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DEFINICION DE EXPERTICIA EXPERIMENTAL

Especial del Artículo 504 del Código de Procedimiento Civil

Dr. RUBEN SANZ

ESPECIAL DEL ARTICULO 504 DEL CODIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL

INDICE

INTRODUCCION
I. DEFINICION DE EXPERTICIA
II. NATURALEZA JURIDICA
III. REGULACION LEGAL
IV. DEFINICION DE EXPERTICIA EXPERIMENTAL ESPECIAL DEL ARTICULO 504
DEL CODIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL
V. PROMOCION, ADMISION Y EVACUACION DE LA EXPER TICIA EXPERIMENTAL
VI. RECUSACION DE PERITOS
VII. DICTAMEN DE LOS EXPERTOS
VIII. IMPUGNACION DE LA EXPERTICIA EXPERIMENTAL
IX. SISTEMA DE VALORACION APLICABLE A ESTE MEDIO DE PRUEBA
X. VALOR PROBATORIO DE LA EXPERTICIA
CONCLUSIONES
INDICE BIBLIOGRAFICO

INTRODUCCION

Nuestro Código de Procedimiento Civil Vigente, en su artículo 395 establece: "Son medios de
prueba admisible en juicios aquellos que determina el Código Civil, el presente Código y otras
leyes de la República.
Pueden también las partes valerse de cualquier otro medio de prueba no prohibido expresamente
por la Ley y que consideren conducente a la demostración de sus pretensiones. Estos medios se
promoverán y evacuarán aplicando por analogía las disposiciones relativas a los medios de
pruebas semejantes contemplados en el Código Civil y en su defecto, en la forma que señale el
Juez".
Con dicha norma el Legislador produce una de las más grandes innovaciones en nuestro sistema
probatorio, y que no es otro, que el sistema de la libertad en medios de prueba, mediante el cual
se provee al sujeto procesal, de los instrumentos necesarios para llevar al proceso los hechos que
permitan verificar los alegatos de las partes o conocer la existencia de determinados hechos.
Entendemos que nuestro legislador consideró conveniente ampliar el campo de los medios de
prueba, para así, hacer posible a las partes aportar todos aquellos medios de prueba, que
consideren pertinente: aún aquellos no regulados en forma expresa por el Código Civil,
permitiendo de esta manera al Juez un mejor conocimiento de los hechos haciendo así posible,
decisiones fundamentadas en la verdad real y no meramente formal. Otra idea, del artículo
anteriormente trascrito, inferimos que las partes pueden hacer uso de cuatro grupos de pruebas,
dentro de las cuales y en primer lugar encontramos las pruebas tradicionales, aquellas
contempladas en nuestro Código Civil, por interesar al estudio que nos ocupa, dentro de este
primer grupo cabe citar entre otros, LA EXPERTICIA; en segundo lugar, los medios de prueba
establecidos en nuestro Código de Procedimiento Civil, y que constituyen una innovación en
nuestra teoría de los medios de prueba, encontramos las reproducciones, reconstrucción de
hechos, exámenes médicos o EXPERTICIA EXPERIMENTAL, entre otros; en tercer lugar,
encontramos aquellos medios de prueba que aparecen en las Leyes de la República, no previstos
ni en el Código Civil, ni en nuestro Código de Procedimiento Civil, entre los cuales cabe señalar
las pericias encomendadas a cuerpos expertos; entre otras y por último, un cuarto grupo de
medios de prueba conformado por aquellos instrumentos capaces de trasladar hechos al proceso
y los cuales no se encuentran previstos en ninguna Ley, pero que mediante la aplicación de la
analogía pueden ser implementados.
Visto lo anteriormente expuesto, encontramos que el segundo grupo de pruebas incluye la
EXPERTICIA EXPERIMENTAL, como un medio autónomo de prueba, creado por nuestro
Código de Procedimiento Civil, la cual constituye el objeto del presente estudio, sin embargo
antes de adentrarnos en el análisis de este particular medio de prueba, creemos necesario,
proceder previamente a hacer un análisis de la figura de la EXPERTICIA, como medio de prueba
que es, de los previstos en nuestro Código Civil. Con el vocablo experticia suele denominarse la
actividad procesal por la cual determinadas demostraciones o indagaciones vienen confiadas a
personas que poseen ciertos conocimientos de tipo técnico o científico, con la finalidad de
ilustrar al Juez en ciertas ramas del saber humano; como consecuencia de la imposibilidad en la
cual se encuentra éste, de poseer todos los conocimientos científicos requeridos, para resolver
satisfactoriamente los diversos asuntos que se le presentan y los cuales debe decidir. No siempre
el Juez se encuentra en condiciones de conocer o apreciar un hecho por sus propios medios, ya
sea porque no se encuentre al alcance de sus sentidos o porque su examen requiere de aptitudes
técnicas que sólo las proporcionan ciertas disciplinas, ajenas a las ciencias jurídicas, en estos
casos el Juez debe recurrir al auxilio de personas con conocimientos especializados en esas
disciplinas a los fines de conocer dichos hechos.
Cuando la determinación de las causas y los efectos de un hecho requiere de especiales
conocimientos, técnicos, científicos o artísticos o cuando para constatar si un hecho ocurrió o no,
su calificación, características y valor se requiere de especiales conocimientos se hace necesaria
la prueba de experticia.
Se trata de una actividad procesal cumplida en virtud del encargo judicial, por personas distintas
a las partes en el proceso, personas, que como ya hemos dicho, se encuentran calificadas, para tal
labor por sus conocimientos, suministran o proporcionan al Juez, argumentos y razones para la
formación de su convencimiento en relación a ciertos hechos cuya percepción o entendimiento
escapa a las aptitudes de una persona común.
Constituye una actividad humana, mediante la cual se verifican hechos, se determinan sus
características, sus relaciones con otros hechos, las causas que producen estos hechos y sus
efectos.
La misma tiene la finalidad de integrarlos conocimientos del Juez en los casos en los que para
percibir o para valorar una prueba son necesarios conocimientos de los cuales el Juez carece. La
cualidad y cantidad de la contribución que ofrece el perito varía según las circunstancias y el
grado de especialización que exija la materia en cada caso, en algunos casos se concreta su labor,
en indicar reglas técnicas, científicas o de experiencia que son necesarias para el Juez, poder
apreciar los hechos pero puede incluso realizar una valoración razonada de los hechos.
Los peritos, en efecto, pueden ser llamados para que procedan a la comprobación de un hecho
cuya existencia se encuentra controvertida, en este caso se limitará a efectuar la comprobación,
sin emitir una opinión o juicio acerca de las circunstancias que rodean a ese hecho, pero también,
pueden ser llamados, no ya, para que se concreten a comprobar la existencia o no de un hecho,
sino que su labor va más allá, son solicitados con la finalidad de que además de realizar una
labor de comprobación, determinen causas o efectos de un hecho admitido por las partes, pero
con respecto a los cuales, estas controvierten.
Se trata por tanto de simples colaboraciones, cuya misión consiste en salvar una imposibilidad
física o en suplir una insuficiencia técnica del Tribunal, por cuanto el Juez es un técnico en
derecho, pero carece por lo general de conocimientos en otras ciencias y en numerosas
actividades prácticas que requieren estudios especializados o larga experiencia. Cuando se trata
de una simple comprobación de hechos su importancia es relativa, ya que su función en este caso
se concretaría a salvar la imposibilidad, en la cual se encuentra el Juez para constatar el hecho
por sí mismo, pero en aquellos casos en los que se hace necesario, además de comprobar un
hecho, determinar las condiciones especiales, de ese hecho, sus causas y efectos, adquiere mayor
importancia y significación la experticia, como sería el caso de los exámenes hematológicos,
bacteriológicos, entre otros, evidentemente, cuanto más técnica sea la situación de los hechos
sometida al conocimiento del Juez, tanto más útil y necesaria será la experticia. Por lo tanto, la
experticia se hace necesaria por la frecuente complejidad técnica, artística o científica de las
circunstancias, causas y efectos de los hechos que configuran el necesario presupuesto para la
aplicación por parte del Juez de las correspondientes normas que regulan la cuestión planteada o
debatida en el proceso, que impide una adecuada comprensión por parte de este Juez, si no media
el auxilio de estos expertos, haciéndose por ende, necesaria esta intervención para lograr mayor
seguridad y confianza en la certeza de la decisión judicial que se adopte.
Es conveniente también al hacer el presente análisis, establecer las diferencias existentes entre la
figura del experto o perito de las de otras personas que intervienen en el proceso como auxiliares
del Juez, en su tarea de investigación. En este orden de ideas, la figura que más se le asemeja es
la del testigo, sobre todo cuando se lleva el perito al proceso, simplemente para la constatación
de un hecho y no para que emita una opinión acerca de ese hecho. Se discute en torno a si los
peritos no son otra cosa que testigos de calidad, es decir, con mayores conocimientos, que los
que tienen el común de las personas, sin embargo, sí existen sustanciales diferencias entre unos y
otros, pues si bien es cierto que el hecho al cual se refieren es el mismo, el testigo lo ha conocido
antes del proceso, mientras que el perito lo conoce con motivo del proceso, al testigo se le
examina respecto del conocimiento que tiene de un hecho, declara sobre sus percepciones
concretas de los hechos, debe narrarle al Juez lo que haya percibido, en tanto que el perito
examina el hecho para ponerlo en conocimiento del Juez, verifica el hecho mediante deducciones
y juicios técnicos o científicos, y le comunica al Juez la certeza que pudo adquirir por ese
procedimiento. Cuando el perito percibe el hecho, esa percepción puede servirle de fundamento
para conceptuar sobre las causas que lo produjeron, sus efectos, sus cualidades y defectos, su
valor y cualesquiera otros aspectos técnicos, artísticos o científicos, en base a deducciones
lógicas y mediante la aplicación de normas técnicas de la experiencia, mientras que el testigo se
limita a narrar sus percepciones, lo que quiere decir que la declaración del testigo es simplemente
reconstructiva y representativa y la del perito es fundamentalmente conceptual y deductiva, el
testigo usa su memoria para reproducir el hecho y el perito aplica su ciencia o arte para ponerlo
de manifiesto cuando se niega su existencia o para apreciar el hecho cuando se controvierten sus
caracteres. El perito emite juicios de valor que pueden ser de cualquier naturaleza, excepto los
puramente jurídicos, en tanto que el testigo no, ya que sólo excepcionalmente puede formular
conceptos limitados a la aclaración de sus percepciones; igualmente, el perito puede dictaminar
sobre hechos futuros, así como también, conceptuar sobre hechos pasados que no dejaron rastros
o vestigios materiales, y que por lo tanto no pueden ser percibidos a simple vista, basado en las
pruebas que del mismo se hayan llevado al expediente, en el testigo esto será inconcebible, el
perito actúa en el proceso, estudia los hechos en virtud de un encargo que el funcionario le hace,
encargo procesal, lo cual no ocurre en el testimonio.
De la misma manera, se hace necesario establecer la diferencia entre la figura del perito y la del
intérprete, siendo suficiente establecer que el intérprete no aplica conocimientos técnicos, sino
que se concreta a traducirle al Juez las declaraciones que le haga otra persona sin emitir opinión
personal, aún cuando ambos deben tener conocimientos especiales para el desempeño de sus
funciones, el intérprete no emite conceptos o juicios de carácter técnico o científico, sino que se
limita a hacer una traducción literal del contenido del documento o de las frases orales que
escucha, así como tampoco es labor del intérprete proporcionarle al Juez reglas generales de
experiencia para la apreciación de pruebas o de los hechos. Cuando el intérprete cumple su
función, emite juicios u opiniones sobre la equivalencia literal de las palabras, no obstante, se
trata de una operación intelectual totalmente diferente a la que realiza el perito para valorar,
verificar, calificar o deducir hechos mediante razonamientos lógicos que implican la aplicación
de reglas de la experiencia y conocimientos técnicos científicos o artísticos que posee como
consecuencia de su especial preparación.
Así mismo, vemos, que existe una gran diferencia entre la figura del perito y la del Juez, ya que
el perito aprecia, juzga su cometido y lo materializa en dictámenes y no en sentencias, pero no
son más que el resultado de una prueba que en su momento oportuno será debidamente valorada
y apreciada por el Juez; aún cuando la ley procesal le otorgue el valor de plena prueba a su
dictamen, el Juez puede rechazarlo si no lo encuentra bien fundamentado, claro, preciso y
convincente. En la sentencia dictada por el Juez, siempre se involucra un acto de voluntad por
parte de este Juez, mientras que en el dictamen del perito encontramos sólo un razonamiento, ya
que no resuelve el litigio, sino que emite un parecer, el dictamen es una simple declaración de
ciencia y no una declaración de voluntad.

I. DEFINICION DE EXPERTICIA

DEFINICION DE AUTORES VARIOS:

Existen muchas y muy variadas definiciones referentes a este medio de prueba de experticia,
entre otras proponemos la definición que de ella nos da el tratadista italiano EUGENIO
FLORIAN: quien sostiene que la experticia, "es el medio particularmente empleado para
transmitir al proceso nociones técnicas y objetos de prueba, para cuya determinación y
adquisición se requieren conocimientos especiales y capacidad técnica".
El tratadista ANGEL FRANCISCO BRICE nos dice que experticia, "es el asesoramiento técnico
de que se vale el Juzgador para decidir aquellas cuestiones que requieren conocimientos espe-
ciales para su solución".
HERNANDO DEVIS ECHANDIA establece que, "la experticia es una actividad procesal
desarrollada en virtud de encargo judicial, por personas distintas dulas partes del proceso,
especialmente calificadas por sus conocimientos técnicos, científicos o artísticos, mediante la
cual se suministra al Juez argumentos o razones para la formación de su convencimiento,
respecto de ciertos hechos, cuya percepción o cuyo entendimiento, escapa a las aptitudes del
común de las gentes".
El tratadista LEO ROSENBERG, sostiene que la experticia, "es el medio a través del cual se
procura al magistrado el conocimiento que le falta sobre normas jurídicas o máximas de
experticia o que en razón de su especial idoneidad facilita la apreciación o el establecimiento de
los hechos concretos del caso litigioso".
ABDON SANCHEZ NOGUERA considera que la experticia, "constituye una actividad procesal
que realizan personas poseedoras de conocimientos especiales, distintas a las partes, mediante
encargo del Tribunal, destinada a suministrar al Juez razones y conclusiones en relación con
determinados hechos, cuyo conocimiento o entendimiento escapa al saber del común dé las
personas".
Así mismo ARMINIO BORJAS nos dice que la experticia, "es una prueba indirecta, por medio
de la cual se solicita el dictamen de especialistas, sobre determinados hechos y cuya apreciación
exige adecuados conocimientos".

DEFINICION PROPUESTA:

La experticia es un medio de prueba utilizado por las partes u ordenado por el Juez, en el cual se
encomienda a determinadas personas, que poseen particulares conocimientos técnicos en su
profesión, arte o industria, el esclarecimiento y comprobación de hechos y situaciones
controvertidas, que escapan a la percepción del Juzgador, por carecer éste, de dichos especiales
conocimientos, proporcionándole elementos de convicción sobre la realidad de los hechos que
interesan al proceso.

II. NATURALEZA JURIDICA DE LA EXPERTICIA

Para establecer la naturaleza jurídica de la Experticia Especial, contemplada en el artículo 504


del Código de Procedimiento Civil, cuyo estudio nos ocupa, es menester entrar a considerar la
naturaleza jurídica de la experticia en general, ya que es ella, una especie del género experticia.
Sobre la naturaleza jurídica de la experticia han surgido un sin fin de teorías y posiciones en
cuanto a que si es un medio de prueba autónomo o si lo es accesorio, o si por el contrario es un
simple medio de apreciación del Juez; es por ello, por lo que antes de entrar a considerar la
naturaleza de la experticia especial, debemos hacer un somero análisis sobre la naturaleza
jurídica de la experticia en general.
Partiendo de este punto, debemos señalar o hacer referencia a un grupo de tratadistas que
consideran que la experticia no es un medio de prueba, fundamentándose en que con la experticia
lo que se persigue es la verificación de hechos ya aportados como pruebas, y cuya comprobación
y apreciación exige de quien la va a practicar conocimientos especiales de los cuales carece el
Juzgador, por lo que le niegan a la experticia su carácter de medio de prueba, y que en este caso,
el perito, no es más que un auxiliar del Juez para la determinación de los hechos sobre los cuales
versa el proceso. Sostienen además, que la peritación no es más que una forma de completar la
cultura y los conocimientos del Juez, de suministrarle un elemento o instrumento de juicio que
consiste en las reglas técnicas de la experticia, que integran su concepto.
Encontramos Autores, que dentro de esta corriente, consideran que la experticia no es un medio,
ni un instrumento de prueba, sino, una ulterior actividad de elaboración de los resultados de los
medios de prueba ya producidos y que debe situarse con las presunciones, o sea, la valoración de
las pruebas practicadas, para lo cual los peritos le suministran al Juez las máximas de
experiencia, que no es una prueba, sino el reconocimiento de una prueba existente, considerando
entonces a la experticia, como una ayuda para la valoración por el Juez de las pruebas y los
hechos y a los peritos como simples colaboradores, cuya misión consiste en salvar una
imposibilidad física o en suplir una insuficiencia técnica del Tribunal; consideran que el experto,
no es más que un intermediario en el reconocimiento judicial, el lente a través del cual el Juez
percibe ciertos hechos que su normal visión no alcanza y que por lo tanto no se trata en realidad
de una prueba, sino de un medio para la obtención de una prueba, desde que sólo aporta
elementos de juicio para su valoración, la prueba está constituida por el hecho mismo y los
peritos no hacen otra cosa que ponerlo de manifiesto, que por lo tanto es un medio auxiliar de
integración de los conocimientos y de la actividad del Juez, por cuanto su cometido es el
proporcionar al Juez, no ya los datos objetivos del caso concreto, sino los instrumentos lógicos o
de experiencia, necesarios para poner de relieve y para valorar dichos datos. Que aún cuando la
actividad pericial se dirija, en primer lugar, a conocer o apreciar un hecho por sus propios
medios, sea porque no se halle al alcance de los sentidos del Juzgador, sea porque el examen del
hecho requiere aptitudes técnicas que sólo proporcionan determinadas disciplinas; en segundo
lugar, a comprobar un hecho cuya existencia se controvierte o bien para determinar las causas o
los efectos del hecho admitido y en último lugar, salvar una imposibilidad física o una
imposibilidad técnica del Tribunal, en todos estos casos el perito no deja de ser un intermediario
en el reconocimiento judicial, que sólo proporciona al Tribunal máximas de experiencia.
Argumentan que la experticia constituye un simple medio auxiliar, en virtud de que siendo el
Juez autónomo en la aplicación del criterio del experto en la decisión que adopte en la definitiva,
se convierte por tanto en un simple auxiliar del magistrado, para adentrarse en el conocimiento
de una materia que le es desconocida. Siguiendo esta postura encontramos al tratadista patrio
OSCAR PIERRE TAPIA, quien nos señala que la experticia en materia civil, no es propiamente
un medio de prueba, sino un auxiliar de la prueba, que en todo caso los jueces no están obligados
a seguir el dictamen de los expertos, si su convicción se opone a ello. En este mismo sentido, se
pronuncia el Doctor HUMBERTO BELLO LOZANO, al decirnos que la experticia por sí sola
no constituye un medio de prueba, sino un procedimiento de verificación de un hecho ofrecido
como prueba o destinado a la aportación de elementos de juicio necesarios para su apreciación,
que ésta procede cuando se trata de una comprobación o de una apreciación que exija
conocimientos especiales.
En contraposición a esta tesis, surge una segunda posición que considera la experticia como un
medio de prueba, por cuanto sirve para proporcionar al Juez, el conocimiento de un hecho de
naturaleza peculiar, de manera que el perito, para quienes sustentan esta tesis debe ser
considerado como un órgano de prueba.
La mayoría de los Autores, se inclinan por esta posición y argumentan que ningún medio de
prueba constituye por sí una sentencia y aún cuando pueda evidenciar ciertos hechos en el
proceso, no necesariamente deberán constituir una verdad verdadera, ya que dé llegar a serlo, no
tendría razón de ser la continuación del proceso, luego de que tal medio de prueba se hubiere
producido; todo medio de prueba debe ser valorado como integrante del conjunto de la prueba
aportada en el proceso, en la sentencia definitiva.
Los que sustentan esta posición afirman que es un medio de prueba, porque en él, se tiende a
provocar la convicción judicial en un cierto sentido, que aún cuando se pretenda considerar al
perito más que como un medio de prueba, como auxiliar del juez, que coopera con las partes, en
calidad de consultor técnico por lo cual debiera integrar una categoría distinta a la de los medios
probatorios, sin embargo, sea cual sea la forma que orgánicamente adopte la experticia,
funcionalmente tiene indiscutible significación de medio de prueba. Que es un medio de prueba
procesal, porque las declaraciones que emite el perito no tienen otra finalidad que la de
convencer al Juez de la existencia o inexistencia de ciertos datos procesales e igualmente es un
medio de prueba personal, porque el instrumento que en la experticia se emplea para influir en la
convicción del Juez, lo constituye la persona del perito.
Que dentro de la categoría de los medios de prueba personales, la experticia, se diferencia de la
confesión, en que no procede de las partes, sino de un tercero y se diferencia del testimonio en
que no recae sobre datos extraprocesales, sino sobre datos procesales, conocidos o apreciados en
virtud del correspondiente encargo judicial, que no debe confundirse con el testimonio aunque
tenga algunos puntos de contacto, ya que es un medio completamente diferente para llegar al
conocimiento necesario por parte del Juzgador sobre el asunto que está conociendo, puesto que
el perito 'en su examen, no busca efectos jurídicos determinados, su misión es la de ilustrar al
Juez, con una declaración de ciencia y no con una declaración de voluntad, como lo sería el
testimonio; que por demás el testigo declara sobre datos comunes y el perito sobre datos
técnicos, igualmente que el testigo declara sobre datos fácticos y el perito sobre datos
normativos; el testigo sobre hechos pretéritos, instantáneos y casuales y el perito sobre datos
presentes duraderos y causales; así mismo, que el testigo se pone en contacto con el tema de
modo accidental, sin valorarlo, mientras que el perito llega al tema de la prueba de modo
deliberado, enjuiciándolo, y haciendo él su examen; que por lo tanto, es un medio de prueba ya
que el perito emite una declaración dentro de la secuela probatoria, sometida a la apreciación del
Juez para la fijación de la verdad, teniendo la peculiaridad de constituir una verificación o juicio
sobre lo ya adquirido mediante otros medios de prueba.
Los seguidores de esta posición consideran equivocada la tesis que niega a la experticia el
carácter de prueba, porque equivaldría olvidar que el perito generalmente verifica hechos y le
suministra al Juez el conocimiento de estos, bien sea con su solo concepto o en concurrencia con
otras pruebas, además, así como el carácter de auxiliar de la justicia y del Juez, que tienen los
testigos y los funcionarios administrativos que suministran certificaciones o informes de
indudable valor probatorio, no impide que se considere como prueba el testimonio, el certificado
o el informe que rindan o expidan; tampoco la naturaleza jurídica de auxiliar o colaborador del
Juez y de la justicia, que la doctrina le reconoce al perito, puede constituir impedimento alguno
para que el dictamen que rinda, sea un medio de prueba.
Continúan afirmando que si la experticia no fuera un medio de prueba, el Juez podría suplirla
con su investigación personal y privada, por cuanto se trataría de la aplicación del derecho o de
la simple valoración de las pruebas, en cuyo carácter aparecería en la motivación de la sentencia
y como tal podría ser impugnada por las partes; únicamente si se le considera un medio de
prueba resulta necesaria la experticia, porque pasa a formar parte integrante de la instrucción
probatoria, siempre que se presente en el proceso una cuestión eminentemente técnica, científica
o artística, no obstante el Juez pueda adquirir conocimientos sobre la materia.
Analizando el Artículo 1.422 del Código Civil, el cual establece que: "Siempre que se trate de
una comprobación o de una apreciación que exija conocimientos especiales, puede procederse a
una experticia".
Así mismo el artículo 144 del Código de Enjuiciamiento Criminal que prevé: "En los casos en
que, para el examen de una persona u objeto, se requieran conocimiento o habilidad especiales,
se nombrarán por el Tribunal dos Peritos por lo menos, y se procederá a recibirles el informe o
juicio que tuvieren sobre la materia de su encargo... "De igual manera nuestro novísimo Código
de Procedimiento Civil en su artículo 453 prescribe: "El nombramiento de expertos, bien sea
hecho por las partes o bien por el Juez, no podrá recaer sino en personas que por su profesión,
industria o arte, tengan conocimientos prácticos en la materia a que se refiere la experticia...",
notamos que nuestro Legislador ha sido concluyente al considerar y sostener que en todas
aquellas ocasiones en las cuales el Juez necesite comprobar y analizar hechos para lo cual se
requieran conocimientos o aptitudes especiales se recurrirá a la prueba de experticia, es decir,
que la institución dula experticia se caracteriza por el hecho de exigir de determinadas personas,
aptitudes tales que no posee el común de los individuos, aptitudes de las cuales, incluso carece el
Juzgador y por lo cual, para poder pronunciar la sentencia requiere de este juicio científico que le
viene proporcionado por un tercero.
Entonces es una actividad humana desarrollada por una persona calificada, en lo que respecta a
su profesión, arte u oficio, diferente a la persona del Juez, y que en virtud de estas cualidades que
no posee el Juez, de oficio o a petición de parte, solicita su auxilio, incorporándolo al proceso,
como un auxiliar suyo, en la apreciación y esclarecimiento de hechos necesarios para la solución
de la controversia, lo que acarrea en consecuencia que el Juez deba tener plena confianza de
dicha persona, por lo que se refiere a su capacidad científica y técnica en la materia para lo cual
ha sido incorporada al proceso, consciente de que esta capacidad que posee le permitirá hallar
con relativa facilidad los principios científicos, técnicos y las técnicas necesarias que debe
aplicar para el esclarecimiento de los hechos. Así mismo, el Juez en el momento de decidir, lo
hace convencido de la lealtad de esa persona, con la seguridad de que ésta va a desarrollar su
labor en forma seria y honesta, teniendo por norte alcanzar la verdad a través de las
investigaciones que realice y que una vez lograda ésta, se las transmitirá al Juez en forma clara y
sincera, proporcionándole un juicio o dictamen preciso, contentivo de sus deducciones, sobre
aquello que ha sido sometido a su conocimiento; por lo tanto, es un verdadero juicio lo que
emite, sobre la causa y efectos de los hechos que ha estudiado, no se concreta a una simple y
elemental narración de hechos, con lo cual se convierte en un verdadero representante del poder
judicial, auxiliando al Juez en aquellos asuntos que escapan de su conocimiento; y si bien es
cierto, que nuestro Legislador faculta al Juez para plegarse o separarse del dictamen del experto,
no es menos cierto que, en el caso concreto que nos ocupa, el de la Experticia Experimental en la
cual no sólo se requieren experiencias y conocimientos especiales, adquiridos por lo general por
la práctica constante, sino que se hacen necesarios específicos conocimientos, exclusivamente
científicos, sólo adquiribles por exhaustivos estudios sobre la materia, para obtener la titularidad
en dicha ciencia o arte, para el Juez resulta ardua tarea, por no decir imposible, el analizar el
dictamen de este experto, por carecer de los más elementales conocimientos. Pensamos en este
caso que el Juez se concretará a revisar el aspecto netamente jurídico del dictamen, pero en
ningún caso podrá analizar el aspecto intrínseco del mismo, su contenido material y mucho
menos podrá, realizar un análisis crítico de dicho dictamen, por tanto, consideramos que en este
caso particular y con más razón, el dictamen emanado de estos especiales expertos, constituyen
verdaderos juicios, de lo que inferimos que la institución de la Experticia por todas las razones
expuestas, es un medio de prueba especial, que debido a sus características peculiares requiere de
un sistema de apreciación propio que la individualice de los restantes medios de prueba y con
mayor razón en lo atinente a la Experticia Experimental, la cual participa de las características
peculiares de la experticia común, por lo que debemos intuir que es un medio de prueba
autónomo, en ella se acentúan dichas peculiaridades, por cuanto los hechos sobre los cuales van
a efectuarse este tipo de experticia, por su propia naturaleza requieren de los conocimientos
especializados, antes mencionados, lo que la hace diferente de la experticia común, al punto de
que pensamos, esa fue la intención del Legislador, cuando no la colocó en el capítulo referente a
la experticia, sino que por el contrario, la incluyó en un capítulo, en el cual previó medios de
prueba especialísimos, por lo que concluimos que constituye un verdadero medio de prueba.
Por tanto, finalmente y para concluir podemos señalar como características de la experticia, el
que constituye una actividad humana, ya que durante el proceso, personas calificadas realizarán
ciertos actos que serán motivo de un dictamen posterior; es una actividad procesal, por cuanto se
realiza en el transcurso del proceso, por diligencias procesales anteriores al juicio o posteriores a
él; no versa sobre cuestiones de derecho, puesto que este no puede ser objeto de experticia, sino
que sólo versará sobre cuestiones de hecho; es una actividad realizada por personas
especialmente calificadas por sus exclusivos conocimientos técnicos, científicos o artísticos;
constituye una declaración de ciencia porque el perito con su actividad demuestra la existencia o
inexistencia de lo que se sometió al estudio de sus conocimientos especiales; viene a ser una
operación. valorativa, por cuanto constituye un dictamen técnico, científico o artístico de los
resultados que el perito, en la aplicación de sus conocimientos, va a dar sobre las características y
apreciación del hecho sometido a su estudio, o sobre sus causas y efectos y no consiste en una
simple narración de los hechos, de los cuales se haya enterado a través de los sentidos.. Es por
las razones anteriormente expuestas que consideramos la experticia como un medio de prueba.

III. REGULACION LEGAL

CODIGO CIVIL VENEZOLANO. TITULO III, CAPITULO V, SECCION VI.

Artículo 1.422: "Siempre que se trate de una comprobación, o de una apreciación que exija
conocimientos especiales, puede procederse a una experticia".
Como vemos, el Legislador no exige la experticia para todo lo que necesite de cualquier grado de
conocimiento, sino cuando se requieran conocimientos especiales. La Ley no exige en los
expertos cualidades científicas o técnicas y menos aún ser titulares de una ciencia, arte o
industria, lo único que les exige es que posean conocimientos prácticos en la materia a que se
refiere la experticia. Sólo se le pide que emitan su opinión que, a la luz de los conocimientos
especiales que poseen, se han formado de la cuestión de hecho sometida a su examen; sólo deben
apreciar determinadas circunstancias y emitir su parecer respecto de ellas, de conformidad con
los conocimientos especiales que poseen.
Artículo 1.423: "La experticia se hará por tres expertos, a menos que las partes convengan en que
la haga uno solo".
Se establece en este artículo el principio legal de acuerdo al cual, toda experticia deberá ser
practicada por tres peritos, sin embargo, permite que las partes convengan en que la gestión
probatoria sea efectuada por un solo perito, quien en la práctica es designado por el Tribunal de
la causa, hace posible entonces, que por vía de convenio las partes opten por la designación de
un solo perito.
Artículo 1.424: "Los expertos serán nombrados por las partes, de común acuerdo, y a la falta de
acuerdo de las partes, cada una de ellas nombrará un experto y el Tribunal nombrará otro".
Se interpreta de la lectura de este artículo, que la designación de los peritos, corresponde a las
partes involucradas en el proceso, lo cual harán de común acuerdo, es decir, cada parte
nombrará un perito y al Tribunal corresponderá designar el tercero, incluso la parte no
compareciente al acto de nombramiento de expertos en un proceso, debe ser suplida de oficio por
el Tribunal, haciendo ese nombramiento.
Artículo 1.425: "El dictamen de la mayoría de los expertos se extenderá en un solo acto que
suscribirán todos y debe ser motivado, circunstancia sin la cual no tendrá ningún valor. Si no
hubiere unanimidad, podrá indicarse las diferentes opiniones y sus fundamentos.
De la lectura del artículo trascrito, encontramos que la unidad del dictamen es formalidad
esencial para la validez de la prueba. La experticia debe ser practicada con la concurrencia de
todos los expertos, debiendo intervenir unidos en todas las diligencias periciales, ya que, de otro
modo, no se cumplirá con la finalidad buscada por las partes al designar tres peritos. Esta falta,
afecta de nulidad la experticia, por cuanto es exigencia expresa de la Ley, que el dictamen de la
mayoría de los peritos, se extienda en un solo acto, que debe ser suscrito por todos y motivado,
circunstancia sin la cual no tendrá ningún valor el dictamen.
Con respecto a que el dictamen deber ser motivado, y que para el caso de que carezca de
motivación no tendrá valor alguno, se está haciendo referencia a que en el mismo se deben
expresar el conjunto de razones que han movido a los peritos a inclinarse en determinado
sentido. Ahora bien, para que se pueda considerar que carece de motivos, es necesario que el
dictamen se encuentre desprovisto en absoluto de razonamientos previos a la conclusión o que
estos razonamientos sean tan vacuos e inconsistentes que rechacen por sí mismos, el carácter de
tales.
Cuando el Legislador exige que el informe debe ser motivado, se refiere a los puntos que deben
ser fundamentados, ya que no todas las afirmaciones requieren ser demostradas o explicadas, es
por tanto la motivación requisito indispensable para la experticia judicial, ya que ella está
destinada a convencer al Juez, el cual está facultado para desecharla si su convicción se opone a
ello, no así en la experticia extrajudicial, convenida de mutuo acuerdo, cuyas bases y forma la
determinan las partes libremente, ya que habiéndose solicitado mediante convenio de éstas, se
encuentran obligadas a someterse al resultado de la experticia cualquiera que sea dicho resultado.
Motivada o no la experticia, en este caso es obligatoria para las partes, por cuanto es
consecuencia de una libre manifestación de su voluntad, haciendo depender su resultado de la
confianza que las partes han depositado en determinadas personas, por tanto los peritos, no están
sujetos a las previsiones de la Ley, para el cumplimiento de su cometido, actuarán según su leal
saber y entender, sin más limitaciones, que el no violentar el orden público y las buenas
costumbres.
Artículo 1.426: "Si los Tribunales no encontraren en el dictamen de los expertos la claridad
suficiente, podrán ordenar de oficio nueva experticia por, uno o más expertos, que también
nombrarán de oficio, siempre en número impar, los cuales podrán pedir a los anteriores expertos
las noticias que juzguen convenientes".
Con este artículo se prevé la forma de aclarar los puntos oscuros que pudiese contener el informe
de los expertos. Siendo interesante resaltar que constituye una norma facultativa y no vinculante
para el Juez, ya que no impone al Juez la obligación de ordenar de oficio nueva experticia, por el
contrario lo autoriza a proceder según su prudente arbitrio, otorgándoles total libertad de
apreciación cuando consideren que el informe no presenta claridad suficiente.
Artículo 1.427: "Los jueces no están obligados a seguir el dictamen de los expertos si su
convicción se opone a ello".
De conformidad con este artículo, encontramos que los jueces no se encuentran obligados a
aceptar el dictamen si no están de acuerdo con el mismo, y en tal caso deben exponer sus
razones, fundamentadas en otros esquemas probatorios, que justifiquen las causas que lo
motivaron a apartarse del dictamen pericial. Ahora bien, el que la Ley faculte al Juez a no seguir
o aceptar el dictamen, no implica el que pueda aceptar y darle valor de prueba a la opinión
disidente de uno de estos expertos, y fundar en esta opinión, la declaratoria con lugar de la
acción. Si bien es cierto que los jueces se encuentran facultados para desestimar el dictamen, si
su convicción se opone a ello, también es muy cierto, que estos están obligados, más que
facultados a acogerse al dictamen cuando ocurre lo contrario y si no está obligado a aceptar el
informe es porque los expertos no son funcionarios, aún cuando por la Ley pueden ser recusados,
como tales, e igualmente la convicción que el Juzgador puede oponer al dictamen pericial, no
puede ser arbitraria, sin fundamento alguno, sino por el contrario, suficientemente basada en los
principios generales aceptados en materia de crítica, de la motivación de la sentencia deben
seguir también los motivos de la contradicción de la opinión de los expertos.
Además, si los expertos emitieron dictámenes diferentes o contrarios, el de la mayoría sería
motivado y suscrito por todos y si los tres expertos produjeron dictámenes discrepantes, se
expresarían éstos y sus fundamentos, y en tal caso el Juez elegiría el que considerase más
acertado o los rechazaría todos de no estar de acuerdo con ninguno de ellos, motivando su
rechazo, con la convicción de que hubiere obtenido de la apreciación de la prueba.

CODIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL VENEZOLANO.

LIBRO II, TITULO II, CAPITULOS VI Y IX.

Artículo 451: "La experticia no se ejecutará sino sobre puntos de hecho, cuando lo determine el
Tribunal de oficio, en los casos permitidos por la Ley, o a petición de parte. En este último caso
se promoverá por escrito o por diligencia, indicándose con claridad y precisión los puntos sobre
los cuales deben efectuarse".
Es interesante señalar, que este artículo consagra que la experticia no puede versar sino sobre
cuestiones de hecho, considerándose como tales aquellos que rebasen el patrimonio cultural
común, que necesariamente debe poseer el Juez, ya que queda claro, que si el Juez puede con su
cultura normal, encontrar las reglas, el principio o el criterio aptos para resolver la cuestión, no
está obligado a recurrir a la prueba de experticia. Por puntos de hecho deberá entenderse,
aquellos que reúnan ciertas características técnicas, tales como los que estén referidos a los
hechos o fenómenos físicos, a la conducta humana, a las cosas y a la persona misma. Tendrá, por
tanto, la experticia, como objeto, la verificación de los hechos del proceso, o su interpretación y
valoración conforme al objeto que se pretenda mediante su aplicación. .
Las cuestiones de derecho son competencia exclusiva de los jueces, por lo cual sería ilógico
someter al examen de peritos cuestiones de derecho objeto del litigio, por tanto el examen de los
efectos jurídicos de un hecho y todos aquellos asuntos que impliquen para su estudio e informe la
aplicación del derecho al hecho, se encuentran vedados a la prueba de experticia. Si el perito
después de cumplir las funciones para las cuales se ha autorizado, se extralimita en estas
atribuciones y al realizar su dictamen sobre los hechos, igualmente informa sobre cuestiones
jurídicas que juzguen consecuenciales, invalidarán la prueba.
En este artículo, de igual manera, encontramos importante hacer resaltar, la exigencia que hace,
de que el promoverte de la experticia indique con claridad y precisión los puntos sobre los cuales
ha de versar la misma, lo que permite que el Juez, al ordenarla, pueda señalar a los expertos su
encargo específico, de modo que se facilite su cumplimiento y que el mismo, se concrete a la
necesidad de la prueba pretendida.
Artículo 452: "Admitida la prueba, el Juez fijará una hora del segundo día siguiente para
proceder al nombramiento de los expertos".
Artículo 453: "El nombramiento de expertos, bien sea hecho por las partes o bien por el Juez, no
podrá recaer sino en personas que por su profesión, industria o arte, tengan conocimientos
prácticos en la materia a que se refiere la experticia.
Si se alegare que el nombrado no tiene tales condiciones, la parte a quien interese podrá pedir
que se le sustituya con otro que las posea, y el Juez lo acordará así, en caso de encontrar fundada
la petición por la información que se suministre, debiendo la parte proceder dentro de las
veinticuatro horas siguientes a nombrar otro experto en lugar del anterior, y si no lo hiciere, lo
nombrará el Juez en su lugar.
El perito designado por el Juez puede ser sustituido cuando ambas partes así lo soliciten".
Se establece entonces, que el Juez deberá señalar con precisión hora y día, para proceder al
nombramiento de los expertos, acto que se verificará, sin que se requiera notificación de las
partes quienes se consideran a derecho y por cuanto deberán estar atentas para comparecer al
acto, a riesgo de que su inasistencia se considere como una renuncia tácita al derecho de nombrar
el experto que a ellas corresponde nombrar.
Con respecto al otro artículo trascrito, que hace referencia a los requisitos que deben llenar los
expertos observamos que se exige que el perito sea aquella persona que pueda emitir un criterio
técnico o científico de los hechos que se sometan a su consideración, la eficacia probatoria del
dictamen depende de la capacitación y competencia del experto. Sin embargo, no se exige que la
capacidad técnica del perito conste de título que lo faculte para el ejercicio de la respectiva
profesión, arte o industria, basta con que esos conocimientos prácticos le sean notoriamente
reconocidos o atribuidos y que no se compruebe que carece de ellos. Así mismo, el
nombramiento del perito hecho por las partes puede ser impugnado con fundamento en la
carencia de conocimientos prácticos en la materia objeto de la experticia para la cual se haya
hecho dicho nombramiento.
Artículo 454: "Cuando la experticia haya sido acordada a pedimento de parte, las partes
concurrirán a la hora señalada para hacer el nombramiento, debiendo en este caso presentar la
constancia de que el experto designado por ellas aceptará el cargo. En dicho acto las partes
manifestarán si están de acuerdo en que se practique por un solo experto y tratarán de acordarse
en su nombramiento. En caso de que las partes hayan convenido en un solo experto pero no se
acordaren en su nombramiento, el experto será designado por el Juez.
Si no convinieren en que se practique por un solo experto cada una de las partes nombrará un
experto y el Juez nombrará un tercero, siempre que con respecto a este último no se acordaren en
su nombramiento.
Artículo 455: " Cuando la experticia se haya acordado de oficio el Juez nombrará uno o tres
expertos tomando en cuenta para ello la importancia de la causa y la complejidad de los puntos
sobre los cuales deben dictaminar los expertos".
Vemos que el sistema adoptado por nuestro Legislador para la escogencia de los peritos, es el
que somete la elección al acuerdo de las partes, donde el Juez no interviene, a menos que exista
desacuerdo entre las partes. Se concede a las partes, tanto el derecho de señalar el número de
expertos, como a hacer su nombramiento; siendo uno solo el perito a designar lo harán de común
acuerdo y si son tres cada uno designará un perito y el tercero se designará de común acuerdo.
Sólo para el caso de no haber acuerdo entre las partes para la designación de estos peritos, es que
corresponde al Juez hacer el nombramiento.
Para el caso de la experticia acordada de oficio que nos plantea el artículo 455, las partes no
tienen derecho, ni estando de acuerdo, para fijar el número de peritos, ni para nombrarlos, pues
en este caso corresponderá al Juez hacerlo, lo cual deberá efectuar en la misma oportunidad en
que acuerda la experticia de oficio.
Artículo 456: "En caso de litis consorcio, si los interesados no se acordaren en el nombramiento
del experto que les corresponde, el Juez procederá a insacular los nombres de las personas que
ellos propongan y se nombrará el que resulte elegido por la suerte. Si al acto concurre uno solo
de los litisconsortes, éste hará el nombramiento del experto".
En la oportunidad señalada por el Juez para el nombramiento de los peritos deberán concurrir
todos los litisconsortes para acordarse entre ellos respecto del experto que corresponda nombrar
a la parte que constituyen en el proceso, de modo que existiendo dicho acuerdo, será el perito
resultante del mismo quien en definitiva sea el nombrado; pero de no llegarse a un acuerdo
respecto del perito se recurrirá al sistema de la suerte, mediante la insaculación de los nombres
de las personas que los litisconsortes propongan.
Artículo 457: "Cuando alguna de las partes dejare de concurrir al acto del nombramiento de los
expertos, el Juez hará la designación por la parte que faltare y la del tercer experto y si ninguna
de las partes concurriere al acto, éste se considerará desierto".
Debemos entender de la redacción de este artículo que la parte que no se presente, ha renunciado
a su derecho a nombrar el perito que le corresponde, en este caso será sustituida por el Juez,
quien será el que haga la designación, y para el caso de no concurrir ninguna de las partes al acto
de designación de los peritos el acto quedará desierto y así será declarado por el Juez.
Artículo 458: "El tercer día siguiente a aquel en el cual se haya hecho el nombramiento de los
expertos por las partes, a la hora que fije el Juez, los nombrados deberán concurrir al Tribunal sin
necesidad de notificación a prestar el juramento de desempeñar fielmente el cargo. A tal efecto,
cada parte, por el solo hecho de hacer el nombramiento de su experto, tiene la carga de
presentarlo al Tribunal en la oportunidad señalada.
Si el experto señalado no compareciere oportunamente, el Juez procederá inmediatamente a
nombrar otro en su lugar".
Artículo 459: "En la experticia acordada de oficio o a pedido de parte, el experto o los expertos
que nombre el Juez prestarán su aceptación y juramento dentro de los tres días siguientes a su
notificación".
Vemos como el Legislador impone a las partes la carga de presentar el experto, por ellas
nombrado, al Tribunal, para su juramentación, asegurándose de que la parte realice todas las
diligencias necesarias para que tal comparecencia se produzca.
Igualmente, para el caso en que el nombramiento sea hecho por el Juez, este notificará al perito
mediante boleta, para que este manifieste si acepta o no el cargo y que en caso de aceptación
preste el juramento correspondiente, en los tres días siguientes a esta notificación.
Artículo 460: "En el mismo acto de juramentarse los expertos, el Juez consultará a cada uno de
ellos sobre el tiempo que necesiten para desempeñar el cargo y luego lo fijará sin exceder de
treinta días y fijará el término de la distancia de ida y vuelta respecto del lugar donde haya de
practicarse la diligencia, si fuere el caso".
Artículo 461: "En todo caso, el Juez podrá prorrogar el tiempo fijado a los expertos, cuando éstos
así lo soliciten antes de su vencimiento y lo estime procedente en fuerza de las razones
aducidas".
Artículo 462: "Cuando el objeto de la experticia fuere de tal naturaleza que a juicio de los
expertos las diligencias puedan practicarse inmediatamente después del juramento, así podrán
hacerlo, rindiendo el dictamen acto continuo, previa autorización del Juez".
La consulta que haga el Juez a los expertos designados con relación al tiempo que requieran para
realizar sus diligencias no necesariamente tiene que hacerse en forma conjunta y aún cuando ésta
es obligatoria, no implica que el Juez debe someterse al criterio de los expertos en cuanto al
tiempo requerido, esta consulta no es más que un indicador del tiempo prudencial requerido para
la práctica de las diligencias, el cual en ningún caso podrá exceder de treinta días. No obstante
existiendo razones de peso suficientes podrá el Juez prorrogar el lapso dentro del cual se han de
practicar las diligencias, siempre y cuando esta prórroga sea solicitada por los expertos antes del
vencimiento del tiempo que les haya acordado.
Asimismo, se podrá acortar el tiempo para practicar la experticia, si a juicio de los expertos se
pueden practicar dichas diligencias inmediatamente después del acto de juramentación. De
considerar los expertos que es posible hacerlo en esta forma informarán al Juez de esta situación,
el cual en definitiva será quien dé la autorización para que se practique la experticia en forma
inmediata.
Artículo 463: "Los expertos practicarán conjuntamente las diligencias. Las partes podrán
concurrir al acto personalmente o por delegados que designarán por escrito dirigido a los
expertos y hacerles las observaciones que crean convenientes, pero deberán retirarse para que los
expertos deliberen solos".
Artículo 464: "Los expertos están obligados a considerar en el dictamen las observaciones
escritas que las partes o sus delegados les formulen, las cuales acompañarán originales al
dictamen".
Artículo 466: "Los expertos juntos o por intermedio dé uno cualquiera de ellos deberán hacer
constar en los autos, con veinticuatro horas de anticipación, por lo menos, el día, hora y lugar en
que se dará comienzo a las diligencias, sin perjuicio de que la asistencia de las partes a las
mismas convalide lo actuado sin tal constancia".
Las partes por sí mismas o mediante designación de delegados podrán concurrir al acto de
experticia y hacer las observaciones y reclamos que crean conducentes, entendiendo estas
observaciones como alegatos, a los efectos del dictamen que los expertos rendirán al Tribunal.
Esto como una consecuencia de la necesidad, que existe de control de la prueba.
Existiendo por parte del experto la obligación de considerar en su dictamen, las observaciones
que las partes hagan por escrito y contener decisión expresa sobre todos y cada uno de los
alegatos que formulen las partes en el proceso.
Carecería igualmente de sentido el que a las partes se les otorgara el derecho a hacer las
observaciones, si no se les informa de la oportunidad en que estos practicarán sus diligencias.
Es por esto, que les exige a los peritos informen en el mismo expediente el lugar, día y hora en el
cual comenzarán a realizar las diligencias, con veinticuatro horas de anticipación, como mínimo.
Artículo 465: "Los expertos procederán libremente en el desempeño de sus funciones, pero no
podrán destruir o inutilizar las cosas sometidas a su examen sin autorización del Juez".
Esta norma otorga al perito libertad para realizar sus investigaciones, exámenes o
reconocimientos y todas aquellas actividades que considere necesarias para rendir su informe y
para recibir informes y utilizar ayudantes, siempre que las conclusiones sean personales,
tomando como base su propio criterio. No obstante, no podrá delegar en otra persona la práctica
de aquellas diligencias que constituyen la base de su dictamen.
Artículo 467: "El dictamen de los expertos deberá rendirse por escrito ante el Juez de la causa o
su comisionado, en la forma indicada por el Código Civil. Se agregará inmediatamente a los
autos y deberá contener por lo menos: descripción detallada de lo que fue objeto de la experticia,
métodos o sistemas utilizados en el examen y las conclusiones a que han llegado los expertos".
Artículo 468: "En el mismo día de su presentación o dentro de los tres días siguientes, cualquiera
de las partes puede solicitar del Juez que ordene a los expertos aclarar o ampliar el dictamen en
los puntos que señalará con brevedad y precisión. El Juez, si estimare fundada la solicitud, así lo
acordará sin recurso alguno y señalará a tal fin un término prudencial que no excederá de cinco
días".
Conjuntamente con el dictamen los expertos deberán consignar todos los elementos de apoyo
que hubieren utilizado en la práctica de la experticia y hacer descripción del objeto de la
experticia, lo cual no es otra cosa que la motivación que exige nuestro Código Civil en su
artículo 1.425, el cual ya fue analizado. Asimismo, deberán detallar los pasos seguidos para
llegar a las conclusiones a las cuales ha llegado el experto. Permitiéndose a las partes solicitar
aclaratorias y ampliaciones del dictamen al Juez, sobre aquellos puntos no expresados con
claridad y que dificultarían la comprensión del dictamen. Solicitud que deberá hacerse el mismo
día en que los expertos presenten su informe o dentro de los tres días siguientes, indicándose en
esta los puntos sobre los cuales se debe hacer la aclaratoria o ampliación del dictamen.
Artículo 469: "El experto que dejare de cumplir su encargo sin causa legítima, incurrirá en una
multa de quinientos a dos mil bolívares, que le impondrá el Juez según la gravedad de la falta,
sin perjuicio de la responsabilidad en que pueda incurrir".
Los peritos están en la obligación, una vez juramentados, de realizar las diligencias necesarias
para el cumplimiento de su encargo, debiendo hacerlo con honestidad, responsabilidad e
imparcialidad, caso contrario puede ser sancionado tanto penal, civil y administrativamente,
como consecuencia de los daños y perjuicios que su incumplimiento pueda ocasionar.
Artículo 470: "En los casos de falta absoluta de alguno de los expertos, se nombrará otro
conforme a las disposiciones anteriores; y en los demás casos de falta, se hará únicamente nuevo
señalamiento de plazo para realizar la experticia. En todo caso, si el impedimento del experto
durase más de quince días se nombrará nuevo experto conforme a las disposiciones anteriores".
Según este artículo para los casos de falta absoluta o falta temporal de los expertos, siempre que
esta falta temporal exceda de quince días, se procederá al nombramiento de un nuevo experto y
cuando la falta del perito fuere temporal, no excediendo de quince días, se fijará un nuevo plazo
para practicar la experticia, tomando en cuenta el Juez, el tiempo que el perito haya faltado, para
la fijación del nuevo plazo.
Artículo 471: "Una parte no podrá recusar al experto que haya nombrado, o aquel que nombre el
Juez en su lugar, sino por causa superviniente".
Los expertos pueden ser recusados por las mismas causales establecidas para la recusación de los
funcionarios judiciales, estableciéndose una limitación de este artículo, al no permitírsele a la
parte recusar el experto que haya nombrado o el nombrado por el Juez, a menos que la causal se
presente posteriormente al nombramiento del perito.
Con relación al artículo 504 por ser este, el objeto de estudio del presente trabajo, será analizado,
en forma exhaustiva con posterioridad.

IV. DEFINICION DE EXPERTICIA EXPERIMENTAL ESPECIAL DEL ARTICULO


504 DEL CODIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL

Creemos sin embargo que nuestro Legislador visto el avance de la ciencia y las repercusiones
que ésta ha tenido para el Derecho, y especialmente para la prueba de experticia, se vio en la
necesidad de incorporar al novísimo Código de Procedimiento Civil una nueva figura, que, no
obstante, ser una experticia, excede de los caracteres comunes a ésta, por la especialidad de la
misma, al punto de ser ubicada en un capítulo aparte de la referida Ley adjetiva; es esta la figura
de EXPERTICIA ESPECIAL o EXPERTICIA EXPERIMENTAL, prevista en el artículo 504
del Código de Procedimiento Civil, la cual se hace necesario considerarla, como un medio de
prueba autónomo, destinado a la comprobación de hechos que por sus propias características y
debido al avance alcanzado por las distintas ramas de la ciencia requieren de conocimientos,
técnicos o científicos de los cuales debemos presumir el Juzgador carece, por ser éstos muy
especializados, por lo tanto requiere del asesoramiento de personas que posean la necesaria
capacidad técnico-científica para poder lograr la mejor fijación de los hechos sometidos a la
consideración del Juez.
Al respecto proponemos la siguiente definición de EXPERTICIA EXPERIMENTAL: Es un
medio de prueba autónomo, concebido en el Ordenamiento Jurídico Venezolano, para obtener
especiales y específicos conocimientos, sobre una fuente probatoria, que requiere de experiencias
y conocimientos estrictamente técnico-científicos, de los cuales el Juez carece, por amplios que
sean, su saber jurídico y vasta su cultura general, y así lograr la mejor fijación de los hechos
sometidos a su consideración.

V. PROMOCION, ADMISION Y EVACUACION DE LA PRUEBA DE EXPERTICIA


EXPERIMENTAL

Nuestro Código de Procedimiento Civil de 1985, lejos de aclarar lo referente a la PROMOCION


DE LA PRUEBA DE EXPERTICIA EXPERIMENTAL, por el contrario, ha ocasionado una
gran incertidumbre en torno al tema; está claro que el principio general previsto en el artículo
392 del Código de Procedimiento Civil en concordancia con el 396 ejusdem, establece que el
lapso de promoción de pruebas es de 15 días computados éstos, a partir del siguiente día del
vencimiento del lapso de emplazamiento para que tenga lugar la contestación de la demanda, sin
embargo cuando nuestro Legislador previó la existencia de la experticia experimental, no
estableció en forma clara y precisa, las reglas a aplicarse a este tipo de pruebas, por el contrario,
parece haber dejado a la interpretación, esta materia. De aquí que nos hayamos visto en la
necesidad de recurrir en primer lugar a la regulación general que de las pruebas hace este texto
legal, para de seguidas remitirnos al capítulo referente a la experticia común, a los fines de tratar
de precisar cual sería la norma a seguir.
En primer lugar, hay necesidad de precisar, quiénes son los sujetos que pueden valerse de esta
prueba, entonces se hace necesario establecer un criterio de distinción entre, si son las partes
quienes solicitan la prueba o si es el Juez quien la acuerda de oficio.
Cuando sean las partes las que pretendan hacer uso de la prueba de experticia experimental, por
tratarse ésta de una prueba simple, la cual indefectiblemente debe nacer dentro del proceso, en
nuestra opinión, tendrá que ser promovida únicamente, dentro de los primeros quince (15) días
del lapso probatorio.
Ahora bien, nos encontramos frente a una situación totalmente diferente, cuando es el Juez quien
pretende hacer uso de la experticia experimental, puesto que este, puede acordar de oficio dicha
prueba, tanto en primera como en segunda instancia, haciendo uso de los autos para mejor
proveer, tal y como lo faculta el Código de Procedimiento Civil, en los artículos 520 parte infine
y 514 ordinal 4°, de los cuales inferimos que este podrá, después de presentados los informes y
en un lapso de 15 días, ordenar se practique la experticia experimental, e incluso haciendo uso de
este auto para mejor proveer podrá el Juez ordenar se practique la prueba de experticia
experimental, hasta los últimos informes, es decir, en la segunda instancia, siempre que se
observe el término antes señalado.
Es de observar, que cuando son las partes quienes promueven la experticia experimental, éstas
deben hacerlo en el escrito de promoción, por diligencia, indicando sobre qué hechos se
practicará esta experticia, ya que sólo sobre puntos de hecho puede versar, en dicha solicitud
indicarán también cuáles son las pruebas y procedimientos técnicos o científicos que desean sean
efectuados, y los resultados que se desean obtener con la práctica de dicha prueba.
Tratándose del Juez, éste la acordará mediante el auto para mejor proveer y en él indicarán los
puntos de hecho sobre los cuales desea practique la prueba o simplemente manifestando su deseo
de que se amplíen o aclaren los puntos o los hechos sobre los cuales recayó la experticia
experimental que cursa en autos.

ADMISION:

Concluido el lapso de promoción comienza a correr un término de tres (03) días, en el cual, las
partes podrán en primer lugar convenir en uno o todos los hechos alegados por la contraparte, de
no ocurrir esto, podrán en segundo lugar hacer formal oposición a la admisión de las pruebas
presentadas que consideren ilegales o impertinentes. Concluido este lapso, el Juez en los tres (03)
días siguientes tendrá que pronunciarse en torno a la admisión o rechazo de la prueba propuesta,
el principio general por estar unánimemente de acuerdo la doctrina y la jurisprudencia, es el de
que el Juez, debe en todo caso admitir la prueba promovida, porque aún cuando posteriormente
se compruebe que dicha prueba es ilegal o impertinente, este error es subsanable, lo que no sería
posible en caso de una negativa a admitir la prueba, a menos de que se tratase de una ilegalidad o
impertinencia francamente manifiesta, pues causaría daños irreparables a las partes, imposible de
subsanaren la sentencia definitiva. Por tanto, siendo la experticia experimental, un medio legal de
prueba, a la cual hemos dicho, se le aplican las normas procedimentales relativas a la experticia
común, estará sujeta a esta misma normativa establecida, para la admisión de pruebas.

EVACUACION:

Establece nuestra Ley adjetiva que admitida la prueba, el Juez, fijará día y hora para proceder a
la designación del perito que habrá de practicar la experticia experimental, lapso que no excederá
en ningún caso de los dos (02) días siguientes a el de la admisión. Designado éste por el
Tribunal, en los tres (03) días siguientes a su notificación, la persona designada, deberá concurrir
y manifestar su aceptación del cargo y consecuencial juramentación, en este mismo acto le
requerirá el Juez, manifieste el término del tiempo en el cual efectuará las pruebas técnico -
científicas encomendadas, lapso que no podrá exceder de treinta (30) días; dejando a salvo el
término de la distancia si es el caso.
No obstante, se le concede la facultad al Juez de poder conceder prórrogas al término concedido,
si este considera que existen razones valederas para otorgarlo, previa la solicitud fundamentada,
hecha por el experto antes del vencimiento del lapso originalmente conferido. Debiendo en todo
caso el perito, dejar constancia en el expediente, con por lo menos veinticuatro (24) horas de
anticipación, el día, hora y lugar en que iniciará a efectuar las pruebas técnicas o científicas para
las cuales ha sido designado, para posterior y finalmente rendir por escrito su dictamen.
VI. RECUSACION DEL PERITO

La razón de ser de la recusación de los peritos la encontramos en que se debe garantizar su


imparcialidad en lo referente a la realización de la prueba que se ha encomendado, por cuanto
que si esto no se logra estaríamos en presencia de una manifiesta desigualdad procesal, es por
ello que se le da a la parte que se considera afectada por la conducta parcializada del perita la
posibilidad de recusarlo. Este procedimiento de recusación lo utiliza la parte debido a que el
perito es un funcionario judicial accidental, y como todo funcionario judicial, el experto está
sujeto a recusación la cual puede ser solicitada por las partes en un lapso de tres (3) audiencias
después de su aceptación, pudiendo igualmente inhibirse. La recusación del perito deberá ser
propuesta mediante diligencia ante el funcionario que indique la Ley Orgánica del Poder
Judicial, expresando la causa de ello y si éste encontrare fundados los motivos expresados
procederá a abrir una incidencia para determinar la veracidad de los mismos, articulación
probatoria que contará con un lapso de ocho (08) días dentro del cual se promoverán y evacuarán
las pruebas aportadas por el recusante, el recusador o la contraria de aquel, debiendo decidirse
dicha incidencia en el noveno día.
Otra posibilidad que tienen las partes, si consideran que el perito designado por el Tribunal, no
llena los requisitos necesarios para desempeñarse como tal, es la de solicitar su sustitución al
Juez, esta solicitud deben hacerla las partes ante el Juez, el cual estudiará las razones expuestas y
si considera que están bien fundadas procederá a la sustitución, una vez acordada la sustitución,
la parte interesada tendrá que nombrar dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes otro
experto, y si no lo hiciere lo nombrará el Juez, por las partes, y en este caso el experto designado
por el Juez podrá ser sustituido mediante una solicitud de ambas partes.

VII. DICTAMEN DE LOS EXPERTOS

El dictamen pericial, el cual no es otra cosa, que los juicios emitidos por aquella persona con
conocimientos estrictamente técnicos y científicos, una vez examinados y apreciados los hechos
que fueron sometidos a su consideración, con la finalidad de instruir al Juez en la búsqueda de la
verdad, en torno a esos hechos controvertidos. Indispensable e insustituible como medio de
prueba en la averiguación de los hechos, debe ser presentado en forma escrita, a través de
diligencias suscritas tanto por el experto como por el Juez y el secretario del Tribunal.
Además de estos requisitos referentes a las formalidades procesales, encontramos que nuestro
Legislador pauta una suerte de regla a la cual deberá sujetarse el perito al proporcionar el
dictamen pericia¡, las cuales no son otras que la indicación de las personas, animales o cosas
sobre las cuales recaerá el examen pericia¡, es decir, deberá indicar el objeto de dicha prueba, así
mismo, deberá precisar en su informe las técnicas, métodos y experimentos científicos que hayan
sido utilizados para la práctica de esta prueba, creemos igualmente en este caso concreto de la
experticia experimental del 504 que el experto en este dictamen está obligado a indicar de qué
instrumentos, máquinas u otros elementos se ha valido para realizar la prueba y emitir su
conclusión o juicio, trascrito en el dictamen; igualmente, comprenderá el dictamen, las
conclusiones a las cuales ha llegado el experto, una vez practicada la experticia, las cuales no son
otra cosa que el juicio que sobre los hechos analizados emite éste, las referidas conclusiones
deberán ser debidamente motivadas, motivación con la cual el experto respalda cada conclusión
esencial a la prueba, la cual deberá ser formulada en forma sencilla, explicativa, a los fines de
procurar, dentro de lo posible, que el Juez capte los resultados de la prueba o experimento,
evitando en todo momento, ambigüedades o contradicciones, también está obligado, no sólo a
considerar las observaciones que en forma escrita, hayan formulado las partes, sino que deberá
acompañarlas en original a su dictamen, para dejar constancia de éstas.

VIII. IMPUGNACION DE LA EXPERTICIA EXPERIMENTAL

Con anterioridad hemos establecido que el Legislador exige una serie de requisitos tanto
procedimentales, como de la esencia misma, de este especial medio de prueba, lo que nos hace
pensar, que la voluntad del Legislador fue crear reglas precisas, a los fines de posibilitar a las
partes el control de la prueba, permitiéndoles la impugnación en aquellos casos en los cuales no
se hubiese cumplido con alguno de los requisitos.
Por tratarse la experticia experimental, de un especialísimo medio de prueba, en el cual no sólo
se requiere sea practicado por personas con profundos conocimientos científicos y técnicos, sino,
que además, la práctica de esta prueba requiere del empleo de máquinas, instrumentos y
cualesquiera otros elementos de naturaleza científica, sin los cuales se haría imposible efectuar la
misma, lo que nos hace pensar que lo fundamental en esta prueba es la confianza y credibilidad
que el Juez y las partes depositen en la persona del experto, en su capacidad, conocimientos,
lealtad e imparcialidad, en el ejercicio de sus funciones, en los procedimientos utilizados por
éste, en los instrumentos y máquinas con las cuales se auxilia el experto. Por tanto, será
suficiente la sospecha que tenga una de las partes de que el objeto sobre el cual debió recaer la
experticia experimental, pudo ser sustituido, lo que permitirá a la parte afectada solicitar la
impugnación de la prueba y obtener consecuencialmente su nulidad. Con la finalidad de evitar
estas situaciones es por lo que nuestro Legislador en el Código Médico de Instrucción Forense,
estableció las normas a seguirse para el manejo y traslado de las muestras sobre las cuales se va a
efectuar la experticia, hasta llegar éstas, a manos del experto, única forma de preservar la
credibilidad de esta prueba. Normas de seguridad que exigen por ejemplo que las muestras deben
ser envasadas herméticamente en frascos de vidrio, con tapas esmeriladas, selladas, lo cual
consiste en un precinto, así mismo estos frascos sólo podrán contener un tipo de muestra, no
pudiendo mezclarse las muestras en un mismo frasco y el experto que reciba estas muestras
dejará constancia del estado en que las recibió, de sus envases y sellos, ya que en caso de no
cumplirse con alguna de estas condiciones de seguridad al momento de realizar la experticia, ésta
podrá ser anulada por la vía de la impugnación, ya que se habría perdido la credibilidad en esta
prueba en esta forma practicada.
También podríamos estar en presencia de una impugnación por falta de credibilidad, tratándose
de esta especial experticia, en aquellos casos en los cuales alguna de las partes tuviere sospechas
en cuanto al buen funcionamiento de las máquinas e instrumentos utilizados en la práctica de la
prueba, y precisamente con la finalidad de garantizar su buen funcionamiento, nuestra Ley de
Metrología, contempla en su articulado, la obligatoriedad de que todo instrumento de medición
que deba ser usado para practicar experticias judiciales, tendrá que estar adherido, con lo cual
deducimos que la credibilidad también la proporciona el hecho de que encuentren
periódicamente revisados los instrumentos con los cuales se realizan estas especiales experticias
y que su falta de aferición acarrearía la nulidad de la prueba.
No obstante, haberse cumplido con las normas de seguridad para la obtención y traslado de las
muestras y aún verificada la aferición y por ende el correcto funcionamiento de los instrumentos
a utilizarse, podría ocurrir que la sustitución se hubiese producido de mala fe, dándose el caso de
que se le presente al experto un objeto diferente sobre el cual debía realizarse la experticia, en
este caso, estaríamos ya en presencia de una experticia diferente, lo cual provocaría un resultado
falso y haría anulable la prueba en caso de ser impugnada. También podría ocurrir que el experto
intencionalmente hubiese falsificado el resultado de la experticia lo que haría perder la
credibilidad en la prueba y la expondría a una impugnación que provocaría igualmente su
nulidad.
Por cuanto el artículo 504 del Código de Procedimiento Civil que contempla la EXPERTICIA
EXPERIMENTAL, no prevé ningún tipo de procedimiento relativo a la impugnación, creemos
necesario aplicar analógicamente el contemplado en el artículo 561 del Código de Procedimiento
Civil. Este artículo hace referencia a la impugnación del justiprecio y por tanto cuando las partes
se consideren afectadas por el resultado de la experticia podrán intentar su impugnación el
mismo día en que el perito presente su dictamen en el Tribunal; una vez propuesta la
impugnación el Juez abrirá una incidencia de cinco (5) días dentro de los cuales, las proponentes
deberán promover y probar sus alegatos, una vez concluido este lapso el Juez procederá a decidir
en la siguiente audiencia, decisión ésta que será inapelable.

IX. SISTEMA DE VALORACION APLICABLE A ESTE MEDIO DE PRUEBA

Antes de entrar a considerar cuál es el sistema de valoración empleado por el Legislador


venezolano, para la apreciación de la prueba de experticia, creemos necesario hacer un breve
recorrido por los diferentes sistemas de valoración existentes.
De todos es conocido que ha existido dos grandes sistemas utilizados por las diversas
legislaciones para establecer el valor de las pruebas, estos son: El sistema de la tarifa legal o
prueba , tasada, según el cual es el Legislador quien le indica al Juez el valor de la prueba, en
este sistema el Juez no aprecia la prueba, sino que por el contrario se limita a aplicarle a la
prueba el valor que el Legislador previamente le ha señalado, es decir, bajo e! imperio de este
sistema, es el Legislador quien valora la prueba y no el Juez.
En segundo lugar encontramos el sistema de la libertad de prueba, en el cual el Juez posee la
potestad de valorar la prueba aplicando las reglas de la sana crítica, en este caso encontramos que
ese¡ Juez quien va a determinar el valor de las pruebas, lo que significa que este podrá en forma
arbitraria proceder a la valoración, o sea, decidir con la prueba, sin la prueba y aún en contra de
la prueba. según lo dicho por el gran tratadista EDUARDO COUTURE, sino que al tener que
ajustarse a las reglas de la sana crítica, éste valorará, según criterio lógico y sus máximas de
experiencia, debiendo fundamentar las razones por las cuales se adhiere o separa de la prueba.
Vemos que al tener que aplicar las reglas de la sana crítica, se le está imponiendo un límite al
Juzgador en el momento en que este deba apreciar la prueba, por tanto se considera que las reglas
de la sana crítica no constituyen un sistema de valoración distinto al de la prueba libre sino que
serán los instrumentos utilizados por el Juez al apreciar cualquier elemento de prueba.
Ahora bien, nuestro Ordenamiento Jurídico, cuando, en sus diversos cuerpos legislativos regula
la prueba pericia¡ ha sido constante, al permitirle al Juzgador adherirse o discrepar del dictamen
pericia¡ en todo o en parte, sin más exigencia que la obligación por parte de éste de motivar sus
razones, o dicho en otras palabras los ha eximido de la obligación de seguir el dictamen de los
expertos si su convicción es contraria a éste, con lo cual vemos que el sistema acogido por
nuestro Legislador a los fines de la valoración de la prueba de experticia ha sido el sistema de la
libertad de prueba, regida por las reglas de la sana crítica.
X. VALOR PROBATORIO DE LA EXPERTICIA

A todo lo largo del proceso el Juez valora los hechos y elementos de prueba, constituyendo la
valoración el último estadio probatorio, antecediendo a la valoración, la interpretación de la
prueba, la cual está destinada a fijar con certeza, el significado de cada uno de los juicios de
hecho recogidos, el significado del dictamen en la experticia, mientras que la valoración, está
destinada a determinar si estos juicios que han sido fijados con certeza, son o no verdaderos. Es
por esto que se le pide al experto razone su dictamen, es decir, lo motive, que no se concrete a
una somera expresión de los hechos, por cuanto, la única forma de apreciarlo aplicando las reglas
de la sana crítica, como ya expusimos, es a través de una relación detallada de la actividad
realizada y del resultado obtenido.
Es por esto que el Juez, para poder valorar la prueba pericial previamente tiene que interpretar el
dictamen para descubrir lo que realmente se desprende de éste; así como también, constituye un
imprescindible elemento que servirá para reconocer la fuerza probatoria de la experticia, la
personalidad del experto, su experiencia profesional, al igual que, las razones científicas en que
se funda su dictamen.
Aún cuando el valor probatorio es esencialmente judicial, ya que su apreciación como elemento
de prueba es de exclusiva determinación del Juez, la norma contenida en el artículo 1.422 de
nuestro Código Civil nos proporciona una suerte de reglas de valoración sobre la naturaleza de
los hechos que se pueden articular en la prueba de peritos al establecer que: "Siempre que se trate
de una comprobación o de una apreciación...". En el instante en que el experto afirma o
comprueba la existencia de un hecho, esta prueba de experticia adquiere un valor decisivo como
medio de prueba, revistiendo por sí misma valor de plena prueba con respecto al hecho que ha
sido objeto del examen pericia¡, más no así con respecto al hecho en su totalidad en cuyo caso,
revestirá sólo el carácter de un indicio.
Sin embargo, en el acto, en el cual el experto da un dictamen, su opinión, es decir, emite un
juicio, con el cual pretende ilustrar al juez, deduciendo consecuencias científicas según sus
conocimientos y haciendo apreciaciones sobre el hecho sometido a su examen, perdería la
experticia, su carácter de pleno medio de prueba, para convertirse en apenas un indicio, en un
medio subsidiario de la inteligencia del Juzgador, llamada a ser apreciada en relación con todos
los demás elementos de convicción que surjan de los autos, sólo suministrando al Juez una base
científica, técnica o artística, para juzgar sobre aquello a que el dictamen se refiera.
Como ya lo hemos manifestado a lo largo de este trabajo, la experticia experimental es un
verdadero medio de prueba, puesto que a través de él se incorporan hechos al proceso, hechos
que sus peculiares características no pueden ser captados por los medios normales de percepción
y su valor como medio de prueba nadie pone en duda, lo que no sucede cuando tratamos de
establecer el valor que tiene la experticia experimental como prueba, ya que como lo
señalábamos en el punto anterior este tipo de prueba debe ser valorado siguiendo las reglas de la
sana crítica y al ocurrir esto, su valor como tal, queda sujeto a la apreciación del Juzgador, por lo
que no existe una noción de valor específica, pudiéndole dar el Juez, el valor que considerase
podría darle al dictamen del experto el valor de plena prueba o el valor de simple indicio. A
nuestro modo de ver, la experticia experimental siempre y cuando el experto para realizarla,
utilice máquinas e instrumentos debidamente adheridos, y cumpla con las formalidades proce-
sales exigidas por el Legislador, se le debe dar el valor de plena prueba, por cuanto lo que se
pretende cuando el Juez solicita una experticia experimental es el establecimiento de un hecho
cuyas características propias hacen imposible su fijación mediante los medios normales de
apreciación, debido a ello sostenemos que lo importante en este caso es el resultado del o los
experimentos realizados y no el juicio que sobre el hecho controvertido, en el caso de que el
experto emitiese juicio alguno, lo que consideramos no es labor de estos específicos expertos, ya
que entendemos que la única finalidad de esta prueba es comprobar la existencia de un hecho
concreto, y es por ello que la experticia experimental a nuestro entender debe ser valorada por el
Juez, como plena prueba.

CONCLUSIONES

Aún cuando en el desarrollo del trabajo de investigación, se han sostenido posiciones o se ha


llegado a conclusiones, que no compartimos plenamente, se ha hecho de esta manera sólo por
ajustar su desarrollo a los preceptos legales vigentes sobre la materia, no estando totalmente de
acuerdo con ellos, por lo que respecta a la especialísima figura de la EXPERTICIA
EXPERIMENTAL prevista en el artículo 504 del CODIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL, la
que aún teniendo similitud con la experticia común, no por esto se le va a aplicar el régimen
jurídico contemplado para esta experticia, por el contrario pensamos que el Legislador quiso
considerarla una categoría especial y por eso incluso la ubicó en capítulo aparte.
Cuando propusimos una definición de experticia experimental dijimos a conciencia, que era un
medio para lograr especiales y específicos conocimientos, y que se requerirá de experiencias y
conocimientos estrictamente técnicos-científicos, de los cuales pensamos carecería el Juez, aún
cuando su saber y cultura, fuesen muy vastos. Propusimos esta definición convencidos de que
este había sido el interés del Legislador al crear dicha figura, de lo contrario no se justificaría su
creación, experticia sólo posible de practicar por personas tituladas en una ciencia, logrado a
través de exhaustivos estudios, no sólo en esa ciencia o arte, sino también en el estudio del
manejo y comprensión de los instrumentos y máquinas absolutamente necesarias para poder
practicar dichas pruebas, es por todo esto que consideramos que los resultados de esta figura
escapan a la comprensión del común de la gente. Figura con la cual y mediante la utilización de
instrumentos, se logra captar aquello que escapa a la simple observación visual del individuo,
hechos imposibles de capturar sino por estos medios, para los cuales se requieren específicos y
especiales conocimientos.
Ahora bien, aún cuando la normativa referente a la experticia, coincide en establecer que los
jueces no se encuentran obligados a ceñirse a los dictámenes producidos por los expertos,
pudiendo adherirse o separarse de la opinión de estos expertos, siempre y cuando motiven su
decisión, es decir, con carácter obligatorio tienen que razonar, fundamentar las razones de su
adhesión o rechazo al dictamen. Pensamos que estas normas podrían llegar a tener aplicación en
el caso de la experticia común, por cuanto estaríamos dentro de un campo en el cual se podrían
conocer y captar los hechos, mediante simples habilidades y aptitudes prácticas, las cuales podría
tener el Juez, más no, cuando se está en presencia de la experticia experimental, por cuanto el
dictamen elaborado con ejecución de esta especial figura, tomando como fundamento, aspectos
estrictamente científicos o técnicos, y usando máquinas e instrumentos absolutamente técnicos,
escaparía de la comprensión y conocimientos del Juez, lo que nos llevaría a pensar en la
necesidad de un cambio en el enfoque de esta figura por lo que respecta a las reglas para su
valoración, para lo cual, entonces, ya no se podrían aplicar las reglas de la sana crítica, sino que
se tendría que considerar como prueba legal, con un preciso valor establecido legalmente, es
decir, retornar al principio de la tarifa legal, lo que constituiría una nueva forma de prueba legal,
adquiriendo el dictamen un carácter vinculante para el Juez, del cual no podría separarse, aún
cuando su convicción se opusiera al mismo, ya que no estaría en capacidad, en primer lugar de
captar los hechos y en segundo lugar no tendría la más mínima capacidad para analizarlos a
través del examen pericia¡ por carecer de esos conocimientos, lo que le impediría poder cumplir
con el requisito procesal exigido, de la fundamentación, ya que la materia sobre la cual recaería
este tipo de experticia, sólo muy excepcionalmente sería conocida por el Juez, de manera tan
profunda que le permitiese deducir conclusiones de tipo personal, en nuestra opinión estaría
obligado a dar toda la credibilidad posible al experto y posteriormente plegarse a su dictamen en
el convencimiento de que el mismo habría sido realizado objetivamente, en forma imparcial,
utilizando las técnicas convenientes al mismo y con los instrumentos acordes y debidamente
revisados y aprobados en cuanto a su funcionamiento por parte de los órganos competentes para
ello. Es decir, la cientificidad de esta prueba, conllevaría lógicamente a una disminución del
poder de apreciación del Juez, debido a su natural y normal incapacidad científica, lo que no le
permitiría una exacta revisión, interpretación y mucho menos valoración del dictamen emitido
por el experto, ya que evaluar según la sana crítica sería aplicar criterios de lógica y máximas de
experiencia, pero comunes, y no máximas de experiencia técnicas, que serían las necesarias para
la evaluación de esta especial prueba, de las cuales carecería el Juez debido a su incapacidad
científica en dichas ramas, porque precisamente sería el experto el que lo ilustraría en dichas
materias, debiendo subordinarse en consecuencia, al dictamen emitido, y valorado bajo un
sistema de prueba legal o tasada.
Si bien la legislación y la jurisprudencia sólo han exigido como requisitos para practicar la
prueba de experticia, conocimientos prácticos o especiales, y no conocimientos estrictamente
científicos, respaldados por una titularidad en la materia, ha sido porque cada vez que se ha
hecho referencia a esta prueba, ha sido con relación a aspectos comunes o simplistas y negándole
el carácter científico que pueda tener en un determinado caso, esto quizás motivado por las
ansias de defender hasta las últimas consecuencias el principio de la supremacía del Juez en el
proceso y el que este siga siendo considerado el perito supremo, sin querer entender que si el
Juez no puede verlo todo, con mayor razón, no puede saberlo todo.
Razones por las cuales nuestro Legislador no haya exigido entre los requisitos esenciales de esta
prueba, el que los expertos sean científicos y menos aún titulados en su ciencia u oficio, lo que a
nuestro entender constituyó una gran falla del Legislador al pretender aplicar estas reglas a la
especial figura de la experticia experimental.
Por otro lado vemos como, si el Legislador contempla casos en los cuales los dictámenes
periciales revisten caracteres vinculantes para el Juez, como sería el caso de la experticia
complementaria del fallo, en la cual el Juez utilizaría expertos, no tanto por carecer de
conocimientos, sino por falta de elementos probatorios que le permitiese estimar los daños sobre
los que versa la condenatoria, no pudiendo el Juez desestimar el informe, actuando en este caso
los expertos no como informantes sino como jueces cuyo dictamen tiene que ser acatado por
éstos. Asimismo, en los casos en los cuales el juez ordena se practique alguna experticia
mediante autos para mejor proveer, caso en el cual, también queda vinculado el Juez, al resultado
de la misma. Entonces, si existen estas figuras con carácter vinculante para el Juez, por el hecho
de carecer éste de elementos probatorios, pensamos que con mayor razón el dictamen en la
experticia experimental debe ser vinculante y obligatorio para el Juez, por el hecho de carecer de
los suficientes conocimientos científicos, para valorar el estricto contenido especializado en este
dictamen, por sencillos y elementales que sean los términos utilizados por el experto.
Para concluir, pensamos que la experticia experimental por todas las razones anteriormente
expuestas, debe ser vinculante para el Juez, sujeta a un sistema de valoración tasada, la cual haría
plena prueba con respecto al hecho sobre el cual recaería su examen por cuanto el dictamen de
estos expertos constituiría un verdadero juicio de obligatoria observancia para el Juez.

INDICE BIBLIOGRÁFICO

⇒ Curso de Derecho Procesal Civil


⇒ GIAN ANTONIO MICHELI Teoría de la Prueba Judicial
⇒ HERNANDO DEVIS ECHANDIA Compendio de Derecho Procesal
⇒ HERNANDO DEVIS ECHANDIA Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y
Comercial
⇒ HUGO ALSINA Tratado de Derecho Procesal Civil
⇒ LEO ROSENBERG Derecho Procesal Civil
⇒ JAIME GUASP Manual de Derecho Procesal Civil
⇒ ENRICO TULLIO LIEBMAN Manual de Derecho Procesal
⇒ LEONARDO JORGE AREAL - CARLOS EDUARDO FENOCHIETTO La Prueba (Los
grandes temas del Derecho Probatorio)
⇒ SANTIAGO SENTIS MELENDO La Prueba en el Derecho Venezolano
⇒ OSCAR R. PIERRE TAPIA Derecho Probatorio
⇒ HUMBERTO BELLO LOZANO Medios de Prueba
⇒ HUMBERTO BELLO LOZANO Fundamentos del Derecho Procesal Civil
⇒ EDUARDO J. COUTURE De la Instrucción de la Causa
⇒ ABDON SÁNCHEZ NOGUERA Instituciones del Derecho Procesal
⇒ PEDRO COLAMANDREI Derecho Procesal
⇒ GIUSEPPE CHIOVENDA Teoría General de la Prueba en Derecho Civil
⇒ CARLOS LESSONA Derecho Procesal Civil
⇒ UGO ROCCO El Principio de la Libertad de Prueba en el Código de Procedimiento Civil
de 1986
⇒ JESUS EDUARDO CABRERA EN CONFERENCIAS SOBRE EL NUEVO CODIGO
DE PROCEDIMIENTO CIVIL (ACADEMIA DE CIENCIAS POLITICAS Y
SOCIALES) Código Civil de la República de Venezuela
⇒ OSCAR LAZO Jurisprudencia de la Casación Venezolana
⇒ ANTONIO ARES SAADE y L. GONZÁLEZ BERTI Comentario al Nuevo Código de
Procedimiento Civil
⇒ RICARDO HENRIQUEZ LA BOCHE Comentarios al Código de Procedimiento Civil
Venezolano
⇒ ARMINIO BORJAS Código Civil Venezolano
⇒ NERIO PERERA PLANAS Comentarios al Código Civil Venezolano
⇒ ANIBAL DOMINICI Exposición de Motivos y Proyectos del Código de Procedimiento
Civil
⇒ COMISION LEGISLATIVA, IMPRENTA DEL CONGRESO DE LA REPUBLICA.

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