1615] 1980, p. 929). En este caso,
Guarnan Poma está reiterando el segundo principio (Principio II)
del tratado de Las Casas. Su aseveración se refiere a la proposición
en la que Las Casas habla de las cuatro clases de gente no cristiana
(él los llama infieles) y de sus respectivos derechos yjurisdicciones.
La primera clase la constituyen aquéllos, tales como los judíos y los
moros, que, por vivir en Castilla, están sujetos al gobierno de los
reyes cristianos, por derecho y de hecho (“dejure y defactcT) y, por
ende, están obligados a obedecer las leyes “justas” del reino español
(Las Casas [1564] 1958, pp. 487-488). Al referirse a esta primera
situación jurídica, Guarnan Poma coordina la noción escolástica
con el concepto andino de mitmaq\ el colono extranjero debe
obedecer las leyes de su nueva tierra, y no las de su país de origen.
Guarnan Poma prosigue, y resume su argumentación con la
siguiente aseveración:

Cada uno en su rreyno son propietarios lexítimos, poseedores, no


p o r el rrey ciño p o r Dios y po r justicia de Dios: Hizo el m u n d o y la tierra
y plantó en ellas cada cim iente, el español en Castilla, el yndio en las
Yndias, el negro en Guynea... Y ancí, aunque [el rey español] le haga
m erced al padre, al español en las tierras que se conponga con el rrey, no
es propietario. Y ací a de te n er obediencia al señor prencipales y justicias,
propietarios lexítimos de las tierras, q ue sea señor o señora ([1615] 1980,
p. 929).

De esta manera, Guarnan Poma clasifica a los andinos como


pertenecientes a la cuarta categoría de infieles, esto es, a aquellos
que jamás han estado, ni en la actualidad están, sujetos a un
gobernante cristiano, ni por derecho ni de hecho. Las razones que
da para ello, son las mismas que articuló Las Casas, a saber, que
los andinos nunca habían usurpado tierras cristianas, ni les habían
hecho daño alguno a los cristianos, ni habían intentado hacérselo;
jamás habían sido subyugados por algún príncipe cristiano, ni por
ningún miembro de la Iglesia (Las Casas [1564] 1958, p. 489). Al
recalcar los derechos que tienen los propietarios legítimos de la
tierra y al declarar que tales derechos son mandato, no del rey, sino
de Dios, Guarnan Poma apela a la noción de ley natural, es decir,
42 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

al concepto escolástico del derecho que tienen todos los pueblos a


la soberanía sobre sus propias tierras, que se seguía desde Tomás
de Aquino (Hóffner [1947] 1957, pp. 331-342).16 Además, su refe­
rencia al Génesis I (“Dios hizo el mundo y la tierra y plantó en ellas
cada cimiente”) reitera la cita que hace el propio Las Casas del
primer capítulo del Génesis, que ofrece en el Principio I como
prueba de que todos los pueblos tienen el derecho a la soberanía
sobre sus propias tierras, bajo los preceptos de la ley natural (Las
Casas [1564] 1958, p. 468).
Las obras jurídicas que Guarnan Poma explota hábilmente, se
colocan al servicio de sus propios objetivos políticos. Por más que
sólo en forma limitada logra imitar el lenguaje del tratado lascasia-
no, no deja de elaborar su “historia” de la conquista española del
Perú a manera de defender y dramatizar los principios que estipu­
lan los tratados jurídicos. A fin de cuentas, es como si reescribiera
la historia andina hacia atrás, pero en vez de comenzar por las
narraciones orales de las épocas legendarias, lo hiciera con el
Tratado de las doce dudas, tomando éste como plataforma desde la
cual poder argumentar retrospectivamente en favor de la autono­
mía autóctona en los Andes.

Dramatización de una hipótesis

La estrategia principal de Guarnan Poma consiste en mostrar que


los peruanos no dieron ninguna causa por la cual los europeos
hubieran podido librar una guerra justa contra ellos. Al principio
mismo de su narración de la historia andina, Guarnan Poma niega
la validez de la razón en virtud de la cual los españoles tenían el
derecho a difundir el evangelio. Este derecho lo invalida atribuyen­
do la presencia de la histórica Cruz de Carabuco a la visita de San
Bartolomé en épocas apostólicas (ibid., pp. 92-94).17 Con ello de-

16 En el mismo Principio //, Las Casas hace referencia al derecho natural, diciendo
lo siguiente: “Tienen todas éstas [naciones] sus reinos, sus señoríos, sus reyes, sus
jurisdicciones, altas y bajas, sus jueces y magistrados y sus territorios, dentro de los cuales
usan legítimamente y pueden libremente usar su potestad, y dentro dellos a ningún rey
del mundo, sin quebrantar el Derecho natural, es lícito sin licencia de sus reyes o de sus
repúblicas entrar, y menos usar ni ejercitar jurisdicción ni potestad alguna” ([1564] 1958,
p. 489).
17 Los relatos de esta índole no eran insólitos. Por ejemplo, Juan de Santacruz
Pachacuti Salcamayhua ([1613] 1968, pp. 283-284) atribuía la cruz a la visita de santo
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Je*-/} w p vH *9a Cm ^ f x*<j ^yJL*

1. Don Martín de Ayala, prim er em bajador de H uáscar Inca, a Francisco


Pizarro, em bajador del em p erad o r Carlos V [(1615) 1980:348]
44 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

muestra que esta visita estableció explícitamente la cristiandad en


el Perú, antes de la llegada de los españoles:

Y ancí los yndios somos cristianos p o r la rredim ción de Jesucristo y de su


m adre bendita Santa María, patro n a de este rreyno y p o r los apóstoles de
Jesucristo, San Bartolomé, Santiago Mayor y p o r la santa crus de Jesucristo
que llegaron a este rreyno más p rim ero que los españoles. De ello somos
cristianos y creem os un solo Dios de la Santícinva T rinidad (ibid,., p. 1090).

Sin embargo, el ataque polémico más directo que lanza Guarnan


Poma en su historia de la conquista es su contradicción de la noción
en sí de una conquista militar; se trata del argumento en el sentido
de “y no ubo conquista”, al que ya me he referido. Guarnan Poma
basa este supuesto en dos aseveraciones: en primer lugar, insiste
en que las llaves del reino le fueron entregadas pacíficamente a
Francisco Pizarro, como emisario de Carlos V, en Túmbez (lámina
4); y en segundo, sostiene que fue la intervención milagrosa de la
Virgen María y del apóstol Santiago, la que les impidió a los incas
resistirse jamás por la fuerza a los españoles (véase la lámina 3). Por
ambos lados, trata de minar cualquier noción de que hubiera
habido una guerra justa de conquista en el Perú. ,
Guarnan Poma desconoce el acaecimiento de cualquier resisten­
cia armada que se hubiese podido considerar como una justifica­
ción para librar la guerra contra los incas. Convierte los aconteci­
mientos de Túmbez, no en el preludio de posteriores encuentros
violentos, sino en la fase en que quedaron firmemente establecidas
las condiciones de bienvenida y de paz:

Y los españoles, don Francisco Pizarro y d on Diego Almagro, y do n M artín


d e Ayala18 se hincaron de rrodillas y se abrasaron y se d iero n paz, am istad
con el enperador. Y le h o n rró y com ió en su mesa y hablaron y conuer-
saron y le dio presentes a los cristianos. Acimismo le dio al señor do n
M ar[tín] de Ayala que fue prim er enbaxador que de A tagualpa en el p u erto
d e Tim bes, adonde saltó prim ero ([1615] 1980, p. 378).

Tomás: “Pues se llamó a ese barón Tonapaviracochampacachan, ¿pues no será este hombre
el glorioso apóstol Sánelo Tomás?” Muchos otros cronistas aseguraban también que santo
Tomás había visitado las Indias en la antigüedad con objeto de predicar contra las
religiones diabólicas que profesaban los pueblos indígenas (Esleve Barba, 1964, p. 11).
,H Aquí, Guarnan Poma hace referencia a su padre, anticipadamente, mediante el
apellido español que, según dice, le confirió a Guarnan Malqui algún tiempo después, el
conquistador Luis Ávalos de Ayala.
GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA 45
Hay otro momento en el que Guarnan Poma insiste una vez más
en el establecimiento inmediato y definitivo de la paz andino-espa­
ñola, y en esta ocasión sale a relucir su tono combativo. En esta
versión, manifiesta que no solamente su padre, sino de hecho los
señores principales de cada una de las cuatro subdivisiones del
Imperio incaico, se habían presentado en Túmbez para dar la
bienvenida y abrazar a los representantes del emperador español.
Llama a aquéllos “primeros ynfantes y señores, príncipes y princi­
pales grandes”, y llega a la siguiente conclusión: “De manera que
los quatro partes destos rreynos se fueron a darse de pas y a bezar
los pies y manos del rrey nuestro señor enperador don Carlos de
la gloriosa memoria” (ibid., p. 564; véase también la p. 971).19 Ya
sea su fuente la tradición oral, o ya un acontecimiento hipotético
de su propia creación, le da a éste una interpretación política: “Y
ací no tenemos encomendero ni conquistador, sino que somos de
la corona rreal de su Magestad, seruivio de Dios” (ibid., p. 564).
Con esta afirmación, Guarnan Poma da respuesta a dos argu­
mentos de la polémica. La primera va dirigida a las crónicas de la
conquista del Perú, en las que se describen los actos militares de
los españoles como una respuesta a la violencia iniciada por los
incas. La segunda se endereza contra un argumento hipotético —la
no resistencia de los andinos a la invasión extranjera—que consid­
eraba a los nativos americanos como potencialmente incapaces de
haber podido tomar una decisión cognitiva en cuanto a aceptar
libremente el dominio español.20 La aseveración de Guarnan Poma
en cuanto a la aceptación libre por parte de los incas del dominio
español, confiere dignidad histórica a su pueblo y defiende la

19 Casi a manera de nota a pie de página, Guarnan Poma prosigue: “Bastaua que
sólo fuera el excelcntícimo señor don Martín de Ayala a darse de pas y serbir a la corona
rreal por todo el Pirú, pues que fue gran señor Capac Apo [poderoso señor], segunda
persona del Ynga y su bizorrey destos rreynos” ([1615] 1980, p. 564). Recalca de este
modo el papel histórico que insistentemente atribuye a su padre.
->0 Ix>s juristas españoles habían estructurado, a posíeriori una serie de títulos con
los que justificaban los derechos de conquista en América. Uno de los aspectos que se
debatían era la aceptación del dominio español. Algunos, como Francisco de Vitoria, por
ejemplo, sostenían que la sumisión voluntaria de los aborígenes a la autoridad española
había sido un acto de temor y confusión. Éste argumentaba que los nativos no pudieron
haber entendido lo que estaban haciendo, ni qué era lo que los españoles les pedían. Y
agrega: “Esto lo piden gentes armadas que rodean a una turba inerme y medrosa” ([1532]
1967, p. 73). En vez de ser este argumento una defensa del indio —como muchos
investigadores han pensado— resultaba ser una instancia del palemalismo que los
amerindios de la generación de Guarnan Poma —y él en concreto1- rechazaban como
insultante.
46 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

imagen civilizada del andino contemporáneo que aquél se esfuerza


por crear. Su insistencia en este acto de sumisión diplomática es,
de hecho, un regreso al argumento referente a la capacidad racio­
nal del pueblo indígena. En tanto que los teóricos políticos habían
puesto en tela de juicio el valor de tales rendiciones pacíficas,
Guarnan Poma responde pintando una imagen de la sumisión
andina, que es un modelo de habilidad de estadistas consumados,
por parte de los embajadores del Inca. De esta manera, Guarnan
Poma no solamente trata de corregir la forma en que ha quedado
registrada la historia, sino también de negar las acusaciones racistas
que hacen los europeos en cuanto a la supuesta inferioridad
cultural andina.
La representación de milagros y visiones (véase lámina 3) resulta
de importancia crítica para la dramatizadón de los principios
concernientes a la conquista injusta. El autor peruano arguye que
estas visiones milagrosas tuvieron el efecto de restringir la potencial
resistencia andina ante la invasión española. A cada uno de estos
sucesos —el hecho de que no se quemara el templo consagrado, las
apariaones de la Virgen María y del apóstol Santiago— les da
prominenria mediante representaciones pictóricas (ibid., pp. 402,
404 y 406), y vuelve a referirse a ellas varias veces (ibid., pp. 655 y
1090). Gracias a dichas representaaones, da respuesta a la opinión
que muchos sostenían en el sentido de que para la conquista de los
reinos del Nuevo Mundo no habían hecho falta milagros, ya que la
superioridad natural del español sobre el aborigen hacía innecesa­
ria la intervención sobrenatural en favor de los conquistadores o
de los misioneros.
La evaluación que hace Vitoria de las circunstancias, es típica de
la actitud de los europeos. En la década de 1530 escribe que no
está persuadido de que la fe se esté esparciendo entre las poblacio­
nes indígenas, porque no ha oído ni de milagros ni de señales
extraordinarias, ni tampoco de ejemplos de conducta religiosa, que
pudieran servir para fines de evangelizadón: “Pues milagros y
señales no veo ninguno, ni tan religiosos ejemplos de vida; y sí, en
cambio, al contrario, muchos escándalos y crímenes atroces y
muchas impiedades” (atado en Hóffner [1947] 1957, p. 355). De
manera análoga, en De procuranda indorum salute, José de Acosta
sugiere que la misión apostólica que renunda a todo empleo de
fuerza o a toda protección militar, no encuentra aplicación en el
Nuevo Mundo. Recurriendo al ejemplo del trágico destino que
GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA 47

corrieron los misioneros dominicos yjesuitas en la Florida, Acosta


aduce que los nativos americanos no pueden ser convertidos
pacíficamente, debido a sus maneras primitivas; de hecho, confiar
en su razón y su libre albedrío es como “hacer amistad con jabalíes
y cocodrilos” ([1588] 1954, libro 2, cap. 8, p. 443). Además, sostiene
Acosta, el método apostólico únicamente funciona si se producen
milagros, y, en América, tales acaecimientos son extremadamente
escasos (ibid., pp. 443-446). Por más que encuentra sumamente
angustiante esta falta de milagros, no por ello deja de argumentar
que la superioridad de los sacerdotes y la inferioridad de aquellos
a los que hay que convertir hacen que la situación no sea insalvable:
“Porque aquellos a quienes se anuncia la fe son en todo muy
inferiores en razón, en cultura, en autoridad; y los que la anuncian,
por la antigüedad y prestigio de la religión, por su muchedumbre,
su ingenio, su erudición y demás cualidades, son muy superiores”
{ibid., p. 446). Así, pues, según Acosta, los métodos convencionales
bastan para lograr la conversión de estas gentes sencillas.
Guarnan Poma contradice los puntos de vista que Acosta y otros
presentan, cuando argumenta: “Cómo hizo Dios milagro para
hazelle merced a su Madre bendita a los españoles cristianos, por
mejor decir que más quizo hazer merced la Madre de Dios a los
yndios porque fuesen cristianos y saluasen las ánimas de los yndios”
([1615] 1980, p. 405). Con esto, no sólo dignifica la experiencia
andina y niega la noción de una resistencia o agresión andina
contra los españoles, sino que también trata de demostrar que la
cristiandad ya se hallaba establecida en el Perú. Por ejemplo,
cuando las tropas incaicas ven que es imposible incendiar lo que
anteriormente había sido un palacio inca recién consagrado como
templo cristiano, Guarnan Poma interpreta el episodio como una
señal divina que indica que los andinos ya se han convertido al
cristianismo: “En ese tienpo era señal de Dios questaua ya fixa la
Santa Yglecia en el rreyno” {ibid., p. 403; véase también la p. 655).
La narración de estos acontecimientos dramatiza las afirmacio­
nes de Guarnan Poma en el sentido de que no había ocurrido una
conquista militar del Perú, aseveración que se hace explícita en
varias otras ocasiones (véase ibid., pp. 164, 377, 388, 564, 573, 971
y 972). Además, acusa a los españoles de haber actuado ilegalmen­
te; éstos no traían ningún decreto que les permitiera matar despia­
dadamente al Inca o a otros señores étnicos:
48 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

No truxo zédula para m atar al rrey Ynga ni a los excelentícim os señores


ni a los capitanes deste rreyno... . Y ací aués de conzederar y acauar con
esto: Q ue no ay com endero ni señor de la tierra ciño son nosotros
propietarios lexítim os de la tierra p o r derecho de Dios y de la justicia y
leys (ibid., p. 972).21

Esta negación de los derechos de los extranjeros en el Perú, nos


proporciona la clave de cuál era la interpretación que Guarnan
Poma le daba a la historia de la conquista. Sin embargo, por más
que lanzara acusaciones e hiciera dramatizaciones, el programa de
Guarnan Poma no es simplemente una respuesta displicente a las
historias europeas de la conquista del Perú. Su labor no es mera­
mente la de hacer que su pueblo sea el héroe del drama y que los
españoles aparezcan en éste como los villanos y traidores. La batalla
de la historia ya se había perdido, y Guarnan Poma tiene un objetivo
polémico más inmediato. Su argumentación acerca de la naturaleza
de los nativos del Nuevo Mundo, sobre sus orígenes y su civilización
precolombina, forma parte de una estrategia defensiva orientada,
no al pasado, sino al presente. Si se comprende esta maniobra, es
posible apreciar de mejor modo el papel que el autor le asigna a la
narración de la historia en su proyecto literario.

El presente arrolla al pasado

Los capítulos de la Nueva coránica que se dedican a la sociedad


andina precolombina desempeñan un papel específico dentro del
designio teleológico que existe en la historia andina de Guarnan
Poma. De manera irónica, estos capítulos que se refieren al pasado
revelan que el propósito del autor no es historiográfico. Su inter­
pretación del pasado da apoyo a las afirmaciones que hace acerca
del presente; y éstas, a su vez, se articulan de manera tal que quede
garantizada la rectificación de los agravios, en el futuro. Las impli­
caciones morales y políticas que el pasado tiene para el presente

21 No es Guarnan Poma el primer andino étnico que sostiene esto; ya en el decenio


de 1560 presentó este argumento ante la corte española Felipe Huacra Paucar. Hijo de
uno de los señores de Jauja, Huacra Paucar pasó a España para defender personalmente
su punto de vista. Según él estimaba, de ser inevitable el establecimiento de la institución
mediante la cual se controlaba a la mano de obra, era su propio padreJquien debió de
haber sido nombrado encomendero (véanse Murra, 1980, y Espinosa Soriano, 1971-1972).
GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA 49

quedan expresadas en cada línea del texto escrito, y la constancia


de este esfuerzo permite argüir que hay una coherencia de inten­
ción subyacente a la totalidad de la obra.
Tanto en la Nueva coránica como en el Buen gobierno, las referen­
cias cruzadas y mutuas, del pasado al futuro y del presente al
pasado, constituyen una constante en la retórica de Guarnan Poma.
La intromisión/de sus preocupaciones contemporáneas en la na­
rración histórica, afecta a la ilusión historiográfica neutra que trata
de crear. Al intentar ofrecer una “ilusión referencial” en el nivel
del discurso, trata de dar la impresión de que el referente histórico
habla por sí mismo (véanse Barthes [1967] 1970, p. 149; Benveniste
[1966] 1971, pp. 206-208). Pero Guarnan Poma con frecuencia se
entromete en la narración de la historia, aparentemente carente
de narrador, para ofrecer algún comentario moralizador en su
propia voz severa y apasionada. De esta manera crea un tiempo en
dos estratos, trenzando, como dice Barthes ([1967] 1970, p. 148),
la cronología de la materia con la del acto de lenguaje que da cuenta
de ella. El lector se ve transportado de la modalidad histórica a la
historiográfica, es decir, del pasado de los incas al presente del
narrador. La voz del narrador, que es Guarnan Poma, interviene
constantemente, y no solamente en los prólogos, sino también en
las narraciones de los capítulos. El resultado de ello es un ir y venir
continuo entre la época histórica y la época de la narración, en el
que el comentario apasionado del narrador amenaza con apode­
rarse de la pretendida neutralidad de la narración histórica.
El tratamiento que da Guarnan Poma a las cuestiones de la
barbarie y el paganismo pone de manifiesto que su preocupación
por el presente es mucho mayor que su interés en el pasado. La
forma en que se comprime el tiempo en la narración de la Nueva
coránica y buen gobierno revela la inmediatez y la urgencia de su
misión “historiográfica” y trae al primer plano su preocupación por
las implicaciones contemporáneas que tienen las cuestiones histó­
ricas.
“Paganismo” y “barbarie” se habían considerado voces sinóni­
mas desde los tiempos medievales; desde Burgos en 1512, y de ahí
en adelante, la fusión de los dos conceptos fue el pretexto gracias
al cual se elaboraron las bases jurídicas para la conquista (véase
Hófíner [1947] 1957, pp. 61 y 264). En tanto que la mente popular
europea consideraba la barbarie (la ubicación de un grupo fuera
de las prácticas que definen a una cultura secular determinada) y
50 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

el paganismo (el estar fuera de la cultura religiosa cristiana) como


una misma cosa, Guarnan Poma distingue claramente entre los dos
conceptos, en sus exposiciones sobre los antiguos andinos. De
hecho, su argumentación coloca a la sociedad andina fuera del
espacio de la cultura secular europea, pero la muestra superior a
ésta, y situada en la frontera misma de su cultura religiosa. Por
ejemplo, en cada una de las cuatro edades preincaicas de la historia
andina, Guarnan Poma efectúa dos operaciones: admite los voca­
blos “bárbaro” e “infiel” como epítetos distintos, y simultáneamen­
te los atenúa en el contexto de una exposición que prácticámente
los contradice; y al mismo tiempo, ofrece la “barbarie” de los
antiguos como un modelo digno de ser imitado por el lector
cristiano contemporáneo.
En el “prólogo” que va al final de su exposición de la primera
era antigua de los andinos, la Vari Vira Cocha Runa, manifiesta
que el lector cristiano se podría beneficiar espirítualmente emulan­
do la conducta piadosa de esos infieles bárbaros:

¡O, que buena gente! au n q u e bárbaro, ynfiel, p orque tenía u n a sonbrilla


y lus de conosem iento del C riador y H azedor del cielo y d e la tierra y to d o
lo que ay en ella. Sólo en dezir Runa Camac, Pacha Rurac [creador del
hom bre, hacedor del universo] es la fe y es una d e las más graue cosas,
aunque no supo d e lo dem ás ley y m andam iento, euangelio de Dios, que
en aquel p u n to en tra todo. U ed esto, cristianos letores, d e esta gente nu eb a
y p rended de ellos para la fe u erd ad era y serbicio d e Dios, la Sanctícim a
T rinidad ([1615] 1980, p. 52).

De manera similar desbarata las acusaciones de barbarie y paganis­


mo en sus narraciones de las sucesivas eras andinas. Describe el
Vari Runa (que constituye el segundo de sus cuatro periodos
preincaicos de la civilización andina) como bárbaro en sus conoci­
mientos, pero cristiano en sus costumbres: “Y con ello párese que
tenía toda la ley de los mandamientos y la buena obra de miseri­
cordia de Dios, aunque bárbaro, no sauiendo nada” (ibid., p. 56).
De modo análogo elogia la humanidad de la tercera y cuarta eras,
que son Purun Runa y Auca Runa, respectivamente (ibid,, pp. 62,
73-74). Al hacer el resumen de la civilización de la cuarta era, borra
de ia imagen de estos paganos bárbaros cualquier huella de perver­
sidad y vicio:
GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA 51

De cóm o en aquel tienpo no se m atauan ni se rrob au an ni se echauan


m aldiciones ni auía adúlteras ni ofenza en seruicio d e Dios ni auía luxuria,
enbidia, auaricia, gula, soberuia, yra, acidia, pereza... Y abía m andam iento
de Dios y la bu en a o b ra de Dios y caridad y tem or de Dios y lim osna se
hazían en tre ellos (ibid., 73).

En consecuencia, la narración de Guarnan Poma tiene el efecto de


contradecir las etiquetas que él mismo aplica a los andinos anti­
guos, puesto que su voz de narrador interviene para condenar y
alabar, en el lenguaje del orador cristiano: aunque gentiles, arguye
Guarnan Poma, los antiguos adoraban al verdadero Dios, por la luz
que les daba su entendimiento natural.2223Hay anticipación de la
propia cristiandad, en virtud de la referencia a un dios en tres
personas: “Tenían los yndios antigos conocimiento de que abía un
solo Dios, tres personas.”28 En las cuatro narraciones sobre las
épocas preincaicas, la barbarie queda reducida a la carencia de un
sistema de escritura (“los que son inorantes sin letras”, en las
palabras de Las Casas).24*En pocas palabras, conforme se va descri­
biendo a los antiguos andinos a mañera de defender la pureza e
inocencia espirituales de sus sucesores contemporáneos, a la voz
del historiador se va sobreponiendo la del polémico estridente.
Al examinar los esfuerzos de Guarnan Poma como historiador,
descubrimos que la narración histórica carente de narrador se ve
alcanzada por la interpretación histórica del polémico, siempre

22 En su Introducción del símbolo de lafe, fray Luis de Granada define la luz de la razón
y la compara con la de la fe ([1582] 1944, parte tercera, tratado primero, cap. 1, p. 400):
La Humanidad puede conocer a su Creador en virtud de la razón humana ordinaria; sin
embargo, es la fe cristiana la que hace el conocimiento de esta verdad certero, firme e
infalible. La circunstancia más feliz es la combinación de ambos aspectos: “Pues cuando
desta manera la lumbre de la razón se casa con la fe (que es cuando lo que la fe nos
enseña, testifica también la razón) recibe el ánima con esto una grande alegría y
consolación, con la cual se confirma mucho mas en la fe; porque mas alumbran dos
lumbres juntas, que una sola” {ibid.).
23 En este caso, Guarnan Poma aprovecha las categorías religiosas andinas para
sugerir —aunque no sea más que implícitamente— la forma análoga en que andinos y
cristianos entienden la deidad. Describe una trinidad andina que consta de un padre, que
es el administrador de justicia, y dos hijos: el mayor es la fuente de caridad; y el menor
es quien proporciona salud, alimentos y lluvia ([1615] 1980, p. 55).
24Guarnan Poma niega de manera sumamente vigorosa que los nativos de los Andes
pertenecieran a aquella categoría de bárbaros que eran incapaces de autogobemarse y
que, por ende, merecían ser esclavizados. Esta definición clásica, tomada de la Política de
Aristóteles y citada por Las Casas para rechazarlo, se refiere a aquellos que, a causa de
sus costumbres extrañas y horrorosas, así como por sus inclinaciones malignas y perversas,
52 GUAMAN POMA CONTRADICE LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA

encastrada en las preocupaciones inmediatas, las de su propia


época.23 El presente fluye hacia afuera y borra todo recuerdo del
pasado. Para Guarnan Poma, escribir historia es enzarzarse en la
polémica y reconstruir los acontecimientos históricos tal como
debieran de haber acaecido. Al pretender apropiarse de las con­
venciones del tratado historiográfico, en realidad usurpa el dere­
cho de hablar en el foro privilegiado al cual incluso Las Casas, el
favorecedor de los indios, le hubiera negado el acceso.26 Aun
cuando Guarnan Poma proclama su devoción a la verdad histórica,
la socava a cada instante. Su estrategia es compleja, y el problema
de la identificación genérica de su obra requiere de un examen más
a fondo. En la exposición que sigue, sobre la teoría de la historio­
grafía en el siglo XVI, examinaré un tipo de redacción histórica —la
biografía— por el que Guarnan Poma demuestra una afinidad
especial. Con la biografía, se vuelve palmaria la forma en que el
autor se aleja de la historia política.

resultan ser crueles y feroces; no se guían por la razón, sino que más bien son casi bestiales
(“los que por sus extrañas y ásperas costumbres, o por su mala y perversa inclinación
salen crueles y feroces... y no se rigen por razón... sino que son cuasi bestiales") ([1559]
19G7, libro 3, cap. 265, vol. 2, p. 641).
En ninguna otra parle es esto más obvio que en el capítulo sobre el censo de los
incas. La descripción de los grupos de edad en la sociedad incaica ha sido considerada
una de las aportaciones más importantes de Guarnan Poma al registro etnográfico de su
época; su narración se ha utilizado como una de las fuentes principales para la estructu­
ración de un sistema único de categorías por grupos de edad, que es el que se atribuye a
los incas anteriores a la conquista (Murra 1980, pp. x iii -x iv ; véase Rowe, 1958, pp. 499-522).
V sin embargo, en cada una de las veinte descripciones de grupo de edad que ofrece
Guarnan Poma, regresa al texto, después de la redacción original, y agrega nuevos
comentarios. En casi todas estas enmiendas al texto se compara el orden social andino
tradicional con la desarticulación que ha causado la imposición del régimen colonial.
26 Para Las Casas, la redacción de la historia debía reservárseles a los eruditos y, en
su opinión, los curas contaban de manera especial con ese requisito: “Tampoco conviene
a todo género de personas ocuparse con tal ejercicio, según sentencia Methástenes, sino
a varones escogidos, doctos, prudentes, filósofos, perspicacísimos, espirituales y
dedicados al culto divino, como entonces eran y hoy son los sabios sacerdotes" ([1559]
1951, vol. l,p . 6).
2

EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA

Mi intención, en este capítulo, es la de examinar la manera en que


Guarnan Poma trata de redondear y enderezar las experiencias
históricas que narra. Por consiguiente, y con el fin de destacar los
recursos que utiliza para crear su imago mundi, nos detendremos
en los géneros literarios que aprovecha, y señalaremos las caracte­
rísticas más notables de éstos.

Verdad histórica y visión moral

En la literatura hispánica, el vínculo que existe entre la historia


escrita y la obra de imaginación ha sido afirmado desde Cervantes
hasta Borges y Carpentier (González Echevarría, 1976, p. 67). Al
examinar la obra de Guarnan Poma, uno de los aspectos que salen
a relucir es el de la relación que guardan los discursos, inde­
pendientes pero complementarios, de la historia y la ficción.
Tanto la obra documental como la imaginativa están sujetas a la
verdad de la coherencia, así como a la de la correspondencia; es
decir, ambas tienen que ser coherentes en el sentido de que deben
guardar una relación lógica y ordenada entre las diversas partes,
una especie de lógica interna. A este respecto, el discurso del
historiador y el del escritor imaginativo, con frecuencia tienen
aspectos en común (White, 1976, p. 21). Al mismo tiempo, ambos
se apegan a la verdad de la correspondencia: la ficción, al igual que
la historia, debe ser “adecuada” a una imagen de algo que va más
allá de ella misma, si quiere aspirar a presentarle alguna nueva
percepción a la experiencia humana (ibid.f pp. 22 y 23). Conside­
rando cuál es la postura polémica de Guarnan Poma, no resulta
sorprendente que la verdad de la coherencia, el tejido de una
lógica interna, adquiera prioridad por encima de la verdad de
correspondencia. En cualquier caso, el traslape de las fronteras
de la historia y la ficción convierte en un reto el ubicar la obra de
[53]
54 EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA

Guarnan Poma, entre los discursos de su época.


Como elemento que nos ayude a determinar los grados hasta
los cuales operan la historia y la imaginación en la “nueva” crónica
de Guarnan Poma, es preciso que nos preguntemos cuáles son las
clases de verdad que están representadas en ella. ¿Corresponde la
narración de Guarnan Poma, en mayor grado, a lo que Aristóteles
llamó la verdad particular de la historia, o a la verdad universal de
la poesía? Con objeto de estructurar una respuesta a esta pregunta,
debemos examinar primero cuál era el concepto de historia en los
siglos XVI y XVII, y hasta qué punto Guarnan Poma se apega a él.
Por más que su narración de la conquista del Perú por parte de los
españoles no pertenezca exclusivamente a la categoría de la histo­
riografía, hay algunas partes de su exposición que sí reflejan
objetivos historiográficos. Para comprender cuáles son éstos, nos
será de utilidad examinar la teoría de la historia en cuanto a su otro
enfoque, aquel que no es el puramente histórico-político.
Para empezar, debemos recordar que la cuestión de la verdad
particular, histórica, frente a la verdad poética, no era una distin­
ción nítida en la época de Guarnan Poma. Por más que un teórico
tal como Luis Cabrera de Córdoba distinga entre las dos, también
admite que cada una de ellas posee algunos aspectos de la otra. En
su obra, De historia, para entenderla y escrivirla, señala* cuál es el
terreno común que la historia comparte con la retórica y la poesía.1
Los estudios modernos nos dicen que los preceptos clásicos que
regían el arte de la oratoria, se aplicaban a todas las formas de
literatura; el proceso de fusionar la retórica con la literatura, dentro

1Cabrera de Córdoba recuerda a sus lectores que en la historiografía se usan técnicas


estéticas y que esta ciencia tiene objetivos estéticos al igual que historiográficos, todo ello
con el propósito de dejar grabada en la memoria del lector la verdad que el historiador
desea revelar y comunicar. En su obra, De historia, para entenderla y escrivirla, señala dichos
principios: “Engáñanse los que piensan ser historia sin artificio; tiene su dotrina leyes,
por los claríssimos maestros con prudencia confirmadas” (1611, f. 15 r); “[La historia]
aparta de vicios los ánimos, inflámalos a la virtud:., aguza el ingenio, aclara el entendimien­
to, ennoblece la memoria, delecta la fantasía: da contento, o dolor, al oyente, conforme
a lo que escriue a diuersos fines” {ibid., f 19 r-v).
Describe las nueve “partes integrales” de la historia, entre las cuales figuran muchas
de las que se utilizan en la oratoria y la ficción: “exordios, descripciones, digresiones,
oraciones, elogios, discursos, juizio, pronósticos, sentencias” {ibid., f. 62 v). De éstas, es
únicamente el discurso el que admite materiales hipotéticos: “Solo en esta parte usa de
exemplos el histórico, útil comemóradón de alguna cosa hecha, o como hecha, para
persuadir buen argumento con indudón imperfecta. ...Refierense a los exemplos, las
parabolas, apologos, y fábulas, símiles y proverbios, impropiamente llamados exemplos”
{ibid., f. 74 r; la cursiva es mía).
EN BUSCA DE UNA CONCEPTOALIZACIÓN HEROICA 55

de un punto de vista generalizado de la elocuencia, se inició hacia


el final de la Antigüedad (Gray, 1986, p. 205). La poética y la
retórica, aunadas, proporcionaban las técnicas de la elocuencia
(Struever, 1970, p. 53), y, por lo común, se reconocía la naturaleza
“ficticia” de la historiografía como rama de la retórica (White, 1976,
pp. 23-24). Por más que la Poética de Aristóteles había sentado la
autoridad para distinguir entre poesía e historia, la explicación
estaba lejos de ser lo suficientemente clara como para no dar origen
a un debate inacabable entre los teóricos y a confusión entre los
lectores (Riley, 1962, pp. 163-165).
La noción de que en el siglo XVI el concepto de historia abarcaba
muchos tipos de verdad, es de importancia crítica para los efectos
de la presente exposición. Reviste pertinencia en especial la idea
que sustentaban el gran humanista español Juan Luis Vives y sus
sucesores, tales como Páez de Castro, en el sentido de que entre
las verdades de los hechos de la historia figuran las res togatae, es
decir, los asuntos civiles. Estos teóricos ampliaron el concepto de
historia a manera de que abarcase la descripción de la civilización
y el pensamiento de un pueblo, así como la trayectoria que había
seguido su destino político y militar (Montero Díaz, 1948, pp. xvii
y xviii). Guarnan Poma se adhiere a este valor historiográfico en los
capítulos de la Nueva coránica que han sido altamente elogiados por
la información documental que contienen acerca de la vida preco­
lombina en el Perú.2Aun cuando con frecuencia inclina la balanza
de la autoridad y el prestigio en favor de sus propias lealtades
étnicas y regionales, como en el caso de su descripción del gobierno
federal de los incas ([1615] 1980, pp. 342-343), por lo común se
toma en serio la obligación historiográfica de describir las institu­
ciones de la sociedad andina con exactitud en cuanto a los hechos
y en un considerable grado de detalle.
La historiografía del siglo XVI también significaba adherirse a la
prerrogativa clásica de servir como magister vitaet maestra de los
individuos y de las naciones; así, tenía la responsabilidad de comu­
nicar las verdades morales, al igual que las empíricas. Los docentes
predicaban, y los historiadores practicaban, su creencia en este
valor (Montero Díaz, 1948, p. xxix). Cabrera de Córdoba define la
historia escrita como la narración de las verdades, según las expresa
un hombre docto, con la finalidad de enseñar los preceptos de la

2 Véase el capítulo 1, notas 2 y 25.


56 EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA

vida virtuosa (1611, f 11 r). El humanista aragonés Juan Costa va


más allá del carácter ejemplar de la historia, y propone una esencia
moral que está intrínseca en la empresa historiográfica: la historia
no es otra cosa más que la manifestación evidente y lúcida de las
virtudes y los vicios, de cuyo estudio se encarga la filosofía moral
(citado en Montero Díaz, 1948, p. xxxv). Con esto, diríase que
aparece el vínculo lógico de la historia con la retórica. Y sin
embargo, los preceptores coinciden en que el propósito de la
historia es el de manifestar la verdad e informar, mas no el de
persuadir. Cabrera de Córdoba, por ejemplo, deja esto bien claro
en su Discurso 18, titulado “Del estilo y elegancia del historiador”.
Ahí establece comparaciones entre los estilos de habla y, por ende,
entre las intenciones del filósofo, el sofista, el historiador, el poeta
y el orador.
En el análisis que hace Cabrera de Córdoba, el historiador queda
situado entre dos extremos; uno de éstos lo ocupa el filósofo, quien
propone la verdad escueta y cuyas oraciones carecen de pasión o
de expresiones fuertes (1611, f 83 r), y en el otro está el orador,
que debe ser enérgico en todo lo que expresa, con objeto de unir
los espíritus y llevarlos por la senda que él desee, “para amar,
despreciar, condenar o absolver, tomar o dejar las cosas” {ibid.,
f 83 v). El historiador se halla quizá más cerca del sofista, cuya
intención no es la de persuadir, sino la de complacer, a través del
uso de palabras y modos de hablar que sean más agradables que
verificables: “entretexiendo fábulas, apartándose de la materia, y
de las cosas, imitando a los pintores en el colorir con la verdad,
igualando los contrarios, e iguales” {ibid., f 83 r). Ubicada entre la
formación discursiva del sofismo y la de la poesía, la historia debe
ponerse al servicio de sus lectores de manera desinteresada. A
través de una prosa que implícitamente inspira, pero que nunca
persuade, el historiador se esfuerza por encaminar a los lectores
hacia verdades de dimensiones morales y éticas, al igual que
empíricas: “porque su intento, ni es delectar, ni persuadir: pero
deleita con la elegancia y orden de palabras de su elocución: y con
los accidentes que contiene, y casos notables, y persuade a seguir
el bien, y apartarse del mal” (1611, f 83 r-v).
La afirmación de Cabrera de Córdoba en el sentido de que “El
fin de la historia es la utilidad pública” {ibid., f 19 r) tiene también
una implicación política. La misión del historiador está estrecha­
mente relacionada con la tarea de gobernar, y es responsabilidad
EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA 57

del príncipe escoger los mejores historiadores que sea posible; en


la labor del historiador quedarán enjuego tanto la reputación del
príncipe como la de su nación (ibid., f 16 v). De hecho, Cabrera de
Córdoba comienza su tratado pregonando el valor formativo que
la historia escrita posee para el príncipe:

Uno de los medios mas im portantes para alcanzar la prudencia tan necesaria
al Principe en el arte del Reynar es el conocim iento de las historias. Dan
noticia de las cosas hechas, p o r q uien se o rdenan las venideras, y assi para
las consultas son vtilissimas (ibid., f 1 r).

Según los preceptores, la historia iba a ser de gran valor instrumen­


tal para la conformación de las reglas mediante las cuales se debiera
gobernar.
Observamos que la práctica historiográfica de Guarnan Poma se
adhiere a algunos de estos lincamientos en cuanto a la verdad en
la historia escrita- Aun cuando, como vimos en el capítulo 1, no se
apega al datum empírico de la verdad histórica en lo concerniente
a los acontecimientos políticos de la conquista, sí se ajusta a la
norma en aquellas cuestiones que se refieren a las res togatae. Al
mismo tiempo, trata de mantener constantemente frente a sus
lectores la enseñanza de la verdad moral. La meta de la “utilidad
pública” la aplica por igual al príncipe y al ciudadano privado, y
comparte con entusiasmo la convicción del historiador en el senti­
do de que la historia escrita debe estar al servicio del arte de
gobernar. Su tratado se ocupa directamente de la forma en que se
debiera gobernar el Perú, y el hecho de que dedique su libro al rey
español es la admisión explícita de este objetivo. Hasta este punto,
queda justificado que Guarnan Poma sitúe su obra bajo la rúbrica
de historia. Sin embargo, la forma en que aborda la enseñanza de
su “lección de historia” es harina de otro costal.
La historia tiene que enseñar sirviendo como fuente de contem­
plación, y no como grito de combate para entrar en batalla. Su
objetivo es el de apelar a la facultad del “entendimiento” y no a la
de “la voluntad”. En consecuencia, aun cuando para Guarnan Poma
(al igual que para los sofistas) la historia tiene la misión de hacer
las cosas vividas, se supone que no debe falsificarlas. Si tiene
éxito, la historia ayuda al lector a seguir la senda del bien y a evitar
el mal.
Sin embargo, debemos recordar que todas estas diferencias
58 EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA

sutiles son cuestión de grado: la persuasión de la historia es de una


naturaleza suave y pasiva, y que si inclina al lector hacia este o aquel
lado, lo hace únicamente a través de la belleza y el orden de sus
palabras, y no mediante la fuerza de su argumentación. Aun
cuando Guarnan Poma aborda cuestiones históricas, las interpreta
conforme a sus propias necesidades políticas. Por consiguiente,
para él la historia no es la narración de “lo que aconteció”, sino
más bien el relato de “lo que nos sucedió a nosotros”. Según estima
Guarnan Poma, para contar la verdad acerca de la explotación y la
ruina del Perú, es preciso ir mucho más allá de los hechos de la
conquista militar (o no militar). La naturaleza de la verdad que
narra es mayor que los meros hechos; éstos, junto con los aconte­
cimientos hipotéticos y las aseveraciones generales, se insertan en
cadenas lógicas que llevan a conclusiones que en sí mismas son
únicamente hipótesis que desembocan en nuevas conclusiones.
Con objeto de explicar y comunicar su concepto de verdad, que es
el de la catástrofe moral, Guarnan Poma estructura todo el edificio
de su historia, no para enseñar los hechos de la experiencia
empírica, sino más bien para comunicar una visión moral. Esa
visión moral sale a la luz cuando se examina por vez primera la
clasificación que hace el propio Guarnan Poma de su prosa, así
como al estudiar el uso que da a un género literario particular —la
biografía— que parece ajustarse a un propósito específicamente
historiográfico.

Biografías de Incas y reyes

Aun cuando Guarnan Poma intitula su obra “Corónica”, también


utiliza las palabras “historia” y “uida” para describir sus diversos
aspectos. Además, la narración denominada “Conquista” (la con­
quista del Perú, las guerras civiles de los españoles) la coloca en
una tercera categoría, a la que no designa con ninguna etiqueta
historiográfica. Pero, ¿a qué narraciones particulares aplica los
nombres de “vida” e “historia”? En las epístolas al rey que consti­
tuyen el prefacio de su obra, se establece una distinción que indica
que divide los tipos específicos de temas en categorías discursivas
también específicas.
En la “carta del padre del autor” a Felipe III, Guarnan Poma
informa a su lector que él ha escrito acerca de los antiguos andinos,
EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA 59

y usa la palabra “historia” para referirse a tal labor (ibid., p. 6). Más
adelante, dice que va a narrar las “vidas” de los corregidores y de
todos los grupos colonizadores, así como las de los señores étnicos
andinos y de la gente de su pueblo (ibid.). Hasta ahí, todo parece
indicar que historia se refiere al pasado de los antiguos, y uida a la
existencia y actividades de los miembros de la sociedad colonial
contemporánea.
En la “carta del autor” se utilizan los mismos vocablos, pero con
ciertas variantes en cuanto al material que figurará en las categorías
respectivas. Explica que va a escribir la historia de los reyes de la
antigüedad, y las “vidas” de los indios, desde la época de los
antiguos hasta la de los doce Incas (ibid., pp. 8-9). Prosigue la
descripción manifestando que narrará las “uidas” de los grupos
colonizadores, así como las de los “caciques prencipales y los yndios
particulares”, al igual que hizo en la epístola anterior (ibid., p. 9).
Merced a esta segunda carta nos damos cuenta de que, aun cuando
“historia” se refiere exclusivamente a las épocas antiguas, “uida” no
queda restringida a la descripción de lo moderno. Así, por ejemplo,
se nos ofrecen las “historias” de los Incas, al igual que sus “uidas”.
Se hallan enjuego dos concepciones del objeto historiográfico, de
las cuales se pueden inferir dos propósitos distintos; la diferencia
queda de manifiesto mediante una lectura más atenta del texto de
Guarnan Poma y cuando se entienden aquellas voces, según se
utilizaban en su época.
En su dedicatoria a don Pedro Álvarez Ossorio, marqués de
Astorga, Francisco López de Gomara ofrece la distinción crítica,
en su Crónica de los barbarrojas:

Dos m aneras hay, muy ilustre Señor, d e escrevir historias; la u n a es quan d o


se escrive la vida, la otra q u an d o se qüentan los hechos d e u n em perador,
o valiente capitán. De la p rim era usaron Suetonio T ranquilo, Plutarcho,
Sant H ieronim o y otros muchos. De aquella o tra es el com ún uso q u e todos
tienen de escrevir, de la qual para satisfacer al oyente bastará relatar
solam ente las hazañas, guerras, victorias y desastres del capitán: en la
p rim era hanse de decir todos los vicios de la persona de quien se escrive
([1545] 1853, pp. 331-332).

Así, pues, la “vida” es biográfica, y ofrece no sólo una interpreta­


ción de la vida pública del sujeto (las victorias y derrotas), sino
también de su vida privada. La vida pública de un individuo,
60 EN BUSCA DE UNA CONCEPTUAUZACIÓN HEROICA

exclusivamente, constituye el material de “historia”. Con toda pro­


babilidad, la “vida” ofrecería un perspectiva más global del carácter
del sujeto, pero solamente una breve ojeada a las corrientes de la
historia que giraron en torno a él, o ella. En consecuencia, no
resulta sorprendente que, como lo señala López de Gomara,
“historia” —la historia de los grandes logros de un pueblo—fuese
una de las empresas historiográficas más urgentes y que más
prevalecieran.3
De éntre todas las características que López de Gomara pudo
haber mencionado, opta por distinguir los vicios del sujeto, como
determinantes para el retrato biográfico. La biografía debe revelar
no solamente los aspectos positivos, sino también los negativos del
individuo; es decir, el escritor tiene el deber de presentar no
meramente los errores políticos de la persona en cuestión, sino
también las deficiencias morales, que pueden o no quedar de
manifiesto en los actos públicos. En sus “vidas”, Guarnan Poma no
escribe las biografías de todos los individuos de la totalidad de los
grupos de que se ocupa, pero sí se espacia en la descripción de
los rasgos de vicio que menciona López de Gomara. Así, Guarnan
Poma nos dirá que la gente buena, temerosa de Dios, de las épocas
preincaicas únicamente optaba por la guerra y la destrucción como
último recurso; que durante el reinado de los Incas, el pueblo
andino cayó en la idolatría, pero aún observaba “los diez manda­
mientos y la ley de misericordia”, y que los aspectos más renom­
brados de los caciques prencipales e yndios particulares modernos, son
“sus rretos que uzauan antiguamente y de su cristiandad y pulida
y otras curiuddades destos rreynos” ([1615] 1980, p. 6). Aun
cuando estos retratos morales de índole general, o “uidas” del
mundo andino son abigarrados, las “vidas” de los colonizadores,
desde los encomenderos hasta el vagabundo español de más baja

3Contrariamente a lo que nosotros esperábamos acerca de la historiografía del siglo


xvi, la opinión de López de Gomara pone de manifiesto que la biografía no se consideraba
una forma en desuso. Si bien durante ese siglo no se escribieron nuevas colecciones
importantes de biografías, se debe señalar que las grandes series biográficas escritas a
finales del siglo xv, que fueron las Generaciones y semblanzas de Pérez de Guzmán ([1450]
1924) y los Claros varones de Castilla, de Hernando del Pulgar ([1486] 1923), eran muy
leídas y se reeditaron con frecuencia durante el siglo xvi. De hecho, la biografía fue un
género historiográfico cuya vitalidad continuó, puesto que en el siglo xvn se observó un
interés considerable por los ejemplos de la literatura moralista de la Edad Media (Maravall,
1972, pp. 160-161). No obstante, entre los propios historiadores tenía prioridad el registro
de la historia de los acontecimientos públicos.
EN BUSCA DE UNA CONCEPTUAUZACIÓN HEROICA 61

ralea, se retratan en tonos que siempre son más sombríos; a la


civilización andina se la recuerda por sus vicios y sus virtudes, pero
a la sociedad colonial únicamente por sus vicios.
Guarnan Poma también utiliza el vocablo “uida ” en el sentido
estricto de biografía. En el libro donde “se celebrará y se hará
inmortal la memoria y el nombre de los grandes señores desapare­
cidos” a manera de historia, también se narrarán las biografías de
los doce Incas (ibid., p. 7). En lo tocante al reinado histórico de los
Incas, Guarnan Poma pone juntas “historia” y “uida”. Tomando, por
un lado, las grandes hazañas públicas del individuo y, por el otro,
su retrato moral, Guarnan Poma hace de la biografía su modalidad
predilecta de discurso histórico (véase Adorno, 1974b). Crea tres
series de biografías: las de los Incas, las de las Coyas (las consortes
reales de los Incas), y las de los diez primeros virreyes. En tanto
que los virreyes parecen ser sujetos adecuados para estas biografías
literarias convencionales, resulta más interesante el hecho de que
Guarnan Poma coloque a los Incas en el mismo molde, puesto qúe
crea una seductora combinación híbrida de leyenda autóctona con
convenciones literarias extranjeras.
Ya desde el medievo, los cronistas españoles habían incorpo­
rado aspectos de la biografía real a sus trabajos historiográficos,
que adoptaban el formato de la sucesión de dinastías (Ruano, 1952,
p. 77). Aun cuando la materia de estas crónicas era el proceso
político, sus autores se centraban en la historia de una sola nación
o imperio, mediante el expediente de personalizar los asuntos a los
que daban tratamiento. Su tendencia era hacia la biografía, con la
que presentaban todas las hazañas como si éstas hubiesen sido
llevadas a cabo por el rey; entremezclando los acontecimientos
personales de la vida del monarca —sus enfermedades, la calidad
de su carácter— con aquellos que poseían importancia histórica,
salía a relucir una biografía que daba la impresión de que la historia
nacional era una serie de acontecimientos personalizados (ibid.,
p. 82).
En el siglo XV llegó a España la nueva biografía italiana, pero la
forma en que los españoles elaboraron el género mostró únicamen­
te similitudes externas con el modelo del Renacimiento. Con Pérez
de Guzmán y otros, la biografía española mantuvo su fidelidad a
los prototipos medievales de la canción de gesta y la hagiografía
(Romero, 1944, p. 138). El rechazo de la individualidad libremente
manifestada, que los italianos encomiaban, se expresó en la ten­
62 EN BUSCA DE UNA CONCEPTOALIZACIÓN HEROICA

dencia a resumir, en fórmulas categóricas, el valor moral de cada


uno de los episodios y en ofrecer un excursus moralizador acerca
del significado de los principios éticos pertinentes (ibid., pp. 122 y
124). De esta manera, el episodio individual se elevaba al plano de
las ideas postuladas; del ejemplo individual surgía el arquetipo
moral (ibid., p. 122). Hacia finales del siglo XV, la biografía española
permanecía fija en el modelo que Pérez de Guzmán había estable­
cido en sus Generaciones y semblanzas, que Hernando del Pulgar
había seguido en sus Claros varones de Castilla.
Es muy probable que Guarnan Poma haya llegado a conocer esta
tradición literaria. Una de las obras que mayor éxito popular
obtuvieron en el comercio de libros del Perú colonial a finales del
siglo XVI fue el Valerio de las historias de la Sagrada Escritura y de los
hechos en España, de Rodríguez de Almela ([1487] 1793; Leonard,
1942, p. 23), y éste bien le pudo haber proporcionado un modelo
a Guarnan Poma. Rodríguez de Almela escribe a imitación de
Valerio Máximo, y ofrece ejemplos de las nobles hazañas que
lograron ciertos personajes históricos famosos; y tras cada anécdo­
ta inserta una reflexión moral. Su libro vio varias reimpresiones
entre 1511 y 1587 (Rodríguez de Almela [1487] 1793, pp. 4-5), aun
cuando desde 1520 hasta la elaboración de la edición de 1793, se
había considerado que era obra de Pérez de Guzmán (Domínguez
Bordona, 1924, pp. xxv-xxvi). Este error, sin embargo, revela la
homogeneidad que existía en la tradición de los ejemplos biográ­
ficos moralistas, desde Pérez de Guzmán hasta Rodríguez de
Almela. Aun cuando ambos recalcaban la lección moral que se
debía aprender, Pérez de Guzmán hacía primero el retrato y
después esbozaba la moraleja, organizando su exposición según
cada uno de los personajes. Rodríguez de Almela, en cambio,
ordenaba su discurso conforme a temas morales y ofrecía anécdo­
tas sobre figuras históricas con objeto de ilustrar el principio en
cuestión. Las pruebas internas que existen en la Nueva coránica
ponen de manifiesto que Guarnan Poma siguió explícitamente el
procedimiento que utilizaba Pérez de Guzmán. De cualquier modo,
la tendencia durante el medievo en España, en el sentido de
combinar los detalles íntimos y mundanos de la vida del monarca,
con aquellos que tenían una importancia histórica, fue el concepto
general con el que trabajó Guarnan Poma.4Al examinar sus biogra-

A La importancia de la historiografía medieval para la literatura colonial hispa-


EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA 63

fías bajo la luz de la tradición literaria hispánica, uno descubre no


solamente la forma en que hace resaltar las implicaciones morales
de los acontecimientos históricos, sino también la manera en que
“domestica” la imagen del Inca, haciéndola menos exótica (indu­
dablemente, este último efecto iba orientado al lector europeo).
El guión narrativo de Guarnan Poma es exactamente igual al de
la biografía española del siglo XV, en el que se establece el linaje
del sujeto, se hace su descripción física y la de su carácter moral, y
se mencionan sus hazañas notables (al igual que otras no tan
notables) (Romero, 1944, pp. 118-122). A lo anterior, y a guisa de
conclusión, se le agregan los detalles sobre la muerte del personaje,
así como el número de sus descendientes y los nombres de éstos.
La comparación del formato típico de la biografía castellana con
el que utiliza Guarnan Poma, revela dicha similitud.
El retrato de Enrique III de Castilla que hace Pérez de Guzmán,
nos proporciona un ejemplo. Para empezar, el biógrafo expone el
linaje del rey y su antigüedad:

Este rey d on Enrique el tercero fue fijo del rey do n Iohan y de la reyna
doña Leonor, fija del rey d o n P edro d e Aragón, e descendió de la noble
e muy antigua e clara generación de los reyes godos e, señaladam ente, del
glorioso y católico principe R ecaredo, rey de los godos en España. E,
segunt p o r las estorias de Castilla paresce, la sangre de los reyes de Castilla
e su sucesión de un rey en o tro se ha continuado fasta oy, q u e son mas de
ochocientos años, sin auer en ella m udam iento de o tra liña nin generación,
lo cual creo que se fallará en pocas generaciones.de los reyes christianos
que tan luengo tienpo durase...
E este rey d o n E nrique com enco a reynar de poco mas d e onze años e
reyno diez e seis, ansí q ue biuio mas d e veinte y siete años (Pérez d e
G uzm án [1450] 1924, pp. 11-12).

Guarnan Poma comienza su biografía del Inca Manco Capac de


manera similar: en vez de documentar su linaje, que según Guarnan
Poma era infame, ofrece una declaración acerca de la dinastía Inca,

noamericana se ha señalado cuando menos en otro trabajo, El camero, de Rodríguez


Freyle ([1636] 1976). Enrique Pupo-Walker (1982, p. 131) sugiere que la narración
interpolada, que adopta el marco histórico y las fórmulas del modelo que la crónica
americana heredó de la historiografía medieval castellana, forma parte integral de una
retórica de persuasión que, a su vez, constituye uno de los rasgos distintivos de las crónicas
de Indias.
64 EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA

que nos trae reminiscencias del tipo de evaluación sumaria que


hacía Pérez de Guzmán:

Desde el prim er Ynga M anco Capac Ynga que rreynó ciento sesenta años
con el com ienso y con el p o strer T opa Cuci G ualpa Uascar Ynga lexítim o
y de su erm ano uastardo A tagualpa Ynga y desde que com ensó a rreynar
los dichos Yngas y acabar su rreyno, com o se acabó y consum ió su rreyno,
los dichos lexítinios de d erech o que rreynaron mil y quinientos y quinze
años de señorear en la tierra estos dichos Yngas y rreys ([1615] 1980, p.
87).

El biógrafo español prosigue con una descripción del físico y el


temperamento personal del rey Enrique, diciéndonos que era de
estatura media y buena disposición, de piel blanca y cabello rubio.
Sin embargo, una enfermedad que padeció durante la adolescencia
cambió el carácter del príncipe. Se pasaba la mayor parte del
tiempo solo, y era más inclinado a la incontinencia que a la seriedad
o a la prudencia ([1450] 1924, pp. 12-13). Aun cuando Guarnan
Poma no presenta este tipo de información detallada sobre Manco
Capac, sí sigue el modelo biográfico en el caso de los otros once
Incas. La apariencia de éstos se describe extensamente, y, en unos
cuantos casos notables, se coordina el temperamento con el aspec­
to físico.5
Regresando a Pérez de Guzmán, prosigamos con su descripción
del reinando de Enrique III:

El auia grande voluntad de h o rd e n a r su fazienda e crecer sus rentas e te n er


el reyno en justicia; ...O uo este rey algunos buenos e notables religiosos e

s Acerca de la combinación de rasgos físicos y temperamentales positivos, en­


contramos ejemplos en la biografía de Viracocha Inca (“Gentil hombre, blanco de cuerpo
y rrostro y tenía unas pocas de barbas y tenía buen corazón" [(1615) 1980, p. 107]), así
como en la de Huayna Capac (“Y de la cara era hermoso y gentil hombre, blanco, muy
onrrado, amigo de todos” [ibid., p. 118]). Por el contrario, LJoque Yupanqui poseía una
combinación menos feliz de rasgos físicos: “Y tenía las narises corcobados y los ojos
grandes y labio y boca pequeñas y prieto de cuerpo y feo y mal ynclinado y mizerable. Y
ací no hizo nada y era para poco y sus bazallos huyan de uelle la cara" (ibid., p. 97). Estos
aspectos revelan que tenía mal carácter. El príncipe Huáscar Inca, quien facilitó la caída
del imperio incaico á causa de la guerra civil en la que estaba enzarzado en la época de
la llegada de Pizarro, también es retratado como físicamente feo y de mal carácter “Y
tenía su rrostro morenele y laigo, sancudo y feo y de malas entrañas.... El dicho Uascar
Ynga tenía mal corasón y malas entrañas... por donde de la soberbia ganó Uascar tanto
pleyto y batalla y muerte” (ibid., pp. 116-117).
EN BUSCA DE UNA CONCEPTOALIZACIÓN HEROICA 65

perlados e dotores, con quien se apartaua a Ver sus fechos e con cuyo
conseio hordenaua sus rentas e justicias... E ansí, con tales maneras, tenia
su fazienda bien hordenada e el reyno pacifico e sosegado (ibid., p. 14).

También se describe el gobierno de Manco Capac:

Yeste Inga ydeficó Curicancha, templo del sol. Comensó a adorar el sol y
la luna y dixo que era su padre. Y tenía suxeto todo el Cuzco cin lo de
fuera. Y no tubo güera ni batalla, ciño ganó con engaño y encantamiento,
ydúlatras. Con suertes del demonio comensó a mochar [adorar] uacas,
ydulos ([1615] 1980, p. 87).

Guarnan Poma también da relación del matrimonio de cada uno


de los Incas. Acerca de Manco Capac, dice: “Y se casó, dando dote
al sol y a la luna con su muger que era su madre, la señora Mama
Uaco, Coya, por mandado de los nacas y demonios” (ibid.).
Pérez de Guzmán concluye su retrato de Enrique III con la
narración de su muerte y dejando constancia de sus hijos:

E vino a Toledo e alli mandojuntar todas sus gentes e fizo cortes para auer
dineros e hordenar los fechos de la guerra. Estando en Toledo aquexolo
mucha la dolencia, e murió dia de nauidad, año de mil e cuatrocientos e
siete años. E dejo fijos a don Iohan, que después del reino, e a la infanta
doña María, que es reyna de Aragón, e a la infanta doña Catalina, nasuda
de pocos dias e caso con el infante don Enrique ([1450] 1924, p. 18).

De manera similar, Guarnan Poma describe la muerte de Manco


Capac y a los descendientes que dejó:

Y murió de edad de ciento y sesenta años en el Cuzco... Y tenía infantes,


hijos lexítimos Cinche Roca Ynga, Chinbo Urma, coya, Ynga Yupanqui,
Pachacuti Ynga. Y tubo uastardos y uastardas, auquiconas [principies] y
ñustaconas [princesas] ([1615] 1980, p. 87).

Lo que más llama la atención acerca del texto de Guarnan Poma


es que combina la fórmula castellana para la biografía, con elemen­
tos de la tradición historiográfica autóctona. Guarnan Poma explo­
ta cuando menos dos tipos de fuentes indígenas: la tradición oral
que recuerdan él mismo y sus informantes, quizá con ayuda de
khipus (“los quipos y memorias y rrelaciones de los yndios antigos
66 EN BUSCA DE UNA CONCEPTOALIZACIÓN HEROICA

de muy biejos y biejas sabios testigos de uista” [p. 8; véase también,


El Inca Garcilaso (1609) 1963, primera parte, libro sexto, cap. 9,
vol. 2, p. 224]); y la tradición pictórica de la historiografía nativa
(véanse Mendizábal Losack, 1961, pp. 228-230; López-Baralt, 1980,
pp. 120-135). La probabilidad de que haya usado tales fuentes la
sugiere no tanto la creación visual de retratos de los Incas por parte
de Guarnan Poma, como la descripción verbal que hace de ellos.
Cada una de las figuras se describe como si Guarnan Poma
estuviera recordando un dibujo que ya había visto:

M ango Capac, Ynga, el prim er padre de los dichos Yngas, tenía su llauto
[án gulo] u erd e y su plum a de quitasol y su orexa de o ro fino, masca paycha
[borla real], uayoc tica [flor ornam ental] y en la m ano d erech a su conga
cuchona [hacha] y en la ysquierda un quitasol y su m anta d e encarnado y
su cam egeta arriua colorado y en m edio tres betas de tocapo [paño de labor
tejido] y lo d e auajo azul claro y dos ataderos en los pies ([1615] 1980,
p. 87).

No da ninguna clave en cuanto a las fuentes de esta información


visual, ni acerca de si se está refiriendo a una representación
pictórica o a valores simbólicos (véase López-Baralt, 1980, p. 132).
Y sin embargo, desde el punto de vista de la producción del texto,
es la serie de biografías de los Incas, la que ofrece el mejor ejemplo
de la síntesis que hace Guarnan Poma de los materiales de las dos
culturas.
Desde el punto de vista del lector europeo, las biografías presen­
tan la domesticación de los exóticos Incas. En tanto que Pérez de
Guzmán escribe acerca de la corte de un rey cuyo reinado había
concluido haría unos cuarenta años, Guarnan Poma coloca en
nítido enfoque las hazañas legendarias y los conocimientos tradi­
cionales de épocas remotas. Les agrega detalles prosaicos a perso­
najes de proporciones míticas, y ofrece una especie de información
a base de chismes, que era típica del género biográfico. Al mismo
tiempo, desestigmatiza información (aparentemente fantástica)
que ofendería a un lector occidental, tratando de que aceptemos
de buen grado que Manco Capac dijo que el sol era su padre, que
casó con su madre por orden de los ídolos y los demonios, y que
murió a la edad de ciento sesenta años. Las narraciones sobre Incas
que vivieron doscientos años ([1615] 1980, p. 111), y de Coyas que
hacían hablar a las piedras, se comunicaban con los demonios y se
EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA 67

comían a sus propios hijos (ibid., pp. 121 y 129), están todas ellas
expresadas mediante las fórmulas benignas y bien conocidas de la
biografía narrativa. Guarnan Poma le hace trampa al lector, cuando
presenta a estos personajes con dimensiones superiores a la huma­
na, semejantes a dioses (o a monstruos), como si fuesen reyes y
reinas ordinarios. Al devolverles su tamaño, haciéndolos humanos,
coloca los fundamentos para su comentario moralizados

El prólogo siempre aparece alfinal

Los personajes biográficos de Guarnan Poma adquieren toda su


importancia únicamente en el contexto del prólogo con el que
concluye la narración; y esta importancia no se la confiere el hecho
de que sean personajes históricos singulares, sino el de constituir
modelos humanos, morales, dignos de ser emulados o condenados.
El prólogo es una de las convenciones literarias que al parecer
Guarnan Poma entendió erróneamente. Aun cuando comienza su
libro con un “prólogo al lector cristiano”, de carácter general (ibid.,
p. 11), utiliza la fórmula para cada uno de los capítulos, así como
para todo el libro, y pone estos prólogos al final de los capítulos a
los que acompañan. Es posible que la ubicación del prólogo en el
sitio donde debiera ir un epílogo, haya sido una exigencia mecáni­
ca. En el manuscrito original, al final de cada capítulo Guarnan
Poma reservaba una página final, o una parte de ella, para escribir
un mensaje a guisa de prefacio. Puesto que en general el prólogo
es un fenómeno a posteriori, que se escribe después de haber
terminado una obra con objeto de justificar, explicar o sintetizar
los aspectos importantes del texto al que precede, el sitio en que
los colocó Guarnan Poma tal vez simplemente refleja el orden lineal
original de su composición. Empero, esta versión de la obra es,
según todo lo indica, una copia final, conforme al propio testi­
monio de Guarnan Poma (ibid., pp. 918 y 1084); en consecuencia,
lo más probable es que el orden peculiar que le dio haya sido
intencional.
Por raro que parezca, en la propia época de Guarnan Poma se
hallan precedentes en cuanto a hacer del prólogo un texto de
conclusión, en vez de una introducción (Porqueras Mayo, 1957, p.
130). Uno de los rubros que se solicitaban para el comercio de
libros en Lima, en 1583, era el Arte de los contractos (1573) (Leonard,
68 EN BUSCA DE UNA CONCEPTOALIZACIÓN HEROICA

1942, p. 28) de Bartolomé de Albornoz; ahí se ofrece una raciona­


lización para el hecho de colocar el prólogo al final, donde no iba
a servir como una invitación engañosa para el lector, sino más bien
como vehículo mediante el cual aquél pudiera juzgar la obra. Así,
el lector lo puede utilizar para determinar si el texto cumple con
todo lo que este “prólogo” promete.6 De manera similar, Guarnan
Poma hace tema explícito de sus “prólogos” las lecciones que se
deben aprender de sus capítulos. En aquellos que dedica a la
sociedad andina antigua, señala los buenos ejemplos que los andi­
nos contemporáneos deberían seguir; en las exposiciones sobre la
sociedad colonial que aparecen en el Buen gobierno, advierte al
lector de habla hispana que debe evitar el comportamiento cruel y
el desatino moral que se atribuyen a los colonizadores.
Al texto que en realidad hace las veces de introducción a los
capítulos de Guarnan Poma, con frecuencia se lo llama el primer
capítulo. Con esta designación se apega a una convención literaria
que era común (véase Porqueras Mayo, 1957, pp. 131-132); es decir,
cuando no se ponía un prólogo formal, eran las primeras líneas de
una obra las que comúnmente desempeñaban la función introduc­
toria.
Con frecuencia, el título primer capítulo de hecho significaba
“prólogo” (ibid., p. 131).7 Fray Antonio de la Calancha nos dice, en
su Coránica moralizada del orden de San Agustín (1639-1653), por qué

6 Colocado así, el prólogo podría clarificar los usos que se le debieran dar al texto.
He aquí la racionalización que hace Albornoz: “Todos los que por escríptura publican
algún Tracto de su ingenio, suelen al principio de ella proponer el Prólogo, en que dan
cuenta a el Lector de lo que más notable les parece, a fin de atraherle a que la lea. Mas
yo dudoso si alguna cosa hai en mi obra que merezca ser leída, tuve por mejor, que el
Lector a su riesgo se pusiesse en leerla, que no siendo por mi Prologo engañado, y en
recompensa de el tiempo que en leerla havra (no se si diga) perdido, proponerle al fin el
Prologo (que havia de estar al principio) para que el sea el juez de mi lectura, si ella ha
cumplido lo que prometió el Prologo, y no sea el Prologo su engañador, para prometerle
lo que la lectura no puede cumplir, y juntamente con esto declarar el uso que de esta
escríptura puede tener el Lector, que al principal servicio que le puedo hazer, aclarándoles
mis motivos, para que entienda el provecho que de ella puede sacar” (citado en Porqueras
Mayo, 1957, p. 130).
7 Por ejemplo, Gonzalo Fernández de Oviedo, a quien Guarnan Poma llama “el
capitán Gonzalo Pizarra de Obedo y Ualdés, akayde de la fortaleza de la ysla Españoles
de Santa Domingo" én su paráfrasis de Oré ([1615] 1980, p. 1088; cf. Oré, 1598, f 37 r),
manifiesta que la primera unidad de su Historia general y natural de las Indias va a hacer
las veces de introducción: “Comienza el primer libro deste volumen. El cual consiste en
el proemio o introducción desta primera parte de la General y natural historia de las ¡ndiasm
([1535] 1959, vol. 1, p. 7).
EN BUSCA DE UNA CONCEPTOALIZACIÓN HEROICA 69

va a usar el primer capítulo como introducción de su obra. Colocará


sus observaciones introductorias en el primer capítulo de su cróni­
ca, junto con la presentación de su tema principal, porque, aun
cuando muchos lectores pasan por alto el prólogo de un libro, la
mayoría de ellos leen el primer capítulo (citado en Porqueras Mayo,
1957, p. 131).
Guarnan Poma hace uso de las primeras líneas, o la primera
página de sus capítulos, precisamente en esta forma.8Sin embargo,
en casi todos los casos, para introducir el capítulo recurre a un
dibujo, y no a un texto escrito. Sólo en algunos, hay una declaración
en prosa que acompaña o viene a sustituir aquella frase introduc­
toria. Así, utiliza el prólogo y el primer capítulo a la manera
convencional; el prólogo, en la forma que lo hace Albornoz para
concluir los capítulos, y el primer capítulo, a la manera en que
Calancha los inicia.
El prólogo desempeña un papel muy especial en el sistema
retórico de Guarnan Poma; es la flecha que apunta desde el libro
hada el mundo, que reladona el texto con el lector. Los diecinueve
prólogos de Guarnan Poma son, todos ellos, comentarios morali-
zadores sobre los capítulos que los preceden, pero los que revisten
interés en espedal son los que acompañan las narradones biográ­
ficas. Tales prólogos revelan la orientadón moralista de los retratos
verbales. Por más que las propiedades formales de las biografías
siguen, en buena medida, el modelo castellano, no presentan en
común con éste —desde el punto de vista de la producdón del
texto—el concepto utilitario de Pérez de Guzmán y de Pulgar. Nos
aproximamos con esto a una bifurcación en la senda entre la
historiografía y la literatura moralista, entre las obras al estilo de
Pérez de Guzmán y de Pulgar, por un lado, y las de Rodríguez
de Almela, por el otro.
Según Pérez de Guzmán, la historia, en la forma de biografía,
tiene como objetivo inspirar a los hombres virtuosos a realizar
hazañas nobles ([1450] 1924, p. 7). “Las grandes hazañas”, promete
el historiador, serán reconocidas y recordadas. La fama le resulta
atractiva a la élite, más que al ciudadano común; con la obra
Generaciones y semblanzas se espera inspirar a los líderes, a los
primeros entre iguales. Las biografías de Guarnan Poma, en cam-

MMuchos de los capítulos de Guarnan Poma llevan por título primer capitulo; véanse
las pp. 79, 120, 289, 300, 303,317, 330, 520, 575,675, 689, 806, 923, 1004, 1005, 1140.
70 EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA

bio, siguen la orientación de Rodríguez de Almela y de la literatura


moralista, por cuanto intentan instar a la acción a todas las perso­
nas. Esto es evidente tanto en los retratos de los Incas y las Coyas,
como cuando el tema son los virreyes.
Gracias a los prólogos, los Incas y las Coyas se convierten en
ejemplos, no tanto de liderazgo heroico como de un comporta­
miento moral y religioso que debe ser ya emulado, o ya rechazado.
Estos ejemplos llevan la mira de ser atractivos para los lectores
andinos en su carácter de ciudadanos privados, y no en el de élites
gobernantes. De lo que se trata es de conciencia personal, y no de
deber público, y ello se define en términos de cristianismo contra
paganismo. Tal es el mensaje del prólogo de Guarnan Poma, que
pone marco a las biografías de los Incas:

L etor de los Yngas: Aués de uer d esde el com ienso de M ango Capac Ynga
hasta que se acabó el lexítim o Uascar Ynga. ¡O perdido Ynga!, ací te qu iero
dezir porque desde qu e en trastes fuestes ydúlatra, enem igo de Dios,
hazedor d e los hom bres y del m undo, que es lo que llam aron los yndios
antigos Pacha Camac [creador del universo], dios Runa Rurac [hazedor
del hom bre]. Q ue ací lo conocieron, que ací lo decía los prim eros Capac
A po Yngas antigos.
Ací lo llam aron a Dios que es lo q u e en tró en los corasones de bosotros.
Y d e buestra agüela Mama Uaco, Coya, M ango Capac Ynga e n tró los
dem onios, mala serpiente, y te a hecho maystro y herroniaco ydúlatra,
guaca mucha [adorador]. Y te a puesto y enprem ido la ley de ydúlatra y
serem onias, aunque no la hizistes dexar los dies m andam ientos y las
buenas obras de m isericordia. Ací dexáredes d e la ydúlatra y tom áredes lo
de Dios que fuera de bosotros, fuérades grandes santos del m undo. Y
desde agora seruí a Dios y a la U irgen M aría y a sus santos ([1615] 1980,
P- H 9).

En idéntico tono, el prólogo a los “letores mugeres” del capítulo


sobre las Coyas constituye una perorata contra las idólatras: “Y ací
el primer ydúlatra comensastes, muger, y druistes a los demonios”
(ibid., p. 144). Las admoniaones de esta índole llevan un propósito
polémico, además del moralizador, puesto que defienden la norma
incaica de la justida y la caridad, a la vez que tratan de poner en
tela de juirio las creendas andinas tradiaonales. Sin embargo, lo
que prevalece, en gran medida, es la fuerza moralizadora.
De la misma manera, las biografías de los virreyes (ibid., pp.
43&475) están ideadas a modo de no hacerle honor a la élite e
TI EN BUSCA DE UNA CONCEPTOAUZACIÓN HEROICA

el medio que más se ha utilizado, el ejemplo (Hafter, 1966, pp.


9-10), Guarnan Poma rechaza la meta historiográíica de inspirar la
contemplación o fomentar la erudición por mor de ella misma. En
vez de ello, trata de persuadir al lector de que haga algo contra un
mundo lleno de maldad y corrupción.10

La Nueva corónica como narración épica

Al convertir la anécdota histórica en un ejemplo moral, Guarnan


Poma pasa a ser un partidario del exemplum.11 Cuando lo que
prevalece es el valor que tiene la enseñanza de una lección moral,
los propios hechos históricos ceden su estatus privilegiado ante
aquellos atributos con los que mejor se pueda persuadir, y ésos
bien se pueden inventar. Conforme el material histórico de Gua­
rnan Poma se comienza a manipular como objeto de contempla-

considerar como personajes históricos, sino como a representantes de las categorías


permanentes y universales que constituyen el sistema social andino (véase Ossio, 1973,
pp. 176-181).
10 Tras el concepto pesimista del hombre y de su mundo, se halla el auge que
adquirió la literatura moralista a principios del siglo xvn. La denuncia del egoísmo, la
depravación y la propensidad al mal de la humanidad, quizá jamás se había difundido tan
ampliamente por el extranjero como en esa época (Maravall, 1975, p. 327). En la práctica,
esa literatura representaba un alejamiento de la actitud de considerar esta vida meramente
como preparación para la siguiente, y abarcaba la necesidad urgente de reformar el modo
de llevar a cabo los asuntos temporales. Haciendo a un lado la especulación acerca de las
verdades últimas, volteaba los ojos hada la ética normativa que se requería para llevar
una vida justa: "La mayor atendón que se le presta a la sabiduría práctica corresponde,
en parte, a una accptadón más generalizada del hombre como animal político y, en
consccuenda, de la dignidad que significa una vida activa en la sodedad" (Hafter, 1966,
pp. 74-75).
11 La cultura barroca hacía un gran hincapié en la experienaa individual (Wamke,
1972, p. 41). En Europa, a todo lo largo de los siglos xvi y xvu, hubo reedidones continuas
de las colecaones de los exempla medievales (Maravall, 1972, p. 160); la literatura ejemplar
siguió floredendo entre los escritores y oradores españoles, desde la época de Quevedo,
quien escribió su Política de Dios durante el reinado del rey Felipe III (1598-1621), en vida
de Guarnan Poma, hasta la de Gracián (Hafter,, 1966, p. 10). Este último tenía en gran
estima la obra de donjuán Manuel, El Conde Lucanory la ataba frecuentemente (Maravall,
1972, pp. 160 y 162). En El pasagero, diálogo que contiene "útiles consejos" (“advertendas
útilísimas a la vida humana"), Suárez de Figueroa confirma el poder incondidonal del
ejemplo: "Mueven los ejemplos con singular efícada, siendo instrumentos bastantísimos
para enfrenar las mas desenfrenadas costumbres" ([1617] 1913, p. 359). El ejemplo se
reabía gozosamente, en particular si era ahistórico (Maravall, 1972, p. 162), por más que
los propios historiadores con frecuenaa se mostraran escépticos en cuanto al valor de
los ejemplos del pasado (Hafter, 1966, pp. 12-13).
EN BUSCA DE UNA CONCEPTOALIZACIÓN HEROICA 73

don moral ([1615] 1980, p. 369) —“Lo malo apartaldo para que
sean castigos y con lo bueno se cirua a Dios y a su MagestacT—, el
personaje histórico es recreado en algún punto del espacio que
existe entre historia y precepto, entre el episodio novelístico y las
máximas que asimilan la biografía al sistema didáctico (véase Cros,
1971, p. 81).
En la Nueva coránica y buen gobierno hay dos casos sobre-sa­
lientes de esta índole: la narración, repetida en diversas oca-siones,
de la vida de Guarnan Malqui, padre de Guarnan Poma; y el relato
de la propia vida del autor. Estas narraciones, en las que se
entremezclan elementos veraces y de fantasía, de historia y de mito,
son ficciones que encuentran fundamento en verdades histó-ricas.
Conforme a las definiciones del siglo XVI, son narraciones en la
modalidad épica.
El concepto de la epopeya proporciona, provisionalmente, un
enfoque productivo al problema del género literario de la Nueva
coránica, por lo que queda justificado un examen más minucioso
de esa definición genérica. Según afirma López Pindano en su
Philosophía antigua poética [1596], la epopeya es aquella “imitadón
de historia” ([1596] 1953, vol. 3, p. 250) cuyo propósito moral exige
que los acontedmientos en los que se basa sean dignos de admira-
d o n 12y su trama, ofábula, tenga verosimilitud (ibid., pp. 178 y 250).
Como imitadón de la cosa, en vez de la cosa misma (“ha de ser,
digo, imitadón de obra y no ha de ser la obra misma”), la fábula,
como sustanda misma de la poesía (“la materia del ánima poética”)
puede ser de tres tipos (ibid., vol. 1, p. 10; vol. 2, p. 39). Uno de
ellos es la ficdón pura, totalmente obra de la imaginadón, como
las novelas de caballería. La segunda es del tipo que llamamos
fábula; al igual que los apólogos de Esopo, éstas consisten en la
elaboradón de una verdad sobre la base de una ficdón (“sobre una
mentira y fidon fundan una verdad”) y ofrecen consejo moral a la
manera de un pequeño cuento (ibid., vol. 2, p. 12). El tercer tipo
de fábula se fundamenta en la historia y da origen a la epopeya y
la tragedia: “Hay otros que, basándose en una sola verdad, fabrican

12 La admiratio (admiración), es aquel efecto que la literatura ejerce sobre sus


lectores, que tiene la virtud de orientarlos hada los preceptos de la filosofía moral: “Los
escritores del siglo xvii trataban de sobrecoger e impresionar a sus lectores, no sólo porque
esto resultase placentero, sino también con objeto de captar su atendón y situarlos en un
marco mental receptivo gradas al cual pudieran hacerles llegar una lección moral, o les
pudieran revelar una verdad universar (Riley, 1962, p. 91).
74 EN BUSCA DE UNA CONCEPTUAUZACIÓN HEROICA

mil ficciones, tales como tragedias y epopeyas, que siempre, o casi


siempre, tienen su origen en algún suceso histórico, pero de tal
manera que la cantidad de contenido histórico es mínima, en
comparación con lo fantástico. Y así, la obra toma el nombre del
género del que está constituida en su mayor parte. Fadrique
agregaba que debido a esto, Lucano se cuenta entre los historiado­
res, pues aun cuando su trabajo contiene narraciones ficticias, éstas
son pocas comparadas con las históricas” (ibid., pp. 12-13).18
El sujeto de la epopeya tiene que ser algún príncipe seglar y de
valía —virtuoso, piadoso y valiente, pero no sobrehumano—cuya
historia no sea “ni tan antigua que esté olvidada, ni tan moderna
que pueda dezir nadie, ‘esso no passó ansí’” (ibid., vol. 3., pp. 169
y 178). Además de su concepción heroica, vista en el plano ya sea
del individuo o en el de la colectividad, la epopeya ofrece márgenes
a lo que López Pinciano llama “verdades” y “ficciones”, es decir, la
mezcla de información factual y de invenciones. Para dejar en claro
cuál es la integridad de tales producciones, hace la metáfora de
equiparar los poemas que se basan en la historia, a la elaboración
de una tela: la trama de este tejido nuevo es la historia, y los hilos
de la urdimbre son la invención poética (ibid., vol. 2, p. 98). La
implicación de esto es que, entretejidas, estas hebras genéricamen­
te distintas producen un tejido continuo y robusto.14 Tras debatir
los méritos de la epopeya fundamentada en la verdad y de aquella
que se basa en la ficción, El Pinciano llega a la conclusión, siguiendo
a Tasso, de que es superior la que se sustenta en la historia.15
Para los miembros de la generación de López Pinciano, cual-

,s El texto original reza así: “Otras ay que sobre vna verdad fabrican mil ficciones,
tales son las trágicas y épicas, las quales siempre, o casi siempre, se fundan en alguna
historia, mas de forma que la historia es poca en respeto y comparación de la fábula; y
assí de la mayor parte toma la denominación la obra de la vna y otra se haze. Fadrique
añadió: Por esso cuentan a Lucano entre los históricos, el qual, aunque tiene fábulas, son
pocas en respecto de las historias."
14 Según López Pinciano, “Assí que los poemas que sobre historia toman su
fundamento son como vna tela cuya vrdimbre es la historia, y la trama es la imitación y
fábula. Este hilo de trama va con la historia texiendo su tela" ([1596] 1953, vol. 2, p. 98).
15 “Tomo, pues, a mi lugar y digo que, quanto a este punto, tiene más perfección
la épica fundada en historia que no en ficción pura" (ibid., vol. 3, p. 167). En esa época
había poco consenso a este respecto. En las últimas décadas del siglo xvi hacía furor en
Italia la polémica acerca de si Tasso sería mejor poeta que Ariosto. A todo lo largo del
debate, lo que se hallaba en el fondo de muchos de los desacuerdos era precisamente el
papel que desempeñaban la historia y lo maravilloso, y la importancia que tenía la
verosimilitud (Weinberg, 1961, vol. 2, pp. 991 y 1073).
EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA 75

quier narración en prosa, larga y de carácter ficticio, pertenecía al


género épico. El propio Pinciano ensalza una y otra vez la Historia
etiópica de Helidoro, considerando que se encuentra en la misma
categoría que La odisea y La eneida (ibid., vol. 3, p. 165). Al igual
que Cervantes, propone la aplicación de la teoría épica a la ficción
en prosa (Shepard, 1962, p. 214). Esté o no fundamentada en
acontecimientos históricos, de la epopeya se espera que trasmita
enseñanzas al lector. El Pinciano declara esto explícitamente, ex­
presando así una actitud que se apega a la justificación general de
todas las formas de arte, en el periodo que nos ocupa.16
Mi interés en aplicar la definición que en esa época se daba a la
epopeya, al caso específico de Guarnan Poma, tiene su razón de ser
si se observa que éste fundamenta en la historia su imitación de las
acciones (la fábula) que se narran en la Nueva coránica, y las teje a
modo de hacer una imitación poética de los acontecimientos.
Sobre la base de una sola verdad —el hecho de que el Tawantinsuyu
fue conquistado -por los invasores extranjeros— Guarnan Poma
elabora “mil ficciones”. Figuran entre éstas, por supuesto, la bien­
venida que se les dio a los invasores españoles y la aceptación
inmediata de su autoridad en Túmbez, la postura en el sentido de
que los nativos no habían ofrecido resistencia a la conquista, y la
conclusión venturosa de las guerras civiles entre los españoles
gracias, únicamente, a los caciques andinos. Estos sucesos narrados
constituyen los puntos inicial, medio y final de la imitación poética.
Sobre estos cimientos, el autor llega a una conclusión “verdadera”:
la destrucción del Imperio incaico se llevó a cabo sin ninguna
justificación legal o moral. El modelo se podría ampliar a modo de
que abarcase toda la narración de la Nueva coránica y de la “Con­
quista”. Una vez más, apoyándose en una sola verdad —el auge y la
caída del Imperio andino—se urden mil ficciones; así, uno de los
hijos o nietos de Noé llega a las Indias para fundar la raza andina;
siglos después, un explorador español llega por casualidad tierra
adentro y le dice al Inca que él y sus caballos no comen más que
oro; y así sucesivamente. No es ésta la fábula corta, la narración en

16 La finalidad moral de la poesía, de la novela y del teatro era la de reformar a


la sociedad a través de la literatura. Maravall señala que todo escritor barroco tomaba la
conducta humana como cuestión medular “Todo escritor barroco presenta como central
el problema de la conducta moral, y con objeto de atraer a los lectores al sistema de
relaciones que considere fundamental para la sociedad, el autor sostiene que el logro, el
‘éxito* o la felicidad radican en seguirlo** (1975, p. 140).
76 EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA

la que se dramatiza una lección moral; es, más bien, el relato épico
de la civilización andina, cuya fase final la constituye la tragedia de
la conquista y colonización españolas.
La segunda característica de la epopeya, esto es, que la obra debe
ser la historia de algún ilustre príncipe seglar, también está presen­
te. Si nos centramos ya sea en la narración llamada “Conquista”, o
en la Nueva coránica más la “Conquista”, vemos que Guarnan Poma
crea héroes a partir de la “tela” de su propia familia y de su linaje
ancestral. La conversión del personaje históricamente prominente
en el héroe ejemplar, era lo que presagiaba el surgimiento del
poema épico, a partir de los anales de la historia. Guarnan Poma
lleva a cabo la misma gesta al retratar a sus propios antecesores
como los héroes de la historia antigua y contemporánea del Perú.
Los primeros señores de esta antigua dinastía llevaron la civiliza­
ción a su más pleno florecimiento en las épocas preincaicas, según
Guarnan Poma ([1615] 1980, pp. 65-75). Una vez conquistados por
los incas expansionistas, los yarovilcas pasaron a ser los virreyes de
los incas (las “segundas personas” en todo el Tawantinsuyu.l A
continuación, Guarnan Poma nos dice que su propio padre, Gua­
rnan Malqui, igualmente ejerció el cargo de primer ministro del
Inca; como hemos visto, también se le otorga el mérito de haber
aceptado pacíficamente la autoridad de los españoles en Túmbez.
La figura heroica de Guarnan Malqui es de dimensiones supe­
riores a las humanas, puesto que trasciende tanto la esfera imperial
andina, como la colonial española. Guarnan Malqui, superviviente
de la conquista, que además había ocupado un puesto en el palacio
del Inca, posteriormente se puso a prueba en combate, con sus
lealtades en el bando del rey de España, salvándole la vida a un
capitán español y, posteriormente, ayudando a derrotar a las
fuerzas del conquistador alzado Hernández Girón (véase el capítu­
lo 1, pp. 13-20). La narración que hace Guarnan Poma de su linaje
étnico, desde los albores de la civilización andina hasta veinte años
después de la conquista, queda resumida y ejemplificada por la
figura heroica de Guarnan Malqui. Reuniendo la información que
Guarnan Poma relata acerca de su padre, aparecen los elementos
de una narrativa —narrativa que presenta temas principales de
comienzo, de transición y de culminación (White, 1973b, p. 5). Esto
ocurre así, ya se considere únicamente desde la perspectiva 'del
retrato biográfico que hace de su padre, o ya desde aquella que
presenta el relato que empieza con los antepasados civilizadores y
EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA 77

termina con la lealtad hada el rey español por parte de sus


descendientes más redentes.
De esta manera, Guarnan Poma trata de llegar a una conclusión
estabilizadora en el relato que nos habla de la génesis y flored-
miento de la avilizadón andina, así como del cataclismo que causó
la invasión extranjera. La vida de Guarnan Malqui hace las veces
del hilo conductor de la narradón que pone de manifiesto que la
primera parte del libro, la Nueva coránica, algo tiene de una
teleología poética, de esa “intendonalidad interna que justifica la
forma en que todo fundona dentro de esa realidad fingida”
(Krieger, 1974, p. 59). Guarnan Poma ofrece un relato épico cuya
codificaaón en cuanto a motivos se puede identificar ya sea con la
totalidad de la historia de la avilizadón andina, desde los yarovilcías
hasta los incas, o con un sólo hombre: Guarnan Malqui.
Habiendo llegado hasta aquí, nos resultará útil ahora tomar en
cuenta la distindón que se establece entre las fórmulas de crónica
y narradón, por más que no dejen de guardar derta reladón entre
sí (White, 1973). Cuando los elementos del campo histórico están
ordenados de tal manera que los acontedmientos que hay que
narrar se organizan conforme a la cronología de su acaedmiento,
lo que se obtiene es una crónica; y la crónica queda organizada a
manera de narradón cuando los sucesos se codifican siguiendo un
patrón de motivos (motifs). En prinapio, la crónica es abierta en
sus extremos, sin que presente inauguradones, culminadones o
resoluaones. La narradón, en cambio, tiene una forma discemible,
por el hecho de haber transformado el proceso diacrónico y
abierto, en otro proceso terminado acerca del cual se pueden
plantear preguntas, como si se estuviera tratando con una estruc­
tura de reladones sincrónicas (White, 1973b, pp. 5-6).
El relato de; la Nueva coránica de Guarnan Poma es en realidad
una narradón que tiene el carácter teleológico de una secuenda
poética; y hay que recordar que la característica esenaal de la que
se jacta la forma poética es la teleología. Murray Krieger señala
que “es predsamente la libertad que tiene el poeta en cuanto a
insertar teleología ahí donde su objeto de imitadón no la tenía,
aquello que lo distingue incluso del historiador más arrogante que
quisiera presentar el pasado conforme a su fantasía particular”
(1974, p. 56). También Guarnan Poma crea una teleología, cuando
lo derto es que su objeto de imitadón no poseía ninguna; crea una
visión de un mundo moral cuya génesis y apocalipsis consisten,
78 EN BUSCA DE UNA CONCEPTUALIZACIÓN HEROICA

respectivamente, en la aparición de los primeros andinos y la


muerte del último Inca. Otra forma de lectura da a entender que
dicha narración abarca desde la época de Vari Vira Cocha Runa
hasta la conclusión de las guerras civiles entre los conquistadores.
Dentro de este diseño, la “Conquista” sería otra narración, una
alegoría de la codicia de los españoles y de la buena fe de los
andinos. La “Conquista” es precisamente el enfrentamiento del
principio de la buena fe de los andinos, con el de la codicia de los
españoles.17 Libre de la obligación que tienen el historiador o la
historiadora en el sentido de dar fe de “los hechos”, condición que
les impone que su trabajo cuente con un sistema de referencias, lo
cual, a su vez, inhibe la pureza de los modelos formales (ibid.y p.
53), Guarnan Poma, como poeta, ignora toda consideración en
cuanto a hacerse responsable de sus afirmaciones. Su narración
tiene algo de esa intencionalidad interna que viene envuelta en su
propia materialidad (ibid., p. 59).
Basándose en tales principios teleológicos, los comentarios crí­
ticos que externa Guarnan Poma acerca de otros cronistas resultan
reveladores. Critica tanto a Luis Jerónimo de Oré —cuya obra
admira, como hemos visto, hasta el punto de plagiarlo—como a su
archienemigo Martín de Murúa —a quien detesta por cuatrero y
ladrón de esposas—, por no haber contado la historia completa de
los incas: “Comensó a escriuir y no acabó para mejor dezir ni
comensó ni acabó” ([1615] 1980, p. 1090). La crítica de Guarnan
Poma es a la vez sustantiva y formal; imponerles una forma a los
acontecimientos equivale a imponerles un significado, o, mejor
dicho, el imponerle forma a la narración de los sucesos equivale a
liberar una teleología que éstos contienen. Así, Guarnan Poma
recrea la historia andina, como si ésta poseyera tal calidad de
completa y hubiese llegado a su conclusión. Entre los intérpretes

17 La alegoría —ese concierto de metáforas (“junta de metáforas”) (López Pinciano


[1596] 1953, vol. 2, p. 144) que presenta la doctrina moral como una narración fabulosa—
frecuentemente se encuentra en la épica. Al igual que en las fábulas de Esopo, esta alegoría
consta de máximas que describen las cualidades de la virtud moral. La ¡liada y la Odisea
de Homero, así como la Eneida, se hallan repletas de tales alegorías y enseñanzas morales:
“Poco ay que entender si por alegoría ente[n]déys no la que en palabras, sino la que en
sentencias está sembrada. ¿Vos no acordáys del apólogo y las fábulas de Esopo, y que,
por debaxo de aquellas narraciones fabulosas, están otras sentencias y ánimos, las quales
algunos dizen moralidades? Esta, pues, es la alegoría que en la épica se halla muy
ordinariamente; de manera que la ¡liada y Odysea de Homero y la Eneyda están llenas
destas alegorías y ánimas intrínsecas” {ibid., vol. 3, p. 175).
EN BUSCA DE UNA CONCEPTOALIZACIÓN HEROICA 79

de Aristóteles en el siglo XVII, la forma era considerada como la


imposición, en la naturaleza, de una teleología latente, por más que
no realizada (Krieger, 1974, p. 60). Para Guarnan Poma, la carga
real que le imponía la historia era la de dar sentido a los aconteci­
mientos, la de conferirles un significado moral. Y así, la narración
que creó no describe un proceso político o histórico, sino que sirve
como base para una meditación moral. El resultado es una especie
de mimesis de la ficción histórica —una epopeya como “imitación
de historia”—que tiene existencia en algún punto entre el ejemplo
histórico y el precepto moral.
Por más que en la obra de Guarnan Poma sean visibles los
perfiles de la concepción épica, queda abierta la pregunta en
cuanto al grado hasta el cual se apega a los principios de dicho
concepto. Con objeto de proseguir esta evaluación y de explorar a
fondo el problema de la identificación genérica de la Nueva coránica
y buen gobierno, nos ocuparemos ahora de los autores y preceptores
favoritos de Guarnan Poma, aquellos que escribían literatura reli­
giosa, y en especial sermonarios y catecismos. Su objetivo, al crear
una epopeya repleta de personajes heroicos y en la que se expresa
el orgullo y la fe colectivos en el grupo étnico, debe reconciliarse
con la formación discursiva a la que se conoce como “la literatura
de bien vivir”; puesto que si se puede inferir que Guarnan Poma
trata de crear orden y significado a partir de los acontecimientos
con los que trata empleando las técnicas de la narración de cuentos,
es preciso tomar en consideración también, por las implicaciones
que tiene, el hecho de que adopte la retórica eclesiástica.
3

DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

La teoría, al igual que la práctica de la retórica eclesiástica en la


época de Guarnan Poma, nos ofrecen una buena oportunidad de
profundizar intelectualmente en su obra, desde la concepción
general de ésta, hasta las tácticas retóricas específicas que en ella
se utilizan. En la Nueva coránica y buen gobierno hay cuando menos
seis citas del Memorial de la vida cristiana de fray Luis de Granada,
por más que solamente en una se mencione la fuente.1Los escritos
de fray Luis están presentes a todo lo largo del libro de Guarnan
Poma. Resulta obvio que éste consideraba al escritor dominico
como un modelo literario e intelectual apropiado. Sin embargo, e$
aún más importante la relación que guarda su texto con losj
modelos que yo considero más cercanos a él: las recopilaciones dÁ
sermones que se publicaron en el Perú para la conversión de los
pobladores nativos. En mi opinión, fueron estos textos doctrinales
los que más directamente ocasionaron su enconada reacción polé­
mica; más directamente, creo, que las crónicas acerca de la con­
quista española del Perú.
Los nuevos catecismos y sermonarios bilingües que se elabora­
ron en el Perú tras el Tercer Concilio Provincial celebrado en Lima
(1583), revisten importancia para Guarnan Poma por otra razón:
se refieren a los problemas específicos de la comunicación inter­
cultural. Escritos para resolver los problemas que enfrentaban los
clérigos españoles para comunicarse con los nativos andinos, estos
textos le proporcionan a Guarnan Poma una teoría, así como una
práctica de la comunicación, que se ajusta a sus necesidades para
cruzar la misma barrera cultural, aunque desde la dirección opues-

1 Comparar, de manera respectiva, a Guarnan Poma ([1615] 1980, pp. 1, 50, 109,
367,954 y 956) con Granada ([1566] 1945, tratados 1-7, vol. 2, pp. 205,301,220-221,219,
399, y 206-207). Cada uno de estos casos se refiere a temas tales como las glorias del délo
y los sufrimientos del infierno, así como a atas de los profetas bíblicos Jeremías, David,
Habacuc y san Juan Bautista. Guarnan Poma copia, casi palabra por palabra, el texto de
fray Luis.
[80]
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 81

ta. Si se quiere entender su estrategia retórica es preciso examinar


estas obras, así como la pose que Guarnan Poma asume como
predicador. A la postre, es la descripción del sermón —y específi­
camente la cuestión de la inventio— la que arroja luz sobre el
problema de la conceptualización que Guarnan Poma escogió para
escribir la historia andina. Surge aquí, como asunto principal, la
relación que guarda el sermón con el género narrativo. Prosiguien­
do con la exposición del capítulo anterior acerca de la teleología
que está implícita en la Nueva coránica y buen gobierno, pasaré a
examinar los relatos que se encuentran dentro de los sermones (los
ejemplos) y me ocuparé de la forma en que el sermón se entromete
en la narración principal, cuyo marco de referencia es más amplio.
Al evaluar las funciones respectivas que se les asignan al cuento y
al sermón, uno descubre la forma en que en el Buen gobierno se
desglosa el designio teleológico que se estructuró en la Nueva
coránica.

Estrategias granadinas

Fray Luis de Granada, que fue uno de los escritores más importan­
tes en la España de la Contrarreforma, figuró también entre los
autores más populares en el comercio peruano del libro (Leonard,
1940,1941,1942). Es el único autor al que Guarnan Poma cita como
fuente de alguna de sus afirmaciones; el texto al que se refiere
resulta ser una anécdota bíblica acerca de la idolatría ([1615] 1980,
p. 367). Fray Luis es igualmente el primero de tres escritores a
quienes Guarnan Poma menciona como “los sabios que conponen
los libros y lo escriuen para el seruido de Dios”; los otros dos son
Domingo de Santo Tomás y Luis Jerónimo de Oré (ibüL, p. 926).
En forma irónica, las obras de fray Luis de Granada y los
catedsmos que se escribieron para la conversión de los andinos,
propordonan modelos antitéticos, si con ellos hay que interpretar
la experienaa andina. En tanto que fray Luis es magnánimo en su
evaluadón general y teórica de las culturas precristianas y paganas,
la literatura para la conversión del Nuevo Mundo se muestra
inmisericorde en el tratamiento que da a las prácticas paganas.
Guarnan Poma explota ambas posturas, apoyándose en la perspec­
tiva del granadino y utilizándola para defender a la soriedad andina
contra los ataques directos y pragmáticamente orientados que se
82 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

lanzan en las obras que produjo el Tercer Concilio Limense.


Para entender la forma en que Guarnan Poma aprecia los
escritos de fray Luis, pasaremos a la anécdota bíblica respecto a
la cual aquél cita a éste como su fuente. Como conclusión de la
primera parte de su obra, esto es, la Nueva coránica, Guarnan Poma
hace la siguiente observación:

Nos espantéys, cristiano letor, de que la ydúlatra y h erro n ía antigua lo


h erraro n com o xentiles yndios antigos h e rra ro n el cam ino u erdadero,
com o los españoles2 tubieron ydolos, com o escriuió el rre b re n d o padre
fray Luys de G ranada: Q ue un español gentil tenía su ydolo de plata que
él lo abía labrado con sus manos y o tro español lo abía hurtado. De ello
fue llorando a buscar su ydolo; más lloraua del ydolo que d e la plata.
Ací los yndios com o bárbaros y gentiles lloraua d e sus ydolos q u an d o
se los queb raro n en tienpo de la conquista. Y bosotros tenéys ydolos en
buestra hazienda y plata en todo el m u n d o (ibid., p. 369).

En el Memorial, fray Luis había traído a colación esta anécdota


acerca de la tribu de Dan, bajo el título: “De lo que se pierde por
el pecado” ([1566] 1945, tratado 2, cap. 3, vol. 2, p. 219). Su
comentario sobre la anécdota tomada del capítulo decimoctavo del
Libro de los Jueces revela una actitud compasiva, que Guarnan
Poma seguramente hallaba alentadora. En su propia narración,
fray Luis subraya la legitimidad de la congoja del pagano:

Pues si este m alaventurado lloraba ta n to p o r haberle q u itad o un dios de


m etal que él m ism o había fabricado (teniendo p o r tan ju stas y debidas las
lágrimas de esta pérdida), ¿qué será razón que sienta u n cristiano, pues
sabe cierto qu e todas cuantas veces pecó, p erd ió no al falso dios que él
m ism o hizo, sino al verdadero Dios q u e hizo todas las cosas? (ibüL, cap. 3,
vol. 2, p. 219).

En la comparación, fray Luis atribuye mayor culpa al cristiano que


a sabiendas rechaza a Dios, que al pagano que perdió sus dioses sin
que fuera culpa suya, es decir, a consecuencia de la destrucción que
causaron otros. Guarnan Poma no desperdicia la oportunidad,

2 En este caso, al igual que en la exposición que Guarnan Poma hace de los orígenes
andinos, utiliza el vocablo *españoT para referirse genéricamente a la civilización de la
tradición bíblica judeo-crístiana.
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 83

apoyada en la autoridad de fray Luis, de señalar que los españoles


merecen ser más censurados que los andinos antiguos (los “yndios
antigos”) o que aquellos que fueron víctimas de los españoles “en
tienpo de la conquista”.
Así, pues, la admiración que siente Guarnan Poma hada fray
Luis se puede atribuir a la tolerante simpatía de este último por la
humanidad de la era precristiana y hada aquellos paganos que
nunca habían oído ni rechazado el evangelio.3 La evocadón por
parte de fray Luis, de un antiguo pasado que incluía la prefigura-
dón de la era cristiana, su confianza en la facultad de la razón
natural (“la luz natural”) para mostrar la forma en que los antiguos
llegaron a conocer a Dios,4 y la manera en que presenta a los
reyes y profetas hebreos como modelos de espiritualidad y de
buena conducta, son aspectos, todos ellos, que le dan a Guarnan
Poma la autoridad para retratar a los primeros andinos del mismo
modo.
Dentro de este espíritu de generosidad, Guarnan Poma compara
a los Pacarimoc Runa, literalmente “los del amanecer” ([1615] 1980,
vol. 3, p. 1098) con la imploradón del profeta Habacuc: “Señor,
¿hasta cuándo clamaré y no me oyrás y daré bozes y no me
rresponderás?” (ibid., p. 50). Guarnan Poma copia la plegaria del
Memorial5 (“¿Hasta cuándo señor, clamaré y no me oirás?” [Grana­
da (1566) 1945, tratado 5, cap. 2, vol. 2, p. 301]), y la utiliza para
describir los anhelos espirituales de los primeros andinos y mostrar
que eran idénticos a los de sus predecesores bíblicos. Esta oración
es similar a una que existe en la tradición quechua, especialmente

9Fray Luis era un teólogo muy de su época, especialmente en lo tocante a cuestiones


referentes a la naturaleza de la humanidad. Con cimientos en la antigua fe de san Basilio
y san Ambrosio, así como en el pensamiento medieval de Tomás de Aquino, fray Luis
mostraba sensibilidad ante las noticias de lo$ descubrimientos en el Nuevo Mundo. Su
antropología escolástica se había elaborado con la conciencia de que los horizontes de la
experiencia humana se estaban expandiendo (Laín Entralgo, 1946, p. 28).
4 Véase el capítulo 1, nota 22, para la definición que da fray Luis de razón natural.
5 Mi certidumbre de que Guarnan Poma copió la plegaría del Memorial se basa en
el hecho de que la oración aparece en la misma página que el salmo de David que Guarnan
Poma cita en la primera página de su propio libro: “Como el profeta rrey Dauid nos dize
en el pezalmo, Domine Deus salutis meae, donde nos pone grandes miedos y desanparos
de Dios y grandes castigos que nos a de enbiar cada día" ([1615] 1980, p. 1). Su fuente es
fray Luis de Granada ([1566] 1945, tratado 5, cap. 2, vol. 2, p. 301): “Y como aun mas
claro lo representa David en todo aquel salmo que comienza ‘Domine Deus salutis meae’,
donde el sancto Profeta nos propone grandes miedos, y temores, y desamparos de Dios."
84 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

con respecto al tema “óyeme y respóndeme”.6o*l En este caso, Gua­


rnan Poma encuentra una reconfortante afinidad entre la cultura
del Antiguo Testamento y la suya propia. Vez tras vez señala la
similitud de la oración quechua con la del profeta del Antiguo
Testamento (“deziendo como los profetas”), con el fin de fomentar
su tesis en el sentido de que la tradición espiritual bíblica y la de
los antiguos andinos tenían en común la adoración del Dios
verdadero ([1615] 1980, p. 78).
Respecto de la cuestión de la experiencia religiosa en la era
precristiana, Guarnan Poma de nuevo se apoya en fray Luis, y
propone su audaz tesis acerca de la civilización indígena, contra­
poniéndose tanto a las obras catequizadoras que escribieron los
misioneros del Perú, como a las crónicas que de este país hicieron
los españoles. Mientras que ambos grupos habían tachado de
pagana y bárbara a la sociedad andina moderna y antigua, la
amplitud y tolerancia de la antropología escolástica de fray
Luis le permite a Guarnan Poma recrear a los andinos como un
pueblo temeroso de Dios, desde épocas inmemoriales. Y lo cierto
es que el concepto de armonía entre el paganismo de los antiguos
y la experiencia cristiana moderna, tema constante en Guarnan
Poma, era también la idea central en la teología de fray Luis. El
autor del Memorial seguía fielmente el ejemplo de los padres de la
Iglesia, tratando siempre de encontrar un significado sobrenatural
y cristiano en las verdades de la naturaleza y en el pensamiento de
los antiguos. De manera medular, su ideal era la armonía: una
armonía real y física entre el mundo natural y el sobrenatural, y
una armonía histórica y providencial entre la antigüedad pa­
gana y el cristianismo (Laín Entralgo, 1946, p. 227).

6 La oración tradicional quechua, que Guarnan Poma también inserta en su propia


narración ([1615] 1980, p. 54), está registrada en Oré: “Al qual [‘Pachacamac, o Pacha
yachachic, que significa hazedor del vníverso’] hazia vna elegante oración en la lengua,
cuya declaración y romance es este: ‘hazedor, que estas desde los cimientos y principio
del mundo, hasta en los fines del, poderoso, rico misericordioso, que diste ser y valor a
los hombres... a saluos, sin peligro y en pas. Adonde estas? Por ventura en lo alto del cielo,
o abaxo, o en las nuues y nublados o en los abysmos? Oyeme y respóndeme, y concededme
lo que pido, danos perpetua vida para siempre, ten nos de tu mano, y esta ofrenda recíbela
ado quiera que estuuieres, o hazedor’." (1598, f. 40 r-v).
Ya antes Cristóbal de Molina elcuzqueño había transcrito una versión de esta plegaria
en sus Ritos y fábulas de los Incas ([1575] 1959, p. 55), y fray Martín de Murúa iba a
reproducir posteriormente otra variante de la misma en su Historia general del Perú, origen
y descendencia de los Incas ([1611] 1962*1964, vol. 1, pp. 37-38).
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 85

Además de la perspectiva abierta que ponía de manifiesto fray


Luis, existen otras dos razones inmediatas y pragmáticas por las
cuales Guarnan Poma escogió la retórica eclesiástica como el
lenguaje para su exposición. Una de ellas está en el hecho de que
la estrategia retórica de la amenaza le proporciona el vehículo
perfecto para argumentar en favor de su postura.7 Y la otra es que
el modelo lascasiano de argumentación en pro de la reforma
colonial, se basa en un principio de la doctrina cristiana. La
obligación personal y religiosa en cuanto a la restitución “de
hazienda, de fama, de honra”, es dedr, de los bienes o el buen
nombre de un individuo que haya sido manchado por acusaciones
de iniquidad, verdaderas o falsas (véase Granada [1566] 1945,
tratado 2, cap. 1, vol. 2, p. 216), es la justificación de las demandas
políticas que hace Las Casas al exigir que se devuelvan las tierras
peruanas a sus propietarios.8
Es de los escritos de fray Luis de Granada, de Las Casas y
posiblemente de los del arzobispo de Lima, Jerónimo de Loaysa,
de donde Guarnan Poma toma el principio de la restitución cristia­
na como vehículo de expresión mediante el cual exige justicia por
parte de los colonizadores:

Es muy ju sto que se buelba y ¡restituya las dichas tierras y corrales y pastos
que se hendieron en nom bre de su Magestad porque, debajo de construía,
no se le puede quitársela a los naturales, lexítimos propietarios de las7*

7 El arma primordial del predicador es la retórica de la amenaza. En el Memorial de


la vida cristiana, fray Luis inicia el “capítulo primero" del primer libro estableciendo las
razones que tiene para meterse a hablar del castigo divino: la mejor manera de reformar
los corazones rebeldes es colocarlos ante el espectáculo del castigo y del sufrimiento
mediante una razón psicológica; a la humanidad siempre la mueve más una amenaza d e
aflicción que la promesa de salud, siempre se ve más afectada por la perspectiva de ser
condenada, que por la de la prosperidad ([1566] 1945, tratado 1, cap. 1, vol. 2, p. 205).1
HAl trasmitir los principios escolásticos de la guerra justa, Las Casas habitualmente
usaba el lenguaje religioso. Convertía la cuestión legal en un asunto moral, utilizando el
lenguaje de la moralidad cristiana para expresar sus convicciones acerca de la teoría legal.
La espina dorsal de la perspectiva de Las Casas era la aplicación estricta de las normas
de restitución cristianas respecto de aquello que se había adquirido injustamente (Loh-
mann Villena, 1966, p. 21). El punto de vista lascasiano en cuanto a la restitución era bien
conocido en el Perú, y Guarnan Poma cita y comenta el acto de restitución que llevó a
cabo el arzobispo dominico de Lima, fray Jerónimo de Loaysa, cuando se hallaba en su
lecho de muerte, en 1575 (véase Guarnan Poma [1615] 1980, pp. 477 y 712). El acto
ejemplar de Loaysa fue sólo uno entre otros de la misma índole, pues el arzobispo había
persuadido a muchas otras personas de que realizaran acciones de penitencia y restitución
similares (Lohmann Villena, 1966, pp. 38-77).
86 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

dichas tierras ([1615] 1980, p. 540; la cursiva es mía; véanse tam bién las
pp. 477, 532, 573,1086 y 1087).

Cuando dice que los españoles se van a ir al infiemo si no les hacen


restitución a los andinos, está poniendo en cortocircuito el razona­
miento teológico de fray Luis de Granada: la restitución es un acto
de penitencia y de contrición; el no efectuar la restitución, que
indica la ausencia de penitencia, sería causa de perdición eterna
(véase el Memorial de la vida cristiana [1566] 1945, tratado 2, cap.
1, vol. 2, pp. 215-217). Guarnan Poma lanza toda la fuerza de este
argumento contra los colonizadores y amenaza con el castigo
divino del que han advertido fray Luis y Las Casas:

Disís que aués de rrestituyr; no ueo q ue lo rrestituys en u id a ni e n m uerte.


Parésem e a mí, cristiano, todos bosotros os condenáys al ynfierno...
A unque os metáys en el decierto y rreligión, ci no rrestituys y pagáys lo
que deuéys, serés condenados al ynfierno ([1615] 1980, pp. 369 y 1087).

Dentro de este marco de referencia, el gesto político pasa a ser de


carácter personal, reducido o elevado al nivel de la conciencia
moral; es el predicador, y no el historiador o el narrador, quien
centra una atención tan intensa en el lector que tiene en mente.
Para Guarnan Poma, tanto el historiador como el narrador de
epopeyas o el predicador poseen, cada uno a su modo, caracterís­
ticas que dan sostén a los valores respectivos que figuran en su
propio sistema discursivo. En uno de los extremos, hay valores de
la historia que deben ser enseñados; y en el otro, la estrategia del
predicador tiene que convertir estos acontecimientos en temas
para la reflexión religiosa y moral, y con ello ponerles remedio. Así,
Guarnan Poma establece el maridaje entre la función moral de la
historia como magistervitae y estructura de la imitación poética, por
un lado, y el lenguaje de la persuasión abierta, por el otro. Tenien­
do para escoger entre los objetivos y estrategias de la historia, la
epopeya y la retórica eclesiástica, Guarnan Poma se inclina final­
mente en la dirección de esta última. Vuelve los ojos hada el
retórico y el predicador para la satisfacdón de sus necesidades
literarias, porque sus objetivos están basados, de prínapio a fin, en
consideradones extraliterarias.
Al llamar retórico el sistema al que se acoge Guarnan Poma, en
vez de denominarlo historiográfico o poético, me apego a la
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 17

definición de sistema retórico que da Bemard Weinberg, al dedr


que es “aquel en el que se produce un efecto específico de persua­
sión sobre un auditorio determinado, gracias al uso del carácter
del auditorio, del carácter del hablante y de los argumentos del
discurso, como medios de persuasión” (1952, p. 343). Guarnan
Poma defiende los derechos de su pueblo dramatizando, y no
meramente enunciando, su hipótesis. Se vale de un argumento
disfrazado a manera de narración histórica, como una especie de
prueba o demostración de las pretensiones de los peruanos a la
soberanía en su propia tierra. La teleología especial que les impone
a los acontecimientos de la historia pone de manifiesto que utilizó
lafábula poética, al igual que datos históricos. No obstante, a ello
añade la tarea del orador, en el cual seguía depositada la forma
más directa del arte de la persuasión. Para que su causa saliese
victoriosa, tenía que jugar con las afecciones de sus lectores.
Únicamente la retórica, con la que se dirige un mensaje específico
a un auditorio también específico, servía explícitamente para este
propósito de tender el puente que hacía falta.

Acerca de cómo mover los afectos del lector

Aquellos aspectos de la retórica que resultan pertinentes para la


empresa literaria de Guarnan Poma son los que expone fray Luis
de Granada en Los seis libros de la retórica eclesiástica, o de la manera
de predicar? La relación que existía entre el predicador y el orador
era muy íntima, y fray Luis, como muchos otros, fundamenta su
teoría de la retórica eclesiástica en aquella que se había desarrolla­
do para lidiar con las causas legales ([1576] 1945, vol. 3, p. 491). A
diferencia del dialéctico que polemizaba con los eruditos en las
escuelas, el predicador, al verse obligado a tratar con el populacho
en general, tenía que apoyarse en ejemplos e interpretaciones
vivaces —y no en argumentos filosóficos—para ganarse a su audi­
torio (ibid., libro 2, cap. 2, vol. 3, p. 507).
Una de las características que distinguen el sermón de la oratoria9

9 Esta obra b escribió originalmente fray Luis en latín, y fue publicado en Lisboa,
en 1576. Aun cuando es poco probable que Guarnan Poma haya tenido acceso a la
traducción al español, sus preceptos teóricos resultan útiles para elucidar la práctica
retórica de fray Luis en sus obras de devoción, asi como b de Guarnan Poma en b Nueva
coránica y buen gobierno.
88 DE LA NARRATIVA AL SERMON

en general es lo que fray Luis llama el “acomodarse o descender a


cuestiones particulares”; este concepto ofrece una perspectiva
importante en cuanto a la organización de la obra de Guarnan
Poma. En tanto que el orador tiene que evocar una única respuesta,
que es la que se espera en todos los oyentes, el predicador debe
ajustarse a las necesidades particulares, por distintas que puedan
ser, de todos y cada uno de aquellos que lo escuchan. Debe
“aterrorizar a algunos, inspirar o consolar a otros, y aplicarle a cada
uno las medicinas que más benéficas sean para su salud personal”
(ibid., cap. 12, vol. 3, p. 524). Según fray Luis, el predicador debe
dirigir el sermón a las diversas clases sociales, informando a cada
una cuál es su deber moral, a la manera en que acostumbraba
hácerlo san Pablo al ñnal de sus cartas, y como también lo hizo san
Juan Bautista: “Lo que también practicó San Juan Bautista, cuando
a todos los que acudían a él, daba, según el estado de cada persona,
varios preceptos de vivir” (ibid., p. 525).
Cuando Guarnan Poma da los nombres de los diversos grupos
a los que va dirigido su propio libro, también equipara su proyecto
al de sanJuan Bautista: “Como el precursor San Juan Bautista traxo
los amenazos, azotes y castigos de Dios para que fuésemos enfre­
nados” ([1615] 1980, p. 1). Parafraseando las remisiones que hace
fray Luis a Jeremías y a san Juan Bautista en la primera*página del
Memorial de la vida cristiana, Guarnan Poma cuenta la forma en que
aquéllos advirtieron a sus seguidores cuál era el destino que les
esperaba si no modificaban su conducta. La manera en que se
refiere a estos profetas lleva implícita las mismas advertencias a sus
lectores, y se presenta a sí mismo como el profeta del hado andino.
Figurándose que su libro se preservará en los “archivos del délo,
al igual que en los del mundo” (“Lo tendrá en el archibo del mundo
como del délo”) (ibid., p. 751), Guarnan Poma evoca el Libro del
Juido en el que se deberán escribir las vidas de toda la humanidad.
Así, el marco que da a su obra es el de un libro eterno para rendir
cuentas.
Las cuentas eternas, según Guarnan Poma, se tienen que pagar
ahora; basándose en su contabilidad, espera inspirar al lector a que
haga lo pertinente para remediar la situadón. A este respecto, sus
estrategias resultan un eco de las prácticas que recomendaba fray
Luis. Acerca de la cuestión de ganarse el afecto del lector, el
predicador granadino sugiere que el efecto depende de dos cosas:
la magnitud del asunto que esté bajo consideradón, y la habilidad
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 89

para colocarlo ante los ojos del oyente (“mostremos ser en su


género de grandísima importancia, y... propongámosle como pa­
tente a sus ojos”) (1576) 1945, libro 3, cap. 10, vol. 3, p. 547). En
cuanto al aspecto de hacer las ideas “visibles”, fray Luis da el
ejemplo de Jeremías, quien, en las Lamentaciones, no sólo describe,
sino que exagera la calamidad que narra (ibid., p. 547).
Otra forma de poner el asunto ante los ojos del lector es la de
centrarse en el carácter del propio predicador. Según fray Luis, por
lo común san Pablo se proponía a sí mismo como ejemplo para ser
imitado por los fieles. Llega a la conclusión de que san Pablo ponía
ejemplos ante los oídos de la gente mediante su prédica, y ante sus
ojos mediante su persona; al mismo tiempo que quienes le escu­
chaban quedaban maravillados, se veían también inspirados a la
imitación (ibid., libro 1, cap. 6, vol. 3, p. 501).
Al proseguir, fray Luis agrega que el verdadero secreto para
emocionar a otros es emocionarse uno mismo (ibid., libro 3, cap.
10, vol. 3, p. 548): Y sin embargo, se pregunta cómo nos podremos
emocionar nosotros mismos, puesto que tales efectos no entran
dentro de nuestras facultades. Pues por medio de lo que los griegos
llamaban “phantasías”, y que fray Luis denomina “visiones”: “Por
las cuales de tal suerte se representan en el ánimo las imágenes de
las cosas ausentes, que parece que las miramos con los ojos, y que
realmente las tenemos presentes” (ibid.). Según fray Luis, la nece­
sidad de figurarse escenas que le sean útiles al orador, quien por
lo común trata de crear en sus oyentes ya el sentimiento de
conmiseración o ya el de indignación, es de importancia crítica
para el predicador, puesto que los efectos que trata de alcanzar son
muchos y muy variados (ibid.).
Así, pues, con objeto de hacerle “visibles” estas cosas al feligrés,
con frecuencia se recurría a mecanismos gráficos.10 Los sermones
a menudo iban acompañados de “jeroglíficos impresos o estampa­

10 Estas representaciones gráficas podían ser de varios tipos, tales como emblemas
y empresas (Gallego, 1972, p. 24). Los emblemas supuestamente tenían su origen en la
sabiduría de los antiguos; su objetivo era el bien común, y su enseñanza moral no era
propiedad exclusiva de ningún individuo, sino que quedaba a disposición de toda la
sociedad (ibid., pp. 21 y 24). Las empresas, sin embargo, sí eran patrimonio de un solo
individuo o de una sola familia; debido a que se basaban en el gusto personal y exigían
el reconocimiento de signos esotéricos, en forma típica contenían mensajes secretos que
únicamente podían descifrar unas cuantas personas (ibid.). El material gráfico que se
empleaba como ayuda visual en los sermones, obviamente debía estar más cercano al
espíritu del emblema que al de la esotérica empresa.
90 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

dos” o de “pinturas a descifrar” (Maravall, 1975, p. 498). Con su


deseo de hacer las cosas visibles, Guarnan Poma sigue las mismas
estrategias, exagerando (aun cuando no sea más que por centrarse
exclusivamente en ellos) aquellos vicios criminales que desearía ver
corregidos, presentando el personaje del narrador como una figura
ejemplar y animando todo el discurso con representaciones gráfi­
cas. (Examinaré esta última característica en el siguiente capítulo.)
En lo tocante a la importancia de los asuntos que se deben tratar
en el sermón, fray Luis dta directa y profusamente el cuarto libro
de Agustín, De la doctrina cristiana. Al explicar la forma en que
Cicerón daba reglas para estilos de oratoria bajo, medio y alto, para
enseñar, complacer y emocionar, respectivamente, a los oyentes,
agrega que, aun cuando tales estilos son apropiados para los
asuntos judiciales, no se pueden aplicar a la oratoria eclesiástica
porque en ésta todo asunto sobre el que se predica es importante
([1576] 1945, libro 5, cap. 18, vol. 3, p. 603). Agustín estaba
convencido de que todo aquello con lo que se topaba la humanidad
debía interpretarse con referencia a su función dentro del designio
más amplio del plan providencial divino. El vivir conforme a tales
condiciones era un “ejercicio continuo de traducción, un ir más
allá de los contextos literales de las cosas (objetos, acontecimientos,
personas) para captar la importancia que adquieren bajo la luz de
una perspectiva más amplia” (Fish, 1972, p. 25).
Exhibiendo un punto de vista similar, Guarnan Poma confiere
importancia a toda cuestión, relacionándola con el destino eterno
de la humanidad y con la evitación del castigo divino. Para él, no
hay una jerarquía de las ofensas que vaya de las mayores a las
menores; los ultrajes que se cometan contra el más humilde uindio
tributario” son tan graves como los que se les inflijan a los señores
étnicos. Toda la experiencia humana —la precolombina, al igual
que la colonial bajo los españoles—la traduce a las fuerzas antagó­
nicas del vicio y la virtud en el plano del individuo, y cada persona
tiene que librar esa batalla en el transcurso de su propia vida. Como
miembro de una raza cuyo avance histórico ha sido truncado por
la conquista y colonización extranjeras, Guarnan Poma rechaza la
matriz conceptual de la historiografía europea que proyectaba el
avance de la humanidad hada una meta última y que daba por
sentada la superioridad para alcanzarla, de los pueblos blancos
europeos por enam a de otras culturas. En vez de ello, opta por el
concepto teológico que sitúa el gran (y único) drama de la
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 91

humanidad en la arena de la salvación o la perdición individuales.


Así, en la pbra de Guarnan Poma, lo que acaece en el mundo de
los asuntos humanos eleva a una potencia más alta el factor de la
narración de “lo que ocurrió”. Aun cuando su exposición nunca
abandona el espectáculo del Perú colonial y de los peruanos,
Guarnan Poma trata de darle sentido a su especificidad, así como
de dignificarla, colocando esa experiencia en una esfera teológica,
y no historiográfica. Los acontecimientos específicos de la historia
son devorados por la contemplación de los acontecimientos que
tipifican la naturaleza humana. En consecuencia, lo que domina es
el lenguaje de la moralidad cristiana, el del vicio y la virtud. Guarnan
Poma abandona el proyecto de narrar lo que había acontecido en
el Tawantinsuyu hasta el momento de la conquista española, con
objeto de poder relatar lo que ocurre de manera general en el Perú,
en la vida cotidiana de los andinos colonizados. La forma en que
fundamenta conceptualmente las distinciones morales convierte
los sucesos de su'Perú contemporáneo en un ejemplo de la ironía
de toda la condición humana. Por más que en la Nueva coránica y
buen gobierno se reiteren constantemente ciertos tipos de actos
(tales como los abusos que curas y corregidores cometían con los
nativos), a la postre ofrece poca información en cuanto a la forma
en que se desarrollaban los acontecimientos públicos, y sí ilustra y
recalca, en cambio, las formas universales de las acciones humanas.

La literatura de la conversión

Aun cuando posee afinidades con la retórica eclesiástica en gene­


ral, la Nueva coránica y buen gobierno entra en un diálogo directo con
los catecismos y sermonarios que se elaboraron en Lima para la
población autóctona andina. Únicamente en este contexto adquie­
ren sentido las descripciones que hace Guarnan Poma en cuanto a
sus objetivos literarios. Manifiesta que su libro lleva la intención de
ser una guía confesional para los andinos:

La dicha corónica es muy útil y prouechoso y es buen o p ara em ienda de


uida para los cristianos y enfieles y para confesarse los dichos yndios y
em ienda d e sus uidas y herronía, ydúlatras y para sauer confesarlos a los
dichos yndios los dichos saserdotes ([1615] 1980, p. 1).
92 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

Esta declaración en cuanto a su propósito la repite en el prólogo


general al lector (ibid., p. 11).
Las afirmaciones de esta índole provienen directamente de la
literatura religiosa destinada a los nativos americanos. En el Symbolo
catholico indiano, fray Pedro de Oré manifiesta que los esfuerzos de
su hermano, fray Luis Jerónimo, resultarán beneficiosos para los
sacerdotes que atienden a los indios, así como para los propios
indios: “Las tengo por obras grandemente vtiles y prouechosas, assi
para los curas de Indios como para los mismos Indios.” En el Arte
y vocabulario de la lengua general del Perú llamada quichua, también
se describe su propósito de la misma manera:

El qual será muy útil p ara todo g énero de gentes, así curas d e Yndios, com o
otras personas eclesiásticas y seglares que deuieren de tratar co n los Yndios
en poblado y yendo d e cam ino... Será tam bién de m ucho p ro u ech o [para]
el que com ienza en la lengua Yndica para los que oyen confesiones (1614,
f 4 r).11

Hay dos puntos de contacto entre la crónica del peruano y los libros
de instrucción religiosa del Tercer Concilio. El primero está en las
argumentaciones polémicas que se hacían acerca de la sociedad
andina tradicional y del potencial espiritual de los andinos; el
segundo se encuentra en la teoría de la comunicación que se pone
en práctica dentro de esos textos didácticos. En estas obras late el

11 En 1584 y 1585 se habían publicado tres obras religiosas. La primera, titulada


Doctrina christiana y catecismo para instrucción de los indios y délas demás personas, constaba
de una cartilla, o exposición de la doctrina cristiana, y dos catecismos: uno corto, "para
los rudos y ocupados” (f 13 r), y el otro, más extenso y en forma de diálogo, “para los
que son mas capaces” (ibid., f 25 r). La segunda publicación se llamaba Tercero catecismo
y exposición de la doctrina christiana por sermones; consistía en una serie de treinta y un
sermones que contenían el catecismo y una extensa descripción de la doctrina cristiana,
en relación con las prácticas rituales andinas. Y finalmente, el Symbolo (Oré, 1598) trilingüe
(“un manual Indiano, y vn Sermonario y Symbolo y Arte en la lengua Quichua y Aymara
con su declaración en romance” según Pedro de Oré), estaba conformado por cánticos,
que eran similares a los sermones.
Vale la pena señalar que Guarnan Poma también produjo textos explícitamente
religiosos como parte de su propia obra. En el capítulo sobre los “Yndios” del Buen
gobierno se dan instrucciones en cuanto al programa y la manera de las observancias
religiosas, e incluye una larga serie de oraciones cristianas en quechua ([1615] 1980, pp.
840-851). Lo más probable es que muchas de estas plegarias las copie de las obras en
cuestión; el Salve Regina, por ejemplo, lo da en una versión quechua (ibid., p. 849) que es
idéntica a la que se presenta en la Doctrina christiana y catecismo para instrucción de los Indios
(1584, f 3 v).
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 93

pulso de la polémica a la que Guarnan Poma responde; éstos fueron


los documentos que circularon libremente entre los indios ladinos
del Perú y entre los españoles, la mayor parte de ellos clérigos, que
trataban directamente con aquéllos (Acosta, 1982). La defensa
que de su raza hace Guarnan Poma constituye una reacción directa
a los sesgos que se expresan en dichos textos doctrinales. En el
repaso que hace de las “crónicas pazadas” ([1615] 1980, p. 1089),
menciona una u otra de estas obras; y el Tercero catecismo y exposición
de la doctrina por sermones puede servir de ejemplo en cuanto a la
actitud que los misioneros dejan expresada en tales libros.
Las acusaciones más graves que se les hacían a los andinos eran
las altisonantes condenas de la idolatría, de la ebriedad, de los
delitos sexuales y de la promiscuidad. El sermón XVIII del Tercero
catecismo va orientado contra la adoración de las waqas (deidades
locales, lugares sagrados) andinas. Como si ello fuese prueba
definitiva de que se trata de falsos dioses, el predicador pregunta:

¿Por ventura las guacas defendieron a vuestros antepasados d e los viraco­


chas?12 D adm e acá la guaca, yo le pisaré delante de vosotros y la haré
pólvora... T odo es engaño y m entira ([1585] 1773, p. 243).

Quienes sigan adorando las waqas y obedezcan a los hechiceros no


aprenderán la ley divina, sino que seguirán siendo iguales a las
bestias incivilizadas de los campos:

El indio q ue no ap re n d e la Ley de Dios es com o bestia q u e no quiere mas


de com er, y beber, no tiene o tro gusto, sino en pacer yerua. ¡Hom bre! tu
no eres carnero, ni caballo. La lengua que tienes no es solo p ara com er,
com o el caballo, y el carnero, sino tam bién para hablar com o hom bre (ibüL,
p. 288).

Al igual que la idolatría, el delito de la borrachera ritual es atacado


también, a causa del efecto que ejerce sobre la razón humana; la
embriaguez priva al hombre de “lo mejor que Dios le dio, a saber,

12 En lajerga mitad español y mitad quechua de la época de Guarnan Poma, viracocha


se aplicaba a los individuos españoles (véase [1615] 1980, pp. 49 y 925). Literalmente, el
vocablo significa “laguna de grasa”, porque la grasa simboliza las facultades de creación,
y también de gobierno. Así, los viracochas eran los que estaban al mando. A partir de 1582,
la palabra se aplicó a los europeos, y hoy en día, en algunas comunidades andinas sigue
teniendo el significado de “patrón" (véase ibid., vol. 3, p. 1107).
94 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

la razón y el juicio humanos”, y lo reduce a la condición de un


perro: “Lo mejor que Dios os dio que es el juicio y la razón de
hombre, y de hombre os volvéis caballo y aun Perro” (ibid., pp. 315
y 316).
En los sermones se condenan igualmente de la manera más
vigorosa la fornicación, el adulterio y la sodomía. El castigo de Dios
para estos pecados es la ruina de la nación andina:

Sepa que la causa p o rque Dios ha perm itido que los Indios seáis tan
afligidos, y acosados de otras naciones, es po r ese vicio [la sodom ía] que
vuestros pasados tuvieron, y m uchos de vosotros todavía tenéis. Y sabed
que os digo de parte de Dios que si no os enm endáis, qu e to d a vuestra
nación perecerá y os acabará Dios y os raerá de la tierra (ibid., pp. 347-348;
véanse tam bién las pp. 304 y 333).

La afirmación en el sentido de que la subyugación del Perú es un


castigo divino, y de que la forma última de tal castigo es la
destrucción de la nación peruana, constituye una explicación espi­
ritual de los asuntos seculares, y es cuestión de la que, a su vez, pasa
a ocuparse Guarnan Poma. Éste niega los pecados de los padres,
así como de los hijos, e, invirtiendo la situación, lanza la cólera de
este castigo divino contra los propios españoles. Su esfuerzo se ve
facilitado por el hecho de que pone en práctica los principios de
la comunicación intercultural que se esbozan en el “Proemio” del
Tercero catecismo.

Una teoría de la comunicación entre culturas

Titulado “Del modo que se ha de tener en enseñar y predicar a los


Indios”, el prefacio del Tercero catecismo presenta una gran riqueza
en cuanto a consejos sobre la forma de comunicarse con los
aborígenes. La primera regla de retórica que debe seguir el cura
evangelizador —haciendo eco de las enseñanzas de fray Luis—es la
de adecuar el mensaje a aquellos que lo escuchan: “Hase pues de
acomodar en todo a la capacidad de los oyentes el que quisiere
hacer fruto con sus sermones o razonamientos” (ibid., p. vii). La
segunda, es que los aspectos principales que haya que enseñar se
deben repetir con la frecuencia que haga falta para que el oyente
los retenga en la memoria (ibid., p. viii). La siguiente es que el estilo
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 95

tiene que ser claro, sencillo y breve; el lenguaje debe ser el de “la
conversación entre compañeros, y no el de la declamación teatral”
(ibid., pp. ix-x). Y la cuarta, que es la más importante, es que el
predicador, además de hacer que se entienda su mensaje, debe
persuadir a sus oyentes de que lo sigan: “El quarto aviso, y el más
importante, es, que de tal manera se proponga la doctrina christia-
na, que no solo se perciba, sino que también se persuada” (ibid., p.
x). Así, el vehículo que se prefiere para comunicarse con un
auditorio indígena relativamente refinado, no es el diálogo con
preguntas y respuestas (que era el formato al que se habían
apegado los primeros catecismos), sino más bien el sermón:

Asi tam bién es m enester que esta m ism a D octrina se les propusiese a los
Indios en tal m odo, que no solo la percibiesen, y form asen concepto de
estas verdades christianas; pero tam bién se persuadiesen a creerlas, y
obrarlas com o se requiere para ser salvos: y para esto es necesario diferente
esdlo, y ha d e ser com o Serm ón, y Pládca del Predicador, y tal que enseñe,
y agrade, y m ueva a los oyentes, para que así reciban la D octrina de Dios,
y la guarden (ibid., p. xiv).

Una vez más, al igual que fray Luis de Granada, el misionero


preceptista sugiere que la mejor manera de conmover al público
andino, como a cualquier grupo que escuche un sermón, es a través
del empleo de interpretaciones vivaces, más que mediante argu­
mentos razonados: “Estos Indios, como los demás hombres, mas
se persuaden y muevan por afectos que por razones.” Así, se
recomiendan vigorosamente las exclamaciones, los apostrofes y
otras figuras del arte oratorio, para emocionar al lector, y entre
ellas figuran de manera prominente los símiles y los ejemplos, para
hacer que lo extraño se vuelva inteligible (ibid., pp. xi-xii).
En todos estos aspectos, Guarnan Poma respeta a los preceptos
del catecismo. Se adhiere a la regla de la adecuación dirigiéndose
por separado a todos los grupos de la colonia; lo que sostiene, lo
repite infinitas veces. Hace innumerables discursos exhortativos, y
la intención de persuadir a su auditorio resulta palmaria. Al adap­
tar el mensaje a su receptor, Guarnan Poma escoge la forma del
sermón (“la Plática del Predicador”). De hecho, cada uno de sus
diecinueve prólogos es un sermón, y los propios capítulos se
ajustan a ese formato. Para que se entienda la manera en que las
narraciones de capítulo siguen las reglas del sermón, tengo que
96 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

regresar al tratado de fray Luis sobre la predicación (véase también


Adorno, 1979a).
Fray Luis explica que el sermón, al igual que cualquier oración,
consta de tres partes: la exposición, la argumentación y la amplifi­
cación. La exposición se concibe como una narración —posible­
mente histórica, aunque no es necesario que lo sea—que contiene
lo que ha sucedido, o lo que podría suceder: “Exponemos pues con
estilo sencillo, o con narración histórica, con la cual declaramos
nuestro intento, o lo que ha sucedido o puede suceder” (la cursiva es
mía). La argumentación se usa a guisa de demostración, con la cual
el predicador trata de hacer creíble aquello que es dudoso: “Pro­
bamos con argumentos y razones, con las cuales intentamos hacer
creíble lo dudoso.” Se entiende por amplificación, aquel discurso
orientado a mover los afectos del oyente:

Amplificamos cuando con una oración extendida,... concitam os el ánim o


del oyente a ira, com pasión, tristeza, odio, am or, esperanza, miedo,
adm iración o a cualquiera otro afecto (G ranada [1576] 1945, libro 2, cap.
3, vol. 3, p. 508).

La argumentación va dirigida al entendimiento, el cual, en la antro­


pología escolástica, es la facultad intelectual del alma. La amplifi­
cación va orientada a la facultad de la voluntad, con objeto de
movilizar a la capacidad para que efectúe algún acto:

Pues por este m edio abrim os cam ino para mover las pasiones, persuadir,
disuadir, alabar o vituperar; p o rque para estas tres cosas principalm ente
conduce la razón d e am plificar (ibid., libro 3, cap. 1, vol. 3, p. 530).

Los capítulos narrativos de Guarnan Poma se ajustan a la fórmula


de la exposición, por más que estén salpicados con elementos de
argumentación. El capítulo que se dedica a la Purun Runa, que es la
tercera época preincaica andina en el esquema de Guarnan Poma,
constituye un ejemplo de este procedimiento. Narra la experiencia
de un pueblo industrioso y temeroso de Dios, a la manera de la
exposición. Y pasa a la argumentación, cuando trata de demostrar
que estos infieles no eran moros, ni turcos, ni judíos, sino más bien
“españoles”, es decir, que pertenecían a la tradición cultural
bíblica que los cristianos reclaman para sí. El prólogo, con el que
concluye el capítulo, sirve como amplificación, por cuanto trata de
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 97

incitar al lector a que pase a la acdón:

Mira, cristiano letor, aprended desta gente b árbara que aquella sonbra de
conoser al C riador no fue poco. Y ací procura de mesclar con la ley de
Dios para su santo seruicio ([1615]] 1980, p. 62).

En estos momentos el sermón en sí se disuelve, al señalar lo que


espera alcanzar más allá de sus propios límites. En la mayoría de
los capítulos, irrumpen en la narración comentarios que interpola
el orador, dirigidos al lector. Así, la exposición, la argumentación
y la amplificación no se mantienen del todo como unidades discre­
tas, sino que se traslapan de la misma manera que ocurriría en
cualquier sermón. Únicamente los prólogos son incesantemente el
centro de la amplificación, puesto que tratan de mover al lector a
que efectúe alguna acción en el mundo de la experiencia vivida.

El papel privilegiado que desempeña la invención

Pero, entonces, ¿cómo encaja la idea de la narración, es decir, la


presencia de una teleolpgía, según la expuse en el capítulo anterior,
en un marco de referencia que también abarca el sermón? Si la
poesía avanza por medio de mimesis y retórica, de afirmación y
demostración (Howell, 1975, p. 93), ¿cómo coexisten los dos aspec­
tos en la Nueva coránica y buen gobierno? He sostenido que la Nueva
coránica de la experiencia andina es una narración que comienza
con la creación de Adán y la generación de la Vari Vira Cocha Runa,
y termina con el registro de la muerte del último Inca. Y sin
embargo, dentro de ella aparece el sermón en la forma de los
prólogos. Estos sermones ejercen un efecto corrosivo, al romper el
ritmo y la pauta del relato, así como la distancia estética entre el
narrador y el lector. A causa de la intromisión que significa el hecho
de que el autor se dirija directamente al lector, los personajes de
la narración quedan asimilados con los lectores que se hallan fuera
de ella. Gracias al ir y venir continuo desde un nivel narradonal a
otro, las unidades del relato pasan a ser ejemplos en el contexto
del sermón, por más que retengan su identidad como episodios de
la historia de la civilización andina.
En la Nueva coránica parecía surgir una pugna entre el impulso
de la historia y el de la ficción mítica o épica; en el Buen gobierno,
98 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

estos impulsos ceden claramente el paso a una tensión entre la


poética y la retórica, con predominio definitivo de esta última. El
triunfo de la retórica en el Buen gobierno zanja el debate, que no se
había resuelto, en cuanto al tipo de género de que se trata, con el
que se inició el presente estudio. El problema se refiere al estatus
que guarda la verdad frente a la verosimilitud y ante el relativo
papel que desempeña la invención. La inventio es parte constitutiva
del sermón en el mismo grado en que lo es de la narración, y fray
Luis la define como “el acto con que el entendimiento busca y halla
cosas verdaderas o verosímiles, aptas a persuadir lo que se intenta”
([1576] 1945, libro 2, cap. 1, vol. 3, p. 506). Tal como lo indicaba
fray Luis al describir la exposición del sermón, el escritor está en
libertad de usar lo que ha ocurrido o lo que podría ocurrir; en otras
palabras, aquello que es verdadero, o lo que es verosímil. La
verosimilitud ocupa un sitio privilegiado dentro de la retórica en
general. Cierto es que en la oratoria legal la descripción de las
circunstancias tenía que ser el resultado de una indagación rigurosa
de los hechos; pero en la retórica demostrativa o deliberativa, había
una amplia gama de medios que podían venir en ayuda de los temas
de la literatura didáctica, siempre y cuando cayeran dentro de los
límites de la verosimilitud (Cros, 1971, pp. 854J6). Las cuestiones
de descripción, por ejemplo, no es menester que se apeguen
exclusivamente ni a la realidad concreta ni a la proyección ideal
(ibid., p. 88). Cuarkdo se la emplea para alabar o vituperar, la
retórica no necesita ser objetiva (ibid., p. 83).
En materia de invención, en la retórica eclesiástica, fray Luis se
inclina en favor de la conformación, o razonamiento fingido, que
define de manera sumamente general como discurso inventado.
Esta práctica la atribuye no sólo a los oradores clásicos, sino
también a la Sagrada Escritura, e incluso —de manera significativa—
a los profetas. Según fray Luis, el escritor, pongamos por caso
Jeremías, está justificado al presentar no solamente lo que la gente
dice en general, sino también lo que debiera dedr, o lo que debió
de haber dicho. A través de la conformación, se podían añadir
(inventar) discursos y acontecimientos que en realidad jamás acae­
cieron, para efectos de amplificación y con el fin de instar a la
conmiseración ([1576] 1945, libro 3, cap. 9, vol. 3, p. 545). Para fray
Luis, el razonamientofingido es el caballito de batalla del predicador:
“No sé yo si hay cosa que más pertenezca al oficio del predicador”
(ibid., cap. 8, vol. 3, p. 544).
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 99

Puesto que la inventio toma en consideración no sólo lo verda­


dero, sino también lo verosímil, surge otra posible justificación
—bajo la rúbrica de la retórica— para los épisodios ficticios que
Guarnan Poma introduce en la historia de la conquista del Perú
por parte de los españoles. Los acontecimientos se pueden retratar,
no en la forma que fueron, sino como pudieron haber sido: “lo que
ha sucedido o puede suceder”. Lo que en realidad haya acaecido
carece de importancia, desde la manera en que se enmarca la
proposición central, hasta la presentación de los argumentos.
Mientras que el historiador consideraría tales episodios como
absurdos y faltos de toda justificación, resultan perfectamente
legítimos desde el punto de vista del orador o del predicador —o
de cualquiera que adopte el estilo del “Sermón, Plática del Predi­
cador”. Así, puesto que Guarnan Poma hace caso omiso del hecho
histórico rigurosamente comprobado, su razonamientofingido que­
da doblemente justificado: en primer lugar, porque narra su epo­
peya; y en segundo, porque utiliza el arte de la retórica para
persuadir al lector de la dignidad y la gloria de la civilización
andina.

El símil de Lucifer

Para ponerles marco a sus argumentos políticos, Guarnan Poma


asimila el estilo oral y las figuras del discurso eclesiástico, explotan­
do el símil con gran maestría. La expresión que comúnmente utiliza
para establecer una comparación con los españoles es la que se
refiere al orgullo de Lucifer: “Como el gran ángel tan hermoso,
Luysber, se hizo Lucefer, perdió el cielo por su soberbia” ([1615]
1980, p. 560). Este símil lo aplica a los colonizadores en diversas
ocasiones (véase ibid., pp. 439, 494, 551, 598, 813, 950, 961, 969,
1178), y las veces que los acusa del pecado de soberbia son innume­
rables.13 Por lo común asocia los actos de traición política con el

,s En la Nueva coránica y buen gobierno he encontrado alrededor de ochenta refer­


encias a la *soberbia”. Guarnan Poma aplica sin cejar esta palabra cuando describe los
arrogantes abusos que los colonizadores españoles cometen con los andinos. A la vez que
señala de esta manera los delitos políticos utilizando el lenguaje de la retórica eclesiástica,
también indica que la caída de Huáscar Inca fue el resultado de una altiva soberbia {ibid.,
p. 117; véase también la p. 388): “Por la soberbia ganó Uascar tanto pleyto y batalla y
muerte.”
100 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

pecado de la excesiva altivez, del mismo modo que en el Tercero


catecismo se describe el crimen de Lucifer comparándolo con un
acto de traición (“Los condenó como a traidores a pena eterna”)
([1585] 1773, p. 68). Estos ángeles caídos ya no se hallan al lado de
Dios: “Y tienen su corazón lleno de rabia y de envidia contra Dios
y contra los que son del vando de Dios” (ibid., p. 69).
Desde su perspectiva andina, Guarnan Poma empieza por acusar
a los colonizadores de traición, y traduce el lenguaje de los delitos
políticos a la retórica cristiana del pecado. Así, condena la ejecu­
ción del principie inca Tupac Amaru por parte de Francisco de
Toledo, p>or ser un acto mediante el cual el virrey usurpó las
prerrogativas de su propio rey. Como plebeyo, Toledo no poseía
autoridad alguna para matar al soberano Inca; Guarnan Poma lo
llama un acto de consumada soberbia.

De los males q u e abía hecho en este rreyno, ací al Ynga co m o a los


prencipales yndios y a los conquistadores deste rreyno, ues aquí, caua-
1le ros, la soberuia que tiene un m andado pobre. Se quiso alsarse com o se
alsó y m ató a u n rrey y señor deste rreyno. N o pudien d o co n o ser la causa,
ciño el mismo rrey y señor a de sentenciar y firm ar pa[ra] la sentencia y
m uerte de o tro señor y rrey. Y ací la souerbia le m ató a d o n Francisco de
Toledo ([1615] 1980, p. 461).

Por este hecho, acusa a Toledo de soberbia (ibid., pp. 452, 461, 498,
950, 951) y con las mismas expresiones describe la ejecución del
Inca Atahualpa por mano de Francisco Pizarro; es dedr, como un
acto de traición política, cuya consecuencia será la perdición eterna
(ibid., p. 393).
Así, pues, Guarnan Poma da a los acontecimientos históricos de
la conquista una interpretación que es a la vez política y teológica.
En congruencia con esta concepción, explica la historia moderna
andina como consecuencia de la caída de Lucifer, en medio de una
perorata contra la corrupción de los inspectores de la Iglesia y
sobre el sufrimiento de los trabajadores andinos en las minas:

Y ací castigó a aquel Luysber, tan gran ángel y tan herm oso, co n sus
seguaces. Y cayeron los ángeles malos del cielo com o are n a de la m ar y
m ucho más, con fo rm e la culpa com o lo m erecieron. Los p rim ero s
en tra ro n al ynfíerno con su Príncipe de las Tinieblas p ara rrecibir mayor
castigo. Y o tro s qued aro n en el m undo en tre los hom b res a esto ru arn o s
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 101

la yda del cielo y engañarnos al pecado (ibüL, p. 969).

Al mismo tiempo que trae a los ángeles caídos al mundo para


explicar la subversión colonialista de las almas andinas, los amenaza
con su castigo terrenal: “A de sauer que ay un solo Dios y rrey y su
justicia. Y los soberbiosos como Luzeber serán castigados en este
mundo, ya que no en el otro mundo, con el castigo de Dios” (ibid.,
p. 1178). A diferencia de la Nueva coránica que concluía amenazan­
do a los españoles con la condenación eterna (ibid.9 p. 369),
Guarnan Poma da fin al Buen gobierno con la promesa del castigo
en este mundo.

La voz del predicador

Puesto que el sermón presupone que en uno de los lados habrá un


auditorio cristiano, crea en el otro la voz de la autoridad moral y
espiritual —en la persona del predicador. Al igual que se hizo en
los opúsculos y sermones religiosos que se escribieron para los
andinos, aquel que va a dar un sermón pone su propia voz por
encima del estatus del lector, ya sea éste un rey, un cacique o un
plebeyo. El sermón exalta la superioridad del predicador, y, en
consecuencia, Guarnan Poma saca partido de ello a todo lo largo
de su obra.14 Donde mayor significancia cobra el autorretrato que
se hace Guarnan Poma, es en el contexto de las cualidades perso­
nales que se esbozan para el predicador. Se ve precisado a descri­
birse como un cristiano justo, caritativo y piadoso; al igual que san
Pablo, es él quien tiene que dar el mejor ejemplo. En muchas de
sus anotaciones autobiográficas se recalcan su piedad y su devoción
cristiana hacia el prójimo. La narración de su vida al servicio de
14 En la retórica clásica, la persuasión se consideraba “una compleja reacción
humana desencadenada por una creencia racional en la verdad de la tesis del orador, por
la aceptación emocional de la tesis como placentera en alguna forma, y por la aceptación
ética del carácter del orador, como hombre sensato, de buena moral y de buena voluntad"
(Howell, 1975, p. 55). En la propia época de Guarnan Poma, Suárezde Figueroa recalcaba
que el predicador debía ser de edad madura, puesto que con ello iba a ser capaz de
comunicar juicio, prudencia y razón: “Un moso en el trono de un pulpito disminuye
grandemente la devoción, siendo en cuanto dice (a lo menos con la presencia) poco eficaz
para la reprehensión, poco atractivo para la obediencia" ([1617] 1913, p. 126).
Sin embargo, lo más importante para el predicador es su piedad Citando a
Menandro, fray Luis de Granada le recuerda al lector “Quien persuade son las cos­
tumbres del orador, y no la oración" ([1576] 1945, libro 1, cap. 2, vol. 3, p. 494).
102 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

Cristo termina sólo después de que nos ha descrito su viaje final a


Lima, reconfortando en el camino a su gente y distribuyéndoles
estampas. Sin embargo, son los sermones de Guarnan Poma, más
que los autorretratos que hace para sus propios propósitos, los que
crean la voz y el carácter del narrador como cristiano piadoso.
Un excelente ejemplo de la forma en que manipula el estilo del
sermón es el que se encuentra en el prólogo que dirige a sus
lectoras, con el que concluye su capítulo sobre las biografías de las
Coyas (ibid., p. 144).15Aquí, la conjunción de la teoría retórica y de
la semiótica ofrecen una visualización de la forma en que crea el
personaje literario. En estos momentos, únicamente tomaré en
consideración un solo aspecto del punto de vista narradonal, que
exploraré más a fondo en el capítulo 5. En ambos casos sigo la
definición que da Uspensky de punto de vista narradonal, como
la postura que establece el sujeto que describe, respecto de los
personajes que retrata ([1970] 1973, p. 1). En el prólogo en
cuestión, Guarnan Poma presenta el punto de vista del narrador a
manera tal de colocar a éste en una posidón superior a la de las
receptoras que ha indicado, que son el auditorio de las mujeres
andinas. Este prólogo lo estructura a la manera del sermón de
arenga, y su mensaje es el de instar a las lectoras andinas a que
recuerden los pecados de Eva y de Mama Uaco, la esposa (y madre)
de Manco Capac Inca, que, según Guarnan Poma, fue quien trajo
la idolatría a los Andes (ibid., p. 144). La yuxtaposidón de los
personajes bíblicos con los andinos, eleva a la primera Coya al rango
de las primeras grandes pecadoras de la humanidad, e importa al
mundo andino antiguo el concepto ajeno, cristiano, del pecado
original. La admonidón que subsecuentemente hace el narrador,

15He aquí el texto completo de este “prólogo": “Nos espantéys, mugeres. El primer
pecado que acometió fue muger. La Eua pecó con la mansana, quebró el mandamiento
de Dios. Y ací el primer ydúlatra comensastes, muger, y ciruistes a los demonios. Todo
ello es cosa de burla y mentira. Deja todo y lene debodón a la Sanctídma Trinidad, Dios
Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Sancto, un solo Dios, y a su Madre de Dios, Santa María
denpre Uirgen. Que ella os fabo re será y rrogará por bosotras del délo para que gozemos
y nos ajuntemos en el délo y en este mundo, para que no nos tiente Satanás. Armaos con
la crus y treza el Padrenuestro y el Auemaría y acordándoos de la paaón de Nuestro
Señor Jesucristo, digamos el Credo, para que seamos con la Santídma Trinidad y con
Jesucristo y con su Madre Santa María y con sus sanctos y santas ángeles de la corte del
délo. Para esto armémonos con la señal de la Sancta Crus. De nuestros enemigos líbranos,
Señor, de todo mal del mundo, de la carne y del demonio."
En la exposidón que sigue se reitera una parte de lo que yo sostenía acerca del
punto de vista narradonal (en Dispositio 1979b, pp. 43-44).
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 103

en el sentido de que sus compatriotas se deben alejar de las


flaquezas que mostraroi» sus progenitoras bíblicas y autóctonas, y
buscar la salvación en el Dios cristiano, representa la estructuración
de un mensaje cuya modalidad no es la del cacique, sino la del
predicador. Lo que resulta interesante en esto es observar la forma
precisa en que Guarnan Poma flexiona esa voz extranjera, y su
textura, con objeto de apropiarla a sus propios intereses, que son
muy distintos (véase Volosinov [1930] 1978, p. 163).
En el saludo, el primer rasgo que llama la atención del lector es
el uso de la lengua quechua para nombrar todos los rangos, altos
y bajos, de las mujeres andinas a quienes va dirigido el prólogo: “A
los letores mugeres, Coya, Capac Uarmi, Curaca Uarmi, AUicac Uarrni,
Uaccha Uarmi” (consortes del Inca, consortes de los señores pode­
rosos, mujeres de los kurakas, mujeres de los señores favorecidos
por el Inca, mujeres pobres y humildes) ([1615] 1980, p. 144). La
interposición de una lengua natural en el texto escrito de otra —en
este caso, del quechua en el español—constituye lo que se podría
considerar una postura externa a la narración, en el plano de la
fraseología. Normalmente, cuando un escritor introduce un habla
extranjera o irregular, ello indica que el narrador recalca lo alejado
que él se encuentra de ese acto de habla, puesto que asume un
punto de vista deliberadamente externo, con respecto al personaje
que se describe (Uspensky [1970] 1979, p. 52). En la Nueva coránica,
sin embargo, ese mecanismo tiene el efecto contrario, puesto que
la frase en lengua extranjera denota la postura interna de Guarnan
Poma con respecto al mundo que representa; la invocación en
quechua es natural e innata, tanto para el narrador como para el
personaje al que se nombra. La frase, “A los letores mugeres...
Uaccha Uarmin es un emblema de la cercanía, y de hecho, de la
integración del hablante con el mundo que describe, y no un índice
de la distancia que pudiera haber entre ellos.
Este uso del quechua foija el vínculo de la identificación del
autor con el auditorio andino, puesto que debilita el nexo entre el
hablante y el rey a quien dirige la totalidad de su comunicación. Y
como el uso del quechua subraya la distancia que hay entre el rey
español y el dominio de la representación andina, la invocación en
quechua establece una relación jerárquica dentro de ese dominio
andino que se está representando. A primera vista, podría parecer
que el rey ha sido sustituido por un nuevo receptor, a saber, las
compatriotas de Guarnan Poma. Sin embargo, yo creo que este
104 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

texto se debe considerar como una dramatizadón en la cual el


narrador y el mundo que éste describe hacen una representadón
dramática de la piedad cristiana, en provecho del lector real. El
tono moralizador que asume la voz quechuaparlante, así como la
postura verbal que adopta respecto de sus coterráneas andinas,
convierten este monólogo en un diálogo que se lleva a cabo para
ediñcadón del lector, en un diálogo en el que el narrador encara
a un grupo de interlocutores silendosos, que en este caso son las
mujeres andinas.
Tras dirigirse al auditorio andino en su lengua materna, la voz
del narrador repentinamente adopta las cualidades de alguien que
es ajeno a dichas oyentes. Su voz pasa a ser la del Tercero catecismo,
que amenaza a los andinos autóctonos con su perdidón y que les
manda tomar las sendas de la fe y la virtud cristianas. Así, Guarnan
Poma se distanda de la imagen de barbarie, que vitupera, y al
mismo tiempo establece su superioridad por endm a del mundo
andino que está describiendo. A todo lo largo de su perorata, en
la que acusa a las mujeres andinas de los pecados de Eva y de
idolatría, el orador se coloca más arriba de sus oyentes Retidas, con
cuyo mundo previamente se había identificado. Mientras que allá
era líder étnico y cacique, aquí se convierte en portavoz de la
autoridad moral y espiritual. Estructurando niveles de* autoridad
por sobre las mujeres que son sus compatriotas, él es el predicador
y el que da consejos, en tanto que ellas son el rebaño obediente. El
mandato en quechua, aunado al sermón, le permiten al orador
adoptar mayor estatura que sus semejantes, y a la vez permanecer
encerrado dentro de la esfera que todos ellos representan.
La distanda entre el narrador y las nobles a las que se dirige es
menor que la enorme sima que lo separa a él del modelo del
sermón que imita. Estrictamente hablando, Guarnan Poma no
imita, sino que estiliza el sermón (Bajtin [1929] 1978, p. 181). Según
Bajtin, ocurre estilizadón cuando otro hablante se apropia de las
características típicas de una persona en particular, o de un deter­
minado estatus sodal, o de derta modalidad literaria. La estiliza­
dón se distingue de la imitadón por el hecho de que en aquélla el
autor utiliza “el acto de habla de otro para perseguir sus propios
objetivos, de tal manera que les impone una nueva intendón a las
declaradones” (ibid., pp. 178-180). La meta que se propone Gua­
rnan Poma es la de imponerle una autoridad jerárquica al “audito­
rio” fictido al que se dirige, y elevar su propia estatura ante el punto
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 105

de vista potencial del lector que se ha señalado. Además, al darle


una nueva forma al estilo del sermón discursivo, a modo de
adecuarlo a sus propósitos, el narrador domestica y vuelve inocua
la voz externa de amenaza que acompañaba a aquel estilo. Al
exhortar a su pueblo a que haga un esfuerzo colectivo para alcanzar
la redención, y puesto que habla como alguien del interior del
grupo que está haciendo un llamamiento a los suyos, con ello queda
nulificada la fuerza extraña y paternal de las palabras que emplea.
De este modo Guarnan Poma se levanta en armas contra el lenguaje
racista y amenazador de la literatura de la conversión. En vez de
simplemente distanciarse de esa voz ajena, va más allá y la derrota,
al convertirla en un llamamiento autóctono en favor de la reforma
interna.
La exhortación con la que termina el prólogo ilustra perfecta­
mente el caso. Esta declaración ritual convencional es la consolida­
ción final de la voz del predicador con la del cacique; y, simultánea­
mente, esa voz se identifica con el auditorio andino: “Armémonos
con la señal de la sancta crus de nuestros enemigos; líbranos, Señor,
de todo mal del mundo, de la carne y del demonio” ([1615] 1980,
p. 144). Con esta exhortación, Guarnan Poma transforma definiti­
vamente un mensaje de advertencia que viene de afuera, en una
expresión de solidaridad proveniente de adentro. Con estas pala­
bras, el narrador/predicador/ca«^M£ concluye el diálogo con su
rebaño y hace que caiga el telón de la obra dramática que ha
representado para la edificación del rey español. Lo cierto es que
lo que ha hecho Guarnan Poma ha sido crear la impresión de
que tiene un estatus de liderazgo como cacique, asumiendo la voz
del predicador. En esta traducción del concepto del portavoz y líder
autóctono a aquellas formas que pueda entender el extranjero,
queda de manifiesto el profundo esfuerzo que dedica Guarnan
Poma a la comunicación intercultural.

El sermón se apodera de la narración

Regreso, aunque será por última vez, al problema con el que


concluí el capítulo anterior, a saber el estatus de la Nueva coránica
como imitación poética, como una narración sobre la civilización
andina desde los albores del tiempo hasta la invasión española de
los Andes y la destrucción de la hegemonía incaica. Quisiera
106 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

argumentar que en el Buen gobierno la retórica eclesiástica se


apodera del impulso narrativo que tiene Guarnan Poma, y lo
suplanta. La intencionalidad interna que se observa en la Nueva
coránica, se abandona en el Buen gobierno, donde en la descripción
del estatus no figuran inauguraciones, culminaciones ni, ciertamen­
te, propósitos. La historia de la civilización andina se difumina en
una serie de viñetas en las que se retrata a los opresores coloniales,
junto con la corrupta explotación a que someten al pueblo andino.
Los capítulos del Buen gobierno no son los episodios de una narra­
ción más extensa, sino simplemente un rosario de ejemplos que
constituyen el cuerpo del sermón; tienen la finalidad de ilustrar
cuán necesarias son las recomendaciones de reforma que han
pasado a ser los aspectos principales del programa político y social
de Guarnan Poma. La exposición, la argumentación y la amplifica­
ción se entremezclan y multiplican. Las docenas y docenas de
ejemplos, jamás se convierten en una narración; el contenido del
Buen gobierno es demasiado vasto, y también demasiado difuso,
como para restringirlo de tal modo. En el Buen gobierno, el sermón
se apodera de aquellos fragmentos que hubieran podido constituir
la narración y termina por convertirse en la modalidad predilecta
de discurso.
Sin embargo, la cuestión más apremiante no es la manera en
que Guarnan Poma utiliza la retórica eclesiástica, sino el saber por
qué la emplea. Aun cuando su libro es, de la primera a la última
página, una empresa retórica dedicada a persuadir al rey de España
a que instituya reformas coloniales radicales, esta carga, al parecer
rebasa las fuerzas del autor, a medida que se pone a describir los
asuntos coloniales. El deseo de persuadir a su lector en cuanto a la
veracidad de su versión de la historia andina, lo manejó dejando
que la narración hablara por sí sola, creando la ilusión del relato
carente de narrador. Pero su pasión y lo que está enjuego, resultan
demasiado fuertes cuando describe el presente. Su necesidad de
persuadir se vuelve crítica y, en consecuencia, la narración cede el
paso al sermón.
Este cambio de la narrativa a la oratoria presenta varias implica­
ciones posibles. La primera es que el auge que cobra el sermón en
el Buen gobierno constituya el reconocimiento, por parte de Gua­
rnan Poma, de que no ha sabido darle sentido a la experiencia
andina, dado lo que ha ocurrido desde la llegada de los españoles.
Simplemente no es capaz de mantener los acontecimientos catas­
DE LA NARRATIVA AL SERMÓN 107

tróficos e inauditos dentro de una pauta que pueda situar y dar


significado a todo lo que ha acaecido en los Andes. Por derecho
propio, el sermón es fragmentario; es incompleto debido a que su
propósito o motivo final —la enmienda del comportamiento, la
salvación, o lo que sea—se encuentra más allá de su alcance. Es un
discurso que únicamente se puede completar fuera de sí mismo; y,
por ende, su patrón refleja el propio discurso incompleto del autor,
su propia búsqueda, truncada, del significado de la historia.
Además, el uso de la retórica específicamente eclesiástica, entre
las otras posibilidades de las artes retóricas de la persuasión, resulta
significativo por dos razones. La primera es que, según la teoría
agustiniana de la retórica, que era la prevaleciente, se debía atribuir
a un agente externo (el Espíritu Santo), y no a la oratoria religiosa
en sí, el hecho de que el predicador alcanzara sus metas. De manera
análoga, las exigencias de Guarnan Poma en cuanto a reformas en
la colonia dependían de agentes externos, puesto que tales refor­
mas habían de lograrse mediante actos de restitución cristiana,
tanto por parte del rey como de los colonizadores. El pesimismo
del autor en cuanto al logro de esta meta se hace explícito, pues
considera que los agentes responsables —los curas párrocos y los
españoles y criollos terratenientes—son los peores enemigos de
los andinos. Resulta clara la poca fe que tiene en que mediante su
propio discurso se puedan alcanzar los fines deseados.
Al mismo tiempo, al usar el lenguaje religioso para hacer valer
sus pretensiones propias y las de su pueblo, Guarnan Poma despla­
za el problema político y su solución, a la esfera espiritual. A
consecuencia de ello, las recompensas o castigos por el hecho de
que los colonizadores cumplan o dejen de cumplir con su deber,
también se desplazan al dominio de lo trascendental. Tal retórica,
por poderosa y persuasiva que pueda haber sido en labios y en las
plumas de obispos y arzobispos, pasa a ser un instrumento patético
en el libro del peticionario andino, carente de todo derecho. Por
valientes que fueran sus esfuerzos, el hecho de que Guarnan Poma
optara por apoyarse en la retórica religiosa pone de manifiesto que
la suya no era ninguna amenaza real, ni en el terreno legal ni en el
político; constituía, más bien, la admisión de una carencia de
medios efectivos con los que pudiera defender a su pueblo.
Así, el intento por parte de Guarnan Poma de escribir una
narración se ve plagado de ambivalencias e incongruencias. En
consecuencia, aquello que pudo haber sido una conclusión, queda
108 DE LA NARRATIVA AL SERMÓN

abierto; lo que podría producir unidad termina en fragmentación;


y lo que pudiera mover hacia la identificación conduce a la nega­
ción. Éste es el mensaje abierto en un plano del texto (wy no ay
remedio en este mundo” y, en otro, refleja la actitud a la que hay
que achacar la totalidad de la estructura. Debido al hecho de que
Guarnan Poma no expresa esperanza alguna en cuanto a que se
logren las reformas coloniales que propone, lo que hace es cons­
truir, y conforme a ello, minar, sus propios procedimientos lite-ra-
rios. Monta una historia, esto es, una narración histórica, sólo para
después negar su significado. La manera en que se apoya en el
lenguaje tiene que encarar el hecho de que Guarnan Poma no cree
en el poder que éste tiene para la comunicación; hace uso del
lenguaje de la persuasión, pero deja que éste vigile y monte guardia,
porque no cree en su poder. Aun cuando Guarnan Poma parece
emplear el lenguaje ingenuamente, como si éste pudiera captar la
naturaleza de las cosas en términos figurativos, lo que hace, de
hecho, es cuestionar el propio esfuerzo por capturar adecuadamen­
te la verdad de las cosas mediante el lenguaje (véase White, 1973b,
pp. 36-37).
En este contexto, la desintegración de la narración y el surgi­
miento del sermón con un relieve cada vez más claro, son efectos
mutuamente reforzadores de la actitud de negación que acaba por
caracterizar la obra de Guarnan Poma. Negando que la realidad se
pueda representar mediante una teleología, abandona definitiva­
mente el concepto de la narración estructurada a la manera con­
vencional. Antes de pasar a examinar las consecuencias finales de
este cambio £n la actitud del autor, me enfrascaré en el texto
pictórico, en busca de pruebas que las corroboren. La forma en
que esta retórica de la negación se manifiesta en la narración visual,
constituye la materia del siguiente capítulo.
4

LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

Como géneros favoritos de Guarnan Poma para la significación


artística, el sermón correctivo y el dibujo narrativo vienen a encon­
trarse en el terreno común de lo didáctico. Al igual que el sermón,
el arte visual de los siglos XVI y XVII se orientaba a la instrucción y
la persuasión. Los dibujos eran herramientas que encontraban un
gran uso en la instrucción cristiana, y Guarnan Poma hace frecuen­
tes referencias a “ymágenes”,1 que probablemente eran estampas
o grabados de santos y otras figuras religiosas, como materiales
auxiliares para la cristianización de los andinos. De hecho, afirma
que él mismo a menudo distribuía tales objetos entre su gente
([1615] 1980, p. 1122). Y al dedr esto, admite que estaba familiari­
zado con las iniciativas de la instrucción contrarreformista (véase
López-Baralt, 1979a). La influencia que ejercía el arte occidental, y
específicamente el que se usaba para la Contrarreforma, resulta
palmario en su obra, y, según su propio punto de vista, sus dibujos
constituyen la característica de su libro que más probabilidades
tenían de atraer el gusto visualmente orientado de su principesco
lector europeo ([1615] 1980, p. 10).2

' Véase Guarnan Poma ([1615] 1980, pp. 598,608,628,632,634,639,650,687,688,


699, 700, 701, 702, 789, 811, 860, 863, 893, 910, 934, 1132 y 1168).
2 Señalando que el rey muestra una derta afidón por las artes visuales, Guarnan
Poma expresa la esperanza de que la variedad y originalidad de los dibujos haga más
amena la lectura de su prosa: "Pasé trauajo para sacar con el deseo de presentar a vuestra
Magestad este dicho libro... escrito y debojado de mi mano y engenio para que la varidad
de ellas y de las pinturas y la enbinción y dibuxo a que vuestra Magestad es enclinado
haga fázil aquel peso y molestia de una letura falta de enbináón y de aquel ornamento y
polido ysti lo que en los grandes engeniosos se hallan” (ibid., p. 10).
Sin embargo, el papel histórico que desempeñó Felipe III como mecenas de las artes
es dudoso; su nombre está conspicuamente ausente, por ejemplo, de la lista de monarcas
que cita Calderón de la Barca en su protocolo en defensa de los pintores de Madrid (1677).
Ahí, Calderón recuerda a los reyes españoles que han dado apoyo a las artes, desde el
reinado de Femando el Católico, y no se menciona el nombre de Felipe III (Curtius, 1936,
p. 94). No obstante, la corte de Felipe III era famosa por sus intereses artísticos. Francisco
de Sandoval y Rojas, duque de Lerma, fue el valido de la corte qué realmente gobernó
el reino desde el acceso al trono de Felipe III a la edad de veintiún años, y era un generoso
[109J
110 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

Al mismo tiempo, para Guarnan Poma la creación de repre­


sentaciones visuales es una extensión de su propia tradición cul­
tural (véanse Mendizábal Losack, 1961; López-Baralt, 1980, pp.
120-135). Habla de la importancia que en la administración del Inca
se le confería a la vocación del qillqakamayuq, que era el individuo
que llevaba el registro de la información gráfica, y señala que estos
secretarios del Inca y del concejo real de éste, eran nobles pertene­
cientes a su propio linaje yarovilca ([1615] 1980, pp. 193 y 361). Tal
como se mencionó en el capítulo 2, sus descripciones en prosa de
los doce Incas, en las que asienta detalles de la vestimenta y
apariencia de éstos como si estuviera describiendo retratos que
hubiera visto personalmente, sugieren que estaba familiarizado
con la tradición pictográfica incaica. Ya sea desde el punto de vista
de la cultura autóctona o desde el de la extranjera, el medio visual
le ofrece a Guarnan Poma un vehículo de comunicación fidedigno.
Al examinar su práctica artística, resultará obvio que considera que
el dibujo es un medio de comunicación más poderoso que el
lenguaje escrito.3

Las sensibilidades barrocas

Conforme la cultura latina del Mediterráneo fue cruzando el


Atlántico durante los siglos XVI y XVII, completando su esfera de
influencia al “abarcar la América hispanoportuguesa, que era
la América más brillante de la época” (Braudel [1949] 1976, vol. 2,

patrono de las artes. Su vigoroso sistema de mecenazgo fue probablemente mejor que
cualquier otro que hubiera podido idear el indolente e indeciso Felipe (Volk, 1977, p. 7).
El traslado de la corte, que de Madrid pasó en 1601 a Valladolid, donde permaneció hasta
1606, trajo un gran florecimiento de las artes con la decoración del palacio real de
Valladolid, así como de los alojamientos ducales de Lerma. Con la subsiguiente
restauración (de 1606 a 1611) del palacio de El Pardo, situado en las afueras de Madrid,
prosiguió la gran racha de actividad gracias a la cual Felipe III —a pesar de sí mismo—
llegó a adquirir renombre (ibid., pp. 9 y 11).
* En este sentido, el texto visual posee una ventaja sobre la expresión verbal. La
combinación que hace Guarnan Poma de frases en español y en quechua, dentro de una
misma oración, las vuelve punto menos que ininteligibles, como cuando, por ejemplo,
trata de interpretar la historia del mundo en diez edades históricas ([1615] 1980, p. 925).
En cambio, una ideación pictórica que contenga simultáneamente iconos nativos andinos
y los convencionales europeos puede crear manifestaciones sintácticamente completas e
inteligibles para prácticamente cualquier observador, aun cuando permanezcan ocultos
ciertos valores simbólicos.
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 111

p. 826), trajo con ella el arte barroco de la Contrarreforma. Era


característica de este arte el ser propagandista, puesto que en él se
traslucía la preocupación por convencer al público de la verdad de
ciertos conceptos que se ponían en tela de juicio:

Así, pues, el arte barroco con frecuencia tiene un dejo de propaganda. En


algunos aspectos, era un arte hecho a la medida... El arte era un m edio
poderoso para la lucha y para la instrucción; un m edio para afirm ar, a
través del p o d er de la imagen, la Inm aculada Santidad de la M adre d e Dios,
la eficaz intervención de los santos, la realidad y el p o d er del sacrificio
eucarístico, la em inencia de San Pedro; un m edio para argum entar, a partir
de las visiones y éxtasis de los santos (ibid., p. 832).

La noción de un arte concebido no sólo para enseñar y entretener,


sino también para mover el espíritu de la gente, era típicamente
barroca. Como teórico, López Pinciano (1596) hablaba de este
objetivo, y autores como Suárez de Figueroa (1617) lo materializa­
ron en obras destinadas a reformar la conducta y las costumbres.
La preocupación por influir en el público, frecuentemente se hacía
expresa en los tratados teóricos sobre la pintura de ese periodo,
tales como el Arte de la pintura ([1638] 1956) de Francisco Pacheco.4
La primacía de la vista, dentro de la jerarquía de los sentidos, fue
una idea que se inició con el Barroco (Barthes [1971] 1976, p. 65).5
Maravall resume el sentimiento del periodo hacia el arte diciendo
que se trata de una técnica de persuasión; según él, la gran causa
del Barroco es la de agitar las pasiones (“la eficacia en afectar, esto
es, en despertar y mover los afectos, es la gran razón del Barroco”
(1975, p. 168).
En las artes literarias, los poetas laudaban y parecían envidiar el
poder de la imagen visual. En Los cigarrales de Toledo (1621), Tirso
de Molina habla de la licencia de que goza el pincel:

4 Pacheco era de la opinión de que el logro más digno de elogio del artista era la
presentación de observaciones morales ingeniosas, con las cuales embelleciera su obra:
“En un pintor lo que más haya que elogiar son las ingeniosas moralidades de que haya
esmaltado su obra” ([1638] 1956, vol. 2, p. 146; véanse también, idem, vol. 1, pp. 212-236;
Volk, 1977, pp. 393-397).
5 A los Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola se les concede el mérito de haber
elevado grandemente la importancia de la sensibilidad óptica (Gállego, 1972, p. 93). En
los Ejercicios, fue la imagen visual la que pasó a ser el material perdurable, y sus
representaciones figurativas engendraron toda una literatura de ilustraciones (Barthes
[1971] 1976, pp. 66-67).
112 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

En el breve espacio de vara y m edia de liento, pinta lexos y distancias que


persuaden a la vista a lo que significan, y no es ju sto que se niegue la
licencia que conceden al pincel a la plum a ([1612] 1913, p. 126).

En su protocolo (1677), cada vez más frecuentemente citado, en


defensa de los pintores de Madrid, Calderón de la Barca habla del
mismo potencial que tiene la manifestación visual:

Pues sabiendo que es u n m anchado lino de minerales, y licores, hace creer


(o quando no lo crean que lo d u d en ) que se vé presente lo historiado, y
real lo fabuloso (Curtius, 1936, p. 92).

Para Calderón no hay duda alguna de que la facultad de la vista


aventaja la del oído (ibuL, p. 93). Aparte de señalar que la imagen
visual puede materializar acontecimientos que sucedieron hace
mucho tiempo (o que jamás ni siquiera ocurrieron), en estas
evaluaciones laudatorias se encomian la imponente dignidad y el
poder creativo de lo visual. Según Calderón, la pintura guarda
relación con lo sobrenatural, puesto que el pintar es una actividad
que emula la creación divina, ya que Dios, que de hecho es un
artista, se retrató a Sí mismo en Sus mayores obras: “Buelbe á
acabar donde empezó, ratificándose en ser la Pintura remedo de
las obras de Dios, pues Dios, en cierto modo Pintor, se retrató en
sus mayores obras” (ibid., p. 97).
Ya con anterioridad se habían expresado sentimientos similares,
en el Memorial (Bibl. Nal. de Madrid. MS 2350, ff 272-281) que le
enviaron los pintores de Madrid al propio rey Felipe III, solicitando
la fundación de una academia de la pintura (Volk, 1977, pp.
393-397). Los pintores de la corte le recordaban al rey que es a
través de este medio maravilloso como el Espíritu Santo compensa
las limitaciones humanas, porque con ello queda claro en un
instante aquello que sólo con muchos libros y mucho tiempo se
podría decir (ibid., p. 393). Resumen su argumentación expresando
la forma en que la pintura puede ponerse al servicio de las urgentes
necesidades en cuanto a decoración religiosa de carácter instructi­
vo, especialmente para quienes no saben leer. Respecto del efecto
que ejerce la imagen visual en el que la contempla, recuerdan la
anécdota sobre san Gregorio: éste se puso a llorar al ver cierta cosa
representada pictóricamente, aun cuando la había leído muchas
veces sin que le llegara tal emoción (ibid., p. 394).
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 113

El prestigio del arte visual y el hecho de que se lo asocie con la


instrucción religiosa, hace perfectamente lógico que se lo extienda
a propósitos seculares. El florecimiento de la literatura ilustrada en
el siglo XVII fue tal, que a nosotros nos resulta difícil imaginar hasta
qué punto influyó en las artes y en la vida en general (Gállego, 1972,
p. 87); era capaz de entusiasmar a toda una sociedad (ibid., p. 88).
La literatura del buen gobierno —dedicada a la educación de los
príncipes y en la que se ofrecían consejos políticos a los ministros
del rey—constituía una gran parte de la literatura sobre los emble­
mas o empresas. Los arbitristas, ya fuesen caballeros o frailes, no se
contentaban con mandarle memoriales al rey, sino que le dedica­
ban libros enteros. Y, con objeto de fijar sus consejos en la memoria
del monarca, los más astutos de estos autores usaban grabados que
deleitaran a la vez que instruyeran, aligerando así la solemnidad de
sus lecciones (ibid., pp. 92-93).
Se puede considerar que la obra de Guarnan Poma se inserta en
el contexto amplio de esta tradición.6 De cualquier modo, sus
dibujos comunican un significado escueto y recto, a diferencia de
lo que ocurría con las elaboraciones esotéricas de la literatura
de las empresas; su interés en el valor didáctico del dibujo se asemeja
mucho más a las actitudes que expresaban los pintores de la corte
y sus defensores, quienes se preocupaban por la utilidad pública
de la imagen visual que hablaba en silencio y constituía un texto
vivo (véanse el cap. 3, nota 10, y Volk, 1977, pp. 393-394).
El espectáculo de las imágenes mueve a compunción a quienes
las miran; y a los ignorantes y burdos, les ofrecen una historia
viviente de Jesucristo, nuestro bienhechor. Y así es, porque ¿quién
con mayor vivacidad y pasión imprime en nuestros corazones la
dulce gravedad, la divina belleza y aspecto maravilloso y autoridad
celestial, la pureza y divinidad perfectas de la Más Sagrada Virgen,
que este orador mudo y texto viviente?
El dibujo, como orador silencioso, desempeña un papel decidi­
damente retórico. Como parte integral de su propio “sermón”,
Guarnan Poma utiliza los dibujos para agradar, enseñar y, lo más
importante, para persuadir. Su sutil manipulación de la imagen
visual—explotándola en algunas ocasiones, omitiendo materializar­
la en otras, y utilizándola por lo demás para suavizar el embate de
su prosa virulenta—indica que se hallaba a tono con las sensibili­

6 Véanse Adorno (1974a); López-Baralt (1980).


114 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

dades de su época y que también él se convirtió en un propagan­


dista mediante el uso del arte.

Representación y supresión visuales

El dibujo saca la argumentación polémica del dominio de lo


asertivo y le da el lustre de lo factual; retira de los acontecimientos
milagrosos el elemento de extrañeza o de incredulidad, y trasmite
un sistema de valores como si se tratase de un sistema de hechos
(Barthes [1957] 1972, pp. 123-131). El poder de la imagen visuaí
reside en el hecho de que tiene significación no a través de la
argumentación, sino por imperativo; da la impresión de ser al
mismo tiempo generalizada, neutra e inocente (ibid.y p. 125). La
diferencia en el tratamiento que Guarnan Poma da a un mismo
suceso, ya lo describa visual o verbalmente, indica que se halla
consciente de este hecho; y yo creo que ésa es la razón por la que
se apoya tan vigorosamente en la narración pictórica. Tenemos un
ejemplo importante de esto en su narración del alzamiento de
Hernández Girón.
En un dibujo de las tropas de Hernández Girón combatiendo
contra las fuerzas reales, aparece en primer plano un soldado que
dispara un arcabuz (lámina 5). En un pequeño rótulo situado sobre
el cañón del arma, se lee: “Éste mató den hombres” ([1615] 1980,
p. 432). Sin embargo, en la narradón en prosa de la página que
acompaña el dibujo, Guarnan Poma únicamente da fe de ello como
algo que ha oído dedr: “Dizen que un solo arcabusero mató den
hombres” (ibiá!., p. 433).7 En este caso el narrador deja en claro que
lo que está relatando le viene de segunda mano, y no asume
ninguna responsabilidad personal en cuanto a su autentiddad. Y
sin embargo, en el dibujo la declaradón escrita carece del modifi­
cador “dicen que”. Dentro del marco pictórico, el lenguaje flota,
libre de las restricdones que se le imponen en la narradón verbal.
De hecho, sería absurdo materializar un suceso en forma pictórica,
y luego agregarle algún calificativo que pusiera en duda su acaed-
miento. Para Guarnan Poma, el dibujo no tiene que atenerse a las
reglas que rigen el lenguaje escrito. El ejemplo de Hernández Girón

7 Véase el capítulo 1, nota 11, para las distinciones que establece el quechua en
cuanto a la validación de lo sabido a través de otras personas, o no testimonial.
prahher®£S
,0 COHOVISXA.

t+ ¿ o $ q *¿ *tp u < + j o y m ijp * i^ r c u y ^


5. Este soldado m ató a cien hom bres [(1615) 1980:398]
16 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

muestra la forma en que las imágenes se le imponen al lector sin


trabas lingüísticas y sin que sea preciso hacer referencia a la
verificación potencial de las aseveraciones. En su conjunto, los
dibujos le permiten al autor imponerle al lector sus puntos de vista
sobre la civilización andina como un orden social armonioso, y la
colonia contemporánea como un “mundo al revés”.
La mejor forma de corroborar la tesis en el sentido de que
Guarnan Poma considera que los dibujos tienen mayor poder
que la escritura es examinando su reticencia en cuanto a dibujar
ciertos tipos de acontecimientos. Aun cuando expresa la esperanza
de que la variedad de sus dibujos divertirá al lector real, delibera­
damente limita la gama de asuntos que describe visualmente. Hay
ciertos temas que de manera conspicua se hallan ausentes del texto
pictórico de Guarnan Poma, lo cual sugiere que aquello que no
comunica a través de la modalidad pictórica es revelador. En otros
casos, la presencia de un dibujo neutraliza o domestica la estriden­
cia de su correspondiente expresión verbal, creando una distancia
irónica entre la imagen y la prosa, puesto que los respectivos
mensajes entran en conflicto.
Hay varios casos en que un dibujo doma o desestigmatiza la
narración que habrá de seguir. De manera típica, éstos son los que
pintan los tipos o categorías sociales que intervienen en la repre­
sentación que hace Guarnan Poma de la sociedad colonial. En el
Buen gobierno dedica capítulos enteros a ciertos grupos, a los que
caracteriza casi exclusivamente por los abusos que cometen contra
la población andina. Sin embargo, los dibujos que constituyen el
“primer capítulo” o introducción a estos capítulos, son todos ellos
retratos dignificados de dichos individuos. Al cura (ibid., p. 575),
al corregidor (ibid., p. 493), al encomendero (ibid., p. 563) y al inspector
eclesiástico (visitador) (ibid., pp. 689, 692, 695 y 698) se los retrata
visualmente como personajes distinguidos, por más que las narra­
ciones que los acompañan sean punzantes ataques contra ellos.
Guarnan Poma se refrena al representar a estas autoridades
locales de la colonia, como, por ejemplo, cuando dibuja a un cura
intachable al inicio del capítulo denominado “Los padres de las
dotrinas” y coloca, uno a cada lado del sacerdote, a san Pedro y san
Pablo (ibid., p. 575). Sin embargo, en las primeras líneas del texto
adjunto se explica que, de manera típica, los curas son dados a la
codicia por las riquezas y a los pecados de la carne:
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 117

Los dichos saserdotes y padres y curas questá en lugar d e Dios y d e sus


sanctos... no hazen lo que £stas bieñauenturados hizieron. A ntes se uan a
la cudicia de la plata y rro p a y cosas del m undo y pecados de la carn e y de
apetitos y daños que no se escriue, que el buen letor luego los sabrá p ara
buen castigo, exem plo ( ibid., p. 576).

De manera similar, los “primeros capítulos” de los apartados


correspondientes a los inspectores eclesiásticos, a los corregidores
y a los encomenderos son los prefacios a virulentas críticas verbales
contra estos funcionarios, que parecen contradecir sus palabras.8
Aquí, al parecer se apega a la doctrina de la imitación estética, al
retratar visualmente a los funcionarios coloniales más directamen­
te responsables del bienestar de los andinos, no como él afirma que
eran, sino como debieran de haber sido. Desata su cólera cuando
pinta a los demás grupos que constituyen la sociedad colonial
andina: a los “tenientes, jueces y escribanos”, a los mineros, mayor­
domos y corregidores de minas, a los “soberbios criollos y mestizos
y mulatos”, constantemente los retrata explotando a los andinos
nativos.
A este respecto, Guarnan Poma jamás olvida quién es su primer
lector, y la reticencia que ejerce parece ajustarse a un respeto
premodemo por la autoridad, que fue característico del orden
absolutista del siglo XVII “en el que la estructura tradicional de la

NGuarnan Poma inida el capítulo sobre los visitadores de la Iglesia con un retrato
de Cristóbal de Albornoz, a quien llama “llano santo hombre, brabo jues”, y al que cita
como al inspector al que acompañó en una campaña de extirpadón de idolatrías que
probablemente tuvo lugar en Lucanas, en la década de 1570 ([1615] 1980, p. 689; véase
Duviols, 1967). Junto a este distinguido retrato de Albornoz aplicando uno de sus castigos
ejemplares, se halla la crítica de Guarnan Poma enderezada contra estos visitadores (ibid.,
p. 690). De hecho, en los dibujos de todo este capítulo se pinta una imagen positiva de
los inspectores, mientras que el texto en prosa no describe más que el lado oscuro de sus
actividades.
De manera similar, el “primer capítulo” sobre los corregidores comienza con un dibujo
en el que el corregidor se encuentra tranquilamente dictándole a su secretario y llevando
a cabo sus labores en forma correcta; y sin embargo, el texto en prosa que lo acompaña
nos dice: “Y como biuen apsolutamente con poco temor de la justicia y de Dios en todo
el rreyno, y sacan treynta mil pesos del corregimiento y salen rricos, haz¡endo daño a los
yndios pobres y a los prendpales, menospreciando y quitándole sus oficios y cargos en
este rreyno (ibid., pp. 491-492).
El capítulo sobre los encomenderos también empieza creando una dicotomía entre
un dibujo titulado “Cristiano comendero de indios deste rreyno” y una narración verbal
que hace hincapié en el gran daño que aquéllos le hacen a la población nativa (ibid., pp.
562-563).
118 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

sociedad y en especial la monarquía, se consideraban como parte


de una jerarquía establecida por la divinidad y en la cual la política,
la moralidad y las creencias religiosas se entendían como cosas
inseparables” (Hodgart, 1969, p. 56; véase también Maravall, 1975,
pp. 48 y 351). Bajo una perspectiva de esta índole, se critica a la
sociedad, pero nunca se atacan sus fundamentos, y Guarnan Poma
sigue la regla, ya porque demuestre un respeto al estilo europeo
por la monarquía, o ya porque se adhiera a una de las creencias
andinas en cuanto al carácter cosmológico de la dirigencia política
(véase Ossio, 1976-1977). Negando los derechos de todos los colo­
nizadores con respecto a los andinos, pero aceptando la autoridad
del propio rey, Guarnan Poma ataca únicamente a los funcionarios
del monarca. En este esfuerzo, las combinaciones que hace Gua­
rnan Poma mediante dibujos idealizantes y prosa acusatoria, le
permiten criticar sin ofender, protestar sin manifestar falta de
respeto por el rey, y persuadir a éste con una indignación que no
amenaza. Por consiguiente, emplea una técnica ablandadora simi­
lar al retratar a su propia raza. En tanto que critica severamente
por escrito la conducta de los andinos nativos que se hallan bajo el
régimen colonial, visualmente guía al lector a manera de alejarlo
de sus propios juicios apasionados, o, cuando menos, los atempera
con la ilusión de la obediencia y el bienestar de los andinos
cristianos.9
El tipo de decoro visual que mantiene Guarnan Poma se puede
apreciar en forma óptima examinando los acontecimientos presu­
miblemente históricos que se narran en el texto en prosa, pero que
nunca se representan gráficamente. En diversas partes de su
libro, Guarnan Poma afirma que su padre, Guarnan Malqui, le salvó
la vida al conquistador español Luis de Ávalos de Ayala

9 Tanto en el capítulo dedicado a los “yndios prencipales”, esto es, a los señores
étnicos, como en el que trata de los “yndios comunes”, los dibujos muestran una ejemplar
devoción cristiana que se ve contradicha por las descripciones que los acompañan y que
hablan de un comportamiento depravado y corrupto. En tanto que dibuja a artesanos
andinos pintando devotamente un crucifijo de tamaño natural, por ejemplo, nos narra
la forma en que estos artistas autóctonos con frecuencia caen en la embriaguez, y sugiere
una serie de medidas correctivas que habría que tomar contra ellos (ibid., pp. 687-688).
Cuando dibuja a una devota mujer andina adorando una imagen del Gólgota simbólica­
mente materializada en el suelo frente a ella, describe la devoción de dichas mujeres, pero
agrega que con frecuencia se vuelven promiscuas y se dedican a la prostitución: “Y asi
salen putas aprouadas, mejor que sus amas haraganes, mentirosas en este rreyno” (ibid.,
pp. 837-838).
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 119

durante la conquista del Perú. Dramatiza esto inventando un


discurso de Ávalos de Ayala, en el que el capitán español elogia al
padre del autor:

¡O señor deste rreyno, do n M artín de Ayala, seruidor d e Dios de nuestro


muy alto en p e rad o r don Carlos de la gloriosa memoria! ¡A unque a yndio,
tendrá cuydado de dadle su encom ienda su Magestad! ([1615] 1980, p. 16;
véanse tam bién las pp. 750 y 917.)

No se sabe si realmente el cacique le salvó la vida al conquistador.


Diríase, sin embargo, que Guarnan Poma hubiera debido rememo­
rar pictóricamente el acontecimiento, del mismo modo que ilustra
sus afirmaciones en cuanto a que Guarnan Malqui se reunió con
Pizarro en Túmbez para entregarle las llaves del reino andino en
1532, así como las referentes a que su padre ayudó a la derrota de
Hernández Girón varios años después (véanse las láminas 1 y 4).
No obstante, Guarnan Poma no retrata aquel suceso, por más que
lo narra en repetidas ocasiones.
Yo opino que esto se puede explicar mediante el hecho de que,
para Guarnan Poma, la superioridad política y militar del andino
con respecto al español es un tema prohibido, puesto que las
descripciones de esta índole podrían ofender al rey.101En otros
planos, españoles y andinos normalmente se reúnen como iguales
(véase la lámina 4). El acto de valentía y clemencia de Guarnan
Malqui hacia el capitán español Ávalos de Ayala, necesariamente
iba a perturbar el equilibrio pictórico que Guarnan Poma establece
con tanto cuidado.11 El deseo de expresar su orgullo étnico y racial
se ve mitigado por su necesidad de cultivar, y no alienar, a su lector
español. La conspicua ausencia de la hazaña heroica de Guarnan
Malqui da fe del intento por parte de Guarnan Poma de manipular
las reacciones de su lector.

10 Por ejemplo, Guarnan Poma nunca dibuja el éxito militar de Manco Inca en el
sitio de Cuzco durante la conquista. Aun cuando dice que Manco puso de rodillas a los
españoles (“Los dichos soldados cristianos pedía misericordia; hincado de rrodillas,
Uamaua a Dios con lágrimas a boses y a la uirgen María y a sus santos”), simplemente
retrata a Manco Inca sentado en su trono y rodeado por una multitud de andinos, para
conmemorar sin duda los “den millones de yndios a que abría llegado deste rreyno" {ibid,,
p. 401).
11 Guarnan Poma retrata solamente una vez a los guerreros andinos ocupando una
posiaón superior a la de los conquistadores españoles; y es en el dibujo en que los caciques
vigilan al rebelde capturado, Hernández Girón (lámina 2).
120 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

Al mismo tiempo que pone cuidado en no mostrar que el


poderío andino es superior al de los españoles, crea y mantiene la
dignidad visual de los señores andinos, incluyendo a los Incas. A
pesar de sus acusaciones en cuanto a los antecedentes sospechosos
y maneras demoniacas de Mama Huaco y de su hijo y marido
Manco Capac Inca, Guarnan Poma los retrata a ambos en poses de
gran dignidad. Aun cuando narra la guerra civil entre los príncipes
incas Huáscar y Atahualpa en la época de la conquista española
(ibid., p. 380), nunca hace un dibujo de algún combate de ese
conflicto. Cuando describe el enfrentamiento de Atahualpa con los
españoles en Cajamarca, explica que los caballos espantaron al
príncipe inca, haciéndolo caer al suelo desde su litera real (ibid., p.
385). Sin embargo, en los dibujos no registra el incidente, ni la
confusión que se produjo después de él. Sí dibuja, en cambio, el
momento anterior, en que la caballería española se aproximaba al
aún entronado Atahualpa (ibid., p. 384). De principio a fin, Gua­
rnan Poma retrata a los doce Incas con dignidad, llegando al punto
de conmemorar el final de su linaje con un dibujo de don Melchor
Carlos Inca, ataviado a la europea (ibid., p. 753).
El hecho de que fuesen tan distinguidos los retratos que hacía
Guarnan Poma de todos los señores andinos, incluyendo a los
Incas, hada los cuales mostraba ambivalenaas, se puede explicar
por la forma en que entendía que las fuerzas que se hallaban en
oposidón en su mundo ya no eran incas contra no incas, sino
andinos contra europeos. Según Saavedra Fajardo, el arte del
“buen gobierno” exigía que a todos los buenos líderes se les
recordara mediante retratos edificantes y ejemplares, con objeto
de estimular el noble desempeño de sus sucesores (Maravall, 1960,
p. 218). En concordanda con tales convendones, Guarnan Poma,
en la Nueva coránica, inida su historia de los Incas con retratos de
éstos, y en el Buen gobierno, con los retratos de los primeros diez
virreyes. Ocasionalmente, ofrece representadones de los papas de
la Iglesia católica romana, en la historia papal que contiene su
Nueva coránica. En cambio, se encuentran a faltar retratos conme­
morativos de los monarcas españoles. Aun cuando Felipe III apa­
rece como interlocutor en el diálogo “Pregunta su Magestad”
([1615] 1980, p. 975), en el dibujo de la portadilla de la obra no
ocupa más que un sitio secundario. Cuando bien podríamos tener
la esperanza de ver retratos de Felipe II, o de Carlos V como
emperador en los momentos del descubrimiento del Nuevo Mun­
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 121

do, no encontramos ninguno. La mínima función visual que de­


sempeñan los monarcas españoles parece extraña, si nos atenemos
al papel que desempeña el rey como destinatario. Tales ausencias
nos indican que el libro de Guarnan Poma no es tan convenciona-
lizado como parece. Por más que haya en ellos una manipulación
de los códigos de la representación visual, los dibujos de Guarnan
Poma esconden más de lo que revelan. Están aún por descubrirse
las complejidades de su articulación pictórica.

Los valores simbólicos del espacio pictórico12

En el análisis semiótico del arte, el interés de los objetos repre­


sentados no radica únicamente en su valor mimético como copias
de objetos del mundo real, sino también en el valor simbólico del
lugar que ocupan dentro del campo pictórico y en las relaciones
que pueden guardar con los objetos que los rodean. En el caso que
nos ocupa, resulta pertinente un patrón específicamente andino
de significación espacial. Yo propongo que el texto pictórico hay
que leerlo sobreimponiéndole una retícula del simbolismo espacial
andino; quisiera argumentar que la manera en que se ordenan los
iconos en el espacio, permite una interpretación visual adicional y
da por resultado la agregación de otro nivel de significado pictóri­
co. Así, aun cuando pictóricamente se expresa en formas que son
comprensibles para el lector europeo, Guarnan Poma emplea sus
propios valores autóctonos de representación simbólica y perma­
nece fiel a ellos.
Mi punto de partida para esta exploración es el mapamundi de
Guarnan Poma, en el que transforma el modelo convendonalizado
de la geografía simbólica europea, en una imagen cuatripartita del
universo andino (lámina 6). El centro de este orbis terrarum parti­
cular lo ocupa no Roma ojerusalén, que era lo que se acostumbra-

12 En la exposición que sigue se elaboran y amplían las argumentaciones que hice


respecto de los significados visuales que utiliza Guarnan Poma, en The Indian historian
(1979c) y en Studies in the anlhropology of visual communication (1979d). Simultáneamente
con mis ensayos apareció el de Mercedes López-Baralt titulado “La persistencia de las
estructuras simbólicas andinas en los dibujos de Guarnan Poma de Ayala”, en el Journal
of Latín American Lore (1979c). Felizmente, llegamos a conclusiones similares en cuanto
a la importancia del significado que tiene el espacio en los dibujos de Guarnan Poma. En
la presente exposición he incorporado las referencias que hace López-Baralt al dibujo de
Coricancha y a la descripción del Cuzco imperial por parte del Inca Gardlaso.
6. “M apam undi del reino de las Indias” [(1615) 1980:914-915]
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 123

ba, sino el Cuzco. Lo que hace que esta representación sea singu­
larmente andina son las dos divisiones diagonales del espacio. La
primera división separa los campos superior e inferior (donde el
valor preferido corresponde a la posición superior); la segunda
diagonal, que intersecta a la primera, fija a la vez el centro del
diseño (el quinto sector) y las posiciones a la derecha y a la
izquierda. El sistema de oposiciones que así se crea, se puede
traducir a la siguiente jerarquía de preferencias. El centro es la
posición que tiene el valor preferido. Entre los cuadrantes, sin
embargo, la escala de valores se puede leer de izquierda a derecha
(desde nuestro punto de observación) y luego de arriba hacia abajo;
la primera posición (hacia la izquierda del centro, desde nuestro
punto de vista) la ocupa Chinchaysuyu; en la segunda (a la derecha
del centro) figura Collasuyu; en la tercera posición (arriba del
centro) se halla Antisuyu, y en la cuarta (abajo del centro) está
Cuntisuyu (véase Wachtel, 1973, pp. 180-181). Debido a la inver­
sión del campo visual, que ejerce el mismo efecto que una imagen
a espejo, la derecha conceptual siempre se encontrará a la izquierda
pictórica, desde nuestro punto de vista como observadores exter­
nos. Se debe recalcar que la dicotomía superioridad/inferioridad
no implica valores absolutos, sino que más bien articula un sistema
de oposiciones y una jerarquía de preferencias. La calidad sistemá­
tica y complementaria de los términos que se hallan en oposición
resulta medular para esta consideración, y el concepto de oposición
es sustantivo por ser estructural.
Como complemento al modelo del universo andino que nos
ofrece Guarnan Poma, está el dibujo de Juan de Santacruz Pacha-
cu ti Yamqui Salcamayhua, de un diseño que se encontró en la
pared del Templo del Sol de Coricancha, en el Cuzco ([1613] 1879,
p. 256). Este esquema cosmológico consiste en una dualidad mas-
culino/femeniná mediada por un centro (Isbell, 1976, pp. 38-40).
La estructura reladonal del dibujo de Coricancha es tal que los
elementos masculinos están representados a la derecha conceptual
(la izquierda pictórica) y los elementos femeninos a la izquierda (la
derecha pictórica). Isbell ha analizado este modelo, no como un
paradigma de superioridad/inferioridad, sino como un concepto
de la necesaria complementariedad (ibid., pp. 38, 55; véase López-
Baralt, 1979c).
El dibujo de Coricancha y el diagrama que hace Guarnan Poma
del modelo del imperio, se pueden resolver en un solo modelo
124 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

simbólico: la oposición arriba/abajo (hanan/hurin según los voca­


blos andinos), que R. Tom Zuidema ha denominado la estructura
básica de la cultura andina (citado en López-Baralt, 1979c, p. 84).
La descripción verbal que hace el Inca Gardlaso de la ciudad
imperial del Cuzco, fusiona el modelo de Coricancha y el mapamun­
di de Guarnan Poma en una oposición fundamental:

De esta m anera se principió a p oblar esta nuestra im perial ciudad dividida


en dos m edios que llam aron H anan Cuzco, que com o sabes, q u iere decir
Cuzco el alto, y H urin Cuzco, que es Cuzco el bajo... Esta división de ciudad
no fue para que los de la una m itad se aventajasen a los d e la o tra m itad
en exenciones y preem inencias, sino que todos fuesen iguales com o
h erm anos, hijos de un padre y de una m adre... y m andó [el Inca] qu e en tre
ellos hubiese sola una diferencia y reconocim iento de superioridad; que
los del Cuzco alto fuesen respetados y tenidos com o prim ogénitos her­
m anos mayores; y los del bajo fuesen com o hijos segundos; y en suma,
fuesen com o el brazo derecho y el izquierdo en cualquiera preem inencia
de lugar y oficio, p o r haber sido los del alto atraídos p o r el varón, y los del
bajo p o r la hem bra (Garcilaso [1609] 1963: lib. 1, cap. 16, vol. 2, p. 28).

Recientemente, algunos investigadores (Wachtel, 1973, p. 177;


Ossio, 1973, p. 179) han identificado la posición a la derecha del
centro con hanan (arriba), y la de la izquierda del centro con el
concepto de hurin (abajo). Así, el concepto andino de hanan asocia
las posiciones de arriba y a la derecha con las cualidades de
masculinidad o superioridad (según que la relación sea de comple-
mentariedad o de dominación); y, por ende, hurin reúne las
posiciones de abajo y a la izquierda, que representan las cualidades
de la femineidad o inferioridad, es decir, los conceptos de comple-
mentariedad o subordinación, respectivamente (López-Baralt,
1979c, p. 88).
El diseño completo del mapamundi de Guarnan Poma, en el que
se observen cuatro sectores ordenados alrededor de un centro, sólo
se encuentra en unos cuantos dibujos del libro. Lo que quiero dedr
con esto es que los iconos, sean cuales fueren su contenido y
significados, se hallan ordenados en una composición que repite
la disposición del diseño original del mapamundi. Así, por ejemplo,
los reinos de Castilla y del Perú, al igual que el concepto de la
ciudad del cielo cristiana, se representan en dibujos cuyos iconos
están ordenados en un patrón que consiste en cuatro dominios
organizados alrededor de un sector central ([1615] 1980, pp. 42 y
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 125

952). Puesto que estas entidades y conceptos no andinos se han


materializado formalmente conforme a la pauta andina de la
significación espacial (Wachtel, 1973, pp. 209-212), bien podríamos
escudriñar todo el cuerpo de los dibujos de Guarnan Poma para
ver si se encuentran evidencias de la misma articulación. Así, la
interpretación inicial de los acontecimientos que describen sus
dibujos, basada en los valores denotativos y significativos de los
propios iconos, podría verse reforzada (o modificada), de tomarse
en consideración los valores de las posiciones que dichos iconos
ocupan en el campo pictórico. De los 399 dibujos que contiene el
libro, aproximadamente las dos terceras partes (unos 256) se
pueden analizar en cuanto a contrastes espaciales y orientación
direccional.13 Si Guarnan Poma organiza todos los fenómenos de
la experiencia, real e hipotética, en los campos de la historia, la
ficción y la mítica, conforme a esa retícula, entonces la escala de
valores inherentes a ella tiene que servimos como una poderosa
herramienta para interpretar las escenas y los sucesos que están
visualmente registrados.
Haciendo uso de la significación pictórica, Guarnan Poma traza
el diagrama de la derrota histórica que los españoles le infligieron
a su pueblo. Si algún reflejo verdaderamente histórico hay en la
Nueva coránica, éste hay que encontrarlo en la forma en que el autor
conceptualiza los acontecimientos pictóricamente; en un dibujo
tras otro, desmantela el símbolo principal del paradigma político
andino. De hecho, en su mapa simbólico del mundo crea el modelo
fundamental y perfecto del universo andino y traza sus dibujos de
las épocas precolombinas conforme a los valores posidonales del
mapa. Sin embargo, en sus retratos de la época colonial, con
frecuencia contradice estos mismos valores. Así, a través de la
fragmentación y subversión del diseño original, muestra la forma
en que la colonización convirtió el orden cultural y social autóctono
en caos y ruina.
Tal vez la pregunta más fascinante acerca de los dibujos de
Guarnan Poma sería la de si los realizó conscientemente, bajo la luz
de estos valores andinos. Puesto que resulta imposible contestarla
con certidumbre, por lo menos podemos planteamos otra distinta,

De los 134 dibujos que no se pueden analizar en cuanto a orientación reladonal


o direcdonal, 82 contienen solamente un personaje en el campo perceptual, y 37 son
vistas panorámicas de dudades coloniales.
126 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

pero igualmente pertinente: ¿Son los patrones lo suficientemen­


te repetitivos como para resultar significativos, y lo suficientemente
congruentes como para que trasmitan un significado? Por más que
la inevitable repetición de ciertos tipos de composición pictórica
puede contraponerse a la idea de variedad que Guarnan Poma
esperaba alcanzar en sus dibujos, el principio de la repetición y de
la coherencia estructural que ésta implica, hace posible el análisis
de la composición espacial del dibujo. Determinando el valor
posicional de los “racimos” de elementos visuales, categorizados
por tema pictórico, el lector puede apreciar de qué manera la
sustitución de un grupo por otro señala el proceso de la propia
transformación paradigmática y cómo queda de manifiesto la
desarticulación del modelo perfecto del mapamundi.
Uno puede observar, por ejemplo, la forma en que la casilla de
la prioridad espacial, esto es, el centro, en las descripciones de las
épocas incaicas la ocupa invariablemente el Inca; y también, que
en la época colonial esta casilla queda vacía de personajes de la
dirigencia andina. La llenan, en cambio, símbolos impersonales de
la monarquía española, o figuras humanas que representan, no al
Inca como señor, sino al andino como víctima desvalida. En otras
palabras, el bloqueo de las cinco posiciones de la retícula espacial
andina es semejante al ordenamiento sintáctico de los elemento de
una oración gramatical: los miembros de los diversos paradigmas,
o conjuntos de iconos, van colocados en las diversas posiciones; es
decir, recurriendo a expresiones tomadas del análisis lingüístico de
la poesía, el principio de equivalencia se ve proyectado desde el eje
de la selección, al de la combinación (Jakobson, 1960, p. 358). Las
entidades se hacen equivalentes en valor o en significado, a causa
de las posiciones equivalentes que ocupan en el plano sintagmático
(véase Levin, 1962, pp. 30-41).14 Lo que “leemos” con objeto de
comprender el significado pictórico, es la sintaxis u ordenamiento
de la composición.
La idea de una interpretación secreta, o cuando menos implícita,

H Levin llama a esta convergencia de equivalencias “acoplamiento": “Cuando existen


tales equivalencias de naturaleza [fónica] o semántica, o de ambas índoles, entre las
unidades léxicas, y cuando las unidades que de este modo se hacen equivalentes, se
colocan en posiciones también equivalentes dentro de los sintagmas, tenemos un aco­
plamiento poético, y éste es el tipo de acoplamiento con el que se fusionan la forma y el
significado en un poema" (1962, p. 41). De manera análoga, en el texto visual los signos
irónicos aunados a los signos posidonales crean y refuerzan un significado pictórico.
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 127

se encuentra en dos dibujos que hablan de la forma en que los


españoles asumieron el control de la sociedad andina. Uno de ellos
registra un acontecimiento histórico: el funesto enfrentamiento de
Atahualpa Inca y Francisco Pizarro en Cajamarca. Al desordenar
los signos de la representación espacial andina, Guarnan Poma
simboliza la amenaza que ocasionó este suceso para el orden social
andino. El otro dibujo es el que pone el imaginativo autor en la
portadilla, y^n el cual aparecen el pontífice de la Iglesia católica y
el rey español, según las respectivas relaciones que guardan con el
mundo andino. En ambos dibujos, la superimposición de la cuadrí­
cula andina sobre el campo pictórico hace posible una interpreta­
ción que confiere un significado especial a los iconos particulares.
La frecuente queja verbal por parte de Guarnan Poma en el
sentido de que la conquista puso de cabeza el mundo peruano, se
expresa gráficamente mediante la inversión de las posiciones de
los signos que identifican las cuatro subdivisiones del imperio.
Aparte del propio mapamundi, Guarnan Poma presenta un modelo
de la forma en que estaba organizado, en su retrato colectivo del
“Gran Consejo del Inca”, en el cual los cuatro señores de las
subdivisiones del imperio ocupan las posiciones ceremoniales que
les corresponden por derecho (lámina 7). De izquierda a derecha
se encuentran los señores de Chinchaysuyu, Antisuyu, Cuntisuyu
y Collasuyu ([1615] 1980, p. 366). Están acompañados por los
consejeros de Hanan Cuzco y de Hurin Cuzco, a la derecha de
Chinchaysuyu, y a la izquierda de Collasuyu, respectivamente
(Wachtel, 1973, p. 178). El cuadro de “Atahualpa en Cajamarca”
representa la indeseada permutación de este orden, puesto que las
posiciones de los señores se hallan invertidas y confundidas (ibid.y
p. 386; lámina 8). El señor de Chinchaysuyu se encuentra ahora a
la izquierda, y no a la derecha del Inca; y al señor de Antisuyu no
se le ve por parte alguna. El otro personaje que se puede identificar
en este dibujo, que es el señor de Collasuyu, y que normalmente
aparece a la izquierda del Inca, ahora se encuentra a su derecha.
Como representación que encama el centro del universo, el Inca
es el garante tradicional de la armonía (Wachtel [1971] 1977, p.
30). Aquí todavía ocupa esa posición central privilegiada, pero el
desorden que reina a su alrededor presagia que está a punto de ser
derrocado.
Una segunda distinción jerárquica hanan/hurin (arriba/abajo)
se refiere al grupo de españoles que aparecen en el primer plano
c**3*1p
7. “Concejo Real destos reinos” [(1615) 1980:336]
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 129

de este dibujo. Estos intrusos españoles se encuentran en la posi­


ción inferior, puesto que se inmiscuyen por vez primera en el
espacio andino. Colocados abajo de los señores andinos, estos
cuatro personajes ocupan sobre el eje horizontal sitios que indican
una escala con valores de rango descendente, que van desde
Almagro hasta el intérprete Felipillo, pasando por Pizarro y fray
Vicente de Valverde. Sobre este eje de izquierda a derecha, Alma­
gro ocupa la posición que posee el valor más positivo; y Felipillo,
la más negativa. Este ordenamiento no es accidental, puesto que el
texto en pj*osa lo corrobora.15 Según los signos espaciales, la
posición del cura hace que éste sea un personaje más negativo que
los soldados conquistadores, pero el indio que hace las veces de
intérprete e intermediario es, con mucho, el más despreciable.
Gracias a esta configuración espacial, “Atahualpa Inca en la ciudad
de Cajamarca” es la aseveración esencial acerca de un paradigma
de orden que está a punto de ser trastornado. El centro va a quedar
vacío, y los elementos extranjeros (los conquistadores, sus rivales,
el clero y los andinos cooptados) remplazarán a las cabezas tradi­
cionales del Tawantinsuyu.
El dibujo de la portadilla es la transformación colonial del
paradigma original (lámina 9). Ya no aparece ningún Inca, y todos
los elementos indígenas han sido sustituidos por símbolos y perso­
najes europeos. Todos los señores que han desaparecido se ven
remplazados por un solo signo de autoridad indígena: la imagen
de un príncipe indígena, ataviado como cortesano español. El autor
identifica este personaje como a sí mismo; sus nombres de clan,
Guarnan (halcón) y Poma (león) (“águila y león rreal, Guarnan
Poma”, ibid., p. 1037) aparecen entre los símbolos heráldicos del
escudo que está junto a él. Puesto que el personaje andino se
adorna e identifica mediante símbolos europeos (véase también
ibid., p. 167), la composición como un todo sugiere la aquiescencia
y la asimilación de las maneras extranjeras. Sin embargo, cuando

15En el libro de Guarnan Poma, Francisco Pizarro es un personaje menos favorecido


que Diego de Almagro; después de todo, fue Pizarro el responsable de la ejecución de
Atahualpa, en tanto que Almagro y otros se oponían a ella ([1615] 1980, p. 393). Guarnan
Poma también condena verbalmente a fray Vicente de Valverde por su cruel intento de
evangelizadón, así como por su indebido pánico en la confrontación con Atahualpa.
Guarnan Poma deja constanda de su desaprobaaón colocando al dominico a la izquierda
de los conquistadores. Felipillo, a quien Guarnan Poma ha llamado el traidor a su raza,
ocupa la posiaón más indeseable de todas (a la máxima izquierda).
8. A tahualpa Inca en la ciudad de Cajam arca [(1615) 1980:356]
IHVEVArCOROI
.OBÍECMOCOMPVESTO
'0R‘3)0MPHELÍPE*Gy^
;P O & V \ ^ E A IA M $ g

fs.C .R M

E L R E I H O D É L ^ IÍÍD IA S

9. El prim er nueva corónica y buen gouiei n o com puesto por do n Felipe


G uarnan Pom a de Ayala, señor y príncipe [(1615) 1980:1]
132 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

el dibujo se lee conforme al diseño andino, otra es la historia que


nos cuenta.
Una vez que se le sobreimpone a este dibujo la retícula andina,
queda reducida la importancia de la línea vertical de los emblemas
que representan el papado de la Iglesia católica romana, la monar­
quía española y el escudo de armas (inventado) de Guarnan Poma.
En el modelo del mapamundi, los sectores ordenados verticalmente
representan, no la primera y segunda, sino la tercera y cuarta
posiciones. La autoridad jerárquica andina queda simbolizada, no
por el ordenamiento vertical, sino más bien por la línea diagonal
que divide el campo superior del inferior. En este dibujo, esa línea
conecta al pontífice católico con el príncipe andino. Ejerce una
especie de mediación entre los dos el signo institucional de los
reinos de Castilla y de León, que ocupa el sitio reservado, en el
patrón original, al Cuzco, o a la figura personal del Inca (véanse las
láminas 6 y 7). En este dibujo, la posición central se ha llenado de
manera imperfecta; la carencia de algún símbolo de autoridad
personalizada representa una desviación con respecto al modelo
original, lo cual sugiere que este centro de autoridad es una versión
debilitada de la tradicional.
Aun cuando los signos personales del papa y del príncipe andino
entran en una relación jerárquica, a la figura del rey se la empuja
hacia un lado. Y no solamente se lo aleja de la posición central, que
sería la esperada y aquella en la que idealmente debería estar
ubicado, sino que ocupa la posición de Collasuyu, es dedr, la
segunda división del imperio. Debido al hecho de que se lo pudo
haber colocado en la casilla privilegiada pero vacía de Chinchaysu-
yu, que es el sector I de la retícula, su ubicación en esta posición
secundaria del campo se puede entender como un indicio de valor
peyorativo. Cuando Guarnan Poma describe Collasuyu, por lo
común caracteriza a los habitantes de esta subdivisión del Imperio
como físicamente degenerados y empedernidamente ávidos de las
riquezas de las minas del Potosí que se encontraban en su territorio
(ibid., pp. 77-78, 180, 338): “Y to[dos] de la casta son gordídmos y
floxas, encapases, pudlánimos, pero rrica gente llámase Colla capac
[un poderoso Colla] rrica de plata de Potocí y de oro de Carauaya,
el más fino oro de todo el rreyno” (ibid.t p. 180). En otra ocasión
se recurre al tema de la cudicia para describir a los collas; Guarnan
Poma relata de qué manera su codiria terrenal les impide convert­
irse realmente a la fe cristiana (“Pero con engaño se puede hazerse
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 133

cristiano. No se puede con la cudicia de la plata como aquí; es


echarse a perder y murir una ues”) (ibid., p. 77). La división
Chinchaysuyu-Antisuyu frente a Collasuyu-Cuntisuyu que presenta
la cuadrícula andina, implica las condiciones de una doble oposi­
ción: orden o cultura frente a barbarie o naturaleza, y prosperidad,
en oposición a pobreza (Wachtel, 1973, p. 180).
Al mismo tiempo, Guarnan Poma acusa a los colonizadores
españoles de una codicia incontrolable. De hecho, la explotación
que los collas llevaban a cabo de las riquezas del Potosí, se ve
rebasada por la de los españoles. El autor le recuerda al lector que
el rey de España no sería nada sin la riqueza del Potosí: “Por la
dicha mina [Castilla] es Castilla, Roma es Roma, el papa es papa y
el rrey es monarca del mundo” ([1615] 1980, p. 1065). Al igual que
la interpretación verbal de Guarnan Poma, su manipulación de las
posiciones espaciales coloca al monarca español en el sitio que les
corresponde a los collas. En el nuevo mapa de las Indias del Perú,
el rey de España ha venido a remplazar a los codiciosos, explota­
dores e hipócritas collas.
En este nuevo mapa simbólico, Guarnan Poma resume sus ideas
en cuanto a la relación ideal entre Europa y Perú, colocando al
papa católico romano y al príncipe andino en la relación de
prioridad. Guarnan Poma prevé un Estado andino cristiano y
gobernado autónomamente. Así, el papa representa la autoridad
espiritual, y no el dominio político. Pero entre el modelo original
del Tawantinsuyu y su mapa idealizado del futuro, se encuentra la
interpretación que da Guarnan Poma a la historia andina. Cada vez
me convenzo más de que su evaluación hay que encontrarla en los
propios dibujos, en los que se observa que conforme avanza la obra,
su punto de vista socava y niega la relación ideal que se había
propuesto en la portadilla.
Con objeto de examinar la interpretación visual que da Guarnan
Poma a la historia andina, centro mi atención en las principales
pautas de composición que aparecen en sus dibujos, puesto que
éstas están articuladas a lo largo del eje diagonal primario y de su
inversión como imagen a espejo, así como con respecto a la
oposición izquierda/derecha. La sucesión de usos que se le dan a
la posición central, nos sirve como comentario final sobre los
puntos de vista de Guarnan Poma respecto al destino histórico del
pueblo andino.
134 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

Líneas de autoridad y dejerarquía

Guarnan Poma utiliza las oposiciones dioses/humanidad, masculi­


no/femenino, amo/sirviente y bien/mal para poner de manifiesto
la forma en que ciertas instituciones europeas reflejan los valores
de la cultura andina, y la manera en que, en otras esferas de
influencia, la invasión y conquista por parte de los españoles ha
pervertido y destruido estos valores que tanto se apreciaban (véase
también Adorno, 1981a).
En todas las composiciones ordenadas a lo largo de la diagonal
primaria, un personaje que se encuentre en la parte superior
derecha del campo pictórico (que es la parte superior izquierda del
observador) queda equilibrado por otra figura en la parte inferior
izquierda (nuestra parte inferior derecha). La diagonal que así se
genera, indica un patrón de jerarquías. En los 265 dibujos en los
que se pueden estudiar las relaciones posidonales, aproximada­
mente el 20 por ciento siguen esta pauta. Los dibujos en los que se
representan: la relación que guarda la humanidad con los dioses
que figuran en ellos, las jerarquías religiosas y morales, y las
relaciones sociales basadas en el patriarcado y el sexo, se trazan a
lo largo de este eje diagonal, de tal modo que sugieren que Guarnan
Poma está interpretando los fenómenos incaico y colonial confor­
me al paradigma andino. Así, por ejemplo, el orden patriarcal que
sugieren los dibujos del primer hombre y la primera mujer andinos,
en el Vari Vira Cocha Runa, se ve reiterado en la representación
de Adán y Eva (ibid., pp. 22, 48; láminas 10 y 11). A consecuencia
del orden cronológico que se establece en el texto, Adán y Eva dan
la impresión de prefigurar a los primeros nativos del Nuevo
Mundo. Una interpretación visual de esta índole hubiera corres­
pondido al efecto que deseaba Guarnan Poma, puesto que cons­
tantemente recalca que los primeros habitantes de los Andes
descendían directamente de Adán: “Vari Vira Cocha Runa, primer
generación de yndios del multiplico de los dichos españoles que
trajo Dios a este rreyno de las Yndias, los que salieron de la arca
de Noé, deluuio" (ibid., p. 49). No obstante, son Adán y Eva los
que se conciben a imitación de los prototipos andinos. El marco
de la sierra andina y el hecho de que Adán emplee la taki chacüa,
es decir, el bastón que se utilizaba en los Andes para cavar,
hacen de los Vari Vira Cocha Runa los modelos efectivos de
sus predecesores bíblicos. Así, el uso de los elementos andinos para
10. “El prim er m undo: A dán y Eva” [(1615) 1980:17]
PRÍMERO*6EMEPAflOÍWS

UCVXA
11. “P rim era generación de indios: Vari V ira C ocha R u n a” IY16151
1980:40] 1
12. “ído lo s d e los incas: Inti, H u an a Cauri, T am b o T o co ” [(1615)
1980:238]
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13. La buena conducta y la cristiandad: la confraternidad d e los veinticua­
tro [(1615) 1980:862]
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 139

retratar la cultura bíblica, reafirma estos valores.


En los dibujos donde se ilustra la relación de la humanidad con
sus dioses, a la deidad siempre se la coloca en la posición superior
derecha, y las figuras humanas la adoran abajo, en la parte inferior
izquierda (izquierda superior y derecha inferior, respectivamente,
desde nuestro punto de vista). A todo lo largo de la representación
de los órdenes espirituales bíblico, incaico y cristiano moderno
andino, prevalece la relación hartan (superior derecha)//mnn (in­
ferior izquierda); así, está claro que el principio andino es el
símbolo gráfico mediante el cual Guarnan Poma articula sus puntos
de vista sobre las personas modernas y antiguas como seres religio­
sos. Encontramos, sucesivamente, los patriarcas del Antiguo Testa­
mento (Noé, Abraham y David) arrodillados y en súplica ante la
imagen del anciano venerable y barbado que en la iconografía
cristiana representa a Dios (ibid., pp. 24, 26, 28). Más adelante, el
Inca y/ su corte aparecen de rodillas adorando los waqas situados
en la cima de unas peñas (lámina 12; ibid., pp. 268, 270, 272, 274),
en tanto que los andinos modernos rezan devotamente a los pies
de la imagen del Cristo crucificado, así como de una de las
advocaciones de la Virgen María: santa María de la Peña de
Francia16 (lámina 13; ibid., pp. 835, 837, 847, 933). Es ésta una
jerarquía que nunca se modifica de manera sustancial; los dibujos
parecen decimos que, en la experiencia andina, el Mesías cristiano
vino a remplazar pacíficamente a los antiguos dioses de los incas.
La categoría de las relaciones humanas definidas mediante una
autoridad religiosa o moral, se retrata de la misma manera; es decir,
la oposición waqa/In ca queda remplazada por la de cura/feligrés.
En estos cuadros aparece un sacerdote o algún otro clérigo, junto
al humilde fraile, monja o creyente andino, de los cuales aquel es
el superior espiritual. Manteniéndose coherente en cuanto a la
relación del papa romano con el príncipe andino, establecida en
la portadilla, aquel que ejerce la autoridad espiritual sobre la
población indígena durante la época colonial siempre es retratado
como un europeo. En otras palabras, los términos de oposición se
identifican siguiendo lineamientos étnicos, al igual que religiosos.
Aun cuando Guarnan Poma es vehementemente anticlerical, admi­
te la jerarquía cura/feligrés ordenando sus formas a lo largo del

16Véase el capítulo 1, nota 12, para una exposición sobre el origen de esta devoción
en particular.
140 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

eje de la diagonal primaria andina. Esta línea descendente, que


tiene carácter preferendal, es la que define la posición y la contra­
posición de la jerarquía y la permanencia (ibid., pp. 476, 478, 482,
486, 641, 643, 645, 647, 649).
Las relaciones patriarcales se establecen de manera similar; el
eje derecha/izquierda destinado a los signos sexuales, y que ya
hemos visto (láminas 10 y 11), es el que normalmente sigue
Guarnan Poma en sus dibujos. Esta disposición se ajusta explícita­
mente a uno de los rasgos cardinales del modelo del mapamundi,
así como del de Coricancha.
Sin embargo, cuando se articulan relaciones políticas a lo largo
de esta diagonal preferente, la descripción de la época colonial
introduce una desafortunada transformación en la jerarquía origi­
nal. En este caso, el diseño gráfico reitera explícitamente la cues­
tión que se está argumentando en la prosa. El dominio político
institucional generalmente queda significado por la figura de auto­
ridad o de superioridad que aparece en la parte superior derecha
del campo pictórico, en tanto que el grupo subyugado o inferior
queda ubicado en la parte inferior izquierda. Este ordenamiento
es el que prevalece en los dibujos donde figuran andinos junto con
otros andinos, como en el caso del Inca y sus súbditos; éste aparece
arriba y a la derecha, mientras que los súbditos se sitúan abajo y a
la izquierda (ibid., pp. 153, 161). Desplazándonos hacia atrás en el
tiempo, descubrimos que Guarnan Poma retrata a los señores
antiguos de su región en una relación similar con respecto al Inca
guerrero y conquistador. Ahí, los andamarcas y lucanas aparecen
por arriba de sus enemigos incas y en contraposición a ellos; estos
últimos, a la postre, derrotan a los primeros y los absorben en su
creciente imperio (ibid., p. 157). De manera semejante se repre­
sentan las relaciones políticas entre los españoles, como en el caso
del retrato del emperador Carlos V con Pedro de la Gasea, en los
momentos en que éste está a punto de ser enviado al Perú; o en el
dibujo donde aparece el mismo Pedro de la Gasea entrevistándose
con el mensajero del rebelde Gonzalo Pizarro (ibid., pp. 419,428).17
La constancia con la que se representan de este modo las relaciones
políticas sugiere, una vez más, que esta pauta gráfica de origen
andino significa el orden ideal.

17 En capítulo 1, “Forma en que Guarnan Poma explota las historias escritas'’, se


describe el tratamiento que dio el autor al alzamiento de Gonzalo Pizarro.
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 141

La cuestión problemática en cuanto a este eje de jerarquías, sin


embargo, se halla en la integración de los españoles y los andinos
en un solo orden político. A todo lo largo de la obra, no hay ningún
dibujo en el que los europeos se apropien de la posición central o
hegemónica en el campo de la organización política, cuando sí, en
cambio, se admite su predominio en la jerarquía eclesiástica.
Cuando uno busca andinos en la posición hartan en los dibujos
que representan la época colonial, únicamente aparecen los perso­
najes de la víctima y el mártir. En uno de estos dibujos, Guarnan
Poma retrata a un hombre andino ante una cruz al tamaño del
cuerpo humano, que es el símbolo del martirio cristiano (lámina
14). Al mismo tiempo, el cura, que está abajo, lo está atosigando:
“Con la dotrina se venga el padre porque se quejó y pidió justicia
[el yndio]” (ibid., p. 605). En otro, un cacique ha sido colgado en la
horcp, ejecutado a petición del encomendero y por orden del corregi­
dor (ibid., p. 571; lámina 15). El andino, retratado como víctima en
la posición de hartan, no puede representar la autoridad política,
que además el propio icono niega. Pero en cambio, el andino
silenciado trasmite, por hallarse en hanan, una superioridad moral
con respecto a los hombres perversos que lo han victimado. El
retrato de Guarnan Poma no hace más que otorgarle dignidad a
un andino cuyo poder y autoridad han sido destruidos. En ambos
dibujos, el personaje andino emula, a través del sufrimiento y de
los signos de la cruz y de la horca, el símbolo del sacrificio supremo.
Así, Guarnan Poma pinta la desaparición del gobierno nativo en
los Andes; la autoridad política de los indígenas ha quedado
definitivamente destruida. La única presencia indígena es la del
que se somete rufianescamente a la voluntad de los colonizadores
(ibid., p. 900), o la de la víctima desvalida (ibid., pp. 571, 605). La
metáfora espacial en cuanto a la identificación, la continuidad y el
orden, desde los tiempos precolombinos hasta la época colonial,
funciona en las categorías de la experiencia espiritual, la patriarcal
y la social moral, pero no en el ámbito político. En este último caso,
el enfoque de Guarnan Poma es irónico; la figura andina que se
coloca en la situación predilecta, la hanan, es la víctima, y no el
señor. Al mismo tiempo, a los colonizadores se les niega la prerro­
gativa política; el espacio hartan que por derecho ocupaban el Inca
o los otros señores étnicos, queda vacío a causa de que éstos han
sido ejecutados por mano de los invasores extranjeros (ibid., pp.
392,453,571). Tales dibujos constituyen la manera en que Guarnan
142 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

Poma plantea visualmente su tesis de que el mundo está de cabeza


(“el mundo al rreués”).18

Desorden en el eje horizontal

En una segunda pauta composicional de importancia, en la que se


repite una parte del diseño del mapamundi, se reitera la oposición
Chinchaysuyu/Collasuyu. En el mundo andino, esta configuración
conceptual derecha/izquierda se ha asodado con el dominio y la
subordinarión políticos (Isbell, 1976, pp. 38-41). En sus dibujos,
Guarnan Poma la emplea para describir las situadones concretas
en el terreno social y en el político; aproximadamente el 28 por
dentó (es deár, 75) de los 265 dibujos están articulados conforme
a este patrón. En otras palabras, si la composidón diagonal nos
ofrece la teoría del sistema y sus reglas de combinadón en las
categorías espiritual, sodal, patriarcal y moral, entonces las com-
posidones orientadas horizontalmente nos dan la articuladón real
de estas reladones; es dedr, las reladones paradigmáticas del
sistema se desdoblan sobre el eje diagonal, en tanto que los
aspectos sintagmáticos se despliegan sobre el eje horizontal. En este
caso, la reladón existente entre la humanidad y sus dioses no es
tema de representadón, y únicamente se describen dos oposido-

IHGuarnan Poma utiliza este tema de la literatura europea para describir la forma
en que la jerarquía social tradicional ha quedado desordenada y ha quedado invertida
por la presencia de los españoles (véase ibid., pp. 222, 411, 450, 544, 618, 776, 1136 y
1138). Curtius señala el antiguo origen de dicho tema medieval en el sentido de "juntar
una sarta de imposibilidades"' y lo asocia con una actitud crítica que produce una censura
y denuncia de la época ([1948] 1963, pp. 94-98). Según Maravall, el mundo al revés fue
uno de los grandes temas que se revivieron durante el período barroco, y esto lo asocia
él con la cultura marginal de los desposeídos, es decir, con la contracultura popular. En
lo tocante a España, Maravall considera que el asunto fue producto de una sociedad en
transición, en la que las modificaciones en cuanto a función y posición social de diversos
grupos creaban un ánimo de inestabilidad. Citando a autores que van desde Tirso de
Molina y Cristóbal Suárez de Figueroa hasta Francisco de Quevedo y Baltasar Gradan,
quienes explotan el tema, indica la forma en que se convirtió a éste en una fórmula de
protesta sodal seria (1975, pp. 313-315). Es preasámente de este modo como Guarnan
Poma articula su visión de un "mundo al reués”. Tal como lo argumentaré en el capítulo
5, este lugar común es el que resume la pérdida de fe por parte de Guarnan Poma en la
capaddad de la sociedad peruana colonizada para alcanzar justida y armonía social. La
evaluadón que hace habla de la inversión que sin esperanza alguna ha ocurrido en las
cosas, y la cual, según teme, ya no se puede remediar.
E

14. “¡Dízime la dotrina, indio pleytista!” [(1615) 1980:561]


15. El encom endero m anda colgar al cacique; el co rreg id o r lo ord en a así
para ten er contento al encom endero [(1615) 1980:528]
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 145

nes básicas: masculino/femenino y bueno/malo; y esta última


viene a ser sinónima con la distinción andino/no andino. En los
dibujos donde este orden posidonal se ve perturbado, el signifi­
cante espacial corrobora los valores negativos que trasmiten los
propios objetos pictóricos.
En los modelos de Coricancha y del mapamundi, la disposición
horizontal de los signos sexuales es de importancia fundamental.
El Inca Garcilaso corrobora que lo masculino va colocado a la
derecha, y lo femenino a la izquierda. Como hemos visto, equipara
dicha relación con la de los hijos mayores y menores, y en ciertos
estudios contemporáneos ya se subrayaba la idea de la complemen-
tariedad de las distintas partes (hanan/hurin) que constituían el
todo (ibid., pp. 37-38). Guarnan Poma sigue este patrón cuando
intervienen signos sexuales; y cuando los signos de la imagen
conforman una oposición andino/no andino, los primeros normal­
mente ocupan la posición de privilegio. Debido a que esta oposi­
ción derecha/izquierda constituye un patrón de ordenamiento
inequívocamente andino, uno puede suponer que el uso que hace
de ella Guarnan Poma no es accidental. Al mismo tiempo, yo
sostendría que cuando viola este orden, ello también es significati­
vo; las escenas dibujadas de esta última manera conllevan valores
negativos.
Observando, en primer lugar, aquellos dibujos en los que están
presentes signos sexuales, se descubre que la inversión del orden
masculino (a la derecha)/femenino (a la izquierda) denota desor­
den o extravío. Éste es el mensaje, por ejemplo, que trasmite el
dibujo de los andinos antiguos, de los tiempos preincaicos, que
andan en busca del Dios verdadero. El hombre del Vari Runa está
mirando hacia arriba y a la izquierda (y no hada la derecha, como
ha retratado Guarnan Poma a todos los demás devotos, antiguos y
modernos), y alza una plegaria en quechua: “Pacha camac, ¿may-
pim canqui?” (“Creador del mundo, ¿dónde estás?”). Puesto que
Guarnan Poma sostiene que las generaaones anteriores habían
perdido su pleno conoamiento de Dios aunque se mantenían
intuitivamente consaentes de Él gradas a la luz de su razón natural
(“una sonbrilla de conoamiento del Criador”) ([1615] 1980, p. 50),
de la misma manera indica pictóricamente esta confusión espiritual
invirtiendo los signos cuya orientadón derecha/izquierda normal­
mente significa orden (ibid., p. 53). La inversión de los signos
sexuales subraya la desorientaaón en que se vio sumida la genera-
0

6. Castigo por adulterio en la época de los incas [(1615) 1980:280]


MMDEMMOW IMS
* o

SoOfcr b* O»y fe ? t»j


17. “D efiende del español a su hija su padre y su m adre, los pobres indios”
[(1615) 1980:814]
148 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

ción de Vari Runa, a causa de su búsqueda espiritual imperfecta e


intuitiva (véase el capítulo 2).
De igual manera, los delitos cometidos en la época de los Incas,
que en sí mismos eran indicios de desorden social, se retratan de
tal forma que la inversión de los signos sexuales recalca los valores
negativos que se están describiendo. Así, por ejemplo, se dibuja a
los adúlteros en el momento en que se les está aplicando la pena
de muerte por lapidación (lámina 16; ibid., p. 308); y a una mujer
que envenena a la gente por dinero (“hanpiyoc collayoc runa
uatoc”) la ejecuta a palos un verdugo del Inca (ibid., p. 312).
Guarnan Poma se queja de que en la época colonial los españoles
fuerzan y corrompen a las mujeres; estos abusos y delitos sexuales
constituyen para él la peor manifestación de desorden social. Sólo
nacerán mestizos; iy la raza andina perecerá! Así, retrata a mucha­
chas andinas que son llevadas a los encomenderos (ibid., pp. 381,565),
y a una joven andina que trata de defenderse de un español lascivo
(ibid., p. 882; lámina 17), en dibujos en los que los signos sexuales
se han invertido. En estos dos casos de la época colonial, la
inversión de los signos sexuales ocurre únicamente dentro del
grupo étnico andino; esto es, hay un hombre en la posición de
harían, pero éste es el español. En oposición a él, el hombre y la
mujer andinos ocupan la posición de hurin, a su izquierda. Sin
embargo, dentro del grupo andino, la mujer ocupa la posición
hanan, y el hombre la de hurin.
La única representación burda y sexualmente explícita de las
relaciones sexuales entre españoles y andinas, se encuentra en un
dibujo en el que no figuran hombres andinos, y la inversión de los
signos sexuales es inequívoca. El dibujo, que lleva el título, “El
corregidor i padre, tiniente anda rrondando y mirando la güer-
güenza de las mugeres”, muestra a una desfachatada mujer andina
exponiendo ante sus visitantes su cuerpo desnudo y sus órganos
genitales (ibid., p. 507). El hecho de que se la coloque a la derecha
conceptual, con los españoles a la izquierda (nuestra derecha),
define sin lugar a dudas la amenaza que representan sus acciones
para la integridad racial y el orden social.
Cuando en el eje horizontal coinciden adversarios políticos
europeos y andinos, ya sean reales o potenciales, la confrontación
generalmente se expresa de tal manera que los andinos quedan
situados a la derecha, y los no andinos a la izquierda. Este ordena­
miento se articula así en los dibujos que se inician con la llegada y
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 149

recepción de los españoles en Túmbez por parte del padre del


autor (véase la lámina 4)f y prosigue a todo lo largo de las escenas
coloniales.
En lo que corresponde a la época de la conquista, son muy pocos
los dibujos en los que los señores incas se reúnan pacíficamente
con los virreyes y capitanes españoles (ibid., pp. 442, 462), y los que
hay son representaciones idealizadas. En estos raros dibujos, andi­
nos y no andinos se reúnen como iguales, en el mismo plano, sin
que ninguno de los bandos ejerza autoridad o fuerza sobre el otro.
Sin embargo, en la mayoría de los dibujos, el hecho de que se
coloque al español a la derecha significa desorden y violencia (ibid.,
pp. 523, 810).
Así, cuando Guarnan Poma describe el funcionamiento de las
relaciones sociales y políticas en la época de la colonia, el orden se
rompe y se disuelve. La violación del código pictórico espacial
niega una y otra vez el concepto de que pudieran reinar el orden
y la justicia bajo el régimen colonial español. La colocación simbó­
lica de las imágenes sobre el eje horizontal, reitera el relato de la
destrucción de la sociedad andina.
A partir de estos dibujos comienza a manifestarse el lenguaje
denegativo de Guarnan Poma. En tanto que en los dibujos articu­
lados sobre el eje diagonal primario se coloca a las nuevas entidades
en los antiguos moldes jerárquicos, identificando las instituciones
europeas con los valores culturales andinos, la articulación espacial
del eje horizontal contradice la expresión más fundamental de
orden (la hanan/hurin). Así, la estructura simbólica básica del
mundo andino empieza a desintegrarse en los dibujos, minando y
haciendo fútiles todos los fervientes llamados de Guarnan Poma en
favor de la reforma colonial.

Los paradigmas perdidos: la diagonal invertida y el centro vacío

El lenguaje pictórico de la negación puede observarse todavía en


una tercera pauta composicional. Es materia de esta pauta la
subversión de las jerarquías tradicionales, que representa la inver­
sión a espejo del diseño de la diagonal primaria. Conformada por
una diagonal que se dirige de la parte inferior derecha a la parte
superior izquierda (nuestra izquierda inferior a derecha superior),
esta línea constituye la segunda división del espacio en el modelo
150 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

andino. Aproximadamente el 16 por ciento (cuarenta y tres) de los


dibujos que se pueden analizar, se apegan a este patrón composi-
cional.
Empero, la segunda división en ausencia de la primera indica,
en sí misma, una aberración; en consecuencia, a la mayoría de los
dibujos organizados sobre este eje se los puede describir como
contradicciones de la jerarquía estructural que está implícita en
aquellos que se hallan organizados conforme a la diagonal pri-ma-
ria. En esta perversión o imagen a espejo del orden original, la
posición harían coloca, a su debido tumo, a Satanás, a las fuerzas
del mal y al usurpador colonial, en la posición del lado superior
izquierdo (el derecho, para nosotros). Hay docenas de dibujos en
los que se encuentra esta disposición diagonal, y la mayoría de ellos
expresan de manera doble el caos de la vida colonial, según lo
describe Guarnan Poma.
Condenando la presencia y las prácticas de los españoles tan
concienzudamente en los dibujos como por escrito, Guarnan Poma
crea un gran número de dibujos en los que se reitera el patrón de
la diagonal invertida. En la mayor parte de estas ilustraciones
aparecen asesinos, corregidores corruptos, rufianes vagabundos y
curas lascivos y perversos, en la posición superior izquierda (la
superior derecha, para nosotros). En la mayoría de los casos, los
personajes están yuxtapuestos a sus víctimas andinas, las cuales
ocupan la posición de la derecha inferior (nuestra izquierda infe­
rior). Se encuentra un resumen visual de la inversión de todos los
principios visuales pertinentes, en el dibujo titulado, “Cómo el
maltratamiento de los corregidores y padres españoles deste rrey-
no a los yndios, yndias pobres” (ibid., p. 936; lámina 18). El orden
hanan/hurin de los pares masculino/femenino y cura/feligrés se
ha invertido; la diagonal primaría invertida queda doblemente
reiterada en el garrote del cura y en el bastón del corregidor, y la
víctima andina caída al suelo repite una vez más el martirio de
Atahualpa y de Tupac Amaru. En este dibujo se han violado casi
todos los principios organizativos del paradigma andino, y se ha
subvertido el orden espiritual cristiano de la articulación hanan/hu­
rin que establecía Guarnan Poma.
Conforme de este modo va aumentando la distorsión y frag­
mentación del modelo original del mapamundi, hay un factor final
que es preciso considerar: la posición del centro. Son muy pocos
los dibujos que presentan el diseño original perfecto, y aun cuando
COH EDERWÍOM5

tib tT U Z uanvo
18. Form a en que los corregidores y curas de este reino abusan de los
indios [(1615) 1980:865]
152 LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO

la diagonal primaría establece una cierta jerarquía de valores


en algunos de los dibujos, la prevalencia de su imagen a espejo en
otros la contradice. En el plano horizontal, también el orden
hanan/hurin con frecuencia se ha invertido. La posición del centro
en sí, sólo en un pocos casos se articula sobre el eje horizontal o
sobre la diagonal. Cuando aparece, es que está mediando entre los
términos de la oposición.
Tanto en el mapamundi como en el dibujo del “Gran Consejo
del Inca” (lámina 7), la figura personal del Inca ocupa el centro. En
los dibujos de la época colonial, los únicos símbolos que remplazan
a esa imagen son el escudo de armas de Castilla y el emblema
institucional de la Iglesia católica. Si buscamos otros iconos que
ocupen la posición central, hallaremos muy pocos. En los dibujos
que están compuestos a lo largo de la diagonal primaria, solamente
se encuentran símbolos religiosos cristianos. La histórica Cruz de
Carabuco, que Guarnan Poma atribuye a la visita evangelizadora
que efectuó san Bartolomé al Perú en la época de los apóstoles
(“San Bartolomé que ganó más primero y como dejó la santa cruz
de Carabuco”) (lámina 19, p. 92; ibid., p. 45), se halla al centro de
dos composiciones diagonales (ibid., pp. 92,653); en otras aparecen
diminutos crucifijos, por lo común como si fueran parte de rosarios
(ibid., pp. 649, 835, 837, 847). Y en otras más, figuran en el centro
crucifijos de pared o de tamaño natural (ibid., pp. 633, 643, 687).
En estos dibujos, al igual que en el de san Bartolomé en el que el
apóstol le habla a un andino que está de rodillas, el emblema
máximo de la cristiandad tiene la función de mediador simbólico
entre el mundo europeo y el andino (véase Adorno, 1981a).
Los personajes andinos aparecen en las composiciones horizon­
tales que poseen un centro articulado. Este personaje, que ya no
es el andino como señor de la época incaica, aparece solo, sin los
símbolos del imperio (es dedr, los cuatro señores de las subdivisio­
nes imperiales) a su alrededor. Así, a Guarnan Poma se lo encuentra
en el centro de un dibujo titulado “Pregunta el autor”, en el que
está entrevistando a su pueblo (lámina 20; ibid., p. 368). Aquí, los
tocados que tradicionalmente indican la identificación étnica se
han oscurecido, estableciendo con ello un contraste dolorosamen­
te irónico con el retrato de los mismos en el dibujo del “Gran
Consejo del Inca” que es el inmediato anterior (lámina 7). En otro
dibujo, un cacique, de nuevo ataviado a la europea, escribe las
quejas que le dictan los andinos que lo rodean a izquierda y derecha
A P O S T O L m i

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19. San B artolom é y la Santa Cruz de C arabuco;“fue bautizado este indio”
[(1615) 1980:73]
20. “P regunta el a u to r” [(1615) 1980:338]
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 155

(ibid., p. 784). En este caso, la humilde vestimenta de los peticio­


narios sugiere que, tanto en este cuadro como en el anterior, el
andino como señor ha pasado a ser ahora simplemente el andino
como asesor o como peticionario. Se encuentran aún otras compo­
siciones horizontales cuyo centro lo ocupan niñitos a los que se está
bautizando (ibid., pp. 627, 852).
En el último ejemplo del andino en el centro aparece un alcalde
al que está azotando un esclavo negro, mientras el corregidor que
ordenó el castigo se encuentra observando. El dibujo se titula,
“Corregidor afrenta al alcalde hordenario por dos guebos que no
le da mitayo” (lámina 21; ibid., p. 503). La escena es una reminis­
cencia de las pinturas de la Flagelación de Cristo, puesto que la
víctima está amarrada a una columna, icono común de la Pasión.
Como símbolo cristiano, el pilar es exclusivamente un emblema
de sufrimiento y martirio; no comparte con la cruz la promesa de
redención. Y sin embargo, incluso la mayor parte de las cruces
de Guarnan Poma dejan en la mente del observador una imagen
preeminente de sufrimiento, porque, como instrumentos de tortu­
ra y de muerte, los clavos están presentes de manera conspicua.
En forma global, en el curso de la narración pictórica de
Guarnan Poma, el Inca imperial ha quedado remplazado por el
humilde peticionario y por la víctima brutalizada con la cual se
asocian los símbolos cristianos del sufrimiento. Desafortunada­
mente, el andino explotado representa el último eslabón entre el
mundo nativo y el extranjero. La transformación pictórica repre­
senta un cierto número de cambios caleidoscópicos mediante los
cuales el Cuzco y su Inca, que originalmente eran el centro del
orden tradicional, en última instancia han quedado sustituidos por
la figura del andino anónimo, degradado y del que se ha abusado,
así como por los emblemas de instituciones extranjeras. Al hallarse
vacío, el centro carece de resonancia. En las descripciones que hace
Guarnan Poma de la época colonial, el modelo original andino con
sus cinco sectores, ya no se vuelve a reproducir. Esa perfección
existe únicamente en el pasado andino (el mapamundi) o en el
futuro del otro mundo (su representación del délo cristiano, a la
que ya nos hemos referido). Las pautas composidonales que
Guarnan Poma utiliza en el Buen gobierno constituyen solamente
una parte del diseño arquetípico; en la mayoría de los dibujos se
reproducen únicamente pedazos aislados del esquema prototípico.
Así, los dibujos con que ilustra la Nueva coránica y buen gobierno
momMTMi
co r e g i m i e n t o

p o r j + lj u t f i a f cjUínoCi j a n * ¡ h y o

21. El corregidor castiga al alcalde indio p o r no haberle cob rad o un par


de huevos a uno de los suyos [(1615) 1980:464]
LOS ICONOS EN EL ESPACIO: EL ORADOR SILENCIOSO 157

constituyen un relato sombrío, a medida que explotan una parte,


mas nunca la totalidad del diseño andino fundamental y perfecto.
Por los medios pictóricos, Guarnan Poma reitera la destrucción del
mundo andino, conforme va volviendo a representar gráficamente
el desmantelamiento de su símbolo principal. Junto con otros
patrones con significación visual y verbal que se examinarán en el
capítulo 5, estas composiciones ayudan a que el lector se dé cuenta
plenamente de la desesperación en que se hallaba sumido Guarnan
Poma.
5

MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

El destino final de esta excursión por la Nueva coránica y buen


gobierno habrá de ser el de encontrar la relación que existe entre el
narrador Guarnan Poma, aquellos a quienes menciona como recep­
tores de su obra y los personajes que crea. El papel que asume entre
el mundo externo al que se dirige y el mundo que crea en su obra,
constituye una mediación que se va a manifestar conforme a
diversas posturas estratégicas. Despliega su punto de vista dando a
entender que es interno al mundo moral del rey, pero externo a la
esfera corrrupta en que moran los explotadores coloniales. Aquí,
la sátira y la alegoría sirven como formas de representación. Con
respecto al auditorio andino contemporáneo, el narrador se sitúa
en una postura de superioridad social y moral (como cacique y
cristiano) y de igual manera se coloca tanto dentro como fuera del
mundo de los antiguos andinos.1
La representación del punto de vista narracional de Guarnan
Poma presenta facetas múltiples pero coherentes, y voy a pasar a
examinarlas, ante la contradicción en que cae el autor en sus
propios esfuerzos en otros terrenos. Lo que dice acerca de la
historia de la conquista del Perú por parte de los españoles se
contrapone con lo que realmente quiere dar a entender (capítulo
1). Su intento por crear héroes e integrar los muchos hilos de la
experiencia peruana en un todo coherente y dotado de sentido
(capítulo 2) no logra convertirse en una síntesis épica y produce,
en cambio, un sermón interminable (capítulo 3). Las oraciones

1En otra ocasión (1981a), abordé una exposición afín a ésta, sobre la forma en que
Guarnan Poma establece un modelo de cultura frente a barbarie, en su texto pictórico.
Utilizando como punto de partida la teoría dejurí Lo Unan en cuanto al modelaje cultural,
examiné el empleo que hace Guarnan Poma de diversos códigos de representación visual
(la iconografía cristiana, la representación del trasfondo y los códigos de la vestimenta).
Estos significado res visuales separan los espacios culturales andino y europeo en catego­
rías mutuamente excluyentes, con el resultado de que el artista invierte la ecuación de los
europeos e identifica la cultura andina con los signos de civilización, y a la europea con
los de barbarie.
[ 158]
MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS 159

silenciosas de los dibujos con frecuencia dicen una cosa y quieren


decir algo más, u otra cosa (capítulo 4). En todos los casos, la voz
del reformador social y orador, rebasa a la del historiador, a la del
narrador y a la del cacique. Así, la cuestión de la voz narradonal sale
a relucir como una perspectiva central y final a partir de la cual se
pueden evaluar los esfuerzos del escritor andino.
Tal como se ha señalado anteriormente, el punto de vista
narradonal consiste en la postura que establece el sujeto narrador
con respecto a los personajes y acontedmientos que describe
(Uspensky [1970] 1973, p. 1). Al examinar el punto de vista de
Guarnan Poma en lo que condem e a su crítica de la sodedad
colonial, es predso recordar que él pertenecía a un mundo en el
cual normalmente se cuestionaba únicamente la manipuladón del
poder, mas no se ponían en tela de juido las estructuras que lo
creaban (Maravall, 1975, pp. 48, 351). Guarnan Poma critica las
prácticas locales de las institudones coloniales de la Iglesia y el
Estado, pero no rechaza los prindpios teóricos del “buen gobierno”
en los cuales se fundamentan aquéllas. El uso que hace del tropo
literario “el mundo al rreués” revela su actitud clásica: en más de
una docena de ocasiones se queja de que el orden apropiado de
las cosas se ha invertido (véase el capítulo 4, nota 18), pero nunca
cuestiona la idea y el potendal del propio orden. En consecuenda,
argumenta que a los andinos se los victima y explota, a la vez que
hace un dibujo sobre la forma en que los colonizadores españoles
se incrementan y prosperan. Lo derto es que todas sus recomen-
dadones en cuanto a reforma gubernamental ponen de manifiesto
que acepta las estructuras existentes de poder y autoridad, y que
sólo hace falta restaurarles a los andinos sus cargos de dirigentes.
Guarnan Poma se da cuenta de la imposible situadón que
encaran él y su pueblo, y sin embargo se niega a perder la esperanza
de la existenda de un universo moral o radonal, a pesar de sus
dudas en cuanto a que alguna vez pueda vivir personalmente en
tal universo. Por más que exista una incongruenda entre lo que
profesa —la reforma del orden colonial—y lo que admite creer —que
la reforma en el Perú es imposible (“Todo acá es mentira”) ([1615]
1980, p. 1114)—tiene que resolver dos problemas retóricos urgen­
tes, si quiere dirigirse eficazmente a su destinataire. El primero de
ellos es cómo atacar y condenar a los colonizadores, quienes son
vasallos y súbditos del rey español; y el segundo es el de cómo
situarse a sí mismo con respecto a los Incas antiguos, a quienes el
160 MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

rey, como defensor del esfuerzo de la Contrarreforma, así como


del que efectúan los misioneros, va a considerar como idólatras
paganos.

Alegoría, sátira y el sermón

En todas las virulentas denuncias que hace Guarnan Poma respecto


a los colonizadores españoles, la cuestión está en cómo expresar
su ira y simultáneamente controlarla, en la forma en que varía la
expresión de su argumento o mensaje, con objeto de hacerlo
enérgico. La sátira es uno de los canales a través de los cuales da
rienda suelta a su rabia, y a la vez la contiene modulando la
monotonía de su voz encolerizada; es probable que el uso que
de ella hace provenga directamente de la experiencia que tuvo con
la retórica eclesiástica. La asociación de la sátira con la predicación
se remonta a los profetas hebreos (Frye, 1962, p. 21), y desde la
época medieval los sermones, en forma típica, habían estado llenos
de ejemplos —ya sobre fábulas de animales, cuentos populares o
anécdotas burdas—con los que se intentaba captar la atención de
la grey (Hodgart, 1969, p. 170). Indudablemente, muchos de los
sermones que escuchaba Guarnan Poma venían bordados con
retratos satíricos de los indios neófitos. De cualquier modo, en
Guarnan Poma la sátira nace de la pasión, y no del cinismo carente
de emoción; es satírico, más por necesidad que por vocación
literaria. Para él, la sátira es el último recurso de un predicador
apasionado que tiene que enfurecer al oyente denunciando los
abusos que se cometen contra los andinos y hacer que éste pase a
la acción moral en defensa de aquéllas. El quid de la cuestión está
en hacerlo sin causarle una afrenta al lector real cuyos súbditos son
el blanco de su ataque.
El problema típico de la técnica satírica es el de encontrar una
forma de criticar un objeto sin antagonizar con el lector (Feinberg,
1967, p. 86). Para que el ataque contra cualquier cosa resulte
venturoso, el orador y el auditorio tienen que estar de acuerdo en
cuanto a la indeseabilidad de aquello que es objeto de crítica. Y sin
embargo, en la Nueva coránica y buen gobierno el escritor y el lector
manifestado —el peticionario andino y el monarca español— se
hallan localizados en los lados opuestos de la frontera cultural que
los separa. Guarnan Poma resuelve este problema desplazándose
POMTÍfíCAL

e ^ u ít
22. “ ‘Flota’ C olún e n la mar, a las Indias del P irú” [(1615) 1980:38]
162 MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

más allá del nivel personal, para pasar al impersonal, y comprome­


tiéndose a una alta norma moral (véase Frye [1957] 1973, p. 225).
Al identificar al lector con una actitud de superioridad moral, el
autor invita a la buena voluntad de aquél, y probablemente la logra.
La teoría de la técnica satírica impide que el lector se identifique
con los personajes que se describen, y Guarnan Poma deja bien
claro que el rey español a quien escribe y los colonizadores espa­
ñoles que describe, pertenecen a distintas categorías morales den­
tro de la esfera cultural europea, según él la define.
El rasgo cardinal de la recreación ficdonal que hace Guarnan
Poma del monarca es la devoción del rey a la causa de la justicia
para todos. Al crear la ilusión de una comunidad de moralidad con
el lector que se ha señalado, el narrador implícitamente minimiza
las diferencias entre las formas de entender el mundo que los
separa. El uso de los códigos visuales y verbales de la retórica
cristiana, desde la iconografía hasta la alegoría, representa la
solución estratégica al problema formal (véase Adorno, 1981a).
La alegoría es un conjunto de metáforas, según López Pinciano
([1596] 1953, vol. 2, p. 144); éste señala que quienes mejor explotan
el arte alegórico son aquellos que lo utilizan más para acusar que
para defender.2 De la misma manera, Guarnan Poma crea conjun­
tos de metáforas visuales y verbales, como armas de ataque. Gracias
al prolongado doble sentido que ofrece la metáfora, Guarnan Poma
utiliza la técnica irónicamente, creando una condena a través del
elogio, en forma de celebración/ataque, de los viajes de descubri­
miento de los españoles, dándoles una interpretación alegórica que
posee el humor amargo de una caricatura política. En dos ocasio­
nes ([1615] 1980, pp. 46, 375), dibuja un galeón español en alta
mar (lámina 22). A bordo de él hay personajes a los que identifica
como Colón, Vasco Núñez de Balboa y Juan Díaz de Solís, el
explorador de las costas de Yucatán y del Brasil. Aparecen en la
misma cubierta Almagro y Pizarro, los conquistadores del Perú
(ibid., p. 46). En el segundo dibujo de la misma escena está presente
un personaje adicional, el geógrafo y explorador español Martín
Fernández de Enciso (ibid., p. 375).

2 En la Philosophia antigua poética ([159G] 1953, vol. 3, p. 55), López Pinciano define
la alegoría de la manera siguiente: “Sigue en orden la alegoría, la qual es junta de
metáphoras, y de la cual sea excmplo Cicerón, que dixo de Celio, orador, que tenía mejor
siniestra que diestra, porque sabía mejor acusar que defender.’’
MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS 163

En la narración escrita que acompaña a estos dibujos, Guarnan


Poma ofrece una cronología de los acontecimientos asociados con
estos diversos personajes históricos, pero hace simultáneas esas
distintas hazañas en los dibujos titulados “Flota Colúm” y “Enbar-
cáronse a las Yndias”. Desde el punto de vista de la alegoría, los
dibujos que se alternan con la narración tratan de un solo fenóme­
no: el de las diversas expediciones que, en conjunto, constituyen el
acto mediante el cual Europa llegó definitivamente al Nuevo
Mundo. El dibujo que de ahí resulta es un encomio a los descubri­
dores españoles, que se convierte en alegórico e irónico mediante
el resumen visual único de los diversos viajes., así como gracias al
texto verbal. Al describir a los exploradores y conquistadores,
Guarnan Poma dice que se habían desquiciado a causa de su sed
de oro:

Y no quicieron descansar ningún día en los puertos. Cada día no se hazía


nada, ciño todo era pensar en o ro y plata y rriquiesas de las Yndias del
Pin!. Estauan com o un hom bre desesperado, tonto, loco, perdidos el
juycio con la codicia de oro y plata. A ueses no com ía con el pensam iento
de o ro y plata. A ueses tenía gran fiesta, pareciendo que todo o ro y plata
tenía d en tro de las manos. A cido com o un gato casero q u an d o tiene el
rratón d e n tro de las uñas, entonces se huelga... Ací fue los prim eros
hom bres; no tem ió la m uerte con enteres de oro y plata (ibitL, p. 376).

Con objeto de que no pasen por alto las consecuencias históricas


de este fenómeno, agrega: “Peor son los desta uida, los españoles
corregidores, padres, comenderos. Con la codicia del oro y plata
se uan al ynfierno” (ibid.).
La alegoría visual y la sátira verbal adquieren significados explí­
citamente morales; de hecho, se las puede considerar como aspec­
tos del sermoneo de Guarnan Poma. Orientadas a enseñar una
lección, estas piezas satíricas llegan a lo que López Pindano consi­
dera la parte medular de la alegoría; dejando aparte el placer
estético, en este caso la alegoría se centra únicamente en la ense­
ñanza (López Pinciano [1596] 1953, vol. 3, p. 247). Por más que la
narración pueda carecer de sentido como historia, la alegoría es
vivida y resulta útil como instrucaón. Al utilizar los acontecimien­
tos históricos como punto de partida para ofrecer una lección
moral, Guarnan Poma se sitúa de lleno en el terreno del predicador.
Cuando compara la codicia de los exploradores con el gozo del
164 MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

gato doméstico que tiene al ratón entre sus garras, Guarnan Poma
sigue las reglas de la expresión clara, utilizando símiles y compara­
ciones comunes, tal como se estipula en el Tercero catecismo.
Su otra alegoría visual y verbal extendida, en la que se explotan
toda una serie de metáforas con animales, a la manera que se hace
en el serm ón/ es la continuación de sus comentarios acerca de la
codicia. Adoptando la tradición del bestiario medieval, Guarnan
Poma pinta un dibujo en el que atribuye identidades animales a
diversos grupos de funcionarios coloniales (lámina 23). Con las
fauces abiertas y la lengua extendida, el tigre es el español vagabun­
do, con frecuencia un soldado; el león representa al encomendero;
la “cierpe” es el corregidor; el zorro es el “padre doctrinante”; el
gato representa al escribano; y el cacique principal queda descrito
como un ratón ([1615] 1980, p. 708). Sus metáforas reiteran la
sentencia de Plauto, homo homini lupus (cuando el hombre se pone
contra el hombre es una bestia [un lobo]), aforismo que daba
expresión a un sentimiento común en el periodo barroco (Mara-
vall, 1975, p. 326). La misma descripción verbal se repite en otras
ocasiones ([1615] 1980, pp. 709, 832, 913-914). El motivo del
bestiario o fábula animal desempeña un papel en el sermón-prólo­
go con el que se concluye el capítulo titulado, “justicia yndios”.
Como alegoría moral, da paso a formas simples de sátira en el
sermón (Hodgart, 1969, p. 170), y del mismo modo Guarnan Poma
explota la metáfora para establecer identificaciones satíricas. Le
dice al lector español que es preciso amar al prójimo y defender a
los andinos, pobres corderos, de los animales feroces que los
quisieran devorar:

Cristianos letores: Y com unica en tu ánim a y rrum ia d e n tro de tu corasón


y procura de ser cierbos de Jesucristo. A m a a buestros prógim os y
defendelde a buestro basado, los pobres obejas, para q ue no le com an los
ferós animales, serpientes, ticres, leones, sorras, gatos y rratones, para que
de ellos Dios te lo pague en el cielo ([1615] 1980, p. 832).

Así, la sátira adquiere un timbre moral de invectiva y denuncia. El


aspecto central de esta fabularión es que la humanidad, al conside-
* Acerca de tales efectos, López Pinciano (ibid., vol. 2, p. 95) señala: “Si alguna vez
por la alegoría dexaron la imitación, lo hizieron como philósophos y no como poetas,
como lo hizo Esopo con otros que han escrito apólogos, cuyas narraciones son disparates
y frívolas, pero las alegorías muy útiles y necesarias. *
- o

.POBREDELOSIHS

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23. “Seis bestias devoradoras a las que tem en los pobres indios del Perú"
[(1615) 1980:655]
166 MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

rarse distinta a las bestias, retrata a sus semejantes a guisa de


animales, con objeto de decir algo acerca de la conducta humana.
Empero, Guarnan Poma no utiliza los animales como símbolos de
tipos y vicios humanos, como generalmente se hace cuando se
quiere hacer pasadera la plática moralizante y se desea divertir al
lector que se sitúa a distancia (véase Feinberg, 1967, pp. 52 y 55).
La sátira de Guarnan Poma es amarga y comprometida, y va
dirigida a la propia situación que vive. Corresponde al “mecanismo
satírico de la reducción, al hecho de poner de manifiesto que tras
las pretensiones humanas de grandeza existen motivaciones poco
humanas” (Hodgart, 1969, p. 172). Del mismo modo que la trans­
formación en sátira moral del cuento primitivo sobre el animal por
lo común desemboca en una polémica satírica que adopta la forma
de una protesta política o social (ibid.), también la sátira de Guarnan
Poma es exclusivamente la de denuncia, alejada hasta donde es
posible de la fantasía, lo cual constituye el polo opuesto de la sátira
según el esquema de Frye (véase Frye [1957] 1973, pp. 224-225).
Esta sátira de invectiva está estrechamente relacionada con la
predicación y, por lo general, se basa en un esquema enciclopédico
de los siete pecados mortales, en los que prevalece un sentimiento
de pesadilla y de lo demoniaco, a pesar de cualquier humor que se
les quiera inyectar {ibid., p. 225). Envuelta en su calidad de sermón,
la sátira de Guarnan Poma está desprovista de risa, a la vez que se
la ha privado de su ambivalencia regenerativa (véase Bajtín [1965]
1968, pp. 12 y 21). No sólo derrotado, sino también despojado de
su dignidad, hemos visto cómo el andino, azotado y desnudado, se
ve atado a un pilar de sufrimiento, en el centro de un universo en
el cual, antaño, gobernaba el Inca desde su trono (cf. láminas 7 y
21 ).
La sátira de Guarnan Poma es la de la pesadilla de la tiranía
social, cuya fuente percibe que son los colonizadores. Haciéndolos
hablar con sus propias voces, parodia los sermones que los misio­
neros espetan en quechua y crea diálogos y monólogos satíricos
con los que dramatiza la codicia de los europeos. En estas parodias
y piezas satíricas, como es lo común en tales géneros, el acento
recae en el ataque a los abusos, y no en la descripción de personajes
o situaciones que pudieran ser de interés por derecho propio
(véase Booth, 1974, p. 137).
Tiene gran importancia la parodia que hace Guarnan Poma del
sermón en quechua. En forma irónica, es el género que le propor-
MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS 167

donó el modelo para su discurso, aquel que se convierte en el


blanco de su mayor escarnio. En una imitadón exagerada del estilo
del sermón, ridiculiza tanto los manerismos estilizados de los curas
como los patrones del habla de éstos. Remeda el discurso de sus
más odiados enemigos, los padres de doctrina, para que las voces
extrañas se puedan condenar a sí mismas. La mayor parte de los
sermones ponen de manifiesto lo que el autor promete al comien­
zo: “Mexcla el sermón de su hazienda y rrescates y otras ocupario-
nes que ellos pretenden” ([1615] 1980, p. 624). De manera signifi­
cativa, no traduce al español estos discursos en quechua para
provecho de sus lectores en este idioma; su sátira, en este plano,
va claramente orientada hada el hablante de quechua. Las traduc­
ciones que ha hecho Urioste de Guarnan Poma (ibid.t p. 625)
revelan la ironía encubierta que contienen estas composidones.

El padre dijo: ¡Tejan! El padre dijo: ¡Acábenlo! Sepan qu e el padre es m ejor


que el corregidor, m ejor que el kuraka, m ejor que el en co m en d ero y que
el mismo virrey. Debes escuchar mis buenos m andatos que te dije que
trabajaras, ¡porque te voy a azotar hasta las nalgas! Esto es lo que les ordeno
hoy en el Evangelio. Este es el serm ón. Se lo digo com o representante de
Dios. ¡Reciban esto en el corazón!4

Con estos sermones, Guarnan Poma convierte en depravadas y


crueles las voces de los curas párrocos; con toda eficada, les
arrebata el lenguaje y el espíritu del Evangelio. Cuando es él quien
hace suya la retórica religiosa, utiliza dramatizadones para quitár­
sela a aquellos a quienes se les ha confiado. Imitando el habla del
predicador, vada la voz de éste de todo contenido religioso. De
esta manera, Guarnan Poma pone sus críticas de los colonizadores
en boca propia de éstos y en la de sus compatriotas. Resulta
significativo que, a lo largo de todo esto, el andino se quede
silendoso. Sufrientes, degradados y deshumanizados, los andinos
son retratados sin voz, sin esperanza.
4 Salvo uno, todos los demás de esta serie de nueve sermones en quechua son
satíricos. Damos a continuación otros dos ejemplos, traducidos al español por Jorge L.
Urioste: “Hijos míos, no me hagan enojar. Si me enojo, soy un puma; pero si no me enojo,
soy como un caballo, el cabestro que extira una llama” ([1615] 1980, p. 624). Guarnan
Poma atribuye el “sermón” que sigue a un “cura criollo de Huamanga”: “¡Hipócritas!
Ustedes han mandado cartas al obispo, diciendo: ‘Este padre no es bueno; expúlselo. Ese
otro padre es muy bueno*. Los judíos defamaban; ustedes me han defamado igualmente.
Arrogantes, lascivos, hipócritas. ¡Oiganme bien!” (Ibid.).
168 MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

Estas crueles voces españolas forman un coro que se convierte


en parte esencial del ataque anticolonialista de Guarnan Poma; lo
que las torna irónicas es el significado de inmoralidad que el lector
asocia a las mismas. Alternando su propio discurso con tales
parodias y remedos de personas, Guarnan Poma logra recalcar su
argumentación central como no lo hubiera podido lograr mediante
una sola técnica. No obstante, su experimentación con tal variedad
de géneros tal vez simplemente indique su sentir en cuanto a lo
inadecuada que resulta cualquier fórmula —o incluso todas ju n tas-
para trasmitir su interpretación de la realidad colonial. De ahí que
su febril producción de dibujos y prosa, con sus extensas repeticio­
nes y reiteraciones, sea el intento de comunicar un mensaje cuyas
dimensiones rebasan cualquier forma única de expresión, y hasta
la suma de todas ellas.
De manera obsesiva, Guarnan Poma repite sus aseveraciones en
el sentido de que los andinos, desde tiempo inmemorial, han vivido
conforme a los Diez Mandamientos, y que los españoles, desde
Francisco de Toledo hasta el cura local, se ven afectados de soberbia.
Aun cuando recurre a la identificación metafórica de los fenóme­
nos andinos y no andinos, se muestra escéptico en cuanto a su
habilidad para explicar las cosas; como estrategia retórica, la metá­
fora es insuficiente para explicar el sistema ordenado de la sociedad
andina, o para elucidar plenamente las consecuencias que tendrá
el comportamiento de los españoles en su colonia del Perú. Cada
reiteración traiciona la vaciedad que representan las frases y deja
al descubierto lo inadecuadas que son para describir una realidad
que jamás se podrá someter a fórmulas. Deteniéndose aún más en
los males del colonialismo que en la reforma de éste, Guarnan
Poma confiesa el desánimo moral en que se halla sumido: “Acá se
acauan los yndios y no ay rremedio en este mundo.” La victoria de
la sátira sobre cualquier otra forma literaria, y de manera especia-
lísima la del diálogo satírico sobre la biografía ejemplar, hace que
nuestra lectura se desplace aún más en la dirección de la desespe­
ración, contra la cual la esperanza no puede competir.
Así, por un lado, Guarnan Poma desea fomentar el restableci­
miento del orden en la sociedad y percibe que existe un cierto
potencial para lograrlo. Por el otro, pinta una imagen aterrorizante
de la experiencia colonial, que contradice y anonada el celo del
reformador. En el fondo, la cuestión no se reduce a pecado y
codicia, o a moralidad cristiana y ausencia de ésta, puesto que tales
MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS 169

aspectos son mecanismos retóricos; el asunto está en la carencia de


un entendimiento fundamental entre las dos culturas. A diferencia
de los cronistas europeos, que podían juzgar las similitudes cultu­
rales con una mirada distante, o de reojo, y de manera igualmente
distinta al pensador escolástico que planteaba la semejanza en el
nivel filosófico o teológico, Guarnan Poma vivía las diferencias en
carne propia y experimentaba la falta de comprensión y de enten­
dimiento entre culturas con vastas diferencias.
Sin embargo, ¿cómo puede Guarnan Poma efectuar innumera­
bles tipos de identificaciones entre las dos culturas y, al mismo
tiempo, negar que sea posible cualquier identificación de esa
índole? En mi opinión, no hay ninguna contradicción de tal orden
en la Nueva coránica y buen gobierno. Yo sostendría que para Guarnan
Poma el uso de la metáfora para encontrar semejanzas es una pose,
y no una convicción. Lo que hace es elaborar un sistema de
correspondencias para provecho del lector, sin que él mismo crea
en ellas. Escoge la sátira, porque es la estrategia con la que puede
aparentar que afirma la equivalencia de las culturas, cuando en el
fondo las ve como irreconciliables.

Sobre caciques y Coyas

Una última indagación al respecto del punto de vista narracional


de Guarnan Poma es la que se centra en la relación que éste
mantiene con los incas, desaparecidos desde mucho tiempo atrás,
y los andinos que son sus contemporáneos. En estos momentos
dejamos de hacer hincapié en la relación hablante-receptor para
pasar a considerar, finalmente, el mundo andino con el que el
orador se identifica. Para abordar el problema de su punto de vista
narracional he seleccionado un personaje andino hada el cual la
actitud del narrador es ambivalente desde el prindpio: Mama
Huaco, Coya, madre y esposa de Manco Capac Inca. Según Guarnan
Poma, Mama Huaco fue una hechicera de origen desconoddo que
dio origen a la dinastía inca, que remplazó a los incas originales y
subyugó a la antigua dinastía de Yarovilca Allauca Huanoco, de
quien Guarnan Poma afirma que es descendiente.
Al examinar el tratamiento que da a Mama Huaco, descubrimos
que su descripaón de los personajes andinos es más compleja que
la que hace de los españoles. En tanto que cuando se trata de éstos
24. Mama Huaco, Coya, reinaba en el Cuzco [(1615) 1980:98]
MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS 171

el narrador simplemente critica o ensalza a uno u otro colonizador,


no se introduce en un sistema de relaciones con estos personajes,
quienes quedan fuera del espacio cultural andino que ha concep-
tualizado. Sin embargo, al crear personajes andinos el autor pre­
senta a un narrador a quien le es preciso entrar a la jerarquía de
las relaciones que crea. A consecuencia de ello, estos retratos son
más problemáticos en cuanto a su concepción, y más ricos en la
ejecución, que los correspondientes a los españoles. Al examinar
la relación que guardan dibujo y prosa en la Nueva coránica y buen
gobierno, se descubre que la aparente distancia entre el narrador y
el objeto de su descripción, irónicamente enmascara la identifica­
ción que hay entre ellos.5
Resultan particularmente significativas, en el caso del texto con
doble enfoque de Guarnan Poma, la teoría y terminología que ha
desarrollado Boris Uspensky para describir la composición de las
producciones artísticas verbales y visuales. Posee pertinencia, para
el examen del texto visual, el aspecto de los puntos de vista interno
y externo, y la relación que guardan con la perspectiva lineal e
inversa. Para describir la textura del discurso verbal de Guarnan
Poma, me apoyo en las obras de Bajtin y Volosinov, en cuyo trabajo
fundamentó Uspensky su propio sistema de análisis (Uspensky
[1970] 1973, pp. 5-6). Al examinar las posturas espaciales y tempo­
rales que asume el autor, tanto en los dibujos como en la prosa,
voy a mostrar la forma en que Guarnan Poma articula un punto de
vista que a ratos es interno, y en otros externo, a la esfera que
describe.
A todo lo largo de los textos visuales y verbales, Guarnan Poma,
como narrador, aborda la esfera del europeo como si fuese a la vez
ajeno y perteneciente a ella. Para que su relato sea recibido con
plena confianza en su autenticidad y veracidad, el narrador tiene
que imprimirle a su mensaje una nota de credibilidad. En conse­
cuencia, insiste en su estatus como peruano nativo y como testigo
presencial de los acontecimientos que describe: “Y ancí lo e uisto
a uista de ojos para el rremedio de los pobres y seruicio de Dios y
de su Magestad. Como e uisto tantas cosas ques de espantar”
([1615] 1980, p. 715; véanse también las pp. 285, 893 y 908). Al
mismo tiempo, y para evitar el alienamiento de su cortesano lector,

5 Esta exposición sobre el punto de vista narracional apareció por vez primera en
Dispositia, Revista hispánica de semiótica literaria (Adorno, 1979b, pp. 28-41).
172 MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

la persona narradora da poco realce al papel que desempeña como


informante exótico que habla en una lengua extranjera. El drama
que esencialmente encara Guarnan Poma está en cómo presentar
al narrador como al confidente digno de crédito, cuando su propia
autoridad proviene de su condición de extranjerismo exótico. Esta
contradicción la resuelve a través de la sintaxis de la composición.
El patriotismo étnico local de Guarnan Poma le permite a éste
expresar un cierto grado de resentimiento contra los incas. Sin
embargo, trata a estos últimos con considerable sutileza, puesto
que los describe de tres maneras: desde su punto de vista como
descendiente de la dinastía Yarovilca, los tacha de usurpadores;
desde su perspectiva como cristiano, los llama idólatras; y como
informante nativo de un rey extranjero potencialmente xenófobo,
encuentra ventajas en tratarlos como personajes históricos distin­
guidos. A través de la manipulación de ciertas técnicas composicio-
nales, Guarnan Poma crea la ilusión de hallarse tanto dentro como
fuera del terreno histórico que retrata, según se adecúe a sus
propósitos, ora una u ora otra de esas posturas. Es así como
establece la autoridad de sus puntos de vista concernientes a un
periodo histórico remoto acerca del cual únicamente posee cono­
cimientos de segunda mano.

En los aposentos de la Coya

La “Primera historia de las reinas, Coyas” se inicia con el retrato de


Mama Huaco, Coya (lámina 24; [1615] 1980, p. 120). A ésta se la
muestra sentada en sus aposentos palaciegos, mientras es atendida
por tres sirvientas —dos mujeres jóvenes y una enana. Sosteniendo
en alto un espejo en el que se ve su propio reflejo, Mama Huaco
se ocupa de su peinado. Varias características de este encantador
cuadro sugieren que se halla enjuego, en cuanto a su composición,
un punto de vista interno, y posiblemente una perspectiva inversa.
Se considera que el punto de vista es interno, cuando el ojo que
observa y registra una escena parece estar situado dentro de la
esfera de la representación; y externo, cuando da la impresión de
hallarse fuera del área que se describe (Uspensky [1970] 1973, p.
2). En la pintura, la perspectiva es lineal cuando el objeto que se
retrata es considerado desde un solo punto espacial y trasmite la
impresión de que la observación se hace en un momento determi­
MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS 173

nado y desde una posición fija; la perspectiva es inversa, cuando


queda representada una pluralidad de puntos de vista, debido a
que la posición del pintor es dinámica (Uspensky [1970] 1976, pp.
221-228). En la perspectiva inversa, las “fracturas formales de toda
suerte, las distorsiones de forma, en comparación con lo que
veríamos desde un solo punto de vista” surgen a causa del deseo
de retratar el objeto en toda la plenitud de su existencia (ibid., p.
228). Así, el artista que utiliza la perspectiva inversa observa un
objeto desde diversos ángulos y trasmite la impresión simultánea
de esta multiplicidad de puntos de vista sucesivos.
En el retrato de Mama Huaco hay tres rasgos que sugieren que
el punto de vista del pintor es interno a la escena. En primer lugar,
la alfombra sobre la que está sentada se halla inclinada hacia el
observador. Esta distorsión sugiere que el pintor está representan­
do la alfombra como si estuviera de pie sobre ella, y mirándola
desde arriba. Sólo desde una posición tal resultarían simultánea­
mente visibles las cuatro esquinas que vemos. Un segundo rasgo es
la pequeñez de la enana del primer plano, comparada con el mayor
tamaño de las damas de compañía que aparecen al fondo. Si la
enana se dibujara desde nuestro punto de vista como observadores
externos de la escena, su cabeza quedaría más arriba que las de sus
compañeras del fondo. Sin embargo, el diminuto tamaño de la
cabeza de la enana nos dice que su figura la ha articulado un artista
que crea la ilusión de ser un observador interno a la escena. Para
el ojo que efectúa tal registro, las figuras del trasfondo estarían más
cerca, y por ende serían de mayor tamaño, que las del primer plano
pictórico. Esta gradación de tamaños en particular se considera una
de las características típicas de la perspectiva inversa, hasta donde
ésta presupone, por el momento, un punto de vista interno (Us­
pensky [1970] 1973, pp. 135-136).
Hay un tercer rasgo del dibujo que hace imposible la existencia
de un solo punto de vista fijo e interno por parte del artista, puesto
que entra enjuego la característica específica de movilidad que se
asocia con la perspectiva inversa. Mama Huaco sostiene un espejo
en lo alto, y nosotros vemos tanto su cara, como la imagen de ésta
reflejada en el espejo. Ni siquiera el punto de vista de alguien
situado dentro de la escena, en posición fija, hace posible la
perspectiva que aquí se ofrece; únicamente un punto de vista móvil
puede realizar esta representación contigua de impresiones visua­
les sucesivas. La imagen de la cara se puede atribuir a un punto de
174 MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

vista externo, y la imagen del reflejo, a uno interno. Así, tenemos


el juego entre puntos de vista internos y externos, que es común
en la perspectiva inversa. El efecto de esta alternancia es la ilusión
de que se retira el marco que separa la producción artística del
mundo que se encuentra fuera de ella. Y la impresión visual global
es en el sentido de que el ojo que hace el registro se halla dentro
de la habitación que se retrata. Este cuadro doméstico real está
representado, por así decirlo, desde dentro de sus propias fronte­
ras. Puesto que este retrato presenta a un personaje histórico, la
manipulación de los valores espaciales conlleva un significado
temporal implícito. El artista crea la ilusión de haber logrado lo
imposible: ha adoptado una posición anacrónica dentro de un
retrato histórico antiguo, como si estuviera registrando las impre­
siones que tenía de él, desde dentro de sus confines.
Por más que la representación visual de la primera Coya ofrezca
la ilusión de un punto de vista interno del desaparecido mundo
incaico, uno pensaría que la narración verbal de la biografía de la
Coya únicamente se podría hacer de manera retrospectiva, de tal
modo que el narrador necesariamente tendría que adoptar un
punto de vista externo. Después de todo, la época en la que
Guarnan Poma informa no es sincrónica con la de los acontecimien­
tos que describe. Y sin embargo, incluso en la narración histórica
el autor andino se da maña para introducir un punto de vista
interno, que alterna con otro externo. En el texto escrito, nuestro
punto de orientación queda definido por las “relaciones tempora­
les entre el sujeto que describe (el autor) y el suceso descrito” (ibid.,
p. 57). En general, Uspensky considera que la postura del narrador
es interna a la narración cuando su “tiempo presente” es el mismo
que el del personaje que se representa; y es externa cuando
considera retrospectivamente las hazañas o hechos de esos perso­
najes (ibid. y p. 69). En el relato de la historia antigua que hace
Guarnan Poma, ocurre una alternancia de esta índole.

El presente en el pasado

La biografía de Mama Huaco se narra primordialmente en los


tiempos pretérito y copretérito del sistema verbal retrospectivo del
español. La distinción que hace Benveniste entre los sistemas
verbales de la historia y del discurso, arroja luz sobre el contraste
MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS 175

de valores entre los tiempos copretérito y pretérito, así como en


cuanto a la relación que respectivamente guardan con el punto de
vista interno y el externo ([1966] 1971, pp. 205-215). (Aun cuando
el análisis que hace se refiere al francés, sus conclusiones son
igualmente pertinentes para el español.) Según Benveniste, el
sistema verbal del discurso, a diferencia del de la historia, reside
en la relación que existe entre la primera y la segunda persona
gramaticales, con lo cual se supone la presencia de un hablante y
un oyente, así como la intención del primero en influir sobre el
segundo (ibid., pp. 208-209). Define el sistema verbal de la historia
como la narración de acontecimientos del pasado que se presentan
sin ninguna intervención del hablante en la narración; tales sucesos
se “caracterizan como pasado a partir del momento en que han
sido registrados y manifestados en una expresión temporal histó­
rica” (ibid., p. 206).
En español, la aserción histórica queda captada quintaesencial-
mente en el tiempo pretérito (Alarcos Llorach, 1969, pp. 110-112;
Bull, 1960, pp. 17 y 94-98). En la biografía de Mama Huaco, este
tiempo pretérito, esto es, el sistema verbal histórico que atribuye
las acciones a un periodo de tiempo que excluye cualquier inter­
vención personal por parte del hablante, es el que predomina. Las
aseveraciones que constituyen evaluaciones finales de la vida de
Mama Huaco se describen en sus aspectos perfectivos, y por lo
común terminativos, como puntos en el tiempo, sin duración (Bull,
1960, p. 17). Tanto su aspecto físico, como el lugar de fallecimiento
y la herencia espiritual que dejó, se tratan desde una perspectiva
general y a manera de resumen: “Fue muy hermosa... dejó la ley
del demonio muy entablado a todos sus hijos... Murió en el Cuzco
de edad de duzientos años” ([1615] 1980, p. 99). En el sistema de
Uspensky, el uso del aspecto perfectivo del verbo define la postura
retrospectiva del narrador: “Al mirar desde el tiempo futuro hacia
atrás, hacia el presente del personaje”, el punto de vista del
narrador es externo a la narración que se está haciendo (Uspensky
[1970] 1973, p. 67).
No obstante, en otras partes de la narración biográfica aparecen
referencias temporales que denotan una postura interna del narra­
dor, basada en el uso del aspecto imperfecto del verbo (el copreté­
rito). Puesto que el copretérito del español describe el aspecto
medio o durativo de un suceso considerado retrospectivamente,
como proceso que aún no ha concluido (Alarcos Llorach, 1969, pp.
176 MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

111-112; Bull, 1960, p. 17), trasmite la idea de una aseveración


hecha en el tiempo presente acerca de un dominio temporal
retrospectivo. Debido a que el imperfecto (copretérito) ocupa un
lugar intermedio que difumina la frontera entre el sistema verbal
histórico y el del discurso, Benveniste sitúa el aspecto imperfectivo
del verbo en ambos planos de expresión ([1966] 1971, p. 209).
Según Uspensky, el aspecto imperfectivo del verbo trasmite un
sentido de “presente en el pasado”. Al igual que la forma presente
del verbo, el imperfecto le permite al narrador “llevar a cabo su
descripción desde dentro de la acción —es decir, sincrónica, en vez
de retrospectivamente—y colocar al lector en el centro mismo de
la escena que está describiendo” ([1970] 1973, p. 74). Esta táctica
narrativa se encuentra en las siguientes frases entresacadas de la
biografía de Mama Huaco:

Según cuentan su uida y historia que hablaua con los dem onios... hacía
hablar a las piedras y peñas... T enía su bestido de rrosado... gouernaba
más que su m arido M ango Capac... hazía milagros de los dem onios... hazía
m ucho bien a los pobres de la ciudad ([1615] 1980, p. 99).

Gracias al uso del tiempo imperfecto, el hablante crea la ilusión de


traer a su propio marco de intervención acciones que se iniciaron
en el tiempo pasado.
El concepto del “presente en el pasado” se puede analizar
también con respecto al tiempo pretérito. Bajo esta perspectiva, el
hecho de que Guarnan Poma declare que Mama Huaco “dixo que
era hija del sol y de la luna” tiene un significado especial. Una
función atemporal del pasado simple permite que los verbos de
acción interna, tales como pensar e incluso decir, constituyan una
“presentificarión”. (Káte Hamburger [1973, pp. 64-98] expone la
función atemporal del pretérito simple que “presentifica” las accio­
nes de los personajes, no en un sentido temporal sino ficcional.) El
pretérito “dixo”, que representa una acción articulada internamen­
te y percibida externamente, indica, en este caso, no temporalidad
sino más bien un contenido en significado semántico en virtud del
cual Mama Huaco decidió asumir la pose de hija del sol y de la
luna, o bien en realidad pensaba que lo era. Esta acción interna,
registrada en la forma “dijo”, les confiere a todas las demás acciones
que se narran de su historia un sentimiento de “estar ahí”, que se
puede asemejar al de la representación de las artes plásticas (Ham-
MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS 177

burger, 1973, p. 98). La “presen tificación” de Mama Huaco en el


dibujo, que también crea “un Aquí y Ahora” estáticos (ibid., p. 98),
corrobora este efecto.
Al utilizar el imperfecto, el narrador ofrece no evaluaciones
finales, sino más bien una imagen mental móvil de la persona que
“habla con las piedras”, que se viste de determinada manera y
que reina vigorosamente pero con compasión en el dominio incai­
co. La voz narrativa crea la ilusión de que observa estas acciones
mientras están ocurriendo y señala la repetición de las mismas. En
general, la impresión que da el narrador es la de un punto de vista
interno, de la materialización in situ de las hazañas del personaje
histórico, conforme éste se mueve con grandeza y poderes sobre­
naturales para efectuar las rutinas de su vida cotidiana. La alter­
nancia del tiempo pretérito (punto de vista externo) con el copre-
térito o imperfecto (punto de observación interno) crea la ilusión,
en el plano de la oración, de que el narrador entra y sale de esta
escena histórica. Es decir, con frecuencia saca a relucir aconteci­
mientos que orienta hacia puntos retrospectivos en el tiempo, en
tanto que hay otros que no enfoca de esta manera. Así, el hablante
organiza su narración, no como una secuencia de sucesos, sino a
modo de una serie de ejes retrospectivos que le permiten escoger
qué aspecto —inicial, medio o final—de la acción va a utilizar para
traer a colación el acontecimiento (Bull, 1960, p. 100). De la misma
manera que la articulación espacial del punto de vista pictórico
tiene implicaciones en cuanto al significado temporal, también la
manipulación temporal del verbo trae consigo una significación
espacial. El tiempo imperfecto crea la ilusión de que el narrador se
ha introducido en el dominio espacial de los antiguos incas, donde
es testigo de los actos de caridad y de las proezas de Mama Huaco.
Otro de los conceptos sintácticos que introduce el narrador en
el dominio que está representando es un elemento que prob­
ablemente proviene de la lengua materna del autor, el quechua. Se
trata del uso del validador no testimonial (enclítico reportativo), el
“dizen que”, ya descrito anteriormente en el capítulo 1. Encontra­
mos aquí, que el marcador del discurso quechua, sobreimpuesto a
la prosa en español que usa el narrador, expresa, tanto en el plano
fraseológico como en el espacio-temporal, la identificación del
narrador con el mundo andino que se representa. El tipo de
expresión que nos ocupa permite combinar, dentro de la misma
oración, los acontecimientos que se consideran como pasados,
178 MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

históricos y externos, con aquellos que están en el tiempo presente,


y que son discursivos e internos desde su punto de vista. En este
caso, la postura interna queda marcada por el uso del presente
regular (Uspensky [1970] 1973, p. 71), conforme se conjuntan los
tiempos de presente y de pasado:

Dizen que fue gran hechicera... Y dizen que [a] ella no le fue conocida su
padre... Para se casar, dizen que pedió a su padre al sol d o te y le dio dote
y se casaron m adre y hijo ([1615] 1980, p. 121).

Aun cuando el contraste que establece Benveniste entre historia y


discurso corrobora el análisis que hace Uspensky de casos similares
a éste, el argumento principal en favor del punto de vista interno
se encuentra en el rasgo de validación, que es una distinción
gramatical obligatoria en el quechua. El “dizen que”, bien puede
ser una traducción del validador no testimonial, el sufijo quechua
-siy que significa que el hablante no puede responder por la
información como testigo ocular, sino que la ha adquirido a través
de terceras personas (véase Urioste, 1973, pp. 45 y 49). Tanto si en
este caso el origen del “dizen que” es español o quechua, lo
importante es que Guarnan Poma deja en claro que no está en
posición de verificar personalmente ciertos atributos legendarios
de Mama Huaco. Mediante este mecanismo el narrador se sitúa
más allá de los confines del mundo de Mama Huaco y hace que su
punto de vista sea externo con respecto a las acciones de ese
personaje.
Por otro lado, esa alternancia de tiempos gramaticales dentro
de una sola oración origina lo que Uspensky llama un “cambio
repentino de punto de vista” ([1970] 1973, p. 72). Mientras que la
voz narrativa es externa tanto respecto del personaje como de los
acontecimientos que se describen mediante el tiempo histórico en
la cláusula subordinada, su postura temporal es interna al mundo
representado, en el plano de la cláusula principal (“dicen que”). El
cronista posee información especial, que, por ende, lo sitúa dentro
del mundo que describe, cuando menos en el nivel de su propio
tiempo de base en el discurso. “Dizen que” significa “Según me han
contado personas con autoridad...”. Para Benveniste, esta construc­
ción representa la interrupción de la narración histórica, a causa
de que interviene el discurso; el comentario del historiador acerca
de los acontecimientos que se narran, o su reproducción de las
MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS 179

palabras o el relato de otro, exige el uso del sistema de tiempo


discursivo ([1966] 1971, p. 209). Así, la frase “dicen que”, al igual
que aquella otra, “según cuentan su uida y historia”, coloca al
narrador dentro de las tradiciones orales nativas. El “dizen que” y
sus análogos nos señalan que los relatos han sido aceptados gracias
a la autoridad de que gozan ciertos andinos contemporáneos que
se hallan familiarizados con el pasado de los incas. De esta manera
el narrador se coloca dentro del mundo andino, a cierta distancia
en el tiempo con respecto al pasado de los antiguos, pero sin dejar
de mantener una posición espacial dentro del dominio de la
experiencia andina en la que se apoya para su relato.
Desde el retrato inicial hasta el pronunciamiento final, el espec­
táculo de la vida de Mama Huaco representa inequívocamente una
panorámica de ese mundo perdido, desde adentro. Tanto la bio­
grafía como el cuadro pictórico son representaciones del mundo
andino, como mundo dinámico y que prosigue su existencia. La
manipulación del espacio en el dibujo y en los tiempos verbales de
la narración le confieren a la composición un sentido de dinamis­
mo, a la vez que trasmiten una imagen de la potencia que existía
en el mundo andino antiguo, así como de la que se manifiesta en
el contemporáneo. Esta ilusión de la “presentificadón”, del traer
el mundo andino al plano de hoy, se debe a la movilidad del punto
de vista del autor. A una distanda cercana en el tiempo, el narrador
verbaliza las acciones de Mama Huaco tal como estaban sucedien­
do; en otro momento, muy alejado en cuanto al tiempo, informa
de lo que hacía utilizando los tiempos verbales perfectos, captán­
dolo, por así dearlo, como en una fotografía instantánea. Y en
otros momentos, presta oídos atentos a los relatos orales contem­
poráneos de los andanos andinos, quienes recuerdan relatos de
esos tiempos de antaño. Cada una de estas facetas del complejo
temporal sugiere que la nodón de la perspectiva inversa propia­
mente dicha, aún en mayor grado que el simple punto de vista
interno, es el factor más pertinente para describir la construcdón
que hace Guarnan Poma de las reladones temporales. Es este
mismo rasgo de la perspectiva inversa el que caracteriza las relado­
nes espádales en el retrato de Mama Huaco. El dibujo de ésta no
es una representadón simple y estática, sino una panorámica
compuesta por muchas impresiones visuales sucesivas.
Además del retrato y de la biografía, la prueba de esta movilidad
se manifiesta incluso en el prólogo (véase el capítulo 3, “La voz del
180 MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

predicador”). Al citar a las señoras de la nobleza mediante sus


títulos en quechua, Guarnan Poma se retrata a sí mismo como igual,
es decir, él mismo es un cacique, hasta que se coloca en superioridad
absoluta sobre ellas, en el momento de su sermón estilizado. Y
luego, en su oración final, crea la ilusión de solidaridad con esas
señoras. Su postura la establece como primordialmente interna al
mundo que describe, confiriéndose autoridad a sí mismo con
respecto a su destinataire; y encima de ello, dentro de ese mundo
se coloca en una postura superior a sus demás habitantes, con lo
cual se otorga un prestigio que rebasa el de sus personajes.

El autor como héroe

A la postre, los héroes y heroínas que crea Guarnan Poma en su


libro no satisfacen las expectativas de estatura y dignidad que el
autor otorga a la imagen del narrador. Únicamente a él se le ocurre
un concepto panheroico mediante el cual se pueda tender un
puente entre el mundo del guerrero y noble estadista de la anti­
güedad, Guarnan Chaua, y el virrey del Inca y capitán del rey
español, Guarnan Malqui. Solamente Guarnan Poma (cacique cris­
tiano, “autor y príncipe”) establece una unión entre el heroísmo
del pasado y el del presente. La suya es una empresa caballeresca,
en la que se deshacen entuertos y se defiende a los desvalidos. En
consecuencia, las relaciones que el narrador establece tanto con el
lector real como con los andinos a quienes se dirige —personajes
ficticios todos ellos—, a fin de cuentas cumplen con el propósito de
elevar su propia postura, aún más que la de los sujetos que
constituyen su material historiográfico y biográfico. Y aquí, final­
mente, aparece la figura de Guarnan Poma, puesto que es la
creación que el autor hace de sí mismo como narrador, la que
ofrece información completa acerca de él. A partir de esta exposi­
ción del punto de vista, el narrador Guarnan Poma emerge no
como informante, sino como autoridad), no como el servidor del
rey español, sino como el señor andino. En tanto que da la
impresión de presentar una imagen de sí mismo como indio ladino
asimilado, lo que observamos es, por lo contrario, que permanece
fiel a su propia herencia cultural, en una identificación que es tan
íntima como coherente (véase Adorno, 1981a).
En cuanto a la recompensa que recibe su héroe, ésta aparece
MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS 181

únicamente en el hecho de escribir el propio libro. Las evidencias


que he descubierto al respecto de las dilatadas enmiendas que le
hizo al texto, así como la inserción de páginas adicionales a pliegos
que ya habían sido cosidos, corrobora esta opinión (véase Adorno,
1980). Las repeticiones y la reiteratividad que le han dado fama,
parecen ser un indicio de que para él terminar el libro iba a
equivaler a admitir la derrota. La ironía última de Guarnan Poma
es que se enfrasca en la redacción de un libro con el cual, según
teme, no se pueden alcanzar las metas que se ha propuesto.
Terminar el libro, soltarlo, sería dejarlo sujeto a un destino que
desea posponer, más que dar por bien recibido.

La crítica final de Guarnan Poma

Echando una última ojeada a la Nueva coránica y buen gobierno,


podemos ver la forma en que Guarnan Poma esparce las semillas
de su desconcierto a todo lo largo de su producción. El empleo que
hace del simbolismo espacial andino es un desafío a la evaluación
que pueda efectuar el lector en cuanto a su estilo artístico aparen­
temente asimilado; sus identificaciones metafóricas, en apariencia
inocentes y bienintencionadas, poseen una cara oscura que viene
a arrollar su interpretación de la experiencia colonial tanto por el
lado europeo como por el andino. Como instrumento expresivo,
la metáfora niega la ilusión de unidad y de totalidad; con ella
Guarnan Poma disfraza las diferencias, pero admite que éstas no
pueden ser ignoradas.
La ambiciosa propuesta de Guarnan Poma en el sentido de hacer
de su hijo el príncipe del Perú dentro de un reino universal en el
que Felipe III sería el “monarca del mundo”, y su recomendación
en cuanto a establecer un cardenalato de las Indias, son aspectos,
ambos, que dan la impresión de que se manifiesta fe en una
estructura política y religiosa cuyos objetivos duda el autor que se
puedan alcanzar. Se desvincula de todo su proyecto cuando declara
que el mundo está de cabeza: “Es señal que no ay Dios y no ay rrey.
Está en Roma y Castilla” ([1615] 1980, p. 1136). Autonombrándose
servidor de “Cristóbal de la Cruz”, su misión, dice, es la de servir
a “los pobres de Jesucristo” (ibid., p. 1118). De esta manera se
despoja de la identidad que él mismo se había atribuido como
consejero del rey. Estos esfuerzos terminan también por negar lo
182 MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

que alguna vez habían afirmado. El lamento con el que finaliza sus
meditaciones trae ecos de un antiguo estribillo —aquel que él
asociaba con la búsqueda original de Dios por parte del hombre
andino y que, de hecho, reitera el tema tradicional de la plegaria
quechua. Al elevar su voz para preguntar, “¿Adonde estás, nuestro
señor rrey Phelipe?” (p. 1122), Guarnan Poma se identifica plena­
mente con su propia raza y rechaza la imagen del consejero
imperial colonial. Al igual que en los dibujos, aísla por completo lo
andino de la esfera cultural europea (véase Adorno, 1981a).
A pesar de sus esfuerzos por crear orden y armonía en su tratado
sobre el buen gobierno, el proyecto de Guarnan Poma fracasa. En
el plano formal, el Buen gobierno no es otra cosa más que una serie
de arranques y paradas. Muestra un agudo contraste con la Nueva
coránica, en la que Guarnan Poma había tejido cuidadosamente las
hebras de la historia bíblica, la papal y la andina, para formar una
sola tela. El Buen gobierno, en cambio, se vuelve fatigosamente
repetitivo; parece avanzar, pero no llega a ninguna parte. No tiene
culminaciones ni resoluciones, salvo por el relato autobiográfico
del anciano agotado que lleva su manuscrito a Lima. “Camina el
autor” es una corta narración cuyo efecto es el de establecer un
contraste con el corpus amorfo, en la que está inserta. La prosa
descoyuntada y vehemente del Buen gobierno refleja los frustrados
intentos de Guarnan Poma por controlar la realidad que desea
describir. Acerca de esta parte de su libro y del mismo modo
en que él se quejaba de la obra de Murúa, podemos decir
nosotros, “ni comensó ni acabó”. Esta narración toma la forma de
una crónica, que no la de un relato, y la propia carencia de una
codificación “motivista”, le niega el atributo de un valor positivo a
la experiencia que refiere; “todo acá es mentira”.
En tanto que Guarnan Poma había establecido una historia que
le diera significado a la experiencia andina del pasado, niega este
significado en el caso del presente. Por más que parezca estructurar
una ilusión de unidad, el Buen gobierno nos deja con un conjunto
de piezas disímbolas. Por más que recurra al lenguaje tanto escrito
como pictórico, Guarnan Poma cuestiona su poder para comuni­
car, para cambiar las cosas. Construye un modelo de moralidad
para el presente y para el futuro, pero duda de que cuente con
perspectivas en cuanto a su realización. Éste es el trágico grado de
ironía a través del cual la vida se percibe como una servidumbre
irremediable. Guarnan Poma tenía su propio modo de decirlo, y
MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS 183

éste constituye el epitafio de su visión irónica: “Y no ay rremedio


en este mundo.”
Como reflejo no sólo de la evaluación que hace el autor en
cuanto a las perspectivas de las futuras relaciones andino-hispanas,
su libro en dibujo y prosa señala otro problema: las dudas del autor
en cuanto a la posibilidad de comunicación a través de la barrera
cultural. La propia existencia de este libro da testimonio de la
importancia que Guarnan Poma le atribuye al problema. Las dobles
maniobras entre, por un lado, el dibujo que idealiza y la prosa que
critica, y por el otro, el dibujo que critica y la prosa que condena,
esconden una incertidumbre fundamental en cuanto a las perspec­
tivas de comunicación de una a otra cultura. Guarnan Poma no
solamente está enfrascado en una búsqueda de soluciones, sino que
también anda en pos de las mejores formas de hacer que a éstas y
a él se los entienda. Lejos de ser una especie de ilustración recta
del texto verbal, los dibujos, como portadores de su propio signi­
ficado independiente, establecen distintos tipos de relaciones con
el texto escrito, y todos ellos testimonian un intento desesperado
por tender un puente que permita salvar la zanja de las comunica­
ciones. A este respecto quisiera expresar una reflexión final que se
refiere a las tensiones y tendencias en conflicto que asistieron al
nacimiento de la narrativa en la América hispana.
La experiencia de Guarnan Poma pone de manifiesto que, aun
cuando las semillas de la ficción narrativa se sembraron en un
terreno que era supuestamente historiográfico, los brotes de la
historia, la oratoria y la ficción no se mantuvieron aparte. En pocas
palabras, el discurso literario se estructuró a partir de los diversos
modelos que se hallaban a la mano. Guarnan Poma estuvo presente
en ese momento histórico que Octavio Paz ha descrito como “la
respuesta de la verdadera realidad de los americanos ante la
realidad utópica de América” ([1961] 1966, p. 13). Los americanos
contrarrestaron las historias providencialistas que escribían los
europeos, mediante una narrativa con sello propio. Debido a las
circunstancias que les eran inherentes, estos textos amerindios de
los primeros tiempos estaban llenos de modelos de experiencia que
parecían más míticos que reales, contenían soluciones que ellos
sabían destinadas al fracaso y presentaban contradicciones que
ellos no podían resolver, sino solamente ratificar. La interpretación
de los modelos de la historia, la poética y la retórica refleja el
esfuerzo por trabajar mediante conceptos antitéticos que repre­
184 MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS

sentan realidades contradictorias. Los límites de la combinación


creativa los imponían únicamente la imaginación o la desespera­
ción.
Y así, dentro de tales esferas imaginativas, la ficción podía
disfrazarse como historia, y la historiografía era intercambiable con
la oratoria. En el caso de Guarnan Poma, la historia que él quería
ordenar y retener dentro de los límites del relato, se rehusaba a tal
confinamiento. La propia realidad rebasaba cualquier esfuerzo por
darles sentido a las cosas. La crónica a base de viñetas fragmentarias
que hace Guarnan Poma es uno de los primeros ejemplos de la
respuesta que dieron los andinos al sueño que otros soñaban. Su
libro vio la luz en un momento en que lo histórico y lo ficticio se
hallaban irremediablemente vinculados, y sin embargo, cada uno
por separado, o ambos juntos, resultaban inadecuados para hacer
comprensible la experiencia como un todo.
La cuestión más importante a que da lugar la empresa de
Guarnan Poma no concierne a si tiene éxito o si fracasa en su
aprendizaje literario autodidacta. En mi opinión, las mayores im­
plicaciones de su esfuerzo residen en la crítica que efectúa respecto
de las letras europeas. En su intento, aplicado y desesperado, por
comprender y recrear el mundo de su experiencia, forcejea con
toda la gama de medios que los europeos utilizaban para inter­
pretar y dar expresión a la realidad: las crónicas y relaciones, los
tratados jurídicos, los opúsculos polémicos, los catecismos y sermo­
nes, la formulación de la epopeya heroica, la biografía, la alegoría
y la sátira. Irónicamente, esta obra que durante tanto tiempo se ha
descartado sumariamente de los manuales de historia literaria por
tosca e ingenua, posee una extraordinaria variedad de estrategias
discursivas.
Al hacer un muestreo de la gama de posibilidades que ofrecen
los discursos europeos, Guarnan Poma pone de manifiesto lo
inadecuada que es cada una de ellas para informar de la experiencia
de los nativos americanos, e interpretarla, tanto antes como des­
pués de la invasión y conquista españolas del Tawantinsuyu. Al
reescribir la historia andina a manera de que ésta incluya la
cristianización de los Andes, previa a la conquista, por parte de uno
de los apóstoles, desenmascara las presunciones de las historias
europeas que había leído. Aun cuando acepta y se adhiere a ciertas
partes de la filosofía escolástica de la guerra justa, no deja de
desafiar las formulaciones jurídicas puramente teóricas en cuanto
MEDIACIÓN ENTRE MUCHOS MUNDOS 185

a los derechos del conquistador. Cuando crea los héroes y heroínas


mítico-históricos de los incas, conforme al molde de la biografía
ejemplar, usurpa el manto de la nobleza y la moralidad cristianas
y utiliza sus fórmulas para ensalzar y censurar a las señoras y
señores “bárbaros”. Pone al desnudo el racismo que encierra el
sermón proselitista, volviendo sus crueles ataques sobre los propios
colonizadores. No obstante, su condena más sonante y dramática
del discurso de los extranjeros se da en los satíricos sermones en
quechua, en los que sustituye el ministerio del evangelio por
expresiones de codicia criminal.
Y sin embargo, no es meramente el sentimiento de la compla­
cencia y superioridad de los extranjeros lo que Guarnan Poma
rechaza al responder a este discurso. Se trata, de manera más
profunda, de que encuentra deficientes los conceptos europeos de
historia, de religión y de justicia. Ya fuesen las historias que él sabía
que fueron creadas para justificar y celebrar la dominación colo­
nial; ya los opúsculos religiosos con los que simplemente se refor­
zaban las campañas de extirpación de idolatrías orientadas a con­
trolar la sociedad nativa; o ya el debate acerca de la guerra justa
que tuvo lugar mucho después de las conquistas, cuando la maqui­
naria institucional de la colonización se hallaba en pleno funciona­
miento, Guarnan Poma sometió a prueba todos estos medios,
sucesivamente y en conjunto, con objeto de que ello le ayudara a
entender el mundo que lo rodeaba. El hecho de que no lograra
encontrar en ninguno de ellos una explicación aceptable de los
acontecimientos, una posible resolución de la situación colonial,
refleja el fracaso del propio discurso europeo en cuanto a colocar
los cimientos sobre los cuales se pudiera estructurar aquella socie­
dad justa que tantos han anhelado para este “Nuevo Mundo”. El
libro de Guarnan Poma se alza como uno de los primeros esfuerzos
por encontrar una respuesta, real y práctica, a las concepciones
utópicas —civiles y eclesiásticas—creadas por los “otros”.
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[Se han agregado algunos títulos de interés que han visto la luz
después de 1986, fecha en que se publicó la versión original en
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ÍN D IC E DE IL U ST R A C IO N E S

1. Una batalla librada al servido de Su Majestad por Don


Martín Guarnan Malqui de Ayala 31
2. Apo Alanya y Chuqui Llanqui capturan a Frandsco
Hernández Girón 32
3. “Milagro de Santa María” 36
4. Don Martín de Ayala, primer embajador de Huáscar
Inca, a Francisco Pizarro, embajador del emperador
Carlos V 43
5. Este soldado mató a den hombres 115
6. “Mapamundi del reino de las Indias” 122
7. “Concejo Real des tos reinos” 128
8. Atahualpa Inca en la dudad de Cajamarca 130
9. El primer nueva corónica y buen gobierno compuesto
por don Felipe Guarnan Poma de Ayala, señor y prín­
cipe 131
10. “El primer mundo: Adán y Eva” 135
11. “Primera generación de indios: Vari Vira Cocha Ru­
na” 136
12. “ídolos de los incas: Inti, Huana Cauri, Tambo Toco” 137
13. La buena conducta y la cristiandad: la confraternidad
de los veinticuatro 138
14. “iDízime la dotrina, indio pleytista!” 143
15. El encomendero manda colgar al cacique; el corregidor
lo ordena así para tener contento al encomendero 144
16. Castigo por adulterio en la época de los incas 146
17. “Defiende del español a su hija su padre y su madre,
los pobres indios” 147
18. Forma en que los corregidores y curas de este reino
abusan de los indios 151
19. San Bartolomé y la Santa Cruz de Carabuco;“fue
bautizado este indio” 153
20. “Pregunta el autor” 154
21. El corregidor castiga al alcalde indio por no haberle
cobrado un par de huevos a uno de los suyos 156
[203]
204 ÍNDICE DE ILUSTRACIONES

22. “ ‘Flota* Colún en la mar, a las Indias del Pirú” 161


23. “Seis bestias devoradoras a las que temen los pobres
indios del Perú” 165
24. Mama Huaco, Coya, reinaba en el Cuzco 170
ÍN D IC E A N A L ÍT IC O

Acosta, Antonio: 93 Arte de la pintura: su antigüedad y


Acosta, padre José de: 38-39 n. 15; grandezas (Francisco Pacheco),
co m o h isto ria d o r, 14-15, 39; 111
acerca de la carencia d e milagros Arte de los contractos (Bartolom é de
en la evangelización del N uevo Albornoz): 67-68
M undo, 4647 Arte y vocabulario en la lengua general
acto de habla: com o polém ica ocul­ del Perú llamada quichua, y en la
ta, 13-14; com o parodia, 166­ lengua española: 92
168; com o estilización, 104-105 arte visual: el p u n to de vista in tern o
A dán y Eva: 134; dibujo de, 135 en el, 172, 173, 174; la perspec­
admirado: 73 n. 12 tiva lineal y la inversa en el, 172,
adoctrinam iento religioso, literatu­ 173, 174; en la persuasión reli­
ra del: 20-21,80, 92 n. 11 giosa y moral, 111-113; conside­
A dorno, Rolena: 10 n. 3, 39, 61, rado com o superior al arte ver­
95-96, 113 n. 6, 121, 133-134, bal, 110-112
152, 158 n. 1, 162, 171 n. 5, A tahualpa Inca: 44 4 5 , 64,120,150;
180-182, 192 n. 15 en Cajamarca, 126, 127, 129; di­
Alarcos Llorach, Emilio: 175, 176 bujo de, 130; ejecución de, 100
Albornoz, Bartolom é de: 68, 69 Auca Runa: véase H istoria andina
Albornoz, Cristóbal de: 117 n. 8 preincaica, épocas de la Ávalos
alegoría, definición de: 78 n. 17, de Ayala, Luis de: 29-30,44 n. 18,
162; co m o en señ a n za m oral, 118-119. Véase también G uarnan
163,164 n. 3; pictórica, 1 6 2 ,164­ Malqui de Ayala, M artín Ayala,
165; relacionada con la epopeya, Martín de, padre: 12-13 n. 5
78 n. 17
Almagro, don Diego de: 24,44,127, Bajtín, Mijaíl: 13, 104-105, 166, 171
129-130, 162; en el dibujo, 161 barbarie: com o co m p o rtam ie n to
amplificación: véase retórica ecle­ bestial, 51-52 n. 24; definición
siástica de, 49-50, 51-52 n. 24; com o ca­
anticlericalismo: 117, 139, 166-168 rencia de un sistema de escritu­
A po Alanya, cacique: 33; dibujo de, ra, 51
32 Barthes, Roland: 49, 111, 114
Apologética historia sumaria (fray Bartolomé, san: véase santos
Bartolom é de Las Casas): 14, 51­ Benveniste, Émile: 49; los sistemas
52 n. 24 verbales del discurso y d e la his­
arquetipos culturales andinos: 71­ to ria d efin id o s p o r, 174-175,
72 n. 9 176,178-179
[205]
206 ÍNDICE ANALÍTICO

bíblicos, personajes: A braham , 139; Claros varones de Castilla (H ern an d o


David, 80 n. 1 y 83 n. 5; 139; del Pulgar): 60 n. 3, 62
H abacuc, 83, 80 n. 1; Jerem ías, Colón, Cristóbal: 161-162
80 n. 1, 88-89, 98; Juan Bautista, Comentarios reales de los Incas, Los (El
80 n. 1, 88; Noé, 19, 134, 139; Inca Garcilaso d e la Vega): 123­
véase también santos 124
biografía(s): 20, 52, 61, 63-67, 71-72 com unicación a través d e las cultu­
n. 9; de las coyas, 102; de los ras, teoría de la: 94-97; véase tam­
Incas, 64 n. 5; y enseñanza m o­ bién retórica eclesiástica
ral, 61, 69-70, 71-72; e historia com p lem en taried ad : el co n cep to
política, 58-61; popularidad de espacial an d in o d e la, 123-124,
la, 60 n. 3, 62-63; véase también 142, 145
López de G om ara, Francisco Concejo Real del Inca: 127-128; di­
Booth, Wayne: 166 bujo del, 152
Braudel, Fernand: 110-111 C ondarco Morales, Ram iro: 27-28
buen gobierno, literatura del: 57, n. 4, 29 n. 7
113, 120 conform ación: véase retórica ecle­
Bull, William E.: 175, 176, 177 siástica: el discurso inventado en
la
C abrera d e C órdoba, Luis: 33-34, con trarrefo rm a y las artes visuales:
54-55, 56-57 109-111
Caciques: 38; com o héroes de la pos­ C oricancha: tem p lo d e (dibujo),
conquista, 27-33, 75; com o vícti­ 123-124, 139-140, 142, 145, 163
mas de la violencia colonial (di­ n. 12
bujos), 143, 144 Coránica moralizada del orden de San
Calancha, fray A ntonio de la: 68-69 Agustín en el Perú con sucesos ejem­
C alderón de la Barca, Pedro: com o plares vistos en esta monarquía
abogado de los pintores de Ma­ (fray A ntonio d e la Calancha):
drid, 109-110 n. 2, 112 68-69
Carabaya: 132 Costa, Juan: 56
Carlos V (rey de España): 28 n. 6, crónica: 11-18; su vinculación con la
43, 44, 45, 120-121; sobre el di­ historia, 77-78, 182
bujo de, 140 crónicas de Indias: véase crónica
Camero: conquista y descubrimiento Crónica de los barbarrojas (Francisco
del nuevo reino de Granada, El López de G om ara): 59-60
(Juan Rodríguez Freyle), 62-63 Cros, Edm ond: 73, 98
n. 4 Cruz de Carabuco: 42, 152; dibujo
Carta relatoria: 15-18 de la, 153
Cas tro virreina: 37 Curaca: véase caciques
católica, Iglesia: véase T ercer Conci­ Curtius, E rnst Robert: 112, 109 n.
lio Provincial de Lima 2, 141-142
Cigarrales de Toledo, Los (Tirso de Cuyus Mango. (Palacio del Inca): co ­
Molina): 111-112 m o tem plo cristiano 47; véase
ÍNDICE ANALÍTICO 207

también milagros Ejercicios espirituales (San Ignacio de


Cuzco: com o centro del mapamun­ Loyola): 111 n. 5
di, 121; descripción de, 123-124; em blem as: literatura de los; y empre­
H a n a n Cuzco, H u rin C uzco, sas, 89 n. 10, 113
124, 127 encom ienda: 38 4 2 , 4 4 4 5 , 48 n. 21
epopeya: 20-21; com o enseñanza
Chevalier, Fran^ois: 37 n. 12 moral, 74-75; la Nueva coránica
Chuqui Llanqui, cacique: dibujo de, com o, 76-79; teoría de la, 73-75;
32 tipos de, 74 n. 13, 14 y 15; la
verosim ilitud en la, 73
De historia, para entenderla y escrivirla esclavitud, teoría aristotélica de la:
(Luis C abrera de Córdoba): 54 35
De procurando, indorum salute (padre Espinosa Soriano, W aldemar: 48 n.
José de Acosta): 47, 38-39 n. 15 21
derecho natural: 39-42, 42 n. 16 estam pas: véase “imágenes”
destinatario(s): los andinos com o, Esteve Barba, Francisco: 11, 4 2 4 4
70-71, 179-180; las m ujeres andi­ n. 17
nas com o, 102-105; Felipe III co­ evangelización en el Nuevo M undo:
mo, 10-11, 15-16, 24, 58-59, 109­ véanse A costa, p ad re Jo sé de;
110 n. 2, 116-117, 118-119, Guarnan Pom a de Ayala, Felipe;
1 2 0 -1 2 1 ,1 5 9 ,1 6 0 ,1 6 2 ,1 7 1 ,179­ Vitoria, pad re Francisco de
180; los españoles com o, 71, 81­ exemplum: en la historia, 62-63 n. 4;
82, 96-97 en la literatura m oralista, 62, 71,
Díaz de Solís, Juan: 161-162 72 n. 11; en la Nueva coránica y
Diccionario de autoridades: 18 buen gobierno, 80; en el adoctrina­
didáctica moral: en el arte, 111 n. 2, m iento religioso, 95; véase tam­
112; en la historia, 15, 54-58; li­ bién Rodríguez de Almela, Diego
teratu ra de la, 20-21, 62, 69, 71,
72 n. 10 y 11, 75 n. 16 fábula: 73-75, 87
“Dizen quen (inform e no testim o­ Feinberg, Leonard: 160, 166
nial): 34-35 n. 11, 36, 114, 177­ Felipe II (rey d e España): 120
179 Felipe III (rey d e España): 16, 17,
Doctrina cristiana y catecismopara ins­ 24, 109 n. 2, 112, 118-119, 181;
trucción de los indios y de las demás dibujo de, 131; véase también des­
personas: 92 n. 11 tinatario
Dom ínguez Bordona, J.: 62 Felipillo (intérprete indígena): 129­
Dominica, orden: véase Las Casas, 130
fray Bartolom é de; encom ienda; Fernández, Diego, el Palentino: 26,
G ranada, fray Luis de; Guarnan 27, 28 n. 5, 39
Pom a de Ayala, Felipe; g uerra Fernández de Enciso, Martín: 161­
justa: filosofía dom inica de la; 162
santo Tomás, Domingo de Du- F ern án d e z d e O viedo y Valdés,
viols, Pierre: 117 n. 8 Gonzalo: 68 n. 7
208 ÍNDICE ANALÍTICO

Fish, Stanley: 90 ciones culturales bíblica y andi­


Frye, N orthrop: 23-24, 160, 162, na, 83-84, 102 n. 15; sobre la
166 negación de la conquista m ilitar
del Perú, 25-26, 4 1 4 6 , 4 7 4 8 , 75;
Gallego, Julián: 89 n. 10, 111 n. 5, devoción de, a Santa M aría de la
113 Peña de Francia, 37, 37 n. 12;
Garcilaso de la Vega, el Inca: 12-13 sobre la o rd en dom inica, 37-38;
n. 5, 16 n. 10, 66, 121 n. 12, sobre la encom ienda, 4 0 4 2 , 4 4
123-124,145 46, 4748; sobre la evangeliza-
Gasea, Pedro de la: 27-28,29; acerca ción en los Andes, 35, 4 1 4 2 , 46­
del dibujo de, 140 48, 118, 138, 153, 184485, 118
Generaciones y semblanzas (Fernán n. 9; sobre la idolatría en tre los
Pérez de Guzmán): 60 n. 3, 62, cristianos, 81-83; sobre los Incas,
63-65, 69 394 0 ,1 7 2 ; sobre los orígenes de
género, signos del: o rd en de los, la hum anidad andina, 19, 34-35,
123-124, 134, 135-136, 139; in­ 7475, 82 n. 2, 96-97, 134, 139,
versión de los, 145, 146, 147, 142, 145; sobre otros autores,
148,149-150, 151 77-78, 81-82; sobre las tradicio­
González Echevarría, R oberto: 9 n. nes espirituales precolom binas,
2, 17, 53 50-52, 70, 137; au to rretrato s de,
Granada, fray Luis de: 24, 51 n. 22, 129, 131-132, 152, 154; sobre la
85-86, 87-89, 94, 95, 96, 98, 99, “soberbia”, 98-99, 100, 167-168
101 n. 114; com o fuente y m ode­ guerra justa: filosofía dom inica de
lo literarios de G uarnan Pom a, la, 20, 3542
12-13 n. 5, 80-85,
Gray, H annah; 55 H after, M onroe Z.: 72
G uarnan Malqui de Ayala, M artín: H am burger, Kate: 176, 177
73; dibujo de, 31, 43; com o hé­ Hanan/Hurin: concepto an d in o de,
roe de la posconquista, 27-30, 123-124,12 7 ,129,134,139,141,
33, 76-77, 118-120; e n Túnbez, 142, 145, 148, 149-150. Véase
4445,118-119 también Cuzco
Guarnan Pom a de Ayala, Felipe: re­ H anke, Lewis: 35, 38-39
ferencias autobiográficas, 10 n. H ernández G irón, Francisco: 114,
3,12-13,19 n. 11,117 n. 8; sobre 115, 116, 119; dibujo de, 32; re­
la barbarie y el paganism o, 49­ belión y d erro ta de, 2 4 2 5 , 30,
52; clan de, significado d e los 33, 76, 119 n. 11
nom bres del, 129; sobre la “codi­ historia andina preincaica, épocas
cia”, 78, 132, 163, 166; sobre la d e la: Vari Vira C ocha R una (la
form a en que los colonizadores prim era época), 50, 78, 97, 134,
abusaban de los andinos, 141, 136; Vari R una (la segunda é p o ­
143,144,147,1 4 8 ,1 5 0 ,1 5 1 ,1 5 5 , ca), 50, 145; P u ru n R una (la ter­
156, 164166, 167-168, 171; so­ cera época), 51, 96; Auca R una
bre la com paración de las tradi­ (la cuarta época), 51
ÍNDICE ANALÍTICO 209

Historia de las Indias (fray B artolo­ 82-83


mé de Las Casas): 52 n. 26 “imágenes”(dibujos religiosos): 109
Historia del descubrimiento y conquista Incas: H uáscar Inca, 43, 64, 70, 74
del Perú (Agustín de Zárate): 10 n. 13, 120; H uayna Capac Inca,
n. 4, 13 n. 6, 15 n.8 y 9 ,1 6 n. 10, 18, 64 n. 5; Lloqui Y upanqui In­
24, 26-30 ca, 64 n. 5; M anco Capac Inca,
Historia general del Perú: origen y des­ 63-66, 70, 102-103, 120, 169;
cendencia de los Incas (fray M artín M anco Inca, 34, 119 n. 10; Mel­
de Murria): 27-28 n. 4, 84 n. 6 chor Carlos, 120; T itu C usí Yu­
Historia general y natural de las Indias panqui, 39; T upac Amaru, 39,
(Gonzalo Fernández de O viedo 71,100,150; Vira C ocha Inca, 64
y Valdés): 68 n. 7 n. 5; véase también A tahualpa In­
Historia natural y moral de las Indias ca
(padre Jo sé de Acosta): 14, 15 n. indio ladino: 21, 93, 180
7 in fo rm e n o te stim o n ia l (“Dizen
historiografía andina: véanse Qui­ que”): 34-35 n. 11, 114,177, 178­
pos; tradiciones orales andinas; 179
pictórica, representación Introducción del símbolo de lafe (fray
historia: y el arte de gobernar, 56­ Luis de G ranada): 51 n. 22
57; y descolonización, 9 n. 2; y Inventio: véase retórica eclesiástica
ficción, 25, 53-55; y enseñanza Isbell, Billie Jean: 109, 123, 142
moral, 54 n. 1,56-57,60; política,
frente a biografía, 58-61; y retó­ Jakobson, Rom án: 126
rica, 54-55; función que desem ­ Jim énez d e la Espada, Marcos: 16
peña lo hipotético en la, 54 n. 1;
teorías del siglo XVI, 54 n. 1, Krieger, Murray: 34, 77, 79
55-57
H odgart, Matthew: 118, 160, 164, Laín Entralgo, Pedro: 83 n. 3, 84
166 Las Casas, fray B artolom é de: 38 n.
H óffner, Joseph: 42, 47, 50 14; com o historiador, 14; sobre
homo homini lupus: 164, 165 las dotes del historiador, 51-52;
Howell, W ilbur Samuel: 97, 101 n. sobre el derech o natural, 42 n.
14 16; com o polém ico, 26, 37^12,
H uacra Paucar, Felipe cacique: 48 n. 51-52, 85-86
21 L eonard, Irving: 62, 68, 81
H uam anga: 37, 39 Levin, Sam uel R.: 126
Loaysa, fray Je ró n im o d e (arzobis­
iconografía y sím bolos religiosos: po de Lima): 85
conform e se aplicaban a las in­ L ohm ann Villena, Guillermo: 39,
te rp re ta c io n e s políticas, 143, 85 n .8
155; y la tipología cultural, 158 n López, Luis: 38-39 n. 15
1; véase también “imágenes ” López-Baralt, M ercedes: 6 6,83 n. 6,
idolatría, descripciones de la: 81, 109, 110, 121 n. 12, 123, 124
210 ÍNDICE ANALÍTICO

López de G om ara, Francisco: 41, la Virgen María, 34, 36, 46, 47


153 n. 3 Mitmaq (extranjero): 40, 41
López Pinciano, Alonso: 73-75, 74 Molina, p adre C ristóbal de, el Cuz-
n. 13,14 y 15, 78 n. 17,111,162, queño: 84 n. 6
163, 164 n. 3 m onarquía española: depen d en cia
Lotm an, Ju ri M.: 158 n. 1 en el Perú p o r p arte de la, 132,
Lucifer: 71, 99-101 133-134; sobre el dibujo d e la,
118, 120, 127, 129, 131, 132
Mama H uaco, coya: 65, 70,102-103, M ontero Díaz, Santiago: 55, 56
120, 169-179; dibujo de, 170; Mundo al rreués: 116, 141, 142 n. 18,
acerca de dibujo de, 172-175 159, 181
Mapamundi: dibujo del, 122; com o M urra, Jo h n V.: 10 n. 4, 16 n. 10, 25
m odelo sim bólico espacial, 124­ n. 2, 48 n. 21, 52 n. 25
1 2 7 ,132,140-142,145,150,152; M urúa, fray M artín de: 78, 27 n. 4,
com o síntesis de los rasgos andi­ 84 n. 6
nos y europeos, 121
Maravall, José A ntonio: 60 n. 3, 72 narración: elem entos d e la, 76-77,
n. 10 y 11, 75 n. 16, 9 0,111,118, en com paración con la crónica,
120, 141-142 n. 18, 159, 164 77, 182
Means, Philip Ainsworth: 12 narrativa: categorías d e tiem po en
Memorial de la vida cristiana (fray la, 49,71,174-175,178-179; véan­
Luis de G ranada): 24, 80, 82, 83, se también B enveniste, Émile;
85-86, 88 p resentí ficación
Memorial del obispofray Bartolomé de Nelson, William: 11, 18
Las Casas yfray Domingo de Santo Nueva coránica y buen gobierno (Feli­
Tomás: 38 n. 14 pe G uarnan Pom a d e Ayala): so­
Memorial en favor de los profesores de licitud del au to r para la publica­
la pintura (P edro C alderón de la ción de la, 16-18; crítica literaria
Barca): 112 de la, 9 n. 1, 25 n. 1; teleología
M endizábal Losack, Emilio: 66, 110 poética en la, 75-79, 81, 82, 87,
M endoza, A ntonio de (virrey del 97, 105-106; sobre las guerras
Perú): 71 civiles posteriores a la C onquis­
mensajes visuales y verbales, contra­ ta, 27-33, 75; influencia del q u e­
dicciones en tre los: 114-117, 118 chua en el español qu e usa el
n. 9, 119 n. 10, 158-159 au to r en la, 10 n. 4, 110 n. 3;
m etáfora: de la hum anidad com o textos en lengua quech u a en la,
bestialidad, 93-94,164-165; en la 103-104,166-168,184-185; com o
sátira pictórica, 164-165; com o fuente d e datos etnográficos, 25
estrategia retórica, 167-169, 181 n. 2, 52 n. 25, 55; enm iendas
Mignolo, W alter: 14, 15 n. 7 y 9, textuales a la, 181
16-17 N úñez de Balboa, Vasco: 161-162
milagros: de Cuyus Mango, 47; de
Sandago el Mayor, 33, 34, 46; de O ré, fray Luis Je ró n im o de: 27, 68
ÍNDICE ANALÍTICO 211

n. 7, 78, 8 1 ,8 4 n. 6, 92 n. 11 pictórica, representación: ausencia


O ré, fray Pedro de: 92 de, 118-121; en la historiografía
orientación direccional y relacional andina, 65-66; justificación de
en los dibujos: véase pictórica, ella por p arte del autor, 109 n. 2;
representación orientación direccional o rela­
Ossio, Ju a n M.: 12, 71-72 n. 9, 118, cional en la, 121, 123, 124-125,
124 155; niveles d e significado en la,
O ts Capdequí, Luis: 38 n. 13 21-22,124-127
Pizarro, Francisco: 24, 100, 129,
P achacuti Y am qui Salcam ayhua, 162; en Cajamarca, 126; dibujo
Ju a n de Santacruz: 12-13 n. 5 ,4 2 de, 43, 130, 161; en Túnbez, 43­
n. 17, 123 45, 119
Pacheco, Francisco: 111 Pizarro, Gonzalo: 24, 27-28, 29 no­
Páez de Castro, Juan: 55 tas 7 y 9
paganism o, definición de: 49-50, plegarias en quechua: cristianas, 92
véase también Guarnan Pom a de n. 11; tradicionales andinas, 84
Ayala, Felipe n. 6, 145, 182
Papado Católico Rom ano: 127,129, poética: 21; teleología poética, 21,
132, 133, 139; en el dibujo, 131 76-79; teoría del acoplam iento
parodia: véase acto de habla poético, 126 n. 14; véanse también
Pasajero: advertencias útilísimas a la epopeya; fábula; metáfora; sáti­
vida humana, El (Cristóbal Suá- ra; símil
rez de Figueroa): 72 n. 11,101 n. polém ica oculta: véanse Bajtín, Mi-
14 jaíl; acto de habla
Patrizi, Francisco: 15 n. 7 Porqueras Mayo, Antonio: 67, 68,
Paz, Octavio: 183 69
Peña de Francia, La (Gabriel Téllez): Porras Barrenechea, Raúl: 25, 30,
37 n. 12 33
Peña de Francia, Santa María de la: Potosí: 132-133
37 n. 12; com o devoción andina, presentíficación: concepto de la,
139; com o devoción dom inica, 176-177; y movilidad del punto
37; com o asunto de “com edia” de vista narracional, 179-180
p o r parte de Tirso, 37 n. 12; véase Primera y segunda parte de la historia
también Guarnan Pom a de Ayala, del Perú (Diego Fernández): 28 n.
Felipe 5 ,3 0
Pérez de Guzm án, Fernán: 60 n. 3, Primer capítulo: 116, 117; véase tam­
61, 62, 65, 69 bién Prólogo
perspectiva: véase arte visual probanza de m éritos: 15-16
persuasión: véase retórica eclesiásti­ prólogo: motivos del bestiario en el,
ca 165; en el capítulo sobre las co­
Philosophia antigua poética (Alonso yas, 70, 102 n. 15; en el capítulo
López Pinciano): 73-75, 78 n. 17, sobre los Incas, 70; en el capítulo
162 n. 2, 164 n. 3 sobre los virreyes, 71; com o epí-
212 ÍNDICE ANALÍTICO

logo, 67-70, 68 n. 6; y la persua­ (padre Francisco de Vitoria): 45­


sión moral, 69-72; com o serm ón, 46
95-96, 97, 102-105, 165; sustitui­ restitución cristiana: 84, 85-86, 107­
d o p o r el “p rim er capítulo”, 67­ 108
68, 69-70, 68 n. 7, 69 n. 8, 71-72 retórica eclesiástica: 21; el acom odo
Puertos al campo (Octavio Paz): 183 en la, 88; la am plificación en la,
Pulgar, H ern an d o del: 60 n. 3, 62, 96, 97, 98, 106; la argum enta­
69 ción en la, 96, 97,106; el carácter
p u n to d e vista narracional; 22; defi­ del o rad o r en la, 89, 101 n. 14;
nición del, 158-159; in te rn o , la exposición en la, 96, 106; el
frente al externo, 174-179; análi­ discurso inventado en la, 98-99;
sis sem iótico del, 101-104, 169­ la inventio en la, 81, 98-99; la
180 persuasión en la, 85 n. 7; las
Pupo-W alker, Enrique: 62-63 n. 4 phantasias en la, 89; el papel que
P urun Runa: véase historia andina desem peña lo hipotético en la,
preincaica, épocas de la 95-96, 97-98; teoría de la, 86-90,
95-97, 106-107; el uso d e ejem ­
Qillqakamayuq (el encargado de re­ plos en la, 95
gistrar la inform ación gráfica): Riley, Edw ard C.: 34, 55, 73 n. 12
110 Ritos y fábulas de los Incas (padre
quechua, lengua: la validación y lo Cristóbal de Molina, el Cuzque-
sabido po r terceras personas o ño): 84 n. 6
no testim onial en la, 34-35 n. 11, Rodríguez de Almela, Diego: 62, 69,
177; en las obras de adoctrina­ 70
m iento religioso, 20-21, 90-94; R odríguez Freyle, Juan: 62-63 n. 4
véanse también “Dizen que”; Nueva R om ero, José Luis: 61, 63
coránica y buen gobierno; plegarias Rowe, Jo h n How land: 52 n. 25
en quechua Ruano, Eloy Benito: 60
quipos: 15 n. 8, 65-66
Saavedra Fajardo, Diego: 120
razón natural: 51, 82-83 Santos: Agustín, 90; Bartolom é, 42,
razonam iento fingido: véase retóri­ 44, 152, 153; G regorio, 112; Ig­
ca eclesiástica: el discurso inven­ nacio de Loyola, 111 n. 5; Santia­
tado en la go el Mayor, 33, 34, 44, 46; Ju a n
reform a colonial: véase restitución Bautista, 88; Pablo, 40, 88, 89,
cristiana 102,116; Pedro, 116; Tom ás, 42,
relación: 12-18; y crónica, 17-18 44 n. 17; véase también bíblicos,
Relación de antigüedades deste reyno personajes
del Pirú (Juan de Santa Cruz Pa- Sandoval y Rojas, Francisco (duque
chacuti Yamqui Salcamayhua): de Lerma): 109 n. 2
42 n. 17, 123 Santiago el Mayor: véase santos
Relaciones geográficas de Indias: 16 Santo Tom ás, D om ingo de: 37, 38,
Relectio de Indis o libertad de los indios 81
ÍNDICE ANALÍTICO 213

Sarm iento de G am boa, Pedro: 12 127-128, 132-133; C u ntisuyu,


sátira: su vínculo con la predica­ 123,127-128,132-133
ción, 160, 163, 166-167; pictóri­ teleología: véase poética
ca, 31, 33, 160-165 Téllez, Gabriel: 37 n. 12
Seis libros de la retórica eclesiástica, o Tello, Julio César: 13
de la manera de predicar, Los (fray Tercero catecismo y exposición de la
Luis de Granada): 87-89, 95-96, doctrina christiana por sermones:
98-99, 101 n. 14 92 n. 11, 93-96, 99-100, 104, 164
serm ón: en la Nueva coránica y buen T ercer Concilio Provincial d e Lima:
gobierno, 166-167, 184-185; rela­ 80, 81-82, 92
ción que guarda con la oratoria, T irso de Molina: véase Téllez, Ga­
87-88; en el adoctrinam iento re­ briel
ligioso, 93, 94-96; la sátira en el, T itu C usí Yupanqui, Diego d e Cas­
160; la estilización del, 180; el tro: 12-13 n. 5, 27 n. 3, 39
uso de m ecanism os gráficos en tocado andino: com o identificación
el, 89-90; véanse también prólogo; étnica, 128, 129, 152
quechua, lengua T oledo, Francisco de (virrey del Pe­
sexuales, signos: véase género, sig­ rú): com o ejecu to r de T upac
nos del Amaru, 71,100; com o polémico,
Shepard, Sanford: 75 12; y la “soberbia”, 100, 168
sim bolismo espacial andino: 121­ tradiciones orales andinas: 23, 27,
124 33, 60-61, 65
símil: 163; en la Nueva coránica y Tratado de las doce dudas (fray B arto­
buen gobierno, 99-101, 134, 135, lom é de Las Casas): 38-42
136; en las obras de adoctrina­ Túnbez: 4345, 75, 76
m iento religioso, 95
sistema retórico: definición del, 86­ Urioste, íorge L.: 10 n. 4, 34-35 n.
87; la persuasión en el, 101 n. 14 11, 167 n. 4
soberbia: véase G uarnan Pom a de Uspensky, Boris: 1 0 2 ,1 0 3 ,1 5 9 ,171­
Ayala, Felipe 1 7 5 ,178
Soto, padre D om ingo de: 15, 23
Struever, Nancy S.: 55 Valerio de las historias de la Sagra­
Suárez Figueroa, Cristóbal: 72 n. da Escritura y de los hechos en Es­
11, 101 n. 14, 111 paña (Diego R odríguez d e Alme-
Symbolo catholico indiano (fray Luis la): 62
Jeró n im o de O ré): 27,84 n. 6,92 Valverde, fray Vicente de: 129-130
V arallanos, José: 10 n. 3, 13
Taki chaclla (el bastón andino para V ari Runa: véase h isto ria an d in a
plantar): 134, 135, 136 preincaica, épocas d e la
Tawantinsuyu: 19, 75-76, 89, 129, Vari Vira Cocha Runa: véase historia
133; A ntisuyu, 123, 127-128, andina preincaica, épocas d e la
132-133; C hinch ay su y u , 123, Velasco, Luis de (virrey del Perú):
127-128, 132; Collasuyu, 123, 71
214 I n d ic e a n a l ít ic o

verdad histórica: 18, 24-26, 33, 53­ 127, 132


54, 55 Waqa (ser o p o d er sagrado): 139;
verosim ilitud: 73, 95-96, 98 dibujo de, 137
vida: véase biografía W arnke, FrankJ.: 72 n. 11
Viejo T estam ento, personajes del: W einberg, Bernard: 74 n. 15, 87
véase bíblicos, personajes W hite, Hayden: 11, 25, 34, 53, 55,
viracocha: 93, 93 n. 12 76, 77, 108
Virgen María: 33, 34, 36, 44, 46, 47
Vitoria, padre Francisco de: 45 n. Yarovilca Allauca H uanoco (linaje
20 dinástico): 13, 40, 76, 110, 169,
Vives, Ju an Luis: 55 172
Volk, Mary Crawford: 109 n. 2, 111
n. 4, 112, 113 Zárate, Agustín de: 24, 26, 27-29,
Volosinov, V.N.: 103, 171 30, 39
Zavala, Silvio: 12
Wachtel, N athan: 19 n. 11,123,124, Zuidema, R. Tom : 123
compuesto en baskerville 10/12
por centeno y asociados
impreso en cuadratín y medio, s.a. de c.v.
doctor vértiz 931 a-col. narvarte
03020 méxico, d. f.
dos mil ejemplares y sobrantes
10 de diciembre de 1991
“El e x c e le n te libro de Rolena A dorno so b re Felipe G uarnan Pom a d e Ayala
p o n e de m anifiesto el nuevo interés q u e ha d esp e rta d o la historiografía
colonial y constituye u n in te n to p o r descu b rir en ella el m odelo, o el o rig en ...
del g én e ro d e ficción latinoam ericano m ás atrevido d e n u estro s días.”
Roberto González Echevarría,
Profession 87,
Asociación Norteamericana de Lenguas Modernas.

En medio del descontento que salió a relucir entre los indígenas americanos tras la
Conquista española de Sudamérica, un autor amerindio tomó la pluma para protestar
contra el dominio español en los Andes. La obra de Guarnan Poma, Nueva corónica y
buen gobierno, ha sido de enorme valor, desde hace mucho tiempo, para los
historiadores, así como para quienes estudian el periodo colonial; empero, tal como lo
señala Rolena Adorno en Guarnan Poma: literatura de resistencia en el Perú colonial,
hasta ahora se le ha estudiado casi exclusivamente como fuente de información
documental. Sin embargo, la intención de Guarnan Poma era que fuese una obra de
literatura.
Al examinar la Nueva corónica como trabajo literario, Adorno arroja nueva luz
sobre una coyuntura crítica de la historia literaria latinoamericana. La autora muestra
el modo en que Guarnan Poma protestó, no sólo contra los hechos de la historia, sino
también contra las formas literarias (la relación, la crónica y la biografía) mediante las
cuales los europeos registraban la historia de conquista. Aduce que, al someter a
prueba sus límites y al poner de manifiesto que en esos géneros no se tomaba en
cuenta la perspectiva amerindia, Guarnan Poma realizó una crítica global del discurso
colonialista en los campos de la religión, la teoría política y la historia. El presente
estudio, efectuado por una de las principales eruditas en materia colonial, nos
proporciona una nueva manera de comprender las dificultades que plantea el intento
de cruzar las barreras lingüísticas y culturales, y nos enseña, además, cuál era la vida
cultural, literaria y artística del americano étnico colonizado.

Rolena Adorno es profesora de lenguas y literaturas romances en la Universidad de


Princeton.

ISBN 968-23-1764-9

Xy\NJedrtores 9 7 8 9 6 8 2 113 1 64

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