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Los Cuadernos del Diálogo

LAWRENCE
DURRELL: EL CULTO
A LA DIFERENCIA

Beatriz Campón

E
nsayista, poeta, novelista, Lawrence
Durrell parece haber encontrado su paz
en un pueblo medieval de Provenza,
Sommieres, donde habíta' un viejo caserón
escondido entre los viñedos del Gard. Escritor
experimental -criticado por sus innovaciones en
Inglaterra y valorado en el resto de Europa-, uti­
liza como elementos base de sus libros la ciencia y
la filosofía, en el intento de abrir puertas a la
novela moderna. Mientras que en El Cuarteto de
Alejandría aplicó «la ciencia para realizar una no­
vela cuya forma se basa en el principio de relativi­
dad», en El Quinteto de Aviñón prefirió buscar la
solución en términos budistas, valiéndose de los
cinco skandah o elementos de la personalidad.
Con la presentación en Inglaterra de su recentí­
simo Quinx, último volumen de El Quinteto, cierra
el ciclo iniciado por El Libro Negro. Durrell de­
clara que su trabajo como escritor ha terminado.
Ahora, gozoso, ansía descansar.
-En 1938, cuando ya había publicado dos nove­
las y varios poemas, aparece en París El Libro
Negro, que marcaría el comienzo de su carrera
literaria. ¿Pretendía su novela criticar al conser­
vadurismo inglés?
-No sólo al conservadurismo, sino que intenté
poner en tela de juicio la afectividad, que se en­
contraba asfixiada por el puritanismo. El libro re­
sultó ser una crónica de «la Muerte Inglesa». Más
tarde traté el mismo tema, con mayor profundidad
y desde un punto de vista filosófico, en Tune y
Numquam. Allí, la capacidad afectiva de la mujer
estaba estrangulada por el catolicismo y la ciencia.
El Libro Negro fue un intento de fuga de esa
sensación de asfixia, de sofoco. Quería liberarme
yo y abrir el camino a una obra libre. Me com­
porté como lo hubiera hecho Lady Chatterley o
Molly Bloom. Fue una especie de autopsicoanáli­
sis, un libro terapéutico. Mi intención era escribir
una novela al estilo de Les Chants de Maldoror, y
para ayudarme provoqué una crisis nerviosa. Pero
se convirtió en un juego demasiado peligroso y me
ví muy cerca de la locura. Estuve completamente
aterrorizado y regresé a una postura más racional.
Fue, en verdad, una batalla salvaje librada para
encontrar mi propia voz, un deseo de interioridad,
de comprensión íntima.
-En el caso de que hubiera vivido en Inglaterra,
¿cree usted que ese puritanismo habría perse­
guido su literatura, como le ocurrió a D. H. Law­
rence?
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-Es difícil imaginarlo, ya que realmente he po­


dido escapar de «la Muerte Inglesa». Nací y viví
en la India hasta los doce años, edad en la que mi
padre decidió enviarme al St. Edmund's School,
en Canterbury. El modo de vida al que entonces
. tuve que enfrentarme resultó muy diferente del
que estaba acostumbrado en la India. Inglaterra
era un país de miras estrechas, encerrado en sí
mismo y presuntuoso, pero los años que viví allí
fueron fructíferos para mí. Profundicé en el estu­
dio de la literatura, que me sorprendió por su
riqueza y afianzó mi decisión de ser escritor. No
puedo quejarme de no haber tenido una influencia
inglesa adecuada, sin embargo, pienso que allí no
habría encontrado ningún estímulo.
-¿Por qué El Libro Negro no se publicó en
Inglaterra?
-Faber & Faber quería imprimir una edición ex­
purgada. Ningún editor inglés o norteamericano se
atrevía a publicarlo en su forma original. Les pa­
recía pornográfico, demasiado atrevido e innova­
dor, liberador de normas. En aquel momento me
encontraba síquicamente débil y podría haber ce­
dido a sus peticiones, haber escrito un libro «res­
petable», pero Henry Miller me aconsejó que no
lo hiciera. Su situación era parecida a la mía, los
editores ponían impedimentos a Trópico de Cán­
cer, era un escándalo. Yo no había pensado publi­
car El Libro Negro. De hecho, envié a Miller la
única copia que tenía. Quería que me diera su
opinión y me orientara. Le pareció fantástico, y
jurito con Ana1s Nin decidieron publicarlo en una
edición privada. Fue un momento decisivo en mi
vida.
-Antes de que apareciera El Libro Negro usted
utilizaba, alternativamente, el seudónimo de
Charles Norden y su verdadero nombre. ¿Qué le
impulsó a abandonar el seudónimo?
-Charles Norden fue un artilugio muy útil. Me
vi obligado a ello por razones comerciales, ya que
mi primera novela, Pied Pipers of Lovers, se había
vendido tan mal que me aconsejaron utilizar un
seudónimo. Con él firmé Panic Spring. Más tarde,
T. S. Eliot, que estaba interesado en mi literatura,
Lawrence Durrell, visto por Levine. me animó a que volviera a escribir con mi nombre
auténtico, a que abandonara la vida literaria es­
quizofrénica que entonces llevaba. Siempre me he
considerado muy afortunado al ser amigo de gran­
des escritores, que a pesar de pertenecer a la
generación anterior a la mía, alabaron mi litera­
tura. Recuerdo a George Seferis, a Miller, Ana1s
Nin, Cyril Connolly y a Eliot, que era también mi
editor. Conocían mis problemas y me ayudaban a
resolverlos.
-Usted pretendía que Charles Norden fuera el
autor de los libros de viajes, ensayos literarios y
novelas menores, y reservar su nombre auténtico
para firmar las que serían sus tres grandes obras.
-Sí, al principio creí que era factible. Cuando
terminé de escribir El Libro Negro me encontraba
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exhausto y me di cuenta de que no podría compo­ das formas, intentó ayudarle a través de Criterion,
ner libros tan intensos todo el tiempo. Mi inten­ la revista literaria que él dirigía. Era un buen edi­
ción era construir tres obras completas que ejem­ tor. Toda la reputación que tengo como poeta se
plificaran los tres estadios de realización del Uni­ la debo a él, a su capacidad de persuasión para
verso Heráldico -agón o estadio de lucha, pathos que yo suprimiera los poemas mediocres. Le gus­
o comienzo del reconocimiento, y anagnórisis o taba mi poesía aunque nunca me permitió publicar
aceptación final-, y otras obras menores firmadas un mal poema. Me exigía rigor, profesionalidad.
por Charles Norden. Más tarde me di cuenta de Teníamos largas discusiones en las que siempre
que era imposible. Tenía el ejemplo de Graham terminaba por convencerme. Durante la guerra era
Greene, que dividía sus libros en «novelas de ver­ muy difícil obtener papel. Yo, entonces, había
dad» y en meros «divertimentos». Su problema, escrito una obra de teatro en verso, de casi tres­
similar al mío, consistía en descubrir cómo se cientas páginas, que a Eliot le gustó mucho y
podía vivir de la literatura. Algunos escritores lo decidió publicar con papel de Faber & Faber. Im­
resolvían colaborando en periódicos y revistas, primió 2.000 ejemplares, lo que hizo que la junta
pero yo no quería hacer periodismo, estaba sólo directiva pusiera el grito en el cielo. Fue una lo­
interesado en escribir novelas, aunque me viera cura.
obligado a publicar trabajos más asequibles, como -Tenían también dificultades para conseguir las
libros de viajes, relatos cortos, etc. últimas novedades...
-Trópico de Cáncer influyó profundamente en -¡ Qué gran problema! Si quería leer a Jung tenía
usted, como se siente en El Libro Negro. ¿Temía que pagar quince libras o procurar que un amigo
que esta influencia se desbordara y tapara su me prestara un ejemplar. Ahora, en la era del libro
propia voz, su ideal? de bolsillo, es difícil apreciarlos.
-Estaba influido no sólo por Miller sino por -Su época dorada como poeta corresponde al
toda la tradición surrealista. Miller fue un ejemplo período en el que vive en Alejandría. Junto con
espiritual y de comportamiento para mí. No pre­ Bernard Spencer y Terence Tiller formando «el
tendía escribir como él, pero a través de sus libros círculo de El Cairo» y editan la revista literaria,
comprendí el significado del arte. Trópico de Cán­ Personal Landscape. ¿Profetizaba su poesía egip­
cer es la única obra de estatura auténticamente cia lo que sería El Cuarteto de Alejandría?
humana de nuestro siglo. Esta visión del artista, -Los poemas de aquella época, reunidos bajo el
que obtuve con la lectura de sus Trópicos, no . título Cities, Plains, and People, evocan el res­
podía aplicarse a Evelyn Waugh, a Graham plandor y sufrimiento de Egipto, y en este sí po­
Green, o a cualquier otro escritor de mi genera­ demos hablar de similitud temática. Sin embargo,
ción. Miller era diferente y excepcional porque los elementos que compondrían el Cuarteto -in­
para él arte y vida eran una misma cosa. Nuestras cesto, relatividad, cábala- no estaban presentes.
novelas no se parecían. Mi escritura era mucho Fue un período muy fértil para mí, desde un punto
más sofisticada, en la línea de la poesía isabelina. de vista poético y también de acumulación de
Me gustaba ese estilo literario y quería seguir es­ experiencias, que me ofrecían una materia prima
cribiendo así. Procuraba mantenerme al lado de la que, con el tiempo, se transformaría en El Cuar­
escritura centroeuropea, utilizar el psicoanálisis, teto de Alejandría. Más tarde abandoné la poesía
la ciencia, implicar en mis libros las ideas que buscando un campo de expresión mayor y volví a
entonces hicieron que la civilización se compor­ encontrarme con la prosa. La poesía ha variado en
tara de una manera determinada. Quería participar su apreciación. El hecho de escribir y recitar ver­
en lo que estaba ocurriendo y fue, entonces, sos, considerados poéticamente perfectos, estaba
cuando decidí ir a París. París era el lugar ideal de relacionado con el de ser síquica y moralmente
observación. Muchas de las nuevas corrientes superior. Es decir, una grandeza épica que corría
surgían allí, y a través del surrealismo, la relativi­ paralela a una grandeza de sagacidad, clarividen­
dad, la vanguardia arquitectónica conocías lo que cia y discernimiento. Posteriormente, el poeta se
ocurría en el mundo. convierte en un hombre enfermo, síquicamente
-En sus novelas se intuye la presencia de otros débil. Esta enfermedad es el elemento que origina
escritores, que parecen haber influido en usted la poesía. Es el caso de Leopardi o Rimbaud.
tan profundamente como lo hiza Henry Miller. -Atravesar la barrera entre poesía y prosa,
-Sí, creo que podría nombrar a muchos novelis­ ¡fue, para usted, un proceso violento o formó
tas y poetas presentes en mis libros. Destacaría a parte de su evolución como escritor?
Kipling, cuyo Kim me acercó al espíritu de la -El novelista tiene que ser poeta porque la na­
India y me impregnó de budismo; a Lawrence y a rración debe entrelazarse con la poesía. La fic­
Eliot. La poesía de Eliot me sedujo desde la pri­ ción, la realidad, lo histórico y lo mitológico, tie­
mera lectura porque era aforística y me recordaba nen que estar artísticamente mezclados. Mi expe­
la tragedia griega. Eliot era un hombre liberal y riencia como poeta me ha sido muy útil en el
abierto a las nuevas tendencias, capaz de apreciar Cuarteto, cuando quise introducir al lector en el
la obra de Edgar Allan Poe, de Lawrence o del soporífero ambiente alejandrino. Hay pasajes en
mismo Miller. Quería publicar a Miller, pero Fa­ los que cultivé un nivel más alto de sensualidad
ber & Faber le ponía muchas dificultades. De to- verbal, como en la cacería de patos en el lago
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Mareotis, que aparece al final de Justine, o en el


baile subacuático de Clea entre los cadáveres de
los marineros. No habría conseguido el mismo
grado de dramatismo si no hubiera, entonces,
pensado y escrito como poeta.
-Los personajes femeninos de sus novelas pa­
recen más reales, rodeados por un mayor número
de elementos definitorios que los masculinos. Pa­
rece como si les concediera· más importancia su
elaboración.
-Busco el equilibrio entre ambos tipos de per­
sonajes. Cada uno de nosotros tiene un arquetipo
masculino o femenino que hace que nos sintamos
atraídos por el sexo contrario. He querido aplicar
esta parte del sicoanálisis a mi literatura, y como
consecuencia muchos personajes de mis obras ac­
túan de forma ambigua, como seres múltiples.
-Muestra usted una clara tendencia a hacer
hablar a los personajes a través de cartas.
-Las cartas introducen otro ritmo en la narra­
ción que, independientemente del que se ha se­
guido a lo largo del relato, puede ser agitado, o
bien lento y reposado. Al mismo tiempo, produ­
cen una sensación de intimidad, como ocurre con
el soliloquio o el aparte teatral. Estas cartas ofre­
cen al lector una visión estereoscópica del ego del
personaje, desde un punto de vista que considera­
ría más freudiano que einsteiniano. Exhiben los
elementos que componen esa personalidad deter­
minada. Difunden el ego. Otros personajes no se
expresan a través de misivas sino que descubren
impúdicamente su particularidad, consintiendo a
la lectura de su diario íntimo, como hace Arnauti,
en el Cuarteto, o Piers y Blanford, en el Quinteto.
-Juegan con la literatura dentro de la litera­
tura, al estilo de Henry James.
-Sí, todos los grandes escritores me enseñaron
el camino, convertir la historia, la realidad en fic­
ción, que a su vez será reconvertida por los pro­
pios personajes.
-Gregory, Pursewarden, Blanford, Sutcliffe son
sólo algunos de los escritores que aparecen en sus
novelas. ¿Cuál de ellos es Lawrence Durrell?
-Todos forman parte de mi espiritualidad, ya
Durrell. que todos me ayudaron a encontrarme a mí
mismo, a descubrir la finalidad del artista. Los
distintos escritores, los diferentes protagonistas
componen un personaje único, un solo escritor.
En Clea, pretendí que todos los personajes que
habían ido apareciendo a lo largo de El Cuarteto
formaran un cuerpo indivisible, pero era una idea
demasiado ambiciosa. De la misma manera, al fi­
nal de El Quinteto de Aviñón, quería que todos los
protagonistas de El Cuarteto aparecieran subrep­
ticiamente en escena. No se les nombra directa­
mente pero algunos pueden ser reconocidos por el
lector. Es un gran enramado en el que cada libro
persigue el lugar adecuado en el que asentarse.
Construyen un entramado donde el elemento más
importante no es la calidad sino la consistencia y
la idea unificadora. Si es posible lograr la unidad,
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entonces los personajes de mis libros formarán un ción, se está deteriorando, descomponiendo. El
amplio y coherente universo. hecho de que necesitemos, sólo trescientos años
-Usted ha sido muy fiel a su filosofía de reali­ después, un diccionario para leer a Shakespeare
zación, a la que denomina Universo Heráldico, ya es un absoluto misterio. El griego y chino son los
que en 1936 le expuso a Henry Miller su plantea­ dos únicos lenguajes que no se han deteriorado.
miento. ¿Podría explicar en qué consiste? Cuando vivía en Grecia, me sorprendía escuchar
-La idea de los tres estadios de progresión pro­ palabras del griego de Aristóteles, que al principio
cede de la India. Experimenté mi agón en Grecia, creí que pertenecían al griego moderno. Más
cuando escribí El Libro Negro, y me provoqué tarde, me di cuenta que a través de la gramática
una crisis nerviosa «artificial», siguiendo el ejem­ de Sócrates podía aprender griego, siempre que
plo de San Juan de la Cruz. En otras palabras, tuviera en cuenta la evolución lingüística en los
tuve una experiencia privilegiada, que es imposi­ tiempos verbales de futuro y subjuntivo. Si Só­
ble describir, pero que reconocí como la auténtica crates viviera, podría leer los periódicos y los
experiencia poética sobre la que había leído en rótulos de las tiendas. Comparado con otras len­
obras de Miller, Eliot, de Henry y William James. guas, el deterioro que ha sufrido el griego es muy
Esta vivencia poética íntima me dio un empujón pequeño. Si tomáramos como ejemplo una oración
para introducir en el libro un elemento espiritual, compuesta por ocho palabras encontraríamos que
que es el componente vital de la obra, ya que sin cuatro pertenecen al griego aristotélico. Por otro
él moriría, se desvanecería. Es como un concen­ lado, la evolución del chino ha sido muy lenta. El
trado de carne. Por otro lado, El Cuarteto de hecho de que el chino moderno sea muy similar al
Alejandría constituye mi pathos, y El Quinteto de clásico, se debe a que la unidad lingüística no es el
Aviñón, recién terminado, mi anagnórisis. verbo; el verbo no modifica al sustantivo, sino que
-¿Por qué escogió la palabra «heráldica» para va en pequeños bloques, muy sólidos y de lenta
definir su filosofía? evolución, que están complementados por la cali­
-Inspirado por el simbolismo de Platón, pensé grafía. El verbo está tácito, y eso enriquece el
que era metafóricamente adecuada ya que guarda ideograma heráldico.
relación con la tribu, con la familia y con la san­ -En Grecia descubrió el Universo Heráldico, y
gre. El adjetivo «heráldico» significa el mandala a través del Universo Heráldico redescubrió la
del poema o del poeta, lo que permanece cuando India. Los años que de niño pasó en la frontera
se extrae el ego. No quería ser presuntuoso utili­ tibetana, ¡fueron decisivos para su elección bu­
zando palabras religiosas como taoísmo, budismo, dista?
porque, aunque es una experiencia íntima su­ -Yo diría que la India me influyó en su totali­
prema, resulta asequible a todo el mundo, es dad. Mi padre era ingeniero y a causa de su tra­
completamente democrática, mística; accesible. bajo viajábamos y cambiábamos de residencia con
Requiere lucha y sometimiento, de la misma ma­ mucha frecuencia. Durante dos años asistí a una
nera que un futbolista acata una disciplina para escuela jesuita en Darjiling, cerca de la frontera
lograr meter un gol. No hay nada esotérico o con el Tibet. Desde el patio del colegio veíamos
misterioso. El problema reside en que es tan supe­ partir a los lamas tibetanos en largas peregrinacio­
rior al lenguaje que no se puede explicar de forma nes hacia las llanuras. Esa visión me impresionaba
adecuada, está más allá de cualquier descripción vividamente cada vez que ocurría, pero fue la
lingüística. Intentar ponerlo en palabras sería India en su totalidad, la percepción hindú del
como pretender pescar un pez muy grande con un tiempo y el espacio, tan diferente de la europea, lo
anzuelo pequeño. que dejó una huella profunda en mí. Curiosa­
-El Cuarteto de Alejandría y, sobre todo, El mente, no nos enseñaban a apreciar esa clarivi­
Quinteto de Aviñón están escritos siguiendo la dencia hindú, ni siquiera -se nombraba, como si
estructura de roman-fieuve o roman-gigogne. fuera una enfermedad que se quiere esconder, sífi­
¿Ilustra esta forma literaria el concepto de Uni­ lis o algo similar.
verso Heráldico? -¿Busca su equilibrio espiritual e intelectual en
-Sí, porque hace referencia al mundo einstei­ el budismo?
niano no cerrado. -Me agradó descubrir que la metafísica del bu­
-¿ Y cumple la misma función su forma de adje­ dismo está muy próxima a la relatividad, de he­
tivar? cho, el ego y la esencia no cerrados de la relativi­
-Busco en la adjetivación una resonancia místi­ dad guardan íntima relación con el budismo. Esta
co-metafísica que ilustre el ideograma heráldico. es la razón por la que en El Cuarteto utilicé como
Por desgracia, en el idioma inglés estas resonan­ simbolismo nuestra herencia espiritual, es decir, la
cias son escasas y de ahí que sienta la necesidad Teoría de la Relatividad con sus cuatro categorías
de elaborar la imagen. Combino, como lo haría un de espacio y tiempo. Ahora, utilizo un simbolismo
pintor, materiales fríos y calientes. Un sustantivo quíntuple porque para los hindúes, para los budis­
caliente, 'luna', 'jardín', con un adjetivo frío, 'me­ tas, la personalidad está formada por cinco ele­
tálica', 'matemático'; o bien, una palabra abs­ mentos, llamados skandah, que proceden de los
tracta y ácida con otra cálida y delicada. El len­ griegos clásicos e incluyen casi todas las catego­
guaje está impregnado del espíritu de desintegra- rías aristotélicas como fragmentos de la personali-
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dad. En este momento está sucediendo algo fan­ -Si los personajes se desdoblan en otros perso­
tástico. Las filosofías de Oriente y Occidente con­ najes, a través de un juego de espejos, la indivi­
fluyen de forma categórica. El mundo, a causa de dualidad se difumina. La construcción clásica de
los medios de comunicación, de la televisión prin­ novela se concibe según la estructura de co­
cipalmente, se está convirtiendo en un lugar co­ mienzo, nudo y desenlace. Mi juego consistía en
mún, y la filosofía sigue sus pasos. Los budistas modificar ese esquema, que parecía inamovible, y
introducen en el mundo occidental su ideología de ofrecer una visión estereoscópica de la relativi­
la no sustancia, respaldada por bibliografía metafí­ dad. Hacer que los personajes parecieran seres
sica -aceptada por los occidentales, como ocurre capaces de diluirse, como la aspirina, de crear
con el Tao Te King-. El Quinteto de A viñón hace inseguridad. El lector debe cuestionarse sobre lo
eco de estas influencias mutuas recogidas bajo el que está leyendo y no sentir que el autor dirige su
número cinco que, al igual que un recipiente, man­ pensamiento a lo largo de toda la novela.
tiene la unidad. Los ingredientes están adecuada­ -Realmente logra su objetivo. Hay momentos
mente anunciados en el exterior de la botella, en en los que se ansía saber quién es quién.
el título. Cualquier persona iniciada intuirá lo que -Esa era mi intención. El lector debe aplicar su
va a encontrar. propia lógica a los aparentemente desordenados
-Ese enfrentamiento espiritual e intelectual en­ movimientos de los protagonistas. De otra forma,
tre Oriente y Occidente que existe en El Cuarteto resultaría tan aburrido...
y en El Quinteto, ¿surgen al querer escribir una -Sus libros no se ajustan a la definición tradi­
literatura transcultural o de unión? cional de novela. Como usted señala en el prefa­
-Mis libros son mi autobiografía. Me considero cio de Balthazar, «se interponen, se entretejen en
la mitad hindú, la mitad inglés, europeo. Vivir esta una relación puramente espacial». ¿Cree usted
situación ha sido desagradable y difícil para mí. que la novela es una moda que ha pasado su
Me sentí despedazado, como si me hubieran sen­ tiempo?
tado en el potro. No fue fácil, pero intenté ser -La novela como género literario debe reno­
coherente conmigo mismo fusionando todas estas varse. Estamos tan cansados de las narraciones
influencias dispares. El producto son mis libros. sobre la exterioridad y superficialidad de la vida
Ahora, los jóvenes están interesados en encon­ humana, que tarde o temprano, abundarán las que
trarse a sí mismos a través de estas disciplinas de describan la interioridad del individuo. Una no­
las que hemos hablado, y mis libros pueden resul­ vela puede resumirse en una tarjeta postal, el
tarles útiles. Exaltan al lector espiritual y poéti­ resto es relleno. Pero si ese relleno habla de la
camente, y contienen todos los elementos, todas realización, del drama íntimo, de cómo el indivi­
las referencias necesarias para que pueda conti­ duo distribuye su oxígeno, resultará mucho más
nuar sólo el resto del trabajo. Allí encontrará a interesante. Los norteamericanos optan por la no­
Spengler, a Freud, a Pitágoras. Son libros precio­ vela de acción; sin embargo, pienso que produce
sos por su utilida�. un efecto negativo, deprimente de alguna manera,
-Freud está más presente en El Quinteto que en
ya que predica ante el individuo un comporta­
miento pueril y vano. Por otra parte, este tipo de
ninguna otra de sus obras. literatura resulta divertida, entretiene al lector, y
-Freud es palabra clave en nuestra época. El uno se enfrenta a la pregunta, ¿por qué no? Mi
hecho de que fuera tan materialista y behaviorista intención era distinta, quise escribir una gran au­
resultó un elemento fructífero porque le ayudó a tobiografía.
conservar puro su pensamiento. El sicoanálisis es -Quinx, el último volumen de El Quinteto de
extraordinario y muy original, pero hace falta co­ Aviñón, completa el tercer estadio de realización
nocer sus límites ya que, al igual que ocurre con la y cierra el ciclo que comenzó en 1938. ¿Cómo
astrología, tiene un corto alcance. Ayudé a mucha contribuiría un nuevo libro a su evolución artís­
gente con mis nociones de sicoterapia. Constance, tica?
mi heroína, es sícoanalista. Cuando estaba cons­ -No he pensado en escribir otra novela, no
truyendo el personaje, no sabía cómo podría ilus­ tengo nada más que decir. Mi literatura es mi
trar su talento. Más tarde, decidí hacerla partícipe experiencia, mi autobiografía, y ahora, mi trabajo
de un caso de homosexualidad, inspirado por una consiste en intentar olvidarla. Ya he borrado de la
de esas personas a las que ayudé. Siento un pro­ memoria El Libro Negro e intentaré hacer lo
fundo respeto por el viejo y querido Freud. Era mismo con El Cuarteto. Espero conseguirlo den­
muy intuitivo, un mago. Tenía los bolsillos llenos tro de un año, aproximadamente. Dentro de dos
de sueños. Sólo una persona como él podía rebau­ habré arrinconado también El Quinteto. Entonces
tizar el amor como una capitalización de la líbido. podré ser feliz. Es una idea maravillosa. Ahora
Es trascendental en mi vida y obra. La idea de los que dejé el alcohol puedo comenzar a pensar.
tres estadios de realización es similar a la que él Mejoraré en yoga y me acercaré más a ese estado
introdujo en el psicoanálisis. espiritual de éxtasis, bonheur. Cuando todo se
-En El Quinteto, usted introduce un elemento haya borrado de mi memoria comenzaré
nuevo, el desdoblamiento continuo de los perso­ a sentirme deliciosamente póstumo y �
najes. ¿Qué simbolismo hay detrás de esa duali­ compondré un poema final, que llamaré �
dad? Bliss.
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