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Este poema narra la historia de amor entre Gerineldo, el paje del rey, y la infanta. Una noche la infanta invita a Gerineldo a su jardín y pasan la noche juntos. A la mañana siguiente, el rey despierta asustado y busca a Gerineldo, descubriendo a su hija y a su paje durmiendo juntos. El rey se debate entre matar a Gerineldo o a la infanta, pero finalmente decide dejarlos casarse poniendo su espada entre ellos como testigo.
Este poema narra la historia de amor entre Gerineldo, el paje del rey, y la infanta. Una noche la infanta invita a Gerineldo a su jardín y pasan la noche juntos. A la mañana siguiente, el rey despierta asustado y busca a Gerineldo, descubriendo a su hija y a su paje durmiendo juntos. El rey se debate entre matar a Gerineldo o a la infanta, pero finalmente decide dejarlos casarse poniendo su espada entre ellos como testigo.
Este poema narra la historia de amor entre Gerineldo, el paje del rey, y la infanta. Una noche la infanta invita a Gerineldo a su jardín y pasan la noche juntos. A la mañana siguiente, el rey despierta asustado y busca a Gerineldo, descubriendo a su hija y a su paje durmiendo juntos. El rey se debate entre matar a Gerineldo o a la infanta, pero finalmente decide dejarlos casarse poniendo su espada entre ellos como testigo.
ROMANCE de Gerineldo y la infanta Y salióse hacia el jardín
Sin ser de nadie sentido.
-Gerineldo, Gerineldo, Rebullíase la infanta paje del rey más querido, tres horas ya el sol salido; quién te tuviera esta noche con el frior de la espada en mi jardín florecido. la dama se ha estremecido. Válgame Dios, Gerineldo, –Levántate, Gerineldo, cuerpo que tienes tan lindo. levántate, dueño mío, –Como soy vuestro criado, la espada del rey mi padre señora, burláis conmigo. entre los dos ha dormido. –No me burlo, Gerineldo -¿Y adónde iré, mi señora, que de veras te lo digo. que del rey no sea visto? -¿Y cuándo, señora mía, –Vete por ese jardín cumpliréis lo prometido? cogiendo rosas y lirios; –Entre las doce y la una, pesares que te vinieren que el rey estará dormido. yo los partiré contigo. Media noche ya es pasada. -¿Dónde vienes, Gerineldo, Gerineldo no ha venido. tan mustio y descolorido? “¡Oh, malhaya, Gerineldo, –Vengo del jardín, buen rey, quien amor puso contigo!” por ver cómo ha florecido; –Abráisme, la mi señora, la fragancia de una rosa abráisme, cuerpo garrido. la color me ha desvaído. -¿Quién a mi estancia se atreve, –De esa rosa que has cortado quién llama así a mi postigo? mi espada será testigo. –No os turbéis, señora mía, –Matadme, señor, matadme, que soy vuestro dulce amigo. bien lo tengo merecido. Tomáralo por la mano Ellos en estas razones, y en el lecho lo ha metido; la infanta a su padre vino: entre juegos y deleites –Rey y señor, no lo mates, la noche se les ha ido, mas dámelo por marido. y allá hacia el amanecer O si lo quieres matar los dos se duermen vencidos. la muerte será conmigo. Despertado había el rey de un sueño despavorido. “O me roban a la infanta o traicionan el castillo.” Aprisa llama a su paje pidiéndole los vestidos: ”¡Gerineldo, Gerineldo, el mi paje más querido!” Tres veces le había llamado, ninguna le ha respondido. Puso la espada en la cinta, a donde la infanta ha ido; vio a su hija, vio a su paje como mujer y marido. “¿Mataré yo a Gerineldo, a quien crié desde niño? Pues si matare a la infanta, mi reino queda perdido. Pondré mi espada por medio, que me sirva de testigo.”