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Gadamer Reseña 8
Gadamer Reseña 8
Clase Nº12
El lenguaje como medio de la experiencia hermenéutica
“…la conversación tiene su propio espíritu y el lenguaje que discurre en ella lleva
consigo su propia verdad…” (Cfr. Gadamer, VM, pág. 461).
Una verdadera conversación nunca lleva el curso que el interlocutor quiere que se lleve,
la conversación lleva su curso por sí mismas; en una conversación el interlocutor es mas
el dirigido que el director, a donde nos llevara una conversación no se puede saber por
anticipado. Ya se ha visto con la hermenéutica romántica que la comprensión no es ir al
interior del otro, e intentar reproducir sus vivencias; comprender es ponerse deacuerdo
en la cosa, en el objeto del dialogo.
“Son las situaciones en las que se altera o dificulta el ponerse de acuerdo las que con
más facilidad permiten hacer conscientes las condiciones bajo las que se realiza
cualquier consenso” (Cfr. Gadamer, VM, pág. 462).
Un ejemplo de esto es el dialogo entre dos lenguas distintas, que es algo difícil, pues es
el proceso de traslación y traducción el que hace posible una conversación y un acuerdo
entre estas. El traductor tiene que trasladar aquí el sentido que se trata de comprender
al contexto en el que vive el otro interlocutor (ibíd. 462). En este proceso de
comprensión entre dos lenguas distintas muchas veces para que se logre un acuerdo una
de las lenguas intenta imponerse a la otra como un poder superior, pero lo que cada
interlocutor tiene que hacer en una conversación de este tipo es intentar mantener un
sentido de la conversación, en donde tiene que comprender un mundo lingüístico nuevo,
pues, donde hay un acuerdo no se traduce si no que se habla (ibíd. 462), es decir, que
cuando se que cuando hay una verdadera comprensión de una lengua no hay que
traducirla a un lenguaje propio. “El problema hermenéutico no es pues un problema de
correcto dominio de una lengua, sino del correcto acuerdo sobre un asunto que tiene
lugar en el medio del lenguaje” (Cfr. Gadamer, VM, pág. 463).
Con el ejemplo del traductor que tiene que llevar a cabo ese proceso de traslación y
comprensión entre dos lenguas distintas se puede dar la relación que se da entre un
intérprete y un texto, que se da con un gran parecido al de la conversación, pues un
traductor es como un intérprete; que al igual que en la conversación hermenéutica tiene
que elaborar un lenguaje común que ayude a la comprensión. El trabajo del intérprete es
hacer hablar a un tema, reproducir el sentido de un texto, pero hay un problema y es que
en el solo hecho de interpretar ya van a estar determinadas las ideas (prejuicios) del
intérprete con el sentido del texto. Esto es algo que limita el verdadero sentido del texto,
pero no del todo los límites del verdadero sentido del texto deban determinarse desde
ahí, pues no solo con que el intérprete logre dejar de lado sus prejuicios se lograran
comprender por completo el verdadero sentido de un texto.
Bibliografía.
Hans George Gadamer, Verdad y método I, Sígueme Salamanca, 1984, (pp. 461-475).