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LA INTEGRIDAD MORAL, EL LÍDER Y SU VIDA PERSONAL

La conducta de una persona es su comportamiento o la manera en que realiza sus


actos, tanto en la intimidad de su vida personal como en las relaciones humanas
en que participa. Estas relaciones pueden ser activas o pasivas, dependiendo de
que sea él el autor o el receptor de los hechos. Un comportamiento cristiano
integral solo es posible cuando la persona ha sido regenerada y santificada por el
Espíritu Santo, y sigue las instrucciones que se dan en la palabra de Dios. Eso era
lo que el apóstol Pablo tenía en mente cuando escribió: Por lo demás hermanos,
os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús que de la manera que aprendisteis
de vosotros como os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y
más. Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús; pues la
voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación ( 1
Tesalonicenses 4:1,2) La santificación es el abandono de todo pecado, pero se
menciona específicamente “la fornicación” como uno de los más fr4ecuentes y
devastadores.

A. LA INTEGRIDAD DE LA MENTE

1. ¿Qué es la mente?
Es la habilidad que Dios le dio al ser humano de aprender, pensar,
querer y actuar. La mente es el yo, el ego, el centro íntimo de la
personalidad. La mente no es producida por el cerebro, sino, por el
contrario, ella hace uso de éste para coordinar todas las acciones
conscientes del cuerpo.
Porque tiene una mente, o un yo, el humano es capaz de decir: mi
cuerpo, mi alma y mi espíritu. Cuando el humano muere, su mente sigue
en acción, así como cuando duerme.
La palabra mente viene de los términos hebreos lebah, que a veces se
traduce corazón y nefesh, que a veces de traduce alma. En el nuevo
testamento se dice que el hombre debe amar a Dios con todo su ser,
para lo cual se usan tres términos que enfatizan el todo de su
personalidad: Y amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda
tu alma y con toda tu mente. (Marcos 12:30).

2. ¿Cómo se puede mantener el control de la mente?


Es importante aprender a controlar la mente y mantenerla produciendo
solo lo que es positivo y edificativo. El apóstol Pablo exigía que los
creyentes ocuparan su mente de manera sabia y efectiva. (Filipenses
4:8). Una mente íntegra genera palabras y actos íntegros, como lo
explicó Jesús: El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo

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bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo;
porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Lucas 6:45).

3. ¿Cómo actúa el Espíritu Santo en la mente?


La integridad del líder cristiano empieza con la purificación de su mente.
De ahí la necesidad de que ore persistentemente como oraba David:
( Salmo 139:23,24). De modo que nuestra oración al Señor debe ser
que Él obre en nuestra mente para mantenerla limpia de todo
pensamiento vano, y dispuesta a someterse a la voluntad divina.

B. LA INTEGRIDAD DE LA CONCIENCIA

1. ¿Qué entendemos por conciencia?


Significa conocimiento común. Sin embargo, en el aspecto moral, la
conciencia puede definirse como la facultad de la razón humana por
medio de la cual el hombre puede distinguir el éxito de sus bondades.
Los hebreos no usaron la palabra conciencia, pero existen pasajes que
describen la función de un elemento moral del corazón que enseña y
redarguye al hombre.

Los griegos hicieron uso de la palabra conciencia, la cual fue


identificada por Sócrates como una voz interna de parte de Dios que
previene, reprocha o elogia los actos de la persona. El apóstol Pablo se
refirió a la conciencia de la siguiente manera: Cuando los gentiles que
no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no
tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita
en sus corazones, dando testimonio su conciencia y acusándoles o
defendiéndoles sus razonamientos (Romanos 2:14,15).

2. ¿Cómo funciona la conciencia?


Hay mucho más que un proceso mental humano en la función de la
conciencia. Además del código moral que el Creador Divino escribió en
nuestro corazón contamos con la voz de Dios manifiesta en su Palabra y
el efecto de la obra del Espíritu Santo, basado en dicha Palabra, como
se ilustra en los siguientes casos.

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a. ¿Una conciencia culpable de desobediencia tiende a
esconderse?

Cuando Adán y Eva se vieron confrontados con el Creador, a quién


habían desobedecido, trataron de ocultarse por el miedo y la vergüenza.
El hombre y la mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios
entre los árboles del huerto. Más Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo:
(¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo,
porque estaba desnudo, y me escondí. (Génesis 3:8-11).

b. Una conciencia culpable de rebelión trata de auto justificarse.


Cuando el profeta Samuel confrontó al rey Saúl por haberse rebelado
contra el orden dado por Jehová, éste trató de justificarse a sí mismo. (1
Samuel 15:21).

c. Una conciencia culpable de pecado huye de la confrontación.


Jesús, en su conversación con el fariseo Nicodemo dijo que, todo aquel
que hace lo malo, aborrece la luz, y no viene a la luz, para que sus
obras no sean reprendidas (Juan 3:20). La renuencia de muchos a
acudir a Jesús o recibir la Palabra de Dios se debe a que su conciencia
los acusa de algún pecado que no quieren abandonar.

3. ¿Cuándo podemos decir que una persona tiene"mala


conciencia"? Ya se dijo que la conciencia es la capacidad de
distinguir lo bueno y lo malo. También se señaló que eso depende,
tanto de los elementos espirituales con que Dios dotó al género
humano, como de los códigos o principios adquiridos en la vida. La
conciencia cristiana llega a forjarse a través del conocimiento de la
Palabra de Dios. En cambio, el resto de la gente ha forjado su
conciencia según las tradiciones de su cultura y su sociedad.

(a) La conciencia puede ser "mala" por falta de conocimiento. Por


ejemplo, en nuestros países la conciencia popular ve el acto de dar
muerte a otro ser humano como un homicidio, un asesinato, un
crimen, un pecado capital. En cambio, los caníbales o gente que
come carne humana sólo ve la muerte de otro de su especie como
un mal necesario.
(b) La conciencia puede ser "mala" porque se ha acostumbrado a
hacer lo malo. El apóstol Pablo anunció que en este tiempo habría
muchos que, acostumbrándose a pensar y actuar de manera
pecaminosa, tendrían cauterizada la conciencia (1 Timoteo 4:2).
También se refirió a los maestros falsos que confundían a los cretenses
con fábulas judaicas y mandamientos de hombres que se apartan de la

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verdad. De ellos dijo: Para los corrompidos e incrédulos nada les es
puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. Profesan
conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y
rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra (Tito 1:14-16).

4. ¿Cómo podemos mantener una «buena conciencia" en el


liderazgo cristiano? Según las enseñanzas del Nuevo Testamento,
cuatro cosas son necesarias para que un líder cristiano conserve una
conciencia sana.
(a) Reconociendo lo sagrado de nuestra misión. Jesús, desde una
edad muy temprana, reconoció el valor de su misión y estuvo dispuesto
a honrar su posición. Cuando se quedó en el templo, a los doce años de
edad, les dijo a sus padres: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que
en los negocios de mi Padre me es necesario estar? (Lucas 2:49).
(b) No enredándonos en las cosas de este mundo. Una de las
instrucciones más enfáticas que Pablo le dio a Timoteo para que
mantuviera una conciencia íntegra para el ministerio es la siguiente:
Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de
agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como
atleta, no es coronado si no lucha legítimamente (2 Timoteo 2:4,5). Esto
no es, necesariamente, una advertencia de no trabajar físicamente, si es
necesario. Pablo podía trabajar con sus manos para sostener su
ministerio y el de sus colaboradores sin "enredarse” en las cosas del
mundo.
(c) Revisando constantemente nuestro acervo doctrinal.
La sana doctrina es la base de una conciencia correcta delante de Dios.
Las fallas en la conciencia de una persona provienen de fallas
doctrinales, conceptos erróneos acerca de Dios, la Biblia, la fe, la
iglesia, la familia, etcétera. La revisión constante y el estudio continuo de
las sagradas Escrituras nos ayudarán a mantener una conciencia
saludable. De acuerdo con la experiencia de hombres íntegros como
David, la Palabra de Dios es indispensable para mantener una
conciencia limpia. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar
contra ti (Salmo 119:11).

d) Siendo sensibles al Espíritu Santo y al testimonio de los demás.


En cuanto a la función que desempeña el Espíritu Santo guiando la
conducta y la conciencia del creyente, dijo Jesús: Cuando venga el
Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad Juan 16:13). El apóstol

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Pablo sabía que había una comunicación muy íntima entre su
conciencia y la ministración del Espíritu de Dios. Por eso dijo, hablando
de su celo por Israel: Mi conciencia me da testimonio en el Espíritu
Santo que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón (Romanos
9:1,2). Cuando el apóstol se defendía ante el gobernador Félix, dijo:
Procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los
hombres (Hechos 24:16). Los que nos rodean harán saber, con palabras
o con hechos, si nuestro comportamiento es correcto o no. Esto nos
ayuda a examinarnos a nosotros mismos.

5. La conciencia puede sentir dos clases de tristeza.


(a) "La tristeza que es según Dios". Cuando alguien ha hecho algo
indebido y es reprendido por la Palabra de Dios, lo primero que siente
es una profunda tristeza. Si en ese momento, en lugar de auto
justificarse, se arrepiente he implora la ayuda del Señor, El lo perdona y
su corazón es bendecido. Pablo escribió: Ahora me gozo, no porque
hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para
arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que
ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque la tristeza que es
según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que
arrepentirse (2 Corintios 7:9,10.a). El arrepentimiento abarca los tres
actos básicos de la conciencia: conocer, sentir y querer.
b) "La tristeza del mundo". Totalmente distinta de la situación antes
aludida, el apóstol veía otra clase de tristeza que invade al que ha hecho
algo malo, pero no se arrepiente: La tristeza del mundo produce muerte
(2 Corintios 10.b). Este dolor, por amargo y cruel que sea, no pasa de
ser un mero remordimiento y no conduce a otra cosa sino a una muerte
espiritual (Romanos 6:23) o física (Mateo 27:4,5).

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