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Dicotomía del deber de un ingeniero civil ante los derechos y deberes

relacionados al consumo del agua.

Juan Camilo Ramírez Cordero.

Msc. Karina Diaz Martínez.

Barranquilla, Atlántico. CO. 2021.

Universidad de la Costa (CUC)

Facultad de Ingeniería.
Dicotomía del deber de un ingeniero civil ante los derechos y deberes
relacionados al consumo del agua.

La Segunda Guerra Mundial revolucionó el pensamiento de la humanidad de diversas formas. Uno


de los grandes avances fue el comienzo de una nueva serie de artículos que se establecieron de forma
más eficaz que en tiempos anteriores: los derechos humanos. En primera instancia, surgieron para
mitigar el antisemitismo que había sido crucial para los acontecimientos de la guerra, empero, esta
nueva ideología, impulsada principalmente por el establecimiento definitivo de la ONU, escaló a una
mayor amplitud con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 (Resolución 217 A
(III)) (Naciones Unidas, 1948) y posteriormente, la creación de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), que, en concordancia con la DUDH, se ha encargado de exigirle a las naciones miembro que
respondan por cada vez más servicios que han acabado por ser necesidades de primer grado. Una de
estas, es el Derecho Humano al Agua y al Saneamiento (Programa de ONU-Agua, 2010) que recopila
una serie de asambleas realizadas por las Naciones Unidas en torno a objetivos de desarrollo
sostenibles enfocados a la igualdad de oportunidades y derechos al consumo de agua para necesidades
básicas.

En paralelo con lo acontecido en materia de políticas globalizadas, la Segunda Guerra Mundial


nos enseñó a todos que mucho de lo que acontece en nuestro planeta depende en gran medida de
nosotros: los científicos. La ciencia fue clave para detener la guerra, por medio del polémico Proyecto
Manhattan, y desde aquel entonces el mundo mira a la ciencia con gravedad, más aún desde que se
demostró con datos científicos la existencia del calentamiento global. Hoy en día, la humanidad pasa
por diversos problemas, afortunadamente más conocidos debido a la globalización y mejor abordados
debido a la evolución de las ciencias, pero casi siempre (por no decir que siempre) estos problemas
están empapados de pluralismo político, muchas veces con fines extractivos. Podríamos
ejemplificarlo con el rechazo a la firma del Acuerdo de Escazú por parte del congreso de Colombia.

Los ingenieros civiles, encargados de la aplicación de las ciencias principales, tenemos el deber
de encontrar soluciones a problemas sociales racionalizando la mayor cantidad de recursos posibles,
tanto económicos como ambientales, sin afectar la efectividad de la solución final. El manejo de los
recursos hídricos también es una de las ocupaciones de los ingenieros, el cual, de nuevo, consiste en
aplicar los conocimientos científicos. En ese sentido, se podría decir los ingenieros tienen un deber
con el mundo y es encontrar las soluciones más eficientes para que se puedan cumplir los objetivos
de desarrollo sostenible propuestos por la PNUD, entre los que prima el derecho fundamental del
agua. Innovar, racionalizar y ejecutar modelos y proyectos que aporten al problema de la falta de agua
en diversas comunidades pueden ser las misiones de algunos ingenieros en todo el mundo.
Especialmente en las zonas con menos recursos económicos.

Sin embargo, es el problema de los recursos económicos y los intereses extractivos de algunas
políticas nacionales las que obstruyen el trabajo de los ingenieros. Desafortunadamente, las ciencias
básicas y las aplicadas (ingenierías) dependen en gran parte de las decisiones políticas y de los fondos
de inversión de los gobiernos. Esto, se ve reflejado en la calidad de vida de los países. Los economistas
y politólogos Daron Acemoğlu y James Robinson, afirman en su libro «Por qué fracasan los países»
(Acemoglu & Robinson, 2013), que hay una estrecha relación entre la inversión a la educación y a la
investigación con la pobreza. Pero el caso es que los intereses políticos priman sobre los fondos de
inversión a comunidades que necesitan del agua. Es fácil ver que los países con la peor distribución
de sus recursos hídricos son casualmente las zonas en las que se presenta mayor concentración de
recursos en términos de corrupción (Imágenes 1 y 2).
Imagen 1. Índice global de estrés hídrico. (WRI Aqueduct, 2019) Imagen 2. Índice de percepción de corrupción. (Corruption Perceptions Index, 2018)

Podría decirse que muchos de los problemas relacionados con el estrés hídricos están enfrascados
a los países que habitan entre los trópicos y principalmente los que son atravesados por la línea del
ecuador, pero esta idea puede refutarse siguiendo el ejemplo de Israel, que ha sido uno de los países
que más le ha invertido de forma inclusiva al emprendimiento local y extranjero, a la educación y a
las ciencias, y que a la vez es el país del medio oriente con más suministros de agua y que ahora
parece que podría compartirle agua a sus vecinos (los cuales viven en las mismas condiciones sociales
y ambientales) (FLUENCE NEWS TEAM, 2020), todo ha sido posible a causa de estrategias
ingenieriles enfocadas en la hidráulica, el manejo de recursos hídricos, agroindustria y,
principalmente, una orientación de gobierno pluralista inclusivo. Podríamos extender más ejemplos,
como el de la Guajira y sus problemas de estrés hídrico y sus escándalos por hambruna que no tienen
más cavidad que en la propia corrupción de un país rico en recursos hídricos naturales.

El trabajo de un ingeniero debe ser empático. Deben conocerse los factores sociales que inciden
en la comunidad sobre la cual se desea ayudar, pero para nadie es un secreto que nuestra vocación
está estrechamente ligada a las decisiones políticas y económicas de nuestras respectivas naciones.
Es aquí cuando ocurre una dicotomía sobre nuestro deber y nuestras posibilidades. La ciencia puede
ayudar a que las poblaciones sean menos desiguales, pero esto no va a ocurrir hasta que los gobiernos
decidan enfocar su economía en nuestro sector. Así como el primer mundo goza de recursos hídricos
y de innovación, la pobreza y la corrupción sigue azotando con hambre, sed e insalubridad a nuestros
países. Deseo cerrar este ensayo con la cita textual tomada del mismo documento antes citado sobre
el Derecho Humano al Agua y al Saneamiento (Programa de la ONU-Agua, 2010):

«La mayoría de las personas que se considera carecen de acceso seguro al agua utilizan
alrededor de 5 litros al día, una décima parte de la media diaria utilizada al tirar de la cisterna
del retrete en los países ricos.» — PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2006. Más allá de
la escasez: Poder, pobreza y la crisis mundial del agua. 2006.
Referencias

Acemoglu, D., & Robinson, J. (2013). Por qué fracasan los países. New York City: Arial.

Corruption Perceptions Index. (2018). Countries by Corruption Perceptions Index score.


Obtenido de Transparency International : https://www.transparency.org/en/cpi/2020/index/nzl

FLUENCE NEWS TEAM. (20 de Julio de 2020). Israel Lidera al Mundo en el Reciclaje del Agua.
Fluence.

Naciones Unidas. (10 de Septiembre de 1948). La Declaración Universal de Derechos Humanos.


Obtenido de Naciones Unidas: https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-
rights

Programa de ONU-Agua. (2010). El derecho humano al agua y al saneamiento. Obtenido de


Naciones Unidas: https://www.un.org/spanish/waterforlifedecade/

WRI Aqueduct. (2019). Parámetro global de estrés hídrico por país. Obtenido de WRI Aqueduct:
https://www.wri.org/insights/17-countries-home-one-quarter-worlds-population-face-extremely-
high-water-stress

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