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Roland Schimmelpfennig

PUSH UP 1-3
PUSH UP 1-3

Spanisch von Margit Schmohl


Santiago de Chile 2002

Alle Rechte vorbehalten, insbesondere das der Aufführung durch Berufs- und Laienbühnen, des
öffentlichen Vortrags, der Verfilmung und Übertragung durch Rundfunk und Fernsehen. Das Recht der
Aufführung ist rechtmäßig zu erwerben vom:
All rights whatsoever in this play are strictly reserved. No performance may be given unless a licence
has been obtained. Application for performance etc., must be made before rehearsals begin, to:
Reservados todos los derechos, especialmente los derivados de la representación en teatros profesionales
o de aficionados, los de lectura pública, así como los de adaptación cinematográfica y emisión
radiofónica, televisiva, o en cualquier otro medio audiovisual, ya sea total o parcial. Los derechos de
representación solamente se pueden obtener a través de :

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Tel. 069 – 6062-271, Fax: 069 – 6062-355
Email: theater@s-fischer.de

Die Rechte an der Übersetzung liegen bei Margit Schmohl, Pasaje Villa La Paz 50, Valparaíso, Chile.

Förderung der Übersetzung durch: / This Translation was sponsored by:


PERSONAJES:

HEINRICH
ANGELIKA (ANGELICA)
SABINE
ROBERT
PATRIZIA (PATRICIA)
HANS
FRANK
MARIA
A.

HEINRICH
Yo trabajo en una empresa bastante grande. Estoy ubicado abajo detrás del vidrio en el hall de
entrada y por mi lado pasan todos los que trabajan en el edificio. El edificio es grande,
realmente grande, de dieciseis pisos y junto a mi están los monitores que transmiten las
imágenes de las cámaras de seguridad.
Trabajamos en la central por turnos, por lo general de a dos.En el turno de noche hacemos
también las rondas por el edificio. En las rondas nocturnas revisamos cada oficina, abrimos y
cerramos con llave cada una de ellas – eso toma tiempo. El complejo es amplio, allí hay todo lo
que uno comúnmente se imagina: el piso de la dirección, las salas de reunión que todavía en la
noche huelen a humo de cigarrillos, las áreas de los diferentes departamentos y
subdepartamentos, las oficinas de la administración, de desarrollo, las dependencias de los
creativos, los laboratorios y la gigantesca central computacional en el sótano, en la que se
almacenan datos provenientes del mundo entero: datos de las sucursales en los EEUU,
Sudáfrica y la India.
Junto a los monitores de las cámaras de seguridad tengo mi propio pequeño televisor. Eso no
está permitido oficialmente, pero nadie dice nada. Ni siquiera Kramer, que vive con la mujer
que es prácticamente dueña de la empresa. En el fondo es Kramer quien maneja todo. Ella, la
verdad no sé muy bien lo que hace. Pero cuando pasa por aquí, mejor apago mi aparatito.
A veces la tele incluso muestra el spot publicitario de nuestra propia empresa – en el spot de
nuestra empresa, una mujer en un parque es llevada en brazos por un hombre para atravesar un
enorme charco. Luego aparece una frase y nuestro logo.
Pausa
Me parece extraño. Me parece como copiado. En todo caso, el spot ya se está dando desde hace
un año y es hora de que haya uno nuevo: quizás algo totalmente diferente – algo que tenga más
que ver conmigo – o con nuestros productos; es que el actual no lo entiendo.
La mayor parte de las veces, trabajamos en turnos de a dos. A menudo me toca turno con
María. María opina algo muy distinto del spot. A ella le gusta, pero yo preferiría algo con más
acción. Me gustan las películas de acción. O los thriller.
María y yo hablamos mucho de las cosas que vemos en la televisión durante el turno. Por
ejemplo de las parejas de amantes en las películas. En la vida real – digo yo – las cosas
simplemente no son así. Las personas no se juntan así como así: Es raro que dos personas se
vean y ¡plop! se enamoren – eso no ocurre casi nunca. O que, como en nuestro spot, un hombre
lleve a una mujer en un parque sobre un enorme charco. Algo así ocurre tarde mal y nunca, ¿o
no? ¿O no?, le pregunto a María y luego le digo, míranos a ti y a mi. Yo tampoco te ando
llevando en brazos para atravesar charcos. Y entonces se ríe.

1.1.

La oficina de un ejecutivo. Angélica y Sabine están sentadas frente a frente.

ANGELICA
¡Qué bueno que haya venido!
Breve pausa.
Me alegro. Tenía mucha curiosidad de saber cómo Ud..... – lamento que haya tenido que
esperar estos diez minutos.
Realmente me alegro mucho.

SABINE
No necesita tranquilizarme. No estoy nerviosa.

ANGELICA
Tampoco hay razón para estarlo.

SABINE
Sí, la hay. Pero yo no lo estoy.

ANGELICA
¿No? Yo sí lo estoy un poco.

SABINE
¿Usted?

ANGELICA
Sí, desde luego.
Pausa.

SABINE
Ahórrese esto.

ANGELICA
¿Qué?

SABINE
Estas palabras de buena crianza...... No tenemos que hacer small talk aquí.

ANGELICA
¿Eso es lo que hago?

SABINE
Ambas sabemos, cual es el conflicto que está pendiente.

ANGELICA
Posiblemente tengamos una apreciación diferente.

SABINE
Usted dice que se alegra de que haya venido.

ANGELICA
Sí –
SABINE
Usted dice que lamenta que haya tenido que esperar afuera en el pasillo con su secretaria. Pero,
nada de esto es cierto. No lo lamenta. Dejar esperar a alguien por más de cinco minutos ya es
un solapado acto de agresión. Y eso, Usted lo sabe muy bien.
Pausa.

ANGELICA
Okay. Supongo que mi secretaria le habrá explicado por qué tuvo que esperar, tenía que -

SABINE
Usted está tratando de establecer un determinado clima de conversación. Está tratando de crear
una atmósfera de amabilidad, compañerismo y emocionalidad que es totalmente extemporánea.
Usted dice que está nerviosa, aunque probablemente nada de eso sea verdad. Sólo lo hace para
bajarle el perfil a la situación.
Pero resulta que es imposible bajarle el perfil a esta situación. No importa “qué apreciación”
tenga Ud. del conflicto. Por lo visto, aquí aparentemente hay dos intereses imposibles de
compatibilizar.

ANGELICA
Un momento. Pare.

SABINE
No –

ANGELICA
Que sí -

SABINE
Es que es totalmente -

ANGELICA
Stop.

SABINE
Toda esta conversación hasta ahora –

ANGELICA
Stop.

SABINE se levanta, si todavía estaba sentada


No –

ANGELICA
¡Sabine!
Breve pausa.
¿Podríamos ahora comenzar a conversar?
Breve pausa.
SABINE
Como Ud. quiera. Adelante.

1.2

ANGELICA
Arrojarle el café en la cara, eso fue un desliz. Una pérdida de control. Pero en verdad no se
mereció otra cosa. Este pedazo de mierda no se merecía otra cosa.
Sentada allí, intentando perfilarse por medio de la impertinencia. Intentando simplemente pasar
por alto el asunto.Quería mostrar fuerza. Seguridad en sí misma. Estudiado, pero bastante bien.
En su estúpido traje azul – probablemente tenía otros cuatro parecidos colgando en su armario.
Nada de gusto, pero con pretensiones. Y éxito. Sentada allí sin tocar siquiera el café. Haciendo
un escándalo por haber tenido que esperar diez minutos afuera.
En el fondo ya tenía todo claro cuando entró por la puerta. Sólo quería volver a verla una vez
más. Estaba sentada frente a mí, y me sorprendió su desfachatez. Esta increíble desfachatez de
siquiera atreverse a solicitar esta reunión.
Cómo lo hace. Con qué lo engatuzó – con esta facha. Con este patético aire de profesionalismo
y ambición.

1.3

ANGELICA
Usted tiene veintiocho años. Esto la hace la gerente más joven de toda la empresa.

SABINE
Lo sé.

ANGELICA
Usted cuenta con toda mi confianza. Y eso, a pesar de que sólo lleva un año y medio trabajando
con nosotros. Sin control desde arriba.

SABINE
Eso no es cierto.

ANGELICA
¿No?

SABINE
No. Kramer coordina periódicamente los resultados de mi departamento con las exigencias,
concepciones y necesidades del directorio. De ello resulta automáticamente un permanente
control de calidad.

ANGELICA
Sí. Es cierto. Las exigencias y necesidades del directorio. Cómo se me pudo olvidar. Eso es lo
que hace. Kramer. ¿Está conte nta con esta forma de proceder? Porque no lo parece.
SABINE
Sí lo estoy.

ANGELICA
¿Está contenta con Kramer?

SABINE
Sí. Yo –

ANGELICA
Dígalo con toda franqueza. El hecho de que conviva con Kramer no debería inhibirla de
ninguna manera.

SABINE
El traba jo con Kramer se desarrolla sin ningún problema.

ANGELICA
Sin ningún problema .... Bien.

SABINE
Me gustaría hablar ahora del rechazo –

ANGELICA
Momento, momento. Sólo quiero que ambas partamos de la misma base. Para que no haya
malentendidos. Ni siquiera nos conocemos.

SABINE
Realmente no creo que haya un – se interrumpe. Bien.

ANGELICA
Usted, se ha graduado en los Estados Unidos y luego trabajó para dos empresas en Japón,
Korea y Taiwán. Hoy dirige en esta empresa su propio equipo de veinte personas, algunas de
las cuales la duplican en edad y Ud. está logrando los mejores resultados. Corríjame, si me
equivoco.

SABINE
No, no.

ANGELICA
Ud. es una ejecutiva top. Kramer dice que Usted es eficiente, confiable e innovadora.
Realmente impresionante. De verdad.

SABINE
Sí. Y por eso no entiendo por qué Usted –

ANGELICA
Sí, sí.

SABINE
¿Cómo?

ANGELICA
Sí, si sé – desde luego. Despacio. ¿Café?

SABINE
No gracias.

ANGELICA
¿Ud. no toma café?

SABINE
No gracias –

ANGELICA
¿De verdad que no?

SABINE
No gracias.
Igualmente Angélica llena dos tazas. Sabine no toca la suya.
Sírvase -
Pausa.

ANGELICA
Ud. pensará que hago y deshago aquí a mi antojo.

SABINE
¿Acaso no es así?.

ANGELICA
No. Olvídese de eso.

SABINE
No sabría cómo.

ANGELICA
¡Déjese de cosas!

SABINE
No –

ANGELICA
Olvide la pirámide de autoridad del milagro económico. Nosotros trabajamos en forma flexible
y poco ortodoja. Igual que Usted. Lo que cuenta es el rendimiento.
¿O acaso no lo percibe así?
Breve pausa.
Eso sería injusto.

SABINE
¿Por qué me está contando eso? Por qué está hablando ahora de la pirámide de autoridad del
milagro económico para más encima afirmar que ya no existe. Desde luego que existe. Aunque
me ofrezca un café. Aunque supuestamente confía en mí, lo cual a todas luces no es el caso. Yo
trabajo para Usted. Usted decide lo que debo hacer. Por ende – no nos engañemos.

ANGELICA
Exactamente.

SABINE
¿Cómo?

ANGELICA
Dije: Exactamente. No nos engañemos. Bien.

1.4

SABINE
No he tenido sexo en dos años. Y tengo veintiocho años. Todos los días me levanto a las seis
de la mañana. Tomo una ducha fría y luego desayuno. Por lo general, como fruta. En bata. Con
el televisor encendido. Así lo hago todas las mañanas, salvo los domingos. En las mañanas veo
televisión de las seis y media hasta las siete. La programación a esta hora no es muy buena que
digamos, pero estoy sentada allí y pienso en nada.
Luego, comienzo a vestirme. Nunca me pongo lo mismo del día anterior. Nunca. A pesar de
que a menudo mi ropa sea parecida. Tengo muchas cosas. Ropa. Mi departamento lo elegí bajo
este punto de vista. Closets. En mi actual departamento hay dos closets.
Tengo dificultades para decidir qué ponerme. Esto es un problema. A menudo me cambio
completamente varias veces hasta decidir qué me voy a poner. Hasta que he logrado arribar a
una decisión. Y eso no es fácil. Es una verdadera tortura.
Cuando finalmente estoy vestida, me arreglo el pelo y me maquillo. El peinado está okay; es
que no hay gran cosa que se pueda hacer con mi pelo. El maquillaje es un tema difícil, sobre
todo en invierno, cuando afuera todavía está oscuro. No poner demasiado. Sólo productos de
calidad. Por ejemplo de Japón.
Breve pausa.
Cuando he terminado de arreglarme la cara, tomo el ascensor al estacionamiento subterráneo.
Ahora son las ocho. A medio camino, me bajo. Vuelvo a subir. Porque me siento pésimo. No
aguanto más. Vuelvo a abrir las dos chapas de seguridad de la puerta de mi departamento y me
cambio. Ya no me gusta lo que llevo puesto. Por lo general me visto de azul. No me gus ta
mucho el azul salvo quizás en jeans o suéters de invierno, y sin embargo casi siempre me visto
de azul. He comenzado a vestirme completamente de azul. A comprar cosas de color azul,
cuando tengo tiempo. Todo lo que compro, es azul. En consecuencia – en cuanto al color todo
combina.
A pesar de ello, me devuelvo a medio camino para cambiarme. Cambio todo. Las medias, los
calzones 1, el sostén. Me encuentro fea. Debo apurarme, el reloj avanza, y yo estoy parada frente
al espejo en el pasillo y me encuentro fea.
Finalmente dan las ocho y media, ya es hora, debo partir de prisa. Vuelvo a tomar el ascensor
para bajar al estacionamiento subterráneo. Me subo al auto. Ahora sí que no puedo devolverme
nuevamente. Devolverse nuevamente, ahora es absolutamente imposible. Una mirada al espejo
retrovisor. Mi maquillaje es horrendo. No me gusta el lapiz labial. Aprovecho el taco en la
autopista para por lo menos pintarme de nuevo los labios. Los ojos sólo los podré repintar
después, cuando haya llegado a la empresa. Ante todo, no parecer vulgar.
Llego a la empresa y tengo la sensación de que nadie me mira. Eso es bueno.
Eso es horrible.
A las nueve quince tengo reunión con mi equipo. Ninguna de las mujeres en la larga mesa se
viste de azul. Salvo quizá si fueran jeans o suéters de invierno, pero ambas cosas se ven muy
poco aquí. En las reuniones. Muchas de ellas son mediocres. Muy mediocres. La mayoría.
Ninguna se viste de azul.
Breve pausa.
Miro las caras en la mesa y me pregunto cual de ellas habrá hecho el amor //habrá tirado2 y
cuántas veces durante la noche. O en la mañana. Mientras yo me duchaba con agua fría.
Mientras yo veía televisión sin pensar en nada.
Todas, pienso. Todas. Todas salvo yo.

1.5

ANGELICA
Usted ha hecho carrera aquí. Y obviamente quiere seguir escalando. Lo entiendo perfectamente.
Breve pausa.
Yo fui igual. Usted se me parece. ¿O no?

SABINE
Quizás.

ANGELICA
No, estoy segura que sí.

SABINE
Cómo Usted diga.

ANGELICA
Podríamos ser amigas. No. No podríamos.

1
Palabra por adaptar según país (p.ej. braga, pantaleta, etc.)
2
Aquí aparece por primera vez la palabra “ficken” (equivalente a “to fuck” en inglés) que se repite con frecuencia
a lo largo de todo el texto. La mayoría de las veces optamos por “tirar”, u otras expresiones según el contexto –
eventualmente habrá que adaptarlo al lenguaje habitual según país. Los lugares donde en el texto alemán se usa
esta palabra, los marcamos con *, para diferenciarlos de otros donde el autor usa otra palabra. (Nota de la
traductora)
SABINE
Aha.

ANGELICA
Usted a lo más podría fingir amistad. Porque sólo piensa en esta pirámide, a cuya cima quiere
llegar.

SABINE
El tema aquí no tiene nada que ver con que podamos o no ser amigas. El tema aquí no es otro
que mi cualificación que Usted no reconoce.Esta conversación es absur da.

ANGELICA
Cualificación. Sí.
Breve pausa.
¡Qué extraño que no nos hayamos topado más a menudo hasta ahora! ¿Ha estado alguna vez
aquí arriba en el piso dieciseis?

SABINE
Un par de veces.

ANGELICA
¿Sólo un par de veces?
Breve pausa.
En la oficina de Kramer, supongo.

SABINE
Exactamente.

ANGELICA
¿Le gusta acá arriba?

SABINE
Claro que sí. ¿Ya volvimos al smalltalk?

ANGELICA
Exactamente.
Pausa.
Usted postuló para el puesto en Delhi.

SABINE
Y Usted rechazó la postulación.

ANGELICA
Sí.

SABINE
Sin fundamentación alguna.
ANGELICA
Sin fundamentación por escrito.

SABINE
Sin fundamentación. Sin una explicación. Una entrevista. O una llamada por teléfono. Nada.
Por esa razón, pedí esta reunión.

ANGELICA
Por supuesto que lo hizo. Al fin y al cabo es Usted la que quiere algo.

SABINE
Esto quiere decir –

ANGELICA
Yo sabía que Usted vendría.

SABINE
Pero no me da ninguna respuesta.

ANGELICA
Sí, en seguida. Sólo quería conocerla un poco más.
Breve pausa.
Nuestro centro en Delhi es el corazón del departamento de desarrollo.

SABINE
He dado importantes impulsos en el área de desarrollo. Impulsos decisivos. No se trata de
hacerme un favor. Debe colocarme en el lugar donde pueda serle más útil a la empresa. En
Delhi.

ANGELICA
Pero yo no pienso mandarla a Delhi.

SABINE
¿Por qué?

ANGELICA
A Usted no le interesa ser útil a la empresa. Por lo demás, nadie se lo exige. A Usted, Sabine, le
interesa escalar posiciones. Eso es comprensible.
Breve pausa.
Lo que no me gusta de eso, son sus métodos.

SABINE
Mis métodos son sumamente eficientes, como Usted ya mencionó. Las ventajas para el
consorcio son evidentes.
ANGELICA
Darle este puesto significa catapultarla a la corta o a la larga a la cima del consorcio, al
directorio, porque con el know-how que podrá adquirir en Delhi, Usted se hará prácticamente
imprescindible para nosotros.

SABINE
Esto vale para cualquiera que obtenga este puesto. No tiene nada que ver con mi persona. Así
como veo yo las cosas, sólo puede haber dos factores que inciden en su desconfianza hacia mí.
Y estos son en primer lugar, mi edad y en segundo lugar el hecho de ser mujer.
¿No acaba de decir que los mecanismos a nivel de empresa del milagro económico ya no
existían?

ANGELICA
Sí, sí. Por cierto.
Breve pausa.
Pero ¿qué sucede cuando el propio personal recurre a estos mecanismos?

SABINE
No entiendo a qué se refiere.

ANGELICA
Me refiero exactamente a lo que acabo de decir: Pero ¿qué sucede cuando el propio personal
recurre a estos mecanismos?

SABINE
¿A quién se refiere?

ANGELICA
A Usted.

SABINE
¿A mí?

ANGELICA
Sí, a Usted.

SABINE
No tengo idea de lo que está hablando.

ANGELICA
¿No?

SABINE
No.

ANGELICA
Kramer me recomendó mandarla a Delhi.
SABINE
¿Sí?

ANGELICA
Sí.

SABINE
Entonces por qué no me da el puesto.

ANGELICA
No.

SABINE
Mi cualificación está fuera de duda.

ANGELICA
Puede ser.

SABINE
Pero -

ANGELICA
Pero no tendrá el puesto.

SABINE
¿Por qué no?

ANGELICA
Porque Kramer la recomendó.

SABINE
Así que es eso –

ANGELICA
Sí.
Pausa.

SABINE
Usted convive con Kramer. ¿Cuál es el argumento contra una recomendación de parte de
Kramer?

ANGELICA titubea
Kramer.

SABINE
Yo quiero el trabajo. Usted no tiene a nadie más adecuado para eso que yo.
ANGELICA
¿Quién lo dice?

SABINE
Yo lo digo. Kramer lo dice. Vea mis antecedentes.

ANGELICA se ríe
Pensé que diría mis (anticonceptivos)//............. 3

SABINE
¿Cómo?

ANGELICA
Nada.

1.6

ANGELICA
Mi marido ya no duerme conmigo. Kramer. Tengo XX años.
Todos los días me levanto a las seis de la mañana. Tomo una ducha fría y luego desayuno. Por
lo general como fruta. En el mesón de la cocina. En bata. Con una toalla en la cabeza y los pies
metidos en pantuflas. Para no tener frío y evitar resfriarme. Está prendida la pequeña tele que
tenemos en la cocina. Así lo hago todas las mañanas, salvo los domingos y a veces los sábados.
En las mañanas veo televisión de las seis y media hasta las siete. La programación a esta hora
no es muy buena que digamos, pero estoy sentada allí y pienso en nada.
Después comienzo a vestirme y a maquillarme. Nunca me pongo lo mismo del día anterior.
Nunca. Antes me tomaba mucho tiempo decidir qué ponerme. Era una tortura todas las
mañanas hasta que estaba vestida. Todavía me demoro mucho tiempo. Pero antes, lisa y
llanamente, no tenía idea de qué ponerme -
hoy simplemente voy más a menudo de compras. Si bien eso no resuelve el problema en
general, sí ayuda. Por lo menos en forma transitoria. Cuando ya no sé qué ponerme, voy de
compras. O pido las cosas por catálogo. Pero casi siempre voy a comprar, porque necesito a
alguien que me ayude. Una vendedora. Asesoría. Les pregunto a las vendedoras qué me viene o
qué me recomiendan. Dejo – por decirlo así - que las vendedoras me vistan, y a veces resulta
bastante bien. Otras no.
Lo bueno de las tiendas caras es que allí a menudo las vendedoras tienen mejor gusto que en las
tiendas baratas. Pero eso, no siempre es así.
No es que no me de cuenta que la vendedora no tenga buen gusto. No sé en qué lo noto. Quizás
en la mirada. O el pelo. O los dientes. Cuando comienzo a comprar, compro mucho. Nunca
busco una prenda en especial. Cuando voy de compras, renuevo mi guardarropa completo.

3
En el original alemán hay un juego de palabras entre “Unterlagen” (= antecedentes) y “Unterhosen” (=calzones).
(Nota de la traductora)
Faldas. Blusas. Trajes de dos piezas. Jeans, para los que en realidad soy demasiado gorda o sólo
me siento así, como luego me dice la vendedora. Vestid os, zapatos. Pañoletas. Cinturones.
Cosas absurdas.
Estas compras me dan una sensación de seguridad. La seguridad de poder comprar cosas, de
poder tener cosas que necesito imperiosamente.
Cada dos meses me deshago de dos sacos de ropa. Los llevo al contain er de la Cruz Roja. O
regalo las cosas a las dos hijas de mis vecinos. Pero obviamente no les quedan bien. Sólo las
reciben por cortesía. Muchas veces, en esos sacos hay cosas que no me he puesto nunca. Cosas
de las que ya sabía al comprarlas que nunca usaría. A veces. Cosas que en la noche colgué en
el armario para ponérmelas al día siguiente, y que luego en la mañana ya no me gustaron.
Porque no combinaban con nada. Suéters de verde claro. Sandalias doradas para el verano, para
las que de pronto me faltaba la falda adecuada. Chaquetas cruzadas con hombreras. Suéters de
lúrex, de hilo plateado para recepciones.
Estos son deslices. Pérdidas de control. Son situaciones de emergencia. Pero todo eso sólo se
sabe después.
En una ocasión alguien me recomendó comprar todo de un mismo color. Porque eso facilitaría
las combinaciones. Pero qué color me viene a mí. Eso es algo que aún no logro decidir.
Por lo tanto me pongo cualquier cosa que a más tardar dentro de dos meses regalaré a la Cruz
Roja. Y luego me arreglo el pelo y comienzo a maquillarme. Son aproximadamente las ocho,
Kramer se levanta y desaparece en su propio baño bajo la ducha.
El peinado está okay, es que no hay gran cosa que se pueda hacer con mi pelo. El maquillaje es
un tema difícil, sobre todo cua ndo afuera todavía está oscuro. No poner demasiado. Sólo lo
necesario. Sólo productos de alta calidad. Por ejemplo de Japón.
Breve pausa.
Cerca de las nueve llego a la empresa con Kramer a mi lado, esta es una condición. Todos me
miran. Nadie me mira a los ojos, pero todos me miran. Antes todavía creía que sólo me lo
imaginaba. Por ejemplo Kramer dice eso. Pero no es así. Es horrible. A las nueve y media tengo
la primera reunión. Delante mío un montón de hombres recién afeitados. En ternos que ya me
conozco de memoria. Muy mediocres. La mayoría.
Breve pausa.
Me pregunto si estos tipos se preguntan cuando fue la última vez que hice el amor //tiré*. En
una ocasión se lo conté a Kramer. Antes. Algunos años atrás cuando las cosas aún eran
diferentes.

1.7

ANGELICA
¿Usted me encuentra atractiva?

SABINE
¿Quiere una respuesta sincera?

ANGELICA titubea, sonríe


No.

SABINE
La encuentro atractiva.

ANGELICA
¿Usted cree que Kramer me encuentra atractiva?

SABINE
No sabría decirle.

ANGELICA
¿Encuentra Usted atractiv o a Kramer?

SABINE
Kramer es buenmozo.

ANGELICA
También lo creo.
Breve pausa.
¿Kramer la encuentra atractiva a Usted?

SABINE
Tendrá que preguntárselo a él.

ANGELICA
Yo no la encuentro muy atractiva.

SABINE
Aha.

ANGELICA
Pero yo tampoco me encuentro muy atractiva. Como ya le he dicho: Nos parecemos.
Profesionalmente top, pero de aspecto: nada especial.
Ahora bien, Usted es más joven. Si fuéramos amigas, Sabine, no necesitaríamos más que
mirarnos en las mañanas para sonreír. Porque cada una sabría de la otra cuánto tiempo se quedó
delante del espejo intentando desesperadamente salvar su rostro aburrido con un poco de
sombra.
Como miles de millones de otras mujeres. Como todas estas cajeras de supermercado y las
oficinistas. Extraño, ¿no?
Piense por un momento cuánto tiempo y dinero se gasta en ello en todo el mundo – ¡qué
despilfarro!. Si fuéramos amigas, nos conoceríamos estos secretos. Podríamos mirarnos a los
ojos maquillados y reírnos. De nosotras mismas. De nuestros desesperados esfuerzos en las
maña nas delante del espejo.
Las dos mujeres se miran en silencio durante un largo rato.

SABINE
No entiendo a lo que quiere llegar.

ANGELICA
Pero sabe por qué está aquí.

SABINE
Sí. Fui yo quien pidió esta reunión.
Breve pausa.

ANGELICA
Y sabe también ¿por qué se le concedió esta reunión?

SABINE
Tengo derecho a –

ANGELICA
Porque Kramer la recomendó.

SABINE
Sí, si sé.

ANGELICA
El dice que los hindúes son demasiado rápidos para los demás.

SABINE
Yo soy rápida.

ANGELICA
Yo sé. Yo sé lo rápida que es Usted. Usted tiene una mente analítica aguda. Usted reconoce el
vacío en el sistema.

SABINE
Es mi trabajo.

ANGELICA
Correcto.
Breve pausa.
Pero eso no le da derecho a tomarme el pelo.

SABINE
No hago eso.

ANGELICA
Pero vamos Sabine. ¡Y cómo!
Pausa.
Sólo está aquí desde hace un año y medio. Kramer le quiere dar Delhi. ¿Usted sabe lo que
significa eso?

SABINE
Dígamelo Usted.
ANGELICA
Eso significa que Kramer se acostó* con Usted, Sabine.
Pausa. De modo feo. Se la tiró*. Y posiblemente se sigue acostando* con Usted.. ¿Se sigue
acostando* con Usted?
Silencio.

SABINE
Sí.
Pausa.

ANGELICA
Pensé que lo negaría.

SABINE
¿En serio?

ANGELICA
Y por eso la manda a Delhi. A modo de agradecimiento por los polvos*.

SABINE
No lo creo.

ANGELICA
¿Cuándo fue la última vez?

SABINE
¿Qué?

ANGELICA
¿Cuándo fue la última vez que se la tiró*?
Breve pausa.

SABINE
Hace unas dos horas. Abajo en mi oficina.

ANGELICA
Muy bien. Conmigo tiró* la última vez anoche. En nuestra sala de estar.

SABINE sonríe
Entonces, en realidad las dos tenemos un destino común o algo parecido. Breve pausa.
¿Por qué no me echa simplemente?

ANGELICA
Dicho de paso, yo he tratado efectivamente de crear un clima de amable objetividad, de
compañerismo y profesionalismo. Yo lo he intentado. Usted no.
Ahora, sólo para que lo entienda: El problema no está en que Usted se acueste* con mi marido.
El problema está en que Usted lo necesita.
De pronto. En que no es lo suficientemente buena. Quien sabe, cómo llegó tan lejos – a quién
se lo chupó a cambio en el ascensor, ¿en dónde fue? Japón, Corea y Taiwán. Quizás en esto
resida su talento. Quizás esta sea su verdadera vocación. Sólo que lamentablemente no
necesitamos a nadie de estas características en Delhi – una mujer que se propuso llegar tarde o
temprano hasta el directorio a punta de polvos*.
Se controla.
El que una mujer con su formación, con su supuesta cualificación – como Usted lo llamó – crea
poder avanzar por este camino es simplemente patético.
Pero el que Usted haga el numerito en mi propia tienda, con mi esposo, es casi ofensivo. ¿Qué
tan tonta cree que soy? Eso no se lo permito, Sabine.
Pero para qué le estoy diciendo eso. Usted ya lo sabe. Tiene esa mente rápida, analítica. Y es
por eso que Usted va a volver al cuarto piso a desocupar su oficina. Estúpido pedazo de mierda.
Estúpido, estúpido pedazo de mierda. Le arroja la taza de café a la cara.

1.8

SABINE
Obviamente nunca tuve nada con su marido. Absolutamente impensable. La relación con
Kramer fue una relación netamente laboral. Me apreciaba como profesional, pero no se interesó
ni en mí ni en mis tetas. Nunca lo había hecho. Si lo hubiera hecho, me habría acostado con él.
De inmediato.
Pero era maravilloso lo convencida que estaba de ello. Que me creyera capaz de eso.
Con el café en la cara, en el pelo y en el traje azul, del cual tengo otros cuatro parecidos
colgados en mi armario, caminé por el pasillo hasta el ascensor. Petra, la secretaria me miró con
cara de boba.
Pero me miró.
Dejé abierta la puerta de la oficina, lo que nunca hubiera hecho en otras circunstancias. Esperé
delante del ascensor y sentí cómo el café se me chorreaba hasta el escote. Clavé la mirada en el
botón encendido al lado de la puerta del ascensor y aún percibí algún ruido de su oficina.
Me acordé de frases que había escuchado en la mañana en la televisión. Podía escuchar la voz
de la presentadora. La veía ante mis ojos, en su traje.
Kramer salió de su oficina y pasó por mi lado. No me saludó. Probablemente ni siquiera me
vió. Seguro que no. Si no, probablemente me hubiera preguntado - y entonces llegó el
ascensor.

ANGELICA
Me quedé sentada detrás de mi escritorio. Ella salió y dejó la puerta abierta. Vulgar. Sabía que
nunca la volvería a ver. Ahora bajaría al cuarto piso y desocuparía su lugar. Y se iría a la
mierda.
Estaba allí sentada sin poder concentrarme. Me acordé de frases que había escuchado en la
mañana en la televisión. Podía escuchar la voz de la presentadora. La veía ante mis ojos, con su
traje. De pronto tenía la sensación como si tuviera un pelo en la garganta. Un pelo largo que
bajaba por todo el esófago. Intenté tragarlo, pero no salía. Estuve a punto de vomitar. Intenté
sacarlo con los dedos, pero no logré alcanzarlo. Me metí casi la mano entera a la boca, pero no
hubo caso, mientras me sacudía en arcadas que traté de reprimir, porque la puerta todavía
estaba abierta .
Sentí que el sudor se me corría hasta el escote. Afuera escuché pasos, una puerta de ascensor se
abrió. Kramer se asomó por la puerta y preguntó: ¿Todo en orden, cariño? Sí, le dije, sí, sí,
claro, todo está bien.

B.

Música hindú. Temprano en la mañana: Son las cinco y cuarenta y cinco. Heinrich deja su
bolso en el piso y abre su casillero//(o:locker). Se quita el abrigo y lo cuelga en el armario. Se
quita los zapatos, el suéter y el panta lón y los guarda cuidadosamente. Luego saca el uniforme
de servicio y se lo pone. Al final se vuelve a poner los zapatos y saca algunas cosas del bolso
que va a necesitar durante el día. Aún es temprano. Como siempre, a las seis menos cinco
relevará a sus colegas del turno de noche.

2.1

Robert y Patricia. En la oficina de Robert. Ambos tienen un poco más de treinta. El está
sentado detrás de su escritorio. Ella delante. El tiene un fajo de papeles en su mano y está
leyendo. Silencio cargado, tenso. Pausa. El vuelve la hoja, sigue leyendo. Finalmente:

ROBERT
Ni pensarlo.
Breve pausa.

PATRICIA
¿Qué?

ROBERT
Sí, escuchaste bien: Ni pensarlo.
Breve pausa.

PATRICIA
Es -

ROBERT
Olvídalo.

PATRICIA
No comprendo –
ROBERT
Muy sencillo –

PATRICIA
Un momento, por qué –

ROBERT
Esto –

PATRICIA
Es que –

ROBERT
Sí –

PATRICIA
Es que no puedo -

ROBERT
Claro que sí -

PATRICIA
De ninguna manera puedo –

ROBERT
Claro que sí -

PATRICIA
No –

ROBERT
Olvídalo.
Breve pausa.

PATRICIA
Qué significa eso: -
Breve pausa

ROBERT
¿Qué significa eso?

PATRICIA
Sí –

ROBERT
¿Qué significa eso?
PATRICIA
Esa fue la pregunta, esa fue mi pregunta, sí –

ROBERT
Pero si eso está absolutamente claro: Significa que –

PATRICIA
No está claro. Nada está claro. Nada de nada, nada parece estar claro aquí.

ROBERT
Este paper –

PATRICIA
este paper es –

ROBERT
este paper no es –

PATRICIA
este paper es mi –

ROBERT
este paper no es aceptable.

PATRICIA
¿No es aceptable?

ROBERT
No es a-cep-ta-ble. Imposible. Como se te ocurre. Fin

PATRICIA
¿Cómo?

ROBERT
Sí –

PATRICIA
Acaso estás ((loco)) 4 –

ROBERT
Este paper -

PATRICIA
Este paper –

4
El original alemán no dice “loco”, pero el inicio de la frase lo da a entender claramente. (Nota de la traductora)
ROBERT
Este paper es basura.

PATRICIA
Es basura.
Breve pausa.

ROBERT
Sí.

PATRICIA
No es aceptable.

ROBERT
Así es.
Breve pausa.

PATRICIA
No es aceptable.

ROBERT
Exacto.
Pausa.

PATRICIA
Estás enfermo, Robert.
Breve pausa.
Estás completamente enfermo.
Breve pausa.
Tú no estás hablando en serio.

ROBERT
Totalmente en serio.

PATRICIA
Pamplinas. Para empezar es de tu propio interés -

ROBERT
Estoy hablando totalmente en serio. Este paper es basura. Este paper no está en discusión.

PATRICIA
Este paper es mi propuesta y no tengo idea qué habría que discutir al respecto.

ROBERT
Me da exactamente lo mismo. Esta cosa no pasa más allá de mi escritorio, de eso puedes estar
cien por ciento segura.
PATRICIA
Esta cosa es mi nuevo proyecto, y si no lo entregas a Kramer –

ROBERT
Disculpa, disculpa –

PATRICIA
No, si no lo entregas a Kramer, lo voy a –

ROBERT
¿Dijiste “nuevo”? “Tu nuevo proyecto”?

PATRICIA
Sí, este es mi nuevo proyecto –

ROBERT
Pero este proyecto, Patricia, no es nuevo.
Breve pausa.

PATRICIA
¿Cómo?

ROBERT
Este proyecto no es nuevo.

PATRICIA
¿Qué?

ROBERT
Este proyecto es viejo, Patricia. Viejo.
Breve pausa.
Este proyecto es viejo. Viejo, viejo, viejo.

2.2

PATRICIA
Fue el mejor sexo que tuve en mi vida.
Breve pausa.
Nuestras miradas se cruzaron y ambos sabíamos que sucedería. Yo sentí que él lo sentía y él
sintió que yo lo sentía. Nos miramos a través de la sala y lo supimos. ¡Bum!
Una fiesta en el piso dieciseis, el piso de la dirección. La fiesta estaba en su apogeo. Kramer
había dado un discurso. Vuelan los corchos. Risas en la sala, música suave, luz tenue. Como en
una película.
Yo llevo un vestido corto.
El brinda con una mujer, pero yo sé que me está mirando. Tiene unos treinta años. Ya he
escuchado hablar mucho de él, pero nunca nos han presentado. Es exitoso. Con una carrera
meteórica. Trabaja estrechamente con Kramer: Lo que le llega a Kramer, pasó antes por su
escritorio. Es ambicioso, comprometido, eso se ve. Tiene todas las puertas abiertas: Mientras no
desilusione a Kramer, tiene un futuro brillante por delante.
El sonido de muchas voces, las copas tintinean, risas, debajo de nosotros, más allá de las
ventanas está la ciudad en la noche.
Vuelvo a llenar mi copa y camino lentamente, sin volverme, hacia la puerta. Bajo por el
corredor. En silencio, porque sobre la mullida alfombra mis tacos aguja no hacen ningún ruido.
En la mano izquierda sostengo la copa de champán y deslizo el dedo índice derecho por la
pared del corredor al pasar. Voy probando las puertas. La mayoría de las oficinas está cerrada.
La oficina de Kramer está abierta.

2.3

Robert y Patricia en la oficina de Robert

ROBERT
Este proyecto es viejo.

PATRICIA
Este proyecto es nuevo.

ROBERT
Esto es absurdo.

PATRICIA
¿Absurdo?

ROBERT
Sí, absurdo.

PATRICIA
No es absurdo –
Breve pausa.
Es el proyecto para mi nuevo spot.

ROBERT
Bueno, bueno, bueno. El proyecto es nuevo.
Pausa.
El proyecto es nuevo,
Breve pausa.
pero el spot es viejo. ¿Verdad?

PATRICIA
Quizás no sepas leer.
Breve pausa.
ROBERT
Este spot es igual al anterior.

PATRICIA
¿Cómo?
Breve pausa.

ROBERT
Es igual al spot anterior.

PATRICIA
Creo que no estoy escuchando bien.

ROBERT
- y tú lo sabes mejor que nadie.

PATRICIA
No sé a qué te refieres.

ROBERT arroja los papeles sobre la mesa


Sí lo sabes.

PATRICIA
¿Ah sí?

ROBERT
Seguro que lo sabes. Claro que lo sabes, Patricia.

PATRICIA
Estás hablando estupideces 5 . No tengo la menor idea de lo que estás hablando.
Breve pausa.
Y por lo visto tú tampoco.
Breve pausa.

ROBERT
Que proyecto ni que nada: Tu nuevo spot es idéntico a tu antiguo spot.

PATRICIA
Esto está rayando en la locura.

ROBERT
La única diferencia reside en los costos.

5
Lenguaje muy coloquial (literalmente:”estás hablando mierda”) que habrá que adaptar a lo usual en cada país:
p.ej. Chile:“Estás hablando puras huevadas”, Argentina: “.....boludeces”, etc. (Nota de la traductora)
PATRICIA
Sobre todo parece ser completamente demente discutir esto contigo. Una mera pérdida de
tiempo.

ROBERT
Veinte veces los costos para el mismo producto – se te habrá pasado inadvertido. Efectivamente
aquí no hay nada que discutir. Esto es demente. Enfermo. O simplemente estúpido.

Pausa
Esto es deficiente y no lo voy a hacer llegar a Kramer. Conmigo no, Patsy, olvídalo.

PATRICIA
Fuck you//Qué te jodas. Fuck you//Qué te jodas*, Robert.
Breve pausa.
Y no me llames Patsy.

2.4

ROBERT
Fue el mejor sexo que tuve en mi vida.
Breve pausa.
Kramer estaba dando una fiesta en el piso dieciseis. Todos estaban allí. Volaban los corchos de
champán. Ambiente muy alegre. Vista desde las ventanas a las luces de la ciudad en la noche.
Casi como en el cine. Todo era perfecto. Música suave de fondo. Kramer estaba de buen humor.
A pesar de ese asunto con La India.
Breve pausa.
Ella lucía absolutamente encantadora, espectacular. Llevaba un vestido corto, de color oscuro.
Nuestras miradas ya se cruzaron cuando ella entró a la sala. Nos miramos y lo supimos. Ella lo
sabía. Yo lo sabía. Estaba claro. Desde luego ya había escuchado hablar mucho de ella, pero
nunca nos habían presentado.
Breve pausa.
El spot del charco fue su idea. Su concepto. Y su éxito. El charco la llevó a la cima del
departamento al cabo de sólo doce meses.
Breve pausa.
El spot del charco trajo la consagración absoluta. Se convirtió en un ícono publicitario: El
charco. El spot de Patricia con el charco. O también: El spot de Patsy con el charco. Todos la
llaman Patsy.
Breve pausa.
El charco ya era casi legendario.
Breve pausa.
La esposa de Kramer brinda conmigo, pero no pierdo a Patricia de vista por más de un par de
segundos. Está en el otro extremo de la sala.
Observo cómo se mueve, cómo la luz cae sobre sus hombros. Yo sé que sabe que la estoy
observando mientras converso con la esposa de Kramer –
aunque no mire hacia mí.
Vuelve a llenar su copa y camina hacia la puerta. ¿Adónde va? Con la mano izquierda sostiene
la copa.
Breve pausa.
Dejo que se adelante exactamente veinte segundos, luego me disculpo con la esposa de Kramer
y la sigo.
La veo justo cuando desaparece en la oficina de Kramer. Corro por el pasillo. Sobre la alfombra
no se escuchan mis pasos. La puerta de la oficina de Kramer está entreabierta.

2.5

En la oficina de Robert. Patricia y Robert.

PATRICIA
Fuck you/Qué te jodas. Fuck you/Qué te jodas*, Robert.
Breve pausa.
Y no me llames Patsy.

ROBERT
¿Qué?

PATRICIA
Patsy. Acabas de decir Patsy. En vez de Patricia.

ROBERT
Ah sí, puede ser.

PATRICIA
Cambiar e l nombre de una persona muestra la intención más o menos consciente de dominarla

ROBERT indiferente
No me digas -

PATRICIA
Si no me llamas por mi nombre verdadero, significa que no me aceptas como soy. Sino que
quisieras que fuera diferente: más dócil por ejemplo.
Pausa.
Pero eso, ni pensarlo, Robert.
Pausa.
El problema no es que el spot antiguo y el nuevo se parezcan. El problema es que tú eres
demasiado bruto para establecer la diferencia.

ROBERT
Correcto. Porque no hay ninguna.
Pausa.
PATRICIA
El nuevo spot se desarrolla en Central Park.
Breve pausa.

ROBERT
¿Y?

PATRICIA
¿Y qué? Ese es el punto.
Breve pausa.

ROBERT
El nuevo spot se desarrolla en Central Park. El último spot se hizo en un parque cualquiera.
¿Cuál es la diferencia?
Pausa.

PATRICIA
La luz.

ROBERT
Oh.

PATRICIA
Central Park está en Nueva York. – En los Estados Unidos de América.

ROBERT
Dato conocido. América, Nueva York. Sí. Central Park está en Nueva York.

PATRICIA
Entonces –

ROBERT
¿Y qué más? Parque, pasto, sendero, charco, hombre, mujer.
Breve pausa.
Todo idéntico. Idéntico.

PATRICIA
Parque, pasto, sendero, charco, hombre, mujer.
Breve pausa.
¿Lo entendí bien?

ROBERT
Absolutamente correcto.
Pausa.

PATRICIA
Olvidaste algo.
ROBERT
Parque, pasto, sendero, charco, hombre, mujer.
Reflexiona.
Ardilla. La ardilla es nueva.
Breve pausa.

PATRICIA
Incorrecto.

ROBERT se ríe
¿Incorrecto? Está bien. Quizás realmente se me escapó un detalle decisivo.

PATRICIA
Otoño. Septiembre. Los árboles. La skyline. Olvidaste la skyline.

ROBERT
La skyline – cierto, la skyline. Estaba en el –
Breve pausa.
proyecto.

PATRICIA
La skyline de Nueva York.

ROBERT
La skyline – interesante. Hombre, mujer, charco, skyline. Respetable.
Breve pausa.
Sin olvidar la ardilla claro, disculpa. La ardilla en otoño ante la skyline.
Para eso vamos a necesitar el –
Breve pausa.
domador de animales de Nueva York.

PATRICIA
Lo decisivo es la skyline de Nueva York.

ROBERT
La skyline de Nueva York me importa un bledo.

2.6

PATRICIA
Me deslizo a la oficina de Kramer y dejo la puerta entreabierta. Estoy parada delante de la
ventana en la oscuridad de la oficina ajena y miro las luces de la ciudad. Si ahora entra Kramer,
estaré despedida. Despedida en el acto. No tengo nada que hacer en la oficina de Kramer, nada.
A mis espaldas la puerta se abre – lo veo por la franja amarilla de luz en la alfombra – y vuelve
a cerrarse, pero no me doy vuelta. No enciende la luz. Está muy cerca detrás de mí, siento su
respiración. Sé que es él. Lo sé. Posa sus manos en mi cintura. Me vuelve hacia él, y nos
besamos. Me empuja hacia el vidrio de la ventana y me sube el vestido.
Tenemos sexo. Sexo increíblemente intenso.
Breve pausa.
Después regresamos a la fiesta – ni siquiera volvimos a hablar – nos mezclamos entre la gente.
Como si nos hubiéramos puesto de acuerdo. Pero no nos habíamos puesto de acuerdo.
Breve pausa.
No nos habíamos puesto de acuerdo. En realidad quería llamarlo al día siguiente a su oficina,
pero –
Breve pausa.
no lo llamé. No porque no quisiera llamarlo, claro que quería llamarlo, pero pensé es mejor si él
me llama. En general no tengo problemas con dar el primer paso – es decir –
Breve pausa.
ni en el trabajo ni con los hombres. Pero – esto era otra cosa. Aquí había mucho más en juego.
Esto era –
Breve pausa.
Esto era demasiado importante.
Breve pausa
Y por eso no podía llamarlo. No habría sido correcto. Incluso habría sido un craso error, de eso
sigo totalmente convencida hasta ahora.
No quería que pensara que lo necesitaba. Que ni remotamente lo necesitaba –
No había ningún motivo para darle señales de que podría tenerme. Se trataba de señalarle
claramente que soy igual a él. Igual a él, la misma clase, sólo que en un ámbito distinto.
Creativa, capaz. Dura, si es necesario:
A los treinta ya logré una posición a la que otros nunca llegarían en toda su carrera profesional.
Nos parecíamos tanto – simplemente éramos tal para cual. Y por eso no lo llamé.
Breve pausa.
Sin embargo intenté toparme con él en forma más o menos casual. Lo buscaba – en el
estacionamiento, en el hall, en los ascensores, en el casino o después del trabajo en uno de los
pequeños restoranes italianos en los alrededores. Allí, donde siempre va todo el mundo.
Breve pausa.
Traté de averiguar a qué hora llegaba a la empresa y a qué hora se iba, pero nunca me topé con
él. Y él no me llamó.
Breve pausa.
Supongo que no fui más que una canita al aire para él. Quizás hacía esto a menudo.
Probablemente yo le daba lo mismo. Probablemente ya lo había olvidado.
Breve pausa.
Me dió rabia.
Breve pausa.
Me dió rabia, porque no entendió con quién estaba tratando. No llamó. No se la jugó por mí. Y
por eso lo castigaría. Castigarlo ¡qué va! – destruirlo. Quería aniquilarlo. Aplastarlo.
Breve pausa.
Y sin embargo lo buscaba: en el hall, en el estacionamiento, en el casino, en los pequeños
restoranes italianos a la vuelta de la esquina. Pero no estaba.
Breve pausa.
Fue entonces cuando Kramer se acercó a decirme que llegó el momento para un nuevo spot y si
ya conocía a su mejor hombre: Robert –
Kramer dijo que me pusiera en contacto con Robert por el nuevo spot. Que sin duda sería
interesante para los dos.

2.7

ROBERT
La oficina de Kramer está en penumbras. Ella está parada en la ventana, dándome la espalda.
Estoy muy cerca detrás de ella. Huele tal como me lo imaginé. Si ahora entra Kramer a la
oficina y nos encuentra a los dos, estaremos despedidos. Despedidos en el acto.
Poso mis manos en su cintura y la vuelvo hacia mí. Nos besamos. La empujo hacia la ventana y
le subo el vestido.Tenemos sexo. Sexo apasionado, intenso.
Pausa.
Luego nos volvemos a mezclar entre los invitados de la fiesta, y Kramer dice: Robert, estaba a
punto de mandarlo a buscar –
Breve pausa.
Por supuesto había pensado en llamarla al día siguiente. Pero –
Breve pausa.
- pero luego desistí. Quise hacerlo – pero no lo hice. Y eso que en mi posición es habitual dar el
primer paso, eso está bien, no tengo ningún problema con eso – en general. Ni en los negocios
ni –
Breve pausa.
en la vida privada.
Pero – pero esto, esto era otra cosa. Aquí se jugaba algo grande. Esto no era una simple canita
al aire. Aquí había mucho más en juego. Esto era algo grande.
Esta mujer era importante. Esta mujer era sensacional –
Breve pausa.
No se puede llegar y llamar a una mujer como ella. Eso habría sido un error, de eso sigo
convencido hasta ahora. No quería que tuviera la impresión que yo necesitaba de alguna manera
tomar contacto con ella.
Teníamos la misma clase, sólo trabajábamos en áreas distintas: Ambos éramos competentes,
flexibles, innovadores y duros con nosotros mismos y c on los demás. A los treinta ambos ya
teníamos una posición a la que otros nunca llegarían en toda su carrera profesional. Ninguno era
más que el otro. Ella era como yo. Yo era como ella, y yo quería que lo entendiera. Nosotros –
ella y yo – éramos tal para cual.
Y por eso no podía llamarla.
Breve pausa.
Pero traté de toparme con ella. Casualmente. En el estacionamiento o en el hall cerca de los
ascensores. O en el casino o en uno de los pequeños restoranes italianos en el vecindario. Pero
no la encontré.
La buscaba, traté de averiguar a qué hora llegaba a la empresa en la mañana y a qué hora se iba,
pero no tuve suerte
Breve pausa.
Y ella no llamó. No dió señales de vida. Ninguna llamada, ninguna nota. Quizás no fui más que
una canita al aire en la oficina de su jefe para ella. No se interesó en mí. No dió señales de vida.
Quizás pensaba que yo no valía la pena
Le daba lo mismo.
Breve pausa.
De a poco me entró la rabia. Me dió rabia, porque no me llamó.
Breve pausa.
Me dió rabia porque no se dió cuenta quié n era yo, lo que podríamos ser juntos. Yo no
significaba nada para ella, y pagaría por ello. Algún día se lo haría pagar muy caro.
Breve pausa.
Y sin embargo seguí buscándola: en el estacionamiento, en el hall delante de los ascensores y
en el casino y en la tarde después del trabajo en los pequeños restoranes y bares en los
alrededores. Fue entonces cuando Kramer se acercó a decirme que llegó el momento para un
nuevo spot y si ya conocía a Patricia – y que me pusiera en contacto con ella. Que sin duda
sería interesante para los dos.

2.8

En la oficina de Robert.

PATRICIA
La repetición de la escena del charco ante un fondo diferente, internacional significa a la vez
continuidad y crecimiento.

ROBERT
La repetición de la escena del charco significa parálisis, estancamiento, ante el fondo que sea.
Pero el mercado está en un boom, Patricia. El mercado está en un boom. Quien se queda parado
es sobrepasado. La repetición del charco es letal.

PATRICIA
No nos quedamos parados. Vamos a Nueva York.

ROBERT
La copia de Nueva York no mejora el charco.
Pausa.

PATRICIA
¿Por qué no llamaste?

ROBERT
¿Cómo?
Breve pausa.

PATRICIA
¿Por qué no llamaste?
Pausa.

ROBERT con amargura


No estás hablando en serio –
¿Por qué habría de hacerlo?
Pausa.

PATRICIA
El éxito del primer spot con el charco me da la razón – la gente lo quiere. La gente adoraba el
primer spot con el charco.
Pausa.

ROBERT
Ese no es el punto.
Breve pausa.
¿Por qué no llamaste?

PATRICIA
Es que -
Breve pausa.
Es que -

ROBERT
Yo –
Breve pausa.
La gente quiere desarrollo. La gente quiere futuro y no la copia de una idea de ayer.

PATRICIA
El charco no es una copia.

ROBERT
El punto aquí es el progreso. Lo demás no le importa a la gente.
Breve pausa.

PATRICIA
Vayamos a alguna parte –

ROBERT
¿Cómo?
Breve pausa.

PATRICIA
Vamos a tomar algo por allí -

ROBERT
Por qué –

PATRICIA
Vamos a tomar algo y te explico la diferencia entre una copia y una cita.
Breve pausa.
ROBERT
Ah.

PATRICIA
Y tú me explicas qué tienes en contra de Nueva York.
Breve pausa.

ROBERT
Para eso no tenemos que ir a ninguna parte. Eso también lo podemos hacer aquí.
Breve pausa.

PATRICIA
Cierto.

ROBERT
¿Qué?

PATRICIA
Que también lo podemos hacer aquí.
Pausa.
Quizás lo mejor sería que tuviéramos sexo* aquí y ahora mismo.
Breve pausa
Se me ocurre que eso resolvería gran parte de nuestros problemas.
Pausa. Se miran. Finalmente:

ROBERT
Puede ser.
Pausa.
Pero eso no mejoraría tu spot.
Pausa.

PATRICIA
Como quieras.

ROBERT
Así es.

PATRICIA
Como tú quieras.
Pausa.

ROBERT
¿Tú me quieres explicar la diferencia entre una copia y una cita? En algún bar con una copa de
vino? No hace falta. Te citas a ti misma, eso ya lo entendí.
Breve pausa.
Con tu trabajo proyectas una imagen.Una imagen corporativa. Si ahora llegas y haces lo mismo
que el año pasado proyectas estancamiento. Apatía. Y eso no le interesa a nadie.
Breve pausa.
No basta. Quiero decir – no olvides: No importa adonde quieras llegar aún con tu carrera: No
podrás evitar mostrar logros. El cuento del charco es probablemente la única idea que alguna
vez tuviste –
Breve pausa.

PATRICIA
Ya basta. Cuidado –

ROBERT
Aunque – sabes lo que no me extrañaría - : Probablemente encima de todo robaste toda esa
idea del charco en alguna parte - ¿puede ser?
Breve pausa.
¿Correcto? Di en el blanco? –
Breve pausa. Se miran.

PATRICIA
Eso sería todo.
Breve pausa. Se levanta.
Eso fue todo, definitivamente.

ROBERT
Este paper es obsoleto y es basura. Bota el paper en el papelero.

PATRICIA
Eso ya lo veremos.

2.9

ROBERT
Se fue.
Breve pausa.
Me tomé mi tiempo. Me daba lo mismo, si hablaba con Kramer antes que yo – porque sabía que
esa era su intención. Estaba absolutamente seguro de tener la razón, ella no tenía ninguna
posibilidad.
Saqué el paper del basurero y lo volví a leer. Me recliné en el sillón y esperé. Miré por la
ventana y conté lentamente hasta cien. Quizás esperaba que aún ocurriera algo. Quizás ella
tenía razón: Quizás Central Park sí era una buena idea.
Breve pausa.
Luego tomé el paper y me fui hasta los ascensores para subir donde Kramer, pero decidí subir el
par de escaleras a pie.
Breve pausa.
Delante de la puerta de Kramer en el piso dieciseis me detuve por un momento. Estaba parado
en el pasillo y escuchaba el suave tecleo de las antesalas y las voces apagadas en los teléfonos.
Amo los sonidos del piso dieciseis, allí todo suena distinto, hasta la luz del día parece diferente.
Me sentí agitado, pero a la vez seguro. Cada vez que voy al piso dieciseis, tengo esa sensación
en las tripas – algo así como: Aquí quiero llegar.
Breve pausa.
Estaba delante de la oficina de Kramer, y recordé a tantas personas que no lo lograron. Que
igual que yo querían llegar aquí, al piso de la dirección, a los que un buen día se le cerraron las
puertas. Que habían cometido algún error y por eso quedaron en el camino, mientras yo pasaba
por su lado y seguía hacia adelante.
Breve pausa.
Quizás Kramer no estaba – quizás no tiene tiempo.
Breve pausa.
Kramer se sorprendió un poco al verme. Yo pensé que ella ya habría llegado, pero no estaba.
Leyó el paper, sentado en el borde del escritorio, en donde habíamos –
Breve pausa.
Le dije que no creía en ese spot. Que sería un error producir el charco por segunda vez. Por
razones financieras, pero ante todo por razones de fondo. El primer spot con el charco fue un
gran éxito, sí, pero la copia neoyorkina del charco sería un fiasco. El charco neoyorkino sería
una señal inconfundible de estancamiento y por lo tanto desde ya un desastre claramente
previsible.
Le dije que a todas luces Patricia no entendía cual era el punto. De qué se trataba. Y que por
ello yo no estaba interesado en seguir colaborando con ella.
Breve pausa.
Y le dije que toda esa idea del charco probablemente fue robada de alguna parte.
Breve pausa.
Mientras hablaba, Kramer miraba casi todo el tiempo por la ventana, como siempre, cuando
estaba ante decisiones difíciles, pero ahora, cuando terminé, me miró. Me miró como nunca me
había mirado, me miró directamente a los ojos, y aunque no decía nada y sólo asentía con la
cabeza, tuve la sensación de que en ese momento algo se quebró dentro de él.
Breve pausa.
Cuando salí de la oficina de Kramer, ella venía bajando por el pasillo hacia mí. Fue la última
vez que la ví.

PATRICIA
Salí de la oficina. Me tomé mi tiempo. Me daba lo mismo si hablaba antes con Kramer que yo,
porque sabía que esa era su intención. Estaba absolutamente segura de tener la razón: él no
tenía ninguna posibilidad.
Bajé a mi oficina y volví a imprimir el paper. Volví a revisarlo. Me senté en mi escritorio y
esperé. Miré por la ventana y conté lentamente hasta cien. Quizá esperaba que aún ocurriera
algo. Quizás él tenía razón: Quizás Central Park realmente no era una buena idea.
Luego tomé el teléfono y fijé una reunión con Kramer para presentarle mi proyecto.
Suba, dijo, en unos diez minutos.
Me sentí agitada, pero a la vez segura. Cada vez que estoy en el piso dieciseis, tengo esa
sensación en las tripas – algo así como: Aquí quiero llegar. Quizás se trate de clichés, pero
algún día quiero tener mi propio escritorio en una de estas oficinas. Quiero tener un
departamento grande – idealmente en Nueva York, y quiero conocer a un hombre apuesto,
quien en un día lluvioso me lleve en brazos sobre un gran charco en Central Park, porque
sencillamente a veces hay momentos, en los que una no se la puede sola. Quiero tener un hijo y
quiero dormir en pijama y en las mañanas, después de un viaje caótico en taxi, en un traje
perfecto y con un peinado de alguna manera improvisado, pero aún así grandioso quiero entrar
al ascensor para subir hasta aquí. Quiero caminar sobre la alfombra mullida hasta mi oficina y
escuchar a través de las puertas abiertas de las antesalas el suave sonido de los teclados.
Breve pausa.
Robert acaba de salir de la oficina de Kramer. Fue la última vez que lo ví.
Breve pausa.
Kramer no estaba tan sorprendido por el paper como lo había esperado – Robert se lo
acababa de mostrar. Pero la idea de repetir el spot del charco en Nueva York le pareció
excelente. Central Park. La luz. La skyline. Estaba absolutamente fascinado – Estaba
maravillado. Habló de “continuidad expansiva”. Le encantó la idea. Let’s go to New York,
decía. Patsy, let’s go to New York.

C.

Música hindú. María delante de su casillero//(o: locker). Lo abre. De madrugada: Son las
cinco cincuenta. Deja su bolso en el suelo. Se saca las botas de invierno, cuelga el abrigo, la
blusa y la falda en el armario. Se apura – como todas las mañanas. Saca su uniforme de
servicio y un par de zapatos más cómodos del casillero y se viste.

3.

HANS y FRANK frente a frente. HANS está sentado detrás de su escritorio. HANS tiene unos
sesenta años, FRANK está en los treinta.

HANS
Delhi –
Breve pausa.
Quiero decir: Delhi. Sólo la palabra. El nombre. Y todo eso de pronto se hizo tan tangible
¿verdad?.
Breve pausa.
¿O no?
Muy cerca. Es fantástico. ¿No le parece?

FRANK
Claro que sí.

HANS
Pero en serio: En qué –
Breve pausa.
¿En qué piensa Usted, cuando escucha ese nombre? Delhi.
Breve pausa.
No – no tiene que decírmelo, si no quiere.
Breve pausa.
No tiene que hacerlo.

FRANK
En qué voy a pensar.
Breve pausa.
En la India. En la ciudad.
Breve pausa.
En el Centro.

HANS
Stop.

FRANK
¿Hm?

HANS
Stop.
Breve pausa.
Sea sincero. Y preciso.

FRANK
¿Por qué?

HANS
Usted no está pensando en el Centro. Usted está pensando en la dirección del Centro.
Breve pausa.

FRANK
También, sí.

HANS
Sólo quería aclararlo.
Pausa.
Sólo quería aclararlo.
Pausa.

FRANK
Y Usted, ¿en qué piensa?

HANS
¿Cuándo?

FRANK
Cuando escucha la palabra Delhi.
HANS
En Kramer. Antes que nada, naturalmente pienso en Kramer.
Pausa.

FRANK
Okay. ¿Y luego?

HANS
Y luego –
Breve pausa.
Luego pienso en un avión.

FRANK
Aha –
Breve pausa.

HANS
En mi experiencia es mejor imaginarse las cosas gráficamente, si uno quiere que se hagan
realidad. Hay que imaginárselas gráficamente.
Breve pausa.
Por eso pienso en el avión.

FRANK
Claro.
Breve pausa.
En el avión. ¿En qué tipo de avión?

HANS
Pienso en un avión grande. Porque me lleva hacia allá. En un Boeing.

FRANK
Yo navego mucho. Navego casi todas las noches.
Breve pausa.

HANS
Porque un avión me llevará a Delhi. Lejos de aquí.
Gran pájaro, llévame a Delhi:
Llévame al subcontinente indio.

FRANK
Estoy engordando cada vez más. En los últimos diez años subí diez kilos. Por lo menos, desde
que trabajo aquí estoy cada vez más gordo.

HANS
Once horas de vuelo sin escala, aterrizaje en Delhi, Indira Gandhi International Airport.

FRANK
Diez kilos en diez años. Eso significa veinte kilos en veinte años y así sucesivamente. Pero
quizá sea una curva exponencial – eso significaría que a los cuarenta tendré quince kilos más
que ahora. Y que entre los cuarenta y los cincuenta subiré veinte kilos. Y así sucesivamente. A
los sesenta años pesaría entonces 120 kilos. 120 kilos.
Pausa.

HANS
¿Usted va al gimnasio?
Breve pausa.

FRANK
¿Por qué lo pregunta?

HANS
No, Usted no va al gimnasio.
Breve pausa.
¿O sí?
Breve pausa.
No hay respuesta. No. Pero debería. Lo mantiene en forma, también su mente. Es bueno para la
capacidad de imaginación gráfica. Más allá del cuerpo. De su cuerpo.

FRANK
Navego todas las noches. En el camino de regreso del trabajo me compro una pizza para llevar
y un par de cervezas, llego a la casa y enciendo el computador.
Breve pausa.
Juego un par de vueltas en el simulador de vuelo, mientras como con una mano la pizza que
poco a poco se enfría. A los veintisiete tuve mi última novia6 . Desde que se fue, estoy más o
menos solo. Alrededor de las 22 horas abro la segunda cerveza y entro a la red.

HANS
A ratos, Delhi tiene una humedad del aire que sobrepasa el 98 por ciento. Hace calor allí. Hasta
50 grados. El calor reverbera sobre el asfalto. Supongamos que Usted estuviera allá:
Supongamos que Usted trabajara allá. Para eso necesita estar en forma. Tiene que tener óptimas
condiciones físicas. Si no, no lo resistirá. Si no, al cabo de cuatro semanas lo pondrán en un
avión y despacharán de vuelta a su casa. No sería la primera vez.

FRANK
¿Y Usted? Usted hace ejercicios?

HANS
Todos los días.
Breve pausa.

FRANK
En la red cambia la percepción del tiempo, una y otra vez. Todavía.
Breve pausa.

6
Según país: enamorada, pareja, Chile: polola
Nunca pagaría por imágenes de internet. Hay buenas páginas con imágenes gratuitas en
cantidad suficiente. Miles de miles de imágenes gratuitas.
Pausa.
Apenas entro a la red, me da hambre.

HANS
Soy cada vez más delgado. Pierdo peso constantemente. Ahora estoy en los sesenta. Hace sólo
un par de años estaba realmente gordo. Pesado. Demasiada grasa amarilla en las caderas. Nunca
logré controlar mi peso. Simplemente comía demasiado – siempre, temprano en la mañana,
luego un segundo desayuno en el casino. Dos comidas calientes al día, al mediodía y en la
noche. Y entremedio, unos engañitos mientras trabajaba. Chocolate. Nueces. Papas//(Patatas)
fritas. En la noche cerveza y vino. Prácticamente nada de deporte. Cada diez años aumentaba
diez kilos. A los treinta pesaba setenta kilos, a los cuarenta ochenta, a los cincuenta noventa.
Cada vez más.
Pero ahora – Me hago regularmente un chequeo médico. Estoy okay. Mi médico está satisfecho
conmigo. Mi hija no. Si esto sigue así, papá, me dice, te vuelvo a quitar este aparato. Ella
misma me regaló “este aparato” – hace un año y medio. Porque tenía muy poca actividad física
– antes de que el corazón fallara.
El aparato es un hometrainer. Una de esas bicicletas estacionarias que colocas en tu habitación
para pedalear como marcando el paso.

FRANK
Apenas entro a la red, me da hambre. Ese es el problema.

HANS
El hometrainer está en la sala de estar, más o menos allí donde antes estaba el tresillo. Cuando
hago ejercicios, miro por los ventanales al jardín o al televisor y el equipo estereofónico. Antes,
mi esposa se preocupaba del jardín, pero ahora poco a poco se está echando a perder. De a poco
se está convirtiendo en una selva. No importa. Molesta a los vecinos – y qué.

FRANK
Chocolate. Nueces. Papas//(Patatas) fritas.

HANS
El tresillo, lo dejé en el sótano con ayuda de mi hija. Ya no recibo muchas visitas.
Cuando llego a casa, ya comí. Como algo en cualquier parte en el camino, en la ciudad. Una
ensalada. No mucho. Algo con tofu. Sólo raras veces voy a comprar como Dios manda y cocino
en casa. O voy a comer como corresponde. No sabría tampoco con quien.
Llego a casa y me cambio de ropa. Me preparo un té. Y luego subo al hometrainer y comienzo a
hacer ejercicios. Ahora, mis ejercicios diarios en la semana duran hasta cuatro horas. Antes no
lograba tanto. He mejorado. Comienzo relativamente calmado y voy aumentando la velocidad
de a poco. Al principio había problemas con las rodillas, pero eso pasó. En la tarde hago entre
80 y 100 kilómetros. Junto al hometrainer hay un mapa de calles con indicación de distancias,
para que pueda ver, cuanto recorro.
Breve pausa.
O pongo grabaciones de las diferentes etapas de la Tour de France en el equipo de video. En mi
bicicleta he participado de etapas enteras – obviamente no en las tardes después del trabajo, eso
es algo imposible de lograr – pero sí el fin de semana. Claro que no puedo sostener el mismo
ritmo – pero aún así estoy en buena forma – para mi edad. Yo dejaría atrás a muchos
jovencitos. Es bien posible que aún me queden unos veinte o treinta años de vida. Veinte o
treinta años: mucho tiempo. Tiempo de sobra.
Pausa.
Sólo me queda por saber que más vendrá.
Breve pausa.
Para qué hago ejercicios. Para qué lo hago realmente.
Breve pausa.

FRANK
A mí sólo me interesan las cosas duras. Las jovencitas7 no me interesan. Lo que más me gusta
son las páginas Freepics italianas, úngaras y francesas. Sólo Megasalope muestra cientos de
imágenes de mujeres. Cientos de mujeres. Las imágenes son auténticas, son reales, las mujeres
en estas fotografías lo hacen de verdad, pero no tienen nombre, sólo tienen números. Pero yo
igual les doy nombres. Y mientras miro las imágenes de Natasha, Suzie o Julia olvido los
comandos, las cifras, toda la arquitectura del programa. Dejo de pensar en ello.
Breve pausa.
Estoy sentado delante del computador y me pregunto de dónde viene realmente Suzie de
Megasalope. Dónde se hicieron estas imágenes: ¿en Francia o en Hungría o en América? O en
Alemania, Italia o Rusia? ¿En qué lugar se desnudó ante la cámara? Quizá vive aquí a la vuelta
de la esquina. Quién es el hombre con quien lo hace en las fotos. ¿Quién es el fotógrafo? ¿Lo
hace habitualmente? O sólo lo hizo esa vez? ¿Cuánto le pagaron?, si es que le pagaron algo.
¿De cuándo es la foto? ¿Dónde está ella ahora? ¿Dónde está ahora, mientras yo estoy aquí?
¿Qué hace en este momento, mientras yo miro su foto? ¿Piensa en ello? ¿Pensará en que quizás
justo ahora alguién la está mirando?
O por ejemplo Natasha – Una tarde sus fotos habían simplemente desaparecido, de pronto toda
la página tiene otro rostro. Un update. Natasha se esfumó. Quizás existan más fotos de ella en
alguna parte de la red – ¿pero dónde? En la noche la busco en todos los servidores, pero no la
encuentro. Nunca he encontrado la misma mujer bajo dos direcciones diferentes. Las imágenes
son intercambiables, pero en ninguna está Natasha. Quizás, haya dejado de existir.
La busco en toda la red y no la encuentro, y además todo esto es tan demoroso.
Pausa.
Finalmente alrededor de la una de la mañana apago el computador. Estoy sentado allí con la
boca abierta y siento cómo el aire cae en mis pulmones. Por un momento hay un vacío en mi
cabeza.
Música.
Y entonces vuelven los números, los comandos, los pasos del programa y me quedo pensando
en cómo lograr que todo esto, todas estas autopistas de datos, los servidores, los procesadores,
los programas sea aún más rápido, más complejo y mejor.
Breve pausa.
Y por eso soy el hombre adecuado para Delhi.
Pausa.

7
Chile: lolitas, etc., según país
HANS
Ya sé que Usted postuló para el puesto en Delhi.

FRANK
No me diga
Pausa.

HANS
Y por supuesto sabe que yo postulé. Claro que Usted lo sabe. Quiero decir – al fin y al cabo
Usted trabaja para mí.

FRANK
¿No me diga?!

HANS
Para mí, sí. O para mi grupo de trabajo. O mi departamento. O para la empresa. Para Kramer.
Da lo mismo. Al menos todavía lo hace.
Breve pausa.
Ahora, en qué terminará eso. Quiero decir – supongamos que le dieran ese puesto en Delhi – y
no a mí. Usted sube al avión a la India, ¿mientras yo me quedo sentado aquí? Para que en el
otoño que viene, termine arrastrado por la siguiente ola de reingeniería: ¿al cabo de 25 años?
Breve pausa.
Porque no creo que haya tenido la intención de llevarme a Delhi con Usted.¿Correcto? Usted no
es tonto. ¿Pero realmente se lo imagina? ¿Yo con jubilación anticipada?
Breve pausa.
Yo no. Quiero decir – yo no lo imagino – sólo para que se haga una idea realista de sus
posibilidades.
Breve pausa.
Pero qué bueno que igual lo esté intentado. Tiene algo de deportivo. Como que no calza con su
imagen.
Breve pausa.
No obstante creo que tenemos que aclarar algo absolutamente fundamental.

FRANK
Aha.

HANS
Sí.
Breve pausa.
Creo que hay un punto decisivo que Usted no ha comprendido.

FRANK
¿Sí?

HANS
La capacidad de imaginación gráfica.
FRANK
Exactamente. Capacidad de imaginación gráfica. Su tema.

HANS
Correcto. Capacidad de imaginación gráfica y espacial.

FRANK
¿Y?

HANS
Y ¿qué?

FRANK
Usted dijo que yo no habría comprendido un punto decisivo. Me gustaría saber qué punto sería
ese.
Breve pausa.
Sinceramente.

HANS
Ah sí, correcto: Usted –
Breve pausa.
¿Cuál es según Usted la distancia que lo separa de la pared detrás mío?
Breve pausa.

FRANK
La pared –

HANS
Sí, la pared. ¿A qué distancia de Usted se encuentra?
Pausa. FRANK se encoge de hombros.
En el fondo una pregunta muy sencilla, ¿o no? Usted ve el escritorio, a mí, detrás mío el estante
y la pared. Después de cuántos metros la pared le bloquea la vista, ¿qué diría Usted?

FRANK
Ni idea.

HANS enfureciéndose
¿Por qué no le interesa, por qué es tan poco preciso?

FRANK
Okay, a los tres metros.

HANS
¿Tres metros? Dos y medio. Máximo.

FRANK
Bueno, entonces dos y medio, ¿y?
HANS
Dos metros y medio hasta la pared. Este es su campo visual.
Breve pausa.
Y ahora trate de imaginarse qué veo yo.
Breve pausa.
Porque resulta que mi ángulo de visión es totalmente distinto.
Breve pausa.
Yo ni siquiera veo la pared. Veo el borde delantero de mi escritorio, detrás a Usted y más allá,
quizás a unos cuatro metros de distancia, la puerta de mi oficina.

FRANK
¿Y?

HANS
Entienda: Hay una enorme diferencia – quiero decir – estamos en la misma habitación, pero
vemos algo completamente diferente. No compartimos la misma visión.

FRANK
No me interesa. Sería bueno que llegara al punto de una buena vez.

HANS
¿No desea echar un vistazo? Acérquese con confianza. Podemos cambiar de lugar por un
momento.

FRANK
Gracias, no hace falta.

HANS
No hace falta. Así que Usted cree que se lo puede imaginar sin verlo.
Breve pausa.
Como – esto – se ve desde mi perspectiva.
Breve pausa.
Es posible. Quizás.
Breve pausa.
No lo creo. Creo que le falta la necesaria capacidad de imaginación. La fantasía.

FRANK
Me las arreglo, no se preocupe.

HANS
Y por eso mismo no tiene tampoco el impulso suficiente.
Breve pausa.

FRANK
Depende para qué, diría yo.
HANS
¿Para qué?
Breve pausa.
Para Delhi. Me refiero al necesario impulso para Delhi. ¿O qué pensó Usted?
Breve pausa.
Quiero decir, qué pasa, si el puesto me lo dan a mí. Y no a Usted. Podría ser perfectamente.
¿Qué va a hacer entonces? Mal podré llevarlo conmigo, ya que Usted tampoco me habría
llevado.

FRANK
En mi postulación partí de la base que yo obtendré el puesto. Así de simple.
Pausa.

HANS
Sí, sí. ¿Hace cuánto tiempo que trabaja con nosotros?

FRANK
Eso lo sabe Usted mejor que yo.

HANS
Ah. Bien.
Breve pausa.
Pensé que estábamos conversando.

FRANK
No sabría de qué.

HANS
Muy sencillo: Yo hago una pregunta, Usted responde. Yo pregunto, cuánto tiempo lleva aquí y
Usted dice por ejemplo: seis años. Entonces yo podría decir: Qué rápido pasó el tiempo. Hace
seis años lo traje aquí, lo protegí aquí durante seis años y ahora Usted me quiere quitar mi
puesto. Pero eso no sucederá.
Breve pausa.

FRANK
Sí sucederá -

HANS
¿Seguro? Seis años, y Usted está engordando cada vez más.
Breve pausa.
¿O no?

FRANK
Usted –

HANS
¿Será cierto? ¿Será cierto que Usted engorda más año tras año? Digo, que si esto sigue así: no
es un panorama muy alentador.
Pausa.
Y por eso los dos vamos a ir a almorzar juntos.
Breve pausa.
¿Conoce este pequeño restorán italiano a la vuelta de la esquina? O prefiere ir a otra parte? Me
da igual, lo principal es que haya un buen vino. A modo de despedida.

FRANK
¿Cuál despedida?

HANS
Sabía que eso despertaría su curiosidad. Una comida de despedida. Por fin algo de interés.

FRANK
¿Cuál despedida dice Ud.?
Breve pausa.

HANS
Tengo informaciones confiables de que estoy en el primer lugar en la lista de Kramer.

FRANK
Cuál lista –

HANS
En la lista de –
Breve pausa.
Vamos Frank, se lo podrá imaginar.

FRANK
No, ni idea, ¿en qué lista está Usted?
Pausa.

HANS
En la lista. En la lista para Delhi. Quieren que yo asuma la dirección en Delhi.
Pausa.

FRANK
No me diga –

HANS
Sí – y pienso que deberíamos celebrarlo, ¿no?
Breve pausa.

FRANK
¿Quién le dijo eso?
HANS
¿Qué?

FRANK
Que está arriba en la lista, ¿quién le dijo eso? Kramer no le habrá dicho eso –

HANS
Por qué – No, lo sé de alguien del círculo interno de Kramer.
Breve pausa.

FRANK
Ah.

HANS
Pero la información es cien por ciento segura, absolutamente confiable, no se preocupe. En
realidad, espero la llamada de Kramer en cualquier minuto.
Pausa.
Me lo imagino perfectamente: los dos en el restorán. A pesar de todo. No soy rencoroso.
Después de esta conversación, al ascensor, bajar al hall - el día fue bastante largo - y directo
donde Maurizio, un pequeño y excelente restorán italiano muy cerca. La mesa está reservada
para las ocho y media.. No una de esas mesas adelante, sino atrás, donde es más tranquilo. Hoy
nada de agua mineral, sino champán, Maurizio está al tanto, ostras, luego una sencilla
minestrone, antipasti, espaguetti con berenjenas y tomates, en seguida filete de avestruz y de
postre flan. Para acompañar, un maravilloso Barolo – cuánto tiempo hace que no he tomado un
buen vino. Cuánto tiempo hace que no he comido tan bien. Nadie se preocupa de que quizás no
estemos vestidos para la ocasión, para eso este lugar es demasiado discreto y yo soy un cliente
demasiado importante – o al menos lo fui en el pasado – cuando aún tenía mi esposa. Cuando
había algo que celebrar. Igual que hoy. Y de esta manera la tarde pasará volando – los dos nos
reímos de toda esta historia y conversamos:
De nuestro peso corporal, métodos de entrenamiento. De la Tour de France.

FRANK
A veces desearía poder hablar con Natasha. Quiero decir: de verdad. Hablar de verdad.
Breve pausa.

HANS
Ya pasaron las doce, es hora de irnos, para terminar un espresso, hoy excepcionalmente, y
Grappa por cuenta de la casa. Qué velada más agradable.
Pausa.

FRANK
El problema es, Hans, que su información es incorrecta. Lo que se le dijo no es cierto.

HANS
¿Ah sí?

FRANK
Sí.
Breve pausa.
Usted no asumirá Delhi.
Pausa.
Yo asumiré Delhi.
Pausa.
Caminaré lentamente por calles asoleadas que huelen a azafrán, desde el centro de investigación
hasta mi casa. Todo florece en violeta y blanco. En los árboles viven pájaros coloridos y
pequeños monos. En el jardín pace un elefante.
Estoy sentado en el primer piso de mi casa en el escritorio y miro hacia afuera. Ya no navego
tanto como antes en internet, pero creo haber vuelto a encontrar a Natasha – en una página
checa. Claro que no estoy totalmente seguro. Uno nunca puede estar seguro de nada.

HANS
¿Quién dice eso?

FRANK
Kramer lo dice.

HANS
Kramer –
Breve pausa.

FRANK
Kramer me entregó la dirección de Delhi.

HANS
Eso no puede ser.

FRANK
Sí puede ser.
Pausa.

HANS
¿Desde cuándo sabe eso?
Breve pausa.

FRANK
Desde hace tres días.
Breve pausa.

HANS
Ya lo sabe desde hace tres días -
Breve pausa.
¿Por qué no lo dijo antes? ¿Por qué Kramer no me informó?
Pausa.
¿Por qué Kramer no me lo dijo?
Breve pausa.
Si recién lo ví anoche.
Pausa. Particularmente Frank no dice nada.

FRANK
Claro que vamos a comer. No sabría con quién ir a comer, si no. Celebramos. Pero todo por mi
cuenta. Vamos al restorán tailandés Benjarong. A veces compro algo para llevar donde
Benjarong, me gusta la camarera que atiende en la barra. Estamos sentados en la ventana y
miramos hacia la calle. El toma una sopa de verduras, yo una sopa de Wantan, acompañada de
arrollado primavera para los dos, pero que él no toca. Después para mí, carne con maní y arroz
y para él tofu frito.

HANS
En la India incineran a sus muertos en el borde de la cuneta. Cuando muere un hombre, dicen
que puede suceder que la viuda escoja a su vez la muerte. Pero no ocurre a la inversa. Los
hombres se quedan.

FRANK
Y conversamos. De la red. Del peso corporal. Del entrenamiento. De la India.

HANS
Mi hija dice que aproveche mejor mis tardes y mis fines de semana. Salir, mezclarme entre la
gente. Dice que si no, me volverá a quitar el trainer.
Se ríe un poco. Breve pausa.
Cuando termino con los ejercicios, reviso si apagué la cocina, luego apago las luces en la cocina
y en la sala de estar. Me aseguro de haber cerrado la puerta de la casa, apago la luz en la planta
baja, subo la escalera hacia el piso superior, apago la luz sobre la escalera, tomo una ducha
rápida, me lavo los dientes y me acuesto en lo que fue nuestro dormitorio.
La casa es demasiado grande para mí solo, pero todavía no estoy listo para desprenderme de
todo eso.
Estoy en la cama. Es la una de la mañana. Siento como el aire cae en mis pulmones. Pienso en
el hometrainer. Si habrá que hacerle mantención.
Breve pausa.
Y luego me pregunto, si apagué el horno – abajo, en la cocina.
Pausa.
Vuelvo a levantarme. Enciendo la luz sobre la escalera y bajo. Y reviso la cocina. Estaba
apagada. Vuelvo a revisar la puerta de entrada. Vuelvo a la cocina, para ver si apagué la luz de
la cocina, después de haberme cerciorado del horno – aprovecho también de echar un vistazo a
los quemadores. Están apagados.
Luego vuelvo a subir la escalera, pero me doy vuelta a medio camino, bajo y reviso una vez
más la cerradura de la puerta de entrada. Cerrada. La luz de afuera delante de la puerta de
entrada está apagada. La luz en el pasillo está apagada. La luz en la sala está apagada. La cocina
está apa gada.
Breve pausa.
¿O?
Breve pausa.
¿Y qué pasa con la luz en el sótano? ¿No estuve en el sótano hace un rato? ¿Eso fue hoy? La
luz en el sótano está apagada. La puerta de acceso al sótano está cerrada. Vuelvo a subir y me
voy a la cama. La luz apagada. ¿Está apagada la luz sobre la escalera? Me levanto una vez más
y reviso si apagué la luz sobre la escalera. Está apagada. – Todo cerrado. Todo apagado.

FRANK
¿Cómo le va?
Breve pausa.

HANS
¿Tiene novia?
Me alegro por Usted.
¿Cómo se llama?
Breve pausa.
Qué bonito. Suena ruso. Qué lindo nombre, tan poco común.

FRANK
Gran pájaro, llévame a Delhi;
Llévame a Madras, a Bangalore,
Llévame a oriente, hacia el amanecer, hacia la noche.
Llévame al subcontinente indio.
D.

MARIA
Trabajo en una gran empresa. En la así llamada casa matriz, la sede principal de la empresa – es
un rascacielos. Yo trabajo abajo, en el hall, en la central. Toda persona que entra o sale del
edificio pasa por nuestro lado. La gente se ve cómica cuando pasa por allí corriendo en las
mañanas. Sobre todo las mujeres, cuando llegan aquí poco después de las nueve y realmente
están apuradas.
Para mí el turno de la mañana ya comienza tres horas antes, a las seis. Yo soy de esas personas
que ya están sentadas en el tranvía a las cinco cuarenta. Así y todo, prefiero los turnos de la
mañana. Los turnos de noche son los peores. Durante los turnos de noche tenemos que hacer
también la ronda por el edificio y eso me da miedo. Tenemos que echar un vistazo a todas las
salas y oficinas, y siempre pienso que cualquier noche encontraremos a alguien por allí que se
ahorcó al final de la jornada. Por qué no. Un fulano cualquiera. A pocos años de la jubilación.
Ya ha pasado. Cuando llego en las mañanas, normalmente mi colega Heinrich ya está ahí. Ya se
ha puesto su uniforme de servicio y ha sacado su vianda. Y ya ha encendido el pequeño
televisor que colocó a escondidas al lado de los otros monitores. En las mañanas entre las seis y
las siete aún no hay movimiento, sólo el personal de limpieza se retira lentame nte del edificio –
y por eso a esa hora Heinrich y yo por lo general vemos tele juntos.
Nuestra empresa incluso tiene su propio spot televisivo. A Heinrich no le gusta mucho, pero a
mí sí. Aunque no entiendo qué tiene que ver el spot con nuestra empresa, pero qué importa.
Ahora incluso hay un spot nuevo, aunque en el fondo es igual al anterior - pero el nuevo spot
ocurre en Nueva York, en Central Park. Se ve la skyline.
Una mujer está en Central Park delante de un enorme charco. No puede seguir avanzando con
sus zapatos de taco, y entonces le ayuda un tipo buenmozo. Simplemente la lleva en brazos
sobre el charco – así como se lleva a una novia sobre el umbral de la puerta. A Heinrich no le
gusta. Heinrich quiere más acción, pero a mí me parece bonito. Lo encuentro romántico. ¡Claro!
– todo eso está copiado – de esa película con Michelle Pfeiffer y George Clooney, pero – qué
más da. Quiero decir, no importa.
Heinrich siempre dice que las cosas no son así, que eso nunca pasaría en la vida real. Y
entonces me mira y dice: ¿O no? ¿O no, María?, basta con vernos a tí y a mí. Yo tampoco te
ando llevando en brazos para atravesar charcos. Y como después me pongo a imaginar la
escena con Heinrich llevándome sobre un charco, me largo a reír. Siempre. Casi todas las
mañanas.

TRADUCCION: MARGIT SCHMOHL

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