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La Respiracion Consciente
La Respiracion Consciente
,
LA RESPIRACION
CONSCIENTE
Para conservar la salud,
liberarse del estrés
y alcanzar el dominio de uno mismo
EDICIONES URANO
Argentina - Chile- Colombia- España
!\léxico- Venezuela
INDICE
La prueba de la respiración:
Descubre en un minuto SI necesttas practicar los ejercic1os de
respiración que propongo en este libro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
PREFACIO
PRJ!-.IERA PARTE
EL ALIENTO DE LA VIDA
SEGIDIDA PARTE
LA PRÁCTICA DE LA RESPIRACI ÓN CONSCIENTE
TERCERA PARTE
LA RESPIRACIÓN CONSCIENTE
PARA SITUACIONES ESPECIALES
Ejercicios respiratorios:
Primer ejercicio: Respirar con el abdomen ................... 169
Segundo ejercicio: Hacer una espiración completa . . . . . . . . . . . . . 171
Tercer ejercicio: Alargar y profundizar la espiración . . . . . . . . . . . . 173
Cuarto ejercicio: Coordinar la respiración con el movimiento
corporal integrado ............................. . ..... 169
11
Ejercicios en pareja:
Primer ejercicio: Sintonizar con la respiración del otro . . . . . . . . . 180
Segundo eJercicio: Respirar mirándose el uno al otro . . . . . . . . . . . 182
Tercer ejercicio: Respirar para intensificar la sensación sexual . . . . 184
APÉNDICES
que era un pesado en mi celo por ganar adeptos cuando descubrí el poder
del trabajo con la respiración. Como muchos nuevos conversos, estaba en-
tusiasmado con lo que acababa de comprender y quería que el resto del
mundo también se entusiasmara con ello. Y aunque desde entonces he
conseguido atemperar un poco mi celo «evangelizador>,, en realidad me
siento más entusiasta ahora que entonces, cuando empecé, a comienzos
de los años setenta. Pero hoy se va haciendo cada vez más difícil encontrar
escépticos. En la actualidad, tras varios centenares de estudios sobre la efi-
cacia del trabajo con la respiración en el tratamiento de multitud de do-
lencias psicológicas y físicas, la comunidad científica ya ha verificado lo
que había descubierto la comunidad de terapeutas: que el trabajo con la
respiración produce frutos.
nidad terapéutica. Su opinión, como la mía, era que el trabajo con la res-
piración es uno de los pilares de la curación y el crecimiento personal.
Actualmente, son muchas las personas que andan en busca de mane-
ras orgánicas de sanar y de sentirse bien. Los fármacos recetados, por más
necesarios que puedan ser en muchas circunstancias, también tienen fuer-
tes efectos secundarios. Las drogas recreativas van perdiendo favor entre
los más sensatos, porque se paga un alto precio, a veces fatal, por las sen-
saciones de bienestar que pueden producir. Incluso aunque los fármacos
no tuvieran estos costosos efectos secundarios, la persona consciente de su
salud terminaría queriendo hallar un recurso permanente y beneficioso
para mantenerse sana y elevar su conciencia. La alternativa ideal es traba-
jar con la respiración, ya que es gratuita y está completamente dentro de
nuestro control consciente. Por estas razones, y también debido a su po-
der, el trabajo con la respiración merece que lo vayamos convirtiendo en
una de las principales artes curativas. Bastantes de nosotros {aunque toda-
vía pocos, nuestro número va creciendo) creemos que, a la larga, el traba-
jo con la respiración terminará popularizándose hasta convertirse en la
principal técnica de curación de nuestra época.
barreras culturales con mucha más eficacia que cualquier otra cosa que yo
haya conocido.
H ay una palabra hawaiana -ohan~ que en la actualidad significa
«familia». Su significado más antiguo alt~día a una comunidad más am-
plia, y quería decir, literalmente, «persona~ que respiran juntas». Cuando
los misioneros llegaron a las islas, los nativos los llamaron hao/es, un epí-
teto muy poco lisonjero, ya que signifiq «gente que no respira».
Tras la reciente disolución del bloque soviético, he recibido cartas de
personas de la República Checa, de Bulgaria y de Rusia, que quieren
aprender a trabajar con la respiración. Tal como me decía un corresponsal
de Croacia, en una carta muy conmovedora; «Finalmente, después de
cuatro años de restricciones, podemos re~ipirar con libertad. Ahora quere-
mos aprender a respirar con eficacia».
Si este es tu deseo, lector, te felicito por ello, Has elegido una senda
profundamente interesante y saludable. Te damos la bienvenida a nuestra
amplia y siempre creciente ohana.
PRIMERA PARTE
El aliento de la vida
A tu aliento añado mi aliento
para que nuestros días en la Tierra se alarguen,
para que los días de nuestro pueblo se alarguen
y seamos una sola persona...
l LSA Mmnt.NDORF
Muchas son las razones que tengo para practicar la respiración conscien-
te y para recomendársela a mis amigos y mis clientes. Algunas de esas ra-
zones son prácticas, otras son espirituales. La respiración tiene el poder de
realzar tanto el práctico momento presente como nuestra conexión espi-
ritual con la infinitud. Y todo está ahí, en la respiración, gratuitamente,·
para quien lo pida.
La respiración es tan vital para la vida que prescindir de eUa, aunque
sea por brevísimo tiempo, es fatal. Una persona normal puede pasarse va-
rias semanas sin comer, y algunos días sin beber. Pero el aire es algo total-
mente diferente. Si interrumpimos la provisión de oxígeno al cerebro,
apretándonos los puntos de los costados del cuello donde se siente latir el
pulso, la realidad tal como la conocemos empieza a disolverse rápidamen-
te. Es algo que he hecho experimentalmente en varias ocasiones, y me he
quedado asombrado de la rapidez con que se modifica la conciencia. H ay
unos diez segundos durante los cuales se va acumulando una niebla, se-
guidos casi de inmediato por un pánico total. Tras pasar aproxirnadamen-
24 EL ALIENTO DE LA VIDA
WALT WHITMAN
su misión sin causar dolor alguno, atrapando las partículas más finas de
polvo, gracias a que albergan miles de estructuras diminutas en forma
de vellos o «cilios» que, como si fueran un campo de algas, se encuentran
en constante movimiento.
¿Y qué es lo que hacen esas diminutas danzarinas de las profundida-
des? Pues están entregadas a una tarea tan heroica como poco agradecida,
pero que es absolutamente esencial para la salud. Van pasando el revesti-
miento mucoso hacia arriba a partir de los pulmones, en contra de la
gravedad. Este revestimiento mucoso no sólo es capaz de recoger las par-
tículas de polvo y los desechos, sino que es también un cazador de micro-
bios. Extermina a los «bichos» poco amistosos y los echa por la borda
rumbo al estómago, que les da un baño ácido y los despacha hacia el sur.
Y para coronarlo todo, el revestimiento mucoso está ricamente abastecido
de glóbulos blancos, que constituyen una serie de barreras del sistema in-
munitario que impiden o dificultan el paso de los microbios invasores.
El aire, que se purifica paso a paso, va salvando esas obstrucciones
hasta llegar a un tubo fuerte pero flexible, que es la tráquea. Viaja por un
laberinto de túneles que se estrechan, va entrando en pasadizos cada vez
más reducidos, a los que llamamos bronquios y bronquiolos, y llega final-
mente a su meta, que son los diminutos sacos que constituyen los pulmo-
nes: los alvéolos.
Los pulmones, que descansan sobre el diafragma, se dividen en cin-
co lóbulos, tres en el lado derecho y dos en el lado izquierdo del pecho.
Para que los pulmones puedan deslizarse libremente y cumplir con su ta-
rea, están envueltos por un revestimiento que es la pleura, y lubricados por
una sustancia serosa. Abajo, allá en la profundidad de los pulmones, en los
alvéolos, está produciéndose un milagro de transformación. Para apreciar
la importancia de esos minúsculos sacos hemos de considerar el terrítorio
que abarcan. Si los abriéramos todos y los extendiéramos, cubrirían como
una manta una pista de baloncesto. Y son estructuras que están, día y'no-
che, dedicadas a una ocupación caliente y húmeda. Aquí, en estos dimi-
nutos carburadores, se producen continuamente millares de intercambios
gaseosos.
Los alvéolos pasan el oxígeno a la sangre, mientras que la sangre en-
vía el anhídrido carbónico de vuelta a los alvéolos, que están enclavados
en una red de pequeños vasos sanguíneos llamados capilares. Cuando la
sangre llega a los alvéolos, libera su anhídrido carbónico y recoge oxígeno
fresco. La sangre ya oxigenada se encamina hacia el corazón para que éste
El bienestar del cuerpo, la mente y el espíritu 27
2. LA RESPIRACIÓN CONSCIENTE
AUMENTA LA ENERGÍA Y LA RESISTENCIA
La vida moderna nos impone muchas exigencias con las que nuestros an-
tepasados no tuvieron que enfrentarse. Seguro que en otras épocas los re-
querimientos y peligros físicos eran muchos, pero los tiempos modernos
tienen sus propias formas de agotar nuestra energía. No es nada extraño
que en la actualidad haya problemas, como el síndrome de fatiga cróni-
ca, que se han vuelto endémicos. Uno de los grandes beneficios de la res-
piración consciente es que tiene un efecto directo sobre el nivel de ener-
gía. E s decir que, simplemente, si respiramos con eficacia dispondremos
de mucha más energía física.
H ace veinte años que descubrí esta correlación, cuando estaba h a-
ciendo una sesión de terapia con una mujer de unos treinta años. Llegó
para su primera sesión, tras haber terminado su día de trabajo, y parecía
agotada; cuando se lo dije, coincidió conmigo en que así era. Le pedí que
me dijera cómo le había ido ese día, y me contó que a las seis de la maña-
na la había despertado el llanto de su bebé. Después de darle de mamar,
había preparado el desayuno para su marido y para ella, antes de salir
precipitadamente hacia el trabajo. (En aquellos momentos, su marido no
trabajaba.) Tomó la vía más rápida para llegar a su trabajo, dedicó toda la
jornada a su tarea de administración inmobiliaria y alrededor de las cuatro
volvió a casa para amamantar nuevamente al niño. Después salió con el
coche para comprar algunas provisiones y acudió a mi consulta para su se-
sión de terapia.
Bien, todo eso era más que suficiente para que cualquiera se sintiera
cansado, pero mientras ella me lo contaba advertí algo más: estaba respi-
rando muy superficialmente, y más aún, contenía el aliento cuando habla-
ba de amamantar al bebé. Le pregunté si en el hecho de alimentar al niño
había algo que la hiciera sentirse mal, y entonces tomó conciencia del con-
flicto que se le planteaba al tener que dejarlo todos los días para irse a tra-
El bienestar del cuerpo, la mente y el espíritu 31
4. LA RESPIRACIÓN CONSCIENTE
PREVIENE Y CURA PROBLEMAS FÍSICOS
tiempo normal en una carrera de esa longitud andaba alrededor de los cin-
cuenta y cuatro minutos. Observé su respiración durante un par de minu-
tos, mientras el hombre corría sobre una cinta deslizante. Observé que se
tensaba ligeramente al inspirar. Por más sutil que fuera, ese hábito le esta-
ba impidiendo llenar por completo los pulmones. Cuando le mostré un
vídeo para ayudarle a ver su pauta, hizo un mínimo ajuste e inmediata-
mente sintió la diferencia. Al día siguiente corrió los diez kilómetros en
casi un minuto menos que su mejor tiempo. La mejora más espectacular
que he visto hasta ahora fue la de una corredora de maratón que después
de una sola lección redujo en treinta minutos su tiempo habitual de cua-
tro horas.
Qyizás el lector se pregunte: si la respiración es tan terapéutica, ¿por
qué los atletas, los corredores y los bailarines aeróbicos no son seres com-
pletamente iluminados? Con toda esa respiración que les inunda el orga-
nismo, ¿no deberían ser todos igualmente felices y sanos? No puedo negar
que el ejercicio físico es saludable, pero es una actividad que quema el oxí-
geno tan pronto como lo incorpora. La energía no desciende a esas partes
- más profundas de nosotros cuya nutrición está asignada a. la respiración.
En el trabajo respiratorio nos mantenemos quietos y dejamos que la ener-
gía generada por el oxígeno se adentre en aquellas partes de nosotros que
más necesitan de ella.
Yo vivo en Colorado Springs, donde tiene su sede el Olympic Train-
ing Center, y esto me ha dado ocasión de observar y poner a punto la res-
piración de muchos atletas de primera línea. Y algo fascinante que he
descubierto es que muchos de ellos tienen problemas respiratorios. He
trabajado con un mínimo de una docena de ciclistas y corredores que de
niños eran asm.áticos, o que aún sigueq teniendo dificultades ~;espiratorias.
Las técnicas que presento en este libro funcionan muy bien en lo referen-
te a aumentar el rendimiento atlético. Sea cual fuere el deporte que prac-
tique, todavía no he encontrado a ningún atleta que no haya podido
mejorar en alguna medida su re;ndimiento mediante la aplicación de este
programa.
El primer problema que he tenido que corregir en los atletas es su ex-
cesiva confianza en la respiración torácica cuando se esfuerzan. Una de
mis aficiones es el ciclismo, y mi mujer y yo hemos recorrido cuatro con-
tinentes en bicicleta y. hemos-publicado tres ·guías para hacer viajes en bi-
cicleta. O sea que tengo una considerable experiencia en el aprendizaje de
la forma correcta de respirar. cuando practico e~te deporte. A lo largo
El bienestar del cuerpo, la mente y el espíritu 45
de los últimos diez años he dedicado más de mil horas a observar y corre-
gir la respiración de ciclistas que se entrenan en bicicletas estáticas. Se tra-
ta de un deporte difícil para el instructor de la respiración, porque lo más
frecuente es que quien lo practica vaya estirado sobre la bicicleta en vez de
ir erguido. Además, desde el punto de vista físico es uno de los que más
exigencias plantean al deportista. Pero a pesar de estas dificultades, los ci-
clistas pueden mejorar mucho cuando aprenden a llevar la respiración ha-
cia abajo, al interior del vientre, mientras se entrenan. En el momento en
que la respiración se vuelve profunda, la rapidez y la resistencia aumentan.
También la concentración mental mejora con una respiración sana.
Aunque entonces no tuviera contexto alguno donde incluirlo, la verdad es
que hice mi pri!ller descubrimiento en este campo cuando acababa de en-
trar en la escuela secundaria. Una noche, mientras hacía los deberes de ál-
gebra, caí en la cuenta de que estaba conteniendo la respiración. Como
si
también advertí que agarraba el lápiz con tanta fuerza como me fuera en
ello la vida, empecé a preguntarme a qué venía tanta tensión y qué me pa-
saba con el álgebra para que me exigiera semejante esfuerzo. Entonces, re-
pentinaii}ente, me di cuenta ·de que tenía miedo de no ser capaz de llegar
a la altura de mi hermano mayor, una superestrella de la escuela secunda-
ria ... y yo estaba a punto de empezar a trabajar durante cuatro años con
los mismos maestros cuyos rostros él había iluminado de sonrisas. Las
matemáticas eran su punto fuerte . .. pero, decididamente, no el mío. En1
el momento de aceptar que, ya que jamás llegaría a ser mi hermano, lo
mejor sería ser yo mismo. No creo haberme fijado en lo que pasaba con mi
respiración, pero recuerdo claramente haber aflojado la fuerza con q~.¡.e su-
jetaba el lápiz, tanta que los nudillo.s se me ponían blancos.
Cuaiquiera que necesite largos períodos de concentración mental ha-
ría bien en practicar la respiración consciente. La mejor manera que he·
encontrado para descansar la mente consiste en hacer inspiraciones lentas
y p rofundas cuando la atención se nos va a la deriva. Cuando nos concen-
tramos, tendemos a mover menos el cuerpo; esta disminución del movi-
miento reduce la entrada de oxígeno, y se sabe que el principal consu-
midor de oxígeno es el cerebro. Si te acuerdas de hacer inspiraciones
profundas de vez en cuando, _y de levantarte para mover un poco el cuer-
po, conseguirás que te resulte más fácil concen¡trarte y que tu concentra-
ción mental dure más tiempo.
46 EL ALIENTO DE LA VIDA
8. LA RESPIRACIÓN CONSCIENTE
FACILITA LA TRANSFORMACIÓN PSICOESPIRITUAL
Hay varias formas en que la respiración consciente puede facilitar los pro-
cesos de crecimiento personaL Una de ellas, que veo funcionar semana
tras semana, es el poder que tiene esta técnica para disolver los programas
restrictivos que llevamos almacenados en la mente y en el cuerpo. Uno de
los grandes momentos de despertar en mi vida profesional se produjo
cuando descubrí el trabajo del gran neurólogo canadiense Wilder Pen-
field. Aunque él hizo muchos descubrimientos, lo que a mí me cambió la
visión del mundo fueron los experimentos en que estimuló diversos pun-
tos de la superficie del cerebro de sus pacientes. Para ello colocaba un
electrodo en un lugar específico y enviaba a ese punto un mínimo estímu-
lo eléctrico. Cuando esto sucedía, el paciente tenía un recuerdo específico
de un acontecimiento. Y Penfield descubría, incluso, un lugar en el cere-
bro que parecía ser la zona donde estaba situado ese recuerdo. ¡Y cuando
lo estimulaba, se podía confiar en que la persona lo evocaría!
Este hallazgo demostró a mi entera satisfacción que nuestros recuer-
dos están almacenados en la mente. Pero más notable aún fue un segun-
do descubrimiento. A comienzos de los años setenta conocí a Ida Rolf y a
algunas personas formadas por ella. Ida había inventado una forma de
masaje corporal profundo (al que se suele llamar tanto «integración es-
tructural.> como «Rolfing»), que produce cambios estructurales perdura-
bles en el cuerpo. Tras haber sido testigo de una demostración, también
yo me apunté para someterme al tratamiento. Ida Rolfiba trabajando una
parte determinada del cuerpo, el pecho, por ejemplo, y la persona revivía
determinados acontecimientos. Lo que al parecer ocurría era una libera-
ción a nivel mental del recuerdo almacenado por el cuerpo, con lo cual se
iban despejando las restricciones físicas. Aquello me demostró que todos
llevamos nuestra historia escrita en el cuerpo, y no sólo en la mente.
El bienestar del cuerpo, la mente y el espíritu 47
mi vida como un robot, sin pensar jamás en lo que quería ni en lo que ne-
cesitaba. Y por hacer aquello se me había formado en el estómago una
bola de tensión que ya llevaba años alli.»
Trabajando con la respiración, aquella mujer aprendió a liberarse de
esa bola de. tensión.
El trabajo con la respiración en sus formas más profundas puede ayu-
darte a superar pautas restrictivas establecidas en la infancia, durante el
nacimiento, e incluso desde los primeros momentos de la vida intrauteri-
na. Estamos adentrándonos en un territorio que es difícil de probar cien-
tíficamente, pero que yo he podido comprobar muchas veces en un nivel
clínico. Después de practicar la respiración consciente durante un período
prolongado, es frecuente que los clientes tengan recuerdos del nacimien-
to e incluso de hechos anteriores, como la concepción. La respiración
afecta a todas las células del cuerpo, y cada vez hay más pruebas de que en
las propias células se conservan las huellas de acontecimientos pasados.
Cuando respiramos con la profundidad suficiente, es probable que esti-
mulemos una forma de memoria celular que puede ayudarnos a resolver
traumas precoces. En terapia, con frecuencia le sugiero a un cliente que
respire «adentrándose en» un sentimiento problemático o conflictivo. A
medida que transcurre la sesión, puede suceder que la persona perciba
que, en realidad, el sentimiento se remonta hasta el nacimiento. En oca-
siones, no se trata siquiera de un sentimiento del cliente, sino que perte-
nece a su madre, su padre u otra persona de su entorno. Estos momentos
suelen ser de gran importancia terapéutica, porque el cliente está ponién-
dose en contacto con el sentimiento en su misma fuente, y respirando «a
través» de él.
He aquí cómo experimentó una persona la curación de un problema
de nacimiento:
«Llevaba más de un año trabajando con la respiración cuando un día
empecé a sentir en el pecho una vibración de energia. Parecía como si es-
tuviera irradiando una luz a través de los brazos. Súbitamente senti el des-
tello mental de un recuerdo: yo era un bebé tendido sobre una superficie
fría. Mi madre estaba alli, pero algo le pasaba, y todos estaban pendientes
de ella. Yo tenía mucho frío y estaba muy triste. Como fui una niña adop-
tada, no sé cómo se puede verificar nada de esto, pero a mi me pareció
muy real. Después lloré un poco durante el trabajo respiratorio, y terminé
la sesión sintiéndome aliviada y tranquila.»
He visto a muchas personas tener experiencias espontáneas de amor,
El bienf$sfar del cuerpo, la mente y el espíritu 51
beneficiosa que cualquier otra forma de las que había practicado, de ma-
nera que la incorporé a mi rutina diaria. Veinte años después, estoy infi-
nitamente agradecido por haberlo hecho. Con los beneficios de la medi-
tación en mi vida se podría llenar otro libro. Baste con decir que armoniza
bellamente con la terapia centrada en el cuerpo que practicamos y con los
ejercicios respiratorios y los movimientos que realizamos.
Mientras descansaba en mi sillón, practiqué la respiración alterna
que describo en la Tercera L ección Básica, ya que encuentro que no sólo
me alerta mentalmente, sino que me relaja como preparación para la me-
ditación. Después de unos cinco minutos de respiración alterna ya sentía
la mente clara y llena de luz. .Nle concentré en el mantra e inicié la medi-
tación, para terminarla cuarenta y cinco minutos más tarde con una sen-
sación de expansión y bienaventuranza. Después bajé a la cocina para ayu-
dar a Kathlyn a preparar un poco de zumo fresco de manzanas. Me llevé
un vaso al escritorio y estuve un par de horas trabajando en este libro. Por
lo general dedico la primera parte de la mañana a escribir, antes de hacer
ninguna otra cosa, como ver clientes u ocuparme de los papeles.
Mientras estaba sentado ante el ordenador, hice muchas respiracio-
nes conscientes. Me he acostumbrado a usar ciertos mensajes corporales
como recordatorios para practicar una o dos respiraciones conscientes.
U na de tales indicaciones es una ligera sensación de dolor en la espalda,
los hombros y los brazos, que para mí es una señal de que estoy empezan-
do a cansarme. Mientras tecleaba, me pareció sentir una de estas señales
cada cinco o diez minutos. Cada vez que la sentía, hacía unas cuantas res-
piraciones abdominales profundas y modificaba un poco mi postura cor-
poral. Inmediatamente, la sensación de dolor desaparecía. Tras haber es-
tado un par de horas escribiendo, di por terminada la mañana.
La siguiente vez que recuerdo haber usado la respiración consciente
fue en una salida para hacer algunos recados a última hora de la mañana.
Iba al centro a comprar un par de cosas cuando me encontré en un atasco
de tráfico, algo fuera de lo común en Colorado Springs. (La verdad es que
la facilidad con que puede uno moverse por esta ciudad es una de las ra-
zones de que me encante vivir en ella.) Mientras esperaba, sentado en mi
coche, empecé a sentirme irritado. Tras haber emitido algunos resoplidos
hostiles, caí en la cuenta de que estaba conteniendo la respiración y enfa-
dándome. Reconocí mi enojo y me recordé a mí mismo que sólo era cues-
tión de volver a respirar, pero ahora con inspiraciones abdominales, lentas
y profundas. Después de haber respirado así unas cuantas veces, la irrita-
. 56 EL ALIENTO DE LA VIDA
La práctica de
la respiración consciente
Una respiración inadecuada es una causa
común de mala salud.
Doctor ANDREW WEIL
Para empezar, me gustaría mostrar a mis lectores las tres prácticas básicas
que enseño a casi todas las personas con quienes trabajo. Incluso aunque
alguno de vosotros ha sido durante largo tiempo un estudioso de la respi-
ración, es probable que, como les ha sucedido a muchos de mis clientes,
se encuentre con que estas prácticas pueden ni más ni menos que salvarle
la vida.
En la primera lección explorarás tu propia respiración y los mecanis-
mos físicos que la rigen, desde dentro hacia fuera. Considérala como la
experiencia más práctica que existe de una clase de anatomía. En la se-
gunda lección pondrás en práctica estos conocimientos, aprendiendo
cómo se hace una respiración diafragmática plena y profunda, acorde con
la intención de la naturaleza. En la tercera, exploraremos una modalidad
respiratoria que alterna ambas fosas nasales y constituye una aplicación
rápida, simple y potente de la respiración consciente. A partir de estas lec-
ciones básicas pasaremos luego a las avanzadas.
64 LA PRÁCTICA D E LA RESPIR A CIÓN CONSC I ENTE
La exploración de la respiración
desde dentro hacia fuera
INSTRUCCIONES
Para empezar, escoge una superficie firme pero acogedora sobre la cual
puedas estirarte. Un suelo alfombrado será perfecto para este y otros ejer-
cicos del libro en posición tendida. Si esta posición te resulta incómoda,
puedes sentarte en una silla. Lo ideal es llevar alguna prenda ligera, es de-
cir, nada de jerseys gruesos, cinturones que ajusten ni ninguna otra pren-
da que pueda ser un estorbo para este ejercicio.
Estírate boca arriba con los brazos relajados a los costados, dejando
los pies cómodamente separados. Si lo prefieres, puedes apoyar el cuello
y la cabeza sobre un cojín pequeño. También es probable que te sientas
más cómodo con un cojín bajo las rodillas. Puedes cerrar los ojos o man-
tenerlos abiertos, según lo que te resulte más cómodo.
En esta lección vamos a hacer algo que tal vez no hayas hecho nun-
ca: una visita guiada por el interior de algunas partes clave de la anatomía
de tu sistema respiratorio, iluminando el trayecto con la luz de tu propia
conciencia. La respiración consciente se inicia con una sensación cons-
ciente de la forma en que funciona la respiración y de la razón por la cual
está diseñada de ese modo.
Empecemos fijándonos en la estructura, bellamente eficiente, de la
caja torácica humana. Levanta las ~anos de manera que te toques las cla-
vículas con las yemas de los dedos.
Primera lección básica 71
La caja torácica es una estructura sólida, pero también tiene una exquisi-
ta flexibilidad. Haz otra inspiración profunda y siente con las yemas de
los dedos el movimiento de las costillas.
que las costillas llegan bien cerca de la cintura. Haz varias inspiraciones
profundas, sintiendo cómo se te mueve la caja torácica con cada una
de ellas.
Ahora vamos a descubrir algunas cosas más sobre ese músculo, el
diafragma, del que dijimos que es tan importante. Junta las yemas de los
dedos a lo largo de la parte inferior de la caja torácica.
El diafragma tiene la forma de una cúpula. Cuando haces una inspi-
ración, se aplana. Deja que tus dedos aplanen tu cúpula imaginaria mien-
tras insp.ins.
Cuando espiras, el diafragma recupera una vez más su forma de cú-
pula. A medida que expulsas el aire, rodea tu cúpula imaginaria con los
dedos.
Durante varios ciclos respiratorios, deja que tus manos imiten el
movimiento del diafragma. Haz una inspiración lenta y profunda mien-
tras aplanas la cúpula que habías formado con los dedos. Después deja
escapar el aliento y haz que tus dedos se redondeen hacia arriba, volvien-
do a form ar la cúpula. Este movimiento te proporcionará una sensación
de la forma en que funciona el diafragma. Cuando inspiras, el diafrag-
ma, de hecho, se contrae y desciende. D espués vuelve a relajarse y retoma
su forma redondeada con la espiración.
der a partir de esto es simple, pero muy importante: mantener muy rela-
jada la inspiración. Está muy bien acostumbrarse a tensar un poco los
músculos del estómago al final de la espiración, pero asegtliate de tener-
los completamente relajados al inspirar.
Vamos a estudiar esto ahora mismo. Mantén las manos sobre el ab-
domen de manera que puedas sentir los músculos del estómago. Al final
de la espiración, ténsalos un poco, como si fueras a expulsar todo el aire.
D espués, mientras inspiras, relaja completamente los músculos del estó-
mago. Repite varias veces esta secuencia: expele por completo el aire,
tensando ligeramente los músculos del estómago al final, como si quisie-
ras expulsar hasta la última gota de aire, y después relaja completamente
el vientre al llenarlo de aire. Hazlo despacio y con suavidad. No es nece-
sario que hagas mucho esfuerzo: apenas una leve presión, sutil y reduci-
da, al terminar de espirar. Después, relájate por completo al inspirar ha-
cia el interior de tu redondeado abdomen.
Mantén la misma pauta durante un par de minutos y descansa hasta
que te sientas dispuesto a reiniciar tus actividades normales.
El cultivo de la respiración
diafragmática plena
INSTRUCCIONES
Primera parte
Empieza por estirarte de espaldas con las manos a los costados. Deja
que los pies estén separados por una distancia que te resulte cómoda.
Figura 10: Siente cómo el abdomen se hincha por delante, por los costados
y por el dorso con cada inspiración.
Segunda parte
es posible una silla de respaldo recto para poder sentir la espalda contra
ese apoyo.
Con movimientos lentos y suaves, empieza a arquear y apoyar la par-
te inferior de la espalda contra el respaldo de la silla. Es el mismo movi-
miento que has estado haciendo en el suelo, pero quizá lo sientas diferen-
te, porque tu relación con la gravedad es diferente. Fíjate ahora cómo, a
SUJATA
INSTRUCCIONES
ra por un lado y después cierra esa fosa nasal y espira e inspira por el otro
lado. Cambia siempre de fosa nasal antes de la espiración. Ensáyalo unas
cuantas veces. Saca el aire lenta y suavemente, y vuelve a inspirar sin es-
fuerzo por ese mismo lado. Ahora cierra esa fosa nasal y espira e inspira
por el otro lado. Esmpieza siempre con la espiración. Yo lo he intentado
de muchas maneras diferentes, y la que da mejores resultados es esta.
Mientras practicas, concéntrate en las sensaciones que te transmite
el aliento al salir y al entrar otra vez por la nariz. Mantén relajados los
músculos del vientre. Respira lentamente y en profundidad, en el abdo-
men relajado, tanto en la inspiración como en la espiración. Y cuidado
con hacer demasiado esfuerzo. Limítate a respirar de forma natural y f~
cil, y ve cambiando de fosa nasal antes de cada espiración.
Practica este ejercicio ininterrumpidamente durante dos minutos,
manteniendo una respiración lenta y suave, con la mente concentrada en
las sensaciones que produce el aire al entrar y salir por la nariz.
U na vez pasados estos dos minutos, utiliza la mano no dominante
para cerrar alternativamente cada una de las.fosas nasales. Practica du-
rante dos minutos más con esa mano.
Tras los dos minutos de práctica con la mano no dominante, vuelve
a emplear la otra para terminar y practica un minuto con ella.
96 LA PRÁCTTCA DE LA RESPIRAC I ÓN CONSCIENTE
INSTRUCCIONES
resp1rac1on consc1ente
INSTRUCCIONES
tener algún espacio que te permita estirar un poco los brazos a los costa-
dos.
Recoge las piernas con las rodillas flexionadas y mantén las plantas
de los pies apoyadas en el suelo.
E mpieza, durante aproximadamente un minuto, con la respiración
diafragmática básica que aprendiste en la Segunda Lección Básica. Al
inspirar de forma lenta y profunda, redondea el vientre mientras vas ar-
queando la parte inferior de la espalda.
Al espirar, apoya bien plana la espalda contra el suelo. Concéntrate
en las sensaciones corporales de la respiración, procurando que tus movi-
mientos sean suaves y fáciles.
Sin dejar de tener esto último presente, vamos ahora a ampliar el al-
cance del movimiento de los brazos. Empieza con las manos flojamente
apoyadas sobre las palmas. Respira tal como lo hiciste antes, arqueando
la parte inferior de la espalda a medida que vas redondeando el vientre
con la inspiración, y después, al espirar, ve aplanando de nuevo la parte
inferior de la espalda contra el suelo. Pero esta vez fíjate hasta qué distan-
cia en el suelo pueden llegar los brazos con la inspiración, y cuánto pue-
den bajar cuando expeles el aire. Al inspirar, haz rodar los brazos hacia
arriba por el suelo, yendo más allá del punto en donde estuvieron las ma-
nos sobre el dorso. Ve tan lejos como puedas llegar cómodamente y des-
pués, al espirar, deja que los brazos vuelvan a rodar hacia abajo por el sue-
lo. Sigue repitiendo este movimiento con la respiración, y acuérdate de
hacerlo siempre de un modo que te resulte cómodo. Si lo consigues, te
encontrarás probablemente con que el movimiento en espiral de los bra-
zos se va ampliando poco a poco con las sucesivas respiraciones. Sigue
buscando el tope superior de suavidad y soltura con que podes hacer ro-
dar los brazos hacia arriba con la inspiración y luego hacia abajo con la
espiración.
Ahora deja que los brazos vuelvan a descansar a los costados. Obser-
va qué sensación tienes de tu cuerpo. Haz algunas respiraciones profun-
das y fíjate si tienes más espacio respiratorio en la parte delantera del
cuerpo. Nota si vas sintiendo que la respiración es más fácil y más recon-
fortante.
Ahora vamos a concentrarnos en abrir diagonalmente más espacio a
través de la parte frontal de tu cuerpo. Vuelve a estirar los brazos desde
los hombros hacia fuera, formando una T, con las manos apoyadas sobre
el borde externo de las palmas. Levanta las rodillas de modo que los pies
se apoyen bien planos en el suelo, separados entre sí por una distancia có-
moda, y también separados cómodamente de las nalgas.
Muy despacio, haz rodar un brazo por el suelo hacia abajo mientras
el otro rueda hacia arriba, y después invierte la dirección del movimiento.
Recuerda que los brazos han de girar como leños, de modo que no dejes
que se deslicen. En el momento en que la palma de una mano toque el
suelo, el dorso de la otra también lo tocará. D espués vuelve a hacer el mo-
vimiento en la dirección opuesta. L entamente, repite varias veces la se-
cuencia hasta captar bien la sensación. Ahora puedes empezar a ampliar
la extensión del movimiento. Haz que un brazo ruede hacia arriba por el
suelo hasta donde sientas que el movimiento aún es cómodo, al mismo
Figura 18: La cabeza gira hacia el brazo que rueda hacia a11iba por el suelo.
Primera lección avanzada 107
:!empo que el otro brazo rueda hacia abajo, también de un modo que re-
,uJte cómodo. Sigue manteniendo el movimiento sin detenerte en el
runto de transición.
Como los brazos ruedan en direcciones opuestas, qtúzás observes
:¡ue la cabeza quiere rodar ligeramente hacia el brazo que está haciendo el
movimiento ascendente por el suelo. Como esto es lo normal y natural,
en realidad lo que queremos es estimularlo. Deja, pues, que la cabeza
ruede tan lejos como le resulte cómodo hacia el bra:w que está rotando
suelo arriba, y después déjala rodar en la otra dirección cuando inviertas
el movimiento de los brazos. Practica este ejercicio varias veces para cap-
tar bien la sensación.
Ahora vamos a completar el movimiento haciendo que la parte infe-
rior del cuerpo participe en él. Primero deja que las rodillas caigan con
suavidad hacia el lado del brazo que está rodando suelo abajo, y después,
cuando los brazos cambien de dirección, déjalas caer hacia el otro lado.
Mantén los pies en el suelo. El movimiento está pensado para que sea
lento y suave, más parecido a una meditación que a un ejercicio. Si ves
que te estás forzando, reduce el movimiento o párate a descansar.
Gira la cabeza en dirección opuesta aliado hacia donde caen las ro-
dillas. Siente cómo este movimiento te proporciona un estiramiento de
toda la columna. Hazlo unas diez veces, con mucha lentitud y suavidad,
de manera que resulte un único movimiento continuo, sin introducir en
ningún momento una pausa mientras lo practicas.
A este movimiento lo llamamos la Espiral, porque hace que las prin-
cipales articulaciones del cuerpo se muevan en espiral, y es ideal para
abrirlas y, de esa manera, permitir que fluya a través de ellas más energía.
Además, estira la parte frontal del cuerpo de tal modo que nos permite
respirar con más amplitud.
Po.demos hacer que este hermoso movimiento sea todavía más bello
si le añadimos la respiración. Repite la secuencia de diez a quince veces,
coordinando la respiración con el movimiento de la siguiente manera:
Empieza a inspirar cuando las rodillas y los brazos se encuentren en el
punto medio de su recorrido. Para las rodillas, el punto medio se da cuan-
do están cruzando el centro del cuerpo, mientras apuntan al techo. Para
los brazos, el punto medio se da cuando se estiran directamente hacia
fuera a partir de los hombros, sin moverse hacia abajo ni hacia arriba por
el suelo.
La inspiración debe culminar cuando estés completamente estirado
en diagonal. Las rodillas han de llegar tan lejos como puedan hacia el
suelo, y los brazos han de rodar hacia fuera hasta donde puedan llegar có-
modamente en direcciones opuestas por el suelo. La espiración se inicia
tan pronto como las rodillas empiezan a volver hacia su punto medio, y
termina cuando se aproximan a él, justo a tiempo para iniciar una nueva
inspiración mientras las rodillas vuelven a ir hacia el suelo por el lado
opuesto. Tendrás tanto más aire inspirado en el interior de tu cuerpo
cuanto más estirado diagonalmente se encuentre éste. Y cuando tu cuer-
po esté en el punto medio será cuando menos aire albergue.
lado por donde el brazo rueda hacia abajo. Estás girando la cabeza en di-
rección opuesta a la que siguen las rodillas. La inspiración culmina cuan-
do las rodillas están al costado, y la espiración termina cuando se aproxi-
man a su punto medio. Con cada inspiración realizas un estiramiento
completo de la columna, y al mismo tiempo vas estirando suavemente los
músculos transversales de la parte frontal de tu cuerpo. Si prestas aten-
ción, podrás sentir cómo los músculos que van desde el hombro hasta lo
más profundo de la ingle se van abriendo con cada estiramiento y cada
respiración.
(Practica de diez a veinte veces hasta que necesites hacer una pausa.)
COMENTARIO
Poner a punto
la respiración de todo el cuerpo
INSTRUCCIONES
(Pausa.)
(Pausa.)
Cuando te sientas listo para seguir, espira mientras giras la pelvis ha-
cia la posición de mediodia, y déjala así durante un momento antes de
volver a inspirar. Si vas a girar la pelvis alrededor del borde externo de la
esfera del reloj en el sentido de las agujas, desde el mediodía a la una, las
dos y las tres, hazlo con la inspiración. Si vas a girarla hacia atrás, en el
sentido opuesto a las agujas del reloj, desde las tres hasta el mediodía,
hazlo con la espiración. Ahora inspira con el vientre relajado, girando la
pelvis por la esfera del reloj desde el mediodia a la una, las dos y las tres.
Ayúdate con un ligero movimiento de las rodillas para lograr este balan-
Segunda lección avanzada 115
(Pausa.)
Si vas a girar la pelvis alrededor del borde de la esfera del reloj, desde
el mediodía hasta las seis, también debes hacerlo con la inspiración. Des-
pués te toca volver atrás, hacia el mediodía, con la espiración. Adelante,
y ahora repite esto una media docena de veces. Al inspirar gira la pelvis en
el sentido de las agujas del reloj hasta las seis, y después, al espirar, gírala
en el sentido opuesto hasta el mediodía.
(Pausa.)
(Pausa.)
(Pausa.)
como para mirar al techo. Al espirar, inclínala hacia adelante como para
mirarte las piernas. Cuida de que los movimientos sean lentos y suaves, y
respira de esta manera entre diez y quince veces.
Ahora, haz que tanto los movimientos como la respiración sean muy
sutiles. Imagina que estuvieras en una reunión y quisieras respirar así, sin
llamar la atención de nadie. Hazlo de manera que no lo sepa nadie más
que tú, con unos movimientos cada vez más suaves y refinados, y respira
así unas diez a quince veces.
Cuando hayas terminado, descansa un rato y después vuelve a tus
actividades normales.
INSTRUCCIONES
Cuando estés listo para continuar, mantén las piernas estiradas hacia
fuera y los brazos relajados a los costados. Deja que tu atención se dirija ha-
cia los pies. Con los talones en el suelo y usándolos como puntos de apoyo,
empieza a flexionar y extender rápidamente los pies. Al hacerlo estarás ba-
lanceando la pelvis como antes, aunque la sensación será diferente debido
a la posición de las piernas. N o tendrás tanto espacio de oscilación y el ba-
lanceo será más pequeño y más sutil, más bien un ligero movimiento de
vaivén que un balanceo propiamente dicho. Observa que si puedes relajar
todos los músculos, en particular los del cuello, el movimiento será más fá-
cil y fluido. Después de unos veinte a treinta segundos de balanceo, quizá
notes que el cuerpo te pide una inspiración profunda. No importa en qué
momento suceda; colabora con él y haz una buena inspiración. Aparte de
esto, no intentes respirar de ninguna manera determinada.
Mantén este balanceo durante todo el tiempo que te resulte cómodo
y divertido. Después de un par de minutos, haz una pausa para descan-
sar, y mientras, permanece atento a tus sensaciones corporales. Fíjate si
sientes algo nuevo. Muchas personas tienen una sensación de hormigueo
o como si les pasara la corriente tras haber practicado este movimiento
durante algunos minutos.
Después del descanso, tócate por encima de las orejas con las puntas
de los dedes. De cuando en cuando, contén la respiración para sentir cómo
126 LA PRÁCTICA DE LA RESPIRACIÓN CONSClENTE
COMENTARIO
Espero que hayas disfrutado aprendiendo a sentir este sutil y tan desco-
nocido ritmo. Para mí, aprender algo que no sabía sobre mí mjsmo o so-
bre los seres humanos en general es una de las alegrías de la vida. Cierta
vez estaba pasando una velada con uno de mis amigos más íntimos, un
médico de formación clásica, que estudió en Yale, Stanford y otros ba-
luartes de la medicina occidental. Salió el tema del ritmo craneocaudal y
mi amigo negó en redondo la posibilidad de que semejante cosa existiera.
«Si la hubiera, yo habría oído hablar de ella», fue lo que (con discutible
arrogancia) d~jo. Deseoso de apuntarme un punto sobre él, lo hice acostar
en el suelo y fui guiándolo por una variante abreviada de la lección que
acabas de practicar, mientras lo veía pasar de su escéptica presunción al
asombro y el placer.
-Encantado de conocer un ritmo nuevo que no me habían presen-
tado -admitió, reconociendo como buen perdedor su derrota intelectual.
En mi propia vida yo me valgo de esta lección sobre todo como téc-
nica para centrarme. Si siento la necesidad de conectar profundamente
conmigo mismo, no conozco una manera más fiable de conseguirlo.
Aprender a escuchar el ritmo más profundo de nuestro cuerpo nos de-
vuelve a una conexión muy primaria con nosotros mismos. Los geólogos
nos dicen que la Tierra misma respira así, en lentas pulsaciones de expan-
sión y contracción. Al sintonizar con nuestro propio ritmo profundo de
expansión y contracción, podemos hallar una forma de reforzar nuestra
conexión con los ritmos que nos rodean. Y aparte de todo esto, la sensa-
ción es estupenda.
CUARTA LECCIÓ N AVANZADA
Ojalá pudiera revivir una excepcional experiencia que tuve hace unos años
y que revela el profundo poder de esta lección. La escena era el salón de
baile de un hotel en Kansas City, donde unas ciento cincuenta personas
nos habíamos reunido para experimentar la técnica que ahora vamos a ex-
plorar. Empezamos en medio del parloteo y el murmullo habituales en un
grupo grande de personas que procuran sintonizar sus respectivas longitu-
des de onda. Dentro de los primeros cinco minutos de la lección, sin em-
bargo, entre los participantes se hizo el silencio a medida que empezaban
a experimentar el profundo estado de felicidad que puede producir esta
técnica. Pero la cosa no terminó ahí. Durante los veinte o treinta minutos
siguientes, la sala se colmó de un sentimiento de reverencia y de respeto.
M ás tarde, uno de los participantes dijo que era como si «nos hubiéramos
ido todos juntos al cielo y después hubiéramos vuelto». Al final de la lec-
ción estábamos todos tan profundamente alterados que nadie quería ni si-
quiera hablar. Nos levantamos en silencio, sonriendo y dando las gracias
en un murmullo y, como flotando, salimos de la sala.
Aunque no puedo garantizarte una experiencia similar, sí puedo de-
cirte que jamás he visto que esta técnica deje de conmover profundamen-
te a quienes se toman el tiempo necesario para apreciarla.
128 LA PRÁCTIC A DE LA RESPIRACIÓ N CONSC I EN TE
INSTRUCCIONES
Échate de espaldas sobre una superficie cómoda. Estira las piernas con
los pies separados por unos cuarenta y cinco centímetros, y deja los bra-
zos relajados a los costados.
Durante esta lección irás tensando y aflojando una parte del cuerpo
mientras respiras de forma muy lenta y consciente. Es importante dejar
que la respiración y el resto del cuerpo estén muy relajados mientras vas
tensando conscientemente cada parte que te especifique.
Empecemos. Efectúa la inspiración más larga y lenta que te sea po-
sible, manteniendo el cuerpo muy relajado. Haz una espiración larga y
lenta, hasta expulsar el último resto de aire. Luego, tras haber hecho una
pausa, espera a que ]a inspiración siguiente te sorprenda. En otras pala-
bras, haz una pausa después de la espiración y espera hasta que el cuerpo
te diga que «ya es hora de respirar». Podría ser un segundo, o podrían ser
diez o quince segundos. Entonces, haz otra inspiración larga y lenta has-
ta el máximo de tu aliento. Y no te detengas cuando ésta culmine: deja
que la culminación se funda con la espiración. Saca el aire de un modo
lento y prolongado y haz una pausa. Espera hasta que el cuerpo te sor-
prenda con su inspiración espontánea. Utiliza lo que has aprendido sobre
la respiración abdominal profunda para conseguir que el aliento descien-
da hasta el centro de tu cuerpo.
Ahora sigue repitiendo esta secuencia durante uno o dos minutos:
una inspiración larga que se va fundiendo en una espiración larga, una
pausa y espera a que el cuerpo te sorprenda con su próxima inspiración.
CAROLA H. SPEAJ?S
INSTRUCCIONES
Cuando llegues a doce, relájate para descansar. Conecta con las sen-
saciones interiores que te transmite t u cuerpo. Observa lo que sientes, y
fíjate especialmente si se trata de hormigueos, zumbidos o vibraciones.
Observa también la calidad de la luz que ves mentalmente. Fijate si es
todo luz, una combinación de oscuridad y luz, o todo oscuridad. No hay
respuestas correctas ni erróneas. Limítate a observar lo que sientes. A
medida que la lección progrese, es probable que notes más luz en la m en-
te y una combinación más compleja de hormigueos, zumbidos y vibra-
ciones en el cuerpo. Llamaremos «corriente de energía» a este complejo
de sensaciones.
El hecho es que la acumulación gradual de la corriente de energía te
está reajustando el termostato de energía positiva en una cifra más alta,
de modo que se trata de una experiencia completamente positiva. Si
mientras practicas esta técnica tienes una mínima sensación desagrada-
ble, ya sea tensión o cualquier otra incomodidad, haz una pausa en la res-
piración profunda y descansa hasta que se te pase esa sensación. Nunca te
empeñes en profundizar en ninguna sensación o sentimiento desagrada-
ble, ni en pasar por la fuerza «a través» de ellos. Simplemente, haz una
pausa para descansar hasta que se te pase. La verdad es que una de las en-
señanzas que puer!es obtener de esta lección es cómo detenerte a descan-
sar cuando te sientes bien. La mayoría de las veces esperarnos a sentirnos
incómodos para descansar. ¿Por qué no cultivar la habilidad de hacerlo
también cuando nos sentimos estupendamente?
Pasados uno o dos minutos de descanso y concentración en lo que
sientes, empieza a hacer, por la nariz y llevando la cuenta, doce inspira-
ciones y espiraciones abdominales profundas y relajadas.
Después, descansa y presta atención a tus sensaciones corporales.
¿Sientes en el cuerpo algo que te indique una corriente de energía, ya se
trate de hormigueos, zumbidos o vibraciones? Muchas personas lo perci-
ben primero en las manos y los brazos. Atiende a la calidad de la luz en tu
mente. ¿Es todo luz? ¿Es oscuridad? ¿O una combinación de ambas?
Sólo obsérvalo.
Después de aproximadamente un minuto de descanso, haz otras
doce respiraciones plenas y profundas en el interior del abdomen relaja-
136 LA PRACTi C A DE L A RESPIRACIÓ N CON SC IENT E
COMENTARIO
recuerda que este ejercicio sólo funciona bien si lo haces de un modo que
te resulte cómodo. Nunca te fuerces cuando sientas una reacción negati-
va. Si durante la práctica descubres cualquier tensión u otro tipo de sen-
sación desagradable, la forma de manejarla no es otra que descansar has-
ta que se te pase. Respira tranquilamente y no vuelvas a iniciar un ciclo de
respiración profunda mientras no te sientas completamente cómodo.
Yo he hecho esta práctica continuadamente de cuarenta y cinco mi-
nutos a una hora por vez, con intensos sentimientos de felicidad y placer
que me recorrían todo el cuerpo. El secreto para generar estas intensas y
profundas sensaciones de bienestar está en cabalgar sobre la ola de ener-
gía positiva, siendo siempre muy consciente de cualquier sensación nega-
tiva que pudiera insinuarse. Cuando percibas la más ligera posibilidad de
una reacción negativa, tómate un descanso hasta que vuelvas a tener una
disposición anímica completamente positiva.
CAPÍTULO 5
El método breve
Si eres como yo, es probable que estés demasiado ocupado para hacer dia-
riamente todas las lecciones. Yo suelo hacer el programa completo de res-
piración consciente una vez por semana, tomándome alrededor de una
hora para disfrutar tanto de las lecciones básicas como de las adelantadas.
Pero para uso diario recomiendo el método breve que te presentaré a con-
tinuación. En esta sección aprenderás el Programa Diario de Respiración
que yo practico cada dia. Kathlyn, mi mujer, y yo se lo hemos enseñado ya
a varios miles de practicantes, con muchos refinamientos y modificacio-
nes añadidos a lo largo del camino. Nuestra versión actual contiene los
elementos que creemos absolutamente esenciales. Yo, personalmente,
pienso que cualquier ser humano podría beneficiarse con su práctica
diaria.
El programa está diseñado para proporcionar una profunda sensación
de concentración, una base respiratoria saludable a partir de la cual se
pueda actuar a lo largo del día. Te recomiendo que lo practiques regular-
mente todas las mañanas. En ocasiones yo lo hago también por la tarde,
pero es raro que me lo salte una mañana. Kathlyn y yo hemos recogido
datos de varios centenares de alumnos que han estado practicando diaria-
mente el programa durante un mínimo de un año. El beneficio que más
140 LA PRÁCTICA DE LA RESPIRACIÓN CONSCIENTE
INSTRUCCIONES
Primer paso
Segundo paso
Tercer paso
Siéntate bien derecho en una silla o sobre un cojín. Ahora vas a hacer cin-
co minutos de respiración alterna, tal como la aprendiste en la Tercera
Lección Básica.
Puedes cerrar los ojos o mantenerlos abiertos, como te resulte más
cómodo. Te recomiendo que utilices la mano no dominante, pero tam-
bién puedes hacerlo con la dominante si así te sientes más cómodo. Apo-
ya el pulgar sobre una fosa nasal y el dedo del medio sobre la otra. Espira
lentamente por una de las fosas nasales y luego inspira por la misma.
Cierra esa fosa nasal y vuelve a espirar e inspirar por la otra. Haz siempre
el cambio después de la inspiración. Ve alternando de esta manera las dos
fosas nasales durante cinco minutos. Quizá compruebes que la respira-
ción se vuelve más lenta y sutil a medida que vas practicando. Perrnítele
todos los cambios que quiera.
Practica durante cinco minutos.
Al término del programa, puedes descansar un rato o volver a tus ac-
tividades normales.
La respiración consciente
para situaciones especiales
Introducción a la Tercera parte
La liberación de traumas
Cómo sanar heridas pasadas y presentes
curación puede que uno necesite contar la historia desde el punto de vista
de una víctima o bien de una autoinculpación total. Pero lo importante
como primer paso es poder hablar del trauma, de la manera que se pueda.
Recuerdo a una víctima de un asalto que, en el transcurso de una sesión en
que trabajamos la respiración, repitió no menos de cincuenta veces:
<<¡Muérete, muérete, muérete!». En otros casos puede ser que el enojo se
vuelva hacia dentro y que la víctima se pregunte: «¿Qyé he hecho yo para
merecer esto?». Finalmente, de una manera u otra, empezará a producir-
se un cambio orientado a la solución del problema.
Otro principio que utilizamos es el siguiente: ya nos hemos liberado
del trauma a nivel corporal cuando uno puede referirse a él con el mismo
tono de voz con que contesta cuando alguien le pregunta la hora. Esto no
se ha de confundir con el tono emocionalmente neutro de la negación, ya
que más bien se trata del tono relajado que significa que uno está en paz
con lo que está diciendo. Hay personas que siguen siendo presa de un
trauma porque de alguna manera se autoinculpan de lo sucedido. Y mu-
chas otras lo perpetúan porque nunca consiguen dejar de percibirse a sí
mismas como víctimas.
En última instancia, sin embargo, se puede encontrar el camino del
medio. La curación está entre los dos extremos: para uno de ellos, «el
malo soy yo»; para el otro, «los malos son ellos». A medida que la persona
va curándose del trauma, tiende a considerar los hechos de manera más
desapasionada y compasiva, y es capaz de pensar: lo que sucedió fue esto,
el significado que yo le di fue aquello, estos son los sentimientos con que
me quedé y estas las decisiones que tomé como resultado. Por encima de
todo, al sanar, la persona se concentra en lo que puede hacer ahora para
poner término a la influencia del trauma sobre su vida actual.
Creo que todos los seres humanos podrían salir beneficiados si aprendie-
ran a liberar al cuerpo de traumas y tensiones menores en el momento
mismo en que se producen e inmediatamente después. Hay muchas oca-
siones en la vida en que los acontecimientos afectan a nuestro sistema ner-
La liberación de traumtlS 151
vioso. Por la mañana, de camino del trabajo, puede que seamos testigos de
un accidente, oigamos el sonido demasiado fuerte de una bocina y trope-
cemos con un bache, todo al mismo tiempo. Cada uno de estos hechos
puede provocarnos un sobresalto. Cuando algo nos sobresalta, la antigua
programación del animal que llevamos dentro nos dice: suspende todo
movimiento corporal y contén la respiración hasta que pase el peligro.
A diferencia de los animales, nosotros tendemos a aferrarnos a nues-
tras reacciones de sobresalto. En el dominio de lo traumático, la capacidad
de generalización de nuestro cerebro funciona en contra de nosotros.
Cuando a un animal lo sobresalta un ruido, se inmoviliza instantánea-
mente, y con bastante rapidez vuelve a relajarse. Desapareció la amenaza,
desapareció la tensión. Los seres humanos tardamos mucho más en rela-
jarnos cuando algo nos sobresalta. Si estamos frecuentemente expuestos a
traumas, o si sufrimos un trauma muy grande, aunque sea una sola vez,
podemos seguir durante aiios aferrándonos a ese sobresalto almacenado
en nuestro cuerpo.
Tomemos como ejemplo la cuestión del ruido. Los científicos nos di-
cen que el ruido en las ciudades ha ido incrementándose aproximadamen-
te un decibelio por año durante los últimos veinte años. Si te encontraras
en una situación en que el nivel de ruido fuera veinte decibelios superior
al normal, probablemente te crisparía los nervios. Pero si te fueras adap-
tando gradualmente a él - si aprendieras a vivir con un decibelio más por
año-, ¿cómo reaccionaría tu cuerpo? Sólo podemos conjeturarlo, pero
yo me imagino que en los entornos urbanos de la actualidad, la gente ha
aprendido gradualmente a acorazarse de diversas maneras para seguir
funcionando. Según lo que he observado, en las ciudades la gente no res-
pira tan profundamente como en el campo. El ruido, la contaminación y
otros factores contribuyen a la contención colectiva del aliento en nuestra
civilización.
Desde que vivo en un tranquilo rincón del mundo, en Colorado, ten-
go frecuentes oportunidades de observar cómo me adapto a las tensiones
de la vida urbana. Me paso aproximadamente la mitad del tiempo en la
carretera, o bien dando conferencias y·dirigiendo talleres, de modo .que
casi todas las semanas salgo de la tranquilidad para sumergirme en algún
ámbito urbano. Previsiblemente, durante la primera noche tengo proble-
mas para dormir, debido a las sirenas, bocinas y otros ruidos, pero la se~
gunda o tercera noche ya el cuerpo ha hecho las adaptaciones que me per-
miten descansar. Si he salido durante algunos días, noto un claro efecto de
152 SITUACIONES ESPECIALES
La técnica formal
de la liberación de traumas
El trabajo respiratorio
en la recuperación de adicciones
viera. Le dije que practicara tres veces al día las tres Lecciones Básicas, sin
detenerse mientras no se viera las mejillas sonrosadas. Cuando sintiera
deseos de fumar, debía practicar la Tercera Lección Básica, haciéndola
profundamente y con rapidez, hasta que se le hubieran pasado. Este tra-
bajo con la respiración alterna es de gran ayuda para el adicto en proceso
de recuperación.
A comienzos de los años setenta, cuando acababa de obtener el títu-
lo y estaba en el departamento de graduados, la revolución del biofeedback
acababa de empezar. Mis amigos y yo nos pasamos muchas horas de
aprendizaje conectándonos con diversas máquinas que permitían observar
en un monitor nuestras reacciones fisiológicas. En la práctica clínica me
he valido también de este recurso para ayudar a las personas limitadas por
adicciones a establecer otra relación con su cuerpo y a relajarse. El poder
del trabajo respiratorio se puede ver fácilmente mediante el uso de un
electroencefalógrafo, un aparato que mide las corrientes eléctricas del ce-
rebro. Su empleo no se ha difundido tanto como el de otras máquinas
porque exige la colocación de electrodos alrededor del cráneo. Al mirar el
trazo que va dejando el aparato, se puede ver cuáles son las áreas domi-
nantes de actividad eléctrica en la corteza cerebral. Cuando la persona es
presa de un ansia o deseo vehemente, la imagen de las ondas cerebrales en
el electroencefalograma es muy caótica. Hay poco equilibrio entre los he-
misferios derecho e izquierdo, y se observa una.tendencia a que la activi-
dad eléctrica se «amontone» en ciertas áreas.
En el término de unos pocos segundos de respiración alterna, lo que
aparece en la pantalla se va volviendo coherente. Si la persona puede man-
tener esta forma de respiración durante un par de minutos más, se puede
ver que la imagen electroencefalográfica es notablemente diferente. La
pauta caótica desaparece, y es reemplazada por un campo unificado de
funcionamiento cerebral equilibrado. Los hemisferios derecho e izquier-
d o se armonizan y dan la impresión de compartir el peso de la actividad
cerebral.
Sobre la base de mi experiencia, adquirida en el trabajo con aproxi-
madamente trescientas personas con diversas adicciones, puedo decir que
al principio las técnicas más útiles son la Tercera Lección Básica («La res-
piración para la integración de la mente y el cuerpo») y la O!tinta Lección
Avanzada («Generar una experiencia profunda de la corriente de ener-
gía»). Ambas ayudan a la persona durante el breve período de ansiedad
que sigue inmediatamente al retiro de la sustancia, y ambas le aportan una
164 SITUACIONES ES PE CIALES
INSTRUCCIONES
INSTRUCCIONES
Siéntate bien derecho en una silla de respaldo recto. Ponte una mano so-
bre el ombligo y la otra sobre el pecho. Al respirar, mantén el aliento aba-
jo, en el abdomen. Utiliza la mano que tienes sobre el pecho para contro-
lar la tendencia de los as~ áticos a respirar sólo en lo alto del pecho.
Respira hacia el interior del abdomen, sintiendo cómo se hincha.
Inspira por la nariz. A medida que va entrando el ~re, levanta el mentón
hacia att·ás de modo que la parte frontal d~l cuerpo se alargue. Después,
cuando espires, dóblate lent_a mente hacia delante como para exprimir
todo el aliento, haciéndolo salir del vientre. Espira por entre los labios
fruncidos, soplando como si quisieras apagar las velas de un pastel de
cumpleaños.
172 SITUAC IONES ESPEC I ALES
INSTRUCCIONES
Siéntate bien derecho, y ponte las manos en la parte inferior de la caja to-
rácica, con los dedos hacia el ombligo y los pulgares hacia la espalda. Haz
una inspiración profunda en el interior del abdomen, atento a la forma en
que éste se hincha hacia delante, hacia la espalda y hacia los costados.
Frunce los labios como si fueras a tocar la flauta y dirige hacia la llama
una corriente de aire fuerte y constante. H az todo lo posible para conse-
. guir que la llama se incline, pero sin apagarla. Po~o a poco ve alejándola
de ti mi.e ntras practicas. E l objetivo es ver h asta qué distancia puedes se-
guir haciendo que la llama se incline con tu respiración. Concéntrate en
174 SITUACIONES ESPECIALES
Coordinar la respiración
con el movimiento corporal integrado
INSTRUCCIONES
Colócate de pie, con los pies separados por una distancia como la del an-
cho de las caderas. Inspira y espira lentamente, concentrándote en que la
respiración descienda y entre en el abdomen. Tómate de tres a cuatro se-
gundos para la inspiración y el mismo tiempo para la espiración. Presta
atención también al resto de tu cuerpo, de modo que no te tenses por po-
ner demasiado empeño en el ejercicio que realizas.
Estira los brazos directamente hacia fuera delante de ti, como si es-
tuvieras apuntando al horizonte. Mientras respiras lentamente, con
los brazos traza delante de ti el signo de infinito, es decir, un ocho en po-
sición horizontal. Sigue la dirección del movimiento que muestra la
figura 33.
176 S I T UACIO NES ESPECI ALES
a)
b)
1
l
\
\
1
1
1
Figura 33 a y b: Mientras
respiras lentamente, traza
un signo de infinito con los
brazos.
te va un poco la conciencia, la vez siguiente que lo repitas pasa por ese lu-
gar muy lenta y conscientemente.
Cuando hayas realizado veinticinco veces el movimiento, haz una
pausa para descansar.
178 SITUACIONES ESPECIALES
Respiremos juntos
El trabajo respiratorio en pareja
cios. Aquí describiré tres de los Ejercicios en Pareja que usamos y quepo-
nen en juego la respiráción consciente. Los dos primeros están pensados
para intensificar la intimidad en general, y el tercero apunta específica-
mente a incrementar el placer sexual.
INSTRUCCIONES
Tendeos lado a lado, lo bastante cerca como para que al extender la mano,
cada uno pueda tocar el abdomen del otro. Si veis que tendéis a quedaros
dormidos, practicad este ejercicio sentados, lado a lado, en sendas sillas.
Por el momento, tendeos cómodamente de espaldas, con los brazos
a los costados, y concedeos un momento para poneros cómodos. Cuando
os sintáis bien instalados, prestad atención a vuestra respiración, simple-
mente escuchándola. No intentéis cambiarla de ninguna manera; sólo li-
mitaos a sentir cómo y dónde se mueve. Sentid las sensaciones de la res-
piración al entrar y salir del cuerpo, y seguid escuchándoos respirar
durante más o menos un minuto.
Ahora, suavemente, extended la mano hasta colocarla sobre el abdo-
men de vuestra pareja. Observad si vuestra respiración cambia como re-
sultado del contacto. En este ejercicio no hay respuestas correctas ni in-
correctas, de manera que limitaos a percibir lo que experimentáis.
Empezad por escuchar la respiración de vuestra pareja. Sentid las
sensaciones que os envía la mano al moverse hacia arriba y hacia abajo.
Escuchad el ritmo, la rapidez de la respiración. ¿Se la siente fácil o fati-
gosa?¿ Vacilante? ¿Enérgica? Concentrad totalmente la atención en la re-
cepción de todas esas sensaciones.
Durante un minuto más o menos, sintonizad con la respiración de
vuestra pareja.
El trabajo respiratorio en pareja 181
INSTRUCCIONES
Enseñamos este ejercicio a todas las parejas que desean intensificar su ex-
periencia sexual. El aspecto clave del ejercicio es el sutil tensamiento y re-
lajación de los músculos situados justo por encima del hueso púbico. Si se
hace cuidadosamente y con lentitud, de acuerdo con las instrucciones, por
lo general al cabo de unos pocos minutos, se empezará a sentir con clari-
dad un despertar de la sensación sexual. Al continuar con la práctica, mu-
chas personas experimentan una intensificación del placer sexual durante
la relación amorosa. Cuando les enseño este ejercicio a las parejas en mi
despacho, ambos están vestidos; muchos comentan luego que también es
placentero hacerlo sin ropa, como un juego preliminar. Asimismo se pue-
de practicar el ejercicio a solas.
INSTRUCCIONES
Tendeos de lado, cada uno frente al otro. Para muchas parejas es un pla-
cer mirarse a los ojos durante este ejercicio. Respecto a este punto, valeos
d e vuestra intuición, porque a otras les gusta cerrar los ojos y concentrar-
se en lo más profundo de sí mismas.
Podéis apoyar la cabeza en un cojín, o sobre el brazo extendido, y la
cadera es un buen lugar para el otro brazo.
Flexionad las piernas hasta lograr un ángulo cómodo, de cuarenta y
cinco grados aproximadamente. Experimentad con el ángulo hasta que
El trabajo respiratorio en pareja 185
sintáis que los músculos profundos de la parte inferior del abdomen están
completamente relajados.
Habréis de respirar profunda y lentamente en la parte inferior del
abdomen. Al hacerlo estaréis tensando y relajando los músculos situados
entre el ombligo y la parte superior del hueso púbico. Podéis encontrar
este lugar con los dedos si hacéis presión en el lugar blando que hay entre
cinco y siete centímetros y medio por debajo del ombligo; tensad y rela-
jad unas cuantas veces estos músculos para sentir la diferencia entre te-
nerlos tensos y tenerlos relajados. Si no podéis aislarlos, aquí tenéis un
truco. Fruncid los labios y soplad con fuerza, como si quisierais apagar
una vela, y sentiréis cómo los músculos se tensan al soplar y se relajan
cuando os detenéis.
Empezad la práctica de la siguiente manera: tensad los músculos que
hay por encima del hueso púbico mientras espiráis lentamente. Cuando
llegue la inspiración, relajadlos por completo. Dejad que la espiración sea
larga y lenta, e id tensando los músculos continuamente hasta terminar-
186 SITUACIONES ESPECIALES
COMENTARIO
Todo lo que he escrito en las dos primeras partes de este libro es aplicable
a los atletas que quieran mejorar su rendimiento. En este capítulo quiero
dar instrucciones detalladas de tres técnicas adicionales que han resultado
útiles para los atletas con quienes he trabajado. Son técnicas que se rela-
cionan con la concentración y la resistencia, dos ámbitos en los que los
atletas siempre buscan mejorar.
Antes de describir específicamente las técnicas, quiero hacer varias
consideraciones generales sobre los deportes y la respiración. En primer
lugar, me he quedado atónito ante la gran cantidad de excelentes atletas
que tienen problemas con la respiración. Recuerdo no menos de una do-
cena que son asmáticos, por ~jemplo, y muchos más que tenían otros fa-
llos en su respiración cuando empecé a trabajar con ellos. Una mirada su-
perficialle lleva a uno a pensar que los deportes de competición son el
último lugar donde se le ocurriría buscar a un asmático, pero los seres hu-
manos somos una especie tenaz y dotada de gran capacidad de recupera-
ción, capaz de superar, si somos persistentes, grandes adversidades. Mu-
chos atletas han llegado a conseguir un rendimiento excepcional en su
carrera superando una pauta respiratoria muy deficiente. Muy poca gente
sabe que mi amigo de Colorado, el gran escalador Roger Marshall, era
asmático. Antes de matarse en una ascención al Himalaya en solitario, ha-
bía escalado el K2 y otros picos formidables. Un compañero de él me con-
tó que en ocasiones Roger se pasaba días sentado en una silla antes de una
ascensión, empeñado en controlar su asma.
Es probable que haya muchas razones por las cuales una persona con
dificultades respiratorias se siente atraída por el atletismo, pero he aquí
dos que los atletas me han revelado en conversaciones mantenidas conmi-
go. En primer lugar, muchos de ellos están, esencialmente, escapando de
190 SITUACIONES ESPECIALES
INSTRUCCIONES
COMENTARIO
Gay: Creo que ya lo has pescado. Haz que sea siempre muy simple.
Sólo se trata de hacer una respiración completa y relajada, y después decir
algo que sea verdad. Sí te sientes incómodo diciendo la verdad en voz alta,
díla paratus adentros.
COMENTARIO
Eso es todo. Hacer una respiración profunda y decir la verdad. Esto pone
en orden el cuerpo y la mente, y libera la atención para que se concen-
tre en el resultado. Y sí te pones a pensarlo, quizá sería una buena técnica
para aplicarla no sólo al deporte, sino a la vida en general.
INSTRUCCIONES
COMENTARIO
vientre respires, más arriba podrás llevar la respiración dentro del pecho.
Idealmente, si haces una respiración plena de modo que el vientre se te
expanda, también el pecho se te abrirá al máximo. No fuerces a la respira-
ción a subir dentro del pecho. Ve hacia abajo y hacia dentro con el alien-
to, dejando que el pecho se expanda al final de la respiración abdominal.
En una respiración sana, el pecho no se mueve demasiado: sólo un poco
al final de la expansión del abdomen hacia abajo y hacia fuera.
Pregunta: Hay libros que dicen que hay que inspirar por la nariz y es-
pirar por la boca. Usted, ¿qué recomienda?
Respuesta: Respira por la nariz tanto al inspirar como al espirar. Hay
técnicas que pueden aconsejar que se respire por la boca por alguna razón
especial, pero en la mayor parte de las situaciones normales se ha de res-
pirar por la nariz.
Pregunta: Al practicar las Lecciones Básicas, hay veces que tengo las
mismas sensaciones que siento justo antes de un orgasmo. ¿Es normal?
Respuesta: Completamente normal. Una vez que uno aprende a
respirar con eficacia, cada movimiento respiratorio desencadena una
corriente de sensaciones placenteras. Una vez pregunté a una sala llena de
mis estudiantes avanzados de respiración consciente cuántos de ellos ha-
bían notado una mejoría en su experiencia sexual desde que practicaban el
programa respiratorio. Casi todos levantaron la mano. Las lecciones de
respiración refuerzan la capacidad del cuerpo para percibir la energía po-
sitiva en general, de modo que es razonable pensar que pueden desenca-
denar también sensaciones sexuales.
ces siento un olor y un sabor como a gas. Algo que tiene un deje ligera-
mente metálico y que huele como un quitaesmalte de uñas. ¿C2.!Ié es?
Respuesta: Me inclino a ver dos explicaciones posibles. La más simple
es que se trata de gases que son productos secundarios de la digestión, o
de la falta de digestión. Por ejemplo, si uno no ha comido durante algún
tiempo anterior a la sesión respiratoria, puede que el cuerpo esté produ-
ciendo cetonas. Estas sustancias tienen un olor dulzón. Conozco a un mé-
dico, responsable de una sala de urgencias, que me dijo una vez que a esto
ellos lo llaman, coloquialmente, «aliento frutal».
La otra posibilidad es que la anestesia de antiguas operaciones qui-
rúrgicas, o incluso de partos, se descargue por acción de la respiración
profunda. Es difícil entender cómo esas sustancias pueden permanecer en
el cuerpo durante tanto tiempo, pero he tenido suficientes experiencias de
este tipo como para no cerrarme ante esa posibilidad. Algunas enferme-
dades pueden permanecer en el cuerpo durante generaciones, de manera
que no parece imposible que un gas pueda conservarse en el nivel celular
durante largo tiempo, hasta liberarse posteriormente por mediación de
una respiración profunda.
empezara la somnolencia. Esto podría darte una visión más clara de aque-
llo de lo cual depende la somnolencia: si de las necesidades biológicas del
cuerpo o bien de factores psicológicos.
Después de algunas sesiones de práctica, notarás que puedes mante-
ner tu estado de alerta durante la sesión. Sin embargo, entretanto limíta-
te a disfrutar de este «ir a la deriva>>, y cuando regreses del viaje, retoma el
contacto con la respiración.
Mi historia personal
Cómo empecé a interesarme
en la respiración consciente
me las había arreglado para pasar por la década de los sesenta sin dejarme
crecer el pelo ni participar en ninguna manifestación. Mis pasiones se
orientaban hacia la letra impresa: era un fanático de la literatura. Mis hé-
roes eran Proust, Faulkner, John Barth, Donald Barthelme. Y mis aspira-
ciones eran claras: trabajaría unos pocos años como maestro hasta que de
mi pluma saliera la proverbial Gran Novela Estadounidense. Entonces
me divorciaría y criaría a mi hija en una cabaña, en algún lugar de la cos-
ta de Maine, azotado por los vientos. Mis planes eran escribir, fumar
pensativamente mi pipa, pontificar ... Pues vaya, menuda sorpresa me es-
peraba.
Cuando Neil y yo nos paseábamos tranquilamente por los terrenos de
la finca de Alpert, nos recibió con un saludo una maravillosa muchacha,
esbelta y vestida con una flotante túnica india. Con un gorjeo nos dio la
bienvenida y nos ofreció fruta que llevaba en una cesta. Después nos llevó
hasta el círculo donde estaba sentado Ram Dass con unos pocos discípu-
los. La primera idea que se me ocurrió fue pensar qué venderían. Todo el
mundo iba vestido con túnicas y vaporosos saris, y el incienso danzaba en
el aire. Era una escena totalmente atípica en New Hampshire: yo, cierta-
mente, jamás había visto nada parecido.
Neil y yo nos pasamos la tarde escuchándole hablar. Ram Dass con-
taba historias de su guru indio, Neem Karoli Baba, y habló también de sus
múltiples experiencias espirituales en la India. Al principio me sentí des-
concertado. Aunque resultaba entretenido, Ram Dass era empalagoso y
demasiado misterioso. En un momento en que me levanté y me aparté del
misticismo para ir al lavabo, descubrí que disfrutaba más hablando con el
padre de Ram Dass, un hombrecillo dinámico que mostraba una actitud
de divertida tolerancia hacia los tejemanejes espirituales que tenían lugar
sobre su césped. Despierto, penetrante y rebosante de energía, ofrecía un
nítido contraste con la multitud de bobos reunidos alrededor de su hijo, a
quien se refería en un tono burlón pero afectuoso, con ese afecto toleran-
te que a veces consiguen mostrar los padres ante las rarezas de sus hijos.
Sin embargo, a medida que avanzaba la tarde, Ram Dass empezó a
llegarme de otra manera. Una vez que asimilé la túnica y los collares, co-
mencé a oír lo que decía. Estaba frente a alguien que tenía el coraje de ha-
blar sin ambages de su vida, de sus experiencias y de sus intentos de lograr
una transformación. Se refería abiertamente a su sexualidad, incluso a su
homosexualidad, y a sus diversas dificultades emocionales. Hablaba de su
búsqueda de una íntima conexión espiritual con Dios y con el universo.
Mi historia pmonal 207
Hacia más o menos la misma época recibí una lección más fuerte aún, li-
teralmente un golpe en la cabeza, que me despertó. Un día de invierno iba
caminando por un sendero, en el campo, cuando resbalé con la escarcha.
Perdí completamente el control de los pies y rápidamente caí de espaldas
dándome un golpe en la cabeza que me dejó inconsciente (Puedo dar tes-
timonio personal de que realmente en un caso así se ven las estrellas, lo
mismo que en los dibujos animados.) Es probable que no haya estado más
de un par de minutos sin conocimiento, pero aquella experiencia cambió
toda la orientación de mi vida. Mientras flotaba en una scmiconciencia,
disfruté de la capacidad de traspasar con la mirada los estratos de mi pro-
pio ser hasta llegar a la conciencia pura que es su fuente. Pude ver mi es-
trato emocional, el corporal y mi propia mente. Pude ver cómo cada es-
trato oscurecía el estado de clara luminosidad de la conciencia pura en la
que todo descansa.
Además, me di cuenta de que todos esos niveles estaban configurados
por el guión familiar, que yo había aceptado sin cuestionarlo. Estaba, en
esencia, volviendo a representar la vida de mi padre. Él había sido un gran
210 APÉNDICE A
fumador, había sido obeso y había muerto antes de poder realizar su po-
tencial. Yo iba por el mismo camino, por una senda que jamás había ele-
gido a conciencia.
Mientras estuve inconsciente, se produjo un profundo cambio en mi
respiración. Confusamente, me di cuenta de que mi respiración era pro-
funda, plena y libre. El aire entraba y salía de mi cuerpo como un torren-
te, sin vacilaciones ni fallos, sin retenciones. Yo tenía la sensación de que
un viento de primavera soplaba a través de mí, refrescándome hasta la úl-
tima célula. Pero lo triste fue que al volver a mi estado de conciencia nor-
mal, «perdí mi respiración». Volvieron las antiguas limitaciones y pude
sentir cómo me tensaba a medida que mi personalidad volvía a ser la de
antes. Fue como si la tensión de no ser otra vez mi yo auténtico hiciera
que el cuerpo se me pusiera tenso y mi respiración se volviera de nuevo ás-
pera y contenida. ¡Pero si durante algunos minutos yo había respirado li-
bremente! Me pregunté si no sería posible respirar de aquella misma ma-
nera todo el tiempo. Allí abajo, muy dentro de mí, ¿no habría un estilo de
respiración libre, en espera de que le permitieran manifestarse? ¿No sería
posible sentir continuamente, con cada movimiento respiratorio, esa
constante renovación celular? Ahora ya sé la respuesta a aquellos tres in-
terrogantes: sí, sí y sí. Lo único que se necesita es una práctica diaria,
un camino mucho más tranquilo y eficaz que caerse y darse un golpe en la
cabeza.
Cuando me levanté del suelo, era otro hombre. Decidí precisar qué
era lo que quería hacer con mi vida, dándome cuenta de que había dos
cuestiones fundamentales que no me había planteado - quién era y qué
quería- y de que por no haber emprendido aquella búsqueda me estaba
matando.
Me dediqué entonces a buscar las respuestas. Durante el año si-
guiente perdí 45 kilos, me divorcié y me trasladé a la Costa Oeste en per-
secución de mi recién hallado sueño de doctorarme en asesoramiento psi-
cológico. Durante esa época, la respiración se convirtió en el punto central
de mi trabajo consciente. La usé constantemente para volver a centrarme.
Al recordar aquel momento de libertad sobre la escarcha, cuando me pa-
reció que la respiración era el alimento mismo de mi alma, ya tenía un
punto de referencia para guiarme.
Supe por Neil que la Universidad de New Hampshire, situada apenas
a veinte minutos de distane~a, tenía uno de los programas de asesora-
miento psicológico más progresistas de todo el país. Me inscribí y pasé
Mi historia personal 211
casi como una exhalación por el programa hasta conseguir un master, ab-
sorbiendo un tema tras otro como una esponja. Fue entonces cuando me
encontré a mí mismo y entendí el objetivo de mi vida. Siempre había pen-
sado que me pasaría toda la vida aburriéndome, pero desde que empecé
mis estudios de asesoramiento psicológico jamás he vuelto a tener ni un
solo minuto de aburrimiento. Y eso me parece un milagro.
Nota bibliográfica
mente, diré que las tres o cuatro que he oído son, en general, buenas. El
difunto Thomas Hanna escribió un excelente libro, The Body of Lije
(Knopf, Nueva York, 1980) donde transmite la filosofía en la que se
basa el trabajo de Feldenkrais, y un manual llamado Somatics (Addison-
Wesley, Reading, MA, 1988), que ofrece modificaciones simplificadas de
algunos de los mejores ejercicios de Feldenkrais.
Todos los que pertenecemos a la tradición occidental de terapias cor-
porales andamos por terrenos que los primeros en hollar fueron los yoguis
de la edad de oro de la psicología hindú, hace entre dos mil y cuatro mil
años. Aquellos maestros sabían mucho sobre la respiración y la concien-
cia, un saber del cual algo ha sobrevivido hasta nuestros días. A quien
quiera llegar a conocer la vastedad de su conocimiento puedo recomen-
darle Light on Pranayama* (Crossroad, Nueva York, 1985), de B. K. S.
Iyengar, y The Science of Breathing (Himalayan Publishers, Honesdale,
PA, 1979), de Swami Rama y dos colegas occidentales, Rudolph Ballen-
tine y Alan Hymes.
Son dignos de mención dos libros provenientes de las tradiciones oc-
cidentales en el campo médico y en el del biofeedback. Uno es The Breath
Connection (Plenum Press, Nueva York, 1990), de Robert Fried, y el otro,
The Oxygen Breakthrough (William Morrow, Nueva York, 1990), de Shel-
don Saul Hendler. Ambos ofrecen completas introducciones a los proble-
mas derivados de una respiración defectuosa, y también ejercicios senci-
llos que pueden ser útiles para el estudiante que se inicia.
Es digno de especial mención el poético libro de Michael Sky, titula-
do Breathing** (Bear and Company, Santa Fe, NM, 1990). Sky ofrece un
himno de alegría, tan inspirado como estimulante, consagrado al proceso
de la respiración, y su hermosa visión del elevado potencial del arte es una
pequeña obra maestra, tan elegante como elocuente. Si la modestia lo
permite, quisiera mencionar también ellibroAt the Speed ofLife (Bantam,
Nueva York, 1993), que presenta el enfoque de la terapia centrada en el
cuerpo elaborada por mi mujer, Kathlyn, y por mí. Contiene una sección
sobre la integración de la respiración en el trabajo terapéutico, acompaña-
da por una serie de ejercicios.