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D° SUCESORIO ANEXO Meza Barros, Fuente de la Obligaciones

LA CESIÓN DE DERECHOS
259. División de la materia.—La cesión de derechos lato sensu es el traspaso de un
derecho por acto entre vivos.
Trata el Título XXV del Libro IV, en sucesivos párrafos, de tres materias diferentes: 1)
de la cesión de créditos personales; 2) de la cesión del derecho de herencia, y 3) de la
cesión de derechos litigiosos.
De este modo, la denominación del título no es exacta; sugiere que se tratará, de un
modo general, de la cesión de toda clase de derechos.
En verdad, se ocupa de la cesión de ciertos créditos o derechos personales; no trata de
la cesión de los derechos reales sino sólo del de herencia, y de la cesión de derechos
litigiosos que, naturalmente, pueden ser reales o personales.

CESIÓN DEL DERECHO DE HERENCIA


275. Presupuesto necesario de la cesión.—La cesión de un derecho de herencia o
legado presupone necesariamente que se haya abierto la sucesión.
El derecho de suceder por causa de muerte a una persona viva no puede ser objeto de
un contrato, aunque intervenga el consentimiento de la misma persona (art. 1463).
Los pactos sobre sucesión futura adolecen de objeto ilícito y, por lo mismo, de nulidad
absoluta.
276. Maneras de efectuar la cesión.—La cesión puede hacerse de dos maneras: a)
especificando los bienes comprendidos en la cesión, y b) sin especificar los bienes de
que se compone la herencia o legado.
Las reglas del párrafo 2° del- titulo "De la cesión de derechos" son aplicables sólo
cuando falte la especificación de los efectos que integran la herencia o legado.
No se hace cuestión de los bienes que forman la herencia o legado; se transfiere el
derecho de suceder a titulo de heredero o legatario.
277. Efectos de la cesión.—Por efectos de la cesión, el cesionario adquiere todos los
derechos y contrae todas las responsabilidades del cedente.
El Código prevé algunas de las consecuencias que derivan de la calidad de heredero o
legatario de que el cesionario queda investido, desde el momento de la apertura de la
sucesión.
a) En primer lugar, el cedente debe al cesionario todos los elementos activos de la
sucesión: debe hacerle entrega de los bienes comprendidos en la herencia o
legado, deber tan obvio que el legislador no juzgó necesario señalarlo.
b) Debe el cedente al cesionario, igualmente, los frutos que haya percibido, los
créditos que haya cobrado, los precios recibidos por la enajenación de bienes
sucesorios, etc.
El art. 1910 dispone: "Si el heredero se hubiere aprovechado de los frutos o
percibido créditos o vendido efectos hereditarios, será obligado a reembolsar su
valor al cesionario".
c) Por su parte, el cesionario deberá reembolsar al cedente "los costos necesarios o
prudenciales que haya hecho el cedente en razón de la herencia" (art. 1910, inc.
2°).
d) El cesionario beneficia del derecho de acrecer. El art. 1910, inc. 3°, establece:
"Cediéndose una cuota hereditaria se entenderá cederse al mismo tiempo las
cuotas hereditarias que por el derecho de acrecer sobrevengan a ella, salvo que se
haya estipulado otra cosa".

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Las mismas reglas se aplican al legatario.


278. Responsabilidad del cedente.—La responsabilidad del cedente depende de que
la cesión se verifique a título gratuito u oneroso.
El cedente a título gratuito no contrae ninguna responsabilidad o, en otros términos,
no debe ninguna garantía al cesionario.
En cuanto a la cesión onerosa, el art. 1909 dispone: "El que ceda a titulo oneroso un
derecho de herencia o legado sin especificar los efectos de que se compone, no se
hace responsable sino de su calidad de heredero o de legatario".
No es responsable el cedente de la existencia de tales o cuales bienes, ni de que
formen parte de la herencia o legado, a menos que asi se haya estipulado; sólo
garantiza o asegura al cesionario que se encuentra realmente investido del derecho a
la herencia o legado.
279. Responsabilidad del cesionario ante terceros.— El cesionario se hace
responsable del pasivo de la herencia o legado, respecto del cedente.
Pero, ante terceros, el cedente continúa siendo responsable. Los acreedores pueden
siempre dirigirse contra el cedente y hacer abstracción de la cesión.
El cedente queda siempre directamente obligado; pero tendrá derecho a que el
cesionario le reembolse lo pagado.
Por cierto que los acreedores podrán igualmente accionar contra el cesionario. Al
perseguir al cesionario, los acreedores le aceptarían ciertamente como deudor y se
estaría en presencia de una delegación perfecta o novatoria.
280. Cómo se efectúa la tradición del derecho de herencia.—Importa examinar
cómo se efectúa la tradición del derecho de herencia.
La cuestión se ha debatido latamente en un aspecto particular del problema: “la
tradición del derecho de herencia, cuando la integran bienes inmuebles, requiere de la
inscripción en el Registro Conservatorio de Bienes Raíces”
La jurisprudencia se ha inclinado por la negativa. La tradición no requeriría de la
inscripción porque la ley no lo ha establecido expresamente y porque la herencia es
una universalidad jurídica, independiente de las cosas que la componen.
Con estas premisas se concluye que la tradición se verifica por cualquier medio que
importe ejercicio del derecho de dominio por el cesionario, como la provocación del
juicio de partición o la intervención en él, la petición de la posesión efectiva, etc.
La verdad es que esta doctrina merece severísimas críticas.
a) Las cosas corporales se dividen en muebles e inmuebles (art. 566) e igual
clasificación es aplicable a las cosas incorporales o derechos (art. 580).
La herencia ha de ser mueble o inmueble; sustraerla de esta clasificación para
calificarla de una universalidad jurídica, es metafísica.
b) La ley, en efecto, no ha señalado una forma especial de tradición de la herencia. Es
ésta una razón para concluir que la tradición se efectúa de acuerdo con la
naturaleza de los bienes que la integran, o sea, la tradición de los inmuebles se
verificará por la correspondiente inscripción, la de los créditos hereditarios por la
entrega del título, etc.
c) La doctrina generalmente aceptada importa negar la necesidad de una tradición
para adquirir la herencia. En nada se parece a una tradición la petición de la-
posesión efectiva o el ejercicio de la acción de partición.
d) La falta de inscripción conservatoria crea una solución de continuidad en el Registro
de Propiedades notoriamente contraria al propósito del legislador, reiteradamente
manifestado en las disposiciones del Código y especialmente en el Mensaje.

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La inscripción conservatoria persigue como finalidad última "poner a vista de todos


el estado de las fortunas que consisten en posesiones territoriales", mostrarla como
en un cuadro que represente "instantáneamente sus mutaciones, cargas y
divisiones sucesivas".
e) En fin, la sustracción de los inmuebles al régimen a que normalmente está
sometida su enajenación, a pretexto de formar parte de una herencia, conduce a
dejar sin aplicación diversas medidas que adopta la ley para proteger a los
incapaces.
Para enajenar bienes raíces de la mujer, el marido debe ceñirse a las rígidas normas
del art. 1754; podría disponer, sin tales limitaciones, de valiosos inmuebles
hereditarios de la mujer que, por encontrarse formando parte integrante de la
herencia, perderían milagrosamente su calidad de tales.

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