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JUEGOS OLÍMPICOS

La historia de las mujeres en los Juegos


Olímpicos
Vetadas en los inicios de la cita, no fue hasta 1900 cuando pudieron participar por primera vez
Todas las noticias sobre los Juegos Olímpicos de Tokio 2020

Actualizado:22/07/2021 16:57h GUARDAR

Como en tantos otros ámbitos, las mujeres han tenido que luchar duro para tener el
importante papel con el que cuentan hoy en día en el deporte. También en los Juegos
Olímpicos, que durante mucho tiempo estuvieron vetados para ellas. Pierre de
Coubertin, el que fuera creador de los Juegos Olímpicos modernos, se opuso a la
participación femenina hasta su muerte. “Los Juegos son la solemne y periódica exaltación
del deporte masculino, con el aplauso de las mujeres como recompensa”, decía.

No fue hasta 1900, en los Juegos Olímpicos de París, cuando las mujeres pudieron tomar
parte en unas olimpiadas. Aunque, sin embargo, su presencia fue meramente testimonial.
De hecho, su participación no fue oficial, y se limitó a disciplinas consideradas ‘acordes a la
naturaleza femenina’, como el golf y el tenis. Los Juegos de París destacaron por agrupar a
un gran número de deportistas, pero tan solo 22 eran mujeres.

Entre ellas estaba Charlotte Cooper, que ya había ganado en tres ocasiones Wimbledon, y
que se convirtió en la primera campeona olímpica.

No fue hasta 1928, en Ámsterdam, cuando las mujeres participaron de forma oficial en
unos Juegos Olímpicos. En esta edición participaron 2883 atletas, de las cuales 277
fueron mujeres. En esta ocasión, su presencia no se limitó al golf y al tenis. Pudieron
competir también en esgrima, gimnasia, natación, saltos y atletismo. En el deporte rey, sin
embargo, su participación estuvo limitada a tan solo cinco modalidades: 100 metros,
relevos 4x100, salto de altura, lanzamiento de disco y 800 metros.

Esta prueba de 800 metros fue considerada de extrema dureza para las mujeres, por lo que
el Comité Olímpico Internacional prohibió su participación pruebas superiores a
media vuelta. El argumento fue que ‘eran más débiles físicamente’. Esta prohibición estuvo
vigente durante 32 años. No fue, por tanto, hasta los Juegos Olímpicos de Roma en 1960
cuando las mujeres pudieron volver a correr los 800 metros.

La atleta alemana Lina Radke-Batschauer se convirtió en la segunda mujer en conseguir


un oro para su país. En Ámsterdam, otra mujer la que protagonizó otro hito histórico. La
italiana Luigina Giavotti logró la medalla de plata en gimnasia con 11 años y 302 días de
edad, convirtiéndose en la medallista más joven de todos los tiempos.

La visibilidad de la mujer en el deporte iba en aumento, pero era aún del todo
insuficiente. Alice Meillat decidió entonces fundar la Federación de Sociedades
Femeninas de Francia, y también la Federación Internacional Deportiva Femenina. Ella fue
la impulsora de unos Juegos Mundiales femeninos en Praga y Londres, en 1930 y 1934,
respectivamente.

Desde entonces, la presencia y la repercusión de la mujer en los Juegos Olímpicos ha ido


creciendo de forma imparable. En Montreal 1976 su cuota fue ya del 20%, lo que supuso
la participación de 1260 atletas femeninas. En Seúl 88 ya fueron más de dos mil las
deportistas que tomaron parte en los juegos.

Los Juegos Olímpicos de Londres 2012 se llegaron a denominar los ‘Juegos de las Mujeres’
debido al récord de participación femenina. En la cita británica tomaron parte 10568
atletas: 5892 hombres y 4676 mujeres. Fue, además, la primera vez que las mujeres
compitieron en todas las categorías.

Los Juegos de Río 2016 son también recordados porque el 44% de las medallas olímpicas
fueron obtenidas por mujeres, el porcentaje más alto de la historia

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