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He tenido una sorpresa al llegar esta mañ ana a la oficina. El despacho del jefe
estaba abierto […] La oficina parecía menos segura con la puerta de don Alfonso de
par en par. Como era la primera vez que la veía así, me provocó una sensació n
inmediata de alarma […] Miré a Consuelo. Pasé por delante del despacho y me
acerqué. La voz de Vicente daba cuenta de las evoluciones de las ventas durante el
verano […].
Consuelo me dijo que entrase en el despacho porque don Alfonso quería
conocerme. Pedí permiso y entré. Vicente estaba sentado en una silla de madera
negra y TAPIZADA con tela roja. Detrá s de su mesa sin papeles, sin bolígrafos, sin
carpetas, me saludó un hombre con el pelo negro REPEINADO hacia atrá s, un
bigotito recortado y una camisa azul claro.
- Buenos días Leó n. Encantado de conocerte. Consuelo me ha hablado mucho
de ti y Vicente me ha comentado que eres muy eficaz en las ventas. ¿Tú
está s contento?
- Sí, señ or.
- Pues todos contentos. Y para celebrarlo vamos a tomarnos un refrigerio en
el bar Lepanto.
Bajamos al bar. Casi no me atreví a hablar ante mi jefe. La hora del café se me hizo
eterna. Por fin, cuando nos DESPEDIMOS, me quedé aliviado al saber que don
Alfonso regresaba a Torremolinos para continuar con sus vacaciones, ya que solo
había venido para arreglar unos asuntos urgentes. La vida volvía a su cauce. Por fin
Consuelo y yo volveríamos a estar solos para continuar nuestro romance.