Untisol

Uniisal renueva y re-

fresca la Sangre qui-
ta los Dolores, aleja
Untisal desentume- el cansancio y ahu-
ce y despierta los mus- yenta la fatiga.
culos Unii*«l limpia, desin-
Evita la flojera y aumen- fecta y refresca la piel.
ta el rendimiento mus-
cular

Cuando esté cansado y

dolorido, una fricción de
U n i i s a l . l o deja fres-
co V c o m o nuevo

Songre fría
Aguante, serenidad y destreza
W7 ,
adquiere Vd. cuando antes de los
FRASCO FRASCO
GRANDE violentos ejercicios del deporte, se CHICO

$6.2° dá una buena friega con Untisal $1,80

r

Preparado por i o s " ' L A B 0 R A T 0 R I O S SUARRY" - Buenos Aires

Jl
AÑO X X X l t l
En Lima,
ti primer
K la Biblioteca de!
M u s e o M i t r e se
1 \j conserva un ejem-
plar del que, según mu-
chas autoridades, fué el
primer libro impreso en
América del Sur. Se tra-
ta de una obra publicadi
en el año 1584; la Doc-
trina Christiana y Caihc-
cismo para la instrucción
de los indios, con el pie
de imprenta de Antonio
Ricardo, "primer impre-
sor en estos reinos de!
IVri'i", ci) 'a ('iudíid de
los Reyes, c-- decir, Unía.
El ejemplar existente
en la biblioteca arriba
mencionada carece de al-
ffiinas fojas originales de
la rwtroducción, las ctia-
le.s han sidt) rcemplaz;i-
da.s en muiiuNcrito por
«ira mano hábil (jue ha
Ilega<lo hasta el extremo
de re¡)r(idni-ir la-; viñcias
con li.i-.l;in!i' (-(irríHU-ion.
El li1>r«.. íTíifin
Livacich, 1- • !ii parte
de la colección de obras
que en castellano, rpii-
duia y aintará, di.spuso
el concilio realizado en
Lima en 1583, para la !ns-
trnciión religio.sa de los
iiiditrtTi.-is del Perú. Po-
< • • ' ••!. e x i s t e n :
t \i!t'^. litro
d«; la hsiii: ('lian-
n s e t t e - 1). . y un
tercero en la biblioteca
de la C.:i\Mr-ú de ?*fontc-
i.it ,,j,Ki Vitii divitlida
en trt-. ¡j-riiK-i: /,,< /),>, •
trina, Crtstiaitn, El Ca-
tccismo Mayor y unas
BUENOS AIRES 11 DE OCTUBRE DE 1930 N? tVtt
JOSÉ S. ÁI.VAREZ
en 1^8^; se publico
libro sudamericano
Anotaciones o Escolios.
Figuran algunas oracio-
nes en las dos primeras
En la biblioteca ameri- partes. La t e r c e r a es
la más interesante, pues
cana del general Mitre contiene datos sobre la
geografía de las regiones
del (juichua y aimará en
se conserva esta ofcra —- aquella época, sobre el
modo de hablar de cada
un catecismo para indí- provincia, acompañada de
dos vocabularios en uno
y otro idioma que contri-
genas — que, según to- buyen a ilustrar estos
puntos. En el reverso de
dos los indicios, fué el la página 84, que es la
ú l t i m a , se registra un
gran dibujo de las armas
primer libro estampado de España sustentadas
por el águila austríaca
en nuestro continente. con la corona imperial,
y a su pie las rolunmas
de Hércules con la leyen-
da /'/(/,> nllra.
Lana fué la primera
ciudad sudaniericana que
contó con una imprenta
bien dotada. X a primera
que en el norte se instaló
fué la de don Antonio de
gíC A T E G I S M Oí» Mendoza.
MAYOR, PARA I O S Algunas polémica.s se
<l_V E »o N H A 1 han suscitado a raíz ile
CÁtACtS. esta prioridad en la ini-
I N T R O O V C T I O N DÉLA D O C T R I N A l)lan1:ición de tan elocuen-
C II H I a 1 I A H « . te instrumento de ciiliu.
ra ; otra> í.mt.ii h i m ig:
tARTE PRIMERA.
n.ulo el libro (pie nos
Q uferohermano I Í B « coma teoej» en lumemon»
ocupa.
^ i o q u c osbe eiúc&iiaéeUVoíUitti Clifiaiu, J'ero, antt "lés,
jr ".ornen lo cierto es • uto-
QVICHVA AVMARA,
! id.iÓ!"^ de la Colonia no
huti.yjcliíítjrara». Y »•*""•»""«?i.y« lie . ludaban la c u l t u r a
li 1 ' • ! 1,, .. 1, c t i a s
fíeñtiiii Chrilíiiu
yathaetitfi jyia í o n t ü f
<j«!|ii htíSíayclnqtíí.
O. íiviu»
 C A R A ^ Y CARETA/
V N VIAJE A TRAVÉS
La B^ e p ú b I
Los terrenos pantanosos que Rosas regaló a Cuitiño. — El triunfo
la grandeza argentina.—La]casa de\Cuitiño.—El valor de la tierra:
Mariano Boedo?—La cultura popular.—Escritores, pintores, escultores,
P or
Una broma
E L tirano estaba de buen humor.
¿Qué decreto terrible había firma-
do esa tarde contra algún inocente?
¿Qué rostro divino de mujer o qué her-
moso caballito criollo iluminaría en ese
instante su imaginación? Era feliz.
Don Juan Manuel de Rosas paseaba su
alegría por el saKn de su despacho de Pa-
lermo, restregándose las manos. En un
ángulo, apoyado en el muro, Cuitiño —
jefe de la Mazorca — espiaba al amo, con
las cejas hirsutas,
— ^Qué te pasa, Cuitiño?
— Nada, patronato.
— ¡Habla! i Qué tenes? "~^
Entonces Cuitiño, rascándose la harta,
explicó su penumbra. Confesó su tristeza.
Allí, todos eran felices menos él, que ex-
ponía su vida y su coraje al servicio del
Restaurador. ¿No acababa Rosas de pre-
miar a sus ft)ás adictos escuderos regalán-
doles tierras pAra el porvenir? A Marino,
«na casa con varias leguas de árboles fru-
tales. A don Pedro de Angelis, una chacra
en San José de Flores. A don Eusebio de la
Santa Federación...
— ¡En cambio a mí, ni esto! — y Cuiti-
ño hacía chasquear la uña del pulgar en
los dientes.
— Seguí.
— Estoy viejo, señor. Cuando yo mue-
ra, mi mujer y mis hijos van a morirse de
hambre. ¡De qué sirve la gloria! ¡Ojalá
tupiera un rancho con dos árboles y ci.i
cuatro Paquitas para morir en paz!
Rosas se le acercó tirándole la barba:
— Tenis razón, bandido.
Llamó a su secretario. Hizo buscar un
DE LOS
i c a
J V AN J O S E D E
de Rosas
mapa. Eligió una zona de propiedad fiscal,
en el camino a Puente Alsina. Mandó ex-
tender las escrituras a nombre de Cuitiño:
"como recompensa a los grandes servicios
prestados a la Patria." El degollador le be-
saba las manos ignorando, sin duda, dónde
estaban las tierras.
Al día siguiente fué a tomar posesión de
sus dominios:
— ¡Un bañado! •' '
En efecto. Aquello no era más que una
enorme laguna llena de gaviotas. ¡Agua!
Pura agua para lavar las manchas de la
sangre vertida... Cuitiño comprendió la
broma intencionada del Restaurador. Mor-
dióse los labios. No se acobardó.
En medio del bañado había un islote.
Allí Cuitiño levantó su edificio. Abrió ca-
nales de desagüe. Peleó con la naturaleza.
Más tarde, sus hijos cedieron en arriendo
las tierras del contorno a españoles, a ita-
lianos, a rusos, a franceses que instalaron
hornos de ladrillos para surtir a todo Bue-
nos Aires. De aquellos brazos y de estos
hornos, salió la riqueza futura. ¡Maravilla
de! fuego! La vieja laguna desapareció
purificada por las ascuas lentas de los
hornos. Se construyeron casas. Se unieron
los aduares. Tendiéronse caminos. Nacie-
ron en los repollos los niños desnudos —
taitas de! arrabal — compadrones, valien-
tes, abnegados, que con su inocencia lim-
piaron de impurezas el barro de los bal-
díos y de los callejones. La laguna que Ro-
sas regalara por broma a Cuitiño — hace
noventa años — transformóse de pronto
en este suburbio compacto, sólido, saluda-
ble, rico y fecundo:
— ¡El barrio de Bocdnl
 C A R A / Y CARETAJ"

B A I{ I{ I O S P O K T E N O S

d B O d o
del trabajo. — Hornos de ladrillos y brazos hercúleos de donde sale
quinientos pesos la vara.-— La vida 'moderna en Boedo.— ¿Quién era
actores, músicos.—El estilo Boedo.—Cómo se formó el alma de Boedo.

S O I Z A K E I L L Y

En el año 1900, la vara de terreno va-
lía en Boedo diez centavos. En 1920, el
Banco de la Nación pagó la esquina In-
dependencia — para su sucursal — a
ciento sesenta y cinco pesos la vara'cua-
drada. Hace un año, la esquina de enfren-
te pagóse la vara a razón de quinientos..,
¡Tierra de promisión! ¡América del Nor-
te en Buenos Aires! ¡Cafarnaum! Milagro
de los peces y los panes. . . ¡Boedo!

El milagro del progreso

D iRÍASE que en tan pequeño espacio

de terreno — doce manzanas — cu-
piera tanta vida. Las calles — so-
bre todo la avenida Boedo — están lle-
nas de gente. Los negocios rebosan. En los
teatros, en los cafés, no queda un sitio li-
bre. El progreso sube a las azoteas. Eleva
los pisos. Ilumina con carteles fulgentes
— lluvia de oro — las cornisas más altas.
Todos los edificios son casas de comercio.
Donde hay un milímetro libre se pone un
mostrador. En un zaguán hay una mue-
blería. En otro zaguán, un almacén de mú-
sica. En el espacio de seis cuadras, en am-
bas aceras, he contado sesenta y ocho
cafés, despachos de bebidas, lecherías, ba-
res automáticos, "pizzerías", confiterías,
"trattorias", Munich — todo el mapa mun-
di — sin incluir nueve cinematógrafos,
"kermesses", variedades, y un teatro ya
histórico —• teatro Boedo, — en cuyas
tablas se iniciaron artistas de prestigio
como Luis Aratn. Una fiebre de holgorio y
de acción hace mover los émbolos del ba-
rrio. Al atardecer la inquietud neurasté-
nica de ios tranvías, de los ómnibus, de
las moticicletas, de los avisos luminosos,
de la radio y de los monstruos colectivos
cargado de huéspedes, infunde en las per-
-iin.u s¡n dcüiiii sonoro, alígero, vclor. En
ua& sola cuadia — la comprendida entre
las calles San Juan y Cochabamba — seis
casas de radiotelefonía arrojan al mismo
tiempo sobre los transeúntes sus tangos,
sus chillidos, sus frituras de pescado lírico,
sus avisos, con abundancia tal que la gente
tropieza en las ondas hertzianas. Hasta los
nombres de los emporios comerciales ayu-
dan a acelerar el ritmo de las almas. Una
tienda se llama "El Ferrocarril". Una con-
fitería: "El aeroplano". Una fonda: "La
Flecha". Un almacén: "¡Pum! ¡Pum!".
Todo se mueve, se agita, discute, n«goc¡a,
pelea o sonríe. En los cafés, eti las esqui-
nas, en todas partes, se había siempre del
fútbol. ¡Y con razón! En Boedo nació "San
Lorenzo de Almagro". '
— ¡San Lorenzo, cuna &e campeones!
— exclama con orgullo un mozo de café.
Y en medio de la balumba —como un
símbolo — todavía se conserva la casa Vie-
ja que Cuitiño construyó en el islote del
bañado. Está lo mismo que en 1840, con
su tejado, con sus paredes de adobe, con
sus techos de troncos, con su mirador, con
sus bancos de azulejos castizos, con los
arbolitos a cuya sombra Cuitiño, para no
olvidar su profesión de Atila, pisaba maza-
morra. La casa se mantiene torcida, que-
brada, pero firme como un ombií que f^e
agarra con uñas y dientes a '-•t-; ihi^mn.s
de inmortalidad. Puede verse, lunío a la
 CA8AX Y
sucursal del Banco de la Nación — sobre
la calle Independencia, número 3549. Si
nos asomamos a través de la verja de lan-
zas resistas que defienden la casa, expe-
¿Q u i c n era
E
Boedo?
L barrio lleva el nombre de su ar-
teria principal: avenida Boedo.
¿Sabe alguien, acaso, quién era
— No sé — me responde un vecino —
pero se me pone que debió ser como el
propio barrio de Boedo: un poquito gau-
cho y un poquito doctor.
El palpito no falla. JWariano Boedo era
doctor y, además, era gaucho. Había na-
cido en Salta, en 1773. Graduóse en Cór-
doba como doctor en leyes. Regresó a su
heroica provincia natal, en 1812. Güemes
con sus legiones de gauchos impedía que
los realistas de Pezuela destruyeran la li-
£ ¿í c u l t u r a
D E todas las repúblicas porteñas,
Boedo es la más fecunda en escri-
tores, en artistas, en músicos de
Ingenio, Al margen de la vida inquieta y
callejera — vida jugadora de fútbol y agio-
tista — es fácil descubrir en Boedo otra
vida más alta, más serena, más pura. Se
advierte un afán de aprender; un gozo
de estudiar; una sed de construir. Se ha
ICívantado con tal fin la Universidad de
Boedo, magnífica institución de cultura in-
tegral que preside el brillante escritor José
González Castillo. Asisten todas las no-
ches a sus aulas mil doscientos alumnos.
Son obreros, son niñas, son muchachos.
Se les instruye gratis con un cuerpo de
profesores técnicos que trabajan también
gratuitamente. Además, cuenta Boedo con
un conjunto de escritores y artistas nativos
de noble prestigio. ¡Cosa extraña! Todos
ellos conservan en sus obras la huella del
ambiente. El espíritu criollo, triste, inquie-
to, arisco, febril, pendenciero, inocente e
iconoclasta de Boedo — aire de la calle —
se ha metido en sus producciones hasta el
punto de que esos artistas de la pluma, del
cincel y del pincel han creado un estilo
^¡^•1íií'0t>t-^
CA.RZIJKJ'
rimentamos la impresión de que Cuitffío
va a salir a miramos con sus ojos en gue-
rra. Sólo vemos a un niño que juega don
un gato...
B o e d y"
bertad de mayo. Mariano Boedo alistóse en
las tropas de Güemes. Peleó con heroísmo.
En 1816, Salta lo eligió diputado al Con-
greso de Tucumán. Su firma aparece en el
Acta de !a Independencia. Murió en Bue-
nos Aires, dos años después — a los 45
años de edad — pobre como las saban-
dijas o como ios héroes. Sus hijos, Maria-
no y José, sirvieron con San Martín y con
Alvear. El primero, Mariano, cayó — ¡oh,
ironía de la historia edilicia! — bajo el
puñal salvaje de Cuitiño. ¡Cuitiño asesi-
nando al hijo de quien iba a dar nombre-
a sus propios dominios!
popular
propio, característico. Es un estilo estéti-
co nativo:
— El estilo Boedo.
Contribuyen a darle originalidad mu-
chos factores. No es el menos importante
quizás la abundancia de libros célebres de
todos los países, que se editan en Boedo
para Boedo nada más. Las obras gloriosas
de la literatura universal están — en pa-
pel barato — al Alcance de! bol-sillo de un
comprador de caramelos. Todas las ideolo-
gías, todas las tendencias, todas las reli-
giones se mezcla» en los escaparates de los
quioscos de diez a cuarenta centavos el
tomo. Una sola casa editora de Boedo ha
editado ya un millón y medio de ejem-
plares.
Hace poco tiempo, González Castillo re-
cibió en París encargo de traducir al fran-
cés una obra de Lope de Vega: Fuente-
ovefana. Todas las ediciones estaban ago-
ladas, incluso tas hechas en España. Faen-
teovejuna, con ser una de las comedias
históricas más sugestivas de Lope de Ve-
ga, yacía en el olvido, bajo el cadáver de
su protagonista, el comendador de Cala-
¿-^^P^-T?!. ¿^Cr^
 C A R A / Y CARETA/
trava don Fernán Gómez de Guzmín.
Fueron los rusos de la Rusia acíual, los
primeros en descubrir que Lope de Vega
— Fénix de los ingenios — había descri-
to en Fuente ove juna, con trescientos vein-
te años de anticipación, el organismo- per-
Artistas y escritores
E NTRE los escritores nacidos y creados
en Boedo pueden citarse, además
de González Castillo, a escritores
de fuste y de fusta como los siguientes:
los hermanos González Tuñón, Nicolás
Olivari, Cayetano Oreste, Elias Castel-
nuovo, Leónidas Barletta y Gustavo Ric-
cio, que murió en plena primavera augu-
ral. Entre los escultores, Vicente Roselli
— admirable escultor de los niños y
autor del bello monumento a Pablo Po-
destá — Riganelli — ya célebre, — Do-
nato Proietto, Assali, etc. Entre los pin-
tores: Botti, Caputti, Altieri, etc. En el
año 1928, cuatro artistas de Boedo ob-
tuvieron premio en el Salón Nacional de
Bellas Artes: el primer premio, Vicente
Roselli, y los demás: Assali, Caputti y
Botti.
Boedo ha dado también exquisitos auto-
El a I m el
epública de Boedo!
R "Capital del arrabal" — nos dice el
tango famoso de Julio de Caro.
En realidad, los escritores y artistas de
Boedo, forman una república que los de-
fiende y los ampara. Por otra parte, una
cordialidad sin envidia congrega a los ve-
cinos en la realización de sus aspiraciones.
Actualmente gestionan la construcción de
una plaza en el local de la estación de los
tranvías. Boedo es el único barrio porteño
que carece de plazas y de jardines públi-
cos, no obstante contar, según el censo,
con una población de cincuenta mil almas.
" — Hace treinta años — me dice un
vecino, — Boedo no necesitaba plazas pa-
ra los niños. ¡Todo el campo Heno del hu-
mo de los hornos, era la mejor plaza! Los
edificios podían contarse con los dedos.
En la esquina Boedo e Independencia, ha-
* ^^^^^'^-ck^ Tj^'-^^^^^
fecto de un "soviet" campesino. González
Castillo buscó personalmente la obra de
Lope de Vega, en todas las librerías de
Europa. No la pudo hallar. Volvióla Bue-
nos Aires y, al entrar en Boedo, la encon-
tró en un quiosco a 0.10.
\
de Boedo
res de tangos. Dígalo si no Cátulo Castillo,
nacido en Boedo, con su "Organito de la
tarde"; Julio de Caro, Julián Dibasto, Su-
reda, D'Agostino, Zingoni. Muchos y muy
buenos. Son quizás ellos los que han di-
fundido más pronto en el mundo la fama
de Boedo. Otro joven músico, el composi-
tor Giacovacci, oriundo de Boedo, obtuvo
hace poco el "Premio Puccini", que le ha
permitido instalarse en Europa. Antes de
partir, la República de Boedo lo coronó de
rosas y de pámpanos.
Entre los artistas de teatro, además de
Luis Arata, recuerdo a Panigazzi, a Zanne-
ti, a Rosario Serrano, a Sabato. Entre los
payadores, al negro García y al maestro
invencible del género: Bettinotti. ("¡Pobre
mi madre querida!" fué escrita en un bar
de Boedo).
de Boedo
bía una cancha de bochas y fonda. En Boe-
do y Estados Unidos, un matadero de ove-
jas. En Boedo y Cochabamba vivía don
Lázaro Camio, un vasco millonario, tan
económico que siendo dueño de un caba-
llo de carrera lo hacía dormir con él en
su propio cuartito de latas... Más allá
vivían los "hermanos plateros" •— plate-
ros de profesión — que representaban en
la calle el drama "Juan Moreira". Eran
tres hermanos: Segundo, Tomás y Absa-
lón Gómez. Cuando la policía intentaba
prohibir la representación, los tres herma-
nos, con el padre y la madre, peleaban d'e
verdad contra la policía. ¡Tiempos lindos
aquellos!
—,; Mejores que tos tiempos arítialcs?
— ¡Ah, nú! — me contesta con orgu-
llo. — ¡Altara la vara de tierra vale qui-
nientos pesos!
 V'ERSICVLOT DEL G.VERRERO
- av^E V-A NO aVER-REA
POR ARTURO CAPDEVILA
Sí, clarines de fuego. Yo he peleado mucho Pero en nuestras frentes ha quedado, como
1
- en otro tiempo; siempre por causas nobles; 6
una aureola, el resplandor de las grandes
siempre contra algún verdugo de los hombres. batallas justas.

2 fuiHe muchas
peleado mucho en atro tiempo, y basta
veces el que lleva adelante de
7 los
De esta suerte iqiié me puede importar de
ruines honderos que me arrojan sus vile»
todos el estandarte,
pedruscos al pasar por el camino? jTiran sobre
batallón estaba formado por animosos ellos mismos I
3 Mimuchachos de veinte afios que me llamaban
su capitán; y mi lábaro, todo azul, llevaba una
sola inscripción: ¡ Libertad 1 que se estremecía 8 rreando, está como el de todo noble guerrero,
Mi castillo, el que hube de conquistar gue-
ai viento en los voladores pliegues del trapo. peñas arriba en la montafia de la vida, muy
* Sí, clarines de llamas. Yo he peleado mucho alto, muy alto para que se pueda advertir eX
4 en otro tiempo, mas juro a Dios que siem- paso de un minúsculo hondero por lo profundo
de un valle.
pre por causas nobles; siempre contra algún
verdugo de ios hombres,

5 iX\-.;^i;t'.-., -in qut iia<lie dijere: (Rompan fi- 9 vuestro

Ahora no guerreo, clarines, El fuesro de
canto ya no iníiama mi pecho, Ahora
i;is! el que m.iiida so- ,.-> escribo versos, versículos
¡•re todas las cosas me ^-^ /K y prosas donde enseño, co-
dispcMíó (le los cuidados mo ciencia final de la vida:
d'- l.i fri.'írra y no-, fué ¡La mujer es el premio
di =.per-a II do uno a
mu...
va, l o f b i H H ~,Í: I í.
 C A R A / Y CARETAJ-
por-
de ta rejCt
Encaje de un forjador
de ilusiones y de hierros
que, ceñudo y triste, guardas
la palabra del recuerdo.
Un disco de polvo gris
dejó la marca de un tiesto;
malva de olor que se ha ido
despacito con el tiempo,
claveles que se esfumaron
con la distancia a lo lejos,
como un pañuelito blanco
sobre la barca del sueño.
Sombra de negra mantilla, "<
dulce perfume de espliego,
corporeidad de la bruma
llorando con las guitarras
las cosas vagas que fueron.
Como medallón inútil
sin el haz rubio y sedeño,
la ventana se recorta
bajo el dolor de los hierros.
t C P H f * . * S '

El romance de Octubre
E L aniversario del descubrimiento de Amé-
rica, que se comprime en casi todos los
pueblos del hemisferio en la celebración del
Día de la Raza, ha perdido para el europeo
el significado y e! recuerdo de una gesta de su
continente. La América ya no es para los descen-
dientes de la amplia familia humana que contri-
buyó en el siglo XV para descubrirla, y en el si-
glo X \ ' I para conquistarla, poblarla, imponerle
las normas de su civilización, de sus cultos, de sus
idioma.s, un desprendimiento de su vida y el testi-
monio más fuerte de su fecundidad de expansión.
Y, sin duda, es la única porción del mundo
ajena a sus orígenes, en que se tras fmidió su es-
fuerzo y arraigó su espíritu. Las empresas de! oc-
cidente en el Asia y en el África nunca pasaron,
pese a su tenacidad, de factorías aisladas, de gér-
menes coloniales sin posibilidad de propagación,
porque la humanidad amarilla o la humanidad
negra, con stt tradición milenaria o su impermea-
bilidad de tribu, no comprende ni acepta al expe-
dicionario blanco, con su religión activa y no está-
tica, con su dinamismo industrial y con su humor
de amo. Después de centurias de implantación,
esos núcleos no son má.s, en el África y en Asia,
que destacametuos que ejercen una acción de po-
derío sin iOi;rar la fusión íntima con la masa
indígena. El fenómeno aincricano es distinto. l'"ué
y e> un írasicKo de corriente.^ de sangre, una mu-
danza de pueblos a una tierra oi¡ que el obstáculo
de h p<.ib!acióu nativa n-sultó mínimo y se dejó
íibiorlii r hast.'i fksvaiu'cer.ie. Europa revivió en
.•\saerlca y tn América se agrandó hasta adquirir
la üí'-iói! de !a universalidad. A jvsar de cst
Anu'rii::! ha perdido para ella <u ÍKiiiftcacióii iraiis-
,-;-¡i'r !;í.'!l. 1:'.! inylés, el hi'/t;?!!'!''-;, el tdni:; cl núr-
>';co, no t¡c¡íi n, conio i'
1 azoiu-- i'iái div'i-frs'í <••
I i.'init).- den.'!;-
t c m c t ' cti SU
- -- ..rj. iW^nAa-^^;/"* r<^r.\ tM\ íil
CA.RAJ-Y CARETAS' - .
bajorrelieve de
Por A L B E R T O
un sentido profundo, ni a la "nueva Europa", que
es el sentido de su proyección ulterior y definitiva,
esto es, cuando la América llegue a las consecuen-
cias postreras de su facultad de ser. Por esto el
am'ver,sario de la llegada memorable de las cara-
belas Bo es ya un fasto europeo. Europa no se
reconoce íntegramente, jubilosamente, en la gloria
de su extensión más hermosa. Para nosotros, en
cambio, el romance de Octubre nos señala una di-
visión en la historia, nos concentra en la medita-
ción sobre lo que somos, nos lleva a la evocación
de los héroes toscos, de los corazones hundidos en
la fatalidad, que nos trajeron el último aliento
de la gran edad de creación y la voz en que reper-
cute con el ruido de hierro, de cántico, de fuego,
ti amor, con que alabamos a los que hicieron bajo
este cielo la primera huella, el primer pozo, el
primer techo, la primera ciudad.
La figura de Hitler
Q UIÉN es y cómo es el jefe del partido
Nacional Socialista que acaba de impo-
nerse en las elecciones alemanas con un
ntimero tan enorme de votos? Se cono-
cían su,"; ideas, se discutía .su programa; pero .se
ignora al que lo construj'ó y lo difundió, de ciu-
dad en ciudad, con una energía extraordinaria y
con un Ímpetu que lo aparta del tipo habitual
del político germánico. Es éste, por lo común,
un hombre de reposo, de equilibrio, de razón
monótona amasada en hechos, en factores, de
acento pausado, que ofrece, en el espíritu y en
el aspecto exterior, tm rasgo de definición gre-
garia, que le viene de la homogeneidad de la
rara y de ¡a uniformidad de la cultura. Adolfo
Hitler no se parece a los que dirigen, con gra-
vedad académica y con serenidad de lógica, las
filas de lo que podríamos llamar las agrupacio-
nes burguesas, sin excluir a la Social Democra-
cia, con su antigua doctrina diluida y azucarada
y con su viejo fervor apaciguado en el contacto
con el poder. Hitler tiene, en la Alemania disci-
plinada y sociahncnte mensurable con una uni-
dad de medida, ci prestigio un poco diabólico
de ser impar en medio de todos. Vagaba obscura-
maite antes de la Asamblea de Wéimar por las
cervecerías de Munich sin que sus correligionarios
sospecharan el caudal de su voluntad o la precisión
cortante de su pensamiento. Era pintor, decora-
dor, tapicero educado en frivolo estetismo vienes,
y propagaba, entre compañcro.s alegres y mucha-
chas no muy taciturnas, las ventajas del ideal mar-
xista. Creía en Marx y veía en Bernsfein,eitSchci-
demann, en Hugo Haase el camino único del
pueblo. No habría podido proyectarse en la itna-
ginación de las masas .sin el auxilio poético de la
leyenda. Y Adulfo Hitler tiene ya una que con-
fina gruesamente en el prodigio. Refiérese que
una granada lo dejó ciego — granada o gas
asfixiante, pues al respecto no coinciden los
hairiógraío.^ de este rudo conductor. Hallábase
en el hospital, resignado con «u papel de vícti-
•!.;, l-'ir
<i<-t..--
imiíuli» I111C'^(Í> J?U •
fQi¿UJt4^
 C A R A ^ Y CARETAS

algunos hechos
Q E K C H V N o F F
:na borrosa y con su ceguera, cuando oyó el
rumor de un tumulto popular. Descubrió en este
episodio, desarrollado cerca de su celda de en-
fermo, un aviso providencial, y al arrancarse la
venda en un arrebato frenético, se dio cuenta de
que había recobrado la vista. Se entregó, a par-
tir de ese día, a la prédica de un socialismo
místico en que los conceptos de la "nueva Ale-
mania" de Kurt Eisner, su primitivo maestro,
se mezclaban al ardor religioso de un visionario.
Lentamente, su tendencia fue modificándose
hasta derivar hacia un nacionalismo agresivo,
que más tarde constituyó su plataforma del
"Tercer Imperio". Vinculado a Ludendorf, a
von Kap, a los magnates de la industria, con-
trarios a las concesiones del capital, inició el
movimiento bávaro. Los partidos de tempera-
mento mediocrático sonreían ante su vigorosa
insistencia, su multiplicación vertiginosa en las
tribunas, su rotundo gesto de acusador y de re-
belde. Le llamaban "el austríaco" con una espe-
cie de compasiva ironía. Hoy, Hitler encabeza a
seis millones y medio de votantes y a 107 dipu-
tados, del Reichstag, y sus aspiraciones revuelven
y electrizan a la política alemana, desencadenan
el odio y la admiración y congestionan peligro-
samente la atmósfera de uno de los países más
ordenados y más coordinados de la tierra. Su
74.. Hcrriot y la casaca verde
credo es popularista y antidemocrático a la ve/.
Desea substituir el concepto de la deijiocracia
por el concepto de la personalidad, combatir
hasta eliminar las organizaciones de orientación
L os diarios de París han atribuido a tnoiiíííeur
Herriot, alcalde de Lyon, el propósito de
presentar su candidatura para académico.
Esa noticia no asombró a los cronistas.
internacional, eliminar de la vida alemana el sen- Monsieur Edouard Herriot no estaría incómodo eti
timiento pacifista y reemplazarlo por un ideal la venerable Compañía. Ha publicado libros, es-
de conquista como elemento vigorizador de los cribe sobre música, diserta sobre historia, ama los
valores raciales, con un objetivo preciso, que es manuscritos, revuelve las estampas y los antifona-
el sojuzgamicnto de Rusia. Es el suyo un pro- rios en las librerías de San Sulpicio, niarchautea
grama económico fundado en una política de volúmenes raídos en los malecones de! Sena, viste
afirmación del "imperio" alemán en el orden con amable dcsgarlw y fuma en pipa. Agregúese a
interno y en el juego mundial. ¿No hay en este ello que no le falla su buen lalin y sabe decir-
hombre extraño, en este combatiente, un retor- nos lo que piensa en política, en problemas supe-
no al romanticismo nacionalista del tiempo de riores, en arte, con un estilo claro, compacto, ner-
l'lchtte? Esc anticristiano y antijudío, a quien vudo. No tenemos por qué sorprendernos. Un esta-
llamó el Anticristo monseñor Faulhaber, quisie- dista europeo no puede ir al parlamento o a! mi-
ra restituir al pueblo alemán su remota alma nisterio sin haberse impregnado de conocimientos
druídica, despojarla de la misericordia, del hu- generales y sin revelar fuerte capacidad de inte-
manitarismo evangélico e imantado en la fe ligencia. La política es en Jíuropa una actividad
de algún culto emanado de los mitos selvá- intelectual. Se dirá que monsieur Briand ha conse-
ticos del Norte. Y su figura musculosa, retor- guido ser lo tjue es en Francia sin versación. Pero,
cida por nervios en constante vibración, se yer- monsieur Briand, que abusa continuanieule de su
gue en la Alemania actual como una áspera pro- talento de orador y de su habilidad de compositor
mesa y como una obscura amenaza. Pero en la de grupos en los corrillos parlamentarios, consti-
composición de su elocuencia, en el tejido de su tuye justamente una excepción asombrosa. Lo que
dialéctica de ideólogo y de caudillo, se advierten no asombra es el caso de Herriot, repetido en ca-
soplos, pliegues, ranuras que no armonizan con da uno de los políticos visibles de los grandes paí-
el carácter alemán. No es suficientemente ab- ses. Herriort, sin la acción de tribuno y de jefe de
surdo para deslumhrar y no es suficientemente partido, sería siempre un hombre notorio. El que
simple en sus ideas, ni b a s t a n t e sólido en su ha escrito "Crear", el que ha escrito la admirable
cordura, para dominar al pueblo germánico. obra sobre Bcethovcn, es un escritor a quien no se
Tardó demasiado en crecer y tal vez tarde me- podría disputar el dcreclio de sentarse en las reu-
nos en apagarse. Ahora nos impresiona como niones de la Academia. Sin eraliargo, nions.ieur
un incendio; acaso lo recordaremos mañana Herriot anuncia que no ,ibriga semejante decisión.
Como un relámpago. No quiere vestir la casaca vcr<ie, tliH-utir cu las
sesiones del Diccionario la acepción do las palahtas
11! ,^•!^'¡r ,1 los (livcm^os de los r> ' "ic-
f.' - € ^ olu^-ypc-i^^^ ficn ,inil,ii Clin "-u i)i))a por IDS
con los ' . I .
CT
^.
nassc j 'I-
* • » " ! » « »« VALOtVIA dibill^St tiivüttiíí^iií. iiui c i m íMt. ,,,(ií..itf,.íi*>.-í»l*»'
 CARAy Y
N el tomo terce-
ro de la o b r a
"Homenaje ofre-
cido a Menéndez Vi-
nal", Madrid, 1925, hay
un estudio admirable
•ijue firma Manuel Gó-
mez Moreno,
Sin intenciones de
alabar la raza, buscando
sólo orígenes idiomáti-
cos,el talentoso escritor,
•entreotras cosas,anali/a
el bronce descubierto
en la ciudad italiana de
Ascoli. Me p e r m i t o
aprovechar esa erudi-
ción como homenaje a
la raza. Dice Gómez
Moreno:
"Aunque se descubrió
en 1908, aquí no llega-
mos a conocerlo sino en
el año último, gracias a
su comentador, el señor
Ettore Pais, en cierta
conferencia universita-
ria. T r á t a s e de una
plancha de bronce, alpo
incompleta, que mide
17 X 34 centímetros, y
cuya escritura latina
consigna el acta de un
consejo de guerra ce- t u r m a
lebrado ante Ascoli, en
18 de noviembre del
año 90 a, C , concedien-
do la ciudadanía roma-
na y otros premios, en
recompensa de su va-
lor, a treinta caballeros
hispanos, que militaban bajo
Gneo Pompeyo Estrabón en
la guerra social: primer caso
de ciudadanía otorgada a bár-
baros. Ellos formab.'in u n
cuerpo au.\iliar, la lunua sa-
lluitaim, y a! nombrarlos -le
los agrupa según su natu-
raleza bajo estos epígrafes:"
Advertiré, interrumpiendo
el discurso erudito, que "bár-
baro" significaba extranjero
para los hombres de Roma.
"Turma" le llamaron a toda
compañía o escuadrón ¡k a
caballo compuesto de ireiiiia
jinetes. La actvrai Ascoli lla-
mábase entonces Asculum.
Después de sagaces indaga-
ciones acerca de los lugares
hispanos donde nacieron los
héroes de la íurma sa-
Uuitmm, que sería in-
«ecesario r e p r o d u c i r ,
el e-rritor c o n t i n ú a :
".S.ibemos, por c'insi- %,u. —'
,^ '. >.
/ se
^^r,r-<^.'S -«s,
^ . „ . , , „.„ , . „ . -* ^ i . .
CABALLERÍA ESPAÑOLA
LíOS h e t O e S d e
yy
S a l L u i t a n a
T, r i i j i i «
Por E d u a r d o del S a z
<=X^^»
guíente, que los caballeros pre-
miados en el asedio de Ascoli
eran sobre todo vascones e
ilergetes, y algunos edetanos,
¡acétanos y ausetanos, al pare-
cer ; nacidos entre el Arga y el
.Segre, o sea en el territorio
<)ue estudiamos, precisamente.
Natural es que la turma exi-
giese afinidades de raza entre
h)s hombres selectos que la I)enses, tal vez de la moderna '
componían; sus nombres así
lo comprueban,como veremos;
|K>r consiguiente, si entraban
ilergetes en ella, el iberismo
de todos resalta desde luego
verosímil. La distinción reci-
bida por estos caballeros, de
los que precisamente los iler-
denses llevaban ya nombres
romanos, los erigía en aristo»
t í O y^
^ S **-<-*-<M''-vS5 &-€J^ C y * V i _ a conceder la ciudada-
f'""^ V»___«—
CARETAJ'
erada, que, de vuelta en
su país, influiría sobre
sus respectivas ciuda-
des, atándolos a Roma,
y así se explica que es-
ta región se mantuvie-
adicta al bando de
Sila, mientras los celtí-
beros se sacrificaban
por Sertorio".
De Zaragoza y sus
contomos, de Lérida,
de Navarra y otros fér-
tiles viveros de hom-
bres bravos eran los es-
pañoles que figuran en
el bronce triunfal de
Ascoli. Lector, voy a
tener la honra de pre-
sentártelos.
Primero los .saltuita-
nos o zaragozanos: Sa-
nibelser A d i n g a b a s ,
I l l u r t i b a s Bilustibas,
Estópeles Ordennas y
Torsinno Austinco.
Luego el b a g a r e n s e :
Cacususin C h a d a r . Y
cuatro caballeros cuyos
nombres han desapare-
La bronceToto^; sus°apeni-
dos son: .Sosimilus, I r -
secel, Elgaun y Ne.spai-
ser. Y los leridanos:
C. Otacilius .Suisetarten,
Cn. Cornelks Nesille
y P , Fabius Enasagin.
El becense Turtume-
Hs Atauscer. Los egea-
nos: .Sosinaden Sosi-
nasae, Sosimilus Sosinasae,
Urgidar Luspanar, Gustar-
no Biumo, Elandus Eune-
ges, Agirnes BennabeL>i, Nal-
beaden Agerdo, Arranes A r -
biscar, Umargibas Luspangir,
caballeros de Egea de los Ca-
balleros. Los cnnences: Beles
Umarbeles, Torinnus Adímels
y Ordumeles Burdo. Los li- .
Llivia, G e r o n a : Bastugitas
Adimels y Umarilluní Tabban-
tti. Los succonenses: Belennos
Alheñes v .Aínlin 'r;)iii)nd;ik.
V. cv el
iliue;~i il)i!.
X(i riiiiiv»') !ij- iiriicfis por-
menore- de sus hriz.iñas; pero
c- Í!vlud.-,b!(> que los romanos,
hravo'- enire los bravos, or-
-->, guiioso.s entre los or-
/ gnütisos, no les iban
n-- •luit.inK- .i!;:')
c paja^.
 El artritísmo
aprisiona al Mundo

¿Qu4 et «•!« gr&n anomiffo de la •alud que la medícinn

moderna llama artritísmo? Es un trastorno profundo de la
nutrición que consiste en combustiones incompletas e insu-
ficientes. Cualquiera que sean las consecuencias de este
estado mórbido, son temibles y es necesario luchar con
cnerffía contra este envenenamiento del cuerpo orisínado
por todos los residuos inservibles para el organismo.
Es necesario conjurar «I peligro, purificar la sangre» r e s t a -
blecer «1 equilibrio roto y poner al organismo en estado
de defensa.
SOLAMENTE EL

Depurativo Richelel
llena de una manera complata esta tarea difícil y delicada,
por lo que ha conquistado la preferencia de médicos y en-
fermos, explicándose así sir popularidad siempre crecíante.
Este depurativo que se dirí|ra a todas Jas clases sociales
(todos predispuestos al a r t r i t í s m o ) t al rentista por exce-
so de alimentación, al trabajador por abuso de fuerza e
higiene general defectuosa, cura radicalmente (en poco
tiempo y con poco st"**^o> todas las manifestaciones del
a r t r i t í s m o : Enfermedades de la piel (Eczemas, empeines,
acné, herpes, psoriasis, e t c . ) . Reumatismo, Gota, Neural-
gias, Congestiones, «te.
Tocos dfas son necesarios para que el enfermo pueda ra«
cupcrar sus esperanzas. Bajo la acción de este tratamiento
científico, lo» tejidos se descongestionan, las llagas se cie-
rran, las comezones desaparecen, la piel se reconstituye.
Su acción sobre la sangre, venas y arterías explica la efi-
cacia del Depurativo RICHELET en las enfermedades de
la mujer. Asegura la belleza de la piel, el equilibrio de- la
circulación y de la respiración. Evita, en la mujer, las pal*
pitacton^s, sofocones, vértigos, pérdidas blancas, jaquecas
y todos los trastornos que dependen de un estado artrítico.
En el momento do la Menopausa (edad crítica) la cura por
el Depurativo Richelet evitará todos los accidentes de este
•'infierno de las Mujeres", r e t a r d a r é la hora de la vejez y
la pondrA al abrigo de las enfermedades constitucionales.

Hemos expuesto brevemente los beneficios que se pueden

obtener con el empleo d« un remedio que está llamado
a constituir la base de toda medicación anti-artrítlca.
eN VENTA EN TODAS LAS FARMACIAS DEL MUNDO
 CARA^ y CAREIAJ-

l_/jf X. Ck>sas
isas dd ee 1Í
la época
Hace algunos años, las armas de la mujer
eran las lágrimas. Ahora, la mujer moderna ha
dejado las lágrimas como arma defensiva y
ofensiva, y se ha aficionado al uso de la bro-
wing.
En ios escaparates de la famosa rué de la
Paix ha hecho .su aparición la pistola-joya.
Allí pueden adquirir las modernas Evas la más
segura automática de bolsillo, revestida de ónix
o de piedras preciosas. Entre las más lujosas
hay unas, casi dioiinutas, cubiertas de diaman-
tes.
l,a mtijer moderna tiene, por lo tanto, una
nueva joya que adquirir para darse importan-
cia con las amigas modestas, cuyos medios no
les permitan gastar una arma tan lujosa.
Es muy difícil saber si los recientes casos en
que las mujeres han empicado armas de fuego
para vengar sus agravios es la causa de la mo-
da de las pistolas-joyas, o al contrario.

AHITA PAGE, famosa estrella

de la Metro - Goldwyn - ISayet,

Bteriwa«a« c i t r e l l a i te ewfceHecew
ecawéaiicaMenta.

L AS más famosas estrellas sólo usan, para su

embeüecimicnto, sencillísimas s u b s t a n c i a s ,
pues, de manera a l g u n a quisieran correr
d riesgo de exponer sus hermosos cutis a la ac-
ción de recetas de desconocido valor. La cera
mercolizada hace que toda mujer pueda poseer un
cutís tan claro, tan aterciopelado, tan encantador
como el de las más admiradas actrices. Es sabido
que esa maiavillosa substancia puede obtenérsela
ahora en todas ¡as farmacias en una nueva caja — (be yutdc n u c r ijuc está usted haciendo con
de tamaño mejíor, al precio de dos pesos más o me- «I «uto?
nos. Los substitutos que algunas veces son ofreci- «-Pcrdén; «stoy retroceditnda,
— j D e una patada to liaré adelantar, par» ^ue
dos por cuarenta o setenta centavos no Son de ver- aprenda t . . .
dadera cera mercoiizada. Se ha comprobado que — ¿Para que aprenda a dar p a u d a s F . ' . .
la cera mercoiizada hace desaparecer la vieja cu- {De The Sketch, Londre*)
tícula desgastada, provocando la aparición del nue-
vo y hermoso cutis que toda mujer posee debajo
de la vieja tez, asegurando asi a toda dama ¡a V A R I A S
constante renovación de su juvenil e inmaculada Se ha inventado un tractor para fines agrícolas
hermosura. en Francia que produce su propio gas combustible
del carbón de piedra que tisa.
Ha habido un de.scenso considerable en la pro-
P ARA que sus mejillas aparezcan naturalmente
sonrosadas, no use nunca rouge, carmín, ni
otras pinturas, sino exclusivamente rubinol en
polvo, que puede obtener en cualquier farmacia o
ducción de pieles de ganado en los Estados Unidos
durante los cuatro pasados afios.
El gobierno de Chile piensa invertir dentro de
pcrfuniería. El rubinol no tiene efecto nocivo al- f»eo la cantidad de diez millones de dólares ai la-
guno sobre el cutis; da a las mejillas un tinte ro- gos artificiales y canales para riego.
=;K-!.I t^i ijuí' nadie puede apercibirse que no es na-
luraí. La-, niujeics de mejillas descoloridas nota- I-Ot japfmcies han ^íáíl.i una cámara de to-
ráu la Cü'irme y Ijcneficiosa diferencia qui- prnd;!- mar pvüruías con l.( •.i\ obtenerse 20,(X)0
'¡;yirt,-ifí.jf por •icj." propósito principa!
fabricar el di- I.-..1U..Í el vuelo di' ' o . ¡..i
.roi.
"¡¡(OMACIOMÁL'ODIOM
fie£-exrmeKjión c¿eíopti^ <yHX>€¿x>—
C A R L O S G A R D E L . <D«^l í-S» FRANCISCO CANARO.
GARDEL-RAZZANO). Con Orquesta Típica.
Tira las llaves. Tango

I
acompaBamiento de g u i t a r r a s ;
BARBIERI-AGUILAR-RIVEROL. eon estribillo,
R. de los Hcy«s
Otoflo. Tango.
/ La pena del payador. H . Pcttorosi
Vals. E. E. Méndez 'Victoria. Tango con <?s.
Pobre gallo bataraz. .gng iribilló. E . S. Discépoio
Estilo. Herscbel-Gardel- « í' __ i i Q"* haremos hoy 7
Razzano * •*- I Fox Trot. Arreglo y le-
\ t r a de P . Henderson

ROBERT O FIRPO. IGNACIO C O R S I N I . Con

Orquesta Típica. acompañamiento de 3 g u i t a r r a s ;
'Vivirás eternamente. PACES . PESOA - MACIEL.
Vals. M. A. Cetta
I Mi» pibes. Tanifo con Flor de pajonal. Han-
\ estribillo. E. Saavedra chera. H. P . Blomberg-
/ De rincón a rincón.
Tango. S. P a r í s )S619 J ^ - M""'^'
Vieja escuela de mi ba- " * 3 . 2 S j v i o ü n e s gitanos. Tanfío.
rrio. Tangí). H, P . Blomberg-
Nasso-Vedani E. Maciel

JUAN MAGLIO. Orquesta FRANCISCO LOMUTO.

Típica " P A C H O " . Orquesta Típica.

fA c»ra limpia. Tgo. con

/ 1 ChlsinosA, yo 7 | Qué
esperanza I Kanchera. estribillo. R. A. Aieta
'8.'>8
E. Rodríguez a*3.- ' i Q u í tipo! Tango.
[Adelita. Taneo con e«- A. Políto
' tribillo. ' J . Maglio

D ú o R ü 1 Z.
MARIO A. PARDO. Canto T O R R E S . Con acom-
y solo do guitarra. pañamiento de 4 gui-
tarras.
/ Uborio, no te cases. . El Calamu-
Tasodoblc. (Canto). chitano. G a .
Bertonasco . Marttgno- to cordobés.
ne-Armani-Cóspito
10410 (IURuiz-Torres.
n viejo
^Milonga canyengue. «» S . - amor. Can-
TnriKO. (Solo <in Buitu- c i ó n mexi-
rra). F . Canaro I cana. Esgar-
za-Oteo

MASSOBRIO - CAL-
D A R E L L A . Acordeón y RAFAEL ROSSI. Cuarteto
guitarra. , nartcfie.

^Parroquianita, La mamá y la hija.

Ranchera Sanchera.
A. Guerrisi R. Rossi
«24
|Noclle serena. P a Icrs criollos. Polca
Tangro. Masso- de la Provincia de Bue-
brio-Caldarella. no» Aires. O. Menvielle

Srabaeión coA^C£5/o/^Af?/o £ra as/ y^o Sin rvttfe

"Vereton"
HÁX CLÜCKSNAmi
jCá alaría c¿e/ ta^<%r nt^xíMfrKí
F L O E I O A , S S 6 - 4 4 r!St'oT/S
t « t e i l l t « A & t
C A L L A O , ! • • • 9 3
SUCURSALES E N :
ROSARIO; Córdoba. 1088-89, MONTEVIDEO: I « de Julle y Ric
Branco. CÓRDOBA; S de Julio, 7S. SANTA F E j Salta, 26«1,
.«5ANTIAGO DE C H I L E : Ahumada, flj.
 C A R A / Y CARETA^'

In m e n s o
Muy pocos hombres han supe-
rado a Camilo Flammarión en la
intensidad de la lucha y del tra-
bajo. Hijo de campesinos, debióse
a sí mismo, y escaló gradualmen-
te los peldaños del saber hunianu
, realizando los mayores sacrifi-
cios y perseverando. Esa constan-
cia lo reveló ante los ojos del
médico de la Asociación de los
Aprendices, que, observándole du-
rante una enfermedad. le abrió el
camino de su futura celebridad.
Sin la intervención del doctor,
I habría emprendido Flammarión
la carrera que lo ha hecho céle-
bre ? Verdaderamente, hay en - la
vida de ¡os grandes hombres cir-
cunstancias fortuitas o milagrosas
que los empujan en forma irre-
sistible hacia los más altos des-
tinos.
El 24 de junio de 1858, Le Ve-
rrier, que dirigía el observatorio,
tomó al joven astrónomo un exa-
men de matemáticas. La prueba
fr.é coacluyente, "Señor, le dijo
Le Verrier, entraréis aquí el lu-
nes que viene. Hasta entonces, y
trabajad",
Camilo Flammarión permaneció
a! servicio de! Obser^-atorio hasta
1861 y tuvo la suerte de ocupar
este puesto en una época durante
la cual aparecieron en nuestro cie-
lo los cometas más notables que
se hayan observado desde 1811
hasta 1860.
Otra circunstancia providencial
e j e m pio
le permitió hacer imprimir su pri-
mera obra. En sus ratos de ocio
trabajaba en un manuscrito; "La
pluralidad de los mundos habita-
dos". Encargado de corregir las
^ \ \ ic consagraron artículos elogiosos
— 1 Moioí Este peictdo e»tá
dando saltos.
•—(Ay! I Perdone el señor!
Al cocinero se ie habrá olvi-
dado matarlo.
(0c Gntiénez, Madrid).
d t e s ó n
pruebas de los "Anales" del ob-
-servatorio, las llevó urra tarde a
la imprenta y las mezcló por inad-
vertencia a las páginas de su ma-
nuscrito, que eon.stantemente lle-
vaba consigo. E! editor las leyó y
alguno.s meses más tarde el primer
libro de Camilo Flammarión apa-
recía en las vidriera.s de las libre-
rías. Fué un gran éxito. Sainte-
Beuve, Henrí Martin y Paul Bert
en la prensa. Flammarión no te-
nia entonce» ni veinte años, pero
este triunfo literario le costó su
puesto en el observatorio, pues
Le Verrier opinó que un alumno
de astrónomo no debía dedicarse
a la literatura. (
En 1861 la librería Hachetté
«mprendió la publicación de una
Biblioteca de las Maravillas y con-
fió al joven astrónomo la redac-
ción del primer volumen, que apa-
reció í»ajo el titulo de "Las mara-
vi!la,s del ciclo".
En octubre de 186S fué nombra-
do profesor de la A.sociación Poli-
técnica, Ai dar sus primeras en-
señanzas en aquel lugar, donde
había completado su instrucción
cuando era nada malí que un
aprendiz, se sintió profundamente
emocionado. El mismo año se le
I ncargó del curso de astronomía
de la Escuela Turgot, y el gran
anfiteatro de la escuela resultó
demasiado pequeño para contener
a ¡a multitud de sus admiradores.

Por razones de higiene

combata la tos, con un remedio eficaz, como son las

Pastillas lodeína
La íodelna feliz combinación de iodo y codelna, desconges»
tiona los bronquios, desinflama las mucosas y quita el *
cosquilleo que incita a toser.

Cada pastilla contiene 5 miligramos de lodeina.

EJ mismo principio medicamentoso tiene el Jarabe lodefna.
En todas las farmacias del país.

Farmacia Franco-inglesa hh KAToa vu. wmoo

Sarmiento y Florida Buenmi Alpes
 /
C A R A / Y CARETAJ-

O compre
hasta convencerse
NOSOTROS asumimos el r i e s g o ; no e«
usted. E í l a excelente Crema de Afeitar
se vende por sí sola. S6 de c a d a cien
personas que la prueban, la adoptan
para siempre. Hoy es la de mayor venta
mundial.
Sírvante enviarnot el cupón para pro-
barla gratU.

CABALLEROS: Un notable sistema de ventas, de

iHi artículo excelente, ha señalado un acontecimiento
entre las cremas de afeitar en los últimos años.
En efecto, una crema relativamente nueva se ha
impuesta rápidamente en el mundo merced a »u
franco .sistema de introducción.
Cuando perfeccionamos nuestro p r o d u c t o — la
Crema de Afeitar Palniolive — la ofrecimos a las
personas sin prejuicios, que juzgan con criterio propio.
lín lugar de instar a su compra, solicitamos tan sólo
la oportunidad de probarla por cuenta nuestra.
Le conviene enviar este cupón. Si no ha hecho usted
la prueba, sirvas? hacerla ahora.

La gran mayoría la adopta.

De cada cien hombres que prueban la Crema de
Afeitar Palniolive, 86 hallan lo que ansiaban y la
adoptan para siempre. Asi ha suplantado a métodos
anticuados, brindando un nuevo confort a millones
de personas.
Antes- de comenzar su fabricación, fueron consultadas
mil personas. Sus requisitos constituyeron nuestra
norma. Nuestros grandes laboratorios, con 68 años de
antigüedad, se esforzaron en llenar tal exigencia.
El éxito sobrevino luego de 129 fórmulas con una
crema de afeitar elaborada sobre el principio del
aceite de oliva que reúne S características exclusiva».

Sirva»» probarla ahora.

Conotca Vd. estas 5 ventajas Satisfágale o no su sistema actual de afeitarse, a por
1. Su cxpuma iie mulfipitca por níitiifcmA 290 vecet* qué no ensayar el nuestro? Hemos procurado libertar-
2- Ablanda ia barha nías dura en un m i n u t o . le de las incomodidades del pasado. Creemos que
3. Su untunita r«puma «c conserva frc«)ca en (a nuestro artículo merece una prueba. Después de todo,
cara por 10 minutos.
4. Su« fucrtcf burbuja! soportan los pelos para
nosotros corremos el riesgo de complacerle, de manera,
cortarlos. que, ¿no tendría la bondad de enviarnos el cut>ón?
5. l a Mezcla de l u i aceites de palma v oUva obran
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 C A R A / Y CARETAS

LA
DANZA DE
LA RAZA
Pocos escritores extranjeros, quiíá
ninguno más que Jorge Borrow, han
pintado a España y sus cosas CO'
nto el norteamericano Waldo Franb.
Sinceridad y conocimiento, simpa-
tía y loabie empeño divulgador de
bellexas y grandezus es lo que en
las páginas de "España Virgen"
encontrará el lector; páginas de
las cuaies, fragmentaria y todo, ad-
mirable es la que aquí brindamos.

A música suena, y en la dis-

L tancia se oye el golpe seco de

las castañuelas. Estas casta-
ñuelas son gitanas; vinieroii
a España de las tierras del mar Ne-
gro. I ^ bailarina avanza serenamen-
te tocando un obligado con las cas-
tañuelas, no al son de la música, qiu;
aun no se ha unido a ella, sino al de
sus pies y con el ritmo de sus cade-
ras. Llega al proscenio envuelta en
un amarillo mantón de seda. Un man-
tón de Manila que fué desde la Qiina
a Filipinas y desde allí vino a Es-
Iiaña para convertirse en el mantón
didaluz. La bailarina se inclina. Y
tn su cabello se destaca una peineta
gótica. La bailarina escucha y en el
aire se difunde la cadencia de una
música andaluza cuyo aire es judío y í'^l^MMUtZtiUiítiz^imiti^l^M^^^^^^
árabe. Ahora su cuerpo está quieto.
Levemente va volviendo el torso y los brazos su- fuerza que convierte ahora en un rítmico balanceo
ben serpaiteando sobre la cabeza. A la canción que la empuja alrededor del tablado. Cae en una
semita respondió la bailarina con un gesto de suave laxitud y con el tórax casi horizontal, vuel-
Castilla... La danzarina es una columna articulada ve hacia adelante los hombros desnudos. Las cas-
por su alma. Plasticidad viviente que regala los tañuelas repiquetean secretamente cerca de las
sentidos con la dádiva de la mirada y de la mano caderas, que giran en perezosa complacencia. Es-
ondulante... Es una mujer muy femenina, de talla la caricia en su faz y se abre camino hacia
cuerpo espigado y casi grueso, en el que se asienta t'jdas las cosas mientras la música se desgarra en
la cabeza en un perfecto ecjuilibrio. Los brazos re- apagadas cadencias. I ^ queja y la pasión tejen una
dondos acaban en la moldura magnífica de los red sutil que lanza a la t>ailarina hacia el frente
hombros firmes. Desde el talle a la falda se des- (las castañuelas callan) donde se clava rigida...
taca casi en ángulos rectos. Es una cascada de El pecho magnifico, las caderas y la canción amo-
oro que se precipita hasta los tobillos y se espar- rosa de los brazos se remachan torturados con
ce fulgurante cuando la bailarina da vueltas, de- una imposición ardiente... Las castañuelas .se
jando ver las medias grises, que son un leve de- (Icslxjcan en una algarabía infantil y la bailarina
talle, una nota infantil en el suntuoso atavío. Redo- (lanza de nuevo fluida y abiertamente; los pies
blan los píes y vuela la falda. El torso ceñido de redoblan y la falda de oro vuela y deja libres ¡as
púrpura se queda de pronto fijo en un silencio que piernas. iJe una nueva laxitud de delicia salta una
expresa, no sólo la borrasca interior, .sino su freno. nueva energía y viene de nuevo la trágica trans-
L05 brazos flotan lánguidamente sobre la cabeza íorniaiión. La música es ahora una batalla. La
y las ciitañuclas repiquetean su seco comentario.. 1,111, ion «I iniriw. v !as ca'^tañuclas se funden en
1.a acción en la danza es <lramáti«i. La bailai i y de la voluntad, de la na-
•>. -r m'i:--vV~r¡i un marco pequeñísimo y saca su :. <jne se rompen unos contra
' iviniientos del torso, de los hom- oíros I ' rostro de la bailarina perma-
.^ [. ii»», de los brazos y de las manos. nece ilr-
 C A R A y Y CARETAS

E*ta e> la firma que

hay que recortar de
la lata y canjear por
l o i cupone* corre*'
pondiente*.

Más que todas las palabras...

la hora de la meta le dará e i t a convicción
indiscutible: que, efectivamente el Aceite
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IVILLAS
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 CA10*V "f CARtJyw
U mf^ti^ APÓLOGO
% S á i T l á Í I MáClll
ON et día de fiesta — porfjiie era día de
C sol •— la.-; i>I;intas quisieron triscar como
sti# amigos los cuadrúpedos, ctíiisíguicn-
do tan sólo ponerse alegres y decidoras.
A!("(íria, i¡ali¡ra!n)eiite, de luz, en mil colores y
matice-:, que alborotó sus savias en un bullir de
evfürias, despertando sus jactancias adorrnc-
Yn -•- dijo <•! es-piniüt-, mirando al o'ühú
SILVESTRE
I3JDAD
y h a w n d o M>nar «ssií púas, — fiero y ttiito,
ilcno di olor el monic. Miü aromas tienen polvo
di oro. Si>ii gotas f .«so!...
Y dijo ei ombú, bajando uiia rama para que
oyeran su ronca voz;
— Fa in! ci ft> niesmo tener <jue no tener Kíien
iiior, .Xuiifiu'echo fíifc. en .ii-i!,'i-MU C !;)^!;IIO«..
T.c ba";) cnn d
Dios m'hiío pa
 C A R A / Y CARETAJ^
tuavía? Contesta vos, espínillo, fenómeno e la Por el aura movidos, eran efluvios
tiatiiralesa... de cálices dorados. Citando reía,
— Pa ser tan grande, vales bien poco. Ni pa su rostro delicado resplandecía,
lefia... Aviao iba'estar el gaucho p'asar el chu- y al pasar, se escuchaban en ¡os ramajes,
rrascVi con tu charamusca. rumorosas cadencias, choque de olajes.
— Estoy en las plasas y los jardines el pue- ¡Princesa de la yracia! Para ella sola,
b l o . . , Yo hise la p a m p a . . . granos de oro en la playa puso la ola.
Y dijo el arazá: El Sol — calor y vida de sus amores —
— Chiquito como me ven, mi tallo, mis hojas, de pétalos, cascadas multicolores
despiden fragansia. Soy tuito perfume... derramó en la campiña; flexibles lianas
Y dijo la ortiga: roigo en las verdes copas, como persmnas
— Que te pongan en un frasquito, si sos es- de encajes transparentes; rmr.pié la brinna,
trato...
abrillantando el agwa; pintó h espuma
Y dijo el sauce: con reflejos carmíneos; en «tiéntales
— La tierra si ha enamorao e mí, porque mi palacios, se trocaron los pedregales;
ha agarrao e las raises. Yo me quiero dir con en diamantes las gotas; en esmeraldas
l'agua, qu'es mi novia, pa vjajar entre sus bra.sos, los pastos de los cerros y de tas faldas,
pero no puedo arrancarme. Por eso me paso la y en minas de topacios y de amatistas
vida llorando dende la orilla el arroyo... los torrentes, los picos y las aristas.
Y dijo el camalofe:
— No vengas dándote Y el Hada encantado-
corte, llorón. De quien ra d ¡joles, acaricián(k>-
si ha enamorao el arro-
yo, es e mí. Por eso me los con su voz tiernísi-
llevaraíancas. ma y con su dulcísima
mirada:
Y dijo el ñandubay:
— Ya lo ven; soy du- — No están bien esos
ro, porque mi carne si desplantes v a n i d o s o s
ha mesturao con fierro. í)ue Sos rebaja'n hasta
Mis flores son humildes p a r e c e r humanos. Los
y tienen poc'olor, pero subditos de mi reino--
me apresean, porqu'cn el reino frondoso que aro*
corral y e! post'esquinc- matiza la mirra y d in-
ro, ni Tagua rtie pudre, cienso — deben ser mo-
ni me duebla el a!am- destos y sencillos. Y si
br'estirao... alguna virtud ha de pon-
derarse — la que, sin
Y dijo el quebracho: embargo, no .se ha hecho
— No fe alsé.s con la valer en esta disputa,
•fama e juerte, porque, propia de loros vocin-
como a vos, me cono- gleros '— es la virtud de
sen los temporales, los ser bondadosos. ¿ Quién
dientes di asero y el de ustedes puede enorgti-
rayo. lleccrse de poseer la su-
Y fué tal el acalora- prema bondad?
miento que se produjo y dijo el álamo, h.i-
cuando intervinieron en ciendo cimbrar sus pe-
el debate el guayabo, ciolos:
m e n t a n d o sus flores
blancas y olorosas y su •—Yo, que me dejo
cortar p'armasón e los
fruto exquisito; el algarrobo, sus flores purpú- ranchos.
rea.s y chauchas de arrope; el trébol, sus cuatro Y dijo la totora:
hoja» augúrales y sos petalitos ró.seos; la mar- j — Yo, que me doy tuita pa los techos.
garita blanca, sus penetrantes emanaciones y Y dijo la gramilla:
su albura; la borraja cimarrona, sus flores mo- — Yo, que broto e la tierra p'aliiwcntar a otíos
radas; la carqueja, sus pétalos de plata y la cuen- seres y que cuanti más me comen más güelvo
ta negra que adorna su cáliz, y las miles y mi- a brotar.
les de matitas que suben por las cuestas, cubren Y d i j e r o n en c o r o los á r b o l e s del
las faldas y mullen las llanuras, que," para apla- monte:
«arlos un poco, tuvo que presentárseles el Hada — Nosotrcs, que damos abrigo a los anima-
de las Campos, haciendo silbar en el aire su les cuando el ventarrón y la lluvia los castiga,
maravillosa varilla de clástico mimbre. y sombra aparscra cuando el sol los quema sin
lástima.
Bella, «kgante y fuerte; íimtil pastora Y dijo el Hada, solemneiaente, sentenciosa-
de una Arcadia sublime. Puso la Aurora mente:
en d raso vivienle de su escultura — La suprema bondad es de lo,s árboles que,
el nácar con que esmalta la asul altwa. a semejanza del cedro y del sándalo, perfuman
Sm cúheUos undosos, finos y rubios. e! hacha que los corta.

¿^^^....^W'
») f » (/ 1 o er« ««MttMt
 le
cuesta menos d
Eí te es la bebida más sana y también
la más barata. Con tina libra de Te Soly
que cuesta $ 2.80 ó $ 2,90, se hacen
más de 250 tazas de rico te.
Para que el te sea r i c o hay que hacerlo b i e n
En seguida que hierva el agua, se enjuaga la tetera con el agua hir-
viendo. Se pone en ella una cucharadita de te por cada persona.
Se vierte el agua y se deja reposar cuatro o cinco minutos,
dejando la tetera cerca del calor o cubriéndola con un
cubretetera. Cuando el tiempo es muy frió, también con-
viene enjuagar las tazas con agua caliente. Se sirve
el te sin llenar las tazas, agregándole como medio
dedo de leche cruda y el azúcar. Si se le agrega un
poquito de crema de leche, resulta delicioso.

L l b r i t o G r a t i s
Pida a los introductores de TE SOL, coíií Stin
Martín tQ5, Buenos Aires, e( libnio de recetas
TE SOL, con irran ntlmero de ncetas para
hacer en casa ricos postres y dulces. Debe ^
acompañorse una cualquiera de las eti-
quetas redorvias-aqui re¡noduddas-
que llevan todos los envases de
TE SOL, Etiqueta Blanca o
Fwe ü'Clock.

comnre
F' del bueno. TE SOL
TE SOL ü

Carcasona
Csaemma, áe la que bstóa <X-
'ar es sus "Comentarios", tenía,
como Narbona y Tolosa, el títulf)
de ciudad de la provincia romana.
Los volees - tectosagos ocupaban
esas regiones. Después de haber
estado bajo la doraáiacwsB de los
visigodos y de ¡os sarracenos, \n
ciudad pasó a los reyes de Fran-
cia bajo Pepin e! breve. Bajo Lois
el magnánimo ella era la A^aí-
cia bajo Pepin el Breve. Bajo Luis
vaudois y fué tomada por Simón
de Montfort, jefe de la Cruzada.
m rey de Aragón tenia pretensio-
nes sobre ella, pero todo se arrc-
— Ayúdamf, Jusncito, o te
doy un «opapo.
(De Buen Humor, Madrid)
Vaseline
CHESEBROUGH
Marca de Fábrica
Boratada
Alivia pronto tas
imUáones del cutis
vde las ]ti€iii!7raiia&
Se vende envasadM
en frascos y fabos*
CJKUJKá' t CARtTAJ'
la Gótica
gló con el casamiento de sa híía agua potable puede curar tod,iS
con el hijo de San Luis, FcHpe las enfermedades... Lleva el pozo
el Audaz. una inscripción latina que los es-
Los principales ciudadanos que píritus fuertes t r a d u c e n asi:
habían sido echados de la villa "Creeíilo y bebed el agua".
cuando la rebelión, fueron a cons- A dos kilómetros de Carcaso-
truir sus casas del otro lado del na, el pasajero debe detenerse en
puente, sobre la ribera izquierda el puente de Fresquel, maravillo-
del Aude. Tal es el origen de la sa obra de arte de la que tres
ciudad - base, que más agradóle arcos están echados sobre un rio
íp»e la alta ciudad, acaparó p n » t o torrentoso. Esos arcos se apoyan
todos los estaHíiijnícníw ^ W - en do* cscltMas y sostienes una
«M. Esta, srfjre la ribera da«dha, masa de piedra.
ha conservado sus torres, n n do-
bles murallas, su 4imjfm de los
caballeros, sus calles estrecha'?.
Como ciudad gótica, e» la má» cu-
riosa de Francia. La ciudad l^ja
ha reemplazado sus fortificacio-
nes por jardines y bulevares, be-
llas casas, aunque bajas, a cau-
,sa de los vientos de Cers y de
,\ntan.
En !a iglesia de San Nazario
se nota una losa roja como la
sangre. Es la tumba de! famoso
Simen de Moníort. No lejos de
allí, en la cité, existe un pozo
misterioso donde, se dice, fué es-
condido un tesoro
Los visigodos, se afirma, escon-
dieron allí la» riquezas de Salr»-
roón y de! templo de Jerusaien. — Desputs de haberle he-
1 Sólo que, a pesar de las búsque- cha el mandado, metió la ma-
das obstinadas, no se ha encon- no en «I bolsillo jr me dijo:
trado un cobre I "Toma, pir» *! café".
— ¿Y qué te d¡6?
Otro gran pozo, situado en la — Dos terrones de azúcar»
iglesia de Limón, tiene también sa (De Buen fítmmr, Madrid).
celebridad. Se * » « « o r a «jue «u
a FOSFATINA
FALIÉBES
asociada a ta teche vt él aumento más
agradable y el <!«« má» w recomíeoda
para los niños; sobre todo en el mo-
mento del destete y*dBnintt el período
de credmteoto.
Conviene s loa estSmagoi delfcadot.
á. »B« a« I» T»thífi«. Perl», ^ Fatmatt»».
 CARA/ Y C\RETA/

Ideales ciudadanos en la Italia medieval

En Italia como en Flaiides el
ideal perfecto de la libertad cívi-
ca era manchado y borrado, por las
luchas de partido, por las ambicio-
I1C3 personales, por la volubilidad
y el apasionamiento de las multi-
tudes, por el afán de conquista y
por ios celos fratricidas de las
repúblicas vecinas. No obstante,
a la influencia de este ideal po-
demos atribuir la solidaridad de
las ciudades-estados italianas y la
riqueza del genio individual que
esa influencia fomentó. En el
siglo XV, las aptitudes que habían
madurado en la vida intensa y
atropellada de aquellas repúblicas
turbulentas se concentraron en el
arte y en la literatura. La comí-
didad y la ¡seguridad que recla-
man los especialistas fueron ad-
quiridat a costa de renunciar a
las visiones utópicas del pasado.
Pero el crecimiento de la habili-
dad técnica era compensación
mezquina a la pequenez de los
interese»; para hacer el artista
era «aerificado eí individuo; asi,
el arte también vivía divorciado
lie los negocios útiles. Si nos sen-
timos movidos de impaciencia por
<1 mal empleo de vida y de ener-
gía envuelto en los tumultos de
la Italia medieval, debemos re-
cordar que en ninguna atmós-
fera m e n o s electrizada hubie-
ran las naturales energías na-
t!Íonales madurado tan temprana-
mente o acumulado con tal febril
rapidez un triunfo tras otro.
La ciudad, punto de confluencia
de los mejores elementos de la
sociedad italiana desde tiempo in-
memorial, había venido a ser en
la Alta Edad Media un baluarte
entre las clases medias de Italia
y una forma particularmente des-
mandada del feudalismo, y había
servido bien este propósito. El
ntimero de aquellas ciudades, su
La madre. — ¡Ohl ¡Por
Diosl De ninguna m a n e r a .
i No sabe usted lo que acaba
de comer el niBo en casal
El hijo. — Sf, «i. lA cual-
quier cosa llaman chocolate
las patronas!
(De Gutiétrtz, Madrid).
población y sus recursos, el lujo
de sus ciudadanos, el esplendor de
los palacios y de los edificios pú
blicos, eran la admiración de tod.i
Europa, en el tiempo en que lo»
ciudadanos de Flandes aun vivían '
en casas de madera, y las ciudades
flamencas estaban aún protegida*
rudimentariamente por empalizadas
y murallas de tierra. La natura-
leza había hecho mucho por Ita-
lia; 8u situación ée península cen-
tra!, el cotnercio «irtre la Europa
del norte y del Mediterráneo con-
vergía en sus puertos y en los pa-
sos alpinos que e.stán sobre el va-
lle del Po. La industria infatiga-
ble de !a capital de Italia, y el
trabajo hicieron 8 Lombardía y
Toscana centros de manufacturas
textiles, de cultivo científico, de
bancos y finanzas. En cada puer-
to de Levante, en el Egeo y en
el mar Negro, marinos y merca-
deres de Venecia, Genova y Pisa
cazaban por el comercio como
sabuesos y luchalsan como lobos
para asegurar ana preferencia o
un raVsnopolio por tierra y mar;
la norma de la vida era la com-
petencia por el territorio y el
negocio. La guerra era un inci-
dente normal y, cots frecuencia,
grato, en la busca de la riqueza;
pocos italianos se hallaban libres
de creer que las conquistas son
un camino corto l»ra !a prospe-
ridad.
H. W. C. D A r I S

La Crema Hinds h a p r o b a d o ser insupe-

rable p a r a proteger el catís g p a r a
serüir de base al poliDO.
Desde tiempo inmemorial se ha reconocido el valor de la
leche de almendras para vigorizar el cutis y conservarle
su suavidad y blancura. Este es uno de los varios sober-
bios ingredientes que entran en la preparación de k
Crema de Miel y Almendras Hinds a los que debe sus
maravillosas cualidades protectoras de la piel.
Sus innegables ventajas como base para el polvo se
deben a que, siendo líquida, se reparte parejo en todo el
cutis y los polvos pegan uniformemente dando a la tez
durante muchas horas una suavidad y tersura imposibles
de obtener de otra manem.
Use usted la Crema Hinds y recuerde que, al mismo
tiempo que la ayuda a aumentar su atractivo, le da
protección a su cutis. Puede obtenerla donde vendan
artículos de tocador.

CREMA H I N D S
 C A R A / Y CARETA/

30cu Qeníol
EL LIBRITO DE
4 PASTILLAS Q U I T A EL D O L O R
DA BUEN HUMOR La fiebre, los
Los más fuertes dolores y el in«
dolores de cabe- somnio se van
za se van con con un Geniol
un Geniol.
El Geniol "disuelve" ios que devuelve el
Tómelo con un venenos reumáticos y sueño,calma los
buen vaso de gripales, los hace eliminar dolores y baja la
agua. produciendo una gran de- fiebre.
puración sanguínea.
 C A R ^ V Y CARILTA/

R e t r a t o de
un gran KA (le buena e s t a t u r a y
cuerpo inembrudo y bien
señor de la proporcionado. El rostro.no
intiy alegre, tenia la color

aventura: cenicienta, asegura Bernal

HERNÁN
CORTES
At<iicsto, culto, bondadoso, es-
te gran csf^ñol tuvo el vuis
¡irandc y envidiable de los de-
fectos : fué porfiado. Y, asi,
for porfiado, llegó a ser lo que
fué: el más grande de tos
conquistadores.
Díaz del Castillo. Los ojo*,
en el mirar, a m o r o s o s ;
además, graves. Las barbas, escasas. Tenia alto
(•! pecho y amplias las espaldas. Era cenceño,
de poco vientre y ún sí es no es estevado.
:
i.
Fuertes las piernas y| muslos y, por consiguien-
te, buen jinete y diestro en el manejo de todas
las armas.
No le faltaba corazón ni ánimo. -De joven,
fué algo travieso en materia de amores y por
mujeres se acuchilló más de una vez con hom-
bres diestros y esforzados. .Sus barbas oculta-
ban el recuerdo de uno de estos encuentros.
En todo, eii sus órdenes y en sus actos, en
sus pláticas y en el vestir y el comer era siem-
pre un gran señor. Los trajes eran según el
tiempo y la usanza, sencillos y .severos, sin
muchas .sedas y damascos. Pocas alhajas usa-
ba; sólo una cadenilla de oro con un joyel con
l.i imagen de .Santa María y un anillo con un
diamante. En la gorra de t e r c i o p e l o , una
medalla.
.Su servicio era abundante, digno de un gran
señor. Maestresalas, mayordomos y pajes.
Abundaban en su casa las vajillas de oro y de
plata. Comía a mediodía bien y como bebida
sólo tomaba una media taza de vino aguado.
Los manjares delicados y costosos sólo los de-
jaba para los días que tenía invitados. Regu-
larmente era poco afecto a las complicaciones
culinarias.
Era bachiller en leyes y dominaba perfec-
tamente el latin, usándolo cuando hablaba con
ielrados y personajes de la Iglesia. Algo poeta,
hacía coplas con frecuencia. Lo que platicaba
decíalo muy apacible y con buena retórica. En
lo religioso no descuidaba sus obligaciones y
rezaba todas las mañanas.
Af;U)le con todos stis capitanes y compañe-
10S, lo era aún más con aipiellos que le acom-
pañaron en sus expediciones. Ctiando estaba
nniy enfadado .se le hinchaba una vena de la
garganta y otra de la frente. Algunas veces.
indignado, arrojaba una manta, pero jamás
injnri.iba ni a capitanes ni a sofílados, pese a
la mala gente que alguna \(v. le rodeó.
lira muy porfiado, y así, sólo a fuerza de
porfía, llegó a conquistar buena parte de Anic-
rica este .señor de la aventura que fué don
Hernán (7ortés.

ÍL
 Z 1 r1 a b ,
Ziriab era discípulo en BagdaJ
{le Isbac el Moculi, con quien se
isílispuso por haber mostrado ha-
Wiidades superiores a las de su
maestro ante el c a l i f a Harún
Arraxid. Huyendo de las envi-
dias del Mosulí, marchó a Occi-
dente y ofreció sus servicios a
AJháquem I, emir de Córdoba,
«l«ien le invitó a ir a Andalu-
cía ; pero en Algeciras supo Zi-
riab la muerte del emir, y poco
después Abderrahraen II, el suce-
sor de Alháfiítcni, le proponía ^ e
entrara a su servicio.
, Ei monarca le ofrecía corno ho-
norarios: cada mes doscientos di-
nares ; a sus hijos, que eran cua-
tro, veinte dinares al raes; anual-
iwnte se le darian tres rail diña-
res en las Pascuas y fiestas mu-
Eolmanas; más doscientos modios'*
de cebada y cien modios de tri-
go; más huertos y cortijos, cuyo
valor era de cuarenta rail dina-
reí. Ziriab aceptó y fué el míisico
del sultán.
Pretendía tjuc los genios le ins-
fíiraban durante el sueño; añadió
al laúd la quinta cuerda, pues el
laúd antiguo sólo tenía cuatro, co-
rrespondientes « los cuatro humo-
res del cuerpo humano: "la pri-
mera era amarilla y simbolizaba
)a Mlis; la «gunda, teBida de
rojo, simbolizaba la sangre; la
tercera, blanca sin teñir, simbo-
lizaba la flema ¡ y el bordón es-
talla teñido de negro, color sim-
bólico ih !a raelancoHa. A! laúd,
el poeta
pues, le faltaba el alma y por e.-;<j
Ziriab aumentó una cuenia roja
central, colocada entre la segun-
da y la tercera". Además inventó
el plectro de pluma de águila en
vez del de madera.
Era excelente poeta y muy ver-
sado en "rarias disciplinas: astro-
nomía, geografía, física, política,
meteorología; y tenia un reperto-
rio de diez mil canciones. .Sus
prácticas fueron aceptadas como
reglas de conducta social y urio-
na y llegó a ser el arbitro de la
<y**«i^
Ella. — El color en las me-
jillas denota una talud ex-
celente.
El. — Pues entonces usted
tiene máa salud en una mejilla
que en la otra.
(D* Buen Humor, Madrid),
innovador
moda (peinado, vestidos, perfu-
mes, comidas, vajillas, etc.)
Introdujo en España la músíct
oriental de la escuela de Mosul,
(¡ue predominó sobre la de Medi-
tja, de ¡a cual eran repr;.'.scntantcí
eh la corte de Abderrahmen 11
las tres cantoras llamadas las Mc-
dinenses; Fádal, Alam y Cálani.
1-a escttela de Ziriab, formada
en primer término por sus pro
pios hijos e hijas y por .su escla-
va Metaa, llegó a constituir la
escuela tradicional española, a pe-
sar de Us sátiras de Yahya Alga-
zal, y del, juicio despectivo de
Abenabderrábihi. También fué dis-
cipula suya una esclava llamatla
Masábilí, cuyo dueño no consintió
en qne la oyera cantar el poeta
Abnomar Benabderrábíhi: con es-
te motivo dedicó estos verso» al
amo de la esclava (trad. Ribera) :
"¿ Muestras avaricia por la voz
de un pájaro que gorjea ? Creo que
ese vicio no lo habrá tenido ningún
hombre jamás; pues por muchas
que sean las personas que la o i g ^ ,
el capital de su voz no ha de
sufrir merma ni acrecentamiento".
Aunque la ley religiosa descali-
ficaba al músico, considerando es-
te oficio como deshonroso, propio
solamente de esclavos y gente in-
fame; aunque no se pt^ía aceptar
en juicio el te.stimonio de cantor,
el arte musical se impuso y se
difundió enormemente.
A. GONZÁLEZ PALENCIA

¿íi:i
PIlNGUNAOTRATEU
ií OFRECE ESTAS GARANTÍAS/
olores F i r m e s " — palabras fáciles d e decir, la cuestión
e s que l o sean. Usted puede adqtúrir T o b r a l c o con la con-
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^rat I»
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UKUOUAV

AacINt
Ta To«l«l, Sr«»<lh(»ri) !.«•» {>,, L i d . — MjsisrhMHri, Ingl.n-ft» nMam.

"•••
 La augusta y patética figura de una reina
I-á noble figura tic Catalina de
Aragón es una de las más pat¿ti-
cas de la historia de Inglaterra;
su hombre es respetado y la justi-
cia de su causa le ha captado to-
llas las simpatías. Kn cambio, el
sentimiento popular estará siem-
pre en contra de ¡a intrigante Ana
Bolena.
Catalina, hija de Is.ibel la Ca-
tólica y de Femando de Aragón,
era la más rica heredera de Euro-
pa, y gracias a activas y laborio-
sas negociaciones, Enrique VIC,
Tudor, jefe de la casa Lancáster,
íibliene para el príncii>e de Gales
la mano de la princesa española.
Catalina lleva como dote 200,000
coronas, cifra fabulosa en aquellos
tiemiMís; la alegría de Enrique
VII es inmensa, pues 40 años de
guerra civil habían desolado el
reino, y por lo tanto, las finanzas
se encontraban en lamentable es-
tado, lo que vino a salvar el casa-
miento de Arturo con Catalina de
Aragón.
La futura princesa de Galea es
recibida en Inglaterra al son es-
trepitoso de las campana» y de las
aclamaciones populares; su dote
viene a llenar tos cofres del reino,
vacíos hacía mucho tiempo. Las
autoridades le rinden respetuosos
homenajes, los que ella recibe con
nobleza, y por todas partes se le
dispensa la acogida más brillante.
Catalina tiene 18 años, es es-
belta y arrogante, parece la ma-
dre de su raquítico y pequeño es-
poso, que sólo cuenta 16. El ca-
samiento es celebrado con pompa
y regocijo.
Apenas habian pasado cinco me-
ses, cuando Arturo mucre de con-
sunción. ¿Qué iba a suceder? En-
riipie tendría que devolver las
200.000 coronas a La viuda, lo que
le afligía terriblemente.
El fallecimiento de la reina Eli-
z.-ibelh le sugiere la idea de casar-
se con la viud.i de su hijo, pero
Catalina, indignada, rechaza tal
proposición.
No le queda al rey otro recur-
so que ofrecerla como esposa a
siT hijo menor, de 14 años, futuro
— Le da uited una ducha
cada media hora hasta la ma-
drugada y ya verá cómo duer-
me toda la noche de un tirón.
Enrique VIH y que bien puede
llamársele cl Barba Azul de la-
glaterra.
Catalina no se muestra recalci-
trante, pero los Reyes Católicos no
quieren dar su consentimiento sio
la autorización de la Santa Sede.
Después de largas negociaciones
que duran 4 años, se celebra la
coronación de Enrique VIH, así
como su casamiento con la hija de
Fernando e Lsabe! de Aragón.
Algunos miembros del consejo
real y en particular ei obispo de
Winchester y el arzobispo de Can-
torbcry, no aprueban esta a!i«!za;
y 18 años más tarde, ¡a duda so-
bre la validez de su casamieiilo
es cl pretexto para que Enrique
anule tal unión.
1,03 printeros años transcurren
en una continua fiesta. Eurique
es un esposo uKxlclo, reconoce lai
virtudes de la reina y la rodea d»
atenciones.
En au.seucia de! rey. Catalin»
gobierna con .icierto, y muy pron-
to se hace amar en su nuevt
patria.
Por su lado, Enrique conquíst*
todas las voluntades, se distingue
cu los deporte», toca el lafid y d
arpa, ama las bellas artes y todo
cuanto hable al espíritu.
Tuvieron seis hijos, de ¡os cua-
les murieron cinco; sólo sobrevi-
vió la que debía reinar con d
nombre de María Tudor y que
restableció cl catolicismo en In-
glaterra.

Sea el suyo un
matrimonio ieliz
C o n t r i b u y e a ello una buena
cocina, adquiera la

"VOLCAN"
A KEROSENE
Usted, señora, trabajará menos,
sus comidas serán mejores y su
esposo se lo agradecerá.
Se encienden en el acto.
Funcionan sin presión.
Sin h u m o . Sin o l o r .
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 D e s c e n d i e n t e de talladores
de pirámides
• E! ambiaite artís{¡<» c inteíectual de Caitro-
.'imérica acoge en estos momento.^ coi» señalado
interés ¡a.s manifestaciones de inteligencia sitpe-
iior dadas por un indio auténtico, Francisco Ga-,
vidia, que ha probado algo más (|ue talento co-
rriente.
Afirman los panegiristas que este hombre sabe
atalayarse en im olímpico menosprecio hacia el
"bombo", viviendo con su sabiduría e inventiva
Doloi* una vida huraña y misteriosa.
Sus cxjnocimientos en literatura, ciencias y len-
guas dan impresión de infinitud. Es quizá, hoy
íwr hoy, muerto don Rufino José Cuervo, el úni-
EN EL PERIODO, co filólogo de fama continental con que cuenta el
continente. Se le Ita visto seguir una palabra, ai.s-
d e t a r r e g l a d o , muy a b u n d a n t e , m e t r i t i i , larse tras de ella, como galgo -ai pos de una !it-
inflamaciones, flujos, etc., »e t o m a bre, desde d sánscrito primitivo — lengua de di--
ses — hasta el dialecto inconexo de cualquier ju-
"Específico Scheid's" daizante salvadoreño.
Como (>oeta, ha sido él (juicn mÁ% innovaciones
ha introducido en la métrica castellana. Entre ellas,
FRASCO: $ 4 . —
c! us<j feliz del exámetro latino. Esto lo reconoce
EN LA FALTA, ampliamente Rubén Darío cu varias de sus obras.
Este hombre, pues, está dando mucho que hablar
escasez o a t r a s o del p e r í o d o <e toma a lo» comentarios de El Salvador y de oíros paí-
ses de aqueila parte de América.
''Amenorrol"
FRASCO: $ 4 . —

Dice la doctora María Faulio. (Mídícn del

Hospital Rivadavia y Jefa de trabajos prác-
ticos en la Facultad de Medicina); "Cfrtifüo
haber usado con buenos resultados el J-sfcri-
fko "AMlíNORROL".

E L CUERPO MEDICO cuando opina nue un

í'Hpecífíco OH eficaz, e» «na opinión de verda-
dero vaíor, la única que usted debe tener en
cíienta. Somos ios úiiícoa que podemos pre-
sentarle e s t a s prtiebas d« 1» reconocida efi-
cacia d« est4)» produoto». No cometa la ím-
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^IIE^NCIO
P o i< J S QU I RE
{Conclusión)
I. señor Lins meneó negativa-
mente la cabeza y se puso de
pie. Bajó el martillo descar-
gando un golpe recio. Todo el
público e s t a l l ó en aplausos
como suele suceder en ocasio-
nes cuando la gente cree que
alguien ha pagado un precio
loco. Algunas personas com-
pletamente desconocidas para
Mackenzie le pahneaban el
hombro. El mismo señor Liní? se le aproximó
para decirle, con mirada que reflejaba admi-
ración:
— Muy bien, amigo. Maldito si .sé de qué tra-
tan esos librejos que nos hemos disputado; pero
nse alegro de (jue usted haya salido con la suya.
La pregunta que implicaban esas palabras no
fué contestada. ísfackeuzie s6!o se preocupaba
de retirar su adquisición. Le exÍRÍeron un depó-
sito c inmediatamente el señor Cami<í>ell firmó
BU cheque por la suma requerida y se telefoneó
a un banco. Un rato tlespués tres hombres sa-
llan para tomar c! té juntos en uu restaurante
vecino.
— ^i'alía la pena — observó «1 señor Campbell
cuando se despedían; y agregó Kcntilmente: —
No olvide, amigo, que yo no hago más que pres-
tar el dinero. La adquisición es etiteramentc
suya. : .'
U K,\ semana después, cuando ya había
siflfi olvidada la primera curiosidad pro-
ducida por la venta del lote 193, los
principales comerciantes de libros anti-
gtios de atnbos continentes se mordían los labios
de puro despecho. , interés demasiado particular, a no haber notado
Todas las noticia.s de la guerra, de las carre-
ra» de caballos, de los debates parlatncntaríosji
de los campeonato» de boxeo, se diluyeron en
pálida tnsixiniíjcancia ante ha urandes títulos
co)i qne los principales diariits anuticiabasi en
jirímera plana y con largos ¡irticnlys c! dcscul>ri.
»!.iscnto dtmro de lo que llamaba» pintoresca-
incníc el "Diario de Ana líathawaj'" de una
fitina «le "Hajitlet", escrita por la propia mano
i/carc: el manttscrtto original fon BU-
i.rrrccilíüeí, ¡--I telégrafo trasmitió la
' • l'i^ iiiiDlu^ (k-l (rjaho. IjOS roitto-
I .. ^ :^=- \tiKrí( - í(!oí(.iii-;ir(.ii a SUS agen-
rk
formaron
C A R A / Y CAREI.-V/
oro
levantaran de la cama, y los imponentes profeso-
res alemanes, en orden de batalla, exultaron ante
la perspectiva de un nuevo y vasto campo para
sus actividades. Los amigos de Wile brindaban
ruidosamente a su salud en los bares públicos y
una multitud de ingleses de expectable posición
juzg-aron que era escandaloso que un pobre indi-
viduo como Wile, que no era hombre de negcw
cios, lograra de pronto una gran fortuna nada
más que porque lo había ayudado inmerecida-
mente la casualidad y un poco de cultura lite-
raria.
El siguiente fué, en resumen, el relato que
todos leyeron: "Mackenzic Wile, el conocido
crítico y bibliógrafo (con publicación de retra-
to) examinaba los libros expuestos en el salón
de Hodgeby ciando le llamó la atención un pe-
queño volumen aparentemente de la época jaco-
bina manuscrito en caracteres antiguos. Conte-
nía una heterogénea colección de recetas cidi-
narias y medicinales y diversos apunte» sobre
cttsas doméstica.s, e» decir una de esas libretas
de mcmorándtim comunes en épocas más re-
cientes. Era de difícil lectura y probablemente
nunca había sido leído desde la muerte de Í.U
primer propietario. Se puede afirmar que sir,
William Vernon nunca intentó leerlo. El scfioi '
Wile, experto paleógrafo, descifró «na part"
y en esa tarea despertaron vivamente su curiosi-
dad una o dos fechas y algunas iniciales y non»-
Ijres de familia, pues la libreta contenía también
fechas y nombres de nacimientos y defunciones
de los inierobros de una familia. "Hall", "Hart"
y "JIudith" fueron los que primero llamaron la
atención d d señor Wile. No obstante, es pro-
bable que hubiese dejado el volumen sin un
una palabra borrosa, de caracteres medio góti-
cos, en el lado interior de la tapa. Se habia dado
más cuerpo y rigidez a la» tapas agregándole*,
como era costambre en aquella época, numero-
sas hoja» áe papel comón. en este caso inanus-
crita», itil» o menos pegadas y ajustadas por
refuerzos de cuero en tas csqtitnas. ExaminAndn
atentamente esa parte del libro, el señor Wile
ili«tíngttié el final de algunas palabras y en par-
ticular «iw «jue prolongaba la línea .superior.
Esa palabra era "«cilcn»" o ".ícileu.s". Probable-
mente (.Iras personas la habían ví»lo c&a tnafia-
na y sin áxtá» los qtiff «-•" f.,«.«,'Satj j,it{n creyeron
que era Mtm palabr: v los que í.al)íaii
latín .%ttp«»ieroo qoe -v ::.,/,.,':,, de un vocablo tti
 C A R A / Y CARETA/
lutín niacarróiiko. Pero el heñor Wile eiUcn-
itía algo más. Durante años había estudiado la
letra de la época de Tudor. Le eran familiares
el manuscrito de More existente en el Museo
Británico y las investigaciones de vSir lí. Maun-
<fe Thompson, del señor Pollard y del señor
Dover Wilson. Mucho había aprendido de es-
tos eruditos: "sic vos non vobis mellificatis
apes", ("Esto último sólo en el "Times" y el
"Morning' Post"). Dos detalles de importancia
estupenda se presentaron súbitamente a su men-
te al contemplar esa palabra. El menos signi-
ficativo fué cl de que la "m", la "n" y la "u"
de Shakespeare son siempre tan parecidas (jue
resulta difícil distinguirlas entre -sí. El otro, de
una enorme trascendencia, es cl siguiente: Sha-
kespeare fué el único autor que escribió siempre
"sciléns" en vez de "silence". Así lo consigna
la "Adición a More" y así se ve en el nombre
del juez Silence en cl "Enrique IV", parte se-
gunda. Impresionado por este descubrimiento, el
señor Wile (conjeturamos solamente este acto
.suyo, pues nadie lo vio), apartó un poco la hoja
y vio que las dos palabras precedentes eran
"resto es". "¡El resto es silencio!" ¡De "Ham-
let"! El señor Wile no se atrevió a abrir la tapa
pero lo poco que había levantado de la última
hoja manuscrita le permitió distinguir lo sitfi-
ciente para convencerse de que había muchas
líneas, algunas con correcciones y tres palabras
semejantes que parecían otras tantas tentativas
de Shakespeare para escribir su nombre en el
margen, hasta quedar satisfecho. Tal fué el fun-
damento de las extraordinaria.s ofertas del señor
Wile. Estaba seguro del terreno que pisaba.
Después del remate, en posesión de la obra y
acompañado por algunos amigos expertos, se-
paró íuidadosanjente las hojas que formaban la
tapa. Eran tres, cubiertas de escritura en am-
bos latfos y todas de "Hamlet". Por lo pronto se
sabe que ese original contiene notables varian-
tes del texto conocido. Por otra parte, no queda
la menor duda de que la libreta en cuestión per-
teneció a la esposa de Shakespeare. Se asegura
— terminaban diciendo los diarios — que el im-
portante manuscrito irá a los Estados Unidos."
No tenían motivo para hacer esta última afir-
mación, a no ser la autoridad del sentido co-
mún, que también tiene su impoftancia. Lo cier-
to es que su predicción resultó cumplida. El se-
ñor Curíain realizó los esfuerzos más patéticos
a fin de conseguir que^l manuscrito más valioso
del mundo qiivdara en cl Museo Británico, Ma-
ckenzie rcsi.stió cun la mayor firmeza, para hon-
do pesar del señor Curtain, pesar que resultó in-
tensificado por el hecho de que el señor Camp-
bell, que nunca había encontrado nada más di-
vertido, alentaba abiertamente a Wile para que
resistiera hasta obtener un precio enorme.
— Lo lamento mucho — decía Wile. — De-
searía sinceramente que el nianuscrito fuera
conservado en cl Musco Británico. Nunca olvi-
daré cl servicio que me hi-/o usted untes del re-
ñíate, pero no puedo sacrificar tanto como lo
que usted me pide que sacrifique.
Pites la oferta definitiva del gohie'-no britá-
nico (oferta que insumía todos los fondos para
compras de que disponía cl Museo durante
varios años) no ¡ücanzalni más f|uc a cien
mil lil)r;i.<, y fiiiimld Maikeii/,ie reciliió
fsta propttsisíóii qin- (Msi cnloqiicci'') a
los funcionarios de la 'Y'-Min-rvi. ya
tenia en stis m a n o s mliit te U-.-
/ . C . S Q 11 I n K
gramas de los Estados Unidos, cada uno de los
cuales le ofrecía medio irrillón.
La negociación fué realizada con la mayor pu-
blicidad. Así lo deseaba el señor Campbell y
ningún inconveniente tenia para ello Macken-
zie, que ya no conservaba nada de su antiguo
carácter irresoluto. Seis de los rivales abando-
naron la puja cuando se había llegado a un
millón quinientas mil libras. Quedaban dos. Uno
era el señor Thaddeus Hárrison, el gran finan-
cista neoyorquino, que desde hacía años reunía
una valiosa biblioteca con el propósito de do-
narla a la Universidad de Troy, donde se había
educado; el otro, menos famoso, pero, según ru-
mores, prodigiosaiTientc rico, era el .señor Paul
Jones, de Elorida, cuya meteórica ascensión
a la riqueza como príncipe mercante de Nassau,
en las Bahamas, no había recibido aún toda la
atención que merecía. Durante cinco días esos
dos millonarios norteamericanos y nuestros dos
amigos ingleses vivieron virtualmentc en las ofi-
cinas del telégrafo. Los diarios de la noche pu-
blicaban ediciones especiales cada vez que se
recibía una nueva oferta. Al principio crecían
éstas cautelosamente a razón de. centenares de
miles de libras. "Hárrison ofrece dos millones",
decía en grandes títulos una edición. "Dos millo-
nes cien mil de Jones", anunciaba la siguiente
edición. Luego se agigantó la proporción de los
aumentos. A los cinco millones hubo jlguna he-
sitación; pero a los seis millones ambos rivales
parecían haber cobrado nuevo aliento. Por fin
se alcanzó cl limite cuando ambos telcgrafiarot*
simultáneamente una oferta de doce millones de
libras esterlinas. "Imposible njás", fué el últi-
mo mensaje del señor Jones a mía coriés suges-
tión de aumentar la oferta. Y el señor Hárrison
fué igualnjente explícito contestando: "Ni un
centavo má.s".
— i Qué haré ahora? — inquirió Wile a su
mentor.
— Me parece que esa suma le ba,#ará pajra
vivir cómodamente — le dijo el señor C-atnpbcll;
— lo que usted debe hacer ahora es cerrar trato
con el que pague más pronto.
Otro frenético cambio de telegramas al fin
del cual fué proclamado vencedor el señor Há"
rrison con seis millones al contado y los otros
seis pagaderos al cabo de uu mes.
Mackenzic Wile, por consejo de su amigo,
contrató por su cuenta un trasatlántico exclusi-
vamente para transportar el inanuscrito a los
listados Unidos. E hizo bien en costearlo, pues
el señor Hárrison no se hallaba cii condiciones
de ]i;i,«;ir siiiuicra hu )),')s;ijc de iirinura dase.
Tuvo i]iie wmlcr prcciintadmni'iitc t'.nl:i< sus ac-
ciones de establecimientos metalúrgic«is, de em-
presas navieras, de ferrocarriles, de fábricas de
conservas.
ICl resultado en Wall Street fue el pánico
más grande de los tiempos modernos. Se pro-
dujeron quiebra tras quiebra; se suniiendió l.i
emisión de tuda cl;iv<- de títulos, y dcMie Ore-
gón a .Maine, tuilris los iiiúdesteis espeenladonr-i
sufriereni pérdidas por decenas de inillarcs.
— Me parece — aconsejó el señor CampbcU
a Maekcnyie — que le cnnviene aprovechar e^};^
oporHiiiúLid para invertir todo lo que posee
en la a'.ltjutsicióii de títulos en Nueva
York.
Así lo hizo y con excclíutes rcMílta-
<!(i^% Tallin, (|lie no CM (Hfíci) «|iic ai;':!iti
día le oi'rezean ci (remo de (jrería.
 r \ R / V / Y CARETA/

Lo j 1
Esta tribu hizo en 1S99 un for-
mldálÜe akaraiento contra !a do-
mifiítción. Tratáliase en la Penín-
sula {le la jura de Felipe III, y cl
gobernador de Macas (región don-
de habitaban los jibaros), guiado
por su excesiva coJicia, creyó muy
tiporíimalá ocasión para impro-
visar»e una fortuna exigiendo de
sm administrados un tributo con
achaque de sufragar las fiestas
reales. Como la exacción era a to-
das luces arbitraria, negáronse re-
sueltamente ¡03 españoC;» a satis-
facerla y vióse precisado a tran-
sigir con ellos, contentándose con
lo (jue buenamente quisieraB pagar
en concepto de donativo volunta-
rio. No se hizo otro tanto con los
indios, y éstos, acaudillados por
Qniruba, feroz cacique de mía tri-
bu jibara, alzáronse en armas y
tomaron una noche por sorpresíi
la ciudad de I-ogroño, pasando a
cuchillo a todos sus habitantes,
menos a las mujeres y niños, que
se llevaron cautivos. Habiéndose
apoderado del oro recogido por el
gobernador, lo fundieron y, asi de-
rretido, .se lo hicieron tragar ha.s-
t i que !e vieron morir en tan ho-
rrible suplicio. Luego saquearon
completanjwjte la ciudad y entre-
gáronla a las llamas.
En cambio, los indios macas,
confabulados en ese lev.intamien-
to, se mostraron pusiiánimes, fal-
tando a sus coraproraisos, y uo
pocos de ellos fueron a refugiarse
ta Sevilla del Oro en lugar de
j a r o s d e
atacarla, pretextando e! temor de
tuia invasión de los jíbaros. Alar-
máronse los españoles y aperci-
biéronse a tofla prisa para la de-
fensa. La resistencia fué heroica ;
pero a causa de la escasez de mu-
niciones no pudo ser duradera ni
eficaz, l'erecieron las tres cuar-
tas partes de sus moradores, con-
tándose entre las víctimas a casi
todos los hombres capaces de era-
— ¿Tí e n o j a s t e con tu
novio?
— Sí. Estaba inaguantable.
Figííratc: quería cacarse con-
migo.
(De Buen Ramot, Madrid).
M cL iJ SL Q
pañar las arma«,.^la «iudad que-
dó casi redncid;i a cenizas cuando
se retiraron los indios al cerrar
!a noche. Tras esta población ca-
yeron fitra,s varias en poder de
los sublevados. En vano rl virrey
del Perú, la Audiencia de Quito
y al¡fun,is empres,is particulares
org.tnizaron e x p e d i c i o n e s para
castigar la insolencia, y crueldad
de los jilsaroa. Estos, que eran muy
laditK» y muy conocedores de! te-
rreno y tenían muy buenos espia.s,
tendieron hábiles «tiboscadas a las
tropas enviadas a perseguirles, sin
presentar batalla nunca, y fueron
destrozando sucesivamente todas
¡as columiu» que se atrevieron a
pisar la comarca.
Asi continuaron las cosas hasta
que en la powrera década del si-
glo X V n , es decir, como cosa de
cien años de la primera insurrec-
ción, reconocida la imposibilidad
de subyugar el país por la fuerza
de las armas, la Audiencia enco-
mendó la tarea de conquistarlo pa-
tííícamcnte a ¡o» misionero.s jesuí-
ta». Formóse utia expedición diri-
gida por el padre Francisco Viva,
con otro» religiosos, el gobernador
de Maciras, Vaca y Vega y mil
seiscientos hombres. Llegaron muy
adentro en el dominio de los jibn
ros 9Íu dar con ellos, que, avisados
ri tiempo, huían desparramáiidtise
por las selva», abandonando las
rancherías reducidas a cenizas, y
haciéndose invisibles por más qus;
se !e.s buscara.

V j[ ^ / /.'f^•-•''••''

iQue
Calamidad son
los Callos!
*GETS-fT" hace poaible «1
(IOT4SDEK€CI€ Bto d e zkpatoa ccAidcis jf
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CARL ZEISS
Bdo. de Irígoyen, 3 3 0 Buenos Aire».
 Ejércitos
Algalio ha dicho que los ejér-
citos del imperio romano en el bi-
K!O V no eran tan fuertes ni tan
«lisciplinados como !o habían sido
HUtcrionnente. Aunque así fuese,
pudieron todavía dar buena cuen-
ta de si íBÍsraos al combatir en
condiciones iguales contra los pue-
blos bárbaros más belicosos. Cuan-
do se pusieron en prueba decisiva,
íu caída fué asunto de patriotis-
mo y de flamero raás que de efi-
cacia profesional.
Los ejércitos eran entonces re-
fluíados ampliamente entre los
bárbaros; éstos constituían más
de !a mitad de su fuerza más
Bgtierrtda y eran tenidos como la
flor de los soldados romanos. Mu-
chos de estos mercenarios trata-
ban con menosprecio patente a
tus reclutadores y simpatizaban
con los enemigos a quienes, por
el precio que recibían, estaban
encargados de combatir. Además
cada ejército, cualquiera que fue-
tea los elementos que lo integra-
iea, tendía a ser una casta here-
ditaria con uu fuerte espíritu cor-
porativo, que- no respetaba otra
•ritoridad sino la de su general.
Los .soldados no tenían interés
«íudadano, pero mantenían cons-
tantes reclamaciones contra el
Imperio. Cada crisis política les
tugeria la idea de un motín diri-
gido por el general, algunas veces
para obtener pagos de atraso y,
también, donativos; otras, para
OPOPEPTOL
"ERBA*
Cario E r b a S. A
MILÁN
decadentes
poner en el trono su candidato.
Esos males eran ya viejos; pro-
venían de los últimos tiempos de
la república en que Mario, para
asegurar la eficacia del servicio
militar, había hecho de él tma
— Nifto, ¿qué hace* ahí?
— Nada, buscando nii barri-
lete, que íl aire me ha en-
ganchado aquf.
— i Pero si hace tres sema-
nas que ocurrió etot
— Sí; pero es que todavía
no estaban maduras.
(De Buen Humar, Madrid).
MALAS DIGESTIONES
Ro ma
profesión. Pero esto fué agravado
íjajo los sucesores de Dioclcciano
a medida que en el ejercito creció
el elemento bárbaro y disminuyó
e! romano. Sus efectos peores apa-
recieron en los años 406-407. Las
irrupciones germánicas en Italia
y en la Galia fueron entonces se-
guidas de la proclamación de usur-
padores militares en Bretaña y
en el Rin; e! imperio romano de
occidente fué dividido por la gue-
rra civil en el momento preciso en
que le era supremamente impor-
tante la unión. De aquí el espec-
táculo extraño de los visigodo.s,
todavía cargados con los despojos
de Rotía, introduciendo a los ga-
los, a re<iuerimicnto del imperio,
para- luchar contra los ejércitos
inii>erialeir.
lí! problema del número había
sido más pronto reconocido, pero
no más adecuadamente resuelto.
Dicen que Diocleciano había cua-
druplicado los ejércitos y en el
siglo IV eran muclio más numero-
«MM que !o babtati sido bajo César
y Octavio; Constantino había re-
visad<» el plan de una defensa de
frontera tan segura como fuese
posible con la mayor economía de
hombreís. Ya desde Honorio ho-
mo» hallado cómo una cuestión
vital solamente pudo ser defen-
dida retirando tropas de otras de-
fensas igualmente vitales.
H. W. D A V I S
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tomadas después
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Homenaje al defensor de Indias
• Por
Santiago F u s ter
F
RAII.E8 hispanas, continuado-
res (le la gloria cíe Gu/.mán,
dominicos de Atoclia en Ma-
drid, lian promovido un lio-
menaje grandioso a fray Barto-
lomé de las Casas, e! amparador
de los indios. Como todas las obras
emprendidas por gentes de esa te-
situra cultural, esta recordación
lia sÍKnificado un alto y afirmati-
vo concepto de justicia (lue tien-
de a encender en el alma de las
generaciones distraídas, el fuetío
de la veneración por (¡uienes, aje-
nos a todo lucro, a todo egoísmo,
a toda ansia de vanagloria, ahon-
daron el surco de la civilización
con el ejemplo del sacrificio per-
sonal. I'"ray Bartolomé, apóstol de
piedad, vióse combatido violenta-
mente porque su fe alentaba la
protesta contra los abu.sos de! con-
ijuistador que, por abarcar y es-
trechar i)rebenda» y esclavos,
apartó.se del principio divino de
caridad. Pudo lograr aquel fraile,
por su talento y su virtud, muy
significativos destinos, al haber
optado por lo que colma y lml.i«a
la humana codicia y vanidad, en
ve? de dar-se totalmente a !a re-
dención del aborigen. Los cimiiios
estaban allanados a su pasj. Mai
é!, hombre de fe .ardiente, fraile
temperamental, sintió en el cora-
zón el dulce atractivo de una con-
tienda que, por ardua, ibale a cos-
tar sinsabores y amarguras, pero
nunca dobleces. AI mi.smo rey cla-
mó con un vigor cxlrafio en aque- Fray Bartolomé
llos tiempos. Hablaron sus labio»
las palabras del Evangelio, convencido de qtie Kspafla,
profundamente eristi.ina, no podía.derrumbar con las
iiiricniíisiiiu'ias de los hombres los principios de su
cikilización, ()ue cruzaba los mundos en el símbolo de
mw c^nda ;> la •/••- ' ' j cruz. Hombre leal en la
mis grande .-tcepn. n.,\, Bartolomé de las Ca-
sas miro Siempre i : ..nojo los desvíos que una
aparente intiwprciaciim tlcl derecho llamado áe con-
((uista íomentabii en detrimento del nativo. Sus lágri-
mas corrieron al par de las del sumiso. Sus carnea
conocieron el estremecimiento de los dolores del es-
clavó. Pues sus ojos apostólicos jamás dedujeron es-
pecies, puesto que un hálito piadoso mantenía en él,
perennemente, el amor h,acia el desvalido. Sus hijo»,
llanjaba a Jos indios. Sus amados hijos, cuyas causas,
ca.ii en todo trance malogradas de antemano, asumía
él sin embargo, lleno de energía, seguro en su altiva
sinceridad, resoelío a las responsabilidades in;¡s teme-
rarias, y él niisn'o, narra en su "Historia ticiieral dn
fiulias", no .sólo afrontó a la malediceticia que resi.'stía
-SUS obra sino que llevó hasta los pies de! trono el
fragor de aquella Iticha humanitaria. No hay duda,
entonces, de que aquel celo íue»e in.spirador de los
principios que tnovieron en 1542 a la magna junta
de fÜéíofo» y jurista» a
dar las Nuevas Leyes de . ^ /-'O''""»-'
Imiia*; arreglo iustenta- y ^ y~/ Q:C' ,j^~. /5-)
do n vivrí-! dj-.-piit.i-i eontra ».«í*<i-'<C«t^j.^ ••«:*«»*-t£.-¿!j>i.í'!-í<r*^
.^.', (o- y^
i.í it.'jtsi.Hí Humana.
*
Castresoy
y .si bien es verdad que De las
Casas tuvo que aceptar el obispado
I que la merced real creyó necesario
atribuirle por sus infinitos mere-
cimientos, ello no bastó para con-
trarrestar la vorágine desatada
por sus enemigo,»,
3in mérito a un estricto senti-
do de justicia convengamos en
reconocer en este apóstol una re-
cia figura de artista, que si bien
sólo expresó una manera de serlo
escribiendo libros, preservóse, em-
pero, para su sabor espiritasd,
quizás los mejores aspectos de su
sentimiento e s t é t i c o . No c«toe
comprenderlo de otro modo a
<juien vive la juventud dado a los
.-iz.ires de los viajes, de las expe-
diciones, de! sometietniento de tie-
rr.is descubiertas. Y estando al
lauto de la codicia que alentaba
a sus compañeros, se siente atrai-
llo por la belleza de los paiseí
que pisan sus plantas. Oye muy
dentro de su sensibilidad una voz
irresistible que le encamina -por
sendas de humanismo hasta con-
vertirlo en amigo de las tribus.
Atiende la orden de sus fuerzas
morales !):wiándo!c a las filas ds
Cristo, y, dejando cómodo p.isar.
troca la espada por ei hábito, y
alcanza en amor y en misericordia
el más alto pedestal en la historia
de la conquista. Todo ello, bajo
la .serenidad perfecta del varón
que con(Ke la ley de la justicia
liivina y tiene a la vez sus senti-
de las Casas. dos abierios para la admiración de
h natur.iU'za, y solaza ei espíritu
en la poesía Je oponerse .-t los abusos de la fuería
con la r.azóti y la verdad. Kl vasto escenario de
las Indias cubre la intensa perspectiva de tanȖa
sensibilidad que .tbarc.í, lumiüíisa y grande, los a6os
vigorosos de su vida ha.sta !<is últimos momentos de
su ilustre ancianidad. Fué as-i, en medio ^c «n mar
de ambiciones y de ^irlimaí"'-'' ••' ••rimer hombre
que aljogó por el respeto a ' i de los pue-
blos descubiertos: es rlrci , :A: • - .( nuestro \x\o-
do de mirar li:>i-i,< i.i, según sus previsio-
ncs, el obi»i)o L:i cl precursor, en cierta
manera, de \:\ lünao. Í|KH un a que, por la lósira
del tiempo y I"-'' imios de la experiencia debían
llegar es(.-»s licrr.-i-í. fatorce veces dice nn su bió-
grafo (jue atravesó el ix-i'-ano, t^ara ir a Espaia a
reclamar por los indios; y, pava po<ier pesar lo qaí
üignific.-ibaii lak-i travesías entonces, con-usene cotí»-
parar los rt-curhos que h.ín venido creando los si-
glos. De r-j-A iiKuit-r.-j .se. comprenderá el poder d*
aquella voluntad, la discipliníi de aquel espirita al-
truista que iibaiHloiió su Urrcjia t-nvoliiira en 1 'td¡
lirccisamente en el mismo convento doudf
recwdado su gloríoíía misión entre k>, \\
Mé» qdc hombre de religión, fué tm .o
^.^ de líi ley II. aw
'--rá_—- inií'- '.- ^ ' . ,
-Í'^M^JH/^
•^•
ítcuit.
 Tribus inteligentes y
Cuando Colón descubrid Costa
Rica ےi 1502 (su postrer viaje)
vieron, quienes en tal virtud pu-
dieron llegar hasta las regiones
septentrionales del país, que allí
vivía una raza relativamente ade-
lantada, que cultivaba el suelo
con inteligencia haciéndole pro-
ducir en abundancia cacao, maíz
y otros frutos alimenticios; amén
del algodón, del cual hacían bue-
nos tejidos.
Resulta además de los descu-
brimientos hechos por los arqueó-
hacendó sas
ponían los colonos venidos de
allende el mar. Sus numerosos
tral>ajo3 fueron atentamente ob-
servados, y en gran cantidad reco-
gidos y enviados unos y llevados
otros al Viejo Mundo para saciar
la codicia de mercaderes que los
vendían a muy altos precios, y una
que otra vez para darles asiento
en las estanterías de algún archi-
vo o museo como testimonio del
arte asaz extraño que para aque-
llos tiempos representaban las jo-
yas, vasijas y objetos fabricado^
por los antiguos pobladores de
Costa Rica.
En contraste, las comarcas me-
ridionales de aquel país estaban
liabitada» por t»ibus incultas y
bravias que debieron pertenecer
a la bárbara familia de los cari-
bes, 0 c paso digamos que el pri-
mer g<*ernador de aquel tcrrito

logos, que aquellos indígenas eran
ttmy diestros en el arte de la alfa-
rería, pues fabricaban vasijas de
Iiarro, bastante notables por la í¡-
mtra y solidez de su esmalte.
Sin embargo de este estado de
progreso, bueno será recordar que
el nombre de Costa Rica, lejos de
ajustarse a hechos relativos a la
verdadera riqueza del suelo, tiene
todas las trazas de una ironía;
pues mucho se creyó en hallar nii-
i)as de oro, que luego fueron de
cobre, y cuando la metrópoli tra-
té en el siglo XVII de imponer la
alcabala, Se comprrfjó que no ba-
hía en «¡ territorio ninguna mina,
ni ingenio de azticar, y que sus
habitantes vivían del cultivo de
j-ereales.
Pero aparte de este detalle, la
obra de los conquistadores pudo
tealizarse allí con bastantes mayo-
rey posibilidades que en otras par-
íes, puesto que tos naturales enten-
dieron bien pronto lo que se pro-
^,©«
.cristianos sabían del gran diluvio
— I Qué! ¿Pudo usted ven-
der, por fin, aquellof mil pa-
res de zapatoi a 10 pesetas?
— Ho. Lo» puse como »»ido
a 22.SIS y me los quitaron de
l o manos.
{De Buen «amor, Madrid).
rio fué don Diego de Nicuesa, va-
liente y malogrado capitán, desig-
nado para el cargo en 1508.
Los e.«paño!es anduvieron ba.s-
tante tiempo luchando para dome
fiar a los indios del sur, traband.i
luchas verdaderamente sangrien
tas. AHÍ fundaron en 1S24 la pri-
mera colonia española, denomi-
nándola Bruselas. Dieron con un
caci<|ue o especie de monarca que
"parecía agudo y sabio en sus ri-
tos y antigüedades", con quien tu-
vieron grandes pláticas y disputa»
el gobernador y los religiosos que
le acompañaban. Preguntóles si los
que anegó el mundo; si la tierra
se había de trastornar o caer el
cielo; cuándo y cómo perderiaiv su
claridad y curso los astros; cuál
su tamaño y quién los movía y
sostenía. Preguntó la causa de !.i
obscuridad nocturna y del frío; y
maravillóse de que el vicario de
Dios fuese mortal y que Cristo se
hubiese hecho hombre.

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E MPLEANDO duranie »6lo 3 dlaii el mttoáo
Kolynos de ceplllarsi! los diertie» con el ce-
pillo «eco, aclararán i mitice». Al cobo de
JO día» not»ri n i diferencia que l»mí8 volverá n
freer que el rener dientes blancos y brillante» sea
privilegio exclusivo de unos oíamos «fortunados.
La Crema Dental Kolynos tiene doble concen-
tración y puede usarse con el cepillo seco porque
torroa uran cantidad de e«puma. Limpia lo» dientes
cabalmente, dando al r>malte un brillo perlino admi-
rable «in dañarlo en lo más miniíno.
Oulere decir, que Kolynos puede u.si(rse en
su forma concentrada con el cepillo seco, lo que
lonserta las cerda» sulicientemenle lueries para ce-
pillar debidamente la superficie de ios dientes, pe-
netrar en los espacios entre ellos y limpiar hasta
los lugares mis inaccesibles de la dentadura, dando
iti«sa)e a las encías y proporcionando «1 máximo
•le protección. Kolynos es el único dentífrico que
logra tildo ésto por ser «I Único que produce grao
«.mudad de espuma.
Quita el color amarillo
Al entrar en la boca. Kolynos produce una
espuma tinlisíptica que penetra en t<><!>.. h^ inters-
ticios de los dientes. Limpia y ,t, • 'lucilos
lugares en donde se alojan los res inuentos
que causan la caries, combate el sarro, destruye lo»
micri>hl<rs y < urrÍKc el estado icido de la boca, de»
jándol.i limpia y frt-sca.
Al purificar y limpiar la boca, esta tttaMvillosi
espuma disuelve y elimina, medíame un lavado cabal,
la capa mucosa que cubn- la Ucnladura. la cual d*
origen a las manchas, el descoloramiento y el coloi
amarillo que tanto alea.
¡La un» maravilla ver como restaura.a lo» dien-
tes en tan puco tiempo su blancura aatuml d« pef<
las y como la conserva!
En 3 días verá el resultailo - Pruébela gráti$
No es natural tener lo» dientes empañados »
amarillentos .^1 ÍKIMI que las encías cspunlosas y
adoloridas, fllu.s iiulican un csiado ÍUMIIIH) fVu II d*
corregir t o n Kolynos. I íinpíi'Sc la deromiura y las
encías C(,ft K*ílym,s il,>v veces al día usíindo un i^<*n*
«íniclro en el n iiilln MHO. Al cabo de i «iiiis tendré lo»
dientes más btlnuos por lo nu-nos .í )nati,'es oíáscla-
fOS"^y Se sentini li« iiocn ruiis linquíi y Ircsia que nunca.
¡Ahora pruehcii el Koly MOSH iiuesttocusto, iisteife»
SOO.OOO sehoriliis! I>i» ni Ivaniios il i ii|»vii .il |>H' por
corteo, ton su nointítc s dirctcióii, y ic »n\ hocnios,
flratííi. un tubo amplio tic niuesint de ,"stc nuirav íllt«v^
dentilrlco que se está conquistando nuevas amistades t
inUlarcs loilos los días, Kemlla el ciqión hoy misino.

li€LYN€S
La crema dental de espuma vol.ltil
y purificadora •i • -JM
IK)
n¡^¡;wT^cupftn «d;
Precio del tulso: t l.4« h u i n » ¥ eiivW" »>
fcn la i «piial | I ) . o . KOI,VISOS.
AvellWi de M»>i' *i' .
1 » 7 . H». A i r »
i i„m<;,ll»lJi>itine it-
MAVOK I •.\> S(,\ N f l S de m r . KOI 'i NOS vibiía iniirstni »<'• <-„.aa.t
 CARA/ Y CARECA/

NARRtECCS OLOCAIX) por la na-

turaleza entre Euro-
pa y África, entre la
montaña y el mar,
Marruecos ofrece una infinita
diversidad de paisajes y de
suelos. En el extremo sud, sus
aspectos se tornan saharien-
ses. Es que, allende el Gran
Atlas y de las mesetas desnu-
das de la Hammada, el Tafi-
lalelt es la antecámara del de-
sierto. Allá, no ya ciudades
ni civilización, poco o ningún
cultivo, ni tampoco indus-
LAS PALMERAS DEL SUD MARROQUÍ.
trias. Mas en las olas move-
dizas de la arena fertilizada por las aguas intermitentes del oued Ziz y del
Daoura. se divisa un océano de palmas donde se esconden las pobres tiendas
de los beduinos criadores de cabras. En una ocasión, era en el siglo XVII, los
habitantes de esos oasis se fueron a emprender el sitio de Marrakcch. Se nutrían
con dátiles: los cuescos que arrojaban hicieron surgir el palmeral de quince mil
hectáreas que ciñe esa ciudad con verde.

ícJif
as pnmeras ediiicaciones ligu
religiosas americanas
Bajo los nombres de CapiUita
de OuaA-Utit>e, Tejnpíete, Calvario
y algunos más se conoce actual-
mente por e! vecindario de Cuer-
nava la edificación religiosa que
»c levanta hacia la parte alta y
»r;itentr!o«al de la ciudad, en una
plazoleta de no muy grandes di-
niMisiones, que sirve de punto de
crsice y de unión a dos calles, a
la carretera de Méjico y el cami-
no de herradura que conduce de
Cuernavaca ,T Cíiaima.
l'or Chapitel de! Calvario ^ M
lia conocido ia pequefla capilla
tlesculiierta a que nos referimos
y !]ue sirvió, propiamente, de hu-
Ktütttdero edificado por los fran-
ciscanos cuando éstos aun no con-
cluían siui principales residencias
y templo. Las dimensiones de esíc
oJt'.ratorio, actualmente edificadn
a la Virgen Ae f'.uadalupe. ¡son;
de anchura, ;«! nivel del suelo,
í-'!te metro<!; de altura, desde e¡
I '^.t ¡i.-iaía la cntz, raínree; los
ffl seis metros de alto
ancho.
' ' - -
•. • i>or el hacUt-
, , . ...
La obra debe haber tenido al-
gunas modificaciones a partir de
su erección, pues las rejillas que
cierran los cuatro arcos no fue-
ron colocadas sino con posterio-
ridad a! año de 1880, siendo cura
párroco el presliítcro don Vicen-
te Salinas y Rivera.
•• •1 de cita
• . a! añil Otitiií. — Esiceiencta; i Siw-
¡'.-ida 9¡ dera de purlamentoi
Genertl. — ¿Qué quieren te»
,, j ^\fi, liofn- enemigos?
Oficial. — Pfíipo»^ «Btr*-
•!«•!
Rarnes do» físerilel tamt*
el un tatfo úi leíh» tonííosaí».
(08 KvHift» i» K-tvist»'
• , d.-
Ko siempre ha sido la Virgen
de Guadalupe la patrona de esta
capilla, pues, destinada la ciHíi-
cación, primordialmente, para "hu-
milladero", se comprende <)ue el
altar debió estar ocupado por un
cmcifijo ante el cual hacían "es-
tación" lo» conjuntos procciiona-
ie» qoe de Cuernavaca iten al
famoso santuario de Tlaltenango,
IxASació» situada a una legua al
norte de Cuernavaca y cuyo san-
tuario era famoso cu aqucll,i«
época», sin contar con que el po-
blado ya había adquirido notorie-
dad por haber sido en él donde
don Hernando Cortés había fun-
dado el primer trapiche de la
región.
Se ha dicho, por lía de con-
seja, que en la ermita del Cal-
vario, de !a que venimos ocu-
pándoRo», descansan los rcitoi de
tin hijo de Corté*. La versión
no parece tetjer fnmkmento, pue»
si es verdad que to época de la
cAnquistá y mucho tiempo des-
pM^, ^ne colinda cou nuestra
época, era costumbre enterrar a
la» petvmsm de calidad en sagra»
do, b»f que tener en cuenta que
no «ra lugar "«agrado" eí Hiuni-
Itodero del Calvario, sino una
.«imple estación de pcrcgritiaje, y
la misma lápida que »e ronwrva

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Martes y Viernes: "PRINCIPE AZUL" Cancionista.
Miércoles a las ^ 12.45 ESTEBAN HENSHAW. Can-
Clones en inglés.
Sábados a las 12.45 h.: ADA FALCON. Intérprete é»
la música popular.
Domingos de 12 a 13 h.: "CENIZAS DEL FOGÓN". Con-
junto criollo. E.^cenas camperas.
Lunes y Viernes de 21 a 21.30 h.: "LAS AMERICANI-
TAS". Melodías Norteamericanas.
Martes de 21 a 21.30 ho-
ras: ADA F A L C O N .
"El Alma del lanRo".
Canciones criollas.
Miércoles a las 21.30 ho.
r*»: "COMPAi^IA AR-
GENTINA DE RADIO
COMEDIAS", Una obra
teatral c o m p l e t a por
audición.
Jueves y Domingos de 20
a 21.30 h.! -OROUES-
TA SINFÓNICA DE F.
L O M U T O " . La mi»
aplaudida de las orques-
tas típicas.

:r o s i e j r Crexlejr " E l
Buddy " . CompaAero".
P a r a c o r r i e n t e ' ^ 4% f Para corriente w g^f%
alternada, a $ ^¿^^^ allernada, a $ 4 U l l > *
Sin lámparas. Sin lámparas.

Crosley R.F.
1. Radíofonó-
grafo para
corriente al-
ternada, a. . . . $ 8 3 S . .
Sin lámparas.
Crosley R.F 2. Radíofoná^rab
para c o r r i e n t e continua, a
pesos. . í>3!5. Sin lámparas.

ÚNICOS IMPORTADORES

n.YC.CHIIIBIlOSTC&C'¿
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ttitrftiil*» .n HmtiiiT CI.Mdlo SlatM-m C|JtPI|Cl|^ A | | } f $ "Di.frfliulJct »„ r . r , , „ . , A r l « > Hnsak
A M I I S H W MDNü VlDli) PALMA JS6 ABDNCION
 C A R A / Y CARCTAy

Composición de los la^os

La aumentación de los lagos
depende del agua que reciben de
sos afluentes, tanto superficiales
como profundos, así como de la
que directamente cae en su super-
ficie en forma de lluvia o nieve,
y el gasto, del caudal del emisario,
si existe, del agua perdida por
e\-aporación y de la perdida por
infiltración. Son, pues, factores
favorables a la alimentación del
lago la pluviosidad del pais en que
radica. la extensión de la cuenca
hidrográfica y su constitución
geológica, que influye en la pér-
dida de aguas que pueden pasar
a otras cuencas, o. por el contra-
rio, venir a ella de otras vecinas.
Son factores que influyen en la
pérdida de agua e¡ clima, que
cuanto menos lluvioso y cálido
favorece la evaporación, y la
constitución geológica de la cu-
beta lacustre más o menos fa-
vorable a la infiltración.
Se comprende que cuando la
alimentación supere a la pérdida
de agua el fago desbordará por un
emisario, mientra» que cuando la
pérdida es mayor que la alimen-
tación, et lago quedará cerrado,
al menos en las épocas en que
esto se verifique. Si el lago es
cerrado en tijíia época, el clima
tenderá a la anulación de! lago,
quedando en seco la depresión ¡a-
Gusfre.
Todo lago es propio de las for-
mas Juveniks del terreno por lo
que falta en aquellos muy evolu-
cionados, pues es un aparato des-
tinado forzosamente / a la extin-
ción por la acción del clima en el
caso de lagos cerrados; y en los
abiertos, por la doble acción de
los afluentes que al remansar sus
aguas levantan progresivamente
el fondo del !a?ro con la acumu-
lación de sus sedimentos de ma-
teriales que ellos han acarreado y
por el descenso de! nivel en que
continuamente trabaja el emisa-
rio en virtud de su trabajo ero-
sivo, con el 4ue tiende a rebajar
su lecho.
El lugar de la existencia de un
antiguo lago cerrado queda dela-
Eí nuevo rico (enseñando la
casa). — Este es e! cuarto de
baño. Está tan de moda eso de
bañarse, que ya no hay más
remedio.
(De Passiag Show, Londres).
tado por la existencia de una cu-
beta incompletamente rellena de
materiales, que coifiiihten, en ge-
neral, en capas ordenadas en sen-
tido de su solubilidad, las cuales
muestran las alternativas de tur-
bias y estiajes (alternancia de
capas de arcillas con bancos de
yeso y sal), mientras que el em-
plazamiento de un lago abierto no
se delata por una depresión, sino
por la acumulación de materiale.'i
detríticos no salíferos.
I^s variaciones de nivel de los
lagos son, pues, de dos clases: las
periódicas, debidas al influjo de
las estaciones, y las seculares, que
son siempre en el sentido de des-
censo. A ellas hay que agregar
las causas por el movimiento de
la masa líquida de naturaleza on-
dulatoria, originadas por el viento
que riza la superficie dando lugar
a un oleaje del mismo genero (juc
el marino, además de las oscila-
ciones generales de la masa lacus-
tre que algunos autores h.tn atri-
buido a los cambios 3c presión at-
mosférica y que pueden ser tam-
bién cau.%daí por conmociones de
orden sísmico. Estas oscilaciones
sacuden el agua de los Jagos como
la de un vaso que se conmueve.
Gran importancia en !a circulación
del agua en los lagos y en la distri-
fnición de los sedimentos tiene la
acción del viento, que es también,
como hemos dicho, la causa del
oleaje. — CELSO AREVALO.

"I^ara poderse afeitar a diario

AGUA
de
COLONIA
,_,,JHp^|H^H
HUBiS
Pér^^^^^^
^ sin irritar la tez no ha^ nada
que iguale siquiera a la Crema
de Aíeitar Mennen. Hace espuma
'WWY ^H . . . Y cuando vaya de
abundante ÍJ espesa que reblan^
Mmñd '
/A //V:X^\\\
^H
.1 ^M
vlaie nunca se olvide
de llevar consíeo urt
dece la barba Usándola puede
é^^ • • ^ • k r v ij^B Irisen de i:otonia
^^^g ÜH RU31S. que siempre uno descañonarse lodos los dias
^^f'l' ff*^' resulta un compañero
T útil y agradable por sin que la cara arda q se irrite.
1 su perfume sutil, fres-
J co, vivificante Para terminar póngase Talco para
H l La colonia RUBIS es
íni
Í^Á I] 1 / / ^ H ''^^^' t^'^^ ^' hiño V el Hombres Mennen que no se nota
\¡/ // I ' / J - J I ^ B tocador. — SU precio
\1_ pero quita el brillo de la cara.
Ensáyela Vd.! Que-
dará encantada. —
$e recínnkiiíla tam-
hm Ij ¡kiHamína j
d POLVO Rl/BíS,
iU't ínisínaenc&ntüjár
ferfiirne.
De vettta en farraa-
raWH ofl«, tÍCT<ki y pi-T.
fumcñ&s.

. 'f P
illri*" "'"""•^iiéW
 -~s^

PELIGRO O SEGURIDAD 48 horas atra-

vesando un
Depende de usted la elección limón sin oxi-
darse.
L o s cuchillos " R A S E T T I I N O X " gracias a s u s
H O J A S D E A C E R O I N O X I D A B L E y a SU5
cabos i r r o m p i b l e s e i n d e s e n c a b a b l e s , r e s i s t e n a
la doble p r u e b a q u e i l u s t r a m o s .
U s e en s u m e s a cuchillos " R A S E T T I I N O X " ,
y s e g u i r á los p r e c e p t o s de la m á s e s t r i c t a
higiene.
Fabricado* en nue«tro propio establecimiento
de Francia.

PELIGRO Un cuchillo que NO ES RASETTI-INOX se oxida la hoja, se

________ afloja el cabo por tener la virola postiza, almacenando microbios y
humedad. Despide mal olor la pasta del encabado. Es en conjunto un foco infec-
cioso y un constante peligro que se tiene en la mano.

Un cuchillo RASETTI-INOX fabricado en Francia no se oxida

SEGURIDAD jamás. Es refractario a todos los ácidos alimenticios. Puede
usarse para pescado y frutas acidas. No se afloja ni se desencaba, no tiene virola
postiza. Filo agudísimo y persistente. Cabo irrom-
pible. Garantizamos la calidad y resultado de los
48 horas en insuperables cuchillos RASETTI-INOX.
ebullición a
iOO». 3indes-
'^, encabarse. Hoja modelo Renacimiento
para m e s a o postre.
*l-7«
E l precio de $ 1 c / u . es v e r d a d e r a m e n t e d e
p r o p a g a n d a , y lo h a c e m o s p a r a favorecer a
n u e s t r a clientela.
Al favorecernot con tu apreciado pedida, sírvate
«grmgar para franqueo de encomienda pottat.
FABRICANTES Y VENDEDORES

CASA CARLOS RASETTI

F U N D A D A EN 185 7
F. C. RASETTI y Cía. (Suce.orea)
SARMIENTO e»q. MAIPU RIVADAVIA 526
BUENOS AIRES
CARAy Y
REHABILITACIÓN DEL BIGOTE
r L U J S
El que misia Cipriana
es una ciudadana
varonil y algo ruda,
nadie lo pone en duda.
Mujer de cierta edad, alegre y sana,
es, a ratos, un poco charlatana.
El bigote en el hombre le deleita.
— Es — dice — e! complemento de! buen mozo.
Y, como el que ella tiene, más que bozo,
es de crin o de pleita,
con el mayor cuidado se lo afeita.
Como ayer se sintió conver.sadora,
fué a buscar a una amiga que es doctora,
con cjuien sostuvo im diálogo
,^ idéntico o análogo
al que sigue;
— Ya es hora
de que vuelva el bigote por sus fueros»
IxH hombres verdaderos
deben usarlo.
-¿Si? ; A mi se me figura
— i Naturalmente!
¿ No opina usted lo mistno ?
— Exactamente.
— Los usan ios caballeros,
los sabios, los guerreros,
' los hombres de valia,
¡hasta lo* verduleros!
¿No lo sabia usted?
— No lo sabía.
— Y, por fin, llegó c! día,
en que el bigote, a veces mal mirado,
.se ha rehabiliiado. . ,
,;Por qué ,sc te qtiitalanf
¿Por qué lo desdeñaban.'
Níidit' nii- lo ha explicado. .
Un día c mi marido
as • h'l todo.
Y, al verle de aquel modo,
casi me pareció un desconocido
y nvi dio un arrechucho.
Hoy lo lleva otra ve?.
~- Me alegro mudio.
CARETAJ'
GARCÍA
—; Es un símbolo eterno
que cuenta con la ayuda del gobierno!
üriburu lo luce sin jactancia,
atjn cuando reconoce su importancia.
El bigote se impone
y a triunfar nuevamente se dispone.
El de Santaraarina
es de una concisión muy elegante. •
— Es verdad. -^^
— ¿Y qué opina
del de Bosch? ¡Qué bigote interesante!
El de Beccar Várela
es de la vieja escuela. '
Es c! dueño l.egítimo
de un bigote marítimo,
Kenard.
— jEstá segura?
— Digo la verdad pura.
El de Padilla juzgo muy discreto
y d de Pércx me inspira gran respeto.
que «6!o es enemigo de esc adorno
c! tipo caMiuivaí». ¡Qué bochorno!
Quiíás se explica que lo sea el glabro.
— i Qué término macabro!
— O el lampiño, es igual; pero no el hombre
que fs digno de ese nombre.
¿No se ha fijado en Pico,
en Hcrmelo y Gucrrico?
Tenemos un gobierno bigotudo,
¿l-o duda usted, señora?
— N'o lo dudo.
— ¿Se explica mi entuiiaimo?
— Me lo explico.
— ¡ Qué tarde es ya! Me voy. I lasta ni;ir!ana.
— La íelicilo a usted, misia Cipriana.
.
AX»MÍ\,.
0ISWJO I»» C < » A t t i
 C A R A / Y CARETA/

S ON los polvos
predilectos de
la mujer argentina
porque matizan la
p e r f e c c i ó n de su
cutis, son invisibles
y huelen a j a r d í n .

POLVOS TRINI
del tono que prefiera.
PERFUMERÍA
G A L
MADRID
"i BUENOS AIRES
LONDON
NEW YORK
 C A R A / Y CARETA/

C u r 1 o s i1d a d e s y
Eí que tiene itnagi lación y no
se educa, tiene alas; pero no tie-
ne pies,
*
Después de retirarse de su ofi-
cio como jardinero, a la edad de
setenta años, un hombre de Sun-
bury sintió la afición de ir en
bicicleta, y ha recorrido en los
t'ilíimos ocho años 70.000 kiló-
metros montado en su máquina.
* Palabras de dudosa escritura:
-'•fen las fábricas de botellas, los
obreros sopladores de vidrio fun-
dido suelen beber hasta veinte li-
tros de agua i>or día, durante las
horas de ese trabajo, que es uno
de los más penosos que existen.
* der, reventar, reverdecer, reveren-
De acuerdo con los datos reco-
gidos últimamente, cada habitan-
te de Londres consume, término
medio, por semana, 1200 gramos
de carne.
*
Se ha hecho la observación de
que ningún mono duerme tendi-
do boca arriba, como lo hace con
frecuencia el hombre.
* puede contar siempre y en cual-
Para medir la altura de las
aguas del Nilo en sus crecidas
periódicas, los egipcios emplea-
ban un instrumento denominado
nilómetro.
• los!
Sin pan, muy pronto desapare-
ce'el amor.
acotaciones
Las leyes inútiles disminuyen
la autoridad de ¡as necesarias.
Los genios no tienen patria.
El descubrimiento de la lámpa-
ra de arco voltaico se debe a sir
Humphrcy Davy, que la dio a co-
— Aquí tiene usted la cbra
maestra del escultor Rupértez.
¿Qué le parece?
— Pues, francamente... ique
hay "bustos" que merecen pa-
(De Buen Hamút, Madrid).
nocer en el año 1813. La lámpara
de incandescencia data de 1882.
La mayoría de los peces pueden
cambiar de color a voluntad para
adaptarse al medio que los ro-
dea. Se ha hecho la curiosa ob-
servación de que los peces cie-
gos no tienen esta facultad.
*
provisional, provocar, pulverizar,
reconvenir, reconvención, recrea-
tivo, reflexivo, reivindicar, reju-
venecer, remover, represivo, re-
solver, respectivo, revalidar, re-
válida, revancha, revelar, reven-
ciar, reverencia, revés, revestir,
revistar, revista, revocar, revo-
que, revolcar, revolotear, revolu-
ción, resolver, revulsión, rivalizar,
rival.
El corazón de una madre es el
único capital del sentimiento que
nunca quiebra y con el cual se
quier tiempo con toda seguridad.
Muchas maravillas hay en el uni-
verso, pero la obra maestra de la
creación es el corazón materno.
En e! calendario turco el mes
de agosto se llama Abai.

Aconsejan los médicos.

_- Durante la primavera, lo
que usted debe tomar
es Kola Cardinette.

F acilita la circulación de la sangre,

restaura el vigor de los músculos y
apacigua los nervios. No hay un tónico
de eficacia más probada.
Kola C a r d i n e t t e contiene ios mejores
ingredientes tonificantes como ser:
Kola - Coca - Quina - Nuez Vómica -
Fosfatos Cereales, todo a base de viejo
vino de Málaga.
De venta on
todat lo» far- Kola Cardinette tiene un sabor suma-
macia», «n mente agradable al paladar.
frasco* lie %
litro a pre-
cio módico. Tonifica y Sustenta

¿íoCa€áé€iUteí^ Único I m p o r t a d o r : H . HERZFEyO Bueno» Aire».

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 CARAy Y CARETA/

oo Origen J e la taquigrafía

« 500
87 PREMIOS en
Se atribuye a los hebreos la invención de la
ta<]uigrafía, fundándose en el pasaje de David:
"Linqua mea calamus scribae velocter scribcn-
tis". ("Mi lengua es como la pluma de un escri-
biente que escribe de p r i s a " ) . ( S a l m o X L I V ) .
E s t o no es suficiente, pues los hebreos no inven-
taron el ferrocarril y, sin e m b a r g o , la Biblia
artículos diversos... habla de carros de fuego. Sin fijarse en los
egipcios, cuyos jeroglíficos eran m á s bien sím-
Hay, quizás, uno para Vd. bolos, se encuentran huellas de escritura taqui-
gráfica en los indios, griegos y romanos.
("tj r ALaN E SCasa
E usted su premio...
Noel ha orga-
L o s gricgcís tenían sus taquígrafos, como se
puede ver en Diógenes Laercio y o t r o s a u t o r e s .
nizado su 2" concurso con el La invención de la taquigrafía griega es atribui-
objeto de conocer cuál es el da por algunos a Jenofonte y por otros a P i t á -
meior deportista argentino... goras. L o s r o m a n o s adoptaron este género de
Tome usted parte en él. Es- escritura, cuyos primeros trazos se e n c u e n t r a n
criba el nombre del candidato en ei consulado de Cicerón. E s t e procedimiento
^t atttta que retuttm de su simpatía y anote el nú- se empleaba en el Senado R o m a n o para t o m a r
i$U%ido el mejor de- mero de votos que, a su juicio, los discursos de los senadores. Asi se t o m ó la
poriista argentino, h obtendrá. Y elija el premio respuesta de Catón a César sobre la conjura-
aera entregadatstata'
IÍo»j copa Ketito, dt que más le guste, por si resul- ción de Catilina, según se puede ver en "Vida
piata ingíetú stlloda. tase Vd. premiado. de Catón de Utica". Casi todos los r o m a n o s
tenían un esclavo hábil en esta clase de escri-
CONDICIONES OEL turas rápidas.
CONCURSO LISTA DE PREMIOS
Esta taquigrafía m o d e r n a sigue progresando
P ARA ou« ta» fioiuciones de!
concu r»o sean tenidas en
cuenta, eben ser escritas ciara-
$ 500 en efectivo
Pelotas de Coot-ball
Mecano.
cada vez m á s , y el primer t r a t a d o fué escrito
en 1588 por el doctor T i m o t e o Bright, quien lo
feente en los cupones de nuestros dedicó a la reina Isabel de Inglaterra.
avisos. L.a9 cartas que Üej^uen sin Relojes
irancftíifís. así como la» pertene- Raquetas de tennis
cientes a empicados de la Casa Patines
Noeí. serán anulada». Ei primer Monopatines
premio to sanará ta persona que Máquinas (otoüráflcas
adivine el número de votos que Valijas para colegio
obtenga cí atleta eíegido o que Linternas
«e acerque más, y los 8? segundos
premios serán otorgados por orden Guantes de box
de aproximación. En caso de em- Collares de fantasía
pate, es decir, cuando 2 perdonas Lap. escilof^ráftcas
hayan enviado una solución acer- Juegos de ajedrez
tada, se decidirá el ganador por ., „ damas
sorteo. E( co^^curi-o se cenará eí ,, „ dominó
3 i d e Octubre impostergabíe-
mente. En la elección det depor- „ „ carrerima
tista premiado hay abso'uta li- Domboneras
bertad tanto por la d a s e de sport t-scopetas
que practica como por su sexo, Cajas de soldaditos
Ls comisión escrutadora (;ue
otorgará ios premios estará com-
puerta por 2 cnbatterott muy cono-
cidos en el mundo del sport,cuyos
nombres daremos más adefante.

Uno de los
88 manjares

NOEL El Ktillo tí t
Samoío rhoeatait
crema de Uch*
3<t
— Ha podido haber un deícarrilamiento,,. Figúrate
que tu hermano se ha tirado al paso del rápido, i Con
lo gordo que estaba!...
(De Bma Humor, Madrid).

;OI»scrve c(iklit(lo<«timettte las tnstniccioncs!

V a r i e d a d e s
Señores N O E L & Cía. Lda. El goMerno nacionalista de China ha depuesto
Patricios 1750 - Buenos Aires su prohibición en la importación de equipos de
El mejor deportista argentino es a mi juicio: radio.
El um de libros de hojas sueltas y el sistema de
tarjetas en la cotjiabilidad de las casas de comer-
y obtendrá ; v o t o s . cio ha sido l e g a l i a d o en Siiccia.
Mi nombre,,,. Los autdmóviks alcanzaron el primer puesto
entre las itianuíacturas de los Estados Unido» el
Mi dirección, año pasado y el segtindo en los deportes,
Hay cerca de S,(KX) edificios de tnás de diei pisos
NOEL & Cí». Ld«. í-yílJa!Ía e.» Jgt? Ba««0i Aíf.»
m las ciudades americMJas.
 C A R A . r Y CARETA./"

6 SEPTIEMBRE
CUADRO ALEGÓRICO DE LA REVOLUCIÓN.
EN LITOGRAFÍA A 9 COLORES (cm. 3 7 x 5 0 ) .

P í d a l o en
t o d a s las
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papelerías y
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Ni en ninguna Asociación Patriótica.
 1 r a z o s J i r ICOS d e la Conquista
Sobre e! !omo de flacas cabal- invasoras se fugase un rayo de El taimado reptil ejercía sobre sus
gaduras, habían atravesado ia Sol y horada.se sus cuerpos hasía almas ufla porfiada influencia. Sus
comarca, guiados por unos indios contraerse furiosamente entre ellos padres les habían enseñado que en
maliciosos que se habían escapado como una serpiente. ' ¡ Ah ! Ellos las culebras se albergaba el e s p í - ' N
de sus tribus, huyendo del castigo le tenían un respetuoso temor a ritu de la diosa inexorable que
implacable en una noche de tor- esos animalülos vivaces que mu- habia dado leyes al pueblo desapa-
menta. Los indios gozaban de una chas veces habian sorprendido ha- reciendo después en la laguna
humanidad tan pobre que ante los ciendo espirales ociosas sobre la litúrgica para desde entonces abas-
ojos de los conquistadores ai)a- playa cual si quisiesen imitar la tecer a la tierra de aguas frescas.
recian como simples muñecos de marcha nerviosa de las vertientes. R. A. B.
aserrín. ¿ Qué concepto de la vida
informarla las mentes de esos
hombrecillos a b a t i d o s ? ¿Cómo
contemplarian el mundo? Todo
eso se debieron preguntar los ex-
pedicionarios aguijoneados por el
deseo de saljer qué pensarían los
naturales acerca de las cosas. Tal
vez imaginarían las ideas de los
.nativos como esas tarjetítas de
cartón con que solemos construir
castillos débiles para distraer nues-
tra holganza. Por eso no se atre-
verían a contemplarlos mucho
tiempo, recelosos tie que su mirada
se convirtiese de pronto en un
turbión colérico que echase a per-
der toda esa estructura delicada,
cuya caída podría provocar la lo-
cura en cerebros tan miserables,
al igual de las piedras que, desalo-
jadas por el viento, abren círculos
de desesperación en el abismo.
1,0 indios, entretanto, mientras
extenuaban sus espaldas al peso
de fi^arga, acostumbrarían siem- -No sé sí poner la fecha de ayer o la de mañana.
• ¿Y por qué no pones la de hoy?
pre arrojar una mirada hacia atrás ¡Hombre, es verdad! No se me había ocurrido.
como si fuese un lazo, temerosos (De Gutiérrez, Madrid).
de que de repente de las picas

No iniportd***
cual sea la comida. Lo esencial, lo primordial para
que sea sabrosísima, consiste en condimentarla con
Vinagre Omega y sazonarla con Pickles Omega, los
dos t r a d i c i o n a l e s ^lermanQ* de la b u e n a mesa.

Vinagre OMEGA Pickles OMEGA

El mejor que se produce a Infinitamente superiores
base de puro vino de pro» por su esmerada y especial
ducción argentina. elaboración.
Pídalo* en bueno» Almaeenea y D**p*n»aM.

LAGORIO & Cía, Ltda. S. A. Buenos Aires.

 C A R A / Y CARETA/
La obra del doctor Asnero en la Argentina
Una visita a la clínica "Fernando Asnero' que el genial médico
vasco fundó en Buenos Aires. - Al estruendo de ayer, siguió la
"^ • silenciosa labor de hoy. - Interesantes declaraciones del director.
Baraúnda asueroterápica
SUERO. Doctor Asuero. Fernando Asuero.
A Trigémino. Asueroterapia. Bonnier. Rcfle-
joterapia. Tullidos que caminan. Paralíti-
cos que corren y bailan. Asmáticos (iuo
respiran a pleno pulmón. Rcumáticcs que se ricn
de! ácido úrico. Sordos que oyen (¡peor para
ellos!). Ciegos que ven. Neurasténicos (|uc.brincan
de alegria. Epilépticos que curan. Alucinados que
recobran su tranquilidad de espíritu. Estreñidos,
varicosos, constipados, diabéticos, neurálgicos, i)io-
rreicos y mil otros nombres de enfermos ((uc la
pobre humanidad debe a! bíblico "desliz" de nues-
tra abuela Eva...
¿En qué mente no danza aún esta baraúnda
de vocablos que atronaron el ambiente rmindial el
aíio pasado y con especial recrudescencia en el am-
biente porteño cuando nos visitó Asuero?
¿Y quién no está aún curioso de saber la clara
y verdadera definición de la teoría asucrista?
¿Quién no está aún atenazado por la duda, ante
l..a única clínica fu el doctor Aiurfo »n In
A^líf^nlinA, dp hall.i intit.tl.id.i f*n oi&to palacetp dfí lii
c.tilf* GOomfK 42ñti-G2 (Biiriius Aiie»).
aquellas rotundas discrepancias de asueristas y antí-
asueristas?
i Era de ver i A la cálida afirmación de unos:
"Asuero es un sabio", replicaban los otros: "Asne-
ro es un farsante". "Asuero es un genio"; "Asuero».
es un loco". "Asuero es un benefactor de la hu-
manidad"; "Asuero es un vividor". "Asuero cura";
"Asuero sugestiona". "Asuero esto"; "Asuero aque-
llo". "Asuero blanco"; "Asuero negro", "Asuero
todo"; "Asuero nada"..,
i Pasión laudatoria en unos; violencia denega-
toria en otros! ¿ Y no nos parece, lectores amigo-;,
que esta formidable marejada de ditir^mtos y de-
nuestos ya basta y sobra para dar categoría a una
figura y a un sistema?
Por mi parte no titubeo en decir que sí. Pero
es que ix)r encima, por abajo y por ambos lados
de toda esa polémica estrepitosa y desconcertante,
hay un hecho positivo, un positivo hecho que no
por ser silencioso deja de ser el más elocuente, o
por mejor decir: el único positivamente elocuente.
Digámoslo con la autorizada palabra del eminente
sabio doctor Jaworsky, laureado en las facultades
de París y Luwo (Polonia), quien, al referirse a
la asueroterapia, dijo: "Sí, la teoría del doctor
Asnero es criticada, pero no cabe duda que las
teorías cambian y que los hechos permanecen", ¡y
los hechos son aquellos miles de enfermos curados
que aclaman al doctor Asuero!
Tema incitante
T AN sabroso asunto me movió a ir, cu una
de estas plácidas mañanas primaverales, a
visitar la clínica que Asuero dejó estable-
cida en Buenos Aires. Me interesaba co-
nocer la estela dejada por "Pistón" en nuestro país-.
Sabido es que, a raíz de la visita de Asuero, y
pese a que, colectivamente, nuestro cuerpo médico
no se dignó bajar del Olimpo, nniltitud de galenos
argentinos se dieron en cuerpo y alma a lo que lla-
man ellos asueroterapia. Unos a la chita callando;
con bomlx>s y platillos otros. Brotó toda una tupida
selva de clínica?; consultorios e institutos asuero-
terápicos; ya ostentando retratos de Asuero, ya
diciéndose "autorizadas", buscan de dar la sensa-
ción de que pertenecen a la más pura ortodoxia...
Pero lo cierto es que Asuero dejó fundada una sola
clínica: la que se halla establecida en la calle Güe-
nies 4258-62, allá iwr el tranquilo barrio de Palcr-
nio, en la cual actúan verdaderos discípulos ar-
gentinos a quienes él impuso de los secretos de sti
método.
La clínica
L
|H'C(
O primero que me sorprende al hacerme
anunciar en la portería del amplio y ele-
gante pahicete, fué la ausencia absoluta de
aRlnincraiión de enfermos y el ningún a^-
<\r curato! ii) <|uc aquello ofrece. Dijérasc
qui lili es l;i rrcuitida mansión aristocrática <ie
ima familia de pro. Cuando luego d ap " ' i'c
A.su{>ro, scfior Medina del Río, con gt
quisila, me nio_stró el interior de la c'nnn:;!, {.;)dc
explifárnii'lo.
 /
CAR^SJ- Y CARETAS

JIM la planta baja, en el pri- su método. Todos los médicos

mer piso y en el segundo pi-
so, hay profusión de salitas
íntimas, de salas confortables
y de amplios salones, estan-
cias en las cuales va siendo
distribuida la crecida cantidad
de enfermos que diariamente
acude aiü en pos de la realiza-
ción de su sueño dorado: ¡ cu-
rar ! y es así, que hay uno,
y dos y tres centenares de en-
fermos aguardando su turno,
cómodamente ubicados, sin que
la clínica ofrezca otro aspecto
que el de una ordenada y si-
lenciosa mansión... ¡ Muy bien
pensado ello, pues que el si-
lencio y el orden son los me-
jores compañeros para el des-
arrollo de la labor científica!
Conversando con el Dice"Si a oss í : confío la Clínica que lleva mi cionales,
director
Autógrafo del doctor Asuero, dedica*
do el cuerpo médico de la Clínica "Fer-
nando Asuero", al dorso de esta foto.
" nombre y que es la única que dejf
*' establecida en Buenos Aires es porque
*' ya mismo soy un admirador de la
que actuamos en esta clínica
podemos de ello dar fe. En lar-
gas sesiones de teoría y de
práctica nos abrió de par en
par el arca de sus conocimien-
tos, que son bastantes más de
los que muchos colegas creen.
Y nos probó la realidad de
sus aserciones.
— A mis lectores interesaria
conocer cuáles son las enfer-
medades que tratan con el mé-
todo Asuero. ¿Quisiera usted
detallármelas ?
— Con mucho gusto. —
y el doctor Moreno me dic-
ta: Asma esMicial, neuralgias
persistentes, reumatismo, dia-
betes, constipación intestina!,
várices, dismenorreas (trastor-
nos menstruales), parálisis fun-
neurastenia, sordera,
tartamudez, epilepsia, polineu-
ritis, alteraciones nerviosas,
insomnio, acidez de estómago

M E hallo ante el di- " perfección con que aplicáis la asue> y trastornos de la circulación.
rector de la clínica: " roterapia,"
doctor Ángel More-
no. Juventud. Sim-
Asuero,
— Debo hacerle presente que
de todas esas dolencias se no.í
han presentado casps en esta
patía. Frente espaciosa. Ojos penetrantes y viva- clínica, y aquí tenemos, a la disposición de los mé-
ces que os acosan a través de unas gafas superla- dicos que quieran verlas, las historias clínicas de-
tivas. mostrando tan alto porcentaje de éxitos, que, por
— De modo que usted, doctor... sí solo, prueba suficientemente el valor positivo
— Sí, yo dudaba también — me interrumpe el del método Asuero, cuando es debidamente apli-
doctor Moreno. — Aquellas curaciones múltiples ¡y cado. No se trata sólo de lo que ha hecho y dicho
fantásticamente rápidas que nos relataba el cable, Asuero, sino también de lo que hemos visto, hecho
eran plato demasiado fuerte para ser digerido por y comprobado sus discípulos argentinos.
un mídico que sabe cuan complicada y difícil es la — Sería interesante la divulgación de esas his-
ciencia de curar y cuan lentamente avanza en su torias clínicas — !e digo.
perfeccionamiento. El doctor Moreno frunce el ceno y me replica:
— ¿ Cómo entonces... usted... ? — Sería, sí, muy interesante para... llenarnos de
— Pues, porque yo no me parapeté tras una ne- dinero, pues tenemos casos estupendos. Pero la más
gación o condenación "a priori". No me atuve al elementa! ética profesional n»s prohibe hacerlo.
desmoralizante consejo sanchopancesco de: "ante No queremos que se nos confunda. Llevar al pu-
la duda, abstente"; ni me acobardó el ambiente blico en forma espectacular: por medio de avisos,
hostil formado alrededor de la teoría de Asuero. de radiotelefonía, de periódicos sensacionaüstas, la
Por el omtrario, yo seguí el precepto de Santo historia clínica de cada enfermo, está conceptuado
Tomás: "Ver para creer"; o en otras palabras: como charlatanería y por consiguiente como inmo-
"Estudiar para saber", Y yo quise ver y quise ral. No es lícito a ningún médico propalar a b s
estudiar. cuatro vientos las taras o
— ¿ Pero no se dijo que dolores de sus pacientes
Asuero no quiso someter- que se confían a su cien-
se a ninguna prueba? cia y conciencia. Es algo
— F'aisa, de toda false- sagrado que esta clínica
dad, es esa aseveración. respeta.
Asuero se ha negado, con De igual modo concep-
razón, a .someterse al jui- tuamos que és un deber de
cio de aquellos médicos humanidad y de amor a la
que de antemano lo tenían ciencia el hacer conocer
condenado, ¿Cómo some- tales historias clínicas al
terse al juicio de quiíni- cuerpo médico y a los
prejuzgan? Pero en i hombres de estudio. Y de
bio Asuero, con una ahí que nuestro archivo
neza y una generosidad está abierto a cualquier
impresionantes, se dalia colega que desee estudiar
por entero, no .HÓIO como los casos aquí tratados
maestro y colega, sino cu para formar juicio sobre
mo amigo, a todo m6<lic<i la v e r d a d e r a astierote-
que iba a él con el c p i Sala de espera. Eleísancla, sencilieí y amplia
rapía,
«•itu limpiamente abícrt-» ventanal que la inunda de lui, carscleriían esta — ¿Y cómo ven los de-
a la verdad. Con el mayor estancia de la clínica, muy a propósito para más médicos del país la
desinterés y la mayor un- dulcificar el atormentado espíritu de los enfer- labor de esta clínica?
mos mientras llegue el ansiado instante d.l
ciótí e.xpiicaba, demostra- " t o q u e " que su fe les hace ver cerno el punt^ — No seria yo el llama-
ba y enseñaba su teoría y final de su tragedia. do a contestar, pues mi
 C A R A / Y CARETA/

— i Qué quiere que le conteste a esa pregunta!

Bastará con decirle que ya no sólo de la provin-
cia de Buenos Aires y de otras cercanas llegan con-
tinuamente enfermos, sino que vienen desde muy
al norte de la República: de Tucunián, de Salla, de
Jujuy... Y lo que es más halagador: también lie-
mos tratada enfermos llegados de los paises co-
lindantes, del Uruguay, Paraguay, Bolivia y Chile.
Y aquí tengo sobre mi mesa — agrega el doctor
Moreno — cartas de enfermo» Jel interior y de
esos paises expresando su deseo de ser tratados y
solicitando datos...
-¿...?
— Constantemente estamos en comunicación con
él. A pesar de sus múltiples actividades en Espa-
ña, el doctor Asuero encuentra tiempo y voluntad
para c-scribirnos por todos los correos. Es asi cjue
estamos perfectamente orioitados y compenetra-
dos. De todas nuestras historias clínicas le envia-
mos copia y él a su vez nos va imponiendo de sus
Una de las salas dp espera en la planta baja de la nuevas investigacionos y conclusiones, i A qué ocul-
Clínica Asuero.
tarle la satisfacción y el orgullo que nos producen
respuesta, por ser de parte interesada, puede me-
recer poca confianza. Pero no por eso he de callar-
la. A! principio, mis colegas habrán visto con ma-
los ojos esta clínica. Sin duda creyendo que iba
a ser una de ésas... Pero, a medida que pasa el
tiempo y se enteran de la labor seria, callada y en
un todo ajustada a la más severa ética profesional,
van cambiando de opinión. Y ya son muchos los
colegas que nos honran confiándonos enfermos
susceptibles de ser tratados por la asuerotcrapia, y
en los cuales fracasó todo tratamiento clásico.
, -¿...?
— Absolutamente nada tenemos que ver con ellos.
Ninguno de cuantos efectúan jiras por el interior
haciendo asuerotcrapia, está autorizado por el doc-
tor Asuero, ni pertenece al grupo de discípulos
que él formó aquí en Buenos Aires. Tampoco for-
ma ni ha formado parte de esta Clínica. Deseo que
esta declaración mía se propale para que los enfer-
ittos sepan a qué atenerse respecto a quienes invocan
indebida y abusivamente el nombre de Asuero,
— Una pregunta de otra índole, doctor: ; resul- El amplio vestíbulo de donde arrancan la escalinata
tan muy caros los tratamientos asueroterápicos que y el ascensor.
ustedes hacen?
Kl doctor Moreno sonríe y me dice:
— Querrá usted saber si "cuestan" mucho; por- las frecuentes felicitaciones que nos envía por
que un tratamiento que cure nunca será "caro" nuestros trabajos 1
por mucho dinero que por él se pague. Ahora —- ¿ Piensa volver Buenos Aires el doctor
bien, por expresa disposi- Asuero ?
ción del doctor Asuero, los — Volverá a n u e s t r a
tratamientos en esta clí- patria, si, pero no creo
nica están al alcance de fácil que sea pronto. Tie-
todo enfermo, sea cual- ne en España, como le
quiera su posición econó- dije, mucha labor a reali-
mica. No sólo se ha con- zar. Y antes de volver a
templado la situación de la Argentina seguramente
las clases medias, de los irá a los Estados Unido-,
empleados y obreros, fi- de donde recibió infinidad
jando gradación en las ta- de invitaciones y ofertas
rifas y en los turnos, sino fantásticas.
también la de los indigen-
tes, para quienes se emi-
ten scmanalmente cierto
lúmcro de tarjetas gratui-
#-" 2
tas, a tal punto, que a es-
tas fechas ya hay entre-
gadas tarjetas que cubren
fi'/ •

los tumos gratuitos has-

ta el mes de enero pró- Uno de los gabinetes en que se aplica la a s u e -
ximo. roterapla. Nada de impresionantos instalaciones
ni a p a r a t a s , Asuero quiere que en sus consul-
_ . • . ? torios haya sólo lo estrictamente necesario.
 CA.RAJ" Y CARETAS
D? María Pico ivingston
E l faÜeeimiento de esta distinguida dama de
nuestra sociedad produjo un intenso sentí-
raiento de pesar en tod»s cuantos tuvieron oca"
P ierde n u e s t r a sociedad con ta desaparición de
sión de apreciar de cerca las virtudes que ador-
naban el gentil espíritu de la dama extinta. Per-
tenecía a una vieja famil'a de arraigado abolengo
en nuestro país y era la fiel representante de to-
dos los valores morales que fueron parte en ta
formación de n u e s t r a sociedad como exprtssión
de una cultura aparte. La señora de Livlngston
dedicó casi toda su existencia al ejercicio de la
beneficencia, y sus actividades descollaron por
una serie de iniciativas excelentes en las que »e
reveló la inclinación cristiana y altruista de
«u gran espíritu.
¿OS discursos
PARA LOS Q U ^ $ 0.70
BUSCAN EL JABÓN >^
SUPERIOR CX£> ^"""^
D? Celina Qándara de Pasman
la señora de Pasman a uno de sus más altos
y prestigiosos valores. En su paso por la vida» U
dama extinta se serialó a la consideración de «us
semejantes por las dotes de bondfid de su carác-
ter y por BU brillante y tesonera acción en s u
labor ínfatíifabie por aliviar los dolores ajenos.
La señora de Pasman, como aquellas m a t r o n a s
que plasmaron el carácter de nuestra sociedad en
los días iniciales de n u e s t r a Independencia, era
un espíritu abierto a~ todo noble sentimiento» y
en ella hallaron consuelo y ayuda los que sen-
tían desfallecimientos en la ruda lucha por la
existencia. £1 acto del sepelio de sus restas cons-
t i t u y ó u n a imponente manifestación de dolor.
exigen tranqutíidad,
seguridad y dominio de
la voluntad. A los ner-
vios procuran tranqui-
lidad y fortaleza las
Tabletas de
dalína
jNo tiene los efectos
nocivos del Bromuro?
C A R A / Y CARETAJ-

os^
••o'^" :, a ñ o *
Agradablemente
perfumados con
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suave y persistente
fragancia. Ciel
dor
UPIVER
PARÍS

Lociones
el frasco $ 3 .
^t^^BKtí^^^KU ^^F Polvos
la caja S 2 . —
Elaborados en los to-
nos: Blanco, Rachcl
claro y obscuro. Ocre,
Natural y Rosado.

PARFUMEPIE

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vmcna/ea. (¿\s7ki/he^*^
 C A R A / Y CARETA/"

^ 7 a/fo coman Jo cíe /as Juery^as

me cJesfilardn el 12 Je Ucfubre

oronel Manuel A.
C oronel Andrés Sa-
balain, comandante C Rodríguez, coman-
dante de la 2' división
de la 2' brigada de
caballería.
c oronel José M. Mayora, co-
mandante de la V división del
Ȓjtrrifrt
del ejército.
 ^L día de'
CARA^ Y
CARETAS

El Ing. Octavio S. Pico, ministro de Obras Públicas, nos escribe:

^
Buenos Aires, octubre de 1930.

A la Vieja y ptcstigiosa revista "Caras y Caretas", que ha

sabido conservar a través del tiempo su respetable tradtaór,.
rms mejores augurios en el Día de ¡a Raza.

^•"—xj

/«*',
El doctor Enrique S. Pérez, ministro de Hacienda, nos escribe:
^
Para "Caras y Caretas".
Conmemora este año la Nación Argentina el 12 de Octubre
bajo la Vigilancia de un gobierno anheloso de restaurar el impe-
rio de todos los principios y reglas institucionales, y con un
pueblo que se siente libertado de la ilegalidad y de la violencia
Así protegido, trabaja y espera.
Buenos Aires, octubre de 1930

4á
AV.-
 ^ueiJOoT 'ej'i

m
rizada de torres, la ciudad proclama en la altura el vigor de un pueblo. Ya tiene la corona gris de las grandes metrópolis, OKRA/Y
CA.RAX Y como París, como las gigantescas urbes del mundo; ese humo que
gris de humo — fundido con gris de nubes, — como Londres, CARETA/
CA.REtAJ- didas también por el dinamismo característico del pueblo porteño.
se cierne hasta sobre las barriadas aristocráticas, hoy sacu
 )aiitci 'orfencis^,
CARAy Y
CARA/ Y
CARJETAy
da'LjJ ^abqjo T) CARETA/

uenos Aires, la gran metrópoli del Sur, de cuyo seno partió el chispazo

B
su fisonomía habitual de colmena rumorosa y febril. Un deseo tran
que miran ahora hacia el porvenir con la confianza y la altura de todo
cielo puro y transparente de
revolucionario que se extendió a toda la República, recobra, a los pocos días,
quilo pero firme de trabajo y legalidad anima a cada uno de sus habitantes,
pueblo fuerte y patriota. Y estos mismos sentimientos se trasmiten, bajo el
la patria, a toda la República.
 CARAy Y CARETAS

ybrm^jj ^Jci^aial^i^cji/eJacni^

c omo en todas las arterias espléndidamente abiertas a través de

las calles que forman la antigua metrópoli, en esta amplia y
suntuosa vía se refleja el intenso torbellino de su tráfico urbano.
 c=K
T rr

Wl'VL.iMMII
 CARAr Y CARETAJ"

Interventores federales a las provincias

Por V A L D I V I A

Dr. CARLOS MEYER PELLEGRINI. Dr. PABLO CALATAYUD. Dr. CARLOS F. GÓMEZ
Buenos Aires. Catamarca. Corrientes.

Dr. CARLOS IBARGUREN. Vicealmirante CARLOS G. OAIREAUX. Contraalmirante JOSÉ MONETA.

Córdoba. Jujuy. La Rioja.

Dr. JOSÉ MARÍA ROSA. General GREGORIO I. VELEZ. Dr. MARCO A. AVELLANEDA.
Mendoza. Salla. San Juan.

Dr. DIEGO SAAVEDRA. Dr. DIMAS GONZÁLEZ GOWLAND. Dr. RAMÓN S. CASTILLO.
Sania F«. Santtafo del Ealer* Tucumin.
 C A R A . / Y CARPTAy

/ automovilismo
deporte favorito de la
mujer aristocrática

jeannctte Rosa.
 C A R A / Y CARETA/

Sara RJvero y Celina BeUuste^uL Felicia Astigueta.

 CARA^' Y C A k t T A J

Elvira Láinez. Lola Bracht.

 ^•*»«'*ílr*f;^'í»-

¿eíiuijijv M«i.ú . i.u;tz del Solar. Nelly Laausse Sastre, María Mercedes
Cigorraga, Margot, Silvina e Inés Obligado. María Luisa Niklisoa Cal-
vez Sara Sastre. Inés Oyuela. Marta Maidaní Basavilhaso. Graciela
Fre'nch Lanús. Estela Obligado y Obligado. Nora Etchart. Margarita
Fleming. María Elena Lavalle Alcobendaí. Isabel Kenny Frias. Estela
Deheza, Elvira Juárez Celman y Sara Vivanca, en "U¡telele girls".

testa soci

Niños Etteta Beaoil Pieres, Silvia» Urifuit* f Memrit

atlináez. y Fernanio. P»uor y ámonie Oblitláo. la "Patio
 ü

Niño'i {.ijimi.'i y i'd¡.i Zapiola, Su^nna Obíi^ndo y Oblí^tnio, SüTd

Martinto OJivctm Cézar, TepdosiA /^^/utia Elea& Castro Vidrié,
CARA^-Tf oyíCTVALIDADES O/KKtij^

En la Facultad de Agronomía y
Veterinaria durante la recepción
s! catedrático francés ingeniero
aHErónomo don Enrique Lag:atu.

Nuestro colaborador don Fernán

Félix de Amador, pronunciando HU
interesante conferencia t i t u l a d a
"Por tierras de tradición y de le-
yenda", en In Wai^nrriana.

E n el Hospital Militar, donde se asUte de la

herida sufrida durante la alarma de la nocbft
del B de septiembre, el coronel Fassola Castaño
recibió el homenaje de una comisión representante
de la banca y la industria y de la Legión de Mayo,
la que le hizo entrega de una medalla de oro
por su destacado y heroico comportamiento durante
el movimiento revolucionario.

Invitados que concurrieron al vÍ8|«

de ensayo del subterráneo que ts
CtHnpAftía Lacroze librará en breV9
al servicio público.

Meaumento erigido en los iardines del Hospttad

Kitaios Me|t« a Im memoria del doctor Rómulo tí^ndo su dUcurfto pn el acto rea-
H. Cbiappori. lizado en homenaje »1 doctor Ró-
mul« H, Chí«pfWíri falie<ide prm-
m«tur«m«nt«.
TAKA,/ Y
ACTUALIDADES CTVRETA^

Cabecera del banquete realizado en

el Club Sueco en honor del scfior
Esteban Milsson, una personalidad
distinguida de la simpática colonia.

El decano de la Facultad de Cien-

cias Económicas pronuncia su dis-
curso en el acto realizado con mo-
tivo de la colación de grados.

E l doctor Miguel A. Checa Eguiguren, ex embaja.

dor del Perú, con nuestro director. El distinguí.
do diplomático, cuya eficaz actuación persotia! y
d i p l o m á t i c a en favor del acercamiento peruano-
argentino y, en modo especial, de la difusión del
periodismo argentino en su país, es bien conocida,
se ausenta para su patria dejando en nuestra so-
ciedad un recuerdo gratísimo

Harte de la numerosa concurrencia

que asistió a la inauguración de
las nuevas depcndfnciíis del Trust
J o y e r o R e l o j e r o i-n su gran
edificio.

tM% micmi&ros de la misión britá-
nica SHefííeld, que fueron obse-
quiados por las direcciones de Gath
y C h f t v e s y H a r r o d ' s con un
almuerzo.
El doctor Josié E. Boi fía pTonunriando su confe-
rencia sobre tema» pníquiátrícos al incorporarse
como académico de la Asociación Nacional de :
MedíGína.
 0 \ R A y Y CARETA-/^
LA
F I E S T A
DE LOS
ARTISTAS
PLÁSTICOS

M e s a o c u p a d a p o r l a »t-i>urHi tit- Z u í t í t i > tli- G a i

t o , U s s e ñ o r i t a » de Z u r c l t i , d e B i a a v i l b a s o , de
C o r d e r o y d e V o n K a n o o p y los s e ñ o r e s Q u i n q u e l a
señores
López
Buhij^as
Nasuil.
y
Randto,
L'almau,
Panigazzt,
Martínez, Sierra,
Letamondi y
M L j t n i . r>,tit.., M o l i i i . i r;Mnpn.s V / n . - t t i í" rni t n 1 -T! s .

. ,1, 1 ,,,„, , Mi irl II A ia m e « a del docl0r Humberto H. Ca*

s ntárancc Uu ••As*-*» 4v l-«Rt, Cattol w *

jQi catástrofe del dirigible í( - i o i

RíOI
ffí>

l gi-nn dirigible ingle» "R-101", que, después de partir felizmente de Cardington en dirección
E a la India, estalló «obre Beauvai». De la magnitud de la catástrofe puede dar idea el número
de muertos, entre los cuales se cuenta el ministro de Aviación británico, lord Thomson, cuyo re-
trato publicamos en el círculo.
Al entrar en máquina ette número recibimo» la noticia de la catáttrofe del má» grande dirigible
del mundo, el cual cayó envuelto en llamas, causando la muerte de 47 pasajeroa.

ilOI i%^^p^
 G r a n Premio Nacional en el Hipódromo Argentmo
El p r e s i d e n t e del g o b i e r n o provisional y sus
ministros asisten a p r e s e n c i a r la g r a n c a r r e r a .

El teniente general don José F. Uriburu, en compañía de damas y caballeros de nuestra socie-
dad, contempla al público que lo aplaudió con entusiasmo al presentarse en el Hipódromo, cuyas
dependencias fueron pequeñas para contener la numerosa concurrencia.

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llHÍlHiii^f -
Entre las delirantes aclamaciones de la multitud que acudió a presenciar el Gran Premio Na-
cional, ganado por Sierra Balcarce, el presidente y los altos funcionarios del gobierno provi-
sional pasan ante las tribunas del paddock, oficial y populares.

Fallecimiento del coronel José M, Mayora, en el Hipódromo

U na nota tiolorota en la brillante reunión social: la muerte del coronel Jo«¿ M. Mayora. El
diitinguído militar, que había «ido nombrado recientemente uno de lo» jefet de la» fuerxR»
que desfilarán el 12 de octubre, como informamos en una de las página» de e«te número, falla,
ció a consecuencia de un ataque de apoplejía mientras acompañaba al teniente general Uriburu.
 íüi .,^
'ñ^''^
• ;.. S>
-t:\y.
\^\0(QlA) Un viaje a través de los barrios porteños v/

La República de Boedo
Por Juan José de Soi-za Reilly

E l barrio de Boe-
do — laborioso
e infatigable arra-
pantanosos que en
1840 el tirano Ro-
sas regaló al co-
bal porteño, — na- mandante Cuitiño,
cido en los terrenos jefe de la Mazorca.

E l doctor Maria-
no Boedo, cuyo
nombre lleva el pin-
porteño. Fué uno
de los signatarios
del Acta del Con-
toresco suburbio greso de Tucumán,

\ j'i M'A
 ^ k^tlk

f i' *

. . V ' * ' •4(i»'.«4. •

telli
ientras el vecindario de Boedo trabaja de día,
B oedo se convierte de noche en un Montmartre
luminoso y ardiente, en que las almas se refu- M de noche se divierte en los teatros, cines, cafés
y demás salas de esparcimiento. El barrio tiene
gian buscando descanso a las fatigas diurnas. cincuenta mil almas y ocho sucursales de Banco.

a estación de tranvías. Aquí ios vecinos esperan

que la Municipalidad construya la plaza pro-
metida pues Boedo carece de jardines públicos.
L arosista,
casa que Cuitiño, el jefe de la mazorca
construyó en Boedo, en un islote que le
recaló Rosas hace noventa años.

L a esquina San Ignacio

y Boedo, tribuna para V iva Boedo!" es
el grito que un
los oradores de todos los
partidos, a cuyas asam-
bleas va siempre el mis-
mo público dispuesto a José González
i entusiasta c o m e r -
ciante lanza desde
el c a r t e l de su
ítalo Leónidas cornisa.
no dejarse convencer. Castillo. Botti. Barletta.

Agustín Raúl González Nicolás Enrique Roselli, escultor Donato A. Gustavo Cayetano Cátulo El payador
Riganelli. Tuñón. Olivari González Tuñón. de los niños. Proictto. Rícelo. Oreste. Castillo. Betinotti.
 i;*^!-'

4
a Disparando sus armas, los asaltantes se acercan al coche, y uno de ellos, el sujeto Francis-

co Gómez, sube y roba la valija. El pagador, señor Marcos Zorrilla, no obstante estar
herido, repele al agresor y lo hiere de un balazo en la tetilla derecha.

El bárbaro asalto al pagador de las

Ocupando dos automóviles, los asaltantes detienen el coche en que iban
al chofer y al ordenanza Fuentes, el cual fallece luego, se apoderan de

Una vez realizado el hecho vandálico, ,,„,. ^^vo como coiir^ciutiuid la muerte de dos
personas honorables, los audaces asaltantes ocupan sus autos, llevando, además de la
valija, un compañero herido, cuyo cadáver fué hallado luego en San Justo.

El Juez doctor Escalante, el co- Empicados de la policía foto- El comÍMrio Viancarlos y otros
misario Calandra y otras autori- grafiando las impresione* di- empleados de la sección dacti-
t A„:— j « »_ „„»{„í, « » . , „ , . „ „
 a j L / C r t U Uíes
C di. htíiii al pagador y sus acompañantes, los delincuentes, retrocediendo y sin
dejar de hacer fuego, se retiran llevándose la valija, para ocupar los autos chapas 41961
y 35420, en los cuales fugaron, abandonándolos luego.

Obras Sanitarias de la Nación

el pagador y sus compañeros, matan al ayudante del primero, hieren a éste,
la valija, que contenía 283.844.60 pesos, y huyen hacia la provincia.

Con toda tranquilidad, como si no hubiesen cometido el biuta! atenta(ío y como si la

4J proximidad del Tiro Federal, ocupado en la hora del asalto por conscriptos, no signifi-
cara un peligro para ellos, se disponen a tomar el camino que lleva a la provincia.

El cristal de la puerta trasera del Como quedó la portezuela Uno de los autos de los asa'
coche del pagador mostrando las del auto asaltado, la que éa tantes, el chapa íOSbí^que fue
 T A R A y Y rARETAJ"

Abajo: El ayudante s e ñ o r
Enrique A. Talamona. Arri-
ba: Posición en que quedó
en el coche después de ser
muerto de dos balazos en la
espalda y uno en la nuca.

El pagador, señor Marcos Zorrilla, que se cura de sus

heridas, una en la región pectoral y otra en la
mano derecha.

El peón Joaquín Fuentes,
que falleció a consecuencia
de dos balazos, uno en la re-
gión supraclavicular y otro
en la columna vertebral.
El chofer Armando D'Erico,
que, no obstante ser herido
de un balazo en el hombro
izquierdo, se mantuvo sereno
y demandó auxilio.
Francisco Gómez, o Francisco Gon-
zález, o Andrés Blanco, el asfal-
tante muerto a consecuencia de un
tiro en la tetilla derecha. Su cadá-
ver fué hallado en San Justo.
CARAy r 'CARETA/
-fi 40 m

/ifjuilar liaba un cigarrillo, ¡milo a una roca donde daba .-/ sol, y no apartaba ;,. o,.<.s de la india.

E l camino de
lasillainas
por 11 ugo w#***
N o v e l a i n é d i t a e«crifa
cspecialmenTe para Caras y Caretas
CAKAr Y
•lf4! J*.
ATILDE y el teniente
lo miraron sorpren-
didos.
— ¡Chile! —inter-
pretó ella. — ¿Será
nuestro aliado? ¿Se-
rá nuestro enemigo?
Y el teniente aña-
dió:
— Aliados o ene-
migos, no podemos negar sus virtudes. Es
cierto, don Aguilar: más allá 3e la frontera,
a! norte y al poniente, hay tres naciones de
gente aguerrida y patriota, Chile, Bolivia,
el Perlí, hermanas de la nuestra por la san-
gre y la historia. Sólo Dios sabe de qué lado
y contra quién nos tocaría combatir. Pero
cualquiera que sea nuestro enemigo, la
guerra será dolorosa como guerra de her-
manos, y las heridas, sangrientas e incu-
rables...
Apretó en silencio las manos de todos;
montó a caballo y se internó en la Cordi-
llera, seguido de sus ocho soldados.
A mediodía, después de churrasquear,
Matilde y su tropa emprendieron la mar-
cha lentamente. El camino se estrechaba
y se hacía más empinado, señal de que
allí empezaba la verdadera ascensión de
los Andes.
El tiempo los favorecía. Era claro y se-
reno, y el aire frío, pero seco en extremo y
no anunciaba los terribles temporales de
nieve que suelen iniciarse en esa estación.
A la vanguardia iba Aguilar, huyendo de
los ojos fieles y amorosos de Quilpara,
que sin entender lo que él dijera con tan-
ta emoción, adivinaba un cambio en sus
peasaaiíentos.
MatiMe y ella iban a retaguardia, y el
último de' todos era Cardona, entregado a
sus cavitaciones.
Pizarra se había escurrido por un atajo,
para llegar antes y preparar la casucha
donde esa noche dormiría Matilde.
Quería ganarla con pequeños mimos; y
se alegró de que Yango lo acompañase,
pues era baqueano y lo ayudaría a cortar
leña para un buen fuego.
La noche, que en aquellos profundos
desfiladeros se adelanta a su hora, se echó
encima de la tropa cuando todavía esta-
ban a una legua del sitio elegido para cam-
pamento.
No tendrían Luna hasta que el dulce pla-
neta transmontara el lomo de los cerros,
pero el camino brillaba como una pálida
cinta al fulgor de los estrellas.
Siguieron andando. Los guías anuncia-
CARETAJ
ron: "¡Allá está la casucha!" — y seña-
laron una mancha más negra.
Matilde se aproximó a Cardona y le dijo:
— Pizarra se adelantó por el atajo del
Potrillo Nevado para llegar antes que nos-
otros y hacer fuego. ¡Es raro no divisar
ninguna luz!
La observación era intencionada, y Car-
dona respondió, secamente:
— Ayer Pizarra tardaba en aparecer y
usté vino a pedirme cuentas de é l . . . Lo
mismo que le dije ayer, le digo ahora. Yo
no sé nada de ese hombre; yo no tengo
negocios con él. ¡Jugamos, perdí, se acabó!
Aguilar espoleaba su muía y llegó pri-
mero que la tropa, junto con Baltasar, el
hermano de Matilde, a una playa o lugar
limpio de malezas y abrigado de los vien-
tos. Años antes el gobierno había hecho
construir, a largas distancias, unas casu-
chas de piedras, medio arruinadas ya, por-
que nadie las reparaba.
No existía arboleda, mas abundaban los
arbustos leñosos, de que las hachas hicie-
ron abundante provisión.
En el interior de la casucha encendió
Aguilar una fogata para las dos mujeres,
y afuera otra mayor para que, a su alre-
dedor, los hombres tendieran sus recados.
De cuando en cuando Aguilar hacía se-
ñas «I muchacho y ambos aguzaban el oído.
Sorprendíales que aun no llegasen Pizarra
y el indio. El cielo era un velo transpa-
rente, cuajado de palpitantes estrellas. La
Luna se levantaba, llenando de sombras el
camino, y como no había viento, la inmen-
sa Cordillera estaba muda.
— Usté, que estaba extrañando el fuego
»— dijo Cardona a Matilde, — allá tiene dos
por falta de «no,
~ Son las fogatas de Aguilar — replicó
Matilde. — Ahora estamos cerca; si Piza-
rra hubiera llegado, habríamos visto antes
las fogatas encendidas por él. Pero él se
ha perdido.
El gaucho no contestó. Iba con la cabeza
hundida bajo su sombrero aludo como los
de ios indios. Taloneaba nerviosamente su
muía, que, fatigada por su gran peso,
aguantaba el castigo sin apurar el paso.
-— Es raro — volvió a decir Matilde —
que se haya perdido yendo eon el mejor
baqueano.
Cardona afectó no haber oído, porque
no le convenía contestar.
La primera cuadrilla de las muías des-
embocaba ya en la playa, frente a la ca-
sucha. Los peones se apeaban gozosos y
se ponían « amontonar las cargas.
CARy=vy Y
"if 42 l l
Aguilar se apartó a buscar más leña.
Sacudido por una tromba de ¡deas y ps-
síones contradictorias, no quería ver ni a
Matilde, ni a Tancredo, ni siquiera a la
india. Los tres, empero, tenían el pensa-
miento puesto en él, y ninguno acertaba a
interpretar lo que pasaba en el alma de
aquel hombre.
¿Cómo habían de saberlo ellos, si él mis-
mo lo ignoraba?
En un día había cruzado los círculos de
los más viles y de los más grandes propó-
sitos.
Había sido un hipócrita, fingiendo amor
a la patroncita, para robarle su secreto;
había sido un criminal, consintiendo en
matar a la joven india; había sido un trai-
dor, renegando de su patria por amor a
Quilpara, y había sido un patriota, afir-
mando, a riesgo de perderse, la gloria de
aquella tierra de que había renegado.
Huía especialmente de Tancredo. Temía
el sarcasmo de aquel loco fingido, a quien
no podría engañar, como a las pobíes mu-
jeres.
Quería servir a su patria aun a costa de
su vida; pero le horrorizaba sacrificar a la
india, que era capaz de besarle la mano
cuando la fuera a matar.
¡No, no! Proseguiría su comedia con la
patroncita, y la astucia podría más q«e ei
crimen. / — Mientras usted toma mate, patroncita
Pero el tiempo empezaba a faltarle: 403
o tres días más, y llegarían a la frontera.
De seguro que Matilde se detendría allí,
hasta saber de cierto qué rumbo tomaban
las asuntos de la guerra.
Era indi.spensable que Aguilar descu-
briera el secreto antes de llegar a la línea,
y, sin despertar sospechas, siguiera con la
nt>pa. El momento de cruzar la frontera
sería el del baile con que el teniente Mo.s-
coso iba a obsequiarlos.
Mientras el- capataz esquivaba la com-
fsañía de los tres que pensaban en él, ellos
lo buscaban, cada cual por su parte.
Tancredo fué el primero en hablarle.
— ¡Un día más perdido! ¿Espera que
yo le saque ese estorbo del camino? ¿Tan-
to la quiere, que no se resuelve... a lo
que le he dicho?
-—Es casi la medianoche — respondió
Aguilar. — Mañana a esta hora quedará
satisfecho de mí.
Tancredo se encogió de hombros, y lo
dejó en paz.
La segunda fué la patroncita, para darle
secamente una orden:
— Pizarra no llega. Si al alba no estí
CARETA/
auqí, yo misma iré a buscarlo con Nican-
dro y Canuto. ¡Téngame las muías prontas!
Se distribuyó un morral de maíz a cada
muía y algunas gavillas de alfalfa seca a
los bueyes, y los hombres comieron de bue-
na gana su charque asado, sorbieron sus
mates y se acostaron.
Quilpara se acercó entonces a Aguilar:
—Mi muía está ensillada todavía—le di-
jo dulcemente. — ¿Cuándo vamos a .salir?
— Yo te avisaré — respondió Aguilar,
confuso y triste.
— ¿Será esta noche? — preguntó la jo-
ven, ansiosa.
— Desensilla, no más; yo te avisaré...
Ella desapareció entre los cardones y
fué a desensillar su muía.
Aguilar se sentó junto al fuego. Los peo-
nes de ronda hablaban de Pizarra, pero
Aguilar no se mezcló en su conversación.
Había advertido algo extraño en !a voz
de Matilde. No parecía contenta de él.
¿Qué motivos habían cambiado su humor?
El cansancio lo venció y durmió junto
a la fogata que iba apagándose.
— ¡Buenos días! ¿Ha vuelto Pizarra?
¿Están listas las muías?
Era el alba. Aguilar se despertó a la voz
de la patroncita, que le dijo severamente:
— ¿Se ha dormido, capataz? ¿Todavía
no están ensilladas las muías?
— respondió él, intentando sonreír, — se
las ensillaré. ¡Vaya, eche un tt-ago de
aguardiente!
Matilde rechazó el frasco, y se sentó en
la piedra que él dejó libre, y arrimó ai fue-
go una pava con agua.
— ¡Apúrese! Despierte a Nicitndro y a
Canuto...
— ¿No quiere que yo la «compafle?
— ¿Para qué? ¡Usted no es baqueano
de estos lugares!
— j Espuma!... — le dijo él, por lo ba-
jo ; pero ella secamente volvió a ordenarle:
¡Apúrese! Quiero salir antes que el
Sol, para estar de vuelta en el día, si Dios
quiere.
~ y entretanto, nosotros ¿qué haremos?
— Esperanne, hasta que vuelva. En la
Cordillera los troperos nos debemos ayuda,
aunque no seamos amigos. Debo creer que
Pizarra está en algún mal trance. ¿Qué di-
rían de mí si abandonara a un compañero
de travesía?
-— A su padre nadie lo socorrió ~ ob-
servó el capataz. — Cardona y Pizarra no
andaban lejos... ¿Acaso ellos no supie-
ron la desgracia?
CARAT Y CARETAS
-íí 43 1f

La mida se resbaló y cayó con el jinete y las alforjas en el despeñadero.

Matilde cortó la alusión con un gesto do- — (Aquí viene Yango!

loroso.
— Yo no aprendo lecciones de ellos. Ha-
go lo que me parece bien, sin preguntarle
a nadie... Vaya a ensillar las muías, ca-
pataz.
De mala gana partió Aguilar, cuando sin-
tieron los gritos de Baltasar.
El indio bajaba por el lecho arenoso de
un torrente, que en tiempos de sequía era
un buen atajo. Venía al tranquito cantando
entre dientes una monótona canción arau-
cana.
Todos acudieron, ávidos de noticias. Pa-
recía fatigado. Pidió una copa de aguar-
CARAy^ Y
44 I*-
diente, bebió, se apeó y relató con indife-
rencia un drama parecido al en que halla-
ra la muerte el padre de Matilde.
Pizarra había querido acortar camino pa-
sando por una ladera obscura y demasiado
empinada. El le gritó que no se arriesgara.
Pero el patrón era testarudo y tenía más
confianza en las patas de su muía que en
los consejos de su indio. El Sol no' alcan-
zaba a dar en aquella cuesta y había mu-
cha escarcha sobre las piedras. La muía
se resbaló y cayó con el jinete y las alfor-
jas en el despeñadero. El indio pensó que
los hallaría vivos, y dando vueltas y vuel-
tas, pudo bajar hasta el fondo. Y los ha-
lló a los dos bien muertos, con el espinazo
roto don Pizarra y la muía con el cogote
partido como por una hacha. Los dos tenían
la boca llena de nieve y los ojos abiertos
que daban miedo. El les cerró los ojos, y
CARETA/
como estaba obscureciendo, salió del des-
peñadero para no pasar la noche con las
ánimas.
Y allí estaba para contar el cuento.
Bebió un trago más de aguardiente y se
puso a comer un pedazo de charque asado,
que le ofreció Quilpara.
Todos oyeron en silencio el relato de
aquella tragedia. Algunos preguntaron de-
talles insignificantes. Matilde miró a Car-
dona.
— ¿Ha oído?
— ¿Soy sordo acaso?
— ¿Se acuerda de lo que contaron cuan-
do murió mi padre? También a él y a su
muía los hallaron con la boca llena de
nieve.
Canuto agregó:
— Y dicen, los que cruzan la Cordillera
donde el finado se desbarrancó, que en
las noches serenas oyen trotar su muía.
Un sordo malestar se apoderó de aque-
llos hombres bravos y supersticiosos. El
indio seguía mascando pausadamente ia
dura carne secada al Sol y luego asada nn
fuego de llareta. Miró a su hija suplicante
y la muchacha habló a Aguilar, quien alar-
gó su chifle a Yango. Bebió éste un copio-
so trago, dio las gracias y se fué tranquila-
mente a desensillar.
La inmensidad de las moles que les ro-
deaban impedían ver el Sol, que ardía ya
en el borde de las altas nubes. Los bueyes
diseminados buscaban el musgo nacido al
abrigo de las peñas. Los peones comenza-
ron a prepararse para salir.
— Yo quisiera saber — dijo uno de
ellos, peón de Pizarra — quién nos va a
pagar ahora los jornales.
— ¡Será el que se quede con la heren-
cia! — respondió otro.
— ¿Y quién va a querer quedarse con
los bienes de un difunto muerto de tan
mala' manera?
— No falta quien diga que la mano de
don Pizarra anduvo en la muerte de don
Carlos María... Habrá que ver qué otra
mano ha andado en este otro asunto.
— Como no sea la de Yango.
— ¡Bah! Ese indio bozal no es capaz de
hacer nada por su cuenta. El que le pagó
para que lo hiciera se quedará con la he-
rencia, y nos pagará los jornales, para que
no andemos murmurando.
Este diálogo se mantenía a media voz,
cuando se oyó a Matilde:
— Que nadie ensille. Porque no saldre-
mos de aquí hasta mañana. Yo iré ahor.i
mismo a cubrir con piedras el cuerpo de
CARA^Y
ese desgraciado para que no se lo coman
4''>
Jos cóndores, y a ponerle una cruz.
Llamó a Canuto y a Tancredo para que
la acompañasen y a Yango para que los
guiase hasta el lugar del accidente.
— Usted, Cardona, tal vez no querrá ve-
nir — dijo al gaucho, que comprendió la
malicia de la alusión y montó de mal hu-
mor no queriendo dar a entender que temía
acercarse a aquel muerto.
Un rato después desaparecían en el la-
berinto de las montañas, por senderos ape-
nas conocidos de los más viejos arrieros.
En el campamento Aguilar dispuso tra-
bajo para todos los peones y luego se me-
tió en las quebradas con su fusil para ver
si su fortuna le hacía topar con algún gua-
naco o alguna llama, cuya carne es sabro-
sa y mejor que el charque reseco de que
venían alimentándose.
Encontró en efecto una tropilla de gua-
nacos y logró matar uno y cuando se la-
mentaba de haber ido solo, y no tener quien
le ayudara a descuartizarlo, vio aparecer a
la india con el aire de un perro que teme
ser castigado.
Aunque su fidelidad lo enterneció, la ha-
bló duramente, miedoso de no poder resis-
tir al sortilegio de aquella extraña criatura.
¡Qué tentaciones de huir hasta las tie-
rras de Arauco, hasta su tribu donde no
existía ía idea de una patria con fron-
teras !
— Ya que has venido sin pedirme permi-
so, serví de algo, y carnea ese animal, que
está vivo todavía.
La india se apeó dócilmente, y con su
pequeño cuchillo degolló al guanaco y em-
pezó a cuerearlo. Aguilar liaba un cigarri-
llo, junto a una roca donde daba el sol; y
no apartaba los ojos de la india, que de
cuando en cuando lo envolvía en una re-
celosa mirada.
-~ Para que acabes más pronto, voy a
ayudarte — dijo el capataz, y ató el cabes-
tro de la Castaña en un churqui de tola,
sacó su facón y comenzó a cortar aquellas
carnes palpitantes y sangrientas.
De pronto la india murmuró:
— ¿No me dijo que yo le estorbaba, pa-
ra conseguir ese papel que busca?
Aguilar no contestó.
— I Qué fácil le sería matarme «qut!
¡Nadie lo verá, y es seguro que nadie, si
no los buitres, descubrirán mi cuerpo!
Señaló el ciclo translúcido. Multitud de
puntos negros se divisaban en su profun-
didad azul. •
•--¡Cuántos cóndores hay! Dicen que
CARETA./"
ven de leguas y leguas; y tienen tan buen
olfato que descubren en seguida donde hay
carne muerta... Si me matara, esta noche
todos ellos dormirían a q u í . . . Mañana no
quedarían más xjue los huesos del guanaco
y los míos...
— ¿Estás borracha? — le preguntó él
con ira. — No pienso en matarte...
— ¡Antes pensó! ¡Vuelva a pensarlo y
hágalo! Ya que no puedo ayudarlo, no
quiero servirle de estorbo. ..
Soltó el cuchillo y se puso a llorar es-
condiendo la cabeza en las faldas, pues es-
taba acurrucada. El no pudo contener el
hinchado océano de su amor y la tomó co-
mo a una criatura entre sus brazos y la
besó tiernamente.
— ¡Qué locuras estás diciendo, Quilpara!
Ella, entre sollozos, prosiguió sus quejas.
— Me prometió llamarme, y hasta aho-
ra no se ha acordado.
— Sí, te llamaré, y nos iremos juntos.
— ¿Cuándo será eso? Mi muía está pron-
ta. Tengo dos chifles llenos de agua y uno
con vino en las alforjas; tengo yerba y
coca, y también sal, para salar la carne de
guanaco... Si quisiera, podríamos irnos
ahora mismo...
— En la frontera nos cerrarían el paso
los soldados — objetó él, y ella pareció
convencida de aquella dificultad en que no
había pensado.
Se alejó de él, volvió a tomar su cuchi-
llo y siguió carneando el guanaco.
Pero Aguilar comprendió que la india
ya no creía en sus promesas, y le dijo,
apasionadamente:
— ¿Por qué cosas sagradas juran en tu
tribu para que les crean?
— No sé — respondió.
— ¿Por qué juras vos?
— Yo nunca he jurado...
— Yo te he prometido llamarte cuando
sea h o r a . . . ¿Sobre qué cosas santas que-
rés que te jure para que no dudes?
Los ojos de la india se iluminaron.
— Mi abuela era cristiana y me bauti-
z ó . . . Júreme por su Dios que es el raío,
y voy a creerle.
Aguilar le juró por Cristo, y la india le
besé los dedos puestos en forma de cruz.
— ¡Ahora sí le creo I
VIH
os que fueron al despefiadero donde
L murió Pizarra echaron el día entero
en la exctirsíón y volvieron de noche,
reconociendo el camino a ¡a luz cenicien-
ta de la Vía Láctea.
CARA/y
446 >
Matilde sé cercioró de que bueyes y mu-
las estaban guardados, como en un corra!,
entre las altas murallas de rocas enormes;
comió un bocado y sorbió un mate amargo
que Quilpara le ofreció con mano trémula,
y se metió en la casucha, donde ya dormía
su hermano.
Ni la india, ni ninguno más quiso com-
partir aquel refugio. La noche no era ex-
cesivamente fría y daba gusto echarse arri-
ba de las caronas, junto a las fogatas, y
dormirse mirando las estrellas.
A breve trecho había un peñasco, par-
tido perpendicularmente y abierto a la ma-
nera de un gran libro.
Allí Cardona hizo su fuego, y como no
invitara a nadie, se quedó solo, apoyado en
la roca y con la carabina entre las piernas.
Sus perros lo acompañaban. Hacia la me-
dianoche llegó la india, con aspecto de so-
námbula, y, sin mirarlo, se echó y se dur-
mió envuelta en su poncho.
Cardona tenía los ojos puestos en aque-
lla forma ligera, que se dibujaba cruda-
mente al resplandor de las llamas, a cua-
tros pasos de él. Si ella no lo había visto,
él, por su parte, no la caía en cuenta.
De a ratos, se levantaba a juntar leña y la
arrojaba de un golpe a la fogata, ios perros
se incorporaban, al rumor de las espuelas
de Cardona, y luego volvían a dormirse
gustosamente. La india no se movía.
Después apareció Yango, con su muía
del cabestro. Había hecho un turno como
rondador y ahora le tocaba descansar has-
ta la madrugada, hora en que reanudarÍ4n
el camino.
Dio a su muía un morral de maíz, espar-
ció en la tierra sus caronas de indio po-
bre, entre ellas, como única prenda va-
liosa, un quillango, o cuero de guanaco,
que usaba a guisa de pellón, y se recostó
con la cabeza en el recado.
Pero sus ojos permanecieron abiertos y
fijos en las estrellas.
¿Por qué se le ocurrió acordarse que así
lo encontró a Pizarra, con los ojos abiertos
y cuajados?
Esa idea le hizo cambiar de postura.
Vio entonces a su hija durmiendo allí
cerca, desnudos los pies que el poncho no
alcanzaba a cubrir. Se levantó y la tapó
con el quillango y se aproximó a Cardona.
Ninguno de los dos tenía ganas de dor-
mir. A los dos les desvelaba la misma ima-
gen, pero al blanco lo acosaba más de
cerca, y con mayor crueldad, porque él ha-
bía urdido y pagado la traición,
Yango se puso a labrar con el cuchillo
CAREIA/
el mango de su rebenque. Pensaba cómo
recordarle a su patrón que le debia cin-
cuenta onzas de oro, y pensaba qué iba a
hacer de ellas cuando se las pagase.
Compraría en Chile un apero nuevo y
dos muías, una para él y otra para Quilpa-
ra. Compraría también unas alforjas y unos
chifles de aguardiente. Y no se le octirria
más. Iría, pues, con mucho dinero a! sur,
donde sus hermanos se sorprenderían y
envidiarían su fortuna.
Ya empezaba a ponerse rosado el casco
de nieve del cerro, aunque todavía en los
desfiladeros eran espesas las sombras.
Cardona se movió para encender un ci-
garro. El iadio adivinó su intención y se
apresuró a servirlo, pinchando una brasa
con la punta del cuchillo y ofreciéndosela.
— Ya se divisa allá la primera luz —
dijo el gaucho, indicando el cerro que
blanqueaba.
— ¡Su mercé no ha dormido ni pizca! —
respondió Yango. — Al filo de la media-
noche dejé de rondar la hacienda y vine
a ver qué había por aqqf, y lo vi a su
mercé tal como está ahora.
— ¡ Así es!
— Pensé que luego se cansaría y echa-
rla un sueñito, y cuando volví más tarde,
lo vi siempre con los ojos abiertos...
Cardona se estremeció. Miró bruscamen-
te al indio y le preguntó:
— ¿Es cierto que lo hallaste am la
boca llena de nieve y los ojos abiertos, lo
mismo que la muía, y que se los cerraste
a los dos?
— Sí, es cierto.
— ¿Por qué, entonces, cuando bajamos
al despeñadero lo encontramos a él toda-
vía con los ojos abiertos?
— No sé; pero así fué...
— ¿Estaría vivo, tal vez, cuando vos lo
dejaste... ?
— No, patrón; estaba bien muerto: él
y la muía tenían la boca llena de nieve.
— ¡Rica muía era ésa! — exclamó Car-
dona, con la afición del hombre de cam-
po hacia los animales. — Yo conocía de
lejos su andar. Y anoche, por aquella par-
te del camino, me pareció sentir su trote...
— ¡Malos pensamientos, patrón! Ni él
ni la muía trotarán nunca más... ¿Por qué
no se echa un rato y duerme? Todavía
tiene tiempo y yo lo despertaré cusindo
sea hora.
El indio ni comprendía ni podía sentir
los remordimientos del gaucho. Hallábase
tranquilo. Había servido a su amo, libran
dolo de un enemigo, y ahora solrtmcntc lo
n-r-e^ ,,„„,., í-v -í.':rsr!i3',;«e?ii«aí«-rj;^:.i3es''j^^5
CARAJ- Y
-fj 47 Jl-
A mediodia, después de churrasquear, Matilde y su tropa cmprcnatfron
preocupaba el saber en qué emplearía las
cincuenta onzas de oro que él le iba a dar.
Vio a Quilpara dormida y pensó que en
el almacén de Soler hallaría cosas lindas
para que se vistiese y se adornase. Pero
su imaginación no iba más allá.
— ¡Yo lo despertaré! — repitió, acer-
cándose a Cardona. — Todavía tiene
tiempo de dormir un rato.
Pero Cardona sacudió la cabeza, y
exclamó amargamente, hablando
Diaujos DI
Continuará en el H
HVGC^
CA.RETA/
la marcha icntamcnlc.
más consigo mismo que con el otro:
— ¡Ha sido una muerte inútil! ¿De quó
me sirve haberme librado de éste, si queda
el otro... ?
Ninguno de ellos advirtió un movimiento
bajo el poncho que cubría a Quilpara. Car-
dona no había hablado en voz muy baja,
y la joven india, que estaba entre dor-
mida y despierta, alcanzó a oírle, y
comprendió al instante el horrible
designio de aquel hombre.
S^ V A L D I V I A
próximo número
 CARAy Y CARETA/

laíl ora de I Té
(S KGrraáixo^)

lEfcMAHO^
 Regiones tenebrosas en elí corazón cíe A merica
E! reciente viaje de una comi- les que por ellos le» Ofrecen ron, occidental, en donde el paludismo
sión ecuatoriana de limites ha armas de fuego o cualquiera otra diezma a los indígenas, como lo
puesto una vez más en evidencia cosa análoga. De esta manera se dijimos anteriormente.
e! triste y penumbroso cuadro salen muchos 4e la Goajira para Hay otros que espontáneamente
(te las selvas donde no llega el engrosar el número de esclavos en se venden, por experimentar a<|ue-
influjo de la civilización y no las fincas de quienes los compran; llas mismas dificultades; reciben
alcanzan los efectos de la ley. la emigración es numerosa hacia algo. los transportan en seguida,
lisas pampas boscosas, entre los Maracaibo. por cuanto el clima y nada más se vuelve a saber de
montes Oca y cerro Teta, por las es más benigno en tas haciendas ellos. Quizás los guie el pensa-
cuales pasa la linea limítrofe de y en ios territorios adyacentes al miento de reunirse con algunos
Venezuela, por alli está la serra- golfo, lo que no sucede del lado de los suyos.
nía de Cocina, en donde mora la
casta de este mismo /lombre, la
eo»t se h» dedicaé» al pillaje
itcsdfc bace algún tiempo, asesi-
nando para robar a cuantos atra-
viesan su territorio, poco preve-
oiám.
La situación de los indígenas
es alli por demás anijustiosa a
causa del veraneo prolongado:
aseguran que hace cinco años no
llueve allí. Su pobreza es extre-
ma, con raras excepciones, a lo
(ju« contribuyen, en no poco, sus
costumlM-es exageradas y sus vi-
cios, también exagerados, para
.satisfacer los cuales extreman
sus sacrificios.
Hay familias que no pueden sa-
tisfacer las necesidades de sus pe-
tiaeños, no hallando más recurso
tfue obsequiarlos a quienes se los
reciban.
Aprovechando esta situación,
hay otros indígenas que reciben — H*tiri que ponerle nn puente, para evitar mayores males.
ZJi
a los pequeños, no porque quieran — ¿Un puente?... jE» que hay algún paao a nivel?
hacerse cargo de ellos con fin ca- 'De La Campana de Gracia. Barcelona).
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felicidad. Su aspecto físico encanta. Es una
hermosa joven plena de vigor y salud, que
ella conserva cuidando su higiene íntima
con su aliado: Lysoform...

Lo contrario ocurre siempre con una mujer

débil, que no atrae y corre el riesgo de en-
fermarse; debilidad o pérdida de fuerzas que tiene su origen
frecuentemente en la higiene íntima imperfecta.

Para conservar su natural vigor, toda joven debe practicar la

siguiente fórmula: poner de 2 a 4 cucharaditas de Lysoform
en cada litro de agua hervida de la higiene íntima y . . . | lavajes
todos los dias!

Lysoform. no mancha, no huele y no irrita, y se mnie

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 Veneracic5n pcSstuma ¿e
IJJS mogoles honraban , a sus
antecesores — tal AMiar el H u -
mayiDi, — se honraban a sí niis-
mo3, pero honraban sobre todo a
ir.s majeres. E n memoria de su
araantísifua esposa - Mtimtaz-i-Ma-
ha!, In bella sobre toda pondera-
ción, la flor de! palacio, manda
Sah Jehan erigir el maravilloso
Taj- Xlahal, cuyo nombre comple-
to r e z a : "Taj-Bibi-Ke-Roza", es
«lecir, "timiba de la reina elegi-
t!a". E n sus Indischu Kfiscskinzen,
dice Richard C a r b e : " E l Empe-
«ra&w n o pretendió construir u n a
m a n s i ó n , un edificio, sino crear
u s a imagen <Ip su a m a d a " . L a fe
- Tmtstdmaaa no consiente los re-
t r a t o s , pero éf, de un modo indí-
fecto.simtwlicamcnte, nos hace re-
c o r d a r con su obra peregrina la
Víiupfliosa d u l z u r a , el misterio
conturbador de aquella reina, qui-
z á caprichosa, pero siempre, en
todo caso, bellísima y encantado-
r a . Los soberanos m o g o l e s , in-
fluenciados por las modalidades
escitas y persas, m á s libres y sun-
tuosas, no sienten esa nativa ene-
mistad de la imagen propia de
lo» mahoBietaHOs aribigo-ortodo-
5*3. L a s níáltiples m i n i a t u r a s y
figurillas del tiempo d e los empe-
r a d o r e s mogoles atestiguan ser
verdad lo que decimo.s.'.Sin embar-
go líe esto, la teyenda de ta reina
Munitaz es tan bella que merece-
ría ser cierta.
Djelaleddin Mohammed, llama-
do .Ákli.Tr, es decir, el ( i n n d e . in-
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f lí¡d : fl-ilili-'n •* * U n i n t i T i - y iÍ > i ( t ' O r t i» •
T h « A m e r i c a n W-^rch Cjt(ip«0v
!< V A ü A V i A fiar* - Bueiion Aire*.
los mogoles
vierte en s u s construcciones su- su recinto amurallado, se manifies-
m a s inmensas a u n d e n t r o d e las t a elocuentemente la pronunciada
posibilidades económicas casi ili- aptitud que p a r a las obras de for-
mitadas d e aquel país. S e calcula tificación tienen los pueblos de
que gastó unos 900 millones. T o - Oriente. Los m u r o s y bastiones
da una nueva ciudad — Fathípur del palacio de Dellii son de ello
Sikri — es fundada y edificada testimonio inmejorable. E n los
por él. L a fama del Rey Sol de amplios patios de las mezquitas,
Francia y de algún otro fastuoso anchas escalinatas de suave pen-
magnate de nuestra europea edad diente dan cSmodo acceso a ele-
barroca paiideíe c u a n d o se piensa vadas terrazas — tal. por ejemplo,
en la gigantesca pasión arquitec- en el D j u m a Masjid de la g r a n
tónica de aquel monarca digno d e mezquita d e Delhi — y vienen a
"¡..as mil y u n a noches". E n los demostrarnos que lo» arquitectos
fundamentos d e !a ciudad, e n l o d o ifldomusulmanes h a n sabido conce-
bir en toda su amplitud ci sentido
especial de las grande.» y rcprc-
.setrtativas escaleras, cosa que per-
maneció oculta a los arquitectos
brahmanes de todas las época.
L a s edificaciones del tiempo d e
A k b a r son documentos vivos de
cómo este g r a n emperador esfor-
zóse en unir, mejor dicho, en
armonizar sabiamente la-» distin-
tas razas y sistemas religiosos
que prosperaban a profusión en-
t r e sus subditos. S u mausoleo no
acusa el tipo d e cúpula funeraria
ya entonces usual, sino que .se
apoya en otros más aníiguos. El
antiguo sepulcro con baldaquino
se dilata en vario» pórticos de
columna» de varios pisos a cuyo
Kl doctor (mirando el ter- alrededor se extiende un alto mu-
mómetio). — Tiene treinta y ro taladrado por ojivas persíis;
ocho.
sus puertas, también de estilo per-
La eaferau. — ¡No, leñoet sa, están realzadas monumental-
Tengo veinticinco cumplido»
el catorce de abril. mente.
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DepartaBMrtit» Sfucional de Hffftcne, c«rHfle»da 940».
P í d a l o « « t » » F a r n i a c l » » , y «n ou»»tr« casa
«l»»<t»ví«, «?2S - Bu«»<!» Airas . U, T. 30S4. Flor«i.
S«f#V#e foííeío fM'-íí'etiHpo ai
ZACARÍAS IWTO f ti». R»pr<.«9nt«Bte» «)Í«IU»ÍVOS.
 C A R A / Y CARETAS

Con sola tomar hierro se transformatt en breves

días, las muieres débiles, en sanas, robustas,
de labios rojos y earas rosadas y bonitas.
Ningún razonamiento puede
La Srta,
"•••y tengo el honor de manifestarle que
desde que empecé el tratamiento con la Poción
Tónica Collazo, he sentido una extraordinaria
mejoría; ya no siento ese malestar ni decai-
miento, me siento mucho más fuerte y con más
ánimo para hacer cualquier cosa, estoy de muy
buen color y hasta mi físico ha mejorado".
superar a la demostración de un ejemplo.
P. L. D., de Coya, dice:
La poción Collazo es el más perfecto de lo»
ferruginosos y muy superior al aceite de hígado
de bacalao, para hombres, mujeres y niños, y
aunque cuesta $ 4.50 resulta muy económico
por ser suficiente uno o dos frascos para r».
construir el organismo. Se toma como ua
vermouth.

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HABLAN: i.T" iliili-tuias nettiiasas stimbidí}x en los oUios
Dentralen (neuranteiiia) y sordcrfí y <>tras do- NIO MAS I
ufreee al tratamiento lencias similare>í, ];4 co-
Hrfiiendo su- galvánico un enmjm lii' rricnte tfalv.inica ha úe-
nccii'jn extraordinaria. n i o ' í t i ' a d o su acci6n Cumplo gusto-
frido una enfer- i'.icntu feiíí, bienhechora. so con nianife»-
medad nerviosa * tarle que !a fio
<jue me tenia pos- h ) Los mú.u-ntos ÍU?
Ij) f,,-i- I iirrientes gal- fc U pared akd>^fiiu)t re- jcdad y doiorej
trado, me puse vátiicas ilrliiics cataan, IjaeciimftH a la inflnen- i)iie .sentía en las
en Iralainienlo fortific.iii y Tmnii:ili7.i,i * cía (le i a corrirnfe y,;t\ punías y lo mis-
la actU'iiliiil i i i K / u r . l . vánica (en cas"^ Me
con el a p a r a t o ei>n'ffpaeiñn: ef;)e e s mo lo.s fuertes y
"ENERGO"y g) Las viiiiiilc'i .MI
liniiil.-nite cM all.-inieUte amnios dolores
iwtéal poco tíeiii- mantea de las (íntiin henriieíns..). ipje irnfa en !a
!)o lie u.so una tes Ralváijicas (iciíür. t) l>. 1. <
sorprendente me- se destacan en el tüi noi í ! ) 1 i ( II íí í i
lamiento, dü las llama-
joría en el esta- das neuralgias (ciitica). 1 ) días de
do de mi salud, y íh 1,)' inó)) (!i.tria
estando a h o r a e) La cii'Ticmo jíal-
I t la i II ' " I ' >1 .ip.irato
perfcct-iinentc vAtiica tléhil «» ttlla- d ) / ' i d'>^i lít las f r H "1 M R i , 0 ' , -
hí«). __ Rómuio mente licufficioí.» liara ni lih n rn f < .^1 u i \
Juan r . Canata.
Mucagno.—Go- Cí'iphafir cf>n éjtito las l l t l . UÍ i f l >^, M ( ! . l ' U i h
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frnesto Vílches
ÍIÍI f ^^§'^^^^ <?^^ ^0^ films en
líííl castellano se exhiban
en el extranjero

C ON Ernesto Vilches cl cinematógrafo parlante ha reali-

zado, índbcutibiemente, la más acertada y valiosa de las
adquisiciones. Necesitaba de una figura como esta del
creador de El eterno Don Juan para .consagrarse defi-
nitivamente en tierra de habla hispana, donde se receló — quizá
prematuramente — una imposición de actores y obras de origen
y lenguas ingleses. Vilches, además, ha sido en Espatía algo así
como cl renovador de la caracterización escénica. Pocos como
él han logrado obtener, no ya las máscaras psicológicas de las
pasiones que, espíritu observador, habia visto en los rostros aje-
nos, sino que unieron las máscaras etnográficas y antropológicas.
Con Vílches cada jx-rsonaje es de su país, de su raza, de su
tiempo y de su edad; con Vilches, hombre que to viajado mu-
tífio por América, el castellano ha tomado una aitonación qtie
no es, precisamente, la exclusiva de la Penínstjla, sino la cuasi
universal de todos los pueblos herederos de la lengua hispana.

Gnj esto, y su bien timbrada, casi

fonogénica voz, está dicho que es
uno de los contados actores que,
de inmediato, conquistarán al pú-
blico. El cine mudo o sonoro co-
menzaba a resentirse con la ausen-
cia de actores como éste, comple-
to y culto, para quienes el arte de
la expresión y de la palabra no
íi«íe secreto». Estaba el publico,
además, un poco fatigado de los
galanes apuestos, bienamados y
sin otra cualidad que un bello ros-
tro y un traje impecable. Actorcí
humanos, dúctiles, que tanto fue-
ran el Amigo Teddy como El
Principe Estudiante, el Profesor
Clenof como Wu - Li - Clwng, el
Eterno Don Juan como este Cas-
carrabias admirable que hemoí
awíemplado y oido en estos día».
Adore* que supieran ser, a un
tiempo, escultores de su alma y
escultores de su cuerpo. Y no en
vano se ha dicho que cada línea
trazada por \'ilches sobre su ros-
tro es un signo del más intimo
lenguaje mímico de una alma...
I ^ lengua hispana, con hom-
bres así, con artistas de esta en-
vergadura, impondrá »us obras al
público de los países de habla es*
(raña. Y no será raro cl caso de
que, por obra y gracia de la la-
bor pcrjonaiísima realizada por
un actor como Vilches, ge pascu
s w ob-as «n traducir, tanto en
Inglaterra como en \m Estado»
Unidos. Que el arte no lo ínter-
nacioBalíai» ni ta técnica ni \m
imposítíonc» de lo* ««presario.s;
Sus Burbujas eliminan las Impurezas
de Entre los Dientes ^•"'«'' "^ /"'" ^' ".*' '"*""** =^"7'
/ i c i e . . . lino ((imbicn higieniza ta»
diminutas hendiduras que no puedt
alcanzav iinu úmpte cepiliada. Ast
íí»nf>íti (os dientes completamenu.

Llos unaAespacios
limpieza superficial de ios dientes es sólo
limpieza « mcdks. El peligro reside «a
cutre dientes; en las diminutas h a ^
«lidtiras donde ¡as partículas de alimentos se aca-
niulan y donde comienzan las caries.
('óigate limpia estos lugares diíícifc.* de alean»
zar. .Su espuma deslumbrante y rica en burbujaj,
penetra en los intersticios; ablanda las scunm-
laciones y las elimina en una ola higiénica de
completa limpieza.

Esta espuma de G)lgate es única. 1^9 prueba

científicas demuestran qmi tiene más alto poder
penetrante <iuc cual<|in'cra de la.s principaks den-
tífricos conocidos. Su acciát linipiatlora es asom»
brosamentc cabal. Después de cepillarse a»i
Colgate, su boca se siente limpia... porque lo
fstá... como ixingto otro dantiírica puidt
limpiarla. ' -»
("óigate pule los dientes brillantemente,,, me-
diante el polvillo tenue que Iodos los dentista»
usan a tal fin. Pero cualquit-r buen dentífrica
pule los dientes. Coléate, además de pulirloa,
brinda la protección cxíraordinaria de una •©•
cíón limpiadora que completa la opcracitín.
Su superioridad en limpieza y economía hm
hecho de Colgate el dentífrico más popular de
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fncois oí d i n ario» íHco Coljiate, con
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El último satírico romano

( D . J u n i o Jtjvenal ,es el último difícilmente e j e r c i e n d o magrñn siendo anciano, vióse condenado
g r a n satírico d e !a literatura ro- c a r g o oficial. Como poeta, revelóse al destierro por haber ofendido
>íia>ia. S u s poesías casi nada nos en edad ya m a d u r a , acaso d u r a n t e a un actor y favorito imperial lla-
líieeii de su vida ; en cambio, las e! primer decenio del r e i n a d a d e m a d o P a r i s , esta tradición divul-
iíueiites biográficas m a n a n c o n T r a j a n o (98-117), pues Marcial gadisima rebosa de tales absurdos
¿j-an abundancia. Por desgracia, no le conoce aún como satírico, y contradicciones que en ella'' sólo
están a menudo tan llenas de con- sino tan sólo como "elocuente" podemos ver u n a fábula literaria
t t a d i e d o n e s y de combinaciones orador, y Plinio tampoco men- formada a base de combinaciones
ríianiffestas, que no pueden ser ciona su nombre. Aunque, entre d e todo género.
Htilizadas sin la más extrema pru-^ otros detalles biográficos no muy.
flencia. Juvenal nació en Aquino. d e fiar, sabemos también one. ALFRED GUDBMANÑ
floreciente ciudad volsca del va-
lle del Liris. Procedía, al parecer,
4 e u n i familia d i s t i n g u i d a ; por
lo menos un pariente suyo, según
sabemos por una inscripción dedi-
catoria, revistió cariros elevados
e n su ciudad natal. N o es posible
«teterminar con exactitud los ailos
á e su nacimiento y d e su m u e r t e .
E n 127-128 vivía aítn. como se
deduce de una alusión de una de
las últimas sátiras, y,' dando la
M'náninie tradición motivo p a r a
«recr (jue había a l c a n z a d o los
ochenta ailos, se puede situar la
fecba de su nacimiento hacia el
58. U n a fecha m á s tardía difícü-
jnente se compaginaría con su in-
tima amistad con Marcial. J u v e -
aa!, como también Marcial, T á - i -
to y, según está demostrado, Pli-
p i o c! Joven, probablemente fue
discipulo de Qnintiliano, el m á s
célebre maestro de su tiempo, y — Fíjese bien; hemos puesto; "'Sttm horabre rfene de Hendaya"
Dígame ahora; ¿por qué hombre »« escribe con " h " ? ,
áedicóse durante largos años en — Por etimología.
Jíoma, n a sin éxito, a la profesión — ¿De dónde viene?
d e rector. Según testimonio pro- — De Hendaya.
pio, había estado en Egipto, pero (De Buea Humor, Madrid).

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Si usted es'á herniado
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finidad de otros méto- na tienen ningún ualor.
do.5 para c u r a r la hernia,
pero sin r e s u l t a d o ; es
también muv (msible nue
haya sido O P E R A D O
una o m.is veces sin riin-
seguir la cura deseada.
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Afligida. — Godoy Crus,. — FrigidcE y esteri-
lidad no son términos correlativos. En cuanto al
remedio, varía con la causa y la naturaleza ge-
neral o selectiva de esa modalidad sexual.
Merceáes Julia. — TMS Lilas. — Si sus trastor-
nos se reducen a los que menciona en su consulta,
no vaj inconveniente en (juc se case usted, Pero
una verdadera garantía en este sentido sólo puede
obtenerla usted mediante un examen médico ge-
aerat oportunamente realizado.
R. R. R. R. — Buenos Aires. — Padece usted
de una confusión espantosa. Le pasa l<j que a al-
gunos oyentes de conferencias o lectores de ar-
tículos científicos, que se apropian terminazos mé-
dicos y edifican sobre ellos una patología propia
y ciascuno al modo suo. Porque no tiene usted
lo que se imagina, ni es ésa la causa de .su roo-
festia, ni ésta tiene Ta menor importancia.
Mujcrcita trítte. — Buenos Ahfs. — Lamentaría
¿e veras no haccrtne acreedor é sus expresiones
de gratitud, agradecimientos, etc., evidentemente
excesivas, aunque no creo, como mordazmente
me insinúa algún amigo, que "las palabras valen
poco, aunque suenen mucho". Estas mujercitas tris-
tes, que a millares me honran con su confidencia,
ti sor» casadas, necesitan un médico que las exa-
mine Comme íL fatii; y si son solteras... btieno,
tí son solteras, necesitan casarse.
Un 0tario, — Santa fe. — Alteraciones de ca-
rácter como la suya no pueden dilucidarse en dos
líneas. Ks evidente la existencia de un terreno in-
estable, propio para el desarrollo de cuaUíuier psi-
copatía, y nada tiene de raro que su enfermedad
e i evolución acreciente su innata tendencia a la
depresión melancólica. Pero^ a mi juicio, puede
existir otra causa de intoxicación, fuera de tas
pulmonares, (jue e.s precisa investigar y corregir.
En esa forma será más fácil, para el médico que
lo trata, estinmlar .su encrgia psíquica y restituirle
la capacidad de trabado y actividad compatible con
•u estado.
Intranquilo. — Hogoyé. — l4k. jaqueca nada
milliílflfflill!llitill!limilllltl!l!llllli|llllllll!llllllll!!¡lilillimtli»^
FRANgOIS MAGENDIE
En el campo de la fisiolo-
gía, la ciencia médica francesa
del siglo XIX cuenta con una
brillante representación de in-
vestigadores, entre los cuales
se destacan Magendíe, Clau-
dio Bernard, Legallois, FIou-
rens y Pousei-ií'e.
Frangoís Magendíe (1783-
I86S"> ruede ser, con justic'a,
considerado como el principal
representante de la fiíioíogfa
ejcr'eriwental de su siglo.
Magendie, sin hacer caro de
las ideas vttaliítas de su tiem-
po, consideraba a la medicina
como "una ci«n:ia por hacer"
y m comparaba a gi mismo
como "un trapero detpreocti»
Esta i^ctAén es atendida ex
dencia. Las respuestas a las
van apareciendo sucesivamen
tiene (|ue ver con la epilepsia, a pesar de cierta si-
militad, por la aparición, marcha y terminación de
los ataques a i una y otra eitfernJedad, No existe
peligro alguno de que el jaquecoso vaiga a parar
en epiléptico, con ei andar del tiempo, y tampoco
de que engísidre epilépticos. Los hijos de jaqueco-
sos serán, cuanto más, jaquecosos también o suje-
to.s a o t r ^ manifestaciones muy, variables del neu-
roartritísino.
Frcd -fusión. — Tome tres sellos diariamente
(mañana, tarde y noche) iguales al siguiente:
Piramidón 0,25 rgamos
Aspirina 020 „
Brorahidrafo de quinina 0,10 „
durante tres días. Descanse una semana, y si sus
molestias se repiten, vuelva a comenzar.
/ . B. G. — Ciudad. — Probablemente hay algú^
trastorno simultáneo de intestino. No es posible
opinar, en su caso, sin el examen correspondienta
A. R. G. — Corrientes. — Si su fí.-itula se ha
producido, a pesar de las operaciones, no hay
que apresurarse a buscar otra intervención, pues-
to que nada autoriza a suponer que las ya reali-
zadas fueran deficientes. Es mejor en.saj.ar las
inyecciones modificadoras (bismu(adas) en las
fístulas mismas, los baños de sol locales, las apli-
caciones de rayos ultravioletas, haciendo al mismo
tiempo vida al aire libre y tratamiaiio general
reconstituyente.
A. G. G. .S. — Rosario. — En su consulta no
me dice su edad, dato muy importante nara va-
lorar en su justo significado el síntoma de su re-
ferencia. De cualquier modo, si los hecho» han
D J U A N
pado de todo tenwM' qae se Ferimentaeién en los animales
pasea por los diminios de la VIVOS, profesaba un odio cor»
ciencia recogiendo todo lo que dial a los antiviví :eccionÍ8tas,
encuentra y le sirve". contra los cuales tuvo acalora»
Ardiente defensor de k exv das po'émicas, no s i e m p r e
mantenidas dentro del campo
científico, sino que en cier-
tas ocasiones las resolvió en
ffí-na vía pública a golpes
contra los que él llamaba
"idiotas sentimentales",,.
Con tas trabajos, Magendíe
contribuyó al csclire;imiento
d« infinidad de hechos fisioló-
gicos, desconocidos o mal in«
terpretadoí por Io« íi iótogos
«tie le precedieron, correspon»
dWndole el honor de ser el
'•' " ' for del primer periódico
:.;.^;!-^o consagrado exclusiva-
 deXdras u Careéas
clusiYamente por correspon-
preguntas que se nos hacen
J e en estas mismas páginas.
sido correctamente observados, debe existir un
proceso inflamatorio del recto, que puede ser de
cuidado, y por lo tanto, requerir la inmediata aten-
ción médica.
ViM lectora de esta sección. — Dos baños de
asiento muy calientes, diarios. Un supositorio, por
la nocbe, igual al siguiente:
Clorhidrato de cocaína. . . 0.02 gramos
Clorhidrato de morfina. . . 0,01 „
Extracto de belladona . . . 0,0¿ „
Manteca de cacao S „
Régimen alimenticio vegetariano. Aceite de para-
fina a la dosis de 2 cucharadas soperas por la no-
. che o a la mañana en ayunas.
activas son de e x i s t e n c i a innegable y de una
Keswtt. — Jtijuy. — La radiografía que me re- respetabilidad casi académica. El uranio, el polo-
mite es como la fotografía de un túnel: es decir, nio, el radio y muchos otros cuerpos, son fuentes
no se ve nada. El asunto no tiene más remedio
que sacarse otra, pero mejorando el instrumen-
t a l . . . .o el operador.
Alfredo Núñci. — Fausón. — Fantasía pura.
Jenaro Conírcras. — Pergamino. — Sigue la- nero hmnano, huele a chamusquina y es del más
fantasía.
Margal Siptóih ~ San Isidro. — No conozco
¡ay! ninguna medicación cientificamenle aceptable
para el objeto que persigue. Lo cual no quiero
decir que no existan infinidad de drogas, remedios
o métodos que pretenden con.seguir grandes re- tud, pero los estudios que se vienen haciendo per-
sultados. Pero ¡ay! (perdóneme la renovación del
suspiro, pues trato de ponerme a tono con usted),
sólo sirven para alentar una ilusión perpetuamen-
te desvanecida.
A . M A S S A : "hacete amigo del juez..."
lillillilllllllillllilllllliüllllllül!!
mente a la fisiología, el "Jour-
nal de Physiologie Experimén-
tale" (París 1821-31). Entre
sus trabajos merecen destacar-
se los dedicados al estudio de
las rafees anteriores y poste-
riores de la médula espinal, el
mecanismo de la deglución y
del vómito, los efectos de las
lesiones en el cerebelo, la ac-
ción del coraasón en la circu-
lación sanguínea, sus estudios
sobre la presión arterial, sobre
la« sangrí.is y sobre la acción
de la "materia pútrida" inyec-
tada en las venas.
Sus investigaciones en far-
macología han introd'icido la
práctica m é d i c a (1821). los
compuestes yodado.^, la cstric-
nina, la morfina, la vcratrina y
^é
Me permito indicarle que si la naturaleza se lia
mostrado esquiva en, ese aspecto de su persona al
i|ue descon.soladamente se refiere, no ha de ca-
recer usted (lo adivino) de otros atractivos ca-
paces de compensarla dé semejante avaricia. Cul-
tívelos y se reirá más tarde de sus amarguras de
hoy.
Jitan Antonio. — Buenos Aires. — La colora-
ción de las orejas y la sudación axilar excesiva
depende de trastornos vasomotores, subordinados
a insuficiencias glandulares variables y que, por
lo tanto, no son pasibles de un tratamiento único
que usted pudiera poner en práctica con facilidad.
En cuanto di encanecimiento, dei>ende de las mis-
mas causas (trastornos endocrinos) y es irrettie-
díable.
Madre angustiada. — La Plata. — Un vidrio
roto, roto está. Pero puede masillarse.
/ . / . Iiiru. — La Plata. — Las fuerzas radio-
radioactivas, pero el estudio de estas radioaccio-
nes y sus aplicaciones médicas, están aún en los
primeros tanteos y son materia dé un trabajo in-
cesante de laboratorios y clínicas. Por lo tanto,
la profusa terminología que usted menciona sobre
fuerzas centrípetas radioactivas y centrifugas ul-
tradinámicas, aplicadas a todos los males del gé-
puro clasicismo, dentro del género de los cuentos
tártaros.
n, Alberini. — Las Viilcniinas, — La int'esti-
gación de la paternidad, por el examen de la san-
gre, no puede realizarse aún con suficiente exacti-
miten asegurar que muy pronto será éste un pro-
blema resuelto. La otra consulta que me plantea es
de orden legal y podrá resolverla mejor con ayu-
da de un abogado o procurador, que no han de
faltar, por supuesto, por esos pagos. En este asun-
to, toda mi ciencia se reduce al consejo clásico:
|llll|l¡!IH!tlllll!lllllllllllllll!llllllllllllllllltllll!tl!lll IIIIM IlliJI
al^tmos alcaloMes desconoci- n» y la anatomía fina de la
dos en su época. córnea fueron descriptos por
Lecuwenhoek en el año 1689.
V A R I A S
Los bastoncillos de la retí-
Entre las obras médicas más
¡N^ anticuas se encu^nf^ra el "Gra-
JM badín" o manual de farmacia
que se cree rertenecícnte al
autor árabe Mesul el Joven,
y que constituía el compendio
OEPtlYSIOte de drogas más ropular en la
tXfCRinwTME Europa medieval.
tANS I6ZI-5I Un escrito persa del siglo
XL por Ismael de Jurgani.
contiene la gufi pro'"i''¡enieti-
te más com; Ic-tn de ( -' ; Í '•-
do, para el :\nSh i-. <!i. ai n .
También b,iy d.itos muy ir-.-
portanlcs rcsverlo a la c!iyT),:i-
tología y de ¿cjgraíía m¿di.<».
 'equeñas noticias universales
Se ha patentado un pe<|ueño so- f! mismo aparato los arroja a UB Rviación y establecerá pronto cam-
porte de metal para evitar que se depósito de agua fría de que está pos para aeroplano,s.
viren los frascos de tinta. provisto. «
• El pais que ocupa el primer
*
El gobierno del África del Sur Los constructores de un nuevo puesto en la producción de apa-
lia establecido una fundición de hotel en la isla de Haway están ratos de limpieza es los Estados
hierro y acero en Pretoria. tratando de obtener el calor que Unidos. Le sigue Suiza, y Alema-
nia tiene el tercer puesto.
lia de ser utilizado en éste de un *
I-a primera fábrica d e máqui- volcán situado en las cercanías
na» de escribir establecida en Po- de la ciudad. 1-os Estados Unidos importaron
lonia lia empezado a funcionar en el año pasado más de 65.1.14.000
la ciudad de l'o'cn. * cachos de bananas, cstablecicndi
I"! gobierno de Panamá ha adop- el más alto récord.
Vn banco de California está tado leyes que han de regir en la
usando un autonió%-il armado en
el cual los empleados hacen sus
transacciones con individuos resi-
dentes en los suburbios.
*
Un trinco ínovido por medio de
ona palanca ha alcanzado, desli-
rándose jwr la superficie cubierta
de hielo, una velocidad de sesenta
millas ijor hora en Bavaria.
*
Un hombre de Michigan ha in-
Trntado una cania portátil que
puede plegarse con su colchón y
nevarse con suma facilidad de un
«tío a otro.
Suiza ha venido fabricando pa-
pel desde el establecimiento de su
primera fábrica en el año 1440.
*
Se ha inventado un nuevo apa- — Es muy sencillo saber la edid de un hombre. Cuando cmpieía
rato que puede freir cuatro hue- a encanecer e» que tiene cincuenta años, y cuando empieza a po-
vos de una sola ven- Cuando los nérsele el pelo negro es que tiene sesenta.
huevos están listos para servirse,

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Estudios de magnetismo terrestre

Arguye e! profesor John A. Fle-
ming que los estudios sobre este
tópico llegan ya a cobrar inusitado
interés y extraordinaria importan-
cia. Dice que existe alrededor de
la Tierra un campo de fuerzas
«agnéticas cuyo origen es todavía
desconocido. Las distribuciones y
variaciones de ese campo presen-
tan características que no solamen-
te se relaciotian con los fenómenos
magnéticos y eléctricos de la Tie-
rra y de su atmósfera, sino tam-
bién con ios fenómenos solares y
cósniicos.
En las regiones polares, las va-
riaciones magnéticas y eléctricas
El médico. — ¿Qué tal está?
El enfetmo. — Para eso lo
he llainado, pata que me lo
diga.
transitorias, así como las tormen- gran valor económico en las con-
tas, son notablemente perceptibles sideraciones práctica» de las nece-
a causa de la proximidad de los sidades de la vida. En esta forma,
polos magnéticos de la Tierra, las tormentas magnéticas ejercen
Actualmente, las c a r t a s que una gran influencia en la propa-
gación de los mensajes radiotele-
muestran las d i r e c c i o n e s del gráfico». Con el transcurso del
compás y la f u e r z a d e l cam- tiempo, la adquisición de nuevos
po magnético para las regiones conocimientos acerca de la varia-
polares se basan principalmente ción magnética y de sus cambios
en ideas teóricas, y tos valores progresivos, ayudarán materialmen-
indicado» pueden cstAr muy lejos te a mejorar el transporte, el co-
de los verdaderos. Por ejemplo, mercio y la comunicación por el
la expedición Máod, de AmundwM, aire, cuyas vastas posibilidades
desde 1918 a 1925, descubrió que ya han sido dadas a conocer.
la aguja de la brújula apuntaba
con una desviación de dos grados
hacia el oeste, cerca de tas Nue-
vas Islas Siberianas, aunque el va-
lor dado en las últimas cartas es
de diez grados de desviación ha-
cia el este.
Los avances rápidos de la cien-
cia contemporánea han hecho ca-
da vez más importante la tarea de
conseguir nuevos datos de las re-
giones p o l a r e s , especíairaente a
causa de las correlacione» entre la •
electricidad atmosférica, e! magne-
tismo, las luces polares, las con-
diciones de recepción de las co-
municaciones de radio, las corrien-
tes terrestres naturales y !a acti- — Creo que setí necesario
vidad solar, correlaciones que tie- hacer una pequeña operación.
nen un gran interés científico, y — ¿Cómo una pequeña ope-
que serán con'el tiempo, a medida ración?^! Una gran operación I
No olvide usted que «1 enfer-
que se vayan conociendo mejor la» mo e» millonario.
leyes que las gobieman. d e , un

£1 acumulailor ^ue
remito en el día (i-anco
út porte, un revólver
sitlems C o i t o S m i t h
Wei><m, calibre 32 6 38, caflo
Yú. necesita
de 4, 5 ó 6 pulgadas, niquelada Ett materia de acumula-
o empavonado, a eteciiun. Pedidos y giros • : dores no es posible reunir
R. CANALEJAS - Monlrvideo 1558 - Ba. Aa lo comercialmente barjto
con lo técnicamente bue-
no. Esto, sin embargo, no
obsta para que el com-
prador pueda hacer econo-
mía de dinero adquirien-
do un W I L L A R D
de Sello Rojo (nis-
lación c a u c h o en-
tretejido) que cues-
ta algo más, pero
que rinde tres ve-
ces más. Consulte
en las E s t a c i o -
nes de S e r v i c i o
WI L L ARD.
LOS QUE SUFREN
Renmattemtt, Lttmliago, Dole*
res de Ontvtraf EipaldaS) etc.
OstlUo Bocel $i t ^
Que ««cesitea aplicarse la corriente eiectrsirísl-
vénlee, deb«ii uiber que «I má» ptrluccitmméo
tinturen «Iéctrlc« e» »l ROBUR, « pil*« »ec»i,
Tteiw #x»eto ret»l«dor par» graduar »o ( u f r t » ,
p«rle«to luBciooímieolo garantido, «ienisrt lisio
l>«r» usar »<n ningún» previa Kinparació». N»
pTsdue» qoemadur»». Preeia «I alcanc* 4» t»4M,
Pidan hoy mi«mo «i« sobr# cerra-
WiUard
T«ii. > (:•,'•! -iií para la ekíitmilmí
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Por Curta *» p « r * o » a Í i » « a í « .
 C A R A / Y CARETA/

L € MIAVJÍ C I E I K C A V N C A L
AVILIMIENT'O Ü D I E A I L . . ,
Desde hace muchos años, un problema científico
preocupa a los estudiosos del mundo entero:
descubrir o crear el "alimento ideal"; es decir,
una substancia que en poco volumen concentre
las más altas propiedades nutritivas y bené-
ficas al organismo. Hasta la fecha, uno de los
elementos que por esta condición se halla más
próximo a lo buscado, es la Malta Palermo.
Por sus propiedades tónico-digestivas naturales,
unas copas de esta ntagfnífica bebida natural
propenden eficazmente al bienestar general.

1 EN TO D O S
LOS ALMACE-
MES DEL PAIS.

Cr.RVECERIA
PAl.ERMQ
S. A.

PALERMO
 C A R A / Y CARETAJ"

E. ranae
os ingenios
e a raza nos
ió una lección
valentía •
A valentía que se entra en la juris-
L dicción de la temeridad, rtiás tiene
de locura c|ue de fortaleza.
Won Quiiote: Parte II, Cap. X V I l )

f' La valentía que no se funda sobre la

tase de la prwiencia, se llama temeridad,
y tas hazañas del temerario más se atri-
twye» a la buena fortuna que a su ánimo.
Won Quijote: Parte 11, Cap. XXVIII)

f ÍMs. cobardes, aun<}ue nazcan ricos»

.siempre son pobres: como los avaros,
men''' os.
(Trabaioí de Periiks y SegitmiinJa:
Cap. X n i )
%;>'Ñúhuye el rjue se retira.
(Ooit Quijote: Parte II, Cap. XXVIII)

% Biai hayan aquelltís benditos siglos

«|uc carecieroíJ de la espantable furia de
íMlucstoí enrfemoniadtís instrumentos de
la artillería, a cuyo inventor tengo para
ni» qtje en et infierno se le está dando el premio de sa diabólica invención, Ilustracfón d*i dib|i-
con la cual dio causa de que un infame y cobarde brazo quite la vida a g i-te \ttt\ét W.'Ha.Ch
oblnsn- p a r a "Don
xm valeroso caballero, y que .sin saber cómo o por dónde, en la mitad <kl Quljoto». .
coraje y brío que enciende y anima a los valientes pechos, llega uoa des*
mandada bala, disparada de quien quizá huyó y se espantó del resplandor
qtjc hia) el fuego al di-sparar fk la maldita mácjuína, y corta y acaba en
ttii instaiife fos paisamientos y vida de quien la merecía gozar luíaigos siglt».
(Dan QmjoUi Parle 1, Cap. XXXVIII)
"I Stjele acontecer que en los grandes peligros la p«Ka esperaiwa de vai- MUESTRA FRAO-
cerlos saca del áDinto desesperadas fuerzas. MENTARÍA D E LO
M U C H O QUE SO-
BRE EL VALOR y
% Más rico de valor que de moneda... iVinje del PmnimJi: Cap. l U í LA VALENTÍA DIJO
EN SOS OBRAS DON
f ¿Hizo c-r amor, por ventura^ , 'j
MIGUEL DE C E R .
a ningún pecho cobarde? á,a Vumancia) VANTE8.
f La guerra, así comí» es madrastra de los cobardes, es madre de kw
valientes. (Trabajas de Pfrtiles y SegisiiinuJa: Cap. XIII)
!')s valientes iuan<lo caá), se pasa a la flaqui:7;a tic los
t,
\:rit;iM.
'i liiiil ..'•• !-. .;-ir . . '..ili-nli:t. qu'' < •. una virtud que cslá puesta cíitrí do«
• xtrcni-i- ."•; •• , •i! ) .'-un I'/ ojb:ir.h.-i v l;i temeridad; pero menos mai
•''•;\t t j ' , . - ' 1 í í í i t , , ,.ih ... MII.I I! punió de temerario, que no qtu;
! 1)1)11'. 1 í i 1 li.iií!. ; ,, jc a.-i cnmo es más fácil venir
. i ¡iri'«lií;ii .1 ••' r . 1 . - ! > l ' l i l • ¡ ;n;i:n, .¡..í (•>. m;is fácil dar al tcuHTario
i 1 .li rijtwri!!,- '-sibir a la vcriladera va!i,'ntía.
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viven y crísn en higoren UNilueros»», peslilenle».
Al orrnHlrorse itol»re I»* ulimeiiloseon KII» pala»
peludas ilcjan un rattlro de eiifermcdude», de
muerte. Proteja lUl. a »u faniiiio contra ettot
enemigos. Pulverice Hit.
El FUl es morttfpro pora la« monea», mosquito»,
pulgas, poiniai», hormiga», eucaraeha». chiiiehe»
y Bu^ huevo». InofciiBivo p a r a e l bomhre. No
mancha. No eoufuiida ol FUt con Oír»» In-
•fH;ticid««.
BuMiue e! «oMnálto en la "lata aMwfll» con »»
faja negm,"

FLIT mata más^dc prisa

 Hombres del bosque africano
Menciona « a v i a j e r o eh sus y ei cuello planchado se desalnii- "balele". Bailan a! son d e tosco
apuntes !a vida que hacen los dona y tos vestidos se empapan " l a m tan»" — especie de tambor —
bubis, tribus de u n a isla africana en cuanto la banda acomete K» qae golpean con la punta de los
<jue duramente se someten a ¡a compases de la " m a r i n g a " , q a e dedos, acompañándose d e una ex-
civiliiaeión. siempre cierra el programa y ejer- t r a ñ a canturía, monótona, simple,
Algunos, no muchos por su con- ce sobre los nervios de todos los repetiíla mil , v e c e s . F o r m a n uii
tacto con enropeos o por !a cons- negros femandinos y bubis un círculo y «alen al medio sucesiva-
tante predicación d i los misione- efecto mágico. mente, .sin orden • preestableciilo,
ros que se los llevan a su» reduc- E l alcíÁo! y el baile son !a pa- según el entusiasmo que en cada
ciones, son afectos a la civiliza- sión d e los buWs, Cuando r e g r e - uno despierta la música y la can-
ción, i C u á n t o sufrimiento p a r a san de sus fa^ia-s o de sus com- ción, y se mueven en» e.vtrañas
ellos hasta que gozan las comodi- pras a los "beses", beben y hacen contorsiones y rápidos brincos.
dades de que nos rodeamos y vis-
l u m b r a n tjn poco d e n u e s t r a vida
« p i r i t u a í ! L a s vestiduras aprisio-
nan su cuerpo y las costumbres
sociales tiranizan su sentido mo-
ral. Usan trajes, que si ellos eli-
gen son de colores chillones. Cor-
batas de muchos ccrforines y guan-
te y zapato blanco la mayoría. Se
lo ponen p a r a d a r unas vueltas
por la plaza de Esjjaña de Santa
IsabeJ, p a r a hacer ñanga — para
presumir, quiere decir — mientras
toca la banda militar, hora de re-
unión de to<lo el elemento indí-
gena, o para asistir, a las fie.<«ta(i
religiosas de tas rai.siones católi-
c a y protestante. Cuando regresan
a stM casas, no bien han llegado
a ellas, y a u n a n t e s de llegar, se
van despojando de las ropas que
molestan sus carnes, acostumbra-
d a s a recibir directamente el sol
y^el agtia sin nada que las oprima La mamá. —- Juancito: ¿qué es eso d« encerrarse «o el cuarto
nj las proteja. de baño sin la niScia?
}u¡>nci1o. — E s que ella «« encierra también cuando se baSa, y no
IJÍ ropa se le.-? convierte en un me deja entrar.
guiñapo, porquéi acostumbrados a ( D e London Opinión, Londres).
i r desnudos, comienzan a s u d a r ,

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Según los hombres de ciencia, ser ayunador no tiene
ninguna gracia. . . siempre que se disponga de una
buena provisión de yerba paraguaya — legítima,
se entiende. Es incomparable el poder nutritjvo,
tónico y estimulante de la yerba de ese país.

En la Flor de Lis hallará usted con creces esas

maravillosas virtudes, por ser ella cosechada en
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La ingeniosa
Llenas están ¡as crónicas de!
fausto y esplendor de esta mujer
•jue tuvo en su mano e! más alto
..redominio de Vcrsalles. Madame
('•'Etioles era su nombre cuando
Luis X V , prendado de su lier-
tuosura. !e da e! titulo de " M a r -
truesa de Pompadour". nombre y
títulos comprados a la heredera
de una noble familia.
L a marquesa de Pompadour lle-
va airosamente los lujosos vestí-
dos ; hace correctamente las reve-
rencias, y a t r a e !a atención gene-
ral. Sólo le preocupa la frialdad
de la nobleza, de quien acaba por
«aptarse las simpatías, tarea difi-
ci! que llega a eonsegiíir a fuerza
de sonrisas.
T e m e la acogida de !a reina,
pero, i olí sorpresa!, la buena Ma-
ría I ^ c z i n s k a . lejos de mo.strarse
indignada, le sonríe y le dirige
algunas palabras.
L a pobre reina, liahiendo sufri-
do tanto p3r las tres hermana.^ de
Xesle, piensa que esta burguesa
tendrá I M S respeto por ella.
Et" rey se £a.%tidia entre la no-
bleza y prefiere la socíed.id de la
nueva elegida, que hace uno de
todos sus encantos. Se ha dicho
tjue raadame de Pompadour era
una actriz.
Con su habilidad, t r a t a desde
l'.iego d e contrabalancear los des-
<!enes de la aristocracia y del
partido devoto.
Obliga ai rey a que tenga aten-
ciones per la dulce r e i n a ; por su
Pompadou
parte, busca todas las ocasiones
para hacerse agradable a ¡a so-
berana y demostrarle su respeto.
Tiene genio y paciente vo-
luntad para distraer al rey, esc
enfermo incurable de fastidio. Ella
le da el gusto por la vida, le hace
olvidar las preocttpactones d e es-
tado. Viajan, cambian de residen-
c i a . . . Organizan conciertos espi-
rituales ; crea en V t r s a l l e s u n
teatro, que inauguran "TarlB-
fu", de Moliere, y " E ! H i j o P r ó -
digo", de Voitaíre. Aparece en
escena y obtiene los m i » grandes
é x i t o s ; brilla en la comedia, en
la ópera, en t o d o . . . E l rey está
subyugado. Se transfornuí en Dia-
na cazadora, en sultana, en j a r d i n - -
ra, en pastora ; ¡ laboriosa con(|UÍs
t a de cada día, lucha perpetua pa
ra conservar su situación. ¡ C u a n
t a s envidias, cuántos celos tieni^
que soportar de las tnujeres no
bles, que le comienzan ,i a t r a e r la
atención del monarca I Ella está en
g u a r d i a ; i pero cuántas veces se
d u e r m e entre lágrimas !. . .
I J e g a el día en que ya le es
imposible satisfacer los caprichos
del rey, y se resigna, no sólo u
soportar, sino a favorecer esos
caprichos. ¡ Tri.stc situación!
P e r o sólo así e v i t a r á (|iio un.i
r i \ a i seria venga a substituirKi,
¡ Lucha formidable qu« d u r a vein-
te a ñ o s !
Desde entonces, toma la ;lircc-
ción de la política y evita al rey
un g r a n trabajo. Tiene j u n t a s
privadas con los m i n i s t r o s : re-
suelve t o d o ; lo» diplomáticos
cuenta con ella y reconocen su4
méritos. Sin embargo, .se le ha
acusado de su responsabilidad e:i
las desgracias ocurridas duran!.;
!a G u e r r a de Siete Años, aunque
después se la h a rehabilitado.
La actividad d e la marquesa d i
Pompadour es e x t r a o r d i n a r i a . H a -
ce planos con los art(uítectos para
t r a n s f o r m a r y embellecer P a r í s ;
t r a t a de comprar el Louvre par.i
formar el MU.HCO de Francia ; quie-
r e poner j a r d i n e s por todas par-
tes, comprar cuadros y muebles
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El iut-z — ¿Y por quí no se muda usted a una casa m i s pequeña

que es.tt de acuerdo con sus m e d i o s ? . . .
El embaigíio, — Porque no puedo pagar ni la pequeña ni la grande,
y en ésta estoy más cémodo,
(Oc Buen Humor, Madrid).

EL BANQUERO PRESO
— Cada día quiebra un nuevo banco.
]Menos mal que no es el mío! Eso po-
dría d e s a c r e d i t a r m e . . .
(De Pasquina, T u r l n ) .

El contratista. — 1 Qué oper». La empleada de correos —*

ríos ¿sto»! Se caen con las he-
rramienta» para destroaartaa...
(De The Humotftt, Londreí).
Nunca ha habido tanto forastero
el» el pueblo como ahora. H a y
días que recién termino despuca
de las diez de la noche la lec-
tura de tas tarjetas postales.
{De The Passing Show, Londres),

— ScHofa, Ja vecina me ruega que le

diga en secreto que se apuren usteden
con l09 plato», que ella también espera
visitas.
(De Tbe Humorist, toiidre»). • i P u e i no me ha llamado ¥i«io itnbécil?
•Viejo Imbécil. i Q u t valor I ¡á, tt, que sólo tienes cincuenl» «Rui!
(De Gutiírreí, Madrid).

ii«!iii:a, q'.;c puede 'íespertsrse ».Í euput'J

I Mr Thf /íiimofjsf. Londtcs) ( O t Tht Hamtttiíl, Londres;.
H U M O R Í S T I C A C A R A / Y CARtTAf

— Diga usted, doctor: esas ampollas de Asuero que ha encargado El guía. — No tengan miedo. Total, los
usted, ¿habrá que pAnétsela» por la naris? que se caen routrea antes de llegat
«bajo.
(De Diario de Burgos. Burgo»). (De Life. Nueva York),

El nuevo rico. — ¿Uated te cree
que por una cosa tan pequeña le
voy a pagar mil pesos?
(De Punch, Londres).
— ¿De modo que hace tres meses que El de arriba, — ¿Cómo. haj.j
no habla a su señora? para ladear la cabeza?
- ^ S í , seRor, tres meses j u s t o s ; es que
no me gusta interrumpir a n a d i e . . . (De Lile. Nueva Yoik).
(De flijun Humor, Madrid).

— iQaé hace usted «hl arriba? •Voy « pedir ti d i v o r c i o , . . Mi marido me iansó

— Es que abajo no m« déla el t o r o . . . »yer tniles de palabras ínHultantes.
- - i Q u i í a manda aquí; el toro o yo? — Exageras; no es posible t a n t a s . , ,
—- Sí, porque me tiró el dicdottario.
(De Punch, Londres). (Oc Burn Humor. Madrid).
*••••»#••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••»•••••••••••••••••»•••••••••••••••«••••''
• — - - • " *
 E s p e c t a c u l a r c a í d a de agfua
' L a miinictpalWad de Medeiliii tantas ciudades vecinas que aui» calcclaWes c a t a r á , t e r m i n a d a para
reaüzíi grandes t r a l c a j o s p a r a no conozcan esa hermosa casca- d e n t r o de im a i o ; y su costo
aprovechar en ser-vicios eléctricos da cuya Ijeileza será disminuida aproximado será de 2.000.000 de
la g r a n caída de a g u a . de Gua- cuando esté construida la usin,1. pesos, de los cuales h a y gastados
dalupe. E s t a ote-a de proyecciones in- alrededor de l.fOO.OOO:
E s t a es una de las mayores del
m u n d o ; tiene 550 metros de altu-
ra y su caudal de agua en tiem-
po de verano prolongado es de
9 • metros cúbieos por segundo, es
decir, dos «eces más qne el rio
Mcdellín. Por ahora será aprove-
chada únicaineute la tercera parte
JtleJ agtw p a r a recogerla en tubo*
lie 80 centímetros de diámetro, en
« n a longitud de 900 metros, con
!<> cual se obtendrá faerza sufi-
ciente para producir 10.000 kilo-
vatios, cantidad ésta que se ha
cons¡d«rad<> indispensable p a r a lle-
n a r el aha.»to de las necesidades
actuales^ de la ciudad.
• H a y construido ya un malacate
« todo lo fargo de la línea por
donde h a b r á de tenderse la tube-
r í a para poder colocar los tubos,
tjue son de un peso extraordi-
nario.
l^a belJe?:» de la caída es inconi-
paraMc. E l Salto de Tequendania
n o es superior ni en altura n i en
et caudal de agiías que a r r a s t r a .
A c u a t r o • h o r a s de distancia de
MedelHn, por via férrea y auto-
niovilística, está situada esta ver- • 1 Por _ caridad, caballírot Mi pobre mujer está muy enferma.
- L o sieato de verdad; pero no tengo dinero. Mañana podre
(iadera maravilla de Guadalupe, e...
darle.
emporio de una riqueza incalcu- -Demasiado tarde, señor. MaHana estará ya mejor.
lable, y es e x t r a ñ o que haya

nORTErCONFECCiO
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a p a r i e n c i a d e nweiro». S u n s e t e s í á e i l 4 e UMPHREYS
u s a r jr 4 « « « f u r o s r e s u l t a d o * . Catüta á^ t-o*
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"El Sol de Noche "N? 256
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Se abre ia manija, se arrima un fósforo
encendido a las mechas y
¡YA E S T A ENCENDIDAl
Sin calentarla para nada.
¡ES EL I D E A L R E A L I Z A D O !
Tiene aguja automática perfeccionada.
No tiene mechas interiores.
No a d m i t e comparaciones.
E l d e a s p e c t o a g r a d a b l e j a r t í t t i c o a c a b a d o d e color
v e r d e antiguo y o r o ; la p a n t a l l a «> d e un matiz verdoso
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En Asia, tas avanzadas roma-
nas entraron en contacto con todas
¡.is naciones del interior que les
fué posible. Casi se llegó a un
rompimiento entre r o m a n o s y
chinos, pues e! soberano del im-
perio del Medio se proponía ata-
rar, hacia el año 95 d. de J. C ,
(1 pais del emperador de occidente
An-tu-nu, Antoniíio Pío, desis-
tiendo de este proyecto a causa
de su estado de salud. La activi-
dad del tráfico comercial se man-
ímía a pesar de la distancia y
del clima de las estepas, y a lo lar-
K<> de las cordilleras del Tien-chan
y del Kwen-lun, se extendían las
animadas rutas de la seda. Por
las iiívestijraciones de Sewjerxow,
Hedin y especialmente Aurel Steiii,
cuyas excavaciones han revelado
un nuevo mundo, se han descu-
bierto las grandes vías de conui-
nioación del comercio asiático, y
estas averiguaciones añaden mu-
chas cosas a alguna» auténticas re-
laciones d r aquellos tiempos, que
lian llegado hasta nosotros. Estas
relaciones Ia.s hizo redactar un co-
nierciame, Maes Titianus, por medio
de sus agentes, y hacia el año 60
después de J.C.,pudo servirse de
rilas el ¡sabid Marino de Tiro, para
liaeer su representación de toda la
'J'ierra. Recientemente, A. Hermán
se ha dedicadcr con buen éxito a
fijar !a situación, según las fuen-
tes cttoaí! publicadas antes por
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r«t«r»rt* e« c u a l q u i e r imi>m«nlo.
C A R A y Y CARETAJ-
F. Hirth, del sistema de carrete-
ras constmído por los emperado-
res de la dinastía Han. Cuando, en
el siglo n , los chinos se retira-
ron de la cuenca del Tarym y el
comercio pasó a manos de los per-
sas, los países de occidente su-
frieron graves perjuicios, pero
.— (Quiérame usted!
— I Veremos maBanal
— Manan* será ya tarde.
Me matarí cata noche.
— Entonce!, pasado maftaaa.
( D e Buea Humor, Madrid),
G R A T I S
El ahorro aleja del vicio y
depara para el futuro ventajoM
y dicha.
if R
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MW £i
O p e r a dead* h&cti 2 0 «ñoa m coi«pl«»
l« • • t i t f a c c t ó n <Í« a u i c l i « B t e « .
nunca desaparecieron del todo !o?
hilos de comunicación entre Eu-
ropa y el Asia Oriental. No se
.sabe con exactitud si fué un ro-
mano o un bizantino quien llegó
hasta Ei-ngan-fu, entonces capi-
tal de! pueblo de la seda.
El gran astrónomo alejandrino
Claudio Ptolomeo, contemporáneo
de los emperadores Trajano y
Adriano, fundador del primer .«is-
tema aniversat, deswchado 1400
afios después por la reforma de
Copémico, fué también quien tra-
zó una cotí figuración exacta de
tma gran parte de la zona oriental
de Europa. Asimismo le corres-
ponde el mérito de haber reali-
zado uno de los pensamientos de
su antecesor Hipparco (hacia 130
d. de J. C ) , reuniendo en tablas
según la latitud y longitud todos
los lugares conocidos en su tiem-
1)0. y estableciendo después sóli-
damente los principios geométri-
cos de la cartografía. Fué tam-
bién e! primero que elevó la geo-
grafía hasta merecer plenamen-
te el n o m b r e de ciencia. Pro
toWementc, como s u p o n e S,
Ruge, ya el mismo P t o l o m e o
proveyó de mapas sa gran obra
científica.
Ese Agathodaemon, a quien has-
ta hace poco se atribuían estos
mapas, es, según J. Fischer, a lo
más un simple nombre.
SIEGMUND GONTHER
REGALAMOS
a ««ñorila* y cnbiillc-
ros hermosa* vnliiaA
t>ortAtil«fl, tnAquinas
(otof ráficas Kodnk,
etc., «ín gaatar un
ñoto c«ntavo d» <ci
ptírte. Pida por cartti
boy mUmo. le envía»
remot los formuia-
rfos. S« le remiten
g r u t i » , dirigirse o;
Casa TOCCI
Carln» Cllvo. ; Í 2 2 5
Buíínos Aíre«.
 T A P A T V r-A ñV " A c

Lea esta .
historia!
Este pequeño mecanismo interior de Válvula juega \m
papel de suma importancia en el servicio de sus neumá-
ticos. Frecuentemente se da el caso de que neumáticos
nuevos y en perfectas condiciones sufren daños debido
al uso de mecanismos interiores de válvulas de inferior
calidad, que permiten el escape gradual de aire.

Para obtener el máximo Le* producto» Schrad»r

ve vvnden en todo al
servicio de sus neumáti- mundo *n los eatabte*
cimiento» dal ramo.
cos y evitar molestas in-
terrupciones durante sus
paseos en automóvil, fíje-
-se bien en que todos sus
neumáticos lleven un me- «CU3 un Mané*
metro Schrader.
canismo interior de Vál- Busqutí ct nom-
bre Schradtr,

vula Schrader legítimo. Se

venden en cajas^e me-
tal que contienen cinco-
Scilrader
Fabricantes de Válvulas
suficiente para sus neu-
T^eumáticas desde 18^^
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de Ht'fado de Bacalao. — Rápido aumento
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íl< hígado de bacalao i»ara reponer rápidamente a

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Per» nadie quiere tomarlo por su olor nausea-
bundo y su mal sabor y también porque descom-
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jTa m uj er y Ia casa
Por IVONNE

Accesorios de "toilette" de una novia

E N el iiidiinieiUrt <lc una

novia, que es siempre de
uita seiicflleü y de utia
sobriedad absolutas, to-
aos los detalles deben ser estu-
zapatitos de crcp de satén con he-
billas de plata o adornos d i
"strass", etc., son detalles que.
bien atendidos, resultan de una
elegancia y de una finura ideal.
diados con e s p e c i a l cuidado .Algunos de ellos van insertoá
para obtener esc conjunto de en esta página.

•JSlotnb r es de perfume s m o d e r n o/S

U \A cronista españo- tnuy comprensible, s e g ú n

la, aludiendo a los oreemos; pero a fuer de ve-
))er fumes en una in- races hay que confesar que
tcresantisíma crónica, lio siempre son entendidos.
.se refiere a los nombres su- Todos los días estamos pre-
gerentes i)ii(" Itiísnu algunos de senciando lamentables erro-
los más niDiUiiios. Dice la arti- res de iiiti'rpretación de par-
culista que, en ese onicn <le te del señor de! inundo.
cosas, la pcrímiu'iiii pncdi-
lltííiar a constituir <ut len-
guaje secreto que nada tt-n liecetdrio doméstico
drá que envidiar al es].. ,
to en cuanto a su exiin ,
universal Y un lenguaje idv.il l-'.ii.i h,i,ri.-:r con per-
para los hombres que -' ft'ii-li'>n lo^ cri-tales,
quejan de lo niuclio que ha- li;i> que lavarlos pri-
blamos las mujeres: el len- 111, i.iiii. lite con a m o n í a c o
guaje sin palabras. (15. (.'laníos por Cada balde
He aquí algunos ii.,niUi-cH i|. .iL'u.i) \ di--<pués con ari-
de esas esencias: "Yo mis- llo iU.il,n¡n<-o {6(1 gramos
ma", "Tu boca", "l.tí«i^ ju- |i,'i 1 i MII luildv' de aitua).
ventud", ''.\f.í, así", "Calla, ['•' I ii IIHMIO qiK'dan l'.s

•'orassón", "t-",n la noclic". '!i-i,u<^ liiTtftí:niH'níe lim-

"Adivituí", "M.-djiínonio de pio-, \ .idun.'is .idiinieren vn
iiiilUi ¡"dniíi.ibU". ll.'V que
amor" ."i.liicvi'n h'"-'i' .
"Adiós, cordiir.-i ', "Loco liiKt (imUdo q«e i •>! i di«o-
íuuor", "Yo ini«' f-f , "i'iit'.J m'ioii no (o<iai' i^\ marco.

!• I.. , , . , : , ' . i • -. de j'ierñi-

••'l^r' >t-^-2^
 CARAJ- Y CARETAS

Li O S
L a raza siamesa es prudente y
caritativa, rindiendo gran cuito a
la hospitalidad; pero es indolente
y carece de iniciativas. La mayor
liarte del tiempo se les pasa en
fiestas, que celebran con cualiniier
motivo. E l siamés venera a los
.-mimaks albinos, considerando al
llamado "elefante blanco" como
un ser sagrado, y al cuervo como
un animal sobrenatural.
La vanidad principal d e los
perezosos siameses estriba en el
c o b r negro de sus dientes, que
consiguen tener asi friccionándo-
selos con un polvo mordiente i]Ue
fija el color en el esmalte. El uso
constante del l>etcl sostiene y abri-
llanta ese color negro d e la den-
tadura.
Los siameses están establecidos
en una franja d e tierra que, a
pesar de hallarse en los límites
de la zona tórrida, tiene una tem-
jieratara soportable a causa de sus
costas y las elevaciones del inte-
rior E n sus espesos bosques,
wwjetidos a las alternativas de
los monzones y a frecuentes h u -
racanes y lluvias, se desarrolla
tma abundante fauna, entre la que
sobresalen los «lefantes, que ayu-
d a n a los indígenas en su indus-
tria principal, que es la obtención
de madera, y que son el elemento
capital de sus mejores fiestas.
La caza d e los ejemplares de
s 1 a m
elefantes que el r e y necesita p a r a
sus cuadras da origen a la m á s
popular festividad del Siam y .se
celebra de una manera curiosa.
Los cazadores, entre los que fi-
guran el rey. los palaciegos, los
personajes inás prestitfioses del
p a i i y los extranjeros invitados,
van a la selva montados en ele-
fantes domesticados. Y e! instin-
to d e estos animales !cs ile*a a
encontrar las m a n a d a s d e su»
congéneres e n libertad. F o r m a n
£ / suicida cabitde. — ¡So-
corro! -, Que me quiero m a t a r !
(De Buen Humor. Madrid}.'
(
ios car.idores un amplio cerco y
van acosando a los rebaños Ubres
hasta llevarlos a una empalizada
de troncos o inmenía pista de
cacería, situada en un c!aro del
iMscaje. La entrada de esta pista
se cierra con los cuerpos d e ios
mismos elefantes domesticados. E l
rey y su familia se colocan en los
.sitios prefereutes de la empaliza-
da, y alrededor d e la plaza se con-
g r e g a la multitud.
L o s cazadores s e d e d i c a r ! - e n -
tonces a enlazar a los troncos que
forman la empalizada a lo» ele-
fantes salvajes, a los que ata»
I>or las [tatas con gruesas cadena <
tle hierro. Generalmente las bes-
tias se defienden y ponen en pe-
ligro a kis indígenas, que se tie-
nen que refugiar en tina especie
de caseta o burladero situjida en
el centro d e la pista.
Entonces los elefantes domes-
ticados acometen con g r a n Ímpe-
tu a los salvajes y logran redu-
cirlos a la obediencia. U n a « z
aprisionado, n o es d e temer del
elefonte «alvaje la menor rebe-
lión. A l contrario, el cautiverio
les produce u n a t r i s t e z a pro-
funda.
El r e y baja a la pista y elife
Jo» elefantes para su c:>adra y
p a r a regalar a sus invitados, y
el resto del rebaño es puesto en
libertad.

GANE$ 8 DIARIOS UNTKRffü

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• 2.2». CATALOf.O (-.UATIft
 C A R A / Y CARETAf

C o s t a s S o m a 1 i a
O CUPAN' las costas sniiialícs varios miles
de kilómetros sobre el mar. La pesca allí
es factible en alto grado, pero los líatn-
rates la tenían casi cu pañales, hasta t)ue
dia, y del "bedcn", embarcación del tipo balle-
nero, construida con maderas unidas con ligaduras
de cuerdas y calafateadas con estopa y aceite
de pescado, externamente untada de esc ateitc.
la decisiva íntccvciiciün cxlranjera les llevó las Tal embarcación es construida p<
ijiás acabadas enseñanzas de cómo se consiguen iüdígenas. También «san el "sawíbuch» ¡tí' ara
los mayores progresos. Pero liay aún en la So- bes, y es un bote menor ((ue lo» usado^ h
malia septeirtrioijal partes en que la pesca está navegación áe cabotaje en esa irrisma regió ',;.
ejercida por indígenas y tino fjuc otro "gambtt- el territorio de la Migiurtiinía se cjontíü ij-
co" proveniente tle^ la costa árabe. de 4(»."uri'*, 110 "beden" y 64
1,08 árabes pescan, entre ntrn», la sardina, de baliia de Alula ofrece buen afi
la cual sacan buena cantidad de aceite. Pero en de pesca de dos toneladas, es» « ;, , ,.,.»- iu
esas localidades marinas, en general, son pocon rantc cuyo.s meses es muy.viojeiuo 'i u
los pescadores '|ue se dedican !i ia pesca de pe- del sudoeste y no hay posibilidad de ..¿ar la
queños peces para el constmio local. Durante pesca. ,
ios meses de marxo, abrí!, octubre y diciem- Se ha calculado qtie el número de peces que
bre se nota el paso pasa diariamente a
de grandes bancos través del estrecho
de sardina. Y conti- lie Bab el Maudcb
nuamente se observa sobrepasa de un mi-
en la bahía de Aítilrt. llón de individuos;
et paso de grandes hay q u i e n aseguru
casias (|«c cniaian rá- que ciertos días esa
pidamente a q u e l l a s cifra se duplica. Can •
aguas buscando sin ti'tades i g u a l m e n t e
duda otras tempera- elevadas se registran
turas. Los indígena- también en la zona
realizan la pesca va- del océano Indico, al-
liéndose de "Tnri", rededor de la isla de
i(ue es un barcjui- Madagascar, La esta-
ebuelo muy estable, dística de los ídtiraos
formado de un tron- años comienza a dar
co de árbol, <M «im; importaiiciaa iascifras
se proveen tn la In- en Guika. <!<• esta importación.
Bfirciuíthuelas "uri'

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Fr-Lire - A L K J A K - FELIPE. — Se
WRO - CAMARERO te hará tarde.
ALEJANDKO. —
¡•.ncldtpartami'ii- N o iiniwrta.
to de Felipe, ele- FEUPE. — ¿Y
fante y adinera-
do muchacho, al
que visiía su ami-
ga Alejandro-

A L E j ASURO
(viste frac. Se pa- * • río de ellos.
sea a lo largo de l-io.ii'E,—¿Qa-
la sala, como ha- ra, M a r y , Gi-
cen por antigtiisi-
ma tradición lodos ALEJANDKO. —
los persiHtajes de Envejecerán sin
comedia cuando mi compañía.
noticncii liada que FELIPB. — >y
decir, fiítalmente todas esas vícti-
fe detiene ante el mas, tú las ha-
dueño de casu,í}ue ces p o r . . . ?
tambiém'iste frac ALEJANDRO. —
y le pregunta). P o r culpa tuya.
— i Se puede sa- FELIPE. — Mi
ber por qué no conciencia no me
vienes? dirá nada.
FELIPE.—¿Por AuijAStwo. —
íjué? ¿Y qué te Quiere decir que
imjxirta del por eres un cínico,
qué? FliLlPK. — Y
AtEjAJíimo. — tú, un pesada.
Los "por<¡ué" AI..EJ ANDRÓ. —
SOI) los nioiores Está bien. (Hace
de la vida huma- sonar una cam-
na. .Sólo en los panilla).
¡wanicoitijo.s se vi- FELIPE.—¿Qué
ve, se piensa y se «pjiere»?
b a b i a sin por Al-KJA.NDRO. —
Saber.

- TAKiE -
"portjué",
FELIPE. — Y (.',\MARERO ("f/i-
»ú te haces de irandú como usan
cucnia (¡«e soy hacerlo los ca-
iiü toco. mareros, con si-
ALEJ.\XDHO. — o r L Ü I G I C H I A R E LLI mulada discre-
En lo de Perepé ción), — ¿ E l se-
te c-iKiaii ;i riu ji;i. •: 1iiH-ii!o-^ 'ii.a cita ñor ha liamado? (A decir verdad, ninyún cama-
(11 <t ! ( . " r . | , , , ; i 'i ínlnü::, l!;i!,>h,'i >, liliailHcüte, i'i'rú. i¡ niiH.'is que sea sordo, y en este caso seria
« j ef El- ••itar la campanilla, entra pregun-
.!v;,:.: , . •• • , , ía habitúa! •i(tr ha llamado, fiero en las come-
tlaiiza, para <.! hahitual cii.iiiijj-ui, para el habí 'fe qm los camareros se presenten
U K ! aburrimieiitu. lodo un )i;!i;ii-,o para divertí^ . •... ¡.'•'••.iras). í
(!«:,•, (Ifsncisjwdos (jue, si bien puede parecer mo- At.i-jAKUKü, — Yo he llaiiiado... Q u k r o m\xt
iiijtotio ixiri|ue januí".' varia, es-el (pie la socic- por qué se niega tu patrón a salir esta noclie.
da<l elegante [ireíiere, y;i i|uc no se ba descubierto C.Í.MARERO. - - ¡Oh!"
otro «|iie <;'-.-i. iinis divertido... Y d e s p u é s . . . AiviANrwo. — ,3 Y ?
M:!V •:.. liasta anoche tu pasión, y C A - . '•.• •.. sél
ah.,1 liti hemos loRrado <|ue acepte -A- sabes perfectamente.
t ú . , , ,:Q'w caprichos cá- (• ¡,-j j u r o . . . Pregúnteselo al se-
. . . ¡Vrií,;! i Toma tu »om- ít<ir, ' aiitií p r e s e n t í . . . Mejor que é l . , .
Ai' Jíl está enfermo de la gargan-
'.1! ta. ^. 'f^.r.
< • ' •'• •• 'r/fi indiferencia/,
1-; •\-í\¡¡ basl:.inle .rj/anta?
I . ; .,. , ü c ¡a garganta,
i»8«i. — C'o»! l a s palítlii •i! ; n o COI) l i i i ,''• • : ' . , lo siciito! (No es
.>oy t u amjtp.,

.1-1.-. • te-Irlo?
 CARA./- Y CARE-W

C A M A K E H O (lisúiijeadú). ~~ ¡ O h ! res... nuevas gentes: crear rutas lusoápecha-

Ar.BjANDRo. — ¡ I n i í x i n d e r a M c ! d a s . . . pcr,spectivas v e n t a j o s a s , i w s i b i l i d a d e s ¡ a ñ o -
C A M A K K R O (lisonjcadíúmo). — ¡Oh! r a d a s . . . ¡ E s o es i a v i d a !
ALEJANDRO. — ¡Idiota! ' Ar.EjA.VDRo. — ¡ C r i s t ó b a l C o l ó n !
C A M A R K H O (ofendido). — ¡Olí! F E L I P E . — ¡ E x a c t a m e n t e ! Y el s o l o p e n s a m i e n -
ALEJANDRO. — ¡ M á r d i a t c ! to d e q u e v o y a d e d i c a r m e a a c t i v i d a d e s t a n le-
C A M A R K R O {alaiiu'lo los hombiox). — (Oh! , vaatadas, me embriaga.
Se va). • . •• ALEJANDRO. — T e harás explorador... Hicn.
- F E L I P E . — ¡Hernioso resultado! • P e r o a n t e s q u e n a d a ¿ e s t á s bien s e g u r o d e ser
Ar,BjANü»ü. — E s lina c o n j u r a c i ó n . italiano, v e r d a d e r a m e n t e italiano?
FiiLlMi. — ¿ C o n t r a c|ui«ii? F E L I P E . — ¿ A qué viene e s o ?
A),EjA.HD»o. — lili c o n t r a m í o . A L E J A N D R O . — P o r q u e d e n t r o d e u n o o d o s si-
1'EHPK. — 0 « i t r a tu curiosidad. g l o s , los f r a n c e s e s , si h a s d e s c u b i e r t o a l g u n a n u e -
ALEJANDRO. - - Justificada. Soy tu-amigo. v a tierra, d i r á n qua fuiste f r a n c é s ; los ingleses,
ijue i n g l é s ; los a u s t r í a c o s , <iuc a u s t r í a c o , y as» s u -
FELIPE. — ¡.Mi!
c c s i v a m e n l e . P o n , p u e s , a n t e s t u e s t a d o civil y tu
A L K J A N D K O . — ¿ Y t ú , a c a s o , t ú e r e s mi a m i g o ?
n a c i o n a l i d a d bien en rcgl;i, p a r a q u e e n el p o r v e -
E n este m o m e n t o no, porque de otra m a n e r a no
n i r n o s e a n posibles los c q u í v ^ w o s . , . Y l u e g o . . .
!iaria.s t a n t o m i s t e r i o .
l u e g o , ¿ a d o n d e irá.s?
F E L I P E . — ¿ Q u i e r e s v e r d a d e r a m e n t e salxjr?
. A L K J A N U R O . — P e r o .si h a c e m e d i a liora q u e « o F E L I P E . ^ - ¡ O h , t o d a v í a n o lo h e d e c i d i d o ! . . .
espero otra cosa. (Aproximándose a ttn globo terráqueo) ¡ E s tan
F K L I P K . — Y b i e n : si n o v o y c o n t i g o , con u s - g r a n d e el n n m d o ! . . .
t e d e s , e s t a n o d i c , ni i r é n u n c a m á s , es p o r q u e csl-.: A L E J A N D R O . — ¡ G r a n d í s i m o ! . . . P e r o en e l P o -
g é n e r o d e v i d a m e lia c a n s a d o . . . ¡ B a s t a d e Cla- lo N o r t e n o h a y ya n a d a q u e h a c e r ; e n el P o l o
r a , d e M a r y , d e Gisela, d e c h a m p á n , d e c h á r l e s - S u r lo m i s m o ; el Á f r i c a h a s i d o r e c o r r i d a en a n -
ton, de teatros, de cenas, de t o d o ! . . . ¡ Cambio de c h o y en l a r g o ; el A s i a e s u n a v i e j a c o n o c i d a ;
vida! A u s t r a l i a , n o sé d i g a , y A m é r i c a . . . . \ A m é r i c a
A L K J A N D R O (impasible). — ¡Ah! s e r í a m e j o r q u e n o la c o n o c i é r a m o s , ¡jvies a s í n o
FELIPE. — ¡ Cambio de vida! le d e b e r i u n i o s t a n t o s m i l l o n e s d e d ó l a r e s . ¿ A d o n -
.ALEJANDRO, — H e c o m p r e n d i d o . de entonces ?
F E L I P E . •— ¿ M e h e e x p l i c a d o ? F E L I P E (paliiedendo). —_ P e r o . . .
ALEJANDRO. — No. , A L E J A . N D R O . — \ \ y , a m i g o m í o , lias l l e g a d o
FELIPE, — ¿Eh? demasiado tarde ! . . . Existía todavía aquel resto
A L E J A N B R O . — Q u i s i e r a c o n o c e r las c a u s a s q u e d e P o l o N o r t e , p e r o a h o r a , ni eso. T e s u c e d e lo
h a n d e t e r m i n a d o esta c r i s i s . . . s a l u d a b l e tjuc n i c s u c e d i ó a nú u n a vez. S e h a b í a a p o d e r a d o
F E L I P E . — ¿ T a m b i é n e s o ? T e lo d i r é e n segui- (le raí la p a s i ó n del t e a t r o , y m e p r o p u s o e s c r i b i r
d a . . . P e r o después te m a r c h a s . dramas y c o m e d i a s . . . P e r o antes de comenzar
ALEJANDRO, — Después me m a r c h o . q u i s e e n t e r a r m e d e lo q u e h a b í a n liccho m i s p r e -
F E L I P E . — P u e s . . . me he dado cuenta d é qúc decesores, d e Esíiuilo a G i a c o s a . . . C a r o m í o : lo-
m i v i d a e s u n a v i d a sin o b j e t o . . . E s t ú p i d a . . . In- d o e s t a b a h e c h o . . , N o h a b í a un c a s o , u n a p a s i ó n
sana, q u e n o h u b i e r a s i d o , n o u n a hiño c i e n t o s d e v e c e s
ALEJANDRO. — ¿ Y c o m o has hecho para darte e x p l o t a d o y a . Y c o m o si e s o « o h u b i e r a b a s t a d o ,
cuenta de ello? ¿ U n a a l u c i n a c i ó n . . . u n a v i s i ó n . . . un señor Georgos Polti, p o r medio de un libro,
una r e v e l a c i ó n . . . una voz ? . . . revelaba que las situaciones dramáticas e r a n trein-
t a y seis, y t o d a s y a a p r o -
FELIPE. — Un diario.
vechadas. ¿ Q u é podía h a -
, ALEJANDRO. — i Y luego
cer y o ? K e n t m c i é . . . H e -
se h a b í a m a l d e los d i a r i o s 1
mos nacido demasiado t a r -
F E L I P E . — Leyendo la h a -
d e . . . P o n t e , p u e s , el s o b r e -
zafia del " K o r g e " . '^
todo, y vamonos. ¿ N o ? E n -
ALEJANi)R(L — lY por-
tonces, m e voy yo. i A d i ó s !
f|uo . \ n i u r d s e n h a %'o!ado
¡ Q u e tcngíis buctsa c x p t o -
wibr.: el P o l o , t ú n o c e n a -
r a r i ó i i . (J 'nu^).
rás más, no bailarás más,
n o iK'Lierás m á s ? l''K!,iri; (paüJísimú, de-
1-).L1PK. — l i e v i s t o fjltC rrnliiilo, queda larffú m!ú
t;¡ vida tiene u n a finalidail... drhiiu,'- (/, !í¡ e.iferit tcn-á-
<inc s ó l o la abuCRacii'U y «I í/MC(í. ¡Ir .iiiuuh «,'« cuando,
pelifíro p u e d e n h a c e r l a a l - ion lili Iftv moiiiiiienlo de
canzar... D a r l o todo y per- mono, la luice girar produ-
derlo todo para enriquecer riendo dtav oitifidaleí, diat
luiestro espíritu y ixmcrlo y noches arbitrarios, di'lo-
Iiienn al s e r v i c i o d e In I h i - i¡ido\. des. ' ' '''
niaiMilad. pues de / Í .
AiF.lAxirtuí, ;Hn!. phi ii'iii, se ¡I I . i
Iñliit I ni ; < ana, de •
rr ' ' 'i/, ,1, f iwi < ' 1
.U'L, - - S o y l i c o ,
, soy aninMJso; li.nl. a de , / 1 , ,
.loi nhii-rtii 1 m i • ' / ' . . ' ) > drj (j.
m> ., /,,/,'( de iT eiiJ'ú y te
t e r 11 .111
placer má-í g i , m i | i
(, 1 (• n I A i% i . L 1
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SU ESTATURA
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Stl8 R E S U L T A D O S !
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toü expuestos para su obtención.
2 ' G A R A N T Í A ! Fotografías
de distintos casos.
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dos médicos.
4 ' G A R A N T Í A : Testimonios
de personas que lo han adop-
tado.
' S ' G A R A N T Í A : Su anligüe-
dad o crédito (su venta data
de más de 18 años).
6 ' G A R A N T Í A : La reputa-
ción de su inventor, profesor
Albert.
7 ' G A R A N T Í A : Mi respon-
sabilid;id, por haberlo experi-
lücntado en mi mismo, obte-
niendo un aumento de 3 ctras.
en 30 días, y de 4 en 40, CON
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NER 38 AÑOS.
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Exija «n seda aparato al N<> 54.198 da patant»
da invancián.
Un perro ingrato
Algunos diarios ingleses han comentado este caso,
aplicándolo a la ingratitud hummia:
Mi.ster Pt-rcy Nichols se pascaba en .«u b o -
te p o r el Táiiiesis, cerca de Kghaní, cuando
oyó gritos pidiendo socorro. N o lejos de donde
se encontraba, u n h o m b r e y u n a mujer co-
rrían peligro de a h o g a r l e , p o r liat)ersc hundido
¡a canr>a q u e tripulaban.
I'-i scfior Nichols remó rápidamente hacia lo-
que pedían auxilio, y poco después los lleva
ba sanos y salvos hacía la orilla. Cu;i',-ii? ,s<'
disponía a contíimar so pa.íeo vio <nn i-,; i>
rro, que, itidudablementc, debía de ir t.,i!Íi¡t>'
en la canoa hundida, luchaba para ganar i.i o n
lia, con fuerzas >a escasas p o r lo fucrie il<- l'i
corriente. Mister Nichols decidió salvar la vidu
del perro, lo tnismo que lo había hecho rtomen-
tos antes con la vida de lo.'s h o m b r e s .
P e r o el animal n o pareció agradecer el tra-
bajo que p o r él se habían lomado, porque, ape-
nas se vio en la barca con un extraño, le diú
un mordisco, del que ha tenido que ser asistido
por un médico.

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' •• • • pira probar la voz de !:i3 ran-
(se explica son consecuencia de !a sangre impura. Igual t.- . fotografía de in> ondas sonora,
tTiiísa tieaen io» granos, sarpullidos, forímctitos, ecxe- li.i i recii-ütirmenfc en !a Universidad
!!ia y deniAs afecciones de la pie!. de iov.
Por eso m sabia medida — especiatacnte en esta
'ítación — hacer un tratamiento depurati%-o me<iirtr,te De los 23.u0it.000 de acrcí de terreno que con-
».! azufre termado, producto que goza de grnt- f-i-na ;;.;•.' Hanüria .«iio 1.5fX).00(l son improductivos,
; r ;i!,i eficacia y su agradable iabor. No <••. • '.1 trigo la C'jicch.'i más important« de la
• fi ni molwtia» y sus beneficios se hací
: • • ••'.:» y un raejor bicntstíj- >
ii) anlicitcn m Ir» <" .'lierno de !a India iK>;ubrará un conuU- para
'•' ' " ': iiiíj y método de tnasiu-
ijaii
T J N A mosca o un mosquito que se mata, es
la vida de un niño que se salva. Destruya
estos insectos con Tanglefoou Inofensivo. No
mancha. No tiene olor desagradable.
Efi todo* los almacenes y /erreicría».

PRONUNCIE TAN-LE-
ÚNICOS INTRODUCTORES^
J. F. MACADAM & Cía.
Rtwario. Gral. Mitri-, 659 - Bs. AIRES, 302 • Balcarce . J 2 6
 C A R A ^ Y CAREIAJ'

In tere s nistórico de Nepote

Corneüo Nepote, nativo de la
I t a l i a septentrional, pertenecía,
como Lucilio, al orden ecuestre y
gozaba de posición imleiicniliente.
Renunció, como aquél, a la ca-
rrera política, >' consíígróse en
Roma a estudios puramente lite-
rarios, estando en relación de in-
tima amistad con Tito Poniponio
Ático (después de 65). Era tam-
bién amigo de Cicerón, coino lo
¿testigua su correspondencia, de
la que, aanqtie perdida, tenemos
múltiple noticia, y dejipués de la
mtierte de aciuéi escriliió una bio-
grafía del hombre a quien tanto
admirara. Conoció inmediatamen-
te la importancia de Cátulo quien,
dedicóle, agradecido, su volumen
de poesías. Como escritor. Nepo-
te tiene un interés principalmen-
te histórico y arqueológico, l'ué
más bien un compilador diligente
que un investigador concienzudo,
dotado para la crítica. Su labor
de historiógrafo, en la que pre-
pondera ct géuero biográfico, tie-
ne carácter moraUzador y mar-
cadamente panegírico, como la de
I'hnarco. asemejándosele también
íii que fué el primero, al parecer,
que dispuso sus biografías de ro-
niasíos y no foraanos en serie com-
parada ; sin poner, empero, cotí el
arte propio de su gran sucesor,
los puntos de comparación sepa-
rados en paralelo. La exposición
tierre en Nepote algo de rutinario.
Jíediante la inserción de anécdo-
tas y de coBskIeraciones sectimen-
tales procura animar la monotonía
que_ de ello resulta. Sus caracteres
están diseñados, por lo general,
, como pensando en un ideal de
virtud, rasgo que, en cierto sen-
tido, tiene de común con Plutar-
co, incluso con Tácito, quien indi-
ca escrUiir su obra "a fin de que
no caigan en el olvido las virtuo-
— Ahora voy al cooMrva^
torio.
— ¿Y cómo ejti mttd de
canto? . . .
— De canto estoy muy mal.
— Peor «itá usted de (rente,
(De Buea Humer. Madrid).
sas acciones". I.a elección de sus
héroe», es bassante arbitraria, y
utiliza las fuentes históricas su-
perficialtnente, sin examen crítico
de su exactitud y de ordinario
abreviándolas, lo que, naturalmen-
te, acarreó frecuentes errores y
equivocaciones. En cambio, no so
le puede acusar, sin más. de altr-
ración o paliación dclibirad.i d'
los hechos, ni aun por n ó ".• •
idealista» o por efectismo.-. •
ricos, como ha sucedido ri'i-r¡; '...
mcnie. Para ello, Nepote ái-iív»!'!!
demasiado de ser un escrit • ten
<lencio.so, y además los gci:ijles
no romanes, desde un rc'nc''í pa-
snéty, prestábanse poco a cll •; cojí
ei tnístno Aníbal fué muchw niif!
justo de lo que solían los histo-
riadores romanos. En punto a ero
nología, fué tan descuidado como
f)tros historiadores, mucho más
conspicuos, de la antigüedad. Ello
es chocante tratándose i!c Nepote,
liorque escribió una "Crónica",
mtiy divulgada, en tres libros, que
CátuJo ensalza por lo erudita y
escrwijulttsa. Tenia por lase las
célebres "C^hronica" de Apolodo-
ro, que no tenía en cuanta las
fechas rcmiaiiag, por lo que Nepo-
te se vio obligado a añadirlas
valiéndose de otr,-is fuentes.
Si no podemos reservarle un lu-
gar elevado como historiador, tam-
jKco es acreedor a grandes elo-
g i a como artista literario.
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C o r r í j a l a a tiempo y no l e n d r á q u e a r r e p e n t i r s e m á s t a r d e .
P.L C O N S T A N T E U S O D E L

JUVENIL LA E N D E R E Z A R A HACIENDO
."<! SU c u e r p o s e d e s a r r o l l e n o r m a l m e n t e y
«ron e s b e l t e z . T e n g a e n c u e n t a q u e " L A
lífLLEZA ESCULTURAL ES EL PATRI-
MONIO DE LA MUJER".
El J U V E N I L es vin c o r s í especialmente ideado para
latí niñas, que c.ombíntt en forma maravillosa las
virliuiea del CORSÉ, la ESPALDERA y la F A J A
sin ninguno de Bua iníMmvenienlos.
Con el J U V E N I L desnpnrecen, la» espaldas eneorva-
das, los hombros puntiagudos, lo» talles raquítico»
y las caderas deformada». ICatá inspirado en i<iens
modernas, puex permite una completa libertad de
movimientos, conHtItuyendo una prenda de agradnlile
aspecto que las niña» y adolescentes, llevan admi-
rablemente destacando en poco tiempo la gracia de
una silueta esbelta.
Un interetante librito sobre el JUVENIL se
remit* gtatuitamentt a quien lo solicite.

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En «1 P e r ú : J . Biscarrl, Camaná 2KS. T.IMA.
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EL DENTOL
(agua, pasta y poívo) e j
un dentífrico q u e , ade-
más de Ecr un excelente
antiséptico, está dotado de
un perftime m u y a g r a -
dable.
F a b r i c a d o según lo»
trabajos de P a s t e u r , des-
t r u y e lodos los microbios
nocivos de la boca, impi-
de también y cura segu-
raiiicnfe las caries d i 'os
dientes, ias infjamaciones
de las encías y de la gar-
ganta. E n poco» días da
» te» dientes una Wancu»
r a resplandeciente y de»-
truye el s a r r o .

Deja en la boca una

sen.sación de frescura d e -
liciosa y p e f s i s t e n t e .
Ejerce su acción antisép-
—/Cifce/.., ¿tu ahuelita se saca loa dientes? tica contra io» míeroI>it>s
d e la l>oca d n r a a t e 24
^¡No!.,. ¡Ella los lava con DENTOU horas par to menos.

•'— - — OBSEQUIO —• -— Empleado puro c«n »!•

• los lectores de "CARAS Y CAEETAS", li««la escribir muy lettblemenl» »u Rodót5, calma instanfánea.
nombre y dirección al pie del pre»ente HONO y mandarlo franqueado, eon mente Jos doloret de dien-
una tstampilla de doce centavo», a la c«»« t<. FKKKE. 19 Hu« Jacob - París . tes m á s v W e n t o s ,
I'rftnii», para recibir una m u e s t r a do PASTA 0 E N T O L sutlclentg par» seis
dfa» de uso.
La PASTA OENTOL
i Nombre . «•'• \ e n d e e n ffí' I' > '
1 Dirección
í

1-KiHM K l'MI M Í O i.iid.Hii* J a M t D A l I A 1)1 o l ' itil Uii)vi}~>»( fir OiUintolüiMft B»«no'5 Atit-s !'i2S
 e^v^ALBVM-POETICO DEKARASYCMÍTA? SY«^
El aire se serena
A FRANCISCO SALINAS y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
!a música extremada
por vuestra sabia mano gobernada.
A cuyo son divino
mi alma, que en olvido está sumida,
torna a cobrar el tino
y memoria perdida
de su origen primera esclarecida.
y como se conoce,
en suerte y pensamientos se meiota;
el oro desconoce
que el vulgo ciego adora,
la belleza caduca engañadora.
Traspasa el aire todo
hasta llegar a la más alta esfera,
y oye allí otro modo
de no perecedera
música, que es de todas la primera.
Ve cómo el gran maestro,
a aquesta inmensa cítara aplicado,
con movimiento diestro
prcduce el son sagrado
con que este eterno templo es sustentado.
Y como está compuesta
de números concordes, luego envfa
consonante respuesta,
y entrambas a porfía
mc/clan tma dulcísima armonía.
Aquí la alma navega
por un mar de dulzura, y finalmente
en él así se anega,
que ningún accidente
extraño o peregrino oye o siente. '
)Oh desmayo dichoso!
I oh muerte que das vida! ¡oh dulce olvido!
¡durase en tu reposo
•!í5,'
sin ser restituido
jamás a aqueste baxo y vil sentido!
A este bien os llamo,
gloria del Apolíneo sacro coro,
amigos, a quien amo ,
sobre todo tesoro;
que todo lo demás es triste lloro. ?
l O h ! suene de contino,
Salinas, vuestro son en mÍB oídos,
por quien al bien divino
despiertan los sentidos,
iFray L u i s de L e ó n quedando a lo demás amortecidos.

M A D R I G A L LA BARCA D E L
Iba cogiendo flores
SEÑOR
y guardando en la falda. Remando voy, remadores.
Barca de grande alegría;
Mi ninfa, para hacer una guirnalda; £1 patrón que la guiaba
Mas primero las toca Hijo de Dios se deeta;
A los rosados labios de su boca, Los remeros eran angele»
Y les da de su aliento los olores; Que remaban a porfía;
Y estaba, por su bien, entre «na rosa JEstandarte de esperanza
I Oh, cuan bien me parecía!
Una abeja escondida Bl mástil d« fortaleza
Su dulce humor hurtando Como cristal relucía;
Y como en la hermosa La vela con fe cosida
Flor de los labios se halló, atrevida Todo el mundo esclarecía,
La picó, sacó miel, fuese volando. Y en la ribera «erena
Wingún viento f$c sentía.

L u j s M a r t i n ü I V 1 c e li t e
íNiJBVo!
C}iii%ü*i:4'r O a t s
de e^cimiento
Rápido
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Los portugueses en la conquista de tierras

De ia Península Ibérica vino
el gra» impulso marítimo, cuyo
resultado ítté el descubrimiento y
tolonización por los europeos de
nuevos países allende los mares.
Jiesde cí 711, casi toda la Peaíii-
sula había caído et» manos de lo»
moros; en el siglo XII avanza la
ola de la Reconquista y ante ella
tuvieron que irse batiendo en re-
tkatla. L ¿ reinos cristianos, qtJe
nacieron y se fortalecieron en la
lucha contra Sos infieles, lleviiron
después la guerra al África. En
primera linea figuró Portugal,
fiuc en ei año HOS ocupó la for-
taicza de Ceuta — ahora perte-
neciente a España, — en el es-
tredio de Gibraltar. En este he-
i!io de armas se distinguió por
vez primera el hombre que estaba
destinado a mostrar a su pueblo,
íunujue de una manera pasajera,
)ós nuevos caminos de gloria y
Je provecho.
El infante don Enrifiue, cono-
fldo en la historia como el prín-
cipe Enrique el Navegante, nació
!•» 1394, siendo el quinto hijo del
rey Juan I. Su valor le propor-
cionó la dignidad de Gran Maes-
tre de ia Orden de Cristo, con la
misión directiva en ia lucha eon-
ira el mahometismo. El plan que
formó a este objeto lo mantuvo
siempre presente durante cuaren-
ta y cinco años, como dice Win-wr
en ia monografía donde estudia la
vida de este prícipe en todos-sus
.•i.sjK.'ct03 con una consecuencia te-
naz y una clarisima penetración.
Comprendió (jue so!an«entc i>or ei
esfuerzo de su espada no pSdía
llegar a ninguna solución, pero
esperaba cumplir sus prinjitivos
proyectos de aplastar el i)oder)o
moro en el norte de África, cuan-
do pudiera ahogarlo por ei o«te
tiB
' \
Un ordeñador genial.
(De Judge. Nueva York).
y por el sur. De una- parte, de-
bía Portugal, para realizar esto»
planes, establecerse firmemente en
ia costa accidental de África, y
por otro lado, buscar la negocia-
ción de una alianza con at)ucl rey-
sacerdote Juan, a quien por en-
tonces se creía encontrar en el
Negus de Abísinia. Llevando más
adelante sus aspiraciones, pcnsa-
t » el príncipe Éarifjse ponet en
ffliuo» de ios jKjrtttguMes la» in-
mensa.? ganancias del comercio de
Europa con la India, pties la ruta
por donde hasta entonces se reali-
zaba babía sido interrumpida por
ios pueblos islámicos, ocasionando
COI» dio graves perjuicios econó-
micos. Animado por estos móvj-
!e», avanzó poco a poco-conforme
el plan de su obra, cuya realiza-
ción le asegurai» si» horó:Copo
astrológico. Muy pronto, bacia
141S, estableció su residencia jun-
to a Sagres, en el promontorio de
San Vicente, cerca del puerto de
Lagos, dentro de «u gobierno de
¡oj Aigarbes, y en situación cs-
peciatotente favorable para sus de-
signios; las rentas de la Orden
!e aiicguraban la ejecución de su.'í
pensamientos. En la "Crónica de
Guinea", de Azarara, podemos in-
foTinamos de una manera autén-
tica sobre ios comietuos y pro-
gresos de esta empresa.
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¡Por favor, dígame cuál es
CONEJITO A LA MINUTA
el secreto! L IMPIE y corte u n conejo por presas;
¡Nunca comí un
puchero tan sabroso!
UANDO mtmí se acerque a la mesa,
G un aroma h.confundible le abrirá
el apetito.,; Hu humor se tornará ale-
gre... por un rato, las preocupaciones
desaparecerán... ¡Su mesa lo invita...
el puchero espera! Es su plato prefe-
rido... ¡el puchero criollo!
Pero, tal vez no conozca Vd. u n
secreto... Hoy en su mesa se come
con Savora...
•fcZlF/"'^k •
^y !i M I >'l
I I I M 1 I \ 11 \
•'*****->«^ « ¿
dórelo en 40 ¿ramos de manteca y
luego añádale 6 puerros, u n diente de
ajo, todo cortadito bien fino. Rocíe con
una taza de caldo {200 ¡{ramos) y la
misma cantidad de vino blanco. Agre-
gue 20 gramos de Savora, póngalo en
u n a cacerola bien tapado y inego e n
el horno por 3/4 de hora, .Salpique!»
con perejil bien picadito.
¡Es muy fácil de preparar y es u n
pianito muy rlcoí
Savora realza los manjares sin cam-
biar sus cualidades. El aroma, la sua-
vidad, la exquisitez de sus especias,
mejoran la finura y el sabor de todo
lo que con ello se coma. Por eso nota
Vd. algo diferente... por eso le parecen
tan jugosos los bocaditos...
Savora es el toque necesario para dar
a la comida más modesta ese gusto que
la enriquece y la perfecciona. Pruébela
y trate de que en su casa no falte
nunca el delicioso frasquito de Savora.
^luFBm./"^
I > l>l I > lii
M I t II ( , m i - t ( fL4'rttfii.^'j4t^ f
*i i "í> n

Arte
E STE género de expresión ar-
tística, con su abigarra-
miento y su riqueza efec-
tista, triunfa sobre la serena so-
briedad de líneas del arte clásico.
Puede uno formarse una idea
de este procedimiento artístico
jwr el friso mural de 47 metros
de largo del castillo solitario de
Mschatta, hoy en ruinas, situado
al este del Jordán. Este arte si-
rio eítaba influido por Persia
SeSora Rosa V . de Bordojr
cuyo deceso, acaecido en Ro-
sario, fu¿ lamentado sincera-
mente, por las virtudes que
adornaron en vida a la extint*.
Cama de hierro, tipo SIMONS,
esmaltada a fuego, en colores
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robte; de 2 plazas, $ 4 0 ; de
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A. O E H R T M A N N
H U M B E R T O 1 , 1561
C A R / V Y CARETAJ-
o r i e n t a l s a s a n i d a
a través de Mesopotamia y él, a
su vez, da sus nuevos motivos al
arte bizantino en formación, co-
su decoración, se aparta total-
mente de la tradición clásica;
es debido a la influencia persa
y consisten en labcjr diminuta, en
mo [lodemos ver en los adornos
escultóricos de Santa Sofía y rosetones, flores, estrellas y cru-
en las obras de arte del mismo ces, y guirnaldas que como un
tiempo como en trabajos de mar- finísimo encaje cubren muros,
capiteles, puertas y ventanas,
fil, dípticos y miniaturas. Siria alternando con mo.ivos geomé-
simiinistró también el material tricos, figuras de animales, gri-
iconográfico. 1-os modelos que fos que se afrontan en fonio a
orientaron a Bizancio fueron los ttn motivo central.
evangeliarios siríacos y ios mo-
saicos de Palestina. Esta influcn
cia oriental (irano - arnicnica)
llegó liesta el Occidente en la
arquitectura de estilo románi-
co. Opuesta a la concepción he-
lenística del arte, esa tendencia
artística siríaco - mesop^^lámica
ejerció una gran influencia en el
desarrollo del arte bizantino. El
Egipto, naturalmente, no dejó de
influir en dicho arte. Al lado
del helenismo, cuya capital era
Alejandría, la ciudad comercial
tan importante por sus relacio-
nes con la India, Ceyián, y Chi-
íia, la sede de la civilización, del
arte y de la ciencia helénicas, se Señorita Felisa Quiñones Vie-
había formado en Egipto un ar- ra, que ha dejada de existir
en esta capital. En el sepelio
te nacional. Y, volviendo al sa- de sus restos quedaron exte-
sanida, se observa que el lujo riorizados sinceros sentimien-
predominante en los motivos de tos de condolencia.
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puñaladas en la cintura pueden
revelar gravea Desórdenes de
los Riñoneal
^^^Hj^P^ Punzadas aguda* y Hay que activar los ríñones, asegrurando
^f^^^^ cortas al levantarse BU buen funcionamiento. Con este fin ac< n-
de IB cama; tortura al Bejamos un corto tratamiento con las Pil-
enclerezar al euerfio cuando se ha inclinado. ¿No doras
aoras iDe Witt para los Ríñones y la Ve-
cree Vd. que esos síntoma* pueden ser provoca- jiga. Este medicamento fortaUce
dos por desórdenes de lo* riñone»? los rifiones, limpia las vías urina-
rias y por este medio libra el or-
Lo» dolores de cintura al encorvarse o moverse ganismo de ciertos venenos.
revelan que existe alíjún mal en el organismo. \
Probablemente el comienzo de lumbago, reuma- GRATIS SUMINISTRO PARA ENSAYO DE ¡
tismo o afecciones de la vejiga.
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Los ríñones no llevan a cabo su misión en forma ínfimo: -HOY MISMO I
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Alfonso XIIL el calor, cí
sombrero y un alcalde
T™' % . - uno de ios nnidios via-
•~^ , je.-» efectuados por Alfonso
XIII a un pueblecito muy
industrial y adicto a la monar-
quía, el alcalde extremaba las
atenciones con el .soberano. lis-
te, a quien molestaba el calor
í|ue hacía, llevaba el sombrero
cu !a mano. Así penetraron en
una fábrica propiedad deUplcal-
<fe, qulai, al ver al rey ncscn»
bicrto, se apresuró a decirle;
— Cúbrase, majestad, cúbrase
usted.
líl rey, comprendiendo el al-
La altivez de Hernán cance de la invitación, .«onrió y
continuó descubierto. Pero c!
Cortés alcalde, creyendo aimplir mejor
con sus deberes, volvió a in-

u:4necdotarioH
KRNÁN Cortés no fué re- _ sistir í
cibido en la corte de Es- — Pero, cíibrasc, majestad.
paña con la consideración Entonces Alfonso se puso el
que se merecía. Mal que mal, sombrero, al mismo tiempo que
como cualquier cortesano, logró decía:
que se le concediera nna audien- •—Con permiso de tisíed, se-
cia. De manera que, ctiaiido es-
de la altivez tuvo ante el emperador Carlos
V, recibió esta terrible pregunta;
fior alcalde...

— ¿Quién eres tt's?
— Yo soy un hombre — re-
y. la plicó Cortés, fiero y altivo, —-
un hombre que te ha dado más
provincias que ciudades has he-
redado de tus mayores.
La Legión Extranjera y
un conato de humorismo
M rLLÁN Astray, el valiente
creador de la Legión,
presentó cierto día a o«
militar extranjero una de las

cortesanía Siempre hay uno que carga

más heroicas compañías.
—' Mirad mis valientes mu-
chachos — decíale orgulloso y
con las responsabilidades enardecido, — No hay uno solo
que tío tenga el cuerpo cubierto

VA español. por naturalesa,

es altivo V eii ¡idala.K L,i
raza, en eslo , es /inv '(' que
era a ver. Ei ¡a hísitiria te-
liemos paljñtíMlí ejcint>lo de
ello y en h • •'• .•;-f(T, rn
¡it ebrth mil
>• is:i. I J, 'I ,K
\:.ij}.. saiUÍ
F KLire II, a punto de morir, de Iteridas,
hizo levantar una acta p'>r
su notario, en la cual su
rnnfesor era garante de su sa!-
i.11 ion eterna. lín dicho docji-
niento <(uedó estipulado que si
faltaba alguna cosa esta omisión
serta por cuenta de su confe-
• > /,/ sor y director espiritual y no
li'll. se le achacaría al rey, quien,
de.sde luego, declaraba li.sber he- %, La excestpa etiqueta
t!i.) ÍCMIO ii) jwsiblc para soltcn-
tru- siH culpas en este bajo y
jiccador mundo.
V.\ militar extranjero quiso
hací! III! ]K)co (le ironía, y re-
plicó:
— ¿Qué habrá que pensar, en-
tonces, de los que los lu'ricron ?,..
— ¡Todos han m u e r t o ! —
contestó ]k|i!!án Astray, fulmi-
nándole con su único ojo.'
cortesana
E x una cacería en i¡\h- d rey
S'eliix: V y la reina, su
primera mujer, iban a ca-
ballo, quienes formaban parte de
ella vieron que la solK-rana laía
con uno de su-> pies enganchado
('II fl í-.uWx). Dolí AlfíiU'.o del
.•\rc' ii''i a;u<Il ) y el IU-IÍRIO
I : ' • ' '' f < I "
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como p a r a s a t i s f a c e r t o d o s los gustos.
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Po bromísta
Una alegre muchacha de Oslonia que fué a pa-
sar unos días de descanso a Fuessen, en Baviera,
*lii^«MÍ
fué requerida para qu^ llenase las hojas donde la
policía registra la llegada de todo viajero.
La inuchacha puso su nombre y edad; pero al
llegar a la casilla donde decía profesión, se le ocu-
rrió gastar una broma a las autoridades y puso lo
siguiente: "Obrera sHlera de profesión; pero de
la categoría de las vírgenes no besadas".
Al día siguiente, con gran asombro suyo, fué
requerida para que se presentara en la comisaría
de policía. El recibiraiento que le hicieron no fué
todo lo galante que la alegre joven esperaba. In-
dudablemente, pensó, la brofna no les ha hecho
mucha gracia. Poco después el comisario le notificó
que había sido condenada al pago de una multa
jwr haber faltado al respeto a las autoridades de
Baviera y que, además, tenia que atonar media co-
rona por la hoja «itie había estropeado.

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De cómo Colón
"haciendo el des-
cubre América",
según un vasco
que tuvo "tambi-
to chico" en Uri'
belarrea
Por
P E L I X LIMA
A
BCKUTO? ' -—Al respeto nada diciendo el historia, que ytr
— Más primero dejar pasando el trago del
sidra por el gañote, si, si, que más luego diciendo que del España.
contando el historia del descubrimiento
del América. . . .
El abuelo levantó el codo. Vaso grande. Sidra
de Motrico.
— Ciieno, pues. Colón no era rico, ¿no, no!
— ¿Pato, abuelito?
— Si no tanto como pato del laguna, algo ga-
llareta, si, si.
— ¿Y vos, sos pato, abuelito?
— Entuavia algunos pasitos en el banco tenien-
do, sin contar compito en Urihelarrea, y casita
chica en calle Arredondo, Güenos Aires.
— ¡Qué suerte!, ¿no? Me alegro que no pue-
das volar, abuelito.
— Pal empresa esa del descubre América, Cris-
tóbal Colón pidiendo el midiendo a la reina Isa-
bel la Católica.
— ¿Había amansadora, abuelito?
— La reina Isabel la Católica recibiendo a Colón
en cuanto ella enterada el amincio dil visita.
— i Y qué le dijo a la reina ?
—• Diciéndole que mucha platila faltando pal
compra de carabelas, y que él. poca teniendo. En-
tonces, la reina, sacando el llavero del bolsillo y
abriendo el caja fuerte del palacio.
— ¿Con una llave?
— ¡Tonta! j/lcaso con el dcdof
— ¿Y cuánta plata le dio a Colón?
— Poquita no más, no alcanzando ni pal com-
pra de víveres del tripulación.
— ¿Qué comían los marineros de la ílotilla de ras de nueces sobre el océano. Foscos no dando
Colón?
— Bacalao, tamién garbanzos, chorisos, morci- rato diciendo: "¡Mardila sea!"
lias, jamón, ecélcrú, ecétero. Como la reina tenia
poca platita en efectivo, sacó de un bargueño todas
sus alimjas, y se las dio a Colón pa que haciendo aditdsantii} el .4niéric •
ti venta.
— ¿Qué aihajas,abuelito?
— /húllos,collares de per-
las, de brillantes, piedras
preciosas,oro,plaia.nada del
. '>':.' ',:':- • '' !>iyolerlo.
- vendió?
L^::'mmmL^^
sepa. GücHé, pues.
— ¿Colón era español?
— Italianos, diciendo qne italiano, y españoles,
— ¿En qué quedamos, abuelito?
— Pa mi, que genovés, no más, porque durante
el traiesia, siempre agarrao del timón, mismo que
Ma:siui a su silla, en el estatua que hay en el pla-
sa lleva su nombre. - '
— ¿Y después, abuelo?
— Más después, Colón comprando tres carabelas.
~ ¿ D c madera?
— .Si, si, porque entonces no había yeiatorcs, y'
el fierro por el embarcación estaba demás, l'u
carabela se llamaba "El Niña", el otro "El Pinta",
y el capitana, "El .Santa María". Del primera.
Fícente Vanes Pinsón, haciendo el comandante,
y del segunda, Martín Pinsón.
r - í Y Colón, abuelo?
•^ jNo te diciendo que durante el travesía, siem-
pre agarrao del timón f
— Eí cierto... Me había olvidado..,
r— GüeiM, pues. Colón saliendo con su flotilUí
. . del puerto de Palos de Maguer,
— ¿Palos de mujer?...
— ¡Mo...guert ¿O hablando yo en gmranif
Saliendo de dicho puerto el 3 de agosto de 1492,
El tripulación se componía de vascos y andaluces.
— Para que Colón no se aburriera, los "cotu-
fas" le harían chistes, ¿lio ? . . .
— Eso no diciendo el historia, ¡no, not Durante
el travesía, arrelampagueando el cielo y viniendo
el temporal. Bailando carabelas pareciendo rasca-
importando al mal tiempo, pero andaluces a CÍHIIÍ
— i Después, abuelo?
—-Más después, el I' •^'- o'i-ii'r,-- i!,-l mirmn año,
ihani.
• -!0 gri-
ti.. , abuelo?
. , que un andalu.-:
que ¡niis imte.'i fcnicmln un
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NLCRAs s piF/As LIDAD Y CAPTURA DE LAS PIEZAS

m
^ m : i,
|r«:N

«
>¿»1 .x,^».i
BLANCAS: 6 PIEZAS
POSICIÓN ANTES DE TOMAR
" (TOTAL: 11 PIEZAS)
h» movilidad de las piezas queda modificada por la
JUEGAN LAS BLANCAS Y DAN presencia de o t r a s en et tablero. Es regla «in exoep-
cldn que no puede ocupar cada casilla sino una sola
JAQUE MATE EN DOS JUGADAS pieza, en consecuencia, un rey. un caballo, u otra cual-
quiera de las piezas blancají no pueden moverse a u n a
casilla de «« dominio de movilidad si estA ocupada por
o t r a pieza blanca también; pero si es una pieza negra
la Que se encuentra en una casilla a donde ese rey,
SOLUCIÓN AL PROBLEMA N' 59 caballo u otra pieza puedan moverse, conforme a las
(Por J. KOPA) expresadas reglas de movilidad, pueden haeeriO con tal
de quitar del tablero la pieza negra, o como se dice
R .3 D generalmente tomándola o capturándola, y a todas las
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NOMBRE

ACADETMIA
A N E X O A ARTRA P U B L I C I D A D
imiECCtON.

Departamento de Correupondi-nci» txtlH»iv«merit»,

MÉXICO 744 — BUENOS AIRES

C A R A / Y CARETAJ"
onae se atce que gran
señor era Moctezuma así
como cuántas eran las
riquezas de su palacio
UANDO los espafioles liega-
C ron a Méjico, Moctezuma
tcjiia unos cuarenta años
de edad. Era de buena estatura,
bien proporcionado, de pocas car-
nes y color y matiz de indio. Los
cabellos no muy largos, el rostro
algo largo y alegre, y los ojos
amorosos y graves. Era muy
pulcro y limpio. Bañábase cada
día, por la tarde. Tenía dos es-
posas legítimas y cultivaba, con
recato, la amistad de muchas
otras mujeres. En lo que a su
indumentaria atañe, las mantas
que un día se ponía no volvía a
usarlas sino pasados cuatro o
cinco. Los que acudían a verle
debían entrar a sus aposentos
descalzos y con los ojos bajos,
puestos en tierra, sin mirarle
jamás a la cara.
En el comer, refiere Berna!
Díaz del Castillo, le preparaban
sus cocineros sobre treinta pla-
tos, hechos a su manera y usan-
za. El mismo Moctezuma,
por pasatiempo, escogía, a veces,
los platos que más le agrada-
ban entre los muchos cocinados.
Parece que también le prepara-
ban guisados de carne humana,
por más que el cronista no lo
echó de ver. Las comidas ha-
cíalas solo, con una especie de
biomixi delante de la mesa, pa-
ra que no se le viera. Como be-
bida se le servía cacao.
"También le ponían en la me-
sa tres canutos muy pintados y
dorados, y dentro liquidámbar
revuelto con unas yerbas que se
dice tabaco — explica Bernal
Díaz. — Y cuando acababa de
\ comer, después que le habían
&k cantado y bailado, y alzada la
mesa, tomaba el humo de uno
de aquellos canutos, y muy poco,
y con ello se dormía."
Otro dato interesante: la cuen-
ta de toda.» las rentas de Moc-
tezuma, con sus libros hechos
de su papel, al que llamaban
mnal, tas llevaba meticulosamen-
te un gran cacique.
En lo que a a r m " "• t-rfíere,
Moctezuma tenía d 'mas
ih. u,,}t, (r,'-ni-r,t /; ; „ , . M(í^
"íi oro y
;:• u. • ! ;a V: .-.•: •^-: •', a r c o s y lieeí dt su rfinado.
ItAEAV I L L A DOS
QUEDARON L O S
CONQUISTADO-
RES ANTE E L E S -
PECTÁCULO QUE
LES O F B E C I B -
RON LA CIVILI-
ZACIÓN y CUL.
TURA AZTECAS.
INNÚMERAS
SON L A S P A G I -
NAS QUE PARA
SU DESCRIPCIÓN
DEDICARON LftS
CRONISTAS. EN-
T R E ELLAS. LAS
MAS C O P I O S A S
Y EXACTAS, LAS
E S C R I T A S POR
B E R N A L DÍAZ
DEL C A S T I L L O .
flechas. Las espadas y cuchillos
de pedernal eran mejores que
los de los mismos conquistadores.
AWindaban en aquellas armerías
los cascos y capacetes de madera
y hueso, también muy labrados
y con grandes plumas y pena-
chos. Gran cantidad de armeros
y artífices estaban encargados
del aprovisionamiento rea!. I.X)s
lapidarios y plateros eran tan es-
merados e industriosos como los
de España. Como pintores, tres
había en Méjico comparables a
los mejores entre los mejores de!
viejo continente.
Para su esparcimiento tenía
Moctezuma gran cantidad de
bailarines, bufones, volatineros
y payasos. Todos ellos tenían
su barrio especia!, en el cual vi-
vían y se perfeccionaban.
En las dependencias del rea!
palacio criaban toda clase de
aves, desde águilas reales hasta
pajarillos casi microscópicos, de
ricos y cxtraño.=» plumajes. Un
estanque complétala aquellas ins-
talaciones.
No eran menos los ídolos, ali-
mañas, tigres y leones que Moc-
tezuma poseía. Para sostenimien-
to de todas aquellas bestias sa-
gradas tenían abundantes vena-
dos, perros y gallinas. Se dice
que, igualmente, Jes sacrificaban
algunos indios, a los que ase-
rraban con algunos iiavajones
de pedernal por los pechos y,
palpitantes aún, sacábanles co-
razón y visceras, presentándolos
a los ídolos.
- Víboras y culebras ponzoño-
sas complctaljan tan terrible
como maravillosa colección zoo-
lógica. Guardábanlas en tinajas
y grandes cántaros, donde po-
nían sus huevos y cñahan sus
viboreznos. Como alimento re-
cibían la carne de los indfos sa-
crificados, y es Tama que mu-
chos soldados españoles de la ex-
pedición de Narváez sirvienm de
pasto a los reptiles y alimaña .
Completaban cl madro los
jardines con flores y árboles
oloroiio*, que írecMCtitaba Moc-
tezuma rodeado por sus nume-
rosos cftrícüa!*os en los días fe-
 CAPA./" Y rARKTA./-
/ convento de la
como en los días
El empeño de un grupo de españoles patriotas y venerables ha
salvado de la ruina a esta que fué la escala donde revivieron las
esperanzas del gran almirante, entonces desesperado vagabundo.
N el umbral del convento de fran-
ciscanos de Santa María de la Rá-
bida, situado a media legua de Pa-
los de Moguer, encontramos a Cris-
tóbal Colón, con su hijo Diego, pi-
diendo hospitalidad o, según otros,
un vaso de agua para aplacar su sed.
Era aquél, más que un convento, por su
apariencia exterior, una verdadera fortaleza.
El nombre de Rábida parece provenir de la
voz árabe Rabitha, equivalente a* "Santuario
fuera de poblado", y debió ser dado, (¡uizá, al
primitivo edificio, alojamiento de mozárabes,
(jue mucho abundaron en aquella provincia
de Iluclva.
A Colón y a su hijo los acogió el prior del
monasterio, fray Juan Pérez, versado él mis-
mo <n astronomía, y entablada la conversa-
ción, (1 monje se interesó vivamente por el
extraordinario peregrino, reteniéndole e in-
vitándole a platicar con el p.idre Antonio de
Marchena, especializado en estudios cosmo-
gráficos. Es probable que Colón haya encon-
trado en a<iucl cunvrndi, .situ.ido en las pro-
ximidades de uno (le los puertos más activos
de España, numerosos conocimientos maríti-
mos con los cuales enriqueció su documenta-
ción, y hasta es posible que, con este único
fin, permaneciera algún tiempo en él.
Juan Pérez, como es notorio, se convirtió
cu un confidente y un consejero, y no es sin
emoción que se recorren en el presente las
dependencias de la piadosa residencia recons-
truida iwr el duque de Montpensier.
I'iiipl.izailo en lo alto de un pequeño cerro,
a l;i i.'ii'ii.rda de la confluencia de los ríos
Odiel y Tinto, el convento está actualmente
como en los días de Colón. Restaurado últi-
•' • • • algiHiii, dvlnne»- (le interés,
;¡val i|iic da füirad.i ,i1 claus-
ida esta
e o ion
tro, un claustro con bellas arcadas de medio
punto, así como'el patio interior, con arcadas
de medio ptmto igiTalmcnte, que descansan cu
cortas y robustas columnas facetadas. La igle-
sia, (le una sola nave, es muy pequeña. En ella
se conservan las imágenes de Nuestra Señora
de los Mibigros y del Cristo en el Sepulcro,
(jue algunos arqueólogos creen obra de los
primeros siglos del Cristianismo. Una de las
celdas modestísimas del piso alto es la famosa
de! padre Marchena, donde se supone que hu-
bieron de verificarse la.s conferencias de Co-
lón y el eriidito religioso.
Antiguo director espiritual de la reina Isa-
bel la Católica, Juan Pérez le entregó a Co-
lón una carta para el confesor que tenía en
aquellos momentos.
Colón, ent(Jilees, confió áii hijo Diego a los
padres Pérez y Marchena, y él salió para
Córdoba, donde se estableció y gaiió su vida,
como en Lislwa, vendiendo libros e imágenes
y haciendo cartas geográficas. En Córdoba
conoció Colón a Beatriz Enríquez de Arana
y de este vínculo nació un hij», Fernando,
quien, dotado de extraordinaria inteligencia,
fué después el historiador de fa vida y haza-
ñas de su padre.
El convento de la Rábida, desde el 25 de
abril de 1920, está otra vez ocupado por la
Orden Franciscana, a la que la extinción de
las órdenes monásticas, decretada cuando la
revolución de I83S, había arrojado de la que,
con más derecho (lue nadie, podía llamar su
casa.
Al propio tiempo <iiie los religiosos fran-
ci.scano.s, ocupa en el rircsriilc una secciíSn del
edificio la benemérita Sociedad Colombina
Onubense, a cuyo loable cmjKño se debe la
.salvación de bimia parte de esta preciosa rc-
lii|uiu hislf'nica.
CARA/Y PAGINA INSTRUCTIVA
FÍSICA RECREATIVA
EL Á N G E L U S . E F E C T O DE
ACÚSTICA
Con dos pares de tenazas de corte diferente y algu-
nos meteos de cordel, podéis daros la ilusiún de oír el
«i)<l«o de Ángelus.
En áon vueltas, tina por tenaza, y doblando, por con,
friiguiente, las indicaciones dadas en el dibujo, anudad
rl cordel por los dos cabos y poned las tenazas a caballo
sobre el anillo así formado. Tómese después el cordel
con las dos manos, en el ángulo formado por el pul-
Bar y el índice, como si se t r a t a r a de devanar una
madeja, pasad la cabeza por el cordel y apoyad las
niBoog fuertemente en los oídos.
É n esta posición t e n é i s : 11 las manos eñ los oídas.
i'i lao» cordeles iHisados por taa manoa. Sí I^ss tenazas
coteadaa de los extremos de los cordeles a 20 ó 2S
centímetros del suelo. Pedid a un compañero que gol-
pee BÍternativamente con un palo en cada u n a de las
tenazas. El choque producirá una sibración que seguirá
ei cordel y que al llejíar a vuestro oído producirá el
sonido de la campana. No hay necesidad do Kolpear
f u e r t e : lo príncl-üi es espaciar los golpes para perci-
bir todaa las vibraciones^
c^^^^^
ILUSIONES TÁCTILES
APRECIACIÓN DE LA RUGOSIDAD DE UNA SU-
PERFICIE. — 1.a finura de esta apreciación depende de
la sensibilidad de la resrión de nuestro cuerpo, cuya epi-
dermis se ponida en contacto con la superficie rugosa, a
su vez, la sensibilidad depende de la riqueza de papila»
táctiles, que e« muy distinta en las diversas regiones
del cuerpo.
Puede ensayarse esta sensibilidad apretando ligera-
mente ia piel con las dos p u n t a s de un compás y
abriendo m á s o menos el compás h a s t a alcanzar el limi-
te en aue »e distingue la existencia de las dos p u n t a s
y no se atribuye el pinchazo a una sola. Las distan-
cias a que habrán tenido que situarse las p u n t a s darán
una medida relativa de la sensibilidad de las diversas
regriones. Webcr halló que es máxima en la punta d i
la lentrua, los pulpejos de tos dedos y los labios, y
mínima en la reglen media de la espalda, del cuello y
en lo» brazos. . '
Tacando u n a región de escasa Hensibilidad táctil (por
ejemplo, el dorso de la m a n o ) , un cuerpo de superficie
finamente ruKoea, por ejemplo, una trenza de pelo.
se percibe la misma sensación que si se t r a t a s e de u n
cuerpo enteramente liso.
LA APRECIACIÓN D E L PESO. — Cuando aprecia-
mos e! peso de un cuerpo por el esfuerzo que hemos do
efectuar para sostenerlo, a la noción de peso se sobre-
pone la de densidad, y por esto parece siempre m á s li-
gero el tnás voluminoso (menos denso) de dos cuerpo»
que en realidad pesan lo mismo.
A»í, puede propornerse la siguiente cuestión: i Qué
es m á s pesado, el almohadón o el vaso grande lleno
de a g u a ? Cualquiera que no los pesa, contestará que el
vaso pesa más, pero la balanza nos dirá que en reali-
dad es mucho más pesado el almohadón.

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E RECOMIENDA para la lubricación de

S cualquier clase de máquinas. Se prepara es-
pecialmente para ser utilizado en los Sistemas
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una de cuyas partículas Ikna su cometido como
lubricante. Reúne las buenas cualidades del
aceite y de la grasa.
Cuando el Compresor Alemite se conecta a
una Unión Alemite, cada cojinete de la máquina
queda engrasado con un lubricante fresco y
limpio que llega a ellos forzado por medio de
una elevadísima presión fácil de obtener. La
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los cojinetes limpios y perfectamente engrasados.
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Frase comprimida^ por A. E. I*arrondo (Ciudad)

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Todos coüccer» un episodio de !a
vid.i de San Agustín, trasmitido
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riar veces por el A r t e .
L'n niño traslada, sorbo a sor-
i)o. con una concha, agua del m a r
y la va vertiendo en un minúsculo
hoyito que ha abierto en la arena
de la playa. Agustín pasea no !e-
jcs, mientras medita en sublimes
e inaccesibles verdades. P á r a s e de
pronto y pregunta al p e q u e ñ u t l o :
" D i m e , querido, ¿ q u é i n t e n t a k ? "
Y el hermoso rapaz, vivo y son-
riente, le c o n t e s t a : " Q u i e r o echar
t h este pocito toda el a g u a del
m a r " . Mueve el santo negativa-
mente la cabeza y persuade a! ni-
ño de la imposibilidad de lo que
pretende.
Lo qué al mancebito de la le-
yenda me sucedcria a mi, si yo
t r a t a r a de encerrar en unos poco.s
renglones la figura gigante del
g r a n doctor africano, acaso la
m á s completa entre los lumina-
res <juc Dios envía a la tierra pa-
ra pasmo de las generaciones. P o r
el momento, baste sólo que diga-
mos de Agustín que ha merecido
con justicia el nombre de "Sol es-
piendorosisimo de la Iglesia Ca-
tólica", titulo con que le ha hon-
ra<lo la misma Iglesia, maestra de
la v e r d a d ; y que la opinión uná-
nime de muchos siglos le apelli-
de " E l m á s santo de los sabios, y
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Salomón, abarcar sin fatiga y sin
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Agfustín
el m á s inadvertido c impercepti-
ble átomo de vida que bulle en la
tierra.
Y no contento con lo que ofre-
cía la corteza del afanar y de los
deseos de los mortales, levantó e!
velo de los misterios que dcbajr
de ella se ocultan, e investigó in-
cansable la causa y el móvil pri-
mordial y eficaz de cuanto e.xistc
y alienta, y escudriñó la historin
ya fenecida de los grandes pue-
blos e imperios, y explicó los su-
cesos que ante Su vista se desarro-
llaban, y sondeó, ávido, en los ar-
canos de lo porvenir, inquiriendo
en todas partes la voluntad y la
huella del Creador, y aun siéndo-
le dado, cual a otro Elias, percibir
en la nube y en la niebla el paso
de la majestad y grandeza divi-
nas.
Cuando sus ojo.s, todavia eufer-
mos, sólo vislumbraban la luz sin
poder mirarla cara a cara, visitó
y estudió todas las sectas filosófi-
cas y los cenáculos del s.iber y las
escuelas literarias preguntando por
la verdad y oteando luego, como
vigía cimero, en la naturaleza en-
tera y en sus hermosuras y mara-
« i f a s , obligándoles a contestarle
que ellas no eran la verdad con
la que ardientemente deseaba abra-
zarse su inteligencia, ni el Amor,
por el que desfallecía su alma, ni
el Camino por donde debía diri-
gir sus pasos.
F. J. '/.arco
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mémmm r * f t B , M i * • » • A i r « t
 C A R A . / Y CARETA.,/-

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Pertonaje*: Oficial y un detenido

~ Det.: — Y qué ma! hago en verdad

Con alegrarme por dentro ?
Le falto a la autoridad
Acaso ix)rque j o el centro
Pierdo de la gravedad?
Yo bebo desde aquel d í a . . .
, . . . V d . no comprende agente
. . . Es una cosa muy mía
P a r a entenderla la gente.
— O í i c . : — No hay motivo ni razón '
Que le sirva de atenuante.
Embriagarse es una acción
• Repudiable y denigrante.
Que su energía flaqüea,
Y es triste y negra su suerte?
No importa, hay que hacerse fuerte
Pa resistir la marca.
Dígame .si no es mejor,
Más noble, más de varón
Prendérsele a im cimarrón
Que da energía y vigor,
Lucidez y animación;
En c a m b i o . . . que papelón
Hace Vd. estando borracho.
Un hombre sin voluntad.
Que sirve de mamarracho,
Ue risa a la sociedad. /^ ', (:
Este consejo recoja
Y no haga más disparates,
Que su voluntad afloja?
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Cebao con yerba " L A HOJA".

En «abor, aroma y rendimiento no hay

quien la aventaje.
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Las asociaciones femeninas exis- social que más interesa trasplan- Las mujeres pueden ingresar
ten 4*sde 1897 en los campos del tar a nuestros campos. desde los quince años, y, por lo
Canadá, y su influencia en la vida Imposible que eíi el ánimo de menos, ha de tener cada círculo
familiar y en los progresos agrí- personas que viven imidas por ocho asociadas. Existe un comité
colas es de tanta eficacia como fuertes vínculos de afecto y tie- de propagandistas que da confe-
provecho. nen con los productos del suelo rencias en los círculos. .Se obser-
Adiestradas las mujeres en to- rentas sobradas para atender a las va en éstos que todas las clases
dos los menesteres del hogar, el necesidades de familia hagan pre- sociales tienen representación. Hay
marido y los hijos no buscan fue- sión las propagandas disolventes en los circuios salas de recreo pa-
ra de la familia atenciones, cui- del comunismo. ra enfermas y biblioteca.
dados y modestas satisfacciones Los gobiernos provincianos lian La venta cooperativa de libros
que, con la adición del más since- fomentado estos circuios, dándo- y objetos necesarios a la familia
ro carino, se les prodigan en la les ayuda económica y facilitando está muy bien organizada en esas
hacienda que tratjajan, y les da personal idóneo que los dirija. instituciones canadienses.
rendimientos holgados para cubrir
el presupuKto de familia.
Los circuios femeninos no son
sitios donde la mujer pierda el
tiempo cultivando la coquetería y
dando al olvido las disciplinas de
familia; antes al contrario, estas
asociaciones tienen como finali-
dad el preparar a la mujer para
ser una esposa modelo y una mu-
jer ejemplar.
Las lecciones sobre economía
doméstica, higiene, vestidos, coci-
na y trato y cuidado de ios niños
se confian a señoras que se han
especializado en alguno de estos
ramos de los quehaceres domés-
ticos.
La barrera más fuerte que pue-
de ponerse a la emigración de los
campo» es la formación de la
familia campesina, con arreglo a — Pero, Samuel, ¿dsíde dónde viene» empujando el coche?
— ¡Todo el camino!... ¡PffI...
normas de moralidad y cultura — ¿ C ó m o ? . . . ¿Y has tenido el valor de consentir que el pobre
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DAGNAN-BOUVERET
El pintor Dagnan-Bouveret
debutó con gran éxito. Pero
más aun que para el autor de
"Rolla", el desacuerdo entre
el siglo y él se acentuó sin que
el artista hiciera nada para ate-
nuarlo. Lo había aceptado, po-
niendo su arte por encima de
las fluctuaciones del gusto. Y
ello no fué el solo mérito de
esa generación que permane-
ció fiel al culto de la conscicn-
da, a la dignidad de! arte.
Verdad que esas virtude-s
del carácter, venidas a menos,
p a s a d a s de moda en estos
tiempos tan pobres de altur|
espiritual, c o n s t i t u y e n algo
que debiera hacer pensar con
• amargura a las gentes nuevas
y desorientas. Pero — diréis,
— ¿acaso los desorientados
piensan?..,
No hay que buscar fuera de
esos escrúpulos, de esa pre-
ocupación de perfección, las
razones que determinaron las
fases sucesivas de la carrera
de Bouveret. No tenía el artis-
ta sino veintisiete años cuando
expuso en el Salón de 1879 ese
cuadro que por de contado lo
puso entre los primeros: "La
Boda en Casa del Fotógrafo".
La obra pertenece al género
anecdótico, tan favorecido en
Dagnan - Bouveret.
aquella época. Pero había algo
más: una justa y maliciosa o1)-
scrvación, una búsqueda de
verdad muy sencilla y muy
humana, y sobre todo exce-
lentes pedazos pintados en una
atmósfera muy clara. Elemen-
tos que rompían con el clasi-
cismo dé Gerome.
El maestro se enojó amo-
nestando al discípulo.
.•\1 año siguiente, dio Bou-
veret una obra más contenida
que respondía mejor a su tem-
peramento: "El Accidente".
Dagnan-Bouveret había lle-
gado al punto culminante de
su carrera. Su arte directo, lle-
no de franqueza, que se apar-
taba de la anécdota o de la
historia para buscar un acento
de la naturaleza, parecía un
comienzo de reacción contra
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fríos.

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i»ícíoi««, a $ t7,$Ú, ^* ^ imcío/«» o nombre hasta
$ íttran. a $ | 0 . . Cl ftt^gff p&rm €amh& y iKi^ual»,
2 inicmltt, $ j j . ' . Dt 1 mmaiet o nomhrt, o f Jg ,
Ai tntmti&r rtmttimvt prn>i¡tet<ii en eoíorea a a
C«»« 4 . gBÑtiASCOMI . CumtnHt $)1¡I - B: Alrtt
 Un lance caballeresco de
don Francisco de Quevedo y
unas palabras sobre el con-
cepto del honor en España.
I, culto al sentimiento del honor era tan ri-
guroso en el concepto y aprecio unánime de
las .«-entes en la España de los siglos XVI
y XVIÍ como inexorable en su ejecución y
cumplimiento.
Del honor de la mujer respondía el miembro más
inmediato de la familia: el csix)so, el hermano, el
padre velan por la honra y dignidad de la esposa,
de la hcrtriana y de la hija y, en caso necesario, el
primer caballero que presencia el lance. Si la mujer
está soltera, entonces sólo podía ser reparada la
vulneración del honor, mediante el matrimonio ecle-
siástico y legal; si estaba casada, no quedaba otro
remedio que la venganza sangrienta e inexorable.
El seductor perdía a los ojos del esposo ofciidido el
nombre y dignidad de caballero; era un villano a!
que se podía quitar de en medio, aunque fuera ale-
vosamente. En este caso no cabía el desafío caballe-
resco, ni quedaba el rccur.so del duelo; aunque,
por otra parte, fuera éste tan frecuente, cuan-
do se trataba de los más fútiles motivos que
ime rozasen con las cuestiones de honor.
Ejemplo de lo que era el honor y la caballerosidad
No es admisible, ni imaginable, la suposi- en aquella éixica nos lo da el inquieto y casi siempre
ción de que la mujer ofendida echase mano atrevido autor de la Vida del Buscón, don Francisco
del puñal para su defensa. de Quevedo y Villegas.
Si la mujer era responsable de las ofensas Sucedió el día Jueves Santo del año 1611 en la
al propio honor o al de la familia, entonces, iglesia de San Martín, en Madrid. Habíase dado
según derecho y costumbre, quedaba a nter- comienzo a las solemnes ceremonias de Semana
ccd de la venganza de! esposo ofendido. Santa y una multitud recogida y meditabunda asis-
tía a los ritos litúrgicos de la tarde. De pronto se
aproxima uti caballero a una dama arrodillada en
recogida actitud de meditación. Cuchichea el atre-
vido breves palabras a su oído y luego !a hiere eii
el rostro vilmente.
Quevedo, que presenciaba la escena, arrastra a!
cobarde ofensor fuera de la iglesia y lo desafia ca-
ballerescanifciite. Tras un breve diálogo, sacan a re*
lucir los aceros y, momentos después, cae el adver-
sario herido de muerte a los pies de Quevedo,
El ofensor pertenecía a una acomodada y distfa-
Kuida familia; se trató por todos los medios de
buscar vcngaiiza y desquite. Pero el gran poeta tomó
las de Villadiego, abandonó su patria y se embarcc»
cojí rumbo al virreinato de Sicilia, en cuya corte
encontró acogimiento y empleo.
La voz dé la sangre tenía «i los españoles singa-
lar fuerza de naturaleza; era expresión de la vo-
luntad de Dios, de la justicia y rectitud. Todo el
ijue tenía autorización para usar espada o daga, des-
de el grande hasta el hi-
díilfio, debía vengar en
duelo hasta la más ínfi-
ma ofensa inferida al ho-
nor, pues, con» entonces "Nos, q«« cada UTO
iialemos tinto como
se decía: vos y que Junto»
podemos mis que
vos, os elrectma»
las manchas del honor obídiíncí». si ia»n-
se curan, limpian y asean tenéí» nuestro» fue-
rot y Iíb*rt»dM f
con sanflrr, que « el rc- si ao, noc."
Imciio (Prímítiv» fíímttta
« r » f e n « í « rfe í«
it mes importancia y tmr^»ci4n ée !•••;!
ifnerm. r»yes.)
 CARA./" Y C A R E T A S

T um bas sacerdotales egipcias

ios centros científicos europeos El cuerpo al cu-tl pertenecía !a hermoso collar de perlas preciosas.
consideran ío que parece una re- mano seccionada se hallaba a po- La muerte del ladrón debió pro-
velación debida a un arqueólogo ca distancia de la tumba. ducirse al haberse desprendido el
• egipcio que ha desenterrado en Se cree que el cuerpo de dicha cielorraso de la cámara mortuoria
un sitio cercano a la esfinge de persona debe pertenecer a un la- mientras se hallaba consumando
Giseh una tumba que se cree sea drón saqueador de momias, pues su obra sacrilega. El sacerdote
!a más gran<le que se baya des- la momia en donde se hallaba Raouer vivió en el año 2730 an-
cubierto en Egipto. .•idherida la mano presental>a un tes de Jesucristo.
Ei personal encargado de las
excavaciones no ha encontrado to-
davía la momia de Raouer, pero
si varias otras de menor impor-
tancia, que se cree pertenezcan a
personas de su séquito.
Las inscripciones de !a tumba
descubierta cerca de la esfinge de
Giseh reveían cjue allí se guardan
ios restos, de Raouer, alto sacer-
dote de la diosa egipcia Nekhcb
e íntimo amigo del monarca de
aquel entonces. Se encontraron
además, en la tumba, los restos
del maestro de la casa real, de!
barbero del monarca, del asistente
a las abluciones reales y de mu-
chos otros servidores.
l^ tumba se asemeja a un tem-
plo y consta de 80 pequeñas cáma-
ras con 30 laberinto.?, con lugares
para colocar estatuas de las per-
sonas allí enterradas. lian sido
halladas" 45 estatuas, do.s navajas
de piedra muy dura y suficiente-
mente afiladas como para cortar — He sido estafado. E«te "Greco" me ha costado quince pesetas
pelo. Eri cuanto al descubrimiento y resulta que no es auténtico.
más sensacional fué el de la mano — Eso lo vale el marco.
de una persona del sexo masculi- — Es que rae pagaban por «I 15.000 pesetas, y al enterarse que
no, que se hallaba introducida en es falso, el comprador se "ha rajado'*, ¿No es esto una cutafa?
{De La Nación, Madrid).
un ataúd que contenta una momia.

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es debido al estreñimiento. También otras molestias qtie lo preocupan, tales como eructos ácidos,
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m a n t e n e r entera su sensibilidad o su r o m a n t i -
cismo. El caso que c o m e n t a m o s lo d e m u e s t r a .
Míster Christopher W a r d , de W a l t o n , Ingla-
terra, de sesenta y cinco años de edad, era un
viejo que amaba, sobre todas tas cosas del m u n -
do, a los niños y a las flores.
A pesar de que estaba algo delicado de salud,
Ward mostrábase siempre dispuesto a jugar con los
niños de su vecindad, que le querían con verda-
dero cariño. Diariamente acudían a su casa para
invitarle a j u g a r con ellos, para rogarle que les
contase cuentos o simplemente p a r a que diese
un paseo t o n ellos,
H a c e pocas semanas, estaba cuidando las flo-
res de su jardín cuando un g r u p o de sus amigui-
tos .se acercó a su casa para invitarle a que ju-
gara al corro.
Míster W a r d n o pudo resistir la tentación y,
dejando sus flores, üe m a r c h ó con los niños.
Al poco rato, cuando j u g a b a n en animado corro,
cayó al suelo sin sentido. L o s niños, asustados,
empezaron a pedir socorro. Cuando acudieron
las personas mayores que se e n c o n t r a b a n cerca,
pudieron c o m p r o b a r que el anciano estaba
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Bullicio de una ciudad legendaria

Aun cuando cu Jerusalén no carretera que hasta aquí conduce. acumula aquí en un abigarramien-
existieran el sepulcro de Cristo Desde el amanecer hasta primera to inverosimil. Los trajinantes que
ni el Calvario, ni los otros testi- hora de la tarde hay en este es- han atravesado el Cedrón con el
gos de la divina tragedia, la cu- quinazo de Jerusalén un hervor único acicate de su negocio no
riosidad del mundo seguiría con- de tráfico y de vida. necesitan dar un paso más. Sólo
centrándose sobre los muros de Pero es sólo aquí. Como si la quien quiera saturar su alma do-
esta ciudad inexplicable con una misma ciudad quisiera obstinarse lorosamente debe s e g u i r calle
alucinación fatal. en su letal ensimismamiento, ha adentro.
Hay algo que no puede con- empujado hacia este rincón cuan- I-a algarabía de estos mercados
cretarse en este ni en aquel re- to en su seno podía significar bu- de Jerusalén no la comprenderá
cinto, algo inmenso y terrible que llicio. Tenduchos y bazares, lon- quien no haya visitado algo del
la tiene desplazada de toda hu- jas, cafetines, talleres, covachas Oriente o de sus aledaños espiri-
mana postura, en «na categoría de logreros y cambistas, todo se ttjaSes, siquiera sea Tánger o Fez.
única, n a t u r a l m e n t e absurda,
cruel. Cuando desde el monte Seo-
pus se la contempla la primera
vez, en medio de aquel paisaje
de piedra, amodorrada bajo un sol
que restalla con una perpetua ira,
no se adivina bastante el tenebro-
so misterio de su vida. Y mucho
menos si, como sucede de ordina-
rio, el viajero penetra por la bu-
lliciosa y e n g a ñ o s a puerta de
Jaffa.
U i » feria constante de asnos y
camellos hierve en la plazoleta en-
cuadrada de almenas. Llegan has-
ta aqui los mercaderes del Líbano
y Damasco, con sus orfebrerías,
con sus encajes y tapices de en-
sueño ; tos betlemitas que tallan
el nácar y e! hermoso basalto del
mar Muerto; los feroces pastores
de Hebrón; los beduinos andrajo-
sos que nada traen y todo lo hus- El juez. — Tengo entendido que ésta es la quinta persona a
mean ; los campesinos de la Trans- quien usted atropelU.
El cboler. — Perdón; la cuarta. A una la atropellé dos veces.
jordaíiia y de Moab. Su salvaje al- (De PassiBg Show, Londres).
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Valorización moderna d e tierras del Egeo
B AJO el dominio turco, Rodas y otras islas
de! Egeo por espacio de cuatro sitflos, mal
pudieron dar las pruebas de su riqueza que
anunciaron la evolución secular de una riqueza
que pareció eternamente hundida en la inercia
de una dominación pasiva, que no sabia inquie-
aíjora, con la acción de Italia, vuelven a recobrar tar la existencia humana con los goces de la
la fama y la equivalencia de tiempos legenda- realización y del trabajo. Millares de árboles que
rios, en sus aspectos comercial e industrial. Cla- devolverán al Kgeo en todas sus islas el viejo
ro está, todo ello p r o v i e n e del incremento aspecto de región privilegiada, y mejorarán sin
agrícola. duda, con las galas de la moderna inventiva, el
Para solventar ese rcsurffimiento, las autori- aspecto de aquellos países.
dades respectivas han destinado casi cinco n)i- De ahí ha surgido una considerable potencia-
ilones a! servicio foresta!, y como cuatro millo- lidad industrial: la producción de vinos y aceites,
nes para vías y obras Itidráulicas; de manera la destilación de alcoholes, manufactura de la-
que aquellos suelos de hermosas leyendas que baco y la conservación de la.* más exquisitas
fueran tierras de poca producción, estén muy frutas. Industrias cuyo incremento ha llegado
pronto en condiciones de rendir un máximo de a los más acreditados europeos. También allí
provecho a la vida que se reinicia en ellos, con se realiza la pesca de múltiples especies, todas
c! impulso de una raza que se siente guiada manufacturablcs en su conservación; tarea que
por afanes de grandeza, da de vivir a millares de
que no desecha el tiempo personas contribuyendo a!
en la conquista del pro- bienestar de las islas.
greso. La agricultura toma tal
Durante los dos años incremento que su pro-
pasados se abrieron diver- 'íucción ha conquistado el
sas vías de comunicación viejo mundo; y, como en
y tránsito. Se plantaron épocas lejanas, t r á t a s e
millares de olivos para ahora de cultivar el gusa-
repoblar aquella produc- *'iaí^"'*'* ^•*«*'" "O de seda, especialmente
ción que en las edades ggji^^' , ^ e" R o d a s , donde tuvo
históricas tuvo prestigio ^ • ~ ' gran apogeo y dio mar-
mundial; a r r a i g á r o n s e gen a una manufactura
considerables cantidades de gran crédito universal.
de frutales, vides, plantas Las actividades de esas
de ornato y de selva. J/ti- tierras están favorecidas
Ics y miles de brotes que por su posición geográfica.

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 C."\K.'\J {
tas
Por LA DAMA
l'cse a los actos tan solemnes como interesantes
ron los que_ ha celebrado oportunamente la
ciudad del mido el centenario del romanticismo,
TOc^ atrevería yo a sostener que, tan como en la
vieja aldea — cuando la ráfaga ardiente de ideas
y sentimientos nuevos exaltaba el espíritu de una
generación apasionada y heroica — la juventud
porteña ha rendido en los primeros días de sep-
tiembre el homenaje magnífico de su sacrificio,
al advenimiento que «itrañaba cien aftos atrás ia
libertad renovadora en sus ideales de democracia.
Si la influencia del romanticismo francés fué
entonces pensamiento y acción para la juventud
argentina, pensamiento y acción lia sido hoy tam-
bién en !os días memorables que marcan tan se-
ñalados acontecimientos en la historia iwjlítica de
la Nación.
La herencia espiritual ha retoñado hoy con la
pujanza y la energía que la tradición nos ha he-
cho añorar tantas veces con injusta decepción. In-
tima y profundamente unida al romanticismo inte-
lectual a la exaltación patriótica, vibra todavía la
sensibilidad del alma generadora de belleza, en
las distintas manifestaciones de la vida. La ráfaga
ardiente, vivificadora del sentimiento influye
hoy sin duda en el ambiente social de nuestra cos-
niópolis, y parece que, como cu la ensoñadora
Mtrofa:
En el aire hay un dulce
perfume enrarecido de diamelas lejanas.
Yo evoco la dulzura penetrante
de los jardines de Barracas... (1)
Pero a las figuras de gracioso miriñaque cuya
gracia seftoril se reflejaba en las viejas cornuco-
pias, han sucedido hoy la gracia seductora de la
portcñaí de rango, de las herederas, juntamente,
'de aquellos nombres ilustres, gloriosos muchos de
ellos, que .s€ han congregado jwcas noches ha, en
la suntuosa morada en la que se realizaba una de
las fiestas más brillantes y aristocráticas de! año.
La reciente actuación cívica de los jóvenes del
día, (|ue ha afirmado el temple de la raza y su
espíritu de sacrificio, les presta sin duda nuevos
prestigios: ninguna de las figurita.s juvetiiles que
realzan hoy con el encanto de su prescnc-a los
acmitecimientos de nuestra alta vida mundana &c
atrevería a burlarse ya de las ideas románticas
que haii estado hasta ahora en el índex del mo-
dernismo, como nota de acabada cursilería.
Tal vez se deba a tan señalada reacción la efu-
sión sentimental de la que se hace gala en estos
días en la tertulia intima como en el sarao de
gran tono, en que la gracia proverbial y !a co-
quetería de las figuritas juveniles evoca el dis-
creteo ingenioso de las heroínas del romanticismo.
No faltó quién evocara en una de la» fiestas des-
lumbradoras, recientemente celebradas, a aqtiella
l)riHante heroína de Bretón de los Herreros, que,
ciet! años atrás, aceptara el rendido homenaje de
tres galanes a la vea. Podría decir la bellísima y
rubia porteña de hoy, como Marcela en "¿A cuál
de lo* tres?", éste es necio, aquél celoso... Pero,
i » : parece que su elec-.
ción está hecha, y que el
iumhre del arcángel que Z' ..^y^^/'^
< 1; •Msri» Alkia Oo»ioK««t.
sociales CARCTAJ*
DU EN D E
dominó a! dragón legendario y cuyo apellido re-
presenta toda una tradición de hidalguía, ha ven-
cido a los que representaban a su lado análogas
condiciones morales y a liogares de gran prestigio.
Muy linda, con .su tipo de ensoñadora prmcesita
germana, que ha hecho de ella una de las figu-
ritas juveniles de mav-or éxito en la season, muy
querida por todas sus amigas, que reconocen en
ella una verdadera autoridad, tan viva como culta
y atrayente, parece ya decidida por el candidato,
muy joven, pero muy buen mozo en su tipo mo-
reno, que contrasta con la deslumbradora belleza
rubia, de la que lleva el mismo nombre de la ar-
chidutiucsa de Austria que fué esposa en segundas
nupcias de! emperador de Francia.
La crónica de nuestra alta vida mundana anota
a su lado a una encantadora morena, que lleva
también nombre compuesto e imperial, legendario
en la dinastía de Austria, y un apellido que re-
presenta en el ambiente aristocrático de Austria
a toda una tradición de austeridad y opu'encia.
Graciosa, vivaz y muy ocurrente, su carácter lleno
de atractivo y chispeante alegría iluminan !a aus-
tera severidad de su hogar patricio. Muy inteli-
gente, cautiva casi .sin querer a los que la rodean,
pero se inclina ya a aceptar al excelente joven,
muy buen mozo y de interesante trato, (|ue la cor-
teja asiduamente; lleva también un nonjbre tradi-
cional en las casas soberanas, el mismo del empe-
rador en cuyos dominios no se ocultaba el Sol;
y habrá nuevas bodas en el palacio que se levanta
sobre la hermosa plaza de! Retiro.
Se 'Jestaca también entre las siluetas aristocrá-
ticas que constituyen las primicias sentimentales
de esta página mía una juvenil figurita de tipo
más bien moreno, de grandes y luminosos ojos,
cuya personalidad bien definida ya, a pesar de su
juvcntiid, presta singular interés a su trato. Re-
cién llegada del VHejo Mundo, desdeña en abso-
luto las imposiciones de la moda y se ha incor-
poracb a la alta vida mundana porteña con los
prestigios de su apellido compuesto, que une a
dos casas ilustres de la aristocracia colonial, en-
troncadas por alianza de familia; su nombre fué
inmortalizado por ¡a bellísima criolla que liego a
ser emperatriz y cuyo recuerdo vive en ia his-
tórica Mailmaison. Hace mucho tiempo — así lo
aseguran las crónicas mundanas — que aspira a
conquistar su cariño el jovaí facultativo que lleva
el mismo nombre que enalteciera su padre, mé-
dico eminente y perfecto caballero. Un breve mote,
que recuerda a m« fruta tropical, ha substituido
al nombre que rememora el episodio fra'rieída
nicncioiíado en la historia sagrada... Moreno,
alto, bucji mozo, mantiaie gallardamente la tra-
dición de su apellido de origen vascongado.
La falta de espurio no me permite anotar hoy
otras fománticas primicias que debe la alta vida
nuMidaam a la ráfaga cálida y vivificadora del
sentimiento. SMo deseo cottsigitar, como acotación
a taks mmcntams, una simpática misiva que-, al
mlfútm a un pediito anterior que no ha llegado
en la correspwKfcncia que recibe de amigo» dcs-
coBocidoi csl» vicia Dnéndc, insíítc en obtener una
informadéfi solicitada con
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Diagnósticos por lo sueños

S f g ú n muchas eminencias m é - red muy alta y que no se llega a! lia en estado ansioso y sueña con
dicas, ei estado físico influye suelo, es signo de inconstancias en calles asoleadas, con caminos que
considerablemente sobre los sue- la palpitación del corazón. E n las suben, con grandes pesos, y le
ños, a tal punto que ciertos espe- mujeres, a veces los sueños son cuesta trabajo caminar. Cuando el
cialistas modernos se sirven de de acción violenta. L a durmiente que experimenta tales sueños se
la indicación dada por los sueños se ve como víctima de accidentes despierta, se encuentra en estado
para hacer los diagnósticos de sus y recibe heridas o ve fuego. L a de transpiración y de opresión.
enfermos. sangre y las llamas son ios mo- El sueño es casi siempre reve-
I ^ s impresiones viscerales son tivos dominantes de esos sueños. lador misterioso de afecciones la-
dadas por el corazón, los pulmo- E n el asma el durmiente se ha- tentes.
nes, el hígado, los intestinos, y
el cerebro se refleja sobre si
mismo.

1
Los sueños provocados por las
enfermedades del corazón y de
r'
mú
m
los grandes vasos, son general-
mente cortos y cortados de sobre- "^^
saltos. Son frecuentemente pesa-
;ii¡iiji;.;.—"^
dillas de circunstancias trágicas
donde el soñador no puede gritar,
pues las palabras no le llegan a
EfT.,ífjh
los labios, y respira mal. Las
visiones de agua agitada y de
nubes que parecen aprisionar al
d u n n i e n t e , son síntomas de cora-
zón agitado y de hipertensión
4wh -. .dílMilfc!.!!
arterial.
U n sentimiento de miedo que
^'i-llílr; m - > ^MlW
viene de la angustia física es ^
siempre el fondo de los sueños
desagradables. La afección car-
diaca existe así, antes de que la
revele la auscultación.
Las personas que sufren de
afecciones pulmonares tienen ge- — Al subir ai trsnvítt me he (tjttdo en que llevas una media
neralmente pesadillas donde se puesia del revé».
ahogan, donde se les aprisiona, se — Ya lo » í ; es que por el derecho tiene un agujero.
les persigue y se les empareda. ( B e Gutiénti, Madrid).
S o ñ a r que se salta de una pa-

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 C A R A / - Y CARETAS"

Má XIm a s m o r a l Ie s
Deje que SheUTOX La acusación de incomprensible no es una ob-
permita moitrarse or- jeción contra wn libro. Quizás entraba en las in-
gulloso por el cuidado tenciones del autor no ser comprendido iwr "cual-
de tu casa. (juicra". Todo espíritu, distinguido y de buen gus-
to escoge así .sus oyaites cuando quiere comuni-
carse. Escogiéndolos se preserva de "los demás".
Todas las reglas sutiles del estilo tienen su origen
en esto: alejar, crear la distancia, prohibir la en-
trada. . .

Vo (¡uicro que tu victoria y tu lilx'rlad aspiren

a perpetuarse en e! hijo. T ú debes erigir monu-
mentos vivos a tu victoria y a tu liberación. De-
bes construir algo más alto que tú. Pero e.s pre-
ciso que antes te hayas construido a ti mismo. No
sólo debes propagar tu raza más allá, sino tam-
biéu más a r r i b a . . .

Hombre-s superiores, aprended esto de m í : "en

ia plaza pública nadie cree en el hombre supe-
rior". Y si os empc'ñáis en hablar all!, ¡ s e a ! . . .
pero c! p<jpulacho guiña el ojo. "Todos somos igua-
les", piensa.

Es ridicula una
reunión si las
moscas molestan
Evítelo con el uto del
tuper-intecticida SheUTOX,

M U E B L E S , libros, tapices y
ropas, no se dañan en lo más
mínimo con S h e U T O X . siempre
que se aplique con el pulverizador
SheUTOX.
SheUTOX impregna
la atmósfera con
una invisible y su-
til capa, fatal para kl — Yu. i>»ra caiarmc, neceiito un» mujer que
jta buena, ¡inda, rica y tonta.
NO A T O N T A cuanto insecto pulule Ella, — ¿Y pot «jué?
L O S INSEC. El. — Porque «i no «s buena, liad» y rica no me
TOS: LOS en ella. ca«o con «lia, 3» tJ no »» tonta no »« caá* conmigo.
(De Buea Humor, Madrid).
MATA.
El líquido atomizado,
Analizndo y
forma una nube, que Mujeres del aire
aprobado por
IJU compañía Imperial Airways ha tenido que
la Municipali- se mantiene largo establecer servicios extraordinarios para transpor-
d a d de Bi. A s .
tiempo en el aire, y tar los turistas que quieren ir al continente en
avión. Ij) más curioso es que, según han manifes-
no cae en gotas al tado altos empleados de la e»mpaflía, la mayoría
suelo. de b » pasajeros qm vmi a Europa en avión soa
wtijeres.
Con gran frcctiaicia se da d caso de que los
aviones qae empretidaí vuelo con djrccctéti a París

5HELL T^X van ll«ios de mujeres, sieitdo el piloto y el mecá-

nico tes éniccw hombre» de á Iwrdo.
L a compañía manifiesta que de su aeródromo
l»rtCT diaríani«it« para Europa, de 3(W a 400
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 C A R A / Y CARETAS

Garantizamos que
la Caída del Cabello
se detiene
En los sitios donde ralea o falta el cabello ya, otro nuevo crece e n su
reemplazo; la caspa, la seborrea y afecciones del cuero cabelludo desaparecen

O le devolvemos el dinero.
¿ E s t á usted sinceramente afli- Sobre la frente v\ esbe-
gido por la pérdida de su cabe- lto que adelgiza. el ca- INVITAMOS A INVESTIGAR
llo, por la grasitud y picazón de bello que rae, prepara
su cuero cabelludo, por la cas- la calvicie. Fortifíqualo ¿ Desea usted u n a prueba absoluta de l a
pa, la calvicie? Seguramente «bor» verdad de nuestra oferta y propíedade»
usted ya habrá hecho de todo po'.sitivBs de! t r a t a m i e n t o ? Consulte a s u
para eliminar esas afecciones. médico o lea obras de referencia médica.
Habrá usado alcohol o kerosén, ¿Quiere una prueba positiva de que nos-
tónicos, aguas y aceites, tivado otros podemos aplicar y aplicamos esto»
la cabeza con Jabón amarillo, principios científicos? Vea en nuestra ca-
con s h a m p o o , con amoníaco. sa centenares de cartas de reconocimien-
Ha perdido tiempo y dinero, sin to escritas por personas de todas las cla-
obtener resultados. ses sociales, también de la Argentina y
Ahora, considere lo que NOS- además vea la cuenta "Garantía de Devol-
OTROS le o f r e c e m o s . Tenga ver el Dinero" abierta en nuestros libros
presente cuan hermosa propo- rubricados, donde constatará que cuando
ri~Ión e s : nosotros GARAN- En la coronilla empieza — lo que sucede en un caso sobre cien
TIZAMOS que cesará la raída la calva má» a menudo. '— la Solución Vindobona n o hace lo
de í u cabello — que creceré ¿Eate es el ca»o tuyo? que nosotros prometemos, real-
cabello nuevo en reemplazo de' Resuelva hoy recuperar mente devolvemos el dinero al
que h a p e r d d o sobre la frente, s o - y coniervar oar cabello, cliente.
bre las sienes, en la coronilla — que
comenzará a crecer dentro de los no-
venta días de tratamiento — o lo ¿POR QUE PERDER E L C A B E .
devolvemos el dinero. LLO r.NTONCES?
Antes de d a r vuelta esta página,
N U E S T R O M É T O D O ES ÚNICO mírese en el espejo ese cabello
Naturalmente, usted pensará: ''¿có- adelgazado y ralo q u e atín con-
mo puede alguien ofrecer semejante serva en la cabeza. Piense cuál
g a r a n t í a ? . . . es difícil detener la caí- será el aspecto de usted cuando
da del cabella y hacerlo crecer de haya perdido TODO esc cabello.
n u e v o . , . yo usé muchas cosas y me Píense cuánto perderá usted en
fallaron". E s a es precisamente la r a - prestigio y en el parecer. Luego,
zón por la cual miles de personas decída.se ya. Ahora mismo venga
bendicen el día en que acudieron « vergfln y forman ta usted por nuestra casa a recal»ir
los Laboratorios Vindobona. El tra- calva. ¿Por qué perder amplios informes o recorte en s e -
tamiento del cuero rabflludo con • I aspecto de juventud? guida el cupón de este aviso, p a .
Solución Vindo'iona está basado cien. ra obtener gratis un librito q u e
tíficamente. Lo» técnicos de los L a - describe las causas de la caída
boratorios Vindobona estudiaron las del cabella y su curación y n u e s -
afecciones del cuero cabelludo — no
la manera de vender tratamientos. t r a garantía.
Han encontrado en s u s investigacio-
nes que las verdaderas raíces del ca-
bello no mueren ni pueden caer. En
muchos casos de calvicie las rsícen
LABORATORIOS
• d u e r m e n " esperando fl t r a t a m i e n t o
adecuado para despertarla* a nuev* VINDOBONA
actividad, salud y vida.
FLORIDA W 8 - P i » o 1»
Buenoa A i r M .
NUTRE LAS R A I C E S DEL
CABELLO
Peligro de calvicie b«y en lo» Ire» En MONTEVIDEO
Limpiar el cuero cabelludo — elimi- casos, si usted descuida cualquiera Andes, 1338 • Zf piso.
nar la caspa — no es suficiente para de los tres sitios ilustrados arriba.
detener la caída del cabello. La So- Tan gradualmente adelgaza y- cae
lución Vindobona, también elimina el cabello, tan poco a poco «e pre-
senta la calvicie muchas veces, que PtJIdo* del ¡ntmrior «e atienJtn
la caspa — pero eso es sólo una de miles de hombres pasan por alto lo»
"HUS muchas cualidades. Penetra por en «f día.
síntomas. Pero, todos pueden sal-
los folículos pilosos h a s t a l a i papi- var su cabello — llene y mande el
l»» p'líferas, que 60n las elaborado- cupón para conocer bien n u e s t r a Mrtntle « t e c u p é i t R O f
ra» de los cabello», despertándolas a oferta.
nueva actividad. Este tratamiento es
seguro y rápido y mientras forti-
Ciea el vello finito, eomtin en las cal- • LABORATORIOS VINDOBONA O. C. S, 68 I
va», haciendo 4Ue so desarrolle y convierta en caWUo • Florida Nv 8 - P r i m e r piso. t
fuerte, corrife las afecciones del cuero cabet'udo, la J Sírvanse enviarme, gratis, el librito descriptivo 4 s •
seborrea oleosa lo mismo que l« seborrea seca. Y con ¡ la Solución Vindobona. I
»ólo dedicar unos pocos minutos d a r l o s al uso de la
Solución Vindobona, miles de personas obtienen como I •
resultado: que cesa la caída del cabello — qua la» I NOMBRE, . ¡
aíecefoB»» áci cuero caM'ludo se corrigen — y que
eabtllo nuevo crece en re«#mpl««> del perdido. ! CALLE. . . .
CAKA^ Y M E N D O Z>V CARETAS

La sociedad y el pueblo aclamaron a la intervención

E i i»t»r»eiit«»"
eleniíl, áoctor
s« M^ K©^a, con
I».
Jo.
*u«
ct«a4a, Ohraui f ú b t i -
f».% r Cjotjhrno, en
t>i!»« I»»-* "Cara* r
t«tahor»doTe« d« H»» Cartim*",
CAKA/Y
R-l E NT ES CARETAS

Fué entusiasta :/ recibimiento tributado al interventor

El doctor G o m e I da
lectura a su mensaje Pueblo que He,
programa rodeado de naba la p l a i ^ a
8US colabaraderes, dia- ZS de M a y o ,
tinguidas ( a m i l i a s y mientrlM el ¡n.
crecido público. terventor fede-
ral d i r i g í a I*
Respetables damas de p a l a b r a detde
la sof^l^dad que fue- las g a k r í a s de
ron al mu«I!« para »a- la casa de go-
ludar sí doctor Gómez bierne.
y acompsAantca, c n t r » -
géndolf» ramos de (lo-
res y tributando un ca-
riAo»oreKllíímíento a ía
wpo»« d«l Inltrventor,
CAB.-XJ" V <^ el V^tJ ' V V '^ CARETAS

El arribo de la intervención federal

El ii|terv«iitíir
pritnnncim ¿tote
el pueblo íui^"
ña solemne JU'
ramento de
<iinipHr tcnl y

te ta elevad.*
. j ra i a i ó a que
N^ lleva.
CAÍ!A/ Y CARETA/
SAriTIAGO^z-zESTERO
Cjrdn gentío recibió al interventor

~^~:^ S ^ ^ i ^ ^ ^ S

P 1 inlerven- b a l c ó n de IJL
L-j tor Dr. Dí- Casa de Gobier.
mas Gonr.Ález no, rodeado de
G i 0 w l a n d , ha- ftincionarlos y
blando desde el cí abi&po.

l iia< t v< iitor al asu-

E mir el mando, con el
t e n e n t e coronel Nava-
r-o. cí obispo Rodríguez
Olmos y los funcionarios
que lo secundan.
L unch en obsequio d -1
interventor nacional,
doctor Gowland, y de su
esposa, al que concurrie-
ron distingruidiis fami»
lias de ia sociedad.

» ninltiLtiii í)*rttc íi Iri Caa.i dv Cubíerno en momentos en que el istar»

vvMtor dittgta la paUbru a las tropa» y al pueblo, al asumir el mando.
D O C U M E N T O
de

REV OL
L V S
DEDICADO
AL TRASCENDENTAL

T
•^ O D O lector de "Caras y Caretas'' debe
de " P L V S V L T R A ' \ D O C U M E N T O
6 DE SEPTIEMBRE, que aparecerá el 31
negro y será la más completa crónica gráfica de los

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iiniii .1 -'•I
i I

amiei'le del cisne

'^La chair est triste ¡helas!", ha dicho Mal/arme.
Y el placer de ser hombre sólo un instante dura,
como en la copa de oro del buen rey de Thulc:
en el cáliz del Hijo, sólo existe amargura.

Por la flecha de sombra, herido desde el suelo,

como el ave de luz que pasa hacia el ocaso,
el Amor ha truncado la audacia de su vuelo
maculando en la ciénaga su plumaje de raso.

Fíltranse de su pecho en la lenta agonía

gotas de sangre azul: el sueño y la añoranza,
mientras dicen los juncos la suprema elegía
del inútil destierro y la vana esperanza.