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ESTUDIOS FONOLÓGICOS

DE CONTINUA DIALECTALES:
MAPUCHE Y WICHÍ
ESTUDIOS FONOLÓGICOS
DE CONTINUA DIALECTALES:
MAPUCHE Y WICHÍ

ANA FERNÁNDEZ GARAY


MARISA CENSABELLA

SANTA ROSA
LA PAMPA
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Ana Fernández Garay y Marisa Censabella, editoras.


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Secretaria de Investigación y Posgrado


Esp. Lía Norverto

Secretario Administrativo
Cr. Osvaldo Baudaux

Secretaria del Consejo Directivo


Prof. María Marta Dukart
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .......................................................................................... 9

VARIACIÓN Y SINCRONÍA DINÁMICA ............................................................. 17


MARISA CENSABELLA

EL REPERTORIO FONOLÓGICO DEL WICHÍ DE RIVADAVIA ................................ 39


JIMENA TERRAZA

APROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ ......... 81


LORENA CAYRÉ BAITO
MARÍA BELÉN CARPIO

SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA


DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ ............................. 109
MARISA CENSABELLA

SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO


EN LA BANDA NORTE DEL DEPARTAMENTO RIVADAVIA, SALTA ..................... 145
ANA FERNÁNDEZ GARAY
SILVIA SPINELLI

SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN


HABLADO AL ESTE DE LOS ANDES ............................................................. 175
MARISA MALVESTITTI
ANA FERNÁNDEZ GARAY
ANTONIO DÍAZ-FERNÁNDEZ

AUTORES .............................................................................................. 221


9

INTRODUCCIÓN

El volumen que presentamos reúne diferentes artículos, resultado de un


proyecto de investigación financiado por la Agencia Nacional de Promoción
Científica y Tecnológica (PICT No 11174) que se llevó a cabo entre los años
2004 y 2007.
Dicho proyecto tenía por objetivo llevar a cabo el estudio fonológico
de cuatro variedades del wichí y de cuatro variedades del mapuzungun o
mapuche, dentro del marco teórico-metodológico del funcionalismo francés.
El interés central era contribuir a un mejor conocimiento de los continua
dialectales wichí y mapuche, caracterizando sus puntos extremos, y detectar
aquellos aspectos más notorios de la sincronía dinámica. Más específicamen-
te, se buscó identificar las estructuras fonológicas firmes y débiles, estables e
inestables, a partir de los idiolectos estudiados con la finalidad de establecer
la dinámica sistema-uso de la materia fónica de ambas lenguas. En este sen-
tido, se tuvieron en cuenta las variables edad, nivel de escolaridad, localiza-
ción geográfica, actitudes hacia la lengua, etc., por el peso que poseen en la
evolución de los sistemas fonológicos. También se tuvo en cuenta la proble-
mática del contacto con el español y con otras lenguas indígenas del mismo
espacio geográfico, así como los sustratos de aquellas lenguas que hoy se han
extinguido, especialmente en el estudio de la lengua mapuche.
A lo largo de los tres años que demandó el proyecto, se publicaron
distintos resultados en revistas especializadas, en actas de congresos y en
compilaciones. Los trabajos actuales son los que fueron realizados hacia el
final de los tres años. En ellos se intenta dar un panorama general de la si-
tuación de ambas lenguas bajo estudio.
10

Debemos alertar al lector sobre las distintas situaciones sociolingüís-


ticas que presentan estas dos lenguas en la actualidad. A continuación, ca-
racterizaremos por un lado la situación del wichí, hablado en la región cha-
queña, en mayor número en la Argentina y en menor número en el sureste de
Bolivia, y por otro el mapuzungun, hablado en la Patagonia argentina.
El vocablo wichí, que significa “gente”, es el nombre con el que se
autoidentifica este pueblo. Antiguamente se los conocía como “matacos”,
nombre peyorativo que se remonta a la época de la conquista (siglo XVI) y
que aparentemente designaba un tipo de animal. Si bien el nombre wichí es
ampliamente utilizado en la actualidad, algunas publicaciones conservan el
antiguo término. El wichí es la lengua indígena más vital de las habladas en
Argentina, no sólo presenta un número importante de hablantes1, también
tiene un alto nivel de transmisión intergeneracional. Además, existen aún
hablantes monolingües como los niños y los ancianos (Terraza 2002). Tradi-
cionalmente, las variedades de esta lengua han sido divididas en tres gran-
des dialectos que se suponía correspondían a tres parcialidades wichís: noc-
tén, para los habitantes de las ciudades bolivianas de Yacuiba, Villa Montes
y Crevaux; vejoz, para aquellos ubicados entre la zona de Tartagal y el río
Bermejo (Argentina); guisnay, para los de la ribera derecha del Pilcomayo,
cerca de la actual frontera argentino-boliviana (Tovar 1984). En la actua-
lidad, se considera que las variedades dialectales del wichí son mucho más
numerosas que las tres tradicionalmente expuestas. En un estudio prelimi-
nar llamado Una variedad oriental del mataco, Gerzenstein (1992) presenta
la división dialectal en el sentido NO-SE de los ríos Bermejo y Pilcomayo
en Argentina. Según esta autora, en el NO viven los phomleley o habitantes
de las tierras altas y en el SE los chomleley o habitantes de las tierras bajas.
Para Terraza (2008) esta división dialectal debe ser ajustada, ya que apa-
rentemente sería completamente relativa y habría más subdivisiones. De
hecho, otros autores (Martín y Braunstein 1991) presentan la división en
un continuum o cadena dialectal compuesto de al menos doce variedades.

1. La población total wichí declarada en la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas


(2004-2005) del INDEC es de 40.036.
11

Hasta el momento, el único trabajo de corte dialectológico ha sido el de Mes-


sineo y Braunstein (1990). Estos autores compararon el dialecto descripto
por Viñas Urquiza (1974), llamado vejoz, con una variedad que es conocida
como “bazanera” hablada actualmente por grupos instalados entre Laguna
Yema y Las Lomitas. La comparación es esencialmente fonológica y una de
las diferencias más notables es lo que los autores denominan “el corrimiento
vocálico”.
El mapuzungun es la lengua hablada por los mapuches (mapu ‘tierra’ y
che ‘gente’) o araucanos –término usado por los españoles y tomado del topó-
nimo chileno Arauco (de rag ‘barro’ y ko ‘agua’) que es el nombre de un afluen-
te del Bío Bío–, quienes son originarios de Chile. A la llegada de los españoles
se extendían desde el río Itata hacia el Sur, ocupando un territorio de 700 kiló-
metros de largo. Su instalación en esta área data de unos 600 años antes de la
llegada de los españoles. Sufrieron, a su vez, invasiones provenientes del Cuzco
a mediados del siglo XV. La segunda gran invasión que sufrieron fue la de los
españoles, contra quienes lucharon ferozmente para evitar la ocupación de sus
tierras. Los mapuches traspasaron la cordillera andina con el fin de asentarse
en tierras cisandinas a principios del siglo XIX. Ya desde el siglo XVII, o po-
siblemente antes, se adentraron en territorio argentino, con lo cual se inició un
contacto, ya pacífico, ya belicoso, con los indígenas pertenecientes al complejo
tehuelche (Escalada 1949), lo que fue modificando la situación lingüística y
cultural de los pueblos que habitaban la región oriental de la Cordillera de
los Andes. La lengua y la cultura de los mapuches comenzaron a imponer-
se lentamente a los grupos autóctonos de la Pampa y la Patagonia oriental;
prácticamente todos los grupos tehuelches del centro-norte de la Patagonia
fueron araucanizados. Hacia fines del siglo XIX existían de Buenos Aires al
Sur dos grandes cacicazgos que ponían en jaque al gobierno nacional: el de los
ranqueles, capitaneados por la dinastía de los Zorros (Guor), ubicados al sur
de la actual provincia de Córdoba; y los voroganos, mapuches provenientes de
Boroa, Provincia de Cautín, IX Región, en el sur de Chile, que se instalaron
en Salinas Grandes, al oeste de la actual provincia de La Pampa, y fueron
comandados por la dinastía de los Piedras (Kura), uno de cuyos caciques más
famosos fue Kallfu Kura (Piedra Azul). A partir de 1877 se inician campa-
ñas militares para terminar con estas jefaturas. Los mapuches son vencidos
12

simultáneamente en ambos países hacia 1880, y las políticas que se siguieron


posteriormente fueron similares. En Chile y Argentina los indígenas fueron
confinados en reservas, cuyas tierras eran generalmente escasas y muy poco
productivas, situación que los llevó a migrar en busca de trabajo a pueblos y
ciudades. A ambos lados de los Andes los aborígenes sufrieron el rechazo y la
discriminación, el abuso y la obligación de abandonar su lengua, su religión, y
los elementos propios de su identidad.
Con respecto a la situación demográfica de los mapuches en la Argenti-
na, el censo del año 2001 arroja una cifra cercana a los 300.000 mapuches (véa-
se I. Hernández 2003: 38). Estos habitan las provincias de Buenos Aires, La
Pampa, Río Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz, siendo Neuquén la que
presenta la mayor cantidad de mapuches. Actualmente, distintos investigado-
res dan cuenta del estado de retracción en que se encuentra la lengua, la que
es hablada solamente por los mayores de 60 ó 70 años. Sin embargo, se están
desarrollando muchos programas de reactivación en las diferentes provincias
patagónicas, lo que hace pensar en una posible revitalización.
Al inicio del proyecto, dos temas nos interesaron particularmente: el
estudio de continua dialectales, es decir, de la variación geolectal, y la bús-
queda de una metodología adecuada para abordarla. La perspectiva sincró-
nico-dinámica del funcionalismo francés fue seguida, en sus primeros tra-
bajos, por todos los miembros del equipo. La identificación de las unidades
distintivas, su clasificación y la jerarquización de los fenómenos de variación
observados en un corpus compuesto por emisiones de más de un hablante
es una tarea básica que todo lingüista debe emprender si utiliza una pers-
pectiva funcional, opuesta a las formales, donde la variación no posee un rol
central en el análisis lingüístico. En el capítulo “Variación y sincronía diná-
mica” Censabella expone qué se entiende por continuum dialectal y describe
los principios del análisis sincrónico dinámico, resaltando su operatividad
para el estudio de comunidades de habla pequeñas, erróneamente conside-
radas homogéneas o con poca variación.
Cuatro capítulos se dedican al estudio de la lengua wichí: los de Censa-
bella y Fernández Garay y Spinelli presentan las características más des-
tacadas de los fenómenos de variación en cuatro variedades orientales y
cinco occidentales respectivamente, y muestran dos formas de interpretar
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el modelo sincrónico dinámico francés: uno orientado a clasificar los fenó-


menos de variación como estructuras débiles inestables, indexables a través
de variables sociales, el otro recurriendo a los conceptos de fluctuación y
flotamiento. Los artículos de Terraza y Cayré Baito y Carpio utilizan teorías
fonológicas no-lineales, el primero para la identificación de unidades distin-
tivas y el segundo para el estudio de algunos procesos de asimilación.
El artículo de Jimena Terraza describe la fonología del wichí de Ri-
vadavia, Banda Sur, provincia de Salta, siguiendo el modelo de la teoría del
gobierno (Kaye, Lowenstamm y Vergnaud 1990). La autora discute algunos
de los aspectos más complejos de la fonología de esta lengua, tomando en
consideración trabajos anteriores (Claesson 1994, Viñas Urquiza 1970, etc.).
La importancia de este trabajo reside en los resultados que obtiene de su
análisis: ausencia del fonema glotal // y del fonema abierto posterior //,
ambos existentes en otros dialectos, y presencia de la aspiración nasalizada
/h/. Es la primera vez que se plantea este fonema, ya que estudios anteriores
lo consideran un alófono de la aspiración, condicionado por la presencia de
una nasal.
El capítulo de Cayré Baito y Carpio presenta un análisis de los fenó-
menos más destacados de asimilación a través de un estudio de fonología no
lineal, basado en la teoría de la geometría de rasgos. Se presenta la asimi-
lación completa a distancia de los rasgos de la vocal /u/ por la vocal /i/, la
nasalización de vocales y de aproximantes /l/ e /y/ en contexto de fonemas
nasales propiamente dichos y la nasalización que produce la aproximante /h/,
ocasión en la que presentan una interesante discusión sobre el origen de esta
nasalización, evaluando si se trata de una laríngea nasal a nivel subyacente o
laríngea nasalizada por influencia de un segmento nasal perdido. Por último,
las autoras presentan espectrogramas sobre la calidad relativa de las vocales.
Las variedades wichí estudiadas por Censabella reflejan dos sistemas
fonológicos, cuyo subsistema consonántico es equivalente en los dos grupos,
aunque se observen diferencias de realización de ciertos fonemas –indexa-
bles bajo la variable ‘localización geográfica’–, mientras que en el subsiste-
ma de las vocales, las variedades ubicadas más al Oeste en las provincias
de Formosa y del Chaco presentan un sistema de seis vocales, a diferencia
del sistema de cinco vocales presente en las variedades orientales en dichas
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provincias. Luego, organiza el análisis de la variación en torno a las varia-


bles ‘localización geográfica’ y ‘edad’, consideradas las más operativas para
clasificar los fenómenos observados.
Fernández Garay y Spinelli muestran la variación existente en el wi-
chí de Rivadavia Banda Norte, provincia de Salta. Para ello toman cinco
dialectos ubicados, en un caso, cerca de Tartagal, y, en los demás, sobre el
río Pilcomayo. Sobre la base de estudios fonológicos realizados con anterio-
ridad, identifican los fonemas estables e inestables del sistema fonológico.
De aquellos que son inestables muestran las neutralizaciones, fluctuaciones
y alternancias y tratan de dar una explicación de estos fenómenos. Se puede
observar que el contacto con el español es uno de los factores que influye en
la variación. Factores geográficos son también tenidos en cuenta.
En estos cuatro artículos se encontrarán claves para comprender la
variación fonológica del continuum dialectal wichí, aunque todavía no sea
posible identificar con mayor precisión qué tipo de clasificación conviene
más a este universo de variedades: si aquella que las clasifica en varieda-
des orientales y occidentales, o si es preferible hablar de variedades del río
Bermejo opuestas a las del río Pilcomayo, especialmente por la particular
realización de los fonemas oclusivos glotalizados. De utilizarse esta última,
habría que considerar que la sucesión de enclaves de este a oeste, en los
alrededores de cada uno de los ríos mencionados, presenta en cada caso fe-
nómenos de variación progresiva, tanto de realizaciones de fonemas como la
aparición o desaparición de fonemas (presencia de una vocal abierta posterior
en las variedades occidentales sin valor fonólogico en las orientales; presencia
del fonema africado alveolar sordo implosivo /ts’/ en las variedades orienta-
les, aparentemente sin valor fonológico en las variedades occidentales; posible
fonologización del sonido oclusivo glotal en las variedades occidentales). Las
migraciones a centros urbanos, como las verificadas en Las Lomitas e Ingenie-
ro Juárez (Formosa) y Tartagal (Salta), seguramente tendrán como resultado
la fusión de variedades, a pesar de que en la actualidad convivan grupos de
hablantes provenientes de diferentes zonas del Gran Chaco argentino en dis-
tintos barrios de una misma ciudad, manteniendo sus formas de habla.
Finalmente, el estudio sobre la variación dialectal del continuum ma-
puche es abordado en un capítulo integrador, donde Malvestitti, Fernández
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Garay y Díaz-Fernández establecen los diferentes dialectos y sus ubicaciones


a lo largo de las provincias de La Pampa, Neuquén, Río Negro y Chubut,
y dan cuenta del estado de retracción en que se encuentra esta lengua en la
mayoría de las áreas pampeano-patagónicas. A partir de fuentes documen-
tales de los siglos XIX y XX y de datos recolectados directamente de con-
sultantes vernáculo-hablantes, se reconocen distintas variantes fónicas y se
las sistematiza como fenómenos dialectales o etarios. Las debilidades del
sistema se presentan a través de las fluctuaciones y alternancias, así como
de la vigencia o no de los llamados fonoestilemas.

A.F.G. y M.C.

Bibliografía
Escalada, Federico. 1949. El complejo tehuelche. Estudios de etnografía patagónica,
Buenos Aires: Coni.
Gerzenstein, Ana. 1992. “Una variedad oriental del mataco”, en Hacia una carta ét-
nica del Gran Chaco. Las Lomitas: Centro del Hombre Antiguo Chaqueño.
Hernáandez, Isabel. 2003. Autonomía o Ciudadanía Incompleta. El pueblo Mapuche en
Chile y Argentina. Santiago de Chile: Naciones Unidas, CEPAL y Pehuén.
Martín, Herminia y Braunstein, José. 1991. “Nuevos rumbos de la etnolingüística
chaqueña: geografía, historia y difusión”, en Braunstein, José (ed.) Hacia
una nueva carta étnica del Gran Chaco. Las Lomitas: Centro del Hombre
Antiguo Chaqueño.
Messineo, Cristina y Braunstein, José. 1990. “Variantes lingüísticas del mataco”, en
Hacia una nueva carta étnica del Gran Chaco, I. Las Lomitas: Centro del
Hombre Antiguo Chaqueño.
Terraza, Jimena. 2008. Gramática del wichí: fonología y morfosintaxis. Thèse présen-
tée comme exigence partielle du doctorat en linguistique. Montréal: Uni-
versité du Quebéc à Montréal.
Viñas Urquiza, María Teresa. 1974. Lengua Mataca. Archivo de Lenguas Precolom-
binas 2, Volumen 1. Buenos Aires: Facultad de Filosofía y Letras, Univer-
sidad de Buenos Aires.
17

VARIACIÓN Y SINCRONÍA DINÁMICA

MARISA CENSABELLA
Núcleo de Estudios en Lenguas Minoritarias Americanas (IIGHI*-CONICET)

Resumen
Este artículo presenta el modelo sincrónico dinámico utilizado por el funcionalismo
francés, tal como lo concibe Anne-Marie Houdebine en sus trabajos de la década
de 1980, y argumenta su operatividad para el estudio de continua dialectales
conformados por conjuntos de comunidades de habla pequeñas. Estas comunidades,
lejos de ser homogéneas, presentan un alto grado de variación (en el plano del
sistema y en el plano de los usos) cuyo estudio necesita contar con herramientas
metodológicas adecuadas. Desde esta perspectiva, el análisis de la variación
sincrónica es posible gracias a la jerarquización de los datos, estrategia que resulta
de gran utilidad cuando se trabaja con lenguas poco o nada estudiadas.
Palabras clave: Sincronía dinámica, continua dialectales, sistema fonológico, varia-
ción sincrónica.

Abstract
This paper presents the dynamic synchronic model proposed by the French Functionnalism
as it is conceived by Anne-Marie Houdebine during the eighties, and argues its utility for
the study of dialectal continua formed by bunches of small speech communities. Far from
being homogeneous, these speech communities show a high degree of variation which
demands the use of appropriated methodological tools to be studied. The synchronic
variation analysis is possible due to a particular hierarchical organization of the data,
strategy that we find very useful to study unknown or less studied languages.
Keywords: Dynamic synchrony, dialectal continua, phonological system, synchronic
variation.

*
Instituto de Investigaciones Geohistóricas.
18 MARISA CENSABELLA

Comprendre de mieux en mieux la dynamique des


langues devrait rester l’objectif linguistique essentiel.
Anne-Marie Houdebine (1998: 25)

Que las lenguas cambian a través del tiempo y que presentan


fenómenos de variación social es un hecho que cualquier ha-
blante adulto –sean cuales fueren las lenguas o variedades que
hable– puede percibir e, incluso, ideologizar. Pero saber por qué
cambian y de qué manera las comunidades de habla hacen uso
de dicha variación ha ocupado, y seguirá ocupando, la atención
de muchos lingüistas, antropólogos y psicólogos cognitivos.
En la actualidad, el estudio de la variación y el contacto
de lenguas está atravesando un período fructífero de cambio
de ‘puntos de vista’. Se abandonan metáforas de reificación de
la lengua como ‘sistema’, cuyos fonemas ‘se desplazan hacia
casilleros vacíos’ o donde se detectan ‘interferencias’ de otras
lenguas en sistemas supuestamente ‘vacíos’ o ‘no interferidos’,
para organizar la reflexión en función de los hablantes y sus
prácticas lingüísticas1 (bilingüismo, alternancia de códigos), el
reconocimiento de dinámicas interaccionales (agencia2, acomo-
dación), sociolingüísticas (diferenciaciones funcionales), psico-
sociales (construcciones identitarias), procesos cognitivos (gra-
maticalización) o modificaciones en las formas y estructuras
de los códigos (lenguas mixtas, crèoles, áreas de convergencia,
transferencias o réplicas) (Nicolai 2007: 199; también Halliday

1. Hablamos del uso del lenguaje como práctica comunicativa, con el sentido que la palabra
langagière posee en francés.
2. Del inglés agency, entendida como la capacidad humana de actuar. Los teóricos de la práctica
reconocen que las acciones de los individuos están siempre social, cultural y lingüísticamente
condicionadas (Ahearn 2001: 8).
V ARIACIÓN Y SINCRONÍA DINÁMICA 19

1982; Clark 1992; Hagège 1993; Croft 2000; Gadet 2004; Mu-
fwene 2001, Chaudenson 2003, entre otros).
La mayoría de los lingüistas del siglo XX, con la impronta
de la abstracción saussureana de la langue, prestaron más aten-
ción a la identificación del sistema, relegando a un segundo pla-
no el estudio del rol de los hablantes en los fenómenos de cam-
bio. En algunos casos, el abandono se suponía ‘temporario’, en
aras de identificar el sistema de la lengua para luego abocarse,
sobre bases ‘sólidas’, al estudio de la variación. En otros, desde
los presupuestos teóricos mismos, se desechaba la observación
de la variación considerándola innecesaria, como es el caso de
la teoría generativa. La variedad ‘estándar’ de la lengua en es-
tudio, que el lingüista tomaba como guía (su lengua materna u
otra lengua diferente a la primera del lingüista pero estudiada
sobre la base de corpora literarios, es decir, escritos) ayudaba a
soslayar los fenómenos de variación que, por supuesto, existían
en dichos corpora.
La situación es otra cuando se intenta estudiar lenguas
habladas por pueblos originarios o de poblaciones migrantes, de
características socio-históricas relacionadas con el nomadismo
o seminomadismo, que no cuentan con una variedad de pres-
tigio escrita: la variación, entonces, se impone al lingüista en
toda su complejidad. En estos casos, contar con instrumentos
teórico-metódológicos adecuados preserva de realizar estudios
gramaticales en los que sólo el consultante de referencia se reco-
nozca, así como de evaluar como un factor negativo el cambio
observado en las nuevas generaciones de hablantes, acusadas de
causar el ‘empobrecimiento’ de la lengua en las situaciones de
desplazamiento. Para completar el cuadro, el contacto con otras
lenguas y variedades con mayor prestigio en las sociedades na-
20 MARISA CENSABELLA

cionales, el bi- o plurilingüismo individual y la diglosia social,


impactan de manera directa en el habla de las comunidades en
estudio, incidiendo también en los fenómenos de cambio.
En las páginas que siguen presentaremos los conceptos
básicos de la perspectiva sincrónica dinámica propuesta por el
funcionalismo francés, tal como se configuró a partir de media-
dos de la década de 1980. No intentamos hacer un resumen o
un recorrido histórico-epistemológico que sustituya la lectura
de las fuentes, sino presentar un marco de referencia para leer
algunos de los trabajos publicados en este libro. Las referencias
más frecuentes a los textos de Anne-Marie Houdebine no deben
interpretarse como falta de reconocimiento a los trabajos de
André Martinet y de Henriette Walter, que sentaron las bases
para desarrollar esta perspectiva, cuya mayor preocupación es
jerarquizar la variación observada para estudiar de qué manera
incide en la dinámica del cambio de las lenguas.
En esta propuesta, los factores externos y los relativos al
imaginario lingüístico se abordan siempre en relación a su im-
pacto en la dinámica del sistema de la lengua. Sin manifestarlo
abiertamente, este modelo dialoga con los estudios sociolin-
güísticos del mundo anglosajón tal como surgieron a partir de
1960: la dialectología de Trudgill, el variacionismo de Labov,
los estudios de redes sociales de Lesley Milroy y los actos de
identidad de Le Page y Tabouret-Keller. La diferencia entre el
modelo de la sincronía dinámica del funcionalismo francés y el
variacionismo laboviano es que el modelo sincrónico dinámico
propone, en pasos sucesivos, describir y analizar la variedad en
estudio junto con los fenómenos de variación observados y no
en una etapa posterior, como se deduce del planteo laboviano.
V ARIACIÓN Y SINCRONÍA DINÁMICA 21

Los trabajos sociolingüísticos del primer Labov parten de un


‘sistema’ ya identificado del que se estudiará su variación en un
lugar determinado, recurriendo, entre otros, a modelos de es-
tratificación social definidos por sociólogos. La sincronía diná-
mica, por el contrario, se presenta como un modelo ‘lingüístico’
y no sociológico, que tiene como fin identificar el impacto de
las variables sociales y las representaciones lingüísticas de los
hablantes sobre el sistema de la lengua y su dinámica.

1. Los continua dialectales


Chambers y Trudgill (1994: 23) definen los continua geolectales
como dialectos rurales en los que, al recorrerlos de un enclave
al otro siguiendo una dirección determinada, es posible identi-
ficar pequeñas diferencias lingüísticas que serán acumulativas.
Cuanto más lejos se esté del punto de partida, las diferencias
serán cada vez mayores. Los hablantes de los pueblos o enclaves
adyacentes se comprenden pero la ininteligibilidad –o la per-
cepción de las diferencias– se acentúa a medida que se compa-
ran las hablas de enclaves cada vez más distantes entre sí. Los
continua dialectales son la manifestación más habitual de la
distribución de una ‘lengua’ en extensiones geográficas de me-
diana y gran dimensión; tres ejemplos de continua dialectales
son el árabe dialectal, el continuum eslavo del sur y las varieda-
des wichí en territorio boliviano y argentino.
En el primer caso, el continuum dialectal árabe está con-
formado por hablantes que utilizan, además de la variedad
local, una segunda variedad, superpuesta, adquirida como
lengua segunda y utilizada en los ámbitos considerados de pres-
22 MARISA CENSABELLA

tigio, como el de la religión, el de la educación formal y el de


los medios de comunicación. Es el caso descripto por Ferguson
(1959) en su artículo Diglossia. Los hablantes dominan ambas
variedades y su distribución funcional es aceptada por toda la
sociedad: no existen movimientos contra-hegemónicos que pro-
pugnen el abandono de la lengua de prestigio; la misma opera,
de alguna manera, como factor de unión en un universo muy
heterogéneo de hablantes.
En el caso de los continua eslavos, los hablantes de cada
enclave están en su gran mayoría escolarizados en una variedad
relativamente similar a la adquirida en el hogar, pero conside-
rada la variedad estándar, que goza del status de ‘oficial’ en
cada país. Así, un hablante de la variedad dálmata en Croacia
reconocerá que habla una variedad regional o dialecto de la len-
gua ‘oficial’ croata. Chambers y Trudgill (1994: 28) explican
esta situación a través de los conceptos de autonomía y hetero-
nomía: los dialectos kakaviano, calcaviano y dálmata son va-
riedades heterónomas con respecto a la variedad autónoma del
croata estándar. Esto significa que los hablantes de cualquiera
de esas tres variedades consideran que están hablando croata,
que leen y escriben en croata y que su variedad estándar es el
croata. La autonomía y la heteronomía son factores culturales
y políticos más que lingüísticos y, como tales, cambian a través
del tiempo al ritmo de la historia de los pueblos y de sus pro-
cesos identitarios. En la actual frontera entre Croacia y Serbia
(que formaban parte de la ex Yugoslavia) se hablan variedades
heterónomas muy similares entre sí, pero sus hablantes, influi-
dos por las agresivas políticas lingüísticas nacionalistas de cada
uno de sus países, se consideran hablantes de las variedades au-
V ARIACIÓN Y SINCRONÍA DINÁMICA 23

tónomas (croata estándar y serbio estándar) según el lado de la


frontera en el que habiten y la identidad a la que se autoadscri-
ban. Trudgill (2002: 120) reporta que en dicha frontera existen
grupos no nacionalistas que adscriben sus variedades heteró-
nomas a la variedad autónoma ‘serbo-croata’, considerada la
variedad estándar en épocas de la República Yugoslava, hoy
reconfigurada en varias repúblicas independientes.
Los dos continua descritos, el del árabe dialectal y el de
las lenguas eslavas del sur, tienen en común que podemos iden-
tificar, en cada caso, una variedad autónoma. Una situación
totalmente diferente se presenta en los continua dialectales ha-
blados por pueblos originiarios, como es el caso de los wichí de
Argentina. Para los wichís no existe una variedad ‘autónoma’,
ideal de pureza y unión que represente a todos los hablantes.
El wichí es una lengua de tradición oral, cuyos intentos de nor-
malización a través de un alfabeto unificado y la elaboración de
gramáticas por parte de religiosos anglicanos y otros grupos de
hablantes, no ha tenido impacto en la dinámica interaccional
del uso cotidiano de las variedades wichí, debido a la escasa
funcionalidad de las formas escritas en el conjunto de los ha-
blantes. Otro factor determinante es la incidencia de la orga-
nización social tradicional indígena que rechaza prácticas de
unificación lingüística, más allá de los cambios impuestos por
el contacto asiduo con la sociedad criolla y blanca. La estan-
darización o la elección de una variedad escrita en desmedro
de las otras no se condice con las prácticas de diferenciación
social que organizaban y todavía organizan las relaciones en-
tre los distintos grupos wichí. Cada enclave, grupo o familia
extensa afirma su identidad en relación a las vecinas, próximas
24 MARISA CENSABELLA

y lejanas, y dicha diferenciación, según esos mismos hablantes,


debe reflejarse en las prácticas lingüísticas. Esta representación
lingüística se manifiesta abiertamente cuando de variedades es-
critas se trata, produciéndose un fenómeno de orden semiótico
que Irvine y Gal (2000) han denominado iconización: alfabe-
tos diferentes, léxicos propios y material didáctico local son los
‘verdaderos’ reflejos de ‘identidades’ diferentes.

2. Comunidades ‘homogéneas’ y su heterogeneidad lingüística


Podemos encontrar semejanzas entre la situación recién des-
cripta en torno al wichí y el estudio de Nancy Dorian titulado
“Varieties of variation in a very small place; social homogenei-
ty, prestige norms, and linguistic variation” (1994). La autora
explica que los patrones de variación inter- e intra-hablantes
en pequeñas comunidades de pescadores hablantes de gaélico
en East Sutherland, Escocia, no pueden correlacionarse con
los ‘factores sociales’ de la sociolingüística variacionista, tales
como nivel socioeconómico, sexo, redes sociales, estilo, ni, en
muchos casos, con la variable edad.
Para Dorian (1994), ni el tipo de estudio o ‘descripción’ de
lenguas consagrado, en el que la ‘gramática’ de una lengua es
el fiel reflejo de la ‘gramática’ de un informante de referencia,
ni los breves cuestionarios extensivos estadísticamente repre-
sentativos de los geógrafos dialectales reflejan el nivel de va-
riación intra- e interpersonal, quedando la reflexión sobre la
misma relegada. Estos hallazgos, según la autora, cambian las
nociones corrientes acerca de la relación entre heterogeneidad
social y heterogeneidad lingüística, especialmente en términos
V ARIACIÓN Y SINCRONÍA DINÁMICA 25

de estratificación social del lenguaje, que refleja la ‘organiza-


ción jerárquica de la comunidad de habla’ (Labov 1990: 220).
También desafía las nociones corrientes sobre el efecto norma-
tivo de redes sociales cerradas (Milroy 1987: 60-61). Dorian ob-
serva que:

“The variation in question is well established among


older high-proficiency speakers as well as among youn-
ger speakers, and while some variant distribution pat-
terns show signs of age-related changes, most do not
suggest that change is in progress. On the evidence of
these data, a profusion of variant forms can be tole-
rated within a small community over a long period,
without discernible movement toward reduction of
variants and also without the development of differen-
ces in the social evaluation of most variants.” (Dorian
1994: 633)3

Como en cualquier otra comunidad, las normas de presti-


gio operan entre sus miembros, pero para Dorian, aquellas que
se relacionan con el gaélico no poseen impacto en la organiza-
ción de la variación en esa lengua: la iglesia utiliza un gaélico
muy arcaico que no influye sobre las variedades habladas en
el momento de su estudio, al igual que la variedad escrita de

3. “La variación en cuestión está bien establecida entre los hablantes más grandes con buen
manejo de la lengua así como entre los hablantes jóvenes, y mientras algunas variantes se
distribuyen en función de la edad, otras no sugieren que el cambio esté en progreso. Sobre la
evidencia de estos datos, una gran cantidad de variantes pueden ser toleradas en una comuni-
dad pequeña a través de un largo período, sin un movimiento discernible hacia la reducción de
variantes y sin el desarrollo de diferencias en la evaluación social de la mayoría de las varian-
tes.” (trad. nuestra)
26 MARISA CENSABELLA

gaélico, que no posee funcionalidad en la comunidad. Existe


conciencia por parte de los hablantes, de normas geográficas
del gaélico o de formas de habla relacionadas con la localiza-
ción geográfica y, con menor conciencia, de distintos niveles de
competencia comunicativa en gaélico, pero dichas normas no
poseen impacto sobre la variación, que es altamente tolerada
en la comunidad de habla. La norma de prestigio, según Dorian
(1994), es el inglés y la variación en relación a esta norma impli-
ca directamente un cambio de código.

“Given the unusual degree of social homogeneity in


the fisherfolk communities of East Sutherland, the
presence of extensive intravillage and intra-speaker
variation in the Gaelic of these communities indicates
that social homogeneity and linguistic homogeneity do
not necessarily co-occur or imply one another”... “Lin-
guistic heterogeneity need evidently not imply social
heterogeneity...” (Dorian 1994: 689)4

Es precisamente este ida y vuelta entre los dominios for-


mal y de uso de las variedades el que define un conjunto de
teorías lingüísticas que pretenden explicar estos fenómenos de
variación (lingüísticos y sociales) desde una perspectiva llama-
da ‘lingüística’ y no social o sociológica (Trudgill 2000 [1978]).

4. “Dado el inusual grado de homogeneidad social en las comunidades de pescadores de East


Sutherland, la presencia de abundante variación al interior de los poblados y en un mismo
hablante en el gaélico [hablado] en estas comunidades indica que la homogeneidad social y la
homogeneidad lingüística no ocurren ni se implican necesariamente una a la otra... La hetero-
geneidad lingüística no necesariamente implica heterogeneidad social...” (trad. nuestra)
V ARIACIÓN Y SINCRONÍA DINÁMICA 27

Este tipo de teorías han cambiado a través del siglo XX, foca-
lizando unas los aspectos formales de las variedades, otras los as-
pectos sociales, pero siempre con la intención de unir ambos para
una comprensión más global de los mismos en relación al lengua-
je y viceversa, del lenguaje como organizador de la vida social.
Dentro de estas teorías se encuentra el funcionalismo francés y la
metodología de análisis denominada sincronía dinámica.

3. El funcionalismo francés y la sincronía dinámica


En la mayoría de los manuales de sociolingüística escritos en in-
glés se explica el surgimiento de la sociolingüística como el pa-
saje del estudio del sistema y el reconocimiento de la existencia
de variaciones libres como un residuo de la historia de lengua
(Bloomfield 1933) al estudio de las variaciones, no más consi-
deradas como libres sino condicionadas por aspectos ‘sociales’
o ‘externos’ al sistema. La lingüística variacionista laboviana
de la década de 1960 estableció correlaciones entre las clases so-
ciales y las manifestaciones de variantes (fonológicas) en socie-
dades ‘complejas’, donde normas de prestigio, edad, sexo y po-
sición socio-económica explicaban la selección por parte de los
hablantes de una variante de la variable lingüística en estudio.
Según el grado de conciencia del hablante en la percepción del
valor ‘social’ de la variante, Labov proponía una escala, de me-
nor a mayor conciencia, en índices, marcadores y estereotipos.
En Europa, la importancia del estudio de la variación in-
ter- e intrapersonal en el sistema de la lengua fue reconocida
por el Círculo Lingüístico de Praga y por uno de sus herederos
más importantes, André Martinet (1908-1999). Estos lingüis-
28 MARISA CENSABELLA

tas, que rechazaban las posiciones más rígidas del inductivis-


mo tal como lo practicaban los tipólogos de mediados de siglo
XX, militaban por una lingüística empírico-deductiva basada
en una observación cuidadosa del dato lingüístico, y proponían
un modelo de análisis del sistema en función del criterio de la
pertinencia comunicativa: todos aquellos elementos que sirven
a la transmisión y distinción de significados se consideran va-
lores organizadores del sistema de la lengua, y su variación se
explica en función de dicha capacidad distintiva. Para estos
lingüistas, un estado sincrónico cualquiera, de cualquier len-
gua, es un producto socio-histórico en el que se pueden observar
‘comportamientos’ divergentes debidos a la historia de la len-
gua, a diferencias de edad, sexo, localización geográfica y nivel
de escolaridad. Los aportes de Roman Jakobson, en el Círculo
Lingüístico de Praga, ya mencionaban la sincronía dinámica,
sin embargo, fue Martinet quien desarrolló el concepto con ma-
yor detalle y lo aplicó al estudio fonológico de las variedades del
francés habladas en Francia (Martinet 1949, 1955, 1956, final-
mente Martinet 1973).
Tomando como principio la doble cara del signo lingüís-
tico (signficado y significante) y decidido a construir un marco
teórico-metodológico capaz de dar cuenta de la organización
fonológica y sintáctica de todas las lenguas, las estudiadas y las
no estudiadas, Martinet se ocupó de desarrollar una metodolo-
gía para la descripción y el análisis de las lenguas naturales. En
la actualidad, sus escritos deben ser leídos en contraposición a
los de su contemporáneo Leonard Bloomfield (1887-1949), re-
presentante del estructuralismo norteamericano, quien negaba
la importancia del estudio del significado, y también en oposi-
V ARIACIÓN Y SINCRONÍA DINÁMICA 29

ción a los principios de la gramática generativo-transformacio-


nal del primer Chomsky (1957), que descartaba la variación y
la incidencia de los factores sociales en el estudio del lenguaje.
Es en este escenario de fuerte disputa epistemológica, en una
época en la que estos lingüistas –y los intereses académicos que
los sostenían– pretendían imponer un modelo único de análisis
lingüístico, en el que debe interpretarse la obsesiva insistencia
de Martinet de mantener el término monema en contraposición
a morfema, que en la actualidad puede dejar perplejos a los lec-
tores más jóvenes. Mal leído y completamente invisibilizado en
los textos del actual funcionalismo de tradición anglosajona,
los trabajos de André Martinet sufrieron una suerte de ‘deva-
luación’ de la que el mismo Martinet y varios de sus seguidores
fueron los responsables: la incomprensible desvalorización con
que calificaban otras formas de analizar el lenguaje, como los
estudios de la enunciación, la pragmática, la semántica de las
formas gramaticales y su evolución (lingüística cognitiva) o el
estudio de las representaciones lingüísticas. El rol central que
Martinet asignaba a los hablantes en los textos de corte teórico
no se ve reflejado en sus estudios de caso, donde ‘la lengua’, ‘el
rendimiento funcional’ y ‘los casilleros vacíos’ fueron los acto-
res principales, mientras que los factores ‘internos’ causantes
del cambio lingüístico eran preferidos en primer lugar a las ex-
plicaciones debidas a los factores ‘externos’.
Este rechazo a otras formas de hacer lingüística se mos-
tró anacrónica a partir de la década de 1980, época en la que
surgieron tres exponentes importantes de dicha escuela: Clau-
de Hagège (1982, 1985, 1993, entre otros textos importan-
tes), Denise François-Geiger (1990) y Anne-Marie Houdebine
30 MARISA CENSABELLA

(1985, 1987, 1996, 1997, 2001), siendo el primero el más reco-


nocido a nivel internacional. Los tres heredaron lo mejor de su
maestro: la preocupación, el interés y el desarrollo de estrate-
gias metodológicas claras para los análisis que se propusieron,
respetando el principio epistemológico de base que es el de la
pertinencia comunicativa.
El maestro, por su parte, sigue vigente para aquellos que
lo han estudiado y comprendido; los textos funcionalistas con-
sagrados desde fines del siglo XX a la actualidad eluden toda
propuesta de orden metodológico, a saber: cómo clasificar y je-
rarquizar las unidades distintivas y significativas de una varie-
dad a partir del continuum del habla de uno o varios idiolectos
de una lengua no descripta. Las ‘etiquetas’ con las cuales se
denominan las clases de morfemas pueden cambiar a medida
que el conocimiento de las lenguas y sus funciones se expan-
de, pero la identificación de dichas clases a través del método
de la conmutación, y la identificación del tipo de relación que
establece una clase de morfemas con otras, son herramientas
metodológicas necesarias para cualquier lingüista en la etapa
de formación. La variación, incluso en un mismo idiolecto, debe
ser, en un primer momento, jerarquizada de manera tal de com-
prender qué elementos poseen carácter distintivo y significativo
para luego explicar esa variación como producto de la historia
de la lengua (variación diacrónica) o de la diferenciación social
(variación sincrónica). Este es –desde nuestro punto de vista–
el legado más importante de Martinet.
V ARIACIÓN Y SINCRONÍA DINÁMICA 31

4. La sincronía dinámica de Anne-Marie Houdebine


La situación de relativa ‘homogeneidad’ social y ‘heterogenei-
dad’ lingüística que se observa en el estudio de los idiolectos de
ciertos continua dialectales, como el comentado por Dorian y
el que se verifica en lenguas originarias como el wichí, necesita
de un marco teórico-metodológico que permita identificar las
unidades distintivas y significativas para luego jerarquizarlas.
El modelo de análisis sincrónico dinámico de Houdebine
logra dicho objetivo en una primera etapa del estudio de los
idiolectos de una lengua, y propone una forma de jerarquizar
la variación que permitirá realizar estudios que se acerquen a
describir y comprender lo que los funcionalistas franceses deno-
minan la “realidad lingüística”. Este ‘punto de vista’ necesita
comenzar el estudio sobre el sistema de una lengua asumiendo
una realidad, para estos teóricos, insoslayable: la existencia de
la variación. A diferencia de otras corrientes teóricas que dejan
de lado el estudio de la variación para acercarse al sistema, el
funcionalismo francés partirá de la variación para estudiar el
sistema. Variación que no quedará relegada a los estudios de la
geografía lingüística clásica o al de las representaciones y acti-
tudes lingüísticas de los hablantes. Todo lo contrario: los llama-
dos factores externos, así como la incidencia del imaginario lin-
güístico, se incorporan al estudio del sistema de la lengua y se
observa cómo inciden en la dinámica de cambio de la misma.
El análisis sincrónico dinámico distingue el espesor sincró-
nico, que incluye las variedades regionales, sociales, sexuales,
la coexistencia de usos y la economía interna del sistema, de la
dinámica sincrónica, es decir, de la dinámica debida a las varia-
ciones de los diversos grupos de edad antes de que se estructu-
32 MARISA CENSABELLA

ren definitivamente y sean estudiadas desde un punto de vista


diacrónico, o como un estado de lengua fuera de la comunica-
ción, como prefiere conceptualizarla Houdebine (1997: 40).
Para abordar el estudio de la sincronía dinámica se opera
con dos pares de conceptos: por un lado, las estructuras firmes
y las débiles o en desequilibrio, por el otro, las estructuras es-
tables y las inestables. El primer par estudia la buena o mala
integración de una unidad o estructura –fonema, morfema,
cláusula5– a nivel del idiolecto, mientras que el segundo par es-
tudia su estabilidad en el conjunto de los hablantes observados,
indexando dichos cambios en función de los factores externos
elegidos para el análisis (edad, sexo, lugar de nacimiento, nivel
de escolaridad, movilidad geográfica, etc). Un estudio atento
a estas variables podrá detectar normas objetivas: sistémicas y
estadísticas, es decir, estructuras y usos. En este plano, el con-
cepto de norma es tomado en el sentido que le asignara Cose-
riu (1961 [1952]), de uso ‘normal’ o ‘habitual’ por parte del/
los hablante/s y no en un sentido normativo relacionado con la
variedad estándar.
Pero un estudio dinámico debe incorporar el plano que
Houdebine (1985, 1996, 1997, 1998) denomina imaginario lin-
güístico, definido como la relación íntima que posee el ser hu-
mano, en tanto sujeto hablante, con la estructura y el uso de
su lengua. Se trata de la capacidad metalingüística del sujeto
con la cual puede “evaluar” –consciente o inconscientemente–

5. En los textos de Houdebine se respeta la denominación martinetiana de ‘monema’ y ‘frase’,


nosotros utilizamos estos sinónimos más acordes a la terminología habitual utilizada en la
lengua española.
V ARIACIÓN Y SINCRONÍA DINÁMICA 33

la manera de hablar la lengua –la propia y la de los demás–


en función de diferentes tipos de “normas” que ha adquirido:
prescriptivas, impuestas por las academias o bien normas eva-
luativas, relacionadas con los individuos y sus grupos sociales.
La preocupación de la autora es demostrar cómo el imaginario,
individual y colectivo, pesa sobre la dinámica de una lengua,
pudiendo frenar, acelerar o cambiar de dirección los cambios en
curso, especialmente de las estructuras débiles inestables. Un
estudio atento al imaginario lingüístico podrá detectar estas
normas subjetivas.
Según Houdebine (1997: 43), lo que diferencia los estudios
del imaginario lingüístico de los estudios de representaciones
u opiniones lingüísticas es que el objetivo primordial es el aná-
lisis de la dinámica lingüística y de sus causalidades diversas,
internas y externas, objetivas y subjetivas. El modelo, enton-
ces, intenta superar el tradicional divorcio entre el análisis de
los factores internos y los externos, integrando además otros
que no son estrictamente lingüísticos, pero que inciden sobre
el sistema de manera permanente y determinante, utilizando
un punto de vista lingüístico y no psicológico, histórico o socio-
lógico. Una norma prescriptiva establecida por una academia,
por ejemplo, puede provocar tal autocensura en un hablante
que podrá inducirlo a acelerar o retardar cambios que están
latentes en el sistema de la lengua.
El estudio de las relaciones posibles entre normas prescrip-
tivas (imaginario)→ normas estadísticas (usos)→ normas sisté-
micas (economía interna del sistema) resulta muy iluminador, y
permite comprender mejor de qué manera las representaciones
de los hablantes sobre sus propias formas de habla pueden lle-
34 MARISA CENSABELLA

gar a incidir en el mantenimiento o modificación de sus estruc-


turas débiles inestables. Obsérvese que el orden de los planos es
exactamente al revés del utilizado en el momento de la identi-
ficación de las unidades distintivas y significativas. El modelo
de la sincronía dinámica resuelve, en un primer momento, la
identificación del sistema proporcionado por el estudio de un
idiolecto, luego incorpora el análisis jerarquizado de los usos
(de varios idiolectos provenientes de distintos hablantes) y, por
último, analiza el impacto de la capacidad metalingüística con-
ciente o inconsciente de los hablantes sobre las formas de habla.
El abordaje de estas etapas heurísticas (primero estudiar el sis-
tema, luego los usos, finalmente el imaginario) no significa que
el funcionalismo francés clasifique estos planos en un orden de
importancia, de tal manera de interpretar que el ‘sistema’ es
más importante que los ‘usos’ y éstos que las ‘representaciones’
de los grupos de hablantes. Desde un punto de vista interaccio-
nal los tres planos se dan a la vez e indisolublemente entrela-
zados. Por el contrario, estos pasos metodológicos permiten al
lingüista comprender dicha interrelación.
¿Tiene sentido utilizar el marco de la sincronía dinámica
cuando se realizan los primeros estudios de una variedad muy
poco o nada descripta sin conocer todavía las representaciones
lingüísticas de sus hablantes? Sí, porque la jerarquización de
las normas objetivas (sistémicas y estadísticas) permite iden-
tificar las estructuras débiles inestables sobre las que recaerán
los juicios, valoraciones y representaciones de los hablantes en
estudio. Este modelo no sólo es útil para el análisis del sistema
fonológico de una lengua, también puede trasladarse al estudio
de la sintaxis y al de la pragmática-discursiva.
V ARIACIÓN Y SINCRONÍA DINÁMICA 35

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39
EL REPERTORIO FONOLÓGICO DEL
WICHÍ DE RIVADAVIA

JIMENA TERRAZA
Université du Québec à Montréal (UQAM)

Resumen
Este trabajo tiene por objetivo presentar el inventario fonológico de una variedad
de la lengua wichí hablada en Rivadavia Banda Sur, provincia de Salta. Más preci-
samente, se trata de una descripción fonética y fonológica de cada segmento y un
análisis detallado de algunos de los puntos más problemáticos de la fonología del wi-
chí Estos son: las consonantes aspiradas, las nasales sordas, el status de la oclusiva
glotal y de la fricativa glotal nasalizada. Los datos en los que hemos basado nuestro
análisis fueron recolectados personalmente por la autora. El marco teórico en el que
se basa la explicación de los principales procesos fonológicos es la teoría del gobierno
(Kaye, Lowenstamm y Vergnaud 1990). Cuando ha sido posible se ha comparado
este análisis con el de otras variedades.
Palabras clave: Wichí, fonología autosegmental, estructura silábica-sistema fonológico.

Abstract
The purpose of this paper is to present the phonological inventory of one of the
varieties of the Wichi language, spoken in Rivadavia Banda Sur, in the province of
Salta. More precisely, it involves a phonetic and phonological description of every
segment and a detailed analysis of some of the most difficult issues of the Wichi
phonology, i.e, aspirates, voiceless nasals, the status of both the glottal stop and
the nasalised glotal fricative. Data were collected in the field by the author herself
on several occasions. The main phonological processes were analyzed in light of
Kaye, Lowenstamm and Vergnaud’s (1990) Government Theory. Whenever posible,
the results of this analysis were compared and constrasted to the analysis of other
varieties of Wichi.
Keywords: Wichí, autosegmental phonology, sylabic structure-phonological system.
40 JIMENA TERRAZA

1. Introducción
El wichí, conocido también con el nombre de “mataco”, es
una lengua indígena hablada en el noreste de la Argentina, en
tres provincias de la región denominada “Chaco”, así como en
el sur de Bolivia. Tradicionalmente, las variedades del wichí
han sido presentadas en tres grandes grupos: el noctén hablado
en Bolivia, el vejoz, hablado en Argentina y el guisnay, habla-
do cerca de la frontera entre la Argentina y Paraguay (Tovar
1984). Aparentemente, en el territorio argentino, la variedad
vejoz presenta varios dialectos. El número de hablantes de esta
lengua es de 30.000 a 40.000 solamente en la Argentina.
Los datos que presentamos en este trabajo han sido reco-
gidos en varios trabajos de campo en una comunidad situada
en el sur de la provincia de Salta, Argentina: la comunidad de
Rivadavia1.

2. La estructura silábica
Para analizar la estructura silábica del wichí adoptaremos el
marco teórico del gobierno (Kaye, Lowenstamn y Vernaud
1990). El gobierno es definido como una posición binaria y asi-
métrica entre dos posiciones del esqueleto (x); una posición es
considerada como el núcleo regente y la otra como el comple-
mento regido. Estas dos posiciones del esqueleto representan
los constituyentes silábicos que pueden estar organizados como
sigue, según se ramifiquen o no:

1. Hablaremos, pues, del wichí de Rivadavia.


El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 41

Figura 1.

a. no se ramifican b. se ramifican

At2 Ri At Ri Ri

Nu Nu Nu

x x x x x x x x

En la figura 1 se observan distintas combinaciones posi-


bles. De izquierda a derecha se presenta un ataque seguido de
una rima (ej. /pa/), un ataque ramificado (ej. /pr/), una rima
ramificada (ej. /al/) y un núcleo ramificado (ej. /au/).
La relación de gobierno que existe entre los segmentos
debe ser estrictamente local y direccional. Cuando se trata de
constituyentes silábicos ramificados, el núcleo se encuentra a
la izquierda y entonces la dirección del gobierno se aplica de
izquierda a derecha. Para poder ocupar la posición de núcleo de
un constituyente, las posiciones del esqueleto deben ser asocia-
das a segmentos que, en términos de elementos, son más com-
plejos que su complemento. Por ejemplo, una oclusiva como
/p/ contiene tres elementos (, h, U)3, mientras que una líquida
como /r/ no contiene más que una (R), lo que permite a /p/ go-
bernar /r/ y formar un ataque ramificado /pr/.
Por otro lado, existen relaciones entre los constituyentes
silábicos. Estas relaciones son también relaciones de gobierno.

2. At, Ri y Nu equivalen a ‘ataque’, ‘rima’ y ‘núcleo’ respectivamente.


3. Véanse algunos ejemplos de elementos: elementos de lugar: R (coronal), U (bilabial), I (pala-
tal), A (uvular), etc. Algunos elementos de manera son h (elemento ruido de las obstruyentes),
 (elemento glotal de las oclusivas).
42 JIMENA TERRAZA

Los autores proponen tres configuraciones posibles:


Figura 2.

a. b. c.

Ri At Nu At Nu At Ri

Nu Nu

x x x x x x x (x)

En la figura 2 se observan las combinaciones intercons-


tituyentes. De izquierda a derecha se presenta: una rima (con
núcleo y coda) seguida de un ataque (ej. /al.t/), dos núcleos que
rodean a un ataque (ej. /a.ta/) y un ataque seguido de una rima
ramificada (ej. /tal/). Cuando se trata de relaciones intercons-
tituyentes, se aplican las mismas condiciones antes menciona-
das, salvo por la dirección de la legitimización (gobierno) de las
unidades, que se hace de derecha a izquierda, es decir, que el
núcleo está ahora a la derecha.
Los ataques ramificados más típicos de las lenguas en ge-
neral corresponden a las secuencias de oclusivas + líquidas. En
wichí no encontramos ataques ramificados; aunque la lengua
posea líquidas /l/ y /ł/ y oclusivas /p/, /t/, /q/, estas secuencias
están excluidas.
En lo que a las rimas concierne, éstas tampoco se ramifi-
can. Para poder decidir si las rimas se ramifican en una lengua,
es necesario observar las secuencias de consonantes intersilá-
bicas. En wichí, no hay restricciones en lo que respecta al tipo
de consonantes que pueden aparecer en una secuencia de con-
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 43

sonantes intersilábicas, contrariamente a un gran número de


lenguas como el inglés, el francés, el español, etc. (lenguas en las
que las rimas sí se ramifican).
Si el wichí autorizara las rimas ramificadas deberíamos
esperar hallar muchos ejemplos de secuencias de consonantes
típicas de lenguas con esta misma configuración. Por ejemplo,
teniendo en cuenta el repertorio fonológico del wichí, las se-
cuencias interconstituyentes como /lp/, /lt/, /lm/, /sp/, /st/, /sn/,
/sm/ deberían ser posibles. Ahora bien, en nuestro corpus la ma-
yoría de las palabras que contienen este tipo de secuencias de
consonantes son préstamos del español, como espexu, enxwulmu,
asnu, wentana, pintula, etc. En otros casos, las secuencias con-
sonánticas ocurren como resultado de una síncopa:

(1) jo.pi.lej → jop.lej ‘volver de lejos’


hu.sa.n.is (pl) → hus.nis ‘hachas’
ta.qa.sit.h̃en → ta.qas.then ‘estar parado’
ła.mi.si.lis (pl) → łam.si.lis ‘collares’

De esta manera, lo que sugieren los datos del ejemplo (1)


es que superficialmente estamos en presencia de una secuencia
de consonantes, pero que en la estructura profunda estas con-
sonantes están separadas por núcleos vacíos, es decir, no reali-
zados fonéticamente4.

4. Esto constituye una digresión sobre la teoría del gobierno. En efecto, en esta teoría los nú-
cleos vacíos son llenados solamente por la vocal epentética de la lengua. En wichí, la síncopa
hace caer todas las vocales. Comparamos la síncopa al fenómeno de los núcleos vacíos.
44 JIMENA TERRAZA

La teoría del gobierno contiene una versión adaptada del


principio sintáctico de las categorías vacías (ECP) (Kaye 1990).
Este principio dice que:
1. Un núcleo vacío legitimado no tiene realización fonética.
2. Un núcleo vacío está legitimado si a) está regido apropiada-
mente5 (por un núcleo adyacente); b) si está en posición final en
una lengua que legitima los núcleos vacíos finales.
Así, en las palabras del ejemplo (1) la vocal que cae deja
un núcleo vacío tras de sí. Éste puede permanecer vacío porque
el núcleo adyacente lo legitima (principio 2.a):

(2) hu s Ø ni sØ
CV.CØ. CV.CØ

Respecto de la legitimación de los núcleos vacíos finales,


ésta constituye un parámetro (principio 2.b). Algunas lenguas
poseen esta propiedad en tanto que otras no. Para decidir si
una lengua autoriza o no los núcleos finales vacíos es necesario
observar el tipo de sílaba en posición final. Por ejemplo, el ja-
ponés no autoriza este parámetro y, por lo tanto, sólo permite
sílabas cerradas en posición final. El wichí es una lengua que
legitima los núcleos vacíos finales, lo que implica que cada vez
que una palabra finaliza superficialmente con una consonante,
en la estructura profunda no hay “coda” sino un ataque segui-
do de un núcleo vacío, tal como se observa en el ejemplo (2).
Si se tienen en cuenta los tipos de rimas y de ataques que
el wichí permite y del parámetro positivo para la legitimación

5. Volveremos sobre la noción de gobierno apropiado.


El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 45

de los núcleos vacíos finales, proponemos (C)V(CØ) como es-


tructura silábica para esta lengua. Desde el punto de vista ti-
pológico, esta estructura clasifica el wichí entre las lenguas más
raras en las que el parámetro de rimas ramificadas es no pero
en las que el parámetro núcleo vacío final es sí. Se excluyen los
diptongos y las vocales largas en la estructura profunda6.

3. Las oclusivas simples y complejas


En wichí, las oclusivas se oponen por el punto de articulación y
no por la sonoridad. Así, pues, encontramos las oclusivas sordas
simples siguientes: la bilabial /p/, la dental /t/ y la uvular /q/.
Las consonantes simples presentan variedades alofónicas, [ph],
[th] y [qh]. Luego, vienen las glotalizadas /p’/ y /t’/ y las oclusi-
vas velares palatalizada /ky/ y labializada /kw/.

3.1. Las oclusivas simples labial, dental y uvular /p/, /t/ y /q/
Todas ellas pueden ocupar la posición de ataque delante de un
núcleo vacío o realizado (en la estructura superficial se encuen-
tran al comienzo, interior o final de palabra):

(3) a) pele ‘cielo, nube’ japina ‘mosquito’ jip ‘nuevamente’


pole ‘calvo, cura’ -hwapu ‘hombro’ łip ‘trozo’
pitax ‘grande’ -nape ‘lamer’ hep ‘casa’

b) tetsetax ‘neblina’ qates ‘estrella’ inot ‘agua’


tisikje ‘convida’ itox ‘fuego’ jiset ‘él corta’
takjenax ‘montaña’ ałotax ‘llanura’ toqatnat ‘cuchillo’

6. En la estructura superficial es posible encontrar vocales largas, pero su ocurrencia parece es-
tar relacionada con la prosodia, aspecto de la lengua que no trataremos en el presente trabajo.
46 JIMENA TERRAZA

c) qamax ‘aun’ wuqu ‘lechuza’ tewuq ‘río’


qowox ‘plata’ siloqoy ‘gato del monte leteq ‘cabeza’
qates ‘estrella’ kyuquq ‘mariposa’ jiq ‘él se va’

3.2. La glotal
En la mayor parte de los trabajos sobre el wichí que hemos
consultado, la glotal es considerada una consonante con valor
distintivo. Ahora bien, tal como Claesson (1994) lo indica, la
glotal presenta una situación particular en relación a las otras
oclusivas, pues desaparece en ciertas posiciones:

“The glottal sounds differ from the other consonants


in their ‘loose’ final position. When words like […] are
brought together in utterances, the final glottal stop is
regularly omitted in all cases, except in the last word
of the continuous sequence.” (Claesson 1994: 25)

Por su parte, Viñas Urquiza (1970: 40) señala en una nota


al pie de página que la glotal desaparece en el ‘habla normal’
y en posición final. Por último, Tovar (1981) dice que, a juzgar
por algunos ejemplos, // no tiene valor fonológico, y que puede
aparecer en la estructura superficial para evitar el hiato o una
‘contracción de vocales’.
En nuestro corpus hemos observado que, sistemáticamen-
te, cuando una palabra finaliza con una vocal, y que esta vocal
está en posición acentuada, está seguida por una glotal.

(4) a) halo ‘árbol’


b) wule ‘cabello, hoja’
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 47

c) qah̃ne7 ‘cerebro’
d) atsih̃na ‘mujer’
e) loh̃ni ‘alumbra’
f) isite ‘no bueno’
g) jisetnu ‘él me corta’

Ahora bien, cuando se trata de un sustantivo que toma


un sufijo de plural (-j o -lis, entre otros), la glotal desaparece.
Esto es un indicio de que la glotal no forma parte de la raíz de
la palabra:

(5) a) h̃alo ‘árbol’ h̃aloj ‘árboles’


b) wule ‘cabello, hoja’ wulej ‘cabellos’
c) qah̃ne ‘cerebro’ qah̃nelis ‘cerebros’

De la misma manera, si las palabras que contienen una


glotal en posición final se encuentran en el interior de una frase
o se combinan con otras palabras, la glotal también desaparece,
a menos que haya una pausa después de dicha palabra.

(6) a) n-i-(q)xwi h̃alo la-qampel


1-estar-APL árbol 3pos-sombra
‘Estoy a la sombra de un árbol’

b) h̃alo wule-j n-i-tson-kjo


árbol cabello-PL MM-3-caer-DIR
‘Las hojas de los árboles caen’

7. La secuencia /hn/ representa una /n/ sorda que históricamente era una n preasprirada. He-
mos tomado la decisión de indicarlo a traves de una secuencia consonantica por no contar con
otro modo de señalarlo y para mantener una cierta coherencia con el analisis sincronico.
48 JIMENA TERRAZA

Pero:

(7) a) tatsi-qohi ni-kjot-kjo Ø-tolu h̃alo


hornero-nido MM-3-caer-DIR 3-provenir árbol
‘El nido del hornero cayó del árbol’

La glotal reaparece en la estructura superficial no sola-


mente en las condiciones mencionadas más arriba, sino tam-
bién cuando se trata de préstamos:

(8) a) kjesu queso


b) klistina Cristina
c) xuse José
d) klawu clavo

Nuestra hipótesis es, entonces, que la glotal no tiene valor


distintivo en esta variedad de wichí. Aparece en la estructura
superficial en condiciones determinadas, a saber, después de las
vocales que se encuentran en la sílaba acentuada de la palabra
y esto siempre que la misma se halle delante de pausa. Cuando
no hay pausa, la glotal desaparece. Veremos en algunos ejem-
plos más adelante que la glotal puede también insertarse para
evitar el hiato. Pero antes de avanzar en el sentido de nuestra
hipótesis, veremos los ejemplos sobre los que otros estudios se
han basado para dar un valor distintivo a la glotal.
Hemos comparado las palabras de nuestro corpus con
ciertas palabras que, en la variedad estudiada por Viñas Urqui-
za (1970), contienen una glotal. Hemos encontrado diferencias
en relación con esos datos8.

8. Resta verificar la palabra qate que aparentemente contiene dos glotales. Ahora bien, con-
siderando otras palabras de nuestro corpus, la glotal permanece inestable según la posición de
la palabra en la frase.
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 49

Cuadro 1: comparación de palabras que contienen glotales.

Viñas Urquiza (1970) Nuestro corpus


ixwala ‘mañana’ ixwala
čeno ‘quirquincho’ kjahnu
suanah ‘hormiga’ suwana
hala ‘árbol’ h̃alo
tsona ‘tipo de ciervo’ tsuna
hosan ‘hacha’ h̃usan
honat ‘tierra’ h̃uh̃nat
tahin ‘bosque’ tah̃j
oo ‘pollo’ h̃uu
hwaaj ‘algarrobal’ xwaaj

La lista no es exhaustiva, pues los corpora no son nece-


sariamente comparables, pero esto nos da una idea de las dife-
rencias (probablemente dialectales) entre estas dos variedades
del wichí. Como lo ilustran estos ejemplos, en nuestro corpus la
glotal aparece en la estructura superficial en un contexto muy
restringido. Los dos últimos ejemplos muestran que la glotal
puede servir para evitar el hiato.
Como hemos visto antes, en las tres obras consultadas la
glotal no es estable. La inestabilidad de esta consonante en los
estudios existentes y el carácter previsible de su ocurrencia en
nuestro corpus, así como el hecho de que aparece en los présta-
mos, nos permite proponer que en la variedad del wichí habla-
do en Rivadavia esta consonante no tiene valor distintivo y por
ello no la incluimos en nuestro repertorio fonológico.
50 JIMENA TERRAZA

3.3. Las oclusivas aspiradas


A partir de los estudios existentes, las oclusivas presentarían
variantes alofónicas aspiradas. Viñas Urquiza (1974) propone
la serie de oclusivas simples /p/, /t/, /k/ más la africada /ts/, y
sostiene que solamente las consonantes anteriores tendrían aló-
fonos aspirados, es decir [ph], [th] y [tsh].
Para Tovar (1981), las oclusivas aspiradas (/ph/, /th/ y /qh/)
no tienen valor fonológico, y son consideradas como una marca
de énfasis.
Para Claesson (1994: 28), la aspiración de las oclusivas es
considerada como el resultado de una fusión de dos fonemas:
/p/, /t/, /q/, /ky/ y /ts/ seguido de /h/. La posibilidad de combina-
ción de estas unidades responde a ciertos principios, y se apli-
can también a las consonantes oclusivas glotalizadas. De hecho,
este autor sostiene que la secuencia de consonantes en noctén
(variedad boliviana del wichí) estaría restringida a una combi-
nación de sonidos glotales con otras consonantes. La regla que
rige el proceso es la siguiente: “// and /h/ may occur after every
other consonant which is not a fricative” (Claesson 1994: 28).
La aplicación de esta regla a todas las oclusivas y a la afri-
cada de la lengua da lugar a una serie de consonantes complejas
glotalizadas y aspiradas9:

Cuadro 2: consonantes complejas según Claesson (1994).

Simple p t k ky q ts
Glotalizada p t k ky q ts
Aspirada ph th kh kyh qh tsh

9. En esta lista, el autor ha omitido la velar labializada /kw/ y ha agregado /k/, que él considera
como un alófono de /q/.
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 51

En nuestro corpus hemos observado varios casos de aspi-


ración. En la mayoría de éstos, la aspiración es el resultado de
la unión de dos morfemas:

(9) a) [ji'phen] /jip-h̃en/ ‘ellos gritan’


3-gritar-PL
b) [ikjethit’e'nuja] /i-kjet-h̃it’e-nu-(j)a/ ‘él no me pide que.. ’
3-pedir-NEG-OB1-APL
c) [ikjo'then] /i-kjot-h̃en/ ‘ellos rompen’ (OBPL)
3-romper-PL
d) [jaqhi't’e] /jaq-h̃it’e/ ‘él no vuelve’
3-volver-NEG

Sin embargo, hemos observado algunos casos de aspira-


ción en el interior mismo de un solo morfema. Hemos hallado un
ejemplo en particular de [ph]: el afijo -pho ‘dirección vertical’:

(10) a) [n'nepho] ‘yo me levanto’ d) [tol'kjepho] ‘caer’


b) [jahin'pho] ‘despertarse’ e) [iqa'pho] ‘estar arriba’
c) [tux'pho] ‘ser alto’ f) [taj'pho] ‘sentarse’

Igualmente hemos observado [th] en los siguientes ejem-


plos, todos en el interior de un mismo morfema:

(11) a) [a'thana] ‘ahora’


b) [a'tha] ‘difícil’
c) [wi'tho] ‘plural de ciertos verbos’
d) [tha'tej] ‘enviar’
e) ['mathi] ‘PASADO RECIENTE’

Contrariamente a lo que ocurre en otras lenguas, como el


inglés, en wichí no hay ninguna relación entre la sílaba tónica
y la aspiración, como lo indican los ejemplos arriba mencio-
52 JIMENA TERRAZA

nados. Como ya mencionamos, Viñas Urquiza (1974) y Tovar


(1981) atribuyen la aspiración ya sea al habla rápida, ya sea al
énfasis. Por su parte, Claesson (1994) lo asocia a la estructura
silábica de la lengua. En lo que hace a la primera opción, si
consideramos que la aspiración proviene del habla rápida o del
énfasis, esto implicaría que las oclusivas (/p/, /t/, /ts/ para Viñas
Urquiza y /p/, /t/, /q/ para Tovar) serían aspiradas cada vez que
las palabras que las contienen fueran pronunciadas lentamente
y que en el habla rápida no habría aspiración. Ahora bien, en
nuestros registros, aun si los consultantes hablan muy lenta-
mente, y a menudo dividen las palabras en sílabas, las alter-
nancias aspiradas /no aspiradas se mantienen presentes tanto
en las palabras derivadas como en el interior de los morfemas.
Retomaremos ahora el análisis basado en la estructura
silábica (Claesson 1994) y enunciaremos ciertos argumentos
contra esta hipótesis. En primer lugar, queremos subrayar que
hemos comparado la pronunciación de cuatro hablantes de di-
ferentes edades. Hemos notado que los más jóvenes tienden a
no pronunciar la aspiración en el interior de los morfemas. En
los casos en que la aspiración es el resultado de la unión de dos
morfemas, su pronunciación es variable. Aunque sea importan-
te verificar esta diferencia idiolectal para sacar conclusiones
sobre una posible variable sociolingüística, el hecho de que la
pronunciación cambie de un hablante al otro es probablemente
un indicio de que se trata de una zona inestable del sistema
fonológico de la lengua. Si la aspiración en el interior de un
morfema fuera simplemente una secuencia de fonemas, como
lo propone Claesson (1994), esto querría decir que para ciertos
hablantes una palabra como athana sería una secuencia de seis
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 53

fonemas a-t-h-a-n-a, mientras que para otros, esta misma pala-


bra no contendría más que cinco: a-t-a-n-a.
En segundo lugar, las secuencias de fonemas autorizadas
por la regla que propone este autor, que permite a /h/ y a //
seguir a todas las consonantes salvo a las constrictivas, sería
una excepción a nuestra propuesta de estructura silábica de la
lengua, que, como hemos visto antes, no permite ni los ataques
ni las rimas ramificadas. Además, este tipo de ataques ramifi-
cados sería también una violación del “principio de sonoridad
de la secuencia de consonantes” (sonority sequence principle)
(Kenstowicz 1994: 254) según el cual la sonoridad de las con-
sonantes en el ataque debería ser ascendente hacia la derecha.
La escala de sonoridad es la siguiente: vocales > semivocales
> líquidas > obstruyentes. En las secuencias de consonantes
oclusivas + constrictiva laríngea, y oclusivas + glotal tendría-
mos secuencias de obstruyentes, violando entonces el principio
de sonoridad. En tercer lugar, hemos observado que, a menudo,
cuando hay contacto entre una oclusiva en posición final y una
constrictiva laríngea en posición de ataque, el núcleo de la rima
precedente no está realizado fonéticamente. Compárese:

(12) a) lam jiset la-xwexw ‘él se cortó el dedo’ vs jisØt-h̃it’e ‘él no corta’
él corta 3pos-dedo corta-NEG
resilabificación:
jisØthit’e

b) i-kjejxonat-nu(j)-ex ‘él me presta’ vs i-kjejxonØt-h̃it’e ‘él no presta’


3-presta – OB 1-APL 3-presta –NEG
resilabificación:
i-kjejxonØ-thit’e
54 JIMENA TERRAZA

c) i-lojit -nu ‘él me alimenta’ vs i-lojØt- h̃it’e-nu ‘él no me alimenta’


3-alimentar-OB 1 3-nutrir-NEG-OB 1
resilabificación:
i-lojØ-thit’e-nu

Para explicar la alternancia vocal-cero seguimos siempre


la teoría del gobierno (Kaye, Lowenstamm y Vergnaud 1990)
en la cual esta alternancia se explica a partir de la noción de
gobierno propio: para que un núcleo pueda permanecer vacío
debe estar apropiadamente gobernado por un núcleo adyacen-
te. Para que el núcleo adyacente pueda gobernar “apropiada-
mente” no debe haber entre él y el núcleo que él gobierne “do-
minios de gobierno”, es decir, un ataque ramificado, un núcleo
ramificado o una coda legitimada por un ataque. Además, el
regente no debe ser él mismo regido10.
En el caso de jiset + h̃it’e, el ataque, que está delante del
núcleo vacío final11, y el ataque siguiente se fusionan en una
sola unidad de tiempo:

Figura 3.

j i s Ø t Ø h̃ i t’ e

At Ri At Ri At Ri At Ri

10. Esto equivale a decir que el núcleo que gobierna debe tener realización fonética.
11. Aparentemente el núcleo vacío permite esta fusión y no constituye un obstáculo para este
fenómeno.
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 55

Figura 4.

j i s Ø th i t’ e

At Ri At Ri At Ri At Ri

Si /th/ fuera una secuencia de consonantes como lo da a


entender Claesson (1994) por la regla que permite la ocurrencia
de /h/ después de las obstruyentes, esta secuencia necesitaría
un núcleo vacío entre /t/ y /h̃/. En ese caso, N1 no podría perma-
necer vacío, pues N2 no sería apto para legitimarlo (él mismo
estaría gobernado apropiadamente por el N3) y se obtendría
entonces *jiseth̃ite:

Figura 5.

j i s e t Ø h̃ i t’ e

Nu1 Nu2 Nu3 Nu4

At Ri At Ri At Ri At Ri At Ri

En otras palabras, para que el núcleo 1 pueda vaciarse del


contenido segmental (es decir, no realizarse fonéticamente) es
necesario que entre él y el siguiente núcleo con contenido seg-
mental no haya ningún dominio de gobierno. Si /t/ y /h/ consti-
tuyeran una secuencia, esta secuencia sería un dominio de go-
56 JIMENA TERRAZA

bierno (entre ellos además hay un núcleo vacío) que bloquearía


la legitimación y entonces el núcleo 1 no podría vaciarse.
Así, las oclusivas aspiradas [th], [ph] et [qh]12 provienen
efectivamente de la unión de dos morfemas, y en la estructura
superficial se fusionan en una sola unidad de tiempo. Sin em-
bargo, este análisis se aplica solamente en el caso en el que se ve
claramente la derivación a partir de la unión de dos morfemas.
Cuando las aspiradas se encuentran en el interior de un mismo
morfema, pensamos que no se trata ya del mismo fenómeno. De
hecho, no tenemos la posibilidad de dar cuenta de la derivación
de las aspiradas en el interior de un mismo morfema como -pho
o athana.
Para resumir, hemos mostrado que no estamos de acuerdo
con un análisis que permita ciertas secuencias de consonantes
en la lengua y otras no. De hecho, por un lado nuestra posición
es que si una lengua permite la secuencia de consonantes, éstas
serán regidas por restricciones de tipo universal y, por lo tanto,
deberían encontrarse secuencias de oclusivas y líquidas, lo que no
sucede en el caso wichí. Por otro lado, encontramos que este análi-
sis no permite dar cuenta de la variación entre los hablantes.
Sin embargo, estamos de acuerdo en decir que cuando es-
tos dos fonemas pertenecen a dos morfemas diferentes, la unión
de las oclusivas con /h̃̃/ da lugar a las aspiradas. Pero el proble-
ma es que en el interior de los morfemas este análisis no es posi-
ble, y nos encontramos frente a un laberinto sin salida. Claesson

12. Veremos más tarde que /h/ es de hecho una consonante nasalizada que puede nasalizar las
consonantes con las que ella se fusiona (nos referimos a /y/ y /w/). Ahora bien, cuando ella se
fusiona con oclusivas, pierde la nasalidad.
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 57

(1994) se ve obligado a decir que en los morfemas como athana y


–pho tenemos una secuencia de consonantes, y postula una regla
específica para autorizarla. ¿Cómo salir de este laberinto?
Es a causa de la variación que puede existir entre los ha-
blantes y a partir de unos pocos ejemplos que contienen aspira-
das en el interior de un solo morfema, que pensamos que se tra-
ta de sonidos inestables que habrían sido quizá más frecuentes
en el pasado, pero que tienden a desaparecer. Para seguir en el
sentido de nuestra hipótesis, hemos consultado un estudio sobre
la protolengua mataguaya, la lengua que habría dado origen a
las cuatro lenguas de la familia, entre ellas el wichí o mataco.
Según Najlis (1984), en esta lengua reconstruida habría habido
una serie de fonemas aspirados /ph/, /th/, /tsh/ que en wichí se
habrían simplificado:

(13) Mataguayo Mataco (= wichí)


ethe etek ‘cabeza’
iphatha ixpat ‘maíz’
phel xupel ‘sombra’
itha itax ‘fuego’

Así, un análisis alternativo sería considerar las aspiradas


[p ] y [th] que no son resultado de una derivación, como vestigios
h

de una pronunciación antigua que tiende a desaparecer y entre


las cuales [tsh] habría ya desaparecido. La prueba es que los
hablantes más jóvenes son quienes tienden a no utilizarla. Pen-
samos que probablemente el fenómeno de no aspiración puede
extenderse a las aspiradas entre dos morfemas y que toda la
serie de aspiradas terminará por desaparecer.
58 JIMENA TERRAZA

3.4. Las oclusivas glotalizadas p’ y t’


Siguiendo a Viñas Urquiza (1970, 1974) y a Tovar (1981), trata-
remos las oclusivas glotalizadas como fonemas. En nuestro cor-
pus no hemos registrado más que las oclusivas bilabial y dental,
contrariamente a lo planteado por estos dos autores, quienes
proponen, además, una velar y una uvular respectivamente.
En todos los estudios sobre el wichí este tipo de oclusi-
vas glotalizadas han sido analizadas como eyectivas. En nues-
tro corpus hemos observado que estas consonantes presentan
características fonéticas diferentes. De hecho, en muchas oca-
siones se aproximan a las oclusivas sonoras. Luego de un aná-
lisis fonético detallado hemos llegado a la conclusión de que
se trata de oclusivas glotalizadas implosivas. Estas oclusivas
presentan una distribución defectiva ya que se encuentran so-
lamente en posición de ataque. Tal como lo explican Ladefoged
y Madiesson (1996), durante mucho tiempo se consideró que
las implosivas sólo tenían un valor posible en la cavidad larín-
gea: la sonoridad. Dicho de otra manera, sólo las consonantes
sonoras podían ser implosivas. Ahora bien, parecería que las
implosivas pueden variar según la sonoridad, lo que permite a
lenguas como el owerri igbo (Ladefoged 2001) presentar implosi-
vas sordas: “These implosives are nearly always voiced during the
last part of the closure, with voicing beginning about 25 ms before
the closure is released” (Ladefoged y Madiesson 1996: 87). Este
análisis nos permite afirmar que las oclusivas sordas del wichí
son implosivas, y explicar el porqué de una aparente sonoridad.
Véanse algunos ejemplos:

(14) a) la- p’u - nu ‘tú me quemas’


3-quemar-OB1
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 59

b) sup’a ‘cera de abeja’


c) t’eq ‘él come’
d) t’ose ‘él patea’ vs tose ‘vagina’
e) i -wu- t’i-(j)a ‘deshelar’
3- hacer-líquido-VERB
f) t’ox ‘cuero’ vs tox ‘complementador’

La otra posibilidad de análisis, la de Claesson (1994), es


la de considerarlas una secuencia de fonemas oclusivos + glo-
tal. No podemos adoptar tal análisis pues en nuestro repertorio
fonológico no incluimos la glotal, y de todos modos nosotros
postulamos que no hay ni ataque ni rima ramificada.

3.5. La oclusiva velar palatalizada /kj/


Se trata de una oclusiva velar con una articulación secundaria
/kj/. Al igual que las implosivas sordas, no se la encuentra más
que en posición de ataque. Puede estar seguida de cualquiera
de las vocales:

(15) a) ikje ‘haber’


b) takjuj ‘sucio’
c) la-kjila ‘su hermano’
d) a-kjoti ‘tu abuelo’

En otras variedades (Viñas Urquiza 1970, 1974) este fone-


ma es realizado como una africada palato-alveolar /č/:

(16) Variedad descripta Nuestra variedad


por Viñas Urquiza (1974)
čeja kjejo ‘nieta’
čala kjala ‘lagarto’
čol kjul ‘saltamontes’
60 JIMENA TERRAZA

Según Claesson (1994), en Bolivia la utilización de /č/ en


lugar de /kj/ parece ganar terreno, probablemente bajo la in-
fluencia del español, y se puede escuchar en los hablantes jó-
venes. En Rivadavia no hemos observado este fenómeno. Por
el contrario, aun en los préstamos del español, /č/ es siempre
remplazado por otra consonante, la africada /ts/:

(17) Español Wichí


machete matsetax
plancha plantsa
choclo tsuklu
poncho pontso

3.6. La oclusiva labializada /kw/


Esta consonante presenta también una articulación secundaria
/kw/, y en principio puede ocupar todas las posiciones:

(18) -kwet’aq ‘pulsera’


jukwax ‘él muerde’ tsekwihi ‘pipa’
tokwsilis ‘gemelos’ tawokwoj ‘él se enoja’
xotsekw ‘palmera’ t’ikwa ‘hinchado’
talokw ‘es grande’ t’ekwe ‘él busca’

Sin embargo, el único ejemplo que hemos documentado


con /kw/ en posición inicial es en la palabra -kwey ‘mano’ y sus
derivados como -kwet’aq ‘pulsera’, -kwewu ‘muñeca’, etc. Esta
palabra es un nombre inalienable que nunca aparece solo sino
precedido de algún prefijo posesivo. Esto estaría indicando que
en realidad /kw/ no aparece realmente en posición inicial. En
este trabajo no profundizaremos en este punto pero dejamos
planteada la cuestión para futuras investigaciones.
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 61

Cuando /kw/ está seguida de /u/, la labialización desapare-


ce y se obtiene una oclusiva velar simple:

nkwuxwa → nkuxwa
jukwus → jukus

4. Las nasales /m/ y /n/


Hay dos nasales en wichí: la bilabial /m/ y la alveolar /n/. En
la estructura superficial, estas consonantes pueden encontrarse
en posición inicial, interna y final de palabra:

(19) na.mil ‘nosotros’ i. not ‘agua’ pen ‘tambor’


no.te ‘conejo’ ten.te ‘piedra’ i.lon ‘él mata’
ma.wu ‘zorro’ lo.met ‘él se apaga’ nom ‘él viene’
mu.p’i ‘tipo de pájaro’ tam.sek ‘paz’ as.nam ‘ciego’

Además de las nasales sonoras, se encuentra también una


variante sorda que ha sido tratada de diferentes maneras en la
literatura. Para Viñas Urquiza (1974) se trata de una secuencia
consonántica /h/+/n/ y por lo tanto, de dos fonemas distintos.
Ahora bien, la existencia de esta secuencia de consonantes es
una excepción frente a la estructura silábica que propone esta
misma autora. En efecto, “se establece como sílaba máxima
posible CC’VC’’C que no está documentada. La posición C’ la
ocupa /n/, sólo cuando constituye con /h/ un grupo consonánti-
co inicial” (Viñas Urquiza 1974: 31).
En Tovar (1981) las nasales sordas son tratadas como uni-
dades distintivas. En Claesson (1994) encontramos el mismo
argumento que cuando tratábamos la cuestión de las oclusivas
aspiradas: una regla autoriza las secuencias de nasales y de la
62 JIMENA TERRAZA

constrictiva laríngea. A esta regla Claesson (1994: 3) agrega otra


que dice que “all the voiced consonants become devoiced under the
influence of a following glottal fricative”, como en [ilààn]+[hen]
→ [ilàà:nnen] ‘ellos matan’. Así, en la estructura profunda,
tendríamos la secuencia [nh]. Hay que destacar que para Viñas
Urquiza se trata de /hn/ y para Claesson de /nh/.
Los datos de nuestro corpus se adaptan más al análisis
propuesto por Claesson. De hecho, la mayor parte de los casos
de nasales sordas se producen cuando hay una secuencia de dos
morfemas de los cuales uno contiene /n/ en posición final y el
otro presenta /h/ en posición inicial13.
Véanse algunos ejemplos del fenómeno en wichí. Se ob-
servará que el sufijo marcador de singular –ax no produce nin-
gún cambio sobre la nasal:

(20) la.kji.n-ax ‘cuchillo’


hu.ta.n-ax ‘red’
ta.kje.n-ax ‘montaña’

Por el contrario, cuando las mismas raíces reciben el sufijo


de plural –has /n/ se vuelve [n]:

(21) la.kji.n + has → [la.kji.'nas] ‘cuchillos’


hu.ta.n + has → [hu.ta.'nas] ‘redes’
ta.kje.n + has → [ta.kje.'nas] ‘montaña’

13. Para la identificación fonética de las nasales sordas hemos comparado los análisis espectro-
gráficos del wichí con aquellos del birmano (Ladefoged, 2001: 118), lengua que presenta una
alternancia fonológica /n/ ~ /n/.
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 63

El sufijo de negación hit’e:

(22)
n-wen ‘yo tengo, yo veo’ n-wen + hit’e → [nweni't’e]‘yo no tengo/no veo’
1-tener
t’en ‘duro’ t’en + hit’e → [t’eni't’e] ‘blando’
ja.hon ‘él lleva’ ja.hon + hit’e → [jahoni't’e] ‘él no lleva’
nom ‘él viene’ nom + hit’e → [nomi't’e] ‘él no viene’

El sufijo de plural verbal –hen:

(23)
i.lon ‘él mata’ i.lon + hen → [ilo'nen] ‘ellos matan’
la.qa.tin ‘él danza’ la.qa.tin + hen → [laqati'nen] ‘ellos danzan’
hi-wen ‘él ve’ hi-wen +hen → [hiwe'nen] ‘ellos ven’
nom ‘él viene’ nom +hen → [no'men] ‘ellos vienen’

El aplicativo -hu:

(24)
n-wen ‘yo tengo’ n-wen + hu → [nwe'nu] ‘yo doy’
n-we.nu ‘yo doy’ n-wen + am + hu → [nwe'nanu]‘yo te doy’
1 P-tener-2 P-APL
n-p’u ‘yo cocino’ n-p’u- + am + hu → [np’u'amu]‘yo cocino algo para vos’

Dado que al oído la nasal sorda parece percibirse como una


secuencia consonántica /hn/14, podemos preguntarnos sobre la
posibilidad de una metátesis. Ahora bien, retomaremos un argu-
mento que nos empuja a creer que no se trata de dos consonantes
sino más bien de una sola: la alternancia vocal-cero.

14. En comunicación personal, Ladefoged confirmó este parecido fonético entre [hn] et [n] y el
hecho de que su diferencia es fonológica.
64 JIMENA TERRAZA

Hemos visto anteriormente que las consonantes aspiradas


se comportaban como una sola unidad de tiempo, permitiendo
que un núcleo adyacente no sea realizado fonéticamente. Las
nasales sordas dan lugar al mismo fenómeno:

(25)
a) ja-lesajØnØ-hen → [ jalesajØ'nen] ‘nosotros escribimos’
1 PL-escribir-PL
b) n-lesajen ‘yo escribo’
1-escribir
c) i-pijØnØ-hen → [ipijØ'nen] → [ipi'nen] ‘ella estira OB PL’
3-estirar-PL
d) łi-pijen ‘él se estira’
REF-estirar
e) n-laq-t’utajØnØ-hu → [n-laqt’utajØ'nu] n-łos ‘yo me acerco a mi hijo’
1-REF-acercarse-APL
f) qat’utajen-nu-hu ‘él se me acerca’
acercarse-OB 1-APL

Constatamos que los núcleos vacíos de los ejemplos (25)


a), c) y e) permanecen vacíos porque están legitimados por un
núcleo adyacente, mientras que en (25) b), d) y f) esos mismo
núcleos son realizados fonéticamente pues no están legitimados
(están seguidos por un núcleo vacío final).
Véase aquí la representación de (25) a):
Figura 6.

l e s a j Ø n h e n

Nu Nu Nu

At Ri At Ri At Ri At Ri At
[n]
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 65

Si las dos consonantes hicieran metátesis, habría entre


ellas un núcleo vacío N4 que impediría a N3 permanecer vacío:
Figura 7.

l e s a j e h Ø n e n

Nu1 Nu2 Nu3 Nu4 Nu5

At Ri At Ri At Ri At Ri At Ri At

Los ejemplos que siguen muestran otros casos en los que


todos los núcleos deben ser realizados fonéticamente:

(26) a) i-jo-jen-nujex * ijojØnnujex ‘él me hizo beber´


3 S-beber-CAUS-OB 1
b) lam qatutajen-u-hu * qatutajØnnuhu ‘él se me acerca’
PRO 3 acercarse-OB 1-APL

La eliminación de la posibilidad de una metátesis nos con-


firma que cuando estas dos consonantes se encuentran, se fu-
sionan en una sola unidad de tiempo. Sabemos entonces que en
la estructura profunda tenemos una secuencia /n + h/. Ahora
bien, ¿esto se aplica también a las nasales sordas que se encuen-
tran dentro de un mismo morfema? ¿O se trata de nasales sor-
das subyacentes? Los ejemplos en (27) constituyen la totalidad
de las palabras de nuestro corpus que contienen nasales sordas
en el interior de un mismo morfema:

(27) [atsi'na] ‘mujer’ [kji'no] ‘hermana pequeña’


['qane] ‘cerebro’ [hu'nat] ‘tierra’
66 JIMENA TERRAZA

[kja'nu] ‘quirquincho’ [ne'te] ‘herida’


[po'ni] ‘garganta’ ['nes] ‘nariz’
[po'non] ‘pimiento’ ['neme] ‘ya no’

Es imposible hacer un paralelo entre estas palabras y las


palabras derivadas en los ejemplos (21) a (25). En estos ejem-
plos /n/ está en posición final de raíz y /h/ en posición inicial
de sufijo. Por el contrario, en los ejemplos en (27), se trata de
palabras monomorfémicas, de entre las cuales algunas comien-
zan con una nasal sorda como [-'nete] ‘herida’ o [-'nes] ‘nariz’.
Si estas nasales sordas fueran el resultado de la fusión de /n/ y /
h/, estas consonantes se encontrarían en sílabas diferentes en la
estructura profunda. El número reducido de ejemplos que con-
tienen estas consonantes sordas, y el hecho de que no tengan
valor distintivo, nos impide clasificarlas como fonemas. Esta-
ríamos más bien inclinados a creer que constituyen, al igual que
las oclusivas aspiradas, sonidos que en el pasado habrían tenido
valor contrastivo. Una vez más, si observamos la protolengua
mataguaya (Najlis 1984: 29), veremos que existía una serie de
lo que esta autora llama “nasales aspiradas” /hm/ y /hn/. Según
Najlis, /hn/ se habría simplificado en /x/ y en /h/ y la secuencia
/n-hn/ habría dado lugar a /hn/ en ciertas variedades del wichí.
En cuanto a /hm/, aparentemente esta secuencia permanece tal
cual cuando se encuentra en interior de palabra.

4.1. La /n/ silábica


La n-, prefijo de primera persona proviene probablemente de no-
lam que era un pronombre tribal exclusivamente femenino cuya
forma corta prefijada era no- (Hunt 1937: 14). En otras varieda-
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 67

des parece haber evolucionado en ho- y más tarde en o-, en tanto


que en wichí de Rivadavia habría mantenido únicamente la con-
sonante nasal. Así, nuestra hipótesis es que el prefijo no- habría
perdido la vocal y habría mantenido, sin embargo, un núcleo va-
cío. La prueba es que aun cuando este prefijo está seguido de una
vocal no toma la posición de ataque de la sílaba siguiente:

(28) n-ihi ‘yo soy’


n-iqana ‘estoy acá’

En (28) la silabificación no es ni.hi o ni.qa.na sino nØ.i.hi


y nØ.i.qa.na.

5. La africada /ts/
Esta consonante, cuyo estatus fonológico no se discute, tiene
una distribución defectiva: no se encuentra jamás en posición
final.

(29) atsihna ‘mujer’ qeltsi ‘apurarse’


tsunatax ‘oveja’ tsilaq ‘solamente’

Contrasta mínimamente con /s/ en:

(30) ta-tse’xel ‘él estrecha a alguien’ vs tase’xel ‘cerrado’


n-tseq ‘yo coso’ vs n-seq ‘yo barro’

6. Las constrictivas
Como las oclusivas, las constrictivas no se oponen por su sono-
ridad sino únicamente por el punto de articulación. Encontra-
68 JIMENA TERRAZA

mos una constrictiva dento-alveolar /s/, una velar simple /x/,


una velar con labialización /xw/ y una glotal o laríngea /h/.

6.1. La constrictiva dento-alveolar /s/


La constrictiva dento-alveolar puede ocupar, en la estructura
superficial, las posiciones inicial, intermedia y final:

(31) si.latax ‘ser lindo, linda’ nu.suj ‘amargo’ a.qas ‘estar crudo’
ta.sej ‘húmedo’ łos ‘hijo’ qa.tes ‘estrella’

Cuando /s/ es seguida de /h/, esta última desaparece:

(32) pit-es + hit’e → pitesit’e ‘cortos’


largo-PL-NEG
i-kjes-hen → i-kjesen ‘ellos están con buena salud’
3-sano-PL

Normalmente, cuando este tipo de fenómeno se produce,


el segmento que desaparece debería dejar como única huella una
posición vacía que es llenada por la propagación del material seg-
mental de la consonante adyacente (dando lugar a una consonante
geminada). En el caso del wichí, no hemos observado consonantes
geminadas sino más bien vocales largas que preceden a /s/, gene-
rando un “alargamiento compensatorio” (Kenstowicz 1994: 295):

Figura 8.

p i t e s h i t’ e

x x x x x x x x x
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 69

Figura 9.

p i t e Æ s i t’ e

x x x x x x x x x

En la figura 8, vemos /h/ que se va a borrar dejando su


posición vacía. Esta posición es ocupada por /s/ (figura 9) que
se desplaza, dejando a su vez una posición vacía ocupada por la
vocal precedente, dando así lugar a una vocal larga. Esto nos
muestra que la propagación se hace de derecha a izquierda.

6.2. Las constrictivas velares simples, labializada


y la constrictiva laríngea
6.2.1. La constrictiva velar simple y la constrictiva laríngea
La laríngea /h/ es, según palabras de Ladefoged y Madiesson
(1996), una consonante nasalizada y no una nasal15. El hecho
de que esta consonante sea nasalizada no quiere decir necesa-
riamente que ella toma su carácter nasal de otra consonante;
ella presenta en su matriz el rasgo [N]. Este fenómeno no es
exclusivo del wichí; por ejemplo, existen lenguas como el kwan-
gali en las que “there are not phonologically nasalized vowels; the-
se vowels occur only in the context of nasals and nasalized con-
sonants, which must include h” (Ladefoged y Madiesson 1996:

15. Seguimos a Ladefoged y Madiesson (1996: 135) para quienes “only (when) a lowered velum
is combined with a forward oral occlusion are members of the class of consonants we call
nasals produced. Accompanying any other articulation a lowered velum produces a nasalized
sound”.
70 JIMENA TERRAZA

133). Tal como vimos en secciones anteriores, a partir del estu-


dio de la protolengua mataguaya, se deduce que /h/ proviene de
la simplificación de /hn/. Es probable que /h/ haya tomado la
nasalización de la consonante /n/ que luego desapareció.
En los estudios sobre el wichí las opiniones son divergen-
tes en cuanto al estatus de la constrictiva velar /x/ y de la cons-
trictiva laríngea /h/. Viñas Urquiza (1970, 1974) las considera
como un solo fonema en distribución complementaria: [h] en
posición inicial y [x] en posición final. Por el contrario, Tovar
(1981) y Claesson (1994) las consideran como fonemas distin-
tos, este último concluye que:

“… even though the two phones, [x] and [h], to some


degree alternate at the morphological level (so that [h]
occurs at the beginning of morphemes and [x] at the
end of morphemes) it is not possible to classify them as
one and the same phoneme by means of formal proce-
dures at the phonetic level.” (Claesson 1994: 25)

En nuestro corpus hemos documentado /h/ en posición inicial


solamente y /x/ en posición inicial y final. Ahora bien, en ciertos
casos, estos dos fonemas parecieran estar en distribución comple-
mentaria y corresponder a la distribución propuesta por Viñas Ur-
quiza, es decir [h] en posición inicial y [x] en posición final:

(33) tet’ox ‘párpado’ tet’ohes ‘párpados’


nisox ‘zapato’ nisohes ‘zapatos’

Además, en los ejemplos siguientes veremos que, luego de los


sufijos -hi y -hu, se produce una resilabificación que permite a [x]
ocupar la posición de ataque de un núcleo con contenido fonético:
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 71

(34) n-kjox ‘yo compro’


1-comprar
n-kjox+ hu → [n'kjoxu] ‘yo compro para alguien’
1-comprar-APL

(35) la-sax ‘tú cortas’


2-cortar
la-sax+hi → [lasa'xi] ‘tú trabajas’
2-cortar-INT

Los ejemplos (33), (34) y (35) podrían permitirnos adop-


tar la idea de una distribución complementaria; sin embargo,
hemos documentado casos que contienen /x/ y /h/ en la misma
posición:

(36) na.xet ‘podrido’ he.men ‘gustar’


ja.xat-pe ‘distribuir’ ha.no.xwax ‘bebé’
xo.tse.tax ‘tipo de serpiente’ ho.te ‘también’
xu.ma.nuq ‘chulupíes’ ja.hu.jej ‘ir’
ta.wi.xi.jex ‘asustarse’ ja.hin ‘mirar’

No solamente /x/ y /h/ se superponen en cuanto a su dis-


tribución sino que también pueden dar lugar a pares mínimos:

(37) ti.hi ‘poner en algún lado’ vs ti.xi ‘cavar’


nu.hu ‘dame’ vs nu.xu ‘todos’

Así, hemos decidido clasificar esas dos consonantes /h/ y


/x/ como fonemas distintos, de los cuales el primero tiene una
distribución defectiva.
72 JIMENA TERRAZA

6.2.2. La constrictiva velar labializada /xw/


En cuanto a /xw/, presenta la misma distribución que /x/. Puede
aparecer en posición inicial, intermedia y final de palabra:

(38) xwala ‘día’ ixwel ‘avisar’


texw ‘comer’ la.xwin.kjus ‘escama’
xwexw ‘dedo’ a.xwi.tsax ‘malo’

/xw/ contrasta con /x/ en:

(39) wexw ‘grande’ vs wex ‘nalga’


texw ‘comer’ vs tex ‘también’

7. Las laterales /l/ y /ł/


Las laterales en wichí son dos: la lateral sonora y la lateral sor-
da constrictiva.
Presentan valor distintivo y pueden aparecer en todas las
posiciones:

(40) la.nix ‘olor, aroma’


ha.lo ‘árbol’
i-xwel ‘él previene’
3-prevenir
pe.le ‘cielo’
n-qel ‘estoy apurado’
1-apurarse

nu.wa.łeq ‘tipo de miel’


eł ‘otro’
łi.le ‘árbol’
łe.kjel ‘huevos’
a.łe ‘iguana’
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 73

Estas dos consonantes producen los siguientes pares


mínimos:

la-kjihno-lis ‘sus hermanas’ vs ła-kjihno-lis ‘nuestras hermanas’


POS 3-hermana-PL POS 1-hermana-PL
lawu ‘flor’ ławu ‘arco iris’

En su estudio sobre la fonología del wichí boliviano, Claes-


son (1994) propone que la lateral sorda sería una lateral sonora
que, en contacto con la constrictiva laríngea, se ensordecería.
Así, en la estructura profunda sería una secuencia de /l/ y /h/.
El argumento principal sobre el que se basa este análisis es el
hecho de que “there is (…) an absolute absence of sequences of
[C+son+ h]” even if “[h] may occur at the beginning of morphe-
mes and the voiced consonants may occur at the end of morphe-
mes” (Claesson 1994: 33). Rechazamos este argumento a la luz
de los siguientes datos:

(41) itsel-hat ‘afilar’


qalel-hit’e ‘no saber’
saber-NEG
totajal- hu ‘el año próximo’

Como se observa, /l/ no se ha ensordecido al estar con con-


tacto con /h/. Así, pues, consideramos las laterales sorda y so-
nora como fonemas distintos.

8. Las semiconsonantes /j/ y /w/


Aun si fonéticamente /j/ y /w/ constituyen vocales, fonológica-
mente están siempre en posición consonántica. /j/ puede apare-
74 JIMENA TERRAZA

cer en posición inicial, intermedia y final de palabras, mientras


que /w/ no ocurre jamás en posición final:

(42) jenłi ‘hacer’ pojina ‘mostrar’ haloj ‘árboles’


jumet ‘apagar’ naja ‘demasiado’ nuwaj ‘tener miedo’
wehnu ‘dar’ tewuq ‘río’

Estas dos consonantes presentan las siguientes variantes


nasalizadas y sordas: [j], [w]. Las semiconsonantes toman la
nasalidad y pierden la sonoridad en contexto de /h/ que, como
veremos en la sección 9.1., está ella misma nasalizada. Véanse
los siguientes ejemplos:

(43) ta-qataj- hen → [taqata'hjen] ‘ellos cocinan’


3-cocinar-PL
ta hwajej → [tahwa'jej] ‘casarse’
3-casarse
qoj- hi → [qo'hji] ‘bolsillo’
vestimenta-interior

8.1. Inserción de /j/


Se trata de una estrategia de preservación de la estructura silá-
bica. La inserción de /j/ tiene lugar cuando se produce un hiato
entre dos morfemas, al agregar:

(44) El sufijo -ej ‘distancia’


ja-hon-ej ‘el lleva +OD’ vs ja-hon-nu-(j)ej ‘él me lleva’
3-llevar-LOC 3-llevar-1 OB-LOC

i-tat-ej ‘él envía’ vs la-hu-(j)ej ‘tú vas a algún lado’


3-enviar- LOC 2-ir- LOC
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 75

(45) El verbalizador -a:


n-wu-poset-a ‘yo silbo’ vs n-wu-qa-kja-(j)a ‘yo tomo un remedio’
1-hacer-pico-VERB 1-hacer-CL-instr-VERB

Hemos visto en páginas anteriores que la glotal puede


también ser integrada a fin de romper el hiato y de mantener
así la estructura silábica.

9. Las vocales
Las vocales en el wichí de Rivadavia son cinco: /a, e, i, o, u/. En
las otras variedades del wichí se encuentra una sexta vocal //
que alterna con /o/ en nuestra variedad:

Cuadro 3: la sexta vocal de las otras variedades del wichí.

Otras variedades Variedad de Rivadavia (nuestra variedad)


sinx sinox ‘perro’
hnte note ‘conejo’
ni:shes nisohes ‘zapatos’

Ahora bien, las características fonéticas de /o/ en nuestra


variedad no corresponden a aquellas de /o/ en las otras varieda-
des del wichí o en español: la /o/ del wichí de Rivadavia es más
abierta (fonéticamente es []). Esto explicaría la alternancia
/o/ ~ /u/ no solamente en una comparación interdialectal sino
también en los préstamos del español:
76 JIMENA TERRAZA

Cuadro 4: préstamos del español.

Español wichí de Rivadavia Otras variedades Variedad de Rivadavia


Choclo tsuklu čohnot ‘araña’ kjuhut
Colchón kultsun p’o ‘asar’ p’u

9.1. Las vocales nasalizadas


Encontramos en wichí una serie de vocales nasalizadas [a], [e],
[i], [o],[u]. Su ocurrencia es previsible y no distintiva. De he-
cho, todas las vocales son nasalizadas cuando están precedidas
por las nasales /n/ y /m/ y cuando se hallan precedidas por /h/.
Veamos algunos ejemplos:

(46) [hinu] ‘hombre’ [ hu'lu] ‘arena’


[ hep] ‘sombra’ [ hoto'ni] ‘mono’
[ halo] ‘árbol’ [ hete'neq] ‘rayo’
[ikjohat] ‘romper’ [n-wu-'haja] ‘yo pago’
1-hacer-precio

Hay que destacar que se trata de una nasalización progre-


siva, es decir, de izquierda a derecha; es por eso que las vocales
que preceden a /n/, /m/ o /h/ no son nasalizadas:

(47) [i'not] ‘agua’


[tejotsa-'nuja] ‘él me pide’
pedir-OB 1
[la-he'seq] ‘su espíritu’
POS 3-espíritu
['ihi] ‘ser’
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 77

Contrariamente a otras lenguas, la nasalización en wichí


no es el resultado de una armonía nasal (Piggot 1992), es de-
cir, de la propagación de un rasgo autosegmental [N] que con-
vertiría en nasales todas las unidades que presentan ese rasgo
(unidades portadoras de N) y que sería bloqueado por ciertos
tipos de consonantes llamadas opacas. Un argumento para de-
cir que no se trata de la armonía nasal sino de la nasalización
estrictamente local es ilustrado por el caso de /j/. Como dijimos
anteriormente, esta consonante puede ser nasalizada cuando
fusiona con /h/, como por ejemplo en qoy + hi → [qo'hji]. El
hecho de que /j/ pueda ser nasalizada bajo la influencia de /h/
nos indica que esta primera consonante es efectivamente “apta
para la nasalización”. Ahora bien, en un caso como [-'nuja] sólo
la vocal adyacente a /n/ está nasalizada. Si estuviéramos en pre-
sencia de una armonía nasal no solamente /u/ debería estar na-
salizada, sino también /j/ y /a/, o sea, obtendríamos *[-'nuhja.
Los siguientes ejemplos lo confirman:

(48) i-hujej ‘él va’


naja ‘es suficiente’

La fusión de /h/ con la semiconsonante tiene como resulta-


do el ensordecimiento y la nasalización de ésta. Este fenómeno
es comparable al ensordecimiento de las nasales cuando están
seguidas de /h/.

(49) ta-qataj ‘él cocina’ → [taqata'hjen]


tiskjej ‘él ríe’ → [tiskje'hjen]
78 JIMENA TERRAZA

Para llegar a esta conclusión nos hemos basado en Claes-


son (1994: 31), quien considera que “at the phonetic level, there
are four voiceless nasals [m], [n], [j] and [w] (…)”. Este
autor agrega que “the palatal semivowel becomes invoiced”, pero
no explica por qué la semiconsonante que se vuelve sorda sería
de pronto una nasal sorda. Para completar el análisis de Claes-
son, agregamos que la consonante palatal se ensordece y que
se nasaliza en contacto con la laríngea nasalizada /h/. Por su
parte, Tovar (1981) propone también una nasal palatal sorda,
que clasifica como un fonema /ñ/.

10. Conclusión
En este trabajo se han tratado los aspectos principales de la
fonología del wichí. Hemos inventariado todas las unidades dis-
tintivas de la lengua y hemos igualmente explicado las reglas
principales que hacen que las mismas unidades aparezcan en
la estructura superficial con sus variantes (los alófonos). Así,
hemos discutido las oclusivas aspiradas que en ciertos casos son
el residuo de una proncunciación antigua y, en otros, son pro-
ducto del contacto de una oclusiva con /h/. Asimismo, hemos
discutido las nasales sordas, que ocurren cuando sus equivalen-
tes sonoros están en contacto con /h/. En lo que respecta a esta
última consonante, proponemos que se trata de una consonan-
te nasalizada que tiene la capacidad de ensordecer las nasales y
las semiconsonantes y que nasaliza a estas últimas y también
a las vocales.
En cuanto a los otros estudios sobre el wichí que hemos
consultado, llegamos a conclusiones un poco diferentes. Por ejem-
El repertorio fonológico del wichí de Rivadavia 79

plo, hemos demostrado que en nuestro corpus la glotal no tiene


valor distintivo y que ocurre solamente en contextos muy preci-
sos, como en final de palabra que termina con sílaba acentuada,
o cuando es cuestión de romper un hiato. El hecho de que esta
consonante no sea parte de nuestro repertorio lleva a que las oclu-
sivas implosivas no puedan ser analizadas como una secuencia de
oclusivas simples y de una glotal, como lo sugiere Claesson (1994).
Debemos destacar que no hemos tratado el acento tónico en
las palabras plurimorfémicas, que aparentemente tienen un rol im-
portante en el fenómeno de síncopa (o la alternancia vocal-cero).
Por el momento, este es el cuadro que resume las unidades
presentadas a lo largo del artículo y que constituye el inventa-
rio fonológico del wichí de Rivadavia.

Cuadro 5: inventario fonológico del wichí.

Labiales Dentales Palatales Velares Uvulares Glotales


Consonantes
Oclusivas p t kj, kw q
Oclus. Implos. p’ t’
Africadas ts
Constric vas s x, xw
Laterales l
Lateral sorda ł
Nasales m n h
Semi-vocales w j
Vocales Anteriores Posteriores
Cerradas i u
Semiabiertas e o
Abiertas a
80 JIMENA TERRAZA

Bibliografía
Claesson, Kenneth. 1994. “A Phonological outline of Mataco-Noctenes”, en
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precolombinas, Centro de Estudios Lingüísticos, Universidad de Buenos
Aires.
81

APROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE


ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ

LORENA CAYRÉ BAITO


Núcleo de Estudios en Lenguas Minoritarias Americanas (IIGHI*-CONICET)

MARÍA BELÉN CARPIO


Núcleo de Estudios en Lenguas Minoritarias Americanas (IIGHI*-CONICET)

Resumen
Dentro de la teoría fonológica no lineal, particularmente la Geometría de Rasgos (Clements y Hume
1996), realizamos la identificación y descripción de distintos casos de asimilación en wichí. Primero,
presentamos un caso de “asimilación completa a distancia” en la que la vocal // asimila los rasgos [dorsal]
y [labial] de la vocal //. Específicamente, los segmentos involucrados en este tipo de asimilación son: la
vocal // del morfema de negación -ite, como objetivo (target), y el segmento // del sufijo aplicativo
-u, como desencadenante (trigger). Se trata de una asimilación progresiva y completa en la que se
distribuye el nudo V-lugar. Segundo, analizamos un caso de “asimilación nasal” desencadenada por los
segmentos nasales /m, n, /. El alcance de la nasalización depende de las características del segmento
desencadenante. Es decir, las consonantes /m, n/ sólo nasalizan a las vocales; mientras que  tiene como
objetivo no sólo a las vocales, sino también a las aproximantes y, l. A su vez, siguiendo lo propuesto por
Ladefoged (1993), mostramos la calidad relativa de las vocales a través de espectrogramas.

Palabras clave: fonología no lineal, geometría de rasgos, asimilación, wichí, espectrogramas.

Abstract
Within the non-linear phonological theory, particularly Feature Geometry (Clements y Hume
1996), we identify and describe different cases of assimilation in Wichi. First, we show a case of
‘complete distant assimilation’ in which the vowel /i/ assimilates the features [dorsal] and [labial]
of the vowel /u/. Specifically, the segments involved in this type of assimilation are: the vowel /i/
of the morpheme - ‘negation’, as target, and the segment /u/ of the applicative suffix -u, as
trigger. It is a case of progressive and complete assimilation. Second, we analyze a case of ‘nasal
assimilation’ triggered by the nasal segments /m, n, /. The scope of the nasalization depends on
the characteristics of the triggering segment. While the consonants /m, n/ just nasalize vowels, /
nasalizes not only the vowels but also the aproximants y, l Besides, following Ladefoged (1993),
we ilustrate through spectrograms the relative quality of the vowels of the Wichi language.

Keywords: non-linear Phonology, Feature Geometry, assimilation, Wichi, spectrograms.

*
Instituto de Investigaciones Geohistóricas.
82 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

En este trabajo nos proponemos realizar una primera aproxi-


mación a los tipos de asimilación más frecuentes en wichí*.
Enmarcamos nuestro análisis dentro de la teoría fonológica no
lineal, específicamente la Geometría de Rasgos. Con la finali-
dad de identificar y describir los casos de asimilación tomamos
como marco de referencia a Clements y Hume (1996). Además,
siguiendo lo propuesto por Ladefoged (1993), mostramos la ca-
lidad relativa de las vocales a través de espectrogramas1.
La lengua wichí pertenece a la familia mataco-mataguaya
junto con el nivaclé, el chorote y el maká. Es una lengua de
gran vitalidad y de una rica variación dialectal hablada en la
Argentina (provincias del Chaco, Salta y Formosa) y en el su-
reste de Bolivia. En nuestro país, la lengua wichí es hablada por
un número aproximado de 40.000 personas2.
El corpus que utilizamos para realizar este trabajo está
compuesto de paradigmas y oraciones en base al idiolecto de
SM, oriundo de Ingeniero Juárez, provincia de Formosa, quien
reside actualmente en la ciudad de Resistencia (Chaco)3.

*
Deseamos agradecer a Beatriz Gualdieri, a Jimena Terraza y a Marisa Censabella por sus
valiosas observaciones y comentarios al respecto de este trabajo, y a Sergio Merino por estar
siempre dispuesto a enseñarnos su lengua.
1. Los espectrogramas fueron confeccionados mediante PRAAT, que es un software libre para
el análisis fonético del habla, diseñado y desarrollado de manera continua por Paul Boersma y
David Weenink en el Institute of Phonetics Sciences de la Universidad de Amsterdam.
2. El número de hablantes wichí varía según las fuentes: entre 7.000 y 8.000 hablantes según
Tovar (1981) y más de 50.000 para Palmer (1997). Según la ECPI 2004-2005 del INDEC, el
número de hablantes wichí en la Argentina es de 36.135.
3. SM nació en Ingeniero Juárez el 9 de septiembre de 1968. Su lugar de residencia en la ac-
tualidad es Resistencia, aunque viaja periódicamente a su ciudad natal. Durante su infancia
y juventud residió en varios lugares: Pozo Yacaré, Sauzalito, Castelli y Salta. Es hablante de
wichí y castellano.
A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 83

1. Marco teórico: Geometría de Rasgos


El trabajo de Noam Chomsky y Morris Halle The Sound pattern
of English (1968) define un nuevo paradigma conocido como la
“Fonología Generativa estándar o clásica”. En este paradigma,
la estructura fonológica es analizada como reflejo de la gramá-
tica universal y, por lo tanto, explicada en función de reglas y
derivaciones. A su vez, plantea un modelo de representación
fonológica lineal, en el que los segmentos (fonemas o fonos) se
consideran como un conjunto exclusivo, no organizado de ras-
gos (representados en (1) a través de letras en minúsculas).

(1)
  
-a +a +a +a

+b +b +b -b

-c -c -c +c

Por oposición a este modelo de representación surge una


serie de propuestas teóricas –Fonología Prosódica, Fonología
Autosegmental, Fonología Métrica, Fonología Lexical, etc.–
descriptas como Fonología no lineal. En esta fonología, la uni-
dad distintiva también es el rasgo fonológico, pero a diferencia
de la Fonología Generativa clásica, la representación fonológica
de los segmentos no se plantea como un conjunto de rasgos ex-
clusivos ya que un mismo rasgo o un grupo de rasgos puede ser
compartido por dos o más segmentos. Además, la organización
de los rasgos y de los segmentos en sílabas, así como la relación
entre segmentos y suprasegmentos (tono, acento, duración y
nasalización) no es directa sino que está mediada por niveles
84 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

denominados series (tiers). Así, los rasgos distintivos pueden


desplazarse, combinarse o desaparecer de manera independien-
te de los segmentos.
Dentro del marco de la Fonología no lineal, la Geometría
de Rasgos es una opción teórica para poder describir y repre-
sentar el comportamiento autónomo de los rasgos en los pro-
cesos fonológicos y, a su vez, para formalizar estos procesos.
Desde este modelo teórico, los rasgos no se organizan en matri-
ces dependientes de un segmento –como en (1)– sino que se ubi-
can en series (tiers) separadas y se agrupan jerárquicamente en
constituyentes. De esta manera, los segmentos se estructuran
en una organización jerárquica de nudos que representan ras-
gos y grupos de rasgos. En (2) todas las líneas están dominadas
por un nudo raíz (A). Los subnudos (B, C, D, E) representan
grupos de rasgos; por ejemplo, los nudos laríngeo (propiedades
glotales de los segmentos) y lugar (punto de articulación). A su
vez, los subnudos dominan rasgos particulares (a, b, c, d, e, f, g);
por ejemplo, del subnudo lugar se desprenden los rasgos: labial,
coronal y dorsal.

(2)
A

B C

a b c D E

d e f g
(Clements y Hume 1996: 249)
A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 85

La organización jerárquica de los rasgos está fundamenta-


da en el “comportamiento autosegmental” o independiente de
los mismos en los diferentes procesos fonológicos; por lo tanto,
la forma en que los rasgos se agrupan en constituyentes está
universalmente determinada, es decir, no varía de una lengua
a otra.

1. 1. Procesos de asimilación
La definición de asimilación que adoptamos para realizar este
trabajo es la propuesta por Clements y Hume (1996). Estos
autores definen la asimilación como un proceso fonológico que
consiste en la asociación o distribución de un rasgo o nudo de
un segmento X a un segmento vecino Y. Por lo tanto, en cada
proceso de asimilación puede distinguirse un desencadenante
(trigger), que genera la distribución del rasgo o nudo y un ob-
jetivo (target) que recibe el rasgo o nudo distribuido. Si el rasgo
o nudo se propaga de derecha a izquierda, la dirección del pro-
ceso es regresiva, y si el rasgo o nudo se propaga de izquierda
a derecha, es progresivo. Además, es posible que el proceso se
propague en ambas direcciones.
Precisamente, las nociones de asociación y distribución
que utilizan Clements y Hume (1996) para construir el concep-
to de asimilación, hacen referencia al comportamiento autoseg-
mental de los rasgos. Un rasgo puede desplazarse, combinarse
o desaparecer de manera independiente de los segmentos, ya
sea individualmente o en grupo. Aquellos rasgos que funcionan
como una unidad autónoma en las reglas fonológicas se agru-
pan en constituyentes. Por ejemplo, en un proceso de asimila-
86 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

ción, los rasgos del nudo LUGAR: [labial], [coronal], [dorsal]


y sus dependientes pueden distribuirse como una unidad au-
tónoma de manera independiente a otros nudos o subnudos. A
su vez, también es posible que solamente uno o dos rasgos del
nudo LUGAR se distribuyan independientemente.
Según la identidad del nudo que se distribuye, Clements y
Hume (1996) distinguen tres tipos de asimilación:
a) Asimilación completa o total: el segmento afectado adquiere
todos los rasgos del nudo que se distribuye.
b) Asimilación parcial o incompleta: el segmento adquiere algu-
nos pero no todos los rasgos.
c) Armonía vocálica, asimilación de voz y asimilación nasal: el
segmento adquiere un único rasgo que se distribuye a otros
segmentos.

1.2. Modelo de organización de los segmentos: consonantes


y vocoides (vocales y glides)
El modelo que adoptan Clements y Hume (1996) para orga-
nizar los segmentos (consonantes y vocoides) está basado en
la constricción (constriction). Cada segmento producido en el
tracto oral tiene una constricción característica que se define
por dos parámetros principales: grado de constricción y lugar.
Estas constricciones se representan en nudos separados en la
jerarquía de rasgos. Para las consonantes, la constricción en sí
misma está representada por el nudo cavidad oral, los grados
de constricción por el rasgo [+-continuo] y la constricción de
lugar por el nudo lugar4. El nudo laríngeo5 permite incluir los
A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 87

rasgos necesarios para los segmentos glotales []. Estos seg-


mentos no se definen por un punto de articulación o un grado
de constricción sino que se caracterizan por los rasgos laríngeos
[+-aspirado] y [+-constricto]. Paralelamente, para las vocoi-
des la constricción está representada por el nudo vocálico, los
grados de constricción por el nudo apertura y la constricción de
lugar por el nudo lugar.
A su vez, tanto los rasgos de las consonantes como los de
las vocoides están dominados por el nudo raíz que representa
a las clases mayores de rasgos: aproximantes, sonorantes y vo-
coides6. El rasgo nasal se ubica de manera independiente bajo
el nudo raíz.
La organización de consonantes y vocoides según Cle-
ments y Hume (1996) se resume en la figura (3):

4. El nudo lugar incluye cuatro rasgos monovalentes: [LABIAL] (segmentos articulados con los
labios) [CORONAL] (segmentos articulados con la corona o lámina de la lengua) [DORSAL]
(segmentos articulados con el cuerpo de la lengua). A su vez, del rasgo [CORONAL] dependen
los siguientes rasgos binarios [+-distribuido] (se refiere a la distribución de la lengua, los seg-
mentos [+distribuido] son aquellos cuya articulación se extiende a una distancia relativamente
larga en el tracto oral) y [+-anterior] ([+anterior] se refiere a segmentos cuya articulación
pertenece al área alveolar o dental, y [-anterior] a segmentos cuya articulación pertenece al
área postalveolar o palatal).
5. El nudo laríngeo especifica las propiedades glotales de los segmentos. De este nudo dependen
los siguientes rasgos binarios [+-voz] (segmentos en los que las cuerdas vocales producen vi-
bración [+voz] o no [-voz]), [+-aspirado] (segmentos en los que la configuración de las cuerdas
vocales produce una fricción glotal audible [+aspirado] o no [-aspirado]) y [+-constricto] (seg-
mentos en los que las cuerdas vocales están tensas [+constricto] o no [-constricto]).
6. Los rasgos de clase mayor permiten definir la jerarquía de la sonoridad:
sonorante aproximante vocoide rango de sonoridad
obstruyente - - - 0
nasal + - - 1
líquido + + - 2
vocales + + + 3
88 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

(3)7 Consonantes Vocoides


+- sonorante + sonorante
Raíz +- aproximante Raíz + aproximante
+- vocoide + vocoide

Laríngeo [+-Nasal] Laríngeo [+-Nasal]

Cavidad oral Cavidad oral


[+-asp.] [+-voz] [+-asp.] [+-voz]
[+-constr.] [+-constr.]
lugar-C
lugar-C [+-cont.]
Vocálico [+-cont.]

[labial] [coronal] [dorsal] lugar-V apertura

[coronal] [+-abierto]
[+-anterior] [+-distrib.]
[labial] [dorsal]
[-anterior] [+-distrib.]

Este modelo presenta, a diferencia de otros, una nueva


organización de los rasgos de las vocales. Generalmente, las
vocales se definen por el rasgo [dorsal], ya que de este rasgo
dependen a su vez los rasgos [+-alto], [+-bajo] y [+-posterior].
Pero en (3) los rasgos de altura se ubican en un nudo indepen-
diente (apertura) al de los rasgos de lugar (V-lugar). De esta ma-
nera, es posible definir las vocales anteriores como [coronales],

7. Abreviaturas: ( ): segmentos eliminados; 1: primera persona; 3: tercera persona; AG: agente;


APL: aplicativo; asp.: aspirada; C: consonante; constr.: constricta; cont.: continua; distrib.:
distribuida; NEG: negación; PL: plural; SG: singular; V: vocal.
A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 89

las posteriores como [dorsales] y las vocales redondeadas como


[labiales]. Los diferentes grados de altura de las vocales están
expresados por el rasgo [+-abierto]: [-abierto] es relativamente
alta y [+abierto] es relativamente baja. Para poder especificar
los grados de altura, el rasgo [abierto] debe ubicarse en varias
series (tiers) ordenadas, cuyo número depende del sistema vocáli-
co de la lengua estudiada. Por ejemplo, en un sistema vocálico /i,
u, e, o, a/ se requieren dos series: serie 1 [baja] y serie 2 [alta]. De
esta manera, las vocales altas /i, u/ se definen como [-abiertas] en
la serie 1 y como [-abiertas] en la serie 2; mientras que las voca-
les /e, o/, que no son específicamente ni altas ni bajas, se definen
como [-abiertas] en la serie 1 y como [+abiertas] en la serie 2.
Otra particularidad de este modelo se observa en lo que
respecta a:
a) Los rasgos de lugar, donde es posible plantear una relación
entre las consonantes y las vocales. Como se muestra en (3), los
rasgos [labial] [coronal] y [dorsal] se ubican bajo los nudos lu-
gar-C y lugar-V. De este modo, [labial] son las consonantes la-
biales y las vocales redondeadas, [coronal] son las consonantes
coronales y las vocales anteriores y [dorsal] son las consonantes
dorsales y las vocales posteriores. Para dar cuenta de los rasgos
compartidos entre vocales y consonantes, el nudo vocálico se
ubica bajo el nudo lugar-C.
b) El rasgo nasal que, a diferencia de otros modelos de organi-
zación de rasgos, no se ubica como dependiente de los nudos
laríngeo ni supralaríngeo sino independientemente de ambos.
La no especificación de ciertos rasgos como [lateral] y [es-
tridente] (cuya afiliación es para los estudiosos aún poco clara)
se fundamenta en lo que Clements y Hume (1996) llaman crite-
90 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

rio de implicación del nudo: el rasgo [lateral] está implicado en el


rasgo [coronal], ya que todos los segmentos laterales son coro-
nales. El rasgo [estridente], tradicionalmente establecido para
distinguir los segmentos fricativos y africados de los sibilantes
también es ubicado generalmente bajo el rasgo [coronal].
Como mencionamos al principio, la Geometría de Rasgos
es una opción teórica para presentar el comportamiento de los
rasgos y formalizar procesos fonológicos. De acuerdo con el mo-
delo presentado en (3), procesos como la palatalización de las
consonantes velares // en el francés acadiano y la coronaliza-
ción de las consonantes velares // en el eslovaco, pueden
formalizarse como se muestra en (4a) y (4b), respectivamente:

(4) (a) k i  (b) k i

lugar-C lugar-C lugar-C lugar-C

[Dorsal] [Dorsal]

(vocálico) vocálico vocálico

(lugar-V) lugar-V lugar-V

[Coronal] [Coronal]

[- anterior] [- anterior]
(Clements y Hume 1996: 294-295)

En (4a) la palatalización de la consonante velar se produce


por la distribución del rasgo [coronal] de la vocal anterior // a la
velar //. El resultado de esta regla es una articulación secundaria
[] y no una consonante coronal [t]. Las articulaciones secun-
A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 91

darias están formadas por dos articulaciones, una mayor [k] y


otra menor []8; para poder representar la articulación menor, el
nudo vocálico se incluye debajo del nudo lugar-C. Por ello, el ras-
go [coronal] que se distribuye se ubica debajo del nudo lugar-V
y no del nudo lugar-C. Por el contrario, en (4b) el resultado de la
asimilación es una consonante coronal [t]. Por consiguiente, el
rasgo [coronal], que se distribuye de la vocal a la consonante, se
ubica directamente debajo del nudo lugar-C de la velar.

2. Procesos de asimilación observados en wichí


Antes de presentar los distintos tipos de asimilación observados
en nuestro corpus, mostramos el sistema de fonemas consonán-
ticos y vocálicos del wichí.

2.1. Sistema fonológico


El inventario fonológico en el cual nos basamos para realizar
este trabajo es el siguiente:

8. Clements y Hume (1996) presentan la definición propuesta por Sagey (1986, 1989) para con-
ceptualizar las articulaciones secundarias. Sagey (1986, 1989) redefine las articulaciones pri-
marias y secundarias como una distinción puramente fonológica entre articulaciones mayores
y menores. Según esta autora, en este tipo de segmentos sólo un grado de cerramiento (closure)
es distintivo, el otro es totalmente predecible. El articulador cuya constricción es predecible es
denominado ‘menor’ y el otro articulador, ‘mayor’.
92 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

(5)

CONSONANTES
Labiales Dentales Alveolares Palatales Velares Laríngeas

No eyecƟvas     

OCL. Y AFRIC. EyecƟvas     

Labializadas 

No Labializadas  

FRICATIVAS Labializadas 

Laterales 

NASALES   

Laterales 
APROXIMANTES No laterales
 
(Semiconsonantes)

VOCALES
Anteriores Posteriores
Cerrada  
Semicerrada  
Abierta 

En lo que respecta al sistema consonántico del wichí9, la


decisión metodológica de definir a la consonante aspirada como
nasal está fundamentada en el efecto de nasalización que pro-
voca en los segmentos adyacentes (véase 2.2.2.3.).
El sistema vocálico del wichí presenta cinco vocales /a, e,
i, o, u que se oponen por grado de apertura y punto de articu-

9. Algunos procesos fonológicos que se observan en los ejemplos citados en este trabajo son: as-
piración de las consonantes obstruyentes // (ejemplos 7a, 7c, 8a, 8b, y 9b) y ensordecimiento
de las consonantes nasales // (ejemplos 7b, 9a, 10c, 16a) ante sufijos que empiezan con .
A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 93

lación. Como plantea Ladefoged (1993), las descripciones arti-


culatorias de las vocales están relacionadas con las frecuencias
de los formantes. Si se comparan los espectrogramas 1-5 (véase
Anexo), se observa que la frecuencia del primer formante (F1)
está inversamente relacionada con la altura vocálica. Por ejem-
plo, la frecuencia de F1 en las vocales altas /u, i/ es menor que
la de F1 de la vocal /a/ (compárese espectrogramas 1, 3 y 5). A
su vez, existe una correlación entre el grado de anterioridad y
la distancia entre los dos primeros formantes. Se observa en los
espectrogramas 1-5 cómo la distancia entre F1 y F2 –indicados
a través de las flechas– aumenta a medida que se incrementa
el grado de anterioridad de la vocal. Cabe aclarar que, en los
espectrogramas analizados, F1 y F2 de la vocal /a/ (véase es-
pectograma 3) se observan a una distancia que no es ni tan
próxima como la que caracteriza a los formantes 1 y 2 de las
vocales posteriores (obsérvese espectrogramas 1 y 2) ni tan ale-
jada como la de las vocales anteriores (obsérvese espectrogra-
mas 4 y 5).
Siguiendo el modelo de organización de segmentos presen-
tado por Clements y Hume (1996), podemos organizar el siste-
ma de consonantes y vocales del wichí en la siguiente matriz de
rasgos distintivos10:

10. Si bien Clements y Hume (1996) no especifican el rasgo [estridente] en la Geometría de


rasgos (figura 3), decidimos incluirlo a los efectos de poder distinguir los segmentos / / por
un lado y /,/ por otro.
94 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

(6)

CONSONANTES                     


Sonorante - - - - - - - - - - - - - - - + + + +
Aproximante + + +
Vocoide + +
Voz - + + + + +
Constricto - - - - - + + + + +
Aspiración +
Con nuo - + + + +
Nasal + + +
LABIAL * * * *
Redondeado + +
CORONAL * * * * * * * * * * *
Estridente - + + - + +
Anterior + + - + + - + + + -
DORSAL * * * * * *

VOCALES  e o i 
+abierto
+abierto
*
-abierto
+abierto
* *
-abierto
-abierto
* *
LABIAL * *
CORONAL * *
DORSAL * * *

2.2. Tipos de asimilación


2.2.1. Asimilación completa a distancia
La vocal // asimila los rasgos [dorsal] y [labial] de la vocal //;
la dirección de la asimilación es progresiva. Se trata de una asi-
milación completa porque se distribuye el nudo lugar-V.
Como podemos ver en los ejemplos en (7), el objetivo (tar-
get) de la asimilación es la vocal // del morfema de negación
 y el desencadenante (trigger) es el segmento // del sufijo
cuando éste se encuentra contiguo a la base.

11. Hasta el momento, glosamos el sufijo -hu, desencadenante de este tipo de asimilación, como
aplicativo.
A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 95

(7) (a) '/



3SG-empujar-APL-NEG
‘No junta / no reúne’

(b) '

3SG-hincar-APL-NEG
‘No hinca’

(c) '/
()
1SG-esconderse-APL-NEG
‘No me escondo’

En los ejemplos (8), ocurre tanto el desencadenante como


el objetivo de la asimilación. No obstante, la asimilación no se
produce puesto que el segmento que contiene la vocal /i/, ob-
jetivo de la asimilación, precede a la vocal desencadenante del
sufijo . Estos ejemplos refuerzan el carácter progresivo de
este tipo de asimilación.
(8) (a) '/

3SG-poner-NEG-APL-NEG
‘No pone’

(b) '/
-(
3PL-esconder-NEG-APL-NEG
‘No esconden’

Además del sufijo , no hemos observado otros sufijos


compuestos por la vocal /u/ que generen este proceso de asimi-
96 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

lación. El sufijo de primera persona singular paciente  po-


dría generar un posible contexto de asimilación cuando ocurre
con el morfema . Sin embargo, como se muestra en los
ejemplos en (9), la asimilación de la vocal // del sufijo 
no se produce debido a que este morfema se ubica inmediata-
mente a continuación de la base, precediendo al posible desen-
cadenante (sufijo ) e invalidando el contexto de asimilación
progresiva.

(9) (a) [



3PL-tener-NEG-1SG-APL
‘No me dan’

(b) [

3PL-atar-NEG-1SG
‘No me atan’

En (10) podemos observar otros contextos en los que los


rasgos de la vocal // no se distribuyen. Estos contextos son:
dentro de la base verbal (a), entre morfemas cuando se trata del
prefijo de primera persona singular - (b) y entre palabras (c).

(10) (a) ['[



3SG-cerrar
‘Cierra’

(b) '

1SG-estar
‘Estoy’
A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 97

(c) [''[

SGtener-APL fuego
‘Doy fuego’

A su vez, hemos observado ejemplos como los presentados


en (11), en los cuales ocurre el morfema precedido de la
vocal /; pero la asimilación de // no se produce ya sea porque
la vocal / forma parte de un prefijo como en (a) o de la base
como en (b).

(11) (a) '/ 



1SG-AG-NEG-nombre-AG
‘No voy a nombrar’

(b) '/ *



romperse-NEG
‘No se rompió’

2.2.1.1. Formalización
El proceso de asimilación progresiva de la vocal // del sufijo
, desencadenado por la vocal /del sufijo  puede ser
representado a través de la siguiente regla:

(12) (Sufijo) h u h i (Negación)

lugar-V Laríngea lugar-V


Dorsal [+asp.]
Labial
98 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

2.2.2. Asimilación nasal


En nuestro corpus, hemos observado que los segmentos nasales
  y la laríngea  desencadenan procesos de nasalización.
Lo que resulta interesante es que la nasalización desencadena-
da por las consonantes  sólo tiene como objetivo a las vo-
cales, mientras que el proceso de nasalización producido por
 tiene como objetivo no sólo a las vocales, sino también a las
aproximantes .

2.2.2.1. Nasalización de vocales


Todas las vocales se nasalizan cuando están precedidas de una
consonante nasal / / o de la consonante aspirada //. Se tra-
ta de una asimilación progresiva y local –dentro de la sílaba–
puesto que el rasgo nasal sólo afecta a la vocal que sigue a los
segmentos /  / y no se distribuye a otros segmentos adya-
centes o precedentes:
(13) (a)'‘camino, sendero’ *[']
(b) ['‘agua’*']
(c) [‘cosa’
(d) ['‘ceniza’*[']
(e) [‘casa’
(f) [‘nariz’
(g) ['‘estar’ *']
(h) ['‘empujar’ *[']

No obstante, hemos observado que el prefijo de primera


persona aparece siempre nasalizado [] aunque los segmen-
tos  no estén presentes:
A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 99

(14) (a)'
 
1SG-estar
‘Estoy’

(b) ['
 
1SG-pescar
‘Pesco’

(c) [']

1SG-buscar
‘Busco’

(d) '

1SG-estar medio dormido
‘Estoy medio dormido/a’

De acuerdo con Claesson (1994), en la variedad noctén
hablada en Bolivia, la nasalización del prefijo se produce por
influencia de una consonante nasal o aspirada que se ha perdi-
do. Claesson (1994) basa esta interpretación en la descripción
histórica de Hunt (1940):
“(…) the prefix O = HO = NO, and was originally used
by woman speaker, but is now common to both sexes.
The form NO is still preserved in the objective affix-
es to verbs such as chot no ye, help me, help us; and
regularly used by the Southern Matacos as no-kwe, my
hand, no-tham, I. HO is a variant of NO (the change
from N to H is very common in the Chaco tongues)
the aspiration has been lost through carelessness of
speech, and results in the use of the simple vowel O.”
(Claesson 1994: 14)
100 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

2.2.2.2. Nasalización de las aproximantes 


La laríngea nasaliza a las aproximantes   en límite de mor-
femas. La dirección de la nasalización es regresiva. Esto sucede
cuando   están en posición final de lexema y el sufijo tiene
como consonante inicial a la aspirada.
En (15) podemos ver que, cuando la laríngea nasaliza a
la semiconsonante el rasgo nasal se distribuye a la vocal
siguiente y la  inicial del sufijo se elide:

15 (a) '] //



PLestar vivo-PL
‘Están vivos’

(b)'] //

 1PL-cocinar-PL
 ‘Cocinamos’

 (c) ['] //
 -
 3PL-perder-NEG
‘No pierden’

(d) ['

 afilado-NEG
‘No están afilados/as’

Por otra parte, en (16) vemos que la laríngea nasaliza y,


además, ensordece y deslateraliza a la lateral sonora //. La 
inicial del sufijo se elide.
A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 101

16 (a) ' //



3SG-regresar-NEG
 ‘No regresa’

(b)'] //
 
 3PL-estar cansado-PL
 ‘Están cansados/as’’

 (c) ['] //
 
 1PL-tener vergüenza-PL
‘Tenemos vergüenza’

De acuerdo con los datos presentados, es posible afirmar


que la nasalización de las aproximantes se produce por contac-
to cuando la consonante inmediata siguiente es la aspirada. La
aspirada no aparece en posición final ni como coda, razón por
la cual el único contexto de nasalización de las aproximantes es
en límite de morfema.
No obstante, hemos observado que la semiconsonante //
aparece nasalizada aunque la aspirada no esté presente:
(17) (a) [']‘monte’
(b) [']‘carbón’
(c) [']‘soga’
(d) [']‘huellas’

Probablemente, los ejemplos en (17) sean palabras forma-


das por dos morfemas o bien hay una aspirada subyacente que
no se manifiesta. Por el momento, no contamos con suficientes
datos diacrónicos que nos permitan confirmar esta idea.
102 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

2.2.2.3 ¿Laríngea nasal a nivel subyacente? o ¿laríngea


nasalizada por influencia de un segmento nasal perdido?
Claesson (1994) y Terraza (2003) plantean que la nasalización
de vocales se debe no sólo a los segmentos // sino también
a //. Terraza (2003) afirma que la laríngea también puede na-
salizar y ensordecer a // y establece que es en sí misma un seg-
mento nasal.
Estamos de acuerdo con Terraza (2003) en considerar a la
aspirada como un segmento nasal en sí mismo. Si // es analizada
como un segmento oral nasalizado por influencia de un segmen-
to nasal perdido ¿cómo podría explicarse que en la sincronía 
genere más procesos de nasalización que ? Como vimos, las
consonantes  tienen como objetivo a las vocales, mientras
que /h/ puede nasalizar a las vocales y a las aproximantes .
Además, si la nasalización de vocales se genera por contacto
con segmentos nasales precedentes y con la aspirada, ésto nos
lleva a considerar que la aspirada tiene el rasgo nasal.

2.2.2.4. Formalización
Los procesos de nasalización analizados pueden ser formaliza-
dos de la siguiente manera:

2.2.2.4.1. Nasalización de vocales

(18) / / vocal (19) // vocal

[+ nasal] [+ nasal]
A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 103

(20) Consonante (prefijo de primera persona)

Raíz

[+ nasal]

2.2.2.4.2. Nasalización de aproximantes

(21)  

[+ nasal]

(22)  
Raíz [+aproximante] Raíz

Laríngeo

Cavidad oral =
Laríngeo
lugar-C [+ voz]

[Coronal]

= [- voz]

[Lateral] [+ nasal]
104 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

3. Reflexiones finales
En este trabajo hemos analizado los tipos de asimilación más
frecuentes en nuestro corpus. En primer lugar, identificamos un
caso de asimilación progresiva por el cual la vocal /i/ del mor-
fema de negación - asimila los rasgos [dorsal] y [labial] de
la vocal // del sufijo -. En segundo lugar, hemos observado
que la nasalización de las vocales se produce por los segmentos
// dentro de la sílaba. El rasgo nasal no se distribuye a
otros segmentos precedentes o posteriores. Por último, hemos
observado que la consonante aspirada // nasaliza no sólo a las
vocales sino también a las aproximantes //. Los procesos de
nasalización generados por /h/ nos llevan a considerar que es un
segmento nasal.
En futuros trabajos, prestaremos especial atención a los
efectos de asimilación que produce la laríngea en la semicon-
sonante /y/ ya que, a diferencia de la lateral /l/, sólo la hemos
observado nasalizada pero no ensordecida. A su vez, analizare-
mos otro caso de asimilación donde está implicada la vocal /i/
del sufijo  ‘interior/enfático’, a nivel postlexical.
A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 105

Anexo
Calidad relativa de las vocales: espectrogramas

[i p u h  t ]
Espectrograma 1. Vocal /u/ en ipuhat ‘rompe’.

[p  o  i m p   ]
Espectrograma 2. Vocal /o/ en poimpa ‘partecita’.
106 L ORENA CAYRÉ BAITO & MARÍA BELÉN CARPIO

[p  o  i m p   ]
Espectrograma 3. Vocal // en poimpa ‘partecita’.

[l  p e  n  t]
Espectrograma 4. Vocal /e/ en lapehnat ‘desparramado/a/s sobre la tierra’.

A PROXIMACIÓN A LOS TIPOS DE ASIMILACIÓN MÁS FRECUENTES EN WICHÍ 107

[ y o p i n e n ]
Espectrograma 5. Vocal /i/ en yopinen ‘se van’.

Bibliografía
Boersma, Paul y Weenink, Don. 1992-2008. PRAAT. Doing Phonetics by Computer.
Versión 5.0.08. En www.praat.org.
Claesson, Kenneth. 1994. A Phonological outline of Mataco-Noctenes, en International
Journal of American Linguistics, 60, 1, p. 1-38
Clements, George N. y Hume, Elizabeth Valerie. 1996. The Internal Organization of
Speech Sounds, en Goldsmith, John (ed.) The Handbook of Phonological
Theory. Oxford: Blackwell Publishers Inc.
Ladefoged, Peter. 1993. 8. Acoustic Phonetics, en A Course in Phonetics. Orlando:
Harcout Brace Jovanivich College Publishers.
Terraza, Jimena. 2003. Le repertoire phonologique du wichi de Rivadavia. ms.
109

SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA


DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES
ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ

MARISA CENSABELLA
Núcleo de Estudios en Lenguas Minoritarias Americanas (IIGHI*-CONICET)

Resumen
Este trabajo presenta la sincronía dinámica fonológica de seis variedades orientales
wichí, una hablada en la provincia del Chaco y cinco en la provincia de Formosa.
Identifica las estructuras débiles estables e inestables del sistema fonológico y expone
estas últimas a través de las variables localización geográfica y edad. También
discute el estatus fonemático del sonido oclusivo glotal, la realización de los fonemas
glotalizados y el punto de articulación de las oclusivas post-palatales, entablando un
diálogo con trabajos anteriores y otros publicados en este libro.
Palabras clave: wichí, estructuras fonológicas débiles, estructuras fonológicas
estables e inestables, variable geográfica, variedad edad.

Abstract
This paper presents the phonological dynamic synchrony of six eastern varieties
of Wichí, one spoken in Chaco province and five in Formosa province. The analysis
identifies the stable and unstable phonological structures and classifies the unstable
structures with the aid of two variables: geographical location and age of the
speakers. Subjects as the phonematic status of the glottal sound, the phonetic
characterization of the glottalized phonemes and the phonetic expression of the
post-palatal stops are treated proposing a dialogue with previous pohonological
studies of this language and with other papers of this book.
Keywords: Wichi, weak phonological structures, stable and unstable phonological
structures, geographic variable, age variable.

*
Instituto de Investigaciones Geohistóricas.
110 MARISA CENSABELLA

Sobre la base de la Carta étnica de los pueblos wichí realizada


por José Braunstein y Ana Dell’Arciprete (1999), selecciona-
mos seis localidades donde se realizaron entrevistas a dos ha-
blantes por enclave, uno mayor de cincuenta años y otro menor
de cuarenta. Las localidades fueron El Sauzalito, en la provin-
cia del Chaco, y Colonia Muñiz, Bazán, Ingeniero Juárez (Bo.
Viejo), Teniente Fraga y Misión El Carmen, en la provincia de
Formosa. Este conjunto relativamente pequeño de datos mues-
tra fenómenos de variación sistemáticos. Por el momento, la
denominación variedades orientales refleja un corte geográfico
arbitrario en el que se tomó como línea divisoria el límite entre
las provincias de Salta y Formosa y no representa una unidad
clasificatoria en sí misma; como se verá más adelante, algunas
de estas variedades presentan semejanzas con otras habladas
en la provincia de Salta (ver Fernández Garay y Spinelli en este
libro).

1. Aspectos teóricos y metodológicos


Nuestro análisis fonológico se sustenta en el criterio de la per-
tinencia comunicativa para la identificación de los fonemas,
desarrollado por André Martinet y seguidores, basado en los
trabajos de N. Trubetzkoy y el Círculo Lingüístico de Praga.
Si bien seguimos los principios teóricos enunciados por el fun-
cionalismo francés, recurrimos a conceptos de otras teorías fo-
nológicas contemporáneas para explicar algunos procesos que,
dadas las características de esta lengua, no pueden eludirse en
una presentación del sistema fonológico.
Tomamos a Martinet (1989) y su noción de sincronía di-
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 111

námica, entendiéndola como el estudio de los diferentes usos de


una lengua que hacen los hablantes en un mismo corte sincró-
nico. Para la jerarquización de los datos obtenidos utilizamos
el modelo de la sincronía dinámica presentado por Houdebine
(1985), para quien el estudio de la sincronía dinámica se puede di-
vidir operatoriamente en tres áreas: sistema, usos e imaginario.
Para abordar el sistema se deben identificar las zonas de
estructuración firme y débil presentes en todos los hablantes;
para el estudio de los usos habrá que determinar si las estructu-
ras débiles del sistema son estables o inestables en el conjunto
de hablantes. Las inestables -es decir las que no ocurren en to-
dos hablantes- se asocian a variables sociales tales como sexo,
edad, región, nivel de escolaridad. Para el estudio del imagina-
rio se identifica de qué manera las actitudes y representaciones
lingüísticas de los usuarios de la lengua inciden en su compor-
tamiento lingüístico y de qué manera modifican –retardan o
aceleran– la dinámica de cambio de las estructuras débiles ines-
tables. En nuestro trabajo, introductorio y panorámico, resulta
imposible abordar el plano del imaginario lingüístico, ya que se
necesitaría un corpus sumamente amplio y una investigación
de corte etnográfico para poder identificar representaciones y
actitudes lingüísticas asociadas a la realización de una variable
fonológica.
El corpus relevado (alrededor de veinte horas) está com-
puesto de cuestionarios de palabras y frases breves tomados a
dos hablantes por localidad, un hablante adulto, mayor de 50
años, y otro hablante adulto joven, menor de 40 años. A partir
de un primer análisis más extenso de dos idiolectos, se identifi-
caron las estructuras firmes y débiles del sistema (ver explica-
112 MARISA CENSABELLA

ción detallada más abajo) para luego elaborar un cuestionario


específico de palabras y frases cortas, a fin de identificar si las
estructuras débiles eran estables o inestables en el conjunto de
los hablantes estudiados.
Debido a la vitalidad de la lengua wichí (en todos los en-
claves estudiados es la primera lengua de los niños y no se obser-
va, aparentemente, desplazamiento lingüístico, sí mayor com-
petencia comunicativa en castellano a menor edad) y al sistema
de organización social que regula las relaciones de parentesco
y de afinidades entre los diferentes grupos y que incide en los
desplazamientos geográficos, decidimos trabajar en esta opor-
tunidad sólo con dos variables: localización geográfica y edad,
ambas fundamentales en cualquier estudio de corte dialecto-
lógico. Se trata de un primer esbozo fonológico realizado con
esta metodología que ha intentado presentar, con herramien-
tas heurísticas relativamente simples, un sistema fonológico de
base para futuros análisis en mayor detalle.
Las cintas magnetofónicas grabadas fueron transcriptas
y los datos volcados en una base de datos que permite búsque-
das especiales con símbolos fonéticos. A los efectos expositivos,
de aquí en más hablaremos de variedades orientales del Este y
del Oeste, tomando como punto de referencia la localidad de
Ingeniero Juárez en Formosa; cuando nos referimos a las del
Oeste partimos de dicha localidad hacia el Noroeste: Tte. Fraga
y Misión El Carmen; mientras que las del Este hacen referencia
a localidades como Colonia Muñiz y Bazán. La localidad de El
Sauzalito en la provincia del Chaco presenta características que
la acercan a las variedades del Oeste, hecho observable especial-
mente en el consultante de mayor edad.
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 113

2. Identificación de los fonemas


A continuación exponemos dos sistemas fonológicos que repre-
sentan las variedades estudiadas. No abordamos el estudio de
la sílaba ni del acento.
Desde el punto de vista distintivo, la única diferencia de
peso entre los dos sistemas es que las variedades del oeste po-
seen un sistema vocálico de seis puntos de articulación, mien-
tras que las variedades del este poseen cinco. En lo que respecta
a las consonantes, los dos sistemas son fonológicamente idénti-
cos, se diferencian fonéticamente en la realización de la oclusiva
palatal plana y de las oclusivas glotalizadas inyectivas.

3. Sistemas orientales del Este Colonia Muñiz y Bazán (Formosa)

Fonemas consonánticos
Labiales Dento-alv. Alveolares Palatales Velares Laring/Glot

Oclusivas Explosivas p t ts ch k
Obstruyentes
Inyectivas p t ts ch k
y africadas Labializada
k
Continuas s  x
Fricativas
Labializada x
Aproximantes w l y h
Sonorantes (continuas no fric.)
Nasales m n

Fonemas vocálicos
Anterior Posterior
Cerrada i u
Semi-cerr. e o
Abierta a
114 MARISA CENSABELLA

4. Sistemas orientales del Oeste El Sauzalito (Chaco), Tte. Fra-


ga y Misión El Carmen

Fonemas consonánticos
Labiales Dento-alv. Alveolares Palatales Velares Laring/Glot

Oclusivas Explosivas p t ts ky k 
Obstruyentes y africadas
Inyectivas p t ts ky  k
Labializada k
Continuas s  x
Fricativas
Labializada x
Aproximantes
Sonorantes (continuas no fric.)
w l y h
Nasales m n

Fonemas vocálicos
Anterior Posterior
Cerrada i u
Semi-cerr. e o
Abierta a 

4.1. Los fonemas y sus alófonos en todas las variedades estudiadas


/p/ [p] [p] [p]
/t/ [t] [t]
/ts/ [ts] [ts] [t]
/ch/ [ch] [k]
/k/ [k] [k] [q]
// [] []
/p/ [p] [p] []
/t/ [t] [t] [] [t]
/ts/ [ts] [t]
/ch/ [ch] [k] []
/k/ [k] [k] [k]
/k/ [k] [wk] [k⌐]
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 115

/s/ [s]
// [] [xl]
/x/ [x] [] []
/x/ [x] [f]
/w/ [w] []
/l/ [l]
/y/ [y] [y]
/h/ [h] [] [h]
/m/ [m] [m]
/n/ [n] [n] [ñ]
/i/ [i] [i]
/u/ [u] [u] [] [] []
/e/ [e] [e] [] [] []
/o/ [o] [o] [] []
/a/ [a] [a]
// [] []

En esta lista se presentan los alófonos que regularmente


aparecen en determinados contextos o variedades.

5. Distribución de los fonemas


En los siguientes cuadros tomamos como base el sistema fono-
lógico de las variedades orientales del Este. El resto de las va-
riedades observadas no presentan diferencias significativas con
respecto a la distribución.

6. Fonemas consonánticos y vocálicos en posición inicial


Todos los fonemas consonánticos y vocálicos aparecen en posi-
ción inicial absoluta, salvo el fonema /x/.
116 MARISA CENSABELLA

Fonemas consonánticos
Labiales Dento-alv. Alveolares Palatales Velares Laring/Glot

Oclusivas Explosivas p t ts ch k
Obstruyentes
Inyectivas p t ts ch k
y africadas Labializada
k
Continuas s 
Fricativas
Labializada x
Aproximantes
Sonorantes (continuas no fric.) w l y h
Nasales m n

Fonemas vocálicos
Anterior Posterior
Cerrada i u
Semi-cerr. e o
Abierta a

7. Fonemas consonánticos y vocálicos en posición media


Todos los fonemas consonánticos y vocálicos que aparecen en
posición media intervocálica.

Fonemas consonánticos
Labiales Dento-alv. Alveolares Palatales Velares Laring/Glot

Oclusivas Explosivas p t ts ch k
Obstruyentes
Inyectivas p t ts ch k
y africadas Labializada
k
Continuas s  x
Fricativas
Labializada x
Aproximantes
Sonorantes (continuas no fric.) w l y h
Nasales m n
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 117

Fonemas vocálicos
Anterior Posterior
Cerrada i u
Semi-cerr. e o
Abierta a

8. Fonemas consonánticos y vocálicos en posición final


En posición final no ocurre la serie de oclusivas y africadas glo-
talizadas inyectivas, los fonemas aproximantes /w/ y /h/, la afri-
cada alveolar /ts/ ni la oclusiva palatal plana /ch/.

Fonemas consonánticos
Labiales Dento-alv. Alveolares Palatales Velares Laring/Glot
Oclusivas Explosivas p t k
Obstruyentes Inyectivas
y africadas Labializada k
Continuas s  x
Fricativas
Labializada x
Aproximantes
Sonorantes (continuas no fric.)
l y
Nasales m n

Fonemas vocálicos
Anterior Posterior
Cerrada i u
Semi-cerr. e o
Abierta a

9. Sincronía Dinámica
La sincronía dinámica permite jerarquizar la variación obser-
vada en la sincronía; por eso clasifica el sistema fonológico, en
primer lugar, en estructuras firmes y en estructuras débiles.
Las estructuras firmes son las que no presentan ningún
118 MARISA CENSABELLA

tipo de variación más allá de las producidas por alteraciones


entre el tempo normal y el tempo presto del habla normal vs. el
habla rápida. Si bien la denominación más adecuada es la de sis-
tema fonológico –dado su dinamismo–, el funcionalismo francés
habla de estructura cuando la relación de oposición entre los fo-
nemas está sólidamente establecida para todos sus hablantes. Un
sociolingüista variacionista, por ejemplo, no encontraría ningu-
na ‘variable’ interesante para estudiar entre las oposiciones clasi-
ficadas como estructuras firmes por el funcionalismo francés, ya
que no podría correlacionar variantes de una variable fonológica
con variables independientes de orden social.
En el sistema consonántico del wichí son estructuras fir-
mes las oposiciones entre las series de oclusivas (y africadas),
fricativas, aproximantes y nasales, así como las oposiciones en-
tre los órdenes labial, dento-alveolar, alveolar, palatal y velar.
También son estructuras firmes la oposición entre una serie de
oclusivas y africadas explosivas y la serie de oclusivas y afri-
cadas glotalizadas, es decir, todos los hablantes de wichí de las
variedades estudiadas diferencian las oclusivas planas de las
glotalizadas (p/p; t/t; ts/ts; ch/ch y k/k) si bien las glotali-
zadas presentan diferentes realizaciones, hecho que provocará
que dichos fonemas sean clasificados como estructuras débiles
inestables.
En el sistema vocálico son estructuras firmes la oposición
entre vocales cerradas y semi-cerradas, tanto anteriores como
posteriores (/i, u, e, o/).
En el sistema consonántico son estructuras débiles: el
estatuto fonológico de la oclusiva glotal, la oposición entre
aproximante /h/ y fricativa /x/, las realizaciones de todos los fo-
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 119

nemas con articulaciones complejas (los oclusivos glotalizados,


los labializados y el lateral sordo), el punto de articulación de
los fonemas /k/ y /x/, las realizaciones [ch] y [k] del fonema
oclusivo palatal plano /ch/ y la nasalización del fonema aproxi-
mante palatal /y/. Es una estructura débil del sistema vocálico
la relación entre el fonema abierto posterior // y el resto de las
vocales, así como la nasalización de todas las vocales en contex-
to de aproximante /h/.
Las estructuras débiles recién listadas componen un gru-
po heterogéneo de fenómenos de cambio que necesita, a su vez,
otra jerarquización para ser estudiado. Recurrimos, entonces,
a los conceptos de estructuras débiles estables y estructuras dé-
biles inestables: las estables son las que presentan la misma va-
riación en todos los hablantes y, por lo tanto, se deben a razones
de organización interna del sistema, mientras que las inestables
son aquellas cuyo comportamiento se explica asociando una
manifestación fonética con alguna variable de tipo social, como
puede ser la localización geográfica o la edad del hablante.

10. Estruturas débiles estables


Las oposiciones y realizaciones de fonemas que ubicamos en
esta sección muestran una variación que es idéntica en todos
los hablantes estudiados, por lo tanto, son clasificados como
oposiciones o estructuras débiles estables.

10.1. La oposición /x/ - /h/


Existen dos posiciones con respecto al valor distintivo entre
120 MARISA CENSABELLA

estos dos sonidos. Viñas Urquiza (1974) las considera un solo


fonema en distribución complementaria: [h] en posición inicial
y [x] en posición final. Fernández Garay y Spinelli (2006) con-
sideran que se trata de un solo fonema con cuatro realizaciones:
[h] aspirada glotal sorda, [x] fricativa velar sorda, [] fricativa
posvelar sorda y []aspirada glotal sonora nasalizada. Las au-
toras indican que “... [h] suele darse en posición inicial y [x] en
posición final, lo que manifiesta claramente una distribución
complementaria; sin embargo, en el interior de palabra, entre
vocales, pueden variar libremente” [el subrayado es nuestro].
Por el contrario, Tovar (1981), Claesson (1994) y Terraza (2006)
consideran que se trata de dos fonemas diferentes. Si bien Te-
rraza admite la aparente distribución complementaria de am-
bos sonidos, /x/ en posición de coda y /h/ en posición de onset,
también presenta pares mínimos que permiten postular la exis-
tencia de una oposición entre /x/ y /h/, a pesar de las diferencias
acentuales:

tixi ‘cavar’ tihi ‘poner en algún lado’ ['tihi] Var. Rivadavia, Salta
nuxu ‘todos’1 nuhu ‘dame’ ['nuhu] Var. Rivadavia, Salta

La misma autora presenta ejemplos que contradicen la dis-


tribución complementaria postulada por los autores citados más
arriba, encontrando casos de /x/ en posición inicial de onset:

tawixiyex ‘asustarse’ Var. Rivadavia, Salta


naxet ‘podrido’
yaxatpe ‘distribuye’

1. En la var. de Col. Muñiz el lexema es /nuxu/ [nu'fu] ‘todos’, lo que invalidaría el par mínimo
propuesto por Terraza para nuestra área de estudio.
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 121

Ejemplos de este tipo no abundan en nuestro corpus, lo


que podría significar que el sistema tiende a la distribución
complementaria de dichos fonemas. Además, su combinatoria
con las vocales difiere: mientras /h/ puede estar seguida de las
cinco vocales en las variedades del Este o de las seis vocales en
las variedades del Oeste, /x/ sólo acepta las vocales anteriores
(i/e/a). No hemos verificado el segmento /...*xu.../, en su lugar
siempre aparece otro fonema dorsal, /x/; en la variedad estu-
diada por Terraza, este fonema aparece simplificado a nivel ar-
ticulatorio, perdiendo el rasgo labializado:

xuyax ‘pato’ Var. Col. Muñiz pero xuyax Var. Rivadavia (Terraza)

Tampoco son frecuentes los segmentos /...*xo.../, general-


mente se trata de /x/, en estos casos la comparación entre las
variedades muestra que en algunas de ellas se mantiene la arti-
culación fricativa y se pierde la labialización, mientras que en
otras sucede lo inverso:

axotsax ‘víbora’ Var. Col. Muñiz, PS: [afo'tsax], DS: [axo'tsax];


sin embargo [xotse'tax] Var. Rivadavia
nwuxoya ‘me visto’ Var. El Sauzalito nwuweya ‘me visto’ Var. Rivadavia

En otros casos sí observamos la alternancia que postulan


otros autores, pero los ejemplos no son frecuentes:

[ncheyhona'tamex] ‘te presto’ Var. Col. Muñiz PS


[nchenxona'tamex] ‘te presto’ Var. Col. Muñiz DS

Hasta el momento no hemos verificado el segmento [...x]


en ninguna de las variedades estudiadas.
122 MARISA CENSABELLA

Además de los argumentos presentados a favor de la dis-


tinción entre /x/ y /h/, podemos recurrir al comportamiento de
ambos fonemas para demostrar que todavía se oponen en el sis-
tema. Por un lado, el fonema /x/ en posición final se palataliza
frente a derivaciones de plural o negaciones, igual que los fone-
mas dorsales /k/ y /k/, según el análisis de Cayré Baito (c.p.):

nitsek ‘coso’ + hen ‘PL’ → nitsechen ‘cosemos’


sek ‘barrer’ + ni...a ‘NEG’ → nisecha ‘no barro’

ilex ‘lava’ + hen ‘PL’ → iletsen ‘lavan’


taxmex ‘tira’ + hen ‘PL’ → taxmetsen ‘tiran’

No podemos conmutar estos ejemplos con lexemas que fi-


nalicen con el fonema /h/, ya que prácticamente no se lo encuen-
tra en posición final absoluta de morfema. Pero la diferencia
más importante entre /h/ y /x/ es que el fonema /h/ nasaliza toda
vocal que le sigue. En límite de morfemas, dicha nasalización se
extiende progresiva y regresivamente a las aproximantes /y/ y
/l/, mientras que el rasgo aspirado es asimilado regresivamente
por las nasales en posición final de morfema, produciendo un
efecto fonético de ensordecimiento de las nasales. Los siguien-
tes ejemplos fueron analizados por Cayré Baito (c.p.):

 + 'e n] ‘gritan’


 'en] ‘tiñen’
 '‘pescan’
n + = '‘doy’
'] ‘están cansados’
[']‘cocinan’

El mismo argumento es sostenido por Terraza, quien, ade-


SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 123

más, brinda una excelente explicación sobre el fenómeno de la


nasalización en wichí (ver artículo en este libro). Esta autora, al
definir el fonema /h/ como aproximante nasalizado, demuestra
que el rasgo nasal del fonema se expande a la vocal que le sigue;
por lo tanto la presencia de vocales nasalizadas en contexto fri-
cativo pos-palatal permite identificar al fonema aspirado, dife-
rente del fonema fricativo velar, que no produce nasalización de
vocales. En nuestro corpus identificamos el siguiente ejemplo
que confirma esta argumentación:

naxet ‘podrido’ [na'xt]  nahet ‘empujar’ [na'het], [na'et]


Var. Col. Muñiz PS

Por todo lo expuesto, consideramos /x/ y /h/ dos fonemas


distintos que conforman una estructura débil estable del siste-
ma fonológico.

10.2. Aspiración de las oclusivas planas


Las oclusivas aspiradas, tan características del habla wichí, no
poseen valor distintivo. En posición final de morfema, las oclu-
sivas planas /p/, /t/, /ch/2 y /k/ se realizan aspiradas cuando el
morfema que le sigue comienza con el fonema aspirado nasali-
zado /h/ (Terraza 2006; Cayré Baito 2007):

yip + hen → [yi'pen] ‘gritan’


n + yoyit + hite → [uyoyiti'te] ‘no pesco’
pak + hen → [pa'ken] ‘tiñen’

2. Recuérdese que este grafema simboliza una oclusiva palatal sorda que en el A.F.I. se simbo-
liza por /c/, elegimos el grafema ch porque en otros estudios sobre el wichí (Viñas Urquiza 1974;
Braunstein 1989; Fernández Garay y Spinelli en este libro) el grafema c se refiere al fonema /ts/.
124 MARISA CENSABELLA

Además, se observan realizaciones oclusivas aspiradas


como alófonos de oclusivas glotalizadas inyectivas,

/lapi/ ‘comadreja’ → [la'pi], [la'pi] Var. Col. Muñiz PS


/ti/ ‘líquido’ → [ti], [ti] Var. El Sauzalito RR
/k/ o /ka/ ‘no’ → [k], [qa], [k] Var. M. El Carmen HD

En el habla lenta, la africada dento-alveolar sorda /ts/ se


realiza con una marcada aspiración:

/tsowet/ ‘animal del monte’ → [ts'wet], [tso'wet] Var. Bazán GE


/tsexelax/ ‘paralítico’ → [tsex'lax], [tsex'lax]
Var. M. El Carmen NM

10.3. La nasalización de las vocales en contexto


de fonemas nasales y aproximante nasalizado /h/
La bibliografía sobre el sistema fonológico wichí coincide en que
todas las vocales se nasalizan cuando están precedidas de una con-
sonante nasal /m/, /n/ o de la consonante aspirada nasalizada /h/:

noyix [noyix] ‘casa’


muk [muk] ‘ceniza’
hep [hep] ‘pasto’

10.4. Ensordecimiento de nasales y aproximantes /l/ e /y/


seguidas de fonema aspirado nasalizado /h/
En todas las variedades estudiadas es posible observar este
comportamiento, tal como lo presentan Terraza y Cayré Baito
y Carpio (ambos trabajos en este libro), de quienes tomamos los
siguientes ejemplos:
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 125

nom ‘llegar’ + hite → [nomi'te] ‘no llega’


xen ‘dar’ + hu → [nixe'nu] ‘doy algo’
yel ‘estar cansado’ + hen → [ye'en] o [ye'nen
 ] ‘están cansados’

Cuando la aproximante /y/ forma diptongo con la vocal


que le sigue, ambos fonemas asimilan el rasgo nasal:

tatoy ‘perder’ + hen → [tato'yen] ‘pierden’

10.5. Realización no redondeada [] de la vocal posterior alta


/u/ precedida de oclusivas palatales y velares y fonemas nasales:
Esta asimilación progresiva se verifica en todas variedades, el fe-
nómeno es todavía más notorio en las variedades occidentales:

/amu/ ‘grano’ [a'mu] Var. Bazán JA


[a'm] Var. El Sauzalito RR
[a'm] Var. Misión El Carmen HD

/laku/ ‘su madre’ [la'qu] Var. El Sauzalito RR


[la'k] Var. M. El Carmen HD
[la'k] Var. M. El Carmen NM

10.6. Realización no redondeada [] de la vocal posterior


media /o/ precedida de oclusiva palatal plana /k/
y de la oclusiva velar labializada /k/
La vocal /o/ pierde el cárcter redondeado precedido por la oclu-
siva palatal o la oclusiva velar labializada:
126 MARISA CENSABELLA

/ichot/ ‘colorado’ [i'chot] Var. Col. Muñiz


[i'kt] Var. Misión El Carmen
/yukos/ ‘tabaco’ [yu'ks] Var. M. El Carmen

10.7. Realización [] de /x/


En las variedades del Este hemos observado esta realización
junto a préstamos del español:

‘tijera’ [tie'lis] Var. Col. Muñiz y Bazán


[tixe'lis] Var. El Sauzalito, Tte. Fraga, M. El Carmen

También se observa el sonido [] entre límite de morfemas:

‘hace hueco’ i-tuwex-ya [itu'wexa] Var. M. El Carmen


[itu'wea] Var. Tnte. Fraga
[itu'wea] Var. Bazán

11. Estructuras débiles inestables


Las estructuras débiles inestables son aquellas que varían se-
gún una variable de orden social. Su comportamiento puede
explicarse tomando en consideración la localización geográfica
del hablante o su lugar de nacimiento, edad, género o nivel de
escolarización. En este caso únicamente tomamos dos varia-
bles, la localización geográfica y la edad; ambas fueron muy
productivas para este primer análisis del sistema fonológico del
continuum dialectal wichí. Las diferencias debidas a la edad
permiten tomar en cuenta el nivel de competencia en español; si
bien el wichí es una lengua muy vital, a menor edad se observa
mayor competencia comunicativa en español.
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 127

12. Estructuras débiles inestables debidas a la localización geográfica


12.1. Realización de las oclusivas glotalizadas inyectivas
Este es uno de los temas más discutidos sobre la lengua wichí,
además de ser uno de los indicadores más útiles para el análi-
sis desde la perspectiva de la sincronía dinámica. Tal como lo
indentificaran Claesson (1994), Terraza (2003) y Fernández Ga-
ray y García Jurado (2007), se trata de oclusivas glotalizadas im-
plosivas en la mayoría de las variedades estudiadas. Si bien en los
dialectos del Este se puede observar una realización eyectiva, en
la mayoría de los casos estas oclusivas se realizan como implosi-
vas (también denominadas inyectivas en la literatura fonética).
Ladefoged y Maddieson (1996:78-90) explican que para
realizar las oclusivas glotalizadas se producen dos movimientos
articulatorios casi simultáneos: una oclusión a nivel oral y otra
a la altura de la glotis. La diferencia entre las eyectivas y las
inyectivas o implosivas es que en las primeras la glotis se con-
trae y sube, mientras que en las segundas la oclusión glotal va
acompañada de un descenso de la glotis. Para estos autores, las
oclusivas implosivas suelen ser sonoras, sin embargo, veremos
que en wichí también se realizan, y con frecuencia en las varie-
dades del Este, como sordas.
Para un hablante de español la forma más sencilla de ar-
ticular estas oclusivas implosivas o inyectivas es realizar prime-
ro una contracción de la glotis hacia abajo antes de articular
la oclusiva. En realidad, el grafema que las representa debería
dibujarse de la siguiente manera: p, t. Sin embargo, como no
existe en esta lengua una oposición entre oclusivas glotalizadas
eyectivas y oclusivas glotalizadas inyectivas, hemos decidido
emplear el símbolo fonético de las eyectivas.
128 MARISA CENSABELLA

Uno de los aspectos más destacados de la sincronía di-


námica de esta lengua es la progresiva y cada vez más fuerte
realización inyectiva de las oclusivas glotalizadas a medida que
observamos las variedades de Este a Oeste:

mupi ‘garza blanca’ [mu'pi] Var. Col. Muñiz


[mu'i] Var. El Sauzalito
[mu'i] Var. Tnte. Fraga
[mu'i] Var. M. El Carmen

Como vemos en los ejemplos, en Colonia Muñiz la realiza-


ción es una oclusiva bilabial glotalizada prácticamente eyecti-
va; en El Sauzalito es una una oclusiva bilabial glotalizada in-
yectiva sonora; en Tte. Fraga una oclusiva bilabial glotalizada
inyectiva sorda; y en Misión El Carmen se trata de una oclusiva
dental glotalizada inyectiva sonora. Un patrón de variación si-
milar se observa en la realización del resto de las oclusivas glo-
talizadas, con la particularidad que en la variedad ubicada más
al oeste de esta región, la de Misión El Carmen, el segmento
oclusivo se pierde quedando únicamente la oclusión glotal:

tisan ‘carne’ [ti'san] Var. Col. Muñiz


[i'san] Var. El Sauzalito
[i'san] Var. Tte. Fraga
[i'san] Var. Misión El Carmen

tse ‘estómago’ [tse] Var. Col. Muñiz


[tse] Var. El Sauzalito
[tse] Var. Tte. Fraga
[tse] Var. Misión El Carmen
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 129

chute ‘oreja’ [chu'te] Var. Col. Muñiz


[ku'te] Var. El Sauzalito
[ku'te] Var. Tte. Fraga
[u'te] Var. Misión El Carmen

lakax ‘boca’ [la'kax] Var. Col. Muñiz


[la'kax] Var. El Sauzalito
[la'kax] Var. Tte. Fraga
[l'ax] Var. Misión El Carmen

En el último ejemplo (‘boca’), la tensión producida por el


descenso de la glotis en la variedad de Tte. Fraga es mucho más
fuerte que en la de Colonia Muñiz. Desde el punto de vista tipo-
lógico resulta interesante observar que el wichí, a diferencia de
la mayoría de las lenguas que poseen inyectivas, puede realizar-
las no sólo como sonoras sino también como sordas.
Una consecuencia importante de la pérdida de la articu-
lación oclusiva en las glotalizadas inyectivas de las variedades
del Oeste, como la de Misión El Carmen, es la posible fonolo-
gización de la oclusiva glotal (ver tema más adelante). En los
hablantes más jóvenes hemos observado un desplazamiento del
golpe de la glotis de la inyectiva a la posición de coda en la síla-
ba, con una diferencia importante a nivel articulatorio: en vez
de realizar la oclusiva glotal con un movimiento descendente
de la glotis, tal como se realiza en las inyectivas, en este caso el
movimiento se realiza hacia arriba, compárese:

/chohet/ ‘flecha’ [cho'het] Var. Bazán GE


[nyo'het] Var. Msión El Carmen HD
[cho'het] Var. Tte. Fraga FF ( + joven)
130 MARISA CENSABELLA

/cheche/ ‘catita’ [che'che] Var. Bazán GE3


[cheche] Var. Bazán JA

[ke'e] Var. Msión El Carmen HD


[che'e] Var. Msión El Carmen NM

[che'che] Var. Tte. Fraga AS


[che'che] Var. Tte. Fraga FF

En las variedades de El Sauzalito y Tte. Fraga la reali-


zación sonora de las oclusivas glotalizadas inyectivas labial y
dento-alveolar [] y [] podría estar presionando el sistema a
incorporar el rasgo de la sonoridad. Esto no sucede en las va-
riedades del Este (Colonia Muñiz, Bazán) ni en la del Noroeste
(Misión El Carmen).

12.2. Realizaciones de la oclusiva palatal /ch/


y la oclusiva palatal glotalizada inyectiva /ch/
La realización del fonema oclusivo palatal plano es un claro ín-
dice de variedad regional. Se trata de una oclusiva palatal plana
no chicheante (se percibe más chicheante cuanto más al Este se
hable la variedad y cuanto más jóvenes sean los hablantes).
Por razones de tradición expositiva, y para no complicar
inútilmente las grafías para un lector de habla española, utiliza-
mos el grafema ch, pero en realidad debería transcribirse como
[] sorda, articulada con la lengua paralela al paladar como en
las lenguas eslavas (cuya contrapartida sonora es [] que no se

3. El segundo ejemplo de cada par corresponde al habla del consultante más joven.
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 131

utiliza en esta lengua). Utilizamos [ch] cuando se percibe una


mayor palatalización y [k] cuando la articulación velar es más
notoria. La primera se observa con más frecuencia en las varie-
dades del Este, mientras que la segunda es característica de las
variedades del Oeste. De este a oeste la realización del fonema
/ch/ es la siguiente:

ichot ‘rojo’ [i'chot] Var. Col. Muñiz


[i'kot] Var. El Sauzalito

chala ‘lagartija’ [cha'la] Var. Col. Muñiz


[ka'la] Var. M. El Carmen

cheek ‘quebracho’ [che'ek] Var. Bazán


[ch'ek] Var.Tte. Fraga
[k'ek] Var. El Sauzalito

nchim ‘tengo sed’ [n'chim] Var. Col. Muñiz


[ni'kim] Var. M. El Carmen

chukuk ‘mariposa’ [chu'kuk] Var. Col. Muñiz


[k'kk] Var. M. El Carmen

12.3. Estatuto fonológico del sonido oclusivo glotal


El sonido oclusivo glotal suele estar presente en la mayoría de
las lenguas aunque no siempre tenga estatus fonemático. Mu-
chas lenguas indígenas sudamericanas poseen la oclusiva glotal
como fonema, como las Guaycurúes, donde este sonido posee
valor distintivo.
Según Viñas Urquiza (1974), Claesson (1994), Braunstein
(1989), Gerzenstein (2002) y Fernández Garay y Spinelli (2006)
132 MARISA CENSABELLA

la oclusiva glotal posee estatuto de fonema en las variedades


que han estudiado, si bien casi todos ellos indican alguna irre-
gularidad en su utilización. Tovar (1981) y Terraza (2006) es-
timan que no se trata de un fonema. Para el primer autor la
oclusiva glotal no posee valor fonológico y puede aparecer en la
estructura superficial el hiato o en una contracción de vocales,
mientras que para Terraza la oclusiva glotal no posee valor dis-
tintivo, “... aparece en la estructura superficial en condiciones
determinadas, a saber, después de las vocales que se encuentran
en la sílaba acentuada de la palabra y esto siempre que la mis-
ma se halle delante de pausa. Cuando no hay pausa, la glotal
desaparece... la glotal puede también insertarse para evitar el
hiato” (Terraza 2006). La autora cita correspondencias entre su
corpus y el de Viñas Urquiza (1974); veamos tres ejemplos:

‘quirquincho’ [chen'o] Viñas Urquiza


[ka'hnu] Terraza

‘hormiga’ [sua'nah] Viñas Urquiza


[suwa'na] Terraza

‘tierra’ [hon'at] Viñas Urquiza


[huh'nat] Terraza

Tal como sucede en otras lenguas indígenas americanas, el soni-


do oclusivo glotal en wichí cumple una función demarcativa a
final de palabra cuando el último fonema es una vocal:

[am'a] ‘ratón’
[axen'che] ‘pájaro’
[ha'lo] ‘árbol’
[is'i] ‘luz’
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 133

Este comportamiento no se verifica al inicio de palabra; la ma-


yoría de las oclusivas glotales al inicio de palabra seguidas de
vocal son producto de la pérdida de la oclusión oral de las fo-
nemas oclusivos glotalizados implosivos en las variedades del
Oeste. En otros casos, la oclusiva glotal indica límite de mor-
femas, especialmente entre las flexiones personales y las bases
lexicales:

[wute'sa] /wu-tes-a/ ‘comenzar’ Var. Bazán


[nik'po] /n-ikpo/ ‘estoy arriba’ Var. Col. Muñiz

Comparando variedades, se evidencia que la oclusiva glo-


tal en posición interna de palabra indica la posible existencia
de otro fonema, generalmente una oclusiva en sílaba trabada, o
incluso una sílaba entera que ha sufrido erosión fonológica:

[wuxali'sa] ‘contar’ Var. Bazán GE wotufantesa ‘contar’ Var. Vejoz (Hunt)


[nkawu'na] ‘sombrero’ Var. C. Muñiz DS nkawutna ‘sombrero’ Var.C.Muñiz PS
[nyu'le ‘tengo hipo’ Var. Bazán JA nyutle ‘tengo hipo’ Var. Rivadavia
yople ‘hipar’ Var. Vejoz (Hunt)
[nicho'che ‘gemelos’ Var. Bazán JA nichotche ‘semejante’ Var. Bazán GE

Ejemplos como los presentados podrían hacer pensar que


todas las oclusivas, especialmente la /t/ en sílaba trabada, se
realizan con una oclusión glotal, pero esto no se verifica en otras
palabras muy utilizadas y en todas las variedades: /ntutle/
[nutle] ‘corazón’. Con respecto a la variación por edades, he-
mos observado que los hablantes más jóvenes de cada región
estudiada articulan la oclusiva glotal con menos energía. Pero
consideramos que los ejemplos presentados no son suficientes
para confirmar su estatuto fonológico.
134 MARISA CENSABELLA

En las variedades del Oeste se observa un proceso fonoló-


gico que podría tener como consecuencia la fonologización de la
oclusiva glotal, obsérvese la oposición:

[mo'yo] ‘quiebro’ ∼ [mo'yo ‘liebre’ Var. M. El Carmen

que en las variedades del Este se realiza:

[mo'chos] ‘quiebro’ ∼ [mo'yo ‘liebre’ Var. Col. Muñiz

es decir, lo que en variedades del Este es una oclusiva glotali-


zada inyectiva o implosiva palatal, en las variedades del Oeste
cae la oclusiva palatal, perdura una tensión de la primera parte
de la oclusión glotal y se pierde el segmento de relajación de
la oclusión glotal. Sin embargo, en el idiolecto de HD de Mi-
sión El Carmen, la oclusiva glotal producto de la pérdida de
la consonante oclusiva implosiva se realiza mucho más tensa
que la oclusiva glotal escuchada a final de palabra terminada
con vocal; si bien los dos sonidos son similares, al oído resultan
perceptiblemente diferentes.

12.4. La oposición /a/ - //


Esta oposición es distintiva en la variedad de Misión El Car-
men; en la variedad de El Sauzalito observamos más alternan-
cias en la realización de dicha vocal.
La oposición fonológica se demuestra con los siguientes
pares aproximados:
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 135

itx ‘fuego’ petax ‘alto’


k ‘no’ kates ‘estrella’
nskt ‘yo robo’ takat ‘humedad’ Var. M. El Carmen HD

En las variedades del Este el fonema // se realiza como


/o/. Compárese la variedad de Misión El Carmen con la de Co-
lonia Muñiz:

→o ‘fuego’ itx Var. Msión El Carmen


itox Var. Colonia Muñiz

‘rico’ akx Var. Msión El Carmen


akox Var. Colonia Muñiz

‘niños’ ntsas Var. Msión El Carmen


notsas Var. Colonia Muñiz

‘cuero’ tx Var. Msión El Carmen


tox Var. Colonia Muñiz

12.5. Realización velar o uvular del fonema /k/


En nuestro corpus el sistema fonológico del wichí posee un solo
fonema oclusivo velar /k/, cuyo punto de articulación alterna
entre el orden velar y el uvular. Si bien podemos considerar que
por economía articulatoria las variantes de /k/ se distribuyen
según el punto de articulación de la vocal que le sigue ([k] junto
a vocales anteriores y [q] junto a posteriores), la comparación
entre las variedades nos permite postular que la variante [q] se
relaciona, la mayoría de las veces, con la vocal baja posterior //
de las variedades del Oeste, o con la realización de la oclusiva
glotalizada inyectiva /k/. Es interesante notar que las varieda-
136 MARISA CENSABELLA

des del Este realizan dicho fonema oclusivo mayormente como


uvular, mientras que en las variedades occidentales se percibe
una oclusiva velar seguida de la vocal posterior:

[qa'nu] ‘aguja’ Var. Col. Muñiz


[k'nu] Var. Misión. El Carmen

[nqoh'ñi] ‘bolsillo’ Var. Bazán


[nk'ñi] Var. El Sauzalito
[nk'ñi] Var. Misión El Carmen

[to'qax] ‘su boca’ Var. Col. Muñiz


[la'kx] Var. Tte. Fraga / Var. El Sauzalito
[tox] Var. Misión El Carmen

[isqat] ‘roba’ Var. Col. Muñiz


[isqt] Var. El Sauzalito
[iskt] Var. Misión El Carmen

El fonema oclusivo velar y el fonema oclusivo velar glo-


talizado inyectivo se realizan como [k], [k], [q] y [q] siguien-
do un patrón distribucional según contexto vocálico anterior y
posterior en las variedades del Este, mientras que en las varie-
dades del Oeste la realización posterior está dada por la vocal,
la oclusiva se articula en la zona velar.

12.6. Realización [xl] de //


Se trata de una estructura débil inestable correlacionada con
la región. Se observa con más frecuencia en las variedades del
Este en posición de onset:
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 137

‘él’ [n'am] Var. Misión El Carmen


[n'xlam] Var. Colonia Muñiz
‘mi hijo’ [n'os] Var. Misión El Carmen
[n'xlos] Var. Colonia Muñiz

‘cabeza’ [e'tek] Var. Misión El Carmen


[xle'tek] Var. Colonia Muñiz

‘yo trabajo’ [nchem'i] Var. Msión El Carmen


[nchem'xli] Var. Colonia Muñiz

‘lagartija’ [a'u] Var. Misión El Carmen


[a'xlu] Var. Colonia Muñiz

12.7. Realización [f] y [x] de /x/ en posición de onset


Si bien se observa la utilización de las dos variantes en todas
las variedades y en todas las edades, es más habitual escuchar
la realización labiodental en las variedades del Este que en las
del Oeste:

‘día’ ['xala] Var. Msión El Carmen


['fala] Var. Colonia Muñiz

‘sudor’ [chex] Var. El Sauzalito


[chef] Var. Bazán

13. Estructuras débiles inestables debidas a la edad


En los ejemplos que siguen el primer ejemplo presentado co-
rresponde al idiolecto del hablante de más edad, y el segundo al
más joven, ambos provenientes de la misma localidad.
138 MARISA CENSABELLA

13.1. Articulación completa de /k/ en posición de coda


En posición de coda, el fonema /k/ pierde la labialización, es-
pecialmente entre los hablantes más jóvenes, aunque igualmen-
te es posible escuchar una articulación completa de la oclusiva
con una articulación explosiva, que graficamos con una ele in-
vertida [k⎡]:

‘río’ tewuk [te'wuk] Var. Bazán GE


[te'wuk⎡] Var. Bazán JA

‘árbol bola verde’ atsek [a'tsek] Var. Tte. Fraga AS


[a'tsek⎡] Var. Tte. Fraga FF

13.2. Realizaciones [wx] y [wk] de los fonemas /x/ y /k/


En las variedades de Bazán y Colonia Muñiz, los jóvenes pre-
sentaron una mayor tendencia a invertir el orden de los seg-
mentos del fonema /x/ en posición de coda:

laxcha ‘padre’ [lax'cha] Var. Bazán GE


[lawx'cha] Var. Bazán JA

xlex ‘ala’ [xlex] Var. Bazán GE


[xlewx] Var. Bazán JA

tselek ‘enredado’ [tse'lek] Var. Bazán GE


[tse'lewk] Var. Bazán JA

13.3. Realización [ts], [ts] y [t] de /ts/


En las variedades del Este hemos observado una aspiración lue-
go de la africada alveolar /ts/ en los hablantes de más edad:
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 139

tsowet ‘animal del monte’ [tso'wet] Var. Col. Muñiz PS


[tso'wet] Var. Col. Muñiz DS

En todas las variedades, los hablantes jóvenes realizan


con más frecuencia la variante alveolar palatalizada (para sim-
bolizarla utilizamos una pequeña barra sobre el símbolo ), rea-
lización que se acerca a la /ch/ del español:

tsowet ‘animal del monte’ [tso'wet] Var. Tte. Fraga AS


[to'wet] Var. Tte. Fraga FF

Muchos préstamos que en español poseen el sonido [t] son


nativizados en wichí por [ts] o [t]:

machete [matse'tax] Var. Bazán JA (+joven)


choclo [tu'klu] Var. Tte. Fraga FF (+joven)

14. Conclusiones
A diferencia de un estudio sincrónico dinámico realizado sobre la
lengua toba (familia Guaycurú) (Censabella 1997), los idiolectos
aquí estudiados presentaron una gran estabilidad en la correla-
ción entre estructuras débiles inestables y la variable edad.
Debido, seguramente, a la alta vitalidad de la lengua, los
jóvenes no presentan demasiadas oposiciones debilitadas; tam-
poco fue significativo el registro de fluctuaciones, entendiendo
éstas como alternancias de fonemas por un mismo hablante sin
que la misma se deba factores de orden social (edad, región,
nivel de escolaridad) (Clairis 1991). Se observan glotalizacio-
nes menos tensas, realizaciones del timbre de las vocales más
140 MARISA CENSABELLA

semejantes al español y mayor frecuencia de articulación chi-


cheante de la africada /ts/. Tampoco han sido significativos los
flotamientos, entendiéndose por éstos una alternancia similar
a la fluctuación –es decir, no motivada ni correlacionable con
variables sociales– pero entre individuos diferentes que conocen
las mismas oposiciones, sin que se trate de fluctuación ni en uno
ni en otro hablante (Martin 1989: 89). La variación observada
puede circunscribirse a lo delineado en este trabajo como es-
tructuras débiles estables e inestables.
La mayoría de los wichí de Argentina adquiere el wichí
como primera lengua y la utiliza en la comunicación diaria,
más allá de los niveles de competencia adquiridos en español,
especialmente por los jóvenes, con más años de escolarización y
mayores compromisos laborales en los que se utiliza excluyen-
temente el español. Otro factor de orden social que explica la
estabilidad del sistema es que la mayoría de los wichí habitan
en zonas rurales, hecho que favorece la comunicación intra- e
interétnica en wichí y reduce los ámbitos de uso relacionados
con el español.
Por el contrario, son las diferencias debidas al lugar de re-
sidencia las que mostraron mayor pertinencia y se manifiestan
como un continuum: la realización palatalizada o velarizada
del fonema /ch/; el pasaje, de Este a Oeste, de un sistema vo-
cálico de cinco a seis valores, con un comportamiento inesta-
ble de la vocal posterior //, hecho que tiene consecuencias en
la realización del fonema oclusivo velar /k/ en las variedades
del Este; la realización de las oclusivas glotalizadas inyectivas,
cada vez más implosivas de Este a Oeste, con posible tendencia
a la fonologización del sonido oclusivo glotal en las variedades
SISTEMA FONOLÓGICO Y SINCRONÍA DINÁMICA DE SEIS VARIEDADES ORIENTALES DEL CONTINUUM WICHÍ 141

del Oeste. Muchos son los enclaves wichí que restan estudiar
para completar un mapeo de las características del sistema fo-
nológico del continuum de variedades de esta lengua en el Gran
Chaco. Con este trabajo intentamos realizar un pequeño aporte
que propone una forma de trabajar que, a diferencia de otras
teorías, toma la variación como un punto central de su perspec-
tiva teórica y su praxis metodológica desde el inicio mismo de
las investigaciones.

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145
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO
DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA NORTE
DEL DEPARTAMENTO RIVADAVIA, SALTA

ANA FERNÁNDEZ GARAY


UNLPam-CONICET

SILVIA SPINELLI
UNLPam-CONICET

Resumen
El trabajo se inscribe en el marco teórico de la sincronía dinámica de la escuela funcionalista francesa
y muestra la variación existente en el nivel fonético-fonológico de la lengua wichí hablada en Salta,
en algunas comunidades que se ubican en la Banda Norte del departamento Rivadavia. El objetivo
principal es establecer las zonas estables e inestables del sistema y determinar las causas que han
llevado a que ciertos fonemas se encuentren en situación de inestabilidad, así como las tendencias
que se manifiestan en sincronía debidas precisamente a dicha inestabilidad. Aparentemente, los
fonemas más inestables son la glotal // y aquellos fonemas pertenecientes a la serie de oclusivas
glotalizadas y al orden de las oclusivas uvulares /q, q/. Entre las vocales, la más inestable, y que
incluso ha desaparecido ya en Rivadavia Banda Sur, es la baja posterior //. Las explicaciones
pueden deberse a factores externos como a factores internos. El factor externo más evidente es
el contacto con el español. En cuanto a los factores internos, debemos considerar tensiones dentro
del sistema, generados posiblemente por el bajo rendimiento funcional de algunos fonemas, lo que
puede haber derivado en un proceso diacrónico que habría llevado finalmente a su pérdida.
Palabras clave: Wichí, sincronía dinámica, variaciones, fonemas estables e inestables,
fluctuaciones, alternancias.

Abstract
The following paper is placed within the theoretical framework of dynamic synchrony of the French
Functionalist School’s dynamic synchrony and its existing variation in the phonetic- phonological level of
the Wichi language found in some communities located in the North Band of the Rivadavia District in the
province of Salta. The goal of this paper is to establish stable and unstable areas of the Wichi phonological
system and to determine the causes by which certain phonemes become unstable. This paper will also
explore how this instability affects Wichi pronounciation tendencies as shown in synchrony. Seemingly,
the most unstable Wichi phonemes are the glottal stop //, those phonemes belonging to the series of
glottalized plosives and those belonging to the group of uvular plosives /q, q /. Among vowels, the most
unstable phoneme, the use of which has already disappeared in Rivadavia South Band, is the open back
//. Explanations for these unstable phonemes account for both external and internal factors. The most
evident external factor is the contact with the Spanish language. As far as internal factors are concerned,
we must consider tensions within the system, possibly generated by low functional performance of some
phonemes which could have resulted in a diachronic process that led in the final loss of one phoneme.
Keywords: Wichi, dynamic synchrony, variations, stables and unstables phonemes, fluctuations,
alternances.
146 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI

1. Objetivos
Este trabajo presenta aspectos fonéticos y fonológicos del wichí
hablado en Salta, tomando algunas comunidades que se ubi-
can en la Banda Norte del departamento Rivadavia de dicha
provincia, con la intención de establecer las zonas estables y
las inestables del sistema. Asimismo, se buscará determinar las
causas que han llevado a que ciertos fonemas se encuentren en
situación de inestabilidad, así como las posibles tendencias al
cambio que se manifiestan en sincronía debidas precisamente a
dicha situación. El trabajo se inscribe en el marco teórico de la
sincronía dinámica de la escuela funcionalista francesa e inten-
ta mostrar la variación existente en el nivel fonético-fonológico
en esta lengua del área chaqueña.

2. Comunidades wichí de Salta


Para este trabajo nos basamos en distintos corpus recolectados
en las siguientes comunidades wichí de la provincia de Salta:
i. Hoktek toy ‘Lapacho Mocho’ (LM): esta comunidad está lo-
calizada a 18 km de Tartagal, ciudad importante del noreste de
la provincia. Presenta alrededor de 70 habitantes, entre adul-
tos, jóvenes y niños, la mayoría hablante monolingüe de wichí.
Algunos hombres hablan el español por razones laborales.
ii. Paraje La Paz (PLP): este sitio se halla ubicado al sur de
Pluma de Pato y a 60 km al noroeste de Coronel Juan Solá (Es-
tación Morillo), localidad emplazada sobre la ruta nacional 81,
en el departamento de Rivadavia (Banda Norte).
iii. Misión Santa María (SM): esta Misión se localiza a 1 kilóme-
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 147

tro del pueblo homónimo, que se encuentra aproximadamente


a 130 km de Tartagal, hacia el Este. Viven en ella alrededor de
70 familias que hacen un total de 300 habitantes, entre adultos,
jóvenes y niños. Un 40% de ellos son monolingües en wichí y
los restantes, bilingües wichí-castellano.
iv. Santa Victoria Este (SVE): es una localidad importante del
Chaco salteño, ubicada a 87 km de la capital de la provincia, so-
bre el río Pilcomayo, en el departamento de Rivadavia, Banda
Norte. Cerca de la misma, a 7 km, encontramos la comunidad
wichí de San Luis (SL), y a 5 km, la comunidad denominada El
Cañaveral (EC).
v. Las Vertientes (LV) es un paraje sobre el río Pilcomayo, local-
izado a 65 km de Santa Victoria Este. En él se encuentra una
comunidad indígena wichí, y la escuela adonde concurren los
niños de las familias allí asentadas.
Hasta la fecha existe un desconocimiento bastante im-
portante sobre esta lengua, sobre todo en lo que hace a los as-
pectos dialectales, es decir, cuántos serían los dialectos que la
conforman y las divergencias que existen entre sí. Existen algu-
nos trabajos que se ocupan de la fonología del wichí: Claesson
(1994) describe la fonología del dialecto noctén hablado en Boli-
via; Viñas Urquiza (1970) estudia la variedad de Embarcación,
ciudad cercana a Salta; Messineo y Braunstein (1990), así como
Gerzenstein (1992, 2002a, 2002b) han presentado algunos datos
acerca de la fonología del bazanero, hablado en los alrededores
de Juan G. Bazán, al oeste de Las Lomitas, en la provincia de
Formosa. Asimismo, Tovar (1981) desarrolló un trabajo basado
en datos tomados de un informante de Embarcación.
148 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI

Con este trabajo nos proponemos comenzar a desentrañar


el complejo panorama que presenta esta lengua, considerada
un continuum dialectal a lo largo de las provincias de Salta,
Formosa y Chaco, situación planteada por Messineo y Brauns-
tein (1989/1990: 12), por la cual un dialecto del wichí puede ser
más o menos cercano al vecino, y así sucesivamente a lo largo del
continuum, en tanto que variedades extremas de ese continuum
serían muy diferentes e incluso, según opinión de algunos miem-
bros de la etnia, no permitirían la intercomprensión entre sí.

3. El marco teórico
La concepción actual de que las lenguas se hallan en evolución
constante, fundamentada en la heterogeneidad que ellas mani-
fiestan, ya sea como resultado de las variaciones condicionadas
por aspectos socioculturales, etarios y de género, así como por
el tema del contacto y de las actitudes y representaciones sos-
tenidas por los miembros de la comunidad lingüística, llevó a la
superación no sólo de la dicotomía saussureana sincronía/dia-
cronía, sino también a abandonar la idea de la homogeneidad
de la lengua planteada por de Saussure (véase Regúnaga 2005).
A comienzos del siglo XX no se podía imaginar una estructura
si no era en sincronía. El cambio diacrónico era visto como el
elemento que venía a quebrar un orden establecido para gene-
rar uno nuevo. Por esta razón, estructura y evolución no podían
ser consideradas compatibles al momento de teorizar sobre el
cambio lingüístico. A partir de 1968, con el artículo de Wein-
reich, Labov y Herzog titulado “Empirical foundations for a
theory of language change”, se produce un giro fundamental
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 149

en la historia de la lingüística. La lengua deja de ser objetiva-


da como una estructura homogénea para ser visualizada como
algo heterogéneo, donde la variación, y no el estatismo, pasa
a ser el fundamento que explica la evolución estructurada de
toda lengua.
No nos ocuparemos de explicar el concepto de sincronía
dinámica pues es desarrollado por Censabella en este volumen,
quien presenta en detalle el modelo teórico en el que se basa
nuestro estudio.
La finalidad de aplicar dicho modelo es poner en evidencia
la variación sincrónica y sus tendencias dinámicas. Teniendo
en cuenta los planteos de Houdebine (1985) y Martinet (1989),
y considerando los estudios fonológicos previos realizados en
distintas comunidades de Salta, estableceremos las áreas débi-
les, estables e inestables del wichí occidental con la intención de
explicar las causas que las generaron.

4. Sistema fonológico del wichí de Salta (Rivadavia Banda Norte)


Partiremos de un sistema fonológico único que hemos obteni-
do para toda la Banda Norte del departamento de Rivadavia,
para luego ir estableciendo las variaciones, alternancias y fluc-
tuaciones que pueden observarse en las distintas comunidades,
en diferentes individuos y aun en un mismo individuo.
150 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI

Fonemas consonánticos

Velares
Bilabiales Dentales Alveolares Palatales Velares Uvulares Glotal
Labial.
Nasales m n
Oclusivas p t c č k k q 
Oclusivas     
Glotalizadas p t č k q

Frica vas s  x h
Laterales l
Con nuas w y

Fonemas vocálicos

Anteriores Posteriores
Altas i u
Medias e o
Bajas a 

Indicaremos a continuación las realizaciones fonéticas de


los fonemas consonánticos:

/m/
[m] oclusiva nasal bilabial sonora. Se observa en posición ini-
cial: [ma'sa] ‘abeja carnicera’; posición final: [o'am] ‘yo’; e in-
tervocálica: [ca'mi] ‘desierto’.
[m] oclusiva nasal bilabial sonora ensordecida. En ocasiones
se ensordece en posición final de sílaba ante consonante sorda:
[oumi] ‘trabajar’.
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 151

/n/
[n] oclusiva nasal alveolar sonora. Se observa en posición ini-
cial: [na'yix] ‘camino’; en posición final: [wen] ‘encontrar’; e
intervocálica: [le'nix] ‘olor’.
[n] oclusiva nasal alveolar sonora ensordecida. En ocasiones
se ensordece en posición final de sílaba ante consonante sorda:
[oyen'i] ‘yo hago’.

/p/
[p] oclusiva bilabial sorda. Se observa en posición inicial:
[pe'lax] ‘blanco’; en posición final: [ya'up] ‘primavera’; e in-
tervocálica: [le'pes] ‘fin’.
[p] oclusiva bilabial sorda aspirada. En ciertos momentos se
aspira en posición intervocálica: [opon'ti] ‘cárcel’; y en posi-
ción final: [ip] ‘borde’.

/t/
[t] oclusiva dental sorda. Se observa en posición inicial:
[tah'ame] ‘último’; en posición final: [hi'ut] ‘viejo’; e intervo-
cálica: [pi'tox] ‘hondo’.
[t] oclusiva dental sorda aspirada. A veces se aspira en posi-
ción final: [coh'nat] ‘cuchillo’.

/c/
[c] africada dento-alveolar sorda. Se observa en posición inicial:
[ca'mi] ‘desierto’; y en posición intervocálica: [ko'co] ‘rodilla’.
No ocurre en posición final.

//
[] africada palatal sorda. Se observa en posición inicial: [ax]
152 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI

‘traer’; y en posición intervocálica: [ya'up] ‘primavera’. No se


documentó en posición final.
[y] africada palatal sorda palatalizada. Ocurre en variación li-
bre con [], tanto en posición inicial como intervocálica, sien-
do mucho más frecuente el fono no palatalizado: [yohnot] ~
[oh'not] ‘araña’; [ox'ya] ~ [ox'a] ‘mi padre’.

/k/
[k] oclusiva velar sorda. Se observa en posición inicial: [ke'i]
‘apuráte’; en posición final: [o'kok] ‘mariposa’; e intervocálica:
[oka'tay] ‘tengo mala suerte’.
[k] oclusiva velar sorda aspirada. En ciertos momentos, se as-
pira en posición final: [o'kok] ‘mariposa’.

/k/
[k] oclusiva velar sorda labializada. Se observa en posición ini-
cial: [key] ‘mano’; en posición final: [i'suk] ‘loco’; e intervo-
cálica: [owu'ke] ‘mi casa’.

/q/
[q] oclusiva uvular sorda. Se observa en posición inicial: [qa'tas]
‘moscas’; en posición final: [o'paq] ‘cobarde’; e intervocálica:
[l'q] ‘brillante’.
[q] oclusiva uvular sorda aspirada. En ciertos momentos,
cuando se halla en posición final de palabra puede aspirarse:
[opaq] ‘cobarde’.

//
[] oclusiva glotal sorda. Ocurre en posición inicial: [ay'tax] ‘du-
ele’; intervocálica: [o'ek] ‘yo como’; y final [o'ma] ‘yo duermo’.
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 153

/p/
[p] oclusiva bilabial glotalizada implosiva sorda. Se observa
solamente en posición inicial: [pe'tax] ‘resbala’; e intervocáli-
ca: [i'pehi] tibio’.
[b] oclusiva bilabial glotalizada implosiva sonora. Alterna con
[p]: [co'ba] ~ [co'pa] ‘hueso del talón’.

/t/
[t] oclusiva dental glotalizada implosiva sorda. Se observa sola-
mente en posición inicial: ['tn] ‘duro’; e intervocálica: [o'tek]
‘yo como ’.
[d] oclusiva dental glotalizada implosiva sonora. Alterna con
[t]: [di'ka] ~ [ti'ka] ‘hinchado’, [du'u] ~ [tu'u] ‘orina’.

//
[] africada palatal glotalizada eyectiva sorda. Se observa
solamente en posición inicial: [ot] ‘ayudar’; e intervocálica:
[ka'i] ‘feo’.

/k/
[k] oclusiva velar glotalizada implosiva sorda. Se observa en
posición inicial: [ko'nek] ‘dulce’; e intervocálica: [xa'kan]
‘azul’.
[g] oclusiva velar glotalizada implosiva sonora. Alterna con
[k]: [gu'se] ~ [ku'se] ‘mandíbula’.

/q/
[q] oclusiva velar glotalizada implosiva sorda. No se observó la
presencia de la sonora.
154 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI

/s/
[s] fricativa dental sorda acanalada. Ocurre en posición inicial:
[sip'a] ‘soldado’; en posición final: [le'pes] ‘fondo’; e intervocá-
lica: [o'sat] ‘mi talón’.

//
[] lateral fricativa dental sorda. Se observa en posición inicial:
[ip] ‘borde’; en posición final: [a'me] ‘ustedes’; e intervocálica:
[o'am] ‘yo’.

/x/
[x] fricativa velar sorda labializada. Alterna libremente con
[f] en posición inicial: [xo'yax] ~ [fo'yax] ‘pato’; y en po-
sición intervocálica: [oxi'lax] ~ [ofi'lax] ‘yo me rasco’. En
posición final sólo ocurre [x]: [tux] ‘comer’.
[f] fricativa labiodental labializada sorda; alterna libremente
con [x].
[h] fricativa glotal labializada sorda. Esta realización se ob-
serva alternando libremente con [x] en posición intervocálica:
[oxe'wet] ~ [ohe'wet] ‘silla’.

/h/
[h] aspirada glotal sorda y [x] fricativa velar sorda alternan
libremente en posición intervocálica: [a'xs] ~ [a'hs] ‘pana-
les’; y en posición final y ante consonante: [yah'pe] ~ [yax'pe]
‘golpear’, [tat'nah] ~ [tat'nax] ‘sapo’. En posición inicial es más
frecuente [h]: [hoho'tax] ‘halcón’, en tanto que en posición final
y ante consonante es más frecuente [x]: [xux'ax] ‘uña’.
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 155

/l/
[l] lateral ápico-alveolar sonora. Se presenta en posición inicial:
[leo'wex] ‘centro’; en posición final: [kate'cel] ‘estrellas’ ; y en
posición intervocálica: [o'les] ‘mis hijos’.

/w/
[w] continua labio-velar sonora. Se observa en posición inicial:
[wex] ‘agujero’; y en posición intervocálica: [na'wop] ‘agosto,
sequía’. No se ha documentado en posición final.

/y/
[y] continua palatal sonora. Se observa en posición inicial:
[ya'has] ‘se afeita’; en posición final: [no'way] ‘se asustó’; y en
posición intervocálica: [ni'yat] ‘cacique’.
[ž] fricativa palatal sonora. Este fono alterna con [y] en posición
inicial: [ža'tene] ‘envidia’; y en posición intervocálica: [i'woye] ~
[i'wože] ‘¿cómo estás?, [oye'sit] ~ [ože'sit] ‘yo corto’.

Todos los fonemas consonánticos ocurren en posición ini-


cial e interna. Con excepción de las oclusivas glotalizadas /p,

t, k/, las africadas /c, /, y la continua /w/, todos los demás
también ocurren en posición final.
Presentaremos ahora las realizaciones fonéticas de los fo-
nemas vocálicos:

/i/
[i] vocal alta anterior cerrada no labializada. Se observa en po-
sición inicial: [i'suk] ‘loco’; en posición final: [mi'i] ‘gato’; y
en posición interconsonántica: [pi'tah] ‘largo’.
156 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI

[i] vocal alta anterior cerrada no labializada nasalizada. La vo-


cal [i] se nasaliza cuando se antepone a una nasal y a una aspi-
ración nasalizada: [o'ihni] ‘yo vivo’.
[] vocal alta anterior abierta no labializada. Este fono alterna
libremente con [i] en posición inicial: ['li:n] ‘nadar’; e intercon-
sonántica: [oqa'st] ‘de pie’.
[i:] vocal alta anterior cerrada no labializada larga. Se presenta
en posición interconsonántica: ['li:n] ‘nadar’.

/e/
[e] vocal media anterior cerrada no labializada. Se observa
en posición inicial: [etan'sax] ‘ladrón; en posición final: [e'e]
‘pierna’; y en posición interconsonántica: [wek'sax] ‘cazador’.
[] vocal media anterior abierta no labializada. Alterna con [e]
en posición final: [pu'l] ‘cielo’. En el contexto inmediato de una
oclusiva uvular la [e] se abre en []: [l'q] ‘brillante’.
[e] vocal media anterior cerrada no labializada nasalizada. Ocu-
rre en el contexto de una nasal: [hoa'yen] ‘yo te mando’.
[] vocal media anterior abierta no labializada nasalizada. Se
documenta en el contexto de una nasal: [l'qh'ni] ‘brilla’.
[e:] vocal media anterior cerrada no labializada larga. Se alarga
para indicar énfasis: [ne'ye:] ‘bebé’.

/a/
[a] vocal baja central abierta no labializada. Se observa en po-
sición inicial: [aha'tah ‘diablo’; en posición final: [ma'a] ‘lie-
bre’; y en interconsonántica: [oka'nek] ‘cuchara’.
[ã] vocal baja central abierta no labializada nasalizada. Ocurre
en el contexto de una nasal: [oyan'i] ‘yo hablo’.
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 157

[a:] vocal baja central abierta no labializada larga. La vocal se


alarga para indicar énfasis: [na:m] ‘llegó’.
//
[] vocal baja posterior abierta no labializada. Se observa en
posición inicial: [hi'u] ‘lengua’; y en posición interconsonán-
tica: [i'tx] ‘fuego’. En posición final no se ha documentado en
nuestro corpus.

/u/
[u] vocal alta posterior cerrada labializada. Se observa en po-
sición inicial: [u'ka] ‘hinchado’; en posición final: [ona'pu] ‘yo
lamo’; y en posición interconsonántica: [up] ‘nido’.
[u] vocal alta posterior cerrada labializada nasalizada. Ocurre
en el contexto de una nasal: [oum'i] ‘yo trabajo’.
[u:] vocal alta posterior cerrada labializada larga. Se alarga
para indicar énfasis: [hi'u:t] ‘viejo’.

/o/
[o] vocal media posterior cerrada labializada. Se observa en po-
sición inicial: [ohu'min] ‘yo amo’; en posición final: [o] ‘semi-
lla’; y en posición interconsonántica: [la'mok] ‘polvo’.
[õ] vocal media posterior cerrada labializada nasalizada. Ocu-
rre en el contexto de una nasal: [oh'nus] ‘mi nariz’.
[o:] vocal media posterior cerrada labializada larga. Se alarga
para indicar énfasis: [o:'am] ‘yo’.

En posición inicial e interconsonántica pueden ocurrir to-


dos los fonemas vocálicos. En posición final, sólo la baja poste-
rior // no ha podido documentarse hasta el momento.
158 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI

5. La sincronía dinámica en el sistema fonológico del wichí


de Rivadavia Banda Norte
5.1. Estructuras estables
Entre los fonemas estables encontramos algunos de los que per-
tenecen a la serie oclusiva /p, t, c, k/, a la serie fricativa /s/ y a
la continua /w, y/. En todos estos casos, los fonemas presentan
las mismas realizaciones que en las demás variedades del con-
tinuum. Poseen, además, gran rendimiento funcional así como
alta frecuencia de aparición1. Otros fonemas estables son los de
la serie nasal, así como la lateral /l/. En cuanto a los fonemas
vocálicos, todos ellos menos // presentan gran estabilidad.

5.2. Estructuras débiles estables


5.2.1. Realizaciones del fonema /h/
Además de las realizaciones mencionadas arriba: [h] y [x], se
pueden escuchar los siguientes alófonos:
[X] fricativa postvelar sorda. Ocurre en posición final en vari-
ación libre con [x]: [asi'nX] ~ [asi'nx] ‘perro’. Este sonido
fue registrado en San Luis.
[] fricativa glotal sonora nasalizada. La presencia de una nasal
nasaliza y sonoriza la aspiración: [a'ni] ‘boca’. Esta variante
se escucha en casi toda el área wichí de la zona en estudio.

1. No siempre la frecuencia de aparición de un fonema está directamente relacionada con el


rendimiento funcional. A veces, un fonema de bajo rendimiento funcional puede presentar
mucha frecuencia de aparición en el discurso (véase Martinet 1974: 76-83). Una oposición tiene
alto rendimiento funcional cuando “sirve para distinguir un número considerable de cuasi-
homónimos” (Martinet 1974: 39).
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 159

5.2.2. Neutralización de los fonemas /h/ y /xw/


Asimismo, existe un fonema fricativo glotal sordo /h/ y otro fri-
cativo velar sordo labializado /xw/. En posición final, como así
también ante consonante, ambos fonemas se neutralizan per-
diéndose la labialización, en cuyo caso aparece el archifonema
/H/ que presenta como rasgos distintivos, aquellos de la base de
comparación:

/'tuxw/ - /'tuH/ ‘comer’


/taxw'i/ - /taH'i/ ‘él llora’

5.2.3. Neutralización de los fonemas /k/ y /kw/


Los fonemas oclusivos /k/ y /kw/ se neutralizan en posición final
y ante consonante generando un archifonema /K/, cuyos rasgos
distintivos son oclusivo y velar: [i'sukw] ~ [i'suK] ‘loro’.

5.3. Estructuras débiles inestables


5.3.1. Realización de los fonemas glotalizados /p, t , k, q/
Además de las realizaciones de las oclusivas implosivas sordas y
sonoras mencionadas arriba, se han observado casos de oclusi-
vas glotalizadas eyectivas sordas [p’, t’ y k’] que se escucharon
en menor medida que las implosivas, en las distintas comuni-
dades estudiadas alternando con las inyectivas o implosivas.
Debemos considerar la baja frecuencia de /q/, que se encontró
solamente en Santa María.
En las eyectivas hay una oclusión glotal y otra oral a nivel
de labios, dientes, alvéolos o velo del paladar. Además, se pro-
duce una elevación de la laringe ocasionando una salida brusca
160 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI

del aire constreñido en la boca. Suelen ser sordas y alternan en


el modo del sonido de base porque también pueden ser fricati-
vas y africadas. La percepción no es clara en el conjunto y sí en
la articulación glotal.
En las implosivas o inyectivas la laringe desciende y el en-
rarecimiento del aire, que se halla en la boca, produce una en-
trada de aire brusco desde el exterior. Por lo tanto, debe haber
una doble oclusión y una de ellas se ubica siempre en la glotis
y ambas se perciben simultáneamente. Suelen ser sonoras. Si-
guiendo la denominación inglesa, a éstas se las llama implosi-
vas, término asociado más a la sílaba fonética. En las dos ar-
ticulaciones, la relajación de la oclusión oral precede a la de la
oclusión glotal.

5.3.2. Realizaciones del fonema //


Además de las variantes: africada palatal sorda [] que se ob-
serva en posición inicial e intervocálica, y africada palatal sor-
da palatalizada [y] que ocurre en las mismas posiciones en va-
riación libre con [], encontramos el siguiente alófono en LM y
en SM:
[ty] oclusiva prepalatal sorda palatalizada. Ocurre ante [e, o]. Se
halla en variación libre con [] y [y], como se ve en: [si'tyet] ~
[si'yet] ~ [si'et] ‘bolsa grande’, [le'tyo] ~ [le'o] ‘corto’.
En PLP y en SVE se escucha también la siguiente realiza-
ción que no fue escuchada el LM ni en SM:
[ky] oclusiva velar sorda palatalizada. Ocurre ante [i, e] en va-
riación libre con [] y [y], como se observa en los siguientes
ejemplos: [kyili'yuk] ~ [ili'yuk] ‘búho’, [kyi'nax] ~ [i'nax]
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 161

‘metal, hierro’, [oee'is] ~ [oekye'is] ‘mi pantalón’. Esta re-


alización pareciera correlacionarse con el factor edad, ya que se
ha documentado en los jóvenes.

5.3.3. Realizaciones del fonema //


En la realización de este fonema se ha observado el fenóme-
no denominado vocal eco, y que ocurre después de la glotal. Es
un fenómeno fonético que se produce cuando los órganos de la
fonación, preparados para articular la vocal, se mantienen en
esta posición, en tanto que la glotis, que está cerrada, se relaja
bruscamente para emitir la glotal. El aire que se expele duran-
te el relajamiento glótico repite el sonido vocálico para el que
los órganos estaban preparados. Ocurre también que la glotal
puede desaparecer, y quedan únicamente los sonidos vocálicos,
y, en ciertos casos, sólo uno de ellos:
Ejemplos:

[qaa'tu] ~ [qa'tu] ~ [qaa'tu] ~ [qa'tu ‘amarillo’]

La vocal eco se encontró en LM, ya que en SM y SVE no


se documentaron estas variantes. La pérdida de la glotal es más
frecuente en los hablantes jóvenes.

5.3.4. Realización del fonema //


Este fonema es típico de la familia mataco-mataguaya. Como
ya vimos, es una fricativa lateral dental sorda. Sin embargo,
existe también una realización [xl] que fue escuchada en la co-
162 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI

munidad de San Luis, cerca de SVE. Esta variante se realiza


como una coarticulación de una fricativa velar sorda y una la-
teral dental ensordecida:

[a'mis] ~ [xla'mis] ‘collar’ (AB, SL)

Hasta el momento sólo ha sido escuchada en la comuni-


dad mencionada.

5.3.5. Fluctuaciones de fonemas


Clairis (1981: 10) define la fluctuación fonológica como la posi-
bilidad que posee el mismo locutor, en las mismas circunstan-
cias, de hacer alternar libremente dos o más de dos fonemas en
la misma unidad significativa, y eso solamente para ciertas uni-
dades del léxico. Se entiende que la fluctuación es la variación
fonológica libre intraindividual, es decir, que no está condicio-
nada por factores fonológicos o morfológicos. Tampoco deben
confundirse con variaciones de uso. Esto implica que (Clairis
1991: 24):
i) deben estar bien establecidos los fonemas de la lengua;
ii) no debe confundirse la fluctuación de fonemas con la varia-
ción libre de un fonema único;
iii) tampoco debe confundirse la fluctuación de fonemas con la
realización idéntica de fonemas diferentes;
iv) la fluctuación de fonemas es un fenómeno distinto a la neu-
tralización, ya que ésta está ligada a un contexto determinado
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 163

y afecta al conjunto del vocabulario, en tanto que las fluctua-


ciones afectan a una parte del mismo.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, pasaremos a
mostrar la fluctuación existente en el wichí. Debemos tener en
cuenta que en las lenguas ágrafas, como es el caso de la lengua
que estamos analizando, normalmente se observan más fluc-
tuaciones que en las lenguas estandarizadas, que se hallan fija-
das por la escritura. Otros problemas que disparan la aparición
de fluctuaciones es el contacto con otras lenguas del área.

Fluctuación de consonantes:
m~n mawu ~ nawu ‘zorro’ (JFR,LM)2
matia ~ natia ‘mentir’ (NM, LM)
p ~ p opahtit ~ opahtit ‘yo aprieto’ (JFR, LM)
t ~ t oputi ~ oputi ‘yo resbalo’ (SB, SL)

t ~ k 
tah ~ 
kah ‘cuero’ (DS, SM)
 ~  utan ~ 
utan ‘espina’ (DS, SM)
oy ~ oy ‘trapo’ (JFR, LP)
alo ~ alo ‘mejilla’ (DS, SM)
oweo ~ oweo ‘habitación’ (ME, LM)
 ~ c ioan ~ iocan ‘embarazada’ (NM, LM)
kuiwo ~ kuciwo ‘guanaco’ (JT, SM)
k ~ k wakal ~ wakal ‘cosecha’ (ME, LM)
k ~q kaatu ~ qaatu ‘amarillo’ (JFR, LM)
ka ~ qa ‘no’ (JFR, LM)
q ~ q qataq ~ 
qataq ‘mosca’ (BD, SM)
 ~ t mae ~ mate ‘seguro’ (VP, LM)
 ~ t ah ~ 
tah ‘cuero’ (EP, SL)
 ~ k xwoyah ~ xwokyah ‘pato’ (JFR, LM)

2.Las primeras siglas remiten al hablante, y las segundas a la comunidad: LP ‘Lapacho Mo-
cho’, PLP ‘Paraje La Paz’, SM ‘Santa María’, SL ‘San Luis’, SVE ‘Santa Victoria Este’.
164 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI

taklehnyen ~ talehnyen ‘se pelean’ (BJ, LM)


xw ~ w taxwi ~ tawui ‘él chilló (CG, LM)
 ~ l eh ~ leh ‘ala’ (SB, SL)

Fluctuación de vocales:
a ~ o cawatah ~ cawotah ‘abeja’ (JFR, LM)
a ~  iunla ~ iunl ‘adelante’ (ME, LM)
leas ~ les ‘su cola’ (JFR, LM)
e ~ i heut ~ hiut ‘viejo’ (JFR, LM)
o ~  ihnyot ~ ihnyt ‘barro’ (JFR, LM )
a ~ e alicah ~ elicah ‘pobre’ (SB, SL)
wela ~ wele ‘luna’ (JFR, LM)
leh ~ lah ‘lavar’ (JNR,LM)
o ~ u awo ~ awu ‘flor’ (ME, LM)

Las fluctuaciones fonológicas, que se encuentran en todas


las lenguas, pueden ser motivadas por diversos factores, tanto in-
ternos como externos. Entre los primeros debemos considerar las
presiones del sistema y la tendencia general a remplazar las formas
marcadas por las no marcadas, cumpliendo con el principio de eco-
nomía, llamado también del menor esfuerzo, que lleva a reducir
al mínimo tanto la actividad mental como la física o articulatoria
(Martinet 1964: 132 y ss). Los factores externos implican contacto
con otras lenguas, lo que da lugar a la transferencia que se puede
producir en los distintos niveles de una lengua. Podemos observar
que entre las fluctuaciones presentadas, las oclusivas simples fluc-
túan con las glotalizadas: p ~ p, t ~ t,  ~ , k ~ k, q ~ q. Esto
podría explicarse por la influencia que el español puede estar gene-
rando sobre el wichí. Si bien hay muchos hablantes monolingües,
aquellos con los que hemos trabajado son bilingües, y esta situa-
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 165

ción de contacto puede estar actuando sobre el sistema fonológico


wichí para dar lugar a las fluctuaciones mencionadas. Debemos
considerar también que el wichí no es una lengua estandarizada,
y esta situación de no hallarse fijada a través de la escritura puede
generar mayor cantidad de fluctuaciones fonológicas. Por lo de-
más, el español no presenta ni el sonido glotal ni las oclusivas glo-
talizadas. Razón por la cual, el contacto con el español bien podría
explicar la presencia de estas fluctuaciones.
Por otro lado, debemos considerar, además, la baja fre-
cuencia de las oclusivas glotalizadas en nuestro corpus wichí.
Es posible, entonces, que se encuentren en proceso de desapari-
ción, y que esta sea la causa de su fluctuación, pero para poder
confirmar esta hipótesis deberíamos trabajar en el plano dia-
crónico, aspecto que no hemos iniciado hasta el momento.
Otra fluctuación que se puede explicar por la influencia
del español es la que ocurre entre la oclusiva velar sorda y la
oclusiva uvular sorda: k ~ q3. Como sabemos, el español carece
también del rasgo uvular, y es por ello que podría ser el origen
de esta fluctuación. Lo mismo podemos decir de la fluctuación 
~ c. El fonema /c/ no pertenece al sistema del español, y esto po-
dría llevar a su fluctuación con aquel que más cerca se encuentra
de dicho sonido en nuestro sistema, es decir el fonema //.

3. La oposición entre estos fonemas se puede ver en los siguientes pares mí-
nimos, que si bien no son perfectos, muestran que no es el contexto el que
condiciona la aparición de uno u otro de los fonos en cuestión:
q‡k qatas ‘moscas’ katay ‘cocinar’
oqani ‘fundo metal’ okniyat ‘mi gobierno’
opaq ‘cobarde’ opak ‘grito’
166 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI

Otras fluctuaciones observadas son:  ~ t,  ~ t,  ~ k,


es decir, la oclusiva glotal sorda fluctuando con tres oclusivas
sordas, la dental, la dental glotalizada y la velar. En este caso,
la explicación podría ser el hecho de carecer de estandarización,
razón que lleva a que algunos fonemas fluctúen con los más cer-
canos de la serie o del orden. Algo similar ocurre con las fluctua-
ciones m ~ n,  ~ l, cuatro fonemas bien establecidos de la lengua,
pero que en algún momento varían en el mismo hablante.
En cuanto a las fluctuaciones vocálicas, vemos que la vo-
cal // puede fluctuar con /a/ y con /o/, las más cercanas en el
sistema. El español carece de este sonido, y nuevamente pode-
mos pensar que el contacto con el español podría ser la causa de
esta fluctuación. Sin embargo, en el wichí de Rivadavia Banda
Sur, Terraza (en este libro) no lo considera un fonema ya que
sería un alófono de la /o/.
Si bien el contacto parece ser la causa de varias fluctua-
ciones consonánticas y vocálicas, en otros casos no es claro cuál
puede ser la explicación. Como mencionamos más arriba, no
hemos iniciado aún el estudio diacrónico del sistema fonológico
del wichí, que podría arrojar alguna luz sobre las fluctuaciones
que se manifiestan actualmente en sincronía. Fonemas en pro-
ceso de desaparición varían y fluctúan durante algún tiempo
hasta su completa desaparición.
Lo que resulta claro es que los fonemas consonánticos me-
nos estables, según podemos observar a través de las fluctua-
ciones registradas, son los que pertenecen a la serie de oclusivas
glotalizadas y a los órdenes uvular y glotal. En cuanto a los
vocálicos, es el fonema // el menos estable, aunque los demás
también fluctúan, si bien con menor frecuencia.
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 167

5.3.6. Alternancias de fonemas


La alternancia de fonemas, a diferencia de las fluctuaciones fo-
nológicas, se da en diferentes hablantes de la misma comunidad
o en diferentes hablantes de distintas comunidades. A conti-
nuación, presentaremos la alternancia de fonemas observada
en el wichí de Rivadavia, Banda Norte:

Alternancia de consonantes:
m~n otam (SB, SL) ~ otan (NM, LM) ‘yo grito’
cami (JFR, LP) ~ canis (DS, SM) ‘desierto’
n~ y upena (JFR, LP) ~ tupeya (DS, SM) ‘agacharse’
p ~ p hopo (ME,LP) ~ hopo (NM,LP) ‘aso’
opahtit (ME, LM) ~ opahti (BD, SM) ‘aprieto’
t ~ t oputi (ER, EC) ~ oputi (SB, SL) ‘resbalo’
 ~  alo (DS, SM) ~ alo (NM, LP) ‘mejilla’
k ~ k okuse (EP, SL) ~ okuse (BA, PLP)‘mi mentón’
kokaye (BJ, LP) ~ kokaye (DS, SM) ‘sucio’
q ~ q leqe (JFR, LM) ~ laqe (DS, SM) ‘brillar’
qataq (MN, LP) ~ qataq (BD, SM) ‘mosca’
 ~ t matia (NM, LM) ~ matita RB, SVE) ‘mentir’
 ~ c leeni (DS, SM) ~ leceni (AM, SM) ‘chañar’
oote (ME, LM) ~ ocote (NM, LM) ‘mi muela’
oek (ME, LP) ~ ocek (DS, LP) ‘coso’
t~ c ho’tuh (NM, LM) ~ hocuh (JFR, LM)‘chupar’
 ~ y utan (JT, SM) ~ yutan (AM, SM) ‘espina’
opao (ME, LM) ~ opayo (BJ, LM) ‘mi pie’
k~ q okanete (NM, LM) ~ noqanete (BD, SM) ‘rodilla’
akas (DS, SM) ~ aqas (ME, LM) ‘crudo’
kano (ME, LM) ~ qano (BD, SM) ‘aguja’
nokais (BD, SM) ~ oqais (NM, PM) ‘mi novia’
k~ y taklehnyen (BJ, LM) ‘se pelean’ ~ tayhla (JFR, LM) ‘se peleó’
k~  taklehnyen (BD,SM) ~ talehnyen (BJ, LM) ‘se pelean’
okhliu (JFR, LM) ~ oahiu (NM, LM) ‘lengua’
168 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI


t~  teti (BD, SM) ~ tei (JFR, LM) ‘lágrima’

k~  nokhiu (BD, SM) ~ oahiu (ME, LM) ‘lengua’

k ~ q woko (NM, LM) ~ woqo (BD, SM) ‘lechuza’
 
h~ q pah (ME, LM) ~ paq (RB, SL) ‘apretar’
~ l taxi (BD,SM) ~ taxli (DV, SM) ‘llorar’

Alternancia de vocales:
e~i tek (JFR, LP) ~ tik (BA, PLP)‘negación’
e~u okweexwi (JFR,LP) ~ okweuxwi (NM,LP) ‘mi axila’
o~a ihnyat (DV, SM) ~ ihnyot (JFR, LM)‘barro’
o~u o (JFR, LM) ~ u (RB, SVE)‘yo’
o~ ihnyot (JFR, LM) ~ ihnyt (ME, LM) ‘barro’
~a ihnyt (ME, LM) ~ ihnyat (DV, SM) ‘barro’

En las alternancias, veremos que en algunos casos los fone-


mas alternan dentro de la misma comunidad o área geográfica,
pero en otros, la alternancia se produce en distintas áreas den-
tro de la misma región. Esto podría darnos algún indicio sobre
posibles variaciones dialectales dentro de la región denominada
Rivadavia Banda Norte. Así, en la comunidad de Lapacho Mo-
cho, no hemos podido escuchar el fonema /t/, en tanto que en
Santa Victoria Este y en Morillo hemos hallado su presencia en
determinados morfemas. Es posible, pues, que el fonema /t/, de
baja frecuencia en general, haya ya desaparecido de la comu-
nidad Hoktek toy (LM) si el proceso de desaparición de este
fonema llegó a su culminación. Con respecto a las alternancias
entre oclusivas simples y glotalizadas: p ~ p, t ~ t,  ~ , k
~ k, q ~ q, podemos postular nuevamente el contacto con el
español, por un lado, y el proceso de pérdida que parece darse
en general en todas las comunidades. Un dato que corrobora la
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 169

desaparición de las oclusivas glotalizadas es que, en los jóvenes,


estos fonemas suelen transformarse en oclusivas simples. Sin
embargo, ambas causas pueden actuar conjuntamente para lle-
gar al mismo resultado.
Asimismo, las velares alternan con las uvulares: k ~ q, k ~

q por influencia del español, ya que las uvulares no existen en
esta lengua. Además, debemos considerar la ausencia de un fone-
ma /q/ en Santa María, pues en esta comunidad [q] es claramen-
te un alófono de /k/. Nuevamente, los jóvenes suelen remplazar
los fonemas uvulares por los velares, mostrando claramente una
tendencia al cambio que llevaría a la desaparición de este orden.
La alternancia de  ~ c y t ~ c podría deberse a la misma situa-
ción de contacto pues, como vimos más arriba, el fonema /c/ no
pertenece al sistema español. Otra alternancia debida quizá al
contacto con español podría ser  ~ l, dada la ausencia del primer
fonema en esta lengua mayoritaria dominante en nuestro país.
Otras alternancias encontradas: k ~ , t ~  y k ~ ,
muestran la variación existente entre las oclusivas simples, las
oclusivas glotalizadas y la glotal, tal como se observa también
entre las fluctuaciones. En este caso podemos plantear una ex-
plicación de carácter interno, ya que la variación se da entre fo-
nemas posteriores y que, en algunos casos, están en proceso de
desaparición (véase Terraza en este libro, para quien la glotal
no es un fonema de la zona que ella ha trabajado), lo que podría
generar tensiones en el sistema y posibles cambios a futuro por
pérdida de ciertos fonemas. La alternancia n ~ y, k ~ y, sin ex-
plicación clara desde el punto de vista interno, podría deberse
a la situación de no estandarización que se da en el wichí, o a
confusiones propias de los hablantes.
170 A NA FERNÁNDEZ GARAY & SILVIA SPINELLI

Con respecto a las vocales, nuevamente // alterna con /a,


o/, y los demás fonemas vocálicos lo hacen entre sí. Lo que es
claro es que, en ciertos casos, los mismos morfemas se pronun-
cian con vocales diferentes en distintas comunidades: así, en
Lapacho Mocho se escucha /tek/ ‘no’, pero en el Paraje La Paz
este morfema se transforma sistemáticamente en /tik/.

6. Conclusiones
Hemos planteado una serie de variaciones observadas para
ciertos fonemas y algunas explicaciones posibles para la exis-
tencia de las fluctuaciones y de las alternancias detalladas en
este trabajo. Es claro que los fonemas más inestables son la glo-
tal // y aquellos fonemas pertenecientes a la serie de oclusivas
glotalizadas y al orden de las oclusivas uvulares /q, q/. Entre
las vocales, la más inestable, y que incluso ha desaparecido ya
en Rivadavia Banda Sur, es la baja posterior //.
Las explicaciones pueden deberse, como ya mencionamos,
tanto a factores externos como a factores internos. El factor ex-
terno más evidente es el contacto con el español, lengua oficial
de nuestro país, y dominante en el área chaqueña. En cuanto a
los factores internos, debemos considerar tensiones dentro del
sistema, generados posiblemente por el bajo rendimiento fun-
cional de algunos fonemas, lo que puede haber derivado en un
proceso diacrónico que habría llevado finalmente a su pérdida.
En ciertas situaciones es posible atribuir la alternancia
a factores dialectales, es decir, estaríamos ante diferentes for-
mas que varían según el área geográfica, sobre todo cuando las
alternancias son muy sistemáticas: ausencia de determinados
SINCRONÍA DINÁMICA DEL SISTEMA FONOLÓGICO DEL WICHÍ HABLADO EN LA BANDA N ORTE... 171

fonemas en un área o en una comunidad, o reiterada pronuncia-


ción particular de un morfema frente al modo diferente en que
es pronunciado en otra comunidad.
Aspectos internos y externos, cuestiones de estandariza-
ción y aspectos dialectales dan lugar a una serie de variaciones
que propician la posibilidad de un cambio en el sistema. Ha-
brá que continuar trabajando con las generaciones más jóve-
nes para establecer la dirección de los posibles cambios y, sobre
todo, la situación de la lengua wichí entre los adolescentes y
jóvenes, quienes aún la mantienen con gran vitalidad.

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175
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL
MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS ANDES

MARISA MALVESTITTI
Instituto de Lingüística (UNLPam)

ANA FERNÁNDEZ GARAY


UNLPam-CONICET

ANTONIO DÍAZ-FERNÁNDEZ
Ministerio de Educación de Chubut

Resumen
En este trabajo se analizan algunos procesos de alternancia fonético-fonológica registrados en
mapuzungun, desde el enfoque teórico denominado “sincronía dinámica” (Houdebine 1985).
A partir del examen de datos provenientes de distintas áreas de habla mapuche al este de los
Andes en los dos últimos siglos, se indaga sobre las variantes que involucran áreas débiles e
inestables del sistema, se identifica la persistencia de las mismas en la diacronía o su emergencia
en sincronía, y se las sistematiza como fenómenos de índole dialectal o idiolectal y en relación
con procesos de contacto lingüístico con las lenguas de la familia küne-chon y con el español.
De este modo, el propósito es presentar un panorama amplio que complemente los estudios
parciales que hay actualmente y proveer un diagnóstico de las tendencias fonético-fonólogicas
en esta lengua consideradas en su devenir.

Palabras clave: mapuzungun, sincronía dinámica, fonología, variantes dialectales, contacto


lingüístico, fonoestilemas.

Abstract
In this paper we analyze some processes of phonetic-phonological alternations found in
Mapuzungun using the theoretical approach called “Dynamic Synchrony” (Houdebine, 1985).
Examining data recorded from different Mapuche-speaking areas on the Eastern side of the
Andes during the last two centuries we look for the variations that involve weak areas and
non-stable areas within the linguistic system, we identified their diachronic persistence or their
emergence in synchrony and then we categorize them as dialectal or idiolectal phenomena
in relation to processes of linguistic contact with Küne-chon languages and with Spanish.
In this way we intend to present a broad panorama of data to complement existing partial
surveys that currently provide a detailed description of the phonetic-phonological tendencies
throughout the evolution of Mapuzungun.

Keywords: Mapuzungun, Dynamic Synchrony, Phonology, Dialectal variation, Linguistic


contact, Phonostylemes.
176 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

1. Presentación
En este trabajo se analizan algunos procesos fonológicos ati-
nentes al mapuzungun, lengua indígena hablada en una amplia
extensión de territorio a ambos lados de la cordillera de los An-
des, en las actuales repúblicas de Argentina y Chile, desde el en-
foque teórico denominado “sincronía dinámica” propuesto por
Anne Marie Houdebine (1985). En particular, es nuestro propó-
sito indagar los procesos de alternancia fonético-fonológica que
involucran áreas débiles e inestables del sistema examinando
datos de los dos últimos siglos.
La lengua mapuche ha sufrido una fuerte disminución del
número de hablantes a lo largo del siglo XX, y prácticamen-
te no es transmitida como primera lengua en las comunidades
existentes en nuestro país. Esto se debe fundamentalmente a
la aculturación e intento de sometimiento por parte del grupo
étnico dominante ocurrido desde el último tercio del siglo XIX.
A causa de la campaña militar (1879-1885) los mapuche fue-
ron diezmados, empujados a migrar al otro lado de los Andes o
trasladados a centros situados en otras localizaciones del país
(Buenos Aires, La Plata, Tucumán, Mendoza). Muchas familias
fueron divididas y numerosas comunidades se desintegraron.
Quienes lograron sobrevivir fueron, en muchos casos, confina-
dos en reservas o se asentaron en tierras fiscales donde hasta la
actualidad se dedican a la crianza de animales ovinos y caprinos
o al trabajo rural en estancias cercanas. Sobre todo desde me-
diados del siglo XX las necesidades económicas los impulsaron
a migrar a pueblos y ciudades, donde parecieron integrarse a la
vida urbana, aunque siempre en una relación de desigualdad.
En palabras de Lehmann-Nitsche (1906), quien recopiló
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 177

abundantes testimonios de la lengua a principios del siglo XX:

La gente fue muerta o hecha prisionera masivamente


y, desde Buenos Aires, dispersada a todo el país. Ellos,
no obstante, se acostumbraron rápidamente a su nue-
vo destino. Después los metieron en el Ejército, en los
Bomberos (aquí organizados militarmente) o en la Po-
licía, y se mostraron buenos en eso. Otros sirven como
porteros, en casas de familia, etc. El pueblo común no
hace diferencia entre sí y los indios, por regla general ni
se dan cuenta de que están con ellos. No les va ni mejor
ni peor que a los otros. El gran público, al que siempre
le gusta ver indios, no se da cuenta de que el policía de
la esquina en la Argentina es uno de ellos.” (Lehmann-
Nitsche 1906: 157, traducción propia)

La situación reseñada llevó a una retracción gradual


–pero no homogénea ni lineal– de la lengua y la cultura del
grupo –que hemos analizado en más detalle en Fernández Ga-
ray 1988, Díaz-Fernández 2003 y Malvestitti 2003–, hecho que
los mapuche actualmente intentan revertir mediante acciones
positivas de mantenimiento lingüístico. Los nuevos hablantes
–jóvenes o adultos que adquieren el mapuzungun como segunda
lengua–, la lealtad lingüística de quienes la tienen como primera
lengua y las representaciones positivas de la sociedad dominante
sobre el mapuzungun aparecen como factores de relevancia al
momento de hacer pronósticos sobre el futuro de este vernáculo.
El enfoque sincrónico dinámico toma en cuenta la co-
existencia de usos diversos, cuyo peso desigual en la sincronía
influye de diferente manera en la evolución de los elementos
involucrados. La consideración de este espesor sincrónico –como
lo denomina Houdebine– hace posible identificar las zonas en
178 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

reorganización e indicar el sentido de su movimiento –homo-


geneización o estandarización, innovación o, por el contrario,
arcaísmo, etc.–, así como las causas internas o externas que
favorecen las reestructuraciones. En nuestra investigación, te-
niendo en cuenta que el mapuzungun en estudio está en avan-
zada situación de desplazamiento y que en algunos casos hemos
trabajado con los últimos hablantes de la lengua en determi-
nada región, hemos debido adaptar la metodología propuesta
por Houdebine para detectar las zonas inestables que describi-
remos en este trabajo. Para analizar cambios en proceso hemos
optado por un estudio del habla de personas integrantes de una
misma familia o red social, desde un enfoque más cualitativo
que cuantitativo.
De este modo, esta presentación propone dar cuenta de
algunos hechos y tendencias en curso en la fonética y en la fo-
nología de esta lengua indígena en las distintas áreas de ha-
bla mapuche al este de los Andes. Los datos documentados por
los autores fueron registrados en comunidades ubicadas en las
provincias de Chubut, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires.
Complementariamente, tuvimos en cuenta estudios realizados
por otros investigadores en la provincia de Neuquén y fuentes
documentales sobre el mapuzungun de los siglos XIX y XX.
La contrastación de datos elicitados en un área tan amplia, en
diferentes épocas y con consultantes de diverso origen nos po-
sibilitó reconocer variantes, sistematizarlas como fenómenos
de índole dialectal o idiolectal e identificar su persistencia en
la diacronía o su emergencia en sincronía. Según Houdebine
(1985), en el espesor sincrónico de estratos interrelacionados y
más o menos móviles se enfrentan residuos diacrónicos y ten-
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 179

dencias innovadoras. Analizamos aquí las debilidades del sis-


tema que resultan de fonemas no integrados y de oposiciones
neutralizables, así como las inestabilidades que se observan en
las oposiciones compartidas solo por algunos miembros de la co-
munidad: las alternancias, las fluctuaciones de fonemas y, asi-
mismo, la ocurrencia y vigencia de los sentidos asignados a los
fonoestilemas1. También consideramos las variantes debidas a
fenómenos de contacto en el área dada la coexistencia del mapu-
zungun con el gününa yajüch o tehuelche septentrional y el aonek’o
ajen o tehuelche meridional, lenguas de la familia küne-chon, y
con el español. De este modo, intentamos presentar un panora-
ma amplio que complemente los estudios parciales con que ac-
tualmente contamos y provea un diagnóstico de las tendencias
fonético-fonólogicas en esta lengua consideradas en su devenir.

2. La fonología del mapuzungun


Presentamos en primer lugar el sistema fonológico de esta len-
gua. El mismo representa el dialecto del NO de Chubut.

Fonología del mapuzungun

Consonantes Labial Dental Alveolar Retrofleja Palatal Velar


Oclusiva p t tr č k
Frica va f θ r š
Nasal m n n ñ ŋ
Lateral l l λ
Cuadro 1: fonemas consonánticos.

1. Fonoestilema: posibilidad que tienen dos fonos de ocurrir en un mismo contexto y de susti-
tuirse mutuamente sin alterar el sentido denotativo de la unidad lexemática, de modo que se
constituyen en dos variantes libres de un fonema único (Dubois et al. 1998).
180 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

Vocales Anteriores Centrales Posteriores


Altas i ü u
Bajas e a o
Cuadro 2: fonemas vocálicos.

Destacamos los siguientes aspectos para cada una de las


regiones relevadas:
1) En el NO de Chubut se encuentran todos los fonemas que se
indican en los cuadros.
2) En la Línea Sur de Río Negro no se han reconocido los fo-
nemas nasal y lateral dentales /n, l/, pero sí se identificaron el
fricativo alveolar /s/ y el fricativo palatal /š/.
3) En la región pampeana no se hallan los fonemas nasal y late-
ral dentales /n, l/ ni el fonema fricativo palatal /š/, aunque este
último es considerado una variante estilística de los fonemas /θ/
y /s/. Se usan generalmente las variantes sonoras [v] y [δ] de /f/
y /θ/.
4) En el área de El Chalía, al suroeste de Chubut, [θ] ocurre
como variante alofónica del fonema /s/ y se observa también la
presencia del fonema velar /x/ en préstamos léxicos provenien-
tes de las lenguas tehuelches.
Así, de acuerdo con nuestras investigaciones, la variedad
predominante en nuestro país se corresponde con la de las zo-
nas más meridionales del mapuzungun trasandino. El uso pre-
valente de los alófonos fricativos [θ, f] frente a [δ, v] es pre-
ponderante en las comunidades situadas en la estepa central de
las provincias patagónicas y en las que bordean la cordillera,
en tanto que la segunda opción es propia de las áreas ranquel
y pikumche. Estas características se correlacionan con la filia-
ción de los hablantes de mapuzungun, al menos en Río Negro
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 181

y Chubut, donde los antepasados de los actuales hablantes se


recuerdan mayoritariamente oriundos de áreas de habla ma-
puche compatibles con tal variación dialectal (Díaz-Fernández
2003, Malvestitti 2003). En cuanto al fonema fricativo pala-
tal /š/, se ha discutido su estatus en el sistema como fonema o
como alófono del fonema fricativo alveolar sordo /s/, que parece
haberse incorporado tempranamente debido al contacto con el
español. La contrastación de pares mínimos en nuestros datos
nos lleva a considerarlo fonema en la Norpatagonia, dejando
claro que en ambos casos se trata de elementos de baja frecuen-
cia en el habla.

3. El mapuzungun hablado al este de los Andes


según fuentes escritas
En primer lugar, nos ocuparemos de ver qué ocurría en el siglo
XIX y principios del XX en el territorio denominado Puelma-
pu, a partir de documentación de esta lengua para la época,
haciendo un corte sincrónico que luego nos permita establecer
qué cambios se produjeron en diacronía desde entonces. Las
fuentes escritas deben ser consideradas con cautela al momento
del análisis, ya que se hace difícil a veces discriminar si cier-
tas variantes gráficas son índices de variantes fonéticas o de
variantes fonológicas. A fin de evaluar su fiabilidad considera-
remos algunos indicadores, tales como la consistencia con que
es usada la pauta de transcripción gráfica por la que opta cada
autor (ya que la homogeneidad en el uso de un símbolo y la
existencia de variantes en la forma de diacríticos o de otros sím-
bolos se correlacionarían con la estabilidad y la variación de
182 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

las realizaciones fónicas escuchadas por los que recogieron los


materiales lingüísticos), el grado de explicitación de la metodo-
logía de recopilación de los datos y la identificación de quienes
los proporcionaron, y el mayor o menor grado de apego a las
fuentes conocidas en la época, en especial, la muy difundida
obra del padre Andrés Febrés (1765).
Las fuentes que proveen datos sobre la lengua mapuche en
el siglo XIX y principios del XX son:
a) El corpus de textos inéditos en mapuzungun que recopiló
Roberto Lehmann-Nitsche (1872-1938) entre 1899 y 1926. Lle-
gado a la Argentina en 1897 para desempeñarse en la sección
Antropología del Museo de La Plata, relevó en esa ciudad y
en otras localidades el habla de veintiséis consultantes mapu-
che procedentes de diversas localizaciones al este de los Andes,
quienes produjeron textos correspondientes a distintos géne-
ros discursivos2. En muchos casos, Lehmann-Nitsche anotó da-
tos biográficos de los mismos y contextualizó las entrevistas,
y siempre se valió de una rigurosa metodología para la trans-
cripción del habla, dando así cuenta de las variantes fonéticas,
morfológicas y léxicas que detectó. Por otro lado, interactuó
tempranamente con Rodolfo Lenz, quien desarrolló una tarea
similar al oeste de los Andes, y compartió con él criterios me-
todológicos e ideológicos para la recopilación y edición de los
datos en mapuzungun (Malvestitti 2006).
b) La Gramática y Diccionario de la Lengua Pampa, de Juan
Manuel de Rosas, escrita en 1825 y publicado en 1947. Si bien

2. El corpus comprende 2.664 páginas manuscritas en mapuzungun. Una sistematización de los


materiales del Legado puede consultarse en Malvestitti (2005).
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 183

algunas secciones reproducen textualmente el Arte de Febrés,


las partes I y III constituyen aportes propios acerca del mapu-
zungun efectivamente hablado en la campaña bonaerense entre
1810 y 1825, época en la que se presume fue elaborado (Kornfeld
y Kugel 1995). Rosas reconoce el uso de fuentes no mapuche3
y, aunque no suministra datos acerca de quiénes le proporcio-
naron los lexemas que enumera, la dinámica del diálogo con un
consultante se desprende en algunas entradas léxicas4. Por esto,
y por su registro de las voces usadas en el mapuzungun del ám-
bito pampeano, sin evitar los préstamos del español con disímil
adaptación fonética, ni el de palabras provenientes de las lenguas
tehuelches –muchas de ellas ya integradas al mapuzungun y usa-
das actualmente en el ámbito de habla mapuche– consideramos
que se trata de una fuente que es útil revisar para delimitar as-
pectos de esta lengua hablada en Puelmapu en el siglo XIX.
c) El Manual de la lengua pampa de Federico Barbará, publica-
do por primera vez en 1856 y reeditado en 1879. Se nutrió de
datos publicados en el siglo XVIII por el jesuita Tomás Falk-
ner, de apuntes inéditos de dos vecinos del área Azul-Tapalqué5
y de la “ayuda del joven indígena Felipe Mariano Rosas” (¿tal
vez ranquel?). Si bien ha sido denostado por Vignati (1946),

3. Como los textos de los viajeros Justo Molina y Luis de la Cruz, el cónsul inglés Parish o la
revista de Edimburgo.
4. Por ejemplo, en las versiones de los infinitivos que se conjugan y reciben Objeto –asegurar:
cumel caca bimi [lit. ‘vos lo tratás siempre bien’], descargar: petu nacomfi [lit. ‘lo está descar-
gando’]–; en las expresiones en número dual –bolear: lecay tumeyu– o en las expresiones en que
el cotexto aporta elementos que contextualizan o hacen aportes creativos al lexema requerido
–alguno yney cam [interrogación con marcador discursivo de duda]; canto: mollituy ghùl [lit.
‘canto de borrachos’]; general: lonco lelo sugu meu [lit. ‘el que manda con palabra’]; cañon: mi
ta tralcá [lit. ‘tu arma de fuego’]–.
5. Lorenzo Cornejo y Florencio García, respectivamente.
184 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

aporta en los diálogos, en la doctrina y en parte de su vocabu-


lario elementos originales que también pueden ser reanalizados
(Kornfeld y Kuguel 1995: 164-165).
d) Los catecismos publicados en la época, en especial el Pequeño
Manual del Misionero (1876), redactado por el padre lazarista
Pablo Savino mientras ejercía su ministerio en Los Toldos en
1875-1876; el Pequeño Catecismo castellano-indio del lazarista
Juan Pablo Birot (1879), uno de los textos del salesiano Domingo
Milanesio: La Patagonia, lingua, industria, costumi e religione dei
Patagoni (1898)6 y el Doctrinale elementare y Doctrinale familiare
del padre José María Salvaire, redactado en 1875 en Azul, que
permaneció inédito hasta hace pocos años (Durán 2002).
e) Otros documentos más breves y de menor valor son las limita-
das listas léxicas registradas por Mansilla en Una excursión a los
indios ranqueles y por Claraz en 1865 en el ámbito norpatagónico
(anotó poco más de un centenar de lexemas, en general denomina-
ciones de elementos naturales), algunos lexemas registrados por
otros viajeros como Musters y Cox en la misma década, un ngilla-
tun anotado por el padre Salvaire en 1875 (publicado en Hux 1999:
20-21) y el vocabulario recopilado por el checo A. Frich en General
Acha en 1909 (publicado en 1929 por Loutkotka).
De lo expuesto se desprende que contamos con datos de
disímil fiabilidad de la época previa al awkan o “Campaña del
desierto” –los publicados en las obras de Barbará, Birot, Cla-
raz, Cox, Mansilla, Musters, Rosas, Salvaire, Savino– y de la

6. Milanesio fue un sacerdote salesiano cuyas habilidades lingüísticas en mapuzungun fueron


altamente valoradas en el interior de su congregación. Su producción escrita sobre el tema
comprende varios libros, opúsculos y contribuciones al Bolletino Salesiano, y, en general, es de
escaso valor. Un análisis del mismo se encuentra en Malvestitti y Nicoletti (2007).
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 185

posterior a éste –Frich, Lehmann-Nitsche, Milanesio–. La ma-


yor cantidad de datos atañe a la zona pampeana; sin embargo,
también contamos con algunos datos cordilleranos. Tomados
en su mayoría por militares, misioneros y viajeros de escasa for-
mación lingüística, nos permiten asomarnos cuidadosa y críti-
camente al mapuzungun de los textos escritos a fin de recono-
cer algunos de sus elementos más destacados.
Con el objeto de organizar esta presentación, indicaremos
en primer lugar algunas cuestiones que acerca del nivel foné-
tico-fonológico se desprenden de los datos proporcionados por
el registro más antiguo, para luego sistematizar los restantes,
tomando como ejes los dialectos geográficos que por distintos
motivos presentan más nitidez en el corpus: el habla de la pam-
pa central, el dialecto waizüfche y el ranquel.

3.1. El habla mapuche en las primeras décadas del siglo XIX


El texto de Rosas registra habla mapuche de la zona norte y
centro de la provincia de Buenos Aires. Si bien la obra se titu-
la Gramática y diccionario de la lengua pampa (pampa-ranquel-
araucano), el autor no explicita qué características correspon-
den a cada una de estas variedades, aunque los vocabularios
sistematicen gráficamente las alternancias que supuestamente
escuchó7. Así, por ejemplo:

7. Se dice que Rosas interactuaba con hablantes de mapuzungun de distintos orígenes y, en


cuanto a los ranqueles, recordemos que años más tarde tuvo en su estancia como rehén y “ahi-
jado” a Mariano Rosas, hijo del cacique Painé Güor, cuyo verdadero nombre era Panghitruz
Güor. Por otro lado, quienes publicaron la obra efectuaron consultas a seis hablantes de proce-
dencia ranquel, de quienes proporcionan nombres y algunos datos mínimos.
186 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

[δ, θ, s] chadi, chazi, chasi8 ‘sal’; dugu, zugu, sugú ’palabra, hablar’; cuzualn,
cudun ‘acostarse’; duam, suam ‘necesitar’; mapadmapasto ‘palmear’

Sin alternancia: ovida ‘oveja’, mauidá ‘cerro’, chedcuy


‘suegro’, chabid ‘bebida’, huadá ‘calabaza’

[f, v] frey, vuren ‘amargo’; vill, fill ‘todo’; leuvu, leufú, leubu ‘río’; peumaviñ
‘soñado’, peumafe ‘soñador’; buta, fota ‘grande’

Sin alternancia: foro ‘hueso’, filu ‘víbora’, fitrum ‘humear’,


tafu ‘cueva’. Por el contrario, en la transcripción se usa siste-
máticamente -vi- para el morfema de 3ª persona con rol Pacien-
te: cùmelcùmelcá yaviñ ‘componer’, entu maina vi ‘desmanear’,
rantú viñ ‘preguntando’.
Las alternancias son las presentes aún hoy en el habla de
Puelmapu: la existente entre los fonos fricativos dentales so-
noro y sordo; el uso de la sibilante [s] que, como dijimos, es
considerada fonema o alófono en los distintos dialectos; y la
alternancia entre los fonos fricativos labiodentales [v, f], con la
posibilidad de una tercera realización alofónica señalada con
la grafía b –que podría referenciar en el texto de Rosas un fono
fricativo bilabial sonoro que ha sido reportado en otras varie-
dades9–; así: labatra ‘sapo’, Guilla cabiñ ‘comprar’, buchá rupá
‘fornido’, cutram zuam biel ‘sentimiento’.
Según la pauta gráfica del autor, se verificaba también
variación entre otros fonos consonánticos: [tr ~ ] tripay, chi-

8. Los ejemplos se registran con la grafía utilizada por cada autor. Los ejemplos elicitados por
los tres autores de este trabajo se transcriben según el Alfabeto Mapuche Unificado, salvo en el
caso del grafema correspondiente a /š/, en que emplearemos sh.
9.Véanse, por ejemplo, Fernández Garay (2002a), Salamanca (1997) y Viegas Barros (2005).
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 187

pay ‘salir’; [λ ~ y] cullin, cuyum ‘arena’, guellil ‘nadar’, queyuel


‘ayudar’; [θ ~ s] quizú, quisú ‘solo’, y posiblemente alternancias
vocálicas que involucraban la sexta vocal /ü/: mamull, mamill,
mamuell ‘bosques, monte’. También se observan realizaciones
del fonema vibrante simple o múltiple: cari, carrig ‘verde’; fre-
cuentes grafías que indican sonorización de la velar sorda /k/:
entu gudcun ‘destapado’, allgutu huy ‘oír’; grafías que indican
la tendencia a la realización [w] del fonema /ŋ/ cagüelo ’otro’,
chumuechi ‘como’, adgüey ‘mañoso’, quecha güey ‘lavar’; así
como un uso consistente de los fonoestilemas /θ → š ~ r ~ /
que se observa en huera ‘cosa mala’, huesha [refiriéndose a una
persona mala]; quizú ‘solo’, quichu ‘propio’; y probablemente
de /t → tr/ como en buta, butra ‘grande’.

3.2. El habla mapuche en la segunda mitad del siglo XIX y


principios del XX
3.2.1. El habla de la Pampa central
Bajo esta denominación nos referiremos al habla de la gente de
Calfucura y otras familias asociadas a este longko. El origen de su
linaje se situaba en Llaima o Collico al oeste de los Andes (en la
actual IX Región de Chile) y es considerado huilliche por algunos
autores. En uno de los testimonios recopilados por Lehmann-Nits-
che, un ngütram producido por el propio Namuncura, se observa
un habla mapuche que puede homologarse a la hoy denominada
nguluche o mapuche central, con escasas alternancias fónicas, la
más notoria [v ~ f]. Por su parte, el fonema fricativo dental es
marcado con la grafía θ, lo que hace pensar en una realización in-
terdental sorda, al menos en ciertos préstamos: vanθera ‘bandera’,
manθai ‘mandó’ (también mantatui ‘mandó’).
188 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

Otra comunidad en la que Lehmann-Nitsche recopiló da-


tos es la asentada en Los Toldos. Su longko fundador provenía
de Boroa, paraje también situado en la actual IX Región, y al-
gunos de sus miembros habían establecido lazos de parentesco
con los Cura, así como también fueron aliados estratégicos de
los ranqueles. La comunidad quedó a la retaguardia de la fron-
tera ya en 1861 y, aparentemente, no atravesó la dispersión pro-
pia del awkan. En los registros de los seis hablantes de distintas
edades que Lehmann-Nitsche entrevistó en febrero de 1920, se
pone en evidencia el predominio casi absoluto del fonema frica-
tivo labiodental sordo /f/, la alternancia a nivel idiolectal de [δ
~ θ ~ s ~ š], la vigencia de los fonoestilemas, sobre todo los que
involucran el fono sibilante [š] (üshüm ‘pájaro’, shañi ‘zorrino’,
kushakushai ‘riñón’). Tales resultados son corroborados por los
datos provistos en el Pequeño Manual del Misionero, elaborado
por el padre Pablo Savino con la colaboración del indígena José
Carranza Calfuiñ en la misma comunidad entre 1875-1876.
Una observación en el texto de Barbará sugiere que para
este autor era pertinente distinguir las voces araucanas propias
de la gente de Namuncura con una (a) entre paréntesis, lo que
lleva a sospechar la existencia de diferencias dialectales entre
lo que él denominaba “lengua pampa” y el habla de los Cura.
Sin embargo, no anotó estas variantes con sistematicidad y el
habla editada en su libro no parece diferir en mucho de la va-
riedad que estamos analizando. Una rápida mirada a las trans-
cripciones permite observar la prevalencia de [f, θ] sobre [v, δ]10,

10. Aunque la alternancia también se verifica: chedqúy, chezqúy, erróneamente asignado a las
relaciones entre abuelo y nieto; ofád, ufás ‘uvas’, chadí, chassí ‘sal’.
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 189

la aparición de [š] en préstamos como shoy ‘algarrobo’, shumel


‘botas de potro’ y la alternancia /tr ~ č/ tray o chay ‘ahora’, que
se presentan en otros textos.
Por último, algunos datos nos permiten asomarnos al habla
de la gente de Catriel, radicado en el área de Azul, y de Pincén,
de estirpe borogana, nacido en Carhué, en la actual provincia
de Buenos Aires. Integrantes de ambos grupos fueron tomados
prisioneros al inicio de la campaña militar y trasladados a Bue-
nos Aires y Martín García. Los pocos datos lingüísticos con que
contamos provienen de los misioneros, especialmente Salvaire,
que produjo un catecismo de preguntas y respuestas para uti-
lizarlo en su misión en la zona de Azul (Durán 2002). En él se
destacan la sistematicidad de uso del grafema v –veymeu ‘por
eso’, vemuelay ‘¿no es así?’, duamtuvilmi ‘si [lo] piensas’, avle ‘se
acabe’, vilu ‘serpiente’– en tanto que los grafemas d y z alternan
en distintos enunciados, prevaleciendo en parte el primero –che
dugun ‘lenguaje indio’, che zungun ‘la lengua de los indios’, Dios
ñi dugu ‘las cosas de Dios’, quidu ‘solo’, duamtuquy ‘se acuer-
da’, raquiduam ‘entendimiento’, pu mahuida ‘las montañas’,
hueza ‘feo’–. Las mismas alternancias fonéticas se anotan en el
ngillatun registrado por Salvaire publicado en Hux (1999: 37-
38). Otras particularidades se presentan en expresiones como
chumuechi ‘como’, vemuechi ‘así’ donde -mu- se usa en lugar del
fonema nasal velar /ŋ/; lauquen mapu ‘el mar’ en vez de lafken,
y las variantes vocálicas provistas en pu mamuell ‘los árboles’,
tripantu ‘año’, vilantu ‘siempre’, donde está ausente la grafía ú
con que habitualmente Salvaire transcribe el fonema /ü/.
Por su parte, el padre Birot publicó un catecismo para uso
de quienes tenían indígenas a su cargo en Buenos Aires. Las
190 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

grafías d, z alternan - cùdau ‘obra’, yod ‘más’, domo ‘mujer’, az-


meu ‘tribunal’, poz ‘manchado’, y también aparece el grafema r
mostrando una probable alternancia fonoestilística: huezaque che
meu ‘para los malos’, vill huera que dugu ‘todas las cosas malas,
pecaminosas’. La grafía v es estable en algunas palabras, como
pronombres y conectores, pero f se registra en otros lexemas tales
como yafcan ‘pecado’, femy ‘creó’, mollfun ‘sangre’, rùf ‘del todo’.
En su versión del Padrenuestro, que presenta originalidad respec-
to de versiones anteriores, omite estas alternancias y se inclina por
reproducir las grafías correspondientes a los fonos [v, δ].

3.2.2. El dialecto waizüfche


Esta denominación –que literalmente alude a quienes se sitúan
junto a o al otro lado de una elevación o cerro– corresponde a los
integrantes del grupo “manzanero”. Varios indígenas interlocu-
tores de Lehmann-Nitsche que se consideran waizüfche –entre
ellos Nahuelpi, Katülaf, Nahuelquir, Kumün y Rosas– fueron
entrevistados en La Plata y en Buenos Aires entre 1901 y 1907,
y proveyeron textos largos correspondientes a variados géneros:
ngütram autobiográficos, históricos y etnográficos con referencia
a actividades cotidianas, epew, ngülam y ülkantun. Nahuelpi dic-
tó, además, la versión al “dialecto uaidsüfche argentino” (I-c-4-
93) de las frases que Lenz presenta en Estudios Araucanos (III:
70-113 y V: 164-175), lo que revelaría que Lehmann-Nitsche con-
sideraba que podía constituir un material de contraste respecto
del habla picunche, pehuenche y moluche occidental.
Los aspectos distintivos destacables en el nivel fonético-
fonológico son los siguientes: prevalencia de las variantes sor-
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 191

das frente a las sonoras de los fonemas fricativos y el uso de


estas últimas en alternancias estilísticas (ueda, uedáima usados
en insultos) o en préstamos (vakeano, avisa); presencia de am-
bos alófonos [s] y [š] del fonema /s/: kisu ‘solo’, sillo ‘perdiz’,
kuse ‘anciana’, kushenma ‘ancianita’, keshu ‘queso’ –en estos
dos últimos casos, con valor de fonoestilema–. También apare-
cen otras fluctuaciones que afectan a los siguientes fonemas /t ~
č /, /t ~ tr/ y a algunas de las vocales /o ~ u/, /ü ~ o/ y se registra
la aparente vigencia de los fonemas interdentales /l/ y /n/.
Lo presentado se corrobora en las listas léxicas anotadas
por Claraz, quien en su viaje en 1865 por la estepa del este y
el centro de Río Negro y Chubut con tres mapuchehablantes
oriundos de la zona, nunca anota v y sólo una vez d. La alter-
nancia [δ ~ θ] (con grafía s) se observa en deguinn, seguinn ‘vol-
cán’. Por su parte, Cox anota vuta, vucha ‘grande’, vucha-lau,
vuchalaufquen ‘mar grande’ y milla-leufu donde se evidencia la
alternancia entre [v] y [f].
A esta variedad también probablemente corresponde11 el
listado de sesenta y cuatro sustantivos que Milanesio publicó
en 1915, atribuida a la recopilación efectuada por el propio au-
tor “en las excursiones entre los indios” (1917: 5). La nómina
coincide con los lexemas usados actualmente en la Patagonia
Norte para esos referentes, al igual que la acentuación asignada
a los mismos, en los casos en que esta es marcada por una tilde.
En ese listado las grafías permiten hipotetizar la prevalencia

11. Decimos “probablemente” pues cuando Milanesio recorre la zona ya se habían realizado los
desplazamientos provocados por la campaña militar, por lo que los hablantes con que interac-
tuó podían provenir de orígenes geográficos diversos.
192 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

de los fonemas fricativos sordos /f/ y /θ/, mientras que [v] se


registra en préstamos del español (ovisa, pavo) y la grafía d es
inexistente. Milanesio hace explícitas las posibilidades de alter-
nancia al indicar que “la v se pronuncia como en italiano, pero
frecuentemente la confunden con la f y viceversa” (1898: 9, en
italiano en el original) o “usan indiferentemente el fu y vu y así
dicen mle-fu-lu o mle-vu-lu” (1898: 27, nota 2, idem), o cuando
alerta sobre las escasas ocurrencias de [δ]: “La d, que se usa
en poquísimas palabras, se pronuncia generalmente muy suave
chedcuy suegro; aldú, mucho o muchos” (1898: 7, idem). Tam-
bién documenta la variación entre los alófonos [s] y [š] del fone-
ma sibilante y observa usos fonoestilísticos como el de /s/ en saku
‘abuelo’ (laku) o en la alternancia del fonema /tr/ con /č/ “particu-
larmente en el estilo familiar y cariñoso” (1898: 8, idem).

3.2.3. El habla rankülche


Los textos correspondientes a integrantes de esta parcialidad
son pocos y breves. El listado provisto por Mansilla, que com-
prende alrededor de 80 vocablos (sustantivos, adjetivos, nume-
rales y algunos pocos verbos y adverbios), escuchados en su via-
je a los dominios de Mariano Rosas y Ramón Platero, ofrecen
un empleo consistente de la variante [δ] –uedá ‘fea’, deo ‘ratón’,
chadileubú ‘(río de la) sal’– y de [v] (grafía b) –botóm ‘hijo de
padre’– o los topónimos Carrilobó, Leubucó. En el Legado Leh-
mann-Nitsche, quien recoge textos proporcionados por Lemu-
deu (grupo de Baigorrita), Tomás Püchuan (de Mariano Rosas)
y A. Valle (que aportó un ülkantun en General Acha en 1921),
se registra variación fonética en los mismos fonemas menciona-
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 193

dos más arriba: [δ ~ θ] küdau, küds’au ‘trabajo’ (Lemudeu) y


[v ~ f] yaviñ pulku ‘sobra el vino’, fcha ke che ‘anciana gente’,
ueñankellevulin ‘si estamos tristes’, ueñankellefüliyu ‘si estu-
viéramos tristes’ (Tomas Püchuan). Por último, el vocabulario
de Frich es de limitadísima utilidad para nuestro trabajo, salvo
para confirmar la alternancia [f ~ v] ya expuesta foró lonko
‘cráneo’, boró lipau ‘antebrazo’, extendida a [w] o aspiración en
woro, horo ‘espina de pescado’.

3.3. Resumen
De lo expuesto hasta aquí puede concluirse que en el espesor
sincrónico del siglo XIX, las divergencias en el mapuzungun
hablado al este de los Andes eran escasas y afectaban principal-
mente algunos fonemas.
¿Pueden estas variantes estar indicando una variación
dialectal? A fines del siglo XIX Lenz discriminó cuatro varie-
dades de mapuzungun en Ngulumapu, también sobre la base
de distinciones fonéticas y léxicas: picunche (hablado en Malle-
co), huilliche (en la zona de Osorno), pehuenche (hablado en las
vertientes oriental y occidental de la cordillera de los Andes) y
moluche o nguluche (de la zona de Cautín), e indicó que las dis-
tinciones más significativas se encontraban en la confrontación
entre el dialecto huilliche y las demás variedades del área, mo-
luche-pehuenche y picunche (1895-1897 V: 514)12. Los resultados

12. Augusta compartió estas apreciaciones, aunque se excusó de profundizar en el tema (1916:
v-vii). Nótese, además, que tanto estos autores como Lehmann-Nitsche eran de origen ger-
mano, y emprendieron sus estudios sobre geografía dialectal pocos años después de que los
primeros acercamientos más estrictos al tema se promovieran en su país natal.
194 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

preliminares a partir de cruzar las fuentes escritas producidas


al este de los Andes nos llevan a una consideración similar, ya
que son las variedades waizüfche y rankülche las que presentan
las mayores divergencias, lo que no es extraño, dado que estos
grupos se correspondían con los tehuelches septentrionales y
los grupos pehuenches, que habían adoptado paulatinamente
el mapuzungun en los siglos anteriores, y que, además, dado sus
sitios de asentamiento y la dinámica política indígena, estable-
cieron una relación más esporádica con quienes habitaban el
área pampeana.
A una conclusión similar arribó Groeber, quien en 1926
discriminó cinco grupos dialectales: Pikun-Che, Rankïl-Che,
Pehuen-Che, Manzaneros y Huilli-Che. Los dos primeros co-
rresponden a los dialectos del norte que ubicó entre los ríos
Atuel y Neuquén; los dialectos del centro (Pehuen-Che boreal
y austral y el Manzanero) corresponden al área neuquina; y el
dialecto Huilli-Che es ubicado al sur del río Limay. Refiriéndo-
se a la distinción entre alófonos sordos y sonoros de las conso-
nantes fricativas que diferencian los dialectos del mapuzungun,
consideró que:

“el dialecto de los Pehuen-Che y Manzaneros forma el


puente entre los extremos Pikun-Che y el Huilli-Che.
Mientras que el Pikun-Che (y el Rankïl-Che que es muy
parecido) tiene consonantes suaves y vocales sonoras,
el Huilli-Che prefiere sonidos cortantes, consonantes
fuertemente fricativos, silbantes y vocales claros.”
(Groeber 1926: 8)

Como vimos hasta aquí, las alternancias entre los mismos


no eran estrictas y esto puede correlacionarse con las pautas de
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 195

relación entre grupos que tenían lugar en el área pampeana,


reflejándose en el habla el contacto y la convivencia de quienes
tenían distintos orígenes por alianzas estratégicas o por rela-
ciones de parentesco. Por último, acerca del uso predominante
de los grafemas v, d en la escritura, cabe también recordar que
fueron los establecidos en las primeras gramáticas y catecismos
jesuitas y, por ende, quienes conocían estos textos probable-
mente fueron influenciados por su pauta gráfica, a la par que
por el habla de los mapuche con quienes convivían.

4. El habla mapuche en Puelmapu en el siglo XX


4.1. Antecedentes
El panorama presentado para el siglo XIX fue reconstruido a
partir de fuentes escasas y dispersas. A partir del siglo XX, en
cambio, y sobre todo a partir de la década de 1960, encontramos
una mayor preocupación por los estudios lingüísticos en el área
mapuche, que resulta en descripciones que permiten comparar la
fonología en uso en distintas comunidades de modo más preciso.
Los estudios más serios tendientes a describir las distin-
tas variedades del mapuzungun en la Argentina se inician con
el artículo de Suárez: “Observaciones sobre el dialecto manza-
nero”, escrito en 1958 y publicado en 1988, en el que analiza
un corpus recogido en Quila Quina, a orillas del lago Lacar, en
la provincia del Neuquén13. La breve descripción fonológica y

13. En 1968 Loukotka sistematizó cuatro variedades: pehuenche en Neuquén, moluche entre el
río Limay y el Nahuel Huapi, huilliche en el Nahuel Huapi y ranquelche en La Pampa. Para el
establecimiento de esos dialectos se basó en la bibliografía existente en la época.
196 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

sintáctica le permite a Suárez concluir la similitud de esta va-


riedad con el pehuenche de Lenz, lo que considera natural dado
que la denominación de Lenz aludía al habla de indígenas origi-
narios de Argentina y refugiados en Chile (1988: 117). Además,
comparte con este autor que la línea divisoria en dialectología
mapuche pasa por el huilliche, frente al cual los demás dialec-
tos se presentan como una unidad, con algunas diferencias de
detalle, como por ejemplo las que Augusta (1916) encontraba
entre el habla de Wapi y la de Panguipulli. Los datos fonológi-
cos más relevantes del dialecto manzanero indican que el orden
dental –en las series oclusiva, lateral y nasal– se opone al al-
veolar, que el fonema fricativo /r/ frecuentemente ocurre como
retroflejo, y que si bien pueden establecerse claramente /θ/ y /š/
como fonemas, es necesario seguir indagando sobre el estatus
fonológico de [s], [θ] y [š] a partir de las descripciones de otras
variedades (1998: 107-108). Suárez plantea la necesidad de con-
tinuar los estudios dialectológicos sobre el mapuche argentino:
dado que el mapuzungun es una lengua poco diferenciada dia-
lectalmente y poco modificada diacrónicamente, las variantes
pueden indicar tanto tipos dialectales como tendencias comu-
nes hacia cierto tipo de cambio (1988: 118); por ello, sugiere que
hay que estudiar las variantes en correlación con los movimien-
tos migratorios de la etnia.
Otros estudios realizados sobre el mapuzungun hablado
en la provincia del Neuquén atañen a las comunidades Aigo
(Golbert 1975), Mellao-Morales, Painefilu y Aucapan (Bruno
s/d) y Ancatruz (Acuña 1984). Las descripciones fonológicas del
habla de estas agrupaciones nos indican una importante diver-
gencia en la comunidad Mellao-Morales, ubicada mucho más
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 197

al norte que las demás. Se registran en ella un predominio de


las realizaciones sonoras [δ] y [v] (aunque alternan en ciertos
contextos con las variantes sordas [θ] y [f]), la distinción entre
/l/ y /l/, /n/ y /n/ se halla en proceso de pérdida, las realizaciones
de [tr] como alófono alveopalatal del fonema oclusivo retroflejo
apicopospalatal /ʈ/; y de [s] como alófono fricativo sordo apical
acanalado –frente al alveopalatal dorsal plano en los demás si-
tios relevados–. Por su parte, si bien no hay una homogeneidad
absoluta, en las comunidades situadas al centro-oeste y sur de
la provincia hay amplio predominio de las realizaciones sordas
de las fricativas labiodental e (inter)dental [f] y [θ], menor fre-
cuencia de los fonemas /t/, /n/, /l/ –que llega a la desfonologiza-
ción en Ancatruz–, uso de variantes retroflejas y no retroflejas
de /r/ y /tr/, y ocurrencia del fonema /š/ en oposición al fonema
/s/, según Golbert, quien reconoce que este último presenta muy
baja frecuencia. Acuña considera un fonema /š/ con dos alófo-
nos [š] y [s] para Ancatruz. Años más tarde, el trabajo sobre
aspectos fonológicos y léxicos de la comunidad Millain Kurikal
realizado por Viegas Barros (2005), señala algunas semejanzas
entre esta variedad del norte de Neuquén y la variedad rankül-
che, así como con el habla mapuche de la comunidad Mellao
Morales de la misma provincia, que había sido documentada
por Bruno (s/d). Este investigador registra los alófonos [f], [β] y
[v] del fonema /v/ y [θ] y [δ] del fonema /δ/, y sus contextos de
alternancia –los primeros de cada lista de alófonos ocurren al
final de sílaba, y los últimos en los demás contextos, [β] delante
de [o] (2005: 78-79)–. También reconoce los fonemas interden-
tales /t/, /l/ y /n/, en oposición a los dentales /t, l, n/ (2005: 78).
Finalmente, señala que en esta comunidad se registra el uso de
198 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

los fonemas velares /x/ y /γ/ en préstamos léxicos del español


(2005: 83), y el último también en algunos lexemas del mapu-
zungun en postmargen de sílaba (2005: 88)14.

4.2. Nuestros aportes


El estudio sistemático realizado por nuestro equipo desde la
década de 1980 en tres provincias patagónicas ha podido detec-
tar hasta el momento las siguientes variedades: 1) el ranquel,
hablado actualmente en la provincia de La Pampa (Fernández
Garay 2001, 2002a), relacionado con la variedad pikumche en el
norte de Neuquén; 2) una variedad afín a la nguluche o mapuche
central chileno, en la provincia de Río Negro (Malvestitti 2003)
y NO de Chubut (Díaz-Fernández 2003) –y parte centro y sur
de Neuquén (Suárez 1988)–; 3) variedades con sustrato gününa
iajüch en el área de meseta (Díaz-Fernández 2003 y 2005) y
con sustrato aonek’o ayen al suroeste de esa misma provincia
(Fernández Garay 2002b)15. En lo que sigue, sistematizamos las

14. Una hablante nacida en esta comunidad, que entrevistamos en Río Negro, usaba [γ] como
variante alofónica de /r/, así por ejemplo, [chaγawilla] ‘ropa interior masculina’ o [kuγu] ‘negro’.
15. El mapa que bosquejamos a partir de esta sistematización puede completarse con los resulta-
dos a los que arribó Croese (1980) al oeste de los Andes. Este autor identificó tres grandes ramas
dialectales del mapuche, que se corresponden en líneas generales con los dialectos picunche, ngulu-
che y huilliche. Su presentación incluye las siguientes subdivisiones: Rama norte, correspondiente
al grupo tradicionalmente denominado picunche: I en cordillera de Nahuelbuta y II, de Angol
a la cordillera de los Andes; Rama central: comprende el área de mayor densidad de población
mapuche, e integra los dialectos correspondientes al área de Temuco (III) y Cura Cautín (IV), y
los de la zona costera o lafkenche (V), Villarrica (VI) y Panguipulli (VII); Rama sur: corresponde
al subgrupo huilliche (VIII) hablado en la X Región). Tales conclusiones luego fueron comple-
mentadas y confirmadas por los estudios más específicos sobre el tsetsungun o huilliche realizados
por Contreras y Alvarez-Santullano (1989a y b; y de esta última, 1992) y sobre el pewenche por
Gilberto Sánchez (1989, 1996, 2001-2002) y Salamanca (1997). La consideración de estos estudios
nos permite comprender de un modo más integral los dialectos hablados en el territorio mapuche,
atendiendo tanto a sus rasgos característicos como a los procesos sociales que los motivaron.
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 199

principales conclusiones a que podemos arribar en relación con


el nivel fonético-fonológico.

5. Variación fonemática y fonética


A continuación presentaremos algunos procesos de variación a
fin de clarificar la situación sincrónico-dinámica del mapuzun-
gun en las áreas que hemos relevado.
200 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

5.1. Fluctuación de fonemas


Clairis (1981) denomina fluctuación de fonemas a la posibilidad
que tiene un mismo hablante de optar por el uso de un fonema
u otro en una determinada unidad léxica. Se trata de una va-
riación libre: un mismo emisor en situaciones análogas efectúa
opciones distintas y su aparición se liga a la evolución y al gra-
do de normalización de una lengua: cuanto menos estandari-
zada esté, más fluctuaciones ocurren, ya que no hay ninguna
restricción normativa. En los datos de las regiones estudiadas
podemos señalar los siguientes procesos que resultan en fluc-
tuaciones fonemáticas observadas en hablantes de las distintas
comunidades:
a) Tendencia a la apertura vocálica: /o/ ~ /a/, /e/ ~ /a/, /u/ ~ /o/.
b) Tendencia a una asimilación de la vocal central alta /ü/ con
la posterior alta /u/ y la anterior alta /i/.
c) Tendencia en la serie nasal a la fluctuación que resulta en /ŋ/
~ /u/, /ŋ/ ~ /n/, /ŋ/ ~ /ñ/, /ñ/ ~ /n/.
d) Tendencia a homogeneizar la vocal /i/ y la lateral palatal /λ/.
En los siguientes ejemplos puede observarse que la fluctua-
ción fonológica se manifiesta preferentemente entre el fonema /ü/
y todos los demás, es decir, precisamente por ser dicho fonema
extraño al español, o entre fonemas vocálicos según su grado de
apertura, como se observa en un registro de la Línea Sur:

La Pampa: ayüpiuke ~ ayupiuke ‘estar contento’, arüm ~ arem ‘calentar’,


arüv ~ arov ‘sudar’, anchümallen ~ anchimallen ‘ente sobrenatural’.

Línea Sur: kom ~ kam ‘todo’, nawen ~ newen ‘fuerza’.

Chubut: müpü ~ mupu ‘ala’, chillüm ~ chillum ‘adormecerse un miembro


del cuerpo’, mapu ~ mapo ‘tierra’, nentun ~ nenton ‘sacar’.
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 201

Las fluctuaciones consonánticas se dan entre distintas


consonantes, en parte a causa de la desestructuración del siste-
ma. En La Pampa y en Río Negro, las nasales son las que más
fluctúan.

La Pampa: ngütrüm ~ ngütrüng ‘gritar’, trana ~ trawa ‘golpear, moler’,


trana ~ traya ‘golpear, moler’, mallo ~ mayo ‘greda’, chapad16 ~ chapal ‘ba-
rro’, pidkeñ ~ piskeñ ‘sombra’, mütay ~ müchay ‘rápido’.

Línea Sur: lamngen ~ lamwen ‘hermana’, ngütram ~ nütram ‘relato’, rangi ~


rañi ‘mitad’.

Chubut: luku ~ ruku ‘rodilla’, yakoley ~ llakoley ‘está tibio’.

5.2. Alternancia de fonemas


Se define como la variación fonemática propia de una comuni-
dad de habla y está documentada en diversas investigaciones
sobre el mapuzungun, ya que es un fenómeno muy extendido
que, como puede verse en los ejemplos, afecta a la mayoría de
los fonemas. Es importante distinguir la fluctuación, que es una
variación de fonemas en el mismo hablante y en las mismas
situaciones comunicativas, de la alternancia de fonemas, que se
da en distintos hablantes pertenecientes o no a la misma co-
munidad, siempre que no se hallen condicionadas por factores
sociales (estrato social, edad, ámbito geográfico) o estilísticos
(registros y estilos).
Observamos en las áreas consideradas en esta investiga-
ción, en primer lugar, una alternancia de los fonemas vocálicos

16. Recordemos que los fonemas /f, θ/ se realizan sonoros [v, δ] en la variedad ranquel.
202 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

motivada por la tendencia a la apertura vocálica y la interfe-


rencia del sistema vocálico del español, así como a la idiosincra-
sia idiolectal.
Las alternancias vocálicas más comunes son:

/ü/ ~ /e/ wazkü- ~ wazke- ‘hervir’, vayüm ~ vayem ‘hervir’, kakül ~ kakel
‘extendido’, kumtrü ~ kumtre ‘piche’, trelke ~ trülke ‘cuero’, wenüy ~ weney
‘amigo’.
/ü/ ~ /i/ püñem ~ piñem ‘hijo’, kuñül ~ kuñil ‘cuidar’, chünküd ~ chinküd
‘tortera del huso’, tayül ~ tayil ‘canto religioso’, poñü ~ poñi ‘papa’.
/ü/ ~ /o/ arüf ~ arof ‘sudar’, čofü ~ čofo ‘tener pereza’.
/u/ ~ /o/ namun ~ namon ‘pie’, amolu ~ amolo ‘ir, yendo’17, kumpañ ~ kom-
pañ ‘acompañar’, runo ~ rono ‘horno de barro’.
/u/ ~ /i/ muntu ~ munti ‘quitar’, choñu ~ choñi ‘extrañar’.
/i/ ~ /e/ chichikin ~ chichiken ‘mirasol’, eye ~ eyin ‘aquél’, chañikollü ~ cha-
ñekollü ‘matra’.
/e/ ~ /a/ eñüm ~ añüm ‘tibio’, kumitrey ~ kumitray ‘sapo’.

También hemos detectado alternancia vocálica más oca-


sional entre /a/ ~ /i/ ~ /ü/ achawal ~ achawil ~ achawül ‘gallina’;
/ü/ ~ /a/ /rüpu ~ rapu/ ‘camino’, y /ü/ ~ /u/ pifülka ~ pifulka
‘instrumento aerófono’, /koλü ~ koλu/ ‘caballo’.

En cuanto a los fonemas consonánticos, la alternancia


afecta principalmente a los correspondientes a los modos arti-
culatorios nasal, lateral y fricativo. En éstos, son la serie frica-
tiva y los órdenes dentoalveolar y palatal los que revelan mayor

17. En este caso, puede sesgar los datos la existencia de un alófono semicerrado de /u/ cuya
distribución está condicionada contextualmente (suele ocurrir en posición final de lexema o
raíz verbal, especialmente cuando integra los morfemas derivativos –tu-, -pu- o la forma verbal
no finita en –lu) y que aparece en sílaba no acentuada.
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 203

inestabilidad. La influencia de la lengua dominante fortalece la


tendencia a la alternancia en favor de fonemas propios del espa-
ñol –en particular la que afecta a las laterales y las homogeneiza
con el fono palatal continuo [y] o el fonema /ž/ del español, o el
cambio de /ŋ/ a favor de otros fonemas nasales o del labiovelar
que se encuentran en el sistema de la lengua dominante–.
En Chubut se observa una tendencia a neutralizar los pun-
tos de articulación de los modos nasal y lateral dominantemente
en posición final de sílaba o palabra, y, en menor grado, en po-
sición inicial de sílaba, fluctuando entre dos fonemas del mismo
orden y distinto punto de articulación (dental o alveolar).

/tr/ ~ /t/ fentre ~ fente ‘mucho’, triraw ~ tiraw ‘freír’, pitrongk ~ pitongk ‘pico-
tear algo’, trengka ~ tengka ‘calandria’, triraw ~ tiraw ‘freír’, llavtra ~ lavta
‘bajo’.
/tr/ ~/č/ ketre ~ keche ‘mentón’, trofon ~ chafon ‘toser’, triukü ~ chiukü ‘chi-
mango’, chükal ~ trükal ‘chañar’, küchü ~ kütrü ‘estrujar’.
/r/ ~ /l/ kirke ~ kilke ‘matuasto, lagartija’, nurpu ~ nulpu ‘arrancar’.
/λ/ ~ /l/ mamüll ~ mamül ‘leña’, kallfü ~ kalfü ‘azul’, llavtra ~ lavta ‘bajo’.
/λ/ ~ /y/ mallma ~ mayma ‘orgulloso’, llalla ~ yaya ‘suegra’, mollo ~ moyo
‘seno’, llafka ~ yafka ‘portarse mal’.
/l/ ~ /l/ alü ~ alü ‘mucho’, palü ~ palü ‘tía (paterna)’.
/s/ ~ /č / sumel ~ chomel ‘bota de potro’, sañwe ~ chañiwe ‘cerdo’.
/č / ~ /t/ choz ~ tosh ‘amarillo’, chumngechi ~ tumngeti ‘cómo’, müchay ~
mütay ‘rápido’, chokif ~ trokif ´cierto juego de hilos’.
/θ/ ~ /s/ zeya ~ seya ‘hermana’, pizkeñ ~ piskeñ ‘sombra’, kuzi ~ kusi ‘pie-
dra para moler’, zañe ~ sañe ‘nido’; en ranquel kudin18 ~ kusin ‘piedra para
moler’, dupullwe ~ süpüllwe ‘pala del telar’.
/θ/ ~ /š/ zañe ~ shañe ‘nido’, azkintun ~ ashkintun ‘observar’.
/θ/ ~ /l/ nuwuz ~ nuwul ‘puntudo’, chapaz ~ chapal ‘barro’.
/r/ ~ /š/ firku ~ fishkü ‘fresco’, aretun ~ ashetun ‘prestar’.

18. Este fonema siempre se realiza [δ] en ranquel.


204 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

/f/ ~ /w/ kufün ~ kuwün ‘tibio’, külfünge ~ külwünge ‘ser guapo’.


/ŋ/ ~ /ñ/ pingeymi ~ piñeymi ‘te dicen’, rangi ~ rañi ‘mitad’.
/ŋ/ ~ /m/ zungu ~ zumu ‘palabra’, rungul ~ rumul ‘rescoldo’, mütrongk ~
ngütrüm ‘golpear algo o a alguien’.
/ŋ/ ~ /n/ ange ~ ani ‘cara’, ngümay ~ nemay ‘llora’, ngütram ~ nütram ‘rela-
to’, ünav ~ üngav ‘bostezar’.
/ŋ/ ~ /w/ lamngen ~ lamwen ‘hermana’, femngechi ~ femwechi ~ femuechi ‘así’,
ngünechen ~ wenechen ‘el que gobierna a la gente’, wiñoan ~ ngiñoan ‘voy
a volver’.
/n/ ~ /n/ müna ~ müna ‘primo’ namuntu ~ namuntu ‘a pie’.
/v/ ~ /u/19 kuvün ~ kuwün ‘tibio’, külvünge ~ külwünge ‘ser guapo’.
/v/ ~ /p/ povüra ~ vovüro ‘fósforo’, pantalon ~ vantalon ‘pantalón’.

La alternancia no se limita a la variación entre dos fone-


mas, sino que puede involucrar a más. En el corpus de la Línea
Sur, por ejemplo, hemos detectado los siguientes casos:

/ñ/ ~ /θ/ ~ /š/ üñum ~ üzum ~ wüshum ~ wishum ‘pájaro’.


/θ/ ~ /š / ~ /s/ kizu ~ kishu ~ kisu ‘solo’, zañe ~ shañe ~ sañe ‘nido’.
/s/ ~ /š/ ~ /č/ soy ~ shoy ~ choy ‘algarrobo’, asukura ~ ashukura ~ achukura
‘azúcar’ .
/λ/ ~ /l/ ~ /š/ williche ~ wiliche ~ wishiche ‘tehuelche’.
/ ŋ/ ~ /n/ ~ /m/ ~ /u/ ŋolli- ~ nolli- ~ molli- ~ wolli- ‘emborracharse’.

Puede notarse que en muchos casos es la influencia del


español la que actúa para que los fonemas fluctúen y alternen
en las tres regiones estudiadas. Fluctuaciones y alternancias de
fonemas operan en consonancia, y dada la escasez de hablantes,
probablemente se refuerzan mutuamente. Volveremos sobre
este tema más adelante.

19. Este fonema se simboliza con el grafema w como margen de sílaba.


SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 205

5.3. Neutralizaciones
Las neutralizaciones de fonemas se evidencian consistentemen-
te en fonemas nasales y laterales.
Se destacan las neutralizaciones de /n/- /ñ/ en posición final
o ante consonante siguiendo la pauta del español, y también en
posición intervocálica:

Posición final: arin ~ ariñ ‘carrizo’, deñin ~ deñiñ ‘ceja’, dumin ~ dumiñ
‘oscuridad’, mollvin ~ mollviñ ‘sangre’, ngillan ~ ngilañ ‘cuñado’, kulliñ ~
kullin ‘animales.

Posición intervocálica: külanmücham ~ külañmücham ‘matra grande’, min-


che ~ miñche ‘debajo de’, kuñifal ~ kunifal ‘huérfano’, püñüñüy ~ püñünüy
‘nacer’.

Esta neutralización se vuelve muy frecuente en ranquel en


la terminación verbal –viñ ‘yo lo/la + verbo transitivo’, donde
la /i/ palataliza el morfema de primera persona singular -n con-
virtiéndolo en –ñ: pevin ~ peviñ ‘yo lo vi’, küchavin ~ küchaviñ
‘yo lo lavé’, langümavin ~ langümaviñ ‘yo lo mato’. Asimismo,
se observa en la terminación –iñ de primera persona plural,
producto también del mismo proceso de palatalización de /n/
por condicionamiento de la /i/ que la precede: wiraviñ ~ wi-
ravin ‘galopamos’, kümeyawiiñ ~ kümeyawiin ‘andamos bien’,
amutoiiñ ‘vamos’ ~ amupelain ‘no fuimos’.
En estas posiciones es claro que podemos plantear un de-
bilitamiento de la oposición por neutralización de la misma
debido al contacto con el español, ya que en esta lengua, en
posición final de palabra o ante consonante, las nasales neutra-
lizan el punto de articulación en favor de un archifonema nasal
alveolar. Asimismo, neutralizan su punto de articulación ante
206 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

consonante tomando el de aquella que las sigue. La alternan-


cia ocurre también en posición intervocálica: kuñival ~ kunival
‘huérfano’, püñüñüy ~ püñünüy ‘nacer’, y, eventualmente, en
posición inicial: ñi ~ ni ‘mi’. El debilitamiento de la oposición
está mucho más marcado en el área ranquel y tiene que ver
principalmente con la situación de extinción que atraviesa esa
variedad.
Los fonemas /n/ y /ŋ/ se hallan claramente establecidos
en el mapuzungun y presentan pares mínimos que nos dan una
prueba clara de su oposición en el sistema. Sin embargo en al-
gunos contextos la oposición se debilita, sobre todo en posición
final de palabra o de sílaba cuando se encuentra seguida por
una consonante, generando un proceso de neutralización: tron
~ trong ‘mucho, tupido’, kultrun ~ kultrung ‘instrumento de
percusión mapuche’, nanün ~ nanüng ‘suegra’, chan ~ chang
‘pierna’, weñankün ~ weñangkün ‘extrañar’. Véanse también
los ejemplos de 5.2. en posición inicial o intervocálica.
Asimismo, la oposición entre los fonemas /l/ y /λ/ se de-
bilita en determinados contextos, sobre todo en posición final
de lexema y al final de sílaba ante consonante. Los siguien-
tes ejemplos, además de los provistos en el apartado anterior,
muestran el debilitamiento de la oposición: ñangall ~ ñangal
‘chicharrón’, mawill ~ mawil ‘amasar’, kullpad ~ kulpad ‘gua-
dal’, llollka ~ llolka ‘quillango’, ellkaw ~ elkaw ‘esconderse’. En
posición inicial de sílaba la fluctuación /l/ ~ /λ/ es mayor en
ranquel que en las demás variedades: llavka ~ lavka ‘portarse
mal’, llavtra ~ lavtra ‘bajo, petiso’.
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 207

5.4. Fonoestilemas
La variación estilística ocurre cuando el hablante opta por usar
determinado fonema para dar a su mensaje una valoración afec-
tiva: se trataría de los denominados fonoestilemas, comunes, por
ejemplo, en el habla infantilizada. A semejanza de la alternan-
cia y la fluctuación, se trata de una selección optativa, pero se
opone a esos procedimientos en que provee una significación
adicional que remite a un estilo o a marcas de afectividad.
En mapuzungun suelen considerarse fonoestilemas en al-
gunas variedades los siguientes fonemas: /s ~ θ ~ š/, /r ~ š/, /č
~ t/. Las tres alternancias mantienen su valor estilístico en las
comunidades de Chubut, siendo las más frecuentes la primera
y la tercera. En la Línea Sur es consistente el valor de la segun-
da alternancia, pero aunque algunos hablantes conserven las
otras dos en su idiolecto, a nivel de la comunidad lingüística no
mantienen su sistematicidad de modo productivo, pasando a
ser casos de variación libre o fluctuación (1).

(1)
/piči θomo/ ‘niña’< /piči šomo/ ‘chiquitita’.
/ueθa konpañ/ ‘mal compañero’ < /ueša püñem/ ‘(mi) pobre hijo’.
/θewü/ ‘ratón’ < /ŋe šewü/ ‘ojos de ratoncito’.
/uesalen/ ‘estoy satisfecha, llena de comida’ < /ueθan tati/ ´me llené’.
/weθa / ‘malo’ < /ito wesa wesa/ ‘¡qué desgracia!’ ~ [müna weδa müna weδa]
‘¡qué desgracia!’.

(2)
/marimari/ < /mašimaši/ ‘hola’.
/piru/ < /pišu/ ‘gusano’.
/karü/ < /kašü/ ‘verde’.
208 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

(3)
/piči θomo/ < /piti θomo/ ‘chiquitita’.
/piči uentru/ < /piti uento/ ‘varoncito’.

En (4) una hablante de Los Toldos (provincia de Buenos Ai-


res) usa el fonema /p/ en vez de /f/ con fines fonoestilísticos. Así, a
füta ‘grande’ que usa para füta Ngenechen ‘dios’, se oponen:

(4)
/püta ketrau/ ‘insulto a un hombre, lit. bolas grandes’.
/püta kutri/ ‘insulto a una mujer, lit. conchuda’.

Para el área chubutense, Díaz-Fernández reconoce usos


estilísticos de fonemas nasales y laterales: /λ/ < /l/, /ñ/ < /n/ y
/ñ/ < /ŋ/. Así, encontramos:

a. /ti pičikelu fantekelu/ ‘los niños de esta estatura’ < /ti pičikeλu fantekelu/
‘los niñitos de esta estatura’.
b. /narki/ ‘gato’ < / ñaški/ ‘gatito’.
c. /kiñe piči wiŋka fante ŋi/ ‘un niño blanco de este porte’ < /kiñe piči wiŋka
fanteñi/ ‘un niño blanco de este portecito’.

Por último, en el área ranquelina, se observa también la


presencia del fonoestilema [š] que se mantiene como tal. Vemos
que /θ/ se vuelve [š] cuando /kuθe/ ‘vieja’ pasa a indicar afec-
tuosamente /kuše/ ‘viejita’, o /uesa/ ‘linda’ se convierte en /ueša/
‘bonitita’. Asimismo, una variante afectiva de /č/ es [ṭ], o sea
una oclusiva dento-alveolar sorda. Así, es común escuchar [piṭi
malen] ‘niñita’ < piči malen ‘niña’. Asimismo, entre los ranque-
les, se observa que tanto /θ/ como /r/ presentan el fonoestilema
/i/ con valor afectivo: /ueia/ ‘malito’ < /ueθa/ ‘malo’, /pütüpüia/
‘bajito’ < /pütüpüra/ ‘bajo’.
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 209

Díaz-Fernández (2007) concluye que la variación estilísti-


ca de las consonantes en mapuzungun comprende a una decena
de fonemas: el empleo de fonemas palatales o alófonos pala-
talizados indexan la afectividad y se usan para referirse a los
diminutivos, en tanto que el uso de alófonos dentales indexa la
sensación de molestia o disgusto por parte del locutor. Hay ca-
sos en que la variación estilística se superpone con la variación
idiolectal, de modo que formas que corresponderían a una va-
riación estilística no son usadas por los hablantes con ese valor,
sino como un enunciado normal, lo que mostraría una creciente
pérdida de los fonoestilemas debido al desgaste lingüístico.

5.5. Variación debida al contacto del mapuzungun


con las lenguas küne-chon
A lo largo de la exposición hemos explicitado algunos fenóme-
nos de variación motivados en el contacto del mapuzungun con
el español. Sin embargo, también se registran en el mapuzungun
de este lado de los Andes fenómenos fonéticos-fonológicos atri-
buibles a transferencias de las lenguas tehuelches.
En general, los préstamos léxicos provenientes de estas len-
guas han sido adaptados fonológicamente, excepto en el caso de
la fricativa velar, que es conservada tal como se observa en los
ejemplos (5):

(5)
chaxall ‘tucotuco, cuis’ (del gününa yájüch).
tartaxar ‘avutarda’ (del gününa yájüch).
patayxen ‘águila’ (presumiblemente del gününa yájüch).
peyou xalou ‘un rezo paisano’ (presumiblemente del gününa yájüch).
210 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

yaxay ‘interjección empleada en las ceremonias religiosas’ (presumiblemen-


te del gününa yájüch).
kišulexengen ‘me lo paso sola’ (sufijo -xe- ‘pasar’, del aonek’o ayen).

Por otra parte, en algunas comunidades de la meseta central


y precordillera chubutense que hemos visitado, observamos en
ciertos lexemas mapuche la transferencia del fonema uvular (6)
–incluso glotalizado (6c) o africado (6d)– o como posvelar (7).

(6)
a. /kelü/ [qelü] ‘rojo’ (Mallín de los Cual).
b. /ko/ [qo] ‘agua’ (El Chalía).
c. /kama/ [kama] ~ [qama] ~ [q’ama] ‘costilla’ (El Chalía).
d. /iñče ka küpan/ [iñče qa qpan] ‘yo también vine’ (Mallín de los Cual).

(7)
/ngütramkakey/ [ngütřamkaḳey] ‘solía conversar’ (Mallín de los Cual).
/ka kapüra kiñe kaweλ/ [ḳaḳapüa kiñe ḳaweλ] ‘cabras también, un caballo’
(Mallín de los Cual).

Como se observa, estas variantes están circunscriptas a


hablantes provenientes de comunidades donde las lenguas te-
huelches estuvieron en contacto con el mapuzungun. Dado que
ni el gününa yajüch ni el aonek’o ayen se mantienen vigentes
en la actualidad, se trata de fenómenos de sustrato.

6. Tendencias en sincronía dinámica


Como adelantamos en la introducción de este capítulo, el estu-
dio de los usos de la lengua en un determinado espesor sincróni-
co nos permite reconocer las tendencias coexistentes o en pugna
que motivan cambios en la lengua. Hasta aquí hemos indicado
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 211

cuáles son los fonemas afectados por la variación, y señalamos


algunas causas de la misma. En este apartado consideraremos
algunos ejemplos de variación en tiempo aparente y en tiempo
real de los usos lingüísticos de personas que integran redes de
hablantes, ya sea por pertenecer a una misma familia o a una
comunidad de habla situada en cierta localización.
Las pautas de variación identificadas se observan en (8),
que reproduce algunos ejemplos del habla de tres consultantes
de una misma familia de la Línea Sur, todos hablantes perte-
necientes a dos generaciones distintas con una diferencia de al-
rededor de 25 años entre el primero y los otros dos integrantes.
En el tercer caso puede observarse una simplificación del siste-
ma a favor de una fonética más cercana a la del español.

(8)
FT IT MT
/θewü/ /θewü/ /θew/ ‘ratón’
/poθküley/ /poθküley/ /posküley/ ‘está sucio’
/külu/ /kelü/ /kolü ~ koli/ ‘rojo’
/pülu/ /pülü/ /pülem/ ‘mosca’
/trapi/ /trapi/ /chapi/ ‘ají’

En el área ranquelina, también teniendo en cuenta el tiempo


aparente, puede observarse la variación existente en hablantes de
la misma comunidad que presentan distintas edades. Así, JC y VC
eran las hablantes más eficientes y más ancianas de su comunidad
(alrededor de 70 años al momento de la recolección), en tanto que
CC era la hermana menor de JC, con casi 10 años menos de edad, y
DC era el sobrino de ambas, es decir, perteneciente a la generación
siguiente, con alrededor de 40 años cuando se llevó a cabo el traba-
jo de campo. Se observan las siguientes variaciones:
212 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

(9)
JC CC
/apüm/ /apom/ ‘terminar’

(10)
VC CC
/λavta/ /lavta/ ‘petiso’

(11)
JC DC
/čumŋeči/ /čumeči/ ‘cómo’
/čüčüküve/ /čičikeve/ ‘chicharrra’

(12)
VC DC
/rüŋanentü/ /rüŋalentü/ ‘desenterrar’

La observación del habla de un mismo hablante en tiempo


real –es decir, las emisiones del mismo hablante con ciertos años
de diferencia– es otro argumento a favor del reconocimiento de la
variación mencionada más arriba. Se presentan ejemplos provis-
tos por hablantes de la Línea Sur (13), de Lago Rosario (14-17)
en Chubut y de la Colonia Emilio Mitre de La Pampa (18).

(13)
FT 1990 FT 2001
/šañu/ /sañwe/ ‘cerdo’
/rüŋkoi/ /rankoi/ ‘talón’
/üñum/ /iθum/ ‘pájaro’

(14)
CC 1995 CC 2007
/mapuθuŋun/ /mapunsuŋun/
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 213

(15)
EN 1987 EN 2007
/mapunθuŋun/ /mapunsuŋun/

(16)
RC 1995 RC 2007
/io/ /ios/ ‘más’

(17)
LQ 1999 LQ 2000
/uθkui/ / uiθkui/ ‘abortó’
/čiλim/ /čiλum/ ‘adormecerse un miembro del cuerpo’

(18)
JC 1983 JC 1987
/nü/ /no/ ‘agarrar’
/kintü/ /kintu/ ‘mirar’
/küyen/ /kiyen/ ‘luna’

En algunos ejemplos de Chubut se observa que fonemas


propios del mapuzungun se realizan por medio de alófonos pro-
venientes de fonemas que corresponden al sistema fonológico
del español: en (19), proveniente de un hablante de Lago Ro-
sario, se transfiere el fonema /x/ y en (20) producido por un
hablante de la comunidad Nahuelpan, el fonema /ž/, ambos aje-
nos al sistema fonológico del mapuzungun.

(19)
EC 2001 EC 2007
/λimaŋ/ /ximaŋ/20 ‘ciprés’

20. En este caso, el hablante utilizó el alófono fricativo palatal sonoro [j] del fonema /x/ trans-
ferido del español al mapuzungun.
214 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

(20)
SN 1995 SN 2007
/čamaλ/ /čamaž/ ‘vestimenta mapuche tradicional, chiripá’

De este modo, se observa una tendencia a que las pautas


fonológicas de esta última lengua, la más utilizada en la coti-
dianeidad y la primera generalmente en orden de adquisición
en la actualidad, se impongan sobre las de la lengua vernácula.
Estas tendencias no son actualizadas por todos los hablantes de
modo regular, sino que deben considerarse como posibilidades
a las que estos recurren, de modo más o menos inconsciente
y de acuerdo con factores situacionales o relativos a su grado
de competencia lingüística. Así, la variación motivada por la
influencia del español es menos notoria en los hablantes compe-
tentes que mantienen el uso frecuente del mapuzungun, y esta
situación tendría su contraparte en las personas que adquieren
mapuzungun como segunda lengua. Por ejemplo, es más común
escuchar en el habla descuidada de estos hablantes, en general
más jóvenes y más escolarizados, el uso de la vibrante no retro-
fleja, /tr/ como grupo consonántico, la fluctuación de /ü/ y /u/
o las expresiones lamuen en vez de lamngen, femuechi en vez de
femngechi, que si bien las hemos visto registradas como tenden-
cias en el siglo XIX, en algunos hablantes se adoptan como un
elemento estable en vez de constituir una forma alternante. Las
fluctuaciones y alternancias fonológicas tanto pueden evidenciar
una situación de desgaste como un proceso de cambio diacrónico,
usual en el desarrollo de una lengua. De este modo, tenemos que
considerar estas últimas variantes (ejemplos 13-20) como for-
mando parte de un proceso de reapropiación de la lengua luego
de una fractura en la transmisión intergeneracional.
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 215

7. Conclusiones
A partir de todos los datos presentados, las capas superpuestas
que se identifican al examinar las variantes en sincronía diná-
mica, pueden asociarlas a diversas motivaciones que influyen
en su realización. En los casos analizados, se destacan las va-
riantes geográficas, las demarcadoras de redes sociales y las cro-
nolectales, por sobre las que indican sexo o nivel educacional.
Al considerar el continuo dialectal, se constata que son
precisamente las variedades de mapuzungun habladas en los
extremos sur y norte del territorio las que presentan las diver-
gencias más notorias. Las variantes que los hablantes favorecie-
ron son mejor explicadas al ser consideradas en un marco social
en el que constituyen índices de pertenencia a una comunidad
determinada o manifiestan huellas de la interacción pasada o
presente con el habla de otras parcialidades. Los datos presen-
tados nos permiten afirmar una relación de continuidad entre
las variedades habladas en los siglos XIX y XX en el amplio
territorio mapuche. Paralelamente, las divergencias dialectales
que hemos consignado se correlacionan con antiguas rivalidades
entre ciertos grupos mapuche (pikumche, ranquel, waizüfche),
con las divergencias que demarcaron históricamente a ranque-
les de otras parcialidades que habitaban otros enclaves del área
pampeano-patagónica y con las procedencias geográficas de los
antepasados de los hablantes de las comunidades relevadas21.

21. Las distinciones básicas desde este punto de vista atañen a las fricativas, oponiéndose los
fonos sonoros [v, d] prevalecientes en ranquel y pikumche, a los sordos [f, θ] usados en las demás
variedades; al mantenimiento o la pérdida de la distinción entre los fonemas dentales y los in-
terdentales /t, l, n/, a la mayor o menor productividad del fonema /s/ y a la presencia del fonema
/x/ y de alófonos uvulares de /k/ para las variedades del centro y sur chubutense.
216 MARISA MALVESTITTI, A NA FERNÁNDEZ GARAY & ANTONIO DÍAZ -F ERNÁNDEZ

Un alto grado de variación fonemática es relevada en el


habla mapuche del área considerada, motivada tanto por facto-
res internos de la lengua como en la presión ejercida por el sis-
tema fonológico del español. Esta afecta en mayor medida a los
fonemas fricativos, nasales y laterales y a los correspondientes
a los órdenes palatal y dental. Hemos visto que la inestabilidad
de las fricativas se ha evidenciado en todo el territorio mapu-
che, desde los primeros registros de la lengua en el siglo XVII;
por su parte, los fonemas dentales /l, n/ representan las áreas
más débiles del sistema, debido a que son fonemas de bajísima
frecuencia y además no integran el sistema de todos los idiolec-
tos. En cuanto a las vocales, presentan mayor estabilidad que
las consonantes, y la zona de estructuración más débil está en
las vocales posteriores y en la central alta, como lo indican los
ejemplos de la muestra.
Estas tendencias propias del sistema sufrieron la influen-
cia del español a través de siglos de contacto. Hemos indicado
que esta es la motivación de la apertura vocálica en los casos
de alternancia que expusimos. Además, la presión del español
opera en favor del reemplazo de los fonemas de diversa produc-
tividad que sólo existen en mapuzungun por otros compartidos
por las dos lenguas o de mayor uso en el sistema español, ya sea
a través de procesos de neutralización del punto de articulación
en el caso de los fonemas nasales, o de las alternancias que in-
volucran, por ejemplo, /tr/ ~/č/ ~ /t/, /θ/ ~ /s/.
La influencia de sustrato de las lenguas küne-chon es más
escasa. Como ya mencionamos, de las mismas se transfieren
al mapuzungun de algunas comunidades de Chubut dos fone-
mas: el velar /x/ se incorpora al sistema y el uvular ocurre como
SINCRONÍA DINÁMICA EN LA FONOLOGÍA DEL MAPUZUNGUN HABLADO AL ESTE DE LOS A NDES 217

alófono del oclusivo velar en algunos idiolectos. Así, podemos


apreciar que este es también un orden que exhibe inestabilidad,
aunque en menor grado que los antes mencionados.
Por otro lado, las alternancias estilísticas, si bien aún vi-
gentes, se encuentran debilitadas en algunas áreas y en ciertos
hablantes, y así, no se usa consistentemente el mismo fono para
la expresión de un mismo valor semántico.
El estudio presentado nos ha permitido sistematizar las
principales tendencias fonético-fonológicas en curso en el ma-
puzungun hablado al este de los Andes y determinar sus mo-
tivaciones, a partir de integrar el examen de fuentes con en-
trevistas y observación de situaciones en las que participaron
hablantes actuales de la lengua.

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221

AUTORES

MARÍA BELÉN CARPIO


Magister en Lingüística por la Universidad de Sonora (Hermosillo, Méxi-
co) y Licenciada en Antropología (Orientación Etnolingüística) por la Uni-
versidad Nacional de Rosario. Actualmente es becaria doctoral de Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) e integra el
Núcleo de Estudios en Lenguas Minoritarias Americanas (NELMA) en el
Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI). Ha publicado artículos
y ponencias sobre aspectos morfosintácticos del toba.

LORENA CAYRÉ BAITO


Profesora en Letras por la Universidad Nacional del Nordeste (2005) y Li-
cenciada en Letras por la misma Universidad (2007). Obtuvo una Beca de
Posgrado Tipo I del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Téc-
nicas (CONICET) para realizar su doctorado. Su lugar de trabajo es el Ins-
tituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI-CONICET) de Resistencia.
Se ha presentado a distintos congresos con trabajos sobre aspectos fonoló-
gicos de la lengua wichí.

MARISA CENSABELLA
Doctora en Letras Modernas por la Universidad Nacional de Córdoba (2002),
D.E.A en Linguistique Genérale et Appliquée de la Université René Descar-
tes, Paris V (1992) y Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de
Rosario (1991). Actualmente se desempeña como Investigadora Adjunta en
el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET),
222

con sede en el Instituto de Investigaciones Geohistóricas (Resistencia, Cha-


co, Argentina) donde dirige el Núcleo de Estudios en Lenguas Minoritarias
Americanas (NELMA). Es Profesora Adjunta Ordinaria de Lingüística III
en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste y
Profesora Asociada al Département de Linguistique et de Didactique des
langues, Univesité de Québec à Montréal (Canadá). Su ámbito de interés son
los estudios descriptivos y funcional-tipológicos de lenguas indígenas habla-
das en el Gran Chaco Argentino, en especial el toba (familia guaycurú).

ANTONIO E. DÍAZ-FERNÁNDEZ
Doctor en Letras por la Universidad Nacional del Sur y Licenciado en Inglés
por la Universidad Nacional de Tucumán. Es capacitador en el Proyecto In-
terinstitucional de Interculturalidad y Bilingüismo del Ministerio de Edu-
cación de Chubut. Ha participado en diferentes proyectos de investigación
pertenecientes a la Universidad de Buenos Aires (1997-2002), al Instituto de
Investigaciones Geohistóricas de Resistencia, Chaco (2004-2007), a la Uni-
versidad Nacional de La Pampa (2004-2006 y 2006-2008) y a la Universidad
Nacional del Sur (2002-2005 y 2006-2008). Es autor de libros de enseñanza
del mapuzungun (1992, 1998, 2005 y 2008) y de capítulos en libros científi-
cos publicados por la Universidad Católica de Chile y la Universidad de Bue-
nos Aires (1998), Universidad de Buenos Aires (2002, 2008), Universidad
Nacional del Sur (2002 y 2006) y Universidad Nacional de La Pampa (2007).
Asimismo, es autor de artículos publicados en revistas internacionales espe-
cializadas en lingüística amerindia.

ANA FERNÁNDEZ GARAY


Doctora por la Universidad de París, Especialidad Ciencias del Lenguaje
(1993). Actualmente se desempeña como Investigadora Independiente del
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Es
Profesora Titular Regular de la Cátedra de Lingüística General de la Uni-
versidad Nacional de La Pampa. Ha obtenido diversas becas, entre ellas la
beca externa del CONICET (1993) y la de la Fundación John Simon Gug-
genheim (2001-2002). Se ha especializado en lenguas indígenas de la Pata-
gonia: tehuelche y mapuche. Ha publicado diversos libros sobre el tema,
entre ellos: El tehuelche. Una lengua en vías de extinción (Universidad Austral
223

de Chile, 1998); Testimonios de los últimos tehuelches. Textos originales con tra-
ducción y notas lingüístico-etnográficas (Buenos Aires, UBA, 1997); Ranquel-
Español/Español-Ranquel. Diccionario de una variedad mapuche de la Pampa
(Argentina), (CNWS) (Países Bajos, Universidad de Leiden, 2001) y el Diccio-
nario Tehuelche-Español, índice Español-Tehuelche (Países Bajos, Universidad
de Leiden, 2004).

MARISA MALVESTITTI
Profesora y Licenciada en Letras y Doctora por la Universidad de Buenos
Aires en la Especialidad Lingüística (2003). Se desempeña como profesora
adjunta en asignaturas de la carrera de Letras de la Facultad de Ciencias
Humanas de la Universidad Nacional de La Pampa y codirige el proyecto
“Estudios lingüísticos y sociolingüísticos de lenguas amenazadas de la Ar-
gentina”, radicado en el Instituto de Lingüística de esta misma dependencia
académica. Ha recibido becas de la Fundación Antorchas, del Fondo Na-
cional de las Artes, del Instituto Iberoamericano de Berlín y de la Funda-
ción John Simon Guggenheim. Investiga sobre el mapuzungun hablado en
la Patagonia Norte, tema sobre el que ha publicado numerosos artículos y
los libros La variedad mapuche de la Línea Sur. Aspectos lingüísticos y dia-
lectológicos (Santa Rosa, IASED, UNLPam, 2003) y Kiñe Rakizuam. Tex-
tos mapuche de la Línea Sur (Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras,
UBA, 2005).

SILVIA ANDREA SPINELLI


Profesora en Letras por la Universidad Nacional de La Pampa y Becaria
del CONICET para realizar el Doctorado en Lingüística Aplicada en la Uni-
versidad Nacional de Córdoba. Actualmente se desempeña como Auxiliar
Docente en Sociolingüística y en Lingüística General en la carrera de Letras
y en Antropología Cultural de la carrera Ciencias de la Educación. Es do-
cente investigadora del Instituto de Lingüística de la Universidad Nacional
de La Pampa y participa en diversos proyectos relacionados con su área de
investigación, como “Estudios lingüísticos y sociolingüísticos de las lenguas
amenazadas de la Argentina”, dirigido por la Dra. Ana Fernández Garay,
Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de La Pampa
desde 2002.
224

JIMENA TERRAZA
Egresada de la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdo-
ba y posee una Maestría en Lingüística de la Université Laval en Quebec,
Canadá. Recientemente ha finalizado su tesis de Doctorado en Lingüística
en la Université du Québec à Montréal (UQAM) cuyo título es “Gramáti-
ca del wichí: fonología y morfosintaxis”. Fue becaria del Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) durante cuatro años
y becaria del Fonds Québécois de Recherche sur la Société et la Culture
(FQRSC) durante un año y medio. Actualmente trabaja en la red DIALOG
“Red de investigación y conocimientos sobre los pueblos indígenas” en el
Institut National de la Recherche Scientifique, en Montreal, Canadá.

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