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CAPITULO XXI.
III.
9
l5o LIBRO YII.
intimidándole.
Llegados durante la noche á la misión de
San José de Maipures ,
quedamos sumamente
sorprehendidos del aspecto y soledad de estos
lugares. Los Indios estaban profundamente
dormidos, y solo se oian los graznidos de las
El raudal de Atures ,
que los Indios llaman
Quituna, está formado, como todas las catara-
de 20 á 3o pies.
Para descubrir de un golpe de vista el gran
carácter de estos lugares salvages, es preciso co-
montaña ,
porque no se cansa la vista de este ex-
traordinario espectáculo, oculto en uno de los
tachius ,
poa maipurensis .^
eryocaulon umhellatum ,
psi-
zados ,
que sus instituciones políticas y religio-
<juico , oquitopaqus •
y en guaraní , mhorehi.
l42 LIBRO Vil.
turales.
altura ,
que los colonos llaman árbol ó fruta
nube de mosquitos ,
que formaba á algunos
pies del suelo un estrate particular y se espesaba
de hevea '
una nueva especie de reneta, nota-
- Uno de los árboles cuy^i leche produce el cautchuc.
l52 LIBRO VIÍ.
ó encarnadas.
Reuniendo en el valle de Keri, por un cana!
de derivación, los pequeños rios Camaji y To-
paro, podria hacerse superfino el paso de las
piraguas por medio de los raudales. La catarata
de Maipures ,
presenta ,
por la naturaleza del
se sentia ,
pues que al sud de Atures y de Mai-
pures reina una perpetua calma y en : las orillas
Orinoco.
A seis millas de distancia de la isla de Piedra
Raton^ pasamos al principio al este de la em-
bocadura del rio Sipapo, que los Indios llaman
Tipapu , y después al oeste de la embocadura
del rio Vichada , cerca del cual algunas rocas,
está recortada.
C-iPÍTüLO XXI. l5«J
III. 1 1
iG2 líTiRo vn.
ir
l64 LIBRO Vil.
en el Rio Negro.
dustria colonial.
CAPITULO XXII. 1
1^5
Linné ,
que dice que la región délas palmas es
12*
4 So IIBRO VII.
otro I
nombre toninas^ son igualmenle comunes
en el rio Guaviare y en el bajo Orinoco ; estos
de diámetro.
El aire era fresco el 29; no habla ya zancudos^
pero el cielo estaba cubierto y sin estrellas. jNos
Temí.
CAPÍTULO XXII. I 85
Este río solo tiene 8o á go toesas de anchura
por cima de la embocadura del Guasacavi, y
en cualquiera otro pais que la Guyana , seria un
rio considerable. El aspecto del pais es muy
uniforme, es una selva que cubre un terrena
enteramente llano. La hermosa pahua pirijao
con frutas de pérsico, alberchigo ó melocotón,
y una nueva especie de hadie ó mauritia con
tronco Heno de espinas, se elevan en medio de
árboles mas pequeños y cuyo desenvolvimiento
de la vegetación parecia algo retardado ó atra-
sado á causa de la larga inundación.
En cualquier parte en que el rio forma en-
senadas, la selva está inundada en una exten-
sión de mas de media legua cuadrada. Para evi-
CAPÍTULO xxir. 1
87
nos aproximaba á la misión de Javita que cslá
mas antropofagas ,
y juzga que este abominable
uso dimana de un efecto de venganza entre ellos,
>
Es una nueva ^speclo del género tulígalea de Aublet. En
3 ,
el iaciíate ,
que tiene la madera encarnada
como el palo del Brasil , el guamufate con her-
mosas hojas de caiophyív/m , de siete ú ocho
pulgadas de largo, el amyris caraña y el mani.
Todos aquellos vegetales ( á excepción de nues-
tro nuevo género de retiniphyííu^n) que tenían
mas de lOO á i lo pies de altura , no echan de
sus troncos ramas sino hacia la copa, y tuvimos
mucho trabajo para proporcionarnos hojas
y
flores de ellos. Estas herborizaciones nos causa-
ni. 1
,
nieve ,
pero que se vuelve atnarilla donde está
pegada á la parte interna de las viejas cortezas.
i3*
ig6 LlBftO VIII.
loiohiamo ^
que es menos poderoso, pero mas
astuto, y mas activo. Cuando los Indios de
los montes visitan de tiempo en tiempo las mi-
siones, les cuesta mucho poderse formar la idea
enfermo ,
que fué curado con la infusión de la
•
El 5 de mayo emprendimos nuestro viage
cavyocar nuciferuní ,
que se cultiva en las
,
'
\jii3i/anega pesa i lo libras de Castilla : valuamos las cien
de elevación, ofrecen ,
por la hermosura de su
corola y la multitud de sus estambres ó hebri-
llas , un aspecto magnífico.
Después de haber examinado bien el fondo de
nuestra piragua nos embarcamos el 6 de mayo
al salir el sol, y aunque la canoa se habla adel-
gazado en el portage ó arrastradero , no habia
sido sin embargo hendida ó abierta como sucede
ordinariamente ; y contábamos resistirla aun á la
^
.
que se atraviesa.
III. 1
,
%*-v»V%'«-*»
CAPITULO XXIII.
>4*
212 LIBRO VII.
á la expedición de Malaspina.
'
Don José de Espinosa y don Felipe Bauza.
CAPÍTULO XXlll. 2l3
bosques casi desiertos separan , á i6o leguas de
distancia , la parte cultivada del litoral de las
de Cumaná.
Si los Españoles y Portugueses, dos pue-
CAPÍTULO XXIII. 2l5
blos que son limítrofes , se han hecho igual-
mos habitantes.
tidumbres geográficas.
Hé aquí lo que con certeza sabemos acerca
de la posición de los manantiales al pié de las
CAPITULO XXTII. 22 1
mente.
El color del agua del Rio Negro es mas obs-
curo que el del Atabapo y del Tuamini. Yo
mismo me he admirado al ver que la mezcla de
las aguas blancas del Casiquiare altere tan poco
el color de las que están por bajo del fortin de
San Carlos. El autor de la Corografía moder-
na deíBrasii dice con razón que el rio tiene un
color de sucino donde es poco profundo, y ne-
gro donde es sumamente hondo. El nombre de
Curana que ios indígenas dan al bajo Guainia
significa también agua negra. La unión del Guai-
nia ó Rio Negro con el Amazona es considerada
2 24 LIBRO Vil.
i5*
228 IIBRO VIII.
guas de distancia ,
por consiguiente casi por i°
236 LIBRO VIII.
San Carlos?
Mas abajo de la Glorieta siguen en el terri-
descripción geográfica ,
para demostrar los es-
tablecimientos que ha formado Portugal , aun
238 IIBRO VIH.
Amazona.
Vimos en manos de los Indios del Río Negro
algunas de estas piedras verdes conocidas con
el nombre de las amazonas porque ,
los indí-
Caribes ,
que pueden considerarse como los Bu-
karos del nuevo mundo, las han hecho cono-
cer en las costas de la Guyana; y habiendo pa-
sado sucesivamente estas mismas piedras, que
son parecidas á la moneda que circula de na-
los indígenas ,
por
conservar su independencia , se retiraron sin
de la gerarquía eclesiástica.
III. in
258 LIBRO VIII.
piedra Cuíimacari ,
que es una roca granítica
y aislada como todas las que acabo de describir
entre Alabapo y Casiquiare , la cual se halla
'
Relación del Egipto^ por Abd-Allatif, módico de Bag-
dad^ traducida por M. Silv. de Sacy^ pág. 360-374. Cuando
los pobres empezaron á comer carne humana , era tal el hor-
liorror.
CAPÍTULO XXIII. 269
mente esta fabricación ocupa mucho mas á los
toides.
Orinocoy elRiodelaMagdalenanoshanafirmado
muchas veces que los jaguares mas viejos (por
consiguiente que han cazado de noche muchos
años) son bastante astutos é intrépidos para
coger los animales del medio del hivaque apre-
tándoles el pescuezo para que no griten. Aguar-
damos una parte de la noche con la esperanza
de que el perro se hubiese extraviado. Tresdias
después volvimos á la misma playa y oímos de
nuevo los gritos de los jaguares ,
porque estos
misferio.
meridiano de su nacimiento.
El curso del Orinoco, cuyo cuadro acabamos
de trazar rápidamente , ofrece tres particulari-
III.
19
290 LIBRO VIII.
meridiano de Paris,
Me han preguntado, á mi regreso del Ori-
noco , si creia que el canal del Gasiquiare po-
dinario fenómeno.
del Orinoco ;
pero la rapidez con que Aguirre
Avogadri ,
que habia ido á negocios al Gran
Para. Fué por este camino y por el conducto
del Casiquiare y del alto Orinoco por donde
volvió el padre Manuel Román con sus Indios sa-
tar ,
que nos creyó mercaderes catalanes , que
íbamos á hacer comercio á las misiones. Viendo
los lios de papel destinados á secar nuestras
plantas se sonrió de nuestra ignorancia. « Venís
á un país, decia,en que vuestras mercaderías no
tienen venta. Aquí apenas se escribe ; las hojas
nuevos colonos.
San Fernando deAtabapo, Javita, San Carlos
y la Esmeralda parecen destinados (
por su po-
sición en la embocadura del Guaviare , en el
CAPITULO XXIV. 52 1
bancos ,
pero si grandes monos asados y enne-
grecidos con el humo, que estaban colocados si-
deaban.
Una de las cuatro piraguas con que los In-
dios habían ido á la recolección de XdiS juvias,
estaba llena en grao parte de esta especie de ca-
3a8 LIBRO VIII.
tronco ,
que tiene 6 pies de largo sobre cinco
pulgadas de diámetro. Otra substancia que es
á la Esmeralda.
El cerro Duida no la cede en altura , sino
Pirineos.
perficie ,
y que, por su pequenez, se quieren
atribuir al solo influjo déla atmósfera.
gueses del Rio rSegro , sin que los vean los Es-
pañoles de la Esmeralda, á recoger los granos
aromáticos del laurus pucberi, conocidos en el
guaca ,
que desciende el rio Manaviche. A me-
dida que se sube el Orinoco, los chorros y re-
I
34o LIBRO VIH.
'
Se pasa también dos veces el Amazona sobre puentes de
madera, cerca de su nacimiento , en el lago Lauricocha, pri-
zada.
el nordeste.
ni. 25
554 IIBRO VIII.
*
Esta frecuencia de grandes jaguares es bastante reparable
muy raros ;
que no se mezclan jamas con los ja-
'
Gmelln ha señalado este animal bajo el nombre de Jcí/s
grande inundación ,
que se llama ia edad del
agua, cuando las olas del Océano se estrella-
simbólicas.
dios ,
procurarles instrumentos de agricul-
tura y reunir sus hijos en una escuela.
vimos ,
pertenecientes á las misiones de ]o9 Ca-
poso ;
pero como el delta del desaguadero, com-
prchendido entre la Horeda y el Paruasi , está
espesa ,
que no pude calar el horizonte artificial.
gistas ,'
MM, Hipólito Cloquet y Breschet. Co-
^
Se fumaba por la nariz , luienlras que en la corle de Mon-
tezuma se tenia con una mano la pipa , y con la otra se cu-
brian Irs nai ices pr.ra tap;.r iras fácilnicnlv- el humee Life of
fa'rgh^ tom. i , pág. 1S2.;
CAPÍTULO XXIV. 4oi
cía inmediatamente en la masa de la sangre.
Enconlrámos en Urua , en las cabanas indias ,
III. 26
402 LIBRO Vin.
tituciones religiosas.
al alto Orinoco.
Por la mañana nos embarcamos en Caycara,
y abandonados al corriente del Orinoco pasa-
mar las alturas del sol. Mas lejos entre las ciu-
del Aruy.
'
Indicaré aquí para bien de las personas que habitan estos
Orinoco y del Apure á Ja vita 120; de Ja vita áS. Carlos del Río
Negro 3o ; de S. Carlos á la Esmeralda 70 ; de la Esmeralda á
cia directa.
,
iiT. 27
4l'8 LIBRO VIII.
'
Encontré en Santo Tomas déla Nueva Guyana, vulgar-
por 3° 8' 1
1''
de lat. y ^^'^ i5' 21'' delong. La ciudad no está
general de Caracas.
4:^2 LIBRO VIII.
'
Se ha conocido en Europa la existencia de la ciudad de
Angostura por el comercio que hacen los Catalanes con \íí
CAPlTtLO XMV. el 27)
trifoliata.
llama Argostura.
4^4 LIBRO VIII.
pliegues de su lengua ,
pueden asir su presa
bajo el agua ,
pero no tragarla ; y cuando algian
hostigarlos.
los elementos.
índice
DE LOS
dura Meta. —
del Panumaná,
Isla id.
y Virapurí. 69
'^
\'S^#l
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y,