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"Investigación y psicoterapia psicodélica: pasado, presente y futuro".

Book · April 2017

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1 author:

Iker Puente
Autonomous University of Barcelona
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Psychedelic psychotherapy and research View project

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Primera edición
Abril 2017

© 2017
Iker Puente

© 2017 de esta edición


La Liebre de Marzo, S. L.

Diseño gráfico y maquetación


Xavier Vidal y Laia Pascual

Fotografía de la portada
© MAPS
Sesión de integración del estudio de
psicoterapia asistida con MDMA

Impresión y encuadernación
Service Point F. M. I., S. A.

Impreso en España

Depósito legal
B-8503-2017

ISBN
978-84-92470-44-0

La Liebre de Marzo, S. L.
www.liebremarzo.com
espejo@liebremarzo.com
A mis padres, por haberme permitido y respetado que siguiera mi camino,
y por vuestro apoyo incondicional durante todos estos años.

A los investigadores y psicoterapeutas pioneros que han dedicado su tiempo


y energía a estudiar, comprender y reintegrar las sustancias psicodélicas en la
sociedad occidental. A pesar de todas las dificultades, incomprensión y falta de
apoyo a la que han tenido que hacer frente durante las últimas décadas,
se han mantenido firmes en la creencia y la esperanza de que estas
herramientas pueden jugar un rol muy importante en nuestra sociedad,
y contribuir a mejorar la vida de muchas personas y a aliviar su sufrimiento.
Índice

Agradecimientos ....................................................................................................... ix
Prólogo ........................................................................................................................ xi
Introducción .............................................................................................................xxi
Stanislav Grof ..............................................................................................................1
Claudio Naranjo .......................................................................................................27
James Fadiman ..........................................................................................................47
William Richards .....................................................................................................69
David Nichols ...........................................................................................................93
Rick Doblin .............................................................................................................123
Amanda Feilding ....................................................................................................147
Torsten Passie ..........................................................................................................173
Jordi Riba .................................................................................................................193
Roland Griffiths .....................................................................................................223
José Carlos Bouso ..................................................................................................243
Michael y Ann Mithoefer ....................................................................................267
Alicia Danforth ......................................................................................................287
Robin Carhart-Harris ...........................................................................................309
Jeffrey Guss .............................................................................................................331
«Archie» ...................................................................................................................353
Bibliografía .............................................................................................................. 371
Índice alfabético ...................................................................................................... 375
«Hace algunos años yo mismo realicé algunas experiencias sobre este aspecto de la
intoxicación por óxido nitroso, y escribí un informe en el que una conclusión to-
maba cuerpo, ya en aquel tiempo, y cuya impresión siempre ha permanecido firme.
Se trata de que nuestra consciencia despierta normal, la consciencia que llamamos
racional, solo es un tipo particular de consciencia, mientras que por encima de ella,
separada por una pantalla transparente, existen formas potenciales de consciencia
completamente diferentes. Podemos pasar la vida sin sospechar de su existencia,
pero si aplicamos el estímulo requerido, con un simple toque, aparecen en toda su
plenitud tipos de mentalidad determinados que probablemente tienen en algún
lugar su campo de aplicación y de adaptación. Ninguna explicación del universo
es definitiva si descuida estas otras formas de consciencia. La cuestión es cómo
han de considerarse siendo como son tan diferentes de la consciencia ordinaria.
Sin embargo, pueden determinar actitudes aunque no sean de fácil formulación,
y asimismo pueden descubrir una región aunque fracasen en ofrecer un mapa.
En cualquier caso, impiden ajustar prematuramente las cuentas entre nosotros y
la realidad. Recordando mis propias experiencias, todas convergen en un tipo de
penetración al que no puedo evitar atribuirle algún género de significado meta-
físico; su nota dominante es invariablemente una reconciliación; es como si los
antagonismos del mundo, que con sus contrariedades y conflictos crean nuestras
dificultades y problemas, se fundiesen en la unidad».
William James
Las variedades de la experiencia religiosa (1902)
Agradecimientos

Mi agradecimiento a la revista Cáñamo por su apoyo y por publicar la primera


entrevista que realicé a Stanislav Grof y que fue el germen de este libro, y por
publicar posteriormente una versión resumida de las entrevistas que realicé a
Michael Mithoefer y a William Richards.
Agradezco también a Fernando Pardo, editor de la Liebre de Marzo, por
aceptar la propuesta de publicar este libro, por el interés y el apoyo mostrado
durante el proceso, y por las conversaciones que hemos mantenido durante
estos meses y los últimos años. Y a la Liebre de Marzo, por ser un referente en
la publicación de libros sobre el tema de las sustancias psicodélicas.
A Stanislav Grof, por escribir el prólogo para este libro, por su apoyo y
guía en mi proceso personal, profesional e intelectual, y por haber sido fuente
constante de inspiración con su trabajo, su calidad humana y con su ejemplo.
A Rick Doblin, por su incansable trabajo para conseguir que la MDMA
y otras sustancias psicodélicas vuelvan a ser fármacos y medicinas legales que
puedan emplearse en contextos psicoterapéuticos, por animarme a seguir este
camino y por invitarme a participar en la formación de psicoterapia asistida
con MDMA que se realizó en Tyrinhan Hall en diciembre del 2014.
A Josep Maria Fericgla por haber sido un pionero en el campo de la inves-
tigación y psicoterapia con psicodélicos en la península ibérica, y por su gran
labor de divulgación y enseñanza, escribiendo libros, y organizando congresos,
conferencias y 14 ediciones del seminario «Estados modificados de conscien-
cia, desarrollo personal y psicoterapia», punto de encuentro de las personas
interesadas en este campo.
A Jordi Riba y José Carlos Bouso, por servirme de inspiración y mostrarme
que es posible dedicarse el campo de la investigación y la psicoterapia con
sustancias psicodélicas, y por ayudarme con la revisión y traducción de algunos
términos técnicos que aparecieron en las entrevistas al castellano.
A tod@s l@s entrevistad@s del libro, por acceder amablemente a ser en-
trevistados, dedicarme su tiempo y, en muchos casos, revisar y editar personal-
mente la transcripción de la entrevista que les realicé, y por ser un ejemplo de
calidad humana, profesionalidad y coherencia.
Gracias a todas las personas que de una u otra forma han contribuido para
que la gestación y publicación de este libro haya sido posible: Quim Tarinas,

ix
Victor M. Hidalgo, Anna Lloret, Xavier Vidal, Laia Pascual, Igor Domsac,
Guillermo Miralta, Macarena Perez Chacón, David Barba, Rosalind Stone,
Román Gonzalvo, Antonio Aguilar, Stan Grof, Claudio Naranjo, Jim Fadi-
man, William Richards, David Nichols, Rick Doblin, Amanda Feilding, Tors-
ten Passie, Jordi Riba, Roland Griffiths, José Carlos Bouso, Michael y Ann
Mithoefer, Alicia Danforth, Robin Carhart-Harris y Jeffrey Guss.
Y agradezco a la vida por haberme dado la oportunidad de conocer y for-
mar parte de esta comunidad de investigadores, psicoterapeutas y de personas
interesadas en las sustancias psicodélicas, y que forman una comunidad vi-
brante y muy especial.

El autor ha hecho todo el esfuerzo posible por encontrar la propiedad de todo


el material con copyrigth y citado que aquí se presenta. En el caso de que surja
alguna cuestión en relación con el uso de una selección, ofrece por anticipado
sus disculpas por cualquier error u omisión, y hará las correcciones necesarias
en ediciones futuras.
Debo expresar mi agradecimiento por el material gráfico a las siguientes
personas, fundaciones y asociaciones: MAPS, Beckley Foundation, ICCERS,
OPEN Foundation, Sebastian Troncoso, Fernando Pardo, Hans Gerd, Raquel
Dias (foto Claudio Naranjo), William Ricahrds, David Nichols, Natacha El-
mir (fotos seminario William Richard), Jordi Riba, Jerod Harris (foto Roland
Griffiths para TEDMED), José Carlos Bouso, Michael y Ann Mithoefer,
Rachel Hope, Alicia Danforth, Robin Carhart-Harris, Jeroen Stapper (foto
ponentes ICPR), Open Foundation, Jonathan Greet (foto participantes Brea-
king Convention 2015) y el equipo de Breaking Convention.

x
Prólogo

El libro de entrevistas del Dr. Iker Puente Investigación y psicoterapia psicodéli-


ca: Pasado, presente y futuro es un completo recorrido por el trabajo que se está
realizando actualmente en este campo, recogiendo las aportaciones de nume-
rosos investigadores y psicoterapeutas que están protagonizando el retorno a
este tipo de investigación, así como las aportaciones y el trabajo realizado a
lo largo de las décadas de 1960 y 1970 por una serie de investigadores, entre
los que se incluyen Jim Fadiman, Claudio Naranjo, William Richards, David
Nichols y yo mismo.
El libro del Dr. Puente se edita además en un momento muy apropiado.
Su publicación, dirigida tanto a la comunidad científica y profesional como a
un público general con un menor conocimiento sobre este campo, coincide
con un momento en el que estamos experimentando un notable renacimiento
a nivel internacional del interés en la investigación científica de las sustancias
psicodélicas. Este es un cambio inesperado y sorprendente que se produce
después de cuatro décadas durante las cuales el trabajo científico y clínico san-
cionado legalmente fue casi imposible, debido a una legislación muy restrictiva
que respondía al uso masivo no supervisado de estas sustancias realizado por
las jóvenes generaciones de la década de 1960 en EE. UU., y por la histeria na-
cional generada a raíz de ese uso, fomentada además por periodistas y medios
de comunicación en búsqueda de noticias sensacionalistas.
En la actualidad se están realizando nuevas investigaciones con diversas
sustancias psicodélicas en varias universidades estadounidenses y europeas,
incluyendo la Universidad de Harvard, la Universidad Johns Hopkins, la Uni-
versidad de California, Los Ángeles (UCLA), la Universidad de Nueva York
(NYU), la Universidad de California San Francisco, el Imperial College de
Londres y la Universidad Autónoma de Barcelona, entre otras. De especial
interés es la investigación innovadora de la psicoterapia asistida con MDMA
en personas que sufren trastorno de estrés postraumático (TEPT) encabezada
por Michael y Ann Mithoefer en Carolina del Sur. Debido a los inmensos
problemas médicos, económicos y políticos asociados con este peligroso des-
orden, muy resistente a las formas tradicionales de terapia, el éxito que está
demostrando este proyecto podría abrir la puerta para el uso de estas sustancias
en la psiquiatría convencional. Recientemente se han concluido los ensayos

xi
Investigación y psicoterapia psicodélica

clínicos de Fase 2 de psicoterapia asistida para el tratamiento del TEPT que se


han llevado a cabo en EE. UU., Suiza, Canadá e Israel y, hace tan solo un mes,
la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. ha dado
el permiso para iniciar los ensayos clínicos de Fase 3, última etapa antes de
poder conseguir los permisos para que la MDMA se convierta en un fármaco
legal para el tratamiento de este trastorno. Por otra parte, se han iniciado por
todo el mundo nuevos proyectos de investigación con psilocibina, ibogaína,
ketamina y otras sustancias psicodélicas. Me complace también la presencia en
este campo de investigadores como José Carlos Bouso y Jordi Riba, que están
en la vanguardia de estos estudios. No tengo ninguna duda de que el Estado
español será un lugar importante en el renacimiento de la investigación con
estas sustancias. Para entender la importancia del libro del Dr. Puente, es im-
portante situarlo en un contexto histórico más amplio.
El uso de las sustancias psicodélicas es milenario. Plantas que contienen
poderosos compuestos que expanden la consciencia se han utilizado en distin-
tas partes del mundo, en diferentes rituales y contextos, para inducir estados
no ordinarios de consciencia. Dichas plantas han tenido un papel muy impor-
tante en las prácticas chamánicas, en las ceremonias aborígenes de sanación,
los ritos de paso, los misterios de muerte y renacimiento, así como en diversas
tradiciones espirituales. Las culturas antiguas y nativas que utilizan materiales
psicodélicos les tienen gran respeto y estima, y los consideran como sacra-
mentos. Además, las experiencias psicodélicas han servido como fuente im-
portante de inspiración artística, proporcionando ideas para rituales, pinturas,
esculturas y canciones.
En la historia de la medicina china los informes sobres sustancias psico-
délicas se remontan a 3.000 años atrás. La legendaria poción divina conocida
como haoma en el antiguo Zend Avesta persa y como soma en los Vedas indios
fue utilizada hace milenios por las tribus indoiranias. Los estados místicos de
consciencia producidos por el soma probablemente fueron la fuente princi-
pal de las religiones védica e hindú. El uso ceremonial de distintas sustancias
psicodélicas tiene también una larga historia en América Central. Diferentes
plantas modificadoras de la consciencia eran conocidas y empleadas en distintas
culturas indias precolombinas, entre ellas, los aztecas, los mayas y los olmecas.
Las más conocidas son el cactus del peyote mexicano (Anhalonium lewinii),
el hongo sagrado teonanácatl (Psilocybe mexicana) y el ololiuqui, o semillas del
dondiego de día (Rivea corymbosa). Dichos materiales se han utilizado como
sacramentos hasta el día de hoy por distintas tribus de indios mexicanos (hui-
choles, mazatecas, los cora y otros), así como por la Iglesia Nativa Americana.
El conocido yagé sudamericano o ayahuasca es una infusión hecha a partir de
una liana de la selva (Banisteriopsis caapi) a la que se le añaden otras plantas.

xii
Prólogo

El área del Amazonas es también conocida por su gran variedad de rapés psi-
codélicos (Virola calophylla, Piptadenia peregrina). Las preparaciones a partir de
la corteza del arbusto de la iboga (Tabernanthe iboga) han sido utilizadas por
tribus africanas en dosis bajas como estimulante durante la caza de leones y
largos viajes en canoa y en dosis altas como sacramento ritual. La lista citada
representa solo una pequeña fracción de los compuestos psicodélicos que han
sido utilizados a lo largo de muchos siglos en distintas regiones del mundo. El
impacto que las experiencias vividas en dichos estados han tenido sobre la vida
cultural y espiritual de las sociedades preindustriales ha sido enorme.
La larga historia del uso ritual de las plantas psicodélicas contrasta mucho
con la relativamente corta historia de los esfuerzos científicos para identificar
sus alcaloides psicoactivos, prepararlos en forma pura y estudiar sus efectos.
La primera sustancia psicodélica que fue sintetizada en su forma química pura
y sistemáticamente explorada en condiciones de laboratorio fue la mescalina,
el alcaloide activo del cactus del peyote. Los experimentos clínicos llevados a
cabo con dicha sustancia en las primeras tres décadas del siglo xx se centraron
en la fenomenología de la experiencia de la mescalina y sus interesantes efectos
en la percepción artística y la expresión creativa. Tras estos experimentos clíni-
cos pioneros, se hizo muy poca investigación sobre esta área, hasta el descubri-
miento casual del químico suizo Albert Hofmann de los efectos psicodélicos
de la LSD-25 o dietilamida del ácido lisérgico. Tras la publicación del primer
artículo clínico sobre la LSD a cargo de Werner A. Stoll a finales de los años
cuarenta, este nuevo derivado semisintético del ergot, activo en cantidades in-
creíblemente minúsculas, microgramos o gammas (millonésimas de gramo), se
convirtió en una sensación en el mundo científico de un día para otro.
El descubrimiento de los potentes efectos psicoactivos de la LSD inició
lo que se ha conocido como la «edad de oro de la psicofarmacología». En un
periodo relativamente corto de tiempo, el trabajo conjunto de bioquímicos,
farmacólogos, neurofisiólogos, psiquiatras y psicólogos tuvo éxito a la hora
de fijar las bases de una nueva disciplina científica que podríamos denominar
«farmacología de la consciencia» o «investigación moderna de la consciencia».
Las sustancias activas de otras plantas psicodélicas también fueron identifi-
cadas químicamente. Tras el descubrimiento de los efectos psicodélicos de la
LSD-25, Albert Hofmann identificó el principio activo de los hongos mágicos
mexicanos (Psilocybe mexicana), la psilocibina y la psilocina, y los del ololiuqui
o semillas del dondiego de día (Ipomoea violacea), que resultó ser la monoetila-
mida de ácido lisérgico (LAE-32), muy relacionada con la LSD-25.
El arsenal de sustancias psicodélicas fue posteriormente enriquecido con
derivados psicoactivos de la triptamina, DMT (dimetiltriptamina), DET
(dietiltriptamina) y DPT (dipropiltriptamina), sintetizados y estudiados por

xiii
Investigación y psicoterapia psicodélica

un grupo de químicos de Budapest dirigidos por Stephen Szara. Los princi-


pios activos del arbusto africano Tabernanthe iboga, la ibogaína, y los alcaloi-
des de los ingredientes básicos de la ayahuasca Banisteriopsis caapi, conocidos
bajo los nombres de harmalina, yageína y telepatina, ya se habían aislado e
identificado químicamente a principios del siglo xx. En la década de los años
cincuenta, estaban a disposición de los investigadores una amplia gama de
alcaloides psicodélicos. Ahora se hacía posible estudiar sus propiedades en el
laboratorio y explorar la fenomenología de sus efectos clínicos y su potencial
terapéutico. La revolución desencadenada por el descubrimiento de Albert
Hofmann estaba en marcha. A lo largo de esta excitante época, la LSD siguió
siendo el centro de atención de los investigadores. Nunca antes una única
sustancia había prometido tanto en tal variedad de campos de interés. Para los
farmacólogos y los neuropsicólogos, el descubrimiento de la LSD significó el
principio de una edad de oro de la investigación que prometía resolver muchas
incógnitas relacionadas con los neurorreceptores, los neurotransmisores, los
antagonistas químicos y las intrincadas relaciones bioquímicas que subyacían
a los procesos cerebrales.
Los psiquiatras experimentales vieron en la LSD un medio único para crear
un modelo de laboratorio para las psicosis funcionales que se producen de for-
ma natural o endógena. Tenían la esperanza de que la psicosis experimental pro-
ducida por minúsculas dosis de esta sustancia podría proporcionar intuiciones
profundas desconocidas hasta el momento sobre la naturaleza de estos miste-
riosos trastornos y abrir nuevas posibilidades para su tratamiento. De repente
se podía concebir que el cerebro u otras partes del cuerpo podían, bajo ciertas
circunstancias, producir pequeñas cantidades de una sustancia con efectos se-
mejantes a la LSD. Lo que significaba que trastornos como la esquizofrenia
tal vez no fueran enfermedades mentales, sino desequilibrios metabólicos que
podrían ser contrarrestados con intervenciones químicas específicas. La pro-
mesa de una investigación de esta naturaleza era nada menos que cumplir
con el sueño de los clínicos orientados biológicamente, el Santo Grial de la
psiquiatría: una cura en tubo de ensayo para la esquizofrenia.
Los psicoterapeutas hallaron que la LSD era una herramienta con un po-
tencial único para profundizar y acelerar el proceso terapéutico, ampliando
la gama de aplicación de la psicoterapia a categorías de pacientes a los que
hasta entonces había sido muy difícil o imposible acceder: alcohólicos, adictos
a diferentes narcóticos y criminales reincidentes entre otros. Particularmen-
te valiosos y prometedores fueron los estudios pioneros dirigidos a aliviar el
dolor físico y el malestar emocional en pacientes terminales de cáncer. Esta
investigación, que se está replicando actualmente, mostró que la LSD era útil
para aliviar dolores físicos y diversos síntomas emocionales y psicosomáticos,

xiv
Prólogo

como la depresión, la tensión general y el insomnio, la angustia del miedo a


la muerte, y para aumentar la calidad de vida en los días que les quedaban y
transformar positivamente la experiencia del morir.
La LSD fue también recomendada como un extraordinario, aunque poco
convencional, instrumento de enseñanza que haría posible que los psiquiatras,
psicólogos clínicos, estudiantes de medicina y enfermeras se pasaran unas ho-
ras en un mundo semejante al de sus pacientes y, a resultas de ello, compren-
derlos mejor, ser capaces de comunicarse con ellos de un modo más eficaz y,
con suerte, tener más éxito a la hora de tratarlos. Miles de profesionales de la
salud mental aprovecharon esta oportunidad única. Estos experimentos tuvie-
ron resultados sorprendentes. No solo proporcionaron profundas intuiciones
sobre el mundo de los pacientes psiquiátricos, sino que además revolucionaron
la comprensión de la naturaleza y las dimensiones de la psique y la conscien-
cia humana. Para los historiadores y críticos de arte, los experimentos con
LSD proporcionaron nuevas y extraordinarias intuiciones sobre la psicología
y psicopatología del arte, en particular de las pinturas y esculturas de diversas
culturas denominadas «primitivas» y de pacientes psiquiátricos, así como de
diversos movimientos modernos como el abstraccionismo, el impresionismo,
el cubismo, el surrealismo y el realismo fantástico. En el caso de pintores pro-
fesionales que participaron en ensayos con LSD, la sesión psicodélica a menu-
do marcaba un cambio radical en su expresión artística.
La experimentación con LSD también aportó observaciones fascinantes de
gran interés a los maestros espirituales y a los estudiosos de las religiones com-
paradas. Las experiencias místicas que se observaban con frecuencia en las se-
siones con LSD y psilocibina ofrecieron una nueva comprensión en el campo
de la psicología de la religión y de una amplia gama de fenómenos del ámbito
espiritual, incluyendo el chamanismo, los ritos de paso, los antiguos misterios
de muerte y renacimiento, las religiones y filosofías orientales y las tradiciones
místicas del mundo. El hecho de que la LSD y otras sustancias psicodéli-
cas fueran capaces de inducir una amplia gama de experiencias espirituales se
convirtió en el centro de un acalorado debate científico que giraba en torno
a la naturaleza, el valor y la autenticidad de este misticismo «instantáneo» o
«químico». Como demostró el Dr. Walter Pahnke en su famoso experimento
del Viernes Santo, las experiencias místicas producidas por los psicodélicos no
se distinguen de las descritas en la literatura mística. Este descubrimiento, que
fue confirmado recientemente por un estudio meticuloso realizado por el equi-
po de Roland Griffiths y William Richards en la Universidad Johns Hopkins,
tiene importantes consecuencias.
La investigación con LSD, psilocibina y otras sustancias psicodélicas pa-
recía estar en camino de satisfacer todas estas promesas y expectativas, hasta

xv
Investigación y psicoterapia psicodélica

que fue repentinamente interrumpida a causa del uso masivo no supervisado


de estas sustancias por las jóvenes generaciones de la década de 1960 y la con-
tracultura, tanto en EE. UU. como en otros países occidentales. Las medidas
administrativas, legales y políticas fueron efectivas únicamente a la hora de
detener las investigaciones científicas legítimas que se estaban realizando, pero
tuvieron muy poco efecto y fracasaron en el intento de reducir el uso recrea-
tivo de la LSD y otros psicodélicos. Estas medidas dieron lugar a la aparición
de un mercado negro con productos de dudosa calidad y dosis desconocidas,
y crearon una situación absurda en la que los adolescentes tenían un mayor
acceso e información sobre estas sustancias que los psicólogos y psiquiatras
convencionales.
En 1966 Robert Kennedy, cuya esposa se había beneficiado de la experien-
cia de haber sido tratada con LSD, cuestionó a los funcionarios de la Admi-
nistración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y del Instituto Nacional de
Salud Mental durante su intervención en la subcomisión sobre LSD. Quería
saber por qué estaban siendo interrumpidos la mayoría de proyectos de inves-
tigación con LSD que se estaban realizando en aquel momento en EE. UU.
Robert argumentó: «Hemos dado tanto énfasis y atención al hecho de que esta
sustancia puede ser peligrosa y dañar a un individuo que la use, que tal vez
hemos perdido de vista el hecho de que puede ser muy útil en nuestra sociedad
si se usa correctamente». Defendió la investigación de la LSD, señalando
que era extraño detener la investigación científica con sustancias psicodélicas
precisamente en un momento en el que millones de estadounidenses las
estaban usando. De hecho, esta situación debería haber hecho imperativo el
adquirir la mayor cantidad de información posible sobre estas sustancias.
La legislación draconiana que interrumpió la investigación legítima de las
sustancias psicodélicas durante cuatro décadas no estaba basada en ninguna
evidencia científica y, de hecho, ignoraba los datos clínicos que existían en
aquel momento. La seguridad de la terapia psicodélica cuando se lleva a cabo
en un entorno clínico fue demostrada por el estudio de Sidney Cohen pu-
blicado en 1960 basado en información extraída de más de 25.000 sesiones
psicodélicas, en el que mostraba que los problemas asociados a estas sustancias,
como flashbacks, reacciones psicóticas o intentos de suicidio, eran mínimos.
Cohen llegó a la conclusión de que la terapia con LSD parecía ser mucho más
segura que otros procedimientos utilizados rutinariamente en los tratamientos
psiquiátricos, como la terapia de electroshock, la terapia por coma insulínico
(para ambas un 1% de mortalidad era considerado un riesgo médico aceptable)
y, particularmente, la lobotomía prefrontal desarrollada por el ganador del pre-
mio Nobel Egas Moniz, que causaba daños irreversibles en el tejido cerebral y
que fue ampliamente utilizada en la primera mitad del siglo xx.

xvi
Prólogo

No solo fue la cultura en su conjunto la que no estaba preparada para la


experiencia psicodélica; lo mismo ocurrió con las profesiones relacionadas con
la salud. Para la mayoría de psiquiatras y psicólogos, la psicoterapia significaba
diálogos cara a cara o la libre asociación en el diván. Las emociones intensas
y las manifestaciones físicas dramáticas de las sesiones psicodélicas les pare-
cían muy cercanas a las que solían asociar con la psicopatología. Les costaba
imaginar que dichos estados pudieran ser curativos y transformadores. A cau-
sa de ello, no confiaban en los informes sobre el extraordinario poder de la
psicoterapia con psicodélicos que provenían de colegas que habían tenido el
suficiente valor de hacer este tipo de terapia ni en las valoraciones positivas de
sus pacientes.
En uno de mis primeros libros sugerí que el potencial de la LSD y otros
psicodélicos era, para la psiquiatría y la psicología, comparable al valor que
había tenido el microscopio para la biología y la medicina o el telescopio para
la astronomía. Mi posterior experiencia con los psicodélicos no hizo más que
confirmar esta impresión inicial. Dichas sustancias funcionan como amplifi-
cadores no específicos que aumentan la catexis (carga energética) asociada con
los profundos contenidos inconscientes de la psique y los hace disponibles para
su procesamiento consciente. Esta singular propiedad de los psicodélicos hace
posible estudiar las profundas corrientes psicológicas que gobiernan nuestras
experiencias y comportamientos a una profundidad que no puede ser igualada
por ningún otro método o herramienta disponible para la psiquiatría y psi-
cología convencionales. Además, ofrece oportunidades únicas para sanar los
trastornos emocionales y psicosomáticos, para la transformación positiva de
la personalidad y para la evolución de la consciencia. Naturalmente, las herra-
mientas con este poder poseen mayor riesgo que las herramientas más conser-
vadoras y menos eficaces aceptadas y utilizadas por la psiquiatría convencional,
como la psicoterapia verbal o la medicación mediante tranquilizantes. Pero la
investigación clínica ha demostrado que dichos riesgos pueden minimizarse
mediante un uso responsable y un control cuidadoso del set (que incluye el
estado mental y emocional, las motivaciones, intenciones y expectativas del
sujeto respecto a la sesión; la preparación para la sesión y y el concepto de la
naturaleza de la experiencia con psicodélicos que tiene el terapeuta o guía,
entre otros elementos) y el setting (que se refiere al contexto o ambiente, tanto
físico como interpersonal, y a las circunstancias concretas bajo las que se ad-
ministra la sustancia).
Para todos aquellos que tuvimos la oportunidad y el privilegio de explorar
y experimentar el extraordinario potencial de los psicodélicos, su prohibición
fue una pérdida trágica para la psiquiatría, la psicología y la psicoterapia. Tuvi-
mos la sensación de que estos desarrollos desafortunados acabaron con la que

xvii
Investigación y psicoterapia psicodélica

probablemente fue la mayor oportunidad en la historia de dichas disciplinas.


Si hubiera sido posible evitar la innecesaria histeria de masas y seguir con una
investigación responsable de los psicodélicos, sin duda habrían transformado
radicalmente la teoría y la práctica de la psiquiatría. Considero que las obser-
vaciones hechas a partir de estas investigaciones tienen el potencial de iniciar
una revolución en la comprensión de la psique y consciencia humanas com-
parable al profundo cambio conceptual que la física moderna experimentó en
las primeras tres décadas del siglo xx en relación con sus teorías referentes a la
materia. Este nuevo conocimiento podría convertirse en una parte integral de
un amplio y nuevo paradigma científico del siglo xxi. En la actualidad, cuando
han pasado más de cuatro décadas desde que terminara oficialmente la inves-
tigación con los psicodélicos, puedo intentar valorar la historia pasada de estas
sustancias y ver un poco su futuro. Tras haber conducido personalmente, a lo
largo de los últimos cincuenta años, más de cuatro mil sesiones psicodélicas, he
desarrollado una gran reverencia y respeto por dichos compuestos y su enorme
potencial, tanto negativo como positivo. Son poderosas herramientas y, como
cualquier herramienta, pueden utilizarse hábilmente, ineptamente o destructi-
vamente. El resultado dependerá críticamente del set y el setting.
La pregunta de si la LSD es una medicina extraordinaria o una droga dia-
bólica tiene tan poco sentido como una pregunta semejante sobre el potencial
positivo o negativo de un cuchillo. Naturalmente, tendremos un informe dis-
tinto de un cirujano que basa su juicio en operaciones con éxito o del jefe de
policía que investiga asesinatos cometidos con cuchillos en los callejones de
Nueva York. Un ama de casa lo considerará básicamente como un útil ins-
trumento de cocina y un artista lo empleará para tallar esculturas de madera.
Tendría poco sentido juzgar la utilidad y peligro de los cuchillos observando
a niños que juegan con ellos sin la madurez y habilidad adecuadas. Hasta que
comprendamos claramente que los resultados de la administración de los psi-
codélicos se ven críticamente influenciados por los factores del set y el setting,
no hay esperanza de decisiones racionales en relación con las políticas sobre las
sustancias psicodélicas. Creo firmemente que los psicodélicos pueden utilizar-
se de tal modo que los beneficios superen a los riesgos.
El hecho de que los psicodélicos regresen o no a la psiquiatría y vuelvan
a formar parte del arsenal terapéutico es un problema complejo y su solución
probablemente se vea determinada no solo por los resultados de las investi-
gaciones científicas, sino por factores políticos, legales, económicos y de psi-
cología de masas. Sin embargo, considero que la sociedad occidental está en
la actualidad mucho mejor preparada para aceptar y asimilar estas sustancias
de lo que lo estaba en la década de los años cincuenta del siglo pasado. En
la época en que los psiquiatras y psicólogos empezaron a experimentar con

xviii
Prólogo

LSD, la psicoterapia se limitaba a los intercambios verbales entre terapeutas y


clientes. Las emociones intensas y el comportamiento activo se denominaban
acting-out (una suerte de expresión dramática) y se consideraban una violación
de las normas terapéuticas básicas. Las sesiones psicodélicas estaban en el otro
lado del espectro y evocaban emociones dramáticas, excitación psicomotora e
intensos cambios perceptivos. Por lo tanto, parecían estados semejantes a los
que los psiquiatras consideraban patológicos e intentaban reprimir por todos
los medios, más que condiciones a las que se podía atribuir un potencial tera-
péutico. Lo cual se vio reflejado en los términos «alucinógenos», «delirógenos»,
«psicotomiméticos» y «psicosis experimentales», utilizados inicialmente para
referirse a los psicodélicos y los estados producidos por ellos.
Las últimas décadas han aportado muchos cambios revolucionarios que
han influido profundamente en el mundo de la psicoterapia. La psicología
humanista y la psicología transpersonal han desarrollado poderosas técnicas
experienciales que acentúan las regresiones profundas, la expresión directa
de emociones intensas y el trabajo corporal que conduce a liberar energías
físicas. Entre estos nuevos enfoques de autoexploración están la Gestalt, la
bioenergética y otros métodos neorreichianos, la terapia primal, el rebirthing
y la respiración holotrópica. Las experiencias internas y las manifestaciones
externas de estas terapias, así como sus estrategias terapéuticas, tienen una
gran similitud con las observadas en las sesiones psicodélicas. Estas estrategias
terapéuticas, sin el uso de sustancias, implican no solo un espectro de expe-
riencias semejantes, sino también desafíos conceptuales similares. El resultado
es que, para los terapeutas que practiquen en esta línea, la introducción de los
psicodélicos representaría el siguiente paso lógico, más que un cambio dramá-
tico en su práctica.
Incluso más alentadora que los cambios en la cosmovisión científica, que
en el pasado era un serio obstáculo a la hora de aceptar los descubrimientos
de la investigación psicodélica, es la relajación de las cortapisas administrati-
vas y legales que en el pasado impedían la experimentación con psicodélicos.
Actualmente, no solo asistimos a un renacimiento significativo del interés por
las sustancias psicodélicas en los círculos académicos, sino a la emergencia en
todo el mundo de nuevas investigaciones clínicas y programas de investigación
de laboratorio que exploran los efectos de estas notables sustancias. Estas no-
vedades engendran esperanzas de que en un futuro los psicodélicos regresarán
a manos de terapeutas y experimentadores responsables.
El libro del Dr. Iker Puente repasa tanto las investigaciones realizadas en
las décadas de 1960 y 1970, como el momento y los motivos que llevaron a
detener los estudios que se estaban realizando y a la prohibición de estas sus-
tancias, hasta llegar al retorno de esta investigación a finales de la década de

xix
Investigación y psicoterapia psicodélica

1990 y principios del milenio; así como el renacimiento de la investigación


que se está produciendo actualmente. Y lo hace de la mano de sus protago-
nistas: los/as investigadores/as, psiquiatras y psicólogos/as que han estudiado
y estudian actualmente el potencial de estas sustancias para el tratamiento de
diferentes trastornos psicológicos y emocionales, para la creatividad y la reso-
lución de problemas y para inducir experiencias místicas, entre otros usos. El
libro describe con detalle el momento en el que se encuentra esta investigación
en la actualidad, y apunta hacia el futuro de este floreciente y prometedor
campo de estudio. La rica y completa información contenida en el libro puede
resultar muy beneficiosa para el futuro de la investigación y la psicoterapia con
sustancias psicodélicas, al hacer accesible con un lenguaje ameno y sencillo
este conocimiento a un público amplio que desee informarse sobre este campo.

Stansilav Grof
Mill Valley, California, febrero de 2017

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