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LIPIDOSIS HEPÁTICA FELINA

El hígado de los gatos es deficiente en glucocinasa, enzima que se encarga de la oxidación de la glucosa cuando
llega en gran cantidad a los hepatocitos; la fructocinasa también llamada cetohexocinasa, es la principal
enzima involucrada en el metabolismo hepático de la fructosa de la dieta, la cual, se encuentra, además, en
bajas concentraciones en el gato, así, el metabolismo de la fructosa, es deficiente en el felino.

Cuando el suministro de alimentos es muy bajo, o el organismo no es capaz de


usar la energía proveniente de los alimentos ingeridos, el cuerpo del gato
comienza a almacenar las células de grasa como fuente de energía
La lipidosis hepática (LH) es un síndrome que comprende una de las hepatopatías más frecuentes en gatos.
Esta enfermedad se produce por la acumulación de lípidos en el hígado en cantidad sufi ciente como para
provocar alteración de la función hepática. En animales sanos, hay un equilibrio entre el depósito de lípidos en
el hígado y su movilización, previa transformación en lipoproteínas de baja densidad (VLDL) a otros tejidos.
Existen múltiples factores etiopatogénicos que se relacionan con el desarrollo de LH, pero la mayoría de los
casos se producen en gatos obesos en el transcurso de procesos que cursan con anorexia o mala digestión del
alimento. La LH estaba considerada como un síndrome idiopático, ya que su etiología se identificaba pocas
veces , aunque hoy en día está claro que en el 85% de los casos existe un trastorno subyacente causante de la
inapetencia, la mala digestión o la rápida pérdida de peso . Entre estas causas se encuentran otros trastornos
hepáticos, neoplasias, problemas renales, hipertiroidismo, piometra, tóxicos, pancreatitis, enfermedades del
intestino delgado2,3 y principalmente diabetes mellitus, considerada como la causa más frecuente de LH
secundaria.

ETIOLOGIA

Factores predisponentes

• Consumo excesivo de dietas ricas en grasas y carbohidratos

• Obesidad

Factores determinantes

• Ayunos prolongados (2 semanas aproximadamente)

• Anorexia (Frecuencia y calidad del alimento)

• Estrés (intrahospitalario y domiciliario) cambio de ambiente en forma significativa.

• Condición subyacente (lipidosis hepática secundaria)

Cuando existe la sospecha clínica de una LH en el gato, es muy importante diferenciar si esta hepatopatía es:

 Secundaria a: diabetes mellitas, pancreatitis, enfermedad inflamatoria crónica intestinal (IBD),


neoplasia (linfoma intestinal), otras hepatopatías (ej: colangiohepatitis).

 Primaria: lipidosis hepática idiopática felina. Los estudios de incidencia demuestran que en más del
85% de los gatos la LH es secundaria.

Lipidosis Hepática Idiopática Felina (primaria)


Es un síndrome que comprende una de las hepatopatías más frecuentes en gatos y se asocia a diversos
factores desencadenantes que promueven la movilización de lípidos hacía el hígado.

Entre ellos predomina la obesidad, el estrés y una de sus secuelas importantes, la anorexia. Un hígado normal
es capaz de tomar los ácidos grasos libres y reesterificarlos a triacilglicéridos en el momento en que la cantidad
de ácidos grasos exceda sus necesidades energéticas y en circunstancias normales, esta situación propicia que
la insulina suprima la lipólisis mediante la acción de la lipasa sensible a hormonas (LSH). Sin embargo, cuando
hay obesidad la habilidad de la insulina de suprimir la lipólisis es insuficiente y se incrementa en el momento
en que el animal cae en anorexia.

La anorexia ocasiona una disminución en la cantidad de proteínas y lipotropos importantes para la síntesis de
apoproteínas las cuales se adhieren a los lípidos para formar lipoproteínas de muy baja densidad (LMBD) y
transportar grasas a la circulación y de esta forma ser excretadas del hígado. Al no existir la suficiente cantidad
de apoproteínas, el hígado acumula triacilglicéridos (Center S. A., 1996) y a medida que evoluciona el estado
anoréxico, el SNC reduce su dependencia de la glucosa como fuente de energía y pasa a utilizar cuerpos
cetónicos.

Durante el estrés crónico, los niveles de glucosa disminuyen y causan disminución concomitante en la
secreción de insulina, así como un aumento en la producción de glucagón. (Dimski & Joseph, 1995) Estos dos
procesos inducen la lipolisis y liberación de ácidos grasos libres a circulación sanguínea, los cuales llegan
finalmente al hígado donde son almacenados en forma de triacilglicéridos. Cuando el estrés es severo o
prolongado, la acumulación de triacilglicéridos en el hígado aumenta en forma exagerada hasta causar una
lipidosis hepática y daño hepatocelular. (Dimski & Joseph, 1995). Esto impide la depuración del amoníaco
producido y se genera aumento de las concentraciones en circulación sistémica que provoca la disfunción del
SNC y Encefalopatía Hepática secundaria a un fallo hepático.

Lipidosis hepática secundaria

Existen varias condiciones patológicas que pueden provocar acumulación anormal de lípidos en el hígado de
los gatos, en este caso la lipidosis hepática se considera de tipo secundario. Entre las condiciones más
conocidas que causan lipidosis secundaria en los gatos figuran la diabetes mellitus, pancreatitis,
colangiohepatitis y enfermedad intestinal inflamatoria, entre otras.

Signos clínicos

En los gatos con lipidosis hepática prevalece una historia de sobrepeso, inapetencia mantenida durante 3-7
días y pérdida de peso (25-40%).

Suelen presentarse signos gastrointestinales como náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento, estos signos
pueden desencadenar alteraciones electrolíticas graves, presentando debilidad, postración y ventroflexión de
cabeza y/o cuello, normalmente producidos por la hipocalemia.

La deshidratación es una anomalía común que se observa en gatos con LHIF e ictericia. La anorexia y adipsia
conllevan a diferentes grados de hipoperfusión.

La hipoperfusión en gatos se caracteriza por taquicardia (frecuencia cardíaca >220 lpm), membranas mucosas
pálidas, tiempo de rellene capilar prolongado, a menudo hipotermia, e hipotensión leve.

La palpación abdominal no suele ser dolora y puede revelar hepatomegalia.


Los casos más críticos pueden desarrollar trastornos de coagulación, debilidad, postración por falta de fosfatos
y tiamina, así como apoyo de cabeza, ptialismo e hipersalivación como manifestación de encefalopatía
hepática.

Pruebas de coagulación

Algunos gatos con LHIF tendrán alteraciones en una o más medidas como el tiempo de coagulación activado,
tiempo de protrombina (77% de los gatos), tiempo parcial de tromboplastina, fibrinógeno, productos de
degradación de fibrina, y proteínas involucradas por la ausencia de vitamina K.

En casos graves se ha evidenciado trombocitopenia (1,5 veces (del límite superior del intervalo de referencia)
estos valores se han asociado con sangrado grave durante los procedimientos de biopsia.

Ecografía

Se recomienda complementar el diagnóstico por ecografía, en la cual se suele apreciar hepatomegalia con
patrón hiperecogénico difuso que puede ir acompañado de hiperecogenicidad renal debida a la acumulación
de triglicéridos en los túbulos renales. (Sánchez & Lopez, 2008) La ecografía permite también descartar la
existencia de otras patologías hepáticas como masas u obstrucción biliar, al igual que otras enfermedades,
como causa primaria. (Sánchez & Lopez, 2008) Citología La aspiración con aguja fina es preferible a otros
procedimientos de biopsia más invasivos porque los gatos con LHIF no son candidatos anestésicos y pueden
presentar alteraciones en la coagulación. (Webb, 2018) La aspiración con aguja fina guiada por ultrasonido del
hígado se realiza con frecuencia y no se recomienda el uso de un dispositivo de pistola de biopsia Tru-cut
(Sánchez & Lopez, 2008) Los hepatocitos aspirados presentan distensión intracitoplasmática por presencia
vacuolas lipoides que pueden aparecer en mayor o menor cantidad y en diferentes tamaños (vacuolización
macro o micro vesicular) que a menudo desplazan y deforman el núcleo. (Sánchez & Lopez, 2008) La
identificación de por lo menos 50 % de las células con vacuolización severa es compatible con LHIF debido a
que la vacuolización lipídica es común en los hepatocitos normales de gato. (Koloffon Tella, Trigo, & López,
2001) En la citología no suele detectarse ningún otro tipo de células como ocurre en otros procesos como el
linfoma caracterizado por alta presencia de linfocitos y linfoblastos hepatitis crónica supurativa (alta presencia
de neutrófilos) o tumores hepáticos (con presencia de células con signos de malignidad como mitosis, etc)
(Webb, 2018)

Histopatología

Se recomienda hacer la biopsia por laparoscopía para obtener biopsias hepáticas, biopsias pancreáticas y
aspiración de vesícula biliar. (Rodríguez, 2009) La histopatología revela cambios lobulares difusos, con más del
50% de hepatocitos llenos de vacuolas que contienen lípidos citoplasmáticos. La LHIF da lugar a colestasis
intrahepática, con cambios estructurales.

Analítica clínica

La analítica que presentan los gatos con lipidosis hepática es similar a la de los gatos que padecen otras
patologías hepáticas, pero existen pequeñas diferencias que nos ayudan a orientar el diagnóstico.

En la lipidosis hepática, el hemograma, en general, presenta una ligera anemia no regenerativa. Se suele
detectar poiquilocitosis y presencia de cuerpos de Heinz debido a la hipofosfatemia16,3. Esto nos permitirá
poder diferenciarlo de las anemias hemolíticas, las cuales serán más marcadas y regenerativas y son la
principal causa de ictericia prehepática.

EL leucograma puede ser de estrés o ser representativo de la causa primaria de la lipidosis (ej. Linfoma).
En la bioquímica destaca el aumento de las enzimas hepáticas con la urea/BUN en límites normales. La GGT
puede estar normal o ligeramente aumentada (aunque depende del laboratorio, hay que recordar que el valor
de la GGT en el gato es hasta 2 mg/dl y no hasta 10 como en el perro). La fosfatasa alcalina se eleva hasta
alcanzar entre tres y diez veces su valor normal.

Al contrario ocurre en las enfermedades inflamatorias como colangitis-colangiohepatitis, en las que la GGT
suele estar especialmente elevada y la elevación de la fosfatasa alcalina no es tan marcada. En las pruebas de
funcionalidad hepática, los ácidos biliares suelen estar aumentados, pero no suele ser necesario realizar esta
prueba ya que no determina la causa de la disfunción hepática y suele ser más útil en las hepatopatías que
cursan sin ictericia.

La glucemia puede estar elevada de forma transitoria, debido al estrés, o permanente si existe una diabetes
primaria. La mayoría de los gatos presentan hiperbilirrubinemia con valor variable. Es frecuente que exista
desequilibrio electrolítico debido a hipopotasemia e hipofosfatemia, bien desde el inicio o por el tratamiento.
El resto de los valores usualmente suelen ser normales, hecho que nos puede dar indicios de que no existe
pancreatitis, ya que en los animales que la sufren se suele encontrar hipercolesterolemia, hipocalcemia, y/o
hipoalbuminemia; y en algunos casos presentan un ligero derrame pleural, aunque no se sabe la causa que la
provoque.

La lipasa, amilasa y la TLI, no suelen ser concluyentes porque no se han encontrado diferencias significativas
entre animales sanos, con otras patologías y enfermos de pancreatitis. En estos momentos los estudios se
centran en la detección de la lipasa pancreática felina sérica (fPLI), que promete ser la prueba más sensible
para el diagnóstico de la pancreatitis felina.

Diagnóstico por imagen

Se recomienda complementar el diagnóstico por ecografía, en la cual se suele apreciar hepatomegalia con
patrón hiperecogénico difuso, que puede ir acompañada de hiperecogenicidad renal debida a la acumulación
de triglicéridos en los túbulos renales. La ecografía nos permite también descartar la existencia de otras
patologías hepáticas como masas u obstrucción biliar, al igual que otras enfermedades, como causa primaria.
Las afecciones pancreáticas son difíciles de confirmar, pues sólo se detectan en el 35-67% de los casos, siendo
necesaria una buena exploración de la zona pancreática que permita identificar páncreas hipoecoico, masas o
quistes pancreáticos o presencia de grasa peripancreática hiperecogénica. Estos signos, acompañados de
distensión de la vesícula biliar y de los conductos biliares, confirman la existencia de lesión pancreática. La
presencia de líquido abdominal también se suele atribuir a enfermedad pancreática.

Citología y Biopsia

El diagnóstico definitivo de LH se confirma mediante biopsia (incluyendo muestras de hígado, páncreas y


duodeno) y permite descartar procesos inflamatorios o pancreatitis. El problema es el riesgo que conlleva la
realización de estas técnicas en el estado que presentan los animales afectados, al menos en un primer
momento. La citología por aspiración con aguja fina, técnica sencilla y segura para el animal, es una alternativa
que permite una buena aproximación al diagnóstico, reservando la biopsia para los casos en los que el
tratamiento no tenga el éxito esperado 2-4. Se realiza bajo sedación ligera, puncionando (no aspirando) con
una aguja de 22-25 y 3 cm de longitud conectada mediante un prolongador de gotero a una jeringa de 10-12
ml preferiblemente ecoguiada para evitar la punción de vasos (Fig. 6). Generalmente, la correlación entre la
información aportada por la aspiración por aguja fi na y el resultado definitivo de la biopsia es buena13,
aunque no es del todo fiable para detectar procesos necroinflamatorios como la colangitis-colangiohepatitis, a
los que suelen acompañar signos de lipidosis16. Los hallazgos citológicos consisten en hepatocitos con
distensión intracitoplasmática por presencia de vacuolas lipoides transparentes, que pueden aparecer en
mayor o menor cantidad y en diferentes tamaños (vacuolización macro o microvesicular). En la citología no
suele detectarse ningún otro tipo de células como ocurre en otros procesos como el linfoma (alta presencia de
linfocitos y linfoblastos), hepatitis crónica supurativa (alta presencia de neutrófi los) o tumores hepáticos (con
presencia ce células con signos de malignidad como mitosis, etc. En caso de realizar la biopsia, esta se puede
hacer percutánea y ecoguiada para evitar los vasos hepáticos (de ese modo la anestesia es más corta), pero
sólo se obtiene muestra del hígado. Por ello se recomienda hacer la biopsia por laparotomía ya que así,
podemos coger muestra de hígado, páncreas y duodeno para definir mejor el diagnóstico. El proceso suele ser
más largo, pero permite coger mejores muestras y se pueden solucionar posibles complicaciones como el
sangrado

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