Está en la página 1de 3

MANUEL MARTORELL

La milicia talibán controlaba el 90% de Afganistán, pero sólo Pakistán, Arabia Saudí y
Emiratos Árabes Unidos reconocían su soberanía. En el resto del mundo fue unánime la
condena de este régimen fundamentalista que se hizo famoso por la violación sistemática de
los Derechos Humanos, especialmente los de las mujeres.

¿Cuál es el origen de los talibán?


Talibán o talebán es el plural de la palabra persa telebeh, que puede traducirse como
buscador de la verdad. Los talibán surgieron en septiembre de 1994 de las escuelas coránicas
-madrasas- de Kandahar (Afganistán), Queta, Karachi y Lahore (Pakistán).

Esta milicia estaba formada por jóvenes de etnia pastum y religión suní, mayoritarias en
Afganistán. Apoyados por los servicios secretos paquistaníes, se lanzaron a una guerra santa
para poner fin al caos étnico y religioso en que había quedado Afganistán tras la retirada de
las tropas del Ejército soviético. El objetivo de las milicias talibán era, por lo tanto, unificar y
homogeneizar cultural y religiosamente Afganistán.

¿Por qué consiguieron llegar al poder?


Porque su mensaje de paz y estabilidad para superar la división del país cuajó entre una
población cansada por 15 años de guerra y sufrimientos. En sus éxitos militares también tuvo
gran importancia el apoyo militar y financiero de Pakistán y Arabia Saudí, así como su táctica
de convencer a los señores de la guerra locales en base a la necesidad de unir a todos los
musulmanes de Afganistán.

Desde que conquistaron Kabul -la capital afgana-, solamente tienen la oposición de las
minorías étnicas y religiosas: los uzbecos turcos, que lidera el general Dostum, los tayikos
persas dirigidos por el comandante Ahmad Masud, hazaras de religión chií y lengua persa, e
ismailíes, también de religión chií.

¿Cuál es su diferencia con estos grupos afganos?


En su afán por unir y estabilizar el país, rechazan las aspiraciones de estas minorías étnicas y
religiosas que, aunque también son integristas, exigen un mapa político más plural que el
ofertado por los talibán y tienen una interpretación menos rígida del Islam, de la cultura, la
educación y sobre la inserción de la mujer en la vida social. Frente a la uniformidad de los
pastumes talibán, los otros pueblos aceptarían un modelo de Estado con más autonomía
cultural y política.

ANA ALONSO MONTES. Enviada especial

BONN.- Al filo del amanecer en Bonn nació el 5 de diciembre de 2001 un nuevo Afganistán.
La esperanza de que este país centroasiático, asolado por la guerra desde hace más dos
décadas, se encamine por la senda de la paz es ahora más sólida que nunca. El Acuerdo de
Bonn, firmado ayer en el Palacio de Petersberg por los cuatro grupos afganos y auspiciado
por la ONU, prevé la formación de un gobierno interino de 30 miembros, que asumirá sus
funciones el próximo 22 de diciembre.
A la ceremonia asistieron el canciller federal alemán, Gerhard Schröder, y el ministro de
Exteriores, Joschka Fischer, en calidad de anfitriones. Schröder calificó la jornada de
«histórica para Afganistán y para la ONU» y elogió el «coraje» de los negociadores, mientras
el representante especial de la ONU para Afganistán, Lakhdar Brahimi, reconocía que el
acuerdo supone «un primer paso para la construcción de un Afganistán pacífico,
democrático y próspero».

El líder pastún Hamid Karzai, que todavía lucha por el control de Kandahar, fue designado
primer ministro. «Mis principales preocupaciones son la economía, la seguridad y conseguir
la unidad nacional», declaró Karzai, leal al ex rey Zahir Shah, al servicio de la BBC en pastún.

El Frente Unido (o Alianza del Norte), que controla la situación sobre el terreno en
Afganistán, logra los puestos más importantes del gabinete, como Defensa, Interior y
Exteriores, y al menos dos mujeres de la delegación de Roma, que representaba en Bonn los
intereses del ex rey, serán ministras. Sima Samar, pediatra de 44 años, ocupará la cartera de
Asuntos de la Mujer y a su vez será también viceprimera ministra, como otros cuatro
ministros más. La general Suhaila Seddiqi, también médico, fue designada ministra de
Sanidad.

Las mujeres afganas han sufrido especialmente la represión talibán durante estos últimos
cinco años, debido a que se vieron obligadas a dejar sus puestos de trabajo, renunciar a la
educación y vivir completamente marginadas de la vida social.

Seis meses de gobierno

En el Acuerdo de Bonn, suscrito por el Frente Unido y los tres grupos del exilio (Peshawar,
Roma y Chipre), se destaca el objetivo de formar un gobierno «plenamente representativo,
multiétnico, de amplia base y sensible al género». El Gobierno interino se hará cargo del país
durante seis meses, y una comisión especial de 21 miembros se dedicará a la formación de
una Loya Jirga de emergencia, que al término de este periodo interino dará el visto bueno a
un gobierno de transición, que en un plazo máximo de dos años habrá de redactar una
Constitución y convocar elecciones, a celebrar en junio de 2004. El ex rey presidirá la
apertura de la Loya Jirga de emergencia, pero declinó presidir el Gobierno interino.

El texto aprobado en Bonn también fija el rápido despliegue de una fuerza de paz
internacional, que habrá de ocuparse de garantizar la seguridad en Kabul y alrededores. El
Consejo de Seguridad de la ONU habrá de aprobar una resolución a este efecto lo antes
posible. En los últimos añadidos al texto, se hace una referencia explícita al papel de los
muyahidin, como «mártires de la patria y campeones de la paz», así como una alusión a la
importante colaboración de Burhanuddin Rabbani a la transición en Afganistán.

En la ceremonia de la firma del Acuerdo de Bonn sobre la pacificación de Afganistán, Yunus


Qanooni, jefe de la delegación del Frente Unido en Bonn, y que ocupará la cartera de
Interior, se comprometió a que su grupo trabajará para transformar Afganistán «en un país
pacífico, democrático, donde se respeten los derechos humanos y los derechos de las
mujeres».

En el Gobierno interino hay 11 pastunes, ocho tayicos, cinco hazaras, tres uzbecos y dos de
otras etnias afganas. «Ningún grupo está lo suficientemente satisfecho, porque todos
aseguran que su comunidad es mayor que lo dicho en los últimos censos, pero finalmente
hemos encontrado un reparto aceptable para todos», explicó Lakhdar Brahimi,
representante especial de la ONU para Afganistán, que se mostró emocionado y muy
cansado, después de decenas de horas de ardua negociación. Brahimi instó a todos los
grupos afganos a que cumplan con el acuerdo.

«Ahora empieza la tarea más difícil», subrayó Brahimi. «No podéis fracasar a vuestro
pueblo», dijo Brahimi a los dirigentes ahora designados. Ha llegado la hora de que, en
palabras de Qanooni, los afganos demuestren que «además de fieros guerreros, pueden ser
los campeones de la paz».

También podría gustarte