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PI-HAHIROT[1]

"Salieron de Etam y volvieron sobre Pi-hahirot, que está delante de Baal-zefón, y acamparon
delante de Migdol". Números 33:7

Localidades fronterizas

Comenzamos esta jornada yendo al libro de Números, capítulo 33, versículo 7. Hemos visto lo
relacionado con una introducción sobre el Libro de las Jornadas, entonces vimos a Ramesés,
luego a Sucot y a Etam. Hoy, con la ayuda del Señor, vamos a ver lo relativo a Pi-hahirot. En
esa cita, leemos: "Salieron de Etam y volvieron sobre Pi-hahirot, que está delante de Baal-
zefón, y acamparon delante de Migdol". Llamo la atención a mis hermanos, en que desde el
comienzo, estas primeras etapas son todas fronterizas, son cuestiones que acontecen en la
frontera de Egipto y del Sinaí; es decir, que se refieren a las primeras etapas o primeras
jornadas del pueblo de Dios, y que se relacionan con las experiencias que suelen darse al inicio
de la caminada cristiana; no quiere decir que más adelante no puedan darse también , pero
son acontecimientos espirituales típicos en las primeras jornadas. Aquí tenemos un mapa.
Claro que en este mapa las cosas están muy simplificadas. Realmente ellos salieron de
Ramesés y pasaron a Sucot, de Sucot pasaron a Etam. Esto que llaman aquí el desierto de Shur
es el mismo desierto de Etam. Vamos a ver esto, para que consten en sus Biblias que se trata
del mismo desierto. Ustedes lo pueden ver allí en el libro de Números, y vamos a compararlo
con Éxodo. Estamos mirando el libro de Éxodo en el capítulo 13; en el 14 está Pi-hahirot, pero
como estamos viendo que salieron de Etam hacia Pi-hahirot, entonces vamos a identificar este
desierto. Y como aquí en el mapa aparece Shur, vamos a ver que según la Biblia el desierto de
Etam es el mismo desierto de Shur. La vez pasada habíamos visto lo relativo al recorrido de
Éxodo. Ahora estamos en Éxodo 13 y 14, que es donde están las etapas de Etam y de
Pihahirot. En Números están mencionadas en forma sumaria, en Éxodo están detalladas.

Entonces dice en Éxodo 13:20: "Y partieron de Sucot y acamparon en Etam a la entrada del
desierto". Ustedes ven que habla de la entrada del desierto. Más adelante ustedes van a ver
también aquí que cuando ellos pasan el mar, vuelven de nuevo al desierto. Tratándose del
capítulo 14, que es donde vamos a estar siguiendo la lectura, hoy vamos a ver que allí habla
del desierto de Etam, pero aquí en el capítulo 33 de Números se refiere al mismo desierto,
como el desierto. Lo leemos en 33:8: "Y salieron de Pi-hahirot y pasaron por en medio del mar
al desierto, y anduvieron tres días de camino por el desierto de Etam". ¿Se dan cuenta? Allí
llaman desierto de Etam cuando salen de Pi-hahirot. Pero al seguir adelante, en Éxodo15:22,
dice: "E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur"; es decir,
que el desierto de Shur es el mismo desierto de Etam.

Entonces Pi-hahirot queda aquí en la parte de arriba del mapa. Estas marismas que son como
ciénagas, se les llama también el Lago de Mansaleh, y se le llama también el mar de juncos
(Yam-Sof); esa es la palabra exacta que aparece en hebreo. Se refiere, no a esta parte del Mar
Rojo que vemos abajo; a esa parte llegaron después, al Mar Rojo que se ve en esta lengua
desde el golfo, sino que se refiere por ahora a esta parte de arriba. En esta parte aquí, ya en
este nuestro tiempo se mueve el Canal de Suez, pero en ese tiempo lo que se llamaba el Yam-
Sof, es traducido aquí como Mar Rojo. En el hebreo aparece el Mar Rojo más adelante, y aquí
el que vamos a leer ahora como Mar Rojo en estos versos, se refiere aquí al norte, estas
marismas que se llaman el Yam-Sof, o sea el mar de juncos, o Mar de Cañas.

Entonces de Ramesés ellos pasaron a Sucot, y de Sucot ellos pasaron a Etam; todo esto es el
desierto de Etam, que es una pronunciación egipcia de Edom. Pi-hahirot, que es lo que vamos
a ver hoy, queda ubicado en este lugar del mapa, al borde de las marismas del norte. De modo
que ustedes se dan cuenta que tanto Sucot como Etam, como Pihahirot, todas son localidades
de la frontera; queda exactamente en la frontera de Egipto, que es ésta hacia el desierto del
Sinaí, que ya era tierra que se consideraba de los edomitas; aunque también los militares
egipcios hacían sus entrenamientos en este desierto. Pero toda la ubicación en cuanto a Sucot,
Etam y Pihahirot, son fronterizas, y representan experiencias espirituales de los comienzos de
la fe cristiana. Claro que pueden repetirse algunas de esas experiencias más adelante, pero lo
típico es que sean experiencias que se presenten en el principio.

Una estrategia de Dios y las experiencias del pueblo

Para entender un poco mejor el contexto de Pi-hahirot, vamos a Éxodo, capítulo 14, donde
encontramos el desarrollo y la explicación de lo que está resumido en Números 33:7. Es decir,
que en Números la Palabra se limita a decir: "Salieron de Etam y volvieron sobre Pi-hahirot"
(ya ustedes saben dónde es Etam), entonces Éxodo amplía los detalles. Noten esa parte, ellos
venían de Ramesés a Sucot y luego a Etam. Vemos que ellos, en vez de seguir inicialmente
esta ruta hacia abajo, aparentemente se devolvieron; fue un despiste que ellos hicieron. Ellos
subieron de nuevo. Volvieron. Esa vuelta fue hacia el norte; volvieron hacia Pi-hahirot.
Ustedes saben que Moisés había sido entrenado por Dios como militar cuarenta años en la
corte de Faraón, y después Dios lo entrenó otros cuarenta años en el desierto, y justamente
era porque cuarenta años después tenía que andar con el pueblo. Entonces fíjense cómo Dios
hizo algo dirigiendo a Moisés, que fue una estrategia tanto de Dios como de Moisés; porque
era Dios usando a Moisés, una estrategia que parecía una locura, que era como una trampa
que Dios estaba tendiendo a los egipcios. Dios estaba tendiendo una trampa a los egipcios.
Ellos no tomaron la ruta normal, la ruta directa de este camino que va a Palestina, el camino al
país de los filisteos, y tampoco tomaron esa ruta directa de Ramesés a Sucot bajando. Ellos
bajaron después; ellos se regresaron hacia arriba, por eso dice que "volvieron hacia Pi-
hahirot".

Eso fue una cuestión misteriosa, porque los egipcios decían: Bueno, seguramente toman la
línea de los filisteos, que va hacia Gaza, la franja de Gaza que ahora va hacia los filisteos, o
toman directamente la línea del sur; la línea del Sinaí. Pero Dios hizo una obra misteriosa y
confundió a los egipcios y les tendió una trampa. Pero, claro que mientras Dios le estaba
haciendo una trampa a los egipcios, el pueblo estaba en esa frontera estaba experimentando
algo para conocer a Dios. Es decir, a veces parece que Dios permite que el Diablo te ponga en
una situación donde tú no sabes qué hacer, pero es justamente para Dios mostrar Su poder y
hacer las cosas Dios.

Nosotros hasta aquí, cuando estábamos en el mundo, estábamos acostumbrados a hacer


nosotros mismos las cosas, y ahora parece que nos entregamos al Señor, pero de pronto
pareciera que antes nos iba muy bien, pero cuando me entregué al Señor como que perdí el
"negocio", como que empecé a ganar menos, como que empezaron a haber problemas, parece
mejor como regresarme. ¿Será que cometí algún error? ¿Será que me metí en algo que no
era? Ustedes conocen esos sentimientos. Ese es Pi-hahirot; experiencias.

Entonces vamos a leerla aquí descrita en Éxodo para que se den cuenta cómo suceden esos
asuntos interesantes. Estamos ahora en el capítulo14: "1Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2Di
a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar
hacia Baal-sefón; delante de él acamparéis junto al mar"; es decir, parecería que tomaron una
dirección absurda; quedar atrapados entre los egipcios y el mar. A los ojos humanos, eso
equivale a salir de las seguridades del mundo y confiarse en un Dios invisible que no
conocemos y que apenas empezamos a conocer. Un creyente maduro ya ha conocido durante
muchos años la fidelidad de Dios y sabe que esa es la dirección correcta, pero un creyente
nuevo al principio no entiende cómo es útil tomar algunos riesgos en fe. Al creyente más
maduro ya le es común que viva en la fe, pero no al creyente nuevo. El creyente nuevo no
vivía de la fe, vivía de sus seguridades, de sus manejos, de sus cosas que para él eran lógicas, y
ahora Dios empieza, primero, a llamarlo a salir de su tierra, segundo, de su parentela, y ahora
ir a una tierra que él no conocía. Entonces esa es la tercera parte; salir de su tierra es ser
peregrinos, es hacer enramadas: Sucot. Salir de su parentela equivale a Etam; pero ahora le
dice sobre ir a una tierra que él no conoce, como Abraham, que dice que "salió sin saber a
dónde iba". Dios sí lo sabía.

Las vacilaciones de los comienzos

Pero al principio, cuando el creyente está empezando a caminar con Dios, experimenta que no
sabe qué hacer, no sabe a dónde va, no sabe lo que le está pasando, y a veces piensa que se
equivocó y que tiene que volver a lo anterior. Nunca le visitaban los mormones ni las sectas
heréticas, pero tan pronto le evangelizaron, empiezan a venirle toda clase de cosas y queda
confundido, no sabe para dónde va a agarrar; si para adelante o para atrás. Pero fíjense en esa
experiencia de dar la vuelta y despistar al enemigo. A Pihahirot en la edad media se le llamaba
Airut; hoy en día en Egipto se llama Iangerut, y la raíz "pi" no es una palabra hebrea sino un
artículo egipcio; una palabra con sentido egipcio que significa lugar de juncos y ustedes saben
lo que son los juncos en la Biblia; dice que son como las cañas que ondean a merced del
viento. Es el lugar de los juncos, es el lugar de las vacilaciones.

Cuando el Señor decía de Juan el Bautista: "¿Acaso ustedes creen que Juan el Bautista es un
hombre llevado por los vientos, una caña sacudida por el viento?[2]" No. Por eso Dios le
cambió el nombre a Simón y le puso Pedro, para que dejara de ser una caña meneada por el
viento y llegara a ser una piedra, una roca. Pero un junco es una caña meneada por el viento, y
eso es lo que representa Pi-hahirot; esa experiencia de vacilación, una experiencia de duda.
¿Será que estoy bien o mal? ¿Será que me metí en algo que no era? Antes me iba bien en
todo, pero ahora miren lo que me pasa.

Leamos la descripción y veamos lo que es esta experiencia para los hermanos nuevos.
Especialmente los nuevos a veces vacilan como las cañas meneadas por el viento, como los
juncos, ese es Pi-hahirot. "Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-
hahirot, entre Migdol (lo que significa torre) y el mar hacia Baal-sefón; delante de él
acamparéis junto al mar". Baal-sefón era el dios de esa región de Etam, que en el idioma de los
edomitas y en el idioma egipcio se llama Baal-zefón; ya que de zefón pasa a zegón, ya por aquí
en Gaza; especialmente ahí se le llama Dagón y después Baal-zegú o sea Belcebú. Ahí les toca a
ellos enfrentarse a Belcebú; tienen que acampar en un lugar donde allí está. En Migdol (la
torre) estaba nada menos que el templo de Baal-zefón; es decir, Baal-zefón era el lugar, y
Migdol, donde estaba el templo de Baal-zefón, también a veces le llaman Baala-zefón, o sea en
femenino, o a veces en masculino se refiere a Belcebú, el señor de las moscas, ese príncipe
satánico.
Entonces allí vemos la experiencia que ellos tenían que enfrentar; la resistencia del maligno, la
conjunción de malignos, las vacilaciones, las cavilaciones meneándolos de un lado para el otro.
Ese es Pi-hahirot, una situación creada por Satanás. Pero el Señor hizo eso a propósito, y aquí
dice por qué lo hizo. "Di a los hijos de Israel..."; es Dios el que dirige las cosas así; Dios es quien
a veces hace que pases por una experiencia donde te ves obligado a conocer a Dios. Antes no
estabas acostumbrado a ver lo sobrenatural, vivías en lo natural, en lo común y corriente, en
una situación que tú podías manejar; en todo te iba bien, pero ahora me hice cristiano. ¿Por
qué Dios permite esto? ¿Será que me equivoqué? Entonces empiezas a tener unas
experiencias donde Dios mismo te conduce a ellas para Él hacerse conocido. El propósito es
Dios mostrar que cuando todo parece que está en contra de ti, alguien que tú no estabas
acostumbrado a que metiera la mano, metió la mano. Todas esas son experiencias de la
frontera, de los comienzos.

Dios lucha por nosotros

Es Dios quien habla aquí, Dios es el que dice "Di a los hijos de Israel que den la vuelta...", o sea
que se tornen; ellos venían de Ramesés (arriba) hacia Sucot (abajo) y Etam por ahí cerca, y
luego tienen que subir de nuevo arriba a Pi-hahirot, dar la vuelta. Son movimientos erráticos;
seguramente los egipcios habrán pensado: ¡pero éstos están locos! Van para allá, ahora bajan
para acá, ahora suben para acá. ¡No, ya los tenemos seguritos! ¡Miren dónde fueron a parar,
mírenlos donde están! Y allá se fueron, pero aquí fue donde el Señor agarró a los enemigos;
justamente esa era la carnada de Dios. Cuando parece que el diablo te llevó al borde, allí es
cuando Dios actúa y ellos son esparcidos. Esa es la carnada de Dios para los enemigos.

Dice: "3Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los
ha encerrado"; pues el diablo los vio a ellos en una situación difícil y el diablo dijo, los he
encerrado, aquí ya los tengo, aquí los tengo seguros. Pero miren lo que dice Dios: "4Y yo
endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su
ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así". Vemos que Dios
mismo es el que está permitiendo al diablo hacer lo que es, creyendo que ya los tiene en el
momento de la lucha, de la vacilación inicial, es el momento difícil; allí el diablo cree ya
tenerlos. Cuando todo parecía estar en bandeja para Satanás, allí el Señor dice: Soy Yo,
todavía el pueblo no, todavía Israel no lo entiende bien. Pero los egipcios lo entienden muy
bien; los demonios saben qué fue lo que pasó. Son experiencias fronterizas.
Y dice: "5Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus
siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a
Israel, para que no nos sirva?" Es la resistencia, es la lucha de los demonios para impedir el
avance de los que están comenzando su caminar. Ese es el conflicto. "6Y unció su carro, y
tomó consigo su pueblo; 7y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y
los capitanes sobre ellos. 8Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a
los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa". Allí lo que se
resalta es la intervención de Dios. Cuando empiezas a salir del modo de vida natural, empiezas
el modo de vida espiritual, el modo de vida de fe; donde se dan las situaciones más absurdas,
ves la mano de Dios, y ya no es lo humano, ya no es lo acostumbrado. Como dijo de Moisés:
"Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo mirando al Invisible"[3].

"9Siguiéndolos, pues, los egipcios , con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a
caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot,
delante Baal-zefón". ¡Qué experiencia! La primera lucha. Y dice cómo reaccionó el pueblo.
"10Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos (se habían olvidado
de la nube, se olvidaron de la columna de fuego, se olvidaron de las plagas), y he aquí que los
egipcios venían tras ellos; porque los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a
Jehová". Ellos empezaron a ver los problemas que el diablo les causaba ya con el mundo, ya
no sólo con la familia, sino con el mundo, con los egipcios; y es por esto por lo que los hijos de
Israel temieron en gran manera y clamaron a Jehová. Quizá si no hubieran temido, no habrían
clamado; a veces temieron, pero clamaron. A veces el Señor debe permitir que pasemos por
situaciones donde no sabemos para dónde agarrar, para que clamemos y empecemos a
aprender a depender de Dios y no de nuestros acostumbrados manejos de siempre.

Y dice: "11Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que
muramos en el desierto? ¿Por qué haz hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?"
Clamaron a Dios, pero se van a dar cuenta que ese clamor no fue como muy convincente al
principio; aquí empezaron a quejarse delante de Moisés. Note, allí está el combate. Cuántos
hay que en cierto momento piensan que se equivocaron, y que lo mejor era volver, y algunos
vuelven. Es decir, empezaron a dudar, ¿por qué nos sacaste de Egipto para venir a morir aquí?
Antes me iba mejor, antes no era cristiano y me iba bien, pero ahora, ¿qué es lo que me está
pasando? Es que el diablo arremetió con todo, y Dios fue el que permitió eso, pero con un
propósito. La persona todavía no entiende los caminos de Dios, esos son los caminos de Dios.
Estas jornadas son los caminos de Dios. Le decían a Moisés: "¿No había sepulcros en Egipto,
que nos has sacado para que muramos en el desierto?" Ellos no creen que Dios realmente los
va a guiar; se les sobrepone el problema de tal manera que piensan que es mejor volver a la
"normalidad" antigua. Por causa del conflicto, del momento del conflicto y de tensión se busca
a quien culpar; porque cuando eso ocurre con nosotros, se les hecha la culpa es a los líderes;
pero fue Dios el que dijo, fue Dios el que los dirigió a algo que parecía absurdo; pero claro,
ellos no veían a Dios, ellos clamaban a Dios pero con poca fe, iban a empezar a conocer a Dios.
Ese es Pi-hahirot.
Actuando en fe

"12¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque
mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en este desierto. 13Y Moisés dijo al
pueblo: No temáis; estad firmes (no seáis juncos, cañas meneadas por el viento), y ved la
salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca
más para siempre los veréis. 14Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos".
Miren la diferencia; había temor, vacilación, pero el Señor está ahí para hacerse conocer. "Yo
soy digno de confianza, es hora de que ustedes ahora crean en Mí. Hasta aquí no están
acostumbrados a confiar en Mí; todavía confían en su cuenta corriente, en sus parientes, en su
trabajo; algunos están confundidos".

Primer escalón, no temáis; segundo escalón, estad firmes; tercer escalón, ved la salvación. No
temáis. Dirán ellos: pero, ¿cómo no vamos a temer, si aquí está el mar, y allí están los
egipcios? Tú nos condujiste aquí, Moisés, tú eres el culpable. "No temáis y estad firmes y ved
la salvación". Hasta hoy estábamos acostumbrados a salvarnos a nosotros mismos, pero ahora
empezaremos a conocer a Dios. "Jehová hará hoy con vosotros una gran salvación, porque los
egipcios que habéis visto nunca más para siempre veréis, y Jehová peleará por vosotros y
vosotros estaréis tranquilos "; es decir, cuando vemos a Dios peleando nos viene la confianza.

"15Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que
marchen". Es decir, el mismo Moisés estaba clamando, y Dios le dice que cambie de actitud,
de clamar a una actitud de fe activa; en vez de estar temiendo, actúe en fe. Que marchen,
¿pero para dónde? "16Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren
los hijos de Israel por en medio del mar, en seco". Ya no es cuestión de estar temiendo sino de
actuar en fe; utilizando la fe activa de Moisés. Y note una cosa, a veces uno se queda orando
pero no siempre la oración es fe; porque a veces la oración sólo expresa incredulidad. "Señor,
pero ¿por qué permites esto? Pero, ¿por qué estoy en esto, Señor? Te he pedido y tú no me
oyes, no me contestas. "¿Por qué clamas a mí? Dile al pueblo que marche, y tú alza tu vara y
divide el mar". Es como si Dios dijera a Moisés que dividiera el mar, pero ¿quién, Señor, ha
dividido nunca el mar? Pero ¿no soy yo contigo? Pero es contigo, tú tienes que dividirlo.
Pero, ¿yo lo voy a dividir? Si, tú, divídelo tú. Pero ¿eres Tú o soy yo, Señor? Clama a mí y yo
clamo a ti. Eso es actuar en fe.
"17Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré
en Faraón y en todo su ejército, en sus carros, y en su caballería; 18y sabrán los egipcios que yo
soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en sus gente de a caballo. 19Y el
ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y
asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, 20e
iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para
aquéllos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a
los otros". Es como si a Israel le tocara el fuego y a los egipcios el humo. Todos los creyentes
nos acordamos de aquella noche. Ese fue Dios. ¿Cómo fue que pudimos pasar esto? Porque
la nube del Señor era luz para unos y confusión para otros. "21Y extendió Moisés su mano
sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche;
y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas". ¿Saben una cosa? Los meteorólogos
de Egipto saben que a veces hay vientos tan fuertes que hasta eso se repite un poco, sólo que
en aquella ocasión fue de una manera más fuerte, de una manera sobresaliente, especial.

"22Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas
como muro a su derecha y a su izquierda. 23Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos
hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo".

Los dos bautismos

Aquí es donde ellos se deciden y se bautizan. Cuando son bautizados con la nube, Etam; en el
mar, Pi-hahirot. Ahorita vamos a ver esa secuencia. Vamos a la primera carta a los Corintios,
capítulo 10; allí está resumida esta experiencia. El resumen de etapas fronterizas está sólo en
los versículos 1 y 2. "1Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos
estuvieron bajo la nube (eso fue en Etam), 2y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y
en el mar (es Pi-hahirot)". Nótese que aquí se habla del bautismo; se habla de dos bautismos,
uno en la nube, o sea en la presencia de Dios, la nube que los guía era Cristo, que es por la fe;
pero también se habla del bautismo en agua, ese es el mar. Son dos aspectos de bautismo,
son bautizados en la presencia de Dios, en la gloria de Dios, se refiere a Cristo.

Miren adelante que la roca que los seguía es Cristo. Dice aquí: "3Y todos comieron el mismo
alimento espiritual, 4y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca
espiritual que los seguía, y la roca era Cristo". Vemos, pues, que bautizados en la nube es ser
bautizados en Cristo, y ser bautizados en el mar es ser bautizados en agua. Ser bautizados en
agua y en el Espíritu, los dos aspectos son experiencias iniciales. Primero la fe; por la fe se
entra, o sea se sumerge dentro de Cristo, pero también se bautiza. Después de ese conflicto,
el Señor sigue ayudando, metiendo la mano. Y extendió Su brazo y ahí pasaron, se abrió el
mar; ese es el bautismo en Cristo y en agua. La Biblia habla de que somos bautizados en Cristo;
ese es el de la fe. Por eso hay un aspecto que ellos, por ejemplo, en Egipto, para salir
comieron del cordero; comieron bajo la sangre y comieron del cordero. Es decir, Cristo los
limpió, Cristo moró en ellos. Cristo los limpia, esa es la sangre. Ahora Cristo mora en ellos, se
comieron el cordero, ahora moran en Cristo, son bautizados en la nube; ahora son bautizados
también en agua, pasan el mar; quiere decir que el cruce del mar Rojo se corresponde con el
bautismo en agua, porque el bautismo en agua es el que hace la separación de ti y el mundo.
Antes de bautizarte tú eras como todos, pero creíste, ahí está el bautismo en la nube y fuiste
bautizado; el bautismo en agua quiere decir; cruzaste el Mar Rojo, cruzaste la frontera, ahora
estás definitivamente adentro, tomas una decisión pública, ya dejaste Egipto definitivamente.
Hasta aquí era la frontera, ese es el punto fronterizo.

Al cruzar Pi-hahirot de aquí para acá, entonces ahí la persona ya está fuera de Egipto, o sea
fuera del mundo. Cuando la persona ha creído, se ha salvado, pero todavía lo pueden
considerar en el mundo como uno de ellos; pero cuando se bautiza esa persona, dijo: yo crucé
la frontera, antes yo era del mundo pero ahora yo me bauticé. Ese bautismo en las aguas está
representado en Moisés, por eso dice: "Y todos en Moisés fueron bautizados en la nube (que
representa el bautismo en Cristo) y en el mar (que es el bautismo en agua)". Toda esa es la
experiencia fronteriza de Pihahiort. Primero salieron de Etam y llegaron a Pihahirot y empiezan
a sufrir la vacilaciones, las luchas, hasta que el Señor con mano poderosa sopla su viento y el
viento del Señor es del Señor, pero a través de la decisión tuya. Eso es lo curioso. Moisés, tú
alza la mano, no siguas clamando a mí, esto te toca a ti. Alza la mano y el mar divídelo tú. Si tú
lo divides, Yo lo divido. Moisés alzó su mano y el soplo de Dios pasó a través de la decisión de
fe. La decisión de fe de Moisés fue el canal para el soplo del Espíritu de Dios, y Él empezó a
abrir camino donde no había camino. Esa es la acción de Dios por la fe activa, hay que actuar
en fe y darle ocasión a Dios, pero Dios necesita que tú creas y que tú decidas actuar en unión
con Él, y entonces Él actúa en unión contigo. Entonces ahora dejas tu mundo, dejas Egipto y
empiezas a entrar.

Figuras de lo espiritual

Y extendió Moisés su mano sobre el mar; se abrió el mar y fueron bautizados en el mar.
Recuerden que lo que dice aquí Éxodo, es a lo que se refiere Pablo en la primera a los Corintios
10:1-2; es decir, que Pablo habla a la Iglesia de la experiencia de Israel para enseñar a la Iglesia
sus experiencias espirituales nuevas; eso es lo que dice Pablo. De manera que aquello, en el
Antiguo Testamento, es la figura de lo espiritual. Pablo utiliza las experiencias de Israel, estas
que estamos viendo, como figuras de las experiencias espirituales de los creyentes en sus
comienzos, en sus avances. Por eso ese bautismo en la nube y en el mar recuerdan que en
Etam fue que la nube iba adelante, es decir, es la fe, y luego el bautismo en Cristo protegido
por Cristo; y el otro es bautismo en agua, esa es Pi-hahirot, vencer las vacilaciones y tomar la
decisiva de fe para darle ocasión al Espíritu de soplar y abrir camino.

Al extender Moisés su mano, también fue Dios; pero fue Moisés al levantar su mano sobre el
mar lo que hizo que Dios hiciera que el mar se retirase con el recio viento oriental toda aquella
noche, y que se volviera el mar en seco y las aguas quedaran dividas. Y fue entonces cuando
los hijos de Israel entraron por en medio del mar en seco, teniendo el mar como muro a su
derecha y a su izquierda. Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad.
Solamente hasta la mitad. Los israelitas pasaron al otro lado pero los egipcios fueron atraídos
por una trampa, e Israel fue la carnada.

Fíjense que el bautismo es la identificación con el Señor en Su muerte y en Su resurrección.


Fue ahí cuando Satanás mató a Jesucristo y quedó sin ayuda. El Señor permitió que
heredásemos una condición caída en la cual tiene parte Satanás, pero cuando nos
identificamos con el Señor, Satanás es juzgado en nosotros, porque lo de Satanás está en
nosotros, está en nuestra carne; pero cuando decidimos entregarnos a Cristo y morir con
Cristo, quien es juzgado es Satanás. Por eso el que está en Cristo juzga a Satanás en su propia
carne, y aunque sienta el mal en sí mismo, dice: no estoy de acuerdo contigo; antes sí, ahora
no, ahora me aborrezco a mí mismo. Señor Jesús, ayúdame. Entra Jesucristo en ti y ahora Él te
ayuda a vencer lo que tiene Satanás, y Satanás es juzgado. Es como decir que Satanás está
atrapado en la carne del hombre, porque antes Satanás estaba fuera del hombre. Cuando el
hombre pecó, comió del árbol de la ciencia del bien y del mal, el cual estaba fuera del hombre
en Satanás, ahora está dentro del hombre. Pero ahora cuando el hombre está atraído a la cruz,
el pecado es juzgado en la carne y también Satanás.

Fue una trampa que Dios envió a Satanás. Yo endureceré su corazón y os seguirá, pero Yo lo
voy a hacer venir hasta el medio del mar para sepultarlo allí. Ahí fue donde el Señor sepultó a
Satanás. Por eso dice: "23Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del
mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo. 24Aconteció a la vigilia de
la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube,
y transtornó el campamento de los egipcios, 25y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó
gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová
pelea por ellos contra los egipcios". Antes de que el agua viniera, el Señor les trabó los carros,
y hasta ahora hay personas y marinos que las han sacado de esos restos. Yo leí una vez un
artículo donde dice que han sacado todavía ruedas de los carros de los egipcios a través de
anclas que suben, hasta hoy. Dios les trastornó los carros; antes de venir el agua, primero les
trastornó los carros, y ahí se dieron cuenta lo que pasaba. Quitó las ruedas de sus carros y los
trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: huyamos de delante de Israel. Ellos
llegaron hasta la mitad, y en la mitad sus carros perdieron el poder de seguirlos. Entonces
trataron de regresarse, porque vieron que Jehová peleaba por los israelitas. ¿No era sólo que
el Señor había dicho: "Vosotros estad tranquilos porque Jehová peleará por vosotros"? De eso
se dieron cuenta los enemigos. Eso es lo que quiere decir actuar en el nombre de Jesucristo;
ya no eres tú solo, es Cristo en ti. Jehová pelea por ellos contra los egipcios.

"26Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre
los egipcios, sobre sus carros y sobre su caballería. 27Entonces Moisés extendió su mano sobre
el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió con toda su fuerza (como si fuera una marea alta,
más alta de lo acostumbrado), y los egipcios al huir se encontraron con el mar; y Jehová
derribó a los egipcios en medio del mar. 28Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la
caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de
ellos ni uno".

Miren lo que hace el bautismo; cuando nos bautizamos somos librados. "29Y los hijos de Israel
fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su
izquierda. 30Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los
egipcios muertos a la orilla del mar". Cuando creíste y te bautizaste, fuiste salvo. El que creyere
y fuere bautizado será salvo, ya no es contado entre los mundanos sino entre los creyentes. E
Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. Por eso dice en Romanos: "Consideraos
muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro"[4]. "31Y vio Israel
aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y
creyeron a Jehová y a Moisés su siervo". Antes el pueblo temía a los egipcios, ahora temió a
Jehová y creyeron; antes dudaban, vacilaban, pero después de eso se afirmaron, cedieron, se
bautizaron, entraron. Entonces este es el cántico de Moisés; ahí en Apocalipsis dice que
cantarán los redimidos el cántico de Moisés y el del Cordero. En Éxodo 15 tenemos el cántico
de Moisés: "1Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová y dijeron:
Cantaré yo a Jehová (antes no cantaban, ahora cantan; antes maldecían, se quejaban, ahora
cantan. Ese es Pi-hahirot), porque se ha magnificado grandemente; ha echado en el mar al
caballo y al jinete. 2Jehová es mi fortaleza y mi cántico (antes era yo con mi cheque, o mi tía, o
mi trabajo), y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo
enalteceré. 3Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre. 4Echó en el mar los carros de
Faraón y su ejército; y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo. 5Los abismos
los cubrieron; descendieron a las profundidades como piedra. 6Tu diestra, oh Jehová, ha sido
magnificada en poder; tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo. 7Y con la grandeza
de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los consumió como
a hojarasca. 8Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; se juntaron las corrientes como
en un montón; los abismos se cuajaron en medio del mar. 9El enemigo dijo: Perseguiré,
apresaré, repartiré despojos; mi alma se saciará de ellos; sacaré mi espada, los destruirá mi
mano. 10Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; se hundieron como plomo en las
impetuosas aguas. 11¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico
en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios? 12Extendiste tu diestra; la
tierra los tragó (nótese que ya no dice sólo el mar, sino la tierra también). 13Condujiste en tu
misericordia a este pueblo que redimiste; lo llevaste con tu poder a tu santa morada (la
redención es hacia la casa de Dios). 14Lo oirán los pueblos y temblarán; se apoderará dolor de
la tierra de los filisteos (ahora sí empiezan a estar preparados para enfrentar a los filisteos).
15Entonces los caudillos de Edom se turbarán; a los valientes de Moab les sobrecogerá
temblor; se acobardarán todos los moradores de Canaán. 16Caiga sobre ellos temblor y
espanto; a la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; hasta que haya pasado este
pueblo que tú rescataste. 17Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad (esa
es la parte de la cabeza), en el lugar de tu morada (esa es la parte del cuerpo), que tú has
preparado, oh Jehová, en el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado".

Es la redención la que hacía posesionarse en Cristo y formar parte de Su pueblo, de Su casa, de


Su Iglesia. "Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad (ese es Cristo) , en el
lugar de tu morada (ese es el Cuerpo de Cristo, la Iglesia)". Y ahora viene la tercera parte, el
Reino.

"18Jehová reinará eternamente y para siempre (aparece la Cabeza, el Cuerpo y el Reino).


19Porque Faraón entró cabalgando con sus carros y su gente de a caballo en el mar (claro, el
diablo se fue, dijo: aprovecho esa locura, miren donde se metieron), y Jehová hizo volver las
aguas del mar sobre ellos; mas los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar. 20Y
María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres
salieron en pos de ella con panderos y danzas". Es a partir de aquí que se canta. "21Y María les
respondía: Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; ha echado en el mar al
caballo y al jinete". Qué experiencia tremenda. Pi-hahirot no es cualquier cosa: vacilaciones,
luchas, pero al fin se toma la decisión de fe, y se anda, y el Señor comienza a actuar y comienza
el cambio; comienza la experiencia de conocer la intervención sobrenatural de Dios, ser
liberados del mundo y de su esclavitud al tener en quien creer y al comprobar Su fidelidad.o

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