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MODELOS ATOMICOS

José Manuel Espinosa López

Los modelos atómicos obedecen a representaciones mentales que ya desde tiempos remotos para
nuestra ciencia actual se planteaban los antiguos estudiosos de la materia, con la finalidad de
explicar el comportamiento de los átomos y sus propiedades.

Han existido diversos modelos atómicos, el primero fue planteado cerca del 400 a. C. por el
filósofo griego Demócrito, el pensaba que los átomos son indivisibles, y que pueden diferenciarse
por su forma, tamaño, orden y posición. Si consideró la noción
del peso atómico, pero no fue él en realidad quien la
desarrollo, sino Epicuro más tarde.

Demócrito pensaba que la forma de los átomos les permite


enlazarse, pero sin fusionarse, como haciendo un ensamble, y
así se estructuraban las cosas o los seres vivos, además
pensaba que los átomos eran eternos y no podrían destruirse.

Para 1803, la representación del átomo cambio bastante, él desarrollo un cuerpo teórico, con el
que se pudo conocer los productos resultantes de la reacción química entre elementos, y saber
porque se comportaban de esa forma, desarrollándose posteriormente la ley de las proporciones
constantes y la de las proporciones múltiples.

Se pueden enunciar algunos de los postulados más relevantes del modelo de Dalton:

1. La materia está formada por


partículas muy pequeñas
llamadas átomos, que son
indivisibles y no se pueden
destruir.
2. Los átomos de un mismo
elemento son iguales entre sí,
tienen la misma masa e
iguales propiedades. Los
átomos de diferentes
elementos tienen masa
diferente. Propuso el
concepto de peso atómico relativo.
3. Los átomos permanecen sin división, aun cuando se combinen en las reacciones químicas.
4. Los átomos, al combinarse para formar compuestos, guardan relaciones simples de
números enteros y pequeños.
5. Los átomos de elementos diferentes se pueden combinar en proporciones distintas y
formar más de un compuesto.
6. Los compuestos químicos se forman al unirse átomos de dos o más elementos.
7. Estos átomos no se pueden dividir ni romper, no se crean ni se destruyen en ninguna
reacción química, y nunca cambian.
8. Los átomos de un mismo elemento son iguales entre sí, tienen la misma masa y
dimensiones. Por ejemplo: todos los átomos de hidrógeno son iguales.
9. Por otro lado, los átomos de elementos diferentes son diferentes.
10. Los átomos pueden combinarse para formar compuestos químicos.
11. Los átomos se combinan para formar compuestos en relaciones numéricas simples.
12. Los átomos de elementos diferentes se pueden combinar en proporciones distintas y
formar más de un compuesto.

Luego, surgió en 1916 el modelo del átomo cúbico, por Lewis, aunque fue rápidamente desechado
por el modelo cuántico, logró aportar el descubrimiento del fenómeno de la valencia, qué es el
numero de electrones que faltan o se deben ceder para establecer el enlace químico y balancear
su nivel de energía.

En la misma época, Thomson, propone un modelo de la estructura del átomo, en el que puede
apreciarse por primera vez, el electrón. Postulaba que los

electrones se distribuían uniformemente en el interior del átomo,


suspendidos en una nube de carga positiva.

Más adelante, en un 1911, Rutherford llegó a la conclusión de que


la masa del átomo se concentraba en una región pequeña de
cargas positivas que impedían el paso de las partículas alfa. Sugirió
un nuevo modelo en el cual el átomo poseía un núcleo o centro en
el cual se concentra la masa y la carga positiva, y que en la zona
extra nuclear se encuentran los electrones de carga negativa.

Según Rutherford, las órbitas de los electrones no están muy


bien definidas y forman una estructura compleja alrededor del
núcleo, dándole un tamaño y forma algo indefinidas. Los
resultados de su experimento le permitieron calcular que el
radio atómico era diez mil veces mayor que el núcleo mismo, y
en consecuencia, que el interior de un átomo está
prácticamente vacío.

Lo que Rutherford consideró esencial, para explicar los


resultados experimentales, fue «una concentración de carga»
en el centro del átomo, ya que, sin ella, no podía explicarse que
algunas partículas fueran rebotadas en dirección casi opuesta al
incidente. Este fue un paso crucial en la comprensión de la materia, ya que implicaba la existencia
de un núcleo atómico donde se concentraba toda la carga positiva y más del 99,9 % de la masa.
Las estimaciones del núcleo revelaban que el átomo en su mayor parte estaba vacío.

En el periodo de los 1900, los estudios en química estuvieron bastante competidos, para el 1913,
Bohr propone un modelo capaz de explicar cómo los electrones pueden tener órbitas estables
alrededor del núcleo y por qué los átomos presentaban espectros de emisión característicos.

En este modelo los electrones giran en órbitas circulares alrededor del núcleo, ocupando la órbita
de menor energía posible, o la órbita más cercana posible al núcleo. El electromagnetismo clásico
predecía que una partícula cargada moviéndose de forma circular emitiría energía por lo que los
electrones deberían colapsar sobre el núcleo en breves instantes de tiempo. Para superar este
problema Bohr supuso que los electrones solamente se podían mover en órbitas específicas, cada
una de las cuales caracterizada por su nivel energético.

El modelo atómico de Bohr funcionaba muy bien para el átomo de hidrógeno, sin embargo, en los
espectros realizados para átomos de otros elementos se observaba que electrones de un mismo
nivel energético tenían distinta energía, mostrando que existía un error en el modelo. Su
conclusión fue que dentro de un mismo nivel energético existían subniveles, es decir, energías
ligeramente diferentes. Además desde el punto de vista teórico, Sommerfeld había encontrado
que en ciertos átomos las velocidades de los electrones alcanzaban una fracción apreciable de la
velocidad de la luz. Sommerfeld estudió la cuestión para electrones relativistas.

En 1916, Sommerfeld perfeccionó el modelo atómico de Bohr intentando paliar los dos principales
defectos de este. Para eso introdujo dos modificaciones básicas: Órbitas casi-elípticas para los
electrones y velocidades relativistas. En el modelo de Bohr los electrones solo giraban en órbitas
circulares. La excentricidad de la órbita dio lugar a un nuevo número cuántico: el número cuántico
azimutal, que determina la forma de los orbitales, se lo representa con la letra L y toma valores
que van desde 0 hasta n-1. Las órbitas son:
L = 0 se denominarían posteriormente
orbitales s o sharp

L = 1 se denominarían p o principal.

L = 2 se denominarían d o diffuse.

L = 3 se denominarían f o fundamental.

Por último, quizá el más complejo de todos


los modelos, desarrollado en 1926 por Schrödinger que concebía originalmente los electrones
como ondas de materia. Así la ecuación se integraría como la ecuación ondulatoria que describía
la evolución en el tiempo y el espacio de dicha onda material. El modelo atómico de Schrödinger
predice adecuadamente las líneas de emisión espectrales, tanto de átomos neutros como de
átomos ionizados. El modelo también predice la modificación de los niveles energéticos cuando
existe un campo magnético o eléctrico.

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