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MaxWeber

Sociología del poder


Los tipos de dominación

Edición y traducción de Joaquín Abellán

Alianza editorial
El libro de bolsillo
Título original: Die Typen der Herrschaft

Primera edición en <<El libro de bolsillo»: 2007


Segunda edición: 2012

Diseño de colección: Estudio de Manuel Estrada con la colaboración de Roberto


Turégano y Lynda Bozarth
Diseño de cubierta: Manuel Estrada
ilustración de cubierta: Retrato de Max Weber
Selección de imagen: Laura Gómez Cuesta

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© de la edición y la traducción: Joaquín Abellán García, 2007


© Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2012
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15;
28027 Madrid; teléfono 91 393 8888
www.alianzaeditorial.es

ISBN: 978·84-206-6947-2
Depósito legal: B. 3.378-2012
Composición: Grupo Anaya
Impreso en Novoprint, S. A.
Printed in Spain

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Índice

11 Nota sobre la presente edición


17 Estudio preliminar
17 1. Poder y legitimidad: el poder legítimo
19 1.1 Orden social legítimo
22 1.2 Definición de «dominación» (Herrschaft)
29 2. Los tipos de dominación
35 2.1 La dominación legal
38 2.2 La dominación tradicional
45 2.3 La dominación carismática
48 La transformación del carisma
52 El feudalismo
55 Tipos de dominación y realidad histórica
57 La interpretación antiautoritaria del carisma
60 3. Debilitamiento de la dominación
62 4. Tabla de los tipos de dominación
63 Bibliografía
Sociología del poder: Los tipos de dominación
69 1. La legitimidad
69 I. [Dominación y legitimidad]
75 Il. [Los tres tipos puros de dominación]
77 2. La dominación legal con un aparato administra-
tivo de carácter burocrático
77 IlI. [Características del tipo puro]

7
82 Iv. [Dominación legal: burocracia]
87 V. [Dominación legal: burocracia (cont.).]
94 3. La dominación tradicional
94 VI. [Características]
96 VII. [Aparato administrativo]
102 VIIa. [Gerontocracia, Patriarcalismo]
109 VIII. [Feudos y beneficios]
112 IX. [Dominación «estamental»]
114 IXa. [Dominación tradicional y la economía]
121 4. Dominación carismática
121 X. [Dominación carismática]
129 5. La transformación del carisma
129 XI. [El problema de la sucesión]
134 XII. [Aparato administrativo y transformación
del carisma]
138 XIIa. [Ejemplos de transformación del carisma]
144 Relación con la economía
146 6. Feudalismo
146 XIIb. [Feudalismo occidental]
154 XIIc. [Otros tipos de feudalismo]
160 XIII. [Combinación de distintos tipos
de dominación]
166 7. La reinterpretación antiautoritaria del carisma
166 XIv. [Dominación plebiscitaria]
171 Relación con la economía
175 8. División de poderes y colegialidad
175 xv. [Tipos de colegialidad y de división de
poderes]
194 XVI. [La división funcional de poderes]
197 XVII. [Relación de la división de poderes con
la economía]

8
199 9. Partidos
199 XVIII. [Definición, tipos]
207 10. Democracia directa y representativa
207 XIX. [Democracia directa]
209 XX. [Administración de notables]
214 11. Representación
214 XXI. [Definición y tipos]
221 Relaciones con la economía
222 XXII. [Representación de intereses]
Apéndices
229 Glosario
247 Obras citadas por Max Weber
249 Índice analítico

9
N ota sobre la presente edición

Esta edición de Sociología del poder: Los tipos de domina-


ción se corresponde con el capítulo III (Die Typen der
Herrschaft) de Wirtschaft und Gesellschaft (Economía y
Sociedad), editado por Johannes Winckelmann, 5. a edi-
ción, Tubinga 1972, pp. 122-176. A esta edición corres-
ponde la paginación que aparece en los márgenes del
texto. Este texto que traducimos en el presente libro fue
publicado por vez primera en 19211, junto con los capí-
tulos I y II de Wirtschaft und Gesellschaft. Estos tres ca-
pítulos, con un total de 180 páginas, fueron dados a la
imprenta por el propio Max Weber y corregidos antes
de su muerte, acaecida el 14 de junio de 1920. Los res-
tantes capítulos que componían Economía y Sociedad no

1. El título completo de la publicación era: Grundriss der Sozialokono-


mik. III. Abteilung. Wirtschaft und Gesellschaft. I. Die Wirtschaft und die
gesellschaftlichen Ordnungen und Mlichte. Bearbeitet von Max Weber.
Erster Teil (Erste Lieferung), Tubinga (Mohr-Siebeck), 1921, S. 1-180.

11
Joaquín Abellán

fueron preparados directamente para su publicación por


Max Weber, sino que fueron reunidos y ordenados tras
su muerte por su viuda, Marianne Weber, y otros colabo-
radores. Los capítulos de «Sociología del poder» conte-
nidos en la segunda parte de Economía y Sociedad contie-
nen una versión antigua de la tipología, que Max Weber
no llegó a dar a la imprenta. Esta versión antigua, junto
con algunos otros escritos, ha sido ya publicada en el
volumen I/22-24 de las Obras Completas de Max Weber
(Max Weber Gesamtausgabe). El capítulo III de Econo-
mía y Sociedad, que presentamos ahora, será recogido en
el volumen 1/23 de las Obras Completas. Este volumen
llevará por título Wirtschaft und Gesellschaft. Soziologie.
Unvollendet 1919-1920.
Dentro de los principales apartados del texto que llevan
numeración arábiga discurren paralelamente subaparta-
dos con numeración romana, a los que he dado un título
entre corchetes que no figura en el original.
En algunos pasajes, el texto de Max Weber remite al
capítulo II o al capítulo IV. El capítulo II se refiere al ca-
pítulo II de Economía y Sociedad (<<Categorías sociológi-
cas fundamentales de la economía»). El capítulo IV se
refiere a un capítulo inacabado de la misma obra.
El apartado «Obras citadas por Max Weber» recoge
los libros citados expresamente por él. En su caso, se han
completado los nombres de los autores y los títulos de
las obras.
Los asteriscos que preceden a algunos términos indi-
can que están comentados en el Glosario (página 229).
Aparecen la primera vez que el término es mencionado
en el libro.

12
Nota sobre la presente edición

Nota sobre la traducción del


término Herrschaft

La traducción española del concepto central en este libro


de Weber -Herrschaft- presenta serias dificultades para
captar adecuadamente el concepto weberiano. Max Weber
entiende por Herrschaft una especificación del concepto
más amplio e indeterminado de Macht. Si Macht denomi-
na el poder genérico e indeterminado de alguien para im-
ponerse a otra persona, incluso en contra de la oposición
de ésta, Herrschaft denomina, sin embargo, un tipo espe-
cífico de poder: una relación de mando-obediencia en la
que quien manda puede contar con la obediencia de los
otros por existir, por parte de quienes la prestan, un mo-
tivo para hacerlo. (El motivo para la obediencia es consi-
derar legítimo el poder de quien emite el mandato.) Esto
significa que la relación intersubjetiva generada por Macht
es de carácter imprevisible y caótica, pues un poder tan
indeterminadamente definido puede imponerse o puede
no imponerse sin estar enmarcado en una estructura esta-
ble, mientras que, por el contrario, la relación generada a
la que se refiere el concepto de Herrschaft es una relación
estructurada sobre un fundamento para la expectativa de
encontrar obediencia.
Esta diferenciación weberiana entre Macht y Herrscha/t
se suele expresar con los términos españoles «podeD> y
«dominación», respectivamente. Sin embargo, no trans-
criben realmente la significación weberiana, pues «po-
deD> y «dominación» son realmente intercambiables en
castellano. Si «podeD>, en efecto, puede tener el conteni-
do conceptual de una imposición de uno sobre otro aun

13
Joaquín Abellán

en contra de la voluntad de éste, es cierto, sin embargo,


que el término «poder» también lo utilizamos para refe-
rirnos a estructuras organizadas de poder. Cuando en el
mundo académico se habla, por ejemplo, de la <<historia
del poder» se está aludiendo a la historia de estructuras o
sistemas de poder y no al mero poder de imposición, es
decir, que en este caso se estaría más cerca del contenido
weberiano de Herrschaft.
Algo similar ocurre cuando se habla de la <ducha por el
poder» o la «conquista del poder» en las sociedades de-
mocráticas. Aquí nos estamos refiriendo a la consecución.
de una posición de «poder» dentro de una organización
estructurada en tomo a la relación de mando-obediencia,
es decir, estaríamos igualmente más cerca del concepto
weberiano de Herrscha/t que del de Macht. No obstante,
en el caso de algunos teóricos políticos contemporáneos
que reflexionan sobre la democracia y aluden a un «po-
der sin dominación», se está obviamente entendiendo
«poder» y «dominación» como algo distinto y contra-
puesto, pero «dominación» no lleva consigo tampoco
el aspecto de aceptación y de obediencia motivada
que tiene Herrschaft en Weber. «Dominación» no ex-
presa en español ciertamente ese aspecto del fundamento
para la obediencia, sino que indica más bien la imposi-
ción de uno sobre otro y la sumisión de éste. Al coinci-
dir prácticamente con «poder», el contenido concep-
tual de «dominación» más bien nos aleja del contenido
de Herrschaft, aunque «dominación» sí puede expresar
el carácter de estructura o sistema de la relación de po-
der, como también lo puede expresar «poder» en los
ejemplos que he mencionado antes.

14
Nota sobre la presente edición

En definitiva, la proximidad conceptual entre «poder»


y «dominación» en el uso que damos a ambos términos
no permite captar la diferenciación que establece Weber
entre Macht y Herrschaft. No disponemos, por tanto, de
dos términos españoles para verter adecuadamente los
términos weberianos, y los que solemos utilizar se refieren
en realidad a algo contrario a lo que significa Herrschaft en
este libro de Weber. Nos podríamos acercar más al signi-
ficado weberiano si utilizásemos algún adjetivo para ca-
lificar el «poder» o la «dominación». Podríamos decir,
por ejemplo, «mero poder» para Macht y «poder legíti-
mo» para Herrschaft, o «mera dominación» y «domina-
ción legítima» respectivamente (pues, en definitiva, es la
<<legitimidad», tal como la entiende Weber, el elemento
que marca la diferencia entre Macht y Herrschaft). Pero
el uso generalizado de «poder» para Macht y «domina-
ción» para Herrschaft se alza como un obstáculo aparen-
temente insalvable para introducir una nueva y más ade-
cuada denominación (desde el punto de vista del
contenido conceptual de los términos weberianos).
Por ello, en este libro se mantiene el uso generalizado
de «dominación» como traducción de Herrschaft a pe-
sar de que, en realidad, no sólo no recoge el concepto de
una relación de poder aceptado y obedecido, sino que
aleja al lector en español en la dirección contraria, y hace
más difícil entender que Max Weber sólo hace una clasi-
ficación de tipos de poder!dominación legítimos (sin
que la legitimidad tenga para él, por otra parte, un con-
tenido valorativo). De aquí que estas aclaraciones intro-
ductorias sólo pretendan insistir en que, más allá de los
términos utilizados actualmente para verter los concep-

15
Joaquín Abellán

tos weberianos, lo más importante en todo caso es la


«cosa» como tal, es decir, el tipo de relación mando-obe-
diencia que implica Herrschaft a diferencia de la mera e
indeterminada imposición de alguien sobre alguien que
se recoge en Macht.

16
Estudio preliminar

1. Poder y legitimidad: el poder legítimo

Las categorías de «Herrschaft» y «legitimidad» for-


man parte de los conceptos sociológicos fundamenta-
les de Max Weber, como ya hemos comentado. Las
aborda en los escritos sistemáticos sobre los funda-
mentos teóricos de la nueva ciencia social, como el ar-
tículo «Sobre algunas de las categorías de la sociolo-
gía comprensiva» (publicado en 1913) y Conceptos
sociológicos fundamentales (publicado en 1921), así
como en otros trabajos!.

1. El artículo «Über einige Kategorien der verstehenden Soziologie» fue


publicado por primera vez en la revista Logos. Internationale Zeitschrift /ür
Philosophie und Kultur (editada por R. Kroner y G. Meblis), Tubinga,
1913, vol. IV, Heft 3, pp. 253-294 [ahora en: Gesammelte Au!slitze zur
Wissenschaftslehre (1922), 7.' ed., Tubinga, 1973, pp. 427-474].
Soziologische Grundbegriffe fue publicado en 1921, como primero de los
tres capítulos que componían el Grundriss mencionado en la nota 1 de la

17
Joaquín Abellán

Por tratarse de la última versión de su tipología de la


dominación que el propio Weber dio a la imprenta, me
referiré al tratamiento de los conceptos de «Herrschaft» y
<<legitimidad» en los mencionados Conceptos sociológicos
fundamentales y, naturalmente, en el escrito Sociología
del poder: Los tipos de dominación que ahora presenta-
mos. Como es sabido, los Conceptos sociológicos funda-
mentales ofrecen los fundamentos y conceptos básicos de
la sociología comprensiva de WeberZ. Su exposición
arranca del concepto de «acción social», que constituye
para él el objeto de la sociología. Y en el desarrollo de es-
tos conceptos fundamentales, Weber avanza de la acción
social a la relación social, y dentro de esta última analiza
el fenómeno de las regularidades sociales, es decir, de las
regularidades en el comportamiento que proporcionan
una estructura estable y duradera a la relación social. Si
no existiera una probabilidad de que los comportamien-
tos se repitieran o la probabilidad de repetición no fuera

página 11, que pasaría a ser posteriormente el primer capítulo de Econo-


mía y Sociedad. La traducción de este escrito: Conceptos sociológicos funda-
mentales. Edición de Joaquín Abellán, Madrid, Alianza Editorial,201O,
l' reimp.
Los otros escritos más conocidos en los que se formula el concepto de
Herrschaft son: la versión antigua de la sociología de la dominación, ac-
tualmente en MWG 1/22-4, pp. 117-679; la Introducción a la Ética econó-
mica de las religiones universales (en MWG 1/19, pp. 119-127); el escrito
Die drei reinen Typen der legitimen Herrschaft, publicado con carácter
póstumo en la revista Preussische Jahrbücher, vol. 187, 1922, pp. 1-12 (aho-
ra en: MWG 1/22-4, pp. 726-742); y Politik als Beruf (1919) (La política
como profesión) (MWG 1/17, concretamente en p. 160).
2. Una breve exposición de estos Conceptos puede consultarse en el «Es-
tudio preliminar» a la traducción española (Madrid, Alianza Editorial,
2010, l' reimp., pp. 17-33) y enJ. Abellán, Poder y política en Max Weber,
Madrid, Biblioteca Nueva, 2004, pp. 17-40.

18
Estudio preliminar

muy elevada, la duración o estabilidad de un relación so-


cial se encontraría seriamente comprometida.
Al hablar en sus Conceptos sociológicos fundamentales
de las regularidades de la acción social, distingue Max
Weber entre varias causas distintas, que dan origen a re-
gularidades sociales de distinto tip03. Habla así, en primer
lugar, de regularidades que consisten simplemente en la
práctica regular de determinadas acciones sin que esta re-
gularidad sea debida a la existencia de norma alguna. Se
trata de los «usos sociales», en los que sitúa a la «costum-
bre» y a la <<moda». En el caso de la costumbre, se trata de
la práctica de acciones de índole tradicional, mientras que
en el caso de la <<moda» se trata de la práctica de acciones
de índole emocional, en donde la novedad interviene
como el origen de la recepción y repetición de determina-
das pautas de comportamiento durante algún tiempo no
muy largo. Caben también otros «usos sociales», en don-
de la repetición de las acciones sea debida a la presen-
cia de intereses de índole racional-instrumental.

1.1. Orden social legítimo

Pero existe otro tipo de regularidad social resultante del


hecho de que las personas integrantes de un grupo so-
cial actúen con la idea de que existe un orden legítimo.
La existencia de un orden legítimo fundamenta la posi-
bilidad de sancionar a quienes se desVÍen de ese orden,

3. Conceptos sociológicos fundamentales, Madrid, Alianza Editorial, 2010,


la reimp., pp. 110-113.

19
Joaquín Abellán

constituyéndose en el presupuesto del derecho y de la


convención. La argumentación de Max Weber es de tipo
inductivo. La acción social, y especialmente las relacio-
nes sociales, pueden caracterizarse precisamente por el he-
cho de que las personas participantes en una relación so-
cial orienten su comportamiento por la idea de que existe
un orden legítimo. Y esta fundamentación de la legitimi-
dad de un orden desde los intervinientes en la relación so-
cial adquiere un lugar central en la investigación de Max
Weber. El que los participantes en una acción social ac-
túen pensando en que existe un orden social legítimo, es
decir, en que existen unas normas obligatorias para el
comportamiento, aumenta la probabilidad de que la ac-
ción vaya a ser repetida, incrementándose por consi-
guiente la estabilidad o regularidad de la pauta de com-
portamiento. Un orden legítimo representa de esta
manera una forma estructurada de regularidad social,
porque ésta no descansa solamente en la costumbre o en
el interés, sino que la regularidad o estabilidad social
queda sancionada además desde fuera: desde el derecho
o desde la convención, que son para Weber los dos tipos
de orden legítimo. El derecho y la convención son órde-
nes normativos que cuentan con una sanción para los
comportamientos desviados del orden. La <<validez» de
un orden consiste en que se considere como «obligatorio
y modélico» el que la acción social se guíe por los princi-
pios de ese orden. Max Weber introduce así una funda-
mentación subjetiva en la validez (legitimidad) del or-
den. Pero como la ciencia social de Max Weber no es
valorativa, esta motivación interna fundante del orden
legítimo no tiene para él ningún contenido político, ético

20
Estudio preliminar

o religioso. Lo decisivo es simplemente el hecho de la


obligatoriedad subjetiva de la acción.
A esta percepción subjetiva de la obligatoriedad de un
orden, percepción subjetiva que legitima al orden como
tal, la denomina Max Weber en sus Conceptos sociológi-
cos fundamentales «creencia en la legitimidad». Esta
creencia en la legitimidad no la define realmente y tiene
para él un carácter axiomático. Creencia en la legitimi-
dad de un orden significa simplemente el hecho de que
la validez de un orden presupone la existencia de la
creencia en su carácter obligatorio (Geltensollen). We-
ber se pregunta por los motivos por los que los hombres
pueden atribuirle legitimidad a un orden y distingue
cuatro tipos de motivos. Pueden atribuirle legitimidad a
un orden en virtud de la tradición, en virtud de una
creencia arraigada en el ánimo -una creencia emocio-
nal-, en virtud de una creencia en que algo tiene un valor
absoluto, o en virtud de que el orden esté establecido le-
galmente, es decir, por creer en la legalidad de lo estatui-
do. Respecto a este último motivo, Max Weber matiza
además que la legalidad del orden puede extraer su <<le-
gitimidad» de haber sido establecida aquélla mediante
un acuerdo o por la imposición desde un poder conside-
rado legítimo, al que se le obedece.
Al comentar estos cuatro motivos por los que los su-
jetos pueden atribuirle legitimidad a un orden, Max
Weber indica que la legitimación de un orden por el ca-
rácter sagrado de la tradición es la forma más antigua y
más universal de legitimación, mientras que la forma de
legitimidad más frecuente actualmente es la creencia en
la legalidad del orden, es decir, la creencia en que el pro-

21
Joaquín Abellán

ceso de establecimiento de un orden nuevo se ha realiza-


do correctamente desde el punto de vista formal y en la
forma regulada. La creencia en la legalidad de un orden
implica, por tanto, dos cosas: por un lado, la «racionali-
dad formal» de sus normas y, por otro, el cumplimiento
de un procedimiento considerado como correcto.

1.2. Definición de «dominación» (Herrschaft)

Del orden social legítimo y de los tipos de órdenes, pasa


Max Weber al concepto de «organización» o de «grupo
social con un poder estructurado» (Verband), donde la
«dominación» precisamente se presenta como una fun-
ción necesaria reguladora de la vida social. Por regla ge-
neral, dice Weber, los grupos sociales organizados cuen-
tan. con ordenamientos que le son impuestos por un
poder, pues el que un orden sea establecido por el acuer-
do de todos los integrantes del grupo social es, más bien,
un caso límite. La imposición es lo característico de la
mayor parte de los órdenes, incluso en aquellos casos en
los que el poder ejecutivo del grupo organizado descan-
se en el principio democrático de la mayoría, pues la mi-
noría tiene que someterse a la mayoría. A favor de la im-
posición está además el hecho de que las personas
pertenecen necesariamente a una determinada comuni-
dad política, por ejemplo, por poseer determinadas ca-
racterísticas de nacimiento, residencia, etc. en el territo-
rio de esa comunidad. Todos estos fenómenos convierten
la necesidad de establecer ordenamientos para regular la
vida social en una coacción política, de modo que la cien-

22
Estudio preliminar

cia social tiene que explicar estos procesos sociales que


hacen posible esa obligación política. Y por eso define
la Herrschaft en Conceptos en los siguientes términos:
«Denominamos Herrschajt a la probabilidad de que de-
terminadas personas obedezcan un mandato con un
contenido determinado»4. En el capítulo III de Econo-
mía y Sociedad, es decir, en la última versión de Sociolo-
gía del poder: Los tipos de dominación que abora presen-
tamos, vuelve a definirla en términos muy similares, con
una referencia expresa al pasaje recién citado: «Llama-
mos Herrschajt, de acuerdo con la definición dada en
Conceptos sociológicos fundamentales, a la probabilidad
de que, en un grupo determinado de personas, determi-
nadas órdenes o todas las órdenes encuentren obedien-
cia» (WG, p. 122). La dominación como escueta rela-
ción de mando-obediencia está igualmente presente en
otros escritos de Max Weber5.

4. Conceptos sociológicos fundamentales, Madrid, Alianza Editorial, 2010,


1a reimp., cap. 16, p. 160.
5. En el escrito póstumo Die dreí reinen Typen, 1922 (como en nota 2),
define la dominación como <<la probabilidad de encontrar obediencia a un
mandato determinado» (p. 726). En artículo sobre Las categorías... (como
en nota 2) señala que la «dominación» no significa que una naturaleza
fuerte se abra camino sea como sea, sino que significa que la acción de uno
«<mandato») tenga una referencia con la de otro (<<obediencia») y vicever-
sa, de modo que se pueda contar, por término medio, con que se produz-
can las expectativas por las que se guían las acciones de ambas partes»
(WL, p. 456).
En el escrito <<Herrschafu> (como en nota 2) dice: <<.Aquí entenderemos
por Herrscha/t el hecho de que la manifestación de una voluntad (manda-
to) de uno o varios "gobernantes" pretenda influir sobre la acción de otros
(de uno o de varios "dominados") y que influya realmente de modo que
esa acción discurra -en un grado socialmente relevante-- como si los domi-
nados hubieran convertido, por sí mismos, el contenido del mandato en la
máxima de su acción ("obediencia"»> (MWG I/22-4, p. 135).

23
Joaquín Abe1lán

Weber estaba interesado en dar una definición precisa


de Herrscha/t, pues consideraba que era algo necesario en
las ciencias sociales y que todavía no había sido hech0 6 •
En la sociología inicial de su época no encontraba un con-
cepto preciso de «dominación», mientras que en la cien-
cia del derecho, sin embargo, sí se operaba con un con-
cepto claro, que Weber tomará pero explicándolo desde
una perspectiva sociológica. El concepto jurídico domi-
nante de Herrschaft estaba acuñado en la obra de uno de
los máximos exponentes dellIamado «positivismo jurídi-
co». En su voluminoso tratado sobre el «Derecho del Es-
tado», Paul Laband definía al Estado por su función de
dominación en los siguientes términos: «Sólo el Estado
domina sobre los hombres. Éste es su privilegio específi-
co, que no comparte con nadie», pues «dominar es el de-
recho a mandarles a personas libres (y a asociaciones de
personas) que realicen acciones, omisiones o prestaciones
ya obligarles a que las cumplan»7. Poco más adelante, La-
band precisa el concepto de «dominación» destacando el
poder penal y sancionador, porque lo decisivo es forzar la
obediencia, el cumplimiento de los mandatos, si es preci-

6. En una carta a Robert Michels, en la que le agradece el envío de su libro


Sobre la sociología de los partidos en la democracia moderna, le dice además
que el concepto de Herrscha/t no es unívoco: «Se puede extender fabulosa-
mente. Cualquier relación humana, también una relación completamente
indivídual, contiene elementos de Herrschaft, quizás de reciprocidad (esto
es, incluso, la regla, por ejemplo en el matrimonio). En un cierto sentido,
el zapatero domina sobre mí, y en otro sentido domino yo sobre él, a pesar
de su carácter de imprescindible y de ser el único que tiene la competencia
en ese terreno. Su esquema es demasiado simple. Pero su libro anima mu-
cho este asunto» (Carta de 21-12-1910, en: MWG II/6, p. 761).
7. Paul Laband, Das Staatsrecht des Deutschen Reiches. Vol. 1,4." ed., Tu-
binga/Leipzig 1901, p. 64.

24
Estudio preliminar

so con <da utilización de la fuerza física»8. El poder (la do-


minación) le corresponde solamente al Estado y esto sig-
nifica que no le corresponde a los particulares ni a las
agrupaciones de particulares. El derecho privado, y con-
cretamente el derecho de obligaciones, no se puede fun-
dar en ningún tipo de derecho de «dominación». Georg
Jellinek, en la misma línea de precisión conceptual jurídi-
ca, señala asimismo que

dominar significa necesariamente poder mandar y ejercitar


la coacción para que lo mandado se cumpla. El sometido
puede escaparse de cualquier poder, pero no del poder del
gobernante... El poder (Gewalt) provisto de tal poder (Macht)
es poder de gobernante y por tanto poder estatal9 •

En resumen, se puede decir que para el positivismo


jurídico el concepto de Herrschaft se caracteriza por una
relación de mando-obediencia, una relación fundada en el
ordenamiento jurídico, el cual contiene un momento de
coacción que puede ser ejecutado, si es necesario, con vio-
lencia (Gewalt). Esta amplia competencia sólo le corres-
ponde al Estado, y no a ninguna persona particular o
agrupación de personas.
Todas las definiciones de Herrschaft que da Max We-
ber, como hemos señalado antes, contienen esta relación
de mando-obediencia. Pero él quiere precisar esta rela-
ción de mando-obediencia frente a cualquier otra forma
de relación de poder en 'general. Herrschaft es para él

8. Paul Laband, ibidem, p. 67.


9. Georg JeIlinek, Allgemeine Staatslehre, 2. a ed., Berlín, 1905, p. 415 Yss.

25
Joaquín Abellán

una forma específica de Macht (poder en general). Si


Macht significa para Weber cualquier forma de imposi-
ción de la voluntad de una persona sobre otra persona,
incluso contra la oposición de esta otra persona, Herrs-
chaft la reserva Max Weber para una relación de poder
muy específica, para aquella en la que se presta obedien-
cia a un mandato. Es decir, el concepto de Herrschaft se
refiere a una relación de poder específica en la que no se
da una mera imposición de la voluntad de uno sobre
la de otro, sino en la que existe un sometimiento, una
obediencia, una aceptación del mandato, lo cual indica
ya que existe una base, un motivo para ello. El concepto
de Macht entendido como la capacidad para imponer la
voluntad de uno con carácter general, en cualquier situa-
ción o contexto, le resulta a Weber totalmente amorfo
desde un punto de vista sociológico, porque la variedad
de situaciones a las que puede aplicarse le resta natural-
mente precisión y además es una relación de imposición
de uno sobre otro, en la que sólo funciona una dirección.
Por ello, Weber restringe el término Herrschaft para el
tipo de relación de poder en la que existe un fundamen-
to para la obediencia, es decir, una relación que permita
augurar con toda probabilidad el cumplimiento del
mandato dado por una persona a otra. Es este tipo de re-
lación de poder en la que se produce una estructura de
mando-obediencia el que resulta relevante para la socio-
logía, algo que no se genera cuando el poder (Macht)
consiste simplemente en la mera imposición de la volun-
tad de una persona sobre otra. Y es relevante porque la
sociología se ocupa de estructuras, de acciones guiadas
por reglas, por procedimientos. En la relación de man-

26
Estudio preliminar

do-obediencia a que se refiere el concepto de Herrschaft,


el poder se ancla en una estructura social.
En este concepto de Herrschaft como relación de man-
do-obediencia, Weber destaca que no basta el mero re-
sultado fáctico de que se produzca el cumplimiento de
una orden dada, pues lo relevante en esa relación es la
aceptación de la orden recibida como <<legítima», <<váli-
da». Este aspecto lo expresa claramente en la definición
de Herrschaft del breve escrito «Herrschaft», al que nos
hemos referido en la nota 5, que fue redactado antes de
la primavera de 1914. En el comentario que Weber desa-
rrolla después de la definición explica la «obediencia»
en los términos de aceptación del mandato «como si» los
que obedecen hubieran hecho suyo realmente el manda-
to recibido. Este «como si», que recuerda evidentemen-
te al imperativo categórico kantiano, es lo relevante. Lo
decisivo en la definición de dominación no es sólo el he-
cho de que se obedezca el mandato que una persona o
personas dan a otra persona o personas, sino el hecho de
que se cumpla «como si» se hubiera hecho propio, como
si se hubiera aceptado como un mandato <<válido» o «le-
gítimo». Lo que a Weber le interesa desde un punto de
vista sociológico es la existencia de un poder que recla-
me obediencia y la encuentre realmente. La perspectiva
sociológica de este fenómeno le llevará a preguntarse
qué motivos llevan a las personas a obedecer un man-
dato impartido por otra u otras personas y cómo se or-
ganiza el poder para poderéjecutar su mandato. La
consideración sociológica de este fenómeno presupone
evidentemente la realidad de que quien tiene la capaci-
dad «fáctica» para mandar cuenta con la existencia de

27
Joaquín Abellán

un «orden» normativo y opera necesariamente con el


aparato conceptual jurídico.
La voluntad de precisar con claridad el concepto de
Herrschaft lleva a diferenciarlo de otras relaciones de po-
der o de influencia, como muestra en las primeras pági-
nas de Sociología del poder: Los tipos de dominación. Max
Weber no llama relación de Herrschaft, por ejemplo, a la
relación de derecho privado existente entre un empresa-
rio y un obrero. La relación que se establece en un con-
trato laboral es de derecho civil, ajena a la influencia del
Estado. Si se calificara esa relación como Herrschaft se
podría estar afirmando que el empresario tiene poder so-
bre el obrero, o que el obrero sería «dueño» del empre-
sario por el hecho de tener derecho a una prestación sa-
larial. Tampoco Herrschaft es sinónimo de «influencia» o
de «posición predominante». Relación de influencia o de
predominio pueden darse en múltiples situaciones, tanto
en un salón cultural o artístico o en el mercado, en una
cátedra o en un regimiento, en una relación erótica o en
una obra de caridadlO •

10. Véase el escrito <<Herrschaft» ya citado (WM"G I/22-4, especialmente


pp. 129-133). En este escrito, buscando un concepto operativo y preciso
de Herrschajt, llega a la formulación abstracta de dos tipos de poder dife-
renciados entre sí: por un lado, la dominación en virtud de intereses y, por
otro, la dominación en virtud de «autoridad». El tipo más puro de la pri-
mera sería el poder monopolista en el mercado, en donde se produce una
influencia sobre la acción del dominado -<<libre» desde un punto de vista
formal- por parte de quien tiene una posición en cierto modo segura. El
segundo tipo de dominación estaría representado por el poder del pater/a-
milias o de un príncipe. Esta dominación en virtud de «autoridad» se basa
en la reclamación de la obediencia como un deber, sin tomar en conside-
ración otras motivaciones o intereses. Y, a pesar de que esta distinción
conoce situaciones en las que no se puede delimitar bien a qué tipo perte-
nece, cree Weber que esta diferenciación es conveniente.

28
Estudio preliminar

En resumen, el concepto de Herrschaft de Max Weber


va más allá de la teoría clásica de la soberanía política, al
poner la cuestión de la legitimación de las estructuras
políticas en el centro de su teoría del poder. Lo realmen-
te relevante de la relación de mando-obediencia es que la
aceptación del mandato se produce, entre otros motivos
posibles, por considerar legítimo al poder del que ema-
na. En esta cuestión de la legitimación del poder, sin em-
bargo, Max Weber no opera con criterios valorativos. Él
se pregunta por los motivos por los que se puede consi-
derar legítimo al poder, es decir, se pregunta por el tipo
de legitimación que se le puede atribuir al poder por
parte de los sujetos, y desde ahí formula la clasificación
de las distintas formas de Herrschaft según la legitima-
ción atribuida. Weber, que pretende una ciencia social
no valorativa, no se pregunta en ningún caso por las cua-
lidades normativas de las distintas formas de domina-
ción ni entra en criterios valorativos de preferencia de
unas sobre otras ni tampoco en criterios de justicia para
poder clasificarlas o jerarquizarlas.

2. Los tipos de dominación

El criterio clasificador de las formas de dominación es la


legitimidad del poder, que en Weber significa, como ya
hemos dicho, la creencia en que el poder es legítimo.
Esta creencia en la legitimidad del poder es uno de los
motivos posibles que puede llevar a los hombres a obe-
decer un mandato proveniente de otra persona. Pero,
para Weber, es el criterio decisivo para poder tipificar las

29
Joaquín Abellán

distintas formas de Herrschaftll . Al comienzo de su ex-


posición sobre los tipos de Herrschaft señala Weber,
efectivamente, que los motivos por los que se obedece
pueden ser muy distintos. Menciona, en concreto, que se
puede obedecer por una costumbre arraigada, o por un
cálculo racional instrumental (obedecer como medio
para conseguir un fin), o por motivos puramente psico-
lógicos o de índole wertrationaf1 2 • Pero señala a conti-
nuación que la obediencia por la mera costumbre o por
un mero motivo racional-instrumental expresan, no obs-
tante, una relación de poder muy lábil, por lo que, por
regla general, se suelen presentar también otros motivos
de índole emocional o wertrational. A estos cuatro ti-
pos de motivos, en los que se reconoce inmediatamen-
te los motivos en los que Weber había basado las re-
gularidades en el comportamiento social, le añade
ahora, sin embargo, un quinto motivo. Estos cuatro
primeros motivos no ofrecen un fundamento seguro
para la relación de poder, de modo que por regla general
se presenta otro motivo: la creencia en que el poder es
legítimo. Y este quinto motivo es el que utiliza Weber
para establecer su clasificación de las formas de domina-
ción. Weber no está diciendo que la creencia en la legiti-
midad del poder sea siempre el motivo determinante de

11. Weber no se plantea de dónde viene ese creencia en la legitimidad del


poder. Uno de los autores que Weber había leído, James Bryce, había ha-
blado de que «belief in authority, and the love to established ordeD> for-
man parten de los sentimientos más fuertes de la naturaleza humana (The
American Commonwealth [1888], Indianápolis 1995,2 vols, p. 248).
12. Wertrational califica a un motivo como portador de un valor absoluto,
es decir, una motivación independiente de cualquier ventaja que pudiera
conseguirse.

30
Estudio preliminar

la obediencia o el primero de los motivos en importan-


cia. Los otros motivos que ha mencionado pueden efec-
tivamente disponer hacia el cumplimiento de un manda-
to. La costumbre arraigada, o los intereses materiales o
una situación personal de desamparo o necesidad pue-
den crear la disposición a la obediencia. Pero estos mo-
tivos nos los considera determinantes a la hora de cons-
truir una tipología de las formas de dominación, mientras
que la creencia en la legitimidad se le presenta como el
motivo decisivo para hacer esa clasificación. La razón que
da es que ninguna «autoridad» se conforma con asentar
su existencia sólo en algunos de los primeros cuatro moti-
vos, sino que intenta despertar <da fe en su legitimidacb>. E
incluso en el caso en que la «autoridad» no necesitara acu-
dir a su legitimación -por estar totalmente segura de con-
seguir la obediencia-, la creencia en la legitimidad del po-
der sigue incidiendo sobre la estructura del aparato
administrativo y el ejercicio del poder (WG, p. 123). Se-
gún sea el tipo de creencia en la legitimidad del poder,
así será el tipo de Herrscha/t que se configure y el corres-
pondiente ejercicio del poder. Escribe textualmente:
«Según sea el tipo de legitimidad pretendida, así será el
tipo de obediencia y el tipo de aparato administrativo
que la garantice y la índole del ejercicio de la domina-
ción y, consiguientemente, de sus efectos. Por ello es
adecuado distinguir los tipos de dominación según el
tipo de legitimidad a la que se aspira». (WG, p. 123). Y,
como desarrollaremos más adelante, la creencia en que
el poder sea legítimo puede tener, según Weber, una tri-
ple base: se puede considerar legítimo al poder porque
éste opera con el ordenamiento jurídico, o se puede con-

31
Joaquín Abellán

siderarlo legítimo porque actúe siguiendo las normas


acrisoladas por la tradición o puede atribuírsele legitimi-
dad por tener cualidades excepcionales la persona que
ostenta el poder.
La clasificación de los tipos de dominación utilizando
el criterio de la creencia en la legitimidad del poder afec-
ta asimismo a las formas de organización administrativa
de la dominación. Cuando Weber aborda la tipifica-
ción de las formas de dominación, como le interesa la
perspectiva sociológica de cómo la dominación es real-
mente efectiva, la primera pregunta que se hace es por
qué motivos los hombres están dispuestos a obedecer o
a tolerar a la «autoridad», a la que le acompaña la pre-
gunta de cómo se ejerce realmente la dominación. Esta
última pregunta se refiere a la organización administra-
tiva con la que se ejerce el poder. Toda «autoridad»,
toda dominación sobre una multiplicidad de personas
requiere por lo general disponer de un aparato admi-
nistrativo para poder ejecutar sus mandatos. De esta
manera, junto a la dimensión «ideal» de la relación
mando-obediencia -la creencia en la legitimidad-, está
esta segunda dimensión referida a la organización ad-
ministrativa para la ejecución del poder. Ambas dimen-
siones las estudiará Weber en cada uno de los tipos de
dominación, tipología que formula con la aplicación
del criterio de la legitimación.
Es importante tener presente en el estudio de la tipología
weberiana de la dominación que su punto central radica en
la explicación de la relación entre «gobernante» y aparato
administrativo. En la tipología de la dominación del capítu-
lo ID de Economía y Sociedafi que presentamos en esta edi-

32
Estudio preliminar

ción, sólo se trata de la relación entre gobernantes y organi-


zación adnúnistrativa. Tanto la cuestión de la legitimidad
como la cuestión de la organización adnúnistrativa están re-
feridas a esa relación vertical entre gobernantes y aparato
adnúnistrativo. En esta versión última de los tipos de domi-
nación, Weber no trata de ese concepto clásico del poder
político, al que nosotros asociamos actualmente con la idea
del Estado, ni tampoco trata de la relación entre poder eje-
cutivo, adnúnistración y pueblo soberano. Sólo en otros es-
critos de su llamada «sociología de la dominación» (en su
versión antigua, anterior a 1914) incluirá el concepto de co-
munidad política e investigará la relación triple entre go-
bierno, adnúnistración y <<los individuos». El texto que
ahora presentamos aborda la función de la Herrscha/t como
una relación vertical entre gobernantes y aparato adnúnis-
trativo y muestra -en esa relación exclusivamente-la rela-
ción de legitimidad de «abajo arriba» y la estructura organi-
zativa de la ejecución del poder «de arriba abajo». Aunque
la tipología parte del tipo de dominación «moderno», las
formas de dominación están construidas de una manera sis-
temática y no histórica, y cuando Weber va tomando en
consideración a lo largo de su exposición formas de domi-
nación históricas, lo hace desde una perspectiva sistemática
y no histórica. Esto explica que el análisis de la «domina-
ción» como relación vertical entre mando-obediencia no
aborde aquí el concepto de comunidad política y la cues-
tión de la relación entre pueblo soberano, adnúnistración y
gobernantes.
En la exposición de su tipología, Max Weber parte del
tipo racional, moderno, de dominación. Al arrancar su cla-
sificación por la dominación racional-legal, Max Weber

33
Joaquín Abellán

está siguiendo los principios metodológicos de su sociolo-


gía comprensiva: partir del tipo ideal más racional para
desde éste ir exponiendo los otros tipos en relación y con-
traste con éste. Así expondrá la dominación tradicional y
la dominación carismática en comparación con la domi-
nación racional-legal13 • Estas dos formas representan, vis-
tas desde un punto de vista racional, formas de domina-
ción menos racionales por el papel que desempeña en
ellas la tradición o los sentimientos. Pero esto no implica
para Weber un juicio de valor ni de preferencia de una
forma sobre obra, pues se trata de una clasificación meto-
dológica que parte de la racionalidad como tipo ideal. La
dominación racional-legal es una dominación que se basa
en normas establecidas según un procedimiento racional,
a las que están sometidos también los gobernantes, y en
un aparato administrativo caracterizado asimismo por la
máxima racionalidad. Luego pasa a los otros dos tipos de
dominación, en los que la racionalidad se presenta con un
nivel menor de racionalidad en comparación con el tipo
racional. En la dominación tradicional, la dominación se
basa en un orden que ha surgido de la costumbre y el apa-
rato administrativo no se caracteriza por los criterios de

13. Al clasificar los tipos de acción social en «conceptos sociológicos fun-


damentales» había iniciado la tipología con la acción racional-instrumen-
tal, y luego la wertrational y luego la emotiva y la tradicional, que están en
el límite de lo que puede considerarse una acción social, es decir, una «ac-
ción guiada por un significado». La acción racional-instrumental es el tipo
ideal con el que mide y compara los otros tipos. (Véase Conceptos socioló-
gicos fundamentales. Madrid, Alianza Editorial, cap. 2, pp. 101-104). En
los tipos de dominación, la dominación racional-legal funciona a su vez
como tipo ideal respecto a los otras formas de dominación, que son anali-
zadas desde y comparada con aquélla. Es un planteamiento metodológico.

34
Estudio preliminar

racionalidad formal del primer tipo. El gobernante tam-


bién está sometido a este orden tradicional, que le permite
gobernar normalmente, sin embargo, con un amplio mar-
gen de discrecionalidad. La dominación carismática, por
el contrario, surge de una situación de excepción y signifi-
ca una ruptura con la tradición. Su orden es impuesto por
un líder carismático, por lo que tampoco responde a las
características racionales y formales del primer tipo, pues
es la persona del líder y no un ordenamiento jurídico ra-
cional el fundamento del nuevo orden.
Los criterios básicos de la clasificación de las formas de
dominación son, como ya hemos dicho, la creencia en la le-
gitimidad del poder y el tipo de organización administrativa
con el que éste se ejerce. Pero en el desarrollo de la tipolo-
gía va mencionando también Weber otros criterios de dife-
renciación entre unas y otras formas de dominación, que
recogemos asimismo en la tabla de la página 60. Weber se
refiere especialmente a la relación entre cada forma de do-
minación y la economía, preguntándose concretamente si
favorecen o no el desarrollo del mercado y de la economía
moderna. Alude igualmente al carácter ordinario o extraor-
dinario de la dominación y a si la obediencia característica
de cada forma de dominación se presta a una persona o al
sistema normativo de poder en su conjunto.

2.1 La dominación legal

En éste, como en los otros tipos de dominación, Max


Weber expone los dos criterios con los que ha elaborado
su clasificación. Por lo que respecta a la idea de legitimi-

35
Joaquín Abellán

dad que caracteriza a este tipo hay que señalar que en este
tipo se cree en la legitimidad del poder porque éste se ejerce
de acuerdo con un ordenamiento jurídico. Esto es lo que
quiere decir que la legitimidad de esta forma de poder se
basa en la legalidad. Y por basarse en el ordenamiento jurí-
dico Weber empieza la exposición del tipo exponiendo lo
que entiende por derecho. En su desarrollo de la idea del
derecho destaca que el derecho es un cosmos de reglas abs-
tractas, establecidas por lo general con una intención ex-
presa, que se aplican según principios generales conocidos.
La legitimidad de esta forma de dominación descansa en la
legalidad de las normas generales, es decir, que estén esta-
blecidas correctamente desde un punto de vista formal y
estén publicadas. La obediencia que se presta en este tipo
de dominación es una obediencia muy específica: se obede-
ce al derecho, es decir, a un ordenamiento impersonal, al
que también están sometidos los gobernantes.
Después de la cuestión de la legitimidad de la domina-
ción legal basada en el derecho, Weber se ocupa de la cues-
tión de la organización administrativa. Y aquí señala Weber
que el tipo puro de organización administrativa en este tipo
de dominación es la burocracia. En realidad, la dominación
legal o racional puede adoptar distintas formas concretas
de aparato administrativo, pero el tipo puro es la adminis-
tración burocrática. Da entonces Weber un listado de ca-
racterísticas de la administración burocrática, entre las que
destaca el principio de la delimitación de competencias y el
que esté integrada por funcionarios individuales, es decir
no por órganos colegiados. Entre las características del
funcionario burocrático enumera la cualificación profe-
sional, el trabajo dentro de una jerarquía de cargos delimi-
Estudio preliminar

tados con competencias precisas y las relativas a la situa-


ción personal y laboral del funcionario (WG, pp. 126-127).
Es especialmente significativa, por el contraste que repre-
senta con otras formas de organización administrativa, la
que hace referencia al hecho de que el funcionario burocrá-
tico no es propietario de los medios o recursos adminis-
trativos que utiliza en su trabajo. Esta separación entre
los que desempeñan los cargos administrativos y los re-
cursos que utilizan es una característica que Weber con-
sidera propia del Estado moderno, de la misma manera
que en la empresa capitalista moderna quienes emplean
los medios de producción no son propietarios de los
mismos. Es igualmente relevante en su caracterización del
funcionario burocrático la diferencia que Weber establece
con los funcionarios elegidos, existentes en algunos siste-
mas administrativos, porque la disciplina no puede ser
igual en un sistema que en otro.
La administración de carácter burocrático se presenta
en la exposición de Weber como la forma más racional de
ejercer el poder por su precisión, estabilidad y seguridad,
dado que hace posible un alto grado de calculabilidad y
previsión (WG, p. 128). Y es especialmente necesaria e in-
dispensable en la sociedad de masas: en ésta sólo cabe la
disyuntiva o administración burocrática o amateurismo
administrativo. La burocracia es el destino de nuestras so-
ciedades (WG, p. 129). El principal factor de la superiori-
dad de la administración de carácter burocrático sobre
cualquier otra forma de organización es el papel que juega
en ella el conocimiento especializado, siendo a este res-
pecto indiferente si el sistema económico en el que se sitúa
es capitalista o socialista.

37
Joaquín Abellán

Desde otro punto de vista, la administración de carác-


ter burocrático es en todas partes la sombra inevitable
de la democracia de masas. La burocratización crea una
nivelación social, pues es un sistema organizado en torno
al conocimiento y al mérito, en el que no cuentan los pri-
vilegios sociales. Pero es que, al mismo tiempo, cual-
quier proceso de nivelación o igualación social favorece
el desarrollo de la burocracia, al eliminar en ese proceso
a quien ocupe los puestos administrativos en virtud de
su condición privilegiada, por poseer determinado nivel
de riqueza o por pertenecer a determinado estamento
social (WG, p. 129).
Por lo que respecta a la relación entre la dominación le-
gal con aparato burocrático y la economía, Weber señala
que el capitalismo y la administración burocrática tienen
una intensa y recíproca relación. El capitalismo requiere
una administración burocrática, aunque burocracia y ca-
pitalismo hayan surgido de raíces históricas distintas y,
por otra parte, el capitalismo es la estructura económica
más racional sobre la que puede existir la administración
de tipo burocrático (WG, p. 129).

2.2 La dominación tradicional

También en esta forma de dominación aborda Weber, en


primer lugar, la cuestión de su legitimidad. Y señala que
la creencia en la legitimidad del poder se basa en el ca-
rácter sagrado de éste procedente de la tradición. Se
considera, por tanto, que el poder es legítimo por poseer
éste un carácter sagrado al estar enmarcado en un orde-
Estudio preliminar

namiento consagrado por el tiempo (WG, p. 130). La


dominación se ejerce en virtud de normas tradicionales y
la obediencia presenta el carácter de un respeto perso-
nal. Se presta obediencia efectivamente a una persona,
pero dentro del marco de unas normas tradicionales,
que son las que establecen quién es la persona que debe
gobernar. Toda la relación de mando-obediencia se en-
cuentra envuelta en el respeto, en la veneración a la per-
sona determinada por la tradición para gobernar. La ac-
tuación del gobernante está, por su lado, también
sometida a la tradición, pero la propia tradición le con-
cede un margen de libertad de actuación, pues no hay
normas que estén por encima de la propia tradición. Si
el gobernante se saltara este marco de libertad que la
tradición le permite, se encontraría con una oposición
a su persona.
Por 10 que respecta al tipo de administración de la
dominación tradicional, Weber destaca el carácter per-
sonal que tiene el reclutamiento de sus miembros. Se
trata generalmente de un reclutamiento patrimonialis-
ta, es decir, que el aparato administrativo está integrado
por personas que tienen previamente una relación per-
sonal con el gobernante o, que en caso de no tenerla, se
construye igualmente sobre la base de la relación per-
sonal. Suele tratarse de miembros de su familia, de es-
clavos o de empleados que trabajan en la casa del go-
bernante o de personas libres. O puede tratarse también
de personas que, sin tener una relación de servicio
previa, establezcan relaciones de confianza personal.
Cabe también que en el aparato administrativo se inte-
gren «funcionarios», pero que efectúan su trabajo den-

39
Joaquín Abellán

tro de una relación de confianza personal con el gober-


nante.
Al comparar esta forma de administración con la admi-
nistración burocrática quedan más claras todavía las dife-
rencias características entre ambas. Los resultados de la
comparación se pueden resumir en los siguientes términos:

• Frente a la delimitación de competencias mediante


reglas objetivas y la jerarquización de los cargos, la
dominación tradicional actúa con carácter discre-
cional.
• Frente a un sistema con criterios reglados para la
contratación de los empleados, la administración
tradicional se caracteriza por un reclutamiento de
sus empleados en el que se privilegia la relación per-
sonal con el señor. La promoción interna suele ha-
cerse de manera discrecional, excepto en algunas
circunstancias.
• Frente al conocimiento especializado, como base del
trabajo de los funcionarios en la administración buro-
crática, la dominación tradicional no cuenta con el
conocimiento experto como requisito fundamental.
• Frente a la remuneración del trabajo burocrático
con el pago de un salario, en la dominación tradicio-
nal se remunera a los miembros del aparato admi-
nistrativo con su mantenimiento a expensas del go-
bernante, mediante el pago en especie, o mediante
la concesión de «beneficios». La cuestión de la retri-
bución del aparato administrativo es especialmente
tratada en el subapartado 8, donde Weber precisa
las diferencias entre feudo y beneficio, diferencias

40
Estudio preliminar

que posteriomente empleará para tipificar distintas


formas de feudalismo.

Después de haber expuesto la cuestión de la legitimidad


y del aparato administrativo, Weber expone los subtipos
básicos de dominación tradicional. Empieza su clasifica-
ción con aquellas formas que no cuentan propiamente
con una organización administrativa. Se trata de la geron-
tocracia y del patriarcalismo. En ambas formas de domi-
nación se da una relación directa en el ejercicio del poder
entre el gobernante y sus Genossen, que la propia tradi-
ción establece quiénes son. No son en realidad ni meros
súbditos, ni tampoco miembros de una comunidad en la
que hubiera normas escritas. Son los «iguales» del go-
bernante en virtud de la tradición, pero que le obedecen
-obedecen a la persona del gobernante- dentro de los lí-
mites de la tradición.
Luego pasa Weber a los tipos de dominación que lla-
ma patrimonialismo y sultanismo. En la época de Max
Weber no se hablaba de «patrimonialismo», sino mas
bien de «teoría patrimonial», concepto éste que había
estado vinculada desde el siglo XIX al nombre del suizo
*Carl Ludwig von Haller. En su obra Restauration der
Staatswissenschaft (Restauración de la ciencia política)
atacaba expresamente la fundamentación del Estado
formulada por los teóricos contractualistas y los revolu-
cionarios franceses y establecía las bases del Estado
«patrimonialista»14. Partiendo del supuesto de la des-

14. El título completo de la obra era Restauration der Staatswissenschaft


oJer Theorie des natürlich-geselligen Zustands der Chim¿¡re der künstlich-

41
Joaquín Abellán

igualdad natural de los hombres, Haller establecía la


«ley natural» del gobierno de los más fuertes y clasifica-
ba los Estados en Estados patrimoniales, militares y
eclesiásticos. En los Estados patrimoniales el poder se
basaba en la propiedad de la tierra, siendo el gobernan-
te patrimonial totalmente libre en la elección de sus
servidores, funcionarios y soldados. Max Weber, al ad-
jetivar la dominación tradicional como «patrimonialis-
ta», la tipifica como una forma de dominación en la que
el poder se ejerce por el gobernante como un derecho
propio, aunque se respeten los límites de la tradición.
La forma en que el poder tradicional se ejerce con una
arbitrariedad máxima, desligándose de la propia tradi-
ción, es denominada por Weber «sultanismo».
Otro subtipo de dominación tradicional es la «domi-
nación estamental» (standische Herrschaft). Weber ca-
racteriza esta forma de dominación patrimonialista como
aquella en la que los miembros del aparato administrati-
vo tienen atribuida la tenencia de determinadas funcio-
nes públicas, con sus consiguientes derechos económi-
cos (WG, p. 134). Esta atribución de poderes que habían·
sido, por lo general, prerrogativas del monarca es la nota

bürgerlichen entgegengesetzt (Restauración de la ciencia política o Teoría


de la sociedad natural contrapuesta a la quimera de la sociedad artificial-
civil) y fue publicada por vez primera en París, en 1816. La segunda edi-
ción, en 4 vols., en Winterthur 1820-1821. La discusión sobre el Estado
patrimonial y sobre su confusión del derecho público con el privado la
planteó de nuevo a comienzos del siglo XX el historiador *Georg von Be-
lowen su libro Der deutsche Staat des Mittelalters. Ein Grundriss der deuts-
chen Verfassungsgeschichte (El Estado alemán de la Edad Media. Un com-
pendio de historia constitucional alemana), Leipzig, 1914.
* Se indican con asterisco nombres y términos que son recogidos en el
Glosario (página 229).

42
Estudio preliminar

principal de esta forma de dominación y marca la orga-


nización de la administración en su conjunto. Desde este
último punto de vista destaca Weber el hecho de que
quienes ostentan los cargos disponen de sus réditos. El
llamado por Weber «funcionario estamental» se diferen-
cia sobre todo del funcionario burocrático precisamente
en que puede disponer de los efectos -económicos, socia-
les- que genera el cargo que desempeña, de la misma ma-
nera que tiene que cubrir él mismo sus costes administra-
tivos. En la dominación estamental, los cargos con los
que se desempeñan funciones públicas -judiciales, fisca-
les, militares- pueden adquirirse por distintos procedi-
mientos (WG, p. 135) Y su atribución no está limitada a
unas personas individuales, sino que puede extenderse a
una capa social, a un estamento, como la nobleza, por
ejemplo15. Esta forma de organización, en la que deter-
minadas funciones públicas están atribuidas a un grupo
social determinado, limita ciertamente las posibilidades
del «gobernante» de elegir libremente a las personas
para esos cargos. El gobernante tiene, sin duda, menores
costes de administración, pero a cambio cede parcelas
de su poder.
En la cuestión de la relación de la dominación tradi-
cional con la economía, y habida cuenta de los múltiples
subtipos que Weber diferencia dentro de la misma, sus
observaciones a este respecto toman en consideración
esta variedad de situaciones típicas. En todo caso, en

15. Cuando esto sucede como consecuencia de la institución del feudo, se


pasa a otro subtipo de dominación tradicional-el feudalismo-, en el que
confluyen además otros elementos de índole carismática.

43
Joaquín Abellán

este punto Weber siempre se pregunta por los efectos de


la forma de dominación -y de su forma de economía
practicada- sobre la economía de mercado y el desarro-
llo del capitalismo moderno. Sus observaciones se pue-
den agrupar en torno a esta triple relación:

1) Si se practica una economía de tipo «doméstico»,


de economía natural, al modo tradicional, las posi-
bilidades de desarrollo del mercado, y por consi-
guiente del capitalismo, son mínimas.
2) Si se trata de una economía que funcione sobre la
concesión de privilegios a determinados grupos so-
ciales, tampoco se favorece el mercado.
3) Si, finalmente, la economía tiene un carácter patri-
monialista-monopolista, el desarrollo del mercado
dependerá del tipo de monopolio de que se trate.
Pero, estando las posibilidades económicas en ma-
nos del gobernante y de la administración, el merca-
do y el capitalismo será muy limitado o dependerá
prácticamente de la iniciativa política (WG, p. 138.).

Con carácter general se puede decir que la economía


específica de la dominación patrimonialista no es racio-
nal, en el sentido de que en la creación de los monopo-
lios se mezclan el tradicionalismo económico y la arbitra-
riedad del gobernante. Estos ingredientes no permiten
que se pueda racionalizar la economía. Por otro lado,
como el patrimonialismo no opera con una administra-
ción formada ante todo por funcionarios especialistas,
no fomenta precisamente la calculabilidad y la previsión
que la economía moderna precisa. Weber menciona

44
Estudio preliminar

ciertas formas de capitalismo que pueden desarrollarse


bajo una dominación patrimonialista, pero la que no puede
echar raíces es la «empresa productiva con capital fijo y una
organización racional del trabajo libre, orientada al merca-
do de consumidores privado» (WG, p. 139).

2.3 La dominación carismática

La exposición de la dominación carismática la inicia


Weber con una definición del carismá. Por carisma en-
tiende Weber <da cualidad de una persona considerada
como una cualidad extraordinaria ... , por la que se consi-
dera que la persona que la posee está dotada de fuerzas
o propiedades extraordinarias, no accesibles a cualquier
persona, o que es una persona enviada por dios o una
persona modélica y que, por lo tanto, es un líder. (WG, p. 140).
En este concepto de carisma es totalmente indiferente
cómo podría valorarse esa cualidad objetivamente, es
decir, desde un punto de vista ético o estético o desde
cualquier otro punto de vista. A lo único que alude la de-
finición es que esa cualidad personal sea realmente con-
siderada excepcional por los «seguidores» de la persona
carismática16.
En la dominación carismática, la creencia en la legiti-
midad del poder se basa precisamente en que la persona

16. El concepto de carisma lo toma del teólogo luterano *Rudolph Sohm,


que, en su libro Kirchenrecht (1892) lo había utilizado para contraponer la
Iglesia cristiana primitiva (centrada en el carisma personal de los apóstoles
y sus sucesores) a la Iglesia medieval (organizada jerárquicamente, con una
estricta regulación normativa).

45
Joaquín Abellán

que lo ostenta tiene unas cualidades consideradas ex-


traordinarias por sus «seguidores». Quiere esto decir
que en la legitimación propia de la autoridad carismática
es decisivo cómo los seguidores valoren el carácter carisc
mático de su líder. En este sentido es determinante que
el gobernante acredite sus cualidades a los ojos de sus se-
guidores, por lo que el portador del carisma tiene que
suscitar permanentemente el reconocimiento por parte
de sus seguidores para que su pretensión de poseer caris-
ma sea verosímil y aceptada. Pero esto, sin embargo, no
debe llevar a pensar que esta necesidad de demostrar el
carisma implique una dependencia del poder carismáti-
co de la aprobación por parte de sus seguidores, con lo
que el poder carismático sería un poder débil, «deriva-
do». Tal como tipifica Weber este tipo de dominación,
en el carisma genuino, el reconocimiento es un «deber»
para con la persona carismática; el reconocimiento del
carisma no es la base de la legitimidad del poder caris-
mático, sino la consecuencia de esas cualidades extraor-
dinarias. El líder carismático no busca la aceptación,
sino que intenta convencer a los demás de su misión por
las características excepcionales de la situación histórica,
social o religiosa.
Por lo que respecta al tipo de organización administra-
tiva de una autoridad carismática, Max Weber contrasta
sus características con las de la administración burocrá-
tica y las de la administración tradicional. La comunidad
carismática es una comunidad basada en el sentimiento,
en la que su aparato administrativo se caracteriza preci-
samente por su ausencia de cualificación profesional.
Los miembros del aparato administrativo no son selec-
Estudio preliminar

cionados por criterios estamentales ni por criterios fami-


liares, sino por sus «cualidades carismáticas»: el profeta
se rodea de «discípulos», el jefe guerrero de un «séqui-
to», un líder en general de «hombres de confianza». A
diferencia del sistema burocrático, en la administración
de corte carismático no hay una «carrera» administrativa
ni «ascensos», sino sólo la voluntad del dirigente que eli-
ge a sus colaboradores según su inspiración yatendien-
do a cualidades carismáticas del elegido. En la adminis-
tración carismática no existe una delimitación de ámbitos
de competencias ni tampoco concesiones de privilegios
que permitan una apropiación personal de los puestos.
Más que autoridades fijas, hay «comisarios» del líder ca-
rismático. Éste crea un orden nuevo contra el orden es-
tablecido: el profeta o el caudillo militar genuino procla-
ma nuevos mandamientos. El carácter revolucionario e
innovador del poder carismático está condensado en la
fórmula bíblica: «Escrito está, pero yo os digo ... ». En re-
sumen, la dominación carismática es irracional en el sen-
tido de que no opera con reglas fijas. Se opone tanto a la
dominación racional, especialmente a la burocrática,
como a la dominación tradicional, pues ambas son es-
tructuras de poder estables, «ordinarias», mientras que
el carisma se caracteriza sobre todo por su carácter
«extraordinario»!7.

17. En el cambio de siglo -del XIX al xx- hubo en Alemania un ejemplo


vivo de una comunidad carismática, que Weber conoció personalmente. Se
trataba del círculo en torno al poeta *Stefan George. La estructura del gru-
po era como la de una secta, en la que el contacto directo con George esta-
ba estrictamente regulado por uno de sus seguidores. Algunos de sus segui-
dores publicaron escritos sobre la relación autoritaria entre líder y
discípulos y sobre su entrega sin reservas al <<maestro». Un artículo de Frie-

47
Joaquín Abellán

En su relación con la economía, la dominación caris-


mática también se caracteriza por su carácter de excep-
cionalidad. La persona carismática desdeña la economía
del día a día. No tiene interés en establecer un sistema re-
gular de ingresos y gastos. Los medios habituales para
atender las necesidades económicas no son de carácter
regular y previsibles, sino que el líder carismático busca
medios asimismo excepcionales como el botín de guerra,
las donaciones de un mecenas o la extorsión.

La transformación del carisma

Weber ve en el carisma la gran fuerza revolucionaria en


épocas de carácter tradicional. Es una fuerza que puede
transformar profundamente la realidad desde dentro,
aunque no es una fuerza racional (WG, p. 142). Pero la
dominación carismática es el reino de la excepcionalidad,
de modo que no se puede mantener a la larga. Esto le lleva
a Weber a plantearse el problema de la estabilidad tempo-
ral de la dominación carismática, problema que él deno-
mina Veralltiiglichung des Carisma, es decir, la cuestión de
la transformación del carisma en una estructura de domi-
nación estable en el tiempo 18. Siendo la dominación caris-

drich GundoIf se publicó con el título de «Gefolgschaft und Jüugerturn»


(Séquito y discipulado) en: BUtter jür die Kunst. Eine Auslese aus den
Jabren 1904-1909. Berlín, 1909, pp. 114-118; Friedrich Wolters publicó
<<Herrschaft und Dienst» (Dominación y servicio) en: ibidem, pp. 156-159.
18. Traduzco Veralltiiglicbung des Cbarisma como <<transformación del ca-
risma en una estructura de dominación estable en el tiempo» para expresar
el contenido real del concepto: se trata de un proceso de transformación
en el que se consigue una estabilidad o permanencia temporal, que el caris-
Estudio preliminar

mática de carácter extraordinario y siendo además una re-


lación social de índole estrictamente personal, es decir,
vinculada al carácter personal de la legitimidad carismáti-
ca, si quiere ser realmente una relación social estable, du-
radera, tiene que cambiar su carácter y transformarse o en
una dominación de tipo tradicional o de tipo racional o en
una combinación de ambas. Este proceso de transforma-
ción puede plantearse por el interés de los seguidores en
que siga subsistiendo la comunidad carismática cuando
desaparece la autoridad carismática o por los intereses del
aparato administrativo (WG, p. 143).
a) En la cuestión de la sucesión del líder carismático,
Weber sistematiza los distintos procedimientos típicos
para buscar un sucesor -desde la búsqueda de una perso-
na con cualidades carismáticas, como ocurre en el proceso
de selección del nuevo *Dalai Lama, hasta la concepción
del carisma como una cualidad propia de una estirpe y
transmisible, por consiguiente, por herencia, pasando por
el procedimiento de los oráculos-o Dentro. de todos estos
procedimientos para encontrar el sucesor adecuado a la
persona carismática desaparecida tiene una especial rele-
vancia el proceso de transformación del carisma personal
en un carisma del cargo, es decir, la adjudicación al cargo
como tal de las cualidades carismáticas que antes habían
sido de carácter personal. Esta forma de designación del
sucesor se basa en la idea de que el carisma es una cuali-
dad que se puede transmitir utilizando determinados

ma puro originario no tiene por su carácter extraordinario. La palabra «ru-


tinizacióm> con que se suele traducir la expresión alemana no parece señalar
ese proceso -variado- de transformación en una forma «ordinaria», estable.

49
Joaquín Abellán

<<medios hierúrgicos», como el ungimiento, la imposición


de las manos u otros actos similares, con los que se preten-
de transmitir una cualidad extraordinaria que produce
efectos igualmente extraordinarios «<mágicos»). De con-
formidad con esta traslación del carisma, la creencia en la
legitimidad ya no se refiere a las cualidades personales del
líder sino a la eficacia de los respectivos actos sacramenta-
les que se celebran en virtud del cargo carismático que se
ostenta. El carisma como cualidad personal se traslada fi-
nalmente al cargo, al oficio, que adquiere de esta manera
un *character indelebilis. Esta transformación del carisma
personal fue especialmente significativa en la transforma-
ción de la Iglesia cristiana en la Edad Media y conoció
movimientos de resistencia contra la desaparición del ca-
risma personal en la administración de los sacramentos,
como los de los *donatistas (WG, p. 144)
b) Paralela a esta transformación del carisma originada
por la cuestión de la sucesión del líder carismático se de-
sarrolla otra, que tiene que ver con los intereses del apa-
rato administrativo. Se refiere aquí Weber a las necesida-
des del aparato administrativo por reorganizar la
comunidad originariamente carismática y darle un carác-
ter más «ordinario». El aparato administrativo de un líder
carismático, guiado por el entusiasmo respecto al líder y
en una situación de cáracter excepcional, vive de las do-
naciones de los mecenas o de recursos ocasionales. Pero
la mayoría de los seguidores no están dispuestos a seguir
siempre así, pues quieren también hacer de su vocación
su vida material. Por ello se realiza un proceso de trans-
formación del carisma cuando los «seguidores» o los
«discípulos» logran puestos de poder y posibilidades eco-

50
Estudio preliminar

nómicas. La transformación la acometen sobre todo me-


diante la regulación de las normas de reclutamiento. Los
criterios de reclutamiento pueden incidir en aspectos
educativos o en aspectos de «probación» en los que se
privilegie una orientación tradicional o, por el contrario,
una orientación racional. En este sentido se pueden exigir
a los aspirantes períodos de «noviciado» o de prácticas
ascéticas para «despertar y probar» el carisma, ya que éste
no puede aprenderse ni inculcarse (WG, p. 145). Estas
medidas pueden ser muy eficaces para cerrar el aparato
administrativo, en la medida en que sólo se concedan po-
deres a quienes hayan pasado por esos períodos de for-
mación y práctica. Los criterios de reclutamiento también
pueden convertirse rápidamente en criterios de cuño tra-
dicional-estamental o en criterios que favorezcan la selec-
ción de quienes sean portadores de un carisma heredita-
rio. Esta última posibilidad contribuirá a que el aparato
administrativo gane en carácter carismático y pueda más
fácilmente reclamar para sus miembros funciones y posi-
bilidades económicas. Esta especie de «institucionaliza-
ción» de la misión carismática que se genera puede adop-
tar rasgos tradicionales o burocráticos. Para Weber lo
más habitual en la historia ha sido una transformación pa-
trimonialista, siendo más raros los casos en que se haya
producido una transformación burocrática.
La transformación del carisma en cualquiera de estos
dos procesos implica asimismo un cambio en la relación
con la economía, consistente en términos generales en
una adaptación a la economía reglada. Pero Weber no
concreta en ese pasaje las distintas posibilidades de
adaptación (WG, p. 146).

51
Joaqufu Abellán

El feudalismo

En su última versión de los tipos de dominación -la de la


presente edición-, Weber investiga el feudalismo inme-
diatamente después de la dominación carismática, mien-
tras que la antigua versión -la contenida actualmente en el
tomo I/22-24 de la MWG-, lo situaba después deja do-
minación patrimonialista. Por un lado, es lógico estudiar
el feudalismo después de la dominación tradicional19 ,
pero, por otro lado, habida cuenta de que el feudalismo
lo caracteriza Weber como una forma combinada de ele-
mentos patrimonialistas y carismáticos, tiene también su
sentido exponerlo después de haber desarrollado las dos
formas de dominación. Esta es, en cualquier caso, la ubi-
cación que le da Weber en su última versión.
La exposición sobre el feudalismo se inicia con el esta-
blecimiento de una diferenciación conceptual entre feu-
dalismo vasallático (Lehensfeudalismus) y feudalismo pre-
bendario (Pfründenfeudalismus). Elfeudalismo vasallático,
que es el subtipo europeo del feudalismo, está construido
sobre el feudo. Y por feudo entiende Weber el derecho
de usufructo de una tierra concedido a cambio de una
obligación de fidelidad y servicio militar, al que se asocia
por regla general la tenencia de algunas funciones públi-
cas. Dos son, por tanto, los elementos básicos. Por un
lado, un elemento de carácter patrimonial: la tierra conce-
dida por el señor. Pero, por otro lado, un elemento de ca-

19. En la exposición de la dominación tradicional, y concretamente al


hablar de los procedimientos de adquisición de la tenencia de derechos,
Weber había aludido al caso en el que la adquisición de funciones públi-
cas se efectúa mediante el «feudo» (WG, p. 135).

52
Estudio preliminar

rácter carismático, pues la relación entre señor y vasallo es


de naturaleza personal; relación personal que obliga a am-
bas partes a una fidelidad mutua, que tiene su base en un
modo de vida compartido (el honor estamental).
Por lo que respecta a la organización administrativa del
feudalismo vasallático, Weber destaca que se trata de una
estructura débil, debido precisamente a que todo el siste-
ma es un conjunto de relaciones de fidelidad personal del
señor con sus vasallos y de éstos con sus propios vasallos,
sin que se establezca un poder político común sobre to-
dos. Existe ciertamente una jerarquía feudal, pero esta je-
rarquía no funciona con las características de un apara-
to coactivo común. La estructura feudal es de carácter
«oligopolista», en el sentido de que el poder político está
disperso en muchas manos. Los vasallos de un señor feu-
dal disponen de poderes «propios» y de un ámbito de
poder protegido de la intervención del señor feudal por
privilegios e inmunidades. Tienen el derecho a hacer la
guerra y atienden la administración de sus territorios con
sus propios recursos. El señor feudal no gobierna direc-
tamente sobre todo el territorio feudal, sino sólo de ma-
nera indirecta, mediatizado por las relaciones de fideli-
dad de sus vasallos. El carácter personal de esta relación
de fidelidad y la cualificación estamental de las personas
infeudadas excluyen que se pueda dar una relación de
mando-obediencia como la que se da en la administración
burocrática. El feudatario que se procura sus propios me-
dios de equipamiento y que cuenta con su propio séquito
es la imagen opuesta del soldado en la dominación buro-
crática o del soldado de la dominación patrimonialista.
La educación caballeresco-carismática del vasallo feudal

53
Joaquín Abellán

está en el polo opuesto de la especialización técnica reque-


rida en la administración burocrática.
En la cuestión de la relación entre feudalismo y econo-
mía, Weber señala el carácter antirracional del feudalis-
mo, pues las relaciones sociales y económicas no se guían
por criterios racionales, sino todo lo contrario. El modo
de vida feudal se caracteriza por la evitación del trabajo
productivo, por la ostentación social de la riqueza y por
la importancia concedida al juego como parte integrante
de la vida, o incluso por entender la vida como un juego.
Tanto las condiciones económicas del modo de vida feu-
dal-asentado en la posesión de la tierra- como la orga-
nización familiar y social resultan opuestas a la racionali-
zación económica. En resumen, el feudalismo dificulta el
desarrollo del capitalismo.
La exposición sobre el feudalismo se cierra con unas con-
sideraciones sobre el «feudalismo prebendarío» y el «*feu-
dalismo de la polis». El <<feudalismo prebendarío» tiene
una motivación específicamente fiscal y es un fenómeno tí-
pico del Asia musulmana y de la India de los Mogul20. Surge
mediante la concesión de beneficios, es decir, de rentas que
se calculan según la cosecha. La tenencia de estos benefi-
cios es por lo general personal y no depende de una rela-
ción de fidelidad de carácter personal. Por lo que respecta
al llamado <<feudalismo de la polis» (Polis/eudalismus),
Weber no considera adecuado definir el *sinecismo de los

20. El feudalismo existente en la China antigua, con anterioridad a *Shi


Hoang Ti, es en parte feudalismo vasallático, junto al que se dio también
el feudalismo prebendario. El feudalismo japonés de los *dairnyos es un
feudalismo vasallático atemperado por el control del señor, mientras que
los feudos de los *samuráis son prebendas de tipo patrimonial.

54
Estudio preliminar

terratenientes griegos como feudalismo y cree, por ello, que


es una expresión que hay que evitar, de la misma manera
que no se puede tipificar como «feudal» cualquier institu-
ción que presentes rasgos de carácter estamental.

Tipos de dominación y realidad histórica

Al terminar la exposición sobre la tipología de la domi-


nación, Weber añade algunas reflexiones sobre la rela-
ción entre los tipos ideales de dominación y las formas
de dominación concretas, históricas. Recuerda aquí que
los tipos ideales que construye el científico no se dan en
esa pureza en la realidad, sino que en ésta existen es-
tructuras de poder que por lo general combinan ele-
mentos de los distintos tipos de dominación. En la rea-
lidad histórica es muy raro encontrar una forma de
dominación que se corresponda con uno solo de los ti-
pos puros (WG, p. 153). La tipología sirve para investi-
gar la realidad empírica y poder atribuirle en cada caso
alguna caracterización de las que suministra la tipolo-
gía. Los tipos ideales son instrumentos conceptuales
que permiten clasificar, sistematizar u ordenar la reali-
dad social e histórica, que no pretenden reflejar toda la
realidad ni tampoco encajar toda la realidad en estos
esquemas conceptuales (WG, p. 154). Y Weber señala
además que el tipo de legitimidad -que nos permite ti-
pificar una forma de dominación- no siempre se puede
interpretar de una manera unívoca. La «dominación le-
gal» nunca es totalmente legal, pues la creencia en la
legalidad de la dominación se va arraigando con el paso

55
Joaquín Abellán

del tiempo, convirtiéndose finalmente en tradicional. Si


se quebrara esta tradición por completo, también corre-
ría peligro la dominación legal al no contar ya con una
legitimidad asumida por la costumbre. Por otro lado, la
dominación legal también tiene algo de carismática en
sentido negativo, es decir, que en caso de un fracaso de
un gobierno podría perder su prestigio y dejar un terre-
no abonado para una «revolución carismática». En el
caso de la dominación tradicional, señala Weber que ha
habido ciertamente organizaciones de ese tipo, pero son
raros los casos en que no haya habido en su cúpula diri-
gente una persona carismática, sea como portadora de
un carisma hereditario o por ocupar un cargo dotado de
rasgos carismáticos. Son asimismo raras las comunida-
des de índole carismática, pues suelen evidenciar una
debilidad en su dimensión temporal. Suelen transfor-
marse por regla general, según Weber, en estructuras
burocráticas o en organizaciones de carácter feudal o
prebendario.
Después de estas precisiones sobre la combinación
real de los tipos de legitimidad, Weber insiste en la im-
portancia del aparato administrativo y su forma de orga-
nización para que el orden sea realizado y cumplido. Y
en este contexto indica la significación histórica que ha
tenido siempre la lucha latente entre el dirigente y el
aparato administrativo por el poder. Esta lucha ha sido
decisiva en la formación de un poder político totalmente
centralizado. Una estructura política con un monopolio
del poder, que se ha impuesto sobre los poderes poseí-
dos anteriormente por determinados grupos sociales pri-
vilegiados, es la que Weber recoge en su concepto de
Estudio preliminar

«Estado institucional moderno» y que desarrolla en


otros escritos21 •

La interpretación antiautoritaria del carisma

Como se ha dicho anteriormente, la dominación caris-


mática tiene originariamente un carácter personal y au-
toritario. En este sentido, el líder carismático -el profe-
ta, el caudillo militar, el demagogo-se impone en
virtud de sus dones y exige reconocimiento y entrega a
su persona, reconocimiento y entrega que sus seguido-
res le deben. Pero Weber observa al mismo tiempo que
el carácter autoritario de la dominación carismática
puede ser interpretado en un sentido antiautoritario.
Al interpretarse la relación de dominación de un modo
racional se reinterpreta como consecuencia lo que ori-
ginariamente era causa, considerándose entonces el re-
conocimiento debido por los «dominados» no ya como
una consecuencia de la legitimidad del poder, sino
como la causa de la legitimidad. Esta nueva interpreta-
ción de la relación causa-efecto en la secuencia de la
atribución de legitimidad al poder constituye, según
Weber, la base de la legitimidad democrática, que des-
cansa en el principio de la elección. Esta reinterpreta-

21. La conocida definición de Estado moderno al comienzo de la Política


como profesión recoge expresamente el monopolio de la violencia física le-
gítima -dentro de un territorio determinado- y destaca la sustitución de los
<<funcionarios estamentales», que habían tenido poder político por derecho
propio, por funcionarios no propietarios de los recursos que administran.
(Véase Politik als Beruf, en: MWGI/17, pp. 165-166).

57
Joaqufu Abellán

ción convierte al líder carismático en virtud de su pro-


pio carisma en un líder por la gracia de los «dominados»,
al que eligen y al que pueden deponer. Y entonces ellí-
der ya no extrae su legitimidad de sus propias cualida-
des extraordinarias, sino de la voluntad de los «domi"
nados». Y el reconocimiento del líder por parte de la
comunidad, que en la dominación carismática origina-
ria era un deber para con el líder, se reinterpreta ahora
como que la comunidad como tal puede establecer y
cambiar las normas, el derecho. De esta manera se pro-
duce un giro en el establecimiento del derecho: de la
capacidad del líder para establecerlo según su propia
voluntad (<<está escrito, pero yo os digo ... ») se pasa a un
procedimiento de establecimiento con sus reglas fija-
das. La reinterpretación del carisma en un sentido no
autoritario significa un proceso que inicia la transición
del tipo carismático al tipo legal. La reinterpretación
no autoritaria del carisma hace posible que la domina-
ción carismática pueda convertirse en una forma de do-
minación estable y duradera. No hay que perder de vista,
en todo caso, que el concepto de democracia de Weber
no está referido a la «voluntad del pueblo» -de la que
procediera la legitimación de los representantes elegi-
dos-, sino simplemente a la elección libre de los diri-
gentes políticos, <<lo cual no es poco ciertamente»22. En
otros escritos posteriores, Weber interpretará clara-

22. Así se expresa en sus cartas a Robert Michels, en las que le dice que la
idea de la democracia como eliminación de la dominación del hombre
sobre el hombre o como expresión de la voluntad del pueblo son para él
meras ficciones. (Carta de 6.11.1907, en: MWG 1I/5, p. 423, Y carta de
4.8.1908, en: MWG 1I/5, pp. 615 Yss.).

58
Estudio preliminar

mente el «principio democrático» como el «liderazgo ca-


rismático» de un «demagogo» apoyado por las masas23 •
En el tratamiento de esta cuestión tiene ante sus ojos ejem-
plos históricos de reinterpretación del carisma -como el
bonapartismo-, al que le dedica algunas consideraciones
en Los tipos de dominación (WG, pp. 156-158).
Como un tipo intermedio entre la dominación caris-
mática autoritaria y una dominación carismática con un
liderazgo confirmado por el pueblo habla Weber de la do-
minación plebiscitaria. Esta forma de dominación se ca-
racteriza por el hecho de que el gobernante se siente legi-
timado como <<hombre de confianza» de las masas y como
tal es reconocido. El instrumento característico para ello
es el plebiscito, pues éste se convierte en el medio para
deducir, desde un punto de vista formal, la legitimidad
del poder de la voluntad de los dominados. Como subti-
po más importante de la dominación plebiscitaria sitúa
Weber a la democracia de líderes, y hace mención expre-
sa sobre todo de la «democracia plebiscitaria», que él ve
encarnada en los dictadores de las revoluciones antiguas
y modernas -desde los *aisymnetas griegos hasta el «im-
perialismo plebiscitario» de Francia en el siglo XIX-, en
cuanto que buscaban la legitimación de su poder en un
reconocimiento plebiscitario por parte del pueblo. Esta
«democracia plebiscitaria» es, en definitiva, una especie de
dominación carismática oculta bajo la forma de una legiti-
midad derivada de la voluntad de los dominados, donde el

23. Hay que acudir sobre todo a su escrito <<Parlamento y gobierno en una
Alemania reorganizada» (1918), en: Max Weber, Escritos políticos. Madrid,
Alianza Editorial, 2008, p. 204.

59
Joaquín Abellán

demagogo domina realmente gracias al seguimiento y a la


confianza de sus seguidores (WG, p. 156).
El aparato administrativo de la «democracia plebiscita-
ria» tiene carácter carismático, pues se compone de perso-
nas que han sido reclutadas precisamente por sus caracte-
rísticas personales -la motivación religiosa en el caso del
ejército de *Cromwell o la posesión de cualidades <<mora-
les» en el caso de los revolucionarios franceses-o
y por lo que respecta a las relaciones de la «democracia
plebiscitaria» con la economía, Weber señala su carácter
ambivalente. Por un lado, el líder plebiscitario tiende a
operar con criterios racionales en el sentido de que rompe
la manera de hacer tradicional y emprende amplias refor-
mas sociales o jurídicas, con lo que se atrae a los domina-
dos. Pero, por otro lado, debilita la economía racional al
someterla a criterios de «justicia material» y de controles
respecto a la producción y el consumo.

3. Debilitamiento de la dominación

Después de la exposición de los tipos de dominación,


Max Weber aborda en los capítulos 8-11 (subapartados
XV-XXI) los fenómenos opuestos a la concentración y
monopolización del poder. Esto presupone conceptos
fundamentales que Weber trata en otros escritos, pero no
en el texto que ahora editamos. Para entender adecuada-
mente estas páginas finales se requiere contar con el con-
cepto de «comunidad política», con el que Weber culmi-
na su elaboración teórica de la dominación como función
social, pues en él se encierra el máximo nivel de concen-

60
Estudio preliminar

tración del poder24 • En ese contexto aborda ahora, en las


páginas finales del texto que presentamos, el fenómeno
contrario de la dispersión y división del poder. En el capí-
tulo 8 se ocupa del principio de colegialidad y de la divi-
sión de poderes como un debilitamiento del poder mono-
crático. A diferencia de los tipos puros de dominación, en
los que trabaja con un ejercicio monocrático del poder, o
en algunos casos por parte de un grupo, ahora Weber
pasa revista a las formas en las que se produce algún tipo
de desmembramiento en la función de dominación, ela-
borando una larga lista de tipos y subtipos. En el capítulo 9
trata esquemáticamente de los partidos políticos, porque
estas organizaciones son, junto a las «clases» y los «esta-
mentos», formas de distribución del poder dentro de la
comunidad. En el capítulo 10 trata el fenómeno de la «re-
ducción de la dominación al mínimo», partiendo de la lla-
mada «democracia directa». Ésta se caracteriza precisa-
mente por una disolución casi completa de la relación
jerárquica del poder y la sustitución de las funciones eje-
cutivas de la dominación por «administradores», que sólo
actúan según la voluntad y al servicio de los miembros de
la organización política (WG, p. 169). Y Weber va ana-
lizando los medios técnicos de que se sirve <da democracia
directa». Yen conexión con ella analiza la administración
de <<notables» (Honorationen), que'se deriva de una forma
de administración mínima. El capítulo final lo dedica a la
representación.

24. El escrito <<Politische Gemeinschaftem> (Comunidades políticas) está


publicado ahora en: MWG 1/22-1, pp. 204-217.

61
Joaquín Abellán

4. Tabla de los tipos de dominación 1

Características Tipos de dominación

Dominación Dominación Dominación


racional tradicional carismático

Tipo de legitimación Creencia en la legiti- Creencia en que el poder es Creencia en la legiti-


midad del poder legitimo por esrar encuadra- midad del poder por
porque manda con do en una tradición de ca- las cualidades ex-
un ordenamiento Ie- ráeter sagrado traordinarias de la
gal persona que lo ejerce

Forma de Burocracia Gerontocracia, patriarcalis- Discipulado, séquito


organización mo, patrimoníalismo, domi-
nación estamental
feudalismo (patrimonial/ca-
rismática)
Medios <<Expropiación» de El aparato administrativo No hay apropiación
administrativos los «funcionarios es- tiene la propiedad de los de los medios de ad-
tamentales». medios de administración o ministración. No hay
El aparato adminis- de los poderes decisotios ingresos regulares; n-
trativo no es propie- nanciación oeasio-
tario de los medios! nal, no sistematizada
recursos administra-
tivos
Relación con la econo- Positiva. Renovado- Positiva. Conservadora Negativa
mío ra
Carácter personal u oh- Objetivo. Se obede- Personal en el marco de un Estrictamente perso-
jetivodela ce al ordenamiento sistema tradicional nal. Se obedece a la
dominación persona como tal.

Permanencia
de la dominación
Estable, duradera Estable, duradera
. Carácter extraordi-
narlo, no dpradero.
Tendencia a la trans-
formación en otra
forma estable
Carácter Racional. Las nor- Tradicional. Las normas es- Irracional. No hay
de las normas mas tienen una base ráo basadas en los preceden- un sistema de nor-
racional. tes y en la cosrumbre mas fijas. Se decide
según el caso. <<Está
escrito, pero yo os
digo... »

L No debe olvidarse que «dominación» se utiliza como traducción de


Herrschaft {relación de mando-obediencia legitimada}.

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