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La Cenicienta

Cuento de los hermanos Grimm -- Re-escrito por Catalina Cardozo Colmenares


Edad: 5 años

Había una vez un hombre rico con su mujer, y cuando la mujer tuvo una hija se
volvió a embarazar, y no pudo con esa bebé así que se murió. La niña se
llamaba Nara. Siempre rezaba las partes que le había enseñado su mamá. Un
día en invierno, la nieve tapó suavemente la tumba de su madre, salió el sol,
derritió la nieve y el hombre rico se volvió a casar. ¡Esa mujer era tan guapa y
sus hijas también, pero qué corazones tan negros y feos que tenían!. Cuando
entraron a la sala, la mamá dijo: ¿esta niña va a comer con nosotras?, no que se
haga allá, que si quiere comer que trabaje; y entonces las hermanastras tiraban
cenizas al fuego hacían que prendiera el fuego, tiraban ceniza para que la
recogiera y también cuando era de noche no la dejaban dormir en su misma
cama, si no que la obligaban a dormirse en esa ceniza, y como la ceniza
manchaba, ella se ensuciaba.

Catalina: “¿Por qué la mamá se murió?”.


Psic. Sandra: ¿Por qué tú crees?
Catalina: “porque ella ya había tenido un hijo, y no resistió otro”.
¿Qué son zuecos de madera?
Psic. Sandra: “Son zapatos hechos en madera”.
Catalina: “pero eso le debe doler”.
“a mí me parece mal que se burlaron de ella, está mal
burlarse de las demás personas”.
“¿ella como se llamaba antes?”
Psic. Sandra: “¿qué nombre tú crees?”
Catalina: “Nara”.
Después de ese día, el padre le dijo a las hijas qué querían de regalos, la primera
dijo: quiero unos vestidos lindos, la otra dijo: quiero unas perlas pero que sean
brillantes, y la menor dijo solo quiero una rama de avellano que se tope con tu
sombrero, y entonces el papá les compró los regalos y al llegar a la casa se topó
con una rama de avellano y se la dio a la hija, y después la hija fue corriendo a
plantarla y como ella lloraba cada día regaba el arbolito como si fuera agua, y el
arbolito crecía poco a poco. Un día un pajarito blanco se paró en el árbol y cada
cosa que la niña le pedía él salía a buscarla y la traía en su pico y se la daba.

Psic. Sandra: “¿Qué piensas de esta parte de la historia?


Catalina: “Está bien, pero no me gustó que el papá se hubiera casado con otra mujer.

Un día, iban a hacer una fiesta en el palacio real y al escuchar esto en la casa de
Cenicienta, las dos hermanastras caprichosas escucharon la noticia, en las
noticias decían hay una fiesta en el palacio del rey.
Cenicienta les dijo a las hermanastras péinanos, Cenicienta límpianos los
zapatos, plancha nuestros vestidos. Cenicienta lo hizo y dijo a la madrastra:
“quiero ir a la fiesta”, y la madrastra se rió y le dijo: “no tienes vestidos y no
sabes bailar”. La madrastra tiró fríjoles a la ceniza y le dijo: pon los fríjoles en
la olla antes de dos horas; si antes de dos horas no los has recogido, no podrás ir
al baile; entonces Cenicienta, fue al patio y empezó a llamar a sus amigos:
amiga tórtola, pajaritos, palomas blancas vengan, ayúdenme; entonces vinieron
los pájaros y le ayudaron y terminó en una hora y le dijo a la madrastra que si ya
podía ir al baile, y se rió en carcajadas y dijo: “te voy a regar estos otros fríjoles
y te los voy a esconder, si no los encuentras antes de dos horas, no podrás ir al
baile; entonces Cenicienta otra vez fue al patio y llamó a sus amigos: tórtola,
pajaritos, palomas blancas vengan, y entonces vinieron todos en picada a
ayudarla y terminó en una hora, y la madrastra se rió y dijo: que pena ir contigo,
se van a burlar de ti, no sabes bailar, y la joven se puso a llorar.

Psic. Sandra: ¿Qué piensas de esta parte?


Catalina:“En esta parte no me gustó que la madrastra hubiera reído cuando ella le había
prometido algo, porque me parece muy malo que la madrastra le hubiera dicho algo a Cenicienta y
que no se lo cumpliera”.
Entonces la mamá que era simplemente la madrastra se fue con el padre de
Cenicienta y sus hermanastras a la fiesta. Cenicienta fue al árbol que plantó y
dijo: muévete arbolito, muévete tesoro, riega sobre mí, tu plata y tu oro, y el
pajarito blanco que había hecho su nido, le trajo un vestido hermoso, se lo puso
y se fue para la fiesta, y entonces el príncipe se quedó admirándole su belleza y
solo quería bailar con ella, bailaron muchas horas y entonces ella quería irse ya
para su casa y el príncipe quería acompañarla para saber donde vivía tal
muchacha tan hermosa, y se fue a esconder a un palomar y el papá le dijo al
hijo: hijo me parece que se ha escondido en el palomar, y entonces el príncipe
fue a ver, y no estaba la muchacha. Entonces la muchacha había saltado del lado
trasero del palomar y fue a su casa, y cuando regresaron su madrastra y
hermanastras la vieron en la cocina dormida, y ella había desvestídose y el
pajarito había recogido su vestido. A la mañana siguiente, fue otra vez al
arbolito a decirle: muévete arbolito, muévete tesoro, echa sobre mí tu plata y tu
oro, y el pajarito soltó un vestido más hermoso todavía, y Cenicienta fue al baile
de nuevo. El príncipe quiso bailar otra vez con ella, y no quiso bailar con nadie
más sino que con ella, y cuando alguna le decía si quería bailar con él, el
príncipe les decía, no, esta es mi pareja. Y a la otra mañana siguiente que fue el
tercer día, fue a la tumba de su madre y en la tumba había plantado el árbol y
empezó a cantar: muévete arbolito, muévete tesoro, echa sobre mí tu plata y tu
oro, y la palomita blanca le soltó un vestido mucho, mucho más bello, y cuando
fue a la fiesta todos se quedaron admirándola diciendo: no hay cosa como tal,
más hermosa, y otra vez el príncipe la sacó a bailar y si las otras se le acercaban,
él les decía, no, ésta es mi pareja, y cuando ya era hora de irse, otra vez, ella ya
se quería ir, y el príncipe quería acompañarla y ésta vez, en vez de esconderse
en el palomar, corrió a un árbol de peras y se escondió en sus ramas, y el
príncipe dijo: parece que se ha escondido aquí en el peral, entonces el rey dijo
que trajeran hachas y quitaron las ramas y no había nadie, entonces Cenicienta
se había ido para su casa. Cuando Cenicienta se había ido, el príncipe había
ordenado que pusieran pegante y el zapatito se había quedado en la escalera, y
el príncipe le dijo al rey: padre a la que le quede esta zapatilla de cristal será mi
esposa y mi amor verdadero.

Catalina:“ Me pareció bueno que el príncipe bailara siempre con Cenicienta, porque al fin
encontró al amor de su vida, y además las hermanastras la maltrataban, y eso estaba mal”.
Pasaron por casa, por casa y por casa, pero no le cupo el zapatito a
ninguna, y entonces cuando le pasaron el zapatito de oro a la hermana
mayor, se fue a su habitación y se lo probó, pero el dedo gordo no le
cupo en el zapato, y la mamá le dijo, ve y coje el cuchillo, y dijo:
córtate el dedo, y entonces se cortó el dedo se pusó el zapatito y se
aguantó el dolor y se fue con el príncipe en el caballo, y cuando
pasaron por allí, dos palomitas blancas empezaron a cantar:
“rucurrucuraco tienes sangre en el zapato, príncipe qué pasa?, tu novia
ha quedado en casa, entonces el príncipe revisó el zapatito de oro y
vio que sí salía sangre, entonces la devolvió pa la casa. Entonces se
probó la otra hermanastra, y no le cupo el talón, así que vino su mamá
y le dijo: coje el cuchillo y córtate el talón, y se cortó un pedacito de
talón, “un poquito que no sea mucho porque uy eso duele caramba”.
Bueno sigamos con la historia pues, y entonces se puso el zapatito, se
aguantó el dolor y se fue adonde el príncipe, el príncipe la cargó en el
caballo y se fueron y allí cuando pasaron por el lado de las mismas
palomitas blancas, empezaron a cantar: “rucurucuraco, tiene sangre en
el zapato, príncipe qué pasa tu novia ha quedado en casa”, entonces el
príncipe revisó el zapato y vio que le caía sangre, y la devolvió a su
casa; entonces el príncipe le dijo a la madrastra, es la mamá de
Cenicienta claro. Aquí no hay más chicas que se prueben el zapato?,
solo hay una, pero está muy sucia, dijo: no importa, y la quería ver,
entonces la madrastra dijo que no, la madrastra estaba enojada con el
príncipe, y entonces lo dejó, al verla le probó el zapato y la reconoció.
Ahora dijo: esta es mi verdadera novia, y entonces cuando pasó al
lado de las palomas dijo: rucurrucurato, ya no tiene sangre en el
zapato, hijo del rey la tercera es tu verdadera novia”. Y entonces la
llevó al castillo y las dos palomitas se pararon en los dos hombros, en
el hombro derecho y en el hombro izquierdo, y llegaron las
hermanastras riendo como si no pasara nada, miraban a Cenicienta y
la vigilaban, y entonces las palomitas le ponían el ojo derecho a las
dos y cuando se acercaban le ponían el ojo izquierdo, y claro las
palomitas las tenían que castigar por la maldad que habían hecho, y
vivieron juntos para siempre, y nos vemos en el otro cuento…
FIN

PICHONCITO

Cuento de los hermanos Grimm -- Re-escrito por Samuel Quiñones Dominguez


Edad: 8 años

Había una vez…


Un cazador que fue al bosque a cazar animales, oyó un llanto de un niño y siguió su voz. Lo
encontró en un árbol muy grande en una de las rama; subió y después lo rescató; y pensó: ¡lo
llevaré a mi casa y lo criaré con mi hija Lenita!, y al que rescataron lo llamaron Pichoncito, y
Pichoncito y Lenita se querían mucho y si los separaban se ponían muy tristes.
El guardabosques tenía una vieja cocinera. Una tarde la cocinera estaba sacando mucha agua,
y Lenita le preguntó: ¿por qué sacas tanta agua del pozo?.
- Si no le cuentas a nadie te lo diré.
- Sí, no le diré a nadie.
- Mañana muy temprano cuando el guardabosques salga a cazar voy a poner a hervir esta
agua y cuando hierva voy a echar a Pichoncito.

Un día como siempre, el guardabosques salía a cazar, Lenita le dijo a Pichoncito, si yo no te


dejaré, tú no me dejarás, pichoncito le respondió: yo no te dejaré nunca en la vida, y tengo
que decirte esto: mañana cuando mi padre salga a cazar, la cocinera vieja va a poner el agua a
hervir y te va a echar a esa agua, y Lenita dijo que tenían que levantarse y marcharse de su
casa.

Los niños se vistieron de prisa, y se marcharon de la casa; y cuando el agua ya empezaba a


hervir, la cocinera fue al cuarto de los niños para echar a pichoncito a la olla con agua
hervida, y cuando no los vio dentro del cuarto de ellos, se puso furiosa y muy triste y pensó:
¡qué le voy a decir al guardabosques cuando vuelva!, y ella de prisa salió a buscarlos.

La cocinera llamó a tres criados y les dijo que fueran al bosque y los buscara, y cuando
estaban llegando al bosque, Lenita le dijo a Pichoncito: si tú no me dejarás, yo no te dejaré
nunca, y Pichoncito le respondió: yo no te dejaré nunca en la vida. Lenita le dijo: entonces
conviértete en un rosal y yo seré tu rosa. Cuando los criados llegaron, buscaron por todas
partes y lo único que encontraron fue un rosal y una rosa, y dijeron: devolvamonos que aquí
no hay nada, y se devolvieron y solo dijeron que solo había un simple rosal y una simple rosa,
y la cocinera les dijo: ¡sois tontos!, ¿por qué no dañaron el rosal y cortaron la rosa?.

Lenita le dijo a Pichoncito: si tú no me dejarás, yo no te dejaré nunca, y Pichoncito le


respondió: yo no te dejaré nunca en la vida. Lenita le dijo: entonces conviértete en capilla y
yo seré tu lámpara; entonces cuando llegaron los criados y buscaron por todos lados lo único
que vieron fue una capilla con una lámpara, entonces dijeron: ¡volvamos a casa aquí no hay
nada!. Cuando llegaron a la casa los criados le dijeron a la cocinera: solo vimos una simple
capilla y una lámpara; entonces la cocinera les dijo: ¡sois estúpidos! ¿por qué no destruyeron
la capilla y me trajeron la lámpara?. Entonces como la cocinera no confiaba en ellos, fue con
ellos al bosque.

Cuando los niños los vieron llegar, Lenita le dijo a Pichoncito: si tú no me dejarás, yo no te
dejaré nunca, y Pichoncito le respondió: yo no te dejaré nunca en la vida. Lenita le dijo:
entonces conviértete en un charco y yo seré un pato para nadar en ti, y la cocinera se tiró al
suelo y se empezó a beber el agua del charco y el pato fue y le picó de una vez la cabeza
hasta que se hundió, Los niño se fueron a su casa y si no se han muerto, vivirán todo su resto
de vida.

FIN

EL REY RANA
Cuento de los hermanos Grimm -- Re-escrito por Jacobo Isse Rengifo

Había una vez un hermoso reino en donde vivían unas hijas, la menor era tan hermosa que
hasta los rayos de luz la hacían más hermosa. Luego un día la princesita fue al bosque y allí
jugó con su pelota de oro, y cuando se aburría se sentaba al lado del pozo y jugaba con su
pelota de oro. Un día fue al pozo y luego la pelota se le cayó al pozo cuando la tiró hacia
arriba, luego la persiguió y la persiguió, pero cada vez se iba más profundo que no había
modo de ver el fondo. Ella pensó que la pelota nunca más la iba a encontrar ni ver.
Cuando se le cayó la pelota de oro se puso a llorar muy fuerte que no pudo calmarse, tan
fuerte, tan fuerte como un grito de un volcán cuando erupciona.
Cuando vio la rana se calmó un poquito pero cuando la vio pensó que era fea, y luego
empezó a llorar, la rana le dijo a la princesa ¿por qué lloras?, porque mi pelota de oro se cayó
en la fuente. Cuando vio la rana le dijo que mi pelota de oro se cayó en la fuente, y la rana le
dijo no llores, yo lo arreglaré si me das algo: si, si respondió la princesa, te daré mis piedras
preciosas y mi pelota de oro.

Psic. Sandra: ¿Qué te llama la atención?.


Jacobo: Me llama la atención cuando la rana le dice a la princesa que no llore, que ella lo
arreglará todo, porque esa parte es muy linda.

La rana saltó al pozo, y luego rescató la pelota de oro a la princesa, y ya cuando la rescató la
pelota de oro, le hizo una pregunta a la princesa: ¿comer en tu plato de oro, dormir en tu
cama, comer a tu lado mientras yo también como, y dormir contigo?.
La princesa dijo oh sí, te daré todo lo que quieras, y la rana contestó, bueno que así sea, y la
rana fue a rescatar la pelota, y la princesa dijo: ¡como una rana debería parecerse a un
humano, para ser amiga de una rana!.

La rana se zambulló, cuando se cayó al agua, luego salió en un ratico cuando cogió la pelota
de oro, y se la dio a la princesa, y la princesa echó a correr.

Jacobo: “Me pareció muy linda la historia que yo he ehcho pero todavía hace falta mucho,
porque es una historia para los niños, para las familias, así que les pido que gracias por leer
mis historias de Danzar Cali”.

La princesita fue corriendo a su palacio, y luego fue a comer con todos sus invitados y luego
también estaba el rey, y cuando el rey sacó su mano, estaba la rana ahí. Luego cuando la
princesita terminó de comer, se fue a su cuarto y cerró la puerta con cuidado de que la rana no
la escuchara.

El rey le dijo a la princesa, ábrele a la rana, que las promesas se cumplen.


La princesita le abrió la puerta a la rana, y luego la rana entró a saltitos así: (muestra con los
dedos), y luego la rana le dijo que la sentara a la silla y la princesa no quería, pero el rey le
dijo que sentara la rana a su lado, y la rana comía con mucho apetito y la princesita no.

Cuando la rana ya estaba satisfecha, le dijo a la princesita que fueran a la cama a descansar;
pero la princesa no quería, le daba mucho asco estar cerca de la rana que era fría y fea;
entonces su papá el rey le dijo que llevara a la rana a su cuarto, que uno debía ser bueno con
aquellas personas que le ayudaban. Entonces la princesa se fue a su cuarto y levantó a la rana
y la lanzó contra la pared; en ese instante la rana dejó de ser ese anfibio para convertirse en
un apuesto príncipe. En ese momento la princesa lo observó y se acercó a él, y este le contó
que una bruja lo había hechizado y desde entonces tenía que vivir en el agua. La princesita y
el príncipe pidieron permiso al rey para casarse, y él se los concedió y entonces se fueron a
casarse en una carroza tirada por seis caballos con plumas blancas y la carroza de oro.

Cuando iban en la carroza, esta era conducida por un criado del rey que se llamaba Enrique el
Fiel, él había estado muy triste porque había estado convertido en rana; iban en camino
cuando de pronto se escuchó un ruido, entonces el rey preguntó que qué era ese ruido, y
entonces Enrique le respondió que él cuando la hechicera lo había transformado en rana, él
había quedado muy triste y se había puesto tres aros de hierro en su corazón para que no se le
estallara de tristeza; entonces lo que se escuchaba era un aro que se le había salido de su
corazón; luego yendo de camino, se escuchó otro ruido y era un segundo aro, y luego otro
más que era el tercer aro, y es que ya Enrique no necesitaba tener los aros porque se sentía
muy feliz que su rey ya no fuera rana.

Jacobo: Me gustó fue cuando la rana se convirtió en príncipe, y lo que no me gustó fue
cuando se comportó mal con la rana, se comportó como una idiota, es como si fuera una
asesina.

FIN

El sastrecillo valiente
Cuento de los hermanos Grimm -- Re-escrito por Simón Giraldo
I PARTE

Una mañana estaba un sastrecillo en su taller y tejía con mucho entusiasmo; cuando
escuchó a una aldeana gritando vender su mercancía: !mermelada compre su mermelada!;
el sastrecillo asomó su cabeza por la ventana para comprar a la aldeana su mermelada. El
sastrecillo examinó los botes de mermelada y le pidió 4 onzas. El sastrecillo se puso feliz y
agradeció por la mermelada que había comprado. Sacó una rebanada de pan y la untó con
mermelada; pero entonces dijo: antes de deleitarme con este manjar voy a acabar el
trabajo. El sastrecillo corrió al taller y acabó sus puntadas muy rápido y muy bien hecho,
mientras tanto la mermelada desprendía un gran aroma que atrajo a las moscas: ¿Quien los
invitó?, !fuera de mi casa!, exclamó el sastrecillo; pero las moscas no se iban por más que
las espantaba. Les voy a enseñar buenos modales dijo el sastrecillo: cogió un pañuelo y saz
le dio a la mesa; cuando levantó el pañuelo, vio que le había dado a siete moscas. !Qué
valiente eres, se dijo a sí mismo!. Esto lo tiene que saber todo el pueblo, y volvió a su taller,
se hizo un cinturón y talló en grandes letras una frase que decía: siete de un golpe.
Después se dio cuenta que su taller era demasiado pequeño para su valentía, entonces
emprendió viaje para buscar un lugar más grande para él, pero cuando se puso a empacar
solo se encontró un queso medio viejo, entonces lo cogió y lo puso en su bolsa. Al salir se
encontró a un pajarito que se había atorado y también se lo metió en el bolso, y él como era
ágil y ligero nunca se cansó caminando.

Simón: “Me llama la atención cuando el sastrecillo se hace el cinturón, porque me parece
que como piensa él, pues no es una gran cosa lo que hizo, pero el sastrecillo le dá una gran
importancia”.

II PARTE

El sastrecillo ya llevaba largo camino cuando pasó por una montaña, y cuando llegó a la
cima se encontró a un temible gigante. El sastrecillo le dijo al gigante ¿cómo vas
compañero, disfrutando de la vista?, ¡vete de aquí saltamontes déjame en paz!, le respondió
el gigante, el sastrecillo le mostró el cinturón al gigante y le dijo: amigo, ¿ya sabes qué tipo
de hombre soy?. el gigante leyó: “siete de un golpe” y le tuvo cierto tipo de respeto;
entonces el gigante empuñó una roca y la destrozó con una sola mano, ¡haber si puede
hacer eso renacuajo le respondí al sastrecillo!, el sastrecillo sacó su queso de la bolsa y lo
estrujó haciendo que le saliera el jugo, entonces el sastrecillo le respondió muy
impresionado, ¡pero yo lo pude hacer mejor!, entonces el gigante cogió otra roca que la tiró
al cielo con tanta fuerza que apenas se podía ver. ¡Ahora hazlo tú!, tan fuerte que te crees,
le dijo el gigante. Muy bien, dijo el sastrecillo; pero la roca volvió al suelo. Entonces, cogió el
pájaro de la bolsa y lo lanzó al aire. El pajarito viendo que era libre se puso muy feliz y voló
por encima de las nubes sin ser visto de nuevo. El gigante se asombró y le dijo: eres muy
bueno con las rocas, pero vamos a ver si puedes levantar una carga pesada. El gigante
llevó al sastrecillo hacia un roble y le dijo: ¡a ver si puedes cargar esto!, el sastrecillo le dijo
entonces tú cógelo del tronco y ponlo en tu hombro, y yo llevaré la parte de las ramas que
es lo más pesado; el sastrecillo se subió encima de las ramas donde el gigante no lo podía
ver, el sastrecillo estaba muy entusiasta de la situación, silbando una canción. Después
pasaron unos tres caballeros que los vieron cargar el tronco y los siguieron; no pasó largo
rato cuando el gigante no pudo más, y le dijo al sastrecillo: ¡cuidado que lo voy a soltar!, el
sastrecillo hábilmente saltó de las ramas, y el gigante dejó caer el tronco al suelo, que
provocó un sonido ensordecedor. Después, el gigante llevó al sastrecillo a otro árbol de
cerezas, y agarró una rama y la bajó al piso , y le dijo al sastrecillo ¡como eres tan fuerte
sostén esta rama!, cuando el sastrecillo cogió la rama el gigante la soltó y la rama se
sacudió volviendo a su posición original llevándose al sastrecillo con ésta. ¿Por qué la
soltaste, te falta fuerza?, dijo el gigante, fuerza me sobra, dijo el sastrecillo, lo que pasa es
que los tres caballeros disparan hacia los matorrales a ver ¿salta tú si puedes?,. El gigante
intentó saltar, pero después de unos intentos fallidos se rindió, haciendo una vez más al
sastrecillo victorioso. Si eres tan valiente, ven a nuestra cueva y pasa la noche con
nosotros. El sastrecillo no se negó y viajaron a la cueva de los gigantes, ahí el sastrecillo vio
a todos los gigantes reunidos junto al fuego con un carnero en la mano, comiéndolo. El
gigante invito al huésped a acostarse y dormir, pero como el lecho era demasiado grande, el
sastrecillo se acurrucó en una esquina. Después de un tiempo, el gigante pensando que su
huésped estaba profundamente dormido, cogió una barra de metal y la azotó al centro de la
cama, después el gigante se acostó tranquilo pensando que había aplastado al renacuajo.
Al siguiente día los gigantes que se habían olvidado del sastrecillo, se levantaron para irse
al bosque cuando vieron al sastrecillo con una cara de satisfacción asustados pensando
que los iba a matar a todos , se perdieron en el bosque por caminos diferentes.

III PARTE

Después de que los gigantes salieron corriendo, el sastrecillo emprendió viaje. Después de
un largo rato de camino, el sastrecillo se encontró con un reino, y como estaba muy
agotado, se sentó a dormir en el pasto. Mientras el sastrecillo dormía, unos habitantes del
reino lo encontraron ahí y lo examinaron muy detalladamente cuando notaron la inscripción:
“siete de un golpe”; los habitantes se asombraron al ver la temible escritura, y se fueron
corriendo al palacio real para advertir al rey. Los habitantes, sugirieron al rey que contratara
al hombre, ya que sería muy útil en las guerras, ya que puede derribar a siete de un golpe.
El rey, le pareció buena idea, y mandó a uno de sus servidores a hacerle compañía al
sastrecillo para que no se escapara, y le diera la noticia cuando despertara. Unas horas
más tarde, el sastrecillo se despertó y el servidor del rey le informó sobre la situación.
Cuando el sastrecillo se presentó ante el rey, todos estaban muy impresionados cuando
leyeron su cinturón, pero los guardas del reino le miraban con mala cara porque sabían que
no tenían oportunidad para combatir junto a él, y si lo llegaban a enojar no tendrían
oportunidad, ya que a cada espadazo que daba, mataba a siete. Los guardias le dijeron al
rey, no tenemos ningún chance contra tan valiente guerrero, y les pidió que les diera unas
vacaciones. El rey, se aprovechó del sastrecillo y le informó sobre unos dos gigantes que
habitaban en el bosque y eran muy peligrosos para el reino por todos los desastres que
causaban, y le pidió que fuera y los exterminara y si cumplía la tarea, le recompensaría la
mitad del reino y la mano de su hija. El rey lo despachó con cien soldados para que lo
acompañaran, el rey muy confiado, sabía que no podría cumplir la tarea, y así se desharía
de él fácilmente. El sastrecillo, llegó a la residencia de los gigantes con sus cien tropas
siguiéndolo, el sastrecillo les dijo: “quédense aquí, que nos los necesito para vencer a los
dos gigantes”, “que yo, pudiendo derribar a siete de un golpe, con dos es pan comido”, y los
dejó ahí a que esperaran. El sastrecillo entró a las profundidades del bosque y encontró a
los dos gigantes echados bajo un árbol durmiendo y roncaban tan fuerte que hacían mover
los árboles cercanos. El sastrecillo se llenó de piedras los bolsillos y trepó hasta la cima del
árbol, y cuando estaba en la cima, empezó a lanzarle piedras al gigante rojo, el gigante
tardó un buen tiempo en enterarse, pero después se levantó y le dijo al gigante verde: !oye!,
por qué me estás pegando?, yo ni siquiera te estoy tocando le dice el otro, y después se
vuelven a dormir. Cuando están profundamente dormidos, el sastrecillo empieza a tirarle
rocas al gigante verde, el gigante verde se levanta y exclama ¡oye!, por qué me tiras
piedras, qué pasa?, yo no te he hecho nada, y empiezan a discutir un rato, pero como están
tan cansados, los dos vuelven a dormir. El sastrecillo le lanzó la piedra más pesada que
tenía al gigante rojo, y cuando la piedra impactó contra el gigante, se levantó de un tirón y
gritó ¡ya fue suficiente!, y arranca un árbol de la tierra y lo azota contra el gigante verde, el
gigante verde no se queda atrás, arranca el árbol y lo lanzó contra su compañero. La pelea
tardó mucho tiempo con el resultado de muchos árboles arrancados y la muerte de ambos.
El sastrecillo al fin bajó del árbol y clavó su espada varias veces en los dos gigantes, y salió
del bosque para contarle todo a los caballeros. Los caballeros le preguntaron si los venció, y
se asustaron tanto que arrancaron árboles de la tierra para defenderse, pero no pudieron
conmigo, dijo el sastrecillo. Los caballeros no le creían, así que fueron al bosque a ver, y ahí
estaban los dos gigantes tirados en el piso con la espada clavada en el pecho, y alrededor
de ellos habían muchos árboles arrancados de la tierra. Los caballeros asombrados fueron
corriendo junto al gigante a avisarle al rey, pero el rey haciéndose como el que no había
prometido nada probó al sastrecillo una vez más.

Simón: “Me parece interesante como el sastrecillo se las ingenia para armar esas trampas
que hacen el trabajo por él; y me parece muy inteligente”.

IV PARTE

Antes de que te dé a mi hija y la mitad de mi reino, deberás cazar un unicornio que causa
muchos daños; el unicornio me asusta menos que los dos gigantes dijo el sastrecillo, ¿siete
de un golpe?, esto será pan comido. Cuando llegó a la jungla, dejó a sus compañeros a
esperar una vez más. Se adentró en la jungla y poco tiempo después encontró al unicornio
furioso. El unicornio empezó a correr hacia él, y el sastrecillo se ubicó delante de un árbol y
cuando estaba a punto de ser atravesado por su cuerno, el sastrecillo saltó a otro árbol. El
unicornio, como había corrido con todas sus fuerzas hacia él golpeó el árbol tan fuerte, que
no pudo sacar el cuerno del tronco y se quedó atrapado. Después de eso el sastrecillo se
acercó al prisionero y ató al unicornio por el cuello, y de un hachazo liberó su cuerno del
tronco. El sastrecillo se presentó ante el rey, pero como éste no quería darle la mano de su
hija ni la mitad del reino, le dio un último reto. El rey le contó al sastrecillo que había un
jabalí en el bosque que hacía muchísimos daños, y tenía que detenerlo. El sastrecillo se
adentró en el bosque una vez más dejando sus soldados de lado, y no pasó mucho tiempo
para encontrar al jabalí. La feroz bestia corrió hacia él para derrotarlo, pero el ágil sastrecillo
corrió hacia una capilla cercana y se resguardó en ella, y cuando el jabalí lo siguió a la
capilla, el sastrecillo saltó por la ventana y cerró la puerta desde afuera. El jabalí quedó
atrapado en la estructura, ya que era muy torpe para saltar por la ventana. Luego, el
sastrecillo llamó a sus caballeros para que vieran a la bestia encerrada. El sastrecillo se
volvió a presentar ante el rey, y el rey ya no inventó más excusas y le dio la mitad del reino
y la mano de su hija. El sastrecillo se convirtió en el rey.
Simón: “Me parece importante, que el sastrecillo haya superado los retos que le puso el rey, y él
mismo se convirtió en el nuevo rey. Él superó esos ratos porque usó su ingenio a su favor.

V PARTE

Ya pasado un largo tiempo la esposa del sastrecillo lo escuchó hablar mientras dormía
¡acabame esa camisa y coseme los pantalones si no quieres que te dé una paliza!. La
esposa dedujo que su esposo no era más que un humilde sastre y vino a quejarse ante su
papá, y su papá le dijo: ¡no te preocupes, deja la puerta del dormitorio abierta cuando se
duerma y mis criados lo atarán y lo dejarán en un barco que se irá muy lejos de aquí!. La
reina se quedó calmada, pero uno de sus criados que había escuchado todo y era fiel a su
rey, se fue corriendo a contarle al sastrecillo, entonces les mostraremos quien manda, dijo
el rey. Cuando se puso de noche, el sastrecillo se acostó como lo hacía todos los días y
cuando la reina lo creyó dormido, abrió la puerta del dormitorio y se acostó de vuelta. El
sastrecillo que estaba fingiendo dormir, decía: ¡acabame la camisa y coseme los
pantalones, he matado siete de un golpe, dos gigantes, he cazado un unicornio y un jabalí,
piensan que me van a intimidar los que están detrás de esta puerta!. Cuando los criados
escucharon las palabras del sastrecillo, salieron corriendo más asustados que si los
estuviera persiguiendo un ejército entero, y nunca volvieron a molestar al sastrecillo, que
vivió feliz hasta el fin de sus días.

Simón: “La historia me pareció muy interesante, porque la pequeña hazaña, es decir, haber matado
siete moscas de un golpe, convirtió al sastrecillo en un rey”.

Barba Azul
Cuento de los hermanos Grimm -- Re-escrito por Helena Giraldo Sandoval
En lo profundo del bosque, en una casa vivía su padre con sus tres hijos y una muy bonita
hija. Un día, en el bosque pasó un carruaje de oro y con muchas esmeraldas, que era llevado
por diez caballos blancos con traje de oro, y con un rey que salió y le dijo al padre: ¡me
quiero casar con su hija!, el padre, rápidamente, dijo que sí porque así podrían estar en un
palacio relajados. El único problema era que su barba era azul y larga que asustaba a todas las
personas que pasaban. La hija al principio no quería estar con él, pero debido a que su padre y
sus tres hermanos insistían, ella dijo que sí; pero trajo a sus hermanos a un cuarto y cerró la
puerta antes que se fuera, y les dijo: escuchen hermanos, si grito tres veces, es que necesito su
ayuda, suelten todo lo que tenga y vayan a ayudarme, los hermanos le contestaron que sí, que
soltarían todo lo que tuvieran cuando escucharan el llamado, entonces, los hermanos, cada
uno le dio un abrazo a su hermanita. La princesa, se iba despidiendo de sus hermanos y su
padre cuando iba con el rey en el carruaje. Llegaron al palacio, y la reina no quería verle los
ojos al rey porque le daba mucho miedo aún, cuando ya se estaba adaptando empezó a ver las
maravillosa cosas del palacio, era como un paraíso, decía la princesa.

Psic. Sandra: ¿Qué piensas de esta parte de la historia?


Helena: ”Pienso que me gusta mucho esa parte, porque la princesa se adapta a la barba del rey. Claro que
pienso que también extraña a sus papás y a sus hermanos”.
Helena.

Habían caballos y una comida deliciosa, estaba muy feliz hasta que un día el rey le avisó y le
dijo: tengo que ir a un viaje muy importante, te quedarás aquí, ten, aquí están todas las llaves
de las habitaciones del palacio, puedes investigar todas las habitaciones, y podrás encontrar
muchos tesoros, pero nunca abras la puerta que está al fondo, que tiene esta pequeña llave, es
de oro, con unos puntitos de plata. El rey se fue, cuando ya estaba lejos, la princesa empezó a
abrir todas las habitaciones. Ya las tenía abiertas pero la única que le faltaba era la habitación
prohibida. Era tanta la curiosidad que un día se dirigió a la puerta del pasillo, estaba a punto
de meter la llave en la cerradura, pero se arrepintió y se fue corriendo a su dormitorio. Logró
superar la curiosidad por unos días, pero la curiosidad de repente apareció hasta que un día
dijo: lo voy a hacer, yo puedo, se fue corriendo a la puerta con mucho miedo, estaba
temblando, estaba a punto de meter la llave en la cerradura hasta que quitó la llave y se dijo
así misma, no se dará cuenta además, solo echaré un vistazo, ¿qué podría pasar?. Volvió a
poner la llave pequeña en la cerradura, y BUM, una ola de sangre venía, habían mujeres
muertas. La princesa se asustó tanto que cerró la puerta tan duro, que se cayó la llave de la
cerradura. La llave cayó en un charco gigante de sangre, la princesa rápidamente limpió todo,
la lavó con agua, jabón, intentó de todas las formas posibles y la mancha no quitaba, limpiaba
por un lado, y se ensuciaba por el otro, no había forma, era imposible, decía la princesa; hasta
que antes de dormir se le ocurrió una gran idea: la voy a meter en un puñado de paja para que
absorba la sangre, y así pasó, la dejó en un puñado de paja para que en toda la noche
absorbiera la sangre.

Helena: ”Pienso en esta parte de la historia, que la princesa ha hecho muy mal por no seguir las indicaciones del
rey, pero así es la vida, a veces la curiosidad te arrastra a saber cosas que no debes saber, ni escuchar”.

Al día siguiente, Barba azul llegó por sorpresa, y lo primero que hizo al llegar, fue buscar a la
princesa y preguntarle dónde estaban las llaves, y que se las diera de inmediato. La princesa
corrió a coger las llaves, se las dio y se dijo a sí misma: ¡Él no se dará cuenta!, así que le dio
las llaves a Barb a azul, una por una fue contando y le dijo a la princesa que donde estaba la
llave de la habitación prohibida, la princesa le dijo que la había perdido en el piso de arriba,
que mañana la podrían encontrar. El rey Barba Azul le dijo: no puedo esperar hasta mañana,
puede que la necesite hoy. La princesa le dijo la había perdido en la paja y que sería muy
difícil sacarla, el rey le dijo: ¡no la perdiste en la paja!, el rey suspiró y continuó, me has
desobedecido y has puesto la llave en la paja para quitarle la sangre, deberás pagar con tu
vida por esto. Cuando el sol se esconda, acabaré con tu vida. La princesa le suplicó hacer sus
últimas oraciones antes de morir. Barba Azul, aceptó, pero le dijo que lo hiciera rápido. La
princesa corrió a las escaleras de la torre más alta y gritó ¡hermanos ayúdenme por favor!,
Barba Azul, le dijo que ya se estaba poniendo el sol. La princesa le dijo: que solo la dejara un
poco. La princesa gritó de nuevo ¡hermanos, ayúdenme por favor!. Los hermanos estaban
muy ocupados en su trabajo; el hermano menor dijo: ¿esa es nuestra hermana?, vamos a
ayudarla. El rey le dijo por tercera vez: ya se puso el sol, baja ahora mismo. La princesa gritó
de nuevo: ¡mis queridos hermanos ayúdenme por favor!. Esta vez, si vio a sus hermanos
cabalgando, eran como pájaros volando en el cielo. El Rey Barba Azul, se molestó y dijo: te
voy a dar una cuarta oportunidad, o vienes para acá o y subo y te traigo, ¡ya está afilado mi
cuchillo!. La princesa le dijo a Barba Azul, solo déjame hacer una última oración por mis
hermanos, esta vez Barba Azul, no aguantó y subió. La princesa alcanzó a decir: ¡hermanos
queridos ayúdenme por favor, ayúdenme!, pero no pudo decir más porque Barba Azul cogió
su oreja y la llevó bajando. Cuando estaba a punto de enterrarle el cuchillo a su amoroso
corazón, los hermanos de un portazo derribaron la puerta y no dejaron que le enterrara el
cuchillo a su hermanita, y clavaron sus tres espadas en el corazón y lo encerraron en la
habitación prohibida con todas las mujeres que él había matado.

Psic. Sandra: ¿de este fragmento qué escena llama más tu atención?

Helena: “Me llama la atención en esta parte, que justo en el momento en que Barba Azul le iba a enterrar el
cuchillo a la princesa, los hermanos entraron a salvarla. Debe ser que sus hermanos la aman mucho. Por
ejemplo yo siento que sin mi hermano no puedo vivir, aunque nos peleamos, yo sé que él me ama también”.

Psic. Sandra: ¿Tú qué piensas de la diferencia de edades entre el rey y la princesa?.

Helena: “Yo creo que es algo raro que el rey de 40 años quisiera casarse con una joven de 20, eso la ley no lo
permite, bueno aunque es cuando son menores de edad. Creo que la princesa aceptó casarse con el rey por su
papá”.

La Rosa Y El Ave
Poema escrito por Salomé Santacruz Rueda

Un ave que vuela por el aire,


una rosa viéndola cansarse,
algo que sale por el mar,
y la rosa la ayuda a bajar.
Pequeña rosa, usted si es generosa,
nunca cambia y es una gran mariposa.
El ave vuela, vuela….
lo hace sin parar,
el ave canta, canta….
y lo hace sin hablar;
siempre y cuando la rosa ahí va a estar,
y ya sabemos que nunca va a cambiar.

Moraleja: Hay que saber que con Dios vamos a estar,


porque o si no, Él nunca nos va a ayudar…

La Cenicienta
Cuento de los hermanos Grimm -- Re-escrito por Lucía Bejarano Colmenares
Edad: 6 años

Había una vez, una mamá que llamó a su hijita y entonces le dijo: hijita voy al
cielo, y entonces la mamá cerró los ojos y se fue pal cielo. Entonces pasó
que el papá se casó con otra mujer, y la mujer tenía dos hijas muy guapas
pero los corazones muy negros, y entonces las hermanastras se ponía a
hacerle cosas, le decían; si va a comer tiene que trabajar, le tiraban los
fríjoles al fuego, y entonces cuando estaba muy cansada de noche no la
dejaban dormir en su cama y dormía en un saco de ceniza, y la obligaban y
la obligaban y le tocaba dormir allí.

Psic. Sandra: ¿Cómo se sintió la niña cuando su mamá s fue para el cielo?.
Lucía: “Cenicienta se sintió triste cuando su mamá se fue para el cielo, se sentía así porque
su mamá se había ido para siempre. Yo me sentí así, cuando mi abuelito se murió.

Psic. Sandra: ¿Qué piensas de que el papá se haya casado de nuevo?

Lucía: “Yo pienso que el papá hizo bien e hizo mal al casarse con otra mujer, porque él sí
debería tener otra mujer, pero no una mujer que tiene hijas malas”.

Entonces un día el papá les preguntó a las hijas qué regalo quieren porque
él se iba a ir a otra ciudad; la primera le dijo: ¡quiero vestidos muy bonitos!,
la segunda le dijo: !quiero perlas muy brillantes! y Cenicienta le dijo: ¡quiero
una rama de avellano!. Después se fue el papá y a la primera le compró
unos vestidos muy bonitos y a la segunda le compró unas perlas más
brillantes, y a la tercera le llevó la rama de avellano que le quedó atorada
en el sombrero y que la cortó. Entonces después se fue a la casa y a la
primera le dio el vestido, a la segunda le dio las perlas brillantes y a
Cenicienta le dio la rama de Avellano.

Psic. Sandra: ¿Qué piensas del regalo que pidió Cenicienta?.

Lucía: “Me parece bueno lo que Cenicienta pidió porque ella solo quería plantar la plantita
en la tumba de su mamá. Lo que pidieron las hermanastras me parece bueno porque ellas
querían eso y su papá se los dió, además su papá es bueno porque les dio regalos.

Psic. Sandra: ¿y tu papá cómo es?

Lucía: “Ya no estamos tristes, ya estamos mejor, porque yo me voy a seguir viendo con él.
Mi papá se parece al papá de Cenicienta en lo generoso. Lo que más me hizo sentir triste
fue que no estuviéramos juntos. Cuando el papá de Cenicienta se fue de viaje las niñas se
sintieron tristes”. Me parece bien la decisión que mi mamá tomó porque puedo seguir en mi
colegio y mal porque ya no voy a estar con mi papá”.

Entonces un día Cenicienta sembró la planta de Avellano en la tumba de su


madre, y cuando lloraba se hacía más grande. Cenicienta cada día que iba a
la tumba de su madre lloraba y se hacía debajo del árbol y cuando lloraba el
árbol se hacía muy grande, y entonces Cenicienta le ponía florecitas todos
los días a la tumba de su mamá.

Psic. Sandra: ¿Qué piensas de que Cenicienta llorara?.

Lucía: “Me parece bueno que Cenicienta llorara por su madre, porque uno tiene que soltar
sus lágrimas cuando tenga ganas, yo lloré en el carro el día que veníamos de Buga y mi
mamá también”.
Cuando la hija de la mamá plantó el avellito, cuando lloraba cada vez fue
creciendo y crecía cada vez más, y había un pajarito que todo lo que ella
decía que le dé se lo traía en el piquito.

Lucía: “hay muchos pájaros que viven en árboles, el pajarito era bueno”

Entonces dijeron las dos hermanastras, corre péiname, limpiame los


zapatos, abrochame porque voy al palacio del rey a la fiesta.

Psic. Sandra: ¿Qué piensas de lo que las hermanastras le pidieron a Cenicienta?.

Lucía: “Me parece mal que las hermanastras le pidieran a Cenicienta que les hiciera sus
cosas, ellas ya estaban grandes y podían hacer solas sus cosas, eso significa que no eran
dependientes”. “Yo me cepillos, me visto, como sola”.

Entonces como estaba muy triste y quería ir a la fiesta, le preguntó a la


mamá de las hermadastras, y entonces se echó a reir: ¡como es que vas a ir
con lo sucia que estas?, y seguía pidiendo permiso, y le dijo bueno voy a a
echar al piso las lentejas, y si eres capaz de recogerlas antes de dos horas
podrás ir.

Pisc. Sandra: ¿Qué piensas de esto?.

Lucía: “Me parece malo lo que hizo la madrastra porque ella no es su mamá. La madrastra
debió dejar ir a Cenicienta a la fiesta porque ella era buena.

Y entonces llamó: pajaritos, tortolitas, y entonces las malas las ponían a un lado y
las buenas al cucharero y después de una hora se fueron volando.

Psic. Sandra: ¿Tú qué piensas?.


Lucía: “bueno porque los pajaritos le ayudaron, y malo porque la madrastra le hizo eso”.
Entonces, terminó y le dijo: ya puedo ir? no te adelnates, no tienes vestido y
no sbes bailar y se echó a llorar.

Lucía: “la madrastra no quiere que ella vaya a la fiesta porque es mala”.

Entonces dijo: voy a poner muchas lentejas donde se queman las cosas, y
tienes que escoger una de las dos, y por adentro sentía que se iba a
demorar mucho, y entonces las malas a un lado y las otras al cucharereo, y
terminaron en una media hora, y ya.

Y entonces, dijo no, no tienes vestido y no sabes bailar, nos daría vergüenza
ir contigo, y se marchó la mujer con sus dos hijas. Entonces se fue a la
tumba de su madre, y se hizo debajo del arbolito, y dijo: muévete arbolito
muévete tesoro, echa tu plata y tu oro. el arbolito se sacudió y le dio su
plata y su oro.
Lucía: “El arbolito hizo eso porque era bueno”.

Cenicienta, le cayó un vestido de oro, se fue al baile, que ni siquiera las


hermadastras, ni la mamá de las hermadastras la reconocieron, y creían
que era de otras tierras esa princesa, y entonces el príncipe la sacó a
bailar, y les dijo a todas las que querían bailar con él: ¡lo siento, pero ésta es
mi pareja!.

Y entonces el príncipe le dijo, yo te acompañaré a tu casa, y ella se escapó y


se escondió en el palomar, y esperó a que el papá llegara, y entonces el
papá dijo: ¿será que es Cenicienta?, y entonces cortaron el palomar, y es
que la niña había saltado del palomar al cementerio.

Psic. Sandra: ¿Qué piensas tú?.

Lucía: “ El papá creía que era Cenicienta”.

Y entonces, cada dama que quería bailar con él, decía: ¡lo siento pero esta es mi
pareja!, llegó la noche y Cenicienta se tuvo que ir.

Y entonces se escapó la princesa y se escondió y entonces ahí se había bajado por


el arbolito, y se había quitado el vestido y la palomita se lo llevó y llegaron las
hermanastras y la encontraron en la cocina.

Y entonces llegó adonde su mamá y le dijo al arbolito: ¡muévete arbolito, muévete


tesoro echa sobre tu plata y tu oro!, y se fue a la fiesta y cuando llegó todos la
miraron porque se veía rebonita, y entonces el príncipe no quiso bailar más que
con ella, y entonces llegó la noche y ella ya se quería ir, y entonces el príncipe
quería acompañarla , entonces ella se fue corriendo, y al príncipe se le ocurrió una
idea, mandó a pintar las escaleras y el zapatito se le quedó pegado en las
escaleras, y al otro día el príncipe guardó el zapatito y se durmió y al otro día….

Psic. Sandra: ¿Por qué tú crees que Cenicienta no quería que el príncipe la acompañara?.

Lucía: “Porque no quería que las hermanastras supieran que era ella, por eso no quería que
el príncipe supiera dónde vivía”.

Psic. Sandra: ¿Qué piensas del papá de Cenicienta?.

Lucía: “El papá de Cenicienta es malo y bueno, es malo porque se casó con esa mujer y se
volvió malo y bueno al mismo tiempo.

Psic. Sandra: ¿Y tú papá cómo es?.


Lucía: “Mi papá es bueno como el príncipe, porque me ama”.

Y entonces la primera hija cogió el zapato y se lo puso y no le cabía el dedo gordo,


entonces la mamá le dijo córtate el dedo, cuando seas reina no tendrás que
caminar, y entonces se cortó y se aguantó el dolor y se fue con el príncipe, y
entonces cuando se montó en el caballo y unos pajaritos dijeron: rucururaco,
tienes sangre en el zapato, príncipe tu novia ha quedado en casa, entonces la
volvió a dejar, entonces la otra hermanastra se lo puso y no le cabía el talón,
entonces la mamá le dijo: córtate el talón que cuando seas reina no tendrás que
caminar, entonces se cortó el talón y se aguantó el dolor, y se fue con el príncipe y
entonces lo que pasó es que llegaron las palomas y dijeron rucurucuraco, tienes
sangre en el zapato, ¿príncipe qué te pasa tu novia ha quedado en casa?, entonces
la devolvió y dijo: ¿no tienes otra niña?, y dijo: tengo una sucia, y dijo: si, la quiero
ver, y entonces le probaron el zapatito, y entonces sí le quedó y se casó con ella y
vivieron felices para siempre.

Psic. Sandra: ¿qué opinas de la madrastra?

Lucía: “La madrastra es mala, porque uno no debe cortarse ni el talón, ni el dedo, le pedía
eso a sus hijas porque era mala”.

Psic. Sandra: ¿y las hermanastras?

Lucía: “Las hermanastras eran malas por lo que le hicieron a Cenicienta, la hicieron lavar
como no lo hacían ellas, hacer todas las cosas”.

Psic. Sandra: ¿Y Cenicienta?

Lucía: “Cenicienta era buena porque hacía todos sus deberes, y no hacía nada malo”.
“yo me parezco a Cenicienta porque soy buena con los demás”.

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