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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA PENAL TRANSITORIA

DE LA REPUBLICA
NULIDAD N°. 1645-2018
SANTA

PROHIBICIÓN DE REGRESO
SUMILLA. La prohibición de regreso implica que no se
puede responsabilizar a una persona por un ilícito que
causó o favoreció en su comisión mediante un
comportamiento gestado como parte de su rol social
(vínculo estereotipado-inocuo, esto es:
conductas neutrales o carentes de relevancia penal), a
pesar de que el otro sujeto emplee esa conducta en su
beneficio concediéndole un sentido delictivo.

Lima, nueve de enero de dos mil diecinueve

VISTO: el recurso de nulidad interpuesto por el procesado HUGO LORENZO VERA


RODRÍGUEZ, contra la sentencia del treinta y uno de julio de dos mil dieciocho (folio
cuatro mil doscientos cincuenta y dos), en el extremo que lo condenó como cómplice
primario del delito contra el patrimonio, en la modalidad de robo agravado (previsto en
el inciso cuatro, del primer párrafo, del artículo ciento ochenta y nueve, del Código
Penal), en perjuicio de Pedro Fiestas Galán, y le impuso ocho años de pena privativa de
libertad y el pago solidario de ocho mil soles por concepto de reparación civil.

Intervino como ponente el señor juez supremo QUINTANILLA CHACÓN.

CONSIDERANDO

PRIMERO. IMPUTACIÓN FÁCTICA


1.1. CONTEXTO GENERAL DE LA IMPUTACIÓN
a) El veintidós de octubre de dos mil nueve, a las once horas, aproximadamente,
cuando la embarcación pesquera María Eugenia con número de matrícula
N.° PL-2122-CM se encontraba fondeada cerca al muelle Gildemeister, en
Chimbote, hicieron su aparición cuarenta y siete personas, quienes de
manera violenta (provistos de cuchillos y palos) abordaron dicha nave. Ante ello, el
guardián de la embarcación, Andrés Enrique Cáceda Chávez, intentó abordar
la nave con la finalidad de impedir que emprendieran la marcha; pero, no lo
dejaron subir, procediendo los sujetos a romper los cabos y llevarse la
embarcación con rumbo desconocido.
b) El referido guardián informó este suceso al propietario de la embarcación,
Pedro Galán Fiestas, quien se apersonó a la capitanía de Guardacostas
Marítima de Chimbote, en donde formuló una protesta de mar por el robo de
su embarcación pesquera; motivando a que la Capitanía Marítima realizara
las coordinaciones con la Unidad de Guardacostas BAP Río Zaña, quienes
intervinieron en el mar, con disparos al aire, a la embarcación pesquera
María Eugenia con todos sus tripulantes, entre los cuales se encontraban los
procesados Alberto Alexander Delgado Saldaña, Jesús Moisés Fernández
Chávez y Hugo Lorenzo Vera Rodríguez.

1.2. IMPUTACIÓN PARTICULAR


El aporte de Hugo Lorenzo Vera Rodríguez consistió en ser el patrón de la
embarcación pesquera María Eugenia, esto es, conducir la nave, facilitando así la
sustracción de la misma, puesto que de no ser por su aporte especializado en su
condición de “conductor de naves-patrón”, hubiese sido imposible que esa
embarcación emprenda la marcha con los cuarenta y siete tripulantes que fueron
intervenidos a bordo.

SEGUNDO. FUNDAMENTOS DEL IMPUGNANTE


El procesado HUGO LORENZO VERA RODRÍGUEZ, al fundamentar el recurso de
nulidad (folio cuatro mil trescientos diez) , alegó que la sentencia vulneró el derecho de
motivación y los principios del debido proceso, tutela jurisdiccional, in dubio pro
reo y legalidad; por lo siguiente:
2.1. En el juicio oral no se actuaron elementos probatorios que acrediten la
violencia o amenaza con que se habría actuado; por el contrario, los testigos
indicaron que no vieron ningún vigilante en posesión física de la embarcación,
salvo el imputado Alberto Alexander Delgado Saldaña quien señaló que sí
observó a un agente de seguridad.
2.2. El recurrente no realizó una disposición del bien, ya que actuó como patrón
de la embarcación en la creencia de que fue contratado con autorización de su
propietaria Adriana Paredes Cabello; por lo que no existió en su actuar el
elemento subjetivo del dolo.

2.3. No se analizó el por qué su conducta recae como cómplice primario.


2.4. El impugnante incurrió en un error de tipo invencible, pues su actuación para
conducir la embarcación fue impulsada porque el procesado Alberto Alexander
Delgado Saldaña lo contrató de forma verbal para realizar una prueba.
2.5. Asimismo, el error de tipo se refuerza con la declaración de los testigos que
se encontraban en la embarcación, quienes señalaron de forma uniforme que su
presencia se debía para hacer peso porque estaban probando la embarcación; así
como con la Resolución Directoral N.º 1118-2010, del diecisiete de diciembre de
dos mil diez, que le impone al recurrente una sanción multa por haber zarpado sin
la autorización, no contar con documentos de la nave e implementos de seguridad
y transportar personal indocumentado.

FUNDAMENTOS DE ESTA SALA SUPREMA


TERCERO. IMPUTACIÓN OBJETIVA: PROHIBICIÓN DE REGRESO
3.1. La tipicidad, desde una apreciación sistemática de la teoría jurídica del delito,
constituye uno de sus elementos configuradores esencialmente garantista, donde
se realiza una función técnico-valorativo llevado a cabo por el juicio de tipicidad,
en el cual el juzgador analizará si un comportamiento social se adecúa a un tipo
penal (operación mental: proceso de adecuación valorativa conducta-tipo) ; para ello, se debe apreciar
cuáles son los elementos objetivos (conducta exigida, objetos –jurídico y material– y sujetos –

pasivo y activo–) y subjetivos (dolo o culpa) del tipo penal. De lo dicho, se desprenden dos
consecuencias: “De un

lado, una acción solo puede ser delictiva si es típica; y, en segundo término, para
que una conducta sea típica ha de cumplir exactamente con los elementos del tipo,
1
ni más ni menos” . Por esta noción, y como hemos afirmado con anterioridad,
estimamos que “el principio de legalidad encuentra su máximo esplendor en la
2
tipicidad” .
3.2. Dentro del estudio de la tipicidad encontramos a la denominada teoría de la
imputación objetiva como delimitadora del injusto del comportamiento, que a
diferencia del dogma causal (teoría de la causalidad) expuso la siguiente tesis: “Toda
conducta puede ser declarada típicamente relevante solo por su significado antinormativo y no por la
3
modificación del mundo exterior causada por la conducta” . El contenido de la imputación
objetiva está vinculado al marco de un sistema penal funcional normativista y se
inspira en un principio social-funcional. La razón es porque la sociedad configura
sus propias instituciones y delimita entre lo socialmente permitido y lo ilícito, de
manera que, funcionalmente, no se vea perjudicada; por ello, se afirma que: “[…] el
objeto de la teoría de la imputación objetiva es la averiguación y la fijación del significado social de
un determinado comportamiento. Es decir, se trata de delimitar el comportamiento socialmente

adecuado del socialmente inadecuado”4.

3.3. Delimitación que se hará sobre la base de los roles sociales que porta una
persona en una determinada sociedad, el cual le reconoce un estatus en la vida de
relaciones sociales y le generan, a su vez, un haz de deberes y obligaciones. “El rol
asignado establece pautas de comportamiento para la administración de los riesgos, y si el ciudadano
se comporta

1 POLAINO NAVARRETE, Miguel. Derecho penal, parte general. Lima: Ara Editores, 2015, p. 422.
2
Recurso de Nulidad N.º 1908-2017/Lima Norte.
3
CARO JHON, José Antonio. Manual teórico-práctico de teoría del delito. Materiales de aplicación a la investigación y
judicialización de delitos cometidos en el ejercicio de la función pública. Lima: Ara Editores, 2014, p. 48.
4
Jakobs, citado por PINEDO SANDOVAL, Carlos. Imputación objetiva. Introducción a sus conceptos elementales. Lima:
Palestra, 2013, p. 28.

dentro de esos parámetros, no defrauda expectativas sociales, así lesione o ponga en peligro bienes
jurídicamente tutelados. Los límites que señala el rol, son los mismos límites de la responsabilidad

penal”5. Dicho esto, entendemos al rol social como una garantía para el sujeto,
porque va garantizar que a él únicamente se le va a responsabilizar por un ilícito si
concurre dos presupuestos: “a) tenía un rol propio (con sus derechos y sus deberes) y b) si infringe un
6
deber personal perteneciente a su propio rol” . Ello trae como consecuencia lógica que a
nadie se le responsabilizará por la infracción de deber perteneciente a un rol ajeno.
Entonces, un hecho social va a ser reprochable penalmente a una persona si
concurren el quebrantamiento de su rol social que, a la vez, significa la
defraudación de las expectativas sociales que estaban depositadas en él (y, por el

contrario, el cumplimiento del rol significa satisfacer la expectativa social) .

3.4. Para concretar lo dicho, en la doctrina se postuló como instituciones


delimitadoras de responsabilidad penal, “los fundamentos [sociales] del edificio de la
7
imputación objetiva” , que se ocupan de ser el filtro para dotar a un determinado
comportamiento como típico.
3.5. Entre estas encontramos a la prohibición de regreso, la cual implica que no se
puede responsabilizar a una persona por un ilícito que causó o favoreció en su
comisión mediante un comportamiento gestado como parte de su rol social (vínculo

estereotipado-inocuo, esto es: conductas neutrales o carentes de relevancia penal), a pesar que el otro
sujeto emplee esa conducta en su beneficio concediéndole un sentido delictivo; en
otras palabras, la prohibición de regreso es “una teoría excluyente de la intervención
delictiva de quien obra conforme con un rol estereotipado dentro de un contexto de
intervención plural de personas en un hecho

5 LOPEZ DÍAZ, Claudia. Introducción a la imputación objetiva. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 1996, p. 87.
6
POLAINO NAVARRETE, Miguel. Derecho penal, parte general. Lima: ARA Editores, 2015, p. 386.
7
JAKOBS. La imputación objetiva en derecho penal. (Trad. Cancio Meliá). 1.ª edición. Bogotá: Universidad Externado de
Colombia, 1994, p. 34.

8
susceptible de imputación” . Con esto se desprende que la prohibición de regreso
se basa en un elemento fundamental: la neutralidad de una conducta realizada en
el seno del ejercicio de un rol social.

CUARTO. ANÁLISIS DEL PRESENTE CASO


4.1. El representante del Ministerio Público le imputa al procesado Vera
Rodríguez ser cómplice primario de estos hechos, puesto que fue el patrón
(conductor) de la embarcación pesquera María Eugenia, con lo que facilitó la
sustracción de la misma al haber sido ocupada por cuarenta y siete sujetos de
manera violenta (provistos con palos y armas punzo cortantes).

4.2. Sin embargo, en autos no apreciamos algún medio de prueba


personal (como testimonial o declaración de los coprocesados) que demuestre que el encausado
Vera Rodríguez haya abordado la embarcación María Eugenia con estos sujetos de
manera violenta y la voluntad de apropiarse de la misma, en perjuicio de Pedro
Fiestas Galán. Es necesario resaltar que el guardián de la embarcación, Andrés
Enrique Cáceda Chávez, no sindica al referido procesado como parte de este grupo
de personas que ingresaron provistos con palos y cuchillos, así se puede apreciar
en su declaración en juicio oral (folio tres mil novecientos ochenta y tres) cuando señala:
“Primero abordaron los maleantes y dijeron que los propietarios eran otras personas, nadie se

identificó como patrón”; incluso cuando le preguntan si reconoce al procesado Vera


Rodríguez presente en la audiencia, este señaló negativamente.
4.3. Más aún, no se demostró que el recurrente haya tenido conocimiento sobre el
carácter delictivo de los hechos imputados y que

8 CARO JHON, José Antonio. Manual teórico-práctico de teoría del delito. Materiales de aplicación a la investigación y
judicialización de delitos cometidos en el ejercicio de la función pública. Lima: Ara Editores, 2014, p. 71. En ese mismo
sentido, Jakobs sostiene que existe una prohibición de regreso cuando se da un comportamiento estereotipadamente inocuo
que no constituye participación en una organización no permitida. Ver: Sociedad, norma y persona en una teoría de un
derecho penal fundamental. (Trad. Cancio Meliá/Feijóo Sánchez). Madrid: Civitas, 1996, p. 54.

la embarcación, objeto material del robo, era de propiedad del agraviado Pedro
Fiestas Galán.
4.4. Por su parte, el procesado Hugo Lorenzo Vera Rodríguez señaló (folios doscientos

noventa y ocho y cuatro mil ciento treinta y dos, respectivamente) que es Patrón de Pesca de
Primera, y un día antes de los hechos se encontró por el muelle con su
coprocesado Alberto Delgado Saldaña, quien lo contrató para que realizara
pruebas de las máquinas y otras cosas, lo cual quedaron para el día en que se
suscitó el ilícito; en dicho día se dirigió a la embarcación por medio de una
chalana y subió a la embarcación sin ningún problema, observando que habían
tripulantes a bordo, pero no vio algún vigilante; se dirigió al puente para hacer el
lanzado de la misma, tal como había quedado con Delgado Saldaña; en el
transcurso del manejo la costera, por medio de megáfono, le indicó que se
detuviera a lo que él le hizo caso, ya que por los años de experiencia que tiene,
sabe que no puede desobedecer a la autoridad marítima, y al poner en neutro la
embarcación sigue en movimiento por inercia, razón por la cual la costera dio la
vuelta y puso la proa a la mar; niega que hubo persecución y desconoce quién es el
propietario de la embarcación María Eugenia.

4.5. Versión exculpatoria que es corroborada por el coprocesado Alberto Delgado


Saldaña, quien señaló en su instructiva y juicio oral (folios mil ochocientos noventa y tres y

tres mil ochocientos cincuenta y nueve, respectivamente) , que contrató al procesado Hugo Lorenzo
Vera Rodríguez, diciéndole que era para que pusiera en prueba la embarcación, y
la presencia de los tripulantes era para hacer peso y volumen a la nave pesquera, a
efectos de ver el funcionamiento de la misma.
4.6. En ese sentido, ha quedado acreditado en autos que el procesado Vera
Rodríguez se limitó a desempeñar su rol de patrón de embarcación, el cual
podríamos calificar de inocuo, ya que no es equivalente por sí mismo, ni siquiera
en el plano valorativo, al de un interviniente delictivo en el delito de robo
agravado; esto es, está demostrado que el referido encausado intervino en los
hechos susceptible de imputación, pero su actuación se limitó a desempeñar el rol
de patrón de embarcación, de modo que aun cuando el comportamiento de los
demás sujetos haya sido la de

quebrantar las expectativas sociales contenidas en el tipo penal de robo agravado

(previsto en el inciso cuatro, del artículo ciento ochenta y nueve, del Código Penal) , el resultado lesivo
no le es imputable en virtud a la prohibición de regreso, lo que determina que su
comportamiento social resulta neutral y se encuentra libre de responsabilidad penal.
En consecuencia, nos encontramos ante un supuesto de atipicidad, no pudiéndosele
imputar los hechos materia de acusación.

4.7. Por tanto, corresponde revocar la sentencia cuestionada (folio cuatro mil doscientos

cincuenta y dos) en el extremo que condenó a Hugo Lorenzo Vera Rodríguez; y,


reformándola, se le debe absolver por el delito de robo agravado, en perjuicio de
Pedro Fiestas Galán; y, en consecuencia, dejarse sin efecto las órdenes de ubicación y
captura.

DECISIÓN

Por estos fundamentos:

I. Declararon HABER NULIDAD en la sentencia del treinta y uno de julio de dos


mil dieciocho (folio cuatro mil doscientos cincuenta y dos) , en el extremo que condenó al
encausado HUGO LORENZO VERA RODRÍGUEZ como cómplice primario del delito
contra el patrimonio, en la modalidad de robo agravado (previsto en el inciso cuatro, del

primer párrafo, del artículo ciento ochenta y nueve, del Código Penal) , en perjuicio de Pedro Fiestas
Galán, y le impuso ocho años de pena privativa de libertad y el pago solidario de ocho
mil soles por concepto de reparación civil; y, REFORMÁNDOLA,
ABSOLVIERON a HUGO LORENZO VERA RODRÍGUEZ de la acusación fiscal
formulada por el mismo delito y agraviado.
II. ORDENARON el levantamiento de la orden de ubicación y captura
que pesa sobre HUGO LORENZO VERA RODRÍGUEZ, por este proceso penal.

III. ORDENARON se anulen los antecedentes policiales y judiciales del


mencionado encausado generados por este proceso.

IV. MANDARON que se notifique la presente ejecutoria a las partes apersonadas


en esta Suprema Instancia, devuélvanse los actuados a la Sala Superior de origen,
a fin de que cumpla con lo señalado.

S. S.

LECAROS CORNEJO

FIGUEROA NAVARRO

QUINTANILLA CHACÓN

CASTAÑEDA ESPINOZA

PACHECO HUANCAS

QC/AWZA
Fuente de la sentencia: https://static.legis.pe/wp-content/uploads/2019/02/R.N.-
1645-2018-Santa-Legis.pe_.pdf

2.- RESUMEN DE LOS HECHOS ANALIZADOS EN LA SENTENCIA

Recurso de nulidad interpuesta por el procesado Hugo Lorenzo Vera Rodríguez, contra
la sentencia del treinta y uno de julio del dos mil dieciocho, en donde lo condeno como
cómplice del delito contra el patrimonio, en la modalidad de robo agravado, en perjuicio
de Pedro Fiestas Galán, y le impuso ocho años de pena privativa de la libertad y el pago
solidario de ocho mil soles por concepto de reparación civil.

IMPUTACIÓN FÁCTICA
Contexto General de la imputación

Todo ocurrió en ciudad de Chimbote el veintidós de octubre del año dos mil nueve, la
embarcación pesquera María Eugenia se encontraba fondeada cerca al muelle
Gildemeister, aparecieron un aproximado de cuarenta y siete personas y que de manera
violenta abordaron mencionada nave. Los sujetos rompieron los cabos y llevaron la
embarcación con rumbo desconocido.

El guardián Andrés Enrique Caceda Chávez, informo al propietario de la embarcación,


quien se apersonó a la Capitanía de Guarda costasmarítima de Chimbote, donde formulo
la protesta por el robo de su embarcación pesquera, asimismo mencionada Capitanía
marítima intervino en el mar con disparos al aire para recuperar la embarcación robada
en donde se encontraron los procesados Alberto Alexander Delgado Saldaña, Jesús
Moisés Fernández Chávez y Hugo Lorenzo Vera Rodríguez.

Imputación particular

El aporte de Hugo Lorenzo Vera Rodríguez consistió en ser el patrón de mencionada


embarcación, donde al ser el conductor facilito la sustracción de la misma, puesto que
de no ser por su aporte especializado, hubiese sido imposible que esa embarcación
emprenda marcha.

Fundamentos del impugnante

Asimismo el procesado Hugo Lorenzo Vera Rodríguez, alego que la sentencia primera
vulnero el derecho de motivación y los principios del debido proceso, tutela
jurisdiccional, indubio pro reo y legalidad.

FUNDAMENTOS DE LA SALA SUPREMA

Imputación objetiva: Prohibición de regreso

La tipicidad, desde una apreciación sistemática de la teoría jurídica del delito, constituye
uno de sus elementos configuradores esencialmente garantista, donde se realiza una
función técnico-valorativo llevado a cabo por el juicio de tipicidad, en el cual el
juzgador analizará si un comportamiento social se adecúa a un tipo para ello, se debe
apreciar cuáles son los elementos objetivos del tipo penal.

Dentro del estudio de la tipicidad encontramos a la denominada teoría de la imputación


objetiva como delimitadora del injusto del comportamiento. El contenido de la
imputación objetiva está vinculado al marco de un sistema penal funcional normativista
y se inspira en un principio social-funcional.

Delimitación que se hará sobre la base de los roles sociales que porta una persona en
una determinada sociedad, el cual le reconoce un estatus en la vida de relaciones
sociales y le generan, a su vez, un haz de deberes y obligaciones.
Asimismo con referencia a la prohibición de regreso es “una teoría excluyente de la
intervención delictiva de quien obra conforme con un rol estereotipado dentro de un
contexto de intervención plural de personas en un hecho susceptible de imputación”.

ANÁLISIS DEL PRESENTE CASO


El representante del Ministerio Público le imputa al procesado ser el cómplice principal
de estos hechos, puesto que fue el conductor de la mencionada embarcación, con lo que
facilito la sustracción de la misma. En los autos no se aprecia ninguna prueba en la que
acredite que el encausado haya abordado la embarcación con estos sujetos de manera
violenta y la voluntad de apropiarse de la misma en perjuicio de Pedro Fiestas Galán.
Asimos el guardián no afirma que el procesado sea parte del grupo de personas que
ingresaron de forma violenta a la embarcación así se aprecia en su declaración de juicio
oral.
Por su parte el procesado afirmo que es patrón de primera y un día antes de los hechos
se encontró por el muelle con su coprocesado Alberto Delgado Saldaña, quien lo
contrató para que realizara pruebas de las máquinas y otras cosas, lo cual quedaron para
el día en que se suscitó el ilícito; en dicho día se dirigió a la embarcación por medio de
una chalana y subió a la embarcación sin ningún problema, observando que habían
tripulantes a bordo, pero no vio algún vigilante; se dirigió al puente para hacer el
lanzado de la misma, tal como había quedado con Delgado Saldaña; en el transcurso del
manejo la costera, por medio de megáfono, le indicó que se detuviera a lo que él le hizo
caso, ya que por los años de experiencia que tiene, sabe que no puede desobedecer a la
autoridad marítima, y al poner en neutro la embarcación sigue en movimiento por
inercia, razón por la cual la costera dio la vuelta y puso la proa a la mar; niega que hubo
persecución y desconoce quién es el propietario de la embarcación .

Por tanto, corresponde revocar la sentencia cuestionada en el extremo que condenó a


Hugo Lorenzo Vera Rodríguez; y, reformándola, se le debe absolver por el delito de
robo agravado, en perjuicio de Pedro Fiestas Galán; y, en consecuencia, dejarse sin
efecto las órdenes de ubicación y captura.

DECISIÓN
En la primera sentencia declararon haber nulidad, donde se condenó al acusado Hugo
Lorenzo Vera Rodríguez como cómplice primario del delito contra el patrimonio, en la
modalidad de robo agravado, en perjuicio de Pedro Fiestas Galán, y le impuso ocho
años de pena privativa de libertad y el pago solidario de ocho mil soles por concepto de
reparación civil; y, reformándola, absolvieron a acusado Hugo Lorenzo Vera Rodríguez
de la acusación fiscal formulada por el mismo delito y agravio. Asimismo ordenaron se
anulen los antecedentes policiales u judiciales del mencionado encausado generados por
el presente proceso.

3.- APLICACIÓN DE LA INSTITUCIÓN DOGMÁTICA DE LA IMPUTACIÓN


OBJETIVA

Para la aplicación de la prohibición de regreso se apreciaron 2 elementos esenciales


tales como los objetivos (conducta exigida, objetos jurídico y material y sujetos pasivos
y activos) y subjetivos (dolo y la culpa) del tipo penal. De lo mencionado se
desprenden dos consecuencias, de una parte se menciona que una acción solo puede ser
delictiva si es típica; y, de la otra parte, para que una conducta sea típica ha de cumplir
con exactitud con los elementos del tipo.

Dentro del estudio de la tipicidad encontramos a la denominada teoría de la imputación


objetiva como delimitadora del injusto del comportamiento, que a diferencia del dogma
causal, asimismo el objeto de la teoría de la imputación objetiva es la averiguación y la
fijación del significado social de un determinado comportamiento. Es decir se trata de
delimitar el comportamiento socialmente adecuado del socialmente inadecuado.

Ahora bien, dicho lo anterior se entiende al rol social como una garantía para el sujeto,
porque va a garantizar que él únicamente se la va a responsabilizar por un ilícito si
ocurre dos presupuestos: la primera tenía un rol propio y la segunda se infringe un deber
personal perteneciente a su propio rol, ante ello trae como consecuencia lógica que a
nadie se le responsabilizará por la infracción de deber perteneciente a un rol ajeno.
Entonces, un hecho social va a ser reprochable penalmente a una persona si concurre el
quebrantamiento de su rol social que, a la vez, significa la defraudación de las
expectativas sociales que estaban depositadas en él.

4.- VALORACIÓN PERSONAL DE LA REFERIDA SENTENCIA

La presente sentencia se evidencia con claridad el asunto que se plantea en este caso
donde se solicita la nulidad de la primera sentencia donde se declara culpable a Hugo
Lorenzo Vera Rodríguez, por ser cómplice del delito contra el patrimonio, en la
modalidad de robo agrado. Asimismo se evidencia la descripción de los hechos y las
circunstancias objeto de la acusación.

Como también se observan la selección de los hechos probados o improbados estos


fueron los elementos imprescriptibles, expuestos en forma coherente, sin
contradicciones, congruentes y concordantes con los alegados por ambas partes, en
función de los hechos relevantes que sustentan la pretensión.

En el caso en concreto se realizó una correcta determinación de la tipicidad, se hizo la


adecuación del comportamiento al tipo penal con razones normativas, jurisprudenciales
y completas. Se realizó el correcto uso de la institución de prohibición de regreso por
que se demostró que el acusado Hugo Lorenzo Vera Rodríguez cumplía su función
como conductor de naves – patrón y no tenía ese intención de ser partícipe de dicho
delito.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


DE LA REPUBLICA
RECURSO DE NULIDAD N°. 528-2018
ANCASH

PRINCIPIO ACUSATORIO

Sumilla. Si el fiscal supremo en lo penal estima justa


una absolución, no es posible que el órgano
jurisdiccional decida lo contrario, puesto que es el
Ministerio Público, a quien le corresponde la
exclusividad de la persecución penal, como titular
de la acción penal.

Lima, dieciséis de agosto de dos mil dieciocho

VISTO: el recurso de nulidad interpuesto por la señora fiscal adjunta superior de la Primera
Fiscalía Superior del Distrito Fiscal de Áncash, contra la sentencia del veintiocho de diciembre
de dos mil diecisiete, de páginas mil cuatrocientos noventa y cuatro a mil quinientos seis,
emitida por la Sala Penal Liquidadora Permanente de Huaraz, de la Corte Superior de Justicia
de Áncash, que absolvió de la acusación fiscal a los encausados Elio Yino Obregón Ramos y
Jhonel Jesús Obregón Ramos como autores inmediatos y a Noé Job de la Cruz Huerta, como
cómplice secundario del delito contra la salud pública, en la modalidad de tráfico ilícito de
drogas, en agravio del Estado. De conformidad con el dictamen de la señora fiscal suprema en
lo penal. ntervino como ponente la señora jueza suprema PACHECO HUANCAS.

CONSIDERANDO
IMPUTACIÓN FISCAL
1. El seis de febrero de dos mil diez, a las quince horas con treinta minutos, personal
policial de la DIVANDRO-HUARAZ, se constituyó al lugar denominado Ñacyash, caserío de
Huanila, Pampas Grande en Huaraz, donde se intervino a los encausados Elio Yino Obregón
Ramos, Jhonel Jesús Obregón Ramos y Noé Job de la Cruz Huerta, en el ambiente de secado y
procesamiento de la marihuana en el fundo Colonia, de propiedad de Próspero Colonia
Villanque, constatándose la existencia de plantaciones de marihuana dentro del maizal, en una
extensión aproximada de dos a tres hectáreas. Se encontró veintitrés mil setecientos ochenta y
cinco plantones de marihuana para cosecha, ocho kilos de marihuana procesada distribuida en
ocho bolsas, nueve mil seiscientos veintinueve plantas secas de marihuana y cero punto cinco
kilos de semillas de marihuana (que habrían estado destinadas a la plantación y no a la
comercialización), las que fueron comisadas. Luego, se procedió a la inmediata incineración de
las plantaciones, correspondiendo la totalidad de la droga incautada a la variedad de CANNABIS
SATIVA (marihuana), conforme al resultado del análisis químico. Se habría verificado la
pluralidad de agentes (más de tres personas) y el contubernio de voluntades por parte de los
procesados, quienes tenían pleno conocimiento del delito cometido, esto es, que en dicho lugar
se sembraba y elaboraba marihuana.

El sentenciado Desiderio Marconi Colonia Huerta, era quien tenía el dominio absoluto sobre la
administración del terreno ubicado en el fundo el Mirador, distrito de Pampas Grande, provincia
de Huaraz en Áncash, las actividades de sembrío, cultivo, mantenimiento, cosecha, corte de
hojas y tallos de las plantaciones de la marihuana contratando directamente a los encausados
Elio Yino Obregón Ramos, Jhoel Jesús Obregón Ramos y al condenado Lenin Cochachín
Toledo, quienes según sus propias versiones, tenían alimentación y cama en los ambientes
donde se procesaba la droga.

Por otro lado, el procesado Noé Job de la Cruz Huerta, indicó haber estado a cincuenta metros
del inmueble, rajando leña y que desconocía quien cultivaba o era el propietario de la
marihuana. No obstante, habría facilitado el cultivo y el procesamiento de la misma, al realizar
las labores de corte de leña para la alimentación de los procesados Elio Yino Obregón Ramos,
Jhonel Jesús Obregón Ramos y el sentenciado Sandro Lenin Cochachín Toledo, quienes eran
los que se dedicaban propiamente a la labor de cultivo, corte de hojas, tallos y secado de hojas,
teniendo en cuenta que tenía vínculo de parentesco con los sentenciados Desiderio Marconi
Colonia Huerta (condenado) y Teodoro Nixon Colonia Huerta (absuelto).
FUNDAMENTOS DE LA SALA SUPERIOR

2. El Tribunal Superior, absolvió a los nombrados imputados de la acusación fiscal con los
argumentos siguientes:

2.1. Se acreditó la existencia del delito con las actas de hallazgo, prueba de campo, desplante,
comiso, extracción de muestras e incineración, incautación de especies y lacrado de droga y
semillas de marihuana de la especie de CANNABIS SATIVA, realizadas en el lugar denominado
Nayash-Pampas Grande en Huaraz y en el predio denominado el Mirador. Además de ello,
están las actas de lacrado y sellado de muestra y dictamen pericial químico de drogas, que dan
cuenta del terreno de dos hectáreas, donde se cultivaba grandes cantidades de marihuana
(CANNABIS SATIVA), y contaba con ambientes para el proceso de recojo, secado y embolsamiento
de la referida plantación y otros.

2.2. Los imputados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel Jesús Obregón Ramos (autores
inmediatos), fueron intervenidos en el lugar de los hechos donde se desarrollaba la actividad
ilícita; sin embargo, ello obedece a que cinco días antes −de la intervención−, fueron
contratados verbalmente por el sentenciado Desiderio Marconi Colonia Huerta, como peones
para que despanquen maíz para lo cual le dieron un adelanto de cien soles, conforme lo
corroboró el antes citado en su declaración policial de página ciento cuarenta y cinco.

2.3. Es así, que conforme a las bases dogmáticas de la teoría de la imputación objetiva, los
referidos imputados obraron sin extralimitarse a los deberes inherentes a su rol de peones, por lo
que no responden penalmente al haberse limitado a realizar los trabajos encomendados por su
empleador Desiderio Marconi Colonia Huerta, esto es, cortar y deshojar plantas de marihuana,
lo que evidencia la neutralidad de su conducta y que obraron bajo el principio de confianza –un
trabajador confía en su superior o inferior respecto al trabajo que realice–.

2.4. Al imputado Noé Job de la Cruz Huerta, se le atribuyó haber proveído de leña para la
alimentación de sus coprocesados que se encargaban del cultivo de marihuana. Esta conducta no
se encuadra en el tipo penal incoado. También, opera la prohibición de regreso, que sirve como
filtro para determinar la delictuosidad de una conducta.

EXPRESIÓN DE AGRAVIOS
La fiscal adjunta superior interpuso recurso de nulidad, de página mil quinientos ocho. Lo
fundamentó en páginas mil quinientos veinticuatro a mil quinientos veintisiete. Alegó los
motivos siguientes:
3.1. No se valoraron las pruebas actuadas en el proceso penal, que acreditan que el acusado Elio
Yino Obregón Ramos es autor inmediato, al haber actuado bajo las órdenes del sentenciado
Desiderio Marconi Colonia Huerta. Su versión exculpatoria –desconocer las hojas de marihuana y el
trabajo que desempeñó– no resulta creíble, dado el grado de instrucción secundaria completa que
tenía. A ello, hay que adicionar que en el Acta de entrevista de páginas doscientos dieciséis,
indicó que su trabajo fue por tres días, lo que no guarda relación con el hecho de haber sido
intervenido fuera de la casa donde trabajaba cortando hojas de marihuana.
3.2. Tampoco se valoró el resultado toxicológico practicado a los encausados Elio Yino
Obregón Ramos y Jhonel Obregón Ramos, que dio como resultado positivo para cocaína.
3.3. Se aplicó de manera errónea la prohibición de regreso, pues los medios probatorios
actuados acreditan que realizó labores de cultivo, secado, fabricación y elaboración de la droga;
es decir, participó en los procesos de preparación, depuración, transformación y distribución con
la pluralidad de agentes, teniendo pleno conocimiento que fueron contratadas para otros fines.
3.4. Al sentenciado Noé Job de la Cruz Huerta, cómplice secundario, no solo se le encontró
cortando leña dentro del inmueble, que sirvió para la alimentación y preparación del
procesamiento de las hojas de marihuana, lo que fue conocido con el encausado por su cercanía
y familiaridad con los hermanos Colonia Huerta.

CALIFICACIÓN DEL DELITO MATERIA DE ABSOLUCIÓN


4. El delito contra la salud pública, en la modalidad de tráfico ilícito de drogas, tipificada
en el segundo párrafo, del artículo doscientos noventa y seis, del Código Penal, modificado por
el artículo dos, del Decreto Legislativo número novecientos ochenta y dos, del veintidós de julio
de dos mil siete, sanciona al agente: “[…] que posea drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias
psicotrópicas para su tráfico ilícito será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni mayor de
doce años y con ciento veinte a ciento ochenta días multa”.

El primer párrafo, del artículo doscientos noventa y seis-A, del Código Penal, modificado por el
artículo dos, del Decreto Legislativo número novecientos ochenta y dos, de veintidós de julio de
dos mil siete, sanciona al agente que: “[…] promueve, favorece, financia, facilita o ejecuta actos de
siembra o cultivo de plantas de amapola o adormidera de la especie papaver somníferum o marihuana de la
especie CANNABIS SATIVA será reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho años ni mayor de
quince años y con ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa e inhabilitación conforme al artículo
treinta y seis incisos uno, dos y cuatro”.

Y el numeral sexto del artículo doscientos noventa y siete del referido cuerpo legal, modificado
por el artículo dos del Decreto Legislativo número novecientos ochenta y dos prescribe : “La pena
será privativa de libertad no menor de quince ni mayor de veinticinco años, de ciento ochenta a trescientos
sesenta y cinco días-multa e inhabilitación conforme al artículo treinta y seis, incisos uno, dos, cuatro, cinco y
ocho cuando: […] 6. El hecho es cometido por tres o más personas, o en calidad de integrante de una
organización dedicada al tráfico ilícito de drogas o que se dedique a la comercialización de insumos para su
elaboración”.

5. El bien jurídico protegido en el delito de tráfico ilícito de drogas, es la salud pública.


Así lo señala el Recurso de Nulidad número mil cuatrocientos cuarenta-dos mil diez-Lima,
emitida por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema, en su fundamento cuatro: “[…] tiene
como bien jurídico tutelado la salud pública, por lo que se penaliza la conducta para proteger a la colectividad;
salud considerada como bien jurídico constitucionalmente relevante, conforme así lo ha establecido el Tribunal
Constitucional en la sentencia recaída en el Expediente número veinte-dos mil cinco-PI/TC […]” .

FUNDAMENTOS DEL SUPREMO TRIBUNAL


6. El punto de partida para analizar la sentencia de mérito, es el principio de impugnación
limitada que fija los límites de revisión por este Supremo Tribunal; en cuya virtud, se reduce el
ámbito de la resolución, únicamente a las cuestiones promovidas en el recurso aludido las que
configuran, en estricto, la denominada competencia recursal del órgano de alzada.

7. En el presente caso, el fiscal adjunto superior interpuso recurso de nulidad. La opinión


de la señora fiscal suprema en lo penal, al absolver el grado es de no haber nulidad en la
sentencia que absolvió de la acusación fiscal a los encausados Elio Yino Obregón Ramos,
Jhonel Jesús Obregón Ramos, como autores inmediatos y a Noé Job de la Cruz Huerta, como
cómplice secundario del delito contra la salud pública, en la modalidad de tráfico ilícito de
drogas, en agravio del Estado; es decir, mostró su conformidad con la sentencia emitida por el
Tribunal de Mérito.

8. En dicho contexto, este Supremo Tribunal, ha establecido que la atribución del


Ministerio Público, está reconocida en el numeral cinco, del artículo ciento cincuenta y nueve,
de la Constitución Política del Perú, que es ejercitar la acción penal pública y de acusar, de
modo tal que la ausencia de acusación impide cualquier emisión de sentencia condenatoria.

9. Ello, en concordancia con el principio acusatorio, corresponde reconocer los


fundamentos de la decisión de la señora fiscal suprema, en tanto que el Ministerio Público a
nivel institucional, se rige por el principio de unidad de función y dependencia jerárquica, de tal
forma que en estos casos prevalece la opinión del superior jerárquico, salvo algún supuesto
excepcional que pueda relativizar este principio, como así lo ha establecido la jurisprudencia de
la Corte Suprema y del Tribunal Constitucional.

10. La posición jurídica de la señora fiscal suprema, en su dictamen (páginas veintiuno a


veintinueve del cuadernillo formado por este Supremo Tribunal), se sustenta, en resumen, en lo
siguiente:

10.1. Se acreditó la materialidad del delito, con el acta de registro domiciliario,


hallazgo, prueba de campo, decomiso, pesaje, extracción de muestras e
incineración, incautación de especies, lacrado de drogas y semillas de muestras
e incineración, incautación de especies, lacrado de drogas y semillas de
marihuana de la especie de CANNABIS SATIVA (páginas ciento noventa y
cuatro a doscientos), que da cuenta que el siete de febrero de dos mil diez,
efectivos policiales, en presencia del representante del Ministerio Público,
encontraron en el inmueble – ubicado en el distrito de pampas grades, provincia de Huaraz,
departamento de Áncash–, ocho bolsas de plástico de color azul con las
inscripciones el León-Rey y en su interior una sustancia vegetal (hojas, tallos,
semillas) que al ser sometidas al peritaje de análisis químico (páginas
doscientos treinta y cuatro, doscientos treinta y cinco, quinientos siete a
quinientos nueve), dio como resultado marihuana (CANNABIS SATIVA).
10.2. En el desarrollo del proceso no ha sido posible relacionar este indicador
contingente con medios de prueba directa ni indirecta que permitan determinar con
certeza la responsabilidad de los procesados Elio Yino Obregón Ramos, Jhoel
Jesús Obregón Ramos y Noé Job de la Cruz Huerta en el delito submateria.
10.3. Respecto a los encausados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel Jesús Obregón
Ramos, como lo señaló la Sala Superior, el único elemento probatorio que los
incrimina es haberlos encontrado al momento de la intervención en el ambiente
destinado al procesamiento y secado de marihuana, lo que constituye un indicio
aislado que no está corroborado con medio de prueba que los vincule con los
hechos submateria.
10.4. Ambos procesados, en el desarrollo del proceso, han señalado de manera
uniforme que fueron contratados por el sentenciado Desiderio Marconi Colonia
Huerta, en Huarmey para despancar maíz, por veinte soles diarios, además de
su alimentación y alojamiento. Para ello, le entregaron un adelanto de cien
soles. En su manifestación policial el encausado Jhonel Jesús Obregón Ramos
señaló que su empleador Colonia Huerta les dijo que debían trabajar cortando
las hojitas porque ya se les había adelantado, versión que fue reafirmada por
ambos encausados en sus declaraciones instructivas y por Elio Obregón Ramos
en el plenario.
10.5. El sentenciado Desiderio Marconi Colonia Huerta proporcionó diversas
versiones respecto a la contratación de los encausados. En su declaración
policial, corroboró la forma y circunstancias descritas por los encausados, lo
que lo negó a nivel sumarial, al señalar que quien los contrató fue Janet Pretty
Chauca Morales –quien no fue citada– y en juicio oral, negó conocerlos,
verificándose que no existe una sindicación coherente y sólida en contra de los
encausados.
10.6. Los procesados explicaron el motivo por el cual no se retiraron al habérseles
asignado labores distintas a las contratadas y su desconocimiento del tipo de
plantas que trabajaron, por tanto actuaron dentro de un rol estereotipado o
inocuo (labores de campo), habiendo sido empleada su conducta neutra por su
coprocesado Desiderio Marconi Colonia Huerta para cumplir sus fines ilícitos,
operando en este caso, la aplicación el principio de confianza, que parte de la
idea que los demás sujetos son también responsables y puede confiarse, por
tanto, en un comportamiento adecuado a derecho de ellos.
10.7. No se advierte contradicción en la declaración del imputado Elio Obregón
Ramos, pues una cosa es el tiempo que realizó las labores y otra, el lugar donde
fue intervenido. Del mismo modo, los exámenes toxicológicos practicados no
son de recibo, dado que no se descarta que dicho resultado obedezca al
chacchado de coca, común entre los peones de las zonas altoandinas para
realizar las faenas agrícolas con energía.
10.8. En relación al encausado Noé Job de la Cruz Huerta, en calidad de cómplice
secundario, no se acreditó la tesis fiscal, toda vez que desde una perspectiva
subjetiva de la conducta, no existe elemento que determine que dolosamente
prestó su colaboración para el tráfico ilícito de drogas al realizar las labores de
rajado de leña, que servía para la preparación de los alimentos de los habitantes
del terreno agrícola, entre ellos sus coprocesados; es decir, no se probó que
tenía conocimiento de las actividades ilícitas que ahí se realizaban, además que
esta labor la realizaba desde mucho tiempo atrás cuando era llamado
regularmente por los dueños del fundo (familiares de Desiderio Marconi
Colonia Huerta). Desplegó de ese modo una conducta inocua y cotidiana y en
su caso resulta irrelevante que haya resultado positivo para cocaína. Por tanto,
no se ha logrado enervar la presunción de inocencia que le asiste a los
imputados antes citados.

11. Ahora, bajo las reglas del principio acusatorio antes señalado, cabe precisar que
según la doctrina procesalista consolidada, este principio constituye una de las
garantías esenciales del proceso penal que integra el contenido esencial del
debido proceso, referido al objeto del proceso y determina bajo que distribución
de roles, y las condiciones, en las que se realiza el enjuiciamiento del objeto del
proceso penal.
12. En el caso concreto, se ha diluido la imputación penal, es decir, técnicamente el
titular de la acción penal en la máxima instancia, ha obrado de modo que
equivale a su desistimiento de la persecución del delito, conforme al contenido
del dictamen del fiscal supremo, quien representa la máxima instancia de la
institución.
13. En ese sentido, respecto a la vigencia del principio acusatorio, se han emitido
pronunciamientos en cuanto al significado y transcendencia del citado principio,
orientado a respetar los fueros competenciales de cada sujeto procesal en el

proceso, así el Tribunal Constitucional 1, a través de su línea jurisprudencial, ha


precisado que: i) no puede existir juicio sin acusación, debiendo ser formulada
esta por persona ajena al órgano jurisdiccional sentenciador, de manera que si el
fiscal no formula acusación contra el imputado, el proceso debe ser sobreseído
necesariamente; ii) no puede condenarse por hechos distintos de los acusados,
ni a persona distinta a la acusada; y iii) no puede atribuirse al juzgador poderes
de dirección material del proceso que cuestionen su imparcialidad. Sobre el
cual, según dicha línea interpretativa, le corresponde seguir a este Tribunal

Supremo, conforme así lo ha establecido en reiterada jurisprudencia 2 en respeto


al principio acusatorio, como garantía del debido proceso.
14. No obstante a lo antes expuesto, cabe resaltar que los argumentos esgrimidos
por la señora fiscal superior, en su recurso impugnatorio no pueden prosperar en
observancia a los principios antes señalados.
15. Además, este Supremo Tribunal no advierte razones objetivas que estimen que
el Tribunal Superior haya incurrido en error en la valoración de los medios de
prueba actuados, las que de por sí, justifican la decisión adoptada.
16. Se tiene como dato adicional los paneux fotográficos de páginas doscientos
sesenta y uno a doscientos sesenta y seis, donde se consignó: “en total dos
hectáreas de plantas de marihuana, camufladas entre maíz” , lo que corrobora los
argumentos expuestos por los encausados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel
Jesús Obregón Ramos, esto es, de haber sido contratados para despancar maíz
en dicho lugar y lo relevante del caso que hacía recién cinco días que habrían
llegado a dicho lugar por haber sido contratados como peones para la referida
actividad agrícola por el sentenciado Desiderio Marconi Colonia Huerta.
17. Igual sucede con la conducta del imputado Noé Job de la Cruz Huerta, como
cómplice secundario. Tampoco, se advierte que él haya tenido conocimiento de
la conducta ilícita del delito materia de autos, pues su conducta se limitó al
rajado de leña para la alimentación de sus coprocesados.
18. Además de ello, se tiene que conforme lo hemos señalado, existe
pronunciamiento por el órgano fiscal, en su máximo nivel jerárquico, de no
continuar con la acción penal, pues, lo contrario vulneraría la autonomía
constitucional del Ministerio Público, por lo que debe ratificarse la sentencia
absolutoria.

DECISIÓN

Por estos fundamentos, declararon: NO HABER NULIDAD en la sentencia del


veintiocho de diciembre de dos mil diecisiete, de páginas mil cuatrocientos noventa y
mil cuatrocientos nueve, emitida por la Sala Penal Liquidadora Permanente de Huaraz
de la Corte Superior de Justicia de Áncash, que absolvió de la acusación fiscal a los
encausados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel Jesús Obregón Ramos como autores
inmediatos y a Noé Job De la Cruz Huerta, como cómplice secundario del delito
contra la salud pública, en la modalidad de tráfico ilícito de drogas; con lo demás que
contiene; y, los devolvieron. Intervino el señor juez supremo Bermejo Ríos por
licencia del señor juez supremo Figueroa Navarro.

S. S.

LECAROS CORNEJO

QUINTANILLA CHACÓN

CASTAÑEDA ESPINOZA
PACHECO HUANCAS

BERMEJO RÍOS

IEPH/mrce

Fuente de la sentencia:

2.- RESUMEN DE LOS HECHOS ANALIZADOS EN LA SENTENCIA

El presente recurso de nulidad fue interpuesta por la señora fiscal de la primera Fiscalía
Superior del Distrito judicial de Ancash, contra la sentencia de primera instancia, en
donde se absolvió la acusación fiscal a los acusados Elio Yino Obregon Ramos y Jhoel
Jesús Obregon Ramos como autores inmediatos y a Noe Job de la Cruz Huerta, como
cómplice secundario del delito contra la salud pública, en la modalidad de tráfico ilícito
de drogas, en agravio del Estado.

Imputación fiscal

El seis de febrero del dos mil diez, a las tres y treinta de la tarde, personal policial de la
DIVADRO-HUARAZ se constituyó al lugar denominado Ñacyash, caserío de Huanila,
Pampas Grande en Huaraz, donde se intervino a los encausados Elio Yino Obregón
Ramos, Jhonel Jesús Obregón Ramos y Noé Job de la Cruz Huerta, en el ambiente de
secado y procesamiento de la marihuana en el fundo Colonia, Se encontró veintitrés mil
setecientos ochenta y cinco plantones de marihuana para cosecha, ocho kilos de
marihuana procesada distribuida en ocho bolsas, nueve mil seiscientos veintinueve
plantas secas de marihuana y cero punto cinco kilos de semillas de marihuana (que
habrían estado destinadas a la plantación y no a la comercialización), las que fueron
comisadas. Asimismo se constató que el que el sentenciado Desiderio Marconi Huerta,
era quien tenía el dominio absoluto sobre la administracion del terreno, las actividades
de sembrío, cultivo, mantenimiento, cosecha, corte de hojas y tallos de las plantaciones
de la marihuana contratando directamente a los encausados Elio Yino Obregón Ramos,
Jhoel Jesús Obregón Ramos y al condenado Lenin Cochachín Toledo, quienes según sus
propias versiones, tenían alimentación y cama en los ambientes donde se procesaba la
droga. Por otro lado, el procesado Noé Job de la Cruz Huerta, indicó haber estado a
cincuenta metros del inmueble, rajando leña y que desconocía quien cultivaba o era el
propietario de la marihuana.

Fundamentos de la Sala Superior

El tribunal Superior absolvió a los nombrados imputados de la acusación fical con los
argumentos siguientes:

a) Se validó la existencia del delito con las actas de hallazgo, prueba de campo,
desplante, comiso, extracción de muestras e incineración, incautación de especies y
lacrado de droga y semillas de marihuana.

b) Los imputados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel Jesús Obregón Ramos (autores
inmediatos), fueron contratados verbalmente por el sentenciado Desiderio Marconi
Colonia Huerta, como peones para que despanquen maíz para lo cual le dieron un
adelanto de cien soles.
c) Asimismo lo imputados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel Jesús Obregón Ramos
(autores inmediatos), obraron bajo el principio de confianza, se menciona que un
trabajador confía en su superior o inferior respecto al trabajo que realice.

d) al imputado Noé Job de la Cruz Huerta, se le atribuyo haber proveído leña para la
alimentación de las personas que se encargaban del cultivo de marihuana, opera la
prohibición de regreso, que sirve como filtro para determinar la delictuosidad de una
conducta.

EXPRESIÓN DE AGRAVIOS

La fiscal adjunta superior interpuso recurso de nulidad y alego los motivos siguientes:

a) No se valoraron las pruebas actuadas en el proceso penal, que acreditan que el


acusado Elio Yino Obregon Ramos es autor inmediato al haber actuado bajo las órdenes
del sentenciado Desiderio Marconi Colonia Huerta. Su versión exculpatoria –
desconocer las hojas de marihuana y el trabajo que desempeñó– no resulta creíble, dado
el grado de instrucción secundaria completa que tenía.

b) Tampoco se valoró el resultado toxicológico practicado a los encausados Elio Yino


Obregón Ramos y Jhonel Obregón Ramos, que dio como resultado positivo para
cocaína.

c) Asimismo participó en los procesos de preparación, depuración, transformación y


distribución con la pluralidad de agentes, teniendo pleno conocimiento que fueron
contratadas para otros fines.

d) Al sentenciado Noé Job de la Cruz Huerta, cómplice secundario, no solo se le


encontró cortando leña dentro del inmueble, que sirvió para la alimentación y
preparación del procesamiento de las hojas de marihuana, lo que fue conocido con el
encausado por su cercanía y familiaridad con los hermanos Colonia Huerta.

FUNDAMENTOS DEL SUPREMO TRIBUNAL

El punto de partida para analizar la sentencia de mérito, es el principio de impugnación


limitada que fija los límites de revisión por este Supremo Tribunal. En el presente caso,
el fiscal adjunto superior interpuso recurso de nulidad. La opinión de la señora fiscal
suprema en lo penal, al absolver el grado es de no haber nulidad en la sentencia que
absolvió de la acusación fiscal a los encausados Elio Yino Obregón Ramos, Jhonel
Jesús Obregón Ramos, como autores inmediatos y a Noé Job de la Cruz Huerta, como
cómplice secundario del delito contra la salud pública, en la modalidad de tráfico ilícito
de drogas, en agravio del Estado.

Se acreditó la materialidad del delito, con el acta de registro domiciliario, hallazgo,


prueba de campo, decomiso, pesaje, extracción de muestras e incineración, incautación
de especies, lacrado de drogas y semillas de muestras e incineración, incautación de
especies, lacrado de drogas y semillas de marihuana.

En el desarrollo del proceso no ha sido posible relacionar este indicador contingente con
medios de prueba directa ni indirecta que permitan determinar con certeza la
responsabilidad de los procesados Elio Yino Obregón Ramos, Jhoel Jesús Obregón
Ramos y Noé Job de la Cruz Huerta en el delito submateria.

Respecto a los encausados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel Jesús Obregón Ramos,
como lo señaló la Sala Superior, el único elemento probatorio que los incrimina es
haberlos encontrado al momento de la intervención en el ambiente destinado al
procesamiento y secado de marihuana.

El sentenciado Desiderio Marconi Colonia Huerta proporcionó diversas versiones


respecto a la contratación de los encausados. En su declaración policial, corroboró la
forma y circunstancias descritas por los encausados, lo que lo negó a nivel sumarial, al
señalar que quien los contrató fue Janet Pretty Chauca Morales. Asimismos Los
procesados explicaron el motivo por el cual no se retiraron al habérseles asignado
labores distintas a las contratadas y su desconocimiento del tipo de plantas que
trabajaron, por tanto actuaron dentro de un rol estereotipado o inocuo (labores de
campo), habiendo sido empleada su conducta neutra por su coprocesado Desiderio
Marconi Colonia Huerta para cumplir sus fines ilícitos, operando en este caso, la
aplicación el principio de confianza.

En relación al encausado Noé Job de la Cruz Huerta, en calidad de cómplice secundario,


no se probó que tenía conocimiento de las actividades ilícitas que ahí se realizaban,
además que esta labor la realizaba desde mucho tiempo atrás cuando era llamado
regularmente por los dueños del fundo (familiares de Desiderio Marconi Colonia
Huerta). Desplegó de ese modo una conducta inocua y cotidiana y en su caso resulta
irrelevante que haya resultado positivo para cocaína. Por tanto, no se ha logrado enervar
la presunción de inocencia que le asiste a los imputados antes citados.

Se tiene como dato adicional los paneux fotográficos se consignó: “en total dos
hectáreas de plantas de marihuana, camufladas entre maíz”, lo que corrobora los
argumentos expuestos por los encausados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel Jesús
Obregón Ramos, esto es, de haber sido contratados para despancar maíz en dicho lugar
y lo relevante del caso que hacía recién cinco días que habrían llegado a dicho lugar por
haber sido contratados como peones para la referida actividad agrícola por el
sentenciado Desiderio Marconi Colonia Huerta.

Igual sucede con la conducta del imputado Noé Job de la Cruz Huerta, como cómplice
secundario. Tampoco, se advierte que él haya tenido conocimiento de la conducta ilícita
del delito materia de autos, pues su conducta se limitó al rajado de leña para la
alimentación de sus coprocesados.

DECISIÓN

Por estos fundamentos, declararon: NO HABER NULIDAD en la sentencia primera,


que absolvió de la acusación fiscal a los encausados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel
Jesús Obregón Ramos como autores inmediatos y a Noé Job De la Cruz Huerta, como
cómplice secundario del delito contra la salud pública, en la modalidad de tráfico ilícito
de drogas; con lo demás que contiene; y, los devolvieron. Intervino el señor juez
supremo Bermejo Ríos por licencia del señor juez supremo Figueroa Navarro.

3.- APLICACIÓN DE LA INSTITUCIÓN DOGMÁTICA DE LA IMPUTACIÓN


OBJETIVA

En este caso se aplicó de manera adecuada la institución de prohibición de regreso en


uno de los imputados específicamente en Noé Job de la Cruz Huerta debido a que él fue
contratado como los demás imputados a la cosecha de maíz, pero en realidad
desempeñaba otra actividad que fue la rajado de leña para la alimentación del personal
que hacia la cosecha de las plantaciones ilícitas.

Por todo lo mencionado la prohibición de regreso es aplicado en el caso en concreto


como una institución delimitadora de responsabilidad penal. Es decir que no se puede
responsabilizar a la persona por un ilícito que causó o favoreció en su comisión
mediante un comportamiento gesto como parte de un rol social a pesar que el otro sujeto
emplee esa conducta en su beneficio concediéndole un sentido delictivo.
4.- VALORACIÓN PERSONAL DE LA REFERIDA SENTENCIA

En presente sentencia se evidencia con claridad el asunto que se plantea en este caso
donde se solicita la nulidad de la primera sentencia interpuesta por la señora fiscal de la
primera fiscalía del Distrito fiscal de Ancash que absolvió de la acusación fiscal a los
acusados ya nombrado anteriormente, en la modalidad de tráfico ilícito de drogas, en
agravio del Estado.

En el caso en concreto se argumenta que los imputados Elio Yino Obregón Ramos y
Jhonel Jesús Obregón Ramos como autores inmediatos y a Noé Job de la Cruz Huerta,
como cómplice secundario por el delito ya mencionado, ellos fueron contratados
Desiderio Marconi Colonia Huerta para la cosecha de maíz a Elio y Jhonel paro ellos
desconocían que era para la cosecha de marihuana y ya habían recibido un pago
adelantado de S/. 100.00 Soles y tenían que cumplir sus laborares para cumplir su trato
con el con ya sentenciado Desiderio Marconi Colonia Huerta, por otra parte Noé Job de
la Cruz Huerta fue asignado a desempeñar el cargo de partidor de leña para la
alimentación de las personas que cosechaban la materia ilícita el cual el solo cumplía
con su función y también había recibido el pago adicional por el monto ya mencionado.
por lo argumentado fue de manera adecuada la aplicación de la institución jurídica de
prohibición de egreso.

CORTE SUPREMA sala penal permanente


DE JUSTICIA R.N. N° 2303-2017
DE LA REPUBLICA LIMA
La acreditación del origen ilícito de los bienes
Sumilla. La existencia de un desbalance patrimonial no
justificado es insuficiente, per se, para imputar el delito
de lavado de activos; de lo contrario se estaría
legitimando una inversión de la carga de la prueba, en
contra del debido proceso.

Lima, diecisiete de octubre de dos mil dieciocho

VISTOS: los recursos de nulidad interpuestos por:

I. La señora FISCAL ADJUNTA SUPERIOR y la PARTE CIVIL (Procuradora Pública


Especializada en Tráfico Ilícito de Drogas, Lavado de Activos y Pérdida de Dominio del
Ministerio del Interior) contra la sentencia de fojas diez mil seiscientos veintiocho, de
fecha dieciocho de julio de dos mil diecisiete, emitida por la Sala Penal Nacional, en el
extremo que absolvió a LINDERBERT PONCE SAAVEDRA de la acusación fiscal por el
delito de lavado de activos agravado, en perjuicio del Estado.
2. El encausado ROBERT ISAÍAS VÁSQUEZ LUNA contra la referida sentencia en el
extremo que lo condenó como autor del delito de lavado de activos, en agravio del
Estado, a quince años de pena privativa de libertad, trescientos sesenta días multa, y fijó
por concepto de reparación civil la suma de cuatrocientos mil soles, que deberá abonar
el sentenciado a favor del Estado.
De conformidad en parte con el dictamen del señor fiscal supremo en lo penal.
Intervino como ponente la señora jueza suprema CHÁVEZ MELLA.

CONSIDERANDO
EXPRESIÓN DE AGRAVIOS
PRIMERO. La señora fiscal adjunta superior, en su recurso de nulidad de fojas diez
mil ochocientos dieciséis, solicitó que se declare la nulidad de la sentencia impugnada
en cuanto absolvió al encausado Linderbert Ponce Saavedra por el delito de lavado de
activos agravado. Precisó lo siguiente:
1.1. Se le imputó el ilícito de lavado de activos, en la modalidad de actos de conversión,
pues realizó ampliaciones y mejoras en el inmueble de su propiedad, ubicado en la
calle Mama Ocllo seiscientos cuarenta y tres, urbanización Alta Mar, La Perla,
Callao, con activos de procedencia ilícita, vinculados al tráfico ilícito de drogas –
conforme se aprecia de la sentencia que lo condenó por el referido delito a quince
años de pena privativa de libertad–, pues no cuenta con capacidad económica para
realizar dichas ampliaciones o modificaciones, esto es, una construcción de un
inmueble de dos plantas de material noble, con una fachada enchapada con
mayólica de color , con puertas de ingreso y garaje de aluminio. También se cuenta
con el Dictamen Pericial número sesenta y nueve-cero seis-dos mil diez, que
concluye que el encausado Ponce Saavedra no presentó los documentos contables
pertinentes que sustenten la procedencia de sus ingresos.
1.2. No se valoró adecuadamente que el encausado no brindó su descargo en forma
coherente, pues indicó no ser el propietario del inmueble sino su exesposa Filia
Agustina Trujillano de Ponce, de quien se divorció muchos años atrás; empero, no
obra documento que acredite tal separación. De igual modo, se tiene que cuando
se le preguntó cuál era su domicilio, este indicó el domicilio de su hermana
Mercedes Ponce Saavedra, y verificada la dirección de esta última en la ficha de
Reniec, se advirtió, contrariamente a lo señalado por el encausado, que la citada
hermana tiene su domicilio en el departamento de San Martín.

SEGUNDO. La parte civil (Procuraduría Pública Especializada en Tráfico Ilícito de


Drogas, Lavado de Activos y Pérdida de Dominio del Ministerio del Interior), en su
recurso de nulidad de fojas diez mil ochocientos treinta y cinco, impugnó la absolución
dictada a favor del acusado Linderbert Ponce Saavedra, por el delito de lavado de
activos agravado, en perjuicio del Estado. Indicó lo siguiente:

2.1. El encausado Linderbert Ponce Saavedra realizó las mejoras del inmueble con
dinero producto de actividades delictivas. En dicho inmueble tenía vida conyugal
con Filia Agustina Trujillano de Ponce, toda vez que no existe documento que
acredite que estuvieron separados de cuerpo o de hecho.
2.2. Se debe tomar en cuenta que a pesar de que Filia Agustina Trujillano de Ponce
tenía un negocio de venta de comida en forma ambulatoria, tal actividad no era
rentable para realizar las referidas mejoras. En ese sentido, al haberse establecido
con certeza la vinculación del encausado con el delito previo de tráfico ilícito de
drogas, se configura la comisión del delito de lavado de activos, pues se evidencia
el ocultamiento de dinero de procedencia delictiva, traducido en capitales para la
ampliación y mejoras del inmueble citado, por lo que solicita que se declare nulo el
extremo absolutorio.

TERCERO. La defensa del procesado Robert Isaías Vásquez Luna, en su recurso de


nulidad de fojas diez mil setecientos veinte, solicitó la absolución de los cargos
imputados, en mérito a los siguientes argumentos:
3.1. Se violentó el principio de legalidad y la presunción de inocencia, toda vez que la
Ley número veintisiete mil setecientos sesenta y cinco no sancionaba el
“autolavado”, el cual se incorporó con el Decreto Legislativo número novecientos
ochenta y seis, vigente desde el veintiuno de julio de dos mil siete. Por tanto, no
resulta responsable del cargo que se le atribuye por el delito de lavado de activos
respecto a la adquisición de bienes muebles e inmuebles efectuados hasta antes del
veintiuno de julio de dos mil siete, al no tener relevancia jurídico penal, pues tales
hechos no se encontraban sancionados en la época en que se produjeron. En
consecuencia, corresponde promover de oficio la excepción de naturaleza de
acción respecto a diecinueve vehículos, del total de treinta y cinco, y de tres
inmuebles, del total de once, que fueron adquiridos antes de la fecha en mención.

3.2. Por otro lado, el delito fuente, según el representante del Ministerio Público, es el
delito de tráfico ilícito de drogas, que se manifestó en la intervención realizada el
diez de noviembre de dos mil ocho, lo cual significa que los supuestos de lavado
de activos tendrían que haberse manifestado con posterioridad al mes de
noviembre de dos mil ocho. Sin embargo, se pretende criminalizar actos relativos
al comercio que datan de trece años antes de producido el delito previo, esto es,
desde el catorce de agosto de mil novecientos noventa y cinco hasta el dos mil
diez, desbordando el contexto típico del delito previo. Por tanto, no es posible
considerar la adquisición de los treinta y cinco vehículos –el último fue adquirido
en marzo de dos mil ocho– anteriores al delito fuente como actos propios del delito
de lavado de activos; del mismo modo, respecto a los bienes inmuebles adquiridos
antes del delito previo, que son en total tres: el departamento número quinientos
once, Benavides, Miraflores, adquirido el veintiuno de octubre de mil novecientos
noventa y uno; el sublote número once, mz. C, El Retablo, Comas, adquirido el
cinco de noviembre de mil novecientos noventa y seis; y el lote catorce, mz. W-2,
Benavides, Surco, adquirido el diez de agosto de dos mil seis.

3.3. Además, la Fiscalía para sustentar su tesis criminal ofreció a cinco testigos, que
fueron condenados por el delito previo de tráfico ilícito de drogas. Empero, estos
aseveraron no conocer al encausado Robert Isaías Vásquez Luna, ni tampoco a la
empresa de alquiler de vehículos Robert Renta Car. Es más, el juzgado del Callao
lo desvinculó del proceso y en razón a ello le devolvió el vehículo de placa de
rodaje CIZ-592. Entonces, si no está probado que el encausado haya tenido
vinculación con el tráfico ilícito de drogas (delito fuente), no es posible ser
condenado por el delito de lavado de activos. Además, se demostró que la
empresa Robert Renta Car S. A. está debidamente constituida mucho antes de
ocurrido el delito previo (T.I.D-dos mil ocho), identificada con RUC, inscrita en
Registros Públicos como persona jurídica, con certificado de Defensa Civil,
autorización municipal, póliza de certificado de seguridad obligatoria de
accidentes de tránsito, pagos correspondientes al SAT, lo cual demuestra que la
actividad de alquiler de vehículos fue real y no simulada o de fachada.
3.4. Se acreditó que el dinero de Vásquez Luna tiene un origen lícito y que una parte
corresponde a los ingresos producto del alquiler de vehículos mediante su
empresa Robert Renta Car S. A., desde el dos mil tres hasta el dos mil diez; y otra
parte corresponde a préstamos de sus familiares –cuyos testimonios no pueden
rechazarse por el grado de familiaridad– que sumados hacen un total de US$
210.000.00 dólares americanos, lo cual justifica el supuesto desbalance
patrimonial al que se arribó en el dictamen pericial contable. Por tanto, tal
dictamen y su correspondiente ampliación no constituyen prueba suficiente para
acreditar el delito, más aún si se toma en cuenta que se elaboraron sin contar con
los más de dos mil quinientos contratos de arrendamiento de vehículos que
ascienden a la suma de US$ 586,093.50 dólares americanos –conforme a la
pericia de parte presentada y debatida en juicio oral–, es decir, no existe
información suficiente para establecer el “desbalance patrimonial”; sumado a
ello, los peritos que elaboraron los dictámenes en cuestión no acudieron al juicio
oral para ser sometidos al contradictorio.

3.5. Finalmente, la sentencia impugnada también vulnera el derecho de no


autoincriminación, pues considera el derecho a guardar silencio como un indicio
de mala justificación para condenarlo.

IMPUTACIÓN FISCAL
CUARTO. Los hechos incriminados han sido definidos, tanto en la acusación escrita de
fojas nueve mil novecientos treinta y ocho, así como en el dictamen del señor fiscal
supremo en lo penal (fojas setenta y nueve, en el cuadernillo supremo). La imputación
se circunscribe a lo siguiente:

4.1. El diez de noviembre de dos mil ocho, la División Policial Especializada de la


DIRANDRO, realizó una intervención de Linderbert Ponce Saavedra en el
Mercado Santa Rosa del Callao, cuando se encontraba a bordo de su vehículo de
placa de rodaje SQL-trescientos veintidós. Se le decomisaron diecisiete paquetes
rectangulares, que contenían como peso bruto 16,764 kilogramos de pasta básica
de cocaína. De manera simultánea se realizó la intervención de tres ciudadanos
colombianos identificados como Vicente Ferrer Ortegón Valbuena, Carlos Julio
Duarte Torres y Alejandro Camargo Beltrán por las inmediaciones del centro
comercial ECO Callao, quienes se encontraban a bordo del vehículo de placa de
rodaje CIZ-592, de propiedad del acusado Robert Isaías Vásquez Luna, gerente
general de la empresa Robert Renta Car. Del mismo modo, en el aeropuerto Jorge
Chávez, se intervino a Teófilo Lorenzo Suyón Santisteban, quien tenía drogas en
su poder.
4.2. Es así que a los encausados Linderbert Ponce Saavedra y Robert Isaías Vásquez
Luna se les abrió investigación por el delito de tráfico ilícito de drogas, cuya
imputación concreta respecto al primero fue haberse encargado del transporte y
entrega de droga; mientras que el segundo, haber facilitado los vehículos para el
desplazamiento de los otros involucrados para realizar la entrega de la droga.
Asimismo, se remitieron copias para la investigación del delito de lavado de
activos, a efectos de establecer las adquisiciones, transferencias o bienes que
podían registrar dichos imputados. Se tomó como delimitación temporal el
periodo

correspondiente desde el año mil novecientos noventa y cinco al dos mil diez.

4.3. Así, respecto al procesado Robert Isaías Vásquez Luna, se tiene que habría iniciado
una actividad económica registrada en la Sunat el catorce de agosto de mil
novecientos noventa y cinco, lo que le permitió adquirir diversos bienes muebles
e inmuebles, tales como treinta y cinco vehículos con las siguientes placas de
rodaje:
AGB-684, que fue comprado por la suma de $ 3,280.00 dólares americanos al contado;
AQK-459, adquirido por la suma de $ 3,670.00 dólares americanos al contado; BOJ-
386, comprado por la suma de $ 9,900.00 dólares americanos; SOT-908, valorizado en
la suma de $ 19,000.00 dólares americanos; BOL-599, por un costo de $10,400.00
dólares americanos; BOR-827, por la suma de $ 10,300.00 dólares americanos a crédito;
BOR-869, valorizado en $10,300.00 dólares americanos y fue pagado a crédito; BOS-
783, por la suma de $ 15,850.00 dólares americanos, pagado a crédito; BOT-734, por la
suma de $10,990.00 dólares americanos, pagado a crédito; BOT-790, por la suma de $ 10,
350.00 dólares americanos, al contado; BOW-192, valorizado en $ 13,600.00 dólares
americanos, a crédito; CGE-430, valorizado en $ 7,490.00 dólares americanos, al contado;
CGG-588, valorizado en la suma de $ 13,050.00 dólares americanos, al contado; ROF-398,
valorizado en $ 15,200.00 dólares; ROF-960, valorizado en $ 27,500.00 dólares americanos,
al contado; PIZ-370, valorizado en 29,000.00 dólares americanos, comprado al
contado; CGK-162, por la suma de $ 13,050.00 dólares americanos, pagados en crédito
diferido; CGM-050, cancelado por la suma de $ 13,050.00 dólares americanos, al crédito;
CGO-039, valorizado en $ 16,850.00 dólares americanos, en crédito diferido; CGO-500,
valorizado en $ 13,400.00 dólares americanos, al contado; CGS-697 valorizado en $
7,490.00 dólares americanos, al contado; CGT-048, valorizado en $ 7,490.00 dólares
americanos, al contado; CGW-814, valorizado en $ 14,500.00 dólares americanos, al
contado; CGX-615, valorizado en $ 13,900.00 dólares americanos, al contado; CGX-617,
valorizado en $ 12,300.00 dólares americanos, a crédito; CGX-849, valorizado en $
13,900.00 dólares americanos, al contado; CGY-326, valorizado en $ 13,490.00 dólares
americanos, al contado; ROP-034, valorizado en $ 23,000.00 dólares americanos, al
contado; ROP-730, valorizado en $ 12,300.00 dólares americanos, a crédito; ROT-142,
valorizado en $ 38,750.00 dólares, a crédito; CIM- 220, valorizado en $14,550.00 dólares
americanos, a crédito; CIM-221, valorizado en $13,000.00 dólares americanos, a
crédito; y finalmente el vehículo de placa de rodaje CIM-232, valorizado en $ 13,
000.00 dólares americanos, a crédito.

4.4. El total de los treinta y cinco vehículos adquiridos están valorizados en la suma de $
463.990.00 dólares americanos. La procedencia de dicho monto de dinero no fue
debidamente sustentada, conforme se aprecia del dictamen pericial contable y más
aún si se toma en cuenta que dichos vehículos en su mayoría fueron pagados al
contado.
4.5. De igual forma, se tiene que el encausado Robert Isaías Vásquez Luna adquirió
diversos bienes inmuebles, conforme a las siguientes ubicaciones:
El lote catorce, manzana W-2, urbanización Prolongación Benavides, segunda
etapa, Santiago de Surco; el sublote once, manzana C, urbanización El Retablo,
segunda etapa, Comas; Unidad Inmobiliaria número sesenta y ocho, depósito
número veintidós, segundo semisótano, calle Alcanfores, Miraflores; Unidad
Inmobiliaria ciento setenta y seis, oficina trescientos nueve, tercer piso,
urbanización Shell, Miraflores; Unidad Inmobiliaria número ciento setenta y cinco,
oficina trescientos ocho, tercer piso, en Calle Esperanza número ciento ochenta y
cuatro, urbanización Shell, Miraflores; departamento setecientos seis y el
estacionamiento treinta y dos, ubicado en la calle Alcanfores número ciento diez-
ciento doce, Miraflores; departamento número cuatrocientos uno y el
estacionamiento veintiuno, ubicado en calle Alcanfores número ciento diez-ciento
doce, Miraflores; departamento número quinientos once, en la avenida Alfredo
Benavides número cuatrocientos cuarenta y nueve, Miraflores; casa B, ubicada en
la avenida Nuevo Toledo, número ciento treinta y dos, parcelación semirrústica,
Cieneguilla; Unidad Inmobiliaria número setenta y tres, depósito número
veintisiete, segundo semisótano, calle Alcanfores número ciento doce, urbanización
Shell, Miraflores; inmueble jirón Durero, número doscientos ochenta-doscientos
ochenta y cuatro, urbanización San Borja, segunda etapa, San Borja, y el inmueble
calle Tintoretto ciento ochenta y seis, departamento ciento uno, distrito de San
Borja, que se encuentra arrendado en la actualidad (año dos mil doce).

4.6. Estos bienes muebles e inmuebles en su mayoría fueron transferidos a terceras


personas, generando que sean transformados y se conviertan en otros, alejando
cada vez el origen de los referidos bienes. No se descartó que provengan de actos
ilícitos, en este caso por el delito de tráfico ilícito de drogas.

4.7. Con relación a la imputación contra Linderbert Ponce Saavedra, se advierte que este
adquirió el inmueble ubicado en la calle Mama Ocllo seiscientos cuarenta y tres,
urbanización Alta Mar, Callao, el cual pese a haber transcurrido veinticinco años
desde la fecha en que lo adquirió, en lugar de presentar deterioro, presenta
ampliaciones y mejoras. Se puede advertir que, conforme a la ficha de inscripción,
cuenta con un área aproximada de noventa y tres metros cuadrados y una
construcción del primer piso. Sin embargo, al realizar la verificación, se pudo
observar que presenta una segunda planta con fachada de mayólica e instalación
de cuartos, realizados con dinero producto de actividades ilícitas (tráfico ilícito de
drogas).
FUNDAMENTOS DEL SUPREMO TRIBUNAL

RESPECTO AL PROCESADO LINDERBERT PONCE SAAVEDRA


Principio acusatorio y oficialidad

QUINTO. Contra la decisión de absolución emitida por el Colegiado Superior, se


plantearon dos recursos impugnatorios –de un lado se tiene el recurso de nulidad
planteado por el representante del Ministerio Público y de otro el del procurador del
ramo–, los cuales buscan la nulidad del extremo absolutorio emitido en favor del
procesado Ponce Saavedra.

SEXTO. Al respecto, el señor fiscal supremo en lo penal, al absolver en grado el


recurso de nulidad interpuesto por la fiscal adjunta superior penal y el medio
impugnatorio formalizado por la parte civil, en el dictamen fiscal supremo (fojas setenta
y nueve del cuadernillo formado en esta instancia suprema), opinó porque se declare no
haber nulidad en el extremo absolutorio respecto al procesado Linderbert Ponce
Saavedra, que fue comprendido como autor del delito de lavado de activos agravado.

SÉPTIMO. A pesar de que el extremo absolutorio de la sentencia también fue objeto del
recurso de nulidad por parte de la fiscal adjunta superior penal, como se señaló, este
Tribunal Supremo no puede soslayar la posición jurídica del señor fiscal supremo en lo
penal, quien detenta, en su máxima jerarquía, la titularidad del ejercicio de la acción penal y
la persecución pública del delito en el Ministerio Público, por lo que debe prevalecer la
posición del señor fiscal supremo en lo penal.

OCTAVO. En efecto, el Ministerio Público es el órgano al que la Constitución Política


del Perú ha encomendado la función persecutora, destinada a la aplicación del derecho
penal a los infractores de las normas jurídico-penales. Es trascendente observar los
alcances del proceso penal esencialmente acusatorio, que se han fijado al atribuir a la
Fiscalía la titularidad de la acción penal en régimen de monopolio

NOVENO. El sistema acusatorio exige que alguien inste la constitución de un proceso


penal; que la actividad persecutora del delito se promueva externamente al propio Poder
Judicial y que, por tanto, queden separadas las funciones de acusar y de juzgar. Si bien
el Ministerio Público es un órgano estatal que desarrolla una función pública, ello
permite diferenciar, al interior del Estado, esas dos funciones y evitar que un mismo
2
órgano concentre ambos roles .

DÉCIMO. Resulta que no existe pretensión penal entablada por el órgano encargado de
ejercitarla, puesto que, aunque la fiscal adjunta superior penal de Lima recurrió la
sentencia absolutoria, la Primera Fiscalía Suprema en lo Penal, órgano jerárquicamente
superior, opinó que se debe declarar no haber nulidad en la sentencia absolutoria. Por
tanto, bajo las reglas del principio acusatorio, se diluyó la imputación penal, puesto que,
técnicamente, el titular de la acción penal, obró de modo que equivale al desistimiento
de la persecución del delito.

UNDÉCIMO. De otro lado, también es pertinente recordar que la intervención procesal


de la parte civil, si bien es coadyuvante en la acreditación del hecho histórico postulado
por el Ministerio Público, empero, no es independiente a los lineamientos persecutores
que este imponga. Por ello, le está vedada la posibilidad jurídica de insertar alguna
pretensión acusatoria, al margen de las disposiciones incriminatorias de la Fiscalía.

DUODÉCIMO. Entonces, en cuanto al recurso de la parte civil, corresponde observar,


el principio de oficialidad, según el cual el ejercicio de la acción penal y la formulación
de una pretensión punitiva son prerrogativas ejercidas a instancia privativa del
Ministerio Público, como órgano oficial especializado. Las atribuciones de este último
no pueden ser ejercidas por ningún otro órgano, al no existir norma constitucional que
habilite un supuesto de excepción.

DECIMOTERCERO. En consecuencia, los recursos de nulidad interpuestos no


pueden prosperar, en observancia del principio acusatorio y de oficialidad en la
persecución pública del delito. En ese sentido, con la finalidad de no afectar la
autonomía del Ministerio Público, reconocida en el artículo ciento cincuenta y ocho de
la Constitución Política del Estado, esta Sala Penal Suprema debe confirmar el extremo
absolutorio de la resolución recurrida.

RESPECTO AL PROCESADO ROBERT ISAÍAS VÁSQUEZ LUNA

De la normatividad aplicable
DECIMOCUARTO. Se condenó al procesado como autor del delito de lavado de
activos, cuya conducta se tipificó en el artículo uno de la Ley número veintisiete mil
setecientos sesenta y cinco, que establece:
Actos de Conversión y Transferencia. El que convierte o transfiere dinero, bienes,
efectos o ganancias cuyo origen ilícito conoce o puede presumir, con la finalidad de
evitar la identificación de su origen, su incautación o decomiso, será reprimido con
pena privativa de la libertad no menor de ocho ni mayor de quince años y con ciento
veinte a trescientos cincuenta días multa.

Y en el artículo dos del Decreto Legislativo número mil ciento seis, sobre actos de
ocultamiento y tenencia, que señala:
El que adquiere, utiliza, guarda, administra, custodia, recibe, oculta o mantiene en su
poder dinero, bienes, efectos o ganancias, cuyo origen ilícito conoce o debía presumir,
con la finalidad de evitar la identificación de su origen, su incautación o decomiso,
será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de ocho ni mayor de quince
años y con ciento veinte a trescientos cincuenta días multa.

De la doctrina jurisprudencial

DECIMOQUINTO. El fundamento número quince del Acuerdo Plenario número tres-


dos mil diez estableció que los actos de conversión, transferencia, ocultamiento y
tenencia de activos de procedencia ilícita

para la consumación del delito requieren, necesariamente, verificar si el agente logró


con tales conductas, cuando menos momentáneamente,
dificultar la identificación de su ilícito origen. Asimismo, en el fundamento jurídico
dieciocho se determinó:
[ no es una exigencia del tipo penal que el agente conozca de qué delito previo se
trata, ni cuándo se cometió este, ni mucho menos quiénes intervinieron en su ejecución. Tampoco el dolo
del agente tiene necesariamente que abarcar la situación procesal del delito precedente o de sus autores o
partícipes. Igualmente, tratándose de los actos de ocultamiento y tenencia, no es parte de la tipicidad
subjetiva que el autor conozca o esté informado sobre las acciones anteriores de conversión o
transferencia, ni mucho menos que sepa quiénes estuvieron involucradas en ellas.

Estructura típica del delito de lavado de activos

DECIMOSEXTO. Atendiendo al contenido de la Ley número veintisiete mil


setecientos sesenta y cinco, Ley Penal contra el Lavado de Activos, y su modificatoria –
mediante Decreto Legislativo número novecientos ochenta y seis–, es posible observar
con claridad que la estructura típica del delito de lavado de activos exige la concurrencia
de los siguientes elementos normativos:
16.1. La realización de alguno o algunos de los verbos rectores (convertir, transferir,
adquirir, utilizar, guardar, custodiar, recibir, ocultar o mantener en su poder).
16.2. Que esas acciones recaigan sobre bienes (dinero, efectos o ganancias) cuyo origen
ilícito conoció o pueda presumir el agente.
16.3. Que la conducta del agente dificulte (en el caso del Decreto Legislativo número
novecientos ochenta y seis) o tenga por finalidad evitar (en el caso de la Ley
número veintisiete mil setecientos sesenta y cinco) la identificación de su origen,
su incautación o decomiso. Por tanto, en el caso concreto, corresponde verificar si
la imputación efectuada por el Ministerio Público reúne la carga probatoria
suficiente para acreditar estas características propias del delito de lavado de
activos.

Sobre la prueba del origen ilícito de los bienes

DECIMOSÉPTIMO. El origen ilícito de los bienes constituye un elemento objetivo


(normativo) del tipo y su prueba constituye una condición para establecer la tipicidad
del lavado de activos (no se trata de una condición objetiva de punibilidad).

DECIMOCTAVO. En ese sentido, al igual que cualquier elemento del tipo penal,
forma parte de la carga probatoria del Ministerio Público, a quien corresponde –ya sea
mediante prueba directa o indiciaria– reunir los elementos de prueba suficientes que le
permitan al juez superar la duda razonable respecto de su concurrencia. Sin embargo, la
interrogante de fondo es ¿cuándo el juez obtiene certeza del origen ilícito de los bienes?
Al respecto, la jurisprudencia de la Corte Suprema ya ha señalado que para poder hablar
de un delito de lavado de activos, “ha de tenerse indicios de delitos cometidos
previamente, los cuales hayan producido ganancias ilícitas que lavar”. De lo cual brota
una exigencia para el titular de la persecución penal: acreditar que las supuestas
ganancias económicas del agente, su enriquecimiento desmedido o su incremento
patrimonial injustificado, proviene de un origen ilícito, lo que presupone la existencia de
un delito fuente.

Análisis concreto

DECIMONOVENO. Toda sentencia condenatoria será el resultado de un análisis


exhaustivo que el juzgador debe efectuar de las pruebas de cargo y descargo, obtenidas
y actuadas con todas las garantías del caso, pues solo su debida contrastación –que
genere certeza en el juzgador, respecto a la responsabilidad del procesado y, por lo
tanto, el desvanecimiento del principio de presunción de inocencia– permite arribar a tal
decisión jurisdiccional.

VIGÉSIMO. Uno de los elementos objetivos del tipo penal de lavado de activos es el
delito previo o delito fuente. En el fundamento jurídico treinta y dos del Acuerdo
Plenario número tres-dos mil diez se señala que:

El delito fuente, empero, es un elemento objetivo del tipo legal –como tal debe ser abarcado por el dolo–
y su prueba condición asimismo de tipicidad. No es menester, como se ha indicado anteriormente, que
conste acreditada la comisión mediante sentencia firme, ni siquiera que exista investigación en trámite ni
proceso penal abierto. Es decir, expresamente, se ha descartado una prejudicialidad homogénea de
carácter devolutiva.

VIGESIMOPRIMERO. Señalado aquello, en el caso concreto, el titular de la acción


penal identificó como delito previo o delito fuente al ilícito de tráfico de drogas, cuya
ejecución fue descubierta el diez de noviembre de dos mil ocho. En la referida fecha se
detuvo a Linderbert Ponce Saavedra a bordo del vehículo de su propiedad, de placa de
rodaje SQL-322, por las inmediaciones del Mercado Santa Rosa del Callao, producto de
lo cual se le decomisó 16.764 kilogramos de clorhidrato de cocaína. El mismo día se
detuvo también a los ciudadanos colombianos Vicente Ferrer Ortegón Valbuena, Carlos
Julio Duarte Torres y Alejandro Camargo Beltrán, por las inmediaciones del Centro
Comercial ECO-Callao, quienes se hallaban a bordo del vehículo de placa CIZ-592.
Mientras que Teófilo Lorenzo Suyón Santisteban fue intervenido en la puerta de acceso
peatonal del aeropuerto Jorge Chávez.

VIGESIMOSEGUNDO. Se determinó que el vehículo en el que se halló a los


ciudadanos colombianos era de propiedad del procesado Robert Isaías Vásquez Luna,
quien era gerente general del negocio denominado Robert Renta Car. Motivo por el cual
la Fiscalía sostuvo que el procesado Vásquez Luna sería quien facilitaba sus vehículos
para el desplazamiento de las personas intervenidas, esto es, de Vicente Ferrer Ortegón
Valbuena o José Odulio Contreras Ramírez (como presunto financista y coordinador), a
través de su negocio, bajo la fachada de alquiler de vehículos.

VIGESIMOTERCERO. Sin embargo, se debe considerar, conforme lo sostuvo el


recurrente, que fue la propia Sala Penal Superior que reconoce la inexistencia del delito
de tráfico de drogas, motivo por el cual incluso se absolvió al recurrente, en la presente
causa, de la agravante referida a que los activos provenían del ilícito señalado. La Sala
Superior en el considerando ciento cincuenta y cinco de la sentencia cuestionada
concluyó: “sin embargo de autos se tiene que el acusado Robert Isaías Vásquez Luna,
habría sido absuelto del delito de Tráfico Ilícito de Drogas, de lo que no se puede
determinar que los ingresos ilícitos fueron del Tráfico Ilícito de drogas […] (sic)”.

VIGESIMOCUARTO. Por otro lado, de autos se precisa que en la investigación y


proceso por el delito de tráfico ilícito de drogas seguido contra Linderbert Ponce
Saavedra, Vicente Ferrer Ortegón Valbuena y otros; no se incluyó al acusado Robert
Isaías Vásquez Luna, en la referida investigación y proceso, se llegó incluso a
devolverle su vehículo incautado (véase folios tres mil doscientos sesenta y ocho).

VIGESIMOQUINTO. A tal extremo se aúna que los testigos de cargo ofrecidos por el
fiscal que vincularían al encausado Robert Isaías Vásquez Luna con la conducta de
facilitar los vehículos a la organización criminal para luego cometer actos de
conversión, transferencia y ocultamiento de bienes, sostienen no conocerlo a él ni al
negocio denominado Robert Renta Car. En efecto, el testigo impropio Linderbert Ponce
Saavedra (fojas diez mil trescientos ochenta y seis) refirió no conocer al procesado ni a
la empresa de este.

25.1. Los ciudadanos colombianos Vicente Ferrer Ortegón Valbuena y Carlos Julio
Duarte Torres, a quienes se les encontró a bordo del vehículo de placa de rodaje CIZ-
592 depusieron en el mismo sentido. Así, al ser interrogado Duarte Torres, durante el
plenario sobre su vinculación con el procesado Vásquez Luna, sostuvo no conocerlo
(ver fojas diez mil cuatrocientos nueve).

25.2. Incluso Vicente Ferrer Ortegón Valbuena, quien fuera condenado por el delito
de tráfico ilícito de drogas, al ser preguntado sobre la existencia de un contrato a
nombre de José Contreras Ramírez, refirió no tener conocimiento sobre el referido
alquiler, pues fue “Donato” la persona que le entregó el bien (fojas diez mil
cuatrocientos once). No obstante, el procesado Vásquez Luna, a nivel preliminar,
identificó a José Odulio Contreras Ramírez como la persona a quien le alquiló el
vehículo de su propiedad (vehículo de placa de rodaje CIZ-592), conforme se desprende
de folios doscientos veintinueve. Posteriormente, se acreditó que Ferrer Ortegón se
identificó con el nombre de José Odulio Contreras Ramírez.

25.3. El testigo de cargo Alejandro Camargo Beltrán también refirió no tener


conocimiento sobre la existencia de la empresa Robert Renta Car (folios diez mil
cuatrocientos catorce). En el mismo sentido se tiene la declaración del testigo de cargo
Teófilo Suyón Santisteban (folios diez mil cuatrocientos dieciséis).

De lo que se colige que la actuación del encausado Vásquez Luna se circunscribe a su


actuación como empresario dedicado al alquiler de vehículos; en tal sentido, el
desconocer que sus clientes estaban ligados al tráfico de drogas y que no podía ser
conocida por este resulta razonable, tanto más sí de por medio obraba un contrato de
alquiler celebrado con Julio Odulio Contreras Ramírez, a quien el procesado ayudó a
identificar como Vicente Ferrer Ortegón Valbuena, el cual luego de pagarle la
correspondiente contraprestación tuvo en su poder el vehículo de placa de rodaje CIZ-
592, cedido en alquiler para el uso que pudiera efectuar, como usuario de la empresa
que dirigía, por lo que la conducta posterior del referido procesado, junto con sus
cosentenciados, en modo alguno vincula a Vásquez Luna con el hecho fuente, pues no
se acreditó que podía presumir el origen ilícito de dinero.

En consecuencia, dado que la actividad cotidiana del procesado era el alquiler de


vehículos, no puede acreditarse con ese único dato que tenía conocimiento de que el
dinero que se le pagaba por su actividad comercial provenía del tráfico de drogas y por
tanto que sea responsable del hecho criminal.

VIGÉSIMOSEXTO. En dicho sentido, se tiene el fundamento jurídico veintitrés del


Acuerdo Plenario número tres-dos mil diez, que citando a Ragués y Vallés refiere que:
La solución no parece, sin embargo, tan evidente cuando la aportación de un sujeto a
la actividad de lavado consiste en la mera prestación de los servicios propios de su
profesión, es decir, en la realización de aquellas actividades que, en principio, se
ofrecen a cualquier cliente que las solicite (negocios o conductas standard). Las dudas
sobre si estas actividades son objetivamente idóneas para integrar el tipo de lavado de
activos se extienden incluso a aquellos supuestos en los que el autor conoce o
sospecha que los bienes con los que será retribuido provienen de la previa comisión de
un delito grave.

VIGESIMOSÉPTIMO. Como se tenía dicho, la conducta del procesado se limitó a


alquilar el vehículo a una persona que posteriormente se descubrió que se dedicaba a
traficar droga; incluso no puede perderse de vista que de los treinta y cinco vehículos
que daba en alquiler, en uno de ellos se encontró al actualmente sentenciado Contreras
Ramírez. Entonces la conducta del procesado es neutra (prohibición de regreso).
VIGESIMOCTAVO. De otro lado, se considera que el procesado presentó prueba
pericial (fojas ocho mil quinientos doce) y personal (testigos) que acredita el origen de
su patrimonio, y dado que tanto en la pericia oficial inicial (mil quinientos seis) como
en la ampliatoria (dos mil dos) no se consideraron los contratos propios de la empresa
que tenía ni los préstamos personales de sus familiares, por lo que la existencia de un
desbalance patrimonial no justificado es insuficiente, per se, para imputar el delito de
lavado de activos; de lo contrario se estaría legitimando una inversión de la carga de la
prueba en contra del debido proceso. Por todos estos argumentos no existe certeza sobre
la ilicitud de los activos, que aunado al fundamento anterior genera duda sobre la
comisión del delito y la responsabilidad penal del imputado, por lo que en atención al
principio in dubio pro reo corresponde absolverlo.

VIGESIMONOVENO. Finalmente, el procesado Robert Isaías Vásquez Luna no


estuvo presente en la lectura de sentencia al momento de dictársele condena en la actual
causa, por lo que se ordenó su ubicación y captura; sin embargo, al haberse decidido su
absolución en esta instancia corresponde la suspensión de dicha medida.

DECISIÓN

Por estos fundamentos declararon:


I. NO HABER NULIDAD en la sentencia del dieciocho de julio de dos mil diecisiete,
emitida por la Sala Penal Nacional, de fojas diez mil seiscientos veintiocho, en el
extremo que absolvió a LINDERBERT PONCE SAAVEDRA, de la acusación fiscal por la
comisión del delito de lavado de activos, en agravio del Estado.
II. HABER NULIDAD en la referida sentencia, en el extremo que condenó a
ROBERT ISAÍAS VÁSQUEZ LUNA como autor del delito de lavado de activos, en agravio
del Estado, a quince años de pena privativa de libertad y fijó en cuatrocientos mil soles
el monto que por concepto de reparación civil deberá pagar a favor del Estado; con lo
demás que al respecto contiene y, reformándola, lo ABSOLVIERON del delito de
lavado de activos, en agravio del Estado; ORDENARON que se anulen sus
antecedentes policiales y judiciales generados a consecuencia del presente proceso y se
archive definitivamente lo actuado en este extremo; DISPUSIERON que se levanten
las órdenes de ubicación y captura impartidas en su contra originadas en el presente
proceso. Intervino el señor juez supremo Bermejo Ríos por vacaciones del señor juez
supremo Sequeiros Vargas.

SAN MARTÍN CASTRO

BARRIOS ALVARADO

PRÍNCIPE TRUJILLO

CHÁVEZ MELLA

BERMEJO RÍOS

ChM/jj

FUENTE DE LA SENTENCIA :

2.- RESUMEN DE LOS HECHOS ANALIZADOS EN LA SENTENCIA

La señora FISCAL ADJUNTA SUPERIOR y la PARTE CIVIL presentó su recurso de


nulidad contra la sentencia de primera instancia, en el extremo que absolvió a
Linderbert Ponce Saavedra de la acusación fiscal por el delito de lavado de activos
agravado, en perjuicio del Estado.

Asimismo, El encausado Robert Isaías Vásquez luna contra la referida sentencia en el


extremo que lo condenó como autor del delito de lavado de activos, en agravio del
Estado, a quince años de pena privativa de libertad, trescientos sesenta días multa, y fijó
por concepto de reparación civil la suma de cuatrocientos mil soles, que deberá abonar
el sentenciado a favor del Estado.

Considerando

Se solicitó declare la nulidad de la sentencia impugnada en cuanto absolvió al acusado


Linderbert Ponce Saavedra por el delito de lavado de activos agravado.

Se le imputó el ilícito de lavado de activos, en la modalidad de actos de conversión,


pues realizó ampliaciones y mejoras en el inmueble de su propiedad, ubicado en la calle
Mama Ocllo seiscientos cuarenta y tres, urbanización Alta Mar, La Perla, Callao, con
activos de procedencia ilícita, vinculados al tráfico ilícito de drogas –conforme se
aprecia de la sentencia que lo condenó por el referido delito a quince años de pena
privativa de libertad–, pues no cuenta con capacidad económica para realizar dichas
ampliaciones o modificaciones, esto es, una construcción de un inmueble de dos plantas
de material noble, con una fachada enchapada con mayólica de color , con puertas de
ingreso y garaje de aluminio.

No se valoró adecuadamente que el encausado no brindó su descargo en forma


coherente, pues indicó no ser el propietario del inmueble sino su exesposa Filia
Agustina Trujillano de Ponce, de quien se divorció muchos años atrás; empero, no obra
documento que acredite tal separación.

Por otra parte la defensa del procesado Robert Isaías Vásquez Luna, en su recurso de
nulidad solicitó la absolución de los cargos imputados, en mérito a los siguientes
argumentos:
Se violentó el principio de legalidad y la presunción de inocencia, toda vez que la Ley
número veintisiete mil setecientos sesenta y cinco no sancionaba el “autolavado”, el
cual se incorporó con el Decreto Legislativo número novecientos ochenta y seis, vigente
desde el veintiuno de julio de dos mil siete.

Por otro lado, el delito fuente, según el representante del Ministerio Público, es el delito
de tráfico ilícito de drogas, que se manifestó en la intervención realizada lo cual
significa que los supuestos de lavado de activos tendrían que haberse manifestado con
posterioridad al mes de noviembre de dos mil ocho. Sin embargo, se pretende
criminalizar actos relativos al comercio que datan de trece años antes de producido el
delito previo, esto es, desde el catorce de agosto de mil novecientos noventa y cinco
hasta el dos mil diez, desbordando el contexto típico del delito previo (anteriores al
delito fuente como actos propios del delito de lavado de activos).

Se acreditó que el dinero de Vásquez Luna tiene un origen lícito y que una parte
corresponde a los ingresos producto del alquiler de vehículos mediante su empresa
Robert Renta Car S. A., desde el dos mil tres hasta el dos mil diez; y otra parte
corresponde a préstamos de sus familiares –cuyos testimonios no pueden rechazarse por
el grado de familiaridad– que sumados hacen un total de US$ 210.000.00 dólares
americanos, lo cual justifica el supuesto desbalance patrimonial al que se arribó en el
dictamen pericial contable.
Finalmente, la sentencia impugnada también vulnera el derecho de no
autoincriminación, pues considera el derecho a guardar silencio como un indicio de
mala justificación para condenarlo.

Imputación Fiscal

Los hechos incriminados han sido definidos, tanto en la acusación escrita, así como en
el dictamen del señor fiscal supremo en lo penal La imputación se circunscribe a lo
siguiente:

El diez de noviembre de dos mil ocho, la División Policial Especializada de la


DIRANDRO, realizó una intervención de Linderbert Ponce Saavedra en el Mercado
Santa Rosa del Callao, cuando se encontraba a bordo de su vehículo de placa de rodaje
SQL-trescientos veintidós. Se le decomisaron diecisiete paquetes rectangulares, que
contenían como peso bruto 16,764 kilogramos de pasta básica de cocaína. De manera
simultánea realizaron la intervención de tres ciudadanos extranjeros quienes se
encontraban dentro del vehículo del acusado Robert Isaías Vásquez Luna, gerente
general de la empresa Robert Renta Car. Del mismo modo, en el aeropuerto Jorge
Chávez, se intervino a Teófilo Lorenzo Suyón Santisteban, quien tenía drogas en su
poder.

Es así que a los encausados Linderbert Ponce Saavedra y Robert Isaías Vásquez Luna se
les abrió investigación por el delito de tráfico ilícito de drogas.

Así, respecto al procesado Robert Isaías Vásquez Luna, se tiene que habría iniciado una
actividad económica registrada en la Sunat el catorce de agosto de mil novecientos
noventa y cinco, lo que le permitió adquirir diversos bienes muebles e inmuebles, tales
como treinta y cinco vehículos. De igual forma, se tiene que el encausado Robert Isaías
Vásquez Luna adquirió diversos bienes inmuebles.

Con relación a la imputación contra Linderbert Ponce Saavedra, se advierte que este
adquirió el inmueble ubicado en la calle Mama Ocllo seiscientos cuarenta y tres,
urbanización Alta Mar, Callao, el cual pese a haber transcurrido veinticinco años desde
la fecha en que lo adquirió, en lugar de presentar deterioro, presenta ampliaciones y
mejoras.

Fundamentos Del Supremo Tribunal

Respecto Al Procesado Linderbert Ponce Saavedra


Principio Acusatorio Y Oficialidad
Contra la decisión de absolución emitida por el Colegiado Superior, se plantearon dos
recursos impugnatorios –de un lado se tiene el recurso de nulidad planteado por el
representante del Ministerio Público y de otro el del procurador del ramo–, los cuales
buscan la nulidad del extremo absolutorio emitido en favor del procesado Ponce
Saavedra.

l respecto, el señor fiscal supremo en lo penal, al absolver en grado el recurso de nulidad


interpuesto por la fiscal adjunta superior penal y el medio impugnatorio formalizado por
la parte civil, en el dictamen fiscal supremo (fojas setenta y nueve del cuadernillo
formado en esta instancia suprema), opinó porque se declare no haber nulidad en el
extremo absolutorio respecto al procesado Linderbert Ponce Saavedra, que fue
comprendido como autor del delito de lavado de activos agravado.

Resulta que no existe pretensión penal entablada por el órgano encargado de ejercitarla,
puesto que, aunque la fiscal adjunta superior penal de Lima recurrió la sentencia
absolutoria, la Primera Fiscalía Suprema en lo Penal, órgano jerárquicamente superior,
opinó que se debe declarar no haber nulidad en la sentencia absolutoria.

En consecuencia, los recursos de nulidad interpuestos no pueden prosperar, en


observancia del principio acusatorio y de oficialidad en la persecución pública del
delito. En ese sentido, con la finalidad de no afectar la autonomía del Ministerio
Público, reconocida en el artículo ciento cincuenta y ocho de la Constitución Política del
Estado, esta Sala Penal Suprema debe confirmar el extremo absolutorio de la resolución
recurrida.

Respecto Al Procesado Robert Isaías Vásquez Luna

De La Normatividad Aplicable

Forma parte de la carga probatoria del Ministerio Público, a quien corresponde –ya sea
mediante prueba directa o indiciaria– reunir los elementos de prueba suficientes que le
permitan al juez superar la duda razonable respecto de su concurrencia. Sin embargo, la
interrogante de fondo es ¿cuándo el juez obtiene certeza del origen ilícito de los bienes?
Al respecto, la jurisprudencia de la Corte Suprema ya ha señalado que para poder hablar
de un delito de lavado de activos, “ha de tenerse indicios de delitos cometidos
previamente, los cuales hayan producido ganancias ilícitas que lavar”. De lo cual brota
una exigencia para el titular de la persecución penal: acreditar que las supuestas
ganancias económicas del agente, su enriquecimiento desmedido o su incremento
patrimonial injustificado, proviene de un origen ilícito, lo que presupone la existencia de
un delito fuente.
Análisis concreto

Uno de los elementos objetivos del tipo penal de lavado de activos es el delito previo o
delito fuente. En el fundamento jurídico treinta y dos del Acuerdo Plenario número tres-
dos mil diez se señala que:

El delito fuente, empero, es un elemento objetivo del tipo legal –como tal debe ser
abarcado por el dolo– y su prueba condición asimismo de tipicidad. No es menester,
como se ha indicado anteriormente, que conste acreditada la comisión mediante
sentencia firme, ni siquiera que exista investigación en trámite ni proceso penal abierto.
Es decir, expresamente, se ha descartado una prejudicialidad homogénea de carácter
devolutiva.
Señalado aquello, en el caso concreto, el titular de la acción penal identificó como delito
previo o delito fuente al ilícito de tráfico de drogas, cuya ejecución fue descubierta el
diez de noviembre de dos mil ocho. En la referida fecha se detuvo a Linderbert Ponce
Saavedra a bordo del vehículo de su propiedad, de placa de rodaje SQL-322, por las
inmediaciones del Mercado Santa Rosa del Callao, producto de lo cual se le decomisó
16.764 kilogramos de clorhidrato de cocaína. El mismo día se detuvo también a los
ciudadanos colombianos Vicente Ferrer Ortegón Valbuena, Carlos Julio Duarte Torres y
Alejandro Camargo Beltrán, por las inmediaciones del Centro Comercial ECO-Callao,
quienes se hallaban a bordo del vehículo de placa CIZ-592. Mientras que Teófilo
Lorenzo Suyón Santisteban fue intervenido en la puerta de acceso peatonal del
aeropuerto Jorge Chávez.

Asimismo Se determinó que el vehículo en el que se halló a los ciudadanos colombianos


era de propiedad del procesado Robert Isaías Vásquez Luna, quien era gerente general
del negocio denominado Robert Renta Car. Motivo por el cual la Fiscalía sostuvo que el
procesado Vásquez Luna sería quien facilitaba sus vehículos para el desplazamiento de
las personas intervenidas.

Sin embargo, se debe considerar, conforme lo sostuvo el recurrente, que fue la propia
Sala Penal Superior que reconoce la inexistencia del delito de tráfico de drogas, motivo
por el cual incluso se absolvió al recurrente, en la presente causa, de la agravante
referida a que los activos provenían del ilícito señalado.

Por otro lado, de autos se precisa que en la investigación y proceso por el delito de
tráfico ilícito de drogas seguido contra Linderbert Ponce Saavedra, Vicente Ferrer
Ortegón Valbuena y otros; no se incluyó al acusado Robert Isaías Vásquez Luna, en la
referida investigación y proceso, se llegó incluso a devolverle su vehículo incautado.
A tal extremo se aúna que los testigos de cargo ofrecidos por el fiscal que vincularían al
encausado Robert Isaías Vásquez Luna con la conducta de facilitar los vehículos a la
organización criminal para luego cometer actos de conversión, transferencia y
ocultamiento de bienes, sostienen no conocerlo a él ni al negocio denominado Robert
Renta Car. Los tres ciudadanos extrajeron afirmaron no conocer al procesado Robert
Isaías Vásquez Luna y desconocían el negocio que tenía.

De lo que se colige que la actuación del encausado Vásquez Luna se circunscribe a su


actuación como empresario dedicado al alquiler de vehículos; en tal sentido, el
desconocer que sus clientes estaban ligados al tráfico de drogas y que no podía ser
conocida por este resulta razonable, tanto más sí de por medio obraba un contrato de
alquiler celebrado con Julio Odulio Contreras Ramírez, a quien el procesado ayudó a
identificar como Vicente Ferrer Ortegón Valbuena, el cual luego de pagarle la
correspondiente contraprestación tuvo en su poder el vehículo

En consecuencia, dado que la actividad cotidiana del procesado era el alquiler de


vehículos, no puede acreditarse con ese único dato que tenía conocimiento de que el
dinero que se le pagaba por su actividad comercial provenía del tráfico de drogas y por
tanto que sea responsable del hecho criminal.

Finalmente, el procesado Robert Isaías Vásquez Luna no estuvo presente en la lectura


de sentencia al momento de dictársele condena en la actual causa, por lo que se ordenó
su ubicación y captura; sin embargo, al haberse decidido su absolución en esta instancia
corresponde la suspensión de dicha medida.

DECISIÓN

No haber nulidad en la sentencia primera emitida por la Sala Penal Nacional en el


extremo que absolvió a LINDERBERT PONCE SAAVEDRA, de la acusación fiscal
por la comisión del delito de lavado de activos, en agravio del Estado.

HABER NULIDAD en la referida sentencia, en el extremo que condenó a ROBERT


ISAÍAS VÁSQUEZ LUNA como autor del delito de lavado de activos, en agravio del
Estado, a quince años de pena privativa de libertad y fijó en cuatrocientos mil soles el
monto que por concepto de reparación civil deberá pagar a favor del Estado; con lo
demás que al respecto contiene y, reformándola, lo ABSOLVIERON del delito de
lavado de activos, en agravio del Estado; ORDENARON que se anulen sus
antecedentes policiales y judiciales generados a consecuencia del presente proceso y se
archive definitivamente lo actuado en este extremo; DISPUSIERON que se levanten las
órdenes de ubicación y captura impartidas en su contra originadas en el presente
proceso.

3.- APLICACIÓN DE LA INSTITUCIÓN DOGMÁTICA DE LA IMPUTACIÓN


OBJETIVA

En el presente caso se aplicó la prohibición de regreso de manera correcta debido a que


el imputado Robert Isaías Vásquez Luna presunto cómplice de del delito de tráfico
ilícito de drogas y lavado de activo sustento mediante los medios probatorios ser
inocente. Con referencia al delito de tráfico ilícito de drogas fue acusado como
cómplice, por que el afirma haber alquilado uno de sus vehículos a personas que se
dedicaban a ese acto ilícito, ya que él tiene una empresa de alquiler de carros.

En lo que respecta a lavados de activos que se le acuso el sustento que la adquisición de


vehículo y propiedades fue productos de préstamos de sus familiares lo cual fue
demostrado por los documentos actuados en el proceso.

La prohibición de regreso menciona que se puede responsabilizar a la persona por un


ilícito que causó o favoreció en su comisión mediante un comportamiento gesto como
parte de un rol social a pesar que el otro sujeto emplee esa conducta en su beneficio
concediéndole un sentido delictivo.

4.- VALORACIÓN PERSONAL DE LA REFERIDA SENTENCIA


4.- VALORACIÓN PERSONAL DE LA REFERIDA SENTENCIA

En la presente sentencia se evidencia con claridad el asunto que se plantea en este caso
donde se solicita la nulidad de la primera sentencia interpuesta por la señora La Señora
Fiscal Adjunta Superior Y La Parte Civil, en el extremo que absolvió a Linderbert
Ponce Saavedra de la acusación fiscal por el delito de lavado de activos agravado, en
perjuicio del Estado. Por otra parte el encausado Robert Isaías Vásquez Luna contra la
referida sentencia en el extremo que lo condenó como autor del delito de lavado de
activos, en agravio del Estado, a quince años de pena privativa de libertad, trescientos
sesenta días multa, y fijó por concepto de reparación civil la suma de cuatrocientos mil
soles, que deberá abonar el sentenciado a favor del Estado.

En el caso en concreto en lo que respecta Robert Isaías Vásquez Luna que fue señalado
también como cómplice por el delito de tráfico ilícito de drogas y del delito lavado de
activos argumenta que los hechos probados e improbados fueron elementos
indescriptibles para la determinación de la nulidad de la sentencia de primera instancia.

Por otra parte se realizó una correcta determinación de la tipicidad y adecuación de


comportamiento de tipo penal para la decisión de no declarar nula la sentencia de
primera instancia a favor del imputado Linderbert Ponce Saavedra donde se declara
culpable por el delito de tráfico ilícito de drogas.

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