Cruz Estrada Jose Eduardo

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En el siguiente ensayo se dará un punto de vista particular, de como es que el COVID-19

tiene impacto en la vida cotidiana de un joven mexicano, así mismo estudiante de
ingeniería, abordando sus origines de este virus, así como su expansión por el mundo,
dando la perspectiva de como es para nosotros este nuevo estilo de vida.
Durante la recta final del año 2019, los encabezados de los periódicos más importantes del
mundo, así como las redes sociales y noticieros locales, daban la impactante noticia “Sale a
brote un nuevo virus en China”, así mismo el 31 de diciembre de 2019, dicho país notificó
a la OMS varios casos de neumonía de origen desconocido en Wuhan, en la provincia de
Hubei. Una semana después, el 7 de enero, se determinó que estos casos fueron causados
por un nuevo tipo de coronavirus, llamado SARS-CoV 2, relacionado con el SARS-CoV 1,
qué es una especie de coronavirus causante del síndrome respiratorio agudo grave que
surgió en 2003 en los países del sudeste asiático, este mismo emergió en noviembre de
2002 en la provincia china de Cantón.
El nuevo SARS-CoV 2 se propagó muy rápidamente, primero dentro de Wuhan y la
provincia de Hubei, luego al resto de China.
A finales de enero, China ya tenía casi 10.000 casos confirmados de COVID-19, la
enfermedad causada por el coronavirus. A fines de febrero, tenía casi 80.000.
inmediatamente los ojos del mundo voltearon a ver aquel país oriental para saber que es
aquello de lo que tanto se habla, se decía que este virus no saldría de ahí, y que dicho país
lo “tenía bajo control”, pero, con el paso de los días era evidente que era mucho más
peligroso de lo que pudimos imaginar, con el incremento de casos, las potencias mundiales
junto a la OMS ponían en marcha su plan, el cual tenía el propósito de poner en cuarentena
total a China, cerrar sus aeropuertos así como prohibir la entrada y salida de cualquier
persona en el país de origen.
Durante un tiempo, esto parecía ser la mejor acción que se podía tomar en contra de este
nuevo virus y así prevenir más casos dentro del país, como evitar que se propagara a cada
rincón del mundo, lo que no se esperaba, era que al parecer los primeros casos fuera de
China comenzarían a hacerse presentes lo más pronto posible.
El primer caso se confirmó en Tailandia el 13 de enero, y otros casos fueron notificados
poco después en Corea y Taiwán. En las Américas, el coronavirus llegó a los EE.UU. el 15
de enero de 2020, cuando un hombre que había visitado Wuhan regresó a su hogar en el
estado de Washington y dio positivo el 20 de enero. En Europa, el coronavirus llegó a
través de Francia, cuyos dos primeros casos fueron confirmados el 22 de enero. Italia, el
país más afectado en términos de pérdida de vidas, informó su primer caso el 31 de enero.
Desde entonces el virus se ha propagado como reguero de pólvora.

Por otra parte, en el mes de febrero, se podían escuchar especulaciones de que este nuevo
SARS-CoV 2 había llegado a tierras mexicanas, más tarde las mismas autoridades dieron a
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conocer que se trataba de un hombre residente de la Ciudad de México que había regresado
de un viaje a Italia. Con síntomas leves, hasta ese momento el caso se manejó como
sospechoso a la espera de confirmación de laboratorio. Posteriormente el 27 de ese mismo
mes, se confirmó aquello de lo que tanto se hablaba, el primer caso positivo a coronavirus
en México.
Con el paso de los días, el miedo y el pánico se apoderaban de México, así mismo
sobresalían algunas personas que pensaban que todo era un invento de las potencias
mundiales para poder controlar a la población. Cuando los casos comenzaron a aumentar en
nuestro país, el gobierno se vio forzado a tomar medidas sanitarias, y el uso obligatorio del
cubrebocas en lugares y espacios públicos, esto freno un poco ese miedo que se tenía en
entre la población mexicana, al tal punto que muchos consideraban que no habría más casos
de coronavirus.
Llegado un punto en donde los casos crecían de forma exponencial, el gobierno mexicano
no tuvo más alternativas que poner en cuarentena a todo el país, cerrando así la gran parte
de negocios, establecimientos públicos y escuela.
El COVID-19 en el día a día
Debido a esta pandemia, la vida como la conocía tuvo una pausa repentina, todo aquello
que estaba acostumbrado a hacer había cambiado abruptamente, con el cierre temporal de
las escuelas empezó una nueva modalidad para poder tomar mis clases, con ayuda de
plataformas como zoom, classroom, Google meet, Microsoft Teams, entre otras, tuvimos
que adaptarnos para poder seguir adelante. Principalmente el tener a la mano herramientas
como internet es una gran ventaja, ya que con buscar una sola palabra podemos acceder a
fuentes infinitas de información. Pero no todo es tan bueno como parece, estas herramientas
son un arma de doble filo, porque es muy fácil distraerse con todo eso que tenemos al
frente.
Como es de saber, no todo en mi vida giraba en torno a la escuela, si no que otros aspectos
fundamentales de mi vida cambiaron, como lo son la comunicación en familia.
Durante un tiempo, al anunciar el cierre temporal de las escuelas, y el saber que las clases
serian desde mi hogar, me sentí aliviado en cierta parte, ya que por fin podría disfrutar de
unas largas “vacaciones” en la comodidad de mi habitación, lo que tomaba en cuenta era
que esto podría ser más tardado de lo que podría imaginar. Y así, con un nuevo estilo de
vida, dieron inicio mis clases, principalmente me parecían divertidas, dinámicas y más
seguras, incluso me atrevía a decir que era mucho mejor este tipo de clases que las
presenciales, pero, al pasar los días, semanas y meses, entre en un estado de desesperación,
ya que inconscientemente quería regresar a como era mi vida antes de la pandemia, sumado
con la poca motivación que me traía el tomar clases en línea, me hicieron abrir los ojos, y
darme cuenta que no era suficiente todo lo que estaba haciendo, ya que no aprendía nada
nuevo, si no que solo memorizaba cosas.
 Cruz Estrada Jose Eduardo
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Empecé a buscar información por mi cuenta, en paginas de internet, libros electrónicos y

videos, en donde podía sentir que por fin estaba aprendiendo algo, fue raro para mí, ya que
nunca antes había buscado información para enriquecer y fortalecer mis conocimientos, si
no que siempre me quedaba con lo aprendido en la escuela, con lo rutinario, memorizar,
pasar examen y olvidar, pero indirectamente gracias a esta pandemia aprendí que el ser
autodidacta no es tan malo ni tan difícil como muchas personas lo plantean, al principio
puede ser un poco aburrido, ya que no sabes por donde iniciar, pero con el paso del tiempo
entras a un mundo nuevo, donde puedes aprender todo aquello que siempre quisiste, un
mundo donde el único limite que pones, es el que está en tu imaginación.
Por otro lado, en el aspecto familiar, fue un cambio un poco drástico para mí, ya que no
estaba acostumbrado a convivir con mi familia todos los días, si no que tan solo unos
cuantos, al encontrarme con esa situación tuve la oportunidad de conocer más a mis padres,
a mi hermana, que, hasta ese entonces, solo nos dirigimos con palabras como “hola, como
estas”, y que ahora, somos capaces de entablar una conversación de aquello que nos parece
interesante. Poco a poco me di cuenta de que una familia no solo son personas con las que
compartes un lazo sanguíneo, o con aquellas que tienes relación, personalmente aprendí que
una familia es esa que esta para apoyarte en todo lo que necesitas, en tus días buenos y
malos, es para disfrutar esas tardes llenas de felicidad con los seres que mas amas en el
planeta.
Podría decir que este nuevo estilo de vida no ha sido del todo bueno, pero tampoco ha sido
el peor, he aprendido cosas nuevas en este periodo de tiempo, que, de no ser por la
pandemia, creo que jamás en mi vida sabría que son. Con mi familia no es la excepción, ya
que tuve la oportunidad de conocerlos más y así aprender a sobrellevar las situaciones
comunes que se pueden presentar. Y quien lo diría, ¿no?, una pandemia nos enseñó lo
vulnerable que somos como especie a los cambios drásticos del mundo, pero al mismo
tiempo nos ayudo a encontrar esa fortaleza que toda persona tiene dentro de sí, eso que nos
caracteriza como humanidad.