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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para la Educación Universitaria, Ciencia y


Tecnología
Universidad Latinoamericana y del Caribe
Coordinación de Postgrado
Maestría en Gerencia de Turismo Sostenible
U.C: Legislación Ambiental

Legislación Ambiental
Análisis Ley de Ambiente

Profesora Estudiante
Dra. Málaga Ing. Diego Vera
C.I: 22.692.281

18 de Mayo de 2020
La Ley Orgánica del Ambiente publicada en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela en el Decreto Extraordinario Número
5.833 de fecha 22 de Diciembre del 2006, derogo la Ley Orgánica del
Ambiente Publicada en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela
Numero 31.004 de fecha 16 de Junio de 1976.

La Importancia de la Ley Orgánica del Ambiente no solo radica en el


hecho de regular todas las actividades susceptibles a generar daños al
medio ambiente y al uso responsable y razonable de los recursos naturales,
sino además al enfoque desde el punto de vista de corresponsabilidad, en
cuanto al criterio de sustentabilidad y a su ubicación dentro del derecho
público, siendo que se asume la rectoría del Estado en materia ambiental.

La Ley Orgánica del Ambiente, está estructurada en XI Títulos, 21


capítulos, 137 artículos, 4 disposiciones transitorias, una disposición
derogatoria y una disposición final.

En el Título I, de Las Disposiciones Generales, Capítulo I de las


Disposiciones generales, se establece en el artículo 1, el objeto de la Ley
Orgánica del Ambiente:

Artículo 1. “Esta Ley tiene por objeto establecer las disposiciones y los
principios rectores para la gestión del ambiente, en el marco del
desarrollo sustentable como derecho y deber fundamental del Estado y
de la sociedad, para contribuir a la seguridad y al logro del máximo
bienestar de la población y al sostenimiento del planeta, en interés de
la humanidad. De igual forma, establece las normas que desarrollan las
garantías y derechos constitucionales aun ambiente seguro, sano y
ecológicamente equilibrado”.

Del objeto es importante resaltar los término “sustentable”, en función


de que el desarrollo sustentable se basa en el uso delos recursos naturales
para satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de
las generaciones futuras de satisfacer las suyas.

En 1987, la Comisión Brundtland de Naciones Unidas, en su informe


Nuestro futuro común, definió el desarrollo sustentable como: “aquel
desarrollo que permite cubrir las necesidades presentes sin comprometer la
habilidad de las generaciones futuras para cubrir sus necesidades”
(Álvarez, citado por Cortez y Peña, )
Ahora bien, en el objeto a su vez se utiliza la expresión; sostenimiento
del planeta. Sostenimiento, como término relacionado a sostenibilidad,
implica la concepción del desarrollo sostenible del planeta, que plantea una
relación equilibrada entre las dimensiones ambientales, sociales y
económicas. En este sentido (Cortez y Peña, p. 48) indican que el
“desarrollo sostenible es aquel tipo de desarrollo que se da en una nación
que puede mantener o sostener el equilibrio en la parte social,
económica y ambiental”.

De esta forma la Ley Orgánica del Ambiente esta fundamenta en el


concepto de desarrollo sustentable y en el concepto de desarrollo sostenible,
lo que implica la visión de gestionar el medio ambiente de forma que estén
en equilibrio la dimensión ambiental, la dimensión social y la dimensión
económicas y además de forma que permita cubrir necesidades actuales, sin
menos cavar las capacidades de las generaciones futuras de cubrir las
suyas, generando responsabilidad intergeneracional.

En el Objeto se establece “deber y derecho del Estado y la sociedad”,


lo que sitúa el derecho ambiental en la Ley Orgánica del Ambiente en el
derecho público, como se contempla en el Artículo 5. “Se declara de utilidad
pública y de interés general la gestión del ambiente” y el Articulo 6 “Las
normas previstas en esta Ley, en las leyes que la desarrollan y demás
normas ambientales son de orden público”.

El desarrollo sustentable como tipo de desarrollo en el cual que se


circunscribe la Ley Orgánica del Ambiente, es considerado para la ejecución
en la gestión del ambiente, en la aplicación de acciones concretas que
deben estar enmarcadas en la visión del desarrollo sustentable, lo que
implica la corresponsabilidad intergeneracional en la gestión ambiental,
aspecto sumamente importante en la preservación del patrimonio natural, de
esta forma se establece en el Articulo 2. “A los efectos de la presente Ley, se
entiende por gestión del ambiente el proceso constituido por un conjunto de
acciones o medidas orientadas a diagnosticar, inventariar,
restablecer, restaurar, mejorar, preservar, proteger, controlar, vigilar y
aprovechar los ecosistemas, la diversidad biológica y demás recursos
naturales y elementos del ambiente, en garantía del desarrollo sustentable”.

Ahora bien, para la gestión del ambiente, la Ley Orgánica del


Ambiente establece un conjunto de principios determinantes para entender el
alcance y el enfoque con el cual fue concebida, diseñada y promulgada en
función de la gestión ambiental. En total son 10 principios que se ubican en
el Artículo 4. En primer lugar, la corresponsabilidad, es decir, la gestión del
ambiente es responsabilidad de la sociedad en su conjunto y no solo del
Estado, atendiendo a la lógica de que el medio ambiente es el patrimonio
natural de todos los actores de la sociedad y no solo del Estado, como se
constata textualmente como un “Deber del Estado; la sociedad y las
personas de conservar un ambiente sano, seguro y ecológicamente
equilibrado”.

En segundo lugar y quizás el principio más importante, se ubica el


principio de prevención, como fundamental en la gestión ambiental
considerando que la gestión para reparar daños puede resultar limitada o
inefectiva en casos en que los daños sean irreversibles, por lo que se
establece “2. Prevención: Medida que prevalecerá sobre cualquier otro
criterio en la gestión del ambiente”.

En tercer lugar se establece la “Precaución: La falta de certeza


científica no podrá alegarse como razón suficiente para no adoptar
medidas preventivas y eficaces en las actividades que pudiesen impactar
negativamente el ambiente”. La importancia de este principio radica en las
situaciones donde los especialistas no tienen seguridad o suficiente
información científica para omitir la toma de medidas que eviten impactos
negativos al medio ambiente, esto es relevante si se considera lo acelerado
del desarrollo industrial y tecnológico, generándose constantemente
tecnologías que deben ser evaluadas completamente antes de ser
implementadas.

En cuarto lugar se considera la participación ciudadana, como “un


deber y un derecho de todos los ciudadanos la participación activa y
protagónica en la gestión del ambiente”, este principio se relaciona
directamente al principio de corresponsabilidad, confiriendo al ciudadano un
rol estratégico dentro de la gestión del ambiente, en función de que la
ciudadanía es la mayoría absoluta de un país y sus acciones impactan
significativamente en el medio ambiente.

En quinto lugar, se establece el derecho de todos los ciudadanos a


recibir apoyo, asesoría y respaldo jurídico del Estado en materia judicial, para
garantizar la defensa en los derechos medioambientales, aspecto que facilita
la protección del patrimonio cultural como un bien de carácter público, se
establece como “Tutela efectiva: Toda persona tiene derecho a
exigir acciones rápidas y efectivas ante la administración y los
tribunales de justicia, en defensa de los derechos ambientales”.

En sexto lugar se plasma como principio la “Educación ambiental:


La conservación de un ambiente sano, seguro y ecológicamente
equilibrado debe ser un valor ciudadano, incorporado en la
educación formal y no formal”. La educación ambiental constituye una
herramienta de gran magnitud para generar cambios positivos en la
población en cuanto a la gestión, preservación y conservación del medio
ambiente y los recursos naturales, es sin duda un principio esencial para
fortalecer la conciencia ambiental de la ciudadanía y alcanzar a partir de
entonces un cambio de actitud colectiva desde la indiferencia hasta un
sentido crítico responsable.

En séptimo lugar se contempla uno de los principios más relevantes


en términos de criterios y corriente de pensamiento, ya que se ubican los
derechos ambientales por delante de los derechos económicos y sociales, lo
que sitúa la gestión del ambiente en la concepción biocentrica que coloca a
la vida (biosfera) como eje central en el desarrollo en contra posición a la
antropocéntrica que coloca al ser humano como eje central para el
desarrollo. Se establece en la ley que “los derechos ambientales prevalecen
sobre los derechos económicos y sociales, limitándolos en los términos
establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y
las leyes especiales”.

En octavo lugar se ubica la “Responsabilidad en los daños


ambientales: La responsabilidad del daño ambiental es objetiva y su
reparación será por cuenta del responsable de la actividad o del infractor”. Es
importante resaltar de este principio que la objetiva hace referencia a los
efectos negativos derivados de la ejecución de actividades que degraden el
medio ambiente, indistintamente de condiciones socioeconómicas o de otra
índole no ambiental, adicionalmente establece que la persona causante del
daño es quien debe realizar las reparaciones a las que hubiera lugar, sin
embargo es necesario acotar que no siempre se pueden reparar los daños
causados al medio ambiente, principalmente tratándose de recursos
naturales no renovables o de recursos renovables susceptibles a dejar de
serlo, por lo que se espera que prevalezca lo preventivo y no lo reparatorio.

En noveno lugar se ubica la “Evaluación de impacto ambiental: Todas


las actividades capaces de degradar el ambiente deben ser evaluadas
previamente a través de un estudio de impacto ambiental y socio cultural”.
De este principio es importante destacar, que los estudios de impactos
ambientales para presentar el impacto real de una o varias acciones o
actividades determinadas, debe ser realizado con criterios de objetividad y
del principio de precaución, evitando la influencia subjetiva de quien realizara
dicha actividad.

Como decimo principio se establece que “Los daños ocasionados al


ambiente se consideran daños al patrimonio público”. En este sentido y por
vínculos, el patrimonio ambiental está enmarcado dentro del patrimonio
público como bienes naturales de la población, implicando criterios
corresponsabilidad en la preservación y protección patrimonio público.

De este análisis de los principios se configura la idea, de que la ley


constituye una avanzada en gestión ambiental, aspecto que en teoría permite
la preservación y conservación de todos los recursos naturales a través del
uso responsable y corresponsable colocando el medio ambiente, en el centro
del desarrollo de la sociedad. Empero se establece en el artículo 7, otros
principios por los cuales debe guiarse la gestión del ambiente en Venezuela
como Estado soberano, por la Constitución Nacional y por lo establecido en
los convenios internacional, hecho que ratifica el cumplimiento de la
Republica con los compromisos internacionales adquiridos en materia
ambiental.

”La política ambiental deberá fundamentarse en los principios


establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
en la presente Ley, las demás leyes que la desarrollen y
conforme a los compromisos internacionales contraídos válidamente por la
República Bolivariana de Venezuela” (Art. 7 Ley Orgánica del Ambiente).

En cuanto al ámbito de aplicación de la gestión ambiental y/o políticas


ambientales, se establece en el Artículo 8, que “La gestión del ambiente se
aplica sobre todos los componentes de los ecosistemas, las actividades
capaces de degradar el ambiente y la evaluación de sus efectos. De las
herramientas de la gestión del ambiente”, lo que implica prácticamente el
total de actividades económicas, industriales, tecnológicas, entre otras, que
impactan en menor o mayor medida el ambiente.

En el Artículo 9 se estipula que “A los efectos de esta Ley, se


consideran herramientas de la gestión del ambiente, la ordenación del
territorio, la planificación, la evaluación y el control”, esto implica que las
leyes que regulan estas herramientas como políticas públicas, no pueden
contradecir los principios en esta ley, y por consiguiente deben están en
función de contribuir a su efectivo cumplimiento.

En el Artículo 10, se establece 14 objetivos que deben ser cumplidos


por la autoridad u organismo con competencia ambiental que están
básicamente en función de los principios ambientales. Adicionalmente se
establece, que todos los planes y programas implementados por el Estado
deben atender a los principios de gestión ambiental, incorporando la
dimensión ambiental, quedando establecido en el artículo 11 que
“Corresponde al Estado, por órgano de las autoridades competentes,
garantizar la incorporación dela dimensión ambiental en sus políticas, planes,
programas y proyectos; para alcanzar el desarrollo sustentable”, esto implica
a todos los niveles del poder público sin excepciones.

Finalmente en el artículo 12, se establece la calidad ambiental como


mecanismo para garantizar el desarrollo y máximo bienestar de los seres
humanos, y que debe ser impulsado desde el Estado y desde la sociedad en
su conjunto, lo que está en función de todos los principios establecidos en la
ley.

En el Título II de la Organización Institucional en el Capítulo I, de la


Disposiciones Generales. Se pueden destacar aspectos fundamentales,
principalmente lo establecido en el Artículo 13 donde se establece que “El
Presidente o Presidenta de la República Bolivariana de Venezuela, en
Consejo de Ministros, ejerce la suprema dirección de la política nacional
ambiental”, esta designación puede ser considerada como centralista porque
centra la máxima responsabilidad en materia ambiental, en la figura de la
máxima autoridad de la nación.

En esta misma línea, en el Artículo 14, se establece que “El Ejecutivo


Nacional, a través de la Autoridad Nacional Ambiental, desarrollará
las normas técnicas ambientales, en coordinación con los organismos
competentes, atendiendo a los objetivos previstos en la presente Ley y las
que la desarrollen”, esta visión centralista puede disminuir el principio de
corresponsabilidad en referencia a deberes y derechos, ya que determinados
sectores de la sociedad pudieran participar de forma efectiva y en la creación
de normas sensatas y ajustadas a las realidades locales, mas allá de la
visión que se tenga o pueda tener desde un organismo y ente del Estado.
En el Capítulo II De las autoridades Ambientales, en el Artículo 18 se
contempla que “La Autoridad Nacional Ambiental será ejercida por el
ministerio con competencia en materia ambiental como órgano
rector, responsable de formular, planificar, dirigir, ejecutar,
coordinar, controlar y evaluar las políticas, planes, programas, proyectos y
actividades estratégicas para la gestión del ambiente”, se avanza en la
función rectora centralista, sin embargo, en el Artículo 19 y el Articulo 20 se
establece la descentralización y desconcentración de competencias hacia los
estados y municipios, así como la creación de mecanismo para garantizar la
participación de la ciudadanía, esto genera incongruencias con lo establecido
en el artículo 19, 13 y 14, que centran la gestión ambiental en organismos y
autoridades del ejecutivo nacional, pero que está en concordancia con el
principio de corresponsabilidad establecido en el artículo 4, ya que esta se
basa en la participación efectiva y directa de la ciudadanía.

“La Autoridad Nacional Ambiental promoverá los procesos de


desconcentración y descentralización en materia ambiental hacia los
estados, municipios y distritos, bajo los principios de integridad
territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad,
en función de las necesidades y aptitudes regionales y locales, de
conformidad con la presente Ley, las que la desarrollen y las
especiales que regulen los procesos de descentralización. Instancias
regionales, estadales y locales de coordinación” (Artículo 19).

“A los fines de coadyuvar con la gestión del ambiente, se podrán


establecer instancias regionales, estadales y locales de coordinación y
participación ciudadana e interinstitucional (Artículo 20).

En el Capítulo III, De la Defensa Ambiental, se establece en el Artículo


21 que “A los fines de la presente Ley, además de la Autoridad
Nacional Ambiental, intervienen en la defensa un ambiente sano,
seguro y ecológicamente equilibrado, la Procuraduría General de la
República, el Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, la Fuerza Armada
Nacional, así como los demás órganos y entes nacionales, estatales
y municipales con competencia en la materia, conforme a las
normas que rijan su funcionamiento y de acuerdo con las
disposiciones establecidas en esta Ley y las que la desarrollen”.
En este artículo se establece la defensa del ambiente como la
necesidad de que los entes y organismos del Estado ejerzan competencia
para corregir y/o actuar en presencia de actividades que degraden el
ambiente, aspecto que no incluye los órganos y entes en materia educativa,
ya que la educación ambiental como principio necesario, es el principal
mecanismos para alcanzar el principio de prevención y a la vez la mejor
defensa ambiental.

Del Título III De La planificación del ambiente, Capítulo I, De la


Planificación del Ambiente, se resalta el Artículo 22 donde se establece que
“La planificación del ambiente constituye un proceso que tiene por finalidad
conciliar el desarrollo económico y social con la gestión del ambiente, en el
marco del desarrollo sustentable”. De esta manera se enmarca la
planificación dentro de la concepción del desarrollo sustentable, por lo que
las políticas públicas en materia deben estar en función de la preservación y
conservación medio ambiental por encima de cualquier otro interés, sea
económico y/o social.

En el TÍTULO IV De la educación ambiental y la participación


ciudadana, Capítulo I De la Educación Ambiental, Artículo 34 se establece
que “La educación ambiental tiene por objeto promover, generar,
desarrollar y consolidar en los ciudadanos y ciudadanas conocimientos,
aptitudes y actitudes para contribuir con la transformación de la sociedad,
que se reflejará en alternativas de solución a los problemas socio
ambientales, contribuyendo así al logro del bienestar social, integrándose en
la gestión del ambiente a través dela participación activa y protagónica, bajo
la premisa del desarrollo sustentable”.

La educación ambiental juega un papel determinante en la


consolidación de una sociedad que permita al ser humano vivir en armonía
con el medio que la rodea. “La educación ambiental viene a constituir el
proceso educativo que se ocupa de la relación del ser humano con su
ambiente (natural y artificial) y consigo mismo, así como las consecuencias
de esta relación. De esta manera, la educación ambiental debe constituir un
proceso integral, que juega su papel en todo el entramado de la enseñanza y
el aprendizaje. Para ello, es necesario establecer un proceso educativo que
cuestione la relación de cualquier tema o actividad del ser humano, dentro de
un análisis de la importancia o incidencia en la vida social y ambiental, como
es la parte pedagógica y su esencia política” (Martínez, 2010, p. 1).

En el capítulo II del mismo título, se establece en el Artículo 39 que


“Todas las personas tienen el derecho y el deber de participar en los asuntos
relativos a la gestión del ambiente”. Esto implica que no solo el Estado en
sus diferentes niveles es quien determina y participa en la gestión medio
ambiental haciendo posible la corresponsabilidad desde el punto de vista
estratégico en la inclusión de todos los sectores y actores de la sociedad.

Del TÍTULO V, De los recursos naturales y la diversidad biológica,


Capítulo I, Disposiciones Generales, se resalta el artículo 45 “El presente
Título establece las disposiciones que regirán el manejo, la
conservación de los ecosistemas y sus funciones, los recursos naturales y
de la diversidad biológica, para garantizar su permanencia y los beneficios
sociales que se derivan de ellos como elementos indispensables para la vida
y su contribución para el desarrollo sustentable”. Que ubica la conservación
de la biodiversidad biológica dentro del marco del desarrollo sustentable y la
relación equilibrada que implica la dimensión social, económica y ambiental
en el sentido intergeneracional”.

En este mismo sentido, en términos de sostenibilidad, se establece en


el Artículo 46 “La Autoridad Nacional Ambiental declarará como
ecosistemas de importancia estratégica, a determinados espacios del
territorio nacional en los cuales existan comunidades de plantas y
animales que por sus componentes representen gran relevancia
desde el punto de vista de seguridad agroalimentaria; para la salud
humana y demás seres vivos; para el desarrollo médico y farmacológico; de
conservación de especies; de investigación científica y aplicada de
utilización sostenible de los componentes de la diversidad biológica; de
prevención de riesgos; de seguridad de la Nación y de otra naturaleza de
interés al bienestar colectivo”.

En el Capítulo II, Disposiciones Especiales, en el Artículo 47 “La


Autoridad Nacional Ambiental, ante la presunción o inminencia de
impactos negativos al ambiente, deberá prohibir o, según el caso, restringir
total o parcialmente actividades en ejecución que involucren los ecosistemas,
recursos naturales o la diversidad biológica, sin que ello genere derechos de
indemnización”, esta faculta concedida al ente en materia ambiental permite
la actuación de forma explícita en la preservación y conservación del
patrimonio natural.

En el Artículo 50, se establece que “El aprovechamiento de los


recursos naturales y de la diversidad biológica debe hacerse de manera que
garantice su sustentabilidad”. De esta forma se exceptúan practicas dañinas
como la sobre explotación de dichos recursos o la visión del
aprovechamiento económico imperante.

En relación a la protección de organismos biológicos en peligro de


padecer o extinguirse, se establece en el Artículo 51 “Como protección a
las especies autóctonas y de la diversidad biológica, las especies
exóticas declaradas perjudiciales deben estar sujetas a programas de
control, erradicación e ingreso al país”. Entre los recursos de vital
importancia, se ubica el agua como primordial, y su preservación y función
en el ciclo hidrológico está regulada en Artículo 56 que establece que “Para
asegurar la sustentabilidad del ciclo hidrológico y de los elementos que
intervienen en él; se deberán conservar los suelos, áreas boscosas,
formaciones geológicas y capacidad de recarga delos acuíferos”. En este
sentido la gestión del ciclo hidrológico conlleva a que se adopten medidas
para conservar otros recursos naturales que lo sustentan.

Del TÍTULO VI, De la investigación e información ambiental, Capítulo


I, Disposiciones Generales, se pueden considerar 2 artículos por su
importancia en relación al derecho de todos los ciudadanos de acceder a la
información ambiental disponible y de lo que sucede en la Nación en cuanto
a la gestión medioambiental.

En primer lugar en el Artículo 64 “El derecho a la información sobre el


ambiente debe ser reconocido a cada persona. El Estado es el garante de su
ejercicio, de la confiabilidad de la información y de su difusión. Este derecho
será ejercido según las modalidades definidas en esta Ley y en los demás
instrumentos normativos que al efecto se dicten”. Y en segundo lugar el
Artículo 71 donde se estipula que “El Estado garantizará a toda persona el
acceso a la información ambiental, salvo que ésta haya sido clasificada como
confidencial, de conformidad con la ley”. Ambos denotan el derecho de la
población para acceder a la información ambiental.
TÍTULO VII Control ambiental, Capítulo I, Disposiciones Generales, en
Artículo 77 se establece que “El Estado, a través de la Autoridad
Nacional Ambiental, ejercerá el control ambiental sobre las actividades
y sus efectos capaces de degradar el ambiente, sin menoscabo de las
competencias de los estados, municipios, pueblos y comunidades indígenas,
en aquellas materias ambientales expresamente asignadas por la
Constitución y las leyes, garantizando así la gestión del ambiente y el
desarrollo sustentable”, en este sentido se estipula el papel rector del Estado
en materia de gestión ambiental en relación al control, salvo excepciones.

En el TÍTULO VIII Incentivos económicos y fiscales Capítulo I,


Disposiciones Generales, se establece en el Artículo 102 que “El Estado
establecerá los incentivos económicos y fiscales que se otorgarán
a las personas naturales y jurídicas que efectúen inversiones para
conservar el ambiente en los términos establecidos en la presente
Ley, en las leyes que la desarrollen y en las normas técnicas
ambientales, a fin de garantizar el desarrollo sustentable”. De esta forma el
Estado es el principal financista de las actividades para preservar y
conservar el patrimonio natural.

En el TÍTULO IX, Medidas y sanciones ambientales, Capítulo I,


Disposiciones Generales, se establece en el Artículo 108 que “En ejecución
de esta Ley, deberán dictarse las adecuadas normas penales y
administrativas en garantía de los bienes jurídicos tutelados por la
misma. Las sanciones pecuniarias correspondientes serán hasta de diez
mil unidades tributarias (10.000 U.T.); y hasta de diez años de prisión si
consistieren en penas privativas de libertad, debiéndose hacer la fijación de
acuerdo con la mayor gravedad del hecho punible, a las condiciones del
mismo y a las circunstancias de su comisión, manteniendo la debida
proporcionalidad y adecuación con el supuesto de hecho”.
Bibliografía

Ley Orgánica del Ambiente. 2006. Gaceta Oficial de la República Bolivariana


de Venezuela Decreto Extraordinario Número 5.833.

Rivera, J. Alcántara, G. Vicente, N. Pascal, E. Pérez, J. (2017). ¿Desarrollo


sostenible o sustentable? La controversia de un concepto. RevistaSEP-
PyS@uned.ac.cr. Vol. 15. N. 1., México.

Martínez, R. (2010). La importancia de la educación ambiental ante la


problemática actual. Revista Electrónica Educare. Vol. 14. N. 1., Costa Rica.

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