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El músico editó las grabaciones que hiciera con la poeta pampeana en 1998

Litto Nebbia: "Fue un sueño musicalizar poemas


de Olga Orozco"
El ex Los Gatos lanzó a través de su sello Melopea Con esta boca en este mundo.
Además, planea un nuevo álbum de canciones y volverá a tocar el mes próximo.
Por Santiago Giordano
03 de septiembre de 2021

Litto Nebbia se repartió con César Franov la música para los poemas de Olga Orozco. Imagen: Pablo Piovano
Imagen: Pablo Piovano

En general, por protocolo o mera costumbre, se supone que la poesía es patrimonio de la palabra escrita, más que
de la pronunciada. Se la coloca más cerca del libro que de la oralidad. Pero más allá de la tinta y de las páginas, en
la poesía dicha la palabra se ensancha y cargada de sonido hace retumbar la epifanía de lo imprevisible. Hay cierta
tradición discográfica que, con más sentido de la aventura que cálculo, ha puesto a la poesía en la voz de sus
poetas. En esa línea se inserta Con esta boca en este mundo, el disco recientemente editado por Melopea,
con Olga Orozco leyendo sus poesías sobre músicas de Litto Nebbia y César Franov.

Al surrealismo terrestre de la poesía de Orozco se suma el peso de ella diciéndola, con la voz opaca y cierto gesto
de lejanía, de pasado irremediable. Detrás, Nebbia y Franov la escuchan y proponen formas de diálogo con músicas
sutiles. “Lo principal para este tipo de experiencia es tocar sin pretensiones, digamos de una manera casi planchada.
O sea, la música no tiene que molestar, pero tampoco quedar como un relleno”, dice Nebbia al comenzar la charla
con Página/12. “En este caso, las ideas musicales fueron apareciendo motivadas por lo que iba escuchando de esa
voz tan particular y profunda. En algunos casos tenía ya una melodía esbozada... pero luego al grabar me movía
acompasado por el ritmo que ella le va dando al poema”, agrega. “Olga Orozco”, “Esa es tu pena”, “Para Emilio en
su cielo”, “Cantos a Berenice III” y “En este mundo”, son algunas de las piezas seleccionadas por la poeta misma.

Orozco, que había nacido en Toay, en La Pampa, en 1920, murió en Buenos Aires en 1999. Poco antes había
grabado la lectura de estos poemas, que quedaron en los archivos hasta que la Secretaría de Cultura de la Pampa
y el Museo Olga Orozco -que funciona en su casa natal de Toay- impulsaron la edición. “A comienzos de 1998
grabamos en Melopea un álbum de poesía argentina musicalizada por la cantante María Cristina Turró –Nada más
que poesía...–, producido por César Franov. Un día César me avisó que esa tarde pasaría a escuchar algo del
trabajo en curso la poeta Olga Orozco, que es amiga de María Cristina. Fue una gran noticia, yo ya era un lector de
su obra, la admiraba, pero no la conocía personalmente. Cuando llegó, nos encontramos frente a una mujer con
gran personalidad, mucha humildad, y muy afable”, recuerda Nebbia.

“Por entonces, yo estaba muy sensible porque veníamos de grabar los poemas del gran Tito Reyes, último vocalista
de Aníbal Troilo. Él improvisaba, con su manera única de decir, tan canyengue, tan sentimental, tan barrio, y yo lo
acompañaba con el piano o la guitarra. Me gustó mucho hacer eso, tanto que se me ocurrió: ¿por qué no repetir la
misma aventura con Olga Orozco? Cuando se lo propuse, al comienzo dudó. Creo que porque no terminaba de
imaginar cómo podía quedar. Finalmente aceptó y a la semana siguiente hicimos el primer intento. Ella recitó el
poema ‘Con esta boca en este mundo’ mientras yo iba tocando un plan de armonías y modulaciones que me habían
inspirado la lectura del poema. Su manera de decir y su especial tonalidad vocal daban un aire muy sentido. Nos
gustó mucho como quedó”, relata Nebbia, y se entusiasma con la evocación de la aventura.

A la semana siguiente, según lo prometido, Orozco volvió al estudio de grabación con todo un material seleccionado
por ella misma, que grabó en una sola tarde. “Inclusive vino con el orden de los poemas para el disco”, destaca
Nebbia. “Grabó todo y se fue dejándonos el tiempo y la libertad necesaria para completar la idea. Yo tomé para
musicalizar seis de los poemas y convoqué a César (Franov) para que se hiciera cargo de los tres restantes. Fue
realmente un sueño hacer música a partir de lo que había recitado”, sostiene Nebbia. “Olga murió al año
siguiente sin que hubiéramos podido editar el álbum. Como sucede en Melopea y en tantas producciones
independientes, terminás un trabajo y luego viene el problema económico. En veinte años no encontramos la
manera de publicarlo, hasta que llegó el auspicio de la Secretaría de Cultura de La Pampa y el Museo de Olga
Orozco de Toay”.

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