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LA POLITICA

NACIONAL
PENITENCIARIA EN EL
PERU
Trabajo para el Curso de Gestión Pública

Delgado Ávila, Karol Stephanie


Osnayo Arce, Vladimir
Pacheco Berroa, Stefannya Ada
Ruiz Buleje, Elton
Salcedo López, Patricia Herlinda
Vásquez Martínez, Alfredo
Viña Álvarez, Graciela Andrea
INDICE

1. Presentación del problema penitenciario y de la Política Nacional Penitenciaria


2. Política Nacional Penitenciaria 2016 – 2020
3. Sentencia del Tribunal Constitucional
4. Política Nacional Penitenciaria al 2030
5. Conclusiones

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1. PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA PENITENCIARIO Y DE LA POLÍTICA NACIONAL
PENITENCIARIA

Ante la ausencia de una política criminal orgánica y planificada del el Estado, mediante la
Ley Nº 29807, que creó el Consejo Nacional de Política Criminal (CONAPOC), mediante el
cual se buscaba planificar, articular, supervisar y dar seguimiento a una política criminal de
largo plazo.

El CONAPOC tiene la labor de formular políticas y directrices criminológicas que sean


propuestas a los diversos sectores y entidades involucradas en el sistema de control social,
en especial, hacia los niveles de prevención, represión y resocialización con la finalidad de
establecer líneas de trabajo orientadas hacia un objetivo común.

En el contexto político-criminal una necesidad es la mejora del sistema penitenciario, que


se encontraba en una crisis permanente y aquejado por varios problemas:

 La sobrepoblación. Al momento de elaborar la primera Política Nacional Penitenciaria,


según el INPE existían 78,342 internos pero la capacidad de los 67 establecimientos
penitenciarios era para 32,890 personas, originando una sobrepoblación de 138%.

 Criminalización, aumento de penas y decisiones fiscales/ judiciales severas afectan la


dimensión poblacional. La política criminal ha estado marcado por el incremento de
penas y reducción de beneficios penitenciarios, lo que determina que, más internos se
queden por más tiempo en los establecimientos penitenciarios, incluyendo los casos
de cadena perpetua que se encuentran en aumento constante. Adicionalmente, sólo el
49% se encontraba como sentenciados y el 51% como procesados, el 10% de los
sentenciados tienen penas cortas que podrían ser penas no privativas de libertad, el
73% no tiene acceso a beneficios penitenciarios.

 Atención insuficiente de la población penitenciaria. Tanto el régimen cerrado como el


abierto presentan limitada capacidad de atención de la demanda de servicios, debido
al déficit de equipos multidisciplinarios y equipamiento. De otro lado los profesionales
y técnicos no cuentan con especialización adecuada según la naturaleza particular de
la población penitenciaria. Ello afecta las áreas de salud, educación y trabajo, lo que
puede resultar insuficiente porque este último involucra personal médico, de asesoría
psicológica, de asistencia social, legal, educativa, y de capacitación laboral.

 Infraestructura penitenciaria insuficiente. Un estudio prospectivo, realizado por la


Dirección General de Política Criminal y Penitenciaria del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos, proyectó la población penitenciaria y las unidades de albergue
(2015-2035), de modo que con un crecimiento promedio del 5.3% anual, y se estima
que la población penitenciaria alcanzaría los 222,487 internos e internas al año 2035.
En contraste, la capacidad de albergue, crecería en promedio el 2.8% anual, estimando
que las unidades de albergue disponible llegarían a 58 187, lo que determinaría un
hacinamiento del 282%.

 Seguridad para tratamientos cerrado y abierto no es óptima. Debido en gran parte, a


las deficiencias en la dotación y calidad de los recursos, así como en las capacidades
con las que cuenta el personal penitenciario. Al 2016, 2000 efectivos penitenciarios se
encargan de la garantizar la seguridad en los establecimientos penitenciarios, cuando

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de acuerdo a las estimaciones se requerirían entre 2500 y 3000 agentes de seguridad
adicionales. Asimismo hay una fuerte carencia a nivel de equipamiento y medios para
realizar acciones que garanticen la seguridad de los establecimientos penitenciarios.

 Inconveniente en la gestión administrativa penitenciaria. La gestión y administración


de servicios se encuentra limitada por la sobrepoblación y hacinamiento, así como por
la insuficiente capacidad profesional y técnica para gestionar adecuadamente los
establecimientos penitenciarios. Esto genera que no se puedan cubrir las necesidades
básicas, el mantenimiento y la administración adecuada de los establecimientos
penitenciarios.

 Actividades penitenciarias en libertad no son debidamente monitoreadas.


Especialmente 3 actividades de especial relevancia para las personas liberadas: la
reinserción del penado en el mercado laboral, el acceso a la Atención a la Salud y a la
Seguridad Social y el apoyo familiar.

En sesión del CONAPOC (14 de diciembre de 2015), se exhortó la elaboración de una


Política
Nacional Penitenciaria que contenga una estrategia para fortalecer el sistema de
resocialización de las personas que se encuentran privadas de libertad (régimen cerrado),
y aquellas bajo cuidado y orientación en libertad (régimen abierto).

Dicha Política Nacional Penitenciaria se concibió como un instrumento de gestión para


ordenar estrategias de tratamiento penitenciario, organizando la intervención de los
sectores capaces de contribuir en dicha actividad. Su estructura se basó en un soporte
interinstitucional, para cubrir todos los ámbitos de abordaje necesarios, enfatizando en la
coordinación y articulación para constituir un régimen ordenado, oportuno y efectivo.

En la elaboración participaron representantes de 16 entidades públicas y privadas 1, a


través de mesas de trabajo y coordinaciones individuales. La Política fue acompañada por
un Plan Nacional que permita concretizar el modelo de intervención. En él se establecerán
objetivos y acciones estratégicos correspondientes a los espacios focalizados en el
diagnóstico de la Política.

En la sesión del 21 de abril de 2016, el CONAPOC aprobó por unanimidad la Política


Nacional Penitenciaria y su Plan Nacional. Ambos documentos están marcados por su
integralidad, su enfoque multisectorial y su intervención en los distintos niveles de
gobierno.

Se establecen tres ejes fundamentales:

 El sistema de justicia penal, enfocado en la racionalización del ingreso y salida de


ciudadanos al sistema penitenciario
 El tratamiento, que corresponde a todas las actividades orientadas a la rehabilitación
de la población penitenciaria tanto en régimen cerrado como abierto
 La resocialización, que está orientada a facilitar la relación y vinculación de la
población penitenciaria con la sociedad.

1
Congreso de la República, Poder Judicial, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos,
Ministerio del Interior, Ministerio de Educación, Ministerio de Salud, Ministerio de Trabajo y Promoción
del Empleo, Ministerio Público, Defensoría del Pueblo, Instituto Nacional Penitenciario, SUCAMEC,
DEVIDA, Cruz Roja, CEDRO, Comisión de Derechos Humanos y Comisión Episcopal de Acción Social

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La Política Nacional Penitenciaria y el Plan Nacional de la Política Penitenciaria 2016 – 2020
se remitió a la Presidencia del Consejo de Ministros, siendo aprobado por el Decreto
Supremo Nº 005-2016-JUS (15 de julio de 2016).

2. POLÍTICA NACIONAL PENITENCIARIA 2016 – 2020 2

Objetivos en el Sistema de Justicia Penal

 Fomentar la racionalidad y la proporcionalidad en la elaboración de la normatividad


penal, procesal penal y penitenciaria. Este objetivo está orientado a lograr que las
propuestas normativas en materia penal, procesal penal y penitenciaria respondan a
un criterio racional, sustentado empíricamente, bajo un marco constitucional, que
evite un impacto negativo en el sistema penitenciario.
 Promover la aplicación excepcional y razonable de la prisión preventiva y de la pena
privativa de libertad. Este objetivo busca impulsar la aplicación excepcional y de última
ratio de la prisión preventiva y la pena privativa de libertad, cuando así corresponda.
 Promover el empleo oportuno de las salidas alternativas y mecanismos de
simplificación procesal La intención del objetivo es que el sistema penal solucione el
conflicto oportunamente.
 Promover la aplicación de la normatividad vigente para otorgar la libertad anticipada a
internos. La finalidad es impulsar el uso de instrumentos de ejecución penitenciaria,
facultades constitucionales y otros procesos legalmente reconocidos que permitan el
egreso de internos.

Objetivos en el Tratamiento

 Fortalecer y articular la cobertura de los servicios de tratamiento para la población


penitenciaria. La finalidad pretendida por este objetivo estratégico es que toda la
población Penitenciaria reciba de tratamiento de calidad en los rubros de salud,
educación, trabajo y asistencia penitenciaria.
 Impulsar la participación en todas las etapas del tratamiento de las entidades públicas
y privadas. Las instituciones públicas como las empresas y organizaciones privadas se
involucran en el tratamiento de la población penitenciaria, incrementando su calidad y
cobertura.
 Incrementar y mejorar la infraestructura para el internamiento y tratamiento de la
población penitenciaria. Implica disponer de las unidades de albergue suficientes y
ambientes necesarios para la atención de la POPE.
 Fortalecer los mecanismos de control e inteligencia en el sistema penitenciario. El
sistema penitenciario es capaz de garantizar la seguridad integral para el cumplimiento
de la pena privativa y el mantenimiento del orden, control y disciplina en el régimen
cerrado y en medio libre.
 Fortalecer el comportamiento ético en el servidor penitenciario. Este objetivo
pretende reducir la corrupción en el sistema a través de servidores sensibilizados,
capacitados y motivados para que desarrollen sus funciones en un marco ético, así
como de un sistema que permita reconocer y dar respuesta oportuna a las denuncias
de corrupción.
 Incrementar el desempeño de los servidores del sistema penitenciario. A partir de
intervenciones en el ingreso y capacitación permanente del personal penitenciario se

2
MINISTERIO DE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS. Política Nacional Penitenciaria y
Plan Nacional de la Política Penitenciaria 2016 – 2020. Lima, 2016.

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espera que estos cuenten con las competencias técnicas y profesionales necesarias y
las habilidades actitudinales apropiadas para el servicio que realizan.
 Impulsar la modernización el equipamiento del sistema penitenciario. Los
establecimientos penitenciarios reducirán paulatinamente la brecha de equipamiento
operativo y moderno, implementando además un sistema de mantenimiento
permanente y oportuno.
 Mejorar la calidad de la alimentación de la población penitenciaria de régimen
cerrado. Todo recluso tiene derecho a una alimentación de buena calidad, bien
preparada y servida, cuyo valor nutritivo sea suficiente para el mantenimiento de su
salud y de sus fuerzas sin requerir provisiones externas.
 Optimizar los procesos prioritarios del sistema penitenciario. Este objetivo estratégico
tiene por finalidad diseñar, aplicar y monitorear procesos priorizados del sistema
penitenciario, lo cual permita el uso eficaz de los recursos y brindar servicios eficaces a
la población penitenciaria.
 Fomentar la sistematización e integración de información y conocimiento del sistema
penitenciario. Contar con sistemas integrados de información a nivel intra e
interinstitucional, lo cual permita contar con información confiable y oportuna sobre la
población penitenciaria, la cual a su vez podrá servir de insumos para la elaboración de
análisis y estudios sobre la realidad penitenciaria.

Objetivos en la Resocialización

 Fortalecer la resocialización de la población de medio libre y que ha cumplido la pena


impuesta. Este objetivo estratégico implica acompañar y asesorar a la población en
medio libre y que ha cumplido su pena a través de programas que generen
oportunidades laborales orientadas a fomentar la resocialización de ex internos en su
comunidad.
 Promover prevención social en las comunidades relacionadas con la población
penitenciaria. Los esfuerzos de prevención se orientan a atender el fenómeno delictivo
desde su propio entorno social y sobre los factores que representan un riesgo para los
ex internos y dificultan el éxito de su reintegración. Asimismo, deben genera
condiciones sociales favorables para resocializarse en sus comunidades.

Existen una serie de acciones que se deben llevar acabo con el fin de mejorar el sistema
penitenciario de forma integral y gradual. Ahora bien, las actividades que se llevan a cabo
se ajustan a la realidad penitenciaria y a las necesidades de nuestra actualidad por lo que
es de urgencia que sean implementadas.

Así pues, en primer lugar, los ingresos y salidas del sistema penitenciario deben ser
racionales; esto es, todas las instituciones que se vinculan a la justicia de penal deben
participar activamente elaborando propuestas normativas y además, revisando las que ya
existen en materia penal, procesal penal y de ejecución penal, haciendo la respectiva
comparativa con la realidad que existe a fin de evitar impactos negativos en el sistema
penitenciario. Así también, deben buscar que la prisión preventiva y la pena privativa de la
libertad se den de manera excepcional y de lo contrario, sea debidamente justificada. Para
evitar esto se debe trabajar en promover medidas de coerción contrarias al internamiento,
otorgar beneficios penitenciarios, beneficios de salida para extranjeros y diferentes
instrumentos legales que conducen y facilitan el excarcelamiento a fin de promover la
reinserción a la sociedad. Buscar la protección de las con problemas de salud mental a fin
de que tengan un trato diferenciado y asegurar que personas inimputables no den a parar
en el internamiento.

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También, se debe promover la eficacia de los programas del tratamiento penitenciario,
pues como ya se ha mencionado se busca conducir a la resocialización de la persona y que
esta resocialización se lleve a cabo de forma óptima. Para esto, es necesario que se
optimice los servicios de salud física y mental, educación, legal, religioso y de trabajo,
tomando en cuenta las necesidades reales de los internos así como haciendo selección y
diferencias de acuerdo a las edades, sexo e incluso discapacidades que puedan padecer. Es
necesario también buscar la participación integral de las entidades públicas y de las
empresas privadas en estas actividades y programas a fin de que se promueva la
empleabilidad.

De igual manera, se debe optimizar la infraestructura de los centros penitenciarios


creando nuevos centros, ampliando y remodelando los ya existentes a través de
mantenimiento preventivo y correctivo, a fin de garantizar adecuadas condiciones de
seguridad y que se den abasto en relación a la cantidad de población que lo demanda. La
infraestructura penitenciaria es una de las aristas que debe contemplar una política
criminal penitenciaria por lo que resulta de gran interés su priorización. En primer lugar,
porque es allí donde se refleja la cruda realidad del impacto que genera el hacinamiento
penitenciario: la cantidad de personas por unidades físicas de albergue, ventilación e
iluminación, condiciones de higiene y más. En segundo lugar, porque es importante
conocer las variables mínimas que deben contemplarse para la construcción o ampliación
de nuevas unidades de albergue

Asimismo es importante garantizar la seguridad y el mantenimiento del orden, el control y


la disciplina tanto en el medio libre como cerrado. Así pues son importantes las acciones
de inteligencia a fin de prevenir amenazas, supervisar las visitas y controlar
frecuentemente a los internos a fin de evitar motines, fugas o acciones criminales. De la
misma forma tomar todas las medidas de control y seguridad al momento de trasladar a
los internos al exterior de los centros penitenciarios.

Por último, se deben realizar también acciones post penitenciaria a fin de resocializar a las
personas que están cumpliendo su pena en medio libre y a las personas que ya
cumplieron su pena. Esto se puede lograr ofreciendo incentivos económicos a empresas
privadas que contraten a personas que están cumpliendo su pena en medio libre,
asesorando a la población penitenciaria en autoempleo para que puedan realizar
emprendimiento. Así también, buscar promover la sensibilización de la comunidad para
que no estigmaticen a la población post penitenciaria.

Todas estas actividades se deben llevar a cabo de manera conjunta por las entidades
involucradas en la justicia penal, llámese así al Poder Judicial, Minjus, Ministerio Público,
CONAPOC, INPE, MTPE, PNP, entre otras directamente relacionadas.

RESULTADOS DE LA POLITICA NACIONAL PENITENCIARIA 20116 – 2020

Al evaluarse los avances de la citada Política Nacional penitenciaria, se observan los


siguientes resultados.

 No se alcanzó lo propuesto por la Política de reducir la población penitenciaria,


sino que por el contrario esta ha aumentado en el periodo 2016-2019.

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 Se ha visto logros en cuanto a la articulación de documentos de gestión (PEI) de las
instituciones relacionadas al sistema penitenciario con respecto a los objetivos de
la Política Nacional Penitenciaria

 El cumplimiento de las acciones previstas por la política solo alcanzó al 20% de las
mismas.

 En relación al Plan Nacional de la Política Nacional Penitenciaria se encontró el


cumplimiento al 50% de sus objetivos en el periodo 2016 –julio 2019.

 Se ha identificado que gran parte de los indicadores para los objetivos propuestos
corresponden a niveles de insumo o proceso, por lo que realmente no dan cuenta
del avance de la Política o de la evolución de las situaciones críticas del sistema.

Este limitado avance hace que la Política Nacional Penitenciaria al 2030 mantenga en gran
medidas similares objetivos que su predecesora.

3. SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

El Tribunal Constitucional y las Políticas Públicas

El Tribunal Constitucional, quién cuida que las leyes, los órganos y/o instituciones del Estado y
los particulares, no vulneren lo dispuesto por ella. Interviene para restablecer el respeto de la
Constitución en general y de la vigencia plena e irrestricta de los derechos fundamentales de la
persona, formando parte de su accionar, cualquier forma de abuso y arbitrariedad estatal, así
como la racionalización del ejercicio del poder, el cual se expresa en los actos de los
operadores del Estado, el mismo que debe encontrarse conforme con las asignaciones
competenciales establecidas por la Constitución.

Sabiendo que las políticas públicas son instrumentos para la realización de los derechos
fundamentales de la ciudadanía, cumpliendo así, fines constitucionales, es que se hace
necesaria la comunicación entre todos los poderes del Estado con el órgano autónomo que
viene hacer el Tribunal Constitucional, ya que se encargará de expresar, en su labor
jurisdiccional, el adecuado actuar de los poderes ejecutivo y legislativo.

Si bien es cierto que las políticas públicas son entendidas como una “acción estatal”, lo cierto
es que también el no llevar a cabo determinada política pública que es necesaria, puede ser
una cuestión judiciable desde la óptica constitucional. Ello entendiendo que de una omisión
legislativa o ejecutiva puede bien derivarse una situación de inconstitucionalidad. Por lo que
resulta admisible que el TC pueda acudir a aquellas circunstancias en las cuales, ya sea por
acción u omisión, esté de por medio el diseño, ejecución o implementación de una política
pública.

Pero este accionar del TC tiene límites, no actúa de oficio si no que su jurisdicción debe ser
activada mediante los distintos procesos que recaen en su sede, los cuales están relacionados
con la defensa de los principales derechos fundamentales de la persona.

Tenemos como ejemplo dos casos, en las cuales el TC, de una manera u otra tuvo incidencia en
el desarrollo de una política pública. En el caso conocido como el de la píldora del día siguiente
recaído en el expediente N.° 02005-2009-PA/TC , se paraliza una política pública que pretendía

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repartir de manera gratuita una píldora anticonceptiva por considerarla abortiva; en el
siguiente caso, sobre la Ley Universitaria, expediente N.° 0014-2014-P1/Tc, dicho órgano
constitucional actúa dando visto bueno y su conformidad, para que tanto el Ejecutivo como el
Legislativo puedan seguir con la marcha del plan propuesto mediante la ley sometida a control
constitucional.

Para el caso que nos ocupa de las políticas nacionales penitenciarias, el TC ha invocado o
generado cierta figura jurídica asumida que es:

El Estado de Cosas inconstitucionales; el cual se define como “la repetida omisión y acción
generalizada de los poderes públicos, respecto de la falta de protección de las libertades y
derechos fundamentales de las personas y de la garantía de la independencia y de la no-
intromisión de los poderes. Y que supone el desconocimiento sistemático de principios básicos
como el de supremacía de la Constitución, el de la separación de poderes, el de la inviolabilidad
de los derechos humanos”.3

Se puede decir que, es un conjunto de situaciones de hecho, como acciones u omisiones que
van a generar una violación de naturaleza colectiva de los derechos fundamentales, ya sea por
parte de una Institución Pública, al desplegar una conducta sistemática y renuente contraria a
la Constitución, asimismo, esta conjunción de hechos pueden originarse por un problema de
orden estructural, en el cual puede estar involucradas varias instituciones, existiendo una
directa relación con la organización y funcionamiento del aparato estatal.

Pudiéndose calificar, como una declaratoria de inconstitucionalidad, pero no de leyes o de


normas infra constitucionales, sino de hechos o conjuntos de situaciones que van a configurar
una serie de sucesos contrarios a la Constitución, atentando contra la supremacía
constitucional. Por lo tanto, los efectos del fallo donde se declare el estado de cosas
inconstitucional van más allá de las partes que intervengan en el proceso, ya que ha sido
reconocida como una técnica para extender los efectos de una sentencia de tutela de derechos
fundamentales a sujetos que no sean parte del proceso, para lograr la eficacia ultra partes de
una sentencia, a partir de una respuesta implementada por algunos Tribunales
Constitucionales para resolver un litigio que revela problemas estructurales de fondo, es decir,
que involucran la revisión y/o adopción de políticas públicas y la necesaria interrelación entre
los poderes del Estado.

Casos, mandatos y obligaciones para el Estado Peruano

Tenemos como ejemplo dos sentencias emitidas por el TC, donde se aplica la figura del Estado
de Cosas Inconstitucional y se ordena dentro de los Fallos, que el Estado Peruano debe
redireccionar sus planes de acción así como sus políticas públicas en materia penitenciaria
tanto en la salud mental y en el hacinamiento de los internos de los establecimientos
penitenciarios del país, donde se ha establecido una sistemática violación de sus derechos
fundamentales conculcadas en nuestra constitución; siendo las siguientes:

Expediente N° 04007-2015-PHC/TC

Donde se declara fundada una demanda de hábeas corpus correctivo, por afectación del
derecho a la salud de un interno de un Establecimiento Penitenciario, que no fue trasladado a
un centro especializado para ser atendido por problemas a su salud mental. Asimismo, declara
como un estado de cosas inconstitucional respecto de la falta de diagnóstico y tratamiento de

3
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente N° 05436-2014-PHC/TC

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la salud mental de las personas que se encuentran internadas en los establecimientos
penitenciarios del país y que, a pesar de tener problemas de salud mental, no reciben un
tratamiento médico especializado; asimismo, dispone las siguientes medidas:

a) Ordenar al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y al Instituto Nacional


Penitenciario, en coordinación con el Ministerio de Salud, diseñar, proponer y ejecutar
un plan de acción que, en un plazo máximo que vence el 6 de enero de 2021, pueda
asegurar la disponibilidad y accesibilidad de la salud mental de las personas privadas
de su libertad a nivel nacional;
b) Ordenar al Instituto Nacional Penitenciario que elabore, en coordinación con el
Ministerio de Salud, en un plazo máximo de 3 meses, contados desde la fecha de
publicación de la presente sentencia, un Protocolo de Atención de Salud Mental de las
personas privadas de libertad, la cual tenga como objetivos: 1) detectar, diagnosticar y
tratar a todos los internos que sufran algún tipo de trastorno mental (atención clínica);
2) mejorar la calidad de vida de los enfermos mentales (rehabilitación); y 3) optimizar
la reincorporación social y la derivación adecuada a un recurso sociosanitario
comunitario (reinserción social);
c) Ordenar al Instituto Nacional Penitenciario que, en coordinación con el Ministerio de
Salud, asegure el sinceramiento de las cifras estadísticas e identifique el total de la
población penitenciaria que padece de algún tipo de trastorno mental;
d) Disponer que el Poder Ejecutivo, en coordinación con el Poder Legislativo, pueda
realizar las gestiones pertinentes que tiendan al aseguramiento presupuestario de
dicho plan de acción; y
e) Ordenar al INPE que informe al Tribunal Constitucional, cada tres meses, del avance
de lo aquí dispuesto, quedando habilitado, desde su publicación, para la supervisión del
cumplimiento de lo ordenado.

Como se puede observar aquí el TC, en cumplimiento de su potestad de interprete de la


supremacía constitucional y en defensa de una flagrante y sistemática violación del derecho a
la salud mental de los internos de los Establecimientos Penitenciarios, ordena que los Poderes
Ejecutivo, Legislativo así como a las demás entidades públicas, que tienen que ver con esta
problemática ya que están dentro de su ámbito funcional y administrativo, cumplan con sus
deberes funcionales que la Constitución les ha otorgado y traten de solucionar esta situación
que afecta a cierta parte de la población penitenciaria.

Expediente N° 05436-2014-PHC/TC

Donde se declara funda en parte una demanda de habeas corpus correctivo interpuesta por un
interno, referido a dejar de pernoctar en el suelo y además recibir atención médica
reiteradamente solicitada, vulnerando su derecho a no ser objeto de un tratamiento carente
de razonabilidad y proporcionalidad respecto de la forma y condiciones en que cumple la pena
en el Establecimiento Penitenciario de Tacna y ordenar a su director adoptar las medidas
necesarias para superar dicha afectación.

Asimismo, el TC, declara el Estado de Cosas Inconstitucionales respecto del hacinamiento de


los penales y las severas deficiencias en la calidad de su infraestructura y servicios básicos a
nivel nacional, señalando que para la solución a estos problemas de hacinamiento carcelario
en el Perú se exige el trabajo conjunto y coordinado del Poder Legislativo, Poder Judicial y
Poder Ejecutivo, entre otros, así como la participación de la sociedad en general. Asimismo,
dispone las siguientes medidas:

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Exhortar al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos para que elabore un nuevo Plan
Nacional de la Política Penitenciaria 2021-2025, con características de política de
Estado, que deberá elaborarse en un plazo no mayor a 3 meses, desde la fecha de
publicación de la presente sentencia, e incluir, de manera prioritaria, las medidas
referidas en el fundamento 107.b de la presente sentencia.
Teniendo en cuenta que, actualmente, el Sistema Penitenciario y el Instituto Nacional
Penitenciario (INPE) han sido declarados en emergencia, se debe exhortar al Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos para que evalúe, en un plazo no mayor a 3 meses
desde la fecha de publicación de la presente sentencia, ampliar, modificar o replantear
sustancialmente las medidas que resulten necesarias e indispensables para superar
progresivamente dicho estado de cosas inconstitucional, así como evaluar la decisión
de reestructurar integralmente el INPE, a fin de redimensionar el tratamiento
penitenciario con fines de reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la
sociedad
Declarar que si, en el plazo de 5 años, que vencerá en el año 2025, no se han adoptado
las medidas suficientes para superar dicho estado de cosas inconstitucional, estos
deberán ser cerrados por la respectiva autoridad administrativa, lo que podría implicar
el cierre temporal del establecimiento penitenciario para el ingreso de nuevos internos,
el cierre temporal del establecimiento penitenciario con traslado de los internos a otros
establecimientos penitenciarios sin hacinamiento, entre otras medidas, según se trate
del nivel de hacinamiento, y hasta que se garanticen las condiciones indispensables de
reclusión, asumiendo la responsabilidad de la omisión o deficiencia las respectivas
instituciones públicas, empezando por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Dicho cierre empezará por los 6 establecimientos penitenciarios de mayor
hacinamiento en el Perú: Chanchamayo (553 %), de Jaen (522 %), del Callao (471 %),
de Camaná (453 %), de Abancay (398 %) y Miguel Castro Castro (375 %), o aquellos 6
establecimientos penitenciarios que al vencimiento de dicho plazo tengan los mayores
niveles de hacinamiento.
Exhortar a que el Ministerio de Economía y Finanzas adopte las medidas necesarias
para asegurar los recursos económicos que permitan dar cumplimiento a lo dispuesto
en la presente sentencia.
Exhortar al Poder Judicial, en el marco de sus competencias, a identificar un adecuado
nivel de equilibro entre los principios y derechos que se encuentran involucrados al
dictar las prisiones preventivas.
Las cárceles deben ser pobladas preferentemente por personas que hayan cometidos
delitos graves que impliquen peligro social. No resulta coherente que personas que han
cometido otros delitos, que pueden cumplir penas alternativas a la privación de
libertad, terminen siendo privados de su libertad de la misma forma que aquellas
personas que han cometido delitos graves.
El control de lo aquí dispuesto estará a cargo de la Comisión de Seguimiento y
Cumplimiento de sentencias del Tribunal Constitucional. Conforme a ello, el Tribunal
Constitucional realizará audiencias públicas de supervisión cada 6 meses, contados a
partir de la fecha de publicación de la presente sentencia.

En términos concretos lo que el TC establece mediante esta sentencia, es que el Estado


recaído en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y sus órganos anexos, definan una
política pública dirigida a encarar seriamente y resolver la problemática del hacinamiento
penitenciario. Extiende los alcances de la presente sentencia a todos los involucrados que con
sus actos u omisiones han terminado permitiendo la existencia de una situación como la que
las estadísticas y los miles de casos concretos ponen en evidencia, entre los que claramente
destaca la deficiente infraestructura, los servicios sanitarios, de salud, de seguridad y otros, los

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cuales afectan los derechos fundamentales de las personas recluidas en estos establecimientos
penitenciarios.

Asimismo, busca en la medida que fuera posible dar cumplimiento lo que establece nuestra
Constitución en el inciso 2 del art. 139, que dice: “el régimen penitenciario tiene por objeto la
reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad”. Es decir, que el
Estado peruano debe garantizar a las personas detenidas o recluidas en establecimientos
penitenciarios que sean tratadas humanamente con respeto irrestricto a su dignidad, lo que se
manifiesta en la práctica en que puedan ejercer sus derechos fundamentales, siendo una
condición necesaria para su reeducación, rehabilitación y reincorporación a la sociedad.
IMPACTO DE ESTAS SENTENCIAS

Si bien estamos citando sentencias de expedientes del 2014 y 2015, las sentencias de las
mismas corresponden a fechas posteriores, como por ejemplo junio del 2020. Por ello son
consideradas en el diseño de la Política Nacional Penitenciaria hacia el 2030. Especialmente la
sentencia del expediente N° 05436-2014-PHC/TC, la cual contiene mandatos con plazos a
lograr por parte del Estado.

4. POLÍTICA NACIONAL PENITENCIARIA AL 20304

Conforme a lo establecido mediante Decreto Supremo N° 011-2020-JUS, mediante el cual el


Poder Ejecutivo aprueba la Política Nacional Penitenciaria al 2030, el Poder Ejecutivo aprobó la
Política Nacional Penitenciaria, que tiene como objetivo principal que las personas privadas de
su libertad cuenten con mejores condiciones de vida y mayores oportunidades, pues el
propósito principal del sistema penitenciario es la resocialización de las personas que han
cometido delitos y que, sin las mínimas condiciones de salud, aseo, educación, habitación,
entre otros servicios, dicha meta se vea obstaculizada.

La norma señala que la política propone, en un periodo de diez años (2020-2030), mejorar
significativamente las condiciones básicas que permitan dar el soporte a las actividades del
sistema penitenciario para que pueda cumplir con la meta de lograr la reinserción de las
personas privadas de libertad.

La Política Nacional Penitenciaria busca atender seis objetivos prioritarios:

 Reducir significativamente el hacinamiento en el sistema penitenciario, lo que implica por


un lado, racionalizar la lógica de los ingresos al sistema, mediante el desarrollo y adopción
de un marco normativo que aplique proporcional y excepcionalmente la prisión preventiva
y la pena privativa de la libertad y por otro lado mejorar la infraestructura existente y
reducir las brechas en el acceso a servicios.

 Mejorar las condiciones de vida digna para las personas privadas de libertad, que incluye la
mejora de la oferta de servicios en salud para que responda a las necesidades de atención
adecuada y oportuna de las/los internos/internas acorde a estándares internacionales y
atender el cumplimiento respecto a las condiciones de albergue, tratamiento y
condiciones de vida.

 Asegurar condiciones de seguridad y convivencia de la población penitenciaria, buscando


fortalecer la seguridad integral de las personas privadas de libertad, por medio de la

4
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Política Nacional Penitenciaria al 2030.
https://elperuano.pe/NormasElperuano/2020/09/25/1887412-1/1887412-1.htm.

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implementación de mecanismos de control e inteligencia, haciendo uso de recursos y
equipos tecnológicos.

 Fortalecer habilidades para la reinserción de las personas privadas de su libertad que


cumplen penas en los medios cerrado y libre, lo que involucra la mejora de los programas
de tratamiento penitenciario tanto en medio libre como cerrado, bajo un enfoque de
intervención especializada que fortalezca las habilidades sociales y capacidades de la
población penitenciaria.

 Fortalecer la gestión del conocimiento, la interoperabilidad y la transparencia del sistema


penitenciario, enmarcándolos en los principios de oportunidad, certeza, coherencia y
contabilidad para desarrollar gestión del conocimiento y mecanismos de transparencia que
cuenten con tecnología digital e interconectada, de modo que la información de los
internos, sus características personales, sus sentencias, estado de salud, seguridad y
tratamiento en programas estructurados, este a disposición de las autoridades y
funcionarios/as del sistema penitenciario para la toma de decisiones. Asimismo, se
propone la disposición de equipos tecnológicos, procedimientos y la existencia de reglas
y/o protocolos de operación para la orientación del personal del INPE, del mismo modo,
este incluye la muy necesaria mejora de las condiciones laborales, de seguridad y
estabilidad para los servidores del sistema penitenciario.

 Mejorar capacidades para la reinserción en persona que han cumplido sus penas,
considerando el acompañamiento y la generación de iniciativas y programas de asistencia
a las personas que habiendo cumplido sus sentencias en medio libre y cerrado, requieran
de apoyo para su reinserción.

La Política Nacional Penitenciaria 2020 - 2030 constituye una política nacional multisectorial,
cuya rectoría y conducción está a cargo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

5. CONCLUSIONES

I. La política criminal debe ser diseñada por el Estado como respuesta a la actividad
delictiva. En dicho contexto es necesaria una política nacional penitenciara.

II. La política nacional penitenciaria 2016 – 2020, consideró la crisis carcelaria de nuestro
país y se planteó objetivos para solucionarlo.

III. Los resultados de la aplicación de dicha política son limitados, observándose una crisis
penitenciara mayor al 2020.

IV. En los últimos años el Tribunal Constitucional ha emitido sentencias que establecen
obligaciones al Estado para solucionar la crisis penitenciaria. Asimismo ha pauteado
objetivos y establecido cronogramas para su cumplimiento.

V. La Política Nacional Penitenciaria al 2030 plantea objetivos y metas, pero el contexto


actual parece no ser el propicio para lograr alcanzarlos.

VI. La crisis penitenciaria sigue siendo una realidad pendiente de ser atendida.

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