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2018-20
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COMO DE COSTUMBRE
Un día los siete pecados capitales estaban reunidos como de costumbre. Todos
hablaban del hombre y pensaban en hacerle un gran tributo. Entonces llamaron al
tiempo, ese antiguo arquitecto del espacio que entre polvo se dedica a retratar canas,
achaques y arrugas en sus ratos libres y unánimemente los siete viejos sabios
decidieron construirle un gran monumento al hijo de dios. El tributo al hombre terminó
cuando el tiempo y el espacio se encontraron a la altura de la cabeza de la imagen y
esculpieron juntos el rostro de la costumbre.
DESDE LEJOS
UN BESO ENAMORADO
MUSEO-ESCAPARATE
Como están las cosas, el hombre terminará por parecerse a un gran gabinete de
curiosidades lleno de cajones insalvables. Aquel se levanta medio desnudo, casi en su
condición de bestia que luego de temerle al frío, a la vida y a la soledad, se esposa al
tiempo por inercia. Este otro verifica su identidad en la billetera. Aquel otro se mete las
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llaves y el celular en su bolsillo y se coloca el escapulario de turno en su cuello o en su
muñeca. Se dan la bendición y se llenan hasta el cuello de papeles, sellos, credenciales,
tarjetas y artefactos. Cargan demasiadas ataduras, casi todas absurdas, el resto, aún
les son imperceptibles.
SILENCIO PREVIO
Cuando veo un mapa o un diccionario siento una gran admiración pero más aún,
respeto. No se trata de un efímero y caprichoso sentimiento de nostalgia. Entiendo
esos libros como la síntesis de la historia, como una congregación espacial
alfabéticamente organizada con los fragmentos temporales de un gran espejo quebrado
llamado hombre y del firme resultado aunque inconcluso, de un solemne y magnífico
desfile marcial entre la visualidad y el lenguaje.
Con ambición detallo cada palabra y cada imagen de aquellas páginas porque sé que
allí están esos lugares y esas palabras que me hacen falta para referirme a ese gran
misterio llamado mundo que siento por dentro y que a su vez sé que es aún pequeño e
incompleto por el simple hecho de ser impronunciable o quizás innombrable debido a
mi fatal ignorancia y posterior quietud mientras mi silencio se estremece.
ESCAPA IMPUNE
Aquel año, junto al recuerdo de la muerte de sus padres, arribó con insistencia el
invierno. La tormenta ocultó la luna y sepultó la noche y sus naves. Las nubes llegaron
de todos los rincones del cielo para atestiguar un duelo entre el caos y la oscuridad. La
lluvia no cesó de caer por 70 días. El frío nos tenía rodeados y el miedo ya tenía hambre
y frío.
El último sobreviviente, se dirigió a la selva y poco más tarde, una luz lo dejó ciego, un
ruido lo dejó sordo y un trueno lo dejó muerto. La lluvia sigue cayendo, y aún hoy,
escapa impune.
ALGUNA VEZ
La razón separó al hombre de las bestias. Luego las bestias en un noble acto venganza
enloquecieron a la razón para confundir al hombre. Finalmente, la razón cambió de
parecer y en su infinita locura encontró la manera de llevarlo de regreso a casa, pero
aún se desconoce su paradero ambos.
RECIENTES INVESTIGACIONES
Mientras el hombre duerma no será un asesino
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El estudio concluyó que mientras el potencial asesino durmiera, no habrá víctimas de
homicidio. De inmediato como medida preventiva de seguridad, se aprobó una ley que
obliga al pueblo a dormir 16 horas al día. Se comenta que poco tiempo después, una
reunión de ministros evaluó los evidentes resultados de la medida pero algunos
personajes le restaron importancia a las cifras del estudio y sugirieron una segunda
medida más drástica que la anterior, la idea de una solución definitiva al dramático
problema de inseguridad que aún aquejaba a la sociedad: matar a todos los asesinos
en potencia para salvaguardar la vida de las potenciales víctimas, y a la gente le
encantó esa segunda ley.
COMUNIÓN
…y el silencio, se quiebra,
y la sangre, se quiebra,
y la carne se quiebra…
EL SECRETO EN EL COFRE
Desde entonces,
la muerte maldijo a la poesía y a dios -por ateos-
y cada hombre que arrebata, cada cuerpo,
se ha llevado este secreto hasta la tumba.
IMAGEN CRUDA
“La oscuridad es un ayuno”
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NADA IMPORTA
Al sol no le importan las distancias mientras siga siendo el centro de su reino; al tiempo
no le importa el olvido mientras siga siendo un presente prolongado indefinidamente
triste. Nada importa, pero hoy la muerte decidió acercarse a apagar el sol y mañana
nos sepultará a todos juntos como cenizas en el tiempo de la nada y a nadie parecerá
importarle.
TEDIO
Hay muchos días negros en los que los recuerdos se escurren entre palabras oscuras
y silenciosas. Hay muchos días blancos con palabras transparentes y ligeras, difíciles
de atrapar.
Hay muchos días negros en donde el olvido escribe con negro y nada tiene luz. A veces
pinto con blanco, sobre un grito blanco y no hay ningún otro color. Esos días invisibles
se acumulan sin dejar ninguna pista y a mí me queda un olvido infame y una caja llena
de colores sin estrenar.
EN EL ATRIO DE LA IGLESIA
En el atrio de la iglesia, donde juega la moral de las abuelas, un viejo espera tras unos
cuantos aguacates mientras vende su paciencia.
Mi madre me dice que ahí está su amiguito y saca un billete que ha pasado por tantas
manos como una vieja prostituta anclada en un solo puerto.
Y yo le pregunto a mi madre, por qué le das dinero, qué tiene de especial ese viejo,
entonces ella me mira con su típico silencio entre los labios y me dice: mírele los años
y sigue trabajando, no es un mendigo en ruinas; es solo el efecto de mi profunda
admiración a la edad sin la prótesis dental de la miseria.
LA CITA
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advierto que el sueño pronto llegará
y me llevará junto con él.
Algunos hombres creen que las palabras son pliegues, líneas delgadas en un avión de
papel, piedras grandes entre el mar y la arena. Otros creen que son rocas,
herramientas, unos creen que las palabras son imágenes, otros dicen que las palabras
son aromas con sabor, una caja de colores abandonada, las sombras tras las texturas,
muñecos bizcos, gestos caídos en el vacío, representaciones, simulaciones,
engendros. Luego los hombres jugaron con las palabras en silencio y las palabras eran
amplios rincones, estrechos cielos y alicorados venenos. Algunas eran animales
extraños, otras, insectos. Las palabras son un espejo en el vacío a contraluz, una
ventana sin adentro ni afuera, un puente sin fin que lo cruza a uno de cabo a rabo.
EXAMEN DE ORTOGRAFÍA
El peso de las palabras se confunde con el peso de las tardes y los hombres, tanto peso
me sujeta, me ata y me entierra.
Las palabras me encadenan a las palabras, una y otra vez indefinidamente.
En ese camino me perdí, quiero creer que allí vivo pensando las palabras.
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Las palabras también son nubes, cielos, lagos y arenas movedizas, espejos. Son ramas
y viento que sopla y mueve las ramas de los árboles y el viento, a veces truena y los
árboles se caen y el agua salta y sube hasta las ramas.
Las palabras son ligeras y algunas tienen peso, pero les salieron alas y aprendieron a
volar y a dormir en las ramas y en los acantilados. Desde entonces algunos hombres
lanzan las palabras al aire y las ventanas se quiebran y el agua hace círculos en forma
de eco.
Las palabras tienen imágenes, sonidos y formas, las letras tienen anatomía y espíritu,
no son vanas herramientas, no son madera ni metal, algunas son de papel, otras de
carne y hueso.
FÍSICA
Aquellos hombres se dieron cuenta que existía una fuerza invisible al notar que un
fenómeno obligaba a los cuerpos a caer. Desarrollaron la física, ella fue la encargada
de interpretar el hecho. Pensaron en la razón, en las causas, en el área y el peso de la
materia. Las fórmulas y las repuestas le hicieron olvidar al hombre que en lo profundo
todas las causas al igual que el por qué son infinitas.
Postularon que todo lo que sube tiene que caer. Utilizaron este conocimiento como
principio y como metáfora. Se refrían primero a las manzanas, luego a los balones de
fútbol, más tarde, a la popularidad de los personajes, al rating de las series televisivas,
a las breves prosperidades económicas e incluso a la deambulante suerte en los
casinos, en definitiva, al privatizado circo del ego público.
Cuando la mente les dio alas a esos hombres para desafiar la gravedad y subir hasta
la luna, observaron que allá no había árboles ni las manzanas se caían. No es que la
gravedad fuera una mentira, solo era un telón en un teatro abandonado por los hombres
alados. Recuerden que las manos les dan alas a los hombres, algunos escriben, otros
esculpen, pintan, hacen artesanías, acarician, interpretan instrumentos musicales,
máquinas, inventos. Algunos utilizan sus besos y su cuerpo para llegar lejos o para
llegar alto, otros utilizan su rostro o su voz. Recuerden que tras esas voces también
existe la voluntad de múltiples fuerzas invisibles que aún no hemos observado.
En el transcurso del semestre algunos estudiantes observaban el cielo raso del techo,
las nubes juguetonas y las palomas que se entran y se salen de clase como pedro por
su casa. Otros vigilaron tanto que se volvieron excelentes astrónomos y policías, otros
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defendieron sus ideas una y otra vez y se volvieron abogados, directores técnicos y
políticos. Algunos asistieron al curso de diseño y se volvieron sicólogos, actores de
teatro y culebreros. Algunos estudiantes se disfrazaban de fantasmas antes de clase y
durante ella. El profesor lamentó dedicar más tiempo a demostrar que a enseñar y no
logró hacerlos caer en razón.
Al finalizar el semestre el profesor soñó que todos sus estudiantes se taparon la boca
con una potente cinta gruesa y dejaron que sus mentes y sus manos hablaran por ellos.
SIGAMOS BAILANDO
Dios no dijo: hágase la sombra.
Le bastó con decir: hágase la luz
Una noche el gran rey mudo soñó que los habitantes de su pueblo conspiraban contra
él. Mientras todos dormían, el rey mandó a pegar carteles por todo el reino invitando a
su pueblo a la más grande fiesta de toda la historia. A la mañana siguiente el rey
contrató a decenas de músicos leales con instrumentos mágicos e hizo celebraciones
y fiestas a las que todo su pueblo fue a bailar.
El rey sabía que mientras los habitantes de su pueblo bailaran, no conspirarían contra
él, pero el rey estaba cansado y se quedó dormido y tuvo un sueño en donde los
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habitantes de su pueblo escribían en su contra. A la mañana siguiente, el rey se
levantó espantado por las nuevas revelaciones. Mientras todos bailaban, el rey mandó
a pegar carteles por todo el reino notificando la nueva ley: Queda prohibido escribir,
quien lleve a cabo tal delito será condenado a muerte por traición. Los habitantes
siguieron bailando y no se dieron cuenta de la nueva ley.
A los pocos días, algunos habitantes ya vencidos por los himnos, el licor y el baile, se
dormían de pie y otros caían en un sueño profundo; soñaban que el rey estaba ebrio y
cansado, y que escribía contra ellos, entonces pensaban: ¿Prohibido escribir? a quién
le importa, de todas formas nadie escribe mientras baila. Pero al despertar de su sueño,
aturdidos aún, leían los carteles, entonces angustiados por la nueva ley, se reunieron y
bajo los efectos del licor y de los himnos, encerraron e incomunicaron al rey en el
calabozo para evitarle una muerte segura.
DE NADA LE SIRVIÓ
Luego él le preguntó:
¿TE GUSTO?
De nada le sirvió,
él se percató que ella no tenía ojos,
él se arrancó los suyos y se los puso a la mujer para que pudiera verlo.
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intentó desesperado entregárselo a la mujer.
ENTRE FANTASMAS
Se dice que las paredes tienen oídos, eso es más que suficiente.
La primera clase el profesor fantasma prendió la luz del salón y guardó las llaves en el
bolsillo izquierdo de su pantalón, levantó su mirada y dirigió la vista al frente. Habló en
voz alta para decirles que él sabía que tenían oídos. Que lo único que les pedía era que
despertaran, que abrieran los ojos. Que después quería que soñaran. Uno de los pocos
estudiantes se levantó de su silla y desde atrás en el rincón junto a la ventana, dijo:
Profesor, eso es más que absurdo por no decir ridículo, ¿Para qué despertarse si ya
estamos dormidos? El profesor dijo: Hoy hablaremos sobre la paradoja y sobre las
metáforas. El profesor nunca vio ni escuchó nada sospechoso, siempre le habló a las
paredes. De ellas se dice que tienen oídos y quizás eso sea suficiente, por lo menos
prestan atención y guardan silencio.
Al caer la tarde el profesor recogió los marcadores, borró el tablero, luego lo tomó del
borde como si se tratara de una vieja toalla de baño, cuidadosamente lo guardó en su
maletín. Se dirigió rápidamente hacia la puerta, apagó decididamente la luz y al invocar
la oscuridad sonaron aun más esos zapatos y retumbaron esos pasos lentos por todo
el corredor. El salón quedó vacío, las paredes permanecieron de pie toda la noche
mientras las sillas permanecieron de rodillas. Hay una distancia enorme entre las
paredes y las sillas, en ese vacío insalvable unas cuantas palabras ocasionalmente
iluminan abruptamente el salón oscuro lleno de sillas a media noche. El resto solo es el
ruido desatento de los fantasmas.
A la mañana siguiente los pasos lentos regresaron y las baldosas volvieron a sonar. El
profesor sacó sus llaves, abrió la puerta y comenzó de nuevo su clase. No tomó a lista.
EQUÍVOCO
Hoy creo que las palabras no sirven para nada. Ni las de aire ni las de tinta.
A veces dicen lo que no es y otras veces inventan lo que no existe. Siempre ocultan,
camuflan, maquillan y encubren lo sucedido.
Eso puede ser irrelevante para muchos hombres pero para mí esa fue una noticia
devastadora. Cuando sea grande quiero ser escritor y no concibo dedicarle mi vida
entera a escribir mentiras. No quiero ser político, militar o periodista, no quiero ser un
farsante de papel o un embustero con la tinta.
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Las palabras y yo peleamos, nos lastimamos, nos enojamos, blasfemo en su contra y
ella en contra mía, las hago quedar en ridículo y cuando las he roto del todo y no quedan
más que retazos de sonidos abstractos, se me corta la voz y tiemblo.
Dispersas por el aire y esparcidas por la tierra, ellas se juntan y acumulan las fuerzas
apenas necesarias para lograr decirme: ¿somos las palabras las que no comunicamos
o son los hombres como tú los que aún no escuchan? Pero si no son las palabras sino
los hombres los que deben callar ¿cómo podría existir mi carne en el vació mudo del
silencio?
En aquel entonces casi todos creían que la memoria atrapaba los recuerdos y que no
se le escapaban. Que era una especie de prisión de la que era casi imposible escapar.
Mientras tanto en el parque frente a la gran catedral, los viejos hombres se sentaban
en las rústicas bancas que ellos mismos habían tallado en su juventud años atrás.
Durante horas largas como sus barbas hablaban y recreaban las historias que los años
les habían dejado por herencia, cada día a la misma hora dictada por las campanas del
templo, se encontraban allí para contar una y otra vez casi los mismos relatos y
derramar nuevamente casi las mismas lágrimas. Cada gota surcaba las grietas y las
rutas que las nuevas arrugas de esos rostros descompuestos iban señalando. Detrás
de ellos, las inquietas y gruesas raíces de los árboles firmes se aferran con celo a su
pedazo de tierra para que no se le escape y rompen como papel las frágiles lozas de
piedra y cemento que el hombre ha construido para que los hombres caminen y las
bicicletas de los niños rueden.
Bajo la fresca sombra de los árboles viejos, los dos hombres jugaban a volver al pasado
en su rústica máquina del tiempo. Abrían sus billeteras y allí las fotos opacas,
desteñidas y rotas apenas lograban evocar brevísimos momentos familiares. Con
nostalgia encontraban fechas de cumpleaños y teléfonos de sus amigos fallecidos antes
de que la muerte los enterrará fuera del pueblo. La bella memoria le decían a las jaulas
que colgaban impunes en los balcones vacíos de las casas coloniales. La memoria
atrapa los recuerdos y los deja como pájaros sin alas. Qué sería la vejes sin juventud,
quiénes seríamos entonces.
Para cuando la tarde caía y el viento jugaba alegre con las aves y las copas de los
árboles, los ancianos ya habían olvidado que esas sillas donde durante muchas horas
permanecieron sentados, ya las conocían. Ambos se despedían prometiendo no olvidar
que pese a todo lo anterior la memoria termina inventando las historias: la memoria
también imagina y sirve es para olvidar, decían, para reconciliarnos con el mundo no
para enfrentarnos con él, los recuerdos nos llegan es para liberar, para errar, para salir
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decorosamente del pueblo a enterrar nuestros cadáveres y recoger nuestros restos
convertidos en frutos.
VERSIONES
Hay fuego en el bosque, hay llamas en la montaña. Es una maldición decía una multitud
de hombres en la aldea. Mientras tanto hay dos hombres desterrados y perdidos, está
de noche, hace frío y necesitan comida y calor; son las bestias olvidadas por su pueblo
en la espesa selva en toda la cima del monte.
Supone, que su trabajo le aburrirá cada vez más, pero con algo de paciencia podrá
seguir sacando a crédito artículos que le permitan distraer su tedio. Doce horas al día
seis días a la semana para pagar a cuotas un lindo radio que -a escondidas del jefe- le
entretiene por breves intervalos tan largas horas de aburrida espera.
Antes de que todo acabara algunos hombres leyeron que se acercaban tiempos de
debacles y tragedias. Las advertencias estaban escritas por todos lados, por arriba y
por debajo, de afuera hacia adentro. Los hombres ancianos que aprendieron a leer las
estrellas tuvieron hijos que aprendieron luego a leer los vientos y las nubes, y sus nietos
fueron grandes artistas, sacerdotes y poetas.
Mientras tanto, en otros lugares los hombres aprendían a leer la tierra, el agua y a los
demás animales. Cerca de allí, otros hombres leían el tabaco, las cartas y las manos;
el cuerpo lo leían los médicos y las madres aprendieron a leer el llanto de sus hijos pues
reconocían si era efecto del calor, del hambre o del sueño. Así, algunos hombres
comenzaron a escribir y a leer cartas, cuentos y libros. Finalmente la guerra se agudizó
cuando los unos se fueron lanza en ristre contra los otros: hombres contra bestias,
palabras contra hechos, escrituras contra lecturas y luego la tierra entera contra sus
astros.
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LA CASA VACÍA
“Si el fuego sudara como los hombres, se apagaría”
Entonces decidí aparecer disfrazado de palabras porque además de eso no sé que más
soy. Las palabras son una casa vacía, una carta sin texto, un sobre sin carta adentro,
una caja de regalo sin obsequio. Las palabras tienen sus viejos muros llenos de rayones
de colores y grietas en blanco y negro. Hay muebles oscuros que parecen gritos de
fantasmas sobre un tapete vinotinto cubierto de un polvo viejo. La casa vacía tiene la
edad de la mentira y los cuadros que cuelgan de sus paredes son abstractas pinturas
que apenas se alcanzan a distinguir con la luz cansada de una vela impaciente por
mirar.
Atrás y a los lados las palabras tienen un patio pintado de color celeste con nubes de
colores dibujadas en sus paredes grandes hasta las estrellas. Cuando recorremos el
patio, y hablamos con nosotros mismos, nos salen aves de nuestras bocas y vuelan
como ondas hasta llegar e esos muros y quedar dibujadas allí para luego jugar a
esconderse de las sombras de un atardecer con una luz cansada de un sol impaciente
por mirar.
Las palabras son una casa vacía casi sin puertas adentro. Las habitaciones
permanecen vacías y en silencio, solo el viento que atraviesa las ventanas y le sube las
enaguas a las cortinas recorre la casa. Allá adentro, solo uno de los tantos cuartos tiene
una pequeña puerta y permanece cerrado bajo llave. Lo que hay detrás de esa puerta
es todo un misterio, no se sabe nada sobre ese cuarto, los ocasionales inquilinos de
esa casa, la han abandonado una y otra vez y los escasos rumores murieron hace ya
algunos años. Ese cuarto secreto es el corazón de la casa vacía, palpita en silencio, allí
está la sangre roja de joven, húmeda y negra de vieja cuando se seca y se apaga como
cualquier luz cansada de un tiempo impaciente por mirar. Las palabras son esa casa,
ese rincón vacío que en vano pretendemos llenar.
NUESTRA ROCA
En algún momento, las raíces de los árboles bajo nosotros, se percatan que desde
abajo de la quebrada sube una roca nadando. Se ve que nada como un pez sobre
piedras que duermen, guardan silencio y permanecen quietas –no siempre- De vez en
cuando despierta bruscamente con un golpe seco a alguna otra roca pero bien sabe
nadar corriente arriba. Poco después, al llegar a lo alto de la quebrada una roca grande
la detiene con un grito fuerte como roca y las criaturas posadas en las ramas ligeras de
los árboles firmes alzan vuelo espantadas y el cielo se llena de un caos con plumas y
sonidos de colores agudos. Alto, grita rudo. Las rocas no tienen por que aprender a
nadar. Eso es de los hombres, dejádselo a ellos.
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EL PRINCIPIO
Pensamos que la imaginación, por algún extraño motivo, flota. La misteriosa bombilla
que aparece sobre nuestras cabezas, la idea encendida sobre nuestra cabeza, flota.
Las ideas flotan como el sol. La imaginación es entonces la luz de esa bombilla y el
conocimiento, desde hace mucho, es luz, fuego. Imaginación y conocimiento están
emparentados en este minúsculo detalle representado una y otra vez por el arte
figurativo de los hombres.
Esas sombras ocultas, nacidas aún sin luz, invocaron la luz con la palabra. Los dioses
también necesitan la palabra para crear la luz, antes de la luz ya era la palabra. Las
sombras invocaron la luz y cuando la luz llegó las sombras salieron de su encierro y los
hombres las vieron por primera vez. Las sombras existieron mucho antes que los
hombres pero los hombres no las ven sino a la luz del día. En la noche las sombras
también existen, que no las veamos no niega su existencia. Los hombres para ver
necesitan la luz. Los colores brincan a recibir la luz, brinca el color sobre su madre pero
el color se confunde y a veces brinca sobre la palabra, que es la madre de la luz.
Las sombras nos regalaron el conocimiento del color, pero ellas jamás dejarán de ser
negras y oscuras como las palabras y las palabras flotan. Esta historia aquí escrita se
cuenta mientras a la luz de una vela, una sombra deforme pinta un cuadro abstracto
llamado: El color y la luz conocen juntas, solas ignoran.
Luego de algunos pocos años en que un hombre cumple su condena y sale de la cárcel,
se da cuenta de que salir libre y estar libre son apenas una invención del lenguaje.
Después de algunos años de encierro, el hombre se acostumbra a las descurtidas rejas
frías y a los vacíos transparentes de su celda tanto como a las férreas líneas verticales
negras y blancas de su uniforme. El encierro no es la pérdida de la libertad, ese es tan
solo su velorio y salir de la prisión es como asistir ellos mismos a su propio funeral.
HERMANOS
El fuego se encargó de recordarnos que ese frío oscuro y silencioso que hay tras la
puerta cerrada del refrigerador, también quema. Es decir, el fuego y el frío son
hermanos, y nosotros, presas fáciles.
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LA SONRISA DE LOS DIOSES
Hubo un tiempo en que las personas creían que el mismísimo dios había decidido
crearlos uno a uno y luego de meditarlo, le había regalado a cada quien sus talentos,
de este modo, los hombres se convirtieron en los mayores beneficiarios de un completo
arsenal que no hacía sino reiterar los innumerables privilegios del “verdadero hijo de
dios” legítimamente autoproclamado y con ello además se insistía en el innegable
favoritismo de los dioses por los hombres. Pareciera que dios no hubiese hecho al
hombre “a su imagen y semejanza” sino que el mismísimo hombre hubiese hecho “a su
imagen y semejanza” a su dios- el presunto pecado original del hombre se pasa por alto
y solo cumple con una función disuasiva a corto plazo en nuestra relación con la
pecaminosa ambición y una pecaminosa relación , en cambio pareciera que por su
crimen ancestral el hombre recibiera a cambio todos los beneficios de los dones divinos:
el lenguaje, la razón, el arte, la música y la belleza. El gusto se convirtió en el regalo
más sagrado y los dioses, en los más destacados filántropos en la historia de la
humanidad. Era tal la fe en aquel dios que las personas no necesitaban saber si eso
que pensaban, era verdad, solo lo creían - no lo creían ciegamente como lo hace la fe,
solo lo afirmaban irracionalmente y lo repetían con frecuencia como quien tararea una
canción sin darse cuenta de lo que dice, y cuando todos los hombres afirman que el
mundo es plano por un largo periodo de tiempo, uno termina –inicialmente- por aceptar
y luego se lo cree. Si es que aún existen verdades, debo decir que en un primer
momento casi todas ellas comenzaron por ser mentira, es decir, irracional, contraria a
la lógica, distinta al sentido común y ajena a las costumbres.
Esas mismas personas que pensaban que dios los había hecho uno por uno con todo
el tiempo del mundo parecen olvidar que el universo se hizo en seis días y que al
séptimo, descansó. Aun así creían que dios los había mirado fijamente y del mismo
modo en que un inigualable artesano pone todo su talento y la voluntad de sus manos
para tallar un leño y convertirlo en una gran obra, dios imprime su sello personal en
cada detalle y deja su aliento en cada una de sus creaciones. Ellos eran entonces
juguetes de un caprichoso determinismo que – por simple inercia - a nadie parecía
importarle demasiado cuando se suponía que dios decidía y actuaba sobre cada cosa
en el universo, imagínenlo, cada cosa pasa cuando a dios se le antoja y el hombre que
aún no dominaba la ciencia, debía resignarse al gusto divino, todo estaba fuera del
alcance de los hombres: la altitud de cada árbol, su espesor, su color, su follaje, su
ubicación, su salud, su edad, son tantas cosas que uno se queda perplejo ante la idea
de controlar las lluvias, las tormentas, los rayos, las mareas, el clima, las cosechas, la
fertilidad… los balances económicos, la tasa de desempleo, el IVA y el salario mínimo.
Por lo menos los politeístas, adoptaron la idea que retomó la era industrial cuando puso
a prueba la especialización del trabajo y las tareas fueron un poco más precisas,
siquiera para ellos hay dioses encargados en cada cosa, pero para este pueblo
monoteísta, el universo entero solo dependía de Él, “la ignorancia es atrevida” decían
ellos, pero parecían olvidar que la ambición es descarada. Aquel era un dios
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omnipresente, un dios omnipotente, un dios omnilocuente y –por fortuna- todas esas
personas tenían una fe ciega en ese dios. Creían también que nacer hermosos les
resolvería la vida – como si la vida fuese una ecuación de cálculo vectorial y alguna vez
se resolviera- creían que si en algún lugar encontraban la fortuna, era dios quien lo
había hecho posible, creían que si lograban algún triunfo, cualquiera que fuese, se
ganarían la sonrisa de los dioses y su gesto de aprobación. Por muy ilusorio que
parezca, el triunfo de un humano se convirtió en el triunfo de los dioses contra los demás
hombres, es osado el pueblo que enfrente en combate a un dios contra un humano
porque desde un principio se sabe quien será el perdedor.
En los noticiarios, los ciclistas le agradecen a dios al final de su jornada, los futbolistas
se echan bendiciones cuando entran al campo de juego o cuando marcan una
anotación, incluso lo hacen cuando despilfarran una clara opción de gol, no sabe uno
si bendicen o maldicen pero allí están ellos mirando hacia el cielo arrodillados ante el
símbolo, los arqueros lo hacen cuando tapan un penalti, las reinas se persignan cuando
solo quedan cinco opciones de belleza, lo hace el conductor de bus cuando inicia su
trayecto, lo hace el vendedor de fruta cuando comienza el día, lo hace el panadero
cuando abre su negocio y lo hace el estudiante que no estudió para el examen, lo hace
todo el mundo, incluido el presidente y la alta cúpula militar cuando regresan
manchados de sangre del campo de batalla y la tv los muestra intachables, impecables,
incorruptibles y con trajes decorosos asistiendo a una importante ceremonia de la
cúpula religiosa.
Esas personas que creían que nuestra vida está determinada por un dios hoy no saben
de la existencia de ese otro pueblo y han olvidado que unos y otros somos la réplica de
un mismo cuerpo encarnado en las mismas metáforas, “carne de su carne” y “sangre
de su carne” vuelto carne de mi carne y sangre de mi carne. Ahora, luego de las épocas
en que los mitos confundían la razón, ahora, cuando ya se sabe que papá Noel es rojo
porque a Coca Cola le provocó y que los niños ateos escriben tras las puertas de los
baños de la escuela que “el niño dios es el papá y la mamá”, también se piensa que
todas nuestras alegrías son programadas por un sistema de datos diseñado para
satisfacer lo que los mismo hombres crearon para desear. Inventamos una hiper-red
globalizada que cuenta con radio, tv por cable, cine e internet para tener proyectar
nuestros deseos en cada una de las ventanas de nuestra habitación.
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nos impulsó a creer en nosotros mismos, a un dios-país que los mismos hombres
creamos con palabras, mapamundis, y límites territoriales imitando el circuito de
algunos ríos, montas, recursos y políticas. Hoy no somos tan distintos de esos otros
hombres pues creemos que el tamaño de nuestras casas depende del tamaño de
nuestro salario, creemos que la amplitud de nuestros gustos depende de sueldo que
recibimos, que nuestro consumo depende del empleo que ocupamos, que la vida
depende de la suerte que tenemos y que la educación que recibimos depende de la
capacidad de endeudamiento, estamos perdidos. Las clases sociales son una trampa
para ratones en la que nosotros somas las ratas y nunca hay queso.
Hoy por hoy la gente se sigue dando bendiciones como si nada y como si todo, y las
personas van a misa los domingos luego del partido donde ganamos porque dios así lo
quiso y donde perdimos porque dios lo dispuso así, nunca sabemos lo que él quiere
porque tratar de imaginarlo significa una grave afrenta a la divina voluntad. Ni siquiera
sabemos a ciencia incierta cómo era ese grandioso dios, un dios omnipotente, un dios
omnipresente, un dios omnilocuente; algunas películas lo interpretan como un hombre
bien parecido, mono, ojiazul y de cabello rubio, algunos dicen que en ese tiempo no
existía gente con esos rasgos físicos en Jerusalén y que tampoco hay motivo alguno
para que haya nieve en un pesebre, otros, más avezados, dicen que dios ya es viejo,
que tiene una larga barba y que se retiró a vivir en el cielo, donde San Pedro tiene las
llaves de una gran reja y se reserva el derecho de admisión. Que imaginación la de
esos pobres hombres, por no llamarle fe a la sonrisa de los dioses.
CIENCIA Y FILOSOFÍA
Hay un pequeño abismo entre los objetivos de la ciencia y los sueños de la filosofía, y
es que los símbolos tienen el poder inmenso de crear la realidad y así es que el
concepto de universo, la idea misma, se hace quizás más grande que el universo
mismo.
TERRITORIO DE FRONTERA
Primero dejé de creer en las mentiras de mis amigos, luego dejé de creer en las
mentiras de mis padres y finalmente dejé de creer en las mentiras de la escuela y de la
televisión. Paradójicamente comenzamos a notar que el tiempo se nos va dejando de
creer en las verdades de la vida al tratar de desenmascarar las mentiras de todos los
días. A pesar de estas breves y dolorosas revelaciones el mundo insiste en seguirme
mintiendo y yo he decidido creerle hasta cierto punto; ese es nuestro pacto. Ella me
sigue mintiendo descaradamente y yo a veces -solo a veces- finjo no darme cuenta
para poder vivir casi tranquilo sin tener que despertarme antes de tiempo a perseguir
fantasmas a plena luz del día.
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LA QUIETUD NO EXISTE (Fragmento de MIS PEQUEÑOS MILAGROS)
Imaginen un mundo en el que todo rota a 465 m. por segundo (medida sobre la línea
del Ecuador) mientras todo se desplaza a 30 Km por segundo recorriendo una órbita de
930.000.000 de kilómetros por año y aún así, la gente cree en algo que llaman “quietud”.
A todos aquellos que se pusieron una capa y soñaron con volar entre las nubes cuando
eran pequeños, permítanme recordarles que todos nosotros, ahora mismo, ya
demasiado adultos para seguir soñando y casi aburridos, casi sin darnos cuenta,
vivimos sobre un planeta que flota en el espacio mientras atraviesa el universo. Eso sí
que es volar.
A veces veo cosas que mi memoria no puede dejar atrás, me sorprende, por ejemplo,
que en ocasiones, cuando conduzco, algunos transeúntes frente a mí cruzan la calle
sin mirar quién o qué tiene la vía, ellos valientemente solo miran al frente y otros dirigen
su mirada hacia el suelo y deciden ignorar a los hombres conduciendo salvajemente
sus máquinas, de este modo apuestan sus vidas al riesgo del azar. Parece ser que muy
por encima del sentido común no se percatan del peligro de caminar a ciegas sobre los
rieles de la muerte, pero lo que me inquieta es la determinación de tales actos y la
incorruptibilidad de su mirada. He visto este gesto en repetidas ocasiones y siempre
logra cautivarme, la escena es más común en grupos de jóvenes desparpajados que
además prefieren atravesar despacio las rápidas rutas del accidente. Creo que no
evitan morir mirando lo que se avecina sino dejando de hacerlo. No mirar es entonces
seguir viviendo y tal parece que cierran sus ojos para seguir estando.
Aquel era un hombre soñador. Desde pequeño él sabía que las nubes no estaban tan
lejos ni el cielo tan distante como todos insistían en hacérselo creer. Él nunca olvidó
que desde muy pequeño, cuando acompañaba a su madre a la iglesia los domingos y
observaba hermosos vitrales donde se representaban las escenas más fantásticas del
hijo de dios, él no resistía la tentación de mirar el cielo y buscar las nubes a través del
magnífico juego de colores del vidrio y que luego, al cerrar los ojos en ese recinto
lúgubre y oscuro, sentía un delicioso cosquilleo producido por un ligero calor del sol que
iluminaba su rostro con los colores de las dramáticas escenas. Luz, color y calor fueron
unas de las primeras palabras con las que comenzó a crecer y a soñar.
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Esa mañana, cuando el soñador apenas despertaba, recordó frente al sucio espejo del
baño que el sueño de anoche evocó esos viajes los domingos a través del sonido de
las campanas y de las imágenes de los vitrales de la iglesia. Muy temprano, empuñó
firme un pincel y tomó la decisión férrea de pintar sus zapatos de color azul celeste con
algunos tonos de amarillo atardecer y unas nubes naranjas esfumándose en el
horizonte. Ya sabía que entre él y los demás existía una pequeña diferencia de origen
semántico: mientras todos pretendía andar con los pies en suelo, él deseaba mantener
sus pies sobre el cielo. La diferencia fonética entre suelo y cielo es mínima pero las
consecuencias que de ello se desprende, son colosales.
Esa tarde, cuando salió a dar un paseo por las calles, apenas antes de comenzar a
lloviznar, tanto su boca como sus ojos se rieron de manera maliciosa cada vez que
algún incauto peatón miraba perplejo un grito de color sobre el asfalto y sin ningún
recelo le preguntaba por el origen de aquel extraño calzado de colores.
Allí mismo, mientras buscaba a la madre de los sueños, se encontró con las ganas y
descubrió que sus deseos, los más íntimos y caprichosos, aparecían y desaparecían
como por arte de magia, entendió a su vez que la mayoría de sus sueños nunca se
cumplirían y que quizás eso sería lo mejor. Entendió que jamás se podría leer todos los
libros del mundo, ni escribirlos todos, que nunca vería todas las películas, que jamás
sería un astronauta y que nunca jamás le volvería a pedir al niño dios que lo llevase a
la tierra de Nunca-jamás a conocer a Peter Pan.
Pronto entendió que esa siniestra frustración era sorprendente y fantástica ya que la
incapacidad de controlar hábilmente sus deseos y la imposibilidad absoluta de
manipular a su antojo su destino, le alejaban de ser un dios a la vez que lo convertían
en el animal erguido más extraño y magnífico del planeta. El soñador se sintió a gusto
con lo que acababa de descubrir. Pronto olvidó que el resto lo mira de manera extraña
y dejó de entender la lengua de los demás. Sonriendo, luego de cerrar su extraordinario
paraguas, siguió su camino sin titubeo ni remordimiento alguno.
ARQUEOLOGÍA DE LA IMAGEN
Esta mañana tuve la fortuna de escuchar la historia sobre un fotógrafo contada por otro
fotógrafo. La escena parecía una de aquellas fotografías que retratan una fotografía en
su interior y la historia era tan simple como corta. Resulta que tras la muerte de aquel
fotógrafo, los familiares encontraron varias canecas llenas de rollos sin revelar en el
sótano de la casa del difunto.
La polémica se desató porque mientras los unos querían revelar los negativos, los otros
se oponían aduciendo respetar la memoria del muerto. “Si él hubiese querido revelar
esas fotografía, lo habría hecho”. Los primeros refutaban esto diciendo que no revelar
esos rollos significaba no saber jamás qué imágenes había en aquellas canecas
mientras que los otros suponían que el fotógrafo nunca quiso revelar los rollos si no que
su deseo consistía simplemente en mirar tras la lente y obturar su cámara, él no quería
registrar, simplemente estaba mirando el mundo tras su cámara.
Esta historia me conmovió profundamente cuando pensé en el oficio del escritor que
guarda sus libretas en unas canecas arrumadas en el sótano y a veces piensa incluso
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en guardar sus notas bajo el colchón de su cama. ¿Escribir es publicar?, ¿Revelar es
acaso rebelar?
¿Hay o no hay imágenes dentro de esas canecas en este instante?, ¿Por qué la
oscuridad o el olvido nos resultan siempre insuficientes, indignas y molestas?, o es que
acaso medio mundo está condenado a saquear las tumbas de la otra mitad para
convertirlo todo en imágenes o conceptos expuestos en una vitrina ante una
muchedumbre ávida de color pero daltónica por vocación o ciega de nacimiento, ¿se
trata quizás de entretener a cualquier precio el ocio de una masa amorfa y sorda,
sórdida además, sedienta de macabros estruendos?
Estas preguntas incluso sobran cuando uno se detiene a pensar ante la supuesta norma
de respetar a los muertos cuya memoria ya reposa intacta y tranquila en una oscuridad
insondable dentro de viejas tumbas o sarcófagos donde jamás podrá llegar la luz que
cautiva a los fotógrafos que aún viven. No sé qué ocurrió con el contenido de esas
canecas, pero por ahora es mejor apagar la luz de aquel sótano y guardar silencio.
Hoy me siento desnudo ante el mundo. Hace semanas sin días y horas sin números
me encuentro en un estado fantasmagórico que no sabe del viento ni cree en las
definiciones. Contradicción, paradoja, sin sentido del sentido y respuesta-pregunta
deambulan por las calles como El maestro de escuela de Magritte. Y es que no soy
capaz de decir ni siquiera lo que digo, y esa dichosa desnudez a la que tanto me refiero,
se abriga con el pelo y con las plumas que nos salen al soñar, o en la noche, cuando
hacemos el amor con nuestra almohada. La piel nos cobija y a la vez nos deja a la
intemperie. Ropa y carne tienen las mismas fibras, apelan entonces a las mismas
metáforas, los huesos son ese mausoleo de palancas en el que nuestros cadáveres
tambalean y se esconden de los personajes que el arte nos muestra de espaldas.
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No había universo sobre las cabezas de las bestias prehistóricas y el hombre solo se
fijó en la bóveda celeste cuando la nombró. El silencio ocultó el firmamento durante
millones de años, el sol estaba pero no existía, tuvo que volverse dios para que los
hombres fuesen sus hijos, el arte también se hace a imagen y semejanza, la imitación
es lo que nos cierra las puertas del cielo. Con un nudo en su lengua, hoy el silencio me
devora. Luego, las esculturas de piedra les enseñaron a bailar a los ciegos junto al
fuego. Hoy soy ese último suspiro de un pez que flota hijo de un ave que nunca pudo
volar.
LA FUGA NO SE DOMESTICA
LA MAGIA DE LA MAGIA
LOS CONECTORES
En estos días pensaba que en los seres vivos, por lo menos en los que se mueven a
voluntad, el desplazamiento es impensable sin la incidencia que las articulaciones
ejercen sobre la estructura ósea. Del mismo modo en un texto, los conectores son los
encargados de articular las ideas, de mover las fichas y desplazar el sentido, es decir,
sin conectores adecuados un texto está sometido a la incapacidad de la voluntad y a la
insoportable quietud del pensamiento.
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EL OTRO HOMBRE INVISIBLE
Cuando aquel afortunado hombre por fin se dio cuenta que estaba absolutamente solo,
perdido y abandonado por los dioses, sin espabilar, en digno silencio y con su frente
bien en alto, decidió echarse a la fuga para perderse y volverse a perder ya perdido una
y otra vez hasta desaparecer por completo.
¿QUÉ ES MIRAR?
No miro tus dientes, ni tu lengua, ni tus palabras, solo tus labios.
Esta noche no dejo de mirar mi ventana, parpadeo y sigo mirándola, hay algo que me
atrapa en mi ventana. Quizás lo que me atrae es ese rectángulo perfecto de 65 x 53
cm. atravesado por 6 celosías de vidrios opacos de 62 x 10 cm cada una en perfecta
geometría, o quizás es mi imperfecta geometría lo que no me deja apartar la mirada.
No quiero dejar de mirarla, pero no miro a través de ella, no miro por ella, la miro a ella.
Mi ventana es mi paisaje, no hay “afuera” en esta idea, mi ventana es un adentro
permanente, solo eso. No hay promesas incumplidas ni ilusión color celeste. Casi
siempre las celosías de mi ventana están cerradas y me gustan así, no dejo de mirar la
ventana. Miro mi ventana no como un marco o una puerta al exterior, la sigo mirando
obstinada e insistentemente, mi ventana sigue cerrada y mis ojos siguen atentos. Todos
los motivos para mirarla están frente a mí reunidos dentro del pequeño cuarto desde
donde mis ojos no dejan de mirar esa ventana.
INSTRUCTIVO DE VUELO
Cuando ese dios se volvió a encontrar con esos hombrecillos hechos de barro jamás
se imaginó que ellos ya soñaban con volar. Parecía como si a través de aquellos la
tierra quisiera desprenderse del suelo para fundirse con el aire y vagar por el mundo sin
cadenas, ni dioses, ni raíces. En aquel entonces las nubes y las aves flotaban sin prisa
por el cielo pero allá abajo el hombre no renunciaba a conquistarlas para fundar un
monumental zoológico en el firmamento.
Allí mismo algunos hombres intranquilos, sin devoción alguna ni suficiente paciencia
decidieron estudiar los vientos y aprendieron a navegar en la inclemencia del clima,
luego ellos calcularon las masas, los pesos y las velocidades e inventaron aeroplanos
para hacerle trampa a la estricta gravedad, y triunfaron. Otros hombres en cambio
prefirieron inventar besos alados que derretían conciencias y llevaban consigo un
ejército de caricias furtivas conquistando lenguas que nadan como peces salvajes en
el mar para luego atacarnos con abrazos que se arrastran en zigzag por tibios desiertos
parecidos a la piel.
Sí, ya lo sabemos, las aves le enseñaron a los hombres a volar pero los poetas le
cedieron ese obsequio a las palabras y mucho antes de que el hombre blanco pisara la
luna, los poetas ya se la habían regalado a sus mujeres y ese brillo impávido y nocturno
aún permanece celosamente guardado en pequeños cofres delicadamente tallados a
mano sobre las curiosas mesitas de noche en los cuartos de los enamorados.
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ES EL DESTINO
Hasta que un día Caín cansado de escuchar el mismo cuento, decidió reescribir la
historia y devolver el tiempo. Desde entonces las escrituras decían que Caín había
abandonado la agricultura y se había dedicado de lleno a sus ovejas. Él por fin pudo
descansar en paz cuando su hermano Abel lo asesinó misteriosamente.
SI ALGO YO TE LLAMO
Hace poco el espacio y el tiempo se despidieron diciéndose: Nos vemos más adelante.
Sin embargo ese encuentro nunca se llevó a cabo quizás porque para el espacio,
“adelante”, quería decir “al frente”, pero para el tiempo quería decir “después”.
FILICIDA
En sus sueños, aquel hombre esculpía en oro y barro a sus propios dioses solo para
luego tener el gusto de asesinarlos y a la mañana siguiente volver a despertar con
hambre y libre de toda culpa.
EL LECTOR AGUDO
Aquel lector nunca nos exigió ni la verdad, ni la razón de las cosas pues él ya tenía
demasiadas canas para permitirse esos lujos de creerse como propias las mentiras de
los demás. En cambio, él solo le pedía pistas a su vida para poder despegar y elevar
su fantástica flota de aviones hasta lo más alto del firmamento y así, seguir soñando
con que luego de su muerte, él se encontraría volando junto a ellos y sus pistas ya
estarían demasiado lejos para volver.
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DESENCUENTRO
“El tiempo nos dará la razón” o “ya el tiempo lo dirá” son especulaciones en las que el
espacio dejó de creer hace ya mucho tiempo.
En cuerpo ajeno y en carne propia nunca se pudieron poner en los zapatos de ese Otro
que nunca fueron.
FALLA ESTRUCTURAL
A fin de cuentas en estos tiempos sin memoria los dioses se mueren, los libros se
queman, los platos se quiebran, los ríos se derraman y algunos edificios se derrumban
sin más ni más, y tal como ocurre en los milagros nadie ofrece ninguna explicación y si
la hay, no se publica.
NO SÉ
Nunca sé lo que soy. Quiero hablar y no sé qué decir, quiero decir y no tengo a quien
decírselo, quiero decirlo pero estoy yo solo repitiéndome lo que ya sé. Definitivamente
uno no puede conversar consigo mismo, el Otro también hace parte del nosOtros.
MIRAR ES CRECER
Recuerdo que esa tarde de vacaciones la luz bostezaba perezosa y opaca, recuerdo
también que miré al fondo del largo y oscuro corredor y al fondo vi la puerta de la cocina
entreabierta, ese día reconocí quizás por primera vez las típicas baldosas amarillas y
granates ya todas descurtidas de la casa de mi abuela y jamás pude renunciar al olor
de esa imagen.
No sé por qué intuí que tras la puerta del viejo refrigerador ya casi gris o casi beige, se
escondía una gran revelación. Entonces me acerqué lento y descalzo y abrí esa gruesa
puerta de metal aunque ella parecía resistirse y desde allí abajo, a la corta altura de mis
escasos 5 años descubrí que mi abuela coleccionaba huevos. Ella tenía una canasta
como con 30 huevos sobre la mesa y otros 30 de esos mismos en la nevera, todos ellos
finamente organizados en 2 hileras como si estuviesen condenados en su encierro a
presenciar un espectáculo grotesco en una tribuna fría y oscura justo frente al
compartimento del refrigerador y obligados además a mirar el inminente triunfo de la
escarcha recubriendo el pollo que pronto sería nuestra cena.
Esa tarde comprendí el por qué le gustaban tanto las gallinas a la abuela, hasta el punto
de también coleccionar óleos, acuarelas, dibujos y almanaques con ese motivo y llenar
cada rincón de la cocina con imágenes y figuras de gallinas coloridas y llenas de vigor.
Entendí además que esas aves de finca siempre corren de un lado para otro mientras
sueltan plumas y cacarean, digo, siempre y cuando no sean de papel o porcelana.
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EL BIEN Y EL MAL SON METALES PESADOS
Hoy en día la modernidad no soporta la simple metáfora del viaje en tren, básicamente
porque nos aterra la idea de acelerar siguiendo decididamente dos rieles paralelos y
metálicos en un perfecto movimiento coordinado, coherente y consecutivo; hoy en día
nadie cree que tal cosa además de ser cierta pueda enseñarnos algo sobre el mundo o
la vida.
IMAGINAR ES ESTAR
A veces sobrevivo incluso con un par de fantasías al día. Y es que no espero escribir
un libro entero de refranes de un solo tajo ni pretendo tampoco inventar una gran novela
de seiscientas páginas al medio día o escribir un libro entero en una tarde. Mis
intenciones son mucho más sensatas y humildes que eso. Yo por ahora me conformo
con unos cuantos renglones bien escritos o con una de esas conversaciones cortas -
casi tajantes- que le bastan a uno para quedarse viviendo allí desnudo durante toda
una semana. Yo no pido tanto, ni quiero más que eso, solo espero lo suficiente para
soñar y poder vivir allí por un instante y luego pensar seriamente en volver a guardar
un silencio y un suspiro, ya satisfechos.
Estos pequeños humanos siguen cultivando esa ingenua costumbre de alinear los
astros, los números y las notas musicales y me resulta indescifrablemente curiosa su
dificultad para ver lo que tienen frente a sus hocicos, compitiendo a la vez contra su
inmensa capacidad para inventar lo que ya no pueden descubrir. A pesar de conocer
los delirios de la gramática, la lógica y la causalidad, aquellos mismos hombres
persisten en agrupar y disociar los átomos y las moléculas como si se tratara de ponerle
orden a un grupo de simios posando para un daguerrotipo, igual ocurre con los niños
en la fila del colegio e incluso pasa con los programas de televisión que con la secuencia
de las materias en la escuela.
Todas estas imágenes germinan de repente al mirar esas magníficas líneas que los
ángulos de los muros rayan con un fino trazo seco y recto sobre las paredes blancas a
media luz en el instante mismo en que el brillo de la luna hace su entrada flamante por
el ángulo correcto de la ventana, tal como si un emperador lleno de orgullo atravesase
a toda costa el arco del triunfo bajo un bombardeo nuclear a la capital. Este curioso
juego de la imaginación también se prolonga cuando el sol mira fijamente a su tercera
esfera y aunque la tierra juegue a ser un torpe trompo o evoque a veces esa mujer fatal
que se da la vuelta como un látigo solo para advertirle al sol que volverá a mirarle
fijamente 12 horas antes de volver a batir su cabello y su mirada hasta que ya sea de
noche otra vez.
La trampa de esta historia no solo consiste en reiterar el error tan humano al tratar de
capturar la quietud del movimiento casi como lo logra la fotografía o un teatro de títeres
chinos, sino en tratar de perseguir indefinidamente lo móvil para ponerle tate quieto y
correr al mismo tiempo hacia lo inalcanzable para clavarle una banderita en el lomo a
la luna. En medio de esta seria y agotadora persecución, las luces, el logos y la verdad
insisten en jugar con las sombras a los Policías corruptos y a los ladrones honestos y
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es por ello quizás que este vicio infame de esos pequeños hombrecitos solo revela el
clamor de un monumental naufragio donde una misteriosa geometría nunca cesa de
palpitar para llenar de gracia e ilusión nuestras visiones con algo que ocurre aunque no
tiene por qué suceder, e incluso la chispa de una alucinación cualquiera basta para
contagiarse fugazmente entre algunos hombres e incendiar nuevamente toda Roma.
Clarísimo, a simple vista los números son infinitos, eso lo sabemos ¿cierto? Pero
entonces ahora resulta que entre un valor numérico y otro existe una ínfima brecha. Por
ejemplo entre el uno y el dos -ambos números enteros- hay una distancia insondable y
mínima a la vez que incalculable. En este caso como en muchos otros lo significativo
de la situación es el valor “aparentemente” insignificante de las infinitas cifras y
diferencias. Lo extraño de todo esto no termina allí, nunca. Pues lo sabemos: los
números son infinitos; lo aceptamos, muchas veces; lo entendemos, a veces; y aún así
lo olvidamos en una facción de segundo, quizás demasiado pronto. Y entonces
dejamos de percibir que la magnitud del infinito cabe igual en una fracción de segundo
que en una pequeñísima idea que por lo demás, luego de apenas un instante nos
resulta ya casi ociosa, ajena y sin gracia alguna.
Algún día se apagará ese gigante reactor nuclear –el sol- sobre el que giran 13
planetas* con sus 176 lunas** y nosotros ya no estaremos allí para tomarle una bonita
foto a ese siniestro espectáculo cósmico, frío y oscuro ya de por sí carente de encanto.
*Los planetas grandes son Mercurio **0, Venus **0, la tierra **1, Marte **2, Júpiter **63,
Saturno **62, Urano **27 y Neptuno **27. Los planetas pequeños o “enanos” son Cerres
**0, Plutón **5, Haumea **2, Makemake **0 y Eris **0. – L. 125
Hay palabras que muerden, otras palabras ladran y algunas solo alcanzan a mover su
cola. A mí me gustan esas palabras que nos lamen el rostro cuando volvemos, que
caminan con nosotros cuando salimos y así, luego de un prolongado tiempo, llegan a
ser las mejores amigas de un hombre que solo puede amar a quienes no pueden decir
nada pero aún así, insisten en expresarse.
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creer en todo. Sin embargo, luego me di cuenta que NO es que “uno deje de creer”
pues quizá nunca se logra tal cosa.
Lo que llamamos “dejar de creer” NO es incredulidad sino descarte y eso ocurre
porque comenzamos a creer en algo contrario a lo que anteriormente opinábamos,
como si fuese una especie de nueva creencia en contravía de lo que aceptábamos
como cierto anteriormente y que aunque resulta adversa a nuestras ya erróneas
convicciones sigue siendo una vía para seguir y volver a creer a costa de nuestras
anteriores creencias e incluso a pesar de nosotros mismos, eso creo.
Me parece que con el mismo asombro que sentí la primera vez que lo intuí, me sigue
sorprendiendo
la enorme facilidad con que una mentira en nuestra contra puede hacerse realidad solo
para darle crédito al detractor y en consecuencia exonerarlo de toda culpa.
BRINDIS
La costumbre en aquel pueblo olvidado por la suerte era celebrar con un trago cada
velorio, cada víctima inocente de la batalla y cada fracaso de la vida, trago, tras trago.
Con razón todos allí permanecían en un desenfrenado y sereno estado de ebriedad.
QUEJA
Anoche me despertó una gran algarabía, resulta que escuché a unas cucarachas
enrumbadas burlándose de aquellos hombres pequeños que se tomaron literalmente
eso de que “sobrevive el más grande y el más fuerte” sin haberle leído ni un solo renglón
a Chales Darwin. ¡Pobres hombres! exclamaban ellas entre carcajadas.
MIOPÍA A 72 dpi
Hace muy poco asistí –sin darme cuenta- a las modestas exequias de los más íntimos
y bellos detalles de las más grandes obras de arte y expresiones milenarias de la
humanidad a las que ahora todos suelen llamar pixeles.
DIRECCIÓN DE ARTE
Cada uno de los trajes oscuros que descuelgues cada mañana de tu armario se
encargará de recordarte el personaje que deberás interpretar durante 24 horas
seguidas hasta tanto no descuelgues el siguiente papel.
Lo que pienso de la casa que habito es en realidad la imagen que tengo de mi casa, de
mi sentimiento por ella; entonces el cuerpo que soy, es en realidad la imagen del cuerpo
que siento. Por ende el mundo en que vivo es tan solo el producto de la sensación del
espacio que percibo amalgamándose con mi experiencia simbólica. En definitiva la vida
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es una imagen en perpetuo movimiento y yo tan solo, un boceto, una breve línea entre
dos fotogramas, si acaso.
Es hasta curioso ver cómo esas mismas cinco vocales y otras tantas consonantes nos
sirven para inaugurar carreteras, fundar pueblos e igual alcanzan para ir por ahí
descubriendo e inventando el mundo a la vez que el universo.
Un día, luego de muchas equivocaciones dejé de creer en los ejemplos, hay ejemplos
para todo y casi todos son anécdotas, casos, circunstancias. Incluso hoy pienso que los
ejemplos resultan nocivos para la imaginación y el pensamiento pues vuelven concreto
algo que es conceptual, es decir, abstracto; esto para los conceptos es una verdadera
infamia.
LA CONCIENCIA SORDOMUDA
Ruge a lado y lado de las inmensas catedrales, coronando la cima de las esbeltas torres
de aquel poblado. Como un río desbordado y con radical gracia el aterrador ruido se
extiende desde los enormes campanarios hasta las campanas de cada uno de los oídos
de los perturbados feligreses que estremecidos y emboscados nuevamente por aquel
eco desquiciado, reaccionan subiendo sus hombros y encogiendo sus cabezas para
dirigir su atención y mirar con pánico hacia el cielo. Entre oído y oído, justo en la masa
gris de sus nerviosas conciencias y destilándose hasta el condenado sudor de sus
manos, aún retumba un espeluznante estruendo.
Hoy en día la modernidad no soporta la simple metáfora del viaje en tren, básicamente
porque nos aterra la idea de acelerar siguiendo decididamente dos rieles paralelos y
metálicos en un perfecto movimiento coordinado, coherente y consecutivo; hoy en día
nadie cree que tal cosa que además de poder ser cierta puede enseñarnos algo sobre
el mundo o la vida aunque sea vieja
MIÉRCOLES DE CENIZA
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Las imágenes fantasmagóricas ya habían perdido la vergüenza y acontecían a plena
luz del día en aquel pueblo casi desolado ya caído en desgracia. Allí mismo, cuando las
campanas de la iglesia retumbaron en todo el valle y anunciaron por enésima vez el
recalcitrante sol de mediodía, apareció una horda de viejos poetas ex convictos con
antorchas en sus manos. Todos ellos se habían dado cita en el atrio de la iglesia
principal para saquear y destruir el templo y la inspección de policía. Luego de los
múltiples incendios, los ancianos bailaron durante la cuaresma mientras se tomaban
todo el tiempo del mundo para buscar a dios entre las ruinas y no hallar más que
escombros y cenizas.
!!!
Poner tres signos de admiración al final de la frase es como poner un punto, una coma
y un punto y coma seguidos. Pero se ve bien, muestra además de admiración, cierto
entusiasmo fraternal de tu parte!!!
Yo nací desnudo y solo debía alimentarme y dormir pero ellos me pidieron que
madurara. Luego yo solo debía vivir y aprender pero ellos me enseñaron a guardar
silencio y a atender, a quedarme quieto, a no hacer daños y a no interrumpir las
conversaciones de los adultos. Luego ellos me exigieron que respondiera
correctamente y que actuara, y que lo hiciera solo según sus principios. Pero ellos
jamás se imaginaron que al hacer tan mal su trabajo, algo resultaría bien. Porque alguna
vez pensé que ellos jamás crecieron ni maduraron, jamás vivieron ni entendieron nada.
Eso sí, ellos supieron responder y actuaron e hicieron y deshicieron con sus hijos y los
hijos de sus hijos y los hijos de los otros y de los demás, hasta el mismo día en que por
fin alguien desobedeció.
En todo caso, tus acciones no importan pues tras el paso del tiempo se descomponen
y se convierten en recuerdos, tímidos muchos y frágiles casi todos. Pero tus recuerdos
tampoco importan, pues con el paso del tiempo se desdibujan y se trasforman en
confusas impresiones cuyo destino solo oscila entre una vaga idea de bienestar o
malestar corporal; una sensación si acaso, no un sentimiento. Así nuestras acciones
terminan siendo estos fósiles sensibles, un opaco simulacro del impulso haciéndose
pasar por memoria cuando se trata finalmente del residuo de un sabor amargo en los
labios, una carraspera en la garganta, el sudor que provoca un agudo cólico estomacal
o uno de esos terribles escalofríos que nos recorre el cuerpo y la vida por el simple
hecho de afectar un órgano vital o una terminal nerviosa.
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PRINCIPIO DE AUTORIDAD
THE ROOM
Érase una vez una claraboya por donde mirábamos el mundo que había dentro de
nosotros
RE-PENSAR
Los cuentos ajenos que leímos, nos engañaron, de modo tal que debemos ir contra lo
que consideramos nuestros propios principios solo para desaprendernos.
HUMANOS
TOMA CORRIENTE
Mis deseos parecen describir la misma órbita que un cometa retenido por el sol. Es
como dibujar indefinidamente una elipse en la que siempre están presentes la masa
candente del brillo y la ficción.
LA REINA
BYN
SENTENCIAS
Especie mamífera y bípeda que se caracteriza por tener vellos en cada uno de los
órganos de los sentido, menos en la lengua, aunque haya excepciones.
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UY
CUENTO DE HADAS
Sin embargo, aquellos hombres unánimemente parecían pasar por alto que las
mentiras y ficciones que ellos mismos decidieron creerse, solo representaban
conjuntos de conceptos que regían los detalles más íntimos de su imaginación y su
existencia.
SOSPECHA
Tengo la extraña sensación de ser poco menos que un presentimiento adulterado
SUSTO
Increíble el miedo que uno alcanza a tenerle a una palabra, a un nombre, a un color, a
un olor y a uno mismo.
MEA CULPA
Hay soledades macabras, de esas que no quieren andar con nadie y no se permiten
estar con ninguno y aun así se quejan de los silencios propios como si fuesen de los
que ella misma se encargó de ahuyentar.
AUTOCENSURA
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Me confundo al hablar conmigo mismo, no me entiendo del todo; me desconozco
muchas veces, me malinterpreto casi a diario e incluso me he ido a los golpes contra
la sombra de mis propias palabras tal como lo haría cualquier perro furioso tratando
de morderse la cola.
ALBORADA
Lo que uno siente es para adentro, nunca para afuera. Solo se siente para el interior,
lo demás es pirotecnia
NEGRO MATE
Ese vacío que siento está pleno, está lleno, está colmado; ya no es vacío, ya se llenó
y sigue triste.
NI SÉ
¿Y qué hace esa gente con tanta pereza de pensar y con demasiado temor a sentir?
SPLASH
A veces “el abismo” solo está allí “en frente” para que uno tenga cerca “la fantasía” de
escapar “de sí” con un simple “paso en falso” y despertar “de un brinco” al sentir “el
vacío” de una caída que no es “ningún sueño”.
3x2
Hay una voz en mi interior que me dice y me recalca qué es lo que debo hacer, pero
allí dentro parece haber otra voz, más potente, más sensible aún, que es la que me
dice qué es lo que NO debo hacer. Es a esta segunda voz a la que usualmente le
hago caso para luego arrepentirme no sin antes reclamar cierto placer por corromper
mis propias reglas.
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SAPIENS-SAPIENS
Llegará el día en que dejemos de pensar “en aquello” y comencemos a pensar “sobre
aquello”.
PERSONA Y PERSONAJE
Tengo que desdibujar esa carota de angustia si quiero dibujar un simulacro de
sonrisa, entonces ¿qué es lo real?
BOY SCOUTS
Jamás dejará de sorprenderme esa magnífica habilidad que tenemos los humanos
para hacer verdaderos nudos con el mundo entero, con los minerales, las plantas, los
animales y los demás hombres, incluso con el nudo mismo.
LA BURLA
La etapa final del gran saqueo consistió simplemente en confundir el tiempo, con la
intensidad
UN BALS
Newton nos propuso girar en torno a las grandes superficies de lo inexplorado
RUBIK´S
Si pudiera ordenar mis sensaciones como si se tratara de un montón de objetos
heterogéneos en forma, color, textura y dimensión, lo haría. Pero seguro no estaría
escribiendo estas bobadas.
RESTAS Y RESTAS
Al final de la noche, que no es solo esa noche sino la suma de todas las noches, solo
queda un poco de mí; no mucho. Solo soy el resultado de una infinita sustracción,
entonces.
EL ACCIDENTE
Siempre me ha inquietado esa inhóspita noción del “accidente”: “Caer por accidente”,
“llegar por accidente” o “encontrar por accidente” parecen ser ya un lugar común.
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Como si “el accidente” fuera además de un pretexto de la voluntad, un motivo del
ahínco o una excusa del deseo; una insinuación tácita al caos y que, para todos
aquellos golpes que nos regala la vida, los que mejor duelen, y para todas aquellas
otras sorpresas y alegrías que muy en contra de lo probable y de lo seguro, aunque
solo nos deje ronchas, marcas y cicatrices, por fortuna y con los años, también
aprendemos a querer, a acariciar e incluso a pasar por alto.
NEW
A veces no sé si atender es concentrarse o simplemente contraer y dilatar el espacio-
tiempo hasta ser, eso se parece a amar.
LA TÉCNICA AL DESNUDO
Para que una sensación se convierta en un sentimiento no tiene que crecer en
espacio sino en tiempo: envejecer, es decir, la sorpresa de la novedad le es tan
esquiva a la memoria como a la estética.
MI
Y alguna vez me encontraré con que no tengo que ser yo, algún otro yo se encargará
de que yo sea el resto y los otros y los demás seamos nosotros.
CONNOTACIÓN
Para escribir debés ordenar no solo las palabras si no el sentido de las oraciones.
Esto último no aplica en todos los casos, solo en caso de querer decir otras cosas,
además.
EL EXILIO FINGIDO
Ni por un momento he dudado de que hicimos méritos suficientes para ser expulsados
del paraíso, pero sí tengo mis serias inquietudes sobre el asunto aquel de haber
salido del todo del arca de Noé
LUCES-CÁMARA-ACCIÓN…
AQUELLAS GRIETAS
A veces creo que en algún momento volar sería demasiado sencillo, literal o aburrido,
en esas ocasiones en cambio, me gustaría excavar un enorme hoyo o enterrarme en
una de esas inmensas cavernas prehistóricas; y es que qué ocurriría si acaso todos
tuviéramos que volver a la tierra por efecto de la gravedad y ninguno pudiera
ascender al cielo por efecto de la creencia. A costa de toda roca o pantano, solo la
pregunta sería quizás más provechosa para nuestros propios afectos, intereses e
ilusiones.
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X, Y y Z (FRAGMENTOS DE MIS PEQUEÑOS MILAGROS)
EL RELOJERO
LA COMA
INFIERNO
YA NO
Ya no somos lo que fuimos ni somos lo que seremos, así que pasemos un rato
agradable que, como los shots, somos cortos.
SUSTO
INCREIBLE
UMMM
NO HÁBITAT
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Paso más tiempo esperando que estando
MISTERIO
Entonces ambos acordaron aferrarse hasta con los dientes a aquellas fantasías que
tanta falta les harían cuando dejaran de creer el uno en el otro y en todo lo demás.
SIGNOS
VÉRTIGO
A toda marcha se acercan los tiempos en que los vivos sucumban ante la brutal
embatida de los bobos, ya les ganan por mucho en número y osadía.
OBJETO DE DESEO
Yo quiero ser muchas cosas, pero todos le temen a ser “cosa”, todos parecen preferir
ser “sujetos a”…
OSARIOS
Aquel baúl del silencio permanece cerrado y a oscuras, contiene una sobre otra,
reliquias y novedades indiscriminadamente y allí dentro siempre ocurren cataclismos y
tormentas eléctricas. Guarda, sí, pero no conserva; almacena, sí, pero no refrigera;
alberga, sí, pero no es de fiar pues todo allí es propenso a esfumarse.
AUTORIDAD
R.I.P.
Aquel fantasma decidió borrar sus propias huellas para por fin desaparecer del todo y
descansar en paz, para muchos otros fantasmas, eso fue un suicidio. Para mí,
eutanasia.
Llegará el día en que del zoológico por fin salga libré el simio que quiso ser hombre y
vivir en sociedad, él tratará de adaptarse y tragará entero muchas veces y aprenderá
a hacerse el sordo, renunciará a ser él con tal de encajar en algo más grande que su
cuerpo y aun así se sentirá completamente solo, deforme e incómodo.
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Finalmente no soportará la cultura. Entenderá que el mundo humano es demasiado
cosquilloso para él y en exceso frágil. Sabrá que las leyes son caprichosas y que las
normas solo se aplican en casos excepcionales y estrictamente de acuerdo a la
importancia de la víctima.
Él tratará de incorporarse a su nuevo hábitat pero lo seguiremos rechazando una y
otra vez y él pronto se dará cuenta que su mundo y el nuestro son definitivamente
irreconciliables. Entenderá que la natura y la cultura son heterónimos sucesivos pero
no compatibles ni homogéneos.
Entonces se sentirá mal, enfermará y quizá vuelva voluntariamente a su anterior jaula
y guarde silencio de nuevo para sentirse mejor o menos peor, como sea; más
cómodo, más autónomo así, mejor persona allí y a veces hasta lo iremos a visitar por
un par de pesos o mucho menos que eso
SABER VOLAR
Soñé que era un animal, que cazaba cuando tenía hambre, que comía carne cruda y
presa, no sabía que era presa o que yo fuera el depredador. Lo creí cazar porque ella
corría y sabía bueno. Soñé que era uno de esos animales que bien saben que son
animales y nos miran con recelo, encerrados allá afuera. Jamás desperté. / L 150
DE DÍA ES LA OSCURIDAD
ARQUEOLOGÍA DEL YO
¿DÓNDE ESTOY?
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CULTIVO
Para encajar en la cultura hay que ponerse un uniforme o un disfraz, ese disfraz eres
tú cuando viejo.
Aquella ave conocía la teoría del color y era capaz de distinguir las más mínimas
variaciones a las que sus plumas parecían reaccionar al contacto con el canto
matutino de las demás aves. Según creía, el color de su plumaje le permitía volar, y
batir sus alas era lo que más le gustaba de ser ave.
Pero un día sin saber cómo, sus plumas dejaron de brillar y ya NO regresó ese
encantador canto matutino, ni el viento volvió a tomar aliento para elevarla sobre esas
nubes maliciosas y juguetonas que eran sus amigas.
En vez de eso, su árbol cambió rotundamente de forma y fondo, ahora le ofrecía
refugio, descanso y protección, pero ningún alivio; ahora le aseguraba comida y
seguridad a costa de volar.
Entonces aquella ave ex-libre se sometió a esas delgadas rejas que pretendían velar
por su seguridad al mantener alejados algunos depredadores y por ello, renunció a lo
que más quería: al preferir lo que más le convenía, cambió la libertad por la
tranquilidad; decidió dejar de volar, por caminar; cazar, por recibir, buscar preguntas
por encontrar respuestas y así cambió una caja llena de colores por un carboncillo
escueto y barato.
Su nuevo cielo era ostensiblemente más incómodo que el anterior pero ese defecto
finalmente parecía NO importarle tanto, al fin y al cabo sus plumas NO volvieron a
brillar NI el canto matutino volvió a suceder y así, día tras día, la muerte,
decididamente, se fue acercando y pareciendo demasiado a la realidad hasta hacer
desaparecer tanto a la jaula como a su inquilino.
Lo maluco de mirar tanto las nubes a ver a qué están jugando es que uno NO se
vuelve a encontrar plata en la calle, como si uno viviera más de los sueños que de la
caridad del azar.
LIMBO SALE
Hay un montón de historias que la especie humana no debe, ni puede contar. Ocurren
pero jamás sucedieron, fueron pero jamás volvieron, estuvieron pero ninguna se
quedó. Todas estas historias a contra luz parecen estar condenadas al grave pecado
de “la omisión” de un corto texto o de algún otro registro, y muy por encima de lo que
“la palabra” y “la obra” puedan ocasionarnos, la omisión es la más fatal de todas
nuestras inconsistencias.
Esta espléndida trinidad del pecado atenta contra las partes más nobles de la
literatura y como socialmente pareciera peor decirlo que hacerlo, omitimos la tinta, la
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digitación y el escarnio público subsecuente con tal de que la intimidad borre los
cabos sueltos y el olvido se encargue del resto.
UN PERVERSO-POLIMORFO
Parece que ese antiguo cofre del silencio donde uno guarda sus ilusiones
transparentadas en su olvido, tiene la capacidad además de albergar el pasado más
remoto de lo que uno era antes de hablar.
DEL MIRAR
Aquel hombre tenía entre ceja y ceja una de esas pequeñas nostalgias que era capaz
de convertir una pataleta de almacén en un escándalo intercontinental.
Gran parte del engaño con el que logramos acordar esa frágil tregua con las palabras,
las personas, la moral y el mundo, le corresponde al acto aún impune de abrir los ojos
y seguir allí aunque nos arda.
Mientras sigamos confundiendo el por qué con el para qué, seguiremos engañados
buscando la necesidad en vez del deseo.
2016-02-09
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